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Monografia de Filosofia de educaciónDe Luis Wrober
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UNIVERSIDAD ANDINA“NÉSTOR CÁCERES VELÁSQUEZ”
ESCUELA DE POSTGRADODOCTORADO EN EDUCACIÓN
LA EDUCACIÓN EN LA ETICA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS ZONAS ALTOANDINAS Fernando Gil Cantero y Gonzalo Jover Olmeda
MONOGRAFÍAPresentada por:
Luis Wrober Cuela Humpire
CURSO:FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
DOCENTE: DRA. TERESA ARRIETA DE GUZMÁN
SEMESTRE: I 2016 – I
Mención: Doctorado en Educación
JULIACA – PERÚ
2012
INDICE Pág.
Capitulo I
1.1. Introducción 03
1.2 Presentación
Objetivos04
Capitulo II
2.1 Marco Conceptual
La educación en derechos humanos
El Derecho a la Educación y la Educación en Derechos Humanos en el contexto
internacional
La educación en Derechos Humanos en el sistema educativo
05
07
09
Capitulo III
3.1 Análisis de la información
Para la UNESCO, la educación en la esfera de los derechos humanos tiene como finalidad:
10
11
Capitulo IV
4.1 Conclusiones 11
Bibliografía 12
CAPITULO I
1.1 INTRODUCCIÓN
Hablar de los derechos Humanos y la Educación es uno de los temas más interesantes dentro
del ámbito de la educación, la capacidad que tiene ésta de transformar a la sociedad. La educación como
ámbito donde se tratan los temas sociales nos serviría para intentar hacer evolucionar a la sociedad hacia
nuevos paradigmas. La educación tiene la capacidad de la transformación, transformaciones mentales que
pueden ayudar a cambiar la sociedad, a crear un mundo más justo del que conocemos actualmente.
Ésa debería ser una de las grandes cualidades de la educación, no debería ser simplemente un
medio para enseñar destrezas técnicas a los adolescentes, debería ser un medio para tratar de hacer
cambiar las mentalidades y virar nuestra sociedad hacia el progreso en todos los ámbitos, no solamente en
el económico. Obviamente el progreso económico es deseable, pues eso ayuda a elevar el nivel de vida de
las distintas poblaciones, pero no podemos quedarnos ahí, debemos ir un paso más allá, debemos hacer
cambiar a la sociedad en lo político, en lo social, en lo económico y sobre todo a nivel de mentalidades. Y
para ese desarrollo armónico de la sociedad tenemos un pilar básico, que no es otro que la
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DD.HH. del año 1948, redactada por la Organización de las
Naciones Unidas. Ése es el pilar sobre el que debemos construir nuestra educación transformadora,
debemos dejar de considerar una utopía y pasar por fin al plano de la realidad, pues lo primero que hay
que hacer es mostrar voluntad de que se puede lograr.
A mi consideración la Declaración sigue totalmente vigente y nos da poderosas razones de lo
que deben ser las sociedades democráticas actuales. El problema radica en el no cumplimiento de las
disposiciones de la susodicha declaración. Últimamente estamos viendo cómo por la crisis económica
global que padecemos muchos de los derechos conquistados a lo largo de generaciones están siendo
conculcados. Y una de las maneras de combatir esto es mediante la educación. Pero ¿por qué mediante la
educación? Porque la educación es la llave del resto de derechos que emanan de la Declaración pues sólo
alguien consciente de que ostenta esos derechos puede tener la capacidad de reclamarlos y de luchar por
ellos. Además si se educa a alguien plenamente en los DD.HH. se puede conseguir que ese alguien actúe
como elemento transformador de la sociedad, es decir, que luche por los derechos de sus conciudadanos y
por el de todos los habitantes del planeta. En definitiva se trata de hacer ver cómo puede influir la
educación en la formación de los estudiantes de y en DD.HH. Tenemos la responsabilidad de educarlos
(más que enseñarlos en DD.HH.) para lograr llevar a la práctica los DD.HH., mostrarles que es algo muy
valioso y fundamental para nuestra convivencia como seres humanos.
