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REVISTA EUROPEA. NÚM. 248 DE NOVIEMBRE DE 1 8 7 8 . AÑO v. MAHON, (Continuación.) * IV No vamos á remontar ahora nuestro examen á tiempos que, para algunos, ofrecen escasísima enseñanza y no deben, por lo tanto, servir de ejemplo. Digamos con uno de nuestros primeros poetas: »No curemos de saber Lo de aquel siglo pasado. Qué fue de ello," y aun cuando con igual y triste convicción, con- tinuemos con él, "Vengamos á lo de ayer, Que también es olvidado Como aquello.n Y ya reducido el campo de este estudio á la época de nuestra regeneración nacional, obser- vamos en los documentos, cuyo examen nos hemos propuesto, que en los tiempos de mayor prosperidad para España, en el de sus glorias más esplendorosas al menos, existia en ella un germen de decadencia evidente y no difícil, por lo mismo, da explicar. Humillando la Reforma en Alemania y allí, y en Hungría y el África, la media luna, andaba Carlos V desfaciendo, también, agravios por Europa, ya por ambicio- nes personales, ya por rivalidades dinásticas y hasta por caprichos de su orgullo ó fantasía; y entre tanto, eran sus propios Estados presa de los piratas que debía haber, en primer lugar, exterminado para que nunca fuera por ellos in sultada la rica herencia de sus egregios abuelos. Tenemos á la vista copia del proceso formado á consecuencia de la toma de Mahon por el cé- lebre pirata Barbaroja en el año de 1535. Al- gún historiador, y entre otros el Dr. Pedro Pons, se ha empeñado en disculpar á los habi- tantes y presidiarios de la ciudad en aquella oca- sión. Y dice así: "La isla empezaba á cultivar - (*) Véaso el uúmtro anterior, pág. 612. TOMC XII use y sus dos villas Mahon y Ciudadela á tomar npolicía y forma de gobierno cuando el año de "1536, (está equivocada en elTOSla fecha) fue "invadida por el famoso Corsario Bafbarroja, "sorprendiendo á Mahon con Banderas Españo- las, pensando sus moradores que era la armada nde Carlos V que estaba de buelta del Reino de "Tunes para España. Barbarroja arruinó Mahon "y cautivó todos sus moradores sin dejar más iique, seis personas que fueron ajusticiados en Ciu- "dadela quizás sin bastante fundamento. n Una Memoria impresa en 1787 con el título de "Descripciones de las Islas Pithiusast y Ba- learesn, sin nombre de autor, pero en que apa- rece serlo un Militar dotado de vasta erudición, manifiesta queBarbaroja, "continuando su en- "gaño de finjirse Escuadra del Emperador, en- "tró en Menorca, puso sitio sobre Mahon, que "halló desprevenida, y después de una buena "defensa, la tomó baxo capitulación, á laque "faltó inmediatamente, llevándose más de 800 "Cautivos, n Nosotros, después de leer las exageraciones del uno, observar las omisiones estudiadas del otro; de examinar cuanto aobre el particular se ha escrito y, sobre todo, el proceso á que an- tes hemos aludido, creemos, contra la opinión del Dr. JJons, que fue justa, y muy justa, la sentencia, que es del tenor siguiente: "El muy respetable Sr. D. Pedro de Figuero- "lapor la Sacra Real Majestad del Emperador "y Key N. S. Gobernador y Capitán General "de la presente Isla de Menorca, vista la Fiscal "Inquisición de sí recibida contra Antonio Oli- "var, Jorge Uguet, Jaime Scala Baile, Gil Cal- "derer y Fis Mir habitantes de la villa de Ma- "hon delatados é inculpados de enormes delitos "y crímenes por ellos perpetrados. Vistos los "testigos de dha. Inquisición recibidos. Vistas "asimismo las deposiciones y confesiones hechas "por los expresados delatados, y como vense "muy debidamente ponderadas; vista la petición "fiscal contra los dichos delatados presentada; "vista la asignación en aquellos hecha de poner "y hacer sus defensas: vistas estas por parte de 41

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REVISTA EUROPEA.NÚM. 248 DE NOVIEMBRE DE 1878. AÑO v.

MAHON,

(Continuación.) *

IV

No vamos á remontar ahora nuestro examená tiempos que, para algunos, ofrecen escasísimaenseñanza y no deben, por lo tanto, servir deejemplo. Digamos con uno de nuestros primerospoetas:

»No curemos de saberLo de aquel siglo pasado.Qué fue de ello,"

y aun cuando con igual y triste convicción, con-tinuemos con él,

"Vengamos á lo de ayer,Que también es olvidadoComo aquello.n

Y ya reducido el campo de este estudio á laépoca de nuestra regeneración nacional, obser-vamos en los documentos, cuyo examen noshemos propuesto, que en los tiempos de mayorprosperidad para España, en el de sus gloriasmás esplendorosas al menos, existia en ella ungermen de decadencia evidente y no difícil, porlo mismo, da explicar. Humillando la Reformaen Alemania y allí, y en Hungría y el África,la media luna, andaba Carlos V desfaciendo,también, agravios por Europa, ya por ambicio-nes personales, ya por rivalidades dinásticas yhasta por caprichos de su orgullo ó fantasía; yentre tanto, eran sus propios Estados presa delos piratas que debía haber, en primer lugar,exterminado para que nunca fuera por ellos insultada la rica herencia de sus egregios abuelos.

Tenemos á la vista copia del proceso formadoá consecuencia de la toma de Mahon por el cé-lebre pirata Barbaroja en el año de 1535. Al-gún historiador, y entre otros el Dr. PedroPons, se ha empeñado en disculpar á los habi-tantes y presidiarios de la ciudad en aquella oca-sión. Y dice así: "La isla empezaba á cultivar -

(*) Véaso el uúmtro anterior, pág. 612.TOMC XII

use y sus dos villas Mahon y Ciudadela á tomarnpolicía y forma de gobierno cuando el año de"1536, (está equivocada en el TOS la fecha) fue"invadida por el famoso Corsario Bafbarroja,"sorprendiendo á Mahon con Banderas Españo-las , pensando sus moradores que era la armadande Carlos V que estaba de buelta del Reino de"Tunes para España. Barbarroja arruinó Mahon"y cautivó todos sus moradores sin dejar másiique, seis personas que fueron ajusticiados en Ciu-"dadela quizás sin bastante fundamento. n

Una Memoria impresa en 1787 con el títulode "Descripciones de las Islas Pithiusast y Ba-learesn, sin nombre de autor, pero en que apa-rece serlo un Militar dotado de vasta erudición,manifiesta queBarbaroja, "continuando su en-"gaño de finjirse Escuadra del Emperador, en-"tró en Menorca, puso sitio sobre Mahon, que"halló desprevenida, y después de una buena"defensa, la tomó baxo capitulación, á laque"faltó inmediatamente, llevándose más de 800"Cautivos, n

Nosotros, después de leer las exageracionesdel uno, observar las omisiones estudiadas delotro; de examinar cuanto aobre el particularse ha escrito y, sobre todo, el proceso á que an-tes hemos aludido, creemos, contra la opinióndel Dr. JJons, que fue justa, y muy justa, lasentencia, que es del tenor siguiente:

"El muy respetable Sr. D. Pedro de Figuero-"lapor la Sacra Real Majestad del Emperador"y Key N. S. Gobernador y Capitán General"de la presente Isla de Menorca, vista la Fiscal"Inquisición de sí recibida contra Antonio Oli-"var, Jorge Uguet, Jaime Scala Baile, Gil Cal-"derer y Fis Mir habitantes de la villa de Ma-"hon delatados é inculpados de enormes delitos"y crímenes por ellos perpetrados. Vistos los"testigos de dha. Inquisición recibidos. Vistas"asimismo las deposiciones y confesiones hechas"por los expresados delatados, y como vense"muy debidamente ponderadas; vista la petición"fiscal contra los dichos delatados presentada;"vista la asignación en aquellos hecha de poner"y hacer sus defensas: vistas estas por parte de

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"los mismos y finalmente vista la asignación á"decir y alegar aquellos, hechas otras cosas to-ncantes á este proceso. El nombre de Nuestro"Señor Jesucristo humildemente invocado, su"Señoría expectable en consejo del mag.c0 m.°"ff8 Martorell asesor y de m" Rafael Ballester"consejero elegido por S. S. D.r en ambos"Dros. é intervención del honorable m.° Pedron Juan Pina Jurista, Abogado fiscal de la pré-nsente Isla, sentenció, pronunció y declaró lo"siguiente:

"Por serie del presente proceso y espontáneas"confesiones de los dichos Antonio Olivar y"Jorge Uguet naturales de la villa de Mahon,"consta claramente que fueron elegidos por el"Consejo ordinario de dicha Villa, entre cuyos"consejeros era uno el memorado Gil Calderer,"esto para tratar y pactar con el pórfido Barba-"roja, siendo un perseguidor de nuestra Santai'Fé Católica y capital enemigo de la Sacra"Eeal Majestad del Emperador y Rey N. S."Cuya comisión tomaron dichos Jorge Uguet"y Antonio Olivar con expreso consentimiento"y mandamiento del expresado Jaime Scala"Baile y de hecho hicieron con el nombrado"Barbarroja el pacto do darle 100 niños y 100"niñas de edad de siete años en adelante y no"contentándose el mismo Barbarroja con esta"promesa, no queriendo aceptar dicha oferta"los predichos Antonio Olivar y Jorge Uguet"finalmente trataron y acordaron con dicho"Barbarroja de entregarle dicha villa de Mahon"con todos que dentro ella se encontraban, sa-"queándola toda á su voluntad esceptuando"pero diez casas, las cuales y sus familias ha-"bian de quedar libres del saqueo y cautividad."Acordado este pacte, Antonio Olivar se volvió"á la villa á anunciarlo á Jaime Scala Baile y"Gil Calderor quedándose con Barbarroja Jorge"Uguet. El espresado Jaime Scala y GilCalde-"rer, aceptaron gustosos semejante pacto y les"dieron las gracias, y así el repetido Antonio"Olivar queriendo acabar la detestable y malva-"da obra pidió las llaves de las puertas de la"villa y teniéndolas abrió al pérfido Barbarroja,"el cual en el mismo instante entró con todos"los Turcos acompañado de Jorge Uguet en la"misma villa, de donde sa han seguido tatitos"é irreparables daños con pérdida de tantas al-"mas, incendios, robos y otros infinitos perjui-cios, por los cuales los dichos Jorge Uguet,

"Antonio Olivar, Jaime Scala Baile y Gil Cal-"derer Consejero han incurrido ea gravísimas y }"enormes faltas y crímenes de infidelidad y re- ;"belion contra su propia Patria y pueblos da ]"ella, y de las almas de aquellos, en nefanla ;"perdición y asimismo por espontánea coníb- !"sion de dicho Fis. Mir et alios, consta que '•"aquel escaló la muralla de dicha villa siendo"esta sitiada, por haberse pasado el m';:no"Mir voluntariamente al memorado Barbar-"roja, solicitando y tomando de aquel fianzany seguridad, por lo que según disposición"de derecho habría incurrido en gravísimosucrímenes, por todas las cuales abominablesncosas y crímenes enormísimos, queriendo"con aquellos Su Señoría expectable por jus-nticia proveer con consejo de dichos magní- inficos magistrados m.°ffs. Martorell y m.° Ra-ttfael Ballester y con intervención del mencio-unado abogado fiscal de la presente Isla, sen-ittenció á los dichos delatados á que fuesen sa-neados de las cárceles y arrastrados por todostilos puntos acostumbrados de la presente villa,ny después conducidos á la plaza del borne ennía cual constituidos, que sea quitada la mu-nñeca derecha á Antonio _,Olivar con !a cualtt abrió la puerta á Barbarroja y asimismo ánjorge Uguot que le sea cortado el pie derechoncon el cual entró en la dicha villa en compañíandel mentado Barbarroja; que después los de susttdichos delatados sean degollados por el cuellottde manera que muosan y que luego sean deca-ttpitados y escuartizados: que la cabeza y mano"de Antonio Olivar, junta con el pie de Jorge"Uguet sean colocados sobre la puerta que abriónol Olivar á Barbarroja; que la cabeza de Uguetulo sea sobre la puerta del mar; que la cabezande Jaime Scala Baile lo sea en medio de lanplaza de la villa de Mahon; que la de Fis. lonsea en el lugar por dotute dicho Mir bajó delnbaluarte para pagarse al pirfido Turco; y quettla de Gil Calderer Consejero lo sea sobre laitpuerta ds la casa Universidad y los cuerpos deudichos delatados aein distribuidos y colocadosnen lugareí públicos de la presente isla. A co-nnocimiento de RU señoría mandó que dichanjusticia y ejecución fuese publicada con pre-agon declarando confiscado? los bionas de aquo-nllos á la Regia Corte así como por la presente^confiscan. Declarando más adelanto qus loi

é hijas de lo-i ejecutados sean inhab'.lei

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N.° 248 J . GÓMEZ DE ABTECHE.—MAHON. 643

nasí como los inhabilita su señoría por la pre- Iiisente para cualquiera cargo tanto Real como"Universal y de todas las demás prerrogativasiiy privilegios de los que pudieran lograr. —uD. Pedro de Figuerola.—Francisco Martorell,iiAsesor.— Kafael Ballester, Fis Adtns—PetrasnJoanes Pifia, n

Y siguen los latinajos, entonces de costumbre,señalando la publicación de la anterior senten-cia por el escribano Bernardino Pelnia, y el de-pósito del proceso en el archivo real de Ciuda-dela.

No pretendemos extendernos en consideracio-nes sobre el proceso que termina con la senten-cia acabada de trascribir; sólo diremos queveintitrés años después Ciudadela se defendiógallardamente de una escuadra de 140 velas con15. 000 hombres de desembarco, mandados porMustafá-Bajá que, para vengarse, dejó la isla,al decir de un historiador, "hecha un matorral,nsin forma de población, ni hombre que se atre-uviese á salir de sus escondrijos y cuevas sub-nterráneos.n

Hay que advertir, para la mejor inteligenciade aquellos dos sucesos, ambos funestos, peroglorioso el uno para los infelices defensores deCiudadela, y harte) censurable el otro para losde Mahon, qit'é'íísdela época do la reconquistacristiana de Menorca, se habia trabajado más ómenos, según los recursos de que se disponia, enla fortificación de aquellas poblaciones, las másimportantes de la isla. En 1363 se mandaba »quentodo el circuito de Cindadela se guarnecieseneón la correspondiente muralla, de tal modonque la gente de á caballo pudiese ir por ella sin11 ser molestados del enemigo encasodeinvasion.itIgualmente se previno "que á espensas comunesnde la Isla se estrechase la demasiada anchurande los muros de Mahon, y se redujesen á los lí-umites de que sus vecinos pudiesen sostener có-nmodamente su defensa según se requiriese, nNi aquella disposición, ni cien otras posteriores,bastaron para que los menorquines se decidieraná hacer un esfuerzo que los pusiera á salvo delos piratas y enemigos; el secreto está en que,según uso de aquellos tiempos, eran ellos quie-nes, en gran parte, debían sufragar los gastos ycon su servicio personal contribuir á las obras.Si no perfectas para aquellos tiempos, no serian,sin embargo, poco robustas ni estar inacabadaslas murallas de Mahon, cuando hubo de apelar

Barbarroja al soborno y á las negociaciones queconstan en el proceso anteriormente citado, paraabrirse paso franco por ellas.

Aquellos actos de piratería y las razias consi-guientes, inspiraron la fábrica del castillo deSan Felipe de Mahon que, por entonces, consis-tió en el cuerpo cuadrado que, después, había deser reducto interior de la gran fortaleza con-quistada por Richelieu y Crillon. Los mediosofensivos de la época no exigian ni mayor re-cinto ni muros más robustos para una fortalezadirigida, principalmente, á estorbar la entradade las escuadras en el puerto ó resistir el ata-que por tierra algunos dias, los pocos que loscorsarios podrían sostenerse en la isla. Las ma-rinas de Inglaterra y Francia no trataban to-davía de imponerse á los españoles en sus pose-siones del Mediterráneo; para las algaradas tur-cas habia de sobra si los defensores mostrabanel ardimiento que los de Ci udadela.

Por supuesto que, como de costumbre inve-terada, aun entonces, en España, no se habiaocultado tras del horizonte, puede decirse, la es-cuadra de Barbaroja, cuando en el recinto deMahon se veía sacar de sus cimientos un granbaluarte que, sin embargo del escarmiento re-ciente y de que un gobernador, también tar-díamente nombrado, animase á los habitantesen su obra para desvanecer el mal nombre quetenían, como dice un historiador del país, tardóen acabarse tiempo más que sobrado para quese hubieran repetido cien y cien invasiones tandevastadoras como las anteriores.

Afortunadamente, sea por la decadencia sub-siguiente de la marina turca tan ejecutivamen-te humillada en Lepanto, sea porque lo evitarael estado de defensa en que se puso la isla, locierto es que ninguna otra invasión formal hubode sufrir hasta muchísimo después en que unaguerra civil, complicada con la general europeaque provocaron las ambiciones de la Francia,vino á causar los estragos que tantas interna-cionales y el desgobierno de un siglo no habianbastado á producir y, entre ellos, la pérdida deGibraltar y de Menorca.

El fuerte de San Felipe debió darse por con-cluido en 1607, pues quo en ese año cesaron depagarse sus consignaciones á los empleados enlas obras; y estaba considerado como la más ro-busta é importante ciudadela de la isla, con-

| cepto que aiguió mereciendo mucho tiempo, se-

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644 REVISTA EXJEOPEA.—24 DE NOVlEUBKE DE 1878. N.°248-

gun consta ea varios escritos y hasta en realesdisposiciones del siglo xvil. Su guarnición enépocas normales constaba de 170 hombres y de300 en las extraordinarias, hasta que en 1646se d otó en 400, con abastecimientos suficientespara un largo asedio, y 32 piezas de grueso ca-ibre perfectamente encabalgadas en la mura-lla. Pero aumentando cada dia con nuevos ade-lantamientos militares los medios ofensivos, fuenecesario extender lo que ahora ha dado en lla-marse la zona polémica y proporcionar fuegos ádistancias que, además de salvar de los enemi-gos el cuerpo principal en las primeras épocasdel sitio, lo hiciesen más difícil, más lento ymás costoso. Y se levantaron sucesivamente,durante el reinado del último de los austriacos,el reducto de San Carlos, el de Felipet pocodespués, para barrer, si así puede decirse, consu artillería, la entrada del puerto, y varios re-bellines con que se cubrieron los frentes aba-luartados de la fortaleza principal para estorbarla acción inmediata del enemigo sobre ellos.

Con eso y el aumento proporcional de la ar-tillería, el fuerte comenzado por el gran sobe-rano que le diera nombre quedaba en las mejo-res condiciones defensivas al extinguirse la di-nastía, cuando se sumía en tinieblas, impene-trables á los talentos más previsores, la suertefutura de la nación.

Felipe II, más prudente que su egregio pa-dre, dado, por carácter y por rivalidad, acaso,con otros monarcas de su época, á empresas másbrillantes que útiles, sa propuso poner perfecta-mente á salvo de toda clase de enemigos lasislas Baleares; y, á la vez que las fortificacionesde Mahon, perfeccionó las de Ciudadela; pusoen defensa el puerto de Fornells, ya que no sedecidiera á cegarlo, como se lo propuso alguno,hizo fortificar la iglesia de Alayór y los templosque coronaban los montes del Toro y de SantaÁgata, para que las gentes del interior hallasenrefugio en las entradas de los moros; y mandó,por fin, elevar torres que atalayaran todo el paísy sus costas.

