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Los Limites de La Pintura

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Los Limites de La Pintura

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  • Los lmites de la pintura, el vrtigo de la poltica*

    *Este escrito fue incluido en Carnevale, Graciela; Fantoni, Guillermo y Longoni, Ana, catlogo exposicin Eduardo Favario: entre la pintura y la

    accin. Obras 1962-1968, Rosario, Centro Cultural Parque de Espaa,1999.

    Guillermo Augusto Fantoni

    Historiador del Arte. Miembro del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de

    Rosario. Tiene a su cargo la ctedra de Arte Argentino en la Facultad de Humanidades yArtes

    de dicha Universidad y dirige el Centro de Investiga- ciones del Arte Argentino y Latinoamericano en la

    misma casa de estudios.

  • Como otros artistas de su generacin, Eduardo Favario se form en un espacio modernizante, el taller del pintor Juan Grela. Hizo el trnsito casi obligado para un artista en los primeros '60 por las variantes del informalismo y del expresionismo abstracto. Posterior-mente, indag las posibilidades del arte de los objetos, del accionismo y de los ambientes hasta desembocar en las primeras formas de lo que luego se conoci como arte conceptual. Al final del recorrido, tambin como otros compaeros de grupo, combin la desmaterializacin de la experiencia artstica con tomas de posicin ticas y polticas cada vez ms radicales cuya condensacin mxima fue Tucumn Arde: la muestra denuncia presentada inicialmente en Rosario y poco despus en Buenos Aires, en noviembre de 1968.

    Los extremos compromisos polticos asumidos durante ese ltimo tramo, su abandono del campo del arte a partir de 1969 y su prematura muerte en 1975, en el fragor de la beligerante vida poltica de los primeros '70, convirtieron a Favario en uno de los casos ms excepcionales en la historia de nuestras vanguardias. Sin embargo, su pasaje hacia la poltica y el agonismo implcito en esa decisin no es el nico hecho capaz de abonar esa excepcionalidad. Las dimensiones de su obra plstica, las rupturas inscriptas en una fuerte coherencia esttica y su precocidad en el logro de una imagen propia y nica hacen de l un prototipo del moderno intenso. El artista que haca del activismo tpica-mente vanguardista una cualidad constante en su vida y en su obra. El que forzaba los lmites de las formas y de las tcnicas estticas sumergindose una y otra vez en el torbellino de la experimentacin hasta llegar a traspasar las fronteras del propio arte: de la superficie pictrica como registro de gestos a los objetos como fascinante inmersin en el mundo real, de las austeras geometras minimalistas a los espacios vacos como soportes de ideas inquietantes, de la accin esttica radical desplegada como intervencin poltica al vrtigo de la militancia que conducira a un futuro revolucionario.'

    Sucesivamente, en el marco de su formacin individual y luego como inte-grante del grupo de vanguardia, el artista despleg sus estrategias. Primero, la bsqueda de un rigor formal sutilmente unido a preocupaciones ticas y sociales. Despus, la prctica del experimentalismo enlazado a un sentido crtico. En el ltimo tramo, la tensa relacin entre prcticas artsticas y polticas finalmente definida a favor de estas ltimas. Itinerario que an desde el presente conserva un carcter inquietante y pode-rosamente suscitador.

    I. Tempranamente, Favario descubri en el paisaje una fuente de estmulos

    estticos cuyo resultado fue la progresiva autonoma de los medios formales. La paula-

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  • tina reduccin de los referentes reales a favor del grafismo, el estallido de las formas y la plasmacin de grandes planos predominantemente negros lo condujeron a una versin expresionista del paisaje. Versin cuyas estribaciones ms tardas resultan difciles de diferenciar de una composicin abstracta basada exclusivamente en el juego de lneas, texturas y colores.

    Estos modos de ver y representar desplegados en los primeros '60 se enrique-cieron a partir de una decisiva experiencia europea iniciada a mediados de 1964. Esta le permiti contactarse directamente con las obras de las Escuelas del Pacfico y Nueva York, del influyente grupo Cobra y de los nuevos pintores de Escuela de Pars. Gestuales europeos como Soulages y Hartung o accionistas norteamericanos como Franz Kline entre otros, tamizados siempre por un espritu crtico y reflexivo, potenciaron extensas series de dibujos realizados en pasteles y carbones.

