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Daniel H. Trujillo Martínez Cód. 04461043 Junio. 2013 Sáenz Rovner, Eduardo. La ofensiva empresarial : industriales, políticos y violencia en los años 40 en Colombia. 2da ed. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios Sociales (CES), 2007. Pocos fenómenos en la historia colombiana han sido tan examinados como “La Violencia”. Aunque reciente, este episodio se ha transformado en el eje de numerosas investigaciones que, desde distintas perspectivas, han intentado darle explicación a una de las manifestaciones más crudas de la inestabilidad política y social en el país. Con frecuencia se ha pensado “La Violencia” como un proceso interno, casi endógeno, enraizado en disputas políticas nacionales que terminaron desatando un baño de sangre en el país a mediados de siglo. Eduardo Sáenz Rovner, doctor en historia comparada de la Brandeis University de Massachusetts; M.A y B.A. en Economía de la universidad de Illinois; profesor de la University of California y de la Universidad Nacional de Colombia, produce en su texto una explicación alternativa a este fenómeno luego de haber trabajado en investigaciones relacionadas con el origen y consolidación del narcotráfico en Cuba y Colombia. Su análisis utiliza una perspectiva bastante amplia; trata “La Violencia” como un proceso ligado a procesos internacionales, es decir, no como un caso aislado en las urbes y campos nacionales, sino como una manifestación de inestabilidad envuelta en la creación de un nuevo orden mundial en el período de la posguerra, el crecimiento del país producto de la exportación de café y la diversificación del sector industrial. Pero “La Violencia” constituye apenas la conclusión de su investigación. Para llegar propiamente al recrudecimiento del conflicto político, Sáenz Rovner traza un camino bastante particular donde analiza otro tipo de dinámicas. Su estudio, en parte, podría interpretarse como una propuesta convenientemente revisionista. Pretende demostrar que el crecimiento y el desarrollo no eran metas compartidas por los miembros de la élite colombiana a mediados de siglo; que en este sentido, los conflictos sobre problemas económicos, engendrados en esta falta de unanimidad, no eran meras fricciones; y que no existía 1

RESEÑA COLOMBIA III Sáenz Rovner - La ofensiva empresarial

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Daniel H. Trujillo Martínez Cód. 04461043 Junio. 2013Sáenz Rovner, Eduardo. La ofensiva empresarial : industriales, políticos y violencia en los años 40 en Colombia. 2da ed. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios Sociales (CES), 2007.

Pocos fenómenos en la historia colombiana han sido tan examinados como “La Violencia”. Aunque reciente, este episodio se ha transformado en el eje de numerosas investigaciones que, desde distintas perspectivas, han intentado darle explicación a una de las manifestaciones más crudas de la inestabilidad política y social en el país. Con frecuencia se ha pensado “La Violencia” como un proceso interno, casi endógeno, enraizado en disputas políticas nacionales que terminaron desatando un baño de sangre en el país a mediados de siglo. Eduardo Sáenz Rovner, doctor en historia comparada de la Brandeis University de Massachusetts; M.A y B.A. en Economía de la universidad de Illinois; profesor de la University of California y de la Universidad Nacional de Colombia, produce en su texto una explicación alternativa a este fenómeno luego de haber trabajado en investigaciones relacionadas con el origen y consolidación del narcotráfico en Cuba y Colombia. Su análisis utiliza una perspectiva bastante amplia; trata “La Violencia” como un proceso ligado a procesos internacionales, es decir, no como un caso aislado en las urbes y campos nacionales, sino como una manifestación de inestabilidad envuelta en la creación de un nuevo orden mundial en el período de la posguerra, el crecimiento del país producto de la exportación de café y la diversificación del sector industrial.Pero “La Violencia” constituye apenas la conclusión de su investigación. Para llegar propiamente al recrudecimiento del conflicto político, Sáenz Rovner traza un camino bastante particular donde analiza otro tipo de dinámicas. Su estudio, en parte, podría interpretarse como una propuesta convenientemente revisionista. Pretende demostrar que el crecimiento y el desarrollo no eran metas compartidas por los miembros de la élite colombiana a mediados de siglo; que en este sentido, los conflictos sobre problemas económicos, engendrados en esta falta de unanimidad, no eran meras fricciones; y que no existía autonomía del escenario político en relación con el ámbito de los intereses de clase en Colombia a finales de los años 40.1 Este último punto, constituye tal vez, el punto central de su análisis: las relaciones de las burguesías comercial e industrial con el desenvolvimiento de la política del país.Así, tal como expresa Bergquist en el prólogo del libro, “Sáenz rebate la historiografía liberal e izquierdista que rastrea el surgimiento de la burguesía nacional a los gobiernos liberales del 30 al 45.”2 Su libro, pues, relaciona la política y los intereses económicos; la dinámica bipartidista y la consolidación de dos tipos distintos de burguesía; y en general, los puntos de fricción y correlación entre estas dos esferas de la vida colombiana.El libro se estructura a partir de este recorrido que traza el autor para llegar propiamente a “La Violencia”. Se trabaja, pues, de lo más particular, “la burguesía industrial” hasta lo más general, su desenvolvimiento en la política nacional. En los primeros capítulos se delinean las características esenciales de la burguesía industrial, desde su composición como clase (integrantes, representantes, organizaciones) hasta su forma de operar (en la prensa, en el gobierno, etc.). El capítulo V abre el análisis al conflicto entre esta burguesía y su contraparte, la comercial, utilizando como base las disputas entre Echavarría, presidente de Coltejer y

