2
de varios retos: de Flaubert, contra Garaudy, contra y con el psicoanálisis, con Lefebvre, con- tra sí mismo. Así era Sartre. Pensador contra sí mismo, es decir, revisor, recapitulador, rehacedor. Se afir- maba al negarse, al hacer esto y aquello, al pensar y discutir, al crear. Ese es el hombre que veo en la inmensa obra que nos ha heredado: un filósofo del siglo XX que, como bien ha escrito Bernard- Henry Lévy, "dio la espalda a todo lo que podría parecerse a un cielo inteligible", aseveración que no debe entenderse solamente en su dimensión ética, por supuesto. Un escritor hecho de compromiso; eso tam- bién fue Sartre, mejor dicho, un escritor que reconoce desde el principio las fuentes literarias en las condiciones de la realidad humana, en lo social e histórico. Afirmaba que todo escrito nace "comprometido", en situación, con materiales de circunstancia. Sartre advierte que el siglo XX es el siglo de la lengua o, si se prefiere, reconoce -a su manera, porque en verdad no fue el único- que en su momento la lengua ha llegado a ser un tema trascendental del pensamiento, un centro o medio cultural: objeto y sujeto. También fue un hombre práctico: en la resis- tencia, siempre en trincheras de la provocación. Frente a unos y frente a otros. Permítanme tomar otro comentario de Lévy: "Imaginad que tenéis veinte años en 1945: ¿a quién seguiréis, al mez- quino Benda, con sus resentimientos, sus amar- guras y sus aires de pontífice indignado, o a ese alborotador, a ese chiflado (Sartre), que dice que los libros se confunden con la vida". Aunque al Álvaro Zamora Presentación del "Coloquio sobre Jean Paul Sartre'" Destaca Sartre entre los filósofos del siglo XX. He escuchado la idea de que refleja, al menos en El ser y la nada, a un extraordinario metafísico. Ciertamente, el concepto sartreano de lo que ha de ser un filósofo y de la filosofía misma, así como sus propias metas de pensador, poco o nada tienen que ver con un deseo suyo para ser clasificado en tal forma. "Volver a las cosas mismas" decía -siguiendo, contra Gide, a Husserl y a otros alemanes- en sus años de feno- menólogo existencialista. Luego -en La crítica, 1960- daría forma a esta idea: "toda filosofía es práctica", un arma de combate, enraizada en las situaciones, problemas y contradicciones de la época. Por eso, llegó a considerarse a sí mismo como un ideólogo: no creía que las condiciones históricas que definen al capitalismo hayan sido superadas. También afirmaba que el marxismo, como sustento filosófico, todavía es insuperable. Idea provocadora, polémica, proviniendo de un pensador que enfrentó asiduamente a los deter- - - tas y que enfrentó crudamente a muchos dores clásicos del marxismo. Pensaba que lectuales como él debían investigar aquellas es abiertas por los grandes sistemas, pero habían quedado apenas indicadas o mal csl*mtdas. Es lo que ya había intentado respec- a la modernidad (el tema del cogito, a Kant 1, a Husserl y Heidegger) en obras como tmscendencia del Ego, La imaginación y 8Ulginario, El ser y la nada. Es lo que hace frente al marxismo, en La crítica de la dialéctica, en Cuestiones de método y, "lIIIllDlente, en El idiota de la familia, ese pro- literario-filosófico que se levantó a partir Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 123-124, Mayo-Diciembre 2005

Presentación del Coloquio sobre Jean Paul Sartre'inif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol XLIII/Nom... · Presentación del "Coloquio sobreJeanPaulSartre'" Destaca

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Presentación del Coloquio sobre Jean Paul Sartre'inif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol XLIII/Nom... · Presentación del "Coloquio sobreJeanPaulSartre'" Destaca

de varios retos: de Flaubert, contra Garaudy,contra y con el psicoanálisis, con Lefebvre, con-tra sí mismo.

