Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    Malvinas

    Otra estrategiaes posibleEs indispensable:Una visin renovada del conflicto

    Un profundo cambio en la polticaUn nuevo consenso nacional

    Parar de una vez por todas el avance ingls

    Mario Cafiero Javier LlorensMarzo 2010

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    SumarioI) Introduccin: Malvinas la poltica del paso a paso para atrs................................. ... 3

    Locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes .......................................................... 4Las ideas centrales de la nueva estrategia ................................................................................... 4

    II) La enorme gravedad del desafo histrico que enfrentamos:............................... ......... 5III) El permanente retroceso argentino despus de 1982............................... ................... 6

    La triada de puntos de vista que extravi a Argentina ............................................................. 7IV) Poltica actual y balance de la situacin................................ ................................ ....... 9

    Resea de los hechos dinamizados ltimamente por el RU ........................................................ 9La minscula direccin de la cancillera que atiende este conflicto maysculo........................ 11La inanidad del reciente decreto 256/2010 ............................................................................... 12La salida que insina el gobierno: la vuelta a las relaciones carnales y la seduccin.......... 13Otro paso an ms atrs: el inusitado pedido de intermediacin norteamericana .................. 15

    V) La necesidad de una nueva visin e inteleccin del conflicto................................ ........16La esencia del conflicto............................................................................................................... 16La historia de Malvinas, impregnada de batallas por la energa y el petrleo........................... 17La estatura de los contrincantes y su evolucin inversa ............................................................ 18La inexplicable debacle subsiguiente de Argentina.................................................................... 20El relato ingls de la guerra de 1982 y sus graves contradicciones ........................................... 21La trama oculta del conflicto anticipada pblicamente por la prensa....................................... 22El arte de la guerra es el engao............................................................................................. 24Los inusitados cargos del informe Rattembach contra la cancillera argentina ......................... 26

    VI) Las bases para el lanzamiento de una nueva estrategia............................... ...............27La imperiosa necesidad de un contra relato argentino .............................................................. 27La necesidad de levantar el intil secretismo argentino y el ultra secretismo ingls................ 28

    VII) Los objetivos inmediatos y subsiguientes y los medios para alcanzarlos..................... 29Posibles iniciativas a nivel nacional: ........................................................................................... 30Posibles iniciativas a nivel regional e internacional: .................................................................. 31

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    I)Introduccin: Malvinas la poltica del paso a paso para atrs.Con su costumbre de improvisar an en los temas de mayor importancia, la Presidenta de la Nacin Cristina

    Kirchner pronunci un lamentable discurso en la cumbre de jefes de Estado de America Latina y el Caribe,

    realizado recientemente en Cancn, Mxico, referido a la escalada que esta llevando adelante el Reino Unido

    (RU) para explotar nuestro petrleo de Malvinas. Como dirigindose a dos audiencias distintas, empleando

    un mensaje polismico, por un lado repiti los ditirambos seudo nacionalistas y anticolonialistas a los que

    suele apelar. Y por el otro, haciendo clidos elogios a la poltica de seduccin de los 90, y reconociendo

    haberla criticado infundadamente, insinu a la diplomacia britnica que la cuestin de la explotacin delpetrleo en Malvinas, se puede solucionar con una vuelta a los acuerdos petroleros de Menem y Di Tella delao 1995!Dichos acuerdos, mas que una burla, fueron un fraude diplomtico tendientes a legitimar la explotacin del

    petrleo por parte del RU; ya que inmediatamente despus de firmados ambas partes discreparon abierta-

    mente respecto el sentido de lo que haban convenido. Al punto tal que algn diplomtico observ que era

    un acuerdo para estar en desacuerdo. Lo que no obst que los isleos inmediatamente convocaran a licita-

    ciones para la explotacin del petrleo en los territorios martimos en disputa. Que a la postre no prospera-

    ron por la cada del precio del petrleo a un nivel de casi diez dlares el barril; o sea inferiores a los costos

    de extraccin costa afuera, que rondan los u$s 15 el barril. As hoy, con un horizonte del precio del petrleo a

    u$s 100 el barril, el motivo de la disputa por las islas Malvinas, que en su esencia es el petrleo, con toda su

    fuerza ha vuelto a resurgir.

    Lamentablemente los furcios de la presidenta en su discurso no acabaron all. En l tambin reproch a los

    ingleses, el estar militarmente en Irak y en Afganistn pero nada dijo que tambin estn en nuestro territorio,con la Fortaleza Malvinas! Siendo esta la base militar extranjera ms grande en un pas americano. Tambinhizo una estlida referencia a la guerra de 1982, pero insinuando que la decisin de recuperar las islas por

    parte del gobierno militar de entonces, no fue una decisin genuina sino inducida desde afuera. Hiptesisinquietante que este documento entiende indispensable profundizar y despejar,a los fines de poder encararadecuadamente el enorme desafo que implica este conflicto tanto a la luz de la opinin pblica interna comointernacional.Concretamente la Sra. Presidenta, luego de afirmar la dependencia de los gobiernos militares de entonces alas grandes potencias, expres: creo que aquella decisin de la Junta Militar, que se vea acorralada fue fun-

    cional a lo que sin duda era una decisin que se haba tomado, independientemente de cual fuera la actitud

    de aquellos militares.

    Por ltimo reconoci que en definitiva la poltica internacional sigue siendo no una cuestin de derecho, no

    una cuestin de respeto a las normas establecidas, sino slo y simplemente una relacin de fuerzas: los quetienen ms poder, los que pueden imponer sus decisiones por sobre el conjunto siguen utilizando ese lugar

    de privilegio para desor al derecho internacional. Sin embargo no propuso otra salida que seguir por el

    mismo trillado camino, el de la paciente diplomacia y los acuerdos que inmediatamente despus el RU se

    encarga de violar o tergiversar.

    En concreto, este ltimo discurso de la Sra. Presidenta, parece ser el ltimo paso atrs, en los interminablespasos atrs que nuestro pas ha dado a partir de la poltica step by step de los Acuerdos de Madrid, firma-

    dos hace veinte aos. Que supuestamente nos iban a llevar paso a paso a la soberana, pero cada vez nos

    ponen ms lejos de ella.

    Salvando distancias, la poltica seguida por Argentina a travs de sucesivos gobiernos en relacin a la cues-

    tin de Malvinas, se parece demasiado a la intil y suicida poltica exterior de apaciguamiento, que des-

    pleg en la dcada del 30 el Reino Unido gobernado por Neville Chamberlain, procurando contemporizar con

    la poltica expansionista de la Alemania Nazi de Adolf Hitler, mediante ceder sucesivamente a la mayor parte

    de sus exigencias. Hoy evidentemente esta poltica de apaciguamiento en Malvinas est mostrando su total

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    agotamiento, por eso es indispensable su reemplazo por otra poltica, que obviamente debe ser enteramen-

    te pacfica y no blica.

    Locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes

    Einstein dijo que locura es hacer la misma cosa, una y otra vez, esperando obtener diferentes resultados.

    Esta locura parece dominar a la dirigencia argentina en relacin a importantes temas, y en especial al de

    Malvinas. Y mayor locura an es persistir en la espera, con la esperanza que los resultados en algn remoto

    porvenir se concreten, invocando que en todo caso los resultados lo vern nuestros nietos o bisnietos. Al-

    guien dijo que de los males que salieron de la caja de Pandora, el peor de todos es la esperanza, porque pro-

    longa el tormento de los otros males. Y esta esperanza maligna, de diferir los hipotticos resultados para un

    ilusorio y lejano futuro, tambin parece asolar a la dirigencia argentina. Que se comporta como la zorra que

    no tena estatura para alcanzar a las uvas, y por eso deca que estaban verdes.

    En concreto, este recomienzo de la explotacin petrolera britnica en la cuenca del mar de Malvinas debe

    llamar a la dirigencia nacional a una profunda reflexin. Estamos frente a una gravsima situacin y debemos

    asumir la responsabilidad de la hora. No hay cabida para intereses mezquinos, ni para miradas menores. No

    hay ninguna duda que estamos sufriendo un enorme fracaso. Pero no es solo el fracaso de un gobierno o de

    la cancillera: es toda la Nacin Argentina la que arrastra el fracaso y est en una situacin de derrota. Y esta

    situacin puede agravarse en el futuro en la medida que no reaccionemos de manera adecuada y diferente

    ante este indito y colosal desafo que enfrentamos como Nacin. Indudablemente el ms grave desde ladeclaracin de nuestra Independencia, que incluso poco tiempo atrs, en 1982, tuvo una lamentable guerra

    de por medio.

    Pero esa reaccin no puede ser aislada, facciosa o ms divisionista. Toda crisis encierra una oportunidad. De-

    bemos encontrar en este indito desafo la oportunidad para recrear la unin de los argentinos entre s. Y

    con su dirigencia, si esta, con inteligencia, honestidad, y patriotismo, se pone a la altura del desafo que en-

    frenta. Este parece ser el nico camino, la nica opcin que nos puede sacar del marasmo y la decadencia en

    la que inexplicablemente nos hemos hundido como pas. Casualmente a partir de la confirmacin en el ao

    1975 de la existencia de enormes riquezas petrolferas en las aguas que circundan a las islas Malvinas.

    Las ideas centrales de la nueva estrategiaAnte la magnitud del desafo geopoltico que enfrentamos, estamos obligados a renovar profundamente

    nuestra visin y alcances del conflicto. Y a renovar imaginativa y profundamente nuestro bagaje de instru-mentos para enfrentarlo, tanto en el plano internacional, regional e interno.En el plano internacional, atento la situacin de debilidad en que nuestro pas se ha hundido, en apoyo denuestra diplomacia, con una postura afn a la no violencia de Ghandi, debemos reemplazar la capacidad di-

    suasiva de hacer dao, por parte de unas fuerzas armadas de las que virtualmente carecemos, por la fuerzamoral de la verdad y la inteligencia. Concretando para ello un nuevo e indito relato sobre la guerra de 1982;que ilumine al mundo sobre los trasfondos prfidos de ella, para lo que existe un cmulo de elementos, queapoyan plenamente la teora de la induccin insinuada por la Presidenta. No a los efectos de vencer por lasarmas para imponer un supuesto derecho, como lo ha hecho el RU, sino de convencer respecto lo genuino yhonesto de nuestro reclamo, ms all de las estratagemas a las que suelen apelar los pases poderosos, con-

    forme las enseanzas de Maquiavelo.

    El Times de Londres, en una nota titulada Gran Bretaa podra encontrar difcil defender su po sicin por lasFalklands acaba de aceptar que el espritu de la poca est del lado de Argentina, ya que la simpata glo-bal se ha vuelto mas firme contra las posiciones colonialistas desde 1982. Este vuelco de la opinin publica,

    es el que debemos expandir y potenciar, profundizando integralmente la verdad respecto los sucesos en tor-

    no de la guerra de 1982.

