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Revista de ciencia y tecnología

Año III I N ° 25 I Agosto 1973 | Buenos Aires

Av. Roque Sáenz Peña 825, 9o piso, Of. 93 - Buenos Aires Tel.: 45-7175

3 Universidad, peronismo y revolución. Rodolfo Puiggrós conversa con Enrique Martínez

6 Cáncer en Vietnam Nguyen Dang Tam

7 Una geografía de los países dependientes Germán Wettstein

14 Organización del sistema de cargas Alberto A. González

17 La ciencia, los científicos y el tercer mundo Maurice Bazin

23 Contramedicina II

24 La migración de médicos hacia Estados Unidos Thomas D. Dublin

34 Los niños del Hospital Entrevista a Carlos Eduardo Gianantonio

43 Crítica metodológica al modelo WORLD 3 Hugo D. Scolnik

50 Cómo hacemos La Recherche Entrevista a Michel Chodkiewicz

48_Humor nuevo

55_Comentario de libros

58_Libros nuevos

60_Correo del lector

De las opiniones expresadas en los ar-tículos firmados son responsables ex-clusivos sus autores.

Mirta Dermisache y la página 48

Las sorprendentes grafías de la página 48 del número 24 de CN , son algo más que una humorada. Son una muestra de la original creación estética de Mirtha Dermisache, porteña , 33 años, cuyo talento fuera reconocido por personal idades art ís t icas como Amacio Williams, Jorge Romero Brest y Basilio Uribe.

A mayor explicación, reproducimos las pala-bras que presentaron uno de sus "libros":

"La estructura del fenómeno que ofrece Mirtha Dermisache no es lo que puede describirse en lenguaje habitual, sino que se convierte en una realidad diferente frente a nuestra percepción. Mientras que en el lenguaje común el propósito de la comunicació n es dirigir la atención de los interlocutores hacia una realidad diferente frente a nuestra percepción. Mientras que en el lengua-je común el propósito de la comunicación es dirigir la atención de los interlocutores hacia una realidad extralinguistica, el propósito del arte opera directamente sobre las señales y desarrolla el conocimiento de la relación entre el nivel de expresión : es decir, la organización formal de la sustancia física) y el significado (organización formal de la sustancia psíquica).

"Mientras que en el mensaje común, la señal es una cualidad del objeto, en un mensaje artístico se utiliza la arbitrariedad de la señal y así se produce una liberación de las unidades que rigen el sistema lingüístico en el nivel de la conrrinicación ordinaria.

"El significado de estas operaciones corres-ponde a la más auténtica realidad de nuestros tiempos, porque nuestro absoluto y nuestros valores definitivos han sido reemplazados por valores dinámicos en constante estado de cambio. Esto ha alcanzado todos los niveles, científico, filosófico, sociológico, tecnológico, así como en lo cotidiano".

Es una publicación de Editorial Ciencia Nueva S.R.I , Av. E. Sáenz Peña 825, 9o P, Of. 93, Buenos Aires, República Argentina. Tel: 45-7175. Distribuidores: en la República Argentina Ryela S.A.I.C.I.F. y A., Paraguav n4<\ Capital Federal, Tel.: 32-6010 al 29; en Capital Federal, Vaccaro Hnos. S.R.L., Solis 858, Capital Federal. Impreso en Delfos, Balcarce 1086, Buenos Aires. Precio del ejemplar: ley 18.188 $ 6 <m$n 600). Suscripciones: Argentina, ley 18.188 $ 70 (m$n 7.000 por doce números; Uruguay, $ 5.000; exterior, por vía ordinaria, u$s 15 anual. Registro de la propiedad intelectual N° 1.049.414. Hecho el depósito de ley. Derechos reservados en castellano y cualquier otro idioma para los trabajos originales, y en castellano para colaboraciones traducidas.

Director Ricardo A. Ferraro Director Adjunto Hebe Mitlag Asesores Héctor Abrales Daniel Goldstein Roberto Lugo Jorge Schvarzer

Secretario de redacción Horacio Speratti

Redacción Katia Fischer Patricia Walsh

Diseño gráfico Isabel Carballo Dibujo Fernando Díaz María Angélica Peña

Humor Julio Moreno Isaías Nougués Suar Douglas Wright

Secretaría María Susana Abrales Rodolfo D'Amario Margarita Davis

Corresponsales Interior: Córdoba: Luis José Batellino Jacobo Sabulsky La Rioja: Eduardo Prado Mendoza: Carola Abrales Rosario: Marta Romano Exterior: Jerusalén: Eduardo Fischbein Los Angeles: Julio Moreno Montevideo: Juan Arturo Grompone Nápoles: Esteban Levialdi París: Alain Jaubert-Beatriz Ottonello Santiago de Chile: Tomás Buch Valparaíso: Cristián Orrego

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Universidad, peronismo y revolución Rodolfo Puiggrós, rector de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires dialoga con Enrique Martínez, delegado interventor en la Facultad de Ingeniería

Enrique Martínez: Pienso que el secreto del éxito obtenido en la Universidad es que se está respon-diendo a la voluntad estudiantil masiva. Sin embar-go, apenas se comienza a trabajar, se dan si-tuaciones en que los estudiantes tienen que some-terse a un criterio organizador de las actuales autoridades universitarias que choca, en algunos casos, con lo que ellos esperan, ya que los estudian-tes se manejan, aún, con un montón de expectativas liberales. ¿Cómo piensa Ud. que deben manejarse estas expectativas, tales como ansiar un título o estar detrás de una profesión, que no es lo que noso-tros pretendemos de una Universidad?

Rodolfo Puiggrós: Es muy difícil, yo diría casi imposible, desterrar de raíz, sobre todo en estos momentos, la preocupación del estudiante por tener un titulo y ejercer después su profesión, desin-teresándose, al mismo tiempo, de los problemas nacionales y sociales. Eso podemos conseguirlo —y ya lo hemos hecho— en una parte del estudiantado; pero no nos engañemos, porque hay otra parte de los estudiantes que se manifiestan abiertamente "apolíticos"...Yo creo que nadie es "apolítico"; el hombre, como decía Aristóteles, es tin animal político por naturaleza, y si en realidad no participa es porque quiere mantener el statu-quo de alguna si-tuación determinada. Sin embargo, durante los últimos años ha ido creciendo la preocupación de los estudiantes por la política activa y la problemática nacional. Es precisamente esta expectativa que sufre —si el título le va a servir para algo— la que lo lleva a politizarse y a pensar qué va a ser del país en los próximos cinco, diez o veinte años. Hoy, grandes sectores del estudiantado están altamente politiza-dos, pero creer que se pueda llegar a politizar a la totalidad del estudiantado, y que éste abandone completamente sus apetencias individuales para vincularse a la suerte del país me parece fantasioso. El hombre perfecto no existe, y tampoco lo encon-tramos en la Universidad.

E.M : Es cierto, pero además para cambiar la mentalidad del estudiantado se tendría que cambiar

la mentalidad de los maestros universitarios. ¿Cómo ve Ud. la situación a nivel docente y cuál cree que es el camino para generar hechos irre-versibles en este aspecto?.

R.P.: Ya se han tomado algunas medidas, que son los cursos para docentes, pero creo que uno de los medios más eficaces para guiar a los docentes a nuestros objetivos de emancipación nacional y conquista de una sociedad más justa, con una mejor distribución de la riqueza, donde desaparezca la po-breza y se produzcan los grandes cambios sociales y la revolución técnico-científica, es a través de la elaboración de nuevos programas de estudio, y en la obligación de los docentes de encuadrarse dentro de esos programas elaborados por las respectivas Facultades.

E.M.: Hasta el momento, una de las medidas más importantes que se ha conseguido ha sido la de obligar a los docentes a "revalidar" su título de maestro a través de la amplia discusión con los alumnos. ¿Qué otro tipo de medida, que revista el mismo carácter de hecho decisivo, le parece a Ud. que se ha conseguido hasta el momento?

R.P.: Cuando llegamos a la Universidad nos encontramos con una situación latente, preexisten-te, que no se resolvía. Nosotros interpretamos, nos hacemos eco de esta crisis permanente que pro-vocaba el descontento de los alumnos, el terror de las anteriores autoridades y la impopularidad de muchos profesores. La crisis por la que atravesó el país se reflejó también en la Universidad y sus estudiantes. Al hacernos cargo de esta situación encontramos el apoyo masivo de los alumnos, de los no-docentes y de una parte de los docentes para imponer la doctrina nacional. En cuanto al caso específico de los docentes, en algunas Facultades se debió sacar a algunos de ellos, por incompetencia o por enseñar con una mentalidad colonial. Por eso, desde mi punto de vista, la discusión de si la Uni-versidad debe ser privada o estatal es una discusión ociosa, porque lo fundamental es que toda Universi-dad, ya sea estatal o privada, refleje en su enseñan-

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za la doctrina nacional e impida la infiltración del li-beralismo, del positivismo, del historicismo, del utilitarismo, y yo diría hasta del desarrollismo, to-das formas con las que se disfraza la penetración ideológica en las casas de estudio.

E.M.: Un ejemplo muy claro de lo que Ud. menciona se da en Facultades como la de Ingeniería, cuna de buena parte de los cuadros desarrollistas, donde justamente el factor ideoló-gico pareciera estar escondido detrás del culto a la técnica, que tiende a enseñar, por ejemplo, que lo importante es una fábrica en sí, y no quién la construye y a quién sirve. En estos casos se hace di-fícil generar un cambio de mentalidad, teniendo en cuenta que las materias humanistas o que sirvan a una discusión política e ideológica son muy pocas. ¿Cómo cree Ud. que se puede lograr la tarea fun-damental de volcar estas Facultades al contacto con el medio?

R.P. Este contacto ya ha empezado a darse. En otras Facultades, por ejemplo en Derecho, es más sencillo hacerlo, y, por ejemplo, ya hemos abierto consultorios gratuitos atendidos por profesores y estudiantes. En Económicas tratamos de desterrar las viejas doctrinas basadas sobre todo en una concepción puramente pragmatista y utilitarista. Lo que hacemos es intentar sacar a los alumnos de la Facultad y volcarlos a la calle para que conozcan los problemas de nuestra sociedad. En los Cursos de Iniciación, que se empezarán a dictar el año próximo, vamos a incluir materias que hagan que el estudiante se vincule a la vida misma del país, como "Historia de las luchas emancipadoras argentinas", que abarquen principalmente los últimos años, por ejemplo del 90 hasta ahora. Esto seguramente ayudará a formar equipos de profesionales ubicados en la realidad de su país, que no crean que están por encima del bien y del mal o de la patria y la antipa-tria.

