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EN ESTA EDICIÓN: ÁNGEL ESTEBAN / ANA GALLEGO / SERGIO R. FRANCO / DANIEL CONTRERAS M. / MÓNICA DELGADO / MIGUEL ÁNGEL ZAPATA / ANGÉLICA SERNA / DAVID ROCA BASADRE / JORGE COAGUILA R E F L E X I Ó N , A R T E Y C U L T U R A P E R U A N A R E F L E X I Ó N , A R T E Y C U L T U R A P E R U A N A SUPLEMENTO DEL DIARIO , AÑO 1, NÚMERO 21, LUNES 23 DE SETIEMBRE DE 2002 La obra ancilar de Julio Ramón Ribeyro LITERATURA AUTOBIOGRÁFICA Correspondencia inédita Entrevista exclusiva a Mario Vargas Llosa La obra ancilar de Julio Ramón Ribeyro

Identidades Sobre Ribeyro

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Page 1: Identidades Sobre Ribeyro

EN ESTA EDICIÓN: ÁNGEL ESTEBAN / ANA GALLEGO / SERGIO R. FRANCO / DANIEL CONTRERAS M. / MÓNICA DELGADO / MIGUELÁNGEL ZAPATA / ANGÉLICA SERNA / DAVID ROCA BASADRE / JORGE COAGUILA

R E F L E X I Ó N , A R T E Y C U L T U R A P E R U A N AR E F L E X I Ó N , A R T E Y C U L T U R A P E R U A N A

SUPLEMENTO DEL DIARIO , AÑO 1, NÚMERO 21, LUNES 23 DE SETIEMBRE DE 2002

La obraancilar deJulio RamónRibeyro

LITERATURA AUTOBIOGRÁFICA

Correspondencia inédita

Entrevista exclusiva a Mario Vargas Llosa

La obraancilar deJulio RamónRibeyro

Page 2: Identidades Sobre Ribeyro

PRESENTACIÓN

¿Qué hace a un hombre escribir sobre sí? El propósitoautojustificador de la escritura autobiográfica se mues-tra recorrido por impulsos reflexivos que hacen de ese

acto también una búsqueda de sentido de lo vivido. Unintento de salvación.

Se trata de una segunda lectura de la experiencia, perocon la distancia que permite la memoria. Coherente, siasumimos que todo esfuerzo autobiográfico es una suer-te de recomposición del destino personal; pero más cercade la ficción si el criterio es dar cuenta de la “verdad de loshechos”.

Todo acto de rememoración supone la exclusión y laselección. Se excluye lo intrascendente, lo vergonzoso, loque debilita, con el objeto de presentar lo mejor de sí; seelige lo satisfactorio, aquello que me entrega realizado a missemejantes, muchas veces “ayudando” a la memoria a llenarsus vacíos.

Nuestra edición vigésimo primera quiere destacar la exis-tencia de un exponente valioso para la literatura peruanaautobiográfica, quien es sólo una muestra de un corpus bas-tante compacto en nuestras letras, hasta hoy ignorado.

La producción diarística y epistolar de Julio RamónRibeyro confirma que él vivió para su autobiografía.

Sin embargo, su escritura nos presenta sólo un ejemplo.Detrás existe un modo de expresión literaria que en el Perúexige ser leído en la clave genérica a la que corresponde.

Sumario

DE COLECCIÓN

Director: Hugo Coya Honores, Editor: Enrique Cortez, Redactor: Jorge Coaguila, Editor Gráfico: Alejandro Kanashiro, Diseño y Diagramación: Julio Rivadeneyra Usurin.http://www.elperuano.com.pe Teléfono: 315-0400 • Telefax: 424-5023. Hecho el Depósito Legal Nº 2002-1137

SumarioA los lectoresEL EDITOR

2 I Lima, lunes 23 de setiembre de 2002

CECILIA JURADO. Open. San Francisco, 1998. Correo electrónico: [email protected] suplemento no comparte necesariamente la opinión de sus colaboradores.

Actuales

3

Reseñas

4

Nuestra portada de Alejandro Kanashiro, 2002.

Envíe sus colaboraciones y comentarios a [email protected]

8/9Documentos

5Ensayo

10/11Entrevista

12Precisiones

Lecturas

13

Anteriores

MónicaDelgadoPoesía que nose calla

Daniel Contreras M.Encuentro con Marcos Silber

II Festival Internacional de Poesia

Álvaro SarcoReminiscenciasincaicas

ÁngelEsteban Dos cartasinéditas deJulio Ramón

ÁngelEsteban y AnaGallego Ribeyro porVargas Llosa

JorgeCoaguilaEl otroRibeyro

AngélicaSernaAmaru:nuevacolección

Sergio R. FrancoLa tentación del fracaso

Miguel Á. ZapataEduardo Chirinos y el traspaso de la palabra

David Roca BasadreA favor de los quesobran

Poesía

Índice general 11-2014/15

Page 3: Identidades Sobre Ribeyro

“Mi padre era analfabeto,escribo para vengarlo”

Lima, lunes 23 de setiembre de 2002 I 3

ACTUALES

II FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA ENCUENTRO CON MARCOS SILBER / ✍ DANIEL CONTRERAS M.

Después de un vuelode cuatro horas fueel primero de la co-

mitiva de poetas extranje-ros en llegar. Sorprendidopor la brevedad del viaje,Marcos Silber creía –en suconfesa ignorancia geográ-fica– que la distancia entreBuenos Aires y Lima eramayor. Ahora, en su prime-ra visita a nuestra ciudad,descubre lo cerca que está-bamos de su país, el cual–hasta hace un tiempo– seidentificaba más con la vie-ja Europa.

Aquí los aires buenosestuvieron en Cajamarca,lugar en el que se respirópuro arte poético y dondese realizó el mencionadoencuentro que finalizóayer. Silber lleva muchotiempo en el perseveranteoficio de la escritura. Autorde trece libros, entreellos se encuentran lospoemarios Noticias so-bre el incendio de la na-ve mayor, Suma poéticay Preposiciones y buenosmodales, ha merecidomuchos premios.

Silber reveló que en es-ta ocasión sólo conocía ados de los poetas que loacompañaron en la comiti-va internacional. “Pero esoes lo enriquecedor de estosencuentros”, declara conentusiasmo, previo al iniciodel mismo, “porque así va-mos al encuentro de losamigos desconocidos, quepasan a ser hermanos crea-tivos de la palabra”. Pala-bras que nuestro entrevista-do cuida muy bien en pro-nunciar y en seleccionar,pues del libreto de la poe-sía, Silber ha aprendidomuy bien sus líneas.

“Mi padre era analfa-beto y escribo en un actode revancha para vengarlo.Con el tiempo me di cuen-ta de que un poeta no esuna entidad reconocida.No existe acreditación ofi-cial para nosotros, porquela poesía es gratuita, notiene valor de cambio. Entodo caso, opera en unavorágine de tipo paradojal,pues aparece como tangratuita, que es impaga-ble.” Pero Silber acepta

que lo mejor es sentirsevalorizado personalmente,en ese espacio de encuen-tro en el que los escritoressuelen considerarse repre-sentativos de algo.

Entonces le pregunta-mos si la poesía es una ne-cesidad en medio de la cri-sis. “La verdadera necesi-dad es no morir del todo.Aunque la poesía, de todasmaneras, no deja de ser unamás de las tantas respuestasy quizá no precisamente lamás valiosa. Pero todo estoes indefinible, porque a ellano la encontramos única-mente en los textos litera-rios, sino en cualquier ma-nifestación que cobra depronto un nivel excelso ysublime. Entonces ahí estálo poético.

Acerca de la poesía pe-ruana, considera que nues-tros poetas se hallan máscerca de lo latinoamericanoy eso es una cualidad envi-diable ante la lírica que serealiza en Buenos Aires.“Durante la década de 1960pertenecí a un grupo muyimportante. Estábamos a la

vuelta y cerquita de todo.Así dimos a conocer porprimera vez en Argentina lacreación de un par de jóve-nes poetas peruanos, JavierHeraud y César Calvo. Am-bos nos influyeron muchodurante esos años.”

Ahora los tiempos sonotros en Argentina y Silbersiente que esto será un durogolpe para el proceso crea-tivo de su país. “El aspectoeditorial se ha encarecido,pero –sobre todo– el planosentimental se ve tambiénafectado. Ver una ciudadcon la clase media másfuerte de América Latinavenida abajo... No creo queeste modo de aprender seael mejor alimento para el al-ma, pero siento que dejarámarcas y, por lo menos, res-puestas creativas.”

Luis La Hoz, poeta pe-ruano que sirvió de guía alporteño durante su visita aLima, grita desde lejos queel hambre le hace mella.Nos despedimos de quienesraudamente se dirigen auno de los restaurantes delbarrio chino.

A toda voz en Cajamarca

La historia de los recitales en elPerú no tiene más de diez pá-ginas, y reúne aquellos en-

cuentros y festivales dedicados ín-tegramente a la poesía, que en sumayoría se desarrollaron en pro-vincias, concentrando a la crema ynata de los escritores limeños; o aesos otros actos que rinden home-naje a sus coterráneos más egre-gios, novatos y veteranos, en unasuerte de “salvar lo nuestro”.

Entre estas dos tendencias está elSegundo Festival Internacional dePoesía El Patio Azul, que se efectuóen Cajamarca desde el jueves 19 has-ta ayer, y fue organizado por Anta-res –institución particular queapuesta por la difusión de las artes ylas letras– y el Instituto Nacional deCultura, que busca descentralizar laproducción cultural.

Durante cuatro fechas se congre-garon seis poetas de cuatro paíseslatinoamericanos y una veintena devates peruanos. El argentino MarcosSilber; los colombianos María Mer-cedes Carranza, Jotamario Arbeláezy Celedonio Orjuela Duarte; el ecua-toriano Julio Pazos Barrera; y la cos-tarricense María Montero formaronla delegación extranjera en una pri-mera visita al país.

Una auténtica fiesta que, con ver-dadera fidelidad a su voz latina festi-valis, hizo de estos días una consagra-ción al arte de la palabra. No se tratósólo de un encuentro, sino de la co-munión de diversas voces que lleva-ron a los oyentes a disímiles propues-tas y entornos poéticos.

Desde el afiche que promociona-ba el festival, en el que se aprecianlas figuras de Vallejo, Westphalen(lástima que apareciera en su silla deruedas como si esa fuese su eternapose), Valdelomar, Adán, Eguren,Guevara, Martos y Corcuera, entreotros, podía entreverse el espírituabarcador, que incluso rompe gene-raciones y las concilia.

Por eso intervinieron desde poe-tas de la generación del 60 como Ro-dolfo Hinostroza, Luis La Hoz, RicardoSilva-Santisteban y Jesús Cabel hastalos más jóvenes como los del GrupoAna.

Este segundo festival internacio-nal –que en realidad debió ser el pri-mero, ya que el celebrado el año pa-sado fue un encuentro nacional– con-tó con el loable auspicio de MineraYanacocha, y se convirtió en la contra-parte del desdén de algunas institu-ciones privadas hacia la cultura.(Mónica Delgado)

Cajamarca losesperaba. Poetasde cuatro paísesvecinos se reunieron en el ComplejoMonumental deBelén, con ocasióndel SegundoFestivalInternacional de Poesía El PatioAzul, organizadopor Antares en esta ciudad de la Sierra norte.El bonaerenseMarcos Silber, unode los invitados,tuvo tiempo paraconocer Lima y ofrecer algunasdeclaraciones.