    Algo parecido dijo tambin recientemente The Guardian en una nota con ttulo Un fastidio costoso paraGran Bretaa: Las colonias lejanas son un anacronismo postimperial. Gran Bretaa tendr que negociar con

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    la Argentina, porque el mundo, ya sea en la ONU o en La haya, insistir en ello. El gobierno y los medios pue-

    den enterrar la cabeza en la arena, pero eso no har que la disputa por las Malvinas desaparezca, ni expiar

    las culpas por los muertos de la mas tonta de las guerras hace un cuarto de siglo

    Por otro lado debemos detener de una vez por todas el incesante avance ingls, que se registra desde 1982 enadelante. Y por ello nuestra incapacidad de hacer dao en el plano externo, como poltica clsica de defensa,

    debemos revertirla disuasivamente al plano interno. En tal sentido, atento los mviles eminentementeeconmicos que guan al RU y aplicando el derecho de represalia pacfica, no deberamos vacilar en emplear

    todos los instrumentos econmicamente lcitos que tenemos a nuestro alcance, para advertirle, y llegado el

    caso demostrarle al RU, que aun nos queda capacidad de hacer dao a sus intereses econmicos radicados

    en nuestro pas, y eventualmente en la regin, en este mundo tan desigualmente entrelazado, atiborrado, y

    desvelado por intereses econmicos.

    Aydate y te ayudarn dice un viejo refrn. Mal podemos pedir la solidaridad y ayuda de los pases vecinos,invocando la unidad y hermandad latinoamericana, si primero no les demostramos fehacientemente que

    estamos dispuestos a jugarnos a fondo en el plano econmico, en defensa de nuestros propios intereses. En

    ese plano de la vscera ms sensible, es donde tambin debe afianzarse la hermandad latinoamericana.

    Para ello Argentina deber ofrecer a los pases latinoamericanos acuerdos estratgicos econmicos en rela-

    cin al petrleo y la pesca en el Atlntico Sur. Y darle forma a la propuesta de una Antrtida Sudamericana;

    para que no solo el corazn sino el bolsillo sean el motivo de unidad.

    Para desplegar esta nueva estrategia, previamente deberamos ponernos de acuerdo en seis cuestiones cen-

    trales:

    II) Tomar conciencia de la gravedad del desafo histrico que enfrentamos

    III) Constatar el permanente retroceso argentino desde la guerra de 1982

    IV) Hacer un crudo balance de los resultados de la poltica actual

    V) Adquirir una renovada visin e inteleccin del conflicto

    VI) Consensuar las bases para el lanzamiento de una nueva estrategia

    VII) Fijar los objetivos inmediatos y subsiguientes y los medios para alcanzarlos

    II) La enorme gravedad del desafo histrico que enfrentamos:

    Los hechos y la realidad han destruido la hiptesis de que en Malvinas no hay petrleo y que las islas no son

    un objetivo prioritario de la poltica britnica. Consecuentemente, ha cado por tierra el concepto basal de la

    poltica exterior actual, de que Argentina no tiene hiptesis de conflicto. Esta falsa premisa ha llevado a

    considerar que la Nacin Argentina no tiene ningn enemigo, que todos los pases son nuestros amigos, y

    que por lo tanto debemos darle similar trato a todos los pases. Se trata de un gravsimo error estratgico,inadmisible en un pas con aspiraciones a ser un Estado Nacin, que se ha vuelto patente a la luz de lo que

    estamos viviendo.

    Este gravsimo error estratgico, es otra de las muestras de la absurda debacle en que se ha hundido nuestro

    pas y nuestra dirigencia. En especial aquella que con motivo de las privatizaciones de la dcada de los 90,

    sostuvo que el petrleo tampoco era un recurso estratgico. Y por ello vendi a precio ruin nuestros mantospetrolferos continentales, y nuestra petrolera de bandera, que haba sido seera en el mundo en la explota-

    cin estatal de ese vital recurso, que tantas guerras ha provocado y provoca en el mundo.

    Segn Wikipedia, enemigo es la expresin radical de la enemistad, el antagonismo exacerbado o el des-

    acuerdo extremo, innegociable e intolerante entre entes sociales, polticos, religiosos, etc. Se considera

    enemigo a una persona o grupo de personas, que se oponen a otro grupo de personas ya sea por sus ideas,

    pensamientos, actividadeso por m otivos polticos radicales tales como el invadir a otro pas por la captura desus Recursos Naturales.A luz de esa definicin y los actuales acontecimientos, y mal que nos pese, est muy claro que el RU es

    enemigo de la Argentina, porque rivaliza una porcin importantsima de nuestro territorio. Son cerca de

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    5.000.000 de km2 en disputa de soberana territorial los que estn en juego, ricos en recursos naturales de

    todo tipo, en especial los hidrocarburferos, que actualmente el RU se apresta a explotar. Y como si esto no

    fuera suficiente para despabilarnos, el RU tiene una actitud abiertamente hostil, que se manifiesta en el de-

    sarrollo y existencia de la Fortaleza Militar Malvinas. A la que intenta transformar en una base militar no solo

    inglesa, sino europea y de la OTAN, como se advirti oportunamente en el documento de ULISES Malvinas

    en el ojo de la tormenta. Se trata de la mayor Base Militar de una potencia extracontinental en Sudamrica,

    habiendo permanecido y magnificado su poder no solo defensivo, sino tambin ofensivo, a pesar de las cla-

    ras muestras dadas por Argentina del deseo de resolver en forma pacfica la controversia.

    III) El permanente retroceso argentino despus de 1982

    El Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, en el ao 2005 emiti un

    documento con ttulo A Diez aos de los Acuerdos Petroleros con el Reino Unido. Sus Consideraciones Fi-nales ponen de manifiesto todo lo que retrocedi Argentina en relacin a la cuestin Malvinas, al practicar

    la poltica del apaciguamiento y el paso a paso, frente la poltica de poder confrontacionista desplegadapor el RU.

    El Reino Unido llev adelante, al igual que durante el gobierno de Alfonsn, una poltica de hechos consumados

    a travs de medidas unilaterales sobre los espacios martimos y una ocupacin efectiva de esos lugares, ya sea a

    travs de actividades econmicas (pesca, exploracin petrolera) o militares (patrullaje de la ZEE). Estas medidas

    abarcan tambin a las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

    Justamentelos acuerdos petroleros, y tambin los pesqueros, le facilitaron un avance aceptado por nuestro pas,lo que implica un cierto reconocimiento a los reclamos britnicos sobre las islas y los espacios martimos circun-dantes, ya que no se puede reclamar soberana sobre espacios m artimos si no poseen costas. Fueron los acuerdossobre pesca los que han dado seguridad y tranquilidad econmica a los isleos, permitindoles ingresos anuales

    superiores a los habitantes de cualquier pas petrolero.

    Con estos acuerdos se pasaron a compartir recursos naturales (vivos y no vivos) que antes de la guerra no esta-

    ban en discusin (aunque el Derecho del Mar es de 1982). Por otra parte se acord sobre los recursos del mar

    entre el continente y las islas, dejando el este de las Malvinas en manos exclusivamente britnicas.

    En este sentido la poltica del Reino Unido se la puede enmarcar dentro del paradigma realista, debido a que

    llev adelanteuna poltica de poder confrontacionista con la Argentina cuando sus intereses estuvieron en juego.Llmese confrontacionismo a la negativa de negociar la soberana, de ocupar en forma efectiva el espacio mar-

    timo alrededor de las islas, a llevar adelante polticas unilaterales en materia pesquera y petrolera, a realizar ac-

    tividades militares en aguas en disputa, a desconocer las resoluciones de las Naciones Unidas instando a nego-

    ciar, instalando una base militar de gran operatividad a solo 500 kilmetros del continente, a mantener el em-

    bargo militar a la Argentina, a presionar para que se desmantelara el proyecto del misil Cndor II y el programa

    nuclear argentino.

    Frente esa poltica de poder confrontacionistapor parte del RU, podra decirse que Argentina a continua-cin de los Acuerdos de Madrid del ao 1990, despleg dos actitudes diplomticas casi suicidas, como quin

    se esmera en serruchar la rama en la que est parado: retirar los reclamos en la Asamblea General de la

    ONU, y poner el eje de la diplomacia en la seduccin a los isleos. .

    Como si hubiera sido una clusula secreta de los Acuerdos de Madrid, despus de su firmaArgentina retir

    lisa y llananamente el tratamiento de la cuestin Malvinas de la Asamblea General, a la que todos los aos

    desde la derrota de 1982 en adelante, nuestro pas planteaba consuetudinariamente ante la ONU.

    Y esto no es una cuestin ingenuamente declamativa. En el derecho existe lo que se denomina el consue-

    tudo, o costumbre inveterada y la opinin o necesidad del Derecho. Que en lenguaje llano podra deno-

    minarse las leyes no escritas de los usos y las costumbres. O sea la conducta que sigue la gente constante-

    mente, y la conviccin de esa gente que esa conducta es obligatoria. Y eso fortaleciendo enormemente sus

    derechos- era lo que estaba instaurando pacientemente la actitud Argentina hasta 1989, al presentar todos

    los aos la cuestin ante la Asamblea General, y ganar all en forma apabullante la opinin afirmativa de la

    inmensa mayora de los pases.

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    A esa actitud suicida por omisin, la diplomacia argentina le sumo otra por accin. Contradiciendo flagran-

    temente el derecho internacional que la asista, pas a desplegar una poltica tendiente al objetivo de torcer

    a su favor los deseos de los isleos. Pese que las sucesivas resoluciones de la ONU establecieron claramen-

    te que la disputa de soberana deba resolverse, teniendo en cuenta los intereses de los isleos -con las

    debidas reparaciones si fuere necesario- pero no sus deseos.

