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Niuki arriba paulatinamente a su consolida-cin como proyecto de publicacin acadmi-ca y se congura como un rgano alternativo para
la expresin y la diusin de las ideas, el debate y
el anlisis con rostro e identidad.
En este ejemplar reunimos una gama de
trabajos de investigadores y acadmicos que yahaban emprendido este espacio de refexin.
Algunos de ellos, como el del doctor Jos Luis
Iturrioz Leza, con su escrito Etimologa de las pa-
labras wisalika y huichol, realiza una propuesta
al mismo tiempo que abre un debate sobre la ge-
nealoga de estas expresiones. Cabe resaltar que
en el II Encuentro de Especialistas de la Zona Norte
de Jalisco y Sur de Zacatecas se instaur el Premio
Tenamaxtle, como una orma de reivindicar el tra-
bajo acadmico e investigativo de quienes de ma-
nera desinteresada y con una pasin prounda hancontribuido al conocimiento de la regin Norte de
Jalisco, y de manera particular a una de las comu-
nidades culturales ms importantes del entorno,
que es la wixarika. El primer Premio Tenamaxtle se
le otorg al doctor Iturrioz Leza.
El doctor Emilio Roger Ciurana nos presen-
ta una refexin retrospectiva sobre la presenta-
cin en un encuentro en la ciudad de Valladolid,
Espaa, de su tesis doctoral ya en ormato de
texto, sobre la obra del pensador rancs Edgar
Morin, donde nos relata su experiencia con el
enoque elaborado por este autor y el encuentro
que tuvo con l, diez aos posterior a su primera
publicacin (1997).
La maestra Ma. Teresa Prieto Quezada
comparte El ocio de investigar en el mbito
educativo, en donde nos muestra las preguntas,
dicultades y el tipo de procesos que se presentan
en el desarrollo de la investigacin educativa, los
aspectos vinculados con la construccin del objeto
y su problematizacin. Tambin plantea de mane-
ra muy interesante cmo en la trayectoria inves-
tigativa y sus distintos momentos la complejidad,
ms que la linealidad, es uno de los elementos que
conguran el proceso.Tambin contamos con la valiosa contri-
bucin del ingeniero Javier Ramrez Romo, quien
nos presenta la resea del libro Entre mundos.
Procesos interculturales entre Mxico y Espaa,
escrito por dos guras importantes en el campo
de la antropologa: Pedro Tom Martn y Andrs
Fbregas Puig, texto que ue posible materializar
a travs de la coedicin con El Colegio de Jalisco y
la Diputacin Provincial de vila-Institucin Gran
Duque de Alba, Espaa.
Y en el mbito local, se reproduce un textoque recrea la manera como la Virgen del Rosario
lleg a la comunidad de Santiago Tlaltelolco, en
Colotln. De acuerdo con versiones de sus viejos
habitantes, esto es lo que se ha podido reconstruir
acerca de esta imagen, que provoca el mayor er-
vor entre los habitantes de Santiago y de Colotln
cada primer lunes de octubre, echa de la romera.
El trabajo se acompaa con un ensayo otogr-
co de Tonatiuh Figueroa, que ilustra adems otras
pginas de la revista.
Esperando, como siempre, disruten de los
trabajos que les presentamos en esta cuarta apa-
ricin de nuestra revista. Sean bienvenidos a este
pequeo viaje de cultura y academia.
Maestro Jos AlbertoCastellanos Gutirrez
Rector del Centro Universitario del Norte
Presentacin
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N
Maestro Carlos Jorge Briseo Torres
Rector GeneralMaestro Gabriel Torres Espinoza
Vicerrector EjecutivoLicenciado Jos Alredo Pea Ramos
Secretario General
Maestro Jos Alberto Castellanos Gutirrez
RectorMaestro Jos Alberto Becerra Santiago
Secretario AcadmicoMaestro Jos David Flores Urea
Secretario AdministrativoMaestro Jos de Jess Quintana Contreras
Director de la Divisin de Cultura y SociedadMaestro Benjamn Ramrez Moreno
Director de la Divisin de Ciencia y Tecnologa
Editor / Maestro Jos Claudio Carrillo NavarroAsistentes de edicin / Licenciado FranciscoVzquez Mendoza, Elizabeth Gonzlez Torres
Comit Editorial / Doctor Jos Antonio Ramrez,Doctor Ricardo Prez Mora, Maestra Ma. Teresa
Prieto Quezada, Doctora rika Julieta Vzquez
Flores, Licenciado Francisco Vzquez Mendoza
3699-2101 y 044-33-1395-7479
[email protected], Jalisco
Niuki/ Revista cuatrimestral de divulgacin acadmica y cultural.Centro Universitario del Norte. Kilmetro 191 carretera ederal
nmero 23. Santiago Tlaltelolco, Colotln, Jalisco, Mxico.Telonos 01 [499 99] 21 33, 01 [499 99] 20 110, 01 [499 99] 22 467,
01 [499 99] 22466 y 01 800 505 53 99. www.cunorte.udg.mxCorreo electrnico [email protected]
ISSN: 1870-9613
32 /Dossier: Extinciones en laSierra Madre Occidental
Agustn del Castillo
Fotograas: Marco Aurelio Vargas
42 /De barrios a cuarteles. Lamodernizacin del espacio
urbano de GuadalajaraMaestro Marco Antonio Delgadillo Guerrero
50 /2007, 10 aos despusEmilio Roger Ciurana
54 /El ofcio de investigMa. Teresa Prieto Quezada y Jo
Claudio Carrillo Navar
60 /Entre mundos. Procesointerculturales entre Mxico y Espa
Javier Ramrez Rom
1 /PresentacinMaestro Jos Alberto Castellanos Gutirrez
4 /La misteriosa mujer y la imagen de la Virgen
11 /Jvenes indgenas migrantes: losretos de la vida en un medio cultural
Emma Ruiz Martn del Campo
19 /Etimologa de las palabraswisalika y huichol
Jos Luis Iturrioz Leza
Imgenes de portada y dossier: Marco Aurelio VargFotograas de la Romera de la Virgen d
Rosario de Talpa:Tonatiuh Figuer
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octubre de 2005. Lleg la noche del domingo previo
a la llevada de la Virgen, cargado de tres cmaras.
En cuanto baj de su automvil, comenz a apretar el
obturador. 24 horas despus, ya en el atrio del templo
de Santiago Tlaltelolco, hizo la ltima imagen. Estos
son los resultados.
::::::::::::::::
Hace 208 aos, el 15 de mayo de 1799, la comunidad
de Santiago Tlaltelolco se vio bendecida por el gran
acontecimiento que marcara una nueva etapa en el
ervor religioso de sus habitantes. Ese da el cielo nos
tuvo un grato suceso, porque lleg a nosotros la ima-
gen de quien a partir de ese da se convertira en nues-
tra protectora, en nuestra condente, en nuestra du lce
compaa, en nuestra reina, en nuestra patrona: laSantsima Virgen del Rosario de Talpa, quien extendi
su manto protector y no slo protege a la comunidad,
sino que dispers su bendito poder a todo el munici-
pio, a todo el estado, a todo el pas.
Del cielo baj mediante la presencia de una
mujer con rasgos de india, ataviada con enaguas y un
reboso azul, y entr por el camino principal de esta
localidad habitada principalmente por chichimecas.
Daba la impresin de que se senta dichosa y bende-
cida por traer en sus manos el gran regalo que Dios
mand a esta poblacin. Vena cubriendo la imagen,
como temiendo que alguien se la arrebatara antes de
cumplir su cometido de entregarla a las autoridades
locales.
De manera nerviosa, se dirigi a los prime-
ros habitantes que encontr, con una voz dulce y
apacible.
Seora: Ustedes disculpen, me podran decir dnde
vive la autoridad de esta comunidad?
Vecina: La casa del seor scal, don Eusebio Luciano,queda por aqu derecho hasta llegar a la esquina, a un
lado de la capilla.
La seora se dirigi al domicilio de la autoridad.
Seora: Es usted el seor Eusebio Luciano, autoridad
de este lugar?
La misteriosamujer y la imagen
de la VirgenLa Virgen del Rosario de Talpa convoca cada ao a miles de eles, enuna celebracin que es motivo de esta. Con este texto presentamos
las otograas de Tonatiuh Figueroa, que acompaarn la edicin
La Romera de la Virgen del Rosario de Talpa, de lascomunidades de Colotln a Santiago Tlaltelolco, esuna de las tradiciones ms arraigadas en la regin. Se
celebra el primer lunes de octubre. La romera, cono-
cida coloquialmente como la llevada de la Virgen,
es un motivo de celebracin amplia. Por la maana se
lleva la imagen con e; durante el da se hace da de
campo en la comunidad y hay juegos deportivos, y por
la noche no altan los uegos pirotcnicos y el baile.
Este texto ue parte de la representacin que sehizo en mayo de 2007 sobre la manera como lleg la
imagen de la Virgen del Rosario de Talpa a la comuni-
dad de Santiago Tlaltelolco.
Las otograas que acompaan el material y
parte de las que ilustran este nmero de Niuki ueron
tomadas por el otgrao Tonatiuh Figueroa, quien
acept con gusto la invitacin para venir a Colotln en
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Don Eusebio: Este es el seor gobernador de Santiago
Tlaltelolco, don Esteban Vzquez. Lo acompaan el alcal-
de, don Mariano Runo, y el alguacil mayor, don Esteban
Robles, as como el escribano seor Juan Toms.
La Seora, en cada una de las presentaciones, slo
hace una reverencia, asentando con la cabeza.
Narrador: Una vez en presencia de las autoridade
ante un numeroso grupo de vecinos, la Seora hab
de esta suerte:
Seora: Seores, ustedes me dispensarn la impoltic
ms he de hacerles saber que mi visita no tiene o
encomienda que entregar a su templo y a todos
Don Eusebio: A sus rdenes seora, yo soy el scal de
este pueblo, pero el gobernador, que es la mxima au-
toridad, es don Esteban Vzquez, y otros tres vecinos
ormamos el gobierno de esta localidad.
Seora: Le suplico hacer venir al seor gobernador y
dems miembros de la autoridad local, as como a los
vecinos de esta comunidad, ya que traigo una enco-
mienda de mucha importancia para ustedes y es ur-
gente hacerla de su conocimiento para poder cumplir
mi delicada misin.
Don Eusebio: Se puede saber de qu se trata,
seora?
