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PUBLICADO: 10/12/2015 ¿Triunfo de la derecha o derrota del chavismo? El chavismo como fenómeno redentor, sociológico e inmaterial sobrevivirá más allá de los dirigentes que se reclaman chavistas o antichavistas. Luego de las elecciones legislativas la situación de Venezuela es cierta en su

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PUBLICADO: 10/12/2015

¿Triunfo de la derecha o derrota delchavismo?

El chavismo como fenómeno redentor, sociológico e

inmaterial sobrevivirá más allá de los dirigentes que se

reclaman chavistas o antichavistas.

Luego de las elecciones legislativas la situación de Venezuela es cierta en su

esencia, pero falsa en sus detalles. Nicolás Maduro y su entorno no podrán resolver

con sólo retórica los graves problemas estructurales que padece el país. La

oposición, por su parte, carece de un programa creíble para superar la crisis

económica que ataca a los estómagos de la gente. Maduro, en lenguaje

barriobajero, habla de contrarrevolución y conspiraciones foráneas. La oposición se

muestra ante las cámaras con un maquillaje muy parecido al empleado en los

reinados de belleza y aborda la problemática social con bravatas carnavalescas.

Juan Domingo Perón, Jorge Eliécer Gaitán, Fidel Castro y Hugo Chávez son –sin

desmeritar a otros dirigentes de América Latina– los líderes más influyentes y

metatemporales del continente. La sombra del peronismo franquea de forma

transversal a varias generaciones de argentinos. Los colombianos están aún por

resolver la más larga guerra civil del hemisferio ocasionada por el asesinato de

Gaitán. Cuba sobrevivió a la «Guerra Fría» y negocia de tú a tú con la primera

potencia del planeta. Chávez modificó radicalmente la geopolítica del continente y

su sombra llega hasta los confines de Europa, África y Asia.

El chavismo como fenómeno redentor, sociológico e inmaterial sobrevivirá más allá

de los actuales dirigentes que se reclaman chavistas o antichavistas. El chavismo –

como sucede con el peronismo- es y será un estado emocional, subjetivo y colectivo

que afectará a más de una generación. El chavismo está entre los millones de

venezolanos que vieron transformar sus vidas y consiguieron algo de movilidad

social ascendente. Fueron los años en los que el fogoso coronel volteaba la tortilla y

la sociedad vivía en una especie de «revolución permanente».

Muchos analistas aún no sé explican cómo la oposición venezolana pudo ganar

unas elecciones sin tener una sola idea medianamente seria o una propuesta

alternativa a la gestión del gobierno de Maduro. Surgen muchas explicaciones. Unos

opinan que la derrota fue a causa de la incompetencia del equipo de Maduro para

enfrentar los retos macroeconómicos, la proverbial cultura del rentismo y la

corrupción en el seno del gobierno. Otros acusan a la injerencia foránea, la guerra

económica y a la propaganda de origen externo como los factores que

desmoralizaron a los votantes chavistas. Algunos juntan las dos explicaciones

anteriores y agregan un poco de su cosecha.

La mayoría de medios colombianos tildan de «régimen» al gobierno de Venezuela.

Es una pena. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica en Colombia han

asesinado a 152 periodistas en los últimos años, una cifra espeluznante para un país

calificado como «democrático» por los comunicadores que aún están vivos. Esto no

pasa en el «régimen» venezolano. ¿Cómo se explica que en una «democracia»

como la colombiana la participación electoral no supere el 50%? ¿Cómo se explica

que en un «régimen» como el venezolano el índice de participación electoral

alcanzó el 79,69% y 74,17% en los dos últimos comicios? Habrá que pensar en unos

lentes nuevos para muchos periodistas colombianos. ¿No creen, además, que una

de las llaves de la paz en Colombia está en Venezuela? ¿No?

En las legislativas del 6-D al oficialista Gran Polo Patriótico se le esfumaron 2

millones de votantes que, curiosamente, no fueron todos a parar a las listas

opositoras. Con relación a las presidenciales del 2013 la Mesa de Unidad

Democrática (MUD) sólo aumentó su caudal en unos 340 mil votantes. Más claro no

canta un gallo. Una importante base chavista castigó al gobierno de Maduro.

Bájense de la nube y vengan a ganarse el pan con nosotros, pareciera decir la voz

de la calle. La MUD es un batiburrillo de grupos y grupitos sin cohesión y sin norte

que seguramente implosionará y más aún cuando venga la repartición del botín

burocrático. Así son las cosas al otro lado de nuestra frontera.

Se habla de diálogo en Venezuela. ¿Qué clase de diálogo? Pienso en tres modos

posibles. El primero podría llevarse a cabo a la manera como lo hacen Ludovico

Settembrini y Leo Naptha en la Montaña Mágica de Thomas Mann: dialectico y

argumental. El segundo no es en realidad un diálogo sino una relación entre

maestro y discípulo -uno habla y el otro escucha, aprende y practica- tal como

ocurre en las películas de los guerreros Shaolin. El tercer diálogo puede parecerse a

guisa de Don Quijote y Sancho Panza: un orate que dice cosas sabias e inteligentes y

un glotón que argumenta con base en galimatías mientras sueña con una sopa de

garbanzos. Lo otro es que no dialoguen y se atengan a las consecuencias: la

violencia disparatada y fuera de control. La «negatividad abstracta», escribía Hegel.

Los venezolanos saben muy bien lo que es la violencia irracional porque la vivieron

durante el “Caracazo” de 1989. El paquete neoliberal estalló como una bomba de

relojería en la cara del presidente Carlos Andrés Pérez. Cifras extraoficiales hablan

de más 300 muertos y 2 mil desaparecidos en una semana. De ese parto viene

Chávez. De esos tiros, muertos, saqueos, heridos y desaparecidos viene el

chavismo. No recuerdo ahora quién fue que dijo algo así como: «…Después de

azotarle, le matarán, y al tercer día resucitará…”

En twitter: @Yezid_Ar_D

Blog: https://yezidarteta.wordpress.com/author/yezidarteta/

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