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4 I Lima, lunes 23 de setiembre de 2002

RESEÑAS

MIGUEL GOMES.HORAS DE CRÍTICA. LIMA,EDICIONES EL SANTOOFICIO, 2002.

■ El trabajo del críticono consiste en aplicarmodelos o métodos quedisfruten de reconoci-miento en el medio aca-démico. No es cuestiónde moda conocer la pro-puesta derridiana o laca-niana. Menos aún hacerde su uso una garantíade acierto y lucidez.

Un buen crítico debeser en primer lugar unbuen lector, primero delos textos a los cuales seacerca, ya que de otromodo su saber teóricoacabaría oscureciendo sutrabajo y, en consecuen-cia, exponiendo su inse-guridad y falta de sol-vencia.

Miguel Gomes nos en-trega un libro de ensayos yestudios (aclara su diferen-cia) que nos revela en tex-tos sobre Quevedo, BlancaVarela, Enrique Lihn, lasimplicancias autobiográfi-cas del escritor, en el casode los autores, y, también,de igual modo, en el casode los críticos.

MERCEDES SERNA. DEL MODERNISMO Y LA VANGUARDIA. LIMA,EDICIONES EL SANTOOFICIO, 2002.

■ Dos movimientos ca-racterísticos por su vín-culo con el proyecto dela modernidad son elmodernismo y la van-guardia. Mercedes Ser-na nos presenta un con-junto de cuatro estudiosacerca del proceso de laliteratura latinoameri-cana, visto en la escritu-ra de José Martí, JulioHerrera Reissig, VicenteHuidobro y Nicanor Pa-rra.

El orden establecidopor la autora esclarecelos fundamentos tantodel modernismo como dela vanguardia, así comode su estrecha relación.

El modernismo es vis-to como la escritura queaspira a la recreación deuna realidad mejor, más“bella”; mientras que lavanguardia, como elabandono del referentereal, es decir, la ausenciade la función miméticade la poesía: el crear,crear y crear, como dijoHuidobro.

PEDRO LASTRA. INVITACIÓN A LALECTURA. LIMA,EDICIONES EL SANTOOFICIO, 2002.

■ Con estudios que abar-can desde la estética ba-rroca de Alejo Carpentier,la heterogeneidad de Ar-guedas, hasta la elabora-ción narrativa de VargasLlosa, además de brevesapuntes sobre EnriqueLihn, Jorge Teillier y OscarHahn, el libro de PedroLastra está hecho para –yel título lo declara– “invi-tar a leer”. De otra parte,constituye también un es-pacio de reflexión sobrelos objetivos de la críticadirigida a un lector voca-cional.

En este sentido, suobra es un trabajo quecontribuye a la difusión ya cuestionar la tendenciaque centra la mayoría deestudios en escritores he-gemónicos de la literatu-ra latinoamericana. Algu-nos de los ensayos han si-do publicados en las re-vistas Vuelta (México), Le-tras, Hueso Húmero (Pe-rú), Escritura (Venezuela),El Mercurio (Chile) e Inti(Estados Unidos).

JILL ELIZABETHALBADA-JELGERSMA.LOS SUJETOS POÉTICOS DEANTONIO CISNEROS. LIMA, 2002.

■ Inspirado en Tecnologíasdel yo de Michel Foucault,este libro promueve el es-tudio de la constitución delindividuo en el contexto dela posmodernidad.

La alienación, la para-doja de la colectividad, laautocensura y las condicio-nes de la voz individual ycolectiva son algunos delos puntos que se utilizanpara desarrollar el análisisde la escritura de AntonioCisneros.

La autora dice que “lasvoces de la literatura pos-moderna cuestionan cual-quier discurso fundado enuna teoría de la relaciónideal entre el ser y su fe, suesencia o su sociedad”.Gracias al libro, se destacaque en la poesía del poetaperuano existe el deseo deconstruir tecnologías queconfiguren un ser funcio-nal, apto para relacionarsetanto en las prácticas vita-les (cotidianas) como enlas sociales. Escritura pormomentos difícil debido asu terminología.

Amaru: nueva colección

Vencida la defensade Lima organiza-da por Piérola, en-

tró la soldadesca chilenaa la capital en enero de1881. Poco duró la pro-mesa de los invasores derespetar la ciudad, yaque, como lo denuncióel entonces director dela Biblioteca Nacional,Manuel de Odriozola:“El 26 de febrero se meexigió la entrega de lasllaves de la biblioteca,dándose principio almás escandaloso y arbi-

trario despojo. Los librosson llevados en carretas,y entiendo que se lesembarca con destino aSantiago.”

Así desapareció unode los tres manuscritosde la obra del canónigoJusto Apu SahuarauraInca: Recuerdos de lamonarquía peruana obosquejo de la historiade los incas, de 1838aproximadamente (elsegundo se conserva enla Biblioteca Nacional,pero gravemente daña-do por el incendio de1943, y el tercero se ex-travió tras ser editadoen Francia).

El manuscrito robadoinició un largo periplo quelo llevaría de la bibliotecade un coleccionista argen-tino –que lo había com-prado alrededor de 1923a un bibliófilo chileno–, ala famosa colección delbrasileño José Mindlin,por 1970. Fue este últimoquien mostró a un grupode miembros de la Funda-ción Telefónica del Perú elimportante códice para,finalmente, permitir la pu-blicación facsimilar delmismo, dado el interés dela delegación.

Justo Apu SahuarauraInca editó su obra hacia1850 en París y, reciente-

mente, ha sido reeditadaen Bolivia a partir de di-cha versión parisiense.Sin embargo, como afir-ma el historiador perua-no Javier Flores Espinoza,esta edición es una abre-viación del manuscrito deMindlin, además, carecedel tenor antihispánicodel documento del brasi-leño, y, por último, lasacuarelas de los incas queacompañan a la ediciónde 1850 no parecen tenersustento histórico, a dife-rencia de las de la ediciónfacsimilar, auspiciada porTelefónica. Éstas habríansido, de acuerdo con lahipótesis atendible del

historiador peruano, to-madas del “árbol real”enviado por Paullu Inca aGarcilaso en 1605.

Por lo dicho, resultaencomiable la publica-ción de Telefónica alofrecernos un acerca-miento a la fisonomía delos incas, además deconstituirse –como afir-ma José Tamayo Herreraen Ideas y mentalidadandina durante el sigloXIX– en una pista invalo-rable para sondear lamentalidad de quienes sesentían descendientes delo más acrisolado de lanobleza indígena en ple-no siglo republicano.

JUSTO APUSAHUARAURA INCA.RECUERDOS DE LA MONARQUÍAPERUANA. LIMA,FUNDACIÓNTELEFÓNICA. 2002.

Reminiscencias incaicas

Cómo superar la soledad es elquinto volumen de la colección“Palabras para el camino. Guía

para la realización personal y fami-liar”, del padre Clemente Sobrado.

Se trata, sin duda, de una expe-riencia editorial importante. Y haunido al Grupo Santillana y a Radio-programas del Perú en una empresaque aspira proponer soluciones a losproblemas de la familia en el mundomoderno. La importancia de una vi-da espiritual cercana a Dios es centralpara ese propósito.

Asimismo, el estilo ágil y plagadode historias con fin didáctico permitea esta serie una lectura amena y ma-siva. Ése es un gran mérito, si conside-ramos que los textos de autoayuda,generalmente, no aprovechan la efi-cacia de lo narrativo.

Por su considerable ti-raje, usted po-drá adquirir losejemplares deesta colección aprecios módicosy en los quioscosde periódicos. Unmodo de distribu-ción de libros quequizá pronto susti-tuya a las librerías.

✍ ANGÉLICA SERNA

✍ ÁLVARO SARCO

CLEMENTE SOBRADO C. P. CÓMOSUPERAR LA SOLEDAD. LIMA, RPPNOTICIAS Y GRUPO SANTILLANA. 2002.

Espiritualidad y familia

Page 5: Identidades Sobre Ribeyro

Lima, lunes 23 de setiembre de

ENSAYO

La tentación del fracaso En los últimos tiempos, la

prosa hispanoamerica-na, usualmente constre-

ñida a unos cuantos géneros oformas, ha comenzado a explo-rar diversas modalidades ex-presivas. Una de las más intere-santes, por su desarrollo y posi-bilidades, es el diario íntimo.

Es bueno recordarlo preci-samente para ubicar histórica-mente los tres tomos de La ten-tación del fracaso, diario per-sonal de Julio Ramón Ribeyro–los tres primeros de una largaserie– que analizaré en el pre-sente trabajo. No cabe descar-tar que los volúmenes restantescuestionen lo que aquí se diga.En todo caso, no pretendo sinoesbozar una primera lectura dela obra y el reconocimiento dealgunas de sus líneas de fuerza.

La publicación, en 1992,del primer volumen de La ten-tación del fracaso constituyóuna inflexión importante en laprosa peruana, y acaso hispa-noamericana. La primera im-presión que suscitó fue que Ri-beyro abandonaba su parque-dad característica, e incluso laproducción paratextual más in-

mediatamente ligada a la obraacude a esta idea y la subrayacomo una de sus novedadesmayores; la otra sería la opciónde género literario.

En realidad, la aparición deeste diario resultaba si bien noprevisible, cuando menos pocosorpresiva para quienes habíanseguido la trayectoria del autor.A ese respecto, cabe recordarque durante los ochenta se edi-taron obras de Ribeyro de mar-cado tono reflexivo y aun con-fesional: una nueva edición deProsas apátridas (1986), Sólopara fumadores (1987) y Di-chos de Luder (1989).

Todos estos textos, y tam-bién los Relatos santacrucinos(1992) –así como, desde luego,los tres primeros tomos de Latentación del fracaso–, revelanque la producción del autor ha-bía ingresado en una nueva fa-se creativa, caracterizada por lapreeminencia de lo autobiográ-fico y lo moralizante.

Por lo que concierne a la ca-rencia de precedentes, para li-mitarnos al caso de la prosa pe-ruana, ella, me parece, es tal.Podría objetarse que José MaríaArguedas dejó un diario forma-do por cuatro textos que sonotras tantas etapas de una solaruta mórbida; y que si bien losdiarios no son frecuentes entre

nosotros, algunos hay: el deJuan Ríos, el de José GarcíaCalderón y el de Alberto Jocha-mowitz, estos dos últimos re-dactados en francés y sobre cu-ya pista nos puso el propio Ri-beyro en un artículo de 1974(“Dos diaristas peruanos”) querecoge en La caza sutil (1976).

Por eso, prefiero matizar loanterior y decir que hay en eldiario de Julio Ramón Ribeyrouna novedosa sapiencia: elacendrado rigor en el diseño oplan de una obra que en unprincipio parece irse haciendode manera asaz espontánea,pero en la cual se manifiestanrápidamente un gusto y un co-nocimiento que otorgan al au-tor de La tentación del fracasoun “oficio” de diarista, él sí,inédito.

