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Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque (Bertolt Brecht) supimos quién manda en el mundo... En septiembre pasado

Politika nº65

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En septiembre pasado supimos quién manda en el mundo... y ahora recibimos confirmación

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POLITIKAPOLITIKA 1Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque (Bertolt Brecht)

supimos quién manda en el mundo...

En septiembre pasado

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POLITIKAPOLITIKA2 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Dentro de algunas semanas Ben Bernanke le cederá su plaza a su sucesora Janet Yellen.

Para defender su mandato al frente del banco central de los EEUU (FED), Ben Bernanke jus-tificó sus políticas de relajo monetario (imprimir billetes sin respaldo en cantidades industria-les) acusando a los mercados financieros (bancos, compañías de seguros, hedge funds…) de haber tenido un comportamiento irresponsable que terminó provocando la peor crisis finan-ciera de la historia.

En fin… los resultados son discutibles, para no hablar de la dificultad que hay ahora para des-tetar a los bancos de los más de 80 mil millones de dólares mensuales que les han permitido seguir especulando, generando burbujas inmobiliarias y/o bursátiles, practicando la piratería del llamado carry-trade y otras manipulaciones asentadas en la impunidad.

Con cara de serios el G20, el G8 y hasta el G-tón prometieron “regular los mercados financieros para que nunca más volviese a suceder un desastre parecido”. Entretanto los mercados finan-cieros se meaban de la risa y, cada cual en su país de asiento efectuaba un silencioso pero fructífero lobbying para que la tan mentada regulación se quedase en agua de borrajas.

Así fue. Poco a poco las medidas propuestas por Barack Obama, o sus homólogos europeos, se fueron desvaneciendo, a tal punto que TIME Magazine –en su portada del 23 de septiembre de 2013– puso un titular cruel: “Wall Street won” - Ganó Wall Street – Cinco años después del crac, puede suceder de nuevo”.

Hace un par de días los bancos centrales y los gobiernos del primer mundo quedaron desnu-dos –las nalgas al aire– renunciando a las medidas regulatorias con las que habían posado de “duros” ante los filibusteros de la finanza.

La prensa europea lo informa así: “Los grandes banqueros centrales se pusieron de acuerdo el domingo para suavizar el perímetro de definición del ratio de palanca, uno de los principales criterios financieros impuestos a los bancos en respuesta a la crisis, anunció el Comité de Basilea (...) Un ratio de palanca fijado en un 3%.”

En claro, a partir del año 2018 cada banco deberá tener capitales propios que representen un 3% del conjunto de sus activos. Por cada 3 dólares de capital… ¡un banco puede prestar 100! Desde hace décadas los gobiernos intentan infructuosamente aumentar la proporción de capitales propios y se habló de hasta un 8-9%... Uno se pregunta de qué sirve, si de todos modos los bancos americanos nunca respetaron ni siquiera el 3%. He aquí pues, que después de amenazar con obligarles a tener un 8-9% de capitales propios, volvemos al 3%.

Cuando decimos que los bancos ganan dinero prestando el dinero que no tienen… tenemos que completar diciendo que cuando necesitan dinero líquido para hacerle frente a los riesgos de sus especulaciones, la FED les pasa más de US$ 80 mil millones mensuales a tasa de interés cero, tomando como garantía los créditos que los bancos le han acordado a clientes que, tal vez, puedan pagar algún día. Tal vez.

¿Queda claro quién manda?

Los mercados financierosmandan...

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POLITIKAPOLITIKA 3Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Lo mejor de las viñetas (cartoons) americanas, adaptadas al campo de flores bordado

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POLITIKAPOLITIKA4 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

¿Será posible la regionalización y la planificación urbana con Bachelet?

Escribe Roberto Pizarro

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El neoliberalismo, ha sido deficitario en el ordenamien-to de nuestro territorio. El déficit no es sólo social y económico, sino tiene una consecuencia política insos-layable: debilita aún más la frágil democracia existente en el país.

El mercado, sin regulaciones, agudiza la concentración en territorios que tienen una ventaja inicial. En efecto, las regiones con mayores recur-sos reproducen su poderío económico. Ello origina que la región Metropolitana con-centre la mayor parte de la población, la producción y el ingreso del país.

Así las cosas, la calidad de vida en la región Metropoli-tana se ha visto seriamente afectada. La contaminación del aire es un problema cada vez más grave, la provisión de servicios básicos de infraestructura se ha enca-recido, la congestión hace que el acceso a los servicios y participación en la economía urbana se vuelva más difícil.

Por otra parte, el patrón de desarrollo concentrador ha afectado seriamente a las regiones alejadas del centro del país. Éstas se ven debi-litadas, con servicios insufi-cientes y frágiles oportuni-dades de empleo. Allí dónde hay potentes inversiones, como en el norte minero o en el sur maderero, las ganancias no se reinvierten en favor de las poblaciones locales, sino fluyen hacia Santiago y fuera del país.

Santiago ha monopolizado el poder político y también el poder económico. Des-concentrar a favor de las regiones no sólo favorecerá la actividad productiva y el progreso social de éstas sino también ayudará a mejorar la salud de Santiago, ciudad

intransitable, con aire irres-pirable y tensiones cotidia-nas insoportables.

En las ciudades se verifica el mismo fenómeno descrito para las regiones. En efecto, el mercado de la vivienda y el valor de la tierra han determinado un patrón inefi-ciente y segregado en el uso de los suelos urbanos.

Con este patrón, que se observa en muchas ciudades con nula o escasa regulación, los centros vibran en el día, mientras en la noche se con-vierten en desiertos y antros de inseguridad. En cambio, las zonas residenciales dis-ponen de un número reduci-do de comercios, oficinas y servicios, con escaso entorno para la convivencia social.

Esta condición urbana pro-mueve la segregación social. Los barrios y las viviendas se perpetúan en tipo y estilo, atrayendo siempre a la mis-ma clase social para poblar el mismo barrio.

Al final, la segregación ba-rrial termina exacerbando la división de las personas en mundos apartes en una misma ciudad: los hijos de los barrios altos de Santiago nunca verán lo que es un almacén en La Legua, y los niños de las familias humil-des no se pueden imaginar lo que es una mansión de Las Condes.

La irracionalidad de esta es-tructura urbana en el uso del espacio, servicios e infraes-tructura es muy costosa. La inmoralidad de la segrega-ción social que perpetúa este tipo de urbanismo es más grave aún.

Finalmente, y ello es mani-fiesto en el Centro de San-tiago, las leyes del mercado han empujado la irracionali

dad al extremo de propiciar la destrucción del patrimonio arquitectónico de la ciudad a favor de edificios residencia-les sin alma ni carácter.

Por ello urge tanto una polí-tica efectiva de regionaliza-ción como de planificación urbana.

La retórica resulta insuficien-te y las políticas neutrales de mercado sólo favorecen a la región metropolitana y a los centros urbanos.

En consecuencia, el Esta-do debe recuperar el rol que le corresponde; vale decir, debe compensar las desigualdades de origen territorial, favoreciendo a las regiones lejanas y desincen-tivando a las inversiones en Santiago. Este compromiso además debe ser presupues-tario.

En efecto, es fundamental impulsar un sistema impo-sitivo que permita que los ingresos recaudados en las regiones sean materia de decisión de las autoridades regionales.

Por otra parte, resulta im-prescindible la formulación de políticas de infraestruc-tura, vivienda y transporte, enmarcadas en un esquema de ordenamiento territorial y uso de suelos coherentes. El mercado ha fracasado en este terreno y se requiere recuperar una planificación urbana integral.

¿Podrá la Presidente Bache-let impulsar políticas públi-cas que favorezcan efectiva-mente a las regiones? ¿Podrá la Presidenta Bachelet reincorporar la planificación urbana para responder inte-gralmente a las demandas de infraestructura, vivienda y transporte en el país? Ella tiene la palabra.

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POLITIKAPOLITIKA6 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Colaboración involuntaria del gran Philippe Geluck, dibujante belga

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POLITIKAPOLITIKA 7Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

La fortuna de los más ricos creció en 524 mil millones de dólares en 2013

La “generosa” política monetaria de los Bancos Centrales dopó indirectamente sus carteras de acciones

Los mil millonarios alemanes son cada vez más ricos y más numerosos ( y los alemanes pobres cada vez más numerosos y más pobres…)

Con 72 mil millones de dólares Bill Gates vuelve a ser el hombre más rico del mundo gracias a la Bolsa (pobre Carlos Slim, que baja al segundo puesto…)

Es uno de los aspectos poco conocidos de una política monetaria expansionista: indirectamente hace a los ricos detentores de acciones en Bolsa aún más ricos.