    En marzo de 1965, al regresar de ese viaje, Favario apunt en sus papeles de trabajo su intencin de centrarse en la "abstraccin" y la "bsqueda de una expresin pura". El texto, que brevemente se refiere a sus preferencias por la "mancha", la "forma abierta", "la composicin en base a diagonales y la introduccin de las rectas", ilumina tanto la produccin de leos y esmaltes hasta comienzos de 1966, como las series de dibujos realizados antes y despus del viaje. Series en las que el uso austero y refinado de los materiales y los elementos plsticos prefigura el vocabulario de formas y el cromatis-mo deliberadamente restringido de sus pinturas. La direccionalidad del trazo y la estructuracin de planos, la tensin entre geometra y gesto, el juego de texturas y grafismos que encontramos en Tumulto y fuga de amarillos de 1965 o en La muerte del ciclista de 1966. Fundamentalmente, lo que Favario defini como el "gran juego de espacios y de la pantalla"' que atraviesa buena parte de su obra hasta su adhesin al minimal art en 1967.

    Despus del estallido informalista las preocupaciones de Favario se desplaza-ron hacia el espacio y los objetos reales, como lo muestran Situacin I y Situacin II a comienzos de 1966. Diedros salpicados con esmalte en los que genera ambigedades espaciales y juegos de planos similares a los de cuadros como Resistencia ante lo determi-nado pintado poco tiempo antes. Formadas por grandes superficies capaces de sumergir a los espectadores en una suerte de ambiente, estas obras pueden leerse, aun en su trasgresin, como una afirmacin de la pintura. Como objetos imbuidos de una atms-fera pictrica que al expandirse, paradjicamente llevan implcitas las posibilidades de su disolucin en el espacio.

    Efectivamente, su prximo paso, las acumulaciones de objetos banales como sillas, cajones o figuras escultricas de alambre muestran un radical quiebre con la pintura y se presentan como una forma de intervencin en la realidad, en la va de los

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    nuevos realistas franceses como Arman o Daniel Spoerri. Como lo manifestaron Favario y sus compaeros en un texto redactado en julio de ese ao, "eliminada la virtualidad", el peso de la produccin recaera sobre "la singularidad de la idea generadora", "la posibilidad de profundizacin en la realidad" yen la "conmocin" que la obra pudiese producir en el espectador.' La extrema literalidad de estos objetos, ensamblados y escasamente manipulados, en los que podemos percibir una temprana tensin entre concepto y materialidad, prefigura su pasaje a las estructuras primarias de 1967. En esa nueva instancia, sus cubos rotados y apoyados sobre los vrtices y su prisma que proyecta una sombra sobre piso y pared resultan formalmente simples y austeros. Sin embargo, su extrema neutralidad y despojamiento aparece compensada en los primeros por el hedonismo cromtico y en el segundo, por la complejidad de su planteo que recuerda los juegos espaciales de las pinturas y los diedros.

    As, en los lmites de la visualidad y en las fronteras del conceptualismo, Favario se aventura, a fines de ese ao, por las experiencias antiformalistas. La presen-tacin de un billete para que el espectador en complicidad con el artista, construya imaginariamente la obra en funcin de ese valor y, apenas despus, el despliegue literal de un paquete de diarios abarcando las paredes y el piso de la sala resultan provocadores y desconcertantes. Para expresarlo en los trminos de los propios artistas, se trataba de una "experiencia indita" capaz de trastocar "las perspectivas normales con las que el hombre se relaciona con su realidad". 4

    A comienzos de 1968, Luz amarilla, la perturbadora modificacin de un ambiente vaco apelando solamente a una lmpara de sodio y al sonido enervante de una sinusoide, produce una nueva torsin en la obra. Durante ese ao la atencin parece concentrarse en los comportamientos y las acciones, y la gravitacin de la idea se desarrollar paralelamente a la revalorizacin del proceso constitutivo de la obra o al generado a partir de su puesta. La experiencia realizada en el Ciclo de Arte Experimen-tal de Rosario confirma claramente esa nueva orientacin. Al clausurar la sala de exposiciones, Favario convierte a los espectadores en protagonistas activos de un recorrido, tensionando nuevamente las relaciones entre arte y vida y preparando las inmediatas identificaciones con la poltica.

