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ISEF Digital Séptima Edición – Abril de 2006 Contenido: Primer estudio on line sobre ejercicio físico en los médicos asociados al Sindicato Médico del Uruguay Dr. Héctor de los Santos El deporte escolar como medio de enseñanza Prof. Alba Díaz Ludotecas: perspectivas postmodernas Dr. Prof. Raimundo Dinello La pirámide en la formación deportiva: Tan inmoral como ineficiente Mag. Alberto Espasandín Entrenamiento en básquetbol: Una perspectiva diferente Mag. Alberto Espasandín Iniciación y formación deportiva básica en el fútbol uruguayo Téc. Mauricio Larriera Aprendizajes evocados, realizados y requeridos al investigar “en y sobre” la enseñanza de la técnica deportiva Prof. Carla Manzino Reflexiones en torno al Curriculum como tecnología política Prof. Raumar Rodríguez El Curriculum y la evaluación: problemáticas comunes... Lic. Mariana Sarni

ISEF Digital - Séptima edición (Abril de 2006)

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Séptima edición de "ISEF Digital", la revista electrónica del Instituto Superior de Educación Física

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ISEF Digital

Séptima Edición – Abril de 2006

Contenido:

Primer estudio on line sobre ejercicio físico enlos médicos asociados al Sindicato Médico del Uruguay Dr. Héctor de los Santos

El deporte escolar como medio de enseñanza Prof. Alba Díaz

Ludotecas: perspectivas postmodernas Dr. Prof. Raimundo Dinello

La pirámide en la formación deportiva:Tan inmoral como ineficiente Mag. Alberto Espasandín

Entrenamiento en básquetbol:Una perspectiva diferente Mag. Alberto Espasandín Iniciación y formación deportiva básica en el fútbol uruguayo Téc. Mauricio Larriera

Aprendizajes evocados, realizados y requeridos al investigar“en y sobre” la enseñanza de la técnica deportiva Prof. Carla Manzino

Reflexiones en torno al Curriculum como tecnología política Prof. Raumar Rodríguez

El Curriculum y la evaluación: problemáticas comunes... Lic. Mariana Sarni

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PRIMER ESTUDIO ON LINE SOBRE EJERCICIO FÍSICO EN

LOS MÉDICOS ASOCIADOS AL SINDICATO MÉDICO DEL

URUGUAY Dr. Héctor de los Santos1

Resumen

Se realizó un estudio Transversal Descriptivo donde se estudió la realización de

Ejercicio Físico en el cuerpo médico uruguayo asociado al Sindicato Médico del

Uruguay (S.M.U.), así como la descripción de los factores de Riesgo Cardiovascular

hallados.

Se ha utilizado un novedoso método de recolección de datos mediante un formulario

on line en el sitio Web del S.M.U.

Se obtuvo un N = 65, con una edad media en años de 46.54; del cual el 68% fueron

hombres y el 32 % mujeres; un 66 % practican Ejercicio Físico regular y un 34 % no

lo realiza; en cuanto al Índice de Masa Corporal (I.M.C.) se encontró un 55 % < 25,

un 37 % entre 25 – 30 y un 8 % > 30; 28 % presentaban Dislipemias, 15 % eran

Hipertensos, 11 % Fumadores y 3 % Diabéticos.

El 86 % indica ejercicio físico a sus pacientes; y de este total sólo 21% deriva a

Medicina del Deporte. El sedentarismo es un factor de riesgo que se encuentra

presente en la sociedad Uruguaya, y por lo tanto es esperable encontrarlo en la

colectividad médica, a pesar de conocer y reconocer el beneficio que implica para la

salud el ejercicio físico.

Existe un porcentaje importante de colegas que realiza ejercicio físico, pero éste no

tiene impacto sobre su salud, dado que se encuentra por debajo de lo indicado

semanalmente como óptimo.

El 13,95 % de los médicos que realizan E.F. no indican el mismo a sus pacientes, en

cambio el 86.36 % de los que no realizan E.F. indican el mismo a sus pacientes.

1 Postgrado de Medicina del Deporte. Cátedra de Medicina del Deporte. Hospital de Clínicas, Piso 15. Correo electrónico: [email protected]

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Palabras clave: Médicos y Ejercicio Físico, Médicos y factores de riesgo

cardiovasculares, Indicación de Ejercicio físico.

Introducción

La enfermedades crónicas no trasmisibles encabezan la lista de principales causas

de muerte en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Países como el

nuestro tienen indicadores de salud del primer mundo, por lo tanto son las

anteriormente mencionadas, las primeras causas de muerte en nuestra población.

Dentro de estas patologías encontramos las Cardiopatías, las Enfermedades

Cerebrovasculares, la Diabetes Mellitus, y el Cáncer, por citar algunas.

Muchas de estas enfermedades están relacionadas con la carga genética

predisponiendo para determinadas enfermedades así como un estilo de vida no

saludable y el medio ambiente donde habitamos. (1) El sedentarismo está

considerado como un factor de riesgo, que por si sólo puede incrementar la morbi -

mortalidad de las enfermedades crónicas.

En este momento es indispensable definir lo que es actividad física y ejercicio

físico.

Actividad Física: es cualquier movimiento corporal producto del sistema músculo-

esquelético y que trae como resultado un gasto de energía.

Ejercicio Físico :(E.F.) Actividad física definida como un movimiento corporal

repetitivo, planeado y estructurado realizado para mejorar o mantener uno o más

componentes del Acondicionamiento Físico (Fitness) (2)

La actividad física regular reduce la incidencia y prevalecia de muchas

enfermedades crónicas no trasmisibles. (2)

Es importante reconocer que la prescripción de ejercicio físico en forma adecuada

reducirá muchos de los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares y

evitará la progresión de las enfermedades ya instaladas. Por lo tanto el ejercicio

físico es una intervención tanto en prevención primaria como secundaria.

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El ejercicio físico realizado correctamente tanto en frecuencia como intensidad

producirá una mejora en la condición física permitiéndonos llevar a cabo las tareas

diarias y habituales, así como disfrutar del tiempo ocioso activo, afrontar los

imprevistos de la fatiga excesiva, y enfrentar el sedentarismo.

Se reconoce que el número total de colegas que respondieron el formulario fue muy

escaso debido a múltiples factores que luego analizaremos en profundidad.

Con el presente trabajo se ha pretendido alcanzar los siguientes objetivos:

1) Realización de Ejercicio Físico en el cuerpo médico asociado al S.M.U.

2) Indicación de Ejercicio Físico como parte del tratamiento.

3) Conocimiento de la especialidad.

4) Identificar y cuantificar factores de riesgo de enfermedades

cardiovasculares

(Sobrepeso – Obesidad, Hipertensión arterial, Tabaquismo, Diabetes

mellitus, Dislipemias, Sedentarismo)

5) Describir actividades no estructuras de actividad física

Material y Métodos

Utilizamos una metodología nueva mediante el uso de la herramienta digital de

Internet. Se creó un formulario el cual fue colocado en el sitio Web del sindicato

Médico del Uruguay, al mismo tendrían acceso todos los socios médicos mediante la

colocación del número de socio autentificando el mismo con el número de cédula.

Previa a la subida a la Web se realizaron ensayos pilotos entre los médicos de la

especialidad.

Todos los datos obtenidos son anónimos, puesto que no se utilizaron las bases de

datos del Sindicato. El formulario debía ser llenado on line, debiéndose enviar luego

de completados al servidor, este los procesaba y posteriormente llegaba a nuestro

computador personal mediante el correo electrónico.

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Los datos crudos fueron transferidos a una base de datos creada con tal fin, luego

se realizó una transferencia de datos a planillas de cálculo para realizar las tablas y

los gráficos.

La población a estudiar eran todos los médicos socios del S.M.U. con edades

comprendidas entre los 27 y 65 años, fueron descartados tres formularios por ser

estudiantes de Medicina del último año.

El tiempo el cual se llevó a cabo el estudio fue de tres meses de Octubre a

Diciembre de 2004.

Se utilizó el índice F.I.T. (3) con el cual medimos el ejercicio físico realizado. El

mismo está compuesto por F = frecuencia semanal de ejercicio; I = Intensidad del

ejercicio y T = tiempo de cada sesión, el cálculo se realiza multiplicando cada valor

dando un resultado numérico de 1 a 100. Nosotros utilizamos como punto de corte

óptimo el valor 48 (F = 4 (3 -5 veces por semana), I = 3 (moderado); T = 4 (Más de

30 minutos).

El Índice de Masa Corporal (IMC) es operacionalizado mediante la fórmula

Peso (Kg.) / talla (Mts.)x talla ( Mts.). El valor obtenido lo compramos con la siguiente

tabla. Normopeso si IMC < 25, Sobrepeso si IMC 25 – 30 y Obesidad si IMC > 30

Resultados

Se obtuvieron un total de 65 respuestas, con una edad máxima de 65 años y una

mínima de 27 años, moda = 45 años y mediana = 46 años.

� Encontramos un 68% de hombres y un 32 % de mujeres. (Gráfico 1)

� En cuanto a las especialidades nos encontramos con que medicina

general fue la más frecuente, seguida de cardiología y medicina interna.

(Tabla 1)

� El 57 % trabaja en Hospitales, el 72 % en policlínica y sólo el 40 % en

consultorio particular; obteniendo un promedio de horas trabajadas por día

de 7,70.

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� En cuanto a la percepción de intensidad del trabajo se destaca que el 32

% lo cataloga como pesado, el 49 % como moderado, el 9 % como bajo y

hay un 9 % que no contestó. El 18 % realiza otra actividad en el día.

� El 66% realiza ejercicio regularmente y el 34% no lo hace (Gráfico2). Las

causas de no realización de ejercicio físico regular fueron por su orden 1)

No tiene tiempo. 2) No tiene ganas. 3) no cree en los beneficios. 4) No

contesta. (Tabla 2).(Gráfico 3)

� La distribución por sexos y la realización de ejercicio físico regular

obtuvimos que el 95% son hombres y el 5 % son mujeres; la no realización

de ejercicio físico nos da que el 86% son mujeres y el 14% son hombres

(Gráfico 4).

� La clasificación del ejercicio óptimo por el Índice FIT (1 -100) la

planteamos con un punto de corte a nivel de 48. Dentro de los 43 colegas

que realizan ejercicio físico sólo 30de ellos (69,76 %), presenta un índice

FIT mayor o igual a 48 y que 13 de ellos (30,23 %), lo tiene por

debajo.(Gráfico 5)

� En cuanto a la prescripción de ejercicio físico a los enfermos encontramos

que el 86 % de los colegas lo indican y el 14 % no. De estos 9 colegas

sólo 2 de ellos tienen contacto con el paciente (Gráfico 6).

� El 82 % de los colegas no derivan los pacientes al especialista en

Medicina del Deporte (Gráfico 7).

� De los médicos que indican ejercicio físico a sus pacientes (N =56) el 79 %

(N=44) no deriva a la especialidad de Medicina del Deporte (Gráfico 8).

Las causas para no derivar encontramos que 34 % desconoce donde y

quién ejerce, 16 % no tiene la especialidad en los sitios de trabajo, 6,8 %

hace las prescripciones.(Tabla 3) (Gráfico 9). De los médicos que derivan

a Medicina del Deporte(N=12), el 25 % (N=3) ejercen Medicina General,

25 % (N=3) son Pediatría, 16 % (N=2) Obstetricia, 8.3% (N=1) Cardiología,

8,3 % Medicina Intensiva, 8,3 % Medicina Interna, y 8,3 % Deportología.

� Un resultado interesante nos muestra que del 100 % de los colegas que

realizan ejercicio físico el 13,95 % no lo indica, en cambio del total de

colegas que no hacen ejercicio el 83,36 % si lo indican como terapéutica

(Tabla 4).

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� La actividad Física diaria encontramos un promedio de 13,58 cuadras

caminadas por día, un 32 % de las respuestas realizan tareas domésticas,

el 78 % utiliza las escaleras promediando 2,5 pisos/día.

� El índice de masa corporal calculado en base a los datos obtenidos de

talla y peso nos da que con un IMC<25 hay un 55%, IMC 25 – 30 hay un

37 % y con IMC > 30 hay un 8%(Tabla 5) (Gráfico 10 y 11)

� En el ítem subjetivo de cómo se valoraban los médicos encontramos 51

% de normopeso, 40 % de sobrepeso y un 9 % de obesidad (Gráfico 12 y

13 ).

� El 28 % presentó dislipemias. En el tratamiento encontramos que el 100 %

realiza dieta, el 94.4 % cumple con el ejercicio físico y sólo el 44,4% toma

medicación (Gráficos 14 y 15).

� El 15 % presentó Hipertensión Arterial: El tratamiento realizado es 90 %

fármacos, 80 % dieta hiposódica y el 60 % ejercicio físico (Gráficos 16 y

17).

� El 11 % son fumadores (Gráfico 18).

� El 3 % son diabéticos (Gráfico 19). El tratamiento realizado 100 % hacen

dieta, el 50 % consume medicación y no realizan ejercicio físico (Gráfico

20).

� Del total de colegas 3 % (N = 2) presentó Angor, 2 % (N = 1) Infarto Agudo

de Miocardio (IAM), y 2 % (N = 1) Accidente isquémico transitorio (AIT). Se

realizaron 2 Angioplastias, una de ellas colega con el IAM y otra al Angor.

Discusión

La cantidad de formularios obtenidos fue muy escasa como para poder extrapolarlos

a todo el conjunto de médicos.

Manejamos como causas probables de esta respuesta, el que fuera utilizado un

medio de recolección de datos nuevo para el colectivo médico. Otra posibilidad fue

la falta de información, por falla del equipo de investigación, el cual no contó con los

recursos económicos para la realización de una propaganda debida.

Se realizó una difusión que llegó a todas las cátedras vía mail, por lo cual pensamos

que la comunicación no fue la adecuada. Dado que el formulario fue colocado en el

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sitio Web del SMU y al no estar destacado con un gif. o en un banner, fue pasado

por alto por los colegas.

Obtuvimos un 34 % de colegas sedentarios, siendo más sedentarias las mujeres que

los hombres. Del total de los que realizan ejercicio físico el 95 % son hombres y de

los que no lo realizan sólo el 14 % son hombres.

A los 22 colegas que son sedentarios (34%) se debe agregar los 13 que se

encuentran por debajo de un índice FIT de 48, ya que ese ejercicio físico no tiene

impacto físico sobre los sistemas orgánicos. Por lo tanto nos encontramos con un N

= 35 que no obtienen beneficios del Ejercicio físico los cuales porcentualmente

corresponden al 53,8 % del total.

El 65 % respondió que conocía los beneficios del ejercicio físico en la salud, y el

86 % de los colegas lo indican como parte del tratamiento. Del 14 % que no lo indica

sólo 22 % tiene contacto con el paciente en su lugar de trabajo, por lo cual el

ejercicio físico es una opción importante de tratamiento.

La gran mayoría de los médicos que indican el ejercicio físico no derivan a Medicina

del Deporte por desconocimiento de la especialidad.

La realización o no de ejercicio físico es poco trascendente en el momento de la

indicación, eso es así porque del 34 % de los médicos que no hacen ejercicio físico

el 29 % lo indica a sus enfermos.

En cuanto a la actividad física encontramos un promedio de 13,58 cuadras

caminadas por día, con un 32 % de ellos que realiza tareas domésticas, el 78 %

utiliza las escaleras en algún momento del día, promediando 2,5 pisos/día.

Existe un 45 % que presenta sobrepeso y obesidad utilizando el IMC (peso/talla2),

estos datos tienen un porcentaje de error dado que no fueron tomados por el equipo

de investigación sino que son aportados por los médicos.

La visión subjetiva de los colegas sobre ellos mismos al pedirles que se catalogaran

como Normopeso, Sobrepeso y Obesos no varió sustancialmente con los datos

calculados por la fórmula.

IMC< 25 55% (normopeso subjetivo 51 %); IMC 25 - 30 37 % (sobrepeso subjetivo

40 %); IMC>30 8% (obesidad subjetiva 9%).

En el tratamiento de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares

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(Dislipemias, Hipertensión, Diabetes) el ejercicio físico es un pilar fundamental que lo

encontramos en un 94% en las Dislipemias, en un 60 % en la Hipertensión y no lo

hallamos en la Diabetes.

Conclusiones:

En cuanto a las limitaciones del método de obtención de datos debemos comentar

que se trata de una forma de comunicación nueva para el medio, por lo cual no

obtuvimos la respuesta esperada.

También es sabido que no contamos con los recursos económicos para realizar una

propaganda adecuada en revistas de divulgación científica nacional, así como

sabemos que no todos tienen acceso a una computadora personal.

Existe un desconocimiento de nuestra especialidad por parte de los encuestados en

lo referente a la indicación de ejercicio físico como parte integral del tratamiento.

El sedentarismo es un factor de riesgo que se encuentra presente en la sociedad

Uruguaya, y por lo tanto es esperable encontrarlo en la colectividad médica, a

pesar de conocer y reconocer el beneficio que implica para la salud el ejercicio

físico.

Existe un porcentaje importante de colegas que realiza ejercicio físico, pero este no

tiene impacto sobre su salud, dado que se encuentra por debajo de lo indicado

semanalmente como óptimo.

La gran mayoría de los médicos (86%), indican a sus enfermos el ejercicio físico

como parte del tratamiento.

Llama la atención hallar que casi el 50 % de los encuestados médicos presenten

obesidad y sobrepeso, sabiendo los perjuicios que ocasiona a la salud.

El ejercicio físico debe ser prescripto por el especialista, dado que como el resto de

la terapéutica, debe ser dosificado en forma adecuada.

La especialidad a la que pertenecemos todavía no ha tenido una adecuada

penetrancia en el colectivo médico, ni en la sociedad, creemos más por fallas

propias que ajenas.

Este artículo puede ser un punto de partida para futuros trabajos de intervención en

donde el ejercicio físico sea una de las variables de estudio.

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Tabla 1: Frecuencias absolutas por especialidad de médicos socios del SMU.

Octubre - Diciembre de 2004.

Administración en salud 1

Andrología 1

Cirugía 1

Deportología 1

Endocrinología 1

Fisiatría 1

Geriatría 1

Hemoterapia 1

Inmunogenética 1

Intensivista 1

Medicina legal 1

Nefrología 1

Neurología 1

Parasitología médica 1

Psiquiatría pediátrica 1

Salud ocupacional 1

Traumatología 1

Urología 1

Anestesia 2

Farmacología 2

Medicina de familia 2

Nefrología 2

Radiología 2

Obstetricia 3

Pediatría 7

Medicina interna 8

Cardiología 9

Medicina general 10

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Tabla 2: Causa para no realizar Ejercicio Físico del total de médicos que

respondieron en forma negativa. Octubre - Diciembre de 2004

No tiene ganas 7 32%

No tiene tiempo 12 54%

No cree en los beneficios 1 5%

No contesta 2 9%

22 100%

Tabla 3: Causas para no derivar a los enfermos a Medicina del Deporte.

Octubre – Diciembre de 2004

Desconoce donde y quién ejerce 15

No hay especialistas en el sitio de trabajo 7

Hace las prescripciones 3

Indica fisioterapia 1

Falta de hábito 1

No trata pacientes que hacen deporte 1

Ignoraba que podía derivarlos 1

No 1

Por vivir en ciudad alejada 1

Trabaja en canelones 1

Los deriva a la plaza de deportes 1

Pacientes pediátricos sin contraindicaciones para el ejercicio físico 1

La medicina de deporte es solo para deportistas 1

No contesta 8

No involucra derivar pacientes a Med. del Deporte 1

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Tabla 4. Cruzamiento de datos entre la variable Realización o no de Ejercicio físico

con la indicación del mismo como tratamiento.

Octubre – diciembre 2004

Realizan Ejercicio Físico

indican EF si no totales

si 37 19 56

no 6 3 9

totales 43 22 65

Tabla 5. Índice de masa Corporal en relación a los datos obtenidos de talla y peso.

Octubre – Diciembre 2004

IMC Frecuencia Absoluta Frecuencia Relativa

< 25 36 55 %

25 - 30 24 37 %

> 30 5 8 %

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Gráfico 1: Distribución por sexo

Hombres 68 %

Mujeres 32 %

68%

32%

M

F

Gráfico 2: Ejercicio Físico regular.

66%

34%

ejercicio regular

no realizaejercicio

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Gráfico 3: Causas de no realización de Ejercicio físico.

32%

54%

5%9%

no tiene ganas

no tiene tiempo

no cree en los beneficios

no contesta

Gráfico 4: Distribución por sexo en relación a practicar ejercicio físico o no hacerlo

ejercicio no

ejercicio

femeninomasculino

0%20%40%60%80%

100% femeninomasculino

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Gráfico 5: Clasificación mediante el índice FIT de los médicos que realizan ejercicio

físico.

>=48 <48

30

13

0

10

20

30

Indice FIT ( pto de corte 48 )

>=48

<48

Gráfico 6. Indicación de Ejercicio Físico como parte integral del tratamiento,

Indicación de ejercicio físico

14%

86%

Indican ejercicio físico

no indican ejerciciofísico

femenino masculino

ejercicio 5% 95%

no ejercicio 86% 14%

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Gráfico 7: Derivación a la especialidad de Medicina del Deporte

Derivación a Medicina del Deporte

82%

18%

no deriva a medicina deldep.

deriva a medicina deldep.

Gráfico 8: Frecuencias relativas de los médicos que indican ejercicio físico a sus

enfermos en relación con la derivación a la especialidad.

Total de médicos que indican ejercicio físico y su derivación a MDD

21%

79%

indica E.F / no derivaa MDD

indica E.F. / Deriva aMDD

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Gráfico 9: Frecuencias absolutas de causas para no derivar a Medicina del Deporte

15

7

3

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

8

1

0

2

4

6

8

10

12

14

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desconoce donde y quién ejerceno hay especialistas en el sitio de t...hace las preescripcionesindica fisioterapiaFalta de hábito

no trata pacientes que hacen deporteignoraba que podía derivarlosno por vivir en ciudad alejadatrabaja en caneloneslos deriva a la plaza de deportespacientes pediatricos sin contraindi...la m

edicina de deporte es solo para deportistas

no contesta

no involucra derivar pacientes a me..

Gráfico 10: I.M.C. Frecuencias absolutas

36

24

5

0

5

10

15

20

25

30

35

40

<25 >= 25 <30 >= 30

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Gráfico 11: Frecuencias Relativas en el I.M.C.

IMC

55%37%

8%

<25

>= 25 <30

>= 30

Gráfico 12: Valoración subjetiva de peso

26

33

6

05

101520253035

sobrepeso normopeso obesos

Como se valoran los médicos

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Gráfico 13: Porcentajes de la valoración subjetiva

40%

51%

9%

sobrepeso

normopeso

obesos

Gráfico 14: Frecuencia relativa de Dislipemias

Dislipemias

28%

72% dislipemias

normal

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Gráfico 15: Frecuencia relativa del tratamiento de las Dislipemias.

100%

44,40%

94,40%

0%

20%

40%

60%

80%

100%

dieta fármacos ejer.

Tramiento de las dislipemias

Gráfico 16: Frecuencia Relativa de Hipertensión Arterial.

Hipertensión arterial

15%

85%

hta

normal

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Gráfico 17: Frecuencia relativa del tratamiento para la HTA.

80%90%

60%

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

dieta

fármacos

ejercicio

Gráfico 18: Frecuencia relativa de Tabaquismo.

Porcentajes de fumadores

11%

89%

fumadores

No fumadores

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Gráfico 19: Frecuencia relativa de Diabetes Mellitus.

Diabetes

3%

97%

Diabetes mellitus

normal

Gráfico 20: Frecuencia relativa del tratamiento de la Diabetes Mellitus.

100%

50%

0%

0%

20%

40%

60%

80%

100%

dieta

fármacos

ejer.

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Bibliografía

1) Pancorbo, E; Medicina del deporte y ciencias aplicadas al alto rendimiento y

la salud; Universidad de Caxias dos Sul; Ed Educus; 2002.

2) Clark, P; Peláez, I; Hernández, A; Molina, J, G; Eficacia da la actividad física

en la salud, Síntesis de las mejores evidencias en promoción, prevención y

tratamiento; Revista Medicina del ejercicio; Año XIX, Agosto 2004.

3) Heyward, V; Stolarczk,L; Applied body composition asseament; Ed Human

Kinetics; 1996, Pag 112.

4) Abramson, S; Stein, et al; Personal exercise Habits and Counseling Practices

of Primary Care Phisicians: A National Survey; Sport Medicine; enero 200o;

Vol 10 (1), pag 40 – 48.

5) Guidelines ACSM; General Physical Activities by level of Intensity; CDC on

line, in www.cdc.org.

6) Acsm, http://www.acsm.org/health+fitness/index.htm

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Anexo 1 : Formulario on line empleado.

CATEDRA DE MEDICINA DEL EJERCICIO

HOSPITAL DE CLINICAS

Montevideo, 2004

FORMULARIO DE ENCUESTA

Agradecemos llene los items con la mayor veracidad posible. Desde ya, muchas gracias por su tiempo.

CUALQUIER DUDA QUE TENGA, ENVIAR E-MAIL A: [email protected]

El equipo de investigación.

a) Datos Demográficos

Sexo: Masculino Femenino

Fecha de nacimiento: dd/

mm/

aaaa

Especialidad: Indique su Especialidad

Otra: Indíquela aquí

Años de Práctica: años

¿Trabaja en Hospital? Si No

¿Cuál(es)?

¿Trabaja en Policlínica? Si No

¿Cuál(es)?

¿Consultorio Particular? Si No

Otros:

Hs. de Trabajos Diarios: hs.

Intensividad del Trabajo Diario: Indique intensividad

¿Otro Tipo de Trabajo? Si No

Actividad:

Tiempo de Trabajo: hs.

b) Datos Antropométricos (si los conoce, por favor, llenarlos)

Peso: kgs.

Talla: mts.

c) Hábitos de Ejercicio

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1) ¿Realiza ejercicios

regularmente? Si

No Debido a que:

Indique el motivo

2) ¿Cuántos días a la semana? 0

3) ¿Cuánto dura cada sesión? Más de 30 minutos

4) ¿Con qué intensidad?

Alta (Ej. Atletismo, Trote 2 cuads/min, Ciclismo a 25km/h, Natación, Boxeo, etc.)

Mod. Alta (Ej. Step, Tenis, Squash, Voley, Basquek, Fútbol, otros deps. de conjunto, etc.)

Moderada (Ej. Aerobic bajo impacto, Joggin 1 cuad/min, Bicicleta a 15 km/h, etc.))

Mod. Baja (Ej. Caminar 1 cuad/min, Deportes Recreativos, Yoga, Gimnasia leve, etc.)

Baja (Ej. Caminar 1/2 cuad./min., Golf, etc.)

5) Señale dónde se calificaría Ud. en cuanto al ejercicio físico que realiza:

(0=No realiza ejercicio físico - 10=Atleta de élite) Indique el nivel

6) ¿Cuántos años hace que practica deporte?

años

7) Defina que beneficios tiene para la salud:

8) ¿Indica ejercicios físicos a sus pacientes?

Si No

9) ¿Deriva sus pacientes a Medicina del

Ejercicio? Si No

¿Por qué Razón(es)?

d) Hábitos de Vida

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¿Cuántas cuadras camina por día? Indique la cantidad

¿Utliza las escaleras? Si

Para: Subir Bajar

¿Cuántos Pisos?

