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Red Genocidio Isociologia

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La Red de Investigadores sobre Genocidio y Política Indígena se constituye como una organización amplia, compuesta por investigadores, estudiantes y miembros de la sociedad en general, interesados en contribuir a la discusión sobre la llamada política indígena o indigenista en nuestro país, en una de sus aristas más complejas.La primera parte de este trabajo debate sobre el concepto de Genocidio, en tanto categoría heurística y analítica, y su potencialidad para generar una mirada amplia al proceso de sometimiento, incorporación e invisibilización de los Pueblos Originarios al interior del Estado Argentino.La segunda parte apunta a analizar un corpus de documentación histórica (con especial énfasis en testimonios orales) para atender a las marcas visibles en la memoria dentro de procesos históricos que resultan ser comunes con otras experiencias de genocidio y/o terrorismo de estado. Enfocamos así en el accionar estatal sin dejar de considerar las formas de resistencia que los distintos pueblos originarios han generado a partir de las diferentes formas de “eliminación” a las que fueron sometidos. Apuntamos a la vez a convalidar la potencia testimonial de la memoria colectiva como fuente histórica que ha sido insuficientemente utilizada.

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Seccin: en progreso

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La construccin de la identidad 1 de los integrantes del Movimiento Barrial desde Abajo, segn las representaciones del gnero, de la nacionalidad, de ocupacin y el grado de pertenencia a la Central de Trabajadores Argentinospor Pilar Alzina Ferro Un estudio de los procesos involucrados en la construccin de la identidad del trabajador 2 en el Movimiento Barrial "Desde Abajo 3 adherido a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) con extensin territorial en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires. En este proyecto de investigacin me propongo indagar el proceso de construccin de identidad, de dicho movimiento, en relacin a su ocupacin desarrollada en el emprendimiento o en la cooperativa de trabajo 4 . La insercin al campo nos ha demostrado que este tipo de1

Entendemos por identidad, no como una unidad o pertenencia cultural dada, sino como construidas a travs de

diferentes discursos, prcticas sujetas a una radical historizacin y un proceso constante de cambio y transformacin. Las identidades estn constituidas por una representacin cmo hemos sido representados y cmo eso seala cmo debemos representarnos a nosotros mismos .Precisamente porque las identidades estn construidas en el discurso, y no fuera de l, necesitamos entenderlas como producidas en especficos lugares histricos e institucionales, dentro de formaciones y prcticas especficamente discursivas, por estrategias enunciativas especficas.( Hall Stuart, y du Gay. 1996) Paul, Ricoeur(1996). Tomaremos la distincin que propone entre identidad-idem e identidad-ipse, que slo refuerza la capacidad de contar y de contarse, y de responder as a la pregunta: quin soy".. Paul Ricur, "Respuesta a mis crticos", Fractal n13, abril-junio, 1999, ao 3, volumen IV, pp. 129-137. http://www.fractal.com.mx/F13ricoe.htm. En este sentido creemos que esta perspectiva que toma la experiencia histrica de los sujetos puede ser til para reflexionar sobre la constitucin de la identidad laboral de las trabajadores, desde una perspectiva de gnero y nacionalidad, de modo de visualizar en dichos relatos, los valores, smbolos, y significantes, que intervienen en la constitucin de la autodefinicin de las identidades ocupacionales, en su relacin dialctica con la identidades grupal, la del Movimiento Barrial desde Abajo. Esta es una categora a indagar, ya que en los jvenes, muchas veces, no sienten que sean trabajadores, pues en su historia de vida no hay una trayectoria relacionada al trabajo. Por otro lado los casi 17 aos de polticas econmicas neoliberales han precarizado la estabilidad laboral y con ello autodefinicin/autorepresentacin en relacin a la identidad ocupacional. Por esta razones nos resulta de gran importancia indagar los procesos de construccin de identidad en relacin a las nuevas experiencias autogestionadas de emprendimientos y de cooperativas de trabajo, de modo de cruzar en el anlisis las peculiaridades del gnero, la nacionalidad y los grados de pertenencia a una central de trabajadores que es representativa de una gran cantidad de trabajadores que al estar en condiciones laborales precarias, entre ello los sectores de villas, sienten un lugar donde poder reclamar sus derechos y asociarse legalmente(mediante cooperativas) para ingresar a programas de apoyo a las unidades de produccin y al financiamiento de maquinarias e insumos(como el conocido Plan Manos a la Obra implementado por el Ministerio de Desarrollo Social y la Secretaria de Polticas sociales). 3 Este movimiento est extendido por las distintas villas, 1,11,14, 15, 31 bis, barrio Pirrelli y Ramn Carrillo. Estamos hablando de unos aproximados 100 compaeros, con distintos grados de compromiso y de responsabilidades. 4 En particular queremos indagar s los procesos de autogestin de emprendimientos y cooperativas de trabajo, produce experiencias significativas en relacin su historia de vida laboral, de modo de establecer las continuidades y rupturas en relacin a los procesos de construccin de la identidad ocupacional.2

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asociacin no es lo suficientemente significativo en el proceso identitario, s recortramos el anlisis slo en la insercin ocupacional reduciramos la complejidad de factores que operan en la construccin de la identidad. Por ello he decidido incorporar al proceso de indagacin a las representaciones de gnero, de nacionalidad; y por otro lado el grado de pertenencia a la CTA (Central de trabajadores Argentino) en relacin a los procesos identificatorios con determinados discursos, valores y smbolos; como tambin los roles desempeados en la organizacin, con el objetivo de detectar continuidades y rupturas con las anteriores formas de organizacin de trabajo 5 . Para integrar como las distintas variables intervienen en dicho proceso, indagar la relacin entre el gnero sexual, el rol ocupacional en el emprendimiento o cooperativa y cmo el opera las tareas desempeadas en la CTA, en relacin al proceso de construccin de la identidad del trabajador.

2) Antecedentes: La experiencia de tres aos de trabajo junto a la organizacin del Movimiento Barrial desde Abajo, ubicado en distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires, (villa 1, 11, 14, 15, 17 y 31 bis), nos ha permitido observar la importancia que ha adquirido para los hombres y mujeres la organizacin poltica en dicho movimiento, en relacin a la construccin de salidas laborales autogestionadas frente a la crisis econmica del 2000 y 2001. La emergencia de estas nuevas prcticas sociales expresadas en la autogestin asociada, est conformando lazos sociales solidarios, sentido de pertenencia y una forma colectiva de representacin de lo que significa el trabajo 6 . Como no queremos reducir el anlisis de la construccin de la identidad slo a la relacin intensa o dbil con la vida del trabajo, ya que caeramos en una concepcin restringida del trabajo 7 , qu slo ve la construccin de identidad en torno a la organizacin, distribucin de

En particular queremos indagar s los procesos de autogestin de emprendimientos y cooperativas de trabajo, produce experiencias significativas en relacin su historia de vida laboral. 6 Esta forma de representacin esta posibilitada por una experiencia nueva, la autogestin asociada, en algunos casos mediante la construccin de cooperativas que involucrar una serie de cursos de capacitacin dictados por el INAES, como por el Instituto de capacitacin y de estudios, Departamento de Economa Social de la CTA Nacional. Esta experiencia lleva a tomar conciencia de conocimientos especficos como la elaboracin de los costos, de la inversin y de la comercializacin, que en sus experiencias laborales anteriores estaban lejos de sus posibilidades. A partir de esta nueva vivencia emprenden un camino rspido, lleno de complejidades que tienen que resolver entre ellos, generando capacidades y habilidades de trabajo que los lleva a reconocerse nuevamente como trabajadores. 7 Tomamos la idea de Enrique de Garza Toledo, es su anlisis de: "Del concepto ampliado del trabajo al sujeto laboral ampliado" Pg. 9 a 18.Sindicatos Nuevos y Movimientos Sociales en Amrica Latina.CLACSO,20055

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roles y ocupaciones, optamos por ampliar la nocin de la identidad de los trabajadores y sumar al anlisis, a las representaciones simblicas provenientes del gnero discursivo de la CTA. Los sectores de las villas han sido un objeto de estudio abordado peridicamente por las ciencias sociales. Las investigaciones sobre los habitantes en las villas y su organizacin social, en general han sido abordadas desde las distintas ciencias sociales, desde la antropolga, (Ratier.1971) se hizo notables aportes a en relacin a los conceptos culturales, desde el periodismo Bernardo (Verbisky. 1967) hizo pblico la problemtica social de villa, otorgndosele la invencin del trmino villa miseria; desde la sociologa( Ziccardi: 1984- Bellardi- De Paula: 1986- Dvalos- Jabbaz- Molina: 1987- Oszlak: 1991 ) se han hecho investigaciones a comienzos de la dcada del setenta, y retomadas en periodos democrticos, se ha analizado el proceso histrico de conformacin de las villas, de acuerdo al origen cultural y a su adaptacin a la Ciudad, describiendo escuetamente la organizacin de las mismas, (Bellardi- De Paula.1986).Se ha indagado el papel de las organizaciones sociales y el plan llevado a cabo por la por la CMV implementadas entre 1973 y 1976(Dvalos- Jabbaz- Molina.1987); brindando aportes importantes en relacin a la organizacin poltica que se desempea con la nueva izquierda y a las confrontaciones polticas con el Estado. Tambin se ha explorado la problemtica habitacional (Yujnovsky), fundamentalmente se ha indagado sobre los planes de erradicacin implementados por las distintas polticas estatales, en la poca de la dictadura militar (Dvalos- Jabbaz- Molina 1987). Estas investigaciones han explorado las polticas de los distintos gobiernos con respectos a los planes de erradicacin, y en menor medida se ha difundido el papel de los mismos en la construccin del delincuente, del subversivo para fundamentar dicho plan. Ms recientemente se ha reflexionado sobre el conflicto social en la villa ( Rebn Julian, 2004), (Santella, Agustn,2003); Sin embargo en relacin a alta proporcin de poblacin de villas en la Capital Federal ,no se ha investigado los modos de organizacin y las estrategias para la sobrevivencia, ni mucho menos cmo incide los grados de pertenencia sindical y la ocupacin en los procesos en la construccin de la identidad del trabajador. En relacin a nuestro tema de indagacin existe un vaco acadmico en cuanto a la realizacin de investigaciones que articulen el campo de las representaciones sociales, con las nuevas formas de organizacin del trabajo por emprendimientos y cooperativas autogestionadas. S bien se investig sobre las transformaciones econmicas de los emprendimientos asociados y autogestionados, se lo hizo desde el anlisis del impacto que las

