L´OSSERVATORE ROMANO. 04 Noviembre 2012

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  • 7/31/2019 LOSSERVATORE ROMANO. 04 Noviembre 2012

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    Nmero suelto 1,00. Nmero atrasado

    LO S S E RVATOR E ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLA

    Non praevalebunt

    Ao XLIV, nmero 45 (2.288) Ciudad del Vaticano 4 de noviembre d

    Benedicto XVI indica tres lneas pastorales en la misa conclusiva de la XIII Asamblea general del Snodo de los obispos

    La luz que abre los ojos del hombrePases de misin

    El Papa en el ngelus el 1 de noviembre

    En la libertad del peregrino

    Aprobado por unanimidad

    El Mensaje del Snodode los obisposFruto de la XIII Asamblea generalordinaria reunida en Roma del 7al 28 de octubre sobre el temaLa nueva evangelizacin para latransmisin de la fe cristiana.

    PGINA 3 Y SIGUIENTES

    SIGUEEN LAPGINA2

    GI O VA N N I MARIA VIAN

    E ra el final de un tremendo ve-rano de guerra cuando, el 12de septiembre de 1943, en Lyon,sali un pequeo librocuyo ttulo La France,

    pays de mission? se harafamoso como emblemti-co de la situacin en quese hallaba la Iglesia. Deello eran perfectamenteconscientes los autores,dos capellanes de la Jeu-nesse ouvrire catholiquea quienes el arzobispo dePars, el cardenal Emma-nuel Suhard, haba encar-gado un informe sobre lasituacin religiosa de losambientes obreros parisi-nos: No nos engaemos:maana ya no es slonuestra patria, es el mun-do entero el que corre elriesgo de ser pas de misin; loque nosotros vivimos hoy, los pue-blos lo vivirn a su vez, escribanHenri Godin e Yvan Daniel.

    Precisamente a ese anlisis, lci-do y apasionado, se ha remitidoBenedicto XVI sintetizando coneficacia el sentido de la asambleasinodal recin concluida y subra-

    yando el camino ininterrumpidode la Iglesia en la contemporanei-dad. En la base de aquella con-ciencia y de la convergencia de di-versas corrientes maduradas en elcatolicismo del siglo XX, vio la luzla intuicin de Juan XXIII de con-vocar un concilio sobre el que ha-ban pensado largamente sus pre-decesores. Y entre los resultadosms fecundos del Vaticano II cu-yo quincuagsimo aniversario seacaba de celebrar se encuentrasin duda la institucin, queridapor Pablo VI, del Snodo de losobispos, expresin real de la cole-gialidad que es inherente a la tra-dicin cristiana.

    En torno al sucesor del apstolPedro, presente con asiduidad en

    Urgencia de anunciar nuevamente a Cristo all dondela luz de la fe se ha debilitado y el fuego de Dios escomo un rescoldo, que pide ser reavivado. Es el cami-no que traz el Papa en la misa de clausura del Snodode los obispos, presidida en la baslica de San Pedro eldomingo 28 de octubre. Los temas afrontados durantelas tres semanas de asamblea sinodal sobre la nuevaevangelizacin tuvieron eco en las palabras de Benedic-to XVI, que sintetiz las tres lneas pastorales trazadas

    por el Snodo: catequesis apropiadas para la precin a los sacramentos de la iniciacin y de la pecia; relanzamiento de la misin donde el anuncio llegado todava y en los pases de antigua tradicintiana; dilogo, a travs de mtodos y lenguajes ncon los bautizados que, en cambio, se han alejadoIglesia.

    PGINA

    Queridos hermanos y hermanas:

    Tenemos hoy la alegra de encontrarnos en la solem-nidad de Todos los Santos. Esta fiesta nos hace reflexio-nar sobre el doble horizonte de la humanidad, que ex-presamos simblicamente con las palabras tierra ycielo: la tierra representa el camino histrico, el cielola eternidad, la plenitud de la vida de Dios. Y as estafiesta nos permite pensar en la Iglesia en su doble di-mensin: la Iglesia en camino en el tiempo y la que ce-lebra la fiesta sin fin, la Jerusaln celestial. Estas dos di-mensiones estn unidas por la realidad de la comunin

    ellos, de manera muy personal, se hizo presentegracias a su Espritu, que acta mediante la Pala

    los sacramentos. De hecho estar unidos a Cristo,Iglesia, no anula la personalidad, sino que la abtransforma con la fuerza del amor, y le confiere, yaen la tierra, una dimensin eterna. En sustancia sigconformarse a la imagen del Hijo de Dios (cf. R29), realizando el proyecto de Dios que ha creahombre a su imagen y semejanza. Pero esta intrcin en Cristo nos abre tambin como he dichocomunin con todos los dems miembros de su Cmstico que es la Iglesia, una comunin que es pe

    de los santos: una realidadque empieza aqu abajo, enla tierra, y alcanza su cum-plimiento en el cielo. En elmundo terreno la Iglesia sehalla al inicio de este miste-rio de comunin que une ala humanidad, un misteriototalmente centrado en Jesu-cristo: es l quien ha intro-ducido en el gnero humano

    esta dinmica nueva, un mo-vimiento que la conduce ha-cia Dios y al mismo tiempohacia la unidad, hacia la paz

    en el cielo, donde note ningn aislamientoguna competicin o secin.

    En la fiesta de hoygustamos la belleza dvida de total aperturamirada de amor de Dde los hermanos, estanguros de alcanzar a Diel otro y al otro en

    Con esta fe llena de espza veneramos a todosantos y nos preparamconmemorar maana

    en sentido profundo. Jesucristo dice el Evangelio deJuan (11, 52) muri para reunir a los hijos de Diosdispersos, y esta obra suya contina en la Iglesia quees inseparablemente una, santa y catlica. Sercristianos, formar parte de la Iglesia, significa abrirse aesta comunin, como una semilla que se abre en la tie-rra, muriendo, y germina hacia lo alto, hacia el cielo.

    Los santos aquellos a quienes la Iglesia proclamacomo tales, pero tambin todos los santos y santas queslo Dios conoce, y a quienes hoy tambin celebramosvivieron intensamente esta dinmica. En cada uno de

    fieles difuntos. En los santos vemos la victoria delsobre el egosmo y sobre la muerte: vemos que seCristo lleva a la vida, a la vida eterna, y da sentpresente, a cada instante que pasa, pues lo lleamor, de esperanza. Slo la fe en la vida eterna nce amar verdaderamente la historia y el presentesin apegos, en la libertad del peregrino que ama rra porque tiene el corazn en el cielo.

    Que la Virgen Mara nos obtenga la gracia defuertemente en la vida eterna y sentirnos en verdcomunin con nuestros queridos difuntos.

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    LOSSERVATORE ROMANOEDICIN SEMANAL

    Unicuique suum

    EN LENGUA ESPAOLANon praevalebunt

    00120 Ciudad del Vaticanoe d .es p a n o l a @ o s s rom .v a

    http://www.osservatoreromano.vaTIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICE LOS S E R VAT O R E ROMANO

    GI O VA N N I MARIA VIANdirector

    Carlo Di Ciccosubdirector

    Marta Lagoencargado de la edicin

    don Sergio Pellini S.D.B.director general

    Redaccinvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticanotelfono 39 06 698 99410 fax 39 06 698 81412

    Servicio fotogrficoph o t o @ oss ro m .v a

    Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.ASystem Comunicazione Pubblicitaria

    Via Monte Rosa 91, 20149 Milanoseg re t eriadirezion esy ste m @ilso l e2 4o re . c om

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    pgina 2 LOSSERVATORE ROMANO domingo 4 de noviembre de 2012, nm

    Al cerrar la Asamblea general el Papa anuncia el traspaso de competencias entre algunos dicasterios de la Curia romana

    Iglesia de todos los pueblos

    Pases de misi

    el debate sinodal donde cuchado y recogido muchostos de reflexin y muchaspuestas, dijo Benedicto XVIda la comunidad catlica muestaba representada y, ptanto, involucrada. Nunca cordar lo suficiente que el

    no griego snodos se remiteidea de un camino recorridotos; un concepto que el Paexplicitado hablando de la za de ser Iglesia, y de serlo samente hoy, en este mundcomo es, en medio de esta hnidad con sus fatigas y susranzas. Con un lenguaje qquerido evidentemente traememoria el clima conciliobispo de Roma ha confiras que el camino de los crisno slo se caracteriza y testipor la comunin entre ellosque es un camino que se rcon apertura y amistad, julas mujeres y los hombrenuestro tiempo.

    Ningn cierre, por loningn pesimismo en las pa

    de Benedicto XVI, sino la cocia de que la humanidad des como el ciego BartimeEvangelio, de quien san Ahipotiza que de una granperidad cay en la miseriasegn el Papa podra ser presentacin de cuantos vivregiones de antigua evangcin, donde la luz de la fedebilitado, y se han alejadDios, transformndose amendigos del sentido de latencia. De esta forma la blea sinodal ha reflexionadiscutido la necesidad danuncio del Evangelio que rre de mtodos nuevos y devos lenguajes, apropiados a ferentes culturas del mundcreatividad pastoral, sin

    Benedicto XVI. Quien al fincon las palabras de ClemenAlejandra, dirigidas a aquelque brill de una vez parapre, ms pura que el soldulce que la vida de aqu ab

    VIENEDE LAPGINA 1

    ha sido verdaderamente edificante,consolador y alentador ver aqu elreflejo de la Iglesia universal con sussufrimientos, amenazas, peligros yalegras, experiencias de la presenciadel Seor, tambin en situaciones di-fciles.

    Hemos odo cmo la Iglesia tam-bin hoy crece, vive. Pienso, porejemplo, en cuanto se nos ha dichosobre Camboya, donde de nuevo na-

    ce la Iglesia, la fe; o sobre Noruegay muchos ms. Vemos cmo tambinhoy, donde no se esperaba, el Seorest presente y es poderoso, y el Se-or acta igualmente a travs de

    nuestro trabajo y nuestras reflexio-nes.Aunque la Iglesia siente vientos

    contrarios, sin embargo siente sobretodo el viento del Espritu Santoque nos ayuda, nos muestra el cami-no justo; y as, con nuevo entusias-mo, me parece, estamos en camino ydamos gracias al Seor porque nosha dado este encuentro verdadera-mente catlico.

    Doy las gracias a todos: a los pa-dres del Snodo; a los oyentes, conlos testimonios verdadera y frecuen-temente muy conmovedores; a losexpertos; a los delegados fraternosque nos han ayudado; y sabemosque todos queremos anunciar a Cris-to y su Evangelio, y combatir, en es-te tiempo difcil, por la presencia dela verdad de Cristo y por su anun-

    cio.Sobre todo deseara dar las gra-

    cias a nuestros presidentes, que noshan guiado dulce y decididamente; alos relatores, que han trabajado da ynoche. Pienso siempre que va unpoco contra el derecho natural tra-bajar tambin de noche, pero si lohacen voluntariamente se les puededar las gracias y debemos sentirnosagradecidos; y, naturalmente, a nues-tro secretario general, infatigable yrico de ideas.

    Ahora estas P ro p o s i t i o n e s sotestamento, un don, que se mdado para nosotros, para elatodo en un documento que viela vida y debera generar vida.

    que esperamos y por lo que oren cualquier caso, seguimos adcon la ayuda del Seor. Gratodos. Muchos nos veremos taen noviembre; pienso en el conrio. Gracias.

    La conclusin del Snodosobre la nueva evangelizacin

    Queridos hermanos y hermanas:

    Antes de daros las gracias por miparte, deseara an dar una comuni-cacin.

