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Hermandad Año LXV Marzo 2009 Núm. 461 Sumario: Editorial Director general Consejo Central Informaciones de Secretaría Delegación de Venezuela Delegación de Argentina . Delegación de México Obituario .. EDITORIAL FELICES DE SER SACERDOTES Queridos Operarios: Escribo estas líneas en el día de Jueves Santo, a mi regreso de África, día en el que tradicionalmente renovamos nuestras promesas sacerdotales. Día en el que hemos visto a Jesús ceñido y arrodillado, lavando los pies a sus discípulos. Y hemos escuchado su mandato: “os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Estos dos acontecimientos motivan las reflexiones que ahora os ofrezco como pórtico de este número de Hermandad. ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian buenas noticias! Al final de estas páginas aparece la necrológica de los operarios fallecidos últimamente: Germán González, José M.ª Ambrós, Félix Pecharromán y Cipriano Calderón. Todos ellos en distintos lugares y situaciones se han mantenido con un envidiable ardor apostólico. Han sido auténticos discípulos y misioneros. El verdadero misionero, comenta Aparecida, nace del verdadero discípulo. “El trabajo central del sacerdote – dice el Papaes llevar a los hombres a Dios. Esto sólo puede hacerlo si él mismo viene de Dios y si el verdadero fundamento de la vida del sacerdote, el suelo de su existencia, la tierra de su vida es Dios mismo” ( Discurso a la Curia Romana, 22.XII. 2006). Todos tenemos experiencia de que cuando la vida del sacerdote pierde la centralidad de Dios, se vacía poco a poco aunque continúe el afán del hacer. Discipulado y misión son como las dos caras de la misma moneda.

Sacerdotes Operarios Diocesanos · siendo en medio de ellos fermento de fraternidad sacerdotal” (AG XXI, 4). Que esta invitación a la fidelidad que nos hace la Iglesia resuene

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Page 1: Sacerdotes Operarios Diocesanos · siendo en medio de ellos fermento de fraternidad sacerdotal” (AG XXI, 4). Que esta invitación a la fidelidad que nos hace la Iglesia resuene

Hermandad

Año LXV Marzo 2009 Núm. 461

Sumario:

Editorial

Director general

Consejo Central

Informaciones de

Secretaría

Delegación de

Venezuela

Delegación de

Argentina

.

Delegación de México

Obituario

..

EDITORIAL

FELICES DE SER SACERDOTES Queridos Operarios: Escribo estas líneas en el día de Jueves Santo, a mi regreso de África, día en el que tradicionalmente renovamos nuestras promesas sacerdotales. Día en el que hemos visto a Jesús ceñido y arrodillado, lavando los pies a sus discípulos. Y hemos escuchado su mandato: “os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Estos dos acontecimientos motivan las reflexiones que ahora os ofrezco como pórtico de este número de Hermandad. ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian buenas noticias!

Al final de estas páginas aparece la necrológica de los operarios fallecidos últimamente: Germán González, José M.ª Ambrós, Félix Pecharromán y Cipriano Calderón. Todos ellos en distintos lugares y situaciones se han mantenido con un envidiable ardor apostólico. Han sido auténticos discípulos y misioneros. El verdadero misionero, comenta Aparecida, nace del verdadero discípulo. “El trabajo central del sacerdote –dice el Papa– es llevar a los hombres a Dios. Esto sólo puede hacerlo si él mismo viene de Dios y si el verdadero fundamento de la vida del sacerdote, el suelo de su existencia, la tierra de su vida es Dios mismo” (Discurso a la Curia Romana, 22.XII. 2006). Todos tenemos experiencia de que cuando la vida del sacerdote pierde la centralidad de Dios, se vacía poco a poco aunque continúe el afán del hacer. Discipulado y misión son como las dos caras de la misma moneda.

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Hoy la urgencia misionera es sentida no solamente “ad gentes”, sino en el mismo interior de nuestras comunidades, inmersas en una situación cultural nueva, poco receptiva a la fe. Por eso, no es suficiente tratar de conservar lo que tenemos, aunque no es poco. Debemos superar nuestra pereza pastoral y buscar entre todos nuevos modos de llevar el “Evangelio de la vocación” a nuestra sociedad actual, especialmente a nuestros jóvenes. Aparecida, siguiendo la invitación de Benedicto XVI a promover una evangelización metódica y capilar con vistas a una adhesión personal y comunitaria a Cristo, insiste en que la conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Nos invita a una firme decisión misionera, “que impregne todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución eclesial. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA 365). Nuestro talante pastoral de cercanía afectuosa, escucha, sencillez, diálogo… y la fuerza del grupo (equipo) son los dos medios indispensables en nuestra misión. Así lo han valorado siempre los que han estado en torno a nosotros. Os invito a no ahorrar energías en una evangelización misionera intensa y extensa, en todos los ámbitos donde nos movemos, pero sobre todo con los más necesitados, como recordaba a nuestros hermanos del Congo hace unos días en mi visita. Estoy convencido de que esta tensión misionera llevará a una renovación verdadera de la identidad del sacerdote, el cual en el ejercicio de su Ministerio encontrará el principal camino de santidad personal y, por tanto, de realización de la propia vocación sacerdotal. Lo que se pide a un administrador es que sea fiel En el discurso de hace unos días a la Asamblea Plenaria de la Congregación del Clero, el Papa ha anunciado que el día 19 de junio próximo, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, comenzará el año dedicado al sacerdote que culminará en 2010 con un encuentro mundial de sacerdotes en Roma. El tema propuesto es: fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote. No deja de ser providencial que al comienzo de nuestro camino como Asociación Sacerdotal y después de una Asamblea en la que lo sacerdotal ha sido uno de sus centros de interés más significativo, la Iglesia proponga un año dedicado a la figura del sacerdote. La Asamblea pide “como prioritario la participación de los operarios en los diversos campos de la formación sacerdotal y atender a los sacerdotes diocesanos tanto a nivel personal como de equipo” (AG XXI, 2 y 4). También nos dice que para poder animar a los vocacionados es necesario estar nosotros animados, y nos urge a reavivar nuestra propia identidad. Este año sacerdotal con el lema “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote” puede ser una oportunidad de oro para reflexionar y comprometernos con nuestro ser

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sacerdotes operarios hoy. Ha de ser una ocasión propicia para discernir dónde y cómo debe situarse nuestro servicio a los sacerdotes, ver cómo atenderles “desde la acogida fraterna, la amistad y la misión compartida, siendo en medio de ellos fermento de fraternidad sacerdotal” (AG XXI, 4). Que esta invitación a la fidelidad que nos hace la Iglesia resuene en nosotros de un modo especial y nos lleve a esforzarnos en mantener fresco nuestro seguimiento de Jesús. El lema nos recuerda que la sustancia de nuestra fidelidad está en la fidelidad de Cristo. Algo que no debemos olvidar ni puede quedar desfigurado en nuestro vivir como sacerdotes. Cuán certeras son las palabras de san Juan Crisóstomo cuando habla de la responsabilidad de ser fieles al ministerio recibido: “Si los otros han perdido el sabor, pueden recuperarlo por nuestro ministerio; pero si sois vosotros los que os tornáis insípidos, arrastraréis también a los demás con vuestra perdición. Por eso cuanto más importante es el asunto que se os encomienda, más grande debe ser vuestra solicitud. Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente (…). Lo que hay que temer no es el mal que digan contra vosotros, sino la simulación de vuestra parte; entonces sí que perderíais vuestro sabor y seríais pisoteados. Pero, si no cejáis en presentar el mensaje con toda su austeridad, si después oís hablar mal de vosotros, alegraos” (Homilía sobre Mateo 15, 6, 7). Hoy, tantas veces, debemos desarrollar nuestro ministerio a la intemperie y en condiciones difíciles. Por eso, no nos debe extrañar que se pueda caer en el desánimo y desencanto y que asome “el peligro de convertirse en gestores de la rutina, resignados a la mediocridad, inhibidos para toda intervención, sin ánimo para señalar las metas de la auténtica vida (…). El callado sufrimiento interior que lleva consigo la fidelidad al deber, con frecuencia incluso marcado por la soledad y la incomprensión de aquellos a los que uno se entrega, se convierte en vía de santificación personal, al tiempo que cauce de salvación para las personas a causa de las cuales se sufre” (El servicio de la autoridad y la obediencia, 28). Hemos de suplicar al Señor este don de la fidelidad y asegurarlo con nuestra oración por nosotros y por nuestros compañeros, y hemos de luchar por mantenernos fieles al compromiso adquirido. El sí de nuestro seguimiento a Cristo en el momento de nuestra Ordenación ha de hacerse realidad en el sí de cada día. La fidelidad en lo ordinario es la mejor garantía de fidelidad en los momentos difíciles por los que podamos pasar. En este tiempo de pascua, pidamos especialmente al Señor que nos mantenga en la alegría del seguimiento de Jesús, rasgo característico del cristiano. Que sepamos mostrar nuestro gozo de ser curas en los ambientes donde trabajamos. “La Hermandad ha tenido, y sigue teniendo, suficiente fuerza de atracción porque ofrece una posibilidad válida y actual de realizarse sacerdotalmente; un estilo de vida familiar que es vivencia práctica de fraternidad sacerdotal y de la comunión eclesial; un trabajo y vida en equipo, muy en línea con nuestro hoy, una sencillez y pobreza real, sin ambición de cargos y privilegios; una libertad apostólica, sin ataduras familiares ni económicas; un quehacer diocesano, supradiocesano y nacional. Volver a la vivencia de estas realidades constituye la raíz de toda nuestra promoción vocacional” (AG XV, 33). Comencé esta comunicación haciendo memoria agradecida al Señor