El diarioEl diario es uno de los modosque asume la Dicción Biográ-fica, la cual comprende, ade-más, a las memorias, la auto-biografía y las confesiones,modalidades que ciertos estu-diosos denominan Géneros In-trovertidos. Se trata de una for-ma de narración intercalada, detemática autobiográfica, bas-tante libre en lo que atañe al es-tilo y la composición.

EXISTENCIA Y SENTIDO (*)

“La autobiografía es un género literario firmemente establecido,cuya historia se presenta jalonada de una serie de obrasmaestras”, señaló Georges Gusdorf en el ensayo que inició en1956 una serie de investigaciones que han constituido una sólidateoría sobre lo autobiográfico. La obra diarística de Julio RamónRibeyro, muy consciente de las prácticas de este género,constituye, sin duda, uno de los textos fundadores de la literaturaautobiográfica en el Perú.

(*) Unaversión deeste textofuepublicadapor larevistaEspéculo N° 15 de laUniversidadComplutensede Madrid.

Pasa a la pág 6 ☛

✍ SERGIO R. FRANCOCrítico literario

Miraflores, 1975

Page 6: Identidades Sobre Ribeyro

6 I Lima, lunes 23 de setiembre de

ENSAYO

En el diario, así como enlas memorias, confluyen tresinstancias que se identificanen un solo sujeto: el autor, elprotagonista y el narrador.Desde una perspectiva estric-tamente narratológica no exis-te ninguna diferencia entre eldiario de un escritor y el decualquier otro individuo.Constituye un error, por tanto,establecer “subgéneros” dia-rísticos según quién emita eltexto.

Todo diario se plantea co-mo un texto problemático entanto que su referente pesa co-mo elemento de verificación, adiferencia de lo que acontececon formas narrativas en lasque se alude a existentes, ac-ciones y mundos posibles dis-tintos a los de la experienciadel eje autor-auditorio.

Podemos incluir el diarioentre los géneros didáctico-en-sayísticos, es decir, entre aque-llos que sólo parcialmente con-templan o asumen una inten-ción estética, pues su telos seorienta hacia lo ideológico. Pe-ro no menos cierto es que mu-chos importantes diaristas sue-len trabajar con impresionesantes que con recuerdos elabo-rados o interpretaciones de losmismos. De lo anterior derivanla inmediatez y vivacidad quetanto aprecian los lectores afec-tos a este modo expresivo, asícomo las contradicciones e in-consistencias de muchos jui-cios de valor.

Si bien el diario fomenta laindividuación merced a sudialéctica entre identidad y al-teridad, creemos erróneo con-siderar que el narratario de undiario ha de ser necesariamen-te el autor mismo. En la actua-lidad, los diarios (así como lasmemorias y las biografías) sehallan perfectamente incorpo-rados a la industria editorial ycuentan con un público pro-pio. De otra parte, y en unaentrada interesante aunquecontraria a lo que acabamosde indicar, conviene recordarla hipótesis de Iuri Lotman se-gún la cual uno de los rasgosdistintivos de trabajo del textoartístico es la divergencia en-tre el destinatario formal y eldestinatario real.

Los lectores de diariossuelen operar con dos a priori:en primer lugar, consideran larealidad que el texto proponecomo algo previamente dado,no como el espacio textualconstruido culturalmente querealmente es. Induce a ello,

sin duda, el que los diarios seperciban como textos que pro-ponen mundos comentadosdesde una perspectiva de lo-cución retrospectiva en rela-ción con lo que se relata, auncuando por el carácter didácti-co-ensayístico mencionado eldiario admite, con mucha na-turalidad, perspectivas decoincidencia y de anticipa-ción. En segundo términoconsiste en subestimar la im-portancia de lo siguiente: quela autoría es un sistema socialimpuesto en el ámbito de laescritura incorporada a los“dialectos de la memoria” deuna colectividad.

Tránsitos de unaescritura¿Para qué un diario? Una deesas preguntas “ociosas” quefatiga contestar. No son mu-chos los diaristas que dediquena este tema tan constante e ins-pirada reflexión como JulioRamón Ribeyro.

Tal vez porque para mu-chos de esos autores la razónde la propia escritura (y de lavida) se imponía con negli-gente claridad. Es útil dete-nerse en la anotación del 29de enero de 1954: el diario esfruto de la hipocresía para conuno mismo, opera como “elderivativo de una serie defrustraciones, que por el solohecho de ser registradas pare-cen adquirir un signo positi-vo” y significa “un problemacapital planteado que jamás seresuelve y cuya no solución esprecisamente lo que permitela existencia del diario.”

En 1955, Ribeyro añade alo anterior, casi de pasada,que intenta hacer de sí mis-mo un interlocutor (anota-ción del 30 de setiembre).Sin embargo, un lustro des-pués, ese impulso narcisista–autofágico– ha cedido antela evidencia del correcto lu-gar donde el texto se ubica:“comencé a darme cuenta deque el diario formaba partede mi obra y no solamente demi vida” (anotación del 8 deenero de 1960).

Y en 1969 observará: “Yono tengo conciencia de miidentidad y si en una época lle-vé un diario casi cotidiano,creo que fue para salvar miidentidad de los avatares deuna vida morosa, dispersa y va-gabunda.” (Consecuentemen-te, la fecha exacta de esta ano-tación no se precisa).

Ahora bien, me parece de-tectar que tras una primera tem-porada de la escritura en que lanaturaleza del diario mismo eraasumida como motivo de cavi-lación, sobreviene luego un pe-ríodo en que las observacionesa ese respecto se tornan míni-mas y las subdivisiones inter-nas se limitan a precisar fechas:el autor ha aprendido a convivircon esa actividad y ya no nece-sita interrogarse en demasía.

Quince años después de laúltima anotación, Ribeyro pun-tualiza cómo concibe su texto:“se trata por lo general de unaserie de fragmentos ‘informati-vos’ que no pretenden sino darcuenta esporádicamente de mivida activa o reflexiva” (9 dediciembre de 1975).

En 1977, el autor ya cuentacon la suficiente perspectiva pa-ra distinguir tres etapas en esaproducción: la primera va de1950 a 1960. Su “tema”: los via-

jes a Europa. La segunda com-prende los diez o doce años quepermaneció en la agencia Fran-ce-Presse. La tercera, a la quedenomina “Década de la Buro-cracia”, el lapso durante el quetrabajó en la Embajada peruanaen París y en la UNESCO.

Ciertamente La tentacióndel fracaso, aun cuando en uncomienzo subdividido en va-rios minidiarios (primer diariolimeño, primer diario parisino,diario antuerpense, segundodiario limeño con interludioayacuchano, etc.), goza de unanotoria cohesión de estilo e in-tención.

En 1978 el autor asegura,amén de las dudas sobre el va-lor de la obra o sobre la posibi-lidad de que ésta halle lectores(temor que no creo que la ac-tualidad confirme), la preten-sión de publicar, a manera deglobo de ensayo, la primeraetapa del conjunto.

Diario y alteridad

La revisión que un escritor rea-liza de su diario supone unreencuentro cuya gravedad ex-cede la de una simple relectura:el riesgo de convertirse en cen-sor –no en corrector– de sí mis-mo y de perderse en dichas pá-ginas. En la anotación del 22 dejulio de 1969, Ribeyro confíasu deseo de incinerar los diariosque redactó de 1950 a 1955.(Para ese entonces ya ha des-truido los que llevó desde 1946hasta 1949.)

Ignoraremos, pues, lo quese escribió en esas páginas co-mo el autor, a su vez y en sutiempo, posiblemente se igno-ró. Sabremos lo que podamosatisbar y, si verdaderamentenos interesa o se nos facilita,ejercitaremos el complicado ar-te de leer entre líneas; intentare-mos, tal vez, indagar quién eraC. y si todavía vive.

En fin, nos entretendremoscon algunos datos como quienjuega con las fichas de un rom-pecabezas que no existe. Al au-tor, por su lado, corresponde unarte mayor: el de representar.La percepción que posee el dia-rista del “papel” que desempe-ña ante el narratario extradiegé-tico implícito otorga al diarioun innegable patetismo que in-comoda al lector discreto–cuando no lo excita.

Amuchos otros ciertamenteaburrirá, como podría aburrir alautor mismo su propio texto;pero para los primeros es másfácil cambiar de lectura que pa-ra el segundo cambiar de vida ode personaje. Esa condena merecuerda la afirmación deFranz Kafka, trivial sólo enapariencia, según la cual el lec-tor de diarios que no lleve unopropio estará siempre ante és-tos en una posición falsa.

Lo confesional y la reticenciaLos lectores suelen conjurar lafragmentariedad propia del dia-rio, típico texto acausal, acu-diendo a la idea de “trama”,con lo que se postula un telosvital. Y un ethos. Esto no esca-pó a las previsiones de Ribeyro,de manera que advierte al lec-tor: “Lo que me aterroriza esque mi diario, si alguna vez sellega a publicar (...), pueda con-vertirse en un libro ‘formativo’,en el sentido en que se encuen-tre en él algo de ejemplar o re-comendable...” (9 de diciembrede 1975).

La revisión que unescritor realiza desu diario supone unreencuentro cuyagravedad excede lade una simplerelectura: el riesgode convertirse encensor –no encorrector– de símismo y deperderse en dichaspáginas.

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Page 7: Identidades Sobre Ribeyro

ENSAYO

Lima, lunes 23 de setiembre de

A ese desinterés por lo di-dascálico sigue una enumera-ción de carencias personales:“Carezco de voluntad (pues sila tuviera no habría fumado nibebido durante años para librar-me del mal que me mata), deambición (pues habría aprove-chado situaciones privilegiadaspara sacar ventaja de ellas), decoraje (pues me habría ido a lasguerrillas en 1964), de lealtad(pues debería haber renunciadopúblicamente a mi cargo cuan-do cayó Velasco), de previsión(pues debería poner orden enmi vida ahora que me estoyyendo de ella y dejo mujer e hi-jo). En suma, soy el mal ejem-plo, lo que debe descartarse.”

No descuida atribuirse –al-guna virtud ha de tener al fin yal cabo– lucidez y tenacidadpara la escritura. Cierto. Quienlea La tentación del fracaso seacercará a una vida que en mu-chos momentos está a punto denaufragar a lo largo de una tra-vesía, tensa y dolorosa, en laque resalta la terca voluntad devivir y crear que un hombreopone, durante años, al “can-grejo” que le roe las entrañas.

Los pasajes en los que alu-de a su mal son, pertinentemen-te, contenidos y lacónicos;ejemplares de los límites que seha trazado la confesión. La re-serva es la forma de un decir,no su ausencia.

La imagen especularLo personal, ese terreno difusoque los seres se empeñan en de-fender cuando no se desvivenpor crear. La “trama” del diariode Julio Ramón Ribeyro no esúnica: los trabajos, los placeresy los días de un joven sudame-ricano que no puede sino con-vertirse, paulatinamente y sinque sepa muy bien cómo ni pa-ra qué, en escritor. Jugando conuna idea de Stendhal, me per-mito sugerir que un diario es elespejo que lleva consigo un au-tor a lo largo de su ruta.