No fue pues una sorpresa que la fortuna de los mil millonarios creciera en 524 mil millones de dólares, alcanzando los US$ 3,7 billones, o sea un monto superior

al PIB sumado de Brasil, México y Chile…

Los flujos de liquidez en el mercado –provocado por el relajo monetario en curso en el mundo entero– favorecieron la propensión al riesgo de los inversionistas

(jerga de economista…) y doparon los mercados financieros (donde las dan… las toman), principal base de cálculo de Bloomberg para establecer la riqueza de las

trescientas grandes fortunas.

El S&P 500, principal índice en Wall Street, alcanzó un nivel histórico y su mejor resultado desde 1997, progresando de 30%. Las carteras de acciones se inflan sin

que nadie trabaje una hora, milagro de las finanzas filibusteras.

Bill Gates, fundador de Microsoft, que según sabemos está retirado y no trabaja, recuperó el título de primera fortuna planetaria –delante del mexicano Carlos

Slim– sin dar golpe gracias a la progresión de sus acciones en un 40%.

Una pobre mujer, Sandra Ortega Mera, que figura en la 180ª posición del riquerío mundial, vio su fortuna crecer en un… ¡ 549,5% !

Debe ser una dama muy productiva… Se trata de la heredera de Zara, que de brillante manera se transforma en la mujer más rica de España.

En Francia, país que alberga el más grande número de mil millonarios de Europa, Mme Bettencourt (que gana millones pero perdió la cabeza…) dispone de una

fortuna estimada en algo más de 34 mil millones de dólares, delante de Bernard Arnault, cuyos activos crecieron sólo en un modesto 76,1%...

Mme Bettencourt, propietaria de L’Oréal, debe repetirse a sí misma: “¡Porque yo lo valgo!” ¡F

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Quienes utilizan el término “apartheid israelí” ¿qué quieren significar?

Definitivamente, no significa el racismo biológico oficial y popular que gobernó en Sudáfrica. Es cierto que no faltan aquí actitudes racistas y arrogantes, con sus connotaciones religiosas biológicas conco-mitantes, pero si uno visita nuestros hospitales se pueden encontrar a árabes y judíos entre los médi-cos y los pacientes. En ese sentido, nuestros hospita-les son el sector más sano de la sociedad.Aquellos que dicen “apartheid israelí” se refieren a la

filosofía de “desarrollo separado” que prevalecía en la antigua Sudáfrica. Este fue el eufemismo utilizado para el principio de la desigualdad, la segregación deliberada de las poblaciones, la prohibición de la “mezcla” y el desplazamiento de los no blancos de las tierras y los recursos para su explotación por par-te de los dueños de la tierra. A pesar de que aquí las cosas están cubiertas por el manto de las “razones de seguridad”, con referencias a Auschwitz y las propiedades decretadas por ordenes divinas, nuestra realidad se rige por la misma filosofía, respaldada por las leyes y la fuerza de las armas.

Derechos Humanos

¿Qué significa “apartheid israelí”?Hamira Hass - Traducción de JM (Tlaxcala)

Amira Hass, hija de dos supervivientes del Holocausto (Bergen-Belsen) -su madre era una comunista nacida en Sarajevo en 1913-, nació en Jerusalén en 1956. Escritora y periodista israelí del diario Haaretz, es especialmente conocida porque vive en la Franja de Gaza y Cisjordania y desde allí informa sobre los acontecimientos del conflicto israelo-palestino, desde la perspecti-va palestina, en sus columnas del periódico israelí. Comenzó su carrera periodística como redactora de Haaretz y empezó a in-formar desde los territorios palestinos en 1991. En 2003 era la única periodista judía israelí que vivía a tiempo completo entre los palestinos, en Gaza desde 1993 y en Ramala desde 1997. Su periodismo suele ser comprensivo con el punto de vista pales-tino y crítico, por lo general, con las políticas israelíes hacía los palestinos. Durante los años de la Intifada de Al-Aqsa, publicó varios artículos muy críticos con el caos y el desorden originados por milicias asociadas al Fatah de Yasser Arafat y la sangrien-ta guerra entre facciones palestinas en Nablús. Debido a sus reportajes sobre los hechos o a la expresión de opiniones contra-rias a las posiciones oficiales israelíes y palestinas, frecuentemente ha sido objeto de ataques verbales y ha encontrado oposi-ción tanto de las autoridades palestinas como de las israelíes. Recientemente dijo que Israel es un estado de apartheid con los privilegios reservados básicamente a los israelíes. “Los palestinos, como pueblo, están divididos en subgrupos, algo que tam-bién recuerda a Sudáfrica bajo el gobierno del apartheid”, ha declarado. Ha recibido el premio Press Freedom Hero del Insti-tuto Internacional de la prensa en 2000, el Bruno Kreisky de los Derechos Humanos en 2002, el premio mundial Guillermo Cano a la Libertad de Prensa de la UNESCO en 2003 y el premio inaugural de la Fundación en Memoria de Anna Lindh en 2004.

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¿Qué, por ejemplo?

Hay dos sistemas jurídicos en vigor en Cisjordania, uno civil para judíos y uno militar para los palestinos. Hay dos infraestructuras separadas allí también, incluyendo carreteras, electricidad y agua. El preeminente y en desarrollo es para los judíos, mientras que el más pre-cario y en reducción es para los palestinos. Hay huecos locales, similares a los bantustanes en Sudáfrica, en los que los palestinos se autogobiernan en forma limitada. Hay un sistema de restricciones de viaje y permisos en vigor desde 1991, justo cuando este sistema fue abolido en Sudáfrica.

¿Eso quiere decir que existe el apartheid sólo en Cisjordania?

No, en absoluto, existe en todo el país, desde el mar hasta el río Jordán. Prevalece en éste territorio en el que viven dos pueblos, gobernado por un gobierno que es elegido por un pueblo, pero que determina el futuro y el destino de ambos. Las ciudades y pueblos palestinos quedan sofocados debido a una planifi-cación restrictiva deliberada en Israel, tal como lo hacen en la Ribera Occidental. Pero los palestinos que son ciudadanos israelíes participan en la elección del gobierno, a diferencia de en Sudáfrica. Eso es verdad. Las dos situaciones son similares, no son idénticas. Aquí los ciudadanos árabes votan, pero son excluidos de los procesos de toma de decisiones que tienen que ver con su destino. Hay otra diferencia. En Sudáfrica, un componente esencial del sistema era un solapa-miento apretado entre la raza y la clase, con la explo-tación de la clase obrera negra a favor de los intereses del capital propiedad del blanco.

El capitalismo israelí no depende de los trabajadores palestinos, aunque la mano de obra barata palestina tuvo un papel importante en el rápido enriqueci-miento de los diferentes sectores de la sociedad israelí a partir de la guerra de 1967. Sudáfrica tenía cuatro grupos raciales (blancos, negros, mestizos e indios.) Cada uno ocupaba un peldaño más espe-cífico en la escala de la desigualdad, con el fin de perpetuar los privilegios de la población blanca. La raza blanca, ingleses y afrikaners, se definían como una sola nación, a pesar de las grandes diferencias entre ellos, mientras que los negros africanos fueron divididos en varias nacionalidades basadas en las tribus. Esto aseguraba que los blancos eran el grupo más numeroso. Aquí, la separación se basa supues-tamente en la geografía, diseñada para mantener y ampliar los privilegios que disfrutan los judíos.

Pero, ¿los judíos también tienen subdivisiones y dis-criminación?

