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CARRERA ENFERMERÍA ENFERMERÍA MATERNO INFANTIL 2014 UNIDAD I: AMBIENTE HOSPITALARIO Mg. MARÍA SOLEDAD CALDERÓN C. ESPECIALISTA EN ENFERMERÍA PEDIÁTRICA

guia n° 1 ambiente terapeutico

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CARRERA ENFERMERÍA

ENFERMERÍA MATERNO INFANTIL 2014

UNIDAD I: AMBIENTE HOSPITALARIO

Mg. MARÍA SOLEDAD CALDERÓN C.

ESPECIALISTA EN ENFERMERÍA PEDIÁTRICA

Victoria, Marzo 2014

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AMBIENTE HOSPITALARIO

A pesar de los avances en conocimientos y tecnología, continua la tendencia a emplear los “métodos adultos” de la rutina hospitalaria en la atención infantil. Los niños son los que deben “adecuarse” a la modalidad hospitalaria, entiéndase por ella la infraestructura, reglamento, insumos, etc.; en vez, que sea el hospital quien se adecúe según las características propias de los niños. Muchas veces el personal sanitario, si no está capacitado, tiende a tratar al niño como si fuese un “adulto pequeño”, y no como un ser con necesidades distintas y especiales1.

El impacto psicológico de la enfermedad y la subsiguiente hospitalización tiene, primordial importancia, ya que podría tener una influencia significativa en el desarrollo emocional posterior del niño y favorecer actitudes negativas hacia los servicios de salud.

Para el niño la experiencia hospitalaria puede generar una gran ansiedad, angustia, sufrimiento y posiblemente trauma psíquico. La inmadurez y la limitada capacidad de adaptación del niño al ambiente hospitalario, lo pone en desventaja frente al usuario adulto.

A medida que se van conociendo mejor las necesidades del niño hospitalizado y se toma conciencia de la importancia de los padres en el cuidado infantil, se pueden desarrollar esfuerzos que tengan como objetivo principal el crear un ambiente pediátrico, en el cual los usuarios infantiles se sientan libres para explorar, elegir actividades, expresarse, entre otros.

La enfermedad produce sensaciones internas desconocidas en el niño, así como una inexplicable pérdida de control de partes o funciones de su cuerpo. De este modo, la experiencia de enfermedad y hospitalización crea en él la necesidad de su comprensión y adaptación y, consecuentemente, reacciona ante ellas. La separación de la familia, del hogar, un entorno extraño y desconocido, soledad, dolor y malestar, intimidación de muerte y la fantasía de los niños sobre lo que está ocurriendo, son parte de los diferentes factores que producen estrés en un infante enfermo.

No se debe olvidar que el contexto físico también influye en la adaptación satisfactoria del paciente y sus familiares. En el diseño de dichos espacios, deben tomarse en cuenta diversas características: ser ricos y variados a nivel sensorial, con elementos que estimulen el interés visual (posters, dibujos de niños, figuras infantiles, etc.), el interés auditivo (música, risas y voces de niños, etc.) y el táctil (diferentes materiales como madera, plastilina, superficies alfombradas o de esponja para jugar, etc.)

Durante el curso de una hospitalización los profesionales encargados del cuidado del niño, además de la recuperación de su salud, deben tener como propósitos:

Dar énfasis a la relación madre-hijo.

Disminuir el daño de la separación.

Dar seguridad física social y sicológica, para lograr que la hospitalización llegue a ser una experiencia positiva, que fortalezca la personalidad del niño.

Según estos objetivos, se define "Ambiente Terapéutico Pediátrico" como aquel que permite al niño básicamente recuperar su salud, que brinde seguridad física, psicológica y social, que favorezca la relación madre e hijo, la interacción del equipo de salud con la familia y le ofrezca la oportunidad para proseguir con su crecimiento y desarrollo normal.

Estos conceptos están destinados a la prevención o superación de la crisis del niño y su familia, a evitar o disminuir los efectos negativos de la enfermedad en el crecimiento y desarrollo integral, y a lograr que los padres sean elementos útiles en la recuperación de la salud de su hijo.

1 Fundación Anna Vásquez.

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1.1 Efectos que produce el ambiente hospitalario 2

El hospital para un niño es un lugar desconocido, donde nada es familiar y dista mucho de su forma habitual de vida, lo que no le permite organizar sus pensamientos. Tampoco existe la presencia de su madre en algunos casos.

