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I PRIMERA FASE DE LA PASIÓN DE CRISTO: RECHAZO SOCIAL.. En esta Semana Santa se ha impuesto, con una fuerza sorprendente la película de Mel Gibson sobre la Pasión, ayudada por una hábil propaganda. Es una buena prueba de que Cristo sigue interesando. En ella se evidencia la brutal y desgarradora imagen de su dolor físico, pero paralelamente hubo un evidente maltrato institucional, de naturaleza psicológica, a través del cual el poder establecido trató de dañar, todo lo posible, tanto su imagen personal pública como privada. Cuando se estudia o se analiza la persona de Jesús, su vida y muerte, el ingente mensaje que transmite y su enorme personalidad apagan los ecos. A partir de los relatos de la pasión se desvanecen progresivamente, según nos alejamos en el tiempo. Esto, que llama la atención, es debido a que las fuentes de que disponemos constituyen relatos catequéticos escritos desde la muerte y en función del mensaje de Jesús y no de su historia. Este hecho se hace particularmente evidente cuando se trata de analizar su pasión a través del proceso judicial y la reacción de los grupos que controlaban el poder en aquel entonces. En los evangelios se contempla su muerte desde dos posturas históricamente parciales: Su escasa importancia en relación al mensaje religioso y salvador de Jesús y los escasos datos que transmiten los relatos de la época, más preocupados en transmitir ese mensaje a través de unos escritos de carácter formativo que de ofrecer un relato histórico coherente según una metodología que hoy parece obvia pero que entonces ni existía ni se sospechaba. Sin embargo, el relato de la muerte es una muestra sorprendentemente coherente tanto en el tiempo como en el espacio. Con seguridad debió ser uno de los hechos recogidos primero y con más cuidado por sus seguidores a partir de testigos presenciales. Los primeros discursos apostólicos arrancan de este hecho. Sin embargo, su dramatismo, la tremenda crueldad que implica y los sufrimientos que experimentó el Crucificado apenas se describen, dándolos por sabidos y conocidos por quienes recibían el mensaje conocedores de la crucifixión como pena judicial. La muerte de Jesús tiene un indudable protagonismo central que deja en la sombra períodos que se van desdibujando a medida que nos separamos cronológicamente de aquel momento. Este hecho nos ayuda a olvidar que la Pasión se desarrolló en varias fases diferentes: una fase previa de persecución y presión social progresivamente creciente, impuesta por el sistema gobernante; otra judicial en que se le descalifica como profeta y maestro, y otra destructiva en que se busca y consigue su muerte del modo público más degradante posible y que persiste incluso después de su muerte. Si analizamos conjuntamente estas fases de la pasión de Cristo, observamos que concurren en ella todas las características de un proceso sistemático de persecución y acoso social, de despersonalización y de tortura, hasta conseguir la eliminación del Maestro, proceso desarrollado inteligente y metódicamente. De tal modo que podríamos distinguir, según un esquema académico: una fase prejudicial; otra judicial; una tercera penal y una cuarta postrmortem. La fase prejudicial de la pasión de Cristo está marcada por la manipulación política.

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PRIMERA FASE DE LA PASIÓN DE CRISTO: RECHAZO SOCIAL.. En esta Semana Santa se ha impuesto, con una fuerza sorprendente la película de Mel Gibson sobre la Pasión, ayudada por una hábil propaganda. Es una buena prueba de que Cristo sigue interesando. En ella se evidencia la brutal y desgarradora imagen de su dolor físico, pero paralelamente hubo un evidente maltrato institucional, de naturaleza psicológica, a través del cual el poder establecido trató de dañar, todo lo posible, tanto su imagen personal pública como privada. Cuando se estudia o se analiza la persona de Jesús, su vida y muerte, el ingente mensaje que transmite y su enorme personalidad apagan los ecos. A partir de los relatos de la pasión se desvanecen progresivamente, según nos alejamos en el tiempo. Esto, que llama la atención, es debido a que las fuentes de que disponemos constituyen relatos catequéticos escritos desde la muerte y en función del mensaje de Jesús y no de su historia. Este hecho se hace particularmente evidente cuando se trata de analizar su pasión a través del proceso judicial y la reacción de los grupos que controlaban el poder en aquel entonces. En los evangelios se contempla su muerte desde dos posturas históricamente parciales: Su escasa importancia en relación al mensaje religioso y salvador de Jesús y los escasos datos que transmiten los relatos de la época, más preocupados en transmitir ese mensaje a través de unos escritos de carácter formativo que de ofrecer un relato histórico coherente según una metodología que hoy parece obvia pero que entonces ni existía ni se sospechaba. Sin embargo, el relato de la muerte es una muestra sorprendentemente coherente tanto en el tiempo como en el espacio. Con seguridad debió ser uno de los hechos recogidos primero y con más cuidado por sus seguidores a partir de testigos presenciales. Los primeros discursos apostólicos arrancan de este hecho. Sin embargo, su dramatismo, la tremenda crueldad que implica y los sufrimientos que experimentó el Crucificado apenas se describen, dándolos por sabidos y conocidos por quienes recibían el mensaje conocedores de la crucifixión como pena judicial. La muerte de Jesús tiene un indudable protagonismo central que deja en la sombra períodos que se van desdibujando a medida que nos separamos cronológicamente de aquel momento. Este hecho nos ayuda a olvidar que la Pasión se desarrolló en varias fases diferentes: una fase previa de persecución y presión social progresivamente creciente, impuesta por el sistema gobernante; otra judicial en que se le descalifica como profeta y maestro, y otra destructiva en que se busca y consigue su muerte del modo público más degradante posible y que persiste incluso después de su muerte. Si analizamos conjuntamente estas fases de la pasión de Cristo, observamos que concurren en ella todas las características de un proceso sistemático de persecución y acoso social, de despersonalización y de tortura, hasta conseguir la eliminación del Maestro, proceso desarrollado inteligente y metódicamente. De tal modo que podríamos distinguir, según un esquema académico: una fase prejudicial; otra judicial; una tercera penal y una cuarta postrmortem. La fase prejudicial de la pasión de Cristo está marcada por la manipulación política.

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La manipulación política supone un modelo de sociedad elitista y autoritaria basada en la desigualdad radical1 e históricamente hay que admitir que este esfuerzo manipulador se ha producido desde que los hombres se organizaron en grupos estructurados, y por lo tanto en la sociedad en que desarrolló Jesús su ministerio. Como corresponde a este proceso las minorías dominantes intentaron someter a Jesús al proceso de unidimensionalidad2, que ha denominado para estos casos un autor tan alejado del área religiosa como MARCUSE, esto es, que rechaza cualquier alternativa que no sea la oficial.

El poder político establecido, sea cualesquiera su ideología, se esfuerza todo lo posible en asegurar la supremacía sobre toda la comunidad. Se alcanza el máximo de poder cuando se tiene absoluto señorío sobre el espíritu del prójimo. Desde este punto de vista, cuanto contradiga la doctrina del grupo dominante es irracional; cualquier oposición se considera, si no delito, irritante y propia de sujetos irracionales, desadaptados o "fuera de onda" o de "moda"; los que se niegan a aceptar pasivamente esa hegemonía sufren el acoso invisible de la propaganda y de la manipulación; la compra del conformismo o el "trágala" de la propaganda reiterada y machacona; las técnicas de propaganda, muchas veces subliminal; el "lavado de cerebros". Es más, la ausencia de presión física o el refugio en la tecnología justifica comportamientos claramente manipuladores, pues permite actuar a distancia. El ideal de todo poder es una sociedad sin oposición al estilo de la que describe HUXLEY en su "Mundo Feliz". Desde Alejandro el Magno a Felipe II, desde Gengis Khan y Atila a Napoleón o Hitler, desde la Inquisición a los movimientos integristas actuales, desde Soleiman a Stalin o Bush, la cruzada del Islam y las cruzadas cristianas, ETA o Al Quaida, constituyen movimientos que intentaron o intentan imponer a los demás por la fuerza, la coacción, la manipulación o las distintas formas de dominio internas o externas. Desde este punto de vista los sujetos políticamente más peligrosos son los pensadores independientes, críticos del sistema y poseedores de cultura, condiciones que concurren específicamente en Jesús de Nazaret, hábil polemista, lider nato, crítico del sistema y poseedor de un conocimiento excelente de las Escrituras -elemento sustancial de la cultura de aquel pueblo- y capaz de interpretarlas bajo un prisma nuevo, avanzado y atractivo. Se ha dicho que la tortura constituye en nuestra sociedad un mundo aparte, una subcultura con lenguaje propio, ritos y actores propios (jueces, policías, soldados, médicos), clínicas, centros de investigación, redes propias de comunicación3. Los descubrimientos de los últimos tiempos han permitido poner a punto toda una serie de procedimientos capaces de modificar en profundidad el psiquismo y el comportamiento de un sujeto, bien actuando sobre su entorno, bien influyendo directamente sobre él En estos tipos de manipulación, no interesa tanto obtener una declaración o una respuesta por la fuerza. El objetivo del torturador es otro. Desea quebrantar a su víctima, destrozarla. Neutralizar

1 BELDA, J.- Cristianismo y manipulación humana. Iglesia Viva. 57: 251, 1975. 2 MARCUSE, H.- El hombre unidimensional. Barcelona, 1970. 3 MELLOR, A.- La tortura. Estela. Barcelona, 1964; RADTKE, H.- La tortura, instrumento ilegal del poder. Concilium.140: 647-661, 1978.

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a un enemigo del Estado sobrecargando físicamente y, sobre todo, psíquicamente, al sospechoso de ideologías antigubernamentales4. Este fue el caso de Jesucristo. Las grandes ideologías han muerto y sólo son patrimonio de minorías activistas y desarraigadas. Esta decadencia de las ideologías se sustituye por lo que LAURET y LASIERRA llaman "la presión tecnológica"5 porque las sociedades originan una nueva forma de dominación, de tal modo que la represión evidente y manifiesta cede su lugar a la manipulación represiva que mantiene el mismo carácter político a través de las técnicas de condicionamiento mental. MARCUSE ha señalado en El hombre unidimensional que "hoy la dominación se perpetúa y amplía no sólo gracias a la tecnología sino precisamente en tanto que tecnología"6. El poder va renunciando a los medios directos, más visibles y fáciles de rechazar por la ciudadanía y recurre a procedimientos más sutiles. Antes, para modificar la mente era necesario atormentar la carne, ahora la tecnología del comportamiento proporciona elementos mucho más sutiles de manipulación, actuando directamente sobre las conciencias, muchas veces sin que ni siquiera el sujeto lo perciba, y cuando es preciso se combinan ambos sistemas. En la tortura lo que se ha buscado es una actuación que trata de desintegrar la personalidad del sujeto con distintos propósitos (obtener información, escarmentar a éste o a otros, desacreditar una doctrina, etc.) y Cristo fue sometido a lo que ahora se llamaría una persecución y tortura sistemática con el fin de tratar de destruir su personalidad, que se consideraba gravemente peligrosa para el sistema7. En la novela de GEORGE ORWELL, el propósito del torturador es el de producir un impacto psicológico capaz de transformar o destruir los valores y esquemas esenciales de la personalidad de Winston Smith. Al final sucumbe ante el terror primitivo de las amenazas del mundo animal. Jesús, sin embargo, mantiene su personalidad íntegra en todo momento, fundamentada en su religiosidad, en la intensa oración y en su entrega al Padre.

4 LAURET, J.C. y LASIERRA, R.- La tortura sin sangre. Doepsa. Barcelona,1975.Pág. 104-105. 5 LAURET, J.C. y LASIERRA, R.- La tortura sin sangre. Doepsa. Barcelona, 1976. Pág. 9. 6 MARCUSE, H.- El hombre unidimensional. Barcelona, 1970. 7 El concepto de tortura que ofrece nuestra Real Academia, es parcial, entendiendo por tal la acción de torturar o atormentar, referidos estos conceptos al dolor físico, olvidando la tortura psíquica, mucho más refinada y moderna. PLENK (S. XVIII), en su libro de Medicina Legal, definía la tortura como el acto judicial por el cual y por medio de un instrumento dolorífico, se insta que un reo que está más que semiconvicto de un delito, confiese la verdad del hecho o circunstancias que se desean saber. Su práctica llegó a generalizarse de tal modo que constituyó capítulo obligado de los textos medicolegales. De hecho, la evolución y el reconocimiento de los Derechos Humanos han hecho que desaparezca como práctica judicial a partir de 1730. Como práctica medieval de escarmiento desapareció entre nosotros mucho antes, independientemente de que haya países que continúen utilizando estos sistemas, pero dígase lo que se diga, permanece presente de modo más o menos oculto como práctica por razones de Estado, científicas y experimentales o por razones inconfesables (odio, venganza, sadismo, etc.). En la actualidad la mayoría de los Estados rechazan estos procedimientos y las declaraciones nacionales e internacionales médicas impiden que los médicos participen en ellas. Desde 1975, la Declaración de Tokio conceptúa como tortura el sufrimiento físico o mental infligido de forma deliberada, sistemática o caprichosa, por una o más personas, actuando sola o bajo las órdenes de cualquier autoridad, con el fin de forzar a otra persona a dar informaciones o hacerla confesar o por cualquier otra razón.