No

De las siguientes, indique qué tarea cotidiana realiza con más frecuencia: Indique la actividad

Otras tareas (describa brevemente):

e) Salud (Si conoce los datos, por favor, llene las siguientes consultas)

Usted presenta:

Sobrepeso: Si No

Obesidad: Si No

Dislipemias: Si No

Tratamiento con: Dieta

Fármacos

Indique Cuáles

Ejercicio

Hipertensión: Si No

Tratamiento con: Dieta

Cifras Máximas de: PAS PAD

Fármacos

Indique Cuáles

Ejercicio

Diabetes: Si No

Tratamiento con: Dieta

Internaciones: Si No

HGO

Indique cuales

Insulina: Cristalina

Unidades/día:

Nph

Unidades/día:

Ejercicio

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Tabaquismo: Si No

¿Cuántos?

¿Desde cuándo? (año):

Ha padecido o padece:

Coronariopatías: IAM I.C. ANGOR P.C.R.

Arteriopatías: C.I.D. Carotídea Aórtica

A.C.V.: A.I.T. Stroke Hemorrágica

Le han practicado:

Bypass

Angioplastia

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1

EL DEPORTE ESCOLAR COMO MEDIO DE ENSEÑANZA

Prof. Alba Díaz 1

Resumen Este artículo surge a propósito de mi preocupación por las creencias que

existen en las instituciones en lo que respecta a su currículum, y dentro de él,

todo lo que refiere al área de Educación Física.

Sin embargo, reconceptualizar “el pensamiento de los profesores” para mejorar

y modificar las prácticas, y abordar todo lo que refiere al tema de la

Competencia Deportiva y repensar acerca de lo nocivo que puede resultar la

enseñanza del deporte y su inclusión en el ámbito de competencia parece un

tema difícil de excluir de un espacio reflexivo.

Desde una perspectiva de la práctica deportiva, puedo enunciar mi conformidad

con los aportes que la actividad deportiva me facilitó como fenómeno social y

cultural, reconociéndola como una manifestación lúdico – motriz importante

dentro de las variadas actividades posibles de desarrollar en la actividad física

humana. En cuanto a mi práctica profesional, debo confesar todas las dudas y

preocupaciones que este tema ha significado en mi carrera docente, pero

también quiero contribuir a la reflexión de todos los profesores de Educación

Física, para que podamos evitar la reproducción de un modelo deportivo donde

se enseña a unos pocos y que nos obstruye en las propuestas para dar

oportunidades en los procesos formativos de las personas. ¿Podemos

continuar imaginando que existen razones para no seleccionar el deporte

como contenido para ser enseñado en la escuela?

Desde el lugar de todos los practicantes del deporte espero preservarlos de mi

subjetividad en lo que afecte al valor del deporte en vuestra posible formación

en los valores educativos, ya que mi mayor empeño es tratar de mostrar las

virtudes del deporte como elemento educativo.

1 Profesora de Educación Física Alba Díaz, integrante de Cátedra de Handball, ISEF Montevideo.

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Palabras Clave: Deporte - Enseñanza del deporte Escolar – Iniciación

deportiva.

Concerniente al significado del término “deporte” coexisten gran cantidad de

conceptos, ideas y corrientes de pensamiento, pero lo que quizás nos lleve a

entenderlo mejor es deliberar acerca de la idea de hombre y de sociedad que

queremos ya que de otra forma lo concebiremos de forma parcial,

relacionándolo a medios de comunicación, a una mera expresión competitiva,

o también calificarlo como deporte – espectáculo, lo cual nos puede llevar a

confusiones y no considerarlo una de las prácticas de referencia más utilizadas

con sensibles diferencias en sus enfoques. Desde el análisis del trabajo que

realizan Aisenstein, Ganz y Persczyck en el que tratan de tomar el deporte

como una construcción social, entendida como el tránsito de una práctica

orientada al “goce” propio hacia el deporte dirigido también a otros fines

extrínsecos, pasando al marco de “seriedad “ conque lo invoca Dunning en el

texto de los autores citados, buscando su transformación desde el deporte “de

afición” que las clases acomodadas inglesas practicaban hasta su identificación

con el deporte rendimiento, “… que consideran la usina de producción del

saber deportivo, por ser el lugar donde se crean y ponen a prueba,

permanentemente, la técnica y la táctica, donde se diseñan formas

permanentemente nuevas del deporte también a partir de la redefinición de los

aspectos reglamentarios. Es a la vez el tipo de práctica que más se difunde por

los medios masivos de comunicación…” Llegamos a esta ocasión en la que se

pretende explicar aquello que es el deporte escolar como toda experiencia

práctica lúdico motriz, con su estructura propia y los componentes de cada uno

de ellos, que aparece en las clases de Educación Física y produce según J.

Percyck determinados saberes, partiendo del supuesto de que esa práctica

reúne ciertas características que puestas a disposición de los alumnos a través

de la enseñanza, colaboran con la producción de habilidades, conductas,

valores y actitudes.

La enseñanza del Deporte en la escuela “tambalea”, existen muchos ataques

contra las prácticas deportivas y considerarlo como una herramienta educativa

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parece ser algo cuestionable, por eso se hace necesario pensar en la escuela

como el espacio donde pueden ser enseñados los contenidos mas valiosos.

Pero plantearnos aquí, si son necesarios los deportes para la educación física

no es el propósito, sino reconocer su incuestionable valor como elemento

educativo, criticando en todo caso las formas y relaciones de la enseñanza y

sobre todo la identificación y el papel del educador, sus estrategias de

enseñanza del deporte, por reproducir muchas de las prácticas y

desigualdades sociales.

Por lo tanto si los alumnos difieren en características personales (como peso,

altura, tamaño), en condiciones de salud y a su vez, la insuficiencia en la

alimentación y en la vestimenta los limita en la practica del ejercicio físico,

serán factores que interfieren en su desarrollo intelectual y físico; y por ello será

de máxima importancia la intervención del profesor de educación física, ya que

su rol como la persona que está dando oportunidades de aprender, de

participar y de relacionarse a través de un juego, se debe evidenciar desde la

propia práctica deportiva.

Tal vez , una de las cuestiones más claras que consiguen algunos autores es

desmitificar el tratamiento del tema del deporte escolar, argumentando que los

deportes colectivos son representativos de acciones motrices altamente

normativizadas y socializadoras, pero no por ello viciadas o contaminadas, ni

se trata de evadir el problema presentando otros contenidos, sino discutir

acerca del conjunto de conocimientos teóricos que dan base al deporte escolar

y los variados métodos, estrategias y actividades que facilitan la enseñanza de

los deportes colectivos de trascendencia en nuestra sociedad. ¿Será este

paso un instrumento de reflexión de nuestra práctica pasada y

reconstrucción de nuestra práctica futura?

Del mismo modo la relación entre la Educación Física y el juego, actualmente,

es motivo de controversia pues se viene tratando de cambiar de modelo

educativo, de instruir por medio del juego, de seleccionar juegos educativos y

de darle un lugar al juego pedagógico, olvidando el juego libre y espontáneo.

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Entonces, si la recreación ha comenzado a asociar al deporte con el ocio y el

tiempo libre y tendió a perder desde la óptica escolar su valor educativo propio,

pensando en las normas de rendimiento, optimización del tiempo, cumplimiento

de objetivos, adquiriendo un papel relevante en la medición de logros,

¿significa que debemos darle la espalda a la práctica deportiva?

O más bien ver a los deportes y a los juegos físicos como medios para enseñar

y con fines pedagógicos, nos permite reflexionar acerca de las nuevas

prácticas docentes y propuestas de enseñanza que ofrecemos, ya que

reclaman un soporte teórico real, referido a los aspectos pedagógicos actuales

de la escolarización y el deporte, así como aproximarnos a las nuevas

tendencias metodológicas en la iniciación deportiva y sus bases, todo lo cual

nos orientará en la tarea de educar a través de los “deportes colectivos”.

Tomando la concepción de educación de Hebert Spenser2, quien sostiene que

la educación moderna es insuficiente ya que ha descuidado el cuerpo, dando

mayor importancia a la educación intelectual, comencemos a pensar la E .F.

desde una postura renovada, que promueva el desarrollo del Deporte

formativo, destinado a todos y que se logre alternar con la presentación del

deporte de competencia para salvar y atender las diferencias interindividuales

de los alumnos.

Esto es, pensar en su enseñanza para favorecer el bienestar físico de los

alumnos, de una manera adaptada a las posibilidades de cada uno, con

normas de rendimiento, variables y límites que no pueden exceder el nivel de

las aptitudes individuales y a través de programas apropiados de progreso

personal.

La presencia de la iniciación deportiva en la etapa de educación primaria

especialmente en edades comprendidas entre los 8 y los 12 años, se justifica,

utilizando el juego como principal actividad integradora de diferentes

aprendizajes perceptivos, motrices y habilidades genéricas, todo lo cual

2 citado por Aisenstein y Ganz en el capítulo I, Pág. 9 del texto, “ La enseñanza del deporte en la escuela”

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contribuirá en su desarrollo polivalente y se complementará con trabajo de

formación motriz básico que el niño ha venido adquiriendo anteriormente.

Iniciar a los niños en los deportes colectivos desde una propuesta lúdica,

divirtiéndose a través de actividades que lo motiven y les permitan reconocer

las primeras acciones de colaboración y oposición, los componentes internos

del deporte, la aplicación de la técnica y de la táctica y que comiencen a

practicarlos también en sus ratos de ocio, será la mejor defensa para

seleccionar el deporte como contenido a enseñar por el docente de Educación

Física. Sin olvidar que estaremos en una etapa de inminente carácter

educativo.

Tendremos presente para buscar el consenso de todos, que debemos

fomentar en los alumnos, que valoren sus habilidades y limitaciones, que se

acepten tal como son y que relativizar el resultado mejora su convivencia en

esta sociedad individualista y competitiva. Esto se conseguirá con la

intervención de los educadores, reduciendo el afán competitivo propio de los

alumnos de esta edad (11-12 años) y comenzar a hacernos preguntas como

¿es el deporte lo que puede servir para cumplir determinado fin, o la acción

más conveniente para alcanzar los intereses de los alumnos?

Igualmente, creo que es un dilema que puede tener una resolución de

complementación, pero que exige una opción por parte de los docentes y es

tomar decisiones para promover cambios….

Por lo tanto y para concluir quiero citar uno de estudios sociológicos y

culturales sobre el deporte, que lo toman como un caso particular de práctica

social o representación cultural, y lo estudian con el fin de entender proceso

muy amplios, 3como Bromberger3 (1994), que identifica al fútbol con la

“…escenificación de los valores fundamentales de la vida cotidiana…”, con la

dinámica social y cultural en lo relativo a la importancia del cuerpo para la

3 citado por Aisenstein en el capítulo II, Pág. 55 del texto, “ La enseñanza del deporte en la escuela”

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construcción de la identidad y la propuesta de enseñanza del deporte en la

vida social, pensando en los juegos de la escuela, o los espacios de juego,

todo lo cual, merece un análisis y una propuesta de enseñanza cuyo centro sea

el deporte.

Reconocer los logros actuales del deporte escolar, idea que no pretende

justificar si son necesarios o no los deportes colectivos en el currículum de la

Escuela primaria, sino profundizar el tratamiento que se ha tenido hasta el

momento de ciertos planteamientos sobre el tema, me permite expresarles que

la mejor forma de conceptualizar este complejo equilibrio de tensiones que

significa la enseñanza del deporte, pues contiene polaridades como ataque y

defensa, cooperación y competición, elasticidad y rigidez de las reglas,

seriedad y juego, que se dan durante un partido, es manejar estas oposiciones

que nos permiten definir y comprender la dinámica del deporte , ya que lo

caracterizan y lo hacen formativo y de intervención permanente, tanto para el

que aprende como para el que ayuda a aprender.

Abordemos los retos deportivos del futuro como un presente hecho realidad,

donde la educación física sea “para la convivencia diversa y plural”

Prof. Alba Díaz

Bibliografía

RUIZ JUAN, Francisco (2001) La Iniciación deportiva basada en los deportes

colectivos. Ed, Gymnos - Madrid, España.

AINSENTEIN A. GANZ N. PERCZYK J. (2003) La enseñanza del deporte en la

escuela. Ed. Miño y Dávila. Buenos Aires, Argentina.

GIMÉNEZ FUENTS – GUERRA, F (2000) Fundamentos Básicos de la

Iniciación Deportiva en la Escuela. Wanceleulen Editorial Deportiva s.f. Cádiz,

España.

LLEIXÁ Teresa (2003) Educación Física hoy. Ed. Horsori. Barcelona, España.

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LUDOTECAS: PERSPECTIVAS POSTMODERNAS Raimundo Dinello1

Resumen

Hoy día nos encontramos finalizando una época, denominada moderna. Podemos

mirar lo realizado y tentar comprender el sentido de la evolución; podemos aprender

mucho de ello y aún proponer mejor para el futuro, para ese período inmediato que

ya nos envuelve denominado el postmodernismo. Urge pensar en las ludotecas que

pedagógicamente contribuyen para asumir la infancia y juventud del nuevo siglo.

Las Ludotecas surgieron para complementar una atención a niños desamparados de

la tutela familiar, luego evolucionaron instalando contactos para prestar juguetes,

recientemente se reconocieron como instituciones para jugar, actualmente son

espacios sociales de expresión lúdica.

En este documento retranscribimos su histórica reciente evolución, las situamos en

la conflictiva educativa de las nuevas generaciones, analizamos su definición y

proyectamos sus perspectivas. Considerando su relación primera a los niños, luego

tentando responder a niños y jóvenes, y actualmente buscando una integración

social de la comunidad intergeneracional.

Palabras claves: Expresión lúdica, integración social, ludocreatividad.

ANTECEDENTES

Es asombrosa la velocidad de las transformaciones sociales, como también

enigmática la persistencia de ciertas problemáticas; para confirmarlo, como

preámbulo, recordemos determinados acontecimientos que facilitarán la

comprensión de este análisis: Iniciemos con la significación de aquel día, en 1979,

cuando para clausurar el año del niño, realizamos en Bruselas la conferencia sobre 1 Raimundo Dinello: Profesor de Educación Física del Isef. Doctor en Ciencia Psicológicas con Orientación en Ciencias Pedagógicas de la Universidad Libre de Bruselas. Ex Profesor de Sociología de la Educación de la

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"el Derecho al Juego"; tema que continúa vigente en cuanto máxima expresión de

los derechos de los niños en el ámbito educacional. Posteriormente, la Omep

Internacional en su Congreso de 50 aniversario, realizado en Copenhague, (1998),

replantea la misma temática, con análoga urgencia, dado que continúa siendo la

preocupación central de los educadores de la infancia. Recientemente, (año 2001) la

Asociación Internacional del Juego asumió como su divisa el Derecho del niño al

Juego. Llevamos casi medio siglo en confirmar la espontaneidad lúdica de la

infancia, mucho tiempo para reconocer la necesidad lúdica de todo ser humano.

Buscando respuestas a las acuciantes preocupaciones socio-educativas

participamos en el III Congreso Mundial de Ludotecas, (1984); presentamos la

propuesta de interacción de lo lúdico con la expresión creativa. Este

planteamiento pedagógico se constituyó en el aporte latinoamericano al movimiento

internacional de ludotecas. Curiosamente, al tiempo que docentes europeos

apreciaban las nuevas experiencias latinoamericanas, había quienes elaboraban

proyectos en Latinoamérica adoptando la modalidad de ludotecas de la posguerra

Europea, posiblemente como modo más fácil de obtener subsidios o financiamientos

externos; pero evidenciando así una problemática particularmente latinoamericana

caracterizada por 500 años de dependencia a los productos foráneos.

La evolución de nuestra sociedad moderna conlleva una organización del diario

convivir que ha disminuido el espacio de juegos espontáneos tan vitales para el

crecimiento de la niñez, sociedad que además crea dificultades para mantener el

núcleo familiar constituido, tan necesario a la regulación de la comprensión

intergeneracional. Problemática consecuente con la implantación de una sociedad a

dos velocidades que radicaliza la disparidad en la integración social.

Frente al problema social de tantos niños sin cobertura educativa, fue fundada la

FLALU (Federación Latinoamericana de Ludotecas) en Brasil (1986), reuniendo

docentes y cientos de niños en una gigantesca ludoteca organizada por el "Circo do

Povo". Instancia de encuentro y de proyección, muy animada con los aportes de

Universidad Libre de Bruselas. Ex Profesor Visitante de las Universidades de: Neuchâtel, Santa María, Uberaba, Tandil, Patagonia. Presidente fundador de la Flalu. Contacto: [email protected]

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experiencias que estaban priorizando el juego como instrumento educativo, citemos:

a las "Juegatecas" de Bucaramanga (Colombia), al "Circo do Povo" en Uberaba

(Brasil), al plan de "Juegos en los Espacios Públicos" en Rosario (Argentina), a las

"Ludotecas del Parque Rivera" en Montevideo (Uruguay).

Posteriormente, a través de la publicación de UNICEF: "Juego y Desarrollo Infantil"

Un canto de Libertad (Bogotá 1988) se establecieron relaciones con experiencias de

América Central como los Proyectos Recreativos "Arco Iris" en San José de Costa

Rica. Generando así, todo un movimiento de expansión de Ludotecas que no ha

cesado de crecer desde entonces, pudiéndose decir, que actualmente desde Tierra

del Fuego a México se viven innumerables y originales experiencias de Ludotecas.

Desde sus inicios la Flalu ha estado orientando pedagógicamente Congresos

Internacionales y Seminarios de Formación Permanente donde las temáticas

centrales están en referencia al impulso lúdico, a la expresión creativa, a la

afirmación de identidades, a la implantación y evolución de las ludotecas.

Frecuentemente, tales eventos fueron co-patrocinados por distintas Instituciones

con fines educativos o culturales como lo son las Prefecturas o Intendencias, las

Asociaciones de Educación Infantil, las Universidades con proyectos de extensión y

renovación curricular, las Fundaciones con proyectos de Formación Permanente, las

asociaciones de Comunidades que sustentan ludotecas, aunque la mayoría de las

veces han sido organizados por iniciativa de los equipos Flalu regionales u otras

lúdicas asociaciones .

El fructífero intercambio de fascinantes Seminarios y Encuentros Pedagógicos fue

dando forma a la denominada propuesta latinoamericana con innovadora

caracterización metodológica. Las ludotecas presentando un programa

fundamentado en actividades de expresión ludocreativas son de una mayor

exigencia educativa, tienen un desempeño profesional que le ayuda a superar las

limitaciones de modalidades de administrar juguetes siguiendo la edad evolutiva de

la infancia. Aunque todas se inician focalizando a los niños, en mayor o menor

tiempo, cada una se enfrenta a los planteamientos de integración social.

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Inexorablemente la sociedad continúa avanzando, la naturaleza del niño es afín con

el impulso lúdico, las realidades socioculturales han transformado el contexto y

significativas experiencias de diversos proyectos han modificado nuestra sensibilidad

para orientarnos en las formas y fines que sustentan las ludotecas. En medio de

tantos ensayos había también la preocupación por "compensar" al niño socialmente

carente y/o aquellos que se desinteresaban de la escuela. La escolaridad sigue

siendo un problema mayor para muchos niños, sobretodo porque el sistema de

enseñanza aún no quiso asumir la problemática de la metodología persistiendo en

una rutinaria didáctica.

MODERNIDAD

Así, en ese contexto general, las ludotecas contribuyeron asumiendo una necesidad

de recreación fundamentada en la alegría de los juegos; pero actualmente, otras

problemáticas repercuten en el ámbito lúdico: dificultades en la convivencia;

diversas formas de agresión en la infancia; una generalización de la violencia,

incluyendo las descontroladas imágenes de provocación sexual en la TV; la

ausencia del tiempo familiar; la incertidumbre frente al futuro, dificultades para la

transparencia en el manejo de los fondos financieros destinados a los proyectos

socioeducativos … todo lo cual tiene mucho que ver con los valores humanos. Por lo

cual surgen tantas preocupaciones, exigiendo nuevas y efectivas intervenciones, no

solamente pedagógicas. La visión política y la economía se entrelazan en la

proyección educativa.

La interrogante fundamental que se plantea es referente al protagonismo del niño en

el transcurso de las ludotecas, caracterizadas por una dinámica altamente

interactiva. ¿Es realmente el niño quien está en la primera línea del desafío,

manifestando el entusiasmo de la actividad lúdica? Se trata de un protagonismo del

Sujeto, evitando que el niño se encuentre en una situación de adaptación al

proyecto del adulto, presentado frecuentemente a través de juguetes que limitan la

actuación del niño o siendo encauzados por juegos muy reglados, que no dejan

margen a la imaginación de los participantes.

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El niño puede ser orientado al buscar su nuevo horizonte de joven, de futuro adulto,

pero él es la infancia, él es propiamente el presente y su futuro. Nadie puede

pretender poner de ejemplo a la sociedad actual, porque ésta es muy imperfecta en

la mecánica de justicia y demasiado limitada en igualdad de oportunidades. La

ludoteca, ofreciendo múltiples formas de expresión ludocreativas, abre un importante

espacio de protagonismo para cada uno.

Protagonismo significa que en una ludoteca es esencial como el niño ensaya su

expresión y descubre elementos nuevos, que realiza aprendizajes con alegría. A

través de su realización protagonista confirma su existencia y deseos de convivir.

Protagonismo quiere decir inventar juegos de manera que podamos compartir este

mundo en el cual vivimos, incluso mejorarlo tanto socialmente como

ecológicamente, según la urgencia actual.

Protagonismo quiere decir que las ludotecas ofrecen la posibilidad de experimentar

innovaciones, de ensayarse en cuanto ser social y creativo que continúa la

civilización. Protagonista quiere decir modificar las reglas de los juegos para

adecuarlos a problemáticas de hoy día. ¿Hasta cuando seguiremos organizando

situaciones imitando realidades externas con juguetes que inducen a la

competición o a la guerra que extermina al "otro", ese compañero de juegos? En

las ludotecas podemos jugar y buscar nuevos horizontes, como vivir sin

masacrarnos, como convivir con otras generaciones. Lo cual no quiere decir que no

haya diferencias de posicionamientos ni conflictos por apropiaciones de roles y

juguetes.

Las ludotecas desde una funcionalidad principalmente recreativa están

evolucionando para una globalidad educativa, para modalidades de educación

integral. Esta es una finalidad que la Educación Formal siempre añoró pero que aún

no pudo estructurar, dada su dependencia a la sobre evaluación de los aspectos

cognitivos en desmedro de la coordinación psicomotora, o por descuido de la

armonía afectiva y del altruismo social.

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Se hace necesario considerar aspectos como el movimiento espontáneo en el juego,

la interacción social en los juegos de expresión, lo simbólico en el juego y en las

actividades creativas con múltiples objetos, la madurez social experimentada en los

juegos teatrales, la valorización de la convivencia en la actividad musical compartida,

el espíritu de equipo en los diversos juegos con pelotas y en las estrategias

adoptadas para los desplazamientos de objetos con grandes dimensiones, el

entusiasmo del canto y la confirmación de identidades en las danzas del folclore

regional,... un sin fin de posibilidades ludocreativas.

Durante la modernidad las ludotecas, al igual que la conceptuación del juego, se

vislumbraron por el contraste con el tiempo laboral, como un opuesto a lo útil

reconocido; pero las diversas formas de ludotecas han impulsado una importante

evolución conceptual y ahora son indispensables para una generalidad de niños y

jóvenes. Ellas son el lugar de encuentro para una heterogeneidad de niños que, en

la magia del impulso lúdico reúnen el mundo real con la fantasía y así realizan la

hazaña de una aventura creativa.

Es hora que esa aventura creativa llegue a contraponerse al énfasis dado por el

modernismo a los bienes de consumo, al objeto producto. La sociedad se maravilló

con las posibilidades de la tecnología que podía realizar tareas de fabricación con

mayor perfección que el propio ser humano. Así en los programas de Enseñanza la

finalidad primordial fue preparar al alumno para una producción utilitaria; justificando

incluso la competición entre los individuos en formación. Aún se publicitan

programas escolares basados en la competición, cuando la mayor eficiencia es un

atributo del robot y por ende, en gran parte, ello sea un agente del desempleo de

muchos jóvenes o adultos. Lo significativo diferente ocurre cuando el ser competente

puede orientarse con altruismo. Visualizar el valor de lo humano mucho mas allá de

lo utilitario, será la principal transformación en el cambio de mentalidades a operarse

en este nuevo tiempo que acabamos de iniciar con el milenio.

El modernismo también propulsó insistentemente al sistema político denominado

democracia, lo cual hizo partícipe a una mayoría de ciudadanos hasta entonces

poco participativa. De esta forma la vida moderna transmitió nuevas dimensiones a

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las expectativas de cada uno. El problema emerge al considerar a aquellos que van

quedando por el camino, es decir: sin atención primera en el hogar, sin resolver la

escolaridad, sin formación técnica o profesional, más en la calle que integrados a la

vida socioeconómica, transformándose en el descarte de una sociedad funcionando

evidentemente a dos velocidades. Los “niños de la calle” ya es un problema del

modelo de funcionamiento de la sociedad comprendida en su globalidad y no puede

reducirse al análisis de casos o de barrios. Muchos de los proyectos de ludotecas

surgen pensando en las carencias educativas de esta población.

Aunque es en este contexto de conflictos sociales que se han creado diversas

formas de ludotecas, sobretodo como alternativa lúdica en el panorama de la vida

urbana: en salones de instituciones educativas; en plazas públicas al aire libre; en

autobuses adaptados para el transporte de materiales de ludotecas a barrios y

comunidades; en salas de pediatría; en parques de frondosa arboleda; ...aún no se

tiene conciencia plena de la función social de las ludotecas y de los educadores que

en ellas dedican su generosidad profesional.

En ambientes diversos, las ludotecas intentan ofrecer un espacio para jugar, para

encontrarse con la infancia, ya sea a través de los juguetes, ya sea participando de

los espacios recreativos. Recreación y merienda para los niños socialmente

carentes; juguetes y vacaciones para los otros, parecía ser el estilo propuesto por

innumerables proyectos. Sin embargo llegó la crisis, la sobreabundancia de

productos, la falta de creatividad para encontrar respuestas nuevas a viejos

problemas, la ausencia de valores referentes o ese confuso "todo vale", la

competición y el consumismo han dejado una sensación de vacío. Así el

postmodernismo llega con la acuciante pregunta de que valores proponemos en las

diversas formas educativas, inclusive en el desarrollo de las ludotecas.

Las ludotecas son un espacio social de expresión ludocreativa recibiendo una

heterogeneidad de niños para desarrollar un programa de coeducación, con

posibilidades de participación de varias generaciones. Brindan actividades lúdicas,

concomitantemente con posibilidades de experimentar una creatividad a partir de

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materiales diversos. Corresponden a necesidades de integración social, de creación

cultural y de permanente estímulo al crecimiento de la persona.

PERSPECTIVAS

Considerar como esencial al proceso de aprendizaje constituye un fenómeno bien

diferente de aquel caracterizado por centrarse en el producto. Acentuado como

decisivo el protagonismo de quien está aprendiendo. Correspondientemente,

notemos que las ludotecas tienen un amplio margen de adhesión de los niños

porque ellos gustan de entretenerse en las actividades de expresión que sostienen

al proceso de aprendizaje. Es fundamental, entonces, que el educador, o animador

de las ludotecas sepa organizar los campos pedagógicos, con múltiples materiales

que concretizan las actividades de expresión ludocreativa.

