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Estado Vargas. Temas de Historia Regional es un material que nos brindó El Perro y la rana para el trabajo formativo en las escuelas de la parroquia.

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Temas de historia regionalTomoII

Jesús Cumare

Estado Vargas

Fundación Editorial El perro y la ranaRed Nacional de Escritores de Venezuela

Imprenta de Vargas 2009

Estado Vargas Temas de histora regionalTomo II© Jesús CumareColección Historia Nº 2Libro Historia regional

© Para esta edición Fundación Editorial El perro y la ranaSistema Nacional de imprentasRed Nacional de Escritores de VenezuelaDepósito Legal: lf-40220099004553ISBN: 978-980-14-0831-4Consejo Editorial: William Alí Pereira, Pablo Sabala y Jesús Cumare

Edición: Red Nacional de Escritores / Vargas

Diagramación: Escarlú H. Mata B.Foto: (Portada) Juan Carlos Gómez / Intervención digital EMCorrección: Dinaida Barrios

Impresión: Sistema nacional de Imprenta / VargasOperador: Línduar A. Prada S.

[email protected]@[email protected]

Jose Maria a dos voces*

Todos los 13 de julio de cada año, el Estado y Muni-cipio Vargas recuerda dos acontecimientos que, aunque trágicos, son de suma importancia para nuestra memoria histórica. Uno ellos ocurrió en el puerto de La Guaira en el año de 1797, cuando una indiscreción dio al traste con uno de los proyectos revolucionarios más importantes de la historia política venezolana.

Era el caso que, un grupo de personas pertenecien-tes a importantes sectores económicos y algunos criollos que ejercían funciones menores en cuanto al gobierno español en estas tierras, liderados por José María Espa-ña, habían construido un movimiento de clara tendencia independentista y, además, habían logrado nuclear a un importante número de esclavizados.

También lograron establecer un parámetro ideológico claramente revolucionario, con un conjunto de estipulacio-nes a las cuales llamaron Ordenanzas, con canciones alusi-vas a la necesidad de libertad y con una bandera que repre-sentaba la significación de sus propuestas; bandera que hoy orgullosamente enarbolamos como estandarte en el Estado Vargas, bandera que fue cosida por las manos de una mujer valerosa y esposa de José Maria España, Joaquina Sánchez Bastidas, a quien la historia que han escrito y siguen escri-biendo los vencedores, le ha negado junto a todos sus com-pañeros de lucha, su inmenso valor histórico.

Hace 207 años rodaron las cabezas de quienes que-rían para este pueblo un mejor futuro, y rodaron empu-jadas por las manos de quienes, trece años después, en 1810, iniciaron el proceso que lograría coronar la inde-

*Discurso de orden presentado en el Consejo Legislativo del Estado Vargas con motivo del 207 aniversario de la Revolución de Gual y España y 150 aniversario de la muerte de José Maria Vargas

El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tie-ne como objeto fundamental brindar una herramienta esen-cial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores, principalmente inéditos.

� / Jesús Cumare Temas de historia regional (Tomo II) / �

pendencia absoluta de Venezuela. Ilustres “héroes de la independencia” como Juan Germán Roscio y Francisco Espejo, aparecen señalados por el dedo de la historia como inquisidores de los revolucionarios guaireños.

José María España fue echado a las fieras que habrían de descuartizar su cuerpo por una élite que utilizaría sus mismos planteamientos pero con otras intenciones. ¿Acaso José María España no buscaba la abolición de los elementos sobre los cuales los independentistas, blancos propietarios, basaron su poder de dominio, es decir, la esclavitud y la desigualdad política, económica y social?

El imperio español utilizó el método del escarmiento. La atrocidad como ejemplo para quienes tuvieran la in-tención de seguir los pasos de los que fueron señalados por la Iglesia católica, pilar fundamental del proceso de imposición colonial, como agresores de la santa religión. El despedazamiento de cuerpos, la horca, los azotes, el destierro; fue ese el destino de quienes tuvieron la hermo-sa idea de soñar la patria.

Hoy a 207 años de haberse abortado el primer intento de independencia de toda la América hispánica, las ceni-zas de su principal constructor aun no han sido venera-das, pero como el mismo dijo, algún día será.

El otro acontecimiento que hoy recordamos, también trágico, ocurrió, muy lejos de aquí. En la ciudad norteame-ricana de Nueva York el 13 de Julio, día lluvioso de 1854, moría el sabio Don José María Vargas, nuestro epónimo.

Vargas formó parte de una élite de intelectuales que hizo grandes aportes, en su caso, en el campo de la ciencia médica. Pero la historia que le han construido a este per-sonaje ha desdeñado su participación en sectores distintos de aquella convulsionada Venezuela que le tocó vivir.

También han desdeñado quienes se han dedicado a historiar a Vargas su condición de individuo que, como parte de una sociedad altamente conservadora, siempre

tendió al sostenimiento de los elementos que soportaban las bases del dominio criollo.

Uno de esos elementos fue la esclavitud, sistema abo-lido de derecho unos meses antes de su muerte, en marzo 1854. La participación del médico guaireño como diputa-do al Congreso Constituyente de 1830, en el cual se pro-fundizó el sistema esclavista en Venezuela al prolongar el tiempo de posesión de los amos sobre los esclavizados, fue de abierta inclinación hacia su mantenimiento.

La comisión de manumisión que presidió, conformada por los individuos más conservadores de ese Congreso como Miguel Peña y Ángel Quintero, agentes del presidente Páez, entendía muy bien la contradicción que suponía abolir la es-clavitud sin menoscabar el derecho de los amos a la propie-dad, uno de los pilares ideológicos del liberalismo político.

Recordemos que, desde el punto de vista de los indi-viduos del período decimonónico, un esclavizado no era un ser humano como tal, sino más bien, un instrumento de trabajo que formaba parte de los activos más importantes de las haciendas, por lo tanto, como propiedad que eran, estaban sujetos a compra, venta, permuta o alquiler.

Era, en definitiva, una sociedad que estaba decidida a defender su plataforma de dominio. Es por ello que Vargas, en la discusión parlamentaria en la cual se legislaba sobre la esclavitud en Venezuela, expresaba sus temores con res-pecto a la libertad de los esclavizados cuando advertía:

“Esos jóvenes que van a ser libres en la época de la juventud, que es la de las pasiones, supone el peli-gro de que al no estar educados para vivir dentro de la sociedad, se conviertan en tigres aun cuando se recomienden al gobierno (…) si a un joven de 25

1Citado por Jesús Cumare La Idea de Estado en el Congreso Constitu-yente de 1�30, Tesis de Grado, U. C. V., 2002. P.106

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años se le lanza a vivir en sociedad, con todas las naturales pasiones de la juventud, podrá reportar más males que bienes.” 1

Y era que, la mayoría de los legisladores que estaban presentes en ese Congreso eran dueños de esclavos, con algunas excepciones como la del propio Vargas, cuya familia no se había dedicado al cultivo en las enormes unidades de producción que existieron en el territorio de lo que hoy conocemos como el Estado Vargas, se habían dedicado más bien al Comercio, como la mayoría de las familias que habitaban en aquella ciudad amurallada que fue La Guaira.