    En el contexto de las reflexionesdel Snodo de los obispos, La nue-va evangelizacin para la transmi-sin de la fe cristiana, y en la con-clusin de un camino de reflexinsobre las temticas de los seminariosy de la catequesis, me es grato anun-ciar que he decidido, despus deoracin y ulterior reflexin, traspasarla competencia respecto a los semi-narios de la Congregacin para laeducacin catlica a la Congrega-cin para el clero, y la competenciasobre la catequesis de la Congrega-cin para el clero al Consejo pontifi-cio para la promocin de la nuevaevangelizacin.

    Llegarn los documentos relativosen forma de Carta apostlica Mo t u

    p ro p r i o para definir los mbitos y lasrespectivas facultades. Oremos alSeor para que acompae a los tresdicasterios de la Curia romana en suimportante misin, con la colabora-cin de toda la Iglesia.

    Ya que tengo la palabra, desearaexpresar tambin mis cordialsimasfelicitaciones a los nuevos cardena-les. He querido, con este pequeoconsistorio, completar el consistoriode febrero, precisamente en el con-texto de la nueva evangelizacin,con un gesto de universalidad de laIglesia, mostrando que la Iglesia esIglesia de todos los pueblos, hablatodas las lenguas, es siempre Iglesia

    de Pentecosts; no Iglesia de uncontinente, sino Iglesia universal.Justamente sta era mi intencin, ex-presar este contexto, esta universali-dad de la Iglesia; es tambin la bellaexpresin de este Snodo. Para m

    Benedicto XVI eligi el aula sinodalpara comunicar su decisin de en-comendar la competencia sobre losseminarios al dicasterio para el Cle-ro, y sobre la catequesis al de Pro-mocin para la nueva evangeliza-cin. El aplauso de los 252 padressinodales presentes el sbado 27 deoctubre por la maana en la XXII yltima congregacin general acogiel anuncio del Papa, quien, tras leerla comunicacin sobre el traspasode competencias, quiso hablandosin texto escrito expresar su agra-decimiento a cuantos han dado vidaa esta experiencia sinodal.

    Los trabajos de esta ltima asam-blea haban iniciado con la conti-nuacin de la lectura de las propo-siciones preparadas por los padressinodales. La vspera se haban pre-

    sentado las primeras 34. Tocan, en-tre otros puntos, los temas de emi-gracin, doctrina social de la Igle-sia, conversin, catequesis de adul-tos, catecismo y catequistas, teolo-ga, enfermos, sacramento de la pe-

    nitencia, desafos de nuestro tiem-po, testimonio en un mundo secula-rizado. Recogen, en sntesis, lascuestiones ms relevantes relativas ala nueva evangelizacin sin descui-dar las referencias a los documentosdel concilio Vaticano II, incultura-cin, aspecto misionero permanentede la Iglesia, Sagradas Escrituras, li-bertad religiosa, educacin. El sba-do 28 se termin la lectura de las24 proposiciones restantes.

    El consenso de los padres, al fi-nal del debate sinodal, se expresaen la lista final de dichas proposi-ciones, en latn, objeto de voto per-sonal de los padres sinodales, y estdestinada al Pontfice, a quien esentregada. El texto es reservado ynormalmente no se publica pararespetar el carcter consultivo de la

    asamblea sinodal. Sin embargo, pordecisin del Papa, se ha permitidoen esta ocasin la publicacin nooficial de las proposiciones, en in-gls, en el boletn de la Oficina deinformacin de la Santa Sede.

    Traspaso de competencias entre algunos dicasterios de la Curia romana. Loanunci el Papa en el curso de la XXIIy ltima congregacin general del Snodode los obispos celebrada el sbado 27 de octubre por la maana comunicandoque la competencia de seminarios pasar de la Congregacin para la educacincatlica a la Congregacin para el clero, y la competencia de catequesis de laCongregacin para el clero al Consejo pontificio para la promocin de la nuevaevangelizacin. El Pontfice mostr tambin su gratitud por el trabajo realizado

    estas semanas. Estas fueron sus palabras.

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    nmero 45, domingo 4 de noviembre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO pg

    El Mensaje del Snodo de los obispos

    El Evangelioen el mundo

    Evangeliario de Ariberto de Intimiano (siglo XI)

    SIGUE ENLA P

    Comisin para el mensaje

    El viernes 26 de octubre por la maana, en presenciade 258 padres sinodales, tuvo lugar la XX C o n g re g a -cin general para la presentacin y votacin cuyoresultado fue unnime del Mensaje del Snodo delos obispos al pueblo de Dios, fruto de la XIII As a m -blea general ordinaria reunida en Roma del 7 al 28de octubre sobre el tema: La nueva evangelizacin

    para la transmisin de la fe cristiana. El presidente,el vicepresidente y los miembros de la Comisin parala redaccin del Mensaje dieron lectura del mismo,cuya traduccin en lengua espaola publicamos nte-g ra m e n t e .

    Hermanos y hermanas:Gracia y paz a vosotros de parte de Dios

    nuestro Padre y del Seor Jesucristo (Rm 1, 7).Obispos de todo el mundo, invitados por elObispo de Roma, el Papa Benedicto XVI, nos he-mos reunido para reflexionar juntos sobre Lanueva evangelizacin para la transmisin de la fecristiana y, antes de volver a nuestras Iglesiasparticulares, queremos dirigirnos a todos vosotros,para animar y orientar el servicio al Evangelio enlos diversos contextos en los que estamos llama-dos a dar hoy testimonio.

    1. Como la samaritana en el pozoNos dejamos iluminar por una pgina del

    Evangelio: el encuentro de Jess con la mujer sa-maritana (cf. Jn 4, 5-42). No hay hombre o mujerque en su vida, como la mujer de Samara, no seencuentre junto a un pozo con un cntaro vaco,con la esperanza de saciar el deseo ms profundodel corazn, aquel que slo puede dar significadopleno a la existencia. Hoy son muchos los pozosque se ofrecen a la sed del hombre, pero convienehacer discernimiento para evitar aguas contamina-das. Es urgente orientar bien la bsqueda, parano caer en desilusiones que pueden ser ruinosas.

    Como Jess, en el pozo de Sicar, tambin laIglesia siente el deber de sentarse junto a loshombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacerpresente al Seor en sus vidas, de modo que pue-dan encontrarlo, porque slo su Espritu es elagua que da la vida verdadera y eterna. Slo Je-ss es capaz de leer hasta lo ms profundo del co-razn y desvelarnos nuestra verdad: Me ha di-cho todo lo que he hecho, confiesa la mujer asus vecinos. Esta palabra de anuncio a la que se

    une la pregunta que abre a la fe: Ser l elCristo? muestra que quien ha recibido la vidanueva del encuentro con Jess, a su vez no puedehacer menos que convertirse en anunciador deverdad y esperanza para los dems. La pecadoraconvertida deviene mensajera de salvacin y con-duce a toda la ciudad hacia Jess. De la acogidadel testimonio la gente pasar despus a la expe-riencia personal del encuentro: Ya no creemos

    por lo que t has dicho; nosotros mismos lo he-mos odo y sabemos que l es verdaderamente elSalvador del mundo.

    2. Una nueva evangelizacinConducir a los hombres y las mujeres de nues-

    tro tiempo hacia Jess, al encuentro con l, esuna urgencia que afecta a todas las regiones delmundo, tanto las de antigua como las de recienteevangelizacin. En todos los lugares se siente lanecesidad de reavivar una fe que corre el riesgode apagarse en contextos culturales que obstaculi-zan su enraizamiento personal, su presencia so-cial, la claridad de sus contenidos y sus frutos co-h e re nt e s .

    No se trata de comenzar todo de nuevo, sinocon el nimo apostlico de Pablo, quien afirma:

    Ay de m si no anuncio el Evangelio! (1 Co 9,16) de insertarse en el largo camino de procla-macin del Evangelio que, desde los primeros si-glos de la era cristiana hasta el presente, ha reco-rrido la historia y ha edificado comunidades decreyentes por toda la tierra. Por pequeas o gran-des que sean, stas son el fruto de la entrega detantos misioneros y de no pocos mrtires, de ge-

    neraciones de testigos de Jess, de los cguardamos una memoria agradecida.

    Los cambios sociales, culturales, econmpolticos y religiosos nos llaman a algo nuevivir de un modo renovado nuestra expericomunitaria de fe y el anuncio, medianteevangelizacin nueva en su ardor, en sus m

    dos, en sus expresiones (Juan Pablo II, D i sa la XIX Asamblea del CELAM, Puerto Prncide marzo de 1983, n. 3: LOsservatore Romanocin en lengua espaola, 20 de marzo de 19824), como dijo Juan Pablo II. Una evangelizdirigida, como nos ha recordado Benedictoprincipalmente a las personas que, aun estbautizadas, se han alejado de la Iglesia y vsin tener en cuenta la praxis cristiana [...], favorecer en estas personas un nuevo encucon el Seor, el nico que llena de signifiprofundo y de paz nuestra existencia; para facer el redescubrimiento de la fe, fuente de gque trae alegra y esperanza a la vida personamiliar y social (Benedicto XVI, Homila en labracin eucarstica para la solemne inauguracila XIII Asamblea general ordinaria del Snodo dobispos, 7 de octubre de 2012: LOsservatore Rno, edicin en lengua espaola, 14 de octubr2012, p. 3).

    3. El encuentro personalcon Jesucristo en la Iglesia

    Antes de entrar en la cuestin sobre la fque debe adoptar esta nueva evangelizacin,timos la exigencia de deciros, con profunda viccin, que la fe se decide toda en la relque establecemos con la persona de Jess, qule a nuestro encuentro. La obra de la nuevagelizacin consiste en proponer de nuevo al zn y a la mente, no pocas veces distrados y fusos, de los hombres y mujeres de nuestro po y, sobre todo a nosotros mismos, la bellla novedad perenne del encuentro con Cristoinvitamos a todos a contemplar el rostro deor Jesucristo, a entrar en el misterio de su tencia, entregada por nosotros hasta la cruz, rcada como don del Padre por su resurreccientre los muertos y comunicada a nosotrosdiante el Espritu. En la persona de Jess sela el misterio de amor de Dios Padre por tofamilia humana. l no ha querido dejarla a l

    riva de su imposible autonoma, sino que lunido a s por medio de una renovada alianza m o r.

    La Iglesia es el espacio ofrecido por Crisla historia para poderlo encontrar, porque ha confiado su Palabra, el bautismo que noshijos de Dios, su Cuerpo y su Sangre, la gdel perdn del pecado, sobre todo en el smento de la Reconciliacin, la experiencia decomunin que es reflejo del misterio de la Sama Trinidad y la fuerza del Espritu que genecaridad hacia todos.

    Hemos de constituir comunidades acogeden las cuales todos los marginados se encuecomo en su casa, con experiencias concretacomunin que, con la fuerza ardiente del aMirad como se aman (Tertulliano, Ap o l o g39, 7) atraigan la mirada desencantada de lmanidad contempornea. La belleza de la fe resplandecer, en particular, en la sagrada litusobre todo en la Eucarista dominical. Pre

    mente en las celebraciones litrgicas la Igmuestra su rostro de obra de Dios y hace vien las palabras y en los gestos, el significadEvangelio.

    Es nuestra tarea hoy el hacer accesible esta eriencia de Iglesia y multiplicar, por tanto, lozos a los cuales invitar a los hombres y mujerdientos y posibilitar su encuentro con Jess,cer oasis en los desiertos de la vida. De estoresponsables las comunidades cristianas y, en cada discpulo del Seor. Cada uno debe datestimonio insustituible para que el Evangelioda encontrarse con la existencia de todos. Pose nos exige la santidad de vida.