En este campo pedagógico se conjugan las interacciones del sujeto con los objetos

y con otros sujetos. Estos objetos mediadores hacen posible una articulación con

una infinidad de conceptos que van esclareciéndose a medida que el grupo avanza,

de sesión en sesión, en su trayectoria de expresión creativa; a través de sus

juegos, en la manifestación de su ludicidad. Creando nuevas formas con diversos

materiales el niño entra en contacto con las estructuras lógico-matemáticas

primarias, luego al componer sus comentarios enriquece el vocabulario y

desenvuelve hábitos comunicativos. Considerando estos aspectos que dimensionan

globalmente el proceso de aprendizaje como ejemplos de un nuevo comprender.

El hecho de experimentar con objetos permite elaborar sentimientos, inquietudes,

interrogantes, incluyendo las variadas formas de relacionarse con otros sujetos. Sin

los objetos mediadores, el niño, los jóvenes, están limitados a la relación

interpersonal, lo cual multiplica las situaciones de competición y de agresiones

socialmente perniciosas.

En la tentativa de un pensamiento de síntesis, transcribimos una conceptuación que

elaboramos a través de nuestra propia experiencia, que se instruye en los contactos

con una diversidad de ludotecas y que hace precisamente referencia a las ideas

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aquí expuestas: "Las ludotecas son un espacio social de expresión

ludocreativa, para niños, jóvenes y adultos. Tienen como principal finalidad

aquella de favorecer el desarrollo de la persona en una dinámica de interacción

lúdica. Específicamente, estimula el proceso de estructuras afectivo-cognitivas

del niño, socializa creativamente al joven y mantiene el espíritu de realización

del adulto"(R. Dinello '93).

Amplia definición aún vigente, pero aspectos nuevos son a considerar para el

funcionamiento de las ludotecas en la actualidad. Ciertamente, correspondiendo a

nuevas expectativas de la Post-modernidad, en las ludotecas habrá un amplio

espacio de juegos, un escenario para la imaginación escenográfica, con

expectativas de madurez emocional y social. Habrá un tiempo para descubrir el arte:

la pintura, lo escultural, la música; esa expresión musical tan íntimamente ligada a

las estructuras del lenguaje comunicativo. Se integrará un espacio para la

manifestación de la artesanía y del folclore, creando así condiciones de una

afirmación de identidad cultural siempre tan necesaria al ser humano.

Es entonces de suma importancia que los animadores de ludotecas puedan sentir

afinidad con la expresión teatral, con las artes plásticas, con las actividades de

expresión musical, con los juegos psicomotores, y evidentemente con las

significativas manifestaciones folclóricas, como las danzas y las leyendas.

Diversidad de dominios comprendidos en una integración a finalidades de

convivencia

Sin olvidarnos de la importancia del juego por el placer lúdico; las ludotecas desde

un espacio específico de jugar solicitado en la modernidad están evolucionado hacia

el desarrollo de un espacio sociocultural, exigidas por el postmodernismo, afín de

crear un espacio de educación y de expresión lúdica en comunidad, suscitando la

creatividad y la comprensión de valores humanos. Valores que se inscriben en una

continuidad con el reconocimiento del protagonismo del sujeto y con la afirmación de

caracteres de las culturas regionales.

Dr. Prof. Raimundo Dinello

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Bibliografía específica del autor:

“El Juego – Ludotecas” Ed. Nuevos Horizontes, Montevideo; 2003.

“Artexpresión y Creatividad” Ed. Nuevos Horizontes, Montevideo; 2005.

“Expresión Ludico Creativa” Ed. Nuevos Horizontes, Montevideo; 2002.

“Pedagogía de la Expresión” Ed. Nuevos Horizontes, Montevideo; 2003.

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LA PIRÁMIDE EN LA FORMACIÓN DEPORTIVA: TAN

INMORAL COMO INEFICIENTE. Alberto Espasandín1

Resumen

En el presente trabajo se argumenta sobre las debilidades del modelo de

formación deportiva basado en la pirámide, paradigma que, a pesar de grandes

evidencias, aún se resiste a caer. El deporte actual y el entrenamiento

deportivo exigen un enfoque más activo para incidir en los procesos de

desarrollo deportivo. Países pequeños y con escasos recursos desafían

permanentemente las leyes proclamadas por la teoría de la selección natural

aplicadas en la formación de deportistas.

Palabras claves: pirámide, selección natural, talentos, selección deportiva.

1. Introducción

Aunque ya hace mucho tiempo que se critica al llamado Sistema Piramidal

Generalizado, modelo de formación deportiva basado en un enfoque

darviniano, y mucho se ha escrito sobre ello, escuchamos recurrentemente el

reclamo de aficionados, periodistas, dirigentes y hasta de profesionales del

entrenamiento deportivo, de que para mejorar nuestro deporte, es necesario

construir una gran pirámide, de ampliar su base aumentando la cantidad de

practicantes en los estadios más bajos de la misma.

Suponen que la cantidad de deportistas de elite (extremo superior y porción

mínima de la pirámide) que posee un país, una región, una ciudad, un club, en 1Máster en Educación, Profesor de Educación Física, Entrenador de Básquetbol, Especialista Universitario en Alto Rendimiento Deportivo (Universidad Castilla La Mancha), Subdirector General del ISEF, Entrenador de la Selección Nacional de Básquetbol de Uruguay.

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una determinada disciplina deportiva, está en relación directa con el número de

practicantes que tengan en el nivel más bajo de la pirámide o en la etapa de

iniciación deportiva. Se asume como válida la premisa de que “cuanto más

practicantes, más campeones” (Sánchez Bañuelos, 2003).

En la etapa de difusión mundial del deporte en la que dejó de ser una actividad

reservada únicamente para los jóvenes de la clase alta de la sociedad, hasta

convertirse en una impresionante manifestación popular, ese modelo explicaba

el desarrollo deportivo que tenía lugar en diferentes especialidades y en

distintos países.

Pero, en la medida que el conocimiento sobre el entrenamiento deportivo y de

una manera más amplia, sobre la preparación del deportista fue creciendo, el

sistema piramidal comenzó a presentar debilidades desde el punto de vista

ético y científico, que lo fueron cuestionando y ya lo hacen absolutamente

insostenible.

2. Fortalezas convertidas en debilidades.

2.1 Agrandar la base de la pirámide

El desarrollo deportivo a través de la pirámide se fundamenta en el

establecimiento de condiciones de base propicias para que un gran número de

individuos practiquen en forma organizada y sistemática el deporte competitivo.

Parece a primera vista plausible que muchos niños y jóvenes puedan practicar

un deporte y comenzar a competir en él. El derecho a tener una educación

física y a practicar deporte está presente en la declaración de los derechos del

niño. Por supuesto que no estoy en desacuerdo con ello. Es necesario y justo

que el 100% de los niños y jóvenes tengan acceso a una actividad física

sistematizada que incluya la enseñanza de diferentes y variadas habilidades

deportivas, por los valores humanos que aquélla permite vivenciar y como

forma de construir hábitos de vida saludable y combatir el sedentarismo,

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característico del estilo de vida moderno, causa principal de enfermedades y

muerte.

Lo que es éticamente cuestionable es que una persona no debería ver

mediatizada sus ofertas básicas de actividad física por fines cuyos objetivos

muy pocos pueden alcanzar (Sánchez Bañuelos, op.cit.). Es decir, pensemos

que nuestro problema es que necesitamos más y mejores jugadores de

Básquetbol en el alto nivel deportivo. Suponiendo que todas las escuelas tienen

canchas y balones, hagamos que todos los niños en todas las escuelas del

país jueguen y entrenen Básquetbol y, en algunos años, el objetivo se habrá

cumplido.

En primer lugar, ¿qué pasaría si todas las organizaciones, clubes o

federaciones reclamaran su derecho a la difusión a todos los niños de su

deporte? En segundo lugar, ¿acaso tenemos en cuenta que no todos los niños

tienen entre sus intereses practicar deporte para llegar al alto nivel deportivo?

¿Pensamos en que algunos no les interesa competir con otros o contra otros y

que disfrutan de la actividad sólo si es recreativa o placentera? ¿Consideramos

que no todos los niños quieren o pueden, o ambas cosas a la vez, practicar una

determinada especialidad deportiva o someterse a las exigencias que demanda

el entrenamiento deportivo?

No sólo no deberíamos sacrificar los intereses de un cierto número de niños,

sino que en muchos casos, la participación más o menos compulsiva en una

actividad que no les reporta placer al realizarla, entorpece la que realizan

aquellos niños particularmente atraídos por ella. Desde este punto de vista es

una propuesta ineficiente.

También vamos a encontrar ineficiencia si profundizamos en el análisis de la

frase “establecimiento de bases propicias”. ¿Es posible brindar para todos los

niños del país condiciones favorables y adecuadas para su desarrollo en un

deporte determinado? Tendríamos que ser lo suficientemente ricos para

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disponer de las instalaciones y materiales apropiados en todas partes y de los

mejores profesores y entrenadores especialistas para alcanzar a todos los

niños. De lo contrario, es muy probable que un talento deportivo (de esos que,

según Matveiev, surgen cada diez mil personas) concurra a una escuela que

no posea las condiciones para la práctica de “su” deporte, o no tenga el

profesor o entrenador que le enseñe y lo motive convenientemente.

Asimismo, aún entrenando en las mejores condiciones (buenas instalaciones,

los mejores entrenadores, apoyo técnico y científico de última generación), no

siempre un deportista podrá convertirse en un atleta de alto nivel. Para llegar a

serlo deber reunir, además, capacidades excepcionales para la práctica de ese

deporte en particular. Y los talentos no pueden cultivarse como plantas, ni

fabricarse en serie como automóviles. Ello lo constatan, a menudo, numerosas

instituciones que invierten tiempo, personal y dinero en forma incorrecta, los

que “gastan pólvora en chimangos”.

El esfuerzo y los medios necesarios para desarrollar un entrenamiento

adecuado es cada vez mayor. La inversión económica y la inversión personal

del deportista son muy grandes. Actualmente se sostiene que, en un deporte

individual, para alcanzar una medalla olímpica es necesaria una inversión

cercana al millón de dólares. Los recursos son siempre limitados y es imposible

brindar esas condiciones necesarias a un elevado número de deportistas. La

alternativa, según el modelo piramidal es intentar dividir esos menguados

recursos entre la mayor cantidad posible de niños, otorgándoles a todos

condiciones insuficientes. El resultado es la frustración de quienes hubieran

podido alcanzar posiciones más elevadas en el deporte, si se les hubiera

brindado las condiciones favorables y adecuadas para lograrlo.

La difusión de las actividades físicas y deportivas para que sean accesibles al

100% de los niños, debe hacerse, pero con otros propósitos y objetivos que

analizaremos más adelante.

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2.2 La teoría de la selección natural de Darwin.

Darwin desarrolla su teoría de la evolución de las especies a partir de la

capacidad de adaptación al medio ambiente que se deriva de la selección

natural y de mutaciones aleatorias. La selección natural se explica simplemente

por la sobrevivencia de aquellas especies que lograron adaptarse a los

cambios medioambientales, modificando sus estructuras genéticas. Aunque no

aportaba datos sobre el origen de esos cambios ni de los procesos en los que

tenían lugar, la evolución se manifiesta en la desaparición de los cambios

menos favorables (Molina, J., 2004).

Aunque la teoría de Darwin, fuertemente criticada hoy en día, hacía referencia

a procesos llevados a cabo en millones de años y parecería funcionar sólo en

el largo plazo, la pirámide de formación deportiva asume que mediante un

proceso de selección natural o decantación, los niños – jóvenes deportistas se

van promoviendo progresivamente desde la base de la pirámide hacia los

niveles más altos de rendimiento. Según este modelo, los más aptos van

accediendo a las superiores escalas de la pirámide, al mismo tiempo que los

que tienen menos condiciones o capacidad van desapareciendo, abandonando

o saliendo del sistema de formación deportiva.

La realidad niega constantemente esa afirmación. La pirámide no resulta ser

tan eficiente. Observamos con frecuencia como se pierden chicos con

capacidad y talento para el deporte, por variedad de causas y en situaciones, a

veces, perversas. En algunos casos, deportistas con menores condiciones pero

con crecimiento precoz o con capacidades de aparición temprana son

privilegiados sobre otros con mayores cualidades pero con otros ritmos más

lentos de desarrollo. Muchas veces, las presiones sobre los entrenadores para

la obtención de resultados inmediatos provocan ese tipo de decisiones. Esas

presiones pueden ser externas, provenientes de dirigentes o padres, como

también internas o auto impuestas por el propio entrenador como medio para

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alcanzar el prestigio que le permita acceder a categorías superiores,

generalmente mejor remuneradas.

En otros casos, la evaluación de los jóvenes deportistas en el momento de la

promoción de categoría se hace sobre bases poco científicas, basadas en el

“ojo clínico” de un entrenador más o menos experimentado (deberíamos tener

en cuenta que generalmente quienes trabajan en la iniciación deportiva son los

entrenadores más jóvenes). Investigaciones han demostrado la escasa

fiabilidad de ese “ojo clínico” de los entrenadores, teñido de subjetivad, de

simpatías y antipatías, y sesgado por sus propias experiencias personales. Los

estudios mencionados constataron apenas, un 9% de eficacia en las

predicciones surgidas a través de las observaciones de los entrenadores (Brill

et al., 1988).

Otro error, muy corriente, es evaluar la capacidad del niño después de practicar

durante mucho tiempo el deporte. Lo que valoramos de esa manera es su

experiencia y su rendimiento actual y no su capacidad potencial de desarrollo,

dos variables que pueden ser totalmente contrarias. No deberíamos evaluar las

capacidades del niño por medio de su habilidad para la práctica del mismo

deporte. Un ejemplo de este tipo de errores es la aplicación de tests que midan

la velocidad para conducir el balón entre obstáculos o la efectividad en

lanzamientos al cesto, o a un arco de Fútbol o Handball o a determinadas

zonas de una cancha de Vóleibol.

Más perversa aún es la situación que se vive en algunos deportes en los que

los intereses económicos prevalecen y que provocan que el ascenso o

progresión en la pirámide, dependa exclusivamente de quienes patrocinan o no

al deportista.

Por esas razones, es incorrecto sostener que quienes alcanzan la cima de la

pirámide son la mejores, la elite deportiva, ni que el alto rendimiento deportivo

está de esa manera garantizado. Deberíamos hablar de una elite relativa al

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entorno donde se aplica el sistema, los que, según el pensamiento de Darwin,

mejor se han adaptado al medio que se les ha ofrecido. Paradójicamente, se

dice que los que sobrevivirían a un cataclismo mundial no serían los seres más

fuertes, más grandes o más inteligentes, sino los insectos.

También desde el punto de vista ético el proceso de selección natural y

decantación o de selección – eliminación es insostenible. De igual manera que

frustrábamos a los jóvenes talentos al no poder brindarles las mejores

condiciones para su desarrollo, ¿es justo provocar la frustración de jóvenes

que, luego de una inversión personal importante en tiempo y dinero en

detrimento de otras opciones como puede ser el estudio, van quedando

eliminados en ese proceso de selección y decantación natural? ¿Podemos usar

a esos jóvenes mientras nos sirven para obtener algunos resultados en las

primeras etapas? ¿Podemos crear falsas expectativas para, en determinado

momento decirle: “dedícate a otra cosa”? Deberíamos seguir el consejo de las

abuelas a las jóvenes parejas: “los malos matrimonios deberían evitarse antes

de consumarse”. El éxito en el deporte ha sido considerado por especialistas

como uno de los más efectivos para el desarrollo de la personalidad, la

confianza en sí mismo y la felicidad de las personas. No debemos jugar con

ello.

3. La alternativa: El sistema selectivo intensivo

El sistema de desarrollo deportivo basado en la selección temprana de

talentos, que algunos autores llaman sistema selectivo intensivo, es una

alternativa eficaz, eficiente y ética al modelo piramidal.

Según Nadori (1989), la selección deportiva es el proceso por el cual se

individualizan personas dotadas de talento y de actitudes favorables para el

deporte, con la ayuda de métodos y tests científicamente válidos. Para Brill

(op.cit.), la selección deportiva es un sistema de muchas escalas dirigido a la

búsqueda de gente con particularidades morfo-funcionales, psicológicas,

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técnicas y estructurales que contribuyan al logro mayor de la modalidad

escogida.

Obviamente, esa individualización o búsqueda de talentos deportivos será más

eficiente cuanto más numeroso sea el grupo de personas del que se

seleccionan. La práctica generalizada de la actividad física y del deporte en la

niñez, aunque no con el propósito del alto rendimiento, sino con una finalidad

exclusivamente pedagógica, es un elemento favorable a este sistema. Un país

donde todos los niños y niñas tienen acceso a una educación física y deportiva

sistemática, ofrece facilidades a quienes van a aplicar los métodos y pruebas

especiales basadas en rigurosos criterios científicos, para la detección

temprana de talentos. Ello asegura además, que los niños talentosos han

tenido la adecuada estimulación motriz básica que contribuya a mantener

latentes sus capacidades innatas.

Siendo un derecho inalienable de los niños, desgraciadamente no es

excluyente la necesidad de una práctica deportiva generalizada para la

selección de talentos. El Básquetbol uruguayo, en un país donde sólo el 20%

de los escolares goza de una precaria y escasa actividad física sistemática,

pudo estudiar años atrás, mediante un convenio con el Consejo de Educación

Primaria, a todos los niños y niñas de 10 y 11 años, para diagnosticar o

predecir la capacidad física más valorada por los entrenadores de ese deporte:

la estatura. Por supuesto la selección hubiera sido más efectiva, si hubiera

cumplido con las variadas escalas que mencionaba Brill, observándolos por

ejemplo, durante la aplicación de un test especialmente diseñado para detectar

otras de las más de 50 capacidades o habilidades consideradas importantes

por los entrenadores de ese deporte. Quizás también, alguno de los futuros

“gigantes” detectados carecía de los más elementales hábitos de actividad

física y sus condiciones de vida lo llevaban desde el sillón de su computadora o

del “play station” en el dormitorio de su reducido apartamento, al banco de su

salón de clase en la escuela. Los daños de la ausencia de la educación física

en el nivel inicial o en la primera etapa de primaria, pueden llegar a ser

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irreversibles pensando en el máximo nivel alcanzable por esos niños. Quizás

también, las carencias alimenticias, higiénicas, culturales y sociales en sus

primeros 10 años de vida en un barrio marginal, antes de su captación para el

deporte, hagan infructuosos todos los esfuerzos de la mejor organización

deportiva para revertirlo. Seguramente el lector conocerá, tristemente, infinidad

de este tipo de casos.

La selección temprana de talentos permite ganar en eficiencia en dos frentes.

Por un lado, se enfoca el trabajo en un grupo más pequeño y mejor dotado. Por

otra parte, no se expone a una gran cantidad de individuos a esfuerzos y

frustraciones innecesarias. Muchas veces se confunde la detección temprana

de talentos con la antipedagógica, ineficaz y discutida desde el punto de vista

ético, “especialización precoz”. Con ésta se pretende alcanzar rápidos

resultados sometiendo a los niños, cuanto más pequeños mejor, a largas y

tediosas sesiones de entrenamiento con énfasis excesivo en aspectos técnicos

que generan movimientos estereotipados, muy eficientes en lo inmediato pero

limitantes del perfeccionamiento y de los logros máximos que ese niño hubiera

podido alcanzar. Peor aún, es la causa principal de abandono de la práctica

deportiva de niños tratados como adultos en miniatura, a los que hicieron

perder el placer de jugar.

Por el contrario, una correcta selección deportiva permite actuar sin prisa, con

una planificación a largo plazo que priorice la calidad sobre la cantidad,

respetando los procesos de maduración de los niños seleccionados. “No se

trata de llegar más rápido, sino más lejos”. No es correcto quemar etapas o

anticipar resultados en detrimento de la reserva de una mejora futura. Por ello

se debe prestar atención a las cualidades que puedan ser desarrolladas en un

periodo de varios años de preparación y no a cualidades precoces. La

selección debe ser de carácter prospectivo basada en parámetros relevantes

(Sánchez Bañuelos, op.cit.).

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La concentración de los recursos disponibles, permite atender eficientemente

todos los aspectos del entorno del deportista que afectan de alguna manera u

otra su preparación. Permite, a través de una evaluación constante, un mayor

control de las variables que influyen en el rendimiento deportivo (alimentación,

lesiones, planificación del entrenamiento individualizada, etc.). Esto exige

entonces, una dedicación prioritaria de los deportistas hacia el entrenamiento

que permita desarrollar un trabajo multilateral, intensivo, de calidad. Implica

facilitar, entre otras cosas, actividades igualmente importantes para los niños y

jóvenes, como el estudio o una recreación compensatoria y positiva que no se

oponga a los objetivos del entrenamiento deportivo.

Con ese propósito, se han construido los centros de alto rendimiento con un

costo altísimo no sólo por la infraestructura sino también por su mantenimiento,

lo que ha obligado a buscar diferentes formas de financiamiento, público y

privado. Por esa misma razón, son impensables “centros de alto rendimiento”

específicos para las distintas disciplinas deportivas como en algunos casos se

ha intentado construir. Denominar así a esos espacios, confunde, porque en

realidad lejos de ser centros de alto rendimiento, son espacios deportivos que

brindan, apenas, algunas prestaciones más que las que podrían brindar los

clubes deportivos.

4. Conclusiones

Los estudios sobre estos dos paradigmas de formación y desarrollo deportivo

que han abordado profusamente autores como Bompa, Brill, Matveiev, Narodi,

Sánchez Bañuelos, Verjoshansky, entre muchos otros, deben iluminar todos los

proyectos que se encaren en ese sentido. Los países pobres y pequeños,

como sin dudas es nuestro Uruguay, con escasos recursos y población deben

adoptar, con mucha más razón, el sistema selectivo intensivo como ya lo han

hecho países con un potencial económico infinitamente superior.

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Aplicando ese sistema en deportes de escasa difusión y practicantes, en poco

tiempo, España alcanzó resultados extraordinarios. Bulgaria y Cuba lo vienen

haciendo desde hace ya mucho tiempo. En Uruguay, con apenas tres millones

de habitantes, con más del 50% de los niños que nacen en hogares pobres,

¿hasta cuándo seguiremos hablando de la pirámide?

5. Bibliografía

BOMPA, T. 2000. Periodización del entrenamiento deportivo. Barcelona,

Paidotribo.

BRILL, et al. 1980. La selección deportiva. Moscú. Pueblo y Educación.

DEVÍS, J. Y PEIRÓ, C. (1992) Nuevas perspectivas curriculares en educación

física: la salud y los juegos modificados. Barcelona. Inde.

GARCÍA MANSO, J. 1996. Planificación del Entrenamiento Deportivo Madrid,

Gymnos, 1996.

HAHN, E. 1988. Entrenamiento con niños. Barcelona, Martínez Roca

MANNO, R. 1991. Fundamentos del entrenamiento deportivo. Barcelona,

Paidotribo.

MATVEIEV, L. 1983. Fundamentos del entrenamiento deportivo. Moscú,

Raduga

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ENTRENAMIENTO EN BÁSQUETBOL: Una perspectiva

diferente.1 Alberto Espasandín2

Resumen

El entrenamiento deportivo ha sustentado su desarrollo en la concepción

mecanicista de la ciencia que emerge con Descartes. El resultado ha sido un

conocimiento parcial y pobre de la realidad, que a través de la simplificación,

impide ver más allá de compartimentos aislados entre sí. A través de una visión

sistémica del deporte, se abren nuevos caminos de análisis y estudio del

fenómeno del entrenamiento deportivo.

Palabras claves: sistemas cerrados y abiertos, pensamiento complejo,

ecología de la acción.

Presentación

Dentro del amplio tema del entrenamiento en Básquetbol, demasiado extenso

para abordarlo en sólo 30 minutos, he decidido compartir con ustedes un

enfoque que me viene apasionando desde hace algunos años. Es una nueva

mirada del entrenamiento deportivo que se construye a partir del nuevo

paradigma de la complejidad y su aplicación en los estudios sobre el deporte y

muy especialmente en los deportes colectivos y que ya presentara en otras

ocasiones a mis colegas entrenadores de Básquetbol, a mi regreso del Centro

de Alto Rendimiento de San Cugat, Barcelona.

El pensamiento complejo, desarrollado entre otros, en su extensa bibliografía

por el pensador y filósofo francés contemporáneo, Edgar Morin, cuestiona

1 Ponencia en el VII CONGRESO DE MEDICINA Y CIENCIAS DEL EJERCICIO, Montevideo, Abril 4, 5 y 6 de 2006. 2 Máster en Educación, Profesor de Educación Física, Entrenador de Básquetbol, Especialista Universitario en Alto Rendimiento Deportivo (Universidad Castilla La Mancha), Subdirector General del ISEF, Entrenador de la Selección Nacional de Básquetbol de Uruguay.

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radicalmente el paradigma mecanicista y determinista clásico sobre el que se

ha sustentado el desarrollo lo de las ciencias en la modernidad, y entre ellas las

ciencias del deporte. Estos nuevos conceptos cambian sustancialmente la

manera de encarar el entrenamiento deportivo (BALAGUÉ, N. 2001;

BALAGUÉ, N. y TORRENTS, C., 2001).

En la época histórica de la modernidad el extraordinario desarrollo de la ciencia

y de la tecnología en general y del entrenamiento deportivo en particular, se ha

basado en la ciencia clásica, mecanicista y determinista, propia del

cartesianismo, una forma de abordar el conocimiento científico que se ha

caracterizado por la superespecialización y la compartimentación o

fragmentación de la ciencia.

Durante el siglo XX se han desarrollado nuevas disciplinas y sub disciplinas

que trataron de explicar diferentes fenómenos complejos (complexus: lo que

está tejido en conjunto) a través de la disyunción, la reducción, la simplificación.

En el entrenamiento deportivo emergen infinidad de sub disciplinas que centran

su atención, cada una específicamente, en un aspecto particular del fenómeno

deportivo. En consecuencia, se constituyen equipos técnicos cada vez más

numerosos y especializados, que cumplen determinadas funciones en el

entrenamiento de deportistas, muchas veces con la consiguiente pérdida de la

unidad del entrenamiento. No podemos separar las distintas dimensiones

desde donde se puede analizar el rendimiento humano, pero lamentablemente

observamos con frecuencia como:

• El técnico deportivo enseña los modelos técnicos considerados como

ideales y los sistemas tácticos más apropiados para alcanzar de la

manera más económica y eficiente los objetivos del deporte.

• El biomecánico analiza los gestos del deporte para perfeccionar la

aplicación de las fuerzas y el movimiento de las diferentes palancas

corporales.

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• El preparador físico procura desarrollar las capacidades físicas

necesarias para la práctica de la disciplina deportiva. Para ello se apoya,

a su vez, en el especialista en fuerza o en la velocidad.

• El fisiólogo y el médico deportólogo evalúan al deportista en el

laboratorio o en el propio campo deportivo.

• El metodológo planifica las cargas y periodos de entrenamiento para

alcanzar los más altos rendimientos en competencias determinadas.

• El psicológo deportivo enseña las habilidades psicológicas que

favorezcan los mejores desempeños en la competencia.

La difícil e intrincada coordinación de las funciones que desarrollan estos

profesionales, que son apenas, algunos de los que intervienen en la

preparación de los deportistas (no mencionamos a los fisioterapeutas,

traumatólogos, nutricionistas, entre otros), cuando se puede contar con ellos,

se cumple a medias o directamente no se cumple.