Otro aspecto, tal vez determinante de esta cuestión, es el que se refiere a los cambios que se tienen que producir en el conjunto de la sociedad argentina, o sea ya no dentro de la Universidad. En estos cambios se encontrará la resolución a numerosos problemas que parecen no tener salida en el exclusivo marco universitario, por ejemplo el problema de los cupos de estudiantes para cada Facultad. No podemos repartir a los estudiantes por Facultades, de acuerdo a las posibilidades de cada una, por la fuerza. Obviamente, si un estudiante quiere ingresar a Medicina no podemos mandarlo a Agronomía o a Veterinaria o viceversa, con lo cual pn algunas Facultades se produce una superconcen-tración estudiantil, y en otras lo contrario. Pero si en el país —como esperamos— se produce el gran salto, el impulso hacia una economía de abundan-cia, y se introduce la revolución técnico-industrial hasta sus máximas consecuencias, se va a producir, en consecuencia, una redistribución de las vocaciones. Otro problema que depende en gran parte de la transformación general del país es el que se refiere al éxodo de profesionales. Nosotros le echamos la culpa al profesional por haberse ido del país; en parte tenemos razón, pero también hay que considerar que el profesional se va porque en la Argentina no encuentra lo que se le ofrece en el extranjero. Lo que nosotros podamos hacer en la Universidad es también en función de las trans-

formaciones que operen en la sociedad argentina Este apoyo masivo, que hoy recogemos, es pro-

ducto de haber sido y ser consciente de que hay que introducir la Universidad, de una manera viva, en la problemática argentina, porque la Universidad que, a partir de la Reforma del 18, se autoenorgulleció de vincularse al pueblo no fue más que una aspiración. Si la Universidad se hubiera sumergido en ese pue-blo, y los estudiantes y docentes hubieran compren-dido cuál era su deber no hubiera sucedido en 1930 y en 1945 que el estudiantado, casi en masa, fuera partícipe en primera fila del derrocamiento de dos gobiernos nacionales y populares. En 1930 los es-tudiantes levantaron tribunas en las calles y plazas contra el "tirano" Irigoyen, el Presidente que había contribuido a la sanción de la Reforma Universi-taria. Después se arrepintieron, pero en 1945 se reproduce el fenómeno con el advenimiento del peronismo, al que los estudiantes califican de "na-zismo". Es así que durante todo el gobierno de Perón hay un divorcio entre los intelectuales y estudiantes por un lado, y el gobierno peronista por el otro, que la prensa liberal atribuye a Perón y al peronismo, cuando la verdadera causa es que in-telectuales y estudiantes estaban en la vereda de enfrente. Ellos interpretaron al peronismo como a una especie de cáncer o enfermedad que había que extirpar de raíz, para que la Argentina continuara siendo el país que habían planificado los consti-tuyentes del 53. Esta Constitución se dio un proyecto para un país que no existía, pero cuando ese país comenzó a funcionar, y hubo que responder a sus necesidades y al reclamo de las clases más desposeídas, dejó de tener validez. Yo diría que hoy habría que levantarle un monumento en el cementerio de la Chacarita, como forma de rendirle homenaje a algo que cumplió su misión histórica pero ya está muerto. El estudiantado no comprendió este proceso, y se dedicó a la "cacería de brujas", a la búsqueda de defectos, y el peronismo, como todo en la humanidad, no es perfecto. La perfección sólo existe para los católicos en el cielo, y, en la tierra, para los hombres que se quedan encerrados en su casa como espectadores. Para los hombres que están metidos en la pelea la perfección no existe. Es muy fácil seleccionar errores en el peronismo, como también lo es seleccionar aciertos ; lo importante es determinar si el peronsmo representa realmente el proceso argentino en su superación continua.

Recién en la última década se produce un gran cambio, en la juventud en general, y en la juventud universitaria en particular. Este es para mí uno de los fenómenos sociales más importantes en los últimos años en la Argentina. Yo fui el primer sorprendido, porque, imagínese, en el año 60, cuando yo viajé a Méjico, era imposible que en una Universidad argentina se diera un curso o una conferencia donde se analizara objetivamente el peronismo, y cuando regresé, en el 66, me encontré con que el tema podía colar en cualquier Universi-dad del país, y que era recibido con gran entusiasmo por los estudiantes.

E.M.: Ahora, así como efectivamente ha habido un desconocimiento del papel del peronismo, y así como, en su momento, se desconoció al irigoyenismo, pienso que hoy, y por la misma desconexión con la realidad, pueden crecer ciertas tendencias que imaginan que la Universidad puede

aislarse y proclamar una revolución, más allá de cualquier proceso que se de'en el país.

R.P.: Esas tendencias son totalmente falsas, y están equivocadas. Creer que la sociedad mejor del futuro va a surgir del trabajo meramente intelec-tual es una petulancia y una especie de platonismo. En Francia, sobre todo, hay una corriente filosófica que sostiene que la teoría también es práctica. Esto quiere decir, por ejemplo, que si damos una con-ferencia, también estamos haciendo una práctica. Para mi no es más que una forma comida de consi-derarse el revolucionario completo, salvando la distancia entre el intelectual y las masas. Creo que la Universidad debe ser un centro de irradiación de conocimientos, indispensable en la lucha re-volucionaria, pero, de ahí a transformar la Uni-versidad en vanguardia, en el sector hegemónico del proceso, hay una gran distancia. Yo considero que los grandes cambios se dan cuando se reúne tres elementos: las masas, la fuerza de las armas y la teoría revolucionaria. Las masas solas van a la anarquía; las armas solas, sean del ejército regular o irregular, llevan al despotismo, y la teoría re-volucionaria sola conduce a una torre de marfil. Los tres elementos deben combinarse, y cuando esto sucede se dan las condiciones revolucionarias, pero si alguno falla no pasa nada. Nosotros aspiramos a que la Universidad aporte los elementos ideológicos, y que estos sean reconocidos y aceptados por las masas. Aquí encontramos que, así como hay una so-breestimación de algunos universitarios de su propia capacidad conductora, existe, por parte de ciertos sectores populares, una subestimación hacia el intelectual y la Universidad. Pero, ¿qué es un intelectual? Es lo mejor y lo peor que tiene el país, porque es el cerebro de las corrientes opuestas, de las contradicciones que se viven. Algunos intelec-tuales han dado su vida al servicio de la eman-cipación y elevación del nivel cultural y material de su pueblo; otros sirven a intereses e ideologías antinacionales. Pero, si pasamos revista a las grandes revoluciones de la historia con-cluimos que el intelectual es indispensable. Marx y Lenin eran abogados; Federico Engels, propietario de una fábrica en Manchester, y perteneciente a un circulo intelectual; Fidel Castro, abogado, y Mao , bibliotecario en Pekín. Al referirnos a los intelec-tuales no hablamos de cualquiera de ellos, sino de aquel reconocido, aceptado y elevado por los traba-jadores. Nosotros tenemos el ejemplo de Perón que para mí es más intelectual que un militar, aunque esto último lo ha ayudado también. Perón no es líder por propia determinación, como lo presentan al-gunos, sino porque los demás lo reconocen, y porque sirvió y sirve a las aspiraciones de los otros. Esa es su fuerza.

E.M.: Intentando hacer un balance de estos dos primeros meses, pienso que recién ahora se entra en una etapa de consolidación del nuevo gobierno y que se están comenzando a plasmar una serie'de medidas que, a corto y mediano plazo van a transformar sustancialmente la Universidad. En ingeniería, por ejemplo, se ha conseguido insti-tucionalizar la participación de los estudiantes junto a los docentes, en la resolución de los problemas fundamentales. Esto cobra mayor importancia en el caso de los docentes, ya que al llegar la Intervención a la b acuitad se descubrió que los docentes nunca

habían participado más allá de un plano puramente formal, y que las decisiones importantes a este nivel se tomaban en un grupo de no más de cinco personas.

R.P.: Sobre esta participación estudiantil, docente y no-docente, yo quiero destacar que es independiente de las tendencias políticas. Es cierto que si nosotros estamos ahora al frente de la Uni-versidad es por el Tte. Gral. Perón y por los es-tudiantes justicialistas, pero después ese apoyo se amplio y hoy incluye desde la Juventud Radical hasta la FUA y la FUBA. Hoy, ya no se trata solamente de los militantes de la Juventud Peronista, que son nuestro apoyo principal y eje de nuestra actividad, sino de un sector del estudiantado mucho más amplio, lo que se corresponde con lo que pasa a nivel nacional, ya que el propio Gral. Perón está abriendo los brazos a todos los que quieran acercarse al movimiento nacional y popular. Pero esto tampoco es una novedad: Ya en el año 45 Perón tenía la misma amplitud en su política y se dirigía a los radicales, con Sabattini, y a los comunistas y socialistas, algunos de los cuales respondieron y fueron ministros suyos.

Continuando con el balance yo creo que recién empezamos. En menos de una semana cambiamos todas las autoridades de la Universidad. Luego, hemos realizado actos con una concurrencia masi-va, y hemos logrado afirmarnos a pesar de las críticas, algunas de ellas muy agudas. Algunos opinan que la incultura se ha adueñado de las Uni-versidades, y que la Argentina al incorporarse al lercer Mundo renuncia a su tradición cultural Nosotros no renunciamos a nada, lo que pasa es que no queremos quedarnos en esa tradición cultural sino superarla. Si europa se hubiera quedado en la tradición greco-romana el mundo no hubiera cambiado. Nosotros queremos una cultura nacional y una revolución cultural, que como ya he dicho varias veces no es como la china, ni la chilena sino de acuerdo a las condiciones argentinas, lo que significa, en primer lugar, que el pueblo tenga acceso a la cutlrua, y en segundo lugar, que esa cultura asimile la cultura universal para superarla abandonándose la actitud de antes, de ponerse de rodillas frente a cualquier cosa que venía del ex-tranjero.