Allí no se sabe nunca lo que va a ocurrir. Desayuna casi de noche, cena de día. Por la noche encienden luces y le colocan termómetros, etc. Todo ha cambiado; el sueño, las comidas. El hospital muestra así un paréntesis en su vida.

Estos cambios de rutina pueden generar en el niño: Síntomas ansiosos y depresivos como respuesta al dolor, al medio ambiente

institucional, a los procedimientos médicos y quirúrgicos Se ve obligado a asimilar múltiples cambios A veces debe interactuar con muchas personas a quienes nunca vio. Entre ellos están

los profesionales de la salud, quienes examinan su cuerpo y lo someten a diversas intervenciones, que no dejan de ser molestas o dolorosas.

Muchas veces le incomodan o angustian, los cambios de horarios de sus rutinas, el reposo obligado, las restricciones en el desplazamiento, los ruidos, etc.

Desde hace mucho tiempo se sabe que la permanencia en un medio institucional restrictivo, como el hospital, hace que el niño asuma diferentes actitudes como lo son3: Se siente Enfermo Se siente Abandonado Se siente Triste y deprimido

Se siente más débil

Se recupera lentamente Se siente Desconfiado Se siente Traicionado

Pueden manifestar respuestas negativas a la hospitalización entre otras: Trastornos de conducta Trastornos del sueño Trastornos de la alimentación (rechazo) Retardo en el desarrollo Depresión y llanto

2 Casassas R., Campos, C (2002) “Cuidados básicos del niño sano y del enfermo”.3 Ambiente Hospitalario en Pediatría. Técnico en Enfermería.com

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Existen numerosas observaciones sobre trastornos emocionales que se originan en los niños como consecuencia de la pérdida del contacto con sus seres queridos, entre las cuales se encuentran las descritas por Zetterström, en 1984:

Llanto prolongado Retraimiento Depresión, ansiedad, inquietud Estrés Sentimientos de soledad Abandono o culpa. Terror a los hospitales, agujas, procedimientos médicos. Miedo a la muerte o al dolor Enuresis o encopresis diurna o nocturna.

Estas alteraciones en el estado anímico del niño, pueden conducir a un deterioro aún mayor del proceso de recuperación de la salud. A todo lo anterior hay que agregar el aburrimiento, debido a que el recinto hospitalario generalmente es pobre en estímulos, sus actividades son monótonas y repetitivas, los horarios se establecen atendiendo exclusivamente a las exigencias de atención de la enfermedad y no a las necesidades psicosociales del niño.

1. 2. Factores que influyen en el efecto de la Hospitalización del Niño4

Es importante que el equipo de salud sepa los factores que influyen en el efecto de la hospitalización, ya que de esta forma se podrán abordar las conductas beneficiosas para el niño y su familia. Algunos de los más destacados son: edad, tipo de relación familiar, duración de la hospitalización, experiencias previas de enfermedad y separación, significado para los padres de la hospitalización, tipo de enfermedad, tratamiento y características del ambiente hospitalario.

Edad

La edad nos aporta información relativa a las características anatomofisiológicas, psicológicas, nivel de desarrollo psicomotor, intelectual y social alcanzado. También la edad nos da cuenta del grado de dependencia que ellos tienen del adulto, que va desde la necesidad absoluta y total de los cuidados maternos, o de quien los sustituya, que tiene el recién nacido para sobrevivir, hasta la independencia y autonomía que caracteriza la conducta del adolescente.

Cuando la separación sucede en los primeros meses de vida el lactante no tendrá manifestaciones de protesta, pero si ésta es prolongada, tendrán mayores dificultades para establecer relaciones afectivas y les costará formar el concepto de imagen materna.

Si la separación ocurre después del primer semestre de vida (desde los 7 meses) cuando el lactante ya ha hecho adelantos por diferenciarse del medio y se han establecido relaciones objetivas, los niños tendrán frente a ella grandes manifestaciones de protesta. Según la OMS, la edad de mayor dificultad para la adaptación hospitalaria es entre los 7 meses y 4 años de edad.

Relación familiar

El conocimiento de la calidad de la relación familiar nos entrega elementos que nos permiten pronosticar la reacción que tendrá el niño frente a la separación y nos facilita el modo de enfrentarlo.