1 Eduardo Sáenz Rovner, La ofensiva empresarial : industriales, políticos y violencia en los años 40 en Colombia, 2da ed. (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios Sociales (CES), 2007) 35.2 Ibid., 15.

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Aristizábal, el comerciante más rico de Fenalco. Los capítulos VI y VII transportan el problema a los altos círculos de gobierno. En ellos se tratan las contiendas ideológicas y políticas sobre temas económicos, la participación de la ANDI y Fenalco en ellas y a Gaitán como representante de un nuevo movimiento social y una renovadora propuesta económica que terminó por caldear la atmósfera del país. Los últimos capítulos, concluyen con el “Colombianazo” (como prefiere llamar Sáenz al “Bogotazo”) y una breve semblanza de “La Violencia” y la dictadura conservadora que propició un “maravilloso mundo de los negocios” para los industriales del país. El epílogo, por su parte, adelanta en algo los límites temporales de la investigación. En él se trata el gobierno de Laureano Gómez, algunas reflexiones sobre el de Pinilla y la creación del Frente Nacional.El corazón de la investigación de Sáenz Rovner está en la amplitud de sus recursos. Utiliza archivos personales, privados (ANDI, FENALCO), nacionales (Ministeriales, de la Presidencia) e internacionales (National Archives, Washington D.C:); la cantidad de documentos oficiales extraordinaria: memorias, anuarios de comercio, discursos, liquidaciones fiscales, comunicados, etc. Sáenz recurre igualmente a periódicos y revistas (Cromos, El Colombiano, El Espectador, El Liberal, El Siglo, El Tiempo, Semana, Sábado, etc.) y a entrevistas personales (José Gutiérrez Gómez, Hernán Jaramillo y Arturo Montes Sáenz). Sin embargo, buena parte del estudio está fundada en los archivos de la ANDI, que constituyen, sin duda alguna, su fuente más importante. Tal vez es por esto que el propio Bergquist comenta: “El grueso de la historia de Sáenz es relatado por los protagonistas mismos.”3

La ANDI es la protagonista principal del relato. Por ello, los capítulos II y III están dedicados a su estudio. Sáenz nos introduce a sus integrantes, sus centros de operación a nivel regional (Antioquia, Cundinamarca, Valle del Cauca, Atlántico y Caldas), su consolidación con el crecimiento de la industria y la estructura que la caracterizó entre 1944 y 1950. Concluye, en un primer momento, que los industriales eran un grupo reducido de personas que gozaban de recursos económicos considerables y que decidieron organizarse por medio de la ANDI para defender con fuerza sus intereses.4 Una vez claros los orígenes y la consolidación de la asociación, se estudian los canales que utilizaron los industriales para llevar a cabo su cometido: la defensa de los intereses como clase. Sáenz sostiene que buscaban que “la población aceptase el proceso de industrialización como algo natural y exento de contradicciones”.5 Con esta percepción de los objetivos de la ANDI, el autor nos presenta varios debates en la prensa, la difusión por la radio y otros mecanismos, y una férrea campaña ideológica que no escatimó esfuerzos por influir en la mentalidad de la población. Buscaban, ante todo, reproducir y reafirmar una visión particular del mundo mediante maniobras políticas y el posicionamiento ideológico.