En estos dos meses ya hemos realizado algunas obras y estamos estudiando una gran cantidad de iniciativas. Hoy hemos creado en la Facultad de Medicina el Instituto de Medicina del Trabajo; antés fue el Instituto de Cinematografía; hemos abierto los consultorios de la Facultad de Odon-tología, donde se exigen más aranceles ; estudiantes y profesores van a las villas miserias a prestar sus servicios a la gente; estamos en tratativas con el Congreso para que la Universidad brinde su asesoramiento a las Comisiones Internas para la elaboración de las leyes, brindando el aporte de sus expertos para el tratamiento de las diferentes cuestiones; hemos creado el Instituto para el Tercer Mundo, bajo la presidencia del Tte. Gral. Perón, con la participación de países de Africa, Asia, América Latina y Europa Oriental. Este Insti-tuto va a tener una doble función: Investigar la pro-blemática de estos países y establecer estrechos vínculos con ellos. Creemos que todas estas son fo-tmas de acercar la Universidad al pueblo.

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Cáncer en Vietnam

París, 6 de julio de 1973

Sr. Director:

Le agradezco haya tenido a bien hacerme llegar no sólo su excelente revista sino también el pequeño libro sobre mi país.

Los lectores de CIENCIA NUEVA estarán tal vez interesados en saber si el fin de los combates en territorio vietnamita significará también el fin de las desgracias de mis compatriotas. Lamenta-blemente, las últimas noticias no permiten un tal optimismo. En efecto, investigaciones recientes ' del profesor M. Meselson le han permitido encontrar en la carne de peces pescados en Vietnam del Sur, en las costas de regiones "defoliadas", cantidades significativas y alarmantes de 2, 3, 7, 8-tetracloro-dibenzo-p-dioxina (TCDD).

Significativas, porque se elevan hasta 814 partes por trillón (1:1012 ) en relación al peso total. Esta dioxina no puede provenir más que de los "herbici-das" diseminados por el ejército de los Estados Uni-dos en el curso de la campaña de defoliación, porque

1. R. Baughman y M. Meselson. Memoria presentada el 2 de abril de 1973 a la Conferencia sobre los Dibenzodioxinas y los Dibenzopiranos; en el Research Triangle Park, North Carolina, EE.UU.

2. Nguyen P. Bun-Hoi y colaboradores. C. R. Acad. Sci. 273: 708 (1971).

3. Nguyen P. Bun-Hoi y colaboradores. Naturwissenscha-ften, 59: 173 (1972).

es una impureza constante que acompaña al 2, 4,5— T a razón de 0,5 microgramos por gramo.

Alarmantes, porque ahora se sabe que es una sustancia extremadamente peligrosa, más tóxica que cancerígenos típicos como el benzo[a]pireno o el p-dimetilaminoazobenceno,2 que atacan al híga-do, al timo, al corazón, en dosis de un miligramo/kilo de peso del animal3 y perturban las funciones enzimáticas hepáticas. Según Meselson, la TCDD parece ser particularmente tóxica con respecto a los tejidos en curso de proliferación, como aquellos de la espermatogénesis y de la hema-topoyesis.

Alarmantes, porque sus efectos son acumulativos. Ahora bien, siendo la dioxina muy estable y dado que la cantidad rociada sobre Vietnam del Sur se eleva a cerca de 40 kilogramos, se puede legí-timamente temer que un gran número de personas va a ser afectado por patologías diversas y graves (nacimientos prematuros, malformaciones congé-nitas, neuropatías, miopatías, etc.) Sabios nor-teamericanos, entre ellos Meselson, justamente preocupados, se esfuerzan - y hay que señalarlo en su honor - en estudiar las consecuencias posibles de esta verdadera bomba ecológica que es la dioxina, en encontrar un antídoto y en interesar en el pro-blema a todas las autoridades competentes.

Es necesario que los pueblos sepan que una idea, de apariencia anodina, tal vez lanzada, en algún lugar del Pentágono, por un tecnócrata eficiente, a propósito de algún proyecto contraguerrillero en la jungla, ha terminado por tomar proporciones catas-tróficas para millones de hombres.^

Nguyen Dang Tam Instituto de Química de las Sustancias Naturales Gif—sur—Yvette, Francia

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Una geografía de los países dependientes

Hacia la definición de su marco teórico-práctico

Germán Wettstein En el mes de octubre de 1972 y a

consecuencia de contactos ocurri-dos en la 34 Semana Geográfica Argentina (50° aniversario de GAA) se e s t r e c h a r o n v íncu los entre geógrafos y profesores de geografía de las nuevas generaciones de A r g e n t i n a y U r u g u a y . L a s preocupaciones dominantes en los intercambios informales de ideas que entonces se realizaron versaron sobre:

—la situación de la geografía ciencia y docencia en el Río de la Plata hoy,

—la inadecuación de las estruc-turas institucionales existentes a las expectativas de los jóvenes y la necesidad de crear otras,

—el para qué y cómo de la for-mac ión de los g e ó g r a f o s la-tinoamericanos en general y de los rioplatenses en particular,

—el papel que le va a tocar jugar al geógrafo en un sistema político, económico y social dado, tras el

cambio (cuál va a ser nuestro campo y cómo proyectarnos).

Se concertó entonces un primer encuentro formgl a realizar en Salto , U r u g u a y y é s t e e fect i -vamente se cumplió en enero de este año. Asistieron profesionales y estudiantes de Capital Federal, Buenos Aires, Bahía Blanca, Río Negro y La Rioja, y docentes y estudiantes de la Universidad de Montevideo, del Instituto de Pro-f e s o r e s y d e la A s o c i a c i ó n U r u g u a y a de P r o f e s o r e s de Geografía. En total casi 100 par-ticipantes.

Hubo planteos teóricos, confron-tación de asp irac iones , pero también un trabajo práctico de relevamiento en geografía urbana integral, de la ciudad de Salto, r ea l i zado codo con codo por uruguayos y argentinos.

Se avanzó en la necesidad de estructurar una nueva geografía para América Latina, producto del t r a b a j o c r e a d o r d e n ú c l e o s

numerosos, idónea para enfrentar la geografía de élite, aséptica e i n f e c u n d a d e l a s a c t u a l e s comisiones panamericanas.

Es un hecho que habrá próximos encuentros; el segundo se realizará probablemente en Bahía Blanca, en enero de 1974 y deberá tener ya alcance latinoamericano.

Hago llegar hov a Ciencia Nueva uno de los doc ;ntos de trabajo presentados al E cuentro de Salto (que se solicitai x por la Comisión Organizadora) y la declaración final que emanó del mismo, por considerarlos materiales afines a las preocupaciones de esta renova-dora revista.

Con su divulgación se. busca dinamizar el diálogo entre geógra-fos y profesores de geografía, por lo cual exhortamos a hacer llegar adhesiones, críticas y sugerencias, al actual coordinador de los en-cuentros (Prof . Dr. Al fredo Tróccoli Moreno, Casilla de Correos 854, Montevideo).

Condicionantes de lugar y momento histórico

Como todo trabajador de la ciencia y la cultura, el profesional geógrafo y el docente en educación superior en geografía, enfrenta dos alternativas antagónicas:

La primera, justificar el orden existente a través del ocultamien-to de las contradicciones internas del sistema económico, político y social en que se desenvuelve la

d e l o s P ^ s e s la-tinoamericanos. La segunda, elevar al plano de la

c o n c i e n c i a c o l e c t i v a e l conocimiento de esas contradic-ciones y de la necesidad y posibili-dad de superarlas.

El presente documento de traba-jo (i) ensaya algunas reflexiones acerca del papel que a los geógra-fos les toca desempeñar en las tareas de cuestionar la situación de explotación y superar las de-ficiencias que existen en el desarrollo de una conciencia crítica y un conocimiento libera-dor.

Como ya se ha dicho, el mundo se encuentra hoy día sectorizado —dividido y agrupado a un tiempo— a causa de cuatro

1. Mantengo la estructura original de documento de trabajo, aun en este su envió a C.N.; de allí que él resulte una ordenación de puntualizaciones poco explicitadas (se precisaron en la discusión). Del mismo modo, destaco entre comillas los conceptos tomados de otros autores, pero para no fragmentar la lectura presento las fuentes en una bibliografía global al fin del articulo.

órdenes de tensiones: a) la pugna de países capitalistas entre sí, b) la oposición entre capitalismo y socialismo, c) las polémicas de naciones socialistas entre sí, d) el enfrentamiento entre pueblos dependientes y países explota-dores.

La última de esas tensiones es no solamente la más perentoria, sino la que sacude hoy a todos los continentes. Desde la formidable epopeya exitosa del pueblo viet-namita, hasta la más pequeña resistencia popular, todo el Tercer Mundo está recorrido por algún tipo de lucha de liberación.

Es de neta base geoeconómica la causa de ese enfrentamiento acti-vo, pues a los siete décimos de la población mundial que vive en

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ét países subdesarrollados, le corresponden apenas tres décimos del producto del trabajo humano.

Desarrollo capitalista y sub-desarrollo son formas que se complementan; así, América la-tina es "la contraparte de Nor-teamérica dentro de un sistema único interactivo". Ello significa entonces que es la permanencia en nuestro subdesafrollo lo que permite al imperialismo más po-deroso del mundo mantener su estructura de dominación plane-taria.

Esto convierte a los la-tinoamericanos —lo queramos o no— en una avanzada de la lucha por la reordertación del mundo, porque nuestro triunfó propiciará al mismo tiempo la derrota del imperialismo.

De allí que los pueblos de América latina, mediante ac-ciones de masas o a través de vanguardias lúcidas, estén en guerra con el imperialismo mayor. Una,guerra muy peculiar y no siemprb declarada, en la que debemos enfrentar sobornos, estudios sociológicos, campañas publicitaria», proyectos de "desarrollo", intimidaciones, conspiraciones, entrenamientos de fuerzas represivas, cuartelazos, bloqueos y hasta desembarco de 'marines'.

En lo cotidiano no se trata de enfrentar a un distante imperialis-

mo externo, sino a la alianza de clases dominantes, internas e internacionales, por parte de las clases dominadas del sistema. La resolución de este enfrentamiento t i ene c l a r a s i m p l i c a n c i a s geográficas y geopolíticas: o aceptamos que se nos imponga un proyecto capitalista de desarrollo dependiente y recolonizador, u optamos por un proyecto socialista latinoamericano de desarrollo autónomo. La Dependencia Científica y Tecnológica y la Geografía

La ciencia, cada vez más identi-ficada con la tecnología, se ha convertido en la principal fuerza productiva en las sociedades de alto desarrollo industrial. Ella es una actividad esencial para el po-der económico-político, del cual se ha vuelto inseparable. Así lo demuestra el hecho de que 9 de ca-da 10 dólares invertidos en inves-tigación científica en los Estados Unidos, se destinan a fines mili-tares; su objetivo último es, en to-dos los casos, "la guerra contra la subversión del statu quo".

