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DELICH/ GROMPONE: Ciencia, política y sociedad de clases

Armas: de Vietnam a Irlanda Japón: tecnología y desarrollo

Revista de ciencia y tecnología

Año III / N- 20 / Noviembre 1972 / Buenos Aires

Av. Roque Sáenz Peña 825. 9" DÍSO, Of. 93 - Buenos Aire» Tel.: 45-7175

3 Editorial: Un anteproyecto totalitario para el CONICET

41 Metegol 46 Novedades de ciencia

y tecnología 51 IPB: Becas externas para

argentinos 52 Juegos Matemáticos 57 Comentarios de libros 59 Libros nuevos 6 0 Correo del lector

4 Encuesta: La Ciencia Nueva que queremos 6 Política científica y sociedad de clases

Francisco José Delich 9 Carnap: Conocimiento y reconstrucción racional

Eduardo A. Rabos si 1 4 Recursos Mdrlcos nacionales

Herminio Pérez 2 0 Japón: la estrategia del desarrollo y el desarrollo

de la tecnología 22 Culturas indígenas del área cliaquena

Reportaje al Instituto Nacional de Antropología 2 8 Notas para una política científica

Juan Arturo Grompone 3 4 Quinta Feria Provincial de Ciencia y Tecnología

Daniel Goldstein 3 8 Ulster: el sabor de lo cotidiano 8 9 Congreso Internacional de Medicina del Trabajo 4 2 Aspectos médico-sociales de los accidentes de

trabajo y enfermedades profesionales Ricardo Saiegh y Norma S. de Pisaturo

4 4 La Asociación Física Argentina y el Plan de Centrales Nucleares

4 8 El proyecto Me Donnell Alexandre Grotíiendieck

4 9 Ciencia de materiales para ingeniería Cari A. Keyser

5 6 Los sueldos de los investigadores El libro que usted busca

6 2 Indice analítico 1971-1972

De las opiniones expresadas en los artículos firmados son responsables exclusivos sus autores.

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La soledad del científico

Julio Moreno, dibujante con dedicación exclusiva en CIENCIA NUEVA, momentáneamente investigador médico en la Universidad de California, realizó el dibujo para la tapa que cierra el segundo tomo de nuestra publicación y agregó un comentario personal: "Este dibujito, simple y coqueto, trata de un científico como los que habernos tantos que para mirar más profundo nos paramos arriba de pilas de conocimientos, métodos y porquerías útiles y después no podemos ver lo más simple. Así es que este anteojudo bien podría ser yo". "Mi más terrible temor es que el dibujo que a mí me gusta ahora, no me guste más tarde. La falta de feed back me mata. Estoy aislado. Ya empiezo a pensar que Me Govern es revolucionario. Sálvenme."

Nuevo teléfono

45-7175 Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva S.R.L Av R Sáenz Peña 825 9? R , of 93 Buenos Aires, Repúblic^ Arge*

ceV « W 3 . Distribuidores: en la República Argentina f í ™ n

S - A ; L ^ L F - y A., Paraguay 340, Capital Federal! Tel.: ^ K c ^ ^ V 2 9 ^ Capital Federal, Vaccaro Hnos., S.R.L. fS-vr 5Fr< . C a P l t a l F ^e ra l . Impreso en Talleres Gráficos DI-

S T r i ^ 2 ™ i c U e n 0 S A i r e s ' ? r e d 0 d e l ejemplar: t m í l t 3 0 0 i - S u s«'P c l°n=s: Argentina, ley 18.188

(m?n. 5.000) por doce números; Uruguay, $3000 exte-rior, por vía ordinaria, u$s. 15 anual. Registro de la propiedad intelectual n» 1.049.414. Hecho el depósito de ley. Der^hos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los tra-baos originales, y en castellano para colaboraciones traducidas.

Director Ricardo A. Ferraro

Director Adjunto Hebe Mitlag

Asesores Héctor Abrales Hernán Bonadeo Daniel Goldstein Roberto Lugo Jorge Schvarzer Ricardo Schwarcz

Secretario de redacción Horacio Speratti

Redacción Lucía Bonadeo Katia Fischer Ana Tedeschi

Diseño gráfico Isabel Carballo

Dibujo Fernando Díaz María Angélica Peña

Humor Julio Moreno Suar

Secretaría María Susana Abrales Rodolfo D 'Amario

Corresponsales Jerusalén: Eduardo Fischbein Londres: Eduardo Ortiz Los Angeles: Julio Moreno México: Jaime Kravsov Montevideo: Juan Arturo Grompone Ñápales: Esteban Levialdi París: Alain Jaubert - Beatriz Ottonello San Pablo: Ricardo Albizuri Santiago de Chile: Juan Pablo Schifini

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CONICET: anteproyecto totalitario Algunos miembros de la Carrera del Investigador

Científico del Consejo Nacional de Investigaciones Cien-tíficas y Técnicas (CONICET) recibieron durante la primera quincena de noviembre la copia de un "Ante-proyecto de estatuto y escalafón para las carreras del personal de investigación científica y tecnológica y téc-nico auxiliar de la investigación", fechado el 3 de no-viembre de 1972. Acompañaba la copia del anteproyecto una carta del presidente del CONICET, ingeniero Or-lando Villamayor, en la cual se solicitaba que los inves-tigadores leyeran y evaluaran el anteproyecto y que hi-cieran llegar sus opiniones sobre el mismo por escrito, antes del 15 de noviembre, al CONICET.

Lo cierto es que el día 15 de noviembre —la fecha tope para la recepción de los comentarios sobre el ante-proyecto— numerosos investigadores no habían recibi-do la copia del mismo.

Llama la atención la repentina premura del CONICET en dar a conocer el documento, si se tiene en cuenta que en forma sistemática rehusó durante todo el año entregar una copia del anteproyecto a la comisión di-rectiva de la Asociación de Miembros de la Carrera del Investigador del CONICET (AMICIC). Súbitamente lo presentó a la consideración de los interesados desco-nociendo una vez más a la gremial que los agrupa, pero con el agravante de hacerlo sin tomar el más mínimo recaudo que asegurase que los investigadores lo recibie-ran con suficiente antelación como para leerlo antes que expirase el plazo para comentarlo.

El anteproyecto en sí es radicalmente distinto del es-tatuto que rige en la actualidad y modifica los criterios de clasificación, promoción e ingresos para los miem-bros de la Carrera del Investigador Científico que cons-tituyen la antítesis de todo lo establecido hasta hoy por el CONICET.

Algunas modificaciones anticonstitucionales y totali-tarias se caracterizan por su índole policial y restrictiva de los derechos cívicos; otras reflejan una total falta de conocimiento acerca de qué es la actividad científica.

Un análisis somero permite apreciar que: • Se hace una distinción entre personal de investigación

científica y personal de investigación tecnológica (Ca-pítulo II , artículo 3°) sin caracterizar tal división.

• Se propone un nuevo sistema de clasificación (capí-tulo I I I , artículo 5?) pero no se mencionan los cri-terios para reclasificación de los miembros actuales de la Carrera del Investigador Científico.

• Se dice que es privativo del CONICET establecer el número de personas que podrán ingresar al presente régimen, de acuerdo a "las necesidades derivadas de los intereses esenciales de la Nación y la convenien-cia de promover el desarrollo de determinadas disci-plinas científicas a los fines de los planes nacionales de desarrollo científico y técnico" (capítulo IV, ar-tículo 7?). ¿A qué planes se refiere el CONICET? ¿Acaso se refiere a los delirios sistematizados del CONACYT, vacíos de todo contenido real? ¿Quién participó en la fijación de esas prioridades? ¿Cuándo los investigadores argentinos y el pueblo en su con-junto debatieron en forma sistemática la presente es-tructura económica y social del país para formular

prioridades y recomendar decisiones acerca de lo que debe hacerse o no en la Argentina en materia cientí-fica y tecnológica? Nada de esto ocurrió: y lo que es simplemente inaudito es que los representantes del os investigadores del CONICET nunca participaron or-gánicamente en las comisiones donde se elaboraron esos planes mentados por el ante proyecto.

• El artículo 12° del capítulo IV establece que no po-drán ingresar los aspirantes que se encuentran encua-drados "en algunas de las situaciones" que para los mismos contempla el Estatuto del Personal Civil de la Administración Pública Nacional. No se en-tiende y no se da justificación del por qué asimilar —como en este caso— a los investigadores del CO-NICET al régimen de los empleados del Personal Ci-vil de la Administración Pública Nacional, cuando la asimilación natural parecería ser al régimen al que pertenece el personal docente de las Universidades nacionales.

• El artículo 35? del capítulo 6, "Deberes", dice "De conformidad con el artículo 7? del Estatuto del Per-sonal Civil de la Administración Pública, está prohi-bido al agente incorporado al presente régimen: a) Valerse directa o indirectamente de facultades o

prerrogativas inherentes a sus funciones para rea-lizar propaganda o coacción política cualquiera sea el sitio donde ésta se realice.

b) Realizar en los lugares de trabajo toda actividad que asuma formas de militancia, agitación, pro-paganda, proselitismo o adoctrinamiento de carác-ter político.

Quienes revistan en este estatuto no podrán in-vocar su calidad de tales para formular declara-ciones o asumir actitudes que comprometan la seriedad y prestigios académicos o afecten la ne-cesaria prescindencia del CONICET en los con-flictos y problemas antedichos.

c) Valerse de informaciones relacionadas con el ser-vicio, de que tenga conocimiento directo o indi-recto, para fines ajenos al mismo, siempre que no se trate de actividades de carácter académico.n

Este artículo resume el carácter represivo del ante-proyecto del CONICET, que pretende lesionar liber-tades fundamentales de todo ciudadano. Sin entrar a discutir su carácter totalitario, nos preguntamos como está contemplado en el inciso b) la pertenencia al CONICET de sacerdotes y miembros de las fuerzas armadas, que por su misma investidura están de antemano en situación de violar.

• En el articulado del capítulo VI I I "Egresos", se legaliza la arbitrariedad y la posibilidad de ejercer coacciones políticas y de grupo que permitan la re-moción de cualquier investigador.

No discutimos aquí detalladamente este aberran-te anteproyecto porque lo que importa destacar es la necesidad de que los investigadores del CONICET asuman la responsabilidad de hacer frente a este intento de avasallarlos tanto como profesionales cuanto como ciudadanos, respondiendo en forma colectiva a través del AMICIC, la asociación gremial que los representa.

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ENCUESTA:

La Ciencia Nueva que queremos

A mediados del presente año, y a quince números de su aparición, CIENCIA NUEVA realizó una en-cuesta entre sus lectores (ejemplares vendidos por sus-cripción y en librerías) con el fin de recoger su opinión sobre distintos aspectos de la revista. Al mismo tiem-po proponíamos que se nos hicieran llegar nuevos apor-tes para que, unidos a nuestra experiencia, nos permi-tieran "hacer más y mejor".

Los resultados de la encuesta han sido, en general, altamente positivos, ya que nos han permitido delimi-tar con claridad el medio en el cual CIENCIA NUEVA se distribuye y del cual se nutre, al igual que abrir un intercambio de opiniones que nos guíe en el reconoci-miento de nuestros aciertos y nuestras fallas.

Quiénes leen CIENCIA NUEVA

La revista se distribuye entre un público cuyas edades oscilan entre los veinte y los cuarenta y cinco años, con preeminencia de los jóvenes de veinte a veinticinco. En su mayoría, son profesionales, profesores universitarios y estudiantes adelantados, de los cuales el porcentaje más alto pertenece al área de las Ciencias Exactas principalmente Ingeniería, Química, Física y Matemá-tica, aunque existe también un sector perteneciente a las Ciencias Biológicas que incluye médicos y estu, diantes de Medicina y Biología.

Sin duda, este fenómeno se debe a la mayor dedica ción que hemos puesto en la consideración de estos temas, sobre todo en los primeros números, y cuva causa reside en que el núcleo de personas que da ori-gen a CIENCIA NUEVA pertenece justamente a las dos areas mencionadas. Ello ha motivado que nos mo viéramos con comodidad en el terreno de "lo exacto" y con prudencia en el de "lo no exacto".

A raíz de esto algunos lectores nos han hecho lleear su deseo de que diéramos mayor cabida en nuestra re-

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vista a las Ciencias Sociales. En los últimos números ya hemos incorporado artículos sobre estos temas y lo iremos haciendo aunque en forma paulatina, cada vez con mayor frecuencia.

Cómo llega CIENCIA NUEVA

Al carecer de los medios económicos necesarios para montar un aparato de propaganda, el conocimiento de la revista se da principalmente a través de la recomen-dación personal o simplemente por su exposición en quioscos y librerías.

_ Algunos lectores nos sugieren que tratemos de me-jorar la calidad del papel y el tipo de impresión, inclu-yendo más color. En este aspecto los inconvenientes son de tipo económico y, en todo caso, hemos preferi-do tratar de no elevar el costo de la revista para que esta pueda ser accesible a los sectores de menos recur-sos como el estudiantil.

Otro problema, también debido a la falta de recur-sos pero que tratamos de solucionar a la brevedad, reside en la necesidad de doblar la revista para su en-vío a los suscriptores, ya que el sobre antes utilizado salía más caro y era mayor la pérdida de ejemplares. JJe todos modos, los suscriptores podrán hacer el cam-bio de sus ejemplares por el tomo correspondiente, sin problemas, aun cuando la revista esté doblada.

Los intereses creados

La encuesta demostró que a medida que pudimos ele-var el nivel de la revista, sobre todo a partir de los últi-mos números anteriores a la misma, fue creciendo el ínteres de nuestros lectores. Es así, y pese a que los votos fueron muy repartidos entre todos los ejemplares, que la mayor preferencia recayó entre los números diez al quince.

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En cuanto a las preferencias por artículos publica-dos, las opiniones se distribuyeron en un amplio es-pectro, pero sin duda despertaron mayor interés Con-fesiones de un Humorista Científico, Investigación y Desarrollo en China y Ciencia e Ideología (reportaje a (Gregorio Klimovsky), así como la serie de notas ori-ginadas en la Mesa Redonda, ¿Qué posibilidades tiene el desarrollo científico en la Argentina de hoy?

Aportes a CIENCIA NUEVA

Por medio de la encuesta los lectores pudieron hacer-nos llegar su aporte sugiriéndonos temas de su interés para la publicación de artículos y la preparación de me-sas redondas.

De acuerdo a estos pedidos es que se están escri-biendo artículos sobre Medicina Socializada, Estadísti-cas sobre condiciones sanitarias en la Argentina, Costo y fiscalización estatal de medicamentos, Psicología So-cial y Psicoanálisis, Inteligencia artificial, Epistemolo-gía de las Ciencias Sociales, Superconductores, Ciencia en Cuba y en China (este último formado por cinco artículos escritos por tres franceses, un inglés y un ar-gentino) y una Bibliografía sobre política de ciencia y técnica.

Al mismo tiempo irán publicándose más artículos sobre Ciencias Sociales, Educación y Analfabetismo en la Argentina, Presupuesto Nacional para la Investiga-ción, Actitud Social del científico, Sistemas, Programa-ción y Análisis y más problemas de Go y Juegos mate-máticos.

También estamos buscando buen material sobre otros artículos sugeridos como Inmunología, Mecanis-mos de la memoria y una serie sobre Proyectos Nacio-nales: Chocón, Sierra Grande, etcétera.

La opinión del lector

A través de la encuesta hemos recibido también nume-rosos elogios y algunas críticas. Transcribimos aquí lo más significativo de ellas:

"El camino que se proponen no debe estar determi-nado por una encuesta sino por el valor intrínseco de las ideas que expresan quienes editan la revista y por su firme convicción en cuál será nuestro destino latino-americano. Creo que C. N. debe servir al más amplio sector posible de población y que deben mantener los artículos de política científica o ciencia política, pero no abandonando los estrictamente científicos porque los gustos y preparación de las personas son dispares siendo inwortante comprender que por distintos ca-minos se llega a Roma. Por otra parte hay que consi-derar que los artículos "científicos" pueden ser halla-dos sin inconvenientes mientras que los otros son de escasa publicación."

" . . . C. N. forma parte de esta verdadera lucha que se está llevando a cabo orientada al logro de una cien-cia y una política científica nacional o sea descoloni-zada . .

" . . . C. N. es más que una revista científica porque abarca una realidad totalizadora que a muchos se les pasa por alto . . . "

". . . C. N. debía ser creada. No ablanden su- actitud crítica y de denuncia . . ."

". . . C. N. puede hacer hoy lo que "Ciencia e inves-tigación" no quiso o supo lograr hace veinticinco años: ser el vehículo natural del pensamiento argentino. Se requiere que los científicos envíen su aporte a C. N. como ahora lo envían con naturalidad a Na ture o Science..."

". . . C. N. es bastante deficiente y carente de una estructuración sólida y consecuente. Cuando compré el primer número pensé que reflejarían el pensamiento científico mundial y argentino, incluyendo autores po-co o no conocidos con ideas interesantes, hipótesis atre-vidas o investigaciones discutibles en sus conclusiones. Después de quince números he advertido la reiteración de firmas archiconocidas cuyo objetivo se limita a la satisfacción del ego superdimensionado, mientras que el contenido de sus artículos exhala intranscendencia. Sería mejor evitar los largos curriculums de personajes que vendrían a señalar que nadie puede escribir nada sin acompañar su trabajo de una larga lista de mereci-mientos. Se deberían suprimir los aburridos Juegos matemáticos, ya que deben ser leídos por el uno por mil de los lectores, y no habría que profundizar sobre temas tan especializados como hemoglobina. Contem-plen a la ciencia con mayor amplitud y preparen un 'menú' más variado . . . "

En cuanto a los autores sugeridos, en general, se reiteraron varios de los cuales ya hemos publicado ar-tículos como G. Klimovskv, M. Bunge, F. Cernuschi y W. Kugler.

Un lector sugiere "más autores tercermundistas y menos anglosajones", para lo cual lo remitimos a los últimos números publicados, y otro humonza: "Algún rusito, chinito y /o cubanito", para lo cual deberá es-perar nuestros próximos números.

Retribuyendo de manera simbólica los aportes he-chos a través de la encuesta, sorteamos entre las res-puestas tres suscripciones a C. N . Los favorecidos re-sultaron:

Eduardo Cárdenas, Marcelo T. de Alvear 2249, Ca-pital; Iberh Verdugo, Feroviarios 1068, Córdoba. Ambos recibirán CN de los números veinte al treinta y uno.

El tercer ganador es: Paul C. Dedyn, Canning 2673, 6? B, Capital, quien por ser ya suscriptor la recibirá de los números veinticinco al treinta y seis.

Sólo nos resta agradecer la colaboración de los lec-tores, sus elogios, y a quienes nos hicieron críticas, pe-dirles que si ya han comprado nuestros primeros quin-ce números compren los próximos quince, para ver si con su esfuerzo y el nuestro conseguimos mejorar. O

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Política científica y sociedad de clases

Francisco José Delich

En su número 17, CIENCIA NUEVA comentó el informe realizado por el sociólogo Francisco J. Delich para la reunión de la Asociación Física Argentina llevada a cabo en Córdoba en el mes de mayo pasado. Este es el texto completo de ese informe que plantea, cuestiona y abre interrogantes acerca de la situación y la misión del científico en la sociedad actual.

Este tipo de conocimiento debida-mente institucionalizado al que lla-mamos Ciencia, se desarrolla vertigi-nosamente en términos de produc-ción y no obstante con profundas vacilaciones y ambigüedades entre sus protagonistas, los científicos. Se admite fácilmente una acumulación de conocimientos sin precedentes y no obstante se cuestiona reiterada y radicalmente sus propias bases ele sustentación teórica, tanto como su sentido y significado. La sociedad en su conjunto tiende a valorizar el pa-pel de los científicos, pero los cien-tíficos comienzan a cuestionar las res-ponsabilidades que esta valorización implica. Tanto a nivel intra cientí-fico como en la relación producción, científico y sociedad, la discusión se

Francisco José Delich nació en Córdoba en 1937. Se graduó como Abogado (1960) y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales (1967) en la Universidad Nacional de Córdoba. Entre 1960 y 1964 estudió sociología en la Universidad de París con los profesores Henri Lefebvre y Alain Touraine. Ha pitblicado dos libros; Crisis y Protesta Social . . y Tierra y Conciencia Campesina . . en Tucumán (ambos en la Editorial Signos, 1970). Recientemente ha publicado Tipos de acción y organización campesina en Argentina, incluido en el volunten compilado por f . F. Marsal para la Editorial Paidós, Argentina conflictiva. En la actualidad se desempeña como Profesor titular de Sociología Económica en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba.

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ha abierto, no siempre de manera orgánica.

Las consideraciones que siguen apuntan al segundo orden de proble-mas, al que genéricamente se suele designar como relación ciencia y so-ciedad, sin advertir acaso que esta sola enunciación temática encierra no pocas confusiones. Ni los científicos como tales ni el producto de su tra-brajo —la ciencia— se encuentran directamente relacionados con la so-ciedad como totalidad.

Una de las formas de replantear entonces el problema, es establecer no ya relaciones globales, sino rela-ciones particulares entre unos acto-res sociales que se definen por su pa-pel en el proceso productivo —los científicos— y el sistema social.

Porque como en el caso de cual-quier productor de valores —en sen-tido económico— los científicos han comenzado a interrogarse acerca del sentido de su trabajo, sentido que necesariamente es doble: sentido co-mo acción creadora, sentido en rela-ción al uso y al control de esa crea-ción. La profunda satisfacción de la creación científica, cuando es posi-ble, en determinadas condiciones de trabajo, se ve empañada, cuando no negada, cuando se analiza esta segun-da dimensión, cuando el científico se pregunta simplemente para qué trabajo, para quién trabajo. Pregun-tas simples y de muy difícil respues-ta.

Esta preguntas definen de paso la perspectiva de la exposición que si-gue. Se puede —y debe— analizar-las condiciones estructurales de una sociedad y de una situación. Pero es impropio olvidar, como frecuente-

mente se hace, un análisis que invier-ta los términos, es decir, que descri-ba a los propios científicos y expli-que sus conductas, aclare su propia estrategia. Nos ahorraríamos así no pocas conclusiones incorrectas, ina-decuadas, falsas.

No es poco lo que se ha escrito acerca de las condiciones estructura-les de la Ciencia en el mundo mo-derno y en América latina y en la Argentina. Se ha establecido con ra-zón, la insuficiencia de los recursos, la ausencia de una planificación ade-cuada, la incidencia de la dependen-cia política internacional, que esta-bleciendo falsos parámetros compe-titivos o falsas prioridades en mate-ria de investigación, desnaturaliza nuestra propia elaboración.

Todo esto es cierto, no necesita nuevas demostraciones, aunque las precisiones son siempre bienvenidas y en consecuencia constituyen un só-lido punto de partida.

Un ejemplo en este sentido lo constituye el reciente libro de Amíl-car Herrera, Ciencia y Política en América latina. Si tomo este libro como punto de referencia es por dos motivos: porque Herrera participa de esta reunión y porque responde rigurosamente a una perspectiva que por comodidad denomino estructural.

Herrera sostiene " . . . que el atra-so científico de la región no es me-ramente circunstancial, sino una con-secuencia de condiciones básicas de la sociedad latinoamericana actual" (p. 43). _ El mismo subraya "que la resolu-

ción científica y tecnológica ha sido siempre una consecuencia y no la causa de las profundas transforma-

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ciones estructurales que genera el proceso de desarrollo, aunque luego contribuya en forma decisiva a alte-rar esos cambios (p. 61) .

Así pues si el atraso científico es de responsabilidad social, si además el desarrollo científico sucede y no precede a la sociedad, se establece que las responsabilidades en este pla-no son extra científicas. (En este punto estableceré ciertos matices).

Pero la sociedad no es solamente un conjunto de individuos sino un conjunto de relaciones sociales, don-de un individuo o grupos deciden para el conjunto de los individuos y grupos.

"En los sectores que en América latina postulan que el impulso , a la Ciencia y a la Tecnología, junto con la inversión extranjera y la fijación de ciertas tasas internas de ahorro e inversión, es suficiente para romper con el atraso, el olvido de esas pre-condiciones responde a motivaciones diversas. En los sectores "desarro-llistas" obedece a una noción sim-plista y tecnocrática del desarrollo, características de representantes de una burguesía industrial que se ha mostrado incapaz de concebir verda-deros proyectos nacionales de vida en parte debido a su alienación, que lo llevó a aceptar sin examen crítico los esquemas importados de progreso, y en parte porque su conexión y su subordinación a las clases tradiciona-les le impide cuestionar los elementos básicos de poder vigente" (p. 63) .

¿Cómo puede definirse una polí-tica científica para América latina? Estableciendo una ciencia autónoma (obviamente, en el mejor sentido: capacitada para tomar decisiones en materia de prioridad en función de parámetros propios, es decir, en fun-ción de sus propias necesidades).

Esta postulación creo no merecerá excesivas objeciones. No obstante —aquí abandono el análisis de He-rrera— subsiste un hiato en el razo-namiento: ¿quién debe llevar a cabo la transformación social necesaria para introducir estas innovaciones radicales y, sobre todo, qué deben hacer los científicos en este punto? En otros términos, vuelvo al comien-zo, está claro la situación estructu-ral de la ciencia, está claro que hay que establecer una política científi-ca; lo arduo es encontrar respuesta a preguntas tan simples como ésta: cuál es o debe ser la política de los científicos. Cómo se inserta en el proceso de transformación social.

I. Una política para Los científ icos

Partiré entonces aquí de los propios científicos, esto es de un grupo so-cial que define su identidad a partir de reglas bastante precisas de reco-nocimiento recíproco. Esas reglas condicionan el ingreso, la movilidad interna, las relaciones interpares, etc., y remiten —pero a larga distan-cia— a un conjunto de valores cien-tíficos, tales como la verdad y la ra-cionalidad. Curioso, no obstante, co-mo paulatinamente las reglas se ale-jan de los valores: el curriculum es más importante que la idoneidad, el apego a las posiciones más fuertes que la verdad.

Frecuentemente además, los valo-res puramente profesionales se exal-tan a la categoría de valores existen-cial.es, se transforman en una cosmo-visión, en un modo de vida, en una ideología. Volveré sobre este punto.

Los científicos además, como cual-quier otro grupo humano que traba-ja, tiende a generar algunas reivindi-caciones que son el producto de la propia situación de trabajo. Desde la remuneración, pasando por los ma-teriales e implementos, hasta las re-laciones de dependencia y autoridad internas. De ambas vertientes, de la identidad profesional y de las reivin-dicaciones profesionales inmediatas, se conforma lo que exagerando un poco podríamos llamar una concien-cia profesional.

Evaluando esas situaciones que se transforman en motivaciones, en con-ductas, en acciones propiamente so-ciales y se refieren a metas y objeti-vos intra y extracientíficos, podemos señalar que los científicos están de-sarrollando alguna política. En algu-nos casos rudimentaria e implícita, en otros sofisticada y explícita; en todos los casos una política, alguna política.

II. Los científicos en la sociedad de clases

La nuestra, la sociedad argentina, es una sociedad capitalista. Palabra desagradable y cuya utilización ex-cuso. Debe ser considerable su pes-tilencia, porque ni los propios capi-talistas, gustan así llamarse: prefie-ren ser financistas, banqueros, em-presarios, etc., pero no capitalistas.

Cuando digo sociedad capitalista, quiero decir simplemente que la so-

ciedad está marcada con el sello del capital, una sociedad donde existe producción social y apropiación pri-vada de esa producción. Así se fun-dan y consolidan las clases sociales, sectores de la población que venden su fuerza de trabajo y otros que com-pran trabajo ajeno, otros en fin que ni compran ni venden trabajo, usan el suyo propio, en síntesis burgueses, proletarios, sectores intermedios que tienen algo de los dos y por eso for-man un tercero. Se supone además que cada una de estas clases tiene un interés específico (conservar la apro-piación privada en un caso y ser des-truida en el otro), de allí la célebre e irreductible lucha de clases.

Pero además nuestra sociedad no solo tiene el sello del capitalismo, sino también el de la dependencia o, si se lo mira en su costado activo, el del imperialismo. Esto significa que una sociedad está condicionada glo-balmente a otra que le impide cual-quier proyecto social autónomo. Pe-ro aquí me interesa señalar dos con-secuencias de la dependencia:

a) la estructura, la composición de las clases sociales se mo3ifica a raíz de este hecho

b) esta dependencia mediatizada pol-la estructura de clases afecta de-cisivamente a los propios cientí-ficos (En el punto siguiente vol-veré sobre esta cuestión, muy decisiva para nuestras conclusio-nes).

II.1. ¿Dónde ubicar a los científi-cos como grupo, ¿en una sociedad de clases y dependiente? ¿son burgue-ses?, ¿son proletarios? El paso de un modelo teórico a una situación concreta, tiene sus inconvenientes. No obstante en este caso parece bas-tante claro: el científico individual y colectivamente vende su fuerza de trabajo que por lo demás, es lo tínico que tiene (deja de lado la pertenen-cia de clase originaria familiar) y en retribución percibe un salario v even-tualmente una amplia gratificación social (honor, prestigio, etc.).

Este es uno de los casos en que prestigio y dinero no van juntos, sal-vo en los más altos niveles.

La confusión se plantea no alre-dedor de estos hechos demasiado evidentes, sino en torno a otro: ¿a auién se dirige su producto?, mejor dicho: ¿quién dispone? (se apropia de su producto). Desde niños v so-bre todo desde el escalón inicial de la carrera del científico se le enseña

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que el suyo es trabajo para la socie-dad, cuando no para la humanidad. Como las mentiras más peligrosas, esto es una verdad a medias y desde los dos puntos de vista: tanto del científico como de la "sociedad".

Un científico que trabaja por ejem-plo dependiente de un organismo del Estado, supone que su producto esta de hecho puesto al servicio de la sociedad; sería cierto si la sociedad fuese un todo homogéneo, si no exis-tiese dominación social, control so-cial de los productos.

No siendo así es falso, Pero no radicalmente falso, puesto que es cierto que en algún momento histó-rico es posible que efectivamente su producto pertenezca al patrimonio de la sociedad. Solo debe tenerse en cuenta que la determinación de ese momento no pertenece al conjunto de la sociedad, sino a la clase que decide por y para toda la sociedad.

Así entonces, si los científicos venden su fuerza de trabajo en el mercado, si su fuerza de trabajo es una mercancía, si el producto de su trabajo no pertenece ni a sus pro-ductores inmediatos ni al conjunto de los productores, es obvio que vi-ven en una situación proletaria. Cier-to, se dirá, pero su estilo de vida en muchos casos, su orientación, sus relaciones, no lo asemejan en nada a un proletario. No es nacía sorpren-dente porque las clases sociales no se desnudan en una sociedad (salvo en momentos críticos), no aparecen como tales; por el contrario, es ob-vio que en las sociedades clasistas, se niega su existencia, se la disimula; los mecanismos son globales y com-prenden en consecuencia los cientí-ficos. Pero en este caso la domina-ción social, otorga a través de toda la sociedad un alto grado de prestigio a esta actividad y tanto mayor es la adhesión del científico a los valores puramente profesionales, tanto ma-yor es el prestigio que la clase do-minante le concede. Esta doble pre-sión social y profesional que el cien-tífico recibe apuntala la ambigüedad de su papel social. Proletario, a veces peor que un proletario puesto que su tarea no es solo reproducir, sino producir, exaltada como dueño del universo, de la verdad, de la racio-nalidad. Esclavo del sistema y de lo que considera su moral profesional, el espeto social le devuelve una ima-gen próxima de superman hechicero, mito humano vívente, dueño del mis-terio y acaso de la historia.

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III. Acción científica, acción política

He señalado hasta aquí dos niveles para el análisis de la situación de los científicos: su. identidad profesional, su situación de clase en una sociedad de clases que tiene la especificidad de ser dependiente. Hay una tenden-cia muy marcada, particularmente entre los ideólogos de los movimien-tos nacionales de liberación, a pres-cindir del análisis de clases o a re-legarlo. No debe extrañar que los científicos hayan recibido este im-pacto y reaccionado rápidamente planteando estrategias científicas "na-cionales".

Mi hipótesis es que los científicos han acentuado en sus definiciones políticas uno u otro elemento perte-neciente a uno u otro de los niveles señalados sin advertir que cada nivel genera su propio conjunto de reivin-dicaciones y que reunidos, no hay razón alguna para que sean incom-patibles, excluyentes.

Pueden señalarse dos tipos de rei-vindicaciones básicas, en atención al nivel en el que se originan:

a) reivindicaciones puramente pro-fesionales: organización de la ciencia, instituciones, presupues-tos, salarios, relaciones de auto-ridad, condiciones de trabajo;

b) reivindicaciones de autonomía científica (extranjera) y del po-der político local.

En el primer caso, cuando se de-fine una acción fundada exclusiva-mente en esas reivindicaciones en-contraremos una política estricta-mente cientificista.

En el segundo caso si se combinan los dos niveles definiremos una polí-tica nacional desarrollista.

Queda una tercera posibilidad que el segundo nivel (social) no se de-fina acentuando la dependencia sino señalando su carácter clasista. En este caso las reivindicaciones que surgen de la conciencia de la explo-tación, darán lugar a algún tipo de acción socialista.

Este conjunto de reivindicaciones que fortalece un tipo de conciencia particular y que impulsa un tipo de acción congruente (cientificista, de-sarrollista, socialista) no siempre es congruente ni se presenta empírica-mente ele modo tan esquemático. Pero se admitirá que en términos generales esos son los caminos que

los científicos han recorrido y proba-blemente, esas son las razones.

Debemos agregar todavía que cada una de estas políticas tiene frustra-ciones, dramáticas o ridiculas según se mire.

Una política cientificista es un sueño que conduce inevitablemente al final del sueño. En uno u otro momento, el cascarón se rompe, la inmortalidad termina, la realidad abrasa. Se vive y se estudia, para mo-rir asombrados, sin entierro. Una política desarrollista, es una política atractiva pero impotente. Se puede y es legítimo aspirar al desarrollo científico autónomo, al desarrollo social autónomo, pero en tanto la sociedad clasista no se destruya, es imposible lograrlo.

Una política socialista, tiene tam-bién su propio drama. El científico asume su situación proletaria, se in-surge contra la explotación, advierte que el desarrollo de la ciencia esta ligado a la transformación del con-junto social, reniega de la actividad profesional, se transforma en un mi-litante. Asumido de este modo, des-borda los límites de la acción polí-tica de los científicos. Resuelve el problema borrándolo de su contor-no. O bien, con el mismo tipo He orientación, mantiene la praxis cien-tífica pero con una conciencia mez-quina, culpable, en la que las ideas no encajan con su vida cotidiana. Renegar de la acción profesional o limitar su acción política a sus po-sibilidades históricas v no a sus po-tencialidades ideales. Esta es la cues-tión.

Dejo voluntariamente abiertos es-tos interrogantes y alternativas por-que la exposición no pretende suge-rir pautas de comportamiento polí-tico, sino delinear los límites de un problema; los científicos como grupo profesional comenzaron por plan-tearse los alcances, las posibilidades de una política científica. Ahora de-ben definir también la política de y para los científicos. En estas condi-ciones, si se admite que es necesario revalorizar la praxis científica, no sobreestimar el papel de la "socie-dad", advertir la existencia d é l a sociedad de clases v la situación ele los científicos en ella; si se recuerda además que las alternativas de acción en tanto históricas no son infinitas, se puede pensar ciertamente en una clasificación de los términos de una propuesta política para los cientí-ficos. O

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CARNAP: Conocimiento y reconstrucción racional

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El 23 de julio de 1971 el Centro de Estudios de Ciencias organizó un coloquio con motivo del fallecimiento de Rudolf Carnap. Sus componentes —Alberto Coffa, Rolando García, Gregorio Klimovsky, Eduardo Rabossi y Thomas Simpson— eligieron distintos aspectos de la obra de Carnap y los sometieron a un análisis eminentemente crítico. A decir de uno de los participantes "no se le rindió a Carnap un homenaje de tipo necrológico sino, en la medida de lo posible, un homenaje filosófico". El siguiente trabajo fue expuesto —con algunas modificaciones— en dicho coloquio.