Aquellos niños que han crecido en un ambiente donde la relación madre-hijo es cálida y satisfactoria, poseen una seguridad básica que les permitirá enfrentar y superar en mejor forma situaciones de alejamiento. La seguridad que poseen estos niños les facilita la expresión de sus emociones,

4 Alcalá, Molinos, I (1987) “Alteraciones psicológicas y educativos de los niños hospitalizados” .Rev. rol de enfermería. 101: 30-35

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lo que tiene como beneficio liberarlos de una carga de angustia perjudicial para la salud mental.

Por el contrario, aquellos niños que han experimentado deprivación materna, que no implica sólo separación física, sino incluye además los casos en que la madre no es capaz de brindar cuidados cálidos y amorosos a sus hijos, reaccionan ante a la separación en forma más pasiva y sumisa. Los que así se comportan a veces son considerados en nuestro medio hospitalario como "buenos pacientes" porque no crean problemas al personal.

La incapacidad que poseen estos niños para expresar sus emociones, por falta de seguridad, implica un grave daño provocando en ellos retardo global del desarrollo y alteraciones de la personalidad y conducta, que pueden persistir hasta su vida adulta.

Duración de la Hospitalización

Mientras más prolongada es la separación existen mayores posibilidades de que se produzca un daño psicológico en el niño.

Las alteraciones que pueden producirse en los niños al ser hospitalizados, no sólo dependen del tiempo que ésta dure, sino que también del cariño y seguridad que se le otorgue durante el período de separación de su hogar y de la cantidad y calidad de estímulos que le brinde el medio ambiente.

1. 3 Etapas del proceso de adaptación a la hospitalización

Dentro del proceso de adaptación, se distinguen 4 fases, que dependiendo de la duración de la hospitalización, el ambiente de ésta y las características del niño, éste va a pasar por todas o sólo por algunas de ellas. Aunque actualmente con la presencia continua de la madre se observan en menor medida, igual pueden estar presentes:

1. Fase de Protesta: el niño llora sin parar, llama a su madre, se desespera porque ésta no le responde y no se calma con nada.

2. Fase de Desesperación: hay gran tristeza en el niño, una necesidad creciente y continúa de su madre y una menor actividad motora.

3. Fase de Negación: el niño se despreocupa e ignora a su madre, como una forma de mecanismo de defensa contra la ansiedad que crea la separación.

4. Fase de Adaptación: aquí el niño se adaptó a este nuevo ambiente, interactúa con el equipo de salud sin problemas, juega, ríe, según la edad logra cooperar en algunos procedimientos. Para llegar a ésta se debe trabajar en forma conjunta con los padres y el equipo de salud.

Síntomas positivos en una buena hospitalización: Si hay buenos vínculos afectivos, el niño entiende que lo quieren y se adapta mejor Si el niño entiende la hospitalización, tiene mejor disponibilidad para el tratamiento

1.4 Significado de la Hospitalización del Niño para los Padres

Es importante entender que la decisión de hospitalizar al niño se toma generalmente con un cierto temor e incertidumbre por parte de los padres, provocando intranquilidad en ellos que se manifiesta desde una angustia, por el hecho de estar lejos del niño ya que muchas veces no se puede estar con él todo el tiempo, y también, por pensar que está en manos de

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personas que no sabrán satisfacer aquellas necesidades que sólo ellos suelen conocer en su hijo.

El temor y angustia de los padres está influido por la gravedad y amenaza que significa la enfermedad en la vida de su hijo, por las restricciones que se les imponga y por las experiencias previas de enfermedad y hospitalización que ellos hayan experimentado personalmente, con éste, u otro de sus hijos.

Muchas veces temen que en su ausencia, el niño no sea bien tratado, que se le ignore o que el funcionario de turno olvide darle la medicina o tratamiento que necesita, les da miedo que algo falle y ellos no estén presentes para ayudar, que el niño sufra en su ausencia, e incluso que muera.

Para mitigar lo anteriormente mencionado, en reiteradas ocasiones los familiares llevan alimentos u otros objetos, no permitidos, a escondidas, quizá queriendo demostrar su cariño o intentando mitigar el sufrimiento del niño. Otras veces éstos, cuestionan los procedimientos médicos o de enfermería, con la intención de proteger al niño de experiencias dolorosas.

Esto puede ocasionar tensiones entre los familiares y los funcionarios de salud. Sufren si no son informados adecuadamente, por lo que prefieren abstenerse de preguntar, pues temen ser regañados, y otras veces preguntan pero no entienden las explicaciones que se le dan. De esta manera se ven obligados asumir una posición de pasividad, que los predispone a malinterpretar el sentido de las acciones de los funcionarios de la salud.

