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EL ABUELO Y EL NIETO Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas, tenía el oído muy torpe y le temblaban las rodillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía sostener la cuchara y dejaba caer la sopa en al mantel. Su hijo y su esposa estaban muy disgustados con él, hasta que, por último, lo dejaron en un rincón del cuarto, donde le llevaban la comida en un plato viejo de barro. El anciano lloraba con frecuencia y miraba con tristeza hacia la mesa. Un día se cayó al suelo y se le cayó el plato que a penas podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera le llenó de improperios a los que no se atrevió a responder y bajó la cabeza suspirando. Entonces le compraron un plato de madera, en el que le dieron de comer de allí en adelante. Algunos días después vieron a su niño muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera que había en el suelo. - ¿Qué haces? - preguntó su padre. - Un plato, contestó, para daros de comer a ti y a mamá cuando seáis viejos. El marido y la mujer se miraron por un momento sin decirse palabra. Después se echaron a llorar, volvieron a poner al abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado con la mayor amabilidad. Cómo redactar un cuento

Redaccion y Ejemplos

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EL ABUELO Y EL NIETO

Había una vez un pobre muy viejo que no veía apenas, tenía el oído muy torpe y le temblaban las

rodillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía sostener la cuchara y dejaba caer la sopa en al mantel. Su

hijo y su esposa estaban muy disgustados con él, hasta que, por último, lo dejaron en un rincón del cuarto,

donde le llevaban la comida en un plato viejo de barro. El anciano lloraba con frecuencia y miraba con

tristeza hacia la mesa.

Un día se cayó al suelo y se le cayó el plato que a penas podía sostener en sus temblorosas manos. Su

nuera le llenó de improperios a los que no se atrevió a responder y bajó la cabeza suspirando. Entonces le

compraron un plato de madera, en el que le dieron de comer de allí en adelante.

Algunos días después vieron a su niño muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera que había

en el suelo.

- ¿Qué haces? - preguntó su padre.

- Un plato, contestó, para daros de comer a ti y a mamá cuando seáis viejos.

El marido y la mujer se miraron por un momento sin decirse palabra. Después se echaron a llorar,

volvieron a poner al abuelo a la mesa; y comió siempre con ellos, siendo tratado con la mayor

amabilidad.

Cómo redactar un cuento

Se puede decir que cualquiera que sepa escribir, puede ser el autor de un cuento; sin embargo, lo difícil es llevar a cabo una historia que sea realmente buena como para atreverse a no dejarla engavetada. El asunto no es tener la fama de escritor profesional, lo que importa es disfrutar y ser constante.

Lo primero que debemos hacer es saber qué es un cuento. Según la Real Academia Española, un cuento es una "narración breve de ficción"; comencemos por este punto, ya que el factor clave de este formato es su corta longitud.

Cómo encontrar un tema para escribir un cuento

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Teniendo en consideración que tenemos que escribir algo que no sea tan largo como una novela, podemos iniciarnos con una lluvia de ideas. La "musa" no está reservada sólo para los grandes creativos, pues nada mejor que inspirarse en la cotidianidad para luego añadirle componentes imaginarios. Si nuestro día normalmente se desenvuelve entre ancianos, ¡escribamos algo sobre ellos!. Te aseguramos que saldrá una buena historia, ya que se conocen todos los componentes.

Ahora que ya sabemos que escribiremos un cuento acerca de ancianos, pasemos al siguiente paso: la construcción de los personajes. Todos y cada uno de los individuos que pongamos en la historia deben cumplir una función; por ahora, podemos plantear la creación de personajes que sean complementarios, pensando en sus gustos, hábitos, puntos de vista, etc. Podríamos tener a un sexagenario tímido que no le guste salir del asilo, y en contraposición, describir a una mujer mayor aventurera, alegre y con muchas ganas de vivir. Mientras a él le gusta el chocolate, ella ama las fresas.

Ahora que ya sabemos de qué se trata nuestro cuento y quiénes serán sus actores, pensemos en el momento en que será relatado. Decidamos si transcurre en plena actualidad o si será un cuento de los años 70.

Partes que componen el cuento

Las partes de un cuento son introducción, centro y desenlace. Pues bien, en la primera parte presentamos el ambiente y sus personajes. Luego, se plantea los conflictos que se viven, y a partir de este momento, nuestras personas de ficción comienzan a vivir sus adversidades y luchan por superarlas. Por último, tendremos la solución final, ya sea con desenlace triste o feliz.

¿En qué posición estará el narrador?

Por otra parte, es necesario plantearnos el tipo de narrador. Podemos escribir en tercera persona como un narrador omnisciente que sabe todo lo que acontece, incluyendo los sentimientos de los personajes; o también escribir como un observador de lo que pasa, sin saber a fondo todo de todos.

Otra opción es redactar el cuento en segunda persona, donde el narrador es el protagonista o el testigo de lo que va ocurriendo. En otros casos, se puede escribir en primera persona, donde el escritor se cuenta a sí mismo el cuento.

