EL GESTOMETRO

El Gesto grama es una calculadora de embarazo circular con fechas, que tal vez has visto en la consulta de tu ginecólogo y sirve para el cálculo del embarazo semana a semana y también tu

posible fecha de parto.

¿De qué se trata el gestograma?

Como ya mencionamos, es una herramienta usada generalmente por los doctores para decirte cuántas semanas de embarazo tienes y cuál puede ser tu fecha aproximada de parto. Sin embargo, el gestograma (también llamado disco gestacional) puede ser utilizado para darte bastantes más datos acerca de tu bebé y embarazo. Por ejemplo:

Peso promedio del bebé de acuerdo a su etapa de gestación Talla promedio del bebé de acuerdo a su etapa de gestación BDP (diámetro biparietal) del bebé de acuerdo a su etapa de gestación Longitud del fémur del bebé Semanas de embarazo Fecha de parto aproximada

¿Cómo usar el gesto grama?

El gestograma gestacional es similar a la calculadora de embarazo pero más completo. Es muy fácil de utilizar: simplemente se debe partir de la última fecha de menstruación, arrastrando el indicador hasta el día correcto. El resto de anillos de la rueda te darán toda la información relativa al desarrollo del bebé así como la fecha de parto prevista.

¿Cómo funciona el gesto grama?

El funcionamiento es muy sencillo: simplemente tienes que girar la rueda del embarazo para ir

avanzando o retrocediendo por la información de las diferentes semanas. Si estás buscando la

información de tu semana de embarazo en concreto, puedes obtenerla de tres maneras diferentes:

Si sabes en qué semana te encuentras, simplemente rota el gesto grama hasta que el número

de tu semana actual coincida con la flecha que señala el día de hoy.

Si no sabes tu semana, coloca la flechita azul que señala el inicio de la gestación en el día

que tuviste tu última regla.

Si sabes tu fecha probable de parto, coloca la rueda del gesto grama de forma que coincida

con la semana 40 (señalizada con el texto Parto)

Cotiledones.

Son como los gajos de una naranja. Si te extraen la placenta en un parto o cesarea y no la revisan bien, pueden dejar

olvidado un cotiledon (un gajo) y ese cotiledon se quedara sangrando todo el tiempo, pues esta adherido a la matriz. 

Por lo general los medicos deben de revisar la matriz cuando se produce un parto o una cesarea y no dejar olvidado un

cotiledon es bien raro, pero puede suceder. Razo por la cual la paciente sigue sangrando 40 dias despues de una

cesarea o un parto normal.

ASÍ FUNCIONA

Básicamente cumple dos misiones (además de servir de filtro):

Proporciona nutrientes y oxígeno. Es el órgano encargado de relacionar los vasos sanguíneos maternos con los del feto. La sangre de la madre llega a la placenta por las arterias del útero. Los nutrientes y el oxígeno que transporta atraviesan la barrera placentaria y, después, llegan al feto a través de la vena umbilical. Mientras, la sangre del feto cargada de desechos alcanza la placenta por las arterias umbilicales.

Emite hormonas. Durante las primeras 14 semanas segrega gonadotropina coriónica humana (GCH), gracias a la cual el organismo mantiene las condiciones necesarias para que el embrión no sea desechado. Desde la octava semana emite la hormona lactógeno-placentaria, que se encargará de la producción de la leche. Los niveles de progesterona, que aumentan a medida que progresa la gestación, también son creados mayoritariamente por la placenta, así como los estrógenos, que se elevan en el noveno mes para provocar las contracciones.

¿Sabías qué...?

El cordón umbilical suele medir 60 cm, aunque puede alcanzar un metro de longitud.

ASÍ PROTEGE AL FETO

Las venas del feto se encuentran dentro de las vellosidades coriónicas y éstas están rodeadas de una especie de piscina, que es el torrente sanguíneo materno, del que se nutren. Ahora bien, existe una fina membrana que los separa y que actúa como filtro, la barrera placentaria, de forma que la sangre de la madre y la del feto nunca se mezclan. Gracias a ella el feto está protegido frente a ciertas infecciones que la madre pueda coger en el embarazo. Las moléculas de gran tamaño no atraviesan esa barrera, es lo que ocurre con muchos virus y bacterias, pero debes tener cuidado con la sífilis, la rubéola, la varicela, la tuberculosis, la toxoplasmosis y la listeria. Estos gérmenes sí cruzan la membrana y pueden infectar al feto.

¿Sabías qué...?

El aporte inmunológico que el feto recibe de la madre a través de la placenta le protege hasta seis meses después de nacer.

ASÍ ENVEJECE

La placenta tiene un periodo de vida de 42 semanas. A partir del séptimo mes comienza a envejecer (en ecografía se pueden advertir pequeñas manchas blancas) y a perder su capacidad de regeneración. Ahora el feto es mucho más grande que la placenta y aunque ésta sigue trabajando hasta el final, cada vez le cuesta más cumplir su cometido. A veces la placenta envejece antes de tiempo, restando oxígeno y nutrientes al feto y ocasionando un CIR (crecimiento intrauterino retardado). En estos casos la madre deberá guardar reposo para limitar su consumo calórico y probablemente habrá que finalizar la gestación antes de la fecha prevista, mediante la inducción del parto o, a veces, la cesárea.

¿Sabías qué...?

La hipertensión arterial y el tabaquismo aceleran el envejecimiento prematuro de la placenta.

ASÍ DESAPARECE

Tras el parto se produce el alumbramiento: la expulsión de la placenta. Algunas mujeres tardan en expulsarla unos minutos, mientras que a otras les lleva casi una hora. En general, el alumbramiento no es doloroso; si el ginecólogo necesita intervenir manualmente para ayudar a desprenderla de las paredes uterinas, sedará a la madre.

¿Sabías qué...?

La placenta se examina tras el alumbramiento, ya que su aspecto indica si la madre ha padecido alguna enfermedad que haya pasado inadvertida y para la cual el bebé necesite tratamiento. Por ejemplo, si la cara de la placenta pegada al útero tiene un tono pálido (suele ser marrón oscuro), el bebé puede tener anemia, y si el grosor de la placenta es superior a 4 cm, puede ser indicio de diabetes materna o de que el feto ha estado expuesto a una infección intrauterina.