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polticas pblicas 8 , como fueron el Plan Nacional de Economa Social y Desarrollo Local "manos a la Obra" 9 , tuvieron en el plano de la bsqueda de soluciones a los problemas de desocupacin y exclusin. Pero todava no se investig, salvo el proceso de fbricas recuperadas (Julian Rebn. 2004, 2006) sobre los impactos que estas nuevas formas de trabajo autogestionado y asociacin sindical tuvieron en el plano de la construccin de la identidad laboral en los sectores de villas. En cuanto a los anlisis de gnero y desde una perspectiva histrica, importantes esfuerzos del feminismo consistieron en elaborar la categora de gnero como una construccin cultural que provee de significados y atributos a lo masculino y lo femenino. Esto alude a que por un lado el sexo es una condicin biolgica impuesta por la naturaleza, y por otro, el gnero remite a operaciones culturales que aportan significado a lo masculino y lo femenino en cada formacin histrica (Lamas, 1989, Infesta Domnguez y Dabenigno, 2005). As los sistemas de gnero pueden definirse como los conjuntos de prcticas, smbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual antomo- fisiolgica que dan sentido, en general, a las relaciones entre personas sexuadas (De Barbieri, 1990). En una lnea similar, Marta Lamas (1999) entiende por gnero al () conjunto de ideas en una cultura sobre lo que es propio de los hombres y propio de las mujeres y lo contrapone a la idea de diferencia sexual. Es decir que no es la anatoma lo que posesiona a las mujeres y hombres en mbitos y jerarquas distintas, sino la simbolizacin que las sociedades se hacen de ella. Desde una perspectiva micro social se pretender analizar no slo las representaciones y creencias constituyentes de la CTA. identidad laboral en los sectores marginados 10 , desde una perspectiva de gnero, sino las representaciones relacionadas a los grados de pertenencia a las En este sentido se tomar el concepto de representaciones sociales tal como es conceptualizado por Jodelet (1975). Estas representaciones son las concepciones de la realidad que tienen los actores sociales y las que organizan y orientan sus comportamientos cotidianos, as las percepciones que tengan sobre la ocupacin generarn una diversificacin de prcticas sociales.

Soraya Giradles, Las tensiones en la construccin del concepto de la economa social desde la perspectiva de las polticas sociales:Cuando el orden de los factores, s altera el producto. (Tesis para optar por el ttulo de Magster en de la Universidad de Buenos Aires, de la Maestra de Polticas Sociales,2006. 9 Actualmente lanzados por el actualmente lanzados por el Ministerio de Desarrollo social.8 10

Castel, Robert; La metamorfosis, una cuestin social. Paids, Buenos Aires, 1996.

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A partir de nuestro recorrido por los micro-emprendimientos y cooperativas de trabajo, sumado al proceso de reflexin terica que realizamos durante los ltimos tres aos es que surgen los siguientes interrogantes: Qu peculiaridades asume la organizacin laboral en dichos emprendimientos / cooperativas, y cmo impacta en las representaciones de los trabajadores 11 ? Cmo juega en las representaciones de los trabajadores de emprendimientos y de cooperativas de trabajo, el rol ocupado en el Movimiento barrial desde Abajo, y en la CTA, en relacin a su identidad ocupacional? Cules son los estereotipos de gnero y ocupacin que se ponen de manifiesto en dichos formas de organizacin laboral?

3) Actividades y metodologa: En el marco del diseo cualitativo -elaboracin y anlisis de datos no estructurados- la problemtica ser investigada relevando las relaciones sistmicas, sociales y familiares que operan en el segmento socio-ocupacional de los trabajadores de emprendimientos y cooperativas de trabajo. Para tal efecto se elaborarn y analizarn datos no estructurados de fuentes primarias (entrevistas / historias laborales y de vida, y grupo focal) en el espacio de las villas ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires. Con tal fin, en una primera etapa (marzo-agosto 2007) se proceder a realizar la revisin bibliogrfica y consecuente reconstruccin del marco conceptual, el estado del arte de la problemtica abordada, el ajuste del proyecto. No obstante cabe aclarar que esta actividad se desarrollar durante todas las etapas del proyecto articulando el trabajo de campo y la relectura del material terico como insumos bsicos para responder a los interrogantes planteados. Ya en una segunda etapa (aproximadamente agosto-junio 2008) se realizarn un total de 40 entrevistas a informantes claves del movimiento Barrial desde Abajo, a fin de contar con mayor informacin sobre las caractersticas de las actuales las cooperativas y emprendimientos de trabajo autogestionados. Con el objetivo de captar las continuidades y rupturas con las anteriores formas de organizacin de trabajo. Trabajaremos con datos primarios obtenidos a partir de tres tcnicas de recoleccin de datos: 1) entrevistas en profundidad, la cual nos permitir obtener informacin para desarrollar los objetivos especficos detallados anteriormente. Esta tcnica de recoleccin de datos permite "... llegar al conocimiento objetivante de un problema, aunque sea subjetivo, a travs de la construccin del discurso; se trata de una de las operaciones de elaboracin de un saber socialmente comunicable y discutible" (Blanchet, 1989). Consideramos que esta tcnica se adecua exactamente a los objetivos de nuestra investigacin ya que el empleo de la misma presupone "... que el objeto temtico de la investigacin... ser analizado a travs de la experiencia que de l poseen un cierto nmero de individuos; perspectiva subjetivista completamente conforme con el pensamiento de Dilthey, para quien el mundo slo existe en la representacin de11

Estamos refirindonos a las representaciones de gnero, de ocupacin, y las representaciones provenientes de los discursos de la Central de Trabajadores Argentinos.

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los individuos" (Blanchet, 1989). La utilizacin de esta tcnica posibilita la obtencin de valiosos insights que pueden conducir a la formulacin de hiptesis susceptibles de ser puestas a prueba; y 2) observacin. A diferencia de otras tcnicas de recoleccin de datos "... que se marginan de la dinmica social, la observacin permanece muy insertada en sta..." (Blanchet, 1989). Por este motivo, la observacin se presenta como la tcnica ms adecuada para abordar el objetivo especfico 2.2. A tal fin, se realizarn observaciones participantes en las cooperativas y emprendimientos de trabajo. En una tercera etapa (agosto-noviembre 2008) se elegirn casos paradigmticos de referentes de ambos sexos en cada uno de los movimientos (dos hombres y dos mujeres de cada organizacin autogestionada), con los cuales se abordar la estrategia de historias de vida a fin de reconstruir la trayectoria de ocupacional de los mismos, con lo cual se pretende realizar de un modo consistente los objetivos especficos mencionados. En una cuarta etapa (diciembre-mayo 2008) se efectuar al procesamiento y anlisis de los datos obtenidos en las etapas previas. Una quinta etapa (mayo-diciembre 2000) se destinar a la redaccin del trabajo final.

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Mientras tanto: Poltica y modo de vida en una organizacin piqueterapor Mara Cecilia Ferraudi Curto Entre 2003 y 2004, curs la maestra en Antropologa Social (IDES/IDAES-UNSAM). En 2004, comenc a participar del proyecto Vida poltica en los barrios del gran Buenos Aires (Director: Alejandro Grimson; Adjunto: Pablo Semn) 12 . Dentro de ese marco, mis tareas se concentraron en un municipio del segundo cordn, al sur de la Capital, donde se encontraba el ncleo de la organizacin piquetera que me interesaba analizar. El trabajo de campo se concret entre junio y diciembre de 2004. Entrevist a dirigentes y funcionarios locales, fui a marchas, actos y acampes, asist a muchas reuniones y acompa a un grupo de mujeres que haban levantado un merendero en una sede barrial del movimiento. En ese contexto, empec a escribir lo que sera la tesis, bajo la direccin de Pablo Semn y la codireccin de Sabina Frederic. Como conclusin parcial de una investigacin en proceso, presentar aqu un resumen de la misma defendida en 2006. En trminos muy generales, la investigacin se enmarca en las discusiones en torno a las continuidades y discontinuidades que las organizaciones piqueteras sealan en las formas de agencia poltica entre sectores populares, considerando la relacin entre vida cotidiana, participacin social y poltica a la luz de los cambios en el mundo del trabajo (a partir de la crisis del modelo sustitutivo de importaciones), en el papel del Estado (a travs de las polticas sociales focalizadas y descentralizadas) y, ms ampliamente, en los modos de vida de los sectores populares. Comprender estos procesos quiz contribuya a dar cuenta (parcialmente) de un tipo de democracia liberal que difiere del modelo paradigmtico (para una discusin general, Halpern Donghi, 1994; Nun, 2000; ODonnell, 2000; para las organizaciones piqueteras, Svampa y Pereyra, 2003; Merklen, 2005).

