Servicios Públicos y Gobernanaza

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Existen pocas dudas de que los servicios pblicos deben se gestionados con eficiencia

Servicios pblicos y gobernanza

Blanca Olas de Lima GeteFacultad de Ciencias Polticas y SociologaCampus de Somosaguas s/n28223 Pozuelo de Alarcn- Madridcorreo: [email protected]

ResumenDesde hace dos dcadas se viene manteniendo una importante polmica sobre cmo adaptar los servicios pblicos a las condiciones del mundo y de la sociedad actual. El modelo hegemnico de reforma, representado por la llamada Nueva Gestin Pblica, es la fuente de inspiracin de la mayor parte de las iniciativas aunque no es la nica. En este artculo se examinan las propuestas de reforma ms difundidas y su adecuacin a las restricciones y oportunidades del mbito pblico, as como sus repercusiones en los problemas de gobernanza. Se concluir planteando algunos rasgos esenciales de una renovacin de los servicios pblicos que ponga atencin en la eficacia y fortalezca los valores pblicos.

SummaryFrom two decades ago there is an important debate about how to adapt public services to a new set of conditions within our world and society. A hegemonic model of reform, under the new public management rubric, is drawing inspiration in the majority of initiatives, however it is not the unique possible approach. In this article they are analysed the most spread proposals of reform and their adequacy to restrictions and opportunities of the public sphere, including their implications addressing governance. The conclusion will stress some essential features of reform in public services that attend efficacy and strengthen public values.

Palabras claveServicios pblicos, gestin pblica, gobernanza, ciudadano-consumidor, valores pblicos.

Planteamiento del temaLa bsqueda de innovacin y mejora en los servicios pblicos que se ha desarrollado en las dos ltimas dcadas en buena parte de los pases desarrollados, y de los menos desarrollados tambin, es parte de un replanteamiento de las funciones del Estado, de su sentido y de sus relaciones con la sociedad en un entorno complejo e inestable. Esto es lo que explica que la reforma de los servicios pblicos sea objeto de un intenso y prolongado debate pese a que pueda parecer un mero problema de organizacin, gestin o ingeniera productiva, que se propone incrementar la efectividad de los servicios.Al hablar de los servicios pblicos y de cmo hacerlos ms eficientes, eficaces y cercanos a los ciudadanos, podemos adoptar enfoques muy diferentes sobre el papel y la finalidad de stos (subsidiarios, complementarios, aseguradores, distributivos, etc.), sobre el orden de prioridades que deben respetar (eficiencia, legalidad, flexibilidad) y sobre la eleccin de unas u otras frmulas de organizacin y gestin con preferencia a otras. Aqu trataremos de justificar que hay una cierta correlacin entre objetivos, prioridades y formas de gestin, espacial y temporalmente condicionadas.No se pretende afirmar que cualesquiera sistemas de organizacin y gestin se correlacionen intrnseca o sistemticamente con opciones polticas determinadas. Hay buenos ejemplos de que un mismo instrumento de gestin puede ser empleado con xito para servir a propsitos distintos, dentro de un cierto margen. Las Cartas de Servicio, que partiendo del la Administracin britnica se han popularizado en buena parte de los pases europeos, muestran una variedad de orientaciones y contenidos (establecimiento de estndares para los servicios, transparencia, accesibilidad, participacin de los usuarios, etc.) susceptibles de utilizacin en contextos burocrticos o gerencialstas y tanto para fomentar un mayor compromiso de los servicios con los ciudadanos como para implantar una gestin predominantemente eficientista. Pero tampoco se puede mantener que sea indiferente el procedimiento de prestacin y los objetivos a alcanzar, pues hay un cierto juego de adecuacin entre proceso y producto. Especialmente si de lo que se trata es de ofrecer servicios en un entorno pblico, esto es, dominado por ciertos valores acerca de lo que es apropiado y justo. El sistema de relacin entre el estado y la sociedad que se establece con ocasin del servicio traduce y concreta, adems, una determinada visin sobre el sistema de convivencia. El punto de partida debemos situarlo en el reconocimiento de que el conformismo o la inercia de los servicios pblicos, que venan dominando el escenario, no son posibles ni aconsejables. Factores externos (globalizacin, nuevas tecnologas, sistemas de comunicacin) e internos (crisis de legitimidad, expectativas de los ciudadanos, pluralidad social) presionan a favor de un cambio en el diseo y la gestin de los servicios pblicos que los acerque a las necesidades y las circunstancias de diversa ndole de las sociedades actuales.En este artculo trataremos de mostrar de qu manera las proposiciones acerca de la provisin de servicios pblicos entremezclan inevitablemente aspectos tcnicos y polticos, esto es, que conciernen a la eficacia y la eficiencia, pero tambin a la igualdad y la equidad, al mismo tiempo que comprometen aspectos cruciales del sistema de gobernanza.Comenzaremos examinando brevemente la corriente dominante de reformas de los servicios pblicos, recogiendo sus ideas centrales y valorando tanto sus logros como sus principales dficits. Pasaremos a considerar las condiciones especficas de los servicios pblicos en relacin con el modelo de mercado y las soluciones alternativas para mejorar los servicios pblicos. Extraeremos las conclusiones que se derivan de estas propuestas para formular algunos rasgos esenciales de una renovacin de los servicios pblicos que pongan atencin en la eficacia y fortalezcan los valores pblicos.