Absolutamente, según su origen (judíos europeos frente a judíos árabes), el lugar de residencia (en el centro frente a la periferia), veteranos vs recién llega-dos, o una discriminación basada en el servicio en las fuerzas armadas. Sin embargo, en comparación con los palestinos, incluso los judíos más discriminados y oprimidos tienen más derechos que los palestinos que

viven entre el mar y el río. Por ejemplo, la Ley del Re-torno se aplica a los judíos de cualquier origen, pero no a los palestinos, incluso a los mismos o cuyos pa-dres nacieron aquí, pero que ahora viven en el exilio. Del mismo modo, los judíos pueden cambiar su resi-dencia libremente. Alguien de Tel Aviv puede volver a ubicarse en la Ribera Occidental, pero alguien de Belén no puede desplazarse a las zonas costeras. La escala de la desigualdad tiene peldaños separados para los residentes de la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los ciudadanos palestinos de Israel soberano. Estos grupos sufren de diferentes grados de violación de los derechos humanos y civiles. Hay subdivisiones en juego que están diseñadas para fragmentar aún más la otra nación que vive aquí, con diferentes enfoques con respecto del área “C” -zonas designadas-en Cisjordania-, a los ciudadanos drusos, a los beduinos, los palestinos, cristianos y musulma-nes. Cualquier burocracia que crea esas subdivisiones y clasificaciones minuciosas se guía por un principio de desigualdad que beneficia a un grupo hegemónico.

¿Hay otros ejemplos?

Uno puede mencionar brevemente las leyes Prawer al estilo Afrikaner y la zona C de Cisjordania. Desde la década de 1950, el gobierno liderado por afrikaner en Sudáfrica desarraigó a los residentes negros, de color e indios de sus tierras y casas para hacer sitio a los colonos blancos. Todo se hizo de acuerdo con las leyes blancas predominantes y la lógica jurídica. Esas fueron las bases coloniales del régimen del apartheid, que se estableció más tarde. Aquí, también, el componente colonial de desarraigar a los indígenas de sus tierras está procedien-do a la par con las políticas de “desarrollo separado”.

¿Hay alguna esperanza?

El apartheid clasista en Sudáfrica no fue derrotado. Los críticos de izquierda echan la culpa a Nelson Mandela y otros líderes por haber llegado a un entendimiento con el régimen anterior según el cual los negros recibirían el derecho al voto, pero los blancos se quedarían con el dinero. Mientras que la pobreza sigue siendo “negra” en Sudáfrica, hay un grupo de coartada de negros africanos que llegaron a ser muy ricos. Sin embargo, no hay que descartar la transición a la democracia y los cambios sociales que han tenido lugar en África del Sur, así como los métodos de lucha demostrada por Mandela y sus compañeros. Es por eso que la semana pasada los manifestantes israelíes y palestinos llevaron sus fotos en las manifestaciones que las Fuerzas de Defensa de Israel reprimieron por la fuerza.

Pero Shimon Peres elogió calurosamente a Mandela

Mandela fue un gran perdonador. Peres jugó un papel importante en la seguridad y las relaciones económicas que Israel estableció con el régimen racista de Sudáfri-ca y sus fundadores pro-nazis. Como uno de los padres fundadores de la empresa de los asentamientos en Cis-jordania y el instigador de la “solución funcional”, lleva una gran responsabilidad de las políticas de “desarrollo separado” que prevalecen aquí.

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Sacrebleu! El humor no es kosher“Dios dividió la humanidad en dos grandes categorías, los judíos y los antisemitas…” (Pierre Desproges)

Escribe Luis Casado

Según el genial Goscinny, los galos no temen nada, sino que el cielo les caiga sobre la cabeza, ¡por Tutatís!

En estos días tal parece que la Re-pública se cayó de cabeza y está patas p’arriba. La quinta potencia económica del mundo, tercera potencia nuclear, se encontró un enemigo a su medida.

Los árabes vencidos en Poitiers en el año de gracia de 732, l’Anglois bouté hors de France en el siglo XV por la virgen de Orléans, Laval fusilado, Pétain en el infierno, Pie-rre Poujade en el olvido, Jacques Mesrine acribillado… ¿qué podría poner la patria en peligro?Un bufón.

Así como se lee, un humorista, un payaso, un clown.

Menos peligroso que el guasón enemigo de Batman, porque este del que hablamos se limita a recordar las fortunas generadas en Europa y en Francia por el tráfico y la trata de negros entre los siglos XVI y XIX, el racismo de los filósofos del Siglo de las Luces (que por otra parte un filó-sofo contemporáneo califica de ‘filósofos de las Luces pálidas’), los crímenes del colonialismo, las infamias de la Iglesia católica y otros hechos tan dicharacheros como los ya citados.

Hasta ahí… todo más o menos bien. Se le toleraba –y ya es gracia– visto que este negro, hijo un camerunés y de una francesa, nació en Francia y es francés.

Ahí donde la cosa se pone negra –si oso escribir– es cuando Dieu-donné comete el imperdonable crimen de hacer reír con Israel, los judíos, el sionismo.

Numerosos humoristas franceses han hecho reír a costa de los

árabes, ratons, bicots, bougnouls o como quiera llamarse despecti-vamente a los ciudadanos origina-rios del norte de África.

Mofarse de los negros… es chu-tear y correr a abrazarse. Mejor que una tarta de crema en la cara. Mejor que un pedo. Fino como humor. Muy fino.

Pero… ¿los judíos? Esa Francia que aún acepta sólo de los dien-tes para afuera que las razias de judíos y su envío a los campos de concentración nazis fueron orga-nizadas por iniciativa propia y no por orden del ocupante alemán, es muy sensible a todo lo que toca de cerca o de lejos la epidermis de la llamada “comunidad judía”. Voilà! Ahí está el enemigo: el ne-gro #@*! que osa hacer reír con referencias a las agresiones israe-líes a los territorios ocupados...

Por ejemplo el asesinato de Cheikh Yassine, jefe espiritual de Hamas, los integristas musulma-nes que dirigen la Franja de Gaza frente a Israel, Estado confesional.

El pobre viejo, en una silla de ruedas, recibió su dosis de misiles “inteligentes” que mataron ade-más a otros siete palestinos. Dieudonné hace reír con eso… ¿Dónde se ha visto?

Los ministros europeos de Re-laciones Exteriores condenaron el crimen, pero si Dieudonné se permite un trazo de humor, es porque es “antisemita”.

De ahí en adelante –palabras traen palabras– la cosa se enve-nena. Dieudonné recuerda que la República niega las “comunida-des” y tiene su zócalo en el universalismo, en la libertad, la igualdad, la fraternidad.

No se escucha. Dieudonné es “anti

semita”. Poco importa lo que haga o lo que diga: es “antisemita”.

Le Canard Enchaîné, legendario se-manario satírico, lo asimila a Hitler, a Musolini y a Stalin... Fichtre! “Lo excesivo es insignificante“ decía Talleyrand...

Como a nuestro Murdock nacional, conviene ponerlo de rodillas, ha-cerlo arrepentirse y pedir perdón, como en la época de la Inquisición. Que dicho sea de paso, cuando reconocías bajo la tortura lo que no habías ni hecho, ni dicho ni pensa-do, te quemaba vivo.

El ministro de Hacienda lanza al servicio de impuestos internos contra el humorista, el ministro del Interior -la Sagrada Congrega-ción del Humor- ordena prohibir los espectáculos de Dieudonné, y hasta el presidente de la Repú-blica, Môôônsieur Hollande, tan dócil frente a los mercados finan-cieros, se lanza al combate para defender la patria en peligro.

¿Habrá que repatriar las tropas que guardan los intereses de las multinacionales francesas en África?

El Tribunal de Nantes anula la prohibición de un espectáculo de Dieudonné porque “el espectá-culo no puede ser visto como si tu-viese por objeto esencial atentar contra la dignidad humana...”(sic) pero el ministro del Interior recu-rre al... ¡Consejo de Estado!

Y después... ¿qué? ¿La gégène?

La patria en peligro. Mientras tanto no se habla del desempleo, ni de la miseria creciente, ni de la derechización del gobierno, ni de la impunidad de los mercados financieros.

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La trayectoria de la Constitución dictatorial

Foro por la Asamblea Constituyente

El origen espurio de la Cons-titución de 1980

La Constitución pinochetista de 1980 tiene un origen ilegítimo.

Fue obra de un restringido grupo de juristas y políticos de extrema derecha que trabajó secretamente durante casi siete años y luego fue “aprobada” en un plebiscito total-mente fraudulento.

Chile vivía bajo una dictadura militar-empresarial, que utilizaba el terror para implementar la versión más extrema de un proyecto de sociedad y economía neoliberal. La ciudadanía carecía de las con-diciones mínimas para debatir y manifestar libremente sus ideas y preferencias.