La ciencia es parte de la cultura y como tal de la sociedad ; eso nos lleva a tener que elegir y definir — también nosotros los geógrafos— qué sociedad pretendemos antes de saber qué ciencia haremos. La significación de la ciencia y la técnica y su función social, no se

puede expl icar entonces en términos abstractos, sino relativos a cada sociedad y a la estructura de poder que las utiliza.

Se explica así que ciencia y técnica desempeñen un papel fundamental en el mantenimiento y la acentuación de las relaciones de dependencia de las colonias y neocolonias con respecto a sus me-trópolis. Porque la división inter-nacional del trabajo incluye una división del trabajo científico.

Una resultante, entre muchas, de la situación antes descripta, es el estímulo externo a científicos e intelectuales para que analicen las realidades de sus propios países, en todos los sectores y actividades, pero con una óptica importada. Otra resultante es la deserción que propicia entre nuestra población más capacitada; ello incluye esa proporción no menor del 10 por ciento de egresados universitarios que a b a n d o n a a n u a l m e n t e América latina para ingresar a Estados Unidos en calidad de inmigrantes.

Para los científicos e intelec-tuales que no se van y que aún no se han alienado ni vendido —para quienes queremos seguir adelante con estos Encuentros— la tarea es muy clara: oponer al proyecto de desarrollo reflejo y dependiente, nuestro propio proyecto de desarrollo autónomo.

Esto nos obliga a los científicos

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auténticamente latinoamericanos a formularnos en todos los casos la pregunta normativa: ¿para qué investigar? La actitud indagatoria que dé respuesta a esa pregunta debe expresarse necesariamente en la temática de las inves-tigaciones. Nos debemos volcar hacia lo que es instrumental desde el punto de vista de la revolución social; ello incluye, entonces, como tareas prioritarias "el es-tudio de la problemática de las si-tuaciones de atraso y los caminos de su superación".

Una de nuestras tareas conexas es, por lo tanto, la de preparar

cuadros científicos y pedagógicos para el actual período de transición a la liberación. Esto es, cuadros para la revolución y no para el reformismo. En geografía ese tipo de capacitación parece viable aún en el corto plazo, porque se basa en el estudio directo de la interacción entre na-turaleza y sociedad. Y ese estudio directo, que pone a luz todas las contradicciones imaginables, de-fine y compromete para el cambio.

De la solidez y compromiso presentes de tales especialistas, dependerá su capacidad de per-manencia en la patria y su

Algunos temas para el diálogo * ¿Debe construirse o no en los países subdesarrollados un marco teórico y una metodología propia en lo geográfico, di-ferente de la que se ejercita en los países industrializados?

* ¿Cuáles son los principios sobre los cuales basar una geogra-fía latinoamericana?

¿Cómo acelerar y perfeccionar la formación de geógrafos profesionales en América latina y para América latina?

* ¿Cómo ejercitar la geografía —ciencia y docencia— bajo una estructura económica y social de sociedad dependiente?

* ¿Cuáles serían los asuntos concretos (temas, problemas) so-Dre los cuales realizar algún trabajo geográfico en común, uruguayos y argentinos?

adhesión a las tareas que nos depare la futura, próxima, si-tuac ión de t r a n s i c i ó n al socialismo.

Para la preparación de nuestros nuevos cuadros, debemos apelar a todos los recursos posibles, in-clusive los de la ayuda exterior, proveniente de países desarrolla-dos tanto capitalistas como socialistas (mediante becas, rubros para la investigación, etc.) La actitud de rechazo total a priori de dicha ayuda, es una posición simplista y utópica que puede conducirnos a un aislamiento suicida.

Como ya se ha dicho, lo que corresponde es "definir una política clara en materia de desarrollo autónomo y formar una generación crítica de docentes e investigadores con suficiente ma-durez ideológica como para utili-zar, en función de esa política, los medios materiales disponibles, sin riesgo de enajenación".

Para qué construir una geografía propia

La geografía es el conocimiento científico del medio geográfico a los fines de su mejor utilización y transformación en beneficio del hombre. Ella es, por lo tanto,

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idónea para elaborar una imagen creadora de nuestros países y para justificar su viabilidad histórica d e n t r o de l c o n t e x t o l a -tinoamericano, reafirmando sus posibilidades de existencia y cambio. Tal idoneidad resulta, entre otras cosas, de su capacidad de análisis y de interpretación acerca de las formidables posibili-dades en recursos naturales y humanos de nuestro continente; debe contribuir a su inventario y a la definición de la forma más racional de utilizarlos.

Una política para la docencia y la investigación geográfica autónomas, debe ser pensada y afirmada pues, en función de los objetivos políticos generales de nuestras luchas de liberación; la inexistencia de definición al respecto conduce a admitir la política que el sistema impone. No se trata de ponerse a buscar ahora la ciencia que habrá de implan-tarse cuando se transforme la sociedad; tenemos que actuar inmersos en el proceso actual y construir una ciencia y una eaucac ín para el presente, que señalen los errores y las injus-ticias que cada día se cometen.

En una sociedad estructurada en interés de todos, las conclusiones derivadas de la investigación geográfica se integrarán de manera natural con los planes de

desarrollo económico y social. 2 Pero en sociedades dependientes y explotadas, esos planes nos son aplicados desde el extranjero; por eáo nosotros sostenemos que un país está en condiciones de reali-zar geografía aplicada sólo cuando es dueño de sus medios de produc-ción.

Mientras tanto d e b e m o s propiciar que los estudios geográficos alcancen no sólo aplicabilidad directa sino también indirecta: cuando a partir de los nuevos conocimientos se contri-buye al diagnóstico de una si-tuación, cuando se denuncian las contradicciones del sistema, cuando nuestras interpretaciones se convierten en argumentos o en guías para el cambio (a utilizar por parlamentarios o por guerrilleros, por periodistas o por militares).

Por menos que aporte una geografía auténticamente la-tinoamericana, ella posibilitará que nos tíonozcamos a nosotros

2. En esa sociedad futura hacia la cual la humani-dad avanza inexorablemente, no habrá, por otra («irte, fragmentación del trabajo en producción, investigación y enseñanza —Cuba lo viene demostrando ya con toda claridad para América la-tina—, Crear con las manos y con la cabeza será tarea de todos, porque todos integramos un pueblo en marcha. Leer al respecto el excelente trabajo de J . A. Grompone "Notas para una política cien-tífica", Ciencia Nueva N° 20.

mismos cada vez mejor. El futuro confirmará nuestra solidaridad y unidad cont inenta les ; para aproximar ese futuro hay que superar la balcanización secular multiplicando el intercambio de informaciones, aprendiendo a tra-bajar juntos por la causa común, por encima de las fronteras políticas.

Con quién construirla y dónde

Son los geógrafos quienes "hacen" la geografía; por eso resulta imprescindible acelerar la formación del mayor número de profesionales geógrafos y de docentes comprometidos con su tiempo y lugar y con un alto nivel técnico. Para ello no basta con de-dicar todas las instancias de su c a p a c i t a c i ó n a l t r a b a j o propiamente científico; tan im-portante como eso es estar infor-mado de los problemas econó-micos, sociales y políticos y de las formas posibles de resolverlos.,

Quienes tratamos de construir la nueva geografía de los países subdesarrollados disfrutamos de una ventaja: como conciencia de que sabemos poco, nos pregun-tamos para saber más. Con ello estamos en el buen camino del v e r d a d e r o a p r e n d i z a j e : "apropiarnos de lo aprendido,

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transformándolo en aprehendido para poder así reinventarlo".

El geógrafo, en sus relaciones con el mundo a través de su acción sobre la realidad ambiente, se encuentra marcado a sí mismo pol-los resultados de su propio trabajo. Ello obliga entonces, a tener una clara y lúcida comprensión de la acción emprendida, lo que in-volucra una teoría. En la construc-ción de esa teoría los geógrafos la-tinoamericanos debemos actuar con la mayor amplitud ideológica posible, sin s e c t a r i s m o s ni sujeción a esquemas prefabrica-dos.

Sólo un diálogo periódico y persistente entre geógrafos y docentes de geografía puede propiciar ese logro. Nada de imi-taciones, ni de manipuleos, ni de slogans al fomalizarlo, sino un honesto intercambio de convic-ciones para comprendernos me-jor. En ese intercambio deben participar simultáneamente es-pecialistas ya profesionalizados junto con estudiantes, para superar las falsas concepciones jerárquicas y enriquecer los logros gracias al siempre fértil contacto entre generaciones diferentes.

Lo que se pretende con ese diálogo es "la problematización del propio conocimiento en su indiscutible relación con la reali-dad concreta donde se genera y

sobre la cual incide, para com-prenderla mejor, para explicarla y para transformarla".

Por lo dicho antes y por las características intrínsecas de la geografía ciencia, nuestro trabajo debe ser siempre cumplido en equipo. Pero por nuestras c a r e n c i a s e s t r u c t u r a l e s — insuficientes estudios de campo, e s c a s e z de r e c u r s o s — es recomendable que los trabajos sean además multidisciplinar jos. Sin necesidad de reivindicar la privilegiada y tan discutible misión de confeccionador de síntesis, el geógrafo es un coor-dinador potencial, un catalizador de núcleos de trabajo con vistas a superar la dispersión creadora clásica de las sociedades sub-desarrolladas.

En cuanto al interrogante acerca de dónde construir o perfeccionar esa geografía a que aspiramos, debe responderse: donde el diálogo sea posible, y eso vale dentro y fuera de fronteras. Si se trata de universidades la-tinoamericanas que no han sido aún totalmente absorbidas por la penetración imperialista o por los i n t e r e s e s de l a s c l a s e s dominantes, ése es nuestro ámbito natural de trabajo, porque la in-vestigación geográfica compete a la educación superior. Y en caso de que las universidades no consti-

tuyan un ambiente propicio, los geógrafos deberán buscar los mecanismos idóneos para afirmar una línea correcta de creación.

Y en ambas situaciones es conveniente precaverse de la tendencia al aislamiento —ahora interno—, a la insularidad, a la formación de endogrupos, porque eso conduce a la automarginación, a actuar siempre a la defensiva, a estabilizarse improductivamente en una especie de hibernación, como le o c u r r e a t a n t a s agrupaciones científicas, sociales, políticas. Justamente lo que proponemos ahora para la geogra-fía latinoemaricana es que se dise-ñe un proyecto propio de acción renovadora y que se luche acti-vamente para llevarlo adelante.

