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Por María José Yabeta Trinidad juventud Literatura Arnaldo Mejía Existir entre el pasado, el presente y el porvenir La reivindicación indígena, preocupación de nuestra juventud Cuentos y poesías Que la virtud de la poesia siga nutriendo el espíritu del Beni Pág. 2 Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4 Trinidad, martes 30 de junio de 2015 • Año 1 • Nº 3 A lo largo de la historia de nuestro país hubo acontecimientos que dejaron huellas en la historia de nuestra sociedad, la gran mayoría de estos protagonizados por pueblos originarios. Los pueblos indígenas participaron activamente en las luchas libertarias de nuestro país, y fueron piezas fundamentales en la conquista de la independencia boliviana. En el caso particular de nuestra región, fueron los indígenas quienes tomaron la batuta de las luchas independentistas, sacrificando sus propias vidas para lograr la emancipación de nuestros pueblos oprimidos. Los héroes indígenas de la revolución, olvidados hasta hace no mucho tiempo atrás, dejaron en el pueblo beniano un legado de coraje, valor, entrega y sacrificio. Pedro Ignacio Muiba, José Bopi, Santos Noco y Guayocho Ojeari, sacrificaron sus vidas, para que el pueblo beniano disfrutará de ventura y libertad. Pero a pesar de esto, el legado indígena ha sido manipulado durante varios gobiernos republicanos, quienes usando banderas de reivindicación manipularon a conveniencia y placer las necesidades de las etnias benianas. Durante décadas se promulgaron leyes desfavorables para los pueblos originarios de tierras bajas, quienes no contaron hasta hace poco con una representación real que permitiera a Bolivia entera oir su voz, una voz acallada por siglos. Y AHORA Ahora, los pueblos indígenas reconocidos por la autonomía departamental cuentan con una representación permanente dentro de la distribución de la Asamblea Legislativa Departamental del Beni; un hecho que si bien nos debe llenar de alegría, aún es insuficiente en la búsqueda de un bienestar pleno para las etnias originarias de nuestro Departamento. Solo cuando la voz de los indígenas pueda escucharse sin mediaciones políticas, podremos considerar pagada la deuda histórica de nuestra sociedad para con los pueblos indígenas del Beni. TERRITORIO El principio básico para la soberanía de nuestros pueblos indígenas es poder gozar de un territorio propio, protegido y reconocido por cualquier gobierno de turno; el territorio para las etnias del Beni, no es solo un espacio geográfico, sino más bien un espacio vital, necesario para garantizar la sobrevivencia de sus formas culturales ancestrales. La vida está ligada al territorio, sin él, las etnias del Beni están condenadas a desaparecer en la nebulosa del olvido. El mayor bien, la mayor gratificación y el mejor de los reconocimientos que podemos hacer como sociedad hacia los pueblos indígenas, es permitirles existir en paz dentro de un territorio protegido, reconocido, donde gocen de libertad y de los principios básicos de bienestar. Solo así, habremos cumplido con nuestra historia y habremos reivindicado a los héroes revolucionarios que ofrendaron su vida, para que nosotros podamos vivir en paz, libertad e igualdad. La reivindicación indígena, preocupación de nuestra juventud Permitirnos unas palabras ante un hecho tan alentador como éste, es sin duda una obligación; leer las primeras líneas de una joven promesa trinitaria será siempre un placer, especialmente si éstas están llenas de conciencia y compromiso. Derribar los clichés que se construyen en torno a los jóvenes es un primer paso para aceptar una evolución natural e histórica de la sociedad; serán los jóvenes quienes heredarán nuestro mundo, harán propia nuestra causa, y pelearán por construir un Beni mejor del que ahora les estamos legando. Los jóvenes no sólo se preocupan por temas como la drogadicción, el alcohol, el sexo o la música, son seres abiertos y observadores que gozan de opinión y criterio propio. Los jóvenes debaten de temas sensibles –como lo demostró el reciente foro organizado por Siembra Juventud- en torno al medio ambiente, la violencia de género, la discriminación y los menos desarrollados, entre otros temas. Los jóvenes se preocupan por el funcionamiento de nuestra sociedad, por construir desde su lugar un mejor mañana, un mejor porvenir. Debemos continuar abriendo espacios donde su voz sea escuchada, donde sus preocupaciones sean tomadas en cuenta, donde su opinión cuente, donde ellos sean la punta de lanza de la transformación de nuestra sociedad. La voz consciente de nuestra juventud Por Fernando Mirel Por María José Yabeta