V

Hemos dicho cómo cayó Gribraltar en poderde los ingleses. Mahon sucumbió cuatro añosmás tarde, después de puestos en juego cuantosmedioa pudo inventar la malicia de nuestros

enemigos; que así debe llamarse á los que, fin-giéndose aliados, se guardan las conquistas he-chas en común para uno de los partidos en quese halla fraccionado el país que dicen pro-tejer.

Desde 1706 se dejan sentir ya las asechanzasy el oro de los ingleses en Menorca. No era,por otra parte, fácil que una isla balear resis-tiese la corriente austríaca de que se dejaba ar-rastrar la corona de Aragón, partidaria, cas1

toda ella, do la familia imperial que tantosaños había gobernado á España. Pero, así y to-do, y á pesar del mal ejemplo dado por Malloi-ca entregándose á los aliados, cuya voz seguíauna parte muy considerable de la nobleza de laisla, Menorca resistió aún' más de dos años,manteniendo en sus fortalezas las blancas en-señas de los Borbones.

Un señor Sanra que, huyendo de la isla al des-cubrirse la conspiración que fraguaba en Alayor,dejó unos cuantos infelices seducidos en manosde la justicia, fue entonces, y después desdeMallorca, el alma del movimiento insurreccio-nal. La primera providencia de D. Diego Dá-vila, gobernador político-militar que era de laisla, después de rechazar á los rebeldes que lle-varon su audacia hasta á poner sitio al castillode San Felipe, se redujo á »llg||ar á los princi-pales cabecillas de la rebelión, y darles una"fuerte corrección.n Así lo dice una declaracióndel hijo de Marcos Tremol, alcalde que era á lasazón de Alayor, depuesto por los rebeldes yperseguido luego por ellos con el mayor encar-nizamiento .

La corrección, como sucede siempre en talescasos, no hizo sino animar á los facciosos quevolvieron muy pronto á sus conciliábulos, y,animados, cada dia más, por los de Mallorca,y con la noticia de un desembarco próximo delos austriacos, se pusieron á punto de trastornar-se otra ves, como dice la expresada declaración.Súpolo el general Dávila y, probado el delitode los rebeldes y fuerte con su benignidad deantes, hizo ahorcar algunos y embarcó los de-más para la Península.

Entre los primeros lo fue D. Juan Pons yMercadal, que habia sustituido en la alcaldíade Alayor al Marcos Tremol, á quien, en premiodebido á su lealtad, nombró Dávila para JuradoClavario y recolector de los diezmos de trigo ycebada de aquella misma villa.

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N." 248 J . GÓMEZ DE ARTECHE.—• MAHON.

Y aquí vamos á trasladar á este escrito unpárrafo del de Tremol, hijo, sumamente curio-so, por más que parezca, leyéndole aislado, fútilacaso é insustancial.

"Viendo, dice, D. Diego de Avila, que donii Juan Miguel Saura, principal de todos los su-nblevados, puos se titulaba generalísimo, se ha-nbia escapado á Mallorca con su familia y demás"principales cabecillas, y que los quo lo seguíaniide la gente del pueblo que no se habían podidonembarcar, los habia castigado severamente, lesiiconfiscó todos sus bienes para el Rey, ponién-ndoles fuego á sus predios, derribando sus pro-npias casas,*y por último, vendidas ó enagena-ndas sus propiedades por la Corte, tanto de dichouSaura como de los demás que se habían ausen-ntado de la isla y también las del Sr. Juan- Ponsny Mercadal, que no obstante de haberlo ahor-ncado le fueron quemadas y destruidas sus ca-nsas. Como tengo dicho, que en este año donnDiego do Avila nombró á Marcos Tremol, miupadre, recolector por su mucha fidelidad en la.nrebelion, sucedió que en el mos de Agosto,ncuando el diezmo se recogía en mayor abun-ndancia, fueron los a'migos y parientes de losiique habían sido castigados, á la cerca en don-nde se encerraban por las noches las caballerías"diezmadas, y á todas les cortaron la cola ynorejas, siendo en número de diez y ocho bur-nras. Considerad qué crueldad fue esto y quénmenoscabo para Marcos Tremol, el tener quenalquilar caballerías para diezmar y trasportarulos granos al castillo, como también lapórdi-nda al vender aquellas, porque como todas esta-nban desfiguradas, la que valia doce piezas de áuocho, tuvo que venderla por tres ó cuatro; y,npor último, ahora viene la mayor crueldad eniilos bienes y muebles de Marcos Tremol, mi"antedicho padre. Pasó el año 1707, y estandoná 19 de Setiembre de 1708, vino al puerto deuMahon la armada y tropas del Archiduque, ynapenas aquellas hubieron desembarcado, acu-ndieron cuasi todos los individuos habitantes deiiAlayor, ó mejor dicho, todos los amigos y pa-nrientos de los castigados á casa del referido minpadre saqueándola toda y llevándose hasta losiicuadros colgados do la pared. No explico lo queuse llevaron, pues lo haré en otra nota; lo quenhe podido conseguir por los instrumentos queuparan en mi poder, declarando que en dichanocasion del saqueo, Marcos Tremol se habia re-

nfugiado en el castillo y por ésto ñó fdé óí3o' ñ"escuchado, tratándole en la sentencia Como"Contrario al Archiduque."

El escrito de Tremol, hijo, tan interesante, &pesar de su breyeda'd, por ser el único documen-to en que se refieran los sucesos anteriores é, laconquista de la isla por los aliados del Archi-duque, debe, por toda su estructura, ser algunadeclaración que se le exigiría- después del tra-tado de Utrecht. Porque en otro de los impor-tantísimos papeles del general Cotoner, vemosque, á consecuencia de una representación de lacorte de España en favor de varios individuosque se habían mostrado afectos á la casa de Bor-bon en Menorca y se hallaban en la mayor mi-seria, el gobierno inglés respondió que <>nopo-ndia dar positiva respuesta hasta que se informa-"ra de lo positivo de aquel hecho, y lo supiese"de su origen, y que cuando recibiera la infor-nmacion no faltaría en observar el tratado y ha-ncer justicia conformo. n

"S. M., añade, me manda le diga á V, S. in-nquiera en esto todas las particularidades arriba"mencionadas, y que envié una exacta cuenta,ncon distinción de las haciendas que son, el es-ntado en que están, cuándo y cómo fueron con-nfiscadas, y por quien, y en poder de quiennestán. ii

Este despacho del secretario de Estado J. Bo»linbhrok, dirigido el 3 de Mayo de 1714, á donEnrique Noale. Real comisario y proveedor realde Menorca, debe haber dado lugar á la que aca-bamos de copiar, declaración del hijo del leal ypundonoroso Marcos Tremol.

En ella hemos podido ver#que los aliados dea-embarcaron en Menorca el 19 de Setiembre de1708, y hemos podido observar, también, queemprendieron inmediatamente el bloqueo yataque del castillo de San Eelipe de Mahon, cu-yo triste resaltado viene luego á revelar otro delos notables documentos que tenemos á la vis-ta, la capitulación firmada por los dos generales,sitiador y sitiado. Don Diego Davila que, ade-más de los soldados españoles, tenia un regi-miento francés á sus órdenes, entregó la forta-leza diez dias después de embestida, por un con-venio, cuyo primer artículo decia: "que saldrándel referido castillo toda su guarnición de espa-"ñoles y franceses con sus familias, armas carligadas, bala en boca, tambor batiente, banderasi desplegadas, ocho cartucho» cada militar y los

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646 BBVISTA E U R O P E A . - ^ DE NOVIEMBRE DE 1 8 7 8 . N.° 248

nfrascos llenos de pólvora, seis cañones, dos mor-uteros, con ocho cargas, y todo se conducirá en»los bageles de los Príncipes aliados á su costa áHValencia, Cartagena, Almería ó Málaga, y losnfranceses á Tolón ó á las Islas de Hieras. n '

Este artículo y los seis restantes que con- ,ciernen á la conservación de los bienes y á laseguridad de las persona s acogidas al castillo,de todos estados y condiciones, debieron serpropuestos por D. Diego Dávila, porque, al !final del traslado de la capitulación, se en-cuentra el siguiente escrito del general sitia-dor: "Se conceden todos los sobredichos capí-»tulos, con la condición de que esta tarde '"(Dávila solicitaba dos dias parala evacuación) i"se haga la entrega del castillo de San Carlos y '»el de San Felipe (deberá decir Felipet), y quo"mañana se entregue una puerta del Castillo, |"á donde promete no se introducirán más de '"cien soldados ingleses, hasta haber desampa-»rado la plaza la guarnición en la forma sobre-dicha; y á más me empeño que no se haránin"gun agravio, sino que se dará toda la ayuda y"favor que fuere posible.»

Y siguen la aceptación de esta enmienda ylas firmas de Diego Leonardo Dávila y Diegode Stanhope.

Sin que de esto haya nada escrito en los pa-peles á que nos vamos refiriendo, se pueden sa-car de su resultado deducciones que expliquenlas causas y procedimientos de la capitu-lación.

Las operaciones militares no eran en la Pe-nínsula muy favorables á los aliados, habiendoéstos perdido en la campaña anterior y en la deaquel año todo el prestigio alcanzado con suentrada en Madrid, y los territorios de Murcia,Aragón y Valencia de que se habían hechodueños antes de la batalla de Almansa. Esasventajas, las primeras decisivas que, con lalealtad, nunca como entonces manifiesta, de loscastellanos, auguraron el triunfo definitivo dela causa borbóaica en España, aparecían, sinembargo, contrabalanceadas con las obtenidaspor sus enemigos en Alemania é Italia, más de-cisivas, indudablemente, allí donde habrían unasy otr^s de pesarse para los resultados de unalucha en que no sólo nuestra patria, sino quela Europa toda se hallaba comprometida.

El uso del mar, sobre todo, era de privilegiocasi exclusivo de los aliados; y la suerte, de con-

siguiente, de las colonias y aun de las posesio-nes adyacentes á la Península dependía de unafuerza que no necesitaba sino ejercerse paravencer.

En este caso se encontraba Mahon, cuyo pre-sidio era muy difícil que alcanzara á resistir lainfluencia de la ocupación de Mallorca por losenemigos ni la de las conspiraciones, si reprimi-das tanto tiempo, no sofocadas y, lo que es más,imposibles de sofocar en tales circunstancias.

La conducta, sin embargo, de Dávila fue tor-pe y débil hasta un extremo por demás vitupe-rable. Los sitiadores no formaban lo que sellama un ejército aparejado para el'sitio de for-taleza que pasaba por muy principal: eran 2.000marineros, para el aumento de cuya fuerza sehizo desembarcar de la escuadra del almiranteLake hasta los timoneros, para con su númeroy las obras de sitio que fingieron comenzar, im-poner á los defensores.

Y lo consiguieron por completo. Porque losfranceses de la guarnición, abultándose el peli-gro, ó cansados de su permanencia en Menorca,instaron al gobernador para que hiciese llama-da, pensando así alcanzar condiciones que lespermitieran volver á su patria. Y como eran losmás, contándose hasta 500 del regimiento deM. de la Jonquiére, cuando los presidiarios es-pañoles apenas llegaban á 200, y con las armasmohosas, según dice elDr. Pons, Dávila, antesde ver siquiera abierta la trinchera, ni menosamenazado el reci ato del castillo de bombardeo,asalto ni ataque que se les pareciese, asintió ásus consejos y reclamaciones, pidiendo, paracapitular, las condiciones anteriormente citadasen el presente escrito.

Un general inglés, historiador de aquellossucesos, dá otra versión que vamos á trasladará este escrito, variando un poco la traducciónque aparece en los papeles del general Cotoner,algo incorrecta y descuidada. Después de decirque Stanhope, principal instigador de la em-presa, salió del puerto de Barcelona con unaescuadra y 2.000 hombres quo desembarcaronel 14 de Diciembre frente á la isla del Ayre,añade el autor: "Formaban la guarnición de lai Jala cerca de 1.000 hombres, de los que 400"eran franceses á las órdenes de M. de la Jon-»quiere, y se hallaban repartido» entre el casti-"llo de San Felipa, Ciudadela y Fornells. Una"parte de los habitantes se presentó armada en

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N* 248 LEVBIGY.—EL SOOlAUSMO EN ALEMANIA. 64711 favor del archiduque Carlos. De las tropas»do la Isla, habia 750 hombres en San Felipe,"200 en Ciudadela y 50 en Fornells, de modo"que los ingleses no hallaron obstáculo alguno"para su desembarco. 11

nLa artillería destinada al sitio constaba de"42 cañones y 15 morteros que no pudieron ser"puestos en batería hasta el 28, por las dificul-"tades con que se tropezó para su desembarque"y para su arrastre, después, al sitio de su em-plazamiento. No llevaban los ingleses ganado"de tiro ni de carga y sólo con el ayuda de la"gente dol país y á fuerza de tiempo y de traba-"jo lograron poner en batería nueve piezas so-"bre una eminencia que se alza más allá del"depósito de la trinchera que se formó en 1756."Esta batería fue destinada á romper una pared"de piedra seca que cubría el arrabal de San"Felipe, y, en efecto, no fue difícil abrir en"ella brecha así como el arrumar las dos torres"do la Justicia y de la casa de campo del Go-"bernador. Habían resuelto los ingleses atacar" con todas sus fuerzas á los pocos españoles y"franceses que defendían aquel muro deaprecia-"ble; debia dirigir el ataque el brigadier Wade;"pero, habiendo reparado algunos granaderos"al hacerse noche que se retiraba la guarnición"al fuerte, y habiéndolo advertido al brigadier,"avanzó éste con dos batallones y se hizo dueño"del arrabal, de la torre y de la casa del Go-"bernador. Aquella misma noche so formó por" la parte de delante una batería de algunos ca-" ñones y morteros; pero, al rayar el alba, ha-"biendo observado los sitiados los progresos de"los enemigos; no teniendo verdaderamente es-"peranzas de socorro alguno y temerosos de no"lograr condiciones ventajosas, si prolongaban"la resistencia, decidieron rendirse el 30 de Di-"ciembre, dia en que se firmó la capitulación y

, "en que M. Stanhope ocupó la plaza, enviando"parte de la guarnición á España y parte áiiFrancia.ii

nDos dias después de haber desembarcado enuMenorca, M. Stanhope envió dos navios denlínea á atacar el fuerte de Fornells, y como lanescasa artillería que en él habla era de muyncorto calibre, no pudo impedir la entrada denlos navios ©n el puerto, y la aparición de éstosnbastó para que los 50 hombres que lo guarne-ii cían ae decidieran á rendirse á los pocos diasny á entregarse como prisioneros de guerra, H

nRendido el fuerte de San Felipe, el mismo"general inglés dirigió á Ciudadela un destaca-i miento que se apoderase de aquella plaza, cuyanguarnicion se entregó prisionera de gue.rra ánía primera intimación, con el pretexto de te-uner poca artillería y municiones para su de-nfensa.ii

nDe este modo se conquistó en seis semanastuna isla tan importante por su situación y parlas ventajas que ha procurado á Inglaterra ensus guerras con España y Francia n , • .

El coronel francés fue degradado y su regi-miento reformado al desembarcar en Francia;y al hacerlo Dávila en Cartagena, viéndose pre-so y envuelto en un proceso de que comprendióno saldria bien librado, se arrojó de la torredonde se le_ encerrara, haciéndose pedazos en elsuelo. ¡Cuánta más honra y superior provechono hubiera sacado resistiendo las cobardes im-posiciones de sus subordinados, y hasta sepul-tándose en las brechas que Dios sabe cuándo lehubieran los enemigos abierto en la fortalezaconfiada á su lealtad y energía!

JOSÉ G. BE AUTECHE.

(Continuará.)

EL SOCIALISMO EN ALEMANIA.

ii *

Losv¡speialistas alemanes están organizados há^Mímente; tienen reuniones, congresos, periódi-cos, jefes, algunos de los cuales son de muchainteligencia; se hallan representados en el Rei-chstag y han disfrutado hasta ahora de una gran-dísima libertad, empleada en hacer muy activapropaganda. Son numerosos.

[Constituyen un partida verdaderamente pe-ligroso para Alemania] Seguramente, no.

El dia en que acudiesen á la insurrección ar-mada ó no hiciesen más que salirse de las víaslegales, serian destrozados al momento.

El pueblo alemán, deplorando la actual cri-sis, su impreyision pa:-iada, la párdidade sua ilu-siones, es, en su.mayoría, resueltamente afectoal nuevo orden de cosas.

La nación espera mejores dia», y los espera

(') Véase el número anterior, pág. 609,

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del trabajo, de la honradez, de la vuelta á tra- 'diciones abandonadas con demasiada ligerezadespués de las victorias de la guerra franco-ale-mana. El ejército es fuerte, respetado, obedien-te; la policía es inteligente y adicta; las clasesricas, medias, instruidas, no rehusan su apoyoal gobierno. Además, con algunas excepciones,el obrero alemán no está desarrollado iutelec-tualmente; es tosco, calmoso y torpe de com-prensión; se expresa mal y concibe de igualmodo. Sueña con un cambio, pero ninguna fór-mula precisa de gobierno ha penetrado todavíaen su cabeza; sus deseos son vagos, indefinidos.

A menos que se vea arrastrado á la desespe-ración por la miseria, no tomará nunca las armaspara sostener sus demandas, porque'no entraen la naturaleza del carácter alemán, el provo-car lucha en condiciones desiguales .

Y el socialismo alemán sabe muy bien que notiene fuerza alguna en el paía, y que entre losque figuran en su activo hay muchos que se ha -lian afiliados por razones que nada tienen decomún con él.

Bajo el punto de vista de su influencia fueradel impsrio, el socialismo alemán es menos te-mible todavía; porque siendo una producciónlocal, es un fruto sui generis, que no agrada átodo el mundo. Es demasiado sabio, demasiadoanalítico , demasiado geométrico , demasiadoegoísta. Se ha calculado el número de chuletasy de vasos de cerveza que puede tocar á cadauno. Las grandes ideas humanitarias, los gran-des y eternos principios de justicia, de fraterni-dad, de caridad, no se tienen en cuenta paranada. ¡Oh! aquellos señores olvidan que el hom-bre vive tanto por el sentimiento como por elestómago. Pero nosotros olvidamos á nuestravez que las sublimes doctrinas, las filosofías ylas religiones verdaderamente humanas han sidodesarrolladas por el sol, lejos de los laboratoriosde las Universidades del Norte.

jHubiera tenido la revolución francesa laafortunada influencia que ha ejercido casi um-versalmente, si no se hubiese realizado, en nom-bre de esos principios que formarán la grandezadel hombre mientras sean reconocidos?

£1 socialismo alemán no ofrece al espectadorninguno de los caracteres de esas agitaciones ca-paces de provocar la inquietud ó la alegría enlos pueblos modernos, porque se apoya en abs-tracciones, en necesidades exclusivamente ma-

teriales, en razonamientos lógicos, y no abre ála humanidad nuevos horizontes. Las doctrinasde sus jefes, divulgadas con profusión, de palabra y por escrito, no pueden hacer nacer otrodeseo en el trabajador ignorante que el de re-partirse brutalmente los bienes, á fin de traba-jar menos y beber, comer y dormir más. Falta,pues, á las teorías socialistas alemanas esa chis-pa que por sí sola inflama á las muchedumbresy á los espíritus superiores y getierosos.

Establecidas estas consideraciones, ¿cómo ex-plicar la pasión con que ciertos publicistas ale-manes reclaman leyes de represión contra lossocialistas?

i,Cómo los mismos periódicos, los mismoshombres que ayer predicaban la libertad y cali-ficaban al socialismo de añagaza y de ficción, seatreven hoy á expresar en lírico estilo el terrorque les inspira ese partido?