En todos los casos nos es im-prescindible —sobre todo en nuestra ciencia— planificar y concretar los vínculos con geógra-fos de la Patria Grande, con quienes debemos perfeccionar un diálogo fecundo, efectuando el análisis crítico recíproco de los trabajos realizados, pugnando por conocernos de cerca en encuentros periódicos de afirmación técnica y humana.

Cómo construirla La construcción de una geogra-

fía de y para los países sub-

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desarrollados, implica el cum-plimiento de múltiples tareas simultáneas o sucesivas; entre ellas, adecuar el objeto de la ciencia a nuestras realidades, re-definir los conceptos básicos, dise-ñar y probar una metodología propia.

Cuando el necolonialismo cul-tural llega a afectar la posibilidad misma de construir una geografía auténticamente latinoamericana, entonces se hace necesario inclusi-ve redefinir su objeto.3

Se necesita, además y al mismo tiempo, elaborar nuevos criterios conceptuales y medios más e f ic ientes para medir las relaciones que existen entre los fenómenos. "El mantenimiento de c o n c e p t o s p e r i m i d o s o la traslación mecánica de conceptos válidos en otras situaciones, no puede admitirse". Creemos que con ello la nueva geografía la-tinoamericana contribuirá inclusi-ve a la revitalización de esta ciencia en los propios países desarrollados.

En cuanto al propósito que nos impulsa a construir nuevos aportes metodológicos, debemos advertir que no consiste en la mera afirmación de opiniones independientes o en el ejercicio de argumentaciones polémicas, sino en la dilucidación de las cuestiones de preocupación prioritaria. Como bien se ha sostenido, "la meto-dología no acrecienta en nada nuestro conocimiento de la reali-dad, pero sí nuestra comprensión de ese mismo conocimiento".

En atención a la peculiar coyuntura histórica, económica y política en que nos encontramos, elegir una metodología (o sea "tomar una actitud crítica frente al conjunto de fenómenos a es-tudiar") tiene, en los países subdesarrollados dependientes, la misma significación que elegir una política o una ideología.

Todo nos conduce a la insoslaya-ble necesidad de establecer planes específicos para nuestras tareas geográficas. Un plan supone al mismo tiempo la elección ya ano-tada de una metodología, pero también de una estrategia operati-va; es decir, de "una actitud

3. Es el caso de la geografía humana en Uruguay, donde vengo intentando una paulatina reconversión integral de su objeto, contenido y métodos; la meta es lograr la descolonización total con respecto a la geografía humana francesa, lo que no implica dejar de reconocer el enorme aporte positivo que de ella hemos recibido los latinoamericanos.

Declaración final

1. El Encuentro Geográfico de Salto significa un primer inter-cambio sistemático de ideas y experiencias entre geógrafos, profesores y estudiantes de geografía de Argentina y Uruguay que entienden que la geografía se ve necesitada de una profunda revisión, tanto en lo teórico como en lo práctico.

2. Durante la realización del mismo se expusieron re-flexiones teóricas que nos aproximan a una definición acerca de los principios que de-ber ían o r i e n t a r n u e s t r o q u e h a c e r g e o g r á f i c o en América latina, y la meto-dología más idónea para inves-tigar la realidad.

3. Se ensayó además, un trabajo de campo conjunto entre uruguayos y argentinos, sobre la ciudad de Salto, que con tanta cordialidad nos acogiera durante los días del Encuentro.

4. De todo ello resulta la exis-tencia de objetivos comunes a la geografía latinoamericana, en el actual momento histórico y entre ellos los siguientes:

a) La geografía, tanto en su condición de ciencia como de docencia, debe estar al servicio de las causas populares, en to-dos y cada uno de los países la-tinoamericanos y no presentar meramente un nivel descriptivo y falsamente objetivo.

b) Ella es, además, un ins-t r u m e n t o i d ó n e o p a r a demostrar las enormes posibili-dades en recursos naturales y humanos del continente, dado su carácter integrador.

c) Investigar cabalmente la realidad implica para nosotros hacer un diagnóstico correcto de lo que es justo y lo que es injusto en los resultantes de la interacción de la sociedad con el medio físico y biológico, a la luz de ideas anteriormente expues-tas.

d) Para hacerlo, resulta imprescindible acelerar la

formación de geógrafos y de profesores de geografía que tengan una clara y lúcida compresión acerca del papel que les toca desempeñar en la creación de la base material que haga viable tal sociedad.

e) El profesional geógrafo y el docente de geografía deben, pues, organizar sus tareas. Ello i m p l i c a t r a b a j a r necesariamente en equipo, pero además, y por sobre todo, rede-finir los conceptos básicos de nuestra ciencia, ejercitar una metodología propia, diseñar paulatinamente una teoría de la geografía en los países sub-desarrollados apartándose de los marcos provenientes del extranjero, de difícil adap-tación a las condiciones locales de nuestro continente.

5. En síntesis, "hacer una nue-va geografía" significa hoy para nosotros interpretar correcatamente el medio geográfico en el que vivimos, adecuar los métodos para lograr nuestros objet ivos , propiciar la transformación del medio geográfico para ponerlo al servicio de toda la sociedad.

6. Para construir esa geografía de los países subdesarrollados, es necesario establecer un diálogo permanente entre geógrafos, docentes y estudian-tes, multiplicar los contactos directos, analizar críticamente lo creado.

7. A ese efecto se destaca como apropiado y digno de ser exten-dido y perfeccionado, el proce-dimiento de trabajo que caracterizó, en la teoría y en la práctica, al Encuentro de Salto.

8. Los asistentes al mismo afirman su convicción acerca de la necesidad de realizar un segundo encuentro geográfico en la República Argentina en el correr de 1974 y la conveniencia de que el mismo tenga alcance latinoamericano.

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F

práctica, susceptible de permitir una aproximación a los hechos concretos, así como a sus causas y sus consecuencias". Ello incluye, además, inventariar del modo más completo posible los hechos que se desea analizar, para interpre-tarlos luego.

El geógrafo de los países sub-desarrollados no debe dejarse deslumhrar por el animismo del número ni por el auge de la geografía matemática. Tras ellos van las computadoras y —en este período de transic ión a la iberación— una falsa ilusión del progreso técnico.

Multiplicar los trabajos sobre el terreno resulta, por todo lo dicho, una tarea imperativa con vistas a la construcción de una geografía propia. Ello jerarquizaría a primera vista, el papel de la geografía regional frente a la geografía general.

No obstante, como en los países subdesarrollados se cuenta con pocos estudios regionales, una abstracción mesurada es impres-cindible. De allí, que pueda compartirse la posición de quienes sostienen que los avances de la geografía regional por sí solos son

insuficientes para perfeccionar la geografía, porque no podemos de-jar de formular hipótesis que los estudios empíricos confirmarán o desacreditarán.

Por lo tanto, una mutua apoya-tura resulta oportuna: la geogra-fía regional aportará el necesario ejercicio para la profesionali-zación geográfica y los estudios que se realicen con imaginación y espíritu crítico harán progresar la geografía general. Pero será esta quien oriente las preocupaciones epistemológicas, las ideas guía, el imprescindible marco teórico que hará avanzar a la geografía regional y que, sobre todo, definirá la especificidad de la geografía de los países subdesarrollados en este período histórico.

Uno de sus logros inmediatos será aumentar la "capacidad de intercambio" de la geografía y de los geógrafos, con las ciencias conexas y con los colegas cien-tíficos que profesan esas ciencias vecinas. *

Germán Wettstein es Profesor de geografía humana en la Licenciatura de Geografía de la Universidad de la República y en el Instituto de Profesores Artigas, Montevideo, Uruguay.

ASOCIACION ARGENTINA

DE INGENIEROS QUIMICOS La Asociación Argentina de Ingenieros Químicos comunica su plan de

capacitación en t emas de actualización técnica, formación dirigente cultural integral y técnicas complementar ias , para el m e s de Set iembre próximo: '

1) "Materiales refractarios y combustión", por el señor Zelik Zaretzky y el ingeniero Hugo Koltan, en 15 c lases , los días lunes y jueves, entre 19 15 y 21 30

Metales* P a r Ü r ^ d ' a :i' 6 n c o l a b o r a c i ó n c o n l a Sociedad Argentina de

2) "La música por dentro", por el doctor Ernesto Epstein, en 12 c lases los días miercoles, entre 19,15 y 20,45 horas, a partir del día 5.

, "Selección y uso de lubricantes", por el doctor Enrique J. Vinagre en 10 c lases los días martes y jueves , entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día (i.

4) Inglés técnico", por la l icenciada María E. Casares, en 22 c lases los días martes y jueves, entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día 6.

5) Liofilizacion farmacéut ica y médica", por el doctor Mario Jellinek, en 16 c lases los días lunes y jueves , entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día fi

w por computadora de problemas de ingeniería", por el in-

h o r a s a p a i ü r S d í u T ' 2<> ^ ^ ' ° S ^ 1 U " e S y j U e V e S ' e n t ' e 1 9 ? 2 2

J l Z r 0 g r ' ? m 5 c i ™ p o r c a n , i " ° crítico", por el ingeniero Nolberto J. Munier, en 8 c iases , los días lunes y jueves, entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día lo Hfei , l ° ' r P r a S , U í ; t r Í a l e s " ' p o r e l P r o f e s o r Luis O Crespo, en 9 c lases , los días lunes y miercoles, entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día lo. Ricardo i m Q?i' T C ® n , e r c i a l i

1z a c i ó n : ^ s o antagonismo?, por el l icenciado

£ ™ h l Í ' S t e i " h a rJ

d - ™ 20 clases , los días lunes y miércoles, entre 19,15 y ¿MU ñoras, a partir del día lo.

f . l«L"!UlCH a C Í Ó" f o í o g r ó f i c a " ' P ° r e l ingeniero Enrique Limbrunner, en 12 c iases los días martes y viernes, entre 19,15 y 21,30 horas, a partir del día 11. c l»U« w h ? m e t a l ° g r á f ¡ c a s " , por la doctora Nora Lindenwald, e n 6