La reforma de los servicios pblicos britnicos: el paradigma de la reforma?Durante cerca de tres lustros los gobiernos conservadores britnicos, primero con la seora Thatcher y ms tarde con J. Mayor, dieron un vuelco al sector pblico britnico con arreglo a ciertas pautas que han recibido el nombre de Nueva Gestin Pblica (NGP). Aunque estrechamente relacionadas con el programa conservador y con la especfica situacin socio-poltica y de valores de ese pas, sus principales ideas y sus componentes prescriptivos se han expandido con extraordinaria rapidez y amplitud. Esta expansin ha ido acompaada de una teorizacin en parte entusiasta[footnoteRef:1], pero tambin en gran medida crtica[footnoteRef:2], tanto sobre su consistencia como sobre los resultados alcanzados. Esta bibliografa, sin embargo, no ha dejado de sealar la necesidad de encontrar nuevos caminos para responder a los desafos del mundo actual y, sobre todo, a las acusaciones de despilfarro e insensibilidad de los servicios pblicos. Porque, en efecto, algunas de las causas que estn en el origen de las respuestas de los conservadores britnicos[footnoteRef:3] no son ajenas a otros pases. En concreto, la presin de los ciudadanos por ms y mejores servicios, la insuficiencia de la principal fuente de recursos del Estado, los impuestos, o el envejecimiento creciente de la poblacin. [1: Entre los ms conocidos y desde pases diferentes cfr: Michael Barcelay, Atravesando la burocracia. Una Nueva Perspectiva de la Administracin Pblica, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1998; David Osborne y Ted Gaebler, La Reduccin de la Burocracia, Paids, Barcelona, 1994; Owen Huges, Public Management and Administration, 2 edicin, Pelgrave McMillan, London, 1998.] [2: Por ejemplo: Christopher Pollit, "Is the Emperor in his Underwear?", An Analysis of the Impacts of Public Management Reform, Public Management vol. 2, n2, 2000; George A. Boyne, "The Intellectual Crisis in British Public Administration: Is Public Management the Problem or the Solution?", Public Administration Review, vol 74, n 4, 1996; Laurence E. Lynn, "The New Public Management: Haw to Transform a Theme into Legacy", Public Administration Review, vol. 58, n 3, 1998; Rita Mae Kelly, "An inclusive democratic polity, representative bureaucracies, and the New Public Management", Public Administration Review, vol 58, n3, 1998] [3: Ver: David Farnham y Sylvia Horton, Managing The New Public Services, segunda edicin, McMillan Press, Hampshire-London, 1996]

Aunque hoy es difcil mantener que hay una sola solucin, o conjunto de soluciones, a un mismo problema, que compartiran las administraciones burocrticas de los distintos estados, sera igualmente errneo no admitir que hay ciertos temas (la participacin, por ejemplo, o el partenariado pblico/privado) que forman parte de la agenda de reforma de numerosos pases, entre ellos el nuestro. Pero una cuestin es reconocer que las formas de gobernar estn cambiado y que la provisin de los servicios pblicos debe abrirse a nuevas formas de gestin y legitimacin, y otra, muy distinta. mantener que a las insuficiencias del Estado slo puedan oponerse soluciones de mercado.Aunque la NGP ha tratado de constituir un conjunto de instrumentos y conocimientos para el sector pblico[footnoteRef:4], una caja de herramientas disponible para los problemas de eficiencia y eficacia que afrontan gobiernos y gestores pblicos, sus resultados son objeto de una mayor controversia. En estos debates se han combinado argumentos y proposiciones de muy diversa ndole, que tiene tanto que ver con una evaluacin rigurosa de logros como con las preferencias y las opciones de los autores. Pero al hilo de las argumentaciones, bien sea para fortalecerlas, bien para expresar dudas o lmites, se ha hecho acopio de una informacin muy rica y pertinente que puede ser de gran ayuda para reflexionar sobre la mejora de los servicios pblicos. Ms en concreto, el problema se sita en valorar en qu medida los instrumentos de la NGP son adecuados para fortalecer la prestacin pblica de bienes, proporcionando unos servicios pblicos ms eficientes, eficaces, responsables y prximos a los ciudadanos, o en qu medida son bsicamente frmulas de "devolucin" o disolucin de lo ms especficamente pblico de los servicios. [4: Entre la extensa bibliografa existente, un estudio en espaol puede encontrarse en Blanca Olas de Lima, La Nueva Gestin Pblica. Prentice Hall. Madrid, 2001]

En la NGP se pueden distinguir dos planos que, aunque conectados e incluso relativamente dependientes uno de otro, tienen propuestas e implicaciones de diferente alcance. Un plano macro que afecta al diseo y configuracin del sector pblico y a una manera de entender la gobernanza[footnoteRef:5], que pretende transformar de manera radical, y un plano meso o micro que afecta a la gestin de las organizaciones publicas concretas. [5: Emplearemos este trmino en forma muy prxima a la muy extendida definicin de la Commission On Global Governance como conjunto de procesos y modos en que los individuos y las instituciones, pblicas y privadas, cooperan y gestionan los asuntos comunes. Cfr.: Josep M. Valls, Ciencia poltica. Una introduccin, Ariel, Barcelona, 2000. La evolucin del concepto y sus diferentes usos en Renata Mayntz, Nuevos desafos de la teora de la Governance, Instituciones y Desarrollo, n7, 2000, www.iigov.org. La conexin del concepto con la actuacin de las administraciones pblicas en B. Guy Peters, "La capacidad para gobernar: retrocediendo hacia el centro?" Reforma y Democracia, n 27, 2003; Juan-Cruz Alli Aranguren, "La gobernanza local", Homenaje a Sebastian Martn Retortillo, Revista de estudios de la Administracin Local, n 291, 2003.]

No puede negarse que, a pesar no haber unanimidad sobre los resultados en la gestin de las organizaciones concretas, la NGP puede exhibir un nmero importante de experiencias exitosas en los servicios pblicos. Especialmente en lo que se refiere a la eficiencia, calidad y satisfaccin de los usuarios de los servicios.En el nivel macro o sistmico el balance es bastante menos halageo. En su conjunto, la experiencia de los sucesivos mandatos de los conservadores britnicos ha hecho emerger segn Stoker[footnoteRef:6] cuatro problemas: [6: Gerry Stoker, Transforming Local Governance. From Thatcherism to New Labour, Palgrave MacMillan, Hampshire-New York, 2004, pag. 41]

1- La complejidad del conjunto y la borrosa distribucin de responsabilidades ha creado dudas sobre la legitimidad del sistema de gobernanaza.2- Han aparecido nuevos cuestionamientos sobre los niveles de probidad en la conduccin de los asuntos pblicos.3- Hay una creciente preocupacin sobre la prdida de capacidad de direccin y coherencia del sistema.4- Se han planteado dudas sobre el fortalecimiento del sistema de responsabilidad pblica.