Consejos para escribir un cuento

Es importante que cuando escribamos demos rienda suelta a los pensamientos. Parece mentira pero muchas veces nuestros personajes comienzan a hacer cosas que no nos teníamos planteadas. Por ejemplo, la anciana podría robarse un vehículo y animar al hombre a realizar un viaje; los dos se van en pijamas y compran ropa costosa para verse mejor.

Cuando comiences con tu cuento, trata de empezar con una frase que capte la atención de tu lector, para que se enganche en tu historia y ya no pueda parar hasta el final.

Al momento de terminar tu cuento, déjalo a un lado y descánsalo por unas cuantas horas antes de corregirlo. Con una mente reposada podrás encontrar errores o añadir detalles que no se te habían ocurrido anteriormente. Una vez que consideres que está listo, dáselo a personas en las que confíes para que te den una opinión sincera; aunque es muy duro, acepta las críticas y corrige lo que consideres que debes cambiar.

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Para escribir bien un cuento, debes leer mucho. En el caso de los cuentos, escoge autores y estilos hacia los que te sientas atraído y comienza a nutrirte; sin embargo, no olvides a los clásicos ya que tienen mucho que enseñar.Con el tiempo tendrás tu propia manera de narrar, no te apresures. Cuida de tu ortografía y gramática, pero no trates de escribir con palabras rebuscadas que ni tú mismo sepas el significado.

Muchas veces te sentirás tentado a dejar la historia. Recuerda que es muy común y, como dijimos al principio, mantén la constancia, pues te sentirás mucho mejor cuando veas los resultados.

Pasos

Parte 1 de 2: Escribir un cuento

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Recolecta ideas para tu cuento. La inspiración puede aparecer en cualquier momento. Lleva contigo una libreta (cuaderno) a donde quiera que vayas para poder anotar las ideas que se te ocurran.

o La mayoría del tiempo solamente pensarás en pequeños fragmentos (un evento catastrófico alrededor del cual puedes construir un argumento, la apariencia de un personaje, etc.), pero a veces tendrás suerte y una historia completa se te presentará en unos pocos minutos.

o Si tienes problemas para encontrar inspiración, o si necesitas escribir un cuento en muy poco tiempo (para una materia del colegio, por ejemplo), aprende a aprovechar el recurso de la lluvia de ideas o, si no aparece ninguna idea, puede ser necesario que te fijes en tu familia y amigos.

o La experiencia generalmente ayuda a construir buenas historias. Los misterios de Isaac Asimov son el resultado de la experiencia de su autor.

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Comienza con las características del cuento. Una vez que hayas elegido una idea, necesitas saber los rasgos básicos del cuento antes de escribir. Los pasos hacia un buen cuento son:

o Introducción: presenta a los personajes, el lugar donde transcurre la historia, el momento en el tiempo, el clima, etc.

o Acción inicial: el punto de la historia donde comienza la acción creciente.o Acción creciente: narración de los eventos que conducen al clímax.o Clímax: el punto más intenso o el punto de giro de la historia.o Acción decreciente: tu historia comienza su desenlace.o Resolución o desenlace: un final satisfactorio en el cual el conflicto central se resuelve o

no. No es obligatorio escribir el cuento en orden. Si tienes una idea para escribir una buena conclusión, escríbela. Muévete de atrás hacia adelante o de adelante hacia atrás desde esa primera idea (que no necesariamente debe ser el comienzo de la historia) y pregúntate "¿qué pasa a continuación?" o "¿qué pasó antes que esto?".

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Encuentra inspiración en personas reales. Si tienes problemas en entender o encontrar cualidades para tus personajes, mira hacia tu vida. Puedes tomar atributos de gente que conoces o de desconocidos que cruzas en la calle.

o Por ejemplo, puedes prestar atención a alguien que siempre bebe café, alguien que habla con una voz muy fuerte, alguien que se la pasa escribiendo en la computadora, etc. Todas estas observaciones en conjunto te servirán para construir un personaje interesante. Tu personaje puede incluso concentrar los atributos de varias personas.

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Conoce a tus personajes. Para que una historia sea creíble, los personajes deben ser creíbles y auténticos. Conseguirlo puede ser una tarea muy difícil pero hay algunas estrategias para crear "gente real" para incluir en tu historia.

o Escribe una lista titulada con el nombre de tu personaje y escribe todos los atributos que se te ocurran, desde su posición en la orquesta hasta su color favorito. Conoce todo lo que puedas acerca de tus personajes, desde cuál es su motivación central hasta cuáles son sus comidas favoritas. ¿Hablan con un acento particular? ¿Tienen alguna singularidad en su manera de hablar? No incluirás esta información en la historia pero cuanto más sepas, más vida tendrán tus personajes, para ti y para el lector.

o Asegúrate de que las personalidades de tus personajes no sean perfectas. Todos los personajes necesitan tener alguna falla, algunos problemas, imperfecciones o inseguridades. Puede parecerte que a nadie le gustaría leer una historia sobre alguien con defectos o debilidades, pero sucede todo lo contrario. Batman no sería Batman si no fuera un sociópata al límite.

o La gente puede identificarse con personajes con problemas porque eso es algo realista. Cuando intentes encontrar los puntos débiles de tus personajes, no necesariamente debes darles un conflicto enorme o bizarro (aunque si quieres puedes). Para la mayoría de tus personajes, trabaja con aspectos que ya conoces. Por ejemplo, el personaje puede tener ataques de ira, tenerle miedo al agua, ser solitario, fumar demasiado, etc. Todo esto podrás utilizarlo para llevar tu historia más allá.