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por la vida y ministerio de los sacerdotes que nos han dejado. Parafraseando la carta a los Hebreos, también la Hermandad tiene una “nube de testigos”, de sacerdotes buenos, que nos contagiaron las ganas de ser operarios. Nos toca a nosotros mostrar que servir a los hermanos en el ministerio presbiteral es fuente de realización personal y motivo de gozo profundo, que no se vive de espaldas al dolor que hay en nuestro mundo, pues es la alegría del mismo Jesús en nosotros. Ojalá que en cada uno de los operarios se vea “que el reino de Dios es «el tesoro escondido en el campo» y «la perla preciosa» por la que hay que entregar todo lo que se tiene, no con la actitud de una sombría y triste renuncia, sino con la alegre certeza de estar consiguiendo algo mucho mejor. El estar profundamente subyugado por Jesucristo y por su evangelio, y el sentirse fascinado por la vocación a la misión, apremia a entregarse «con toda alegría», como se dice en la sagrada Escritura; a jugárselo todo a una sola carta. Y precisamente que el evangelio es en verdad fascinante, algo por lo que vale la pena empeñarlo todo, habrá que verlo palpablemente en la vida del sacerdote y constituirá también un gran atractivo para sus potenciales sucesores” (G. Greshake, Ser sacerdote hoy, 467). Que el año sacerdotal que iniciaremos en junio próximo, sea para nosotros un motivo para reavivar la gracia que recibimos por la imposición de manos del obispo y ocasión para acoger y acompañar a los sacerdotes, siendo ante ellos testigos de comunión por la vivencia gozosa de la fraternidad en nuestros equipos. Un saludo cordial,

Jesús Rico García

Director general

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DIRECTOR GENERAL

El Director general estuvo en Venezuela del 26 de diciembre al 4 de enero acompañado del Administrador general. Participó en el encuentro anual de los operarios de la delegación del 26 al 29. El día 29 hizo la presentación de las conclusiones de la Asamblea XXI y de los Estatutos y el Directorio. En la eucaristía final del encuentro recibió la primera vinculación a la Hermandad del P. Jorge Pastor Muñoz.

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Del 30 de diciembre al 2 de enero visitó la parroquia de San Buenaventura en San Félix participando en las distintas actividades parroquiales. El Cardenal de Caracas, Mons. Jorge Urosa, lo recibió el día 30 de diciembre junto con el Delegado y el Administrador general. El Director general agradeció al Cardenal la confianza depositada en la Hermandad, y éste se manifestó muy satisfecho de la labor de los operarios en el Seminario. El 3 de enero participó en la ordenación presbiteral del P. John Henry Bautista Perdomo en Caracas y al día siguiente predicó en su primera misa en la parroquia Beato Manuel Domingo y Sol de Guatire. Del 5 al 14 de enero estuvo en Argentina; hasta el día 11 en el encuentro general de operarios de la delegación en Alta Gracia, donde presentó las conclusiones de la Asamblea XXI y los Estatutos y el Directorio a los operarios. También tuvo ocasión de hablar sobre el mismo tema a los laicos amigos y colaboradores de la Hermandad que se dieron cita el día 6 en Alta Gracia. Ese mismo día recibió la vinculación indefinida del P. Ariel A. Zottola. El día 12 viajó a Buenos Aires, desde donde se desplazó el día 13 a Montevideo para visitar al P. Silverio Moreira. El Director general participó en los actos de clausura del Centenario de la muerte de Don Manuel en Tortosa y Valencia durante los últimos días de enero. Posteriormente se desplazó a Roma y Plasencia para los funerales de Mons. Cipriano Calderón. El día 11 de febrero comenzó la visita a la Delegación de México: primero fue a Campeche (del 12 al 14 de febrero), luego a Querétaro (los días 15 y 16). El día 17 participó en la reunión general de los operarios de la Delegación. El día 18 lo dedicó al Instituto Vocacional. Los días 19 y 20 visitó el Seminario de Colima. Seguidamente, en México DF, visitó el Aspirantado y las parroquias de la Herradura, Fátima y los Ángeles, la Casa de ejercicios de Quinta Saulo y la Universidad Pontificia de México. El día 4 de marzo llegó a Roma donde acompañó a un grupo de estudiantes de secundaria del Colegio Pío XII de Valencia a los que recibió el Embajador de España ante el Quirinal. Presidió la V Reunión ordinaria del Consejo general. El día 18 de marzo presidió las primeras vísperas solemnes del día de San José en el Colegio español. El P. Carlos Boulanger, Consejero de formación, viajó del 16 al 21 de febrero a México DF para visitar el Aspirantado y el Teologado común. Tuvo diversos encuentros con los operarios del equipo formativo y con algunos seminaristas. El Administrador general, acompañado de D. Pablo Marco Medel, viajó el día 17 de febrero a Santiago de Cuba para tomar contacto con la realidad y conocer las necesidades antes de comprometer la presencia de la Hermandad en el Seminario. Los obispos de la zona se reunieron con ellos en Santiago. Posteriormente han visitado a cada uno de ellos en su

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diócesis. Arriba

CONSEJO CENTRAL

4.ª Reunión del Consejo: Roma, del 16 al 19 de diciembre de 2008

En la casa central de Roma, del 16 al 19 de diciembre, tuvo lugar la IV sesión ordinaria del Consejo central presidida por el Director general con la asistencia de todos los consejeros. El Director general informó del desarrollo del Simposio de formación sacerdotal organizado en el Colegio Español del 7 al 9 de noviembre con motivo del I Centenario de la muerte de Don Manuel. Así como de la participación el día 3 de noviembre en la fiesta del Reservado de Tortosa dedicada especialmente a Don Manuel; y del homenaje a la Hermandad el día 15 de diciembre en Tarragona. Hizo una prospectiva de los actos de clausura del Centenario en Zaragoza, Canarias, Tortosa, Valencia… Igualmente informó del nuevo proyecto para impermeabilizar la cripta del Templo de Reparación y para rehabilitar el edificio adjunto al Templo. También comentó el reciente viaje a Malanje del 16 al 25 de noviembre y la nueva distribución de los operarios en el Seminario, que ya no tendrá religiosas y serán menos los seminaristas. Seguidamente el Director general planteó el futuro y mejor uso de algunas casas de la Hermandad: la residencia de Alquerías del Niño Pedido, la de Vallehermoso, el Aspirantado de Salamanca. Se debatió ampliamente sobre el Teologado común de la Hermandad: Estatuto, aspirantes, relación con las delegaciones, especialmente con la de México, presupuesto, financiación… El Delegado de Venezuela y Consejero de formación, P. Carlos Boulanger, informó de la situación de cada una de las casas de Venezuela y de los operarios de la delegación. Igualmente, el P. Eduardo Redondo comentó la situación de Argentina. A propósito de su información, se abordó el tema de la agilización del gobierno de la Hermandad y la situación de los delegados de cara al próximo curso. El Director general consultará oralmente a los operarios en las reuniones con motivo de la presentación de la Asamblea. Se aprobó la admisión a la vinculación temporal del P. Jorge Pastor Muñoz. El Administrador general informó de la actualización de poderes y de los efectos legales del cambio de forma jurídica de la Hermandad. Se volvió a tratar sobre el Seminario de Santiago de Cuba buscando ya personas dispuestas y concretando una visita previa para tomar contacto con la realidad antes de dar pasos sucesivos. Finalmente se elaboró el Plan de acción pastoral del sexenio. Como en sexenios anteriores, trata de concretar un poco más y operativizar las decisiones de la Asamblea con el esquema habitual de operarios – equipos

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– tareas. 5.ª Reunión del Consejo: Roma, del 9 al 12 de marzo de 2009 En la casa central de Roma, del 9 al 12 de marzo, tuvo lugar la V sesión

ordinaria del Consejo general presidida por el Director general con la asistencia de

todos los consejeros.

El Director general informó de algunas situaciones de personas y casas que han requerido especial atención. Seguidamente se trató el tema del Aspirantado común de México, sobre todo a partir de la reciente visita realizada por el Director general y el Consejero de formación. Se valoró muy positivamente el equipo formador. Se aclaró el proceso de órdenes de los aspirantes en su propia diócesis de origen y se trató del sostenimiento económico del Aspirantado. El Aspirantado depende económicamente de México como Delegación; las otras Delegaciones corren con los gastos de sus aspirantes abonando a México los costes; cuando una Delegación tenga dificultades, tratará el problema con el Administrador general. El Delegado de Argentina presentó la situación de las casas a principio de curso en el Cono sur. Particularmente presentó los cambios que se habían producido: el nuevo rector del Aspirantado, P. Ricardo Morales; la incorporación del P. Francisco Montero al Seminario de Trujillo; la reorganización de los operarios en Tucumán con la incorporación del P. José Manuel Murga como animador del equipo y vicario parroquial. Asimismo comentó la situación del equipo de Brasil, al que visitó recientemente: la división de la parroquia, la nueva situación de los operarios en la Paróquia São Pedro e São Paulo apóstolos; el presupuesto de la Casa de Acogida Vocacional… De la Delegación de España, el Director general informó de los contactos con la Casa de la Biblia y Sígueme en cuanto a la negociación del texto de la Biblia. También planteó diversas perspectivas de futuro para el Convictorio San Juan de Ávila de Salamanca y de los contactos realizados para la posible utilización de la residencia de Alquerías. De la casa de la calle Vall de Tortosa, adjunta al Templo de Reparación, se decidió hacer las obras necesarias para sostener y sanear la estructura, en vistas a recuperar su habitabilidad según las necesidades. El Administrador general informó de los proyectos realizados hasta el momento para el complejo de Majadahonda. Se aprobó el derribo de la zona donde habitaban los operarios y el resto de las habitaciones de la antigua residencia de San Cristóbal, la capilla y los salones, exceptuando el edificio adjunto a la actual casa del Centro de servicios pastorales, así como el arreglo básico de todo el terreno. También se aprobó la adecuación a la normativa de seguridad del templo de Reparación de Murcia. De la Delegación de USA se comentó la situación de las casas y el escaso número de operarios. El Delegado de Venezuela repasó la situación de las casas, planificando ya el próximo curso. Presentó dos solicitudes a la Hermandad: una de la diócesis de Coro y otra de la Conferencia episcopal de Venezuela.