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La tortura busca su efecto originando un "stress" progresivo sobre todos los componentes de la persona y lleva implícita una triple agresión coordinada contra el sujeto: la agresión física, propiamente dicha, que es la más llamativa; la acción psicológica, que trata de reacondicionar al sujeto y someterlo al sistema imperante y, finalmente, la tensión afectiva que experimenta el propio torturado y que se fomenta por el sistema que lo reprime , por todos los medios posibles. Reiteradamente se recogen acciones y sentimientos de hostilidad hacia Jesús y, curiosamente, los adversarios de Jesús en los evangelios no suelen ser sujetos individuales, sino que siempre aparecen como representantes de determinados grupos o partidos. Presupone, por lo tanto, una situación que había cristalizado en una política de grupo determinada, como señala muy agudamente WINTER, aunque plantee la cuestión con otros propósitos8. En el caso de Cristo, la presión política a que fue sometido se originó progresivamente a partir de los grupos sociales dominantes, cristalizó en un proceso judicial y en un interrogatorio policial y judicial bajo malos tratos. Los verdugos se encontraban también integrados en el sistema: normalmente se trataba de sujetos condenados por diversas causas, del sistema obtenían beneficios a cambio de sus servicios, mejora en su vida, y justifican su actuación en la obediencia debida a quienes se encargaban de la conservación del sistema político-religioso que controlaban. Véase el caso de Caifás que había dado el consejo a los judíos de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo (Jn. 18, 14); en el caso de soldados, se trataba de un ejército de ocupación eminentemente represivo, disciplinado, que cumplía órdenes y que estaba acostumbrado a estas acciones violentas. Se ha dicho que la primera sistematización de la tortura psicológica para destruir la personalidad de un sujeto fue obra de la policía política soviética, según un procedimiento que hoy se estudia como modelo. El lavado de cerebro ruso es el más característico. Consta de tres fases: una de debilitamiento mental, el interrogatorio propiamente dicho y la racionalización, esto es la organización de las confesiones según perspectivas queridas por los interrogadores9. El sistema lo describe perfectamente SOLZJENITSYN en su Archipiélago Gulag y es sorprendente la similitud y las coincidencias de esta sistemática con la utilizada con Jesús. El lavado de cerebro al estilo chino busca hacer tabla rasa del pasado a fin de desembarazar al sujeto de su ideología anterior y favorecer su cooperación con los servicios de seguridad, combinando los métodos de presión física habituales (aislamiento, hambre, fatiga, falta de sueño, etc.) con las manipulaciones psicológicas convenciendo al sujeto de que su vida, antes del tratamiento, era odiosa, culpable, susceptible de castigo10. El sistema ya era conocido en tiempos de Cristo, a quien se le aplicó de modo completo.

8 WINTER, P.- El proceso de Jesús. Muchnik ed. . Barcelona, 1983. Pág. 225. 9 LAURET, J.C. y LASIERRA, R.- La tortura sin sangre. Doepsa. Barcelona,1975. Pág.. 25 5.Otras técnicas buscan conseguir el mismo efecto basadas en la falta de sueño. Son técnicas conocidas desde el siglo XVI desde MATEHW HOPKINS pero llevadas al extremo gracias a las técnicas de despersonalización experimentadas en Canadá, U.S.A e Inglaterra. Otras se basan en someter a los sujetos al silencio total tal como han hecho en Alemania, los laboratorios de vacío sensorial, la represión psiquiatrizada, los internamientos psiquiátricos para el loco que no piensa como determina el sistema, los sueros de la verdad, las drogas que golpean, como los neurolépticos, la desconexión de los automatismos respiratorios, la castración química y las terapéuticas de la conducta, la cirugía cerebral, la estimulación eléctrica cerebral, el reacondicionamiento de los delincuentes y tantas otras. Actualmente se tiende a aplicar las técnicas de deprivación sensorial.

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En el caso de Jesús no se trata de buscar una confesión, se trata de buscar su marginación social, generar en torno a él el descrédito y, en último término, conseguir su destrucción como persona y como mensajero. Todos estos tratamientos buscan quebrantar a su víctima, neutralizarla y destrozarla, sobrecargándola física y sobre todo psíquicamente para remodelarla y que deje de ser un peligro para el Estado. Comparemos con lo que los evangelios refieren de Jesús y veremos una equivalencia sorprendente: 1. Fase prejudicial: Jesús, en cuanto comenzó a transmitir su mensaje se encontró con muchos seguidores que lo aceptaban gustosamente pero, al mismo tiempo, se encontró progresivamente rechazado por el mundo circundante "oficial" hasta un punto en que esta oposición genera y plantea su propia muerte desde los niveles gubernamentales. Este rechazo llegó a ser general, tanto a nivel familiar, como a nivel de sus paisanos, a nivel institucional y de sus propios discípulos que le abandonan. a) Rechazo familiar: El rechazo comienza, en primer lugar, por su propia familia que no entiende su comportamiento, y mucho menos su mensaje, que hace de Jesús no solo un personaje incómodo sino hasta peligroso. Son reveladores pasajes como aquél en que se dice que "oyendo esto los suyos, salieron para llevárselo con ellos, pues decían: está fuera de sí" (Mc. 3, 21); "porque ni sus hermanos creían en él" (Jn. 7, 3), incluso su madre no acababa de entenderle. Los evangelistas son muy claros a este respecto y su testimonio es tanto más creíble cuanto que la madre y los hermanos de Jesús eran miembros respetables de la Iglesia primitiva cuando se escribieron los Evangelios, especialmente Santiago. La propia vida pública de Jesús supone la ruptura inmediata con su familia, iniciada y anunciada ya en su poca de adolescente11. En una palabra, mientras Jesús vivió, sus familiares le fueron hostiles en general. b) Rechazo de sus iguales: También fue rechazado por sus paisanos, conocidos y amigos que, según nos refieren los Evangelios, "se escandalizaban de Él" (Mt. 13, 56; Mc. 6, 3). Jesús, por lo tanto debía constituir una seria incomodidad para sus cercanos que eran conscientes de lo rompedor de su mensaje en relación con el ambiente general. Y ¿cómo puede ser incómodo un mensaje de amor, de solidaridad y de paz?, únicamente porque no está bien visto por los grupos dominantes. La "incomodidad" se genera por las instituciones y los grupos sociales activos. Esta situación convierte progresivamente a Jesús en un marginado que salta de pueblo en pueblo y que no tiene techo ni casa: "no tiene donde reclinar su cabeza" (Lc. 9, 58). Es cierto que le siguen multitudes, pero de modo irregular, y un grupo numeroso del pueblo. Los Evangelios aluden repetidamente a enfrentamientos con diversos personajes que actúan, no

11 LEGRAND, A.- Le linceul de Turín. Desclée De Brouwer, Paris, 1980. Pág. 152.

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individualmente, sino representando a determinados grupos, a veces con una enorme violencia. Intentan despeñar a Jesús en Nazaret (Lc. 4, 28 y sigs.); pretenden matarlo tras la curación del paralítico de Bethsaida (Jn. 5, 12); intentan lapidarlo durante la fiesta de la Consagración (Jn. 10, 31). Está situación de rechazo crea en Jesús una evidente desconfianza hacia sus conciudadanos en general; "muchos creyeron en su nombre... pero Jesús no se fiaba de ellos, pues los conocía a todos" (Jn. 2, 23). c) Abandono de sus discípulos: Este proceso culmina con el abandono de muchos de sus discípulos que no son capaces de asimilar el mensaje. Los Evangelios dan cuenta de ello al afirmar que "desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y no andaban con Él" (Jn. 6, 66). d) Rechazo institucional: La situación va cristalizando progresivamente y tiene que ser particularmente preocupante para un líder que trata de transmitir un mensaje que es crítico y lo rechaza el sistema imperante. En un determinado momento, la intervención de grupos de poder comienza a presionar directamente al personaje, tratando de desvirtuar, desprestigiar o anular su creciente influencia. La acción contra Jesús empieza a ser sistemática. En una primera fase tratan de desprestigiarle mediante insidias, trampas dialécticas y doctrinales preparadas cuidadosamente. En efecto, los Evangelios refieren cómo los fariseos "tomaron consejo sobre cómo le podrían sorprender en alguna palabra" y le plantearon la legitimidad del tributo al Cesar (Mt. 22, 15 y sigs.). Al parecer, no sólo los fariseos, sino también los herodianos, "para cazarle en algunas palabras" (Mc. 22, 13), y también los escribas y pontífices que "se quedaron en acecho y enviaron espías que simulaban ser justos, para sorprenderle en sus palabras, y así entregarlo al poder del gobernador" (Lc. 20, 20). Vista la inutilidad de estos planteamientos, el proceso continúa, se acentúa la presión social y no se duda en recurrir a la difamación y a la calumnia tachándolo los fariseos y los escribas, por ejemplo, de enviado de Belcebú (Mt. 12, 24; Mc. 3, 22; Lc. 11, 15; Jn. 7, 20). En este contexto, son comprensibles los dicterios y el catálogo de imprecaciones con que Jesús tildaba a estos grupos.

e) La persecución institucional: En los relatos evangélicos, antes de que ocurriera la detención que se narra en el Huerto de Getsemaní, se van tejiendo en torno a la figura del Rabí una red de insidias que progresivamente se cierran, tratando de desprestigiarlo y transformarlo en un marginado social, siguiendo el más típico procedimiento revolucionario organizado moderno. Sistemáticamente Jesús abandona los lugares donde se originan estas crispaciones y evita enfrentamientos inútiles. En los relatos evangélicos se aprecia fácilmente cómo el comportamiento de los grupos de oposición va siendo cada vez más agresivo por parte de los dirigentes y de las autoridades. Multitud de referencias demuestran está acción que es concertada, sistemática y progresiva. Los Evangelios la describen tras el episodio en que cura una mano seca, que se complica con la cuestión ritual del respeto al sábado: "Pero los fariseos salieron y tomaron en consejo la resolución de perderlo" y añade el evangelista que "sabiéndolo Jesús se alejó de allí" (Mt.12, 14-15); Marcos suma los herodianos a la conspiración: "Salieron los fariseos y, enseguida, junto con los herodianos, resolvieron perderlo. Pero Jesús se retiró con sus discípulos hacia el lago"

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(Mc. 3, 6-7); mientras que Lucas lo deja en una discusión sobre lo que deben hacer con Jesús (Lc. 6,11). "Cuando los pontífices y fariseos oyeron estas parábolas, comprendieron que se referían a ellos, y querían prenderlo, pero temían a la gente" (Mt. 21, 45-46). Es un momento en que Jesús todavía tiene seguidores capaces de avisarle de intrigas paralelas y en número bastante como para desanimar a los que se oponían a una acción directa más enérgica. Sin embargo como esta acción progresiva, no consigue doblegar al Maestro, llega un momento en que se plantean darle muerte. Así lo recogen los Evangelios: "...los judíos querían matarlo porque no sólo violaba el sábado sino que también llamaba a Dios su propio Padre" (Jn. 5,16). Por éso "andaba Jesús por Galilea, y no quería andar por Judea, porque los judíos intentaban matarlo" (Jn. 7, 1). El mismo Jesús pregunta públicamente: "¿Por que intentáis matarme?" (Jn. 7, 19) y la misma gente se hace está pregunta "¿No es éste el que intentaban matar?" (Jn. 7, 23), lo cual demuestra que este criterio era público y notorio. Por lo tanto la persecución oficial y la propia pasión de Cristo comenzó mucho antes de que se produjera la acción judicial y su ejecución.

José Delfín Villalaín Blanco Catedrático de Medicina Legal

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SEGUNDA FASE: FASE JUDICIAL El Sanedrín era el más alto tribunal de Justicia, equivalente a nuestro Tribunal Supremo. Se creó en Jerusalén después del exilio en Babilonia, como organización continuadora del Consejo de los Ancianos instituído por Moisés. En tiempos de Jesús constaba de setenta y un miembros, distribuídos en tres grupos aproximadamente iguales: la cámara de los sacerdotes, la cámara de los escribas y doctores y la cámara de los ancianos1

El evangelio cita la institución por su nombre o por su constitución: los sacerdotes, los ancianos y los escribas se reunieron para juzgar a Jesús (Mt.16,21; Mc. 14,53 y 15,1; Jn. 11,47; Hch. 4,5). Por aquella época prevalecía en el Sanedrín el criterio sacerdotal, según se desprende de las citas evangélicas (Mt. 26,59; Jn. 11, 47-56 y 12,10; Hch. 21, 27 y 22,30). Cuando esta influencia se hizo preponderante, el Sumo Sacerdote asumió la presidencia. Al Sanedrín solo se remitían las cuestiones y dificultades más graves en materia de justicia, doctrinas o administración (Mischná, Tratado Sanedrín, Cap. 1, 5) La presión de los grupos dirigentes sobre Jesús, hace intervenir a las autoridades políticas que proceden a darle forma oficial, conforme el procedimiento judicial de la época. El Sanedrín se reúne por primera vez a continuación de una polémica surgida durante la fiesta de los Taberná-culos. Esta reunión debió tener lugar entre el 28 y el 30 de septiembre. "El último día de la fiesta, el más solemne" (Jn. 7,37) como consecuencia de la predicación de Jesús se originan discusiones y disensiones entre la gente: "algunos de ellos querían detenerlo, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos” (Jn. 44-45) que les recriminaron su falta de acción y muestran su ideología totalitaria y despreciativa parea el pueblo cuando dicen: ¿Tambien vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?. Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos (Jn. 7, 47-49). Entonces es cuando Nicodemo hace ver que no se puede condenar a nadie sin haberlo oido antes y sin saber lo que hace, a lo que los miembros de la asamblea le opusieron como razonamiento definitivo: verás que de Galilea no sale ningún profeta (Jn, 7, 52) discriminándolo por razón de raza. El Sanedrín entonces decide aislarlo de la comunidad con el anatema de execración (Jn. 9, 22), esto es, Jesús fue excomulgado en un primer momento junto con sus seguidores, cuestión que se recoge cuando se refiere que es perseguido por los guardias: (Jn. 5, 32 y sigs.) "...los judíos, que habían ya decretado que quien reconociese a Jesús por Cristo, fuese expulsado de la Sinagoga" y en base a esta norma expulsan al ciego de nacimiento (Jn. 9, 22 y 34). Este último párrafo prueba la reunión previa del Sanedrín a las sesiones específicas que menciona el Evangelio, porque un decreto de excomunión exigía una reunión solemne para