Suplemento Cultura en Facilito, 30 de Junio de 2015

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Suplemento Cultura en Facilito

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Page 1: Suplemento Cultura en Facilito, 30 de Junio de 2015

Por María José Yabeta

Trinidadjuventud Literatura Arnaldo Mejía

Existir entre el pasado, el presente y el porvenir

La reivindicación indígena, preocupación de nuestra juventud

Cuentos y poesíasQue la virtud de la poesia siga nutriendo el espíritu del Beni

Pág. 2Pág. 1 Pág. 3 Pág. 4

Trinidad, martes 30 de junio de 2015 • Año 1 • Nº 3

A lo largo de la historia de nuestro país hubo acontecimientos que dejaron huellas en la historia de nuestra sociedad, la gran mayoría de estos

protagonizados por pueblos originarios.Los pueblos indígenas participaron activamente en las luchas

libertarias de nuestro país, y fueron piezas fundamentales en la conquista de la independencia boliviana.

En el caso particular de nuestra región, fueron los indígenas quienes tomaron la batuta de las luchas independentistas, sacrificando sus propias vidas para lograr la emancipación de nuestros pueblos oprimidos.

Los héroes indígenas de la revolución, olvidados hasta hace no mucho tiempo atrás, dejaron en el pueblo beniano un legado de coraje, valor, entrega y sacrificio.

Pedro Ignacio Muiba, José Bopi, Santos Noco y Guayocho Ojeari, sacrificaron sus vidas, para que el pueblo beniano disfrutará de ventura y libertad.

Pero a pesar de esto, el legado indígena ha sido manipulado durante varios gobiernos republicanos, quienes usando banderas de reivindicación manipularon a conveniencia y placer las necesidades de las etnias benianas.

Durante décadas se promulgaron leyes desfavorables para los pueblos originarios de tierras bajas, quienes no contaron hasta hace poco con una representación real que permitiera a Bolivia entera oir su voz, una voz acallada por siglos.

Y AHORA Ahora, los pueblos indígenas reconocidos por la

autonomía departamental cuentan con una representación permanente dentro de la distribución de la Asamblea

Legislativa Departamental del Beni; un hecho que si bien nos debe llenar de alegría, aún es insuficiente

en la búsqueda de un bienestar pleno para las etnias originarias de nuestro Departamento.

Solo cuando la voz de los indígenas pueda escucharse sin mediaciones políticas,

podremos considerar pagada la deuda histórica de nuestra sociedad para con los

pueblos indígenas del Beni.TERRITORIO

El principio básico para la soberanía de nuestros pueblos

indígenas es poder gozar de un territorio propio, protegido y

reconocido por cualquier gobierno de turno; el

territorio para las etnias del Beni, no es solo un

espacio geográfico, sino más bien un

espacio vital, necesario para

garantizar la sobrevivencia de sus formas culturales ancestrales.La vida está ligada al territorio, sin él, las etnias del Beni están

condenadas a desaparecer en la nebulosa del olvido.El mayor bien, la mayor gratificación y el mejor de los

reconocimientos que podemos hacer como sociedad hacia los pueblos indígenas, es permitirles existir en paz dentro de un territorio protegido, reconocido, donde gocen de libertad y de los principios básicos de bienestar.

Solo así, habremos cumplido con nuestra historia y habremos reivindicado a los héroes revolucionarios que ofrendaron su vida, para que nosotros podamos vivir en paz, libertad e igualdad.

La reivindicación indígena, preocupación de nuestra juventud

Permitirnos unas palabras ante un hecho tan alentador como éste, es sin duda una obligación; leer las primeras líneas de una joven promesa trinitaria será siempre un placer, especialmente si éstas están llenas de conciencia y compromiso.

Derribar los clichés que se construyen en torno a los jóvenes es un primer paso para aceptar una evolución natural e histórica de la sociedad; serán los jóvenes quienes heredarán nuestro mundo, harán propia nuestra causa, y pelearán por construir un Beni mejor del que ahora les estamos legando.

Los jóvenes no sólo se preocupan por temas como la drogadicción, el alcohol, el sexo o la música, son seres abiertos y observadores que gozan de opinión y criterio propio.