    La triada de puntos de vista que extravi a Argentina

    Esta absurda y estril poltica de seduccin, tiene sus races intelectuales en el plano acadmico y en centros

    del pensamiento de la diplomacia profesional, como es el CARI (Consejo Argentino para las Relaciones In-

    ternacionales). Otra usina importante fue la Ctedra de Conflictos de la Facultad de Derecho de la UBA, des-

    de donde se dispararon ideas fuerza que nos decan que debamos despojarnos de viejos prejuicios e ideolo-

    gismos. Que haba que empezar a considerar a la soberana como divisible, por ejemplo escindiendo de

    ella la explotacin de los recursos naturales. Que el conflicto Malvinas no es un todo o nada (juego de suma

    cero). Que haba otras reas de cooperacin entre los actores (Argentina y RU). Y que adems haba un ter-

    cer actor los isleos- al que ilusoriamente podamos coaligarnos y ponerlos en contradiccin con el propio

    RU.Mientras ac nos entretenan con estos falsos paradigmas, los ingleses desplegaron su estrategia de avance

    maximizando totalmente sus beneficios. Esto es lgico y tambin predecible matemticamente, si aplicamos

    la teora de los juegos. La historia nos demuestra a las claras que la cuestin Malvinas no se trata de un jue-go cooperativo (los ingleses actan de forma unilateral e ilegitima). Y que hasta la fecha, y en especial desde

    1982, se trata un juego donde una parte se ha comportado de manera violenta y agresiva actuando como un

    halcn (RU); y la otra de manera sumisa y pacfica, actuando como una paloma (Argentina). Resultado:

    siempre gana el halcn y nunca la paloma. Pero la teora de los juegos nos ensean tambin que llegado a

    una situacin de desequilibrio tan abismal, se hace ya obligado un cambio de estrategia. Argentina no est

    condenada a jugar siempre estrategias dominadas, ni los ingleses pueden jugar siempre estrategias domi-

    nantes.

    Este documento tiene la intencin de poner en debate y desnudar los falsos paradigmas intelectuales e his-

    toricos que -interesadamente- se han creado en torno del conflicto. A los efectos de poder estar a la altura

    de este, resulta indispensable que aflore un pensamiento crtico e independiente. Y este desafo intelectual ypatritico, no puede quedarse a mitad de camino. Como lamentablemente lo hace el Instituto de Relacio-

    nes Internacionales en el referido informe.

    No obstante las dursimas conclusiones a las que arriba , que ponen en evidencia la inutilidad, inconsistencia,y peligrosidad de la poltica llevada a cabo, el informe sin mayor imaginacin, propone seguir profundizandoan ms esta poltica suicida y claudicante de poner en el centro de los desvelos argentinos, los deseos de

    los isleos. Quienes supuestamente hoy estn dominados por el trauma que les cre la ocupacin militar

    argentina cuando se intent resolver por la fuerza la disputa diplomtica.

    En forma inexplicablemente extraviada, aceptando la existencia de una triada de puntos de vista ingls,

    argentino, e isleo- cuando esta claramente no existe en el derecho reconocido a Argentina, el documento

    propone en consecuencia como nica salida, exagerar el rol de paloma, y profundizar el apaciguamiento, eincrementar ad infinitum la paciencia y la cooperacin:Luego de los acuerdos pesqueros y petroleros es inevitable, vindolo con realismo, un entrelazamiento en el Sur

    de interesescrecientes entre la Argentina , un pas de rango medio, dueo de la ms extensa jurisdiccin en elprolfico Atlntico Sudoccidental, yel Reino Unido, la potencia que ocupa un sector clave del mismo, conectada asu vez con los intereses ms poderosos del mundo. En tal caso, es lgico pensar que los isleos, p articularmentelos de otra generacin, no podrn continuar en su posicin de darle la espalda al territorio continental argentino,fuente inevitable de recursos humanos, logsticos, comerciales, educacionales, etc., para esas islas ahora tan ricas

    pero tan aisladas del resto del planeta. Cualquier solucin a la disputa de soberana, deber ser forzosamente alargo plazo, negociando muy pacientemente, con firmeza y dignidad, sin pretender acelerar los tiempos con fines

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    polticos internos, obligando a un trabajo continuo, sin intermitencias y discreto, aunque sin dejar de transmitir alos britnicos nuestra honda conviccin de la propiedad de las Malvinas.

    La aceptacin de esa triada o trilateralismo en la que se introdujeron los deseos de los isleos, es la mani-festacin de la rendicin diplomtica que encierran los Acuerdos de Madrid de 1990. Dado que los derechosargentinos reconocidos por la ONU, se hallan claramente basados en una diada o bilateralismo entre Argen-

    tina y el RU, en donde los intereses de isleos son una cuestin colateral. Precisamente el motivo de laguerra de 1982 y la consecuente derrota militar argentina, fue la contundente negativa de aceptar esa triada

    por parte de las autoridades militares argentinas de entonces, condicin sine qua non que fue requerida te-

    nazmente por la lamentable mediacin del Gral. Alexander Haig y sus epnimos.

    La aceptacin diplomtica de esa triada por parte de Argentina, se hizo patente despus de los Acuerdos de

    Madrid, con la lamentable e infantil poltica de seduccin de los isleos, o diplomacia Winnie Pooh, que

    en el marco de las relaciones carnales seguidamente despleg la cancillera encabezada por el canciller Di

    Tella. La que culmin con los convenios petroleros de 1995, que aparentemente hoy se quieren resucitar.

    Pese a que dicha triada, no solo no tiene fuente en el derecho internacional que asiste Argentina, sino que

    adems, con solo ver la masa critica de poblacin que existe en cada supuesto vrtice de ella, su sola enun-

    ciacin linda con el grotesco. Tal como se ha tratado de representar en la imagen aledaa, que incluso est

    fuera de escala por razones de espacio, dado que el punto insignificante que representa a los isleos, debera

    ser proporcionalmente mucho menor. Sin embargo los diplomticos y expertos cuya opinin aparece nutri-

    damente en nuestros grandes medios, nos aconsejan estultamente que para resolver el conflicto de Malvinas

    -como si se tratara de una novela rosa- debemos ganarnos el corazn y las almas de los isleos.

    En mayo del 2008 el gobierno britnico de las islas produjo un extenso informe tratando de mejorar sus debi-

    litados ttulos jurdicos sobre las islas (Getting it right: The real history of the Falklands/Malvinas). En la

    pgina 38 del mismo reconoce que integran la poblacin de las islas gente nacida en 62 diferentes pases. Por

    lo tanto solo una minora de la poblacin es nativa, y cabe suponer que puede haberse efectuado reciente-

    mente un trasplante de poblacin; no tan violento y drstico como el llevado a cabo en la colonia britnica

    de la isla de Diego Garcia, pero un trasplante al fin. Con este dato se derrumba la mscara de la diplomacia

    britnica de invocar los deseos de los isleos.

    Es doloroso decirlo, pero que es claro que la dirigencia argentina, inficionada por los intereses britnicos y

    extranjeros, ante la falta de coraje, voluntad, imaginacin, e ideas que tuvo y tiene para confrontar con el RU,

    ARGENTINA40 millones habitantes

    REINO UNIDO61 millones habitantes Isleos

    1.800 habitantes

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    opt por entretenerse con el divertimento fabricado por este, y se dedic a perder el tiempo tratando

    de seducir a los isleos.

    IV) Poltica actual y balance de la situacin

    A pesar de las alertas de una hiperactividad britnica en Atlntico Sur (AS), no hubo en Argentina una mnima

    reaccin adecuada, efectiva y conducente. Ni por parte del oficialismo, ni de la oposicin. Para la inmensa

    mayora de la dirigencia, intoxicada por la frase de Jorge Luis Borges, de que la guerra de Malvinas fue una

    pelea entre dos pelados por un peine, se trata de un conflicto que en la prctica no existe, que qued ente-

    rrado tras la derrota militar de 1982, y con los (lamentables) Acuerdos de Madrid de 1990. Y por ende se

    podan esperar 400 aos para su natural resolucin.

    Por contrario, para una minora nfima pero influyente, predicadora del realismo perifrico, que no se sabe

    muy bien para quin juega, pero cuya opinin aparece asiduamente en los grandes medios argentinos, se

    trata de un desafo o conflicto tan enorme, que resulta imposible de enfrentar. Y por ello en el marco de las

    relaciones carnales que inspiraron los acuerdos de Madrid (que fueron una imposicin previa de nuestros

    acreedores, para poder comenzar con el arreglo de la deuda externa con el Plan Brady) lo nico que se puede

    hacer es relajarse y tratar de gozar.

    En esencia lo que proponen estos realistas perifricos, es volver a los ruines acuerdos petroleros que firm

    en 1995 el canciller Di Tella, que a cambio del pago de un bolo simblico a favor de Argentina, legitimaban

    el saqueo de esa riqueza no renovable por parte del RU. Una actitud parecida a la de enfrentar a un salteador

    de caminos dicindole -mister Salteador, seamos cooperativos, no me robe el 100 %, llvese el 97 %, y yo le

    firmo que fue una cesin voluntaria por mi parte, as usted no es reputado de pirata o ladrn, y conserva su

    fama de caballero ingls.

    Estos realistas perifricos durante los acontecimientos del bicentenario que este ao festejamos, segura-

    mente que como buenos perifricos realistas hubiesen aconsejado seguir a las ordenes del rey Borbn. Y ni

    escuchar a los enajenados extremistas como San Martn, que hablaban de andar en pelotas como nuestros

    paisanos los indios, seamos libres y lo dems no importa.

    Perdulariosegn la Real Academia Espaola, es aquel que pierde cosas frecuentemente, es sumamente

    descuidado en sus intereses o en su persona, o un vicioso incorregible. Proviene de latn perduellium, queera el crimen de alta traicin contra la patria ms grave de todos, despus del sacrilegio contra los dioses.

    Lamentablemente en Argentina, ya sea por accin u omisin se han multiplicado los perdularios, al comps

    de la aguda campaa de desmalvinizacin que lanzaron los grandes medios inmediatamente despus de la

    derrota de 1982.

    Resea de los hechos dinamizados ltimamente por el RU

    A principios del ao 2008, al comps del agudo incremento de los precios del petrleo, los isleos convoca-

    ron a una nueva ronda de licitaciones para explotar el petrleo de Malvinas. A principios del ao 2009 el pri-

    mer ministro Gordon Brown manifest que el RU apoyara esas explotaciones. A partir de ese anuncio se su-

    cedieron una escalada de hechos en una misma direccin, demostrativos de una accin predeterminada y

    coherente por parte del RU, que a la vez es ejemplificativa del enorme inters puesto por su parte en la cues-

    tin.

    1) En febrero 2009 dos expertos britnicos en geopoltica, emitieron a requerimiento de la Comisin de Se-

    guridad de la UE un agresivo documento de contenido beligerante, que constituy una afrenta a la segu-

    ridad externa y a la soberana argentina. En marzo este documento fue rpidamente avalado por las au-

    toridades de la UE y dado a publicidad. (Ver informacin detallada en

    http://proyectonacional.wordpress.com/europeizacion-de-bases-militares-malvinas-en-el-ojo-de-la-

    tormenta/). Este hecho indito de colonialismo tardo, que contradice las ms nobles tradiciones huma-

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    nitarias (por lo que se denota que a la luz de la crisis energtica mundial, esas tradiciones hoy no preva-

    lecen) solo fue destacado por el diario Clarn y el referido documento de Ulises.