1 MAIMONIDES.- Compendio del Talmud, libro XIV, Cap. II

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producirse. La antigua Sinagoga distinguía tres grados de excomunión: la separación o niddui, durante treinta días; la execración o herem (separación completa) y la muerte o schammata. Una vieja tradición talmúdica confirma este extremo. Dice que Jesús fue excomulgado, y añade con máxima publicidad, esto es: entre cuatrocientas trompetas, como mago y seductor del pueblo2. Por lo tanto, si se planteó la execración, tuvieron que analizarse las otras dos opciones y, por primera vez debió de evaluarse la posible muerte de Jesús. Por segunda vez vuelve a reunirse el Sanedrín, unos cuatro meses después, a continuación de la resurrección de Lázaro y es entonces cuando se decide la muerte del Nazareno y del mismo Lázaro. Se observa que existieron titubeos inicialmente por parte de algunos miembros, que fueron convencidos por Caifás con el argumento de la necesidad de que muriese uno solo para la salvación de todo el pueblo de Israel: a partir de aquel día, resolvieron hacerlo morir (Jn. 47,53). Jesús se retira entonces a Efraín, cerca del desierto. Los sumos sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes de que si alguno sabía donde estaba, lo notificaran para detenerlo (Jn. 11,57) Se describe una posible tercera reunión del Sanedrín, en casa de Caifás, que decide capturar al Nazareno "mediante engaño, para hacerlo morir" (Mt. 26, 3-5; Mc. 11, 8-10; Lc. 19, 36-38; Jn. 12, 12-13), dadas las dificultades que había para detenerlo. En este momento, como consecuencia de la presión social y judicial, Jesús se encuentra bajo orden de busca y captura y debe huir. Se transforma en un prófugo, perseguido por la Justicia. Incluso debió existir una recompensa que cobrará Judas más adelante, o al menos promesa de compensación económica. Recordemos que Mateo escribe: “Judas Iscariote fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo “¿Que queréis darme, y yo os lo entregaré?”. Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle”. (Mt.26, 14-16, confirmado en Mc 14, 12-16 y Lc 22, 7-13). Las causas de este cerco e inquina contra la figura de Jesús son múltiples y afectan preferentemente a las clases dominantes, las que tienen en sus manos los resortes del poder, de la economía o del conocimiento: La postura de Jesús atenta contra los intereses de los sacerdotes y fariseos, que ven peligrar su economía; la burguesa se preocupa porque pone en peligro el orden establecido ya que la predicación de Jesús se considera como probable fuente de trastornos sociales y políticos; los teólogos ven conmoverse su interpretación de los libros sagrados. Los integristas ven en el Rabí un ataque a la imagen de Dios reflejada en la Ley; Anás y Caifás, Herodes y Pilato juegan sus intereses particulares, la multitud que simpatiza con Jesús teme el posible enfrentamiento contra los poderosos y los "ultras" tampoco le apoyan porque prefieren una revolución violenta, inmediata, en vez del cambio paulatino y pacífico que preconiza el predicador de Nazaret. "En Judas, escribe MARTIN DESCALZO3 está el resentimiento, los celos, la avaricia. En Caifás la soberbia, el odio, el autoendiosamiento. En Pilato la cobardía, la estupidez, las medias

2 VITRINGA. De Synagoga vetere. II. Pág. 1036 y 1047. Cit. LEMAN, A. y LEMAN, J.- La asamblea que condenó a Jesucristo. Criterio libros. Madrid, 1999. Pág., 78.

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posturas. En Herodes la frivolidad, la grandilocuencia, el cinismo. En la multitud la versatilidad, la violencia, el borreguismo. Entre todos trenzan este proceso miserable, casi fantasmal. Cada uno lucha por sus propios intereses y trata de salvar lo mejor posible las apariencias y mantenerse dentro de la legalidad. Todos intentan cargar sobre otras espaldas la responsabilidad de la decisión final. Más que a un proceso, asistimos a una maraña de argucias, a un peloteo de razones, a un juego de muerte en el que economía, religión, política, intereses creados y odios atávicos, se juntan". En ese momento todo contacto con Jesús se vuelve incómodo y está mal visto; comienza la desbandada de sus seguidores, discípulos en general y después los discípulos más cercanos. Primero fue Judas. Estos hechos, aunque aceptado por Jesús, necesariamente tuvieron que suponerle un gran choque emocional. Los grandes contemplativos y los videntes se han dado cuenta de la trascendencia. La vidente ANA CATALINA EMMERICH refiere: "Vi a Jesús en la cena y el indecible dolor que sentía a causa de la maldad de Judas...Saltábansele las lágrimas y se le apretaban los dientes por la violencia del dolor"4 . ¿Que nos dicen otras fuentes como las que proporciona el arte?, apenas nada. Comienza a aparecer representado el beso de Judas en los mosaicos de San Apolinare Nuevo de Ravena, del siglo VI, en un sarcófago de Verona, en dos del sur de Francia, en el Sarcófago que se supone de La Magdalena, en el Evangelio de Cambridge y en la Biblia de Ripoll, sola o asociada al prendi-miento y la escena de Malco, escena que se repite en la pintura gótica encuadrada en un ambiente sosegado y sereno, aunque en tablas como la de LLUIS BORRSSA, de la primera mitad del siglo XV (Colección OLEGARIO JUNYENT), Jesús, eje central del cuadro del Salto, tiene una evidente expresión de disgusto e inhibición. Más adelante, la pintura se teatraliza hasta alcanzar el colmo del dramatismo y el policromismo en cuadros como la pintura de DURERO, año 1.510, en medio de un caos de furia popular y militar, pero ninguna de ellas representa la especial situación psicofísica de abandono, soledad y frustración que debía experimentar Jesucristo.

José Delfín Villalaín Blanco

Catedrático de Medicina Legal

3 MARTIN DESCALZO, J.L.- Vida y Misterio de Jesús de Nazaret. Sígueme. Salamanca, 1990. pág. 1091. 4 BRETONA.- La amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Ed. Sol de Fátima. Madrid, 1981

III TRATAMIENTO PSICOFÍSICO APLICADO A JESÚS DURANTE EL PROCESO. A partir de su detención, las fuerzas represivas someten al Nazareno a un tratamiento sistemático destructivo hasta el momento de su muerte, continuación de la persecución social establecida previamente. Llegado este punto trataron de completar el procedimiento judicial para lo que se necesitaba el interrogatorio personal antes de ratificar la sentencia de muerte y hacerla definitiva. En todo momento se mantuvo el esfuerzo para degradar su imagen pública. A lo largo de esta fase del procedimiento, los estamentos dominantes intentaron por todos los medios, acentuar su desprestigio, destruir su imagen pública, destruir su imagen personal, acabar de deteriorar su entorno de apoyo social próximo y conseguir su anulación física e intelectual a través de una hábil manipulación jurídica y policial. A partir del momento de su detención en el Huerto de los Olivos, Jesús estuvo expuesto y sometido a un proceso de exhibición, sometido a la vergüenza pública. Es un fenómeno que Isaías (53, 8) ya intuía, en la profecía de la pasión del siervo. Simultáneamente se completa con un proceso violentísimo de maltrato progresivo que ha quedado muy bien expuesto en la película de referencia. Detención Cosa mal conocida es que Jesús había sido ya juzgado en ausencia y era perseguido por la justicia; estaba bajo apercibimiento de "busca y captura". Sólo así se explica por qué se utilizó para su detención toda una cohorte romana y además personal del templo, de noche, con vocerío, luces, ruido y tomando toda clase de precauciones. Corresponde fielmente al esquema clásico del tratamiento "político" moderno en que no sólo se detiene al disidente, sino que se hace a horas intempestivas pero con la máxima espectacularidad y escándalo social para que no quede duda sobre las incomodidades que puede originar tener contacto con sujetos indeseables que son capaces de originar estas situaciones. No es el Estado quien lo produce sino el disidente quien lo propicia con su comportamiento contrario a las normas de convivencia tradicionales. Las detenciones nocturnas proporcionan a los agentes del Estado la ventaja de la sorpresa, de la superioridad de fuerzas y no dan tiempo a que se organicen los posibles partidarios, ni siquiera su familia. Todo el barrio se entera, el escándalo es mayúsculo y todo el mundo da por sentado que algo “muy gordo” debe haber hecho para que se ponga en marcha por él todo el sistema que garantiza la convivencia pacífica entre los ciudadanos. En su Archipiélago GULAG, SOLZJENITSYN lo describe maravillosamente. Las coincidencias son notables, el procedimiento, el mismo. El estar ya condenado justifica plenamente que al ser arrestado fuese atado para su

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conducción ante la autoridad1. De no ser reclamado como reo de algún delito, el procedimiento no permitía acciones coactivas de este tipo. No se sabe con detallado rigor cómo fue la detención, sin embargo el hecho de ser atado y conducido con una fuerte escolta hace presuponer que presentaba una peligrosidad teórica considerable para las fuerzas que lo detienen y, en función de esa peligrosidad, una fuerza policial desencadena un maltrato proporcional, como habitualmente se hacía y se hace, con el fin de reducir la capacidad de reacción del detenido y de sus partidarios. Los Evagelios no nos concretan el sistema utilizado. Los únicos relatos nos los proporcionan las videntes2 . Pese a que estos datos deben tomarse con las reservas que suponen todos los fenómenos paranormales, técnicamente no deben despreciarse si son coherentes con los datos conocidos. ANA CATALINA DE EMMERICH, en sus visiones, parece confirmar esta situación porque dice que trescientos hombres habían ocupado las puertas y calles del barrio de Ofel de Jerusalén, porque se decía que todo el pueblo de este barrio era partidario de Jesús. Judas también dijo a los que le iban a detener, según la vidente, que tuvieran cuidado con él porque era capaz de desaparecer por artes misteriosas. Le acompañaron veinte soldados de la guardia del templo con espadas; además algunos tenían picas y llevaban faroles y antorchas. La mayor parte quedó en Ofel (barrio de Jerusalén) y pusieron centinelas por todas partes; a cierta distancia les seguían cuatro funcionarios con cordeles y cadenas y detrás de éstos los seis agentes con los cuales había tratado Judas3 . Este procedimiento tiene que herir a cualquier persona dotada de una sensibilidad media. Así sucede con Jesús que dice: "¡Habéis salido a prenderme como contra un ladrón, con espadas y palos!" (Mt. 26, 55; Mc. 14, 48; Lc. 22, 52); y se queja a Judas: "¿Con un beso entregas al Hijo del hombre?" (Lc. 22, 47-48), esto es, con un signo de amistad, como es un beso, lo entrega a sus enemigos; con un gesto amistoso destroza cualquier relación. TACIANO y AMMONIO, en sus versiones mantienen el mismo criterio (161, 17 y 14, 36, respectivamente). 1 "Lo ataron", (Jn. 18,12). Entre los Apócrifos, las versiones de TACIANO (162, 20) y de AMMONIO (14, 33) reiteran que lo ataron, y visionarios modernos, como LEVI, recogen en su Evangelio de Acuario que le ataron con cadenas (18, 19). 2 TERESA NEUMANN dice que vio cómo se le colocaba un cinturón con puntas dirigidas hacia adentro, que le pinchaba cuando algún alguacil tiraba de él. Coincide ANA CATALINA EMMERICH con TERESA salvo en el número de cuerdas que, para ella eran cuatro en vez de tres, y añade que también le pusieron al cuello un collar de puntas del que salían dos correas que se cruzaban sobre el pecho como una estola, atadas al cinturón, y que le ataron los brazos sobre el pecho; las manos las fijaron al cinturón con ramas de sauce. A las lesiones originadas por este cinturón achaca VALDES (VALDES, M.- El Milagro de la Sábana Santa. Valencia, 1988. Pág. 256) las huellas sanguíneas transversales que se observan en la Sábana Santa de Turín en la cintura, por detrás. Esta versión se contradice con la que mantienen otros autores como BARBET, más probable, que las achacan a escurrimientos sanguíneos postmortem originados al colocar el cadáver horizontalmente, procedentes de los depósitos de sangre existentes en la vena cava. 3 BRENTANO C.- La Amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, según las meditaciones de la Religiosa Ana Catalina Emmerich de Westfalia. Ed. Sol de Fátima. Madrid, 1943. Pág. 56.

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Simultáneamente comenzaron a acumularse lesiones muy variadas que corresponden a un maltrato físico paralelo, constante y destructivo, que ya no va a cesar hasta que sobrevenga la muerte. Según los relatos de los videntes, Jesús fue injuriado, insultado soezmente, llevado por los caminos más irregulares, azotado con cuerdas de nudos durante el traslado; estaba descalzo y reiteradamente se lesionó las plantas de los pies; cayó siete veces hasta la casa de Anás; lo arrojaron en el torrente Cedrón, sobre las rodillas y la cara, para que bebiese; cayó al otro lado de un puente sobre el torrente mientras le picaban con palos puntiagudos. Al entrar en Jerusalén, según las mismas fuentes, le aflojaron las ataduras de los brazos y le dieron agua, relato muy acorde con la posible realidad: un maltrato intenso inicial para impedir reacciones del detenido y, al llegar a lugares públicos, cesa esta acción para dar una mejor imagen pública policial. Existen otras versiones que refieren varias detenciones de Jesús que no se recogen en los evangelios. En CELSO puede leerse4: "Pero ¿cómo recibir como Dios a aquél que, entre otras cosas motivo de queja, no realizó nada de lo que había prometido? ¿A aquél que, convencido, juzgado, y condenado al suplicio, se escapó vergonzosamente, y fue capturado de nuevo en las condiciones más humillantes, gracias a la traición de aquellos mismos a los que él llamaba sus discípulos?... y que concuerda en parte con la versión evangélica de que Jesús, a la vista de la persecución que sufría, se retiró. MASSE cuenta que en algunas versiones del Talmud de Babilonia, Jesús fue capturado por primera vez seis semanas antes de Pascua. Asi se explicarian también las contradicciones existentes entre los evangelistas que parecen indicar la existencia de dos detenciones de Jesús y la distinta forma de mencionar al Cireneo o a Judas Iscariote5 en los textos. Por su parte, EPIFANIO6 refiere la celebración del Jueves Santo a la hora nona, en relación a una tradición que mantenía que "ese jueves, hacia la hora nona, los apóstoles pudieron reunirse con Jesús en secreto, y éste realizó con ellos en su prisión la fracción del pan". Esta tradición la confirma VICTORIS obispo de Poetovio, en Pannonia, fallecido en 304, en su tratado De fabrica mundi. Prisión La propia prisión, de la que nada nos aportan los evangelistas supone toda una colección de experiencias traumáticas negativas sobreañadidas. Sor JOSEFA MENÉNDEZ recoge entre los mensajes del Sagrado Corazón el siguiente: "En prisión pasé una noche no entera... En la prisión me ultrajaron y maltrataron los soldados que eran mis enemigos... En la prisión

4 CELSO.- Discurso verdadero. II, 16. PAUVERT, J.J. Paris, 1965. 5 Cit. AMBELAIN, R.- Los Secretos del Gólgota. Martínez Roca, Barcelona, 1986. Pág. 232. Cristo. Su sentencia y muerte. 2. Fomento Editorial. Madrid, 1976. Pág. 72. 6 De Fide. 17-20.Fragmentos publicados por HOLL.Pag. 206 y ss.,.citados por JAUBERT, A.- La Date de la Cène. Pág. 88.