Seora: Imposible decrselo, seor scal, el ordena-
miento ha sido que lo haga saber en presencia de au-toridades y habitantes de esta localidad.
Don Eusebio se dirige a uno de sus trabajadores.
Don Eusebio: Jacinto, hgame avor de venir!
Jacinto: Mande ust, seor patrn.
Don Eusebio: Vaya a avisarle a don Esteban Vzquez,
a don Mariano Runo, a Esteban Robles y a don Juan
Toms que es urgente su presencia en esta casa, por-
que tenemos una visitante muy especial que les quiere
hablar. De paso, avsele a don Maximino que haga re-
picar las campanas para que se acerquen los vecinos
de la comunidad.
Jacinto sale apresuradamente para cumplir la orden de
don Eusebio.
Don Eusebio: (Rerindose a la seora.) Tenga la bon-
dad de sentarse, mientras llegan las autoridades y los
vecinos.
Don Eusebio: (Retirndose y en actitud de incertidum-
bre y dando la espalda a la seora.) Quin ser esta
seora, de dnde vendr, quin la envi, cul ser su
misteriosa encomienda? No ser una charlatana que
viene a burlarse o a estaar a los vecinos de este pue-
blo? Qu esconde con tanto recelo bajo ese manto?
Sin embargo, mi corazn me dice que debo conar
en ella.
Se escucha el repique de las campanas llamando a la
gente. Durante el repique van apareciendo las autori-
dades y, cuando dejan de sonar las campanas, se hacen
las presentaciones.
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Gobernador: (dirigindose a la multitud.) Ordeno
que todos los eles acompaemos esta imagen de la
Virgen a nuestro templo, en el que nos honrar con su
dulce compaa y en el cual debe ser venerada por to-
das las generaciones al paso de los siglos! Caminemos
pues juntos con rumbo a su altar.
Los danzantes se empiezan a acomodar, pues irn al
rente del desle. Enseguida camina la Seora, rodeada
de autoridades, con la imagen, detrs de ellos el coro y
despus los eles rezando el Santo Rosario.Se le da una
vuelta a la manzana. Se llega al atrio y antes de que la
imagen entre al templo, le dan la bienvenida dierentes
personajes con versos y orendas.
El primero es un nio:
Nio:
Bendito sea el da
bendita la hora
en que t has llegado,
bendita seora.
Jvenes:
Bienvenida seas a esta tu casa.
Bendice y protege la juventud
que hoy te recibe llena de esperanza
y te pide siempre bienestar y salud.
Matrimonio:
Oh, dulce patrona, oh, dulce Mara,
las amilias gozan al verte llegar.
Mantenlas unidas y siempre devotas
que el Rosario juntas aprendan orar.
Anciano:
Una vejez digna, en paz y armona,
pedimos nosotros, oh, seora ma.
Hoy te recibimos llenos de alegray a Dios damos gracias, oh, Virgen Mara.
Proesor:
Ah, qu gran regalo nos mand el Seor.
Hoy la celebramos con mucho ervor.
No es casualidad que esta misma echa
tambin estejemos al educador.
tedes (descubriendo la imagen) esta imagen de Mara
Santsima del Rosario de Talpa
Al descubrir la imagen de la Virgen y presentarla a
todos, las autoridades y la gente se postran ante ella
en seal de respeto y devocin. Se oyen expresio-
nes de alabanza como Alabado sea el santsimo!,
Bienvenida seas madre del cielo!, Virgen Santsima
del rosario!.
Seora:(contina.) a la que espero desde hoy y en
lo sucesivo le tengan gran veneracin, pues su devocin
har que ella los colme de bendiciones, los proteger a
ustedes y a sus descendientes, les ayudar en sus tra-
bajos y colmar de inolvidables benecios, tal como lo
experimentarn en breve tiempo. Es todo cuanto tengo
que decirles, pero mi partida ser hasta vericar que
esta imagen quede colocada en un lugar especial de su
santo templo.
El Coro: Canto a la Virgen Mara.
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entre las extensiones del Yo y del no-Yo [] Este tercer
espacio vital se da en mi opinin a travs de un campo
de tensin creativo [] Cuando hay e y conabilidad
existe un espacio potencial, que puede convertirse en
una zona ilimitada de separacin, que el beb, el nio,
el adolescente, el adulto, pueden llenar de juego en or-
ma creadora, del que ms tarde se desarrolla el disrute
de la herencia cultural [] El jugar y la experiencia cul-
tural son cosas que valoramos de modo especial: vincu-
lan el pasado, el presente y el uturo, ocupan tiempo y
espacio. Exigen y obtienen nuestra atencin concentra-
da y deliberada, pero sin un exceso del carcter delibe-
rativo del esorzarse (Winnicott, 1971: 135 -145).
Por su parte, Bion sostiene que vamos lograndogenerar conceptos, comprender signos, hacer nuevas
simbolizaciones, apoyados en una liga emocional con-
able, cuyo paradigma es la relacin entre la madre
(o quien desempea la uncin materna) y el inante.
Citamos: El proceso intersubjetivo que subyace en esta
contencin se construye en una receptividad emocional
para la experiencia de la alteridad, un estado mental de
ensoacin, una apertura al ser sin exigencias cticias
de certeza, as como una tolerancia para la ambigedad
y conusin (citado por Elliot, 1998: 163).
Desde otra perspectiva que busca explicar
lo inter, el encuentro entre lo propio y lo ajeno, la
yuxtaposicin de constelaciones simblicas de culturas
diversas, Homi Bhabha postula la capacidad de los suje-
tos de abrir espacios sociales, mbitos en los que se da
cabida a expresiones distintas a la propia, espacios in-
termedios que hacen posible la comunicacin. Bhabha
habla del tercer espacio, como lugar de encuentro
en el que los sujetos movilizados interna, externamente
o en ambos sentidos, generan una realidad intermedia,
un espacio comn que posibilita la comunicacin y de-ne las culturas como estructuras ormadoras de sm-
bolos que estn descentradas, esto es, que a travs del
desplazamiento de sus lmites se abren a la posibilidad
de articulacin con lo dierente y estn en un continuo
proceso de hibridacin (Bhabha, 2000).
La creacin de espacios intermedios implica que
el movimiento principal en el encuentro entre concep-
10
Resumen
En Mxico, la emigracin de jvenes indgenas desus comunidades de origen a las grandes ciudades
es un enmeno que ha ido en aumento. La escasez de
oportunidades de trabajo y la atraccin que ejercen las
grandes urbes como sitios imaginarios o reales de me-
jores ormas de vida constituyen parte de los causales
importantes de la emigracin. Mientras que algunos de
los jvenes indgenas viven la rustracin de no encon-
trar ormas de integrarse al nuevo medio, algunos de
ellos enrentan con xito el reto de la interculturalidad
abrindose vas para sobrevivir e integrarse a la ciudad.
Presentamos aqu casos de jvenes que, acomodados
en el nuevo medio, nos narran sus experiencias.
Como sustento terico de nuestras refexiones
estn explicaciones poscoloniales de la cultura, como
las de Homi Bhabha y Mario Erdheim, as como de las
aportaciones de psicoanalistas como Winnicot y Bion,
quienes abordan el tema de la intersubjetividad, se ana-
lizan condiciones que avorecen la hibridacin cultural,
rente a otras que la dicultan o bloquean.
A partir de las entrevistas a proundidad hechas
a los jvenes emigrantes internos, se destacan diversos
momentos de gestacin de interculturalidad.
I. Identidades y cambio cultural
Los vertiginosos cambios del mundo actual nos llevan
a preguntarnos por los eectos que dichas transor-
maciones tienen en los sujetos, en sus percepciones,
perspectivas e identidades. Al respecto arma Elliot: El
mundo posmoderno es un circuito de signos ugaces.
Con el desarrollo de la globalizacin y las tecnologas
de la comunicacin masiva, la ragmentacin del espa-cio social y la dislocacin del tiempo histrico presionan
proundamente sobre la organizacin del propio ser
(Elliot., 1998: 39).
El incremento de la movilidad de los sujetos
en la actualidad, as como de la inormacin de la que
son provistos, aumenta drsticamente la diversidad de
sus experiencias, modica sus percepciones del tiem-
po y del espacio y genera identidades ms provisorias
y cambiantes, hbridas, compuestas, identidades, como
dira el propio Elliot, sin garantas. La apertura de las
sociedades, el intercambio de smbolos ha liberado las
dierencias y nos lleva a caer en la cuenta de que somos
sujetos en devenir permanente, ligados a las vicisitudes
de la vida, productos de una historia y uno o diversos
contextos. Nos denimos y somos denidos por las ca-
ractersticas con que se nos identica y a travs de las
cuales buscamos dierenciarnos de los otros, ubicarnos
en grupos de reerencia y pertenencia y buscar hilos
conductores que nos den la sensacin de continuidad a
travs de los cambios ms o menos drsticos de nues-
tras vivencias.
Para entender la dimensin que se genera en elacercamiento entre dos o ms sujetos inmersos en uni-
versos simblicos distintos son centrales las aportacio-
nes de dos tericos del psicoanlisis: Winnicott y Bion.
En Realidad y juego, habla Winnicott de una
tercera zona que tiene gran importancia en nuestra
valoracin de la vida y que se congura como espacio
intermedio, espacio potencial que se constituye []
Jvenes indgenas migrantes
Los retos de la vida enun nuevo medio cultural
Emma Ruiz Martn del Campo
Emma RuizMartn del
Campo
Universidad de
Guadalajara
emmaruiz0808@
hotmail.com
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situacin y su equilibrio interno. El espacio comunitario
de inmigrantes de una misma comunidad que se apo-
yan para enrentar el nuevo medio puede ungir como
un reugio inicial protegido en el que se propicia el acer-
camiento, la generacin de conanza y la comprensin,
es un punto d e partida avorable para la reconstruccin
subjetiva y la generacin de nuevas simbolizaciones.
Dicho espacio comunitario no dene, sin embargo,
polticas y otras realidades del medio cultural amplio al
que llega el inmigrante, que son decisivas para hacer
posible una nueva pertenencia o aliacin.
III. Mxico: crisol de etnias y culturas
El Mxico actual tiene un crtico punto de partida: la
conquista espaola de los pueblos indgenas, de la cual
surgi una sociedad heterognea y polarizada. Los es-
paoles se asentaron en las principales ciudades indge-nas, modicndolas conorme a sus necesidades, cons-
tituyendo ah sus centros de poder y dominando sobre
los indios, que ueron relegados a la perieria.
