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traducción de ÓSCAR DEL BARCO feRtJANbO $¿AMCO MUJERES, GRANEROS Y CAPITALES economía doméstica y capitalismo por CLAUDE MEILLASSOUX siglo veintiuno editores

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  • traduccin de SCAR DEL BARCO

    feRtJANbO $AMCO MUJERES, GRANEROS

    Y CAPITALES economa domstica y capitalismo

    por

    CLAUDE MEILLASSOUX

    siglo veintiuno editores

  • SEGUNDA PARTE

    LA EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA: EL IMPERIALISMO COMO MODO DE REPRODUCCIN DE MANO DE OBRA BARATA

    Esta segunda parte es la elaboracin de una comunicacin in-dita hecha al Coloquio de Bielefeld sobre "Aplicacin de la teora de las formaciones precapitalistas a los capitalismos llamados perifricos", en diciembre de 1972, con el ttulo de: "Imperialism as a Mode of Reproduction of Cheap-Labur Power."

    [129]

  • 1 LAS PARADOJAS DE LA EXPLOTACIN COLONIAL

    Muchos estudios recientes consagrados al subdesarrollo por autores considerados marxistas, se refieren ms al intercambio desigual que a la explotacin del trabajo. Sin embargo, al menos que admitamos como los clsicos que el intercambio crea el valor, el enriquecimiento de los pases imperialistas slo puede provenir de la explotacin de los trabajadores en dichos pases y no del comercio internacional.

    Todos esos autores admiten, por cierto, que el inter-cambio desigual se acompaa de una baja remuneracin del trabajo, pero sin que se sepa si uno es causa o consecuencia de la otra. Para Samir Amin (1970) la explicacin es muy simple: si "a igual productividad" el trabajo es remunerado con una tasa ms dbil en los pases de la "periferia", l se debe a un excedente creciente de mano de obra organizada por "medios polticos" (pp. 139, 145). La superpoblacin relativa (vale decir, en un determinado momento, el excedente de poblacin respecto de las capacidades coyunturales de empleo del capita-lismo) sera debida tambin, a veces, a circunstancias estructurales como el predominio de una agricultura lati-fundista -en Amrica Lat ina- que invertira poco pero importara mucho, o a la desaparicin del artesanado sin que sea remplazado por la industria (pp. 103-104). El conjunto de estas circunstancias provocara un "desequi-librio creciente entre la oferta y la demanda de trabajo" (p. 183).

    Este razonamiento est directamente sacado del arse-nal de los economistas liberales. Los medios "polticos", extraeconmicos, reproducen en la demostracin las con-tingencias estocsticas que los economistas, encerrados

    1 S. Amin distingue los pases el "centro", que seran los pases indus-

    trializados, y los de la "periferia", subdesarrollados.

    [131]

  • 132 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    en su estrecha especializacin disciplinaria, estn obliga-dos a hacer intervenir cuando abordan el umbral conven-cional y siempre sin explicacin de lo "poltico". Ahora bien, los medios de gestin enpleados por el estado capita-lista, comprendidos los aparatos de coercin, de represin y de corrupcin, forman parte del arsenal econmico del capitalismo. Ellos representan un costo. Durante el pe-rodo colonial la mano de obra fue desalojada del campo mediante el reclutamiento forzado ms que por la expro-piacin, pero cul de estos medios es ms o menos econmico que el otro? La ventaja que para los empresa-rios de la colonia tenan los mtodos de reclutamiento obligatorio consista en cargar a la administracin el costo casi total de la mano de obra y recibir de esta manera una subvencin disfrazada, conforme a la poltica imperialista del momento. Despus de la desaparicin del trabajo forzado en las colonias fue necesario, para obtener la misma mano de obra, ofrecer un salario mnimo sus-ceptible de atraerla al sector de empleo capitalista. El costo de la movilizacin de la fuerza de trabajo corri a cargo de las empresas. En lugar de gastarlo bajo la forma de pagos administrativos y policiales, fue gastado bajo la forma de salarios un poco ms elevados. Pero el desarro-llo del asalariado no suprime los gastos de represin indispensables para la explotacin del trabajo, gastos que asume siempre y en todas partes el estado capitalista, tanto en su propio pas como en los pases colonizados. En ningn caso puede considerarse el recurso a estos medios polticos como extraeconmicos. Slo expresa, en funcin de cada coyuntura, una distribucin oportuna de los cos-tos y de las tareas entre los empresarios privados y el estado capitalista para asegurar el establecimiento de las estructuras apropiadas a la explotacin del trabajo y la realizacin de la ganancia.

    El recurso a la ley de la oferta y la demanda para explicar los bajos salarios, otro argumento de la economa clsica, est fundado sobre una serie de errores. Despus de Marx se sabe que la oferta y la demanda no explican la tasa en la cual se fija el salario durante un largo perodo, una vez alcanzado el equilibrio. Lo que fija esa tasa es el costo de reproduccin de la fuerza de trabajo. Aplicada a los pases subdesarrollados, la ley de la oferta y la de-manda no tiene ninguna pertinencia. En oposicin a lo

    \

    PARADOJAS DE LA EXPLOTACIN COLONIAL 133

    que piensa Amin ella no permite explicar los bajos sala-rios. A. G. Hopkins (1973 : 229), en lo que se refiere al frica occidental, afirma que la falta de mano de obra es all crnica, sin que la tasa de remuneracin del trabajo refleje esta situacin. Hymer (1970) comprueba, por el contrario, que al comienzo de la colonizacin de Ghana: "Wages were high, since much of the population had access to land to grow food or export crops without paying high rent. [. . . ] Europeans (including the United frica Cy, a Lever subsidiary) were able to obtain land; what they were not able to do was to earn a profit at the going wage-rate or to compete with ghanaian farmers. Simi-lar ly, the mines found it difficult to pay the going wa-ges." 2 El problema fue resuelto por la emigracin de las poblaciones del Norte y de los territorios franceses subde-sarrollados que no tenan cultivos de exportacin.

    En el curso de los aos pioneros de la colonizacin, los tericos del desarrollo descubrieron tambin que era ne-cesario bajar los salarios para aumentar la oferta de trabajo, porque los trabajadores salidos del sector rural regresaban a sus lugares de origen cuando lograban juntar la suma que se haban fijado. Si todos estos ejem-plos contradictorios no estn de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda es porque, tal como lo haba sealado Marx (1867, I, 3 : 208, etc. [1867, I, 3, pp. 959-961 ]), cuando "La mayor parte del suelo es todava propiedad del pueblo [permitiendo a cada uno instalarse como agricultor o artesano independiente]. . . La ley de la oferta y la demanda de trabajo se desmorona". En frica, donde esta situacin todava domina, es necesario encon-trar otro principio de explicacin a los bajos salarios. Por ltimo, si el argumento de Amin se refiere slo a los sectores industriales donde la productividad de los pases subdesarrollados es igual a la de los pases desarrollados ("a productividad igual"), se reduce a la banal comproba-

    2 "Los salarios eran elevados, pues la mayora de los individuos tena

    acceso a la tierra para producir alimento o cultivos de exportacin sin pagar altos arrendamientos. [. . . ] Los europeos (comprendida la United frica Cy, filial de Unilever) podan obtener la tierra; de lo que no fueron capaces es de obtener una ganancia sobre la base de los salarios otorgados, ni de competir con los agricultores de Ghana. Tambin las minas experi-mentaron dificultades para pagar los salarios corrientes.

  • 134 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    cin de que, al estar peor pagados los obreros en la "periferia", las sociedades extranjeras, suponiendo que no empleen un personal importado, pueden evidentemente repatriar mayores beneficios. Pero lo que Amin no ex-plica, y es lo que constituye la clave del problema, son las condiciones particulares de la produccin de los elemen-tos de la reproduccin de la fuerza de trabajo que permi-ten pagar esos bajos salarios, mientras que la productivi-dad en el sector agrcola de produccin de alimentos es ms baja que en los pases desarrollados, y esto contra-dice su hiptesis. En otros trminos cules son las condi-ciones de la superexplotacin del trabajo en los pases coloni-zados?3

    La eleccin que consiste en descartar del debate el problema de la explotacin del trabajo y en consecuencia de la lucha de clases, para considerar el subdesarrollo slo a travs del intercambio, no carece de implicaciones ideolgicas. Si el subdesarrollo, en efecto, encuentra su causa ltima y su explicacin en los mecanismos del comercio internacional, se reglar entre estados, tal como las instituciones internacionales pretenden reglarlo (GATT, FAO., Consejo internacional sobre las materias pri-mas, etc.). La lucha de los pueblos explotados contra la miseria y la dominacin pasara por la mediacin indis-cutida de sus gobiernos. Se situara precisamente en el terreno del reformismo y del nacionalismo. Para los "re-volucionarios" slo existira la posibilidad de "aconsejar" a esos gobiernos, cualquiera sea el rgimen de los mismos. El "experto", el economista -por lo comn extranjero-, se encontraran as investidos con todos los medios de la lucha poltica. Si, por el contrario, el subdesarrollo pro-viene de una superexplotacin del trabajo, la accin pol-tica recae en los revolucionarios de esos pases, liberados de las tutelas de la cooperacin bien-pensante. Situn-dose en el plano de los intercambios internacionales, las

    3 En una obra posterior Amin (1973) corrige su oposicin entre centro y

    periferia al reconocer que las relaciones se establecen entre "modos de produccin" diferentes (lo que destruye toda la argumentacin sobre la "acumulacin a escala mundial"). Junto a consideraciones justas Amin persiste en considerar "intercambio desigual" donde hay superexplotacin del trabajo (p. 63) -haciendo intervenir esta vez diferencias de productivi-dad- y parece aceptar implcitamente la hiptesis de la "inmovilidad del trabajo".

    PARADOJAS DE LA EXPLOTACIN COLONIAL 135

    tesis de Amin oponen estados que seran vctimas unos de otros, pero no clases. La escisin econmica corta, para Amin, exactamente las fronteras nacionales. En realidad estas tesis son totalmente aceptables (y aceptadas) por las burocracias en el poder y ms an por las burguesas locales con pretensin nacional que, si bien no aprove-chan a su gusto de la explotacin colonial, no por eso dejan de ser sus cmplices (Amin, 1969). Estas tesis les permiten reivindicar ante sus poderosos aliados una mayor parte de las ganancias y, simultneamente, apare-cer frente al pueblo como sus defensores.

