La Huérfana.
Quisiera sentirme orgullosa de mi capacidad de contener el oscuropero a veces siento que es esa la razón
por la cual estoy llena de huellas. Quisiera sentirme orgullosa de ser tu muerte en vida
pero ya no quiero ser el sol, o al menos ya no quiero demostrarlo.El oscuro me opaca y no me deja iluminarte,
no me deja guiarte entre tantas espinas negras.
Intranquila e inquieta, mi mente llora las cenizasde las llamas que ardieron cuando estabas acá.
Antes abría la boca con gusto para quemarme con mis palabras,ahora la cierro para no ahogarme con las cenizas que lloran.
Me arruina hablar lo que no quiero, y también me arruina escuchar lo que no puedo
pero quizás sea cierto que pedazos a pedazos, todos caemos.Todo se vuelve cenizas de a poco, de a muy poco,
y mientras me gustaría poder describir el dolor demás y quizás también el mío; pero no puedo, ya no.
Mis oídos se consumen a inyecciones de ese ruido molesto,de ese ruido agudo, de ese ruido punzante. Molesto.
Me decido a no escucharlo más, pero aún así se repite en bucledentro de mi cabeza, como la más bella de las melodías.
Se consumen mis oídos cuando te cantan atención.
La soledad me duerme a medianoche, cuando mis ojos de caleidoscopio se cansan de tantos colores
y de tantos negros, grises, e incluso blancos;y cómo cuesta dejar de dormir, cómo cuesta despertarse
aunque hacerlo me provoca rechazo porque los colores que mis ojos se cansan de ver
simplemente ya no están, y el cansancio es de imaginarlos.Quizás solo dentro mío existe una familia, aún con sus carencias
pero quizás no es la mía, quizás no es la de nadie. Quizás.Soy solo una huérfana en medio de la noche.
I
Tengo miedo de buscartey no encontrarte,o de encontrarte
pero que no me estés buscando
Tengo miedo de sostenerte entre mis brazosy que te caigas al abismo
y que no quieras volver a mis manos;tengo miedo de que me sostengas entre tus brazos
y que me arrojes al abismo,y que no quieras que vuelva a tus manos
Tengo miedo de que quieras irteporque mis brazos son débiles
y no pueden sostenerte tan fuerte;y si te vas
mis manos se van a ir con vos,se van a quedar aferradas a tu espalda
como los árboles se aferrana la orilla de los ríos, de mis ríos
como las estrellas se aferrana las paredes de las galaxias, de mi galaxia
Y los latidos de tu corazónse van a ir con la brisa que abraza los huracanes
se van a ir con la sangre que tiñe los ríos,mis ríos secos.
II
Dejame buscarte y encontrarteDejame sostenerte en mis brazos
un día más, una noche más;Veamos el atardecer en la terraza
y dejémonos abrazarpor la primera brisa mañanera
Dejame buscarte y encontrarteDejame curar tus alas rotas
las mías pueden esperar
Y si te busco, y si te encuentroencerrémonos en nuestros brazos
hasta que las jaulas se vuelvan pájaros.
III
Tus manos de galaxiame sostienen entre las estrellas,entre la oscuridad de la noche
Y tus ojos de supernovase iluminan con el sol
Y te sostengo con fuerzaentre los latidos de mi corazóncuando duermo y estoy en paz,
cuando despierto y estoy en guerra,y cuando te transformás
en el aire que llega a mis pulmonesreviviéndome
reviviendo lo que murió ahogadoen lágrimas que nunca cayeron
y en gritos que nunca nadie escuchó.
IV
Siento plantitas en el estómagoplantitas con flores azules y violetas
Siento cómo mis venas se transforman en ramasy mi piel en pétalos translúcidos
Y siento tus manos en mi espalday tu espalda entre mis dedos, entre mis cariciasTu rostro reposando en la palma de mi mano
como reposan las ninfas en las copas de los árboles
Y con mi cabeza reposando en tu pechosiento los latidos de tu corazón,
siento los golpes de tu alma al cristal que la encierraqueriendo escapar, queriendo liberarse
Y es reconfortanteestar entre tus brazos, entre tus manos
estar entre cadenas que no me ahorcan ni me lastimanni me dan motivos para querer liberarme,
sintiendo lo que los demás no pueden sentir,sintiéndote.
