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¿Qué quieren realmente los jóvenes? S ería muy prudente de mi parte empezar escribiendo una sarta de mentiras sobre las cosas que los adultos suponemos que quieren realmente los jóvenes, deseos en su mayoría proyectados por personas mayores que reflejan sus ambiciones reprimidas, o en el mejor de los casos proyecciones que hacemos los adultos de lo que sería un mundo perfecto. Al fin y al cabo, solo queremos que la vida continúe funcionando tal y como hasta ahora, y vemos en los jóvenes, engranajes que deben adaptarse al sistema, “materia prima”, para un mundo que suponemos está bien como está. Y aunque esté lejos de pensar cómo piensan los jóvenes, quiero suponer que todos sin excepción desean una sola cosa en común, precisamente que este mundo deje de funcionar como hasta ahora funcionó. A lo largo de la historia los jóvenes son los únicos que han tenido el coraje de liderar los cambios transcendentales en la vida de un país, acaso nosotros “adultos educados”, olvidamos que fueron jóvenes los que lideraron las protestas estudiantiles en Chile durante más de dos años por el derecho a una educación de calidad y gratuita. Acaso ya olvidamos que fueron jóvenes quienes plantaron cara a las dictaduras latinoamericanas, tanto en Bolivia, como en todos los demás países del continente. Y en cierta forma no deja de ser “curioso” que la mayoría de los adultos hubieran olvidado que cambios mundiales como “El mayo francés” o el movimiento de “Indignados” hubieran sido generados por ellos… los jóvenes. Sí señores, “pelaos”, jóvenes “desinformados qué no saben que quieren de la vida”; ellos, precisamente ellos, han sido a lo largo de todas las épocas de la Por: Fernando Mirel Turismo juventud Literatura Escolares Destino Kenneth Lee, un viaje por el museo ¿Qué quieren realmente los jóvenes? Cuentos y poesías Me enamoré en la “Chope” ¿y qué? Pág. 2 (Parte2) Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4 Trinidad, martes 16 de junio de 2015 • Año 1 • Nº 2 historia el motor que generó cambios en el mundo. Por eso, cuando tratamos de pensar qué quieren realmente los jóvenes, tenemos que ir un poco más allá de lo evidente, más allá del deseo casi autodestructivo de embriagarse hasta el amanecer, más allá del deseo desmedido por explotar su sexualidad, más allá de sus gustos musicales, o su repudio a las materias “aburridas”, más allá de sus necesidades casi patológicas de ir en contra de lo que los adultos les exigen. Más allá de todo eso, existe un universo de cosas y pensamientos de una profundidad asombrosa, ideas y conceptos que de tener cabida en esta época, evitarían un sinfín de “idioteces” cometidas de forma repetitiva por adultos educados que siempre creen tener la razón. Alguna vez nos ponemos a pensar, ¿Qué pasaría realmente si dejamos de hacerles creer a todos esos “pelaos” que casi siempre están equivocados?; “en serio” alguna vez pensamos, qué pasaría si nos dejamos inundar por esas ideas “jóvenes” aunque a veces parezcan descabelladas. Claro, es muy fácil para nosotros tomar un camino diferente, mirar con desdén aspectos juveniles, decir “si, está bien para pelaos”, como si tuviéramos la certeza que nosotros manejamos la verdad absoluta, y solo nosotros podemos definir lo que realmente es importante. Supongo en este momento que lo mejor que podemos hacer es simplemente dejar de ser pedantes y empezar a reconocer que esos “pelaos”, tienen derecho a elegir sus carreras, sus cortejos o cortejas, a leer y escuchar cosas que a nosotros no nos gustan, porque a veces, solo a veces, la experiencia no basta, sino está acompañada de un poco de rebeldía, de novedad, de innovación. Dejemos de creer que lo que necesita esta sociedad es estar informada de una manera maniquea, y empecemos a dejar fluir novedad, diferencia, para que no nos quedemos estancados en un tiempo que al fin de cuentas, no dura para siempre. ¿Qué quieren realmente los jóvenes?, que dejemos de preguntarnos que quieren, y los dejemos cambiar las cosas, que los dejemos elegir las amistades que les plazcan, que los dejemos escuchar cumbia o reguetton sin pensar que sus gustos musicales son “huecos”. Y creo, que en el fondo, aquí mezclo, si me permiten los lectores, los deseos juveniles con mis viejos anhelos frustrados, lo que más desean los jóvenes, es que dejemos de querer que las cosas sigan igual, y les permitamos solo por un momento, que la imaginación gobierne al mundo (premisa enarbolada por los jóvenes franceses durante la revolución de mayo del 68).