Eduardo A. Rabossi es miembro de la carrera de investigador del Consejo Na-cional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Licenciado en Filosofía, ha enseñado materias filosóficas en varias facultades de la Universidad de Buenos Aires hasta 1966. Fue profesor en la Universidad Autónoma de México y realizó tareas de investigación en la Universidad de Duke (EE.UU.) y en la de Oxford (Inglaterra). Ha publi-cado en revistas especializadas argenti-nas y extranjeras. Se especializa en te-mas de filosofía del lenguaje, teoría de la acción y en algunas cuestiones metodológicas y gnoseológicas conexas.

1. Introducción

Las contribuciones de Rudolf Car-nap (1891-1971) a la sintaxis y a la semántica formales, a la teoría del significado de raigambre lógico-formal, a la filosofía de la ciencia (especialmente a los problemas que plantea el significado y el contenido cognoscitivo de términos, leyes y teo-rías científicas y a los problemas metateóricos de las ciencias físicas), a algunas cuestiones de fundamenta-ción de las ciencias formales, a la lógica de la confirmación y a la teo-ría de la probabilidad, poseen un gran valor teórico: ubican a su autor en un puesto de privilegio entre los filósofos contemporáneos dedicados a este tipo de temas. A su vez, la firme convicción de Carnap de que el rigor científico puede y debe ca-racterizar el planteo, la discusión y la solución de los problemas filosó-ficos, unida a su creencia inalterable en el valor y en las posibilidades de la razón humana, enlazan su obra y su pensamiento a una augusta tradi-ción filosófica, clásica y moderna. Por último, su convencimiento —ma-nifestado en muchos de sus traba-jos— de que las técnicas lógico-for-males son el instrumento adecuado para hacer de la filosofía una ciencia estricta, lo identifica como uno de los líderes de la vertiente formalista de la filosofía analítica. (Aclaro que no comparto ese optimismo acerca de las posibilidades que ofrece el

empleo de técnicas formales como instrumento par excellence de eluci-dación filosófica; aunque ello no im-plica desconocer, por cierto, su even-tual valor en determinados contextos y dentro de ciertas áreas. Cuando hablo del empleo de técnicas forma-les entiendo, por supuesto, el uso sistemático y comprensivo de ellas. La referencia circunstancial a las "consecuencias filosóficas" de algu-nos teoremas famosos, el uso episó-dico de simbología lógica y la men-ción a pruebas formales dentro de-contextos informales —recursos que a veces adornan algunos trabajos fi-losóficos— sólo muestran, por regla general, la mera creencia de sus auto-res en que lo simbólico y lo formal introducen automáticamente en el ámbito de la filosofía rigor, seriedad y clarificación conceptual. Lamenta-blemente las cosas no son tan senci-llas. De más está decir que no pre-tendo achacar a Carnap esta posición elemental).

El pensamiento filosófico de Car-nap se despliega en un interesante proceso evolutivo. A veces, como cuando pasa del enfoque sintactirista del lenguaje al enfoque semántico, el proceso muestra un verdadero corte. Otras veces, el desarrollo de sus ideas es gradual; un ejemplo típico lo ofrecen sus sucesivos planteos acerca del criterio empirista del sig-nificado. Pero hay varias concepcio-nes generales que Carnap mantuvo permanentemente sin mayores alte-

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raciones. Una de ellas es su posición empirista, que puede quedar expre-sada por la tesis de que lo que sabe-mos o podemos saber acerca de la realidad es reducible, o debe poder ser reducido, a un saber acerca de lo dado (sensorialmente). Esta te-sis (o versiones alternativas de ella) ha sido proclamada, presupuesta y/o defendida por muchos filósofos, aun-que muy pocas veces se encaró la difícil tarea de mostrar, sistemática y rigurosamente, la posibilidad de su realización efectiva. Nada menos que eso es lo que Carnap se propone lle-var a cabo, entre otras cosas, en su primera obra de importancia: Der Logische Aufbau der Welt {La Es-tructura Lógica del Mundo; ver Bi-bliografía [ 1 ]). Y no es exagerado afirmar que, en gran medida, logra alcanzar el objetivo básico que se ha propuesto. Es por ello que creo que Logische Aufbau es una de las obras filosóficas contemporáneas que el fu-turo reivindicará en todo su mérito. Es curioso, sin embargo, que su pro-pio autor, preocupado por discutir una serie de problemas de actualidad en el momento de aparecer el libro, abandonara la tarea de profundizar y ampliar sus logros, que su actitud fuera imitada por sus colegas y se-guidores inmediatos y que tuvieran que transcurrir más de veinte años hasta que Nelson Goodman, en The Structure of Appearance (literal-mente, la estructura de lo que se nos presenta) (6) , la sometiera a un ri-guroso análisis crítico y retomara el "programa" original de Carnap. Mi propósito, en este breve trabajo, es mostrar esquemáticamente la concep-ción metodológica y los propósitos filosóficos que adopta y persigue Carnap en Logische Aufbau. Ade-más, analizaré brevemente en él las razones teóricas que lo llevaron a adoptar una base reductiva de carác-ter fenomenista (fenomenalista) (es decir, una base reductiva en la que se hace referencia a experiencias inmediatas) y los motivos que influ-yeron para que casi inmediatamente después de publicada la obra, se in-clinara a favor de una base reductiva fiskalista (es decir, que admitiera la posibilidad y reconociera la ven-taja de reconstruir el lenguaje de la ciencia sobre una base reductiva en la que se hace referencia a cosas ob-servables (7) y a sus propiedades y relaciones observables). Las limita-ciones de espacio justificarán, espero, las imprecisiones y omisiones que el lector advertirá en lo que sigue.

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2. Acerca de Logische Aufbau

El primer borrador de Logische Auf-bau fue completado por Carnap du-rante los años 1922-25. El texto se discutió intensamente en el seno del Círculo de Viena y recién en 1928 el libro se publicó en Berlín. Casi coincidentemente, Carnap publicó una breve e interesante obra, Schein-probleme in der Philosophie (Pseu-doproblemas Filosóficos) (2) que muestra ya la influencia de algunas de las tesis sostenidas por Wittgens-tein en el Tractatus (interpretadas a la manera del Círculo de Viena), que desarrolla una primera versión de una base reductiva fisicalista y que ofrece un criterio de significati-vidad de los enunciados basado en su contenido fáctico. De él resulta la carencia de contenido significativo de los enunciados de la metafísica; consecuencia que Carnap admite y apoya expresamente. Es interesante señalar que no es esa, precisamente, su posición en "Logische Aufbau"-, en esta obra Carnap se Umita mera-mente a declarar excluidas del do-minio de la ciencia a las tesis con contenido metafísica.

También es interesante señalar que los elementos técnicos y las te-sis básicas que Carnap emplea y su-pone en Logische Aufbau no son ori-ginales. En realidad puede afirmarse, no sin algo de paradoja, que se trata de una obra en la que el valor teó-rico excede en mucho a la originali-dad. Y el propio Carnap reconoce implícitamente ese carácter. Así, lo que denomina "constitución" o "construcción" de objetos es una derivación inmediata de las técnicas construccionistas de B. Russell. No es casual, pues, que la obra comience con el famoso dictum russeliano: "La máxima suprema del filosofar científico es la siguiente: toda vez que sea posible sustituyanse las en-tidades inferidas por construcciones lógicas". Tampoco son propias las técnicas formales que emplea. Car-nap aplica de manera sistemática *—y lo reconoce expresamente— las téc-nicas lógicas desarrolladas por su maestro, G, Frege, y por Russell y A. N. Whitehead en Principia Ma-thematica. Tampoco es novedosa la interpretación de "lo daclo" en tér-minos fenomenistas. E. Mach y Rus-sell son los antecedentes inmediatos en los que se inspira Carnap en este aspecto y ellos son continuadores, a su vez, de la tradición empirista. Por último, el objetivo fundamental que

persigue ¡Carnap, a saber, " . . . l a posibilidad de reconstruir racional-mente los conceptos de todos los campos del saber, en base a concep-tos que se refieren a lo inmediata-mente dado". (1, Prefacio, 2? ecl, iii), no es otra cosa que la versión —en terminología moderna— del ideal del empirismo clásico. Esta enumeración aclara, creo, el carácter paradojal que tiene estimar más en Logische Aufbau el valor teórico que una eventual muestra de originali-dad. El mérito de Carnap consiste en haber ensamblado en este trabajo tesis de distinto grado de generali-dad, técnicas en su momento nove-dosas y concepciones filosóficas tra-dicionales, logrando una obra impor-tante por sus proyecciones filosófi-cas y por su carácter ejemplar en cuanto a agudeza y rigor conceptua-les. Que haya o no en ello origina-lidad es cosa secundaria. Por lo de-más, es bien sabido que en filosofía resulta arduo ser original (en un sentido prístino del término) si se tiene el sino, ya irreversible, de na-cer después de Platón, Aristóteles y Kant.

3. La construcción lógic a del mundo

En los siguientes párrafos esquema-tizo el enfoque metodológico gene-ral adoptado por Carnap ( ( 1 ) - (2)) y su aplicación concreta al campo del conocimiento científico ( (3)-( 5 ) ) .

Un sistema constructivista (Kon-stitutionssystem) es un sistema lógi-co (formal) y epistemológico (subs-tantivo) de objetos o conceptos. Su finalidad no se agota en distinguir unos conceptos de otros y en estu-diar sus relaciones y diferencias, pues su propósito fundamental es presentar la derivación o construc-ción de todos los conceptos (de un campo dado) a partir de ciertos con-ceptos fundamentales. "La tesis bá-sica de la teoría construccionista es que todos los conceptos pueden ser derivados . . . a partir de unos po-cos conceptos fundamentales; en es-to es en lo que difiere de la mayoría de las ontologías" (1 ,1 , cap. A, par. 1). La noción básica del sistema es la de reductibilidad-. un objeto (o concepto) es reducible a uno o más objetos si todos los enunciados acer-ca de él pueden ser transformados en enunciados acerca de ese o de esos objetos. La reducibilidad posee

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carácter transitivo es decir, si el objeto a es reducible a b, y b a c, entonces a es reducible a c). Básica-mente, reducir a a b, c, o construir a a partir de b, c, consiste en ofrecer una regla general que indica para cada caso individual cómo se puede transformar un enunciado acerca de a, de modo tal que se puedan obte-ner enunciados acerca de b, c, con-servando el valor veritativo. Esta regla de traducción puede llamarse regla de construcción o definición constructivista (Cf. 1, I , cap. A, par. 2 ) . En un sistema constructi-vista los objetos se ordenan en ni-veles, de tal manera que los objetos pertenecientes a un nivel superior se construyen a partir de los pertene-cientes a niveles inferiores. El carác-ter transitivo de la reducibilidad ga-rantiza que todos los objetos del sistema sean construidos indirecta-mente a partir de los objetos del primer nivel. Estos son los objetos básicos del sistema y forman la base del sistema. En un sentido estricto, la base real de conceptos del sistema no son sus elementos básicos sino sus relaciones básicas. "Esto corres-ponde a un supuesto fundamental de la teoría construccionista, a saber, que un sistema de relaciones tiene primacía en cuanto a sus miembros" (1, I , cap. B, par. 7) .

Las observaciones anteriores acer-ca de los rasgos de un sistema cons-tructivista se complementan con los siguientes datos, a) Carnap reconoce una deuda a Mach y a Avenarius en cuanto a la idea de reducir los con-ceptos científicos a "lo dado"; men-ciona también tres intentos contem-poráneos de presentar sistemas con-

ceptuales: de T. Ziehen, de H. Driesch y de W . Duvislav; por últi-mo señala la existencia de conexio-nes entre su obra, la teoría de los objetos de A. Meinong y algunas de las finalidades perseguidas por E. Husserl en Ideen, b) Los problemas formales que plantea el desarrollo concreto de un sistema constructi-vista son encarados haciendo uso de técnicas lógicas proporcionadas por la lógica matemática, en particular por la teoría de las relaciones. Car-nap advierte, además, la íntima rela-ción existente entre sistemas axio-máticos y sistemas constructivistas: "Una teoría está axiomatixada cuan-do sus enunciados están compuestos en la forma de un sistema deductivo cuya base está formada por los axio-mas y cuando todos los conceptos de la teoría están compuestos en la forma de un sistema constructivista cuya base está formada por los con-ceptos fundamentales" (1 ,1 , cap. A, par. 2) . c) Para toda definición cons-tructivista se establece el requeri-miento no formal de la extensionali-dad, es decir, se establece que el de-finiendum y el definiens se apliquen exactamente a las mismas cosas, de modo tal que la sustitución de una por la otra en contextos adecuados preserve el valor veritativo (Cf. 7, 555-6; en realidad los problemas co-nectados con la llamada tesis de la extensionalidad son sumamente com-plejos y exceden las posibilidades y naturaleza de este trabajo).

Carnap toma como ámbito a sis-tematizar, de acuerdo al método constructivista, el de los objetos co-nocidos o susceptibles de ser cono-cidos. En otras palabras, lo que Car-nap se propone ofrecer es un sistema constructivista de los objetos propios del conocimiento científico (o, como a veces se ha dicho, un sistema cons-tructivista para la epistemología), A tal efecto distingue cuatro tipos o esferas de objetos: los socio-cultu-rales, las otras mentes, los objetos físicos y los datos mentales (1, I I I , cap. B, par. 58) . El sistema —de acuerdo a los requisitos reseñados en ( 1 ) — tiene que mostrar la re-ducibilidad de un tipo o esfera de objetos con respecto a otro tipo o esfera de objetos. Pero en este caso, resulta de especial interés que se haga cargo, al mismo tiempo, de la primacía epistemológica de una es-fera de objetos con respecto a otra. La relación entre las nociones de reducibilidad y de primacía epistemo-lógica tiene pues, especial interés.

Cuando el sistema se desarrolla adecuadamente resulta que los obje-tos que componen el campo propio de cada ciencia pueden ser ordena-dos de acuerdo a la reducibilidad de unos con respecto a otros. Pero si el orden particular de los distintos tipos o esferas de objetos está basa-do además, en la primacía epistemo-lógica de unos con respecto a otros, entonces el ordenamiento obtenido vía reducibilidad proporciona una reconstrucción lógica de la realidad, "Diremos que un objeto (o tipo de objeto) es epistemológicamente pri-mario en relación con otro objeto (del que diremos que es epistemoló-gicamente secundario), si el segundo objeto es reconocido por medio del primero y presupone, en consecuen-cia, para su reconocimiento, el reco-nocimiento del primer objeto" (1, I II , cap. B, par 54) . De estas dis-tinciones (y de otras que debo omi-tir por razones de espacio) resultan varias cosas: a) los objetos pertene-cientes a las esferas o tipos mencio-nados en (3) son reducibles unos a otros en el orden dado; en cambio su primacía epistemológica es inver-sa al orden dado; b ) dada la reduci-bilidad apuntada resulta que los da-tos mentales constituyen la base del sistema; c) la viabilidad del sistema muestra, entre otras cosas, el carác-ter unitario de la ciencia y, más es-pecíficamente, del saber científico.

Detengámonos ahora en la base del sistema, es decir, en la esfera que componen los datos mentales. Los elementos últimos de esta esfera son las llamadas experiencias elementales (Elementarerlebnisse), que Carnap considera componentes efectivos de la "corriente de nuestra conciencia". Se trata de "secciones" temporal-mente determinadas que incluyen la totalidad de la experiencia de un su-jeto en un momento dado. Son uni-dades concretas, pero sumamente complejas. Precisamente porque las experiencias elementales presentan cualidades diversas y variadas, plan-tean el importante problema meto-dológico de cómo construir tales cua-lidades o partes "constituyentes" de acuerdo a los principios del sistema constructivista: tal construcción no puede llevarse a cabo empleando los métodos sugeridos para la construc-ción de objetos, por la sencilla razón de que tales experiencias son los ele-mentos últimos en base a los cuales el método constructivista puede de-sarrollarse. Por tal razón, Carnap propone practicar lo que denomina

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"cuasi-análisis" que se basa funda-mentalmente en una relación que postula como primitiva: la relación de recuerda de útriilaridad (Áhnlich-keitserinnerung) que vale entre dos experiencias elementales cuando la comparación entre el recuerdo de una y el recuerdo de la otra muestra una concordancia total o parcial en-tre cierta cualidad de la primera y cierta cualidad de la segunda (Cf. 1, III, cap. C, par. 78). Una vez dado este paso, las experiencias elementa-les pueden ser definidas (no ya pos-tuladas) como los miembros de tal relación. La parte IV de Logische Aufbau está dedicada a desarrollar un esquema, por momentos minucio-so, del sistema, a partir de esa rela-ción primitiva.

4. La base fenomenista: pros y contras

La elección de los datos mentales como base del sistema y de las ex-periencias elementales y la relación de recuerdo de similaridad como sus componentes elementales, está suje-ta a objeciones inmediatas cuando se considera que de lo que se trata, en definitiva, es de ofrecer una recons-trucción racional del saber científico (caracterizado, entre otros rasgos, por tratarse de un saber esencialmen-te intersubjetivo). ¿Cómo superar ía subjetividad intrínseca de tales ex-periencias?, ¿de qué manera puede eliminarse el problema que plantea la incomunicabilidad de su conteni-do?, ¿qué decir de su "dependen-cia" respecto del sujeto para el que se dan como experiencias?, etc. Car-nap formula al respecto distintas aclaraciones que tienden a responder a estas preguntas o, al menos, a neu-tralizar el tipo de críticas implícito en ellas. En primer lugar, señala que la base egocéntrica que le sirve de punto de partida es solipsista. Y añade: "Pero ello no implica que adoptemos el punto de vista solipsista según el cual sólo son reales un único sujeto y sus experiencias, mientras que los de-más sujetos no son reales. La dife-rencia entre objetos reales y no rea-les no se plantea el comienzo del sistema constructivista . . . (pues) sólo aparece en un nivel construc-tivo relativamente avanzado. Al co-mienzo del sistema las experiencias deben ser tomadas, simplemente, tal como acaecen. Respecto de los obje-tos no proclamaremos su realidad o

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no realidad; más bien, esas afirma-ciones serán puestas "entre parénte-sis" (es decir, ejercitaremos la "sus-pensión de juicio" fenomenológica, epojé, en el sentido de Husserl" (1, III, cap. C, par. 64). Dado que la elección de la base egocéntrica sólo compromete, según Carnap, a la apli-cación del método solipsista pero no al reconocimiento de su tesis funda-mental, denomina su posición solip-sismo metodológico. En segundo lu-gar, "la egocentricidad no es una propiedad peculiar de los elementos básicos; de lo dado. Decir que una experiencia es egocéntrica carece de sentido hasta que hablemos de las experiencias de los demás, que son construidas a partir de "mis expe-riencias" (1, I II , cap. C, par. 65). En realidad, lo dado —insiste Car-nap— no tiene sujeto. La idea sub-yacente al enfoque de Carnap está en la línea del llamado monismo neutral (cuyos antecesores inmedia-tos son W. James y E. Mach), que sostiene, en términos generales, que los ámbitos correspondientes a lo mental y a lo físico son construibles a partir de elementos "neutrales" en lo que respecta a uno u otro nivel. En tercer lugar, Carnap admite que la base elegida es sólo una de las bases posibles. "Si no se exige que el orden de la construcción refleje el orden de los objetos, también son posibles otras formas sistémicas". Es más, "como todos los objetos cultu-rales son reducibles a lo psicológico y todo lo psicológico a lo físico, la base del sistema puede ubicarse en el dominio de los objetos físicos. Tal sistema podría ser denominado ma-terialista, pues un sistema de esta estructura parecería el más apropia-do para el punto de vista materia-lista". El usar como dominio de base el dominio de lo físico, caracterizado por la regularidad de sus procesos, entronca al sistema materialista (en el sentido definido) con la ciencia empírica (las ciencias naturales, la psicología y las ciencias culturales). En rigor de verdad, "desde el punto de vista de la ciencia empírica el sistema constructivista con base fí-sica constituye una ordenación de conceptos más apropiada que ningu-na otra . . . Pero desde un punto de' vista epistemológico . . . nos vemos llevados a adoptar otra ordenación de conceptos, a saber, un sistema constructivista con base egocéntrica" (1, III , cap. B, par. 59). En cuarto lugar, aun cuando se admita que ha-blar de las experiencias elementales

como elementos de la corriente de la conciencia implica presuponer la existencia de un sujeto de tales expe-riencias y que el contenido de las mismas es único, privado e incom-parable, Carnap señala que ciertas propiedades estructurales coinciden entre sí y que la ciencia debe limi-tarse a afirmar proposiciones acerca de tal tipo de propiedades. En otras palabras, la distinción entre estruc-tura y contenido —empleada ya por Moritz Schlick con fines parecidos puede permitir superar, según Car-nap, el problema de proporcionar un criterio adecuado de verificación in-tersubjetiva respecto de elementos que poseen, por naturaleza, carácter subjetivo. En quinto lugar, una de-fensa indirecta de la base fenome-nista aparece en el orden atribuido a las esferas de objetos. De acuerdo al mismo, los enunciados acerca de otras mentes son reducibles dentro del sistema a enunciados acerca de objetos o procesos físicos. Y de esta manera —aunque sólo indirectamen-te— se neutraliza uno de los moti-vos que pueden dar lugar a un solip-sismo desembozado.

Es interesante, señalar que al mar-gen de las razones teóricas que lle-van a Carnap a elegir para su siste-ma una base reductiva fenomenista, hay motivaciones que reconocen un notable compromiso con la tradición filosófica. En su Autobiografía (8, pág. 50) un sugestivo párrafo pone en evidencia tal situación. "Bajo la influencia de algunos filósofos —afirma—, especialmente de Mach y de Russell, consideré en Logische Aufbau que el mejor lenguaje para encarar un análisis filosófico del co-nocimiento es el fenomenista. Creía que el objeto de la filosofía consistía en reducir todo el conocimiento a una base cierta. Y dado que el co-nocimiento más cierto es el de lo inmediatamente dado, mientras que el conocimiento de los objetos mate-riales es derivado y menos cierto, me pareció que el filósofo debía em-plear un lenguaje que usara como base datos de los sentidos". En este breve párrafo están implícitas tres tesis clásicamente conectadas con la defensa del fenomenismo, a saber,

a) la distinción entre conocimiento directo y conocimiento derivado, b) la asignación de lo dado de modo inmediato y de los objetos materia-les, respectivamente, a cada una de esas modalidades cognoscitivas y c) la afirmación de que existe un conocimiento cierto e indudable

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I opuesto a un conocimiento solamen-te probable y aproximado, que co-rresponden, respectivamente, a cada tipo de entidades. Todos estos su-puestos han merecido minuciosos análisis por parte de algunos filóso-fos analíticos y los argumentos ofre-cidos muestran, como mínimo, que hay motivos para ponerlos en duda, al menos en una presentación tan directa e ingenua.

Hay pues una motivación, que se manifiesta en lo que denominaré re-quisito de certidumbre que está en la base de la adopción del fenome-nismo por parte de Carnap. Este requisito se enlaza, a su vez, a otro que ya he mencionado: el de que la reconstrucción racional del conoci-miento se haga cargo del proceso efectivo de formación de los concep-tos. Denominaré a esta exigencia, requisito de reconstrucción efectiva. Pero además existe un tercer y fun-damental requisito: el de intersubje-tividad del saber científico. Y aun un cuarto: el requisito de universalidad (en la terminología de Carnap, un lenguaje es universal si todo enun-ciado es traducible a él). Ahora bien, el sistema desarrollado en Logiscbe Aufbau satisface el requisito de cer-tidumbre y el de reconstrucción efectiva. Pero, ¿hace lo mismo con los de intersubjetividad y universabi-lidad? Esi más, ¿son compatibles —al menos tal como se plantea la cuestión dentro de la obra de Car-nap— aquellos requisitos con éstos? Carnap sostiene que sí, aunque hay argumentos que, de modo inmediato, parecen llevar a una respuesta dis-tinta.

¿Qué mérito teórico efectivo po-see la afirmación de que "lo dado es sin sujeto"? Si se habla de "lo dado", de "datos de mi mente", de "experiencias elementales", etc., pa-rece imposible negar la presencia o existencia de alguien para quien lo dado es dado, o es un dato o una experiencia. Puede alegarse que los elementos básicos ingresan al sistema con un carácter neutral o que la índole del método constructivista de Carnap lo coloca más allá de cual-quier compromiso filosófico que no resulte directamente implicado por el propio sistema. Pero a esto se puede responder que aun admitien-do la remota posibilidad de que el monismo neutral sea una posición viable, el requisito de reconstrucción efectiva impone un compromiso de difícil superación, pues implica co-mo mínimo que nociones tales como

"lo dado", "datos de mi mente", "experiencias elementales", etc., in-gresan al sistema con un plus signi-ficativo de evidente connotación fe-nomenista. Según Carnap el proble-ma consiste, en último extremo, en "elegir la base más adecuada para el sistema" (Autobiografía, (8), pág. 18). Pero esto lleva a pregun-tar por un criterio para medir esa adecuación. Y en el caso de Logiscbe Aufbau ese criterio es el de recons-trucción efectiva. (Este tipo de ar-gumentación vale en general, creo, para la conocida tesis de Carnap acerca de la libertad en cuanto a la elección de lenguajes alternativos, el "principio de tolerancia", etc.). Ob-sérvese que si este esquema argu-mentativo tiene algún grado a plausi-bilidad se sigue, como mínimo, que las expresiones que hacen referencia a las experiencias inmediatas de un objeto sólo tienen carácter significa-tivo para dicho sujeto. Ello es así porque, por hipótesis, no se ve como podrían compararse las experiencias de un sujeto con las de otro. Habría pues una clase de expresiones (las que se refieren a las experiencias in-mediatas de un sujeto) que ingresa-rían al cajón de sastre en el que los positivistas lógicos —y Carnap no fue una excepción— acostumbraron meter todo aquello que no se ade-cuara a su criterio. Pero esto, sin duda sería el colmo de los males, tra-tándose de la reconstrucción racional del saber científico. Por último, la distinción entre estructura y conte-nido —distinción que posee un in-dudable interés teórico— tampoco parece resolver la tensión creada por el requisito de intersubjetividad. Por una parte, la distinción no es lo su-ficientemente clara como para fun-dar un criterio que permita deter-minar qué enunciados del lenguaje ordinario y del científico transmiten información acerca de estructuras (como algo distinto de transmitir información acerca de contenidos). Por otra parte, en el caso de Logiscbe Aufbau, no parece haber una razón suficiente para sostener que sólo pue-de ser comunicada la estructura y no el contenido de las experiencias inmediatas, como no sea la de supe-rar las dificultades propias del fe-nomenismo.

5. La base fisicalista

Esta breve y esquemática discu-sión muestra que la elección de una

base fenomenista es incompatible —dentro del sistema constructivis-ta— con el requisito de intersubje-tividad (y, en consecuencia, con e l de universabilidad). Carnap m u y pronto comprendió esta dificultad y ya a los pocos años de publicado Logiscbe Aufbau dio el vuelco al £i-sicalismo (ver ( 3 ) , (4) y ( 5 ) ) . Ello implica admitir como base d e l lenguaje de la ciencia un lenguaje que haga referencia a objetos obser-vables y a propiedades y relaciones observables por parte de distintos sujetos. De tal modo el requisito d e intersubjetividad queda automática-mente garantizado. Además, dada l a elección del lenguaje físico como b a -se reductiva del lenguaje científico y la admisión de la reducibilidad d e otros lenguajes de la ciencia al l en -guaje físico, también queda garanti-zado el requisito de universalidad. El problema es, ahora, otorgar c a -rácter intersubjetivo a enunciados que, prima facie, hacen referencia a experiencias "privadas". La respues-ta que Carnap propone es que t a les enunciados forman parte, en reali-dad, de sub-lenguajes del lenguaje físico. Y esto lleva a plantear un c u -rioso conductismo acerca de enun -ciados en primera persona del singu-lar referidos a las experiencias p r i -vadas de dicha persona. Como s e puede apreciar, aparecen nuevas d i -ficultades, aunque de un tipo dist in-to a las planteadas y discutidas e n relación con el fenomenismo. En r i -gor de verdad, Carnap no colaboró con ideas novedosas en lo que h a c e a su superación. Pero esto es ya m a -teria que queda fuera del ob je t ivo que me he propuesto alcanzar en e s t e trabajo. O

1 R. Carnap, Der Logiscbe Aufbau der Welt, Berlín, WeltkreislVerkg, 1928.

2 R. Carnap, Scbetprobleme in der Phi-losophie, Brelín, Weltkreis-Verlag, 1 9 2 8 .

3 R. Carnap, "Die physikalische S p r a c h e ais Universalsprache der Wissenschaft* , Erkenntnis, Bd. 2 (1932), 432-35.

4 R. Carnap, "Psychologie in physikal i-scher Sprache", Erkenntnis, Bd. 3 (1932 ) , 107-42.'

5 R. Carnap, "Testability and Mcaning:"» Pbilosophv o) Science, 3 (1936), 119-71 y 4 (1937), 1-40.

0 Ñ. Goodman, The Slruclttre of App^' ranee, Cambridge, Mass., Harvard U n t v . Press, 1951.

7 N. Goodman, "The SíRnificance Der Logiscbe Aufbau der Welt", en ( 8 ) , 545-558; réolicas de Carnap en 944-7.

8 P. Schilpp. The Pbilosophv of Rtidnlf Carnap, La Salle, 111., Open Court, 1 9 6 3 .

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Recursos hídricos nacionales Herminio Pérez

Dentro de la múltiple y compleja problemática del mundo de hoy y tal vez en mucho mayor medida, de mañana, los problemas del agua ocu-pan un lugar relevante. Un explosivo crecimiento demográfico al que se agregan nuevas y mayores demandas de agua generadas por el propio de-sarrollo económico de los pueblos, hacen cada día más difícil y más cos-toso satisfacer esas demandas. Para ello comprendamos que el agua no es solamente el elemento indispensable para la actividad vital de los seres humanos, animales y vegetales, sino también para el bienestar de la hu-manidad. Así, por ejemplo, consti-tuye la vía natural de comunicación en el caso en que es navegable, una fuente de energía imperecedera, un vehículo para la evacuación de des-hechos sanitarios, una materia prima en multiplicidad de procesos indus-triales, un elemento que permite la recuperación de tierras áridas e im-productivas, un agente terapéutico, un escenario y paisaje apreciado por el hombre para su tarea creativa y tantos otros usos ligados al desarro-llo socio-económico.

Por supuesto, estos usos múltiples son posibles cuando el agua se pre-senta en términos de cantidad, cali-dad y oportunidad adecuadas, exi-gencias que muchas veces no resultan satisfechas en condiciones naturales y obligan en consecuencia a cons-truir obras que permitan adaptar la oferta a la demanda. Tal limitación impuesta por la naturaleza está con-dicionada a la relativa capacidad hu-mana para modificar un medio físico adverso y es por ello que aún hoy existen enormes desiertos que aun

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cuando potencialmente ricos en otros recursos naturales, no pueden ser ocupados ni desarrollados por el hombre; como contrapartida, exten-sas zonas del planeta sufren en for-ma ocasional o permanente los ex-cesos de recursos hídricos, sin poder ser recuperadas e incorporadas a la actividad productiva. No olvidemos el tremendo poder destructor de las crecidas e inundaciones con la con-siguiente pérdida de recursos mate-nales y aun de vidas humanas, las fértiles tierras que se pierden por lo mismo, la salinización de muchas áreas por exceso de agua, y tantos otros problemas vinculados con la presencia de valores excesivos a la necesidad común.

Es menester reconocer que mu-chos de los problemas señalados no responden a causas puramente físi-cas o naturales, sino que derivan de un manejo inadecuado que ha hecho el hombre del recurso agua, así como de otros recursos naturales, tales co-mo el suelo y la vegetación, todos ellos interrelacionados. Así por ejem-plo, la tala indiscriminada de bos-ques y suelo de pastoreo, la aplica-ción de dotaciones excesivas de agua para regadío y otras prácticas inade-cuadas de manejo de estos recursos naturales que inciden y generan pro-blemas de erosión, sedimentación, salinización, inundaciones, etc. En otros planos los problemas se deri-van de las siguientes causas: así la creciente actividad industrial genera residuos y deshechos que contami-nan los cursos de agua y las capas subterráneas. Finalmente, la incor-poración de nuevos servicios cloa-cales y el tratamiento consecuente,

deteriora la calidad ele las aguas. El uso de insecticidas, detergentes, ele-mentos radioactivos y otros elemen-tos contaminantes, es otro factor que crea problemas de difícil solución. La expansión de las áreas urbanas, proceso notorio en los tiempos mo-dernos, agrava los problemas de las inundaciones, en consecuencia, la mayor superficie impermeabilizada se agrega a las cuencas receptoras de las precipitaciones, la ocupación de áreas naturalmente inundables, etc.

Muy sintéticamente expuesta la problemática hídrica señalada es compleja, difícil, variada y perento-ria de resolver en muchos casos. Aun así es parcial pues sólo nos he-mos referido en forma primordial, a los problemas físicos y del manejo desagua, sin ocuparnos de los de carácter institucional, legal, econó-mico y político que configuran otra área de tremenda importancia aun cuando no sean tratados específica-mente en el curso de esta exposi-ción.

Resumiendo: el tremendo dilema de la humanidad en el presente, es asegurar al mundo de hoy y a las generaciones que nos siguen dispo-nibilidades hídricas compatibles con los usos actuales y futuros del re-curso. Este verdadero desafío, debe concientizarnos a todos los que hoy poblamos el planeta, los gobernan-tes, científicos, teenólogos,"políticos, educadores, usuarios, etc., de mane-ra que comprendamos que el agua es un recurso escaso, imprescindible de conservar y preservar, sin por ello dejar de usarlo, sí es que preten-demos que la vida misma sea posible, en el futuro.

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La situación nacional

Lo que hemos superficialmente des-tacado de manera general, quiero particularizarlo para nuestro país, iniciando con una breve descripción de los recursos hídricos esenciales del país. Cuatro grandes sistemas fluviales pueden ser localizados en el país de acuerdo a la situación de los desagües: sistema del Río de la Plata, la Cuenca de la Vertiente Atlántica, las cuencas de la Vertien-te Pacífica y las cuencas sin desagüe al mar.

El sistema del Río de la Plata se forma con el gigantesco aporte de los ríos Paraná y Uruguay, cuencas de carácter internacional por formar parte de los territorios de las repú-blicas vecinas, Bolivia, Paraguay, Bra-sil y Uruguay. Una tercera parte del territorio argentino, se desagua por ese sistema y también debe señalarse que la contribución de este aporte es significativamente menor que el derrame asignable a la porción no argentina de la cuenca. El derrame de este gigantesco sistema del Plata ha sido valuado en unos 570.000 millones de metros cúbicos anuales, computando en esta magnitud la to-talidad de la descarga del Paraná y el 50 por ciento del aporte del Río Uruguay. Esta cifra representa el 83 por ciento de las disponibilidades hídricas superficiales del país. La Vertiente Atlántica, muestra una se-rie de cuencas hidrográficas que des-aguan en el océano en esta parte de la región continental, central y meri-dional; la extensión representa algo más de un millón de kilómetros cua-drados y la magnitud global de su aporte ha sido valuada en unos 74 mil millones de metros cúbicos anua-les equivalente a algo más del 11 por ciento de la disponibilidad hí-drica total del país. Se destacan den-tro de este conjunto los ríos San Juan, Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel, Colorado, Negro y Chubut, por constituir importantísimos re-cursos para el regadío de más de seiscientas mil hectáreas de la región árida cuy ana y patagónica.

En la Vertiente Pacífica, en el lí-mite con Chile, en la parte meridio-nal del país, se engloban una serie de recursos fluviales, que naciendo en la República Argentina, ingresan a Chile para desaguar en el Pacífico. Si bien la extensión de esta área to-tal es reducida, totalizando apenas unos treinta mil kilómetros cuadra-dos, es decir apenas un poco más del

1 por ciento de la superficie del país; resulta en cambio importante la mag-nitud de su caudal que representa unos 33.000 millones de metros cú-bicos de derrame anual, ello como consecuencia de una pluviosidad muy abundante, que significan un 5 por ciento del total de las lluvias.

Finalmente, dentro de la cuenca sin derrame al mar —cuenca cerra-da— se incluyen una serie de ríos de distinta ubicación en el país, pero en su mayor parte en las regiones nor-

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occidental y central que en conjunto drenan unos 800.000 kilómetros cua-drados, pero con reducidos aportes, ya que han sido valuados en algo menos de 6.000 millones de metros cúbicos anuales, o sea menos del 1 por ciento del total del país.