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pasé frio y sueño, hambre y sed, vergüenza, dolores, soledad y desamparo... En la prisión sentí vergüenza al oir las horribles palabras que se proferían contra mí... Cuando aquellas manos sucias y repugnantes descargaban sobre mí golpes y bofetadas... Cuando en la prisión me empujaban, y, Yo, atado y falto de fuerzas, caía en tierra".... "Prisión, oscura, húmeda y sucia"7.

Nada nos dicen los evangelistas de lo que ocurrió en el interludio entre el juicio en casa de Caifás y el jucio ante el Sanedrín. Lógicamente estaría encarcelado o retenido en alguna parte. Las condiciones de estos lugares no debían ser precisamente confortables ni reconfortantes y, a la incomodidad de todo tipo que existe, se suma la situación expectante y tensa ante la inseguridad de lo que va a ocurrir al día siguiente. Tradicionalmente esta prisión se fija en un calabozo-cisterna de San Pedro "in Gallicantu". Desde un orificio superior se bajaba al preso mediante cuerdas y se le sometía a vigilancia. Hoy se enseña al peregrino, en Jerusalén, una cisterna en la que según la tradición fue depositado Jesús, en la probable casa de Caifás, y se muestra el lugar donde existió una columna que ha sido arrancada donde, también según la tradición, sufrió una primera paliza, procedimiento previo que se aplica en la sistemática que analizamos para "ablandar" al detenido con vistas a los interrogatorios subsiguientes, procurando que queden pocas huellas objetivas. El maltrato, según ANA CATALINA EMMERICH continuó en el escaso trayecto hasta la casa de Caifás. Allí le pusieron una capa vieja, que le cubría por delante hasta las rodillas, y, al cuello, una cadena larga de hierro acabada en dos pesados anillos provistos de puntas, que le lesionaban las rodillas al andar, y le ataron nuevamente las manos sobre el pecho8 . Según el procedimiento ruso de despersonalización, una vez en prisión al sospechoso se le confiscaba toda la ropa y objetos personales, todo cuanto pudiera servir de soporte a su personalidad, se le aislaba y al aislamiento se le añadían estímulos que originaran angustia, y además se le ponían ropas muy pequeñas o muy grandes para dañar la propia imagen. La vidente ANA CATALINA EMMERICH refiere este hecho, con Jesús encerrado en un incómodo calabozo, con las manos atadas, sin poder reposar. Los pies los tenía cansados, heridos e hinchados9. Al amanecer, le obligaron a ponerse la túnica cubierta de suciedad, le ataron cuerdas a la cintura, lo sacaron del calabozo y le pusieron la cadena al cuello. JOSEFA MENÉNDEZ describe por su parte esta fase así: "Contémplame en la prisión donde pasé gran parte de la noche. Los soldados venían a insultarme de palabra y de obra, burlándose, empujándome, golpeándome... Al fin, hartos de Mi, me dejaron solo, atado, en una habitación oscura y húmeda, sin más asiento que una piedra, donde mi cuerpo 7 MENENDEZ, Sor JOSEFA.- "Un llamamiento al amor.Mensaje del Sagrado Corazón a -"Madrid, 1984. Págs. 385 y 387. 8 BRENTANO, C.- Op. Cit. Págs. 69-80. 9 BRENTANO, C.- Op. Cit. Pág. 86-87.

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dolorido se quedó al poco rato, aterido de frío"10. Traslados En cuanto detuvieron a Jesús lo ataron; atado lo trasladaron a todas las instancias, "y atado lo llevaron y entregaron al procurador" (Mt. 27, 2; Mc. 15, 1.), transporte en que menudean los tirones y toda clase de faltas de consideración y violencias, motivo de posibles nuevas lesiones. Las videntes han descrito minuciosamente el maltrato reiterado a que se sometió a Cristo en los traslados, y estaba tan desfigurado y sucio que Herodes, según ANA CATALINA, o Pilato, según TERESA, ordenaron que lo limpiaran, para hacerlo presentable. Curiosamente, este hecho ha sido detectado sobre la Sábana de Turín. RICCI ha llegado a plantearse esta posibilidad al observar la discordancia existente entre los regueros de sangre de la parte de atrás de la cabeza y los propios del rostro y escribe: "Por ahora me atengo a la explicación lógica de que la cara fue enjugada antes de la crucifixión... La cara debía estar cruzada de reguerillos de sangre en todas direcciones, antes de ser limpiada"11 .

José Delfín Villalain Blanco Catedrático de Medicina Legal

10 Op. Cit. Pág.385. 11 RICCI, J.- La Sindone Santa. Ed. Centro Romano di Sindonologia. Roma, 1976. Pág. 84.

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IV

LA AGRESION DURANTE EL PROCESO Según la crítica histórica se deslindan al menos dos grandes bloques procesales: antes de la comparecencia ante Pilato (Lc. 22, 63-65; Mc. 14, 65; Mt. 26, 67-68 y Jn. 18, 22), y después (Lc. 23, 11; Jn. 19, 2-3; Mc. 15, 16-20; Mt. 27). Antes de ser entregado a Pilato, donde fue interrogado violentamente por manos judías, y, después, en manos del procurador romano y de la soldadesca, interrogado según las normas romanas1 . Desde el punto de vista patológico deben considerarse estas dos sesiones, muy traumáticas para el reo. La primera porque constituyó una paliza considerable y la segunda porque no se limitó a la flagelación y coronación de espinas, "le escupían y le pegaban con la caña en la cabeza" coronada de espinas (Mt. 27, 30.; Mc. 15,19); "y le daban bofetadas" (Jn. 19, 3). Maltrato durante el proceso judio El interrogatorio clásico en este tipo de proceder se suele hacer por la noche porque acrecienta la presión psicológica sobre el prisionero y porque por la noche se encuentra menos lúcido y equilibrado que durante el día y es más maleable. El interrogador suele ser una sola persona, uniformada si es posible, mostrando en todo momento su poder y representatividad, marcando bien la diferencia entre el aspecto imponente del intrerrogador y el miserable del interrogado; diferencias en los asientos, en la altura, en la iluminación; mientras éste se produce entrar y salir funcionarios que ofrecen al prisionero toda una se rie de consejos y posibles comportamientos, desde la benevolencia a la agresión, que le informan sobre el carácter del interrogador, casos anteriores, y aprovechando descansos ofrecen agua, tabaco o apoyos al interrogado insinuando sutilmente cuál debe ser su comportamiento más adecuado a sus peculiaridades y “perverso” comportamiento ante el sistema. En el interrogatorio "científico" la actitud del interrogador se ajusta a la personalidad del interrogado cuidadosamente. En el caso de un sujeto sensible y orgulloso, aparecer grosero y arrogante; si es tímido, se muestra amenazante y duro, muestra su disgusto, alterna la persuasión amistosa con los insultos, la intimidación, las promesas y las extorsiones. Cuando el sujeto llega a un grado de confusión, miedo o desorientación suficientes, se pasa a una última fase, de racionalización, que busca, para darle al sujeto una salida, la confesión o declaración perseguida, manteniendo alguna de las convicciones del inculpado para hacersela más soportable2.

1 WINTER, P.- El proceso de Jesús. Muchnik. Barcelona, 1983. Págs. 203-213. 2 COROMINAS, J. y FARRE, J.M.- Contra la Tortura. Fontanella. Barcelona, 1978. Págs. 67-70. El instrumento del interrogatorio es el lenguaje. El lenguaje es característica específicamente humana, necesaria para mantener un adecuado contacto con el exterior, simbolizar objetos, imaginarlos, invocar imágenes, etc. En definitiva, es el regulador superior del comportamiento humano, por eso el lenguaje se utiliza como arma fundamental en la tortura. Asociado a determinadas palabras o comportamientos, un estímulo doloroso, por ejemplo el palo tras la respuesta a Anás; utilizando las posibilidades dialécticas del propio individuo como mecanismo acusador o liberador, por ejemplo, el argumento utilizado por Caifás

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En el caso de Jesús no se trata de una confesión, se trata de su destrucción como persona y como mensajero. Busca quebrantar a su víctima, neutralizarla y destrozarla, sobrecargándola física y sobre todo psíquicamente, deshacer su mensaje que no es creible o privarlo de autoridad. En el interrogatorio, sumarísimo, se busca confirmar la sentencia dictada en rebeldía. Primero, según el procedimiento habitual se trata de confirmar la sentencia; se presentan testimonios contra Jesús, pero ninguno cumple los requisitos legales; el Sumo Sacerdote le invita a hablar y a "defenderse", así es posible encontrar contradicciones. Jesús hace ver a las autoridades el sistema de crítica, seguimiento y espionaje a que fue sometido: "Si os lo digo no me creeréis. Si os lo pregunto no me responderéis" (Lc. 22, 67), "¿Por qué me preguntas?. Pregunta a los que me han oido lo que les he hablado; ya saben ellos lo que he dicho" (Jn. 19, 21). A la vista de que no producía ninguna reacción, el interrogador plantea la pregunta cuya contestación conoce previamente y que, obligadamente, bajo juramento, le tiene que condenar: "Yo te conjuro por Dios vivo" (Mt. 26, 63)... Lo demás, teatralidad. En casa de Anás se sabe que "uno de los guardianes allí presentes le dio una bofetada" (Jn. 18,22); según otras traducciones, un golpe seco con el bastón o porra que como delegado de la autoridad llevaba3. "¿Nada respondes a lo que estos atestiguan contra ti?" (Mt. 26, 42; Mc, 15, 60), o por Pilato "¿No oyes todo lo que dicen contra tí?" (Mt. 27, 13; Mc. 15, 4), o "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que puedo soltarte y crucificarte?" (Jn. 19, 9). Las personas aprenden desde la infancia a servirse del lenguaje para descargar tensiones o evitar situaciones desagradables. Normalmente el sujeto cooperará con el poder para mejorar su suerte. La corteza cerebral puede considerarse como un conjunto de unidades y de sistemas integrados que poseen una serie de funciones altamente diferenciadas, a través de las cuales permiten a un sujeto establecer conexiones con el entorno que faciliten su supervivencia. Siguiendo a COROMINAS (Contra la tortura. Fontanella. Barcelona, 1978, pág 67 y ss.) pueden distinguirse tres grandes bloques funcionales: Una unidad encargada de mantener y regular el tono del sujeto a través del binomio vigilia-sueño; un segundo bloque encargado de obtener, procesar y almacenar la información que llega y una tercera unidad encargada de programar, regular y verificar las respuestas que emite el organismo, actividad mental y espritual de cada una de las acciones. Desde PAVLOV se sabe que cada cerebro tiene un nivel óptimo de funcionamiento. La formación reticular evoca una reacción de alerta general del sistema nervioso ("arousal"), incrementando su excitabilidad y agudizando la sensibilidad del individuo mediante una disminución de los umbrales absoluto y diferencial de las sensaciones. Activan la primera unidad funcional, en primer lugar, los fenómenos metabólicos propios. Desde el punto de vista del torturador, la privación de alimentos, de bebida, de descanso, etc., altera este primer componente. En segundo lugar, las sensaciones; las técnicas de deprivación o distorsión sensorial se utilizan para alterar este nivel. En el caso de Jesús, se le trasladó reiteradamente de lugar, se le cambió repetidamente de vestido y se le cubrió la cara, al tiempo que se le interrogaba. En tercer lugar este primer nivel se activa a través del lenguaje y del pensamiento, según la actividad y posibilidades mentales de cada sujeto, como ya hemos referido antes. 3 La palabra rapisma que usa JUAN ha sido traducida por bofetada, aunque su significado inicial era de bastonazo, teniendo en cuenta que la palabra rapis significa bastón y rapitzo, apalear; posteriormente evolucionó a "bofetada", y así lo tradujo SAN JERONIMO. TARQUINO LADU identifica en el lado derecho del rostro en la Sábana Santa de Turín, lesiones a consecuencia de un violento bofetón, oblicuo, aplicado de derecha a izquierda y de abajo arriba, por una persona que estaba frente a Jesús, propinado mediante su mano derecha (LADU, T.- "E Stato un manrovescio la causa delle lesiones all'emivolto destro?". Sindon. 32: 15-22, 1983).

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Entre las videntes, TERESA NEUMANN, dice que uno le dio al Salvador una bofetada por nada importante; sin embargo, ANA CATALINA DE EMMERICH vio que un ministro, con mano cubierta con un guantelete de hierro, le dio una bofetada en el rostro, con tal violencia que Jesús cayó de lado sobre los escalones y la sangre corrió por su cara4. En realidad el maltrato fue mucho mayor. Los evangelistas recogen cumplidamente los hechos: "Y lo escupieron en el rostro y lo abofetearon con el puño y con la palma" (Mt. 26, 67). "Luego se pusieron a escupirle y a taparle el rostro; y lo abofeteaban... y los criados le daban puñetazos" (Mc. 15, 65). "Los que custodiaban a Jesús... le golpeaban" (Lc. 23, 63)5. De todos modos, es una tesis por confirmar ya que la sangre se distribuye entre la Síndone de Turín y el Sudario de Oviedo de modo directamente inverso, de tal manera que la suma algebraica de intensidades equilibra la intensidad de las manchas de sangre de ambas telas.