El desarrollo de las ciencias del entrenamiento deportivo, han sido

influenciadas por los estudios realizados, precisamente, en los deportes

individuales. Todos los métodos de entrenamiento y las formas de planificación

o periodización, emergen de esos estudios. Según esta concepción, la

formación de un atleta, consiste en el aprendizaje de un modelo técnico tomado

de antemano como perfecto, desde el punto de vista biomecánico, modelo que

puede ser descrito y analizado hasta los más mínimos detalles. Utilizando el

más sofisticado equipamiento tecnológico, dentro del cual, el video ya pasó a

ser algo muy común y vulgar, es posible hacer correcciones increíbles y

pequeñísimas que pueden provocar el mejoramiento de esa décima de

segundo o de ese centímetro necesario par batir un record.

Aunque también en esos deportes, estos estudios están siendo cuestionados,

quizás aún en ellos pueda tener algo de vigencia ese afán tecnicista y

mecanicista. Ese carácter lineal sobre el que se sustentan los métodos de

entrenamiento clásico, parte de la base que dos individuos partiendo de una

posición inicial, igual y estable, si cumplen con una serie de tareas

debidamente secuenciadas y sistematizadas, van a arribar a una misma

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situación final. La concepción mecanicista del ser humano, el hombre

considerado como una máquina a la que debemos programar, ha sido el

sustento de las teorías conductistas del aprendizaje. El aprendizaje, y el

aprendizaje en los deportes según estas teorías, es una cuestión de estímulos

y respuestas que deben ser automatizadas mediante una repetición numerosa.

Siempre que aparezca un mismo estímulo, se activará la misma respuesta. En

los deportes colectivos presupone que primero hay que automatizar el

gesto y después pensar. Son conocidas las experiencias con animales que

los teóricos del conductismo han desarrollado para su fundamentación.

En los últimos cuarenta años del siglo XX, oponiéndose a las prácticas

conductistas, con autores como Malho, se comenzó a hablar de los procesos y

operaciones cognitivas que desarrollan los jugadores en el transcurso de las

acciones deportivas. También desde una concepción mecanicista, comparando

al hombre con una computadora, la más sofisticada de las máquinas

inventadas por el hombre, han aplicado en los deportistas, la teoría del

procesamiento de la información que se puede diagramar como un sistema

cerrado.

IINNPPUUTT

SSIISSTTEEMMAA

OOUUTTPPUUTT

RReettrrooaalliimmeennttaacciióónn oo ffeeeeddbbaacckk IInnffoorrmmaacciióónn qquuee pprroodduuccee eell

ssiisstteemmaa yy qquuee vvuueellvvee aa iinnttrroodduucciirrssee eenn eell ssiisstteemmaa

Esquema de sistema cerrado

((SSiisstteemmaa ddee ccaauussaalliiddaadd cceerrrraaddaa,, aaiissllaaddoo ddeell mmeeddiioo cciirrccuunnddaannttee))

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Suponen en primer lugar, que un jugador de Básquetbol es capaz de atender

los aspectos relevantes del medio en el que actúa (input), es decir capta la

información, identifica el estímulo. A continuación, el sujeto selecciona o planea

la respuesta motriz compatible con el medio, es decir analiza todas las

posibilidades y toma una decisión, para finalmente ejecutar el movimiento

programado o respuesta motriz (output). Posteriormente a la acción, el

ejecutante evaluará los resultados, y si es necesario introducirá las

modificaciones correctivas, perfeccionando sus futuras respuestas.

A diferencia de los modelos que ofrecían meramente la repetición numerosa y

automática, esa nueva concepción exigía una participación más activa del

ejecutante. La tarea del entrenador sería la de programar a los jugadores con la

mayor cantidad de respuestas posibles, de la misma manera que el analista

confecciona el software para ganarle a los grandes maestros de Ajedrez.

Pero el Básquetbol lo juegan los seres humanos, que pretendemos además,

que sean inteligentes. Esta palabra es una premisa actual de la enseñanza

deportiva. La enseñanza en los deportes colectivos procura desarrollar un

jugador inteligente. Nos referimos con frecuencia a ese término, así como a la

capacidad de entender el juego o la capacidad de leer la defensa o de leer

el ataque. La pregunta que surge siempre es ¿cómo podemos lograr que los

jugadores aprendan o desarrollen esas capacidades?

En primer lugar, tenemos que asumir que nuestro juego, como deporte

colectivo, como proceso en el que participan seres humanos, no es un proceso

lineal o cerrado, sino que tenemos que admitir que se trata de una actividad

esencialmente humana y por lo tanto, no lineal o abierta. Pensar que en el

Básquetbol se puede repetir en forma invariable una acción partiendo de una

supuesta situación descrita y obteniendo como resultado una situación exacta y

previsible, es una ilusión. Simplemente, podemos afirmarlo rotundamente, que

esas acciones no existen en los deportes colectivos.

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Preferimos adherirnos, discrepando con Sánchez Bañuelos (2003) a un

concepto de entrenamiento deportivo considerado como un sistema abierto,

donde el input está representado por los programas de entrenamiento

preparados por el equipo técnico, los métodos de entrenamiento

seleccionados, todas las influencias controlables del entorno (condiciones de

los escenarios deportivos y de los materiales necesarios para la práctica del

deporte, apoyo familiar, del club, de la federación, etc.), es decir, todo lo que

ingresamos al sistema o proceso del entrenamiento del deportista o de los

deportistas y sobre lo que, de alguna manera, ejercemos determinado control.

En el sistema ocurren transformaciones no exactamente predecibles, que

presentan causalidades cerradas en algunos casos y abiertas en otros, que

están permanentemente influenciadas por aspectos no siempre controlables

del entorno. Ya es una evidencia indiscutida que los procesos de enseñanza (el

input) y los procesos de aprendizajes técnicos y tácticos y de las adaptaciones

específicas al esfuerzo que lleva a cabo el deportista, no constituyen un único

proceso indivisible y que no existe una relación lineal entre ellos. Es decir, que

no todo lo que se enseña, tiene como resultado previsible un mismo

aprendizaje. Cuando nos enfrentamos a un conocimiento nuevo, todos los

seres humanos lo incorporamos o no, de manera diferente. Esas diferencias se

IINNPPUUTT

SSIISSTTEEMMAA

OOUUTTPPUUTT

EElleemmeennttooss ccoonnoocciiddooss

TTrraannssffoorrmmaacciioonneess ccoonn ccaauussaalliiddaadd aabbiieerrttaa iinntteerraaccttuuaannddoo ccoonn eell mmeeddiioo cciirrccuunnddaannttee

RReessuullttaaddooss ddeessccoonnoocciiddooss

Esquema de sistema abierto

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establecen fundamentalmente por dos factores: los conocimientos que cada

uno posee hasta ese momento y los respectivos proyectos personales.

Obviamente que, para dos individuos, el grado de novedad de ese

conocimiento que se pretende enseñar será diferente porque parten de dos

estados cognitivos distintos; lo que saben, ambos, no es lo mismo. Obviamente

también, que sus proyectos personales y profesionales van a ser también

diferentes (MEIRIEU, P. 1992).

También hay aspectos que tienen que ver con decisiones políticas o

normativas relativas a la competición, a las diferentes relaciones que debe

atender el deportista en su proceso de entrenamiento (entrenadores, familia,

amigos, el grupo, aficionados, dirigentes deportivos, periodistas, etc.), entre

otros múltiples procesos de adaptación y desadaptación, muchas veces

imprevistos y por lo tanto con causalidad abierta.

Por esa razón, sostenemos que en un sistema deportivo el output presenta

resultados conocidos apenas en parte. La propuesta de eliminar todas las

incertidumbres, de planificar hasta el mínimo detalle, la premisa de no dejar

nada librado al azar, de pretender controlar con sistemas o estructuras lineales

la no linealidad propia del Básquetbol, son también, ILUSIONES. Son

expresiones de soberbia intelectual, que incluso, la ciencia, humildemente está

reconociendo. Si no, preguntemos a los economistas que trabajan con apoyo

de ciencias tan exactas como las matemáticas.

Francisco Seirullo (2000), define los sistemas no lineales como aquellos que

“se fundamentan en situaciones sucesivas de no equilibrio que se resuelven

con una determinada tendencia en cada uno de nosotros en función de nuestra

historia anterior”.

Los seres vivos estamos en una situación de desequilibrio constante. En

nuestros subsistemas orgánicos, permanentemente miles de nuestras células

mueren al mismo tiempo que otras tantas nacen. Los jugadores capaces de

resolver situaciones propias de los deportes colectivos con acciones

novedosas, originales o imprevistas, que llamamos popularmente como

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genialidades, las hacen partiendo desde una situación de desequilibrio o

amenaza, absolutamente diferente a cuantas haya enfrentado con anterioridad.

Sin embargo, insistentemente recurrimos a la preparación de nuestros

jugadores de Básquetbol a través de una repetición numerosa y estereotipada.

Frente a ello, Eberspächer (citado por Nitsch, et al. 2002), sostiene que “La

pretensión de representar modelos adecuadamente sólo se puede satisfacer,

en nuestra opinión, mediante un modelo de técnica basado en la acción, que

conciba al hombre como sistema en acción, psicosomático y autorregulador,

que actúa como persona objeto de experiencia en un campo objeto de

experiencia y no como un cuerpo objetivo en un campo objetivo”.

Las teorías conductistas, tecnicistas y mecanicistas (incluidas aquellas que se

sustentan en la moderna pero también mecanicista teoría de la información),

ampliamente difundidas en la enseñanza y el entrenamiento deportivo, tienen la

impresión, como nos dice Morin, que todo ese proceso que se desarrolla

durante una acción deportiva, en centésimas de segundo es simplificable a una

alternativa que se decide o se elige. Morin, introduciéndonos a un concepto que

llama ecología de la acción, sostiene que sí, que la acción es elección, es

decisión, pero también es apuesta. Cuando apostamos somos concientes del

riesgo y de la incertidumbre que implica una apuesta.

Cuando un jugador de Básquetbol inicia una acción con determinado propósito,

son tantos los factores que intervienen en la misma, que comienza a escaparse

de su voluntad o de sus intenciones iniciales, hasta puede llegar a provocar

efectos totalmente opuestos a los que imaginó. En su transcurso, un deportista

inteligente, intenta corregirla para responder a las situaciones emergentes

previstas o no, o incluso a abandonarla y emprender otra totalmente diferente.

Morin dice que “La ecología de la acción es, en suma, tener en cuenta su

propia complejidad, es decir, riesgo, azar, iniciativa, decisión, inesperado,

imprevisto, conciencia de las desviaciones y transformaciones.”

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Por lo tanto, ninguna acción puede asegurarnos resultados de acuerdo a

las intenciones que la promovió. Cuando compartíamos estas ideas en una

clase de Didáctica del deporte, un estudiante nos manifestó: “Entonces, no

hacemos nada, lanzamos la pelota al medio y que jueguen”. Ante esa

afirmación, nos responde Morin, expresando que el concepto de ecología de la

acción “nos invita, sin embargo, no a la inacción, sino a la apuesta que

reconoce sus riesgos y a la estrategia que permite modificar, incluso anular, la

acción emprendida”.

A diferencia de un plan o programa que fija una serie de acciones sucesivas a

ejecutar rígidamente en un ambiente imaginado como estable e inmodificable y

que se bloquea o fracasa ante, a veces, una pequeña variación imprevista, la

estrategia, sostiene Morin, “elabora un escenario de acción examinando las

certezas y las incertidumbres de la situación, las probabilidades, las

improbabilidades. El escenario puede y debe ser modificado según las

informaciones recogidas, los azares, contratiempos u oportunidades

encontradas en el camino.”

LLaa aacccciióónn eess uunnaa ddeecciissiióónn ppeerroo ttaammbbiiéénn eess……

apuesta

estrategia

riesgo

incertidumbre

- no es un programa predeterminado - imagina escenarios posibles - posibilidad de modificarlos según la información - posibilidad de modificarlos según los elementos aleatorios (situaciones emergentes e imprevistas) - lucha contra el azar - trata de utilizar el azar

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En el Básquetbol, podemos utilizar dentro de nuestras estrategias,

determinadas acciones planificadas, pero siempre dejando la puerta abierta a

la posibilidad de modificarlas, según el devenir de la acción. Siguiendo el

pensamiento de Morin, un principio que debería regir la acción es lo que llama

el bucle riesgo – precaución. Tener en cuenta esos elementos que se

contradicen, es una necesidad en toda acción no lineal o abierta como todas

las que se realizan durante un partido de Básquetbol. La prudencia y la

audacia, la disciplina en el sistema o plan de juego y la libertad. La estrategia

debe privilegiar ambas “...y si es posible, las dos a la vez”.

CONCLUSIONES

Pero, ¿cómo aplicamos esas ideas en el Básquetbol? ¿Cómo hacemos para no

caer en la inacción o en la pelota al medio? ¿Cómo podemos formar jugadores

capaces de utilizar los fundamentos técnicos (el drible, el pase, el lanzamiento)

y los fundamentos tácticos (las interacciones entre dos, el pick and rol, el step

out, el push, el trap), de manera estratégica o inteligente, y no mecánica o

irreflexivamente? Para ello, debemos cambiar nuestra forma de pensar y de

entrenar, y antes de usar nuestro tiempo de entrenamientos, en llenar la

cabeza de nuestros jugadores con más y más acciones “prefabricadas”, de

pretender el imposible de programar a nuestros jugadores con todas las

acciones que puedan realizarse en un juego de Básquetbol, como nos dice el

título de otro libro de Morin, debemos procurar que tengan “La cabeza bien

puesta”. Debemos orientarnos más que por la cantidad, por la calidad de

nuestros entrenamientos.

Seirullo en esa línea, nos propone entrenar situaciones simuladores que

contemplen la no linealidad, que permitan altos niveles de interacción.

Situaciones que simulen acciones reales del juego, es decir contextualizadas,

que estimulen su capacidad de resolución, de creatividad o innovación. Hoy se

habla mucho en la formación de líderes y ejecutivos de la proactividad para

poder desempeñarse con éxito en situaciones tan inciertas como las que

enfrentan las empresas en este particular momento histórico que vivimos. La

proactividad nos permite crear o provocar situaciones apropiadas a nuestros

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intereses y no reaccionar siempre a las que otros produzcan. Si entrenamos a

nuestros jugadores a responder siempre de la misma manera, le hacemos

perder progresivamente su capacidad proactiva que está en la esencia de sus

sistemas orgánicos que utilizan y producen constantemente energía.

El entrenamiento en los deportes colectivos debe contener:

• Situaciones simuladores que contemplen la no linealidad

• Situaciones que permitan altos niveles de interacción.

• Situaciones que simulen acciones reales del juego (contextualizadas).

• Situaciones que estimulen la capacidad de resolución.

• Situaciones que estimulen la creatividad o la capacidad de innovar.

Por esa razón, nos dice Seirullo, “nosotros no tenemos que entrenar en los

deportes colectivos sobre el automatismo y sí sobre la variedad.” Considero,

sin embargo, que en nuestro trabajo cotidiano de entrenamiento de los

basquetbolistas debemos vigilar que nuestras actividades o ejercicios

contemplen ambas características. La variedad implica también adoptar o

incluir dentro de la tarea, determinadas situaciones o ejercitaciones lineales o

cerradas que sirvan para la repetición de un fundamento técnico o táctico, para

inmediatamente colocarlo en una situación no lineal, contextualizada o real de

juego, priorizando o jerarquizando siempre, esta última.

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INICIACION Y FORMACION DEPORTIVA BASICA EN EL

FUTBOL URUGUAYO Mauricio Larriera Dibarboure1

Resumen

Este artículo supone una crítica constructiva, con efecto transformador, de un

sistema de enseñanza que no está acorde a las necesidades del niño y en

consecuencia no se condice con la formación de hombres primero, y deportistas

después que coadyuven a integrar una sociedad más justa, armónica y

participativa. Esto implica una posición emocional, volitiva, pedagógica, profesional

reflexiva e incluso una posición política e ideológica.

En la iniciación y formación de base deportiva, en la disciplina fútbol, desde un

tiempo a esta parte nos hemos apoyado más en la intuición que en la ciencia,

más en la historia que en nuestros deseos y objetivos futuros, más en lo inmediato

que en los procesos a mediano plazo, en lograr los fines que en los propios

medios. No hemos privilegiado la ciencia, la crítica, la reflexión, la importancia de

la metodología de trabajo, el sentir del niño, sus valores; aspectos hacia los que

queremos dirigirnos en esta artículo; en beneficio del niño, de la sociedad y del

fútbol todo. La inquietud nos conduce a realizar cambios; sí, una vez más

hablamos de cambios. Seguramente estos deben darse a partir de un amplio

ámbito de discusión de los protagonistas de esta actividad, profesionales idóneos.

Proponemos el desafío de lograrlo a través de un Programa Nacional Unificado de

Formacón Deportiva de base en la Disciplina Fútbol, donde esperamos recuperar

valores humanos casi extinguidos y condiciones técnicas perdidas, desmejoradas

o jamás encontradas. Esperamos despertar placer en el juego del niño, promover

los beneficios del deporte a temprana edad y prevenir perjuicios como el “born

1 Entrenador diplomado en el ISEF. Futbolista profesional desde 1991 hasta 2004 inclusive. Director técnico del C.C.S. y D. EL TANQUE SISLEY, 2da. División Profesional-temporada 2005.

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out”. Esperamos cambios reales, radicales, siempre con la participación del propio

niño.

Nos fundamentaremos en una concepción humanística en cuanto al espíritu del

trabajo realizar y en una concepción científica en cuanto a la metodología de la

realización de este. Llegaremos a la conclusión de que sin cambios no hay

mejoras y podemos demostrarlo a través de la praxis. Presentamos esta inquietud

como punto de partida de un ámbito de discusión en este tema tan delicado,

sobretodo teniendo en cuenta que en la iniciación del futbolista està la clave para

obtener profesionales inteligentes que nos devuelvan el sitial de privilegio que

tuvimos otrora en el contexto internacional.

Palabras clave: niño, formación, cambio, planificación, progresividad,

compromiso, metodología, “libertad de elección.”

CARTA DE LOS DERECHOS DEL NIÑO EN LA PRÁCTICA DEL FÚTBOL

1° - DERECHO DE ENTRETENERSE tanto en las prácticas como en las competiciones

con gran variedad de actividades tanto lúdicas como formativas.

2° - DERECHO DE JUGAR COMO NIÑO y de no ser tratado fuera y dentro del campo de

juego como adulto.

3° - DERECHO DE DISPUTAR COMPETICIONES con reglas adaptadas al nivel de las

capacidades en cada etapa de su desarrollo psicomotriz.

4° - DERECHO DE JUGAR CON LA MÁXIMA SEGURIDAD POSIBLE.

5° - DERECHO DE PARTICIPAR en todas las facetas del juego.

6° - DERECHO DE SER ENTRENADO POR PERSONAS EXPERTAS.

7° - DERECHO DE PODER HACER SUS PROPIAS EXPERIENCIAS, resolviendo por si

mismo los problemas que se plantean, tanto en las prácticas como en las competiciones

oficiales.

8° - DERECHO DE SER TRATADO CON DIGNIDAD tanto del monitor (entrenador) como

de los adversarios y compañeros.

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9° - DERECHO DE JUGAR CON JOVENES DE SU EDAD que tienen parecidas

probabilidades de ganar.

10°-DERECHO DE NO SER CAMPEON.

I- INTRODUCCION.

VIVENCIAS...

A) -¿Todo por dinero?

Ya habían pasado 60 minutos desde el comienzo de la sesión de entrenamiento e iban

unos 10 minutos de fútbol libre, o sea lo que en Uruguay llamamos “picadito”. Había

que ver la ilusión y la disposición de los niños para tal actividad, lo divertido y

motivados que estaban.

En la Escuela trabajábamos una sola vez por semana, los sábados por la mañana, por

ello pensé en seguir un rato más si se mantenía o crecía la motivación.

En un momento, en medio del “picado”, me gritan desde la tribuna:

-¡Profe!, ¡Terminá, me estás matando la gallina!

Observé que el grito venía del profesor encargado de la Escuela de fútbol.

Aún no se si fue la forma, o tal vez el contenido, o el tono en que me habló pero me

molestó muchísimo, a tal punto que sin explicación alguna me fui para no volver

jamás.

Llegó a tal punto mi amargura que me sentía como un “mercenario” del deporte,

cuando difícilmente cobraba algo de dinero por hacer el trabajo. En realidad lo hacía

porque compartir aquellos momentos con los niños me llenaba de regocijo, lo hacía por

la importancia que tenía la experiencia adquirida e incluso hasta por la

retroalimentación generada entre los chicos y mi persona.

Posiblemente lo que me molestó, y desde un principio, fue el método que se empleó

para tratar al niño como mercancía, darle al dinero que los padres pagan por sus hijos

más valor que al propio niño y a la propia docencia.

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B) - La vuelta olímpica.

Algunos fines de semana atrás me invitaron a presenciar una final de fútbol infantil

donde jugaba entre otros chicos un primo de 8 años, Guillermo.

Parece que juega muy bien, a tal punto que ya están haciendo planes para su futuro.

En esa tarde se jugaba una final, ¡bah!, para el equipo de Guillermo (mi primo), porque

para el otro equipo era un encuentro más.

La cancha en el corazón de un barrio humilde en el Cerrito de la Victoria, el resultado

final 4 a 0, ganaron “los campeones”. El partido casi no lo vi, me senté a observar el

comportamiento de los principales actores de esta fiesta, entiéndase por actores a los

jugadores, los técnicos y fundamentalmente los padres. Estos últimos no se cansaron

de tirar serpentinas, papelitos, de cantar, gritar y elogiar a sus hijos, los ¿futuros

cracks?

No se si para los niños fue importante pero para los padres si lo fue, dado que al

finalizar el encuentro fueron al medio de la cancha y dieron la vuelta olímpica.

Lo extraño del caso era que no todos los niños lo hicieron, estaban más preocupados

por las maquinitas de la cantina, las figuritas, los Pokemón y las bolitas, aunque para

alguna foto posaron y un instante festejaron aunque casi sin entender.

Del otro lado de la fiesta; el desconsuelo, algunos niños del otro equipo llorando,

viviendo lo que para ellos seguramente significaba un momento dramático.

Lo lindo fue que los ganadores no festejaron mucho y ayudaron a alivianar el dolor

de sus colegas provocado por un sistema destructivo.

C) - La selección

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Paseaba por Montevideo cuando en una canchita de fútbol me detuve a observar.

Era una tardecita de invierno, allá por el Prado. Los colores de la cantina del club

me recordaban la camiseta de un equipo profesional. Luego me enteré que era un

club de la liga de A.U.F.I que representaba a ese equipo en el fútbol infantil.

Eran unos 25 niños, cosa que me sorprendió, pues normalmente tienen entre 12 y

14 jugadores en sus planteles.

Creí estar soñando cuando entendí que estaba presenciando un proceso de

selección de talentos; pues se observaba, se discutía, se elegía alguno y se

desechaba otro...

Al final de la práctica eran solo 8 los niños que quedaban. Los otros se iban tristes,

soportando algún rezongo del padre, algún reproche que se dejaba oír incluso a

distancia.

Hoy, a la distancia, me pregunto: ¿que estarán haciendo esos niños que no

pasaron la prueba de calidad? Tal vez están en otro club, tal vez tomaron otro

rumbo, tal vez...

¿Por qué estas anécdotas?

El lector se preguntará el fin de estas anécdotas.

En estas tres cortas historias están presentes algunos de los diferentes modelos

de trabajo que hoy tiene la iniciación en el deporte (entre otros), modelos

educativo-deportivos que reúnen gran cantidad de personas alrededor, más un

importante movimiento de dinero, a través de la competencia y más aún, a través

del resultado de esta. El aspecto a cuestionar es ¿realmente estos modelos

respetan las necesidades de los niños?, ¿ayudan a formar seres humanos de

forma integral?, ¿aportan algo realmente positivo a nuestro deporte más popular?

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Cuando uno intenta reflexionar ante lo que observó, incluso tomando referencia en

lo que vivió otrora en este deporte, puede concluir que existen fallas sensibles.

Estos modelos parecen ser fieles representantes de los modelos políticos

reinantes, de gran perfil industrial, tecnicista, modelos educativos con tendencia al

negocio, al resultado eficaz, que intentan formar individuos que brinden respuesta

eficiente a los problemas que la sociedad requiere, con una mínima dosis de

humanismo, de realidad, de sensaciones y emociones... que los niños deberían

obtener. Este modelo educativo (los tres enmarcados en uno solo) representa el

poder, utiliza la educación para extrapolar el modelo industrial, el cual requiere la

adquisición de destrezas concretas y útiles. Queda claro que el niño aprende a

través de una práctica pedagógica tecnicista con todo lo que ello implica. Se forma

para hacer una tarea deportiva específica, en lo que al juego respecta (fútbol),

porque la sociedad requiere de talentos para la competencia, niños que ganen,

que aprendan a ganar, cumpliendo una tarea que se complementa con la tarea de

otro del mismo equipo. El niño no opina, no importa lo que siente, sus emociones,

sus objetivos, sus necesidades, no tiene la libertad de elegir. Se forman como

seres funcionalmente competitivos.

Como aspectos exclusivos podemos señalar que en los clubes de AUFI, se

alimenta el drama de la deserción de los niños en el deporte, el de pasar por la

selección y deshecho de ¿talentos?, a dónde irán los niños que no poseen la

aptitud que la sociedad requiere...

En nuestra opinión el error más grueso se encuentra en el objetivo que persiguen

estos modelos de trabajo. Es erróneo el fin que persiguen: la búsqueda de

resultados a corto plazo... Este modelo lejos está de promover la solidaridad, la

camaradería, la amistad, los valores y los sentimientos. Atenta contra la

creatividad del individuo, contra la toma de decisiones ante las coyunturas de la

vida real. No ayuda a aportar un niño con versatilidad (polifuncionales, en lo

estrictamente deportivo), condición fundamental si pensamos en los posibles

futuros profesionales que nos van a representar en el fútbol de elite. No se

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incorpora una práctica pedagógica crítica que atienda las verdaderas

necesidades del ser humano integral...”la calidad de la educación tiende a ser

interpretada como en términos de eficacia y esta significa respuesta rápida,

precisa y económica a las presiones sociales”. “Como nos sugiere Tanner,

sencillamente habría que plantearse el que el modelo industrial no es válido para

el ámbito educativo, porque la educación no se ocupa de producir objetos

inanimados, sino de seres humanos en desarrollo que deben ser capaces de

comportarse competentemente, pero no solo ante problemas fijos, sino ante

aquellos que van a surgir, y que la propia educación debería ayudar a aflorar.”

(Gimeno Sacristán, 1997).

II- FUNDAMENTACION.

Expondremos ahora desde nuestra óptica acerca de las Instituciones que integran

el sistema hegemónico imperante y la característica principal de no contar con

una pedagogía constitutiva del proceso de formación de deportistas.

La realidad concreta nos muestra:

1. En la Escuela Pública, no existe una propuesta oficial de prácticas

deportivas y mucho menos de formación en el deporte.

2. En Colegios Privados, existe una organización deportiva independiente en

cada Institución coordinadas éstas entre sí, solamente en lo referente a

competencias.

3. Clubes y Asociaciones Privadas, existen actividades deportivas organizadas

supuestamente, para la formación de deportista, sin embargo si analizamos

un poco más a fondo, tan solo encontraremos la selección y preparación de

los más aptos para que integren sus filas en competencias programadas

existiendo un alto grado de discriminación.

4. Clubes Federados (AUF – OFI), existen actividades deportivas con

diferentes grados de organización, no estando unificados en lo referente a

la formación deportiva, seleccionando para la competencia a un grupo

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reducido, dejando por fuera a deportistas aún en formación que podrían a

posteriori superar en desempeño a los seleccionados.