En síntesis, las disponibilidades hídricas superficiales del país, pue-den estimarse en algo más de 680.000 metros cúbicos anuales, pe-ro distribuidos en forma harto irre-gular en el espacio territorial argen-

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tino. Si este espacio lo dividimos así, de acuerdo con su caudal y su derrame y por cuencas hidrográficas, y remitiéndonos a las cifras anterior-mente expuestas, tendríamos: 83 por ciento en la cuenca del Plata; un 11 por ciento en la cuenca de la Ver-tiente Atlántica; un 5 por ciento en las correspondientes al Pacífico, y apenas el 1 por ciento en las cuen-cas sin derrame al mar.

Si en lugar de utilizar este crite-rio de descripción del país en cuen-cas hidrográficas, dividiéramos el país en tres grandes zonas; la zona húmeda del litoral, la zona árida y semi-árida al norte del río Colorado y finalmente la zona patagónica, nos encontraríamos que en la zona lito-ral húmeda tenemos el 82 por ciento del agua; en la zona árida y semi-árida, o sea toda la zona al norte del río Colorado, tendríamos apenas un 5 por ciento de agua; en la zona pa-tagónica tendríamos un 13 por ciento del agua que se descompondrían a su vez en un 8 por ciento que se va hacia el Atlántico, y en un 5 por ciento que se va hacia el Pacífico. A esta desigualdad espacial, debe agregarse una irregularidad temporal mostrada por la variabilidad de los caudales a través del año y de año en año, con sensibles diferencias en-tre los aportes de crecidas y estiaje consecuentes con la marcada estacio-nalidad de las precipitaciones en la mayor parte del territorio argentino. En los ríos del Norte y del Noroeste del país, de alimentación pluvial, las máximas son de verano, concurren-tes con las mayores precipitaciones en esta época. La estacionalidad de los ríos es muy marcada y en conse-cuencia muestran una distribución muy irregular, con mínimos muy acentuados y máximos notorios. Tal es el caso de los ríos Bermejo, Pil-comayo y otros. _ En cambio, el río Paraná por

ejemplo, a la altura de Posadas, muestra una" regularidad notable en su variación a lo largo del año, resul-tando la misma de régimen combina-do en sus afluentes superiores que crecen durante el verano y de los in-feriores que incrementan su descar-ga durante el invierno. El río Uru-guay, por ejemplo, también presen-ta una distribución distinta que se caracteriza por el predominio de los caudales de invierno sobre los de verano donde su régimen es prácti-camente complementario. Y si toma-mos ríos de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se entra en

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un régimen indefinido de distribu-ción anual, no se presenta una es-tación clara de crecida, si bien sus aportes descienden durante el vera-no. Esta distribución poco clara de los ríos de Buenos Aires se debe al régimen de precipitaciones de la zo-na litoral húmeda que es bastante uniforme a lo largo del año: no hay una estación típica lluviosa, si bien hay dos pequeños incrementos en otoño y en primavera. Los menores aportes de los ríos bonaerenses du-rante el verano, pueden atribuirse más que a una disminución de las precipitaciones en esta estación, a los efectos de las mayores pérdidas por evaporación. Los cursos de agua que descienden del sector andino central, presentan la estación de cre-cida durante la primavera y el ve-rano; el hecho se debe, no a las pre-cipitaciones ocurridas en tales meses, sino a que están alimentados exclu-sivamente o casi exclusivamente pol-la nieve que se acumula en la Cor-dillera de los Andes durante el in-vierno y que comienza su fusión en la primavera. Los cursos de agua que drenan la cordillera patagónica, por tener una alimentación mixta de lluvia y nieve, tienen dos ondas de creciente, una invernal, producida por las lluvias, y una de primavera y verano que corresponde a la fu-sión de la nieve. Entre los ríos pa-tagónicos puede señalarse por el ca-rácter distinto de su alimentación, el río Santa Cruz que se alimenta por la ablación glaciaria, fusión de los hielos, y que muestra máximos de verano y otoño, y mínimos de invierno y primavera. En la figura 1 podemos ver claramente que en la parte sur del Brasil y noreste de Ar-gentina, hay una zona de gran preci-pitación, así como también hay una zona de gran precipitación en la par-te sur del continente, sobre el sur de Chile y sobre la cordillera patagóni-ca. Mientras que la parte interior del país y la parte patagónica costera, se caracteriza por tener precipitaciones bastante reducidas, incluso zonas tremendamente áridas de precipita-ción casi nula, como la que se en-cuentra en el norte de Chile y nor-oeste de Argentina. Además de esos valores totales anuales, podemos ver distintos regímenes de distribución anual o sea, dentro del año, de qué manera se distribuye esa cantidad to-tal. Por ejemplo, en la región a la altura del Estado de Sao Paulo, se ve que hay precipitaciones muv con-centradas durante los primeros me-

ses del año y durante los últimos meses del año, vale decir, precipita-ciones típicas de verano, mientras que durante el invierno tiene un pe-ríodo totalmente crítico. Este régi-men de período lluvioso en el vera-no y sequía en el invierno, es carac-terístico de la cuenca del Alto Pa-raná y del norte y centro de Argen-tina.

Si vamos un poco más al sur, sobre Brasil, la Mesopotamia e in-cluso la provincia de Buenos Aires, encontramos un régimen mucho más uniforme de distribución de precipi-aciones durante el año, aun tenien-do dos pequeños picos en el otoiao y la primavera, tiene una distribu-ción bastante uniforme durante el resto del año: prácticamente no hay estación lluviosa ni estación seca.

Otro régimen, también bastante típico y diferente de los anteriores, es el que encontramos sobre la cordillera de los Andes, tanto en su sector central, como en su sector meridional y es la concentración de las lluvias durante el invierno; hay una estación netamente húmeda que es el invierno y una estación más seca durante el verano; el régimen se manifiesta más o menos hasta la latitud de los 29°, y casi hasta el confín austral del continente, es el régimen de máximas de invierno, y mínimos de verano, salvo en la por-ción más austral del continente. En Tierra del Fuego y el extremo sur chileno y argentino el régimen de predominio de las lluvias de verano no es tan evidente, sino que hay lluvias prácticamente uniformes du-rante todo el año. Por supuesto estas características de las precipitaciones se reflejan en el movimiento de los ríos.

En la figura 2 encontramos dia-gramas de la variación dentro del año, pero ya no para las precipita-ciones sino para el conjunto fluvial, para los distintos ríos del país en distintas localizaciones y que mues-tran los distintos tipos de regímenes. Por ejemplo, el primer caso es el del río Bermejo: es sabido que en la re-gión norte-noroeste del país abun-dan las lluvias en verano y el río muestra un régimen similar, o sea, los grandes caudales los trae en ene-ro, febrero y marzo, y después vie-ne una serie de meses donde el escu-rrimiento se hace muchísimo menor, prácticamente todo el invierno y la primavera.

La línea punteada en todos los gráficos, correspondería a un río

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Figura 2. Diagramas de variación de caudal de nueve ríos de distintos tipos de régimen.

ideal que trajera el mismo caudal durante todo el año, en realidad, el quiebre se debe a que hay meses de treinta y un días, de treinta o de veintiocho, por eso no es una recta perfecta. Puede compararse este tipo de régimen, donde por ejemplo, en un sólo mes del año, el mes de fe-brero, trae 27 ó 28 por ciento del total anual, o sea más de la cuarta parte del escurrimiento en un sólo mes; si sumamos esos tres meses, tenemos ya el 70 por ciento concen-trado en tres meses del año, con un régimen como el del Paraná en Po-sadas que no tiene una gran varia-ción entre la estación húmeda y la seca, río naturalmente dominado.

El río Pasaje/Juramento/Salado,

es un río tremendamente irregular, todavía más irregular que el Berme-jo ya que en un solo mes del año tenemos casi 35 por ciento del to-tal anual. Otro caso interesante es el del río Uruguay en Concordia, un río bastante regular, pero que tiene la estación de crecidas durante el invierno y primavera y los estiajes en verano. Es interesante comparar el régimen del río Uruguay con el del río Paraná, si superpusiéramos los dos, veríamos que prácticamen-te se complementan, o sea, cuando al Paraná le sobra agua, le está fal-tando al Uruguay; eso habla de lo interesante que podría ser una co-nexión entre ambas cuencas.

El río Napostá (el cerro del Agui-

la) en la provincia de Buenos Ai-res, tiene un régimen completamente irregular; debido a eso prácticamen-te no tiene estación seca ni estación húmeda y las sequías que tiene du-rante la primavera, no se deben tan-to a las lluvias, sino más bien a las pérdidas sufridas por evaporación.

Otro río que corre cerca de la ciudad de San Juan, es el San Juan, distinto en su régimen, donde las crecidas se producen durante prima-vera y verano y los estiajes durante el otoño y el invierno; esto no se debe a que las precipitaciones sean mayores durante esas estaciones, sino a que están alimentados por nieve. Otro caso es el río Neuquén en Paso de los Incas; este río empieza a mostrar una característica notable de todos los ríos patagónicos: (con excepción del Santa Cruz) tienen una doble onda de crecida, una du-rante el invierno y otra durante la primavera, en el caso del río Neu-quén es más significativa la de la primavera y menos significativa la del invierno; los estiajes son en ve-rano y otoño. Esto se debe a que la alimentación en estos cursos patagó-nicos es mixta: lluvia y nieve, enton-ces la lluvia produce la crecida de invierno y la nieve produce la cre-cida de primavera y verano. El río Futaleufú, en cuya proximidad está la central eléctrica de Futaleufú, que muestra esa característica de los ríos patagónicos ya señalada de la doble onda de crecimiento, muestra ade-más otra característica muy impor-tante de los ríos patagónicos y es que tienen un régimen muy suave de variación. Eso se debe a una cir-cunstancia física, a partir de que gran parte de los ríos patagónicos están naturalmente regulados por la presencia de lagos, la naturaleza ya ha hecho lo que el hombre necesita hacer para dominar los ríos como los de este tipo: grandes obras de re-gulación, grandes presas y embalses para poder adecuar la oferta natural del agua a la demanda.

Finalmente el caso del río Santa Cruz muestra una configuración dis-tinta por estar alimentado por la fu-sión del hielo, por la tremenda su-perficie de hielo continental, por los numerosos glaciares que determinan la época de crecida hacia el fin del verano y el principio del otoño, mientras que los estiajes son de in-vierno y primavera. También es un río bastante regular por tener dos tremendos lagos en su cuenca, el Viedma y el Argentino.

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Figura 3. Diagramas de escurrimiento de dieciséis ríos a lo l<»g de la Cordillera.

Cuencas ricas y cuencas pobres

Por supuesto estos diagramas muestran cómo es la variación du-rante el año, pero no dan idea de la potencialidad de afluencia, ya que las coordenadas están dadas en por-centajes o sea no permiten comparar cuencas ricas con cuencas pobres. El propósito de la figura 3 es mostrar una serie de ríos ordenados de nor-te a sur a lo largo de la Cordillera de los Andes y en los cuales las uni-dades, en el eje vertical de las coor-denadas son milímetros de escurri-

teniendo un mejor rendimiento y esto es porque las precipitaciones van aumentando sobre la Cordillera a medida que vamos hacia el sur.

En el caso del r ío San Juan, ya son unos 75 mm de escurrimiento anual, el Mendoza, 1 8 0 mm; el Tu-nuyán, 400 mm; el Atue l , 270 mm; el Diamante, 280 m m ; el Neuquén —en el que empezaba a aparecer la doble onda de crecida— unos 350 mm al año. Obsérvese ya que las dos ondas de crecida están práctica-mente unidas, hecho que se debe al efecto regulador de los lagos. Si se-guimos un poco más hacia el sur encontramos los grandes colosos flu-viales, por el nivel d e superficie de la cuenca, por supuesto: el río Mayo, uno de los ríos que sale al Pacífico con 1600 mm de escurrimiento y el Futaleufú con 2500 m m de escurri-miento al año; los r íos más poten-tes, por nivel de superficie, no a ni-vel absoluto, son precisamente los ríos que van al Pacífico. Para dar una idea del agua q u e se va en el límite chileno-argentino hacia el Pa-cífico en apenas esa pequeña super-ficie de 30.000 kilómetros cuadra-dos, es equivalente a toda el agua de que se dispone del r í o Colorado ha-cia el norte, en toda la región árida que tiene la Argentina.

El río Carrenleufú, un río algo me-nos rico que va también hacia el lado de Chile, tiene valores del orden de los 800 mm, el río Senguerr, tiene también alrededor de los 800 mm y, finalmente, el mismo río Santa Cruz que habíamos visto anteriormente, con 1200 mm de escurrimiento, tie-ne también una cuenca muy potente, ya que después del r í o Negro, es el segundo río de los enteramente per-meables.

Porcentario de a g u a s

miento lo que hace un gráfico muy similar al de las precipitaciones, pero nemite una comparación muy rapi-daTntre precipitación y escummien-í El caso del río Bermejo muestra

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C1 Avanzando hacia el sur encontra-mos que cada vez las cuencas van

Luego de esta brevísima síntesis sobre las disponibilidades superficia-les hídricas y de algunos de los ras-gos que los caracterizan, nos parece oportuno referirnos a la labor rea-lizada en el país para el inventario y la evaluación, destacando que esta tarea comenzó hace y a muchos años, a fines del siglo pasado y que hoy son numerosas las entidades que co-laboran.

Se destacan dent ro de este con-junto, Agua y Energía Eléctrica, el Servicio Meteorológico Nacional y la Dirección de Construcciones Portua-rias y Vías Navegables, dentro de los organismos nacionales y las Di-

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recciones de Hidráulica de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, San Juan y Salta dentro de los or-ganismos provinciales. Al presente, más de setecientas estaciones hidro-métricas, muchas de ellas con regis-tros continuados y sistemáticos de más de medio siglo, aseguran una contabilidad de más del 90 por ciento de los recursos hídricos su-perficiales del país.

En relación a las aguas subterrá-neas, lamentablemente el estado ac-tual de conocimientos no permite una cuantificación tan precisa como para las aguas superficiales. Ello re-sulta explicable si se tiene en cuenta la mucho mayor dificultad de eva-luación; aun así, puede decirse que existen áreas de gran potencialidad, tales como el ambiente hidro-geoló-gico de la denominada Cadena Fuer-te sobre la zona próxima al río Pa-raná y al río de la Plata que es don-de existe un mayor asentamiento ur-bano e industrial en el país.

Miles de pozos en San Juan y Mendoza han permitido superar la carencia de aguas superficiales en pe-ríodos críticos, como muestra de la posibilidad de complementar ambos recursos.

Una consideración especial en lo que hace al conocimiento de los re-cursos, tanto superficiales como sub-terráneos, merece la constitución en el seno de la Subsecretaría de Recur-sos Hídricos del grupo gubernamen-tal sobre Información Hídrica, en el cual están representadas la totali-dad de organismos que actúan en el campo del conocimiento hídrico. Además de esa labor de evaluación sistemática, —tan valiosa aunque al-gunas veces poco valorada— algunas investigaciones hidrológicas ya sea de tipo especial o específico, han sido desarrolladas en el país, contri-buyendo en forma notoria, no sólo al mejor conocimiento de los recur-sos en sí, sino también al más efi-ciente manejo del mismo. Así po-dríamos citar entre otras las previ-siones sistemáticas del nivel del río Paraná, de utilidad fundamental para la navegación y la prevención contra crecidas, los pronósticos del aporte de los ríos andinos, basados en mediciones de nieve, con tremen-do beneficio para la operación de sistemas hidroeléctricos y de rega-dío en la región cuyana y patagóni-ca, los estudios de sedimentología pluvial, la aplicación de películas monomoleculares para la reducción de evaporaciones, el empleo de ele-

mentos radiactivos en mediciones de nieves, sedimentos y caudales super-ficiales y subterráneos; el uso de téc-nicas numéricas para la preparación de modelos matemáticos, rastreo de satélites meteorológicos, etc.

En muy rápido pantallazo hemos señalado la problemática física de nuestro país, principalmente, la de-rivada de la desigual distribución de los recursos hídricos en el tiempo y en el espacio.

En relación a otros aspectos, tales como los derivados del desarrollo, manejo y preservación del agua, tan sólo queremos señalar que involu-cran en conjunto un temario que re-sulta imposible detallar por la bre-vedad del tiempo. Sin embargo, es oportuno destacar que en los últimos tiempos nuestro país ha dado pasos significativos buscando solución a los problemas técnicos, económicos, sociales, institucionales y legales. Así podríamos decir, que grandes obras hidráulicas se hallan en plena ejecu-ción, tales como el Chocón-Cerros Colorados, Agua del Toro, etc.

Otros proyectos tales como Salto Grande, Apipé, el sistema de gran-des acueductos, etc., se hallan pró-ximos a su realización. Se ha avan-zado notablemente en los estudios de los aprovechamientos posibles del Alto Paraná, Paraná medio, Alto Li-may, río Bermejo, etc.

En el campo institucional la crea-ción de la Secretaría de Estado de Recursos Hídricos (hoy sub-secreta-ría homónima) implica un avance tremendo, en el más eficiente cono-cimiento, planificación, aprovecha-miento y conservación del agua. Su labor, canalizada a través de órganos tales como el Laboratorio Nacional de Hidráulica Aplicada, la Comisión Nacional de la Cuenca del Plata, el grupo de trabajo gubernamental so-bre información hídrica, los grupos de trabajo de Alto Paraná, el Con-sejo Nacional Asesor del Agua, los comités de cuencas hídricas y otras entidades y organismos dependien-tes, indican una preocupación y con-ciencia del poder público en asegu-rar soluciones para la variada gama de los problemas hídricos, mediante la formulación e implementación de una política del agua coherente y eficaz en beneficio de las generacio-nes presentes y futuras. Nuestro des-arrollo económico y social depende en buena medida del acierto de las decisiones que se adopten en ma-teria del más vital de los recursos de la naturaleza. O

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Japón: la estrategia del desarrollo y el desarrollo de la tecnología

Una vieja fórmula describe al Japón como un país que captura los inventos norteamericanos, los convierte en miniaturas y los produce en cantidades suficientes como para llenar de ellos al mundo. La imagen se inspira sin duda en el desarrollo de la industria electrónica nipona y, aunque de perfiles borrosos, está cargada de verdad. En éste, y en un segundo artículo que se publicará en el próximo número, se tratan de precisar estos perfiles.

Luego de la derrota sufrida en la segunda guerra mundial, Japón se encaminó paulatinamente a ocupar un papel específico y privilegiado en. el mercado: fabricar productos de alta tecnología a bajo precio, Así, sobre la base de un armazón social rígido que permite el abaratamiento de la mano de obra, con la millonaria inversión de los Estados Unidos y con una estrategia industrial coheren-te y tenaz, el país dio a luz su eu-femístico "milagro".

Hoy, cuando el presidente Nixon conferencia con el premier Tanaka tratando de obtener de éste conce-siones comerciales que alivien el dé-ficit de la balanza norteamericana con Japón, se aprecia fácilmente la dimensión alcanzada por el poderío económico nipón.

Los arietes de este desarrollo no son secreto para nadie: computado-ras y radios a transistores, máquinas fotográficas y televisores, automó-viles y, en poco tiempo más, energía nuclear. Japón es tal vez el caso más claro de un país que debe su desa-rrollo ininterrumpido al aprovecha-miento racional de la investigación tecnológica.

En este sentido, hay algunas cifras contundentes. La tasa de crecimiento de los recursos destinados a la in-vestigación para el desarrollo es una de las más altas del mundo, supe-rando el 20 por ciento anual. Aun

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así las cantidades brutas de dinero consagradas a este rubro son larga-mente inferiores a las de, por ejem-plo, los mismos Estados Unidos. Es fácil inferir, por consiguiente, que la diferencia radica también en la programación y administración de estos gastos,

Otro dato marca mejor la magni-tud del esfuerzo japonés en el campo de la tecnología: la participación de los montos consagrados a la inves-tigación para el desarrollo en el pro-ducto nacional bruto alcanza ya a casi un 2,5 por ciento. En 1980 será del 3 por ciento y, según los planes oficiales, tampoco allí se detendrá.

De estos gastos, en 1968 por ejem-plo, se canalizó un 26,5 por ciento a la investigación fundamental. Un 28,5 por ciento, en cambio, se diri-gió a la investigación aplicada y el restante 44,9 por ciento, al desarro-llo. A primera vista se advierte el grosor de la investigación fundamen-tal: en los países europeos y Esta-dos Unidos, la ciencia básica deman-da por lo común alrededor de u,n 10 por ciento.

Grandes consorcios industriales —particularmente electrónicos— y el aparato estatal parecen marchar de común acuerdo y con mecanismos de complementación, Los gobiernos japoneses de las últimas décadas no han perdido de vista el objetivo de volver a ocupar una posición inter-nacional de relevancia. Para cum-

plirlo y dar ocupación a sus 100 mi-llones de habitantes, no podían con-fiar en la tradicional agricultura li-mitada por las dificultades del riego, las irregularidades de un terreno vol-cánico y una estructura de la pro-piedad y de las relaciones sociales marcadas por el fresco antecedente feudal. Tampoco podía reedituarse la experiencia de la industria pesada de pre-guerra, castrada por la ocupa-ción norteamericana. La opción, hoy, se manifiesta con nitidez: Japón su-po convertirse en el productor de las especies del siglo xx.

Llegado a este punto, parece pre-pararse para un nuevo salto: el que va de los transistores a la producción de alta tecnología para uso indus-trial y a la utilización plena de la energía atómica.

Un problema de dimensiones apre-ciables se interpone para el cumpli-miento de este objetivo: los Estados Unidos, es decir, la negociación con los Estados Unidos que permita re-formular el cuadro de las relaciones económicas entre ambos países. El momento parece favorable: la crisis financiera y monetaria norteamerica-na y la estrategia puesta en marcha por el gobierno de Nixon tendiente a "descentralizar" el imperio, cons-tituirían la coyuntura de partida para que Japón vaya más allá de su status de "socio electrónico".

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el extraordinario desarrollo tecnoló-gico japonés contó con el aval y, también, los recursos norteamerica-nos. En 1969, las empresas japone-sas gastaron 368 millones de dólares en la importación de conocimientos necesarios para continuar el camino trazado. De este total, el 52 por cien-to fue exportado desde los Estados Unidos.

La agresiva política exportadora de las empresas japonesas ha logrado hasta ahora distribuirse mercados y líneas industriales con sus competi-doras norteamericanas a las que, en muchos casos, se encuentran asocia-das. Pero su continua expansión toca los límites que se habían previsto. No sólo ha invadido el mismo mer-cado norteamericano (la balanza co-mercial entre ambos países tiene un déficit para los Estados Unidos de

3.400 millones de dólares), sino que ahora parecen a punto de disputarse el enorme mercado chino.

Japón ha comenzado a elaborar una respuesta. Coherente con los principios que tan arrolladores resul-tados le dieron hasta ahora, la Agen-cia de Ciencia y Técnica —organis-mo del Ministerio de Industria y Comercio Internacional— ha decidi-do, una vez más depositar la estra-tegia del desarrollo en el desarrollo de la tecnología y de la ciencia. Así entienden los observadores las cre-cientes inversiones destinadas a este fin.

Las autoridades económicas del gobierno japonés y los dirigentes de la industria privada se muestran con-vencidos, y así lo dicen con frecuen-cia, que sólo la autonomía tecnoló-gica de los Estados Unidos les dará

la autonomía en el campo económico y comercial que buscan y que les posibilitará una política francamente competitiva y sin limitaciones.

Parece corroborar esta interpreta-ción el que, según se adelanta, Es-tados Unidos deberá transigir en Un punto clave frente a Japón en las actuales negociaciones comerciales: la venta de uranio enriquecido. Con el uranio, Japón aspira a cortar otra traba para su autonomía, la impor-tación de combustibles. Para 1990 —de acuerdo a planes en marcha que pueden, sin embargo, acelerar-se— el país contará con una energía nuclear instalada de 120 megawatt, una capacidad varias veces superior a la de cualquiera de los países euro-peos. Mientras tanto, un primer sub-marino atómico, el Mutu, tocará el agua el año próximo. O

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Culturas indígenas del área chaqueña Instituto Nacional de Antropología

Recientemente se expusieron artesanías y otros elemen-tos de la cultura material de los indígenas que actual-mente pueblan el área chaqueña. La exposición, orga-nizada por el Instituto Nacional de Antropología, contó con aproximadamente trescientas piezas representativas de los grupos toba, mataco, pilagá, mocoví, chiriguano, chañé, chulupí y chorote. Se integró con las piezas que poseía el Instituto y también piezas de coleccionistas particulares, del Instituto Nacional ele Musicología y del Fondo Nacional de las Artes. La muestra intentó representar a través de testimonios materiales, diversos aspectos de la vida cultural de estos grupos, de su actividad económica tradicional y del intento de integrarse o, al menos, de tomar un contacto más estrecho con la economía nacional que aparente-mente los beneficia. Las armas de guerra y defensivas en general representan un pasado perimido, pero de ninguna manera remoto. Las máscaras, instrumentos musicales y los collares y demás adornos personales, son elementos probatorios de una vida social y festiva que perdura. A pesar de la situación precaria en la que viven, diez-mados por las enfermedades y el hambre, asentados en un habitat inhóspito e insalubre en la mayoría de los casos, estos indígenas celebran el Carnaval, gustan de hacer música y de adornarse. Mediante una entrevista al I. N. A., Ciencia Nueva inten-tó introducirse en su historial, sus actividades y sus objetivos.

El Instituto Nacional de Antropología es un Instituto de investigaciones dentro de las llamadas ciencias del hombre o ciencias antropológicas. Cuenta entre su perso-nal cien tífico-técnico con diez investigadores universita-rios especialistas en etnografía, folklore, musicología, ar-queología, antropogeografía, auxiliares 3e investigación en antropología e historia (también universitarios), dos museólogos, cuatro bibliotecarios, un técnico dibujante, un técnico cartógrafo y un fotógrafo.

La dirección del Instituto está a cargo del profesor Julián Cáceres Freyre y los investigadores y técnicos están bajo la supervisión de la jefa científico-técnica, cargo ocupado por la licenciada Susana Chertudi.

La función principal del Instituto es la investigación dentro de esta rama del saber, para la cual son indis-pensables los trabajos de campo en el interior y a veces también en países limítrofes.

Otra de las funciones del Instituto es la formación del Museo Nacional del Hombre. Este Museo cuenta hasta el momento con aproximadamente 1.500 piezas

arqueológicas, etnográficas y folklóricas adquiridas por donación o compra. Las piezas etnográficas y folkló-ricas, tanto del país como del exterior, en general han sido adquiridas por los investigadores en sus trabajos de campo. La colección de trajes y artesanías folklóri-cas polacas fue donada por la Embajada de ese país y es posiblemente la única colección de este tipo que se encuentra en la Argentina. La Asociación de Amigos del Instituto compró a las Religiosas Misioneras del Africa, una colección de armas, amuletos, fetiches y otros ele^ mentos africanos recogidos en sus misiones africanas. También se cuenta con pequeñas colecciones de arte-sanías de España y México, siendo la mayor parte del material del Museo piezas de nuestro país y se encuen-tran representadas casi todas las provincias.

El Instituto cuenta con una biblioteca especializada de aproximadamente 10.000 volúmenes. Los fondos bi-bliográficos se componen de la Biblioteca Juan Alfonso Carrizo, de propiedad del Consejo Nacional de Inves-tigaciones Científicas y Técnicas, cedida para uso del Instituto, y la Biblioteca del mismo, cuyo caudal se acrecienta por canje, donación y compra. Se encuentra en el Instituto la Colección' de Folklore, que contiene valiosos datos sobre el folklore argentino obtenidos me-diante una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Educación de 1921. Debemos aclarar que la Biblio-teca no es pública y está al servicio de los investigadores del Instituto y de otros que así lo requieran por medio de una nota de autorización. Lo mismo sucede con las piezas del Museo que no están expuestas por falta de lugar apropiado. La única ocasión en que las mismas se exhiben es en exposiciones como la que se realiza actualmente y que esperamos realizar con la frecuencia que nos permita la ardua preparación —restauración, montaje, etc.— de las mismas.

Entre las misiones encomendadas al Instituto se en-cuentra la de formar fototecas, discotecas, cinetecas y archivos referidos a su materia.

En este momento la fototeca cuenta con 1.800 dia-positivos, 1.600 negativos y 500 fotografías, la mayoría de ellas tomadas en el campo por investigadores.

La cincoteca cuenta fundamentalmente con material de la zona cuyana, del área chaqueña (provincias de Salta y Formosa) y de la provincia de La Rioja.

Estos archivos se enriquecen con cada viaje realizado por los investigadores. El Instituto cuenta con material apropiado para estos registros, como máquinas fotográ-ficas, filmadora de 16 mm, grabadores, etc.

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Dispersión de los diferentes grupos indígenas en el área chaqtieña.

También entre las funciones del Instituto, se encuen-tra la de asesorar a organismos oficiales y privados. A este respecto el Instituto ha firmado un convenio de asistencia técnica con la provincia de La Rioja y con la provincia de Neuquén y la Universidad Nacional del Comahue. Se están preparando otros convenios simi-lares con otras provincias e incluso se establecen con-tactos con países limítrofes con el mismo fin.

Este año se ha cumplido el décimo ciclo de sesiones públicas, conferencias y comunicaciones realizadas en el salón de actos del Museo Mitre, donde se exponen re-sultados de investigaciones dentro de las disciplinas an-tropológicas, realizadas por investigadores del Instituto y otros invitados especiales.

El Instituto cuenta con una publicación periódica, los Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología, de la que han aparecido 6 números, hallándose el N" 7 en prensa. Entre otros títulos se han publicado los Cuentos folklóricos de la Argentina, recopilados y clasificados por Susana Chertudi, el Diccionario de regionalismos de la provincia de La Rioja, por Julián Cáceres Freyre, Renca Folklore puntano y otros.

El Instituto fue fundado en 1943, cambiando de nombre y de dependencia a lo largo de estos 29 años.

Fue finalmente reestructurado, dotándoselo del personal necesario e idóneo para cumplir con sus funciones, en marzo de 1971. Por lo tanto, en muchos aspectos se halla en formación y se están llevando a cabo una serie de investigaciones y trabajos con la colaboración de todo el personal.

Las funciones de un antropólogo

La antropología tuvo su origen, como objeto de es-tudio, a los pueblos no occidentales, ágrafos, a "nues-tros contemporáneos primitivos". Estos pueblos hoy se están extinguiendo por diferentes causas. O se extinguen físicamente o culturalinente, porque se van integrando dentro de las distintas nacionalidades. Algunas de sus características perviven o vuelven a aflorar en las capas criollas de población, como sucedió y sucede en toda América.

¿Se puede hablar entonces de una extinción del obje-to de estudio de los antropólogos? No, porque a pesar de lo dicho perduran aspectos culturales de los primi-tivos que merecen nuestra atención, como son por ejemplo los aspectos mítico-relígiosos que en la Argen-

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Mesa de cerámica chañé expuesta en la muestra.

tina requieren un estudio profundo y serio que no se ha realizado.

Por otro lado, una de las disciplinas de la Antropo-logía, el Folklore, estudia a las comunidades o los as-pectos tradicionales dentro de una nación que conservan parte del patrimonio cultural de occidente (a veces mez-clado con elementos indígenas que afloran como dijimos arriba), que sigue teniendo vigencia a pesar de que la ma-yoría del país lo ignora. Si consideramos a la arqueo-logía como una ciencia antropológica, por supuesto no podemos hablar de una extinción de su objeto de estudio.

Por otro lado, uno de los intereses actuales de los antropólogos es, no sólo conocer las culturas aborígenes del país, sino arbitrar los medios para integrar a sus miembros a la nacionalidad. Por supuesto este paso no puede llevarse a cabo sin el primero, o sea sin un co-nocimiento profundo de las formas de vida del grupo Teniendo en cuenta que la llegada de los antropólogos siempre ha sido, al menos en nuestro país, posterior a la

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"Juegos de hilos" = mariposa. Indígena pilagá del Departamento Patino de la provincia de Formosa.

de otros representantes de la cultura nacional: misione-ros, comerciantes, aventureros, el antropólogo no se en-cuentra con una cultura "pura", sino con formas de vida en transición, con bienes culturales adquiridos y más o menos asimilados a una cultura tradicional (pa-leolítica o neolítica) empobrecida. El cambio ya ha comenzado y se puede observar qué rumbos ha tomado, o sea, qué bienes de la cultura occidental son más co-diciados, cuáles se han integrado más fácilmente, cuáles se rechazan, de qué modo los elementos occidentales han ido transformando el resto de la cultura y la vida de los individuos, etc. Estas transformaciones que se han producido espontáneamente o en forma tutelada —-en misiones o "reducciones"— son objeto principal de observación del antropólogo junto con el conocimien-to de la cultura tradicional y son los requisitos para lograr una ayuda eficaz para estos grupos. El proceso de trasculturación es irreversible, pero puede hacerse menos penoso, dándoles la posibilidad de una verdadera integración al país y a la cultura, como argentinos que los consideramos, respetándolos como personas que son y posibilitándoles un contacto más profundo con nues-tra cultura que el simple trato comercial o laboral que siempre ha sido desfavorable para ellos.

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La muestra clel área chaqueña

El área chaqueña de nuestro país es una de las más densamente pobladas, en cuanto a población indígena se refiere. El porcentaje de indígenas en nuestro país es escaso si lo comparamos con el resto de las naciones la-tinoamericanas. Como grupo y conservando al menos parte de su cultura tradicional, podemos decir con Pala-vecino que no subsisten más que en tres regiones del país: la puna, sectores de Neuquén y Río Negro y la zona chaqueña. Se eligió a la última por una razón de orden práctico: varios investigadores del Instituto están realizando allí trabajos, por lo que últimamente se habían engrosado las colecciones del mismo y porque a pesar de sus particularidades, no es un área muy conocida por el público.

El área ha sido estudiada por antropólogos y lingüis-tas especialmente, y también se han realizado algunos trabajos arqueológicos, aunque hay mucho por hacer to-davía en este sentido. Desde el punto de vista etnográ-fico, entre los investigadores argentinos ocupó un lugar destacado en el estudio de estos indígenas, el profesor Enrique Palavecino, quien fuera profesor de la carrera de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires. Realizó trabajos de campo entre los matacos, to-bas y chanés durante décadas y publicó varias obras sobre el tema. Se ocupó tanto de la cultura tradicional de estos grupos como de la trasculturación sufrida. Ad-virtió, con el paso de los años, el cambio que significaba para estos indígenas el constante contacto con la cultura occidental. En su trabajo Algunas notas sobre la tras-culturación del indio chaqueño, por ejemplo, el profesor Palavecino analiza el sentido de estos cambios y la pér-dida y simultánea adquisición de bienes culturales.

Más recientemente se han dedicado a esta zona mu-chos investigadores jóvenes e incluso, estudiantes de la carrera de Antropología que se han ocupado tanto de la vida material como de la espiritual de los indios del Chaco.

Los investigadores de este Instituto han realizado trabajos sobre lengua toba, la mitología pilagá, festivi-dades chiriguanochané, etc.

Creemos necesario extendernos sobre las caracterís-ticas de esta zona y de los grupos que la ocupan. Tar-díamente poblada desde otras provincias argentinas y desde el Paraguay, conservaron sus primitivos habitan-tes, sus características culturales hasta hoy.

Los indígenas que se agrupan bajo el nombre de chaqueños, a pesar de poseer una cultura muy similar, no pertenecen todos a la misma familia lingüística sien-do también diferentes el momento de su instalación definitiva en el área y sus características cazadoras. Los toba, pilagá y mocoví pertenecen a la familia lingüística guaykurú y se pueden incluir entre los cazadores este-parios o subárticos. En la familia lingüística mataco-mataguayo incluimos a los mataco, chorote v chulupí y fueron cazadores inferiores. También su historia a partir de la llegada de los españoles, sufre diferentes modificaciones: los grupos guaykurú aceptaron amplia-mente el caballo y esto modificó sus hábitos al punto dep oder hablar aquí como entre los indios sioux de Estados Unidos, de un verdadero "horse-complex". No fue esto aparentemente lo que sucedió con los mataco-mataguayo,

Que consideremos a estos grupos cazadores-recolec-tores, no indica simplemente un rasgo de su economía

sino que caracteriza también el contenido total de su cultura. Lo que queremos decir es que son cazadores-recolectores no sólo porque estas dos actividades son sus bases de sustentación física, sino porque su universo mítico está poblado por dueños de los animales y las plantas y porque la recolección de los diferentes frutos señala y divide todo el año para ellos.