Vargas tenía una clara visión sobre la importancia de la existencia del sistema esclavista sobre el entendi-do de que, la abolición de la esclavitud era un ataque al sagrado derecho de propiedad. Luego se sabría que el Congreso Constituyente de Valencia, estaba siendo presionado por poderosos intereses económicos y que buena parte de los legisladores eran agentes de fami-lias terratenientes poseedoras de una gran cantidad de individuos esclavizados.2

Otra de las participaciones importantes de Vargas en la vida nacional, más allá del campo médico, fue su paso por aquella importante institución como fue la Sociedad Económica de Amigos del País, de la cual fue su primer presidente. Esta Sociedad, fundada a finales de 1829 cuando ya estaba bien adelantado el proceso que levantó una República sobre la base de una política de despres-tigio hacia la figura del Libertador y que tendría como principal protagonista a José Antonio Páez, estaba con-formada por los individuos de mayor poder económico y tenía una enorme influencia sobre las decisiones del Gobierno. Era la gente que se estableció en torno a la

figura del centauro llanero y que al cobijo de su sombra, incremento su capacidad económica.

Fue del seno de esa Sociedad de donde salieron los li-neamientos de la ley del 10 de abril de 1834, que vendría a causar la ruina de buena parte del sector productivo, sólo para saciar las ambiciones de comerciantes usureros que gozaban del beneplácito del Presidente Páez.

Están muy oscuros aún, los factores que determina-ron el estruendoso fracaso del gobierno de Vargas, primer gobierno civil del siglo XIX. Aquí podemos ver como el presidente de la República fue depuesto por un sector de militares ambiciosos, aprovechando la confianza que sobre alguno de los más importantes jefes militares ha-bía depositado. Individuos como Pedro Carujo, oscuro personaje que aparece reiterativamente en casi todos los acontecimientos donde existía traición, ambición de po-der y conspiración fueron los principales actores.

Justo es decir que Vargas llega a la presidencia de la Re-pública en contra de sus propios deseos. Había rechazado la candidatura en múltiples oportunidades, asumiendo que carecía de la fuerza suficiente para asumir tal responsabili-dad. Estaba convencido de que el hecho de ser civil y no contar con el respaldo electoral del caudillo mayor, atenta-ba contra la estabilidad de su eventual gobierno.

Luego de su renuncia definitiva, Vargas se dedicaría a lo que realmente significaba su pasión: la tranquila vida de la academia y su curso de cirugía que el mismo había creado en la Universidad. A su muerte en Nueva York, le fue toma-da una impresión en yeso de su cara, la original reposa en la Academia Nacional de la Historia, una réplica está en posesión del escultor varguense Dámaso Palacio.

En fin, entre España y Vargas, ambos José María, tenemos dos visiones y dos tiempos distintos. Uno de Revolución y otro de sostenimiento del orden establecido. Uno con un ideal político tendente a la reivindicación de la igualdad en-tre los hombres, otro de diferenciación social. 2 Ibídem.

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Ambos pertenecientes a distintos tiempos históricos. Uno luchando contra un sistema al cual le eran evidentes sus fisuras, pero dotado de una estructura sociopolítica que tenía casi trescientos años de maduración; otro con-viviendo dentro de un sistema que aún no había superado las limitaciones que le había impuesto el haber sido hijo legítimo del orden español y que estaba conducido por individuos que no solamente mantuvieron el sentido de desigualdad entre los seres humanos, sino que en algunos casos lo profundizaron.

España y Vargas son ejemplos de una verdad que muchos hoy quieren despreciar: y es que en la historia se encuentra la clave para entender la manera como la pugna entre dos visiones antagónicas de la sociedad se ha venido desarrollando y quienes han sido sus actores. Nuestro presente es la resultante de nuestro pasado y sólo si entendemos sus códigos podremos construir un futuro de justicia social.

La Guaira y sus defensasPiratería y contrabando en el período colonial

La necesidad de fortalecer a La Guaira por parte de las autoridades coloniales coincide con la época en la cual ésta sufre los mayores embates de corsarios, bucaneros y filibusteros que infestaban las costas del Caribe.

Para finales del siglo XVIII La Guaira contaba con una estructura de fortificaciones que comprendía 6 fortalezas, 4 baluartes y 10 baterías,3 lo que la presenta como una ciudad segura desde el punto de vista militar, pero la rea-lidad no era tan así.

Dotar a La Guaira de un sistema de defensa, fue pre-ocupación de las autoridades coloniales desde el mismo momento en que el Gobernador Don Diego de Osorio nombrara el puerto de Caracas el 29 de junio de 1589 4. Las razones para este nombramiento, tenían que ver con la calidad de puerto natural que poseía su accidentada geografía y su cercanía al camino que lo separaba de la ciudad de Caracas, luego de haber sido abandonada por sus pobladores la villa de Caraballeda.

Es importante señalar que, para el momento de la fundación del puerto de La Guaira, en la misma no había pobladores. Solamente para el traslado de mer-cancías desde y hacia las dos regiones, se hacían pre-sentes las personas que se encargarían de los embarcos

3 Luis Oscar Martínez. La Ciudad Amurallada y sus Diecisiete Fortalezas.4 Es harto conocido en la historiografía que la Ciudad de La Guaira

no fue fundada en el mismo acto ya que las intenciones de Diego de Osorio nunca fueron fundar una ciudad sino un puerto para Caracas. Ver Pérez Vila, Manuel. “El Ídolo de los Orígenes: Consideraciones Sobre el Surgimiento Espontáneo de Centros Poblados” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Tomo LXXIV, Nº 293, 1991.

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y desembarcos, a lo referente al aspecto administrativo y a la movilización de carga. No es sino hasta 1606 5

cuando se tienen las primeras referencias de poblado-res asentados en el Puerto de La Guaira, seguramente gente vinculada al comercio de mercancías, quienes establecieron almacenes primero y casas de habitación posteriormente.

Esto significa que el de La Guaira fue un poblamiento espontáneo, resultado del ejercicio de una de las activi-dades más lucrativas del período colonial y más allá de este como lo fue el comercio. Con el tiempo, La Guaira se convertiría en lugar de asentamiento de importantes ca-sas comerciales extranjeras que para la época del período de la independencia jugaron un papel importante en la actividad económica nacional.6

Para finales del siglo XVI (1590) ya se estaba constru-yendo en La Guaira un fuerte, lo que nos da una mues-tra de la preocupación de las autoridades por proteger lo que era considerado la puerta de entrada a la Ciudad de Caracas, asentamiento político y administrativo de las autoridades coloniales.

