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Josep Lluis Blasco y Tobies Grimaltos
(esta manera no es, a su vez, un objeto). Incluso si no las percibimos como son,
percibimos las cosas y no otro tipo de entidad. ¿No ve el ciego al color las mis-
mas cosas que yo veo? ¿Debemos decir que sus objetos de percepción no son los
mismos que los míos, porque los ve de manera diferente? Las experiencias que
tenemos de los objetos pueden ser muy diferentes unas de otras, y en ocasiones
quizá no pueden describirse ni darse a conocer a alguien que no las comparte,
pero las experiencias son experiencias de cosas, son las cosas las que se experi-
mentan.
Podemos aceptar por tanto el realismo directo de sentido común: no es
incompatible, en todo caso diferente, de la concepción del mundo de la física.
Ambas perspectivas son diferentes, pero no por eso una es verdadera y la otra
falsa. Somos animales y vivimos en un medio del que necesitamos adquirir in-
formación continuamente. La información que necesitamos, es información del
mundo macroscópico, complejo y cambiante, y nuestros órganos sensoriales es-
tán adaptados a él. Los mecanismos causales que intervienen en este proceso son
algo que deben explicar el fisiólogo y el neurofisiólogo, pero a nosotros esos
mecanismos nos proporcionan una información directa de los objetos que nos
interesan, públicos y diversos. La información que obtenemos, también está en
función de las preguntas que queremos responder, y éstas pueden situarse en el
ámbi to macroscóp ic o del medio, para la vida ordinaria, o en e lámbito mic roscó-
pico de los constituyentes de la materia, para la labor científica. Quizá ésa es la
línea en la que se debería seguir trabajando, en el estudio del fenómeno de la per-cepción. La percepción es un mecanismo de adquisición de información sobre
el mundo, y esa información es tanto fenoménica como proposicional, involucra
tanto imágenes como creencias, pero desde luego lo que no involucra en su ex-
plicaci'ón, es intermediario alguno que nos libre del er ror o l lene el vacío entre
apariencia y realidad. En esta línea han trabajado auto res con perspectivas y
presupuestos diferentes, que merecería la pena tener en cuenta, como Dretske
(1981) y Gibson (1979). Quizá el papel del filósof o consista en considerar en qué
condiciones es más fiable la información d isponible, o en qué aspectos debe-
rían cambiar nuestros métodos para mejorarla cuantitativa y cualitativamente, y
no en utilizar la percepción como fundamento inamovible sobre el que edificar
el resto del conocimiento.
154
11. La inducción
La inducción o razonamiento inductivo, es un procedimiento argumentativo
del que nos servimos muy a menudo, tanto en la vida ordinaria como en las
denominadas ciencias empíricas. Por suerte o por desgracia, sólo ciencias forma-
les como la matemática pueden servirse de la deducción como único método de
obtención de conocimientos. 1
Quizá la mejor manera de caracterizar el razonamiento inductivo sea decir
que es aquel razonamiento que, siendo válido, no es deductivo. Encontramos ahí
un primer indic io de que bajo la denominación «inducción» subyacen diferentes
tipos de razonamiento. La primera forma de caracterizar la inducción, por tanto,
es describir su contraria, la deducción, y def in ida por oposición. Un argumento
deductivo esaquel en elque la conclusión se sigue necesa ri amente de las premisas,
es decir, aquel en el que no es posible que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa. Por el contrario, entonces, un argumento inductivo es aquel
argumento válido en el que es posible que las premisas sean verdaderas y la
conclusión falsa, aquel en el que la conclusión no se sigue necesariamente de las
premisas.
Un ejemplo de razonamiento deductivo sería:
Premisa 1: Si todos los cuervos son negros,
Premisa 2: y-Poli es un cuervo,
Conclusión: entonces Poli es negro.
Mientras que un argumento inductivo sería:
Premisa 1: Poli es un cuervo y es negro.
Premisa 2: Todos los cuervos que he visto hasta ahora son negros.
Conclusión: Todos los cuervos son negros.
l. La inducción matemática no es propiamente inducción, sino más bien un tipo de razonamien-
to deductivo.
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Podemos ver que en el caso del conocimiento deductivo, si las premisas
son verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera: si todos los cuervos
son negros, y Poli es un cuervo, entonces necesariamente Poli ha de ser negro.