Los jóvenes debaten de temas sensibles –como lo demostró el reciente foro organizado por Siembra Juventud- en torno al medio ambiente, la violencia de género, la discriminación y los menos desarrollados, entre otros temas.

Los jóvenes se preocupan por el funcionamiento de nuestra sociedad, por construir desde su lugar un mejor mañana, un mejor porvenir.

Debemos continuar abriendo espacios donde su voz sea escuchada, donde sus preocupaciones sean tomadas en cuenta, donde su opinión cuente, donde ellos sean la punta de lanza de la transformación de nuestra sociedad.

La voz consciente de nuestra juventud

Por Fernando Mirel

Por María José Yabeta

Page 2: Suplemento Cultura en Facilito, 30 de Junio de 2015

2.

TurismoTrinidad, junio de 2015

Trinidad

Por Ricardo Gutiérrez Angulo

Existir entre el pasado, el presente y el futuro

Podemos decir que las cosas existen primero en una idea y luego se transforman en realidad; las casas, las calles, las avenidas, son la consecuencia de una idea, un ideal que lleva 329 años de vida.

Mi experiencia con la idea de Trinidad, se define en dos etapas bien marcada, la niñez y la vida adulta; la primera, hoy solo un recuerdo de los diez años iniciales de mi vida; la segunda, un poco más traumática al ser más racional.

Debo confesar que partí siendo niño lejos de esta ciudad, pero me llevé conmigo una serie de recuerdos que debido al tiempo que pasó, primero se transformaron en añoranzas, para luego pasar a ser recuerdos borrosos.

Me queda de aquellos años la memoria de las calles, la mía en particular solo de tierra, que en las tardes se llenaba de vida al compás de juegos infantiles; cientos de veces la calle dejaba de serlo y se transformaba en miles de espacios distintos, una cancha de fútbol, una pista de carreras, un ring de boxeo, una pista para trompos y bolas o canicas.

Recuerdo vívidamente el monumento a Cipriano Barace -la famosa Vaca y el Toro- llena de gente en aquellos años y de tierra todavía, con mujeres que vendían comida y autos que levantaban polvo, un polvo que se metía entre la piel y dejaba flotando en el ambiente un olor muy particular, un olor con colores, un olor que para mí definió en mi ausencia el olor de Trinidad.

Recuerdo las noches y los gritos de mi madre para que entrará a cenar, a bañarme, o simplemente para que deje de jugar con los otros “pelaos” que según ella parecían no tener casa, porque estaban todo el día en la calle.

Recuerdo el arroyito San Juan, las canoas que bogaban y los niños que remaban en ellas, adentrándose sobre el cauce para llegar a una zona alejada; aún tengo fresca en la memoria la broma que le hicieran a un amigo recién llegado de Santa Cruz y cuyo nombre ya olvidé, al cual le dijimos al empezar a remar en la canoa que no se apegará a los bordes, porque en el arroyo habían pirañas que saltaban y mordían a la gente, claro que era una broma de chicos; pero que él tomó muy en serio, al punto de viajar recostado de espalda temeroso que alguna piraña le arrancará la nariz.

Recuerdo al amigo de mi hermano, un poco mayor que yo y que junto a este se paraban en la puerta del cine y pellizcaban a las “peladas” que entraban a ver una película; claro, al ser niños esto rara vez molestaba a las susodichas, existiendo desde luego excepciones, que devolvían el atrevimiento con un sopapo.

Recuerdo una novela brasilera, que era vista según yo, por todos los hombres del pueblo, ya que a la hora de su proyección, casi nadie transitaba por las calles;

desde luego está novela no era otra, que el “Rey del ganado”.Recuerdo el último día antes de mi partida, el olor a lluvia y el jardín de mi

hermano, una manga caída en el piso y como no podía ser de otra manera, los amigos que venían a darme la despedida; fue seguramente mi frágil memoria, o el mucho tiempo que pasó, que al volver ya no recordaba sus nombres, y aunque se esforzaran en presentármelos otra vez, simplemente ya éramos dos extraños.

Mi ausencia duró casi dos décadas, y Trinidad ya no era mi idea de infancia, sino algo muy diferente, muy cambiado; la busqué en el olor, pero aquel olor de la tarde había desaparecido, las calles por lo menos la mía, ya no era de tierra, “La Vaca y el Toro” era un lugar completamente diferente al que recordaba, ya no habían cines, o por lo menos la gente ya no asiste a ellos como antes; y por supuesto, al parecer los hombres ya no miran telenovelas.