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El Director general informó detenidamente de la visita a la Delegación de México apreciando la labor de los operarios y la identificación vocacional de las obras, especialmente en los seminarios. A propuesta de la Delegación, el Consejo aprobó la denuncia del contrato con el Seminario de San José de Campeche. El Delegado informó de los contactos mantenidos con el rector del Seminario diocesano de Torreón y el Consejo dio el visto bueno para iniciar las gestiones con vistas a una posible colaboración. El Administrador general presentó la situación de pérdidas que están sufriendo las inversiones en estos momentos y el alcance que tiene para la Hermandad. Informó de la visita realizada a Cuba, acompañado de D. Pablo Marco Medel, del 17 al 25 de febrero, en vistas a la colaboración en el Seminario metropolitano de Santiago de Cuba. El Consejo aprobó la asunción de dicho seminario e hizo algunas propuestas para conformar un equipo adecuado a las necesidades iniciales. Se aceptó la renovación de la vinculación a la Hermandad por un año de D. Alain Mbayo. El Director general aceptó el inició de la etapa de probación de D. Luis Fernando Castro Sánchez, aspirante de México. Se aprobó y se envío a la arquidiócesis de Valencia (Venezuela) la solicitud de los ministerios de D. Wilmer Moyetones.

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INFORMACIONES DE SECRETARÍA

Seminario de Colima

En marzo de 2006, el obispo de Colima, Mons. José Luis Amescua, solicitó formalmente la colaboración de la Hermandad para su seminario diocesano. La Delegación de México ha contemplado el proyecto como una prioridad e incluso como un compromiso de México en homenaje a Don Manuel al cumplirse el I Centenario de su muerte. Mons. José Luis Amezcua ha aceptado la colaboración de al menos un operario para este curso 2008-2009. En agosto se incorporó el P. Rodrigo Martínez Aguilar como formador-coordinador general del área humana y profesor. Breve historia El Seminario de Colima se fundó en Almoloyan (hoy Villa de Álvarez, Col.), hacia el mes de julio de 1846. En ese tiempo la actual Diócesis de Colima pertenecía a Guadalajara. El Seminario de Colima fue “Seminario Auxiliar” de Guadalajara hasta el 19 de noviembre de 1882, día en que se erigió la nueva diócesis de Colima. Desde 1970, el Seminario Mayor ocupa el edificio de “El Cóbano”, iniciado antes por el Obispo Mons. Ignacio de Alba Hernández. Situación actual El equipo formador está integrado por ocho sacerdotes. Tiene 44 alumnos

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en el Seminario Mayor y 10 alumnos en Curso Introductorio; a los que habría que

sumar otros 45 en el Seminario Menor. Un equipo de cinco Hermanas Franciscanas

de San José se ocupan de la cocina.

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DELEGACIÓN DE VENEZUELA

Encuentro general de Operarios

Valencia, 26 al 29 de diciembre 2008 Los días 26 al 29 de diciembre de 2008 tuvo lugar la Asamblea anual de los operarios de la Delegación de Venezuela en la Villa Mosén Sol de Valencia. Contamos con la presencia del Director General, D. Jesús Rico García, y del nuevo Administrador General, D. Juan José Mateos, que llegaron el día 27. La reunión comenzó con 16 operarios. Posteriormente se incorporaron más, hasta alcanzar un número de 24. La ausencia de los demás se debió a diversas causas familiares y personales. Los días de la Asamblea se desarrollaron con normalidad y con mucha expectativa acerca de las líneas que se debían seguir para el año 2009, sobre todo teniendo en cuenta que es el año del centenario de la muerte del Fundador. Es justo destacar la excelente atención de los operarios y el personal de la Villa. Día 26 Una vez presente la mayoría de los operarios, nos reunimos para la celebración de la Hora Santa, cuyo tema de reflexión fue el perfil del presbítero en el Documento de Aparecida según la ponencia del cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires, con motivo del V Encuentro Nacional del Sacerdotes. Posteriormente se abrió la posibilidad de que varios de los reunidos compartieran las resonancias de lo leído en el documento. Una vez finalizada la oración de inicio se celebró la Eucaristía en honor a San Esteban Protomártir. Acabada la misa el delegado convocó una breve reunión para informar sobre el horario y los objetivos que se persiguen en la Asamblea. Día 27

Comenzamos, como cada mañana de la Asamblea, orando a nuestro

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Señor Jesucristo e implorando que nos asistiera en el trabajo que íbamos a emprender. Antes de dar inicio a la primera sesión de trabajo, se incorporaron al encuentro el Director General y el Administrador General En la reunión de la mañana D. Jesús Rico expresó su alegría de estar en Venezuela. Comunicó que no era la visita oficial a la Delegación. Dijo que venía con ganas de escuchar y de recibir lo que estuviésemos dispuestos a ofrecer, así como también señalar el camino por donde va la Hermandad. El moderador del día fue el P. Johans León Borromé. Se informó acerca del orden del día y comenzó la presentación de los informes del Seminario de Santa Rosa de Caracas y del de Ciudad Bolívar, y seguidamente el del CEMS. El P. Carlos Boulanger informó sobre las actividades del equipo del Seminario de Santa Rosa. Entre las cosas positivas se puede mencionar que se ha incrementado el número de formadores, siendo en este momento seis. Resaltó el gran esfuerzo realizado para conseguir el profesorado que se necesitaba. Luego el P. Carlos Merayo comentó la situación actual del Seminario Jesús Buen Pastor, la vida de equipo... e hizo una breve descripción del ambiente formativo del Seminario. En cuanto al CEMS, el P. Octavio Rodríguez manifestó su preocupación por el notorio descenso de las vocaciones para la Hermandad y mencionó las tareas que llevan entre manos, como son los retiros y las convivencias vocacionales. El trabajo de la tarde comenzó con la presentación de los informes de las parroquias San Juan María Vianney de Valencia, Sagrado Corazón de Jesús de Petare, Beato Manuel Domingo y Sol de La Rosa Guatire y San Buenaventura de El Roble, San Félix. Resultaron del todo esperanzadoras las iniciativas que se llevan a cabo en cada una de nuestras parroquias, que van desde la promoción de la espiritualidad de la Hermandad y devoción al Beato Manuel Domingo y Sol hasta la plena identificación con los proyectos de pastoral diocesanos. No cabe duda de que hay muchas preocupaciones en el campo de la promoción vocacional y por la realización de un trabajo más de conjunto. Además se hizo la presentación del Proyecto de pastoral juvenil de la Delegación. Las metas que se han propuesto, bajo el eslogan los jóvenes deben ser apóstoles de los otros jóvenes, son: promover momentos de formación y vivencia de la eucaristía, proyectar la figura de D. Manuel, confraternizar con los operarios. Al finalizar la intervención de los jóvenes que presentaron el Proyecto de pastoral juvenil, se continuó con la presentación del informe de la parroquia San Buenaventura de El Roble, en la que cabe destacar la gran incidencia que ha tenido el centenario. Inmediatamente se comenzó la exposición de los informes de la Villa Mosén Sol de Valencia y de la de Caracas señalando sus luces y sus sombras y haciendo un recuento de las actividades que se tienen programadas con motivo del centenario y la situación de los equipos de vida. Finalizamos el día con la eucaristía concelebrada y la cena según lo previsto en el horario.

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Día 28

El P. Johans León Borromé presentó el informe del IPV de Venezuela y mencionó a quienes lo conformaban. Además habló de ciertas dificultades debidas a los traslados recurrentes del IPV a varias casas de Hermandad. Señaló algunos de los campos en los que trabaja y resaltó que, en el marco de los 50 años de la Hermandad en Venezuela, se realizó durante el mes de julio de 2008 una escuela vocacional que fue dirigida por el IPV. En esa ocasión prestaron su ayuda algunos operarios de otras delegaciones. Al final se concluyó que el IPV debía ser potenciado con algún otro miembro. Se presentó el informe administrativo de la Delegación y la contabilidad de las cuentas de la Asociación civil. Se resaltó que se han presentado las cuentas del 2007 a la central y se expuso brevemente el balance de la gestión económica. Seguidamente se hizo la presentación proyecto de pastoral de la Hermandad para el sexenio. Se trabajó por grupos. Destacamos que el Consejo General ha presentado un proyecto de líneas muy sencillo para traducir en acciones concretas. Se señaló que no se debe perder de vista la dimensión misionera que debe tener la Iglesia y la Hermandad. Se decidió reunirnos por plataformas con la metodología acordada por la Asamblea. Durante la tarde tuvimos reunión en plenaria y expusimos los resultados de la reflexión por grupos (que presentaremos al Consejo General). Luego nos dirigimos a la Parroquia San Juan María Vianney, donde compartimos con alegría entusiasta una sentida eucaristía con la comunidad parroquial. A continuación se cantaron algunos cantos populares, presentaciones de grupos infantiles, para finalizar con una rica paella en la casa parroquial. Día 29

Hicimos la oración de la mañana y, luego del desayuno, celebramos la eucaristía en la capilla de la Villa que estuvo presidida por el Director General y en la cual el P. Jorge Pastor Muñoz hizo su primera vinculación a la Hermandad por tres años. Luego se procedió a la reunión donde el Director general expuso la gracia que supuso para los operarios la aprobación de los nuevos Estatutos y el Directorio de la Hermandad y el paso trascendental que se había dado al conseguir la aceptación de la forma jurídica como Asociación clerical. En el mismo contexto, el P. José Gregorio fue encargado de explicar el íter o proceso jurídico; partió de la lectura del decreto donde la Santa Sede erigía a la Hermandad como Asociación clerical. El Director General resaltó como importante que la Santa Sede no presentó objeción alguna con respecto a la incardinación. Algunos canonistas dicen que ha tenido una trascendencia grande. Es un paso importante que abre la posibilidad a que otros institutos den el paso a asociación clerical. Al final invitó a los operarios a recibir como un don y a poner en práctica y a vivir este nuevo estatuto jurídico que Dios nos había concedido.

