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R e v k l a m e n s u a l «le C i e n c i a y T e c n o l o g í a

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FRANQOIS JACOB: Genética hoy y mañana

USER ¿Qué? ¿Cómo? ¿Para qué?

Francois Jacob Francis Crick

Benjamín Farrington

Manuel Risueño Juan T. D 'Aless io

Edgardo Gall i Giovanni Mosca

M a r i o Bunge

3 5 6 9

26

29 33

52 56 19

25 31 54 60 62 63

Revista memual de ciencia y tecnología

El nuevo régimen arancelario aduanero El Día de la Tierra Genétiea, lioy y mañana El código genético Francis Bacon y la investigación científica de nuestros días La Reina de las matemáticas Teoría general del Láser Política de comunicaciones Viva la presión atmosférica Pseudociencia Novedades de ciencia y tecnología

1. Impulso a los insectos incompatibles 2. Computadora que " juega" fútbol americano 3. Rayos X para seleccionar papas 4. Nuevo proceso para recuperación de plata de películas usadas 5. Computadora para cobrar peaje 6. Ultramicrobalanza que usa un rayo de luz como contrapeso 7. Simulando caracoles 8. Reducción de peso en estructuras y motores aéreos 9. Detección de cromosomas anormales por computadora

10. Pro y contras del flúor 11. La hemoglobina proporciona nuevas datos sobre el origen del

hombre P r o d u c c i ó n nac iona l d e carbonato d e s o d i o Respuestas a Juegos M a t e m á t i c o s n® 1 Cursos y reuniones c i ent í f i cas Comentarios d e l ibros Correo del lector L ibros nuevos

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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A ñ o I / N* 2 / 1 8 de Junio 1 9 7 0 / Buenos Aires

Ricardo Ferrara Ignacio Ikon i co f f Eduardo A . M a r i

Héctor Abrales Danie l Goldstein R i cardo Schwarcz

Isabel Carbal lo

M a r í a Susana Abra les

F lorenc ia : Hernán Bonadeo Frankfurt : Jan Kovar ik Londres : Eduardo Ortiz

Nueva Y o r k : Roberto Lugo Par í s : Gui l lermo Picabea

P r a g a : Jan Rehacek Santiago de Chi le : Pablo Schi f f in i

N e w Scientist; Science Journal ; Sciénti f ic W o r l d ; Sapere ; Cooperat ion Technique ; Sc ience Serv ice ; Associated Press ;

A P N ; T A S S ; C T K ; A D N ; Agenc ia D A N ; Icapress ; in formaciones d e los servicios culturales de las embajadas de Francia, Gran

Bretaña, Italia, Estados Unidos y Japón.

Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva. Viamonte 1464, 4- piso, of. 22. Buenos Aires. República Argentina, Tel.: 46-5842. Distribuidores: en la República Argentina y exterior Ryela S.A. I. C. I.F. y A., Paraguay 340, Capital Federal. Tel.: 32-6010 al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos., S.R.L., Solís 585, Capital Federal. Impreso en Talleres Gráficos DIDOT S. C.A., Luca 2223, Buenos Aires. Precio del ejemplar: ley 18.188 $ 3 (m$n. 300). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 $ 40 (mfn. 4.000) por año; exterior, por vía ordinaria, u$s. 10 anual. Registro de la propiedad intelectual n? 1049414. Hecho el depósito de ley. Derechos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los trabajos originales, y en castellano paia colaboraciones traducidas.

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El nuevo régimen arancelario aduanero

Para un país cuyo desarrollo científico y tecnológico depende en gran medida de la importación de maquinarias, equipos e instrumentos de todo tipo, como es nuestro caso, el régimen arancelario aduanero tiene una importancia fundamental. Por este motivo, entendemos que el nuevo régi-men establecido por la ley número 18.588, del 6 de febrero del corriente año, tendrá consecuencias negativas, obstaculizando dicho desarrollo en lugar de promoverlo.

La ley mencionada presenta dos aspectos fundamentales: a) salvo algu-nas excepciones, deroga todos los regímenes especiales, incluyendo la exen-ción de recargos aduaneros de que gozaban los entes y reparticiones esta-tales, los cuales ahora deberán pagar los nuevos recargos. Los considerandos de la ley rezan al respecto: ""Se ha estimado importante que la sistemati-zación propuesta no puede dejar al sector público en ventaja con respecto al sector privado, por lo cual se propicia la igualdad de tratamiento en materia de importaciones", b ) La ley dispone la adecuación de la Nomen-clatura Arancelaria y Derechos de Importación ( Ñ A D I ) , asignando a los bienes de capital no producidos en el país "un derecho que, facilitando su adquisición por los usuarios, contemple el interés fiscal y el efecto sobre el balance de pagos". Las únicas excepciones a la ley son las correspon-dientes a compromisos internacionales en vigor (ALALC y G A T T ) , y a franquicias ya establecidas para la ejecución de determinadas obras y explotaciones.

El decreto Número 604, de igual fecha, al reglamentar la ley, establece una definición de "bien de capital", fija criterios para determinar si la industria argentina provee un bien de capital equivalente al importado, lo que establecerá en cada caso la Secretaría de Industria y Comercio In-terior, y establece nuevos derechos de importación para los bienes com-prendidos en los capítulos 84 (máquinas y aparatos, material eléctrico), 85 (máquinas y aparatos eléctricos y objetos destinados a usos electróni-cos) y 90 (instrumentos y aparatos de óptica, de fotografía y de cinema-tografía, de medidas, comprobación y precisión; instrumentos y aparatos médico-quirúrgicos), de la ÑADI . Los nuevos derechos son, en general, sensiblemente más bajos que los anteriores, aunque en ningún caso infe-riores al 20 % .

Ambos aspectos de la ley tienen, según el gobierno, el propósito d e "resolver el problema del equipamiento tanto para el sector público c o m o para el privado".

¿Lo resuelven, realmente?

Al examinar con detalle los nuevos recargos, se observa que, en general, han disminuido del 110 o 90 % al 80 o 50 %, para las partidas especí-ficas ( o sea lo que produce la industria nacional), pero para los renglo-nes denominados "los demás", que incluye todo lo no especificado, e l

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recargo disminuye del 130, 110 o 90 % , según el caso, al 20 % . Esto evidencia una modificación substancial del criterio con que se establecen los recargos, que no puede pasar inadvertido. Como es fácil comprender, una buena parte de los bienes importados entra por las partidas denomi-nadas "los demás", dado que la especificación de nuestra nomenclatura aduanera, aún teniendo en cuenta las "notas explicativas" anexas a cada capítulo, es bastante pobre. El recargo anterior del 90 % para estas par-tidas inespecíficas tendía justamente a crear una protección adicional para nuestra industria, primero, porque desalentaba la importación masiva y el "camouflage" de la documentación de importación y, segundo, porque permitía a la industria hacer planes para la futura fabricación de muchos equipos, maquinarias e instrumentos, tendiendo a la sustitución de lo im-portado por la producción local. El nuevo recargo del 20 % cambia com-pletamente las cosas; es como si se dijera a la industria: aquí se fabricará esto, y nada más.

Las disminuciones mencionadas ponen a la industria nacional en una difícil situación frente a la creciente agresividad exportadora de los países altamente industrializados. La consecuencia a largo plazo será la acentua-ción de la peligrosa tendencia de nuestra estructura industrial: crecimiento de la industria de bienes de consumo y carencia de una fuerte industria de base, o sea, en definitiva, dependencia cada vez mayor de las impor-taciones.

Los defensores del nuevo sistema arguyen que éste beneficia a la indus-tria, ya que ésta podrá reequiparse a un costo menor, al pagar menos recargo de importación. Esta argumentación tiene un punto débil: si se fomentara realmente la fabricación local de esos bienes, no habría nece-sidad de importarlos. Además, existe un régimen legal de promoción de las actividades industriales (modificado ahora por la ley número 18.587, de igual fecha de la que estamos comentando), por el cual el Poder Ejecuti-vo, a pedido de las industrias interesadas, puede proceder a la "exención de derechos de importación" y a la "suspensión transitoria de importacio-nes". De modo que no se ve con claridad la necesidad de una disminución tan considerable de los recargos.

En lo que concierne al primer aspecto de la ley, su aplicación traerá graves consecuencias. La eliminación del régimen de exención de recargos (exención que por otra parte no era automática, sino supeditada a la reso-lución favorable de la Secretaría de Comercio Interior que debía determi-nar en cada caso si no se producía en el país un bien equivalente al que se deseaba importar), implica lisa y llanamente una disminución de los presupuestos de los entes estatales afectados en una suma correspondiente a los recargos que deberán pagar. Así, las universidades, el Consejo Nacio-nal de Investigaciones Científicas y Técnicas, los hospitales y demás insti-tuciones oficiales deberán pagar recargos por la importación de materiales destinados a la enseñanza, a la investigación y a la salud pública; la Comi-sión Nacional de Energía Atómica deberá pagar recargos por los equipos para la central nuclear de Atucha; Y. P. F. deberá pagar recargos por las maquinarias y equipos que necesita para sus estudios, exploraciones y fa-bricación; y así sucesivamente. Muchos entes afectados han elevado soli-citudes pidiendo que se reconsidere la medida.

Los considerandos que hemos mencionado, que pretenden justificar el nuevo régimen argumentando que con él se elimina la "ventaja" que tenía el sector público con respecto al privado, pueden calificarse, cuando menos, de absurdos.

Un régimen legal de tanta importancia como es el de las importacio-nes, no puede ser dictado por una mentalidad eminentemente fiscalista y con un criterio exclusivamente económico, sino que debe tener en cuenta las reales necesidades del país.

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El Día de la Tierra

El último 22 de abril, culminando una campaña preparativa de varios meses de duración organizada por el "Environment Action" (Movimiento por el Medio Ambiente); se celebró en EE. UU. el "Día de la Tierra" con actos públicos, mesas redondas, marchas no violentas, entierros de automóviles y homenajes a las víctimas de la contaminación: vegetales, animales y hombres.

Fueron los hombres de ciencia, y principalmente los biólogos los que dieron hace ya tiempo la voz de alarma con respecto a la contaminación creciente del aire y de las aguas (ríos, lagos y hasta océanos) por los gases venenosos de los escapes de automóviles y de las chimeneas de las fábricas, los deshechos cloacales de las grandes urbes y los residuos industriales de todo tipo, y avisaron del riesgo que esa contaminación representa para la supervivencia de las especies vivientes. Los estudiantes organizaron luego movimientos de protesta y campañas de esclarecimiento en pro de un medio ambiente más puro y contra los excesos de la civilización industrial. Altos dirigentes de las más poderosas industrias sostuvieron coloquios con los estudiantes para detallar las medidas que se tomaban para reducir la con-taminación. El gobierno federal y las administraciones locales han tomado ya una serie de medidas para hacer frente al peligro creciente que representa la ruptura del equilibrio biológico y proclamó a 1970 el año de la lucha contra la contaminación.

Los estudiantes norteamericanos consideran que la actitud del gobierno, al respaldar el movimiento por el medio ambiente, enmascara la tentativa de canalizar la protesta por vías "oficiales" y distraer fuerza a los movi-mientos contra la guerra en Vietnam, así como también que muchas indus-trias han adherido al movimiento por razones propagandísticas. D e cual-quier modo es evidente que una gran cantidad de norteamericanos están reaccionando en forma positiva contra la contaminación del medio físico en que viven, y este es el resultado más trascendente que ha logrado hasta boy el movimiento.

El problema de la contaminación del medio ambiente no incumbe sólo a los Estados Unidos o a las naciones más industrializadas, sino a todos los países del mundo, inclusive a los menos desarrollados que son los que tienen menos medios para defenderse.

También en la Argentina nos amenazan ya los problemas del ambiente: la creciente contaminación del litoral fluvial, el uso indiscriminado de pro-ductos químicos tóxicos (plaguicidas, herbicidas) en la agricultura y la ganadería y en las industrias y hasta los hogares (detergentes), y el enve-nenamiento del aire de nuestras ciudades, son cosas que constatamos a diario.

Es necesario tomar conciencia del peligro: con información, con campañas de esclarecimiento, con la discusión de todos los actores comprometidos de una u otra manera con el problema.

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Genética hoy y mañana

Reportaje a Francois Jacob

Francois Jacob, nacido en Nancy en 1920, comenzó su carrera de investigador después de la guerra en el Insti-tuto Pastetir, de París. Trabajó en el servicio de André Ltvoff, con Elie Wolman en el estudio de la genética de bacterias y con Jacques Monod en regulación celular. En 1965 recibió el premio Nobel de Medicina y actualmente es jefe del servicio de genética celular en el College de France.

El reportaje que publicamos es parte de una conversación que hemos sostenido con el Dr. Jacob en octubre de 1969, con el fin de determinar cuáles son los problemas más relevantes que afectan, o afectarán en un futuro cercano, al desarollo de la biología molecular y especialmente a la genética.

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Ciencia Nueva: ¿Cuáles son los problemas actuales de la genética?

Francois Jacob:-Creo que puede decirse que la biología se halla en un período de renovación desde hace quince años. H o y , su intento es explicar el funcionamiento de las células y de los organismos vegetales y animales esen-cialmente en base a la estructura de sus principales macro-moléculas: las de ácido nucleico y las de proteínas. Por ahora la genética ha sido la rama más exitosa pues, por una parte, ha llegado a comprender y explicar las propie-dades genéticas del individuo a partir de la estructura de la substancia que compone los cromosomas, es decir por la estructura de los llamados ácidos nucleicos; y, por otra parte, porque se descifró el código genético o sea la forma en que está inscripto en los cromosomas el fun-cionamiento de las propiedades y el desarrollo de un indi-viduo dado.

En otro plano, las investigaciones han hecho cada vez más evidente la similitud del funcionamiento de las cé-lulas del organismo con la de las máquinas automáticas. Una célula puede compararse, razonablemente, con una especie de fábrica química en la cual el ácido nucleico es la memoria que contiene las instrucciones destinadas a hacer funcionar la máquina química, a reproducir una nueva y hacerla funcionar, etc.

Hoy , también, se está tratando de analizar el sistema de regulación, esa especie de comunicación entre las mo-léculas, que radica en la posibilidad de enviar mensajes químicos y hacer que ciertas moléculas de la célula pue-dan saber lo que bacen las otras y n o actuar por cuenta propia. Los sistemas de regulación hacen que las mo-léculas de una célula no estén simplemente repartidas y actuando al azar sino que funcionen dentro del interés del conjunto, que es l o propio de una sociedad.

T o d o esto es, de manera muy general, lo que ha sido realizado y lo que actualmente constituye la preocupación de los biólogos. Los trabajos se llevan a cabo fundamen-talmente sobre el material más simple disponible: los virus y las bacterias. Su manipulación es más fácil y sus respuestas nos son ahora accesibles. Creo que con esto queda contestada su primera pregunta.

C. N.: ¿Cuáles son las tendencias actuales de la genética?

F. J.: Pienso que todavía quedan muchos problemas y cosas por hacer en el campo de la genética bacteriana. Ahora sabemos realmente qué son los ácidos nucleicos,

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o tam-

qué son las proteínas, cómo se analizan; pero hay cosas que todavía se ignoran. Un buen ejemplo es la membrana plasmática que envuelve la célula; es una estructura que juega un rol muy importante, en primer lugar, porque la célula es un pequeño mundo aislado del resto del uni-verso pero en contacto con él a través de su membrana; en segundo lugar, porque hay una gran cantidad de se-ñales importantes que se hacen, con toda seguridad, a través de la membrana.

C. N.: ¿Este es un problema sólo para los biólogos bién pava los físicos?

F. / . : Es también un problema para la química. Pero, como usted sabe, la nueva actitud de la biología hace que las investigaciones de diversas disciplinas — l a física, la química, la genética— se hayan ligado y marchen juntas y que efectivamente deba hacerse un poco de todo en la investigación biológica: analizar los problemas referentes a la estructura de la membrana, a su formación, a la estructura de sus moléculas, etc.

En el campo del estudio genético y fisiológico de las bacterias quedan aún muchas cosas por hacer y aun por saber cómo deben hacerse. Descubrir, por ejemplo, c ó m o es " p o r dentro" esa máquina extraordinaria constituida por los llamados ribosomas que permite traducir del lenguaje del ácido ribonucleico al lenguaje de las pro-teínas. Este análisis es extraordinariamente complicado pero se ha llegado a saber cómo se lo puede realizar y en este momento estamos frente a una cuestión de cantidad de trabajo. Nuevos problemas se presentan cuando se in-tentan aplicar estas nuevas formas de razonamiento e investigación a organismos más complicados. Los dos campos que presentan mayor interés son los referentes a los problemas de desarrollo embrionario — e s decir al proceso que hace que un huevo se transforme en un indi-v iduo— y el sistema nervioso.

El desarrollo del individuo es complejo, sobre todo si nos referimos a los animales superiores, como nos-otros, pues en éstos se pasa de una célula a millares de células de acuerdo a un plan temporal y espacial extre-madamente preciso donde se efectúa un número extra-ordinario de reacciones que requiere una programación perfecta. L o que interesa 110 es tanto analizar en conjunto cada una de las reacciones que pueden producirse, pues son demasiadas, sino comprender los principios gene-rales, el sistema de lógica empleado por el programa, el tipo de lenguaje que utiliza el sistema al intentar diferen-ciarse, las formas de interacción de las macromoléculas informacionales, los dos tipos de ácidos nucleicos, A D N y A R N y las proteínas.

El sistema nervioso también presenta problemas muy complicados y muchos de ellos exigen ser abordados de diferentes maneras. Está, por ejemplo, el problema de la forma en que se articulan los sinapsis y los nervios entre sí, problema que probablemente podrá resolverse gracias al estímulo que recibe la biología molecular. Otros pre-sentan mayores dificultades. Por ejemplo, el de averi-guar cómo se hacen los reconocimientos entre los nervios del sistema nervioso en el cerebro de un organismo com-plicado, constituido por un número fantástico de células. Sabemos que hay interacciones determinadas por los ge-nes, probablemente no en forma directa sino a través de un sistema de "demultiplicación", pero nos preguntamos cómo es que el nervio que va al extremo del pie, nacido

En la investigación biológica es necesario analizar los pro-blemas referentes a la estructura de la membrana (esquema de la membrana de una mitocondria).

Las mitocondrias son bacterias que viven en simbiosis con las célidas.

Las propiedades de las proteínas resultan de la naturaleza y disposición de sus átomos. (Parte de la molécula de lysosima.)

Síntesis de una proteína por acción de un ribosoma.

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,vnte complicado es el método de in-,.riñoso, Esquema de una célula ner-• -,Vi?

u m J Ulo , se localiza en el cerebro; c ó m o se re-

sí !ck elementos del sistema. Se sabe que p» existe pero no se sabe c ó m o estudiarlo. ronMema. tremendamente complicado, e s e l que

• I* sriveNtia.KÍón del sistema de integración 11©-«•dWv por el sistema nervioso. Se conoce el pro-¡?ro no sabemos bien c ó m o analizarlo. L o mismo .•n lo aferente a la memoria, m otro de los problemas que se presentan actual-' que pata nada está resuelto es el siguiente: se \¡,i3.u lunta ahora sobre una bacteria, un individuo ir, pww pienso que lo que nos interesa es el hom-ui y j , % c»to significa trabajar sobre millones „», tl.ívanuj una infinidad de células. Hay orga-quv- i tu^n pacas células, entre una y nueve, hay .i». t¡_,[ n mil, otros que tienen cien mil, otros

un nuliuu. Hay interés en pasar directamente u duendamente complicado c o m o el de las

í,.a cumplí ¿ado como el del hombre, pero se •«"«f'.vit vi moblema de si no hay que detenerse hi.i'.í »abajar sobre un organismo de mil células.

I J j f.e.«olver. Por el momento podemos decir 1 que para la investigación de ciertos pro-r&inismos que son más aptos eme los nues-actaahnente uno de los problemas más difí-„...ir.

a, podamos decir que se perfilan evidentemente ut lo que se refiere a las investigaciones de

tnt.xs años, una es la de pasar ai estudio de orga-

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nismos más complicados con el objeto de analizar compor-tamientos y estructuras que no existen en las bacterias; la otra es la del estudio del desarrollo embrionario, des-arrollo que tampoco se da en las bacterias.

C.N~: ¿Cuál es ¡a situación de la investigación científica en Francia en relación a la situación general?

F. }.: Gracias a la existencia del C. N . R. S. (Centre Na-tional de la Recherche Scientifique), organismo creado por Jean Perrin antes de la guerra, la investigación científica en Francia superó en cierta medida las dificultades ocasio-nadas por aquélla. Este organismo no era universitario y no tenía nada que ver directamente con diversas facul-tades pero estaba compuesto por gente que se consa-graba exclusivamente a la investigación y que disponía de créditos especialmente destinados a esta labor. Ambos, gente y créditos, vinieron a sumarse a los laboratorios ya existentes destinados exclusivamente a la investigación. Gracias al C. N . R. S. la investigación en Francia no bajó a cero durante y después de la guerra y cuenta hoy con equipos bastante buenos.

Durante estos últimos diez o quince años la investiga-ción ha sido una de las preocupaciones del gobierno. La dificultad que se presenta siempre está en torno al con-flicto derivado del hecho de que los investigadores esti-man que la fracción del presupuesto nacional que se les otorga no es la suficiente y que debe ser ampliada, mien-tras que los políticos consideran que ciertos tipos de in-vestigación fundamental no son importantes porque no se ocupan de cosas tales c o m o la fabricación de autos y la obtención de dólares. Hay siempre un equilibrio que según los países y las situaciones se inclina en uno u otro sentido. D e manera general, y o diría que el equilibrio en Francia, sin ser tan bueno c o m o el que hubo en los Es-tados Unidos o el que hay en Alemania, ha permitido que la investigación se desarrolle bastante razonablemente en el curso de los últimos diez o doce años.

N o puedo decirle lo que pasa en este momento y lo que pasará en el futuro. L o cierto es que yo quisiera saberlo. Francia está en una situación económica y finan-ciera difícil, y cuando se habla de que la investigación es un lujo, se pignsa básicamente en la investigación funda-mental y no en la aplicada, aunque la investigación fun-damental sea el motor del resto. Con todo, ella aparece para una cierta sociedad c o m o un lujo. La cuestión es si se la debe considerar un lujo indispensable o un lujo superfluo. N o sé cual es la posición del gobierno con res-pecto a este problema. Esto es todo lo que le puedo decir sobre la situación actual.

C.N.i ¿Cuál es la proporción de biólogos que provienen de las clases populares?

F. ] . : Hay algunos que tienen este origen, pero no tantos como uno quisiera. La proporción de gente dotada es la misma en el muestreo de cualquier zona de la población; me refiero a la gente dotada genéticamente, a la que tiene cualidades genéticas para la investigación. Pienso que la democratización de la enseñanza y por l o tanto de la in-vestigación en Francia no ha alcanzado todavía un nivel suficiente, nivel que nos permitiría buscar la gente más dotada en cualquier parte de la población. Hay actual-mente una tendencia a esto, pero estamos muy lejos de obtener un resultado satisfactorio.

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El código genético O O

Francis H. C. Crick

1 INTRODUCCION

Nacido en Inglaterra en 1916, el Dr. Crick se graduó en Londres, en el University College, e hizo su tesis en el Caius College de la Universidad de Cambridge en 1953. Durante la guerra suspendió sus trabajos y sirvió en los servicios cien-tíficos del Almirantazgo Británico. Autor de numerosos tra-bajos de biología molecular, pertenece a la Royal Society desde 1959, recibió el premio Lasker en 1960 con ]. D. WATSQN y M. H. F. WILKINS, con quienes también com-partió el Premio Nobel de Medicina en 1962 por sus trabajos sobre la estructura molecular del DNA.

Actualmente es miembro no residente del Instituto Salk pero su centro de trabajo es el Medical Research Cottncil Unit for Molecular Btology de la Universidad de Cambridge. El trabajo que reproducimos es su Croonian Lecture de 1966, publicado en los Proceeding of the Royal Society, B, volumen 167, pigs. 331-347, 1967. La versión castellana pertenece a los Dres. Daniel Goldstein y Cora S. de Goldstein. El artículo es reproducido con autorización de su autor} de-las autoridades de la Royal Society y del Centro Editor de América Latina que tiene en preparación el libro "Moléculas y Hombres", del mismo autor, y del cual el presente trabajo constituirá un apéndice.

A - La naturaleza del problema

Los genes están formados por ácido nucleico; las enzi-mas son proteínas. La secuencia de aminoácidos de una proteína dada se sintetiza según las instrucciones prove-nientes de un segmento dado de ácido nucleico.

Cada proteína está formada por una o más cadenas polipeptídicas, sintetizadas por condensación de amino-ácidos, en forma lineal, con eliminación de agua. La lon-gitud de una cadena polipeptídica típica es de varios cientos de estos aminoácidos. Sin embargo, por lo general sólo se encuentra en las proteínas veinte clases diferentes de aminoácidos. Este conjunto habitual de veinte amino-ácidos es el mismo en toda la naturaleza.

El ácido nucleico está formado por cadenas de poli-nucleótidos. La unidad iterativa de la cadena es un azúcar (ribosa para el ARN, desoxirribosa para el ADN) unido a un fosfato. A cada azúcar se le une una base. Hay cuatro bases usuales en el ácido nucleico. En el ADN por lo general aparecen adenina, guanina, citosima y timina. En el ARN la timina es reemplazada por el uracilo.

De tal modo , la proteína está escrita en un lenguaje de veinte letras y el ácido nucleico en uno de cuatro letras. El código genético es el diccionario que vincula estos dos lenguajes. Se llama codón al grupo de bases que codifica a un aminoácido. Se sabe actualmente que un codón está constituido por tres bases adyacentes. Cabe señalar que, por lo que sabemos, la célula puede traducir en un solo sentido, del ácido nucleico a la proteína y no de la proteína al ácido nucleico. A esta hipótesis se la conoce como el Dogma Central.

Si se pudiera comparar la secuencia de bases de un largo segmento de ácido nucleico con la secuencia de aminoácidos que codifica, se podría deducir fácilmente el código genético. Desgraciadamente este método directo no es aún factible debido a dificultades técnicas en la determinación de una secuencia larga de nucleótidos. Por lo tanto, debe usarse métodos más indirectos.

B - La bioquímica de la síntesis de proteínas

Se trata de un tema que no podemos describir aquí en detalle, pero del que es necesario tener una idea para entender parte de los datos que existen acerca del código genético. Para un tratamiento más completo véase, por ejemplo, el reciente libro de Watson ( 1 9 6 5 ) .

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El material genético de la mayoría de los organismos es un doble heíicoidc de ADN, que no participa directa-mente en ia síntesis de proteínas. El intermediario en esta síntesis es el ARN mensajero de un solo filamento, que es una copia (complementaria) de uno de los heli-coides del ADN, El ARN mensajero es sintetizado por una enzima especial, la polinucléotido polimerasa, que necesita al ADN como matriz.

El ribosoma es el lugar efectivo donde se produce la síntesis de proteínas. Los ribosomas son estructuras com-plejas, de aproximadamente 200 A de diámetro, consti-tuidas por ARN y proteínas en proporciones (aproxima-damente) iguales. Cada ribosoma consiste en dos partes, una de las cuales tiene un tamaño que casi duplica el de la otra. El ribosoma se mueve a lo largo del ARN men-sajero, "leyendo" el mensaje escrito en la secuencia de bases y sintetizando paso a paso una cadena polipeptídica, comenzando por el extremo amina.

Cada aminoácido es activado por su propia enzima especial, que usa una molécula de ATP para sintetizar un anhídrido mixto del aminoácido y AMP. Este com-puesto se encuentra firmemente adherido a la enzima, que luego transfiere el aminoácido a la ribosa terminal de un ARN especial (de una longitud de aproximadamente 80 bases), conocido como ARN de transferencia (/ARN), a veces también llamado ARN soluble (¡ARN). Para cada aminoácido hay un tipo de tARN o a lo sumo un pe-queño número de ellos.

El tARN transporta el aminoácido al ribosoma y es responsable del reconocimiento del codón siguiente sobre el ARN mensajero (wARN) . Es probable que lo haga apareando las tres bases del codón (del ARN mensajero) con tres de sus propias bases, conocidas como antkodón.

Mientras se realiza la síntesis de una cadena polipeptí-dica, la cadena parcialmente formada está unida por su terminal carboxilo a la molécula, de tARN que insertó el último aminoácido, A su lado, sobre el ribosoma, se encuentra el tARN para el próximo aminoácido indicado por el mARN. El paso fundamental de la síntesis de proteínas es la transferencia de la cadena polipeptídica desde el primer tARN al aminoácido unido al segundo tARN, alargando así la cadena en un resto. Entonces el primer tARN vuelve a la solución y el mecanismo se prepara nuevamente para el próximo paso.

La síntesis de proteínas puede lograrse en un tubo de ensayo utilizando las partes del sistema recién descripto, juntamente con GTP y varios factores solubles. Moléculas de ARN de un filamento, añadidas al sistema, pueden actuar como ARN mensajero y dirigir la síntesis de cade-nas polipeptídicas.

C - Los primeros trabajos sobre el código genético

Las investigaciones realizadas hasta 1962 han sido resumidas brevemente por Crick (1963 a ) ; la biblio-grafía puede consultarse en la revisión más detallada (Crick, 1963 b). El trabajo inicial sugirió que el código tenía las siguientes características: 1) cada codón consiste en tres bases (consecutivas); 2) los codones adyacentes no se superponen; es decir, ninguna base del ARN men-sajero pertenece a más de un codón; 3 ) la mayor parte de los 64 codones posibles representan más de un amino-ácido, es decir, el código es "degenerado"; 4) los tripletes que codifican al mismo aminoácido son por lo general similares; 5 ) el código es probablemente universal, lo que

significa que es básicamente igual en todos los organismos. Los datos indicativos de que el código no es de tipo

superpuesto provienen fundamentalmente del estudio de los cambios producidos por mutación en la secuencia de aminoácidos. Una mutación casi siempre produce el cam-bio de un único aminoácido en la secuencia como es de esperar en un código que no contenga superposiciones.

Las pruebas de que el código es un código de tripletes provinieron del estudio de mulantes del cistrón rllB del fago T-i, del tipo de desplazamiento de fase (phase-shift mutants). Mientras que la adición de una o dos bases a un gene altera la fase de la lectura, la adición (por méto-dos'genéticos) de tres bases pone el mensaje nuevamente en fase.

La composición probable (pero no la secuencia de bases) de muchos de los 64 codones fue sugerida por la utilización de sistemas «celulares para síntesis de proteí-nas, agregando ARN mensajero de composición conocida pero secuencia aleatoria, fabricado mediante la enzima polinucléotido fosforilasa. Esto (y la comprobación gené-tica) lleva a pensar que la mayoría de los tripletes corres-ponden a uno u otro aminoácido y que los tripletes que representan a un mismo aminoácido son de algún modo parecidos, como lo sugieren los cambios restringidos de aminoácidos encontrados en mutantes.