Sentía como si hubiese perdido mi idea de Trinidad, como si algo se la hubiese llevado, y al no encontrarla, la rechacé. Decidí que no me gustaba la nueva ciudad a la que volvía décadas después… pero mientras transcurrían los días otro olor empezó a llamar mi atención, un olor de viento y noche, agua y amanecer.

Las ciudades son una idea antes de ser ciudades, por eso al caminarla, Trinidad devela su idea; cuando observamos con cuidado vemos a los peladitos jugando fútbol toda la tarde, ya no sobre las calles, ahora se concentran en las canchas del Campus Universitario, en la cancha Belén, en las “Palquitas”; además aún los niños salen a la calle a jugar con sus vecinos, lo hacen en los barrios de afuera, en los nuevos barrios –por lo menos nuevos para mí- como Niña Autónoma, la 13 de Abril, algunas partes de la Nueva Trinidad, pero ya no como antes.

Es cierto que los niños ya no juegan sobre el Arroyo San Juan, pero los veo corretear sobre la plazuela Fátima, en la plaza del Ganadero; hoy me doy cuenta que esta ciudad tiene un ritmo diferente, una idea pura de lo que somos, es cierto que ya no hay cine o por lo menos que pocos van al que sobrevive, pero ahora veo a la gente ir hasta Paitití para comer “camba muerto”, o despertar temprano para comer una “Chingola”, comer relleno en el Tiluchi, o una patasca en el local próximo a la Costanera; veo a los pelaos volver de la Loma Suárez, o a la familia ir hasta el “Tapacaré” en la Laguna.

Aprendí que no hay mejor cura para la resaca que una sopa de pescado o un “bife con masaco” del mercado Campesino.

Hoy en día, en cada uno de estos lugares, y en otros tantos que no logró enumerar, los trinitarios nos re encontramos entre nosotros, nos topamos como si nada en cada uno de estos “momentos”, nos reconocemos como trinitarios gracias a los lugares que habitamos, sí, habitamos la ciudad desde nuestra experiencia y la construimos sobre las bases de una idea, caminando sobre calles que despacito nos susurran las historia de antaño.

Sí, volví a encontrarme con Trinidad, y esta vez, no creo marcharme.

Page 3: Suplemento Cultura en Facilito, 30 de Junio de 2015

NecesitoPor José Orlando Monasterio Chávez

POESÍA:

3.

Trinidad, junio de 2015

EL CINE BOLIVIANO: De la A a la Z

Cuento

Pintura de Boris Pinehiro

“El Atentado”2da Parte

Literatura

Necesito tu sonrisa

Pa´ anidar dentro de tu pecho

Esos labios que me han hecho

Que te amé muy deprisa.

Necesito que me beses

Con tus labios de dulzura,

Que me quitan la amargura

Que me embarga muchas veces.

Necesito tus caricias

Que me llevan hasta el cielo,

En las noches de desvelo

Cuando tú eres mi delicia.

Necesito poseerte

Penetrar hasta tu alma,

Y dejar en dulce cama

La pasión que de ti vierte.

Y cuando ya yo esté seguro

De tu amor que es lo que añoro,

Mostraré que yo te adoro

Con cariño limpio y puro.

Por: Oscar Rivero Aramayo

…Comenzó -siempre era así- enrollando los mugrosos y descoloridos pedazos de una colcha, que en sus tiempos primeros, muy bien pudo haber sido ploma o azul, ahora simplemente mostraba una neutra tinción; que sin embargo hacía un perfecto juego cromático con toda la vestimenta del “Profeta”, los metió en la bolsa, seguidamente y obedeciendo una ordenada secuencia grabada en el malogrado cerebro; las destrozadas abarcas y andrajos que oficiaban de zapatos de recambio, cuando los regalados se terminaban en sus propios pies, en el curso de las interminables, desorientadas y anárquicas caminatas.

A continuación los cacharros, numerosos y bulliciosos, nunca nadie supo para que los cargaba. El tampoco, pues ni siquiera los utilizaba para comer o tomar agua.

La costumbre la traía de la guerra. Allí, antes de enloquecer, guardaba en tarros, botellas, frascos, latas, en fin, lo que fuera. Medida precautoria para no morir de sed.