    C. Palloix (1970) plantea ms correctamente el pro-blema: "Lo que se debe inventariar, escribe, son los mecanis-mos que conducen a una subevaluacin del valor de la fuerza de trabajo en los pases no industr ial izados, sub-evaluacin de la cual depende, en el espacio de la circula-cin, la realizacin efectiva de la desigualdad de los intercambios" (p. 27).4 Palloix considera que la solucin est en una revaluacin del valor de cambio de la fuerza de trabajo, la que es "considerada nula" por el sector capitalista de exportacin en los pases subdesarrollados, "porque le es posible descargar el costo de reproduccin y de formacin, as como el costo de mantenimiento, sobre el sector tradicional del que usa para extraer la fuerza de trabajo que necesita" (p. 30). Es aqu, efectivamente, donde est el problema. Pero no se puede explicar, sin embargo, el bajo costo de esta mano de obra por "la baja productividad del sector de subsistencia" (p. 33), sino que, por el contrario, el anlisis de Palloix se detiene en el umbral del "sector tradicional" cuya naturaleza ignora.

    De esta manera Palloix, pese a la justeza de sus premi-sas, llega a considerar el intercambio desigual como pro-ducindose entre ramas capitalistas con diferente compo-sicin orgnica de capital,5 como si fuera el nico efecto de una transferencia de plusvala desde unas, las que tendran la ms baja composicin orgnica (vale decir las que emplearan proporcionalmente el mximo de mano

    Ms que de subevaluacin convendra hablar de no evaluacin. Cf. lo que sigue y Comit Information Sahel, 1974, cap. 3.

    5 Segn Marx la composicin orgnica del capital es la relacin del capi-

    tal fijo -mquinas, material , construcciones, etc.- con el capital variable -volumen de los salarios.

  • 136 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    de obra), hacia las otras. Ni Palloix ni Amin consideran el subdesarrollo como resultando tambin, y ante todo, de una transferencia entre sectores econmicos que funcio-nan sobre la base de relaciones de produccin diferentes. Su razonamiento explica la transferencia de la ganancia, pero no la manera como se realiza.6 A esto se agrega la incapacidad de estas teoras para explicar la doble para-doja de la economa agrcola en los pases explotados colonialmente.

    Si el valor de la fuerza de trabajo descansa sobre el tiempo de trabajo socialmente necesario para la produc-cin del conjunto de los bienes y en particular de los alimentos necesarios para la reproduccin fisiolgica e intelectual de los trabajadores (vale decir de su fuerza de trabajo), as como para la reproduccin de los futuros trabajadores, de esto se sigue que, en la esfera capitalista, una agricultura para la alimentacin, con baja producti-vidad, como la que existe en los pases subdesarrollados, elevar el costo de la fuerza de trabajo porque sern necesarias ms horas, para producir los alimentos nece-sarios para el mantenimiento de los trabajadores, que las necesarias en una agricultura con alta productividad (Marx, 1867 /1950, I, 2 : 10; [1867, I, 2, p. 3831). Sin embargo en esos pases la fuerza de trabajo que proviene del sector domstico, as como los alimentos producidos por la explotacin familiar, son baratos. Existe una para-doja que no puede resolverse ni recurriendo a la composi-cin orgnica diferencial del capital, ni por la ley de la oferta y la demanda, ni, incluso, en los lmites estrictos del anlisis de la plusvala. Esta paradoja est acompa-ada por otra, que es la siguiente: segn la lgica del capitalismo los capitales tendran que invertirse en ese sector con baja productividad, donde las ganancias extra-das tendran que ser las ms elevadas. Sin embargo la agricultura de alimentacin en los pases subdesarrolla-dos es un sector que, por el contrario, fue casi comple-mente abandonado hasta el presente por el capitalismo.

    8 Aplicado a la situacin histrica francesa el anlisis de Servolin (1972)

    es el que brinda una de las mejores bases de discusin al mostrar que la produccin comercializada de la pequea produccin mercantil es "vendida necesariamente por debajo de su valor" y que en consecuencia "los precios son menos elevados que si la produccin se realizara en las condiciones del capitalismo".

    PARADOJAS DE LA EXPLOTACIN COLONIAL 137

    Estas dos paradojas se solucionan en la perspectiva de una reconsideracin de las teoras del salario y de la acumulacin primitiva.7

    y*v Se sabe que la agricultura de alimentacin, en los pases subdesarrollados, permanece casi totalmente al margen de la esfera de la produccin capitalista, pero est, directa o indirectamente, en relacin con la econo-ma de mercado mediante el abastecimiento de mano de obra alimentada en el sector domstico, o de alimentos de exportacin producidos por campesinos alimentados con sus propios productos. Esta economa de alimentacin pertenece por lo tanto a la esfera de circulacin del capitalismo en la medida que lo provee de fuerza de trabajo y alimentos, mientras que permanece fuera de la esfera de produccin capitalista por cuanto el capital no se invierte en ella y porque sus relaciones de produccin son de tipo domstico y no capitalista. Las relaciones entre ambos sectores, capitalista y domstico, no pueden considerarse como relaciones entre dos ramas del capita-lismo, lo que es suficiente para explicar el intercambio desigual: la relacin es entre sectores donde dominan relaciones de produccin diferentes. Es a causa de las relaciones orgnicas que establece entre economas capi-talistas y domsticas, que el imperialismo pone en juego los medios de reproduccin de una fuerza de trabajo barata en provecho del capital; proceso de reproduccin que es, en la fase actual, la causa esencial del subdesarro-llo y al mismo tiempo de la prosperidad del sector capita-lista. Social y polticamente tambin se encuentra en el origen de las divisiones de la clase obrera internacional.

    Hasta el presente este proceso no dej nunca de acom-paar el desarrollo del capitalismo, y esto a un ritmo siempre ms rpido y con una amplitud siempre cre-ciente, de manera tal que se lo debe considerar, al igual que a los otros mecanismos de la reproduccin capitalista, como inherente a sta.

    El uso de la nocin de "modos de produccin" en nues-tro razonamiento merece, antes de seguir adelante, una breve discusin.

    Hay acumulacin primitiva cuando la acumulacin procede de una transferencia de valor de un modo de produccin a otro.

  • 138 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    En Marx la expresin no tiene un verdadero estatus cientfico. Ella opone en el tiempo formas sucesivas de organizacin social y econmica fundadas sobre distintas relaciones de produccin, con el objeto de ilustrar la progresin de la historia. Es distinto oponer modos de produccin, como nosotros hacemos aqu, por su enfren-tamiento contemporneo, su articulacin o el dominio eventual de uno por el otro. Si tal como esta segunda parte tiende a demostrarlo, la reproduccin de la fuerza de trabajo se efecta, hasta en el sistema capitalista, en el marco de relaciones sociales de tipo domstica, vale decir por la insercin orgnica en el modo de produccin capitalista de una heterogeneidad (mientras que el modo de produccin domstico funciona sobre la base de rela-ciones homogneas), los modos de produccin sucesivos, en la medida en que unos contienen orgnicamente (y no de manera residual) los elementos de otros, no seran homogneos y no corresponderan a la misma definicin. Esta circunstancia impide oponer, como exclusivos uno del otro, al capitalismo o al feudalismo con la economa domstica, pues los dos primeros dependen de las relacio-nes domsticas para su reproduccin.8 Su confrontacin no podra considerarse en todos los casos como culmi-nando en la substitucin de uno por el otro, sino tambin en su transformacin mutua o en la substitucin de uno -preservado, pero en qu medida en tanto que "modo de produccin"?- por el otro.

    El materialismo dialctico admite que existe posible transferencia de valor de un modo de produccin a otro por medio del mecanismo de la acumulacin primitiva simple, vale decir cuando dicha transferencia se produce mediante la destruccin de un modo de produccin en provecho de otro.9 Pero no existe la teora de una extrac-cin continua de valor que se realizara mediante la preservacin del modo de produccin dominado y no por

    8 Esta observacin es suficiente para negarle a la expresin "modo de

    produccin" un contenido cientfico riguroso, y limita su empleo en el sentido de una primera aproximacin que designa el conjunto de las rela-ciones de produccin y de reproduccin orgnicamente asociados en un nivel determinado del desarrollo de las fuerzas productivas.

    9 Consultar el examen que realiza P.-P. Rey (1973 : 139 ss.) de las concep-

    ciones de Marx, Lenin, R. Luxemburg y O. Bauer sobre el imperialismo; tambin Laclau, 1971; Nettl, 1966.

    PARADOJAS DE LA EXPLOTACIN COLONIAL 139

    su destruccin. Cuando esto ocurre, dicho conjunto org-nico representa un nuevo modo de produccin o bien es necesario admitir que los modos de produccin inicial-mente en contacto se preservan y, si as sucede, hasta qu punto? El mrito de P.-P. Rey es haber planteado el problema en el marco colonial. Segn Rey es correcto, por ser operatorio, oponer aqu "modos de produccin", aun cuando uno, al estar sometido al otro, se degrade bajo el efecto de la explotacin de la que es objeto: en l podra haber reproduccin restringida, as como hay reproduc-cin ampliada sin que la naturaleza profunda de la orga-nizacin socioeconmica sea diferente.10 Sin embargo, en su obra de 1971, Rey slo considera esta articulacin, entre capitalismo y "modo de produccin de linajes", por intermedio de lo poltico.

    En sus relaciones con el modo de produccin capita-lista, las funciones del "modo de produccin de linajes", reducidas a la provisin de mano de obra, se cumpliran gracias al reforzamiento poltico que hace el colonizador de los jefes habitualmente encargados de conducir a los jvenes hacia el sector capitalista (Rey, 1971 : 460). A falta de una expropiacin masiva anloga a la que arroja a los campesinos de Europa hacia las fbricas, la tarea histrica de la "clase" de los mayores sera as la de brindar al capitalismo trabajadores libres separando compulsivamente a los productores directos de sus medios de produccin iibid.). Pero se trata all de una considera-cin a largo plazo de efectos localizados del colonialismo, la que descuida una fase importante y presente del impe-rialismo. Pues, como lo demostrar, no constituye una ventaja inmediata para el capitalismo, en condiciones histricas determinadas y en un cierto estadio de su implantacin, realizar esta separacin en todos los casos. Por el contrario, es mediante la preservacin de un sector domstico productor de alimentos como el imperialismo realiza y sobre todo oerpeta la acumulacin primitiva, Por lo tanto no es a nivel de "alianzas de clases" entre capitalistas y jefes de linaje corrompidos como se articu-lan los modos de produccin, sino de manera orgnica e ntima en el plano econmico.

    1 P.-P. Rey (1973) sugiere tambin la nocin de un "modo de produccin

    de transicin" correspondiente a la fase del neocolonialismo.