A la burla, al escepticismo, á la indiferenciahan sucedido de repente la indignación y elmiedo. Para el que lee los periódicos oficialesalemanes, esos temores y esas cóleras son, sinembargo, poco imponentes; aprecia el valor y lasinceridad de las declaraciones de dicha pren-sa; no ignora qui cuando lo convenga hará elelogio de la Gommune ó de la Inquisición, contan irresistibles argumentos y acentos igualmen-te conmovidos.

jPor casualidad habrán impresionado hastaese punto á los periodistas alemanes las dos cri-minales tentativas de que acaba de ser objeto elemperador Guillermo?

Tienen sobrada ciencia y razón, y son dema-siado calmosos para eso. Sabsn muy bien quecuando la población entera de los Estados-Uni-dos de América lloraba al mejor de sus ciuda-danos, al más noble de sus hijos, al modelo dejefe de un Estado libre, al gran Lincoln, en fin,víctima de un asesino, no se le ocurrió que de-»bia tocar á una sola de sus preciosas libertades.Saben también que, si su causa lo exigiera, de-mostrarían ellos irrefutablemente, por el contrario, que querer impedir á los ciudadanos elreunirse para discutir sus intereses ó sus opi-niones, es abrir la puerta principal á los golpesde fuerza y á los asesinatos, teniendo en cuentaque las tiranías han encontrado en todo tiempoasesinos en las calles. Las estadísticas históri-cas con que apoyarían sus razonamientos seriantan convincentes como numerosas.

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N.° 248 LEVEIGY.—EL SOCIALISMO ES ALEMANIA. 649

Veamos, por otra parte, cómo trataban lacuestión, del socialismo no hace mucho tiempo .Todas las hojas libarales, ó por ni3Jor decir, to-das las hojas que proclamaban la pureza y lagrandeza de la política de M. de Bismarck, sehallaban unánimes en reconocer que la liber-tad para los socialistas era su muerte en plazomás ó menos corto. i No abrasa el sol á la malayerbal ¿No disipa el viento los miasmas insanosde las bóvedas subterráneas] Verdaderamentela sabiduría brotaba de sus plumas como enotro tiempo de los labios de Salomón. ¡Qué jus-tamente definian el socialismo! Entonces noora una aecta la que habia que perseguir hastasu extinción, secta espantosa que sueña con elderrumbamiento de las leyes divinas y huma-nas, y que prepara la llegada de e3e horriblecataclismo por medio de regicidios; no, enaquella época, el socialismo no turbaba suquietud; pretendían que era una palabra quenaia ropra-ientabi de definido y claramente de-terminado. No era ni un sistema gubernamen-tal, ni un principio, ni un programa.

El bonapartismo, el carlismo, la legitimidad,la república, nombres son todos que designanformas de gobierno conocidas, ya practicadas,y personas que sólo desean aplicarlas do nuevo;mientras que el socialismo, hablando con pro-piedad, no era más qae una colección de pro-gramas, de sistemas y de reformas.

Si alguna gaceta conservadura de la oposiciónsaliese diciendo que el kullurkampf y la guerraá los ultramontanos eran menos urgentes que laguerra á los socialistas, ¡qué indignación noproducirla!

¡El socialismo un peligro! Tal vez; pero si laspretensiones de los socialistas se fundaran ennecesidades reales, poderosas, ninguna ley hu-mana podría detener su corriente, sino que haria más temible su desbordamiento retrasando •lo; y si se apoyasen en ideas falsas, sin valor nifundamento, se desvanecerian. Libertad, liber-tad para todos... escspto, por supuesto, paraaquellos á quienes ahora se la quitamos. Asíhablaban aquellos interesantes periódicos. Enla misma corte so aprobaba este lenguaje, y sellevaba más lejos la condescendencia. Hemosoido á un príncipe llamado á reinar en Alema-nia, pronunciar estas sensatas palabras: nSi en-tre las pretensiones de los socialistas las hay le_gítimas, nada más justo que examinarlas y aten-

derlas en la medida que sea posible; si son in-justas ó irrazonables, la diseu-tionpúbliea tendrámás pronto tazón. 11 Es incontestable que estasmáximas son de una lógica absoluta, y que lanación en que aparezcan contrarias al orden y ála paz pública, ó no merece todavía la libertad,ó ha dejado ya de merecerla.

Pues bien, esta revirada en la prensa oficialy en ciertos centros, respecto al socialismo, nodebe sor atribuida á I03 Hoelell ni á los Nobi-ling, ni á una indignación muy legítima, peroque no puede ser sino pasajera entre hombrespolíticos inteligentes y prácticos, ni á los pro-gresos de la asociación de los obreros y á los te-mores que inspira, ni acaso á ciertos personajesinteresados directamente en la cuestión de losatentados. El secreto de todas esas grandes cóle-ras, de esos elocuentes llamamientos á las leyesdraconianas, de esos sublimes párrafos sobre lasuerte reservada al imperio si los socialistas noson desterrados de aquella tierra santa, hay quepreguntárselo á M. de Bismarck, jofe supremode los destinos de Alemania. El solo podrá re-velar el interés que le mueve á aprovecharse dedos intentos criminales para satisfacer ciertas in-clinaciones que él tiene por naturaleza, por edu-cación y por el ejercicio del poder.

jQuién ha creído jamás en la conversión deM. de Bismareká las ideas liberales! ¿Es moti-vo para suponerlo el que haya favoracido á losliberales para expulsar á los obispos de su impe-rio? El modo que tuvo de realizarlo indica sufi-cientemente la naturaleza de su liberalismo,elogiado por sus partidarios con entusiasmo,porque eran apasionados, y por consiguiente,injustos.

Alternativamente, prusiano contra Alema-nia, alemán contra Prusia, conservador, reac-cionario (Junker), liberal, anticlerical, no te-miendo, en ocasiones, buscar el apoyo de losjefes del socialismo, los principios de M. de Bis-marek han cantbiado tanto como sus ideas ysus intereses. Es ciertamente un hombre ex-traordinario; ha desplegado cualidades admira-bles y contrarias: enérgico, paciente, activo,dócil, insolente, dulce y servicial, según loatiempos y las circunstancias. Emprendió unaobra que exigía una inteligencia superior y so-bre .todo sutil, y la ha llevado á cabo. La natu-raleza le ha dotado de una poderosa organizaciónfísica ó intelectual, y en más do un caso se pue-

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de decir, que la manera quo ha tenido de ser-virse de sus facultades era de un genio. Era evi-dentemente el hombre necesario para realizar"la obra do sangre y fuego,n pira "supeditar elderecho ala fuerza; pero, íes el hombre que senecesita para conducir lentamente á un granpueblo á la práctica de- las libertades y alejercicio de sus derechos] M. de Bismarck,que rompia vasos do cerveza sobre las ca-bezas de sus contradictores, ese tirano arro-gante que desprecia á los hombres, y que decíahace algunos años: "Es preciso que el pueblosienta la vara, n pertenece á una escuela quenada tiene de común con el liberalismo, el ré-gimen parlamentario, y sobre todo con las ideasy los principios modernos. Sus maestros, losMaquíavelo y los Bon aparte, no tienen esas de-bilidades: emplean los principios y los pueblos,como los jugadores de cartas se sirven de los co-lores y de las figuras para combinar sus golpe9.

Un Napoleón conquista la Europa, destruyelas viejas dinastías y se apodera de los tronosen su provecho; un Bismarck impone la supre-macía de su pequeña patria en una inmensaextensión de territorios alemanes. El hierro yla sangre, el engaño y la audacia, la duplicidady la violencia, son alternativamente sus instru-mentos; explota las pasiones nacionales, reavi-va antiguos odios con tal arte, que los pueblosse imaginan que odiar es necesario á su manu-misión. Estos hombres, sin embargo, por másadmiración que inspiren, están en contradiccióncon las tendencias de la razón moderna.

M. de Bismarck es hoy uno de los más glo-riosos representantes de las teorías -políticas delpasado, y nadie duda que la nueva evoluciónque está en camino de operar no tenga por ob-jeto comprimir el régimen parlamentario. Quetenga cuidado Alemania, porque no es el socia-lismo el que recibirá más rudoa golpes sobre esenuevo campo de batalla de Sadowa, sino másbien el sistema liberal inaugurado á la creacióndel imperio, euando M. de Bismarck acariciabaá todas las fracciones de los partidos popularesy les prometía escuchar y seguir sus consejos.La conducta del canciller imperial alemán y delministro prusiano para con el Roichstag y susantiguos amigos, debería abrir los ojos á éstos:es cierto que en la táctica con que él sueña, nolos tiene ya en su apoyo, porque se han irritadopor tímidos ensayos de resistencia.

Será en rano que traten de agradar á tanterrible hombre: él proseguirá la realización desu propósito, que es el de someter á su autori-dad absoluta aún á los mismos que le han ayu-dado en su lucha contra el ultramontanismo.Esto se desprende fatalmente de su naturalezay de sus procedimientos gubernamentales.

Deseamos para Alemania, que después de ha-berla hecho tan grande y (an fuerte, no le pre-pare M. de Bismarck las catástrofes reservadasá las naciones que, en una hora de abandono óde entusiasmo, se dejan despojar de sus dere-chos y de sus libertades en provecho de un amoy señor.

LRVEIGY.

Mu MnMltiDí tih unMru

B E R N A R O O D E A L D A N A

Á HUNGRÍA EN 1548.

(Continuación). *

Los enemigos en este medio no dormían, queaunque habian dicho al Conde que no eran másde 60, se hallaron después 140, los más platico»y animosos que había en Hungría, sin más do50 mujeres y muchachos que lea servían de pie-dras y de I03 demás instrumentos de fuego y lostiraban también, valiendo en esto por otros tan-tos soldados, los cuales esforzadamente peleabancomo valientes ayudándose de sus mosquetes yarcabuces, y muchas piedras y botafuegos y otrosinstrumentos de fuego hechos en unas roscas,que cada una después de encendida echaba desí más de 20 pelotas, y era tanta la muchedum-bre dellas, que parecía arderse toda la montaña.Estuvieron en este combate dos horas grandes,en el cual tiempo era casa de ver I03 martiriosque los nuestros padecían arrimados al muro,que en resbalando el pió iban á parar en lo pro-fundo del valle, haciéndose unos pedaaos y otrosque iban armadosquedaraturdidos, otros ardíanen vivas llamas, sin que se pudiesen valer losunos á los otros, sino que habian de morir ó ven-cer no pudiendo retirarse sin mayor peligro. Aeste tiempo, como las dos compañías que habianido á la batería de la puerta, que era la que másfácil parecía de entrar, y por tal las había en-

(") Véanse los n ¿nitros 246 y 247, 5/7 y 650

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A. RODRÍGUEZ VILLA. EXPEDICIÓN DE BERNARDO DE ALDANA. 651

viado allí Aldana con Hélices, sargento mayorde aquel tercio, hallaron tanta dificulta! en elarremeter que no fui posible llegará la batería, -porque por donde habían d?, arremeter era tanestreaho que no p)dia salir sim un hombre tra3otro, y luego era enclavado a3Í de una casa queles era través como de la torre que estaba sobrela puerta, de la cual n> dexaban parar hombre,sin otra, garita que estaba de la otra parte, demolo que mataron mis destas da3 compañíasque de toi-is las otras, sin que pudieran hacerefecto algiino, y aquí mataron al dicho sargen-to mayor, que era un valiente soldado. Viendo,pues, los enemigos q;ie estas dos compañías nopodían arremeter, daxanlo aquella parte conpiai geato, a» filaron á la otra del esputon, yde camino so toparon con los 40 hombres, quec >n el sargento de Luis Ordoñez habían ido átomar Ia9 peñas que estaban junto á aquellabatería, de los cuales habían entrado ya algunos)por ellas en el castillo, y los echaron fuera des-peñando dos soldados. Como Aldana vio esto, yque los enemigos se defendían tan. bien sin quese les pudiere entrar, queriendo tentar otro ar-día, comentó á retirar la gente can la mejor or-den qu3 pudo á la trinchea que estaba junto alartillería con muerte de 60 hombres y más de200 heridos, aunque no peligrosos, y al retirar-se dexó algunos soldados en guardia del arti-llería.

Murieron de km enemigos 25 y otros tantosheridos, y entre ellos dos hermanos del BajoMatías, y otros 20 hombres que se huyeron ypasaron á los nuestros, y los demás quedarontan cansados y admirados de la determinación yánimo de los nuestros, que temiendo otra aco-metida como la pasada, comenzaron á entablarpláticas. Los capitanes húngaros hallábansepropicios á aceptar las proposiciones presenta-das por el Bajo Matías para la rendición delcastillo; mis Aldana dixo que si se querían dará merced del Rey, que enhorabuena que se re-cibiese con los demás que estaban con ól; peroque otro partido sobre tanta pérdida no le pares-

' cía se le debía de conceder, y que los españolesestaban determinados, puja habían combatidouna vez por servicio del Rey, de combatir otrapor su reputación y en venganza de su3 amigos.El Conde de Salma se holgó mucho deate pare-cer y respuesta de Aldana, y dixo que él era deaquella opinión y que seria el primero del com-

bate. Eéto así concertado, tuvo Aldana avisoque auuque el Bajo Matías andaba en. partidos,más era por entretener los nuestros y tener lu -g ir de repararse, que por otra coaa¿ por lo cualmandó á los que guardaban el artillería que en-tre tanto que no les faltasen pelotas no dexasende tirar; lo cual, visto por el Bebech, dixo queél haria traer pelotas que bastasen, las cuale,hasta allí habia siempre negado y dicho queno las tenia, y viendo entonces que no acep-taban á partido al Bajo Matías, importándolesá la verdad , más á él que á nadie su destruiCÍOB,ofrecía todo lo que tenia para el efecto dellacomo de su mortal enemigo.

Lis húngaros, que habían tomado las peñasque estaban á las e.sp aldas del castillo, se esta-ban en ellas, porque después de subidos arriba,habia espacio en que podian estar 200 hombresseguros sin que los del castillo les pudiesen per-judicar. Estos enviaron á decir á Aldana queles enviase españoles, si no que no quedaríanallí la noche, y él les envió el capitán Luis Or-doñez con 100 soldados, y él mesmo tambiénsubió lunes por la mañana á las mesmas peñas,y como estaban tan juntas con el castillo, fueconocido de cier tos soldados húngaros de los dedentro, que habían sido sus prisioneros cuandotomó el castillo de Citna, y conocido llamaronluego al capitán húngaro que estaba allí, y ledixeron que ellos habían conocido á Aldana yque le deseaban hablar. Aldana fue luego, yellos le dixeron cómo trabaxaban con el BajoMatías se concertase con el Conde, que no lo ha-ciendó^*si el Conde I03 aseguraba á ellos, que ledarían un postigo que allí estaba. De lo cual dioluego aviso Aldana al Conde, y el Conde comolo aupo subió á las mesmas peñas y los aseguróque los dexaria salir libres sus personas con susarmas y dineros y lo que demás tuviesen, y des •te modo quedó resoluto con ellos que el martespor la mañana darían el castillo si el Bajo Ma-tías hasta entonces no era concertado con él. Elcual, entendidas eatas pláticas que sin su licen-cia se hacían, el mesmo lunes á dos horas denoche se huyó por aquellosprecipitaderos, acom-pañado de tres soldados saxonea de quien él sefiaba mucho, y fuese á prevaler de un mesoneroque estaba á tres lególas de allí, que habia sidosu muy caro amigo y compañero y espía en to-dos sus hurto*, robos y maleficios, y por noser c mocido en el mesón y de la gente del pue-

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682 REVISTA EUROPEA.—-24 DE NOVIEMBRE DE 1878.- N.-248

blo, se fue á una granja de ganado del mesmomesonero, que él muy bien sabia, y enviólo államar con un su cuñado que residía en la mes-ma granja, y él vino lu go con algunos compa-ñeros, y halló durmiendo al Bajo Matías y losuyos como aquellos que habían caminado todasla noche. El mesonero, por le pagar la buenaamistad, mató á los tres soldados y tomó en pri-sión al Bajo Matías y lo traxo ai Conde por ga-nar cien florines de renta que habia hecho pre-gonar se darían al que lo prendiese, y por sertambién perdonado de sus delitos.

Entre los soldados que quedaron en el cas-tillo habia un italiano alquimista y que batiamoneda, que el Bajo Matías tenia siempre conssigo. A éste y á los demás que con el Conde yAldana habían hablado, les paresció no era me-nester esperar el día, y así abrieron el postigoque salía á las peñas, por el cual podía caber unhombre solo, y por él metieron los españoles yhúngaros que estaban en las dichas peñas. Losdemás soldados que estaban en el castillo, queno sabían del trato, como sintieron1 esto acu-dieron allí para resistir la entrada, mas luegofueron muertos de los nuestros. Los cuales comoHe viesen dentro comenzaron á tocar arma y ádecir ¡España! ¡España! lo que sentido por losque estaban en el artillería corrieron luegoallá y lo mesmo hicieron las demás compa-ñías.

Oida por Aldana el arma y que por todaspartes acudía la gente al castillo, hizo al capi-tán Pedro de Avila y Luis de Barrientos que ladetuviesen, y él acudió luego allá con algunossoldados por la parte del artillería; y llegando áLa puerta y no hallando resistencia se entródentro, que seria á hora de media noche, yhalló que los húngaros y españoles que primerohabían entrado estaban para romper los unoscon los otros sobre el saco, que era muy buenode oro y plata y caballos y ropas, y con la lle-gada de Aldana cesó, que les hizo lo repartiesenen buena paz; y de este modo el castillo se en-tró el martes, el cual los nuestros tenían pordichoso por haberse tomado todos los otros cas-tillos también en martes. Halláronse dentromuchas vituallas y municiones, en el cual sepuso el capitán Luis Ordoñez con su compañíahasta que el Rey proveyese de persona que lotuviese... El sábado siguiente mandó el Condecortar la cabeza al Bajo Matías y á sus herma-

nos y tio y á otros siete y ponerlas en lo altodel castillo.

Con esta victoria y tomadas de castillos ycastigo de los rebeldes el país se aseguró engran manera, lo que antes no estaba y quedópacífico, y algunos que estaban esperando la sa-lida destos negocios, con ánimo sino fuese tanpróspera rebelarse también contra su Rey, vi-nieron luego las manos atadas á su obediencia,sin que quedase en Hungría cosa de que se pu-diese temer ni ae tuviese sospecha; antes fuetanta la reputación que el Rey cobró en Hun-gría que no solamente puso espanto en sus va-sallos y subditos más aun en los vecinos; y asílos turcos comenzaron á estar más sobre sí y ádoblar sus guarniciones y el Fraile comenzó ápensar en darle á Transilvania, como adelantese dirá.

Hecho esto, la gente española se fue á alojará un lugar cinco leguas de allí, llamado Rima-zonbat, á donde los heridos so curaron y la gen-te reposó, y el Conde hizo sargento mayor á unbuen soldado llamado Andrés López do Llanos,y Aldana en este Eiedio fue á besar las manosal Rey y darle cuenta de lo hecho y pedirle alo-jamiento para los españoles. El Rey se holgómucho con él y envió á cada capitán una cade-na de oro, haciendo otras particulares mercedesá algunos soldados que en estas empresas habíanbien servido, mandando ansí mesmo á peticiónde Aldana que lo que se habia tomado en elcastillo de Xabrach, que estaba depositado, sediese y distribuyese entre los saldados pobresheridos para que se curasen; y por aquel invier-

^no se estuvieron allí hasta el principio del añode 1550 que mandó el Rey se acercasen á Pu~sonia, entretanto que hacia Cortes con los hún-garos, y concluidas les dio por alojamiento unatierra llamada Papa, que está á tres jornadas deViena, porque los turcos de Buda y Albaregalcomenzaban á hacer algunas correrías por aque-llos confines; y así Aldana vuelto á su aloja-miento donde estaba la gente, el Conde se fueá ver con el Fraile á Varadino, cabeza de suobispado, el cual le habia enviado á llamar paratratar con él de dar á Transilvania al Rey.