1.2 PRESENTACIÓN
Los iusnaturalistas creen que los DD.HH. son ya derechos, no necesitan ser refrendados por
leyes. Son los “derechos naturales e innatos”. Suelen estar movidos por algún tipo de pensamiento
religioso, son muy piadosos y suelen creer que todas los hombres son hijos de Dios por lo que tienen
todos su correspondiente dignidad y sus derechos.1
Existe una variante del iusnaturalismo, el iusnaturalismo crítico, atípico, relativo o deontólogico. Vendría
a decir que, en efecto, los derechos humanos son derechos enraizados en el hombre, inalienables y
perennes, pero no vienen a través de Dios, sino a través de la Historia, descubiertos por el pensamiento
filosófico de los seres humanos.
La dignidad como concepto clásico se refería a la aureola de grandeza que emanaba de las grandes
personalidades de la Antigüedad como pudieron ser Julio César, Alejandro Magno, Escipión el Africano
etc. Pero hemos de tener una visión democrática de la dignidad, ya que todo ser humano, por el hecho de
serlo, posee una dignidad intrínseca a él. Sin dignidad no puede haber derechos del individuo.
Se suele escuchar en determinados ambientes y en múltiples tertulias que la educación erradicará los
males de la sociedad, por eso es importante que haya una estrecha relación entre los DD.HH. y la
educación de los adolescentes. Que haya una educación no meramente en cuestiones técnicas, sino que se
hace necesaria una educación en valores, que garantice un mínimo de consenso normativo para nuestra
pacífica y civilizada vida en común tal y como nos dicen Jover y Gil (Gil Cantero & Jover Olmeda, 2009)
1.3. OBJETIVOS GENERAL
Defender la importancia que tiene la educación plena de y en los DD.HH. en la escuela actual. De esta
manera fortalecer el respeto a los DD.HH. y a las libertades fundamentales.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Proponer un cambio de la sociedad mediante la educación plena de y en los DD.HH., para lograr un
mundo más justo mediante la educación en ese sentido. Hemos de desarrollar plenamente la personalidad
humana y el sentido de la dignidad del ser humano.
Diferenciar entre la educación en DD.HH., la Educación de los DD.HH. y la Educación Plena de y en los
DD.HH.
CAPITULO II
2.1. MARCO CONCEPTUAL
Arguello, (2012) en su aporte sobre La educación en derechos humanos como pedagogía de la alteridad
propone 5 tesis al respecto:
Tesis 1. El otro diverso y vulnerable: telos ético fundante de la educación en derechos humanos
Para definir la alteridad en la noción educativa que aquí referimos, el punto de partida es considerar
que la cuestión del otro diverso y vulnerable fundamenta la finalidad ética (proto-telos) de la
educación en derechos humanos y es el motivo central para el cumplimiento de todos sus objetivos,
o sea, el eje de su efectuación sustantiva. En otras palabras, como evoca Reyes Mate (2008: 117), se
trata de considerar de modo insoslayable que el ser humano es el sujeto de los derechos —
adjetivados precisamente como humanos— y que es posible aludir a ellos porque hay personas con
nombre desarraigadas de su propia humanidad en contextos particulares de expoliación y de
violencia. Desde este planteamiento se advierte también, en los derechos humanos, una función
central de protección de las expresiones socioculturales minoritarias, sean heredadas —por la
definición permanente de la identidad de un colectivo— o, construidas —por determinadas
condiciones emergentes que producen nuevas periferias sociales—. En otras palabras, los derechos
humanos actúan como “preservadores” de la diversidad y favorecen las relaciones entre los distintos
estamentos que hacen parte de cierta comunidad política. Representan un patrón de convivencia y,
por ende, un rechazo a cualquier mecanismo de discriminación y de violencia contra el sujeto o el
colectivo diverso. Sin embargo, este ordenamiento de la formulación teleológica de la educación en
derechos humanos plantea el problema de traducirla en realidades observables que procuren
condiciones de vida justas y ecuánimes para los sectores marginados amenazados.