En el inductivo, sin embargo, del hecho de que todos los cuervos que he visto,
Poli incluido, sean negros, no se sigue que todos los cuervos sean negros; las
premisas no prueban la conclusión, sólo le confieren probabilidad. El razona-
miento deductivo es demostrativo, el inductivo no. Todos los cisnes que habían
visto los europeos hasta el siglo XV II eran blancos. El explorador Willem Jansztenía todo el derecho del mundo a c reer que todos los cisnes eran blancos, hasta
que se convirtió en el primer europeo en llegar a Australia y descubr ir que los
cisnes de allí eran negros. En consecuencia, una característica de la inducción, es
que la conclusión está infra-determinada respecto de las premisas, es decir, que
las premisas no garantizan una única conclusión, que hay múltiples conclusio-
nes mutuamente incompatibles que serían consistentes con las prernisas.'
El ejemplo de inducción ofrecido, corresponde a la forma más básica de
inducción, la que parte de la observación de un número de casos que tienen deter-
minada propiedad, y concluye generalizando que todos los individuos o casos
del mismo tipo tendrán esa propiedad, o que el próximo individuo o caso tam-
bién la tendrá. En esquema, es el razonamiento que parte de «Hasta ahora to-
dos los A que hemos visto eran B» y llega a «Todos los A son B» o «El próximo
A que encontremos también será B». Este tipo de inferencia se denomina induc-
ción enumerativa o por casos, y ha sido objeto de numerosas objecciones, que
pretenden serlo de la inducción en general.
Si nos fijamos, este tipo de inducción consiste en proyectar lo que se ha
observado ya, en lo que no se ha observado todavía, consiste en proyectar el
pasado sobre el futuro: partir de la observación de un número de cuervos que
eran negros y concluir que todos los cuervos son negros; partir del h echo de
que el Sol ha salido todos los días hasta ahora y conclui r que mañana volverá a
salir, aunque pueda estar nublado. Pero, ¿qué derecho tenemos a hacer eso? No
hay necesidad lógica alguna de que el Sol salga mañana: sería perfectamente
posible que no lo hiciese. ¿Qué nos autoriza a creer que saldrá? Parece que una
primera respuesta, es que el hecho de que en el pasado haya salido en muchas
ocasiones, todas hasta ahora, supone una buena razón a favor de que continúe
haciéndolo en el futuro. Cuantas más veces ha sucedido algo, más justificados
estamos en pensar que volverá a suceder en la próxima ocasión. Así, por ejem-
plo, Russell (1967) dice:
[...] cuanto mayor sea el número de casos en que A y B se hayan hallado
asociados, mayor será la probabilidad de que se hallen asociados en un
nuevo caso...)
Pero, ¿es eso verdad? Imaginemos que una familia está criando un pavo
para comérselo en Nochebuena. ¿Cuándo estará más justificado el pavo en creer
2. Véase Brown, 1988. pp. 23 Yss.
3. Russell, 1967, p. 64.
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La inducción
que lo alimentarán al día siguiente, el 16 de octubre, por e jemplo, o el 23 de
diciembre, víspera del día en que lo degollarán? Yeso que el número de veces
que lo han alimentado el 23 de diciembre (el número de evidencias de que dis-
pone), es mayor que el que lo han hecho el 16 de octubre. ¿Estamos nosotros en
mejor situación que el pavo, en muchas de las inferencias que hacemos? Cuantas
más veces haya girado la llave de contacto para arrancar el coche, menor proba-
bilidad hay que arranque la próxima vez: las baterías se agotan o acaban estro-
peándose. Algo parecido podríamos decir sobre la creencia de que el Sol saldrámañana: como el Astro Rey va consumiéndose, llegará un día en que inexora-
blemente se extinguirá. Ciertamente ese día parece estar lejos, pero eso no afec-
ta a lo que decimos. Lo cierto es que cuando el número de casos en los que ha
salido el Sol sea muy grande, cada caso adicional no contará a favor de que salga
al día siguiente, sino en contra. ¿Por qué pensar entonces que la continuidad en
los casos del pasado, cuenta a favor y no en contra del hecho de que continuarán
produciéndose en el futuro?