En la Sábana Santa y, parcialmente, en el Sudario de Oviedo, se perciben la nariz y la mejilla derecha hinchadas y una contusión en el pómulo izquierdo. JUDICA CORDIGLIA detecta la existencia de una posible rotura del cartílago nasal, y subsiguiente desviación de la nariz, y contusión en un pómulo originada, probablemente, por un instrumento cilíndrico, corto, de un diámetro de 4 a 5 cms. BARBET es de la misma opinión. Otros autores creen que se trataría de una lesión originada en alguna de las caídas que la tradición mantiene. Pudiera ser consecuencia de la presión originada postmortem por el sudario que pusieron sobre sdu cabeza.La correlación lineal, topográfica y métrica, parece inclinar el criterio hacia la tesis primera. En un trabajo de TAMBURELLI se detectan, en la Sábana Santa, dos reguerillos de sangre que fluyen de los orificios nasales, hemorragia nasal que pudo producirse en la fase de maltrato por la chusma, los servidores del templo o los soldados. En el Sudario de Oviedo, se ha detectado esa desviación y aplastamiento nasal que parece ser postmortem debido a la posición en que quedó el cadáver con la cabeza cubierta por la tela. 4 La mano cubierta de hierro parece una interpretación de los hechos en función de los usos de la época, del guantelete de hierro de los soldados. 5 Los Apócrifos se refieren, de modo más sintético, a los mismos hechos: Le pegaban en las mejillas (Evangelio de SAN PEDRO (3, 4), le daban bofetadas (TACIANO, 163, 5; AMMONIO, 14, 40)), le escarnecían (TACIANO, 169, 2), con el rostro tapado (TACIANO, 165, 6), tapáronle la cabeza y le pegaban (AMMONIO 14, 47). También aparece en otros textos como en el evangelio de Acuario en que LEVI recoge este episodio de modo muy genérico: "Entonces la turba se abalanzó, escupió en su cara y le golpearon con sus manos. Luego le vendaron los ojos, le golpearon en la cara y le dijeron: Eres un profeta; dinos quién te golpeó" (166, 19-20). MANZANO (MANZANO, .- Op. Cit. Pág. 473) ha escrito muy agudamente que: "La condenación masiva de Jesús (en casa de Caifás), es la señal para que masivamente se le maltrate, afrente y ultraje... A los salivazos suceden las bofetadas y a éstas los golpes. Al propio tiempo llueven las blasfemias sobre el condenado por blasfemo". Sor JOSEFA MENENDEZ, recogió el siguiente mensaje del Corazón de Jesús: "...uno descarga sobre mi rostro una bofetada; otro, me arroja su inmunda saliva; otro, me tuerce el rostro en son de burla..." (MENENDEZ, J.- Un llamamiento de amor. Mensaje del Corazón de Jesús a--. Religiosas del Sagrado Corazón. Madrid, 1984). RICCI hace ver que, en la Sábana de Turín, "parece extraño que precisamente los mechones de la cabellera izquierda aparezcan más empapados de sangre, -como lo demuestran las fotografías con rayos ultravioleta y las elaboradas por JACKSON y JUMPER-, que concuerdan con la dirección preferente de los regueros de sangre de la nuca". Concluye que los golpes y bofetadas que se aplicaron al reo caían preferentemente del lado derecho, determinando una flexión de la cabeza hacia la izquierda

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No existe constancia cuantitativa ni cualitativa de este maltrato, que resumidamente se limitan los evangelistas a citar; pero indudablemente supone un importante magullamiento que debe sumarse a las lesiones de otro tipo, que sí se consignan específicamente y que se estudian por separado. No parece que el trato sistemático a que se sometió a Jesús fuese casual; obedece a las mismas premisas a partir de las cuales hoy se realiza el llamado "lavado de cerebro", buscando un cambio en las actitudes del individuo. Para ello se combinan las técnicas coacciológicas, las técnicas de comportamiento, la privación sensorial con el uso abusivo de presiones físicas y/o psicológicas. En el caso de Jesús, a lo largo del proceso, condena y tortura, se busca combinar estos medios, tratando de mermar y hacer perder, no ya el aprecio y consideración de los demás sino su propia estima, su destrucción como persona y la anulación de su mensaje revolucionario, combinando la presión psicológica, la humillación y los castigos físico y moral. En esta fase del proceso, una vez condenado, el reo quedaba a merced de la chusma que se cebaba en él, seguros de no cometer nada reprensible. En el procedimiento judicial de la época el condenado a muerte perdía todos sus derechos, quedaba por debajo del esclavo y los guardianes podían desfogarse con él, con tal de que el condenado no perdiera la conciencia; era un juguete para aquellos hombres que, en general, eran curtidos desalmados. Resumiendo: en el lienzo de Turín se aprecia un considerable maltrato que corresponde a esta fase del proceso: Fractura del cartílago nasal (BARBET, JUDICA), excoriaciones por todas partes del rostro, especialmente en la zona derecha (BARBET), heridas contusas superciliares, que levanta especialmente la región superciliar izquierda (BARBET, HYNEK), ojo derecho parcialmente cerrado debido a la hinchazón del pómulo (BUCKLIN), mentón, mejilla derecha y labio inferior hinchados (HYNECK, RICCI). Durante el traslado desde el Sanedrín al Pretorio también parece que fue atado, según las visiones de ANA CATALINA EMMERICH, "mandaron atarle una cadena al cuello, como hacían con los condenados a muerte para conducirlos ante Pilato". Es de suponer que en todos estos traslados Jesús fuera rodeado de aquéllos que lo detuvieron y de los sujetos afectos al Sanedrín, que aprovecharían la ocasión para informar a las personas con quien se cruzaran como era costumbre en ambientes semejantes y de paso burlarse, vejarlo y maltratar al prisionero. Otro tanto ocurre con Herodes, que manda cubrirlo con un manto blanco, tal como era costumbreque se hacía, al parecer, con los locos6.

6 MAGRI, E.- Gesù Cristo: Via, Verità, Vita. Florencia, IV, 1935-36. Pág. 171. "Herodes, con sus soldados, despreció a Jesús y burlándose de él le puso un vestido blanco" (Lc. 23,11). PAPINI, amparado en una cita de FLAVIO JOSEFO confirma esa costumbre de poner un vestido blanco, pero no por loco, sino porque era el hábito del Rey de los Judíos(5). El Evangelio de AMMONIO (15, 8) se refiere a una veste blanca. La traducción correcta parece ser "brillante" según la crítica evangélica (PRAT, P.- Jesucristo, su vida, su doctrina, su obra; DANIEL ROPS.- Jesús en su tiempo. Op. Cit. Id.)

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PILATO no parece particularmente interesado por el caso, más bien fastidiado por la presión que se ejerce sobre él, sobre un asunto que no le compete y porque le consta la existencia de interesas bastardos tras la argumentación que se le presenta, la insistencia con que se ofrece y la manipulación pseudodemocrática con que se le presiona. El interrogatorio no parece particularmente duro e incisivo y PILATO cede a la presión y a la conveniencia política, si bien buscando el modo de llegar al último extremo, probablemente utilizando unos criterios de mínima justicia y, sobre todo, para tratar de ganarle la patrtida a los intrigantes sacerdotes. Por eso lo manda flagelar como único castigo. José Delfín Villalaín Blanco

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AGRESION DURANTE LA EJECUCIÓN DE JESÚS Es también motivo de oprobio el hecho de ser crucificado entre dos salteadores (Mt. 27, 38; Mc. 15, 27), malhechores (Lc. 23, 33) o, simplemente, otros dos (Jn. 19, 18), con los que tácitamente se le iguala. ISAIAS lo señala (53, 9): "Se le preparó una tumba entre los impíos, en su muerte se le juntó con malhechores". Malhechores se les llama también en el Evangelio de NICODEMO (9, 12), o ladrones (10, 1), como en el de PEDRO (4, 1), en el de TACIANO (169, 8) y en el de AMMONIO (16, 1; 16,6). Para VITTORIO MESSORI el término "ladrones", traducido de latrones de la Vulgata, es, en el original, lestai. San Juan se refiere como lestés a Barrabás con significado de rebelde político, guerrillero o zelote; de ahí deduce que los ladrones debían formar parte del comando guerrillero de Barrabás ya que dice Marcos que "se hallaba en prisión uno llamado Barrabás, con otros sediciosos que en motín habían cometido un homicidio" (Mc.15, 7) . En efecto, Jesús fue detenido, acusado, condenado y ejecutado por el delito de rebelión1, así se reitera por los autores: "Jesucristo fue condenado por el delito de sedición y agitación"2. "Por agitador y por ser un individuo que podía... convertirse en causa de agitación política"3. "Cristo fue azotado por rebelde, luego le crucificaron por traición al César"4. "Jesús fue ejecutado como reo de un delito político.... Jesús no sólo igualó el celo de un zelote, sino que fue crucificado como un zelote"5. "Jesús... fue condenado... como un zelote"6. En RENAN se lee que el Talmud presenta la condena de Jesús como "corruptor"; su muerte se pone como ejemplo de cómo se debe tratar a los corruptores que quieren derribar la ley de Moisésy añade: es una condena puramente religiosa, por lo que fue apedreado después de crucificado7. Esta era en efecto, la pena que debía corresponderle en función de los cargos que se le imputaban; los judíos podían condenar a muerte mediante lapidación, hoguera, degollación y estrangulación; no podían aplicar la muerte de cruz que era facultad propia de los 1 WINTER, P.- El proceso de Jesús. Muchnik, Barcelona, 1983. Pág. 105. 2 MARUCCHI, O.- The Catholic Encyclopedia. "La crucifixión de Jesucristo". IV. New York, 1908. Pág. 520. 3 GOGUEL, M.- The Life of Jesus. Londres, 1933. Pág. 481. 4 PICKL, J.- Cit. Winter. Pág. 224. 5 FARMEN, W.R.- Maccabeos, sealots and Josephus. New York, 1956. Pág. 197. 6 BARTOLOME RELIMPIO, J. de.- Estudio medicolegal de la Pasión de Jesucristo. Ed. Bibliográfica Española. Madrid, 1949. Pág.58. 7 Mischna. Sanedrín, VI, 4; Talm. de Jer., Sanedrin, VI, 16; Talm. de Babil. Sanedrin, 43 a., 67 a.

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ocupantes porque se reservaba para los revoltosos, guerrilleros y terroristas, esto es, para los delincuentes políticos y para los esclavos. Con ésto se iniciaba otra sutileza del procedimiento: a Jesús se le robaba la muerte que le correspondía, como dice HUGUES COUSIN, en su afan destructivo intentaron quitarle incluso el significado de su muerte. ¿Temieron los dirigentes de aquel tiempo que si le lapidaban, los seguidores del Maestro podrían presentar su muerte como el final de un profeta?. Eligieron una muerte que, terminando con él, infamara también su memoria. El caso más dramático sería el de Cristo "el pacífico se ve condenado por violento; el que hablaba del reino de Dios, es acusado de conspirar contra el reino de los hombres. Se le priva hasta de dar "su testimonio profético con una muerte profética”"8. La inserción de dos personajes desconocidos tiende a quitar a la crucifixión, sibilinamente, la posible nobleza del acto único e irrepetible que, así, se suma en la multitud del "uno más"; los sufrimientos de los "ladrones" quitan protagonismo a Cristo y arrebatan parte de la compasión que pudiera producir. La degradación personal pública llega al punto de que "Uno de los malhechores crucificado, le insultaba" (Lc. 23,39). SHALOM BEN CHORIN refiere al respecto que éste es un comportamiento psicológicamente natural y se basa en el hecho de que en los campos de concentración "los intelectuales se hallaban particularmente expuestos al odio y las burlas de sus compañeros de cautiverio pertenecientes a un bajo nivel social, en la medida que estos últimos sienten la humillación de los superiores a ellos como una victoria "in extremis" de su ego sobre la absurda destrucción que les aguarda"9.. Deterioro de su imagen personal. A lo largo de todo el proceso, de modo paralelo a este deterioro de la imagen pública de maestro prestigioso que tiene Jesús, surge inevitablemente un deterioro de su imagen personal que se trata de potenciar por los que intervienen en este tratamiento durante el proceso buscando su renuncia al papel de transmitir un determinado mensaje. Su aspecto físico es lamentable, fatigado y sometido a toda clase de presiones y agresiones psicológicas y somáticas. El aspecto de Jesús en el momento de la detención debía ser desastroso, irreconocible, de tal modo que desconcierta a los que vienen a prenderle. "De noche, a la luz de las antorchas, su cara angustiada, extraviada y sangrante, por el reciente ataque de hemathidrosis que acababa de tener, debió pasmarles de terror"10 de tal modo que retroceden, caen al suelo y tiene que identificarse El mismo, según nos relata JUAN (Jn. 18, 5-7). El arresto debió terminar alrededor de las dos de la madrugada. El aspecto de Jesús se fue degradando progresivamente a medida que arreciaba el castigo físico y las presiones psicológicas, hasta el punto de que las videntes refieren que tuvo que ser lavado por PILATO para enviarlo a Herodes, según TERESA NEUMANN, o por el propio Herodes, según ANA CATALINA EMMERICH, ante su aspecto lamentable, y al

8 Cit. MANZANO, B.- Op. Cit. Pág. 518. 9 MELCHOR Y LAMETTE, F.- La penalidad en los pueblos antiguos y modernos. Imprenta de la Revista de Legislación. Madrid,1877. 10 MESSORI, V.- ¿Padeció bajo Poncio Pilato?.Rialp. Madrid, 1996. Pág. 89.