Miles de opositores habían sido asesinados, encarcelados, tortura-dos o exiliados. No había libertad de expresión, ni derecho de reunión ni de asociación para los oposito-res; los registros electorales habían sido quemados por los militares golpistas; el estado de emergencia regía en todo el territorio nacional y el “receso político” o prohibición de funcionamiento de los partidos políticos se prolongaba desde sep-tiembre de 1973.

La dictadura preparó en secreto su proyecto constitucional. Pocos días después del golpe de Estado, la Junta Militar de Gobierno creó una Comisión Constituyente encabe-zada por el ex ministro Enrique Or-túzar y el derechista ex Presidente Jorge Alessandri Rodríguez.

Durante cinco años este grupo preparó un anteproyecto constitu-cional, siguiendo las orientaciones del gobierno dictatorial.

En noviembre de 1977 el tirano Pinochet entregó a Ortúzar instruc-ciones escritas por su Ministra de Justicia Mónica Madariaga y por Jaime Guzmán, principal ideólogo del régimen, para que elaborara un proyecto de Constitución.

Al cabo de casi un año de trabajo, la Comisión Constituyente produjo el texto encargado y el 31 de octubre de 1978 Pinochet pidió al Consejo

de Estado que comenzara a anali-zarlo.

Al término de ese estudio, el 26 de junio de 1980, doce días antes de la fecha fijada para que el Consejo de Estado presidido por el ex Pre-sidente Jorge Alessandri entregara oficialmente el proyecto de nueva Constitución, el gobierno formó un grupo de trabajo encargado de re-visarlo a cuya cabeza quedó Mónica Madariaga.

La ministra y cuatro auditores militares, más algunos invitados ocasionales, realizaron un trabajo sigiloso e intenso dando lugar a 175 cambios en los que se expresó el consenso esencial del bloque domi-nante.

El texto corregido fue remitido oficialmente el 8 de julio por el Consejo de Estado a la Junta de Gobierno; luego fue analizado du-rante algunas semanas por juristas y algunos hombres del poder. El 10 de agosto de 1980 se aprobó la ver-sión final. Todas las deliberaciones fueron secretas.

El 11 de agosto, el gobierno anun-ció por cadena nacional de radio y

televisión que en un plazo de trein-ta días se realizaría un plebiscito para aprobar o rechazar el proyecto de nueva Constitución.

El menguado “debate” ciudadano se realizó en condiciones de Estado de Emergencia, receso político, control gubernamental de las publicaciones, clima de terror ge-neralizado y sin alternativas reales para los votantes, sin claridad de las consecuencias jurídicas de una eventual derrota de la opción Sí prohijada por la dictadura, sin re-gistros electorales y sin supervisión ni recuento electoral independiente.

El gobierno solo autorizó la reali-zación de un meeting opositor y puso todos los recursos del Estado, además del amplio control de los medios de comunicación que te-nían sus partidarios al servicio de la campaña por la aprobación de la nueva Constitución.

Los resultados oficiales del plebisci-to fueron los siguientes:

Sí (aprobación): 4.204.879 (67,04%); No (rechazo): 1.893.420 (30,19%); Nulos: 173.569 (2,77%).

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POLITIKAPOLITIKA 13Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

La oposición denunció todo tipo de fraudes e irregularidades.

En el 39,7% de las mesas observa-das por sus voluntarios se detec-taron irregularidades. Así, en al menos nueve provincias (Tocopi-lla, Chañaral, Linares, Cauquenes, Huasco, Choapa, Valparaíso, San Antonio y Malleco), “votó” más del 100% de la población.

Cinco años más tarde, el soció-logo Eduardo Hamuy (“padre” de las encuestas de opinión en Chile) informó que un equipo de 660 voluntarios había observado los votos y los recuentos del plebiscito de 1980 en 981 mesas electorales escogidas al azar en el Gran Santiago (alrededor de 10% de las 10.522 mesas en 170 locales de votación), registrando cinco tipos de fraudes o irregularidades: recuento erróneo de votos (con-tabilización de votos No y nulos como blancos o Sí, o anulación de votos No); inconsistencias entre el número de votos contados y el número de firmas de votantes registrados (votantes excesivos o faltantes); recuentos no públicos; personas que votaron más de una vez; y otras irregularidades.

Aunque Hamuy no pudo cuantifi-car la magnitud exacta del fraude, estimó que, a partir del 39,7% de las mesas donde se cometieron irregularidades, era legítimo su-poner que sin fraudes electorales el resultado del plebiscito habría sido contrario al gobierno en el Gran Santiago, concluyendo que estaba “probabilísticamente jus-tificado dudar de la legitimidad Constitución de 1980 e incluso negarla”.

A modo de conclusión, puede

afirmarse de la manera más ta-xativa que tanto en sus orígenes como en su forma de ratificación, la Constitución de 1980 fue una imposición a la fuerza, un acto coercitivo, jurídicamente nulo y vacío según los principios del de-recho público.

Fue (y es) una Constitución de facto, del mismo modo que los decretos leyes de la dictadura. En el momento de su promulgación fue un simple mecanismo de prolongación de la dictadura. El texto permanente era, en esos momentos, meramente semán-tico, nominal, porque solo servía para dar la apariencia de legalidad al monopolio del poder.

La Constitución efectiva eran sus disposiciones transitorias. Para que el texto permanente adquirie-ra visos de legitimidad se requería del concurso de otras fuerzas dispuestas a jugar el juego de las fuerzas dictatoriales y neoliberales.

Legitimación del sistema pinochetista por la Concer-tación

Cuando era oposición, el lideraz-go de la Concertación cuestionó completamente la Constitución de 1980 y las instituciones económico-sociales impuestas por la dictadura, por considerarlas antidemocráticas y contrarias a la justicia social.

Sin embargo, como lo recono-ció su eminencia gris (Edgardo Boeninger) en 1997, dicho lide-razgo experimentó, a fines de la década de los 80, una “convergen-cia” con el pensamiento econó-mico de la derecha, situación que “políticamente no estaba en

condiciones de reconocer”.

Producto de esa convergencia inconfesable, la dirigencia concer-tacionista no quiso quedar “des-nuda” ante sus bases de apoyo y le regaló a la futura oposición de derecha la inminente mayoría parlamentaria que le aguardaba a Aylwin, a través de reformas constitucionales concordadas con Pinochet, las que pasaron desapercibidas en el “paquete” plebiscitado en julio de 1989.

En efecto, la Constitución ori-ginal de 1980 (sobre la base del supuesto de que Pinochet sería ratificado en el plebiscito de 1988) establecía que el futuro Presi-dente gobernaría con mayoría parlamentaria simple teniendo mayoría absoluta en una Cámara y solo un tercio en la otra.

Considerando la histórica minoría electoral de la derecha, aquello le daría a Pinochet la mayoría nece-saria en el Senado con el aporte de los senadores designados; y obtendría, gracias al sistema bi-nominal, el tercio de la Cámara de Diputados.

Sin embargo, su derrota en el plebiscito de 1988 generaba, con seguridad, la previsión opuesta. Sería la Concertación la que gana-ría la mayoría en la Cámara, a pe-sar del sistema binominal; y alcan-zaría indefectiblemente el tercio del Senado, pese a los senadores designados.

Recordemos que el Senado origi-nal se componía de 35 miembros: 26 elegidos (2 por cada región) y 9 designados, cuyo tercio era 12. La Concertación, en el peor de los casos, elegiría 13.

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“Fundados en estas razones es que venimos a proponer una alternativa para Chile, que le permita retornar a la democracia debidamente renovada.Para este objeto consideramos necesario:

Que, constituido este Gobierno de transición, se elija por votación popu-lar una asamblea constituyente u otro organismo auténticamente repre-sentativo de todas las corrientes de opinión nacional, como fue en 1925, que tendrá a su cargo la elaboración de un proyecto de Constitución. Este proyecto se someterá a plebiscito, bajo un sistema que dé absolutas ga-rantías, y con opciones claramente definidas y plena libertad de expresión”.

Eduardo Frei Montalva - 27 de agosto de 1980 – Discurso en el Teatro Caupolicán

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Con ello, esta coalición no hubiese podido modificar la Constitución ni las leyes orgánico-constitucionales por los quórum supra-mayoritarios exigidos, tampoco las leyes de quórum calificado que requerían de la mayoría absoluta de ambas cámaras.