    Poco despus, la esttica del proceso, las artes de accin y el conceptualismo poltico se amalgamaron en una nueva sntesis: la experiencia colectiva e interdisciplinaria Tucumn Arde. Espacialmente no localizada y temporalmente discontinua, la obra se condensaba en una muestra denuncia en la que cobraban sentido acciones y mensajes aparentemente dispersos: desde los relevamientos de campo, las campaas de incgnito y la publicidad como Primera Bienal de Arte de Vanguardia hasta la cobertura de todo el proceso por parte de la prensa. La exposicin, desplegada en las sedes sindicales de la

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    poltica y la bsqueda de lo nuevo se articul con un fundamento histrico social. Paralelamente a las transgresiones estticas, se fue insinuando en los artistas de Rosario una temprana tensin hacia la poltica, y paralelamente una complicidad con sectores decisivos de la vanguardia portea, que coincidieron ese mismo ao en las adhesiones al Homenaje al Viet-Nam realizado en Buenos Aires y en la participacin en los happenings politizados de la Bienal Paralela de Crdoba.'

    En el ltimo tramo de la dcada y acompaando el proceso de radicalizacin poltica promovido por los acontecimientos nacionales e internacionales, se fue produ-ciendo una prdida de sentido de la produccin en el campo del arte, generada en la dinmica tpicamente neovanguardista del espacio artstico porteo y su trama de relaciones institucionales! La estetizacin de los gestos ms politizados, la neutraliza-cin y domesticacin de las vanguardias por parte del circuito institucional modernizante son indicadores de los desafos que tuvo que sortear el arte crtico y comprometido. Sin embargo, cuando las obras se cargaron de contenidos polticos y los episodios de 1968 lo demuestranretiros de obras en el Premio Ver y Estima; clausura de las Experiencias del Di Tella, censura en el Premio Braque el arte pudo sortea; por lo menos parcial-mente, la encrucijada neovanguardista. Es evidente que por su forma y contenido muchas obras rebasaban no slo las expectativas ideolgicas, sino tambin las concep-ciones estticas de los mediadores ms audaces, y desde ya la permisividad de las autoridades del campo cultural y de un rgimen poltico que perciba "a la vanguardia como enemiga". 8

    Los condicionamientos para participar del Premio Braque suscitaron en la vanguardia de Rosario el manifiesto "Siempre es tiempo de no ser cmplices", renun-ciando a participar del mismo y expresando un rechazo generalizado hacia todas las instancias institucionales. Esto inclua tambin renunciar al auspicio que el Instituto Di Tella haba brindado al Ciclo de Arte Experimental desarrollado desde mayo en esta ciudad. La misma, se efectiviz bajo la forma de un explosivo manifiesto recitado en el asalto a una conferencia dictada por Romero Brest en Amigos del Arte. Obra desarro-llada pocos das antes de participar con los artistas porteos en el collage de acciones simultneas, desatadas en la inauguracin del Braque, en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde Favario fue detenido junto a otros creadores.

    La crisis de la relacin pacfica entre las vanguardias y las instituciones pro-movi la salida hacia el espacio de las organizaciones sindicales y polticas ms combativas y la realizacin de Tucumn Arde. Proyecto que redobl los esfuerzos de artistas e intelectuales crticos, cuyas nuevas responsabilidades comprometan seriamente su es-tabilidad en el mundo del arte y la cultura. La amenaza, que precipit su clausura poco despus de la inauguracin en Buenos Aires, puso en foco las potencialidades subversi-

  • vas de ciertas formas de arte concebidas no slo como accin poltica sino desplegadas en un espacio que exceda el asignado al arte. Pero tambin, dramticamente, la vulne-rabilidad del arte y del artista en esos nuevos espacios, donde se supona que poda forjarse un nuevo tipo de sociedad. Tras la incertidumbre generada por la clausura, la esperanza utpica de una sociedad transformada por la revolucin canaliz buena parte de las energas creadoras hacia las formas de la poltica. Se inici as un largo parntesis de la actividad en el campo del arte que en el caso de Favario se cerr con su propia muerte.