Mavnr i n S m m a A S Y V 1 6 r n e S ' G n t r e 1 9 ' 1 5 * 2 1 > 3 0 h o r a s ' a P a r t i r del día 11. 19 horas ° r m a c i ó n s e Proporcionará por los teléfonos 45-3913 y 4912, de 11 a

BIBLIOGRAFIA

Chacón, Alfredo: Sobre la integración socialista de ciencia, política y cultura. (Premisas para la discusión). Revista S, del subdesarrollo al socialismo, N° 1 Caracas, noviembre-diciembre de 1971. Docentes Universitarios de Uruguay: Primera mesa redonda sobre política universitaria. Facultad de Agronomía, noviembre de 1972. (Y resumen de la misma, realizado por Jorge Ares Pons). F r e i r e , P a u l o : ¿ E x t e n s i ó n o comunicación? Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma Agraria (ICIRAl, Santiago de Chile 1969. Hartshorne, Richard: Questoes sobre a n a t u r e z a da G e o g r a f í a . I n s t i t u t o Panamericano de Geografía e Historia, Cornissao de Geografía. Textos básicos N" 4, Río 1969. Klimovsky, Varsavsky y otros: Ideología, c i e n c i a y p o l í t i c a c i e n t í f i c a . (Recopilación de artículos). Cuadernos de Ciencias Sociales N° 5, Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo 1972. Ribeiro, Darcy: El dilema de América Latina. (Estructuras de poder y fuerzas insurgentes). Siglo XXI, Buenos Aires 1972. Santos, Milton: Le métier de géographc en pays sousdéveloppés. Editions Ophrys, París 1971. Wschebor, Mario: Imperialismo y uni-versidades en América latina. Biblioteca de Marcha, Montevideo 1970.

A LOS DOCENTES EN FISICA

Qué sac r i f i c i os se i m p o n e U d . m i s m o para 1 levan a d e l a n t e d o c e n -cia e i nves t i gac ión e f i c i e n t e m e n t e ?

Qué po rcen ta je de s u t i e m p o le c o n s u m e la docencia?

Qué t i e m p o le l leva p r e p e r a r u n nuevo t r a b a j o de l a b o r a t o r i o ?

Qué t i e m p o le l leva d i se í i a r n u e -vas expe r i enc ias para sus e s t u d i a n -tes?

A l i n de f a c i l i t a r su ta rea he -m o s p r e p a r a d o e q u i p o s e i n s t r u -m e n t o s - h e r r a m i e n t a s de t r a b a j o -para sus cursos.

Ana l í ce los , p r u é b e l o s e i n c o r p o -re a q u e l l a s que sean ú t i l e s a l os o b j e t i v o s académicos de sus cu rsos de Física U n i v e r s i t a r i a Bás ica .

Podemos o f r e c e r l e b a n c o s ó p t i -cos, e q u i p o s para la e x p e r i e n c i a de Young , I n t c r f e r ó m e t r o s de M i -che l son , C i n e m á t i c a en u n a y dos d i m e n s i o n e s , D i n á m i c a e n una y dos d i m e n s i o n e s , F u e n t e s de Uso Gene ra l , Fuen tes de m e d i a t e n s i ó n para l a e x p e r i e n c i a c ' m , f u e n t e s de a l t a tens ión para ¡a e x p e r i e n -c ia de M i l l i h a n , G a l v a n ó m e t r o s de T a n g e n t e s , Ba lanzas M a g n é t i c a s , y o t r a s e q u i p o s q u e Ud. p o d r á o b -se rva r en nues t ros l oca les o p i -d i e n d o t e l e f ó n i c a m e n t e u n a d e m o s -t r a c i ó n .

0EHIT ¡ r Ittllpatmeillll ' ' ri::'!i y I M: _ « ^ j p » Calle 66 Nr> 446 - B. Tallares. I Santiago dol Estero 647

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Organización del transporte de carga Alberto A. González

Los problemas de desplazamiento de pasajeros y carga que plantea la Ciudad de Buenos Aires fueron tema de otros dos tra-bajos publicados en Ciencia Nueva (número 12 y 21). La publicación de éste, tiene especial relevancia porque su autor se desempeña como Ministro de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires.

1. Situación actual

El servicio de transporte de carga se presta en la actualidad por los medios ferroviario, automotor, fluvial , marítimo y aéreo.

Las funciones del transporte marítimo están principalmente vinculadas con el comercio ex-terior, desenvolviéndose en un estado de competencia planteada dentro del mismo medio, entre empresarios privados, nacionales y extranjeros y empresas esta-t c Ü 6 S El transporte aéreo aún tiene un

volumen reducido de carga en comparación con otros medios, pese a que en un futuro próximo puede cobrar importancia dada la m a g n i t u d de su tasa de crecimiento histórico (alrededor del 30 por ciento anual acumulati-vo).

El transporte automotor y ferro-viario se mueven en un régimen de competencia directa al que debe agregarse en menor medida, el ca-botaje fluvial y marítimo.

Este estado de competencia ha producido importantes dis-torsiones en el sector; un sobre-dimensionamiento del parque de camiones y capacidad ociosa del cabotaje fluvial y marítimo, al mismo tiempo que en el medio ferroviario.

Las hipótesis teóricas aceptadas en el sentido que el sistema de tarifas provocaría una asignación de óptima de los tráficos, no se ha

cumplido en la actualidad, pro vocando una distorsión en la dimensión de los medios de transportes, especialmente el ferroviario y el destinado al cabo-taje fluvial y marítimo. En el ámbito del medio automotor, la presión de venta de las empresas que fabrican los vehículos ha so-bredimensionado el parque, in-crementando el estado de compe-tencia entre medios, especial-mente ferrocarril, camión e in-cluso dentro del mismo medio automotor.

La presión de venta citada, que se manifiesta a través de facilida-des financieras ajenas al régimen crediticio oficial, provoca una excesiva remuneración del capital generado por ahorro interno, que en esencia significa una trans-ferencia de ingresos del sector la-boral y miniempresario, que son los que generalmente se avienen a esta forma de adquisición de uni-dades, hacia dichos intereses.

De esta forma, el miniem-presario propietario de un solo vehículo, introduce dentro del mercado de transportes competiti-vos, el requerimiento esencial de obtener los ingresos necesarios para el pago de las cuotas de su vehículo. La influencia altamente negativa de este hecho se mani-fiesta en horas de trabajo destina-das a la conducción del vehículo, que superan ampliamente a las establecidas por la legislación, con riesgo para su salud y peligros de accidentes, agravada por el hecho de efectuar el mantenimiento y

reparación liviana, quitando horas de descanso. En estas condiciones, la evasión al pago de cargas sociales e impositivas resulta una característica general.

Es así que el miniempresario, propietario de un solo vehículo o pseudo propietario, ya que la propiedad real está en poder de las empresas financieras, actúa en el mercado de transporte en con-diciones distintas a la empresa ferroviaria o a las empresas me-dianas y grandes de transporte automotor de carga. La carac-terística distintiva se manifiesta en tarifas que en algunos casos llegan a ser inferiores a los costos variables.

A ello deben agregarse con-diciones de ineficiencia de los otros medios de transporte, muchas veces generadas por la propia legislación, de aplicación parcial sobre algunos medios.

La Ley 12.346 que rige actual-mente, faculta a la Secretaría de Transporte a fijar tarifas y regular tráfico del medio automo-tor. No obstante, en niás de 30 años que lleva de vigencia, no se han podido implementar acciones eficaces para el control de tarifas o medidas de regulación.En los últimos años se fijaban tarifas indicativas para el transporte de hacienda a los mercados de Buenos Aires. En el medio ferro-viario, la característica de em-presa e s ta ta l posibil ita la aplicación y control de un régimen tarifario para la carga.

El régimen tarifario del cabota-je fluvial y marítimo establecía tarifas fijas para las empresas del Estado y variables para las em-presas privadas.

En consecuencia, dentro del mercado de transporte de carga, conviven sectores que actúan en forma regulada y sectores que actúan libremente.

En el ámbito regional, esta li-

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bertad de tarificar tiene importan-cia como freno a la localización de actividades económicas en la región.En efecto, en muchos casos resulta conveniente enviar los pro-ductos para su industrialización en la región metropolitana en virtud de una tarificación especial por viajes de retorno y por transportar materia prima, ya que en caso de productos elaborados las tarifas suelen ser mayores. Conviene aclarar que los vehículos salen de Buenos Aires con carga completa y tarifas que cubren parte del re-torno. Cualquier tráfico de retorno susceptible de captar, está en condiciones distintas de compe-tencia, ya que parte de dicho viaje está pago. En cambio , en el ferrocarril generalmente se aplica la misma tarifa para viajes de ida y de retorno de un mismo produc-to.

Conviene aclarar que las tarifas constituyen uno de los elementos que tienen en cuenta los usuarios para la elección del medio de transporte a utilizar. Además, se consideran: tiempo de viaje, tipo de producto, volumen de carga, posibilidad de deterioro, posibili-dad de robo, posibilidad de viaje puerta a puerta, precio de la mercadería, características es-peciales que se requieren para su transporte, etc.

Las condiciones de competencia ferrocarril-camión pierden la característica de tal y resultan ne-tamente favorables al camión. Indudablemente, existen otros condicionantes a la derivación de cargas, que hacen al proceso al-tamente complejo y de difícil solución.

Las alternativas de solución que se han elaborado para este pro-blema parten de mecanismos de control a través de legislaciones que requieren un elevado costo en lo que hace al control y llegan hasta medidas más radicales como una empresa nacional de transporte integrada por la totali-dad de los medios, encargada de la prestación de los servicios.

Para el primer caso, la ex-periencia histórica ha determina-do la ineficacia de pretender regular el sistema de transporte a través de una legislación adecua-da.

La segunda, resulta atractiva por la posibilidad de que brinda asignación óptima de los flujos de cargas a los distintos medios, ya

que todos ellos pertenecen a la misma empresa.

Sin descartar la solución de empresa nacional de transporte, que se entiende es aplicable dentro de otros condicionantes, conviene plantear algunas referencias que hacen inadecuada su implemen-tación inmediata:

a. La magnitud de la empresa no la hace fácilmente manejable y controlable.

b. El tiempo que se requiere para implementar el servicio de transporte automotor dentro de la empresa puede llegar a ser muy largo por las prescripciones legales a que debe ajustarse la empresa para poder disponer del parque de vehículos de carga.

c. Durante ese espacio de tiempo necesar iamente actúan em-presarios privados y estatales que pueden provocar fricciones.

d. La falta de conocimiento de-tallado de los flujos de carga que existen, no permiten prever, para una p r i m e r a é p o c a , una diagramación adecuada de los servicios, debiendo ser explotados bajo las mismas características que en la situación actual.

e. Durante la época en que se prestan los servicios con carac-terísticas similares a la situación actual, se acentúan las dis-torsiones regionales que provoca el transporte (centralización en la región metropolitana).