Suplemento Cultura en Facilito, 16 de Junio de 2015

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Suplemento Cultura en Facilito

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Page 1: Suplemento Cultura en Facilito, 16 de Junio de 2015

¿Qué quieren realmente los

jóvenes?

Sería muy prudente de mi parte empezar escribiendo una sarta de mentiras sobre las cosas que los adultos suponemos que quieren realmente los jóvenes, deseos en su mayoría proyectados por personas mayores que

reflejan sus ambiciones reprimidas, o en el mejor de los casos proyecciones que hacemos los adultos de lo que sería un mundo perfecto.

Al fin y al cabo, solo queremos que la vida continúe funcionando tal y como hasta ahora, y vemos en los jóvenes, engranajes que deben adaptarse al sistema, “materia prima”, para un mundo que suponemos está bien como está.

Y aunque esté lejos de pensar cómo piensan los jóvenes, quiero suponer que todos sin excepción desean una sola cosa en común, precisamente que este mundo deje de funcionar como hasta ahora funcionó.

A lo largo de la historia los jóvenes son los únicos que han tenido el coraje de liderar los cambios transcendentales en la vida de un país, acaso nosotros “adultos educados”, olvidamos que fueron jóvenes los que lideraron las protestas estudiantiles en Chile durante más de dos años por el derecho a una educación de calidad y gratuita.

Acaso ya olvidamos que fueron jóvenes quienes plantaron cara a las dictaduras latinoamericanas, tanto en Bolivia, como en todos los demás países del continente.

Y en cierta forma no deja de ser “curioso” que la mayoría de los adultos hubieran olvidado que cambios mundiales como “El mayo francés” o el movimiento de “Indignados” hubieran sido generados por ellos… los jóvenes.

Sí señores, “pelaos”, jóvenes “desinformados qué no saben que quieren de la vida”; ellos, precisamente ellos, han sido a lo largo de todas las épocas de la

Por: Fernando Mirel

Turismojuventud Literatura EscolaresDestino Kenneth Lee, un viaje por el museo

¿Qué quieren realmente los jóvenes?

Cuentos y poesías Me enamoré en la “Chope” ¿y qué?Pág. 2(Parte2)Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4

Trinidad, martes 16 de junio de 2015 • Año 1 • Nº 2

historia el motor que generó cambios en el mundo.Por eso, cuando tratamos de pensar qué quieren realmente los jóvenes,

tenemos que ir un poco más allá de lo evidente, más allá del deseo casi autodestructivo de embriagarse hasta el amanecer, más allá del deseo desmedido por explotar su sexualidad, más allá de sus gustos musicales, o su repudio a las materias “aburridas”, más allá de sus necesidades casi patológicas de ir en contra de lo que los adultos les exigen.

Más allá de todo eso, existe un universo de cosas y pensamientos de una profundidad asombrosa, ideas y conceptos que de tener cabida en esta época, evitarían un sinfín de “idioteces” cometidas de forma repetitiva por adultos educados que siempre creen tener la razón.

Alguna vez nos ponemos a pensar, ¿Qué pasaría realmente si dejamos de hacerles creer a todos esos “pelaos” que casi siempre están equivocados?; “en serio” alguna vez pensamos, qué pasaría si nos dejamos inundar por esas ideas “jóvenes” aunque a veces parezcan descabelladas.