En tal sentido, Stavenhagen ha planteado el concepto de “brecha de la implementación entre la
legislación y la realidad” recordando que, en el caso particular de los pueblos indígenas, durante los
últimos 30 años se han dado avances importantes en leyes nacionales e internacionales que
reconocen los derechos de dichos pueblos, trazan ciertos procedimientos y plantean el respeto, la
diversidad y la multiculturalidad de los colectivos. No obstante, todo ello sigue siendo una
aspiración de nobles intenciones puesto que su implementación en las realidades concretas suele ser
incipiente, tal como es demandado por los mismos grupos que constatan la prevalencia de sus
conflictos. Desde aquí, el autor percibe que, en derechos humanos, el trabajo en torno a un armado
legislativo sólido no basta. La legislación es una herramienta que, por sí misma, se mantiene en el
orden del ideario, sin desconocer con ello la importancia del dispositivo jurídico dentro de los
mecanismos de efectuación. No se podría obviar, por ejemplo, que en el referido caso de los pueblos
indígenas hay un valioso proceso de fundamentación jurídica internacional que se recoge desde los
Convenios 107 y 169 de la OIT hasta la Declaración de la ONU en 2007.
Tesis 2. La perspectiva ética y sociopolítica de la alteridad se constituye como unidad estructurante
de la trayectoria de vida de un actor social de la educación en derechos humanos El principio
humanista que está en la base de la educación en derechos humanos como pedagogía de la alteridad
se expresa, además, en la constitución biográfica de los sujetos que emprenden acciones de
fundamentación y desarrollo en dicho campo.
Tesis 3. La educación en derechos humanos es tarea social, en sentido educativo amplio, y al mismo
tiempo exige afectar el sistema escolar “formal” El ejercicio de la educación en derechos humanos,
desde la lógica biográfica de Rodolfo Stavenhagen, se puede entender como un modo propio de ser
intelectual público. Así, se pueden detectar algunas contribuciones que muestran de qué manera se
aprecia tal conexión en su itinerario vital.
Tesis 4. La educación en derechos humanos como pedagogía de la alteridad se fundamenta en el
respeto y la promoción del otro, en su diversidad étnica y/o cultural, dando lugar al binomio
axiológico concientización empoderamiento A la definición ética de la educación, inferida de la
lógica biográfica stavenhaniana, le corresponde un binomio axiológico, es decir, un sistema bipartito
de valores que se estructuran en torno a procesos de concientización y empoderamiento que, como
se retomará en la última tesis, involucran la construcción permanente de trayectorias de vida
conectadas con el ámbito de los derechos humanos.
Tesis 5. El enfoque biográfico-narrativo coadyuva estratégicamente a la formulación de una
educación en derechos humanos en tanto pedagogía de la alteridad Dentro de la trama global de las
concepciones stavenhanianas, la “liberación individual” como propósito educativo se entiende
asociada con la búsqueda de cambios en las relaciones sociales y de poder que, conjuntamente,
hacen parte de una misma dinámica en la educación en derechos humanos. En otras palabras,
Stavenhagen alude a un concepto pedagógico integrador que abarque el desarrollo del individuo y el
escenario de la acción socio-política, aunque él mismo no formula los puentes metodológicos que
podrían efectuar esta conciliación.
Hervia, (2012) En sus investigaciones realiza las siguientes aportaciones sobre “El Derecho a la
Educación y la Educación en Derechos Humanos en el contexto internacional” nos menciona:
1. La demanda por el derecho a la educación en el contexto social y político de América
Latina.
La ética de los DDHH ha sido la base constitutiva de las Naciones Unidas y la educación para los
derechos humanos una de sus principales estrategias de acción. Desde su creación, todo el sistema
de NU ha tenido por objeto la defensa y promoción de los DDHH. Las NU se crearon para no repetir
nunca más los horrores de la segunda guerra mundial: “Nosotros, los pueblos de las Naciones
Unidas, nos declaramos resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra…
a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas…”
Luego, en 1948, la Declaración Universal de los DDHH proclamó como la aspiración más elevada
de los seres humanos el advenimiento de un mundo en que las personas, liberadas del temor y de la
miseria, disfrutaran de la libertad. La finalidad última de los derechos humanos es que todas las
personas gocemos plenamente de nuestra libertad. Pero la condición para ello es sentirse liberados
del temor y la miseria. Para asegurar el goce de la libertad se consensuaron los Derechos Civiles y
Políticos. Para asegurar la condición necesaria, que es la igualdad, se proclamaron los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, los DESC. Y para asegurar el goce de todos los derechos
humanos se estableció el derecho a la educación, epítome de todos los derechos humanos.
