1
Mauricio Beuchot, Sor Juana y nosotros E n una de esas tiendotas a donde se va a comprar verduras y frutas dictadas por la nutrióloga, con fre- cuencia me encuentro a unos esposos a quienes conocí allí. Me identificaron como el que llena esta página y les gusta que platiquemos de lo que escribo. La señora comentó alborozada que en cierta ocasión habíamos coincidido Angélica López Gándara y este ad- mirador de Sor Juana en escribir acerca de ella. Recor- dé la plática del sábado (10 02 2108) de Siglo Nuevo en que, con su acostumbrada erudición y precisión de datos, Antonio Alvarez Mesta comenta versos de la monja en torno al amor. También recordé que hace poco había pensado escri- bir sobre cómo perseguí el libro Sor Juana y su mundo, de varios autores, para leer en primer lugar “Los autos de Sor Juana: tres lugares teológicos”, de nuestro paisa- no Mauricio Beuchot. No fue sorpresa saber que Mauricio había escrito acerca de Sor Juana y su obra. En su vasta sabiduría, cual- quier tema le resulta material para teclear. A la fecha ha superado, con mucha ventaja, los cien libros publicados. Es muy aventurado arriesgar una cifra (¿120, 150, 170?). Lo que sí fue sorpresa es que me enterara de sus tres estudios y concluir que con ello aumenta a cinco (Angéli- ca López Gándara, Antonio Alvarez Mesta, Arcelia Ayup, Mauricio y quien esto redacta) la cantidad de los que, na- cidos o íntimamente relacionado con Torreón, pasamos de ser lectores a producir comentarios sobre Sor Juana. No es nada remoto que existan en nuestra región más de cuatro lectores frecuentes de Sor Juana, por lo menos conozco uno, Jacobo Tafoya, pero para mi desinformación, no he podido leer su obra. Somos como una cofradía con iniciados que se exponen al público y afiliados que no. En fin, Mauricio Beuchot no radica en esta comarca pero es reconocido porque acude con frecuencia a dar conferencias. Dictar es un verbo muy duro para apli- r r carlo a sus exposiciones, tan amenas como magistrales, aunque es preciso para significar su carga erudita que, repito, es sazonada con amenidad. Antes, tuve oportunidad de leer textos de Mauricio durante el tiempo en que fui editor y miembro del Con- sejo Editorial de la revista de filosofía Logos, de la Uni- versidad La Salle, en la Ciudad de México. No lo conocía y no llegué a tener contacto con él allá. Sus textos me los proveía el Director. Era 1980 y sus primeros años. Mauricio despuntaba en los treinta de su edad y ya gozaba de un prestigio de filóso- fo que le daba autoridad para alternar con colegas impor- tantes de otros países. Conservo algunos ejemplares don- de aparecen sus artículos acerca de filosofía y lingüística. Ya instalado yo en Torreón, ciudad donde nació Mau- ricio en 1950, y como director de la revista de literatura Estepa del Nazas, publiqué varios de sus trabajos sobre una de sus conspicuas especialidades, la hermenéutica; también de literatura y de historia. De vuelta con el libro Sor Juana y su mundo y los textos de Mauricio contenidos en el volumen, “Los autos de Sor Juana: tres lugares teológicos”, allí nos dice que Sor Juana manifestó un notable conocimiento de la esco- lástica, tanto en filosofía como en teología. Añade que “recoge ese tipo de ideas y con amor las engasta en los ornamentos barrocos de su poesía dramá- tica”. De esa manera, potenciados en versos, tales cono- cimientos llegaban a los escenarios para el disfrute y el saber del público. En conclusión, desde ópticas diversas que van de la teológica a la de las supuestas recetas de cocina atribui- das a la Décima Musa, tema caro a Arcelia Ayup, a la del amor, abordado recientemente por Antonio Alvarez Mesta y a la que el interés misceláneo permite a Angéli- ca López Gándara y a mí, podemos celebrar que el espíri- tu de Sor Juana, de un modo u otro, convive con nosotros. No fue sorpresa saber que Mauricio había escrito acerca de Sor Juana y su obra. En su vasta sabiduría, cualquier tema le resulta material para teclear. 56 SIGLO NUEVO Saúl Rosales / / / / Correo-e: [email protected] NUESTRO MUNDO

Mauricio Beuchot, Sor Juana y nosotros

  • Upload
    others

  • View
    6

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Mauricio Beuchot, Sor Juana y nosotros

Mauricio Beuchot, Sor Juanay nosotros

En una de esas tiendotas a donde se va a comprar verduras y frutas dictadas por la nutrióloga, con fre-

cuencia me encuentro a unos esposos a quienes conocí allí. Me identifi caron como el que llena esta página y les gusta que platiquemos de lo que escribo.