Pero, de todas formas, Aylwin habría quedado con la mayoría suficiente como para transfor-mar completamente (en la línea de lo planteado en los 80) los sistemas laboral, sindical, de salud, universitarios, financieros, tributarios, de juntas de vecinos y colegios profesio-nales, el decreto-ley de amnistía, etc.

Esa previsión fue liquidada por el propio liderazgo de la Concertación, que estuvo de acuerdo con elevar los quórum para leyes simples en ambas cámaras a mayoría absoluta, sin terminar con los senadores desig-nados, a cambio de algunas liberaliza-ciones como acotar las sanciones a quienes profesaran ideas “totalitarias”, dejando a salvo a las personas; flexi-bilizar los mecanis-mos de reformas constitucionales y disminuir las facultades del Ejecutivo en los estados de emergencia.

Ciertamente que lo anterior no se produjo debido a que una “epidemia de estulticia” afectara al conjunto de la dirigencia con-certacionista, o por temor a que Pinochet diera un golpe para el que no existían condiciones polí-ticas a mediados de 1989.

Menos aún con el pretexto de que la oposición no accedía a cambiar su propio texto consti-tucional.

La única explicación razonable nos remite a Boeninger. Esto es, dado que la cúpula de la Con-certación ya no quería efectuar los cambios prometidos, pero no podía reconocerlo ante sus bases, la solución estaba en generar un escenario en que ese liderazgo efectivamente no pu-diese efectuar dichos cambios, sin estar obligado a reconocer

que ya no quería hacerlos.

En total congruencia con lo anterior, las principales medidas políticas, económicas, sociales y comunicacionales desarrolladas por los sucesivos gobiernos concertacionistas llevaron ese sello: el de las concesiones a la derecha sin que se notasen.

Empezando por la tenaz negati-va de dicho liderazgo a efectuar pactos meramente electorales con la izquierda extraconcerta-cionista (¡arguyendo que había sumas que restan!) en las elec-ciones parlamentarias; las que,

proyectando los resultados producidos, le hubiesen dado mayoría absoluta propia a la Concertación en ambas cámaras en 1997.

Siguiendo por la virtual “auto-destrucción” de todos los medios escritos afines a la Concertación durante la década de los 90, efectuadas por políticas (hasta ahora inconfesadas) diseñadas por los propios gobiernos, como ha sido reiteradamente denun-ciado -sin desmentido alguno hasta la fecha- por varios direc-tores de esos medios.

Continuando, al mismo tiempo, con la “neutralización” de TVN, al establecerse por ley directo-rios virtualmente paritarios con la derecha que bloquearon la posibilidad de efectuar debates plurales entre pinochetistas y anti-pinochetistas sobre lo que había sido la obra de la dictadu-ra. Y terminando, respecto de los

medios de comunicación exis-

tentes, con la privatización del Canal de la Universidad de Chile, que pudo haber contribuido a un debate plural sobre el estado del país y su historia reciente.

Otro elemento en esta dirección lo proporcionó, no solo la ausen-cia de revisión de privatizaciones de servicios públicos funda-mentales o de riquezas básicas efectuadas por la dictadura (pro-cesos que destacaron, además, por sus turbios conflictos de intereses), sino la continuación de aquellas en forma de ventas

o de concesiones a grandes capitales nacionales y ex-tranjeros, como el caso del agua, del sistema portuario, de la pesca, de los caminos y, sobre todo, de la desna-cionalización de más del 70% de la gran minería del cobre.

Esto unido a políti-cas que profundiza-ron el perfil prima-rio exportador de la economía; nuestro alejamiento de los procesos de inte-gración regionales; y la frenética bús-queda de la inser-ción solitaria en el mercado mundial, que culminó con decenas de trata-

dos bilaterales de libre comercio.

Por otro lado, los sucesivos gobiernos de la Concertación o parlamentarios de ese conglo-merado buscaron reiteradamen-te -en acuerdo con la derecha- avalar la impunidad establecida por el decreto-ley de amnistía o aprobar leyes que disminuye-ran ostensiblemente las penas de quienes llevaron a cabo las desapariciones forzadas o las ejecuciones de personas.

Fueron los casos del “acuerdo-marco” de 1990, del proyecto de ley Aylwin de 1993, del proyecto de ley Frei y del “acuerdo Figue-roa-Otero” de 1995, del pro-yecto de ley de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de 1998, del proyecto de ley de inmunidad de Lagos de 2003, de un proyecto de ley de senadores concertacionistas y de derecha de 2005, y de su reflotamiento por Bachelet en 2007...

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Afortunadamente, todos esos proyectos fracasaron por la dura oposición de las agrupaciones y organizaciones de derechos huma-nos y del eco que esta resistencia provocó en varios parlamentarios de la propia Concertación.

Desgraciadamente no pasó lo mismo con el proyecto de ley de Lagos -aprobado en 48 horas en 2004- destinado a brindar una vir-tual impunidad a los torturadores, al establecer un secreto de 50 años para todas las denuncias efectuadas ante la Comisión Valech, además de una prohibición al Poder Judicial de tener acceso a dichos datos.

La genuina voluntad concesiva re-conocida por Boeninger en 1997 fue ratificada completamente cuando Lagos (entre 2000 y 2002) y Bache-let (entre 2006 y 2007) adquirieron finalmente una mayoría absoluta en ambas cámaras, sin hacer nada por desmantelar la institucionalidad económica, social y cultural im-puesta por la dictadura.

Asimismo, cuando los gobiernos de Frei, Lagos y Bachelet se negaron a devolverle a Víctor Pey los bienes del confiscado diario Clarín, con el -obviamente- entusiasta apoyo en ese sentido del duopolio “El Mercurio-Copesa” y del conjunto de la derecha.

Y cuando los gobiernos de Lagos y Bachelet (que por su denominación

de socialistas generaron apren-siones en la derecha) terminaron en medio de los más exultantes panegíricos prodigados por una pléyade de políticos, economistas y empresarios de derecha, nacionales y extranjeros.

Por último, la culminación de todo este proceso -desde el punto de vista institucional- lo representó el hecho de que en 2005 el liderazgo de la Concertación ¡hiciera suya la Constitución del 80!, a través de su firma por Lagos y todos sus ministros, sustituyendo así la de Pi-nochet, a cambio de la eliminación de los elementos más impresen-tables de la autonomía militar: la inamovilidad de los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y la existencia de un Consejo de Seguridad Nacional que, por su composición y atribu-ciones, socavaba ostensiblemente la subordinación de aquellos a las autoridades civiles electas.

Es importante destacar que la Ley Orgánica Constitucional de las Fuerzas Armadas (impuesta por Pinochet y “protegida” por el virtual veto de la derecha) quedó intacta y que ella estipula diversas dispo-siciones que le confieren a dichas instituciones grados de autonomía incompatibles con un sistema polí-tico auténticamente democrático.

Las otras reformas aparentemente democratizadoras -la eliminación

de los senadores designados y vita-licios; y el hecho de sacar del texto constitucional el sistema electoral binominal- significaron poco o nada.

El primero, debido a que por la forma de su designación y por el creciente número de senadores vita-licios concertacionistas, no era claro que desfavoreciese a la derecha.

Y el segundo, debido a que la inclu-sión en una ley orgánica constitu-cional que bajaba los quórum para su reforma de 3/5 a 4/7, ¡se hizo con la salvedad de que para reformar específicamente dicho sistema, se mantenía la exigencia de 3/5! Es de-cir, constituyó un verdadero fraude jurídico y político al conjunto de la sociedad chilena.

En conclusión, los gobiernos de la Concertación legitimaron, consolidaron y perfeccionaron pacíficamente la obra refundacional impuesta a sangre y fuego por la dictadura. Así como era imposible en 1973 que un modelo neoliberal fuera aceptado por la sociedad chilena, también le era imposible a la derecha en 1990 generar las condiciones para que dicho modelo fuese efectivamente legitimado y consolidado. Ese rol solo podía desempeñarlo una coalición gober-nante -nominalmente- de centroiz-quierda. Ese fue, en definitiva, el rol histórico principal de la Concertación.