De allí en adelante se comienzan a construir las de-fensas no solo contra los ataques piráticos, sino también, para el combate del comercio ilícito, actividad muy co-mún y extendida por todo el territorio tanto de la provin-cia de Venezuela como del resto de las provincias. Los inconvenientes que presentaba el monopolio comercial de la corona generó la formación de prácticas ilegales con participación de funcionarios españoles, tanto en la comercialización con países enemigos como en la for-

ma corrupta de relacionar menor cantidad de mercancía de la que verdaderamente se embarcaba, con lo cual se pagaba menos impuestos, beneficiando a los avaros funcionarios; esta situación generó preocupación en la corona española.

Las costas del Litoral Central ofrecían condiciones apropiadas para el fondeo de embarcaciones de mediano y gran tamaño. La existencia de puertos naturales en va-rios puntos permitió la presencia de contrabandistas que, aprovechando la poca vigilancia de las costas, comercia-ban con algunos hacendados que vendían sus mercan-cías a corsarios de países enemigos de la corona, quienes pagaban mejores precios.

Esta situación condujo a que La Guaira fuera resguar-dada por una muralla que vendría a contener tanto el ataque de los piratas como de los comerciantes ilegales. Esta muralla tenía dos puertas las cuales se abrían a las 6:00 am y se cerraba a las 6:00 pm y daba acceso hacia Maiquetía para tomar el camino hacia Caracas, llamado Camino de los españoles y por el otro extremo, hacia Ma-cuto. Esta muralla se mandó a construir por medio de una providencia real en el año de 1690.

Los frecuentes ataques piráticos durante el siglo XVII, algunos de los cuales no solo lograron penetrar en La Guaira y saquearla sino que, incluso, lograron llegar y causar graves daños en Caracas, son determinantes para la construcción de nuevas fortificaciones. Entre otras se puede mencionar la fortaleza del Colorado o San Jeróni-mo, del Príncipe, también llamado del Zamuro o el Vigía, San Diego o el Gavilán, San Rafael o el Palomo y las ba-terías de San Agustín y Las Mercedes.

Durante el todo el siglo XVII, el contrabando y la pi-ratería se hizo cada vez más intenso. España, con su sis-tema económico de centralización monopólica, como lo afirma un historiador:

5 Manuel Pérez Vila. Op., Cit. 6 Para el tema del establecimiento de casas comerciales extranjeras en

La Guaira ver: Catalina Banko, El Capital Comercial En La Guaira y Caracas (1�21 – 1�4�), Caracas, A.N.H., 1990.

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“… despertó la envidia de los otros países los que con ella empezaron a pelearse el dominio de los mares y el comercio ultramarino. Ello dio lugar a un aventurerismo cruel y persistente. Hombres des-almados, vagos de profesión, marinos desemplea-dos y perseguidos de la justicia, encontraron una manera de lucrar fácilmente sin riesgos de cárcel ni de ninguna penalidad. Estimulados por sus capita-nes no aspiraban otra cosa que el botín, infestando todo el litoral que va de Venezuela a Cartagena” 7

Ejemplos de ello fue la toma, quema y saqueo de Ca-racas por parte de Aymas Preston en 1595 y los graves daños causados por Grammont en la Guaira en 1680, así como toda la intensa actividad contrabandística en la Provincia de Venezuela durante todo ese siglo.8

En 1595 el corsario ingles Aymas Preston, aprovechan-do las inexistentes defensas con la cual contaba la provin-cia, logra llegar hasta Caracas subiendo por el camino de Macuto. La pequeña ciudad recientemente había salido de una peste de viruelas en 1580, por lo que su ya escasa población había quedado mermada.

El día 06 de junio de ese año se habrían divisado en el mar unas diez y seis velas de corsarios enemigos, lo cual originó la dispersión de la población quienes, llevando sus pertenencias, se internaron en los bosques.

Los residentes de Caracas deciden negociar con Pres-ton su abandono de la ciudad, por lo cual el inglés solicitó la altísima suma de 30.000 ducados y, ante el rechazo de la oferta de los pobladores quienes solamente contaban

con 4.000 ducados, Prestón decide retirarse no sin antes incendiar la ciudad. Sería la primera vez que un corsario pisara la joven ciudad de Caracas.

En el año de 1639, luego de haber sido rechazada en Margarita, arriban a las costas de La Guaira la flota del también pirata inglés William Jackson. En esta opor-tunidad no solamente las fuerzas militares españolas y los vecinos hacen frente al ataque pirático, sino también la Iglesia, la cual, con el propio Obispo Mauro de Tovar a la cabeza, mueve una escuadra de curas y monaguillos con armas y provisiones.9

Este pirata es poseedor de una numerosa flota dotada de armas sofisticadas. 120 hombres armados cada uno con un mosquete y una pistola, además de ello 15 piezas de artillería por banda con dos guarda timones, diez pie-zas de artillería de bala cargadas con balas y municiones de mosquetes, cinco de popa y cinco de proa, 60 barriles de pólvora y 500 cartuchos llenos de pólvora, así como mucha cantidad de municiones.

Poseía también Jackson artefactos de reciente invento como granadas, bombas, frascos y un aparato que al ser dis-parado soltaba gran cantidad de piezas de hierro arrojándo-las sobre el enemigo, arcos que disparan flechas con fuego, carros de fuego de cuatro ruedas para echarlo a rodas por las calles, lo cual haría estallar hasta la estructura más fuerte.10

Lo anterior nos da una idea del importante poder de fuego con el que contaba William Jackson, cuyas inten-ciones fueron advertidas y echadas por tierra al interve-nir Jacinto Sedeño, antiguo gobernador de Jamaica. Para el día siguiente, ya el inglés había echado velas al oeste rumbo a las costas de Cata y Ocumare.

7 Manuel Vicente Magallanes. Historia Política de Venezuela. p. 122.8 Luis Brito García. Demonios del Mar: Piratas y Corsarios en Vene-

zuela 152� – 1727.9 Ibídem. p. 42210 Ibídem. p. 424

1� / Jesús Cumare Temas de historia regional (Tomo II) / 1�

Entre 1660 y 1661 nuevamente piratas ingleses atacan de manera sucesiva las costas del Litoral Central. Esta vez se dedican al asalto de los valles cacaoteros que allí exis-tían, robando el cacao, secuestrando a los esclavizados y matando a diestra y siniestra, al extremo de que los espa-ñoles amenazaron con abandonar las estancias.

Cinco incursiones en el lapso de un año fue el resul-tado de esta nueva arremetida inglesa sobre las costas del Litoral Central, lo cual evidencia una época de incre-mento de la presencia de enemigos de España agredien-do abiertamente sus colonias.

En 1680, el Francés Francisco Esteban Grammont ataca a La Guaira saqueando las haciendas. Ante ello los habitantes de Caracas que habían sido alertados se dieron a la tarea, habitual en esos casos, de sacar de la ciudad sus bienes más valiosos y enterrarlos en sus posesiones aledañas y trasladar los libros de la real ha-cienda hacia un sitio seguro, preferiblemente fuera de la ciudad.11

Grammont logra apoderarse de la fortificación toman-do como prisionero al castellano y cabo de las fuerzas y a 150 defensores de la guarnición, desmantelando las instalaciones militares y dejando al puerto de La Guaira a merced del pillaje.