En otras palabras, la interpenetracin de intereses pblico/privados que caracteriza el nuevo modelo de gobernanaza se ha ejercido en provecho de los ltimos, quedando el ciudadano ms indefenso que bajo las antiguas burocracias. Puede que las organizaciones prestadoras, que ahora se presentan ante el ciudadano como parte de un mercado de bienes y servicios, sean ms eficientes y productivas, pero el beneficiario final de las mismas no son los usuarios sino un entramado de compaas e intereses muy poderosos y difciles de controlar. De otra parte, la responsabilidad pblica se ha vaciado de contenido por la dificultad de localizar e imputar responsabilidades por los fallos o los abusos del sistema. El sistema de gobernanza se ha vuelto ms opaco, emergiendo formas nuevas de corrupcin que son, por lo menos, tan nocivas como las precedentes.Si tenemos en cuenta que la irresponsabilidad, la falta de transparencia y las corruptelas han sido los grandes dficits del sistema burocrtico, la evaluacin global dara la razn a aquellos que mantienen que la NGP, ms all de sus logros puntuales, es incapaz de resolver los grandes problemas del sector pblico. Desde esta perspectiva se podra afirmar que la NGP ha tenido mayor capacidad para materializar sus potenciales amenazas que para desplegar sus posibilidades de renovacin y mejora del mbito pblico.

La experiencia de reforma y los problemas de gobernanzaEl balance de la primera generacin de reformas es profundamente contradictorio y, en principio, presenta una cuenta de resultados altamente descompensada. Las ganancias obtenidas en un nivel se compensan sobradamente por las perdidas anotadas en el otro. As, mientras algunos gerentes pueden esgrimir un buen abanico de resultados positivos, mayor flexibilidad, rapidez y calidad en servicios concretos, el conjunto se resiente de una merma legitimidad, responsabilidad y coherencia, esto es, en un dficit de gobernanza. En el nuevo sistema de gobernanza implantado por los conservadores entre 1979 y 1997 puede haber producido un divorcio entre la teora y la prctica del gobierno democrtico. En concreto, y como ya fue advertido en su da[footnoteRef:7], el poder de las nuevas agencias para definir los servicios y la amplia discrecionalidad de que gozan los gestores escapa ampliamente al control de las autoridades legalmente constituidas, a quienes falta informacin e instrumentos de control. El sistema de toma de decisiones se ha vuelto mucho ms complejo de entender y de influenciar. Es difcil saber quin decide qu y a quien hay que atribuir la responsabilidad por determinados efectos. [7: Patrick Dunleavy, Christopher Hood, "De la administracin pblica tradicional a la nueva gestin pblica. Ensayo sobre la experiencia modernizadora de diversos pases desarrollados", Gestin y Anlisis de Polticas Pblicas, n3, 1995]

Al mismo tiempo el sistema ha perdido legitimidad y capacidad de integracin. Esto es especialmente sensible en el mbito local, donde la continua injerencia del poder central a travs de las agencias ha hecho perder a las autoridades electas capacidad de fijacin de objetivos y direccin.En el mundo de la gerencia han renacido antiguos vicios[footnoteRef:8]. As la designacin de gestores por razones de lealtad, amistad o proximidad personal, ms que por vala o capacidad profesional, con el surgimiento de nuevas redes de intereses. Por lo mismo hay dudas razonables acerca de una posible colusin de intereses pblico/privados, que se expresa en la divergencia entre los objetivos establecidos y los realmente perseguidos. No es este un tema que nos sea ajeno. La poltica de privatizaciones llevada a cabo por los gobiernos conservadores de nuestro pas[footnoteRef:9] ha dejado mucho que desear en cuanto a neutralidad y fortalecimiento de los derechos de los usuarios a un acceso igual y universal a los servicios pblicos. [8: Gerry Stoker, op. cit, pag. 42] [9: Rocio Valdivielso, "La reforma del sector pblico. Las privatizaciones: el estado de la cuestin y su aplicacin al caso espaol", 2001,pag. 75, en Blanca Olas de Lima, op. cit. ]

Los principales errores de la experiencia britnica, para Bovaird y Lffler[footnoteRef:10], se deben a una falta de reflexin sistmica en cuya raz se encuentran tres problemas conceptuales. [10: Tony Bovaird, Elke Lffler, (eds.) Public Management and Governanace, Routledge, London, 2003, pag. 45.]

El primero consiste en aplicar las ideas del gerencialsmo sin prestar suficiente atencin a sus inherentes limitaciones. En lnea con los anlisis de Pollit[footnoteRef:11], la NGP no sera ms que una versin renovada, o ms bien renacida, de la gerencia clsica (scientific management) con una severa incapacidad para abordar problemas complejos o de racionalidad limitada y una acentuada inclinacin por las especificaciones de produccin y la medicin[footnoteRef:12]. [11: Christopher Pollit, El Gerencialismo y los Servicios Pblicos. La experiencia anglo-nortemericana, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1993] [12: Aunque puede haber excepciones en la gestin de algunas organizaciones concretas desde un punto de vista sistmico es innegable que la experiencia britnica de primera generacin responde a esa caracterizacin. La principal fuente de error consiste en no haber tomado en cuenta que, en efecto, los modelos de la empresa privada, que inspiraron ampliamente las reformas, se basan en tareas simples y con objetivos claros y delimitados. Los objetivos pblicos no se pueden simplificar y concretar en el grado requerido, por mucho que se desagreguen unidades u organizaciones. La idealizacin y el desconocimiento de cmo opera en la prctica la empresa privada -de sus errores, prdidas de eficacia, manipulacin de la competencia, falta de transparencia- pueden conducir a enormes fiascos.]