Concluida la dieta que el Rey de Romanoscelebró en Pusonia y partido para la de Augus-ta, tuvo Aldana aviso cómo Cazonbec, bajá queera de Buda, se ponía en orden para ir á ocupary fortificar un sitio llamado Solnoc, donde

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N." 248 A. RODRÍGUEZ VILLA. EXPEDICIÓN DE BERNARDO DE A.LDANA. 6S3

habia unos terraplenos hechos antiguamentede los tártaros , orilla del rio Tis^ia y delZaiba que se juntan en. el mismo sitio, de locual venia mucho perjuicio al Rey, porque dos-de allí el Turco era señor de toda la otra partede la Tisgia, que se llama el Campo de los Cu-manos, y de todas las llanuras de Varadino y deotros dilatados confines. Sabido por él, dio lue-go aviso al Conde, el cual lo hizo saber al Rey ylo trató con los de su Consejo de Hungría, y porlo mucho que importaba, determinó, antes queel Baxá viniese, de ocupar el dicho sitio; y asienvió á decir á Aldana que con 400 españoles ála lijera se viniese luego á la isla de Comar, queel Danubio hace en aquella parte, á donde eldicho Conde le esperaba, y dexase orden á losdemás españoles que con su bagaje, poco á pocose viniesen luego á la mesma isla y se alojasenen una tierra llamada Samaría.

Como Aldana llegó á donde el Conde le espe-raba, le dixo cúmo convenia sobre lo de Solnocjuntarse con los del Consejo de Hungría enAgria, para que allí dixese su parecer, para locual tomase la gente que le pareciese, porque élse iría delante con aquellos 400, y así se partió,llevando los dichos españoles en coches, echan-do fama que iba á visitar los confines. Aldanase volvió á Papa, y dando cuenta á los capita-nes, les ordenó que cada uno aseñalase de sucompañía 60 soldados arcabuceros porque par-tiesen luego,, con los cuales partió el capitánLuis de Barrientos y el sargento mayor AndrésLópez de Llanos, víspera de Nuestra Señora doSetiembre 1550, y Aldana partió el mesmo diadespués de haber oido misa con los soldadosque tenian caballos, que serían hasta 100. Deesta manera llegaron á Agria, donde ya el Con-de era llegado y Erasmo Tayfel y el obispo deBagia, comisario general y del Consejo del Rey,con los demás señores del dicho Consejo, y es-taban tan amedrentados que les parecia tenianya sobre sí el poder del Turco. Y como quisiesensaber el parescer de Aldana, él les dixo que paraimpedir esta fortificación no habia otro mejorremedio que lo que el Conde habia determina-do, que era ocuparlo primero por parte del'Reyy que en esto no habia rompimiento de treguas,pues estaba en parte que no tenia más derecho áél el Turco que el Rey, y que si se habia de ocu-par no se dilatase, porque él tenia aviso cómo elBaxá de Buda no tardaría en ocuparlo.

Pareciéndoles á todos bien, ordenó el Conde áun caballero de Agria llamado Francisco Zayque con 200 caballos y 200 hombres á pié fueseá ocupar el dicho sitio, el cual fue y se apoderódel y dio dello aviso al Conde; lo que sabido porél no sabia qué modo tener para lo fortificar,por no hallar persona que lo supiese hacer ni sequisiese encargar dello. Comunicólo con Alda-na, casi doliéndose por no saber qué se hacer,no se determinando á se lo rogar ó mandar cre-yendo que se escusaria; mas Aldana entendién-dolo lo respondió que de muy buena voluntadél tomaría aquella empresa á su cargo, mas queya sabia su señoría cómo el Baxa de Buda habia hecho gente, el cual no dexaria de tentar&i pudiese impedir aquella fortificación y que élno habia visto el sitio ni qué disposición teniapara si los enemigos se lo viniesen á impedir...por tanto le diese licencia para irlo á ver y re-conoscer. El Conde se holgó mucho y le dixoque fuese mucho en buenhora, tomando la gen-te que le pareciese para guarda de su persona.Y otro dia por la mañana, tomando 400 caba-llos y solos 10 españoles se partió tomando elcamino más apartado de un castillo que á cincoleguas de Agria estaba, llamado Hateben, en elcual habia turcos de guarnición.

Llegado que fue á Solnoc, bien visto y con-siderado le paresció que con algún trabajo sepodia hacer allí una plaza harto fuerte y djmucha importancia al servicio del Rey, y queaunque el Turco viniese pujante para impedir lalabor, los que dentro estuviesen se podían retirar seguramente con tener dos barcas en el rio.Todo esto bien considerado, se volvió y diodello cuenta al Conde y por no perder tiempole domando que con toda brevedad le proveyesede los materiales y cosas necesarias á la fortifi-cación, que él con aquellos 500 españoles latomaría á su cargo. El Conde y los del Consejo,cualquiera otra cosa le concedieran más prestoque apartar de sí aquellos españoles, que se te-nian por perdidos faltándoles ellos; y era tantoel temor que tenian, que dixeron á Aldana mi-rase bien que llevando él aquella gente españolasi por otra parte viniesen los turcos sobre Agriafácilmente la podrían tomar, que seria másdaño que el dexar á Solnoc y que si menos nose podia hacer eran de parescer no se empren-diese aquel negocio, pues con ello provocabaná los turcos rompiesen la tregua, que cualquier

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pequeña ocasión lea bastaba á hacerlo, y estan-do el Rey ausente y por otros inconvenientes nohabia el modo de poderlos resistir; á lo cual seallegaban algunos capitanes españoles.

Todo esto le daba gran pena á Aldana porver que casi todos eran contrarios de su opinión,y como él habia visto el sitio y le hubiese con-tentado en gran manera así por se alargar con61 los confinea del Rey y ponerse un freno á losturcos de muchas correrías y entradas que ha-cian como por asegurarse el camino á Transil-vania y ver ansí mesmo que por su flaqueza deánimo dexaban perder una cosa de tanta im-portancia, por salir con su intento, consideran-do las causas arriba dichas, determinó enco-mendarlo todo á Dioá y ponerle á todo trabajoy peligro; y así dixo al Conde que él (el Conde)conErasmo Tayfelyel Obispo de Bazia y Estófa-noLosonze, y el Bebechconotrosseñores princi-pales que allí habia se estuviesen allí en Agria,con loa 800 españoles que habia traído y la de -mas gente que allí tenian, que eran mil caba-llos y 200 ayduques, y que le diese á él 400 ay-duques y 500 gastadores y con la gente que allátenia Francisco Zay iria á dar principio á lafortificación y estar allá hasta que estuviese endefensa, y que no quería más que 100 españoles,que con estos pensaba ir más acompañado quecon los demás. No sin gran dificultad lo pudoacabar con ellos; y así partió llevando seis pie-zas de artillería de campaña y 100 mosquetes,hasta tanto que de Viena traxesen alguna arti-llería gruesa con la demás que fuese menester.

Llegado Aldana de la manera arriba dicha ycon la gente al dicho sitio, comenzó á trazar laplaza y á trabajar con toda diligencia, no ce-sando de noche ni de día en ampliar y fortificarel terrapleno antiguo, abrazándose con los dosrios que allí se juntaban, y dio principio á unaplaza fortísima y de muy buena traza hecha entriángulo, sirviéndole do foso por las dos parteslos dos rios, y por la otra, que tra el más cortolienzo, un foso que se hizo muy profundo y damucha agua, porque se echaba por él un brazodel Zayba, de modo que quedaba en isla. Diósetanta priesa que en 40 dias puso el dicho casti-llo en defensa con tres caballeros bien altos. Elmuro se hizo por entonces de una trabazón demaderos muy gruesos y muy llenos y topidos decéspedes, que para en aquellas partea es fábricaharto fuerte aunque haya artillería, porque allí

no habia tanta abundancia de piedra. Y porqueel sitio antiguo le paresció á Aldana ser peque-ña plaza para castillo de tanta importancia, tomóuna isleta que el rio Zayba hacia antes de jun-tarse con el Tigia, é incorporóla con los terra-plenos y hizo una cibdadela, con la cual diomucho ser y gracia al castillo. Esta obra alterótanto al Conde y demás consejeros que estabanen Agria, que le enviaron á decir que intentabaobras de muy gran espesa al Rey, ansí en la fá •brica como en la gente que la habia de guardar,por tanto que lo dexase. A esto contestó Alda-na rogando al Conde que viniese á verlo con al *gunoa de aquellos señores.

Hiciéronlo así el Conde y otros, y quedaronespantados y satisfechos de que en tan pocotiempo se hubiera hecho obra de tal considera-ción. El Conde, viendo muy trabajado á Alda-na, le rogó que pues aquella obra estaba ya enbuenos términos, que dexando con los maestrosalgunos soldados pláticos en la fortificación, tsefuese á reposar con ellos á Agria, de lo cual te-nia harta necesidad por lo mucho que en aqueltiempo habia trabajado, así élcomo los solda-dos, porque de noche estaban con las armas ácuestas y do dia con las azadas, picos y carreti-llas en las manos, siendo los frios tan excesivosque se vio perder á algunos las narices y otroslas orejas. También le movía al Conde quererlevar á Aldana por ser su persona necesaria, ácausa que el Baxá de Buda, según tenian aviso,hacia gente y no se sabia para dónde, y los se-ñores que allí habían quedado, los más delloscon temor, se habían ido cada uno á su casa.

Con todo.eso, Aldana le convenció de la ne-cesidad de su permanencia en aquel sitio, y ob-tuvo de él que le enviase otros cien arcabuceroaespañoles.

El Turco, así por desbaratar aquella fortifica-ción, de la que tanto perjuicio le podia resultar,como por defender las prete nsiones del hijo delrey Joanes, mandó al Baxá de Buda que toma-se á Solnoc y defendiese la Transilvania, y élsin perder tiempo, recogió 6.000 caballos de lagente do las fronteras y 2.000 infantes, entregenízaros y martilojos, y con algunas piezas deartillería de campaña vino la vuelta de Solnoc,pensando por lo auevo é imperfecto de la forti-ficación, hacerse dueños de ella prontamente.Pero habiéndos3 negado los señores principalesdel pais á ayudarle por temor á los españoles, se

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iaé á entrar por Lipa y otraa tierras que esta- 'ban por la madre y ol hijo del rey Joanes, yreunió hasta 12.000 hombres, muchos de ellosmoldavos y valacos. El Fraile reunió hasta unos8.000 para ir á su encuentro, y Aldana, paraver lo que buenamente se podia hacer, partióde Solnoc secretamente y fuese á vor con el ge-neral del Fraile, llamado Balcoche, en un lugarremoto, y á cabo de tres dias tornó en Solnoc,y el Balcoche se fue á poner recaudo en los pa-sos por donde los turcos habían de entrar, y elprincipal era el de Lipa, por donde el rio Ma-rox, que atraviesa toda la Transilvania, saledella por allí.

Aldana, después do verse con Balcoche, de-xó salir cien españoles en. coches, con t r gó cuatro húngaros particulares y pláticos en latierra, y ordenóles que fuesen á la traza de losturcos, recatados como convenía, porque no re-cibiesen algún revés, sino que solamente diesende sí noticia para que la voz fuese en Transil-vania, que iba socorro al Fraile, y ofreciéndoseon qué poder dañar á los mesmos enemigos, lohiciesen. Los cuales salieron de noche y sin quepensasen los húngaros del castillo que iban conlicencia de Aldana sino á buscar la vida comoes usanza de guerra. Los cuales, topándose conalgunos húngaros de pió y de caballo, que deaquella manera se habían salido de sus capita-nes, fueron la vuelta de un castillo que los ra-cianos tenían cercado, y los nuestros dieron enellos y mataron algunos, y de aquí se fueronsobre el fuerte castillo de Challa de Pedro Vi-che, uno de los caudillos de los partidarios delrey Joanes.

Aldana, pira disimular el rompimiento de latregua, envió al sargento m.vyor que fuese á re-coger aquellos españoles y los traxese, y lo mis-mo dixo á Juan Balax respacto de los húngaros.Partidos todos los hallaron sobro el dicho casti-llo, que le querían dar el asalto, y no loa po-diendo rotirar de la ompresa, los animaron ypusieron en órdín, y arremetiendo loí unos ylos otros, guiándolos el mis;no sargento mayor yel Juan Balax, Lis de dentro, que eran casi 200,se defeulian muy bien, y tenían dos fosos consus setoa; mas el sargento mayor, visto que ma-taban algunos húngaros, y que le herían algu-nos españoles, hizo poner fuego á la puerta porlacual arremetieran IOÍ españoles,y entrando enel castillo, comenzaron á combatir con los de

dentro; mas al último, como tras ellos entrabenlos húngaros, los del castillo se rindieron. Ha-lláronse algunas cosas de oro y de plata, y ta-petes, y dexando Juan Balax en el castillo cien,húngaros, se volvieron á Solnoc él y el sargentomayor con la demás gente.

La toma de este castillo se publicó luego portodas partes, corriéndose la vos de que habíanentraioen Transilv.ini» seis mil españoles y otrosmuchos húngaros en socorro del Fraile; lo quesentido por el Baxá, dio la vuelta á Buda paraponer en recaudo todas aquellas partes, y el Frai-le se dio tan buena maña que mató más de2.000 moldavos y val a eos ¡retirándose, por con-siguiente, Pedro Viche y la Reina viuda de Joa-nus. De estu modo hubo tiempo de proseguir enla fortificación de Solnoc, con la cual plaza sealargaron mucho los confines del Rey, y su;g«n-te de guerra corría desde allí toda la tierra quehay entre la Tisia y en el D inubio hasta unatierra quo estí cerca de Belgrado, donde la Tis-cia entra en el Danubio,llamada Petro Varagia.

Vuelto el Baxi á Buda, viendo Aldana queel casti lio estaba en buenos términos y sabien-do que al Conde de Salma se le agravaba unoenfermedad que en este tiempo le había dadade cada día más, dexando proveído el castillode las cosas necesarias y quedando á cargo delJuan Balax y de Francisco Zay y por sobres-tante do las obras y de lo demás á su, sobrinoFrancisco de Aldana con maestros para prose-guir las obras, se vino á Agria, donde el dichoConde estaba y hizo dar alojamiento á sus s >1-dados vSn algunos casares en torno de la dichacibdad, repartiendo las banderas á 4 leguas lasunas de las otras, poniendo la suya en un casará dos millas de Agria, llamado Hatalla, pocomás de 4 leguas de una tierra que los turcostenían llamada Hateban, donde estaba por san-jaquo un valeroso y esforzado turco llamadoOrzolanbec. Al Conde se le agravó la enferme-dad de manera que murió, cuya muerte sintiómucho Aldana y loi españoles, que cierto erandel muy acariciados y bien tratados. Sabida porel Rey su muerte, caso que había dado licenciaA Aldana pwa ir á negociar algunas cosas conel Emperador, hallándose on Augusta, le envióá decir no se partiese, mas que él y ErasmoTayfel como comisarios de la guerra exercita-sen to \&ri las coaa-i de aquellas fronteras ultrael Danubio, teniendo correapondencia con otroa

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comisarios hasta tanto que él proveía de gene-ral. Así pues se quedó Aldana en Agria, y eneste medio vino el artillería de Viena para Sol-noc, que eran 14 piezas gruesas y 200 mos-quetes, las cuales Aldana hizo llevar á Solnoccon buena guardia.

Venida la primavera, el Fraile determinó tor-nar á su contienda con la Reina viuda de Joanesy Pedro Viche, y por muerte del Conde de Sal-ma, se trató el asunto con los ministros desig-nados por el Rey al efecto, conviniendo en queTransilvania fuese entregada al Rey de Roma-nos, y el hijo del rey Joannes fuese acomo-dado principalmente, siendo esto confirmadopor aquél.

Ya en este medio tiempo los turcos comen-zaban á hacer algunas entradas en los vasallosdel Rey; y entre otras fue que Orzolanbee seconcertó con otro sanjaque para venir una no-che al casar donde estaba la compañía de Al-dana y degollar todos los españoles que allí ha-llasen; y juntando entre todos casi dos mil ca- .ballos y 300 jenízaros vinieron un jueves en lanoche á 19 de Marzo 1551 al dicho casar, doshoras antes del dia; y llegados, antes de entraron él, ó que entre ellos hubiese discordia ó quequisiesen dejar gente y cuerpo de guardia enla campaña, paresciéndoles bastaba la mitadpara hacer el efecto que querian, el Mustafá,compañero de Orzolanbee, con una mitad sequedó en el campo, y éste con los demás entróen el dicho casar, y apeados de sus caballos mu-chos dellos comienzan á combatir las casas delos soldados, los cuales aunque estaban descui-dados como seguros de las treguas, saltaronluego con sus armas en las manos los que pu-dieron salir á juntarse con el alférez, que comosintió el ruido tomando su bandera en las ma-nos con los que le hacian guardia, se fue haciala iglesia, haciendo el camino con las espadas,picas y arcabuces y descercando los que estabanencerrados de los turcos hasta llegar á la igle-sia, donde habia 8 ó 10 de guardia, y llegadosallí hicieron rostro á los turcos, aunque la no-che era muy oscura, que les valió mucho. Loque visto por los turcos y que jugaba el arca-bucería, de que la gente de caballo huye engran manera, el Orzolanbec comenzó á retirarsu gente encima de un caballo rucio muy llenode campanillas de plata, y así dexaron el casaral cual pusieron fuego por tres ó cuatro partes,

y con ser todas las casas pajizas, en el cual ha-brá, como hasta 120, nunca prendió, que faécosa de milagro. Mataron de los nuestros tresy lleváronse 4 soldados presos y 3 mozos y 2mercantes y 17 caballos que sacaron de las es-talas y 40 villanos del mesmo casar.

De los turcos se hallaron muertos allí á lamañana tres, aunque fue más número, mas comoeran muchos en cayendo el turco tenían grancuidado de sacarle, mas después se supo denuestros presos que de los muertos y que ibanheridos murieron más de 30 sin gran muche-dumbre de los demás qué se quedaron heridos.

El Orzolanvec hizo llamar los españoles quetenia presos y díxoles que se rescatasen sino quelos mandaría empalar; y respondiéronle ellosque pues era soldado y hombre de guerra consi-derase qué rescate podian hacer cuatro solda-dos que no tenían más que 3 ó 4 escudos depaga al mes, que si tuvieran en sus tierras deque poder vivir, no se vinieran ala guerra. Ellos mandó atormentar de tal modo, que le hicie-ron de talla 75 escudos cada uno, y contentán-dose él, permitió que el uno dellos fuese, por elrescate, y así eligieron entre sí al más viejodellos, llamado Zapata, el cual venido y dadocuenta á Aldana de lo que pasaba, se dio ordencómo pagando el Rey la mitad y los capitanes ysoldados la otra mitad, se rescatasen; aunque pri-mero escribió Aldana al Orzolanbec si le queríadar aquellos cuatro cristianos á trueque de al-gunos turcos que estaban presos; mas no le sa-liendo á ello, hobo de librarlos como está dicho:porque no darán loa turcos un maravedí porcuantos dellos están presos, si ellos mesmos nolo dan ó sus deudos los rescatan.

