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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 25. '998 CUlVIADAS y GUAJIBIADAS LA GUERRA DE EXTERMINIO CONTRA LOS GRUPOS INDIGENAS CAZADORES-RECOLECTORES DE LOS LLANOS ORIENTALES (SIGLOS XIX y XX) Augusto J. Gómez L. Antropólogo - Historiador Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia. Instituto Amazónico de Investigaciones IMANI Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador. Proverbio Africano* E nlos llanos, en un sitio fronterizo entre Colombia y Venezuela vivía un grupo indígena Cuiba (de la familia Guahibo o Sikuani) yen la tarde del día veintiseis de diciembre de 1967 unos vaqueros de la región dieron muerte a dieciseis de ellos. El lugar de los hechos se llama La Rubiera y, para darles muerte, los vaqueros llaneros invitaron a los indígenas a comer. Cuando tal hacían, los atacaron con garrotes y cuchillos y cuando huían, les hicieron fuego con escopetas y revólveres. Sus cadáveres, al día siguiente, fueron arrastrados con mulas varios centenares de metros e incinerados y sus restos revueltos con huesos de vacunos y de porcinos. Dos indígenas sobrevivieron y por ellos se supo de la muerte de sus parientes. Cuando las autoridades de Colombia y Venezuela iniciaron la investigación, todos los procesados, sin concierto previo, sin haber sido preparados por nadie, confesaron espontánea y naturalmente su participación en los hechos, con lujo de detalles, pero con la afirmación categórica de que "no sabían que matar Citado por Eduardo Galeano en El libro de los Abrazos, cuarta edición, Siglo XXI Editores 1990, p. 104.

Guajibiadas

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Genocidio de los indígenas Sikuani de la Orinoquia Colombiana.

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  • Anuario Colombiano de HistoriaSocial y de la Cultura 25. '998

    CUlVIADAS y GUAJIBIADAS

    LA GUERRA DE EXTERMINIO CONTRA LOS GRUPOS INDIGENAS

    CAZADORES-RECOLECTORES DE LOS LLANOS ORIENTALES

    (SIGLOS XIX y XX)

    Augusto J. Gmez L.Antroplogo - Historiador

    Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia.Instituto Amaznico de Investigaciones IMANI

    Hasta que los leones tengan sus propios historiadores,las historias de cacera seguirn glorificando al cazador.

    Proverbio Africano*

    Enlos llanos, en un sitio fronterizo entre Colombia y Venezuelaviva un grupo indgena Cuiba (de la familia Guahibo o Sikuani)yen la tarde del da veintiseis de diciembre de 1967 unos vaquerosde la regin dieron muerte a dieciseis de ellos. El lugar de los hechos se llamaLa Rubiera y, para darles muerte, los vaqueros llaneros invitaron a losindgenas a comer. Cuando tal hacan, los atacaron con garrotes y cuchillos ycuando huan, les hicieron fuego con escopetas y revlveres. Sus cadveres, alda siguiente, fueron arrastrados con mulas varios centenares de metros eincinerados y sus restos revueltos con huesos de vacunos y de porcinos. Dosindgenas sobrevivieron y por ellos se supo de la muerte de sus parientes.Cuando las autoridades de Colombia y Venezuela iniciaron la investigacin,todos los procesados, sin concierto previo, sin haber sido preparados por nadie,confesaron espontnea y naturalmente su participacin en los hechos, con lujode detalles, pero con la afirmacin categrica de que "no saban que matar

    Citado por Eduardo Galeano en El libro de los Abrazos, cuarta edicin, Siglo XXIEditores 1990, p. 104.

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    indios fuera malo", como aparece en las declaraciones de los procesados, en elexpediente de "La Rubiera" que se conserva en eljuzgado segundo superior deIbagu.

    Este episodio, conocido como la "Masacre de La Rubiera" fue visto, enla poca, como un hecho aislado y episodios similares producidos en la mismaregin han sido explicados, hasta ahora, como actos homicidas y genocidas,producto de la "tendencia criminal o naturaleza violenta" y de la "rusticidad"de algunos colonos y "llaneros". En otros casos, se vieron como actos delegtima defensa de quienes han accedido al llano en procura de tierras y debienestar, cuyas vidas y bienes se ven permanentemente amenazados por losataques de las "hordas vagabundas de indgenas salvajes", (Cit) comofrecuentemente fueron denominadas las bandas de los indios cazadores-recoletores de la regin.

    Sin embargo, un anlisis retrospectivo regional ha permitido estableceren la larga duracin que el genocidio de La Rubiera fue slo un episodio msdentro de la guerra emprendida contra los indios en el marco del proceso decolonizacin y, en general, de incorporacin de "tierras nuevas" iniciado en lasegunda mitad del siglo XIX. Desde entonces cazar indios Cuivas y Guahibos("Cuivar", "Guahibar") fue una prctica comn en los llanos, ejecutada porcolonos y hacendados que poco a poco fueron establecindose en la regin,disputndose y reducindole a los indgenas sus espacios de hbitat tradicionaly, por supuesto, restringindole el acceso a los recursos de sus territorios.

    Los grupos de la familia Guahibo o Sikuani (Guahibo, Cuiva, Hitnu oMacaguane y Guayabero) se caracterizaron histricamente como autnticosgrupos cazadores-recolectores. Estos lograron resistir a los proyectos desedentarizacin, "civilizacin" y cristianizacin adelantados por los misionerosjesuitas en los llanos (y despus de la expulsin de stos, por otras congregacionesreligiosas), es decir, su movilidad estacional y su vasto conocimiento delterritorio, les haba permitido escapar del sometimiento a las "Reducciones" opueblos de indios que fundaron los misioneros durante los siglos XVII y XVIII.Todava en el transcurso del siglo XIX se les describa a los Guahibos como unafuerte y gran sociedad de cazadores y recolectores nmada.

    Adems del impacto producido sobre los llanos y sobre sus habitantesnativos por las actividades extractivas de la quina, el caucho, los garceros y laspieles, fue fundamentalmente la colonizacin, 1 proceso que dio lugar a la guerra

    I Segn Domnguez se entiende por colonizacin, la transformacin de espacios naturalesen riqueza social por medio de la inversin de trabajo o capital en forma permanente sobretierras incultas, dando lugar a un espacio social, rural o urbano, Camilo Domnguez."Poblamiento colonial de los llanos", 1982.

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    USERResaltado

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    secular entre colonos e indgenas en la regin. Ya en el ao de 1870 EmilianoRestrepo Echavarra, uno de los grandes propietarios de tierra all, habaplanteado el "porvenir" de los llanos, como una ''tierra prometida", especialmentepara aquellos quienes establecidos en la Regin Andina, vivan en la miseria:

    "Nosotros hemos trado de all la conviccin de que el Llano debe ser y seren un porvenir no muy remoto, el asiento de una nacin rica, civilizada ypopulosa.El llano ser para Colombiaen general, ymuyespecialmente paraBoyac, Tolima y Cundinamarca, lo que fue y lo que es para los EstadosUnidosdeNorteamrica, la hoyadelMissisipi y de susnumerosos afluentes.y porque tenemos esa conviccin, y porque esperamos que ella se realicequeremos contribuir a extender y propagar las ideas sobre la excepcionalimportancia de tan bella ymagnfica regin. Puede que as se acerquen mslos tiempos en que la numerosa poblacin que hoy se agita en la miseria, enla desnudez y en el empobrecimiento sobre las abruptas crestas de lacordillera oriental, descienda a aquellas feracsimas llanuras a regenerarsepor medio del trabajo, a elevarse por medio del capital, a hacerse rica pormedio de la industria ejercida en una comarca donde la ms generosanaturaleza sloguarda el trabajo inteligente para colmar debienes y riquezaa los que all vayan a buscarlos". 2