El segundo problema revelara la incapacidad para comprender que a pesar del tamao del gobierno, o mejor an, de las dimensiones del ejecutivo y de su complejidad, gobernar es una empresa nica. Gobernar no consiste en agregar dimensiones sino en manejar una sistema de mltiples dimensiones (procesos polticos, sistema de responsabilidad, presupuestos, funcin pblica, etc.) que operan en una determinada cultura politico-administrativa. Para conseguir un cambio en el nivel sistmico no se puede actuar en una sola de sus dimensiones. En otras palabras, los cambio efectuados en cualquiera de las dimensiones del sistema politico-administrativo afecta y tiene consecuencias sobre todos los dems. Si queremos modificar alguno de los parmetros de la gobernanza, los servicios pblicos en este caso, deben contemplarse no slo los patrones de la gestin pblica, sino cmo repercuten estos cambio en el conjunto de valores y pautas de funcionamiento del sistema de gobierno. A su vez, cualquier cambio en las variables le conforman (la relacin autoridad-responsabilidad, por ejemplo) tendr su repercusin en la organizacin y gestin de los servicios pblicos. El tercer problema se debe a un error de compresin. Para Bovaird y Lffler, la gestin pblica no trata slo sobre cmo proporcionar servicios pblicos, sino que al mismo tiempo institucionaliza valores profundos sobre el orden de gobierno o gobernanza y es por lo tanto inseparable de la disposicin institucional en la que se haya inmersa. Lo que nos dice la experiencia britnica es que es preciso retomar la reflexin sobre los servicios pblicos desde su raz, esto es, como un conjunto de bienes y servicios estrechamente vinculado al tipo de relaciones que la administracin entabla con los ciudadanos y que forman parte de la empresa de gobierno. Pero adems habr que tomar en cuenta que el sistema de gobernanza difiere profundamente de una sociedad a otra.No se puede olvidar que aunque el estado ya no dispone del monopolio sobre la expertise ni sobre los recursos econmicos e institucionales para gobernar[footnoteRef:13], es sin embargo el instrumento clave para perseguir el inters general o colectivo. [13: John Pierre y Guy B. Peters, Governance, Politics and the State, St. Martins Press, New York, 2000.]

El modelo de mercado en el entorno pblicoEl punto de partida adoptado no significa eludir la existencia de un malestar constatable en relacin con las prestaciones pblicas, que no se puede justificar por causas sistmicas de difcil aprensin o remedio. Entre ellas se podra mencionar la tensin inherente al modelo tradicional de gestin burocrtica entre control y agilidad o entre legalidad e innovacin y flexibilidad. Desde este punto de vista, el coste de mantener un sector pblico que preserve el principio de igualdad, legalidad y uso legtimo de los recursos sera pagado con rigidez, rutina y parsimonia en el comportamiento. Lo cierto es que en las dos ltimas dcadas la mejora de los servicios pblicos ha venido impulsada por una crisis de legitimidad asociada a su bajo rendimiento en trminos de eficiencia y calidad. Las soluciones de mercado ofreceran una respuesta a travs de la rendicin de cuentas y la reorientacin de los servicios a la satisfaccin del usuario, que se convertira en el cliente o el consumidor de los servicios. Para que se produzca un cambio efectivo y no meramente retrico en esta direccin habra que proceder a organizar los servicios bajo ciertas condiciones. Muy sintticamente estas seran las siguientes. La primera sera el establecimiento de objetivos claros y medibles, que permitieran realizar una evaluacin clara de resultados, y que constituyeran la base de la rendicin de cuentas ulterior. Adems habra que proporcionar una mayor autonoma a los servicios para perseguir eficientemente sus objetivos, estimulando y recompensado los comportamientos adecuados. El instrumento ms eficaz para generar los incentivos apropiados sera introducir algn grado de competencia entre las organizaciones, que hicieran creble la posibilidad de prdida (exit) de la prestacin. El estado garantizara el mantenimiento del servicio, pero no la subsistencia de organizaciones concretas. Se acabara as con la anomala presupuestaria que implica que las organizaciones mal gestionadas son las que reciben mayores recursos y, en cambio, aquellas que destacan por su eficacia y eficiencia fueran penalizadas presupuestariamente.Los ciudadanos, por su parte, podran dirigirse a un mercado o cuasi mercado pblico (o publico/privado) de servicios, eligiendo entre proveedores distintos aqul que ms se ajuste a sus necesidades o a sus preferencias.Un beneficio suplementario de este modelo vendra representado por su flexibilidad, su agilidad, y su capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes, tanto de las preferencias de los usuarios como de los requerimientos tcnicos de los servicios. La innovacin y la adaptabilidad, la capacidad para aprender del entorno, estaran garantizadas en un sistema orientado al usuario.Examinaremos seguidamente la capacidad de este modelo para ajustarse al entorno pblico, distinguiendo entre lo que podemos considerar condiciones tcnicas de implantacin y las caractersticas de la relacin entre la Administracin y los usuarios.