La señora comentó alborozada que en cierta ocasión habíamos coincidido Angélica López Gándara y este ad-mirador de Sor Juana en escribir acerca de ella. Recor-dé la plática del sábado (10 02 2108) de Siglo Nuevo en que, con su acostumbrada erudición y precisión de datos, Antonio Alvarez Mesta comenta versos de la monja en torno al amor.

También recordé que hace poco había pensado escri-bir sobre cómo perseguí el libro Sor Juana y su mundo, de varios autores, para leer en primer lugar “Los autos de Sor Juana: tres lugares teológicos”, de nuestro paisa-no Mauricio Beuchot.

No fue sorpresa saber que Mauricio había escrito acerca de Sor Juana y su obra. En su vasta sabiduría, cual-quier tema le resulta material para teclear. A la fecha ha superado, con mucha ventaja, los cien libros publicados. Es muy aventurado arriesgar una cifra (¿120, 150, 170?).

Lo que sí fue sorpresa es que me enterara de sus tres estudios y concluir que con ello aumenta a cinco (Angéli-ca López Gándara, Antonio Alvarez Mesta, Arcelia Ayup, Mauricio y quien esto redacta) la cantidad de los que, na-cidos o íntimamente relacionado con Torreón, pasamos de ser lectores a producir comentarios sobre Sor Juana.

No es nada remoto que existan en nuestra región más de cuatro lectores frecuentes de Sor Juana, por lo menos conozco uno, Jacobo Tafoya, pero para mi desinformación, no he podido leer su obra. Somos como una cofradía con iniciados que se exponen al público y afi liados que no.

En fi n, Mauricio Beuchot no radica en esta comarca pero es reconocido porque acude con frecuencia a dar conferencias. Dictar es un verbo muy duro para apli-Dictar es un verbo muy duro para apli-Dictar

carlo a sus exposiciones, tan amenas como magistrales, aunque es preciso para signifi car su carga erudita que, repito, es sazonada con amenidad.

Antes, tuve oportunidad de leer textos de Mauricio durante el tiempo en que fui editor y miembro del Con-sejo Editorial de la revista de fi losofía Logos, de la Uni-versidad La Salle, en la Ciudad de México. No lo conocía y no llegué a tener contacto con él allá. Sus textos me los proveía el Director.

Era 1980 y sus primeros años. Mauricio despuntaba en los treinta de su edad y ya gozaba de un prestigio de fi lóso-fo que le daba autoridad para alternar con colegas impor-tantes de otros países. Conservo algunos ejemplares don-de aparecen sus artículos acerca de fi losofía y lingüística.

Ya instalado yo en Torreón, ciudad donde nació Mau-ricio en 1950, y como director de la revista de literatura Estepa del Nazas, publiqué varios de sus trabajos sobre una de sus conspicuas especialidades, la hermenéutica; también de literatura y de historia.

De vuelta con el libro Sor Juana y su mundo y los textos de Mauricio contenidos en el volumen, “Los autos de Sor Juana: tres lugares teológicos”, allí nos dice que Sor Juana manifestó un notable conocimiento de la esco-lástica, tanto en fi losofía como en teología.

Añade que “recoge ese tipo de ideas y con amor las engasta en los ornamentos barrocos de su poesía dramá-tica”. De esa manera, potenciados en versos, tales cono-cimientos llegaban a los escenarios para el disfrute y el saber del público.

En conclusión, desde ópticas diversas que van de la teológica a la de las supuestas recetas de cocina atribui-das a la Décima Musa, tema caro a Arcelia Ayup, a la del amor, abordado recientemente por Antonio Alvarez Mesta y a la que el interés misceláneo permite a Angéli-ca López Gándara y a mí, podemos celebrar que el espíri-tu de Sor Juana, de un modo u otro, convive con nosotros.

No fue sorpresa saber que Mauricio había escrito acerca de Sor Juana y su obra. En su vasta sabiduría, cualquier tema le resulta material para teclear.

56 • S I G L O N U E V O

Saúl Rosales ///// / / Correo-e: [email protected]

NUESTRO MUNDO