UBA-UNSAM/CONICET [email protected] El objetivo general del proyecto era comprender y explicar la constitucin de redes y organizaciones populares considerando los contextos locales, especficamente barriales y municipales, caracterizados por un modo de articulacin poltica.12

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Las organizaciones piqueteras 13 aparecen como un lugar privilegiado para analizar continuidades y discontinuidades en las formas de agencia poltica populares en tanto anudan las lneas sealadas. Entramadas en modos de vida localizados que contribuyen a constituir, las organizaciones piqueteras combinan las acciones de protesta frente al problema de la desocupacin con la gestin de los planes (subsidios) estatales, actualizando las tradiciones sindicales y polticas previas. Sin embargo, debido al protagonismo que cobran en torno a la crisis de 2001, uno de los principales desafos que se presenta a lo largo de la investigacin consiste en superar el coyunturalismo (Grimson et al., 2003:3). En la situacin posterior a la crisis, numerosos anlisis resaltaron acciones colectivas que aparecan como relativamente novedosas: asambleas barriales, fbricas recuperadas, clubes del trueque, colectivos culturales y piqueteros llamaron la atencin de varios estudiosos y militantes atrados frente a aquello que presumiblemente ampliaban el campo de lo posible, poniendo en cuestin a la vieja poltica. La sociedad pareca bullir frente a la crisis (Colectivo Situaciones, 2002; Lewkowicz, 2002). Desde una perspectiva que reconoca las propias esperanzas, estos textos tendieron a proyectar un anlisis normativo que minimizaba aquellas dimensiones de las acciones colectivas que se alejaban de sus expectativas. Como respuesta a estos enfoques, diferentes planteos sociolgicos recompusieron una lectura histrica que situaba las organizaciones piqueteras en el proceso de crisis de la Argentina peronista. Tanto Svampa y Pereyra (2003) como Merklen (2001; 2005) contextualizaron sus anlisis a partir del proceso de desindustrializacin y crisis del Estado 14 que, ya fuera como descolectivizacin o como desafiliacin del mundo del trabajo, erosion la identificacinLa denominacin piqueteros surgi en los cortes de ruta del interior en 1996 y 1997, en reclamo de trabajo. El Estado, luego de intentos represivos, respondi mediante subsidios o planes. Ms tarde, organizaciones territoriales del conurbano bonaerense se apropiaron de la palabra piquetero como nombre, del corte de ruta como repertorio de protesta y de los planes como demanda (Svampa y Pereyra, 2003:166). Bsicamente, los planes implicaban el cobro de $150 o $200 a cambio de una contraprestacin laboral (de 3 o 4 horas diarias, segn el programa). Si bien existan organizaciones con una larga trayectoria en la gestin de recursos pblicos, otras (como la que es el eje de este anlisis) se conformaron en gestoras a partir del gobierno de De la Rua (1999-2001) a la vez que se vieron profundamente modificadas a partir de la masificacin del Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupado durante el gobierno de Duhalde (2002) (Grimson et al., 2003:11-12). A medida que lograban creciente publicidad en torno a los acontecimientos de diciembre de 2001, las organizaciones piqueteras no slo cambiaron las modalidades de protesta hacia formas de transitar la ciudad (Massetti, 2004) sino tambin, a partir de 2003, comenzaron a afrontar un retroceso ante la normalizacin del gobierno de Kirchner (Svampa, 2005:272-273). 14 Merklen especifica la crisis del Estado en trminos del Estado populista mientras enfatiza el papel de las polticas sociales focalizadas y descentralizadas en la configuracin de lo que denomina una nueva politicidad de las clases populares. Esta especificacin no slo ayuda a dar cuenta de la presencia del Estado hoy (Grimson et al, 2003) sino tambin de la memoria de una forma estatal que no slo no alcanz a ser Estado de Bienestar distancindonos del modelo paradigmtico sino que fue en su singularidad. En este sentido, Merklen dialoga con la lectura corporativista del primer peronismo y, reconociendo el creciente peso de los sindicatos (fortalecidos luego del derrocamiento de Pern), seala su carcter paradojal. En un contexto polticamente inestable, la participacin exitosa en el terreno electoral se combin con un predominio de formas de protesta y movilizacin colectiva (Merklen, 2005: 26-32).13

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como trabajadores y peronistas que, segn los anlisis clsicos de la sociologa en Argentina, haba constituido a los sectores populares en este pas (James, 1987). Este profundo cambio histrico no slo signific un proceso de polarizacin y fragmentacin social sino tambin un proceso de territorializacin de la poltica popular. Como concluy Merklen, vers la fin des annes soixante-dix, la dcomposition progressive du monde du travail et des structures de ltat provoque une prise en charge des catgories populaires par elles-mmes dans le domaine du local 15 (2001:569). A partir de all, ambos anlisis se diferenciaban. Mientras Merklen agrupaba diferentes modalidades de accin colectiva ocurridas desde comienzos de los 80 (asentamientos, saqueos, estallidos y piquetes) en trminos de una nueva politicidad constituida en la tensin entre la urgencia y el proyecto, Svampa y Pereyra resaltaban el peso de las lgicas de construccin poltica (y, en esa lnea, de las ideologas) en la conformacin de un mapa organizacional diversificado que, junto con las heterogeneidades estructurales, amenazaban la identidad piquetera como relato comn de este movimiento de movimientos. Ambos proponan lecturas diferentes de la poltica en las organizaciones piqueteras. Para aportar a la discusin, me propuse interrogar las experiencias de quienes circulaban por una organizacin especfica. La tesis de maestra ha apuntado a describir el entramado de una organizacin piquetera local en el presente etnogrfico. Para elegir a la organizacin, se combinaron tres criterios. Primero, la trayectoria de la organizacin fue sopesada a los fines de restringir la amenaza de coyunturalismo. Se busc una organizacin cuya historia se remontara a los orgenes de las organizaciones piqueteras en el Gran Buenos Aires. Luego de los tiempos extraordinarios (Svampa, 2005:264), el conurbano apareca como una selva organizacional (Grimson et al., 2003:67) ms o menos catica. Para superar el coyunturalismo, la perdurabilidad de la organizacin consisti un criterio clave. Segundo, se eligi una organizacin cuya lgica de construccin poltica se destacaba por la ambigedad entre lo territorial (vinculado al autonomismo) y lo poltico (heredero de una tradicin de izquierda partidaria) (Svampa y Pereyra, 2003:196). Por un lado, la organizacin mostraba en su ambigedad una dificultad de categorizacin que abra a la interrogacin por su especificidad. Por otro lado, la simbologa de la organizacin (que remita fuertemente a la Revolucin de Mayo) as como la trayectoria de su dirigente mximo (antiguo militante del PRT-

15 Hacia fines de los aos setenta, la descomposicin progresiva del mundo del trabajo y de las estructuras del Estado provoca que las categoras populares se hagan cargo de s mismas en el terreno de lo local.

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ERP) sugeran una relacin con el pasado nacional atractivo para una interrogacin sobre continuidades y discontinuidades. Tercero y ltimo, el territorio donde se localizaba la sede central de la organizacin se presentaba como un lugar poco explorado previamente donde se registraba, luego de un fuerte crecimiento demogrfico entre 1960 y 1980, la persistencia de elevados ndices de pobreza y el desarrollo de polticas sociales focalizadas desde una gestin municipal a cargo del PJ desde el retorno a la democracia en 1983 (Scaglia y Woods, 2000). Este contexto permita hipotetizar sobre la relacin entre clientelismo y protesta de un modo que interrogara la dualidad. En resumen, la investigacin se centr en el Movimiento Teresa Rodrguez (MTR), una organizacin que, entre las usualmente llamadas duras 16 , es reconocida como una de las primeras 17 . Desde la interseccin entre poltica y modo de vida, la tesis de maestra dio cuenta de mi recorrido por un cabildo del MTR a partir de un evento especfico. Se trataba de una reunin en la sede local del movimiento ms cercana a su centro, en la que excepcionalmente haba participado el dirigente mximo porque, segn decan algunos de los ms comprometidos, era un quilombo. A partir de all, y siguiendo a los grupos ms destacados dentro del cabildo, la tesis mostr la organizacin como problema, como trabajo que se desarrolla diariamente a travs de situaciones que, desde la distancia, podran parecer mnimas. Ese da a da, ese mientras tanto, permiti interrogar el planteo con que haba comenzado la tesis, una interseccin que (vista desde el final del proceso) esquematizaba excesivamente la etnografa. El texto se organiz en cinco captulos. Primero, introduje a la organizacin a partir de sus voces oficiales, centrndome en el documento fundamental y en las palabras del dirigente mximo. Desde all, comenz a tomar forma su singularidad, de un modo que imbricaba (y quiz exceda) a los alineamientos que, segn el anlisis de Svampa y Pereyra (2003), daban cuenta del complejo mapa de organizaciones de desocupados 18 . Empec en el cabildo como nudo del MTR,16 Esta calificacin, popularizada mediticamente segn criterios de radicalidad, tiene sus orgenes en la Primera Asamblea Nacional Piquetera (julio de 2001). All, las posiciones se dividieron entre el eje matancero (CCC y FTV) y las organizaciones del sur del Gran Buenos Aires, quienes se mostraron intransigentes en cuanto al formato de la protesta (cortes totales sin pasos alternativos, uso de palos y capuchas). Luego de la tensin manifiesta durante la Asamblea, el MTR tom una sede del Banco Provincia y el Ministerio de Trabajo de la provincia en La Plata, sufriendo la represin y la detencin de numerosos militantes (Svampa y Pereyra, 2003:78-80). 17 Sus orgenes se remontan al primer corte de ruta en el Gran Buenos Aires en reclamo de planes, ocurrido en agosto de 1997. 18 Estos autores distinguen tres alineamientos: el sindical, el poltico y el territorial, de acuerdo a las tradiciones polticas, a las experiencias organizativas y a las alianzas que las diferentes organizaciones elaboran en su historia. El alineamiento sindical es caracterizado como una actualizacin de la interpelacin nacional-popular (Svampa y Pereyra, 2003:194) con una fuerte tendencia a la institucionalizacin (Svampa y Pereyra, 2003:58). El alineamiento poltico remitira a la tradicin de los partidos de izquierda radical y comprendera no slo a las organizaciones