Condiciones de implantacin: los objetivos de los servicios pblicosEn cuanto a los objetivos hay que reconocer que algunos programas o servicios pueden tener objetivos claros, que permiten traducirse con facilidad en indicadores de resultados, y que facilitan la rendicin de cuentas[footnoteRef:14]. Pero en el sector pblico esta circunstancia es ms la excepcin que la regla. [14: Eran Vigoda, "From Responsiveness to Colaboration: Governance, Citizens, and the Next Generation of Public Administration", Pubilc Administration Review, vol 62, n 5, 2002]

En algunos servicios hay una calculada ambigedad en cuanto a fines. La organizacin u organizaciones consideradas pueden responder a una funcin general de inters pblico (la promocin de la cultura o las artes, la defensa del medio ambiente, etc.), que no se concreta. La justificacin de este tipo de organizaciones o programas hay que buscarla en razones polticas: la existencia de intereses encontrados que pueden apoyar una poltica por diferentes razones o esperar beneficios incompatibles. La inconcrecin permite mantener los apoyos de los grupos interesados sin poner de relieve sus contradicciones y sin generar tensiones. La gestin pblica permite conciliar las pretensiones divergentes de estos grupos dando satisfaccin alternativamente a unos u otros, negociando, y llegando a acuerdos circunstanciales que permiten el mantenimiento de la poltica y de las organizaciones que la implementan. La ejecucin de una poltica pblica es tambin una arena poltica que permite proseguir la tarea de conciliacin de intereses que no se pudo concluir en la fase decisional de la poltica[footnoteRef:15]. [15: Ives Meny y Jean-Claude Thoenig, Las Politicas Pblicas, Ariel, Barcelona, 1992, pag 166.]

Otras veces, sin embargo, la definicin de objetivos es imprecisa porque se trata de misiones organizativas complejas y sometidas a cambios que es imposible de prever con antelacin. El ejemplo de las organizaciones de defensa es tpico. A una empresa de fusiles se le puede, y debe, especificar con todo detalle lo que se espera de ella: tipo y calibre del armamento, plazos de entrega, etc.. Al ejrcito de un pas, que tiene encomendada la defensa nacional, qu se le pide? Es a travs del mando militar y de las necesidades nacionales cmo se irn determinando en cada momento el tipo y las caractersticas de los objetivos deseados. Esta es, en ltima instancia, la justificacin de un servicio civil de carrera: la posibilidad de contar con un personal cualificado y bien entrenado a quien confiar la ejecucin de polticas diferentes.Con gran frecuencia, adems, lo que encontramos son organizaciones que tienen encomendadas ms de una finalidad. No es imprescindible que los fines sean redundantes o consistentes entre s, porque contribuyan a lograr por diferentes caminos metas especficas ms amplias. Hay organizaciones que tiene unos objetivos explcitos y otros tcitos, pero no por ello menos relevantes para algn segmento significativo de la sociedad. Esta rara cualidad es la que permite el mantenimiento de organizaciones pblicas ms all de sus fines declarados.Hay tambin ciertas polticas como la igualdad, la equidad, la no discriminacin y, en general, aquellas que se dirigen a promover los valores ms estrechamente asociados a lo pblico, que se prosiguen a travs del conjunto de organizaciones que componen el sector pblico. La especificacin de objetivos trae consecuencias desastrosas para este tipo de finalidades porque es evidente que los esfuerzos organizativos se concentraran en unas metas, las propias de cada organizacin (la asistencia primaria, la enseanza superior, etc.), en detrimento de otras (no discrimninacin, solidaridad, etc.), las polticas transversales. Aunque no agotemos en esta enumeracin el abanico de posibilidades y la rica variedad de las organizaciones pblicas, se puede afirmar que en la mayor parte de los servicios pblicos la especificacin de objetivos no puede hacerse de la manera sencilla y lineal con que lo hacen las organizaciones empresariales que operan en el mercado.

Consumidores y ciudadanosLa dificultad o la inoportunidad de especificar objetivos no es la nica razn por la que se debe ponderar la conveniencia de introducir mecanismos de mercado. Se ha aludido a la conveniencia de introducir sistemas de competencia que acaben con el monopolio del servicio, den incentivos a la innovacin, y fomenten la capacidad de eleccin de los clientes-consumidores.La creacin de un mercado pblico de bienes y servicios (los cuasi-mercados) no est exenta de alguna de las dificultades que se derivan tanto del mercado en s, las asimetras de informacin, como de la diferente posicin y acceso a los recursos de los usuarios. Los usuarios no son individuos aislados que tienen una capacidad de compra similar. Las diferencias en la educacin, los recursos, e incluso en las expectativas vitales, producen un diferente acceso a los servicios cuando stos se desenvuelven en situacin de competencia. Por ms que los poderes pblicos se esfuercen en difundir y facilitar la informacin, el acceso a la misma no se distribuye uniforme ni equitativamente. Esto significa que los mercados pblicos tienden a distribuir de manera desigual las oportunidades y los servicios, beneficiando a aquellos que estn socialmente mejor situados y que en muchos casos podran costearse el servicio privado. Pero esto se debe en buena medida a que el modelo de mercado tiene una concepcin estrecha, igualmente reduccionista e individualista, respecto del papel del ciudadano. El modelo de mercado promueve un cambio en el concepto tradicional de ciudadana de dos maneras al menos[footnoteRef:16]. [16: Joel D. Aberbach, Tom Christensen, "Translatin Theoretical Ideas Into Modern State Reform. Economics-Inspired Reforms and Competing Models of Governance", Administration&Society, vol 35, n 5, 2003, pag. 502. Los autores reconocen que la visin individualsta del papel del ciudadano no es nueva en parte, ya que ha sido empleada desde hace tiempo en los EE.UU., a menudo con resultados positivos, por ejemplo, para los derechos de las minoras. El problema, a mi juicio, reside en suponer que su contenido es equivalente o ms vigoroso que el concepto de ciudadana integrativo convencional. Una reflexin ms amplia del tema puede verse en mi trabajo La mejora de los servicios pblicos y la revisin de las relaciones entre la Administracin y el ciudadano: Las Cartas de Servicios, Reforma y Democracia, n 25, 2003. ]

Primero, promueve el cambio desde una perspectiva integrativa a otra agregativa, en la que los ciudadanos son concebidos como individuos atomizados con lazos o vnculos muy dbiles. Segundo, el papel del "nuevo" ciudadano (a menudo llamado consumidor) es mucho ms reducido. En l se subrayan y enfatizan los derechos individuales y la capacidad de eleccin, pero se desatienden otras consideraciones que conciernen al inters general o las limitaciones derivadas del bienestar general.Adems la visin del ciudadano-consumidor es esencialmente pasiva. Cuando se alude a la satisfaccin del "cliente" se est pensado en trminos de la capacidad para obtener bienes o servicios en mejores condiciones, gracias a la oferta alternativa de bienes que proporciona el mercado. Los distintos instrumentos que habitualmente se emplean para detectar los fallos del servicio (reclamaciones, quejas) o la conformidad con las condiciones generales de la prestacin (cuestionarios, sondeos) reducen el marco sobre el que el ciudadano puede pronunciarse y no permiten cuestionar las decisiones tomadas por los gestores. Una de las preguntas que sin duda deben hacerse los responsables de los servicios pblicos es si comprenden verdaderamente los deseos de los ciudadanos.