Aunque diferentes en su origen, hoy en día tanto los mataco-mataguayo como los guaykurú presentan carac-terísticas muy similares: viven en ranchos de planta cuadrangular o en las más tradicionales chozas circulares. Las paredes, que pueden ser una o dos y muy pocas veces llegar a cubrir tres lados del rancho, consisten en paja apoyada (mamparas de pirí o de totora, atadas con lianas o hilos de chawa), lonas, bolsas desplegadas, ta-blas y algunas veces paja embarrada. Basan su alimen-tación en pájaros silvestres, en pequeños animales de monte como los cuises, en peces de arroyo y esteros como la tararira, sábalos y moncholos, no despreciando, empujados por el hambre de algunas épocas del año, el cascarudo. Cuando la estación es propicia pueden reco-ger frutos silvestres de los montes, raíces alimenticia^, miel de abejas y avispas de varios tipos y otros elemen-tos que los montes les brindan.

Recolectan varios tipos de paja que les sirven para la construcción de la vivienda y para la confección de hilos con los que tejen yicas y todo tipo de bolsas, redes y hamacas. La recolección de las hojas c!e caraguatá la realizan los varones y ellos preparan los hilos junto con las mujeres. El tejido lo realizan las mujeres con agujas de hueso o en pequeños telares caseros. También la re-colección de frutos es tarea de las mujeres. La pesca, en cambio, es una actividad propia del hombre, utilizando para esto una red hecha por hilo de caraguatá v armada en dos varas largas atadas en sus extremos con lianas del monte.

En los ríos utilizan redes, arco y flecha y lanzas. Tam-bién se usan tajamares hechos con cañas y ramas. En los lugares donde hay mucha pesca construyen palizadas en forma de embudos con plataformas frente a las abertu-ras donde se ubican los pescadores con sus redes. La canoa que usan, llamada cachiveo, está fabricada con un tronco de palo borracho (yuchán) o de cualquier árbol que tenga la madera blanda. Pescan los peces más comunes de la zona como el dorado, el pacú, el sutuví, bagres, palometa, sábalo y tarariras.

Los animales que cazan, también los hombres, son principalmente el tatú, guasuncho, jabalí, el chancho moro, el carpincho, la nutria, el puma, el pato onza, el tuyango, el pato sirirí, perdices, el suri, etc.

Influencias externas

Estos grupos han sufrido la influencia no sólo de la cultura europea, sino también de los guaraníes que en sus migraciones se trasladaron por la mayor parte del territorio al sur del Amazonas. Estos indígenas beli-cosos y caníbales, imposibilitaron incluso la expansión de las culturas andinas hacia el Este. Si agregamos a esto que fueron elegidos por los jesuítas para instalar sus misiones y que su lengua se dispersó casi como "lensua diplomática" se comprende que hayan influido cultu-ralmente a todos los demás pueblos que fueron en algún momento sus vecinos.

También entre los chaquenses se encuentran ciertos

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Carnaval chañé en Tuyunti, Departamento San Martin, provincia de Salta. (Foto M. Rocca)

Telar pilagá de Pozo de tos Chanchos en la provincia ele Formosa.

Vista general de la exposición "Culturas indígenas del área chaqueña",

adquirió, sin duda, características especiales, ya que los chiriguano fueron —como muchas parcialidades guara-ní— antropófagos. Las primeras crónicas y documentos de la conquista de esta zona (Francisco de Toledo, 1573; Lizárraga, 1600) hablan de un despoblamiento de indígenas en el área donde residían los chiriguano por el canibalismo que éstos practicaban. Llegó a ser tal la sujeción de los chañé que no oponían resistencia ni a que los comieran ni a trabajar como esclavos.

Hoy en día estos grupos viven en pacífica vecindad, confundiéndose a veces, hablando ambos el dialecto chiriguano y habiendo tomado cada uno de ellos rasgos del otro. Como ya dijimos los dos son agricultores y recolectores de algarroba, chañar y mistol. La recolección de la miel forma también parte importante de su eco-nomía, como entre todos los grupos del Chaco. Los mataco, por ejemplo, distinguen más de 16 especies de abejas y miel.

Entre las especies cultivadas ocupa un lugar principal el maíz, del cual obtienen varias cosechas al año y es el principal elemento de la cocina chiriguano-chané. La forma de cultivo sigue siendo amazónica, con una pri-mera parte de desmonte, quemando luego la maleza y los troncos y después de las primeras lluvias se siembra con ayuda cíe una pala y el palo cavador.

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La esclavitud a que se vieron sometidos los chañé elementos amazónicos debido a la vecindad con los chané-chiriguano en el oeste de la región. La siembra en menor escala de maíz y de ciertos tubérculos y las ornamentaciones corporales, son algunos de estos ele-mentos. También, a través de la misma vía —chiriguano y chañé— recibieron algunos bienes andinos como el telar de lana.

Se incluyen dentro de esta zona, los indígenas que actualmente se hallan establecidos en la región NF, de Salta,, agricultores ambos, aunque de distinta filiación lingüística y étnica. Los chañé, grupo de origen arawak y los chiriguanos, tupí-guaraní, llegaron a esta zona en diferentes momentos. Ambos grupos son amazónicos. Los arawak iniciaron migraciones aparentemente bus-cando nuevas tierras de cultivo y su penetración fue casi siempre pacífica.

Los guaraníes en cambio, migraron en parte debido a razones religiosas, buscando la "tierra sin mal", a la que rastrearon por todo el continente desde el Atlántico hasta los_ Andes, Una fracción de ellos, establecidos en el Paraguay, migraron una vez más hacia los límites del Imperio incaico en 1525. Allí encontraron a los chañé a quienes esclavizaron. Esta vecindad, que duró siglos, originó una gran similitud cultural, siendo ambos grupos a su vez influidos por las culturas andinas.

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bawtos Niños chañé junto a un rancho de estanteo y paja en Aguaray, provincia de Salta.

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La vivienda consta de tres construcciones: un rancho que sirve como dormitorio, el granero y el cobertizo donde pasan casi todo el día.

El tipoy, vestido femenino tradicional, se usa aún, confeccionado con telas industriales. Es una túnica larga, prendida en los hombres con alfileres. Las mujeres se distinguen por su pulcritud y limpieza.

La fiesta del Carnaval tiene gran importancia entre estos grupos. La confección de máscaras, la fabricación de chicha y el énfasis en la construcción de cántaros, anuncian la llegada de esta fiesta de origen occidental-pagano, incorporada al calendario litúrgico cristiano y enriquecida con elementos indígenas en todos lados de América donde aún se festeja.

La economía tradicional de todos los grupos del área se ha visto afectada de varias maneras por el contacto con los pobladores blancos, criollos o no. La extinción de las especies animales y la reducción de los campos de caza ha representado un desequilibrio grande entre los grupos cazadores. La vecindad de cierto tipo de explota-ciones como ios ingenios azucareros y los obrajes, ocu-pan a estos indígenas una parte del año. La recolección de algodón también los cuenta como obreros. Durante esos períodos del año quedan en los poblados algunas mujeres, los viejos y los chicos. El contacto con el ele-mento criollo durante gran parte del año favorece el aprendizaje del español, la adquisición de nuevos valores y en general una asimilación más rápida. Por esto mismo los hombres jóvenes son los que pierden más rápida-mente la cultura tradicional, jugando la mujer un papel conservador igual que los ancianos y los niños hasta que comienzan la escuela o el trabajo.

Las artesanías, en un momento realizadas exclusiva-

mente para uso dentro de la comunidad, se han con-vertido en muchos casos en productos de venta en el mercado, especialmente en los sitios a donde llegan los turistas. Las formas de la cerámica, por ejemplo, no son ya las útiles para la fabricación de bebidas fermentadas o para guardar el agua, sino rosarios, collares y reci-pientes de formas modernas que pueden gustar al públi-co que las compra.

Por otro lado, algunas instituciones de estímulo de las artesanías tradicionales, como el Fondo Nacional de las Artes, evitan la extinción de artesanos y de artesanías, mediante planes de apoyo que incluyen la compra de los trabajos a precios que les permitan com-prar nuevos materiales y hacer frente a las necesidades primordiales.

Las misiones tanto católicas como protestantes, tam-bién han sido y son vehículos de difusión de las pautas occidentales de vida.

En general, los indígenas aceptan la prédica cristiana sin olvidar sus propias creencias. No suplantan una re-ligión por otra sino que, adicionan la religión cristiana a su religión tradicional. Asisten a los ritos, bautizan a sus hijos e incluso en el caso de las religiones protestantes, en cada poblado o caserío hay un indígena "encargado del culto" que es el que cuida del rancho dedicado a esto. Sus mitos siguen vigentes, sus seres sobrenatura-les siguen siendo los señores de los animales y de las plantas y también, en otra esfera, Cristo, la Virgen o los santos.

Si la prédica es eficaz en cuanto a una aceptación y comprensión consciente del cristianismo, no podemos decirlo. Lo es, como dijimos, con respecto a un con-tacto con los valores occidentales. O

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Notas para una política científica

Juan Arturo Grompone

Existe una polémica acerca de la conducta política científica para América latina. Esta polémica se mani-fiesta bajo aspectos muy diferentes y conduce por caminos contradictorios. En este planteo no intentare-mos resolver el problema, solamente presentaremos al-gunos puntos poco frecuentados pero que no es posi-ble perder de vista en el análisis de esta cuestión.

1. Ciencia y tecnología

Ciencia y tecnología son un todo indisoluble. Una nace de la otra así como el huevo y la gallina. Una no puede existir sin la otra, son realidades contrarias del pro-greso material del hombre. La tecnología se encuentra estrechamente vinculada a la producción, a la base ma-terial de una sociedad. La ciencia se encuentra vincu-lada al edificio ideológico de la sociedad. Romper este nudo dialéctico, esta realimentación, para analizar la ciencia en forma aislada es cometer un error grave. Par-tiremos entonces de que un círculo encierra simultá-neamente a la ciencia y a la tecnología.

^ La tecnología se ocupa de incrementar la producti-vidad social del trabajo. Toda reforma tecnológica se presenta de esta manera: la agricultura de riego, el empleo de los metales, el carbón, la cartografía, etc. La ciencia recibe de la producción la temática que la so-ciedad le impone y corre en auxilio de esta producción: Galilei estudiando la caída de las balas de cañón, New-ton codificando el movimiento de los astros que mar-can la longitud a los navegantes, Paracelso teorizando sobre el mercurio que extrae la plata de Potosí, Pas-teur controlando la fermentación industrial de la cer-veza o Danvín analizando la producción de los ganados hereford, son algunos ejemplos. Pero a su vez, la cien-cia devuelve a la tecnología una visión cada vez más amplia del mundo exterior bajo la forma de tecno-logías rudimentarias para que la producción las trans-forme y las vuelva aptas para un consumo social. Te-nemos aquí la electricidad, el microscopio, la fotogra-fía, los rayos X y tantos ejemplos más.

2. La ciencia del imperio

Las relaciones generales que vinculan a la ciencia y la tecnología adquieren características especiales en cuanto nos internamos en una sociedad capitalista. La

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capacidad revolucionaria de la economía capitalista no solamente destruye implacablemente la economía feu-dal sino que modifica la finalidad de la ciencia y la tecnología y las convierte en fuente de beneficios.

Una tecnología nueva representa un ahorro de tra-bajo social, una forma de producir con menos trabajo humano. Pero de la cantidad de trabajo que.se emplea en la producción nacen los beneficios del empresario. En la medida que se ahorra trabajo humano, dismi-nuye la posibilidad del empresario de apropiarse de trabajo ajeno. La tecnología es la enemiga mortal del empresario capitalista, es la destructora de sus bene-ficios. Cada uno de los obreros que es reemplazado por una máquina significa un obrero menos al que se puede succionar trabajo. Este resultado sorprendente —la ley del beneficio decreciente— nos muestra el punto central del problema de la ciencia capitalista.

Sin duda existe una contradicción de fondo entre la avidez de beneficios y la automatización de la produc-ción, pero esta contradicción es resuelta en forma re-volucionaria por el empresario capitalista, (En el siglo pasado, con menos sutileza, se intentaron caminos vio-lentos para resolver la contradicción: aumento de la jornada de trabajo y trabajo de mujeres y niños. La masa organizada de trabajadores cortó en forma vio-lenta esta solución violenta.) La solución final de esta contradicción nace del fondo mismo de la economía capitalista: la competencia de empresarios. En tanto un empresario posee una tecnología que ahorra trabajo y sus competidores no la poseen, sus beneficios pueden aumentar. Si el secreto se mantiene —para esto exis-tencias patentes y privilegios varios— la nueva tecno-logía permite disminuir los costos v conservar los pre-cios de venta. En el momento que la nueva tecnología es de uso general, sobreviene una crisis y los beneficios descienden. De acuerdo con este resultado, la produc-ción capitalista solamente puede existir si renueva con-tinuamente sus tecnologías y su forma de producir. Por eso, en la sociedad capitalista, hay una necesidad im-periosa de investigar, de investigar sin tregua y sin. detenerse jamás.

Muchos "teóricos" actuales comprueban con asom-bro que cada vez existe menos distancia entre un des-cubrimiento científico y su aplicación a la producción. Usan este fenómeno como demostración del papel cada vez mayor que tiene la ciencia en la economía. Creen que ésta es una ley universal. Hasta hablan de una revolución científico-técnica. Pero esta revolución es

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tan vieja como el capitalismo. Si estos "teóricos" se hubieran dignado leer el Manifiesto de Marx y Engels

que ya ha cumplido más de cien años— habrían comprobado con asombro que acababan de inventar el paraguas.

3. La división del trabajo

La economía capitalista no solamente altera la finali-dad de la investigación, también separa la ciencia de su aplicación a la producción, divide la tarea de inves-tigación y la aisla de la tarea de educación.

La manufactura —y posteriormente la gran indus-tria— modifica la situación de los trabajadores. El ar-tesano medieval, capaz de realizar un trabajo completo y terminado es reemplazado por el asalariado parciali-zado, un mero apéndice de una máquina que realiza un fragmento de la producción. La separación del tra-bajador del producto final de su trabajo lo convierte en esclavo de la máquina y, como consecuencia, en esclavo del dueño de la máquina. La división creciente del trabajo se convierte, en la sociedad capitalista, en una forma de dominación de los trabajadores.

Esta situación que es válida en general, también es válida al nivel de la ciencia y la tecnología. Con el pretexto de un aumento en complejidad y de necesi-dades "naturales" de la producción se separa al traba-jador de su papel de creador de la tecnología. Se crea una aristocracia de trabajadores: los técnicos. Dentro de la aristocracia de los técnicos se crea una secta más restringida: la secta de los científicos. Al mismo tiem-po que esto sucede, se separa también del trabajador, la tarea de formar a los nuevos trabajadores. La frag-mentación del trabajo en producción, investigación y enseñanza responde al viejo axioma de dividir para reinar. De este modo se logra aislar al científico en su laboratorio y se le hace investigar "separado de todo interés material", cuando en realidad está trabajando al servicio del capital en proyectos concretos destina-dos a continuar la guerra de los empresarios. Por eso, cuando un buen día un fulano Oppenheimer descubre que ha construido una bomba, se vuelve peligroso para los intereses de los empresarios y debe ser qui-tado del medio.

4 . El problema de los mercados

Pero el tema que nos ocupa es latinoamericano y pa-rece que nos hemos alejado del interés principal. Entremos ahora en la economía social —o neoeolo-nial— de América latina. Esta base económica deter-mina formas especiales en el edificio científico.

Las economías latinoamericanas son economías vol-cadas al mercado exterior. América latina no produce para sus pueblos, produce para el exterior. El resultado del trabajo de los latinoamericanos no es un producto terminado, es una materia prima. El cobre de Chile, el azúcar de Cuba, la lana y la carne del Río de la Plata son productos sin terminar. América latina se encuen-tra en el mercado internacional como el trabajador par-cial. El resultado de su trabajo es enviado al mercado mundial y este mercado le devuelve las maquinarias y las fábricas para que pueda continuar produciendo. La

división regional o internacional del trabajo la condena a la esclavitud de los fabricantes de fábricas.

Como la economía está volcada al mercado exterior, toda la estructura social debe acompañarla. Dios puede llegar a perdonar, la economía no. De esta distorsión de la producción nacen las distorsiones ideológicas. Los "teóricos" intentan demostrar que las praderas pla-tenses no pueden producir sino ganado, intentan de-mostrar que solamente una "patria grande" es viable, intentan demostrar que la industrialización latinoame-ricana también debe venir del mercado exterior por la vía de ayuda extranjera.

El sistema científico y el sistema educativo también están volcados al exterior. América latina posee cien-tíficos que trabajan para la ciencia internacional, pero en cambio recibe la tecnología desde afuera. América latina posee sistemas educativos, pero envía a sus egresados al exterior y trae técnicos extranjeros. Posee un sistema productivo pero este sistema no necesita de la ciencia y la tecnología local y por lo tanto no la apoya. Todo este negro panorama no es el resultado de la torpeza, la ignorancia o el desprecio por los téc-nicos locales, como muchas veces se ha sostenido. No es fruto del descuido de los gobernantes el hecho de que importe más un toro de raza que un premio Nobel.

La necesidad de renovar la producción —necesidad que es la condición de existencia de la economía capi-talista, repetimos una vez más— obliga a que los pro-veedores de materias primas sean también proveedo-res de ciencia y tecnología. Del mismo modo que se ha organizado un despojo de productos sin terminar, se ha organizado paralelamente un sistema de despojo de ciencia y de tecnología,

Los servicios de becas son la contraparte de la "fuga de cerebros". No puede existir una sin la otra. Esta interdependencia se manifiesta en tres niveles:

a. Becarios que no regresan. Las becan son inversio-nes de los gobiernos. Una cuota de becarios no regresa a su país. Esta cuota significa un ahorro para el sistema educativo del país que ofrece la beca, además de una selección natural, puesto que el becario es un estu-diante que se destaca.

b. Becarios que emigran. Bien puede ocurrir que el becario regrese a su país, pero cuando descubre que lo que ha estudiado, un tema de avanzada —útil pa-ra la industria del país que ofrece la beca— es inútil en su medio ambiente, regresa a trabajar al lugar donde sus conocimientos se aplican.

c. Becarios que trabajan para el exterior. Finalmen-te, puede ocurrir que el becario no emigre, pero en-tonces para poder aplicar aquello que ha estudiado y no "quedarse atrás" debe dedicarse a la ciencia inter-nacional. Se convierte en un productor para el mer-cado exterior.

En resumen, como el punto de partida es el mercado exterior, el punto de llegada debe ser fatalmente el mercado exterior.

Más interesante es el mecanismo por el cual los científicos latinoamericanos se vuelcan al mercado ^ ex-terior sin abandonar sus países. Existen dos modalida-des principales. En la modalidad directa, el investiga-dor trabaja con una donación extranjera. Toda donación —no hay donaciones buenas y donaciones malas— es una inversión. En la modalidad indirecta, son las re-vistas "de avanzada" las que señalan los grandes pro-

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blemas científicos sin finalidad "práctica" las que guían al investigador.

La ciencia internacional oculta un sistema de engaño destinado a succionar conocimientos beatificados con el sello de "ciencia pura". Esta exportación de inves-tigaciones está impulsada por tres razones poderosas:

a. La investigación depende del medio geográfico. Es más barato aprovechar los técnicos locales en su medio ambiente natural que enviar costosas misiones de estudio de los países imperialistas. Este es el caso de las ciencias del medio ambiente —por ejemplo meteo-rología, astronomía o ecología— y de las ciencias so-ciales.

b. Existe impedimentos sociales en la metrópoli. La legislación o las costumbres impiden realizar una investigación, entonces esta investigación es desplazada a un medio donde no existen tales reservas. Esta es la situación de las ciencias médicas. La puesta a punto de tecnologías que exigen sacrificios o mutilaciones inaceptables lleva a subvencionar temas de investiga-ción en América latina. La historia del control de la natalidad —vinculada al camelo apocalíptico del cre-cimiento de la población— es el ejemplo más claro. El ensayo de medicamentos prohibidos en Estados Unidos —pero de libre venta en América latina— es reali-zado diariamente por los médicos. ¿Qué otra cosa es América latina sino un enorme laboratorio humano para los fabricantes de medicamentos?

c. La investigación es gratuita. Miles de matemáti-cos, físicos teóricos o biólogos trabajan en América latina guiados por las revistas científicas. Las cien-cias básicas —especialmente la matemática— son un terreno fértil para apoderarse de conocimientos. Aquí se cumple exactamente aquello de que la ciencia no cuesta nada al capitalista.

Se limita a recoger las ideas que graciosamente pu-blican las revistas de un fulano con apellido español, en un inglés dificultoso, sobre la estabilidad de los sistemas continuos. Pobre diablo que no sabe que está diseñando un B-52.

5. Las enfermedades ideológicas

Sobre la base material de la producción capitalista se levanta el edificio ideológico de la ciencia. Este edifi-cio tiene dos estilos arquitectónicos: un estilo "de de-recha" destinado a ocultar el papel de la ciencia; un estilo "de izquierda" que pretende superar el engaño y pretende dictar las correctas normas de política cien-tífica. ^ No interesa ocuparnos más de la doctrina oficial:

ciencia pura, internacional, sin objetivos inmediatos Ya ha sido suficientemente destruida esta ideología. Prima hermana es la ideología que cree que la ciencia es la herramienta de desarrollo y liberación de los pueblos. Esta ideología razona por analogía: como los países imperialistas son los más avanzados en ciencias, la ciencia hace avanzar a los pueblos (algo así como comprobar que el inglés hace avanzar a los pueblos). Si la ciencia no se convierte en tecnología y la tecno-logía no se aplica a la producción, no cambia nada. Pero las ^economías latinoamericanas no controlan la producción de medios de producción, mal se puede aplicar la ciencia. Felizmente este desarrollismo está esencialmente superado.

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Las ideologías que hemos llamado "de izquierda", las posiciones radicales, son las más importantes de analizar porque con ellas se elabora la polémica sobre la ciencia en América latina. En primer lugar tenemos una ideología nihilista: abajo el estudio. Por la vía de la destrucción de la ciencia se pretende destruir el pa-pel que la ciencia tiene. (En el siglo pasado se había propuesto como forma de destruir al capitalismo, el eliminar el dinero.) La consecuencia de este proudho-nismo científico es una inversión entre la causa y el efecto: es la base material la que determina que la ciencia actúe como actúa y no al revés. Esta posición es solamente una manifestación pueril de descontento.

Más elaborada es la ideología "de izquierda" que resuelve el problema diciendo: la ciencia es el resul-tado de las luchas de clases, hay una ciencia del pueblo y hay una ciencia de los explotadores, basta elegir. Este clasismo fanático olvida que la ciencia es el conoci-miento objetivo del mundo exterior. Las leyes de New-ton son un resultado de las luchas de clases en la sociedad inglesa, pero no por esto son leyes sociales. Los planetas se mueven como Newton dijo. Es tan real, objetiva y científica una ley natural obtenida en Pekín, Moscú o Nueva York como en Buenos Aires. Las luchas de clases se manifiestan en la elección de temas, por eso Newton estudia el problema de las lon-gitudes y no la calvicie de los cortesanos. El científico estudia^aquello que la sociedad le obliga, pero descubre leyes válidas. A lo sumo puede decirse que existe una demanda de ciencia distinta para cada clase social

Ün paso adelante del clasismo —con caídas varias al nihilismo— se encuentra la ideología que pretende politizar la ciencia mediante una adecuada elección de los temas de investigación. En el momento que esta ideología pasa a enumerar los temas prioritarios se convierte en una imposible desviación "de izquierda". Esta ideología ha superado al clasismo rabioso —por-que considera que la ciencia estudia una realidad obje-tiva— pero cae en un clasismo diferente. En el mo-mento que analiza los temas prioritarios, el científico se convierte en la voz cantante de una clase, se erige en vanguardia de la clase de los trabajadores. Por su pretendida capacidad para conocer objetivamente al mundo cree que puede superar el edificio ideológico social y puede guiar. Parte de que hay una ciencia de clase, pero termina por olvidar que esa clase existe, ter-mina por despreciar el papel que el trabajador posee. Como esta es la más delicada de todas las desviaciones, conviene detenerse algo más.

El grupo norteamericano "Science for the People" ha declarado: "los científicos norteamericanos pueden suministrar ayuda material a las luchas de otros países contra los Estados Unidos, contra otras formas de imperialismo o contra el fascismo local". En esto debe caer el vanguardismo. Pedirle prestado el fusil al ene-migo para ganarle la batalla. Pero el fusil del enemigo o se atasca o dispara como el enemigo quiere. El van-guardismo termina por incurrir en dos errores graves: separarse de la clase a la que desean representar y creer que se puede emplear la. ciencia capitalista en contra del capitalismo.

Las proposiciones del vanguardismo terminan final-mente por convertir al científico en un conspirador, en un fabricante de bombas de contrabando, o en una pose. Esto es natural, separados de su clase, los cien-tíficos no pueden organizarse como secta. Carecen de

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fuerza. Aún la utopía de una huelga general interna-cional de científicos no alteraría mayormente la socie-dad capitalista, la cual permanecería sin modificar la producción, durmiendo una siesta pasajera, pero nada más. En este sentido, las posibilidades de presión de los científicos son ínfimas al lado de las posibilidades de los restantes trabajadores, con la diferencia que los científicos carecen de la organización que los demás trabajadores poseen.

Las desviaciones "de izquierda" ocultan una realidad amarga. Son el resultado de creer en un capitalismo bueno, una sociedad con la misma base material a la actual, pero donde han desaparecido los "hombres ma-los". La idea que estos vanguardistas se forman de la sociedad es que existe la explotación del hombre por el hombre porque hay una "maldad" en los explota-dores. Mediante algunos cambios de personas, el siste-ma puede caminar, se puede desarrollar una sociedad más justa. Por eso es que piensan que el problema de la política científica se resuelve eligiendo bien los temas de investigación. Todavía no han logrado com-prender que cualquiera sea la elección realizada, la ciencia en un sistema capitalista o sirve a los intereses capitalistas o no se realiza. Si algún día descubren esta realidad, caen entonces en el nihilismo, para volver a comenzar la ronda ideológica.

6. Ciencia en el futuro

La tarea de superar las barreras ideológicas que la so-ciedad capitalista impone es muy difícil, exige mucha cautela. No es posible elaborar una teoría completa, apenas si se pueden señalar algunas pautas.

1. Es frecuente dar por sentado que en una sociedad sin clases la ciencia desempeña un papel de primera magnitud. Esta es una hipótesis gratuita. Una sociedad sin clases no persigue como finalidad que sus integran-tes coman más manteca sino pretende devolver al hom-bre el carácter integral de su trabajo. La preocupación principal será destruir la división del trabajo. Como se comprende de inmediato, el actual científico debe desa-parecer. En la medida que se eliminen las diferencias entre los hombres se irá restaurando la tarea de inves-tigación y de docencia a la producción. Será absurdo un trabajador tan parcial y deformado que solamente se ocupe de investigar. La deformación ideológica que poseemos se puede medir perfectamente por el grado de incredulidad que manifestemos ante esta meta. Por esta deformación nos olvidamos, por ejemplo, que casi toda la ciencia y la técnica fue realizada por los tra-bajadores; solamente en el período, capitalista de la historia de la humanidad ocurre esta separación mons-truosa. Como vivimos en una sociedad capitalista, con-fundimos las leyes de esta sociedad con las leves htímanas.

2. Dejando de lado las metas finales y muy lejanas, podemos pensar en un tema favorito de la política científica: el pasaje del capitalismo a una sociedad sin clases. Para este pasaje es necesaria una industrializa-ción. La liberación de América latina es, ante todo, una liberación económica. La polémica sobre la ciencia suele girar alrededor de los científicos y los técnicos de transición, los que llevarán adelante la industrializa-ción. Dejando de lado otros problemas que tomaremos más adelante, vale la pena no perder de vista dos

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puntos importantes. Las economías latinoamericanas —productoras de materias primas— pueden crecer por reproducción ampliada o por cambio tecnológicos. La historia nos enseña que los cambios sociales no comien-zan por un cambio tecnológico (ni aún el capitalismo comenzó por la revolución industrial, por chocante que esto parezca). América latina posee enormes masas improductiva: burocracia, ejércitos, indios, desocupa-dos, marginados, etc. Estas masas son, por lo menos, las nueve décimas partes de la población, tal como el producto bruto latinoamericano lo demuestra. La trans-formación de estas masas en trabajadores socialmente útiles es el gran problema latinoamericano y como se comprende, no es un problema científico, ni tecnoló-gico, ni económico. El nudo de la industrialización de latinoamérica es un problema político y social ante todo, donde bien poco puede jugar la ciencia y la tec-nología. En segundo lugar — y esto es muy importan-te— una economía capitalista crece más lentamente que una economía no capitalista. El crecimiento de China en la última década puede ser una excelente demostración experimental, pero también es posible una explicación teórica. En una sociedad sin clases, la tecnología tiene por finalidad ahorrar trabajo social de producción. En una economía capitalista es necesa-ria una condición más restrictiva: debe incrementar beneficios. Una máquina puede ahorrar trabajo social pero puede no ahorrar "costos de producción". Para que una teconolgía ahorre trabajo social, el trabajo que es necesario para producir la máquina debe ser inferior al trabajo que ahorra. Para que una máquina ahorre "costos de producción", su precio debe ser inferior a los salarios que ahorra. Pero el salario es solamente parte de trabajo que realiza el obrero, de modo que el ahorro que ofrece la máquina debe ser más grande para que sea aceptable en una economía capitalista. Este problema es tanto más grave cuanto mayor sea la explotación del trabajador o, dicho piadosamente, cuanto más barata sea la fuerza de trabajo. América latina puede entonces tecnificarse a un ritmo mayor que los países capitalistas, a condición que su tecnolo-gía tenga por finalidad disminuir el trabajo social y no los costos de producción. Como se comprende, por este lado tampoco se presenta como cruciaí la ciencia y la tecnología.

3. En el párrafo anterior hemos mencionado varias veces la palabra industrialización sin precisar su sig-nificado. Industrializar significa romper la división internacional del trabajo, significa dejar de lado el mercado exterior y volcar la producción al mercado interior. El punto crucial en el problema de la indus-trialización se encuentra en el camino a seguir. Los pueblos solamente se pueden industrializar, apoyándo-se en sus propios esfuerzos; siempre ha sido así y siem-pre lo será. Las tecnologías no pueden exportarse, de-ben ser desarrolladas en el medio social, económico y geográfico donde serán aplicadas. La economía debe controlar la producción de los medios de producción y esto solamente lo puede conseguir si fabrica sus pro-pios medios de producción. La tecnología importada de los países capitalistas es aplicable, sin duda, puesto que ahorra trabajo social, pero no debe perderse de vista que es posible aplicar teconologías que no son rentables en una economía capitalista.'[El ejemplo chi-no de las producciones familiares es un buen ejemplo.) Es más, solamente perdiendo de vista la palabra bene-

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ficio y la palabra rentabilidad y devolviendo a la tec-nología el significado de ahorro de trabajo, se puede construir la economía de una sociedad que pretende eliminar las clases.

Los tres puntos que hemos señalado no pueden per-derse de vista al analizar el problema ele la "correcta" política científica. Estos tres puntos, sintetizados en una única idea significan liberar la capacidad creadora del trabajo de modo que cada país, cada región, cada comunidad humana y cada trabajador pueda elaborar en forma completa un producto terminado, de modo que cada uno sea autosuficiente. Del mismo modo que la sociedad esclavista se asemeja a la sociedad capita-lista, la sociedad sin clases se asemeja a la sociedad feudal. La historia regresa siempre a las formas que ha destruido en una manera enriquecida y diferente y este eterno retorno es el fondo del progreso material humano.

7. Destruir las vanguardias

La construcción de una sociedad nueva no es un pro-blema científico o técnico. No está en las manos de los científicos o los técnicos, como tampoco está en las manos de los obreros textiles o los asalariados rurales. Es una tarea social a emprender por toda la clase de los trabajadores.

Los científicos no son vanguardia de nada y menos de los trabajadores. Por empezar, son privilegiados so-ciales. Basta compararlos con los trabajadores mineros, por ejemplo. En segundo lugar, son el peldaño más acabado de la división del trabajo, son los especialistas por excelencia, los más deformados, sobre quienes ha incidido más el problema. En tercer lugar, su trabajo está directamente dirigido en contra de los trabaja-dores y esto es inevitable en la sociedad capitalista. Finalmente, sueñan con un "capitalismo bueno" como sociedad futura.

La política científica es, ante todo, política. Es tarea de un organismo político. Es la tarea de la organización política de los trabajadores y no la ocupación intelec-tual de la casta de los científicos revoltosos que en-cauzan allí sus ardores o lavan sus culpas pasadas. El mundo de un científico se reduce a la genética de una bacteria o a los grupos compactos, todo lo demás lo ignoran. Así fueron creados, con la misión de ignorar todo lo que se aparte de su especialidad.

Este planteo no pretende destruir el problema, pre-tende cambiarlo de lugar. No es en el ámbito cientí-fico donde se debe discutir la política científica, es en las organizaciones políticas. Es allí, donde están los trabajadores —y los científicos— donde se debe dar la discusión, de modo que tenga las garantías mínimas de que el problema sea seriamente tratado.

Dos tareas quedan reservadas a los científicos —aparte de su tarea como trabajadores—: destruir las vanguardias que la deformación profesional ha inven-tado y romper al nivel individual con la división brutal del trabajo a que están sometidos.

Una consideración final. Es bueno que los científi-cos analicen el fondo de sus conciencias hasta descu-brir si verdaderamente desean destruir los fundamen-tos de la sociedad en que viven y si realmente están dispuestos a compartir la pala y el laboratorio con el peón rural. Si no, es mejor guardar un casto silencio. O

\

RIGOLLEAU CRISTALERIAS RIGOLLEAU S.A.I.C.

Se transcr ibe la disposición N<? 4 fecha 14 de Junio 1972, de la División Pesas y Me-didas de la Dirección Nacional de Comer-c io Interior, relacionada con tas Probetas Marca f ^ Y H E * de 250-500- I000m! .

Buenos Aires,

Visto la p r e s e n t a c i ó n en el expediente N<? 24.985/71 SEICI producida por la f i rma CRISTALERIAS RIGOLLEAU S.A., inscr ipta en ia DIVISION PESAS Y MEDIDAS bajo el número 1.316 y atento a lo aconsejado por la mencionada dependencia,

EL COORDINADOR DEL AREA LEALTAD COMERCIAL DISPONE:

19 — Autorizar la presentación a la verif i-cación primitiva, como simi lares al t ipo aprobado C 5001, de las probetas gradua-das de DOSCIENTOS CINCUENTA, QUI-NIENTOS y MIL MILILITROS (250, 500 y 1000 mi.) de capacidad, construidas, tubo y base, con vidrio borosil icato, tal como se documenta en el expediente N? 24.985/71 SEICI,. fojas 5 a 7.

2? — El sellado de veri f icación pr imit iva se apl icará en la proximidad y por enc ima de la graduación que indica la capac idad del instrumento.

39 — Expedir copias de la presente Dispo-sición para las publ icaciones establecidas en el artículo 6? de la Resolución Ministe-rial de fecha 9 de setiembre de 1926.

4"? — Comuniqúese, regístrese. Cumpl ido, vuelva el expediente N<? 24.985/71 SEICI a la DIVISION PESAS Y MEDIDAS para la not i f icación de la firma interesada y su re-serva como antecedente técn ico .