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desde la lectura del Libro Celeste (documento fundamental de la organizacin). Este smbolo comprenda no slo una reelaboracin singular de la historia nacional sino tambin un horizonte de proyeccin colectiva y un camino para su realizacin, proponiendo fundar una Repblica de Cabildos. A la vez, se trataba del ncleo de una estructura organizativa compleja entramada por reuniones peridicas, mbito que se abra a una vida atravesada por las cuadrillas de trabajo, los planes y su contraprestacin. Desde la ambigedad del trmino, me aproxim a las modulaciones del discurso de Romero durante mi primera entrevista. Como puerta de entrada a la organizacin, el dirigente se mostraba familiarizado con los invitados acadmicos y militantes, tanto argentinos como extranjeros. Se reconoca como uno de los primeros que, ante la desconfianza de otros militantes de izquierda por lo que vean como cooptacin del Estado, apost a los planes como forma de organizarse. A la vez que cuestionaba la centralidad que adquirieron los mismos, tambin se jactaba de la validacin que los aos dieron a su iniciativa. En otras palabras, si los planes constituan el gran dilema de su accin, no se trataba tanto de abolirlos sino de lidiar con ellos en la prctica. Tanto el documento como el discurso del dirigente fueron interpretados como articulaciones (parciales) de la compleja trama que comprenda a la organizacin. Para pasar de los papeles y los discursos oficiales al entramado relacional en accin, decid concentrarme en un cabildo. Sin alejarme demasiado de la sede central, segu a Romero hacia el Manuel Belgrano. Para comprender esos sentidos en su hacer, deba alejarme de las voces oficiales y componer un entramado polifnico. Los dems captulos giraron en torno a ese evento especfico, alejndose y volviendo a l. Se trataba de un cabildo que, a diferencia de otros, contaba con la presencia del dirigente mximo de la organizacin. En el segundo captulo, abord el problema de la descentralizacin del reparto de mercaderas, uno de los ejes del cabildo (y su momento ms lgido). Esta cuestin introduca la pregunta por los lmites de la organizacin, sus inclusiones y exclusiones, en la discusin de los criterios para el reparto. Al hacer foco en las mujeres del merendero y sus allegados, mostr la porosidad de las barreras organizacionales, vislumbrando la densidad del entramado local que se abra. La apelacin al hambre de una de ellas, Susy (como respuesta al llamado a la organizacin del dirigente), poda ser comprendida desde valoraciones y apreciaciones que abran a criteriospartidarias sino tambin a otras vertientes autnomas que se reconocen como herederas de la izquierda de los 70 (Svampa y Pereyra, 2003:61). Por ltimo, el alineamiento territorial remitira a diferentes tradiciones: desde el autonomismo de Negri y Holloway (retomado aqu por el colectivo Situaciones) a una izquierda nacional no partidaria, pasando por el Zapatismo mexicano y el Movimiento Sin Tierra brasileo (Svampa y Pereyra, 2003:68). Dentro de esta lnea, los autores reconocen un privilegio por lo territorial como posibilidad de una construccin poltica localizada alternativa a la hegemnica (Svampa y Pereyra, 2003:67-68).

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diferentes de legitimacin, complejizando el cuadro inicial de la organizacin. No slo el bienestar de los seres cercanos (y la vergenza personal de negarles la comida cuando se tiene) ocupaba un lugar central en su historia sino tambin el gusto de comer rico y variado (que me condujo a complejizar la nocin de necesidad) se introduca como criterio de apreciacin de los proyectos comunitarios dentro de la sede local. La valoracin entre los vecinos se volva como marca de prestigio en el seno de la organizacin local as como sta era el contexto desde el cual Susy aseveraba lograr el reconocimiento de aqullos. Este camino me permiti aproximarme a formas de reconocimiento que imbricaban complejamente poltica y modo de vida local, haciendo a la organizacin. En ese sentido, introduje la nocin (sensibilizadora) de fluir de la vida con el movimiento 19 . Ni la voz de los dirigentes ni la asamblea alcanzaban para comprender los sentidos de la organizacin. A la vez que se sumerga en el modo de vida local, la sede constitua una modulacin especfica del mismo, ayudndome a pensar el peso de las organizaciones en ese diario vivir. Este camino me permiti apreciar el entramado social y simblico que exceda a una definicin acotada de la organizacin y de las formas de hacer poltica que tenan lugar en su seno. Pero me enfrentaba a un riesgo Al sumergir a la organizacin en el modo de vida local, me encontr frente al ir por el plan con el que suele comprenderse el acercamiento de los habitantes del barrio a la misma. Tem caer en un pragmatismo apoltico que disolviera la complejidad de estos mundos de sentido. A este punto, dediqu el tercer captulo. Para sortear el atolladero, profundic en los sentidos practicados que haban ido cobrando forma en el trabajo de campo. El argumento se compuso por sucesivas complejizaciones. Desde los planes se abran los arreglos. Lejos de constituirse a distancia de la mirada de los dirigentes, la multiplicacin de pertenencias organizacionales como multiplicacin de los medios de vida se basaba en formas de entendimiento compartido que abran a arreglos y a disputas. A veces algunos desaparecan

19 Retomando lo que Geertz define como lgica informal de la vida real o fluir de la accin social (2001:30), la nocin de fluir de la vida con el movimiento resulta clave para la investigacin. Constituye una veta desde la cual se abre una redescripcin de la organizacin alejada de otras interpretaciones que privilegian los marcos estructurales o las ideologas. Desde la descripcin de lugares tales como el merendero, la investigacin se aparta de las formas en que suele comprenderse la poltica en las organizaciones piqueteras introduciendo una trama compleja que excede los mbitos ms formales usualmente apreciados por su potencialidad poltica en especial, las asambleas (Svampa y Pereyra, 2003; Delamata, 2004): sin negarlos, los relativiza. A partir de la disputa por un yogur (vase infra), muestra cmo las personas hacen sentido con los recursos, definiendo problemas y soluciones de una forma que elude las descripciones del clientelismo poltico en tanto relativiza la figura del mediador como guardabarreras (Auyero, 2001:134), pluralizando los sentidos en juego as como los vnculos relevantes. En este recorrido, el cabildo se presenta como una suerte de lugar-evento del modo de vida local en tanto smbolo de la gnesis concomitante de la poltica, del espacio y del tiempo en el contexto etnogrfico (Borges, 2003:179, traduccin ma).

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unos meses por alguna changa. Otros reciban un plan por el movimiento y otro por la red municipal vinculada al PJ. Todos hablaban con Romero (el dirigente) para no tener problemas. Si esta lectura poda conducir hacia lo instrumental, cmo comprender el cruce entre la preocupacin de Susy por el merendero y el ir por el plan (con que ella misma justificaba su acercamiento al movimiento)? Si los vnculos entre dirigentes y bases se realizaban como arreglos, cmo dar cuenta de la pretensin de compromiso con que el dirigente mximo evaluaba a quienes circulaban por la sede local? Para evitar la dicotoma entre conveniencia y sacrificio, me apoy en la urdimbre familiar sobre la cual se elaboraban las diferentes trayectorias 20 . Acompa, entonces, a las mujeres de la familia Ramos (Susy, Lucy y su cuada) en sus idas y vueltas por la sede local. Entre ellas, Lucy era la ms valorada por su compromiso. En sus actos, era posible observar una apropiacin de la tensin entre el ir por el plan y el compromiso para hacerla valer a su favor. Mientras ostentaba el reconocimiento de la dirigencia y el hecho de que no le faltara nada como seales de compromiso, tambin deba lidiar con los chismes que amenazaban con limitar su protagonismo. En los sentidos que cobraba su actuar, Lucy mostraba cmo los lazos familiares se entramaban con(tra) la organizacin y los modos personales de lidiar con ellos. Ante los chismes de cuernos, ella sacaba a relucir la vigilancia atenta de sus cuados y de su suegra, contestando (e incluso ridiculizando) a su marido. Por ltimo, el malestar de Romero (el dirigente) ante un elogio de la biblioteca popular (vinculada al PJ) donde realizaba la contraprestacin el marido de Luca, me alert sobre los lmites de los arreglos y la existencia ambigua de principios de exclusin. Acaso mi anlisis tenda a diluir al movimiento en las tramas locales? Cmo avanzar en la comprensin de su especificidad? Para esquivar el riesgo, deb alejarme del cabildo Manuel Belgrano. No era slo desde lo local que se configuraba la organizacin. Incluso, la apuesta implicaba una forma especial de construccin de lo local, informada por un proyecto poltico. En el cuarto captulo, introduje el trabajo territorial como modo de concebir (y contribuir a producir) los barrios en trminos de expansin de las prcticas (vistas como) propias de los piqueteros hacia los vecinos. La apuesta poltica, formada en la crtica a la izquierda partidaria, se entroncaba con un balance del presente en trminos de deslegitimacin de los piqueteros y se combinaba con un intento de desmarcacin como tales para evitar el miedo de los vecinos. Esta compleja tensin entre vecinos y piqueteros tomaba forma en los debates de los militantes en la Multisectorial municipal. Desde all, se actualizaban las (di)visiones entre duros y blandos que constituan el campo comn de las organizaciones piqueteras, (en este20

Quirs (2006) aporta elementos que ayudan a profundizar esta lnea de anlisis.