    Y en efecto las polticas del Estado en el transcurso del siglo XIX encuanto a la concesin de territorios considerados "baldos" en los llanos,tuvieron la clara intencin de estimular el poblamiento de la regin, mediantela concesin y titulacin de tierras a quienes se "residenciaron all", promoviendode esta manera la inmigracin. Los conceptos y las condiciones que porentonces imperaron para otorgar las concesiones de tierras, segn las escrituraspertinentes, as lo confirman; para "casanareos que carezcan de tierra", 60fanegadas por familia. "Bajo ningn pretexto darlas a quienes no residencienall", para "poblar el Casanare", para "dar tierra a los casanareos", estimular"la nueva poblacin de Pore", "promover el poblamiento del Casanare","sostener esos pueblos (Guanapalo, Macuco, Surimena, Casimena) y civilizarindios errantes (Casanare)", "promover la inmigracin". En el transcurso delos aos de 1850-1870 un gran porcentaje de las tierras baldas concedidas sesiguieron destinando para "promover la colonizacin y el poblamiento de SanMartn", lo mismo que de "las cabeceras o nuevas poblaciones de Casanare ySan Martin" y se determin como condicin para el otorgamiento de terrenosbaldos la obligacin del beneficiario de "establecer casa y labranza", lo que ensintesis estuvo orientado a fomentar la colonizacin en esa regin del orientedel pas. No obstante, ya lo largo de los aos antes citados, fue comn tambin

    2 Restrepo, 1955, pp. 35-36.

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    la concesion y titulacin de grandes extensiones de baldos a personasparticulares por concepto de "Documentos de Deuda Pblica" y de "Ttulos deConcesin" que frecuentemente entraron en conflicto con aquellos colonos yaestablecidos y que haban introducido mejoras en sus respectivos terrenos.

    Si bien las tierras en proceso de incorporacin fueron dedicadas tambinal cultivo del caf, del tabaco, del cacao y de otros productos de pan coger, laganadera extensiva volvi a ser la actividad econmica principal de la regin,como lo haba sido durante la poca de las misiones jesuitas de los siglos XVIIy XVIII. Esta actividad estimul el crecimiento demogrfico y econmico dela poblacin de Villavicencio, centro hacia donde seguan confluyendoinmigrantes "sin cesar", como lo describiera el viajero y botnico francs,Eduardo Andr, en el ao de 1876:

    Villavicencio, capital interina del territorio de San Martn, es un lugar cuyafundacin data a lo sumo del ao 1842. Por espacio de unos veinte aos elpueblo permaneci en estado embrionario del cual no ha logrado salir sinohasta los ltimos lustros. Su posicin entre los poblados de Medina y SanMartn, que estn algo ms internados en la llanura, y su relativa proximidada la capital, han hecho rpidamente de Villavicencio un centro comercial endonde se reconcentra el ganado de los llanos, para ser expendido all a lasregiones ms populares de la Repblica.As la poblacinque pocosaos atrsconstaba apenas de unos cuatrocientos habitantes, es en el da (1876) de miltrescientos y la inmigracion contina sin cesar, de modoque por pocoque lascircunstancias la favorezcan est reservado a la naciente ciudad un porvenirhalageo. Con la carretera de Bogot y la que se proyecta construir hasta laconfluencia de Guatiquia y el rio Negro que puede ser remontado por losvapores del Meta, Villavicencio se encontrar colocada en una gran vacomercial por la que tendrn fcil salida losproductos de una de las comarcasms frtiles del globo".3

    La ganadera extensiva vari radicalmente las condiciones ecolgicas delos llanos, en particular sus zonas de vida, y se constituy en el sistematecnolgico mejor adaptado que colonos y hacendados pudieron establecer enestas zonas. Hettner precisamente advirti esas transformaciones del paisajeproducidas por la ganadera y ya en la dcada de 1880 seal que no hababarreras que se opusieran al avance del hombre en esas llanuras:

    "Con tal factor tan dominante que constituyen las manadas de reses tanto enel cuadro como en la naturaleza de los llanos, ciertamente noscuesta esfuerzoimaginarnos el paisaje con exclusin de tal fenmeno vivificante. Peropermitindonos retroceder un poco ms de tres siglos apenas, de la caza y la

    3 Andr, 1982, p. SSO.

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    pesca con el producto del cultivo ya nos encontrarnos en presencia de talestado, hoy ciertamente dificil de imaginar, puesto que fueron los espaoleslos que introdujeron las resesa surarnrica, en tanto que los indios primitivosacostumbraban a vivir en pequeo para completar su plato diario y la llanuraestaba quiz menos escasa de rboles, desde que no haba reses que secomieran los nuevos retoos de los mismos.

    Hoyen dia parece que no haybarrera que se oponga al avance del hombre enesta llanura, ya que puede atravesarla libremente, para montar su ranchodonde le parezca".'

    Esta relacin adaptativa de la ganaderia extensiva produjo un efecto enla mentalidad del colono que consider al habitante nativo de los llanos comoun competidor ms, no slo del territorio, sino de las gramneas y de la biomasaanimal silvestre que le serva como un complemento nutricional, y lo descargabade la necesidad de la produccin de protena animal para su consumo directo.

    La expansin de la frontera ganadera y el crecimiento numrico de losvacunos, produjo un efecto negativo sobre la capacidad de sustentacin de lossuelos del llano. El mayor volumen de la biomasa animal de grandes mamferospor unidad de superficie signific el desplazamiento de la fauna propia de lazona de asentamiento y el deterioro y una rpida transformacin de laspoblaciones vegetales a causa del incremento en el consumo. En otras palabras,la poblacin indgena de cazadores-recolectores, que derivaba su sustento dela fauna silvestre, padeci la disminucin de sta y emprendi la caceria delganado cimarrn y el asalto a los hatos.

    Los testimonios histricos permiten tambin determinar en la largaduracin (1870-1970), una secuencia de casos de conflicto intertnico,aparentemente aislados entre s, pero cuya causa, en ltima instancia, fue y hasido la lucha por la posesin, el dominio, la propiedad, el usufructo efectivo delterritorio y, por supuesto, por los recursos que histricamente ste ha ofrecido.En ese contexto de la lucha intertnica surgieron y se reprodujeron nociones yconcepciones en tomo a la naturaleza salvaje, primitiva y belicosa de los indios,que justificaron socialmente la guerra justa contra stos. Para los colonos,propietarios y trabajadores de hatos y fundos, "el indio es inmoral, perezoso,bravo y salvaje. Debe ser asentado para que aprenda cmo se cultiva la yuca.Todo el mundo sabe que el indio es un indio. Que mata y roba el ganado de loscolonos ... no saben hacer nada. Son salvajes".' Esta concepcin en tomo a lacondicin salvaje del indio alude a factores socio-econmicos inherentes a lossistemas adaptativos de las tribus nmadas, carente, segn la perspectiva

    Hettner, 1976, p. 281.5 Gamma IV Press, 1973, p. 2.

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    etnocntrica de los colonos, de los elementales principios de la acumulacin ydel ahorro:

    "Esas tribus nmades no tienen elemental principio de ahorro y acumulacinde la cosecha, por su idiosincrasia de viajar como por la riqueza de nuestratierra trrida. Nada les importa abandonar la sementera porque encuentranel sustento para la vida por donde quiera que recorren. No estando sujetas ala inclemencia de estaciones fijas y no siendo el invierno en nuestra zona unobstculo insuperable para ellos, es quizs la poca en que mejor viajan poragua y mejores elementos encuentran para su subsistencia.

    Durante el invierno que estas pampas dejan de ser desiertos por convertirseen un ocano, los indios entran por todos los caos y llegan al centro de lasislas donde se encuentran los ganados recludos por las aguas. Con agilidadsorprendente obligan a aquellos a caer al agua y all los cazan, llevndose elque quieren y dejando muchos muertos por hacer dao"."

    La incursin de colonos y de ganados a los territorios del hbitat indgenaplantearia en consecuencia una situacin de conflicto intertnico permanente.A partir de 1870, poca en la cual las relaciones de contacto entre colonos eindigenas fueron ms frecuentes, la prctica de acciones violentas y deexterminio se convirtieron en una constante histrica regional. En ese mismoao de 1870, el colono Pedro del Carmen Gutirrez, en nombre de la amistad,invit a comer a su fundo a 250 indgenas cuivas. Gutirrez, en asocio con susamigos, dieron muerte, durante el almuerzo, a 243 nativos invitados.' Desdeentonces el ofrecimiento de alimentos, ropas y otros bienes se utilizaria comouna de las estrategias de los colonos para el exterminio de nativos. En otroscasos, colonos como Socorro Figueroa, solicitaron permiso al Intendente deCasanare "para atacar a los salvajes, pues estos le estaban causando muchosperjuicios en la zona cercana al hato que l ha fundado en Cravo"." Finalizandoel siglo XIX los racionales actuaban ya bajo la conviccin de que los indioseducaban a sus hijos para destinarlos a la guerra y a la supersticin contra losblancos, argumento ste con base en el cual justificaban acciones guerrerascontra los nativos y solicitaban el auxilio de la gendarmera y del gobierno."