    Publicamos la composicin de la Comisin para elMensaje, con los nombres del presidente y el vicepre-sidente de nombramiento pontificio, los ocho elegidosdurante la sexta Congregacin general, aadiendolos nombres de los dos miembros designado por elPapa.

    P re s i d e n t eCardenal GIUSEPPE BETORI, arzobispo de

    Florencia (Italia).

    V i c e p re s i d e n t eMonseor LUIS ANTONIO G. TAGLE, arzobis-

    po de Manila (Filipinas).

    M i e m b ro sCardenal PO LY C A R P PE N G O, arzobispo de

    Dar-es-Salam, presidente del Simposio de lasConferencias episcopales de frica y Madagas-car - S.C.E.A.M. - S.E.C.A.M. (Tanzania); cardenalCHRISTOPH SCHNBORN, O.P., arzobispo de Vie-na, presidente de la Conferencia episcopal (Aus-

    tria); cardenal GIANFRANCO RAVA S I, presidentedel Consejo pontificio para la cultura (Ciudaddel Vaticano); cardenal GEORGE ALENCHERRY,arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly de lossiro-malabares, jefe del Snodo de la Iglesia siro-malabar (India); cardenal TIMOTHY MICHAEL

    DOLAN, arzobispo de Nueva York, presidente dela Conferencia episcopal (Estados Unidos);monseor ANDR LONARD, arzobispo de Mali-nas-Bruselas, presidente de la Conferencia epis-copal (Blgica); monseor JOHN ATCHERLEYDEW, arzobispo de Wellington, presidente de laConferencia episcopal, presidente de la Federa-cin de las Conferencias de los obispos catlicosde Oceana - F.C.B.C.O. (Nueva Zelanda); monse-or SRGIO DA RO CHA, arzobispo de Brasilia(Brasil); monseor SO CRATES B. VILLEGAS, arzo-bispo de Lingayen-Dagupan (Filipinas); padreAD OLFO NICOLS PACHN, S.J., prepsito gene-ral de la Compaa de Jess (jesuitas).

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    El Mensaje del Snodo de los obispos

    4. Las ocasiones del encuentrocon Jess

    y la escucha de la EscrituraAlguno preguntar cmo llevar a

    cabo todo esto. No se trata de in-ventar nuevas estrategias, casi como

    si el Evangelio fuera un productopara poner en el mercado de las reli-giones, sino redescubrir los modos

    no poder estar nunca a la altura dela llamada del Seor y del Evangelioque nos ha entregado para su anun-cio a las gentes. Sabemos que hemosde reconocer humildemente nuestradebilidad ante las heridas de la his-toria y no dejamos de reconocer nuestros pecados personales. Esta-mos convencidos, adems, de que la

    fuerza del Espritu del Seor puederenovar a su Iglesia y hacerla denuevo esplendorosa si nos dejamos

    bre. Nuestra Iglesia est viva yafronta los desafos de la historiacon la fortaleza de la fe y del testi-monio de tantos hijos suyos.

    Sabemos que en el mundo debe-mos afrontar una dura batalla contralos Principados y las Potencias ylos espritus del mal (Ef6, 12).No ocultamos los problemas que ta-les desafos suponen, pero no nosatemorizan. Esto lo sealamos espe-cialmente ante los fenmenos de

    globalizacin, que deben ser paranosotros oportunidad para extenderla presencia del Evangelio. Tambin

    VIENEDE LAPGINA 3

    SIGUEEN LAP

    mediante los cuales, anteel encuentro con Jess, laspersonas se han acercado al y por l se han sentidollamadas y adaptarlos a lascondiciones de nuestrotiemp o.

    Recordamos, por ejem-plo, cmo Pedro, Andrs,Santiago y Juan han sidollamados por Jess en elcontexto de su trabajo, c-mo Zaqueo ha podido pa-sar de la simple curiosidadal calor de la mesa com-partida con el Maestro, c-mo el centurin ha pedido

    las migraciones aun conel peso del sufrimientoque conllevan, y con lasque queremos ser sincera-mente cercanos, con laacogida propia de los her-manos son ocasiones, co-mo ha sucedido en el pa-sado, de difusin de la fey de comunin en todassus formas. La seculariza-cin y la crisis del prima-do de la poltica y del Es-tado piden a la Iglesia re-pensar su propia presenciaen la sociedad, sin renun-ciar a ella. Las muchas y

    decir y lo que debemos hacer,aun en las circunstancias msdifciles. Es nuestro deber,por eso, vencer el miedo conla fe, el cansancio con la es-peranza, la indiferencia conel amor.

    6. Reconocer en el mundo dehoy nuevas oportunidades

    de evangelizacinEsta serena valenta sostie-

    ne tambin nuestra miradasobre el mundo contempor-neo. No nos sentimos atemo-rizados por las condicionesdel tiempo en que vivimos.Nuestro mundo est lleno decontradicciones y de desafos,pero sigue siendo creacin de

    Nuestra reflexin se rigido tambin a las sitnes familiares y de concia en las que no se mla imagen de unidad amor para toda la videl Seor nos ha entreHay parejas que consin el vnculo sacramdel matrimonio; se extisituaciones familiares ilares construidas tras ecaso de matrimonios anres: acontecimientos dsos que repercuten insobre la educacin ende los hijos. A todosles queremos decir qamor de Dios no abana nadie, que tambin la

    la intervencin del Seor ante la en-

    fermedad de una persona cercana,cmo el ciego de nacimiento lo hainvocado como liberador de su pro-pia marginacin, cmo Marta y Ma-ra han visto recompensada su hos-pitalidad de la casa y del corazncon su propia presencia. Podramoscontinuar an recorriendo las pgi-nas de los Evangelios y encontrandotantos y tantos modos en los que lavida de las personas se ha abierto,desde diversas condiciones, a la pre-sencia de Cristo. Y lo mismo podra-mos hacer con todo lo que la Escri-tura nos dice de la experiencia mi-sionera de los apstoles en la Iglesianaciente.

    La lectura frecuente de la SagradaEscritura, iluminada por la Tradi-cin de la Iglesia que nos la entregay la interpreta autnticamente, noslo es un paso obligado para cono-cer el contenido mismo del Evange-lio, esto es, la persona de Jess en elcontexto de la historia de la salva-cin, sino que, adems, nos ayuda adescubrir espacios de encuentro conl, formas de accin verdaderamenteevanglicas, enraizadas en las dimen-siones fundamentales de la vida hu-mana: la familia, el trabajo, la amis-tad, la pobreza y las pruebas de lavida, etc.

    5. Evangelizarnos a nosotros mismosy disponernos a la conversin

    Ay de nosotros si pensamos que lanueva evangelizacin no nos toca enprimera persona. En estos das, mu-chos obispos, varias veces, nos hanrecordado que, para poder evangeli-zar el mundo, la Iglesia debe, antetodo, ponerse a la escucha de la Pa-labra. La invitacin a evangelizar setraduce en una llamada a la conver-sin.

    Sentimos sinceramente que debe-mos convertirnos, ante todo nosotrosmismos, a la potencia de Cristo, quees capaz de hacer nuevas todas lascosas, sobre todo nuestras pobresexistencias. Hemos de reconocer conhumildad que la miseria y las debili-dades de los discpulos de Jess, es-pecialmente de sus ministros, hacenmella en la credibilidad de la mi-sin. Somos plenamente conscientes,nosotros los obispos los primeros, de

    Dios, y aunque herido por el mal,siempre es objeto de s u amor y te-rreno suyo, en el que puede ser re-novada la siembra de la Palabra paraque vuelva a dar fruto.

    No hay lugar para el pesimismoen la mente y en el corazn de aque-llos que saben que su Seor ha ven-cido la muerte y que su Espritu ac-ta con fuerza en la historia. Conhumildad, pero tambin con deci-sin aquella que viene de la certezade que la verdad siempre vence,nos acercamos a este mundo y que-remos ver en l una invitacin delResucitado a ser testigos de su nom-

    pa: La primera palabra, la iniciativaautntica, la actividad verdadera vie-ne de Dios y slo si entramos en es-ta iniciativa divina, slo si implora-mos esta iniciativa divina, podremostambin nosotros llegar a ser conl y en l evangelizadores. (Be-nedicto XVI, Meditacin en la primeracongregacin general de la XIII As a m -blea general ordinaria del Snodo delos obispos, 8 de octubre de 2012: LOsservatore Romano, edicin en len-gua espaola, 14 de octubre de 2012,p. 9)

    sia los ama y es una casa acogcon todos, que siguen siendo mbros de la Iglesia, aunque nodan recibir la absolucin sacramni la Eucarista. Que las comudes catlicas estn abiertas a paar a cuantos viven estas sitnes y favorezcan caminos de cosin y de reconciliacin.

    La vida familiar es el primer en el cual el Evangelio se enccon la vida ordinaria y muescapacidad de transfigurar las cciones fundamentales de la ex

    transformar por l. Lo muestra la

    vida de los santos, cuya memoria yel relato de sus vidas son instrumen-tos privilegiados de la nueva evange-lizacin.

    Si esta renovacin fuese confiadaa nuestras fuerzas, habra serios mo-tivos de duda, pero en la Iglesia laconversin y la evangelizacin notienen como primeros actores a no-sotros, pobres hombres, sino al mis-mo Espritu del Seor. Aqu estnuestra fuerza y nuestra certeza, queel mal no tendr jams la ltima pa-labra, ni en la Iglesia ni en la histo-ria: No se turbe vuestro corazn yno tengis miedo (Jn 14, 27), dijoJess a sus discpulos.

    La tarea de la nueva evangeliza-cin descansa sobre esta serena cer-teza. Nosotros confiamos en la inspi-racin y en la fuerza del Espr itu,

    que nos ensear lo que debemos

    siempre nuevas formas de pobreza

    abren espacios inditos al servicio dela caridad: la proclamacin delEvangelio compromete a la Iglesia aestar al lado de los pobres y com-partir con ellos sus sufrimientos, co-mo lo haca Jess. Tambin en lasformas ms speras de atesmo y ag-nosticismo podemos reconocer, aunen modos contradictorios, no un va-co, sino una nostalgia, una esperaque requiere una respuesta adecua-da.

    Frente a los interrogantes que lasculturas dominantes plantean a la fey a la Iglesia, renovamos nuestraconfianza en el Seor, ciertos de quetambin en estos contextos el Evan-gelio es portador de luz y capaz desanar la debilidad del hombre. Nosomos nosotros quienes conducimosla obra de la evangelizacin, sino

    Dios. Como nos ha recordado el Pa-

    7. Evangelizacin, familiay vida consagrada

    Desde la primera evangelizla transmisin de la fe, en elcurso de las generaciones, ha etrado un lugar natural en la faEn ella con un papel muy scativo desarrollado por las msin que con esto queramos dismla figura paterna y su respondad los signos de la fe, la cocacin de las primeras verdad

    educacin en la oracin, el tenio de los frutos del amor, haninfundidos en la vida de los nadolescentes en el contexto dedado que toda familia reserva acimiento de sus pequeos. Ade la diversidad de las situageogrficas, culturales y socialdos los obispos del Snodo hanfirmado este papel esencial demilia en la transmisin de la fse puede pensar en una nueva gelizacin sin sentirnos respondel anuncio del Evangelio a lmilias y sin ayudarles en la educativa.