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contexto) en oposicin al PJ municipal y, especialmente, al intendente. Aqu la categora de vecinos llam mi atencin. Rastre en ella una apropiacin ambigua y distante de un trmino presente en el principal Proyecto de gestin municipal. Al seguir esta lnea por los pasillos de la Intendencia, me top con formas de militancia poltica que excedan al marco ms formal del Proyecto. Los funcionarios municipales apelaban al hambre del pueblo, criticaban a los piqueteros por manejar a la gente y, a la vez, daban cuenta de pasajes entre el PJ y las organizaciones piqueteras que echaban por tierra una imagen dicotmica del campo poltico municipal. En sus acciones, resonaban sentidos compartidos sobre la poltica que excedan el marco ms formal del Proyecto, aproximndose a aquellos abordados en la sede local de la organizacin piquetera. A partir de este giro, y siguiendo a los militantes del movimiento en su laburo para armar la asamblea de los barrios, retorn sobre la sede local como eje de la (difcil) vinculacin de la organizacin con los vecinos. El recorrido por la Multisectorial me devolva a la sede local, alertndome sobre su parcialidad pero tambin sobre su importancia. Luego de este largo rodeo, enfrent finalmente la pregunta que musitaba tmidamente a lo largo de las pginas: qu hace del cabildo Manuel Belgrano, el cabildo Manuel Belgrano, en el presente etnogrfico? Para cerrar la tesis, en el ltimo captulo, volv sobre el evento con que inici mi trnsito por la sede local para enfocar hacia un conflicto especfico. La situacin se desencaden cuando una mujer de aos en el movimiento y reconocida por su compromiso en la lucha, Graciela, qued fuera de un reparto de yogures dentro de la organizacin porque, segn argumentaba Susy quien eventualmente haba quedado a cargo de la distribucin-, no present sus papeles. Para comprender tal disputa, no slo deb volver sobre mis pasos sino tambin avanzar en la comprensin de ese especial momento dentro de la sede. Volv sobre la tensin entre una lgica de la gestin y una de la protesta que configura a las organizaciones piqueteras, incorporando (enfticamente) las tramas de sociabilidad local (y, dentro de ellas, las disputas por la jerarquizacin) en que esas tensiones toman cuerpo y se procesan, y la excepcional presencia del dirigente ante una situacin (vista como) extraordinaria. Desde all, avanc hasta plantear el problema de la organizacin a partir del cambio de sede y el quilombo (meses antes, la sede local funcionaba en el mismo predio que la sede central de la organizacin; el nuevo terreno perteneca a una de las Ramos es decir, a una cuada de Susy y Lucy). El quilombo dio lugar a la intervencin de Romero, al cambio de delegado y a la formacin de la Comisin de Organizacin. Mi recorrido encontr su nudo en este ltimo captulo. El anlisis se cerr con la

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organizacin como problema. Lejos de arribar a una respuesta definitiva, atraves un nudo en el continuo trabajo de su configuracin. En la tesis de maestra, di prioridad al recorrido, avanzando sinuosamente por los recovecos del trabajo de campo. Este abordaje no se dirigi a cerrar la cuestin. Al contrario, a partir de l, he llegado a formular una interrogacin que me gustara ahora afinar y responder. En el clima posterior a diciembre de 2001, los piqueteros aparecieron como una alternativa que resista al clientelismo predominante en la periferia de Buenos Aires, introduciendo formas polticas novedosas (entre las cuales la asamblea se destacaba por su potencialidad). Luego, ante la masificacin de los planes y la creciente estigmatizacin de las acciones de protesta, se tendi a denunciar a las organizaciones de desocupados por prcticas clientelares similares a las que usualmente se atribuyen a los partidos polticos y especialmente al PJ 21 . Proponiendo ir ms all de las opiniones cruzadas, los anlisis acadmicos resaltan la ambivalencia o la tensin constitutiva de las organizaciones. De este modo, logran terciar entre las posiciones en pugna. Propongo otra respuesta. No se trata de pasar de la esperanza al desencanto ni de mediar entre el clientelismo y la resistencia sino de comenzar a dudar de la nocin de poltica que ambas miradas suponen, interrogando la complejidad prctica en que las organizaciones piqueteras se constituyen diariamente desde los sentidos que dan a ese mundo quienes transitan por l. Este camino permitir comprender otras formas de experimentar la poltica que no pueden disolverse en el cruce entre clientelismo y resistencia. Para ello, intento avanzar en la elucidacin del trabajo de campo ya realizado y desarrollar otro trabajo de campo que aporte elementos comparativos, desde las siguientes preguntas: Cmo se constituyen los modos de vida en torno a los cuales tales formas de experimentar la poltica se elaboran? Cmo estas experiencias se entraman en la configuracin de las organizaciones locales (piqueteras y otras)? Cmo las organizaciones contribuyen a producir esos modos de vida?

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Svampa (2005:254-255) da cuenta de este cambio en los discursos pblicos sobre las organizaciones piqueteras.

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Delegar es participar? Estudio comparado de tres formas de canalizacin del reclamo de los porteos para la resolucin de algunos de los problemas del Barriopor Leandro Sebastin Lpez 22

1. Introduccin Hace tiempo, la palabra participacin aparece reiteradamente en escritos acadmicos, periodsticos y polticos que analizan organizaciones sociales, espacios deliberativos, instituciones estatales y dems formas de accin colectiva. Muchas son las clasificaciones que buscan diferenciar tipos de participacin entendindola como activa o pasiva, directa o indirecta, institucional o no, entre otras diversas maneras de comprenderla. A pesar de esa variedad, se suele identificar participacin con la intervencin de un individuo a travs de una organizacin, asociacin o espacio colectivo que se involucra en asuntos comunes a un conjunto de personas o en temticas relevantes para importantes sectores de una sociedad. En ese marco, se considera que alguien participa slo si lo hace junto a ms personas. Ahora bien, a la complejidad de esos vnculos sociales nos referiremos en este trabajo. Se descomponen aqu algunos de los tpicos esgrimidos habitualmente para analizar la participacin en la arena pblica, por medio del estudio de modos diferentes de reclamar al Estado para la resolucin de problemticas sociales. Es decir, se profundizan las maneras en que los vecinos se representan ante el aparato burocrtico estatal y ejercen la posibilidad de conducir las cuestiones emergentes y remediar ciertas situaciones que los afectan en su espacio de residencia 23 .

Licenciado en Sociologa, doctorando de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y docente en la misma casa de estudio. Actualmente es Becario de Postgrado Tipo I (CONICET). 23 Entendemos por problemticas barriales de los vecinos, aquellas cuestiones sociales consideradas relevantes por los actores entrevistados en el espacio de residencia en torno al Barrio, que en principio pueden emerger tanto como situacin individual como colectiva. Esta definicin supone una tensin implcita entre las cuestiones sociales que aparecen como importantes para los porteos, relevadas principalmente a travs de las entrevistas en profundidad, y las que se establecen como factibles de ser reclamadas a travs de los mecanismos institucionales dispuestos por el GCBA.22

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Para ello abordamos, partiendo de una definicin amplia de participacin ciudadana 24 , no slo las diferencias entre formatos de reclamos, sino y fundamentalmente, algunas similitudes entre ellos que inicialmente no eran evidentes: la importancia otorgada al contacto personal en el Estado para la solucin efectiva de las demandas planteadas, la existencia de representantes (incluso en mbitos donde son negados) para la delegacin del reclamo a los funcionarios gubernamentales y los vnculos estrechos entre las prcticas individuales y colectivas para transmitir a las autoridades las demandas correspondientes. Nos preguntamos: la persona que reclama en una oficina del Estado instalada en el Barrio, sin mediacin colectiva, es un individuo aislado que no participa y slo se queja como resultado de su posicin atomizada en el mundo que lo rodea? Su intervencin a travs de una apelacin individual prescinde del vnculo con otros vecinos? Cules son los roles que ocupan los funcionarios del Estado de la Ciudad descentralizado en este proceso? La persona que se acerca a una asociacin u organizacin busca y espera la canalizacin colectiva de su problema? De qu manera surgen representantes, aunque parezcan inexistentes en algunos casos, como voz de los vecinos para canalizar las demandas hacia las dependencias estatales adecuadas? El Gobierno de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (GCBA), a partir de la Constitucin sancionada en 1996, ha readaptado, incorporado y posibilitado la institucin de mecanismos para reclamar, entre ellos, algunos funcionan a travs de la demanda individual recibida por los Centros de Gestin y Participacin (CGP), antecedentes de las Comunas. La conformacin o extensin de estos instrumentos es contempornea a la emergencia, desde fines de 2001 e inicios de 2002, de otras prcticas de demanda social y participacin como las Asambleas Barriales, surgidas en plena crisis socio-econmica, poltica e institucional de la Argentina. Si bien poseen caractersticas singulares, ambas se nutren de experiencias anteriores de organizacin en el Barrio. Las Sociedades de Fomento forman parte importante de aquella historia de asociacin entre vecinos 25 .