D • Colinealidad de gene y proteína

Durante largo tiempo se sospechó la colinealidad entre la proteína y el gene que la codifica. En otras palabras, que el orden de los codones a lo largo del gene es el mismo que el orden de los aminoácidos correspondientes a lo largo de la cadena polipeptídica de la proteína. Así lo demostraron por primera vez Yanofsky y sus colegas (Yanofsky et al., 1964) para la proteína A de la enzima triptofano sintetasa de E. colí. Estos investigadores de-terminaron la secuencia de aminoácidos de un segmento de la cadena polipeptídica de aproximadamente 75 amino-ácidos de longitud y localizaron en ella las distintas alte-raciones en los aminoácidos producidas por nueve muta-ciones diferentes. También encontraron, por medios pura-mente genéticos, el orden de estas mutaciones en el mapa genético. Los resultados mostraron la coincidencia de las dos ordenaciones; además, los lugares cercanos en la ca-dena polipeptídica resultaron también cercanos en el mapa genético.

El mismo resultado fue obtenido por Sarabhai, Stret-ton, Brenner y Bolle (1964) con un elegante método, usando mutantes del gene especificador de la proteína de cabeza del bacteriófago Ti, que provocan la terminación precoz de la cadena polipeptídica.

La colinealidad del ADN y de la proteína que éste codifica no se ha podido observar aún directamente. Sin embargo, Hogness obtuvo recientemente (1966) pruebas de que en el fago l , el orden de cinco genes en el mapa genético es el mismo que su orden en el A D N de l .

E - La dirección de la lectura

Por convención, las secuencias de aminoácidos se escri-ben empezando por el aminoácido amino terminal de la cadena polipeptídica. Las secuencias de ácido nucleico se escriben con el hidróxilo 5' a la izquierda. Habrá que decidir experimentalmente si la relación entre la secuencia del mARN y la secuencia de aminoácidos por él codifi-

10

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cados es la misma que implican estas convenciones o es la contraria. Téngase en cuenta que esto no es exacta-mente lo mismo que preguntarse por la secuencia temporal d e la lectura del mensaje.

Afortunadamente, resultó que las dos convenciones coinciden, pese a que los resultados iniciales indicaban l o contrario. Es decir, el extremo 5 ' del mARN codifica el extremo amino de la cadena polipeptídica. Las compro-baciones que respaldan esto son las siguientes:

1. Por polímeros de secuencia conocida. Se ha visto p o r ejemplo que un ARN mensajero de la forma A A A . . . A A A A C fabrica un polipéptido compuesto fundamental-mente por lisina ( Á A A ) pero con algo de asparagina ( A A C ) en el extremo C-terminal (Salas et al. 1 9 6 5 ) . El estudio de polímeros que tienen secuencias especiales en e l extremo 5' del mARN también avala esta dirección d e la lectura (Smith, Salas, Stanley, W a h b a y Ochoa, 1 9 6 6 ; Stanley, Salas, Wahba y Ochoa , 1 9 6 6 ) .

2 . Por la decodificación del mensaje utilizando secuen-cias de aminoácidos de mutantes dobles de marco despla-zado (double frame-shift mulante), c omo se explica en el parágrafo 6.

3. Por una combinación de métodos genéticos y bio-químicos, usando el código genético, c o m o lo hizo Yanofs-k y utilizando la proteína A de la triptofano sintetasa ( G u e s t y Yanofsky, 1 9 6 6 ) .

2 EL CODIGO GENETICO EN LA ACTUALIDAD

Actualmente se conoce el código genético con bastante precisión, al menos para Bscherichia coli. Por lo general

2a.

la. i

u C A G 3a.

u fen fen leu leu

ser ser ser ser

tir til-ocre ámbar

cis cis ? trip

U c A G

c leu leu leu leu

pro pro pro pro

his his gluN gluN

arg arg arg arg

U c A G

A ileu ileu ileu met

treo treo treo treo

aspN aspN lis lis

ser ser arg arg

U c A G

G val val val val

ala ala ala ala

asp asp glu glu

gli gli gli gli

U c A G

FIGURA 1. Las cuatro bases, tiradlo, citosina, adenina y guanina, están representadas por las letras U, C, A y G respectivamente. La primera base de cada triplete está indicada a la izquierda, la " segunda arriba y la tercera a la derecha de la figura. Los veinte aminoácidos están representados por sus abreviaturas habituales; así, 'fen' significa fenilalanina, etcétera. Se cree que los tripletes marcados 'ocre' y 'ámbar' señalan la terminación de la cadena polipeptídica. Los tripletes asociados con la iniciación de la cadena no están marcados en la figura.

se lo diagrama en la forma compacta que muestra la figu-ra 1. Cada entrada en la figura corresponde a un triplete dado e indica, usando las abreviaturas habituales, qué aminoácido es codif icado por ese triplete. Así , la entrada indicada por C A U está marcada 'his', lo que implica que el triplete C A U (citosina-adenina-uracilo) codifica la his-tidina.

En lo que sigue, discuto algunas de las pruebas experi-mentales que avalan la figura 1, con el objeto de mostrar tanto los métodos utilizados c o m o la solidez del respaldo experimental. Este resumen no pretende ser completo . En todo caso, los nuevos datos se acumulan tan rápidamente que cualquier resumen envejecería en poco t iempo. Se pueden clasificar los datos en dos tipos principales: 1 ) los obtenidos utilizando el sistema acelular para síntesis de proteínas: estas técnicas asignan tripletes a diferentes aminoácidos (por e jemplo , la prueba de anexión: mARNs repetit ivos) ; 2 ) los provenientes de la síntesis en células intactas: estas técnicas muestran la relación entre tripletes (por ejemplo, cambios mutagénicos: los resultados por doble desplazamiento de fase) .

Además, tenemos algunas indicaciones acerca d e la secuencia de bases de varios anticodones en el tARN.

Para un tratamiento más extenso de este tema y otros relacionados con él, remitimos al lector al volumen X X X I del Coli Spring Harbor Symposia on Quantitative Biology titulado "The Genetic Code" que reúne trabajos presen-tados a principios de junio de 1966. Este vo lumen n o sólo está al día sino que contiene referencias más deta-lladas de l o que ha sido posible dar aquí.

3 LA PRUEBA DE ANEXION POR TRIPLETES

El uso de esta prueba fue introducido por Nirenberg y Leder ( 1 9 6 4 ) , quienes diseñaron una nueva técnica para asignar un codón a una aminoácido. Mostraron q u e en presencia de un triplete dado (un trinucleósido d i fos fato ) los ribosomas anexan preferencialmente las especies co-rrespondientes de tARN.

Se incuba una mezcla de un triplete, ribosomas y mo-léculas de tARN ( q u e han sido marcadas con un solo aminoácido radioactivo) en presencia de una concentra-ción adecuada de Mg 2 + , para permitir que se produzca la anexión. Después se pasa la mezcla por un filtro Mil l ipore , que retiene los ribosomas junto con el tARN que se le ha unido, mientras deja pasar los tARN no anexados; se mide entonces la radioactividad en el f i ltro. C o m o contro l se repite el mismo experimento sin el triplete.

Esta técnica fue usada intensivamente por Nirenberg y sus colegas (Leder y Nirenberg, 1964 a, b; Bernfield y Nirenberg, 1965; Trupin et al., 1965; Nirenberg et al., 1965; Brimacombe et al. 1965 ) y también por Khorana y sus colegas (Sol í et al., 1965; Solí et al., 1 9 6 6 ) . Por diversos métodos se han sintetizado los 64 tripletes y cada uno de ellos ha sido probado con muchos de los veinte aminoácidos. En la mayoría de los casos se detecta la anexión de un tARN dado por una radioactividad q u e supera varias veces a la registrada en los experimentos de control .

Lamentablemente no siempre es posible conf iar por entero en el método, dado que a veces no produce prác-ticamente anexión en casos que, de acuerdo con otros

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experimentos, permitirían esperar una respuesta positiva; inversamente, en algunos casos tARNs que pertenecen a varios aminoácidos responden a un triplete. Se sospecha que la mayor parte de estas respuestas más débiles se deben a fenómenos aberrantes producidos por el método.

Sin embargo, cuando la prueba de anexión da un resul-tado muy positivo e inequívoco se lo puede aceptar con bastante certeza. En la figura 2 expongo todos los resul-tados (publicados o en prensa) obtenidos por el método de anexión, que dieron incorporaciones de por lo menos tres veces la del control. Este criterio es más bien arbi-trario, ya que una evaluación más precisa tendría en cuenta los detalles exactos de la prueba de anexión usada en cada caso (por ejemplo, si se usó ¿ARN purificado) y la medida absoluta de la anexión. Más aún, la anexión varía un poco de un experimento a otro. Casi todos los resultados son para E. coli, pero A G A y A G G para argi-nina han sido asignados de modo convincente sólo para la levadura.

Se puede ver que poco más de tres cuartos de los tri-pletes pueden ser asignados de esta manera. Hay un resultado que es casi seguramente falso: a saber, la res-puesta valina para UGU. Varias de las anexiones débiles ( q u e no aparecen en la figura 2 ) aparecen como respuesta a X A B , cuando el triplete esperado es ABY; eso ocurre con frecuencia cuando la anexión a ABY es fuerte y se debe presumiblemente a una respuesta escasa al doblete A B , leído fuera de fase.

Matthaei et al. (1966) utilizaron una prueba de ane-xión modificada, usando polímeros de la forma X p Y p Z . . . pZ de aproximadamente treinta restos de longitud y aduciendo que a menudo esto produce la anexión prefe-rencial esperada para X Y Z (además de la anexión espera-da debida a Z Z Z ) . Inicialmente este método dio resulta-dos que se consideraron falsos y, en todo caso, la anexión usualmente es pequeña comparada con el control. Pese a afirmaciones en contrario, no es posible asignar con segu-ridad por este método tripletes que no hayan sido asigna-dos ya por el método de anexión de Nirenberg y Leder.

2a. -*

la. i

U c A G 3a. i

u fen fen

leu

ser (ser) ser ser

te r ter

cis(val) cis

U C A G

C leu

pro pro

his his gluN gluN

arg arg arg

U c A G

A ileu ileu

met

treo treo treo treo

aspN aspN lis lis

arg arg

U c A G

G val val val val

ala ala ala ala

asp asp glu

gli gli gli gli

U C A G

FIGURA 2. Las mismas convenciones que para la figura 1. Las entradas indican los tripletes que han dado una respuesta tres veces mayor que el control en la prueba de anexión. Por lo tanto la mayor parte de las ubicaciones pueden considerarse probables.

12

4 EL mARN DE SECUENCIA DE BASES DEFINIDA

A - Polinucléotido» con secuencias repetidas

Khorana fue el iniciador de este método (Nishimura Jones, Ohtsuka, Hayatsu, Jacob y Khorana, 1965; Nishi-mura, Jones y Khorana, 1965) que consiste en sintetiza! químicamente una pequeña secuencia repetida, de unoá diez o doce restos de largo, de ADN complementario dfi doble filamento; cada helicoide se sintetiza separadamen-te. Luego este ADN se ofrece como matriz a la enzima ADN polimerasa; el producto es un doble helicoide de ADN con la misma secuencia repetida, pero de una longitud de cadena mucho mayor, que posteriormente sé usa como matriz para la enzima ARN polimerasa. Si sóla se usan para la síntesis algunos de los cuatro nucleosidoí tri-fosfatos pero no todos ellos, resulta posible copia! cualquiera de los dos filamentos del ADN sin copiar a) mismo tiempo el otro. El producto es una larga molécul? de ARN en la que mediante el análisis de extrema veciní dad (neares¿ neighbour analysis), encontramos que apa rece la secuencia repetida, tal como se esperaba. Esta; moléculas de ARN se utilizan luego como ARN mensaje ros en el sistema acelular para síntesis de proteínas.

Si el código es un código de tripletes, podemos preve:i los resultados que aparecen en la tabla 1; como se obtien< efectivamente esos resultados, ello confirma por métodos bioquímicos directos que el código es de tripletes. Le tabla 2 resume los resultados obtenidos por Khorana hastá fecha (Khorana, comunicación personal) .

El solo hecho de que ( U C ) n codifique al polipéptidc que se repite . . . leu.ser . . . no establece qué aminoácido debe ser asociado a los dos tripletes en cuestión, a sabeí UCU y CUC. Sin embargo, como la prueba de anexiór muestra que UCU codifica la serina, podemos deducir cor seguridad que CUC codifica la leucina.

TABLA 1

tipo de mARN polipéptido esperado

(AB), ( A B C ) n

( A B C D ) B

y y

, a ( 3 a | 3 a p . . . ' .a a a a a.. . .PPPPP... •YY Y YY- - • . c c P Y ^ P Y ^

TABLA 2

mARN

(UC)n ( U G ) n ( A G ) n (AC)„ ( A A G ) n ( U U G ) n ( G U A ) n ( U A C ) n ( A U C ) u

pol ipépt ido(s ) produc ido (s )

(ser.leu)m

(cis.val)m

(arg.glu)m (treo.his)m

( l i s ) m + ( a r g ) m + (glu)m ( leu) ClS )m + (val ) m (val ) ra + (ser) (tir)m + ( t r eo ) m + ( l e u ) m

(ileu)m + (ser)m + (Ms)m

Page 15: Ciencianueva2

B - Polimicleótiílos con secuencias n o repetidas

Salvo en casos especiales, la síntesis de estos polinucleó-ddos es muy trabajosa y sólo se ha fabricado un número limitado de moléculas diferentes de ARN mensajero: Tach, Dewey, Brown y Doty ( 1 9 6 6 ) y Stanley et al. ( 1 9 6 6 ) han publicado algunos ejemplos. El trabajo de Stanley indica con gran probabilidad que A U A codifica la isoleucina.

5 CAMBIOS DE AMINOACIDOS EN MOTANTES

El cambio típico de aminoácidos es el de un sólo ami-noácido en toda una cadena polipeptídica; puede produ-cirse "espontáneamente" o por la acción de mutágenos.

En algunos casos los cambios en la secuencia de bases producidos por un mutágeno determinado pueden ser inferidos sobre la base de resultados de carácter químico. Por ejemplo, se cree que la hidroxilamina ataca sólo a la citosina y no a las otras tres bases.

En la mayoría de los casos los mulantes son seleccio-nados por un método u otro. Por ejemplo, la mayoría de las hemoglobinas humanas anormales han sido detectadas porque son electroforéticamente diferentes de la hemoglo-bina del adulto normal; puede inferirse que el cambio de un aminoácido implica un cambio de carga. En otros casos, lo que se busca son mutantes que destruyan la acción del gene y para ello se seleccionan mulantes "sin sentido".

Es conveniente señalar el cambio de un aminoácido, de-bido a una mutación, c omo una flecha en el esquema del código genético (ver figura 1 ) . H o y en día sabemos que casi todos esos cambios se deben a la alteración de una única base en el ácido nucleico genético.

Si cambia la base que ocupa la primera posición en un codón, se traza vertical la flecha que marca el cambio, la cual empieza y termina en la misma posición relativa en dos cuadrados adyacentes de la figura. Si el cambio se produce en la segunda base del codón, la flecha será hori-zontal; si es la tercera base la que cambia, la flecha será vertical pero empezará y terminará dentro del mismo cuadrado.

O sea que en todos los casos la flecha será horizontal o vertical; una flecha diagonal implicaría que han sido cam-biadas al menos dos de las bases del codón. Si los cambios en aminoácidos fueron hechos de manera aleatoria, apro-ximadamente la mitad de las flechas serán horizontales o verticales y la otra mitad, diagonales.

Los resultados de los tres conjuntos mayores d e cam-bios mutagénicos están expuestos en las figuras 3-5. Se puede ver que, con excepción de una flecha en la figura 5 , todas las otras flechas son verticales u horizontales, l o que es una notable confirmación del código genético.

Aunque se trata de un código degenerado resulta a menudo posible deducir el cambio efectivo de base que tiene lugar en una mutación, aun cuando no se puedan determinar los codonés afectados. Por ejemplo, el cambio fen tir proviene de UUU o U U C a U A U o U A C , res-pectivamente. En ambos casos la mutación tiene que ser un cambio de U a A . Siempre es posible deducir la base que ha cambiado, salvo que: 1 ) intervengan la leucina, serina o , arginina o , 2 ) el cambio sea en un cuadrado de la figura, es decir, se produzca en la tercera base de un

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triplete. Aun en esos casos puede ser posible deducir el cambio de base sin ambigüedad; así, la mayor parte de los cambios en un aminoácido, proviene del cambio de una base determinada.

Los cambios de una pirimidina a otra pirimidina (U C o C •—> U ) y de una putina a otra purina ( A - > G o G—> A ) se llaman "transiciones"; los cambios de una purina a una pirimidina o viceversa se llaman "transver-siones".

La figura 3 muestra los resultados obtenidos en treinta y seis hemoglobinas humanas anormales diferentes. Los datos han sido tomados de la tabla 10.1 de Lehmann y Huntsman ( 1 9 6 6 ) , texto que debe ser consultado para referencias. Las áreas que aparecen punteadas en la figura representan aminoácidos cargados; se puede ver que, como era de esperar por el método de detección de mutantes, cada flecha empieza o termina en una región punteada. Nótese que algunos cambios ocurren en ambos sentidos: las flechas correspondientes tienen dos cabezas. Se observa tanto transiciones como transversiones, pero las primeras son algo más frecuentes.

La figura 4 representa la mayor parte de los resultados obtenidos por Wittmann para el virus del mosaico del tabaco (véase el resumen de Wittmann y Wittmann-Liebold, 1966; Tsugita también comunicó resultados si-milares en 1 9 6 2 ) . El material genético de este virus es ARN de un solo filamento, que se cree que actúa también c o m o el ARN mensajero del virus. Todos estos mutantes, salvo tres, fueron producidos usando ácido nitroso como mutágeno, ya sea sobre el virus total o sobre su ARN. El ácido nitroso cambia C por U; cambia A por hipoxantina, que luego es copiada como si fuera una G , de tal mo-d o que el cambio efectivo es de A a G . El cambio de G a xantina parece ser letal. La figura muestra que cada flecha apunta en una dirección única, como era de espe-rar, y todas las flechas salvo una muestran cambios de bases esperados. El cambio excepcional (glu asp) pue-de haberse debido a una acción inesperada del ácido nitroso o , más probablemente, a una muíante espontánea que fue recogida accidentalmente con las mutantes de ácido nitroso.

Las otras tres mutaciones que aparecen en la figura 4 se debieron al agregado de flúor uracilo durante el creci-miento viral. Cabe esperar que esta droga produzca los cambio A —» G o U - > C. Los tres casos detectados se conforman a esta expectativa.

La figura 5 muestra el cambio detectado por Yanofsky y sus colaboradores como mutaciones, o retro-mutaciones, de la proteína A de la triptofano sintetasa de E. coli (véase el resumen de Yanofsky, 1966 ) . En este caso, no hay un determinado cambio de base que aparezca con más frecuencia, aunque los estudios detallados de Yanofs-ky muestran que los cambios de bases producidas por los diferentes mutágenos son casi siempre los esperados.

En la figura 5 aparece una flecha diagonal debida al cambio ileu —* asp; esto puede deberse a la alteración de dos bases. Otra explicación es que el cambio real fue ileu aspN y que la asparagina fue luego deaminada mediante un proceso desconocido convirtiéndose en ácido aspártico. Yanofsky (1966 ) ha presentado datos experi-mentales que hace que. esta última explicación parezca probable.

Hay otro cambio que Yanofsky comunicó recientemente (1966 , comunicación personal) y que no ha sido incorpo-rado a la figura 5. Se trata del cambio en la posición 48

U C A G

u i i i

U c A G

c MvM\v

ü A G

c MvM\v

ü A G

A f i h U % G

A ivs U % G

G * — U C A

G G

i;i i.«

U C A G

FIGURA 3. La figura representa el código genético, pero se ha omitido los nombres de los aminoácidos por conveniencia. Las flechas indican los cambios de los aminoácidos de treinta y seis hemoglobinas humanas anormales distintas; cada cabeza de flecha representa un ejemplo. El cambio de base puede ser deducido en todos los casos salvo en el señalado por la flecha ondulada y en los dos correspondientes a las flechas punteadas. Las áreas punteadas representan aminoácidos cargados.

14

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A U

u c ü C A G U c A G U C A G ü C A. G

FIGURA 4. La figura representa el código genético, pero se ha omitido los nombres de los aminoácidos por conveniencia. Las fle-chas indican los cambios de aminoácidos encontrados por Witt-tnann entre los matantes del virus de mosaico del tabaco. El mu-tágeno empleado fue ácido nitroso, salvo en los tres casos re-presentados por líneas punteadas, en que se empleó fluororacilo. Se indica con flechas onduladas aquellos casos en que los cambios de base son inciertos. Las flechas colocadas juera de la tabla mues-tran los cambios esperados por acción del ácido nitroso.

u

u

* «

< -

— > — > .

i

u c A G U c A G U C A G

U C A G

FIGURA 5. La figura representa el código genético, pero se ha omitido los nombres de los aminoácidos por conveniencia. Las flechas indican los cambios de aminoácidos encontrados por Ya-nofsky en la proteína A de la triptofano smtetasa de Escherichia coli. Aunque la mayor parte de estos cambios han sido obtenidos reiteradamente, se representa cada cambio con una sola flecha. La flecha ondulante indica que el cambio de base es incierto en

de la protelna, d e ácido glutámico a metionina. Esto im-plica que G A G ( o G A A ) se convierte en A U G y entonces el cambio es de p o r l o menos dos bases. L o interesante de esta mutación es q u e ha sido detectada una sola vez y nunca retromutó al tipo original. El hecho que se haya aislado esta mutación una sola vez y la ausencia de rever-sión nos hacen pensar que se trata del caso poco frecuente de un cambio de dos bases consecutivas y es por esto que no fue incluida en la figura 5.

6 CAMBIOS DE AMINOACIDOS PRODUCIDOS POR DESPLAZAMIENTOS DE FASE

D a d o que el ARN mensajero es le ído secuencialmente de a tres, bases p o r vez , la adición de un nucleótido en cualquier punto pondrá fuera de fase a toda la lectura siguiente. Sin embargo , se puede vo lver la lectura a fase sustrayendo un nucleót ido en algún punto posterior, aun-que el mensaje será mal leído entre las dos alteraciones. Éste e fec to fue predicho por Crick, Barnett, Brenner y Wat t s -Tob in ( 1 9 6 1 ) a partir de estudios genéticos. Re-cientemente fue conf i rmado en forma directa por Strei-singer y sus colaboradores (Terzaghi et al., 1 9 6 6 ) .

La proteína estudiada fue la lisozima del coli fago Ta.. Las mutantes se produjeron utilizando acridinas, que apa-rentemente producen adiciones o sustracciones de base ( o bases) más que transformaciones de una base en otra. Tales mutantes se caracterizan por destruir completamente la func ión del gene. Mediante métodos genéticos se ubicó a dos de estas mutaciones en el mismo gene, que produjo entonces una proteína alterada con alguna actividad enzi-mática.

Se encontró que el cambio producido en la secuencia de aminoácidos estaba circunscripto a cinco aminoácidos adyacentes. Usando el c ód igo genético era posible, a partir de la secuencia original y de la secuencia alterada en la mutante doble , deducir la secuencia de bases probable del ARN mensajero; esto es lo que se muestra en la figura 6. Se ve q u e la primera mutación fue probablemente la deleción d e una A y la segunda, la adición de una G .

Los ensayos demostraron q u e n o había otra solución compatible con el c ó d i g o y que n o había solución posible si se consideraba el sentido inverso de lectura.

Los datos que aparecen en la figura 6 son útiles porque conf i rman algunas asignaciones dudosas, c o m o el codón U U A para la leucina. E n la referencia previa y en el resu-men de Streisinger et al. ( 1 9 6 6 ) se dan más ejemplos de cambios de desplazamiento de fase producidos en esta región de la lisozima.

7 EL ANTICODON DEL tARN

Se ha progresado algo en cuanto a la localización del anticodón en varias moléculas de tARN. T o d o hacía supo-ner que las dos primeras bases del codón se aparearían con las bases correspondientes del anticodón de acuerdo con las reglas usuales de apareamiento encontradas eñ el ADN. L o s pares para el ARN son

A — U v G — C

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lis ser pro ser leu aspN

AA? 'A'GU CCA UCA c u u AAU

lis

ala • •

G C?

val

i + t 1 G his his leu met ala

FIGURA 6. Las secuencias de aminoácidos ilustradas forman parte de la protelna lisozima del fago T4, estudiada por Streinsinger y sus colaboradores. La línea superior representa la secuencia ori-ginal; la inferior representa la secuencia encontrada en la matante doble de marco desplazado. La secuencia de bases que aparece en el medio ha sido deducida a partir del código genético. Sugiere que a la primer mulante le faltaba una 'A' y que la segunda ha añadido una 'G' a la secuencia original.

— > U -G-C'G

I I A

C G I • ^ •

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# U • • •

Q——O « •

G—C « . « G—C • •

A—ü

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—*• ü - U - C - C

A

A O - I « * *

A* • »

A \¡r

\¡t—A • *

C—Gr

U—A 4

U—A

U—A • •

• diAfeG

—• U U-A-C

A - ^ - G • ' *

ü &¡MeA IT • •

A C • *

f—A • •

C—G • »

U—A

U—A

G—0

* diAfcG * »

tirosina

FIGURA 7. Ilustra los anticodones en la secuencia de bases de los tARNí de alanina, serina y tirosina de levadura (véase el texto para referencias). Los anticodones aparecen hacia la mitad de la cadena de cada tARN; acá se representa sólo parte de cada se-cuencia. Los puntos indican el recorrido de la cadena; los guiones representan el apareamiento entre bases. Arriba se muestran los codones del ARN mensajero que predice la teoría del reconoci-miento errático (wobble theory). Las ¡lechas muestran el sentido del polinucleótido que comienza en el extremo 5' y termina en el extremo 3'.

Cuando Holley y sus colaboradores (Hol ley et al. 1965) develaron la secuencia del tARN de la alanina de levadura, señalaron como posible anticodón al triplete I G C . Este podría aparearse de un m o d o ¿«/¿paralelo con tripletes de la forma G C X ( X = desconocido) que codi-fican la alanina. La estructura secundaria del tARN e? desconocida, pero es razonable suponer que el triplete I G C aparece en la mitad de un asa de siete bases que liga los dos extremos de una corta región de doble hélice que tiene cinco pares de bases. La base rara dimetilgua-nina ( d i M e G ) aparece inmediatamente después del co-mienzo de esta hélice.

Más recientemente, Zachau y sus colegas (Dütting, Karau, Melchers y Zachau, 1965) han presentado la secuencia de dos tARNs de serina muy parecidos y Madi-son (Madison, Everett y Kung, 1966 ) la secuencia del tARN de tirosina, en los tres casos de levadura. En todos los casos se puede dibujar una estructura similar que contenga el anticodón esperado, c o m o se muestra en la figura 7. La única sorpresa consiste en que en el anticodón de tirosina aparece ácido seudouridílico en vez de ura-cilo, pero estas dos bases pueden formar del mismo modo los puentes de hidrógeno necesarios con la A del codón; de modo que no hay violación de las reglas de aparea-miento.

TABLA 3. Reglas propuestas para el apareamiento de la tercera base del codón

anticodón codón

Ü A l G ;

C G

A U

G CÍ I U1 c

A

El apareamiento de la tercera base del codón resulta menos claro. Ahora parece probable que una molécula de tARN pueda reconocer varios codones parecidos, que di-fieran sólo en la tercera base. La posibilidad de que el reconocimiento de la tercera base fuera errático me llevó a postular (Crick 1966) el esquema de apareamiento de bases para la tercera posición del codón que aparece en la tabla 3. Las escasas pruebas experimentales con que se cuenta actualmente tienden a respaldar este esquema (Solí et al,, 1966; Kellogg, Doctor Loebel y Nirenberg, 1966 ) . Si se acumulan suficientes casos para establecer las pautas de reconocimiento que aparecen en la tabla 3 será posible confirmar los codones descubriendo los anti-codones de las diferentes moléculas de tARN. En todo caso parece muy probable que se pueda confirmar de esta manera las dos primeras bases de cualquier codón, siem-pre que el tARN en cuestión no aparezca en cantidades tan pequeñas como para hacer técnicamente difícil su purificación.

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8 SIGNOS DE PUNTUACION

A - Iniciación de la cadena

Se trata de un descubrimiento reciente. En E. coli bay un tARN especial para la metionina que interviene en la iniciación de la cadena polipeptídica (Marcker y Sanger, 1964 ) . La metionina que se carga en este tARN especial tiene su grupo amino formilado por una enzima especial, que usa ácido formil-tetrahidrofólico como donante del radical formilo (Marcker, 1965) . Este tARN aparente-mente reconoce los codones A U G y G U G (y posiblemente también UUG y G U G ) (Clark y Marcker, 1966; Kellogg et al., 1966). Se supone que prácticamente todas las cade-nas polipeptídicas de E. coli al ser sintetizadas comienzan con formil-metionina, pero que cierta porción del princi-pio de la cadena es luego removida por una enzima o enzimas especiales (Adams y Capecchi, 1966; Webster , Engelhardt y Zinder, 1966; Capecchi, 1966) . Es un hecho notable, descubierto en primer término por Waller ( 1 9 6 3 ) que el 40 por ciento de los terminales amino de las cadenas polipeptídicas de E. coli comienzan con me-tionina.

Aun cuando no aparece el grupo formilo, el tARN es-pecial inserta metionina sólo al comienzo de la cadena polipeptídica y no en el medio (Clark y Marcker, 1965, 1966 a). Así vemos que la propiedad de iniciación, que probablemente significa que el tARN se encaja directa-mente en la ranura del ribosoma ocupada normalmente por el tARN que lleva un polipéptido (Bretscber y Marc-ker, 1966) , se debe a la naturaleza especial de este tARN y no meramente al grupo formilo. Sin embargo, es pro-bable que el grupo formilo acelere la iniciación (Clark y Marcker, 1966 b). Hay otro tARN de metionina, que no puede ser formilado; no interviene en la iniciación de la cadena sino que introduce metionina en medio de la cadena polipeptídica. Este tARN responde sólo al codón A U G (Clark y Marcker, 1966 a).

Nótese que el triplete G U G aparece como correspon-diendo a la valina en el medio de una cadena y a la metionina en el principio. Eso no es sorprendente cuando nos damos cuenta de que para empezar una cadena el tARN inicial tiene probablemente que leer el ARN men-sajero en una ranura del ribosoma distinta de la utilizada usualmente para el reconocimiento entre una molécula de tARN y el ARN mensajero.

Ha sido demostrado en un sistema in vitro que el tri-plete A U G actúa como "marcador de fase" cuando está cerca del comienzo de la cadena de ARN, poniendo al mecanismo de la lectura en la fase definida por la posición del A U G (Sundararajan y Thach, 1966; Thach et al. 1 9 6 6 ) . El triplete G U G aún no ha sido probado en este sentido. Todavía no se sabe si hay o no otros métodos de iniciación de la cadena en E. coli ni cuál es el mecanis-mo en los organismos superiores.

B - Terminación de la cadena

Para la terminación de la cadena es probablemente necesario que se produzca un paso positivo, dado que durante la síntesis de proteína la cadena polipeptídica creciente está siempre unida a la molécula de tARN llevada al ribosoma por el último aminoácido incorporado (Gilbert, 1963 ) . Para producir un péptido libre se debe

romper esta unión después que se ha añadido a la cadena el último aminoácido.