Lo primero que hay que ha-cer al escribir un texto es fabri-car un hablante. El de La tenta-ción del fracaso escoge la clari-dad, la concisión y la llanezacomo los solos elementos a tra-vés de los cuales invita al lectora internarse en esa Terra Incog-nita que es la vida de otro,quienquiera que éste sea. Ydespués, hace falta un persona-je central: en este caso uno quesugiera la imagen de quien es-cribe.

Aparece, entonces, la figurade un achacoso y joven apren-diz de escritor, hiperconsciente,apático, inmune a las modas y alas seducciones de la gloria fá-cil (o de la gloria simplemente),irremediablemente atrapadopor la literatura. Este personajese mantiene a lo largo de pági-nas y años, y mientras leemosnos alarma la sensación detiempo malgastado –el de JulioRamón Ribeyro y el de nuestrapropia lectura–: el relato de di-versos acontecimientos, con-versaciones, amoríos, frustra-ciones, aciertos y fracasos no seva traduciendo en una evoca-ción perfecta: la que salva delolvido un instante, un aroma, latextura de la suave piel de unamujer en cuyos cabellos se ovi-lló, alguna vez, un fulgor.

Por el contrario, los datosque proporciona el texto supo-nen poco más que la minucia.Conforme se avanza con la lec-tura, el texto mejora y el perso-naje adquiere vivacidad. En ri-gor, no es sino hasta las anota-ciones de 1965 cuando La ten-tación del fracaso adquiere va-lidez estrictamente literaria, ytanto mejor marcha el textocuanto más hacia afuera se diri-ge la atención del protagonista.

Así, el punto máximo, hastael segundo tomo, se halla en lavelada con Leopoldo Chariarse(13 de diciembre de 1974). Lasmaniobras y peripecias del poe-ta son narradas en un perfectoritmo vodevilesco. Desde en-tonces, el diario fluye con ma-yor facilidad, encontrando eltiempo para remansarse en con-

sideraciones sobre la literatura yla vida: se prefiere los diarios deJünger y Léautaud; se critica elamaneramiento con que lospersonajes de Salinger –cualegresados del Actor’s Studio–se comportan; se juzga con jus-ta dureza El recurso del métodode Carpentier, y con poca pers-picacia Aprendizaje de la lim-pieza, de Rodolfo Hinostroza, oCanto de sirena, de GregorioMartínez.

Retengo, sobre todo, unadeclaración como la siguiente,óptima: “Creo y seguiré cre-yendo que la duración de unaobra reside en gran parte en suscualidades estrictamente litera-rias. Por ‘literarias’ entiendo elestilo, las metáforas, la armoníade la frase y de la construcción,elementos en suma sensoriales,sensuales, que muchos escrito-res negligen. Las ideas pasan,la expresión queda.”

Como suele ocurrir enobras de su índole, La tenta-ción del fracaso motivará,sin duda, sentimientos ambi-valentes. Ello es inevitablecon una obra que involucra lavida de manera directa y norehuye detalles ni apreciacio-nes en que afloran la sinceri-dad y el dolor.

Así, rememoro la lamenta-ble imagen de Gonzalo More(quien pasa a la historia tansólo por haber sido amante deAnaïs Nin) tan peruana, tansudamericana, en lo que depeor tenemos; me asombra elcomplejo de Rodolfo Hinos-troza con respecto a MarioVargas Llosa –a este último sele presenta como a un indivi-duo poco flexible ante opinio-nes discrepantes con la suya–;un par de apariciones de Ma-nuel Scorza basta para hacerloirremediablemente antipático;Pablo Macera es un joven cal-culador y los poetas ÓscarMálaga (cuya poesía se tildade “chabacana”), José RosasRibeyro, Patrick Rosas Ri-beyro y Enrique Verástegui,desleales y políticamente po-co consecuentes.

Asumir en público aprecia-ciones duras sobre seres y es-critos es, sin duda, un méritoen un medio como el peruano,proclive al elogio fácil e inútil,a la vez que reacio al intercam-bio de ideas.

Pero hay otras cosas tam-bién: Mimí y su mamá, la in-quebrantable amistad de Al-fredo Bryce y el triste destinode Perucho. Tampoco faltanmomentos que marcaron amás de una generación: Ma-yo del 68, la Revolución pe-ruana, la caída de Allende.Pero la Historia es apenas uneco muy bajo que se pierdeentre consideraciones priva-

das. Ello no me parece un de-fecto y, por supuesto, no mesorprende.

Lo que definitivamente de-sapruebo es que una X perver-sa escude la identidad de un exministro del Interior del Perúque confiesa a Ribeyro, duran-te una conversación en París,haber ordenado torturar a unapersona (anotación del 27 deagosto de 1978). No interesaen demasía saber quién seoculta tras la letra C ni qué sehizo de Mimí, pero dejarnossin saber la identidad de dichofuncionario significa una omi-sión que da miedo.

Por último, algo que tenta-tivamente definiría como se-quedad espiritual –y de cora-zón– me aleja, a veces, del per-sonaje Ribeyro. He abandona-do varias veces la lectura deldiario y la he retomado otrastantas, capturado por observa-ciones memorables (“Lo quedeseamos se nos da, pero muypocas veces en el momentooportuno. Todo llega, sin duda,pero cuando ya no lo necesita-mos o cuando lo necesitamosmenos o cuando ya no tieneimportancia”) o triviales, peroen cuya simplicidad late ciertafantasía que no ligo de golpe ala figura del autor, como unaanotación que deja entrever alamante del fútbol, o cuandoproclama la superioridad delchancho peruano sobre el co-chon francés.

Estría ¿Y el placer? La respuesta seme dificulta mucho. El placeres intransferible, por eso misrazones son sólo eso, mías. Locierto es que cuando comparoLa tentación del fracaso conotros diarios relevantes, cons-tato una suerte de vacío, de in-suficiencia, no en la expresiónni en la factura, sino en la inte-ligencia y en el ritmo vital delpersonaje.

Leo entretenido a los Gon-court y con admiración aAmiel; a Pavese y a Kafka,con cautela; a Jünger, con res-peto. La lectura de estos trestomos proporciona una ima-gen de Ribeyro paradójica-mente exterior. Me explico:una sensación de que las pági-nas de La tentación del fraca-so no encierran secreto esen-cial alguno ni un excesivo inte-rés por lo ajeno. Y por ello des-concierta y atrae la figura deRibeyro. Porque es engañosa-mente común.

Quien lea Latentación delfracaso seacercará a unavida que enmuchosmomentos está a punto denaufragar a lolargo de unatravesía, tensa y dolorosa, en laque resalta laterca voluntad de vivir y crear.

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Lima, lunes 23 de setiembre de 2002 I 9

DOCUMENTOS

8 I Lima, lunes 23 de setiembre de 2002

La difusión de la obradel gran cuentista pe-ruano en España es to-

davía una batalla que algunoslidiamos. Pero esa guerraempezó hace muchos años yfue el propio Julio Ramónquien la desató. No creo quesea objetiva la imagen que aveces se difunde de Ribeyroacerca del poco interés quemostraba en la difusión de sutrabajo literario.

Las constantes cartas a suhermano, Juan Antonio, des-de Europa evidencian los es-fuerzos que los dos hicierondurante años para la ediciónde toda la obra a ambos ladosdel Atlántico y por la intro-ducción de su creación narra-tiva en otros ámbitos diferen-tes al hispánico, a través delas traducciones.

La obra de Ribeyro en Es-paña comenzó a publicarsesobre todo a partir del deceniode 1970, cuando se difundiótímidamente la edición de Losgeniecillos dominicales por laeditorial Círculo de Lectores.Luego llegarían las Prosasapátridas en Tusquets (1975),y más tarde el resto de las no-velas y una selección de rela-tos cortos.

En este sentido, la décadade 1990 fue muy fructífera,pues a la publicación que pro-logara Bryce de algunoscuentos en Tusquets se unió laedición magnífica de Alfa-guara en 1994 de los cuentoscompletos, y las posteriores(1998) de Cátedra y Austral,con buenas selecciones y me-jores prólogos.

Una de las personas quemás contribuyó, en una pri-mera etapa, a la difusión de lapersonalidad literaria de Ri-beyro fue Carlos Meneses,“Coco” para los amigos; “Co-co”, por tanto, para Julio Ra-món. Meneses conoció a Julioen plena juventud, pues vi-vían en Miraflores y pertene-cían al mismo grupo de ami-gos, casi todos ellos interesa-dos por la literatura y el arte.

Más tarde, coincidieronuna temporada en París, has-ta que “Coco” se instaló enEspaña, donde todavía resi-de. Ya en 1969, Julio escribíaa su amigo (carta del 13 demayo) con el deseo de ir a

verlo a Mallorca. A Julio legustaba pasar temporadas enEspaña, después de aquellaprimera larga estancia a mi-tad del decenio de 1950. Y lohacía cuando podía, es decir,cuando algún amigo lo aco-gía, junto con Alida y Julito,para pasar algún tiempo va-cacional.

Por ejemplo, con EmilioRodríguez Larraín en Llant-sá, en Carboneras, entreotros. Pero los planes mallor-quines se truncaban: “Queri-do Coco –escribe Julio Ra-món–: parece estar escritoque nunca viajaremos a Ma-llorca. Cuando ya nos apres-tábamos a responderte quereservaras la habitación en ElArenal, llegó cable de Limaconfirmándole a Alida quetiene un pasaje en APSA pa-ra el Perú. (...) de este modonuestro viaje mallorquinoqueda anulado. Tal vez elpróximo año...”

En una carta del 10 deabril de 1975 (que, como ésta,ha sido gentilmente facilitadapor Carlos Meneses), JulioRamón contesta a “Coco”acerca de asuntos estricta-mente editoriales. Por aque-llas fechas, Milla Batres pu-blicaba por entero la obra ri-beyriana en español, pero yase habían hecho muchas ges-tiones para conseguir edicio-nes peninsulares. Es la épocaen que se editan las Prosasapátridas, que tuvieron unaescasa repercusión en España,no obstante contar con unaeditorial de prestigio y difu-sión: Tusquets. Reproduci-mos a continuación el textoíntegro de la carta, escrita amáquina pero con una anota-ción manual al margen:

París, 10 de abril 75 (*)

Querido Coco:Contesto tu carta del 3 de abril.1

Te agradezco el interés que pones en lograr que se me edite y seme conozca en España y tomo nota de tus gestiones ante la editorial Laia.

El problema reside en que los derechos sobre mis libros edita-dos los tiene Carlos Milla Batres y yo no puedo tomar ninguna determinación alrespecto sin consultarle.

Milla tiene sin embargo la intención de reeditar mis cuentos encolaboración con alguna editora española. Sobre eso conversamos hace unos díasen Paris (sic)2, pues estuvo por aquí de paso. Le diré pues que Laia tiene interésen el asunto y le aconsejaré que se ponga directamente en contacto con AlfonsoComín.