    Las incursiones y los ataques de los indios salvajes a colonos, hatos ysementeras se hicieron ms frecuentes a comienzos del siglo XX, como lo

    6 Informe, 1913, t. 718, tls. 405-434.7 Gamma IV Press, op. cit., p. 1.

    8 Carta, 1893, t. 46, tl. 832.

    9 Informe, 1898, t. 53, tl. 555.

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    seala el intendente del Meta en sus informes al Ministro de Gobierno, MiguelAbada Mndez:

    "Hoy ms a menudo que antes suceden matanzas de familias que vivenretiradas en sus fundaciones. Los robos en las sementeras pertenecientes a losindios ya reducidos (Slivas y Piapocos) son diarios y han producido unaemigracin de stos de sus labranzas. La navegacin de canoas en el bajo roMeta es amenazada por los ataques de los indios y las prdidas de ganados quecausan las bandadas de los Guahibos que recorren todos los hatos y fundacionesson verdaderamente alarmantes". 10

    Los asaltos de los grupos nmades a los hatos no slo tuvieron elpropsito de la captura de reses para el consumo, sino, ms an, tuvieron porfinalidad destruir los hatos que ocupaban sus territorios, mediante la amputacinde la lengua de las reses, al desjarrete de stas y la prctica de otros sistemasque impedan a los semovientes ingerir alimento y/o su movilizacin:

    "Los sucesos que ms tienen alarmados a los vecinos de Cravo y de los hatosfundados sobre el ro Casanare yMeta, son los frecuentes ataques de los indiosque para utilizar cinco o seis reses dejan gravemente heridas al triple ocudruplo y las amenazas a los racionales que navegan aquellos ros, paraevitar lo cual los viajeros en los campamentos tienen necesidad de establecerservicio alarmante como en estado de guerra. Tambin han sacrificadofamilias enteras, una de ellas ahora muy recientemente. Se impone por todolo expuesto la imperiosa necesidad de hacer llegar a la vida civilizada estastribus de caracter errabundo ..." .11

    Ante los frecuentes ataques indgenas y en virtud de la situacin de guerraplanteada entre stos y los colonos, los representantes del gobierno regionalsolicitaban a la administracin central la colaboracin para la defensa de loscolonos, facilitndoles armas, al tiempo que advertan otros ejemplos decolonizacin:

    "El Seor Ministro sabe cmo pueblos como la Argentina y Mxico, el Congoy Australia, deben su crecimiento y adelanto primero a la colonia rural, luegoa las diferentes etapas del progreso. Nuestro pas, pobre y abatido, no puedepor lo pronto servirse de otros medios que la colonizacin agrcola ... El SeorMinistro sabe que todas aquellas comarcas estn habitadas por tribus algunasen perfecto estado salvaje; por ellas el gobierno proveer a la defensa de loscolonos facilitndoles arrnas ..."}2

    10 Informe, 1910, t. 645, fls. 174-178.

    11 Informe, 1911, t. 677. fls. 406-407.

    11 Carta, 1910, t. 645, fls. 164-167.

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    La cacera de indios se convertira en una prctica comn en los llanos yste hara parte de un orden cultural y de una mentalidad de una sociedadregional que all se fue conformando en medio de una gran ausencia de lossistemas de control social del Estado. Las quejas y memoriales enviados a laPresidencia de la Repblica (por ejemplo en el ao de 1912) sugieren laejecucin cada vez ms frecuente y generalizada de actos de persecucin a losindgenas por parte de quienes se titulan civilizados:

    "Los civilizados los diezman a balazos y los persiguen sin misericordia, dondequiera que los encuentran, porque tienen conviccin ntima y as lo dicen sinrubor de cristianos, que pueden asesinar salvajes como si se tratara de matarfieras. Semejante iniquidad, (reprimida por asociaciones humanitarias comola Antislavery Society, protegidas por gobiernos como el de Inglaterra) dignadel Per pero no de Colombia, tiene lugar all porque tal vez no hay ley queproteja a los salvajes ...

    Tal vez no hay ley ni decreto que reglamente este sagrado precepto de la vida,en lo que se refiere a tribus y si los hay, pongo en conocimiento de V.E. queall no se cuenta con autoridades colombianas que las cumplan, siendoterritorio colombiano, mucho menos que impidan dicha iniquidad. Ms bienparece que fuera considerado como un delito, que los indgenas deben pagarcon la vida, el hecho de no haber podido entrar, los pobres, a la vida civilizada,cuando lo cierto es que an no se les han puesto los medios a su alcance porparte de los gobiernos ni de la cristiandad. Los misioneros que van a la llanuraestn establecidos en los lugares poblados y hacen caso omiso de losaborgenes"."

    Excursionistas, escritores extranjeros, diplomticos colombianos ypersonas conocedoras de la regin, informaron al gobierno y denunciaronpblica y reiteradamente los asesinatos en masa de indios, efectuados por los"llamados civilizados, que con tales procedimientos son ms brbaros y ferocesque aquellos hurfanos de la civilizacin a quienes persiguen y cazan con perrosy matan sin piedad". Los testimonios de la poca dan cuenta de la vinculacinde las autoridades regionales con las expediciones de caceras de indios.Aqullas,junto con los llamados racionales habitantes de los llanos, organizabanbatidas para limpiar las sabanas, como lo denunciara al gobierno central elcnsul de Colombia en Ciudad Bolvar:

    "Una batida de indios en los llanos del Meta se organiza con la mismatranquilidad y desenfado como si fuese una batida de bquiros. Marcha labanda de cazadores de hombres al morichal o bosque donde saben por el humo

    IlMemorial, 1912, t. 678, fl. 22.

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  • La guerra de exterminio contra los grupos indgenas

    de sus fogones o por cualquier otro aviso de que se halla acampada una tribude Uajibos: y marchan a exterminarlos, porque dizque les comieron unanovilla o les mataron un toro.

    Los civilizados, muchas veces capitaneados por el comisario o sea la propiaautoridad de laRepblicadondeseorganice labatida, caen de improviso sobrelos indios y sin ms explicaciones ni aclaratorias los acribillan a balazos,salvndose, a veces, solamente los ms giles para la carrera y pereciendo elresto en manos de estos brbaros criminales. A pura lanza rematan a lasinfelices mujeres y a los nios que no pudieron huir oportunamente. Ydespus de esta salvaje hecatombe regresan a sus hogares satisfechos de laexcursin del da y de haber limpiado la sabana y con la impunidad aseguradade antemano por la indiferencia o la complicidad de los llamados a velar porla vida y la seguridad de nuestros indios desamparados". I~

    La efectiva participacin, en la persecucin y cacera de indios, tanto decomisarios como de otros representantes locales y regionales del gobierno,habra de interpretarse por los colonos como acciones aprobadas y autorizadaspor el gobierno mismo. Esta circunstancia contribuira a legalizar en el mbitoregional la guerra emprendida contra los indios. Los colonos actuaban contralos indios, justificando sus actos de violencia contra stos, bajo la conviccino simplemente bajo el pretexto de la existencia de "rdenes expresas delgobierno de Colombia para exterminar a los Guahibos", pues "as lo dan aentender, o mejor dicho, lo afirman las autoridades constitudas de los caserosy veredas"."