V
Ya no sangranlas cicatrices que antes ardían
Ya no duelenlos huesos que antes se rompían
No hay gritos ni sollozos dentro de mi cabezaNo hay sonido
Mis nudillos no están moradosni mis medias rotas
No hay dolorni incomodidad o molestia
salvo la de mis piescansados de caminar;
el recorrido fue largo y oscuromi piel se quemó en la tiniebla
pero llegué a mi destinoa mi Jardín del Edén
Mi piel ya no ardeMis huesos ya no duelenni las cicatrices sangranes como volver a nacer.
VI
Me das todo lo que podés dary te doy todo lo que queda de mí
todo lo que aún florece en mi pechotodo lo que aún respira
Mi corazón se abriga entre tus manosy anhela quedarse ahí
en silenciorefugiado en vos.
VII
Bajo el rojo atardecero en el rosa amanecer,
en el calor de tus manoso en el frío de las mías
Espero no te molestesi el carmesí de mis labiosse tatúa en tus clavículaso si mis uñas escarificantu espalda a medianoche,
entre los aullidos de los lobosy la luz de una luna roja
Espero no te molestesi de repente mis sollozos
suenan más fuerte que mis gemidosporque aún proclamándome emperatriz,
y aún haciéndose mi voluntad,mi imperio puede caerconmigo y de rodillas
Pero no caerési me dejas aferrarme a tu espalda,
si me dejas dormir entre tus costillasy abrazando tu corazón
Y si caemos,que sea sobre el pasto
y para dormir una siestaPara esconder nuestro dolor
en la amnesia primaveral
VIII
En medio de la nochecomo sombras en el bosque,
en medio de tu pechoe incluso entre los latidos de tu corazón
me escondo de lo que me hace malde lo que me corta la piel
de lo que me rompe los huesos
Donde muere el frío de mis manosy donde nace el calor de tu pecho,
ahí es donde me escondoy donde me quiero quedar para siempre
porque ahí no me atormentan las pesadillasy porque tus brazos me acogen
en la noche fría y oscura
Quedémonos juntosentre las sábanas y nuestros brazos
para por fin,después de tantas pesadillas,
poder dormir en paz.
IX
Si se caen mis piernassostenelas fuerte
Si se caen mis brazossostenelos fuerte
Si se caen mis manosno dejes que toquen el suelo
sino tu corazónNo dejes que mis pulmones se oscurezcan
ni que mi corazón se detenga otra vezy si mis huesos se rompen,
soldalos con el calor de tus manos
No dejes que mi piel se desvanezca en el sueloensuciándose de sangre seca y lágrimas oscuras
No dejes que mi piel vuelva a arder.
X
Qué calor va a hacer sin vos en veranoy qué frío va a hacer sin vos en inviernoQué rápido van a caer las hojas en otoño
y qué despacio van a florecer las flores en primaveraQué rápido va a disiparse el humo de mi cigarrillo
Qué despacio va a enfriarse mi téy qué tan poco va a durar esta tarde
Qué temprano va a amanecery qué tarde va a anochecer
Los mediodías no se van a ir en las estrellasni las medianoches en el sol
Todo eso sin vosasí que quedate, por favor
XI
Nunca hubo sol para nosotrospero nunca nos hizo falta
El oscuro nos acogióy nos enfrió en el desierto
donde las lágrimas salaban el aire
La luna nos vio crecermientras jugábamos en sus cicatrices
y correteábamos entre la luz y la oscuridadLas estrellas nos bañaban
mientras los ríos se enverdecíanadentrándose en los bosques
Pero el sol nunca estuvoy aún así nunca nos hizo falta
Teníamos nuestros brazos para calentarnosy nuestros ojos para iluminarlo que quedaba del universo,
pero una vez su luz se asomó entre las estrellasy nos cegó, haciéndonos perder
entre las estrellas que también se cegaron,entre la Luna que no nos pudo encontrar
Pasó mucho tiempo y el eclipse sucedióy entre la oscuridad nos encontramos
Nos unimos con los anillos de Saturnoy otra vez, el universo era nuestro.