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Limita la amplitud de tu historia. Una novela puede transcurrir a lo largo de millones de años e incluir múltiples tramas secundarios, varios escenarios y muchos más personajes. El evento principal de un cuento debe suceder en relativamente poco tiempo (días o minutos) y no será posible desarrollar con efectividad más que una trama, dos o tres personajes y un escenario. Si tu historia se extiende por sobre esto estarás más cerca de una nouvelle o una novela.

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Decide quién contará la historia. Hay tres tipos de narradores para contar una historia: Primera persona (yo), segunda persona (tú) y tercera persona (él o ella). En primera persona, es el personaje quien cuenta la historia; en segunda persona el lector es un personaje de la historia; en tercera

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persona, hay un narrador por fuera de la historia. El narrador de segunda persona casi nunca se utiliza.

o Ten en cuenta que los narradores de primera persona solo pueden decir lo que saben (que puede estar condicionado por lo que ven por ellos mismos o por lo que otros le cuentan), mientras que el narrador de tercera persona puede bien saber todo y además puede meterse en los pensamientos de cada personaje o limitarse a lo que observa.

o También puedes mezclar y unir. Por ejemplo, puedes cambiar de un narrador de primera persona en un capítulo a un narrador de tercera persona en otro, o incluso más de un narrador de primera persona. Un ejemplo excelente de esto es el cuento "Rashōmon" de Akutagawa Ryūnosuke[1] , que luego se convirtió en una película con el mismo nombre, realizada por Akira Kurosawa.

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Organiza tus pensamientos. Una vez que hayas preparado los elementos básicos de tu historia, puede serte útil el hacer una línea de tiempo para marcar qué pasará y cuándo pasará.

o Tu historia debe consistir por lo menos en una introducción, un incidente inicial, acción creciente, clímax, acción decreciente y resolución. Puedes hacer un esquema con descripciones sencillas de lo que pasará en cada una de estas etapas. Hacerlo te ayudará a concentrarte en escribir la historia y podrás realizar cambios fácilmente. Así podrás mantener el ritmo de la historia.

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Comienza a escribir. Dependiendo de cuánto hayas esbozado la trama y tus personajes, la escritura real puede consistir simplemente en elegir las palabras adecuadas.

o Generalmente, escribir es un trabajo arduo. Probablemente no conoces a tus personajes tan bien como pensabas, pero eso no importa. De alguna manera, ellos te dirán lo que necesitas. Además, siempre hay tiempo para un segundo borrador.

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Comienza con estilo. La primera página (algunos dirían la primera oración) de cualquier escrito debe ganar la atención del lector de inmediato y hacer que quiera saber más.

o Un comienzo rápido es especialmente importante porque no cuentas con demasiado espacio para contar tu historia. No divagues con introducciones largas para los personajes o descripciones aburridas del contexto: ve directo hacia el argumento y revela los detalles sobre los personajes y el contexto a medida que avanzas.

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Sigue escribiendo. Antes de terminar tu historia, casi con seguridad tendrás algunos imprevistos. Debes atravesarlos para tener éxito. Dedica un tiempo para escribir todos los días y ponte como meta escribir al menos una página por día. Incluso si desechas lo que has escrito en esa jornada, has estado escribiendo y pensando en la historia, y eso te beneficiará a largo plazo.

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o Considera la posibilidad de participar en grupos de escritura o actividades. Una muy buena actividad para los escritores de todo tipo es el "Mes Nacional de Escribir Novelas" o "NaNoWriMo"[2] (en el Área de la Bahía de San Francisco, Estados Unidos). Cada año, del 1 al 30 de noviembre, tienes la tarea de escribir una novela de al menos 50.000 palabras. La calidad y la brillantez no están en juego; el objetivo es el acto de escribir. Échale un vistazo al enlace en la sección de referencias para obtener mayor información.

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Deja que la historia se escriba sola. A medida que desarrollas tu historia, puedes decidir llevar el argumento hacia otro lado diferente del que pensaste en un comienzo o cambiar sustancialmente un personaje o sacarlo directamente de la historia. "Escucha" a tus personajes para ver si te piden hacer o decir otra cosa y no te preocupes por alterar tus planes si esto mejora la historia.

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Parte 2 de 2: Editar el cuento

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Revisa y edita. Cuando hayas terminado de escribir, ve hasta el principio y corrige los errores mecánicos, lógicos o semánticos. En general, asegúrate de que la historia fluya y que los personajes y sus problemas sean presentados y resueltos apropiadamente.

o Si tienes tiempo, deja la historia durante algunos días o algunas semanas antes de comenzar con la edición. Poner un poco de distancia te ayudará a tener más claridad cuando la retomes.

