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    GAIA Y OTRAS ESPERANZASIsaac Asimov y Frederik Pohl

    A todos nos gustara creer que existe algo alguna clase de ser superior y buenoque

    puede intervenir y salvarnos de las cosas que van mal en nuestro mundo.

    La mayora de la gente siempre ha tenido una creencia de este tipo que la reconforte.

    Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el candidato para este algo ha sido

    Diosno importa a qu dios se adorara en cada tiempo y lugary sa es la razn por la

    que, en los veranos secos, los agricultores han levantado sus ruegos para pedir lluvia. Lo si-

    guen haciendo, pero, a medida que los conocimientos cientficos aumentan y se empiezan a

    encontrar cada vez ms explicaciones a los acontecimientos en las leyes naturales en vez de

    en el capricho divino, mucha gente empieza a desear un protector menos sobrenatural (y

    quiz ms predecible).

    Por eso hubo bastante revuelo en la comunidad cientfica cuando, hace unos treinta

    aos, un cientfico britnico, llamado James Lovelock, propuso algo que cumpla estos

    requisitos. Lovelock dio un nombre a su nuevo concepto hipottico: lo llam Gaia, por la

    antigua diosa de la Tierra.

    Cuando Lovelock public La hiptesis Gaia, provoc una sacudida en muchos

    cientficos, sobre todo en aquellos con una mente ms lgica que odiaban un concepto quesonaba tan mstico. Les produca perplejidad, y lo ms desconcertante de todo era que

    Lovelock era uno de ellos. Tena fama de ser algo inconformista, pero sus credenciales

    cientficas eran muy slidas. Entre otros logros, a Lovelock se le conoca por ser el

    cientfico que haba diseado los instrumentos de algunos de los experimentos para buscar

    vida que la nave espacial estadounidense Viking haba llevado a cabo en la superficie de

    Marte.

    Y, sin embargo, a los ojos de sus iguales, lo que Lovelock estaba diciendo rayaba en la

    supersticin. Peor todava, cometi la temeridad de presentar sus argumentos en forma de

    mtodo cientfico ortodoxo. Haba obtenido las pruebas para su propuesta de la

    observacin y de la literatura cientfica, como se supone que debe hacer un cientfico.

    Segn l, las pruebas mostraban que toda la biosfera del planeta Tierra o lo que es lo

    Tomado del libroLa ira de la Tierra, Ediciones B, S.A., Barcelona 1994.

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    mismo, hasta el ltimo ser viviente que habita en nuestro planeta, desde las bacterias a los

    elefantes, las ballenas, las secoyas y usted y yo poda ser considerada como un nico

    organismo de escala planetaria en el que todas sus partes estaban casi tan relacionadas y

    eran tan interdependientes como las clulas de nuestro cuerpo. Lovelock crea que este

    superser colectivo mereca un nombre propio. Carente de inspiracin, pidi ayuda a su

    vecino, William Golding (autor de El seor de las moscas), ya Golding se le ocurri la

    respuesta perfecta. As que lo llamaron Gaia.

    Lovelock lleg a esta conclusin en el transcurso de su trabajo cientfico mientras trataba

    de idear qu signos de vida deban buscar en el planeta Marte los instrumentos que estaba

    diseando. Se le ocurri que si fuese un marciano en vez de un ingls, habra sido fcil

    resolver este problema en sentido contrario. Para obtener la solucin, todo lo que habra

    necesitado un marciano hubiera sido un modesto telescopio con un buen espectroscopioincorporado. La misma composicin del aire de la Tierra proclama la innegable existencia de

    la vida. La atmsfera terrestre contiene una gran cantidad de oxgeno libre, que es un

    elemento qumico muy activo. El hecho de que se encuentre libre en esas cantidades en la

    atmsfera significa que tiene que haber algo que lo est reponiendo constantemente. Si

    esto no fuera as, hace mucho tiempo que el oxgeno atmosfrico habra reaccionado con

    otros elementos como puede ser el hierro de la superficie terrestre y habra desaparecido,

    exactamente igual que nuestros espectroscopios terrestres han mostrado que cualquier

    cantidad de oxgeno que hubiese habido se ha agotado desde hace mucho tiempo en todos

    nuestros vecinos planetarios, Marte incluido.

    Por tanto, un astrnomo marciano habra comprendido de inmediato que ese algo que

    repone el oxgeno slo poda ser una cosa: la vida.