Claro, es muy fácil para nosotros tomar un camino diferente, mirar con desdén aspectos juveniles, decir “si, está bien para pelaos”, como si tuviéramos la certeza que nosotros manejamos la verdad absoluta, y solo nosotros podemos definir lo que realmente es importante.

Supongo en este momento que lo mejor que podemos hacer es simplemente dejar de ser pedantes y empezar a reconocer que esos “pelaos”, tienen derecho a elegir sus carreras, sus cortejos o cortejas, a leer y escuchar cosas que a nosotros no nos gustan, porque a veces, solo a veces, la experiencia no basta, sino está acompañada de un poco de rebeldía, de novedad, de innovación.

Dejemos de creer que lo que necesita esta sociedad es estar informada de una manera maniquea, y empecemos a dejar fluir novedad, diferencia, para que no nos quedemos estancados en un tiempo que al fin de cuentas, no dura para siempre.

¿Qué quieren realmente los jóvenes?, que dejemos de preguntarnos que quieren, y los dejemos cambiar las cosas, que los dejemos elegir las amistades que les plazcan, que los dejemos escuchar cumbia o reguetton sin pensar que sus gustos musicales son “huecos”.

Y creo, que en el fondo, aquí mezclo, si me permiten los lectores, los deseos juveniles con mis viejos anhelos frustrados, lo que más desean los jóvenes, es que dejemos de querer que las cosas sigan igual, y les permitamos s o l o por un momento, que la i m a g i n a c i ó n gobierne al mundo (premisa enarbolada por los jóvenes franceses durante la revolución de mayo del 68).

Page 2: Suplemento Cultura en Facilito, 16 de Junio de 2015

2.

Por Rodrigo García Raslán

TurismoTrinidad, junio de 2015

(Parte 2)

El “hombre milenario”Dentro de la sala arqueológica, encontramos más de 150 piezas, entre urnas

funerarias, platos de cerámica, vasijas ceremoniales, instrumentos de costura hechos con huesos, herramientas de piedra utilizadas para la caza.

Pero sin lugar a dudas la mayor de las atracciones -a mi parecer- es el “Hombre milenario”, un fósil conservado en perfectas condiciones que tiene entre 7 mil 500 a 10 mil años de antigüedad y se constituye en el fósil humano más antiguo de Bolivia.

“Viene de las excavaciones hechas por el arqueólogo italiano Humberto Lombardo, quien descubre esta pieza arqueológica que data del final de la era de glaciación y comienza el periodo de calentamiento global”, relata Edmundo Patiño, otro de los guías del museo.

El fósil tiene aproximadamente 1,80 metros de estatura y se presume fue parte de una tribu de cazadores y recolectores nómadas, que según las investigaciones y excavaciones desarrolladas hasta el año pasado, se alimentaban de caracoles cuando llegaban las inundaciones.

En la misma sala, encontramos también representaciones artísticas de vasijas y jarrones con forma de seres humanos, además de agujas y pequeñas ruecas elaboradas en hueso, mediante las cuales se presume que nuestros antiguos pobladores desarrollaron textiles.

“La pieza que más me gusta de la exposición es un hombrecito de arcilla, pieza antropomorfa masculina que conserva un color anaranjado bastante llamativo y que se encuentra en perfecto estado en comparación con las demás piezas y que fue encontrando en las lomas artificiales excavadas en la provincia Cercado”, relató Denisse Roca, una más de las guías que tiene el museo.

HistoriaPero sin duda alguna, me pareció igual de apasionante que su contenido, la

historia que encierra este museo fundado el 31 de enero de 1986, mediante Ley No. 778, con el nombre de Museo Arqueológico del Beni.

“Se creó el museo arqueológico del Beni en honor al tricentenario de la fundación de Trinidad, en aquel primer momento técnicos de la UNAR e INAR realizaron la museología de las piezas descubiertas hasta aquella época”, afirmó en una entrevista previa, Arnaldo Lijerón, historiador y antiguo director del museo.