Eran terroríficos los relatos sobre algunos compañeros que habría enloquecido por falta del líquido vital, allá en los desérticos arenales.

Nadie sabe a ciencia cierta por qué enloqueció; pero algunos de los compañeros que con él retornaron de la contienda, habían aventurado la opinión de

que posiblemente enloqueció por el miedo cerval a enloquecer ¡Rara paradoja!

Luego enfardeló su gorra, deformado implemento de difuso color castrense, una vieja camisa, con más agujeros que si efectivamente hubiera sido alcanzada por la metralla enemiga, algunos trapos más y luego y finalmente el grande, filoso y brillante cuchillo. Tan reluciente y cuidada que resultaba incongruente en medio de tanta cosa vieja y descuidada.

Lo envolvió cuidadosamente en el papel periódico, era un periódico del día anterior, desdobló la hoja y ahí estaba él.

Ahí estaba aquel rostro, toda la tarde pasada estuvo mirándolo después que recogió el diario de un tacho de basura.

Era mucha casualidad, quizás hasta premonitorio pensó su acalorado cerebro, pero por supuesto que esa casualidad no era tan casual, pues, desde hacía varios días venía siguiéndole los pasos, en una verdadera y entrenada persecución bélico-militar.

Para eso él era soldado, disciplinado y obediente soldado. Una voz interior de un invisible, autoritario y enérgico sargento venía martillándole repetidamente; tienes que seguirlo, no lo pierdas de vista, esa es tu misión. Es una orden…(continuará)

A: Vitamina A. También conocida como retinol, entre otras propiedades ayuda a la retina y por consiguiente a

la mejor visión, especialmente ante la tenue luz.Agazzi, Paolo: Director de cine. Nacido en Italia

en 1946 radica en Bolivia desde 1976 año en el que comenzó a trabajar con Antonio Eguino en la Productora UKAMAU. En 1982 estrenó su primer largometraje: Mi socio. Road movie que articula el país en un viaje desde Santa Cruz a La Paz el cual encuentra en sus protagonistas Don Vito (David Santalla) y Brillo (Gerardo Suárez) una de las mejores parejas del cine boliviano. La filmografía

como director de este realizador se completa con Los hermanos Cartagena (1985), libre

adaptación de la novela Hijo de opa de Gaby Vallejo,

El día que

murió el silencio (1996), El atraco (2005) y Sena Quina, la inmortalidad del cangrejo (2005).

Amargo mar: Dirigida por Antonio Eguino y estrenada en 1984 es la película histórica más polémica y arriesgada del cine nacional. Una visión sobre la Guerra del Pacífico que se convierte también en una “interpelación histórica-política” como resultado de una investigación sin precedentes sobre ciertos detalles de episodios importantes para el desarrollo de la contienda.

Ascensor, El: Tomás Bascopé sorprende en 2009 con una de las mejores películas de la última década, protagonizada por Pablo Fernández, Jorge Arturo Lora y Alejandro Molina, esta historia que se desarrolla durante un carnaval al interior de un ascensor en el que se encuentran los asaltantes y la víctima fue una radiografía de la sociedad cruceña de ese tiempo. El largometraje alcanzó

Por: Claudio SánchezDirector de Programación Cinemateca - Boliviana

Page 4: Suplemento Cultura en Facilito, 30 de Junio de 2015

Trinidad, junio de 2015

4.

Escolares

Que la virtud de la poesía siga nutriendo el espíritu del Beni

Por Arnaldo Mejía Méndez

Doy inicio a este trabajo, compartiendo con los amables lectores, este memorable pensamiento que le pertenece al malogrado presidente norteamericano, John Kennedy, que dice: “Si

hubieran más políticos que supieran de poesía y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar más propicio para vivir”.

Para la realidad boliviana, tan pésima en muchos de sus matices, tan violenta, tan injusta desde siempre. Plagada de viejas imposturas y mentiras. Con una historia negra en todos los campos de la vida nacional, que nos dibuja a una patria que siempre vivió maltratada, deshonrada, traicionada y envilecida por los mandamases de turno, esas sabias palabras, nos enrostran el pecado que tenemos todos, de ser los causantes y cómplices de nuestras propias desventuras. ¡Qué terrible paradoja!