2. Terminales de carga

La nueva política de transporte que se propone, trata de corregir todas las distorsiones esbozadas, con un claro objetivo de apro-vechamiento óptimo de los recursos de transporte e impor-tantes implicaciones de desarrollo regional.

La implementación de una red de terminales de carga adminis-tradas por el Estado y equipadas para el moderno manipuleo y clasificación de las cargas, es el punto de partida para la correc-ción de las distorsiones.

Las terminales de carga son las encargadas de la prestación del servicio de transporte. La función de estas terminales será concen-trar la carga, clasificarla y en-viarla a destino final, pasando, generalmente, por otra terminal. Se presta así, un servicio de transporte que es independiente del medio utilizado.

El hecho de que el Estado, a tra-vés de la terminal, puede decidir sobre el medio de transporte a utilizar, posibilita una asignación óptima de los tráficos hacia los distintos medios según un es-quema de costos comparativos de los diferentes medios.

La hipótesis de funcionamiento de esta red de terminales se basa en que la disminución de costos de manipuleo por operar en grandes cantidades con medios mecánicos y la disminución de costos de transporte por utilización ele los medios de menor costo y por mayor aprovechamiento de la capacidad de transporte, influyen para que el costo total del nuevo sistema sea sustancialmente menor que en el sistema actual.

La libertad del usuario de elegir el medio que más le convenga, de-ja de tener vigencia. El Estado brinda el servicio de transporte, retira y coloca la carga en su destino final. El Estado, a través de sus terminales, elige el medio de transporte que más conviene a la comunidad.

Los medios t" ransporte podrán mantener su estructura em-presaria actual, vale decir, el me-dio automotor en manos privadas, el medio ferroviario en manos del Estado y el cabotaje fluvial y marítimo parte del Estado y parte privado.

La competencia entre medios se elimina de hecho, ya que el Estado como único cargador, y con el conocimiento de la incidencia que tienen los costos de cada medio, puede efectuar una asignación de tráficos para obtener el mínimo costo social.

El cambio de la estructura del tráfico, cuyos flujos principales serán entre terminales, simplifica las definiciones sobre planes de prioridades viales y ferroviarias.

Desde el punto de vista del empresario de transporte, tendrán puntos fijos de carga y descarga asegurados.

El parque automotor de carga podrá ser regulado adecuadamen-te de acuerdo a las necesidades. Las tarifas a aplicarse podrán ser controladas, ya que el único cargador es el Estado.

La participación del Estado en los tráficos posibi l i tará un conocimiento más completo de las causas que frenan el desarrollo regional e implementar medidas adecuadas en el campo del t r a n s p o r t e que t i e n d a n a solucionarlo.

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Desde el punto de vista urbano, posibilita un control más adecuado del tráfico de vehículos de carga e incluso adecuar horarios para la carga y descarga.

Se posibilitará la introducción de contenedores en los tráficos troncales con un aprovechamiento total, tanto en la ida como en el re-torno.

La diagramación de los ser-vicios de trenes se simplificará, cumpliéndose principalmente por trenes block entre estaciones terminales.

Se posibilitará un mayor apro-vechamiento de los cauces fluviales para el transporte de carga.

Los tráficos a puertos, especial-mente de cereales, podrán ser regulados para evitar la conges-tión en silos, que se produce ac-tualmente.

En el futuro, y consecuentes con los cambios económicos y sociales, las terminales de carga podrán incorporar nuevas funciones como por ejemplo: tipificación de pro-ductos, fraccionamientos y en-vasado de algunos productos, trámites aduaneros para tráfico internacional, etc.

Las terminales de carga, al concentrar gran cantidad y di-versidad de productos, pueden transformarse en un importante factor de inducción de actividades industriales en su entorno y ser utilizadas como herramienta de desarrollo regional. Esta nueva actividad que se propone implica absorción de mano de obra.

Para determinados productos que se definan como de paso obligatorio por la terminal, posi-bilitará una mejor aplicación de medidas de control de calidad, tipificación, análisis bromatoló-gicos, etc.

La terminal podrá cumplir funciones de almacenamiento a efectos de amortiguar los picos de tráfico y permitir un mejor apro-vechamiento del equipo de transporte.

3. Forma de funcionamiento de las terminales de carga

Las solicitudes de servicios de transporte del área de influencia de la terminal, se efectuarán con anticipación según el tipo de pro-ducto a transportar, en for-mularios que se distribuirán al efecto. En dichos formularios se especificarán: tipo de carga, características, envases, peso y

volumen, dirección de origen y de destino, nombre del cargador y del destinatario, fecha de carga y deseada de descarga, perecibili-dad, etc.

Dichos formularios serán clasi-ficados a efectos de diagramar los itinerarios óptimos para la recolección de la carga, esta-bleciéndose según los destinos finales, los lugares de descarga o

transferencia en la terminal a aquellos medios de transporte que más se adapten a su tráfico, por costos, tiempos de viaje, volú-menes, etc.

En los casos que convenga se asignarán los vehículos correspon-dientes para el transporte de la carga completa entre un origen y un destino sin pasár por la ter-minal. i?

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La ciencia, los científicos y el Tercer mundo

Maurice Bazin

En la reunión anual de la American Physical Society e fec tuada en enero de 1972 en San Francisco se presentó el Council on Phys ics and Society como órgano oficial de la Sociedad (Norte) Americana de Fís ica. Así, después de tres años de actividad en los pasi l los y de existencia de su revista Science for the People (1) la organización de científicos de izquierda Scientists and Engineers f o r Social and Political Action (SESPA) había conquistado, aunque bajo otro nombre, el derecho a usar los medios of ic ia les de difusión para presentar su análisis del papel político de la física institucionalizada de los Estados Unidos.

Maurice Bazin, profesor de física de la Univers idad de Eutgers , New Jersey, pronunció el discurso inaugural del Council on Phys ics and Society que reproducimos a continuación. Nos p a r e c e im-portante como documento y por la perspectiva que nos o frece en la lucha antiimperialista en los asuntos científicos.

Hace tres años , a lgunos miembros jóvenes de la American Physical Society asombraron a sus colegas por usar en sus solapas una insignia donde se leía "Ciencia para el pueblo". La reacción de los miembros más antiguos fue típica: "¿Qué quiere decir el pue-blo? ¿No soy yo también pueblo?"

Actualmente muchas cosas han cambiado y se ha esclarecido para nosotros lo que significa "pueblo".

En tanto que en el pasado nos desgañifábamos vociferando

Maurice Bazin, francés de 38 años estudió en la Escuela Politécnica ¿le París y se doctoró en la Universidad de Stanford. Autor del libro Introduction to general relativity, fue profesor en la Universidad de Princeton y lo es ac-tua lmente en la U n i v e r s i d a d de Rutgres. Miembro fundador del grupo SESPA, ha parciticipado activamente en experiencias de educación para obreros en Chile y Argelia y recien-temente también en Argentina.

propagandas humanitarias que contradecíamos en la práctica, recordemos Vietnam, la Repú-blica Dominicana y Attica, los chinos por su lado, no nos comunicaron más que una retórica general mientras que en su práct ica tenían é x i t o s im-presionantes como han tes-timoniado muchos científicos que estuvieron allí.

Lo que yo deseo examinar hoy, es la relación entre la ciencia y el pueblo, declarando abiertamente mi creencia de que la ciencia debe ser para el pueblo, esto es para el beneficio de todos. Los físicos no deben asustarse por estas ideas sino por el contrario deben sen-tirse desafiados a salir al encuen-tro de las necesidades de los seres humanos . En los d í a s de l colonialismo, cuando hablábamos de "la humanidad", hablábamos como lo ha señalado elocuen-temente J. P. Sartre, quinientos millones de personas y mil quinientos millones de nativos. Hoy, como lo sugiere el título de mi charla, quiero prestar mi atención a esas tres cuartas partes de la

humanidad que hablamos ignora-do totalmente y que, hoy llamamos el Tercer Mundo.

C u a n d o c o n s i d e r a m o s la relación entre los físicos en par-ticular y el Tercer Mundo, de-bemos preguntarnos cuál fue su participación en el dominio y la explotación perpetuados sobre esa parte de la humanidad.

" ¿ C ó m o puede surg ir tal preocupación?", es probable que alguien pregunte, "si todo lo que hacemos es enseñar cosas sobre los átomos y los rayos X". Efectivamente, esto surge porque nosotros enseñamos solamente sobre átomos y rayos X. Mientras tanto, las bombas están lloviendo sobre el pueblo de Vietnam y los detectores electrónicos olfatean buscando vida para destruirla. Alguien ha diseñado esos apara-tos; alguien los ha perfeccionado con el mismo conocimiento básico sobre rayos X y electrones que tan l i b r e m e n t e s u m i n i s t r a m o s . Encuentro particularmente in-teresante para ser considerado ante el auditorio de hoy el caso de las bombas en racimo. Estos obje-

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tos tremendos que pueden matar todo lo viviente sobre una superficie del tamaño de una cancha de fútbol, consisten en una gran bomba que lleva en su in-terior pequeñas bombas llenas de fragmentos. Anteriormente, estos fragmentos se hacían de metal y podían ser detectados con rayos X en los hospitales vietnamitas. Pero de alguna manera, en alguna parte, alguien que debe ser un científico, tuvo la idea de evitar que tales fragmentos fueran de-tectables por los rayos X. De modo que estas bombas contienen ahora fragmentos hechos de plástico. Fueron construidos con la densi-dad necesaria para no ser detec-tados por los rayos X, pero tam-bién fueron construidos con las c a r a c t e r í s t i c a s m e c á n i c a s adecuadas para mutilar. Esta es una aplicación directa de los principios básicos de la física a los objetivos del genocidio.

"Así que", ustedes dirán "de-beríamos suspender la enseñanza de los rayos X y de los átomos? ¿No son parte de la naturaleza cuya investigación hallamos tan excitante?" No, ustedes no deben suspender sus enseñanzas sobre los rayos X, pero cuando enseñan deben referirse al uso actual de los rayos X en sus más obvias aplicaciones: su relación con los pueblos del Tercer Mundo. Y ustedes deben también hablar de los detectores de rayos infrarrojos que espían desde el aire las selvas de América del Sur. Y esto no se ha hecho ni se hace aún.