  • 140 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    En el origen el contacto es sin equvoco entre dos modos de produccin., uno dominando al otro y comprometindolo en un proceso de transformacin. Mientras persisten las relaciones de produccin y de reproduccin domsticas, las comunidades rurales en transformacin permanecen cualitativamente di-

    , ferentes del modo de produccin capitalista. Por el contrario, \las condiciones generales de la reproduccin del conjunto so-cial llegan a no depender ya de los determinismos inherentes kl modo de produccin domstico sino de las decisiones toma-bas en el sector capitalista. Mediante este proceso, en esencia (contradictorio, el modo de produccin domstico es simult-neamente preservado y destruido; preservado como modo de

    \ organizacin social productor de valor en beneficio del impe-rialismo, destruido pues se lo priva a plazo fijo, mediante la explotacin que padece, de los medios para su reproduccin. En tales circunstancias el modo de produccin domstico es y no es.11

    Si bien tienen razn los autores (Stavenhagen, 1969, 1973 : 16; G. Franck, 1969; Amin, 1970) que rechazan la tesis liberal de un dualismo econmico que reconoce en los pases subdesarrollados dos sectores, uno industrial y otro "tradicional", sin comunicacin entre ellos, de esto no se sigue que la economa domstica se transforma ipso facto y totalmente en una forma empobrecida del capita-lismo bajo el efecto de la dominacin imperialista. Segn las circunstancias y, especialmente, segn las necesida-des de ste, la economa domstica sufre diversas trans-formaciones (Laclau, 1971; Wolpe, s.d.). Por lo tanto no es suficiente negar el dualismo y pretender que bajo el efecto de la colonizacin todas las relaciones de produc-cin se vuelven capitalistas, sino que se t rata de estudiar de qu manera el imperialismo moderno organiza a unos y otros, y a unos mediante los otros, en su provecho. Lo que estudiaremos no es, por consiguiente, la destruccin de un modo de produccin por otro, sino la organizacin contradictoria de las relaciones econmicas entre ambos sectores, capitalista y domstico, uno preservando al otro para extraerle su substancia y, al hacerlo, destruyndolo.

    1' No ocurre lo mismo a partir del momento en que las relaciones de produccin

    domstica son substituidas, de manera dominante, por relaciones salariales, cuando la tierra, de patrimonio inalienable se convierte en mercanca, cuando los medios de trabajo son comprados en el mercado capitalista y no producidos y trasmitidos en el marco de las relaciones domsticas.

    2

    SALARIOS DIRECTOS, SALARIOS INDIRECTOS

    El problema de la explotacin capitalista se plantea en los trminos generales de la produccin y de la reproduc-cin de la fuerza de trabajo. El hecho de que sta sea producida en el marco de una institucin que tiene un estatus especfico y distinto al de la empresa capitalista, la familia, institucin donde dominan relaciones de pro-duccin domstica, de dependencia personal y no contrac-tual, le plantea al materialismo dialctico problemas tericos que parecen no haber llamado la atencin sufi-cientemente. l Las circunstancias particulares que presi-den la produccin y la reproduccin de la fuerza de trabajo exigen que sea reexaminado el contenido de las mismas, en particular cuando las relaciones domsticas persisten no slo como relaciones de reproduccin sino tambin como relaciones de produccin (como en el caso de las zonas rurales subdesarrolladas).

    La explotacin del trabajo se realiza en condiciones diferentes, en efecto, segn que al ser el capitalismo el modo de produccin exclusivo, la economa de mercado rija la totalidad de las transacciones (vale decir en el caso terico de un capitalismo integral) o segn que el capita-lismo domine formas de produccin no capitalistas, explo-tando entonces no slo a los trabajadores libres sino clulas organizadas de produccin (capitalismo imperia-lista). Tratar de demostrar que si bien la teora de la plusvala tal como fue expuesta por Marx en El capital se aplica en la hiptesis de un capitalismo integral, debe ser adaptada para poder explicar la explotacin del trabajo en el marco del imperialismo.

    1 Barel (1973), en una obra erudita consagrada a la reproduccin social,

    le dedica poco lugar a la institucin familiar. Nicolai (1974), por el contrario, aborda el problema en trminos correctos.

    [141]

  • 142 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    Se acepta que El capital de Marx es el modelo de un capitalismo integral que funcionara segn las siguientes hiptesis:

    1 ] todos los productos, comprendidos los alimentos, son mercancas, vale decir, bienes que no podran obte-nerse fuera del mercado;

    2 ] el desarrollo del capitalismo es endgeno, no reci-biendo ya, despus del perodo inicial de la acumulacin primitiva, aporte gratuito desde el exterior. 2

    Segn el libro I de El capital, la reproduccin de la fuerza de trabajo se realiza por la compra de la fuerza de trabajo en su valor. Pero la compra de la fuerza de trabajo est ligada, en la demostracin de Marx, al anli-sis de la plusvala, la cual se realiza en el curso de un perodo temporal preciso: la duracin de la venta horario de la fuerza de trabajo inmediatamente disponible del trabajador. Dicho de otra manera, la plusvala est li-gada a la duracin del empleo de la fuerza de trabajo del trabajador, contada en horas de trabajo; no se realiza ni antes ni despus de esta duracin. Marx explica que "El valor de la fuerza de trabajo [. . . ] se determina por el tiempo de trabajo necesario para la produccin, y por tanto tambin para la reproduccin, de ese artculo es-pecfico. :i [. . . ] el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para la conservacin del poseedor de aqulla [. . . ] incluye los medios de subsistencia de los sustitutos, esto es, de los hijos de los obreros" (Marx, 1867 /1970, I, 2, VI: 167 ss. [1867, I, 1: p. 207 ss. )). Y precisa: " [El] salario habi-

    2 "Para concebir el objeto de la investigacin en su pureza, libre de

    circunstancias accesorias perturbadoras, hemos de enfocar aqu a todo el mundo comercial como una nacin y presuponer que la produccin capita-lista ha arraigado en todas partes y que se ha apoderado de todos los ramos de la industria." (1867 /1950, i, 3 : 22, nota [i, vol. 2 : 715 ]).

    Marx no ignoraba, naturalmente, los problemas planteados por la expansin capitalista, y los reintegra en su discusin sobre la tasa de beneficio general para explicar su permanencia. Seala que los capitales invertidos en las colonias rinden tasas de beneficio ms elevadas por dos razones. La primera, que trataremos de explicar aqu: la explotacin ms elevada del trabajo (Marx menciona la de los coolis o la de los esclavos); la otra en razn de la composicin orgnica ms dbil del capital de las industrias coloniales (Ibid., m, 1 : 250 ss. [F CE, III, p. 237 ss ]). 3 La versin de Ediciones Sociales (1950) no trae la frase "y por tanto

    tambin para la reproduccin de ese artculo especfico".

    SALARIOS DIRECTOS, SALARIOS INDIRECTOS 143

    tual no slo basta para asegurar la conservacin de la misma, sino su multiplicacin." (1867 /1950, I, 3: 23 [1867, I, 2: p. 715 ]).

    Estos medios de subsistencia deben tambin ser sufi-cientes para mantener al trabajador "en su estado normal de individuo que trabaja", por lo tanto incluso en perodo de desempleo, en tanto miembro del ejrcito industrial de reserva.4

    Por lo tanto sealamos tres componentes del valor de la fuerza de trabajo: sustento del trabajador durante su perodo de empleo (o reconstitucin de la fuerza de trabajo inmediata); mantenimiento del trabajador en los perodos de desempleo (desocupacin, enfermedad, etc.); remplazo del trabajador mediante el mantenimiento de su descen-dencia (lo que convencionalmente llamamos reproduc-cin).

    De los tres componentes de lo que tendra que ser el salario terico, slo uno, el primero, contribuye a la reconstitucin de la fuerza de trabajo en tanto que mer-canca inmediatamente disponible en el mercado, vale decir, esta fuerza de trabajo vendida por el trabajador al capitalista que realiza su valor, en el transcurso del contrato, mediante su aplicacin, por un tiempo limitado y medido en horas de trabajo, a los medios de produccin de los que es propietario. La fuerza de trabajo de los sustitutos del trabajador, lo mismo que la fuerza de trabajo de ste, mantenida en futuros perodos de desem-pleo, no son realizables como mercancas sino en un porvenir indeterminado, mientras que la fuerza de tra-bajo del trabajador mantenido durante un perodo de desempleo anterior slo es realizable en proporcin a sus horas de trabajo ulteriores. El empleador actual de ese trabajador -en el marco de las relaciones contractuales

    4 Lo que generalmente se entiende por "subsistencia" abarca todo lo que

    permite la reproduccin fsica e intelectual de la energa humana. En un sentido restringido, que aqu es el mo, se t ra ta de productos alimenticios provenientes de la agricultura de subsistencia. Dejar as de lado, como componente de la fuerza de trabajo, la educacin o el aprendizaje, cuya integracin al razonamiento reforzara an ms la demostracin. En efecto, la educacin introduce, ms radicalmente an que el alimento, el problema de la reproduccin ampliada del capitalismo, es decir del creci-miento concomitante de la calificacin obrera y de la productividad de los medios de produccin puestos a su disposicin.

  • 144 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    que lo ligan con l, vale decir, el acuerdo salarial- no puede comprar una mercanca futura. De hecho no lo hace. En la prctica, efectivamente, el salario horario directo entregado al trabajador slo paga la fuerza de trabajo brindada durante la jornada de trabajo. Dicho salario est calculado, precisamente, sobre esta duracin, independientemente de las cargas de familia del trabaja-dor, de sus perodos de desocupacin o de enfermedad, pasados o futuros, de manera tambin independiente del hecho de que haya sido formado, fsica o intelectual-mente, en el interior o en el exterior de la esfera capita-lista de produccin. El hecho de que el obrero sea padre de familia o soltero, enfermo o no, circunstancial o no, inmigrante o autctono, de origen rural o urbano, no tiene importancia en el clculo del salario efectiva-mente pagado a cada trabajador y por lo tanto el monto es, en principio, igual para todos los obreros de una misma categora profesional.5 En otros trminos, el sala-rio horario, el precio pagado a cada obrero por la compra de su fuerza de trabajo, se calcula en relacin al costo de mantencin del trabajador durante, y slo durante, su perodo de trabajo, pero no durante el de su manteni-miento y el de su reproduccin. Se sabe que en Francia, por ejemplo, el salario mnimo (SMIC)6 est calculado para cubrir las necesidades de un obrero soltero (por lo tanto que no se reproduce), en la hiptesis implcita de que ste sea empleado por el nmero total de horas laborables legales en el ao, vale decir, suponiendo que nunca est desocupado o enfermo, y que muere a la edad en que se retira.

    Proveer al mantenimiento y a la reproduccin de la fuerza de trabajo le plantea al capitalismo algunas contradicciones que no pueden ser solucionadas slo mediante el pago del salario horario.

    Para que se realice la plusvala el salario debe estar fundado sobre la duracin precisa del tiempo de trabajo efectivamente brindado por el trabajador. Pero para que se realice la reproduccin es necesario que las entradas

    5 Veremos por qu, en los hechos, la discriminacin acta sin embargo

    entre obreros de origen tnico, nacional o sexual diferente, pero sin que esto modifique la demostracin en la hiptesis de un capitalismo integral.