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El nuevo Director General no dejo pasar la ocasión para agradecer públicamente la gestión y el empeño de D. Ángel Pérez quien con constancia trabajó por la consecución de tal empresa. Destacó como importante el hecho de que el nombre corresponde a la realidad de lo que somos. Esta ha sido armónicamente concebida como una asociación sacerdotal y ahora estamos gravitando en torno al sacramento del orden. Otro punto importante al cual hizo referencia fue el de la formación integral del operario y que la vida de equipo es el signo constitutivo de nuestra institución. Durante la tarde se discutió la situación vocacional de la Delegación, que hoy está en su peor momento en muchos años, y se animó a ver el futuro con ilusión y esperanza, poniendo lo mejor de nosotros para revertir esta penuria. Terminamos con distintas informaciones, la evaluación del encuentro y la programación del próximo que quedó fijado para los días 27 al 30 de diciembre de 2009 en Villa Mosén Sol de Caracas. José Gregorio Hernández Ríos

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Encuentro general de Operarios

Alta Gracia, 2 al 11 de enero Del 2 y 11 de enero los operarios del Cono Sur tuvieron la reunión anual en Alta Gracia, Córdoba. Se unió a la reunión el P. Fabián Giménez, de vacaciones en Argentina. El Director general y el Administrador general llegaron el día 5 de enero. Como suele ser habitual, la reunión comenzó con los ejercicios espirituales, este año dirigidos por D. Lope Rubio, quien como en el resto de las Delegaciones, ofreció unas meditaciones sobre nuestro Fundador y la Hermandad basadas en las pláticas que el mismo Don Manuel dirigió a los operarios. El día 6 de enero se concentraron muchas celebraciones: la clausura del Centenario de la muerte de Don Manuel, la recepción de los Estatutos y del Directorio, la consagración indefinida del P. Ariel Zottola, el envío del P. Daniel Lascano a Malanje. La eucaristía estuvo presidida por Mons. Fabriciano Sigampa, arzobispo de Resistencia, Chaco. Concelebraron todos los operarios, y el Rector y el Director espiritual del Seminario de Córdoba. Asistieron un centenar de personas entre familiares y amigos. El día 7 los operarios tuvieron un día de convivencia en La Falda, un lugar de recreo cercano a Alta Gracia. Del día 8 al 11 continuó el trabajo con la presentación de los Estatutos, el Directorio, las conclusiones de la

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Asamblea y el Plan de acción 2008-2014 por parte del Director general y el Consejero de pastoral; a continuación cada equipo compartió la evaluación de los Proyectos de vida comunitarios y de las plataformas pastorales; y los últimos dos días fueron para trazar las líneas trienales de la Delegación a la luz del Plan del sexenio de la Hermandad. Al final de la reunión se dieron a conocer los cambios que se producirán con el cambio de curso en el Cono Sur: el P. Eduardo sigue como Delegado del Director general y residirá en el Instituto de pastoral vocacional; el P. Carlos Da Silva es destinado como vicario a la parroquia de São Pedro e São Paulo de São Bernardo do Campo (Brasil); el P. Ronald Tananta, además de vicario de la parroquia de Montserrat (Tucumán), será representante legal y responsable de la pastoral del Colegio; el P. José Manuel Murga es destinado como vicario parroquial de Montserrat (Tucumán); el P. Ricardo Morales será el nuevo Rector del Aspirantado de Buenos Aires, coordinador del equipo de pastoral juvenil-vocacional de la Delegación y colaborador en el COV; el P. Francisco Montero se incorporará al equipo del Seminario de Trujillo.

Líneas trienales 2009-2011 DELEGACIÓN DEL CONO SUR

Lema: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para que en él nuestros

pueblos tengan vida” Objetivo general: “Que nuestra querida Hermandad se renueve y

vigorice como instrumento de fraternidad y de servicio apostólico” Operarios: Objetivo: Interiorizar y vivenciar la trascendencia y las consecuencias de

la nueva identidad desde los Estatutos y Directorio. Líneas de acción: 1. Estudiar los nuevos Estatutos y Directorio. 2. -Cuidar la formación y vivencia espiritual de nuestro sacerdocio diocesano en el ejercicio de la caridad pastoral. 3. -Estimular la pobreza apostólica vivenciando la disponibilidad y la austeridad. 4. Considerarnos cada Operario como promotor vocacional Acciones concretas: 1. -Reservar un tiempo concreto en el equipo para el estudio de los materiales que nos envíen. 2. -Fidelidad a los medios de crecimiento personal y comunitario propios de la Hermandad (Eucaristía, Hora Santa) y a los medios del Presbiterio Diocesano (Reunión decanatos, retiros). 3. -Colaborar y ser corresponsables en la información económica y en la

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participación en la vida de la Hermandad Equipos

Objetivo: Unidos por el vínculo de la caridad, vivir el equipo como signo

y testimonio de fraternidad presbiteral en medio de nuestro pueblo.

Líneas de acción: 1. Cuidar la vocación del hermano operario. 2. -Incentivar una comunicación verdadera entre hermanos potenciando la apertura de corazón y la corrección fraterna (animación). 3. -Asegurar que todos los operarios pertenezcan a un equipo. 4. -Llevar una vida de oración compartida entorno a la Palabra y la Eucaristía. 5. -Que nuestros equipos sean abiertos al sacerdote diocesano favoreciendo un acompañamiento saludable. 6. -Valorizar la fuerza testimonial del equipo como llamada vocacional. 7. -Potenciar el sentido de pertenencia y unidad como fraternidad. 8. -Crecer en la transparencia y solidaridad en lo económico y administración de bienes. Acciones concretas: 1. -Los medios tradicionales propios de la Hermandad: reuniones de equipo, intercambio de planes y proyectos de vida personal, PVC, animador de equipo y reuniones, etc. 2. -Lectio Divina – Hora Santa. 3. -Acogida y acompañamiento de sacerdotes y jóvenes vocacionados en la vida del equipo. 4. -Formación permanente y estudio de la propuesta del Consejo Central sobre la nueva forma jurídica. 5. -Encuentros zonales de Formación Permanente y de tiempos compartidos (ocio, esparcimiento, salidas, etc.). 6. -Austeridad, comunicación de bienes, cuidado de la salud integral. Tareas Objetivo: Asumir la conversión pastoral pasando de una pastoral de

conservación a una pastoral misionera en fidelidad al carisma fundacional (DA 370).

Líneas de acción: 1. -Recrear la Misión continental en todas nuestras tareas y proyectos desde la inserción diocesana, en consonancia con la nueva forma jurídica. 2. -Reconocer y asumir las culturas juveniles, como lugar teológico, descubriendo el potencial vocacional y evangelizador que tienen.

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3. -Preparar a nuestros laicos integrándolos en la mística y las tareas de la Hermandad, asumiendo una metodología de planificación común en todas las plataformas. 4. -Asegurar las plataformas de formación y acompañamiento en los Seminarios y Convictorios que tenemos. 5. -Impulsar en cada plataforma el espíritu eucarístico-reparador. Acciones concretas: 1. -Generar una unidad pastoral entre plataformas afines. 2. -Intensificar nuestra presencia en los Equipos de PJ y PV de las diócesis. 3. -Estudio sobre la realidad juvenil en los tres países (usando y elaborando subsidios). 4. -Elaboración para las plataformas de un proyecto juvenil-vocacional que contemple etapas y procesos (EPJV-H). 5. -Realizar un Curso de Planificación pastoral para los laicos vinculados a nuestro carisma (plazos y fechas / febrero 2011). 6. -Retomar los encuentros de jóvenes colaboradores con los que trabajamos.

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Encuentro general de Operarios

Quinta Saulo, 17 de febrero

El encuentro del pasado martes, 17 de febrero, en las instalaciones de Quinta

Saulo, revistió unas características especiales, al ser presidido por el Director

General de la Hermandad, P. Jesús Rico García, y tener como objetivo principal

presentar los nuevos Estatutos y el Directorio de la Hermandad como “Asociación

sacerdotal”.

Como había señalado la Asamblea General, celebrada en julio pasado, se trata de “asimilar el alcance y las consecuencias del cambio de forma jurídica, estudiando personalmente y en las reuniones de equipo los nuevos Estatutos aprobados por la Santa Sede” (concl. 26). Y se pedía a la Dirección General que ofreciera “orientaciones oportunas”, para que la recepción de esta nueva forma de estar en la Iglesia no sólo fuera comprendida por los Operarios, sino que estuviera acompañada por “su aceptación cordial” y que además encontrara “su expresión” en la vida de todos nosotros. Motivación inicial

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La motivación inicial, ante Jesús Sacramentado, sirvió para agradecer al Señor el don de nuestra vocación a formar parte de esa Hermandad, concebida por su Fundador como una asociación de sacerdotes y nada más que sacerdotes. Y no sólo nos llamó un día a formar parte de ella, sino que también Él nos mantiene, vivifica y acompaña a pesar de nuestros fallos y debilidades. Nos exhortó el Director General, en este primer momento, a acoger con afecto y esperanza esta nueva figura jurídica; a hacer memoria agradecida al Señor por la figura sacerdotal de Mosén Sol, por su vida y su obra, por los 125 años de la Hermandad, por esa labor callada, desinteresada, fecunda de tantos Operarios al servicio de la Iglesia y de las vocaciones. Recalcó, además, que nuestra Hermandad no era tanto una empresa de servicios cuanto una agrupación de seguidores de Jesús. Nuestra vocación es ser signo sacramental de Cristo Pastor, lo cual entraña necesariamente el seguimiento del Señor, poniendo de relieve algunos de los rasgos de ese seguimiento, como la seducción y la presteza a la hora de responder a su invitación; pero hay que hacerlo –insistió– con verdadera pasión y de manera continuada, fiel, a lo largo de toda nuestra vida. Tras rezar las “Letanías de la Hermandad”, en las que invocamos a los santos protectores de nuestra Asociación, terminamos rezando para que fuéramos fieles seguidores de Jesucristo. Presentación de los nuevos Estatutos de la Hermandad

En un segundo momento, el Director General intentó resaltar el alcance y singularidades de la nueva figura jurídica. • Empezó señalando que al ser una asociación sacerdotal, sólo podrán pertenecer a la Hermandad aquellos que sean sacerdotes; a lo sumo podrán aceptarse los que se ordenen de diáconos, pero como paso previo o tránsito para el presbiterado. Punto importante para nosotros, pues, todo lo relacionado con lo sacerdotal. • En la Asamblea se tomó clara conciencia, aunque después la asimilación puede ser lenta y progresiva, de que el paso a asociación sacerdotal afectaba a lo sustancial de nuestra institución, no era algo meramente accidental o de formas; más bien nos hallamos ante una nueva situación de la Hermandad; es más, como señalaban los mismos asambleístas: hemos sido testigos de “acontecimientos de máxima trascendencia”, al mismo tiempo que “hemos sentido el gozo y la responsabilidad de abrirnos a un cambio histórico de la Hermandad en la Iglesia”. Algo que sin duda “va a afectar grandemente a nuestra presencia y servicio ministerial en la misma”; influirá, sin duda, en nuestra manera de presentarnos, también en nuestros servicios ministeriales, nuestros proyectos pastorales y obras propias. • La vinculación a la Hermandad, tal como aparece ahora en los Estatutos, no equivale a optar por una forma ‘a la baja‘ o diluida de consagración, respecto a la fórmula anterior, ya que nuestra vinculación es una configuración de tipo sacramental con Cristo Cabeza y Pastor. Tenemos, por tanto, una vinculación de carácter jurídico y además sacramental-fraternal. Todo gravita sobre el sacramento del Orden, que es