    No ocultamos el hecho dhoy la familia, que se constituyel matrimonio de un hombremujer que los hace una sola c(Mt 19, 6) abierta a la vida

    atravesada por todas partes potores de crisis, rodeada de mode vida que la penalizan, olvde las polticas de la sociedad,cual es clula fundamental, nopre respetada en sus ritmos ninida en sus compromisos porde las propias comunidades eles. Precisamente por esto, nomos impulsados a afirmar quemos que desarrollar un especiadado por la familia y por su men la sociedad y en la Iglesia, do itinerarios especficos de acoamiento antes y despus del monio. Queremos expresar ngratitud a tantos esposos y facristianas que con su testimoniotinan mostrando al mundo unperiencia de comunin y de seque es semilla de una socieda

    fraterna y pacfica.

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    nmero 45, domingo 4 de noviembre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO p

    El Evangelio en el mundocia en el horizonte del amor. Perono es menos importante, para el tes-timonio de la Iglesia, mostrar cmose abre esta vida en el tiempo a unaplenitud que va ms all de la histo-ria de los hombres y que conduce ala comunin eterna con Dios. Jessno se presenta a la mujer samaritanasimplemente como Aqul que da lavida sino como el que da la vida

    eterna (Jn 4, 14). El don de Diosque la fe hace presente, no es sim-plemente la promesa de unas mejo-res condiciones de vida en este mun-do, sino el anuncio de que el sentidolt imo de nuestra vida va ms allde este mundo y se encuentra en lacomunin plena con Dios que espe-ramos al final de los tiempos.

    De este horizonte ultraterrenal delsentido de la existencia humana sonparticulares testigos en la Iglesia y enel mundo cuantos el Seor ha llama-

    tensa y a una formacin permanenteque los haga idneos para afrontarlos cambios.

    Junto a los sacerdotes reconoce-mos la presencia de los diconos ascomo la accin pastoral de los cate-quistas y de tantas figuras ministe-riales y de animacin en el campodel anuncio y de la catequesis, de lavida litrgica, del servicio caritativo,as como las diversas formas de par-

    ticipacin y de corresponsabilidadpor parte de los fieles, hombres ymujeres, cuya dedicacin en los di-versos servicios de nuestras comuni-dades nunca agradeceremos suficien-temente. Tambin a todos ellos lespedimos que orienten su presencia ysu servicio en la Iglesia en la pticade la nueva evangelizacin, cuidan-do su propia formacin humana ycristiana, el conocimiento de la fe yla sensibilidad a los fenmenos cul-turales actuales.

    de la humanidad y de la Iglesia. Lamirada de los obispos hacia ellos enabsoluto es pesimista. Preocupadas, pero no pesimista. Preocupadaporque precisamente sobre ellos con-fluyen los embates ms agresivos deestos tiempos; no pesimista, sobretodo porque, lo resaltamos, el amorde Cristo es quien mueve lo profun-

    do de la historia, pero tambin por-que descubrimos en nuestros jvenesaspiraciones profundas de autentici-dad, de verdad, de libertad, de gene-rosidad, por las cuales estamos con-vencidos de que Cristo es respuestaque sacia.

    Queremos ayudarles en su bs-queda e invitamos a nuestras comu-nidades a que, sin reservas, entrenen una dinmica de escucha, de di-logo y de propuestas valientes antela difcil condicin juvenil. Para

    dad de una renovada alianza eny razn, con la conviccin de qfe tiene recursos suficientes parger los frutos de una sana abierta a la trascendencia y tiemismo tiempo, la fuerza de sanlmites y las contradicciones eque la razn puede caer. La deja de contemplar los lacerant

    terrogantes que plantea la predel mal en la vida y la histolos hombres, obteniendo la luz esperanza en la Pascua de Crist

    El encuentro entre fe y raztre el esfuerzo de la comunidadtiana en el mundo de la educala cultura. Un lugar especial ecampo lo ocupan las institueducativas y de investigacin: las y universidades. Donde serrolla el conocimiento del homse da una accin educativa, la

    VIENEDE LAPGINA 4

    SIGUEEN LAP

    do a la vida consagrada, unavida que, precisamente por-que est dedicada totalmentea l, en el ejercicio de pobre-za, castidad y obediencia, esel signo de un mundo futuroque relativiza cualquier biende este mundo. Que de laAsamblea del Snodo de losobispos llegue a estos herma-nos y hermanas nuestros lagratitud por su fidelidad a lallamada del Seor y por lacontribucin que han hechoy hacen a la misin de laIglesia, la exhortacin a la es-peranza en situaciones nadafciles para ellos en estostiempos de cambio y la invi-tacin a confirmarse comotestigos y promotores de nue-va evangelizacin en los di-

    sia se alegra de aportpropia experiencia y cbuir a una formacingral de la persona. Enmbito merecen una cin especial las escueuniversidades catlicalas que la apertura a lcendencia, propia deitinerario cultural sinceducativo, debe complcon caminos de encucon la persona de Jesuy de su Iglesia. Que latud de los obispos lletodos los que, en connes a veces difciles, dpean esta tarea.

    La evangelizacin que se preste gran ateal mundo de las comciones sociales, que so

    versos mbitos de vida en que los ca-rismas de cada instituto los sita.

    8. La comunidad eclesialy los muchos agentesde la evangelizacin

    La obra de la evangelizacin no eslabor exclusiva de alguien en la Igle-sia sino de las comunidades eclesia-les como tales, donde se tiene accesoa la plenitud de los instrumentos delencuentro con Jess: la Palabra, lossacramentos, la comunin fraterna,el servicio de la caridad, la misin.

    En esta perspectiva emerge sobretodo el papel de la parroquia comopresencia de la Iglesia en el territo-rio en el que viven los hombres,fuente del pueblo, como le gusta-ba llamarla a Juan XXIII, en la quetodos pueden beber encontrando lafrescura del Evangelio. Su funcinpermanece irrenunciable, aunque lascondiciones que han cambiado pue-den requerir una articulacin en pe-queas comunidades o vnculos decolaboracin en contextos ms am-plios. Sentimos, ahora, el deber de

    exhortar a nuestras parroquias a unira la tradicional atencin pastoral delPueblo de Dios las nuevas formas demisin que requiere la nueva evan-gelizacin. stas, deben alcanzartambin a las variadas formas depiedad popular.

    En la parroquia contina siendodecisivo el ministerio del sacerdote,padre y pastor de su pueblo. A to-dos los presbteros, los obispos deesta Asamblea sinodal expresan gra-titud y cercana fraterna por su nofcil tarea y les invitan a unirse cadavez ms al presbiterio diocesano, auna vida espiritual cada vez ms in-

    Mirando a los laicos, una palabraespecfica se dirige a las varias for-mas de asociacin, antiguas y nue-vas, junto con los movimientos ecle-siales y las nuevas comunidades. To-das ellas son expresin de la riquezade los dones que el Espritu concede

    a la Iglesia. Tambin a estas formasde vida y compromiso en la Iglesiaexpresamos nuestra gratitud, exhor-tndoles a la fidelidad al propio ca-risma y a la convencida comunineclesial, de modo especial en el m-bito de las Iglesias particulares.

    Dar testimonio del Evangelio noes privilegio exclusivo de nadie. Re-conocemos con gozo la presencia denumerosos hombres y mujeres quecon su vida son signos del Evangelioen medio del mundo. Lo reconoce-mos tambin en tantos de nuestroshermanos y hermanas cristianos conquienes la unidad lamentablementeno es todava perfecta, pero tambinellos llevan la seal del bautismo delSeor y son sus anunciadores. Enestos das nos ha conmovido la ex-periencia de escuchar las voces de

    tantos responsables reconocidos deIglesias y Comunidades eclesialesque nos han dado testimonio de sused de Cristo y de su dedicacin alanuncio del Evangelio, convencidostambin ellos de que el mundo tienenecesidad de una nueva evangeliza-cin. Estamos agradecidos al Seorpor esta unidad en la exigencia de lamisin.

    9. Para que los jvenes puedanencontrar a Cristo

    Los jvenes nos importan de unmodo muy especial, porque son par-te relevante del presente y del futuro

    aprovechar y no apagar la potenciade su entusiasmo. Y para sosteneren su favor la justa batalla contra loslugares comunes y las especulacionesinteresadas de las fuerzas de estemundo, interesadas en disipar susenergas y a agotarlas en su propio

    inters, suprimiendo en ellos todamemoria agradecida por el pasado ycualquier planteamiento serio para elf u t u ro .

    La nueva evangelizacin tiene uncampo particularmente exigente pe-ro al mismo tiempo prometedor enel mundo de los jvenes, comomuestran no pocas experiencias, des-de las ms multitudinarias como lasJornadas mundiales de la juventud,a aquellas ms ocultas pero no me-nos importantes, como las numero-sas y diversas experiencias de espiri-tualidad, servicio y misin. Los jve-nes tienen un papel activo en laobra de la evangelizacin, sobre to-do en sus ambientes.

    10. El Evangelio en dilogocon la cultura

    y la experiencia humanay con las religionesLa nueva evangelizacin tiene su

    centro en Cristo y en la atencin a lapersona humana, para hacer posibleel encuentro real con l. Pero su ho-rizonte es tan ancho como el mundoy no se cierra a ninguna experienciadel hombre. Eso significa que lanueva evangelizacin cultiva, conparticular atencin, el dilogo conlas culturas, con la confianza de po-der encontrar en todas ellas las se-millas del Verbo de las que habla-ban los santos Padres. En particular,la nueva evangelizacin tiene necesi-

    camino, especialmente en el calos nuevos medios, en el que szan tantas vidas, tantos interrogy tantas expectativas. Son eldonde en muchas ocasiones sman las conciencias y se mulos hechos de la propia vida. E

    oportunidad nueva para llegar razn de los hombres.Un particular mbito de en

    tro entre fe y razn se da hoydilogo con el conocimiento cico. ste, por otro lado, no scuentra lejos de la fe, siendo festacin del principio espirituDios ha puesto en sus criatuque les permite comprender ltructuras racionales que se entran en la base de la creacin. Cdo la ciencia y la tcnica no pmen de encerrar la concepcihombre y del mundo en unmaterialismo se convierten, enten un precioso aliado para elrrollo de la humanizacin de laTambin a los responsables ddelicada tarea del conocimiendirige nuestro agradecimiento.

    Queremos, adems, agradecesfuerzo a los hombres y mque se dedican a otra expresigenio humano: el arte en susformas, desde las ms antiguasms recientes. En sus obracuanto tienden a dar forma a lsin del hombre hacia la belleconocemos un modo particulate significativo de expresin de piritualidad. Estamos especialagradecidos cuando sus bellasciones nos ayudan a hacer evla belleza del rostro d e D ios

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    Benedicto XVI indica tres lneas pastorales al celebrar la misa conclusiva de la XIII Asamblea general del Snodo de los ob

    La luz que abre los ojos del hombreviven en regiones de anzacin, donde la luz debilitado, y se han alejano lo consideran importda: personas que por e

    una gran riqueza, han seria desde una altaeconmica o de podecristiana, han perdidosegura y slida de la vidvertido, con frecuencimente, en mendigos deexistencia. Son las numque tienen necesidad evangelizacin, es decirencuentro con Jess, elde Dios (cf. Mc 1, 1), qnuevamente sus ojos y mmino. Es significativoconcluimos la Asamblela nueva evangelizacinproponga el EvangelioEsta Palabra de Dios tiecirnos de modo particuque en estos das hemsobre la urgencia de a

    mente a Cristo all donfe se ha debilitado, allde Dios es como un resser reavivado, para queque da luz y calor a tod

    La nueva evangelizactoda la vida de la Iglesre, en primer lugar, a lnaria que debe estar mel fuego del Espritu, pacorazones de los fieles qte frecuentan la comunrenen en el da del Sese de su Palabra y del Pna. Deseo subrayar tresles que han surgido del mera corresponde a losla iniciacin cristiana. Sela necesidad de acompa

    curado. Su invocacin, sen-cilla y sincera, es ejemplar, yde hecho al igual que ladel publicano en el templo:Oh Dios!, ten compasinde este pecador (Lc 18,13) ha entrado en la tradi-cin de la oracin cristiana.En el encuentro con Cristo,realizado con fe, Bartimeorecupera la luz que habaperdido, y con ella la pleni-

    tud de la propia dignidad:se pone de pie y retoma elcamino, que desde aquelmomento tiene un gua, Je-ss, y una ruta, la mismaque Jess recorre. El evan-gelista no nos dice nadams de Bartimeo, pero en lnos muestra quin es el dis-cpulo: aquel que, con la luzde la fe, sigue a Jess porel camino (Mc10, 52).