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POLITIKAPOLITIKA16 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Desde 2008, cuando iniciaste el Taller de Teoría y Crítica de Johannesburgo (TTCJ), has estado muy preocupado de pensar en el futuro. ¿Por qué pensar el futuro y por qué ahora? ¿Hay algo en nuestra época actual que nos exige pensar en el futuro?

Había dos razones. La primera era que la categoría de futuro era muy central para la lucha por la liberación, aunque sólo sea en el sentido de que aquellos que estuvieron involucrados en ella se proyectaban hacia un tiempo que sería diferente del que ellos estaban atravesando, de lo que estaban ex-perimentando.

Así que la política, en ese sentido, tenía que ver con entablar batalla constantemente contra las fuerzas del presente que excluían la posibilidad de la libertad, lo que implica una política íntimamente asociada a la idea de futuridad. Y lo que parece haber sucedido después de 1994[1] es el retroceso del futuro como un horizonte temporal de la política y de la cultura en general, y su sustitución por una especie de presente que es infinito, un aterrizaje infinito.

Este retroceso del futuro y su sustitución por un aterrizaje en el presente también se ve favorecida por el tipo de dogma económico con el que vivimos; para decirlo cortamente: neoliberalismo. El tiempo del mercado, es-pecialmente bajo las condiciones capitalistas actuales, es un tiempo que está muy frag-mentado; el tiempo del consumo es realmen-te un tiempo del instante.

Así que queríamos recuperar esa categoría de futuro y ver en qué medida ésta podría ser removilizada en el intento de criticar el pre-sente, reabriendo así un espacio no sólo para la imaginación, sino también para la política de la posibilidad.

En un coloquio reciente en Avignon dijiste que, en orden a tener un futuro abierto, ser emancipado significó en el pasado separar al objeto del sujeto. ¿Por qué esto ya no es posible y podríamos imaginar otra ruta a la emancipación cuando esta avenida parece ya no estar disponible para nosotros?

Es cierto que en la tradición de Occidente,

específicamente en la teoría crítica, la eman-cipación consiste, fundamentalmente, en la elaboración de una clara distinción entre el sujeto humano y el objeto, por una parte, y entre el humano y el animal, por otra.

La idea es que el sujeto humano es el señor, tanto de sí mismo como del mundo natural y animal. A los mundos natural y animal los so-mete a su uso. Esa libertad es en definitiva el resultado de aquella capacidad de dominarse a uno mismo y de dominar el universo, de actuar racionalmente.

Así que el argumento que yo estaba elabo-rando se refería a que hoy estamos en una época en que el capitalismo se ha convertido en algo así como una religión –una religión de los objetos, una religión que cree en objetos devenidos animados, de cuyas almas partici-pamos a través de las operaciones de consu-mo, lo que significa que el capitalismo se ha convertido en una forma de animismo.

En una época tal, la vieja división entre sujeto y objeto ya no es tan clara como solía ser y, de hecho, si observamos cuidadosamente las operaciones de consumo actuales en todo el mundo, podemos incluso observar que mucha gente quiere convertirse en objetos, o ser tratados como tales, aunque sólo sea por convertirse en un objeto que podría terminar siendo mejor tratado que como un humano.

Todo esto crea una crisis terrible en las teo-rías fundamentales de la emancipación en las que solíamos confiar a fin de promover un tipo de política de apertura e igualdad. Así que ese fue el punto que estaba elaborando y mis pensamientos sobre este tema todavía no han ido más lejos.

Pasemos más directamente al continente africano. Desde 2008, también a causa de la crisis económica en Occidente, se ha-bla mucho acerca del “África emergente” [“Africa rising”]. Ahora la gente habla de todas las posibilidades que hay en el conti-nente. ¿Pasa esto por un capitalismo global en busca de más lugares para explotar? ¿Está el capitalismo intentando avanzar hacia lugares que no han sido plenamente penetrados con anterioridad?

África, el continente del futuroEntrevista a Achille Mbembe

Traducción del inglés: Gonzalo Díaz Letelier y Patricio Silva Loyola (Tlaxcala)

Achille Mbembe (1957, Camerún francés) es un historiador, pensador postcolonial y cientista político; estudió en Francia en la déca-da de 1980 y luego ha enseñado en África (Sudáfrica, Senegal) y Estados Unidos. Ha publicado Les Jeunes et l’ordre politique en Afri-

que noire (1985), La naissance du maquis dans le Sud-Cameroun. 1920-1960: histoire des usages de la raison en colonie (1996), De la Postcolonie, essai sur l’imagination politique dans l’Afrique contemporaine (2000), Du gouvernement prive indirect (2000), Sortir

de la grande nuit – Essai sur l’Afrique décolonisée (2010). En la siguiente entrevista, Achille Mbembe se explaya sobre la situación del pensamiento crítico en Sudáfrica tras el desmantelamiento del “apartheid”, la cuestión de la temporalidad en un contexto de hege-

monía neoliberal, y el nexo entre imaginación y política.

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¿Es esto lo que está sucediendo ahora, o hay quizás algo más positivo que está saliendo de este reciente giro del capitalismo global sobre África?

Es cierto que hay un gran cambio en el discurso global sobre África –un cambio del discurso desde aquel de crisis y emergencia que dominó el último cuarto del siglo XX hacia una suerte de optimismo que se basa en ciertos hechos concretos.

Por ejemplo, las mayores tasas de crecimiento económico que hemos presenciado en los últimos diez años en África; o que el continente está al borde de grandes transformaciones demográficas; o que el continente está expe-rimentando mayores tasas de rendimiento de las inversiones y, por tanto, está atrayendo la atención de los inversores extranjeros a una velocidad que no habíamos visto antes; y que la clase media que había sido diezmada du-rante la aplicación de los Programas de Ajuste Estructural está resurgiendo como una fuerza económica.

Así que hay todo un conjunto de indicado-res que parecen sugerir que algo está pasando que es diferente de lo que solíamos ser testi-gos en el pasado. Pero el hecho es también que un gran número de las inversiones que se realizan se están haciendo en los sec-tores extractivos de la economía y, por tanto, están sujetas al tipo de volatilidades y giros que caracteriza no sólo al ciclo económico en general, sino especialmente a ese sector.

Así que hay un boom de la minería cuya ex-tensión es bastante importante, pero de cuya duración no estamos muy seguros. Y es claro que hay gente que se está enriqueciendo, tanto entre los locales como entre aquellos que vie-nen a invertir al continente. Pero el resultado –o la paradoja– de este tipo de crecimiento, como sabemos, es que no está creando muchos más puestos de trabajo e implica un proceso de pro-fundización de las desigualdades sociales.

Por lo demás, África aún enfrenta enormes de-safíos en términos de inversión en infraestruc-tura básica, caminos, comunicaciones, aero-puertos, carreteras y ferrocarriles. Más encima, el continente está todavía siendo amenazado por la inestabilidad política, ya sea en la forma de guerras locales o en la forma de desorden social.

Mientras que la imagen panorámica del mundo tiende a equilibrarse en la hegemonía del capi-talismo, me parece que África ciertamente

representa la última frontera del mismo. La cuestión es en qué condiciones serán condu-cidas estas nuevas formas de explotación, por quién y en beneficio de quién.

África es conocida por los violentos conflictos que arrastra el continente. ¿Piensas posible que los africanos sean capaces de superar este tipo de violencia política?

No sé. Puede ser que tengamos que vivir con la violencia. Así como hemos visto a otras co-munidades políticas que viven con eso por un muy, muy largo tiempo. Colombia ha estado en guerra consigo misma durante un muy largo período de tiempo hasta ahora. En México es más o menos la misma cosa; la violencia en Mé-xico está tomando diferentes formas. En luga-res como Brasil, India o Pakistán hay un nivel de violencia social que es bastante alto y que va de la mano con las instituciones de la política civil, si se quiere utilizar esa denominación.

Por lo tanto, si lo ves desde un punto de vista histórico, nunca habrá un momento en que

estemos en paz con nosotros mismos y con nuestros vecinos. Las formaciones sociales, económicas y políticas que están surgiendo en el continente y en otros lugares también, siempre serán una mezcla de paz civil y violencia. Dicho esto, me parece que uno de los principales de-safíos del continente tiene que ver con la desmilitarización de

la política. El proyecto de la desmilitarización de la política es una condición previa para un régimen de crecimiento económico que pueda beneficiar al mayor número de hombres.