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la raíz y matriz de nuestra fraternidad sacramental. No es que tenga menos exigencias, pues como leemos en los nuevos Estatutos: “el estado sacerdotal exige mucha santificación y los Operarios se han propuesto poseer todas las virtudes sacerdotales en el más alto grado posible en medio del mundo” (n. 38). Y D. Manuel pidió todavía un mayor grado de santidad precisamente por los ministerios a que los sacerdotes Operarios nos íbamos a dedicar. • La modificación de la figura canónica de la Hermandad, –como nos indicaba el Papa a través de la Secretaría de Estado– debe ser una ocasión providencial para intensificar la fidelidad a la inspiración fundacional y desplegar nuevas formas de encarnarla en la sociedad de hoy. Asuntos varios de la delegación de México En la última parte de la mañana tratamos asuntos varios de la Delegación. Entre

ellos, cabe destacar:

– La colaboración en el seminario de Campeche: se acordó presentar a consideración de la Dirección General de la Hermandad la propuesta de finalizar, con este curso, nuestra colaboración en el seminario de Campeche, al no poder secundar satisfactoriamente las iniciativas del Obispo con respecto a la formación de sus seminaristas. Se seguirán, sin embargo, dando pasos de cara a reforzar nuestra presencia en el seminario de la diócesis de Colima y se iniciarán las conversaciones para comenzar a colaborar próximamente en el seminario diocesano de Torreón. – La administración y contabilidad: El P. Sergio Espinoza y el P. Jaime E. Vargas, informaron de los asuntos correspondientes a su área: gestiones oficiales, atención médica de los Operarios, chequeo obligatorio como en años anteriores, cuotas para el presente año, resultados del ejercicio económico 2008 y presupuesto para 2009. Y se recordó la obligación de presentar la hoja de cuentas anual a la Dirección General. – Los familiares enfermos y fallecimientos recientes: cada uno fue compartiendo la situación de algunos de sus familiares enfermos y el fallecimiento reciente de los hermanos del P. José María Amenós y del P. Francisco de Miguel Gandarillas, ambos en España. – Las casas de formación de la Hermandad: los formadores de ambas casas informaron de la marcha de las mismas; aspirantes actuales, actividades programadas, especialmente con motivo de las Semana Santa y las convivencias para candidatos a ingresar próximamente en el COAV. – Las obras de remodelación en algunas de las casas: realizadas o previstas para los siguientes meses; permisos que se necesitan y ejecución de las mismas. – Actividades de pastoral juvenil para los próximos meses.

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Finalmente tomó la palabra el Consejero general de Formación y Delegado de Venezuela, llegado el día anterior, y que acompañó por algunos días al Director General en su visita a nuestra Delegación.

José Luis Ferré Martí

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OBITUARIO

Germán González Domingo D. Germán González Domingo nació en Zamarramala (Segovia) el 21 de agosto de 1926. Estudió humanidades (1938-1942), filosofía (1942-1945) y el primer curso de teología (1945-1946) en el Seminario de Segovia, y el resto de la teología (1946-1949) en la Universidad Pontificia de Salamanca consiguiendo el grado de licenciado en teología (1952). Hizo los cursos de doctorado en teología en la Universidad Gregoriana de Roma (1957-1958) y la licenciatura en Derecho Canónico por la Universidad de Santo Tomás de Roma (1961-1963). Fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1949 por Mons. Daniel Llorente, obispo de Segovia, diócesis en la que quedó incardinado. El 29 de septiembre de 1946 ingresó en el aspirantado de la Hermandad, y realizó la primera consagración el 16 de julio de 1950. De 1949 a 1950 estuvo destinado en el Seminario menor de Alcorisa (Zaragoza) como prefecto y profesor; de 1950 a 1951 fue prefecto y profesor en el Aspirantado de Salamanca; de 1951 a 1957 fue prefecto y profesor del Colegio San Carlos y del Seminario mayor de Salamanca; de 1957 a 1960 fue vicerrector de seminaristas en el Pontificio Colegio Español de Roma, sede Altemps; el curso 1960-1961 fue rector del Seminario Mayor de Murcia; el curso 1962-1963 volvió al Colegio Español de Roma como vicerrector y comenzó la licenciatura en Derecho canónico; el curso siguiente siguió con los estudios y fue nombrado Agente de preces; del 1963 a 1969 fue rector del Colegio Español de Roma en la sede de Torre Rossa; de 1969 a 1997 fue Director gerente de Ediciones Sígueme en Salamanca; de 1997 a 2000 fue Director de la Residencia “Maestro Avila” de Salamanca; de 2000 a 2004 fue Director de la Residencia San Cristóbal de Majadahonda; desde el 2004 estaba destinado en el Residencia “Vallehermoso” de Madrid. Los últimos años los ha dedicado a revisar y editar los escritos del Beato Manuel Domingo y Sol comprobando la transcripción precedente con los originales o transcribiendo los documentos que aún no lo habían sido. D. Germán González Domingo fue ingresado el día 27 de noviembre en el Hospital Clínico “San Carlos” de Madrid debido a una úlcera péptica perforada con peritonitis. Le operaron de urgencias y, aunque la operación fue satisfactoria, tuvo una fuerte y persistente infección posterior que le causó un shock séptico y fracaso respiratorio el día 14 de diciembre. La capilla ardiente se instaló en el Hogar Mosén Sol de Majadahonda. El día 15 de diciembre fue el funeral en la parroquia de Beato Manuel Domingo y Sol, y a continuación el entierro en el panteón de la Hermandad del Cementerio municipal de Majadahonda.

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Queridos sacerdotes presididos por nuestro Director General, queridos familiares todos y amigos que nos acompañáis en este momento de Hermandad siempre importante. Agradezco y mucho la invitación del Director General a decir unas palabras en este funeral de don Germán. Supongo que sobre todo habrá sido por los muchos años que hemos vivido en los mismos lugares y equipos. Permítanme que trate de decir algo desde lo que él pensaba y decía. Y voy a intentar hacerlo de forma fiel y casi literal. No sé si sabré hacerlo con la precisión con la que él siempre decía las cosas D. Germán y yo hablábamos mucho y no hace mucho tiempo comentábamos el hecho de que uno de los más grandes teólogos del s. XX en sus últimos días le costaba mucho aceptar la muerte y hasta parecía que dudaba de su fe. –¿Cómo se entiende esto don Yérman?, le dije. Me respondió que a él también le costaría aceptarla y que también tenía sus dudas sobre el más allá. Como un paréntesis, me decía que admiraba pero que le costaba comprender que hubiera hermanos que no dudaban de nada, que todo lo tenían muy claro. Pero inmediatamente me explicó: –Por eso cada día hay que subir el volumen de la fe, no sólo queriendo creer sino sobre todo atreviéndonos a creer. Y atreviéndonos a creer no en abstracto sino en Jesús como el Hijo de Dios, como el único que ha sido capaz de decir que él era el camino, la resurrección y la vida. Y que quien creía en él viviría para siempre. Y creer en Jesús el Buen Pastor que cuida de cada una de sus ovejas haciendo visible y cercano el amor de Dios Padre que quiere que todo el mundo se salve. Él no quiere condenar a nadie. Y yo le dije: –Don Yérman, estoy de acuerdo con lo que dice pero eso parece como si fuera una fe un tanto voluntarista, como si uno se agarrara a un clavo ardiendo, a una tabla de salvación. Y la fe, como usted sabe muy bien, es un don de Dios. –Me parece bien lo que dices –me dijo–. Son un don de Dios y –añadió– una acción del Espíritu, la fe, la esperanza y el amor: lo que pasa es que hay que entender esto bien. Porque no hay que verlo como un don caído del cielo, que nosotros recibimos pasivamente. Para que el don pueda hacerse realidad en nosotros, creo que sólo es posible si: Nos situamos en una actitud de gratuidad con una libertad sin condicionarla Nos situamos más allá de lo que dan de sí nuestros frágiles conocimientos y sentimientos Nos situamos más allá de ser unos simples cumplidores de los mandatos de Dios, en el mejor sentido ignaciano Nos situamos más allá del aplauso o de la no aceptación. Fácilmente tendemos a hacernos nuestros “arcos del triunfo” y el don tiene poca cabida ahí. Con los años te das cuenta que eso no vale para nada.