    Nota Eduardo Favario naci en Rosario en 1939. En 1959 ingres al taller de Juan

    Grela G. donde estudi dibujo, pintura y grabado hasta 1965. Durante esos aos particip de exposiciones colectivas y salones donde mostr sus recurrentes y originales aproximaciones al paisaje. Su intensa relacin con la naturaleza y la consigna greliana de que las transformaciones en la obra deban producirse desde el interior del artista devinieron en una peculiar forma de abstraccin lrica que se fue tornando cada vez ms gestual y geometrizante.

    Patrocinado por el gobierno francs viaj a Pars en julio de 1964 y permane-ci en Europa recorriendo diversos pases, estudiando las obras de museos y galeras y tomando notas en forma de un detallado diario de viaje hasta marzo de 1965. Por entonces, se afianz su relacin de trabajo en el taller de la calle Bonpland con Aldo Bortolotti, Carlos Gatti y Juan Pablo Renzi con quienes constituy uno de los grupos fundadores de lo que luego se conoci en Buenos Aires como el Grupo de Rosario: un nutrido conjunto de creadores experimentales que entre fines de 1965 y fines de 1968 produjeron numerosas manifestaciones pblicas. En este lapso Favario particip acti-vamente en el lanzamiento de manifiestos y en acciones grupales, en la organizacin de un ciclo de muestras experimentales y en la realizacin de obras colectivas.

    Fue uno de los participantes del Homenaje al Viet Nam y de los happenings politizados de la Bienal Paralela de Crdoba, donde se manifestaron unas de las prime-ras identificaciones grupales con la poltica sobre el trasfondo del reciente golpe de estado del General Ongana. Y fue quien destap un frasco de dulce y arroj la tapa en medio de una solemne conferencia provocando el pequeo happening para lanzar el suelto "A propsito de la cultura mermelada". Tambin, uno de los participantes de las acciones que, en el Museo Nacional de Buenos Aires, cuestionaron los actos de censura con motivo del Premio Georges Braque 1968 y que terminaron con varios de los artistas detenidos. Sin embargo, estos pocos datos no autorizan para considerar a Favario solamente como un provocador. Sencillamente, era tan audaz y transgresor

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    como otros artistas e intelectuales en una escena artstica sumamente vvida y vibrante, donde las expectativas se canalizaban a travs del radicalismo ms extremo.

    La idea tpicamente moderna y revolucionaria de que era necesaria la autotransfonnacin y la transformacin de los otros, Favario la puso en prctica con su propia obra y con su propia vida. Primero, con la vertiginosa sucesin de estilos que van de la pintura gestual a los sobrios volmenes minimalistas pasando por la exhibicin de objetos cubiertos de pintura blanca. Luego, con el conceptualismo y el accionismo que se manifestaban en obras de sealamiento de situaciones de la vida cotidiana como el recorrido urbano a que eran forzados los espectadores despus de la clausura simulacral de la sala en su obra del Ciclo de Arte Experimental. Finalmente, con la participacin en Tucumn Arde, la obra que tension al extremo las relaciones entre esttica y poltica. A partir de este momento, comprobados dramticamente los lmites del arte como variable del cambio social y la vulnerabilidad del artista ante las duras condicio-nes de la realidad de fines de los '60, intent esa transformacin mediante una salida extrema: el abandono del campo del arte deslizndose hacia el vrtigo de la poltica. En 1969, Favario se incorpor al Partido Revolucionario de los Trabajadores y ms adelan-te, milit en el Ejrcito Revolucionario del Pueblo hasta su muerte, en 1975, cuando fuerzas de seguridad interceptaron una prctica de tiro en la zona rural de Clarke, en la provincia de Santa Fe.