Lo que todo eso muestra, es que la mera regularidad entre un hecho A y un
hecho B, observada en el pasado, no es suficiente para inferir la conexión entre
A y B, en todos los casos. Del hecho de que todos los geólogos que conozco sean
calvos, no infiero que todos los geólogos sean calvos. Hay c ie rtas generaliza-
ciones que nos sentimos justificados a hacer, y otras que no. Hay casos en que la
repetición es una buena guía para predecir que el mismo fenómeno continuará
produciéndose en el futuro (cuando pensamos o sabemos que es ejemplificación
de una ley, basada en conexiones causales entre fenómenos) y casos en que sabe-
mos que la repetición cuenta en contra del hecho de que ese fenómeno continúe
ocurriendo en el futuro. El caso del Sol (o de la batería), que hemos comentado,
es falaz en este sentido, ya que combina dos evidencias: que el Sol ha salido
todos los días, y que se consume poco a poco (que también es inductiva y por
tanto tampoco está libre del problema que nos ocupa). Con todo, hemos mostra-
do que la inducción presenta al menos estos problemas: 1) el problema de la
justificación; 2) el problema de qué cuenta como evidencia a favor de una con-
clusión generalizadora y qué no; 3) el problema de la proyectabilidad: qué pre-
dicados podemos proyectar y cuáles no. Por ejemplo, hemos observado todos los
cuervos que han sido observados, pero de ahí no podemos concluir que hayan
sido observados todos los cuervo s. Los tres problemas están interconectados:
quizá 2) y 3) son aspectos parciales del problema general 1), pero considerarlos
separadamente nos ayudará a entenderlos e intentar solucionarlos. Comence-
mos po r el primero.
11.1. El problema de lajustificación de la inducción:
el rompecabezas de Hume
El problema de la justificación de la inducción fue formulado de forma
demoledora por Hume. Desde entonces, unos y otros han intentado encontrar
alguna respuesta al que, para muchos, es el problema más difícil y grave que
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Josep Lluis Blasco y Tobies Grimaltos
plantea la inducción. Para comprobar su fuerza, volvamos al ejemplo de si el Sol
saldrá mañana. Podemos decir que lo sabemos, porque sabemos que ese fenóme-
no, como todos los fenómenos naturales, está sometido a leyes. Ahí es donde
entra en juego el problema que plantea Hume: ¿Existen razones para e sperar que
las leye s continúen cumpliéndose mañana? En el Tratado de la naturaleza hu-
mana, Hume dice:
Si la razón nos determinase, habría de proceder sobre el principio de que
los casos de que hemos tenido experiencia deben parecerse a aquellos delos que no la hemos tenido, y que el curso de la naturaleza continuará
siendo siempre el mismo ... [Pero] podemos concebir al menos un cam-
bio en este curso de la naturaleza, lo cual prueba suficientemente que este
cambio no es imposible.'
El problema principal que Hume encuentra, es que la inducción no es de-
ductiva, que está infra-determinada según las reglas de la deducción yeso con-
duce al círculo de la justificación. Si la regularidad de la naturaleza no es una
verdad intuitiva que pueda descubrirse a priori, puesto que no es contradictorio
suponer que pueda cambiar su curso, la única forma de poder probarla sería a
posteriori (es decir, mediante la experiencia), pero así tampoco puede probarse,
porque la experiencia solamente puede enseñamos que la naturaleza ha sido re-
gular en el pasado, no que lo será en el futuro. Pensar que será igual en el futuro,
es justamente aplicar el principio de inducción. En la Investigación sobre el co-
nocimiento humano Hume da el golpe de gracia:
[...] todas nuestrasconclusionesexperimentales se dana partir del supues-
to de que el futuro será como ha sido el pasado. Intentar la demostración
de este último supuesto por argumentos probables o argumentos que se
refieren a lo existente, evidentemente supondrá moverse dentro de un cír-
culo y dar por supuesto aquello que se pone en duda.'