5. Baby Fútbol, no obstante considerarse la mayor organización deportiva

infantil por habitantes en América, su sistema de competencia no es

adecuado ni está unificado, ya que existen varias ligas en discordancia,

teniendo un

6. objetivo común, la competencia propiamente dicha y no la formación

deportiva del niño.

Con estas referencias no pretendemos polemizar acerca de las estructuras

preexistentes, nuestra intención es fomentar su coordinación, racionalización y

perfeccionamiento, es decir, propiciar su adecuación a la realidad concreta inserta

en le contexto de las necesidades del niño y por supuesto de las necesidades del

fútbol en nuestro país.

No existe tampoco un programa homogéneo en las diferentes instituciones,

públicas y privadas, educativas y sociales, y los distintos programas que se

manejan en cada una de ellas, son impropios, ya que el nivel de exigencia de las

competencias programadas no está en concordancia con las etapas de desarrollo

del niño y mucho menos atienden a sus fases sensibles. Esta heterogeneidad de

procesos tendientes al resultado inmediato, sin avanzar con paralelos procesos de

formación, transforman a la eficacia incuestionablemente en una utopía.

Estamos de acuerdo que como principio, el deporte se enseña para que las

personas incorporen su conocimiento y práctica como bien cultural, de salud y

recreación. No obstante ello, en nuestro país, en lo que respecta al fútbol, se

enseña para disponer de jugadores que “jueguen bien”, que conformen equipos

triunfadores en cualquier edad y nutran así los futuros planteles profesionales.

Indudablemente con un trabajo científico y pedagógicamente planeado, se puede

cumplir con ambas alternativas multiplicando los resultados. El error está en

plantear desde el inicio del proceso, solo la última, pues genera de hecho una

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estructura de enseñanza excluyente, ya que su único objetivo es obtener

resultados tempranos.

Nuestra observación constituye una posición teórica y la realidad existente nos

determina los objetivos de acción a desarrollarse, en estructuras precarias y

selectivas que son un desafío a la realidad, que responden al “statu quo” del que

obtiene beneficios intereses particulares y no revierten en lo más mínimo en lo que

les otorgaría incluso mayores resultados en corto y mediano plazo: la formación

deportiva.

La realidad constatada nos muestra que existe en la actualidad, una estructura

predominante que no se apoya en una pedagogía constitutiva del proceso de

formación de deportistas, sino más bien que se orientan por un criterio eficientista,

donde el resultado de la competencia pretende legitimar los procesos que son

inadecuados, precarios y selectivos, viciados por lo tanto desde su gestación.

El contexto teórico que sustenta nuestra Intervención, se establece desde dos

puntos de partida: uno filosófico, que fundamenta el sentido de la enseñanza del

deporte, su valor para quien lo recibe y el modelo pedagógico a utilizar; y el otro

punto de partida se relaciona con la praxis, que supone una lectura de la realidad

de la iniciación deportiva infantil en la sociedad, y los modelos que orientan la

inserción de los niños en el mismo.

Vamos a realizar una adecuación sintética que de sentido a la propuesta

eminentemente práctica que vamos a desarrollar. Entonces, en definitiva,

proponemos cambios, no utopías, cambios totalmente realizables. Luego de varias

sesiones de discusión apasionada con los colegas Erwin Muslera y José Luis

Pandolfo, llegamos a la conclusión de que estos cambios debían aplicarse desde

un punto de vista global, razón por la cual proponemos la creación, formulación y

aplicación de un ambicioso proyecto:

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“Programa Nacional Unificado de Formación Deportiva de Base en Fútbol.”

• Programa Nacional: Dirigido a toda la población infantil dentro del territorio

nacional.

• Unificado: Debe abarcar Instituciones públicas y privadas, educativas y

sociales, profesionales y amateurs.

• De Formación Deportiva de Base: Supone la implementación de una

pedagogía constitutiva del proceso de formación de deportistas desde sus

inicios en esta disciplina.

Describiremos ahora someramente, algunos aspectos que definen este Programa

sin entrar en detalles de gestión de este, ya que no es el cometido de este

Artículo.

A.- MISION

Los objetivos y fines que se sintetizan en definitiva en la preparación de los niños

tendiente a conformar una sociedad justa y equilibrada tienen una concepción

humanística, al integrarlos al medio social al que pertenecen en forma activa y

protagónica, alejándolos mediante la enseñanza del fútbol, de los grandes flagelos

que acosan a la sociedad actual. Esto se logra intentando despertar en ellos el

espíritu crítico y reflexivo necesario para enfrentar dichos flagelos, punto esencial

del carácter integral de la enseñanza deportiva. En consecuencia, con la

implementación de este proyecto se fomentará en el niño uruguayo la

consolidación o surgimiento de valores -respeto, sociabilidad, solidaridad,

compañerismo, responsabilidad- que serán fundamentales para su desempeño en

el fútbol, en la familia y en la sociedad.

El deporte y el fútbol en particular, desde nuestra óptica, es un medio. El fin y la

meta del proyecto es la formación de hombres aptos para vivir en sociedad. A

medida que vayamos avanzando en el desarrollo y la edad de los niños, el fútbol

se irá transformando en un fin en si mismo. Porque detrás de la formación de

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hombres de bien estará la búsqueda de “futuros talentos futbolísticos”, en el

momento ideal, previa inserción de éstos en Divisiones Formativas de clubes

profesionales. Sabemos que estaremos sembrando bases para construir

excelentes profesionales, inteligentes futbolistas que nos llevarán a ser

nuevamente protagonistas en el concierto futbolístico internacional.

B.- FINALIDAD

Intentaremos entonces:

• Implementar un proceso homogéneo, que atienda a la formación

integral del niño como pre-requisito en la estructuración de hombres

aptos para vivir en sociedad.

• Fomentar la Integración Nacional a través de métodos y medios de

enseñanza deportiva adecuados, con personas idóneas en la materia.

• Propiciar la enseñanza progresiva del fútbol con el fin de alcanzar

niveles más elevados que configuren la base que nos va a llevar a

recuperar el prestigio en el contexto futbolístico mundial.

C.- BENEFICIARIOS

Niños y niñas entre 4 y 13 años en:

1- Escuela pública.

2- Colegios privados.

3- Fútbol infantil de competencia (CNBF, Ligas independientes, Ligas del interior)

4- Escuelas de fútbol, Clubes privados y Asociaciones de fomento.

5- Clubes Federados (ANFI, OFI. etc.)

6- Liga Universitaria.

D.- OBJETIVOS

OBJETIVO DEL PROYECTO.

La presentación de esta ponencia supone para nosotros una inquietud pedagógica

que implica una interpretación esencial del hombre y del mundo, donde la

objetividad y la subjetividad aparecen unidas para plasmar una percepción crítica

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de la realidad, con el objetivo de transformarla; teniendo en cuenta que los

hombres, como seres de praxis, tienden a transformar al mundo pretendiendo

humanizarlo, y que esto representa un avance en la propia humanización de los

hombres. Emprender un camino de transformación supone una constatación de la

realidad, que desencadena la puesta en práctica de la consciencia de propósito y

de proceso, como elementos básicos para la planificación de acciones, objetivos y

opciones de valores a desarrollar o consolidar.

OBJETIVOS GENERALES

• Formar integralmente a través de la enseñanza y práctica del fútbol, para

contribuir a la consolidación socio-cultural, psicomotriz y físico-deportiva

del niño, utilizando mecanismos psicopedagógicos complementarios de

la orientación técnica, física, táctica, específica de esta disciplina

deportiva.

• Adecuar los contenidos y métodos de enseñanza, a la edad, nivel

técnico, características genéticas y fases sensibles de cada individuo.

• Coadyuvar para que el niño descubra y conozca sus propios valores, los

del grupo y los inherentes al deporte.

• Estimular por medio del fútbol, como instrumento de la educación

integral del niño, la formación de buenos hábitos de higiene,

disciplinarios, sociales y morales.

• Estimular el desarrollo de la autoestima y fomentar una actitud positiva

ante la adversidad.

• Formar futbolistas inteligentes y competentes para su posible inserción

en Divisiones Formativas de equipos profesionales de todo el país.

E.- ACTIVIDADES PRINCIPALES

Etapas de fundamentación y progresión de enseñanza.

La fundamentación implica la concreción de los aprendizajes múltiples que se

requieren para sentar las bases de la actividad deportiva que desarrollará en

plenitud a partir de la adolescencia. Existe una división en tres etapas, que

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facilitará la diferenciación de objetivos, contenidos, actividades y sistematización

de las planificaciones.

Estas etapas son:

1.1- Etapa de fundamentación inicial (4, 5 y 6 años), donde se estimula el

desarrollo de las habilidades básicas.

1.2- Etapa de fundamentación deportiva de base (7, 8 y 9 años), donde se

afianzan las habilidades motoras integradas en la etapa de iniciación,

donde se estimulan variadas formás de habilidad con el balón, orientadas

multilateralmente y con criterio de especificidad.

1.3- Etapa de fundamentación deportiva específica (10, 11, 12 y 13 años), etapa

en la que comienzan a automatizarse las acciones motoras de base,

relacionadas con las habilidades específicas, en fase de aprendizaje.

F.- CONTENIDOS

2.1- TECNICOS:

• Movimientos sin pelota: correr, saltar, cambios de ritmo y dirección,

caídas, fintas, amague, etc.

• Movimientos con pelota: conducción, toque, recepción, bolea, cabeceo,

saque de banda, técnica de golero, quite, pase, pared, gambeta, dribling,

etc.

2.1- FISICOS:

• Resistencia * Potencia * Motricidad

• Flexibilidad * Cambio de velocidad

• Fuerza * Dinámica

• Velocidad * Aceleración

• Coordinación * Reflejos

• Tiempo de reacción * Sincronización

2.3- TACTICOS:

• reglas de juego * nociones de relevo

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• táctica individual * nociones de cobertura

• táctica grupal * polifuncionalidad

• táctica colectiva

• concepto ataque-defensa

• estrategia

2.4- SANITARIOS:

• Médicos- análisis y exámenes.

• Psicológicos- test, cuestionarios.

• Odontológicos- exámenes

• Nutricional- exámenes y dietas.

2.4- SOCIO-CULTURALES:

• concepto de disciplina.

• disposición al esfuerzo.

• relación familiar.

• relación con compañeros.

• valores humanos.

• seguimiento permanente de escolaridad curricular.

• ideas de fútbol nacional e internacional.

• nociones de historia del fútbol.

G.- CRITERIOS METODOLOGICOS

El abordaje del conocimiento deportivo debe hacerse necesariamente,

planificando situaciones a resolver al alcance de la percepción y capacidad

cognitiva actual de cada etapa evolutiva.

El niño no puede percibir partes inconexas, atiende a las totalidades significativas

y estas nos darán la pauta del método que debe utilizarse.

La competencia deportiva debe considerarse parte del proceso didáctico y no la

conclusión del mismo. El tiempo asignado a las diferentes actividades y el número

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de sesiones estará en concordancia con las diferentes etapas de fundamentación

y prestando atención especializada a las fases sensibles.

H.- INFRAESTRUCTURA

1) Racionalización y adecuación de los espacios ya existentes.

2) Determinación de nuevos espacios, necesarios para el desarrollo del

proyecto, facilitando la accesibilidad a estos de Instituciones pública y

privadas.

3) Se debe plasmar la obligatoriedad de las instituciones públicas y privadas

de presentar instalaciones para poder acceder a los beneficios que implica

la integración al programa.

4) Las instalaciones presentadas deberán estar en proporción con la población

infantil que las usufructuará.

I.-CRITERIOS METODOLOGICOS

El abordaje del conocimiento deportivo debe hacerse necesariamente,

planificando situaciones a resolver al alcance de la percepción y capacidad

cognitiva actual de cada etapa evolutiva. El niño no puede percibir partes

inconexas, atiende a las totalidades significativas y estas nos darán la pauta del

método que debe utilizarse. La competencia deportiva debe considerarse parte del

proceso didáctico y no la conclusión del mismo. El tiempo asignado a las

diferentes actividades y el número de sesiones estará en concordancia con las

diferentes etapas de fundamentación y prestando atención especializada a las

fases sensibles.

Tiempo

Etapa FI

4-5-6

Etapa FDB

7-8 9-10

Etapa FD Especif.

11-12 13

Frecuencia

Semanal

2 2 2 2-3 3-4

Tiempo

Sesión min.

75 75-90 90 90 120

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J.- TERCERA ETAPA DE FUNDAMENTACIÓN-EVALUACIÓN (12 MESES)

4.1.- Evaluación de Aprendizaje.

Técnicas – realizada por el departamento técnico.

Inicial 1- Bimestrales 5 – final 1.

4.2.- Evaluación de Aprendizaje y Rendimiento.

Físicas – realizadas departamento físico.

Inicial 1- timestrales 3- final 1.

4.3.- Evaluación Médica.

Exámenes y análisis médicos – realizadas por el departamento médico.

Inicial 1- trimestrales 3- final 1.

4.4.- Evaluación Psicológica, realizadas por el departamento médico.

Asistentes sociales, psicólogos.

4.5.- Evaluación socio-cultural.

Seguimiento de estudios curriculares.

L.- RESULTADOS DEL PROYECTO.

Este proyecto, en relación a los objetivos, presentará resultados a largo plazo. El

tiempo lógicamente estimable estaría en los ocho años de trabajo, desde la

introducción del niño en el sistema hasta su ingreso o no en la especialización

futbolística de competencia (hacia el alto rendimiento) y la posible inserción en

Divisiones Formativas del Fútbol Profesional Uruguayo.

Formación inicial

entre

5 y 8 años

Duración 1

a 2 años

Bases técnicas de las

estructuras motrices básicas,

multilateralidad, despertar el

interés en el juego.

Competencia sin reglas

oficiales, como parte del

juego, como principio del

entrenamiento.

Preparación de base

entre 9 y 10 años de

edad.

Duración

2 años

Multilateralidad, incluir las

bases técnicas del deporte

adaptado. Experiencia de

juego.

Competencia como principio

y medio del entrenamiento,

no oficial ni estructurada.

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Preparación de

especialización

Entre 11 y 12 años

de edad.

2 años. Inicio de la especialización,

perfeccionamiento de la técnica

experiencia de competencia

específica, preparación para la

competencia.

Competencia en el

entrenamiento como control

de evolución y oficiales

(50% y 50%).

Juegos y encuentros 70%.

Especialización

adaptada

Entre 13 y 14 años

de edad.

2 años. Perfeccionamiento de la técnica

hacia el alto nivel.

Competencia formativa,

preparación específica

competitiva.

Competencias oficiales,

controles de entrenamiento,

evaluación de la formación

especializada.

• Evitar o disminuir el “bornout” o “carbonización” del niño deportista, causa

importante de abandono del deporte por parte de estos, mediante controles y

monitoreos de la conducta de la sociedad, la conducta de los niños,

entrenadores, padres y de EVALUACIONES PROCESUALES DEL

PROGRAMA DEL PROYECTO.

• Potenciar la llegada de la educación deportiva integral a la mayor cantidad de

niños del país (deporte para todos).

• Despertar el optimismo general de la gente a través de una revolución en la

iniciación deportiva implementada en este proyecto.

• Integrar a los niños de todo el país, minimizando los “complejos”, las

diferencias, permitiendo que los conocimientos , medios, métodos, etc, lleguen

a todos los uruguayos.

• Mejorar la imagen, aumentar el prestigio y la dignidad de la profesión

“futbolista”, como consecuencia del reconocimiento social a la educación

integral del deportista.

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REFLEXION ACERCA DEL PROGRAMA Y SUS EFECTOS.

Quisimos ilustrar con nuestro proyecto cuan complejo es el hecho de trabajar con

niños, el porqué debemos adecuar los contenidos y métodos de enseñanza a la

edad, nivel técnico y características genéticas, haciendo hincapié en el desarrollo

de las habilidades motrices; sabiendo que la enseñanza solo puede realizarse

cuando el niño este listo, posea y domine los requisitos de ese aprendizaje con la

capacidad de reorganizarlos.

Con la implementación de este proyecto se fomentará en el niño uruguayo la

consolidación o surgimiento de valores – respeto, sociabilidad, solidaridad,

compañerismo, responsabilidad- que van a ser fundamentales para su desempeño

en el fútbol, en familia y en sociedad, acompañado con asistencia médica y un

desarrollo técnico, táctico, físico y psicológico del niño, fortaleciendo su

personalidad y autoestima.

El fútbol desde nuestra óptica es un medio. El fin y la meta del proyecto es la

formación de hombres aptos para vivir en sociedad. Pero de forma concomitante

apuntamos y tenemos gran confianza y esperanza en que estaremos sembrando

las bases para formar excelentes profesionales que nos llevarán a ser

nuevamente protagonistas en el concierto internacional del fútbol, objetivo que si

no fuera planteado estaríamos en el reinado de la hipocresía. En este mundo

globalizado donde reinan los ídolos de barro somos los técnicos deportivos los

encargados de formar los verdaderos ídolos futuros, ejemplos de vida,

profesionalidad, constancia, esfuerzo e inteligencia.

“Alguien tildará de utópicas o de radicales estás proposiciones. Pero ser radical

es tomar el problema en su raíz y de ello se trata. Muchas oposiciones devienen

de la costumbre, la comodidad, el usufructo del privilegio y la jerarquía que se

teme perder, dejar en fin de ser agente (en el doble sentido: el que opera una

decisión que no le es propia, y el del operador como tal) de la discriminación sobre

otros” (Follari, 1995).

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AUTORES DEL PROGRAMA: ERWIN MUSLERA, JOSE LUIS PANDOLFO,

MAURICIO LARRIERA.

REFLEXION PERSONAL DEL ARTÍCULO.

Desde un punto de vista personal afirmo que en esta intervención obtendremos

resultados en 2 frentes diferentes e importantes: desde el punto de vista

“humanístico” (en la posibilidad de permitir que todos los niños gocen del fútbol y

lo disfruten, no lo sufran) y en otra arista “técnica-científica” (formando

progresivamente a aquellos niños que reúnan las condiciones básicas para

avizorar un futuro profesional en esta disciplina).

Hoy más que nunca debemos apuntar a la inteligencia (tan escasa en los

deportes colectivos en estos días), condición necesaria; ya no para tener éxito a

nivel de competencias internacionales; sino necesaria para poder ser

competitivos otra vez. De todas formas nos falta el espíritu solidario, nos falta

enfrentarnos a la hegemonía de los modelos educativos industrializados

(derecha), nos falta asumir un rol de acción cultural para realizar una revolución

cultural, ingresar en la gran utopía... “denunciar la realidad injusta, proclamar un

pre-proyecto”... (La naturaleza política de la educación).

La fuerza más representativa y posiblemente más eficaz radica en los docentes

(entrenadores, profesores de Ed. Física, psicólogos, sociólogos, etc.) bajo la égida

de un grupo de trabajo multidisciplinario. Estos deben saberse parte de la

institución educativa (ámbito escolar curricular o deportivo), en el rol docente que

deben cumplir, con el poder que poseen y no como parte del poder tradicional,

aquel que propone castigar y vigilar, el de orden y disciplina. Debemos tomar

conciencia del rol a cumplir, el cual el pueblo necesita, la sociedad dependiente

necesita para dejar de serlo.

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¿Es posible contar con el compromiso de todos? ¿Tenemos herramientas para ser

pragmáticos? Creemos que si, tal vez deberíamos comenzar por los tres niveles

de acción (Follari, 1995):

* En el interior de la docencia, desde la práctica pedagógica, dando al alumno

(niño) la posibilidad de expresarse, de elegir sobre algunos contenidos, apuntando

también a los sueños, la creatividad, los valores y las emociones, elegir el camino

de acción ante la realidad que se nos presenta día a día.

* En nuestra actividad deportiva: entrenando deportistas que sean versátiles,

educando hacia el ser humano integral, solidario, creativo, libre...

* En el interior de la institución o club, oponiéndose al modelo hegemónico actual,

construyendo en su interior un modelo alternativo, contra lo ya instituido.

* En la lucha política estructural (en los altos cargos que dirigen el deporte, como

gremio, como sindicato, unidos), para cambiar políticamente el modelo de

competencia en niños por un modelo que destaque la participación de todos los

individuos, con o sin aptitudes, con un fin solidario y de formación, más justo,

hacia la realización y la felicidad plena.

Hoy somos parte de esos docentes, debemos tomar conciencia del rol a adoptar

en esta coyuntura, aunque nos tilden de utópicos... “ser radical es tomar el

problema en su raíz, y de ello se trata”...

No hay dudas, el cambio implica aspectos ideológico-políticos, “No puede existir

concienciación sin denuncia de las estructuras injustas, lo cual no se puede

esperar de la derecha” (Freire, 1997).

Démosle al niño la posibilidad de elegir, la libertad de elección. Porque más allá del deporte, de la educación, de la política, de la economía... el ser humano

no puede olvidar la razón de su existencia, no puede olvidar el objetivo más simple que

persigue: ser feliz y para ello hay una condición determinante: ser libre ...

MAURICIO LARRIERA

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BIBLIOGRAFIA:

BECKER Jr., B. 1998, “LA PSICOLOGIA APLICADA AL DEPORTE INFANTIL”,

WEB: www.universopsi.inf.br

FOLLARI, R. 1995, Práctica educativa y rol docente, Aique, Bs. As.

FREIRE, P. 1997. Pedagogìa da autonomìa, saberes necessarias à pràtica

educativa. Paz e Terra, Rìo de Janeiro.

GIMENO SACRISTÁN, J. 1997, La pedagogía por objetivos: obsesión por la

eficiencia, Morata, Madrid.

SUBURÚ, Nilo J., 1967, “Dos palabras para el gol”, Editorial Tauro, 1ª Edición,

Montevideo, Uruguay.

Páginas web: www.efdeportes.com

Videos aplicados: Escuela de fútbol Alemania, 1994.

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APRENDIZAJES EVOCADOS, REALIZADOS Y

REQUERIDOS AL INVESTIGAR “EN Y SOBRE” LA

ENSEÑANZA DE LA TÉCNICA DEPORTIVA

Carla Manzino Rebuffo1

Resumen

En el siguiente texto se plasman las reflexiones que, en opinión de la autora, fueron

las más iluminadoras sobre un determinado proceso de investigación, de

aprendizaje, de construcción o al que en definitiva podemos llamar proceso de

crecimiento personal y profesional. En un ejercicio altamente cognitivo y emocional,

y en el marco de una investigación “en y sobre” la enseñanza, la lectura de este

artículo nos invita a reflexionar sobre los aprendizajes evocados (aspectos

priorizados en un proyecto de investigación), los aprendizajes realizados (productos

del proceso mismo de investigación) y los aprendizajes requeridos para llegar a

buen puerto en una investigación educativa de este tipo.

Palabras clave: aprendizaje – enseñanza - investigación

Aprender es… sentirse vivo

Aprender es… sentirse crecer

Aprender es… sentirse feliz y aturdido a la vez

Aprender es vivir, es expresarse, es moverse, es disfrutar de nuestra corporeidad en

compañía e interacción con los otros.

Desde hace un tiempo venimos incursionando y reflexionando sobre nuestros

propios aprendizajes y los que provocamos en los otros. Todo empieza con

cuestionamientos que uno se plantea entorno a su propio proceso: ¿cómo aprendí

tal cosa?, ¿cómo hice para llegar a donde estoy?, ¿qué cambios experimenté? Y 1 Profesora de Educación Física egresada del ISEF. Técnica Deportiva en Gimnasia Artística. Diplomada en Educación, elaborando actualmente su tesis de Maestría en Educación. Profesora titular de la asignatura “Motricidad y Aprendizaje” en el Curso de Profesores del ISEF Montevideo. Correo electrónico: [email protected]

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también con las interrogantes entorno a los otros: ¿a mis alumnos les está pasando

lo mismo?, ¿cómo los puedo ayudar?, ¿estoy haciendo lo correcto? Creemos que

estas inquietudes son las causas de que hoy estemos recorriendo este proceso de

investigación y por qué no decir de aprendizaje. La investigación a la que hacemos

referencia denota nuestra preocupación acerca de cómo se concibe la enseñanza en

el ámbito de la formación docente de la Educación Física en Uruguay. Nos atrapa la

idea de indagar en relación a la articulación existente entre el contenido a enseñar y

la forma en que el mismo se transmite o imparte. Como docentes, en primer término,

y como investigadores en segundo, queremos modestamente contribuir con algunas

reflexiones y/o construcciones teóricas que surjan del proceso de investigación

empírica y teórica, con la clara intención de promover la reflexión sobre las prácticas

de enseñanza apostando a la profesionalidad y contribuyendo a los cambios dentro

de la institución con un enfoque transformador o emancipador de su comunidad

académica. En este sentido, nos identificamos con Woods (1998) cuando habla de la

capacidad iluminadora y capacidad colaborativa del interaccionismo simbólico.

Específicamente en nuestro trabajo nos abocaremos a estudiar las prácticas de

enseñanza en los deportes individuales en el Instituto Superior de Educación Física

“Prof. Alberto Langlade”, en los cursos de profesores de Montevideo y Maldonado.

En síntesis, en la investigación que dio origen a este artículo, centraremos el estudio

en quien enseña; analizaremos su práctica, en otras palabras, cómo el docente lleva

adelante la enseñanza de la técnica deportiva, qué acciones despliega, qué motiva

sus acciones y si reflexiona acerca del valor moral de las mismas. Para ello, nos

planteamos las siguientes preguntas orientadoras: ¿qué estrategias despliegan los

docentes en su práctica cuando enseñan técnica deportiva en deportes

individuales?, ¿cómo perciben los docentes sus propias prácticas? y finalmente, ¿las

prácticas de enseñanza observadas reflejan los elementos característicos de la

“buena enseñanza”?. El tema de nuestra investigación surge sin lugar a dudas de la

reflexión que hacemos de nuestras propias prácticas, de “cuestionamientos” o

“problemas no del todo resueltos” que continuamente nos planteamos en el marco

de nuestra labor docente. Creemos que investigar la enseñanza puede influir en los

modos que nosotros los docentes pensamos sobre lo que hacemos, nos permite

reafirmar o modificar nuestras propias conductas. En esta línea de pensamientos

Fenstermacher (en Wittrock, 1989:149) dice que “la buena investigación sobre la

enseñanza no sólo profundiza en nuestra comprensión de este fenómeno, sino que

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aumenta nuestra capacidad de enseñar de una manera moralmente justificable y

sobre fundamentos racionales”. Seguidamente, realizaremos un metaanálisis sobre

los aprendizajes evocados, realizados y requeridos de los que fuimos y somos

protagonistas al investigar “en y sobre” la enseñanza de la técnica deportiva.