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Busca opiniones. Envía tu cuento revisado y editado a un amigo o pariente para que te dé su opinión o sugerencias y realice correcciones. Hazle saber que deseas opiniones auténticas acerca de tu cuento. Dale tiempo para leerlo y pensar en ello y envíale una copia sobre la que puedan hacer anotaciones.

o Considera todo lo que tus revisores te digan, no solamente lo que te gusta escuchar. Agradece a tus revisores por leer tu historia y no discutas con ellos.

o Incorpora cualquier cambio o sugerencia que te hayan propuesto y te parezca válido. Tu trabajo será mejor si aprovechas las críticas, aunque no debes seguir todos los consejos que recibes. Algunas sugerencias pueden no ser muy buenas. Es tu cuento y tú tienes la decisión final.

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No te rindas. Puede ser frustrante tener problemas para escribir. Puedes quedarte sin impulso, enojarte con los personajes, o sentirte triste o culpable porque un personaje que te gustaba ha muerto.

o Solo debes saber que, con toda probabilidad, dudarás de tu habilidad para escribir en algún momento de tu historia. Esto es algo totalmente normal. Sentirás que no vale la

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pena continuar y que es mejor buscar satisfacción en otra cosa. Estos pensamientos pueden apoderarse de ti y hacerte abandonar en ese preciso momento. No te rindas.

o Una de tus tareas más difíciles como escritor es aprender a superar estos pensamientos y seguir escribiendo. Cuando comienzas a tener sentimientos de duda, o te cansas o aburres, ¡deja de escribir! Puedes levantarte, salir a caminar, hacerte un sándwich, mirar televisión o lo que sea para relajarte y distenderte. Cuando regreses, tendrás la mente fresca. Es posible que todavía no sientas ganas de escribir, pero piensa en las cosas buenas de tu historia (lo que sea, desde una parte que te gustó cómo escribiste, un diálogo bien construído, un personaje interesante, etc.) y felicítate. Estás haciendo algo que la mayoría de las personas no pueden.

o Si alguien más sabe sobre tu historia y la ha leído, esa persona también puede ser una buena fuente de ánimo. Repite en tu cabeza que terminarás la historia porque es lo que deseas. No importa si el cuento no es el mejor que escribas en tu vida, vendrán otros luego. Si tienes la meta de terminar, lo lograrás.

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¡Lee! Nada puede ayudarte más a escribir un buen cuento que leer buenos cuentos. Presta atención al estilo y a cómo el autor saca provecho de la brevedad del texto.

o Leer distintos autores y estilos te ayudará a aprender a adoptar diferentes voces para cada cuento que escribas y hará crecer tu creatividad. Presta atención a cómo los autores desarrollan sus personajes, escriben los diálogos y estructuran la trama. Aquí tienes algunas sugerencias:

o "Yo, Robot", de Isaac Asimovo "Pasos", de Jerzy Kosinskyo "La célebre rana saltarina del distrito de calaveras", de Mark Twaino "La vida secreta de Walter Mitty", de James Thurbero "El sonido del trueno", de Ray Bradburyo "Tres preguntas", de Leo Tolstoio "El señor pringoroso y los critales de poder" de Andy Stanton, para los niños (esta es

básica)o "Secreto en la montaña", de Annie Proulxo "¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?", de Philip K. Dicko Importante: muchos de estos cuentos fueron transformados en películas exitosas, o se han

convertido en referencias culturales comunes. Por ejemplo, "El sonido del trueno" nos presenta la idea de "El efecto mariposa". Las historias de Philip Dick nos han dado Blade Runner ("¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?"), Total Recall, Minority Report, A Scanner Darkly y muchos otros.

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Consejos

Aunque puede ser que a veces quieras tirar tu historia a la basura, ten la certeza de que existe una buena razón (no una excusa) para no hacerlo. Si solamente estás bloqueado temporalmente, intenta superar ese obstáculo. A veces tendrás ideas que te gustarán todavía más que la que te estaba frenando. En ese caso, es posible que quieras trabajar sobre esa nueva idea, pero si esto sucede con frecuencia, puede convertirse en un problema: comenzarás muchas historias pero nunca terminarás ninguna.

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Haz una cosa a la vez. Si tienes problemas en encontrar nuevas ideas, cambia de actividad. Vuelve a tu historia después de haber dormido bien y te sorprenderás de lo que se te ocurre.

Investiga. Si estás tratando de situar tu historia en la década del '50, investiga acerca de las estructuras familiares, formas de vestirse y hablar, etc., que se correspondan con el periodo. Si intentas escribir sin conocer el contexto de lo que estás contando, la historia parecerá demasiado amateur y quienes conocen bien esa época te criticarán por hacerlo tan despreocupadamente.

Puede ser que no sientas ganas de hacer la tormenta de ideas ni el trabajo previo a escribir; muchos escritores evitan estos pasos y puede parecerte que cumplir todas las etapas resulta superfluo. Con esto en mente, todo escritor debería intentar pre-escribir en algún momento de su carrera, al menos una vez. Además, si no planeas con anticipación, difícilmente tendrás una buena historia.

Las historias tienen por lo menos dos líneas de tiempo. Por un lado, el orden en el que sucedieron las cosas y por otro, el orden en que se lo revelas a tus lectores. Esas líneas de tiempo no necesitan ser iguales.