Venido que_fuó el Rey de Romanos on Viena,teniendo necesidad de proveerde capitán generalpor causa de las disensiones entre los señores deHungría y demás Estados, nombró para estecargo al Serenísimo Rey de Bohemia, su hijo, ydióle por su lugarteniente á Juan Bautista Gas-taldo, que en la guerra de Alemania habia sidomaestre de campo general, el cual, como llegó áViena, el Rey le envió en Hungría, para quetomada la gente española que allá estaba con lahúngara, y la gente alemana que enviaba y es-taba ya en camino, fuese á tomar la posesióndel reino de Transilvania. Y así como el dichoJuan Bautista llegó en Agria, donde el Aldanay el Erasmo Tayfel estaban, entre tanto que la

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N.° 248 A. PALACIO VALDÉS.—LOS NOVELISTAS ESPAÑOLES. 637

gente alemana llegaba, Aldana ae partió á Vie-na á besar las manos al Rey y darle cuenta delo que on aquellas partes habia sucedido despuésde la muerte del Conde de Salma, y suplicarlele diese licencia así para ir á- besar las manos alEmperador y concluir algunos negocios en sucorte, que mucho le importaban, como tambiénpara curarse de algunas indisposiciones con quese hallaba, que le eran gran impedimento parale servir como él deseaba. El Rey se holgó de larelación que le hizo, así de las cosas de Hungríacomo de las do Transüvania, y en lo de la licen-cia, le dixo que si las indisposiciones no erandotanta importancia que totalmente le estorbasenla jornada de Transüvania, mirase que JuanBautista no tenia tanta plática como él de lascosas de Hungría, por tanto, que le haria granservicio en le acompañar; que concluida aquellajornada habría lugar para se ir á medicar y con-cluir sus negocios con la Mag. Cesárea, y queentre tanto él tendria especial cuidado de le es-crebir sobre ellos y también de le hacer merce-des. Y porque fuese con más autoridad y acre-centamiento, le hizo su maestre de campo ge-neral de la Tisera hacia Transilvania, y le hizode su Consejo, y le dio la compañía de Luis Ve-lez que se habia partido para ir á servir al Vi-rey de Ñapóles para su sobrino Francisco deAldana, aunque para esto le ayudó mucho laamiciciaysolicituddoLuisVonegasdeFigueroa,á causa de estar inclinado el Rey de darla á uncaballero sardo llamado Don Gaspar de Castel-vi, que era soldado de la compañía de Aldana.

Con esto y con el deseo y afición que teniaal Rey, no pudo escusarse aunque con algúntrabajo de su persona de volver en Hungría. Yen llegando donde el Juan Bautista estaba, co-menzó á sentir del no tenerle aquella voluntady amor que su sinceridad merescia, según lascosas que fue informado el Juan Bautista ha-bia dicho del; de lo cual le pesó no lo haberantes que fuese al Rey entendido, porque porninguna manera volviera; pero hallándose yaallá, disimuló el negocio lo mejor que pudo, yprocuró en todo lo que al servicio del Rey to-caba-, obedecerle con mucha diligencia sin dar-le ocasión de malignarle con el Rey con razón;y no habia quien pudiese alcanzar la causa por-que el Juan Bautista hobiese tomado este odiocon él si no fuese considerando el crédito queAldana tenia acerca del Rey y de los húngaros,

TOMO XII

y la mucha confianza que de él se hacia, y pa-rescerle que ninguna cosa podía él hacer enaquellas partes que no fuese atribuida al Alda-na. Otros decían que de la guerra de Alemaniavenia el Juan Bautista, desabrido del, sobre quehabiéndose de mudar el campo imperial unavez de donde estaba á otra parte, mandó el Em-perador al Juan Bautista fuese á reconocer unsitio para poderlo mudar á él, y el Daqu« deAlba habia enviado así mesmo á Aldana porotra parte á reconocer el mesmo sitio, y confi-riendo las relaciones de cada uno porque elEmperador se acostó á la de Aldana, y confor-me á ella hizo mudar el campo, el Juan Bautis-ta quedó desdeñado, por no haberse hecho casode su parescer, y fuese preferido el de uu capi-tán particular como lo era entonces Aldana.Pero que sea esto que no lo sea, en todo lo qa©podia demostrar así en dicho corto en hecho lamala voluntad que contra Aldana tenia, lo de-mostraba, hasta poner discordia entre él y loscapitanes españoles y aun otras muchas perso-nas principales, así húngaro» como tudescos ymás con aquellos que sabia tenían buena opinion de Aldana; y así él llevaba determinadoque acabada aquella jornada, por apartarse deJuan Bautista, de tomar licencia del Bey paravolverse á servir al Emperador.

ANTOHIO RODRÍGUEZ

(Ctnchiirá.]

LÓSHOVELISTAS ESPAÑOLES,

DON JOSÉ SELGAS.

Y hé aquí que vino á mí el editor y me dijo:Es necesario incluir á Selgas entre los novelis-tas españoles.

En verdad, te digo, repuse, que eso es másdifícil de lo que tú te figuras, porque no he lei-do de Selgas ninguna novela, y sí tan sólo unacolección de artículos... Pero tu dixisti; "todo loque el hombre puede osar yo lo oso,n como dijoHhakspeare ó Pérez Eacrieh, no recuerdo bienen este momento cuál de los dos; en el términode cuatro ó cinco días seré con él en la im-prenta.-

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6f»8 ,maa%Bk.T-&& BE NOVIEMBRE DE 1878. N." 248

Para ello es indispensable adquirir La Man-zana de oro, colección de novelas delSr. Selgas.El ittedio más adecuado de adquirir libros cono-cidos hasta él día, es pedirlos á un amigo. Ya lahe pedido; } a me la ha concedido; ya está en mipoder La, Manzana de oro.

Héteme aquí, pues, sentado frente auna mesa,en silla de gutapercha, 1 ajo la benéfica sombrade una pantalla de papel verde botella, á la horaen que combaten todas las sombras y todos losespectros de la noche, á la hora en que las nie-blas reposan tranquilamente sobre el casto re-gazo de los rios, á la hora en que voltean porlos «iras las polkas de las margas, á la hora enque los árboles se embozan de un modo siniestrocon el manto de la noche, y pestañean en loalto dulcemente todos los luceros del firmamen-to, á la hora en que el Ateneo discute sobro lopredominantemente subjetivo, á la hora en quelas hermosas damas que asisten al teatro Realescuchan las melodías de Bellini, hablando conemoción de las últimas capotas que han llegadode París.

Lindo por el Norte con La mujer soñada y Lacriolla; al Este con Venganza y castigo y Miseriahumana; al Oeste con Un rayo de esperanza y Eldedo de Bios. jCuál de estas novelas leeré pri-mero] Leeré la última; me parece lo más ori-ginal..

El caso es que mientras la leo ha de trascur-rir algún tiempo, y yo no puedo, sin faltar á lacortesía, dejarles á ustedes esperando después dehaber comenzado la semblanza. Confio por lomismo en que sabrán dispensarme algunas im-pertinencias de que voy á hacer uso con el es-clusivo objeto de que me quedo algún tiempopara leer El dedo de Dios.

Después que hube leido aquella colección deartículos originales del Sr. Selgas, más arribamencionados, si hubiese tropezado con él y yofuese montado en borrica, de fijo no me apearíade mi cabalgadura para arremeter con su personay llamarle "famoso todo, escritor alegre y re-gocijo de las musas, ii como hizo el estudiantepardal cuando topó con Cervantes en el caminode Esquivias, antes le hubiese dicho en estilobíhlico; "¿anda tú, desdichado, que quieres es-cribir bien y no puedes? H

Cuando pasaba rozando con algún escaparatede libros y percibia entre ellos uno nuevo de

me alejaba batiéndolas alas y graznando

como las chovas de mi ciudad... ¡Qué grazna-ban las chovas de mi ciudad!

Siempre me causaron mucha envidia. ¡Quéindiferencia tan sublime la suya para todaslas miserias de la tierra! Por last mañanan, alprimer esperezo del día, salía el bullicioso ejér-cito del bosque donde pernoctaba y partía ma-jestuoso en correcta formación pasando por en-cima de la ciudad hacia las altísima» montañasque cierran el horizonte por la parte del Oeste.En todo el dia no se las volvía á ver. tQué ha-cian allí] Era un secreto, y ninguna de ellas,"aunque llevan nombre de mujer-n tuvo la fra-gilidad de revelarlo jamás.

En otro tiempo, hace másdeun siglo, pernoc-taban en los huecos de la torre de la catedral,según docamantos que se conservan en el ar-chivo de la misma. Pero una noche, el campa-nero, ayudado de una docena, de chiquillos, leujugó una mala partida y no volvieron á posarseotra vez en sus dominios.

Por la tarde, á la hora del crepúsculo, cuan-do los picachos donde llovan á cabo sus trabajosmisteriosos se tiñen de,un color violeta, y losamantes se despidan h*sfcael dia siguiente apretándose dulcemente Ja mano, las veía tornarcoi* perezoso vuelo. Al divisar la aguja metálicade la torre, que parece un .florete siempre dis-puesto á resistir los asaltos del rayo, gritabantodas á una voz "¡momento!" y seguian,su car-rera hasta el bosque, y allí se dormian 6Íu¿J.ostemores del porvenir, sin las congojas del pasa-do, protejidas por los honrados robles que nocesan de gruñir en toda la noche quejándose delas libertades del viento.

Posteriormente me han dicho que los dueñosde aquel bosque se negaron, á darles posada ylas arrojaron á tiros, viéndose precisadas ,á bus-car albergue un poco más lejos, y que al cruzarpor encima de aquellos robles gritan con mástristeza aun: "¡memento! ¡memento!"

Así graznaban las chovas de mi ciudad. Asígraznaba este servidor de ustedes, huyendo ápaso de lobo de aquel escaparate.

II

Ya está leido El dedo de Dios. Y en verdadque me ha tocado en el corazón. Me arrepientosinceramente de haber graznado de aquel modotan impolítico. No había motivo para ello. Lepido, pues, mil perdones al Sr.'Salgas, y en des-

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N.° 248 A. PALACIO VAMJÉS,—LOS NOVEIJSTaS ESPAítaMS.

agravio me apercibo á regalarle por unos ins- :tantos el oido con gorjeos y trino» de filomena.

En esta novela, última de la serie intituladaLa tnanzanct de pre, no se resuelve ningún pro-blema r Dignurü, et justum est. Todo aquel que enol dia no resuelva ningún problema, merece unaestatua. £»-decir, todo aquel de quien se tengansospechas vehementes de que lo resolverá mal.Declaro, por' tanto, que después de haber hechoun «scrapuloso reconocimiento en la novela delSr. Selgas, que lleva por título El dedo de Dios,no encuentro motivo de temor ni de alarma parael público, «1 cual puede transitar por ella li-bremente al abrigo de toda filosofía. Con estoha dado pruebas el Sr. Selgas de ser un granfilósofo; «»

La trascendencia en las obras de arte no es...(en este momento quisiera que mi voz fuese de-recha al oido del Sr. Alarcon) una nueva cuali-dad que se añade ó se resta á placer de los artis-tas, sino el fondo ó la esencia misma del pensa-miento creador: cuando la trascendencia noacompaña al germen de la obra artística, todolo que se haga por procurársela será inútil y aunmás que inútil ridículo. Pero ¡Dios mió! yo creoque hay en el mundo muchas cosas hermosassin pizca de filosofía! Ustedes los que paseanpor esas calles del Ayuntamiento, ¿no tropiezaná cada paso con ellas? ¿No e» verdad que gastanen este momento rusos de color gris y guantesamarillos con vivoa negros? [No asoman su ca-becita por los palcos del teatro de la Comedia,moviéndola vivamente en todas direcciones comolos pájaros posados sobre las ramas? jNo riencon nna cascada de notas aflautadas y alegres,enseñando filas de dientes inverosímiles, al es-tallar en la escena algún chiste traducido delfrancés? Penetrad en uno de esos palcos, y pe-netrad todo lo henchido qué queráis de la Crí-tica de la razón pura. Saldréis con la cabezadada á pájaros, trastornados, a cien leguas deKant y de sus categorías, pero con el semblan-te risueño y un poco de [alraívar en el corazón.

Habréis oido hablar mucho de Pepito Este-11er, el chico más animado que come pan, delabono de los conciertos, del faetón de Luis, dela última becerrada de los Campos, del matri-monio de la de Vargas Ni una palabra del

imperativo categórico. Os lamentáis amarga-mente de la frivolidad de los tiempos y dalacarencia de ideales para la vida. Mas alguna vez

en el apogeo de vuestras vigilias metafísicas,cuando Kant os ha hecho sudar durante toda 1*noche y les carruajes quo conducen las gente»del teatro hacen vibrar los cristales de vuestrocuarto, os he visto echados para atrás en la silla,poner los ojos en el vacío y sonreír dulcemente.¿De qué os acordabais? Pongo cualquier cosaá que no es del criterio de la moralidad. Locierto es que cerráis el libro sin dejar señal queos indique dónde habéis quedado, y os acostáisde mal humor, gruñendo una porción de cosasextrañas. Y aun se dice, que cuando el sueño osabrocha los párpados, empezáis á figuraros queos halláis eu la sala de un teatro inundado <4eluz y de alegría. El ruido de loa abanicos de lasseñoras es muy insinuante, y el wals que toca Idorquesta, lánguido como una noche de Agosto.Y luego hay allí una atmósfera que oprime dul-cemente el corazón y produce desmayos de feli-cidad. La variedad de colores deslumhra siprincipio ios ojos y después los conforta. Lasmiradas de las bellas van y vienen en todas dirrecciones, se cruzan y entrecruzan, haciendosalir mil reflejos que traen inquietos á los hom-bres como si estuviesen bajo la influencia dauna próxima tempestad. Sentisteis una con-moción eléctrica. La chispa había pasado Cercapero sin tocaros. Mas aun no Os habíais repues-to cuando otra os dio en mitad del corazón.Aquellos ojos que os miraron desde an paleoson más negros que las zarzamoras, y tan dul-ces. ¿Por qué no vais allá? A mí se me figuraque os están Llamando. También debió parece-ros lo iftiamo, porque ganasteis precipitadamen-te la puerta de la sala y subisteis á grandestrancos la escalera que conduce a los palcos.Pero, hé aquí, que al cruzar ele strecho pasillodonde se hallan con sus puertas numeradas, 03sale al encuentro un hombre de luenga y blancabarba, enjuto, huesudo y pálido, con los brazosdesmesuradamente largos, con los -cabellos eai-dos sobre los ojos que brillan como carbonesencendidos dentro de la hornilla. Al veros »écoatraon sus labios con una sonrisa feroz.

H¡ Ah! teres tú villano?... {eres tú el que bus-ca al amor en este palco? No contabas conmi-go, imbécil, ¿no es verdad? Pues aquí mo tie-nes, yo soy Kant... ¿no me reconoces? ¿Dóndehas dejado la Razón pura, tunante? Aquí raetienes para cerrarte el paso, tunante. ¡Yo soyKant, Kant; Kant!

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REVISTA EUROPEA. 2 4 DE NOVIEMBRE'DE 1878. N.° 248

El fantasma oa tiene cogidos por la solapa delfrac y 03 sacude con tal fuerza que estáis á pun-to de perder el sentido. Entonces despertáis.Y aquella noche las pesadillas se suceden unasá otras cada vez más triste» y monstruosas.

Para no exponerme á, tenerlas todas las no-ches, creed me, lo mejor es entregarse de vez encuando á la frivolidad. Que charléis con niñasmimosas y encantadoras ó que leáis novelas deSelgas, es igual en mi concepto. No hay nadamenos serio que la frivolidad, pero no hay nadamás necesario en ocasiones. Cuando el encéfalosé turba y el corazón sangra el bálsamo más se-guro pata curarse es la frivolida ', A.1 menos porIb que á mi respecta, os puedo decir (¿pero os lodebo'decir?) que cuando me siento inquieto yatormentado por osa opresión particular que co-munica al espíritu la meditación de los gran-des asuntos, prefiero mil veces la conversaciónpetulante, voluble, pueril y graciosa de mi ve-cina, «obre la cual reposa el alma con deleite yabandono, al Tratado de la tribulación delP. Rivftdeneira, que nunca me ha divertidogran cosa. Mas si á vosotros os sucediese lo con-trario, estad a-íguros de que no os diré una pa-labra.

Mi vecina y las novelas del lar. Selgas estánhechas de un mismo barro. Cualquiera sabemás que mi vecina, pero nadie mueve los ojospara arriba y para abajo y aún para loa ladoscomo ella. Todas las novelas son mejores queka del 8r. Selgas, pero hay pocas que diviertantanto. Si las novelas tuviesen una edad comolas personas, las de Selgas estarían en los doceabriles. Por eso son tan frescas, tan bonitas,tan triviales, tan caprichosas. Unas veces leestremecen á uno de placer con algún rasgo deingenio ó alguna chistosa zalamería, otras nohay quien pueda soportarlas. Al lado de esce-nas dignas de Valera hay otras que envidiaríaPérez Escrich. No encierran caracteres soatenidos y correctos, ni fábula original, ni bri-llantes descripciones, pero tienen agudezas ymuecas encantadoras. Frecuentemente brotade sus páginas una escena interesante, atrevida,laminosa y azulada como una bomba de jabón,y exfcasiados, llenos de alegría seguir sus giroserranteB y fantásticos hasta que sin saber porqué, tal vez por pura fantasía, estalla y se des-hace en el airé.

tQué será estol ¿Será que el Sr. Selgas se-

eribe después de comer? Mucho me lo temo. Esverdaderamente desastroso el escribir sin tenerhecha la digestión.

Pero de todas suertes, Selgas es un novelistaque se lee. ¡Ay! cuántos he visto morir en laflor de la sexta página! No puede darse nadamás conmovedor que esos libros inmaculados ysilenciosos que le miran á uno desde el fondo deun escaparate. El día en que ven la luz, el li-brero diligente los coloca en primera fila, casitocando con el vidrio. Poco á poco se observaque van perdiendo terreno defendiéndose muymal de los ataques que les infieren l$8,obras másrecientes, hasta que por fin vuelven.Jgrupa y salea vé del revea allá en lo masillando, medio so*focados bajo el peso de un diccionario. ¡QriSojos tan tiernos ponen los dosdichado.j! Pareceque están diciondo á los transeúntes: «caballero,escuche usted. 11

Una vez me paró á contemplar á uno de estoshuérfanos de la prensa. Se hallaba en una posi-ción insostenible. Un libro de Eusebio Blascole oprimia la cabeza y otro de López Vago lesujetaba lag piernas. No tenia libre más que elvientre. Sentí compasión. y ya me disponía áentrar para comprarlo, cuantío advertí que elautor de aquel libro era yo; el mismo que tenialos dedos en el bolsillo para sacar su precio. Sinvariar de postura levanté los ojos al cielo y ex-clamó. n¡Oh dioses inmortales, qué amargurashacéis sufrir á los humanos!»

Mas ahora caigo en que después de tantacharla aún no he clasificado al Sr. Selgas. Sime descuido un poco se me escapa sin clasificar.¡Qué haria por el mundo el Sr. Selgas sin estarclasificado! '. '

Con la mano puesta sobre el corazón, declaroque el Sr. Selgas no es un escritor realista. Sinseparar la mano del mismo sitio, declaro quetampoco es idealista. Pues entonces, jqué es elSr. Selgasi

El Sr. Selgaa no es más que lo que se vé. Nohay en él trastienda ni doble fondo de ningunaclase. Si alguna vez aparece superficial é igno-rante, consiste en que lo es. Nada de ficción ydisimulo. Me gustan á mí estos novelistas quetienen el valor de su ignorancia.