Aprendizajes evocados

Como investigadores hemos priorizado algunos aspectos en nuestro proyecto. Al

evocar los aprendizajes vividos en el proceso del mismo, fuimos concientes de que

la cancha está flechada desde el comienzo, desde la misma determinación del tema

y problema de investigación2. El objeto de investigación nos atrapa, no somos

nosotros los que lo elegimos, él nos elige. Entendemos que nuestra experiencia

como alumnos a lo largo de nuestra vida, nuestra familia, la tradición de cómo se

sienten y viven las cosas, la cultura en la que estamos inmersos, los modelos a los

que fuimos expuestos nos condicionan lo que somos capaces de ver, la forma en

que lo vemos. Indagando y reflexionando cómo fue que llegamos a nuestro tema de

investigación y analizando nuestros propósitos personales como investigadores,

reconocimos las fuertes huellas grabadas a fuego que dejaron ciertos aprendizajes

de nuestra infancia. Caímos en la cuenta que nuestra propia historia como alumnos

primero, y como docentes después, estaban determinando nuestras opciones. Y

para resaltar la fuerza de esta idea me gustaría narrar una pequeña historia,

compartir -en definitiva- uno de los aprendizajes realizados en mi proceso de

investigación, evocando desde mi memoria un episodio de mi niñez:

Era una niña, de apenas seis o siete años, chiquita, flaca, inquieta, que

gozaba del movimiento, de la actividad física, del jugar libremente. Mi madre

advertía mi interés y en su inquietud de brindarme todo lo que estuviera a su

alcance, se encargó, entre otras cosas, de inscribirme en un club. Yo estaba

muy contenta. Pero ella, como amante de las artes clásicas (mis hermanos y

yo ya sabíamos –muchas clases de por medio- lo que era la música, la ������������������������� ��������������������������������������������������������������� ������������ ����������� �� �� ��� ��������� ��� ��� �������� ��������� ���� �� ������� ������������ �������� �� ���� ����������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� ��������������������������������������������������������� �������������������������������������� �������� ������� ������������������!������������ �������������������������������������� �����������"��������"������������� �����������������������������������������

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plástica, el teatro, etc.) decide ampliar mis opciones, y me brinda -un cierto

día- la posibilidad de participar en la prueba de admisión de la Escuela

Nacional de Danza. A esa altura de mi vida, no entendía lo que eso pudiera

significar, más allá de lo que podía ver: clases de ballet todos los días una

hora después del horario escolar, y dejar el club porque se superponían las

actividades. Al día de hoy casi 25 años después, tengo claro el recuerdo de

los dos momentos del examen de admisión, el cual aprobé siendo

seleccionada entre más de 300 niñas. Y aún más claro es el recuerdo de las

clases de ballet, a lo largo de todo un año, a cargo de la maestra que con un

bastón golpeaba el suelo marcando los ritmos del piano mientras nosotros –

las 30 niñas – repetíamos una y otra vez los movimientos técnicos tomadas

de la barra. Hoy interpreto mis recuerdos y encuentro en aquella experiencia

la marca de una enseñanza altamente asosiacionista, positivista, donde no

importaba el educando (yo niña, con mis ansias y expectativas de

movimiento, fui considerada como una simple caja negra) donde lo primordial

era la mera transmisión del saber al mejor estilo memorístico. No es que no

me gustara o no me guste el ballet, me encantan sus técnicas, todos sus

movimientos y lo que siento al realizar alguno de ellos, pero reconozco que la

práctica de enseñanza de esa famosa y reconocida maestra obstaculizó mi

aprendizaje, mi deseo de aprender, en realidad más que ello, rompió o

destruyó el placer que yo sentía por el movimiento mismo (el girar, el saltar, el

sentirme en el aire). Yo necesitaba moverme más, experimentar mis

posibilidades y no simplemente repetir series interminables de un determinado

movimiento tomada de una barra.

Aprendizajes realizados

Al hacer conscientes este tipo de recuerdos, se hacen patentes nuestras

representaciones y me refiero al conjunto de nuestras concepciones que nos

permiten organizar todo lo percibido y dar cuenta de lo real de una forma

absolutamente personal. Nos enfrentamos a nuestras fortalezas pero también a

nuestras miserias, y de hecho, es esto lo que nos permite crecer, produce cambios

en nuestra conducta (en sentido social, cultural y no estrictamente en sentido

asociasionista), por lo que podemos decir que somos constantemente objeto de

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microgénesis. Como sujetos únicos, vemos e interpretamos la realidad de una forma

particular, la teñimos con nuestro propio color. Ahora bien, también debemos

reconocer que no estamos solos, que nos potenciamos con los otros, que

necesitamos de esos otros, que la interacción en términos de conflicto cognitivo -

esto es en el intentar comprender al otro, en el juego de centraciones y

contradicciones, de acuerdos y desacuerdos-, ha de superarse para dar lugar al

avance intelectual y al cambio conceptual, conduciendo así al desarrollo y al

aprendizaje. Especialmente nuestra investigación, nos habilita a reflexionar acerca

de la técnica deportiva en términos de que la más aislada técnica no funciona sin

contenido; el otro (el profesor, el compañero) quien te facilita la apropiación, el que

te permite ser diferente, que te potencializa como sujeto aprendiente pasa a ocupar

un lugar relevante. De hecho, una de nuestras preguntas generadoras de este

proceso de investigación fue: para aprender una técnica, ¿no será que es más

importante o significativo cómo se enseña la técnica que la técnica misma?

En toda esta reflexión, y he aquí otro de los aprendizajes realizados, debe tenerse

en cuenta el riesgo del modelado en el sentido que, a veces, la presentación visual

del modelo (la técnica entendida como modelo ideal de la resolución más eficiente y

eficaz) satura de antemano e impide la exploración del sujeto que está

aprendiéndola. En nuestra investigación pretendemos indagar las estrategias de

enseñanza que despliega el docente, queremos estudiar y detectar qué hace el

docente –en términos de andamiaje- para provocar en el alumno aprendizajes cada

vez más independientes, y todo esto en el contexto del concepto de “buena

enseñanza” planteado por Fenstermacher. Este autor dice que “… la palabra ‘buena’

tiene tanto fuerza moral como epistemológica. Preguntar qué es buena enseñanza

en el sentido moral equivale a preguntar qué acciones docentes pueden justificarse

basándose en principios morales y son capaces de provocar acciones de principio

por parte de los estudiantes. Preguntar qué es buena enseñanza en el sentido

epistemológico es preguntar si lo que se enseña es racionalmente justificable y, en

última instancia, digno de que el estudiante lo conozca, lo crea o lo entienda”

(Fenstermacher en Wittrock, 1989:158). Esta significación de la buena enseñanza

nos abre la posibilidad de analizar las acciones docentes desde el plano de lo moral,

es decir, desde la ética y los valores inherentes a esa persona que enseña y que, a

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su vez, se enmarca en un contexto socio histórico determinado. El docente tomará

decisiones pedagógicas que reflejarán sus intenciones, deberá seleccionar los

contenidos útiles, los culturalmente importantes, pero fundamentalmente deberá

decidir cómo realizar su práctica sin tener demasiado claro los límites de su

influencia. Nos recuerda a las reflexiones de Jackson (1999) en su obra

“Enseñanzas implícitas”, por ejemplo, las referentes al caso de la Sra. Martin cuando

aborda algunas cuestiones morales en torno a las prácticas de enseñanza, a las

formas en que se expresa lo moral en el aula. Plantea considerar seriamente lo que

a uno le interesa, las intuiciones, las corazonadas, las percepciones y reflexionar

acerca de ello, y en permitirnos hacer público lo privado. Entendemos oportuno

transcribir las siguientes citas: “… alientan a quienes los escuchan a situarse en

relación con el contenido de la conversación y, si es necesario, a tomar partido

respecto de lo que se dice” (1999: 77); “La naturaleza pública del proceso, el hecho

de que se les pida a los niños, no sólo que juzguen, sino también que manifiesten

sus juicios en voz suficientemente alta para que todos puedan oírlos, por un lado, da

lugar a que uno falsifique su respuesta, pero por el otro, implica un acto de

compromiso, una forma de respaldar con la palabra lo que se piensa. En suma,

requiere que los niños se vean, si no ya como los ven los demás, al menos como

ellos decidan, en esa circunstancia en particular, que los vean los demás” (1999:83).

Estas lecturas nos llevan a detenernos a pensar en aspectos sobre los que uno

como docente debería reflexionar: ¿nuestras prácticas son coherentes con nuestras

intenciones?, ¿hacemos caso a nuestras intuiciones?, ¿las prácticas que vamos a

observar reflejarán algunas de estas características?

Todo esto hemos aprendido y sin sentirnos perjudicados por nuestras experiencias

de vida, sino todo lo contrario, en este momento estaríamos aceptando y

compartiendo lo que en palabras de Jackson (1999:125) son las huellas que toda

enseñanza deja en los actores del fenómeno educativo. Este autor, a través de su

obra nos alienta a asumir el desafío de encarar nuestra profesión – la educación –

como una labor fundamentalmente optimista, basada en la esperanza porque

estamos convencidos que mejorar es posible, que el conocimiento puede remplazar

a la ignorancia y que las habilidades pueden aprenderse “… sin estos supuestos y

algunos otros que fluyen de la naturaleza de la educación como actividad humana, la

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enseñanza misma no tendría ningún sentido”. Sin ánimo de llegar a prescripciones,

queremos analizar las buenas razones de los docentes, sus buenas intenciones –

sabiendo que cada una de nuestras decisiones provoca algo, a veces sin quererlo,

obstáculos– y cómo esas intenciones se transforman en buenas prácticas.

En esta línea de pensamiento, con la convicción de que todo docente es optimista,

que apostó concientemente por un futuro mejor y aceptó la responsabilidad de

formar a los sujetos, entendemos que todo docente tiene la obligación moral de

crear una visión que les permita a los ciudadanos del mundo, comprender la realidad

actual y futura. Para lograrlo se pondrán en juego muchas estrategias, pero sin lugar

a dudas todas ellas estarán teñidas de un alto componente ético. En este sentido, la

última lectura que realizamos nos permitió observar la enseñanza desde otro lugar,

desde la metáfora del profesor – actor. Desde este lugar creemos que el docente,

como ser creativo que es, hará todo lo que esté a su alcance para atrapar a su

público (los alumnos) y compartir sus conocimientos, sus pensamientos, actitudes y

emociones. Sarason (2002) presenta en su obra, una analogía entre el actor y el

docente, concibiendo a este último como un artista de la representación. Esto

supone partir de ciertos supuestos, como por ejemplo, que el artista de la

representación desea actuar, es decir, que el suyo no es un acto involuntario sino

todo lo contrario, que tiene propósitos claros. El profesor actor creará un ambiente

especial para el escenario del aprendizaje, buscará crear la escena como si fuera

única, buscará causar un efecto que perdure, que se prolongue aún después de

presentada la obra (terminada la clase), se utilizará a sí mismo para crear y

compartir emociones, pretenderá ser creíble y que el público lo acepte. Practicando

y con pasión se llega a ser un buen docente, un experto, aunque el pánico escénico

nunca desaparece.

“No es tan difícil como parece, aunque sin duda no es fácil. Para

empezar, es mi obligación. El público ha venido a verme, y tiene

expectativas que estoy obligado a satisfacer. No puedo permitirme

decepcionarlo, aunque no me sienta bien o tenga problemas

personales. Por otra parte, no hay dos auditorios iguales; el público de

la función de la noche no es igual al de la tarde, así como yo no soy

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hoy la misma persona que fui ayer. Cuando uno es insensible al

auditorio, cuando olvida su obligación, ha llegado la hora de retirarse.

Por último, si antes de levantarse el telón no se te aceleran los latidos

del corazón, si no tienes una sensación de náuseas en el estómago y

estás pensando en otra cosa que no sea tu rol, entonces también es

tiempo de retirarse o de hacerse un replanteo. Convertirse en otra

persona no es fácil, no es tan natural como puede parecer, pero

cuando baja el telón y uno ve las reacciones del público agradecido, ya

empieza a esperar ansioso la función del día siguiente. …” (Sarason,

2002:33)

Aprendizajes requeridos

Para ir finalizando estas reflexiones, nos referiremos a algunos aprendizajes

requeridos como investigadores, y más concretamente, a los requeridos en este

proyecto de investigación que probablemente no sean comunes a todas las

investigaciones sobre la enseñanza, pero quizás, despierten en quien lea este

escrito cierto tipo de cuestionamientos. En primer lugar, entendemos que debemos

explicitar el contexto de anidación de la técnica desde nuestros aprendizajes vividos,

analizando las concepciones de aprendizaje reinantes en los deportes individuales.

Es interesante destacar que existe muchísima menos investigación y producción de

conocimiento en los deportes individuales que en los deportes colectivos. Por

consiguiente, en el marco teórico será necesario abordar las concepciones de

aprendizaje que predominan en el deporte. En segundo lugar, entendemos que no

debemos perder de vista la injerencia que el concepto de modelado situacional

tendrá en la investigación. Con esto quiero decir que – como persona e

investigadora también – hemos de reconocer que nuestras ideas previas y

representaciones impregnan la realidad, que la cultura de la que somos parte (como

sudamericana, uruguaya, montevideana, profesora de educación física, etc.) da

forma a nuestra cognición, y por tanto, modelamos la realidad de una forma

determinada. Será altamente recomendable estar atentos a esto por cuestiones de

validación del trabajo. Seguramente, al analizar los datos recabados en el campo, al

crear las categorías de análisis estaremos expresando nuestra creatividad y

seremos presos de nuestra subjetividad. Y en tercer lugar, creemos fehacientemente

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debemos trascender al objeto mismo de la investigación; trascender el objeto mismo

es la excusa que nos permite interconectarnos; somos partidarios que la técnica

deportiva en sí no es lo importante, sino la situación didáctica y todas sus

posibilidades que nos reúne con el otro y potencia nuestros aprendizajes y los de

ellos.

Por último, no queremos dejar de expresar que concebimos que investigar es

aprender, y en esta línea nos identificamos con Woods (1998:73) cuando dice que

“la investigación es siempre una construcción. Esto se debe a que los investigadores

deben involucrar sus propias personas en la investigación, interpretando lo que ven

o escuchan”. Por tanto, la reflexión, la necesidad de considerar cómo nos afecta

nuestra participación en la investigación se constituye en un requerimiento esencial.

También creemos que el distanciamiento, el ir y venir desde la situación que

estamos investigando para reflexionar, es en definitiva lo que valida el trabajo.

Cuando Woods (1998:78) aborda el concepto de validez o la comprensión de la

investigación cita a otros dos autores con los que también nos identificamos:

“Wolcott (1994, pág.355) no tiene como meta la “objetividad” sino la “subjetividad

rigurosa”, que implica registrar o anotar con precisión, o bien “forjar palabras”.

Deberíamos procurar ser tan “creíbles, equilibrados, justos, completos, sensibles,

rigurosamente subjetivos, coherentes, internamente consistentes, correctos,

plausibles y útiles como nos sea posible (Jackson, 1990, pág.154)”.

Carla Manzino Rebuffo

Agradezco a Edith Litwin, Daniel Germán y Mariana Maggio, todos ellos docentes y protagonistas

indiscutibles de buenas y ejemplares prácticas de enseñanza, por haber provocado en nosotros estas

ganas locas de saber y entender el proceso que estamos viviendo.

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BIBLIOGRAFÍA

JACKSON, P. W. 1999. Enseñanza implícitas. Buenos Aires: Amorrortu.

SARASON, S. B. 2002. La enseñanza como arte de representación. Buenos Aires:

Amorrortu.

WITTROCK, M.C. 1989. La investigación de la enseñanza I. Enfoques, teorías y

métodos. Barcelona: Paidós.

WOODS, P. 1998. Investigar el arte de la enseñanza. Barcelona: Paidós. ISE

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REFLEXIONES EN TORNO AL CURRICULUM COMO

TECNOLOGÍA POLÍTICA Raumar Rodríguez Giménez1

Resumen

El enfoque que se asume en este trabajo respecto de la institución educativa

reconoce a ésta como la materialización de tradiciones, intereses e ideologías.

Por lo tanto, se comparte con Apple una pregunta inicial: “¿cuáles son los

significados que se recogen y distribuyen mediante los currículos abiertos y

ocultos de la escuela?” (1986:66) Esta pregunta habilita un rastreo que permita

dar cuenta de algunas otras cuestiones, a saber:

a. problemas de la relación teoría y práctica del curriculum;

b. problemas en relación a los aspectos epistemológicos del curriculum, o,

más precisamente, epistémicos;

c. problemas en relación al poder;

d. problemas en relación al aprendizaje y la construcción de la identidad

subjetiva.

De este modo, a lo largo del trabajo se presentan algunas ideas que permiten

iniciar el tratamiento de estos problemas, sin la pretensión de un agotamiento

de los mismos. Asimismo corresponde aclarar que, en algunas oportunidades,

los temas abordados requieren de retomar las mismas ideas más de una vez,

siempre que distintos focos pueden precisar de argumentos y fundamentos

más o menos idénticos.

Palabras clave: currículum – teoría y práctica – epistemología – poder –

identidad.

1 Docente en el ISEF y en la FHCE/ UDELAR

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1. Problematización inicial

Uno de los principales problemas en relación con el curriculum, si no el

principal, es su tratamiento como algo neutral, aséptico, como recorte no

ideológico de la realidad. Por ello creo pertinente pensar este problema desde

dos momentos que, si bien se contienen, pueden ser desarrollados

analíticamente por separado. Un momento es el que tiene que ver con la propia

teoría del currículum; el otro es el que se evidencia en la práctica curricular

misma, es decir, en la instancia concreta en la que una institución cobra vida

(tal vez la noción de tradición institucional sea una categoría que ayudara a

pensar desde la complejidad dialéctica que aparece toda vez que teoría y

práctica se contienen a la vez que existen por la diferencia e incluso por

constituirse cada una según la negación de la otra).

Atendiendo a lo anterior, la primera hipótesis fuerte es que la praxis curricular

(en sus momentos teórico y práctico) constituye una operación epistémica: la

enunciación de un conjunto de contenidos legítimos para un curso o programa

escolar produce un doble efecto, por un lado la confirmación de lo legítimo y

por otro, en la exclusión de otros saberes o discursos, la inclusión de lo

ilegítimo. De este modo, parece pasar inadvertido el momento práctico que

contienen la performatividad de un discurso: toda enunciación de un objeto es

la descripción del mismo, a la vez que parte de su constitución; dicho de otro

modo, nombrar algo es darle sustancia a ese algo según una operación que

generalmente aparece como objetiva, como simple descripción de un objeto

preformado, existente plenamente antes del enunciado. Esta discusión

epistémica tiene un desarrollo importante y no es la intención resolverla aquí2.

Sin embargo, aunque se asumiera una posición realista radical o constructivista

radical, parece pertinente para cualquiera de las dos posiciones que la práctica

curricular siempre implica un “recorte” del saber y que ese recorte legitima una

visión del mundo. La discusión se hace necesaria cuando las definiciones en

torno a un programa escolar se realizan desde una reificación del

conocimiento, desde una serie de supuestos no fundamentados que no hacen

2 Parte de las ideas que presento aquí, tienen como punto de partida la discusión que expone Buttler (2002) sobre lenguaje, performatividad, constructivismo, materialidad, sujeto, acción, poder.

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sino actualizar esa reificación y que se evidencia en la ilusión de neutralidad de

quien supone estar tomando los elementos más importantes de la cultura para

ser transmitidos en una instancia pedagógica, desconociendo la historicidad del

saber en sus momentos político, social, cultural y económico. Cuando el

problema curricular, o más ampliamente pedagógico, se traduce en la eficacia y

eficiencia de aula respecto de los enunciados del programa escolar, se reduce

la operación epistémica de la que se está hablando -reificación mediante- a una

cuestión técnica, a problemas operativos, metodológicos; y aquí otra hipótesis:

rara vez se piensa, en el cotidiano escolar, que el currículum es una

construcción práctica del mundo; sino que se asume una especie de literalidad

curricular donde un saber legítimo representa el lugar de lo verdadero y el aula

representa el lugar puro de transmisión de esa verdad. Esta cuestión es aún

más grave cuando el conjunto de instancias teórico/ prácticas que constituyen

el curriculum de una institución excluye la reflexión epistémica, justamente

aquella que podría cuestionar la reificación del objeto que da razón de ser al

campo. Aún más: esta instancia muchas veces tratada como epistemología,

deviene ideológica siempre que se discute sobre los procedimientos

metodológicos de producción de conocimiento asumiendo la realidad del

objeto. La noción de episteme como posible teoría del conocimiento viene a ser

necesaria para poder distinguirla de aquella instancia teórica que se asume

como “teoría de la ciencia”3.

Para retomar el planteo del problema expresado en este trabajo, la cuestión

que lleva a pensar el curriculum como instancia epistémica no es más que un

interés pedagógico general: la preocupación por la práctica educativa desde

una ética como reflexión sobre las prácticas de libertad4. La idea de una

educación que se constituya según esta ética, no puede desconocer las

tradiciones de la cual ella es producto, su propia historicidad como institución

que actualiza una cosmovisión. Apple afirma que “habrá pocas áreas de

3 De acuerdo con Hoyos Medina, “lo epistemológico fundamenta el quehacer de las ciencias, tal como las entendemos hoy en día: bajo la óptica de la explicación desde la linealidad plana del positivismo. Epistémico, por otro lado, es una expresión que intenta dar cobijo a metodologías de la comprensión y a dejar abierta la puerta a la posibilidad constructiva de una ciencia unificada (Habermas), que vincule como reflexión crítica el rigor científico con los aspectos histórico-sociales y de implicación moral comunicativa” (1992:24)

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investigación más urgentes que aquella que trata de descubrir la vinculación

existente entre significado y control en nuestras instituciones culturales”

(1986:44). En este sentido, el currículo escolar no es un reflejo del estado de la

cultura, sino una instancia productiva que tiende a legitimar las formas de saber

hegemónicas.

2. Currículum e historicidad

Hay en este trabajo el propósito de una cierta deconstrucción potenciada por la

pregunta sobre la historicidad de los significados sedimentados en el

curriculum, sedimentación que hace aparecer dichos significados como una

secuencia dada, lógica, naturalizada en un continuum de tradiciones y que

hacen a un a priori del acto cognitivo. Asimismo, el aprendizaje también debe

ser pensado de este modo, como un acto subjetivo mas no regulado

plenamente por la voluntad. De este modo, la relación entre enseñanza y

aprendizaje, que tendría como común denominador el curriculum total, no

puede pensarse como un puente cuyo tránsito es siempre visible y uniendo dos

instancias observables y controlables, sino como una instancia que será

siempre contingente al estar constituida por la indeterminación semántica,

sometiéndose al objeto a resignificaciones obligadas a la estabilidad (Gimeno

Sacristán/ Pérez Gómez, 1993; Follari, 1995; 1997).

Lundgren realiza una definición del curriculum que resulta muy interesante a

esta indagación al afirmar que “básicamente, el concepto de curriculum cubre

los textos producidos para resolver el problema de la representación”

(1992:20). A esta definición puede agregarse que, además de una relación

directa con la selección de contenidos, la organización del conocimiento y la

indicación de métodos que señala Lundgren, el texto curricular cobra vida en el

seno del conjunto de prácticas que tienen lugar en la institución escolar. Por lo

tanto, las “circulares escolares”, “resoluciones”, “evaluaciones y sugerencias a

los profesores”, etc., así como todo aquello que circula más o menos

difusamente en el cotidiano escolar, están fuertemente implicados en la

4 Al respecto, Foucault dice: “la libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad” (1994:111).

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configuración del currículum. Por lo dicho hasta aquí, parece pertinente

convocar la idea de historicidad para la reflexión crítica sobre cualquier

curriculum -en su teoría y en su práctica. El curriculum no es una instancia

estática, sino producto contingente de una dinámica en la que se expresa un

cierto estado de las relaciones de poder entre clases o grupos sociales en un

tiempo y espacio determinados y que se expresan tanto de un modo manifiesto

como solapado, visible e invisible.

3. Teoría y práctica del curriculum: presentación mínima de problemas

En la modalidad dominante de la investigación educativa, la perspectiva

positivista ha tenido (y tiene) un lugar privilegiado. Ello ha habilitado un modo

de comprender y posicionarse frente a los problemas del currículum como

objeto de conocimiento científico donde la cuestión política (punto álgido en la

conceptualización de la noción de conflicto) es resignada5. Cualquier grupo de

personas, investigadores o no, que participen activamente de un curriculum, lo

hacen según normas, valores, ideologías, que muchas veces prefiguran las

decisiones respecto de lo que es lícito y lo que no respecto del saber

institucionalizado6.

En esta misma perspectiva de corte positivista, el lenguaje se ha reducido a

una cuestión de categorías técnicas que se supone pueden manipularse con

neutralidad política e ideológica. Para tomar distancia de esta concepción es

pertinente citar a Popkewitz en su forma de presentar al lenguaje: este se

considera “no sólo como expresión de los asuntos sociales, sino como un

aspecto de los mecanismos mediante los que se produce y reproduce el mundo

a través de los elementos subjetivos de la vida cotidiana. El discurso, las reglas

y pautas de comunicación en la que se utiliza el lenguaje, crea distinciones,

diferencias y categorías que definen y crean el mundo” (1997:37).

5 Tomo ideas de Apple, 1986:118 y sig. 6 Uso esta expresión para distinguir un tipo de conocimiento científico de un tipo de saber institucionalizado. Este último tendría la particularidad de ser resultado de una serie de resignificaciones que hacen a la posibilidad de su circulación en una institución dada. Allí intervienen la historia individual y colectiva de los agentes, de la propia institución y del campo del que proviene el saber en cuestión. Por tanto, lo que circula en una institución educativa no puede ser nunca el conocimiento científico en sí, sino sus resignificaciones prácticas.

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Hecha esta distinción, cobra peso la importancia de la ideología en la

educación. Según Apple, “el estudio del conocimiento educativo es más bien un

estudio de la ideología, la investigación de lo que se considera como

conocimiento legitimado (...) por grupos y clases sociales específicos, en

instituciones específicas, en momentos históricos específicos. Además, se trata

de una forma de investigación críticamente organizada, por cuanto que decide

centrarse en el modo en que este conocimiento, tal como se distribuye en las

escuelas, puede contribuir a un desarrollo cognitivo y disposicional que

refuerce las disposiciones institucionales existentes (y a menudo

problemáticas) en la sociedad. (...) El significado y la configuración latente que

hay tras la aceptabilidad lógica de una posición pueden ser sus atributos más

importantes” (1986:66)

Luego de las referencias al lenguaje y a la ideología, introduzco ahora algunas

consideraciones puntuales. Un aspecto importante del curriculum institucional

es el programa escolar, plan de estudios o curriculum prescrito. En un sentido

fuerte, cuando la prescripción curricular deviene normativa, es decir, está

regulada por reglamentos, ordena la vida de la institución. Esto implica,

además de un conjunto de saberes organizados según un tipo de racionalidad

no siempre explícita, la construcción ideal a priori del mundo de las ideas que

es legítimo circulen en la institución7. Sólo aquellos actos pedagógicos

heréticos respecto de esta dimensión del curriculum pueden abrir una brecha

ante lo que, de sedimentar la ortodoxia en pleno, sería un congelamiento del

conflicto en términos de saber. El “plan de estudios” supone un consenso que

no puede ser sino débil. Una institución que formule un plan de estudios puede

hacerlo básicamente de dos modos: a partir de la opinión y el trabajo de

especialistas o tratando de articular la opinión de los participantes del

curriculum. Por ello, la práctica siempre expresa diversidad irreductible; ella no 7 En un artículo en el que se discute la relación entre la Escuela y los sistemas de pensamiento, Bourdieu afirma que aquella “no sólo da referencias, sino que también define itinerarios; es decir, en el sentido primario, métodos o programas de pensamiento. Los esquemas intelectuales y lingüísticos organizan un espacio balizado, sembrado de sentidos obligatorios y de direcciones prohibidas, de avenidas y callejones sin salida; en el interior de este espacio el pensamiento puede desplegarse con sentimiento de libertad y de improvisación, porque los itinerarios diseñados que debe seguir son los mismos que tantas veces la mente ha recorrido a lo largo del aprendizaje escolar” (1989:27). En relación con esta idea, parece harto pertinente discutir sobre el alto grado de institucionalización de la sociedad occidental moderna y los

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es sino la negación de lo prescrito o la imposibilidad material de éste. El plan

de estudios expresa mucho más que un recorte consensuado: en sus bordes -

no frecuentados- está todo lo que no pudo entrar, la discusión no registrada, las

contradicciones no resueltas, el rumor de lo diverso. Si es que se llama

consenso al producto de un plan de estudios es a fuerza de ocultar las

tensiones, de un “optimismo epistémico” que falsea la historia de su

producción. Por ello, la estructura de los programas escolares se resquebraja

tanto más fácilmente cuanto que son revisados desde una episteme diversa.