    San Agustn, en uno desus escritos, hace una obser-vacin muy particular sobrela figura de Bartimeo, quepuede resultar tambin inte-resante y significativa para

    Venerables hermanos, ilustres seores yseoras, queridos hermanos y herma-nas:

    El milagro de la curacin del ciegoBartimeo ocupa un lugar relevante enla estructura del Evangelio de Marcos.En efecto, est situado al final de laseccin llamada viaje a Jerusaln, esdecir, la ltima peregrinacin de Jessa la Ciudad Santa para la Pascua, endonde l sabe que lo espera la pasin,muerte y resurreccin. Para subir a Je-rusaln, desde el valle del Jordn, Jesspas por Jeric, y el encuentro conBartimeo tuvo lugar a las afueras de laciudad, mientras Jess, como anota elevangelista, sala de Jeric con susdiscpulos y bastante gente (10, 46);gente que, poco despus, aclamar aJess como Mesas en su entrada a Je-rusaln. Bartimeo, cuyo nombre, comodice el mismo evangelista, significahijo de Timeo, estaba precisamentesentado al borde del camino pidiendo

    limosna. Todo el Evangelio de Marcoses un itinerario de fe, que se desarrollagradualmente en el seguimiento de Je-

    ss. Los discpulos son los primerosprotagonistas de este paulatino descu-brimiento, pero hay tambin otros per-sonajes que desempean un papel im-portante, y Bartimeo es uno de stos.La suya es la ltima curacin prodigio-sa que Jess realiza antes de su pasin,y no es casual que sea la de un ciego,es decir una persona que ha perdido laluz de sus ojos. Sabemos tambin porotros textos que en los evangelios la ce-guera tiene un importante significado.Representa al hombre que tiene necesi-dad de la luz de D ios, la luz de la fe,para conocer verdaderamente la reali-dad y recorrer el camino de la vida. Esesencial reconocerse ciegos, necesitadosde esta luz, de lo contrario se es ciegopara siempre (cf. Jn 9, 39-41).

    Bartimeo, pues, en este punto estra-tgico del relato de Marcos, est puesto

    como modelo. l no es ciego de naci-miento, sino que ha perdido la vista: esel hombre que ha perdido la luz y esconsciente de ello, pero no ha perdidola esperanza, sabe percibir la posibili-dad de un encuentro con Jess y confaen l para ser curado. En efecto, cuan-do siente que el Maestro pasa por elcamino, grita: Hijo de David, Jess,ten compasin de m (Mc10, 47), y lorepite con fuerza (v. 48). Y cuando Je-ss lo llama y le pregunta qu quierede l, responde: Maestro, que puedaver (v. 51). Bartimeo representa alhombre que reconoce el propio mal ygrita al Seor, con la confianza de ser

    reflexiona sobre el hecho deque Marcos, en este caso,

    indica el nombre no slo dela persona que ha sido cura-da, sino tambin del padre,y concluye que Bartimeo,hijo de Timeo, era un per-sonaje que de una granprosperidad cay en la mi-seria, y que sta condicinsuya de miseria deba serconocida por todos y dedominio pblico, puestoque no era solamente unciego, sino un mendigo sen-tado al borde del camino.Por esta razn Marcos lo re-cuerda solamente a l, por-que la recuperacin de suvista hizo que ese milagrotuviera una resonancia tangrande como la fama de ladesventura que le sucedi(Concordancia de los evange-lios, 2, 65, 125: PL 34, 1138).Hasta aqu san Agustn.

    Esta interpretacin, queve a Bartimeo como unapersona cada en la miseriadesde una condicin degran prosperidad, nos ha-ce pensar; nos invita a refle-xionar sobre el hecho deque hay riquezas preciosaspara nuestra vida, y que noson materiales, que pode-mos perder. En esta pers-pectiva, Bartimeo podra serla representacin de cuantos

    Es significativo que mientras concluimos la Asamblea sinodalsobre la nueva evangelizacin, la liturgia nos proponga elEvangelio de Bartimeo. Esta Palabra de Dios tiene algo quedecirnos de modo particular a nosotros, que en estos das hemosreflexionado sobre la urgencia de anunciar nuevamente a Cristoall donde la luz de la fe se ha debilitado, all donde el fuegode Dios es como un rescoldo, que pide ser reavivado. Fueron

    palabras que subray Benedicto XVI en la homila de la misa declausura del Snodo de los obispos, presidida en la baslica deSan Pedro el domingo 28 de octubre. Concluyeron de esta forma

    solemne tres semanas de trabajos, desarrollados en elcincuentenario de la apertura del concilio Vaticano II, los veinteaos del Catecismo de la Iglesia catlica y el inicio del Ao de

    la fe. La comunin eclesial, caracterstica del Snodo, se hizovisible en el gran nmero de padres sinodales que concelebraronms de 260 entre cardenales, prelados y sacerdotes, junto aunos setenta presbteros que han participado en los trabajos

    sinodales en distintas funciones. Laicos que tambin han

    trabajado durante la asamblea se ocuparon de proclamar laslecturas, de las intenciones de los fieles y de la procesin para elofertorio. En la celebracin de la misa participaron ademsquince cardenales con numerosos prelados de la Curia romana,miembros del cuerpo diplomtico acreditado ante la Santa Sede,

    y fieles y peregrinos que colmaron la baslica. Publicamos lahomila que pronunci Benedicto XVI.

    nosotros. El santo obispo de Hipona

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    ROMANO pg

    En el ngelus el Papa recalca la comunin eclesial del Sn

    Para renovar el mundoSlo una Iglesia renovada puede renovarel mundo. Con esta certeza el Paparelanz en el ngelus el mensaje delSnodo de los obispos, recin concluido. Alos fieles en la plaza de San Pedro, amedioda, despus de presidir la misa declausura sinodal en la baslica vaticana,el Pontfice record que la verdadera

    renovacin slo puede surgir delredescubrimento de Jesucristo. Estasfueron sus palabras.

    Queridos hermanos y hermanas:Con la santa misa celebrada esta

    maana en la baslica de San Pedro seha concluido la XIII Asamblea ordina-ria del Snodo de los obispos. Duran-te tres semanas nos hemos confronta-do con la realidad de la nueva evan-gelizacin para la transmisin de la fecristiana: toda la Iglesia estaba repre-sentada y, por lo tanto, involucradaen este compromiso, que no dejar dedar sus frutos, con la gracia del Seor.Ante todo el Snodo es siempre unmomento de fuerte comunin eclesial,y por esto deseo, junto a vosotros, dargracias a Dios porque de nuevo nosha permitido experimentar la bellezade ser Iglesia, y de serlo precisamente

    hoy, en este mundo tal como es, enmedio de esta humanidad con sus fa-tigas y sus esperanzas.

    Muy significativa ha sido la coinci-dencia de esta Asamblea sinodal conel 50 aniversario de la apertura delconcilio Vaticano II, y por lo tantocon el inicio del Ao de la fe. Refle-xionar sobre el beato Juan XXIII, elsiervo de Dios Pablo VI, el tiempo delConcilio, ha sido cunto ms favora-ble, pues nos ha ayudado a reconocerque la nueva evangelizacin no es unainvencin nuestra, sino un dinamismoque se ha desarrollado en la Iglesia enmodo particular desde los aos 50del siglo pasado, cuando se vio evi-dente que tambin los pases de anti-gua tradicin cristiana se haban vuel-to, como se suele decir, tierra de mi-sin. As ha surgido la exigencia de

    un anuncio renovado del Evangelioen las sociedades secularizadas, en ladoble certeza de que, por un lado, esslo l, Jesucristo, la verdadera nove-dad que responde a las expectativasdel hombre de toda poca; y por otro,que su mensaje pide que se transmitade manera adecuada en los contextossociales y culturales que se hanmo dificado.

    Qu podemos decir al trmino deestas intensas jornadas de trabajo?Por mi parte, he escuchado y recogi-do muchos puntos de reflexin y mu-chas propuestas que, con la ayuda dela Secretara del Snodo y de mis co-

    laboradores, procurar ordenaborar para ofrecer a toda la una sntesis orgnica e indiccoherentes. Desde este momendemos decir que de este Snoreforzado el compromiso por lvacin espiritual de la Iglesia a fin de poder renovar espiritua

    el mundo secularizado; y esta cin vendr del redescubrimieJesucristo, de su verdad y decia, de su rostro, tan humanvez tan divino, sobre el cual dece el misterio trascendente d

    Encomendamos a la Virgenlos frutos del trabajo de la assinodal recin concluida. QuEstrella de la nueva evangelnos ensee y ayude a llevar a Ctodos, con valor y alegra.

    nos, de todos los cristianossacerdotes, religiosos y lai-cos, de anunciar la BuenaNoticia.

    Un tercer aspecto tiene

    que ver con las personasbautizadas pero que no vivenlas exigencias del bautismo.Durante los trabajos sinoda-les se ha puesto de mani-fiesto que estas personas seencuentran en todos loscontinentes, especialmenteen los pases ms seculariza-dos. La Iglesia les dedicauna atencin particular, pa-ra que encuentren nueva-mente a Jesucristo, vuelvana descubrir el gozo de la fey regresen a las prcticas re-ligiosas en la comunidad delos fieles. Adems de losmtodos pastorales tradicio-nales, siempre vlidos, laIglesia intenta utilizar tam-bin mtodos nuevos, usan-

    do asimismo nuevos lengua-jes, apropiados a las diferen-tes culturas del mundo, pro-poniendo la verdad de Cris-to con una actitud de dilo-go y de amistad que tienecomo fundamento a Diosque es Amor. En varias par-tes del mundo, la Iglesia yaha emprendido dicho cami-no de creatividad pastoral,para acercar a las personasalejadas y en busca del sen-tido de la vida, de la felici-dad y, en definitiva, deDios. Recordamos algunasimportantes misiones ciuda-danas, el Atrio de los gen-tiles, la Misin Continen-

    quesis adecuada la preparacin alutismo, a la confirmacin y a la Eu-

    rista. Tambin se ha reiterado la im-ortancia de la penitencia, sacramentoe la misericordia de Dios. La llamadal Seor a la santidad, dirigida a to-

    os los cristianos, pasa a travs de estenerario sacramental. En efecto, se hapetido muchas veces que los verdade-s protagonistas de la nueva evangeli-cin son los santos: ellos hablan un

    nguaje comprensible para todos, conejemplo de la vida y con las obras deridad.En segundo lugar, la nueva evangeli-cin est esencialmente conectadan la misin ad gentes. La Iglesia tienetarea de evangelizar, de anunciar elensaje de salvacin a los hombres