    Es la vidalas plantas vivaslo que produce constantemente este oxgeno en nuestro

    aire; con ese mismo oxgeno cuenta la vidanosotros y casi todos los seres vivos del reino

    animalpara sobrevivir.

    Partiendo de esto, la idea de Lovelock es que la vida toda la vida de la Tierra en

    conjunto interacciona y tiene la capacidad de mantener su entorno de manera que sea

    posible la continuidad de su propia existencia. Si algn cambio medioambiental amenazara

    a la vida, sta actuara para contrarrestar el cambio de manera parecida a como acta un

    termostato para mantener su casa confortable cuando cambia el tiempo encendiendo la

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    calefaccin o el aire acondicionado.

    El trmino tcnico para este tipo de comportamiento es homeostasis. Segn Lovelock,

    Gaiael conjunto de toda la vida en la Tierraes un sistema homeosttico. Para ser ms

    preciso desde el punto de vista tcnico, en este caso, el trmino adecuado es homeortico en

    vez de homeosttico, pero la distincin slo puede interesar a los especialistas. Este sistema

    que se conserva a s mismo, no slo se adapta a los cambios, sino que incluso hace sus

    propios cambios alterando su medio ambiente siempre que sea necesario para su bienestar.

    Estimulado por estas hiptesis, Lovelock empez a buscar otras pruebas de

    comportamiento homeosttico. Las encontr en lugares insospechados.

    En las islas coralferas, por ejemplo. El coral est formado por animales vivos. Slo pueden

    crecer en aguas poco profundas. Muchas islas de coral se estn hundiendo lentamente y, de alguna

    manera, el coral sigue creciendo hacia arriba tanto como necesita para permanecer a laprofundidad adecuada para sobrevivir. Esto es un tipo rudimentario de homeostasis.

    Tambin est la temperatura de la Tierra. La temperatura media global ha permanecido

    entre lmites bastante estrechos durante mil millones de aos o ms, aunque se sabe que en ese

    tiempo la radiacin solar (que es lo que determina bsicamente dicha temperatura) ha ido

    aumentando ininterrumpidamente. Por tanto, el calentamiento de la Tierra debera de haberse

    notado, pero no ha sido as. Cmo puede haber ocurrido esto sin algn tipo de homeostasis?

    Para Lovelock resultaba todava ms interesante la paradjica cuestin de la cantidad de

    sal presente en el mar. La concentracin actual de sal en los ocanos del planeta es justo la

    adecuada para las plantas y animales marinos que viven en ellos. Cualquier aumento

    significativo resultara desastroso. A los peces (y a otros modos de vida marina) les cuesta

    un gran esfuerzo evitar que la sal se acumule en sus tejidos y les envenene; si en el mar hubiera

    mucha ms sal de la que hay, no podran hacerlo y moriran.

    Y, sin embargo, segn toda lgica cientfica normal, los mares deberan de ser mucho

    ms salados de lo que son. Se sabe que los ros de la Tierra estn disolviendo continuamente las

    sales de los suelos por los que fluyen y las transportan en grandes cantidades hacia los mares. El

    agua que los ros aaden cada ao no permanece en el ocano. Esta agua pura se elimina por

    evaporacin debido al calor solar, para formar nubes que terminan cayendo de nuevo como

    lluvia; mientras que las sales que contenan estas aguas no tienen a dnde ir y se quedan atrs.

    En este caso, la experiencia diaria nos ensea lo que sucede. Si dejamos un cubo de agua

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    salada al sol durante el verano, se volver cada vez ms salada a medida que se evapora el agua.

    Aunque parezca sorprendente, esto no sucede en el ocano. Se sabe que su contenido en

    sales ha permanecido constante a lo largo de todo el tiempo geolgico.

    As que est claro que hay algo que acta para eliminar el exceso de sal en el mar.

    Se conoce un proceso que podra ser el responsable. De vez en cuando, bahas y brazos

    de mar poco profundos se quedan aislados. El sol evapora el agua y quedan lechos salinos que

    con el tiempo son recubiertos por polvo, arcilla y, finalmente, roca impenetrable, de manera

    que cuando el mar vuelve para reclamar la zona, la capa de sal fsil est sellada y no se

    redisuelve. Ms tarde, cuando la gente la extrae para sus necesidades, la llamamos mina de sal. De

    esta manera, milenio tras milenio, los ocanos se libran del exceso de sal y mantienen su

    concentracin salina.