Asegúrate de que tu historia no pueda haber terminado antes. Los lectores detestan los libros que, cuando deberían haber terminado, llevan la historia uno o dos párrafos más de lo necesario.

Diseña el formato de tu texto. Esto no es muy necesario a menos que vayas a mostrar tu historia a otras personas. Por ejemplo, ¿el texto está justificado? ¿Hay capítulos? ¿Las letras son las mismas? ¿Hay párrafos? Todo lo mencionado anteriormente son simplemente ideas que pueden ayudar a organizarte para mejores resultados a la hora de mostrar tu cuento a otros.

Puedes escribir sobre una fantasía que tuviste. Una buena manera de escribir sobre eventos pasados es pensar en algo que de verdad pasó y cambiarlos para hacerlo sonar más cautivante y adaptarlo a tu gusto. Tu personaje principal puede ser una adaptación de ti mismo o de alguien que conoces, pero sé cuidadoso porque las personas reales generalmente no son tan dinámicas como los personajes de los cuentos.

Desarrolla tu propio estilo. Tu voz propia irá apareciendo a medida que escribas. Puedes empezar imitando a otros escritores o, si estás probando con algún género en particular, puedes llevar tus pensamientos hacia eso. En definitiva, debes escribir mucho para encontrar tu propia voz.

A veces es mejor terminar los cuentos con finales abiertos. Piensa cuidadosamente en todos los elementos de la historia, desde el personaje principal, el

contexto, el momento histórico, el género, otros personajes, hasta el conflicto y la trama. Si tienes dificultades para hacer la tormenta de ideas, intenta hacer una red conceptual o una tabla.

Escribe unas cinco oraciones para tu cuento. Puede ser de gran ayuda hacer escritura libre, que consiste en simplemente escribir todo lo que viene a tu mente durante determinado tiempo, digamos entre 5 y 10 minutos.

¿No tienes amigos o parientes lo suficientemente sinceros como para decirte qué les parece tu historia? Piensa en unirte a un grupo de escritores. Allí podrás aprender trucos de otros escritores y obtendrás críticas válidas.

Si hay algo en tu cabeza, ya sea sobre tu casa o sobre tu perro, escríbelo y expándelo. Esto funciona casi siempre.

¿Hay algún estilo musical que te conecta con emociones o eventos que deseas convocar mientras escribes? Entonces escúchalo mientras escribes o antes de empezar a hacerlo.

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Advertencias

Las ideas no se pueden registrar, sino solamente la expresión de ideas. Además, solamente hay unos cuantos argumentos. Siéntete libre de tomar prestado la idea general de alguno de ellos.

Los cuentos son el género de ficción más difícil de escribir. Debes hacer todo lo que sucede en una novela (presentar a los personajes, crear un conflicto, desarrollar los personajes, resolver el conflicto) dentro de veinte o treinta páginas. Respeta el género, lo cual de por sí ya no es cosa fácil.

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No pierdas el ánimo. Muchas veces, al tratar de publicar un cuento, el rechazo se hace presente. Gran parte de la vida de un escritor está formada por el rechazo. A veces está garantizado pero a veces no. Siéntete orgulloso de haber terminado una historia y sigue practicando si lo disfrutaste.

No seas perezoso en lo que respecta a ortografía y gramática. Demuéstrales a tus lectores que sabes lo que haces ofreciendo una historia libre de errores. Por lo menos, utiliza el corrector del procesador de palabras que utilices.

No sientas pereza a la hora de escribir. No termines la historia dejando confundido a tu lector. Los finales abiertos están bien, pero solamente si estás planeando escribir una segunda parte o si concuerda con la historia.

Siente orgullo por tu creación pero no seas vanidoso. Podrías decepcionarte gravemente, especialmente si envías la historia para ser publicada y te la rechazan. Por el contrario, mantente a distancia profesional de ella.

PRINCIPIOS Y FINALES DE CUENTOS

Los cuentos populares son anónimos pertenecen al folclore, es decir al saber popular del pueblo. Se transmiten de forma oral (de boca en boca), de generación en generación (de padres a hijos, de abuelos a nietos), por eso las fórmulas que se utilizan para comenzar o terminar los cuentos suelen repetirse, por ejemplo:«Érase una vez...», «... y colorín colorado, este cuento se ha acabado».Hemos recopilado algunos principios y finales de cuentos. Escríbenos si conoces alguno que no figure en esta relación.

PRINCIPIOS DE CUENTOS

Cuando los animales hablaban...En cierta ocasión...En un lejano país...Érase que se era...Érase una vez...Érase una vez y mentira no es...Esto era...Esto era una vez que yo sabía un cuento pero se me quedó dentro y no me acuerdo, voy a ver si me sale otra vez...Esto que te cuento sucedió en un lugar tan lejano y hace tanto tiempo que ya casi no me acuerdo...Había una vez...Hace más de mil años...Ni aquí ni en ningún lugar vivía un...Pues, señor...Va de cuento...

FINALES DE CUENTOS

... con dragones y princesas y castillos encantados, el que no levante el culo se le quedará pegado.

... cuento contado ya se ha acabado y por la chimenea se va al tejado.