Las comunidades indgenas gestaron ormas de
resistencia ante el dominio espaol: algunas de ellas se
resguardaron en zonas que por sus caractersticas eran
poco accesibles y les proporcionaban ronteras natura-
les que los separaban de los dominadores, por ejemplo
la selva y las montaas.
Los grupos indios que se quedaron en la peri-
eria de las ciudades, y los que actualmente siguen lle-
gando a ellas por el empeoramiento de las condiciones
de vida en sus comunidades, tienen tambin ormas de
resistencia, se resguardan ya no en una naturaleza que
los separa de los ladinos, sino en la preservacin de
sus tradiciones, sus creencias, su visin del mundo, en
la solidaridad, lealtad y apoyo que luchan por seguir
brindndose unos a otros.
En el Mxico del siglo XXI, a casi cinco siglos de
la conquista y a pesar de los esuerzos p or hacer vigen-
tes las reormas que devuelvan una autonoma relativa
a los pueblos indios, seguimos resguardndonos de loque Guillermo Bonl Batalla llama el Mxico proun-
do. Los mexicanos que no pertenecemos directamen-
te a un grupo indio, los ladinos, seguimos negando
la importancia de la pluriculturalidad en nuestra iden-
tidad, la parte india que llevamos en nosotros como
producto del mestizaje y la hibridacin. Si los indge-
nas estn marcados por la mezcla cultural, lo estamos
tambin los ladinos; las culturas de las etnias indgenas
llegan a los integrantes de las otras capas de mexicanos
al ingresar al corazn mismo de sus viviendas como na-
nas, jardineros, albailes, etctera.
La gran riqueza tnica y lingstica prevalecien-
te en Mxico, se desconoce, se desvaloriza, y tendemos
a vivir la heterogeneidad cultural como un conficto. Las
luchas entre dierentes etnias y capas sociales son pro-
ducto de mltiples actores, entre ellos la gran desigual-
dad nanciera y el desconocimiento, en buena medida,
de los indgenas y sus culturas. Con mucha recuencia
las relaciones interculturales en Mxico estn marcadas
por el oportunismo y el utilitarismo entre los pertene-
cientes a grupos antagnicos.
Los valores y ormas de relacin divergentes son
tambin ocasin de separaciones y pugnas. Mientras
que los ladinos tienden a orientar su vida por un mo-delo cultural individualista (dominante en las socieda-
des contemporneas modernas), los indios deenden
una sociedad local en donde el sentido comunitario,
que prevaleca en las civilizaciones mesoamericanas,
subsista. Dicho sentido comunitario est amenazado
por diversas circunstancias: la prdida de sus t erritorios,
la pobreza, la obligada emigracin, la dispersin de los
grupos hacia diversas regiones, etctera, se reuerza sin
embargo parcialmente en la lucha y la resistencia rente
a los estratos de poblacin ms uertes econmica y
socialmente y por el deseo de salvaguardar sus historias
e identidades.
Bonl Batalla habla de los indios que emigran
a las grandes ciudades mexicanas modernas y describe
as dicho proceso: Obedece al empobrecimiento del
campo y a la concentracin en las urbes de las acti-
vidades econmicas y las oportunidades de diverso
tipo. Esta inmigracin indianiza la ciudad. En general,
el recin llegado cuenta con amiliares o amigos del
mismo pueblo que llegaron antes, ellos le acilitan el
primer contacto con la ciudad, la ambientacin mni-
ma, la bsqueda de trabajo. Juntos orman un ncleode gente identicada por la cultura local de origen. En
ese pequeo mbito transterrado se puede hablar la
lengua propia y se recrean, hasta donde el nuevo medio
lo permite, usos y costumbres. A veces el grupo llega a
ser mayor, porque resulta cil identicarse con gente
de la misma regin por encima de las peculiaridades de
cada comunidad. Entonces es posible organizar torneos
12
ciones del mundo representadas por sujetos distintos
no es ni de igualacin ni de exacerbacin de las die-
rencias, sino de hibridacin, as sea provisoria, transi-
toria; se trata de la creacin de algo nuevo a partir de
la mezcla, de la yuxtaposicin de universos simblicos
diversos. De hecho nos constituimos en la interaccin
con otros, somos en parte producto de ellos, de igual
orma que ellos se constituyen en la intersubjetividad,
somos nos-otros.
II. Posibilidades y lmites en la
articulacin de culturas dierentes
No todos los encuentros entre personas de distintas cul-
turas tienen como desenlace una amplia hibridacin y
la integracin del inmigrante en la nueva comunidad, el
encuentro con un medio extrao y algunas veces hostil,
puede llevar a algunos inmigrantes a cerrarse deen-sivamente al nuevo medio y en casos extremos inclu-
so a la desorganizacin, a estados de caos subjetivo,
etctera. A nivel social puede darse una ghetoizacin
que busca la proteccin de la identidad original d e sus
integrantes volviendo ms rgidas las costumbres, tradi-
ciones, creencias, etctera.
El encuentro con lo ajeno en la inmigracin y
el exilio puede volverse en algunos casos, traumtico y
desencadenar marginacin. Muchos emigrantes llegan
a un medio cultural que les es desconocido con una
comprensin verbal limitada, carencia de perspectivas
a uturo, traumas experimentados en el pasado y una
situacin en el nuevo medio que puede prolongar la
situacin traumtica por la precariedad y la inseguridad
de su permanencia en el medio receptor.
Walter Benjamin postula que el extraamientoy la desorientacin pueden ser medios para recobrar un
sentido de la subjetividad que sea vital o imaginativo
(Benjamin, citado por Elliot, 1998: 211).
Bion, por su parte, conceptualiza el cambio
catastrco que dice puede tener como conse-
cuencia el derrumbe de ciertas jaciones imaginarias
y la apertura de la imaginacin psquica a mltiples
signicados, a la ambivalencia y la contr adiccin (Bion,
citado por Elliot, 1998: 210).
Elliot abunda en los posibles eectos transor-
madores de las experiencias traumticas cuando se dan
bajo ciertas condiciones sociales: Si un individuo pue-
de tolerar momentos de lo que Bion llama cambio ca-
tastrco, ser posible para l pensar acerca de lo que
ha pasado poltica, histrica y culturalmente. Aqu la
capacidad de tolerar lo desconocido, de llevarse bien
con la incertidumbre es vital para la proundidad del
pensar y para el cuestionamiento crtico. Ms all de
la dicotoma blanco-negro [], conocer la duda y la
ambigedad es estar inmerso en el pluralismo, la die-
rencia y la espontaneidad de las condiciones sociales
posmodernas.
Para emigrantes que experimentan el cambio
de cultura como un a prdida irreparable de reerentesestabilizadores, la llegada al nuevo medio puede ser
experimentada como un trauma, una privacin extre-
ma de lo que se ha experimentado como conable, la
base de la propia seguridad; en tales casos puede haber
una debilitacin pasajera o ms o menos denitiva de
la zona de juego, de ese tercer espacio que permite la
apertura hacia lo dierente y la innovacin. Sin embar-
go, en circunstancias avorables y cuando el sujeto es
bien acogido en la nueva realidad, ese espacio poten-
cial se llena de los productos de la imaginacin creadora
y el sujeto logra elaborar sus duelos e insertarse en una
experiencia de creatividad.
Tobie Nathan dene el trauma psquico
como un dispositivo interno, una orma de organiza-
cin interna que intenta ordenar un caos aectivo cuyos
eectos son inevitables, con ayuda de una lgica com-pleja (Nathan, citado por Benz) que denomina lgica
traumtica. Si se logra manejar la situacin traumtica
se puede generar una nueva aliacin, pero en caso de
no ocurrir as, el trauma se convierte en patolgico y no
deriva en apertura y creatividad.
La manera como un inmigrante es acogido en
su nuevo medio es denitiva para la evolucin de su
A casi cinco siglos de la conquista y a pesar de los esuerzos por
devolver una autonoma relativa a los pueblos indios, seguimos
resguardndonos de lo que Bonl llama el Mxico proundo
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Hace dos aos que vivo en la ciudad y voy
a la escuela. Estoy en tercero de secundaria,
pero tambin ayudo al quehacer aqu en mi
casa. De las que vivimos aqu slo yo voy a la
secundaria, las dems de mi edad ya trabajan
o estn casadas. A m eso de casarme no me
llama, quiero terminar la secundaria, seguir
la preparatoria y luego estudiar en la univer-
sidad para ser licenciada. Quiero ser abogada
para deender los derechos de la gente de
mi pueblo que tiene muchos problemas: no
hay dinero y la pasan mal. Por eso mi pap
quiso dejar el rancho en Oaxaca y traernos
para ac, primero se vino l a buscar traba-
jo, luego regres por toda la amilia [] La
escuela a la que voy est en el centro de la
ciudad. A veces extrao mi pueblo, de allme gusta el campo, los rboles, el ro, pero
ac hay trabajo y dinero suciente para vivir
[] Mi pap y mis hermanos son msicos,
tienen un conjunto que se llama La Catarata,
le pusieron as porque cerca de mi pueblo hay
una cascada que en tiempo de lluvias lleva
mucho agua.
Mientras Ins me cuenta su historia, se acerca a nosotras
una chiquilla vestida con una alda indgena tejida en
varios colores y llamo la atencin sobre la belleza de esa
prenda. Ins comenta:
S, pero a m ya no me gusta vestirme as, pre-
ero los pantalones o las aldas al estilo de la
ciudad, mi mam se las pone todava.
Pregunto a Ins si en su pueblo hablan un idioma dis-
tinto del espaol:
S, el mixteco, pero yo aprend desde chica
tambin el espaol, igual que mis hermanos.
Mi pap slo sabe hablar mixteco, aunque
entiende el espaol, mi mam lo habla ade-
ms de entenderlo, pues teje cestos para
tortillas y hace otras manualidades que luegosale a vender, y al vender ue aprendiendo.
Ins me comenta que esa noche habr esta en su co-
munidad y que va a estar muy linda, luego pasa a hablar
de sus hermanos:
Somos nueve hermanos, yo soy la cuarta de
la amilia. Mis hermanos mayores, adems de
ser msicos, trabajan a veces de jardineros,
tambin mi pap. Mi hermana Esteana tiene
trece aos y me ayuda a terminar el traba-
jo de casa cuando tengo mucha tarea en la
escuela. Entre los hermanos nos ayudamos,
aunque a veces tambin peleamos. Mi her-
mana ms chica tiene seis aos.