2. El derecho a la educación en los instrumentos internacionales.
La necesidad de educar en y para los derechos humanos figura en la misma Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Como se vio, el artículo 26 reconoce tres dimensiones del derecho a la
Educación: La gratuidad y obligatoriedad. El contenido o el tipo de educación a la que se tiene
derecho. El derecho preferente de los padres de escoger el tipo de educación para sus hijos.
Con respecto a la primera dimensión, la obligatoriedad y la gratuidad son dos condiciones esenciales
para garantizar la exigibilidad de este derecho. El Estado es quien debe asegurar que todos puedan
recibir una educación elemental que satisfaga las necesidades básicas de aprendizaje; que son las
competencias que las personas requieren para desplegar su vida, tanto en la perspectiva de su
desarrollo personal como en la de insertarse en el mundo del trabajo.
3. Principios básicos que sustentan el derecho a la educación.
Si la finalidad del derecho a la educación es el empoderamiento de las personas para ejercer a
cabalidad sus otros derechos humanos y construir una comunidad humana regida por el principio de
la paz, este derecho hace referencia al contenido esencial de una ética de la convivencia humana.
Esta ética ha sido tratada desde múltiples puntos de vista. Pero hay un rasgo esencial que la
caracteriza: la capacidad de establecer relaciones de compromiso con el otro, aunque éste piense o
sea diferente; o lo que equivale a la capacidad de hacerse responsable del cuidado del otro. Autores
como Nel Noddings, Carol Gilligan e Iris Murdoch, han construido sus posiciones filosóficas en el
terreno de la ética a partir de las interrelaciones humanas, en la capacidad de asumir responsabilidad
por el cuidado del otro, más que en la construcción del juicio moral basado casi exclusivamente en
principios racionales.
4. La educación a la que tienen derecho los estudiantes.
Es frecuente escuchar que en las escuelas de hoy los estudiantes están más preocupados de exigir sus
derechos que de cumplir con sus deberes. Además de ser esto un cliché, no es claro que las
comunidades escolares y las asociaciones estudiantiles tengan nítida conciencia de cuáles son
efectivamente sus derechos. A continuación se presenta un listado tentativo que sirve para provocar
un debate, porque es posible que no exista acuerdo sobre si a este listado le faltan o le sobre algunos
derechos.
En síntesis, los estudiantes tienen derecho:
A recibir una educación completa que les ofrezca oportunidades para una formación integral e
inserción laboral.
A que se les ayude a modelar una personalidad respetuosa de los derechos humanos, amante de la
paz y del entendimiento entre las personas y los pueblos.
A no ser discriminados por motivo de su etnia, género, situación socioeconómica, u opción sexual.
A recibir atención adecuada en caso de tener necesidades educativas especiales, o de vivir en
situaciones de conflictos naturales o armados.
A estudiar en una ambiente de confianza, de seguridad, de buen trato y de respeto mutuo.
A ser educados en su propia lengua, cuando se trate de niños y niñas pertenecientes a pueblos
originarios.
A que se respete su integridad física y moral, y a no ser objeto de acoso o tratos vejatorios y
degradantes.
A que se les respete su libertad personal y de conciencia, sus convicciones religiosas e ideológicas.
A ser informados sobre cómo y con qué criterios se les evaluará, y a ser evaluados y promovidos de
acuerdo a un sistema objetivo y transparente.
A participar en la vida cultural y recreativa del centro educativo y a asociarse en alguna
organización estudiantil que los represente.
5. Consecuencias del derecho a la educación, rol del Estado y exigibilidad del derecho a la
educación.
Ya se ha dicho que ejercer el derecho a recibir una educación de calidad abre las puertas para ejercer
todos los demás derechos humanos; valorar la justicia, la equidad social y el respeto a la diversidad;
fomentar la seguridad ciudadana, la participación política y la democracia; combatir la corrupción,
la discriminación y todas las múltiples formas de intolerancia y exclusión.
Pero hay que recalcar que la educación en y para los DDHH no es sólo un servicio de los gobiernos,
sino un derecho de los ciudadanos. Los que tienen el derecho son los niños y las familias. Los que
tienen el deber son los gobiernos y las entidades públicas. No se trata de otorgar un derecho, sino de
ayudar a exigir y a ejercer ese derecho.