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Desde esta visión suya pude entender y conjuntar una vez más lo que era su vida y cómo la vivía. Voy a resumir brevemente los aspectos importantes de su vida que yo vislumbré y que sin duda derivaban de la comprensión y vivencia que tenía de la fe : – -En primer lugar, la suya era una vida creyente, sacerdotal y de operario de verdadera filigrana, con una gran finura de espíritu y con un aplomo y fidelidad a todo riesgo. – -Don Germán era un hombre coherente y honrado a carta cabal. Y esto no es un homenaje de estereotipo. Uno podía fiarse plenamente de él. Tan honrado era que incluso no le importaba confesar pública y abiertamente sus pecados. – -Don Germán era un buscador de la verdad. Sus años nunca le situaron en una plataforma segura. Siempre estaba abierto a dejarse enriquecer, sobre todo por aquellos que él más quería. – -Don Germán era un hombre de lo esencial. No le gustaba la retórica, los circunloquios, las componendas, las chabacanerías (algunos programas de la tele le encendían) – -Don Germán era un hombre bondadoso, pero su bondad era exigente, contagiosa, alegre y muy risueña. – -Don Germán era un trabajador infatigable. ¡Cómo trabajó con los escritos de don Manuel! Las homilías las preparaba a conciencia y con muchas horas. No le importaba madrugar, agarrar el autobús cada día para ir a decir la eucaristía a las Misioneras Ianua Coeli. Siempre que se le invitaba a dar una charla, a tener una eucaristía…nunca le vi negarse o buscar una excusa. Y tenía una cosa muy clara. No me extraña que muriera el día de san Juan de la Cruz. Sabía, vivía y compartía que al atardecer de la vida el único examen importante sería el del amor. Por eso quiso muchísimo a toda su familia, desde Pilar la mayor hasta Jimena la más pequeña. Se sentía muy orgulloso de todos y cualquier acontecimiento de mejora en sus vidas me lo compartía muy contento. También lo hacía si había alguna dificultad. Quiso muchísimo a la Hermandad. ¡Cómo la quería! No le negó nada. Es verdad que era crítico cuando no comprendía algunas cosas, pero siempre lo hacía desde el más abierto, sano y constructivo amor. Quiso mucho a la gente con la que se encontró en su vida y ministerio. Es verdad que me decía que se tienen muy pocos amigos, pero, como han dicho algunos, se hacía querer de verdad. De los cercanos a él y de los nuestros se preocupaba por cada uno, preguntaba, compartía los acontecimientos de todos ellos. Era un hombre del detalle. Pocas cosas se le pasaban. ¡Era tan ordenado! Ya sé que éste es un retrato pobre de la riqueza de su vida. Lo asumo humildemente a pesar del mucho cariño que le he tenido y sigo teniéndole. Ahora sólo me queda acabar para darle muchas, muchas gracias a Dios. Gracias, Señor, por Germán. El mundo con su presencia ha sido un poco mejor. Gracias, Señor, por Germán. La Hermandad con su presencia ha sido un poco mejor Gracias, Señor, por Germán. Los que hemos tenido la suerte de gozar

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de su presencia, no sé si somos un poco mejores, pero sí deseamos ser un poco mejores. Gracias, Señor.

Francisco Lansac Solán

Félix Pecharromán Cebrián D. Félix Pecharromán Cebrián nació en Olombrada (Segovia) el 28 de noviembre de 1930. En 1945 ingresó en el Aspirantado de Salamanca, donde estudió los cinco años de humanidades (1945-1950). Posteriormente estudió filosofía (1951-1953), obteniendo el grado de bachiller, y teología (1954-1958), obteniendo el grado de licenciado, en el Universidad Pontificia de Salamanca. El 5 de noviembre de 1954 se consagró a la Hermandad en Salamanca ante D. Vicente Lores Palau. Incardinado en la diócesis de Segovia, fue ordenado presbítero el día 10 de agosto de 1958 en la capilla del Aspirantado de Salamanca por Mons. Francisco Barbado Viejo, obispo de Salamanca. Ejerció su ministerio sacerdotal en el Seminario menor de Valladolid como prefecto y profesor (1958-1961); como vicerrector del Seminario mayor de Valladolid (1961-1963); como vicerrector también en el Seminario mayor de Salamanca (1963-1965); en 1965 fue destinado a México como encargado de la Casa de Cursillos (1965-1966); desde 1966 hasta 1987 vivió en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de la que fue párroco de 1969 a 1977; en este periodo fue Secretario regional (1969-1972) y Director regional (1975-1978) de México; únicamente el curso 1977-1978 residió en la parroquia Nuestra Señora de los Angeles con el cargo de Consiliario Nacional de Cursillos de Cristiandad, cargo que mantuvo hasta 1987; al curso siguiente volvió nuevamente a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima; en 1987 fue destinado a Estados Unidos, al Aspirantado de Washington; de 1988 a 1990 colaboró en la parroquia St Philip de Falls Church en Virginia (USA); en 1990 regresó a México como Secretario nacional del Apostolado de los laicos; de 1994 a 2000 fue párroco de Nuestra Señora de los Angeles, y después continuó como vicario parroquial hasta 2007. Por motivos de salud regresó a España en julio de 2007 incorporándose al Hogar Mosén Sol de Majadahonda. Falleció el día 16 de enero de 2009 en el Hospital Virgen de Poveda de Villa del Prado (Madrid) donde fue ingresado en julio de 2008 para recibir atención especializada. La capilla ardiente se instaló en el Hogar Mosén Sol de Majadahonda. El día 17 de enero tuvo lugar el funeral en la parroquia de Beato Manuel Domingo y Sol, y a continuación el entierro en el panteón de la Hermandad del Cementerio municipal de Majadahonda.

En los 40 años de su sacerdocio, y en el día de su muerte

Fueron cuarenta los años de desierto:

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¡Cuarenta!, hacia la tierra prometida Hiciste el bien: ¿A cuántos? No los cuentes: contar nuestros soldados es pecado. Luchaste –estoy seguro– a veces solo; sólo por los demás. Pero no pidas cuentas; alguien, uno al menos, las gracias te dará. No lo olvides; fueron cuarenta los años de desierto; los años de sembrar. Dejaste padre y madre, patria y tierra, por servir a los hermanos del Señor. Que la nostalgia ahora no desdiga tu oferta y reclame tu don. En tu fidelidad, ofrece el sacrificio de lo alto, entierra al muerto, preside el amor de tus hermanos, y gánalos la paz. Recuerda los grandes momentos de sentido y aquellos de cansancio, de eclipse... ¡Sumergido! En las aguas del dolor todos nacemos.

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¿Que has sufrido bastante? Sí, lo sabemos. Como el Maestro camino del suplicio. ¿No predicas tú que no hay sacerdote si no hay sacrificio? Eres puente. ¡Ah, los puentes, solos en la noche y pisados de día...! Con todo, imprescindibles al paso por la vida. Y ahora, de la vida a más de la mitad ¿en qué esperar? En lo que siempre prometiste: el pan de la verdad, el pan de la justicia, los panes de la paz. Y di con las palabras del poeta: “Señor, yo no traigo nada de cuanto tu amor me diera, todo lo dejé en la arada en tiempo de sementera”. No esperes recompensa, fino agradecimiento de los hombres: no sabemos hacerlo. Espera en la Palabra, ella es tu herencia y testamento. Y, manos a la mancera, que es tiempo de renovar el corazón y la espera. Pues la palabra que fue, es y será verdadera. ¿No fue ese siempre tu lema?

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Al escribirte yo ahora te estoy agradecido sin gracias saber dar: por tus notas... tú sabes... tus libros, cautelas de cosas a evitar... Sabemos que es Dios sólo quien sólo bien las gracias puede dar. Que El te las dé sin par; a manos llenas, sin nada escatimar. Y que tengas la muerte del pastor: sólo, entre las ovejas, y en un valle en flor. Y, luego, que tu oído oiga –cansado en confesiones– la voz del que murió y es Señor de la muerte: ¡Arriba, pronto, ven, fiel servidor! Aquí tienes mi anillo, mi abrazo y abierto el corazón.

Ovidio Pecharromán, sacerdote, hermano de Félix

Mons. Cipriano Calderón Polo Mons. Cipriano Calderón Polo nació en Plasencia (Cáceres) el 1 de diciembre de 1927. Hizo sus primeros estudios eclesiásticos en el Seminario Menor de Plasencia. Cursó latín, griego, humanidades y filosofía en el Seminario-Universidad Pontificia de Comillas (Santander). Se licenció en filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Estudió periodismo en la Universidad Internacional de los Estudios Sociales "Pro Deo" (Roma). El 16 de julio de 1953 se consagró a la Hermandad en Valladolid ante D. Vicente Lores Palau. Incardinado en la diócesis de Plasencia, fue ordenado presbítero el día 19 de marzo de 1953 en la capilla del Colegio Español (sede Palazzo Altemps) por Mons. Luigi Traglia. Ejerció su ministerio sacerdotal en Roma como publicista de 1953 a 1958 (corresponsal en el Vaticano de la Agencia católica española “Prensa Asociada”, de la Agencia Logos, del diario “Ya”, del semanario “Ecclesia” de Madrid, así como de otras revistas españolas y

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latinoamericanas; articulista de “La Gaceta del Norte” de Bilbao y de “La Vanguardia” de Barcelona); en el Seminario de Segovia como Director espiritual el curso 1958-1959; el curso 1959-1960 se dedicó de nuevo al periodismo en “Mundo mejor”; el curso 1960-1961 fue vicerrector y profesor en el Seminario mayor de Zaragoza; el curso 1961-1962 fue vicerrector del Colegio Español de Roma; de 1962 a 1966 fue Jefe de la Sección de Lengua Española de la Oficina de Prensa del Concilio; de 1966 a 1968 fue vicerrector del Colegio Español y encargado de la Oficina de prensa; en 1968 fue nombrado encargado-responsable de la edición en lengua española de “L'Osservatore Romano”, que puso en marcha y dirigió hasta 1988. El 3 de diciembre 1988, el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo titular de Tagora y Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina; fue consagrado obispo el 6 de enero de 1989. A los 75 años de edad, presentó al Papa la renuncia, que fue aceptada el 4 de octubre del 2003. Participó en todos los Sínodos de los Obispos, celebrados desde 1967 a 1987, como Portavoz para la lengua española y redactor de los Comunicados oficiales de la Oficina de prensa sinodal. Participó, como periodista, en todos los viajes internacionales de Pablo VI. Asistió como informador a la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín, el año 1968. Tomó parte, como Perito nombrado por la Santa Sede y como uno de los Responsables de la información, en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla de los Ángeles (México, 1979). Ha acompañado a Juan Pablo II en todos los Viajes Apostólicos a América Latina y en otros viajes internacionales. Participó en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Santo Domingo (1992). Formó parte del Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para la Asamblea especial del mismo dedicada a América (1997). En la Curia romana además ha sido miembro de la Congregación para los Obispos, del Pontificio Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales, consultor del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, miembro de la Comisión Interdicasterial para una mejor distribución de los Sacerdotes en el Mundo, y de otras Comisiones. Entre otros reconocimientos, en junio del año 2003 le fue concedida la Gran Cruz de Isabel la Católica. Falleció el día 4 de febrero de 2009 en la Clínica Pío XI de Roma a consecuencia de una parada cardio-respiratoria tras haber sido sometido a una operación de urgencia por perforación intestinal. La capilla ardiente se instaló en las dependencias de la Clínica Pío XI. El día 6 de febrero fue el funeral en el Altar de la Cátedra de San Pedro de la Basílica Vaticana presidido por el Cardenal Giovanni Battista Re. Seguidamente el cadáver fue trasladado a Plasencia, en cuya catedral se instaló la capilla ardiente y donde el domingo día 8 de febrero se celebró el funeral presidido por el Cardenal Antonio Cañizares. A continuación el cadáver recibió sepultura en la parroquia de El Salvador de esta ciudad. Cuantos nos encontramos aquí, junto al cuerpo ahora sin vida del que fue bautizado con el nombre de Cipriano, le damos gracias a Dios Nuestro