En base a algunos elementos propuestos por Teixeira (2001), la participacin ciudadana es entendida como las acciones sociales y polticas de los habitantes de la ciudad ms all del tipo de mecanismo que se trate, institucional o no, legalizado o no, pasivo o activo, representativo o no, que aparece ejercida individual y/o colectivamente en la esfera pblica y que se activa para intentar resolver problemas de la vida cotidiana constituyendo a la persona en ciudadano. 25 El anlisis ms amplio de mecanismos y espacios de participacin poltica y social en la Ciudad fue desarrollado en: La participacin ciudadana a travs del reclamo vecinal a principios del siglo XXI. Estudio comparado de tres formas de canalizacin de la demanda social en la Ciudad de Buenos Aires: Sociedades de Fomento, Sistema de Reclamos y Asambleas Barriales, informe entregado en 2005 (Beca junior CLACSO-Asdi de investigacin 20032004), en proceso de seleccin para publicar.24

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Las reflexiones presentadas surgen de los resultados generados a partir del estudio cualitativo, correspondiente a una primera etapa de investigacin, de los discursos y las prcticas sociales de los residentes de una parte de la zona oeste de la ciudad (CGP10) que intervinieron en alguna de estas formas de reclamar 26 . Se tuvieron en cuenta: las formas tradicionales de canalizacin del reclamo vecinal desde las Sociedades de Fomento del lugar; el modo de participacin de aquellas personas que demandaron soluciones a travs de dependencias gubernamentales descentralizadas de recepcin de reclamos y denuncias individuales durante 2004 (atencin personalizada en el CGP); y las posiciones y acciones tomadas, entre inicios de 2003 y fines de 2004, por participantes en Asambleas de Vecinos (o a espacios constituidos desde all) de los Barrios circunscriptos parcial o completamente dentro de los lmites del mismo distrito (Villa Real, Villa Devoto, Villa del Parque, Villa Luro, Villa Santa Rita, Versalles, Monte Castro, Floresta, Vlez Sarsfield) 27 . En los captulos siguientes, conservando el mismo orden, se desarrolla el anlisis de cada uno de los modos referidos. Para finalizar, se presentan algunas conclusiones del estudio comparado. 2. Sociedades de Fomento: formato representativo Si bien los orgenes de las Sociedades de Fomento pueden buscarse en los vnculos entre inmigrantes connacionales a principios del siglo XX, su expansin posterior se bas en las relaciones y solidaridades entre los vecinos (Baily, 1982; Campetella y Gonzlez Bombal, 2000). En la actualidad, sus actividades se encuentran reguladas por el GCBA a travs de la ordenanza26 Ante la tradicional delimitacin entre el norte y el sur trazada por la Avenida Rivadavia, que distingue una zona cuya poblacin detenta mejores condiciones de vida y la otra ms desfavorecida, esta indagacin se concentr sobre el extremo oeste de la ciudad, puntualmente en el CGP 10, compuesto por un alto porcentaje de hogares de clases medias que han sufrido sbitas modificaciones en sus estilos de vida en los ltimos aos La divisin territorial en CGP, es la que propone el Gobierno de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires para la descentralizacin administrativa previa a la futura conformacin de Comunas (en 2007). El permetro del CGP seleccionado est demarcado por la calle Cuenca, la Av. Gaona, la Av. Juan B. Justo y la Av. Gral. Paz que la separa de la Provincia de Buenos Aires. A travs de relevamientos estadsticos realizados en 2002 y 2003 (Encuesta Anual de Hogares, GCBA) la poblacin de esta zona combinaba altas tasas de escolarizacin, de tenencia de terreno y vivienda pero tambin de desempleo. Por otro lado, la proporcin de los niveles de residencia desde el nacimiento y de realizacin de actividades cotidianas en el mismo distrito estuvieron entre los ms elevados de Buenos Aires, datos que refieren a las condiciones de sociabilidad del distrito (Lpez, 2005). 27 Se utilizaron tcnicas de anlisis documental, observacin participante y entrevistas en profundidad e informales en cinco Asambleas Barriales circunscriptas en el distrito y en actividad durante 2004, tres Sociedades de Fomento, y en la sede principal del CGP (Av. Beir N 4.629) indagando las particularidades en torno al Sistema de Reclamos y a la canalizacin de las demandas en general. Es necesario aclarar, que los nombres de los miembros de las Sociedades de Fomento, los asamblestas y de funcionarios del CGP, todos ellos entrevistados, han sido modificados y se han utilizado seudnimos para mantener su anonimato, a diferencia de los nombres de las asociaciones vecinales y asambleas que no han sido cambiados.

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municipal N 22.378 de 1967. Segn este Rgimen y Normas de Funcionamiento de las Asociaciones de Fomento, an vigente, las finalidades de las organizaciones deben concentrarse principalmente en: promover el mejoramiento de su radio de accin, tanto en lo edilicio, social y cultural; velar por el cumplimiento de las disposiciones municipales vigentes; denunciar toda deficiencia de carcter general que comprueben; proponer iniciativas sobre trabajos u obras; promover la divulgacin artstica, cultural, cientfica, el desarrollo del deporte y bibliotecas pblicas; y colaborar con los organismos de asistencia mdica y social (Artculo 1). Las comisiones para la administracin de las asociaciones deben ser integradas por mayores de 22 aos, con domicilio en la zona de accin, que requieren ser elegidos por votacin secreta y segn su estatuto. Debe tener un presidente y efectuar asambleas anuales para considerar la labor desempeada por la institucin (Artculo 10). Se circunscriben, en general, dentro de un margen comprendido entre 30 y 100 manzanas, y no deben superponerse sus radios de accin (Artculo 14). La preocupacin de las autoridades militares, instaladas en el gobierno en 1966, por reglamentar estas organizaciones sociales, conscientes de la necesidad de la canalizacin vecinal de demandas sociales ante vedas, restricciones y proscripciones polticas en el marco del rgimen dictatorial, dej marcas que condicionan an hoy la manifestacin poltica de sus miembros: Las asociaciones de fomento funcionarn y se administrarn por normas y principios democrticos y prescindirn en absoluto de toda tendencia poltica, racial y de nacionalidad (Artculo 2). Esta concepcin de democracia sin poltica (de partido) no se origina aqu, sino que proviene de las posiciones administrativistas existentes desde principios del siglo XX, que inclusive existan previamente a la Ley de reforma poltica comunal de 1917 que promovi la figura del ciudadano con voto secreto y libre (aunque an no universal) para la eleccin de concejales (De Privitellio, 2003). Reapareca as en los sesenta la tradicin ideolgica del Municipio pensado en clave administrativista, que vincula al vecino como propietario y contribuyente con la posibilidad legtima de reclamar. Actualmente siguen estructuradas bajo algunas de estas premisas. Las tareas que desarrollan van desde la recepcin de reclamos y la canalizacin de demandas del Barrio hasta la organizacin de actividades deportivas, artsticas, educativas y recreativas en general. Estas ltimas, en muchas oportunidades aranceladas, son las que permiten mantener econmicamente la infraestructura edilicia. La recepcin y mediacin del reclamo es ejercido como representacin de los vecinos para conducir sus quejas y necesidades al Estado de la Ciudad, al Estado Nacional y hacia las ________________________________________________________________________ 24 http://www.isociologia.com.ar/

empresas de servicios pblicos. No es slo canalizacin del reclamo, sino tambin la representacin de los vecinos de una zona determinada que delegaron el reclamo. Es decir, teniendo en cuenta los elementos mencionados, es una forma singular de canalizacin de la demanda social con formato representativo. Se delega as la informacin y consecuencias del problema surgido a algn miembro de la comisin directiva o autoridad de la asociacin que a travs de su patrimonio institucional se convierte en el representante fuera del Barrio. Esta funcin de representacin ejercida por las organizaciones referidas, que fueron parte del proceso de constitucin de las demandas sociales barriales, sigue vigente pero actualmente est en declive en mayor o menor medida segn la Sociedad de Fomento que se trate y la zona en que se encuentre. Para Ins de la Sociedad de Fomento Villa Devoto Norte, esa tarea sigue vigente: ... como asociacin vecinal cada reclamo es independiente y personal porque no todos, cada facturacin no es igual una a la otra, si vos agarrs una factura de Aguas Argentinas, por ejemplo, la tuya de tu casa no es igual a la del vecino de arriba ni del de abajo ni del de un costado ni del otro, las facturas todas tienen diferencias... Entonces cada reclamo de cada vecino hay que hacerlo de forma individual, entonces se hace cada reclamo en forma individual con la hoja correspondiente al membrete de la asociacin que la firma el presidente y yo, en forma conjunta, y se hace el reclamo del vecino informndole a la empresa que el vecino reclama por ejemplo que estamos en pleno invierno y tiene ms consumo de agua que en verano, entonces hacemos el reclamo a Aguas Argentinas informndoles que vemos que el vecino informa que en su factura de agua de invierno, dentro del perodo de invierno, le lleg ms consumo que en verano. Tambin el vnculo y la pertenencia con el Barrio siguen presentes: ... la asociacin creci con el Barrio, entonces al crecer con el Barrio, si bien muchos miembros de la comisin directiva fueron pasando de generacin en generacin su colaboracin hacia la entidad, conocemos a todos, todos los vecinos entre s nos conocemos. Esta es la zona ms antigua de Devoto, no, no la ms antigua, me refiero a la ms pobre de Devoto. (Ins, Sociedad de Fomento Villa Devoto Norte). An hoy, las autoridades de una Sociedad de Fomento componen una comisin directiva elegida a travs de asambleas por aclamacin o por voto. Luego, los representantes de la asociacin se hacen cargo tanto de su funcionamiento como de la canalizacin de los reclamos. Recibir un reclamo no implica la posterior participacin del vecino que lo inici en las dems etapas del proceso. A veces ni siquiera es necesaria la comunicacin del problema y que el vecino comience personalmente el trmite: Nosotros cuando recibimos baches, nosotros no esperamos que el vecino nos venga a decir baches, ya (lo hacemos) cuando nosotros salimos a dar una vuelta por el Barrio a hacer lo que ________________________________________________________________________ 25 http://www.isociologia.com.ar/