XII
Un cielo oscuro te escondiópero una luna más brillante que el sol
te iluminó en tu ascensoy su aura te coronó de gloria;
te convertiste en una estrella másen el centro de una galaxia
mientras mis manos volvían a enfriarsedespués de sostener tu tibio corazón
en la noche que se incendiaba
Mientras más te alejabas, más frío sentíay mis lágrimas se convertían en escarcha
que se incrustaba en mi rostro y me hacían sangrar
Pero sonreíaporque mientras más frías estuvieran mis manos
más anhelaría el calor de tu almay más lo apreciaría cuando sea mi hora de ascender,cuando el aura de la luna me corone a mí también,
cuando mi corazón y tus manos se vuelvan a encontrar.
XIII
Vi la ventana cerrarseantes de que se abra
Mis manos sujetaban la cortinay mis piernas me dejaban caer
El mundo que me mantenía despierta por las nochesse había incendiado
se había vuelto cenizasy nada podía renacer de él
Era algo hermoso que intentamos haceraunque no tuviera consignas
pero mi respuesta el amorque entibiaba mis manos en tu pecho
Mi alma era otoñoun mundo nublado y frío
un mundo lluviosoque se calmaba cuando tus pies
pisaban las hojas secasporque ya sabés, nunca hubo sol para nosotros
Vos sos el único que sabecómo era ese mundocuando estabas en él,pero sin vos dentrono hay días santos
no hay días malditosporque la luz laica brilla en mis pupilas
y me ciega completamentesin poder creer
Y vos sos el único que puedeentrar en ese mundo ya impuro
donde el pasto se quemóy las dalias nunca nacieron
De lejos se escuchan los latidos de mi corazónque espero te reconforten
y sea la melodía distorcionada que quieras escuchary sean los mensajes que no puedo decir
pero que quiero,aunque mis palabras sean frágiles como mi voz
quizás la ventana se cerrópero aún siento tu respiración en la brisa otoñaly las hojas cayendo sobre mi piel, vistiéndome;
es otoño acá adentroseámoslo nosotros también.
XIV
De aquél pasado que no quiero recordar,donde por las falsas ventanas
no ingresa ninguna luz,donde por los ojos que nunca existieron
miraba el entorno incolorotiñéndolo de colores que se apagaban
De aquél pasado donde lloraba con ganashasta secarme, hasta marchitarme
De aquél pasado donde desmembré cada cuarto de sentidodonde removí un tercio de mi existencia,
un octavo de mi atención,un entero de mi concentración
De aquél pasado que pinta la jaula de negrome ayudaste a esconderme
para que no me pinte a mí también;podía sentir la profundidadde un hueco muy estrechojusto entre mis pulmones,
el vacío cuyo frío me quemabahasta que solo tus manos empezaron
a quemarme, a incendiarme
Podía sentir mis ojos y sentidos enteros desnudándoseLa sobredosis de una ansiedad explosiva
drenándose fuera de mis pulmonesdrenándose fuera de mi espíritu,
me sentía viva;la fauna me tragabala flora me escupía
y las ventanas se volvían verdaderascuando la medialuz de tus ojos me iluminabaYa nada era incorrecto en estos ojos de vidrio.
XV
Los días se volvieron rápidos y livianoscomo mis manos moviéndose entre las nubesintentando alcanzar el sol que me vio renacer;pero el sol que me vio renacer ahora se aleja
su calor ya no acaricia mi piely su luz ya no ilumina mi camino
Las noches se volvieron lentas y pesadascomo mis piernas moviéndose en la oscuridad
al ritmo de las melodías de un piano roto;Las noches ya no se incendian
solo caen sus cenizas, nublándome la vistaCuando el Infierno dejó de ser en el cielo,
disfrazado de una falsa coraza de celestes y grisesdeleitándome de reflejos de un espejo roto,empezó a ser entre las sábanas de mi cama
empezó a quemarme la piel, a quemarme los huesosy a quemar los sueños escondidos en mi almohada.