Fue el mismo Lijerón quien me aclaró en su momento que el museo antes arqueológico fue refundado el año 2001.

“Fue durante la gestión 2000 - 2002 que se modificó la infraestructura del museo bajo el nombre de museo Etno arqueológico Kenneth Lee, en honor al arqueólogo norteamericano quien dedico más de 45 años de su vida estudiando las tierras en nuestra región”.

Se llevó adelante una reinauguración el año 2005, con

la presencia del entonces presidente de la República de Bolivia, Eduardo Rodríguez Veltzé.

Fue aproximadamente en noviembre del año 2013, que el museo cerró sus puertas para realizar un nuevo trabajo de museología, refacción y ampliación de sus ambientes; se llevaron adelante nuevas catalogaciones e inventario de las piezas con las que cuenta, contratándose dos arqueólogos de la ciudad de La Paz.

Ya para este 25 de noviembre, el museo propiedad de la Gobernación del Beni y a cargo de la Dirección Departamental de Turismo, reabrió sus puertas al público, mostrando una serie de nuevas atracciones, que lo colocan entre los más importantes museos del país.

ProyeccionesSin darme cuenta se había ido el día entero y antes que cayera la noche… en

una charla amena y tupida con los guías y la Administradora, comprendí que el sueño de todos ellos es poder abrir las puertas del “Kenneth Lee” para que las personas, locales como extranjeras, conozcan y sepan que pertenecemos a una cultura ancestral, buscando concientizar a nuestra población sobre la importancia de dar a conocer la riqueza cultural que poseemos.

“Ahora que ya se cuenta con una tercera sala multifuncional, se planea trabajar con las unidades educativas, principalmente con los niños para que aprendan y conozcan más a fondo sobre la cultura y el folklore del nuestro Departamento”, declaró emocionada, Lelia Gil, administradora del Museo durante la gestión 2014.

Y es que se cuenta con un nuevo proyecto denominado “museo itinerante”, mediante el cual se pretende llevar las piezas arqueológicas y etnográficas a varias provincias y departamentos.

Al concluir la conversación, comprendí que es impresionante saber que descendemos de una cultura milenaria y rica en diversos aspectos, y que esta cultura fue capaz de crear obras de ingeniería con magnitudes colosales: las construcciones hidráulicas para el cultivo de la tierra, lagunas y lomas artificiales, canales navegables, sin contar además con la destreza de los artesanos.

Ya de noche, antes de dejar atrás el museo, comprendí, al estar en su interior que la imaginación vuela y nos ponemos a pensar en lo increíble que fue la evolución de los mojeños, y cómo nuestro pueblo ha perdurado hasta esta época, es “mortal” es decir impresionante, imaginar la habilidad de nuestros antepasados no solo para

sobrevivir a las inundaciones, sino para controlarlas como hasta hoy que no hemos aprendido a hacerlo.

Y debo decir, para concluir, que descubrí que aquel viaje que inició con una pequeña pregunta durante mi infancia está lejos de acabar, porque si bien hoy tengo más respuestas que en aquella época, el deseo por continuar aprendiendo y conociendo más el pasado de mi tierra y de mi gente -estoy seguro que- me llevará por senderos cada vez más amplios, y como dice un viejo autor, “hoy mi camino ha concluido, pero mi viaje recién ha empezado…”. George Lukasc.

Destino Kenneth Lee, un viaje por el

museo

Page 3: Suplemento Cultura en Facilito, 16 de Junio de 2015

Aquel día como tantos otros, desde hacía mucho tiempo, despertó muy temprano. Al rayar el alba.

Era un hábito que había adquirido en sus tiempos de conscripto, cuando joven, durante la campaña bélica donde sirvió de soldado regular.