DISPOSICION N? 4

* Marca Registrada de Corning Glass Works, U.S.A,

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5 a. Feria Provincial de Ciencia y Tecnología Baradero, 8-10 de setiembre de 1972 Daniel Goldstein

Mientras viajaba a Baradero evoqué mi contacto con la ciencia en la es-cuela secundaria. Al cabo de cinco años de bachillerato, mis conoci-mientos oficiales sobre química, bio-logía e historia eran muy peculiares. En química nunca había pasado la infranqueable barrera de los hidro-carburos alifáticos; zoología y botá-nica sólo me habían dejado un es-quema de célula tipo, vagamente pa-recida a la radiografía de un buñue-lo y la confirmación erudita de la existencia de las flores y de los hue-sos largos; en cuanto a historia, el destino me había beneficiado con nu-merosos cambios de programa y mi único contacto con la realidad pasa-da y sus reflejos se circunscribió a la época del virreinato del Río de la Plata. La matemática y la física ni siquiera entran en la categoría de lo mal aprendido: simplemente no exis-tieron. Eso sí, gracias a mi profesor de tísica —repetido como las esta-ciones a través de todo mi bachi-llerato— aprendí cómo en París (Francia) había que deshecha)* los vasos rotos en los cafés porque en sus aristas traicioneras acechan los vectores malignos de la sífilis. . .

Es fácil comprender pues, que iba a Baradero singularmente emociona-do y lleno de expectativas. El mero hecho que existiera una feria provin-cial de ciencias y tecnología, con tra-bajos de alumnos de primaria y se-cundaria, me resultaba tan inusitado y auspicioso como para hacerme sen-tir optimista. Y las expectativas se cumplieron. Afortunadamente llega-mos temprano, un viernes de maña-na, y nuestra labor de jurados debía comenzar a la tarde.

Fue una llegada oportuna, ya que pudi mos observar el entusiasmo y compartir el humor de los alumnos secundarios de Baradero que reco-rrían las instalaciones del Club Spor-tivo (donde se realizaba la exposi-ción) arreglando, instalando, guian-

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do, inventando, bajo la paciente y sutil dirección de Alfredo I. Cossi, coordinador provincial ele la Feria. Una vez instalado el stand de CIEN-CIA NUEVA y luego de ubicar es-tratégicamente dibujos de Julio Mo-reno, conversamos con los miembros de algunas delegaciones y constata-mos que todo Baradero estaba movi-lizado para alojar a los alumnos concursantes provenientes c!e otras localidades de la provincia. Muchas familias de Baradero tenían corno huesped un pichón de científico adoptivo. La integración del evento en la comunidad alcanzaba una pro-fundidad que parecía irreal en la República Argentina, 1972.

La quinta edición

La Quinta Feria Provincial de Cien-cias y Tecnología realizada del 8 al 10 de setiembre en Baradero, fue organizada por la Comisión Ejecu-tiva Provincial, dependiente del Ins-tituto de Matemática, Astronomía y Física (IMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba. Los electos concursarían la final nacional de Córdoba. Los trabajos fueron clasifi-cados por nivel (primaria y secun-daria) y por tema: 1 de astronomía, 5 de biología humana, 8 ele biología vegetal, 12 de biología animal, 10 ele ciencias de la tierra, 4 de física, 4 de matemáticas, 9 de sociología y antropología, 8 de química y *8 de tecnología. Mi labor de jurado se circunscribió a los trabajos de biolo-gía humana y animal, con el agregado de un trabajo ele química y otro de sociología.

El corazon

La primera sorpresa fue el trabajo presentado por dos alumnos de sép-timo grado de una escuela de Colón,

titulado Yo conozco mi corazón, ¿y usted?. El stand estaba repleto de diagramas y láminas y tenía un co-razón de vaca disecado para mostrar las cavidades, el origen de los gran-des vasos y las válvulas. Las expo-sitoras nos ubicaron en el tema con precisión: comenzando con la des-cripción anatómica del órgano —uti-lizando el corazón disecado por ellas— nos llevaron a la fisiología y de allí a la fisiopatología, para culminar con un relato sobre la epi-demiología, patología y clínica de la enfermedad de Chagas y la fiebre reumática.

No recitaban un extenso libre-to aprendido pacientemente durante meses: cuando les formulamos pro-blemas (qué sucede cuando hay es-tenosis e insuficiencias valvulares, las consecuencias funcionales de la tetralogía de Falot, el por qué de un edema agudo de pulmón, crite-rios profilácticos para luchar contra el mal de Chagas y la cardiopatía reumática) las alumnas dedujeron las respuestas con precisión y ra-pidez.

Terminé mi entrevista con estas dos alumnas de escuela primaria de Colón, emocionado y rabioso: una persona inteligente de 12 años apren-de cualquier cosa y la aprende bien, ¿Por que se desperdicia en forma sistemática esta oportunidad estu-penda? Por supuesto, para situar el problema en sus términos verdade-ros hay que recordar que las estadís-ticas oficiales sobre escolaridad pri-maria en nuestro país señalan que el 64 por ciento de los alumnos de pri-maria no terminan los siete años y que el índice de deserción escolar es mayor del 80 por ciento en Corrien-tes, Neuquén, Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Jujuy y Chubut y que supera el 70 por cien-to en San Juan, San Luis, Catamarca, Tucumán, Río Negro, La Rioja, En-tre Ríos y Salta. La inmensa mayo-

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ría de los niños de estas provincias no pasan de segundo grado y esto no es debido a su falta de inteligen-cia. De todos modos, es monstruoso que aquellos que por accidente de nacimiento pueden tener acceso sis-temático y continuado a la educación, no puedan aprovechar la escuela primaria como estas dos niñas de Colón, y no sólo en biología, sino en todas las materias del curriculum elemental.

Las anfetaminas

La segunda sorpresa fue un trabajo sobre química y farmacología de la anfetamina realizado por seis alum-nos de sexto año de la Escuela Na-cional de Educación Técnica N? 1 de San Nicolás. Solamente en ciertas facultades de medicina del mundo desarrollado, los alumnos estudian la farmacología de una droga con la profundidad y la profusión experi-

mental con que lo habían hecho es-tos muchachos con la anfetamina. Cromatología de capa delgada, téc-nicas farmacológicas de órgano ais-lado y un registrador electrónico fa-bricado por ellos, habían permitido realizar un estudio serio repitiendo experimentos clásicos con la droga y obtener algunos resultados originales, sobre todo en lo referente a la in-gesta de agua. Yo estoy interesado profesionaímente en algunos aspec-tos de la fisiología de la sed y con-sidero que estas observaciones de-berían ser desarrolladas en profun-didad.

Merece, sin embargo, analizarse la ideología subyacente a la elección del tema: ¿por qué estudiar anfeta-minas? La psicosis de la drogadic-ción, generada por la propaganda norteamericana y local, lleva a la población a prestar atención a pro-blemas que no son los claves y cuya raíz no es policial sino social. La drogadicción, tanto como la prosti-

tución, solo pueden florecer en situa-ciones de completo desastre social, donde el deterioro del individuo es total. Y esto se resuelve cambiando las coordenadas donde se mueve ese individuo y restituyéndolo creativa-mente a una sociedad en cambio a la que él contribuye efectivamente a transformar. Tanto talento experi-mental y tecnológico como el des-plegado por el grupo de San Nicolás bien podría haber sido aplicado a algo más constructivo, que tuviera otro significado. Vemos pues que ya en la escuela secundaria operan los mecanismos que condicionan la elec-ción de los temas de investigación, que conducen a los jóvenes intere-sados en el quehacer científico a se-guir las modas y, como en este caso, a convertirse a su vez en propagan-distas de las versiones oficiales so-bre nuestros problemas. Estos jóve-nes de San Nicolás que se explayan sobre los horrores de la anfetamina como droga estimulante no dicen

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nada —porque nadie se los ha di-cho ni han tenido dónde leerlo— de que la anfetamina es una droga utilizada por los' cuerpos de repre-sión para obtener confesiones en la tortura (ver en Science, 9 de junio de 1972, página 1102, un relato es-calofriante sobre las técnicas utiliza-das por las fuerzas británicas en Ulster).

Las modas

Dos alumnas del Liceo Víctor Mer-cante de la Universidad Nacional de La Plata, presentaron un trabajo sobre retinopatía autoinmune en el cobayo; la calidad de los resultados y la claridad de la exposición confi-guraron una comunicación que no hu-biera desentonado en un congreso nacional de biología o medicina ex-perimental. También del Liceo Ví-tor Mercante provenía un trabajo sobre los efectos biológicos del láser sobre los tejidos de la rata, ideado para "rediferenciar" tejidos neoplá-sicos. Llama la atención el gran atractivo que ejercen los temas cien-tíficos de moda sobre los alumnos de escuela secundaria interesados por las ciencias biológicas. Inmuni-dad y cáncer convocan a equipos ex-celentes, como lo prueba su selec-ción como finalistas provinciales. Es decir, aun en un país subdesarollado como el nuestro que no realizó nin-guna contribución significativa a es-tos temas, los mecanismos de selec-ción de talentos para los temas "in-ternacionales" se dejan sentir hasta en la escuela secundaria. _ Me llamó poderosamente la aten-

ción un trabajo sobre aborto y anti-conceptivos presentado por alumnas

del Colegio Nacional de Junín "Dr. Alvarez Rodríguez". Constaba dé dos partes: una dedicada a explicar la anatomía y la fisiología de los apa-ratos reproductores femenino y mas-culino —que de por sí constituía un ejemplo de qué y cómo debería enseñarse sobre el tema en todos los colegios secundarios—; la otra parte dedicada a probar que debe aumentarse significativamente la edu-cación sexual y promoverse un re-chazo masivo del aborto "criminal" por parte de la población. El tra-bajo de campo consistió en un aná-lisis de encuestas sobre educación sexual, vida sexual y aborto entre la población de Junín; mostraba que la educación sexual era desastrosa o nula, que los métodos anticoncep-tivos no son conocidos por la gene-ralidad de la población y que la in-cidencia de abortos con consecuen-cias trágicas es mucho mayor en la población de menores ingresos y me-nor escolaridad. Las conclusiones que las alumnas extrajeran de estos datos eran curiosas: el aborto no se pue-de legalizar en nuestro país porque estamos despoblados y nuestro cre-cimiento demográfico es casi nulo, pero sí hay que difundir masivamen-te el uso de métodos anticoncepti-vos. La otra conclusión sorprendente es que todo aborto es criminal y debe ser perseguido como tal, aun reconociendo que los abortos com-plicados ocurren casi exclusivamen-te entre las mujeres incapacitadas económica y culturalmente de acce-der a la más mínima educación se-xual y a la compresión y adquisición de los métodos anticonceptivos. Tam-bién en esta instancia se puede apre-ciar que un trabajo efectuado por alumnos del secundario exhibe los

mismos defectos y características de muchos de los estudios realizados por investigadores formados: des-precio por los datos extraídos de la realidad, fallas garrafales en la ló-gica y el apelar a recursos "ad hoc" para demostrar hipótesis indemos-trables, consideradas verdaderas de antemano.

El Sarandí blanco

El trabajo más original de los que tuve ocasión de evaluar fue el pre-sentado por la Escuela Normal Su-perior "Nicolás Avellaneda" de Ro-jas, sobre el efecto hipoglucemiante del sarandí blanco, un arbusto utili-zado popularmente para el trata-miento de la diabetes. Este equipo hizo de todo y bien: se fue al no-reste a buscar sarandí blanco autén-tico, determinó en qué parte de la planta y en qué estación se encuen-tran las mayores concentraciones de principios farmacológicos activos y en forma sistemática se dedicó a pu-rificarlos y a probar sus efectos hi-poglucemiantes in vivo e in vitro. Un subproducto de esta tarea fue comprobar que lo que se vende como sarandí blanco en muchas farma-cias . . . no lo es.

En resumen, la experiencia de Ba-radero me resultó fascinante. Por una parte, demuestra todo lo que se podría hacer en la enseñanza de las ciencias en la escuela primaria y secundaria. Además, me hizo com-prender hasta qué punto los meca-nismos que condicionan nuestra la-bor intelectual son sutiles y pode-rosos como para llegar a influir de-cisivamente en instancias tan preco-ces como los clubes de ciencia de la provincia de Buenos Aires. O

M? 24: Uruguay: La estrategia de los tupamaros

N? 25: Psicoanálisis y política los

" B .._. _ en la Argent ina

I I j I i N9 26: El imperial ismo en • W H 0 9 la Argent ina

M? 27: Los canales Suscripción anua! (12 números) $ 36 .~ del Gran Acuerdo

Tucumán 1427, 2<? piso - Of. 207 N? 28: Para una crítica

Tel. 45-9640 - Buenos Aires política ele la cultura

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si; fe.

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NADIE HABIA

INVENTADO OTROS

HICIMOS. No todos se an iman a intentar cosas, nosot ros sí. Y p u d i m o s todo lo que pre tendíamos. Porque saben?, noso t ros somos obses ivos, y tenemos una manía: el p e r f e c c i o n i s m o y lo que había hecho hasta el m o m e n t o era muy bueno pero no nos con fo rmaba . A h o r a hemos te rm inado la faz de expe r imen tac i ón y t enemos f u n c i o n a n d o el p ro to t ipo de un nuevo p r o d u c t o Ho l imar . Todavía no t iene n o m b r e prop io , pero es un t ransduc to r acús t i co , lo que l l amamos c o m ú n m e n t e un s is tema de par lantes. Aquí esta.

Q u e r e m o s q u e lo e s c u c h e . . .

Holimar Consu l t o res en Incieníeria de son ido.

M, CESPEDES 2680 TE. 73-3127

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ULSTER: el sabor de lo cotidiano

Gases lacrimógenos, perros entrena-dos, bastones largos, balas de goma, torturas. Esto ocurre también en Ulster. Pero como Irlanda está en Europa, el mundo desarrollado, por lo general despreocupado y escépti-co, se preocupa. La investigación sis-temática de los métodos que utili-zan las fuerzas de represión britá-nicas permite, sin embargo, com-prender como funcionan todas las fuerzas de represión. Y resulta muy interesante comprobar la transferen-cia de ideas, tácticas y tecnología del lejano Vietnam a la realidad coti-diana de occidente.

Los sensores electrónicos

El ejército inglés utiliza sensores electrónicos para combatir el pasa-je ilegal de fronteras en Irlanda. Estos aparatos están basados en aquellos utilizados por el ejército ex-pedicionario norteamericano en Viet-nam. Pero como el enemigo es ir-landés y no vietnamita e Inglaterra no tiene tanto dinero como los Es-tados Unidos, el uso es más racio-nal y menos morboso: los sensores electrónicos no se arrojan por milla-res y en Ulster, no están acoplados a los dispositivos anti-personal que convierten a los sensores norteame-ricanos en desvastadores instrumen-tos de mutilación. (El Proyecto Ig-loo White para Vietnam consiste en la diseminación, desde el aire, de millares de sensores electrónicos que al detectar el más mínimo movi-miento hace detonar una carga).

El ejército inglés utiliza en Ulster el ZB298, un radar de patrullaje te-rrestre ideal para ser transportado y atendido por un solo soldado y lo suficientemente sensible como para discriminar entre un ser humano y un animal doméstico. Los otros dos juguetes traídos desde Vietnam son Tobías e Iris, ambos fabricados en Inglaterra por la Marconi-Elliott Avionic Systems, Ltd., una subsi-diaria de la GEC Marconi Electro-nics Co. Tobias es un detector sís-mico miniaturizado, portátil, que no requiere (como el radar) que el objeto a detectar esté en su línea de visión. Tobias emplea geófonos pequeños —cuatro canales con vein-te detectores sísmicos del tamaño de una pelota de ping pong— que se entierran y son virtualmente inde-tectables. Un hombre que camina a 50 metros de uno de estos aparatos es registrado visual y acústicamente en el tablero de control.

IRIS (infrared intruder system) es una barrera infrarroja. Un emi-sor arroja un delgado (40 milíme-tros ) haz infrarrojo y un sensor ubi-cado a 200 metros lo detecta. Cual-quier interposición entre la fuente y el sensor se registra en la consola del control. Es un aparato sencillo pero lo suficientemente complejo co-mo para discriminar "interrupciones triviales" como las provocadas por pájaros.

Lo notable es que el ZB298 es un verdadero invento inglés: hace ya siete años se lo utilizó por primera vez en Borneo. Como en muchas otras tácticas utilizadas en Vietnam,

Inglaterra jugo un papel pionero. En Irlanda se utilizaron durante meses pero el ejército británico lo negaba sistemáticamente. Entusiasmados pol-los resultados de su invasión de los santuarios del IRA el 31 de julio de 1972 —el operativo Motorman— los militares británicos mostraron orgullosos sus baterías electrónicas. ¡Ellos también tienen su campo de batalla automatizado!

Un resultado obvio de estos mé-todos electrónicos de vigilancia de fronteras ha sido la virtual interrup-ción del aflujo de gelinita a los pro-visionales del IRA. La detección por medio del patrullaje electrónico y el aditamento de elementos radioacti-vos a la gelinita comercial han obli-gado al IRA a recurrir a sustancias explosivas que se utilizan como fer-tilizantes en la agricultura y como catalizadores en la industria de fi-bras sintéticas. El nitrato de amonio (fertilizante) y el clorato de amonio (herbicida) son explosivos peligro-sos por lo inestables. Pero lo más alarmante es el uso del mononitro-benceno, que no sólo es muy ines-table sino que es terriblemente tó-xico: la inhalación de sus vapores o el contacto con la piel produce le-siones hepáticas y de médula ósea tan graves e irreversibles que con-dicionan la muerte de la persona ex-puesta. Cada vez más militantes del IRA mueren volados por sus pro-pias bombas y el número de intoxi-cados con mononitrobenceno es alar-mante.

D. G. 38

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Congreso Internacional de Medicina del Trabajo Buenos Aires, 17 al 23 de setiembre

Del 17 a! 23 de setiembre próxi- complejo sistema de computación se , , mo pasado tuvo lugar, en Buenos encargó de supervisar y ordenar todo

SWpioneuj, Aires, el XVII Congreso Interna- el desarrollo del cónclave. Vistosas , cional de Medicina del Trabajo. Los recepcionistas y no menos interesan-

anl® li lilí anteriores habían sido celebrados en tes traductoras, amenizaron los trámi-!,usa®14'¡® Europa, y el último en Tokio, en tes de rutina y supieron entretener la iWWlléfc 1969. En esa oportunidad fue desig- vista de los asistentes. Así, la Argen-I Jl<]¿'¡üi,i¿ nada la Argentina como país sede tina se sumó a otros países en uno de ' del próximo Congreso, determinán- los negocios más rendidores de la ac-tos rnosrrj:c- dose así, por primera vez, reunir a tualidad en materia de incremento tu-, s ífatíba los miembros de la Asociación In- rístico: los congresos internación;',-1 su campad: ternacional de Medicina Ocupacional les. Tal es así que la reunión fue con-

en un país latinoamericano. siderada de "interés nacional" por ' Aesisc. Alrededor de 1500 delegados de el Poder Ejecutivo y el ministro Ru-

v í j i l a r á ¿ ochenta países, de los cuales un ter- bens San Sebastián y el cuerpo diplo-rtiial¡nterr.p- ció eran argentinos, dispusieron am- mátíco se hicieron presentes en el ntíi a Jo; pliamente de las lujosas instalaciones acto de inauguración, tfetecciía del Teatro General San Martín. Una icifónicoíi! minuciosa planificación, trazada por N o e g O P O l o d o \ 0 q u e r e l u c e

mar- un equipo de técnicos durante dos ;i«íJhan años, tuvo en cuenta no sólo Ja pre- A poco de andar, se hizo evidente, a m m visión del orden de las sesiones cien- una vez más, que el reunirse aíre-

lo coro ífr- tíficas, sino también la confección de dedor de una misma mesa no im-UWíce un marco turístico de primera cate- plica compartir las mismas solucio-isrriadeÍ!- goría. De esta manera, mientras la nes, ni tan siquiera los mismos pro-> de,7 mayoría de los delegados enfatizaba blemas a abordar, Los trabajos y pro-><fe«B! sobre ternas tan arduos como "Pes- puestas que volcaron sobre e! tapete 'ospelp ticidas organoclorados en el tejido los representantes de los grandes -ro Jo adiposo" o "Acroosteolosis y tras- países industriales, tanto capitalistas manos» tomos vasculares en relación con el como socialistas, resultaron "dema-miijij'n;;. policloruro de vinilo", las martiriza- siaclo sofisticados" —tal como los tna»í das cónyuges pudieron tentarse deli- definiera el delegado peruano Pedro Vapores o ciosamente con un desfile de pieles Olórtegni Fernández— en función roduE!;• en un negocio de la calle Florida, de la realidad diametralmente opues-dulíiéieí Tampoco faltó la nota "folklórica" ta de los países subdesarrollados. qiUfij. puesta por una fiesta gaucha en las Repitiendo la experiencia -—terci-rsoflies- pampas de San Antonio de Areco, mente desaprovechada— del reciente gDftdtj con carreras de sortijas, asado y em- Primer Congreso Internacional con-Slí5 pro- panadas. tra la Contaminación del Ambien-e i'nroxi- Además, por primera vez en la te, realizado en Estocolmo, ios so-• osaíar- historia mundial de los congresos viáticos y los norteamericanos vol-

—según palabras del Sr. Jorge Cas- vieron a enfrentarse al discutir las tex, presidente de la compañía priva- formas de control de la contamina-

re , da organizadora del evento— un ción y los criterios para determinar

la insalubridad del trabajo. Mientras los primeros sostuvieron la necesidad de experimentar previamente sobre animales los efectos de cada rubro de la producción, los norteamerica-nos insistieron en su vieja tesitura pragmatista: Primero montar las plantas industriales y luego, sobre la marcha, ir estudiando las consecuen-cias sobre los operarios. Ni una ni otra tesis podía interesar —más que teóricamente— a los delegados cíe los países cuyo problema es la caren-cia casi total o el escaso y deforma-do desarrollo de sus industrias. Dis-cusiones de este tipo otorgaron a las ¡ornadas un carácter de total abstrac-ción. Finalmente, el delegado yugos-lavo Marco Saric sugirió que, en las próximas oportunidades, los países se agruparan en congresos más pe-queños, de acuerdo a sus diferentes áreas de interés.

Fueron vanos los diversos inten-tos por reorientar la dinámica del congreso, desde el mismo terreno de la medicina laboral. Los peruanos insistieron en explicar sus experien-cias nuevas en materia de política sanitaria, aplicadas a casos concretos como la comunidad minera; los chi-lenos se esforzaron en plantear "Me-dicina gratis, igual para todos y de alta calidad son las premisas básicas. La salud consiste en el bienestar fí-sico, mental y social de los hombres. Hay que abarcar también el medio social, que es el que condiciona" en las palabras de su delegado Sergio Lagos.

Estos planteos, al igual que otros semejantes, chocaron contra el desin-terés del resto de los congresales e, inclusive, del periodismo en general.

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No todo es folklore

La delegación argentina al Congre-so hizo aportes a ambos polos de la controversia planteada. Uno de los integrantes de esta delegación, el Dr. Ricardo Saiegh, quien junto con la Dra. Norma S. de Pisaturo presentó un trabajo que fue cuestionado ante el Congreso —que reproducimos—, se prestó a una entrevista con el re-dactor de CIENCIA NUEVA, cuya síntesis publicamos aquí. En su expo-sición se desnuda otra cara del Con-greso, ya no tan "elegante", cuyos promotores se afanaron en que no trascendiera.

Ricardo Saiegh: Este Congreso se caracterizó por ser cientificista y tec-nocrático. Para mí, la trampa reside en lo que se da en llamar "Medicina del Trabajo", porque no existe un "trabajo" en general, neutro, sino que hay que diferenciar entre traba-jo libre o trabajo enajenado. Para la Medicina del Trabajo, tal cual ha si-do encarada hasta hoy, existiría un "trabajo", que puede encajarse en distintas estructuras económico-so-ciales, lo cual constituye una abstrac-ción.

Los problemas económico-sociales son los que se expresan, inclusive, a nivel fisiológico. Entonces es decisi-vo el sentimiento del obrero, si sien-te que trabaja para él o para otros, si su trabajo le otorga libertad y bien-estar o esclavitud y miseria.

La inscripción al Congreso costa-ba 80 dólares. ¿Quién pagó este arancel, a por lo menos el 90 por ciento de los congresales? Las em-presas, de las cuales dependen eco-nómicamente. La mayoría de los mé-dicos participantes no eran ni inde-pendientes ni asalariados de sindica-tos, sino cuerpos médicos de las em-presas General Motors, Chrysler, Fa-te, Ducilo, etc. Entonces, el Congre-so se transformó en una reunión de técnicos que estudiaban cómo aumen-tar la productividad de los obreros que es la esencia de la Medicina del Trabajo que estos médicos practican, y, en función exclusiva del cálculo de costos, interesa que en determi-nadas coyunturas el obrero esté sa-no. Nunca se presentó un trabajo donde se demuestre que se aumen-taron las condiciones de salubridad aunque se haya afectado el factor costo.

Los trabajos presentados son de

un optimismo histórico impresionan-te. Jamás se dijo: "En tal fábrica, en tal país, aumentaron los acciden-tes de trabajo", aunque sabemos que el factor negativo es también un fac-tor científico que debe ser estu-diado.

Ciencia Nueva: ¿Conoce el caso con-creto de alguna industria donde la tasa de accidentes aumente?

R. S.: En la construcción. Pero la trampa reside en que a estos congre-sos acceden trabajos de grandes em-presas o corporaciones. Entonces es cierto que disminuyen los índices por que se mejoran parcialmente las condiciones de salubridad, porque en general, donde se verifica los au-mentos es en la pequeña y mediana industria de los países subdesarrolla-dos. Frente a este planteo los con-gresales responden con una propa-ganda de los monopolios: "La culpa la tienen los malos profesionales de la pequeña y mediana empresa, no un sistema socio-económico".

C. N.: Se presentó algún trabajo so-bre el plomo?

R. S.: Se presentó un buen trabajo argentino, de Salas y Donalisio. A partir de delegados de distintos ta-lleres gráficos, ellos citaron a los obreros que tenían determinados sín-tomas para hacerles un estudio de la delta ala-dehidrogenasa y ácido ami-no levulínico. Encontraron que el 77 por ciento estaba intoxicado con plomo.

Además, plantearon una tesis fun-damental que es que en el interro-gatorio el obrero no miente, lo cual se enfrentó a otros trabajos del Con-greso, muy frondosos, sobre lo que dan en llamar el "síndrome de disi-mulación".

La Medicina del Trabajo es la me-dicina del revés. El médico estudia seis años en los cuales aprende que el "gran médico" es aquél que sabe hacer un diagnóstico. Luego tiene que desandar los seis años, porque el "gran Médico del Trabajo" es aquél que descubre que el paciente no está enfermo, sino que miente.

Hubo otro trabajo sobre la delta-aja, pasados con los trabajos de Bon-signore que fue quien descubrió esa enxima. En el debate cuestionó este-trabajo con argumentos tales como que no se había probado una relación

Denuncia Este XVII Congreso Interna-cional de Medicina del Trabajo, eludió abiertamente la posibilidad ele dar respuesta concreta e inte-gral a la problemática de la pato-logía laboral.

Y decimos que eludió dar una respuesta integral porque durante todo su transcurso se intentó sos-layar el abordaje del tratamiento de las condiciones sociales y eco-nómicas en las que se desarrolla la actividad humana del trabajo explotado,

Pero de ninguna manera se nos escapa a los que presentamos esta ponencia, que al eludirse el tra-tamiento del problema social, se pretendió evitar, una vez más, la elucidación de las verdaderas cau-sas que motivan el accidente de trabajo y la enfermedad profesio-nal.

Como consecuencia de ello, este congreso se hizo cómplice del mantenimiento de las condiciones inhumanas a las que se somete a los trabajadores del mundo, que alcanzan límites increíbles en los países subdesarrollados.

Este Congreso estuvo signado por la defensa de los intereses de los empresarios, más que por la defensa de los intereses de los obreros; signado por la sustenta-ción del enriquecimiento de los que explotan, más que por el me-joramiento real de las condiciones ele vida de los explotados; signa-do, en fin, por el propósito aviesa de perpetuar la situación de pri-vilegio de los que oprimen más aue por propender a la liberación total de los oprimidos.

Por ello, quienes ponemos nuestras profesiones al servicio de los explotados, proponemos la ce-lebración de un congreso libre de las presiones de los patrones, que debata ampliamente los proble-mas atinentes a la medicina del trabajo y enfoque en forma inte-gral el tratamiento de las verda-deras causas de los flagelos del accidente de trabajo y enfermedad profesional.

A. Mondine (Argentina), R. Saiegh (Argentina), R. Caggiani (Uruguay), S. Lagos (Chile), R. Benavides (Chi-le) y delegados argentinos, uruguayos, chilenos, peruanos, colombianos y bra-sileños.

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causa-i.: _cto y que la delta-ala podía descender por otro factor que no fuera el plomo; que si bien se había moni-oivado el plomo en el ambien-te, no había una demostración di-recta: que aunque se había inyectado plomo ^n ratas y bajaba la déba-nla, había que considerar que eran ratas v por último, que los estudios liemos:r itivos en hígado de cadáve-ris podían deberse a la "degenera-ción p.ist-mortem", ¿Porqué tanta preocupación en invalidar ésto? Por-que si reconocen que esta enzima vale aimo factor para determinar el saturnismo, se puede demostrar fá-riluuTic cuántas personas más están intoxicadas con plomo.

l lubo también otros trabajos in-creíb!"-. Uno de un médico argen-tino, el Dr. Puglisi, que trataba "Las cau-as de la violencia en las fábri-cas". Mencionaba la agitación políti-ca, t i terrorismo y sostenía que "No existen los sentimientos de solidari-dad patriótica que se generan frente a las grandes catástrofes, guerras, etc.". Nosotros le sugerimos desarro-llar una segunda parte donde expu-siera la necesidad de aumentar el presupuesto para la represión, tor-turas v encarcelamientos, ya que de éste Congreso tenían que surgir so-luciones, salvo que él tuviera el pro-vecto secreto de desatar una guerra liara "elevar la solidaridad patrióti-ca" y de esta forma disminuir los ac-cidentes de trabajo. Contestó que no se lo había interpretado bien y dio como ejemplo que cuando hay un match internacional también dismi-nuyen los factores de tensión en las Íáhrií-is. Entonces saltó el Dr. Reggi, Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Deporte, quien con-cluyó la discusión diciendo: "Nunca hubiera creído que se tuviera tal con-cepto del deporte. . . " .

Otro trabajo de un tal Rafael Pe-iialver. cubano exiliado en Estados Unidos, versaba sobre "Las empre-sas multinacionales y la Medicina del Trabajo", donde hacía la apolo-gía de los monopolios, explicando que "acá son muy vilipendiados pero i-n definitiva son los que permiten tener acceso a un nivel internacional de información". Se lo acusó de no haber sido nunca médico de una em-presa nacional, porque en Cuba tra-bajaba para una. empresa extranjera v ahora lo hacía para los Estados Unidos. Finalmente se le terminó gritando que era un agente de la ( : t a .

C. N.: Desde el punto de vista cien-tífico, ¿hubo algún otro t raba jo im-por tante?

R. S.: Hubo debates interesantes so-bre los límites biológicos máximos tolerables y se discutió en torno a qué fijarlos. Se analizó la última Ley de Seguridad de Estados Unidos, dic-tada en 1970, que es muy buena, pero justamente un médico de Ro-sario planteó en la mesa redonda que esa ley es buena gracias a que otros países tienen leyes malas.

C. N.: ¿Los criterios de seguridad en el t raba jo en Estados Unidos son dis-tintos a los argentinos?

R. S.: Por supuesto. Ellos en este momento prohiben trabajar con más de 90 decibeles porque tienen la tec-nología adecuada al respecto. Pero cuidado, que esa tecnología que tie-nen no es la misma que exportan. El ejemplo más fragranté es el de la forja. Aquí se trabaja con martinetes neumáticos que producen un ruido y un calor infernal, desechados en Eu-ropa y Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Ahora ellos forjan con martinetes hidráulicos montados sobre espuma de goma, con una cam-pana de acrílico y a control remoto y la antigua maquinaria que dejaba sordos a los obreros de allá, ahora la derivan a países como el nuestro.

Un médico cordobés presentó un trabajo sobre este tema y su. inter-pretación personal, que llegó a ex-plicarme, era la siguiente: "Los 800 operarios de las secciones de forja están sordos y aparentemente esto debería solucionarse. Pero una planta de forja de este tipo cuenta mu-chísimo, a lo mejor más que toda la planta Ika-Renault. Es preferible te-ner 800 sordos y no 80.000 desocu-pados". Incluso me confió algo in-creíble: Que se había pedido a la Sociedad de Sordomudos que abaste-ciera de sordomudos a forja. Esto es típico de la Alemania nazi. La opción entre los sordos o los deso-cupados es falsa. Lo que hay que cuestionar es el tipo ele desarrollo que se quiere alcanzar, dentro de qué tipo de economía y con qué medios: trabajo libre o trabajo enajenado. De otra manera, el Médico del Trabajo deberá dedicarse en su asistencia mé-dica al obrero, a coser lo que otros cortan y remendar lo que otros mu-tilan.

Nuestro trabajo también fue cues-tionado. Se planteó que esencialmen-

te tenía poco o nada que ver con el tema, con lo cual se eludió su dis-cusión. Aún así, un grupo de dele-gados de distintos países entre los cuales se incluían chilenos, uru-guayos, peruanos, colombianos y bra-sileños firmamos un manifiesto, en el cual expresábamos nuestra total disconformidad con este Congreso que defendió los intereses de los pa-trones, empresarios, en contra de los intereses obreros que son los que su-fren su explotación".

Fin de fiesta

Cuando este grupo de delegados, fir-mantes del manifiesto, llamaban a conferencia de prensa para oir su voz, el grueso de las representaciones realizaba un "technicolorido" viaje en lancha por el Delta. Con ellos iba, también, la angustiada delegada norteamericana Hellen E. Nordell Ghormley en cuyo trabajo balbuceó: "Es con trepidación que elijo escri-bir acerca de la muerte, la agonía, el dolor y la pérdida, para ser pre-sentado en un programa de Medici-na del Trabajo. Durante mi expe-riencia en estos procesos, me sentí horrorizada con la actitud hostil de los profesionales y la sociedad. .

Para pensar hay tiempo suficien-te: cuatro años siguientes hasta el próximo Congreso Internacional. O

P . W .

Solución a Metegol N» 15

a) 3121 b ) 15.621

Metegol N 9 16

Descifrar la suma

E R T H U B

+ B E R T H U

H U B E R T

Si cada letra corrseponde a una cifra determinada.

(Hay 3 soluciones).

41

Page 44: Ciencianueva20

Aspectos médico-sociales de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales Ricardo Saiegh y Norma de Pisaturo

Introducción

No solamente en nuestro país, sino en la generalidad de las naciones, el proceso de industrialización fue y es acompañado por un aumento de los accidentes y las enfermedades de origen laboral. Por otra parte nues-tra práctica profesional nos enfrenta diariamente con este dramático pro-blema. Podemos constatar que, tan-to los enfoques tecnicistas que elu-den el ámbito social, como los que creyeron ver en la mala voluntad de determinadas personas o institucio-nes la falta de soluciones, han sido impotentes para enfrentar la genera-lizada persistencia y acentuación de Ja patología social.

Guardamos respeto a estos ante-cesores, pero lo hacemos en forma crítica y superadora; de esa forma queremos evitar la posibilidad de, en el futuro, sentirnos arrepentidos por haber sido cómplices de un mal trágico para los trabajadores. Nues-tra premisa y nuestra motivación es ubicar nuestra profesión al servicio de los que sufren y no de los que hacen sufrir; junto a los oprimidos y no a los opresores; de parte de los explotados y no de los explotadores. Y si queremos eso no es, ciertamen-te, para perpetuar esta situación, si-no para contribuir a eliminar la hu-millación, el sojuzgamiento y la ex-plotación del trabajo humano.

Material y métodos

Hemos estudiado una serie de pa-cientes con amputaciones traumáti-cas, secuelas de quemaduras, oftal-mopatías, otopatías, cuadros psicopa-tológicos y otros padecimientos "de origen laboral. Estas personas requi-rieron directamente nuestra atención

42

profesional (cirugía reparadora y psicoterapia) o bien fueron pesqui-sados en clínicas laborales y compa-ñías de seguro. La muestra estuvo constituida por 270 pacientes, cifra que consideramos teóricamente sig-nificativa. Los mismos pertenecían a grandes, medianos y pequeños es-tablecimientos metalúrgicos y mecá-nicos del Gran Buenos Aires.