Digo a Ins que me gustara saber qu hace en su tiem-
po libre y la invito a contarme:
El domingo temprano voy a misa, luego
al tianguis a comprar lo de la comida, des-
pus puedo ir ya a jugar basquetbol, luego
comemos y en la tarde me pongo a ver la
televisin.
Agradezco a Ins su cooperacin y le pido aceptar un
pago por su trabajo como inormante. Se resiste inicial-
mente, pero insisto dicindole que lo que ha hecho es
valioso y entonces acepta.
Rubn (22 aos)
Hola, seora, cmo te va?. Compro a Rubn, de
quien soy clienta hace ya un buen tiempo, una bolsa de
ruta y mientras me la como lo invito a platicar conmigo
de su pueblo y su experiencia en la ciudad.
Yo soy de San Isidro, Huajutla, en Hidalgo, mi
pueblo queda entre las Tres Huastecas.
Le digo que s, que son la potosina, la veracruzana y la
hidalguense. Me mira risueo y sorprendido y me pre-
gunta de dnde lo s, le digo que de la escuela, que soy
mexicana tambin.
All comemos el sacahuil, que es muy sa-
broso, si un da va a mi pueblo, se lo doy a
probar.
Le pregunto por qu sali de su pueblo para venir a vivir
en esta ciudad:
Lo que pas es que mi hermano se vino a
trabajar en una brica de helados. l es muy
bueno para el trabajo, pero tena que entrar
a los rerigeradores y pasaba muchas veces
del calor al ro y se empez a enermar delos huesos y mejor ya no quiso trabajar ah.
Le pagaban bien, y como es bueno, el patrn
le peda que se quedara y le oreci subirle el
sueldo, pero l ya no quiso y se ue a trabajar
a una lonchera, pero un da lleg tarde por-
que viva muy lejos y el supervisor le dijo que
ese da ya no trabajara y volviera al siguiente.
14
de pelota mixteca, se llega a crear una banda mixe para
interpretar los sones de la tierra, se celebran aqu las
estas de all, con los platillos del caso [] Son indios
que ejercen su cultura propia hasta donde la vida en
la ciudad se los permite. No es raro que, rente a los
otros, oculten su identidad y nieguen su origen y su
lengua: la ciudad sigue siendo el centro del poder ajeno
y de la dominacin. Pero esa identidad subsiste, enmas-
carada, clandestina, y en virtud de ella se mantiene la
pertenencia al grupo original (Bonl, 1989: pginas
86 y 87).
Ms adelante, el propio Bonl habla de la impor-
tancia que para el cambio cultural y la reivindicacin de
las culturas indias en Mxico tienen los indios que llegana las ciudades a estudiar: Los estudiantes indgenas,
pocos en proporcin, pero cuyo nmero crece constan-
temente, [] de manera obligada llegan a la ciudad
cuando logran continuar la enseanza media y superior.
Este grupo [] ha sido el rbitro social del que han sur-
gido recientemente nuevas ormas de organizacin po-
ltica basadas en la identidad tnica india. La experiencia
urbana, el contacto con ideas de distintas tendencias, la
inormacin externa ms amplia y la relacin con otros
emigrantes indios, han hecho posible la gestacin de
grupos polticos animados por la reivindicacin de los
pueblos indios (Bonl, 1989: pgina 88).
IV. Jvenes indgenas hablan de
su experiencia de inmigracin
Ins (17 aos)
Me acerqu caminando a la serie de casas que, ali-
neadas a ambos lados de la va del tren en un barrio
marginal de Guadalajara, constituyen la comunidad
mixteca. Fuera de una de las casas estaba una mujerjoven a la que salud y pregunt si estara dispuesta a
platicar conmigo, pues me interesaba conocerla y saber
de las cosas que para ella son importantes. Ins acept
mi invitacin, nos sentamos a la puerta de su casa, yo
en una saliente de cemento que hace las veces de una
pequea banca y ella en una silla que estaba a la mano.
Ins empez a narrar:
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1
Lo bueno es que tengo trabajo y con la
seora que estoy ahora, con su amiga, me
siento como en mi casa, ue bueno acomo-
darme ah, porque antes estaba en la casa
de una seora muy rica, que vive retirado
de aqu y tena que quedarme a dormir en
su casa, slo poda salir el n de semana y
no poda ver a mi mam, ahora puedo verla
todos los das. Ella est enerma y no puede
trabajar y necesita que le ayudemos con los
gastos de la medicina.
Mi pap a veces trabaja en la obra, pero
ahora est desocupado. l quiere que yo
le de mi dinero y se molesta porque no lo
hago, le doy un poco, pero l quisiera que
se lo diera todo. La seora rica con la que
trabajaba quera guardarme el dinero de mitrabajo en el banco, yo tuve miedo de que
quisiera robarme, por eso cuando me dijeron
del trabajo en que estoy ahora me dej de
trabajar con ella. Adems me deca que no le
diera dinero a mi mam. Lo que pasa es que
esa gente nunca ha surido, no sabe lo que
es necesitar el dinero todos los das. Adems,
nosotros nos ayudamos. Cuando alguien se
queda sin nada, juntamos para ayudarlo, y
eso a m me gusta, porque tambin s que
cuando yo est en problemas los dems me
van a dar a m.
A m me gusta la escuela. Termin la pri-
maria y quera seguir la secundaria, pero te-
na que trabajar, y mi pap no me dej ir a la
secundaria nocturna ni hacerla abierta, me
dijo que mejor me pusiera a trabajar. Luego
yo pens que ni iba a poder con el trabajo y
las tareas, entonces en lugar de a la escuela,
me met a un equipo de utbol. Me gusta
mucho jugar utbol, mi mam no quera que
yo jugara, deca que no era un juego para
mujeres, pero yo me arm y sigo jugando.
No me importa si a veces salgo golpeada o
lastimada, me gusta mucho jugar.
Tengo un hermano ms chico, de cator-
ce aos, l s va a la escuela, le ayudo yo y
mis otros hermanos para que no tenga que
trabajar.
Teresa me pregunta qu hora es y cuando se lo
digo expresa su deseo de irse a su casa antes de que
empiece a oscurecer, porque no avis a su madre que
llegara tarde. Le agradezco y le entrego un pago por su
trabajo, primero se resiste a aceptarlo diciendo: Yo no
le estoy cobrando nada. Hablamos de su papel de inor-
mante y queda entonces convencida de que no es una
ddiva la que le entrego, sino el ruto de su ganancia. La
llevo al cruce de la ciudad en el que pasa el camin que
la lleva hasta su barrio.
VI. A manera de conclusin
Las conversaciones tenidas con Ins, Rubn y Teresa
dan cuenta del proceso de hibridacin cultural en que
estn inmersos. Los tres han encontrado nichos comu-
nitarios receptores en la gran ciudad que les permiten
vivir en un vaivn creativo entre las tramas culturalesque asimilaron en su medio de origen durante su in-
ancia y los usos y costumbres que prevalecen en la
realidad urbana en la que hoy da habitan.
Ins ha conquistado la escolaridad. A punto de
terminar la secundaria, proyecta seguir su educacin
media y proesional. Un elemento creativo y motiva-
dor para ella es la expectativa de aprovechar las opor-
tunidades de ormacin que encuentra en la ciudad
ponindolas al servicio de su comunidad cuando sea
abogada.
Rubn, identicado con su hermano, de quien
ha recibido todo el apoyo necesario para tener un tra-
bajo digno y lucrativo en la ciudad, est en contacto
permanente con sus clientes, con los q ue conversa con
agrado, oscilando entre la indagacin acerca de la cul-
tura a la que ha llegado, que le resulta cada vez ms
conocida y que se ha ido apropiando, y la preservacin
de la valoracin de la suya propia a travs del gusto
por el paisaje que rodea a su pueblo, la alabanza de
lo ructero de la tierra, el deleite anticipado por los
platillos tradicionales de San Miguel Huajutla.
Finalmente, Teresa, contenta con su trabajo y la
posibilidad que le brinda de cooperar activamente a la
resolucin de problemas de sus allegados, deende la
tradicin de ayuda recproca de su comunidad, mien-
tras, por otra parte, se muestra decidida en la conquis-
ta de prcticas novedosas que rompen prejuicios que
antes prevalecan aun en las sociedades que se dicen
modernas, como el utbol emenil.
16
l avis que ya se iba, que slo iba a pasar por
sus cosas. El supervisor le dijo entonces que
no se uera denitivamente, que slo por ese
da, pero mi hermano insisti en sacar sus co-
sas. Por eso el supervisor le dijo que no tena
que irse ni ese da que haba llegado tarde,
que poda quedarse a trabajar, pero l ya no
quiso. El supervisor pens que era como los
dems y le insisti, pero mi hermano reco-
gi sus cosas y se ue, luego se enter por
un amigo que el jee rega al supervisor,
porque mi hermano es de veras bueno para
lo que hace. Ya luego l se hizo de un ca-
rro y empez a vender ruta y me jal a m
para ac y me dej toda la clientela que ha-
ba hecho, su carro, su ruta, y l empez en
otro rumbo y le va muy bien. Ya somos treshermanos vendiendo ruta por ac. Estamos
bien, pero Huajutla es un paraso, mi pueblo
es lindo.
Mientras lo dice empieza a hacer un esbozo del pueblo
sobre la tabla de picar, lo hace con el mango del cuchillo
que le sirve para cortar la ruta.
Est rodeado de cerros y de agua, all todo se
da, mi padre siembra el campo y yo todava,
cuando voypa all, le ayudo.
Le pregunto cmo es que siendo tan lindo ese lugar y
la tierra tan ructera, tantos huajutlenses se vienen a
la ciudad.
Lo que pasa es que lo que sembramos lo lle-
vamos a vender y quieren darnos casi nada
por ello, y as no sale para vivir. Pero yo voy
seguido a mi pueblo, San Isidro.