    "Todo el territorio de Araucaestaba circundado por los indios Guahibos"y las riberas del Meta, Casanare, Ele, Lipa, Cravo, Capanaparo, Sinaruco, etc.,constituan su hbitat y su territorio en la poca." El trnsito y la invasin deesos territorios por parte de comerciantes, viajeros y colonos, sera motivo deataques y de enfrentamientos reiterados: el blanco ocupaba ya para el indio lacondicin del enemigo que le ha robado todo:

    "Tenemos que lamentar unas desgracias en el pasado ao en actossalvajes cometidos por los indios, quienes despus de aparentar docilidady recibir favores, han regresado a la casa hospitalaria y han asesinadocruelmente con sus flechas y macetas a familias indefensas como la delseor Fernando Martnez a quien asesinaron su seora y una hija dequince aos. En la costa del Cachicamo asesinaron a otra familia yen

    14 Oficio, 1913, t. 702, fls. 237-238.

    15 Ibid., fl. 238.

    16 Informe, 1913, op. cit., fls. 405-434.

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    el ro Meta asaltan siempre las canoas que consideran sin armas defuego. El paso del Cubarro para seguir al municipio de El Viento, es unpaso peligroso porque ocupan el cao en todo tiempo y el indio tienemarcado odio al blanco y racional porque lo considera su enemigo y seconserva entre ellos la tradicin de que todo es de ellos y que los blancosse los han robado. Mientras las riquezas de estas pampas los apoye y enla inmensidad de los bosques encuentren el abrigo, seguirn siendonmades y salvajes y no se acercarn nunca a confundirse con losracionales". 17

    Los conflictos intertnicos generaron cambios en cuanto a la ocupacinefectiva de los llanos. Los grupos y bandas de nativos, haban sido desplazadosde aquellos territorios donde colonos e inmigrantes establecieron sus fundaciones.As se desprende de las declaraciones del Revisor de Catastro de los Llanos deMedina, quien recorriera, en 1938, las riberas del Ariporo, "cuando haba indioCuiva, indio en extremo peligroso para todo llanero". En el ao de 1948, cuandoel mismo revisor regres, "ya no haba indios en los Llanos de Medina y SanPedro de Jagua, ni en Paratebueno. Ya estaba completamente desplazada esapoblacin ... en el ao de 1948 no tuve conocimiento de ningn indio, en ese aoya no encontr indios". 18 El avance de los colonos y ganados haba continuadohacia el llano-adentro y, con l, el exterminio de indgenas, fenmeno este cadavez ms frecuente en aquella regin, segn los testimonios escuetos de losmismos autores:

    "En el ao de 1945 mat catorce indios en compaa de Cirilo Mndez,Manuel Jimnez (ambos colombianos), Santiago Garrido (venezolano),adems de cinco personas ms que intervinieron en la matanza... el motivoque tuvimos para matar estos indios fue que mataron una hermana llamadaAgustina Aguirre .. El hecho ocurri en el fundo Marrero, jurisdiccin de laintendencia de Arauca."

    La guerra intertnica se hara ms intensa en la dcada de los cuarenta ysta se expres en venganzas mutuas y sucesivas entre colonos e indgenas. Losindgenas adelantaron ataques en la jurisdiccin de Cravo, frontera mvil ylmite de la avanzada colonizadora de entonces en aquel territorio de los llanos.Entre 1947 y 1948, bandas de nativos incursionaban a los fundos como el delLucero, de Andrs Nieves, aledao al Cao Tab. Segn Nieves, "una

    17 [bid .

    1Declaracin, 1973 C. 2, fl. 933.

    19 Testimonio, 1968, C. 1, fl. 46v.

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    comisin de la Polica Nacional persigui a los indios hasta el punto llamadoLos Alamos, nombre de una mata, de una laguna y ah tumbaron nueve. A losnueve meses completos volvi el mismo ataque", lo que oblig a Nieves aretirarse del fundo, y a establecerse en el Imperio, lugar cercano al aeropuertodeCravo Norte. Tambin cerca de este mismo cao, los indios atacaron el fundoCarlo N., a las ocho de la maana. Ah los colonos mataron 18 nativos ya lasdoce del da nuevamente los indios repitieron el ataque, razn por la cual seform una comisin de 45 hombres, "entre civiles y policas quienes matarona 65 indios porque haban atacado all. Quienes mataron a los indios fueronvaqueros y policas. En el mismo cao Zamuco, o sea donde abalearon lasegunda vez, en el paso del bebedero del ganado, ah tambin los agarraron aplomo y cayeron unos ah ...".20

    El ritmo de proceso de migracin del interior del pas hacia los llanos yde colonizacin de estos territorios se intensific en el transcurso de las dcadasde 1950 y 1960. El pas haba vivido en estas dcadas uno de los conflictossociales ms dramticos de su historia, "la violencia en Colombia", que setradujo, entre otras consecuencias, en la ruptura de los lazos de parentesco entrelos ncleos rurales de entonces. Adems, la migracin hacia zonas de frontera(Llanos Orientales, pie de monte del Caquet-Putumayo, Magdalena Medio, etc.)fue una de las caractersticas y una de las consecuencias sociales ms importantesdel fenmeno de violencia. Las familias campesinas debieron abandonar sus fincasy parcelas bajo la amenaza y el boleteo, o vender sus propiedades y posesiones aprecios irrisorios dentro de un ambiente de presin creciente. En este contexto,despojados, desarraigados y huyendo de la persecucin, migraron hacia lasllanuras del Arauca, Casanare, Meta y Vichada. All organizaron grupos deresistencia armada conocidos comnmente como las guerrillas liberales delLlano, dirigidas por lderes campesinos, como Guadalupe Salcedo.

    Producida la pacificacin del Llano, la regin qued bajo la administracinmilitar, los ganaderos recuperaron tranquilidad en sus hatos y los peonesregresaron a las vaqueras y rodeos. No obstante, los grupos nativos de losllanos vivieron los efectos directos e inmediatos de los enfrentamientos entreguerrilleros y militares. Los frecuentes bombardeos realizados por los aviones-AT _6,21 a los virtuales campamentos guerrilleros en los llanos alcanzaron laszonas de refugio indgena:

    "... fue cuando la violencia que los que mandaban aqu hicieron bombardearlas costasde los ros porque pensaban que all haba chusma y mataron indiosy otros se fueron, claro que los que fundan s matan indios para defender su

    10 Testimonios, 1973, C. 2, fls. 955-956.

    11Franco, 1976, p. 22.

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    ganado, los matan y los persiguen porque el indio es ladrn y traicionero, esoes un problema para los fundadores de hatos"."

    Los conflictos intertnicos durante estas dcadas de violencia social ypoltica continuaron con mayor frecuencia e intensidad. El ritmo del avancecolonizador haba aumentado en los llanos, en la poca, dado el desplazamientomasivo de familias e individuos de las zonas de violencia del interior del pas.Desde finales de la dcada de 1950 y comienzos de la de 1960 los casos deenfrentamiento, persecucin, asesinato y genocidio indican esa mayor frecuenciae intensidad de los conflictos intertnicos:

    "En el ao de 1960 mat a 6 indios y los enterr en un sitio llamado El Garceroy el cual queda en territorio colombiano.

    Las otras personas que han participado en la muerte de otros indios son: RositoArana, el cual vive en Mata Azul cerca de Elorza, Jos Parra el cual vivetambin en Mata Azul, Esteban Torrealba el cual es to mo y los mataronaproximadamente entre los aos cincuenta y nueve y sesenta y dos". 23

    ce hace un tiempo me llam el seor Alfredo Ramrez y me dijo que algunosvecinos de esa regin le haban solicitado una comisin para perseguir a losindios que haban hecho algunos daos en la ganadera y me pidi colaboraracon ellos para ir a asustar a los indios hacindoles algunos tiro~ al aire ...". 24

    "Yo he odo decir que ms antes don Toms Jara dizque mandaba matar indiosporque eran dainos, mataban marranos, el ganado". 25

    Yo recuerdo que cuando el asalto que le hicieron los indios a la casa de donSantiago Cuenza, que se llama Santa Brbara, all, en Sabana de Leche Miel,l le di el aviso al gobierno y entonces mandaron la polica para que lospersiguiera y ellos as lo hicieron y mataron un poco de indios". 26

    Al finado Toms Jara le asaltaron los indios un fundo denominado Garcita,en el cual le mataron a un hombre e hirieron a otro. La casa a los pocos dasqued sola y la quemaron; un fundo del Porvenir llamado La Realidad loasaltaron y el tipo se fue corriendo y enseguida le metieron candela. A donGregorio Zambrano del hato Las Camazas lo flecharon cuando de noche le

    IIDeclaracin, 1968, C. 1, fl. 263.23 lbid., fl. 48.

    tu, fl. 70.25lndagarotoria, 1968, C. 1, fl. 70.