Está demostrado que la mejor forma de disminuir el grado ansiedad de ellos, es mantenerlos informados de lo que le ocurre a su hijo, incentivarlos a que permanezcan junto a él, el mayor tiempo posible y que colaboren en su atención.

1.5 Principales características de la Etapa Infantil a considerar en el Ambiente Hospitalario5

Recién nacido (RN)

Psicológicamente el recién nacido manifiesta una indiferenciación de sí mismo con el medio ambiente, por lo que no es una experiencia traumática para ellos, salvo que su hospitalización sea muy prolongada ya que perjudicará sus lazos maternos, si éstos no son fomentados.

El RN adquiere conocimientos del entorno a través de estímulos que le permitirán ejercitar sus reflejos, teniendo especial importancia los visuales y táctiles los cuales proporcionarán las primeras impresiones del mundo que los rodea y le provocarán sensaciones de seguridad, placer, amor, pena, displacer y ansiedad. Por ende, los servicios pediátricos deben contar con todos los requerimientos del medio externo ideal y acordes para satisfacer sus necesidades. Se requiere, por tanto, personal capacitado para que entiendan su proceso de crecimiento y desarrollo, y puedan estimularlos, les entreguen cariño e incentiven la alimentación natural.

Lactante6

En el plano psicológico durante los primeros meses de vida, a través de la sonrisa, el lactante empieza a manifestar su inclinación afectiva hacia la madre. De esta relación afectiva nace el reconocimiento de la figura humana, y con ello queda fundamentada la primera relación del objeto que constituye la base de toda relación social.

5 Casassas S., M. Cecilia Campos (2002) “Cuidados básicos del niño sano y enfermo”6 Piaget, J., Inhelder, B. (1980) Psicología del niño, Madrid, Ed. Marak.

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Alrededor de los seis meses empieza la conquista del espacio, el mundo exterior adquiere interés y el niño muestra una actividad dirigida. En el curso de los ocho a doce meses de edad éste se amplía por la inclusión del medio ambiente en el concepto de objeto y el posterior desarrollo de la motricidad. Al finalizar el año logra controlar su cuerpo en posición de pié y puede comunicarse en forma incipiente con el mundo físico y social que lo rodea.

A esta edad no basta con alimentarlo, mudarlo y dejarlo cómodo en la cuna, el lactante necesita que se le hable, acaricie y jueguen con él para estimular sus respuestas. La ausencia o la incapacidad de la madre para brindar cuidados amorosos y continuos, impiden al niño establecer el lazo inicial con la figura materna, base de toda relación afectiva. La mantención de esta situación y la falta de estimulación adecuada crea en el niño una desconfianza que lo llevará a deterioro intelectual, retardo motor y alteraciones de la personalidad.

La responsabilidad del equipo de salud junto con velar por la recuperación debe además asegurar normal ritmo de su desarrollo y crecimiento. Dicho ambiente debe contemplar la intervención activa de la madre en el cuidado de su hijo. Al mismo tiempo se debe procurar la participación de personal calificado en la atención del niño.

Pre-escolar

Durante esta etapa se da un notable crecimiento intelectual, social y emocional en el niño. A medida que aumenta de tamaño, fuerza y va perfeccionando sus destrezas y capacidades motoras, sus movimientos y percepciones del medio ambiente se modifican, lo que le permite desplazarse con bastante libertad, lo que muchas veces lo expone a situaciones de riesgo físico.

A partir de los dos años el niño comienza a ser desobediente y difícil de manejar. Frente a cada cosa que se le pide manifiesta su protesta y le cuesta decidir entre lo que se le exige y sus propios deseos. Por lo general ignora o se niega a cumplir peticiones e impone su voluntad con mucha tenacidad. "No y No quiero" son sus expresiones más frecuentes.

Todas estas manifestaciones de rebeldía tienen como fin reafirmar y poner aprueba el poder de su “yo” recién identificado. También lo expresa a través de su conducta egoísta y de su afán de posesión. Se da cuenta de su independencia respecto al ambiente y de que puede hacer cosas e influir sobre él transformándose en centro de atracción.

Es muy dependiente a pesar de querer lograr autonomía, necesita que se le preste atención, se le alabe y requiere de seguridad y apoyo. El contacto que establece con los objetos a través del juego le va permitiendo conocer el mundo, formar conceptos que lo ayudan al desarrollo del lenguaje y del pensamiento.