Te dije creo que Tusquets editará un tomito mío con prosas. Ellibro está ya en prensa. Cuando salga haré que te envíen un ejemplar para que lehagas un poco de bulla en tu isla. Es el primer libro que publico en la “MadrePatria”3 y confío, si bien no se dirije (sic) al gran público, que me sirva de intro-ducción o acceso a otras editoriales.

Sin más por ahora, un fuerte abrazo de

Julio Ramón

Mucho se ha insistido en la indiferencia de JulioRamón Ribeyro por el destino de sus libros en elmercado editorial. Interpretación, por cierto, queel propio escritor se encargó de alimentar como unmisticismo personal. Esta indiferencia, sinembargo, deberá replantearse a la luz de laspresentes misivas.

París, 21 de diciembre de 1981 (*)

Juan:Esta te la enviaré con Cayetana Rodríguez Larraín, que viaja mañana a Lima. Y las siguientes trataré de

enviarlas por valija diplomática, pues ya me parece raro que mis dos o tres últimas cartas se hayan perdido. Y no megusta nada que extraños se enteren de mis intimidades o se aprovechen de mis esporádicas pero valiosas genialida-des epistolares.

Mi viaje a Lima se debe producir en febrero, lo que te confirmaré antes de fin de año, pues depende del rolde vacaciones de Julito, que está por publicarse. Ese viaje a Lima debo empalmarlo con otro a México y EstadosUnidos, donde he sido invitado a sendos coloquios literarios, previstos para fines de febrero.

Aun no he enviado a Lima el artículo en que hablo de la “quinta”. Hace más de un mes que está escrito,pero no sabía a qué diario mandarlo y luego no estaba muy satisfecho con su redacción. Ahora lo estoy reescribien-do. Pensándolo bien, es mejor que suprima toda alusión concreta a tu residencia, pues no sabemos qué consecuen-cias puede traer. Cuando me refiera a las construcciones de adobe en el Perú que figuran en la exposición que hayen París mencionaré a todas nominalmente, salvo a la quinta. Diré solamente: “y una hermosa y antigua quinta mira-florina, donde pasé los años más románticos y locos de mi juventud”. Lo que es cierto, pues te acordarás de 1959 y1960, cuando venían a la quinta Buendía, Leslie, Hernando, Bendezú, escuchábamos discos franceses, nos íbamosluego al Violín Gitano, terminábamos la noche en blanco en una playa del sur… ¡Y tantas otras cosas!

Tengo tres o cuatro artículos más, pero sigo dudando dónde enviarlos. El Comercio es más leído, pero pagansólo 50 dólares por colaboración, aparte de que su plantel de colaboradores es flojo. He visto un ejemplar de ElObservador y me gustó su formato, diagramación, impresión, etc. Pero no sé cuánto durará y a lo mejor mando allími material cuando ya haya quebrado. Hace dos días estuvo en casa un muchacho Danigno, que es algo así comoviceministro de Economía, y me estuvo explicando los problemas que tiene el grupo de Rupp, propietario de esteperiódico, con el Ministerio de Finanzas y los organismos de crédito.

Sobre la aparición de mi libro en francés, el asunto anda con pies de plomo. La persona que en Gallimardse iba a ocupar de su promoción se enfermó y se ha ido de París por varios meses. Eso me obliga a asumir la propiapromoción de mi libro, pero para ello no tengo ninguna cualidad. Tendría que invitar a críticos, hacer comidas y cóc-teles, enviar libros dedicados a personajes estratégicos, etc. lo que no está dentro de mi temperamento. Si el libro nau-fraga me daría pena, pues creo que se trata de una buena selección y de un valor equiparable a tantos otros libros pro-mocionados. Pero no me afectaría mayormente. Yo estoy curtido para estas cosas.

Cambiando de tema, me alarmó mucho el grave trance de tío Milo, pues fue sorpresivo. Menos mal que estáen Estados Unidos y pudo ser atendido eficazmente. Esas hemorragias gástricas son peligrosísimas y pueden trasla-darnos al “otro lado del espejo” en unas pocas horas. Lo sé, pues cuatro veces me han llevado a mí en ambulanciaal hospital, antes de mis operaciones.

Me interesa que me envíes el artículo o discurso de Vargas Llosa sobre la cultura. Se trata de un tema muycontrovertido, el de la cultura, pues está ligado a otros o mejor dicho imbricado con otros: la política, la economía,etc. Yo tengo un artículo a medio escribir sobre la “identidad cultural”, que es uno de los caballos de batalla de laUnesco y que despierta en mí ciertas reticencias. Ciertamente hay una homología entre puertas abiertas a la culturaextranjera, liberalismo político y la economía del libre cambio. Pero el asunto es mucho más complejo. Yo quieroremontarme a los orígenes del problema y tengo otro artículo también inconcluso (como verás, empiezo todo perono remato) que se llama “Teoría del primer ocupante”, en el que analizo sumariamente la noción de nacionalidad,cómo se forma, qué lo justifica o legitima. Esto da pie para abordar otros problemas conexos, como son el mestiza-je, la aculturación, etc. No he construido aún los eslabones intermediarios, pero mi conclusión es que la cultura (enel sentido de creación, desarrollo, dinamismo, diferenciación) vive del intercambio. Tan nefasto es el nacionalismocultural desaforado o autártico, que conduce al estancamiento e incluso la degeneración, como el cosmopolitismo arajatablas, en el que se diluye lo propio o peculiar en una salsa insípida. El intercambio es indispensable, pero debeser selectivo. Ello se nota hasta en la prehistoria o la etnología, donde encontramos modelos de canjes controlados.La exogamia tiene en ello su explicación: las etnias o tribus primitivas, tan cerradas en sí mismas, descubrieron queel comercio y trueque con sus vecinos era necesario para su supervivencia y desarrollo y aceptaron como moneda decambio a la mujer, lo que permitía no sólo un cruce cultural sino genético. Toda la evolución del homo sapiens vienede allí. Si cada familia o etnia se hubiera mantenido en su territorio, sin contacto con lo exterior, la humanidad hubie-ra desaparecido o sería un agregado de grupos dispersos y autónomos, pero culturalmente petrificados. La evolucióndel mundo es dialéctica y proviene de la síntesis que nace del contacto de los contrarios. De allí mi defensa del mes-tizaje, como solución y esperanza de nuestra pobre raza humana. Más te diré otra vez, pues Cayetana viene paradecirme que ya prepara su equipaje y necesita saber lo que tiene que llevar.

Un gran saludo por Navidad para ti, Luci y los sobrinos y espero respuesta tuya antes de mi viaje a Lima.

Julio Ramón

✍ ÁNGEL ESTEBANEscritor

(*)1 Se respeta la profundidad dela sangría y la disposición delos párrafos.2 Como puede observarse, JulioRamón no coloca la marcaacentual en París. Este olvidopuede deberse, ya que elescritor era muy escrupulosocon la corrección ortográfica, aque en francés no la lleva y,por tanto, haya olvidadomomentáneamente ese detalle,después de tantos años deresidencia en la capitalfrancesa, acostumbrado a verel nombre de la ciudad escritode esa manera.3 En el margen aparece lasiguiente anotación, a mano,para ser introducida justo eneste espacio: “aparte de Losgeniecillos dominicales, en elCírculo de Lectores”.

Dos cartas inéditas de

Julio Ramón

Mi conclusión esque la culturavive delintercambio. Tannefasto es elnacionalismoculturaldesaforado oautártico, queconduce alestancamiento eincluso ladegeneración,como elcosmopolitismo arajatablas, en elque se diluye lopropio o peculiaren una salsainsípida. Elintercambio esindispensable,pero debe serselectivo.

(*) Carta a Juan AntonioRibeyro, que será parte del cuarto tomo de lacorrespondencia desu hermano mayor. Cortesía deLuci Ipenza viuda de Ribeyro.

ÓÓlleeoo JJuulliiooRRaammóónn ppiinnttaaddoo,,ddee HHeerrmmaannBBrraauunn--VVeeggaa

Page 9: Identidades Sobre Ribeyro

10 I Lima, lunes 23 setiembre de 2002

ENTREVISTA

Ribeyropor Vargas Llosa

Gracias a Alida de Ri-beyro, quien nosatendió amablemen-

te en su residencia del ParcMonceau de París, pudimoshablar por teléfono con Pa-tricia y concertar una citacon Mario Vargas Llosa pa-ra entrevistarle en Marbella,aprovechando que somos deallí y el matrimonio VargasLlosa suele pasar tres sema-nas al año en la Costa delSol española.

Era un día muy calurosode agosto y nos recibió en elhall de la clínica de ayunodonde transcurren sus vaca-ciones. El propósito eracharlar un rato sobre esa re-lación de amistad con JulioRamón Ribeyro, que durótanto tiempo, y que podríaayudarnos a completar labiografía que estamos escri-biendo sobre el mejor cuen-tista peruano de todos lostiempos, fallecido hace yaocho años.

Las preguntas y respues-tas fluyeron durante más dehora y media con una cor-dialidad que el periodistaagradece siempre cuando seencuentra ante un personajede esa talla intelectual y hu-mana.

¿Cuándo conociste aJulio Ramón?

–Tal vez lo conocí antesde salir de Lima, aunque notengo ningún recuerdo deesa época. Puede que lo hu-biera leído ya. Cuando salíde Lima en 1958, él estabaen Europa, pero después re-gresó al Perú. No recuerdosi él había vuelto cuando yome fui para Francia. La pri-mera imagen que guardo deél es cuando llegó a Paríspor segunda vez, en 1959 o1960. Yo trabajaba ya en la

France-Presse, dondehabía otro peruano,

Lucho Loayza.A partir de

entonceslo traté

mucho. Llegó sin muchasperspectivas laborales; yLucho y yo hicimos unagestión, porque estaba for-mándose el desk español dela agencia, una oficina don-de se traducía y se hacía unservicio directo en españolcon un grupo de latinoame-ricanos y españoles, mu-chos de los cuales tuvierondespués un gran protagonis-mo en medios de comunica-ción, como Cebrián, TomásSalas –quien fundó despuésDiario 16–, entre otros. Co-mo todavía había un cupo,pasó un examen y comenzóa trabajar con nosotros. Noshicimos bastante amigos,algunas veces coincidíamosen los turnos, aunque a ve-ces él hacía el servicio denoche, el mejor pagado peroel más pesado, de las dos alas ocho de la mañana. Eseyo no lo hice nunca porquea esas horas trabajaba en laRadio Televisión Francesa.Él vivía en un apartamentoen la rue San Severin, enpleno Barrio Latino.

Eran los años de la gue-rra de Argelia...

–Exacto. Eran tiemposde mucha tensión y eferves-cencia política, y Julio Ra-món era una de las personasmás desinteresadas en esetipo de temas. Él mirabacon mucho escepticismo,una especie de discreta iro-nía, nuestros entusiasmospolíticos. Sin embargo, re-cuerdo mucho, por ejemplo,que yo, que estaba metidoen unas redes de apoyo alFLN, organizadas por unprofesor francés, discípuloy amigo de Sartre, convencía Julio Ramón para quetambién participara. Su casase convirtió en un almacénde propaganda, paquetes,folletos, libros de apoyo alFLN. Creo que aceptó máspor amistad que por pasiónpolítica, pues no tenía nin-gún interés personal, másbien una especie de desdénpor todo tipo de entusias-mo. El barrio donde él vivíaestaba lleno de argelinosque trabajaban para el Go-bierno francés y se encarga-ban de vigilar la zona paraobservar los movimientosde los árabes. Así, vivíamosun poco sobresaltados, por-que veíamos constantemen-te las patrullas de esa pecu-liar policía.