    Podra ser una simple coincidencia que se mantenga este equilibrio con tanta exactitud,independientemente de lo que ocurra, pero tambin podra ser otra manifestacin de Gaia.

    Pero quiz Gaia se muestre a s misma con ms claridad en la manera en que ha mantenido

    constante la temperatura de la Tierra. Como ya hemos dicho, en los orgenes de la Tierra, la

    radiacin solar era aproximadamente una quinta parte de la actual. Con tan poca luz solar para

    calentarse, los ocanos deberan haberse congelado, pero eso no ocurri.

    Por qu no?

    La razn es que por aquel entonces la atmsfera terrestre contena ms dixido de carbono

    que en la actualidad y ste, afirma Lovelock, es un asunto de Gaia, ya que aparecieron las

    plantas para reducir la proporcin de dixido de carbono en el aire. A medida que el sol suba la

    temperatura, el dixido de carbono, con sus propiedades de retencin del calor, disminua en la

    medida exacta a lo largo de milenios. Gaia actuaba por medio de las plantas (indica Lovelock)

    para mantener el mundo a la temperatura ptima para la vida.

    Es real Gaia?

    Varios cientficos han llegado a creerlo en cierto grado. Algunos citan el hecho (como

    parecen demostrar los estudios evolutivos) de que las criaturas vivas de la Tierra estn todas

    emparentadas: todas y cada una de ellas descienden de unos pocos organismos ancestrales

    primitivos que existan hace ms de 3 000 millones de aos. Puesto que todos los seres vivos de

    la Tierra estn relacionados, no es poco razonable pensar que son interdependientes de muchas y

    sutiles maneras.

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    No obstante, la mayora de los cientficos no comparten las ideas de Lovelock. Pero

    independientemente de la veracidad de su hiptesis, es incuestionable que Gaia (si existe de

    veras) est sufriendo una gran agresin en la actualidad. Los miles de especies de seres vivos que

    constituyen los elementos de Gaia ya han sido exterminados (la paloma migratoria americana, el

    alca, el virus de la viruela), y es probable que muchos miles ms desaparezcan en el tiempo que

    duren nuestras vidas (el gorila de las montaas, el rinoceronte blanco, la ballena azul).

    Las extinciones de especies no son nada nuevo en la larga historia de la vida en la Tierra. En

    los millones de aos transcurridos desde que los primeros seres vivos aparecieron ha habido

    muchas. Las especies se han extinguido debido a cambios climticos o porque aparecieron seres

    vivos ms eficaces y las eliminaron; y por lo menos una vez porque un asteroide gigante choc

    contra la Tierra y el sol desapareci durante un ao o ms, causando la gran mortandad que se

    produjo al final del cretcico. Desde que la vida apareci por primera vez en la Tierra, se hanextinguido cientos de millones de especies, a una media aproximada de una por ao. Sin

    embargo, Gaia sigue sobreviviendo. Como lo explica el propio Lovelock, Gaia es como un

    rbol: un 99% de l, la corteza y la madera, est muerto; pero el rbol sigue vivo y bien.

    El hecho inquietante que debemos considerar es que las oleadas actuales de extincin de

    especies no son como las grandes mortandades del pasado.

    En la actualidad la extincin de especies se produce con mayor rapidezvarios cientos o

    incluso varios miles de especies desaparecidas cada ao en vez de unay las causas de la

    extincin son diferentes. Ahora no es ningn accidente natural lo que est matando a la

    mayora de las especies que desaparecen. Lo que las est matando son los seres humanos.

    Unas veces lo hacemos porque las perseguimos y cazamos, otras porque introducimos

    depredadores contra los que no tienen defensas, ms a menudo, sencillamente las extermina-

    mos al destruir el entorno en el que viven.

    La nueva gran preocupacin es que empieza a parecer posible que nosotros tambin estemos

    amenazados por el mismo destino.

    No importa lo que ocurra, desde luego no vamos a morir todos maana. Con un poco de

    suerte no moriremos todos por lo menos las probabilidades de que no mueran todos los

    miembros de la especie humana son muy altasen un futuro muy lejano.

    Pero ya no podemos estar tan seguros de ello. Ahora necesitamos suerte, porque una de las

    cosas que sabemos con bastante certeza es que estamos en grave peligro; incluso a lo mejor dentro

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    de poco y desde luego antes o despus, debido a las consecuencias de uno o de todos los

    fenmenos que siguen producindose como la lluvia cida, la destruccin de la capa de ozono,

    el calentamiento global causado por el efecto invernadero y una docena ms de intervenciones

    humanas en el planeta.