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margen de la repercusión psicológica que tuvo el castigo físico y psíquico, la propia consideración y presentación es un factor de seguridad del yo que repercute, tanto sobre el propio sujeto como sobre los demás; una mala imagen redunda en un deterioro de la imagen pública y de la consideración de los demás que reaccionan contra el actor, segregándole del conjunto y colaborando a romper los lazos afectivos que pudieran existir. Hay que añadir otro factor complementario en la cruz, que habitualmente no se valora adecuadamente desde el punto de vista psicológico y que ya he señalado: la existencia de la corona de espinas necesariamente obligaba a una postura flexionada de la cabeza para evitar el roce con el madero y que se renovaran los dolores agudos de puntura. Este hecho constituye un factor sobreañadido de despersonalización al obligar al reo a mantener la cabeza agachada permanentemente, en postura abatida y humillada no sólo ante los demás, como se ha señalado antes, sino ante sí mismo, consciente de la imagen real que se representa. Al abandono de sus amigos y colaboradores debe sumarse la noche sin dormir, llena de traslados y comparecencias: Anás, Caifás y el Sanedrín, Pilato, Herodes Antipas, Pilato, siempre atado (Mc. 15, 1), a los que hay que sumar los desplazamientos interiores, realizados por personal nada delicado, de modo violento y coactivo, que culmina con el traslado al punto de ejecución y en el que el reo se encuentra ya tan debilitado que precisa de ayuda externa para deambular y soportar el madero horizontal. Desde el lugar de la detención a la casa de Anás, supone recorrer unos 1.500 metros y ascender 85 metros; después, a la casa de Caifás, que está cerca, se dice que a unos 300 metros, pasa a continuación al Pretorio; posteriormente, al Palacio de los Asmodeos a unos 600 metros, ida y vuelta, y luego 700 más hasta el calvario, trayectos duros, llenos de violencia. Añadamos el fenómeno sed, que comienza a hacerse intenso en estas fases y que crea un malestar vital acuciante sobreañadido. TERESA NEUMANN dice que se le arrojó al agua del torrente Cedrón y que bebió de su agua sucia y describe multitud de caídas, maltratos e injurias que sufrió en el trayecto. ANA CATALINA EMMERICH añade que iba descalzo y tenía los pies ensangrentados de tal modo que la situación y el maltrato obligaron a aflojarle las ataduras de las manos al entrar en Jerusalén. Las videntes describen cómo en el traslado a la casa de Anás, el detenido se encuentra cansado y sediento. Es el momento de recordar el capítulo 52 de ISAIAS (v.14) en relación a la profecía del siervo de Yahvé; su capacidad de premonición le permitió verlo así: "Y si muchos se han horrorizado al verle tan desfigurado estaba su semblante que no tenía ya aspecto de hombre." A este deterioro físico deben sumarse toda la serie de agresiones psicológicas que tuvo que sufrir. En efecto, fue escupido, golpeado, abofeteado y escarnecido. WILLIAM 11 ya ha señalado hace años que "precisamente en estos pueblos se considera el escupir a otro como

11 Vida de Jesús, 1940.

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una suprema deshonra a la que nadie puede resignarse". Le taparon el rostro, algunos autores dicen, recordando un juego griego infantil. No podemos estar de acuerdo; para nosotros es un modo que recuerda a los sistemas que se utilizan en los interrogatorios policiales modernos, que buscan la desorientación del acusado. Los evangelistas reiteran el testimonio: los agresores decían: "Cristo, profetiza. ¿Quién te ha pegado?" -es testimonio de Juan que había entrado con Pedro en el recinto-, "Adivina, Cristo, ¿quién te dio?" (en casa de Caifás. Mt. 26, 67; Mc, 15, 65). Con el rostro tapado. "Se burlaban de El... lo cubrieron con un velo y le preguntaban: 'Adivina quién te pegó'. Y le decían otras muchas injurias" (Lc. 22. 63-65). Desde el punto de vista psicológico existió otro factor, que no ha sido suficientemente considerado: Jesús fue intensamente presionado y coaccionado durante todo este período por los profesionales judiciales y a través de agitadores y manipuladores de las masas. Fue constantemente presionado ante autoridades por la acusación ante el Sanedrin, Herodes y Pilato: "Pero ellos insistían con mayor energía" en sus acusaciones ante Pilato (Lc. 23, 5; Jn. 19, 12) y ante Herodes (Lc. 23, 10). Jesús tuvo que soportar de tres a cinco comparecencias jurídicas en pocas horas (Anás, Caifás, Pilato, Herodes y otra vez Pilato). La celeridad concuerda muy bien con el contexto de hechos consumados, y de juicio y condena previamente determinada para antes de la Pascua: "Entonces se reunieron los pontífices y los ancianos del pueblo... y acordaron prender con engaño a Jesús y matarlo" (Mt.26, 3-4). Mucho más cuando ya previamente se le había juzgado y condenado y colocado bajo captura. "Asi pues, desde aquel día, resolvieron matarlo. Por eso Jesús no andaba ya públicamente entre los judíos, sino que se fue a una región cercana del desierto" (Jn. 11, 53-54). "Los pontífices y los fariseos habían ordenado que si alguno sabía dónde estaba, lo denunciase para prenderlo" (Jn. 11. 57), por eso lo ataron, al prenderlo en Getsemaní, como convicto, y después en los sucesivos traslados. "Anás lo mandó atado a Caifás" (Jn. 18, 24). "Y atado lo llevaron..." (Mt. 27, 2; Mc. 15, 1). Los juicios son en sí fastidiosos, humillantes y generadores de tensión, sobre todo cuando al preso se le somete a una gran presión y cuando se oberva la predeterminación del Tribunal. Jesús sufrió enorme presión psicológica en torno suyo, ante los distintos tribunales. Jesús argumenta ante Caifás y ante Pilato, no ante Herodes. Médicamente, algunos, como CALCERRADA, interpretan, creo que exageradamente, el silencio como una defensa biológica instintiva ahorrando energías o como expresión de cansancio por una noche sin dormir. La razón debe ser otra, porque cuando hay que dialogar o replicar, lo hace con seguridad, prudencia y propiedad y en este caso se desencadena una negatividad total, al parecer, de carácter puramente intelectual. l dolor mismo es otro motivo de alteración psicoorgánica, ya que el dolor es proporcional, como ha demostrado la moderna fisiología, a la perfección de la mentalidad de quien la sufre. Otro motivo de vergüenza e infamia fue nuevamente la desnudez en la cruz aunque de los relatos evangélicos se deduce que tenía una relativa importancia en el ambiente de entonces. Recordemos lo rápidamente que se desnuda Pedro, por ejemplo. No obstante, pese a que la desnudez no espantaba a nadie, psicológicamente acentúa el desamparo del reo, especialmente en alguien considerado profeta, Rabí, enviado, maestro o santo.

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Se reparten sus vestidos, pues, y queda desnudo (Mt. 27, 35; Mc. 15, 24; Jn. 19, 23). De esta desnudez quedan vestigios en el Lienzo de Turín. El vestido estaba pegado a las heridas y, al arrancarlo, volvió a abrirlas. Se observa este hecho, especialmente en las lesiones escapulares y subescapulares que han sido estudiadas detenidamente por los distintos autores. La indumentaria del condenado a muerte, constituye la pannicularia que correspondía a los verdugos, por un decreto de Adriano citado en el Digesto12. Se puede alegar la costumbre romana de la desnudez total como puede leerse en ARTEMIDORO13 y ARRIANO14 y aunque estos escritos han sido ampliamente criticados a la vista de otros textos15, la desnudez del atletismo y de los baños públicos permite mantenerlo, aunque la palabra desnudo se aplicaba también al que estaba vestido levemente o con la ropa interior, tanto en Roma como en Palestina16. No entraba en las costumbres palestinas la desnudez total. En los documentos rabínicos consta que en la lapidación se cubría a los hombres por delante y a las mujeres también por detrás17. Nada prueba ésto, sin embargo, porque los castigos, ambiente y jurisdicciones fueron distintos18. Los Santos Padres confirman la desnudez total y así se lee en San JUAN CRISOSTOMO, San GERMAN DE CONSTANTINOPLA, San AMBROSIO19 el PSEUDO-ANASTASIO, San CIRILO DE JERUSALEN20, San BUENAVENTURA21, EUSEBIO y LANDULFO22. 12 L. 6. Dig. de bonis dammatorum, XLVII, 20. 13 Epíct., 4, 26. 14 Op. Cit. II, Pág. 361. 15 VIRGILIO.- Georgicas, 1, 299; HESIODO.- Opera et dies, 389; JENOFONTE.- Anabasis 1, 10, 3; 4, 4, 12; PLATON.- Leg. 954 a.; Republ.. 5; HOMERO.- Iliad. 16, 815; EURIPIDES.- Heraclid. 724; PLUTARCO.- Fabio Max.. 11; TUCIDIDES.- 3, 23. CICERON.- De Officiis.. 1, 36; DIONISIO de HALICARNASO.- Antiq. Rom.. 7, 72. 16 1 Reg. 19, 24; 2 Reg., 6, 20; Is. 58, 7; Is. 20, 3 y 4; Job 24, 7 y 10; Amós, 2, 16; Jn. 21, 7; Mc. 14, 51-52. 17 Misnah, Sanhedr. 6, 4. 18 En el Evangelio Apócrifo de PEDRO se señala la desnudez que fue cubierta con un lienzo que le ciñeron (10, 1), y se indica también en el de TACIANO (169, 5). TISCHENDORF escribe al respecto: "Omnibus notum est Jesum in cruce depingi circa femora linteo praecintum. Qua de re in varias partes disputatum est. Sed cum et ex veteri usu quem inter altos Artemidorus testatur, constet, nudos in crucem agi solitosesse, et evangelistae de tale operimento nullam mentionem faciunt, in Actis Pilati Vero, caput X, id ipsum dicatur, milites crucifigentes vestimentis expoliatum, linteo prae inxisse, equidem haut dubito quin ex his actis ista pistorum sculpturunque ratio, si non originem arte commendationem auctoritatem que habuerit"( GONZALEZ

BÑLANCO, E.- Los evangeliods apócrifos. Bergua. Barcelona, 1934. Pág. 288). 19 Cfr. in Ic. 10, 110; PL 15, 1924. 20 Catech. LQ. 21 Medit. de la Pas. 22 Vita Christi c. LXIII.

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Entre los autores modernos, tanto LIPSIO como GRETZER o SUÁREZ después de examinar detenidamente las distintas razones, se inclinan por la desnudez y con ellos otros muchos autores, OLLIVER, FOUARD, HOLZMEISTER, el P. LEAL, el P. PALLETE y tantos otros. FILLION, por el contrario, cree que los sanedritas cubrieron su desnudez, como RICCIOTTI, FERNANDEZ TRUYOLS, MIR Y EDERSCHEIM23, SCHUSTER-HOLZAMMER, PRATS, el P. PARAMO, etc. La tradición cristiana ha tendido a rechazar el hecho de la desnudez de Cristo en la Cruz. Surgió así la teoría del paño de pureza de la literatura grecolatina. Aparece la creencia en el perizoma ó periddoma que cubrió su desnudez. Los Evangelios Apócrifos cubren la desnudez de Jesús: el Evangelio de NICODEMO o Acta Pilati dice que: "llegando al lugar convenido, los soldados le despojaron de sus vestiduras y le ciñeron un lienzo blanco alrededor", incluso la recesión B afirma que o bien era un paño de color rojo, o bien se hizo con la toca de la Virgen María. Las videntes refieren que Jesús quedó desnudo. La Madre AGREDA revela que se reservó los paños interiores. La estigmatizada de Coesfeld lo describe totalmente desnudo y que un hombre ofreció a Jesús un lienzo con que cubrirse. En la Sábana Santa, Jesús aparece completamente desnudo aunque ésto nada prueba porque pudo ser desnudado después de muerto, sin embargo esta tela debería encontrarse en el sepulcro, ya que todos los objetos manchados de sangre debían enterrarse con el reo y, según el testimonio de Juan, sólo estaban el Sudario y la Sindone. El estudio de las lesiones del hombro y la espalda parecen confirmar que llegó vestido y al desnudarlo para la crucifixión, se reabrieron. La Sábana Santa muestra el cuerpo desnudo y no debieron desnudarlo para guardar la ropa ensangrentada, como era preceptivo, aparte. En Aquisgrán se guarda un trozo de tela burda de forma triangular, al parecer manchada de sangre, que se asegura cubrió los genitales de Cristo (se encuentra en un arca de 1238, con otras reliquias procedentes del tesoro de Carlomagno; túnica de la Virgen, cinturón de cuero, y paño con que se enjugó la sangre del Bautista). En la Edad Media se instituyó el llamado viaje santo cada siete años a Aquisgrán donde se exponen las reliquias. Fue considerado también por algunos como el Sudario que cubrió la cabeza de Cristo. Hoy que se está estudiando la sangre existente en el Sudario de Oviedo y en la Sábana de Turín, debería analizarse esta presunta mancha con el fin de concordar o descartar esta posibilidad. En la iconografía cristiana siempre se ha procurado evitar la desnudez; sólo tres imágenes primitivas representan al Nazareno desnudo; se trata de unas gemas del siglo primero grabadas24. Muy recientemente, fue motivo de una tremenda controversia el Cristo desnudo que figura en una de las portadas del templo de la Sagrada Familia de Barcelona.

José Delfín Villalaín Blanco Catedrático de Medicina Legal

23 The Life of Jesus the Messiah, II. Pág. 582. 24 PARCOT, Abbé Z.- Histoire de la sainte tunique d'Argenteuil. Paris, 1894. Págs. 159-161.