Solamente podemos justi fica r e l ra zonamiento inductivo, aplicando la in-
ducción misma, lo que supone incurr ir en circularidad. El supuesto que gobierna
nuestros razonamientos inductivos, es que el futuro se conformará al pasado, la
evidencia que justifica este supuesto es que ha funcionado en el pasado; pero no
podemos inferir que continuará funcionando en el futuro, sin aplicar el supuesto
de que el futuro se conformará al pasado, que es precisamente el supuesto quetratábamos de justificar. Con tal de justificar la inducción, debemos utilizar el
razonamiento inductivo: el círculo es evidente. En ese caso y usando la termino-
logía de Peter Lipton (1991 ), ¿por qué tenemos más derecho a ser inductivistas
conservadores y aplicar el principio de que el futuro se conformará al pasado,
que inductivistas revolucionarios y aplicar el principio de que las cosas serán
completamente diferentes en el futuro, en la próxima ocasión por ejemplo? ¿Qué
nos autoriza a aplicar un principio y no el otro? Recordemos que determinadas
intuiciones abogan por el principio revolucionario.
4. Hume, 1739-1740, p. 390.
5. Hume, 1748. p. 58.
/58
La inducción
La conclusión de Hume, es que la inducción no puede justificarse racional-
mente. Yeso no quiere decir que sea irracional, simplemente que la justificación
debe ser de otro tipo: una justificación pragmática. La inducción, esperar que el
futuro sea como el pasado, es un hábito del que no podemos prescindir sin poner
en peligro nuestra propia supervivencia. Si no creo que el pan que me ha alimen-
tado siempre, me alimentará también hoy, que el fuego que ayer quemaba, que-
mará también hoy, sería yo mismo quien no tendría futuro. Por otra parte, aplicar
el principio revolucionario todavía sería más peligroso. Imaginemos que aplica-
mos este principio y pensamos que, como hasta ahora los cuerpos abandonados
en el vacío caen si no encuentran obstáculos, eso es evidencia a f avor de que el
próximo cuerpo no caerá, y decidimos comprobarlo lanzándonos desde un
sexto piso.
Con el problema de la justificación de la inducción pasa en buena medida
lo mismo que pasaba con el problema del escepticismo -al fin y al cabo el escep-
ticismo sobre la inducción es un escepticismo local. Es imposible obtene r certe-
za lógica con la inducción: es querer convertir la inferencia inductiva en deduc-
tiva, y la inferencia inductiva es no-deductiva por definición. Con eso no quere-
mos decir que haya que renunciar al proyecto de justificación, pero sí que hemos
de dejar de pensar que esta justificación debe consistir en convertir las conclu-
siones inductivas en demostrativas.
El procedimiento justificativo debe consistir, más bien, en analizar o inves-
tigar los diferentes procedimientos inductivos, para ver cuáles nos parecen más
adecuados, y a partir de ahí, intentar desentrañar las reglas de inducción que nos
parecen válidas y las que no. Si aclaramos esas cuestiones, avanzaremos en el
problema más difícil de la justificación, y nos encontraremos con otro gran pro-
blema de la inducción: saber qué evidencias contarían, y qué evidencias no con-
tarían, a favor de una conclusión, o d icho de otra manera, delimitar qué inferencias
estamos autorizados a realizar, y qué inferencias no estamos autorizados a rea-
lizar, a partir de determinados casos observados. Nos adentramos así en el ámbi-
to de la recomendación de Nelson Goodman, cuando en su famoso libro Fact,
Fiction and Forecast (1965) dice:
El problema de la inducción no es unproblema de demostración, sinoun
problema de definir la diferencia entre predicciones válidas e inválidas."
Esta reorientación del problema de la inducción, conecta nítidamente con
los problemas antes mencionados, ya que el problema de la sevidencias y el pro-
blema de la proyectabilidad, están tan íntimamente conectados que es casi im-
posible separarlos. Antes de abordarlos, los ilustraremos con dos paradojas ya
clásicas. La primera sería una clara ejemplificación del problema de las eviden-
cias, la segunda del problema más amplio de la proyectabilidad.
6. Goodman, 1965, p. 65.
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Josep Lluis Blasco y Tobies Grima/ros
11.2 Hempel y laparadoja de los cuervos
En el primer capítulo de su libro La explicación científica, Hempel (1965)
plantea la siguiente paradoja, conocida como «paradoja de los cuervos»: los ca-
sos particulares de cuervos negros que hemos observado son evidencias a favor
de la hipótesis general H,: «Todos los cuervos son negros». Sin embargo, este
enunciado es equivalente a H2: «Todo lo que no es negro, no es un cuervo», es
decir, nopuede darse el caso de que una sea verdadera y la otra falsa. Pero si son
lógicamente equivalentes, todo lo que es evidencia a favor de una, deberá serevidencia a favor de la otra; lo que sea evidencia a favor de H
2también deberá
serio a favor de H,. Por tanto, que este folio es blanco (no es un cuervo y no es
negro), debería ser evidencia a favor del hecho de que todos los cuervos son
negros. Y sin embargo, todos pensamos que el hecho de que este folio sea blan-
co, es irrelevante para la confirmación de H,. ¿Por qué? ¿Cómo podemos solu-
cionar este problema? Antes de entrar en esas cuestiones, veamos primero en
qué consiste el problema de la proyectabilidad.