    2) A principios de mayo 2009 el RU concret su presentacin ante la ONU, extendiendo a 350 millas el bor-

    de externo de la plataforma continental en torno a los archipilagos usurpados, e hizo reserva de una ul-

    terior presentacin referida a la Antrtida. Culmin as la delimitacin de una superficie martima de

    aproximadamente 2.500.000 de km2 sin incluir la Antrtida; con cuyo aadido se duplicara dicha super-

    ficie.

    3) En setiembre el banco Barclays concret la compra de acciones de la concesionaria Desire Petroleum,

    cuyas tratativas haba iniciado un ao antes. Simultneamente presento ante el ministerio de Economa

    argentino una propuesta para la reapertura del canje de deuda, que fue aprobada rpidamente por ese

    ministerio. Debe destacarse que Barclays ya haba manifestado un ao antes en forma coincidente, tanto

    su inters por comprar acciones de la petrolera inglesa Desire, como de participar en la reapertura del

    canje de deuda argentino.

    4) Entre agosto y octubre hubo un acelerado e intenso rearme militar en la fortaleza Malvinas, que incluy

    entre otros los siguientes hechos:

    a) La visita a las islas Malvinas de la mxima autoridad militar britnica, el Jefe del Estado Mayor Con-

    junto, una semana despus de asumir en Londres ese cargo.

    b) Ejercicios militares combinados en las islas Malvinas, de alta intensidad y peligroso realismo, que

    provocaron por su severidad una cantidad indeterminada de heridos entre las tropas de ocupacinbritnica, adems de un accidente areo.

    c) La designacin del gobernador britnico de las islas, que recay en un militar britnico que prestaba

    servicios con funciones militares y de inteligencia en la altamente conflictiva zona de Basora (Irak)

    d) El envo de 4 aeronaves de guerra de mxima tecnologa Eurofighter TYPHON, de un costo de ms de

    100 millones de dlares cada una, pudiendo adems la base de Malvinas, albergar por lo menos a 16

    de estos aparatos, no existiendo en toda Sudamrica aviones de similares caractersticas y capacida-

    des.Esta medida viola flagrantemente el articulo especifico de los acuerdo de Madrid, que establecepuntualmente que el envo de 4 o ms aeronaves de guerra debe ser comunicado oficialmente a la

    Argentina con un plazo de 45 das anticipado. Ni esta ni otras disposiciones en materia de opera-

    ciones militares contenidas en los Acuerdos de Madrid fueron respetadas por el RU.

    5) EN la IV Comision (Asuntos Jurdicos) de la Asamblea General de la ONU, Argentina soport una derrota

    diplomtica, la primera a nuestro criterio en la cuestin, como consecuencia -queremos creer- de un mal

    manejo procesal y un conocimiento insuficiente del escenario multilateral.

    6) En diciembre se aprob el Tratado de Lisboa, que incorpor como territorio europeo de ultramar a las

    islas Malvinas.

    7) Durante 2009 y principios de 2010, tanto el RU como las autoridades de los isleos, como un ejercicio

    de diplomacia informal y paralela, convocaron o facilitaron encuentros deportivos, sociales, e incluso le-

    gislativos con argentinos. Entre ellos la invitacin realizada a legisladores argentinos para que visitaran

    Londres, en manera coincidente a la toma de estado publico de la incursin de la plataforma Ocean

    Guardan. Los cuales lamentablemente estuvieron lejos de estar a la altura de la situacin.

    8) En febrero se produjo el arribo a Malvinas de la plataforma petrolera Ocean Guardian, para iniciar perfo-raciones en la plataforma de las islas Malvinas, que es parte de la plataforma continental argentina. La

    misma segn el Departamento Superior del Derecho del Mar y Recursos Martimos, cuenta con un po-

    tencial hidrocarburfero estimado en 60.000 millones de barriles, haciendo de Malvinas una nueva Ku-

    wait, de los cuales 6.000 millones serian accesibles en esta primera oportunidad.

    9) Simultneamente al arribo de la plataforma, el RU inform que haba reforzado la defensa de las islas,

    con el envo de un batalln de fuerzas especiales de la S.A.S, y de una fragata para el patrullaje de la zo-

    na. A la par dej trascender que tambin haba zarpado un submarino atmico con ese mismo objetivo.

    Frente a estos continuos y anunciados fracasos de la poltica exterior argentina, tenemos que concluir que la

    respuesta argentina siempre resulta ser:

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    Tarda: Va a la zaga de los hechos consumados.Banal: no va al fondo de la cuestin, que es la apropiacin ilegitima del RU.Retrica: se trata de palabras sobre palabras, e incluso no es una buena retrica. Por ejemplo se in-siste en seguir hablando de actos unilaterales, cuando lo correcto sera calificarlos como actos ilega-

    les o ilegtimos.

    Improvisada: el gobierno y la Cancilleria carecen de los equipos tcnicos y profesionales que la enor-me magnitud de la cuestin requiere.

    Impotente: porque evidentemente no se manifiesta una genuina voluntad de cumplimentar la dispo-sicin transitoria I de la Constitucin Nacional, que es un anhelo del pueblo argentino.

    Vale aclarar que se trata de una clusula transitoria, y no eterna. Por ello NO tiene sentido continuar hablan-do de paciencia y de plazos de hasta 400 aos para recuperar las Malvinas (R. Bielsa dixit). En los plazos refe-

    ridos se agotar el petrleo y nos quedaremos con la paciencia infinita, que es una virtud que supuestamen-

    te tiene plazo de caducidad.

    La Cancillera tuvo en sus manos informes que alertaban de los peligros en ciernes, y donde se ponan en

    consideracin diversas propuestas, de las cuales cabe mencionar las comunicaciones presentadas al canciller

    en el ao 2004 tanto por el embajador Horacio Solari como por el Gral.(RE) Jorge Leal.

    Estas alertas no fueron atendidas por la Cancillera. Tampoco la oposicin se hizo cargo del tema. La poltica

    exterior debe ser una poltica de Estado, pero perdonando la irona, del ESTADO NACIONAL PROPIO, Y NO

    DEL ESTADO CONTRINCANTE. La poltica de ESTADO en relacin a Malvinas ha sido en definitiva beneficiosa

    para el Estado Britnico. Esta poltica de Estado, no ha conseguido ni un solo barril de petrleo, ni un solo

    kilogramo de pescado, ni un solo km2 de superficie para la Repblica Argentina. Todo lo contrario es el resul-

    tado concreto obtenido por el Reino Unido, que ha consolidado una verdadera Nueva Invasin Inglesa en el

    siglo XXI.

    La minscula direccin de la cancillera que atiende este conflicto maysculo

    La Cancilleria Argentina tiene asignada la responsabilidad de la cuestin Malvinas a la Direccin General de

    Malvinas e Islas del Atlntico Sur. Es la reparticin con responsabilidad primaria para el cumplimiento de la

    Clusula Transitoria 1 de la Constitucin Nacional que reza: La recuperacin de dichos territorios y el ejer-

    cicio pleno de la soberana, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del

    derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino

    Esta Direccion General cuenta en la actualidad con solamente dos funcionarios y con una sola agente admi-

    nistrativa para las funciones de secretaria. Adems ambos funcionarios estn en situacin precaria. Uno ya

    fue trasladado a la Embajada en Honduras, donde partir prximamente. Y la otra es una funcionaria, recin

    egresada del ISEN (Instituto Superior Exterior de la Nacin), que partir prximamente al exterior en una mi-

    sin de varios meses ajena a la temtica del Atlntico Sur.

    Asimismo la Direccin General se encuentra vacante desde la partida de su ex titular a la embajada en Berna,

    hace 5 meses. La Direccin depende de la Subsecretaria de Poltica Exterior, que tambin est vacante desde

    hace unos dos aos. Tambin est vacante desde hace un ao y medio la Embajada de nuestro pas en Lon-dres. La aparente existencia de un embajador designado, pero que aun no se ha hecho cargo, no modifica

    esta situacin de vacancia ya que la embajada en Londres continua en manos de un encargado de negocios

    ad interim (a.i.).

    En concreto, los equipos tcnicos de la Cancillera dedicados a la ms importante cuestin de poltica exterior

    del pas y a la nica de raigambre constitucional, se limitan a dos o tres personas con dedicacin exclusiva, alas que se pueden sumar otras dos o tres con dedicacin parcial en otros organismos de la cancilleria.

    Dado que existen ms de mil funcionarios diplomticos de carrera y cerca de 200 asesores , sin contar perso-

    nal administrativo y contratado, podemos afirmar con certeza aritmtica que la cancilleria asigna a est cues-tin de enorme importancia y magnitud unos milsimos de sus recursos humanos.

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    Pero esta irrisoria asignacin de recursos humanos a la cuestin ms importante de poltica exterior de nues-

    tro pas, es solo la punta de un iceberg. La desmalvinizacion abarca tambin otras polticas. Por ejemplo, el

    resto del personal no asignado especficamente a Malvinas (o sea el 99,9% de los funcionarios de la Canciller-

    a) no recibe ningn tipo de informacin, formacin o educacin en los temas del Atlntico Sur y Malvinas.

    Asimismo este conocimiento no es requerido ni fomentado, ni en el concurso de ingreso, ni en los dos aos

    de especializacin en el ISEN, ni en ninguno de los cursos de actualizacin a lo largo de la carrera diplomtica.

    Otro ejemplo de la poltica de desmalvinizacion es el hecho de que los funcionarios de la cancilleria producen

    anualmente como requisito para sus promociones, alrededor de 50 tesis y monografas. A lo largo de los

    ltimos 20 aos podramos calcular razonablemente 1.000 trabajos especializados de este tipo. No tenemos

    constancia de que uno solo de ellos, en alguna oportunidad, haya abordado la temtica Malvinas y Atlntico

    Sur. Desinters de los funcionarios o tema tab?

    En el Congreso Nacional tambin se ha impuesto la desmalvinizacin. El Observatorio Parlamentario Mal-

    vinas creado con bombos y platillos el 25/06/06, en tres aos y medio solo tuvo dos sesiones de trabajo y

    desde mediados del 2007 no ha producido ninguna nueva publicacin. Como si no hubiera existido nada que

    observar ni informar, en ese crucial perodo de avance ingls.

    Tampoco se requiere, ms bien se obstruye, el asesoramiento externo por parte de otros profesionales resi-

    dentes o en el extranjero. Una situacin similarmente excluyente se verifica con las Universidades Argenti-

    nas. Este pronunciado desinters, verificable y objetivo, es claramente incompatible con la especifica obliga-cin y responsabilidad que le cabe a ese ministerio en el cumplimiento de la Clusula Transitoria 1 de la

    Constitucin Nacional. Estamos frente a un grave incumplimiento de la Constitucin Nacional.