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AGRESIÓN PSICOFISICA DURANTE LA EJECUCIÓN DE JESÚS ¿Lloró Jesús en esta fase?. Muy probablemente sí. En los estudios de la Sábana Santa se ha apreciado cómo algunas lágrimas rodaron por las mejillas y a lo largo de la naríz yendo a desaparecer en el bigote, "lavando" ligeramente la zona y resaltando las facciones1. Otros autores, sin embargo, interpretan esas huellas como restos de salivazos. Es una cuestión todavía a dilucidar. Los Evangelios hablan de que Jesús lloró al menos dos veces: ante la tumba de Lázaro (Jn. 11, 35), y ante Jerusalén (Lc. 19, 41), pero PABLO, en la epístola a los Hebreos (5, 7) se refiere a "poderosos clamores y lágrimas", por lo que los escrituristas deducen que Cristo lloró en la cruz. Otros autores dicen que lloró en otras ocasiones, según diversos pasajes de la Escritura: de Sap. 7, 3, deducen que lloró en la Natividad; de Hebr. 2, 17, en la Circuncisión; de Jn. 13, 21, en la traición de Judas, que como vimos tuvo que suponerle un choque formidable; de Lc. 22, 44, en la agonía del huerto. Ahora bien, si analizamos su estado mental, esta situación no impide razonar correctamente a Jesús: dialogó con Juan respecto a la madre; dialogó con los otros crucificados, con los soldados, con quienes le rodeaban, etc. y, sobre todo, rezó intensamente, cuestión muy importante, no sólo desde el punto de vista de su integridad mental, sino para enfocar correctamente la fisiopatología de sus últimos momentos. En este sentido hay que valorar una escena que puede plantear alguna objeción: durante el traslado al calvario parece que discursea Jesús y se dirige a las mujeres presentes (Lc. 23, 27-31); el Evangelio Apócrifo de TACIANO lo recoge (169, 8-11); el Evangelio de AMMONIO también (16, 4-5), coincidiendo con una profecía de OSEAS (X, 8). Se trata de un fenómeno exaltación en un sujeto que sin embnargo está extenuado, que precisa de ayuda para transportar el patíbulo. Estas exaltaciones han sido calificadas por algunos autores de sentimientos alucinatorios o de psicosis que prenden en el individuo y que le permiten soportar con indiferencia y hasta con entusiasmo la muerte. Se han descrito estos estados preagónicos en los tuberculosos, en los paralíticos generales o en el Basedow. Se trataría de un estado confusional relacionado con el grado de absorción de los productos tóxicos, donde se pierde la idea y la noción del tiempo y se manifiestan todo tipo de vivencias(37). Estos cuadros psicopatológicos no parecen probables, dada la coherencia con que se manifiesta en todo momento Jesús, que está muy lejos de formas alucinadas, incoherentes o desligadas de su testimonio y mensaje, antes y, sobre todo, después de este suceso. Deterioro del entorno cercano. 1 ORTIZ MUÑOZ, L.- Cristo: su proceso y su muerte. 7. El Expolio. Fomento Editorial. Madrid, 1976. Pág. 392.

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En este momento hay que tener en cuenta y valorar el abandono de sus discípulos más cercanos. Ya no se trata de que duermen y están alejados espiritualmente; también abandonan a Jesús físicamente. Durante el proceso y muerte, un aspecto que tampoco suele ser analizado por los autores, ni siquiera por los médicos, es el abandono que sufrió de los suyos. Tras un conato de violencia que surge en Getsemaní, que corta radicalmente el Maestro, "Todos lo abandonaron y huyeron" (Mt. 26, 56; Mc. 14, 50), Juan y Pedro hacen un tímido intento de seguimiento, no obstante este último lo niega y el Maestro se da cuenta. "El Señor se volvió, miró a Pedro" cuando le negó (Lc. 22, 61). WITTMAYER escribe al respecto2 que "la crucifixión de Jesús desconcertó a sus discípulos... La ejecución de Jesús por un medio reservado a los peores criminales tuvo que afectar profundamente a la mayoría de sus partidarios... Incluso antes de la ejecución, Simón-Pedro negó ser discípulo de Jesús... Judas Iscariote había perdido la fe en el nuevo movimiento de forma tan absoluta que estuvo presuntamente dispuesto a traicionar al maestro por iniciativa propia". Este abandono se potencia por el hecho de ser entregado indefenso a las fuerzas represivas, primero a los servidores del templo y luego a la milicia romana. Jesús fue retirado de la vista de las gentes (Mt. 27, 31; Mc. 15, 20; Jn. 19, 16), quedando en manos de los legionarios, sólo y sin apoyos sentimentales y amistosos de persona alguna. Agresión jurídica. Todo el sistema que se aplicó contra Jesús y el mismo proceso ha sido motivo de grandes controversias. Sorprende al leer los Evangelios que Jesús no aparece como un hombre público de importancia relevante, ni siquiera como un influyente dirigente religioso a nivel de la nación judía. Jesús era simplemente un profeta provinciano con un ámbito de acción muy limitado. Por esto llama la atención el encono con que las autoridades religiosas judías lo persiguieron y el encarnizamiento con que procedieron contra su persona. Tuvieron que producirse, necesariamente, uno o varios acontecimientos que le dieran notabilidad suficiente a nivel nacional como para que se volviera peligroso o se le considerara como tal. Como estudiamos antes, el proceso de deterioro fue gradual y vinculado a su doctrina, que resultaba nefasta para la estabilidad y mantenimiento del sistema. De ahí que fuera cuidadosamente seguido, espiado y controlado, buscado y condenado, antes de ser juzgado propiamente o después de haberlo hecho en su ausencia. No se percibe en los relatos evangélicos ningún acontecimiento especial, salvo la expulsión de los mercaderes del templo. Este hecho, que algunos críticos tienden a magnificar3, debió ser la espoleta que inició la "caza y captura" definitiva deaquel sujeto, peligroso para el 2 WITTMAYER BARON, S.- Historia Social y Religiosa del Pueblo Judío.Paidos. Burenos Aires, 1968. 3 ROBERT EISLER y S.G.F.BRANDON.- Jesus and the Zeloats. Manchester, 1967. Pág. 331 y sigs., hacen del incidente una operación militar.

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sistema, porque se había vuelto un hombre público4. Pocos días después del incidente fue detenido y ejecutado. La escena del templo debió ser el detonante: Jesús pasa por encima de la Ley, origina un peligro evidente de sublevación popular y pone en peligro una fuente segura de ingresos sin plantear una posible sustitución. Es por lo tanto un soñador peligroso que hay que neutralizar rápidamente. Una lectura atenta de los Evangelios permite detectar que algunas semanas o meses antes de su detención, Jesús había alcanzado súbitamente una gran notoriedad que se detecta en numerosos pasajes y en la alarma creada en las clases dirigentes políticas y religiosas. En los Evangelios se aprecia el entusiasmo de las gentes y la popularidad de que gozaba el Nazareno. Muchos de esos temores aparecen luego en el interrogatorio a que fue sometido. ROUX5 indica que en el procedimiento judío "estaba estrictamente prohibido pegar a un inculpado", sin embargo, la violencia es la tónica en todo el relato evangélico. El mismo sistema utilizado en la detención habla de la peligrosidad que para las autoridades tenía el Maestro. DUQUOC señala muy agudamente que lo que engendró una oposición definitiva entre él y las autoridades no fue su mensaje, sino su actitud6, que produjo "un desconcierto tan grande en la organización judía de la religión, de la moral y de la política, que no fue posible ningún compromiso cuando se vio que Jesús se convertía en un maestro escuchado y, por consiguiente, peligroso para el equilibrio social y político". Este conflicto lo resume DUQUOC en cuatro puntos: la crítica de la autoridad de la Ley, el desplazamiento del centro de gravedad de la religión, la decepción provocada por la negativa ante las representaciones mesiánicas, la intrusión en la organización social. Al relativizar la ley, desplaza el centro de gravedad de la religión; el Dios de Jesús no es el Dios de la religión oficial. Entonces no caben sino dos posibilidades: o Jesús es un enviado de Dios o es un blasfemo. Y si es un enviado, ¿cómo puede estar Dios en contradicción con la autoridad de Moisés?. En consecuencia, un sujeto que prescinde de la Autoridad de Moisés y de la Alianza, forzosamente es un blasfemo. De hecho, los maestros y rabinos del judaísmo han negado siempre que Cristo fuese el Mesías. Una conclusión se sigue, y es la de la inteligente perspicacia de las autoridades religiosas, que se dan perfecta cuenta de que en su actitud estaba en juego la misma suerte del judaísmo tal como lo concebían. El pueblo, por su parte, se decepciona con Jesús, que se niega a acaudillar los movimientos nacionalistas y de liberación. "Nosotros teníamos esperanza de que éste fuera el que iba a liberar a Israel..." decían los discípulos de Emaús al forastero (Lc. 24, 21). 4 TROCME, E.- Jésus de Nazaret vu par les témoins de sa vie. Neuchâtel, 1971. Pág. 132. 5 Op. Cit. Pág. 379. 6 DUQUOC, CH.- Jesús hombre libre. Sígueme. Salamanca. 1980. Pág. 67.

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Se plantean dos instancias judiciales: la religiosa y la civil. La acusación religiosa queda perfectamente reflejada en Juan: "¿Qué haremos?.Este hombre hace demasiados prodigios. Si le dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán a nosotros, y el lugar santo y la nación" (Jn. 11, 47-48). Jesús, por tanto, es un seductor y para los dirigentes religiosos, un falso profeta. Ante la instancia civil, fue acusado de amenazar la ocupación romana como agitador público y como agitador fue condenado. La muerte de Jesús constituía, de un lado, la garantía de que no se producirían desórdenes y, de otra, una demostración de la comprensión del ocupante ante los problemas internos judíos. "La inocencia de Jesús tenía muy poco peso en la balanza de la estrategia política.... Sufrió la suerte de tantos otros que, por su palabra y su actitud, chocaron con las certezas adquiridas, con intereses compartidos y con el orden político establecido"7, por eso debía ser destruido física y espiritualmente y hasta borrado su recuerdo si fuera posible. Por último, la trampa final de la manipulación es la que le tiende Caifás para su condena que citan Mt. 26,62 y sigs.; Mc. 14, 60 y sigs.; Lc. 22, 70-71) y que permite al Sanedrín confirmar la sentencia sumariamente. Siguiendo la crítica histórica debemos valorar en su justo término estas fases, dadas las discordancias que aparecen en los distintos evangelistas. De momento, se determinan dos grandes bloques: antes de la comparecencia ante Pilato (Lc. 22, 63-65; Mc. 14, 65; Mt. 26, 67-68. y Jn. 18, 22), y después (Lc. 23, 11; Jn. 19, 2-3; Mc. 15, 16-20; Mt. 27, 27-31). WINTER ha hecho un cuidadoso análisis comparativo y llega a la conclusión de que, efectivamente, no puede negarse una sesión en el Pretorio, en el que los soldados se entregaron a una bufonada teatralizada con Jesús, una vez que el gobernador dictó la sentencia, coronándole de espinas y cubriéndole con el manto púrpura. Respecto a la sesión precedente, señala como dificultad a efectos de certificar su realidad, que se realizó en un recinto cerrado, sin testigos. Olvida este autor la existencia de seguidores de Jesús en el Consejo y que Juan tenía entrada en la casa del Sumo Sacerdote. No obstante, su tesis exculpatoria del pueblo judío no tiene por menos que admitir que es probable que hubiese algún relato del maltrato de Jesús durante su detención en la casa del Sumo Sacerdote, que la descripción de este maltrato es tan diferente del anterior que excluye que derive del escarnio posterior a la sentencia y señala que el relato joánico (Jn. 18, 12-13, 19-23) es un relato altamente racionalizado, desembarazado de toda referencia profética, y se describe de modo resumido como un interrogatorio de "tercer grado". Desde este punto de vista hay que admitir, al menos, dos sesiones sumamente traumáticas para el acusado, y no sólo en el aspecto físico sino tambien en lo que respecta a su integridad psicológica y su propio aprecio personal. Es particularmente descorazonador para el reo comprobar la manipulación del juicio y de las comparecencias: "Los pontífices y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para matarlo" (Mt. 26, 59.; Mc. 14, 55.). Todos los autores están de acuerdo en que

7 Op. Cit. Pág. 470.

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el procedimiento judicial fue manipulado tanto en la forma como en el fondo8. Jesús es consciente de ello, como se percibe en la frase: "Si os lo digo, no me váis a creer; y si os lo pregunto no me váis a responder" (Lc. 22, 67-68). El 25 de abril de 1933, un tribunal de hebreos, compuesto por un presidente, dos jueces, un fiscal y un abogado defensor se reunió en Jerusalén para juzgar imparcialmente el caso de Jesús. Decidió la revisión del proceso y concluyó que el Gran Sanedrín de Jerusalén cometió un error judicial con Jesús de Nazaret y que la raza judía se honraba en repararlo.