11.3 Goodman y el problema de la proyectabilidad
Definamos el predicado verdul de la siguiente manera: algo es verdul si y
sólo si:
1) Ha sido examinado antes de final de mes y es verde
o
'2) Es observada después de final de mes y es azul.
Todas las evidencias que tenemos del hecho de que las esmeraldas son
verdes, también confirmarían la hipótesis de que las esmeraldas son verduLes (ya
que todavía no es e l mes que viene). Las mismas observaciones confirmarían
ambas hipótesis, pero mientras que, cuando decimos que todas las e smeraldas
son verdes, esperamos que las que observemos después de final de mes sigan
siendo verdes, cuando decimos que son verdules, esperamos que las que obser-
vemos el mes que viene sean azules. Las predicciones están igualmente confir-
madas por la evidencia de que disponemos, y no obstante, son incompatibles. Siconstruimos un predicado de la manera adecuada, podemos confirmar cualquier
predicción que queramos hacer: cualquier cosa confirmará cualquier otra . ¿Có-
mo regular entonces las inferencias, la proyección de un predicado sobre otros
casos, de manera que se eviten estos problemas? La mera inducción enumerativa
resulta demasiado permisiva, si no la rectificamos mediante alguna condición
adicional.
160
La inducción
11.4 El método hipotético-deductivo
Este tipo de problemas condujo a autores como Karl Popper (1959), a
mantener que no había ninguna inferencia inductiva adecuada y que el método
científico no era inductivo de hecho -claro que por inducción entendía la mera
inducción enumerativa. En opinión de Popper, el método inductivo ni está justi-
ficado ni se puede justificar, pero eso no constituye ningún problema para la
racionalidad de la ciencia, ya que ésta no necesita la inducción. Utilizando la dis-
tinción de Hans Reichenbach (1938), la inducción podría tener lugar en el deno-minado contexto de descubrimiento, pero no en el contexto de justificación. El
contexto de descubrimiento tiene que ver con las di versa s formas en que el inves-
tigador llega a elaborar su hipótesis, con el proceso psicológico por el que un
individuo llega a nuevas ideas. En opinión de Popper, ese hecho no tiene interés
al analizar lógicamente el conocimiento científico, aunque pueda tener mucho
interés para la psicología empírica. Desde el punto de vista del análisis lógico
del conocimiento científico, sin embargo, lo que interesa es el contexto de justi-
ficación, es decir, la cuestión de si tenemos buenas razones para mantener una
hipótesis, o si resulta racional o no admit ir la.
Sobre ese trasfondo, Popper defiende que ninguna hipótesis científica pue-
de ser confirmada por la experiencia dada, aunque sí puede ser refutada o falsada.
Yeso es así porque, para confirmarla, debemos descansar en la inducción, y ésta
no puede justificarse, de acuerdo con el dictum de Hume. Por el contrario, lashipótesis se puedenfa/sar deductivamente. Las hipótesis científicas no pueden
confirmarse, siempre son eso, hipótesis, que deben ser aceptadas mientras no
sean falsadas. La naturaleza de los enunciados científicos consiste justamente
en sufalsabilidad, es decir, en el hecho de que pueden ser falsados. Si una afir-
mación no puede ser falsada, si no hay nada que pueda hacer que sea falsa, enton-
ces es un enunciado empíricamente vacío y no puede ser una afirmación propia
de la ciencia. Así por ejemplo, que el opio duerme porque tiene un poder dormi-
tivo, no sería una hipótesis científica, sino una banalidad: no explica nada y nada
puede falsaria. Ahora bien, para Popper, aunque no puedan ser verificadas nun-
ca, las hipótesis que han sido sometidas a la experimentación y no han sido refu-
tadas, son corroboradas -aunque no confirmadas, insistimos. La investigación
científica debe consistir mayoritariamente en elegir entre hipótesis rivales, has-
ta refutarlas todas menos una.