    ue an no conocen a Jesucristo. En elanscurso de las reflexiones sinodales,

    ha subrayado tambin que existenuchos lugares en frica, Asia y Ocea-

    a en donde los habitantes, muchasces sin ser plenamente conscientes,peran con gran expectativa el primeruncio del Evangelio. Por tanto es ne-sario rezar al Espritu Santo para quescite en la Iglesia un renovado dina-ismo misionero, cuyos protagonistasan de modo especial los agentes pas-rales y los fieles laicos. La globaliza-n ha causado un notable desplaza-iento de poblaciones; por tanto elimer anuncio se impone tambin ens pases de antigua evangelizacin.odos los hombres tienen el derecho denocer a Jesucristo y su Evangelio; y ato corresponde el deber de los cristia-

    tal, etctera. Sin duda el Seor, BuenPastor, bendecir abundantemente di-

    chos esfuerzos que provienen del celopor su Persona y su Evangelio.Queridos hermanos y hermanas, Bar-

    timeo, una vez recuperada la vista gra-cias a Jess, se uni al grupo de losdiscpulos, entre los cuales seguramentehaba otros que, como l, haban sidocurados por el Maestro. As son losnuevos evangelizadores: personas quehan tenido la experiencia de ser cura-dos por Dios, mediante Jesucristo. Y sucaracterstica es una alegra de corazn,que dice con el salmista: El Seor haestado grande con nosotros, y estamosalegres (Sal 125, 3). Tambin nosotroshoy, nos dirigimos al Seor Jess, Re-demptor hominis y Lumen gentium, congozoso agradecimiento, haciendo nues-tra una oracin de san Clemente deAlejandra: Hasta ahora me he equi-vocado en la esperanza de encontrar a

    Dios, pero puesto que t me iluminas,oh Seor, encuentro a Dios por mediode ti, y recibo al Padre de ti, me con-vierto en tu coheredero, porque no tehas avergonzado de tenerme por her-mano. Cancelemos, pues, cancelemos elolvido de la verdad, la ignorancia; y re-moviendo las tinieblas que nos impidenla vista como niebla en los ojos, con-templemos al verdadero Dios...; ya queuna luz del cielo brill sobre nosotrossepultados en las tinieblas y prisionerosde la sombra de muerte, [una luz] mspura que el sol, ms dulce que la vidade aqu abajo (Protrettico, 113, 2-114,1).Amn.

    Al concluir la oracin mariana, eantes de saludar en distintos idio

    hizo el siguiente llamamiento:En los ltimos das un devastaracn, que se ha abatido con lar violencia sobre Cuba, Hamaica y las Bahamas, ha causrios muertos e ingentes daogando a numerosas personas sus casas. Deseo asegurar mi cy mi recuerdo a quienes se hagolpeados por este desastre mientras invito a todos a la ora la solidaridad a fin de alivialor de los familiares de las vcofrecer ayuda a los miles de dcados.

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    El Mensaje del Snodo de los obispos

    sus criaturas. La va de la belleza esun camino particularmente eficaz enla nueva evangelizacin.

    Ms all del arte, toda obra delhombre es un espacio en el que, me-diante el trabajo, l se hace coopera-dor de la creacin divina. Al mundo

    de la economa y del trabajo quere-mos recordar cmo de la luz delEvangelio surgen algunas llamadasurgentes: liberar el trabajo de aque-llas condiciones que no pocas veceslo transforman en un peso insopor-table con una perspectiva incierta,amenazada a menudo por el desem-pleo, especialmente entre los jve-nes; poner a la persona humana en

    quienes tienen en sus manos los des-tinos de los pueblos que salvaguar-den el derecho de todos a la libreeleccin, confesin y testimonio dela propia fe.

    11. En el ao de la fe,la memoria del concilio Vaticano II

    y la referencia al Catecismo

    de la Iglesia catlicaEn el camino abierto por la nueva

    evangelizacin incluso podremossentirnos a veces como en un desier-to, en medio de peligros y privadosde referencias. El Santo Padre Bene-dicto XVI, en la homila de la Misade apertura del Ao de la fe, ha ha-blado de una desertificacin espi-

    segura de la fe. Son aniversarios im-portantes que nos permiten reafir-mar nuestra plena adhesin a las en-seanzas del Concilio y nuestro con-vencido esfuerzo en continuar supuesta en marcha.

    12. Contemplando el misterioy cercanos a los pobres

    En esta ptica queremos indicar atodos los fieles dos expresiones de lavida de la fe que nos parecen de es-pecial relevancia para testimoniarlasen la nueva evangelizacin.

    El primero est constituido por eldon y la experiencia de la contempla-cin. Slo desde una mirada adoran-te al misterio de Dios, Padre, Hijo yEspritu Santo, slo desde la profun-didad de un silencio que se presentacomo seno que acoge la nica Pala-

    VIENEDE LAPGINA 5

    SIGUEEN LAP

    Artemisia Gentileschi, Cristo y la samaritana en el pozo (antes de 1637)

    el centro del desarrolloeconmico; y pensar estemismo desarrollo comouna ocasin de crecimien-to de la humanidad enjusticia y unidad. El hom-bre, a travs del trabajocon el que transforma elmundo, est llamado tam-bin a salvaguardar el ros-tro que Dios ha queridodar a su creacin, tambinpor responsabilidad hacialas generaciones venide-ras.

    El Evangelio iluminatambin las situaciones desufrimiento en la enferme-dad. En ellas, los cristia-nos estn llamados a mos-trar la cercana de la Igle-sia hacia los enfermos ydiscapacitados, y gratituda quienes, con profesiona-lidad y humanidad, traba-jan por su salud.

    Un mbito en el que laluz del Evangelio puede ydebe iluminar los pasosde la humanidad es el dela vida poltica, a la cualse le pide un compromiso

    bra que salva, puede desa-rrollarse un testimonio cre-ble para el mundo. Sloeste silencio orante puedeimpedir que la palabra dela salvacin se confunda enel mundo con los muchosruidos que lo invaden.

    Vuelve de nuevo a nues-tros labios la palabra deagradecimiento, ahora diri-gida a cuantos, hombres ymujeres, dedican su vida,en los monasterios y con-ventos, a la oracin con-templativa. Necesitamosque momentos de contem-placin se entrecrucen conla vida ordinaria de lagente. Lugares del alma ydel territorio que remiten aDios; santuarios interioresy templos de piedra quesean cruce obligado parael flujo de experienciasdonde corremos el riesgode confundirnos. Espaciosdonde todos pueden sen-tirse acogidos, inclusoaquellos que todava nosaben bien lo que buscan.

    El otro signo de autenti-de cuidado desinteresado y transpa-

    rente por el bien comn, en el plenorespeto de la dignidad de la personahumana desde su concepcin hastasu fin natural, de la familia fundadasobre el matrimonio de un hombre yuna mujer, de la libertad educativa,en la promocin de la libertad reli-giosa, en la eliminacin de las injus-ticias, desigualdades, discriminacio-nes, violencia, racismo, hambre yguerra. Un testimonio lmpido se lespide a los cristianos que, en el ejerci-cio de la poltica, viven el preceptode la caridad.

    El dilogo de la Iglesia tiene uninterlocutor natural en los seguido-res de las religiones. Si evangeliza-mos es porque estamos convencidosde la verdad de Cristo, y no porqueestemos contra nadie. El Evangeliode Jess es paz y alegra, y sus disc-

    pulos se alegran de reconocer cuantode bueno y verdadero el espritu reli-gioso humano ha sabido descubriren el mundo creado por Dios y haexpresado en las diferentes religio-nes.

    El dilogo entre los creyentes delas diversas religiones quiere ser unacontribucin a la paz, rechaza todofundamentalismo y denuncia todaviolencia que se produce contra loscreyentes y las graves violaciones delos derechos humanos. Las Iglesiasde todo el mundo estn cerca, desdela oracin y la fraternidad, de loshermanos que sufren, y piden a

    cidad de la nueva evangelizacin tie-

    ne el rostro del pobre. Situarse juntoa quien est herido por la vida no esslo ejercicio de socialidad, sino antetodo un hecho espiritual. Porque enel rostro del pobre resplandece elrostro mismo de Cristo: Todo aque-llo que habis hecho por uno de es-tos mis hermanos ms pequeos, am me lo hicisteis (Mt 25, 40).

    A los pobres les reconocemos unlugar privilegiado en nuestras comu-nidades, un puesto que no excluye anadie, pero que quiere ser un reflejode cmo Jess se ha unido a ellos.La presencia del pobre en nuestrascomunidades es misteriosamente po-tente: cambia a las personas ms queun discurso, ensea fidelidad, haceentender la fragilidad de la vida, exi-

    ritual que ha avanzado en estos l-

    timos decenios, pero l mismo nosha dado fuerza afirmando que apartir de la experiencia de este de-sierto, de este vaco, es como pode-mos descubrir nuevamente la alegrade creer, su importancia vital paranosotros, hombres y mujeres. En eldesierto se vuelve a descubrir el va-lor de lo que es esencial para vivir(Benedicto XVI, Homila en la cele-bracin eucarstica para la apertura delAo de la fe, 11 de octubre de 2012:LOsservatore Romano, edicin enlengua espaola, 14 de ocubre de2012, p. 20). En el desierto, como lamujer samaritana, se va en busca deagua y de un pozo del que sacarla:dichoso el que en l encuentra aCristo!

    Agradecemos al Santo Padre por

    ge oracin; en definitiva, condCristo.

    El gesto de la caridad, al mtiempo, exige ser acompaado compromiso con la justicia, collamada que se realiza a todosy pobres. Por eso es necesaria troduccin de la doctrina socla Iglesia en los itinerarios nueva evangelizacin y cuidar macin de los cristianos que jan al servicio de la convivenc

    mana en la vida social y en la ca.

    13. Una palabra a las Igleside las diversas regiones del mu

    La mirada de los obispos reuen Asamblea sinodal abraza a las comunidades eclesiales preen todo el mundo. Una miraunidad, porque nica es la llaal encuentro con Cristo, pero svidar la diversidad.

    Una consideracin particulana de afecto fraterno y gratituservamos los obispos reunidosSnodo a vosotros, cristianosIglesias Orientales catlicas, lrederas de la primera difusiEvangelio, experiencia custopor vosotros con amor y fidelilas presentes en el Este de Eu

    Hoy el Evangelio se os vuelve poner como nueva evangelizactravs de la vida litrgica, laquesis, la oracin familiar diaayuno, la solidaridad entre laslias, la participacin de los laicla vida de la comunidad y en elogo con la sociedad. En nolugares vuestras Iglesias son sodas a pruebas y tribulacionedan testimonio de vuestra parcin en la cruz de Cristo; alfieles estn obligados a emigmanteniendo viva la pertenensus propias comunidades de opueden contribuir a la tarea pay a la obra de la evangelizacilos pases de acogida. Que el contine bendiciendo vuestra dad y que sobre vuestro futurllen horizontes de firme confeprctica de la fe en condicionpaz y de libertad religiosa.