Producir páginas exuberantes de gracia ycolorido cuando ocurren; escribir candorosasnecedades cuando buenamente acuden á la plu-ma. Hé <aquí la misión que la Providencia

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N.9 248 A. PALACIO VALDE8. LCS NOVELISTAS ESPAÑQL1ES. €61

asigna á los hombres como Selgas. Y en mi po-bre juicio nadie debe apartarse del camino quela naturaleza misma le señala. Si el Sr. Selgassiente impulsos de escribir una tontería, [porqué no ha de escribirla? La retención de tonte-rías es muy perjudicial, pues á menudo se mez-clan á la sangre y producen trastornos en elorganismo. Siga, pues, el Sr. Selgas cuidándose,que la salud es siempre lo primero.

De esto se deduce,—al menos debiera dedu-cirse,—que en las novelas de nuestro autor seencuentra en ocasiones una percepción fiel yclara de la vida, destellos ó relámpagos de rea-lidad que por desgracia se apagan presto. Pero,iqué es lo que no se apaga en este mundo? Todose apaga; hasta ese sol hermoso y lascivo quearranca por la mañana su blanca túnica á lasmontañas, se apagará algún día; la misma luzcon que escribo se está apagando por falta depetróleo

En tanto que este último cataclismo aconte-ce, apresurémonos á decir sobre el Sr. Selgasunas cuantas tonterías más.

Hay tonterías y hay tonterías; quiero decir,hay tonterías de distintas clases. Hay tonteríassolemnes ó aristocráticas: estas pertenecen porderecho propio á los ministros, embajadores,grandes de España, jefes superiores de adminis-tración, académicos, diputados de la mayoría,directores de periódicos, etc., etc. Estas sontonterías de la sangre. Hay también tonte-rías del dinero, tonterías centrales y provincia-les, rústicas y urbanas, civiles y militares, ecle-siásticas y seglares, clásicas y románticas, et-cétera. Pues bien, las del Sr. Selgas pertene-cen á la última categoría. No siguen órbita co-nocida y sobrevienen como los cometas cuandomanos se piensa, si bien con alguna más fre-cuencia. Son alegres, campechanas, modestas,de buena pasta: nadie las quiere mal. Mastén-

,,gase presente que debe' usarse con cierta pru-dencia del género tonto, porque es de suyo muyresbaladizo, y aunque Pérez Escrich y algúnotro hayan conseguido en él muchos lauros, noaconsejo á los jóvenes escritores que sigan sushuellas.

El señor Selgas es un verdadero poeta. Nodudo por un momento que esto le ocasionarágraves disgustos, así en la vida privada, comoen la pública. Al poeta en este siglo material

y positivo, no le caben otras dichas, que lacartera de Ultramar, ó que algún pobre diablo,como el que emborrona estos renglones, diga ásus lectores: tiel Sr. D. Fulano es un poeta;mucho cuidado con él. n Mas el ser poeta noperjudica casi nada para escribir nbvelas¿ Sehan dado muchos casos de personas que, sinser poetas, han escrito muy-maJás «órelas. Porlo mismo me guardaré muy bien de consideraresta" cualidad como motivo de censura. Otracosa sería, no obstante, si el señor Selgas hu-biese escrito algún articulo filosófico. ¡Y quiénsabe si lo habrá escrito! Torres más altas hevisto desplomarse, y la vida nos está ofreciendoá cada paso terribles experiencias.... Pero yono tengo derecho á sondear la conciencia deun hombre. Y, sobre todo, me ha quedado bas-tante dulce la boca con la última novela que heleido del señor Selgas, para que vaya á amar-garla sin fundamento con sospechas y presun-ciones de mal agüero. No obstante, si el señorSelgas ha cometido alguna vez uno de estos ac-tos reprobados por todas las leyes divina» yhumanas, entiéndase que retiro cuanta iusi -nnacion favorable á su persona se hallase en es-te artículo, y ruego al Dios de los poetas líri-'cos que le obligue á rimar un millón de veceshijos con prolijos.

Su estilo es fino, delicado, trasparente, ner •vioso. Pero á todos los estilos nerviosos lea faltacasi siempre la salud. En ciertos momentos deexaltación, llegan á donde no pueden llegar losmás robustos y fornidos, tocan con au mano fe-bril los cielos mas lejanos y recónditos de lapoesía; más al dia siguiente, desmayados y oje-rosos, se arrastran lánguidamente por la tierraó rendidos al sueño y la fatiga se dejan caer enel rincón más infecto de la prosa. Hay un me-dio de endurecer tales estilos. Que se acerquená la naturaleza; que escuchen con atención y re-cogimiento su lenguaje augusto; que salgan sintemor á recibir los rayos del sol del Mediodía,las brisas acres de la mar, las húmedas y glacia-les de la montaña, los punzantes olores de lospinos; que salgan á contemplar loa furores delcielo, los arrebatos de la mar, la» peripecias inrfinitas de la lucha solemne entre la luz y lasombra; que salgan á embriagarse con todos losaromas de la creación; que hagan gimnasia; yal cabo de algún tiempo adquirirán color y

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662 BBVÍSTA ETJROPÉA.-"-*24 BE NOVIEMBRE DE 4 8 7 8 . N.° 248

faerza color y faerza qao a» conseguirán jamástantos estilos egMós y linfáticos COMO hoy veje-tan en nuestra literatura.

ARMANDO PALACIO VALDÉS.

£ 1 DESCUBRIMIENTO DEL FOSFORO.

Hó aquí uno de los asuntos que se encuentrancomprendidos dentro de los dominios de la histo-ria de la química, y cuyo isteióa universal: »ehalla fuera de toda duda. La ciencia química quetantos servicios presta á la sociedad, en diversidadde conceptos; que de dia en dia está realizandomaravillosos adelantos y que puede calificarse dehuésped en el mundo el que ignora siquiera susrudimentos, va interesando cada vez más cuantose refiere á su pasado, á las evoluciones que hantenido lugar en ella y á las metamorfosis ocasio-nadas en su crisálida para daf origen á la multi-color mariposa, que tanto sorprende por su belle-za como por su grande utilidad.

Al recorrer sus páginas n«s hallamos con mul-titud de asuntos, no sólo interesantes para unaprofesión ó ciencia determinada, sino de utilidadcomún al industrial y al médico, al literato y alfilósofo, al jurisperito y al hombre de adminis-tración, fuente cuyas aguas han de regar todosI03 terrenos y ambiente cuyas auras han de vivi-ficar todos los pechos.

Nada más importante, en efecto, que conocerel origen de sustancias como el fósforo, que á to -das horas se hallan en nuestras manos y puedenproducir la luz y la muerte, es decir, la vida uni-versal y su total y absoluta destrucción.

Digamos, pues, algunas palabras respecto á suhistoria.

Habia trascurrido más de la mitad del sigloxrn. Todavía las creencias erróneas de la antiguaalquimia continuaban en vigor y no se habíand»do al olvido muchos de sus quiméricos ensueños,cuya total desaparición estaba reservada á los úl-timos años de la pasada centuria, con la creaciónde la ciencia química que inmortalizó al gran Lavoisier, cuya fií^ira atravesará las generaciones,cual claro sol cuyos fulgores no se apagan. Lascondiciones supremas de la humana ventura, sin-tetizadas en las palabras de Goethe, el oro da elpoder, no hay goce sin salud y una larga vida equi-vale á U inmortalidad, creían encontrar los que alarte de la alquimia sa entregaban, en la llamadapiedra filosofal, de cuyo hallazgo en pos marcha -ban llenos de ilusión y fe, y prescindiendo de suserróneos fines, fundaron, sin darse cuenta de ello,

el pedestal donde descansa magestuosa la moder-na ciencia química.

En efecto, los múltiples trabajos que iban en-caminados á la transformación de vil metal enoro, para después emplearle como precioso meáicamento, considerando, según ellos, que al propiotiempo que proporciona el disfrute de los gocesmateriales llevaba en sí la salud y la vida, hansuministrado á los modernos químicos materialescopiosísimos con que eurqueoer el arsenal de suciencia, destinada sin duda alguna aprestar seña-lados, servicios sociales.

Al número de estos laboriosísimos soñadores,para quienes debe guardar la historia considera-ción y señalado aprecio, y no en manera algunaseveridad inexorable, pertenecía en la ciudad deHamburgo el ano 1669, un comerciante desgracia •do en sus empresas mercantiles, llamado Brandt,que se entregaba á los trabajos de la alquimia,deseoso sin duda de encontrar en estas investiga-ciones el desquite de sus malogrados negocios.Parece ser que el indicado Brandt se dedicaba enaquella ciudad, con más ó menos trasgresion delas leyes, al ejercicio de la medicina y la farmacia, y que descubrió en la orina humana un cuer-po que tenia la propiedad de lucir en la oscuri-dad. La etimología de la palabra fosforo (1) (quetal es el nombre del cuerpo descubierto), da desdeluego á conocer esta particularidad. De consi-guiente, Brandt, en 1669, descubrió el fósforo.Pero existen en el referido descubrimiento algu-nos detalles dignos de no pasar desapercibidos.

Parece ser que Juan Kuhckel, catedrático dequímica de la Universidad de Wittemberg, quemereció las mayores distinciones de los reyes Fe-derico Guillermo y Carlos XI de Snecia, se vioobligado á emprender un viaje á Hamburgo, don-di le dijeron que existia un arruinado negociantellamado Brandt, quien había encontrado un cuerpoque en la oscuridad lucía. Trató inmediatame$fccKunckel de conocer el medio de que se habia '#¡alido para conseguir su objeto, pero llegó ítóje,pues habia vendido su secreto en 200 thaler¿(3.000reales próximamente) á un tal Krsiff t y no podíaen su consecuencia acceder Brandt á la demandade Kunckel. Partió éste, pues, de Hamburgo, sia1

haber conseguido su objeto, y suplicó desde Wit*temberg repetidas veces á Brandt que le revela-ra su secreto, el cual le contestó por vez postreraque su arte era inspiración divina y le era de todopunto imposible la revelación. Vista la ineficaciade todas las gestiones, dedicóse Kunckel á inves-tigar por sí la resolución del problema, y habiea -do sabido que empleaba Brandt como primera

(1) De do» griegas pos luz y pav conduzco.

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N.° 248 J . OLMEBILI/A. Y PUIQ.—EL DESCUBRIMIENTO ©EL FÓSKORO.

sustancia, enorme cantidad de orina, no dudó uninstante que habia de ser este el certero caminopara llegar al objeto deseado. Efectivamente, se-gún describe detalladamente Homberg, el prooe-dimiento de que Kunckel se valia estaba reducidoá una descomposición por el fuego en una retortade gres, de la orina evaporada á sequedad hastacasi carbornizarla y mezclada con doble de su pesode arena fina, recibiendo el producto de esta descomposición en adeeuada vasija con agua.

Añade, que después de apagado el fuego, no debesepararse inmediatamente el recipiente, sino quehay precisión de esperar á que se enfrie, para evi-tar su inflamación. El fósforo, dice, se condensaen forma de nubes blancas, que se adhieren á lasparedes del recipiente en forma de padícula ama-rilla, ó bien cae al fondo del mismo, en forma depequeños granitos, semejantes á menudísima are-na. Estos granos pueden reducirse á pedazos ma-yores y darles la forma que se desee, poniéndolosen agua caliente donde se funde como la aera, y.luego en moldes de hoja de lata, para sumergirlosdespués en agua fria, hasta que se solidifiquen yse formen cilindros.

Esta es, pues, la historia dol fósforo, referidapor Homberg, y que no vacila Hoofer, (historia-dor de la química, bastante digno de aprecio,aunque inferior á Hermann Kopp), en calificardel descubrimiento más interesante hecho por laquímica en el siglo xvn.

La ciencia moderna ha modificado, como esconsiguiente, de un modo notable los procerlimientos para obtener el fósforo, y así lo testifi*can los nombres de Scheele, Marograff, Cary-Martrand y Woeler, como los importantísimostrabajos acerca de este cuerpo del inmortal Berze-lius, de Mitscherlich, de Graham, Dessains, Marchand, Fischer, Thenard, Henri Bose, Regnault,Sohreater y otros varios que han intervenido enel estudio del descubrimiento.

Son, entre todos, muy dignos de mencionar losprogresos que ha tenido la historia del fósforo, de-bidos á Thanard y Schroeter, por lo que se refie-re á los llamados astados alotrópicos ó sea modi-ficaciones en sus moléculas, que ocasionan di-ferentes propiedades, sin embargo de permaneceridénticos los caracteres esenciales.

Thenard observó, que calentando el fósforo de-bajo del agua, á la temperatura de setenta gradoscentígrados y haciéndole caer en una masa deagua á cero grados, se convertia en una sustancianegra, que es el llamado fósforo negro.

En el año 1848, dio Sehroeter un procedimien-to fácil para obtener el fósforo roio, ó sea el fósfo-ro amorfo, que consiste en exponer el fósforo á laacción da la luz radiante y á una temperatura de

doscientos cuarenta grados, en ln atmósfera deun gas que no ejerza acción alguna química so-bre el fósforo, por ejemplo el ácido carbónico.Aun cuando hoy se conocen otros procedimientosque son preferibles, para llegar -á este resultado,no por eso es monos digno de ser consignado elnombre de este autor, tanto más, cuanto qué elobjeto de este método es llegar á conseguir un*fósforo que no sea venenoso ,' lo cual produeegrandísimas ventajas en los multiplicados usosque tiene, cuando es manejado por toda oíase depersonas, muchas de ellas faltas de ln prudencianecesaria para tener en sus manos un cuerpo ta»delicado.

Pero no debe darse al olvido al tratar del descubrimiento del fósforo, el nombre del irlandés Ro-berto Boyle, que puede afirmarse que en stí épocapersonificó de una manera exacta todo él movi-miento científico en Europa. "No bien Se ofréoiáun punto osouro, en un descubrimiento Cualquie-ra, cuando empleaba toda su actividad en éonoceílos detalles del mismo, propagarle f poner enevidencia su importancia.

Sus Memorias acerca de los fósforos ntHraln fartificiales, encierran preciosos documentos deinestimable valor para la historia de la química.Sus observaciones datan del año 1667 y son ante-riores al descubrimiento de Brandt. Llama artifi-ciales á los fósforos que no lucen en la oscuridad,sino deipues de haber sido previamente expuestosá la acción de los rayos solares, como el fósforo deBolonia (sulfuro Mrieo), y el fósforo propiamentedicho, que no necesita esa opera don previa paralucir en la oscuridad.

Con el nombre de fósforos naturales designa álos peces que son luminosos en la oscuridad, ó fos-forescentes, y algún cuerpo mineral que tiene ana-loga propiedad.

Por alguna ligera aunque vaga indicación deKraff t (comprador del secretó do Brandt), pudollegar á conseguir pedazos de fósforo hasta el ta-maño da guisantes, cuyas propiedades á la perfec-ción describe, y no se olvida de señalar los peli-gros que corro el que lo maneja con imprudencia.La indicación que Kraff hizo á Boyle, fue el de-cirle que la principal materia de au fósforo, eraalguna cosa que pertenecía al cuerpo humano.

Boyle preparó el fósforo, haciendo un extractode la orina humana, sometiéndole después á ladestilación seca, previamente mezclado con tresveces su peso de arena muy fina. Perfectamentemezcladas estas sustancias, se introducen en unaretorta, á la que se adapta un gran recipiente conbastante cantidad de agua. Bien tapadas las jun-turas del aparato, se aplica fuego gradualnténte

asta que se aumenta de un modo considerable.

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664 REVISTA EUROPEA. 24 DE NOVIEMBRE DE 4878. N.° 24

Por este procedimiento, dice, se producian abun-dantes vapores blancos, pareeidos á los que se for-man en IR destilación del aceite de vitriolo, y en elúltimo periodo pasaba una sustancia sólida que sereunia en el fondo del recipiente.

Al fósforo le de-nominó Boyle glacial nocti-luca.- De consiguiente, en resumen, la gloria del des-cubrimiento del fósforo pertenece en primer ter-mina á Brandt é inmediatamente después á Kunc-kel y á Boyle, que aislados por su parte y en f uer-za de constancia y laboriosidad sumas, con soloun dato llegaron á resolver el intrincado pro-blema.

Pero permaneció todavía algunos años dentrode las sombras del misterio el método de la obtención del fósforo, temerosos sus autores de queestuviese en las manos del vulgo un cuerpo encuyo manejo habia tantísimo peligro. Así es, quedurante mucho tiempo un farmacéutico de Lon-dres llamado Hankwitz, que poseia el secreto co-municado por Boyle, suministró á Europa fósforodurante un largo período, por lo que se le denomi-né fófforo de Inglaterra. Por ultimo, Homberg,discípulo de Kunckel, extrajo el fósforo ante unacomisión de la Academia de Ciencias de París,cuyos individuos Hellot, Dufay, Duhamel y Geof -froy, se encargaron más tarde da publicar, comoaparece en 1737 con la firma del primero en la co-lección de Memorias de esta Corporación.

En 1769, Gahn y el eminente químico «uecoSeheele, uno de los titanes de la ciencia, demos-traron la presencia del fósforo en los huesos, entérminos, que todavía se sigue por algunos (aunquemuy pocos) fabricantes, el procadimiento del úl-timo de estos autores.

Pero es tal la importan cía del cuerpo de quetratamos, que los químicos y médicos más nota-bles de Alemania, Inglaterra y Francia, se hauosupado de su estudio, ya con relación á sus caractéres, ó ya también por su acción en el orga-nismo. Entra estos merece particular menciónMit3cherlich. Este notabilísimo sabio, ya muyconocido por los grandes descubrimientos que hallevado á cabo en las ciencias físico químicas, hadejado también honrosa huella en el estudio delfósforo, pues ha legado un procsdimiento parainvestigarle en los casos de envenenamientos.

Se funda el método de Mitscherlich en la pro-piedad que posee el fósforo de ser luminoso en laoscuridad. Se emplea un aparato, mediante elcual se reduce al estado de vapor la sustanciadonde se sospeche que existe el fósforo, y estevapor se condensa en un tubo convenientementeenfriado, operando en la oscuridad. En el caso de«xistir fósforo en la materia sometida al ensayo

se observarán ráfagas luminosas característicasque no dejan la menor dada sobre el particular.

Desgraciadamente, es uu problema que no fal-tan ocasiones fresuantas 'le resolverla, pu^s laprofusión con que se halla á mercad de toda cíatede parsonas el fósforo, es la causa deque figure entan grande escala en la estadística de los mediosde envenenamiento.

Las combinaciones que origina el fósforo dan -do lugar á multitud de compuastos, las utilizanla medicina, la farmacia, la química, la agricul-tura y la industria, y de aquí qns sean incalcula-bles las ventajas que en todas e tas munifestaeiones de la humana actividad presta esta cuerpo.Es el pequeño núcleo que ha formado la inmensabola de nieve de gigantesco aspecto; la gota deagua que sin cesar sumándose, ha constituido elcaudaloso rio.

JOAQUÍN OLMEDILLA Y PutG.

EL TRADUCTOR WOW, C O I E DE BAUDISSIN.

EL TEATRO DKT. DUQUE DE MEINtlíGEN.