La valiente acción del jefe del fortín de Salto de Agua, Juan Laya Mujica, es determinante para hacer que el fran-cés se retirase al atacarlo junto a algunos vecinos y otros militares que se habían escondido. Grammont abandona La Guaira no sin antes destruir casi todo el parque de ar-mas a saber: 6.000 flechas y 400 mosquetes y dañar toda la pólvora. En esta acción el pirata salió herido por una flecha en el cuello.

Una última referencia de ataque pirático a La Guai-ra, fue la incursión del inglés Carlos Knowlles en 1743, quien asedió al puerto con una escuadra bastante nume-rosa. Esta situación puso a prueba lo que al parecer es una muestra de que las defensas de La Guaira para la primera mitad del siglo XVIII habían mejorado tanto en su utilidad como en lo estratégico.

Al ser avistadas las escuadras inglesas, fueron dispara-dos los cañones de los distintos puntos de defensa, porque de esa manera podían alertar sobre la presencia enemiga. Este verdadero sistema de comunicación que Magallanes ha llamado telégrafo de artillería, resultó bastante útil, ya que en poco tiempo tanto los habitantes y autoridades de La Guaira como las de Caracas fueron alertadas, logrando el apoyo de tropas, armas y pertrechos en poco tiempo.

El castellano de la fortaleza Mateo Gual y Pueyo, hizo frente a la escudera disparando los cañones de corto al-cance, haciendo creer a Knowlles que la ciudad no con-taba con el poder de fuego suficiente y decide acercarse para atacarla, lo que es aprovechado por Gual para des-cargar los cañones de mayor potencia causando graves daños a la escuadra inglesa que se marcha rumbo a Cura-zao, desde donde posteriormente, llegan noticias de los daños de que fueron objeto y de la muerte del corsario francés producto de las heridas recibidas.

El resultado triunfante de esta incursión da a enten-der que tardíamente, para mediados del siglo XVIII ya se había logrado un sistema de defensa relativamente segu-ro, cosa de lo que adoleció La Guaira durante los siglos anteriores y más específicamente durante el siglo XVII, cuando la política de construcción de fortalezas para la defensa estuvo ligada a la frecuencia de los ataques, te-niendo como agravante el escaso mantenimiento, lo que ponía constantemente en peligro la seguridad del puerto de La Guaira. 11 Ibídem. p. 507.

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La corona española siempre observó con bastante pre-ocupación el cotidiano accionar de piratas y corsarios, por lo cual habría de reaccionar poniendo correctivos necesarios a fin de hacer frente a tal situación.

Es importante señalar, que la presencia de naciones ene-migas de España en estos mares no sólo se referían a los ata-ques piráticos, sino, con mayor énfasis, al comercio ilícito, sobre todo en tiempos de la Real Compañía Guipuzcoana, cuyo monopolio incentivó la actividad contrabandística, al extremo de que, según indica Ramón Aizpúrua …“el contrabando no era un fenómeno que estaba apareciendo en la sociedad colonial venezolana, era una determinante de esa misma sociedad” 12… y más adelante afirma … “El contrabando fue, así, una actividad típica, característica y necesaria de la población venezolana” 13…

Con respecto a los lugares propicios para la actividad contrabandística tenemos otro dato aportado por Ramón Aizpúrua14:

...“ Caletas, playas o lugares donde podían fondear las pequeñas embarcaciones de la época [se refiere al siglo XVIII] se pueden encontrar en (...) Chuspa, Ca-ruao, Panecillo, San Faustino, Tuasana, Uritapo, Osma, Los Caracas, Anare, Camurí Grande, Uria, Caraballe-da, Camurí Chiquito, El Cojo, Maiquetía, Carayaca, Uricaro, Petaquire, Cagua, Maya (...); puertos o lugares de fondeo seguros, aunque no tanto, había muchos y siempre frente a fértiles valles, por ejemplo en Naigua-tá, Macuto, La Guayra, Mamo, Chichiriviche”...

La existencia de lugares fértiles cerca de las playas, por intermedio de las cuales se realizaba el comercio ilí-cito, tiene que ver con la presencia allí de haciendas ca-caoteras, cuyos frutos eran colocados a mejores precios en barcos con banderas pertenecientes a países enemigos de España con los que había prohibición expresa de co-mercializar.

Es así como, basados en la presencia de escenarios en los cuales se vieron en riesgo los intereses económi-cos de la corona, surgen importantes estudios dirigidos al diagnostico y solución de la situación planteada, como es el caso de la famosa Instrucción15 de Pedro José de Olavarriaga donde, entre otras cosas, realiza un análisis del estado en el cual se encontraba el Puerto de la Guaira y sus fortificaciones. La obra se realiza con el objeto de establecer un conocimiento de los problemas que aque-jaban a la Provincia de Venezuela y que se traducían en la importante presencia del comercio ilícito y el mal esta-do de las defensas.

Olavarriaga es incisivo a la hora de describir el estado de las defensas del puerto. Al respecto comienza su aná-lisis afirmando:

“La Guaira es el solo puerto de toda la costa fortalecido pero sus defensas son tan mal arregla-das y construidas tan ridículamente proyectadas e ideadas que no merecen el nombre de fortifica-ción, porque estas obras que no valían nada en su mejor estado; valen menos aun hoy que son arruinadas”…16

12 Ramón, Aizpúrua. Curazao y La Costa de Caracas: Introducción al Estudio del Contrabando en la Provincia de Venezuela en Tiempos de la Compañía Guipuzcoana (1730 – 17�0). Caracas, A.N.H. 1993. P. 17

13 Ibídem. p. 25 14 Op., Cit.. P.49

15 Pedro José de Olavarriaga Instrucción General y Particular del Esta-do Presente de la Provincia de Venezuela en los años 1720 y 1721.

16 Ibídem. p. 19

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Olavarriaga atribuía el estado de las defensas a dos razones fundamentales: por un lado al hecho de que los gobernadores que habían pasado por la Provincia habían hecho proyectos según sus propias ideas por la carencia de ingenieros y, buscando reconocimientos por haberse construido una obra con sus ideas, adap-taban el terreno a las mismas, lo cual provocó las des-proporciones que existían.