    Los sucesivos fracasos de la poltica exterior argentina tienen obvia relacin con este manifiesto desinters, y

    la inexistencia de cuerpos tcnicos profesionales que asuman la defensa de la mayor causa argentina, y el

    mayor territorio en disputa de soberana territorial del mundo.

    Esta orfandad de recursos por parte de la Cancillera, ministerio que detenta el virtual monopolio de la ges-

    tin y anlisis de una situacin de mxima importancia nacional, es naturalmente bien conocida por los

    britnicos. Por ello tambin debe ser conocida por los ciudadanos argentinos, para que esta alarmante debi-

    lidad cese de inmediato, como condicin previa a cualquier poltica eficaz en resguardo de nuestros derechos

    soberanos en el Atlntico Sur.

    La inanidad del reciente decreto 256/2010

    El moderado especialista en relaciones internacionales, Carlos Prez Llana, calific a la actual situacin como

    la "peor derrota" argentina desde Galtieri. Y dijo que los Kirchners se durmieron dos siestas: la de la inopia

    frente a los contenidos del Tratado de Lisboa. Y la de la no explotacin de los recursos petrolferos que estn

    bajo nuestro incuestionado dominio.

    Estos, y los que estn bajo disputa, pese a su descomunal extensin e inters geopoltico, estn bajo la titula-

    ridad de la seudo empresa estatal ENARSA (Ley 25.943). Que desde el 2004 hasta ahora se distinguido por

    verse involucrada en el escndalo de la valija de Antonini Wilson. Por ser la importadora de carsimas y sos-

    pechosas importaciones de gas natural licuado (GNL); haciendo en ellas negocios con YPF (quien no extrae elgas argentino barato, pero nos vende gas natural importado de Trinidad Tobago muy caro) y con el banco

    Morgan Stanley (que no produce nada pero se dedica al trfico de comodities). Y por firmar contratos de ex-

    ploracin y explotacin de petrleo off shore con distintas multinacionales petroleras, cuyos textos se des-

    conocen enteramente, y cuyos resultados no se han visto para nada. En cualquier pas, mxime tratndose

    de una enorme zona en litigio y de frontera que es indispensable ocupar, este sera el verdadero escndalo, yno la valija del Sr. Antonini Wilson.

    Pero las siestas de los Kirchner en realidad parecen ser tres, porque ahora prcticamente estn dejando que

    el RU ponga en explotacin nuestros recursos petrolferos bajo usurpacin britnica. La reaccin del gobier-

    no ante esta ltima actitud del RU, fue el dictado del decreto 256, que est muy lejos de las necesidades,

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    frente la enormidad de lo que est en juego. Como dira el ingls Winston Churchill, Argentina responde

    "siempre poco, y siempre tarde".

    El decreto en cuestin sanciona una medida que podra haber tomado la Prefectura como autoridad marti-

    ma. Pero sobreactuando, la Presidenta uso el derecho al avocamiento, y se despach con un formato de

    DNU, con la firma de todos los ministros, cuando bastaba solo la firma del Prefecto Naval. Este solo detalle

    pone en evidencia la intrascendencia de la medida, que fue amplificada enormemente para la tribuna, como

    tratando de justificar con ello el no querer hacer realmente las cosas en serio.

    El objeto del DNU segn la Cancillera, no es impedir la extraccin de recursos no renovables, sino solo tratarde "desalentar y encarecer la explotacin petrolfera en Malvinas", dificultando el abastecimiento desde Ar-

    gentina. O sea que se trata solo de un acto simblico, frente a la enorme rentabilidad de la actividad, que da

    la proyeccin del precio del barril de petrleo a u$s 100. Tampoco se abord la posibilidad de acordar regio-

    nalmente, el impedir que los britnicos usen otras fuentes logsticas desde el continente. De nuevo, como ha

    sucedido desde siempre en la cuestin de Malvinas, Argentina se queda a mitad de camino en lo que debera

    hacer. Que en este caso debera ser concretamente, impedir por medios no militares (al contrario de los quenos sugiere usar el primer ministro Brown) la extraccin de los recursos no renovables de la zona.Es claro que el RU, con su habilidad y gradualismo diplomtico, lo que est procurando hacer con el inicio de

    la actividad de la plataforma Ocean Guardian, es establecer una cabeza de playa petrolera. Para a continua-cin, si esta se afianza y es tolerada por Argentina, poblar de plataformas de perforacin al Atlntico Sur ar-gentino bajo usurpacin inglesa. Las que cada vez se encuentran mas ociosas en el Mar del Norte, con su

    petrleo en vas de agotamiento. Conseguir as que la extraccin de los recursos petrolferos de Malvinas, se

    transforme en un hecho consumado, y en la prctica consentido por Argentina. Con todas las consecuencias

    jurdicas que esto supone bajo la doctrina internacional anglosajona del estoppel; ms all de las altisonan-

    tes declaraciones y protestas de nuestros gobernantes. Y de nuestra bienpensante y pusilnime dirigencia,

    que tiene debilidad por las invitaciones provenientes desde Londres.

    Es evidente que cualquier pas serio, ante una operacin de ese calibre y con esas intenciones, actua-ra conla mayor contundencia posible, empleando todos los medios civiles disponibles a mano, a los efectos de impe-dir el establecimiento de esa cabeza de playa petrolera. Por el caso, en una situacin mucho menor que noadmite parangn, Brasil prohibi que la IV Flota estadounidense se paseara por sobre sus cuantiosos yaci-mientos de petrleo costa afuera, diciendo claramente, esto es brasilero, y lo voy a defender con todo lo que

    tengo, ante quin sea.

    El conspicuo miembro del Club del Petrleo Daniel Gerold, ferviente cultor del realismo perifrico, recien-

    temente dijo que "si hay descubrimiento de algo, nadie va a ceder ningn reclamo. Si descubrimos algo del

    lado argentino, los ingleses no se irn jams y viceversa. Lo que hay que hacer es cooperar si se quiere des-

    arrollar algo y avanzar en el terreno diplomtico". A confesin del petrolero de apellido ingls, relevo de

    prueba de porqu los ingleses realmente permanecen all, contra viento y marea.

    La disputa de la soberana por las islas Malvinas, tiene como esencia, la disputa por el petrleo. Y de esta

    manera, con la incursin del Ocean Guardian, el RU lo que pretende es comenzar a llevrselo; o sea pretende

    comenzar a disolver la disputa en forma enteramente favorable para l; aconsejndonos a nosotros ser pa-cientes y cooperativos en ayuda a su objetivo.

    La salida que insina el gobierno: la vuelta a las relaciones carnales y la seduccin

    En su discurso en la cumbre de presidentes en Cancn relacionado con la cuestin de Malvinas, la presidenta

    Cristina Kirchner se despach con clidas e inusuales alabanzas respecto la poltica de seduccin de los

    isleos practicada en la denostada dcada del 90, y en especial respecto los lamentables acuerdos petrole-

    ros del ao 1995:

    Luego del advenimiento de la democracia - y fundamentalmente durante los aos 90 - surgi otra poltica que

    recibi mis crticas internas, pero que debo reconocer a la luz de la mirada y perspectiva histrica - que tal vez

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    intent como una contrapartida a aquella actitud de los militares de ensayar una poltica diferente de acerca-

    miento, de cooperacin que se denomin en algn momento de seduccin y se lleg a un acuerdo, en materia

    de manejo de hidrocarburos, una Declaracin de Cooperacin Conjunta para Actividades Off Shore, a fines de

    septiembre de 1995, para ser ms exactos, el 27 de septiembre de l995. Era la primera vez que se sentaban para

    abordar un acuerdo de cmo tratar en forma conjunta y cooperativa recursos naturales no renovables.

    A los cinco o seis das ese tratado, ese acuerdo, esa declaracin fue violada.

    Por qu? Porque Inglaterra interpret unilateralmente que la nica rea que podra tener cooperacin conjun-

    ta eran los 21 mil kilmetros cuadrados, que ellos determinaban, y no los 430 mil kilmetros cuadrados, que

    constituyen la zona que podemos denominar de disputa de soberana. En cinco das tan slo se viol el tratado y

    se dieron reuniones conjuntas: ocho en total, la ltima termin en el ao 2000, sin que en ningn momento y en

    ese lapso pudiramos lograr - desde 1965 hasta el 2007 - ninguna actitud de discusin, tal como marca Naciones

    Unidas.

    En el ao 2007 se dio por finalizado este ejercicio, por evidente incumplimiento, y hoy nuevamente se ha insta-

    lado una plataforma al sur de las Islas, en clara violacin a todas y cada una de las disposiciones de Naciones

    Unidas, que plantea algo ms que una cuestin de soberana, sino que nos plantea como regin la posibilidad

    cierta y concreta de que esto pueda ser utilizado como un ejemplo en un siglo XXI, en donde la disputa de los re-

    cursos naturales va a ser el gran escenario internacional.

    Por eso quiero hablar en nombre de todos los gobiernos democrticos que hubo en mi pas, del que obtuvo, en

    el ao 1965, la Resolucin 2065, tambin de aquellos que a partir de la experiencia que haba significado la gue-

    rra de la dictadura militar creyeron que era un problema de formas la vinculacin con la Gran Bretaa y que en-

    tonces haban sido los malos modales de unos militares los que haban provocado el endurecimiento y la perdida

    de poder para poder sentarse a una mesa de negociaciones. Se ensay, a partir de los aos 90, una poltica dia-

    metralmente opuesta de seduccin, de acuerdos, de poder sentarse para ver cmo se poda explotar en forma

    conjunta y cooperativa los recursos y eso tampoco sirvi, porque en definitiva subyaca, tal vez en esa actitud,

    una incomprensin sin cierto grado de ingenuidad de lo que significan para las grandes potencias del mundo el

    manejo de los recursos naturales no renovables, de la importancia del petrleo o de los renovables de la impor-

    tancia - por ejemplo - de la pesca.

    Por eso quiero reivindicar todas las polticas que se han llevado a cabo por los gobiernos democrticos, an

    aquellas que oportunamente no compart precisamente por esta visin que viene a confirmarse en estos das,

    cuando nuevamente el Gobierno de la Gran Bretaa desoyendo, una vez ms, una vez ms las resoluciones de

    Naciones Unidas, de su Comit de Descolonizacin, de la propia lgica del siglo XXI que condena todos los colo-

    nialismos.

    En concreto, el diplomtico y seductor mensaje que parece mandar nuestra Presidenta al RU es, volvamos a

    los acuerdos petroleros del ao 1995, y por favor boys, cmplanlos.