Se cree que los dos tripletes U A A (ocre ) y U A G (ámbar) producen la terminación de la cadena polipeptí-dica (Weigert y Garen, 1965; Brenner, Stretton y Kaplan, 1965) . Las denominaciones coloquiales de " á m b a r " y " o c r e " se refieren a los conjuntos de mutaciones que apa-recen en diferentes genes y que han sido caracterizados por sus propiedades de supresión. Existen genes supre-sores especiales que suprimen parcialmente la lectura de U A G , o de U A A y U A G , pero no de U A A solo. Estos supresores actúan poniendo a veces un aminoácido en vez de terminar la cadena; el aminoácido insertado es caracte-rístico del supresor. Así se conocen diferentes supresores de U A G ; uno añade tirosina, otro, glutamina, y un ter-cero, serina (para referencias, ver tabla 2 de Kaplan, Stret-ton y Brenner, 1965) . Esta supresión se debe probable-mente en cada caso a una alteración genética de un tARN determinado (Capecchi y Gussin, 1965; Smith, Abelson, Clark, Goodman y Brenner, 1966) . Aún no se ha probado que la alteración sea del anticodón del tARN.

Todo lo dicho se aplica a mutaciones que producen la terminación prematura de la cadena. Aún no se conoce el mecanismo de la terminación natural de la cadena. Se supone que interviene principalmente el codón U A A y que existe un tARN especial para la terminación de la cadena, que aún no ha sido descubierto.

En investigaciones realizadas en sistemas in vitro para síntesis de proteínas se ha demostrado que la liberación de la cadena tiene lugar cuando se usa como ARN men-sajero un polinucleótido de secuencia aleatoria poli U A o bien poli UAI (Bretscher, Goodman, Menninger y Smith, 1965; Takanami y Yan, 1965; Ganoza y Naka-moto, 1966) como era de esperar dada la composición de los tripletes U A A y U A G .

9 ERRORES DE LECTURA Y AMBIGÜEDAD

Puede haber varias clases de errores parciales de lec-tura. Estos pueden ser causados por antibióticos, tales como la estreptomicina, o por defectos genéticos en partes del mecanismo de lectura, tales como en los casos de su-presión extragénica. También puede haber errores de lec-tura en los sistemas in vitro, por ejemplo si la concen-tración de Mg2 + es demasiado alta o la temperatura dema-siado baja. N o trataremos estos temas en detalle.

Un problema más serio es el de saber si una célula normal puede leer un triplete de más de una manera. A esto se lo conoce como "ambigüedad". Lamentablemente, hay algunos datos de que pueden ocurrir ambigüedades ( v o n Ehrenstein, 1966; Rifldn, Hirsch, Rifkin y Konigs-berg, 1966) aunque no se lo ha establecido aún con cer-teza. Sin embargo, es muy probable que sean pocos los tripletes ambiguos y que la mayor parte de ellos puedan ser leídos de una sola manera.

10 UNIVERSALIDAD

En toda la naturaleza aparecen los mismos veinte ami-noácidos y las cuatro bases habituales. Eso no implica, sin

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e m b a r g o , que el código genético que los relaciona tenga q u e ser siempre e l mismo..

N i en los experimentos iniciales que usaban mensajeros a r t i f i c í a l e s en sistemas in vitro, ni en aquellos realizados

sistemas mix tos in vitro, en los cuales el mARN y l o s ribosomas provienen de una especie y el tARN de o t r a , se lian encontrado diferencias evidentes en el código ¿ e n é t i c o de las diferentes especies. La mejor prueba Í ias t i í la fecha la constituye probablemente el excelente a c u e r d o entre el código deducido para la E. coli y_ los c i a t o s mutagénicos detallados en el parágrafo 5, obtenidos e n plantas ele tabaco y seres humanos. Hay por lo tanto p o c a s dudas de la similitud del código genético de la t n a v o r f a de los organismos; queda por verse si hay orga-n i s m o s que utilizan una versión algo modificada del códi-g o . E s sin duela posible que los tripletes de iniciación d i f i e r a n en distintas especies.

1 1 C O N C L U S I O N

D e lo que h e m o s dicho se puede concluir que ya se c o n o c e n los lincamientos del código genético. Es necesario s e g u i r trabajando para verificar los detalles, especialmente e n l o que se ref iere a signos de puntuación y para extender l o s resultados a otras especies. Parece muy improbable q u e los resultados que aparecen en la figura 1 necesiten a l g u n a alteración drástica.

Q u e d a mucho trabajo para hacer para descubrir los m e c a n i s m o s b ioquímicos exactos de la síntesis de proteí-n a s , tema que prácticamente no hemos abordado en este r e s u m e n . Aparte d e eso, el problema más importante por r e s o l v e r es el de l o s mecanismos de control. En particular, a d n n o conocemos las secuencias de bases que indican el c o m i e n z o y el fin de un gene o de un operón, ni cómo se r e l a c i o n a n , si es q u e lo hacen de alguna manera, con el c ó d i g o genético propiamente dicho. Tampoco sabemos m u c h o sobre el contro l del ritmo en que actúan los genes.

E n cuanto al c ó d i g o genético en sí, su estructura pre-s e n t a un problema de otra categoría. ¿Tiene alguna base e s t e r e o q u í m i c a o es fundamentalmente el resultado de a c c i d e n t e s históricos? Este tipo de preguntas nos conduce a l p r o b l e m a del origen de la vida, un campo fascinante p e r o difícil, en el cual impera la imaginación y escasean í o s hechos realmente concluyentes. Este tema está fuera d e l alcance de es te resumen.

L : j importancia del meticuloso trabajo sobre el código g e n e t ico que h e m o s reseñado no se limita a haber deve-l a d o los mecanismos bioquímicos más importantes y cen-t r a l e s de la bio logía . La mera existencia de este conoci-m i e n t o exacto establece el marco teórico general que ha g u i a d o a los investigadores durante los últimos doce años y m u e s t r a claramente los diferentes papeles que repre-s e n t a n en los seres vivientes los ácidos nucleicos y las p r o t e í n a s . Demuestra, asimismo, cómo la selección natural p u e d e operar a nivel molecular e ilumina conceptos tales c o m o ]a no heredabilidad de los caracteres adquiridos. A ñ o r a sí podemos esperar confiados que áreas cada vez £ ™ y o r e s de la b io logía puedan ser tratadas desde una « a s e molecular.

1 8

acta científica

DIFUNDE LA LABOR DE LOS

INVESTIGADORES ARGENTINOS

Físico-Química Matemáticas, Electrónica

Física

Publicada por ef

Instituto de Investigaciones

Científicas y Técnicas

de las

Fuerzas A r m a d a s

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Novedades de ciencia y tecnología

i Impulso a los insectos incompatibles

Mucho antes del actual alboroto so-bre el D D T y los insecticidas simi-lares como el dieldrin y el BCH, la Organización Mundial de la Salud inició una promocionada búsqueda destinada a descubrir métodos alter-nativos para el control de los insec-tos. Esto se debió, principalmente, a que los insectos vectores de enfer-medades humanas desarrollaron una resistencia que resultó tener una ba-se evolutiva y que presenta un excelente cuadro de la selección dar-viniana. En las poblaciones de in-sectos, algunos individuos poseen en su constitución genética genes que controlan mecanismos químicos de-bido a los cuales los insecticidas re-sultan atóxicos. En consecuencia, cuando se usa un insecticida particu-lar los insectos que tienen esta ventaja selectiva sobreviven, mien-tras que los que carecen de ella pe-recen. A lo largo del tiempo puede desarrollarse una población comple-tamente resistente. Alrededor de 1958 se habían identificado 26 es-pecies de insectos resistentes que te-nían importancia para la salud pú-blica (en las que estaban incluidos vectores de las mayores enfermeda-des epidémicas y endémicas tales como la malaria, fiebre amarilla, peste y filariasis). El año pasado su número llegaba casi a 100.

Al reconocer que éste es, al me-nos, un fracaso parcial del combate químico para el control de los in-sectos y que, además, surgió el pro-blema de contaminación del medio

asociado con peligros para la salud, los investigadores propusieron el control biológico de los insectos y, en especial, el uso de los mecanismos genéticos. Entre éstos están inclui-dos la esterilidad inducida química-mente y por radiaciones, la esterili-dad híbrida, y la incompatibilidad citoplasmática.

En el tratamiento de las pestes de la agricultura y la ganadería en mu-chos casos ha tenido éxito el uso de machos estériles por radiación. A lo largo de amplias áreas se extermina-ron gusanos que producen una gra-ve peste en el ganado, y en ciertas islas se erradicaron las moscas tro-picales de la fruta.

Este método implica la crianza, esterilización y puesta en circulación de suficientes insectos machos esté-riles como para saturar la población natural. Se ha calculado que una po-blación de insectos puede ser erra-dicada completamente en tres ge-neraciones, si se provee a cada ge-neración de suficientes machos esté-riles. Una técnica alternativa es el tratamiento de la población natu-ral con un quimioesterilizante, com-puesto químico que esteriliza el 90 por ciento de la población en cada generación y que también conduce a la erradicación en tres generaciones de una población estable d e in-sectos.

N o obstante, hasta ahora, la téc-nica de los machos estériles en la que se usa la irradiación no ha te-nido éxito con los anofelinos (mos-quitos transmisores de la malaria). Extensos experimentos de campo en Florida con Anopbeles quadrimacu-latus, seguidos por tests de labora-torio confirmaron que, con referen-cia a las hembras, sólo el 5 por ciento de los machos esterilizados eran competidores de los machos

normales, resultando una reducción escasamente significante de la po-blación.

Sin embargo, en lo que respecta a otras enfermedades humanas trans-mitidas por insectos, el método más exitoso desarrollado hasta ahora está basado en un mecanismo de incom-patibilidad citoplasmática, que se demostró por primera vez en Burma en un plan piloto llevado a cabo du-rante los dos últimos años. Actual-mente está por aplicarse en gran es-cala (aunque en un principio a nivel de investigación) en una campaña para el control genético de los mos-quitos culicinae en India, organiza-da por la Organización Mundial de la Salud y el gobierno de la India, con un subsidio extensivo a 2 millo-nes de dólares del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos.

La campaña, que comenzará este año y se extenderá hasta 1975, se inspiró originalmente en el proble-ma de la resistencia. Pero no cabe duda que ahora los problemas de la contaminación ambiental y su aso-ciación con los peligros para la sa-lud, son reconocidos como los prin-cipales. Asimismo, ellos encabezan las razones de la prohibición o el control que pesan en varios países sobre el D D T y otros insecticidas químicos.

La incompatibilidad citoplasmáti-ca se manifiesta en algunas especies de insectos donde la cruza se hace entre poblaciones ampliamente sepa-radas, dando como resultado la es-terilidad.

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Cintas magnéticas de computadora en el banco de los "Relámpagos Dorados"

2 Una computadora "juega" en un equipo de fútbol

Los hinchas — y entrenadores— del equipo de la Universidad de Kent tienen puestas sus esperanzas en un nuevo miembro que tratará de rom-per la mala racha del equipo en el campeonato del año pasado: un solo triunfo en diez partidos.

Esta temporada los "Relámpagos Dorados" de Kent utilizarán una computadora B U R R O U G H S B 5500 para determinar las tendencias de sus contrarios y lograr información que los ayude a ajustar su estrategia defensiva y controlar los ataques de sus rivales.

Terry Mallett, director técnico ad-junto del equipo de Kent — y analis-ta principal del programa— toma los datos estadísticos de cada partido y alimenta con ellos las cintas mag-néticas de la B 5500 que los analiza y produce cuadros de resultados que indican las tendencias del equipo contrario y de cada uno de sus ju-gadores.

Mallett opina que este tipo de in-formación también podría obtenerse manualmente pero que la compu-tadora le permite lograrla en el mé-todo más rápido y con más detalle. Su optimismo es grande ya que " con un intrumental adecuado podríamos tomar información de cada jugada en la cancha, perforar inmediatamente las tarjetas correspondientes, dárse-las a leer a la computadora y, a los

pocos minutos de finalizado el pri-mer tiempo, dispondríamos de datos valiosísimos para planificar la estra-tegia del segundo t iempo".

3 Rayos X que seleccionan papas

Puesto que las ideas nuevas referen-tes a maquinaria agrícola tardan un tiempo inusitado entre su concep-ción y su producción, es bueno oír que dos prometedoras técnicas des-arrolladas en años recientes por el Instituto Nacional de Agricultura e Ingeniería de Gran Bretaña se han materializado en su totalidad, si bien ninguna de las dos resulta barata. Una es la cosechadora electrónica de papas; la otra, es un furgón trans-portador apto para usar especialmen-te en trabajos de huerta.

La cosechadora de papas, ya en plaza (los primeros pedidos para la cosecha de 1970 se tomarán en la futura muestra del 8 de diciembre de la Royal Smithfield S h o w ) , cues-ta fí 5 .350, mientras que el furgón transportador autopropulsado cues-ta aproximadamente de 3.000 a 3.500 £.

Dicha cosechadora electrónica es un modelo más desarrollado de la cosechadora Whitsed Super Dúplex, pues incorpora todos los aspectos de

esta última con la adición de una unidad electrónica de rayos X que separa las papas de las piedras y te-rrones y devuelve el desecho al sue-lo. Las papas son manipuladas de la misma manera que en la Super Dú-plex hasta que se llega al punto en que deberían ser expuestas para la separación de piedras y trozos de tie-rra. En este momento interviene la unidad de separación electrónica. Las papas, piedras y terrones pasan sobre una cinta donde son desparra-madas por dedos mecánicos para lle-varlas ante la unidad de rayos X . El separador de rayos X consiste en un sistema de 16 haces. Cada uno de éstos incide sobre una célula detec-tora que reconoce las diferencias de densidad de los objetos que pasan entre ella y la fuente de rayos X . Las papas, piedras y terrones se deslizan por la cinta atravesando las emisio-nes de rayos.

Las piedras y trozos de tierra son identificados por la célula detectora por ser de mayor densidad que las papas. Dicha célula manda una señal a los dedos mecánicos y cada piedra o terrón detectado es desviado de su camino por uno de los dedos, y así devuelto al suelo. Las papas que pa-san a través de los rayos se deslizan sobre los dedos mecánicos, los cuales las desvían hacia un transporte que luego las acarrea hasta el acoplado al costado de la máquina.

En diferentes partes del país se han puesto en uso catorce máquinas con resultados satisfactorios en gran-jas con suelos de condiciones muy di-versas. La única limitación por el mo-mento es que la máquina no se ade-cúa al procedimiento de seleccionar papas muy pequeñas, tales como las usadas en las conservas en lata.

Las ventajas son obvias: la reco-colección puede ser llevada a cabo por un solo hombre en comparación con el equipo de seis que por lo ge-neral acompaña a las máquinas para la selección manual de las papas, Con tres hombres disponibles, la máqui-na puede trabajar en horario corrido.

El furgón transportador, desarro-llado a partir del vehículo experi-mental auto-cargador de la N I A E , va a ser producido por la Stanhay de Ashford bajo el nombre de "monta-transportador". En el nombre está implícita su función, ya que el ve-hículo es conducido sobre los depó-sitos colectores a los que eleva a una posición en que se puedan cargar; de esta manera pueden ser remol-

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cados hasta un total de seis depó-sitos.

La función primaria de un monta-transportador de este tamaño es tra-bajar en huertas, donde c o n seis de-pósitos recolectados a un t iempo, el funcionamiento es m u c h o menor que cuando se usan los tractores con hor-quetas. Comparada c o n la de los ca-miones, la producción p u e d e llegar a ser más del doble.

4 Nuevo proceso para recuperación de plata de películas usadas

Un nuevo proceso para recuperar la plata contenida en películas fotográ-ficas y radiográficas usadas, desarro-llado por una firma norteamericana, aparece como muy atractivo desde el punto de vista económico . El proce-so utiliza un agente catalítico paten-tado (denominado R h o z y m e ) , que actúa sobre la gelatina q u e cubre la película, hidrolizándola y dejando en libertad a la plata, la q u e se recu-pera luego por filtración o centrifu-gado. Las condiciones d e trabajo son: temperatura constante (entre 4 8 y 115° C ) , y p H constante (entre 5,5 y 7 ) . Luego de la eliminación de la capa de gelatina, la película, ya sea de acetato de celulosa o d e poliéster, puede ser utilizada d e nuevo. Ésto último es una ventaja adicional del método, ya que con los procesos has-ta ahora conocidos para recuperar la plata (ataque con ácidos concentra-dos, por e jemplo) , la película que-daba dañada.

Los ensayos en planta pi loto han dado recuperaciones de plata entre 80 y 95 % , partiendo de pelícu-las que contienen aproximadamente 75 g de plata por ki logramo de pe-lícula. En base a estos rendimientos, y al bajo costo de los equipos nece-sarios, se calcula que la plata recu-perada tendrá un c o s t o de aproxima-damente un centavo y medio de dólar por onza, lo cual es muy inte-resante, si se calcula que el precio actual de la plata es d e alrededor de 1,80 dólares la onza.

5 Una computadora cobra peaje

Los ómnibus que cruzan el Golden Gate Bridge, en San Francisco, muy pronto atravesarán, sin detenerse, los puestos de peaje del puente gra-cias a un nuevo sistema de control, dirigido por una computadora.

Esto no quiere decir que no pa-guen más peaje, sino que se ha pues-to en marcha la fase de ensayo del sistema A V I (Identificación Auto -mática de Vehículos) , ideado por el Departamento de Transporte de los Estados Unidos para eliminar los embotellamientos de los puestos d e peaje.

El A V I instalado en el Go lden Gate gira alrededor de una compu-tadora IBM 1800 que controla elec-trónicamente los vehículos especial-mente equipados que atraviesan los puestos. Estos vehículos tienen dis-positivos que generan una señal c o -dificada a una cierta frecuencia al ser activados por la recepción de otra señal de radio emitida por un segun-do equipo instalado en el pavimen-to del puente.

Una segunda antena —instalada en el puesto— recibe la señal que transmite a un sistema electrónico que la convierte al código compati-ble con la línea de transmisión d e datos a la 1800. La computadora ar-chiva en disco la información y ge-

nera resúmenes impresos — y en cin-ta de p a p e l — de los códigos de los vehículos que han pasado .El progra-ma registra la hora exacta de paso, la fecha, el t ipo de vehículo (de d o n d e deduce la tarifa) y elabora facturas para los utilizadores del puente.

E n su fase de ensayo, el A V I acepta vehículos de hasta 10 tipos diferentes y piensa atenderse progre-sivamente a ómnibus, camiones y eventualmente a usuarios particu-lares q u e recibirán por correo los resúmenes mensuales de sus gastos de viaje.

6 Una ullrainicrobalanza usa un rayo de luz como contrapeso

En los laboratorios de la fuerza aérea americana de Cambrigde, Massachu-setts, Karl P. Z i n n o w y Jens P . D y b -wald han desarrollado una ultrami-crobalanza que puede detectar pe-queñísimas variaciones de masa, del orden de 1 0 - 8 gramos, y en la cual se utiliza la presión que ejerce un rayo de luz c o m o contrapeso. El uso de la luz, en lugar del sistema mag-nético usual en las microbalanzas, fue determinado por el hecho de que

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Caracol Covus y su retrato por computadora.

para hacer el vacío en la cámara de pesada se utiliza una bomba a difu-sión iónica, que produce un campo magnético cuya eliminación hubie-ra resultado extremadamente difi-cultosa.

Básicamente la balanza consiste en una varilla de vidrio de 18 pulgadas de largo, de la cual penden dos alam-bres de tungsteno, soldados en sus extremidades. La varilla está soldada en su parte central a otra varilla de vidrio doblada en forma de W , y unidos a los extremos de esta última hay dos alambres de torsión; ajus-fando 1a tensión de estos últimos, se ajusta la sensibilidad de la balanza. D e uno de los alambres de tungsteno mencionados al principio pende un espejo que se utiliza para establecer la posición de cero de la balanza, y del otro un pequeño receptáculo pa-ra la muestra. Todo el conjunto se halla dentro de una cámara hermé-ticamente cerrada en la cual se haca el vacío. La presión del rayo de luz se mide mediante un sistema de tor-sión (una varilla de vidrio suspen-dida de un alambre de tungsteno, v en cuya extremidad hay un pequeño espe jo ) , situado también dentro de la cámara de vacío. Dirigiendo un rayo de luz sobre este espejo se pro-duce una deflexión. Con un período de cinco minutos, y una sensibilidad calculada de 4 X 105 grados/dina, una deflexión de cuatro grados cau-sada por el rayo de luz corresponde a una presión que puede contraba-lancear un peso de 1 0 - 8 gramos. Se han obtenido resultados satisfacto-rios utilizando una lámpara de cuar-

zo-iodo de 650 Watts trabajando a bajo rendimiento. El r.ivo de luz incide primeramente sobre el espejo mencionado, y de éste se refleja en el espejo de la balanza; cuando eí ángulo de incidencia es el mismo en ambos espejos, significa que la pre-sión aplicada en ambos por ¡a luz es la misma. La compensación que d : -be aplicarse por medio del sistema de torsión para volver a la posición de cero es proporcional a la varia-ción de masa. Conociendo exacta-mente la geometría y las propieda-des del sistema, no se necesitan pe-sas de calibración.

7 Simulando caracoles

Al observar la asombrosa diversidad de formas de los organismos vivos todos nos preguntamos qué hace crecer los seres en la forma que crecen.

Sin duda las relaciones del A D N en el medio ambiente juegan un papel preponderante en el diseño de toda criatura desde ei cactus hasta el canguro.

Algunos biólogos han atacado el problema a nivel molecular y desde ahí tratan de sumar elementos al aná-lisis, otros han preferido analizar

organismos tratando de deducir los mecanismos subyacentes.

Un ejemplo interesante de este se-gundo tipo de enfoque es el trabajo de C. H . Waddington y Russeu Co-we de la Universidad de Edimburgo. Waddington y C o w e tratan de ave-riguar cómo los caracoles del género Covus lograban sus formas caracte-rísticas: individualmente considera-dos, un caracol difiere tanto de otro que debe aceptarse una participación del azar, pero por otra parte se ob-servan reglas rígidas: a) el pigmento se deposita sólo en líneas que diver-gen del origen a medida que el ca-racol crece, y b ) cuando dos líneas de pigmento se encuentran, terminan en ese punto.

Los autores explican las formas definitivas (Journal of Theorstical Biology, vol. 25, pág. 2 1 9 ) supo-niendo que el animal genera cons-tantemente un precursor de pigmen-tación en el borde de la valva que se convierte en pigmento sólo cuan-do la concentración está entre dos valores mínimo y máximo.

Si además aceptamos que el pre-cursor estimula su propia síntesis y que la deposición de pigmentos se origina en hechos que aparecen al azar, podemos expresar la teoría en forma matemática y explicársela a una computadora. Los resultados ob-tenidos son positivos ya que se obtienen esquemas muy semejantes a los reales, en los que la variación de parámetros o pequeños ajustes a la teoría pueden explicar las dife-rencias de dibujos de otros Covus.

N o creemos que los dibujos de los caracoles tengan una importancia biológica fundamental pero sí que son un buen ejemplo de c ó m o poder deducir modelos moleculares de pro-cesos biológicos a partir de la ob-servación cuidadosa y profunda de objetos sencillos.

8 Reducción de peso en estructuras y motores aéreos

Muchas de las aplicaciones del mate-rial de fibra de carbón inglés en el avión de transporte Lockheed son las

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mismas que se usan en el BAC 1-11: comprenden los tablones y montan-tes del piso, y partes de la estructura que va por debajo del mismo. Si se lo compara con el aluminio, el aho-rro de peso logrado con esta fibra es de un 40 a 50 por ciento, y la dife-rencia de costos resulta pequeña. Asimismo, se evitan los riesgos de la corrosión, y la duración del com-puesto es prolongada. A medida que las experimentaciones con este ma-terial van aumentando, se anuncian nuevas aplicaciones del mismo. Loc-kheed cree que a partir de 1975 lo-grará una reducción anual del 2 por ciento en las 200.000 libras de peso de la estructura del 1-11.

El motor Rolls-Royce 211 que im-pulsará esta aeronave está provisto de un ventilador principal confec-cionado con paletas de fibra de car-bón. Recientemente, el mismo fue sometido a ensayos en relación a la ingestión de pájaros. En el ventila-dor fueron quemadas aves de una libra y media de peso a 400 millas h. y, a diferencia de lo que ocurría con las paletas de titanio, no causaron deformaciones. Esta es una conclu-sión importante, porque los prime-ros experimentos hechos con las pa-letas de titanio, evidenciaron que la rotura no se producía con el impac-to, sino por la vibración que apa-recía después de la deformación.

También se efectuaron amplios trabajos sobre el riesgo de erosión durante el vuelo debido a las fuertes lluvias. En el ensayo del motor Con-way, aquel problema fue superado mediante la adición de una capa de níquel en el borde sobresaliente de las paletas de fibra de carbón. Cuando se consideró la cuestión de las paletas del 211, se encontró que los bordes eran demasiado delgados como para soportar aquel tratamien-to, y la solución consistió en inter-calar chapas de acero inoxidable en la estructura de la paleta.

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dos ( A E C ) han realizado estudios en Boston para utilizar computado-ras en el análisis de los efectos a largo plazo de la radiación en la herencia.

Se sabe relativamente poco de los efectos acumulativos de pequeñas cantidades de radiación en cromoso-mas humanos, a pesar del uso fre-cuente de material radioactivo en la ciencia y la industria.

El Dr. Peter W . Neurath, Direc-tor de la Sección Física del Departa-mento de Radiología Terapéutica del N e w England Medical Center Hos-pital ha utilizado una computadora IBM 3 6 0 / 3 0 para el análisis de cro-mosomas en su estudio, financiado fundamentalmente por la A E C . Neu-rath explica: "Puede detectarse la acumulación de efectos de exposi-ción a la radiación analizando los cromosomas; en función de su im-portancia se encuentran de una a tres células anormales en cada 1 0 0 . "

"Si logramos desarrollar un mé-. todo sencillo y económico de detec-

ción de cromosomas anormales, es-taremos en condiciones de controlar poblaciones expuestas, determinan-do con mayor seguridad qué radia-ción puede soportar un individuo sin sufrir daño genético."

El método ideado por Neurath se basa en la utilización de microfoto-grafías y un detector óptico unido a la computadora. El detector mide, de cada cromosoma, su perímetro, largo, superficie y calcula la rela-ción entre la longitud de sus "bra-zos" cortos v el largo total.

Usando fotografías de 35 mm en las que las células se han ampliado 400 veces, el detector puede medir en pocos segundos la densidad del film en 614 .000 puntos diferentes de cada foto. El detector envía a la computadora información sobre los puntos más interesantes midiendo la intensidad luminosa de cada uno. La computadora entrega entonces un re-sumen de sus conclusiones.

El método tradicional exige el análisis manual de cada cromosoma, una tarea agotadora para laborato-ristas que a menudo empleaban has-ta 2.000 horas de trabajo en el aná-lisis de cromosomas de 50 pacientes.

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Detección de cromosomas anormales con computadora

Los especialistas de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Uni-

¿Por o contra el flúor? i

Recientes experimentos realizados en Holanda confirman las tesis de los enemigos del flúor en el agua potable..

De acuerdo a las experiencias rea-lizadas, la presencia de flúor en el agua (en la forma y concentración normalmente utilizada) origina el deterioro de hojas de gladiolos en jarrones. F. Spierings, del Instituto de Investigaciones Fitopatológicas, de Wageningen, examinó el efecto del flúor en el agua, con gladiolos: las plantas se regaron con agua que contenía una parte en un millón de Naa SiFn; después de cuatro días las hojas mostraban lesiones de 36 mm. El análisis de esas lesiones indicó en ellas una concentración de flúor 105 veces mayor que la original (Ne-therlan Journal of Plant Pathology; vol. 75, pág. 2 8 1 ) .

Las plantas con raíces no mostra-ron síntomas semejantes, si bien son susceptibles al aire contaminado con fluoruro de hidrógeno ( H F ) en con-centraciones del orden de 15 partes por billón. Aparentemente la raíz constituye una barrera al ascenso del f lúor que, en el caso de las hojas en un jarrón, se acumula al trans-pirar el agua: en poco rato la acu-mulación es tóxica.

Se ha estudiado muy poco el efec-to del flúor, pero hay sugerencias en el sentido de buscar su efecto en el metabolismo del calcio (Plant and Cell Phtsiology, vol. 10, pág. 6 7 5 ) . Los autores provocaron una carencia de calcio en raíces de trigo y compa-rando los síntomas causados con los que origina el envenenamiento con flúor sugieren que el flúor precipita' el calcio libre de los vegetales y transforma el medio interno de las células.

El peligro de envenenar plantas con agua al flúor parece reducirse a las flores y ramas cortadas, sin duda un inconveniente de menor impor-tancia frente a los beneficios que trae a las dentaduras infantiles y aun menor que los efectos que origina el fluoruro de hidrógeno en el aire.

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11 La hemoglobina proporciona nuevos datos sobre el origen del hombre

Pese a todas las energías dedicadas al estudio del origen del hombre, las diferencias de opinión al respecto son más pronunciadas que nunca. La mayor parte de los antropólogos coinciden hoy en que el Homo sa-piens evolucionó a partir de los primates menores, pero hay aún grandes dudas acerca del momento en que ocurrió tal evento, así c o m o acerca de la relación filogenética en-tre el hombre, los simios del Africa, y los pequeños monos del Viejo Mundo . Según A . C. Wi lson y V . [VI. Sarich, de la Universidad de Ca-lifornia, las técnicas de la biología molecular podrían proporcionar la respuesta a estos interrogantes.

En un trabajo recientemente pu-blicado (Proceeditigs of the Natio-nal Academy of Sciences, vol . 63, pág. 1088, 1969 ) , los doctores Wi l -son y Sarich comparan la secuencia de los aminoácidos en las moléculas de hemoglobina de diversos mamífe-ros, incluyendo al hombre, al chim-pancé, al gorila y al m o n o Rhesus. Sus resultados muestran que las hemoglobinas del hombre y del chim-pancé tienen la misma secuencia de aminoácidos, que las hemoglobinas del hombre y del gorila difieren en dos aminoácidos, y que las del hom-bre y los pequeños monos difieren en 12 aminoácidos. Estos resultados sugieren que hay una relación muy estrecha entre el hombre y los gran-des simios africanos, y que ambos probablemente se diferenciaron en una época mucho más reciente de l o que se supone generalmente, y que la diferenciación de los monos de la rama común tuvo lugar en una época muy anterior. La importancia de es-tos resultados radica en el hecho de que hasta ahora la mayor parte de las teorías suponían que la diferen-ciación ele las tres ramas había tenido lugar simultáneamente. Es de hacer notar también que investigaciones precedentes sobre la secuencia de aminoácidos en las moléculas de al-búmina y transferrina dieron resul-tados similares al obtenido ahora en el caso de la hemoglobina.

Pero quizás la mayor importancia del trabajo de Wilson y Sarich está

en el hecho de que proponen una respuesta cuantitativa. Para cons-truir una escala en el tiempo, ambos investigadores calculan el número de mutaciones necesario para que la molécula de hemoglobina de una es-pecie se transforme en hemoglobina de otra especie. Luego hacen la hi-pótesis (genial o dudosa, según los diferentes comentarios que su tra-bajo ha desencadenado), de que la probabilidad de que ocurra una de-terminada mutación en un determi-nado período de tiempo es constante. Esta hipótesis choca con la teoría de Darwin de la evolución basada en la selección natural, pero coincide con otras teorías más modernas.