    6 Salario mnimo interprofesional de crecimiento.

    SALARIOS DIRECTOS, SALARIOS INDIRECTOS 145

    del trabajador cubran sus necesidades individuales du-rante toda su vida (desde el nacimiento hasta la muerte), independientemente de la suma efectiva de fuerza de trabajo entregada.

    En otros trminos, es necesaria una nivelacin para que, cualquiera que sea la duracin de la vida activa del trabajador, el costo de su fuerza de trabajo sea igual en todo momento y para todos los empleadores. Y otra nive-lacin para que el costo de las cargas familiares del asalariado no modique el precio presente de su fuerza de trabajo. La solucin de este problema plantea otro: la provisin para la reproduccin de la fuerza de trabajo en tanto que mercanca futura (crianza de los hijos) debera ser lgicamente una inversin, por lo tanto un elemento del capital, mientras que las entradas del asalariado, que proceden de su remuneracin del trabajo, no pueden estar constituidas, en el rgimen capitalista, por capital, sin que el obrero se convierta ipso facto en capitalista. Es necesario entonces que la reproduccin de la fuerza de trabajo (y esto est incluido en la lgica de la observacin precedente) se efecte, al margen de las normas de la produccin capitalista, en el marco de instituciones tales como la familia, donde se perpetan las relaciones socia-les no capitalistas entre los miembros, y que no se sitan, jurdicamente, en la posicin econmica de una empresa. Vale decir que esta mercanca esencial al funcionamiento de la economa capitalista, la fuerza de trabajo, al mismo tiempo que este agente social indispensable para la cons-titucin de las relaciones de produccin capitalista, el tra-bajador libre, escapan a las normas de la produccin capita-lista, aun cuando son producidos en la rbita y bajo la dominacin capitalistas.

    La clase burguesa supera estas contradicciones y las vuelve en su favor mediante una distincin entre dos suertes de remuneraciones: el salario directo y el salario indirecto. El primero es pagado directamente por el em-pleador al asalariado, sobre la base del nmero de horas de trabajo cumplidas por el asalariado. Al menos cubre, pero no necesariamente, el sustento del trabajador. Ase-gura la reconstitucin de la fuerza de trabajo. El salario indirecto, por el contrario, no es pagado en el marco de la relacin contractual que liga al empleador con el asala-riado, sino distribuida por un organismo socializado. Re-

  • 146 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTlcA

    presenta, parcial o totalmente segn la rama de los salarios considerados, la fraccin del producto social ne-cesario para el mantenimiento y la reproduccin de la fuerza de trabajo en escala nacional. Esta fraccin no est calculada sobre el tiempo de trabajo, sino estrictamente de acuerdo al costo de mantenimiento y de reproduccin de cada trabajador considerado individualmente y en fun-cin precisa de su situacin familiar, del nmero de hijos del nmero de das de paro o de enfermedad, etc. De tal suerte que la fraccin del producto social consagrada a la reproduccin es convertida en un medio de consumo y no de inversin. A esto se agrega la ley de la mayoridad legal que prohibe a los padres (al menos que sean propie-tarios de los medios de produccin) beneficiarse con los ingresos as invertidos en el mantenimiento y la forma-cin de sus hijos, porque estos ltimos slo podrn ser puestos a trabajar por los poseedores de capital, que son los nicos capaces de ofrecerles un empleo y de explotar legalmente su fuerza de trabajo. As la nivelacin de la fraccin del producto social consagrada a la reproduccin de la fuerza de trabajo se realiza al nivel del proceso de conjunto de la reproduccin capitalista y bajo la forma de ganancia y no de inversin. De esta manera el beneficio de esta produccin de fuerza de trabajo como mercanca escapa al trabajador en provecho de la clase capitalista. (Este proceso de conjunto se sita, en la prctica actual, al nivel del Estado, cuando ste cristaliza en el plano institucional el rea histrica del desarrollo de un capita-lismo nacional). El desarrollo de los organismos de seguro social en los pases donde el proletariado est integrado -vale decir, donde slo dispone de su salario como en-trada, sin poder recurrir a la granja familiar o a la quinta obrera- representa la manifestacin de esto.7

    Es mediante el pago del salario indirecto, y no slo por la compra de la fuerza de trabajo inmediata, como se

    7 El caso de los Estados Unidos, donde el seguro social a escala nacional no est

    muy desarrollado, parece contradecir esta demostracin. Pero, incluso te-niendo en cuenta el hecho de que esta institucin est en vas de generali-, zacin, varios puntos pueden tenerse en cuenta. La renovacin de la fuerza de trabajo se realiz durante mucho tiempo, y en una cantidad importante, por medio de la inmigracin. Si los primeros inmigrantes encontraron tierra sin restriccin expropiando o masacrando a los indios, despus de este perodo "heroico" de la "frontera", la mayora de ellos fue

    SALARIOS DIRECTOS, SALARIOS INDIRECTOS 147

    realiza la reproduccin de la fuerza de trabajo y como, adems, es pagada tericamente en su costo.8

    Del mismo modo es por este desvo que el trabajador asalariado es reintegrado, a ttulo vitalicio y ya no slo "hora-rio", en la economa capitalista.9

    Si se acepta este anlisis se puede considerar a contra-rio que, cuando el proletariado slo percibe un salario directo por hora (como fue el caso durante mucho tiempo en Europa y como es todava el caso en la mayora, de los pases subdesarrollados), la reproduccin y el manteni-miento de la fuerza de trabajo no estn asegurados en la esfera

    I de la produccin capitalista sino remitidos, necesa-\ riamente, a otro modo de produccin. Por lo tanto no nos

    a su vez expropiada, lanzada al mercado de trabajo y a la miseria. De manera simultnea la liberacin de los esclavos negros arroj al mercado industrial una mano de obra relativamente abundante. Alrededor de los aos 60, Harrington (1962) estimaba que en los Estados Unidos 40 o 50 millones de personas -campesinos y negros especialmente- vivan en la miseria, hambreados, privados de viviendas adecuadas, de educacin y de atencin mdica. Esta enorme masa volante de subdesarrollados internos contribuye todava a alimentar el mercado con fuerza de trabajo barata. Esta es una de las condiciones de la prosperidad americana. Despus la ley MacCarran fren la inmigracin en beneficio de una gigantesca poltica de inversiones exteriores que le permite explotar, fuera de sus fronteras, bajo la proteccin del ejrcito y de la CA, una mano de obra extranjera y barata, sin tener que importarla y hacerse cargo de ella. Las ltimas estadsticas disponibles no muestran ninguna disminucin de las desigualdades sociales en los Estados Unidos (Hermn, 1975). Por ltimo agreguemos que, junto al seguro federal y a los programas de asistencia, una gran parte de los salarios indirectos es, ms que en Europa, pagada por ios organismos patronales o sindicales en el marco de convenciones colectivas o de empresas. El seguro privado, ms extendido que en Francia, slo cubre a una minora de asalariados cuya fuerza de trabajo o sus servicios son pagados por sobre su costo. 8 En realidad, a causa de que esta produccin se realiza en el interior de

    4a familia donde el trabajo domstico de la esposa no es por lo general retribuido en su valor, ella se sita, particularmente en la clase obrera, por debajo de su costo.

    9 La nivelacin realizada, entre todas las empresas, al nivel nacional,

    por los organismos de seguridad social, y mediante la cual una parte del producto social es redistribuido con la finalidad de asegurar la reproduc-cin de la fuerza de trabajo, puede ser asimilada a la nivelacin de la ganancia (Marx 1867 /1950, ni, 2 [m, seccin segunda ]). As el valor de la fuerza de trabajo abstracto se transformara entonces en un "precio de produccin". Es precisamente mediante el seguro social generalizado que se realiza la eliminacin "de los caracteres especficamente capitalistas del salario, de la plusvala, del trabajo necesario y del trabajo sobrante.. ." (Ibid., 3 : 251 [ni, p. 809 ]).

  • 1 4 8 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    encontramos en una situacin conforme al modelo de Marx, quien precisa bien que "si la produccin reviste una forma capitalista, no menos la reproduccin". (Ibid I, 3 : 9 [i, 2 : 696 ]).

    El examen de este punto particular abre la discusin sobre la nocin de acumulacin primitiva, discusin que es el corolario histrico de lo que precede.

    3

    LA ACUMULACIN ORIGINARIA

    La nocin de acumulacin originaria en Marx est ligada a un perodo y a un contexto histrico preciso: la emer-gencia del capitalismo de las ruinas del feudalismo, que l hace remontar al siglo XVI. n [Su ascenso se presenta como el fruto de ] una lucha victoriosa contra el poder feudal" (1867 /1950,1,3 : 155 [1,3 : 894 ]). Le concede una gran importancia a la propiedad rural instrumento de desposesin del campesinado de sus medios de trabajo. La propiedad rural, que resulta aqu de la transformacin del dominio feudal y de las tierras intiles bajo el im-pacto del capitalismo mercantil, representa la primera etapa hacia un capitalismo agrario. Es tambin la pro-piedad rural la que contribuye a la disolucin de los viejos lazos de dependencia personal y "libera los brazos dciles" de un proletariado "sin techo [. . . 1 definitiva-mente privado de su tierra, a los empleadores capitalis-tas" (Ibid., I, 3 : 175).* En este acontecimiento Marx consi-dera dos transferencias simultneas: la transferencia de la tierra (que se encuentra incorporada al capital por medio de la apropiacin) y la transferencia de la fuerza de trabajo mediante la migracin de los campesinos hacia las ciudades. Pero en lo concerniente a esta ltima, insiste especialmente sobre "la escisin entre productor y medios de produccin" (Ibid., I, 3 : 155 [I, 3 : 893 ]), sobre la transformacin social del trabajador dependiente (y del productor independiente) en "trabajador libre", es decir libre de los lazos de dependencia personal (parentesco, servidumbre, etc.), y "libre" de vender su fuerza de tra-bajo a quien se la compre. Transformacin que pone a

    * Esta frase de Marx, escrita para la edicin francesa de El capital no est en el original alemn. El prrafo est redactado de otro modo, como puede leerse en la p. 918 delT. i de la edicin de Siglo XXI que estamos utilizando. [T. ]

    [149]

  • l0 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    disposicin del empresario capitalista un capital variable cuya oferta supera ampliamente, durante mucho tiempo, la del capital constante (Ibid., III, 1.179 [III, p. 156 ]). No insiste, por el contrario, sobre los efectos de este aporte de fuerza de trabajo producido fuera de la esfera capitalista, aunque no lo ignora (Ibid. ffl, 1:250; [m, 237 ] ysupra, segunda parte, apartado 2).