✍ ÁNGEL ESTEBANY ANA GALLEGODocentes de la U. de Granada, España

La imagen que uno proyecta a los demás es siempre unaconstrucción. Para Mario Vargas Llosa, la figura del autorde La palabra del mudo se muestra signada por laadmiración que su obra le suscitó, pero también porcierto resentimiento que le generó su conducta políticaen la época en que Alan García Pérez gobernó el Perú.

Parecía una personatotalmenteliteraria, que vivíaen un mundo delecturas, de pasiónliteraria, si es quese puede hablar depasión en él. Piensoque tenía un grancontrol sobre susemociones.

Barranco, 1994

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ENTREVISTA

Lima, lunes 23 de setiembre de 2002 I 11

¿Cómo era en aquellaépoca en que lo comenzastea tratar?

–Cuando lo conocí, eracasi la caricatura del fin deestirpe, ya que pertenece auna familia aristocrática, unade las familias más antiguasde Lima, venida a menos yarruinada económicamente,integrada en la clase media.Pero, además, en él se dabauna especie de indefensiónante la vida, la persona queno ha sido preparada en ab-soluto para dar una batalla eneste mundo de fieras que sematan en la vida moderna.Era quizá la persona más tí-mida que he conocido, conuna inmensa inhibición paralas mujeres, por ejemplo. Almismo tiempo, parecía unapersona totalmente literaria,que vivía en un mundo delecturas, de pasión literaria,si es que se puede hablar depasión en él. Pienso que teníaun gran control sobre susemociones. El primer con-tacto con él era siempre difí-cil, porque hablaba muy po-co, debido a su timidez. Lue-go ya, en la intimidad, conamigos a los que quería mu-cho, se soltaba. Era una per-sona sumamente inteligentea la hora de dar juicios litera-rios: tenía una visión muysólida, precisa y firme de loque le gustaba o no y porqué. Fue más un clásico queun moderno. Sus aficioneseran siempre el siglo XIX–Flaubert, Stendhal, la litera-tura francesa– y tengo la im-presión de que leía poco eninglés; nunca le vi entusias-marse tanto por autores an-glosajones como por losfranceses. Era un gran lectorde diarios literarios. Era muyamigo de sus amigos y su vi-da estaba muy ligada a la re-lación con los amigos ínti-mos. Llevaba una vida bohe-mia, como la mayoría de losperuanos en París. Pero noera propiamente un bohemio.Le gustaba el vino, pero nun-ca fue un borrachín. Salíamucho con amigos; tenía,por ejemplo, muchos amigospintores.

¿Y sus relaciones amo-rosas?

–No conocí en esa etapaningún romance de Julio Ra-món. Yo vi nacer su relacióncon Alida, que al principiofue algo complicada, puesella no daba facilidades.Practicábamos entre nuestro

grupo el “juego de la ver-dad”, en el que se trataba dedecir verdades los unos a losotros, y el interpelado teníaque aceptar o rechazar lo quese le proponía. Era un juegoalgo perverso, no sé cómo noterminamos todos peleados.En ese juego descubrimosque Julio Ramón había esta-do tratando de enamorar aAlida, que estaba recién lle-gada a París. Un día, en ple-no juego, Carlos Meneses...

¿El crítico y escritor pe-ruano que vive ahora enEspaña y que adora a JulioRamón…?

–Efectivamente. CarlosMeneses preguntó a Alida:“¿Qué harías tú si Julio Ra-món te hubiera empezado aenamorar?”. Y ella contestó:“Ya ha empezado”. Julio Ra-món se puso muy nervioso,comenzó a encender cigarrosuno detrás de otro, y dijo:“Ah, entonces... ¿ya he em-pezado?”. No recuerdo muybien los detalles, pero cuan-do le volvieron a preguntar aAlida, ella comentó que se lehabía declarado siete veces.Al final, acabaron casándosey su vida cambió. Se fueron avivir a una casita cerca delcementerio de Pierre Lachai-se y desde su ventana seveían las tumbas.

Aparte de su obra lite-raria, ¿qué otros intereseshabía en su vida?

–En esos años de París, almismo tiempo que era un granlector, él se interesaba muchí-simo por lo que pasaba en elPerú. Estaba siempre prestán-donos a Lucho y a mí libritosque se publicaban en Lima,

esas ediciones pequeñitas im-posibles de conseguir aquí. Aél le llegaban por su hermano,que era su gran colaborador li-terario. Lo tenía constante-mente alimentado de informa-ciones sobre lo que ocurríacon la vida literaria limeña yseguía muy de cerca todo loque ocurría en el Perú, a pesarde que llevaba ya muchotiempo fuera del país. Des-pués siguió una carrera diplo-mática, en la que Alida tuvomucho que ver. Ella es muyambiciosa, activa, muy ejecu-tiva. Se hizo muy amiga deVelasco, cuando era agregadomilitar en París, y de su mujer,con la que llegó a intimar bas-tante. Ella le consiguió esosprimeros puestos diplomáti-cos. Más tarde, fue ascendien-do en la carrera. Él nunca ha-bría luchado por ese tipo depuestos. No tenía ambiciones.Incluso en el campo literarioera una persona excepcional-mente desprovista de ambi-ciones, apetitos. Es el más de-sinteresado que conocí conrespecto a lo que ocurriría consu obra, con él mismo. Nuncaentró en la feria literaria, elcomercio, la rencilla. No eranada envidioso con el éxitoajeno. Tenía una vida interiorriquísima, pero a ella teníanacceso muy pocas personas.Yo nunca llegué a tener unagran intimidad con él, aunquepuedo afirmar que fuimosmuy buenos amigos. Llegué atener una gran confianza conél: fue una de las primeraspersonas a las que di a leer elmanuscrito La ciudad y losperros. Me escribió despuésuna carta muy cariñosa.

Claro, lo ha escrito él enLa tentación del fracaso. ¿Ydespués de esa época?

–Yo me fui enseguida deParís. En 1966 me trasladé aLondres y lo veía de una mane-ra mucho más esporádica. Loveía generalmente cuando te-níamos reuniones políticas enParís. Él asistió a esas reunio-nes con la frialdad de siempre,sin ser participante activo.Cuando estallaron las accionesdel MIR, un grupo de peruanosfirmó un manifiesto solidari-zándonos. Julio Ramón tam-bién firmó. Parecía increíble,pues él no tenía ningún entu-siasmo ideológico. Pero sí eraun hombre muy solidario y poreso firmó. Era un hombre muyescéptico, como lo reflejanmuchos de los personajes desus cuentos. Él tenía algo demelancólico, de fijación con elpasado. Era muy sensible altiempo ido, pasado, vivía delpasado y rechazaba la experi-mentación, la novedad. Eramucho más un clásico.

Cuando entra en el cuerpodiplomático, ¿cómo fue su ac-titud ante la política?

–Una persona que entra aformar parte de la diplomaciade su país no puede lavarse lasmanos, pero en una dictadura esmás peligroso, porque ésta con-vierte a todos los diplomáticosen agentes suyos. Julio Ramónhizo lo posible y lo imposiblepor, en esta situación, conservaruna dignidad. Fue elegante: noentró en el servilismo de otropara ganar méritos. Hay que re-conocerlo. Mantuvo un mínimode decoro en lo que hizo y escri-bió. En realidad, lo que intenta-ba es que su trabajo le permitie-ra mantenerse económicamentey que a la vez le dejara tiempopara escribir. Ya fue más com-plicado cuando lo hicieron em-bajador, pues tenía más respon-sabilidad y, por tanto, me imagi-no que tendría que hacer másconcesiones. Después vino lode Alan García, que lo condeco-ró. Supongo que, aunque nosintiera una identificación ideo-lógica, sí al menos aceptó el re-conocimiento.

Julio Ramón no sabía, an-tes de acudir al acto, de queiban a condecorarlo…

–Yo me libré, pues a mí meinvitaron también, pero sospe-ché que algo iba a pasar y noacudí. Julio Ramón, cuando sevio en la encerrona, no tuvo másremedio que aceptar, muy a supesar, y tuvo que agradecer pú-blicamente al Gobierno esa

concesión. En esa época, cadavez que yo pasaba por París íba-mos a almorzar. Una vez conAlfredo Bryce tuvimos una co-mida los tres en que hablamosexclusivamente de los últimosmodistas italianos, nada más le-jano a la política.

¿Y en los últimos años deAlan García?

–En realidad, no tuve un in-cidente con él, porque no lovolví a ver, pero quedé muyapenado por el cariño personalque yo le tenía, aparte de la ad-miración literaria. Fue en 1987y 1988, cuando intervine enpolítica contra el gobierno deAlan García por la nacionaliza-ción de la banca. Hubo muchosmanifiestos de la izquierdacontra mí, pero lo que me ape-nó mucho fue que el manifies-to que salió en París estaba nosólo firmado por él, sino que,además, él había estado reca-bando firmas. Lo supe porqueuno de los ultras que había enParís escribió un artículo ata-cando a Julio Ramón por cola-borar de esa manera con el go-bierno de Alan García y lo acu-saba no por defenderme a mí,sino, para atacar al Gobierno,de haber participado así en losintereses gubernamentales.Eso lo cuento en las memorias.

El pez en el agua.–Efectivamente, lo cuento

porque me pareció muy feo elgesto. Me imagino que tuvo queobedecer órdenes de Alan y nole quedó más remedio. Luegome mandó un mensaje con Pa-tricia Pinilla, que era editora enese momento de Seix Barral enel Perú, muy amiga de los dos,diciendo que no me preocupara,que era una cosa circunstancial,pragmática, y eso me pareciópeor. Después no lo volví a vermás. Perdí el contacto con él ypoco después me enteré de queestaba muy grave.

●●●

Llega la hora de la comida enla clínica en donde Mario

pasa sus vacaciones. Al ser ya lasegunda semana de estancia, elrégimen es menos severo. Du-rante todo este tiempo hemospodido comprobar cómo esti-maba Mario a Julio Ramón y eltremendo respeto y admiraciónliterarios que despertó la “pala-bra” de este singular “mudo” enel autor de La ciudad y los pe-rros. Dos colosos de nuestra li-teratura frente a frente para darun especial relieve a la lenguade Cervantes con sus respecti-vas obras.

Era una personasumamenteinteligente a la horade dar juiciosliterarios, tenía unavisión muy sólida,precisa y firme de loque le gustaba o noy por qué. Fue másun clásico que unmoderno.

París, 1961. Vargas Llosatrabajando en RadioTelevisión Francesa.

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PRECISIONES

El otroRibeyro

Prosasapátridas,Dichos de Ludery La tentacióndel fracaso,entre otrostextos notradicionales,constituyendiversostrayectosliterarios de Julio RamónRibeyro,un auténticoescritorcomprometidocon la creación.