Le pregunto qu idiomas hablan por all:
La gente joven sabe el espaol y adems
unos hablan nhuatl y otros otom. Cuando
me canso de andar por ac, me voy a mi pue-
blo, aunque est lejos. Me voy en el camin,
pero eso s, llegando all, tenga uno dinero ono, lo tratan a uno como rey, preparan el sa-
cahuil, que se hace con masa de maz rellena
de pollo, puerco o lo que se preera. Hay un
horno especial de barro que tiene slo una
entrada y ah se quema lea por un rato y ya
que quedan las puras cenizas se mete el saca-
huil, y el horno se cierra con ladrillo, piedra o
lo que se pueda, y el sacahuil se deja ah toda
la noche, y se cuece con el puro calor o vapor
que ah se junta.
Se acercan varios clientes al puesto de Rubn, por lo que
me despido en el acuerdo de que seguiremos platicando
en otra ocasin.
Teresa (17 aos)
Teresa es trabajadora domstica en la casa de una ami-
ga ma. Ella es originaria de una comunidad indgena
que dice se llama Aiti. La invit a platicar conmigo y
acept. Le pregunt si quera que nos acomodramos
en un parque o uramos al jardn de mi casa, eligi el
parque. Encontramos uno arbolado y tranquilo, ideal
para conversar. Ella empez as su narracin:
Llevo ya muchos aos por ac, me trajeron
cuando estaba nia, no s cuntos aos te-na, pero hace mucho.Pasbamos tempora-
das aqu y temporadas en Veracruz, que es
donde est Aiti. All hablamos nhuatl. Hay
dierentes comunidades y cada una tiene su
nombre, pero en el lenguaje todos nos en-
tendemos. Yo ya estoy acostumbrada a este
lugar, a veces extrao Veracruz, pero slo
un poco, en cambio cuando estoy por all,
cuando pasan apenas unos das ya tengo ga-
nas de volverme para ac. Al que s extrao
es a mi novio, que es de all. Est estudian-
do y por eso no tiene dinero, yo le digo que
cuando quiera venir a verme yo le pago el
pasaje, porque yo trabajo. Antes tena un no-
vio por ac, pero no lo llev a que conociera
a mi pap, porque me di cuenta que tomaba
mucho y eso no me conviene. Si mi pap lo
hubiera visto conmigo, hubiera tenido que
casarme con l, esa es nuestra costumbre,
por eso slo le platiqu a mi mam. Ahora
estoy contenta porque tengo un novio de
mi rancho, y lo conozco bien y s que l sme conviene. Cuando lo vea mi pap y nos
queramos casar, de su casa me van a traer re-
galos, porque as se usa, eso cuando la gente
tiene para comprarlos, pero su amilia s va a
poder. Yo quisiera que comprramos nuestra
casa, pero eso s va a estar dicil, cuesta mu-
cho dinero y no tenemos.
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Difcultades de percepcin y corrupcin
Dice Diguet (1911) que la denominacin huicholparece provenir de una echa bastante reciente yno ser sino una corrupcin de un vocablo indgena he-
cha por los primeros colonos espaoles que a menudo
experimentaban alguna dicultad para hacer concordar
su ontica con la de las lenguas indgenas (pgina 23).
Se trata de una apreciacin subjetiva basada en la per-
cepcin de un aparente parecido ontico global entre
ambas palabras. Ahora bien, para convertir un parecer
en una armacin de orden cientco, se requiere pasar
de la apreciacin sensorial holstica a una demostracin
rigurosa y detallada, que d cuenta no solamente de los
segmentos onticos compartidos, sino tambin de las
dierencias, que no son pocas, entre la palabra huichol
y el trmino wixrika con que los huicholes se desig-
nan a s mismos y aporte una explicacin plausible de
las mismas. Estas dierencias no se pueden despachar
simplemente remitiendo a las dicultades para hacer
concordar la ontica de los primeros colonos espaoles
con la del huichol. Hay que identicar esas dicultades
de percepcin y pronunciacin y explicarlas desde unaperpectiva sistmica e histrica.
La perspectiva sistmica implica analizar las die-
rencias desde la comparacin de dos sistemas onolgi-
cos dierentes, cuyos elementos no se pueden poner en
una correspondencia uno a uno; las transormaciones
que se producen en una palabra cuando es transeri-
da de un sistema onolgico a otro deben ser regulares
en el sentido de que, en igualdad de condiciones, las
correspondencias entre sonidos se realizan siempre de
la misma manera. Si en el siglo XVIII la sibilante s del
huichol es sometida a un proceso de retrofexin y ro-
tacismo, transormndose en una vibrante asibilada ,
eso ocurre en todas las palabras, incluidas aquellas que
ya haban sido tomadas del espaol: en wisarika hui-
chol => wialika, masa venado => maa, camisa =>
kamia,sbado=> awati. La d del espaol se convierte
en t tanto enxawatisawati) no
se puede explicar desde la onologa segmental, sino
que intervienen reglas que organizan las palabras en el
lxico ormando clases onolxicas mediante termina-
ciones especiales para prstamos del espaol: sawatuse transorma en sawatipara hacerla terminar como
alcalde => harikariti,prioste=>piriyuste =>piriyusti=>
piriyutsiti, que adems atrajeron asargento => tsaraketi,
chocolate => tsikurati; a tumiku-ti, kwaresma-ti se les
aadi la slaba ti completa por la misma razn. La pala-
bra alguacilse convierte en hariwatsinien lugar de *ha-
riwatsiripara asimilarse a kapitani, siendo el atractor de
Etimologade las palabras
wisalika y huichol
Jos Luis Iturrioz Leza
El desarrollo creativo, que la ciudad parece
estar posibilitando a nuestros tres entrevistados, no
es, por desgracia, paradigmtico de lo que ocurre
con la mayora de los indgenas que dejan sus co-
munidades a la bsqueda de mejores condiciones de
vida, ya que muchos de ellos encuentran en la gran
urbe un espejismo que no responde a sus expectati-
vas y tienen que enrentarse a situaciones de desem-
pleo, discriminacin, desaliento y do lor.
La problemtica de las migraciones demanda
atencin desde mltiples dimensiones y es una lla-
mada de atencin a la aldea global sobre los eectoscolaterales no deseados de nuestras ormas de vida y
organizacin social.
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Doctor Jos
Luis Iturrioz
LezaPremio
Tenamaxtle 20
Universidad de
Guadalajara
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220
esta clase probablemente un prstamo del nhuatl que
tambin designa una autoridad: tlaoani=> tatuwani. A
este proceso se le llama analoga.
Si el sistema est constituido por las reglas que
valen para toda la comunidad de hablantes y no depen-
den de las caractersticas individuales o las condiciones
circunstanciales de un hablante particular, la transeren-
cia original de un prstamo a travs de un observador
ocasional no es tan relevante como la transerencia
concertada resultante de los contactos regulares entre
comunidades lingsticas y de las conductas colectivas
acopladas de la comunidad lingstica receptora. Lo que
un misionero del siglo XVII o un historiador de princi-
pios del XX creen haber odo no tiene el mismo valor
que el resultado de los contactos permanentes entre los
colonos espaoles o mestizos de la zona en torno del
territoriuo huichol y los huicholes. Lo que un individuoparticular reporta haber odo se diunde primero dentro
de una comunidad cerrada de especialistas y raramente
se extiende al lxico general. La transcripcin houitcha-
rika de Diguet no ha tenido ninguna transcedencia ni
siquiera en el reducido grupo de historiadores y antro-
plogos que se interesan por los huicholes. Incluso las
dicultades para percibir un sonido no son simplemente
auditivas, sino que resultan de la necesidad de recons-
truirlo desde el sistema de la lengua propia para poderlo
incorporar a la misma. Las diversas transcripciones que
hicieron desde el siglo XVI y XVII los misioneros en sus
crnicas pueden ser pistas valiosas para la reconstruccin
del sistema de la lengua huichola y del sistema de la len-
gua castellana en aquellas pocas, precisamente por su
variedad; algunas variaciones se deben probablemente,
como vamos a ver, no tanto a apreciaciones personales,
sino a que ueron hechas en pocas dierentes y por lo
tanto refejan los cambios que se estaban produciendo
tanto en una lengua como en la otra, lo que nos lleva al
tema de la perspectiva histrica.
La perspectiva histrica implica que para estable-
cer el origen de una palabra lo que cuenta no es tantosu parecido actual con la palabra de la que se quiere de-
rivar, ya que ambas pueden haber surido en sus respec-
tivas lenguas desde el momento del prstamo cambios
en la orma y en el signicado que opacan la relacin
original. Para llegar al origen hay que seguir hacia atrs
la evolucin de las dos lenguas y reconstruir el estado
de ambas y la situacin sociocultural en el momento
del prstamo. Dos palabras que hoy casi no se parecen
pueden tener el mismo origen, por ejemplo el griego
kyklos, ingls wheely antiguo indio akra (Szemernyi,
1990: 15, 66); para demostrarlo tenemos que remon-
tarnos hasta una raz indoeuropea a travs de todos
los cambios por los que se han venido diversicando
las lenguas de esta amilia durante ms de 3,000 aos.
Estos cambios no son azarosos, sino regulares. Lo mis-
mo podemos decir de espaolsilla y huicholxira/xila; la
segunda resulta de la primera gracias a dos cambios im-
portantes que ocurrieron dentro de la lengua wixarika,
el primero en el momento de la transerencia en el siglo
XVI o XVII; como en huichol no haba la l palatalizada
de los espaoles , era sustituda por la lquida normal
l (sila), como en kawayu de caballo, y en el siglo XVIII la
sibilante se convierte en una vibrante mltiple ( ila). A
pesar del parecido evidente de cristiano y cretino, cues-ta trabajo creer que las dos palabras tengan el mismo
origen debido a la dierencia tan grande de signicado.
Sin embargo, ambas provienen de latn christianus , la
primera directamente, la segunda como un prstamo
del rancs, que a su vez lo tom del dialecto suizo de la
regin de Wallis, donde el trmino adquiri una primera
una conotacin peyorativa y nalmente suri un cam-
bio de signicado.
Etimologa
Para entender adecuadamente el concepto de etimolo-
ga es necesario hacer varias distinciones importantes.