Por estimaciones realizadas las ca-racterísticas personales de los pacien-tes tomados en cuenta para este tra-bajo resultan congruentes con las que son dables esperar del universo en estudio. El trabajo con ellos se basó en la realización de una encuesta orientada hacia los siguientes aspec-tos: evaluación del trabajo, salario, ritmo de producción, jornadas de trabajo, sistemas de protección, am-biente de trabajo.

Este estudio se complementó con un elemento importante: la expe-riencia realizada por uno de noso-tros, quien se empleó como opera-rio, sin dar a conocer su condición de profesional, en una fundición de hierro del Gran Buenos Aires en la que trabajan aproximadamente 300 obreros.

Resultados

Para mayor claridad de la exposi-ción, y dado que los datos recogidos presentan un alto grado de consis-tencia, resumimos a continuación aquellos en que han coincidido un 65 por ciento o más de las respues-tas. (Deseamos hacer constar que: a) los componentes del indicado um-bral mínimo del 65 por ciento han sido prácticamente los mismos en to-das las mediciones, con variaciones no superiores al 5 por ciento; b) los controles por edad, sexo, estado ci-

vil, educación, tamaño de la empre-sa, antigüedad e ingreso no arroja-ron diferencias estadísticamente sig-nificativas).

1. Valoración «leí trabajo

a) Inseguridad objetiva: en los lugares de trabajo se están produ-ciendo o se producirán despidos,

b) Inseguridad subjetiva: 1. ex-periencias previas de desocupación y temor a la pérdida del empleo; 2. conciencia de las altas tasas de des-ocupación y subocupación imperan-tes.

2. Salario e ingreso familiar

a) El salario no compensa el es-fuerzo que se realiza.

b) El ingreso del grupo familiar —en la mayoría de los casos limi-tado al salario del jefe de familia— no alcanza para cubrir las necesida-des que se consideran mínimas v, mucho menos, para ahorrar.

c) El deterioro del ingreso plan-tea preocupaciones acuciantes, entre las que sobresalen: vivienda, aten-ción médica, educación de los hijos, ropa.

3. Ritmo de producción

Quejas por: a) Ritmos y posturas extenuan-

tes. b) Aumento de las frecuencias en

los movimientos necesarios para la producción de las diferentes piezas. _ c) Limitación del tiempo necesa-

rio durante las interrupciones dedi-cadas a necesidades fisiológicas, ali-mentación y descanso.

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4, Jornada de trabajo

Insatisfacción con la prolongación de la jornada de trabajo —que su-pone el dilatado y fatigante tiempo de viaje—- hasta y desde la planta (en esta respuesta solo coincidió un 43 por ciento de la muestra).

5. Ambiente de trabajo

Quejas por: a) ruidos molestos b) calor o frío c) polvo, olores, gases.

6. Sistemas de protección

a) Desconfianza. b) Identificación del mismo con

la patronal. c) Sentimiento de desprotección

empresarial, sindical y estatal.

Discusión

La búsqueda de los datos contex-turales en los pacientes estudiados no resultó antojadiza. La realidad comprobada en ellos y a través de ellos existe y es concreta, aun cuan-do algunos intenten ignorarla u ocul-tarla. Por lo tanto es imposible ana-lizar las causas y soluciones de la patología laboral reduciéndolas al mero campo de la medicina. Por el contrario, de lo que se trata es de insertar el problema en la totalidad que le da sentido: el régimen de ex-plotación del trabajo asalariado ba-sado en la maximización empresarial del lucro.

Conceptuamos los datos hallados directamente relacionados con el pro-blema en estudio. De ese modo la valoración del trabajo evidencia las características del trabajo enajenado donde el obrero, que no posee ni es dueño de los medios de producción, debe vender su fuerza de trabajo para subsistir, quedando simultánea-mente divorciado del producto y, pol-lo tanto, esclavo no sólo del mismo sino también de la máquina, los que están entonces lejos de darle la fe-licidad y la libertad.

La inseguridad en el empleo, por su parte, no hace más que acentuar e! carácter enajenante del trabajo.

En este marco, la insuficiencia y el deterioro absoluto y relativo del salario real obligan al obrero a acep-tar el incremento de los ritmos (he-

cho que se produce a través de los distintos sistemas de incentivo y premio a la producción) y la prolon-gación de la jornada de trabajo.

Los ritmos de producción exte-nuantes y la prolongación de la jor-nada laboral originan un aumento de la fatiga física y psíquica, agregados a la inobservancia de las normas y mecanismos de seguridad.

Las penurias económicas determi-nan que las condiciones de vida ex-tralaboral no constituyan horas de descanso y felicidad, sino momentos de angustia y frustración.

Por otra parte, hay una gran dis-tancia entre los actuales adelantos científicos y técnicos y las condicio-nes concretas de trabajo en las fábri-cas. La tecnología atrasada no es su-primida, sino simplemente transfe-rida a aquellos lugares donde la su-perexplotación del trabajo las hace rentables respecto de los niveles in-ternacionales de optimización de las ganancias.

De allí que la medicina laboral, que está asalariada y sometida al ca-pital, funciona como un mero apén-dice, como un simple complemento del mismo y pasa a tener una única, decisiva y definitoria función: con-trolar y asegurar los mavores niveles de eficiencia del material humano en función de la productividad. Enton-ces no caben confusiones: el lugar del médico de fábrica debería estar en la sección de mantenimiento. Esta es la realidad que no podemos ocul-tar.

Citemos tres ejemplos para demos-trar que es así:

• Pacientes a los que se realizó cirugía reparadora por amputación de falange y al tiempo concurrieron nuevamente por otra amputación ocurrida mientras realizaba la misma operación en la misma máquina.

• Audiotrauma en obreros de la sección forja, en la industria automo-triz; luego de reconocida y de ha-berse pagado la indemnización co-rrespondiente, esos mismos obreros vuelven a trabajar en la misma sec-ción.

• Cuadros psicopatológicos en los que se advierte una evidente rela-ción con la tarea desempeñada; lue-go del tratamiento de psicoterapia, la empresa reincorpora a estos obre-ros a sus mismas tareas anteriores.

¿Podemos, como médicos, ignorar todo esto y ser receptores pasivos de esta patología?

Conclusión

Resulta inocultable que los índices que inciden negativamente sobre la salud del trabajador son emergentes de una determinada formación socio-económica y no podemos eludir un enjuiciamiento de la misma. Esta es-tructura, de tipo capitalista, se asien-ta y basa su. desarrollo, en la explo-tación del trabajo humano; el traba-jador es un medio y no un fin del desarrollo; la maquinaria y el avance tecnológico no son la antesala de la libertad del obrero, sin o el camino de su esclavitud; lo más preciado del hombre, su trabajo, se transforma en la fuente de sus sometimientos y sus desgracias.

Una sociedad que para subsistir requiere invertir enormes sumas de dinero, medios y fuerzas para apun-talar los mecanismos represivos y de consenso con los cuales asegurar el sojuzgamiento del obrero: esa es la sociedad capitalista.

En cuanto al mentado subdesarro-11o no es más que otra expresión, aún más brutal, de la explotación del trabajo; es la contracara del desarro-llo, ese desarrollo que usufructúa esta situación a través del imperia-lismo económico. Las pequeñas in-dustrias enriquecen a los grandes; las naciones subdesarrolladas enrique-cen a las industrializadas.

Por todo ello tenemos ante noso-tros una única y clara solución para la situación que viven los trabajado-res: la erradicación de toda forma de explotación y sojuzgamiento del tra-bajo humano eliminando la actual formación socio-económica y constru-yendo una sociedad socialista.

En esa perspectiva los médicos del trabajo tienen una opción de hierro: estar al servicio de la explotación o al servicio de la liberación del traba-jo humano.

Nosotros hemos elegido: nos ubi-camos en esta última perspectiva; creemos que mientras la primera só-lo tiene que ver con las zonas más oscuras de la prehistoria humana, la segunda es la que se inscribe en la lucha por una sociedad humana li-bre y feliz, una sociedad cuya histo-ria es aun incipiente pero que flo-recerá inexorablemente para produ-cir un Hombre Nuevo. Y es desde esta perspectiva que rendimos ho-menaje a un ilustre médico argenti-no que marcó a fuego este derrotero: el doctor Ernesto Guevara. O

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La Asociación Física Argentina y el Plan de Centrales Nucleares

Ante el debate suscitado en torno a la próxima adju-dicación de la Central Nuclear Córdoba, la Comisión Directiva de la Asociación Física Argentina desea ha-cer algunas consideraciones relacionadas con la misma.

La compra de una central nuclear de producción de energía eléctrica a las empresas multinacionales implica una política análoga a la que el país ha seguido en ma-teria de centrales térmicas convencionales, acentuando en consecuencia la situación de dependencia.

En este proceso se relega a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a la mera función de un agente de compra.

El problema puede ser analizado en los siguientes planos:

—Política energética. —Política científica y nuclear. Sin entrar a hacer un análisis minucioso del primer

aspecto, algunos elementos a tener en cuenta son los siguientes: ^ Durante más de medio siglo la producción de ener-

gía eléctrica estuvo en manos de diversas empresas de capital internacional (CIADE, CADE, SOFINA). Ello no sólo no redundó en beneficio de la solución del pro-blema del suministro eléctrico, sino que provocó un casi crónico déficit energético. Su acción fue acompa-ñada de escándalos, corrupción de funcionarios, artifi-ciales revaluaciones de bienes, que han sido ampliamen-te documentados en el informe Rodríguez Conde Pue-de Jeerse en un pasaje de este último:

. .Estas compañías (CADE e ITALO), son fo-cos de explotación pública y de corrupción política v

cSZ/ÍHoM t I í a ' • ' C A D E ' p 0 r o r d e n 0 c o n a n" encia de ísUMNA y bajo su inmediata dirección y fiscalización promovió o se hizo promover cuestiones o conflictos que luego convertía en nuevo privilegio a su favor o en aumento de sus ingentes beneficios."

En épocas más recientes hemos presenciado la remo-clon de un funcionario, el profesor Jorge Sábato, por no consultar" al Banco Mundial en 'la designación del vicepresidente ejecutivo de Segba.

La producción de energía ha sido encarada en lo esencial con el criterio de abastecer aquellos lugares que ofrecen un mercado abundante y una elevada"tasa de rentabilidad. En general la política energética no se ha utilizado para promover el desarrollo de las rique-zas y fuerzas productivas, ni ha tenido en cuenta, como criterio fundamental, los intereses regionales y del pue-blo en su conjunto.

Las empresas eléctricas explotaron las enormes po-sibilidades que brindaban la existencia de una gran con-centración urbana. Esta política se continúa en la ac-tualidad. S.rva a título de ejemplo que la construcción del Chocón-Cerros Colorados, obra de gran importancia para el valle del Río Negro, proveerá fundamentalmen-

4 4

te a la ciudad de Buenos Aires, ubicada a 1.200 Km de distancia, acentuando de este modo las consabidas deformaciones de nuestra estructura económico-social. Conviene aclarar que en la provincia de Buenos Aires y Capital Federal se consume el 75 % de la energía to-tal producida en el país.

Otras manifestaciones de lo que señalamos son: el bajo porcentaje de energía hidroeléctrica instalada (9 % del total y 2 % del disponible) y la utilización irracional que se hace del petróleo. La producción de energía eléctrica sólo participa en el 25 % del consu-mo total de ese combustible, mientras que una parte apreciable del mismo sirve para mantener una desme-surada y artificial industria automotriz que nos coloca entre los países de más alta tasa de automóviles por habitante del mundo. _ En el aspecto tecnológico, basta con agregar, como

ejemplo, que 70 años de producción de electricidad y 50 años de existencia de una carrera de ingeniería eléctrica no han modificado una situación en la que las centrales se compran "llave en mano".

Resumiendo podemos decir que más de medio siglo de servicios eléctricos en manos de los monopolios y organismos financieros internacionales han ido confor-mando la actual estructura del servicio caracterizado por:

—crónico déficit energético —alto porcentaje de autoproducción —distorsión regional del desarrollo —distorsión de la utilización de recursos —dependencia tecnológica.

Por ello ante la construcción de los próximos reacto-res nucleares de potencia, entendemos que el problema no reside solamente en llevar a cabo una adecuada elec-ción técnica: uranio natural versus uranio enriquecido o centrales nucleares versus hidroeléctricas o térmicas sino discutir la política energética en su conjunto te-niendo en cuenta, además de las formas de producción de energía, en beneficio de qué y quiénes se produce esta energía.

La estimación de una capacidad instalada de 100.000 MW para el año 2000 no tiene base real, especialmen-te ante la ausencia de un proyecto nacional al servicio de los intereses del pueblo. Esta estimación implica un crecimiento anual de la potencia instalada del 10*% mantenida durante 30 años. Si bien el crecimiento del sector energía de los últimos .10 años fue del 7,1 96. esto se debió básicamente al estado deficitario inicial Y no a un real crecimiento del mercado. Estas estima-ciones no pueden utilizarse entonces para fundamentar validamente la necesidad urgente de construir centrales

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En el plano científico Es necesario señalar el importante esfuerzo inicial rea-lizado por los investigadores y técnicos argentinos. Sin embargo, a partir de Atucha, se sientan las bases para que el'desarrollo nuclear argentino se ejecute en estre-cha vinculación con los grandes monopolios eléctricos. Esto no es más que la continuación de la política ante-riormente seguida en materia de producción de energía eléctrica mediante centrales convencionales.

La adjudicación de la Central Atucha obedeció en lo esencial, más que a una política seudonacionalista del gobierno de Onganía, a su vinculación con el capital europeo. En esa época se establecen las políticas na-cionales y se apoya la política del uranio natural.

Los antecedentes y ejemplos de industrias extranje-ras radicadas en el país, conducen a preguntarse si ello no significará, también en este caso, una creciente subordinación de la actividad de la CNEA y de sus in-vestigadores y técnicos a la esfera de los intereses de las empresas proveedoras. Atucha es un principio de respuesta a esta pregunta y muestra que si bien se die-ron desarrollos tecnológicos parciales, la experiencia puede resumirse —como lo expresara un funcionario de la CNEA— en la "adquisición de la capacidad de compra". Esto se ve confirmado por el hecho de que la actual licitación de la Central de Río Tercero se efectúa con la CNEA jugando solamente el papel de organismo asesor del Poder Ejecutivo para la compra de la Central.

Por las modificaciones operadas en las mencionadas Políticas Nacionales, se substituye la frase "Uranio na-

tural" por "Uranio nacional", abriendo la posibilidad del uranio enriquecido. Se favorecen de este modo los intereses norteamericanos que son los únicos que llevan a cabo el proceso de enriquecimiento para terceros.

La situación actual se vería francamente agravada en caso de adoptarse la línea de uranio enriquecido para los próximos reactores a instalar, lo cual acentuaría nuestra actual relación de dependencia, tanto en el as-pecto tecnológico como en el económico implicado por la necesidad de adquisición o enriquecimiento de com-bustible.

En las condiciones actuales la política nuclear real oscila entre una tecnología o la otra según predominen los intereses norteamericanos o europeos.

La Comisión Directiva de la Asociación Física Ar-gentina entiende que la formulación de un plan nu-celar debe darse dentro del marco de una política na-cional que tienda a romper la estructura dependiente.

Una condición necesaria para el éxito de una políti-ca energética nuclear nacional es el desarrollo de una tecnología propia. Este objetivo puede alcanzarse si se dan, entre otras las siguientes condiciones:

—Aumento de las asignaciones del presupuesto de Ciencia y Técnica, en particular el de la CNEA, acorde con la envergadura de los proyectos a encarar.

—Participación protagónica de tecnólogos e inves-tigadores en la elaboración de una política nuclear.

En conclusión, la Comisión Directiva de la Asocia-ción Física Argentina considera que es necesario pos-tergar la adjudicación de la Central Nuclear Córdoba y promover una política energética independiente. O

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Novedades de

1 Sistema solar en aulas

Acaba de ser presentado en Gran Bretaña un dispositivo de ayuda es-colar que resuelve el problema de imaginar el movimiento y forma del sistema solar. Denominado Planeta-rio Helios, emplea esferas de plásti-co de distintos colores para repre-sentar el Sol, la Luna y los planetas, que efectúan sus movimientos rela-tivos correctos por efecto de un in-genioso sistema de engranajes. Este planetario tiene una altura de 41 cm, y en torno de los planetas en movi-miento hay una bóveda de plástico transparente donde figuran todas las constelaciones visibles desde el he-misferio norte. Lejos de ser un ju-guete, se trata de un dispositivo au-xiliar de enseñanza —dotado de un sistema mecánico de rigurosa pre-cisión— que sirve para ilustrar fe-nómenos celestes tales como eclip-ses solares, el día y la noche y las fases de la Luna.

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ciencia y tecnología

2 3 Bacterias marinas que se iluminan al oler bombas

Se ha logrado cultivar bacterias ca-paces de "olfatear" explosivos, dro-gas, sustancias contaminantes del ai-re, que se han incorporado a detecto-res manuales.

Por un proceso secreto de muta-ción, se obtienen bacterias marinas bioluminiscentes que emiten luz sólo en presencia de un vapor químico en particular. Investigaciones realizadas en laboratorio han permitido desa-rrollar bacterias capaces de detectar, con la precisión de "pocas partes por millón", la presencia de quinientas sustancias químicas diferentes.

Ya están en venta algunas de estas bacterias, en particular las que de-tectan la heroína (única droga de-tectable por este método), algunos gases tóxicos y seis tipos de explosi-vos diferentes.

El equipo manual consiste en un cartucho con un nutriente y una capa de bacterias, un detector que puede introducirse en valijas o ca-jas, una bomba que impulsa el aire sobre las bacterias y una fotocélula que registra la luz emitida. Los car-tuchos son intercambiables: un de-tector puede usarse para buscar más de una sustancia. Las bacterias se venden congeladas en seco y deben activarse 24 horas antes de ser usa-das. Cada cartucho cuesta alrededor de 20 centavos de dolar y tiene una vida útil de ocho horas, mientras que el equipo completo —del cual ya se han vendido varias decenas— cuesta cerca de tres mil dólares.

Llamador telefónico automático

Una compañía británica ha lanzado al mercado un nuevo sistema que alivia a los ejecutivos y a sus secre-tarias de la tediosa tarea de marcar números de múltiples guarismos. El flamante sistema, denominado "Au-tocall", ha sido perfeccionado, se-gún afirma la compañía, con miras a eliminar costosos errores al mar-car los números requeridos, ahorrar tiempo e incrementar la eficiencia y facilidad de manejo. Para hacer un llamado se levanta el tubo y se inser-ta una tarjeta perforada con el nú-mero requerido en la parte delante-ra del dispositivo. La tarjeta pasa a través de una ranura y va marcan-do, automáticamente, cada guarismo del número deseado, tras lo cual cae en la bandejita dispuesta en la base del aparato.

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4 Supresión electrónica del dolor

Aimé Limoge, cirujano dental fran-cés, acaba de dar a conocer el primer sistema de anestesia electrónico, ex-perimentado ya con más de veinte pacientes en el Hospital Necker de París.

El dispositivo consta de un gene-rador de señales, un osciloscopio para visualizar la señal, un potenció-metro y tres electrodos. Si se dispo-nen dos electrodos que actúan como ánodos detrás de las orejas y el otro, como cátodo, entre las cejas y se aplican pulsos de 2 miliamperes, de tal modo que la mayor densidad de corriente se produzca a los costados del cerebro, el sistema provoca un profundo sueño sin variaciones de presión sanguínea ni espasmos mus-culares.

Limoge confiesa que este método es fruto de larga experimentación. Después de centenares de ensayos con distintas variaciones de pulsos, llegó a establecer la secuencia, in-tensidad, duración y frecuencia ade-cuadas.

Actualmente la empresa francesa Sirel está construyendo tres proto-tipos basados en los circuitos y pla-nos de Limoge. Este afirma que el ejército de Estados Unidos también se ha interesado en el método y ha desarrollado su propio sistema. El interés de las Fuerzas Armadas ra-dica en la simplicidad del sistema y la conveniencia de su uso en hos-pitales de campaña.

El gobierno francés ya está nego-ciando la patente con varias firmas electrónicas para comercializar el in-vento de Limoge y una de las casas de equipos farmacéuticos y médicos norteamericanos está considerando la compra de los derechos para Es-tados Unidos.

La opinión de la American Medi-cal Association es conservadora, casi escéptica. La A. M. A. dice que no ha oído nombrar al sistema Limoge pero que la anestesia electrónica no es algo nuevo aunque tiene sus ries-gos. "Nos gustaría estudiar el siste-ma cuidadosamente y probarlo en animales antes de sancionar su uso en los seres humanos".

Otro disposi t ivo sorprendente,

proveniente de los conocimientos electrónicos militares, está siendo utilizado por los investigadores con-tra el dolor. Es un dispositivo que ya está en uso bajo el nombre de Myelostat. Se trata de un estimula-dor de la columna vertebral, desa-rrollado por Medtronic, empresa de Minneápolis especializada en marca-pasos y estimuladores cardíacos.

El principio del sistema es muy simple: dado que el dolor consiste en el reconocimiento por parte del cerebro de ciertas señales eléctricas, transmitidas por la espina dorsal, si se logra impedir que dichas señales lleguen, el dolor desaparecerá. Como la espina dorsal es sólo capaz de transmitir un número limitado de señales simultáneamente, si median-te un sistema electrónico se satura la capacidad de transmisión, las se-ñales de dolor quedarán bloqueadas y no llegarán al cerebro.

El aparato que logra este efecto consiste en un transmisor de radio-frecuencia con una antena externa y otro receptor de radio frecuencia im-plantado quirúrgicamente. Para ello el cirujano debe abrir la columna vertebral a la altura del hombro y colocar un electrodo de una pulgada de longitud con tres puntas de plati-no en la médula. Este electrodo está conectado por un par de cables al receptor, que se implanta en el pe-cho, bajo la piel.

El transmisor, que tiene el tama-ño de un atado de cigarrillos, se usa en la muñeca y está conectado a la antena, colocada sobre la piel direc-tamente encima del receptor im-plantado.

Para aliviar su dolor el paciente debe oprimir un botón y este pone en marcha todo el mecanismo.

El aparato es accionado a baterías y consta de controles para regular intesidad y frecuencia y evitar esti-mulaciones intermitentes.

Actualmente hay más de trescien-tas personas que usan el Myelostat, cuyo costo es de 900 dólares, casi todos implantados en el Hospital de la Universidad de Minnesota.

5 Comodidades sanitarias en el espacio

Los pasajeros de las naves espacia-les de la NASA encontrarán en sus próximos vuelos una confortable no-vedad: un inodoro.

Exteriormente el artefacto se ase-meja a los utilizados por las líneas aéreas pero, en realidad, los desper-dicios —separados en sólidos y lí-quidos— se dirigen por cañerías di-ferentes, impulsados por corrientes de aire a alta velocidad (aparente-mente no calentadas), que compen-san la falta de gravedad en los ve-hículos. Una corriente de agua lim-pia el aparato, los desperdicios se guardan en dos tanques: los sólidos se mantienen secos al vacío, esterili-zados y desodorizados, ya listos para ser retirados en cuanto se vuelva a tierra.

Las aeronaves no pueden arrojar deshechos al aire durante sus vuelos por respeto a la gente y propieda-des que sobrevuelan; en el caso de naves espaciales, el inconveniente re-side en que los desperdicios las se-guirían en su ruta y eventualmente pueden obstaculizar la visión o in-terferir alguno de los equipos ex-ternos.

Deflector

Corr iente de aire y agua X

Corriente de aire

«Valvula ^ de entrada

Mol inete

Ai re, orina agua corrienti

•> Vacio

M o t o r Sostén para los pies

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Page 50: Ciencianueva20

El proyecto Me Donnell

Me Donnell Douglas es la compañía con mayor nú-mero de empleados y más próspera de Saint Louis, así como la principal contratista de material béli-co ele los Estados Unidos: desde el año 1966 el número de contratos obtenidos por la Me Donnell duplica los logrados por la competencia más cerca-na. La Me Donnell produjo los Phantom F4 y Fl5, por ejemplo, aviones usados para combatir en el Sudeste asiático y en el Medio Oriente.

Los habitantes de Saint Louis comienzan a com-prender las diversas maneras en que la Me Donnell afecta sus vidas y las vidas de tantos otros norte-americanos y habitantes del tercer mundo y tratan de reaccionar. El proyecto Me Donnell se propone organizar un movimiento basado en la creencia de que las personas afectadas por ciertas decisiones de-berán ser capaces de tomarlas por sí mismas y de que la gente de Saint Louis no va a poder vivir decentemente hasta que sean ellos los que contro-len —y no sólo un grupo de personas ricas y pode-rosas— la Me Donnell y otras compañías similares.

Los organizadores del Proyecto Me Donnell han hecho una película en la que empleados de la com-pañía y veteranos de Vietnam explican lo que sig-nifica trabajar en una compañía como la Me Don-nell, denuncian los despjdos y comentan el tipo de trabajo que se podría realizar en vez de producir aviones militares y vehículos espaciales; también hablan sobre qué es lo que hacen los aviones de la Me Donnell a la gente del Sudeste asiático.

El filme es un documento político sobre los efec-tos de la industria aeroespacial en general y está ín-tegramente compuesto por entrevistas a gente que tiene algún tipo de relación laboral con la Me Don-nell Douglas Corporation y sus productos. La du-ración del filme es de 27 minutos, en blanco , y ne-gro y se puede alquilar por 30 dólares o comprar por 200 (negociables). Para cualquier información contactarse con: "The St. Louis Proyect, 4372 Westminster Place, St. Louis, Missouri 63108, Es-tados Unidos". O

Alexandre Grothendieck En el número anterior (CIEN-CIA NUEVA N? 19, página 31) omitimos la biografía del autor de la nota. Hela aquí:

Alexandre Grothendieck, ini-ciador de la moderna geometría algebraica, no necesita presenta-ción entre los matemáticos. Con toda justicia pudo escribir recien-temente el profesor argentino Mischa Cotlar que Grothendieck "es el más grande de los mate-máticos vivientes". Al completar sus estudios en París se incorpo-ró como investigador al Centre National de la Recherche Scienti-fique (1950-1958). Ya en esa época, a pesar de su juventud, deslumhró a sus colegas por su excepcional creatividad ante pro-blemas de dificultad extraordi-naria. Por eso no extrañó a nadie su elección como profesor en el Instituí des Hautes Etudes Scien-tifiques (I.H.E.S.), centro de su-

per-élite, creado dentro de los mismos lincamientos que el Ins-titute for Advanced Study de Princenton. Así llegó al profeso-rado, cosa a la que no hubiera po-dido aspirar por los caminos ha-bituales, pues las Universidades francesas exigen la ciudadanía a sus titulares.

En 1967 viajó a Vietnam, don-de dictó conferencias de su espe-cialidad y asesoró a sus colegas vietnamitas acerca de problemas de la enseñanza de la matemática. Desde esa época ha dedicado un tiempo creciente al activismo ex-tramatemático, como es su actua-ción al frente de SURVIVAL/ SURVIVRE, un "movimiento in-ternacional e interprofesional por la supervivencia de la humani-dad", donde también militan otros matemáticos célebres: Clau-de Chevalley y Pierre Samuel. En 1969, al enterarse que el I.H.E.S.

estaba financiado en parte me-diante subsidios militares —co-mo él mismo lo ha dicho, sólo su extrema concentración en la ma-temática le permitió ignorarlo tanto tiempo—, comenzó una campaña para tratar de obtener del resto de los profesores una negativa de seguir trabajando en esas condiciones. Al fracasar en esa empresa, se retiró del I.H.E.S. en 1970, pasando a ocu par un cargo en el más alto nivel académico: profesor asociado al College de France. Durante 1971 realizó una gira científica por universidades norteamericanas —tanto de Estados Unidos como de Canadá— con el propósito de juntar fondos para SURVIVAL/ SURVIVRE, La condición que en esa ocasión puso para dictar sus reputadas conferencias fue la de organizar simultáneamente charlas sobre el movimiento. O

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Ciencia de materiales para Ingeniería

El texto que sigue es un resumen realizado por el autor, del capítulo 9 del libro de Cari A. Iíeyser, que Editorial Limusa-Wiley S. A. publicará próximamente.

Fabricación de metales

La fusión por zonas es una técnica de elabora-ción en la que se funden y solidifican sucesivamen-te pequeñas porciones de un sólido. El uso prin-cipal de la fusión por zonas es la producción de me-tales muy puros. La base de esta técnica es la dife-rencia entre la solubilidad del soluto en las solu-ciones líquida y sólida, que se hallan continuas. Este método se utiliza también para la fabricación de monocristales relativamente libres de disloca-ciones.

Los objetos metálicos pueden fabricarse al me-nos, por medio de seis métodos diferentes: colado, trabajo mecánico, labrado a máquina, uniones me-tálicas, metalurgia de polvos y electrodeposición.

Los principales procesos de colado son el mol-deado en arena, el moldeado de cascos con aglu-tinantes plásticos, el colado en moldes permanentes y semipermanentes, el moldeado en matriz, el co-lado en moldes de yeso y de revestimiento. En ge-neral, los metales colados carecen de ductilidad y tenacidad, en comparación con los forjados. Las piezas de fundición tienden a ser porosas y a con-tener espacios vacíos; aunque esos defectos no ne-cesariamente se encuentran en ese tipo de metal. El control de la forma v el tamaño de grano, debi-do en gran parte al control del índice de enfria-miento, afecta a las propiedades de las piezas de fundición. Se obtiene una mayor tersura superficial y una reproducción más exacta de los detalles del molde, por medio del moldeado en matriz y en mol-des de revestimiento. Los moldes metálicos, de ye-so y de revestimiento dan como resultado el mejor control dimensional de las piezas de fundición. La impermeabilidad a los líquidos es una función del número y la distribución de huecos en las piezas de fundición. Se sabe que las piezas moldeadas en ma-triz tienen interiores porosos, aunque sus superfi-cies sean densas e impermeables a los fluidos. Los factores que deben tomarse en consideración al se-

leccionar un proceso de colado son los requisitos físicos y mecánicos de la pieza acabada, la gama de fusión de la aleación colada, las peculiaridades de forma o diseño de la pieza y las diferencias de costo de los diversos procesos.

El trabajo mecánico, realizado habitualmente en los metales colados, da como resultado cambios en las propiedades metálicas, así como también en la forma. Hay dos tipos principales de trabajo mecá-nico: en frío y en caliente. El trabajo en caliente se lleva a cabo en condiciones que impiden que se pro-duzca un endurecimiento por deformación. El me-tal trabajado en caliente tiene mayor firmeza y ho-mogeneidad y mejor ductilidad y resistencia que el metal colado. El control del tamaño de grano, que es importante por sus efectos sobre las propiedades, puede lograrse mediante la regulación de la tempe-ratura de acabado y la intensidad de la deformación. El trabajo en caliente produce frecuentemente una costra perjudicial en la pieza de que se trate. El tra-bajo en frío se caracteriza por el endurecimiento por deformación, la pérdida de ductilidad, la distor-sión granular y la fragmentación, así como por la introducción de esfuerzos residuales. Las propieda-des pueden controlarse estrechamente, combinando el trabajo en frío con el recocido. Este último pro-ceso consiste en el calentamiento del metal traba-jado en frío, contrarrestando los efectos de este ti-po de trabajo. El laminado es un método para pro-ducir formas básicas tales como placas, láminas, vi-gas, varillas, tubos v rieles. El laminado se lleva a cabo en caliente o frío, dependiendo de las necesi-dades en cada caso. El estiramiento es un proceso importante de trabajo en caliente o frío, que se usa para reducir el diámetro de tubos y varillas. La ex-trusión es una operación de trabajo en caliente en la que se fuerza al metal a pasar por una abertura matricial. Se utiliza para producir formas largas, huecas o sólidas. Los tubos se fabrican doblando y soldando a tope bordes de planchas largas. La forja es uno de los procesos más importantes del trabajo en caliente, que tiene numerosas variaciones tales como a presión, de martinete y por laminación, que

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son las principales subdivisiones. Las láminas y los flejes se estampan frecuentemente, ya sea de ma-nera superficial o profunda para producir tazas, ca-jas y formas similares. La conformación es un pro-cedimiento empleado para producir objetos grandes con simetría giratoria, a partir de láminas. La con-formación de alto gasto de energía depende de la liberación repentina de energía almacenada, que ac-túa directa o indirectamente sobre el objeto que debe formarse. Una ventaja primordial de estos procedimientos, es el ahorro que permiten en los costos de herramientas.

Las operaciones de soldadura y unión se utilizan para la producción de formas complicadas estándar tales como las placas, las láminas, las vigas y los tubos. La soldadura al arco produce las uniones más firmes, seguidas por el bronceado y el estañado, que son las más débiles. La soldadura al arco impli-ca las temperaturas más elevadas y, por lo tanto, causa las alteraciones más extremas en las propie-dades de los metales de base. Por lo común, la unión soldada contiene metal que ha sido fundido, lo cual le da a la unión las propiedades del metal colado. Cerca de las soldaduras, en el acero, existe una tendencia al endurecimiento y la pérdida de ductilidad, como resultado del enfriamiento rápido a partir de la temperatura de soldadura. En la ma-yoría de los demás metales no se producen endu-recimientos, sino más bien, un ablandamiento si el metal soldado ha experimentado previamente algún trabajo en frío. Las uniones bronceadas no produ-cen fusión del metal básico y son más fuertes cuan-do el espesor del metal bronceado se acerca a 0,002 de pulgada, lo cual hace necesario que se en-cajen bien las piezas que vayan a soldarse. El esta-ñado se utiliza principalmente para la producción de uniones impermeables a los líquidos o para buenos contactos eléctricos. Las uniones estañadas no tienen gran resistencia. El calor para la soldadura al arco o de soplete, se proporciona mediante la combus-tión de acetileno con oxígeno, por medio de un ar-co eléctrico y por la resistencia de la pieza al flujo de la corriente. También se utilizan sopletes para el bronceado y el estañado. Además de las diferencias en las fuentes de calor, los procesos de soldadura al arco difieren en lo que se refiere a la utilización de metal relleno, fundente y medios de protección. La soldadura al arco es probablemente la más co-mún y puede subdividirse en numerosos tipos, de los cuales los tres más importantes son la soldadura al arco de metal blindado, la soldadura al arco de metales con gas inerte y la soldadura al arco con carbono. La soldadura de puntos y la de costuras son los dos tipos más importantes de soldadura por resistencia. La soldadura al arco de haz de electro-nes en el vacío excluye a los gases contaminantes. La soldadura ultrasónica evita el uso de calor.

La metalurgia de polvos es un método utilizado para producir piezas mediante la compresión de polvos metálicos finos y el calentamiento de la ma-

sa compacta. La forma se logra durante la opera-ción de compresión, durante el ciclo de calentamien-to. Los polvos para el proceso se obtienen mediante la atomización de una corriente de metal fundido, por reducción gaseosa de óxidos metálicos y por electrólisis. Las propiedades de las piezas estructu-rales de metal en polvo son algo inferiores a las de las piezas coladas y las forjadas. Las propiedades finales dependen del porcentaje y distribución de vacíos, así como de la resistencia de enlace entre las partículas. El control de las propiedades depen-de de 1) el carácter de las partículas utilizadas, 2) las presiones de compactación, 3) el tiempo y la temperatura de sintetización, 4) el uso de operacio-nes de acuñación y 5) la forma y el tamaño de la pieza. Además de las piezas estructurales, se utiliza la metalurgia de polvos para producir artículos es-peciales, tales como cojinetes sin lubricación, fil-tros y mezclas de metales no combinables o de me-tales y no metales.

La electroformación es un método especializado de producción de piezas metálicas. Se lleva a cabo mediante la electrodeposición de metales de una solución electrolítica sobre un mandril, que sé se-para de la pieza acabada. El metal electrodepositado tiende a ser un poco más duro y quebradizo en la condición conformada, que en las piezas de fundi-ción recocidas o los metales forjados destemplados. Los usos de la electroformación se limitan a formas complejas que deben controlarse estrechamente des-de el punto de vista dimensional.