XVI
Intento bailar de nuevobajo las luces de color azul fósil
Intento bailar de nuevoIntento elevarme de nuevo
elevarme por encima de nadaporque me gustan las alturas
y me gusta cómo quema el solMientras más me abrazás,
más rápido y más me quema
Intento bailar de nuevobajo las luces de color gris atemporal
Intento bailarle al silenciode la canción que terminó
Intento bailarle a la oscuridadde las luces que se apagaronNo es más que la tempestad
abrazando mis piernas;pero tus brazos son más fuertes y tibiosy entre ellos siento la lluvia y el viento,
y el mejor de los huracanes tapándome con su frazada de humedad
XVII
Sólo me queda confiar en el azul,y quizás por eso siempre sienta que soy una niña;pero el azul se vuelve violeta, y se vuelve negropero el negro se vuelve violeta, y se vuelve azul
y mis ojos ya no ven esos colores, ya no los diferencian
Sólo me queda confiar ciegamente en el azuly quizás por eso nunca sienta que soy una niña;porque mis medias se rompen al caer de rodillasen las piedras del camino al mundo de los sueños
que se encarnaron en los árboles de los bosques del no-ego,donde si no tiemblo tengo frío y si no sonrío, me deprimo.
XVIII
Este tipo de cielo es mi hogar innato,y quizás las sombras ya no son malas
y quizás quisiera que no se vayan nunca;el dolor que se ubica es el más inofensivo.
Llena de filo, llena de adrenalinacortaría las manos de quien se atreva a asfixiar mi hogar.
Las vibras me intoxican, y mis manos se oxidan al tocar las nubesquizás mi hogar está muy desteñido,
quizás mi piel oxidada debería vestir al cielo.Me dieron ganas de correr en círculos.
Dudo que este sea mi hogar, que esta sea mi casa,y no quiero ir a ella, quiero que ella vuelva a mí
con sus azules aterciopelados y su espuma antioxidante.Quisiera vivir disipando en el agua, como siempre.
Qué angustia tan aguda,como el aliento de las aspas huérfanas de mi garganta
que exhaustan todas aquellas palabras que nunca llegan,que no pueden salir.
Espejismos sucios y sin razones en particular,espejismos que no paro de ver
por ser celestes, por ser del color de una falsa pazsentada en las paredes de un mundo de humedad
donde me tragan las nubes, me traga el sueño.Un mundo de humedad donde inhalo con la tierra,
exhalo por las nubes, y respiro bajo el agua.Un mundo donde me traga el sueño,
quizás porque la somnolencia parará la rabiapero el olvido es sinónimo del sueño, de uno muy inquieto,
cargado de una lucidez que te destruye.¿Será que la vida me pega mal?
XIX
¿Y qué te podés contar cuando en el espejo no hay nada?¿Y qué le podés contar al mundo cuando sos un espíritu mugriento?
Un espíritu avejentado, arrugado. Arruinado.
No me mires mal, mi espíritu envejece cuando lo hacés.No quieras que robe tus entidades,
no vas a enamorarme, ni mucho menos obsesionarme.
Mi piel se pudre cuando la tocan tus manosy me ciego cuando te transformás en el sol,
el sol negro que antes iluminaba la cima de mi cama.el negro teñía mi piel.
Mi vista se nubló de cenizas cuando te vi nacery cuando vi nacer tu enojo, tu descontento.Los golpes dejaron cráteres en mis huesos
y quemaduras en mi piel, que aún arden al despertar.
XX
No es la noche incendiándosesino mi piel quemándose en tus brazos,
volviéndose cenizas que se mezclancon las de nuestros cigarrillos,aquellos que duran una tarde
Y que sean eso, cenizaspara volar en el viento
como los pájaros al anochecer.
XXI
Me gusta lamer heridas ajenas Me gusta clavar mis colmillos en los cortes esperando sustraer todo el veneno posible
mientras la sangre me pinta los labios y se oxida con mi respiración
Y con el tiempo me doy cuenta de que ese veneno ya no envenena como antes
y me ahogo en él en el veneno ajeno
XXII
El inicio reposaba en sus pupilas dilatadasy alzaba vuelo en las miradas a la ventana
luego recorriendo la habitación,luego acariciando las cicatrices
y tiñéndolas con el carmesí de sus labios
Un momento que nacía entre las sábanasque crecía en las miradas y los besos,
y moría en la máquina de escribirdonde quedaba una sola hoja
con un solo renglóncon una sola palabra:
fin.
Escrito por Agustina Reyna.
A mi amor de manos tibias.A Alejandra, también.
Gracias.Septiembre, octubre y noviembre de 2015.
Gracias a Agustin Torbolli por las ilustraciones.