    26 Declaracin, 1968, C. 1, fl. 273.

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  • La guerra de exterminio contra los grupos indgenas

    asaltaron la casa. Esa vez como que los persigui el ejrcito y les echcandela". 27

    Estos y otros testimonios de testigos presenciales y an de los mismosprotagonistas sugieren la mayor frecuencia de los conflictos intertnicos y anla participacin de las autoridades poltico-militares de la regin en la cacerade indios y/o en enfrentamientos de guerra abierta con los nativos. Lainformacin histrica da cuenta justamente de combates de miembros de laArmada cerca de Orocu, "con un grupo de aborgenes durante veinticuatrohoras. Cuntos indios mataron entonces"." Un cocinero de la Armada deColombia que vivi por ms de 15 aos en los llanos declar:

    "Era un juego, algo natural, matar Cuivas. Todo el mundo lo haca, hasta losmarineros deestamisma lancha (de laArmada). Es ms, hace nomuchos aosera como una especie de deporte. Hoy en da tambin hay matanzas ...29

    La lucha por el territorio y por el acceso a recursos seguan constituyendolas causas esenciales de los conflictos intertnicos. No obstante, en la dcadade 1960tal lucha fue ms intensa y los nativos debieron vincularse temporalmenteen haciendas y fundos con el propsito de obtener alimentos y otros bienes, enpago de las labores, cuya retribucin no siempre reciban. Uno de los tantoscasos ms de conflicto y de masacre seala precisamente esta estrategia de losnativos para obtener alimentos, mediante la realizacin de trabajos temporalesen fundos y haciendas. El testimonio de los indgenas Yarakua y de su cuadoVayana, dos Cuivas, constituye un ejemplo ms de aquel fenmeno que seiniciara desde finales del siglo XIX:

    "Trabajbamos para aquel agarrado hombre (un colono llamado MarioGonzJez que tena su finca en la boca del Ariporo) desde haca dos meses.Le llevbamos palos grandes hasta que nos doli la espalda. Le construmosuna casa. El no nos pag nada. El es muy egosta, muy agarrado. Nos deca"ms tarde, ms tarde les pago", pero nada. Dos meses y no nos pag. Cadavez que pregntabamos por ropa o por comida, l se enfureca. Le temamosmucho, por eso salimos a acampar al ro Aguaclara, donde hay acharma,tirikai y tortuga para comer. Algunos queran viajar toda la noche para estarms lejos de la finca.

    Segn Mario Gonzlez y su esposa Eva, los Cuivas regresaron esa mismanoche a la finca a robar un cerdo y maz.

    17 tu, fls. 278-279.11Defensa, 1973, C. 2, fl. 174.

    19 Gamma IV Press, op. cit., p. l.

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    Sucedi la prxima mafiana, cuando se ve la primera luz del sol y cuandocantan los gallos. Ellos llegaron y muchos, Mario, Joachim, Coronado yBarantino estuvieron en una canoa. Otros detrs de nosotros, en el monte.Todos llevaban armas. Moreum se levant primero para mirar. Nos dijo"viene gente" y enseguida pum, pumpumde todo lado.Moreumcayy estabamucho tiempo en el suelo (muerto). La esposa deMote fue fusilada en la cara.Wsimo fuefusilado en la rodilla.Michigu yWandotambin heridos.Humoshacia el monte. Entonces nos quemaron las casas, las hamacas. Despusmutilaron el cuerpo de Moreum con sus machetes, le cortaron el cuero comoun chiguiro y echaron partes al ro y otras las colgaron en las ramas de losrboles" .30

    Mario Gonzlez y otros implicados fueron detenidos por presin de losmisioneros, acusados de ser los autores de la masacre, pero fueron puestos enlibertad dos meses despus. Los autores admitieron su actuacin y,paradjicamente, en eljuicio que se les sigui fueron declarados inocentes porfalta de pruebas. Adems, del archivo del Juzgado de Cravo Norte desapareciel expediente relacionado con la masacre.

    Desde finales de la dcada de 1950 y en el transcurso de la dcada de 1960se vivi un ciclo corto pero intenso de obtencin, comercializacin y exportacinde pieles de animales silvestres, que produjo un notable menoscabo de la fauna,tanto de la regin amaznica como de la de los llanos. Los indgenas estuvieronen gran medida vinculados a la caceria y obtencin en general de esas pieles,en tanto que el papel de blancos y cabucos (mestizos) fue el de servir comointermediarios en el comercio de las mismas. Esta comercializacin de laspieles le permiti al nativo acceder a alimentos y a otros recursos sobre la basedel trueque.

    "Ms o menos, en la mitad del trayecto entre Puerto Inrida y Puerto Nariohay un almacn que lo pudieramos clasificar semejante a un Ley en Bogot.A m me caus curiosidad este almacn y pregunt el porqu de este almacnall; entonces me explicaron que era el almacn que surta tanto a los colonoscomo a los indgenas, exactamente trueque. El indgena lleva animalessalvajes domesticados y pieles de diferentes animales, tigrillo, tigre, babillay otros y el dueo del almacn le proporciona alimentos, ropa y alcohol quees lo que ms consumen esos indios porque les fascina el trago"."

    Esta estrategia indgena para acceder a alimentos y bienes lo cual con baseen la obtencin de intercambio de animales y pieles, caus una notable

    30 Ibid.

    31 Declaracin, 1973, op. cit., fl. 934.

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    disminucin de la fauna regional, motiv tambin la competencia blancamediante el asalto, el robo y el asesinato:

    ". .. el indio se dedica a la caza de tigrillo y de tigre y son pieles quecuestan bastante y hay gente del interior, eso lo saben los seorescomisarios y por eso han tomado medidas drsticas, cuando el indio vacon esos cargamentos, es decir, ya civilizados que no indican muchopeligro, son atacados por los blancos quienes les quitan las pieles y mecontaban a m en Puerto Inrida que no slo les quitaban las pieles sinoque tambin los mataban y los echaban al ro, probarlo quin sabe hastadnde sea posible, pero ese es el decir de las autoridades, inclusive dePuerto Inrida y creo que el problema que se suscit el ao pasado enrelacin con una masacre de polica se debi o tuvo que ver con losindios, entiendo que hubo alguna queja por esos robos que le hacen a losindios y desplazaron una comisin all ..."32

    Pero ese trfico no fue exclusivamente de pieles de animales. Lasdeclaraciones en Villavicencio de Migel Angel Marin, y las afirmaciones deltaxidermista Daz Granados, en la capital del Meta, no slo confirman que "semataban indigenas como animales, como irracionales", sino adems, corroboranla existencia de un trfico de pieles de animales como de indgenas "para lo cualexistieron varios compradores". Los declarantes expresaron tambin que "unda cualquiera le haban sido enviadas a un Presidente de la Repblica dos pielesde indios desecados: y recordaron adems el caso del "Presidente de Colombiaque se dedicaba al sacrificio de indios y en la sala de su casa tena como adornopieles de indgenas"." Perseguir y matar indios haba sido una constantehistrica en los llanos desde la segunda mitad del siglo XIX cuando comenzaraaquel proceso de colonizacin en el piedemonte y que poco a poco continuaraen las sabanas adyacentes hasta la incorporacin del llano adentro, refugio delos reductos de cazadores recolectores que an resistan a la llamada"civilizacin".

    Las investigaciones recientes han determinado a los departamentos deSantander, Norte de Santander, Tolima, Boyac, Huila y Cundinamarca, comolos espacios de origen de quienes dieron lugar, en la poca, a los frentes msimportantes de colonizacin de la Orinoquia colombiana: Sarare Araucano,Casanare (sector Aguazul- Yopal y Vllanueva) rea de piedemonte y la sabanadel Vichada." La violencia se vivi en varios de los departamentos en

    12 Testimonios, 1973, op, cit., fl. 938.

    II Testimonios, 1973, el, fl, 187.

    J4Romero, 1983, p. 38.