    No olvide que todos los procesos indeseables que destruyen el medio ambiente son, sin

    ninguna duda, reales.

    Esto no quiere decir que no haya ninguna duda respecto de ellos. Hay muchas. Aparecen

    todos los das en los peridicos. Pero las dudas, casi sin excepcin, se refieren slo a hasta dnde

    llegarn estos procesos; a si ya se pueden observar sus efectos y a cules sern sus

    consecuencias a largo plazo. Hay poco espacio para las dudas sobre si los propios procesos son

    reales.

    Estos procesos no slo son potencialmente peligrosos para el bienestar e incluso para lavida humana, sino que tienen en comn una cualidad extraa y desagradable.

    A lo largo de la historia, la raza humana se ha enfrentado a los depredadores, a condiciones

    atmosfricas extremas, a la enfermedad y a la escasez de alimentos crnica y, por muy terrible

    que todo ello haya sido, se las ha arreglado para sobrevivir a todas las amenazas de la naturaleza.

    En realidad, hemos sabido combatir bien a los depredadores tradicionales de nuestra raza. Ahora

    creamos nuestro propio medio ambiente en nuestras casas. Cultivamos todo lo que

    necesitamos para comer. Ya nadie muere de viruela, porque el virus que causa esta enfermedad

    ha sido erradicado. Cada vez muere menos gente de poliomelitis, clera o de cualquier otra de

    las enfermedades mortales antes muy arraigadas. Los lobos ya no vienen a las calles de

    nuestras ciudades y se llevan a nuestros nios.

    Seguimos muriendo de muerte natural, por supuesto, pero incluso la mayora de estas

    muertes naturales son de distinto tipo. Hay ms probabilidades de que las causas naturales

    de las que morimos hoy en da sean el cncer y las enfermedades cardiovasculares, que a menudo

    son exacerbadas y a veces causadas por nuestra dieta, por nuestras costumbres y por la

    artificialidad de nuestro medio ambiente. Otros factores importantes de mortalidad son los

    accidentes de coche, los asesinatos, los suicidios y las guerras. En realidad hemos vencido a

    tantas amenazas naturales que ahora hay slo dos cosas que tienen posibilidades razonables de

    diezmar a la poblacin humana sobre la Tierra durante las prximas dcadas. Una de ellas es la

    guerra nuclear. La otra es la destruccin de nuestro medio ambiente.

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    Dicho esto, podemos ver que lo que tienen en comn todas estas amenazas actuales para la

    vida humana es que son lo que se conoce como procesos antropognicos, son cosas que

    nosotros mismos hacemos.

    Resulta lamentable que incluso otros desastres naturales como tormentas, terremotos y

    otros ms ya no son del todo naturales. Aunque no causemos realmente estas catstrofes, no

    hay duda de que contribuimos a que sus efectos sean mucho ms graves. Probablemente nadie

    habra muerto en el terremoto que asol San Francisco el 17 de octubre de 1989 si sus

    habitantes hubiesen estado viviendo en su estado natural. Lo que mat realmente a casi todas las

    vctimas fueron estructuras construidas por el hombre que se derrumbaron y las aplastaron o

    las atraparon y quemaron hasta matarlas. Incluso las muertes y las heridas causadas por

    tormentas como el huracn Hugo son, por lo menos en parte, antropogenias. Una razn para

    esta afirmacin es que es bastante probable que un calentamiento global aumente de formaimportante el nmero y la intensidad de los huracanes, y puede que ya haya empezado a hacerlo;

    es un hecho que Hugo fue en muchos aspectos el peor huracn del que se tiene constancia; de

    todas maneras, tambin es verdad que muchas de estas muertes se habran evitado si no hubiesen

    existido las estructuras y maquinarias construidas por el hombre que aplastaron a las vctimas.

    Con todo, es evidente que la raza humana est contribuyendo de manera importante a

    producir muertos y heridos. Hemos topado con el enemigo dijo Pogo, y somos nosotros

    mismos.