    La acumulacin originaria es as para Marx un fen-meno histrico inicial, el punto de partida del capitalismo por medio de la disolucin de la feudalidad. Una vez que este acontecimiento se produce deja de ser tenido en cuenta. Al estar construida sobre la base de este aporte, la economa capitalista, de acuerdo al modelo terico de El capital, se supone que crece y funciona sobre la base de normas estrictamente capitalistas de produccin y de re-produccin, sin recurrir a otros modos de produccin. Pero esta doble hiptesis no explica histricamente el proceso real de crecimiento y de expansin capitalista que se rea-liza mediante la incorporacin continua de nuevas tierras y, ms an, de nuevas poblaciones bajo el efecto del impe-rialismo y la colonizacin. La historia testimonia que la transferencia gratuita de valores desde las sociedades ca-pitalistas hacia las potencias imperialistas es un fen-meno permanente, y, hasta la actualidad, creciente, que no ha dejado de alimentar la economa capitalista desde el comienzo de su existencia. Fenmeno al que se debe considerar no slo como inicial y transitorio sino como inherente al proceso de desarrollo del modo de produccin capitalista. Si bien Lenin y Rosa Luxemburg demostraron que el capitalismo en expansin no corresponde a las hip-tesis de trabajo que subyacen en 7 capital, por su parte explicaron el imperialismo por la bsqueda de mercados ms que de plusvala. Los pases subdesarrollados -gene-ralmente considerados como colonias de poblamiento segn el tipo americano o britnico- aparecen en ellos ms como el drenaje para la produccin de una economa capi-talista presa en las contradicciones del crecimiento desi-gual, que como una fuente de fuerzas de trabajo. Ms an, Rosa Luxemburg (1913, II : 224) sostena que los pases colonizados de ninguna manera podan brindarle a los pases industrializados una mano de obra utilizable. In-cluso en Lenin, quien abord muchas veces el problema, no se encuentra un anlisis econmico de las migraciones

    ACUMULACIN IMAGINARIA 151

    rurales y de sus efectos sobre el sector capitalista. Esto se comprueba en el artculo que E. Balibar consagr a Lein y la inmigracin (1973) basndose en dos textos funda-mentales (Lenin, 1913, 1916). Lenin comprueba la trans-formacin histrica de la corriente migratoria en beneficio de una migracin creciente de trabajadores extranjeros hacia los pases ms industrializados, pero se detiene es-pecialmente sobre los efectos polticos de la explotacin colonial sobre la clase obrera: formacin de una "capa superior" y de una "capa inferior" y desarrollo del oportu-nismo obrero. Agreguemos que el II Congreso de la Inter-nacional Comunista de 1920 (1934 : 57ss.) retomaba estas tesis pero insistiendo sobre el papel crucial de la explota-cin colonial de la mano de obra y de las fuentes naturales de materias primas como medios que tiene el capitalismo para evitar la bancarrota, llegando hasta "sacrificar la plusvala en sus propios pases" para conservar la prove-niente de las colonias, produciendo as la complicidad de la aristocracia obrera. Comprobaba tambin el obstculo que representa para el desarrollo el imperialismo extranjero y la traba que implica para la formacin en las colonias de "una clase proletaria en el sentido estricto de la palabra

    [. . . ] al encontrarse, la gran mayora del pueblo arro-jada al campo y vindose obligada a consagrarse a los trabajos agrcolas y a la produccin de materias primas para la exportacin". Pero el Congreso en esta poca slo ve "una concentracin de la propiedad agraria que crea una poderosa masa de campesinos sin tierra", vale decir, definitivamente expropiados.

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  • 4

    SIN TECHO: EL XODO RURAL

    La transferencia de la fuerza de trabajo desde el sector no capitalista hacia la economa capitalista se realiza de dos maneras. La primera bajo la forma de lo que se llam el xodo rural, la segunda, ms contempornea, mediante la organizacin de las migraciones temporarias.

    El xodo rural alcanz y an alcanza a millones de seres humanos en todas las zonas de expansin capita-lista. Vaci el campo ingls; en Europa redujo el campe-sinado a una proporcin minoritaria de la poblacin. Hasta una poca reciente de nuestra historia la reproduc-cin de una gran parte de la fuerza de trabajo fue reali-zada de esta manera, por una emigracin sin retorno de los campesinos hacia las ciudades.

    Cuando la acumulacin originaria se realiza mediante la expropiacin de los campesinos, la extensin de la esfera de influencia del capitalismo es suficiente para brindar y renovar una parte de su fuerza de trabajo atrayendo a su rbita un flujo siempre creciente de "tra-bajadores [que ] hacen su aparicin ya maduros" (Marx, 1867 /1950,1, 3 : 210 [I, 3, 961 ]). Pero si bien la emigra-cin definitiva es un medio para contribuir gratuita-mente a la reproduccin de la fuerza de trabajo disponible en el mercado capitalista, no resuelve por esto el pro-blema de su mantenimiento. Esta mano de obra llegada al mercado de trabajo, cuyo nmero no est determinado por la demanda del sector industrial sino por el ritmo de las expropiaciones, de la ruina y de las hambrunas rura-les, provoca en Europa una superpoblacin relativa agra-vada aun por el aumento de la productividad del trabajo en las fbricas. El malthusianismo naci, como sabemos, de esta situacin, del temor de la clase burguesa a ser invadido por el proletariado y los desocupados que ella misma produca (Mattelart, 1969). El excedente de esta mano de obra fue abandonado a la miseria, a la muerte (Thompson, 1963), a la caridad, o entregado a nuevas

    [152]

    SIN TECHO: EL XODO RURAL 153

    migraciones hacia tierras ms lejanas an, donde esos desarraigados "sin hogar ni patria" esperaban volver a encontrar sus condiciones de vida campesinas. La histo-ria del Reino Unido en el siglo XIX es un ejemplo de este mecanismo mediante el cual las necesidades de mano de obra industrial eran cubiertas por la ola de inmigrantes venidos ante todo del campo britnico y de Irlanda, tra-yendo continuamente trabajadores "frescos" a las puertas de las fbricas, mientras la fraccin excedentaria o usada emigraba hacia las nuevas tierras de Amrica o de los dominios. As se mantena un bajo nivel de la fuerza de trabajo. '

    En Europa las migraciones rurales y la superpoblacin relativa derivada de ella, fueron suficientes para dispen-sar al capital de la creacin de las instituciones necesa-rias para una gestin organizada de la reproduccin de la fuerza de trabajo (y para dispensar a los economistas de examinar los problemas planteados por esta reproduc-cin). Esto ocurre hasta que se hace evidente que el aprovisionamiento controlado de la mano de obra exiga cierta atencin y que la emigracin, como la inmigracin definitiva de los trabajadores en y fuera del sistema, careca de agilidad y corra el riesgo de agravar las crisis en lugar de atenuarlas.

    Asumir el costo de mantenimiento y de reproduccin de esta fuerza de trabajo se convirti en un problema que fue necesario resolver por la puesta en marcha de meca-nismos de nivelacin, cada vez ms perfeccionados y adaptados, a medida que el proletariado se integraba ms completamente en las relaciones de produccin capitalis-tas. La caridad, la asistencia pblica y, finalmente -mientras los obreros ensayaban diferentes frmulas mu-tualistas-, el seguro social. Este aparece ante todo al nivel de grupos de empresas (por ejemplo Krupp en el siglo XIX), despus en ramas industriales, finalmente a

    1 El empleo de nios, nacidos o mantenidos en el sector capitalista, no

    slo tena como efecto acrecentar la poblacin activa y la presin sobre los salarios, sino que contribua tambin y especialmente a reducir el perodo preproductivo de esos trabajadores y a reducir el costo de su reproduccin. En el otro extremo, la dbil esperanza de vida de la clase obrera -que la caracteriza hasta nuestros das- reduce el costo de mantenimiento de los posproductivos.

  • 154 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    escala nacional. A esto se agregan, mientras la especula-cin rural no se desarrolla, las "huertas obreras", que reintegran los trabajadores a una economa parcial de autosubsistencia mediante la cual su tiempo libre es movilizado para la produccin de una parte de su propio alimento, reduciendo por lo tanto el costo de la fuerza de trabajo, pues "lo que la familia retira de su huerta o de su parcela, el capitalista, so pretexto de la concurrencia, lo deduce del precio de la fuerza de trabajo" (Engels, 1872 /1957 : 16-17). 2 Antes de ser completamente urba-nizados, los obreros, por necesidad, conservan largo tiempo y mientras pueden, sus lazos con la tierra, con la fraccin familiar que permaneci en el pas de origen. La extincin progresiva del campesinado, la disminucin del xodo rural, el relajamiento y luego la ruptura de los lazos de los obreros urbanos con el campo, corresponden a la constitucin en el sector industrial de un proletariado cada vez ms estabilizado, contrapartida de un capita-lismo integral donde la fuerza de trabajo es, en adelante, producida, mantenida y reproducida, en el marco exclu-sivo del capitalismo, vale decir, donde es totalmente una mercanca de acuerdo al esquema de Marx.

    Estos enormes movimientos de poblacin que marcan el desarrollo del capitalismo industrial, estas transfere-rencias de millones de horas de trabajo hacia el sector capitalista, fueron y son an el motor de todas las expan-siones. Marx (1867 /1950,1, 3 [I, 3, cap. XXIV ]) describi su gnesis mediante lo que llam acumulacin originaria. Pero este movimiento no ha cesado a partir de entonces, porque se estima que entre 1800 y 1930 las migraciones han alcanzado a 40 millones de individuos. Despus de la segunda guerra mundial el desplazamiento de los refu-giados est en el origen de cierto nmero de "milagros" econmicos, como el de Alemania Federal que vio crecer su poblacin en 13 millones de personas (vale decir un 25C de su poblacin activa). El regreso de millones de japoneses a su pas despus de la derrota y un xodo rural

    2 Sobre este punto leer el estudio pionero del CERAT (1971), el cual explica

    la historia de la apropiacin del espacio en Roanne a partir del anlisis de la coexistencia de modos de produccin diferentes e integrando el trabajo domstico de las mujeres como elemento de la reproduccin de la fuerza de trabajo.

    SIN TECHO: EL XODO RURAL 155

    sin precedentes3 son los factores esenciales de explicacin del dinamismo de la economa nipona. Todos los movi-mientos migratorios coinciden con una recuperacin de la expansin capitalista mediante el aporte gratuito de fuerza de trabajo representado por esas transferencias hacia las zonas de empleo. La contrapartida de esos beneficios (que cuando se t rata de migraciones definitivas duran lo mismo que la fuerza activa del inmigrante) es el aumento brusco del costo de remplazo de esta mano de obra en la segunda generacin, cuando sta debe ser asumida totalmente por el sector capitalista (Dupriez, 1973). Este costo de estabilizacin de la mano de obra interviene muy probablemente para explicar la crisis de los aos 70, as como la crisis petrolera.