(Gil, 2000) En su aporte sobre La educación en Derechos Humanos en el sistema educativo menciona
sobre:
La enseñanza de derechos humanos es un punto de vista moral; La enseñanza de derechos humanos
no es que ocupe un lugar escaso, es que casi no tiene lugar.
Si se observa con detenimiento, en los niveles de primaria y secundaria, esto es, en los referidos a la
educación obligatoria, los derechos humanos no forman parte de los objetivos o fines de formación
sino como contenido cultural a trasmitir y de forma escasa. Nos parece insuficiente. Es insuficiente e
inadecuado el modo en que los derechos humanos aparecen como objetivo instructivo. Pero lo peor
de todo no es esto. Lo grave es que se sustrae la perspectiva de los derechos humanos como un
punto de vista moral, de carácter crítico, que permita a los alumnos comprender éticamente qué
significa desarrollarse hoy como un ser humano y qué significa comportarse humanamente con los
demás.
Estas deficiencias son las mismas que se pueden extraer del informe de Amnistía Internacional. Los
futuros profesionales de la educación no se preparan desde un concepto de educación y de persona
educada que incluya, como criterio de contenido y de forma, en la conocida terminología de Peters,
a los derechos humanos. Esto es importante, porque significa que estos derechos no llegan a
constituirse en una perspectiva necesaria de juicio teórico y práctico sobre las condiciones que nos
permiten afirmar que alguien está educado y, por tanto, tampoco sobre lo que es una educación de
calidad, a la altura de nuestro tiempo. Nadie niega que los derechos humanos sean relevantes, pero si
no forman parte sustantiva de los procesos de formación humana, entonces seguirán siendo
contemplados como algo externo, perteneciente a la esfera política profesional, alejados de los
intereses cotidianos.
El artículo 26 de la Declaración Universal de derechos humanos afirma que la educación
es uno de estos derechos. Pero, además, establece también que la educación es el derecho a través
del cual se propone extender el conocimiento, promoción y defensa del resto de derechos. La
responsabilidad moral de los educadores ante la tarea que se les encomienda no es poca. En realidad,
hay una sintonía conceptual y práctica extraordinaria entre ser educador y el derecho a ser hombre
que proclama la Declaración de 1948. Los educadores tienen la importante labor de desarrollar la
humanización de las nuevas generaciones. Su tarea consiste en favorecer las condiciones de
posibilidad del crecimiento humanizador, condiciones que tienen su refrendo legal y moral en todos
y cada uno de los derechos humanos. Hay a diario, desgraciadamente, violaciones constantes de
estos derechos, violaciones que turban las conciencias de las personas sensibles. Sin embargo, pocas
veces se afirma -y no suele escandalizar a casi nadie- la grave violación de la dignidad humana que
supone sustraer a los alumnos su derecho a alcanzar con plenitud humanizadora la condición de
agentes, de personas libres y responsables. Los educadores comprometidos tienen que luchar a
diario por justificarse a sí mismos el sentido y la utilidad de su tarea. Cada educador tiene que
resolver este dilema a su modo en la actividad de cada día. Hay muchas y variadas formas de
mantener vivo y de renovar permanentemente el entusiasmo por trasmitir a nuestros alumnos un
sentido profundo de la formación. Pensamos que una manera adecuada de que los educadores
alcancen esa perspectiva y se mantengan en ella, radica en ver en todos y cada uno de sus alumnos,
unos sujetos de derechos. De este modo, la enseñanza de derechos humanos adquiere un sentido
singular: no es sólo, para los educadores, una parte más del currículo, sino el reflejo del futuro
desarrollo humanizador de sus alumnos.
CAPITULO III
3.1. ANALISIS DE LA INFORMACIÓN
Nuestra propuesta se centra en considerar que estos derechos pueden aportar a las nuevas generaciones
una perspectiva crítica y de fundamentación acerca del derecho a desarrollarse humanamente y a tratar
humanamente a los demás en las dimensiones éticas, políticas y sociales de la convivencia. Las
implicaciones pedagógicas, normativas, de esta propuesta abarcan, por un lado, la enseñanza de los
derechos humanos como contenido cultural y conquista
histórica y, por otra , la elaboración de una teoría pedagógica de estos derechos que nos permitan conocer
más y mejor la educación. En este último caso no se trata sólo de enseñar estos derechos sino de
integrarlos en el concepto y la práctica educativa.