Por otro lado, Olavarriaga atribuía la situación de las fortificaciones al hecho de que algunos gobernadores aprovecharon la construcción de las obras para propor-cionarse algunas comisiones y destinar menos dinero del proyectado a la obra o aumentar el precio asignado para las construcciones, siempre en detrimento de la calidad de la obra.17

Pero también informa Olavarriaga que algunas fortifica-ciones estaban afectadas, producto de las inundaciones que con cierta frecuencia azotaban la ciudad. En ese sentido, afirmaba refiriéndose a una plataforma que se encontraba en el comienzo del camino que subía hacia Caracas:

“Las aguas salvajes que bajan de los cerros por unas barrancas paralelas a la cara A la arruinaron del todo. Estas aguas arrancan muchas veces con-sigo unos pedazos de peñascos y raíces de árbo-les, y como no hayan otro pasaje sino el que se han hecho desde mucho tiempo, pasan por fuerza por esta plataforma. Hinchan sus tierras, y como son capaces de arrancar peñascos, lo serán aún de traer consigo una muralla que apenas resiste su propio peso.”1�

Allí se puede apreciar que, si bien para ese momen-to La Guaira contaba con suficientes elementos para su defensa, las construcciones por su disposición y falta de mantenimiento, no proporcionaban suficiente seguridad

Al respecto Olavarriaga afirma:

“ La plaza de La Guaira es en un estado tan las-timoso, sus defensas tan mal arregladas y entrete-nidas, que es una cosa extraña que no hayan sido puesto más cuidado en fortalecer el solo puerto de esta costa, en el cual, el comercio sea lícito; es ver-dad que varias de sus obras parecen haber sido fabri-cadas para defender este puerto, y asegurarlo contra los designios que los enemigos de la real corona pu-dieran formar, pero a más que las dichas obras no tienen solidez ninguna en sus fábricas, ni orden en sus proporciones y no se defienden unas con otras ( que es el primer objeto de la fortificación militar), es también que son entretenidas con tan poco cuidado que caen todas al suelo por falta de repararlas; y la mejor plaza de Europa y la más bien cimentada y acondicionada, se destruyera si no la cuidaran” 1�

De allí que Olavarriaga reflexione sobre las razones que hacen que la reparación de las fortificaciones sean de la mayor preocupación. En primer término brindan la protección debida a los navíos españoles ya que “en el estado en que se encuentran hoy en día sus fortificacio-nes, son incapaces, no digo de resistir una flota o armada, pero a una simple canoa.20 En segundo término asegura lo que sería la puerta de entrada a la Ciudad de Caracas, cabeza

17 Ibídem. p. 2018 Ibídem. pp. 107 – 108

19 Ibídem. p. 107.20 Ibídem. p. 22.

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de provincia y en la cual al decir de Olavarriaga, residían los caudales más lúcidos.

En fin, el cuadro que plantea Olavarriaga en cuanto a la situación en la cual se encontraban las defensas de La Guaira, no era nada alentador. La falta de inversión, el deterioro producto del tiempo, la acción de las aguas en tiempos de inundaciones y la mala disposición producto de las chapucerías de algunos gobernadores, habían cau-sado graves daños a edificaciones y baterías existentes.

Por tal motivo, Olavarriaga presenta un proyecto21 para el re-paro del Puerto de la Guaira que abarcaba tanto la muralla como los baluartes, muelles, almacenes, contrafuertes, puentes levadi-zos, torres, bóvedas y otras reparaciones incluyendo sus costos.

No se puede precisar a ciencia cierta si este proyecto se llevó a cabo, lo que si se puede asegurar es que, se haya o no tomado en cuenta las recomendaciones de Olavarriaga, en años posteriores se siguieron produciendo incursiones piráticas y el comercio ilegal no disminuyó de manera importante.

Por supuesto debido a las grandes facilidades que ofre-cía el medio para el comercio ilícito, la misma encontró su-ficientes personas dispuestas a su práctica. Es así como, por lo menos en la Provincia de Venezuela, esta actividad era practicada no sólo por hacendados – que buscaban mejo-res precios y el acceso a mercancías escasas, importantes para la vida del español en estas tierras, como el aceite de oliva o finos textiles, sobre todo en tiempos de la Real Com-pañía Guipuzcoana – sino también por funcionarios reales; por la Iglesia – quienes tenían en su poder, por medio de las Obras Pías, el control administrativo de haciendas altamen-te productivas – y hasta por los mismos esclavizados.

Bibliografía

*Aizpúrua, Ramón.Curazao y la Costa de Caracas: Introducción al Estu-

dio del Contrabando en la Provincia de Venezuela en Tiempos de la Compañía Guipuzcoana (1730 – 1780). Caracas, A.N.H., Fuentes para la Historia Colonial de Ve-nezuela, 1993.

*Banko, Catalina.Capital Comercial En La Guira y Caracas (1�21 – 1�4�),

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*Magallanes, Manuel Vicente. Historia Política de Venezuela. 7ª edición, Caracas,

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*Olavarriaga Pedro José.Instrucción General y Particular del Estado Presente

de la Provincia de Venezuela en los años 1720 y 1721. Caracas, Fundación CADAFE, colección Caura, 1981.

*Pérez Vila, Manuel.El Ídolo de los Orígenes: “Consideraciones Sobre el

Surgimiento Espontáneo de Centros Poblados” en: Bole-tín de la Academia Nacional de la Historia, Tomo LXXIV,

Nº 293, Caracas, Enero – Marzo 1991. 21 “Gastos a que montan los proyectos de los Capítulos Antecedentes.

Gastos de de los reparos del puerto de La Guaira. Tierras necesarias para el proyecto.” Ibídem. p 169.

Temas de historia regional (Tomo II) / 27

Joaquina Sánchez

La Venezuela de finales del siglo XVII ya se resentía de las enormes fisuras provocadas no sólo por los casi tres-cientos años de dominio, sino también, por el desarrollo de un pensamiento dirigido a la necesidad de que estas tierras fuesen sacudidas por el viento revolucionario que, desde Francia, venía destruyendo monarquías y catapul-tando al hombre como elemento central de las iniciativas de nuevo estado que propendía a la satisfacción de las necesidades mas caras de los ciudadanos.

La Guaira fue en América, el primero de esos esce-narios donde se puso sobre el tapete un conjunto de ideas revolucionarias, que terminaron en el diseño de un proyecto liberador conducido por José Maria España y Manuel Gual, secundados por un grupo de hombres y mujeres comprometidos en un proceso que significaba la sustitución de la tricentenaria presencia de España como mecanismo ejecutor del gobierno, por una República conducida por los hijos de esa nueva patria que solo vio la luz trece años más adelante.

Uno de esos personajes fue Joaquina Sánchez Basti-das. Nacida el 18 de agosto de 1765, hija de Joaquín Sánchez y Ana María Bastidas, esta importante pero muy escasamente reconocida heroína, tuvo una decisiva par-ticipación en el proceso revolucionario diseñado por su esposo, José María España; sus manos cosieron la bande-ra diseñada por Don Miguel de Larruleta* como símbolo del proceso que estaban construyendo y que hoy hon-

* Propietario para la época de las haciendas Uria y Carmen de Uria, comprometido en el proyecto revolucionario y confinado a España con prohibición de regresar a Venezuela, también fue sentenciado a confiscación de sus bienes.