La capacidad del labrado a máquina es una fun-ción de la facilidad de eliminación del metal y la capacidad para mantener las dimensiones y lograr un acabado satisfactorio. La capacidad de labrado a máquina es distinta para composiciones diversas y operaciones diferentes de corte. Las herramientas de corte forman tres tipos distintos de virutas: dis-continuas, continuas con resaltos en los bordes y continuas sin resaltos en los bordes. Este último ti-po es generalmente el más conveniente desde el punto de vista de la capacidad para el labrado a máquina. La eficiencia del corte de metales se ve afectada por muchos factores tales como la dureza, la resistencia, la ductilidad, el diseño de las herra-mientas, el fluido de corte, la temperatura, la mi-croestructura, la presencia de defectos en el mate-rial y los esfuerzos residuales.

Los métodos no mecánicos del corte de metales son el fresado químico, el labrado a máquina por descarga eléctrica y el electroquímico. El fresado químico involucra la solución química selectiva de un miembro metálico. El labrado a máquina por descarga eléctrica depende de la formación de un arco a través de un material dieléctrico para la eli-minación de partículas metálicas. El labrado a má-quina electroquímico funciona, en cierto modo a la inversa que la electrodeposición, en una solución electrolítica. O

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Instituto de Promoción Becaria

Becas externas para argentinos

Becas de la OEA en el área educación

La Organización de los Estados Americanos, dentro de su Progra-ma de Asuntos Educativos, ofrece becas para participar en los si-guientes cursos que se dictarán en el año 1973.

Magister en administración de la educación-, en la Universidad del Valle de Colombia durante un año. Cierre de inscripción: 12 de diciembre.

Administración y planeamiento de la educación: en el Centro de Perfeccionamiento, Experimenta-ción e Investigaciones Pedagógi-cas de Chile durante 10 meses. Cierre de inscripción el 12 de di-ciembre.

Administración de la educa-ción: en el Instituto de la Edu-cación de la Universidad de Rea-ding en Inglaterra, durante un año. Cierre de inscripción: 16 de febrero de 1973.

Maestría en administración edu-cativa y supervisión de la educa-ción: en el Instituto Centroame-ricano de Administración y Su-pervisión de la Educación de la Universidad de Panamá, durante 15 meses. Cierre de inscripción: 29 de diciembre.

Técnicas de planeamiento y di-seño de edificios de educación superior: en el Centro Regional de Construcciones Escolares para América Latina v el Caribe (CO-NESCAL) en México. Cierre de inscripción: 29 de diciembre.

Mejoramiento de la enseñanza de las ciencias: en el Instituto Nacional para el Mejoramiento de In Enseñanza de las Ciencias (TNEC) en Buenos Aires. Cierre de inscripción: 29 de diciembre.

Perfeccionamiento de personal docente en educación musical a nivel de enseñanza primaria, me-dia y superior: en el Instituto Superior de Música de la Univer-sidad Nacional de Rosario, Argen-tina. Cierre de inscripción: 29 de diciembre.

Los requisitos exigidos por la OEA para optar a las becas son los siguientes: título universita-rio, profesional de nivel universi-tario o su equivalente; experien-cia en el tema del curso y ser propuesto por una entidad guber-namental o privada que deberá garantizar que otorgará licencia al becario y que utilizará a su re-greso sus servicios y los conoci-mientos por él adquiridos; edad máxima 40 años. Beneficios que comprende la beca: viaje de ida y vuelta, matrícula, asignación men-sual, asignación única para libros y seguro médico.

Los formularios deberán reti-rarse y devolverse debidamente completados y acompañados por la documentación exigida en el Departamento Internacional para la Educación, Ciencia y Cultura, del Ministerio de Cultura y Edu-cación •—Avda. Eduardo Madero 235, 6? piso, Buenos Aires— en el horario de 10 a 17 horas.

Cursos internacionales en Holanda

El Gobierno de los Países Bajos ofrece becas para participar en los siguientes cursos internacionales que se llevarán a cabo en Holanda

durante el año 1973. En todos los casos se exige título universitario, ser funcionario público y conocer el idioma en que se dicta el cur-so. La inscripción se realiza en la sede de la Embajada, Maipú 66, Buenos Aires.

Cursos sobre: industrialización: en inglés, 6 semanas a partir de julio.

Vivienda, planificación y cons-trucción: en inglés, 5 meses a par-tir de agosto.

Calidad industrial: en inglés, 5 meses a partir de agosto.

Administración industrial avan-zada y desarrollo industrial regio-nal: ambos en inglés, 5 meses a partir de julio.

Crecimiento vegetal: en inglés, 4 meses a partir de agosto.

Extensión rural: en inglés, francés y alemán, un mes a par-tir de julio.

Producción de la papa: en in-glés, 4 meses a partir de julio,

Mecanización agrícola y admi-nistración rural-cooperativas: en inglés, 10 meses a partir de agos-to.

Curso para programadores de radio y televisión en el Centro de Entrenamiento de Radio Neder-land: en inglés, 4 meses a partir de agosto.

La beca cubre en todos los ca-sos una asignación mensual y pa-saje de ida y vuelta cuando la be-ca es por más de 3 meses.

Cierre de inscripción: 29 de diciembre.

Los programas de los cursos pueden consultarse en la Emba-jada y el Instituto de Promoción Becaria.

Instituto de Promoción Beca-ria: Perú 263, 2° piso. Buenos Aires, Tel. 34-8643.

Perú 263 - 2" - Buenos Aires, Argentina - Tel. 34-8643

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Los tetraflexágonos

Juegos Matemáticos Manuel Risueño

Vamos a cumplir una promesa hecha en un número anterior,1 refiriéndo-nos ahora a los tetraflexágonos. Se-gún recordarán quienes leyeron aquel artículo, los hexaflexágonos son fi-guras formadas por un conjunto de triángulos equiláteros unidos entre sí y entrecruzados en forma de tener la apariencia de un hexágono regu-lar con dos caras visibles (la ante-rior y la posterior), pero con la po-sibilidad de que mediante flexiones, se pongan de manifiesto otras caras, ocultas en la posición inicial, y se oculten primero una y luego, en una flexión posterior, la segunda de las caras originariamente visibles.

También señalamos que fuera de los hexaflexágonos, podían formar-se otros flexágonos que no tuvieran por base triángulos y hexágonos re-gulares, sino otras figuras, y de és-tas, las que llevan a resultados más parecidos a los indicados, son los cuadrados.

Martin Gardner, en un artículo que nos servirá de base para este artículo,2 anota que estos tetraflexá gonos fueron también descubiertos en 1939 por Stone al descubrir los hexaflexágonos, pero que algunas de sus formas se conocían desde mucho antes, según lo señalaremos. Como Stone no publicó sus resultados, los tetraflexágonos fueron después re-descubiertos varias veces, de las cua-les la más reciente que conozco fue por P. B. Chnpman, profesor inglés, en un artículo aparecido en 1961.3

Partiendo de la definición de he-xaflexágono, Chanman se propuso determinar todos los flexágonos po-sibles a partir de polígonos regula-res. Suponiendo una figura forma-da por m n - gonos regulares con vértice común y que pueden do-

blarse en pares, obtuvo la fórmula

. — . - — j ~ i

\ n / denando los términos y dividiendo por 180 para simplificar, (m:n) (n-2) = 2 , en que m debe necesa-riamente ser par. Se obtienen sólo dos soluciones m = 6 con n = 3, que corresponde a los hexaflexágo-nos, y m = 4 con n = 4, que co-rresponde a los tetraflexágonos.

La más simple de todas estas fi-guras es el tri-tetraflexágono, con só-lo tres caras, que se puede formar a partir de una tira de papel de la forma indicada en la figura 1 (en a se muestra el frente y en b el dorso). Numérense los cuadrados de ambos lados del papel en la forma indica-da y luego dóblese hacia atrás los dos cuadrados superiores de la iz-quierda (con la cifra 1) y hacia ade-lante el último cuadrado inferior de-recho (con la cifra 3) , según se in-dica en c, bastando luego unir dos aristas con cinta adhesiva en la for-ma señalada en d.

Quedarán visibles la cara 2 ade-lante y la cara 1 hacia atrás. Para poner de manifiesto la cara 3, basta doblar el flexágono hacia atrás por el eje vertical que separa los dos pa-res de cuadrados que forman la ca-ra 2. En esta posición el flexágono se puede abrir como un libro, po-niendo de manifiesto la cara 3, que queda adelante, y ocultando la cara 1. Una pequeña experimentación nos convencerá que es imposible poner de manifiesto las caras 1 y 3 simul-táneamente, de modo que el gráfico de esta configuración4 es simple-mente el de la figura 2.

Estos flexágonos, que sólo flexio-nan sobre un eje vertical, pueden

hacerse más sólidos en la forma que indicaremos en seguida, al hablar del tetra-tetraflexágono. Aplicando este "refuerzo" al tri-tetraflexágono, mu-chos lectores reconocerán un tipo de bisagra que se encuentra en ciertas puertas de vaivén, en marcos para dos o más cuadros, etc., bisagras que tienen la paradójica propiedad de poder doblarse hacia adelante y ha-cia atrás, pero sin perder su solidez. Conectando una serie de estas figu-ras, se obtiene el viejo juego cono-cido como "escala de Jacob", que en su forma primitiva consistía en una serie de tablitas de madera unidas entre sí con cintas cruzadas. Flexio-nando de la manera debida las pri-meras tres tablitas, que se sostienen con ambas manos, se produce la ilu-sión ele que una tablita va cayendo todo a lo largo de la serie hasta lle-gar al extremo inferior, donde mila-grosamente queda detenida. Poste-riormente se ha hecho este juego también con una cadena de aros, que producen el mismo efecto, cadena que puede armarse fácilmente con un número apropiado de esos peque-ños aros divididos en toda su exten-sión que se venden como llaveritos. También se lo ha usado en juegos de magia de salón, colocando un bi-llete sobre la cara 1, por ejemplo, el que desaparece misteriosamente si se flexiona en forma que sólo queden visibles las caras 2 y 3.

El tetra-tetraflexágono más sim-ple es aquel que sólo flexiona, como el tri-tetraflexágono descripto, sobre un eje vertical. Puede hacérselo en la forma señalada en la figura 3, en que nuevamente a representa el fren-te y b el dorso, y las líneas puntea-das los cortes aue deben hacerse. Primero deben doblarse hacia atrás

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la lengüeta central y los tres cuadros de la derecha, en la forma señalada en c y luego, siempre hacia atrás, los tres cuadrados que ahora están a la derecha, y hacia adelante el cuadra-do aislado de la extrema izquierda. De esta manera quedarán al frente los seis cuadrados marcados "1" y solo faltará unir con un trozo de cin-ta adhesiva los dos cuadrados centra-les en la forma indicada en d.

Al comenzar a experimentar, re-sultará fácil poner a la vista las ca-ras 1, 2 y 3, pero resulta algo más difícil encontrar la cara 4. Hay que seguir el mismo procedimiento des-cripto para el tri-tetraflexágono, con-tinuando siempre con las flexiones hacia el mismo lado hasta que se llega a una posición en que esto re-sulta ya imposible. Los lectores del artículo sobre los hexaflexágonos, reconocerán el parecido entre este procedimiento y la "travesía de Tuc-kerman". El gráfico correspondien-te a esta configuración es de nuevo muy simple, y se reproduce en la figura 4.

Puede observarse que, bien sea la línea horizontal superior de 4 cua-drados, bien sea la inferior, no son necesarias para la operación del Hexá-gono, sino que simplemente ayudan a darle mayor solidez y hacer más fácil su manejo. Teóricamente basta usar sólo dos filas de cuadrados, con lo que la figura final tendrá también forma de cuadrado y será más fácil compararía con los otros tetraflexá-gonos que vamos a señalar.

Pero antes de ello debemos seña-lar que la serie de tetraflexágonos de este tipo es infinita, debiendo partirse para todos los Hexágonos con un número impar de caras con una forma escalonada como la de la

figura 1 y para todos los Hexágonos de número par, de rectángulos como los de la figura 3 (con la supresión de una fila, si se prescinde del "re-fuerzo" y se desea obtener Hexágo-nos cuadrados).

Más interesantes son los tetrafíe-xágonos que tienen la propiedad de poder flexionarse sobre dos ejes per-pendiculares. Gardner' no indica có-mo construir el primer elemento de esta serie, un tetra-tetraflexágono, pero sí lo hace Chapman. En la figu-ra 5, adaptada de su artículo, indi-camos la manera de construirlo. Co-mo en los casos anteriores, a designa el frente y b el dorso de la figura inicial y c señala cómo debe doblar-se, comenzando en los 4 puntos mar-cados con flechas en forma que un par de caras 3 se toque y también ambos pares de caras 4, para luego doblar por las flechas indicadas en c y obtener el resultado final, que se pega como se indica en d.

En este tetra-tetraflexágono, par-tiendo de la posición final indicada en Sd. si se dobla verticalmente ha-cia adelante, la cara 2 desaparece y abriendo la figura, aparece la cara 3; ésta se puede nuevamente doblar verticalmente hacia adelante, resta-bleciendo la combinación anterior, 2 y 4; pero a partir de cualquiera de las dos posiciones obtenidas, se puede también doblar horizontal men-te hacia atrás y entonces aparecerá la cara 1, bien sea en combinación con la 2 o con la 4. El gráfico, a di-ferencia de los anteriores, es cíclico y perfectamente regular, como se lo indica en la figura 6.

Gardner señala que hay por lo menos seis tetra-tetraflexágonos di-ferentes; el autor debe confesar que sólo ha encontrado los dos descrip-

tos y que no puede imaginar otros, a menos que se cuenten las imáge-nes enantiomórficas como diferentes o que se incluyan Hexágonos que tie-ne "aletas", es decir grupos de cua-drados que no están unidos con los demás que por un solo lado, de mo-do que se pueden mover libremente hacia la derecha o hacia la izquierda. Encontrar otro tetra-tetraflexágono que no sea de alguno de los tipos mencionados en este párrafo, si es que existe, puede ser una tarea muy fácil o muy difícil. ¿Querrá empren-derla algún lector y comunicarnos el resultado?

Finalmente, daremos un ejemplo de hexa-tetraflexágono, para lo que nos parece mucho mejor el dado por Chapman que el dado por Gardner. Véase la figura 7, en que de nuevo in-dicamos en a y b el frente y el dorso. Debe comenzarse doblando por las flechas marcadas entre 5 y 5 (dos veces) hacia adelante, y luego por las otras dos, de manera que se to-quen de a pares las caras marcadas 6. Se obtendrá la figura c en que deben doblarse hacia adelante por las aristas marcadas con flechas el 1 de la parte superior derecha y el grupo 1-4-4 de la inferior izquierda, para obtener así la figura d. Dejan-do sólo la parte de la extrema dere-cha (2-4) sobre la mesa, dóblese el resto hacia adelante ele manera que las dos caras marcadas 4 se cubran y dóblese finalmente un cuadrado suelto que quedará arriba a la dere-cha, con lo que se obtendrá la figura e, que se pega en el lugar indicado. En este caso, podrá verse que por lo creneral en cada posición sólo puede flexionarse verticalmente hacia ade-lante u horizontalmente hacia atrás, o vice-versa; pero hay una posición

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Figura 5 Figura 6.

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Figura 7. 3 2 5

Figura 9.

única en que es posible doblar tan-to horizontal como verticalmente ha-cia adelante y hacia atrás, constitu-yendo esta posición un punto de bi-furcación, representado por los dos puntos centrales del gráfico de la figura 8, desde el cual es posible tan-to hacia el lado derecho como hacia el lado izquierdo del gráfico.

Por ejemplo, partiendo de la po-sición indicada en la figura 8d sólo puede flexionarse horizontalmente hacia atrás, llegándose a la combina-ción de caras 2-1 o verticalmente ha-cia adelante, para pasar a 3-4; aná-logamente de 2-1 se puede flexionar horizontalmente hacia atrás, resta-bleciendo 2-3, o verticalmente hacia adelante, pasando a 1-4. En cambio, cuando se llega a la posición 3-4, es posible pasar tanto a 4-5 como a 3-2 por flexión vertical, o pasar a 4-1 o a 3-6 por flexión horizontal.

El ejemplo dado por Gardner, en cambio, corresponde al gráfico de la figura 9 y la serie de movimientos es posible, por lo general, sólo en un sentido único.

A diferencia de lo que ocurre con los hexaflexágonos, nadie se ha ocu-pado de preparar una teoría com-pleta de los tetraflexágonos, análoga a la que para aquéllos señalamos en nuestro artículo anterior (1) , ni tam-poco de indicar un método fácil para construir tocios los tetraflexágonos

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posibles. Este último puede desarro-llarse con un poco de ingenio y un mucho de paciencia, especialmente si se analiza la serie que representan las figuras 1, 5 y 7. Nuevamente ofrecemos publicar cualquier resulta-do interesante que se nos haga lle-gar en este sentido.

Más importante sería obtener una teoría de todos los gráficos que pue-den realizarse mediante los tetrafle-xágonos. Ya indicamos que la serie de gráficos lineales que se inicia con las figuras 2 y 4 puede alargarse in-definidamente. Con cuadrados "ahue-cados" como el de la figura 8, pue-den construirse tetraflexágonos cu-yo número de caras crecerá de 4 en 4: 6, 10, 14, 18, etc. Para tetrafle-xágonos de otros órdenes, se necesi-tará partir de otras figuras, y lo mis-mo ocurre para otros tipos del mis-mo orden. Por ejemplo, el hexa-te-traílexágono que sigue la serie de los del as figuras 1 y 3, es decir, de los que sólo pueden flexionarse por un eje vertical y cuyo gráfico tiene la forma de una línea recta, deberá construirse, según ya se indicó, a par-tir de un rectángulo de sólo dos cua-drados de altura y, obviamente, de seis cuadrados de longitud.

Para terminar, recomendamos al lector que una vez que se haya fami-liarizado bien con el hexa-tetraflexá-gono de la figura 8, partiendo de una

posición tal como la 3-4 trate de desenredarlo; con gran sorpresa verá que puede hacerlo y que restablecerá el cuadrado "hueco" de que partió en la figura 8a. En consecuencia, es-te hexa-tetraflexágono pudo haber sido construido sin haber hecho el corte indicado en la figura 8a. Uni-camente, las instrucciones para ar-marlo hubieran tenido que ser muy complicadas y difíciles de seguir.

Si el interés de los lectores lo jus-tifica, en una oportunidad posterior nos lanzaremos al espacio, es decir, pasaremos a ocuparnos de los flexae-dros,, formados por cadenas de te-traedros, octaedros, etc., también susceptibles de ser flexionados, los que, por proyección, nos darán los flexágonos formados por triángulos rectángulos isósceles, por combina-ciones de triángulos y rectángulos, etc., a que aludimos en el anterior artículo. O

1 CIENCIA NUEVA, N- 14, p. 44. 2 Publicado en Scientific American de

mayo de 1958, pp. 122 ss., y reproducido en "The N9 2 Scientific Amprican Book of Mathematical Puzzles & Diversions", pp. 24-31.

8 The Mathematical Gazette, vo. 45 (1961), pp. 192-193.

4 Véase en el artículo citado en la no-ta 1, el último párrafo de la página 41.

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Los sueldos de los investigadores

Como un ejemplo concreto del tan conoci-do deterioro del salario real, presentamos algunas conclusiones de un estudio reali-sado por la A.M.I.CJ.C. (Asociación de Miembros de la Carrera del Investigador del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas)

El presente estudio trata de evaluar la relación entre los sueldos de los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones con el aumento del costo de la vida.

Como caso ilustrativo se muestra la evolución del sueldo de un investigador clasificado como D-l, com-parado con los índices de costo de vida del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

El gráfico ha sido elaborado en base a los sueldos nor-malizados a diciembre de 1961, obtenidos de dividir el sueldo vigente en cada momento por el índice de costo de la vida desestacionalizado correspondiente.

Se entiende por descapitalización a la sumatoria de las diferencias obtenidas entre sueldos normalizados con el correspondiente al sueldo de diciembre de 1961.

Mediante estas bases la progresiva descapitalización de este miembro de carrera (hipotético profesional que durante 10 años se haya desempeñado en la misma categoría, D-l por ejemplo) puede estimarse en junio de 1972 como de 582.170 pesos nacionales (corres-pondientes a diciembre 1961), lo que corresponde a moneda constante en unos 23 sueldos (aproximada-mente dos meses de sueldos por cada año de trabajo o 69.500 pesos ley 18188 sin contar en esto intereses, etcétera).

El libro que usted busca...

Se trata de llamar al 47-1366 entre las 8 de la mañana y las 7 de la tarde. Uno de los servicios proba-blemente más útiles y menos difun-didos del Instituto Bibliotecológi-co de la Universidad Nacional de Buenos Aires consiste en atender su llamada y decirle en qué biblio-teca, de todas las que dependen de la UNBA, usted puede encontrar el libro que busca.

El Instituto funciona como un verdadero centro de información bi-bliográfica y organismo coordina-dor entre las bibliotecas de la UNBA, lo que le permite controlar los 700 mil títulos que se distri-buyen y repiten —hasta totalizar aproximadamente un millón 800

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mil volúmenes— en los diferentes fondos bibliográficos de facultades y dep artamentos de la universidad porteña.

Ahora, sin embargo, el Institu-to Bibliotecológico comienza a in-corporar a sus ficheros los datos relativos a las otras bibliotecas universitarias. El objetivo, natu-ralmente, es conformar un gran catálogo bibliográfico centralizado de las 10 universidades nacionales.

Pero el Instituto, en verdad, tie-ne otros servicios que resultan de enorme utilidad para cualquier in-vestigador:

_— Un fichero especial que per-mite localizar rápidamente las

obras argentinas distribuidas en las bibliotecas de la UNBA, con unos 150 mil títulos.

— Un registro de investigacio-nes donde se reúnen las fichas co-rrespondientes a todas las que se programen, desarrollen o concluyan en el ámbito de la UNBA.

— Un ^ servicio de reprografía que facilita a cualquier investiga-dor, pertenezca o no a la Universi-dad, fotocopias, ampliaciones o re-producciones en microfichas del material requerido. Las tarifas de estos servicios cubren exactamente su costo. El Instituto también cuenta con aparatos de lectura de microfilms y con un aparato lector-proyector de microfichas negativas.

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Comentarios de libros

Buffon, des époques de la nature Introducción y notas de Gabriel

Gohau, XXVI, 2 3 0 p.,

7 ilustraciones Kdilions ralionalistes. París , 1971

Las "Ediciones racionalistas" de Pa-rís acaban de ofrecer, en una hermo-sa presentación de su colección "Lu-miéres de tous les temps", el cono-cido ensayo de Georges Louis Le-clerc, Chevalier (más tarde conde) de Buffon (1707-1788): Les Epo-ques de la Nature, aparecido en 1779 (aunque fechado en 1778) como to-mo V de los "Suplementos" de la célebre Histoire naturelle genérale et parttculiére, avec la description du Cabi.net du Roy (44 volúmenes apa-recidos entre 1749 y 1804) que Buffon ideó, dirigió y en gran parte redactó.

En su introducción y notas el pro-fesor Gohau presenta la vida y obra de Buffon, con comentarios especia-les a Les époques de la nature, acla-rando en las notas términos técnicos y medidas antiguas, y aportando nu-merosas referencias entre las que alude a un manuscrito original en el cual las "épocas" eran 6 y no 7, como aparecen en la publicación, pro-bablemente para acercarse algo más a la tradición bíblica. Estos agrega-dos de Gohau y las excelentes ilus-traciones, insertadas en un pliego de papel especial y relativas a la vida V obra de Buffon, hacen de este li-bro un útil elemento para el conoci-miento de Les époques, escrito que además de su interés histórico es de lectura agradable, pues no ha de ol-vidarse que Buffon fue uno de los pocos franceses de su tiempo miem-bro de las dos Academias: de Cien-cias y de Letras.

Claro es que se advierte también otra finalidad en la edición de este libro, pues en la Introducción, des-pués de reseñar las contribuciones científicas de Buffon y compararlas

con las de su tiempo, se agrega: "Con todo, la obra de Buffon com-

porta audacias incontestables, que la convierten en un testimonio de las luchas que el pensamiento racional tuvo que librar a fin de vencer los obstáculos, principalmente religiosos, erigidos por la tradición y la autori-dad. ¿Qué nos importa que los des-aciertos de Buffon acerca del tama-ño de los cometas o de las inclina-ciones de las capas, hayan vuelto ca-ducas sus tesis a los ojos de los es-pecialistas, a partir de fines del si-glo xviii? Lo que importa, sobre to-do, y le otorga un lugar indiscutible en esta colección es que sus concep-ciones eran lo suficientemente nove-dosas como para conmover a la Fa-cultad de Teología (Sorbona)".

Se menciona luego que en 1749, al aparecer los primeros volúmenes de la Historire naturelle, la Sorbona había señalado catorce proposiciones contrarias a las doctrinas de la Igle-sia, ante lo cual Buffon, que no de-seaba entrar en conflicto con los teó-logos, declaró cjue de ningún modo había tenido intención de contrade-cir el texto de las Escrituras y que las hipótesis en las que había fun-dado su teoría sobre la Tierra no eran sino "suposiciones filosóficas".

Algo parecido hubiera podido adu-cir en 1779 al aparecer Les époques, pero ahora la Sorbona no se dio por aludida y el libro no contó sino con la oposición de algunos eclesiásticos.

Por otra parte, en su libro y antes de entrar en el detalle de cada épo-ca, Buffon antepone un "Premier discours", que fue probablemente una conferencia pronunciada en 1773 a la cual agregó al final una serie de consideraciones con la conocida in-terpretación de los siete días bíblicos como siete lapsos, siete épocas en la historia de la Tierra, cuyo desarrollo sintetiza en los subtítulos que enca-bezan los c a p í t u l o s respectivos: "Cuando la tierra y los planetas han adquirido su forma. Cuando la ma-teria, habiéndose consolidado, formó la roca interior del globo, así como

las grandes masas vitreas que están en su superficie. Cuando las aguas cubrieron nuestros c o n t i n e n t e s . Cuando las aguas se retiraron y los volcanes comenzaron a actuar. Cuan-do los elefantes y otros animales del sur habitaron las tierras del norte. Cuando se hizo la separación de los continentes. Cuando la presencia del hombre secundó a la de la natura-leza."

Es indudable que hoy muchas de las argumentaciones de Buffon nos resultan pueriles, así como infunda-das sus hipótesis acerca del origen de los planetas como desprendimien-tos de masas solares en virtud del choque con un cometa, o del origen de la vida por generación espontá-nea mediante unas pretendidas "mo-léculas orgánicas"; sin embargo su libro no deja de representar un pro-greso: concebido dentro del espíritu de los enciclopedistas, sus páginas revelan constantemente una atmós-fera de cambio y de evolución que le confieren cierto aire moderno,

J . Ba lnn i

Three Copernican Treatises Edward Rosen,

Tliird Edil¡on. (XII, 426 p., Octagoa Books, New York, 1971)

Nos estamos acercando al año de Copérnico: en 1973 se cumplirá el quinto centenario del nacimiento del astrónomo que inmovilizó el Sol y lanzó la Tierra a rodar por los es-pacios.

Mientras el mundo científico, y no solo él, se apresta a rendir ho-menaje al hombre que sentó las bases de la cosmología aún vigente, puede resultar oportuno comentar un libro de reciente aparición, que figura en-tre los que mejor dan cuenta de la vida y obra de Copérnico, desde el punto de vista histórico.

Este libro nació en 1939 cuando se advirtió la necesidad de hacer co-

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nocer al público de habla inglesa es-critos originales de Copérnico, eli-giéndose para ello estos tres "tra-tados":

1) El célebre Commentariolus, cuya composición actualmente se fe-cha entre 1509 y 1514, que circuló manuscrito y en el cual Copérnico expone la nueva doctrina con una es-tructura algo diferente de la desarro-llada en De Revoluúonibus de 1543.

2) La Carta contra Werner de 1524, donde Copérnico formula ob-jeciones a un artículo publicado por el matemático alemán Johannes Wer-ner (1478-1528) acerca del movi-miento de la "octava esfera" (la es-fera de las fijas).

3) La Narratio Prima, de Georg Joachim Rheticus (1514-1574), apa-recida en 1540, mientras Rheticus estaba en Polonia con su admirado maestro Copérnico, que constituye el primer (y único) informe que Rheticus remitió a uno de sus anti-guos profesores, con la descripción de buena parte del futuro De Revo-lutionibus.

Con esta elección se difundía el conocimiento de escritos, como el Commentariolus y la Narratio Pri-ma que, además de ser más accesibles por carecer de aparato matemático, tenían el mérito de haber sido los primeros escritos mediante los cua-les el público culto había entrado en contacto con el sistema copernicano; mientras que la Carta contra Wer-ner tenía valor en sí, por significar una etapa en la marcha del pensa-miento de Copérnico.

La tarea de traducir y editar los tres tratados fue asumida por Ed-ward Rosen (n. 1906), actual profe-sor de historia de la ciencia en la City University of New York, y en 1939 apareció la primera edición de la obra en la que Rosen, además de las traducciones anotadas, agregó una introducción y una Bibliografía general.

En la segunda edición de la obra, de veinte años después, la Bibliogra-fía es enriquecida notablemente con el agregado de una extensa (69 pá-ginas) "Bibliografía anotada de Co-pérnico" con 877 entradas, que dan cuenta de otros tantos libros o artícu-los de o sobre Copérnico, aparecidos entre 1939 y 1958, agregando casi siempre comentarios, rectificaciones, ampliaciones bibliográficas, etcétera.

Esta tercera edición es aún más rica, pues no solo la "Bibliografía anotada" se lleva hasta 1970 ocupan-

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do 111 páginas con 1092 entradas, sino que Rosen agrega una biografía de Copérnico, clara y precisa, en la que todas las leyendas y las malas o malintencionadas interpretaciones acerca de la vida y obra de Copérni-co se disipan.

Cuando Rosen en la Introducción configura en Copérnico el ideal hu-manista del Renacimiento, no solo por su interés hacia la antigüedad clásica que lo llevó a traducir a un poeta menor bizantino, sino por sus múltiples actividades: "Fue compe-tente en derecho canónico, practicó medicina, escribió un tratado sobre la moneda, sirvió en el Capítulo de su catedral como administrador y representante diplomático, pintó su propio retrato, construyó muchos de sus instrumentos astronómicos y es-tableció el sistema heliocéntrico so-bre bases firmes"; de ninguna ma-nera tales frases constituyen una ex-presión retórica, pues cada uno de esos aspectos, y algunos otros, se con-sideran en la biografía de Rosen, en forma documentada y exhaustiva.

Así demuestra Rosen, en contra de la creencia algo difundida, que Copérnico jamás tomó las órdenes sacerdotales; así como tampoco es cierto, como alega la mayor parte de los historiadores de la ciencia, que se ha conformado la reforma del ca-lendario de 158a sobre la base de la doctrina de Copérnico.

Ya en una ocasión anterior Rosen había puesto en evidencia su conoci-miento de la vida y obra de Copér-nico: en el artículo "Copernicus on the phases and the light of the pla-nets" (Organon, 2, 61-78, Varso-via 1965), donde en forma acaba-da y total demuestra que la preten-dida "profecía" de Copérnico acer-ca de una futura aparición de un ins-trumento que mejoraría la visión, es decir del telescopio, no era sino el fruto de un "chisme" (gossip); así mismo comprueba que Copérnico na-da dijo acerca de la luz de los pla-netas, terminando Rosen el artículo con una frase típica de su actitud científica. Al aludir a "Wittgenstein, cuya frase última del Tractatus lo-gico-philosophictís transcribe textual-mente dice Rosen: "Con respecto a la fuente de la luz de los planetas, su prudente silencio [de Copérnico] anticipó el sabio consejo del eminen-te filósofo del siglo veinte que dijo: "De lo aue no se puede hablar, me-jor es callarse."

J. Babini

F o tointerpr elación Boletín mensual

División Fotointerpretacióm de la Di-rección de Geodesia del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Bue-nos Aires, La Plata

Numerosos países han incorporado la fotografía aérea como instrumento para la realización de amplios planes de investigación de recursos natura-les, estudios de urbanismo, planea-miento de obras públicas, etc.

Cada día cobra interés primordial la aplicación de esta técnica —tan olvidada por los organismos técni-cos del Estado, del cual la Dirección de Geodesia de la Provincia es una honrosísima excepción— por las de-finidas ventajas que ofrece sobre las técnicas convencionales.

En 1971 la División Fotointer-pretación comenzó a publicar sus Cuadernos técnicos con notas de la especialidad; siguen ahora estos Bo-letines para reseñar la labor de la División.

En el primer número (mayo 1972) aparecen notas sobre el plan fotogramétrico mejicano, la construc-ción de un satélite especializado en Francia y disertaciones técnicas en Necochea.

Una obra sobre la patente de invención

El ingeniero Jacobo Kamenetzky ha publicado y editado una extensa obra: Teoría intrínseca de la patente de invención y su aporte a la teoría del conocimiento, a la metodología de la invención y a la lógica mate-mática (un millar de páginas, más de un centenar de croquis y diagra mas y 16 ejemplos reales con figu-ras). En ella el autor se propone considerar a la patente de invención, elemento que para la mayor parte de los mortales no es sino cuestión de rutina, como ente específico de caracteres propios, cuyas notas estu-dia: condiciones de "patentabilidad" de una invención, definición y cla-sificación de las invenciones, forma de presentar los pedidos de paten-tes, etcétera; acude para ello a todo el instrumental que menciona en el título, amén de cuestiones gramati-cales, y expone, además, principios de esos instrumentos con el objeto de poner el libro en manos de téc-nicos, juristas y del público en ge-neral.

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Introducción al Análisis Transformadas de Laplace de los Sistemas Electrónicos para ingenieros de Potencia en electrónica Enríquez Harper

Editorial Limusa-Wiley, S. A.; Méxi-co 1972, 670 páginas

Sumario-. 1. Introducción al Estudio del Corto Circuito. 2. Diagramas equivalentes para el estudio del cor-to circuito. 3. Efectos dinámicos y términos debidos a las corrientes del corto circuito. 4. Cantidades P.U. y en porcentaje. 5. Teoría de las Com-ponentes Simétricas y sus Aplicacio-nes. 6. Fallas en circuitos en serie con generadores en vacío. 7. Fallas asimétricas en circuitos trifásicos normalmente balanceados. 8. Estu-dio de flujos de cargas. 9. Estabi-lidad transitoria en sistemas de po-tencial. 10. Solución de redes para el estudio de estabilidad transitoria. 11. Solución de la Ecuación de os-cilación por el método de Runge KUTTA para la estabilidad transito-ria. 12. Criterio de las áreas iguales para el estudio de la estabilidad. 13. Estabilidad en el estado permanente en sistemas de Potencia. Apéndice.

Introducción al diseño auxiliado por computadora Charles R. Mischke

Serie "Fundamentos y Estudios de Di-seño y Proyecto en Ingeniería" Editorial Ilerero Hnos, Sucs. S. A.; México 1971, 251 páginas

Sumario-, 1. El diseño de ingeniería y la computadora digital. 2. Las ci-fras de mérito. 3. Requisitos de la computadora. 4. La búsqueda de ex-tremos. 5. Los problemas planteados al ingeniero. Apéndice: a) Proble-mas. b) Documentación de las sub-ru,tinas Lowa Cadet usados en los problemas ilustrativos del capítulo 5. c) Registros de las Subrutinas Lowa Cadet usadas en los problemas ilustrativos del capítulo 5. Biblio-grafía. J

James G. Holbrook

Editorial Limusa-Wiley, S. A.; Méxi-co 1972, 360 páginas

Sumario-. 1. Funciones de variable compleja. 2. Series e integral de Fourier. 3. Transformadas de Lapla-ce. 4. Transformadas de Laplace in-versas. 5. Teoremas sobre transfor-madas de Laplace. 6. Análisis de re-des por transformadas de Laplace. 7. Transformadas de formas y onda y pulsos especiales. 8. Filtros. 9. Aplicaciones especiales de la trans-formada de Laplace. 10. Síntesis de funciones de transferencia por mo-delos. Apéndice 1: a) Transformada de inpedancia de entrada, b) Fun-ciones de transferencia; c) Funciones de transferencia activas. Apéndice II : Tabla de transformadas de La-place básicas. Apéndice I I I : Tablas de transformadas de Laplace.