tiene que hacer el gobierno, lo hacemos nosotros. (...) Viene pepe y me dice tengo un bache en tal lado, yo agarro mi carpeta y le digo bache en tal lado, s, est presentado, uy! cmo se dieron cuenta, porque ya salimos nosotros a rastrear todo el Barrio. (Ins, Sociedad de Fomento Villa Devoto Norte). Gonzlez Bombal deca, casi veinte aos antes, sobre este tipo de organizaciones: De hecho, una asociacin puede seguir existiendo formalmente con escasa participacin de los vecinos. (Gonzlez Bombal, 1988: 41). Es aquello que Pierre Bourdieu (1996) analiza al reflexionar sobre la representacin poltica. Un grupo existe ante el resto de los actores sociales de algn espacio social del que es parte a travs de sus representantes. Aquella relacin de delegacin del mandato convive con la usurpacin, en estado latente, de la voz de los representados. El reclamo individual a travs de la representacin institucional de la asociacin vecinal se fue constituyendo paulatinamente en una opcin factible para la comunicacin institucional y la resolucin de alguna problemtica. Sin embargo, otra prctica paralela de canalizacin del reclamo conviva con la formalizada, la que se daba a travs del vnculo de un miembro de la organizacin con una autoridad o funcionario gubernamental. De esta forma, la evasin del canal formal representativo a travs de la utilizacin informal de la misma entidad suspenda la dimensin pblica (y visible) de la demanda social. Lo individualizaba mientras lo personalizaba, lo pblico recaa en lo privado. Ambas redes, las formales de la asociacin vecinal y las informales del vecino fomentista eran las promotoras para la utilizacin de estos canales de resolucin de las demandas especficas. La canalizacin del reclamo en las Sociedades de Fomento de esta manera poda seguir el camino institucionalizado y reglamentado por el Estado o movilizarse a travs de los contactos paralelos que incluso el primero haba posibilitado. Los vnculos realizados con empleados y funcionarios del Estado siguen en muchos casos siendo ao tras aos mantenidos, pero con la privatizacin de los servicios pblicos algo ha cambiado: En el noventa se privatizaron los servicios, la Sociedad de Fomento no pudo ir ms a Telefnica, a Aguas Argentinas, gas, y no nos dieron bolilla (tanto como antes). Ah no, el dueo, que venga el dueo (decan), usted no poda hacer ningn trmite (Pedro, Asociacin de Fomento y Biblioteca Popular Devoto Oeste). En realidad, los reclamos pueden seguir siendo representados por las asociaciones, lo que se haba modificado era las redes para acelerarlo. As el mismo formato organizativo, como el de las Sociedades de Fomento, puede constituirse como espacio de intervencin pblica pero a la vez en un mbito con escasa

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participacin vecinal para la solucin de las cuestiones que se consideran importantes en el Barrio. 3. CGP, reclamos y participacin 3.1. El CGP como ente de recepcin de los reclamos Con la Constitucin de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, de 1996, se instituye la Democracia Participativa como forma de gobierno. Si bien conserva el monopolio de la participacin poltica legtima en los partidos polticos, otorga herramientas para la participacin ciudadana en nuevos espacios comunes instalados en los Barrios mediante la descentralizacin en las Comunas, mientras tanto desde los CGPs. Una parte de esos instrumentos refieren a la canalizacin y recepcin gubernamental de la demanda social referida a algunas problemticas barriales. Se crean sistemas paralelos de denuncias, quejas y reclamos para atender las solicitudes de los vecinos. Las demandas incluyen una gran variedad de temticas como educacin, salud, servicios pblicos, espacios verdes, inundaciones, desempleo y seguridad, entre otras. La atencin y recepcin de los reclamos en los espacios descentralizados estatales no son canalizados por los mismos mecanismos, dependen de las Subsecretaras o Secretaras de Gobierno responsables de las reas correspondientes. Los reclamos por problemticas de los vecinos de los Barrios durante 2004 eran atendidos en el CGP principalmente a travs de: Sistema de Reclamos (por deficiencias de los servicios en la va pblica); asambleas e inter-asambleas del Programa de Prevencin del Delito, y Servicios Sociales. Al mismo tiempo, muchos se fueron concentrando en las asambleas zonales del Presupuesto Participativo. Junto a estos instrumentos que conforman parte del dispositivo participativo 28 , institucional y descentralizado, se pueden realizar diversas actividades y trmites burocrticos en el mismo lugar, como pagar impuestos municipales. Tambin funciona el rea Socio-cultural que se encarga de tareas vinculadas a la organizacin de actividades culturales, de cursos y espectculos. Bajo la rbita del CGP, existe un Consejo Consultivo, compuesto por representantes de organizaciones e instituciones del Barrio que sirve de mbito de debate y de comunicacin de las cuestiones atinentes a cada entidad y a los habitantes de la zona.

28 Nos basamos en Michel Foucault (1976) para definir dispositivo participativo como el conjunto de instrumentos y mecanismos de participacin ciudadana generados por el Estado, que contribuyen a la reproduccin de las instituciones y relaciones sociales vigentes.

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El Sistema de Reclamos debido a deficiencias en la va pblica toma especial significacin para este estudio pues es el recurso institucional para realizar una queja ms utilizado en la zona, segn el Director del CGP 10, y se caracteriza por constituir un formato de reclamo individual y descentralizado. Las otras experiencias denominadas participativas y colectivas conforman el contexto, pero no sern profundizadas. Constituido en 1979 como Centro de Reclamos e Informacin Ciudadana (CRIC) se informatiz en 1996 y unific reclamos con los CGPs desde junio de 1997 (Comisso, 1999), luego en 2000 se recibieron los reclamos y denuncias en el Centro nico de Atencin Telefnica (Resolucin S.R. y A.T. y D.N. 2/000) para transformarse en el mismo ao en el Sistema de Reclamos debido a deficiencias de servicios en la va pblica. Programa que reemplaza actividades que histricamente realizaron las Sociedades de Fomento. Las palabras de un miembro de la Sociedad de Fomento Oeste es un testimonio de ello y de las consecuencias que generan en algunas de estas asociaciones vecinales: todo el mundo va directamente a la computadora, va al CGP 10, si hay vereda va el mismo inquilino, va el mismo propietario, porque ahora es todo individual, qu podemos hacer, no podemos hacer nada. (Pedro, Asociacin de Fomento y Biblioteca Popular Devoto Oeste). El GCBA de esta manera fomenta la participacin a travs del reclamo social sin mediacin formal de alguna organizacin colectiva, slo del individuo delegando la canalizacin de sus demandas hacia y desde el mismo Estado, ya sea presentndose personalmente, va telefnica o por e-mail. Si bien en la mayora de los casos el reclamo se asimila a un trmite que es registrado por los empleados (se toman los datos personales del reclamante y su queja), en otros la presencia complementaria de funcionarios polticos del CGP le otorga un valor adicional. Los sistemas de denuncias, quejas y reclamos cubren la mayora de las situaciones, pero en algunas circunstancias se requiere la intervencin personal del Director del CGP. Formalmente se incluye entre sus funciones: recibir reclamos, quejas y denuncias de los vecinos relacionadas con la administracin de la Ciudad (Punto 2 del Artculo N 2 de la Resolucin N 2-SSdeD-997, Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires). Estas tareas requieren atender al vecino, otorgarle opciones para reclamar, proponerle soluciones segn las posibilidades del CGP o algunas fuera de su alcance, informarle los avances de la respuesta a alguna demanda ya efectuada y, fundamentalmente, derivar los pedidos hacia las dependencias centrales correspondientes. Segn la estructura institucional del GCBA, la accin de los empleados en el CGP se sita por fuera de las rdenes

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de su Director. No todos los trabajadores en el CGP dependen de su Director, lo mismo que la atencin de las problemticas que van en paralelo. Ac se da la ambigedad que vos tens un Director, o sea yo soy director general del Centro de Gestin y Participacin N 10, hay una queja por una mala atencin y quieren hablar con el director, o sea los tengo que atender yo, hacen la queja, los contengo, pero yo no tengo la herramienta para exigirle a un empleado de rentas que lo atienda, entonces, hasta ah se me termin, ni siquiera puedo poner una persona de mi empleada que dependa directamente del Centro de Gestin a atender en Rentas, no lo puedo hacer y ellos se deben a un Director General que es el Director de Rentas que est en Suipacha y Viamonte... (Director del CGP 10). Uno de los objetivos generales de los funcionarios del CGP es complementar y asistir a los programas descentralizados instalados, sin embargo el poder de intervencin sobre ellos es mnimo.

3.2. La demanda social como trmite y algo ms Los CGPs se fueron configurando paulatinamente como instituciones de relevancia en la ciudad. Ms all de las posibilidades efectivas para resolver los reclamos de los vecinos y satisfacer sus demandas, se fueron conformando como espacios de atencin y recepcin sistematizada y/o personalizada de problemticas. Progresivamente se fueron consolidando como organismos instrumentales para la realizacin ms conveniente de trmites administrativos, sobre todo de aquellos vecinos que residen en los Barrios ms alejados del centro. Las sociedades barriales (Gutirrez y Romero, 1989) encuentran all al Estado, cercano, pero como Estado intermediario. La funcin ms importante de los CGPs es la de gestin administrativa en tanto recepcin burocrtica descentralizada. En ese marco la atencin del reclamo posee una puesta en escena claramente administrativa, al estilo de la recepcin de una queja en una empresa privada. Por consiguiente en los CGPs se reconstituye el reclamo como trmite. La participacin social fomentada por el CGP, ya sea como espacio institucional de vnculos entre organizaciones de los Barrios (Consejos Consultivos y Presupuestos Participativos, entre otros), como mbito institucional para agrupar o reagrupar individuos en colectivos de colaboracin y control de las polticas de gobierno, y como instrumento de participacin en la cosa pblica a travs del reclamo individual, va detrs y complementariamente a la funcin administrativa del CGP en tanto receptor. As, estas tres instancias de participacin recin referidas que efectan los CGPs complementan las propiamente administrativas burocrticas como lo demuestran los siguientes datos relevados a travs de la Encuesta Anual de Hogares 2003 (DGEyC, 2004). ________________________________________________________________________ 29 http://www.isociologia.com.ar/