    Gaia no es la nica esperanza que tenemos algunos de nosotros de poder prevenir de alguna

    manera las consecuencias de nuestras transgresiones medioambientales. Algunos piensan, por

    ejemplo, que algn tipo de revolucin socialista podra resolver nuestros problemas. Un

    miembro de la escuela francesa de ecologistas socialistas, Andr Gorz, afirma en su libroLa

    ecologa, como poltica: El movimiento ecolgico no es un fin en s mismo, sino una etapa de una

    lucha mayor.

    En ciertos aspectos, Gorz tiene toda la razn. Ninguna accin medioambiental puede

    resolver todos nuestros problemas. Ni siquiera afectar a algunos de los peores: crmenes,

    guerra, pobreza, incultura, etc. Lo ms que puede hacer es evitar que nuestros problemas

    empeoren y, de este modo, darnos una oportunidad para que resolvamos los dems.

    Pero la esperanza de Gorz de que alguna forma de socialismo pueda resolver la crisis

    medioambiental en el camino hacia un mundo mejor no es ms que un acto de fe. Todas las

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    pruebas que hay sealan en direccin contraria. Los pases socialistas no estn mejor desde el

    punto de vista medioambiental que el resto del planeta. En realidad, estn mucho peor.

    Si alguien argumentase que el verdadero socialismo nunca se ha intentado, tambin esto se

    podra desestimar. En realidad, no hay ninguna razn para creer que los granjeros de una

    sociedad agrcola regida por el estado se sentiran menos inclinados a sobrecargar sus tierras con

    pesticidas y fertilizantes qumicos que los capitalistas actuales, o que una fbrica de coches

    perteneciente a los obreros estara ms dispuesta a eliminarse a s misma del mercado

    construyendo nicamente coches duraderos y eficaces desde el punto de vista energtico.

    Por otra parte, los fundamentos de las aspiraciones de los ms acrrimos partidarios del

    capitalismo son igual de malos. Cuando la administracin Bush, capitalista ciento por ciento,

    present su plan energtico de 1991, no hablaba casi nada de la conservacin de la energa. No

    consumir ms que petrleo estadounidense ayudara un poco al presupuesto federal; pero estepetrleo origina la misma contaminacin que cualquier otro y el carbn estadounidense es

    ms contaminante que cualquier petrleo.

    Despus est el movimiento a favor del Crecimiento Cero de Poblacin (ZPG)1. No hay

    duda de que la poblacin mundial ha aumentado de manera alarmante. No hay duda de que en

    un futuro no muy lejano el nmero de personas vivas exceder la capacidad del planeta y de que

    el crecimiento futuro tendr que parar. Pero tampoco hay duda de que si los 3 000 o 4 000

    millones de personas que viven en el Tercer Mundo desaparecieran de la noche a la maana

    quedando los mil millones que vivimos en los pases desarrollados, el medio ambiente del

    planeta seguira enfrentado a una crisis. Algo as quizs ayudase a salvar a los elefantes y a

    la selva tropical, pero seguiran existiendo todos los problemas de la disminucin del ozono, el

    calentamiento global y la lluvia cida intactos. Ms importante que el nmero de personas que

    viven en el mundo es lo que hacen esas personas. La causa de la apremiante crisis no est en

    simples nmeros, sino en el uso desenfrenado y derrochador de la energa y de otros recursos.

    La hiptesis Gaia de Lovelock no slo desconcert a muchos cientficos sino que les puso

    furiosos.

    Los hombres de ciencia no pueden negar que sus fundamentos son cientficos, al menos en

    parte; pero, de todas formas, no pueden evitar lamentarse por sus connotaciones sobrenaturales.

    Desde luego fue aceptada en ese aspecto por lamayora no cientfica. Como dijo el bilogo W.

    1Zero Population Growth (N. de la T.)

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    Ford Doolitle: A mucha gente que no cree en la ciencia, Gaia le atrae de verdad. Gaia resulta

    reconfortante. Ofrece una especie de sensacin maternal de seguridad donde es muy difcil

    encontrar alguna; al menos para cualquier persona que eche una mirada severa a lo que le est

    sucediendo al aire, al agua y al suelo del planeta.

    Pero no debemos sentirnos demasiado seguros gracias a la teora de Lovelock. La

    hiptesis Gaia afirma que la vida puede continuar y que incluso existirn muchas especies; sin

    embargo, no hay nada en la teora que nos permita afirmar que el mundo estar a salvo para

    nuestros nietos, porque nada en ella predice que entre la variedad de especies que sobrevivirn a

    las agresiones actuales estar incluida necesariamente la especieHomo sapiens sapiens, a la que

    pertenecemos.