Así era Sartre. Pensador contra sí mismo, esdecir, revisor, recapitulador, rehacedor. Se afir-maba al negarse, al hacer esto y aquello, al pensary discutir, al crear. Ese es el hombre que veo enla inmensa obra que nos ha heredado: un filósofodel siglo XX que, como bien ha escrito Bernard-Henry Lévy, "dio la espalda a todo lo que podríaparecerse a un cielo inteligible", aseveración queno debe entenderse solamente en su dimensiónética, por supuesto.

Un escritor hecho de compromiso; eso tam-bién fue Sartre, mejor dicho, un escritor quereconoce desde el principio las fuentes literariasen las condiciones de la realidad humana, en losocial e histórico. Afirmaba que todo escrito nace"comprometido", en situación, con materiales decircunstancia.

Sartre advierte que el siglo XX es el siglode la lengua o, si se prefiere, reconoce -a sumanera, porque en verdad no fue el único- queen su momento la lengua ha llegado a ser un tematrascendental del pensamiento, un centro o mediocultural: objeto y sujeto.

También fue un hombre práctico: en la resis-tencia, siempre en trincheras de la provocación.Frente a unos y frente a otros. Permítanme tomarotro comentario de Lévy: "Imaginad que tenéisveinte años en 1945: ¿a quién seguiréis, al mez-quino Benda, con sus resentimientos, sus amar-guras y sus aires de pontífice indignado, o a esealborotador, a ese chiflado (Sartre), que dice quelos libros se confunden con la vida". Aunque al

Álvaro Zamora

Presentación del"Coloquio sobre Jean Paul Sartre'"

Destaca Sartre entre los filósofos del sigloXX. He escuchado la idea de que refleja, almenos en El ser y la nada, a un extraordinariometafísico. Ciertamente, el concepto sartreanode lo que ha de ser un filósofo y de la filosofíamisma, así como sus propias metas de pensador,poco o nada tienen que ver con un deseo suyopara ser clasificado en tal forma. "Volver a lascosas mismas" decía -siguiendo, contra Gide, aHusserl y a otros alemanes- en sus años de feno-menólogo existencialista. Luego -en La crítica,1960- daría forma a esta idea: "toda filosofía espráctica", un arma de combate, enraizada en lassituaciones, problemas y contradicciones de laépoca. Por eso, llegó a considerarse a sí mismocomo un ideólogo: no creía que las condicioneshistóricas que definen al capitalismo hayan sidosuperadas. También afirmaba que el marxismo,como sustento filosófico, todavía es insuperable.Idea provocadora, polémica, proviniendo de unpensador que enfrentó asiduamente a los deter-

- - tas y que enfrentó crudamente a muchosdores clásicos del marxismo. Pensaba que

lectuales como él debían investigar aquellases abiertas por los grandes sistemas, pero

habían quedado apenas indicadas o malcsl*mtdas. Es lo que ya había intentado respec-

a la modernidad (el tema del cogito, a Kant1, a Husserl y Heidegger) en obras como

tmscendencia del Ego, La imaginación y8Ulginario, El ser y la nada. Es lo que hace

frente al marxismo, en La crítica de ladialéctica, en Cuestiones de método y,

"lIIIllDlente, en El idiota de la familia, ese pro-literario-filosófico que se levantó a partir

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 123-124, Mayo-Diciembre 2005

Page 2: Presentación del Coloquio sobre Jean Paul Sartre'inif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol XLIII/Nom... · Presentación del "Coloquio sobreJeanPaulSartre'" Destaca

ÁLVARO ZAMORA

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII Número doble (109/110), 123-124, Mayo-Diciembre 2005

124

decir esto conviene recordar que el mismo Sartre,en una entrevista del año 64, advierte contra cier-tas ilusiones intelectuales, al decir que una novelacomo La Nausea no es sostenible, frente a un soloniño hambriento.

Estuvo de moda en los años sesenta y losecos de tal moda marcaron la década del setenta,seguramente. Decayó la misma, antes de quesu obra posterior recibiera la atención debida.

Creo que su trabajo trascenderá, sin embargo,tal letargo: hoy tiene sentido releerlo o leerlo porprimera vez.

No quisiera que este coloquio se percibieracomo un homenaje de panteoneros, sino comoocasión propicia para recoger algunos temassartreanos, a propósito de nuestra realidad o,al menos, como una sugerencia para meditar yactuar en torno a ella.