Podemos entender mejor el por qué de esas afirmaciones, si acudimos al
método hipotético-deductivo de Hempel (1965). Este método mantiene que las
hipótesis científicas, junto con otros enunciados, implican una serie de hechos
observables. Así por ejemplo, que la Tierra gira en torno al Sol, implica entre
otras cosas que la paralaxis estelar, la posición aparente de lasestrellas, variará a
lo largo del año. Denominemos H al enunciado «La Tierra gira en torno al Sol»,
e 1a la implicación «La paralaxis estelar variará». Si H es verdadera, se seguirá
1(l también será verdadera). Así H -?. Si 1resulta ser verdadera, sin embargo,
no probará que H también lo es. El siguiente razonamiento no es válido:
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Si H es verdadera, entonces 1 también lo es.
La experiencia muestra que 1 es verdadera.
H es verdadera
Si observamos, su estructura es:
p~q
q
p
que es un argumento falaz, un caso de la denominada «falacia de la afirmación
del consecuente». El hecho de que la consecuencia de una hipótesis resulte pro-
bada, no confirma la hipótesis; tampoco la confirma ningún número particular de
predicciones verdaderas, que en todo caso le confieren mayor apoyo o, como
dice Hempel, «cierta corroboración o confirmación parcial».' Lo único que pue-
de deducirse de una hipótesis, es su falsedad:
Si H es verdadera, entonces 1 también lo es
La experiencia muestra que 1 no es verdadera
H no es verdadera
Ahora la estructura es:
y esta inferencia, denominada modus tollens, s í e s deductivamente válida.
Eso es lo.que Hempel quiere mostrar entonces, que una hipótesis científica
no puede ser confirmada nunca, pero sí puede ser falsada. Ahora bien, si una
hipótesis ha sido puesta a prueba en diversas ocasiones y con diversas impli-
caciones 1 1 ' 1 2' . . . Iny no ha sido refutada nunca, entonces es una hipótesis corro-borada y tenemos todo el derecho del mundo a utilizarla. Cuantas más prediccio-
nes exitosas cuentan en el haber de una hipótesis, más afianzada está.
Una de la sventajas que tiene el método hipotético-deductivo, sobre la mera
inducción enumerativa, es que permite corroborar hipótesis sobre entidades y
procesos inobservables. Permite cosas como las que comenta Lipton (1991) en
este ejemplo:
Obviamente, la teoría del big bang sobre el origen del universo no puede
ser directamente corroborada, pero junto con otros enunciados, implica
que ahora hemos de encontramos viajando a través de un trasfondo de
radiación uniforme, como las ondas que deja una piedra cuando cae en un
7. Véase Hempel, 1965,cap.!.
162
La inducción
estanque. El hecho de que ahora observemos esa radiación (o sus efectos)
nos proporciona alguna razón para creer la teoría del big bang. Por tanto,
incluso si una hipótesis no puede ser corroborada por sus casos, porque
éstos no son observables, puede ser corroborada por sus consecuencias
lógicas observables."
Otra de las ventajas del método hipotético-deductivo, es que nos permite
aplicar los principios de la deducción a la hora de dar cuenta de la inducción.
Con todo, este método no está exento de la cr ítica principal que le hacía-mos a la inducción enumerativa: el exceso de permisividad en las inferencias. La
hipótesis de que todos los A son B, junto con la premisa de que un individuo es
A, implica que ese individuo es B. Así, la observación de que A es B, corrobora
la hipótesis de que todos los A son B. En consecuencia, cualquier caso de induc-
ción enumerativa es también un caso decorroboración hipotético-deductiva, que
se vería igualmente afectada por las paradojas de Hempel y Goodman. Imagine-
mos que partimos de la hipótesis «Todas la se smeraldas son verdules», que ser ía
la conjunción de «Las esmeraldas son verdes si son observadas antes de final de
mes» y «Las esmeraldas son azules si son observadas después de final de mes».