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Padre por todo lo que ha significado la vida de este hermano nuestro para nosotros y para la Iglesia; pero también le decimos, porque Dios tiene que saber lo que nos pasa, que estamos tristes: está triste y le llora su familia de sangre, sus hermanos, sobrinos y demás familiares, y entre estos familiares incluyo a las Hermanitas que la han cuidado con sumo cariño y dedicación en estos últimos meses y días; siente mucho su pérdida la Santa Sede, hoy representada por Su Eminencia el Cardenal Antonio Cañizares, y Su Excelencia Mon. Octavio Ruíz, su sucesor como Obispo Vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina; y lo está la ciudad de Plasencia que le vio nacer y de la que es hijo predilecto, hoy aquí representada por sus autoridades y muchos de sus paisanos; está dolorida la Diócesis, su Obispo, el presbiterio diocesano, al que ha pertenecido, y el pueblo de Dios; y nos acompañan en el dolor las Diócesis hermanas, la Metropolitana de Mérida-Badajoz (con sus Arzobispos, titular y emérito, Sus Excelencias Mons. Santiago García Aracil y Mons. Antonio Montero Moreno) y la de Coria-Cáceres (con su Obispo, Su Excelencia Mons. Francisco Cerro Chávez); está apenada la Iglesia latinoamericana, representada con una presencia que agradecemos especialmente de Su Excelencia el Señor Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico, Mons. Roberto González Nieves y la del que fue su estrecho colaborador, Mons. Víctor Ochoa, hoy Obispo Auxiliar de Medellín; su muerte ha entristecido a la Iglesia española, representada por el Sr. Obispo de Albacete, Mons. Ciriaco Benavente, el de Ciudad Rodrigo, Mons. Atilano Rodríguez, el de Segovia, Mons. Angel Rubio, y el de Ibiza, su amigo Mons. Vicente Juan Segura; por tantos sacerdotes, religiosos religiosas y seglares que habéis acudido a darle su último adiós; y sienten especialmente su muerte sus hermanos de la Hermandad de Operarios Diocesanos, muchos de ellos aquí presentes, con su Director General Don Jesús Rico García. Pero también le decimos a Dios, Nuestro Señor, que nuestra tristeza está teñida de esperanza. Nosotros hemos escuchado su Palabra, hemos sentido que por ella ardía nuestro corazón y hemos reconocido en la Eucaristía que acabamos de celebrar, en el Pan de Vida y en la Bebida de Salvación, a Cristo Resucitado, nuestra esperanza. A su luz hemos contemplado la vida de nuestro hermano Cipriano y hemos conocido que para los que creen en él todo está transfigurado por la gracia entrañable de nuestro Dios y por la mirada y el toque del corazón de su Hijo Jesucristo. Y hemos sabido que eso le sucede a los que a lo largo de su vida permanecen orientados hacia Cristo. Pues bien, nosotros creemos que la biografía cristiana de este hermano nuestro en la fe, sacerdote y obispo ha permanecido orientada en toda la corriente de su vida hacia ese mar infinito de bondad, que es Jesucristo, fundamento que todo lo resiste, y en el que se alcanza la salvación y la alegría. Por eso esperamos que el difunto Cipriano haya hecho la travesía de la muerte a la vida orientado por la estrella de los santos; especialmente por San Fulgencio y Santa Florentina, patronos de la Diócesis y, cómo no, por esas luces de esperanza cercanas, que de un modo especial han reflejado para él la luz de Cristo a lo largo de su vida. Me refiero a los cinco Papas que le han precedido en la vida eterna, a los que tanto ha venerado, y que sin duda le habrán esperado con gozo a su llegada al cielo. Con ellos

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habrá comentado ya las distintas etapas de los ochenta y un años de su vida, quizás en un repaso previo al juicio en gracia y justicia de Dios. Con Pio XII se habrá entretenido en evocar su infancia familiar placentina, su bautismo en la parroquia de El Salvador, de la que era párroco su tío, Julián Polo, que con su testimonio marcó su vida hacia el sacerdocio, su entrada en el seminario y sus estudios universitarios juveniles; a ellos se habrán acercado el Beato Manuel Domingo y Sol o el Beato Pedro Ruíz de los Paños, y juntos habrán recordado cómo se convirtió en miembro de la Hermandad de Operarios Diocesanos, a la que ha pertenecido a lo largo de su vida, y en la que da los primeros pasos como sacerdote hasta su llegada a Roma. Con el Beato Juan XXIII habrá comentado con humor la especial irrupción del Espíritu Santo en la Iglesia, con tantos gestos de apertura y, sobre todo, con la convocatoria del Concilio Vaticano II, de la que fue cronista entre sorprendido y entusiasmado. Con su admirado Pablo VI, al que llegó a conocer en profundidad, por haber tenido el privilegio como periodista oficial de la Santa Sede de haber sido un observador privilegiado de su pontificado, habrá compartido la complicidad de sus almas gemelas, así como los grandes hitos de su fecundo y hondo magisterio; y habrán hablado especialmente del amor y el sufrimiento compartido por la Iglesia, que entre no pocas dificultades tenía que abrir caminos seguros y ciertos para el Concilio. Con Juan Pablo I habrá comentado que aquí le recordamos por el breve candor de su sonrisa. Y especialmente se habrá entretenido con el Siervo de Dios Juan Pablo II, el que le llamó a compartir tareas especiales de servicio como Obispo Vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina; juntos habrán comentado la sentida predilección del uno y del otro por esos pueblos queridos y hermanos, a los que tanto amó Cipriano incluso por raíces humanas, por ser extremeño. Y habrán compartido el ardor misionero del Papa, al que le dio nombre de Nueva Evangelización, mientras pisaba suelo de Latinoamérica, en uno de los muchos viajes que Cipriano compartió con Su Santidad; y habrán mirado con especial afecto a los Obispos, sobre todo a aquellos en los que, por especial encomienda del Papa, ha participado en su proceso de elección. Y todos juntos se habrán permitido comentar con entusiasmo el hondo y bello magisterio del Papa que ahora ocupaba su corazón de hijo de la Iglesia, Benedicto XVI. Y no habrán desaprovechado la ocasión para preguntarle a su llegada -quizás lo haya hecho el mismo Pablo de Tarso- por el Año Paulino, pues ellos saben que Cipriano lo ha vivido son fervor y entusiasmo apostólico. Pues bien, hermanos, nosotros creemos que el cumplimiento fiel de lo que Dios va indicando en su voluntad, en el seguimiento de Cristo, e inmersos plenamente en la vida de la Iglesia, tanto cuando el servicio es oscuro e irrelevante como cuando lo que se pide es más notorio y notable, necesariamente lleva al juicio salvador de Cristo. Y según nuestro parecer, la vida de Cipriano Calderón se movió siempre en esas fidelidades. Eso nos lleva a pensar que si en la vida ha sido para el Señor, lo será también en la muerte. Pero no ignoramos que, en el mar de la vida, la santidad se mezcla a veces con el pecado, y que también hay inmundicia en todo ser humano. Sin embargo, como dice Benedicto XVI en Spe Salvi, nuestra inmundicia no nos ensucia eternamente si permanecemos orientados hacia Cristo, que la ha quemado en el dolor del amor, es decir, en la cruz, para

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nuestra salvación. No obstante eso, nuestra condición pecadora hace que necesitemos purificación en el tiempo. Si así fuera en el caso de nuestro hermano Cipriano, aquí estamos nosotros para darle consuelo y alivio por medio de la Eucaristía, la oración y la limosna. Tendríamos que preguntarnos con Su Santidad el Papa: “¿Quién no siente la necesidad de hacer llegar a los propios seres queridos que ya se fueron un signo de bondad, de gratitud o también de petición de perdón?” Os invito a todos a sentir esa necesidad. Su familia y la Iglesia diocesana os lo pedimos de corazón. Lo encomendaremos de un modo especial a la Santísima Virgen, a la que él amó

en tantas advocaciones de las diversas Iglesias de Latinoamérica, pero que invocó

con asiduidad como Guadalupe (mexicana y extremeña) y como Virgen del Puerto.

A Ella le vamos a decir, en nombre de Cipriano, prestándole todos juntos las

palabras: “pues sólo anhelo, asido de tu manto, subir al cielo”. Mons. Amadeo Rodríguez Magro D. José María Ambrós Rigol D. José María Ambrós Rigol nació en Corbera de Llobregat (Barcelona) el 14 de diciembre de 1922. Ingresó en el Aspirantado de Salamanca en 1945, tras haber realizado los estudios de humanidades, filosofía y teología en el Seminario de Barcelona. En Salamanca concluyó los estudios teológicos con la licenciatura (1948). Posteriormente en Estados Unidos hizo dos masters: uno en Educación (Master of Arts) en Fairfield University de Connecticut en 1967; y otro en Filología española en Saint John’s University de New York en 1970. Realizó la consagración a la Hermandad el 16 de julio de 1947. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1946 en Salamanca por Mons. Francisco Barbado Viejo, incardinándose en la archidiócesis de Barcelona. Ejerció su ministerio sacerdotal en el Seminario Pontificio de Tarragona como prefecto de 1947 a 1949; en el Seminario mayor de Valladolid, también como prefecto, el curso 1949-1950; en el Seminario mayor de Barcelona de 1950 a 1956 como vicerrector; de 1956 a 1961 fue rector y profesor del Aspirantado menor en Tortosa; en el Aspirantado menor de Salamanca estuvo destinado de 1961 a 1963 como profesor y además realizó los cursos de doctorado en la Universidad Pontificia de Salamanca; en 1963 fue destinado a México, pero en una escala en New York, cambió su destino a Estados Unidos; y de 1963 a 1972 fue Director espiritual y profesor del Seminario Holy Apostles de Cromwell; de 1972 a 1976 fue Director del Aspirantado de Washington, del Sol Vocational Institute, editor de B.I.I.V. (Boletin International Information on Vocations), compatibilizando algunos servicios de la Delegación (fue secretario de 1970 a 1972; y administrador de 1972 a 1975); de 1976 a 1993 fue Director del Apostolado hispano de la diócesis de Arlington; el curso 1993-1994 fue de nuevo Director del Aspirantado de Washington; de 1994 a 2000 fue Director espiritual del Aspirantado de Washington; en el año 2000 fue destinado al Hogar “Mosén Sol” de Tortosa; y desde el 2003 al Hogar “Mosén Sol” de Majadahonda (Madrid). Falleció el día 21 de marzo de 2009 en el Hospital Puerta de Hierro de

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Madrid a consecuencia de una neumonía con complicaciones cardiológicas, por lo que había ingresado de urgencias el día 17 de marzo. La capilla ardiente se instaló en el Hogar “Mosén Sol” de Majadahonda, donde tuvo lugar el funeral el día 22 de marzo; a continuación el cadáver fue enterrado en el panteón de la Hermandad del Cementerio municipal de Majadahonda.