2� / Jesús Cumare Temas de historia regional (Tomo II) / 2�

deamos como pabellón regional; primera bandera sím-bolo de libertad, incluso, antes de la que fue traída por Francisco de Miranda.

Develado el proyecto en 1797 José María España va al ex-tranjero y se dedica a planificar su regreso a Venezuela para concretar el proceso interrumpido por haberse develado.

Durante dos años Joaquina Sánchez, evadiendo la férrea vigilancia que se desató, pudo mantener comuni-cación constante con su esposo para informarle de las cosas que por aquí ocurrían y cuando al fin pudo regresar España, ella se convirtió en el enlace con otros compro-metidos, inclusive, era la encargada de sumar al proyecto a los esclavizados de la hacienda España (hoy Longa Es-paña en Naiguatá) y estableció algunos contactos con los esclavizados de las haciendas “Uria” y “Carmen de Uria” también hoy en jurisdicción de la Parroquia Naiguatá.

Pasaría poco tiempo para que se descubriera la parti-cipación activa de Joaquina Sánchez en los hechos que llegaron a estremecer los cimientos del régimen colonial en la provincia de Venezuela. Las circunstancias en las cuales es arrestada son de particular interés.

El 28 de abril de 179922 el Comandante y Justicia ma-yor del Puerto de La Guaira José Vásquez y Tellez da parte al Capitán General Don Manuel de Guevara y Vas-conselos de que el esclavizado Rafael España, mandador de la hacienda propiedad de José María España, había de-clarado que su ama, Joaquina Sánchez, le había pedido que indujera a los esclavos de las haciendas circundantes a que se sublevaran y avanzaran sobre La Guaira.

Esto produjo el arresto del esclavizado en cuestión, ac-ción que se llevó a cabo con el apoyo de Don Agustín

García, teniente corregidor y Don Jerónimo Pimentel, para ese momento corregidor de Caraballeda y Naiguatá.

Durante el interrogatorio Rafael España tuvo una acti-tud de desesperación. Al verse descubierto y en función de su condición social entendió la gravedad del asun-to, más aún cuando el caso estaba ventilándose ante el propio José Vásquez y Telles. Ante las preguntas de sus perseguidores, Rafael España respondía con llantos y afir-maciones de que era un hombre perdido, reclamando que la confesión que había hecho era con la condición de que no trascendiese y menos en su contra.

Lógicamente, también se produjo el arresto de Doña Joaquina Sánchez en su casa con guardia reforzada des-pués del frustrado allanamiento, en el cual no se encon-tró ningún papel que la incriminase.

La historia de las consecuencias del develamiento de este proceso es bastante conocida, pero pareciera que no se ha revisado con suficiente profundidad lo referido a cada uno de los personajes que allí actuaron. Este es el caso de Joaquina Sánchez.

El arresto de la esposa de José María España, coincide con su último embarazo que alcanzaba los cinco meses, el cual tuvo que llevarlo dentro de las terribles ergástulas caraqueñas y soportar un proceso que supuso la más fé-rrea posición de la corona para quienes se habían atrevi-do a sublevar sus colonias.

La sentencia de Joaquina Sánchez fue a ocho años de prisión, los que debía cumplir en la casa de la Miseri-cordia de Caracas, allí se enteró de la terrible sentencia dictada a su marido.

Más adelante, desde su prisión, envía una comunica-ción con fecha 14 de septiembre de 1797 donde expresa su preocupación por una hacienda ubicada en Macuto la cual había sido depositada por orden judicial bajo la ad-ministración de su esposo y que encontraba en estado de 22 A.N.H. Colección Revolución de Gual y España 17�6 – 17�7.

Tomo II archimóvil 7-B. Fol. 4 – 10.

30 / Jesús Cumare Temas de historia regional (Tomo II) / 31

abandono producto de la ausencia de España en función de su fuga por los acontecimientos de La Guaira.23

En esta comunicación Doña Joaquina Sánchez indica que la gran cantidad de esclavizados de la que esta dota-da la propiedad denominada “de los Pedrozas” se encon-traban en completo abandono, por lo que solicitaba que se les relevara de toda responsabilidad en ese asunto.24

Hacia 1800, la encontramos enviando una comunica-ción a los representantes del gobierno español para que permitan que uno de sus hijos se trasladase a Caracas a continuar sus estudios, esto le fue negado en una senten-cia firmada por Juan Germán Roscio quien, “interpretan-do a Su Majestad el Rey”, decidió que el confinamiento de Joaquina era extensible a sus hijos. Paradójicamente, más adelante Roscio aparecerá como uno de los más ins-pirados proponentes de las mismas ideas por las cuales fue ejecutado José María España.

En 1802 y 1805 Joaquina Sánchez envía peticiones a las autoridades reales con el fin de que se le permita pasar a la Provincia de Cumaná y le sean reintegrados sus bienes, lo quefue negado en ambas oportunidades.

En su segundo intento, Joaquina Sánchez solicita le perdo-nen los tres años que le faltan, a lo cual el Consejo responde de manera favorable y establece que, habiendo cumplido cinco años de prisión y en función de que sus pequeños hijos han estado creciendo separados de su madre, Doña Joaquina debe ser puesta en libertad y restituidos sus bienes, con la condición de que permaneciese en Cumaná, sin volver jamás

a La Guaira. La última palabra la tenía el rey.El fallo real fue tajante: Joaquina Sánchez debía conti-

nuar presa cumpliendo los tres años que le faltaban hasta completar su pena de ocho años de cárcel sin restitución de sus bienes. Así, doña Joaquina debía permanecer en-carcelada hasta 1807, más sin embargo su libertad sólo se produjo en junio de 1808, con la obligación de partir con sus hijos para Cumaná y con prohibición expresa de volver a Caracas y La Guaira.

En 1810 regresa a Caracas y presencia el nacimien-to de las República. En la plaza mayor de Caracas (hoy plaza Bolívar) recibieron sus hijos la bandera que ella un día había cosido y la izaron en el mismo sitio donde fue ahorcado su padre.

Pero sobre el nombre de esta importante heroína guai-reña se ha formado un gran error que ha permanecido durante algún tiempo. Esto ha dado paso a que en este Estado y Municipio se hayan nominado algunas institu-ciones y organizaciones de mujeres que dicen llevar el nombre de la esposa de José María España y les han lla-mado “Josefa Joaquina Sánchez”.

Al respecto, es importante precisar que todos los do-cumentos que hacen mención a la esposa del líder revo-lucionario guaireño la denominan como Joaquina Sán-chez y es opinión de este cronista que la misma ha sido confundida con Josefa Joaquina España, hermana de José María España y esposa de Pedro Canibens médico ciru-jano del Hospital de La Guaira y de origen francés. Por lo tanto, cualquier cosa que haya sido nominada “Josefa Joaquina Sánchez” no se ha hecho en honor a la esposa de José María España sino a su cuñada, quien por cierto también estuvo involucrada en la tentativa de 1797.