    Que decan esos convenios, de los que ni siquiera existe una traduccin al espaol, y solo se consiguen en la

    web en versin en ingls, y llevan el pomposo ttulo de Declaracin Conjunta Argentino-Britnica sobre Ac-

    tividades Costa afuera en el Atlntico Sudoccidental? Para los autores del mencionado informe A Diez aosde los Acuerdos Petroleros con el Reino Un ido, Oscar Mastropierro (Magster en Relaciones Internacionales)y Leandro Venacio (Licenciado en Relaciones Internacionales) eran jeroglficos. No mencionaba porcentajes

    ni cuestiones concretas. Tampoco tena mapas, porque ninguno de los dos pases poda aceptar las preten-

    siones del otro.

    Para el ex vice canciller Roberto Garca Moritan, la cooperacin tanto en pesca como en hidrocarburos fue

    solo una pantomima estril que nunca existi:Hidrocarburos es el caso mas pattico de un acuerdo que mereca haberse titulado como un acuerdo para estar

    en desacuerdo. El mismo da de su firma, el 27 de setiembre de 1995, las partes emitieron declaraciones inter-

    pretativas sobre el texto que acababan de firmar en la que sealaban que le acuerdo deca todo lo contrario que

    interpretaba la otra. Notable perspectiva de cooperacin. Sin embargo se realiz un esfuerzo diplomtico hasta

    el 2007 a pesar de que a la semana de haberse firmado, el RU burl el acuerdo con un llamado a una ronda para

    conceder licencias de exploracin y explotacin. No fue un mes, solo mereci una semana para que se supiera el

    significado de la palabra cooperacin para el RU. Eso continu una y otra vez.

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    En el acuerdo solo se fijaba un rea de explotacin conjunta de 20.000 Km2, en la que supuestamente estaba

    interesada la British Petroleoum. La mitad ubicada sobre mar argentino no disputado, y la otra mitad sobre el

    mar argentino en disputa. En ella las regalas se repartiran miti y miti, entre Argentina y los isleos. Parale-

    lamente, en base a un supuesto acuerdo verbal, no escrito en ningn lado, Argentina tendra derecho a per-

    cibir un 3 % de los ingresos por la explotacin del petrleo en el rea en disputa, en la que los isleos perci-

    biran un 9 %.

    Pero no se trataba de una soberana disminuida a un cuarto por parte de Argentina (3 sobre 12 %). Peor an,

    ese supuesto pago a favor de Argentina era presentado por parte del RU, no como el pago de una regala a

    un soberano, sino como una tasa de servicio ambiental. Por permitir que la actividad petrolera en torno de

    las Malvinas se asentara en el continente; y no en las islas, a las que los isleos pretenden mantenerlas libres

    de toda polucin industrial. O sea no eran pagos a un soberano, sino a un basurero, condenado a vivir en la

    mugre.

    Resulta evidente que ese convenio firmado a instancias del RU, a la que la presidenta Kirchner pretende re-

    gresar luego que su marido lo diera en el ao 2007 por perimido, no era un convenio diplomtico, sino un

    convenio basura, tpico de las relaciones carnales de esa poca. Un miserable papel sin sentido y sin valor,

    como el que un okupa fragua con la complicidad del mandatario infiel de la otra parte, para tratar de de-

    mostrar que tiene derecho a la usurpacin. En este caso por parte del RU, para tener a mano un papel sin

    sustancia, pero mecanografiado y con algunos garabatos como firmas, como para blandirlo ante los ojos del

    mundo, frente la clara disposicin de la resolucin 31/49 de la ONU. Que insta a las partes a abstenerse de

    introducir modificaciones unilaterales en las islas, hasta tanto se resuelva la disputa de soberana.

    Otro paso an ms atrs: el inusitado pedido de intermediacin norteamericana

    Pero como si esa vuelta a la denostada dcada de los 90 no fuera suficiente, con motivo del paso de la secre-

    taria de Estado Hillary Clinton por Buenos Aires, la Presidenta se anim a dar otro paso hacia atrs, hacia ladcada del 80. En consecuencia, tratando a la Sra. Clinton con los honores de una jefa de Estado, como en

    los tiempos del Gral. Galtieri y el secretario de Estado Alexander Haig (a la que incluso llamo presidenta) se

    le ocurri nada menos que pedir la intermediacin de los EEUU en la cuestin de Malvinas!Como si tal intermediacin en el pasado, encabezada por el mencionado Haig, nunca hubiese existido, ni

    deparado los resultados decepcionantes que depar. Respecto la cual el mismo Haig declar posteriormente

    que nunca haba sido ni neutral ni imparcial. O sea que nunca haba sido un mediador, por las razones ocultasque ms adelante se explica en profundidad. Su frase, que ahora es an de mayor aplicacin ante los sucesos

    del Medio Oriente, lo dice todo: UDS SON AMIGOS, INGLATERRA ES UN ALIADO . Y por eso el RU se impusoblicamente en la guerra de 1982, en base a los suministros, y la estrecha colaboracin en inteligencia sateli-

    tal y de la otra brindada por EEUU.Obviamente que nunca puede ser mediador imparcial, alguien que es parte del conflicto, por tener intereses

    en el mismo. Cules son los intereses de los EEUU en Malvinas? Adems de los intereses geopolticos estn

    los intereses econmicos de empresas norteamericanas interesadas en el negocio petrolero de Malvinas.

    Entre ellas se destaca el gigante financiero Blackrock, una empresa financiera global con sede en Nueva York,que es considerado en estos momentos el mayor fondo de inversin del mundo, cuyo CEO Laurence Fink es

    aportante al Partido Demcrata y a la campaa de Obama.

    BlackRock tiene asociaciones estratgicas, tanto con el banco ingles Barclays, que Argentina absurdamente

    designo como agente en la reapertura del canje de deuda; como con el JP Morgan & Chase Co propiedad de

    la familia Rockefeller, que como se ver mas adelante en detalle, est estrechamente vinculada con la cues-

    tin de Malvinas, y canaliza muchas de sus inversiones a travs BlackRock. En particular la divisin BlackRock

    World Mining Fund es el mayor inversor de de capitales britnico-estadounidenses en minera. Y tiene vincu-

    lacin directa o indirecta con las cuatro empresas inglesas que estn explotando el petrleo en Malvinas:

    Borders & Southern Petroleum, Desire Petroleum, Falkland Oil and Gas, y Rockhopper Exploration PLC.

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    Como si fuera el poderoso cuerpo de una hidra de numerosas cabezas, Blackrock es:

    - Accionista de Borders & Southern Petroleum,

    - Accionista de Credit Suisse, que a su vez es accionista de Borders & Southern Petroleum,

    - Accionista y socio de Barclays, que a su vez es accionista de Desire Petroleum,

    - Accionista de Henderson Group, que a su vez es accionista de Borders & Southern Petroleum,

    - Accionista de Allianz, que a su vez es accionista de Borders & Southern Petroleum,

    - Accionista de HSBC, que a su vez es accionista de Desire Petroleum y asesor financiero de Rockhop-

    per Exploration PLC,

    - Accionista de Falkland Oil and Gas,- Accionista de RAB Capital, que a su vez es accionista de Falkland Oil and Gas,

    - Accionista de Lloyds Bank, que a travs de Scotish Widow es accionista de Falkland Oil and Gas,

    - Los principales accionistas de BlackRock son Merrill Lynch con el 34.1% de las acciones, PNC Financial

    Services con el 24.6%, y el Barclays PLC con el 19.9%. Merrill Lynch pertenece actualmente al Bank of

    America, donde la familia Rockefeller tiene amplia influencia.

    De tal manera el pedido de intermediacin norteamericana formulado por la Presidenta, hace honor al dicho

    de que la historia primero se escribe como tragedia, y luego como farsa, por parte de quienes no quieren

    estar a la altura de ella.

    V) La necesidad de una nueva visin e inteleccin del conflicto

    La esencia del conflicto

    En 1977 el diplomtico Adolfo M. Holmberg escribi un libro con ttulo Cree usted que los ingleses nos de-volvern las Malvinas? Yo no. En l deca premonitoriamente hace ms de 30 aos. "Son una colonia de po-blacin frustrada, una factora de produccin nica y explotacin monopolizada, una base naval abandonada,

    una estacin logstica vaca, un puerto solitario y una gobernacin sin recursos y deficitaria, con un programa

    de obras que no se hicieron nunca y probablemente no se harn jams. Pero Gran Bretaa insiste en mante-

    nerse all porque el secreto de su diplomacia no es otro que el codiciar el tesoro de petrleo yacente en la

    entraa de la cuenca sedimentaria austral".

    En el ao 1965 los derechos argentinos sobre las islas Malvinas se afianzaron extraordinariamente, con la

    sancin de resolucin 2065 de la Asamblea General de la ONU, que reconoci sus pretensiones. Y estableci

    que solo deba tenerse en cuenta los intereses, no los deseos de los isleos, rechazando as el derecho a

    la supuesta autodeterminacin que ahora esgrime el RU. Seguidamente en el ao 1968, la aspiracin Argen-

    tina estuvo a punto de ser reconocida lisa y llanamente por el RU, con la firma del Memorndum de Enten-

    dimiento entre el vicecanciller del gobierno laborista ingls Lord Chalfont, y el embajador argentino en Lon-

    dres Mc Loughlin.

    En l, dando conformidad a lo resuelto en la resolucin 2065 de la ONU, se estipulaba que a los efectos de

    tener en cuenta los intereses de los isleos, ambos gobiernos promoveran de inmediato la libertad de mo-vimientos y comunicaciones entre las islas y el continente. Y que el gobierno del RU reconocer la soberan-

    a de la Repblica Argentina sobre las Islas a partir de una fecha a ser convenida tan pronto como sea posi-

    ble. Inmediatamente despus de que se hubiere resuelto la divergencia entre ellos respecto como seran

    asegurados los intereses de los isleos, y las salvaguardias y garan-tas ofrecidas por parte del gobierno ar-

    gentino para ello. Se estableca finalmente que si no se hubiese alcanzado un arreglo definitivo en cuatro

    aos, cualquiera de los dos gobiernos podra convocar a una reunin de representantes especiales para re-

    examinar la cuestin.

    Todo pareca marchar sobre ruedas para los intereses argentinos. Pero en ese momento, de la mano de los

    conservadores ingleses, clsicos representantes del Big Business britnico, hizo su aparicin Su Majestad el

    Petrleo. Pero en su novsima y modernsima versin off shore (costa afuera), en una actividad que hasta

    esos momentos se haba circunscripto a tierra firme, o no mucho mas all de su ribera. En ese ao haban

    comenzado las primeras prospecciones de petrleo en el Mar del Norte, con promisorias expectativas. Y as

    el RU, que haba participado en dos grandes guerras mundiales por el dominio del petrleo del Cucaso y el

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    Medio Oriente, se encontr que ese recurso lo poda encontrar al alcance de la mano, en el mar que circun-

    daba las viejas islas britnicas.