Por el momento, la combinación de militarismo y mercantilismo –en lugares como el Congo y más aún en regímenes plutocráticos como Nigeria– sólo está beneficiando a las elites de-predadoras y a las multinacionales.

También has sido crítico del rol que ha ju-gado Europa y de las relaciones coloniales que se mantienen constantes. Al mismo tiempo, Europa está casi cerrándose sobre sí misma y, como tú lo has expresado, incluso provincializándose. ¿Está esta Europa, otra vez en emergencia, en marcado contraste con África y otros países en desarrollo que van viento en popa, avanzando económica, social y políticamente, creando así su propio mundo?

En relación con el continente, Europa ha desarrollado durante aproximadamente los últimos 25 años una actitud de contención, en el sentido de que la mayor preocupación ha sido la de asegurarse de que los africanosÁ

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se queden donde están. La fijación con la cues-tión de la inmigración ha puesto en peligro en gran medida el desarrollo de relaciones más dinámicas entre África y Europa. La obsesión por las fronteras y las visas, el surgimiento del racismo en la mayor parte de Europa, el forta-lecimiento de los partidos de derecha en el con-texto de una crisis económica que es bastante obvio –todo ello ha ido en detrimento del desa-rrollo de relaciones productivas y mutuamente benéficas entre África y Europa.

Europa ha tendido a replegarse sobre sí misma mientras sigue jugando un papel importante en la política mundial, sobre todo cuando se trata de hacer guerras imperialistas. Mientras tanto, hemos visto en qué medida nuevos actores como China, India, Turquía, Brasil y algunos otros han tratado de jugar un papel en la recon-figuración geopolítica en curso.

El último desafío, sin embargo, es que África se convierta en su propio centro. Para que África se convierta en su propio centro será necesario, como he dicho antes, la desmilitarización de su política como precondición para la democra-tización de su economía. El continente tendrá que llegar a ser un vasto espacio regional de circulación, lo que significa que tendrá que des-mantelar sus propios límites internos, abrirse a las nuevas formas de migración, tanto internas como externas, tal como vemos que sucede en cierta medida en Mozambique, y en Angola, donde algunos portugueses están regresando.

A medida que Europa cierra sus fronteras, Áfri-ca tendrá que abrir sus fronteras. Así que me parece que es sólo convirtiéndose en ese vasto espacio de circulación que África podría bene-ficiarse positivamente de la actual reconfigura-ción geopolítica del mundo que está en curso.

Dentro de esa reconfiguración, lo que quizás todavía está reteniendo a África es la ima-gen estereotipada que los europeos y los estadounidenses tienen de África y su gente. Recientemente, cuando el sociólogo Jean Ziegler lanzó su libro sobre la crisis global de hambre, un periodista suizo le preguntó si la baja productividad de la agricultura en África era a causa de la pereza de los agricultores africanos. Se trata de una proposición muy estereotipada, sino racista, pero me parece que tal perjuicio es común entre los europeos. ¿Deberían estar preocupados los africanos por esta imagen o deberían simplemente ignorarla?

Creo que deberíamos dejar esto a los europeos, que ellos hagan frente a sus propias estupide-ces, porque tenemos tareas y proyectos mucho más urgentes que atender.

No podemos permitirnos desperdiciar nuestras preciosas energías lidiando con el tipo de enfer-medad mental que Europa ha causado en África y en otros lugares. Así que Europa tendrá que hacer frente a sus propias enfermedades men-tales, siendo el racismo la primera de ellas.

Lo que estaba diciendo es que la agenda de África en el mundo que se está perfilando fren-te a nosotros –un mundo en el que China está emergiendo como un jugador muy relevante, un mundo en el que la única propuesta que viene del moribundo imperio estadounidense es más militarismo, un mundo en el que la única idea que viene de Europa es la de un repliegue y la construcción de una fortaleza en torno a sí misma– es perseguir el convertirse en su propio centro y poner a su gente a trabajar para ello.

Como iba diciendo, re-imaginar una nueva política de movilidad que implique migraciones internas, la formación de nuevas diásporas, la ligazón de las antiguas y una reorientación de las energías en orden a generar sinergias con otros lugares del mundo tales como Brasil, India y China. Todo eso me parece más excitante que el viejo y fallido intento de acercar a Europa para vernos a nosotros mismos siendo más que una mera provincia de un planeta más amplio.

¿Cuál es entonces la contribución de África a un mundo futuro? Especialmente teniendo en mente la idea de que nos alejamos de un mundo en el que África es dependiente de otros, ¿qué modos diferentes de hacer las cosas –tú mencionaste los modos existentes de circulación– puede ofrecer África al mun-do? ¿Qué papel jugarían en este movimiento las concepciones indígenas de la humanidad, tales como el Ubuntu?

Desde una perspectiva teórica, hay una serie de posibilidades. Cuando observamos la historia cultural del continente, me parece que se carac-teriza por al menos tres atributos que pueden ser considerados conceptualmente creativos.

La primera es la idea de multiplicidad. Puedes observar cualquier cosa en el continente y siem-pre viene bajo el signo de lo múltiple: la idea de un solo Dios es totalmente ajena al continente, siempre han habido muchos dioses; las formas de matrimonio; las formas de las divisas; las mismas formas sociales siempre vienen bajo el signo de la multiplicidad.

Una de las tragedias del colonialismo ha sido la eliminación de ese elemento de multiplicidad, que era un recurso para el desarrollo social en África pre-colonial y que fue reemplazado por el paradigma de “lo uno”, el tipo de paradigma monoteísta.

Entonces, ¿cómo retomamos la idea de la mul-tiplicidad como un recurso preciso para la rea-lización del continente, para su reconstrucción, pero también para la construcción del mundo?

Otro concepto importante que no hemos explorado mucho, pero que viene de la expe-riencia histórico-cultural africana, es el de los modos de circulación y movilidad, es decir, de movimiento. No era para nada cierto lo que He-gel y sus seguidores daban a entender, a saber, que África era un continente cerrado. Siempre fue un continente que estaba en movimiento Á

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de circulación. Así que el concepto de circula-ción es algo que también puede ser movilizado para mostrar qué es lo que puede venir de esta experiencia. Hablé primero sobre la multiplici-dad, en segundo lugar sobre la circulación, y el tercer concepto es el de composición. Todo es composicional –en la forma en que la economía se vive de manera cotidiana. Tú mencionaste el Ubuntu, es decir, el proceso de llegar a ser un hombre, una cierta proposición no acerca de la identidad como una categoría metafísica u ontológica –como en la tradición occidental–, sino como un proceso de llegar a ser en el modo de una relación, una relación en la que el “yo”, es decir, el sujeto, es comprendido como siendo hecho y rehecho a través de la interacción ética con lo que no es él o con quien no es él. De he-cho, la idea es que el otro es otro yo, el otro es el otro sólo en la medida en que él o ella es otro

yo. Que el otro no está fuera de mí mismo, que yo soy mi propio otro, hasta cierto punto. Así que hay todo un conjunto de áreas en las que la contribución de África al mundo de las ideas y de la praxis puede ser destacada en beneficio del resto del mundo, con implicaciones para toda suerte de cosas: las teorías de intercam-bio, las teorías de la democracia, las teorías de los derechos humanos y los de las otras especies –en esta era de crisis ecológica. Es un trabajo que no ha sido hecho, pero ya es tiempo de que lo hagamos.

NOTAS[1] Entre el 27 y el 29 de abril de 1994 se realiza-ron las primeras elecciones democráticas des-pués del apartheid en Sudáfrica, elecciones en las que resultó elegido Nelson Mandela como presidente por una amplia mayoría.

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El PC chileno en la encrucijada(una vez más...)

Escribe Arturo Alejandro Muñoz

La historia y la obra del parti-do comunista chileno mere-cen el reconocimiento de la clase trabajadora, así como la de aquellos que denuestan a esa tienda política pero –cínicamente– aceptan para sí mismos los logros obtenidos gracias a las luchas de la organización que fundó Luis Emilio Recabarren.

No soy comunista ni he per-tenecido al partido de la hoz y el martillo, pero me inscribo en el voluminoso grupo de demócratas chilenos que no dudan en reconocer el vital aporte de esa organización a la construcción de andamia-jes legales y sociales sobre los que pueden sustentarse la justicia social y la justicia laboral.