El otroRibeyro

Es conocida la figura deJulio Ramón Ribeyrocomo cuentista y nove-

lista. Con ironía se le tildó deser “el mejor escritor peruanodel siglo XIX”, por las técnicasque empleaba, correspondien-tes a narradores franceses deci-monónicos como Stendhal,Gustave Flaubert y Guy deMaupassant. Sin embargo, hayun afán de este autor por explo-rar otros géneros.

En su diario personal, Latentación del fracaso, en 1970,Ribeyro asegura que los autoresperuanos no utilizan otro géneromás que la novela, el cuento, lapoesía, el teatro. “Es decir, losmás antiguos, los que se cultiva-ban en Grecia. Nos falta esa ex-tensión que le da a la literaturagéneros más tardíos o génerosancilares: ensayos, memorias,autobiografías, diarios, corres-pondencia y los subgéneros co-mo la novela rosa, la policial, elroman noir, de espionaje, deciencia ficción, novela históri-ca” (p. 159).

Con esta preocupación,Ribeyro aportó con génerosno conocidos o desarrolladosen el Perú.

Prosas apátridas, que agru-pó 89 textos en 1975, 150 en1978 y 200 en 1986, reúne notasdispersas que provienen de pá-ginas de diario, de cuentos y deartículos. Por ejemplo, el texto83 es el mismo que aparece, pa-

ra referirse al primer tomo deldiario, el 5 de mayo de 1959.Del segundo volumen se en-cuentran cuatro textos: 27 (21de abril de 1961), 79 (21 de ju-nio de 1974), 120 (17 de julio de1974) y 173 (13 de julio de1974). El autor me confesó queestos textos se le escaparon. Esdecir, no debieron salir en el dia-rio. Sólo algunos pudo sacar atiempo.

Dichos de Luder (1989) eslo que en Francia se llama pro-pos, un conjunto de declaracio-nes de un autor, recogidas paraun libro, de diversas fuentes.

De los doce tomos proyec-tados de La tentación del fra-caso sólo se publicaron dos vo-lúmenes en vida del autor(1992 y 1993) y uno póstuma-mente (1995). La heredera delautor, Alida Cordero viuda deRibeyro, se negó a continuarsacando a luz el resto de laobra. Sin embargo, en las si-guientes semanas, con su auto-rización, debe salir en la edito-rial española Seix Barral la ree-dición de este libro aparecidopor primera vez en el sello deJaime Campodónico. En el su-plemento “Cultural” del diariomadrileño ABC se anuncia supublicación en dos tomos, conestuche y una introducción delnarrador colombiano SantiagoGamboa. Comprenderá de1950 a 1975. Es decir, son tex-tos ya conocidos.

Cartas a Juan Antonio esun título que el propio Ribeyropensó para una edición de la

correspondencia con su her-mano mayor. De los cuatro vo-lúmenes que se piensa publicarsólo se han editado hasta la fe-cha dos. Es una selección he-cha con sumo cuidado porLucy Ipenza de Ribeyro, viudade Juan Antonio, fallecido enabril de 1996. El primer tomo,editado en noviembre de eseaño, comprende de 1953 a1958. El segundo, aparecidoen 1998, de 1958 a 1970.

En una entrevista de 1993,Ribeyro me comentó que hubouna época en que fue un gran

escritor de cartas. “Pensabaque era una forma literaria deexpresarse. Mi hermano, porejemplo, tiene una colecciónde quinientas cartas mías”, de-claró. Le pregunté si algunavez se animaría a publicarlasen vida. Me respondió: “Le hedicho a mi hermano que metraiga las cartas que le he escri-to por más de 30 años para ha-cer una selección. Pero hastaahora no ha cumplido su pro-mesa de hacerlo”.

Por problemas de derechosque se disputan los familiares

del autor, los lectores nos senti-mos privados de los dos tomosrestantes. El tercer volumen seencuentra listo. Es decir, diagra-mado, corregido, además condos prólogos, índice onomásti-co y texto de contratapa. Espe-ramos su pronta aparición.

En relación con la autobio-grafía, Ribeyro andaba siempreen busca de una estructura dife-rente para abordar la historia desu vida. En cierto sentido, el cé-lebre cuento “Sólo para fuma-dores” (1987) es un notable in-tento. Ahí, con el pretexto del ci-garrillo, nos da luces sobre supaso por la Universidad Católi-ca, su experiencia errante porMadrid y Alemania, su residen-cia en París, sus sufrimientospor el cáncer. Sin embargo, laautobiografía propiamente sequedó inconclusa, como mu-chos proyectos. “Empiezo todopero no remato”, le confiesa asu hermano en una carta del 21de diciembre de 1981, que se re-produce en la página central delsuplemento en manos.

De esa autobiografía sólo seconocen algunos capítulos:“Ancestros”, acerca de sus ante-pasados, se publicó en Antolo-gía personal (Lima, Fondo deCultura Económica. 1994). “Elparque Sucre”, sobre su niñezen el barrio miraflorino de San-ta Cruz, salió en el suplemento“Artes & Letras” del diario ElMundo, en la semana del 8 al 14de mayo de 1994. Este texto,con ligeros cambios y con otrotítulo, “Juegos de la infancia”,

se publicó póstumamente en elsuplemento “Lundero” del dia-rio La Industria, de Chiclayo yTrujillo, el 1 de enero de 1995.Meses antes de morir, Julio Ra-món me entregó el prólogo. Eltexto inédito se lo di al escritorAbelardo Sánchez León, quienlo publicó en Quehacer, núme-ro 90, julio-agosto de 1994.

Otro proyecto que dejó amedias es Proverbiales, conjun-to de textos que aparecieron porvez primera en la revista Escan-dalar, de Nueva York, volumen4, número 3, correspondiente ajulio-setiembre de 1981. Partede esta obra se encuentra en An-tología personal. En una entre-vista de junio de ese año, reali-zada por Elsa Arana y Freire yMiguel Enesco, dice que éste es“un libro de relatos, no cuentosen el sentido tradicional. Sonepisodios sobre personajes his-tóricos, como un esbozo o unasemblanza”. Incluye al poeta la-tino Ovidio, al narrador francésMarqués de Sade y al pintor ita-liano Caravaggio, entre otros.

En el prólogo de su Antolo-gía personal, en 1994, Ribeyroanota en contradicción de la pri-mera cita de este artículo: “Lasfronteras de los llamados géne-ros son frágiles, y catalogar sustextos en uno u otro género es amenudo un asunto circunstan-cial, pues toda obra literaria esen realidad un continuum. Loimportante no es ser cuentista,novelista, ensayista o dramatur-go, sino simplemente escritor”.No más.

Ribeyro andabasiempre en busca de una estructuradiferente paraabordar la historiade su vida.

✍ JORGE COAGUILA

Barranco, 1991

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LECTURAS

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“Para todos aquellos quese atreven a mirarseen el espejo, a querer-

se y a sonreír hacia el futuro”,dice en un elocuente párrafo dela dedicatoria de su libro Haciauna nueva nación. Kay Pacha-manta, la antropóloga ElianeKarp, a la sazón esposa del Pre-sidente de la República.

En esta recopilación o sumade discursos y proyectos de leyhace gala de su compromiso sa-piente y militante en un temapor demás incomprendido yque recién hoy deviene en capí-tulo preferente de la política delEstado peruano.

Es decir, los derechos de lascomunidades originarias andi-na, amazónica y afroperuana.Este acercamiento es desde lavoz de los interesados y desdeuna comprensión realista acer-ca de la importancia de reintro-ducir la cosmovisión de lospueblos marginados.

Apuesta difícil. Karp esconsciente de ello y en plenoCongreso de la ConferenciaPermanente de los Pueblos In-dígenas –adonde difícilmentehabría asistido otro modelo dePrimera Dama– dice: “Yo séque en cinco años no podemosdeshacer 500 años de dolor, dis-criminación e injusticia. Va aser largo, va a ser difícil. Pero siempezamos hoy día, ya hemoshecho algo, algo grande.”

Pues de eso se trata. De rei-vindicar el lugar que merecencuatro millones de peruanos,con sus costumbres, su visióndel mundo, la defensa de la di-versidad biológica estrecha-mente ligada a la revaloraciónde las culturas originarias, la lu-cha contra la pobreza, la adop-ción sin imposiciones de la mo-dernidad y la globalización has-ta ahora impuestas, en la prácti-ca, por la fuerza.

Además hay una revalora-ción de un ancestral concepto decomunidad, asombrosamentemoderno para un mundo preo-

La poesía de Eduardo Chirinos se ubica entre lasvoces más originales en el contexto hispanoame-ricano a partir de 1980. En ese decenio hay un

grupo de bardos que destaca y que es un tour de force enla poesía hispanoamericana: Raúl Zurita, Lila Calderóny Andrés Morales, en Chile; Verónica Volkow, VíctorManuel Mendiola y Ernesto Lumbreras, en México; yMaría Negroni y Daniel Freidemberg, en Argentina, só-lo por mencionar algunos países.

La obra de Chirinos, aunque dispareja, aporta un diá-logo distinto con la poesía, recrea un nuevo centro deimantación y dirección. Sus primeros libros son un pro-ceso de aprendizaje. Ahí el lector observa y siente la pre-sencia de la fábula cisneriana, entremezclada con algu-nos temas cotidianos y referencias a personajes bíblicosal estilo de Cisneros.

Sin embargo, las voces en la poesía de EduardoChirinos son múltiples, se amalgaman y dispersan en eltexto poético para crear una estructura polifónica. Es-tas voces, a veces forzadas, hacen eco de los clásicosgriegos y latinos, y de poetas como Robert Lowell (losdeseos y las sirenas), W. B. Yeats (el advenimiento y lasoledad), Kavafis (la superficie del cuerpo), Aleixan-dre (el silencio de las ondas) y Martín Adán (el vacío yla rosa).

En la obra poética de Chirinos destacan, entre otros,dos poemas: “Monólogo de Casandra” y “Habla Tire-sias”, de Rituales del conocimiento y el sueño (Madrid,1987), en los que se practica la despersonalización de lavoz poética en un intento por universalizar el habla. Am-bos poemas tratan de la osadía (Casandra) y la pruden-cia (Tiresias).

El hablante de Chirinos se bifurca por estos dos sen-deros, para mostrar los trances de un habla que se mani-fiesta con un lenguaje de adivino y de profeta. El logroradica en la unidad que entretejen ambos poemas.

Sus temas son también los de la poesía: la lengua sa-grada que aparece en el tiempo con los hados muertos omoribundos y la prudencia de la noche donde se contro-lan los impulsos de la voz. Estos dos poemas sugieren,además, otros tópicos nada comunes.

En este contexto, se observa a los personajes predi-ciendo el futuro y el destino oscuro de los hombres. Ca-sandra –hija de Príamo y Hécuba– se subleva contra lalengua sagrada y cree en la tensión del arco: el puntomodulado de la voz madura (y ésta es la voz que encuen-tra aquí el poeta).

Casandra vislumbra la destrucción y el odio, y Tire-sias también, pero prefiere callar ya que “la noche (le)enseñó a revelar (sólo) lo necesario”. Casandra se des-pliega sola por el texto. Tiresias, por gracia o desgraciade la Palas Atenea, puede ver a través de las tinieblas.