El juego también le permite afirmar su personalidad, le facilita la expresión de emociones y lo ayuda a descargar su agresividad y angustia. La imagen corporal comienza a tomar importancia en esta etapa. El pre-escolar está muy preocupado por la integridad de su cuerpo, asignándole gran valor a la cabeza y en ésta a los ojos, y a las extremidades que le permiten lograr sus propósitos.

Le provoca mucha ansiedad el pensamiento de mutilación, al igual que cualquier procedimiento que requiera "entrar en su cuerpo (inyecciones, sondas, control de temperatura rectal, etc.) porque siente que peligra su "yo", recién encontrado, el que ubica dentro de su cuerpo. Por esta misma razón atribuye un poder mágico y sobrenatural a los "parches curita" y vendas, con ellos siente restablecida la integridad de su cuerpo y supera el temor a perder lo contenido en él.

Signos como el vómito y la diarrea hieren su autoestima ya que lo hacen sentir que pierde el dominio adquirido de su cuerpo.

A los cuatro años concibe el mundo en forma más real y utilitaria, tiene mayor sentido de confianza y autonomía pero simultáneamente desarrolla una gran imaginación y fantasía. Como no tiene un completo desarrollo del concepto causa-efecto cree en cosas y peligros sobrenaturales y atribuye a los objetos propiedades de seres animados.

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La madurez psicológica y la seguridad adquirida le permiten al niño de esta edad tolerar mejor la separación de sus padres ya que no es tan intenso el temor al abandono, pero no olvidemos que sus medios de adaptación dependen de los logros obtenidos hasta este momento (autonomía, independencia, seguridad).

Para la hospitalización de los pre-escolares, los servicios clínicos deben considerar:

Espacios libres de peligro que permitan al niño desplazarse y ejecutar su actividad motora sin riesgo para su integridad física.

Cantidad, tipo y variedad de juguetes entre los cuales el niño puede elegir los adecuados para la actividad que es capaz de realizar, según las limitaciones de su enfermedad, y los que necesita para expresar sus emociones.

Salas de juego a cargo de educadoras.

Personal de enfermería capacitado para asesorar y encauzar la actividad lúdica del niño, que posea la preparación necesaria para comprender y aceptar las actitudes y conductas propias de esta fase del desarrollo.

Considerar frente a cada procedimiento invasivo, la importancia que el niño le da a la mantención de su integridad corporal y la facilidad que tiene para dar curso a su fantasía a imaginar efectos terroríficos.

Explicar al niño en forma concreta, de acuerdo a su capacidad de comprensión, los procedimientos que se le harán y el objetivo de éstos. Permitir que el niño conozca y manipule los instrumentos usados con mayor frecuencia (jeringas, sondas, etc.) esto disminuye su ansiedad pudiendo incluso lograrse su cooperación. Nunca mentirle, por ejemplo, no decirle que no le va a doler, cuando en realidad sí.

Recordar que en el hospital debe continuar el proceso educativo y de socialización del niño, y considerar dentro de las actividades diarias, oportunidades para compartir con grupos de iguales, formar y reforzar hábitos higiénicos, y fomentar la salud a través de la participación en tareas simples de autocuidado.

Otorgar el máximo de facilidades para que permanezca en contacto con su familia, ya que la figura materna sigue siendo el pilar principal que le permite mantener su seguridad.

Escolar

Esta etapa se caracteriza por estabilidad física y social. Desarrollan ampliamente sus habilidades motoras, de coordinación, cognitivas y sociales.

En el área cognitiva se progresa de una etapa pre-operacional a la de las operaciones concretas. Adquiere técnicas mentales que le permiten comprender y controlar la realidad.

El progreso en las diferentes áreas se individualiza al avanzar la edad. Así se identifican niños con aptitudes deportivas, otros más torpes, brillantes, creativos, tímidos, sociables, etc. En relación a las enfermedades, el desarrollo de su juicio moral, aún lo hace pensar que algo hizo mal y se le castiga por esa razón. A esta edad identifican a los microbios como los causantes más comunes de enfermedad.

En general durante la hospitalización son niños agradables y cooperadores, pero para disminuir los aspectos negativos de ella, se debe considerar:

Aunque el niño aparente estar tranquilo, hay que darle mucho apoyo y ayudarlos a superar con éxito las experiencias difíciles o dolorosas, con el fin de aumentar su seguridad y autoestima.