    La poblacin rural, que representaba el 70% de la poblacin despus de la guerra, no representaba ms del 19% en 1970. La mano de obra japonesa se acrecent en 8 millofttes de personas desde 1960 hasta 1970 (Le Monde, "Dossiers et Documents", Nm. 7 : 1, 3).

  • 5

    EL ETERNO RETORNO AL PAS NATAL: LAS MIGRACIONES TEMPORARIAS

    Junto al aprovisionamiento del mercado de trabajo por medio del xodo rural definitivo, por la destruccin del campesinado y la liquidacin de las relaciones de produc-cin domsticas, existe otra forma ms perfeccionada de acumulacin primitiva cuya importancia no dej de cre-cer desde la segunda guerra mundial en beneficio, espe-cialmente, del capitalismo europeo y africano: la que se realiza por medio de las migraciones de trabajo tempora-rias y giratorias, por la preservacin y la explotacin de la economa agrcola domstica. w.

    Durante el perodo inicial de expansin imperialista, el modo de produccin domstico corri la misma suerte que el feudalismo y la esclavitud. Poblaciones ntegras fueron expulsadas, y a veces parcial o totalmente exterminadas, para dejar lugar a las granjas de los colonos o a las compaas concesionarias. Pero este proceso no fue gene-ral ni inmediato. Por diversas razones de orden histrico y especialmente en las colonias de explotacin, la tierra fue preservada de la apropiacin privada y numerosas poblaciones fueron mantenidas en su lugar o, muchas veces, vueltas a su modo de produccin domstico de autosubsistencia. Incluso algunas se vieron libradas de la explotacin de las clases aristocrticas instaladas sobre sus espaldas. En particular este fue el caso de frica, donde en 1950 slo el 5% de la superficie total era explo-tada por la colonizacin. Incluso en las colonias del frica oriental y austral la extensin de la propiedad privada en provecho de los colonos estuvo limitada por la creacin de "reservas".

    Despus de diversas frmulas de explotacin, trabajo forzado, sociedades concesionarias, cultivos obligatorios, todas de un rendimiento cuya mediocridad era proporcio-nal a la brutalidad de su aplicacin, se va elaborando una

    [156]

    MIGRACIONES TEMPORARIAS 157

    poltica colonial, particularmente en frica, que saca par-tido y organiza las capacidades productivas de la economa domstica. A diferencia de otros modos de pro-duccin fundados sobre relaciones de clase y de explota-cin, la comunidad domstica poda ser mejor explotada, a mediano plazo, por medio de su preservacin que me-diante su destruccin.

    La explotacin de la comunidad domstica se apoya sobre dos de sus propiedades: la de tratarse de una organizacin productiva colectiva cuya explotacin es ms ventajosa que la de un individuo, y la de producir un plustr abajo.

    El primer punto surge claramente del anlisis que hicimos en la primera parte. Por ser la fuerza de trabajo el producto social de la comunidad, explotar a uno de sus miembros, siempre que no est separado, equivale a ex-plotar a todos los otros. La explotacin no se ejerce a expensas de un nico individuo sino tambin del conjunto de la clula a la que pertenece. ,~

    Como ya vimos, la comunidad domstica produce un plustrabajo equivalente a la duracin del "tiempo libre", vale decir, a la diferencia entre el tiempo de trabajo necesario para la produccin de las subsistencias, y de los medios de produccin de esas subsistencias, y la duracin total del consumo del producto, vale decir, salvo acci-dente, el ao solar. El plustrabajo corresponde a la suma energtica Er o Ed + Er de nuestra demostracin prece-dente. Para el seor feudal o el aristcrata que explota a la comunidad domstica, el plustrabajo le llega como una renta en trabajo, vale decir, como una entrega de tiempo de trabajo gratuita. Segn Marx existe renta en trabajo cuando el trabajador comparte su tiempo productivo en-tre, por una parte, las actividades de autosubsistencia necesarias para su propio sustento y el de sus sustitutos, y, por la otra, las actividades realizadas sin retribucin para un tercero. En la economa agrcola cerealera la divisin entre tiempo de trabajo y tiempo libre est delimitada claramente por la sucesin en el ao de una estacin productiva y de una estacin muerta. '

    1 No ocurre lo mismo con otras actividades, como la recoleccin o la caza,

    e incluso la agricultura de plantacin, para las cuales la alternacin entre perodos productivos e improductivos es ms estrecha, lo que hace ms

  • 158 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    La duracin relativamente larga de la estacin muerta, y su continuidad, facilitan la movilizacin de los campe-sinos en provecho de la clase explotadora. Pero, dado el bajo nivel de las fuerzas productivas, la utilizacin de la fuerza de trabajo as movilizada est limitada: slo puede aplicarse a actividades agrcolas y a actividades que no sean de estacin, como el ar tesanado, la construc-cin, tanto productivas (diques, canales de irrigacin, graneros, etc.) como improductivas (fortalezas, pirmi-des, etc.).

    Ms an, para que la renta sea extrada al mximo es | necesario que el trabajador permanezca prximo a sus

    graneros y a sus esposas, quienes le preparan el alimento ..cotidiano.

    Junto con el progreso tcnico las posibilidades de ex-traccin de la renta se diversifican y perfeccionan. El capitalismo se encuentra, desde este punto de vista, en mejores condiciones de explotacin de la renta que el seor, pues dispone de tcnicas agrcolas ms perfeccio-nadas , de medios indus t r ia les ms diversificados, de modos de transporte ms eficaces que le permiten distribuir el empleo de la fuerza de trabajo durante todo el ao.

    La explotacin aristocrtica o feudal, al ser de un rendimiento parcial o dbil, cede eventualmente su lugar a la explotacin ms eficaz que puede instaurar el capita-lismo colonial. Una alianza temporaria entre capitalistas y aristcratas puede realizarse para el reparto de la renta, cada uno explotando una fraccin de la poblacin o, sucesivamente, la misma poblacin de acuerdo con sus propias modalidades. Esta alianza puede adquirir una forma poltica cuando la clase aristocrtica es preservada por el colonizador para que se haga cargo de asegurar el orden colonial; en algunos casos la renta de la aristocra-cia proviene de sus propios modos de explotacin; pero la mayora de las veces el colonizador la substituye por una remuneracin proveniente de la renta percibida mediante los modos de explotacin coloniales. Si bien existe una alianza tctica, de hecho nunca existe una "articulacin"

    difcil y a veces impracticable la extraccin de una renta en trabajo de esas poblaciones.

    MIGRACIONES TEMPORARIAS 159

    entre modos de produccin aristocrtico y capitalista, los que son, por esencia, recurrentes. 2

    Para que el capitalismo pueda gozar de la renta en trabajo debe encontrar el medio de extraerla sin que su intervencin destruya la economa de autosubsistencia y las relaciones de produccin domsticas que permiten la produccin de dicha renta. Vale decir, que debe actuar de manera tal que la reproduccin domstica de la fuerza de trabajo no sea comprometida por su drenaje parcial hacia el sector capitalista.3

    Las modalidades de esta forma de explotacin estn sometidas a ciertas constricciones.

    La fuerza de trabajo extrada puede ser empleada de varias maneras: ya sea para el cultivo de alimentos de exportacin, si stos pueden realizarse total o parcial-mente al margen de los perodos de produccin de las subsistencias (o desplazando a los trabajadores a zonas climticas alejadas durante la estacin muerta); o utili-zndola para producciones no agrcolas, independientes del ciclo de las estaciones. La primera corresponde al desarrollo de la agricultura comercial; la segunda, en la que me detendr, a la organizacin de las migraciones de trabajo temporarias.4

    Antes de examinar las condiciones prcticas de funcio-namiento de este modo particular de explotacin del trabajo, y sus lmites, es necesario t ra tar de precisar su naturaleza a travs de algunos casos esquemticos.

    2 Esto se comprueba, por ejemplo, en el trabajo de R. Waast (s.d.) sobre

    las relaciones entre la administracin colonial francesa y las aristocracias malgaches, relaciones que se sitan al nivel poltico pero sin suprimir la concurrencia econmica entre ellas.

    3 Es a partir de la nocin de autosubsistencia que G. Dupriez (1973)

    descubre el "salario industrial de subsistencia" y los mecanismos de super-explotacin de los trabajadores ligados al sector de produccin agrcola. Segn mi conocimiento es el nico trabajo de un economista clsico que ha sido capaz de integrar datos por lo general descuidados por sus colegas y de brindar as una contribucin original e importante sobre el problema del empleo en pases subdesarrollados.

    4 Ambas formas de explotacin no son independientes, en especial cuando

    se practican en un mismo pas, pero tampoco estn necesariamente ligadas. Por lo general se observa una diferenciacin geogrfica entre zonas produc-toras de alimentos de exportacin y zonas de exportacin de fuerza de trabajo. Los problemas polticos de la coexistencia de un campesinado

  • 160 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    Supongamos que un capitalista, propietario de medios de produccin capitalistas, que compra los elementos de su capital fijo y vende sus productos en el mercado capitalista, haga trabajar campesinos en su empresa o en sus tierras durante la estacin muerta del ciclo agrcola; supongamos tambin que esos campesinos estn lo sufi-cientemente prximos de sus hogares como para alimen-tarse todos los das de sus reservas. Este extrao capita-lista no tendra ninguna necesidad de pagar salarios ni de invertir en el sector agrcola para asegurar el mante-nimiento, la reconstitucin y la reproduccin de la fuerza de trabajo, pues a sta la realizaran totalmente los campesinos con su propio trabajo. Utilizara un capital fijo pero ningn capital variable. Gozara de una renta en trabajo pero no de una plusvala. Esta frmula aberrante y en apariencia hipottica es, sin embargo, casi exacta-mente la del trabajo forzado cuando, por ejemplo en las plantaciones coloniales, los trabajadores no pagados y sus familias seguan cultivando sus tierras situadas en la proximidad de la plantacin para subvenir a sus necesi-dades alimenticias. En la prctica, sin embargo, para que los campesinos cedan su trabajo gratuitamente es necesa-rio someterlos a una constriccin cuyo costo se deduce del provecho extrado de su explotacin, costo por lo general asumido por las autoridades coloniales que dirigen a las fuerzas represivas (Meillassoux, 1964 : XII).

    El trabajador, con ms frecuencia que en el caso anterior, es llevado hacia terrenos situados lejos de su lugar de origen. Si el trabajador, siempre y slo durante la esta-cin muerta, es desplazado durante un tiempo superior a una jornada, vale decir, ms all del tiempo que le

    dedicado a la agricultura de exportacin y de un proletariado, fueron tratados por B. Founou Tchigoua (1974). Pero este anlisis, pese a las precauciones del autor, se detiene de hecho en las relaciones entre los campesinos y el mercado, sin apoyarse sobre un anlisis de las relaciones de produccin agrcola y su transformacin.