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    referencia con inequvocos signos de demencia y de crueldad. Las cifras deadjudicacin-titulacin de terrenos baldos presentadas por la investigadoraantes citada, sealan la significativa ocupacin, entre los aos de 1961 y 1972,de los territorios del Meta, Yopal yArauca: 431.945 hectreas, correspondientesa 9.031 predios."

    La intensificacin del ritmo de ocupacin y de colonizacin, producto deldesalojo por la violencia en el interior del pas, aument las presiones sobre losgrupos indgenas sobrevivientes en los llanos, sobre sus recursos y, en fin, sobresus territorios. La ya secular cacera de indios continu en estas dcadas decolonizacin creciente, confirmndose, con ello, la racionalidad y las formasbajo las cuales, colonos, hacendados, administradores y dems agentes, habanincorporado, a partir de la segunda mitad del siglo XIX y en el transcurso delsiglo XX, tierras nuevas y en general, una regin de frontera, a costa de ladesintegracin, la pauperizacin y el exterminio de los grupos nativos.

    El genocidio de La Rubiera fue un caso ms dentro de la dinmica de losconflictos intertnicos inherentes al avance colonizador en la regin, el cualencontraba a su paso el obstculo permanente de una resistencia indgenatendiente a defender un territorio y unos recursos vitales para su reproduccin,basada sta en sistemas adaptativos de caza, pesca y recoleccin. Lo que existede excepcional para el investigador en el caso de La Rubiera es la circunstanciade poder interpretar el acontecimiento a partir de los testimonios de los autoresde la masacre, lo mismo que de los indgenas que lograron escapar a sta. Esimportante sealar que en el pasado, all mismo en los llanos, se habanproducido actos similares y an ms dramticos y de los cuales slo se tienenoticia fragmentaria.

    El caso de Planas, un ejemplo ms del proceso general de desplazamientoy de exterminio indgena a partir de la presin colonizadora, no reviste ningunadiferencia estructural frente a los casos antes reseados, a no ser la de laparticipacin directa del Estado a travs de la represin que de la resistenciaindgena hicieran las Fuerzas Armadas. En el ao de 1970 el ejrcito y la policainvadieron la zona de Planas, tradicional territorio Guahibo, al difundirse lanoticia de lo que se llam la rebelin encabezada all por Rafael] aramillo Ulloa,lder y defensor de los indgenas:

    "Todo comenz un da en que los colonos mandaron al PresidenteLLeras una carta alarmista, dicindole que se le iba a incendiar elLlano y que si l podra permitir que surgiera la violencia, que ya losguerrilleros se estaban tomando toda esa regin. Y el PresidenteLleras, alarmado, dio rdenes al ejercito de que sofocara cualquier

    35 Ibid., p. 43.

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    brote de violencia. Los militares exageraron su celo, y en vez derecuperar la confianza del indio, la fueron perdiendo por completopoco a poco. Un comandante brbaro oy hablar alguna vez de loscapitanes indgenas y crey que se trataba de capitanes en el sentidomilitar de la expresin, cuando en verdad un capitn es como unalcalde, eljefe, de lospueblosy las concentraciones aborgenes. Cincoo seis capitanes fueron asesinados por el ejrcito. Otros tantos indiosinofensivos, que haban escapado a la selva por fisico miedo eincertidumbre, fueron apresados, torturados y sacrficados por losmilitares. Lo digo sin ninguna vacilacin, porque los resultadosfinales del drama de Planas as lo confirman: el indio tena motivosjustos y razonables para temerle al ejrcito..."36

    Efectivamente la irrupcin militar y sus acciones violentas generarondispersin de la poblacin nativa que encontr refugio en la selva, de donde unao despus no haban regresado muchos de sus miembros, cediendo as elterreno a los colonos y soportando todava la presencia militar, como seconfirma en los testimonios de los mismos indgenas:

    "Cuando empez la violencia, relata Marcelino Sosa, la gente de San Rafaelde Planas huy a la selva y dej sus caseros y desocup algunas malocas. Eneste poblado son 12,y de ellas 5 estn en poder de los militares, que ni lasdesocupan ni pagan por ellas. Y nuestra gente est necesitando vivir ahporque no tiene techo. Tambin, como la tropa est todava, muchos no hanquerido volver porque tienen miedo. Ya va a hacer un ao que la gente esten tranquilidad ytrabajandoynecesitamoslasmalocasporqueson nuestras", 37

    Los indgenas Guahibo haban sido sindicados de rebelin por la supuestacolaboracin con Rafael Jaramillo Ulloa. Unos fueron capturados y recludosen las crceles en tanto que otros escaparon a la selva. Los capturadosrecibieron torturas y varios de stos murieron. Entre las quejas de los indios entorno a la situacin se destaca: "Que las tierras se las han venido robando losracionales desde hace mucho tiempo; recurren al hostigamiento: como no tienencon qu cercar sus tierras, los colonos les echan ganado, marranos, etc., hastaaburrirlos"." El coordinador de Asuntos Indgenas, Alejandro Reyes Posada,en el texto de la carta que le enviara al coronel Jos Rodrguez, comandante dela VII Brigada Militar, en Villavicencio, establece justamente cmo los

    l6Gossan, El Espectador, febrero 19 de 1971, pp. lA - 7A.

    17 Castro, El Tiempo, octubre 17 de 1971, p. 7A.

    lB Prez, 1971, p. 19.

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    conflictos suscitados entre colonos, hacendados, ahora con el apoyo militar, eindgenas, giraron fundamentalmente en torno a la disputa del territorio:

    "Algunas veces son los mismos guas civiles colonos con viejas rencillas conlos indgenas y cuyos intereses son despojarlos de sus tierras, quienes tomanen sus manos la facultad de asesinar a los indgenas ...

    Usted sabe, porque lo hemos comentado en repetidas ocasiones, que en laregin de Planas hay evidentes intereses de despojar a los indgenas de suspocas tierras, para apoderarse de ellas y que tales personas fomentan por todoslosmediosa sualcance las actitudes hostiles contra losnativoscon la finalidadde lograr que stos se amedrenten y terminen de huir a la selva, dondeprobablemente tendrn menos medios de sobrevivir.

    Fincas de cincuenta y setenta mil hectreas no son extraas en la regin,mientras la totalidad de los resguardos indgenas suman catorcemil hectreassolamente.

    Creo que el ejrcito, si contina su poltica actual terminar por lograr esteobjetivode despoblar la regin de indgenas, siendo entonces pero el remedioque la enfermedad favoreciendo de paso a algunas pocas personas muyinfluyentes en Villavicencio".39

    El avance colonizador continu en el transcurso de la dcada de 1970 ycon l los conflictos intertnicos con caractersticas similares a los casos antesdescritos. As se puede establecer de los contenidos de los artculos periodsticoscomo: Indgenas se quejan ante la Procuradura," Misioneros de Arauca hacenaclaraciones," Los Guahibos piden ayuda al gobierno." Nuevos abaleoscontra Cuibas," Contina el martirologio de las trbus indgenas," Libertadoscolonos araucanos que dieron muerte a Muajes," Atropellos indgenas," Viday calvario de los Cuibas," Los Guahibos en pie de guerra. Denuncianatropellos de colonos."

    39 Ibid., p. 32-33.40 El Tiempo, noviembre 5 de 1971.

    41 El Tiempo, noviembre 12 de 1971.

    42 El Tiempo, septiembre 19 de 1972.

    43 El Espectador, noviembre 27 de 1972.

    44 La Repblica, noviembre 29 de 1972.

    4S El Espectador, enero 17 de 1973.

    46 La Repblica, enero 22 de 1973.

    47 El Espectador, noviembre 23 de 1974.

    41 El Espectador, julio 20 de 1978.

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    Hoy los ltimos reductos indgenas se encuentran confinados en losrincones de las vastas llanuras, huyendo de los enfrentamientos armados quecon creciente intensidad se vienen librando en la regin en las ltimas dcadasentre la guerrilla, el ejercito, los paramilitares y el narcotrfico. Otro apreciablenmero de familias indgenas han migrado a los centros de poblacin y, alldeprimidos, humillados, prostituidos y alcoholizados, concluyen su agona,despus de ms de un siglo de persecucin sistemtica de quienes se considerana s mismos como "civilizados", pero que no han demostrado que lo sean.