Segn el Diccionario de lingstica moderna de Alcaraz y
Martnez, la etimologa estudia el origen y la evolucin
de las palabras, para lo que busca su verdadero signi-
cado o timo y a rengln seguido se dice que est
relacionada con la ormacin y la motivacin de las
palabras. Se estn conundiendo dos cosas bastante
dierentes, aunque relacionadas: la llamada etimologa
como parte de la lingstica diacrnica, que se ocupa
de estudiar los cambios que experimentan las lenguas a
travs del tiempo en todos sus sistemas, y la etimologapopular como un mecanismo de cambio en la orma-
cin de las palabras. La etimologa en el primer sentido
es una actividad metalingstica, que no transorma la
lengua, pero genera ciencia y conciencia lingstica; en
el segundo sentido es un tipo de procesos que ocurre en
la lengua objeto modicando la orma de las palabras
para ajustarlas a un origen hipottico y darles motiva-
cin y transparencia. Esta pertenece al plano de los he-
chos, aquella al plano de las explicaciones.
La etimologa como actividad metalingstica
era ya una de las partes de la gramtica tradicional, y
hoy sigue siendo un componente importante de la lexi-
cograa. Desde la lingstica histrica del siglo XIX se
subsume dentro de la reconstruccin diacrnica de len-
guas o estados de lengua precedentes.
En el siguiente esquema se recogen las diversas
acepciones del trmino y se ilustra la ambigedad del
trmino etimologa popular. Los diccionarios de lin-
gstica no suelen distinguir bien estos dos enmenos,
se centran en uno o en otro, cuando no los conun-
den. Mientras el diccionario de Bumann se enoca a
la etimologa popular como un proceso de ormacin
de palabras, el de Alcaraz y Martnez no lo distingue
de las explicaciones espontneas del origen de las pala-bras. Una cosa es la etimologa popular como proceso
constitutivo de la lengua que puede desencadenar un
cambio diacrnico, y otra la etimologa popular como
explicacin no cientca, intuitiva de este enmeno (ver
Figura 1).
Etimologa popular como mecanismo de cambio
La etimologa popular es en primera instancia un meca-
nismo que modica la orma onolgica y morolgica
mediante una transormacin ormal y una reinterpre-
tacin semntica de una palabra para darle motivacin
y transparencia. Es recuente con palabras que provie-
nen de otra lengua o que han perdido en el curso del
tiempo la motivacin semntica y la transparencia en su
composicin interna. Consiste en un reajuste desde la
estructura actual de la lengua propia, siguiendo el mo-
delo de una palabra que suena perecido. Un ejemplo
de esto es la palabra Cuernavaca, derivada del nhuatl
quawi y nahuac [qaunawak], lugar cercano a los r-
boles (o al bosque); la razn del cambio es aqu una
analoga con las palabras espaolas cuerno y vaca. La
palabra rancesa choucroute proviene del alemn me-dievalsrkrt, hoysauerkrautcol amarga, asimilado a
chou col y crote costra. En este proceso histrico,
palabras incomprensibles reciben una motivacin secun-
daria, una transparencia aparentemente plausible, que
en contrapartida oscurece el verdadero origen de las
palabras. En la palabra vagabundo se entiende la base
(del verbo vagar), pero el sujo -bundo carece de trans-
parencia y productividad; aunque se encuentra en otras
palabras como nauseabundo, cabizbundo, moribundo,
tremebundo, ningn hablante normal podr indicar su
signicado y no se puede utilizar para ormar palabras
nuevas. El cambio a vagamundo devuelve a la palabra
transparencia y motivacin: los dos componentes se
pueden interpretar y el signicado global se ve motivadopor el signicado del segundo componente. En huichol
harakuna laguna el prstamo rakuna lleva antepuesta
la palabra ha agua, asimilndose a haramara mar.
Etimologa popular como explicacin
precientfca del origen
La etimologa popular en el segundo sentido no aecta
a la lengua misma, porque se desarrolla en el plano de
la refexin metalingstica, de una manera espontnea,
sin mtodo y sin perspectiva histrica, a dierencia de la
etimologa cientca, que orma parte de la lingstica
diacrnica. La actividad metalingstica consciente es un
componente constitutivo de la conducta verbal. Los nios
la practican desde ases tempranas de la adquisicin en
la orma de preguntas y juegos lingsticos, y una de las
ormas que presenta en los adultos no ormados como
lingistas, es la etimologa popular o espontnea. En to-
das las comunidades lingsticas se da este tipo de activi-
dad, o al menos ha sido documentada para muchas.
Antes del siglo XIX no exista un mtodo riguro-
so para reconstruir los antecedentes de los signicados
actuales de las palabras ni tampoco los cambios en laorma material o cuerpo onolgico de las palabras. Y
a alta de mtodo y de una idea clara de la historicidad,
la imaginacin poda volar a rienda suelta. A algn pa-
dre de la Iglesia catlica se remonta la piadosa idea de
que Mara proviene de maris stella estrella del mar.
Las etimologas de Isidoro de Sevilla son en buena me-
dida de este tipo; por ejemplo asocia caelebs, clibe,
etimologa
bsqueda del origen etimologa popular
como mecanismo de cambi
popular o cientfca
precientfca
Figura
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con caelum justicndolo por la elicidad que goza quien
est libre de los lazos del matrimonio. A Juan Crisstomo
debemos la no menos antstica idea de que cadver
se origina en la concatenacin de las slabas iniciales de
tres palabras caro data vermibus, carne entregada a los
gusanos. Dentro de esta misma lnea, algunos etim-
logos mexicanos, poco amiliarizados con el rigor de los
mtodos cientcos, han propuesto etimologas que de-
rivan la palabra mexica de las slabas iniciales de metztli,
luna, Mexitli(nombre del dios Huitsilopochtli) o metl,
maguey, en combinacin con la slaba inicial dexietli,
ombligo o centro, interpretando la combinacin como
el que est en el centro de la luna o lugar en el centro
u ombligo de la luna. Cualesquiera dos palabras con las
slabas iniciales me y xi podran entrar en consideracin.Los huicholes tambin practican este tipo de eti-
mologa. Uno de mis colaboradores explicaba la palabra
tutekwiyu como compuesta de tu?u, te, kweiya aga-
rrado en posicin acostada. El primer componente es
una orma supletiva de tuiy llevar cosas esricas, te
es una orma supletiva de ka estar acostado y kweiy
llevar cosas alargadas. Sera dicil dar una explicacin
coherente de la presencia contradictoria de dos verbos
con el signicado de llevar; no aparece tu?u, sino tu, y
queda un resto en el aire, la slaba nalyu. En realidad
se trata de un prstamo del nhuatl de la poca de la
Colonia; se trata de to-tekwiyu nuestro seos, aplica-
do en los ritos de la Semana Santa a los cristos, que son
bajados de los altares y acostados para taparlos desde el
Jueves Santo hasta el Sbado de Gloria.
La combinacin de slabas o sonidos, sobre todo
iniciales, de varias palabras para ormar una palabra nue-
va se aplica sobre todo a los nombres de instituciones
(Telmex, USA, NASA, Huicot, etctera) y no a los nom-
bres de persona o al vocabulario comn.
La etimologa popular puede ser un eectivo
recurso literario. En la siguiente rase que orma partedel cuento El nio abandonado, el nombre de lugar
Tsuakarie se explica como derivado del verbo que signi-
ca llorar, lo que encaja bien en el cuento:
Ma ta memikayunitia Tsuakarie mukane, nun-
utsi makatsuaka.
Lo bajaron hasta Tsuakarie, donde anda lloran-
do el nio.
La palabra kawiteru, anciano consejero, se ha relacio-
nado con kawi, nombre de la oruga o gusano quema-
dor que trazara el camino a Wirikuta en los primeros
tiempos. Kawiteru se podra relacionar de manera ms
congruente con kawi, picachos en que se materializan
los antepasados sabios.
Kawixi meminatiu Niariwame yeta kawixi
autiiti, miki waniu mana metiwaikaxi miki.
Sabemos que arriba de Ni?ariwameta estn
unas rocas grandes, cuentan que all jug.
Otros arman que se deriva de kawitu, relato o
canto chamnico. Weigand y Garca se basan en esta eti-
mologa popular al sealar que kawiteru signica seor
que sabe todo, y lo justican aclarando que era el ocio
ms prestigioso e importante al nivel de los tukipa antes
del siglo XIX. Todava lo es hoy, los ancianos consejeros,
generalmente chamanes, presiden muchas ceremoniasde origen colonial y recitan los cantos a travs de los cua-
les se transmite y se renueva el sentido. Parece una ex-
plicacin coherente, pero en realidad kawiteru no tiene
nada que ver en origen con una palabra ni con la otra;
viene de cabildero, miembro del cabildo, consejo de
ancianos instituido en la Colonia. La presencia del sujo
derivativo espaol -ero, como en kanareru yxawereru,
delata que se trata de un prstamo. Cabildero deriva de
la palabra cabildo y esta a su vez de latn capitulum, que
designa dierentes corporaciones religiosas o civiles; el
signicado ms prximo es el de corporacin municipal.
Kawiteru orma el plural con -tsixi, propio de los nombres
no huicholes que designan colectividades como tupiritsixi
(topiles), mexicanotsixi(mexicanos), kirinkutsixi(gringos),
as como de nombres que designan animales gregarios
o de manada no domsticos como wakaitsixi (vacas),
kawayutsixi(caballos). La palabra kawitu (de cabildo) ha
sido asimilada como nombre del canto chamnico.
Las etimologas populares o precientcas repre-
sentan un mecanismo interesante de asimilacin de con-
ceptos a la lengua y a la cultura propias.
Etimologas pseudocientfcas
Las etimologas populares en el sentido de la seccin
anterior se siguen practicando en un dominio que no
les corresponde, el de la ciencia, donde no podemos te-
ner la misma comprensin y debemos calicarlas como
inundadas o pseudocientcas. En el dominio de la
ciencia no se vale hacer etimologas pasando por alto
el anlisis crtico de las uentes, guindose por un cri-
terio impreciso y subjetivo de similitud de los trminos
hallados en los documentos con los trminos actuales,
transcritos ambos en general de manera deectuosa, ig-
norando que las correspondencias entre letras y sonidos
varan con las convenciones y tradiciones ortogrcas
de las diversas pocas, como la hispnica, la latina o la
nhuatl, pero sobre todo ignorando los cambios diacr-
nicos de las lenguas, es decir de manera ahistrica; ni
el huichol ni el espaol son hoy lo que eran en el siglo
XVII o XVIII.