El partido en cuyas filas hubo personajes de la talla de Elías Lafferte, Luis Emilio Recabarren, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Pablo de Rokha, Luis Figueroa, Lucho Corvalán, Gladys Marín y Volodia Teitelboim, ha tenido participación directa en dos gobiernos, y en ambos debió luchar a contracorriente para que los programas que el pueblo había apoyado fuesen cumplidos a cabalidad.

Aunque parezca extraño, los dirigentes comunistas nunca sobrepasaron los marcos legales existentes; por el contrario (a pesar de lo que prescribían las condiciones de adhesión a la III Internacional) fueron sus más férreos defen-sores.

Aquello les valió el burlesco epíteto de “rabanitos” con el que les atacaban los grupos de extrema izquierda. Pero, en lo esencial, la sólida postu-ra de defensa de la Constitu-ción y la ley con que arropaba al gobierno al cual pertenecía, significó también persecución

y muerte a muchos de sus militantes.

El año 1946, Gabriel González Videla –abogado y Presidente de la Comisión Política del Partido Radical– fue ungido candidato a la Presidencia de la República por la Conven-ción de la Alianza Democrá-tica integrada por radicales, comunistas, y demócratas, a los que se sumaron más tarde los liberales para for-mar parte del primer gabinete ministerial.

Las relaciones entre Gabriel González y el PC, hasta comienzos del año 1947, eran más que buenas. En una visita a su ciudad natal (La Serena), el manda-tario aseguró: “Sin el Partido Comunista, yo no sería Presidente”.

Sin embargo, esas relaciones comenzaron a deteriorarse en virtud de las criticas del PC al incumplimiento del programa presidencial que favorecía a los sec-tores populares.

Poco a poco el PC re-gresó al corazón de las organizaciones sociales y de las distintas movi-lizaciones populares. En el mes de julio de 1947, la masiva huel-ga de la locomoción colectiva de Santiago, apoyada por los co-munistas, determinó a González Videla a formar un ministerio de administración en el que nombró ministro del Interior al almirante Hol-ger Torres. Éste expulsó a los comunistas de todos los cargos públicos. Las manifestaciones popula-res crecieron, y muy pronto se paralizaron las labores en

los minerales de Lota, Coro-nel, Curanilahe y Lirquén. En respuesta, el gobierno solicitó y obtuvo del Congreso una ley de facultades extraordina-rias que le permitiera contro-lar la agitación social.

A partir de ese momento, muchos dirigentes sindicales y políticos comunistas fueron reprimidos y relegados a Pisagua, en un recinto que

hizo recordar los campos de concentración nazis de antes y durante la II Guerra Mundial (los primeros campos de con-centración nazis estuvieron destinados a sus opositores políticos).

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POLITIKAPOLITIKA 21Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

El 3 de septiembre de 1948 la Ley de Defensa Permanente de la Democracia fue aproba-da por el Congreso Nacional con votación favorable de conservadores, liberales, agra-rios laboristas, gran parte de los radicales (partido radical democrático) y un sector de los socialistas (condenado por Raúl Ampuero, Salvador Allen-de y Eugenio González Rojas, quienes se opusieron a dicha ley).

La llamada “Ley Maldita” de-claró ilegal al Partido Comu-nista y eliminó de los registros electorales a sus militantes.

Sólo diez años más tarde (el 6 de agosto de 1958) el partido

comunista recobró la ‘legali-dad’.

El PC durante la Unidad Popular

Quienes vivieron los años del gobierno del doctor Salvador

Allende son conscientes de la inquebrantable lealtad que mostró el PC a la Unidad Po-pular y al propio mandatario. La gente del PC enfrentó a más de un adversario, inclu-yendo a la ultra izquierda y a sectores del Partido Socialista.

Para bien o para mal, el PC defendió la constitucionalidad y el gobierno con una devo-ción que algunos consideraron pusilanimidad en la acción para que el proceso hacia el socialismo progresara rápida-mente. Durante los tres años que el doctor Allende dirigió el país, el PC mantuvo total e inclaudicable apego a la Constitución y a la legalidad vigente.

Ese esfuerzo no en-contró recompensa inmediata, pese a que en los comicios parla-mentarios de marzo de 1973 el PC obtuvo una significativa vota-ción (16,67%). El golpe de Estado de septiembre de ese año llevó a miles de comunistas a ser de-tenidos y torturados, y cientos de ellos fue-ron asesinados por las fuerzas golpistas.

Esa fue la segunda ocasión en que los comunistas salieron “por la puerta trasera” de La Moneda y de la escena política nacional, perseguidos a muerte no sólo por sus enemigos inter-nos (la derecha y el ‘milicaje’ proto fascis-ta de esa época), sino también por los man-damases que moran en Washington y en Langley.

Años más tarde, como ocurrió entre los años 1948-1957, el PC se unió a aquellos

de los cuales nunca debió ale-jarse.

Las movilizaciones sociales impulsadas por los trabajado-res organizados junto a fede-raciones estudiantiles y

agrupaciones de pobladores, mostraron cuál era el cami-no a seguir para recuperar libertad y democracia; el PC estuvo en eso, pese a haber sufrido escisiones importan-tes, como fue el nacimiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Ahora, por tercera vez en su historia, el PC formará parte de un gobierno. Guillermo Tei-llier, Lautaro Carmona, Camilo Ballestero, Hugo Gutiérrez, Karol Cariola y Camila Vallejo, han extremado esfuerzos para comunicarle a toda la izquier-da chilena que ellos “defende-rán, impulsarán y lucharán por el cumplimiento del programa de gobierno” que Michelle Bachelet propuso durante su curiosa campaña electoral.

Pareciera que la situación pudiese ser algo distinta a la conocida en los primeros me-ses del gobierno de González Videla en que la política del PC –de “defensa del triunfo” electoral de su candidato– se transformó en la “coopera-ción activa del pueblo” como complemento de la acción del gobierno.

La joven diputada electa, Ka-rol Cariola, ha sido cuidadosa y explícita al afirmar que “no abandonaremos las movili-zaciones sociales ni las luchas que el pueblo desarrolla en beneficio de la justicia social y la democracia plena”.

De ahí surge una cuestión mayor. Si Michelle Bachelet y la mayoría de sus aliados (PS, PPD, PDC, PRSD) –cual-quiera sea el argumento– ‘olvidan’ partes importantes del programa de gobierno prometido en la campaña… ¿el PC seguirá formando parte de esa coalición, u optará por abandonarla y sumarse a las movilizaciones sociales?

He ahí la encrucijada a la que se enfrentará, a partir del 11 de marzo próximo, la tienda política que fundara Luis Emi-lio Recabarren en el año 1922, una década después de que el mismo notable dirigente sindical hubiese fundado el Partido Obrero Socialista.

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POLITIKAPOLITIKA22 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

“Me diste mal la dirección...”

Me diste mal la dirección y anduve cinco horas en micro, me perdí entre las calles y no te pude hallarte. Qué infamia, qué castigo fue el ilusionarme que podría encontrarte y no te pude hallarte. Recorrí Tobalaba, los Leones, las Rejas pasando Ahumada y la Costanera y al fin tu vivías más cerca de Renca Fue muy fea la broma de darme mal la dirección Me diste mal la dirección de adrede por odiarmeSantiago es para perderse y no te pude hallarte Y escucha atentamente no te digo con nadien, por darme mal la dirección no sabes lo que vas a perderte Y no me repitas que yo apunte mal, soy tonto mas no sordo y tengo buena redacción me diste mal la dirección y no te pude hallarteme diste mal la dirección y parece como que me perdí....

http://www.goear.com/listen/e6ebb12/me-diste-mal-la-direccion-payo-grondona Ad

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POLITIKAPOLITIKA 23Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Se fue el Payo...

La Nelly y el Nelsonlloran despacito...

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POLITIKAPOLITIKA24 Año V - Edición Digital Nº 65 (15.01.2014)

Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque (Bertolt Brecht)

Editor general: Luis Casado.Colaboradores: Arturo A. Muñoz - Roberto Pizarro - Amira Hass - JM (Tlaxcala) - Foro Asamblea Constituyente Achille Mbembe - Gonzalo Díaz Letelier y Patricio Silva Loyola (Tlaxcala) - PalomoDiseño gráfico: POLITIKATraducciones: POLITIKA y Tlaxcala

La Copia Feliz Palomo