La mayoría de los niños entre seis y diez años se vuelven muy recatados. Hay que cuidar y respetar este aspecto al efectuar algún procedimiento que requiera desvestirlos. Respetar su pudor.

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Los terrores del escolar están basados en la realidad (aún cuando a veces también puede haber algo de fantasía). Les tienen miedo a la mutilación, a la muerte, al dolor. Teme que su comportamiento no esté a la altura de las expectativas que de él se tienen. A que la enfermedad y ausencia al colegio puedan perjudicar su rendimiento escolar. Se les debe explicar en qué consiste su enfermedad, qué exámenes y tratamientos se le harán. Si la hospitalización es prolongada o tiene temor de bajar su rendimiento escolar, lo ideal es contactarse con el colegio y decirle a la mamá que le consiga tareas, etc. Si hay escuela hospitalaria, recurrir a la educadora para que trabaje con el niño.

La separación de los padres es mejor aceptada en esta etapa, aún cuando los más pequeños de este grupo, pueden presentar mayor ansiedad y necesitan la presencia continua de algún familiar (papá. mamá, abuela). Es probable que los mayores no necesiten esto, pero sí requieren de visitas frecuentes, constantes. Los escolares también puede sufrir por la separación de sus hermanos o amigos.

Adolescente7

En los servicios pediátricos, la edad límite para su atención es 14 años 11 meses 29 días. Posterior a ella se hospitaliza en servicios de adultos.

Esta etapa se caracteriza por darle una gran importancia a la vida social, los grupos de pares, amigos, comienzan las relaciones de pareja, etc.

Los jóvenes son más independientes de los padres, pero frente al dolor o enfermedad la figura materna aún es importante.

Habitualmente son usuarios cooperadores, más retraídos, se aburren con facilidad. En cuanto al aspecto físico, el adolescente demuestra gran preocupación por él y tiene un pudor exacerbado, debido al desarrollo de su identidad y cambios corporales característicos de esta etapa.

Consideraciones que hay que tener con ellos:

Al igual que con los escolares, lo ideal es tener habitaciones separadas por sexo: sala de mujeres y varones, respetando así su pudor.

Permitirles tener sus equipos portátiles de música, si hay televisores que puedan ver, pero con programaciones adecuadas a su edad.

Permitir visitas, dentro de lo posible, de amigos o compañeros para disminuir la ansiedad de la separación de su grupo.

Explicarles todos los procedimientos, sobre su enfermedad y tratamiento, fomentar el autocuidado, estilos de vida saludable, entre otros.

1.6 Características del ambiente Terapéutico en el Hospital

Los servicios cínicos deben contemplar y fomentar la participación activa de la madre en el cuidado de su hijo, lo que se logra con una política del “Hospital Amigo” y las “Normas de Acompañamiento las 24 hrs.” implementadas por el MINSAL.

Es necesario considerar en la atención de pacientes pediátricos personal calificado, entendiéndose por tal, no sólo aquel que tienen habilidades para realizar técnicas y procedimientos especializados, sino que posea además, conocimientos sólidos en relación al proceso de crecimiento y desarrollo infantil, a los factores que pueden interferir, y sea capaz de demostrarle empatía y entregar el afecto y seguridad que el niño requiere.

El ambiente físico debe tener una infraestructura adaptada a la individualidad del paciente, que lo proteja de riesgos, y le asegure la satisfacción de sus necesidades físicas, psicológicas y sociales. Debe contemplar aspectos relacionados con la iluminación, ventilación, temperatura y decoración adecuadas.

7 UNICEF. La Supervisión de Salud del Niño y del Adolescente (2000). Ed. Mediterráneo. Chile.

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Escuela hospitalaria para niños con portadores de patologías crónicas y/o inmunodeprimidos.

Permitir visitas del voluntariado infantil, los cuales deben respetar las normas de prevención de infecciones intrahospitalarias

A través de diversos estudios se han creado distintas terapias que ayudan a lograr la adaptación del niño al mundo hospitalario, además, de favorecer su recuperación lográndola en un menor tiempo. Dentro de los cuales están, por ejemplo, la risoterapia (terapia de la risa, creada por el médico estadounidense Patch Adams) y la canoterapia 8 (con perros). Esta última en Chile, se aplica en el Hospital Roberto del Río en la unidad de salud mental en Santiago; aquí los niños ayudan a asistir a los perros en su higiene.