23 A.A.N.H., Colección Independencia De Venezuela. T.16 F.81v-106v.24 En 1788 José María España había sido administrador de los bienes

de la Sucesión Pedrosa, herederos de don Luis Pedrosa, consistían en varias hacienda en Macuto, casas y esclavos, destinados a obras pías. Ver: Casto Fulgencio López, Juan Picornell y la Conspiración de Gual y España. p.6�

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Sr P.G. y C.G.

Esta mañana a eso de las diez recibí un papel del te-niente corregidor Don Agustín Garzia en que me pedía me llegare solo a su casa por que le urgía; fui sin de mora y encontré allí al corregidor de Caravallera (sic) y Nirgua-tá (sic) Don Jerónimo Pimentel y me dixeron que acosa de las nuebe havia ydo Pimentel acasa de Garzia a tratar-le por via de consulta sobre lo siguiente: haviendo encon-trado havrá como cosa de tres semanas al ys a su hacienda de Caravallera a Rafael España negro esclavo mandador dela hacienda de los Españas en Nirguatá y le pregunto que a que havia benido: y el negro le respondió que por llamamiento de su ama Da. Joaquina Sánches muger del reo de estado Jose España, y le dijo pimentel que fuese y a la vuelta entrase por su hacienda a decirle para que hera llamado, asi lo hiso, y le dixo que la llamada hera por en-cargarle le tragese de la hacienda cambures y otras frutas, y entonses de dixo Pimentel que se las tragese aunque le recombino sobre no ser regular que lo llamase solo para eso que esta mañana habia ydo dho. negro a su casa y le habia declarado que su benida a la casa de la tal San-ches fue por que lo llamo para persuadirle que indujera a los demas negros de su hacienda e inmediatas aque se levanten y vengan para la Guaira, añadiendo que venia aparticiparselo por que asi se lo havian aconcejado .

Con este motibo le pregunto Pimentel a Garzia que partido devia tomar en este lance: fue después de tratar sobre lo imprtante y delicado de la materia y al mismo tiempo lo pocible que es elque este hombre, por hacer un merito o por otro motibo finja lo que no hay, acordaron que Pimentel le dixese al negro que veria viniesen los dos a mi casa a tratar dela materia y que si se negaba a ello le propuciese el yr juntos esta tarde a esa capital para tratar con el canonigo Dn. Antonio Pimentel su hermano que

como sacerdote guardaria sigilo, y que conseguido el po-nerle en Caracas lo presentase a VSa.; fue Pimentel a su casa, y habiendole propuesto al negro ambos partidos se negro absolutamente exclamando que hera perderlo, que el se lo havia dho. confiado en que no se sabria y añadio esta palabras,, ha! Mi amo si eso hace ya por lo que le he dho. que seria si le hubiese dho. lo demas?

Volvió Pimentel a casa de Garzia y haviendole dho. este que hera presiso pasase al instante a mi casa le con-testo que no le parecia asertado por que notaba escama-do al negro y si se le veia entrar en mi casa podria huirse, y tenia por mejor que se me llamase a mi a casa de dho. Garzia, que no podia benir a mi casa por hallarse enfer-mo; con este motibo me enbio el citado papel, y entera-do de todo determine prender al tal negro Rafael España: destine para ello mi ordza. de armas Pedro Monzon que se puso a la puerta dela trinchera por donde devia salir el negro, y al ordza. de dho. Garzia Domingo Ramos – par-do (ilegible) quien lo cogio auciliado de un negro de Pi-mentel, y lo trageron acasa de Garzia donde me hallaba.

Acudio al mismo tiempo Pimentel y luego el escribano que llame, le hice varias preguntas y repreguntas antes de llegar el escribano; lloro mucho y dio algunos gritos como un hombre afligido, diciendo que hera un hombre perdi-do, y luego que llego el escribano le tome su declaracion que se contrahe a lo mismo que revelo a Pimentel.

En el momento y sin perdida de tiempo pasa a la casa de Da. Joaquina Sanches he hise reconocimiento de to-dos los papeles que le encontré, por si me daban alguna luz de este asunto, en virtud de alguna correspondencia que pudiera tener al intento, y no habiendole encontrado nada de lo que (ilegible) he pasado a tomarle su confe-cion y hasta sus resultos la he arrestado con una guardia que le he puesto en su casa, ygualmente que he pasado a la carzel privado de comunicación al nominado negro,

34 / Jesús Cumare Temas de historia regional (Tomo II) / 35

y quedo practicando la evacuacion de las demas citas de cuyos resultos dare a VSa el competente aviso.

Dios guie a VSa muchos años Guayra 28 de abril de 1799

Josef Vasquez y Tellez

Sr, Dn. Manuel de Guebara y Vasconselos.

Fuente: A.N.H. Colección Revolución de Gual y España 17�6 – 17�7. Tomo II archimóvil 7-B. Fol. 4 – 10.

Decreto de Joaquín Crespo conmemorativo del primer centenario de la revolución

de Gual y España (1897)

El 13 de julio de 1897 se cumplían 100 años de haberse develado el proceso revolucionario de La Guaira condu-cido por Manuel Gual Y José María España. El tiempo his-tórico en cuestión, esta signado por la convulsión política en las postrimerías del siglo XIX, durante el gobierno de Joaquín Crespo.Con motivo de la conmemoración de la fecha, el ejecuti-vo nacional emitió un decreto en el cual se hacía honor, no solo a los líderes de lo que se ha denominado conspi-ración, insurrección o Revolución de Gual y España, sino también de todos y cada uno de los que fueron objeto de algún tipo de sanción por parte de la corona como: la pena de muerte, la prisión, la confiscación de bienes, trabajos forzados, extrañamiento y remisión a España o a Puerto Rico con prohibición de regresar a estas tierras.También establece el decreto la construcción de un mo-numento conmemorativo, el cual desconocemos si se llegó a realizar. Lo cierto es que la fecha coincide con momentos en los cuales estalla una de las últimas guerras civiles ocurridas en Venezuela, en medio de la cual mue-re Joaquín Crespo en el sitio de la Mata Carmelera.Creemos que en efecto el monumento en cuestión no se realizó por la coyuntura que hemos descrito, por lo tan-to el momento es preciso para rescatar de la historia la iniciativa y plantearla como una posibilidad de honrar la memoria de quienes se atrevieron a soñar la patria.Hemos reproducido íntegramente el documento que se localiza en el Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Colección Revolución de Gual y España 1796 – 1797. Tomo II, archimóvil 7-B. Fol. 4 – 10.

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Joaquin Crespo Presidente constitucional de los Estados Unidos de Venezuela

Considerando

Primero:Que la conspiración política conocida en nuestra his-

toria con los nombres de Revolución de Gual y España o de 18 de Julio de 1797, fue un hecho que revelo espíritu nacional por sus tendencia no sólo a realizar la indepen-dencia absoluta de Venezuela, sino también a fundar una institución política inspirada en los más puros principios de la República democrática.