Un verdadero pastor

Hay momentos que marcan para siempre el futuro de las personas, y eso fue precisamente lo que nos ocurrió, a mi esposa Gloria y a mí, cuando conocimos a nuestro querido e inolvidable padre José María Ambrós El primer encuentro con él produjo un cambio radical en nuestras vidas y estamos seguros que lo mismo pueden decir miles y miles de inmigrantes hispanos residentes en el área metropolitana de Washington, pues aunque su trabajo como Director del Apostolado Hispano de Virginia se limitaba a las parroquias que forman la diócesis de Arlington, su labor pastoral se extendía mucho más allá de las fronteras diocesanas para llevar amor y consuelo a cualquier persona que lo necesitara, a cualquier hora, y en cualquier lugar. Ahora que el Señor lo ha llamado a su seno, seguramente se van a publicar muchas y muy interesantes historias para destacar la increíble labor pastoral realizada por el Padre Ambrós. Gloria y yo queremos unirnos a ese coro con este pequeño pero sentido homenaje que relata algunas de las anécdotas personales que vivimos con él, desde el momento en que la divina providencia hizo que nuestros caminos se cruzaran.. Igual que muchos otros inmigrantes hispanos, nosotros llegamos a Estados Unidos con la vida completamente destrozada. No solo en el aspecto material, sino también moral. Tras allanar nuestra casa, despojarnos de todos nuestros bienes, torturarnos y mantenernos seis meses en prisión, por razones políticas, los militares hondureños nos pusieron en un avión y se nos echaron del país, sin visa de retorno. Prácticamente habíamos perdido toda esperanza. Constantemente le reclamábamos a Dios por lo que nos había ocurrido, pero muy pronto pudimos comprobar que, como lo demuestra la rica tradición cristiana, el Padre celestial jamás abandona a sus hijos, y siempre responde con amor y bondad infinita cuando acudimos a él. Lo primero que hizo Gloria cuando llegamos a Virginia fue preguntar dónde quedaba una iglesia católica. Alguien nos habló de Santa Inés, en Arlington, donde se ofrecía una misa en español todos los lunes a las siete y media de la noche. Fuimos el lunes siguiente, y nos encontramos con que el celebrante era un sacerdote español llamado José María Ambrós. Le pedimos que nos atendiera después de la Misa, y ese primer encuentro con él cambió completamente nuestra forma de ver la vida. Con la bondad que le caracterizaba escuchó nuestras cuitas, enjugó nuestras lágrimas, y con sus sabias palabras nos hizo ver la importancia de

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aceptar los designios de Dios y nos ayudó a recuperar nuestra fe, que para ese entonces se tambaleaba ante los embates de la adversidad. Desde ese momento el Padre Ambrós se convirtió en nuestro guía espiritual, y a la vez que trabajaba por sanar nuestras heridas del alma, nos orientaba para que pudiéramos recuperar la confianza en nosotros mismos y volver a tener una vida normal. Y a final lo logramos con su ayuda. El celo pastoral del padre Ambrós era tan contagioso que de alguna manera hacía que aquellos que estábamos cerca de él participáramos en su trabajo evangelizador. Nuestra primera experiencia fue cuando nos hizo ir a un encuentro matrimonial. Gloria quería ir, pero yo no. Pensaba que por tener un master en comunicación no necesitaba que nadie me enseñara cómo comunicarme con mi pareja. Por lo tanto, le inventé que ese fin de semana tenía demasiados compromisos de trabajo, sin saber que el encuentro se había pospuesto. Él escuchó mis excusas con paciencia y atención y luego me dijo muy calmado: No hay problema, el encuentro no será hasta la próxima semana, y ya estás inscrito. Prácticamente me obligó a ir. Pero gracias a esa experiencia, nuestra unión se consolidó y ya estamos por cumplir nuestras bodas de oro matrimoniales. Después nos invitó a participar y servir en los Cursillos de Cristiandad y a partir de ese momento nos fue involucrando poco a poco en su equipo de trabajo para evangelizar a la comunidad hispana local. Nos preparó para ser ministros de Eucaristía y para aconsejar y ayudar a matrimonios con problemas. Pero fue hasta que trabajamos con él en la Legión de María cuando nos dimos cuenta de cuán profunda era su vocación de servicio. Varios presidios hispanos estaban funcionando ya en las parroquias donde se ofrecían misas en español. Gloria organizó el presidio de la Iglesia de San Felipe, a la que pertenecíamos en ese entonces, y aunque yo nunca me registré como un miembro formal, a veces asistía a las reuniones para acompañar a mi esposa. Al aumentar el número de presidios hispanos, los dirigentes de la Legión consideraron oportuno formar una Curia Hispana y con ese propósito se hizo una reunión especial en las oficinas del Apostolado Hispano. Yo fui para acompañar a Gloria, sin sospechar lo que me esperaba. Nunca supe si su mano estuvo detrás de esto, pero de pronto alguien propuso mi nombre para presidir la nueva Curia, y antes de que pudiera reaccionar habían echado sobre mis espaldas una responsabilidad tan grande que nunca hubiera podido encarar sin la orientación y el apoyo del Padre Ambrós. Gracias al celo que él les inspiraba, nuestras legionarias visitaron miles de hogares para llevarles la palabra de Dios, promovieron el bautizo de miles de niños, visitaron centenares de enfermos en sus hogares y hospitales, hicieron que muchas parejas se casaran por la Iglesia, promovieron vocaciones religiosas y sacerdotales, y apoyaron la apertura de nuevas clases de catecismo. El dinamismo del Padre Ambrós era increíble. Corría de un lado a otro

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para servir a su rebaño. Oficiaba varías misas cada domingo, asistía a las reuniones de la legión y a todas las actividades parroquiales que podía, y jamás, ni en sus últimos años de servicio, cuando estaba parcialmente incapacitado, le dijo que no a alguien que necesitara su ayuda. En ese entonces nosotros formábamos parte del grupo que lo transportaba. Lo traíamos desde Washington donde está la sede de la orden religiosa a la que pertenecía, y lo llevábamos de regreso cuando había concluido su trabajo pastoral. Que, para variar, nunca terminaba antes de la media noche. Una vez, al salir de una reunión de la Curia alguien comentó que acababa de morir el padre de una legionaria. Él se nos acercó y nos pidió que lo lleváramos a verla. Recuerdo que le costó mucho trabajo subir las gradas de acceso a la casa, pero lo hizo y cumplió con su misión de dar consuelo a la familia en ese momento de dolor. Igual ocurrió cuando la hija de una de sus feligresas murió en un accidente de tránsito. A pesar de haber tenido un día muy ajetreado nos pidió que lo lleváramos a la casa de los padres. Allí ofició una emotiva ceremonia fúnebre y fraccionando dos hostias consagradas que llevábamos para dos enfermos, les dio la comunión a los adoloridos deudos para que el Señor los ayudara a superar su tragedia. Una anécdota que jamás olvidaremos es la del par de zapatos. Gloria y yo lo invitamos un día a comer y cuando cruzó la pierna le vimos el enorme hueco que tenía en la suela del zapato. Inmediatamente le compramos un par nuevo. Al encontralo, una semana después. y verlo con los zapatos viejos le preguntamos que si no le habían gustado, o si no le habían quedado bien, y él nos respondió humildemente: Espero que no se molesten, pero encontré a un hombre que los necesitaba más que yo, y se los dí. Tampoco olvidaremos el tremendo contraste de actitudes el día en que lo llevamos a visitar a un amigo que había sufrido una embolia como él, y que también había quedado hemipléjico. Mientras éste maldecía y se quejaba de su suerte, el Padre Ambrós trataba de animarlo invitándolo a que aceptara la voluntad de Dios, como él lo hacia, dándole gracias por permitirle seguir con vida y continuar sirviendo a sus hermanos. La mejor imagen que podemos utilizar para describir la obra del padre José María Ambrós es la del Buen Pastor. Quienes caminamos de su mano fuimos testigos de cómo, a pesar de la incapacidad física que lo afectó durante los últimos años de su vida, jamás le importaron ni las incomodidades, ni la hora, ni las distancias, para salir a buscar a la oveja extraviada, en vez de permanecer tranquilo en el aprisco apacentando a las otras 99 que completaban su rebaño. Pienso que en algún momento, todos y cada uno de nosotros fuimos esa oveja extraviada a la que nuestro querido Padre Ambrós, rescató de los riscos, le curó las heridas, la cargó en sus brazos, y la devolvió al aprisco. El Padre Ambrós fue y seguirá siendo nuestro amado pastor. Jamás escatimó esfuerzo alguno para cumplir el mandamiento de Cristo de servir a los demás, y sin duda seguirá cuidando a su comunidad desde el cielo. No importa que ya no esté físicamente entre nosotros. Las personas no

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desaparecen cuando mueren, sino cuando la gente los borra de su recuerdo. Y estamos seguros de que el recuerdo del padre Ambrós permanecerá entre nosotros para siempre.

Oscar Reyes

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