    Lo dijo el mismo James Lovelock hablando mientras tomaba un caf con el autor de The

    Hole in the Sky (El agujero en el cielo), John Gribbin. Sus palabras fueron: La gente, a veces,acta como si Gaia fuera a cuidar de nosotros. Pero eso es un error. Si el concepto tiene algn

    sentido, Gaia cuidar de s misma. Y, para ella, el mejor modo de hacerlo puede que fuera

    librndose de nosotros.

    Hacia dnde vamos?

    En los siguientes siete captulos del libro describiremos las agresiones al medio natural

    de nuestro planeta que se estn produciendo en la actualidad y las perjudiciales consecuen-

    cias que tendrn.

    No todas estas agresiones revisten igual importancia. Algunas son relativamente

    triviales, otras amenazan la vida del planeta. Por pura conveniencia las vamos a agrupar en

    cinco niveles diferentes de destruccin medioambiental y a citarlas en orden ascendente, de

    la siguiente manera:

    La primera, y menos amenazadora, es lo que podramos llamar la continuada prdida de

    moral o esttica en el mundo.

    Incluye cosas como la cuasi extincin de muchas y atractivas especies animales

    (elefantes, mariposas, ballenas, aves canoras, etc.) y de un nmero mucho mayor de

    especies de plantas, ms el expolio de tesoros naturales como bosques y riberas que son

    cosas que hacen del mundo un lugar ms bello. La mayora de la gente estara de acuerdo en

    que sera una pena que se perdiesen. En unos pocos lugares representan importantes prdidas

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    econmicas para los habitantes locales del turismo en las reservas de caza en frica, por

    ejemplopero poca gente morir por su prdida.

    La segunda es la prdida de posibles beneficios futuros de fuentes que todava no hemos

    descubierto.

    El ejemplo ms obvio de esto se encuentra en la destruccin de los bosques naturales, en

    especial en las inmensas extensiones de selvas tropicales que nunca han sido estudiadas del

    todo. En ellas hay muchas clases de seres vivos que se estn identificando cuando casi ya se han

    extinguido, cuando ya es demasiado tarde para saber si tienen algn valor prctico. Por

    experiencia histrica, tenemos la segundad estadstica de que entre ellas habramos

    descubierto un nmero razonable de cosas como nuevos productos farmacuticos y variedades

    tiles de plantas alimenticias si no hubisemos permitido su destruccin antes de identificarlas.

    Podemos estar relativamente seguros de que estamos perdiendo tesoros de esta manera. Lo queno sabemos, y nunca sabremos, es lo que estos tesoros podran haber hecho exactamente por

    nuestra salud y bienestar.

    La tercera, es la prdida de paisajes bonitos y condiciones medioambientales benignas.

    Aqu incluimos el dao a lagos y vas fluviales por accin de la contaminacin; la

    destruccin de bosques por la lluvia cida y una explotacin forestal incontrolada; el aumento

    de los niveles de smog en nuestras ciudades. Estas cosas, sin duda, nos costarn mucho en dinero

    y salud, pero (con algn esfuerzo) la mayora de la raza humana sobrevivir a su prdida,

    aunque no el pequeo y desafortunado nmero de personas cuyos suministros de agua potable

    y condiciones de salud sufrirn los mayores daos.

    La cuarta son los daos graves para el medio ambiente a escala global debido al

    calentamiento causado por el efecto invernadero.

    Esto es peliagudo. Nadie puede decir con detalle cules seran todos los efectos de un

    calentamiento global constante e importante. Lo ms que podemos hacer es decir que es muy

    probable que entre ellos estn los cambios climticos en las zonas de mxima produccin

    agrcola, cuya secuela sera la reduccin de la productividad. Esto podra suponer hambrunas,

    algunas de ellas incluso a gran escala. Con todo, en el peor de los casos, el calentamiento no

    amenazara de verdad a la supervivencia de toda la raza humana, aunque no fuera ms que

    porque, en el peor de todos los casos posibles, sera automoderante: morira tanta gente como

    consecuencia de los rpidos cambios climticos, que no quedaran bastantes supervivientes

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    para continuar el proceso.

    La quinta es fundamental: la extincin total de casi toda la vida en la Tierra.