... y aquí se acaba este cuento, como me lo contaron te lo cuento.

... y aunque testigo yo no he sido así me lo han referido.

... y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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... y colorín colorado, este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres.... y colorín colorado, este cuento se ha acabado, si quieres que lo repita dime que sí y grita.... y colorín colorado, este cuento se ha acabado y espero que te haya gustado.... y esta historia está acabada, a tomar leche migada con azúcar y canela sentadito en la candela.... y esta historia tan sencilla no la saben ni en Sevilla, en Córdoba casi nada, porque la escuché en Granada.... y este cuento se acabó y el viento se lo llevó y cuando lo vuelva a encontrar, te lo volveré a contar.... y fueron felices y comieron perdices y a mí me dieron con los huesos en las narices.... y fueron felices y comieron perdices y de postre bizcocho, pero a mí me dieron un tomate pocho.... y fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron.... y hubo boda y hubo banquete, hubo toros y cañas, y yo fui y vine y a mí no me dieron nada.... y yo fui y volví con un palmo de nariz.... y se acabó este cuento con pan y pimiento y todos contentos.... y se acabó este cuento con sal y pimiento.

CUENTOS PARA EL ALMA

EL BAMBU JAPONÉS

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego.También es obvio que quien cultiva la tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita sea!Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes:Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece¡más de 30metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.Y esto puede ser extremadamente frustrante.

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En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación.Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Tiempo… Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos…

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi… nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué…

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés…¿Para qué?

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…quizá solo estés echando raíces….

EL MONO QUE SALVO A UN PEZ

«¿Qué demonios estás haciendo?», le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.«Estoy salvándole de perecer ahogado», me respondió.

Lo que para uno es comida, es veneno para otro. El sol, que permite ver al águila, ciega al búho.

 LA SANTIDAD EN EL INSTANTE PRESENTE

Le preguntaron en cierta ocasión a Buda: «¿Quién es un hombre santo?». Y Buda respondió: «Cada hora se divide en cierto número de segundos, y cada segundo en cierto número de fracciones. El santo es en realidad el que es capaz de estar totalmente presente en cada fracción de «segundo».

El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen: «El mañana no es real. La única realidad es el presente». De modo que volvió al presente… y se quedó dormido.

El hombre en el que el futuro ha perdido su influencia se parece a los pájaros del cielo y a los lirios del campo. Fuera preocupaciones por el mañana. Vivir totalmente en el presente: He ahí al hombre santo.

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¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?

El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: «No haces más que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.«¿Has oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.«Sí», respondió el discípulo.«Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada».«Sí», asintió. el discípulo.

Los hindúes han creado una encantadora imagen para describir la relación entre Dios y su Creación. Dios «danza» su Creación. El es su bailarín; su Creación es la danza. La danza es diferente del bailarín; y, sin embargo, no tiene existencia posible con independencia de El. No es algo que se pueda encerrar en una caja y llevárselo a casa. En el momento en que el bailarín se detiene, la danza deja de existir.En su búsqueda de Dios, el hombre piensa demasiado, reflexiona demasiado, habla demasiado. Incluso cuando contempla esta danza que llamamos Creación, está todo el tiempo pensando, hablando (consigo mismo o con los demás), reflexionando, analizando, filosofando. Palabras, palabras, palabras… Ruido, ruido, ruido… Guarda silencio y mira la danza. Sencillamente, mira: una estrella, una flor, una hoja marchita, un pájaro, una piedra… Cualquier fragmento de la danza sirve. Mira. Escucha. Huele. Toca. Saborea. Y seguramente no tardarás en verle a él, al Bailarín en persona. Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol…, deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos). ¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?

EL PEQUEÑO PEZ

«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado».«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».«¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano», replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.

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EL ELEFANTE Y LA RATA

Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insistir en que el elefante saliera del agua.«No quiero», decía el elefante. «Estoy disfrutando y me niego a ser molestado».«Insisto en que salgas ahora mismo», le dijo la rata.«¿Por qué?», preguntó el elefante.«No te lo diré hasta que hayas salido de ahí», le respondió la rata. «Entonces no pienso salir», dijo el elefante.Pero, al final, se dio por vencido. Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:«Está bien; ¿para qué querías que saliera del agua?». «Para comprobar si te habías puesto mi bañador», le respondió la rata.

Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.

UNA VITAL DIFERENCIA

Le preguntaron cierta vez a Uwais, el Sufí: «¿Qué es lo que la Gracia te ha dado?». Y les respondió:«Cuando me despierto por las mañanas, me siento como un hombre que no está seguro de vivir hasta la noche».Le volvieron a preguntar:«Pero esto ¿no lo saben todos los hombres?». Y replicó Uwais: «Sí, lo saben, Pero no todos lo sienten».

Jamás se ha emborrachado nadie a base de comprender intelectualmente la palabra VINO.

COME TÚ MISMO LA FRUTA

En cierta ocasión se quejaba un discípulo a su Maestro: «Siempre nos cuentas historias, pero nunca nos revelas su significado» El Maestro le replicó: «¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?».

Nadie puede descubrir tu propio significado en tu lugar. Ni si quiera el Maestro.