Para la UNESCO, la educación en la esfera de los derechos humanos tiene como finalidad:
a) Fortalecer el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales;
b) Desarrollar plenamente la personalidad humana y el sentido de la dignidad del ser humano;
c) Promover la comprensión, la tolerancia, la igualdad entre los sexos y la amistad entre todas las
naciones, las poblaciones indígenas y los grupos raciales, nacionales, étnicos, religiosos y lingüísticos;
d) Facilitar la participación efectiva de todas las personas en una sociedad libre y democrática.
e) Intensificar las actividades de las Naciones unidas en la esfera del mantenimiento de la paz.”
CAPITULO IV
4.1. CONCLUSIONES
Los DD.HH. deben ser para todos, incluso para los elementos que ataquen y vulneren los derechos del
individuo. Se hace necesario un consenso entre las fuerzas políticas de este país para enseñar en las
escuelas la importancia de los DD.HH. en nuestras sociedades, enseñar a los alumnos qué son y para qué
sirven los DD.HH. Hay que lograr puntos de encuentro para que la formación en ética y civismo de los
adolescentes no se convierta en caballo de batalla electoral.
Un educador debe difundir los DD.HH. entre el alumnado de todas las edades, pues nunca se es
demasiado mayor para aprender en valores y en los derechos que nuestros antepasados fueron ganando
poco a poco. Todo educador tiene que hacer una reflexión interna y preguntarse qué es lo que está
haciendo para mejorar la comunidad y el mundo en general. ¿Está enseñando a sus alumnos a ser mejores
personas y buenos ciudadanos, solidarios y tolerantes? Eso es lo realmente importante, llegar a la
conciencia de los alumnos.
Otra de las características que se da entre la gente que presta más atención a los movimientos sociales y
que luchan por los DD.HH. es que gozan de una mayor sensibilidad hacia los débiles, hacia los
oprimidos, hacia los pobres, hacia los más desfavorecidos. Por lo tanto son más conscientes de las
injusticias que se producen alrededor suyo. Y puede actuar en consecuencia. Para que esas cualidades
sean absorbidas por nuestros jóvenes se antoja necesario que la escuela sea una gran formadora en
Derechos del Hombre y del Individuo. Necesitan ser formados para desarrollar esa sensibilidad.
Hay que hacerles comprender que todos los seres humanos son iguales y deben ser tratados con dignidad
y respeto, sin importar su origen, religión, sexo, afiliaciones, gustos, procedencias… Y deben ser tratados
humanamente, de una manera que nos hace humanos.
Por lo tanto hemos de enseñarles a comprender qué significan los DD.HH. y la importancia y lo costoso
de lograrlos, para que los alumnos se den cuenta del tesoro que tienen en las manos con el objetivo de que
no caigan en las garras de la intolerancia, del odio, del fanatismo, del sectarismo… Que sean capaces de
vivir en una sociedad libre y democrática respetando a los demás incluso cuando es diferente a nosotros,
pues todos somos seres humanos y merecemos ser tratados con dignidad y respeto. Hemos de superar
nuestras diferencias y pensar en lo que realmente nos une, todos tenemos unas vivencias, un pasado, una
familia que nos quiere, muchos sueños y anhelos… En definitiva sentimientos. Para eso los DD.HH. se
antojan clave Para sacar todo esto adelante. Pues los DD.HH. son construidos y reconstruidos por la
acción y relación humana.
4.2 Bibliografía
Arguello, P. A. (2012). Perfiles Educativos | vol. XXXIV, núm. 138, 2012 La educación en derechos humanos como pedagogía de la alteridad. Perfiles Educativos, XXXIV(138), 149_166.
Gil Cantero, F., & Jover Olmeda, G. (2009). La Educación en la ética de los derechos humanos. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Gil, C. F. (2000). La educación en Derechos Humanos en el sistema educativo. Tarhiya, 45-60.
Hervia, R. R. (2012). The Right to Education and Human Rights Education in International Context. Revista Latinoamericana de educación Inclusiva, 25-36.