    Algunas de sus producciones se exhibieron en 1966/68: arte de vanguardia en Rosario organizada por Artistas Plsticos Asociados en el Museo Municipal de Bellas Artes "Juan B. Castagnino", en 1984, y su itinerario esttico se mostr en todas sus variantes en la voluminosa retrospectiva realizada por el Parque de Espaa, en 1999. Ms recientemente, su obra conceptual y actividades esttico-polticas fueron incluidas en exposiciones dedicadas a las vanguardias latinoamericanas como Heterotopas. Medio siglo sin lugar: 1918-1968, realizada en el Museo Nacional Cen-tro de Arte Reina Sofia de Madrid, en 2000, y Utopas invertidas, en el Museo de Bellas Artes de Houston, en 2004. n

    ' Las intensidades y transgresiones propias del itinerario esttico y personal de Favario podran pensar-

    1 1 se en relacin a dos de los rasgos enunciados por Renato Poggioli en su Teora del arte de vanguardia,

    Madrid, Revista de Occidente, 1964: el "activismo" del primer momentoperceptible en la vertiginosa dinmica creadora que le lleva hasta los lmites, y finalmente el "agonismo" que le i mpone un sacrifi-cio extremo similar al de las vanguardias de la guerra: poner en riesgo su propia vida sobre el supuesto de que despus otros podran detenerse y construir.

  • Favario, Eduardo, "Temario para charla en el taller de Gela despus del viaje a Europa", Rosario, imarzo/abril? de 1965, en Diarios, sin paginar. 3 "Aldo Bortolotti, Eduardo Favario, Carlos Gatti y Juan Pablo Renzi", Rosario, julio de 1966, texto mecanografiado indito incluido en el apndice documental de Fantoni, Guillermo A., Arte, vanguar. dio y poltim Conversaciones conJuan Pablo Renzi, Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1998, pp. 85-88.

    Ibdem, p. 88. Al avalar las producciones de objetos de sus discpulos, Juan Grela percibi la emergencia de un

    movimiento capaz de promover una renovacin esttica similar a la que haba realizado en los aos '50 el "Grupo Litoral", y de un modo tpicamente modernista alent la rebelin generacional corno respuesta ala osificacin de las tradiciones: "deber operarse una evolucin respecto de la idea que nosotros, los mayores, logramos con una pintura litoralea, que fue nuestra imagen y tuvo vigencia en su momento pero que no puede ni debe eternizarse, debido al sentido de constante renovacin que constituye el elemento caracterstico de la obra de arte. Esto mismo puede referirse a aquellos jvenes en los cuales el clima de sus obras tenga similitud con aquel que logramos nosotros, hacindoles ver que deben revisar su labor, para penetrar en el mundo de la plstica actual, como corresponde a toda gente nueva. Creemos que deben renovarse las ideas en nuestro medio, y por eso apoyamos todas las bsquedas de los jvenes, aunque lleguen a audacias extremas, sta puede ser una manera de conseguir el equilibrio de su propia libertad, para el logro de una expresin ms actual. Si los jvenes quieren desarrollar su propia personalidad, deben entender que el camino es tener una actitud espiritual, plstica y polmica bien definida frente a sus maestros, con un dilogo abierto a todos los vientos, oponindose a ellos dignamente y con responsabilidad como generacin nueva.", en catlogo exposicin Aldo Bortolotti, Eduardo Favario, Carbs Gatti, Juan Pablo Renzi (objetos), Dante Grelo (msica), Galera Carrillo, Rosario, del 1 de septiembre al 12 de octubre, 1966.

    Fantoni, Guillermo A., "Tensiones hacia la poltica: del Homenaje al Viet-Nam a la Anti bienal", en SiSi, Rosario, ao 2, ng 2, Verano, 1990. 7 Expresan esta situacin los testimonios de Pablo Surez, Roberto Jacoby y Margarita Faba registra-dos en 1987/88 y reunidos en Fantoni, Guillermo A., Tres visiones sobre el arte crtico de los arios '60, Rosario, Escuela Editora/UNR, 1994.

    Sobre los desplazamientos ideolgicos de las vanguardias y las percepciones del rgimen vase Sarlo, Beatriz, en King, John, El Di Tella y el Desarrollo cultural argentino en la dcada del sesenta, Buenos Aires, Gaglianone, 1985, p.306.

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