8 Fundación Canis Chile. http://www.canis.cl/canoterapia.html.

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Además, se han creado distintas estrategias en el extranjero para ayudar al niño hospitalizado, sobre todo el que padece patologías crónicas u oncológicas. Por ejemplo, en Estados Unidos existe el St. Josephs Children’s Hospital donde crearon el programa “Departamento de vida infantil”, donde a los niños se les enseña los procedimientos a los cuales serán sometidos, a través del juego y ellos colocándose en el lugar del profesional sanitario.

El Sanford Children's Hospital perteneciente a la fundación Sanford, ubicado en la ciudad de Fargo, Dakota del Norte, Estados Unidos, tiene forma de castillo, por lo que se autodenominan “el castillo del cuidado”

Algunas imágenes de este hospital:

1.7 Rol de la Enfermera

Como profesionales de enfermería debemos:

Incentivar la visita de los padres con el niño y la permanencia de uno de ellos las 24 horas del día (madre), según la normativa chilena actual.

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Fomentar la participación de los padres en el cuidado diario del niño, eso sí, recordar que son nuestra responsabilidad.

Ser empáticos, amables, brindar el apoyo que los padres y/o familiares requieren. Tener mucha paciencia, tanto con el niño como con sus familiares. Conocer las características del crecimiento y desarrollo de los niños, las necesidades

que cada uno de los grupos requieren (recién nacidos, lactantes, pre-escolares, etc.). Conocer las patologías más frecuentes, su tratamiento y evolución, para poder

detectar a tiempo cualquier signo de complicación. Recordar que los más pequeños no saben distinguir los síntomas, sólo “lloran”

Tener las destrezas y habilidades necesarias para la atención infantil, que no son las mismas que en la atención del adulto.

Lograr siempre la simpatía del niño con una actitud lúdica. Fomentar una infraestructura acorde a los niños. Aprovechas siempre la instancia de la hospitalización,

para educar a los padres respecto a los cuidados básicos que requieren los niños y en la prevención de enfermedades y accidentes.

Darse unos minutos al día para acercarse al niño, a jugar, a estimularlo, conversar, etc. No solo ir donde él a “hacer procedimientos”

Desde la edad pre-escolar, explicar con términos sencillos cada procedimiento. Recurrir al juego para ello.

Tener siempre presente las medidas de seguridad que requiere un niño. Tener vocación. Querer trabajar con niños. Trabajar en equipo y demostrar liderazgo. Recordar por último, que los niños no son “adultos en pequeño”, que cada uno tiene

sus necesidades especiales, según su edad, su DSM, su ambiente familiar, etc.

Como equipo de enfermería nuestro deber es cuidar nuestros niños con calidad, empatía, seguridad y cariño. Por ende, debemos tener los conocimientos y habilidades apropiadas para ello. Si lo logramos estaremos aportando con un granito de arena en su crecimiento y desarrollo, para lograr adultos sanos e íntegros.

Referencias Bibliográficas

1. Fundación Anna Vázquez. Soporte emocional del niño hospitalizado. Extraído el 16 julio del 2010 desde: http://fundacionannavazquez.wordpress.com/2007/06/15/soporte-emocional-del-nino-hospitalizado/

2. Casassas, R.; campos, C. (2002) Cuidados básicos del niño sano y enfermo. Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile.

3. Técnico en Enfermería.com (2009). Ambiente Hospitalario en Pediatría. Extraído el 20 julio del 2010 desde: http://www.tecnicoenfermeria.com/2009/11/ambiente-hospitalario-en-pediatria.php

4. Alcalá, Molinos, I (1987). Alteraciones psicológicas y educativas de los niños hospitalizados. Rev. rol de enfermería. 101: 30-35.

5. Piaget, j., Inhelder, B. (1980) Psicología del niño, Madrid, Ed. Marak.

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6. UNICEF. La Supervisión de Salud del Niño y del Adolescente (2000). Ed. Mediterráneo. Chile.

7. Fundación Canis Chile. Extraído el 22 julio del 2010 desde: http://www.canis.cl/ canoterapia.html.

8. St. Josephs Children’s Hospital. Departamento de Vida Infantil. Extraído el 22 julio del 2010 desde: http://www.trans1.motionpoint.net/sjbhealth/enes/24/www.sjbhealth_ org/body_childrens.cfm?id=1350

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