Allí también -él no sabía- habría de prendarse de las dos particularidades que lo identificarían más tarde, una vez perdida la razón; una bolsa al hombro con todas sus pertenencias y un tremendo cuchillo de afilada hoja, eficaz instrumento de defensa en las penosas y sangrientas escaramuzas guerreras de antaño y que posteriormente habría de transformarse en símbolo de terror para quienes lo conocían, pues los vivientes del pueblo, casi todos sus amigos o conocidos, sabían que tan impresionante objeto adquiría su verdadera importancia sólo en tiempo seco, época en la que los caminos permiten desplazarse hacia los chacarismos

cercanos donde era utilizado en verdaderos banquetes vegetarianos deslonjando jugosas toronjas y cañas, y sabrosos y rosados pedazos de carne de mangas, abundantes en la región.

El hueco de la puerta que en aquella época le servía de alojamiento y dormitorio, resultaba estrecho para su desarrollada estatura, mayor que la media, despertó pues entumecido y dolorido. Los años habían pasado y con el insistente cabello blanco que poblaba poco a poco su abundante barba y cabellera, motivo de su apodo: “El Profeta”, había también llegado insidioso, pero tercamente el reumatismo.

Estiró con dificultad sus ateridos brazos y piernas, frunció el entrecejo en una mueca de dolor y luego dio comienzo a la ordenada y meticulosa tarea de enfardelar sus pertenencias. Labor que de tan meticulosa y ordenada, mostraba a las claras que solo podía ser el fruto de una mente desordenada. Era un loco. (Continuará…)

MañanaDe: Selva Libertad Velarde

(Fanthy)

POESÍA:

3.

Trinidad, junio de 2015

Majarapai: Marcando historia en Trinidad

Cuento

Por: Oscar Rivero Aramayo

ILUSTRACION GUSTAVE DORE

“El Atentado”I Parte

Literatura

DirásY ya es diciembre

la hierba creció día tras día

una pareja de tojos tejió su nido

en la única rama del aromoque se libró del fuego

Es diciembrey el agua

encontró cómo llegarhasta el borde mismo

de las sábanasEl sol vay viene

besando tu piel suave (y el cayú floreció por fin)

Estás y no estás,como en los acertijos

quién sabeen la noche

subieron las hormigas

Nada pudierontu amabilidad y tu paciencia

El asombro de oscuros túnelesfue el incesante cosquilleo

desde adentro

Invadido está tu territorio

Déjame flotar lejosen algún río de nombre extraño y dulce

Espera que los insectos terminen su faena

y mi cuerpo, libre al fin,repose su cansancio

volveré otro día

Volveremoscierra los ojos

canta esa vieja canción que habla de esa joven

olorosa a manzanillacanta

canta que oscurece y la luna se ha ocultado en la

lluviaeste uno de diciembre

cantaasí podré llorar

sin que te enteresmientras lucho con el agua

que se filtra por debajo de la puerta

Canta, canta, corazón, río heridomanso río

Sólo canta.

Hoy en día el cine es un popurrí de acción, sonido, efectos especiales y explosiones costosas y mega elaboradas, pero hace menos de cien años, otro era el panorama del arte cinematográfico.

Majarapai marca una vez más historia en el Departamento, organizando en coordinación con la Sociedad de Estudios Geográfica e Históricos del Beni, un ciclo de proyecciones de películas de época, sobre la guerra del Chaco y que datan desde 1932 en adelante.

Por primera vez en Trinidad, se proyectó la primera película sonora de nuestro cine, “La Guerra del Chaco”, dirigida por Luís Bazoberry, el 1936.

Como nunca había sucedido, Trinidad entró al circuito nacional de proyecciones con esta recientemente concluida actividad, que durante cuatro días desarrolló proyecciones gratuitas y callejeras, en inmediaciones de la Plaza de los Héroes Benianos del Chaco, sumándose durante este tiempo a ciudades como La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí y Asunción del

Paraguay.Un hito más en la construcción de una Cinematografía

propia, creando tradición, mercado, consumo y porúltimo producción.

Page 4: Suplemento Cultura en Facilito, 16 de Junio de 2015

Trinidad, junio de 2015

4.