El adivino es el vate que controla los desbordes de laluz superficial cuando llega la noche. Chirinos consigue–a través de la máscara o del doble en el espacio poéti-co, como lo ha denominado Pedro Lastra– unificar nosólo los recuentos míticos de una historia sin tiempo, si-no que establece saludables conexiones con su propiapoética y la del poema sonoro.

Casandra y Tiresias (Minerva es la niebla de la luz)nos sitúan en esa plataforma de fundiciones que no ter-minan y que ahora producen un eco gratificante en lalectura.

CULTURA Y DESARROLLO

¿Qué han hecho los gobiernos por nuestrasculturas? La respuesta en muchos casosdesoladora, hoy podría señalar un rumbomás óptimo. Lo importante de la propuestade Eliane Karp es que las políticasculturales que intenta implementar sonexplícitas. Están impresas en blanco y negroy nos permiten discutirlas.

cupado por su sostenibilidad, pa-ra “redibujar el rostro del Perú”en el interior de “un modelo dedesarrollo incluyente” que tengacomo ejes centrales la intercultu-ralidad y la territorialidad.

Reducir al tema de la pose-sión de la tierra la problemáticade los pueblos indígenas fue unprimer esfuerzo, meritorio, quelos intelectuales más avanzadosde las primeras décadas del si-glo XX hicieron para desbrozarla espesa mata que separaba larepública oficial de la “repúbli-ca de los indios”, herencia de laColonia y de los primeros go-bernantes posteriores a la inde-pendencia.

Influidos por el positivismoliberal y el positivismo marxistael tema quedó reducido a un de-bate político, en efecto, pero entorno a problemas de derechode propiedad.

Karp tiene una visión inte-gradora, la que se plasma en di-versas iniciativas, que sólo pue-den parecer subversivas a quie-nes sostienen el racismo cotidia-no junto a un sentido común quemira, como siempre, hacia el la-do equivocado de Occidente.

Sin embargo, cabría obser-var que la complejidad que re-presenta la situación de millo-nes de peruanos, en extremapobreza la mayoría, y que hanemigrado del campo a la ciu-dad, no parece haber sido con-siderada en ninguno de los tex-tos que componen el libro.

Ellos y, sobre todo sus hi-jos, se encuentran en un limbolingüístico, cultural y de iden-tidad. ¿Son, por su visión delmundo, habitantes originarioso no lo son? ¿Son acaso, ple-namente, gente de la ciudad?

¿Su situación compete a laComisión Nacional de losPueblos Andinos, Amazóni-cos y Afroperuanos? Si acasoasí fuera, ¿de qué manera? Sino es así, ¿le compete particu-larmente a alguna otra instan-cia en particular? Y si así fue-ra, ¿cuál?

País complejo el nuestroque, a pesar de valiosos apor-tes, nos deja siempre pregun-tas abiertas. País problemáticoque, queda claro, no se resuel-ve a partir de normas que for-men el corto plazo y el simplesentido común, sino que exigeque las mentes más lúcidas na-veguen incluso a contraco-rriente de intereses cortopla-cistas, para armonizar un futu-ro de bienestar.

Libro de lectura obligato-ria, Hacia una nueva nación.Kay Pachamanta es un refe-rente importante para entenderel verdadero alcance de una in-fluyente presencia en el Go-bierno y la trascendencia decuanto sustenta tal presencia.Pero, además, queda claro quela señora Karp de Toledo sabemuy bien de lo que habla.

✍ DAVID ROCA BASADREEducador

A favor de losque sobran

Eduardo Chirinosy el traspaso de la palabra

✍ POESÍA / MIGUEL ÁNGEL ZAPATA Long Island, Nueva York

A favor de losque sobran

Las voces en la poesía deEduardo Chirinos son múltiples,se amalgaman y dispersan en el texto poético para crearuna estructura polifónica.

País complejo que, a pesar devaliosos aportes,nos deja siemprepreguntas abiertas.País problemáticoque no se resuelvea partir de normasque formen elcorto plazo.

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Lima, Lunes 18 de marzo de 2001 I 114 I Lima, lunes 23 de setiembre de 2002

ANTERIORES

3/5 EnsayoRafael Ojeda. Miradas sobreel espacio urbano6/7 EnsayoAngélica Serna. Perspectivasde la cinematografía peruana8/9 EncuentrosDaniel Contreras M. De logótico en el Perú10/11 ApuntesJuan Murrugarra C. Lamovida “subte”12/13 LecturasJulio Ortega. Paisajesdespués de la escritura13 ReseñaAlberto Valdivia B. Unpuercoespín en la Isla14/15 AnterioresKattya Velásquez. Índicegeneral

3/5 EnsayoJorge Prado Ch. RobertoPaoli y César Vallejo:escritura y lectura6/7 LecturasLawrence Carrasco. “Me friegan los cóndores”8/9 InéditosCésar Vallejo. Verbo matérico10/11 ApuntesDavid Abanto A. El tungsteno, novela de tesisy de sensibilidad12/13 PrecisionesEnrique Rodríguez E. La décima en el Perú gozade buena salud14 ActualesDaniel Contreras M. Vivir: el otro arte15 ActualesAngélica Serna. Danza nueva, danza diversa15 ReseñaJosé Donayre. Gestos de gatuperio

3/5 EnsayoMiguel Ángel Huamán.¿Para qué enseñar literaturaen la nueva secundaria?6/7 EntrevistaMarcel Velázquez. Diálogo con Diamela Eltit8/10 ClásicosJulio Ortega. Leer el Quijote11 ApuntesCarlos Germán Belli. Dos limeños especialesEnrique Verástegui.Susana Baca en concierto12/13 PrecisionesFrancisco Andía.Mnemotecnias de la crueldad14/15 ReseñasCarmen Ollé. Estrategiasborgesianas en una novelasobre el vudúRenzo Valencia. Espectrosdel gustoÁlvaro Sarco. Identidad y poder en la ColoniaJorge Coaguila. Visita parisienseLeo Zelada.Aproximaciones a Lhymen

3/5 EntrevistaÁngel Esteban y RaúlCremades. Mario VargasLlosa: la aventura del orden6/7 Ensayo Marcos Mondoñedo. La novela como acto dememoria8/10 Inéditos César Moro. El arte mágico11 LecturasCarlos Germán Belli. Moroextremo11 Arte FactoDaniel Contreras M..Historias abstractas y olvidos concretos12 ReseñasEnrique Cortez. Westphalen y los otrosÁlvaro Sarco. Fragores del pasadoAngélica Serna. Ensayos de lo sensible13/15 DocumentosEdgardo Rivera Martínez.El encuentro cultural en misnovelas

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Índice general Índice general

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ANTERIORES

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3 Actuales Angélica Serna. Al otrolado del celuloideDaniel Contreras M.Días en 35 mm4 ReseñasGiancarlo Stagnaro.Alegorías de la razón cínicaRenzo Valencia. Tributo a la historiaLiz Bautista. Ciudad cautiva5/7 EnsayoSergio R. Franco. Fata Morgana: neobarroco y posmodernismo.8/9 InéditosCésar Moro. La pintura-futuro10/11 EntrevistaPablo Guevara. La esfinge está delante12/13/14 ApuntesJosé Luis Rosario.Montesinos, el poder y la perversión15 Los signos modernosEnrique Verástegui.Tecnología, poesía y mercado

3 ActualesJulio Ortega. El historiadoren la cama4 ReseñasÁlvaro Sarco. Memorialimeña a través de ElCorregidorJorge Coaguila. Corregidoy aumentadoAngélica Serna. Vacío(palabra nula)5/7 EnsayoCamilo Fernández C.Westphalen, un poetacosmogónicoDaniel Contreras M. Álbumde familia8/9 EncuentrosGiancarlo Stagnaro.Tensiones de una escritura9 PoemasEmilio Adolfo Westphalen.Mundo mágico, Poema inútil10/11 ApuntesMarcel Velázquez. LasMoradas de WestphalenLuis Loayza. Regreso a Las Moradas12/13 LecturasSergio R. Franco. Impassesplásticos sobre lo peruano14/15 PrecisionesLa crisis de identidad de losreporteros

3 Actuales Angélica Serna. Trazos en el aireDaniel Contreras M. La escuela del cuerpo4 EntrevistaLuis Millones. En el corazón del pueblo5/7 EnsayoMiguel A. Huamán. Arguedaso el vuelo de la pluma8/9 EncuentrosJesús Cabel. Mariátegui: doscartas inéditas10/11 PrecisionesRoland Barthes. Esta nocheen el Palace…12/13 ApuntesFabián Vallas T. Lo que secayó en América Latina14/15 ReseñasLiliana Arce. Música para amantesAlberto Valdivia. Acechos al marfilGloria Macedo. La salud de I-YanggíRenzo Valencia. Bizarra singularidadGiancarlo Stagnaro. Tiempo para la lecturaEnrique Cortez. Trazos ficticios

3/5 EnsayoDorian Espezúa S.¿De qué indio hablamos?6/7 PrecisionesÁlvaro Sarco. Visión histórica delproblema del indio8/9 EncuentrosRenzo Valencia C. Algunaspervivencias culturales en el retablo popular andino10/12 DocumentosGuillermo Pérez.Conversando con AntonioCornejo Polar13 ApuntesEnrique Verástegui. Los cantares de AlbertoValcárcelAngélica Serna. Tránsitosde la imagen14 ReseñasJavier Arévalo. El autoexcluido tartamudoLiliana Arce. Flores malsanasDaniel Contreras M. Copé: sólo poemas solos15 LecturasDimas Arrieta E. Deleites esenciales

3/5 EnsayoJulio Ortega. Bio/grafías delos años sesenta6/7 EntrevistaMirko Lauer. El Perúnecesita un psicoanálisis8/9 DocumentosJesús Cabel. Elogio… deAbraham Valdelomar10 LecturasRicardo Sumalavia. La procesión de las luces11 ApuntesLeo Zelada. AbrahamValdelomar, el patriarca12 PrecisionesMarcel Velázquez C. La Generación del 900 y Colónida13 ReseñasGiancarlo Stagnaro.Dulce enigmaAngélica Serna.Proyecto y acción para la literaturaJorge Coaguila.Para coleccionistas14/15 VisionesRafael Ojeda. Vida, video y sociedad15 Arte FactoDaniel Contreras M. María Félix

3/5 EnsayoJorge Cuba Luque. Visiónen Francia de la narrativaperuana reciente6/7 ApuntesGabriel Icochea R. Lavíctima y el verdugo8/9 EncuentrosRenzo Valencia C.Significado y valor de lametalurgia prehispánica10/11 PrecisionesJavier Arévalo. Los lectoresno se crean por decreto12 Lecturas Maite Cortez Santana. Id-entidades en la danzamoderna local13 VisionesRafael Pastor. La virgen de los sicarios13 ResplandorAngélica Serna. ¿Espectadorlatino?14 ReseñasJosé Donayre.Loa a lo “irrelevante”Daniel Contreras M.Materia efímera14 Los signos modernosEnrique Verástegui. Coca-Cola y poesía Periferia 15Américo Portella E.Sinfonía de colores

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