La etimologa tradicional se enocaba al signi-
cado de las palabras desde una perpectiva muy parti-
cular. La palabra griega tymos, de la que proviene el
trmino etimologa, signica verdadero, real y la or-
ma neutra t tymon, el sentido original o verdadero
de un vocablo. Esta rama de la gramtica tradicionalparta de la idea de que las palabras se deterioran con
el uso, deormando la parte material del signicante y
adulterando su sentido original y verdadero. Las pala-
bras son bellas en su origen, pero se deorman con el
tiempo y se corrompen. Todava los diccionarios denen
corrupcin de costumbres o de voces como vicio o
abuso introducido en las cosas no materiales (DRAE).
La tarea de la etimologa era redescubrir o reconstruir
el signicado verdadero de la palabra en la creencia de
que el tiempo original o el estado prstino de las lenguas
era el perecto.
El concepto de corrupcin no tiene ningn
valor descriptivo y mucho menos uerza explicativa, por
lo que debe ser eliminado del vocabulario lingstico.
Implica seguramente entre otras cosas que se trata
de cambios caticos, aleatorios, carentes de orden y
en todo caso debera aplicarse a las deormaciones
producidas por la percepcin deectuosa de quienes
no dominan la lengua o por transormaciones que no
se ajustan a las reglas diacrnicas sistemticas de una
lengua. En la primera categora se hallaran la mayora
de los trminos que encontramos en la tradicinlolgica, como xurute, xurutecuanes, guachichiles,
uzares, etctera, si realmente se derivaran de la palabra
huichola que Diguet transcribe deectuosamente a
partir de la palabra espaola huichol y en ortograa
rancesa como houitcharika, o sea [wiarika], y a la que
atribuye el signicado de agricultor; lo mismo cabe
decir de las transcripciones que hace de otras palabras
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huicholas, guiado por un odo poco entrenado. A la
segunda categora se pueden asignar palabras como
tatsunatsi, que podra remontarse a San Ignacio (en
lugar de *Tsaninatsiu), y marietuma que proviene de
mayordomo (en lugar de *mayoritumu). Pero la mayora
de las transormaciones a que una lengua somete
las palabras que toma prestadas de otras lenguas se
ajusta a ciertas reglas de correspondencia impuestas
por el sistema onolgico y morolgico de la lengua
receptora, como he demostrado en mis trabajos sobre
los prstamos del espaol al huichol desde la Conquista
(Iturrioz, 2004).
La etimologa pseudocientca presenta deec-
tos undamentales:
1. Se interesa solamente por el origen y el esta-
do terminal, pasando por alto la evolucin, es decir el
proceso mismo de cambio.2. Sus explicaciones carecen de sistematicidad
porque no tienen en cuenta que los cambios onticos
ocurren de acuerdo con reglas o leyes condicionadas
por el sistema en que estn organizados los sonidos o
onemas.
3. No se tienen en cuenta otros niveles de orga-
nizacin que tambin condicionan los cambios como la
estructura morolgica de la palabra.
4. Desconoce que los cambios semnticos se
producen dentro de campos semnticos, es decir que
estn condicionados por sus relaciones con los signi-
cados de otras palabras, como puso de maniesto la
semntica estructural.
5. La explicacin se reduce al uso del concepto
de corrupcin a modo de deus ex macchina.
Las etimologas pseudocientfcas
en el caso del huichol
Aunque la etimologa de Diguet se ha seguido
repitiendo mucho tiempo de manera acrtica, no hay
ninguna evidencia positiva, ni cultural ni lingstica, ni
onolgica ni semntica; carece de perspectiva histricay se basa simplemente en un aparente parecido
supercial entre dos palabras, que se desvanece en el
momento en que empezamos a hacer un anlisis serio.
La base lxica relacionada con la siembra con la que
Diguet asocia wixarika e indirectamente con huichol
es wata, coamilear (watakame, coamileador),
que en el innitivo tiene las variantes moroonolgicas
watsiya, con la consonante aricada ts, que tiene como
alono la aricada palatal ch (wachiya). Ciertamente
-rika puede ser una combinacin de ajos como los
que orman innitivos con una uncin nominalizadora.
El sujo -ya de watsiya es la marca de innitivo y -tsi
una variante moronolgica del sujo actitivo - ta; una
vez separados estos sujos queda como raz wa, que
aparece con otro sujo en la palabra waxa, milpa,
planta de maz. Si houitcharika no existe, menos
existe todava houitchia, coamil (o sea wichia), una
percepcin deectuosa de watsiya. Dado que la palabra
wixarika no tiene una variante posible con ch, lo nico
que quedara en comn sera el onema inicial /w/, que
comparten con muchas otras palabras. En suma, esta
etimologa no se puede sustentar en la onologa ni
en la estructura morolgica de la lengua huichola. No
hay otra manera de derivar [wisa], raz de wixarika, deesta otra raz relacionada con el concepto de maz, que
recurriendo al deus ex macchina de la corrupcin. En
primer lugar, no hay ninguna posibilidad de separar sa
de wi, y mucho menos de asociar wicon wa de acuerdo
a las reglas moroonolgicas de la lengua. Adems,
como en wisalika/wixarika no est presente el onema
consonante alveolar aricada [ts], tampoco puede
realizarse con el alono ch propio de aquel onema.
Puede decirse wachiya, pero de ninguna manera
wichalika. El sonido ch de huicholse ha originado en la
transerencia al espaol, tal vez mediada por el nhuatl,
y no proviene del huichol.
Diguet remite a Orozco y Berra (1880: 21), segn
el cual la palabra huachichil, qui tait lappelation de la
population nomade de laquelle proviennent les huichols
et qui une poque servait a designer ces derniers, es
de origen nhuatl y se remonta a quaitl, cabeza, y
chichiltic, rojo, debido a la costumbre de pintarse la
cara de color rojo. Sin embargo, segn Diguet algunos
huicholes un poco eruditos creen que la palabra
huachichiles una corrupcin de huichalika. Su erudicin
consista seguramente en haber odo de algn lingistadiletante tal etimologa. La etimologa a partir de quaitl
debe basarse en la pronunciacin guachichil, que en
realidad se genera en espaol a partir de la combinacin
wa como en huarache/guarache, gevo/huevo. Dicho
sea de paso, en realidad se pintan la cara de amarillo.
En la Carta 1 de Lengua Huichol / Wixarika
de la Cartograa de los pueblos indgenas del INALI
se arma que la palabra huichol signica curandero
o doctor. Aunque no se cita la uente, esta idea
est tomada de Lumholtz (1904, II: 21), que tampoco
estaba amiliarizado con los mtodos de reconstruccin
diacrnica desarrollados desde el siglo XIX, de manera
que su etimologa es tan lrica como las que se hacan
en la tradicin predecimonnica.
En Ramrez Flores (1980: 45) encontramos
reproducidas las dos etimologas, la de Lumholtz y la
de Diguet, que se han ido convirtiendo en verdades
a medida que sus autores se ueron erigiendo en
autoridades, a travs de su transmisin acrtica de
generacin en generacin.
En De la Pea (2006: 47) encontramosreproducida una vez ms la idea de Lumholtz (1904, II:
21) de que el nombre huichol es una deormacin de
la palabra wirrarika o wixlika, que puede signicar
cantor o curandero. Desde su inancia, los miembros
del pueblo wixrika aprenden las canciones sagradas
que los unen con el universo y les permiten curar las
enermedades de los seres humanos.
Las razones de orden cultural o antropolgico
no son sucientes para undamentar una etimologa.
Watakame, el cultivador de maz tambin llamado
Timuxawi, es el personaje que segn el mito del
origen del maz cultiv por primera vez maz. Pero los
huicholes existen como grupo mucho antes de ser
agricultores, como se puede reconocer todava en sus
prcticas culturales, en su mitologa y en otras ormas
de su memoria cultural; todava no han dejado de ser
cazadores y recolectores. Que los huicholes en sus
mitos se consideren como los primeros cultivadores
del maz no prueba nada, ya que todos los pueblos de
Mesoamrica tienen mitos similares. Los huicholes slo
podran haberse llamado as desde que aprendieronel cultivo del maz y la agricultura en general de otros
pueblos mesoamericanos. Pero desde mucho antes
tenan un etnnimo con el que identicaban a s
mismos, y eran cazadores y recolectores mucho antes
de que se hicieran semisedentarios para la siembra.
Recientemente oamos decir a un poltico huichol que
wixarika signica personaje ilustre sentado rente
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al uego. Tambin podramos pensar que signica
consumidor de peyote o personaje que peregrina
a Wirikuta, persona que elabora bellos cuadros de
estambre o chaquira. El problema de estas etimologas
es que no distinguen la palabra del reerente, es decir la
refexin sobre la cultura de la refexin metalingstica.
Ciertamente, los huicholes son agricultores, sus
chamanes son curanderos, pero tambin tienen muchas
otras caractersticas, tal vez menos llamativas para los
observadores orneos. Habra que aportar una prueba
independiente de que algunas de esas caractersticas
y no otras estn codicadas como rasgos semnticos
del signicado de las palabras. Mientras tanto, hay que
decir que son gratuitas, arbitrarias o inundadas.
Nava (1998: 9) dice que la palabra huichol
signica gente que puebla lugares con plantas
espinosas, lo que en Mxico se conoce como huizachal[sic]. Una etimologa como sta no slo es gratuita,
sino que es demostrablemente alsa. Huisache no es una
palabra huichola, esta planta se denomina en huichol
xir, por lo que habra que pensar que se trata de una
palabra con la que los nahuas o aztecas denominaban a
los huicholes, como ocurre con mazawa u otom. Ahora
bien, la palabra huichol, o mejor dicho su antecedente
en la lengua huichola wisalika, es el trmino con que
los huicholes se denominan a s mismos y desde hace
mucho tiempo, dado que no hay otro trmino ms
arraigado en la propia lengua y cultura que le haga
competencia, como s ocurre en el caso de los mazahuas,
que se llaman a s mismosjatjo, palabra que signica
lengua. En segundo lugar, para derivar wisalika de
huizachi [wisai], hay que explicar la desaparicin de
la slaba nal y la aparicin de la terminacin - lika en
huichol. La explicacin slo se puede obviar si se recurre
al deus ex macchina de la corrupcin.