    La historia de Malvinas, impregnada de batallas por la energa y el petrleo

    Y algo semejante poda suceder con las islas Malvinas. Que en el decurso de su historia bajo dominacin in-

    glesa, contaban con una profunda relacin con la energa y el petrleo. Al haber sido ellas, primero, una muy

    importante base de carboneo; y luego, una muy importante base de petroleo de la Armada de Su Majestad

    Britnica, que la historia argentina desconoce por completo.

    La ocupacin por parte del RU de las islas Malvinas en 1833, no solo estuvo motivada para el control del paso

    de Drake entre el Atlntico y el Pacifico. Ante la aparicin de la mquina a vapor a principios de siglo, en esos

    momentos la Reina de los Mares enfrentaba un enorme desafo logstico. El de reemplazar el viento que im-

    pulsaba airosamente sus naves, en cuyo dominio los marineros de Su Majestad eran expertos, por el carbn,

    del que dispona a raudales en Gales. La solucin virtuosa que encontr, fue desparramar con sus buques el

    carbn de Gales, acopindolo en numerosas bases ubicadas estratgicamente en diversos puntos del plane-

    ta, entre ellas Malvinas (que adems dispona la turba como sucedneo energtico del carbn) los que a su

    volvan cargados de materia prima indispensable para mantener en funcionamiento la maquinaria de la revo-

    lucin industrial que encabezaba el RU.

    Y a principios del siglo XX, la Armada de Su Majestad enfrent un nuevo desafo en el mismo sentido, ante la

    necesidad de surtir a sus naves con petrleo en vez de con carbn, por la superior performance blica que el

    petrleo confera a los buques de guerra. Por esa razn el RU con Winston Churchill, primero como secreta-

    rio de Colonias, y luego como primer Lord de Almirantazgo, se lanz desesperadamente a principios del siglo

    XX a buscar petrleo en la costa de todos los mares del mundo, para poder as surtir a sus naves eficazmente,

    directamente desde el yacimiento a las bodegas. As comenzaron los hallazgos en el Medio Oriente, en Irn y

    el Golfo Prsico, en el Cucaso, en Malasia y en Comodoro Rivadavia, en Argentina.

    A la luz de ese fragoroso contexto mundial, y de la dependencia estratgica que mantena entonces Argenti-

    na con RU, el mito vernculo del descubrimiento por casualidad del petrleo argentino en Comodoro Rivada-

    via en el ao 1907, cuando supuestamente se estaba buscando empeosamente agua, requiere una revisin

    integral. Lo cierto es que casualmente ese descubrimiento termin abasteciendo de petrleo de contrabando

    a las islas Malvinas, y solucionando la logstica de la Armada Britnica. Y lo mismo habra sucedido durante la

    guerra de 1982, en la cual la flota britnica habra sido abastecida mediante los suministros de los buques

    time charter que haba alquilado la Shell britnica a la petrolera argentina Astra. Compaa de capitales

    supuestamente suizos que contaba con una larga, opaca y tortuosa trayectoria, casi desde los tiempos del

    descubrimiento del petrleo en Comodoro Rivadavia. Y en 1982 contaba con yacimientos y una destilera all,

    que casualmente se incendi inmediatamente despus de finalizada la guerra.

    No parece casual que al ao siguiente de ese supuestamente causal descubrimiento del ao 1907, la corona

    britnica emitiera la famosa Carta Patente Real que anexaba las islas Georgias, Orcadas, Shetland, y Sand-

    wich a la colonia de las islas Malvinas. E inclua en esas posesiones a lo que entonces eran el Territorio Na-

    cional argentino de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Supuesto error que recin fue enmendado en 1917, diez

    aos despus, pero que abarcaba lo que se conoce como la cuenca petrolfera Malvinas, que se extiende

    desde el golfo de San Jorge hasta dichas islas.

    Las previsiones del RU y Winston Churchill se vieron premiadas poco despus, al comienzo de la Primera

    Guerra Mundial, cuando los buques de Su Majestad apostados en Malvinas, quemando presumiblemente

    petrleo argentino, masacraron y echaron a pique a la flota alemana del Almirante Graf Spee, que todava

    quemaba carbn, y haba intentado atacar las Malvinas. La batalla de Malvinas fue una de las batallas nava-

    les ms importantes y sangrientas de esa terrible guerra, en la cual el Almirante Graf Spee y sus dos hijos,

    junto otros casi 1.900 alemanes terminaron en el fondo del Atlntico Sur.

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    Otro tanto sucedi con la batalla naval del Rio de la Plata, la primera batalla naval de la Segunda Guerra

    Mundial, protagonizada por el acorazado de bolsillo bautizado Admiral Graf Spee, en honor del almirante

    alemn cuyo cuerpo yaca en el Mar Austral. Jaqueado por la flota del RU apostada en Malvinas, al no poder

    reabastecerse con combustibles e insumos en el puerto de Montevideo, fue hundido por su capitn Langs-

    dorff frente a las costas de esa ciudad, quitndose a continuacin la vida.

    La historia del mundo tuvo sucesos decisivos en Sudamrica, y particularmente en las Malvinas. Sin que los

    sudamericanos nos percatemos de ello; y que desde hace mucho tiempo estamos globalizados sin saberlo.

    Por caso la decisiva batalla de Malvinas al comienzo de la primera guerra mundial, fue un intento del alto

    mando alemn de cambiar completamente el curso de esa guerra, mediante cortar la ruta del Nitro de Chile

    que abasteca al RU del nitrgeno indispensable, y nico en el mundo, para la fabricacin de la dinamita, el

    explosivo estratgico de aquella poca.

    Como Alemania haba dado la sorpresa estratgica de obtener el nitrgeno del aire, la contramedida para

    desbalancear definitivamente esa guerra, era cortar los abastecimientos de nitrgeno del RU. E invertir as la

    estrategia blica de bloqueo y guerra de trinchera, con la que el RU se haba lanzado a la guerra, a la espera

    de que Alemania agotara en pocos meses sus municiones por la carencia de Nitro de Chile. Winston Churchill

    impidi ese intento, mediante reforzar secretamente las islas Malvinas con los buques mas poderosos de la

    Armada britnica; y mediante la superioridad de esas naves que quemaban petrleo argentino.

    En forma parecida, la campaa del Graf Spee al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, tena por objetocortar el flujo de metales nobles y protenas energticas, que llegaban al RU desde el Pacfico y el Atlntico

    Sur. En tal sentido, la neutralidad achacada a Argentina como de impronta nazifacista -propia de una visin

    de los acontecimientos mundiales carente de sutilezas- produjo el concreto resultado objetivo, de asegurar

    la llegada de esos vitales suministros al RU.

    Adems de la importancia de las Malvinas en la historia inglesa, existe entre estas islas y las islas britnicas

    singulares afinidades, geogrficas y topogrficas, en donde las primeras aparecen como un microreflejo de

    las segundas. Adems de compartir sus islas aledaas denominaciones parecidas, ambas estn prximas a

    grandes continentes. Ambas se encuentran en el 55 y pico de latitud; unas en el norte y las otras en el sur.

    Ambas estn compuestas por dos grandes islas separadas por un canal, denominado San Jorge en el caso de

    las islas britnicas, y San Carlos en las Malvinas. Y ambas tienen planicies y suelos turbosos, ricos en carbono,y se encuentran rodeadas de petrleo; el oculto mvil de las guerras modernas que han asolado a la huma-

    nidad.

    La estatura de los contrincantes y su evolucin inversa

    En 1975, tras realizarse en el Mar del Norte lo que se reputa la mayor inversin industrial en la historia de la

    humanidad, al mismo tiempo que comenzaba a plantearse el nuevo Derecho del Mar, el RU puso formalmen-

    te en explotacin sus yacimientos costa afuera en l. Obtuvo por primera vez petrleo britnico, que tanto

    haba buscado, y por el que tanto haba peleado en los ms remotos confines del mundo. La extraccin de

    estas riquezas hidrocarburferas descubiertas en torno a las islas britnicas, permiti al RU resurgir de la agu-

    da debacle en que se haba hundido tras la perdida de su imperio despus de la Segunda Guerra Mundial.

    En nterin, el RU pas del inters por llegar a un arreglo definitivo en la cuestin Malvinas, manifestado en el

    Memorndum de Lord Chalfont de 1968, a la ambigedad, y luego a la agresividad. Al comps de los siguien-

    tes acontecimientos, entre los que hizo irrupcin en el ao 1973 la novedosa postura britnica de reclamar el

    supuesto derecho a la autodeterminacin de los isleos, a la par que el estallido mundial del precio del petr-leo haca posible la puesta en explotacin de los yacimientos off shore:

    en el ao 1969, petroleras canadienses y estadounidenses hicieron presentaciones ante el go-

    bernador ingls de las islas Malvinas, pidiendo explorar el mar que las circunda, quien las elev

    al gobierno de Londres.

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    en 1970 el RU encomend a dos gelogos de la Universidad de Birmingham, Griffiths y Barker,

    para que confeccionaran un informe preliminar respecto las posibilidades hidrocarburferas de

    Malvinas, cuyas conclusiones el RU mantuvo en reserva.

    entre 1971 y 1974 el RRS (Royal Research Ship) Shackleton realizo varias campaas de media-

    ciones gravimtricas en torno de las islas.

    en agosto de 1973, el representante del RU ante la ONU efectu una presentacin ante el se-

    cretario General, en la que prcticamente dio por inexistente la resolucin 2065, sosteniendo

    que es fundamental que se reconozca el derecho de los isleos a la libre determinacin y se les

    permita expresar sus deseos al respecto. Al mismo tiempo la crisis del petrleo por los aconte-

    cimientos en el Medio Oriente, haca subir los precios de este como un cohete al cielo, resul-

    tando as comercialmente posible su extraccin en los yacimientos costa afuera.

    en 1974 una nota aparecida en U.S & World Report refiri a la existencia de grandes depsitos

    de petrleo en Argentina, y en particular en Malvinas, la que podra llegar a ser una nueva Ku-

    wait.

    a principios de 1975, tras el procesamiento de la informacin recolectada por el RRS Shackleton,

    los gelogos Griffiths y Barker presentaron un informe titulado Geologa circundante a las islas

    Malvinas, que el RU tambin mantuvo en reserva. Pero como consecuencia del mismo enco-

    mend a Lord Shackleton un estudio ms amplio sobre el terreno.

    en ese ao el gelogo Grossling public en el Geological Survey Bulletin de EEUU un artculo des-

    tacando las amplias perspectivas petrolferas de America Latina, y especial de la plataforma con-

    tinental argentina e islas Malvinas, estimando que podran haber existencias de petrleo seis ve-

    ces superiores a las del mar del Norte.