Si representamos la primera parte de la conjunción por p y la segunda por q, la
hipótesis podría representarse como P/\q. Pero P/\q implica q. Así, las esmeral-
das son verdes si son observadas antes de final de mes y azules si son observa-
das después implica que las esmeraldas son verdes si son observadas antes definal de mes. En consecuencia, las esmeraldas observadas (que son verdes) co-
rroborarían (aunque no confirmarían) la conjunción completa, es decir, que las
esmeraldas son verdules, y por tanto, que serán azules a partir de final de mes.
Goodman habría probado que, a diferencia de la deducción, en la inducción no
pueden darse reglas basadas en la mera sintaxis, no se puede prescindir del con-
tenido de los enunciados.
Por otra parte, es un método demasiado estricto, ya que hay datos que pue-
den corroborar una hipótesis, sinque se cuenten entre sus implicaciones, y datos
que no la refutan, pero pueden llevamos a abandonarla.
11.5 La inferencia a la mejor expl icación
En los últimos años, el modelo de inducción con mejor reputación, es el
denominado «inferencia a la mejor explicación». Siguiendo a Lipton (1991),
este tipo de razonamiento consiste en inferir cuál de las posibles explicaciones
rivales nos proporcionaría una mejor comprensión de los datos observados y de
nuestras creencias relacionadas con ellos, en caso de ser verdadera. En definiti-
va, dada una evidencia y nuestro conocimiento general, se trata de buscar, entre
las posibles hipótesis, aquella que resulte más probable y a la vez nos permita en-
tender el por qué del hecho que observamos. Es un mecanismo de doble f iltro:
8. Lipton. 1991,p. 18.
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de todas lasexplicaciones posibles, selecciona primero aquellas que resultan más
probables, y entre ellas, elige después aquella que nos proporcione una compren-
sión más profunda del hecho. El criterio de probabilidad no es suficiente, y la ra-
zón para añadir el criterio de capacidad explicativa puede entenderse a p artir de
lo siguiente. Es muy probable que el opio adormezca porque tiene poder dormi-
tivo, pero eso no explica por qué adormece. Una buena forma de conseguirlo es
contrastar factores presentes y ausentes, es decir, contrastar casos que, a pesar de
ser muy similares, resentan diferencias, fenómenos que se producen en un caso
y en otro no. Por ejemplo, para explicar por qué mi coche a veces arranca y a ve-
ces no, debo considerar qué diferencias hab ía entre los casos en que arrancaba y
los que no arrancaba. Los defensores de est e modelo piensan que la hipótesis
más explicativa, es también la que tiene más probabilidades de ser verdadera.
Este modelo cuenta con la ventaja de vincular inferencia y explicación, de
aducir el qué y el por qué de lo observado. El nombre de este modelo inferencial
podría sugerir que sólo es útil para explicar el por qué, pero también es útil para
decir el qué. No sólo permite estudiar el pasado, como cuando explica unas hue-
llas presentes, diciendo que alguien ha andado por aquí, o en general loobserva-
do a partir de lo no observado, como que el coche no arranca debido al estado de
la batería, sino que también permite efectuar la sgeneralizaciones y proyecciones
que eran el objeto de la inducción enumerativa. Siquiero saber si mi coche arran-
cará mañana, lo que puedo hacer es considerar las circunstancias en que no ha
arrancado antes, y comparadas con las circunstancias presentes. Si como resulta-
do puedo ofrecer, como mejor explicación, que el coche no arranca porque tiene
la batería descargada, eso también puedo generalizarlo y decir que los coches
que tienen la batería descargada no arrancan. A menudo, lo que hacemos para
predecir es retrodecir, ir hacia atrás y ver qué tiene en común el caso, con otros
casos en los que se ha dado el mismo fenómeno.
Este método presenta numerosas ventajas. En primer lugar, impide que
hagamos generalizaciones que resulten claramente inadecuadas, algo que la in-
ducción enumerativa, como tal, no podría evitar. A partir de la observación de
unos cuantos geólogos calvos, no inferimos que todos los geólogos son calvos,
porque nuestro trasfondo de conocimiento relacionado con el asunto, nos mues-
tra que «todos los geólogos son calvos» no es la mejor explicación del hecho de
que lo s geólogos que nosotros conozcamos sean calvos. Sabemos que no hay
ningún vínculo nomológico o legaliforme entre geología y calvicie. Además y
gracias al proceso de doble filtrado de hipótesis, la inferencia a la mejor explica-
ción permite dar cuenta del contexto de descubrimiento, y no sólo del contexto
de justificación, como le ocurría al método hipotético-deductivo. El contexto de
descubrimiento consistiría en elegir explicaciones que resulten probables, el de
justificación en elegir la mejor entre las probables. Como consecuencia de ello,
se diferencia del método hipotético-deductivo y suple una de sus carencias: es un
método de inferencia que no se limita a c orroborar hipótesis, como su oponente,
sino que también permite inferirlas, diciéndonos qué hipótesis pueden ser in-
feridas.