    Para un anlisis de las modalidades de la explotacin de las comunidades domsticas mediante la agricultura comercial, ver: C. Reboul, quien est entre los primeros en haber demostrado de qu manera la agricultura comercial se alimenta del sector de consumo (1972); y Comit Information Sahel, 1974; Bukh, 1974; Cahan, 1974; sobre la agricultura del man en los pases muridas: Copans y otros, 1972, y Copans, 1973; D. Cruise O'Brien, 1971; sobre los efectos de esta agricultura: Copans, 1975; Raynaud, 1975; Reboul, 1975 y D. Cruise O'Brien, 1974.

    MIGRACIONES TEMPORARIAS 161

    permite reconstituir sus fuerzas satisfaciendo sus necesi-dades alimenticias mediante el acceso al alimento produ-cido por su comunidad, el empleador debe brindarle este alimento o el equivalente en poder de compra. Debe remunerarlo de manera proporcional al tiempo de tra-bajo. La renta en trabajo no puede ser totalmente reali-zada en este caso, pues se le amputa el precio -mdico-del alimento concedido al trabajador. En un tercer caso, cuando el trabajador emigra por un lapso que supera el de la estacin muerta, la produccin de alimentos de su comunidad es privada de la fraccin correspondiente a lo que habra producido durante la estacin agrcola. Este trabajo es ms caro para el empleador, quien para man-tener las condiciones de la reproduccin de la fuerza de trabajo en el sector domstico, debe pagar una remunera-cin que cubra, adems del costo de reconstitucin de la fuerza de trabajo inmediata, la falta de produccin del trabajador en el sector domstico vital durante su empleo en el sector capitalista.

    Si el trabajador, finalmente, no vuelve a su comunidad de origen sino que se instala de manera definitiva en el sector capitalista, nos encontramos en el caso de una emigracin definitiva.

    Para resumir lo que precede pueden distinguirse tres variantes de la extraccin de la renta en trabajo por el capitalista:

    1. El trabajador es empleado en el sector capitalista slo durante la estacin muerta y se alimenta de sus reservas domsticas durante este perodo. El empleador est en condiciones de extraer de l una renta en trabajo equivalente a Er, pero no a Ed+Er. Es una forma de explotacin del trabajo anloga a la corvea, donde el capitalista sustituye al seor.

    2. El trabajador es empleado en el sector capitalista slo durante la estacin muerta, pero es alejado de su lugar de origen y no puede alimentarse con las reservas domsticas. La renta debe ser entonces amputada del valor de las subsistencias entregadas por el empleador al trabajador a travs de la duracin de su empleo a fin de reconstituir la fuerza de trabajo inmediata. Para el traba-jador es una situacin menos desfavorable en la medida que le permite ahorrar del producto domstico el volumen de su consumo.

  • 162 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    3. El trabajador es empleado en el sector capitalista durante un perodo mayor que la estacin muerta. Ade-ms de la subsistencia necesaria para la reconstitucin de su fuerza de trabajo inmediata durante el tiempo de su empleo, es necesario agregar a su remuneracin el equi-valente de la falta de produccin que resulta de su ausen-cia durante el perodo productivo. En tales condiciones la explotacin del trabajo realiza la transferencia del sector domstico al sector capitalista, proporcionalmente a la edad del migrante y a la duracin del empleo en el sector capitalista:

    a ] de una fraccin proporcionada de a A o, equivalente al valor mercantil de las subsistencias en el lugar del empleo invertido por sus ascendientes para su produccin como productor de fuerza de trabajo,

    b ] de una fraccin proporcionada de a B i , valor mer-cantil de las subsistencias consumidas por el trabajador durante sus perodos de desocupacin pasados en el sector domstico (desocupacin, enfermedad, incapacidad),

    c ] de la totalidad de aCi, su "retiro", que ser asegu-rado por su propio trabajo o el de sus parientes.5

    Entre la primera y la segunda variante (p. 161) apa-rece una diferencia mayor. En el primer caso el trabaja-dor forzado no recibe ningn pago; en el segundo recibe un salario. En el primer caso el empleador se beneficia clara y nicamente de una renta en trabajo. A partir del segundo caso su beneficio no aparece como una renta gratuita sino como una plusvala constituida por la dife-rencia de valor entre el precio de las subsistencias con-sumidas por el trabajador durante el tiempo de su em-pleo, pagadas por el salario horario, y el valor de las mercancas producidas por el trabajador durante el mismo tiempo. En qu se ha convertido la renta?

    La renta subsiste porque la suma pagada por el em-pleador slo cubre la reconstitucin inmediata de la fuerza de trabajo. Los capitalistas advertidos la denomi-

    1 En el caso del migrante definitivo la renta es igual a aA o (disminuida

    de la diferencia entre la edad de formacin del productor y la edad de su llegada al mercado de trabajo). En el caso del migrante temporario a A o no es realizado tan completamente porque el perodo de actividad del mi-grante es interrumpido por sus regresos al pas. Por el contrario, la renta contiene adems la fraccin proporcionada de aB i y la totalidad de aC i.

    MIGRACIONES TEMPORARIAS 163

    nan un "salario de complemento".6 La ganancia del pa-trn, reducida slo a la plusvala, disminuira con todo lo que enumeramos en a, b, y c. Otra fuente indirecta de la ganancia que goza el patrn colonial (y no su homlogo metropolitano que emplea nativos de esta misma colonia) se debe al hecho de que las subsistencias compradas en el mercado local, si son producidas por el sector domstico, son vendidas por debajo de su valor en razn de la renta en trabajo que ellas implican.7

    En el plano terico, el hecho de que la fuerza de trabajo sea empleada en la produccin inmediata del productor mediante la produccin de valores de uso, no permite asimilarla al trabajo abstracto sometido a la nivelacin general del precio de produccin capitalista. La utiliza-cin del tiempo como medida del trabajo no se aplica all directamente, lo cual permite su perpetuacin, incluso en el sistema capitalista, a pesar de su baja productividad. Ms an, esta situacin mantiene la especificidad del sector vital de autosubsistencia, productor de valores de uso.8 ,.. - *

    Se puede entonces establecer, de manera general, que cuando un trabajador est comprometido simultnea-mente en la agricultura de autosubsistencia y en un trabajo remunerado del sector capitalista, produce a la vez una renta en trabajo y una plusvala. La primera procede de la transferencia gratuita de una fuerza de trabajo producida en la economa domstica hacia el sector de produccin capitalista, la otra de la explotacin de la fuerza de trabajo del productor comprada por el capitalista. En el lugar del empleo la renta en trabajo no aparece generalmente como tal, pues el trabajador no le

    6 Como el que se paga a las mujeres por causas anlogas CERAT, 1972 : 77

    ss.). 7 Desde el momento en que el trabajador es asalariado, parcial o comple-

    tamente, el capitalismo, para realizar la plusvala, debe crear un mercado de alimentos. Para Laclau (1972 : 25) la diferencia entre el capitalismo y el feudalismo (vale decir, para l, una economa de subsistencia cerrada) est marcada por la existencia de ese mercado. 8 Marx haba comprendido la posibilidad, para el campesino parcelario, de

    explotarse a s mismo, al no estar sometido a las limitaciones de la renta ni de la ganancia, al poder vender su producto por debajo de su valor e, incluso, de su precio de produccin (1867 /1950, m, 3 : 185 [FCE, t m , p . 746 ] ) .

  • 164 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    entrega por separado, a su empleador, un tiempo de trabajo gratuito y un tiempo de trabajo remunerado: slo entrega un tiempo de trabajo a bajo precio. Ms an, la renta se realiza al mismo tiempo que la plusvala y proporcionalmente a las horas de trabajo remunerado. Para el capitalismo, por ltimo, la renta y la plusvala se confunden en una sola y nica ganancia. Pero sabemos que, pese a dicho modo particular de extraccin de la renta, que en apariencia no se distingue de la extraccin de la plusvala, los elementos de la renta en trabajo estn sin embargo presentes porque, en un perodo que supera la duracin de su empleo, el trabajador divide su fuerza de trabajo entre su propia produccin y la produccin de una mercanca para su empleador.

    Esta distincin tiene una consecuencia poltica y social considerable, pues la renta no se realiza de igual manera que la plusvala, no pone en juego las mismas institucio-nes: la extraccin de la renta en trabajo exige la puesta en marcha del mecanismo complejo y especfico de las migraciones temporarias, el establecimiento de un doble mercado de trabajo y el sostenimiento de una ideologa discriminatoria adecuada.

    La obra del CEDETIM (1975) sobre los inmigrados contiene los elementos de un anlisis econmico de las migraciones, pero la primera parte concluye de una manera clsica explicando las diferencias de salarios por las diferencias de los niveles de vida (pp. 33-34). Pero este argumento no es el de Marx sino el de la burguesa: "Esa gente no tiene las mismas necesidades que nosotros". Esto es tautolgico, pues las necesidades no se expre-san con relacin al individuo ni al medio particular donde vive, sino con relacin a las necesidades sociales de la reproduccin social en general, en este caso del modo de produccin capita-lista. Marx explica, en efecto, que las condiciones de la reproduc-cin de la fuerza de trabajo se inscriben, para una misma sociedad, en un contexto histrico dado que vara con el tiempo y que justifica la reivindicacin del proletariado en su conjunto de salarios crecientes, a medida que sus condiciones progresan, no slo como una simple medida de justicia sino porque el progreso general de la produccin slo puede apoyarse sobre el desarrollo concomitante de las fuerzas productivas de las que tambin el proletariado es portador. No pueden explicarse entonces, ni menos justificarse, los bajos salarios pagados a ciertas poblacio-nes, cuando estn empleadas en la esfera econmica del capita-lismo, con el pretexto de la pobreza que reina en su pas de

    MIGRACIONES TEMPORARIAS 165

    origen, pobreza de la cual los bajos salarios son la causa y no la consecuencia.

    Ms adelante los autores agregan: "Para fijar salarios inferio-res [. . . ] los patrones pagan el trabajo de los inmigrantes por debajo de su valor en Francia, vale decir, sobre la base de un conjunto de bienes que no seran considerados generalmente como una reconstitucin de la fuerza de trabajo, pero que s lo son en su sociedad de origen."9 Este anlisis excluye, por lo tanto, la posibilidad de que un trabajador pueda ser explotado de esta manera en su "sociedad de origen". La referencia a un "intercambio desigual" muestra que, para los autores, las rela-ciones econmicas se establecen entre estados nacionales y no entre "modos de produccin". Esta primera parte, por ltimo, no distingue entre migraciones definitivas y temporarias. Sin em-bargo se encuentra, en el anlisis consagrado a los trabajadores del frica negra (p. 205 ss.), una apreciacin correcta del pro-blema que evita las trampas del economismo.

