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Reseña sobre la Reconciliación en la experiencia de San Agustín, en base al libro "San Agustín y la reconciliación”, fue escrito por el teólogo sodálite, Doctor Gustavo Sánchez Rojas, miembro de la Comisión Teológica Internacional. En él nos habla sobre las meditaciones de San Agustín de Hipona en su deseo insaciable de descubrir la verdad sobre el saber vivir y acercarse a Dios.
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El presente libro, denominado "San Agustín y la reconciliación”, fue escrito por el teólogo sodálite,
Doctor Gustavo Sánchez Rojas, miembro de la Comisión Teológica Internacional. En él nos habla
sobre las meditaciones de San Agustín de Hipona en su deseo insaciable de descubrir la verdad
sobre el saber vivir y acercarse a Dios.
Toma el inicio dando una muestra viva de la fuerza del Espíritu Santo en la vida de San Agustín y
cómo éste nos advierte es el Espíritu Santo mediador de reconciliación y salvación, y para afirmar
esto se basa en las Sagradas Escrituras. El Espíritu es don reconciliador del padre y del hijo pero
más que todo del Padre, es el significado del amor de Dios hacia el hombre.
Según el Dr. Sánchez, San Agustín y todos los cristianos tenemos como medio vital y regenerador
de nuestro ser a la reconciliación y que esta se da primeramente por el bautismo, ya que por este
iniciamos la vida Cristiana y la gracia divina que nos hace hijos de Dios. Posteriormente la
penitencia nos permite el perdón de nuestros pecados y es así como recuperamos la amistad con
Dios, pero cuidado que debemos tener claro que la impenitencia no tiene perdón.
La reconciliación tiene una meta, y esta es demostrada cuando Dios por amor entrega a su único
hijo para que cumpla su voluntad y muera por la salvación de los hombres, es así como se restaura
la amistad entre el padre y sus hijos que se rompió por el pecado, y lo más importante Jesús nos
entrega la comunión.
Jesús nos invita a conocer a Dios por medio suyo, el por amor nos da a su hijo, al Espíritu Santo, la
Iglesia y los 7 sacramentos, gracias a la reconciliación conocemos el misterio del padre y también
la nuestra por eso debemos de reconocernos como hijos de Dios y quien se niega perderá su
identidad y lo llevara a su fracaso. Dios nos invita a participar de la comunión que es dada por los
sacramentos, buenas obras, apostolado y la oración.
La obra de salvación no solo le pertenece al padre sino también al hijo, por eso Dios envía a su hijo
para salvar al hombre del pecado para restablecer la unidad rota por el pecado "Porque tanto amo
Dios al mundo que dio a su único hijo (Juan 3,16)" . El mundo reconciliado o Iglesia es el fruto de la
obra del Padre, porque nos llama a la conversión, es por eso que al acercarnos a él formamos la
Iglesia que predica su palabra. Cuando nos reconciliamos pertenecemos al "mundo reconciliado"
y los que no la aceptaron pertenecerán al " mundo malo" que no tendrá acceso a la gracia de Dios.
Cuando Dios nos crea nos hace poseer una Inteligencia que no es perfecta pero que nos permite
buscar la verdad a través de él, el hombre de por si buscara el bien, que es Dios porque él está
encima del odio y del egoísmo y venció el mal.
La felicidad del hombre tiene como objetivo vivir plenamente en la tierra, pero esta felicidad está
ligada con la paz y se dificulta con conflictos el hombre busca la paz terrena que fue destruida por
el pecado. La paz celestial es conocida porque nos da la felicidad, ya que con la reconciliación Dios
nos devuelve esa paz y nos da vida eterna pero el hombre debe de esforzarse para conseguirlas
para vivir en gracia de Dios como lo hizo su hijo.
Jesús fue el mediador porque se hace hombre para darnos a conocer la obra y misterio del Padre,
y cuando baja a la tierra nos invita a participar de su inmortalidad, el objetivo principal de la
encarnación es unir al hombre con Dios, pero son separados por el pecado y por eso Jesús entrega
su vida en la cruz, para salvarnos del pecado.
Esta es la riqueza de este documento, que enriquece nuestro Espíritu y nos acerca a Dios, como los
hizo con San Agustín, una obra que no debemos dejar de revisar e interiorizar para mejorar
nuestro hacer humano y Cristiano.