Utilizando como referencia la he-moglobina de caballo, y partiendo del cálculo de los paleontólogos que estima que la línea de evolución que llevó a los actuales equinos se separó hace 75 millones de años de la que desembocó en los primates, los investigadores de la Universidad de California demuestran que en la molécula de hemoglobina de los ma-míferos debió ocurrir un cambio de un aminoácido (una mutación) cada 3,5 millones de años. Esto significa que la línea común del hombre y los grandes simios, y la de los pequeños monos, se separaron hace unos 30 millones de años. La época en que el hombre se separó de los simios no pudo ser fijada con tanta seguridad, pero se estima que' fue hace sólo unos 5 millones de años.

El trabajo de Wi lson y Sarich ha desatado ya algunas polémicas, so-bre todo entre muchos biólogos que no aceptan con tanta facilidad el pa-pel que aquéllos atribuyen a las mu-taciones en la evolución. Evidente-mente, hay muchos otros factores implicados, pero el método aplicado en el caso de la hemoglobina es sin duda alguna muy promisorio, sobre todo si se lo extiende a otras pro-teínas, ya que estas substancias bá-sicas cumplen funciones paralelas en una gran variedad de organismos. Es muy probable que el estudio de las diferencias en las secuencias de ami-noácidos en las proteínas de diferen-tes especies revele el resultado de mutaciones "neutras" en el material genético, ya que se sabe que pe-queñas variaciones en la estructura tridimensional de una enzima pue-den tener efectos sumamente dele-téreos sobre su actividad. Es por ello que la mayor parte de las mutaciones son "fatales" para el organismo que

las experimenta. Sólo aquellas varia-ciones en la secuencia de aminoáci-dos que no afecten la integridad de la estructura tridimensional son "permitidas".

La mayor parte de las variaciones en la secuencia de los aminoácidos en una proteína puede relacionarse, por medio del código genético, con la mutación de una de las bases que forman el A D N (ácido desoxirribo-nucleico). De modo que el número de variaciones en la secuencia de aminoácidos en un período determi-nado puede tomarse como una bue-na indicación del número de muta-ciones que debe haber experimenta-do el A D N en dicho período. Natu-ralmente, no hay modo de detectar si en tal período ocurrieron "muta-ciones dobles" que restauraron la se-cuencia original, si bien la probabili-dad de que esto ocurra puede calcu-larse. Por otra parte, se conocen mutaciones que han determinado una variación en la secuencia de los aminoácidos sin afectar práctica-mente la actividad de la proteína.

Si se supone, como han hecho Wilson y Sarich, que la velocidad con que ocurren las mutaciones ha sido constante a lo largo de toda la evolución biológica, es posible cons-truir un "árbol de la evolución" par-tiendo de las diferencias en las se-cuencias de los aminoácidos de pro-teínas homologas de diferentes es-pecies. Por ejemplo, puede seguirse la progresión a lo largo de una línea de evolución cuando las diferencias se van sumando, mientras que pue-de determinarse el momento en que ocurrió una "ramificación", o sea una separación de dos líneas dadas, cuando dos secuencias muy diferen-tes son "equidistantes" de un ante-cesor común. Este método se ha aplicado al citocromo c, una enzima prácticamente universal, habiéndose obtenido una buena representación de las relaciones evolucionistas en-tre diversas especies.

Indudablemente, este método bio-lógico para determinar las etapas de la evolución de las especies biológi-cas abre extraordinarias perspecti-vas, pero será necesario el trabajo coordinado de muchos especialistas en las más diversas ramas para re-unir más datos, desarrollar nuevas técnicas experimentales, y discutir ampliamente los resultados para po-der llegar a un esquema definitivo de la evolución y del origen del hombre.

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La producción nacional de carbonato de sodio

A comienzos del presente año, la Secretaría de Industria y Comercio Interior dio a conocer los textos de la Ley n? 18.518 del 3 1 / 1 2 / 6 9 , por la cual se crea el "Fondo de Contri-bución para el Desarrollo del Carbo-nato de Sodio" y se conceden fran-quicias para la producción de esta sustancia química básica, y del De-creto n? 8.566 que la reglamenta.

La ley establece que se destinarán al fondo mencionado lo que se re-caude en concepto de contribución especial del 20 % sobre las impor-taciones de carbonato de sodio neu-tro, puro o impuro (pero que no se aplicará a las importaciones prove-nientes de países miembros de la A L A L C ) , y todo otro ingreso que se pueda percibir con ese fin, del es-tado o de particulares. Los recursos del fondo se destinarán a la inversión y promoción para la producción del carbonato de sodio.

Por su parte, el decreto menciona-do, luego de considerar, entre otras cosas, que el país dispone de recur-sos naturales para la fabricación de dicho producto, y de un mercado con dimensiones que permiten emplear modernas tecnologías, y que la mag-nitud de la empresa justifica el apor-te financiero del Estado, otorga a la producción de carbonato de sodio el 100 % de las franquicias estableci-das en el Decreto n? 3113 de promo-ción industrial. Asimismo, determina que la Secretaría responsable deberá llamar a un concurso internacional de proyectos para la instalación de una planta de carbonato de sodio, con una capacidad de producción no inferior a las 200.000 toneladas anua-les, especificando los parámetros que se tendrán en cuenta para la adjudi-cación del proyecto (cálculos de cos-tos y precios de venta, inversiones, estructura financiera, costo de la in-geniería y tecnología). En caso de declararse desierto el concurso, la concreción del proyecto quedaría a cargo del Estado nacional. Las em-presas de capitales privados naciona-les, o las sociedades de capital nacio-nal y extranjero con una participación de este último n o mayor del 49 % , podrán solicitar la participación fi-nanciera del Estado, en caso de re-sultar adjudicatarias, en un monto que no exceda del 40 % del capital social requerido. Esta eventual par-ticipación estatal se hará con aportes provenientes del Fondo, recibiendo el Estado, c o m o contrapartida, ac-

ciones preferidas, con un 8 % de interés anual, sin derecho a voto, y que deberán ser rescatadas por la sociedad que explotará la planta den-tro de los 10 años de su puesta en marcha. Por este decreto se crea tam-bién un grupo de trabajo asesor, in-tegrado por representantes de las secretarías de Industria y Comercio Interior y de Minería, y de las pro-vincias interesadas.

En cumplimiento de este decreto, la Secretaría de Industria y Comer-cio Interior ha llamado a licitación pública internacional de proyectos para la instalación de una planta pro-ductora de carbonato de sodio, den-tro de las características delineadas, cuya apertura se realizará el día 2 5 de agosto del comente año.

El carbonato de socio ( o Soda-Solvay) es una materia prima funda-mental en muchas industrias de base (química, vidriera, cerámica, meta-lúrgica, etc.), que no se produce e n el país, insumiendo su importación unos 6 millones de dólares anuales (unas 130.000 toneladas/año). L a concreción de este proyecto permiti-rá, en consecuencia, colmar este inexplicable vacío de nuestro desa-rrollo industrial, e inclusive, según s e estima, llegar a exportar el exceden-te, (unas 20-30.000 toneladas), prin-cipalmente a los países limítrofes, e n la suposición de que podrá competir con los precios internacionales.

Se calcula también que la inver-sión en la planta deberá ser de 28 a 30 millones de dólares, pudiendo c o -menzar a operar con una inversión de unos 12 millones de dólares, a lgo menos de la mitad. Se estima q u e para 1975, año en que la planta d e -bería funcionar a plena capacidad, l a demanda del mercado interno estará entre 180 y 200 mil toneladas.

El problema de la producción n a -cional de carbonato de sodio es d e vieja data, habiéndose interesado e n el mismo muchos gobiernos y m u -chas empresas, principalmente e x -tranjeras, y hasta las Naciones U n i -das, que hace 3 años enviaron a u n experto, y habiéndose sucedido n u -merosos proyectos, nunca concreta -dos. El país cuenta con importantes yacimientos de caliza, como por e j e m -plo el de Malargüe (Mendoza) , p e t o todos muy lejos de Buenos Aires, l o que hace que el costo de los f l e t e s incida notablemente sobre el p r e c i o del producto.

2 S

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Francis Bacon y la investigación científica de nuestros días

Pro f . F . Farr ington

La mayor parte ele !a especie humana está, aún hoy, hambrienta, igno-rante sobre la ciencia natural y ca-rente de atención médica especiali-zada. Ai mismo tiempo ha surgido algo así como una conciencia del mundo, y carga el pesado fardo de la responsabilidad de esas enferme-dades prevenibles. ¿Es posible que Francis Bacon, nacido hace cuatro-cientos arlos, tenga que decirnos algo capaz de estimular y asistir nuestros esfuerzos para superar el escándalo?

Pienso que sí. Pero a fin de enten-derlo debemos librar nuestra mente de l'i acrti d estrecha hacia su obra I.¡ cn.il halló sus fundamentos en el .:!> j'* diecinueve. En ese entonces los estudincíF lo consideraron principal-mente un lógico y se esforzaron para definir su nuevo método inductivo. Es realmente cierto que Bacon pla-neó escribir una Nueva Lógica, y de hecho completó dos libros, más o menos un cuarto de! plan que se p ' o r ' w . P ? éstos, el primer libro :: > f<, c.rrimmente hablando, de lósí c i p ira nada. Es una descripción qi-f hL\> ¿poca, del estado de la ci*"v"' ¡ ! ' «"<w días y las razones his-toriéis iL- mi escasa utilidad. El se-p mi1 * ' bro contiene algunas prove-c t a i, sugerencias para la investiga-r a n P. to Bacon se detuvo allí con el MrnpV v candido anuncio de que él no |"i>ibi desperdiciar más tiem-po en J lr di 'de el momento en que f ^ 1 i7.i pii.i él de que cualquier i"*. ^ ' i " idor inteligente tomará obli-r^iiíi uivnte por la senda correcta *:n -.u ulterior avuda. Agregó una pa ts'ri.ir fibn ivación penetrante, de <TIP el método de la ciencia conti-n ú e n mi todo caso desarrollándose jimio o in el progreso del descubrí-mvnro. E tas dos observaciones v..Vn ñus que cualquiera de sus reglas.

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Una nueva aproximación

No es entonces el método baco-niano, en el sentido lógico estrecho, lo importante. Lo que interesa es su aproximación, en todo nueva, del problema completo del conocimiento humano, y en particular del conoci-miento de la naturaleza. En los tiem-pos de Bacon el conocimiento de la naturaleza se continuaba en dos grandes tradiciones. En primer tér-mino estaba la filosofía oficial de las escuelas que descendían de los grie-gos. Esta filosofía fue acaso comple-tamente lo que Bacon llamó "profe-soral". Es decir que se transmitía de maestro a alumno como un sistema completo. Podría ser materia de ar-gumento y discusión, para levantar objeciones y hallar respuestas a ellas. No tiene nada que ver con la inves-tigación. Era un juego intelectual que disgustó a Bacon, no porque sus creadores, continuadores y maestros no fueran hombres muy inteligentes, sino porque no tenía aplicación prác-tica. "Fue estéril en la producción para el beneficio de la vida del hombre."

La tradición rival, la de los alqui-mistas y magos, fue casi, si no del todo, igualmente inútil. Es cierto que esta tradición que sobrevivió desde un pasado remoto y vivió bajo la proscripción de la Iglesia, man- " tuvo viva la noción de efectuar gran-des cambios en la naturaleza y no ca-reció de una práctica limitada del experimento. Pero Bacon observó que sus operaciones estaban confi-nadas a un círculo de experiencia muy restringido, y estaban dirigidas más bien a excitar el asombro que a alcanzar algo útil. Sus practicantes se dieron todos a la impostura y a la vanagloria. Su enseñanza se trans-mitía con oscuridad deliberáda y es-

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áticos. No mereció más la enseñanza oficial de ¿En qué dirección po-

tonces Bacon a fin de juna tradición saludable 1 él pudiera construir? er su elección necesita-er las influencias que n a su formación moral.

liento ingléa

es del siglo xv, Ingla-al desarrollo de un muy anismo. Mientras el Re-=n Italia fue pagano y Renacimiento inglés, se ligioso y moral, con el el último término. En eligión el énfasis se tras-;ma a la conducta. Esto íturalmente, con el des-

de Aristóteles, quien ato la estructura lógica ía medieval, y la sustitu-or él de la Biblia, con su aracteres humanos para ejemplos de heroísmo y mo Mil ton escribió más . la Biblia usted puede

reglas del gobierno civil

feliz a una nación y la así

de a un reino, y aplasta es

\ política más notable de smo fue, por supuesto, : Thomas Moro. Francis 1 heredero de este movi-

en tanto Moro, quien as Inglaterra era mayor-al, pensó en la riqueza ite bajo la forma de pro-torial, y no pudo ima-solución al problema de ue la división igualitaria •as, Bacon, quien vivió Primera Revolución In-esa estaba bastante avan-aaz de concebir una gran >n de la riqueza median-nétodos de producción. . la clave de la brillante n original de Bacon al e encontrar un tipo de sería productiva de los

i el beneficio del hombre, amo él razonó. La filo-ional no sirve; no se

plantea a sí misma siquiera el obje-tivo de un aumento de la riqueza. La alquimia y la magia son inútiles. Ellas tratan de incrementar la rique-za, pero para fines privados y egoís-tas, y por medio de una despreciable tradición de aprendizaje. ¿ Q u é que-da sino las artes mecánicas, cuyo horizonte es, en verdad, limitado, y cuya eficiencia es pequeña, pero por medio de la cual de alguna manera vivimos? "Comerás el pan con el sudor de tu frente" y eso es lo que hacemos y se lo debemos a las artes mecánicas. Ellas, entonces, deben ser el punto de arranque para el nuevo avance.

Bacon difería de otros fundadores de la ciencia-moderna. Estaban i m -pulsados por una curiosidad compul-siva respecto a algunos aspectos p a r -ticulares de la naturaleza — m a g n e -tismo, el movimiento de la sangre, la oscilación del péndulo. La mot i -vación de Bacon fue distinta. F u e moral y social en su carácter. Estaba preocupado por el problema de l a pobreza. A la luz de eso, juzgaba que las formas existentes del c onoc i -miento eran inútiles y buscó u n a nueva aproximación por medio d e la cual pudiera realizarse de una s o l a vez el asalto en todo el frente.

Artes nuevas

Esto fue concebido por Bacon en dos grandes etapas. La primera era para hacer explícito y ordenado el conocimiento que estaba implícito en las artes mecánicas. T o d o s los materiales usados en las artes y of i -cios, con sus cantidades y propor-ciones mutuas, todos los procesos de manufactura, con tan importantes circunstancias como temperaturas y tiempos, deben ser registrados y es-critos. N o podía haber progreso hasta que la práctica no fuera edu-cada, o , como él dijo en latín, hasta que la experiencia no fuera alfabeti-zada (experientia literata). Cuando todo este rico material haya sido re-colectado y digerido, será entonces el momento de proceder a la próxi-ma etapa. Luego los cerebros supe-riores podrían detectar pautas en la masa de información y elevarlas a axiomas o principios teóricos supe-riores, los cuales podrían a su vez ser aplicados para el descubrimiento de artes completamente nuevas.

Puesto que eran nuevas artes, n o simplemente artes mejoradas lo que Bacon buscaba. La imprenta no era un rollo manuscrito mejorado, sino un nuevo invento para realizar me-jor el viejo oficio. Lo mismo con la pólvora. N o era un método mejor para lanzar proyectiles por un motor a torsión, sino una idea completa-mente nueva. Nuevamente lo mismo con la brújula. No era una mejor manera de orientarse por las estre-llas, sino una manera de orientarse cuando no estaban visibles. Estas eran las pautas para el nuevo tipo de ciencia.

Está claro ahora también c ó m o

La doctrina tle los Idolos

Esto lo puso cara a cara a lo quer debe ser, debo suponer, común h o y en día en todos los países en l o s -cuales la ciencia está siendo introdu-cida por vez primera. Halló que e s -taba enfrentado con obstáculos a s u programa desde todos los sectores d e la sociedad, y tuvo la sensación d e trabajar en medio de un c o m p l e t o aislamiento. Había objeciones re l i -giosas, objeciones políticas, obstácu-los sociales, obstáculos culturales. S u experiencia de ello, forzó a Bacon a l más original ejercicio de su g e n i o . Procedió a clasificar las ob jec i ones psicológicamente. Sus resultados e s -tán presentados en lo que él l l a m ó la doctrina de los Idolos, un término que ahora es engañoso. Pero su s i g -nificado es bastante claro. Seña ló que toda nueva generación está o b l i -gada a adoptar todas las ignorancias y prejuicios de la vieja por el h e c h o mismo de aprender a hablar. E s t o a prejuicios, implícitos en el lenguaje» él los llamó Idolos del M e r c a d o . Tocia la especie humana como t a l está condicionada a ciertas actitudes hacia la naturaleza. A éstas las d e -nominó Idolos de la Tribu. A u n más, cada individuo tiene sus i d i o -sincracias personales y sus acc iden-tes personales de educación. E s t o s son los Idolos de la Caverna. F ina l -mente, está el inmenso prestigio d e -todos los absurdos sistemas de f i l o -sofía inventados en el pasado. E s t o s ; se nos imponen a través de c u a l i -dades sin relación alguna con el c o -nocimiento real que ellos enc ierran. Esos son los Idolos del Teatro.

Este análisis completamente n u e -v o de las razones de la ignoranc ia humana fue transformado t a m b i é n

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Francis Bacon y la investigación científica d e nuestros días

d e psicológica en una crítica socio-l ó g i c a . Se v i o y afirmó claramente q u e ninguna f i losof ía del hombre p o d í a ser verdaderamente evaluada s i n tomar en cuenta el período en q u e el f i l óso fo v iv ió , el carácter de l a soc iedad q u e lo rodeaba, y su mis-m a posición en esa sociedad. Así, no f u e meramente una nueva aproxima-c i ó n a la adquisic ión de un conoci-m i e n t o sano y verdadero de la natu-r a l e z a el alcanzado por Bacon, sino u n profundo análisis histórico de las r a z o n e s del f racaso de los hombres p a r a lograrlo antes..

O Í O S y la n a t u r a l e z a

Unos p o c o s puntos en conclu-s i ó n . No es fáci l entender a un gran h o m b r e como Bacon, a menos que e s t e m o s preparados para tomarlo tal c o m o lo encontramos. La aparente c a n d i d e z de sus creencias religiosas l l e v ó a los historiadores a pasar so-b r e ellas en s i lenc io , o a burlarse de e l l a s , o a explicarlas como un cínico c a m u f l a j e para inculcar principios material istas . E s mejor tratar de en-t e n d e r l a s , ya q u e juegan un papel i m p o r t a n t e en el desarrollo de su fi-l o s o f í a científica. La religión com-p a r a t i v a y el criticismo bíblico fue-r o n ramas del conocimiento que no e x i s t í a n todavía, y debemos admi-t i r l o . Pero ciertas actitudes positivas q u e Bacon d e r i v ó de la Biblia eran f u n d a m e n t a l e s en su esquema de las c o s a s .

Pr imero , entonces , identificó su p r o g r a m a de re forma científica, su n u e v a f i losofía operativa de obras, c o n la realización de la promesa de D i o s a Adán d e dominio sobre el u n i v e r s o . Esta noc ión de dominio f u e ele primera importancia, Fue re-c o n o c i d o incluso p o r la antigüedad,

que existe una correspondencia e n t r e la naturaleza y los procesos ar-t i f i c i a l e s . El arte imita a la natura-l e z a . Pero imi tac i ón no es domina-

ción. Bacon dice que imitación no es suficiente. El se propone "sacudir a la naturaleza en sus fundamentos". Señala que la esencia misma de algo artificial es que va más allá de la naturaleza. Es algo que no "habría existido jamás sin la acción del hombre". Es "un nuevo aspecto de las cosas, un nuevo universo'. Estas encumbradas ambiciones tienen tam-bién su lado práctico, de importan-cia, sino precisamente por el mé-todo, ciertamente entonces por el modo, de una verdadera ciencia ex-perimental de la naturaleza. Bacon trazó una distinción entre natura-leza dejada a ella misma (natura li-bera) y naturaleza manipulada y dominada por el hombre (natura vexata). El primer aspecto de la na-turaleza, dijo, era apropiado sólo a un tipo de filosofía contemplativa y "pastoral". El segundo, en el cual el hombre interviene activamente en los procesos naturales, es la única fuente de donde puede ser derivada una filosofía de las obras. Por esta razón tuvo sólo un respeto limitado por el tipo de historia natural que floreció en la antigüedad y en la cris-tiandad medieval. Aun en tanto ha sido correcta, era, sin embargo, sólo una descripción de la naturaleza co-m o abandonada a sus propios de-signios. No era en ningún sentido una realización de la promesa de Dios de dominación. Lo fue, por su-puesto, bajo la gran distinción entre historia natural e historia industrial en que el trabajo de la Royal Society y otras entidades en el Continente, y también la gran Enciclopedia Fran-cesa de Diderot y D'Alembert, esta-ban basadas.

El bien de la humanidad

Bacon, por supuesto, no fue ajeno al hecho de que cualquier poder ga-nado por el hombre sobre la natu-raleza puede ser usado indiferente-mente para bien o mal, puede ser una bendición o una maldición. To-do su interés en la ciencia era moti-vado por lo que a través de su vida llamó servicio de humanidad, o fi-lantropía, o amor fraterno, o cari-dad. Bacon sacó también esta ins-piración de la Biblia. El resultado es que sus pasajes más elocuentes, como así también toda su hermosa utopía, La Nueva Atlántida, son tanto una profesión de fe en una Cristiandad

reformada como en una ciencia re-formada, Pues cuando estudiamos su filosofía como un todo, parece claro que estaba interesado no sólo en un conocimiento científico, sino en una sabiduría no implícita en, o idéntica al conocimiento científico, por el cual podría ser controlada. Obvia-mente, todo el mundo necesita esto tanto como necesita el saber-como científico, y es quizás aún más arduo de obtener. Debemos tratar enton-ces de apreciar a Bacon como un todo. Probablemente no hubo nada en la tierra que él detestara más que el forzar una opinión, que la perse-cución de la opinión. No hubo nada que deseara menos que el "fundar una secta". Consecuentemente, si al-gunos de sus puntos de vista parecen sectarios, no debemos considerar eso como de su esencia. Fue un interna-cionalista ante su tiempo. El pensó y habló siempre de servicio a la humanidad, no de servicio a su pro-pia nación. Si las naciones logran alguna vez una moralidad común tan-to como una ciencia común de la naturaleza, no habrá pensador más fácilmente absorbido en ello que Francis Bacon y ninguno que lo me-rezca más.

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La reina de las matemáticas

Juegos matemáticos Manuel Risueño

Es muy conocida la frase de Gauss que llama a las matemáticas "la rei-na de las ciencias"; es mucho me-nos conocido que esta frase tiene una segunda parte que da a una rama de las matemáticas el título de "la reina de las matemáticas". Nos referimos a la teoría de los números, nacida del estudio de las propiedades de los números ente-ros y que ha llegado a ser una cien-cia muy abstracta, muy "pura" y, aparentemente, ¡lo más alejado de las matemáticas recreativas que uno pueda imaginar!

Que ello no es así, esperamos de-jarlo insinuado brevemente en este artículo, para lo cual seguiremos los pasos de Albert H . Beiler, del De-partamento de Ingeniería de la Ame-rican Electric Power Service Cor-poration y profesor del Instituto Politécnico de Brooklyn. Beiler es-cribió en 1964 un libro titulado "Recreations in the Theory of Num-bers - The Queen of Mathematics Entertains", que hoy se puede con-seguir en una edición económica y que recomendamos a t o d o el que se interese en el tema.

Ya hemos indicado que la teoría de los números se dedica al estudio de las propiedades de los números enteros; nada más lógico, pues, que comience con el estudio de la forma de evitar fracciones, con el estudio de la divisibilidad de los números y de los factores que los forman.

Desde este punto de vista, la di-visión fundamental de los números enteros (y en adelante cuando di-gamos "número" nos referiremos sólo a éstos) es en primos y com-puestos. Todos saben que un nú-mero primo es aquél que no puede dividirse por ningún otro, excepto por sí mismo y por la unidad, co-mo 2, 3, 5, etc., en tanto que los

números compuestos pueden ser di-vididos por otros, siendo los pri-meros ejemplos 4, 6, 8, 9. . . Los números por los que un número puede ser dividido, o sea, los fac-tores que lo forman, se llaman los "divisores" de ese número y pue-den, a su vez, ser primos o com-puestos. Excluyendo el propio nú-mero y la unidad, los divisores de 6 son sólo 2 y 3, dos números pri-mos; pero los divisores de 8 son 2, un número primo, y 4, un número compuesto.

Si un número tiene varios divi-sores, hay muchas maneras en que puede ser representado como un producto de sus divisores, por ejem-plo : 60 c omo 2 X 30, 3 X 20, 4 X 15, 2 X 5 X 6 , etc., pero si en todas estas representaciones se van reemplazando los números com-puestos por productos de sus divi-sores primos, un teorema, denomi-nado el teorema fundamental de la teoría de los números, demuestra que, partiendo de cualquiera de es-tas representaciones, se llega fatal-mente a la misma serie de números primos. El orden podrá variar, pero cada uno de los números primos que aparece y el número de veces en que lo hace, será siempre igual. Este es un teorema cuya demostra-ción puede encontrarse en cualquier tratado de matemáticas. Así , en el ejemplo propuesto, 60 es el produc-to de 2 X 2 X 3 X 5.

Esta es una propiedad esencial de los números enteros, que no es compartida ( o al menos no sin adop-tar definiciones adicionales que lle-van a ciertas complicaciones) por otros sistemas numéricos que se pueden concebir. Por ejemplo, al-gún día esperamos poder estudiar sistemas tales c omo el de los nú-meros de la forma a -f- b \ / — 5, en

que este teorema no es válido sin crear otros números adicionales, que se ha denominado "ideales". Por ello es que el gran matemático Kro-necker, ante las complicaciones de la moderna teoría de los números, pudo exclamar con gran sinceridad: " L o s números enteros son la crea-ción del buen Dios; todo lo demás es invención humana". Siguiendo el concepto implícito, en este artículo nos limitaremos, como ya queda di-cho, a considerar sólo " la creación del buen Dios" , es decir, los núme-ros enteros.

Hemos mencionado el teorema fundamental de la teoría de los nú-meros porque, como deseamos ocu-parnos de los divisores de un nú-mero compuesto cualquiera, es ne-cesario mencionar, antes que nada, c ómo pueden determinarse todos estos divisores, sin omitir ninguno, y para ello el primer paso consiste en dividir el número en sus facto-res primos. Llamando pi , pa, pa, etc., a estos factores primos, y em-pleando exponentes ai, ai, as, etc., en la forma usual para indicar el número de veces que cada uno de estos factores se repite, el teore-ma fundamental nos i n d i c a que todo número puede ser representa-do de una sola manera en la forma . ai as ^ as . , , .

p i 'p2 -p3 ' ... Asi , en el ejem-plo ya dado, para el número 60, pi será igual a 2, ai también a 2, pa

a 3, az a 1, pa a 5 y as a 1, termi-nando aquí la serie ya que 60 sólo tiene tres factores primos distintos. Reemplazando valores y omitiendo, p o r innecesarios, l o s exponentes iguales a " 1 " , la representación de 60 resulta ser 2 2 X 3 X 5.

Ahora bien, establecida esta re-presentación, el número de diviso-res se determina fácilmente, pues es igual a ( « i + 1 ) ( « 2 + 1 )

29

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1 ) . . . ; en el ejemplo pro-( * L s t o , a 3 X 2 X 2, o sea, a 12: •P 2 , 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20, 30

^>ara ' o s números primos, co-^ 0 ¿zi e s i y n o m ¿ í s 1 u e u n

o l o factor , e í número total de divi-S 0 r e s e s 1 + 1 o sea 2: el propio S ú m e r ° y ^ u n ' dad. Todos los di-y j S o r e s s e obtienen de la represen-

. , ai a¡ a» t a C i ó n indicada pi -p-, -pa •..., f a c i e n d o que los exponentes de tos f a c t o r e s primos en todos los valo-res p o s i b l e s entre ai, as, as,..., res-p e c t i v a m e n t e , y c e r o (recuérdese q U e cualquier número positivo fi-n i t o , elevado al exponente cero, es i g u a l a la unidad).

S i estudiamos las sumas de los ¿ [ ¡ v i s o r e s de un número, excluyen-J o a l número mismo, encontrare-m o s que esta suma es, en algunos " c a s o s , menor que él (por ejemplo: 1 2 < 4 ) y en otros es mayor ( 1 2 + 3 + 4 + 6 > 12); para to-d o s los números primos, como el ú n i c o otro divisor es la unidad, la s u m a será t a m b i é n simplemente i g u a l a la unidad. Pero si proba-m o s con 6 o con 28, la suma de los divisores nos resultará igual al n ú m e r o mismo; estos números se l l a m a n "perfectos" y, como ocurre en t o d o s los campos. . . la perfec-c i ó n es difícil de encontrar. Des-p u é s de 6 y 28, no hay otro núme-ro p e r f e c t o hasta 496, luego 8128 y d e allí tenemos que saltar hasta 3 3 . 5 5 0 . 3 3 6 . Todos los n ú m e r o s p e r f e c t o s conocidos son pares, y ya E u e l i des, unos 300 años antes de C r i s t o , había demostrado que estos n ú m e r o s perfectos pares deben ser d e l a forma 2a'1 (2" — 1) y que s o n realmente perfectos en todos a q u e l l o s casos en que el segundo f a c t o r resulta ser un número primo. L o s números que indicamos corres-p o n d e n a n~ 2, 3, 5, 7 y 13, res-p e c t i v a m e n t e . Es f á c i l demostrar q u e para que 2"—1 sea primo, es * J e c e s a r i o que n también lo sea, pero

A g r a c i a d a m e n t e la proposición in-V e f s a no es cierta, pues hay muchos v a l o r e s de n que son números primos, P a t a los cuales 2 n - l no lo es. Por e J ^ t u p i o , para « = 1 1 , 2 n - l es C o * * i p u e s t o .

L o s números primos de la forma se conocen como "números

. „ Mersenne" y antes de la inven-C i ó n Je ] a s computadoras electróni-c a s e r a m u y difícil determinar, para tt í n f i m o , si un número de esta for-j*1 2 1 era primo o no. La potencia de

a s computadoras actuales ha per-

mitido establecer en un plazo de horas cuáles son los números de Mersenne para valores de n, primos, inferiores a 10.000. Son 22, el ma-yor de los cuales, correspondiente a n — 9941, tiene 2.993 cifras. Has-ta el año 1964, al menos, éste era el mayor número primo conocido y al ser multiplicado por 2004", de acuerdo con la fórmula de Euclides, da el mayor número perfecto cono-cido, que tiene la friolera de ¡5.985 cifras!

Aconsejamos al lector que no tra-te de encontrar un número perfecto que sea impar, pues si bien la reina de las matemáticas no ha logrado aún demostrar que no existan, sí ha podido demostrar que si existie-ra un número perfecto impar debe-ría constar al menos de 44 cifras.

Relacionados c o n los números perfectos están los llamados multi-perfectos, en que la suma de los divisores es el doble, triple o un múltiplo superior del número mis-mo. Por una de esas inconsistencias de la terminología, al hablar de nú-meros multiperfectos se incluye al número mismo entre sus divisores, de modo que desde este punto de vista los números perfectos que he-mos considerado hasta ahora, deben llamarse "biperfectos". El número triperfecto más pequeño es 120, pues la suma de sus divisores, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 8, 10, 12, 15, 20, 24, 30, 40, 60 y 120 es 360, o sea, 3 X 120; el número tetraperfecto más pequeño es 30.240; el penta-perfecto 14.182.439.040 y se cono-cen también números hexaperfectos y heptaperfectos, pero ya son nú-meros de una elevada cantidad de cifras.