    Nos dirigimos a vosotros cnos, hombres y mujeres, que vilos pases de frica y os tranmos nuestra gratitud por el tenio que ofrecis del Evangeliochas veces en situaciones situacde vida humanamente difcileexhortamos a relanzar la evangcin recibida en tiempos an rtes, a edificaros como Iglesia lia de Dios, a reforzar la idende la familia y a sostener la lablos sacerdotes y catequistas, espmente en las pequeas comunicristianas. Afirmamos, ademexigencia de desarrollar el encudel Evangelio con las antignuevas culturas. Dirigimos un

    el don del Ao de la fe,preciosa entrada en el iti-nerario de la nueva evan-gelizacin. Le damos lasgracias tambin por haberunido este Ao a la me-moria gozosa por los cin-cuenta aos de la aperturadel concilio Vaticano II,cuyo magisterio funda-mental para nuestro tiem-po se refleja en el Catecis-mo de la Iglesia catlica,que se vuelve a proponer,a los veinte aos de su pu-blicacin, como referencia

    mada de atencin aldo de la poltica y Gobiernos de los dipases africanos parcon la colaboracindos los hombres devoluntad, se promlos derechos humfundamentales y el nente sea l iberadoviolencia y los conque an lo atorment

    Los obispos dAsamblea sinodal os

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    Sobre la Fraternidad sacerdotal San Po X

    Declaracin de la Comisin pontificia Ecclesia Dei

    El cardenal Ravasi sobre el motu proprio Pulchritudinis fidei

    Inseparables arte y fe

    Una perspectiva del interior de la baslicaromana de Santa Mara la Mayor

    SI LV I A GUIDI

    Arte y fe, proyectos humanos y ac-cin del Espritu Santo, misterio ysigno se han entrelazado y fundidoi n s e p a ra b i l i t e r en la historia: Ecclesiamhistoriam esse quoque inseparabiliterculturae et artium historiam (la his-toria de la Iglesia es tambin, inse-

    parablemente, historia de la culturay del arte) se lee en el motu pro-prio Pulchritudinis fidei con el que laComisin pontificia para los bienesculturales de la Iglesia se une alConsejo pontificio para la cultura.Aprobado el pasado 30 de julio porBenedicto XVI y publicado en ActaApostolicae Sedis el 3 de agosto, eldocumento pontificio entr en vigorel 3 de noviembre. El cardenal Gian-franco Ravasi, presidente del dicas-terio para la Cultura, nos habla delos motivos y de las consecuenciasde esta fusin.

    La exigencia de una coordinacin nicaha crecido con los aos, se lee en el do-cumento. Por qu?

    Una nota histrica: Po XI, en

    1924, cre la Comisin pontificiacentral para el arte sacro en Italia,especficamente encargada del cuida-do del patrimonio histrico-artsticode la Iglesia, pero con competenciaexclusiva para el territorio italiano.Por su parte, Juan Pablo II, con laconstitucin apostlica Pastor bonus(28 de junio de 1988) la haba trans-formado en Comisin pontificia pa-ra la conservacin del patrimonio ar-tstico e histrico de la Iglesia, vin-culndola a la Congregacin para elclero. El mismo Pontfice la transfor-m sucesivamente en la Comisinpontificia para los bienes culturalesde la Iglesia con el motu proprioIn-de a pontificatus (25 de marzo de1993). Juan Pablo II, unificando elConsejo pontificio para la cultura yel Consejo pontificio para el dilogo

    con los no creyentes, destac contex-tualmente la exigencia de una es-trecha relacin entre el trabajo de es-te Consejo pontificio y la actividadque debe realizar la Comisin ponti-ficia para la conservacin del patri-monio artstico e histrico de laIglesia, desde entonces denomina-da Comisin pontificia para los bie-nes culturales de la Iglesia. En elmismo documento se dispone que laComisin no depender ya de laCongregacin para el clero, sino queser autnoma, con un presidentepropio, que formar parte de losmiembros del Consejo pontificio pa-

    ra la cultura, con el que mantendrcontactos peridicos, a fin de asegu-rar una sintona de objetivos y unafecunda colaboracin recproca. Launificacin de los dos organismossella as un recorrido de convergen-cia, realizado tambin en los ordena-mientos de muchas naciones es unuso generalizado, pienso en Italia y

    en el Consejo de Europa, haciauna visin cultural amplia y articula-da en su organizacin y sentido deunidad, en la que tambin el ex-traordinario patrimonio histrico-ar-tstico de la Iglesia, producido a lolargo de los siglos, con sus exigen-cias especficas de tutela, conserva-cin y valorizacin, logra una colo-cacin ms digna en el mbito de lasactividades culturales promovidaspor la Santa Sede.

    Entonces la Comisin se convertir enun departamento dentro del Consejopontificio para la cultura?

    S, como Fe y arte, el Atrio de losgentiles o el que acaba de constituir-se, dedicado al deporte. Tambin laUNESCO protege hoy la cultura in-material. El fundamento del nuevo

    concepto de cultura ya no es la ideadel siglo XVIII de una aristocracia in-telectual, sino un concepto antropo-lgico, la elaboracin consciente decualquier obra de la creatividad hu-mana; el arco de las actividades nose puede seleccionar por fragmentos,

    sino que se necesita una perspectivasimblica de conjunto. Entre lasreas de competencia del Departa-mento, tambin est obviamente lacolaboracin con la Fundacin paralos bienes y las actividades artsticasde la Iglesia.

    Cules son las prioridades en agenda?

    Debemos proceder a un anlisisde la aplicacin de los documentosya publicados en la Iglesia universalen asuntos como bibliotecas, inven-tarios y catalogacin, archivos y mu-

    seos. Un gran artfice de esto fue elcardenal Francesco Marchisano, yahora se ocupar de modo particularmonseor Carlos Moreira Azevedo,delegado del Consejo pontificio parala cultura. Sirven modelos concretosy orientaciones metodolgicas paraofrecer elementos de gestin culturalque permitan encontrar recursos fi-nancieros, y para adaptar a una gra-dualidad realista y eficaz las orienta-ciones existentes segn las posibili-dades de las diversas Iglesias. Haymuchsimos ejemplos de esto: piensoen el caso de Arequipa, Per, dondese conservan miles de volmenesprovenientes de las bibliotecas de laOrden de los Recoletos, o en el pa-trimonio de libros en riesgo de dis-persin en El Salvador. Son bienesafectados inexorablemente por las

    condiciones climticas, y necesitanrpidas intervenciones de conserva-cin. En este campo, la informticanos puede ayudar mucho, para haceraccesibles a todos, por ejemplo, lostesoros escondidos en una pequeaparroquia aislada en los Andes. Des-

    pus de la atencin a la salvagde los bienes culturales, debdedicarnos a su valorizacin yaprovechamiento al servicionueva evangelizacin y de la dsin esttica en el pensamientotemporneo. Es preciso evitaplanificacin meramente conser

    ra de los bienes; es fundamendeleite que suscite gusto, que spaz de lavar los ojos a quieacostumbrado a ver slo cosaspalacios horribles e imgenesles.

    La belleza sirve para entusiasmel trabajo, el trabajo para resuescribi Juan Pablo II en la Calos artistas, citando un verso delpolaco Cyprian Norwid. Qu pie

    El trabajo no falta. Arte y ben recordar de nuevo que sonmanos, y la Iglesia no debe ola importancia del elemento simco en el anuncio de la fe, en esente, haciendo lo que siemphecho en el pasado. Basta penla manifestacin de belleza d

    iglesias romanas, desde las mmosas hasta las ms olvidadasleite y conservacin, a largo estn estrechamente unidos;fondo, slo se protege lo qama. Por tanto, darlo a conoapreciarlo es tambin el mejor de conservarlo. Dos tercios dpinacoteca slo pueden leerseconoce la Biblia; en un estatutns del siglo XIV, los artistas hde s mismos como predicpor imgenes, con la tarea detrar los grandes misterios de la cin a quien no podra conode otro modo. En la bienal decia trataremos de seguir hacienque la Iglesia siempre ha hechologar con los artistas, proponiles, en este caso, dejarse inspirla fuerte narracin del Gnesis

    to deseo de ofender en el artetemporneo es signo de una ngia violenta de lo divino. El Ccado an se percibe como un slo fortsimo en medio de otras imgenes inertes en el mbito comunicacin.

    La Comisin pontificia Ecclesia Dei desea anunciarque, en su comunicacin ms reciente (6 de septiembrede 2012), la Fraternidad sacerdotal San Po X ha indi-cado que, por su parte, necesita ms tiempo de refle-xin y de estudio a fin de preparar la propia respuestaa las ltimas iniciativas de la Santa Sede.

    La presente fase de las actuales discusiones entre laSanta Sede y la Fraternidad sacerdotal es fruto de tresaos de dilogos doctrinales y teolgicos durante loscuales una comisin conjunta se ha reunido ocho vecespara estudiar y discutir, entre otras cuestiones, algunospuntos controvertidos en la interpretacin de ciertosdocumentos del concilio Vaticano II. Cuando estos di-logos doctrinales concluyeron, fue posible proceder auna fase de discusin ms directamente focalizada enel gran deseo de reconciliacin de la Fraternidad sacer-dotal San Po X con la Sede de Pedro.

    Otros pasos fundamentales en este proceso positivode gradual reintegracin fueron emprendidos por laSanta Sede en 2007 mediante la extensin a la Iglesiauniversal de la forma extraordinaria del Rito romano

    con el motu proprio Summorum Pontificum y, en con la abolicin de las excomuniones. Slo hacenos meses, se alcanz en este camino difcil unfundamental cuando, el 13 de junio de 2012, la sin pontificia present a la Fraternidad sacerdota

    PoX

    una declaracin doctrinal junto a una proppara la normalizacin cannica del propio estadotro de la Iglesia catlica.

    Actualmente la Santa Sede est a la espera de puesta oficial de los superiores de la Fraternidaddotal respecto a estos dos documentos. Desputreinta aos de separacin, es comprensible quenecesidad de tiempo para asimilar el significado tos recientes desarrollos. Mientras nuestro Santo Benedicto XVI busca promover y preservar la unidla Iglesia mediante la realizacin de la reconcillargamente esperada de la Fraternidad sacerdotaPo X con la Sede de Pedro una poderosa mancin del munus Petrinum en obra, se necesita pcia, serenidad, perseverancia y confianza.

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    nmero 45, domingo 4 de noviembre de 2012 LOSSERVATORE ROMANO p

    El Papa en el preestreno de Arte y fe - Via Pulchritudinis

    Un lenguaje universal capaz de elevar hasta Dios

    El fallecimiento del arzobispo espaol Faustino Sainz

    Un diplomtico de corazn

    Un regalo al Papa y a lospadres sinodales que quiere seruna contribucin a lacelebracin del Ao de la fe.Como explic el cardenalGiuseppe Bertello pres id e n te

    de la Gobernacin en susaludo al Santo Padre al iniciode la proyeccin de la pelcula-documental, se busca guiar alpblico en el descubrimientode las obras conservadas en losMuseos Vaticanos para ayudara percibir el significado de esavia pulchritudinis que es unaexperiencia que todo hombrede buena voluntad puede hacerporque, en las mltiples formasde belleza, ms all de laesttica, hay una remisin alsentido mismo de lo que somosy al destino ltimo al queestamos llamados; as, atravs de la via pulchritudinis,que se convierte en camino deevangelizacin, se puede cruzarla puerta de la fe.Numerosos cardenales, padressinodales, obispos y preladosde la Curia romana acudieronal evento vespertino el 25 deoctubre en el aula Pablo VI,junto a directivos de losMuseos Vaticanos yautoridades polacas. Elpreestreno de Arte y fe - ViaPulchritudinis en plenoSnodo de los obispos, seenmarca en un contexto msamplio: adems del Ao de la

    fe, el 50 aniversario de laapertura del concilio VaticanoII y el quinto centenario de labveda de la Capilla Sixtina,desvelada por Miguel ngel alPapa Julio II della Rovere el 30de octubre de 1512. Realizadopor la Gobernacin del Estadode la Ciudad del Vaticano -

    Direccin de los MuseosVaticanos, en colaboracin conla televisin polaca TBA, lapelcula-documental condensaen 70 minutos, con el uso de laimagen, una narracin de 2.000aos de historia de la Iglesia ydel arte. Desde noviembre elDVD estar disponible en suversin multilinge (italiano,polaco, ingls, espaol, francs,alemn, japons, ruso,portugus y chino).