    Fuentes documentales y bibliogrficas

    Documentos

    Cartas

    "Carta del Intendente del Casanare al Ministro de Justicia", AGN, secoRepblica,fl.: MinGobierno, seco la, t.46, Fls. 832-833. 1893.

    "Carta del Seor Secundino Ortega, Candidato para Corregidor de la ColoniaAgricolaque se fundar en Maipures, dirigida al seor Ministro de Gobierno". AGN,secoRepblica, fl: MinGobierno, t. 645, Fls. 164-167. 1910.

    Declaraciones

    C.I. Cuaderno No. l. Expediente "La Rubiera". Juzgado Segundo Superior. lbagu.Fls. 1-364. 1968.

    C.2. Cuaderno No. 2. Expediente "La Rubiera". Juzgado Segundo Superior, Ibagu.Fls. 10-96; 365-760; 931-1117.1973.

    Informes

    "Informe sobre la marcha de la Administracin Pblica de la Intendencia deCasanare". A.G.N. SecoRepblica. F: MinGobierno T. 53. Fls. 544-576. 1898.

    "Informe del Seor Juan Franzias, Intendente del Meta al Ministro de Gobierno,Miguel Abada Mndez". A.G.N. SecoRepblica. F: MinGobierno. Seco la. T. 645.Fls. 174-178. 1910.

    "Informe del Seor Toms Camargo, dirigido al Presidente de la Repblica, sobreCasanare", A.G.N. Seco Repblica. F: MinGobierno. T. 645. Fls. 371-372. 1910.

    "Informe del Comisario Especial del Territorio Nacional del Arauca al SeorMinistro de Gobierno". A.G.N. SecoRepblica. F: MinGobierno Seco la. T. 718. Fls.405-434. 1913-1914.

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    Memorial

    "Memorial enviado por el Seor Buenaventura Bustos al Presidente de la Repblica".A.G.N. SecoRepblica. F: MinGobierno. Seco la. T. 678. Fls. 21-24. 1912.

    Oficio

    "Oficio del Seor Cnsul de Colombia en Ciudad Bolvar dirigido al Ministerio deGobierno". A.G.N. SecoRepblica. F: MinGobierno. Seco la. T. 702. Fls. 237-238.1913.Testimonios

    C.l. Cuaderno No. 1. Expediente de "La Rubiera". Juzgado Segundo Superior.Ibagu. Fls. 1-364. 1968.

    C.2. Cuaderno No. 2. Expediente "La Rubiera. Juzgado Segundo Superior. lbagu.Fls. 10-96; 365-760; 931-1117. 1973.

    C.3. Cuaderno No. 3. Expendiente "La Rubiera". Juzgado Segundo Superior, Ibagu.Fls. 291-320.

    Prensa

    CASTRO C., Germn, "Hablan los Guahibos: Planas ... Un ao despus", en ElTiempo, p. 7A. 17-X-1971.

    ECHEVERRI, Ana Maria, "Los indgenas de la Orinoqua: Solo los Nmadassobrevivieron", en Magazn Dominical, El Espectador, No. 31, 16 de octubre,Bogot, pp. 18-21, 1983.

    EL ESPECTADOR

    "Declarado contraevidente el fallo de La Rubiera" 6-XI-1972."Nuevos abaleos contra Cuibas". 27-XI-1972."Libertados colonos Araucanos que dieron muerte a los Muajes", 22-XII-1972."Nuevas matanzas de Cuibas en el Casanare''. 17-1-1973"Vida YCalvario de los Cuibas (4)". 19-IV-1973."Cuibas masacran 6 personas" 23-XI-1974."Los Guahibos en pie de guerra. Denuncian atropellos de colonos". 20-VlI-1978.

    EL TIEMPO

    "Indgenas se quejan ante la Procuradura". 5-XI-1971."Misioneros de Arauca hacen aclaraciones" 12-XI-1971."Los Guahibos piden ayuda al Gobierno" 19-IX-1972.

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  • La guerra de exterminio contra los grupos indgenas

    GAMMA IV PRESS

    "La alternativa del Cuiva: matar como tigre, morir como perro", en LecturasDominicales, EL TIEMPO, 5 de Agosto, pp. 1-2. 1973.GOSSAIN, 1. "Indios y Blancos (2). De Planas al Vaups: Desalojo y Esclavitud",en El Espectador, pp. lA, 7A, 19-11-1971.

    LA REPUBLICA

    "Contina el martirologio de las tribus indgenas" 29-XI-1972."Atropellos Indgenas" 22-1-1973."El drama de los Guahibos" 17-XII-1973

    MUoz, Hctor "Secretos de los Cuibas", en El Espectador, edicin dominical,Bogot, 1973.

    Libros y artculos

    ANDRE, "Eduardo Amrica Equinoccial", en Col. Amrica Pintoresca, vol. I1I,Carvajal S.A., Cali, 1982.

    DOMINGUEZ, Camilo. "Poblamiento Colonial de los Llanos", en Revista Cuadernosde Geografia No. 3, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de CienciasHumanas, Departamento de Geografa, 1982.

    FRANCO ISAZA, Eduardo. Las Guerrillas del Llano. Ediciones Hombre Nuevo,Tercera Edicin, Medelln, 1976.

    HETINER, Alfred. Viajes por los Andes Colombianos (J882-1884). Publicacionesdel Banco de la Repblica, Archivo de la Economa Nacional, Bogot, 1976.

    PEREZ RAMlREZ, Gustavo. Planas: Un ao despus. Segunda Edicin, EditorialAmrica Latina, Bogot, 1971.

    RESTREPO E., Emiliano. Una excursin al territorio de San Martn. PublicacionesBanco de la Repblica, Archivo de la Economa Nacional, 1955.

    ROMERO, Maria Eugenia. Antecedentes para la historia cultural y econmicade la Orinoqua Colombiana. Universidad de los Andes, Bogot, 1983.

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    Casanare y las tribus salvajes

    Por A. Licciani

    El nmero 15 de "El Porvenir" en la seccin: "Crnica de lasProvincias": se asegura que la Legislatura de Casanare en sus timassesiones ha sancionado una ordenanza que autoriza al Gobernadorpara armarciertafuerzapara lapersecucinyexterminio de las tribussalvajes. No sabemos donde ha visto la ordenanza el cronista, porquela legislatura no la ha sancionado y confesamos que ha faltado a undeber dejndolo de hacer, porque las frecuentes y devastadorasincursiones de los indios salvajes en las inmediaciones de los puebloscivilizados hacen de imperiosa necesidad una medida que le pongatrmino. El cronista de "El Porvenir" imprueba laguerra que Casanarepretende hacer a los indios salvajes e incita a los escritores pblicos dela Capital para que levanten la voz contra una medida tan brbara.

    Confesamos que los que viven en Bogot, sin ms temores que losque les infunden ciertos comunistas, que como Rusi aparecen decuando en cuando, y que no conocen de cerca las consecuencias de lasincursiones de los indios salvajes, tiene razn para manifestarsefilntropos con los indios, pero los que vivimos en Casanare estamosen la imperiosa necesidad de adpotar uno de dos medios: o dejarnosasesinar brbaramente y dejar asesinar de la misma manera a nuestrasesposas e hijos, como ha sucedido a muchas familias o defendernos ylojusto y racional nos parece ser lo ltimo. Ha llegado el caso de quela guerra a las tribus salvajes no slo debe hacerse a la defensiva sinoque es preciso tomar la ofensiva. Casanare por ahora no podremprender una guerra de destruccin, porque carece de hombres y derecursos. La guerra tendr que reducirse a escarmentar a algunastribus; pero que la experiencia ha probado que estos escarmientoscontienen a los indios por algunos aos y la impunidad de susatrocidades hace que las cometan con ms frecuencia. Para probaresto podramos citar muchos hechos, pero sera preciso escribir mslargo que lo que nos proponemos. Convenimos que la guerra de