Exigencias de espacio nos obligan a terminar aquí, pero no sin seña-lar que en otra oportunidad habre-mos de referirnos a los casos en los que formando la suma de los divi-sores de un número y luego la del resultado, y así sucesivamente, se cierra una cadena, obteniéndose el número del cual se partió después de un número, variable de eslabones, conociéndose un caso en que par-tiendo del número 14.316, se nece-sita pasar por otros 27 números an-tes de volver a éste.

Si la cadena consta de sólo dos eslabones, los números se llaman "amigables", es decir, que cada uno de ellos es igual a la suma de los divisores del otro, por ejemplo 220 y 284. ¿Puede el lector encontrar otra pareja de números amigables?

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Respuesta a juegos matemáticos N° 1: Los polióminos

Figura 1

En el número anterior ofrecimos indicar el número de hexóminos di-ferentes, incluyendo y excluyendo los que son iguales por reflexión; estos números son 60 y 35, respec-tivamente. En la figura 1 damos los 35 hexóminos diferentes e indica-mos con un asterisco los 25 que di-fieren de su reflexión en un espejo, reflexiones que forman, con los 35 hexóminos reproducidos, los 60 in-dicados en primer lugar.

También ofrecimos i n d i c a r las "paredes sólidas" de 5 X 6 unida-des y de 6 X 8 (ver figura 2 ) y la forma de obtener de una solución cualquiera otra con una de las dos dimensiones aumentada en 2, lo que puede hacerse en la forma indicada en la figura 3, es decir, por ejem-plo, que si la extensión se desea ha-cer horizontalmente, bastará colocar un nuevo rectángulo horizontal ve-cino a cada rectángulo horizontal contiguo al lado hacia el cual va a hacerse la extensión y reemplazar cada rectángulo vertical contiguo a este lado, por dos rectángulos hori-zontales, completando la figuia con un rectángulo vertical. Como las ex-tensiones pueden también haccrse en sentido vertical mediante un pro-cedimiento análogo, partiendo de la pared de 5 X 6 '.inidn;l.*s puede ob-tenerse cualquier pared mayor en

que uno de los lados es impar y e ! otro par, en tanto que las paredes en que ambos lados son pares, pue-den obtenerse en igual forma par-tiendo de la pared de 6 X 8 unida-des. Naturalmente, pata estas pa-redes mayores hay otras solucione* que no pueden obtenerse., por este procedimiento, pero éste busta para demostrar, c omo lo dijimos en el número anterior, que para cualquier rectángulo superior a 5 X 6, excep-to el de 6 X 6, existe al nu-ncs una "pared sólida". Algún lector con mucha paciencia puede entretenerse en tratar de determinar cuántas so-luciones diferentes existen, pero co-mo el número de soluciones pronto se hace "astronómico" , deberá per-donarnos que no le acompañemos en ese camino.

Finalmente, prometimos indicar la solución del problema de los "ta-tami" para rectángulos cuya dimen-sión mínima es de 5 ó 6 unidades. En la figura 4 vemos la solución para los rectángulos de 5 X 6 y de 5 X 8 unidades, en que podrá apre-ciarse que la segunda se compone con dos soluciones para el rectán-gulo de 4 X 5 unidades, colocadas verticalmente y en posición centro-simétrica. P u e d e apreciarse fácil-mente que mediante esta técnica de invertir una de las partes integran-

31

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Figura 2 Figura 3

t e s , pueden combinarse libremente y en cualquier orden— las solu-

c i o n e s d e 5 X 4 y de 5 X 6. Para l o s rectángulos de 5 X 10 tendre-m o s así una sola solución, descom-p u e s t a en 5 X 6 más 5 X 4 ; para .5 X 12 dos soluciones totalmente d i s t in tas , una de 5 X 6 más 5 X ó y la otra de 5 X 4 repetido tres ve-c e s ( c o n el rectángulo central in-v e r t i d o respecto a los dos laterales), p a r a 5 X 14 también hay dos solu-c i o n e s : una formada por 5 X 4 más 5 X 4 y luego 5 X 6 y la otra en q u e la solución 5 X 6 ocupa la par-t e central. Para los siguientes an-c h o s , el número de soluciones cre-c e lentamente, como lo indica la s i gu i ente tabla:

Cantidad de Tamaño soluciones

5 X 6 1 5 X 8 1 5 X 10 1 5 X 12 2 5 X 14 2 5 X 16 3 5 X 18 3 5 X 20 4 5 X 22 5 5 X 24 6

Figura 4

Para determinar el número total de soluciones habría que entrar a un problema de la teoría de los nú-meros, objeto principal de este ar-tículo, pero de mayor complejidad que los tratados en él: el de deter-minar de cuántas maneras diferen-tes se puede dividir un número en sumandos mayores que cero, y para cada una de estas divisiones, de cuántas maneras esencialmente di-versas se pueden ordenar los su-mandos.

Para rectángulos cuya dimensión menor es de 6 unidades, la situa-ción es relativamente similar: en la figura 5 indicamos las soluciones pa-ra los rectángulos de 6 X 6, 6 X 7, 6 X 8 y 6 X 9 unidades. P u e d e verse que aquí la solución del rec-tángulo de 6 X 6 puede colocarse de c o s t a d o para combinarla con otras soluciones; así, la solución del rectángulo de 6"X 7 puede definirse c o m o 6 X ( l + 6 ) , la del rectángu-lo de 6 X 8 , como 6 X (1 + 6 + 1 ) , la del de 6 X 9 , como 6 X ( 4 + 1 + 4 ) . Se observará que las soluciones de ancho " 1 " sólo pueden usarse se-paradas por las de ancho 4 ó 6, y que éstas, a la inversa, tampoco pue-den ir juntas sino sólo separadas

por las de ancho 1. Por ello, para el rectángulo de ancho 10 todavía habrá una sola solución: 6 X (1 + + 4 + 1 + 4 ) pero para el de an-cho 11 ya habrá 2: 6 X (1 + 4 + + 1 + 4 + 1.) y 6 X ( 6 + 1 + 4 ) creciendo nuevamente en forma len-ta el número de soluciones diferentes a medida que aumenta el ancho del rectángulo.

Esta misma técnica, aplicada a los rectángulos de 8 unidades de alto, permiten solucionar, en la forma 8 X ( 1 + 8 + 1 + 8 + 1) el rec-tángulo de 8 X 19 que un error de transcripción nos hizo decir en el artículo anterior que no tenía so-lución conocida; quisimos decir esto del rectángulo de 9 X 22 .

Figura 5

i

Juan

ccihi pe: Pa v ¿te® «¿88» Ph.'. h". fcti'i, fe P¿> «Lv

3 2

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A casi una década del descubrimiento del láser —Maiman de la Huges— no se ha esfumado aún el halo de misterio, de poder ilimitado que siempre ha rodeado a este notable des-cubrimiento científico. Es que los autores de novelas de cien-cia ficción o de libretos de cine fantástico añoran el terrible rayo que destruye al enemigo sin dejar casi rastros de él: han creído que con el láser se había creado el esperado "rayo de la muerte". Afortunadamente, entre las extraordinarias propiedades que éste posee, no figura la que le asignaron los creadores de ilusiones. Hoy, hay miles de laboratorios que estudian las propiedades de la radiación coherente (emitida por el láser), y son innumerables sus aplicaciones que cu-bren casi todos los campos de la ciencia y de la tecnología. Para enumerarlos casi convendría indicar aquellas pocas en que aún el láser no ha producido profundos cambios. No hay precedentes, en la industria de los países desarrollados, de un crecimiento tan vertiginoso como se ha producido en el campo del láser y sus aplicaciones. Gran número de labora-torios investigan, desarrollan o producen equipos láser o partes de ellos. Ya se fabrican comercialmente numerosos aparatos que los emplean como fuentes de excitación: es-pectroscopios, espectrógrafos Raman, equipos de cirugía ocular para fijación de retina, aparatos para corte micros-cópico de metales o para hacer circuitos electrónicos de tamaños inconcebiblemente pequeños, modernos sistemas para relevamiento aéreo, indicadores de dirección para na-vegación aérea o terrestre, sistemas de comunicación y mu-chos otros.

¿QUE ES EL LASER? Juan T. D'Alessio

¿Qué es el láser? En forma sinté-tica podemos decir: el láser es un generador de radiación coherente. Pero esta definición requiere inme-diatamente otra: ¿qué es radiación coherente? Daremos una somera ex-plicación, más que una definición. En general, un emisor de luz, un cuerpo a muy alta temperatura o un gas en el que se produce una descar-ga eléctrica, origina una radiación no coherente, lo cual significa que está formada por un gran número de on-das electromagnéticas independientes entre sí. Dos características esencia-

les de la luz —desde el punto de vista que nos interesa aquí—- son el color (o frecuencia) y la fase (o instante en que se inició la oscilación electromagnética).1 Pueden agrupar-se o aislarse las ondas de igual fre-cuencia, o en un cierto intervalo de frecuencia, mediante filtros ópticos. En cuanto a la otra propiedad men-cionada, no se conoce ningún método para agrupar las ondas que tienen igual fase. En este sentido decimos que la radiación es no-coherente; y no podemos aislar mediante filtros, u otros procedimientos, los compo-

nentes "coherentes'" de una r a d i a -ción.

En la naturaleza no existen f u e n -tes generadoras de luz coherente, e s decir, en la cual todas sus ondas v i -bren en la misma fase. Es i n t e r e -sante mencionar aquí un hecho c u -rioso. La luz que emite una e s t r e l l a es esencialmente no-coherente, p u e s está generada por una masa de g a s incandescente, según la i n t e r p r e t a -ción aceptada por la ciencia; p e r o s u análisis revela un cierto grado d e c o -herencia, tanto mayor, cuanto m á s lejana es la estrella. Durante l a s

3 ¿S

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e n o r m e s distancias que recorre la l u z , ¿existe alguna forma de "orde-n a m i e n t o " de las fases de sus ondas i n d i v i d u a l e s ? Esta sorpresiva e im-p r e v i s i b l e propiedad de la luz es ac-t u a l m e n t e motivo de controversia en e l mundo científico. Las ondas de radio emitidas por la antena de una e s t a c i ó n transmisora son coherentes, l o cual se interpreta fácilmente por s u método de generación. También l o son las ondas de radio que se r e c i b e n de lejanas galaxias, en los radiote lescopios ; pero hasta hace diez a ñ o s el hombre no sabía producir rad iac ión luminosa (ultravioleta e in-f rarro ja incluidas) en que todas sus o n d a s vibrasen en fase, es decir, ra-

d i a c i ó n coherente. El láser ha llenado e s te vacío ; de ahí la gran conmoción produc ida por su descubrimiento. La cas i totalidad de las notables aplica-c i o n e s del láser provienen precisa-mente de la propiedad de generar radiación coherente hasta enormes potencias . Ya se construyen láser de r u b í en cascada que producen pulsos d e más de 6.000 millones de vatios.

P o d e m o s también definir el láser como un amplificador de luz. Hasta antes de su descubrimiento parecía imposib le que un rayo de luz pudie-ra aumentar de intensidad al atrave-sar un medio sólido, líquido o gaseo-so . En efecto, en base a experiencias cotidianas sabemos que todo medio, c o n excepción del vacío, absorbe en m a y o r o menor grado la luz; de mo-d o que después de pasar por el interior de cualquier cuerpo su inten-sidad es siempre menor que la que tenía al penetrar en él. Describire-m o s una experiencia con un láser de r u b í , en la que se demuestra que tal amplif icación puede ocurrir cuando se utiliza luz coherente; y de hecho

1 Las definiciones que se dan aquí no son rigurosas y tienen una finalidad didác-tica. El lector que desee profundizar este tema puede recurrir a obras especializadas, tales como: "Introducticin to Láser Phy-sics", de Bela Lengyel (John Wiley & Sons., 1966), y "Láser Technology and «pplications", editado por Samuel L. Mars-hall (Me Graw Hill Co„ 1968); este úl-timo se está traduciendo al castellano. Una introducción elemental es el libro de Klein, "Masera y Lasers" (Editorial Labor).

2 Recuérdese que todo cuerpo colorea-do lo es porque absorbe selectivamente una parte del espectro visible; su color es el complementario.

Figura 1. Monocristal de rubí artificial.

Figura 2. Cristal de rubí y lámpara de destellos (flash), montados para operar. (Cortesía de Jenaer Glas Schott & Gen.)

34

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¡| Luz Incidente paralela al eje c

Luz incidente X perpendicular al eje c

Figura 3. Espectro de absorción del rubí (según Maimam), que muestra los máximos en el azul y en el verde.

a % -Q O rt U -a

3.6 3.2 2.8

.2.4 2.0

1.6

1.2

0,0

0,4 0 2000 3000 4000 5000 6000 7000

Longitud de onda, A

. 1 1 • i i i r " i :

/ W - i pr } -\_AHI i / " \

/ a \ E / / 1-A Líneas"

-

i N — • „ i I ^ I 1

O G > en r. c C EJ C O •O .J¡ J3 u ra -i» o v <o t/3-O

figura 4. Flash helicoidal y ruft.

Ja emisión de radiación coherente procede de procesos en los cuales se va incrementando la intensidad del haz por sucesivos pasajes por el cristal.

Para una mejor comprensión de la experiencia describiremos previa-mente un láser de rubí.

El "a lma" del láser de rubí es un monocristal artificial (no un con-junto de pequeños cristales) de óxi-do de aluminio con una pequeña pro-porción de iones cromo. Esta es la composición química aproximada del rubí natural; por ello se le llama rubí por extensión. El cristal es de forma cilindrica y de bases rigurosamente paralelas. Estas bases se hallan recu-biertas con capas reflectoras: una de ellas refleja toda la luz; la otra una fracción (por ejemplo el 50 % ) ( f i -gura 1 ) .

Otro elemento importante es la lámpara de destellos o " f lash" . Pue-de ser un tubo recto que contiene xenón y lleva dos gruesos electrodos para permitir fuertes corrientes sin fundirse (figura 2 ) . Estos dos ele-mentos —rubí y " f l a s h " — se hallan colocados en los focos de un cilindro elíptico brillante, que tiene por obje-to transferir al rubí la mayor parte de la radiación producida por la lám-para de destellos. La luz producida por este generador es blanca, es de-cir, contiene todas las frecuencias del espectro visible e incluye radiación ultravioleta e infrarroja. El cristal de rubí absorbe las radiaciones azul y verde (por eso se lo ve r o j o ) 2

(figura 3 ) ; las restantes se transfor-man en calor después de múltiples pasajes por el cristal y reflexiones parciales en la cavidad del láser. E l

" f l a s h " puede también ser helicoidal y envolver al cristal de rubí ( f igura 4 ) . La duración del destello es de aproximadamente un milésimo de se-gundo. Durante este intervalo de t iempo, muy corto para la escala de eventos de la vida diaria, pero muy largo en la de procesos atómicos y moleculares, ocurren una serie de procesos en el interior del cristal de rubí que terminan en un pulso de luz roja o , más precisamente, en una serie de pulsos de luz roja coherente, cuya duración total es del orden del med io mil isegundo, de co lor muy pu-ro (haz altamente monocromát i co ) y muy paralelos, c on divergencia de unos pocos minutos de ángulo. Más adelante daremos una idea de los mecanismos atómicos que determi-nan la emisión del láser.

V e a m o s ahora la experiencia de amplif icación de la luz. Delante del láser de rubí se co loca o tro láser, similar al descripto, pero c o n las bases del cristal sin recubrimiento reflector. Se produce el destello del flash de este segundo láser, para " c a r g a r " de energía un cristal de rubí. La duración de este " f l a s h " es de un milésimo de segundo aproxi-madamente. Este equipo no dispara el rayo ro jo , p o r la falta de espejos en las caras.

U n cierto t iempo después, diga-mos medio mil isegundo, se dispara el primer láser. Este rayo, al atrave-sar el segundo cristal, l o "descarga" aumentando considerablemente su intensidad luminosa: es decir , ha ocurrido la amplif icación de la luz, por un proceso que se denomina: emisión estimulada. Este proceso se considerará c o n más detalles más

adelante. La emisión del láser se b a - : sa siempre en un proceso similar a l j descripto, que ocurre en el i n t e r i o r del cristal. Los espejos en las b a -ses del cristal de rubí tienen p o r ob je to provocar la " i d a y vuelta" c í e la luz un gran número de veces, p a r a producir la amplificación de la r a -diación por estimulación.

La palabra L A S E R (léase láser y no léiser) es una sigla de la e x p r e -sión inglesa:

L i g h t A m p l i f i c a t i o n S t i m u l a t e E m i s i ó n R a d i a t i o n

i

o sea: amplificación de luz por e m i -sión estimulada de radiación.

El láser de rubí que hemos d e s - í cr ipto no es el único conoc ido . I > e j este mismo tipo existen varios, c o n :

diversos cristales. El más c o n o c i d o • e importante es el de neodimio, E j elemento emisor está formado p o r un cilindro de vidrio especial c j u c contiene una pequeña proporc ión d e ó x i d o de neodimio , que le c o n f i e r e una hermosa fluorescencia azul v i o -lácea. En vez de vidrio puede e s t a r constituido por un monocristal c [ c

tungstato de calcio con ó x i d o neod imio .

E l láser de neodimio emite U n a

radiación invisible, infrarroja; j > e i - o sus propiedades de coherencia, l r i Q _ nocromaticidad y paralelismo : ; o n

milares a la del rubí . H a y muchos otros materiales

pleados en la preparación de c i - i H t a

les para láser.

••i ¡Ti

1

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Placas terminales reflectoras

- Fuelles .Electrodos

Figura 5, Esquema del primer láser de gas con fuelles, fabri-cado en la Bell Telephone I^aboratories.

" W ' «nejo

Generador R - F Figura 6. Esquema de un láser de gas con láminas en ángulo de Brewster.

Un láser muy importante por sus aplicaciones es el de gas. El más co-nocido es el de helio-neón, que emi-te una radiación roja (más amari-llenta que la del rubí ) . A diferencia de los anteriores, en el láser de he-lio-neón la emisión es continua, lo cual lo hace muy adecuado para su empleo como medio ele comunica-ción. Veremos después cómo se "mo -dula" con sonido u otra información.

El láser de gas está constituido por un largo tubo de vidrio que contiene una mezcla de una parte de neón por 7 a 10 partes de helio. Mediante electrodos en sus extre-mos se produce una descarga eléc-trica en forma similar a la de los tubos fluorescentes de iluminación. Fuera del tubo hay dos espejos pla-nos o ligeramente cóncavos que tie-nen igual función que los espejos en los extremos del cristal de rubí (fi-guras 5 y 6 ) .

Aquí , la emisión estimulada se provoca "cargando" los átomos de neón mediante un proceso combina-do : excitación de los átomos de helio por la descarga eléctrica y transferencia de la excitación a los átomos de neón. Distintos procedi-mientos pero el mismo fundamento teórico. Así ocurre con todos los ti-pos de láser. El mecanismo es siem-pre excitar los átomos y provocar la emisión estimulada. Para entender c ó m o se produce este extraño proce-so de emisión estimulada, tenemos que internarnos un poco en la estruc-tura atómica y en la interacción en-tre la radiación y los átomos. Procu-raremos hacerlo en la forma más simple posible, para no recargar al lector con formalismos matemáticos.

Recordemos que todos los átomos están formados por un núcleo cen-tral con carga positiva (1 el hidró-geno, 92 el uranio y mayor número

en los elementos formados artificial-mente en los últimos años) . Este núcleo está rodeado por electrones en número igual al de su carga, los cuales recorren órbitas a distancias bien determinadas del núcleo. Sólo los electrones más exteriores del átomo toman parte en el proceso de emisión del láser, c o m o en todos los fenómenos ópticos o reacciones químicas.

Consideremos un electrón de este tipo, cuya energía es E i a la distan-cia n , que llamaremos estado fun-damental. Si se excita el átomo, sea mediante un haz de luz, sea por cho-ques con electrones u otras partícu-las o radiaciones, el electrón pasa a una órbita del radio ra mayor que n , y adquiere una energía Ea superior a Ei. Después de un cierto tiempo —desde 10 millonésimos de segun-do hasta un milisegundo o más, se-gún los casos— el electrón vuelve a su estado fundamental, emitiendo radiación generalmente visible o ul-travioleta (los electrones más inte-riores del átomo dan lugar a emisión ele rayos X ) . Según el modelo pro-puesto por Bohr y generalizado pos-teriormente, en el proceso de excita-ción del átomo ( o sea de absorción de energía) y en el de emisión se cumple la condición:

Es — Ei = h f i s

h es la llamada constante de Planck, que desempeña un papel fundamen-tal en toda la mecánica cuántica; fi — 2 es la frecuencia de la radiación que absorbe o emite el átomo. Re-cordemos que el color de la luz de-pende de su frecuencia, o si preferi-mos, de una magnitud relacionada, la longitud de onda:

siendo c la velocidad de la luz en el vacío.

Por ejemplo, para la luz del láser de helio-neón, es:

X = 6328 A ( 1 A = 1 0 - 8 c m )

y c = 3 X 101 0 c m / s e g . ;

resulta

/ i - a = 4,7 X 1 0 u c / s eg . Expresado en megaciclos ( o mega-hertz c o m o se emplea ahora) :

/ i - a = 470 X 1 0 ° M H z

es decir, 470 millones de megahertz

Retengamos este orden de magni-tud, porque es un dato de mucha importancia en el empleo de láser en comunicaciones.

Ciertos niveles de estados excita-dos del átomo tienen una vida re-lativamente larga ( en la escala de tiempos de procesos a tómicos ) ; por ejemplo un milisegundo. Tales esta-dos se denominan metaestables, y son imprescindibles para que se pro-duzca el efecto láser.

Consideremos un caso concreto, el láser del rubí. Si se ilumina el cristal de rubí con luz blanca, absorbe las radiaciones azul y verde, según hemos dicho.

Por el simple y corriente proceso de iluminar un cuerpo, hemos lo-grado excitar una cantidad conside-rable de átomos del mismo; pero después de transcurrido un cierta tiempo los átomos vuelven a su es» tado fundamental. Esto puede ocu-rrir de diversas maneras. Las más importantes son tres:

a ) Los átomos se desexcitan en-tregando la energía al resto del cuerpo en forma de calor (e l cuerpo aumenta de temperatura). Por ejem-

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Figura 7. Diagrama de niveles de energía del rubí de cromo.

pío, esto sucede en un vidrio colo-reado común.

b ) Los átomos se desexcitan emi-tiendo radiación de la misma longi-tud de onda ( co lor ) que absorbie-ron. Por ejemplo, en el vapor de sodio; buena parte del color de una llama proviene de este proceso.

c ) El electrón decae hasta un ni-vel inferior, metaestable, sin emitir radiación, entregando algo de su energía al resto del cuerpo. Desde este estado metaestable decae lenta-mente (hablando siempre en escala de tiempo atómico) , y en forma es-pontánea.

Este proceso de emisión espontá-nea se denomina fluorescencia. Co-mo se deduce del razonamiento anterior, la radiación emitida por fluorescencia es de menor frecuen-cia (mayor longitud de onda) que la absorbida. Por ejemplo, puede absorber en el ultravioleta y emitir en el azul o verde; la fluoresceína, el antraceno, los aceites lubricantes, etc., son excelentes ejemplos.

El rubí, en particular, absorbe el azul y el verde y emite radiación roja.

Según el esquema de la figura 7 este hecho se interpreta así:

Por absorción de luz verde ( o azul) el electrón, inicialmente en el estado fundamental ( 1 ) , pasa al ni-vel ( 3 ) . Rápidamente, en un tiempo inferior al cienmilmillonésimo de se-gundo, decae al nivel ( 2 ) . Luego pasa lentamente al nivel ( 1 ) por emisión espontánea, fluorescente, emitiendo fotones de energía aproxi-mada h/a_-i (radiación de color ro-jo ) . Esta radiación espontánea es in-coherente y p o c o monocromática, y en todas direcciones.

Si hacemos ahora incidir un rayo de luz del mismo color que el de fluorescencia, una pequeña propor-ción es absorbida por el rubí, pero el resto produce el efecto de provo-

car la rápida emisión de los fotones de igual longitud de onda que los incidentes. Esta radiación se llama estimulada. Es fácil comprender que si un fotón ha provocado la emisión de otro por estimulación, el nuevo fotón puede provocar la emisión de un tercero y así siguiendo. El proce-so adquiere el carácter de emisión en cadena. Naturalmente la emisión estimulada requiere dos condiciones: fotones de aproximadamente igual frecuencia, y átomos en condiciones de emitir, es decir excitados.

La emisión estimulada ocurre ya en pequeña proporción con los fo-tones que se emiten espontáneamen-te. Puede lograrse un efecto mucho mayor con un ingenioso dispositivo ideado por Maiman mediante el ci-lindro de rubí con bases reflectoras. A l principio se usaron espejos de aluminio o plata; se obtienen mejo-res resultados con una serie de ca-pas de substancias transparentes de un índice de refracción alto y bajo, alternativamente, porque reflejan se-lectivamente un color y se obtiene mucho más especificidad en la ra-diación que interesa; en este caso el rojo de 6948 Á.

Los fotones que el rubí emite es-pontáneamente en el cristal excitado por el " f lash" de luz provocan la emisión estimulada; pero los que se propagan según el eje tienen mucho más probabilidad de seguir crecien-do, porque los espejos los devuelven al cristal y estos provocan la emisión de nuevos fotones. En las figuras 8 y 9 se ha esquematizado el proceso de "ordenamiento" de los fotones estimulados que van integrando el rayo láser. La propiedad más im-portante de la emisión estimulada que determina la amplificación y otras propiedades del láser es la si-guiente: los fotones estimulados tie-nen igual dirección, igual sentido e igual fase que los fotones que pro-vocan su emisión.

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S Fui,can Je la emisión fltioresccnH espontánea, incoherente y poco ! " - • - ; , .

Ahora se comprende fácilmente por qué crece el haz paralelamente al eje (figs. 8 y 9 ) . Estas propieda-des y la geometría del cristal deter-minan que el haz que pasa por la cara con el 50 % de reflexión tenga un alto grado de paralelismo y sea de radiación coherente. La pureza de color depende del siguiente hecho:

Si átomos excitados aislados emi-ten radiación, el ancho de línea. (AA) — o intervalo de frecuencia— es muy pequeño. Digamos menos de 0,1 Á. Pero las líneas se ensan-chan en los sólidos por acción deí campo eléctrico de los otros átomos, y en los gases, por influencia de la presión y efecto Doppler, pues los átomos emiten estando en movimien-to. A presiones muy altas el espec-tro puede ser continuo, es decir las líneas se ensanchan hasta unirse.

Por lo pronto hay un factor que favorece la emisión de luz pura en el láser, derivado de la forma de la línea.

r_ •> r f t ' t la cmiüi'n fluorescente estimulada, coherente y altamente monocruvútica (láser).

R ' d l c x i ü n parc ia l

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En el juego de las pérdidas y ga-nancias, sólo hay efecto láser si la ganancia supera a las pérdidas, c omo en un oscilador de radio o en un péndulo de reloj. Para mantener la oscilación se deben compensar en cada ciclo las pérdidas. Luego la parte central de la línea tiene mejo-res condiciones para prosperar, a ex-pensas de las frecuencias laterales, porque su intensidad es mayor.

Pero hay otro factor importante. El efecto láser se hace posible por oscilación del rayo entre los espejos —cavidad óptica— que en cada pa-saje va aumentando la intensidad por estimulación. Sin embargo, las con-diciones de oscilación dentro de una cavidad — c o m o la vibración de una cuerda— sólo se producen para cier-tas frecuencias discretas ( tono fun-damental y armónicos). Aquí tam-bién aparecen una serie de modos, cada uno de los cuales es mucho más fino que el ancho de línea. Na-turalmente los modos que se hallan en, el centro de la línea tienen más posibilidades de superar las pérdidas y salir al exterior.

Todos estos factores hacen que la línea espectral de un láser sea unas mil veces más fina que la más es-trecha lograda hasta ahora. D e ahí su alta cromaticidad.

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, F R A C C I O N D E L O S A T O M O S Figura 10. Inversión de población para diversas energías apti-D E L L A S E R E X C I T A D O S A L cadas al tlasb-E S T A D O M E T A E S T A B L E

H a y una ley —distribución de Bo l t zmann— que determina el nú-mero de átomos ( N ) que corres-ponden , en promedio, a cada tempe-ratura y nivel. Por ejemplo, entre los niveles 1 (fundamental) y el 2 ( e x c i t a d o ) , separados por una ener-gía A E:

N 2

NI = e-&B/kT

0

( k es la constante de Boltzmann) . A temperatura ambiente kT es 1 / 4 0 electrón-volt.

Só lo para AE muy pequeño hay un número apreciable de átomos en el nivel excitado. En general este número es muy pequeño. Por ejem-p lo , si &E = 2eV ( r o j o ) ,

N-2 _ —2/1/40 __ -—80 _ N i e80

Prácticamente todos los átomos están en el nivel 1. Pero por el mecanismo de excitación y desexci-tación del rubí se ve que esta rela-c ión puede invertirse: en efecto, si el proceso 1 - » 3 —» 2 es mucho más rápido que el 2 1, se produce una acumulación de átomos excitados en 2 , la que puede aun ser mayor que en el nivel 1; se dice en este caso que hay inversión de población ( c o m o si la temperatura absoluta T fuera negativa).

Cuanto mayor es la inversión de población (es decir lo que supera al 5 0 % en el nivel 2 ) mayor es la

probabilidad de emisión estimulada y de producción de efecto láser. Pa-ra ello hay que excitar con " f lash" de corta duración (para competir con la emisión espontánea) y de la ma-yor energía posible. En la figura 10 puede verse el porcentaje de inver-sión de población en función de la energía aplicada al "f lash".

Se puede lograr inversión de po-blación con menor energía, con un sistema de 4 niveles. La secuencia es: excitación 1 - » 4: decaimiento rápido sin emisión: 4 ~ » 3 : efecto láser: 3 2: decaimiento rápido sin emisión (calentamiento del retículo cristalino): 2 - » l . El resultado es que ahora el nivel inferior del efecto láser ( 2 ) está prácticamente siem-pre vacío y con cualquier porcentaje de átomos en el nivel 3 con inver-sión de población. Esto se ilustra en la figura 11.

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Modelo primitivo de un láser de gas helio-neón.

Láser de gas

La inversión de población en la mezcla helio-neón se logra por el si-guiente mecanismo. Los átomos de helio pasan del estado fundamental al 4 ( 1 4 ) por colisión con elec-trones, en un tubo de descarga eléc-trica. Las colisiones del helio excitado (estado 4 ) con el neón en el esta-d o 1, transfieren la energía p o r uia proceso denominado de resonancia:

He* (4) + Ne( 1) » He( 1) + Ne*(4)'

Los electrones decaen del estado excitado metaestable ( 4 1 ) y produ-cen un efecto láser rojo ( 6 3 2 8 Á ) . También se puede obtener e fec to lá-ser en el infrarrojo. Las figuras 5 y 6 muestran dos tipos de láser de gas: uno con ventanas en ángulo de Brewster (que elimina p o r ref lexión la luz que vibra en un plano d e po -larización (f ig. 6 ) , y el o tro sin ven-tanas, con un fuelle para alinear los espejos (f ig. 5 ) . En el láser de gas es un problema muy crít ico el ali-neamiento de los espejos.