Entre los trmites que por lo menos un miembro del hogar ha realizado en el CGP slo el 6,7 % se identifica como reclamo, el resto se concentra fundamentalmente en trmites de documentacin (DNI, uniones, nacimientos, etc.) y trmites impositivos, 27,2 % y 22,6 % respectivamente, y slo el 10,4 % est relacionado a Servicios de Asistencia Social (planes, cursos, tarifa social) 29 . El CGP se constituye en blanco de los reclamos, por ser parte del GCBA, y al mismo tiempo aparece como intermediario, elevando las cuestiones planteadas por otros mediadores colectivos o por vecinos particulares hacia los organismos centralizados del Estado de la Ciudad. Es decir, como mbito de fomento de la participacin vecinal para la colaboracin y el control de las actividades de gobierno, y/o como parte del Estado mismo que debe responder las exigencias de los habitantes. Entre esa tensin aparece el rol de moderador que cumplen las autoridades del CGP, en casos excepcionales de intensa presin individual o de participacin colectiva. En estos casos aparece algn funcionario de alto nivel jerrquico como mediador, si no el reclamo es directamente sistematizado. (...) somos el nexo... Nosotros somos del Gobierno de la Ciudad, el Gobierno de la Ciudad nos paga el sueldo pero muchas veces cuando vamos al rea central parecemos viste... somos una especie de alerta vecinal viste, o sea yo a veces voy a... no s a algn lado, y les digo muchachos sto si no lo solucionan, hagan lo que quieran, pero les va a explotar en la cabeza eh!, nooo! si!, bueno, yo les aviso (...) Ayer yo tuve una reunin la piloti (...) bueno la mano es as, o sea muchas veces generamos la reunin directamente con el funcionario, baja el funcionario ac y muchas veces tenemos que estar tratando de ser, ah en ese momento nos transformamos en moderador (...) somos moderadores, por qu?, porque ah es como que mucha gente que viene con la problemtica se encuentra que no tiene el training de la participacin entonces qu hace?, tiene un tipo ah adelante y no le plantea el problema, le ladra el problema, lo trata mal, lo defenestra viste o sea grito, qu vas a conseguir? que el tipo se vaya peor, o sea eehh que consegus con eso?, con un no planteo digo, pero vos tens que tratar de ir llevndola, bueno ya est? termin de decir? Viste..., termin? (Director del CGP10).

29 Los datos publicados en el Informe de Resultados N 139 Conocimiento acerca de los Centros de Gestin y Participacin (DGEyC, 2004), se refieren a hogares y no a personas y excluyen a los hogares residentes en las villas. En el cuadro 3, se presentan como Tipo de Trmites (realizados en el CGP): Trmites varios de documentacin (DNI, uniones, nacimientos), 27,2 %; Trmites impositivos varios (ABL, IB, Rentas y patentes), 22,6 %; Cambios y certificados de domicilio, 7,1%; Reclamos (Arreglos de veredas, poda de rboles, etc.), 6,7 %; Servicios de Asistencia Social (planes, cursos, tarifa social), 10,4 %; Slo de trmites de patentes y del automotor, 4,3 %; Combinacin de trmites varios, 17,1 %; Ns/Nc, 4,5 %. En el 66,3 % de los hogares del CGP 10 algn miembro conoce el CGP que le corresponde por su domicilio, y en el 64 % de los hogares alguna persona realiz trmites all, valor ms elevado de la urbe, cercano a duplicar el porcentaje de la media portea. Para los objetivos de la investigacin, es evidente el peso importante que constituyen los trmites propiamente burocrtico-administrativos sobre el total, y frente al porcentaje que conforman los vinculados a reclamos y asistencia social.

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Los funcionarios del CGP atestiguan ambas posiciones, como objeto y/o intermediacin del reclamo, segn las diversas circunstancias polticas y sociales que vive la ciudad. No siempre aparecen juntos, sin embargo ambos emergen discursivamente desprendidos de la funcin ejecutora del aparato burocrtico. Todo parece canalizacin social, a veces de acciones o reclamos individuales, otras como intermediacin de acciones colectivas previas.

3.3. Igualmente hay que reclamar Algunos vecinos visiblemente cansados de la falta de consecucin de su pedido optan por levantar la voz, agredir verbalmente o amenazar a los empleados que atienden, y pedir una entrevista con el Director del CGP. Estas situaciones fueron observadas en la sede con recurrencia. La reaccin habitual de los trabajadores, en estos casos, consista en negar las responsabilidades del CGP mencionando las funciones correspondientes y proponiendo otras instancias de reclamo diferentes a la iniciada, por ejemplo, notas firmadas dirigidas al Jefe de Gobierno de la Ciudad. Casos extremos, pero no por eso excepcionales, lo constituyen las respuestas a los reclamos acelerados por coimas, que se confirman como sistemas paralelos e informales de recepcin y resolucin de la problemtica. Un alto funcionario del CGP nos coment algunas prcticas para la realizacin de tareas de mejora y mantenimiento de arbolado urbano, servicio que no haba sido hasta ese momento licitado y terciarizado: Ahora en octubre va a salir y va a haber una empresa que se va a encargar del CGP 7 y 10, de hacer todo el tema de mantenimiento del arbolado urbano, ya no voy a tener a stos pidiendo 10 pesos para cortar una ramita o 1000 pesos la tarifa para cortar o hachar un rbol porque hacen as (..) es ms yo tengo un apostadero ac al lado, un apostadero, tipos hay, yo tengo pedido que se vayan de ah hace un montn de tiempo, entends? Por qu?, porque me dicen vinieron del CGP 10 en un camin y talaron el rbol. Y no es CGP 10. () en algn momento se les dio un cuartito que quedaba ah (un futuro centro cvico), tienen una lnea de telfono y ellos... Ah hay un apostadero que tiene..., como que hay muchos que en vez de ir a arbolado urbano, donde queda, vienen ac y de ac los distribuyen a los lugares donde tienen que hacer los reclamos pero laburan ms en 5 reclamos y despus hacen 10 para ellos. O sea yo ya se lo dije a directores, tuvimos 5 directores de espacios verdes, yo hace cuatro aos que estoy y tuvimos cinco directores... (Aristbulo, funcionario del CGP 10). Los mecanismos para reclamar y esperar soluciones sobre deficiencias en los servicios pblicos a travs de las instituciones del GCBA se publicitan y dan a conocer a los porteos. Parecen visibilizarse los caminos formales para que el Estado reciba y resuelva las quejas, sin embargo la solucin efectiva de las demandas a travs de esos medios conserva en el imaginario ________________________________________________________________________ 31 http://www.isociologia.com.ar/

de los reclamantes entrevistados la duda de su efectivizacin. Los interrogantes y las pocas expectativas en la respuesta estatal a la demanda se evidenciaron no slo en los vecinos que iban por su primer reclamo sino fundamentalmente en aquellos que lo haban reiterado en varias oportunidades. El 6 de julio de 2004, Teresa y Norma, jubiladas de 66 aos, vecinas de Villa Real, fueron a repetir el reclamo que la primera de ellas haba iniciado en 2000. Las races del rbol del frente de su casa le rompen la vereda, necesita que lo poden. En la entrevista, el hartazgo por el tiempo transcurrido no ocultaba la reivindicacin de la proximidad del CGP para hacer el trmite de reclamo. Sin embargo, Norma aoraba aquello que ya no posee: ahora y antes es necesario un contacto para que nos ayude (Notas de campo, Libro N 2). El da siguiente Roberto, de 60 aos, residente en Versalles replic su queja iniciada en agosto de 2001, sobre el mismo tema que aquejaba a Norma, el requerimiento de poda de un rbol y las races que rompan la vereda de la cuadra de la casa. Su conclusin era un suplicio: Ya no puedo pretender que las corten porque en realidad ya no se puede pretender nada de la Municipalidad. Pero tampoco puedo yo porque sino voy en cana (preso) (Notas de campo, Libro N 2) 30 . Ante los despidos masivos y la reduccin del personal en el mbito de las ahora empresas privatizadas de servicios pblicos, e incluso, ante la transitoriedad de las condiciones contractuales de los nuevos empleos del Estado, los contactos personales que estaban agendados comenzaron a no ser conducentes. Frente a esas circunstancias slo qued reclamar suponiendo, en el mismo acto, que no era suficiente, y desde ese momento emprender la bsqueda de nuevos contactos. Los entrevistados que realizaron la demanda varias veces, con ms de tres aos de antigedad desde el primer reclamo, resaltaban su recurrencia ante la falta de contactos en instancias decisorias del gobierno y en la esperanza del cumplimiento por desgaste, por sumatoria de casos o pena del funcionario de turno. As aparece en las palabras de los entrevistados no pasa nada, no hubo resultados pero por lo menos escuchan. El lunes 9 de agosto de 2004, Silvia, de Floresta, lleg al CGP para saber en qu estado de avance estaba su queja iniciada hace varios aos. Los rboles de la puerta de su casa levantaron las baldosas de la vereda y generaron grietas en las paredes de su casa, entre otras consecuencias.30 El GCBA prohbe la poda unilateral por parte de los vecinos, debe hacerlo el mismo Estado a travs de la dependencias correspondientes.

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La mujer de 35 aos dej constancia de su reclamo por primera vez en 1998, luego en 2001 y en 2002 para el 5 de marzo de 2003 realizarlo a travs del formato carta al Jefe de Gobierno 31 , sin embargo casi un ao y medio despus de la ltima queja no haba sido solucionado el problema. Le pidieron que regresara luego de dos das para ser atendida por el arquitecto del CGP, ella se neg. Ante la poca efectividad de la resolucin de la demanda planteada, Silvia no reivindic como una alternativa posible acercarse a una organizacin o espacio colectivo: me parece que la sociedad de fomento, la asamblea o el club no sirven (Notas de campo, Libro N 1). La posicin de Silvia sobre formas de reclamo y participacin colectivas no es compartida por todos los entrevistados, inclusive algunos haban tenido experiencias de participacin en cooperadoras escolares y Sociedades de Fomento. En ciertos casos el reclamo a travs de un espacio colectivo fue considerado una forma alternativa a su queja para exigir y recibir respuestas de los funcionarios. Entre ellos, la mayora negaba a los partidos polticos como opcin a elegir para actuar con otras personas en el Barrio, s aceptaban la posibilidad de hacerlo en las Asambleas Barriales y en las asociaciones vecinales como las Sociedades de Fomento. Las interpretaciones que los entrevistados hicieron sobre las formas organizadas de participacin y reclamo incluan dos fenmenos que no habamos evidenciado con anterioridad: el uso col