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    destruccin, contra los indios, es brbara; pero pronto tendrprecisamente que suceder una de tres cosas, y tendremos queabandonarle la Provincia, o tendremos que tratar de destruirlos ohabr que reducirlos a la vida social. Ya hemos dicho que destruirlos,a ms de ser brbaro, nopodremos conseguirlo por falta de elementos;reducirlos a la vida social es lo que ms conviene, porque con sureduccin ganar el cristianismo laifilosofia y la humanidadyCasanareganar muchos miles de brazos que podrn aplicarse a la agriculturay a las dems industrias, que bastante falta le hacen, pero cmoreducirlos y qu medios se deben emplear?, con qu recursos se cuentapara emprender la obra con esperanza de buen xito? Losfilntroposde la Capital y de otras provincias, nos aconsejarn muchos medios.Dirn por medio de misiones,jundando pueblos en los puntos que mssuelen habitar los salvajes, empleando misioneros ilustrados para quelos atraigan a la vida social con sus sanos consejos y buenas palabrasy emplear algunas sumas de pesos en objetos que agraden a los indios,para hacerle regalos con elfin de atraerlosy hacerle agradable la vidasocial: Estos parecen que son los medios que ha producido mejoresresultados para reducir indios. Pero los seores que pudieran darnosestos consejos, es preciso que sepan que las tribus salvajes que tantosmales han causado y causan a Casanare son los Guajibos y losChiricoa, el padre Gumilla, en su "Orinoco ilustrado" Capitulo 18hablando de estas dos tribus dice "Estas dos naciones han sido lapiedra del toque de nuestros misioneros antiguos y modernos". Msadelante dice, hablando de los mismo "generacin de gitanos, rama deellos, que entregados a una vida vagabunda, todo lugar fijo, aunquelleno de las mayores conveniencias, les parece crcel intolerable, yremo de galera insufrible" por lo que dejan copiado se deduce que losindios .que hoy se trata de conquistar por medio de los misionerosfueron la piedra del toque de misioneros como el Padre Gumilla. Sinembargo los misioneros espaoles lograron fundar las misiones deSanta Rosalla, Cuiloto, Cravo, Casimena, Guaniamenay otras. Durantela guerra de la Independencia todas estas misiones se destruyeron, losindios que las poblaban volvieron a la vida errante y se reunieron a lastribus salvajes que son las que hoy devastan esta provincia. Despus derestablecida la paz no se ha dado ningn paso eficaz para tratar de

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    reducir nuevamente los indios a la vida social. Despus de conlcluidaslas misiones, por razn de la guerra de la Independencia, ha existidosiempre una doble razn para reducir los indios o destruirlos, una porla natural mala ndole del salvaje y otra por haberse reunido a el/os losindios medio civilizados y haber introducido en las tribus la tctica oestrategia de la civilizacin para sus incursiones y los indios mediocivilizados han introducido adems en las tribus el consentimiento deadmitir entre el/osa todos los criminales que quieren reunirse les. El/osse unen con bastante frecuencia y trae por consecuencia hacer mshorrible sus incursiones contra los pueblos civilizados, porque a losvoraces instintos del salvaje se reunen la ferocidad del salteadorcivilizado y perseguido por la justicia. Despus de que la NuevaGranada se constituy en Repblica, algunos conventos han quedadoencargados de mandar misioneros a Casanare, el gobierno regala aestos misioneros un sueldo que nunca paso de trescientos pesos al ao,sin que el gobierno haya hecho nunca ningn otro gast para que elmisionero auxiliado de la autoridad civil y militar pudiera emprenderla reduccin de los indios.

    El sueldo de 300 pesos siempre ha sido insuficiente para que unhombre pueda vivir en Casanare aunque lo haga miserablemente, lospueblos de los misioneros nada producen al misionero, al contrario siquiere tener gratos a los indios y que no se retiren a los bosques tieneque hacerle regalos y como los misioneros no tenan para comer el/osmismos, los pocos pueblos que quedaban que son Cafif, Guayabal,Betoyes, Macaguan y Tame estn concluidos o para concluirse. Loexiguo del sueldo de los misioneros ha hecho que los conventosencargados de proveer las misiones manden hombres estupidos oignorantes capaces de ausentar de los pueblos hasta a los hombrescivilizados con ms razn a los indios gentiles.

    El objeto de este artculo es el promover la discusin sobre lareduccin de los indios salvajes de Casanare, y lo hacemos porque elescritor de "El Porvenir" a quien contestamos as lo desea pero ladiscusin no debe reducirse a teoras ni a darnos consejos sino que espreciso que los seores escritores de "El Porvenir" y los demsfilntropos que quieran tomar parte en la cuestin lo hagan de una

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  • La guerra de exterminio contra los grupos indgenas

    manera positiva y que surta tambin resultados positivos y paraconseguir/ose necesita plata, ilustracin y espritu evanglico. Casanarecarece de todas estas cosas en el grado que necesitan. Los seoresfilntropos que tanto inters toman por la suerte de las tribus salvajesdeben ayudarnos a consegurilas.

    Vamos a indicarle a los medios. Se pueden reducir los indiossalvajes fundando siete misiones, una en Cuiloto, una en Cravo, una enla confluencia de Casanare con el Meta, una en Siriaco, una enTrapichito, una en Santa Rosalia y una en Manacasia. Para fundarcada una de estas misiones calculamos que se necesiten cinco aos yse necesitan los gastos siguientes: diez misioneros a quinientos pesosal ao cada uno, 5,OOO;fuerzaarmada cada ao, 4,000; gratificacionesy mantencin a los indios durante los cinco aos a 1,500 pesos cadamisin, 70,500 total 79,500 el dinero que se necesita son ciento veintemi/pesos. Los seores interesados en reducir los indios deben indicarnoslos medios para conseguir estafuerte suma, nosostros le indicamos estemedio que tiene inters con el Congreso para que decrete, aplicable alas misiones que se deban fundar en las partes citadas una suma porejemplo de 60,000 pesos, los casanareos contribuirn con 10,000.Que inviten al alto clero a los altosfuncionarios pblicos ya todos losricos de la Nueva Granada para que contribuyan con 50,000 total120,000.

    Despus de conseguidos estos fondos establecerse en Bogot unaadminstracin gratui ta de ellas de manera que no tengan otra aplicacinque la de fundar las siete misiones capacitadas.

    La ilustracin y la abnegacin evanglica se conseguir tomndointers en una corporacin de religiosos, para que provea a las nuevasmisiones de misioneros, pero no misioneros como algunos frailes quehemos visto aqu salidos de los conventos de Santo Domingo yCandelarios sino misioneros ilustrados aunque sean Jesuitas oProtestantes, misioneros que acepten el martirio de antemano,misioneros que al establecerse en las riberas del Meta no reconozcanms deberes ni obligaciones que seguir las doctrinas de Jesucristo nitengan ms aspiraciones que las de morir mrtires o reducir los indios

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    que es muy seguro que alcanzarn una de las dos cosas. Algunos meseshemos intentado organizar una sociedadjilantrpica con el objeto dealcanzar los medios que dejamos indicados, hasta nos hemos reunidopero ha sido tan slo para reconocer nuestra impotencia.

    Hoy que vemos escritores de la capital provocando la discusinsobre esta materia, que tanto nos interesa nos hemos resuelto a lanzaral pblico nuestras ideas, para ver si hombres posedos de ideashumanitarias y jilnatrpicas y de ms talento que nosotros las acogeny hacen algunos esfuerzos para conducir su realizacin.

    A. Licciani

    Documento escrito por el seor A. Licciani, habitante de los Llanos, el cualhizo llegar a su amigo Agustn Codazzi adjunto a una carta personal fechada en"Moreno, a 10 de enero de 1850". El texto transcrito hace parte de la Coleccin delos manuscritos, cartas geogrficas, acuarelas y otros documentos hallados en laBiblioteca Nacional de Turn, en Italia, pertenecientes al Fondo Cora. Se trata de lavaliosa documentacin hallada por el investigador Giorgio Antei, que correspondea la obra realizada por la Comisin Corogrfica, dirigida por Codazzi, la cual tuvocomo propsito fundamental la construccin de la "Carta General" del pas en elcurso de la dcada del 1850. El documento "Casanare y las tribus salvajes" lo hemosincluido aqu a propsito del articulo titulado "Cuiviadas y Guajibiadas" publicadoen este mismo nmero del Anuario.

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