O t r o láser de gas de mucha im-portancia es el de anhídrido carbó-nico ( e n mezcla con nitrógeno) que produce radiación infraroja de 10,6 micrones. En esta longitud de onda la transparencia de la atmósfera es alta, de m o d o que es adecuada para comunicaciones a grandes distancias. Además el rendimiento de este láser supera el 10 % , contra menos del 1 % de otros lasers de gas, c omo helio-neón. Ya se ha logrado fabri-car un láser de anhídrido carbónico de 2 , 4 Kilovatios. Con este láser se están realizando cortes de metales (una placa de media pulgada en 10 segundos) .

El láser de argón ionizado, que emite en longitudes de onda violeta y ultravioleta, es apropiado para co-municaciones bajo agua y experien-cias de fotolisis en química.

El Dr. Juan T. D'Alessio es jefe de la División Estructura Molecular de la Gerencia de Investigaciones de la Comisión Nacional de Energía Ató-

mica.

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Para el prontuario del Plan de

Reportaje a

Comunicaciones Edgardo Gam

Edgardo A. Galli es ingeniero industrial, egresado en 1958 de la Universidad Nacional de Buenos Aires, se desempeñó en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones y en el Consejo Nacional de Desarrollo. Actualmente es Director de la Ofi -cina Sectorial de Desarrollo Comunicaciones. Es vicepresi-dente del Grupo de Trabajo de Economía de las Telecomuni-caciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Ciencia Nueva: Estamos interesados en tener una v i s i ó n de cuál ha sido el esquema de planeamiento en E N T e l .

Edgardo Galli: Bien, me referiré al planeamiento s e c t o -rial, en el sentido de que planeamiento es d i a g n ó s t i c o , determinación de los cursos de acción y p r o y e c c i ó n e l e necesidades para el futuro .

C. N.: Tanto en el aspecto técnico como en los e c o n ó m i c o s y políticos.

E. G.: Se puede empezar por la cúspide de las tareas, p a r a no entrar en detalles sobre la técnica de p r o g r a m a c i ó n que ya es conocida. Esta requiere las siguientes e t a p a s : diagnóstico, análisis del diagnóstico y prognosis — l a d e -terminación de objetivos y los cursos de acción n e c e s a -r i o s — y formulación del plan de inversiones. A s i m p l e título de e jemplo , podemos indicar que el d iagnóst i co n o s ha llevado un t iempo extraordinario por el mero h e c h o de que la información n o estaba ordenada d e n t r o d e l sector c o m o para poder ser utilizada para el p l a n e a m i e n -to. Pienso que, más que las técnicas propias del p l a n e a -miento , lo que puede interesar en general es c o n o c e r a grandes rasgos los elementos de juicio que se t o m a r o n e n cuenta para realizar el Plan Sectorial. El p l a n e a m i e n t o requiere un conjunto de variables técnicas, e c o n ó m i c a s , sociales y políticas.

Retomando un p o c o la idea del Dr . Sábato, que h a b l a de un triángulo de estrategia, pienso que en este c a s o podríamos definir el esquema por un tetraedro. S o b r e un plano, determinado p o r la demanda, aparece un t r i á n -gulo de necesidades esenciales del país. Uno de los p u n t o s representaría la necesidad de la población de d i s p o n e r d e un mejor servicio de infraestructura e c o n ó m i c o - s o c i a l , c o m o es el caso de los servicios de comunicaciones. E s t o s son, a grandes rasgos, el servicio postal y los s e r v i c i o s de telecomunicaciones —fundamentalmente el t e l é g r a f o , el te lé fono, el télex y la transmisión de datos. Para t r a t a r de satisfacer estas necesidades, se dispone de los d i v e r s o s programas que determinan los crecimientos relativos m á s convenientes (ya sea desde el punto de vista de l a u t i -lización de recursos escasos c o m o de la satisfacción d e I a

demanda) de los diversos servicios. O t r o punto d e l t r i -ángulo está l igado al sector productivo. La i n d u s t r i a d e telecomunicaciones nacional, sobre todo la que está l i g a d a a la demanda del sector público, necesita se p r o g r a m e n los campos o la demanda a ella dirigida. Esto es p a r t i c u -larmente cierto para la industria telefónica que e n 19<S "7 estaba trabajando aproximadamente a sólo un 2 0 % c j e

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SU capacidad. Se planeó satisfacer este requerimiento tra-t a n d o de llevar la estructura de producción primero a S u s dimensiones de producción óptima por medio de con-t r a t o s de plazo conveniente (5 años, con revisión al ter-c e r año ) <,ue son posibles gracias a la existencia del Plan Sectori - í l tí«» Desarrollo. Este hecho tiene como respuesta u n a disminución de los precios, pues puede decirse que l a fundón precios es aproximadamente la inversa de la f u n c i ó n de producción referida a la utilización de la ca-p a c i d a d hasta alcanzar el costo óptimo. Con esta acción s e consiguen dos objetivos: utilizar en toda su capacidad l a industria nacional y financiar en parte el Plan Telefó-n i c o por medio de la'reducción de precios resultante. Es l ó g i c o eme este aumento de la producción incremente t a n t o la demanda de mano de obra como los insumos, por l o cual resulta, a nivel interno, un gran impacto social y económico. Por otro lado, el hecho de desarrollar la industr ia nacional nos da la posibilidad de ir sustituyendo importaciones y —si se mantienen las condiciones de la d e m a n d a hasta lograr prácticamente que la Nación tenga u n a estructura de producción industrial de telecomuni-c a c i o n e s bastante acorde con la necesidad del país y com-p a r a b l e a la del resto del mundo— se podrá expandir el m e r c a d o hacia el sector externo. El tercer punto lo de-terminan la necesidad de investigación técnica y cientí-f i c a . Este es un hecho irreversible que proviene de un m e c a n i s m o real, que es el siguiente: la demanda de infra-estructura requiere ser satisfecha por un fuerte plan de inversiones, el cual a su vez genera la expansión del s e c t o r productivo. Este oferta bienes y partes al sector serv i c i os y a su vez demanda al exterior insumos y gene-ra lmente tecnologías, siendo la influencia de estas últimas m u y fuerte para la industria electrónica en general. Por l o tanto surge una fuerte demanda de tecnología como requ is i to indirecto de la expansión de la oferta de ser-v i c i o . Esto crea la posibilidad real de satisfacerla, en f o r m a eficiente, por tecnología e investigación produ-c i d a s en el país. Surge así naturalmente la necesidad de d i s p o n e r de un organismo nacional que produzca inves-t i g a c i ó n , que resuelva las necesidades tanto de la pres-t a c i ó n de servicios como de la producción. De este modo s e cierra el triángulo de necesidades en el que cada hecho representa un flujo de demanda y oferta, en ambos sen-t i d o s , entre los servicios, la producción y la investigación. T o d o esto es una visión muy global del campo sobre el c u a l se diseñó el plan de desarrollo sectorial (1970-1974) e n l o referente a satisfacción de necesidades. Fuera de e s t e plan de necesidades existe un punto determinado p o r el poder político, quien debe tomar las decisiones necesarias para que el esquema antes indicado esté coor-d i n a d o y funcione dentro de un marco de racionalidad. E s en esta área donde se toman decisiones que sobrepa-s a n el nivel de lo técnico o económico y donde se opera o ¡actúa sobre parámetros ligados a la soberanía nacional. H a s t a aquí lo que podríamos llamar el nivel o las con-d i c i o n e s generales del desarrollo del sector. La presen-t a c i ó n por temas va ligada a cada uno de los servicios. Corresponde hacer una especie de corto diagnóstico de c a d a uno de los mismos para que se tenga conocimiento d e su evolucion. Creo que sería interesante empezar por l o s servicios más antiguos, el servicio público postal y e l servicio público telegráfico. A principios del 67 el ser-v i c i o postal funcionaba con bastante ineficiencia. La de-c o r a media en el área del Gran Buenos Aires, que es d o n d e se genera aproximadamente el 60 % del tráfico

4f2

total del país, era del orden de 72 horas. Esto configura un diagnóstico de grave déficit de servicio, sobre todo porque el área en estudio, única en la que se habían hecho mediciones confiables, es pequeña geográficamente y dispone de fuerte infraestructura. En el sector telegrá-fico pasaba algo parecido. La demora del servicio tele-gráfico era muy grande, de 24 horas promedio, muy por encima de las demoras aceptadas internacionalmente. También existía una infraestructura prácticamente ins-talada de equipos, como era el caso de la centra! de conmutación automática de radio-comunicaciones, que no había sido utilizada. Como ustedes ven, el diagnóstico de-jaba mucho que desear. Algo que puede resultar intere-sante es el hecho cíe que las demandas postal y telefónica están directamente ligadas a la calidad de la oferta. Como esta última, a los fines prácticos, puede considerarse infi-nita, ya que es posible prácticamente poner una carta o telegrama en cualquier parte del país, la demanda se en-contraría, desde el punto de vista teórico, frente a un caso ideal, donde sus fluctuaciones sólo dependerían de las reales explicitaciones de las necesidades de la pobla-ción. Estas fluctuaciones dependen por supuesto de di-versas variables, como el ingreso "per cápita", etc., pero fundamentalmente están ligadas a la calidad del servicio, cuyos parámetros esenciales son, la celeridad o velocidad, la seguridad y la regularidad. Esto se compulsa en el hecho de que la función demanda postal y telegráfica, per cápita, es decreciente desde 1960, la demanda de cartas certificadas y expreso y de telegramas colacionados es creciente o, en el peor de los casos estable. Observen ustedes qué diferente comportamiento tienen el consumo postal y telegráfico respecto de otros servicios como son agua, energía eléctrica, gas, etc., donde la medida de la demanda se realiza directamente por el número de uni-dades de cada elemento consumido, metros cúbicos de agua por habitante, por ejemplo, sin tener fundamental-mente en cuenta la calidad de la distribución de ese bien o servicio. En cambio, para el sector comunicaciones, es imposible analizar la función demanda si no se explícita su calidad, representada por la seguridad, celeridad, cui-dado en el tratamiento y manipuleo de ciertas imposi-ciones, grados de servicio, etc. En este sentido, pienso que estos servicios se parecen más a los de transporte y educación.

EL PLAN EN EL SECTOR TELEFONICO

En el sector telefónico la demanda insatisfecha era a principios de 1967 del orden del parque de líneas exis-tentes. Es decir: en ese momento teníamos alrededor de 1.200.000 líneas en todo el país y la demanda insatisfe-cha registrada, que es la que aparece cuando se produce la solicitud de abono, era de aproximadamente 466.000 líneas, a la cual debemos sumar la demanda insatisfecha no registrada, lo que da un déficit de aproximadamente un millón de líneas. El déficit físico en la oferta del ser-vicio era excepcional. Por otro lado, existen también en el servicio telefónico elementos parecidos de análisis de la oferta referidos a la calidad del mismo, tales como el grado de servicio (en los servicios urbanos fundamental-mente) y la demora y seguridad (en el servicio interur-bano). Todos estos indicadores no eran lo suficientemen-te satisfactorios tanto en ENTel como en las empresas

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CORRELACION INTERNACIONAL ENTRE LA DENSIDAD TELEFONICA Y EL INGRR-SO "PER CAPlTÁ"

Densidad Telefónica en telefonei c/lOO tai.

/ /

/ / > - <i,000343 x

fagres» par habit. VfS por hábil.

400

Gráfico 1.

ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS

N« DE LINEAS DEL PLAN DE OBRAS (EN MILES)

20 AÑOS

Gráfico 2.

privadas que prestaban servicio público telefónico. Con respecto al servicio télex la demanda insatisfecha era tam-bién muy grande. En 1966 se habían instalado servicios para aproximadamente 1.200 abonados y se consideraba que la demanda real sería de 3 ó 4 veces mayor a esa cantidad. Es decir: se piensa que la demanda insatisfecha de ese servicio es enorme. Con respecto a los servicios de transmisión de datos — a u n q u e en esa fecha recién se experimentaba— es de suponer que si se siguen las pau-tas mundiales la demanda será excepcional.

Bueno, estimo que este diagnóstico resumido da una idea bastante clara del estado de los servicios a principios de 1967. Para resolver los déficit indicados se encaró la ejecución del Plan Sectorial y el Plan de Desarrollo de ENTe l fue el primero en aplicarlo. Desde el punto de vis-ta del planeamiento, el plan de ENTel representa el pri-mer intento de aplicación de un método científico para determinar el crecimiento de la empresa. En el modelo que se utilizó, que trata de satisfacer las necesidades del servicio telefónico en un plazo razonable, las principales condiciones fueron: máxima utilización de la industria nacional, sin producir sobredimensionamíentos transito-rios, promoción de la investigación nacional; incremento conveniente de la productividad de los factores. El mo -delo, a grandes rasgos, se basa en la determinación del déficit de la oferta a través de una correlación inter-nacional inferida al número de teléfonos cada 100 habi-tantes en función del ingreso por habitantes (gráfico 1 ) . Una vez que determinamos los datos mencionados se establecieron una serie de objetivos a llenar por el plan. Estos objetivos eran los siguientes: c o m o surgía una fuer-te demanda insatisfecha y los planteles de la empresa no eran demasiado viejos ni tampoco demasiado obsoletos, tomamos ta decisión de aumentar fuertemente la oferta de servicio inicialmente, manteniendo la de la inversión de reposición de la empresa durante un per íodo conve-niente a un ritmo más o menos lento. C o m o se ve en el gráfico 2, el crecimiento de la oferta de infraestructura en los primeros cinco años es muy fuerte mientras que la inversión de reposición en esos años es bastante débil. A partir del punto en que consideramos que la oferta de servicio toma un nivel conveniente, se sostiene el ritmo de crecimiento de la inversión de reposición y se mantiene el nivel de la inversión total hasta que, apro-ximadamente a los quince años, se crece en función de incremento de demanda de origen vegetativo. Este es-quema de objetivos satisface las restricciones impuestas porque c o m o puede observarse la demanda total al sector productivo no tiene altibajos, es creciente y sostenida, lo que lleva implícito la demanda de tecnología nacional, dado el volumen de la inversión, y por ende una directa protección al balance de pagos por sustitución de im-portación de bienes y tecnología.

Con este modelo esquemático de crecimiento se generó un modelo operacional simple donde se incluyó la con-dición de aumento de la productividad. Se obtuvo así el número de líneas a instalar por año, ya sea c o m o repo-sición o c o m o oferta neta. El modelo se aplicó en forma iterativa, hasta que se obtuvieron resultados que se con-sideraron convenientes. El problema más interesante fue el de encontrar un equilibrio entre la velocidad de in-versión, la disponibilidad de recursos y la capacidad industrial. Nuestro ob jet ivo era lograr que la industria nacional llegase en el menor tiempo posible a utilizar totalmente su capacidad instalada pues contábamos con

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Concluyendo la antena de Balcarce.

la disminución de precios resultante como medio de fi-nanciar en parte la expansión. Así fue c omo para dar

. cumplimiento al plan se concretaron los contratos con las firmas Standard Electric y Siemens Argentina, por un período de cinco años, lo que dio como resultado una disminución de precios del 17 % a la firma de las mismas y de 35 % en la actualidad. Con esto se ha alcanzado aproximadamente la disminución óptima.

C.N.: ¿El material es producido acá?

E. G.: Sí, el material es producido acá. En realidad los contratos preveían sólo un 25 % en valor de parte im-portada al comienzo del plan. Pero al final del período el porcentaje baja a alrededor del 17 % . Hay ciertos com-ponentes o insumos que no puede disminuirse, salvo que se modif ique la producción nacional de los mismos, como es el caso del cobre para hacer cables, y otros elementos sumamente delicados que posiblemente no resulte conve-niente intentar su fabricación en el país.

C. N.: Estos valores del 25 % al comienzo, y el 17 % al final ¿incluyen también los gastos por compra de patentes, know liow, etc.?

E. G.: Sí, los incluye. El porcentaje está referido al total de contenido en divisas de las compras de equipos pro-ducidos en el país.

El hecho de existir una demanda sostenida para un plazo mediano ha creado una verdadera euforia entre los

proveedores de ENTel, de manera tal que se producen apreciables disminuciones de precios, aún en empresas de menor dimensión que las dos antes citadas. El resultado del plan supone, en definitiva, una serie de inversiones anuales que podemos asimilar muy aproximadamente al número de líneas a instalarse por año. Estos valores son: 51.400 líneas en 1968, cifra que fue superada, ya que se instalaron 55.830; 80.000 en 1969, meta que se amplió puesto que se llegó a 81.200 líneas. Para 1970 están previstas 110.000 líneas, otras 140.000 para el año 1972, y a partir de ese año la instalación de 160.000 líneas, siguiendo la función que se observa en el gráfico 1. El año cero del plan es 1968.

Para que se tenga una idea del esfuerzo que para ENTel significan las cifras que he citado, les diré que en los años 1966 y 1967 se instalaron aproximadamente 20.000 líneas en cada uno. Un hecho realmente desta-cable del plan de desarrollo de la empresa lo constituye la puesta en funcionamiento de la Estación Terrena Ar-gentina de Comunicaciones por Satélite, ya que la misma permite que la Nación pueda realizar por sí misma y exclusivamente el servicio público internacional de tele-comunicaciones, el cual ha sido prestado hasta la actua-lidad por las empresas ITT , "Western Telegraph, Italcable y Transradio (las tres primeras de origen extranjero). Esas cuatro empresas prestaban prácticamente la tota-lidad de los servicios internacionales, salvo aquellos fron-terizos, como por ejemplo el tráfico telefónico con el Uruguay, que se cursaba a través de ENTel. Pero el resto

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del tráfico internacional era cursado por estas empresas. Por medio del decreto N ° 6 3 4 1 / 6 9 se modif ica este es-tado de cosas y se fi ja la política nacional al respecto: los servicios internacionales serán prestados por la Nación. La oportunidad de esta acción surge, entre otros motivos , por el profundo cambio tecnológico que significa el nuevo sistema. Es decir, entra a funcionar en el país un sistema de prestación de servicios internacionales que no existía antes. La adopción de este m o d o de comunicaciones por satélite es en realidad un cambio tecnológico excepcional en el país. Piensen que desde el punto de vista de las telecomunicaciones es el más grande paso que d i o la Nación en todos los tiempos. La seguridad, la rapidez y la regularidad que tiene una comunicación telefónica vía satélite, es decir, su confiabilidad, es del orden del 99,8 % , mientras que la de las comunicaciones telefóni-cas internacionales por los métodos tradicionales es muy inferior debido a las variables condiciones de la propa-gación de las frecuencias necesarias, etc. Estos bechos Indican que nuestro país entra por la puerta grande en el mercado mundial de las telecomunicaciones interna-cionales, ya que utiliza el medio ópt imo de transporte de información.

Respecto a la Estación de Balcarce no me quiero ex-tender en demasía puesto que este tema ha sido rei-teradamente tratado por expertos de E N T e l en diversas publicaciones y no quiero redundar. L o que sí resulta in-teresante hacer es resaltar que es un muy buen negocio para la Nación. Los ingresos superan fuertemente a los gastos, lo que origina una alta rentabilidad.

C. N.: ¿Incluidos los servicios revendidos a compañías privadas?

E. G.: ENTel cuenta con una infraestructura técnica y operativa que le permite brindar por ella misma la tota-lidad de los servicios. Sólo extiende sus servicios inter-nacionales, para posibilitar el servicio telegráfico inter-nacional (telegramas internacionales), a la Secretaría de Estado de Comunicaciones. Es más, a partir del 1? de oc-tubre de este año, todos los servicios internacionales se cursarán por la Estación Terrena, sin revender o alquilar canales de la misma ninguna compañía privada.

C.N.: ¿Son altos los gastos por el alquiler de canales de satélite?

E. G.: Depende del número de canales que se usen. Pero para dar una idea de la rentabilidad, se puede suponer que en tres años se amortiza la inversión, que es del orden de 2.800 millones de pesos moneda nacional. Para dar un valor aproximado, en el satélite Intelsat I I I (ac-tual) el costo de alquiler por circuito telefónico es de 20.000 dólares por año y la estación cuenta con 5 8 ca-nales telefónicos en servicio en la actualidad.

C.N.: ¿Quiénes son los propietarios del satélite?

E. G.: Un organismo internacional l lamado I N T E L S A T , donde cada país interviene con un aporte de capital pro-porcional a su tráfico internacional. En nuestro caso es el 1,5 96, lo que significa un aporte de 3 millones de dólares norteamericanos. El gobierno de esta sociedad internacional está a cargo de 18 países, entre los cuales está la Argentina. La gerencia la ejerce C O M S A T que, por ley del Congreso norteamericano, está autorizada

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M O D E L O FACTIBLE

N c c c s i d . N» de P lan de Ganan- Itennya- UestiIS, Disponlb. plan de P r t s - Amort i - mtere-llncas obras cía ción p/iinca propia obras (8-7) tamos ración sea

A B o miles miles miles miles miles mil. mili. mil. mili. mil. mili. mil. mili. mil. mili, mil m i l i

Deuda aciirnu- Gasto

latía corr, mil. mil i. mil. mil i .

Gnsto Exce - N'9 de Lfneai caplt. dcntes habit. c/10»

mil. mil i. mi l . mil i, mites hablt.

0 ( 6 8 ) 1.140 51.4 33,6 15 14,3 16,0 16,0 - - - - — 26,8 16,0 23.031 4,98 t 1.173 80,0 64,0 15 15,2 17,7 22,4 - 4 , 7 5,4 - 0,35 5,4 27,4 22 ,8 — 23.378 5,02 1 1.237 110,0 88.0 20 16,3 20,5 27,5 - 7 , 0 7,8 - 0,86 13,2 28 ,3 28 ,4 — 23.706 5413 3 1.326 140,0 112,0 25 17,9 24,1 35,0 - 10,9 13,4 0,68 1,68 25,9 29,5 37,4 _ 24.050 5,62 4 1.433 160,0 128,0 30 19,3 28,9 40,0 - 11,1 14,0 1,65 2,49 38,3 30,8 44.1 24.392 5,94 S 1.568 100,0 128,0 30 20.5 33,4 40,0 - 6 , 8 12,8 3 ,32 3.10 47 ,8 32.1 40 ,4 24.745 6.36 e 1.694 lfiO.O 128,0 30 21,5 37,8 40,0 - 2 , 2 11,0 5,08 3,49 53,7 33,4 48 ,5 25.091 0,7 T 1.822 160,0 128,0 30 22,4 42,3 40,0 2,3 7 ,9 6 ,68 3,56 54,8 34 ,6 50,2 _ 25.445 7,2 8 1.950 160,0 128,0 30 23,2 46 ,8 40,0 6,8 4,5 8,05 3,33 51 ,3 35 ,9 51,4 25.796 7.8 9 2.078 160,0 128,0 30 23.9 51,2 40,0 11,2 - 9,03 2,74 42 ,2 37 ,a 52 ,1 26 .144 7,9

10 2.206 160,0 128,0 30 24,5 55,7 40,0 15,7 9,59 2 ,12 32,6 38 ,5 52 ,0 3,2 26.500 8,36

Préstamos:

I.: 6 , 5 % . T , : 8 años. 2 de gracia.

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además a representar a dicho país, aunque es una empresa de capital privado norteamericano ligado a las telecomunicaciones.

C.N.: ¿Están dentro de INTELSAT y de C O M S A T las cuatro empresas que prestan, hasta hoy, servicios en nues-tro país?

E. G.: No en INTELSAT, dado que es un organismo formado exclusivamente por representantes de naciones. En C O M S A T sí hasta hace aproximadamente un año, en que ITT Comunicaciones Mundiales tenía un paquete accionario que, según informaciones que dispongo, ha sido totalmente vendido.

C. ¡V.: Pero en definitiva, dada su participación en C O M -SAT, que es la gerencia del organismo internacional, no pierden el control total.

E. G.: Sí, pierden el control en el país y en I N T E L S A T ; ninguna de las cuatro empresas que he indicado está 'ac-tualmente representada. A mi juicio, con las medidas to-madas, la Nación mantiene total independencia y control sobre sus servicios de telecomunicaciones internacionales, aun cuando algunas empresas sean corresponsales nues-tras, o posean algunas estaciones dispersas por el mundo .

LOS SERVICIOS DE TELEGRAFO, TELEX Y TRANSMISION DE DATOS

E. G.: En lo que respecta al servicio télex, que también presta ENTel , podríamos decir que el Plan preve un fuerte incremento del mismo. La tasa de crecimiento de este servicio es muy fuerte. Para dar una idea de su evolución veamos las siguientes cifras: en 1966 había 1.227 abonados; en 1969 tenemos 2.037 abonados y el Plan preve disponer de 7.720 abonados para 1974. Co-mo pueden observar la función de crecimiento del servi-cio télex es mucho más fuerte que el resto de los servicios. Este es un fenómeno mundial. En todo el mundo el servicio telegráfico ha estacionado su crecimiento o tiene una tasa baja, por otra parte el servicio telefónico tie-ne una tasa de crecimiento más fuerte que el telegráfico, pero el télex tiene una tasa superior aún al del servicio telefónico. Otro servicio que también presta ENTe l , es la transmisión de datos. Aunque recién comienza en nues-tro país, se preve un uso muy importante del mismo. En los países más desarrollados su expansión se puede cali-ficar de extraordinaria.

Podemos ver brevemente el Plan de Servicios Tele-gráficos. Este servicio, como dije al comienzo, disponía, además de la red alámbrica y postal, de una infraestruc-tura bastante moderna para el momento en que fue dise-ñada y era conocida como el Plan Radioeléctrico. Este plan preveía la conmutación automática del servicio radio-eléctrico, telegráfico y telefónico entre diversos puntos del país, mediante una central de conmutación automá-tica instalada en Buenos Aires. Esta central se interco-necta a su vez con las centrales automáticas telegráficas de Capital Federal y suburbios. Ahora bien, observen ustedes que, si bien esta central se terminó alrededor del año 1962, sólo se puso en operación efectiva a mediados del año 1967. Este hecho adquiere relevancia puesto que el Plan Radioeléctrico para cumplir su ob jet ivo con efi-

siglo veintiuno editores sa SUCURSAL PAnA ARO EHTIHA INDEPENDENCIA 820 T . E . 2 7 - B 8 4 0 S U E Ñ O S A I R E S

NOVEDADES Foucault, M.

Faucault, M.

Kalilcr, E.

Labastída, J.

Rassi, A. Berrán, P. A-, y Sweery, P. M.

Fromm, E.; Mareo-so, H.,- Gorz, A; Harowiti, I. L., y Flores Olea, V.

Pardinas, F.

Marfner, G.

Kuntzman, J.

Malmberg, B.

Tribunal Russel

Brion, A., y Ey, H.

Djian, J.

Elsasser, W . M.

Georgo, W.

Ondaria, R. V.

Parin, V. V., y Bctyeski, R. M.

Tinbergen, N.

Trajtonbrot, B. A.

Varios autores

Frankel, E.

Lwoff, A.

Whifrow, E.

Wiener, N.

tange, O.

Pinget, J.

EL NACIMIENTO DE LA CLINICA $ IQ.ECr LAS PALABRAS Y LAS COS*.S 15,00 LA DESINTEGRACION OB LA FORMA EN LAS ARTES 11,25 PRODUCCION, CIENCIA Y SOCIEDAD.-DE DESCARTES A MARX 8,55 LENGUA JE Y S IGNIF ICADO 7,25 EL CAPITAL MONOPOLISTA 9,45

LA SOCIEDAD INDUSTRIAL CONTEMPORANEA 8,00

METODOLOGIA Y TECNICAS DE INVESTIGACION EN CIENCIAS SOCIALES 10,00 PLANIF ICACION Y PRESUPUESTO POR PROGRAMAS 38,00 ¿ADONDE VA LA MATEMATICA? 7,90

LOS NUEVOS CAMINOS DE LA LINGÜISTICA 13,00 SES IONES DE ESTOCOLMO Y ROSKILDE 13,00 PSIQUIATRIA ANIMAL 39,60 LA MEDICINA CONTEMPORANEA ATOMO Y ORGAN I SMO 7,20 GENETICA ELEMENTAL 10,15 B IOLOGIA MODERNA 20,95 INTRODUCCION A LA CIBERNETICA ' Y A LA COMPUTACION MEDICAS 25,60 EL ESTUDIO DEL INSTINTO 16,60 INTRODUCCION A LA TEORIA MATEMATICA DE LAS COMPUTADORAS Y DE LA PROGRAMACION 6,50 EL CONCEPTO DE INFORMACION EN LA CIENCIA CONTEMPORANEA 15,25 DNA, EL PROCESO DE LA VIDA 2,20 EL ORDEN B IOLOGICO 1,60 EINSTEIN, EL HOMBRE Y SU OBRA 2,80 DIOS Y GOLEM, S. A. 1,60 INTRODUCCION A LA ECONOMIA CIBERNETICA 11,40 B IOLOGIA Y CONOCIMIENTO 14,56

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La antena lista para su uso.

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cacia requiere, en forma imprescindible, de la central automática. Cuando no se usaba la central, los telegramas debían ser transmitidos del punto de origen al Correo Central, allí se formaba una cola de espera para ser re-transmitidos a destino, lo que producía demora de horas, En la actualidad, ese t iempo se reduce a algunos segundos,

En cuanto al crecimiento futuro, el Plan Sectorial pre-ve una tasa suave de crecimiento del servicio telegráfico, sin inversiones demasiado fuertes en infraestructuras, ya que, como veremos en seguida, se continuará con la aplicación del Plan de Integración de Redes e Infraes-tructura, del Sector, con el cual queda transferida a ENTel la responsabilidad de proveer facilidades telegrá-ficas en su red.

C. N.: ¿Dónele está el Centro de conmutación automática?

E. G.: En el edificio del Correo Central. La configu-ración de la red telegráfica determinó que se localizara en la Capital Federal. Ya que se vuelve al tema del Plan Radioeléctrico, cabe hacer un comentario sobre el tiempo que tardó en ejecutarse. El proyecto, hace 20 años, cuan-do fue concebido, significaba un verdadero paso adelante en progreso tecnológico. H o y en día, a pocos años de funcionar bien implementado puede considerarse obsoleto aun cuando preste, por supuesto, un servicio muy bueno. ¿No es un ejemplo de antología de lo que podríamos llamar gestión ineficiente?

Volviendo al Plan Sectorial, el mismo preve la mo-dernización de la red. Un ejemplo de dicho proyecto es la paulatina sustitución de los viejos manipuladores Morse, por teleimpresores, etc. El proyecto que debe des-tacarse es el del Servicio Telegráfico Internacional. Me-diante el mismo, será posible producir íntegramente por la Secretaría de Estado de Comunicaciones el servicio telegráfico internacional antes de que finalice este año. A tal efecto se ha realizado una importante obra de equipamiento en la Secretaría, poniéndose a disposición del usuario los más modernos métodos para prestar al servicio con la mayor eficacia. D e esta manera, la Es-tación Terrena de Balcarce logrará, al finalizar el año, la rentabilidad prevista en su evaluación, dado que el tráfico internacional que se genera o genere en la Secretaría, será cursado en su mayoría por dicha estación.