CHOPE PIESTA

La Palabra del BeniAv. Nicolás Suárez Nº 693 • Telf.: 3-4620808 Fax: 3-4621190 • E-mail: [email protected]

Gerente General Cynthia A. Vargas Melgar

Dirección de InformacionesAna María Tineo Fernández

Encargado Suplemento CulturalRicardo Gutierrez Angulo • Cel. 75008139

Encargado de PublicidadFernándo Tipuni Melgar • Cel. 72846746

Tenía la firme convicción de poder conquistarla aquella noche, hasta el momento todos mis intentos por seducirla habían sido un completo fracaso, un desfile de estupideces dignas de un amateur, un pelao

baboso que no sabe qué hacer para conquistar una mujer; un virgen, como me había repetido hasta el cansancio un amigo cercano.

Esa noche -según yo- era la noche llamada a lograr mi objetivo, acostarme con esa mujer; había preparado todo el escenario, sabía que íbamos a terminar en la Plaza de la Tradición, sabía que todos los demás estarían ebrios y no representarían ninguna competencia, sabía además que con la excusa de la fiesta, ella tendría que beber, y por fin yo, lograría mi cometido.

Claro, no tomé en cuenta la maldita ley de Murphy, esa que dice que las cosas improbables, son precisamente las cosas que terminan sucediendo; no todos estaban borrachos, resultó que ella no bebía, o por lo menos esa noche… no quería hacerlo.

Llegamos a la Plaza de la Tradición, y lo primero que hicimos -ahí me di cuenta que la situación estaba peor de lo que imaginaba- fue comer, nada más romántico y seductor que una velada a la luz de un fogón comiendo “pichi ’e boli”, y por si fuera poco, notar que la susodicha empezaba a tener más apego a uno de mis mejores amigos. ¿Cómo se compite contra el mejor amigo?, no se puede, no podemos hablar mal de ellos, no podemos buscarles pleito, ni siquiera podemos pedirles que se hagan a un lado, ya que eso generaría incontables chistes en contra.

Debo aclarar también, que no estoy ni cerca de ser el más simpático del grupo, ni el más alegre, ni el más divertido, y esa noche tampoco era el más platudo, aspectos que deberían haber sido olvidados con la magia del alcohol.

Luego de comer, nos sentamos en una mesa, y al cabo de un rato, ella invitó a bailar al amigo metiche que aquel día se las había dado de sobrio, y claro, todo buen lector del ser femenino sabe que ese gesto, es mala señal.

Y para aumentar los problemas, el amigo no quiso bailar y ella tuvo que pedirme a mí, que la sacara a la pista… qué les parece, encima eso, plato de segunda mesa, el amigo solidario que no la dejará con las ganas de bailar.

Bailamos -es un decir, porque además soy pésimo para eso- y en plena pista, se me ocurre una idea… hablar, tratar de ocultar mi falta de talento con lo mejor que sé hacer, hablar… pero claro esa noche nada estaba de mi lado, y el tema elegido por el conjunto no fue otro que ¡Viva Trinidad!

Entonces bailé, bailé y bailé al ritmo de la estrofa que dice /no hay tranquera que detenga nuestro avance/ no solo moviendo de forma patética el pesado cuerpo que Dios me dio, sino también siguiendo con la voz aquel tema que no hay trinitario sobre la faz de la tierra no disfrute al cantarlo. Dato curioso, si hay una cosa que hago peor que bailar… es cantar.

Cuando por fin acabó el suplicio volvimos a la mesa; y se me ocurrió una idea más, hablarle de la tarde divertida que habíamos pasado, reírme de ella por haberse asustado al ver un toro suelto por la calle en el barrio Pedro Ignacio Muiba, quien valientemente escapó de su escolta y rehusó entrar al corral; Pero como no podía ser de otra manera, me hizo notar que yo también me había asustado.