En el cuarto capítulo se intenta demostrar que “ni el Estado ni los políticos fueron autónomos en relación con los intereses económicos privados y que los políticos y los empresarios no conformaban dos élites distintas y en competencia entre sí.”6 Bajo esta lógica, se hace referencia a los lobbyists, o personas que actúan para un grupo determinado y que presionan la toma de decisiones estatales en favor de los intereses de sus empleadores. En esta venta de servicios profesionales, vemos una intensa actividad de la ANDI en los directorios locales de los partidos Liberal y Conservador, en la contratación de asesores (usualmente políticos influyentes

3 Ibid.4 Ibid., 54.5 Ibid., 72.6 Ibid., 109.

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como Lleras Camargo) y profesionales. Su inmersión en la actividad política fue tan profunda que para Sáenz resulta imposible considerar que durante estos años los partidos políticos fueron autónomos en relación con los empresarios. En últimas, bajo el auspicio de la ANDI, terminó creándose una nueva “subélite subordinada”, compuesta por hábiles políticos del país.

Del otro lado estaba la burguesía comerciante, más antigua, con intereses opuestos a la industrial, pero no tan poderosa e influyente como la ANDI durante este período. Pese a que no manejaban en un principio los vastos recursos económicos de los industriales, lograron armar un frente de resistencia. La lucha entre Echevarría y Aristizábal, sirve como punto de referencia en la narración de esta contienda. Ofensas a través de la prensa, amenazas, búsquedas de apoyo en el gobierno y pugnas por la política arancelaria, demostraron que el conflicto entre las dos facciones estaba fundamentado en una lucha por los mercados locales y las divisas.

Los capítulos VI y VII tratan este mismo conflicto con un teatro distinto, el Congreso. Allí, la lucha por el proteccionismo desencadenada luego de que el gobierno promoviera una reforma arancelaria, alcanzó nuevas proporciones. No solo se incorporaron actores influyentes como el mismo Gaitán, Laureano Gómez y Ospina Pérez, sino que luego de que el proyecto reformista de Gaitán fuera presentado, la atmósfera política del país empeoró. Los ataques en el Congreso pasaron de los insultos a los golpes y balazos, la derecha se pronunció, en su ala más radical, en la defensa “a sangre y fuego” de las instituciones y Gaitán, por su lado, destapó una olla política el 10 de diciembre de 1947 en su discurso del Teatro Capitol de Bogotá, donde cayeron liberales, conservadores y los mismos industriales, víctimas de sus denuncias. Eran ataques personales y directos contra la plutocracia y la avidez de ganancia en perjuicio del pueblo.

El capítulo del “Bogotazo”, más “Colombianazo”, como sostiene Sáenz, analiza las consecuencias que tuvo este episodio en la conducta de la élite. En él se retrata el caos, la respuesta “sin cuartel” de la clase dominante, el fantasma del comunismo y un breve alineamiento entre la ANDI y FENALCO, que decidieron hacer a un lado sus diferencias para “salvar” el mercado del que dependían. Sáenz concluye que “El Bogotazo, como amenaza de clase, impulsó un realinderamiento de los industriales y los grandes comerciantes.”7

Así, utilizando el brillante título de Jorge Zalamea: “La metamorfosis de Su Excelencia”, Sáenz entra en la recta final de su narración. Los últimos capítulos se ocupan de la delicada situación social y política en vísperas de las elecciones presidenciales de 1950. Fueron, según su relato, meses en los que las arengas de bando y bando, las amenazas de violencia en el proceso electoral, marchas fascistas por la séptima, y numerosos asesinatos políticos, se convirtieron en el día a día del país. Aunque la iniciativa del Comité Pro-Paz resultó bastante tibia, luego de la clausura del Congreso por Ospina y la victoria de Laureano, que habría de prolongar la dictadura conservadora, los industriales, de acuerdo a las evidencias del autor, se mostraron satisfechos con el desenlace final de los acontecimientos. “el matrimonio entre la burguesía industrial antioqueña y el Partido Conservador se había consumado.”8 Bajo la dictadura de Laureano, las condiciones de represión social permitirían, pues, el desarrollo capitalista sin taras, sin previsiones; Colombia se transformó en un paraíso para el capital.