Apple comenta algo significativo al respecto: “el currículo debe poner de relieve

las asunciones hegemónicas, que ignoran el funcionamiento real del poder en

la vida cultural y social y que señalan la naturalidad de la aceptación, la bondad

institucional y una visión positivista en la cual el conocimiento se separa de los

actores humanos reales que lo crearon” (1986:112).

Hasta aquí, y sin ser este un estudio sobre currículum y epistemología, sin

embargo es necesario hacer algunas consideraciones al respecto. El

curriculum, entendido dinámicamente, es decir, como devenir de la institución

en su conjunto (donde se incluyen todos los agentes -con autonomía relativa

según las diferentes instancias-, los reglamentos, los planes y programas de un

escolaridad, las reglas no dichas ni escritas, la propia historia de la institución,

las tradiciones en educación, las infraestructuras, los saberes) siempre es

resultante de una serie de tensiones, acoples, reacomodaciones, en suma:

continuidades y rupturas. En los diferentes despliegues sucesivos de ese

curriculum, saber-instituciones-subjetividad se relacionan complejamente. Para

no abandonar esa complejidad, diré que en parte esa relación es la que da

lugar a una cierta incorporación del mundo, un hacerse carne del saber. Esto

significa que aquellos saberes que ciertos agentes “recogen” de su cultura y

que legitiman en el acto de incluirlos en un programa educativo, tienen una

probabilidad muy alta de circular de un modo legítimo en la escuela para

habilitar una incorporación por parte de los alumnos, siempre sujeta a

modificaciones, pero en cuya insistencia, continuidad, resistencias, reside gran

parte de un efecto durable que se manifiesta en el pensar, sentir y actuar de

efectos culturales que esto encierra. Mannoni, citando a Illich, afirma que “toda la realidad social se encuentra hoy escolarizada” (1988:49).

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aquellos8. Estas ideas parecen aún más pertinentes si se coincide con

Popkewitz, para quien la idea central de los sistemas educativos modernos

está unida a una epistemología del progreso propia de la modernidad,

manifestándose en el cotidiano escolar donde “puede considerarse el progreso

como la interiorización del modelo por el profesor y su implementación a través

de prácticas conductuales” (1997:49).

4. Curriculum, saber y poder: la cuestión de lo político

Tal como afirma Apple, cuando se trata de ciencia, habitualmente se presenta

una “teoría del consenso de la ciencia., la cual quita todo énfasis a los serios

desacuerdos sobre metodología, objetivos y otros elementos que constituyen

los paradigmas de la actividad de los científicos. (...) También es muy

importante el hecho de que, posiblemente, el nivel de ‘objetividad’ (me siento

tentado a decir ‘objetividad vulgar’) que se exhibe y enseña en la escuela

puede llevar a menudo a una separación del compromiso político” (1986:119-

120). Sobre este punto, parece pertinente pensar en los aspectos políticos del

saber (más específicamente del conocimiento) así como en los usos sociales

del mismo.

Toda vez que una sociedad demanda eficiencia y eficacia respecto de la

producción del conocimiento o bien “requiere, en un nivel tanto económico

como cultural, la maximización (que no la distribución) de la producción del

conocimiento técnico, entonces la ciencia que se enseña se separa de las

prácticas humanas concretas que la sostienen” (Apple, 1986: 136). En este

sentido, la visión positivista de la ciencia mantiene a resguardo la evidencia de

la relación entre conocimiento y hegemonía política, cultural, social. Aún más:

este procedimiento hace a una red de significados solidarios donde el

conocimiento científico es constitutivo de la hegemonía y a su vez la

hegemonía se vuelve constitutiva del conocimiento; esto sucede al utilizar

8 Según Bourdieu, la acción pedagógica (AP) “implica el trabajo pedagógico (TP) como trabajo de inculcación con una duración, suficiente para producir una formación duradera, o sea, un habitus como producto de la interiorización de los principios de una arbitrariedad cultural capaz de perpetuarse una vez terminada la AP y, de este modo, de perpetuar en las prácticas los principios de la arbitrariedad

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lógicas autoevidentes con categorías yuxtapuestas que no hacen sino

confirmar cuasi tautológicamente la validez de una y otra instancia.

El cotidiano escolar -el currículum total- está permeado por una gran

ingenuidad filosófica, al suponer por ejemplo que las decisiones sobre objetivos

escolares, de aula, de programas, de cursos en general, son técnicas y con

ello ciertamente amorales y apolíticas9. En esta perspectiva ingenua que

reduce la racionalidad educativa a la técnica, se produce un entramado entre

poder y saber donde lo cultural, lo económico, lo social y lo político circulan

investidos por su propio desconocimiento.

En los últimos años, la perspectiva curricular dominante ha sido la de la

“gestión educativa”. Esta perspectiva supone una serie de estrategias de corte

fundamentalmente técnico con énfasis en lo organizativo, donde lo curricular es

un modo renovado de administración eficiente de recursos orientada por la idea

de excelencia y calidad total, categorías provenientes del ámbito empresarial:

allí lo educativo se disuelve en la forma.

Historia e identidad

Haciendo acuerdo con Popkewitz, “las narraciones propias de la enseñanza

escolar de la historia se traducen en la cristalización de la misma” (1997:195).

En este tipo de narraciones, la cuestión de la validez de los “datos históricos”

no tendrían que ver con la episteme que subyace a la construcción del objeto

mismo10, sino con la práctica de los investigadores como recolectores y

clasificadores de documentos desde un empirismo absoluto. “El tratamiento

aislado del saber disciplinario como la representación de un contenido estable

supone dejar de lado la construcción y las relaciones sociales en las que los

individuos se colocan a sí mismo y sitúan su mundo, rechazando la

responsabilidad y la autonomía históricas” (Popkewitz, 1997:197) Dar cuenta

de esto supone situar la cuestión de la identidad en el centro de la relación

interiorizada” (1981: 72). Para desarrollar estas ideas también he tenido en cuenta la obra de Berger, T. y Luckman, Th.: 1995; Bourdieu, P.: 1987, 1989, 1991, 1997. 9 Tomo ideas de Apple, M. 1986:145 y sig. 10 Con esto me refiero a lo que plantea Bourdieu en "la construcción del objeto", 1987.

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currículum-saber-poder, cuestión que, de uno u otro modo, ha significado un

problema de Estado11 o un problema de gubernamentalidad12.

En este sentido, Popkewitz plantea que “la epistemología de la escolarización

constituye una práctica social que sostiene y produce mundo para los

individuos. (...) La introducción del saber dentro de las relaciones estructurales

proporciona un método histórico para explorar cómo las epistemologías hacen

inteligible la vida, cómo disciplinan el deseo y la voluntad y, al mismo tiempo,

responden a los asuntos sociales para calificar y descalificar determinadas

formas de razonar y provisiones de principios” (1997:56). Esta idea permite

pensar en aquellos procesos históricos que producen la vida social a partir de

una cierta herencia cultural.

El sujeto, al estar siendo configurado por la institución –y el mismo configurarla-

se encuentra como la parte sustantiva de la relación entre ésta como totalidad y

una de sus manifestaciones: los discursos locales, en este caso, los discursos

educativos referidos a una u otro aspecto de la historia social, de la cultura, la

política.

El poder circula en el interior mismo de la construcción de la subjetividad, en

múltiples líneas que alcanzan y superan a la vida cotidiana, las instituciones, la

estructura social. “Esto supone tener en cuenta las formas en las que el saber

promueve determinadas verdades cuando se inscriben en los problemas,

cuestiones y respuestas que aseguran y realzan la vida social y su bienestar.

(...) El poder es productor de la identidad social, más que de casos de 11 Para Popkewitz “la escolarización es un concepto que presupone estructuras de gobierno en la sociedad en las que se reúnen los macro y microproblemas del Estado” (1997:54) En ese marco es que se pone en juego la formación de la sociedad civil, la regulación del yo, el forjamiento de las voluntades y el deseo. De este modo, la historia del curriculum no puede ser otra cosa que la historia de las tensiones entre el Estado, el gobierno y los sujetos, tensiones propias de la escolarización. 12 Uno de los antecedentes teóricos de los problemas planteados por Popkewitz es desarrollado por Foucault, para quien gobernar un Estado significó, desde la época clásica, poner en práctica “una economía al nivel de todo el Estado, es decir, ejercitar en los entrecruzamientos de los habitantes, de la riqueza y del comportamiento de todos y cada uno, una forma de vigilancia, de control tan atentos como el que ejerce el padre de familia sobre su casa y sus bienes” (1981:14). Por esta razón, el problema del gobierno no es tanto un problema geográfico situado en un territorio, sino el conjunto de relaciones que se establecen en el mismo; la escolarización ha sido una clave sustantiva en la configuración de dichas relaciones. Siguiendo a Foucault (1981:23), ha sido el interés -tanto como conciencia individual o en

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represión, violencia o coerción” (Popkewitz, T. 1997:43) Así, para el tema que

es objeto de este trabajo, interesa saber cómo el curriculum, en tanto la vida

total de la institución, está en la base del forjamiento de lo volitivo, los deseos,

la corporalidad13.

Por lo dicho hasta aquí, parece pertinente analizar la cuestión de la identidad

como un problema que vincula currículum-saber-poder. Desde este punto de

vista, la identidad es un problema de gubernamentalidad (en el sentido dado

por Foucault) y en términos concretos se relaciona directamente con el papel

que el Estado asume explícitamente o implícitamente respecto de la

formulación de los programas escolares. De acuerdo con Popkewitz, el Estado

juega un papel específico en la regulación social, en la producción “de la

voluntad, el deseo y el valor en la sociedad (...) la organización social y

epistemológica de las escuelas produce la disciplina moral, cultural y social de

la población” (1997:54). Este mismo autor señala que la escolarización tiene

efectos ambivalentes: por una parte parece ampliamente pertinente pensar la

educación desde una preocupación por la construcción de una sociedad justa y

democrática; por otra parte la misma educación induce a la producción de

relaciones en las que los agentes sociales quedan sujetos a las demandas del

campo económico, político y otros. Aunque estas relaciones no sean estáticas

ni determinadas en su totalidad por la escolarización, es necesario reconocer

que “la pedagogía constituye una forma de regulación social que vincula al

ciudadano con el Estado. El poder que subyace a los procesos de gobierno es

doble: consiste en la capacidad de asignar y reasignar significado y práctica a

la organización de los asuntos sociales” (Popkewitz, 1997:55). Un primer

sentido de este poder tiene que ver con la capacidad específica de una

instancia institucional de imponer reglas; un segundo sentido tiene que ver con

la circulación de ese poder como clave de la configuración de la identidad o

subjetividad14.

forma de interés colectivo de una población- lo que ha constituido el blanco e instrumento del gobierno de la población. De este modo, el siglo XVIII ve mutar el arte de gobierno hacia una ciencia política. 13 Específicamente la hexis corporal a la que refiere Bourdieu (1996:97).

14 En cualquier caso, uso estos dos conceptos como la materialización de una dialéctica de incorporación de lo social y socialización de lo subjetivo.

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5. Curriculum, identidad y aprendizaje

De acuerdo con Basil Bernstein, en un sentido fuerte puede afirmarse que

“mediante la educación, se forman las estructuras mentales del individuo (es

decir, las categorías de pensamiento, lenguaje y conducta), y que estas

estructuras mentales derivan de la división social del trabajo” (en Apple, M.

1986:49).

Para la escuela moderna, uno de los ejes o pilares del trabajo pedagógico se

ha visto asociado al nacimiento de los Estado-Nación. La escolarización ha

supuesto en gran parte la incorporación de un ideal que hace subsumir al

individuo en la idea de la patria. Este proceso de identificación con la historia

de la Nación ha sido vigilado por una disciplina específica: la psicología. Como

campo nuevo que define un objeto de intervención (que al nombrarlo lo hace

existir y en este sentido es propiamente una invención) viene a constituir el

campo de una pastoral secularizada15: la composición de la historia, de la

cultura, del saber que dan sustancia a un programa escolar, sobre todo si este

expone pretensiones universalistas, ocupa el lugar de lo legítimo, de la verdad

universal a ser transmitida. Allí, el maestro o profesor, en tanto se erigen como

la voz que divulga esa verdad y como el que vela por sus alumnos, establecen

una relación particular entre los que aprenden, el saber y la identidad. En el

espesor de esa relación se encuentra difuminada la psicología (que se

transforma en el cuidado de la incorporación del orden escolar). Las

tecnologías pedagógicas propias de la modernidad aseguran la eficacia de la

psicologización de esta relación, en tanto despliegan dispositivos de

supervisión, observación, control y regulación. Aún cuando en el interior de los

sistemas educativos se abandonan los modelos pedagógicos rígidos y

comienzan a circular ideas que pretenden quitar poder al educador y privilegiar

al alumno, los dispositivos siguen desplegados. No es que las pedagogías

blandas hayan abandonado la idea de la supervisión, el control o la regulación,

15 Según Popkewitz, “la individualización fue acompañada por nuevas formas de pastoral que hicieron de la confesión un hecho secular. La profesionalización de los asuntos sociales provocó la organización y supervisión del conocimiento del yo (...) Las nuevas formas pedagógicas del siglo XVIII en adelante estaban vinculadas a los procesos pastorales antes asociados con el cristianismo. (...) La mirada pastoral

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sino que habilitan procesos mucho más difusos, difícilmente identificables,

desarrollados en tiempos laxos y espacios con fronteras sinuosas. Lo que

Bourdieu (1989) llama el balizamiento del sistema educativo no desaparece,

por lo contrario y siguiendo la idea de Foucault de que las disciplinas aumentan

las fuerzas en términos económicos de utilidad y las disminuyen en términos

políticos de obediencia (1989:142), el dispositivo que permite la circulación del

poder y el encarnamiento del saber se torna más eficaz. Estas nuevas

tecnologías de la pedagogía alimentan una visión que será clave para una

noción plenamente moderna del sujeto de la educación: la de una

autorreflexión (o la reflexividad encarnada) que funciona como ética del

cuidado de sí mismo16. Las nuevas miradas científicas que de algún modo

devienen en colonización del mundo de la vida, de lo cotidiano, irrumpen como

una luz que provoca el abandono de la noción de alma y el apego a nociones

como personalidad, motivación y aprendizaje (Popkewitz, 1997: 51). En este

contexto, puede decirse que hay una especialización y un salto cualitativo de

las estrategias de poder secularizado, en tanto la cuestión del yo se liga a lo

social-histórico (como problema de identidad) en acoplamientos fundados por

la ciencia. La comprensión de sí-mismo y del grupo de pertenencia ya no está

asegurada por el aquilatamiento de la experiencia de un alma forjada según la

ley divina, sino por una cierta cadena de solidaridades seculares entre

educadores, científicos y alumnos. Desde el punto de vista de lo identitario, el

“curriculum científico” o el programa escolar que se desarrolla según el

argumento científico -que a su vez presenta gran parte del conocimiento como

un producto de la ciencia- resuelve el problema de una definición de educación

en su relación con la cultura. El acceso a lo social, el mundo de delimitación

que representa la educación (Bourdieu, 1989) sobre todo para los más

tempranamente escolarizados, se da según las categorías de las ciencias

sociales estimulando lo que Giddens (1999) ha llamado la doble hermenéutica:

estaba relacionada con la producción de nuevas formas de regulación social organizadas mediante el saber profesional” (1997:50-52). 16 Según Foucault, el conocimiento se vuelve útil a partir de que aparece para modificar el modo de ser del individuo, es decir, de “producir un ethos” (1994:77). En un sentido pedagógico moderno, esto puede pensarse como aquella acción cuya finalidad es producir la voluntad de automodificación a través de un ejercicio sobre sí mismo. “El cuidado de sí es el conocimiento de sí –en un sentido socrático-platónico-, pero es también el conocimiento de un cierto número de reglas de conducta o de principios que son a la vez verdades y prescripciones. El cuidado de sí supone hacer acopio de estas verdades: y es así como se ven ligadas la ética y el juego de la verdad” (ib.:113).

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el conocimiento científico, divulgado, penetra en las interpretaciones cotidianas

y modifica el propio mundo que se ha descrito. Esta novedad epistémica en el

campo social permea al propio campo una vez que éste se interpreta según las

nuevas categorías legítimas. Popkewitz comenta que para el caso de los

Estados Unidos, “la idea del progreso legitimó las ciencias sociales como

portavoces que proporcionarían un curso racional a la historia (...) En el siglo

XX, el Estado convirtió en suyo el discurso de las ciencias humanas cuando su

poder se hizo más centralizado y expansivo" (1997:52-53). De este modo,

Estado y conocimiento científico se enlazan en un nuevo tipo de saber: el que

habilita el control del cuerpo y la regulación de las poblaciones17.

Curriculum, enseñanza y reificación

Uno de los problemas epistémicos que presenta la práctica educativa que se

ciñe a la narración de los contenidos según lo prescrito en los programas

escolares es el de la reificación. Este problema representa una de las claves de

la reproducción cultural, en tanto la reificación hace que se aprehenda el

mundo social como algo naturalmente dado, inevitable. Como problema

pedagógico, la reificación es una instancia poderosa del conservadurismo: “se

hace que lo que existe parezca natural e inevitable, perdurable sin múltiples

interpretaciones, conflictos socioculturales o intereses sociales” (Popkewitz,

1997:189)18. La reificación de las categorías que configuran el conocimiento

que se transmite en la escuela es una parte sustantiva de la configuración de la

identidad. Los contenidos del programa escolar circulan en el espacio de aula

como categorías que introducen racionalidad, orden y aún finalidad19 en el

mundo social y natural. Dentro de este problema, la psicologización cognitivista

del aprendizaje agudiza la reificación. Así, el contenido a enseñar no es lo que

está en cuestión, sino la distancia que se genera entre la representación que el

alumno construye sobre un objeto a partir de la representación que el profesor

17 Foucault, de un modo más preciso, habla de “biopoder” para referirse a este cruce entre el control individual y la regulación social. Foucault, M.:1992 y 1998. 18 Sobre reificación, también se ha consultado Berger y Luckmann (1995) 19 Planteo como hipótesis que, al reificarse, los contenidos despliegan una fuerza teleológica específica que podría leerse en la clave de la lógica en la que se presentan. Dicho de otro modo: si se naturaliza el orden social y la historia social del orden, entonces la racionalidad prospectiva se delimita en el propio acto de aprender los contenidos.

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expone. Esto supone una limitación epistemológica importante en la práctica

educativa en relación con una representación del mundo en el que se vive, en

tanto “el conocimiento de las materias escolares se transforma en estructuras

formales de conceptos y métodos con propiedades fijas” (Popkewitz,

1997:191). Como afirma el autor citado, “el concepto psicológico de

reconocimiento erróneo ilustra la reificación del contenido. (...) El

reconocimiento erróneo impone un dualismo constituido a través de las

relaciones establecidas. (...) Pero cuando se pronuncia un enunciado como

‘Colón descubrió América’, el problema de su adecuación no sólo tiene que ver

con el reconocimiento erróneo o correcto, sino con lo político, social y cultural”

(1997:192). En esta perspectiva, el aula se impregna de una noción del

conocimiento que supone una relación directa, lineal y “real” entre la

representación y el objeto, entre las palabras y las cosas, incluso a pensarlas

como una misma instancia. Indudablemente esto supone olvidar la propia

historia de la relación entre el objeto y su definición, el tipo de episteme que

subyace a tal relación, cuyo efecto inmediato es un régimen de verdad (usando

una expresión de Foucault, 1992:189) que prescinde de las consideraciones

sobre el contexto de formulación del conocimiento.

6. Reflexiones finales

Luego de presentar estas ideas, puede arribarse a algunas consideraciones

generales que, sin ser conclusiones, al menos admiten las exigencias de unos

fundamentos fundamentados.

La primera de ellas es que todo agente de la educación debería abandonar el

supuesto de que el curriculum es totalmente aprehensible, planificable,

predecible, medible, estable, producto de consensos y reflejo de una ideología.

Luego, reconocer que es falsa la idea de que el curriculum en su dimensión de

planes y programas representa un recorte cultural objetivo dado por una

división real de lo real.

Asimismo, debería prescindir de la idea de que alguna instancia curricular, aún

la más técnica, puede tener algo de no ideológica o de ideológicamente neutra.

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En este sentido, aunque no sea una práctica científica (puede serlo en tanto se

lo tome como objeto de estudio) debe considerárselo en sus efectos

epistémicos, en la construcción práctica de un mundo para unas personas.

Por todo esto, se entiende que el curriculum -como la vida total de la institución

educativa- debe considerarse siempre en su contingencia más que en su

estabilidad, en sus fragilidades y no sólo en sus fortalezas o certezas, en sus

renuncias más que en los supuestos consensos, en las tensiones y no sólo en

su inercia (basta pensar que cualquier cambio en el sistema de coordenadas

de unas fuerzas que intervienen en los múltiples movimientos de lo curricular

desestabilizan la magnitud de la tensión), en sus solidaridades explícitas e

implícitas -fundamentadas y no fundamentadas- con la historia social, política,

económica y cultural de un Estado.

Aún así, esta lectura del curriculum no significa ni escepticismo pedagógico ni

la proposición del fin de la educación. Más bien todo lo contrario: implica

reconocer la complejidad de lo pedagógico en la vida de una institución

educativa y sobre todo el intento de recuperar para la investigación en el

campo del curriculum la idea de proyecto emancipador: ninguna acción

pedagógica está determinada plenamente por la institución o por la sociedad,

sin embargo tampoco acontece fuera de las estructuras que imponen cierta

coerción; por ello, el proyecto pedagógico debe analizarse en todas sus

dimensiones y momentos, siempre que se pretenda lograr una liberación de lo

dado y exista una idea de sociedad y cultura según un ideal de democracia

radical.

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EL CURRICULUM Y LA EVALUACIÓN: PROBLEMÁTICAS

COMUNES... Mariana Sarni1

Resumen

El presente artículo pretende ocuparse del tema Evaluación, en este caso revisando su

tratamiento y articulación al interior del diseño curricular y su desarrollo. La Evaluación, es

parte de las de las Instituciones Educativas, utilizada por ellas y por sus actores. Siendo

estructural y estructurante de sus procesos de enseñar y aprender, es empleada

generalmente, desde una perspectiva dominante desde su recorte instrumental,

negando/desconociendo el potencial pedagógico que siempre y en todos los casos

encierra, en tanto práctica social ideológica y política. Constatamos entonces, en nuestro

diario quehacer docente, una aparente simplificación en su abordaje, que puede no ser

prudente. En este trabajo trataremos algunos aspectos de la evaluación desde una

perspectiva curricular, entendiendo que en todos los casos, constituye la acción curricular

así como el propio diseño y desarrollo de cierta idea de currículum.

Palabras clave: evaluación - curriculum

Introducción

Nos proponemos analizar dos temas claves en relación con Evaluación y en relación con

el problema del curriculum: el primero, la naturalización de las prácticas de evaluación,

principalmente desde su interés acreditador o simplemente de control; desde ese interés,

legitimadoras de un tipo particular de práctica educativa del sistema del cual forma parte,

1 Profesora de Educación Física egresada del ISEF. Licenciada en Ciencias de la Educación. Coordinadora Nacional del Área de las Ciencias de la Educación del Instituto Superior de Educación Física de Uruguay. Profesora de las asignaturas Didáctica y Evaluación en el Curso de Profesores del ISEF de Montevideo.

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constituyéndose éste en reproductor del tipo particular de concepción de evaluación que

en este sentido sostiene, y en consecuencia, de sociedad que construye. Relacionado a

ello, el segundo tema, en el cual pretendemos brevemente planear uno de los conceptos

de habitus trabajado por Bourdieu (2000), en relación directa a los dispositivos de

evaluación que los docentes aplican/construyen, en especial en nuestro ámbito de trabajo.

Será una clave en el trabajo, fundamentar la Evaluación desde el campo de lo social, en

su potencial educativo -como práctica educativa- discutiendo su abordaje mecanicista y

desde él, su funcionalidad al sistema en el cual es empleada y no al sujeto para la cual

debiera servir. Creemos necesario problematizar dichas prácticas, en primer término

analizándolas, comprendiéndolas desde esa perspectiva. A la vez, proyectando salidas

alternativas debatiendo dicho sentido, que normalmente proviene de otros campos (el

productivo por ejemplo), no necesariamente afines al educativo; por ello, ancladas desde

y al servicio de en un corte técnico, “(...) la educación como una técnica para impartir una

instrucción (...).”(Carr y Kemmis, 1988:31) y por ello prescripta, preestablecida, abordada

entonces como “cosa dada” con aparente neutralidad (Sales y Torres, 1993), neutralidad

que constituye una suerte de naturalización que se nos impone casi imperceptiblemente,

como algo que es lo que es y que entonces nos precede; pareciera ser que es

incambiable, es así. Sin embargo, es una construcción social, por lo cual es evidente que

se mantiene porque los sujetos la hacen ser así.

Comenzaremos por explicitar el para qué y el por qué de la elección del tema; luego, nos

abocaremos a su tratamiento, ocupándonos en el trayecto de conceptualizar: evaluación,

curriculum, naturalización y habitus, a los efectos de significarlos desde un recorte

coherente al sentido particular que pretende ser instalado. Por otra parte, y sobre el final,

incursionamos brevemente, teorizando prácticas cotidianas en nuestra profesión, desde

una reflexión teórica de la práctica, a través del concepto de habitus.

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El para qué y el por qué de la elección del tema.

Nos preocupa/ocupa, reflexionar sobre las concepciones de Evaluación que

contextualizamos en el campo educativo, pensadas o no, pero presentes a la hora de

introducirlas y articularlas en el curriculum, su diseño y su desarrollo.

Dicho interés surge por dos motivos. Uno en el plano de lo personal, en cuanto a nuestra

formación profesional e interés por lo educativo, y por esta práctica concreta, siendo

concientes de sus peligros o ventajas al momento de la toma –o no toma- de decisión

respecto a su construcción, en relación con su intencionalidad, tanto implícita como

explícita en la formación con sujetos. Depende de lo que concibamos qué es la

Educación, de sus por qué, para qué y para quién, nos va a llevar a nuestras definiciones

de hombre, de sociedad, de relación individuo – conocimiento – sociedad.

El segundo motivo, y en consecuencia directa con lo anterior, por formar parte de un

centro de estudios dedicado a la formación docente, colaborando desde la reflexión, en

problematizar el campo de la evaluación, dando cuenta de ésta como práctica educativa,

e intentando explicarla, a partir y más allá, de su sentido natural, el acreditador o

meramente instrumental, entendiendo dicha forma, como legitimada y legitimante de un

sistema. En este caso, concebimos por acreditar, a aquel acto por el cual la institución

certifica determinados conocimientos, es decir va a certificar lo que, según Bourdieu

(1987), es el capital cultural institucionalizado.