La sentencia se aplicó inmediatamente. El decreto dado por el Senado de que debía esperarse un mínimo de diez días para aplicar la sentencia fue dado el año 21 y para sentencias de muerte dictadas por el mismo Senado, pero no para las sentencias dadas por los procuradores. En Roma, solían transcurrir dos días entre la promulgación de la sentencia y la aplicación de la pena, y, aunque en provincias no solía imperar la norma, los condenados que ejecutaron con él debieron proceder de juicios anteriores porque no hubo tiempo en la misma mañana para dictar la sentencia de éstos. En el caso de Jesús urgía el desenlace para los miembros del Sanedrín y por la proximidad de la fiesta. GRETZER afirma, según ORTIZ MUÑOZ9, que la sentencia no podía ejecutarse antes de diez días, pues estaba vigente el 'Senatus Cunsultum Tiberianum', promulgado por Tiberio. TACITO dice de esta disposición10: "Factum S.C. no decreta patrum ante diem decimum ad aearium deferrentur, idque vitae spatuim dammatis prorrogaretur"11 y amplía este período a treinta días. Los hermanos LEMAN, Augustus y Joseph, escribieron en 1881 un precioso libro sobre el Sanedrín que condenó a Jesús que no ha sido superado y que ha sido reeditado recientemente12. Como judíos convertidos al cristianismo que eran y como investigadores, conocedores de los documentos originales, señalaron las numerosas irregularidades que llenan las dos sesiones del juicio de Jesús, según las normas judiciales de la época. En sintesis, éstas fueron: celebrar un proceso de noche o después del sacrificio vespertino o en día anterior a una fiesta que estaba prohibido. El presidente actuó de acusador, realizando un interrogatorio capcioso contra la norma, se utilizó brutalidad, testigos falsos, se interrogó a los testigos en bloque y no por separado, se tomó juramento al reo y no a los testigos, se buscó que el reo se perjudicara a sí mismo, se criminalizó la respuesta sin esperar al examen detenido y detallado; el presidente influyó sobre la asamblea, se suprimió la votación individual y por turno, no hubo deliberación previa, la sentencia fue inmediata cuando debía demorarse al menos al día siguiente, esta no se pronunció en los locales especiales para ello sino en casa de Caifás. Prácticamente el Sanedrín se saltó todas las normas. Es un indicio más de la corrupción existente entonces y de la prisa que tenían

8 DI MISCIO, G.- Op. Cit. Pág. 101. 9 ORTIZ MUÑOZ, L.- Criosto. Su sentencia yMuerte. 2, Fomento Editorial. Madrid 10976, Pág. 72. 10 Zsch. f. Kath. Theol. 39: 351, 1915. 11 Cfr. Lib. 1. Epist. 12 La Asamblea que condenó a Jesús.Criterios Libros. Madrid, 1999. Pág. 97-126.

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por resolver el problema Jesús que, para ellos, era de primordial importancia. En síntesis, toda la fase judicial estuvo llena de irregularidades y a lo largo de ella se fueron utilizando tanto las técnicas de coacción física como psicológica con el fin de destruir, tanto la doctrina de Jesús, como su integridad corporal y anímica. José Delfín Villalaín Blanco

Catedrático de Medicina Legal

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VII

AGRESIVIDAD INSTITUCIONAL POSTMORTEM CONTRA JESÚS. Un criterio que nos permite confirmar la existencia de un interés o de una acción concertada por parte de los grupos dominantes, lo tenemos en el comportamiento ulterior de estos grupos. En efecto la agresividad institucional se mantuvo constante, después de que se produjera la muerte de Jesús, intentando eliminar su mensaje, incluso todo rastro de su existencia y su recuerdo, a través de la presión del sistema propagandístico estatal. La existencia de esta acción continuada, confirma, una vez más el peligro potencial que suponía para el sistema la doctrina predicada por Jesús y, de otro, que la acción mantenida sobre Jesús y sobre su entorno no fue suficiente para conseguir acallarla, como habría sucedido si el desprestigio y la destrucción física del Maestro hubieran sido absolutos como se había buscado activamente por todo el aparato político, religioso y administrativo judíos.

Esta actividad se registra a diversos niveles y se refleja en los textos evangélicos en distintos pasajes.

Instrucciones a los guardias. En primer lugar se ponen guardias ante la tumba, tal vez como consecuencia de las referencias que existían sobre los poderes del difunto y su fama reconocida para hacer milagros. Ya Judas les había instruido, al parecer, sobre el tema a la hora de la detención. Según san MATEO, los sumos sacerdotes y los fariseos acudieron a Pilato y le manifestaron: “este impostor dijo cuando aún vivía: A los tres días resucitaré, manda pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: Resucitó de entre los muertos, y la última impostura será peor que la primera”. Autorizados, sellaron la piedra y pusieron la propia guardia del Templo, no una vigilancia romana que, menos concienciada por el tema hubiera sido más laxa acaso en el proceso de cuidado y atención. En primer lugar demuestra este texto, el excelente conocimiento que tenían de su predicación y de las palabras que Jesús había pronunciado y que los asesores del Sanedrín conocían perfectamente. En segundo lugar el esfuerzo colectivo por impedir cualquier circunstancia que permitiera confirmar o revivir el mensaje que pretendían destruir, incluso previendo situaciones posibles tan remotas como la de resucitar un cadáver. Desaparecido el cadáver de la tumba e informados los sacerdotes de lo ocurrido, éstos (los sacerdotes), reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: “tenéis que decir: ‘sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos; si la cosa llega a oídos del procurador nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones’. Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió este rumor hasta hoy” (Mt. 28, 12-15). También el hecho de comprar a los guardias indica la importancia que tenía el tema para los estamentos que habían planteado la necesidad de que Jesús desapareciese, para lo cual no les importa corromper a los guardias y recurrir a generar rumores para desconcertar a la gente.

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De todos modos estos testimonios debieron tener escaso valor. Es curioso cómo, más adelante, cuando estos jerarcas tienen ocasión de intervenir a propósito de las actuaciones de Pedro y Juan ante el Sanedrín manteniendo la resurrección de Cristo, nada dijeron ni argumentaron en contra, basados en el testimonio de pretendidos testigos oculares. Siendo funcionarios del Templo, su credibilidad y el testimonio debieron ser de escaso peso.

Miedo de los discípulos. Los discípulos, por otro lado, no solo habían abandonando a Jesús, sino que estaban asustados. Los Evangelios reiteran que estaban juntos, apoyándose unos a otros, desconcertados y Juan añade (Jn, 20, 19): “Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos”, claro indicio del temor existente ante la posible acción concertada de los poderes públicos contra ellos.

Persecución de los cristianos. Habitualmente en los comentarios sobre los primeros tiempos de las comunidades cristianas y de la Iglesia, pasan desapercibidos una serie de textos que corresponden a los primeros días en que comienza a manifestarse la comunidad cristiana y a los últimos intentos que realizaron los estamentos dirigentes para combatir las ideas que había sembrado Jesús. Recordemos que tras el segundo discurso de Pedro, éste y Juan fueron arrestados y llevados ante el Sanedrín en una acción fulminante: Estaban todavía hablando al pueblo cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo1 y los saduceos2, molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos, les apresaron y les pusieron bajo guardia hasta el día siguiente, pues había caído la tarde (Hch. 4, 1-2). No esperaron ni siquiera a que terminaran el discurso y pese a lo intempestivo de la hora los detuvieron. Una intervención de este porte solamente se hace por una causa urgente, de sumo interés para el colectivo dirigente.

El asunto debía ser importante porque, siguiendo el relato de Lucas, al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas. También estaban el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatan, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes3 (Hch. 4, 5-6). Les interrogan, contesta Pedro y Juan y viendo la valentía con que hablaban Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados (Hc. 4, 13)... Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos “¿Qué haremos con estos hombres?...Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre”. Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o 1 Se trataba de la más alta autoridad policial; era la dignidad inmediata tras el Sumo Sacerdote y actuaba por disposición del Sanedrín 2 A los saduceos se les presenta siempre como contrarios a la resurrección, sin embargo, en esta caso, no parece que sea ésta la razón de la detención porque otros grupos judíos no pensaban igual y se había producido una curación. La detención tenía que ser por cuestión importante ya que capitanea el grupo el jefe de la guardia del Templo. 3 Se reúne por tanto el Sanedrín completo y Lucas menciona incluso a alguno de sus componentes: Anás, el mismo que figuró en la Pasión de Cristo. Se sabía que no era Sumo Sacerdote desde el año 15 en que fue cesado por Valerio Graco, pero seguía ejerciendo una autoridad respetada por todos, apoyado en el hecho de que los siguientes Sumos Sacerdotes fueron su hijo Eliazar y su yerno Caifás. Lucas cita además a Juan y Alejandro, que algunos autores piensan que pertenecían a la familia de Anás (SOBRINO, J.A. de.- Así fue la Iglesia Primitiva. BAC. Madrid, 1986. Pág. 44).

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enseñasen en el nombre de Jesús... Y, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo (Hch. 4, 15-21).

La prohibición parece una advertencia legal. En temas como éste no se podía encarcelar a los autores, excepto si eran rabinos, salvo que se tratara de reincidentes. Éste es el caso siguiente: En efecto, según el relato de Lucas menudeaban las curaciones. Solían estar en el pórtico de Salomón pero ninguno de los otros se atrevía a juntarse a ellos, aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio (Hch. 5, 13). Esta frase trasluce la existencia de un anatema o mandato oficial que impedía estos contactos. Cuando se incorporan los apóstoles a la comunidad, ésta se reúne en oración y recita el salmo segundo de David, que plantea el tema cuando dice: “Se han presentado los reyes de la tierra y los magistrados se han aliado contra el Señor y contra su Ungido” (Hch. 4, 26), texto que se reitera a continuación certificando que “verdaderamente en esta ciudad se han aliado Herodes y Poncio Pilato con las naciones y los pueblos de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien has ungido” (Hch. 4, 27). La acción concertada de los poderes públicos está implícita en el canto de la comunidad cuando se incorporan los apóstoles y se recita precisamente este salmo. Entonces, sigue más adelante el relato lucano, se levantó el Sumo Sacerdote y todos los suyos, los de la secta de los saduceos, y vuelven a detenerles (Hch. 5, 17-18). Llegó el Sumo Sacerdote con los suyos, convocaron al Sanedrín y todo el Senado (Hch.5, 21)... Entonces el jefe de la guardia del Templo marchó con los alguaciles y les trajo, pero sin violencia, porque tenían miedo de que el pueblo les apedrease. Les trajeron, pues, y les presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote les interrogó y les dijo: “Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre”. Pedro replica presentándose como testigo. Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos (Hch. 5, 27-33).

Constituye, por tanto, no solo un tema importante sino trascendental. Un tema muy importante debía ser para que justificase la reunión del Sanedrín y del Senado, la detención y actuación directa del jefe de la guardia del Templo, y la presidencia del Sumo Sacerdote. El delito consistía en predicar en el nombre de Jesús. Importante debía ser cuando, siguiendo la misma mecánica, comienza por prohibir no la predicación en sí, sino en nombre de Jesús, se les apercibe jurídicamente y se les señala, hasta el punto de que la gente no se atrevía a acercarse a ellos ya que el contravenir estas normas implicaba pena de azotes.

La asamblea valoró que eran gentes incultas y vulgares, hecho que les asombró y, tal vez, teniendo en cuenta este hecho, en la deliberación primera determinaron intimidarlos con todo el poder de la autoridad constituida, incluso renovando sus amenazas. La segunda vez que les detuvieron, se enfurecieron y querían acabar con ellos, frase determinante de cuanto les afectaba la predicación en nombre de Jesús y de que se propuso en algún momento, aplicar a los apóstoles la misma pena que al Maestro.

Es entonces cuando interviene Gamaliel4 y zanja la cuestión con el razonamiento siguiente: “Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejarlos en paz. Porque si esta idea o esta 4 Gamaliel I, el maestro de Pablo, era el heredero del pensamiento del célebre Hil-lel y representaba el grupo más liberal y humano en la interpretación de la Ley. En general representaba la actitud del partido fariseo , pero era respetado por todos que le daban el título de rabbuni, esto es: maestro nuestro, título al que solo llegaron otros cuatro maestros tras él en toda la historia..

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obra es de los hombres, se destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios”. Y aceptaron su parecer.( Hch. 5, 38-39).

No obstante, concluye este episodio azotando a los apóstoles, como correspondía, por no respetar el mandato de la asamblea y mantener el principio de autoridad y reiterando la intimidación para que no hablasen en nombre de Jesús. Parece que aquí acaba la acción concertada institucional, porque si es verdad que los cristianos y sus dirigentes sufrieron persecución y muerte, parece que fue por causas distintas. La muerte de Esteban, parece que fue debida a las controversias con los helenistas y de modo parecido podrían plantearse los enfrentamientos habidos entre cristianos y judíos, algunos de ellos muy duros, y que aparecen en los Hechos de los Apóstoles. Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, Pablo de Tarso, Santiago, el hermano del Señor y otros varios fueron perseguidos por las autoridades judiciales de la época, en distintos lugares y circunscripciones, sin embargo, las causas, también muy variables, nada tienen que ver con la que estamos estudiando y fueron especialmente de carácter político más que de tipo dogmático. Antes del año 70 dirigentes judíos, los sumos sacerdotes, saduceos y el rey Agripa I actuaron, unos contra el resurreccionista y todos contra el mesianismo. A partir del año 70, fueron los fariseos quienes expulsaron a los cristianos de las sinagogas para diferenciarse perfectamente de ellos y, consecuentemente, de la persecución romana. En años posteriores, otros grupos que seguían a diversos Mesías, recibieron el mismo trato. Fuentes rabínicas. Las fuentes rabínicas aportan también datos sobre la existencia de Jesús, a partir de una imagen negativa y de rechazo que recoge el criterio existente entonces oficialmente. Dan fe del ajusticiamiento de Jesús, jurídicamente se actúa bajo el imperio de la ley judía y, en consecuencia, Jesús fue lapidado y su cadáver colgado. La causa de su condena fue la brujería porque sedujo a Israel y lo hizo apostatar. Mencionan asimismo cinco discípulos a los que los autores no encuentran equivalencia histórica. Los estudios de MAIER, THOMA o FROHNHOFEN pueden ilustrar el tema y a ellos nos remitimos. COLOFÓN: El mensaje de Jesús continúa interpelando igualmente a cada hombre que le conoce o que toma contacto con él. Para los sistemas dominantes sigue siendo incómodo; desde estos puntos de vista sigue resultando molesto, tanto individual como colectivamente. Cada persona reacciona de un determinado modo; los sistemas de poder han intentado borrar su mensaje por todos los medios: lo han distorsionado, lo han asaltado, han tratado de incorporarlo al sistema, lo han minimizado, han tratado de ocultarlo o ignorarlo inútilmente no solo aplicando individual y colectivamente los procedimientos que se intentaron con Jesús, sino los más modernos y sofisticados. Jesús sigue siendo criticado y cuestionado, pero pese a los siglos transcurridos y lo que nos hemos esforzado los hombres en alterarlo, ahí está y sigue cuestionándonos históricamente.

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José Delfín Villalaín Blanco Catedrático de Medicina Legal

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