    Venerados hermanos, ilustres autori-dades, gentiles seores y seoras:

    Al trmino de esta proyeccin, mecomplace dirigir mi cordial saludo atodos vosotros.

    Saludo ante todo a la delegacinpolaca, en particular a las autorida-des del gobierno, al embajador antela Santa Sede y a todos aquellos quehan contribuido a la realizacin deesta pelcula.

    Saludo al cardenal Bertone, secre-tario de Estado, y al cardenalBertello quien, como presidente de laGobernacin, ha presentado la inicia-tiva le doy las gracias y me alegrocon l y con la Direccin de los Mu-

    seos Vaticanos. Saludo con gratitud a

    Sin embargo, la pe-lcula que hemosvisto se presenta co-mo una aportacindigna de mencinespecial, sobre todoporque se presentaal inicio del Ao dela fe. Ello constitu-ye, en efecto, unacontribucin espec-fica y cualificada de los Museos Vati-canos al Ao de la fe, y esto justificatambin el gran esfuerzo realizado enlos distintos niveles. Como explcita-mente destaca la parte final de la pe-lcula, para muchas personas la visita

    a los Museos Vaticanos representa en

    paz de guiar la mente y el chacia el Eterno, de elevarlos haalturas de Dios.

    He apreciado mucho el hecque en la pelcula se insista repmente en el compromiso de lomanos Pontfices por conservalorar el patrimonio artstico; taen la poca contempornea, pnovar el dilogo de la Iglesia cartistas. La Coleccin de arte rso moderno de los Museos Vates la demostracin viva de la fedad de este dilogo. Pero nella. Todo el gran conjunto Museos Vaticanos se trata ende una realidad viva posee taesta dimensin que podremosevangelizante. Y lo que apardecir, las obras expuestas, pres

    los administradores de las Sociedadesque han realizado el film y que hansostenido la produccin.

    Los Museos Vaticanos no son nue-vos en iniciativas que ilustran el vn-culo entre arte y fe partiendo del pa-trimonio conservado en las Galeraspontificias. Diversas exposicioneshan sido realizadas con este tema, co-mo tambin algunos audiovisuales.

    su viaje a Roma elmayor contacto, aveces nico, con laSanta Sede; y poresto es una ocasinprivilegiada paraconocer el mensajecristiano. Se podradecir que el patri-monio artstico dela Ciudad del Vati-cano constituye unaespecie de granparbola me-diante la cual el Pa-pa habla a loshombres y mujeresde todas partes delmundo, y por lotanto de mltiples

    pertenencias cultu-rales y religiosas,personas que tal vez no leern jamsun discurso u homila del Papa. Vie-ne a la memoria aquello que Jessdeca a sus discpulos: a vosotros losmisterios del reino de Dios se os ex-plican, mientras a aquellos de fue-ra todo es anunciado en parbo-las (cf. Mc4, 10-12). El lenguaje delarte es un lenguaje parablico, dota-do de una especial apertura univer-sal: la via pulchritudinis es una va ca-

    todo un trabajo que no se veque es indispensable para su conservacin y disfrute.

    Me complace, en particular, homenaje a la gran sensibilidael dilogo entre arte y fe de mdo predecesor el beato Juan Pael papel que Polonia ocupa eproduccin da fe de sus mrieste campo.

    Arte y fe: un binomio que aca a la Iglesia y la Santa Sedehace dos mil aos, un binomtambin hoy debemos valorar mel esfuerzo de llevar a los hommujeres de nuestro tiempo el andel Evangelio, del Dios que esza y Amor infinito.

    Doy las gracias nuevamecuantos, de diversos modos, haperado en la realizacin de estcula-documental, que esperoen muchas personas el deseonocer mejor esa fe que sabe intales y tantas obras de arte. Btardes a todos.

    El patrimonio artstico conservado en la Ciudad del Vaticanopara muchos puede que sea la nica ocasin de conocer elmensaje cristiano y constituye una especie de gran parbolamediante la cual el Papa habla a los hombres y mujeres detodas partes del mundo. Fue la observacin de Benedicto XVI enel discurso que pronunci en el aula Pablo VI el jueves 25 de

    octubre por la tarde, al trmino de la proyeccin de una pelculasobre arte y fe.

    ANTONIO PE L AY O

    E l 5 de junio de 2012 cumpli 75 aos, la edad en laque los prelados de alto rango presentan al Papasu dimisin. l lo haba hecho ya dos aos antes cuan-do supo que padeca una enfermedad grave de la queha fallecido en Madrid el 31 de octubre, vspera de lafestividad de Todos los Santos, que le habrn acompa-ado en su llegada a la casa del Padre.

    Monseor Sainz Muoz Faustino para los que fui-mos sus amigos fue un gran diplomtico. Lo demos-tr en su larga carrera de ms de cuarenta aos de ser-vicio a la Santa Sede. Acompa al cardenal Casaroli yal entonces arzobispo Achile Silvestrini en la decisivaConferencia de Helsinki; tuvo un papel muy destacado

    en la mediacin vaticana entre Chile y Argentina paraevitar una guerra absurda que se hubiera llevado pordelante miles de vidas humanas.

    Su primera Nunciatura en 1988 fue la de La Habanay antes de viajar a Cuba fue consagrado obispo enMadrid. Los obispos consagrantes fueron los cardena-les Casaroli y Angel Suqua arzobispo de Madridcon monseor Maximino Romero de Lema, que tuvoun papel determinante en la vocacin sacerdotal delbrillante estudiante de Derecho en la Universidad deMadrid.

    Siguieron las nunciaturas del Congo, de Bruselas an-te la Unin Europea y del Reino Unido donde recibi,ya enfermo, a Benedicto XVI en su histrico viaje. Todasu vida fue un continuo ejercicio de diplomacia y deamor al Papa, a la Iglesia, a sus incontables amigos.

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    Catequesis del Papa en la audiencia general del 31 de octubre

    Iglesia, el lugar de la feEntre los creyentes comunin no slo sociolgica

    llo en lo que creemos es el moriginario de Cristo, predicadlos Apstoles. El ncleo del anprimordial es el acontecimientomuerte y resurreccin del Sedonde surge todo el patrimonla fe. Dice el Concilio: La prcin apostlica, expresada dmodo especial en los librosdos, se ha de conservar por tra

    sin continua hasta el fin delpo (Const. dogm. Dei VerbumDe tal forma, si la Sagrada Esccontiene la Palabra de Dios, ldicin de la Iglesia la conservtransmite fielmente a fin de qhombres de toda poca puedaceder a sus inmensos recursos yquecerse con sus tesoros de gAs, la Iglesia con su enseanvida, su culto, conserva y transmtodas las generaciones lo que eque cree (ibd.).

    Finalmente deseara subrayaes en la comunidad eclesial donfe personal crece y madura. Esresante observar cmo en el NTestamento la palabra santossigna a los cristianos en su cony ciertamente no todos tenacualidades para ser declarados

    Preocupado por la devastacin ocasionadapor el huracn que recientemente ha golpeado la costaoriental de los Estados Unidos de Amrica, ofrezco

    mis oraciones por las vctimas y expreso mi solidaridadhacia cuantos estn comprometidos en la laborde reconstruccin, dijo Benedicto XVI en su saludoen ingls, al trmino de la audiencia.

    por as decirlo, a una concorde poli-fona en la fe. El Catecismo de la

    Iglesia catlica sintetiza de modo cla-ro as: Cre er es un acto eclesial.La fe de la Iglesia precede, engen-dra, conduce y alimenta nuestra fe.La Iglesia es la Madre de todos loscreyentes. Nadie puede tener aDios por Padre si no tiene a la Igle-sia por Madre [san Cipriano] (n.181). Por lo tanto la fe nace en laIglesia, conduce a ella y vive en ella.Esto es importante recordarlo.

    Al principio de la aventura cristia-na, cuando el Espritu Santo des-ciende con poder sobre los discpu-los, el da de Pentecosts como na-rran los Hechos de los Apstoles (cf. 2,1-13), la Iglesia naciente recibe lafuerza para llevar a cabo la misinque le ha confiado el Seor resucita-do: difundir en todos los rinconesde la tierra el Evangelio, la buena

    todas las barreras. Dice san Pablo:No hay griego y judo, circunciso e

    incircunciso, brbaro, escita, esclavoy libre, sino Cristo, que lo es todo, yen todos (Col 3, 11).

    La Iglesia, por lo tanto, desde elprincipio es el lugar de la fe, el lu-gar de la transmisin de la fe, el lu-gar donde, por el bautismo, se estinmerso en el Misterio Pascual de lamuerte y resurreccin de Cristo, quenos libera de la prisin del pecado,nos da la libertad de hijos y nos in-troduce en la comunin con el DiosTrinitario. Al mismo tiempo estamosinmersos en la comunin con los de-ms hermanos y hermanas de fe, contodo el Cuerpo de Cristo, fuera denuestro aislamiento. El concilio ecu-mnico Vaticano II lo recuerda:Dios quiso santificar y salvar a loshombres no individualmente y aisla-dos, sin conexin entre s, sino hacer

    Queridos hermanos y hermanas:

    Continuamos con nuestro camino

    de meditacin sobre la fe catlica.La semana pasada mostr cmo la fees un don, pues es Dios quien tomala iniciativa y nos sale al encuentro;y as la fe es una respuesta con laque nosotros le acogemos como fun-damento estable de nuestra vida. Esun don que transforma la existenciaporque nos hace entrar en la mismavisin de Jess, quien acta en noso-tros y nos abre al amor a Dios y alos dems.

    Deseara hoy dar un paso ms ennuestra reflexin, partiendo otra vezde algunos interrogantes: la fe tieneun carcter slo personal, indivi-dual? Interesa slo a mi persona?Vivo mi fe solo? Cierto: el acto defe es un acto eminentemente perso-nal que sucede en lo ntimo msprofundo y que marca un cambio dedireccin, una conversin personal:es mi existencia la que da un vuelco,la que recibe una orientacin nueva.En la l iturgia del bautismo, en elmomento de las promesas, el cele-brante pide la manifestacin de la fecatlica y formula tres preguntas:Creis en Dios Padre omnipotente?Creis en Jesucristo su nico Hijo?Creis en el Espritu Santo? Anti-guamente estas preguntas se diriganpersonalmente a quien iba a recibirel bautismo, antes de que se sumer-giera tres veces en el agua. Y tam-bin hoy la respuesta es en singular:Creo. Pero este creer mo no es elresultado de una reflexin solitariapropia, no es el producto de un pen-samiento mo, sino que es fruto deuna relacin, de un dilogo, en elque hay un escuchar, un recibir y unresponder; comunicar con Jess eslo que me hace salir de mi yo en-cerrado en m mismo para abrirmeal amor de Dios Padre. Es como unrenacimiento en el que me descubrounido no slo a Jess, sino tambina cuantos han caminado y caminanpor la misma senda; y este nuevonacimiento, que empieza con el bau-tismo, contina durante todo el re-corrido de la existencia. No puedoconstruir mi fe personal en un dilo-go privado con Jess, porque la feme es donada por Dios a travs deuna comunidad creyente que es laIglesia y m