La conversación continuó a lo largo de la noche, traté de hablarle de la elección de la Moperita a la que habíamos ido horas antes, traté de remarcar lo ofendido que estaba porque no aceptó ponerse un tipoy para la Entrada Folclórica, pero lejos de hacerla reír, parecía como si la empujara cada vez más cerca a los brazos del amigo que en ese momento, para mí simbolizaba a Judas.

Las cervezas continuaron y decidimos dejar la Plaza de la Tradición e instalarnos en la casa de uno de los muchachos que ya estaba insulso de borracho; llegamos y como en toda la noche, ella no dejó de hablar con el Judas en cuestión.

Cambiamos la cerveza por ron y decidí dejar libre mi verborrea, les conté sobre mi fascinación por el baile del Machetero, por su significado, por su vestimenta, por sus pasos; claro, ahí no solo pequé de aburrido, sino de idiota, porque quién diablos quisiera escuchar hablar de los ‘Tontochis’, en un momento destinado solo a la jarana.

Y cuando las cosas terminaban de ponerse peor, uno de los malandrines alcoholizados que tengo como amigo me pidió que lo llevara a su casa -y lo peor- delante de todos, cosa que si me negaba generaría preguntas que no podría responder; no podía decir en voz

alta, no quiero moverme de aquí porque estoy esperando la oportunidad para llevarte al oscurito, no podía decirle eso.

No tuve excusas y por fin acepté llevar al ingrato hasta su casa, manejando lo más rápido que podía, saltando en cada rompe muelles, en cada bache, prácticamente lanzando al pobre borracho contra su puerta para volver a toda velocidad donde estaba ella.

Al llegar, ella ya se salía con mi amigo; ambos me miraron, él con cara de odio porque supongo acababa de fregarle la movida, ella con una extraña muestra de vergüenza y de alivio.

Me hice el desentendido, inventé que había dejado olvidado mi celular, ella me dijo que la estaban llevando a su casa, pero que para no molestar al otro, mejor la llevara yo. Giro interesante pero nada alentador, porque en mis cálculos seguía siendo el amigo inofensivo que la dejaría tranquilita en su Hotel.

Luego de un momento ella montó la moto, tomamos el camino de regreso a su hotel -porque claro, ella no vive en Trinidad, partía al día siguiente de vuelta a su tierra, un lugar soso donde nunca llueve -traté de manejar esta vez lo más despacio posible, disfrutando cada instante, cada metro, cada bache, cada rompemuelle, porque en el fondo sabía que aquella noche, sería un desastre.

Al llegar a su destino, caminamos unos metros, me miró, yo insulsamente devolví la mirada y entonces comprendí, que… esa pelada sobria, arisca, era una de las mujeres más bellas que había visto en mi vida, con razón quería llevarla al oscurito.

El problema es que la belleza intimida, y tan tonto como había sido durante toda la noche, dije chau, di media vuelta, caminé lleno de vergüenza, como derrotado, quería correr, no mirar atrás, manejar leeeejos y esperar que ella olvidara esa imagen, esperar que yo la olvidara también; casi corría, escapando a esa derrota que se esfumaría por la mañana, al llegar a la moto, sentí su mano sobre el hombro, y apenas volqué la cara… sentí su boca junto a la mía.

Lo que pasó después es una nebulosa, sensaciones y no recuerdos, tacto, olor, sabor, una penumbra iluminada que dibuja siluetas en la oscuridad, todo medio realidad, un poema de amor mezclado con una copla de desdicha.

A la mañana siguiente, al despertar ella se había ido, y sin decir nada sin rastro ni opulencia, la busco cada Chope Piesta, sigo enamorado de la silueta de una mujer dibujada sobre la silueta de mi pueblo, confundiendo la alegría del amor, con la alegría de la tierra, buscando en cada jocheo, cada entrada, cada noche en la Plaza de la Tradición… esa mano tibia que se posó sobre mi hombro.

Me enamoré en la “Chope” ¿y qué?

Por: Ricardo Gutiérrez A.