También dentro del área de las telecomunicaciones de-ben indicarse dos proyectos esenciales: el primero lo acabamos de mencionar y se refiere a la integración de las redes de telecomunicaciones. Resulta muy común que diversos entes del sector público dispongan, o tiendan a disponer de redes propias de telecomunicaciones. N o es raro encontrar en los grandes troncales de nuestro país, sobre todo aquellas que son paralelas a redes ferro-viarias, multitud de palizadas o sistemas de telecomuni-caciones superpuestos. Para dar un ejemplo, hasta hace pocos años, en la ruta a Mar del Plata estaban super-puestos ramales de la Secretaría de Comunicaciones, de ENTel , del telégrafo de la Provincia de Buenos Aires, del telégrafo del Ferrocarril Roca, del telégrafo de las fuerzas de seguridad, etc. C o m o pueden imaginarse esta quintu-plicación de inversiones tiene un costo enorme de inver-sión y de explotación, y además impide una coordinación racional entre las redes o recursos disponibles. Por lo tanto se ha encarado encauzar en un plan de plazo con-veniente integrar la mayor cantidad posible de redes del sector público en la Empresa Nacional de Telecomunica-

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Centro Telegráfico Internacional en Balcance. Cortesía del Departamento de Relaciones Públicas de la Secretaria de Com unicacio n es.

eiones. Este plan, además de producir la economía de escala propia de la fusión de entes de menor dimensión que E N T e l misma, permitirá una gestión más racional de la red resultante y también, fundamentalmente, permitirá planificar el crecimiento del conjunto c o n mayor preci-sión, l o cual asegura gran economía en el uso futuro de los recursos.

Para que se tenga una idea d e las dimensiones rela-tivas, diremos que las redes troncales de ENTe l disponen por lo general de sistemas de alta confiabilidad (coaxiles, microondas) con capacidad de 6 0 0 a 960 canales telefó-nicos. Cada canal telefónico admite, con inversiones que podemos considerar marginales, 24 canales telegráficos. C o m o se ve , con costos mínimos, la tecnología utilizada por E N T e l permite ofertar enorme cantidad de facilidades, de ser necesarias, para la red telegráfica. Este plan se está cumpliendo a pasos acelerados. Para dar un p o c o el ejem-plo, la Nación está transfiriendo la red telegráfica de la Secretaría de Comunicaciones a E N T e l , de tal forma que ya se ha efectivizado la integración en la empresa de 1056 k m d e palizada de la red telegráfica nacional, lo que equivale a 11 .963 km de circuito. Se espera que para 1975 se haya produc ido la integración total de la red de la Secretaría. Esta es justamente una manera de impedir la superposición irracional de esfuerzos. D e b e tenerse en cuenta que cuando las inversiones se pueden decidir cubriendo la sustitución relativa de servicios dentro de la misma empresa, se asegura una ópt ima asignación de recursos.

Desde el punto de vista de los costo-, de exploración, la sustitución de los viejos ramales de palizadas y la posi-bilidad de encauzar el tráfico por l.i rui.i óptima, hará que los mismos resulten muy inferióles a los co- ios con-juntos actuales. Esto se verá prácticamente en la Secretaría de Comunicaciones, donde además de no realizarse más inversiones para la red telegráfica — u n a vez producida la integración total— se reducirán apicciab'emenic lo-, gas-tos de mantenimiento.

El otro proyecto de gran envergad: in, l ib ido esencial-mente a la integración nacional y de gran importancia social, es el del Plan de Telecomunicaciones Rurales. Po-demos considerar este Plan c o m o la prolongación tentacu-lar de la red de troncales de teleconuiiiH-Acio'K-s dr alta capacidad hasta alcanzar poblados aislados en todo el terri-torio nacional. Mediante su aplicai ión será posible comu-nicar a todos los habitantes del p.t's eniiv sí o con el exterior, cumpliendo con los requisnos interiuicionalcs de calidad, es decir, con las normas de la U-.ión Intciri.iLÍonnl de Telecomunicaciones. Esto será pasible mediante un sistema de equipos radioeléctricos de al t i frecuencia y de muy alta frecuencia, que tendrán a a v » o a centros de in-terconexión con la red de ENTel Para algunos casos, se prevé incluso el discado automático paia el servicio rural. Un hecho importante ligado al sector industrial, es que se considera que los equipos de abonado podrán ser total-mente producidos en el país, con l o que se crea un mer-cado de excepcional dimensión para equipos radioeléctri-cos de reducida capacidad, de industria nacional.

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Centro postal Puerto de Buenos Aires. Cortesía del Depart. de Relaciones Públicas de la Secretaría de Comunicaciones.

LOS SERVICIOS POSTALES

Para finalizar, nos restaría describir los proyectos pos-tales. Estos proyectos están dirigidos a la modernización y agilitación de al red postal. Van a ser efectivizados a través de la creación de centros postales, de los cuales uno se está construyendo en estos momentos en la zona del puerto de Buenos Aires, es el Centro Postal Puerto Buenos Aires. Están también los proyectos de los centros postales I y I I del área metropolitana, de los cuales el primero representa el cambio tecnológico más espectacular en la producción de servicio postal en el país: incluye la instalación de un equipo de clasificación semiautomática del que disponen pocos países en el mundo ; actualmente nos hallamos respecto de este proyecto en la etapa de licitación de obras.

Otros proyectos de interés, son los correspondientes a los centros de procesamiento postal de las cabeceras tron-cales ferroviarias. Resulta interesante también citar el Pro-grama de Edif icios, dado que la Secretaría tiene instaladas en este momento alrededor de 1660 oficinas, de las cuales sólo 365 están en edif ic io propio . Este déficit da origen a un programa a largo plazo. En lo que respecta a la crea-ción de puestos de trabajo, se estima que el Plan Sectorial producirá un incremento del orden de los 12 .000 , inclu-yendo en esta apreciación al sector industrial. A l respecto, en la Oficina Sectorial de Desarrollo de Comunicaciones, se está realizando un Plan de Desarrollo de las Relaciones Humanas del Sector, que se ha iniciado con el análisis de estos recursos en la Secretaría, l o que asegura a corto plazo un Plan de Capacitación que se funda en los mejores elementos de juicio objet ivo . En estos momentos se están procesando alrededor de 150.000 tarjetas de Censo de Personal, y se inicia la evaluación de tareas.

El mismo incluye la instalación de un equipo de clasi-ficación semiautomática del cual disponen pocos países en el mundo. En la actualidad nos encontramos en la etapa de licitación de obras.

Bueno, creo que hemos completado la visión sectorial,

matizada con su repercusión en el sector industrial. Para completar el análisis "tr iangular" que reproducimos al principio, debería referirme a la investigación. Sin em-bargo el tema es lo suficientemente importante y complejo c o m o para requerir de una explicación tan larga c o m o la que hicimos hasta aquí y entiendo que sería razonable que lo hiciéramos en otra oportunidad, cuando ustedes lo con-sideren conveniente.

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- 7 — - - 1' • . . • • • . I , .•!•• . J U J I i l J i i p i p i ^

Giovanni Mosca

Viva la presión atmosférica

Notable humorista que ocupa un lu-gar de primer orden en la vida lite-raria de Italia. De su actividad per-manente y destacada podemos señalar que en 1936 culaboraba en el diario humorístico "Marc'Aurelio", de Roma, junto con Vittorio Metz. En 1937 ocu-pó la dirección de la revista "Bertol-do" , donde aparecieron también sus dibujos.

Adquirió gran popularidad en la clase media italiana, la que considera-ba sus escritos y dibujos como una nueva forma de humorismo.

De su producción se pueden desta-car algunos libros como "Questi nos-tri figü", "Non é ver che sia la mor-te", " I ricordi di scuola". Fue director de la difundida revista "Corriere dei Piccoli", especialmente dedicados a los niños.

Una muestra del fino humorismo de Giovanni Mosca, es la página que pu-blicamos.

¿ Y qué es, hijo mío, este libro ele física sin la narración de Arquíme-des saliendo desnudo a la calle a los gritos de: ¡Eureka! ¡Eureka!; sin la viñeta representando a Benja-mín Franklin que, seguido por an-cianos y graves caballeros corre bajo la tormenta, teniendo el hilo de una magnífica cometa; sin la escena de la experiencia de los hemisferios de Magdeburgo llevada a cabo por el señor Otto de Guericke ante la au-gusta presencia del emperador Fer-dinando I I I ? ¿Por qué estudias este libro tan rico en números y tan po-bre en fantasía? Mira el mío, el que yo usé para mis estudios, con este maravilloso globo aerostático histo-riado que se eleva triunfalmente por los aires mientras la población deli-rante agita pañuelos y galeras. Te dan ganas de reír, ya lo sé. Somos di-ferentes, estamos lejos uno del otro. Y o vengo de un mundo encantado, donde locomotoras con altísimas chi-meneas surgen silbando de la negra boca de un túnel. O echando blan-cas nubes de humo corren junto a las orillas de un lago, en el que na-vegan majestuosamente buques a pa-letas cuyos pasajeros, descubriéndose con urbanidad, contestan el saludo de los que viajan en el tren. Y todo esto mientras en la parte superior del mismo grabado los tripulantes de un globo devuelven a su vez el sa-ludo de respetuosos pasajeros aso-mados a las ventanillas del funicular, que une audazmente la base a la cima del monte horadado por el tú-nel. En la página siguiente otra mon-taña, en cuya cumbre un caballero barbudo de galera y levita clava una bandera gritando ¡Excelsior!, mientras dos violentos chorros en forma de arco le brotan de los oídos a causa de la disminuida presión at-mosférica.

Eran otros tiempos, hijo mío, cuando se respetaban las variaciones de la presión atmosférica, y era sufi-ciente sobrepasar los tres mil me-tros para que la sangre, rompiendo los tímpanos, brotara de los oídos. H o y , ¿quién tiene en cuenta todo ésto? ¿Quién toma en serio la den-sidad del aire? ¿ A quién le brota sangre arriba de los tres mil metros? Viejas damas pasean sin la más míni-ma molestia por las más altas cimas de los Alpes, beneficiando su salud con la rarefacción; las salas de espera de los aeródromos están alegremente concurridas por niños afectados por tos convulsa a la espera de volar a más de cinco mil metros. Y o vengo de un mundo encantado donde el se-ñor Guericke, después de habel puesto cuidadosamente en contacto dos hemisferios de cobre y produci-do el vacío neumático en la esfera así formada, enganchó ocho caballos a cada una de las mitades e invitó al emperador Eerdinando I I I , que es-taba de paso por Magdeburgo, a pre-senciar los esfuerzos que los nobles brutos deberían hacer para vencer la presión externa y separarlas. Lo invitó con gran naturalidad': "Majes-tad, venga usted a ver de lo qué es capaz la presión atmosférica." No sé a cuántos jefes de Estado sería po-sible hoy dirigirles impunemente se-mejante invitación. Ferdinando III interrumpió el viaje y al día siguien-te, bajo un bello pabellón construido a toda prisa, helo allí en la plaza principal de Magdeburgo para pre-senciar la experiencia. Estaba pre-sente toda la ciudad. Durante más de una hora, castigados con látigos y azuzados con aguijones, los caba-llos tiraron con todas sus fuerzas, hasta que, agotados, cedieron y al-gunos cayeron de rodillas. Un inter-minable aplauso estalló entre la

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muchedumbre entusiasta: " ¡ V i v a la presión del aire!" se aclamaba por doquier, y el señor Guericke, l lo-rando de alegría, fue llevado ante Ferdinando I I I , quien se dignó abra-zarla y besarlo en la frente.

En este libro, hijo mío, he asimi-lado la ciencia. Un libro con el re-trato de los hermanos Montgolfier enmarcado de laureles; el señor Gra-vesande muestra un anillo por el que pasa fácilmente una bola de hierro, pero una vez calentada no pasa más; Isaac Newton, una tarde de prima-vera, se adormece bajo un árbol, una manzana cae sobre su cabeza y hete aquí que descubre el principio d e la gravitación universal. Así estudiá-bamos nosotros la física, con la man-zana de Newton, el diabiillo'de Des-cartes, el péndulo de Galileo, la cometa de Franklin, la rana de Gal -vani, el tonel de Pascal. Un día del año 1647, en medio de una de las calles más concurridas de Rouen, el gran Pascal subióse a lo alto de una escalera y desde allí comenzó a ver-ter agua en un largo tubo vertical aplicado a la tapa de un tonel. Había a su alrededor inmensa muchedum-bre puesta sobre aviso desde la vís-pera: "Veréis que en virtud del prin-cipio de las presiones laterales el tonel reventará." El tonel, efectiva-mente, reventó. El insigne físico f u e llevado triunfalmente en andas; toda Rouen pasó la noche que siguió a la experiencia en festines y orgías, entonando himnos a las presiones la-terales. Esta es mi ciencia, tan p o c o científica, narrada como fábula, f l o -reada de hombres como Benjamín Franklin que fabrica cometas y es-pera con impaciencia días tormen-tosos para correr con ellas por las praderas de los suburbios a fin d e recibir fuertes sacudidas eléctricas; o como Luis Galvani, que adquiere ranas muertas y utilizando trocitos de hierro obtiene contracciones en los músculos de esos batracios; y en-tretanto Arquímedes, feliz de haber descubierto en la bañera el principio del empuje de los líquidos, corre desnudo por las calles de Siracusa, entre los aplausos de los transeún-tes; mientras al mismo tiempo en las planicies del Asia Menor, el pas-tor Magnes, caminando a la cabeza de su rebaño, bruscamente se detie-ne y por más fuerza que hace n o consigue desprender sus pies del sue-lo ; corren a auxiliarlo pastores y campesinos, y descubren que en el suelo hay hierro que atrae los cla-

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vos de los zapatos. Y ese hierro se llamó magneto precisamente por ese pastor Magnes . . .

Esta es mi ciencia, hijo mío, llena de estupor y maravilla, escrita en un siglo en que los hombres, pasan-do de asombro en asombro, vieron por vez primera la máquina a vapor, el telégrafo, el teléfono, la lamparita eléctrica, el motor de explosión; en que mi padre vio por vez primera el aeroplano, y yo mismo presencié el milagro de la radiotelefonía. Du-rante más de cien años no hemos hecho otra cosa que quedar estupe-factos, abrir muy grandes los ojos, aplaudir y agitar galeras, como esos pasajeros del tren, del barco, del globo aerostático y del funicular. Tú en cambio, hijo mío, lo sabes todo, ya lo conoces todo; te sonríes de mi viejo libro de ciencia y ya te resulta claro y familiar el principio de la bomba atómica, mientras aún hay días en que creo que dentro del apa-rato de radio hay un hombre escon-dido. Eres mucho más adulto que yo. ¿Cuántas veces, en lugar de li-bros de piratas, te sorprendí leyendo revistas técnicas? ¡Cuán a menudo te escuché hablar de electrones con tus compañeros! Nunca te reprendí. Somos diferentes, estamos lejos uno del otro. Tú llegarás, quién sabe dónde, y yo me quedo aquí, ciudada-no de otro mundo, mirándote y salu-dándote desde la cumbre — ¿ v e s ? — de esta montaña, al lado del caballero de levita que exclama ¡Excelsior! y clava la bandera. Era un caballero henchido de ideales, que amaba a su patria, creía en Dios, se batía en duelo por el honor de una mujer, y un centímetro más arriba de los tres mil metros le brotaba sangre de los oídos. Y a lo largo de tu camino, que no te envidio, vuélvete de vez en cuando: me distinguirás .—aunque muy, muy lejano— del caballero barbudo porque no llevo galera y porque — ¡ a y ! — no tengo bandera. Pero' me brotarán, eso sí, los rojos chorros de los oídos.

Cursos y Reuniones científicas

Quinto Congreso Argentino de Ciencias Biológicas

Durante el próximo mes de julio, entre los días 13 y 18, se reunirán en Buenos Aires especialistas de todas las disciplinas relacionadas con la biología, al cumplirse la convocatoria del V Congreso Argentino de Cien-cias Biológicas, que se llevará a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

La organización del congreso se basa en 7 conferencias especiales y 16 symposium, para los cuales han sido invitados científicos argentinos y extranjgros. También habrá varias sesiones simultáneas de Comunica-ciones Libres, en las que cada inves-tigador podrá presentar sus trabajos en la forma de un breve relato (de 10 minutos de duración) seguido de cinco minutos de discusión libre.

Las conferencias especiales estarán a cargo de B. A . Houssay, L. F. Le-loir, J. C. Fasciolo, E, A . Favret, E. Katchalsky (Israel) , R. C. Fuller (Estados Unidos), E. Mayr (Brasil); en tanto que los participantes invi-tados para los symposium, de los cuales ya han respondido afirmati-vamente más del 70 % , lo han sido según el siguiente detalle:

Para el tema de Membrana celular: E. D e Robertis, M. Cereijido, P. Garrahan, L. A , Beauge, E. J. Bueno.

Para desarrollar Bases celulares de la acción hormonal: A . O . M. Stop-pani, H . Carminatti, E. M. Sívori, J. A . Moguilevsky, A . Aoky.

A l symposium Dinámica de las co-munidades de agua dulce-. A , Rin-guelet, A. Bonetto, N. Dioni, A . L. Cabrera.

En Conservación de la Biosfera: A .

Burkart, O . Boelcke, A . J. Prego, J. C. Durán.

Para las investigaciones sobre Biolo-gía y control de plagas: H . Gahan, G . Covas, F. Sáez, E. Touron, M. A . Campodónico.

Para exponer sobre Genética de po-blaciones humanas de América: M. A. Etcheverry, R. Cruz Coke, M. Palatnik, N. Freire Maia, P. H . Saldanha.

Sobre Dinámica de la meiosis y es-permatogénesis intervendrán: R. E. Mancini, N. Bianchi, M . Bur-gos, A. Solari, O . Vilar.

Acerca de Inseminación artificial lo harán: J. E. B. Ostrowsky, K. F. Weitze, A . Sobrero, R. Zemjanis.

Fueron convocados para exponer so-bre El proceso evolutivo-, L. B. Mazoli, B. Schnack, A . Barrio, D. Brncic, A. Krapovickas.

Expondrán sobre Conceptos y méto-dos modernos en taxonomía-. R. Laurent, J. H . Hunziker, O . Sol-brig, P. Seeligman.

Relatarán los Recientes avances en embriología: A . Castañe Decoud, A . Pisanó, F. D . Barbieri, A . E. Cocucci, R. Adler.

En Fotobiología: A , B. Houssay, B. Frydman, R. E. Montaldi, J. Tra-mezzani, R. Sánchez, A . Bennun.

Para el tema Biología marina se in-vitó a: I . Bernasconi, O . Kühne-mann, E. Balech, E. Boschi, E. Boltoskoy.

Sobre Ritmos biológicos se espera que intervendrán: S. Taleisnik, A. Soriano, C. E. Roig, J. M. Affan-ni, J. V . de Rodrigues.

Sobre Enseñanza superior de la bio-logía lo harán: R. R, Rodríguez, Pontis Videla, J. M. Echave Lla-nos, J. L. Haedo Rossi, D . Gimé-nez, R. Longobardi, A . Gutnisky, J. E. Wright, S. Straje

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Finalmente, sobre Receptores y efec-tos farmacológicos expondrán: J. A. Izquierdo, S. Langer, A . Pinto Corrado, E. Stefani, I. Izquierdo.

La Comisión Asesora del Comité Ejecutivo del Congreso, que preside el Profesor Dr. Virgilio G . Foglia es-tá integrada por E. Strajman, A . O. M. Stoppani, O . Boelcke, A . Soria-no, J. A. Izquierdo, E. R. Montaldi, J. H. Flunziker, R. E. Mancini, A. M. Vilches y A . Barrio. La secretaría del mismo funciona en Paraguay 2155, piso 4, T.E. 83-9866, Buenos Aires, donde se pueden requerir ma-yores informes.

BIOEXPO 70

Paralelamente a la realización del V Congreso Argentino de Ciencias Biológicas, se realizará —también del 13 al 18 de julio próx imo— en las plantas baja y principal de la Fa-cultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires una exposición que contendrá todos los elementos co-rrespondientes a la investigación y las prácticas interdisciplinarias de la biología. En 36 stands los organiza-dores esperan nuclear a expositores de instrumental científico, de labo-ratorios e industrias químicas y far-macéuticas, transportes para investi-gación de campo, elementos acceso-rios y conexos, material sónico y bibliográfico, audiovisuales y otros tipos de materiales didácticos y cien-tíficos. Su secretaría funciona en Pa-raguay 2155, piso 4, T.E. 83-9866, Buenos Aires.

Según se vaticina, la exposición que recibió el nombre de B I O E X P O 70 sería cualitativamente una de las más importantes exposiciones cientí-ficas que se hayan organizado en la Argentina.

Instituto de Egiptología de la Argentina

En el Instituto de Egiptología de la Argentina, con sede en Avda. R. S. Peña 615, T piso, han comenzado los cursos que esta entidad desarro-lla, como todos los años, para pro-mover un mayor conocimiento de la civilización del Egipto faraónico. Los cursos que se dictan son cinco: In-troducción al estudio del Antiguo

Egipto; Ciclo Básico de Egiptología (este curso tiene una duración total de 5 años y abarca desde la prehis-toria de la civilización egipcia hasta el fin de las dinastías, con la llegada de Alejandro Magno en 332 a. C . ) ; Curso de lengua árabe; Vida cotidia-na en el Egipto faraónico, e Intro-ducción al estudio de los jeroglíficos egipcios. En el segundo cuatrimestre se dictará un curso de corta duración sobre Arquitectura faraónica.

El Instituto de Egiptología, única entidad en su género en América la-tina, cuenta con una biblioteca espe-cializada que incluye publicaciones periódicas de diversos países y una colección de varios miles de diapo-sitivas. Organiza periódicamente cur-sos y conferencias así como también exhibiciones de material original per-teneciente a colecciones privadas y oficiales. Para este año prepara tam-bién una exposición sobre las activi-dades de los arqueólogos italianos en Egipto, ocasión en la que se contará con la presencia de varios especialis-tas de esa nacionalidad quienes pro-nunciarán conferencias. La exposi-ción contará con material enviado expresamente por universidades e institutos italianos, en particular el Museo Egiptológico de Turín.

Para cumplir con su cometido de posibilitar un estudio serio y basado en fuentes autorizadas, el Instituto mantiene un activo contacto con los centros de investigación egiptológica más importantes del mundo, como el Museo del Louvre, la Universidad de París, el British Museum, el Museo del Cairo, el Museo Nacional de Var-sovia, la Fondation Egyptologique Reine Elisabeth de Bruselas, el Me-tropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museum of Fine Arts de Boston, y muchos otros.

Revistas Argentinas

ACTA CIENTIFICA

"Acta Científica" es una revista trimestral publicada por CITEFA (Instituto de Investigaciones Cientí-ficas y Técnicas de las Fuerzas Ar-madas ). Su propósito es el de difun-dir aspectos de la labor científica y tecnológica que realiza CITEFA, me-diante la publicación de artículos ori-ginales referentes a trabajos efectua-dos por sus investigadores, así como difundir también trabajos originales

de investigadores y científicos de otras instituciones nacionales, en el campo de la física, química física, matemáticas, electrónica y tecnolo-gías avanzadas.

A través de diversas secciones per-manentes, "Acta Científica" informa también acerca de los últimos pro-gresos en las distintas ramas de la ciencia y la tecnología; nuevos libros, equipos, técnicas y materiales; con-gresos científicos; tesis de doctorado de investigadores argentinos; becas, etc. Además, mediante una ágil sec-ción Correspondencia, asegura la prioridad de los resultados de inves-tigadores argentinos, gracias a su di-fusión creciente en el exterior.

El Dr. Juan T . D'Alessío, asesor técnico del grupo Láser de CITEFA, es el director de "Acta Científica". Las colaboraciones para le revista deberán dirigirse a su Secretario Téc-nico, "Acta Científica", Zufriategui y Varela, Villa Martelli, Pcia. de Buenos Aires, tel. 740-9007 al 09, interno 7. La correspondencia rela-tiva a suscripciones y adquisición de ejemplares deberá enviarse a su dis-tribuidor exclusivo, LIBRART SRL, Corrientes 127, C.C. 5047, Buenos Aires.

En el último número publicado de "Acta Científica" (vol. 2, n? 2 -3 ) , abril-setiembre de 1969, aparecen trabajos de Gallego Lluesma, Taglia-ferri y Garavaglia ("Sobre la visibi-lidad del espectro acanalado"), Lei-bovich y Walsoe de Reca ( "Modelo para interpretar la distribución de paredes de dominios magnéticos y su relación con límites coherentes de macla"), Trainotti ("Antenas para la experiencia Ponem 1967" ) , Coche ("Investigaciones del grupo de elec-trónica"), Manifestó y D'Aquila ("Multiescalímetro"), y Jolodovsky ("Comparación entre la excitación anódica y la excitación catódica en el arco de corriente continua"), así co-mo una completa reseña de la reu-nión extraordinaria de la Asociación Física Argentina que tuvo lugar en La Plata del 28 de julio al 1? de agosto del año pasado, con resúme-nes de los trabajos presentados.

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Páginas Pseudociencia polémicas

Mario Bunge

Como adelanto al comentario biblio-gráfico de la obra "La investigación científica", su estrategia y su filosofía, de Mario Bunge, transcribimos un fragmento del Capítulo 1: El plantea-miento científico.

Esta obra, editada recientemente por Ediciones Ariel S. A., de Barce-lonafue escrita originalmente en in-glés por Mario Bunge y traducida por Manuel Sacristán.

Los substituios son de C. N.

Mario Bunge, que es argentino y se doctoró en física en la Universidad Nacional de La Plata, ha sido profe-sor de Epistemología en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Actualmente es profesor de la Univer-sidad McGill, de Montreal, Canadá.

El conocimiento ordinario puede desarrollarse en algunas de las tres direcciones siguientes: 1) Conoci-miento técnico: es el conocimiento especializado, pero no-científico, que caracteriza las artes y las habilidades profesionales; 2) Protociencia, o ciencia embrionaria, que puede ejem-plificarse por el trabajo cuidadoso, pero sin objeto teorético, de obser-vación y experimentación; 3 ) Pseu-dociencia: un cuerpo de creencias y prácticas cuyos cultivadores desean, ingenua o maliciosamente, dar como ciencia, aunque no comparte con ésta ni el planteamiento, ni las técni-cas, ni el cuerpo de conocimientos. Pseudociencias aún influyentes son, por ejemplo, la de los zahoríes, la investigación espiritista y el psico-análisis.

N o carece la ciencia de relaciones con el conocimiento técnico, la pro-tociencia y la pseudociencia. En pri-mer lugar, la ciencia utiliza las habi-lidades artesanas, las cuales, a su vez, se enriquecen frecuentemente gracias al conocimiento científico. En segundo lugar, la ciencia utiliza algunos de los datos en bruto conse-guidos por la protociencia, aunque muchos de ellos son inútiles por irrelevantes. En tercer lugar, a veces una ciencia ha nacido de una pseudo-ciencia, y en ocasiones una teoría científica ha cristalizado en dogma hasta el punto de dejar de corregirse a sí misma y convertirse en una pseu-dociencia. Dicho breve y esquemáti-camente, pueden considerarse las si-guientes líneas de comunicación entre la ciencia y esas vecinas suyas:

¿Qué es lo malo de la pseudocien-cia? No sólo ni precisamente el que sea básicamente falsa, puesto que todas nuestras teorías factuales son, a lo sumo, parcialmente verdaderas. Lo malo de la pseudociencia es, en

primer lugar, que se niega a funda-mentar sus doctrinas y que no pue-de , además, hacerlo porque rompe totalmente con nuestra herencia cien-tífica —cosa que, por cierto, no ocu-rre en las revoluciones científicas, todas las cuales son parciales, puesto que toda nueva idea tiene que esti-marse por medio de otras que no se ponen en discusión en el contexto dado. En segundo lugar, que la pseudociencia se niega a someter a contraste sus doctrinas mediante la experimentación propiamente dicha; además, la pseudociencia es en gran parte incontrastable, porque tiende a interpretar todos los datos de modo que sus tesis queden confirmadas ocurra lo que ocurra; el pseudocien-tííico, igual que el pescador, exagera sus presas y oculta o disculpa todo» sus fracasos. En tercer lugar, que la pseudociencia carece. de mecanismo autocorrector. no puede aprender nada ni de una nueva información empírica (pues se la traga sin dige-rirla), ni de nuevos descubrimientos científicos (pues los desprecia), ni. de la crítica científica (pues la re-chaza con indignación). La pseudo-ciencia no puede progresar porque se las arregla para interpretar cada fracaso c o m o una confirmación, y cada crítica como si fuera un ataque. Las diferencias de opinión entre sus sectarios, cuando tales diferencias se producen, dan lugar a la fragmenta-ción de la secta, y no a su progre-so. En cuarto lugar, el objet ivo pri-mario de la pseudociencia no es esta-blecer, contrastar y corregir sistemas de hipótesis (teorías) que reproduz-can la realidad, sino influir en las cosas y en los seres humanos: c o m o la magia y c o m o la tecnología, la pseudociencia tiene un objet ivo pri-mariamente práctico, n o cognitivo, pero, a diferencia de la magia, se

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CoNOCIMlENTa COMÚN

presenta ella misma como ciencia y, a diferencia de la tecnología, no goza del fundamento que da a ésta la ciencia.

La Rhabdomaxicia

Nuestro primer ejemplo de pseu-dociencia puede ser el arte de los zahoríes o, más en general, la rhab-domancia. La tesis de la rhabdoman-cia es que ciertos individuos par-ticularmente sensibles pueden perci-bir inconsciente y directamente las heterogeneidades subterráneas, como minas o yacimientos de agua o pe-tróleo. La técnica de la rhabdoman-cia consiste en usar una varilla de avellano, castaño, etc., o un péndulo como indicador de aquella sensibili-dad. Esquemáticamente, la estructu-ra sería: Accidente Geológico Re-cepción Inconsciente —» Movimien-tos Involuntarios del Cuerpo —> Os-cilaciones del Péndulo Percepción de las Oscilaciones. Algunos zaho-ríes modernos sostienen que el pri-mer eslabón de la cadena puede ser también un tumor canceroso o una avería de un motor de automóvil.

¿Qué es lo malo de la rhabdo-mancia? En primer lugar, ni la tesis ni la técnica de la rhabdomancia están fundamentadas en el cuerpo del conocimiento científico, según el cual, más bien, es imposible una ac-ción directa de los cuerpos físicos en los estados mentales: se necesitan un agente físico y su acción sobre un mecanismo biológico, por la simple razón de que las funciones mentales son propias de sistemas nerviosos al-tamente desarrollados, los cuales son a su vez sistemas físicos. Por otro lado, las técnicas corrientes de pros-pección geológica (por ejemplo, la producción de ondas sísmicas artifi-ciales) se basan en leyes físicas bien conocidas: el mecanismo de su ope-ración es conocido, razón por la cual se las considera dignas de confianza.

En segundo lugar, la tesis de la rhabdomancia es incontrastable, o ca-si, por cada una de las dos razones siguientes: a) esa tesis no supone ni un mecanismo determinado ni una determinada ley, de modo que es difícil averiguar qué es lo que puede discutirse, convalidarse o refutarse, y qué experimentos podrían falsear la tesis; b) si el zahori hace una previsión correcta, por ejemplo, des-cubriendo una vena subterránea de agua, se considera confirmada su te-sis; pero si fracasa al señalar la pre-sencia de agua, defenderá su fe di-ciendo que hay agua, lo que pasa es que está más abajo del alcance de la perforadora, o bien admitiendo hu-mildemente que ha sido víctima de error subjetivo: ha considerado, por ejemplo, indicadores meros síntomas de cansancio o nerviosismo. No hay geólogo que pueda alcanzar nunca tal confirmación de su tesis al cien por cien.