Las caractersticas de los serviciosUna alternativa a las dificultades del modelo de mercado es el uso de las caractersticas o atributos del servicio como prueba de eficacia y efectividad[footnoteRef:17]. Se parte en este caso de la presuncin de que los rasgos del proceso interno estn estrechamente relacionados con los resultados de las organizaciones. [17: George A. Boyne, "What is Public service Improvement?", Public Administration, vol 81, n2, 2003, pag. 220.]

Este presupuesto tiene una larga tradicin. Es la administracin cintifica de principios del siglo XX ya se parta de una vinculacin similar entre proceso y resultado. Pero tambin en el modelo weberiano hay una deduccin de la misma ndole: si el sistema burocrtico no funciona correctamente es porque existe alguna anomala de diseo en la organizacin. El remedio en ambos casos es el mismo, proceder a revisar las claves organizativas (la divisin del trabajo) y corregir los fallos detectados.En esta lnea habra que situar todas aquellas polticas de reforma de los servicios que, sin afectar al modelo pblico de prestacin de servicios, tiene como objetivo efectuar una actualizacin o modernizacin de sus componentes productivos internos. El uso de indicadores financieros y de gestin, por ejemplo, est ampliamente difundido entre los gerentes y directivos pblicos, ya que permite un mayor control del uso de los recursos. Desde el punto de vista de los gestores es, adems, una tarea profesionalmente gratificante y para la que estn bien entrenados. Un aspecto importante de los controles financieros y contables es que permite la rendicin de cuentas ante la ciudadana en un asunto nada trivial: el uso de los fondos pblicos.Tampoco es indiferente que la reingenera interna incluya una fuerza laboral competente y motivada. Hay una cierta conviccin de que un personal cualificado, motivado y debidamente remunerado es esencial para el buen funcionamiento de una organizacin. Incluso la humanizacin del trabajo, que induce una mayor satisfaccin laboral, propugnada por algunas corrientes de reforma[footnoteRef:18], puede estar vinculada con un mayor compromiso y, por ende, con mejores resultados. [18: Cfr.: Loe Rascacino, "Public Management Reform: Competing Drivers of Change" Public Administration Review, vol. 62, n 5, 2001]

No existe, sin embargo, evidencia emprica suficiente que demuestre la existencia de una relacin directa entre los rasgos o caractersticas internas de la organizacin y los resultados. Numerosos estudios han puesto de manifiesto que hay cierto tipo de factores, algunos de orden externo o medio-ambientales, otros de medicin (periodo o variables consideradas), que hacen poco fiable o muy dbil la relacin entre ambos.No puede negarse que hay algn tipo de conexin entre organizacin, procesos y resultados, pero ms bien en sentido negativo, ya que una organizacin carente de unos mnimos estndares seguramente ofrecer un pobre servicio. Pero una organizacin con una estructura adecuada y con personal cualificado es ms bien una precondicin[footnoteRef:19] para el xito que un factor derminante que asegura buenos resultados. [19: George A. Boyne, op.cit.]

La reingienera organizativa, con su nfasis en los mtodos y los costes, puede estar, por el contrario, en la base de algunos sonados fracasos[footnoteRef:20] al no tomar debidamente en cuenta "los intangibles" de la organizacin. El grado de cohesin organizativa alcanzado, los valores subyacentes en algunos comportamientos, ciertas caractersticas de la relacin con los usuarios, una especial adaptacin al entorno, y otros muchos elementos, pueden jugar un papel ms decisivo en los buenos resultados que las prescripciones de buena gerencia de los manuales. [20: Dominique Alet, Les enjeux actuels du management, LHarmattan, Paris-Montreal, 1997.]

Las precisiones anteriores quieren llamar la atencin sobre el riesgo de caer en el mecanicismo suponiendo que una buena gestin es equivalente a la modernizacin y reordenacin de los servicios. Las organizaciones pblicas deben poseer las capacidades tcnicas y humanas para proporcionar servicios en las mejores condiciones de calidad y cantidad, de acuerdo con los objetivos y directrices emanadas de las autoridades responsables, en unas condiciones especficas. Pero estas condiciones, siendo necesarias, no son suficientes. Y ello por una sencilla evidencia. El servicio pblico consiste en la provisin de bienes y servicios a travs de una relacin entre las Administraciones pblicas y el ciudadano que est cargada de valores. Las caractersticas de esta relacin son decisivas tanto para el qu como para el cmo.

Las caractersticas de la relacin entre la Administracin y los usuarios: el servicio como relacinLa relacin entre los proveedores del servicio y los ciudadanos en el sistema tradicional se ha descrito como el choque de dos lgicas que conducen inevitablemente al conflicto[footnoteRef:21]. [21: Esta dimensin est especialmente tratada por los posmodernistas y los tericos de la democracia deliberativa. Cfr.: Charles J. Fox, Hugh T. Miller, Postmodern Public Administration. Toward Discourse, Sage, USA, 1995; Terence Kelly, "Unlocking The Iron Cage. Public Administration in the Deliberative Democratic Theory of Jrgen Habermas", Administration&Society, vol 36 n 1, 2004 ]