Debido a esta cadena de desmanes oprobiosos, es que, en la vida de Bolivia, no hay poesía, ni tampoco la habrá, mientras nuestros pueblos no reorienten su existencia hacia una dimensión más humana, más sensible y espiritual, mientras no se cultive de un modo permanente en la niñez y juventud, los buenos sentimientos, el amor y la belleza, la esperanza y la alegría en todo lo que signifique, valorar y dignificar la vida individual y colectiva y, quien creyera, la poesía puede ayudarnos a alcanzar placenteramente, esos nobles emprendimientos.

Una nación no vive solamente de alimento material y sólido, sino de idealismo y de sueños. El pueblo tiene derecho a la belleza y al arte, como tiene derecho al pan de cada día.

El corazón de la juventud moderna, entre comillas, vemos con preocupación que se está enfermando. No late ya ante los grandes espectáculos de la naturaleza, ni ante las hermosas realidades artísticas. Sus emociones van, más bien, hacia los autos y las motocicletas a cuales más potentes y veloces, hacia la estridencia de la música nueva-olerá, hacia los ritmos epilépticos y de locura colectiva, marcha hacia internet, atrapado día y noche por sus sombras y sus luces. Está en carrera desenfrenada hacia el éxito rápido, hacia las riquezas adquiridas de cualquier modo, hacia los placeres fáciles y las sensaciones baratas. Hacia las aventuras brutales, en cuyo camino de violencia y de fuerza se pisa sin piedad los divinos pétalos de la poesía, de la buena música que ensalza y alegra el espíritu y el amor que sabe eternizar los momentos de la vida.

Ya es tiempo de detenerse ante los bordes del abismo. La salvación está en la contemplación de la belleza, en esa exaltación de la poesía, en ese canto al arte que constituye el verdadero tesoro histórico y el mejor de los patrimonios para las mujeres, los hombres y los pueblos. Es bueno tener fe. Ojalá que muy pronto, por el bien de nuestra descendencia, se construya una sociedad mejorada, más humana, más educada y culta, más justa y equitativa, para que en nuestros pueblos no haya otra aristocracia que la verdadera, la del espíritu, la del sentimiento y aquella de la hermandad real. Para el logro de este supremo objetivo, nuestros excelsos poetas, ya han legado su tributo.

Como un complemento a lo expuesto, les comento que este libro: POETAS DE HUELLAS IMBORRABLES, ha sido tejido y pespuntado a través del tiempo, pensando en el Beni y en todos los hombres y mujeres que aman y gustan de la buena poesía. Es una noble ofrenda a la niñez y juventud de todos nuestros pueblos en el nivel nacional. Fue hecho pensando en nuestros Grandes Poetas, que con la hondura y la exquisitez de sus versos, glorifican a la poesía no solo del Beni o la Patria entera, sino del mismo universo. Lo hicimos, pensando en el valor real que tiene la poesía, para ayudarnos a salir de esa encrucijada oscura en la que nos sentimos atrapados. Tenemos que entender que ella, la poesía, es una energía vital y sustanciosamente poderosa, que sirve para embellecer, sensibilizar, alegrar y armonizar la vida de las personas y la de los pueblos que la cultivan y profesan.

Esa poesía que contiene tanta belleza, tanto sentimiento y dulzura, tiene que estar dando sus frutos especialmente en bien de nuestra niñez y juventud que necesita ahora más que nunca, que se le remoldée su pensamiento, su sensibilidad, su sentimiento, para facilitarle así, la conquista de una dimensión más espiritual, más humana, justiciera y solidaria. Sin embargo, a la par de todo lo dicho, también buscamos aunque de una manera muy modesta, contribuir al esclarecimiento de la poesía beniana, a través de la selección que se ha tenido a bien hacer, sobre la base de este ya consagrado grupo de poetas del Beni, (15 hombres y 3 damas). A todos ellos van consagradas la páginas de este libro que me honra sobremanera.

Sin la vida del verso, sin su bella alegría triste y su triste alegría, el mundo sería sencillamente inhabitable. POETAS DE HUELLAS IMBORRABLES es un libro enraizado en la poesía y en la vida alegre de nuestros pueblos benianos que todavía saben amar y sueñan…

La Palabra del BeniAv. Nicolás Suárez Nº 693 • Telf.: 3-4620808 Fax: 3-4621190 • E-mail: [email protected]

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