Segundo:Que es sagrado deber de los venezolanos consagrar

un testimonio visible de su gratitud hacia los autores de aquella tentativa, que formas como el primer albor de nuestra libertad.

Tercero: Que, por otra parte, es saludable para los pueblos el

recuerdo de esos altos hechos de abnegado patriotismo que perduran respetados por el tiempo y aquilatados por la historia. Y

Cuarto:Que es propio el día de hoy para rememorar el acon-

tecimiento mencionado, por cumplirse en esta fecha el centésimo aniversario del día en que por su fracasa se hizo público.

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DECRETA

Artículo 1ºSe declara célebre en nuestra historia nacional el día

13 de julio de 1797, y dignos de honrosa y perpetua re-cordación los patriotas que tomaron parte en la Revo-lución de Gual y España, descubierta en ese día, y se dispone la conmemoración de aquel suceso en la forma que expresan los artículos siguientes:

Artículo 2ºSe hacen constar en este decreto los nombres de los

eximios patriotas autores del memorable acontecimiento, para que queden así consagrados en Venezuela a la grati-tud de las generaciones futuras. Son los siguientes.

Condenados a MuerteManuel Gual (no pudo ser habido y murió en el destierro)José María España (ejecutado)Agustín Serrano Id.Narciso de Valle Id.José Rusiñol Id.Juan Moreno Id.

Condenados a presidio, destierro, trabajos forzados, confiscación de bienes y penas accesorias.

Manuel Monasterios y RicoJosé Monasterios y RicoJosé Rosalio CamachoJosé Antonio CamachoPedro Ignacio BarguillaNicolás León (a) CróquerJuan Javier de ArrambideVicente Estrada

Lorenzo AcostaJuan de Dios GarcíaJuan José PinoFrancisco GranaFernando>GonzálezJuan de Dios CuevasEsteban ValencianoPedro Manuel GranadinoDoctor Luís PerazaNicolás AscanioFlorencio AnguloJosé Francisco OramasJacinto GarcíaJosé CorderoBonifacio AmescarayJuan Lorenzo GarcíaJosé Antonio NogueraJosé Javier de AranzamendiNicolás AgustínFrancisco GonzálezFrancisco TorresMartín AmadorPro. Tomás SandovalDoctor Juan Agustín GonzálezFélix FarfánManuel EspañaJoaquina Sánchez (esposa de José María España)Josefa Rufina AcostaIsidraJoséMerced JoséMatías PedrozaMargarita EspañaJuan José Mendiri

esclavos

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Martín GoenagaMiguel de LarruletaPedro Canivns Patricio RománJoaquín SorondoDomingo SánchezMiguel UfanoFrancisco SinzaJuan Latugue

Remitidos a Puerto RicoJosé GraciaVicente Diez de la FuenteJuan de la TasaJosé ArchillaDomingo LindoMiguel GranadinoJuan José MachadoJosé Antonio OtamendiJuan José AbreuFermín de la TorreSegundo PérezFelipe MartínezTomás CardozoJosé Antonio AzcáratePablo IbarraJuan Bautista AlcaláPedro RomeroJosé Bernabé EspinosaJosé María LedesmaJosé Ramón PríncipePedro Manuel GranadinoDiego Vera

Absueltos después de dos años de prisión

Manuel de AyalaJosé María SalasManuel Córdova y VerdePedro BetancourtJosé Víctor HernándezJuan Antonio QuesadaSantiago LafondMiguel GilJuan de la Mata DíasCayetano OrozcoJosé Rudecindo FloresJosé María Quintero

Artículo 3ºEn conmemoración de aquella patriótica tentativa, y

en homenaje a los que la consagraron con el sacrificio de su vida o de su libertad, se inaugurará solemnemente en el día que será fijado a su debido tiempo, una gran lámi-na de bronce con la inscripción abajo indicada, lámina que se habrá hecho colocar en un monumento que por ulterior Decreto del Ejecutivo Nacional, se levantará en una de las colinas del Paseo de la Independencia, y será destinado a perpetuar el gloriosísimo recuerdo del marti-rio sufrido por Miranda en la Prisión de la Carraca

Artículo 4ºLas dimensiones de la lámina mencionada y de las pi-

rámides de mármol a que se refiere el artículo quinto, serán determinadas en las resoluciones que al efecto dic-tará el ciudadano ministro de Obras Públicas; y llevará aquella en el coronamiento una alegoría de la República y el escudo nacional y, luego la siguiente inscripción:

Monumento conmemorativo de la Revolución de Gual y España, decretado por el Ejecutivo Nacional en 13 de

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julio de 1897 centésimo aniversario de aquel hecho me-morable, siendo Presidente Constitucional de la Repúbli-ca el General Joaquín Crespo.

En nombre de Venezuela se consagra esta página de los fastos de la gratitud nacional a perpetuar el recuerdo de la Revolución de Gual Y España, primer movimien-to político por desgracia frustrado en que encarnó, junto con el pensamiento de la independencia absoluta, el de la organización de la República Democrática, tentativa patriótica descubierta el 13 de julio de 1797 y que costó la pérdida de la libertad o de la vida a noventa y cinco ciudadanos, cuya grata memoria se recomienda al reco-nocimiento de la posteridad.

Loor a los primeros mártires de nuestra libertad.

Artículo 5ºA entrambos lados de la lámina conmemorativa se co-

locarán dos pirámides de mármol y en el cuerpo de ellas se grabarán los nombres de los patriotas a que se refiere el artículo segundo de este decreto

Artículo 6ºPor resoluciones especiales de los Ministerios de Rela-

ciones Ynteriores y de Obras Públicas, encargados de la ejecución de este decreto, se dictarán las medidas con-cernientes a su debido cumplimiento.Dado, firmado y sellado con el sello del Ejecutivo Na-cional y refrendado por todos lo Ministros del despacho, en el Palacio Federal en Caracas, a 13 de julio de 1897 – Año 87 de la Independencia y 39 de la Federación.

Joaquín CrespoRefrendado

El Ministro de Relaciones YnterioresHeriberto Gordon

RefrendadoEl Ministro de Relaciones Exteriores

Ezequiel Rojas

RefrendadoEl Ministro de Hacienda

Rúbrica

RefrendadoMinistro de Guerra y Marina

José Rafael Ricart

RefrendadoMinistro de Fomento

A Riera A

RefrendadoEl Ministro de Obras Públicas

Jorge Uslar Hijo

RefrendadoEl Ministro de Instrucción Pública

Federico Chirinos

El Gobernador del Distrito FederalE Ibarra Herrera

Estado Vargas Temas de historia regional Tomo II,de Jesús Cumare,

se imprimió en la Imprenta de Vargasadscrita al Sistema Nacional de Imprentas

de la Fundación Editorial El perro y la ranadurante los días 26 y 27 de noviembre de 2009.

Queda hecho el depósito de fe.

500 ejemplares