Los funcionarios y empleados pblicos, de una parte, a quienes se encomienda la produccin y gestin del servicio dentro de una lgica instrumental de consecucin de objetivos, con arreglo a ley, y basada en criterios de eficiencia y de eficacia. Desde esta perspectiva las pretensiones de los usuarios son frecuentemente contempladas como aspiraciones particularistas que no toman en cuenta ni las dificultades y limitaciones operativas, ni las constricciones de la ley.Para los ciudadanos la lgica administrativa es una combinacin variable de insensibilidad y autojustificacin, en cuyo trasfondo se encuentra, sobre todo, el deseo de preservar un reducto de privilegios e intereses corporativos. A juicio de los ciudadanos las especificaciones del servicio que esgrimen los funcionarios no son realistas, porque no cuentan con la multiples dimensiones de cada problema, y son demasiado rgidas para amoldarse a las distintas percepciones y sensibilidades de los usuarios.En estas condiciones la relacin entre los prestadores del servicio y los ciudadanos son fuente de contino desencuentro y de mutua fustracin. Los importantes esfuerzos tcnicos y financieros que destinan las Administraciones pblicas a la mejora de los servicios caen en la indiferencia y carecen de credibilidad. Se ha constado, adems, que la mejora interna de los servicios, que los ciudadanos reconocen[footnoteRef:22], no ha ido acompaada de una mayor respaldo a las instituciones polticas o una visin ms benvola del papel que desempean polticos, gestores y funcionarios pblicos. Ambos actores, ciudadanos y funcionarios, se han vuelto escpticos hacia las reformas administrativas. Los primeros porque no creen que haya cambios efectivos en la esencia de las cosas que ms les afectan, los segundos porque no logran obtener el respaldo del pblico y el reconocimiento a su trabajo. [22: Cfr.: Manuel Arenilla, La reforma administrativa desde el ciudadano, Instituto Nacional de Administracin Pblica, Madrid, 2003.]

Las soluciones de mercado son incapaces de dar salida a esta situacin e incluso la profundizan por una nueva va. Al hacer hincapi en los estndares, la eficacia, y la competencia, dejan al ciudadano ms inerme an frente a las decisiones de gestores y empleados, mientras espolean a stos para que dejen de lado otras consideraciones y se ajusten a la racionalidad de la produccin. La pasividad y la indefensin del ususario-cliente se incrementa, ya que el mximo derecho en el mercado es la eleccin del proveedor. Sin duda estas organizaciones productoras innovan, asumen riesgos y estn ms abiertas al entorno, pero no fortalecen la legitimidad de sus decisiones ni traban una relacin con los usuarios menos alienante.El callejn sin salida al que parecen haber llegado los servicios pblicos contiene en su fracaso el camino de la solucin. En lo que no han incidido, o no lo han hecho acertadamente, las distintas reformas es en el aspecto relacional de la prestacin. Una relacin que no se establece en el vaco sino, como se ha sealado, en un contexto pblico dominado por valores. Por que, en efecto, centrar la atencin en las organizaciones individualmente consideradas puede ser til e incluso necesario en trminos operativos, pero asumiendo la complejidad que supone ser parte de lo "pblico". Las organizaciones prestadoras concretas no pueden prescindir de ese dato. La suerte o el destino de cada una de ellas se juega en una arena ms amplia que es la que corresponde a la idea de institucin[footnoteRef:23]. El servicio pblico es ms que el conjunto de organizaciones concretas que la componen porque en ella se dirimen valores colectivos. El servicio pblico como institucin afecta a los principios de igualdad, trato equitativo e imparcial, solidaridad, y todos aquellos que conforman el sistema de convivencia que cada sociedad desea preservar. Cada organizacin es juzgada por el usuario por lo que proporciona y las condiciones en que lo hace, pero tambin con arreglo a criterios de valor que se refieren a la institucin "servicio pblico". Uno de los grandes errores de los gestores pblicos es vaciar de valores el debate sobre los servicios, porque los valores estn ah. [23: Sobre el concepto de institucin puede verse Walter W. Powell y Paul J. Dimagio (compiladores), El nuevo institucionalsmo en el anlisis organizacional, Fondo de Cultura Econmica, Mxico,1999, (edicin inglesa de 1991) o clsico trabajo de James G. March y Johan P. Olsen, El Redescubrimiento de las Instituciones. La base organizativa de la poltica, Fondo de Cultura Econmica, Mxico,1997, (edicin en ingls de 1989). Una panormica general del institucionalismo en la ciencia poltica en Guy B. Peters, El nuevo institucionalismo. Teora institucional en ciencia poltica, Gedisa, Barcelona, 2003. ]

Transformando los servicios pblicosDesde este punto de partida, y con esta perspectiva, es posible hablar de la necesidad de dar un vuelco a los servicios pblicos. En primer lugar, no puede decirse que haya dejado de ser importante mejorar la eficacia y la eficiencia de los servicios. La diligente gestin de los recursos de distinta ndole que requiere la provisin de servicios forma parte de la respuesta que el sector pblico tiene que ofrecer a la sociedad actual. No se trata slo de producir ahorros significativos en los recursos que permitan atender una demanda crecientemente diversificada de servicios de calidad, sino de un imperativo, a la vez, legal y moral. Las pequeas corruptelas que se originan en los servicios, por falta de cuidado o de incentivos, son demoledoras desde el punto de vista de la legitimidad, y forman parte de las imputaciones ms extendidas que se hacen a los empleados pblicos. No hay que confundir esta exigencia con la obsesin desmedida por los costes que ha orientado algunas polticas de reforma. En los servicios pblicos se produce adems una contradiccin peculiar. La baja calidad de algunos servicios no se debe tanto a las deficiencias de la organizacin o al rendimiento del personal sino a una falta de financiacin y de medios, de tal manera que, parafraseando a Wildavsky, lo asombroso es que se d el servicio en esas condiciones.En segundo lugar, y en lnea con lo anterior, se debe potenciar la capacidad operativa de las organizaciones pblicas. Una manera efectiva de convencer a la gente de que los servicios pblicos son prescindibles es hacerlos efectivamente poco tiles o de baja calidad, abandonando su actualizacin, la renovacin de equipos, la mejora del personal o posponiendo las inversiones necesarias. Sobre este extremo no est de ms volver a recordar que las administraciones pblicas son la "empresa" que menos invierte en formacin, pese a ser la que tiene ms empleados y con mayor estabilidad laboral[footnoteRef:24]. [24: Blanca Olas de Lima, "Empleo y relaciones laborales en la Administracin Pblica, en Faustino Migulez, Fernando Prieto (dir y coord.) Las relaciones de empleo en Espaa, Siglo XXI ed., Barcelona 1999]