Introducción a la psicología social H e n r y Clay L i n d g r e n

Serie Biblioteca Técnica de Psicología Editorial Trillas, S. A.; México 1972, 387 páginas

Sumario: 1. Problemas y métodos de la psicología social. 2. Por qué nos asociamos con otros individuos. 3. Atracción social. 4. Aprendizaje so-cial. 5. Actitudes y motivos sociales. 6. Influencia social. 7. Teorías de la disonancia, la consonancia y el equi-librio. 8. Posición social. 9. Roles sociales. 10. La personalidad como fenómeno social. 11. Sociedad, cul-tura y personalidad. 12. Comunica-ción. 13. Procesos de grupo. 14. El trabajo de grupo: solución de pro-blemas, cooperación y competencia. 15. El trabajo de grupo: los dirigen-tes y la dirección. 16. Los procesos

sociales en las organizaciones. 17. La agresividad y su manejo.

Cerámica electrónica Edward C. Henry

Editorial Universitaria de Bnenog Aires Biblioteca Cultural. Colección Cuader-nos. Buenos Aires, 1972, 185 páginas

Sumario-, 1. La era del desarrollo de nuevos materiales. 2. Cerámicas. Los materiales para el calor. 3. Fun-cionamiento de las cerámicas electró-nicas. 4. Ciencia e ingeniería cerá-mica. 5. Ferritas. Magnetos no me-tálicos. 6. Materiales ferroeléctricos. Transformadores de energía. 7. Die-léctricos: Almacenadores de energía. 8. El vidrio en la electrónica. 9. Microelectrónica y otras aplicaciones. 10. Una mirada al futuro. Resumen. Bibliografía. Glosario. Indice.

Propiedades de circuitos elementales de los transistores Semiconductor Electronics Edu-cation Committee, Tomo III

Editorial Reverte S. A.; Barcelona; 1971, 305 páginas

Sumario: 1. Electrónica física del transistor y modelos de circuito. 2. Modelos de circuito correspondientes a las características Volt-Ampere del transistor. 3. Determinación de los parámetros y propiedades de circuito de modelo híbrido. 4. Dependencias entre los parámetros del modelo para señales débiles y las condiciones de funcionamiento. 5. Circuitos de po-larización del transistor: análisis y diseño. 6. Cálculo de la respuesta en función de la frecuencia y de la res-puesta a la variación en escalón. 7. Configuración en base común y en colector común: modelos y propie-dades. 8. Amplificadores sintoniza-dos. 9. Comportamiento dinámico del transistor como conmutador. In-dice.

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Correo del lector i

Peronismo y ciencia

Me sorprendió que CIENCIA NUE-VA publicase el manifiesto del Con-sejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista (N° 18, agosto de 1972). No me sorprendió por-que crea que la investigación pueda mantenerse independiente de la po-lítica y desinteresada de los proble-mas nacionales, sino porque el ma-nifiesto de marras tiene defectos ca-pitales que hubieran debido prohi-birle el ingreso en una revista seria. En efecto, el documento contiene una mentira gorda, una omisión hi-pócrita y tres errores funestos. He-los aquí.

1. La mentira. El "socialismo na-cional" (en alemán Nationalsozialis-mus) dice inspirarse en el discurso pronunciado por el General Perón el 1-5-1951 (en el apogeo de su po-der), en el que declaraba que "la economía capitalista no tiene nada que hacer en nuestra tierra. Sus úl-timos reductos serán para nosotros objetos de implacable destrucción". Esta típica declaración demagógica es tan adecuada a la realidad como las declamaciones antiplutocráticas de Hitler y Mussolini. En efecto, el peronismo en el poder nada sociali-zó. Ni siquiera hizo la reforma agra-ria al estilo del Sha de Persia. Ni siquiera introdujo la participación obrera en el control de las empresas. Solamente estatizó algunas empre-sas. El peronismo no sólo dejó in-tacto al capitalismo sino que favore-ció desmesuradamente a los indus-triales y comerciantes y lo protegió de la acción sindical, al someter ésta al control policial, declarar ilegales numerosas huelgas, 31 suprimir el ala izquierda del movimiento (el Par-tido Laborista). En resumen: mien-tras estuvo en el poder el peronismo no hizo socialismo sino capitalismo y del peor. Y ayer como hoy inten-tó disfrazar su naturaleza vistiendo una fraseología socializante

2. La omisión. El manifiesto que comento oculta que el peronismo no tiene títulos para proponer nada constructivo en el terreno de la cien-cia y de la tecnología ya que, cuan-do usó y abusó del poder, destru-

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yó deliberada y sistemáticamente la poca ciencia que había en los orga-nismos del estado. Es notorio que el peronismo dejó cesantes a centena-res de investigadores y docentes por el delito de negarse a afiliarse al Par-tido Peronista. (El que suscribe fue uno de los tantos y de los menos importantes.) Es sabido que reem-plazó a los cesantes, en su mayoría, por incondicionales incompetentes a quienes llamábamos "flores de cei-bo" por su mala calidad y bajo pre-cio. Si los peronistas se arrepienten ahora de ese pecado ¿por qué no lo dicen y por qué no prometen en-mendarse? Si no se arrepienten y se proponen reincidir ¿por qué no lo confiesan valientemente? En cual-quiera de los dos casos carecen de autoridad para pontificar sobre cien-cia y tecnología.

Durante el régimen peronista la cultura liberal fue sustituida por la incultura peronista. Las consignas eran "Alpargatas sí, libros no", y "Haga patria: mate a un estudian-te". La dictadura fabricó, proclamó y forzó la adopción de la "doctrina nacional", hoy "socialismo nacional" (y mañana ¿qué?). Ese amasijo de mentiras, trivialidades, cursilerías, rosismo y catolicismo era de apren-dizaje obligatorio en todos los esta-blecimientos de enseñanza y empre-sas del estado. ¿Cocina algo pare-cido el CT del MNJ? Si es así ¿se dispone a imponerlo por la fuerza si accede al poder? En general ¿qué piensa el CT del MN] acerca de la libertad de creencias y de expresión? ¿Qué son despreciables mitos libe-rales? Si no: ¿se compromete a res-petarlas? A juzgar por el tono in-tolerante y beligerante del manifies-to, parecería qtie sus autores se pro-ponen ejercer una dictadura cultural al viejo estilo peronista. En todo caso es menester que se pronuncien francamente al respeto.

3. Los errores. Considero que es un error funesto basar una política científica y tecnológica sobre los mismos principios que retardaron el nacimiento de la ciencia soviética y llevaron a la ruina a la ciencia ale-mana bajo la dominación hitlerista. Ellos son el pragmatismo ("Inves-

tiguemos sólo lo que tenga utilidad práctica"), el nacionalismo cultural ("Independicémonos de la cultura universal") y el dirigismo ("Plani-fiquemos y dirijamos desde arriba toda la investigación"). El pragma-tismo olvida que la ciencia aplicada es en gran parte aplicación de la ciencia pura e ignora que el saber es un valor. El nacionalismo cultural ignora que la ciencia y la tecnología son de hecho universales y que cor-tar los vínculos con la investigación extranjera, o adoptar niveles infe-riores, es condenar al atraso y a la extinción eventual a la ciencia y a la tecnología nacionales. Y el diri-gismo científico supone falsamente que el investigador puede producir lo que se le pida (en particular lo que le pida un dirigente peronista) aunque no le interese ni se sienta capaz de hacerlo. Que la ciencia y la tecnología sean hoy día recursos nacionales, es cierto y archisabido. Que sean sólo esto es un disparate peligroso: la ciencia y la tecnolo-gía son también y nada menos que el centro de la cultura moderna. Y los investigadores no son recursos naturales a la par del agua y del sue-lo: son personas. Son personas inte-resadas en resolver problemas cog-noscitivos. Si se las manosea sien-ten la tentación de hacer las valijas y mudarse de país. ¡Si lo sabrán los peronistas, que provocaron la segun-da emigración de intelectuales argen-tinos! (La primera se debió a Rosas, la tercera a 1966. Cualquiera que haya leído el manifiesto del CT del MNJ puede profetizar la cuarta.)

4. Conclusiones. 1) El manifiesto en cuestión es un mal panfleto polí-tico, no una declaración de princi-pios cuerda y sincera ni, menos aun, un plan concreto y factible de fo-mento de la investigación. 2) Pese a su descarada omisión, el manifies-to pone en claro que al MNJ de hoy, como al de ayer, no le interesa el fomento de la investigación científi-ca y tecnológica sino la sujeción de éstas al "socialismo nacional". 3) La política científica que propone el manifiesto es profundamente antifi-losófica, por considerar al conoci-miento tan sólo como un medio o

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instrumento carente de valor intrín-seco. 4) Parece improbable que el peronismo atraiga a investigadores en actividad que recuerden lo que juera el régimen peronista, ya que los científicos y teenálogos origina-les suelen ser veraces, se interesan más por el saber que por el poder y, aun cuando a veces aspireti a hacer obra de utilidad pública inmediata, desconfían del comisario. 5) ¡Puafl

Mario Bunge Aarhus Universitet Aarhus, Dinamarca

P. S. palabra "consciente" apa-rece dos veces y ambas sin la s. ¿Errata u ortografía peronista? Y el término "objeto" aparece usado para significar "objetivo". ¿Errata o lé-xico peronista?

Lo» físicos de la División Jason

En "Revista de Ciencia" por Radio Municipal escuche algunos nombres de científicos pertenecientes a la Di-visión Jason que no aparecen en el artículo "La élite de la destrucción" del número 18 de CIENCIA NUE-VA. ¿Pueden dar algún detalle so-bre la integración de la División?

Alberto Trebuaj Merlo

Vietnam en Israel

Con mucho agrado recibí el núme-ro 17 de CIENCIA NUEVA y leí el artículo de Alain Jaubert sobre Vietnam. Es un artículo que, apar-te de completo en la parte informa-tiva, rompe definitivamente con el es-quema tan usual —y tan usado— del científico puro que se preocupa tan solo por "el bien de la ciencia en sí misma". Demuestra a las claras, y de forma brutal, adonde termina realmente esta forma de pensar y ubica a muchos científicos ante la perspectiva, poco cómoda para algu-nos, de bajar de su cielo y ver que están rodeados de gente menuda ante los cuales tienen una respon-sabilidad.

¡Cuántos de estos pensantes "pu-ros" habrán investigado circuitos y combinaciones inofensivas que, uni-das unas a las otras, provocan el ho-locausto que Vietnam está sufriendo hoy a manos de los yankis!

iBasta ya de esconder la cabeza en un hoyo! ¡Tomemos las respon-sabilidades que la hora nos exige! Su revista es en realidad científica, ya que no sólo es posible a través suyo conocer noticias científicas sino además es posible vislumbrar el para qué de ellas. ¡Adelante!

José Alberto Kuschnir Kibutz Bet Qamá Doar Na Neguev Irael

de Roma ha contribuido a financiar, con 35.000 dólares, el trabajo que actualmente se realiza en la Funda-ción Bariloche para contruir un mo-delo que, como lo ha descrito Amtl-car Herrera en el articulo "Un Pro-yecto Latinoamericano de Modelo Mundial" (Ciencia Nueva, N? 18, agosto 1972), postula un mundo igualitario, no consumista, con el aprovechamiento total de la capaci-dad creativa y de trabajo de todos los seres humanos, etc. Es decir, un modelo completamente opuesto al del M.I.T.

Finalmente una reflexión: no es-taría mal que los que se preocupan tanto por las ideologías no dejasen de lado la verdad.

Jorge A. Sábato Miembro del Club de Roma

En 1970 pertenecían a la División Jason los siguientes científicos:

Luis Alvarez (premio Nobel), James Bjorken, Richard Blackenbe-cler, Luis Branscomb, David Cald-•well, Kenneth Case, Joseph Cham-berlain, Nicholas Christofilos, Roger Dashcn, Sidney Drell, Freeman Dy-son, Val Fitch, Henry Foley, Ed-ward Frieman, Richard Garwin, Murray Gell-mann (premio Nobel), Donald Glaser (premio Nobel), Marvin Goldberger, Robert Gom-ner , Joseph Keller, Henry Kendall, George K i s t i a k o w s k i , Norman Krolí, Robert Lehever, ITarold Le-vis . Blliot Montroll, Walter Munk, "Wüliam Nierenberg, Wolgang Pa-nofsky, Alien Peterson, Malvín Ru-dermün, Edwin Salpeter, Maithew Sands, Charles Townes (premio No-bel). K e n n e t h W a t s o n , Steven Weinberg, John "Wheeler, Eugene Wigner (premio Nobel), S, Cour-tcnav Whright, Herbert York, Fre-derick Zachariasen y George Zweig.

Más sobre el Club de Roma

La nota de O. Varsavsky sobre el Club de Roma (Ciencia Nueva, Ni1

18, agosto 1972) contiene algunas afirmaciones que son falsas, como cualquiera que lo desee puede veri-ficarlo leyendo la documentación pertinente. Me voy a ocupar de la más relevante de ellas: la que afir-ma que el Club de Roma "intenta disfrazar con terminología científica una posición ideológica clara: no discutir más que aquellas alternati-vas que, sin poner en peligro el pre-dominio de las grandes potencias y las clases privilegiadas, las ayudan a librarse del peso de sus propios desperdicios, y de la población cre-ciente del Tercer Mundo".

Que esto es falso queda demos-trado por el hecho de que el Club

Sobre el Metegol N 9 15

Es fácil inductivamente encontrar que el número inicial de cocos es 5s — 4 = 3121 o 5® — 4~ 15621 según que no sobre o sobre un úl-timo coco para el mono, pero éstas no son las soluciones mínimas, pues el problema es indeterminado. La solución general para n hombres es, para t enteron* t — 1 + 1 para el valor inicial; y (n — 1 )n t — 1 + 1 para el valor final, valor que deberá ser múltiplo de n o múltiplo de n + 1 según los dos casos propues-tos, condición que lleva a solucio-nes distintas según la paridad de n. En efecto, si el valor final debe ser múltiplo de n, deberá serlo (ti l)n~1t — 1 y por tanto (— 1)"-' t— 1 de ahí que para n impar, caso del problema, la solu-ción mínima se obtendrá para t — 1 y será nn — n + 1, mientras que si n es par, la solución mínima se obtendrá para t = n — 1 y Jera ( n — I ) ( — 1); por ejemplo si n = 4 será 3(4 '' — 1) = 765 y los 4 hombres dejarán sucesivamente 573; 429; 321 y 240 (múltiplo de 4) cocos. En cambio, si el valor fi-nal debe ser mútiplo de n más 1, t deberá ser múltiplo de n, su valor mínimo será n >' el valor inicial mí-nimo nn+1—«+1. Por ejemplo para n ~ 4 ese valor será 4S — 3 = 1021 y los 4 hombres dejarán sucesivamente 765; 573; 429 y 321 (múltiplo de 4 más 1).

J. B.

61

Page 64: Ciencianueva20

Indice analítico 1971 -1972

Indice de los números 11 a 20. La primera cifra indica número de revista; la segunda cifra indica número de página.

Arqueología y paleontología

Atlántída, la casquivana, 16-42 Paleoingeniería (Nace una nueva ciencia:

la), 17-22

Astronomía y cosmología

Astronomía argentina (Cien años de) , 13-22

Kepler (En el cuarto centenario del na-cimiento de), 13-51

Nueva ventana al universo (Una), 11-15 Radiotelescopio (Gigantesco), 16-38

Biología Abejas (preferencias de las), 12-60 Acción carcinogénica de un análogo hor-

monal, 11-52 ADN (Más desconcierto entre los bioquí-

micos del), 14-36 Antígeno australiano: ¿el virus de la he-

patitis?, 18-18 Bacterias marinas que se iluminan al oler

bombas, 20-46 Bernal (John D.) , 13-7 Biofísica? (¿Qué es la), 14-28 Biología vegetal: los protoplastos sobre el

tapete, 16-22 Células en conserva, 15-40 Ceras sintéticas salvan aves contaminadas

(Las), 16-43 Cigüeñas duermen durante sus vuelos

(Las), 16-38 CÓ(E1) °1252 6 X C e S 0 S d d A M P C Í d k 0

Criminalidad y cromosomas, 14-34 Elefantes (Como se las arreglan para per-

petuar la especie), 11-50 Especies animales (Empleo de nuevas)

18-47 " Fagos ( . . . Y llegaron los), 13-34 Flores: consecuencia de un tira y afloia

bioquímico, 16-44 Hemoglobina (Anormalidades genéticas de

la), 15-22 Hemoglobina: El pulmón molecular, 14-14 Hongos y los hígados (Los sorprendentes

parecidos entre los), 14-34 Houssay (Bernardo A.), 13-5 Huevos de ratón, 12-60 Huevos (Rotura de) , 11-14 Impacto social de la biología moderna

( t i ) , 17-33 Ingeniería Genética en células humanas

es un hecho (La), 14-37 Mito de la libre elección de temas (El)

14-3 " Mosquito a tus plaquetas, 15-40 Muéstreme la oreja y te diré quien eres,

13-36 Operón lactosa siempre Joven (El) , 13-33 Rayos X para investigaciones químicas y

_biologicas, 11-49 fabricarán camisas? (¿Los) ,

SÍS12 23 n e t V Í O S O ? (¿Cómo funciona el) ,

62

Trascriptasa invertida en el virus del car-cinoma mamario, 11-52

Ciencias del hombre Consejo Latinoamericano de Ciencias So-

ciales: una experiencia regional (El) , 13-56 '

Club de Roma (El), 18-16 Culturas indígenas del área chaquefia

20-22 Economía: ¿es una ciencia exacta? (La),

15-32 Motivación del aprendizaje (Teorías so-

bre la), 19-61 Música que se hace ciencia (Una), 17-29 Organización del espacio nacional (La),

I, 18-29; I I , 19-44 Peldón, mi no oil español, 15-38 Proyecto latinoamericano de modelo mun-

dial (Un), 18-11 ¿Puede una pseudofilosofía aclarar el con-

cepto de pseudociencia?, 12-47 Revolución termonuclear (La), 11-16

Comentarios de libros A Biographical Dictionai-y oí Scientists,

Irevor I. Williams, 12-61 "Biología", 14-58 Buffon, des epoques de la nature, Intro-ducción y notas de Gabriel Gohau, 20-57 Ciencia y política en América Latina,

Amtlcar O. Herrera, 14-58 Cold Spring Harbor Simposia on Quanti-

tative^Biology, Volumen XXXV, 17-59 ¿duración, ciencia, técnica y desarrollo

telix Cernuscht, 16-59 Fotointerpretación, 20-57 Histoire du principe de rélativité, M A

Tomielat, 19-63 L i t n ° Í honourable Robert Boyle

F.R.S., R. E. 117. Maddison, 19-64

19 63^ a I g o r i t m o s ' Roheft R• Korfbage,

Revista _ Latinoamericana de Ingeniería

N ° T ? 3 60Q m m Í C a A p , i c a d a ' Vo1' Science in France in the Revolutionary

i r a , descnbed by Thomas Bugge, Mal rice P. Crosland, 11-62

Segba cogestión y Banco Mundial, Jorge A. Sábalo, 17-58 1 s

Telliamed or Conversations between an indian philosopher and a french mis-r ÍT? " " t h e diminution of the sea, Benoit de Matllet, 15-57

Teoría de juegos y autómatas, D A Por-ptelov, 12-62

Therapeia La medicina popular en el mundo clasico, Luis Gil, 14-57 i -L ; c l § n t l f i = ^ ¡ t u t i o n s of Latin Ame-rica, Konald Hilton, 13-57

sen 2057nÍCan Treatises> E c l w a r d X»

Ecología Ecología (Primera reunión de), 19-21 teología: una toma de conciencia, 19-11

Educación Año internacional del libro (El) 16-5 Becas externas para argentinos- TPB 17

49; 18-49; 19-49; 20-51 ' Bibliotecas olvidadas (Las) 19-3 DINEA: Dirección Nacional de Educación

de Adultos, 17-55; 18-50; 19-61 Discriminación ideológica en la Universi-

dad de Venezuela, 17-62 Enseñanza (Equipo de) , 12-60

" t C t a t i M f C Í £ n C Í a y TeCn° l 0® í a

Ferias de Ciencias, 16-53 Frustración y la alienación (Entre la)

13-39 ' ' Inutilidad de las palabras (La) 11-3 Instituto de Cálculo de la Universidad de

Buenos Aires (Cinco años del), 17-13 Ley antiuniversitaria (La), 14-3 Libro que usted busca (El) , 20-56 Sistema solar en aulas, 20-46 Universidad Abierta (La), 11-51 Universidad Abierta (Más noticias sobre

la), 18-46 Universidad y frustración, 13-18

Entretenimientos Ajedrez y fantasía y el problema de las

« d a m a s (El) , 12-55 Aplicaciones de la lógica matemática, 18-52 Extraordinarias consecuencias de un juego

matemático (Las), 17-40 Ecuaciones diofan tinas, triángulos pitagó-

ricos y herónicos y el teorema de Fer-mat, 15-53

Flexágonos (Los), 14-40 Go (El juego de), I I , 17-45; I I I , 18-43

IV, 19-54 Go (Problemas de), 14-39; 15-61; 16-41

17-64; 18-64; 19-72; 20-64 G. (Soluciones a problemas de), 14-39

15-64; 16-64; 17-64; 18-64; 19-72; 20-64

Metegol N? 7, 11-11; N? 8, 12-58; N? 9 13-64; N? 10, 14-64; N? 11, 15-61; N? 12, 16-41; N? 13, 17-64; N? 14, 18-64; N? 15, 19-72; N'-' 16, 20-64

Poliabolos (Los), 16-50 Poliamantes, 13-43 Polihexas (Los), 19-66 Respuestas al Metegol N? 6, 11-11- N? 7

12-58; N? 8, 13-64; N i 9, 14-64; Ni 10, 15-64; N? 11, 16-41; Ni 12, 17,64; Ni 13, 18-64; N? 14, 19-72; Ni 15, 20-64

Tetraflexágonos (Los), 20-52

Espacio y astronáutica

Comodidades sanitarias en el espacio, 20-47 Rocas lunares (Edad de las muestras de

la Apolo 14), 15-44

Física

Antimateria (La mal llamada), 13-31

1639 a ( M e d i c i ó n d e h u m e d a d e n la)>

Page 65: Ciencianueva20

Bombeo óptico (El), 11-5 Gabor D,: Premio Nobel de Física, 14-7 Generadores magneiohldrodinámicos, 19-34 Luz (Velocidad de la), 16-39 Masa (Dudas sobre la invariabilidad de

la), 15-44 Merlo Flores J., 18-9 Música que se hace ciencia (Una), 17-29 Optoelectrónica (La revolución), 16-48 Oscilador de cristal de cuarzo (Diminuto), " 13-36 Partículas (Búsqueda de), 1544 Rayo globular (El), 11-10 Rayos X para investigaciones químicas y

biológicas, 11-49 Reacciones nucleares a energías altas, 16-27 Universo infrarrojo (El), 12-20

Geofísica, geología y oceanografía

Mateas catastróficas (¿Cómo se produ-cen?), 11-47

Periodicidad dé las aguas (La), 14-36 Petróleo y los movimientos del suelo (El),

16-38 Rayo globular (El), 11-10 Riqueza pesquera del Atlántico Sur (La),

16-46 Rocas lunares (Edad de las muestras de

la Apolo 14), 15-44 Terremotos, 11-15

Historia y filosofía fie las ciencias

Científicos que se burlan de la ciencia (Los), 13-25

Humorista científico (Confesiones de un), 15-16

Ideología de un científico puro (La), 15-4 Kepler (En el cuarto centenario del naci-

miento de), 13-51 Seiidociencia y seudofilosofía, 15-41

Informática y computación

Anteojos por computadora (Diseño de), 14-34

Computación de imágenes, 11-15 Computadoras ayudan a detectar el cán-

cer, 11-50 Computadoras Láser, 15-44 Computadora? (¿Qué haría usted con

una), 14-26 Computadora saboteada por no adherirse

a la huelga, 17-39 Esferográfica para la computadora (Una),

19-59 Extraordinarias consecuencias de un juego

matemático (Las), 17-40 Instituto de Cálculo de la Universidad de

Buenos Aires (Cinco años del), 17-13 Memorias magnetópticas para computado-

ras más veloces, 17-20 Ropa interior de nylon puede perturbar

a una computadora, 12-42 _ Simulación en computadoras (Técnicas

de), 18-50

Ingeniería

Aleación (Una nueva), 16-38 Asfalto ("Cicatrizando" el), 15-44 Ciencia de materiales para ingeniería,

20-49 Doce cilindros en gran serie, 11-14 Resistencia al avance (Investigaciones so-

bre), 19-59

Matemáticas Aplicaciones de la lógica matemática, 18-52 Ecuaciones diofantinas, triángulos pitagó-

ricos y herónicos y el teorema de Fet-mat, 15-53

Medicina Aspectos médico-sociales de los accidentes

de trabajo v enfermedades profesiona-les, 20-42

Aspirina (Recién comienza a saberse cómo obra ía), 16-47

Bicicletas y fecundidad, 16-45 Bioestadística, 13-46 Bomba de sangre: se usa y se tira, 11-50 Cadáveres (Exportación no tradicional:),

18-47 Carcajadas en el laboratorio, 15-40 Carta al presidente (Una), 11-24 Cólera o los excesos del AMP cíclico (El) ,

12-52 Computadoras ayulan a detectar el cán-

cer, 11-50 Congreso Internacional de Medicina del

Trabajo, 20-39 Corazón: observación en vivo, 13-35 Cristales oftálmicos, 19-60 Dieta pobre puede ayudar a derrotar el

cáncer? (¿Una), 11-47 Edad de la menarca (La), 12-41 Falsas opciones en torno a la salud pú-

blica (Las), 18-3 Fumar (Para dejar de) , 15-44 Genética médica, 13-12 Hemoglobina (Anormalidades genéticas de

la), 15-22 Hemoglobina: El pulmón molecular, 14-14 Houssay (Bernardo A.) , 13-5 Industria nuclear (Alerta de médicos eu-

ropeos contra la), 15-39 LSD (Acostumbramiento al), 15-44 Matcapasos (Recientes desarrollos en),

18-46 Melchor Romero: El poder de los cuer-

dos, 18-5 Método para procrear varones (Un), 11-14 Ojo (Reconstrucción de un), 13-33 Psicoterapia electroconvulsiva, 11-49 Ritmo alfa y el cerebro, 12-40 Sistema nervioso (¿Cómo funciona él?),

12-23 Supresión electrónica del dolor, 20-47 Sutherland E, W.: Premio Nobel de Me-

dicina, 14-6

Política científica y tecnológica Actividad científica v fealidad nacional,

14-46 AFA (Reunión de la), 13-62; 17-61 AMICIC (Declaración de la), 13-61 CACTAL (La primera), 17-50 Carta al presidente (Una), 1.1-24 Ciencia al servicio de la sociedad, 16-25 Ciencia en ei proceso de liberación (La),

13-41 Ciencia, política v concepción del mundo,

14-23 Ciencia y estilos de desarrollo, 13-38 Congresos científicos (Acerca de los),

14-60 CONACYT, año IV, 16-34 Consejo Tecnológico del Movimiento Na-

cional fusticialista (El), 18-26 Cuestionamiento de la investigación cien-

tífica (El) , 13-3 Desarrollo científico en k Argentina de

hoy (¿Qué posibilidades tiene?),_ 12-3 Discriminación ideológica en la Universi-

dad de Venezuela, 17-62 Elite de la destrucción (La), 18-41

Eramos pocos . . . . 13-4 Exodo de científicos (Sobre), 19-24 Frustración v la alienación (Entre la),

13-39 Higos y manzanas, 17-4 Ideología de un científico puro (La), 15-4 Infraestructura científica argentina (Virtu-

des v debilidades de la), 16-6 Instituto de Cálculo de la Universidad de

Buenos Aires (Cinco años del), 17-13 Invasión hertziana (La), 17-3 Investigación científica? (¿Continuaremos

con la), 19-31 Investigación y desarrollo en China, 11-35 Investigadores (La contestación de los),

15-59 Irracionalidad, ideología y objetividad,

14-19 Mariano Castcx (Las opiniones de), 11-31 Mito de la libre elección de temas (El) ,

14-3 Plan de Centrales Nucleares (La AFA y

el), 20-44 Plan mundial de acción sobre la aplicación

de la ciencia y la tecnología al desarro-llo, 19-50

Política científica (Notas para una), 20-28 Política científica y sociedad de clases, 20-6 Política de la ciencia (Consideraciones so-

bre), 15-46 Política nuclear argentina (La), 19-40 Renuncié a la Academia Nacional de Cien-

cias (Por qué), 15-29 Sueldos de los investigadores (Los), 20-56 Universidad en América Latina (La), 19-5

Química y química física

Aleación (Una nueva), 16-38 Balanza exactísima, 19-59 Herzben? G.: Premio Nobel de Química,

14-12" Rayos X para investigaciones químicas y

biológicas, 11-49

Recursos naturales

Pesca a grandes profundidades, 11-48 Recursos hídricos nacionales, 204 Riqueza pesquera del Atlántico Sur (La),

16-46

Tecnología e industria Alimentos hechos con diarios viejos, 14-34 Alto Horno, 12-60 Antarticom II: Anteproyecto de base an-

tártica, 13-49 Anteojos por computadora (Diseño de),

14-34 Arrorró mecánico (Un), 16-43 Batería nuclear, 16-38 Bomba de sangre: se usa y se tira, 11-50 Capital tecnológico y autofinanciamiento

de la expansión de empresas, 19-27 Cojinetes de madera, 16-45 Electrónica y el pescado fresco (La), 12-

41 ENIDE: ¿Ingeniería o investigación?, 11-

12 Esferográfica para la computadora (Una), 19-59

Faro láser, 12-60 Fuente compacta de calor (Una), t<> 1 j Tapón: la estrategia del desarrollo y el

desarrollo de la tecnología, 20-21) Láser que descubre huellas invisibles, 15-

38 Latas de cerveza (No tire las), 16-42 Llamador telefónico automático, 20-46 Marcapasos (Recientes desarrollos en),

18-46

Page 66: Ciencianueva20

Mjemorias magnotóptieas para computado-ras más veloces, 17-20

Metalurgia en la Comisión de Energía Atómica (Quince años de), 15-7

Oscilador de cristal de cuarzo (Diminu-to), 13-36

Plantación por explosión, 16-38 Relojes de plástico, 13-34 Supresión electrónica del dolor, 20-47 Tecnología en. dos ruedas, 13-36 Televisión en colores: las falacias de la

técnica, 16-40 Victnam: Laboratorio para el genocidio,

17-5

Transpor t e y aeronáutica

Aeropuertos flotantes (Los), 16-39 Anemómetro láser para aeropuertos, 17-39 Asfalto ("Cicatrizando" el), 15-44 Atención, habla Rita, 16-38 Barco nuclear (Cómo hundir un), 16-43 Carreteras (Reparación de), 12-42 Cinturón obligatorio, 15-44 Doce cilindros en gran serie, 11-14 Faro láser, 12-60 Navegación mundial por radio, 19-58 Política de transporte en Buenos Aires

(Lincamientos para una), 12-16

Prioridad (Un problema de), 11-15 Supermotor eléctrico (El), 19-60 Taxis sin chofer, 14-35 Tecnología en dos ruedas, 13-36 Trenes que funcionan con "dinero mag-

nético", 15-39

Varios

Artífices de la violencia (Los), 11-4 Bacterias marinas que se iluminan al oler

bombas, 20-46 Bernal (John D.), 13-7 Bomba (Consecuencia de la), 11-14 Cadáveres (Exportación no tradicional:),

18-47 Carnap R„ 19-22 Carnap: Conocimiento y reconstrucción

racional, 20-9 Ciencia exige responsabilidad (La), 16-3 Ciencia Nueva que queremos (Encuesta: ^ La), 20-4

Científicos en avuda de Vietnam (Llama-do de), 12-50

Científicos que se burlan de la ciencia (Los), 13-25

Computadora? (¿Qué haría usted con una), 14-26

Con compromiso, 13-48 Congresos científicos (Acerca de los), 14-

Decano de la Inquisición (El) , 16-4 Elite de la destrucción (La), 18-41 Emigran los uruguayos? (¿Por qué) 13-9 Esfuerzos, 19-3 "Estimado lector", 15-3 Go, ¿secreto de la estrategia revoluciona-

ria? (El) , 11-55 Grothendieck A., 20-48 Huevos (Rotura de), 11-14 Humorista científico (Confesiones de un)

15-16 ;>

Ideología y verdad, 12-44 Instituto de Promoción Becaria, 17-49 19.

49; 20-51 Investigación y desarrollo en China 11-35 Merlo Flores ]'., 18-9 Nuestra palabra, nuestra voz, 17-3 Proyecto Me Donnell (El) , 20-48 Rey y Mosquera, presos políticos, 18-4 Solicitada, Asociación de Científicos y Pro-

fesionales, 19-4 Solicitada, Lea Lublin, 15-43 Ulster: el sabor de lo cotidiano, 20-38 Vi etnam: Laboratorio para el genocidio,

Indice por autores Aróos: A,, 16-6 Asociación de Profesionales de la CNEA,

39-40

Babini J., 11-62; 12-61; 13-51; 14-60; 20-57

Beckwith T„ 17-33 Bonadeo H., 14-12 Branwell C , 17-22 Bunge M,, 15-41

Castex M. N., 11-31, 12-3 Cavoti C. R„ 16-34 CEPAD (Centro de Provectos Avanzados

de Diseño), 13-49 Cejas C. R., 14-26 Cereíjido M., 14-28 Cerriuschi F.. 15-46 Chambouleyron I., 17-20 Cignoli A. L„ 18-29, 19-44 Codina S„ 13-22 Cossi A. !., 16-53 Ci-espi J. C , 14-27

Delich F. J„ 20-6 De Robcrtis E., 12-3 Diamand M., 16-17

Eggers Lnn C., 13-41 Espeche E. E., 16-27

Fernández Lona II., 17-45, 18-43, 19-54 Findlav IX, 16-48 Frondia R., 19-5

Gafonete de Ecología Vegetal del - INTA,

García^ R, V., 12-3,. 13-18, 14-23 GE y TeC (Grupo de Estudio y Trabajo

en Ciencias), 16-25 Goldstein D„ 12-52; 14-3; 14-6, 14-37-

17-59; 18-18; 20-3S González A, A., 12-16 Grornpone J. A., 12-62; 20-28

64

Grothendieck A., 19-31 Grupo de Ecología Animal de la CNEA,

19-11 Grupo de Física del Plasma, 19-34 Grupo Trabajadores de la Ciencia, 14-46

Halperin Donghi L., 19-64 Helfant M., 11-24 Herrera, A. O., 18-11

INA (Instituto Nacional de Antropolo-gía), 20-22

Jadresic Vargas A., 19-5 Jaubert A , 11-35, 11-55, 17-5

Kamenetzky M., 19-27 Kaplan M„ 16-13 Kastler A., 11-5 Keyser C. A., 20-49 Kohn A., 13-25

I-owentin R. C , 15-29 Lunazzi J, J., 14-7

Maggiolo O., 19-5 Maiztegui A. P., 19-24 Mayo S., 16-15 Me Connell J. V., 15-16 Mehler J., 12-47 Morello J. H., 19-11 Morgenstern O., 15-32 Muchnik M., 12-47

Newell J., 18-47

Olavarría J. M., 12-3 Oteiza E., 16-19

Penchaszadeh V., 13-12 Pérez H., 20-14 Perrin F„ 13-31 Pisaturno N. S. de, 20-42

Perutz M„ 14-14, 15-22 Pxat R„ 16-22

Rabossi A. A., 20-9 Ribeiro D., 11-16, 19-5 Risueño M., 12-55, 13-43, 14-40, 15-53,

16-50, 17-40, 18-52, 19-66, 20-52 Roland J. C., 16-22

Sábato H., 13-56 Sábato J„ 11-12, 12-3, 15-7 Sadosky M„ 13-39, 17-13 Saiegh R., 20-39 Schvarzer J., 15-4 Schwartz O., 16-40 Simpson T. M., 14-19, 19-22 Skyvington W., 17-29 Sraibman L. E., 14-27 Storni F., 19-5

Taxi J., 12-23 Tucker A., 12-20

Urquidi V., 19-50

Varsavsky O., 12-44, 13-38, 18-16 Vebel A.-J., 11-10

Woodworth R. S„ 19-61 Whitfield W., 17-22

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