    a la par agencias de noticias mundiales trasmitieron los temores de una guerra petrolera entre

    la Argentina y Gran Bretaa a causa de las presiones que sufre el Foreign Office para otorgar

    permisos de cateos a empresas petroleras.

    a fines de ese ao se hundi inexplicadamente en el Mar de las Antillas la plataforma petrolera

    Liberacin, que YPF haba adquirido para la exploracin de la cuenca Malvinas. Desde el ao

    1970 en adelante YPF se haba convertido en pionera en la exploracin de petrleo costa afuera;

    actividad que se procur privatizar desde el Proceso Militar en adelante, y que decay ostensi-

    blemente a partir de 1990, con los Acuerdos de Madrid y la privatizacin de YPF.

    el 3 de enero de 1976, da en que los isleos festejaban el aniversario de la usurpacin, la misin

    encabezada por Lord Shackleton lleg a Puerto Argentino, habiendo comenzado previamente el

    buque de exploracin RRS Shackleton nuevas exploraciones sobre el terreno.

    a mediados de enero, ante la insistencia de la postura de la diplomacia britnica, de centrarse

    solo en temas de cooperacin econmica en las Malvinas, considerando estril hablar de la

    soberana de ellas, se produjo el retiro de embajadores por parte de Argentina y el RU.

    el 4 de febrero de 1976 se produjo el incidente entre el destructor argentino Almirante Storni, y

    el RRS Shackleton, que haba invadido aguas jurisdiccionales de Argentina, lo que motivo una in-

    timacin y disparo de advertencia del Almirante Storni, que el Shackleton desoy. Este inciden-

    te fue magnificado por el RU, incluso con una presentacin ante el Consejo de Seguridad de la

    ONU.

    a mediados de 1976 Lord Sackleton entreg su informe a las autoridades del RU, destacando la

    existencia de cuantiosos recursos pesqueros e hidrocarburferos, en la extenssima regin que

    se extiende desde el Golfo de San Jorge hasta el Cabo de Hornos y las islas Georgias, que difcil-

    mente podran ser explotados por parte de los isleos sin la cooperacin Argentina.

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    La inexplicable debacle subsiguiente de Argentina

    En forma coincidente con la constatacin de esas enormes riquezas en torno de las disputadas islas, la Argen-

    tina con la irrupcin del demencial Proceso de Reorganizacin Nacional, se hundi en una negra y aciaga

    noche de los tiempos, que fue el comienzo de su alucinante debacle como pas, que hasta la fecha no parece

    haberse detenido. En cuyo decurso no dej de hacer locura alguna, como si estuviese poseda por un maligno

    y destructivo demonio. La mera enunciacin objetiva de los hechos es elocuente. Comenz con una lucha

    fratricida entre guerrillas, militares, y paramilitares. Sigui con una guerra sucia, diseada para fuerzas de

    ocupacin, que las Fuerzas Armadas argentinas absurdamente la aplicaron internamente contra su propio

    pueblo. Con la que se extermin a una juventud comprometida, que es la sal donde se nutre la dirigencia de

    un pas, dejando a la par lacerantes heridas que aun no han cerrado. A continuacin, motivada por el fallo del

    rbitro ingls en la cuestin del Beagle, vino el conato de una guerra de agresin contra Chile. Que segura-

    mente habra colocado a Argentina en una situacin peor que la de Irak, trayendo tambin como probable

    consecuencia que la cuestin de Malvinas se disolviera a favor del RU.

    Seguidamente, como si Argentina transitara un tnel del terror, vino el endeudamiento externo y el crac en

    domin de centenares bancos, a la vista y paciencia de las autoridades de entonces, lo que hizo que las divi-

    sas obtenidas con el endeudamiento se evaporaran. Qued como saldo una impagable deuda externa, que

    hasta la fecha condiciona y agobia a nuestro pas. A la par una maligna poltica econmica basada en un tipo

    de cambio atrasado, inaugurada despus del intento de la guerra con Chile por el ministro Martnez de Hoz (y

    repetida varias veces posteriormente, por exigencia de los acreedores externos) propuls un feroz industrici-

    dio, que parti el eje productivo del pas, lo releg a lugares secundarios desde el expectante puesto que

    ocupaba regionalmente, y transform a una sociedad medianamente igualitaria y solidaria, en una fracturada

    fbrica de pobres, villas miserias, y exclusin.

    (Cabe apuntar que el ministro Martnez de Hoz recibi durante su infancia y juventud una selecta educacin

    en el RU, por la que profesaba una abierta anglofilia, adems de mantener parentescos polticos con la aris-

    tocracia inglesa. Durante su gestin como ministro del Proceso Militar prcticamente sustituy a la cancillera

    en cuanto a las relaciones del Argentina con el RU. Y en particular en relacin con la cuestin de Malvinas,

    razn por la que visito Londres en cinco ocasiones; la primera de ella poco despus de haber asumido, en

    julio de 1976, para solicitar apoyo financiero. En una de esos viajes sobrevol las flamantes instalaciones del

    Mar del Norte, en donde manifest estar impresionado por lo que all se haba hecho y la similitud de lascondiciones con el mar patagnico, propugnando en consecuencia en forma persistente una poltica de

    cooperacin y no de confrontacin por la cuestin Malvinas)

    Cerrado ese episodio de la deuda, sobrevino en 1982 la guerra de Malvinas, la que con la derrota militar ar-

    gentina, cambi radicalmente el statu quo de la regin a favor del RU, con la instalacin de la Fortaleza Mal-

    vinas. El ncleo del derecho del RU sobre las islas pas a estar condensado en la corta y contundente frase:

    ganamos la guerra.

    (El canciller argentino Nicanor Costa Mndez, que fue el protagonista diplomtico de esos acontecimientos

    blicos, tambin recibi durante su niez y juventud una esmerada educacin en el RU, razn por la que

    tambin profesaba una abierta anglofilia, manifestada en sus repetidos viajes a Londres. Se desempeaba

    adems como presidente de la CGC (Compaa General de Combustibles) dedicada al trfico de combusti-

    bles, propiedad de la familia Soldati y capitales supuestamente suizos. Costa Mndez tambin se haba des-

    empeado como canciller en el ao 1968, cuando se arrib entre Argentina y el RU al Memorndum de En-

    tendimiento de ese ao. Algunos expertos le reprochan que su inexplicable demora en expedirse al respecto,

    frustr esa oportunidad para Argentina.)

    A continuacin sobrevino una democracia renga, condicionada por golpistas militares, y los banqueros que

    detentaban la deuda externa. La que por el peso de esta, a travs de sucesivas hiperinflaciones y crisis banca-

    rias, que hicieron que los argentinos repudien hasta a su propia moneda, termin privatizando y extrajeri-

    zando a precio ruin todo el patrimonio colectivo de la Nacin. En nterin, la poltica se degrad por la promis-

  • 8/3/2019 Malvinas Otra Estrategia Es Posible

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    cuidad entre negocios y la poltica, a un punto que no parece tener lmites. Y al mismo tiempo se hundi en

    un salvajismo verbal, que imposibilita enteramente la creacin de mnimos consensos.

    Mltiples historiadores han indagado como el RU fue en las penumbras, un agente silencioso y discreto del

    raudo crecimiento que tuvo nuestro pas como apndice del Imperio Britnico durante un siglo. Y segura-

    mente historiadores futuros indagarn que tambin podra haber sido un agente colaborante o determinan-

    te de nuestro inexplicable debacle como nacin en los ltimos treinta y cinco aos, desde 1975 en adelante,

    ante la enorme magnitud del objeto de la disputa que est en juego .Resulta obvio que ante la claridad de los ttulos jurdicos que ostentaba Argentina en relacin a las islas Mal-vinas, la nica forma de inclinar ese conflicto a favor del RU, era contribuyendo a lograr la mxima debilidad

    por parte de Argentina, como en la que actualmente estamos sumidos. Contemporneamente, con motivo

    del conflicto por el petrleo en el Medio Oriente, se habla mucho de la moderna ingeniera de naciones por

    parte de las potencias centrales. Las que tambin tienen la posibilidad de emplear esas capacidades de inje-

    rencia oculta, para la reingeniera o desingeniera de las naciones. Mxime si estas, como Argentina, no

    han estado ni estn apercibidas de la magnitud del juego en las que estn metidas, y las asechanzas que im-

    plica. En donde nuestro socio estratgico dominante de un cuarto de siglo atrs; pas primero a ser un viejo

    conocido lejano; y luego un tenaz y decidido enemigo cercano, muy cercano, pero casi enteramente des-

    apercibido.

    En ese marco, no parece ser mera casualidad que la ONU sancionara el novedoso Derecho del Mar, precisa-mente durante la guerra de Malvinas 1982, otorgando un extenssimo dominio territorial sobre el mar, a

    quien detenta el dominio de sus riberas. De esta manera la modesta superficie de las islas de Malvinas, Ge-

    orgias, Sandwich e islas del Atlntico Sur, le otorg al usurpador de esas islas un inmenso territorio martimo,

    de millones de kilmetros cuadrados, mayor incluso a la superficie de la Argentina continental, que adems

    de su proyeccin antrtica contiene ingentes riquezas.

    Todos los intentos diplomticos que se realizaron durante dicha breve y cruel guerra, tratando de impedir o

    detener ese conflicto blico, fracasaron estrepitosamente. Porque disimulados de una u otra forma, en ellos

    se requera que las autoridades argentinas consintieran en la prctica, en la abrogacin de la resolucin

    2065. Y aceptaran el derecho a la autodeterminacin de los isleos, que le haba sido negado al RU en la

    Asamblea General de la ONU. Mas all de la catadura y los hechos deleznables de las autoridades militaresde entonces, y de los garrafales errores en que incurrieron en relacin con la guerra de Malvinas, es digno de

    reconocer que en ninguna oportunidad cedieron ante ese requisito, an a riesgo de tener que enfrentar una

    catstrofe, tanto militar como personal y profesional, tal como les sucedi.

    El relato ingls de la guerra de 1982 y sus graves contradicciones

    El RU inmediatamente despus de la guerra, se encarg de emitir el Informe Franks, que libr totalmente

    de responsabilidades a sus autoridades, tanto en el periodo previo a la guerra, como en aos anteriores. Este

    informe nunca fue abordado crticamente por autoridades o gobiernos argentinos. Y menos an refutado

    con un contra informe. Salvo el casi absolutamente ignorado Informe Rattembach (CAERCAS) que en reali-

    dad estuvo dirigido contra las responsabilidades militares de las autoridades argentinas. En el que sin embar-

    go qued establecido:

    que la fecha fijada para la ocupacin por la Junta Militar argentina, favoreci fundamental-

    mente al enemigo.