Las mejoras tcnicas son adems una oportunidad para reorganizar "la oficina trasera" de los servicios en la direccin deseada, revisando procesos y rutinas, y abriendo oportunidades que incluyan a los ciudadanos de una manera activa. Las tecnologas de la informacin y la comunicacin, entre otras, ofrecen amplias posibilidades para conectar a los ciudadanos con el servicio en el da a da, con una mayor rapidez y calidad. Permiten adems una mayor accesibilidad y transparencia mediante la informacin puntual y exacta de los trmites administrativos en curso. Transparencia, flexibilidad, rapidez, facilidad de acceso, son elementos en los que puede apoyarse la mejora organizativa.La apertura de los servicios y la receptividad hacia el ciudadano son condiciones esenciales que permitirn iniciar una relacin apropiada con el ciudadano, en tercer lugar, adems de ser una fuente inagotable de mejoras que tengan la pertinencia que se reclama. La capacidad de las organizaciones para aprender del entorno e innovar tiene mucho que ver con la calidad del dilogo que se entabla entre los servicios y los ciudadanos. La innovacin, como sabe hace tiempo el mundo de los negocios, depende ms de la capacidad para escuchar y fomentar el dilogo con los usuarios que de cualquier gabinete de tcnicos o expertos. Los directivos pblicos no slo deben aprovechar las oportunidades que la relacin con el usuario ofrece, sino que deben fomentar y abrir nuevas oportunidades de encuentro y dilogo. Lo que permite hablar de calidad en la relacin entre los servicios y los usuarios es que el dilogo se entable en condiciones que permitan expresar aquello que es importante para los ciudadanos, y no slo lo que interesa a los gestores o los funcionarios pblicos. La relacin ha de incluir a las personas, en su integridad y en su complejidad, sin parcelarlas por razones del servicio de una manera irreal que tiene poco que ver con sus vidas.

Servicios pblicos y mercadoEn este contexto debe plantearse la posibilidad de introducir algunos elementos de competencia o tcnicas de mercado. Tres observaciones preliminares permitirn acotar mejor la cuestin. Primero, la unidad del sector pblico no significa homogeneidad, muy al contrario. La variedad de organizaciones, fines, niveles, y entorno requiere y hace posible instrumentos diferentes para crear valor pblico[footnoteRef:25]. Segundo, uno de los mayores problemas derivados de la introduccin de mecanismos de mercado reside en su idealizacin, ignorando sus limitaciones y desconociendo cmo operan realmente las organizaciones privadas. Tercero, se tratara de actuar selectivamente. Una cosa es utilizar algunas de las tcnicas que emplean las empresas privadas y otra es introducir el modelo de mercado como alternativa global o general. [25: Mark G. Moore, Gestin estratgica y creacin de valor en el sector pblico, Paids, Barcelona 1998.]

Sera cerrar los ojos a la realidad, sin embargo, no aceptar que algunas tcnicas que hoy emplean las organizaciones privadas pueden ser tiles en el mbito pblico. Algunas de ellas vienen siendo aplicadas con xito en las organizaciones pblicas (valoracin de puestos de trabajo, planificacin estratgica). Otras han iniciado un camino que puede ser prometedor (tcnicas de marketing corporativo, cartas de servicio). Finalmente, hay otras cuyo uso slo puede ser muy selectivo y meditado (cheques, bonos, competencia pblica). Un ejemplo de las dificultades que ofrecen estas ltimas se puede apreciar en los sistemas de copago, de amplia utilizacin en el sector sanitario. Los copagos pretenden hacer frente a dos dificultades. De una parte, evitar el exceso de consumo de los ciudadanos cuando hay cobertura ilimitada, aliviando la congestin que se produce en algunos servicios. De otra, mejorar la eficiencia en la utilizacin de los recursos y reducir, o no incrementar, la presin fiscal. Al introducir el copago se conseguira que slo se empleara el servicio cuando fuera til para el usuario. Pues bien, hay evidencia suficiente[footnoteRef:26] de que la introduccin del copago reduce la utilizacin de un servicio por los ms desfavorecidos, tanto si su consumo es conveniente como si es superfluo o poco til. [26: Gulillem Lpez Casanova, (dir): Los nuevos instrumentos de gestin, La Caixa, Barcelona, 2003, pag. 68.]

En este sentido convendra volver a insistir que el mbito pblico no es slo una "empresa" para producir bienes y servicios, sino una parte de la empresa ms amplia que es la gobernacin o gobernanza.Mejorar los servicios pblicos en una tarea tan poltica como tcnica o, ms bien, al mismo tiempo poltica e impregnada de valores como profesional. Los ciudadanos no slo desean servicios eficientes y de calidad, tambin exigen moral, tica, valores cvicos.Los ciudadanos necesitan confiar en los servicios pblicos, sentirse acompaados e incluidos en un espacio comn, en el que poder expresarse como personas y como ciudadanos. Lo importante, podemos decir con Kelly[footnoteRef:27], no es lo que los servicios hacen, sino cmo la gente siente sobre lo que hacen y cmo pueden expresarlo. Los servicios no pueden limitarse a cubrir unas necesidades estandarizadas. Los servicios deben aspirar a ajustarse a las emociones, capacidades, disponibilidad de tiempo y dems condiciones personales o sociales de los ciudadanos. [27: Terence Kelly, op.cit., pag. 47.]

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