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La inducción
Con todo, el mérito principal de la inferencia a la mejor explicación, es que
ofrece soluciones a las paradojas de Hempel y Goodman, promete un avance
importante en la justi fi cación de la inducción. La inferencia a la mejor explica-
ción evita uno de los principales defectos que encontrábamos en el método hipo-
tético-deductivo, que permitía corroborar conjunciones arbitrarias. Si p es la mejor
explicación de un fenómeno observado, y q una proposición cualquiera, irrele-
vante al caso, entonces p sq no puede contribuir a mejorar la explicación, como
mínimo la empeora, como máximo la arruina. Si p es la mejo r explicación, p r-q
no puede serio. Algo similar ocurriría con las hipótesis que contienen un predi-
cado disyuntivo, como era el caso en verdul. Precisamente el hecho de que ese
predicado se defina diciendo que algo es verdul si y sólo si:
1) ha sido observado antes de final de mes y es verde
o
2) es observado después de final de mes y es azul,
imposibilita su uso en una explicación. Porque, ¿qué sentido tiene preguntar por
la causa de una disyunción? Mientras que todas las esmeraldas son verdes puede
ser un tipo de explicación del hecho de que esta esmeralda particular s ea verde,
todas las esmeraldas son verdules no puede explicar por qué este objeto particu-
lar es verdul, ya que, como afirma Lipton, verdul no e s el tipo de propiedad que
pueda ser un efecto. Una causa puede producir el efecto p o puede producir el
efecto q (a veces p y a veces q), pero no puede producir el efecto po q. Verdul es
una propiedad disyuntiva donde los disjuntos no tienen conexión causal ni expli-
cativa, donde sólo uno de los disjuntos está incluido en la muestra que posibilita
la inferencia.
De forma similar podríamos evitar la paradoja de los cuervos. Mientras
que todos los cuervos son negros puede suponer una explicación de por qué este
cuervo particular es negro, está claro que ni ésta ni su contraposición (todo lo
que no es negro no es un cuervo) pueden explicar por qué este trozo de tiza es
blanco. Esa es la razón por la que este trozo de tiza blanca no puede contar como
evidencia a favor de que todos los cuervos son negros. Claro que hay casos con-
trapuestos que pueden suponer evidencia a favor de una hipótesis, y otros que
no. El criterio para determinar si lo son o no, en palabras de Lipton (1991), es el
siguiente:
[...] un caso contrapuesto sólo proporciona apoyo si se sabe que tiene una
historia similar a la de uncaso directo y si no s e sabe ya que la ausencia
del efecto obedece a algunacausa interpuesta"
Entre las historias causales de los cuervos y las del trozo de tiza no hay
similitud alguna, y por tanto, el hecho de que la tiza sea blanca, no t iene nada que
ver con el hecho de que los cuervo s sean negros. Por otra parte, los casos en los
9. Lipton, 1991. p. 105.
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7/30/2019 Blasco y Grimaltos Induccion 11
http://slidepdf.com/reader/full/blasco-y-grimaltos-induccion-11 7/7
Josep Lluis Blasco y Tobies Grimaltos
que el coche ha arrancado y tenía la batería cargada, pueden contraponerse, y
servir de evidencia a favor de la hipótesis de que los coches no arrancan si no
tienen la batería cargada. Si el coche arranca, a pesar de tener la batería agotada,
porque ha estado conectada a la de otro coche con unas pinzas, debe ser descar-
tado como caso contrapuesto, ya que sabemos que el hecho de que el efecto (el
coche no arranca) no haya acaecido, es debido a una causa interpuesta (ha esta-
do conectado a otra batería).Seguramente, la inferencia a la mejor explicación también tiene sus defec-
tos. Habrá que seguir elaborándola y perfeccionándola, pero parece que es el
procedimiento más adecuado para las inferencias inductivas.
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