Nuestro miedo más hondo no es ser incapaces

Nuestro miedo más hondo es que somos poderosos sin medida.

Es nuestra Luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta.

Nos preguntamos ¿ quién soy yo para ser brillante, atractivo, inteligente y fabuloso?. De hecho,

¿ quién eres tú para no serlo?

Eres un hijo de Dios. Que juegues a ser chico no sirve al mundo.

Nada hay de iluminado en encogerte para que otros no se sientan inseguros en tu presencia.

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Nacimos para manifestar la gloria de Dios que llevamos dentro.

No está sólo en algunos de nosotros, está en todos.

Y al dejar brillar nuestra propia luz,

inconscientemente damos permiso a otros para hacerlo también.

Al liberarnos de nuestro miedo,

Nuestra presencia libera automáticamente a otros.

1994, Juanguel Speech,Nelson Mandela

EL CUENTO DEL AMOR Y LA LOCURA

Mario Benedetti

Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.

Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: “¡Vamos a jugar al escondite!”.

La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad, sin poder contenerse, le preguntó: “¿Al escondite? Y, ¿cómo es eso?”. “Es un juego —explicó la Locura— en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego”.

El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada.

Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no esconderse… ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya). Y la Cobardía prefirió no arriesgarse.

“Uno, dos tres…”, comenzó a contar la Locura.

La primera en esconderse fue la Pereza. Como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo, y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Que si un lago cristalino para la Belleza; que si una hendida en un árbol, perfecto para la Timidez; que si el vuelo de una mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una ráfaga de viento, magnífico para la Libertad;… Y así terminó por acurrucarse en un rayito de sol.

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El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo,… pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, se escondió detrás del arco iris). La Pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido,… se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante.

La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve… Y el Drogamor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores.

Un millón contó la Locura y comenzó a buscar.

La primera a la que encontró fue la Pereza,… a sólo tres pasos detrás de unas piedras. Después se escuchó la Fe discutiendo con Dios sobre Teología, y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.

Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira,… en el fondo del mar). Hasta el Olvido,… que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.

Pero, sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, y en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y pensó: “El Amor, siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas”. Y tomando una horquilla comenzó a mover las ramas,… cuando de pronto se escuchó un doloroso grito… Las espinas habían herido los ojos del Amor, y la Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor es ciego,… y la Locura siempre lo acompaña.

Acepta y serás completo,

Inclinate y serás recto,

Vacíate y quedarás lleno,Decae, y te renovarás,Desea, y conseguirás,Buscando la satisfacción quedas confuso.El Sabio acepta el MundoComo el Mundo acepta el Tao;No se muestra a si mismo, y así es visto claramente,No se justifica a si mismo, y por eso destaca,No se empeña, y así realiza su obra,No se glorifica, y por eso es excelso,No busca la lucha, y por eso nadie lucha contra él.Los Santos decían, “acepta y serás completo”,Una vez completo, el Mundo es tu hogar.

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El buen viajero no deja huella que pueda seguirse,El buen hablador no deja palabras que puedan ser cuestionadas,El buen contable no deja cálculo sin comprobar,El buen cerrajero no deja cerradura que pueda ser forzada,El buen atador no deja nudo que pueda ser deshecho.Así, el sabio cuida a todos los hombresy no abandona a ninguno.Acepta todo y no rechaza nada.Atiende hasta el menor detalle.Así el fuerte debe guiar al débil,pues el débil es el material de donde hacer a los fuertes.Si la guía no es respetadaO el material no es cuidadoSe origina confusión, no importa cuan inteligente sea uno.Esta es la esencia de la sutileza.

EL GUZANO Y LA MANZANA

Extracto del Libro “La revolución de la conciencia”, de Isha, editorial Kier.

¿Cuál es la diferencia entre mi ego y mi ser espiritual?  Tengo entendido que Freud decía que el ego era el ser físico, emocional y mental. ¿El ego, es lo que los sicólogos llaman el “yo”?

Imagínate por un momento que eres una manzana con una preciosa cáscara brillante. Pules la cáscara cada día, y parece hermosa a la vista de todo el mundo.

Esa manzana es como nuestras personalidades. Nuestras personalidades están llenas de máscaras. Llenas de conceptos ideales de cómo tendríamos que comportarnos y qué tendríamos que hacer. Estos conceptos ideales nos dicen que deberíamos ser gente buena, que no deberíamos enojarnos, que deberíamos ser exitosos, que deberíamos ser padres amorosos. Nos proveen con un billón de presunciones acerca de cómo tendríamos que ser.

Y caminamos durante toda nuestra vida pretendiendo ser eso. Continuamos puliendo el afuera, pero el centro y la esencia de quienes somos tiene un gusano muy grande arrastrándose por dentro. Y este gusano ha sido creado por rabia, depresión, auto-abandono, pérdida del espíritu y pérdida de la verdad de quienes somos.

Para que la parte exterior de la manzana sea realmente brillante – sea realmente perfecta, sea realmente luminosa – tenemos que ir adentro y remover lo que no es real. Ese gusano grande y feo ha estado nadando alrededor de nuestra conciencia, bloqueando la luz del amor incondicional en nuestras raíces o en nuestro centro.