En relación al último interés, observamos cierta incoherencia entre políticas curriculares y

diseños curriculares en formación docente, reconociéndonos en discursos y acciones,

tomando parte de esa incoherencia, es decir hacedores de la misma. Dichos centros,

entre ellos el nuestro, pretendiendo impulsar sanamente, salidas o perfiles de egreso de

corte crítico (emancipatorio), al decir de Carr y Kemmis con “(...) conciencia de que las

actividades educativas están históricamente localizadas (...) proyectan una visión de la

clase de futuro que deseamos construir (...) constituyen actividades sociales cuyas

consecuencias son sociales, y no solo cuestión de desarrollo individual (...) son

intrínsecamente políticas (...) los actos educativos son problemáticos en un sentido más

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profundo del que concede la perspectiva técnica o del oficio artesanal(...)” (1988:56).

Muchas veces sin embargo, al momento de diseñar la evaluación –ya sea como

componente del diseño o como práctica del docente en el aula – se la “(...) imagina y

diseña como una actividad separada de las enseñanzas o, en el mejor de los casos como

el “cierre” que sirve para “abrochar” las metas pedagógicas previamente trazadas (...)”

(Carlino, 1999:84).

Evaluación y curriculum parecerían desde estas perspectivas, proponer abordajes

contradictorios, o cuando menos, diferentes. La primera, seguiría asistiendo a cierto

empleo de corte irracional – queremos pensar - “(...) aquella que permite medir la tan

ansiada calidad del sistema educativo (...) que de este modo viene amalgamada con los

conceptos de excelencia y de competitividad (...)” (Carlino, 1999:59). Por lo mismo,

racionalmente alejada de entenderse como una práctica educativa, la cual vale la pena

entonces revisar, explicar, comprender y reformular, en el entendido de ser siempre

legitimadora, de un proyecto histórico y social determinado, el que con ella pretendemos

construir.

Evaluación en cambio, desde las perspectivas emancipatorias, debiera no ser entendida

como una práctica social exterior a nosotros, con existencia propia, “(...) sino más bien un

significado intersubjetivo, consecuencia de una construcción histórica y social

determinada. La evaluación como todo significado cultural, es lo que creemos que es, y

ello es producto de la acumulación cultural de aquí y ahora...” (Sales y Torres.1993:1)

Creemos fundamental revisar los supuestos y construcciones a nivel de Evaluación, a los

efectos de ser repensada en el currículo, como práctica comprensiva en sí misma,

poniendo énfasis en su potencial pedagógico, una vez comprendido el significado del

campo. En este caso, ya no al servicio del sistema, sino al servicio del sujeto; pudiendo

ser eje de transformación, y principal motor de cambio y desarrollo social, y desde allí

curricular. En este sentido, creemos importante revisar la Evaluación desde la lógica del

campo educativo, ya no como “préstamo” del productivo; al menos desde allí discutir su

posible validez, ahora a favor del suejto. Desde allí resignificarla.

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La naturalización de la evaluación como instrumento acreditador del curriculum,

materializado en su diseño y desarrollo.

El concepto de naturalización, pretende situar a aquellas prácticas educativas que por ser

cotidianamente desarrolladas, forman parte del capital cultural/social del centro, del

docente o del estudiante. Al practicarlas, sin invención2, son tratadas como “dadas”; y así

se legitiman. Al legitimarse, legitiman también una sociedad la cual las crea, y desde la

cual se sirve, construyendo su “ser” social. Esto genera una retórica, una suerte de

discurso legitimador, acompañado de una cierta comunidad intelectual que, a su vez,

sostiene esa retórica y este discurso.

Pero -y es aquí donde quisiéramos detenernos-, dichas practicas naturalizadas, fortifican

un sistema educativo particular, con especial énfasis, con especial recorte en algún

interés también particular, en este caso y hegemónicamente, el interés de un tipo de

evaluación. Su uso es de lo que se ve, sobre lo que no se ve. Asimismo, este tipo de

prácticas evaluatorias, carecen desde esta perspectiva de ser buenas prácticas, en el

sentido de carecer de reflexión en la acción y reflexión sobre la acción y sobre la reflexión

de la acción, sobre todo en relación con el sujeto social y su sentido comprensivo del para

qué de dicha práctica.

Un enfoque alternativo, la búsqueda de una realidad alternativa, podría situar a la

evaluación como práctica educativa, ya no únicamente de acuerdo con una realidad

objetivable – en el sentido de medible – dando paso a una construcción y reconstrucción

de lo socio-educativo para el sujeto, alejándose de lo rutinario, desnaturalizándose.

La evaluación entonces, puede ser, tanto una herramienta privilegiada como

emancipadora3, para la cual en la actualidad, compartiendo con Tadeu Da Silva “(...) los

educadores y educadoras (post) críticos/as, nos vemos moralmente obligados a hacernos,

2 Siguiendo a Goodson, (1985) 3 Utilizamos el término emancipatorio en el sentido que se le da en la metateoría del curriculum, refiriéndose a los intereses constitutivos del saber. En ella se retoma la distinción aristotélica entre interés o razón técnica, para conocer el interés práctico y se busca superarla mediante la categoría del interés emancipante, el fundamento o metateoría.

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más que nunca, preguntas cruciales, sobre nuestro oficio y nuestro papel, nuestro trabajo

y nuestra responsabilidad (...)” (1997:60). Nos compete como educadores, la aprehensión

de la práctica a favor del que aprende, en lugar de la utilización de la práctica en tanto

instrumento a servicio de la ubicación del sujeto comparativamente, ya sea frente a otros,

o frente a criterios preestablecidos del sistema por aquel, entendido en este caso en el

carácter de prescripción.

Por medio de la evaluación, entonces (o inevitablemente), cargamos de significado a

nuestras prácticas. Cuando a nivel de política educativa el mercado es el que se impone

en general, las evaluaciones que lo validan aparecen como las vedettes, las que

cierran/abren el circuito, aprobando/desaprobando con una suerte de sello de calidad, a

aquello que favorece el movimiento de la mercancía, y por tanto define/nos define, como

buenos o malos sujetos para vivir en esta sociedad.

Por ello nos preocupa. No pensamos que la única alternativa sea la de

cosificar/cosificarnos de la mano de la evaluación, sino que la salida deberá estar situada

en la capacidad de asumirla como potenciadora, a los efectos de devolvernos la

capacidad de realizar nuestros proyectos, la capacidad de crear/recrear nuestros

significados, y que estos a su vez, resignifiquen aquello que entendamos sea lo bueno

para nosotros, en tanto educadores, educadoras, o cualesquiera de los que intervenimos

en la institución educativa, concebida en este caso como parte de la sociedad, como

recorte de lo social.

No pretendemos plantear aquí, que la salida es individual, ni anárquica, ni simple. Sí un

tanto más abarcativa, sí cargada de individualidad y cierta autonomía que aunque relativa,

acuda a la significación colectiva, en tanto y evidentemente, entendamos a la educación

como proyecto social y colectivo, y a la evaluación, como un mecanismo de aprendizaje

que acompañe el proceso de todos para todos, y no de unos sobre otros. Un punto de

partida, y no la meta, la llegada.

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Pretenderemos centrar la temática en relación al curriculum, alejándonos de su

concepción de documento técnico en cuanto a vertebrador y retomándolo como crítico,

como integrador y proyecto o hipótesis social y cultural. En él la evaluación desde esta

última perspectiva, asumiendo la obligación político-ideológica –en tanto subjetiva- de

construir/reconstruirse; alejándonos entonces, de su sentido sustantivamente acreditador,

escapándonos de sus fascinaciones en tanto marea de simplicidades y naturalidades. El

“entorno” construido históricamente, y textualizado por las prácticas educativas, entre ellas

la de la evaluación, superará la visión de “marco en el cual se desarrollan dichas

prácticas”.

La evaluación, así como el diseño y desarrollo del curriculm, vendrían a superar aquí la

perspectiva en la cual la reflexión en educación, se valida “de puertas adentro”. Su

tratamiento se realizaría en la medida de resituar su discusión, como un hecho social en

sí. Se replantea la visión que, en el mejor de los casos, la asume como parte de lo social y

con vocación de funcionalidad al sistema, por lo que en contrapartida, queda sesgada una

posible mirada emancipatoria.

“(...) queremos, en cambio, ampliar el espacio público y de debate colectivo sobre lo que

significa una buena sociedad, y cuales son las mejores maneras de alcanzarla (...) Esa

renovación tiene que basarse en principios éticos y políticos que no coincidan de modo

alguno con los principios de los educadores y educadoras del mercado (...) El curriculum

aquí esta situado en el centro de la relación educativa, personifica los nexos entre saber,

poder y sociedad (...) ” (Tadeu Da Silva 1998:61/62), entendido como el espacio de lucha

o mediador de los proyectos sociales, donde cada sector de poder pretende establecer su

verdad.

Nos ocupa el hecho de ser la evaluación y la discusión que se instale para su campo y el

del curriculum, la que en parte, lo valida y lo transforma; por otro lado, cómo esa

validación, que probablemente se desarrolle al interior de la escuela de forma ingenua,

por el simple hecho de estar sujetos o atados a la dominación histórica y también

probablemente, a la incapacidad político ideológica individual y colectiva de transformarla,

lo mantenga sin discusión. Creerse libres es la peor señal de estarlo. Emanciparse

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significa al decir de Freire desarrollar la capacidad de comprender, de reflexionar y

accionar sobre mundo para transformarlo; agrego ahora, entenderse a su vez productos

históricos de ese mismo mundo y sujetados a él.

Ese mundo es individual y colectivo, conciente e inconsciente, y por ello, explícito y oculto.

Ese mundo es un recorte de la realidad, que plasmado en el diseño del curriculum y en las

estrategias de evaluación que en él se empleen, siempre será construido/constructor de

ésta y de las demandas socioculturales de esa realidad. Por ello, no es el marco de acción

de la escuela, sino su matriz.

Esto va a suponer en primer lugar, y en referencia al interés emancipatorio de las

corrientes críticas de la enseñanza, vigilar el sentido y significado que en primer lugar

nosotros, educadoras y educadores, alumnas y alumnos, le otorgamos a nuestra acción

pedagógico-didáctica. En segundo lugar, y en relación al tema que nos ocupa,

problematizar los dispositivos de evaluación en cualesquiera de las dimensiones con las

que nos hallemos comprometidos en la tarea educativa, en base a tres preguntas claves

¿para qué proyecto social - educativo trabajamos?, ¿para qué evaluamos entonces?, y en

consecuencia ¿cómo y quiénes intervienen en la construcción del dispositivo de

evaluación?, en términos simbólicos y reales. La justificación del sentido del curriculum,

deberá estar entonces asociado a los contenidos y a los arquetipos entre otros de la

evaluación del curriculum en general, y de las prácticas de evaluación de los docentes en

particular, siempre textualizadas por la cultura social e histórica en la que están insertas y

de la cual en primer término, nos reconoceremos sostenedores/cuestionadores.

Por ejemplo, la cuestión del aula como reproductora o como transformadora, o la escuela

en la misma perspectiva, nos pone frente a la primer tensión de fondo:

reproducir/transformar. La política del poder se vivencia en los espacios y tiempos

escolares. Desde esta perspectiva y analizándolo desde Bourdieu, estaríamos perdidos,

considerando que el poder simbólico llega a nosotros y a cualesquiera desde el propio

nacimiento. Nos constituye, por tanto construye nuestros símbolos, y articula nuestra

forma de ver el mundo. Lo dado, aparece como natural. ¿Cómo podremos desde esta

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perspectiva construir una sociedad, y en ella una escuela, a servicio de nosotros sus

sujetos? ¿Cómo la evaluación se puede poner a servicio ya no de la acreditación, de la

reproducción acrítica, atéorica, simplista, a los efectos de no seguir reproduciendo la

reproducción?

Todo parece indicar que, de no enmarcarnos críticamente en una reflexión abarcativa de

la multidimensionalidad y complejidad de lo educativo como hecho social históricamente

construido4, incluso la reflexión del docente en tanto uno de los actores del sistema

educativo, puede ser más de lo mismo. Por otro lado hay un encuadre paradigmático

personal de los docentes y de los futuros docentes que condiciona en gran medida los

cambios y que, en el mejor de los casos, creemos pueden/deben ser modificados,

desmistificando con ellos –en el sentido profundo- lo que hay para su reconstrucción. Por

eso tampoco la formación tal como hoy suele enfocársela garantiza un real cambio. De

aquí la importancia de retomar estos temas, suponemos centrales, en el caso particular de

los centros de formación docente.

No es fácil, justamente por ser una construcción con significados históricos y culturales

adquiridos y validados en el tiempo, que la evaluación puede pasar de ser reguladora,

controladora, acreditadora, a ser un acto de responsabilidad compartida5 En la misma

línea, tampoco es fácil dejar de sentirnos inspeccionados y no supervisados, o

acompañados en la sintonía de entenderse estas funciones, como colaboración en la

desnaturalización crítica del código matricial del sentido, siempre justificado desde lo

social. Por lo mismo no es fácil pasar a entender la evaluación no tanto, en cuanto a su

poder calificador o acreditador y relegitimarla. Mucho camino deberemos realizar -tal

vez irrealizable- con nuestra propia historia de manera tal de privilegiar reenfocar la

evaluación desde su perspectiva política y pedagógica. Como práctica formativa en sí

misma, con énfasis en el acompañamiento en los procesos de enseñanza y aprendizaje

insertos en un todo social, y no asilándola a su complejidad áulica en pro de determinados

saberes socialmente significativos para quienes los determinan, permitirá desarrollar su

4 De allí parten los verdaderos condicionamientos, no tanto de tal o cual política curricular, que en los hechos responde a la estructuración social en un lugar dado en un tiempo dado 5 Concepto desarrollado por Dino Salinas (1995)

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potencial problematizador del mundo, dar cuenta de la compresión social de los

significados, servir al sujeto que de ellos se sirve.

Al igual que Habermas (1997), sostenemos la idea de una sociedad que estructura y es

estructurada por la acción individual y comunicativa de los sujetos. Esto supone romper

con los supuestos básicos subyacentes del paradigma técnico, y reconstruir el curriculum

asociado a una evaluación que nos devuelva la esperanza, la posibilidad de determinar el

sentido colectivo de lo bueno y lo malo para nosotros y para nuestra comunidad, que nos

permita el futuro y nos deje de sujetar al pasado preestablecido y seguramente modelado

a priori. La función educadora y socializadora de la escuela, debiera considerar la

posibilidad de problematizar y relativizar la receta, y por ello devolverle al proyecto

compartido del curriculum, desde la evaluación legitimadora de él, su capacidad

transformadora. El curriculum “(...) establece diferencias, construye jerarquías, produce

identidades (...)” (Da Silva 1998: 63), produce los sujetos de los que habla, la evaluación

los acredita. El texto curricular, debiera cada vez menos, servir a la reproducción de

individuos esteriotipados.

El modelo técnico parece hacer agua ante una realidad social que requiere profundas

transformaciones para dar vida a los que hoy la han perdido, para recuperar la dignidad

de quienes han servido y seguimos sirviendo ingenuamente, tal vez con ilusión de

criticidad, al poder instalado y casi imperceptible de la minoría hegemónica. “(...) lo que se

ve es lo que es (...)” (Tadeu Da Silva 1998:65) es la frase de esta época. Otras, que se

derivan y están instaladas en los niños, jóvenes y porque no en nosotros los adultos de

nuestra época: fuiste, hacete cargo, no es mi problema...

¿Cómo la evaluación puede recuperar el sentido de lo oculto? El fenómeno del iceberg6,

esto de que evaluamos solo lo que vemos, lo objetivo, lo que se ve, es un tema que nos

preocupa. El curriculum comenzará a tener sentido intersubjetivo, justamente cuando la

evaluación recupere esa parte del iceberg que no se ve, lo cual es en general la mayor

parte, la subjetiva, la subjetivamente significativa y definitivamente significante de las

acciones observables. El proyecto cobrará sentido en lo social, cuando se evalúe también

6 También trabajado por Sales y Torres.

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lo que no se ve; cuando lo oculto comience a tener sentido colectivo, cuando el sujeto

pueda construir con los otros sujetos desde su identidad y autonomía histórica y social.

Esto evidentemente tendrá que resignificar en la escuela.

Retomando una visualización posible que afirma que el actual proyecto de escuela deberá

cambiar su forma para sobrevivir, parecería a estas alturas que, de no hacerlo, corre el

riesgo de desaparecer. Realmente dudamos sobre ¿cuál sería la alternativa a la escuela?

Los ambientes institucionales fuera del sistema didáctico, la noosfera diría Chevallard

(1991), son el espacio donde se recupera el sentido, el lugar donde se piensa lo que se

quiere, puede, debe o conviene enseñar y en consecuencia seguramente evaluar.

Aparece entonces un sistema didáctico que de no cobrar sentido y significado

intersubjetivo en lo social, poco va a valer en un tiempo que exista, en la medida de no dar

respuesta a la discusión de los problemas sociales de los que se forman en él, así como a

las prácticas educativas (entre ellas la de la evaluación) que debieran propiciarse. En el

caso de formación docente, ésta discusión se hace necesariamente crítica, pensando que,

quienes estudian en dichos espacios, quienes por tanto son acreditados-evaluados en

ellos, no tengan la posibilidad de emprender un camino comprensivo de sus saberes y

prácticas educativas.

Siempre que la funcionalidad sea el eje del sistema, “ (...) tanto desde la sociología

tradicional, de corte Durkhemiano, como desde la de sus contestatarios, por ejemplo el

reproductivismo ortodoxo, (...) se mantiene sin discusión el concepto de funcionalidad, que

presupone una visión sistémico mecanicista de la sociedad (...)” (Sales y Torres 1993:1),

siempre que este se encargue únicamente de acreditar a aquellos sujetos que cumplen

con los requisitos del sistema de enseñanza prescripto, y titularlos a los efectos de dar

aval para continuar con su ascenso en el mismo sin problematizar en las prácticas la

justificación de dichas prácticas. Parecería entonces que el sistema es el que prevalece y

no necesariamente la reconstrucción emancipatoria de dicho sistema por parte de los

sujetos sociales que en él intervienen. Pensamos que para quienes formamos parte de los

centros de formación docente, esta ha de ser una preocupación central al momento del

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diseño y desarrollo del curriculum, siempre partiendo de entendernos como estructuras

estructurantes de este y de dichas prácticas y sus impactos, ya sea hacia la

recomprensión o la repetición más o menos problematizadoras de las mismas.

A su vez, por la caída actual del sistema económico en América Latina, otro tipo de

sistemas alternativos aparecen en el medio social. Un ejemplo que discutie la

funcionalidad aparente del sistema fuera del campo educativo lo es el trueque, como

respuesta social diferente a una situación problemática determinada. Si se resuelven las

cuestiones económicas otorgándole valor intersubjetivo o alternativo a las cosas,

desnaturalizando / renaturalizando el valor del mercado, a los efectos de lograr la

supervivencia de los sujetos, en nuevos proyectos socio culturales y con nuevos

significados simbólicos, y proyectando un comparativo con la institución educativa: ¿quién

nos dice que el futuro de una escuela distinta no surja de un sistema paralelo a este, fuera

del ámbito institucional? ¿Quién nos dice que sea una nueva forma de establecer poderes

simbólicos? Seguramente la respuesta a esas preguntas venga de la mano de alternativas

contrahegemónicas. Encarnar una forma de vida puede ser la mejor manera de

preparar/se para ella en términos de eficiencia y eficacia.

Una posible lectura de la evaluación, desde el concepto de habitus.

Frente a un panorama fácilmente constatable como hegemónico desde una lectura crítica,

corresponde ahondar en cuestiones que rescatamos de los diálogos con nuestros

estudiantes de formación docente, una vez que deconstruimos y teorizamos en los

supuestos que, tildados de neutros, se edificaron/edifican y se producen/reproducen

dentro de cada uno de ellos/nosotros en el campo de la educación, y por ello de lo social.

Uno de los temas centrales y disparadores en la propuesta didáctica, llega al cuestionar a

la evaluación instrumental como construida desde intereses históricos e ideológicos a

servicio de ideas de eficiencia y eficacia, y a estas intenciones, revisarlas desde la

aparente neutralidad. Desde aquí, asumir nuestra cuota de sujetos al servicio – a veces

ingenuo – de dicho tipo de prácticas, y en tanto sujetos, reconocernos permeados y

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encarnados histórica e ideológicamente por una práctica educativa hegemónica, la cual

reproducimos sin darle el necesario lugar al debate de las mismas. Jugar con la idea de

ser reproductores del funcionalismo sistémico, estructurador de sí y de nuestras

percepciones prácticas de nuestras prácticas, nos enfrenta a una pregunta movilizadora

¿cómo deconstruirlas si formamos parte de ellas y de hecho las alimentamos, las

reproducimos a través de nuestras prácticas?

Considerar una visión más abarcativa, a los efectos de construir una posible respuesta

siempre colectiva –en este caso entre docentes y alumnos en un centro de formación

docente- atentos a ser producto de estructuras históricas y socialmente determinadas,

parece prudente, necesario e importante a los efectos de que en nuestro futuro

profesional tengamos cierta claridad de para qué proyecto social estamos trabajando, y

decidamos al respecto.

En primer lugar, retomando la evaluación y el curriculum como práctica siempre social, la

legitimación de esta se encuentra directamente asociada a las valoraciones y sentidos

prácticos que los sujetos en tanto sujetos sociales, validan en ellas. La idea de un

curriculum común en tanto se lo entendiera como uno en donde el discurso de la escuela

se centrara en el interés de un grupo específico, generador de una cultura común, y

donde el participar en la elaboración de lo importante no solo sea realizado por los que

expertos, retomaría la noción de eficiencia y eficacia para el sujeto o el colectivo de

sujetos.

Partiendo desde aquí, y en segundo lugar, un concepto que a nuestro entender, es

esclarecedor, y nos mantiene alerta a los efectos de problematizarnos/problematizar

nuestro ser docente, es el presentado por Bourdieu: el habitus.

Tal vez la primera cuestión que vale la pena mencionar, en relación al habitus y la

evaluación, es que son sujetos -o sistemas curriculares diseñados, desarrollados y

construidos por sujetos- que la crean y la estructuran al mismo tiempo que se estructuran

durante su puesta en práctica.

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Pensar en el habitus, es según el autor, pensar en una construcción que se inicia en la

infancia, una construcción presente durante toda la formación del ser social (familiar e

institucionalmente) “(...) por ser sistemas de disposiciones durables y transponibles,

estructuras predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes (...)” (Bourdieu,

2000:88).

Los sujetos, somos generados/generadores de habitus, o “(...) sistema de las

disposiciones socialmente constituidas que, (...), constituyen el principio generador y

unificador del conjunto de las prácticas y de las ideologías características de un grupo de

agentes, y a las que una posición y una trayectoria determinada en el interior del campo

intelectual -que ocupa él mismo una posición determinada en la estructura de la clase

dominante-, proporcionan una ocasión más o menos favorable de actualizarse (...).”

(Bourdieu. 2000: 31)

Nuestra profesión, la Educación Física, engarzada y construida en nuestro país

tangencialmente al curriculum, al servicio más del rendimiento físico que de la educación

en/desde lo corporal, ha sido históricamente reforzada por una visión de esquema técnico

y de dicotomía entre mente y cuerpo, que no ha hecho más que reafirmarla en ese sentido

en el sucederse de la tarea educativa. Por ello, las prácticas de evaluación (cuando se

realizan, generalmente porque es “necesario” calificar, o cuando es necesario valorar que

tanto se ha cumplido del programa), vienen más de la mano de la cantidad que de la

compresión del significado social de dicha práctica para el sujeto, que en definitiva de

éstos se sirve, para los cuales vale o no la pena estar presentes.

El estudiante de dicha profesión, fuertemente formado en este tipo de estructuras

estructuradas y estructurantes, construyó/e su pensamiento inmerso en una realidad

social (familiar e institucional), sobre el sentido, justificación y valor de este tipo de

saberes o contenidos escolares.

Cambiar las modalidades/estrategias/perspectivas en definitiva prácticas de la evaluación,

en Educación Física, parece ser parte de un proceso que lejos está de definirse. Por eso,

creo que como estrategia de conjunto, cualquier práctica social – entre ellas la propia

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evaluación- deberá entablar un debate en primer término, y de fondo, sobre qué es la

Educación Física, para poder entonces abrir un nuevo y posible proyecto sobre sus

posibles alternativas, condiciones de existencia, y por ende sobre el lugar que la

evaluación ocupa en/desde ellas, en tanto campo privilegiado de práctica pedagógica.

"(...) no hay más aprendizaje que el práctico de los principios [schèmes] de percepción,

apreciación y acción, que son condición de todo pensamiento y toda práctica sensatos y

que, continuamente reforzados por acciones y discursos producidos según los mismos

principios [schèmes], están excluidos del universo de los objetos del pensamiento (...)."

(Bourdieu, en Brunet y Morell, 1998:131)

El concepto de currículo, trabajado entonces desde perspectivas distintas a la concepción

técnica (política y de diseño curricular) deberá estar presente para poder deconstruir la

ilusión de que cambiando el currículo se cambia la educación. Lo que pasa en la práctica

con las reformas es prueba de que el currículo es mucho más “lo que sucede en la

práctica cotidiana” que los planes y programas. En este sentido, el habitus del docente de

educación física, está entre los más complejos de ser reconstruidos/reconstruido.

El estado de opinión colectivo para sí de nuestra profesión, así como los supuestos

básicos que subyacen y tiñen el discurso social, se estructuran así como estructuran,

principalmente desde un enfoque de rendimiento y técnica. La evaluación, en

consecuencia, se centra y lo centra en lo observable, en lo medible: 10 vueltas a la

cancha, 60 abdominales por minuto, 2,50 m. en salto largo. Los patrones de comparación,

parecen ser en general en nuestro país, el compañero entre compañeros, el grupo en

relación a los criterios preescritos, las tablas –generalmente estandarizadas e importadas-

las actitudes, buenas o malas según criterios de alguien sobre otros.

Comprender el concepto de habitus, y trabajarlo en formación docente, a los efectos de

evidenciar lo oculto, lo preconstruido, sirve a la hora de comprender a la evaluación como

práctica educativa, redimesionando no la cantidad, sino el valor o no de este tipo de

contenidos a evaluar, de las posibles justificaciones sobre ¿qué vale la pena ser

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enseñado, diseñado o desarrollado para formar parte de un proyecto curricular?, así como

qué lugar y qué sentido asume la evaluación en la escuela.

En este debate nuestra profesión esta en pañales respecto a otras. Comenzarlo teniendo

en cuenta lo expresado –entre tantas otras cosas-, nos parece central, máxime por

ubicarnos en un centro de estudios de formación docente.

En síntesis, importa plantear que en este tema no hay concepciones neutras, sino

opciones, ya que toda Educación implica una intervención sobre el otro y con otros, en un

todo siempre histórico y social, en donde la decisión de que el otro haga lo que yo quiero,

se asocia a que el otro necesariamente lo quiera y lo comprenda como importante para su

propio proyecto de construcción en tanto sujeto social.

Partir de y entroncarse con una reflexión de fondo y una negociación colectiva sobre los

por qué y para qué de la educación en el nivel de que se trate, y decidir sobre a qué tipo

de sujeto conduce; desmitificar la matriz fundacional que nos viene dada y reconstruirla en

función de los fines que nosotros y la comunidad educativa defina, siempre y por ello en

clave ética, facilitará que las prácticas pedagógicas cobren sentido; de lo contrario, puede

quedar en un mero nivel instrumental al servicio de intereses que no necesariamente sean

las del colectivo en las que se hacen carne.

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