    No es una hazaa fcil de realizar. Probablemente no podramos lograrlo con armas

    nucleares, ni siquiera con una guerra nuclear total. Pero hay una probabilidad de que podamos

    conseguirlo con frascos de aerosol y plsticos expansibles. Si dejsemos que el proceso llegara

    lo bastante lejos como para perder la capa de ozono por completo, entonces habramos

    llegado a destruir nuestra nica defensa real contra la radiacin ultravioleta de alta intensidadno

    es una exageracin llamar a estos componentes de la luz solar rayos de la muerteprocedente

    del sol. Muchas de las plantas comestibles indispensables moriran y, a la larga, tambin lo

    haramos nosotros.

    Gran parte de este libro se ha centrado fundamentalmente en los problemas estadounidenses

    y en lo que se puede hacer con ellos. Hay una razn para ello.Por supuesto, el dao a nuestro medio ambiente no es un problema nicamente

    estadounidense, afecta a todos los seres humanos vivientes, desde los esquimales hasta los

    habitantes de Tierra del Fuego, pero hay dos razones por las que nos hemos concentrado en el

    escenario estadounidense.

    La primera es que Estados Unidos es el pas que ms dao est causando al medio ambiente.

    En este pas vive slo una veinteava parte de la poblacin mundial, pero genera la mayora

    del dixido de carbono, que retiene el calor; fabrica el volumen mayor de clorofluorocarbonos

    que destruyen la capa de ozono; tiene los coches con mayor cantidad de gases de escape y

    produce las mayores cantidades de energa elctrica consumiendo combustibles fsiles; todo lo

    que le convierte en el mayor contribuyente a los problemas ecolgicos del mundo.

    En todo esto no hay nada de lo que los estadounidenses podamos sentirnos orgullosos.

    Por otro lado, tampoco es una confesin de un pecado desconocido. No tenemos que darnos

    ms golpes en el pecho que cualquier otro, porque el resto del mundo no es ms virtuoso que

    nosotros. Salvo algunas honrosas excepciones casi todas en los pases escandinavos,

    todas las comunidades y todas las naciones del mundo se afanan en contaminar nuestro planeta

    casi tan rpido como se lo permite su densidad de poblacin y su nivel de industrializacin.

    Lo que destaca a Estados Unidos es su tamao, su riqueza y el hecho de que empez antes,

    as que lleva una buena ventaja al resto del mundo.

    La segunda razn para centrarnos en Estados Unidos es que, de todos los pases del

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    mundo, es el que est en mejor posicin para hacer algo importante para resolver estos

    problemas.

    En general, los estadounidenses estn bastante bien educados. Los medios de

    comunicacin y la informacin son muy accesibles. Tienen el hbito de las elecciones libres y

    un mecanismo poltico para administrar su gobierno muy bien probado... y adems, el pas es

    rico. Por todas estas razones, Estados Unidos es el pas que mejor puede permitirse tomar la

    delantera.

    Todava ms, acaba de demostrar al mundo lo eficaz que puede ser encabezando la opinin

    mundial en la movilizacin de la oposicin internacional contra Sadam Hussein despus de la

    invasin de Kuwait. Otros protestaron. Estados Unidos actu. Horas despus de que las

    tropas iraques atacaran, el gobierno estadounidense, bajo la presidencia de George Bush, haba

    empezado una rpida campaa para conseguir apoyo, trazar planes, asegurar la aprobacin delas resoluciones de las Naciones Unidas y empezar la concentracin de tropas que llevara a la

    derrota militar de Sadam Hussein. Se pueden cuestionar los motivos ocultos tras esta importante

    muestra de liderazgo. No se puede dudar de que funcion.

    Por desgracia, el mismo gobierno no ha mostrado ningn inters en liderar acciones

    medioambientales. En muchos intentos de cooperacin internacional, Estados Unidos ha utili-

    zado su poder para intentar retrasar o incluso evitar los acuerdos sobre las reformas.

    Estados Unidos no puede salvar solo al mundo. Los problemas no se pueden resolver en un

    solo pas por muy desarrollado que est. Si se volviese santo de la noche a la maana, slo

    retrasara, pero no evitara, el da del juicio final si el resto del mundo continuara su carrera actual,

    e incluso este retraso temporal sera bastante corto.

    Pero, a pesar de todo, Estados Unidos debe ponerse a la cabeza; no porque sea el pas ms

    culpable, sino porque es el ms capaz de hacerlo. Tampoco por razones altruistas por lo

    menos, no slo por ellassino porque, a la larga, es la nica manera de salvarse a s mismo.