Así es que este Sistema va hacia adentro y comienza a desintegrar a este gusano. Lo empieza a sacar pedazo a pedazo. Y a medida que los pedazos van saliendo, comenzamos a ver las mentiras. Comenzamos a ver las máscaras, comenzamos a ver la falta de verdad. Comenzamos a escuchar las voces que nos mantienen en limitación.

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En realidad, comenzamos a ser concientes de nosotros mismos. Y al mismo tiempo, nos hacemos concientes de lo que no somos.

La esencia o el centro de lo que somos es la unidad, que es ilimitada, el amor que nunca cambia. Y lo que no somos también se vuelve muy claro.

Entonces, nos permitimos ser eso y ver a través de ello. Nos permitimos ser esos pedazos del gusano que están atrapados dentro de esta hermosa manzana y los expulsamos. Expulsamos cada pedazo que no sirve.

Y luego el centro, o el amor, que se había hecho diminuto, nuevamente comienza a brillar. Y el interior de la manzana se limpia y todo se completa. Entonces la superficie adquiere una nueva brillantez más luminosa – que es la verdad, que es lo natural – porque ha abrazado cada aspecto de si misma. Ha abrazado cada una de las partes que no quería ver.

Es la unidad de la unión.

Siempre digo que para poder ser divino, uno tiene que estar dispuesto a ser un cien por ciento humano. Tenemos que estar dispuestos a abrazar cada aspecto que juzgamos de nosotros mismos.

Necesitamos abrazar la codicia, necesitamos abrazar el miedo.

Necesitamos abrazar los celos.

Necesitamos abrazar la ira.

Necesitamos abrazar el egoísmo.

Necesitamos abrazar cada una de las partes que hemos estado escondiendo bajo la falsa brillantez de la cáscara de la manzana, para poder llegar a ser absolutamente completos.

Una persona iluminada no es una “buena persona”.

Una persona iluminada no es una persona que “da y da para recibir aprobación”.

Una persona iluminada no es una persona que abandona su grandeza para poder “encajar”.

Una persona iluminada no es una persona arrogante, o “dueña de si misma”, o que enmascara de alguna otra manera una multitud de cosas que percibimos como pecados.

Una persona iluminada es solo un niño inocente que vive en cada momento un cien por ciento, dándole amor a su Ser y a todos los demás, sabiendo que también son el Ser.

Ese es el yo de la unión, ese el yo de la Unidad, ese es el yo de la iluminación.

El yo de la personalidad, o el ego, es apenas ese gusano gordo que ha estado merodeando por ahí, comiéndose el interior de la manzana e impidiendo que la luz emane desde el centro.

Y es muy importante que también amemos a ese gusano, porque el también es la Unidad.

LA PERLADijo una ostra a la ostra vecina:-Siento un gran dolor dentro de mí. Es algo pesado y redondo, que me hace daño.

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-Alabados sean los cielos y el mar-respondió la otra con altiva condescendencia–.Yo no siento dolor ninguno. Estoy buena y sana, por fuera y por dentro.En ese momento, un cangrejito que pasaba oyó a las dos ostras, y dijo a la que estaba buena y sana por dentro y por fuera:–Sí, estás buena y sana; pero el dolor que siente tu vecina es una perla de extraorinaria belleza.

(Khalil Gibran)NO-VIOLENCIA Una serpiente había mordido a tantos habitantes de la aldea que eran muy pocos los que se atrevían a aventurarse en los campos. Pero era tal la santidad del Maestro que se corrió la noticia de que había domesticado a la serpiente y la había convencido de que practicara la disciplina de la no – violencia. Al poco tiempo, los habitantes de la aldea habían descubierto que la serpiente se había hecho inofensiva. De modo que se dedicaban a tirarle piedras y a arrastrarla de un lado a otro agarrándola por la cola. La pobre y apaleada serpiente se arrastró una noche hasta la casa del Maestro para quejarse. El Maestro le dijo: “Amiga mía, has dejado de atemorizar a la gente y eso no es bueno”. “¡Pero si fuiste tú quien me enseño a practicar la disciplina de la no – violencia!” “Yo te dije que dejaras de hacer daño, no de silbar”.El Vuelo del HalcónDe: “Historias para Reflexionar II“.  Se desconoce el autor.Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasado unos meses, el maestro le informó al rey  que uno   de   los   halcones   estaba   perfectamente,   pero   que   al   otro,   no   sabía   que   le sucedía pues no se había movido de la rama donde lo dejó, desde el día que llegó. El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo   hacerlo   volar. Al   día   siguiente   el  monarca   decidió   comunicar   a   su   pueblo   que   ofrecería   una recompensa  a   la  persona que hiciera  volar  al  halcón.  A   la  mañana siguiente,  vio  al  halcón volando ágilmente   por   los   jardines.   El   rey   le   dijo   a   su   corte:—Traedme  al   autor  de   este  milagro. Su   corte   le   llevó  a  un  humilde   campesino.   El   rey   le   preguntó:—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago? Intimidado el campesino le dijo al rey: —Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta de que tenía alas y se largó a volar. Alcancemos alturas antes de que alguien nos corte nuestra rama.