    9 Como trat de demostrarlo, no es la reconstitucin sino el manteni-

    miento y la reproduccin de la fuerza de trabajo los que son parcialmente asegurados por el sector domstico durante la permanencia del trabajador en dicho sector.

  • 6

    EL MANTENIMIENTO DE LAS RESERVAS DE MANO DE OBRA

    Para que se realice la superexplotacin del trabajo mediante la doble extraccin de la renta en trabajo y de la plusvala, no de manera ocasional sino sistemticamente, deben darse varias condiciones simultneas en la zona de emigracin y en el mer-cado capitalista de la mano de obra.

    En la zona de emigracin estas condiciones estn liga-das a la preservacin integral o parcial de una agricul-tura de autosubsistencia y de relaciones domsticas de produccin. Con este fin es necesario que, paradjica-mente, los capitalistas impidan la extensin del capita-lismo a las zonas rurales proveedoras de mano de obra. La importancia que el capitalismo concede a esta frmula de explotacin se mide por las disposiciones tomadas en este sentido por los estados racistas de frica oriental y austral , los que han fundado su prosperidad desde hace tres cuartos de siglo sobre la explotacin de esos "yaci-mientos de mano de obra negra" (Murcier, 1973), ms jugosos an que las minas de oro y de diamantes. '

    En esas colonias de poblamiento una fraccin del terri-torio colonizado es substrada a la apropiacin privada de los colonos. Son las "reservas" donde estn confinadas las poblaciones africanas. Reservas denominadas de tierras, pero sobre todo de mano de obra, que han sido hasta el presente los instrumentos esenciales de la poltica eco-nmica de los estados racistas. 2 Con el pretexto de pre-

    1 En lo que concierne a la Unin Sudafricana hay que leer los trabajos

    de H. Wolpe U972, 1973), los que demuestran la puesta en prctica deliberada de ese mecanismo de produccin de mano de obra barata y la manera que tienen la ideologa racista, la segregacin y el apartheid, de articularse en esta poltica econmica. Despus de la discusin que tuve con H. Wolpe, a propsito de investigaciones convergentes, elabor la presente reflexin.

    2 Jack Woddis (1960) sealaba precisamente que "uno de los principales

    fines de la poltica agraria de los blancos en frica es proveer a las minas

    [166]

    RESERVAS DE MANO DE OBRA 167

    . servar las condiciones de vida "tribal" las autoridades intentan impedir en ellas, mediante leyes apropiadas, la

    i emergencia de una propiedad privada de la tierra y la \ constitucin de relaciones de produccin capitalista. Para | su subsistencia cada familia recibe, en principio, una I parcela de tierra en funcin de su dimensin: one man, one plot (un hombre, un lotecito). Estas parcelas estn

    sometidas a restricciones precisas: .son inalienables, para evitar su eventual concentracin en manos de una clase

    [ de propietarios de tierras autctonos; no est permitido i emplear asalariados en esas tierras, ni practicar cultivos 1 de rendimiento. Por otra parte la circulacin monetaria

    est reducida al mnimo en las reservas, con la finalidad j de evitar una concentracin del capital que conducira a

    una transformacin de las relaciones de produccin y a } un desvo de la fuerza de trabajo hacia actividades remu-

    nerativas en el interior de las reservas. La filosofa de esta poltica est claramente formulada

    por Lord Hailey, un terico de la colonizacin britnica (1938 : 605): "Las reservas son utilizadas como 'amortiza-doras' en el sentido de que satisfacen las necesidades de los desocupados, de los enfermos, de los viejos, sin nin-guna carga para el Estado. [. . . ] La nica alternativa que existe frente a esto, es la de una mano de obra permanente, instalada en las ciudades, alrededor de las minas y las fbricas, y totalmente separada de la tierra; pero tal mano de obra tendr necesidad de salarios ms

    v elevados, de viviendas adecuadas, de escuelas, de distrac-ciones y seguros sociales."

    Estos principios son retomados casi literalmente por los gobiernos racistas: "Es de evidente conveniencia para las minas que los trabajadores indgenas sean impulsados a regresar a sus hogares al trmino de su perodo normal de servicio. La perpetuacin del sistema gracias al cual las minas estn en condiciones de obtener trabajo no calificado a una tasa inferior a la que se paga general-mente en la industria, depende de esto; de otra manera los medios subsidiarios de subsistencia desapareceran y

    y las granjas de mano de obra barata". Pues Woddis no precisa analtica-mente la diferencia entre la emigracin definitiva, provocada por la expropiacin o el empobrecimiento de los campesinos, y las migraciones temporarias organizadas a partir de las reservas o de los territorios coloniales vecinos.

  • 168 EXPLOTACIN DE LA COMUNIDAD DOMSTICA

    el trabajador tendera a convertirse en un residente per-manente del Witwatersrand." (Extracto de un informe de la Comisin de los salarios indgenas en las minas de Rode-sia, citado por Shapera, 1947 : 204).

    "Es un acto de buena poltica, mientras sea practicable, dejar la carga de los enfermos y los invlidos a cuidado de los clanes tribales y de las organizaciones familiares que tradicionalmente han aceptado esta responsabilidad." (Informe del gobernador de Uganda, 1956, citado por Mukherjee, 1956 : 198). El principio es evidente: es nece-sario preservar, por medios legales y represivos, un lugar donde la fuerza de trabajo pueda reproducirse por s misma, pero en el nivel estricto de la subsistencia. Atra-dos lgicamente fuera de las reservas para procurarse el numerario que slo es distribuido en el sector de empleo capitalista a cambio de la fuerza de trabajo, sin embargo los trabajadores slo son aceptados en l durante perodos cortos, con la finalidad de que no queden a cargo de los empleadores. De esta manera se instituye, entre dichas reservas y las zonas mineras e industriales, un va y viene permanente de millones de trabajadores.

    Un sistema institucional de reservas no es indispensable para la puesta en accin de esta poltica econmica. En las regiones colonizadas que no estn inmediatamente amenazadas por la apropiacin capitalista y, al mismo tiempo, estn separadas del desarrollo de la agricultura de exportacin, se constituyen por s mismas reservas "naturales". En las colonias de explotacin sucede esto en zonas muy alejadas de los caminos de salida, poco favora-bles a la agricultura comercial y donde la poblacin colonial es dbil. Adems de sus propias reservas la Unin Sudafricana dispone del trabajo de las poblaciones de Angola y de Mozambique, cuyas migraciones tempora-rias eran organizadas por la administracin colonial por-tuguesa. Estas reservas naturales se han constituido igualmente en las neocolonias francesas. As ocurre, por ejemplo, con la Alto-Volta que surte a la Costa de Marfil y a Ghana de mano de obra agrcola de estacin.3 Lo

    3 Pueden consultarse los trabajos de Deniel (1972), Ancey (1974), Kohler

    (1972), Capron y Kohler (1975). "Est comnmente admitido que en el pas mosi la agricultura slo puede asegurar la subsistencia". (Kohler, 1972 : 49).

    RESERVAS DE MANO DE OBRA 169

    mismo ocurre con los valles del Senegal y Falem, que exportan decenas de miles de trabajadores de Mali, sene-galeses y de Mauritania, hacia Francia (CEDETIM, 1975 : 205 ss.). En estas reservas, que se extienden diariamente -en la actualidad llegan hasta el Niger y Tchad-, los habitantes slo tienen para vender su fuerza de trabajo. Las necesidades de dinero (para pagar los impuestos, comprar los productos naturales que antes se trocaban, remplazar los productos artesanales por mercaderas in-dustriales, etc.) obligan a estas poblaciones a entrar en el mercado capitalista. Como por otra parte la tierra per-manece disponible y las condiciones de la produccin alimenticia cambian poco, las relaciones domsticas de produccin persisten como las nicas capaces de asegurar

    / l a sobrevivencia y la perpetuacin de las comunidades. De esta manera se obtiene, mediante el relativo aban-dono de dichas regiones, que al entregarlos a una miseria insidiosa expulsa a los campesinos de sus aldeas, lo que el legislador racista de frica del Sur t ra ta de mantener por la coercin.

  • 7

    EL DOBLE MERCADO DE TRABAJO Y LA SEGREGACIN

    Atrados por necesidad al sector capitalista y al mismo tiempo rechazados por razones de economa al sector domstico, los campesinos-proletarios constituyen una mano de obra especfica frente a la cual se ha instituido un modo de explotacin tambin especfico.

    Ya sea en los pases abiertamente racistas como la Unin Sudafricana, o en los pases europeos, las condi-ciones de empleo de los trabajadores migrantes son del mismo orden. La extraccin capitalista de la renta en trabajo exige, en efecto, la constitucin de instituciones, de mecanismos y de ideologas determinadas que son universales. Se trata, por una parte, del doble mercado de trabajo, y, por la otra, de la rotacin de la mano de obra de origen rural obtenida mediante su peridico envo a l . sector domstico. Esta poltica es sostenida por una nece-saria ideologa racista. *- * ^ - J

    El doble mercado de trabajo apunta a dividir orgni-camente al proletariado en dos categoras de acuerdo a la forma de explotacin a la que est sometido: la de los trabajadores integrados o estables, que se reproducen ntegramente en el sector capitalista; la de los trabajado-res migrantes que slo se reproducen en l parcialmente. Este doble mercado se constituye a travs de diversas discriminaciones, de las cuales las dos ms importantes son las siguientes: \

    D La primera se' apoya sobre la distincin entre salario directo y salario indirecto. Los beneficios sociales por familiares y por paros, la asistencia a los enfermos o los incapacitados por razones de trabajo, son concedidos de manera discriminatoria. Se les niegan, con diversos pre-textos, total o parcialmente, a los trabajadores a quienes se considera que deben mantenerse y reproducirse fuera del sector capitalista.

    [170]

    MERCADO DE TRABAJO Y SEGREGACIN 171

    Esta poltica es practicada activamente por los estados racistas de frica y, en diversos grados, por los gobiernos europeos empleadores de mano de obra inmigrante. De esta manera el gobierno francs le paga a los trabajado-res migrantes un salario indirecto tres o cuatro veces inferior al que le correspondera, en las mismas condicio-nes, a un trabajador francs.

    D La segunda discriminacin se realiza debido a que ciertas ramas de la industria o ciertos sectores practican una sabia inestabilidad del empleo y pagan salarios bajos con el fin de mantener alejados a los trabajadores inte-grados -los que, al sustentarse completamente en el mer-cado, no podran vivir con esas entradas- y slo retener esa mano de obra que se cree rica por su pertenencia rural. La existencia de este doble mercado de trabajo est reconocida de manera explcita por los capitalistas franceses: "La mano de obra extranjera es empleada muchas veces en empresas temporarias [. . . ] no dispone de la seguridad del empleo. [. . . ] Constituye as una suerte de segundo mercado de trabajo, gil y muy activo" (Entreprise, nm. 948, 9 de noviembre de 1973). Tambin por este m