La etimologa cientfca como parte
del estudio diacrnico de la lengua
Para establecer etimologas adecuadas, no hay quellegar de un salto hasta el origen, sino reconstruir las
etapas de la evolucin diacrnica de la lengua. La eti-
mologa como parte de la ciencia lingstica se ocupa
del origen de los signos a travs de su evolucin, es decir
de sus cambios diacrnicos en los dierentes niveles de
organizacin de las lenguas: onologa, morologa, se-
mntica. Lo que interesa no es el origen como tal, que
siempre ser relativo, sino el proceso mismo del cambio
que tiende un puente entre el punto de partida u ori-
gen relativo de un signo y el punto de llegada. El origen
puede estar en una etapa anterior del huichol, en una
protolengua corachol u otra ms antigua como el pro-
toyutoazteca. Se requiere conocer la onologa, la gra-
mtica y el lxico de la lengua y reconstruir sus cambios
sobre la base de documentos escritos y la comparacin
sistemtica y jerarquizada con lenguas emparentadas.
Pero tambin es necesario tener en cuenta la analoga,
los prstamos o calcos y los condicionamientos socio-
lingsticos. La simple reconstruccin mediante la docu-
mentacin de estados de lengua anteriores y el estable-
cimiento de protolenguas mediante la comparacin con
lenguas emparentadas suele dejar un residuo conside-
rable de enigmas etimolgicos (Malkiel, 1996: 191)
que ir menguando a medida que se vayan investigandolas evoluciones individuales, es decir, las biograas de
palabras que muestran la intervencin ms o menos
espordica y en distinto grado de uerzas que no se de-
jan denir con esquemas rgidos. Malkiel (1996: 191-2)
menciona entre otras la diusin y contaminacin lxica,
el simbolismo nico o expresividad, la interaccin de las
tendencias de asimilacin y disimilacin, los eectos de
las creencias populares, la mitologa, la cultura material
y las tendencias ldicas de la sociedad. Pero la presencia
de estos actores de intererencia no debe entenderse
como una puerta abierta a la arbitrariedad y la antasa.
Uno de estos actores es la etimologa popular como
mecanismo de cambio.
Historia y origen de la palabra huichol
Weigand (2002) recoge de materiales cartogrcos de la
primera poca de la Colonia los nombres de poblaciones
supuestamente relacionadas con los huicholes:
En la seccin oeste de la zona nayarita estn
los Coringa (Coras), organizados como una
provincia. En la seccin sur de esta provincia
se encuentra un pueblo llamado Naxurita.En el norte estn los tepecuanes,
acompaados de la leyendagens era et sine
legibus... En el centro de la zona de estudio
est la provincia de los xurute, bordeada
por los Cuanos... Muchos de los lugares
y trminos tnicos de estos dos mapas
estn relacionados en orma muy cercana...
Obviamente, los nombres en ambos mapas
que coinciden en orma ms cercana con
el rea huichol contempornea, son las
variaciones sobre los trminos Xurute y
Xurutecuanes... Estos trminos estn muy
relacionados con los (Na)xurita...
La relacin entre los trminos mencionados es
todo menos obvia. Un lingista acostumbrado a per-
cibir dierencias onticas y analizar cambios diacrni-
cos graduales no detectar mucha similitud entre esos
trminos y las palabras actuales huichol y wixarika en
sus dierentes pronunciaciones. Es probable que naxu-
rite est relacionado con la palabra neuxi (PL neuxite),
con la que se designan los coras, pero la prueba slo la
puede suministrar un anlisis diacrnico ms proundo.
No se pueden aceptar como antecedentes de la palabra
huicholms que aquellas palabras que pueden derivar-se mediante reglas de cambio onolgico, gramatical y
semntico, admitiendo que puede haber desviaciones
debidas a actores socioculturales imprevisibles, pero el
eecto especco de estos actores debe ser identicado,
delimitado y motivado, de lo contrario se vuelve un deus
ex macchina como el concepto de corrupcin.
Rojas (1993: 54) cita el siguiente pasaje de la
crnica de A. de Ciudad Real, Tratado curioso y docto
de las grandezas de la Nueva Espaa, Mxico, UNAM
1976:
A la parte del oriente tiene otra provincia
que se dice de los uzares, la cual es muy
estril en los rutos de la tierra; cogen muy
poco maz, y aunque son todos idlatras no
tienen adoracin comn sino cada uno elige
el dolo y le aplica aquello que ms le inclina
la naturaleza; comen carne humana...
Las transcripciones de los viejos cronistas pueden
ser tan poco ables como sus armaciones de que estos
pueblos carecan de leyes, eran salvajes, antropagos
y muy caprichosos en la seleccin de sus dolos. La
pronunciacin y transcripcin de los nombres se basabaseguramente en reerencias indirectas. Si en pleno
siglo XX y a pesar de prolongadas estancias entre los
huicholes, historiadores y antroplogos como Diguet,
Lumholtz, Preu, Zingg, Bentez, orecen transcripciones
muy deormadas de las palabras huicholas, no hay que
extraarse que los nombres que nos han transmitido las
crnicas no tengan ninguna garanta de delidad. No
obstante, es posible reconocer algunas deormaciones y
utilizarlas positivamente como evidencia adicional para
la reconstruccin de las ormas originales.
Ninguno de esos supuestos nombres de los
huicholes que hallamos en las crnicas se ha mantenido
hasta hoy en el habla real. El nico nombre que se usa
entre los wixaritari es wixarika, y huichol es la nica
palabra que se usa en el habla de los campesinos mestizos
que viven desde hace siglos en contacto directo con esta
etnia. La palabra huicholsuena hoy muy dierente a la
palabra con que los huicholes se designan a s mismos,
[wiarika] o [wialika], pero debe ser relacionada con
su pronunciacin en pocas anteriores de la lengua
espaola en la medida en que podemos reconstruirla a
travs del anlisis diacrnico.
Variacin dialectal como resultado
de un cambio diacrnicoEl primer punto de arranque para la reconstruccin
es la variacin dialectal dentro de la lengua huichola,
porque a partir de esta variacin se puede reconstruir
un estadio anterior de la lengua en la medida en que
una de las variantes puede ser ms conservadora. Es el
mismo procedimiento que se usa en la reconstruccin
de protolenguas. En los dialectos orientales la palabra
se pronuncia todava hoy [wialika] con una r mltiple
asibilada, en contraste con la de la zona occidental,
con variantes alonicas como s, (retrofeja) y . Estas
variaciones permiten reconstruir un cambio onolgico
que se consuma en el siglo XVIII, lo que nos permite
distinguir dos estratos dierentes de trminos prestados.
En el sistema onolgico de los primeros estadios (hasta
el XVIII) no exista en huichol una vibrante mltiple
como un onema independiente, aunque podra haber
existido como una variante alonica de la sibilante, por
eso en los primeros prstamos del espaol la r mltiple
se sustituye por la vibrante sencilla (corral => kuraru,
silla =>xila) y la sibilante permanece como tal (camisa
=> kamisa). En el XVIII se consuma un proceso por elque la sibilante del huichol se convierte en r asibilada
y posteriormente en vibrante mltiple en los dialectos
occidentales. En todos los dialectos la sibilante ha
sido reinterpretada como vibrante, lo que vara son
las realizaciones onticas como o . La realizacin
asibilada permanece en los dialectos occidentales
como una variante marcada en ciertos registros como
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el religioso y el inantil. Un sonido sibilante se da desde
entonces solamente como una variante alonica de la
aricada:Sakaimuka Tsakaimuka.
La palabra huichol procede de la palabra con
la que los huicholes se designan a s mismos: wixarika,
pero en la orma que tena en el siglo XVIII: wialika.
Para explicar la presencia de la aricada palatal ch no
solamente hay que conocer la estructura del sistemaonolgico del huichol en aquel entonces, sino tambin
la del sistema onolgico del espaol. Hay una curiosa
asimetra en las correspondencias, dependiendo de la
direccin del prstamo:
huichol kamisa
Mientras en la palabra wialika la consonante
tiene como correlato en espaol una aricada palatal //,
en la direccin opuesta a la s del espaol corresponde
s. Si los huicholes equipararon la sibilante del espaol a
su propia sibilante, por qu los hablantes de espaol
no sustituyeron la sibilante del huichol por su propia
sibilante o por alguna de las sibilantes del espaol que
podan existir todava en el XVII, sino por la aricada
palatal?
En la etapa nal de la Edad Media y durante el
Siglo de Oro, el espaol se halla inmerso en un complejo
proceso de expansin y unicacin que implica entre
otras cosas una serie de cambios onolgicos, algunos
de los cuales empiezan en la pennsula y se extienden
paulatinamente hacia Canarias y Amrica. La migracin
y el comercio con las colonias causan una gran movilidadpoblacional y con ella inestabilidad y fuctuacin
lingstica. Para entender las correspondencias tenemos
que trasladarnos a una poca en que ni la onologa
del huichol ni la del espaol eran como ahora, y a lo
largo de la cual se producen cambios considerables
en los sistemas onolgicos de ambas lenguas. Las
correspondencias que observamos en los prstamos nos
pueden ayudar a reconstruir los sistemas onolgicos
desde los primeros contactos entre ambos pueblos
probablemente en la segunda mitad del siglo XVI o
principios del XVII.
Todava en el siglo XVII, adems de una sibilante
pico alveolar como en mesa y la aricada palatal ,
escrita como en , el espaol tena una
ricativa palatal (, escrita : , ,
) que a lo largo del XVIII se convertira en la
velar //, y una aricada dental (/ts/, escrita o :
), que estaba ya en vas de undirse con la
sibilante en el espaol meridional, incluidas las colonias
americanas, o de convertirse en una interdental en el
espaol septentrional (ver Figura 2).
Si hubiera sido interpretada como s hoy
diramos *huisoles. Si la sibilante del huichol hubiera
sido interpretada como , hoy diramos huijoles, comodecimos Mxico, Ajijicojilote. Si la palabra hubiera sido
tomada despus del cambio onolgico de sibilante a
vibrante en huichol, es decir a partir de una orma como
la actual, hoy diramos huirroles. El prstamo se produjo
por lo tanto a ms tardar en la primera mitad del XVIII,
posiblemente bastante antes. En los documentos del
XIX aparece ya con regularidad huichologuichol1, pero
en documentos de la primera mitad del XVIII 2 aparece
la transcripcin guisol, con omisin de la diresis; la
alternancia entre las graas y se debe a
una fuctuacin onolgica del espaol que todava hoy
persiste. Y en la crnica de Domingo Lzaro de Arregui
(1621) aparece la orma bisoritas3, que atestigua la
neutralizacin de la bilabial /b/ y la labiodental /v/
sonoras. Esto me hace pensar que en las primeras etapas
de los contactos los hablantes de espa