El mérito del trabajo de Sáenz Rovner está en su juicioso trabajo con fuentes primarias. La historia que reconstruye, representa en este sentido, no solo una perspectiva alternativa al análisis de “La Violencia” que matiza las interpretaciones izquierdistas y liberales sobre los treinta y las interacciones entre las élites comerciales y políticas, sino un valioso aporte

7 Ibid., 188.8 Ibid., 206.

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documental al estudio del fenómeno. Este uso extensivo de material inédito le permite desarrollar un contenido altamente revisionista e innovador. A diferencia de buena parte de la historiografía dedicada a “La Violencia”, fundada en complejos aparatos teóricos, algunas inclusive, subordinadas a una agenda política, Sáenz deja que sus fuentes hablen por sí mismas. La inclinación por trabajar en esencia con fuentes primarias, no obstante, constituye también una de las debilidades de la investigación. En primer lugar, el uso recurrente de fuentes extraídas de la ANDI produce cierto desbalance en la perspectiva; la burguesía industrial termina como protagonista de los hechos y su contraparte, la comercial, subordinada en el relato. Segundo; al trabajar casi exclusivamente con fuentes primarias, el análisis resulta un tanto estrecho, pues las fuentes no pueden dar cuenta del total de la situación. Esto lleva a un tercer problema, también de perspectiva; como argumenta Bergquist, se privilegia una visión elitista de la burguesía económica. Así, la riqueza de material documental sobre las altas esferas del poder económico y político del país deriva en la ausencia en el relato de actores sociales fundamentales en el desarrollo de “La Violencia”. Las menciones al campesinado, al ambiente rural y a las masas como agente político emergente, son poco recurrentes y en su mayoría, fragmentarias y débiles.

Aunque el estilo es impecable y la argumentación concuerda con la evidencia que se presenta, el relato de Sáenz tiende hacia el envilecimiento de la burguesía industrial. Él mismo sostiene que no se trata de afirmar si su actividad fue buena o mala; los juicios de valor no son explícitos en su investigación. Sin embargo, la descripción de la forma en que operaban, hace pensar a los industriales como un organismo heterogéneo que lentamente fue extendiendo sus “tentáculos” sobre distintas esferas. Las reuniones secretas, los almuerzos clandestinos, los viajes pagados y la manipulación de influyentes mentes políticas, por no mencionar la ofensiva que se hizo a través de la prensa para ejercer una hegemonía ideológica, se convierten de alguna manera en evidencia para demostrar la actividad subterránea que había detrás de los acontecimientos que marcaron el desenvolvimiento del país en los cuarenta. La conclusión de su epílogo muestra algo de esto. “Lo que atemorizaba más ala burguesía colombiana sobre la Revolución Cubana, era el ejemplo de una forma de vida que podría traer más igualdad y humanidad a su nación, un fin al sistema de privilegios e injusticias que los empresarios habían construido...”9 Sáenz, en su libro, siguiendo este tipo de narrativa, saca a la luz algo similar a una “historia secreta de La Violencia”.A pesar de que las fuentes se hayan convertido en un arma de doble filo para los propósitos del autor, la investigación deja una conclusión muy clara. La génesis de “La Violencia” tiene otras dimensiones. Una, en particular, que ata la historia política del país con el surgimiento de una poderosa e influyente burguesía industrial. Sáenz, en últimas, logra demostrar que es necesario volver a pensar este período en términos de la supuesta autonomía del escenario político con respecto a los intereses económicos de clase; según sus conclusiones, son dos espacios inseparables en el desarrollo de la vida del país. Y ese es su gran aporte al debate.

9 Ibid., 218.

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