Obsérvese que la experiencia es irrelevante para la refutación de la rhabdomancia. En primer lugar, por-que esa fe es empíricamente incon-trastable. En segundo lugar, porque un zahori que tenga un conocimien-to descriptivo del terreno puede ser superior a un geólogo que no cuente más que con instrumentos científicos y leyes científicas, pero no tenga aún suficiente conocimiento de la localidad. Por tanto, o bien no se puede discutir la rhabdomancia, o bien hay que decidir a su respecto mediante una argumentación meta-científica, mostrando que sus tesis y su técnica no son ni fundadas ni contrastables, dos requisitos de las ideas y los procedimientos científicos.

La Parapsicología

Nuestro segundo ejemplo puede ser la parapsicología, o investiga-ción psíquica, que son nombres mo-dernos del espiritismo, la actividad

de los media, la cartomancia y otras arcaicas creencias y prácticas. Esta doctrina sostiene la existencia d é ciertos fenómenos como la telepatía (transmisión del pensamiento), la videncia a distancia, la videncia del futuro y la telequinesis (la causación mental de fenómenos físicos). La pa-rapsicología atribuye esos supuestos hechos a una percepción extrasenso-rial (ESP: extrasensory perception) y a otras capacidades supra-normalea que no pretende explicar. La para-psicología es bastante ambigua n o sólo porque trata de entidades no-físicas ( como los fantasmas) y acon-tecimientos no-físicos ( como la te-lepatía), sino también porque n o ofrece afirmaciones detalladas — q u e serían contrastables de un m o d o preciso— acerca de mecanismos de acción o regularidades; pero eso pre-cisamente la hace máximamente sos-pechosa para el metacientífico crí-tico. Aclaremos esa sospecha.

En primer lugar, los parapsicólo-gos no formulan ni tratan sus tesis como hipótesis, esto es, c omo su-puestos corregibles relativos a acon-tecimientos no percibidos: al llamar a las supuestas anomalías, desde el primer momento, casos de percep-ción extrasensorial, el parapsicólogo se compromete ya a priori a sostener un determinado supuesto que luego intentará a toda costa ilustrar en vez de estimar. En segundo lugar, las tesis de la investigación psíquica están formuladas laxamente y tienen poco contenido: son meras afirma-ciones acerca de la existencia d e ciertos acontecimientos raros, sin precisión acerca del posible mecanis-mo de la producción, la propagación y la recepción de los mensajes psí-quicos. Desde luego, el parapsicó-logo no puede aceptar mecanismo físico alguno, pues esto colocaría au-tomáticamente todo el tema en d campo de investigación de la física y de la psicología: cuando se o frecen

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explicaciones de los supuestos fenó-menos a base de sugestiones sub-liminares (por debajo del umbral consciente) o de nuevas ondas espe-ciales que hubiera que descubrir, _se está desenfocando con la mejor in-tención la verdadera naturaleza de la parapsicología. La única "inter-pretación" de 'las supuestas anoma-lías que puede admitir un parapsi-cólogo es que se trata de hechos no-físicos y no-normales: en cuanto que intenta ser más preciso, arriesga la refutación inmediata.

En tercer lugar, las vagas tesis de la parapsicología son no-naturalistas y no-fundadas. Aún más: están en abierta colisión con el conocimiento científico. Este último, en efecto, sugiere hasta hoy las siguientes gene-ralizaciones: 1) no hay aconteci-miento que carezca de base física; 2 ) el espíritu no es una sustancia "muy sutil" que pueda abandonar el cuerpo, propagarse en el espacio y obrar en la materia; "espíritu" es simplemente el nombre de un com-plejo sistema de funciones o estados del sistema nervioso; 3) ningún efecto preexiste a su causa, y , en particular, ningún mensaje puede re-cibirse antes de que sea emitido, como exige la profecía. La inconsis-tencia de la ESP con la ciencia le sustrae todo apoyo empírico, porque . la información empírica sola no constituye evidencia de ninguna cla-se: para que un dato se convierta en evidencia en favor o en contra de una hipótesis científica, tiene que ser interpretado a la luz de algún

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conjunto de teorías. Y puesto que la parapsicología carece completamen-te de teoría, tiene que aceptar la interpretación de los hechos pro-puesta por la ciencia normal: mas como la ESP impugna la competen-cia de esta última para tratar las su-puestas anomalías que ella estudia, no puede aceptar dato alguno, ni si-quiera los que ella misma recoge. En consecuencia, la ESP no puede pre-sentar evidencia alguna en su favor.

En cuarto lugar, se ha probado numerosas veces que las observacio-nes y los experimentos realizados por los parapsicólogos son metodológica-mente inaceptables: 1) de muchos de ellos se ha mostrado que eran lisa y llanamente fraudes; 2 ) ninguno de ellos es repetible, por lo menos en presencia de personas que no com-partan la fe del parapsicólogo, y hay bastante desacuerdo entre los para-psicólogos mismos por lo que hace al enunciado de los meros "hechos" ; 3) los parapsicólogos tienden a ig-norar la evidencia en contra; lo hacen, por ejemplo, seleccionando series favorecidas y deteniendo el experimento en cuanto que reapa-rece la distribución casual; 4 ) los parapsicólogos suelen aplicar mal la estadística; por ejemplo, cuando la aplican a muestras que no son casuales (sino subsecuencias selec-cionadas de los ensayos) como si fueran estrictamente casuales, del mismo modo, prácticamente, que los vitalistas refutan el materialismo mostrando lo pequeña que es la pro-babilidad de que un organismo surja espontáneamente del encuentro "ca-sual" de miríadas de átomos.

En quinto lugar, aunque las tesis de la parapsicología son, tomadas una a una, contrastables —aunque a duras penas—, los parapsicólogos tienden a combinarlas de tal modo que el conjunto sea insusceptible de contrastación, y, por lo tanto, -in-mune a cualquier crítica sobre la base de la experiencia: en cuanto que una serie de pruebas resulta caer muy por debajo de lo meramente probable, enseguida sostienen que el sujeto está cansado, o que se resiste a creer, o hasta que ha perdido su capacidad paranormal, la cual, por cierto, no tiene relación alguna con otras capacidades, de tal modo que sólo se manifiesta cuando se dan re-sultados por encima de lo probable, y nunca por el análisis de la perso-nalidad, por no hablar ya de la in-vestigación neurofísica; si el sujeto

no lee la carta o mensaje que debía leer según el parapsicólogo, sino la carta o mensaje siguiente de una se-cuencia, el parapsicólogo declara que ese sujeto presenta el fenómeno de desplazamiento anterior, que se in-terpreta a su vez como un claro caso de profecía; y si no consigue mover el dado o tocar la trompeta a dis-tancia, el parapsicólogo dictamina una inhibición momentánea o, caso necesario, la pérdida finál de la ca-pacidad del sujeto. D e este modo se consigue que el conglomerado de las tesis parapsicológicas sea inatacable y, al mismo tiempo, que las técnicas científicas de contrastación resulten irrelevantes.

En sexto lugar, la parapsicología es culpable de no haber conseguido, en 5.000 años de existencia, mostrar una sola regularidad empírica, poí-no hablar ya de leyes sistematizadas en una teoría. La parapsicología no ha conseguido enunciar ni hechos se-guros ni leyes; ni siquiera puede de-cirse que sea una joven teoría aún no sometida a contrastación, pero prometedora: simplemente, no es una teoría, pues las pocas tesis de la doctrina son ambiguas y se usan para fines de defensa recíproca contra las críticas, no para derivar lógicamente consecuencias contrastables. Dicho de otro modo: la investigación psí-quica no ha conseguido nunca al-canzar el objetivo de la ciencia, ni lo ha deseado jamás.

El Psicoanálisis

Nuestro último ejemplo de pseu-dociencia será el psicoanálisis, al que no hay que confundir con la psico-logía ni con la psiquiatría (la tecno logia asociada a la psicología). El psicoanálisis pretende ser una teoría y una técnica terapéutica. Como teo-ría sería aceptable si se mostrara que es suficientemente verdadero; como técnica, si se mostrara que es sufi-cientemente eficaz. Pero para poder sostener la pretensión de verdacho la pretensión de eficiencia, un cuer-po de ideas y prácticas, tiene que someterse él mismo a los cánones de desarrollo de la ciencia pura y apli-cada, por lo menos si desea ser to-mado por una ciencia. Ahora bien, el psicoanálisis no consigue pasar las pruebas de cientificidad.

En primer lugar, las tesis del psi-coanálisis son ajenas a la psicología, la antropología y la biología, T a menudo incompatibles con ellas. Por

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ejemplo: e l psicoanálisis es ajeno a la teoría d e l aprendizaje, el capítulo más adelantado de la psicología. La hipótesis d e una memoria racial in-consciente n o tiene apoyo alguno en genética; la afirmación de que la agresividad es instintiva y universal se contradice con la etnología y la an-tropología; la hipótesis de que todo hombre acarrea un complejo de Edi-po está en contradicción con los da-tos de la antropología. Esto no sería grave si se tratara de puntos secun-darios de la doctrina; pero son pun-tos importantes y, sobre todo, el psicoanálisis no puede apelar a la ciencia para eliminar esas partes de su doctrina, porque se presenta como una ciencia rival e independiente.

En s e g u n d o lugar, algunas hipó-tesis psicoanalíticas son incontrasta-bles-, p o r e jemplo , las de la sexua-lidad infanti l , la existencia de en-tidades desencarnadas dentro de la personalidad (el id, el ego, el super-e g o ) , y del sueño como significativo de la vuelta al seno materno. .

En tercer lugar, las tesis psico-analíticas q u e son contrastables han sido ilustradas, pero nunca realmen-te contrastadas por los psicoanalistas con la ayuda de las técnicas corrien-tes de contrastación; en particular, la estadística no desempeña papel alguno en el psicoanálisis. Y cuando han s ido psicólogos científicos los que han sometidos esas tesis a con-trastación, el resultado ha sido un fracaso. E jemplos : 1) la conjetura de que t o d o sueño es la satisfacción de un d e s e o ha sido contrastada pre-guntando a sujetos con necesidades urgentes y objetivamente conocidas, como la sed , el contenido de sus sueños; resultado: hay muy escasa correlación entre las necesidades y los sueños. 2 ) Según la hipótesis de la catarsis, la contemplación de films que e x p o n e n comportamientos vio-lentos deber ía tener como resultado una descarga de agresividad; la ex-perimentación científica ha mostra-do el resultado contrario (R . H. Walters y otros científicos, 1962). 3) Estud ios muy sistemáticos y te-naces ( W . H . Sewell, 1952, y M. A . Strauss, 1957 ) han destruido la tesis psicoanalítica de que existe una correlación relevante entre las pri-meras costumbres de alimentación y excreción, p o r un lado, y rasgos de la personal idad por otro. 4 ) For-mando g r u p o s para estimar la in-fluencia d e la terapéutica psicoana-lítica en la neurosis, no se ha en-

contrado influencia favorable alguna, pues el porcentaje de curaciones es-taba algo por debajo del porcentaje de curaciones espontáneas (resulta-dos de H. H. W . Miles y otros experimentadores, 1951, de LI. J. Eysenck, 1952, y de E. E. Levitt, 1957) ; en cambio, la técnica cientí-fica de recondicionamiento tiene éxito en la mayoría de los casos (T. Wolpe, 1958).

En cuarto lugar, aunque algunas conjeturas psicoanalíticas son, toma-das aisladamente, contrastables, y lo han sido, como acabamos de ver, en cambio, no son contrastables toma-das como cuerpo total. Por ejemplo: si el análisis del contenido de un sueño no muestra que ese sueño es la satisfacción imaginaria de un de-seo, el psicoanalista sostendrá que eso sólo prueba que el sujeto ha re-primido enérgicamente su deseo, el cual está por tanto más allá del con-trol del terapeuta; análogamente, ante una persona que no presente complejo de Edipo, el psicoanalista dirá que lo tiene muy reprimido, tal vez por temor a la castración. Y de esta manera las diversas tesis, los di-versos miembros de la banda, se pro-tegen los unos a los otros, y la dos-trina en su conjunto resulta inata-cable por la experiencia.

En quinto lugar, el psicoanálisis, además de eliminar por absorción indiscriminada toda evidencia que normalmente (en la ciencia) sería considerada desfavorable, se resiste a la crítica. Y hasta la elimina me-diante el argumento ad hominent según el cual el crítico está manifes-tando el fenómeno de resistencia, y confirmando así la hipótesis psico-analítica sobre ese fenómeno. Ahora bien: si ni la argumentación ni la experiencia pueden resquebrajar una doctrina, entonces esa doctrina es un dogma, no una ciencia. Las teorías científicas, lejos de ser perfectas, son, o bien fracasos que se olvidan, o bien construcciones perfectibles, y por tanto corregidas en el curso del tiempo.

Eso puede completar nuestra es-quemática exposición de las manetas que quieren ser tomadas como cien-cias. Por varias razones _ son de desear análisis me tacientíficos más detallados de la pseudociencia. En primer lugar, para ayudar a las cien-cias jóvenes —especialmente a la psicología, la antropología y la so-ciología— a eliminar creencias pseu-docientíficas. En segundo lugar, para

ayudar a la gente a tomar una acti-tud crítica en lugar de la credulidad aún corriente. En tercer lugar, por-que la pseudociencia es un buen te-rreno de prueba para la metaciencia y, en particular, para los criterios que caracterizan a la ciencia distin-guiéndola de la no-ciencia: las doc-trinas metacientíficas deberían esti-marse, entre otras cosas, por la can-tidad de sin-sentido que autorizan.

Por lo demás, la pseudociencia ofrece muy poca cosa a la ciencia contemporánea. Puede valer la pena poner a prueba alguna de sus con-jeturas no contrastadas, si es que son contrastables; algunas de ellas pue-den, después de todo, tener algún elemento de verdad, y hasta el esta-blecer que son falsas significará cier-ta adquisición de conocimiento.

Pero el problema más importante planteado a la ciencia por la pseudo-ciencia es el siguiente: ¿cuáles son los mecanismos psíquicos y sociales que han permitido sobrevivir hasta la edad atómica a supersticiones ar-caicas, como la fe en la profecía y la fe en que los sueños dicen la verdad oculta? ¿Por qué no se desvanecen las supersticiones y sus exuberantes desarrollos, las pseudociencias, en cuanto se demuestra la falsedad de su lógica, de su metodología dema-siado ingenua o maliciosa, y de sus tesis, incompatibles con los mejores datos y las mejores teorías de que dispone la ciencia?

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Comentarios de libros

Hacia «na política cultural autónoma para América Latina

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Seminar io o r g a n i z a d o p o r el C e n t r o d e Estud io L a t i n o a m e r i c a n o de la Un ivers idad de la R e p ú b l i c a ; r e d a c t a d o p o r Sergio Bagú, W a s h i n g t o n B u ñ o , R a f a e l Laguard ia , O s c a r M a g g i o l o , Car los Q u i j a n o , A n g e l R a m a , D a r c y R i b e i r o ; 143 p, M o n t e v i d e o , 1969 , Univers idad de la R e p ú b l i c a , D e p t o . de Pub l i cac i ones , c o l . Histor ia y c u l t u r a .

Ing. Oscar J. Maggiolo, rector de la Universidad de la Repú-blica, Montevideo, Uruguay. Especialista en hidráulica, es profesor titular y ha actuado como asesor en diversos países de América latina. Dr. Darcy Ribeiro, fundador y rector de la Universidad de Bra-silia, antropólogo, profesor ho-noris-causa de la Universidad de Montevideo, actualmente pro-fesor contratado en la Univer-sidad Central de Venezuela, Caracas. Dr. Washington Buño, ex-deca-no de la Facultad de Medicina de Montevideo, investigador en el campo de la histología. Ing. Rafael Laguardia, director del Instituto de Matemática de la Universidad de Montevideo, presidente de la Comisión de Tratamiento de la Información. Prof. Angel Rama, especialista en literatura iberoamericana, profesor de la Facultad de Hu-manidades, director de la Edi-torial ARCA. Dr. Carlos Quijano, fundador y director de "Marcha" (sema-nario de Montevideo), econo-mista y político de reconocida nombradla continental. Prof. Sergio Bagú, ensayista ar-gentino especializado en temas de historia social, ex profesor de la Universidad de Buenos Aires, ha enseñado en numerosos paí-ses de América latina y en Es-tados Unidos.

El interés de la publicación es in-dudable: con la participación de un grupo de universitarios de Uruguay, Argentina, Brasil, Perú y Venezuela, se discutieron cinco extensos infor-mes relativos a otros tantos aspectos del problema básico de saber cuál es el papel que debe desempeñar la Universidad en el desarrollo de una política cultural autónoma y cuáles son las posibilidades reales de ese desempeño en el contexto socio-eco-nómico de América latina.

El tema despierta cada día un in-terés más vivo entre los intelectuales latinoamericanos que no se resignan a convertirse, a espaldas de sus pue-blos, en instrumentos conscientes o inconscientes del proceso de acultu-ración que se cumple en sus países como secuela del sometimiento polí-tico y económico que padecen. Por eso consideramos que la lectura de la publicación que comentamos puede ser üri buen punto de partida para suscitar las discusiones que deben realizarse si se desea clarificar los objetivos de la enseñanza superior en relación con el propósito de lograr la independencia nacional.

El primer informe presentado es el de Sergio Bagú sobre "Política demográfica" en el cual y en base al análisis de un amplio material esta-dístico, se termina por estudiar las consecuencias del neomalthusianismo como política demográfica. Al res-pecto señala Bagú lo aleccionador que resulta considerar la evolución de los dos países de América latina que han estado, hasta ahora, ausen-tes de la argumentación neomalthu-siana: Argentina y Uruguay ya que ambos vieron descender radicalmen-te, hace ya varios lustros, sus tasas de natalidad. Dice: "Ambos países contaron además, durante un prolon-gado período de sus historias nacio-nales, con todos esos factores que se

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suponen promotores fundamentales de desarrollo: recursos naturales abundantes, vastos territorios accesi-bles, población de origen europeo, elevados índices culturales y sanita-rios, posibilidad de formación de cuadros técnicos, elevada tasa de acu-mulación de divisas en el mercado internacional. A pesar de todo ello, ambos países tipifican la tendencia estacionaria con intervalos descen-dentes de economías que, después de alcanzar el máximo de sus posibili-dades como infradesarrolladas, no han podido atravesar el umbral que las separa de la categoría superior."

El segundo informe es el prepara-do por Washington Buño, Rafael La-guardia y Angel Rama sobre "Una política cultural autónoma". Aquí se apuntan los graves problemas que se plantean a todos los intelectuales la-tinoamericanos y, en particular, a los universitarios quienes, al tomar con-ciencia "que una política cultural autónoma es impensable sin una po-lítica y una economía nacional autó-noma, sin una transformación honda de la estructura social, sin una pro-funda revolución de todos los órga-nos de la vida latinoamericana me-diante la cual se obtenga la plena y siempre postergada soberanía", en-cuentran difícilmente la manera de coordinar su trabajo actual con la ac-ción necesaria para lograr el cambio que consideran imprescindible.

Frente a esa alternativa crucial apuntan, en el mismo seminario, po-siciones distintas. En el tercer infor-me sobre "Política de desarrollo científico y tecnológico", preparado por el ingeniero Oscar Maggiolo, se afirma: "Independencia política, in-dependencia económica, autonomía cultural, son los tres factores decisi-vos de la verdadera independencia de las naciones. La independencia política no es mucho más que una ilusión si no se fundamenta en una verdadera independencia económica. Esta, a su vez, es solo posible, si existe una autonomía cultural, que a través de la producción de técnicas científicas, posibilita el uso autóno-mo de los recursos naturales de la nación."

Este planteo, teóricamente consis-tente, choca, como se sabe, no bien se lo confronta con las posibilidades económicas de los países subdesarro-llados. ¿Cómo preparar los científi-cos y técnicos de alto nivel en forma autónoma, capaces de impulsar el uso autónomo de los recursos de

cada nación de manera de poder incidir en la liberación económica y política? En el cuarto informe refe-rido a las "Bases socio-económicas para una política cultural autóno-ma" , el doctor Carlos Quijano de-clara: " . . . no creo en el largo plazo en una política cultural autónoma sin una política nacional autónoma; no creo en la posibilidad de esta última sin una transformación revoluciona-ria de las estructuras; y no creo en la transformación revolucionaria de las estructuras si no libramos el combate contra el imperialismo." Es decir que Quijano invierte los tér-minos del proceso visto por Mag-giolo. Y lo invierte precisamente en razón de considerar las posibles ba-ses económicas de una política cultu-ral autónoma que, para él solamente pueden y deben ser nacionales con absoluta prescindencia de subsidios y ayudas extranjeras de cualquier índole. Su posición a este respecto está fundamentada en la considera-ción del carácter, los objetivos y los resultados de los convenios de desa-rrollo científico y cultural suscriptos por países latinoamericanos con or-ganismos internacionales y norteame-ricanos.

De todas maneras y aun dejando abierta a una más amplia discusión la ordenación de las fases del proceso liberador que deben cumplir los paí-ses atrasados, para todos subsiste el acuciante problema de insertar en él el papel que corresponde desempe-ñar a la Universidad y a los universi-tarios. El último informe preparado por el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, sobre "Política de desarro-llo autónomo de la universidad" apunta algunas interesantes alterna-tivas.

Darcy Ribeiro parte de la alterna-tiva que se presenta a los pueblos latinoamericanos de aceptar la mo-dernización refleja o conquistar las posibilidades de un crecimiento autó-nomo. Esta posición que, a su vez, se fundamenta en la apreciación que el subdesarrollo no es una etapa en el camino hacia el desarrollo sino un estado de atraso al que han sido condenados los países de algunas re-giones para hacer posible el progreso y la riqueza de otros, ha sido expues-ta por el autor en su libro, "Las Américas y la Civilización" (Centro Editor de América Latina, Buenos Aires) . Su informe es decididamente polémico y afirmando que "nuestra meta como universitarios es hacer de

la acción docente y estudiantil un ariete que se lance tanto contra la universidad obsoleta y los que la quie-ren así, c omo contra nuestras so-ciedades atrasadas y los que están conformes con su atraso", trata de caracterizar las formas posibles de al-canzar esos objetivos, no solamente sino también, a través de la actividad universitaria.

Lamentablemente la publicación ha recogido en forma extremadamen-te sucinta los debates que siguieron a la presentación de los informes, p o r eso la utilidad mayor de la mis-ma ha de ser sin duda la de provocar nuevas discusiones.

C . R.

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Correo del lector

Polióminos Sres. Directores: Me dirijo a Uds. a fin de que hagan llegar al Dr. Manuel Risueño la siguiente ob-servación acerca de su artículo Los Polióminos.

En tal artículo dice "... Cuan-do la dimensión mínima es aún mayor, hay otros casos de diferen-te proporción que creo insolubles. Tal ocurre, por ejemplo, con los rectángulos de 8 X 19."

Me he permitido dudar de tal aseveración y con "pasión y sacri-ficio" he logrado una solución para tal rectángulo que ofrezco en el gráfico que adjunto. Es para mí una gran satisfacción poder ofre-cérsela.

Los saluda atentamente

Héctor Jocoso Francisco Bilbao 3866 Capital

E l autor agradece al Sr. Héctor Jo-coso su amable carta con la indi-c a c i ó n d e una solución para el rectángulo d e 8 X 19- Desgracia-damente la inclusión de este caso c o m o insoluble se debió a un error, d e b i e n d o decirse de 9 X 22.

Dr. Manuel Risueño

Libros nuevos Sres Directores: Quiero solicitarles la dirección del Centro Editor de América Latina, Biblioteca de Quí-mica, o la forma de adquirir el libro "Introducción elemental a los espectros moleculares" que Uds. mencionan en el NQ1 de Ciencia Nueva. Esperando su pronta y gra-ta contestación les ¡saluda atenta-mente

Alberto Chiodin Capitán Bermudez Provincia d e Santa Fé

La dirección del Centro Editor d e América Latina es Piedras 83, piso 4, Capital Federal.

Colaboraciones espontáneas Celebro sobremanera la aparición de "Ciencia Nueva", que sin duda viene a suplir una sentida falta en-tre las publicaciones periódicas ar-gentinas Estimo que —al menos en el primer número— han logrado cubrir una gran variedad de temas en el justo nivel de seriedad y comprensibilidad como para que C. N. encuentre eco en un amplio sector ele lectores.

Por si le interesan las colabora-ciones espontáneas, les envío ad-junto la versión corregida de un artículo mío "¿Qué es la Teoría ele la Información?". Ha sido utili-zado como texto en cursos dirigi-dos a ingenieros, biólogos, médicos, psicólogos, sociólogos y estudiantes de diversa orientación, y creo que el tema merece mayor difusión.

Enerando v/noticias, y con mis mejores deseos de éxito en vues-tra importante empresa, les saluda atte.

Ing. Sigfr ido Lichtenthal

Gerente (le Análisis y Planeamiento de Mercado para América Latina de la

' IBM World Trade Corp. Ex-Director del Seminario de Ciberné-tica de la Sociedad Científica Argen-tina. Miembro de la Society for General Sys-tems Research, USA.

Agradecemos del Ing. Lichtenthal su benigna opinión, c o m o así tam-bién su co laborac ión, que publica-remos en Ciencia Nueva N ° 3

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Libros nuevos

Guía del estudiante 1970 Universidad de Buenos Aires, Dirección de Psicología y Orientación Vocacional Editorial Universitaria de Buenos Aires. La Estrella. Buenos Airen, 1970 , 2 9 5 páginas.

Sumario: Capítulo I : Informaciones sobre títulos, equiva-lencias, etc.; I I : Informaciones sobre becas, recreación y deportes, EUDEBA, etc.; I I I : Facultad de Agronomía y Veterinaria; IV : Facultad de Arquitectura y Urbanis-mo; V : Facultad de Ciencias Económicas; V I : Facultad de Ciencias Exactas y Naturales; V I I : Facultad de Dere-cho y Ciencias Sociales; V I I I : Facultad de Farmacia y Bioquímica; I X : Facultad de Filosofía y Letras; X : Fa-cultad de Ingeniería; X I : Facultad de Medicina; X I I : Facultad de Odontología; X I I I : Universidades nacionales; X I V : Otros estudios estatales nacionales; X V : Otros es-tudios estatales; X V I : Establecimientos Universitarios Privados; X V I I : Indice alfabético de carreras; X V I I I : Indice por grupos de carreras.

Química inorgánica avanzada F. Albert Cotton y Geoü'rey Wilkinson. Tradueeión del original inglés: Rubén Levitus y R o d o l f o II. Buseh. Editorial Limosa - Wiley S. A. México, 1 9 6 9 , 1.171 páginas.

Sumario: Primera Parte, Teoría General. Capítulo 1, Es-tructura electrónica de los átomos; 2, Naturaleza de las sustancias iónicas; 3, Naturaleza de la unión química; 4, Otras propiedades de átomos, moléculas y uniones quí-micas; 5, Compuestos de coordinación. Segunda Parte, Química de los elementos representativos. Capítulo 6, Hidrógeno; 7, Elementos del primer período corto; 8, Litio; 9, Berilio; 10, Boro; 11, Carbono; 12, Nitrógeno; 13, Oxígeno; 14, Flúor; 15, Estereoquímica y uniones químicas en los compuestos de los elementos representa-tivos; 16, Los elementos del grupo I ; 17, Los elementos del grupo I I ; 18, Los elementos del grupo I I I ; 19, Los elementos del grupo I V ; 20, Los elementos del grupo V ; 21, Los elementos del grupo V I ; 22, Los elementos del grupo V I I ; 23, Los gases nobles; 24, Zinc, cadmio y mercurio. Tercera Parte, Química de los elementos de transición. Capítulo 25, Introducción al estudio de los elementos de transición; 26, Estructuras electrónicas de los complejos de los metales de transición: teoría del campo de los li-gantes; 27, Complejos con ligantes aceptores K (áci-dos Jt); 28, Compuestos organometálicos de los metales de transición; 29, Los elementos de la primera serie de transición; 30, Los elementos de la segunda y tercera series de transición; 31, Los lantánidos, escandio e itrio; 32, Los elementos actínidos. Apéndices. Bibliografía general. Indice alfabético.

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La medicina contemporánea Colección de trabajos bajo la dirección de Jacqueline Djian. Traducción del original francés! Julieta Campos. Siglo Veintiuno Editores S. A. ; col. Nueva Ciencia, Nueva Técnica, Gráfica Panamericana, S. R. L. México, 1970, 323 páginas.

Sumario: Juramento; Nota, por Jacqueline Djian; Pre-facio, por Gilbert-Dreyfus; Prólogo, por J.-M. Coldefy; Moral y medicina: ¿somos robots?, por R. Piédeliévre. Primera parte: Concepciones y técnicas de hoy. Poder y modestia de las hormonas, Gilbert-Dreyfus; Los isótopos en biología y en medicina, René Fauvert; Nuestra espe-ranzas a propósito del cáncer, Maurice Schneider; La in-munología o la expresión biológica de la individualidad, Robert Moulias; Quimeras y vida prestada, Robert Mou-lias y Christine-Nicole Muller-Bérat; La hibernación arti-ficial, Henri Laborit; La desaferentación, Cyril Kouper-nik; La angustia como concepto y como síntoma, Sylvie Lisfranc; La aportación de la fisiología aeroespacíal a la medicina contemporánea, R. Granpierre; Opiniones de una ginecóloga, Odette Poulain. Segunda Parte: La patología del siglo xx. Los accidentes del factor Rhesus, Jean Cohén; La fatiga, fenómeno psico-sociosomátíco, Jacqueline Djian y Claude Veil; El infarto del miocardio, André Mathivat; La electroestimulación de corazón por "pacemalcer" incorporado, André Mathivat; Un millón de diabéticos, Roger Deuil; Pequeño breviario del obeso, Gilbert-Dreyfus; La celulitis, Pierre Jacque-mart; Dietética y dietéticas, A . F. Gref. Tercera Parte: Geriatría y psicosomática. Hacia la vejez o antes de que sea demasiado tarde, Jean Dry; La medi-cina psicosomática, H . P. Klotz; La actitud psicosomática en cirugía, J. M. Coldefy; Conclusión: La medicina en el año 2000, H.-P. Klotz.

Introducción a la lógica simbólica Susanne K. Langer. Traducción del original inglés; Francisco González Aramburu. Siglo Veintiuno Editores S. A. ; serie Teoría y Crítica. Unión Gráfica S. A. México, 1970, 3 1 5 páginas.

Sumario: Capítulo I , Estudio de las formas; I I , Los com-ponentes de la estructura lógica; I I I , Los componentes de la estructura lógica (continuación); I V , Generalización; V , Clases; VI , Relaciones principales entre clases; V I I , El universo de las clases; V I I I , El sistema deductivo de las clases; IX , El álgebra de la lógica; X , Abstracción e inter-pretación; X I , el cálculo de proposiciones; X I I , Los su-puestos de los "principia mathematica"; X I I I , Logística. Apéndice A : La lógica simbólica y la lógica del simbo-lismo; B, Pruebas de los teoremas H a y 1 1 b ; C, La construcción y el uso de tablas de verdad. Referencias para completar el estudio. Indice analítico.

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Roberto Zit biela; ¿ l i s p o s i b l e i-oiiHlriiir co i i i i i i i la i l oraK <-ii It» A r g e n t i n a ?

11 uní Malek: Siü'iiiif ícmhÍo e e o u ó n t i e o «le la i i i i<-i-ol>í»iogía

Darcy Ribeiro: El p r o e e n o ( t iv i l ixa lur ío

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