Vivir una larga vida consagrada al culbo de lobello, al cultivo de las letras; representar en supersona el nobla ideal de la humanidad; haber lle-vado á cabo lo que con gloria suma empezaba Au-gusto Guillermo de Sshlegel, la traducción de lascomadlas de Shakspeare; haber dado á Ótelo y áLear del vate británico aquella bellísima versiónalemana á que no ha podido robar el lauro poéticoninguna traducción siguiente; continuar siempretrabajando tranquilamente, complacido del traba-jo, satisfecho de hacer lo bueno, sin buscar las ala-banzas públicas y sin temer el vitupsrio, dan de-recho al venerable anciano que, cual Néstor homérico, vio tre? generaciones y á la edad de ochenta ynueve años murió en Dresde el 4 de Abril de 1878,á que la sociedad de qne fui modelo, los amantesde las letras que gozan de sus traducciones comode un patrimonio de nuestro pueblo, y los hombreshonrados da que fue aliento, rieguen coronas sobresu sepulcro como sobre el sepulcro de un veteranode la literatura y de la virtud, de un aristócratapara quien la aristocracia de la cuna era un naturalimpulso para aspirar á la aristocracia de la másnoble cultura. A vista de esa cabeza que se doblay de esos ojos que se cierran para siempre, de esedifunto cuya muerte era tan tranquila como suvida entera, siéntese una tentación de noble envi-dia; ¿quién entre los que sobreviven tiene un alma

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N." 248 J . FASTENBATH.—-Eti TRADUCTOR WOTF, COSÍDK DE BA.UJHSSM. 665

tan hermosa., tan armónica como Wolf, conde de IBaudíssM

MuGhos ignoran su nombre, por no encontrarseéste en la portada de sus traducciones da Shaks-peare; pero la Walhalla ha de hacer mérito delque trabajaba tanto más cuanta se aumentaba suancianidad. Y iqué español no quisiera saber lavida del noble anciano que dio á conocer á los ale-manes la Vida de los españoles ilustres, de D. JoséQuintana?

Scklegel nació traductor de Shakspeare: erauna de esas vocaciones privilegiadas que no sepueden ocultar un solo instante. Siguiendo pasopor paso la letra del original, logró coger tambiénlas belleza? infinitas ó inefables que flotan sobreél cual aura espiritual. Pero si hubo entre nosotros uno qua después de Schlegel hizo de su tra-ducción una creaeion que se creia original por sucolorido, su tono, su elegancia, lo fue Wolf, Con-de de Baudissin <

Nació éste en la quinta de su padre llamadaBantzau (Holstein), el 30 de Enero de 1789, re-velando ya cuando niño su inclinación á la poesíay su entusiasmo por la música, que era el encantode su vida. Aquella inclinación la alimentaba suestancia en Berlín, donde vivió su padre comoembajador danés. Allí asistió á las lecciones quedaba Augusto Guillermo Schlegel, acerca del artedramático y de la literatura, y en el invierno de1804 á 1805 sorprendió á sus padres con una tra-ducción del rey Lear de Shakspeare, que merecióhasta los aplausos de Sohlegel. Su juventud eraun idilio hermoso y lbno de aspiraciones nobilí-simas dirigidas siempre hacia lo sano, lo grande,lo genuino. Desde 1805 á 1810 dedicóse al estudiodel derecho y de las ciencias políticas en las Uni-versidades de Kiel, Goettinga y Heidelberg, terminándolos en Goettinga y ocupándose al mismotiempo en leer las obras de Shakspsare y las deCervantes, del Danta y is Ariosto, y en tocar alpianolas creaciones grandiosas de Sebastian Bach.Como secretario de la embajada danesa perma-neció tres años en Stockolmo, participando en1814 del tratado de París y de los trabajos prepa-rativos para el Congreso de Viena, y así comoentonces en las capitales de Franeia y de Austriase dedieaba á la música y á la poesía, lo hizo tambien en sus ocios en Rantzau cuando el 1.° deOctubre de 1814 se despidió de la carrera diplo-mática y se enlazó con su prima la condesa JuliaBaudissin. Entonces tradujo á Enrique VIII deShakspeare.

En 1817 salió con su esposa para Italia, paia derecuerdos, que se cuentan, se sienten, se cantan óse lloran; tierra privilegiada del cielo, en la quelas aguas al correr murmuran elegías; tierra pro-

metida del arte, en 1» que el arte alemán celebrabasu renacimiento, y durante los tres años que pasóen ese suelo bendito, cuyo hijo adoptivo es todoel-que ama la belleza, trató el conde Baudissin álos pintores alemanes Koehy Schadow, que se ins-piraban también en Italia^ de que al nacer noshabla la religión; al estudiar, las leyes y la litera-tura, al viajar, el arte. Su puesto en la literatura-lo conquistó cuando en 1827 fijó su residencia, enDreade, y bajo los auspicios benéficos dé LuisTieck siguió su vocación de traductor, vertiendo alalemán 13 de las 19 comedias del cisne de Avon,que quedaban aún sin ser traducidas, traduciendolas otras 6 Dorotea, hija del mismo Tieck. Cadapárrafo de 1.* traducción se hizo objeto de discu-sión éntrelas tres citadas personas, Tieck, su hijay Baudissin. Este vistió á la alemana tambiéncuatro dramas que la tradición decia que fueronobras de la juventud de Shakspearo, á saber:Eduardo III, La vida y muerte de Tomát Crom*tpell, Sir Jfion Oldcastle, El hijo pródigo de Lan-dres. En el año 1838, en que salieron aquellas tra-ducciones, vio la luz también la obra Btn Jonsony tu escuela, conteniendo la traducción de las co-medias y tragedias de éste, de Fletoher y de Mas-singer. Entre tanto el principe Juan de Sajonia seocupaba de su versión del Dante, fundando almismo tiempo la Sociedad Dantesca, á la cual pre-sentaba cada párrafo de su traducción para queella lo examinase. Participaba de aquella sociedadnuestro Baudissin en unión de Tieok, Carlos Foers-ter y Carus.

La muerte de su esposa, acaecida en 1836, inter-rumpió la actividad tranquila del ilustrado conde,que pasaba después otra temporada en Italia, Via-jando también á Grecia y á Constantinopla, y en1840 se %%3Ó con la ilustrada hija de un banquerode Dresde. Asi inauguróse para él un nuevo perío-do de felicidad doméstica, aunque la tierna com-pañera de su existencia no tuviese frutos de sudulce amor: en su hogar volvió á anidarse la mú-sica, y su arte de traductor produjo de nuevo laaflores más lozanas.

Contaba ya setenta y seis años cuando empezólatraducción de Moliere, en la que al alejandrinofrancés, que en la poesía alemana no cuadra encomposiciones largas, lo trocó con el yambo decinco pies. En 1865 publicóse el primer tomo deaquella traducción magistral, y es verdadéramen -te conmovedor ver el pacto del anciano traductorcon la muerte, leer al final de cada toma que sepublicaba las palabras: "Esté es el último,nteniendo el traductor la satisfacción de que él misinopudiese darse un mentís, respetándole la muerte,pues en 1867 salió á luz el tomo IV, que conteníalas últimas comedias que faltaban todavía, y más

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666 REVISTA EUROPEA.—21 D>B NQVÍEMBaE DE 4878 . N.° 248

de diez años sobrevivió el traductor ,-i su obra ex-celente, empleándolos en treducir loa Proverbiosdramatices de Oannontel y de Teodoro Leclerq,que salieron en 1875, y las composiciones dramá-ticas de Francisco Coppee, encontrándose entreellos el Violin de Cremona, que vertieron al cas-tellano mis amigos los distinguidos poetas Retesy Echevarría.

La última obra del conde Baudissin es su Tea-tro italiano que salió en 1877, conteniendo come-dias de Gozzi, de Goldoni, del Testa y de Giraud.

Del teatro, pues, sea el de Shakspeare, ó el deMoliere ó, el délos poetas italianos, se ocupaba elconde, cuyos lauros resisten al soplo déla muerte,y cuyo recuerdo quedará entre nosotros mientrasque se representen en el teatro alemán las come-dias del gran poeta inglés, y del teatro voy á oeu-parme también en este artículo, hablando de unteatro modelo que lo subordina todo al fin y al tonodel poema dramático, impidiendo para Mea delconjunto la exuberancia de la facultad de un soloactor, y que, ofreciéndonos sin par bellezas pictó-ricas y admirables cuadros históricos, presenta elpoema dramático en el paisaje en que tuvo lugar'en la iluminación en que la puso el poeta, y quede las comparsas, que en los otros teatros consis-ten en personas que en cada función hacen losmismos gestos y ostentan eternamente semblantestiesos é inmutables como si fuesen títeres, hacelas agrupaciones más animadas que participan dela acción, cosa eseiicialísima en las obras dramá-ticas de Shakspeare y de Schiller, de Goethe y deKleist, en las que el coro, esa ornamento lírico ydidáctico de los helenos, se ha convertido en unaagrupación que, si al principio está en el fondo,llena en el momento supremo toda la escena, pa-reciendo las figuras trágicas sólo como la expresiónmás alta del movimiento universal.

Ese teatro modelo, que emplea todos los mediosescénicos para la más eficaz representación posibledel poeta dramático, contrastando con el antiguoteatro español y el antiguo teatro inglés, que easihicieron abstracción de todo aparato escénico, es.el teatro pequeño del Werra, el teatro ducal deMei-mmgen. Recorriendo la Alemania y el Austria, lacompañía del duque Jorge de Meiningen da fun-ciones en los primeros teatros, como Viena, Ber-lin, Fraga, Dresde, Breslau, Colonia y Francfort,llamando la atención general por haber dado alarte alemán un impulso nuevo é inesperado por surealismo pictórico, por la verdad histórica que re-presenta en las comedias, correspondiendo en esoá las tendencias realistas de nuestra época. Comotodo lo nuevo, también el teatro de Meiningenhabía de vencer preocupaciones. No faltaba quien,burlándose hasta de la riqueza de las decoraciones

qite ostenta el teatro ducal, pero que no tienen otrofin más que el de animar la acción, y que siemprerevelan un gusto exquisito, una intención artísti-ca, dijese al hablar de la representación del Mer-cader de Venena; "Anoche se estrenó una decora-ción espléndida, el Rialto; el Sr. Teller hacia deShylock (l).n

Pero hoy la crítica toda se inclina ante ese tea-tro qu« es una gloria alemana, y cuyo director esel mismo duque, que une la autoridad del prínci -pe á la del jefe artístico, consagrándose á la reforma del teatro alemán desde el año 1861, en quetomó las riendas de su pequeño Estado. ¿Qué ac-tor no se sometería de buen grado á aquel duqueque comparte con sus artistas todos los trabajos,todas las fatigas; que les inspira confianza en sudirección; que favorece á cada cual igualmente, noconociendo privilegio algún»; que instruye á losencargados de los papelea principales dándolestambién papeles secundarios en que, no sintiéndo-se llevados por el espíritu mismo del poema, hande probar sus fuerzas propias? ¿Quién no admira •ria al duque pintor, que lleno de fantasía y dota-do de un sentimiento singular á lo pictórico, haceél mismo los dibujos de los trajes y de las decora-ciones, y que con la paciencia mayor dirige los enrsayos hasta la hora más avanzada, no cansándoseen hacer repetir las escienas cinco ó seis veces has-ta ver coronados sus deseos?

¡Pueblo feliz, que tiene un soberano que paradeleitar á sus subditos dá lecciones á sus cómicoshasta en el arte de reir! Así dice un periódico ber-linés que una actriz que no habia salido airosaen las escenas de la comedia Como gustéis, doShakspeare, en las que habia de reir, fue citadaal palacio ducal, donde el mismo duque ante va-rias personas la instruyó, logrando que al dia si-giente centenares de espectadores se deleitasenson la sonrisa felicísima de la graciosa come-dianta.

El duque Jorge, que está en la relación másideal con sus artistas, tiene por compañera en susintereses artísticos á su esposa, la baronesa deHellburg, que ¡como actriz ; pertenecía al teatroducal cuando ella se llamaba todavía Elena Franz.Ahora se ocupa en dirigir el estudio y el repasode papeles á las actrices encargadas de ellos. Eljefe segundo del teatro es el Sr. Luis Cronegk, en

(1) Los apasionados de Schakapeare saben que lafigura de Shylock, rico judio de Veneoia, es uno de loatipos mas acabados que salieron de la mano maestra delgran poeta británico. Y los amantes de la bella Italiaconocen el arco de mármol blanco del puente Rialtoque se encuentra en aquella ciudad de hadas, que seHaraa Venada,

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N.9 248 DE AH4MBÜRU Y ZüLOAQA.- Miíifc LEE.

el que el duqaa tuvo la dicha de encontrará lapar ua ejecutor hábil de sus ideas y un cómicoexcelente. Entre los actores mencionaremos ade-más á Leopoldo Teller, que sabe caracterizar á suspersonajes como el que más, á los caballerescosjóvenes Emmerico Robert y José Nesper, al represente de padres bondadosos y dignos Guiller-mo Hellmuth-Bram y á José Weilembeek, quepor un destino trágico perdió la luz de los ojos.¿Quién no derramaría lágrimas de compasión alverle luchar con los poderes de las tinieblas1! Pero,¡cosa increíble! El público no advierte la cegue-ra del artista: tan grande es la habilidad conque sabe ocultarla.

Entre las actrices se encuentra al lado de lasseñoras Moser-Sperner y Berg y de la señorita Habelmann. una joven bellísima y llena dedulce poesía, Adela Pauli, la personificación deCatalina de Heilbronn, creación del fantásticoKleist, niña nacida para ser el encanto de loa es-pectadores, criatura que, valiéndome de una frasedel autor de Catalina, parece humo de mirras yenebros.

¡Seáis bienvenidos, artistas de Turingia quenos traéis un aroma de los bosques do Meiningeny de Liebaastein, y las auras de verdadera poe-sía! gritan los habitantes de Colonia, Francforty Berlin al ver entrar en su ciudad|á los actores delduque que se ha levantado un glorioso monumen-to en su teatro. Yo fui expresamente á Francfortpara asistir á algunas de estas representacionesque llaman agradable y sorprendentemente laatención de los aficionados al arte dramático.Quizá nunca el espíritu de fuego de Los Bandidos,drama genial de la juventud ds nuestro Schiller,pareciéndose á un desbordado torrente, ha encon-trado una representación tan cumplida como enel teatro Meiningan, ese pequeño teatro ambu-lante, que llevando consigo sus decoraciones, esel encanto de las capitales de Alemania y de Aus-tria. Se puede censurar á algún actor, pero elconjunto es un cuadro acabado,|llenode vida y demovimiento. ¡Cuánto dista la práctica de ese tea-tro de la de otros! Él no3 haae var la obra poéticaen su vigorosa figura primitiva, sin permitirseninguna alteración^ ni la omisión) de una 'solaletra.

Él representa á Los Bandidos en el traje deltiempo de Sohiller, porque contra éste se dirige elespíritu revolucionario del drama, respirando encada poro de la obra el genio del siglo xvin. Cier-tamente que Los Bandidos no necesitan la repre-sentación brillante de I03 me'ningenses para pro-ducir una explosión de entusiasmo; pero ¡cuántomii grande es el efeato producido por una repre^sentaoion tau espléndida! Las e3oenas populares

son la gloria de los meiniugensea. E»o ¡lo demues-tran en Julio Gisar y asimismo ea £ot Bandidos.¡Qué impresión Un imponente haca la primera, es-cena en que se ven estos saliendo del bosque cualhueste fiera, gritanto ¡hurrah! sacando del fardorobado, ora un abigarrado vestido militar, ora uncandelabro de plata, ora un paquete con comesti-bles, y disputándose ávidos el botia hasta que lle-ga el capitán rodeado de Schweizer, Boller,Grimm y Sohnf terle! jQuién quisiera en esa esee-na suprimir la variedad pintoresca dalos trajes yel esplendor característico de la decoración de laselva1? Esos bandidos no son loa eanaado» y, vulgarres bandidos que se ven en nuestros teatros He-?vando coletos y rodilleras, sino figuras, de veida-deros diablos, según las creaba la fantasía delpoeta; hombres extraviados que salieron de todaslas capas de la sociedad, aventureros abigarradosaaí en sus caracteres como en sus destinos.

Pero no quiero rendir un homenaje de admira-4

cion sólo al teatro ducal de Meiningen, sino quequisiera consagrar algún dia una página tambiéná los nobles esfuerzos de mis vecinos, los sencillosobreros de Dusseldorf.

JUAN FASTENRATH.

LOLA LEE,

AL SEÑOR DON GASPAR NUÑBZ DE ARCE.

I

Ricardo Lee, un ydmkee de treinta y cincoaño», trajo á España una figura distinguida, uncarácter\%xcéntrico, ttn corazo-n dolando y anafortuna cuantiosa. Omnia mea mecum porto, po-día decir el apuesto gentleman que tengo el ho-nor de presentar á mía lectores.

Del otro lado de los mares había dejado unpueblo conmovido por los amagos de la empeña-da lucha que dio de sí la derrota de los esclavis-tas y la emancipación de los esclavos; los despo-jos de sus padres encerrados en mármoles pre-ciosos, y acaso un recuerdo de su arrojó y de suidiosincrasia entre sus compañeros de armas yfatigas.

En España encontró un hermoso'cielo, una tier-ra digna de tal cielo, y una mujer que á un tiem-po hablaba del cielo y de la tierra,—pero deuna tierra celestial y de ua sétimo cielo. Caro-lina había nacido en Sevilla, —con lo que no sedesmiente nada, de lo dicho,—pero sobra su cana

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668 REVISTA KÜ*OPEA.—-24 DE NOVIESÍBBE DE 1878. N°. 248

habían firmado un concordato las potencias quese disputan la genuina representación del arque-tipo de la belleza. Sus ojos eran meridionales,muy grandes y muy negros: las dos tazas de café de He<ne, supuesto que el poeta tomase cafótostado con exceso y cargado con demasía. Suscabellos acusaban una importación no inscritaen los registros de aduanas; una hada hilando,—muy delgado se entiende, —la enfermiza luzdel sol del Norte, podría sacar del huso de mar-fil algo parecido. Carolina era pura como laG-retehen de Goethe y apasionada como la Ofe-lia de Shakspeare.

Cuando Carolina y Ricardo se vieron la vezprimera, sintieron á la par deseos de hablarse, yse hablaron con los ojos. La secunda vez que semiraron, valsaron juntos y quisieron hablarseen debida forma.

—Misa,;.—Caballero...La andaluza y el yankee buscaron un lenguaje

neutral y se dijeron en francés cosas muy varia-das y parecidas. Míster Lee nunca habia charla-do tanto en tan poco tiempo. No pasara mucho,después de esti escena, y ya Ricardo sabia decirvida mia y ya Carolina acertaba á pronunciarmy darling. A los tres meses, días arriba ó aba-jo, un sacerdote católico oía de los labios de am-bos el mismo monosílaba.

Ricardo, sin presumir de profeta, aplicaba poranticipado la lógica de sus principios. Dado queá la postre hubiera de abolí ree en su patria laesclavitud, vino á vivir al único país que aunsostiene con terquedad,:—iba á decir con gloria,—institución de tan largo abolengo; y para edi-ficar con el ejemplo propio, hízose esclavo. Meapresuraré á declarar que el amor, la bon-dad y la belleza constituyen un cómitre muy to-lerable.

Ricardo adoraba á su mujer y Caroliuajado-raba á su marido. Cualquiera envidiaría su lunade miel. Luna llena y miel de Alcarria. Yo, querespeto la opinión de'que no hay habitantes enla luna, me atrevo á asegurar, no obstante, queCarolina y Ricardo se querían como el primerdia cuando medió entre ellos una explicación se-cretísima de que sólo se traslucieron dos cosas:una ola de rubor en las mejillas de la mujer yuna inundación de alegría en el rostro del con-sorte.

Carolina, que venia portándose como mujer de

recto, juicio y de ordenados gastos, comenzó ¿tener cosas raras y aficiones extravagantes. Lavista de ias flores causábale crispaduras nervio-sas y violentas náuseas; aborrecía los días desol claro y esplendente, y siendo antes golosacomo una mosca, bebia ahora con fruición cerve-veza pura, vermoux, bitter, absintio, todo lomás ingrato y amargo. Carolina que con, talesaberraciones y antojos

"ya muestra en esperanza el fruto cierto,nacabó por mostrar en realidad el codiciadofruto del amor en figura de robusta y blonda ni -ña; pero, por desgracia, como las madres de cier-tas especies inferiores que al dar la vida á unnuevo ser hallan la propia muerte, apenas vioá su lado mecerse una cuna, sintió abrirse á suspíos un sepulcro. El desconsuelo de Ricardo notuvo límites; no quiso ver á su hija, que enco-mendó á la familia de la infeliz Carolina con elsólo encargo de que se la pusiera por nombreDolores, y volvió á su patria, donde era ya unhecho el sangriento conflicto por él presentido.La guerra le ofreció ocasión de mostrar su valory de distraer sus penas. Ocupadas Richmond yPetersburg y declarada por el ilustre genera!Lee,—su tocayo y nada más,-—la inutilidad dela resistencia, volvió Ricardo á España, vio ásu hija, y estas fueron las primeras palabras quele dijo:

—-¡Eres muy hermosa, pero has sido muycruel!

La pequeña Lola vino como á indicar que nohabia entendido más que la primera parte de lafrase. Sonrió con prolongada sonrisa y hundiósus manecitas en las rubias, largas y abundantespatillas del ox-confederado que la contemplabaextático. Lola era el vivo retrato de su madre.Sólo se diferenciaba en lo que vulgarmente sellama el espejo del alma,—en los ojos. Este pa-recido avivó exageradamente el paternal afecto,y Lola tuvo todos Jos mimos imaginables. Dehabérsele antojado la luna, como al niño delcuento, Ricardo se hubiera puesto á estudiar al-go semejante al Colwmbiad de Jules Verne.

Y basta de Génesis.

II

Lola Lee es ya una jovencita encantador», yno lo es solo por que cuente quince abriles.Cualquiera de mis lectores habrá advertido en

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N." 248 F. DE ARAMBÜRU Y ZüÉOAGAí—LOLA ME.

mil ocasiones la falsedad que encierra el dichocorriente de que no hay quince años feos. Por miparte, no contento con haber comprobado tal fal-sedad, recuerdo qae una mujer de treinta y cua-tro... agostos, me ha hecho sentir mucho calor.

Lola, repito, es encantadora. Tiene unos ojosazules, de un azul sombrío, rasgados con ensa-ñamiento; unos cabellos rubios, de un rubio pá-lido, tan intencionados, por así decirlo, y tanbien sentidos, que con frecuencia y al menormovimiento de la cabeza, van á acariciar las me-jillas más dignas de acariciarse que he visto en•1 mundo. Con esto se entenderá que Lola llevael cabello corto y suelto:—fue una fantasía, co-mo dice ella cuando se le pregunta la razón quela moviera á cortar dos preciosas trenzas queantes cañan sobre su espalda. Lola tiene muchasfantasías. Así lo confiesa á menudo, acompañando su confesión con una hechicera sonrisa que,distendiendo sus labios, hace más verosímil sudiminuta boca y deja ver dos filas de pequeñosy blancos dientes en correctísima formación.

Una vez,—y conste que procede la relevaciónde prueba,—vié á su padre, gran aficionado ála entomología, clavar con un alfiler una platea-da mariposa para colocarla en BU incompleta co-lección; y aquel dia atravesó ella con una de laslargas agujas de su estucha una blanca palomaque comía en la mano de su linda dueña el panque ésta desmenuzaba con sus dedos sonrosados.—Era la fantasía de tener una mariposa mayor.Justo es añadir, sin embargo, que cuando incur-rió en tamaña informalidad, aun no contabaLola los quince años que ahora cuenta. Tampocolos contaba cuando hacia al jovencito Rufo, laca-yuelo de la casa, ponerse en cuatro pies y se mon-taba á horcajadas sobre él, como montaba su pa-dre la yegua pía,yle obligabaátragar luego unosgranos de cebada, so pena de sacudirle por cadanegativa sendo latigazo. La yegua pía no necesi-taba estos apetitivos; Lighning Valia mucho misque Rufo, era mejor.

Las fantasías de Lola, entonces y aun al pre-sente, eran y son fantasías de cuerpo entero.Brotan eu su cabeza anunciándose con un rápidofulgor que aviva uu instante sus ojos, y se com-pletan con una patadita enérgica dada en elsuelo por un pié de muñeca.

Dada la patadita, la cosa es hecha.

III

Lola cuenta pocas amigas. Las niñas suelenser cursis por dentro y por fuera; los padres dé-las niñas suelen ocuparse en oficinas y no tenercoche, y aun se dan casos de padres que obliganá sus hijas á ser... jcómo lo diré...1? vulgares,transparentes, tontas, en una palabra.

A Lola, á pesar de todo, no le faltan compañe-ras: Mercedes és su predilecta. Aseguran lasgentes que hay entre ambas cierto pareeido; peroaquel extraño parecido que á las veces se da me-diando gran diferencia de belleza entre un ser yotro ser. La semejanza más completa existe enla edad: Mercedes nació dos dias después queLola. . ¡

Una tarde, Lola ylMercedes estaban al balcón,mientras adentro, sentadas en el sofá, hablaban,aunque poco, otras dos personas: la mamá de lasegunda, una señora todavía hermosa, muy afec-tada de jaquecas, y un caballero, gran amigo dela casa, sobre todo del jefe de ella, porque .á laseñora le parecía muy fastidioso. ¡Cuántas veceslo repetía la mamá de Mercedes! Sin duda poreso hablaban tan poco.

Esta escasez de elocuencia.—mejor dicho, deoratoria—de la sala, se veia compensada coa laverbosidad del balcón. Las niñas charlaban comodos cotorras y reian como dos locas. Mercedes, enmedio de frecuentes interrupciones de su confi-denta, referia un sucedido extraordinario. El dia

anterior^ de vuelta de paseo, un joveacito mili-tar, muy guapo, habla seguido sus pasos hastadejarla á la puerta de su casa; mejor que sus pa-sos, habia seguido las vueltas de las ruedas da sucarruaje, montado en un precioso caballo negro,que por cierto al pasar al lado del coche cuandoéste se detuvo, lanzó con un resoplido unas cuan-tas burbujas de espuma sobre una manga de'trajo de Mercedes. Todavía se notaba la mancha•

No era esto todo:. Mercedes habia recibido lamisma noche una carta que debía estar ascritnpor el perseguidor. El perseguidor la amaba.Mercedes aun no llevaba vestido largo y ya te-nia novio... • ... ,

Esta confidencia de las dos amigas acabó de unmodo imprevisto. Oyóse á lo lejos toque de cla-rines; á poco rato aubia por la ancha calle nn re-gimiento de caballería á trote corto. Las jóvenes

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670 BEVI3TA ^"+24- DE NOVIEMBRE DE 1 8 7 8 . 248

presenciaban el desfile tranquilamente hasta qneMercedes dio un pequeño grito y exclamó:

—¡Es él!— ¿Cuál?—preguntó á seguida Lola.Mercedes calló.—iCuál]—repitió Lola.La perezosa respuesta no hacia falta ya. £1

aludido, obligando á hacer mil lindezas al fogosobruto que montaba, habia clavado su vista en elbalcón. Cuatro hermosos ojos le miraban desdeallí de hito en hito.

Por los de azul sombrío pasó algo como unrelámpago fugaz. La piedra del baleon recibióun golpe enérgico, capaz de aplastar doce hor-migas en fila. Después, los azules ojos volvieron j¿ tornarse apacibles; mantúvose quieto el di-minuto pié y escucháronse al par dos sonorasrisotadas.

IV

Enrique de Vargas, joven teniente de] húsa-res, hijo de una distinguida familia de Extre -madura, es desde hace veinte diasj el amante deLola. Esta y Mercedes, sin embargo, siguensiendo amigas, á juzgar por las apariencias.

Enrique quiere á Lola con todo su corazón,nuevo en este género de emociones. A su madrela traen muy desasosegada sus frecuentes dis-tracciones y la expresión melancólica de aque-llos ojos en que se mira y que siempre le pare-cieran tranquilo cristal á donde se asomaba unalma pura y risueña. ¡Qué tendrá su hijol ¡Ama-rá á alguna mujer? ¡Merecerá alguna ser amadapor él? ¿Habrá alguna que sepa amarle como sumadre?

Este linaje de preocupaciones fue de repentesustituido por una preocupación suprema. Elregimiento de Enrique debia salir á campaña deun dia á otro. Tan importante noticia causó im -presión .algo semejante en la madre de Enriquey en la novia de Enrique. La madre no cesabade llorar. Lola lloraba mucho por las noches,según le oh. decir Enrique; pero durante el dia,la felicidad de estar al lado del hombre á quienquería, la consolaba admirablemente. ¡Benditoel amor que tanto puede y que en su deliciosoegoismo acierta como á traducir en hecho y porinstantes aquella inspirada frase; uno penséis enel dia de mañana, bástale á cada dia su afan!n

El dia temido llega. Es un martes y el papáde Lola está de días. Lola celebra el santo con

una ferie de fantasías hijas, sin duda, del deseode aliviar la honda pena que la suerte 'e prepa-ra. Citemos una ó dos.

El lacayuelo Bufo ha entrado en quinta y vaá dejar el servicio de su caprichosa señorita parapasar al del rey. Lola quiere advertir por anti-cipado cómo parecerá el fiel servidor cuando lasevera Ordenanza le despoje de su rizada cabe-llera, y se entretiene con amor en oficios de pe-luquero. Las pequeñas tijeras de costura hacenuna verdadera tala en la cabeza de Rufo, que nosabe oponer el más ligero reparo á aquel últimoagasajo de su dueña. ¡Cómo subia el regocijo deLola por aquellos escalones de la medio rapadacabeza! ¡Y cuánto no subiría á no oourrir estoen un martes harto aciago!

Lola quiere que Enrique la vea antes de mar-char tal como ha de encontrarla al volver, y seha echado' encima un largo vestido que su infeliz madre llevara y que le arrastra á ella porel suelo como la cola de un obispo. Así le reci-be cuando, muerto de pena, se presenta el jovenoficial de húsares.

—Ya lo sabes, Lola mía; esta tarde salimospara el Norte. Mi deber me llama y es. fuerzaque obedezca, aunque el corazón quiera estallarde dolor.

—¡Picaro deber! ¿Verdad, Enrique?Enrique calló, gozándose en aquel arranque

que argüía acendrado amor. Lola continuó:—¿A quién obedecerías tú mejor, al deber ó

ámí?Y «n la mirada de Lola habia un atisbo de re-

lámpago, y uno de los pies de Lola se habia le-vantado. Afortunadamente el pié volvió á suprimera posición poco á poco.

—Mi alma queda contigo, Lola querida, y teescribiré con frecuencia.

—¿Y si tus cartas no llegan? Dicen que en laguerra suele no ser fácil comunicarse, y que...

—No te importe, Lola de mi vida. Piensaque no te doy un instante al olvido. Ten, comotengo yo, confianza en Dios, en el que quiso quete conociera para que te amara como te amo; enel que consintiendo que te ame así, no ha deconsontir que todo caiga al soplo de una desgra-cia inmensa. Porque óyelo: yo no quiero morir;la muerte, que quizá sea en ocasiones pálidamensajera del divino amor, debe ser horriblefantasma abortado por el infierno IB i amo cuau-

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N.° 248 MISOBt, ÁNE A. —TEATROS. —BIBMOOB, AFf A.; 671

do la felicidad nos acaricia y el porvenir nossonríe.

El joven militar, que así parodiaba, sin saber-lo, la sentida estrofa de Chénier

O mort, tu peux attendre; eloigue, eloige toi...Je ne veux pas mourir encoré,

pasó el dorso de su mano por el párpado en queasomaba una lágrima. Después, como arrepenti-do de aquella cobardía ó como temeroso de quese midiera mal su alcance, añadió:

—Pero no temas, Lola de mi alma; voy á laguerra y lucharé como valiente. Sobre ser estami obligación, pensaré en que un hombre co-barde seria indigno de tí; pensaré en que voy ápelear por lo que, con mi santa madre, ha obte-nido todos mis afectos, el calor todo mi alma:por tí y por la libertad.

Mientras Enrique hablaba, Lola parecía en-ternecida, y sólo así era comprensible su si-lencio.

—Yo tenia muchas cosas que decirte antes demarcharme, y apenas sé lo que digo; tenía querecomendarte... pero no; eso lo harás tu sin queyo te lo recomiende. i Verdad que sí?

Lola levantó los liombrós y abrió los ojos contodo el candor suyo y el de la ignorancia. Enri-que le dijo al oido breves palabras á que ellacontestó inclinando su hermosa cabeza* Tras deuna ligera pausa, Enrique añadió con voz inteligible:

—También me olvidaba de recordarte miencargo de anoche. ¿Has satisfecho mi capri-cho, díí

Lola sacó de su seno un doblado papel; al po-nerlo su mano en la de Enrique, sintióse un le-ve ruido, como si una gota de agua cayese sobreascuas-,

Enrique, sin poder articular el triste adiós delcorazón, hizo un supremo esfuerzo y partió.

¡Ahi parienza amara/

FÉLIX DE ABAMBURU V ZULOAGA.

(Concluirá.)

MISCELÁNEA-

SOCIEDAD ESPAÑOLA

DE HISTORIA NATURAL.

En la última sesión se han presentado los tra-bajos siguiente?: .. Sucinta noticia de una excur-sión al Pico de Teide.n del Sr. Masferrer; ..Fe-nómenos dinámicos que han contribuido al relievede la Serranía de Eonda,,. del Sr. Mac-Pkerson;y ..Lista de los insectos lepidópteros observadosen Bilbao,, .por el ñr. Leedald. Habló el Sr» Vilanova de unos experimentos que confirman la teo-ría mecánica de Daubré sobre el relieve «te latierra, que han 8ido comunicados al Congreso in-ternacional geológico; así como de su excursión «1Jardín de los glaciares de Lucerna, y de la re-ciente obra sobre Geología y Paleontología publi-cada en Barcelona por el Sr. Landerer.

TEATROS.

El drama estrenado en el teatro Español COJJ eltítulo de Theudis, en tres actos y en verso, origi-nal de D. Francisco Sánchez de Castro, ha ob-tenido un éxito muy lisonjero, siendo muy aplau-didos autor y actores,'especialmente el Sr. Calvo(D. Rafael), que faé objeto de una grande y me-recida ovación.

Las últimas obras estrenadas en el teatro de laComedia, son Las niñas del entresuelo, pasatiem-po cómico en dos actos del Sr. Blasco; Cómo seempieza, juguete cómico en un acto, de D. MiguelEchegaray; y El gato negro, juguete en dos actos,original de D. José Marco. Todas ellas han tenidoun éxito regular, aunque algo mejor la última, yhan sido aplaudidos autores y actores.

Una obra del malogrado poeta D. Manuel Mar-tos Rubio, titulada La brigadiera, y otra del se-ñor Bueno, Ganar la plaza, se han representadoen el teatro de Eslava con buen éxito. La triga •dura, ha logrado una feliz interpretación por par-te de la Sra. Vedia y del Sr. Mariscal. En Qaftarla plaza se hace aplaudir justamente el señorMesejo.

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672 KBVISTA EUROPEA.—24 DE NOVIEMBRE DE 1878 . N.° 248

Eu la pieza Escuela Normal ha hecho su debuten este teatro una nueva actriz, que reúne esca-lentes dotes para la escena, la Srta. Doña Filo-mena Echevarría, discípula de doña MatildeDiez.

BIBLIOGRAFÍA,

Obral de Leibnitz, puestas en lengua castellanapor D. Patricio de Azcárate.— Tomo III.—1Abros III y IV del Nuevo ensayo sobre el entendi-miento humano. Un tomo en 4." de 400 páginas deesmerada edición. Madrid, 1878.

Este tomo forma el volumen 24 de la Bibliotecafilosófica, que hace algunos años viene publicandola casa editorial de Medina.

Estas obras, lo mismo que las anteriores, se pu-blican por suscricion, á 20 rs. cada tomo en todaEspaña; y después de terminadas se les aumentaráel precio.

Lección inaugural de Paleontología, por el catedrático de la asignatura, Dr. D. Juan Vilanova,el 3 de Octubre de 1878, en el Gabinete de Histo -ria natural. Un folleto en 4.°, de 30 páginas. Ma-drid, 1878.—Imprenta de Astort, hermanos.

La lectura de este folleto hace apreciar la tras-cendencia suma de un ramo del saber, que, segúnsu autor, es la verdadera piedra de toque dondeae quilatan en todo su valor ciertas doctrinas que,si hoy no revisten más carácter que el puramentecientífico, no han de tardar mucho quizá en teneralcance político y social. Como, oportunamentedice el Sr, Vilanova, la Paleontología es una delas ciencirs que más atractivo ofrece al hombrepensador; y es de desear que se vayan generalizando los conocimientos que su estudio proporciona. Mucho contribuirá á ello, seguramente, la en-señanza del Sr. Vilanova, tanto en la cátedra queacaba de inaugurar, como en la obra que anunciaen su primera lección, y en la cual se propone se-guir un plan excelente, por svt natural y legítimodesarrollo.

Apuntes biográficos de D. Fr. Joaquín. Zluch yGarrisa, arzobispo de Sevilla, publicados en la

obra titulada Figuras y figurones.— Un tomitoen 8." menor, de 64 páginas. Madrid, 1873. Im-prenta de F. Cao.

El cantarada de los niños. Colección de dedicato-rias infantiles para Navidad, Año auevo y cum-pleaños; máximas, consejos y pensamientos morales, por Emilio Nieto y del Eio. Un volumenen 8." menor, de 96 páginas. Santander, 1873.Imp. de F. M. Martínez.

Es un iibrito de interés para los tiernos lecto-res á quienes está dedicado, esencialmente moraly nuevo en su género, cuya lectura, al mismo tiem-po que les proporciona rato solaz debe dejar ensus impresionables corazones la benéfica savia dela moral.

So halla de venta al precio de 4 reales en la li-brería de D. Ensebio Reviíla, calle del Correo, 6",Santander.

Los carbones asturianos y la Marina de guerra.Un folleto en 4." de 40 páginas, con 20 estados ynotas comprobantes. Gijon, 1878. Imprenta y li-tografía de Torre y compañía.

Novísimo romancero español. Tomo I, por los se-ñores Arnao, Biedma, Blasco,| Jalvo y Muñoz, Cam-poamor, Campo-Arana, Eehegaray, Fernandez yGonzález, Gómez, González, Guijarro, Handell;Hartzenbusch, Herraaz, Laso de la Vega, Lusto-nó, Matores, Nakens, Nuñez de Arce, Olavarría,Palacio (D. M.), Palacio (D. E.), Rada y DelgadoReina, Retes, Ruiz Aguilera, Selles, Velazquez yZapata.

Constituye el segundo volumen de la Bibliotecaenciclopedista popular ilustrada, cuya publicaciónanunciamos en el número correspondiente al dia10 del mes actual, y á la que se admiten suscri-ciones en la Administración, Dr. Fourquet, nú-mero 7.