Lo que sí hemos hecho, lo que el mundo sabe que los físicos han hecho, es haber puesto su capaci-dad al servicio del Pentágono y de sus agencias para la conducción tecnológica de la guerra. La contribución más importante de los físicos ha sido Su participación en esos "Tanques de cerebros" que o r g a n i z a n m á s c i e n -tíficamente la guerra contra los pueblos del Tercer Mundo. Uno de estos "tanques de cerebros" es el Instituto de Análisis de la Defensa y su rama especializada en el empleo de profesores universi-tarios, llamada la División Jason en la que Murray Gell-Mann (2) fue participante y Marvin Gold-berger (3) coordinador. En años anteriores el Instituto de Análisis de la Defensa organizó cursos de veraneo sobre aspectos específicos de la física para uso de los mili-tares. Uno de ellos estaba dedica-

do a la aplicación de los láseres.Cuando yo pregunté sobre l a s c o n s e c u e n c i a s de tal cooperación, alguien me recon-fortó: "Los láseres nunca podrán ser bastante poderosos como para ser de uso militar". Y asi, en algún lugar de nuestra costa califor-niana, nuestra élite de teóricos en altas energías pasó parte del verano pensando en láseres. Y, desde hace algunos meses, hay bombas guiadas por láseres sobre el pueblo dé Vietnam. Pero el repentino y bien publicitado in-terés de esos colegas nuestros por la supervivencia de los flamencos rosados de la Florida no devolverá la vida a los vietnamitas (3). En cuanto a la actitud general del Instituto para el Análisis de la Defensa respecto del Tercer Mundo, puede ser mejor ejempli-ficada con el título de uno de sus in formes: "Inves t igac ión y Planeamiento para el Desarrollo de la Conducción de la Guerra en las Areas Subdesarrolladas del Mundo". Pero nuestro rol como científicos no sólo se ha manifesta-do a través de un laissez-faire, al no adoptar posiciones durante las discusiones en nuestras conferen-cias o mediante contribuciones concretas para la destrucción de seres humanos. Se ha manifesta-do, también, y esto es mucho más importante, a través de nuestra colaboración intelectual en la exportación de ideologías de opresión y dominación, en des-parramar a lo largo y a lo ancho el mito de la división inevitable de la gente en científicos —superiores— y profanos, en clases de explota-dores y explotados, en élites pri-vilegiadas y masa iletrada. Los escasos científicos del Primer Mundo que tratan mediante una equivocada buena voluntad de participar en los programas de educación para los países sub-desarrollados, han señalado la futilidad de sus esfuerzos. Physics Today publicó varios informes so-bre su actividad docente en India o Pakistán cuya conclusión prin-cipal era la pobreza de los resultados obtenidos.

En primer lugar, se sentían abrumados por la pobreza que veían; luego, por la falta de conexión entre lo que enseñaban y la miseria humana que los rodea-ba, y por fin, estaban sorprendi-dos por el grado de elitismo y culto de la personalidad que atestigua-ban sus estudiantes y colegas y el extremado desdén que aquellos

e s t u d i a n t e s p r i v i l i g i a d o s demostraban por las necesidades de su pueblo. Pero lo que nuestros c o l e g a s no c o m p r e n d i e r o n frecuentemente fue que su mera presencia como expertos extran-jeros, como reverenciados sabios de la ciencia nuclear, justificaba tácitamente todo el esquema de la dominación de clase. Lejos de combatir el esquema básico de la desigualdad social, ellos utilizaban esta situación como una justi-ficación para su propio trabajo. Así, Michael Moravcsik escribe en Minerva acerca de la devoción que manifiestan los choferes de taxi de Lahore, Pakistán, cuando se menciona a Abdus Salam (4); no comprenden, aparentemente, que esta forma de temor reverencial por las élites sólo sirve para que los pobres acepten sus propias si-tuaciones oprimidas más fácil-mente y para que Mr. Salam y otros pocos puedan continuar haciendo ciencia e investigación pura en Trieste; en tanto, un par de millones de pakistanos del Este son asesinados por el ejército.

Vayamos más lejos en el examen del contenido de los programas educativos de ayuda. En los primeros años de la década del sesenta, tan pronto se organizó el P.S.S.C. (comité para el estudio de la ciencia física) los expertos fueron exportados a países donde el 80 por ciento de la población anda descalza en aldeas sin electricidad. El curso del P.S.S.C., se da a los maestros que son parte de la burguesía local, y los ejemplos de ese curso, en vez de ser tomados de los choques entre bolas de billar, son dibujos relati-vos a los choques entre partículas nucleares. Así se desvía al audi-torio de su cultura no tecnológica y de su medio hasta ciertas últimas y remotas verdades nucleares, que ellos no pueden alcanzar, sino solamente admirar a través de las descripciones ofrecidas por los mandarines viajeros, enviados desde el centro del imperio. Y esto garantiza el estado de impotencia de aquellos a los que se está ense-ñando, impotencia frente a nuestra civilización tecnológica y tecnocrática. Los estudiantes no pueden reproducir • experimentos con átomos. Sólo pueden admirar el hecho que los científicos del Primer Mundo si podemos hacerlos. Y nos imaginan por esta razón viviendo en un mundo me-jor. El resultado de esta expor-tación directa del relumbrón de la

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La c ienc ia y la t écn ica no son neutra le s . Sue l e i n v o c a r s e a l a s computadoras c o m o ins trumentos para e m e r g e r del sub-desarrol lo . La s igu ien te e s una e x p e r i e n c i a que tuvo un es-tudiante portorriqueño d ia logando ( ¡ ) con una computadora del proyecto MAC, desarro l lado en el M.I.T. en un p r o g r a m a de or ientación vocac iona l para a l u m n o s secundar ios , tal c o m o lo re la ta el periódico The R ican ( P . Box 11039, Chicago, 111, U .S .A. ) , N° 1, 1971.

La computadora: "Dígame lo que le pasa".

El estudiante: "Me siento perseguido y discriminado en este país".

Computadora: '' Cuénteme más sobre esos sentimientos"

El estudiante:"Es porque soy portorriqueño".

Computadora: "¿Es esa la razón verdadera?"

Estudiante: "Sí". Computadora: "Ud. es algo

parco conmigo". Estudiante: "Sin embargo,

esa es la verdadera razón". Computadora ^ ' S u p o n -

gamos que ésa no fuese la verdadera razón".

Estudiante: "Bien, en ese caso yo diría que Ud. está equivocado".

Computadora: "Tal vez sea su imaginación, podríamos ambos estar equivocados".

Estudiante: "Ud. está acusándome de mentiroso. Parece que no confía en nada de lo que yo digo. Ud. está

tomando mis objeciones con ligereza". Aquí el estudiante insistió. "Volviendo otra vez a lo que yo estaba diciendo, yo me siento discriminado en el Colegio porque soy portorri-queño".

Computadora:" ¿Es porque está discriminado en el colegio por ser portorriqueño por lo que vino a verme?".

Estudiante: "Sí". Computadora: "Ud. parece

e s tar c o m p l e t a m e n t e seguro".

Estudiante: "Eso es lo que dicen mis amigos".

Computadora: "¿Qué dicen sus amigos?".

Estudiante: "Que soy discriminado porque soy portorriqueño".

Computadora: "¿Puede Ud. aclarar eso?".

Estudiante: "Ellos piensan que soy raro, diferente y huraño. ¿Qué piensa Ud?".

Computadora: "¿Desde cuándo se siente raro?".

Estudiante (comenzando a enojarse): "¿Ud. sabe qué es un portorriqueño?".

C o m p u t a d o r a : " ¿ E s realmente importante para nuestro problema?".

Estudiante: "Pienso que es esencial para mi problema".

Computadora: "Continúe, por favor. Esto puede ser interesante".

Estudiante: "Vea Ud. yo tengo la piel oscura y la mayoría de las personas la tienen blanca".

Computadora: "Tal vez comprendo".

Estudiante: "¿Porqué a la gente de Norte América le disgustan las personas de piel oscura?".

Computadora: "¿Qué es lo que le sugiere a Ud. esto?".

Estudiante: "Que todos ellos son personas terribles y reaccionarias".

Computadora: "¿Le agra-daría que no fuesen todos reaccionarios?".

Estudiante: "Mucho". Computadora: "¿Le im-

porta mucho discutir estas cosas?".

Estudiante: "¿No lo he demostrado?".

Computadora: "Esto es extremadamente interesan-te".

(Este corto intercambio debe poner en claro una cosa: que las actitudes racistas pueden ser metidas en la máquina por la opción "de-fault").

Estudiante: "Volviendo a lo que estaba diciendo, todos, todos los blancos están contra mí".

Computadora: "¿Estaba Ud. realmente?".

Estudiante: "¿Estaba yo realmente, qué?".

Computadora: ''¿Si estaba Ud. realmente qué?".

Estudiante: "Me siento confundido".

Computadora: "¿Le di-vierte sentirse confundido?".

Estudiante: "Para nada". Computadora: "¿Qué es lo

que Ud. piensa sobre si mismo?".

Estudiante: "¿Habla Ud. español".

Computadora: "Lo siento. Sólo hablo inglés."

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inaccesible ciencia moderna, es que los mejores estudiantes de las universidades de los países sub-desarrol lados emigran; son a b s o r b i d o s por n u e s t r o s programas de investigación pura, por nuestro selecto way of life; han sucumbido a nuestra propaganda intelectual, aún si la propagá-bamos inconcientemente. Aquellos que participan de esta fuga de cerebros sólo pueden sentir frustración si alguna vez vuelven a su país de origen. Están allí completamente aislados. Necesi-tan los contactos y el nivel de desarrollo que habían encontrado en los Estados Unidos y terminan en tal estado de dependencia que necesitan implorar dinero para c o m p r a r los e q u i p o s nor-teamericanos.

Mediante ese privilegiado tipo de educación en el que los hemos extraviado, garantizamos su condición de inutilidad hacia su propio país. Y este no es un fenómeno poco importante. Va mas allá de una pura estadística numérica sobre la fuga de cere-bros aunque esta es ya por sí misma bien impresionante. Por ejemplo, en ciencias médicas, el número de médicos entrenados en el Tercer Mundo y drenados luego a este país cada año es equivalente al total formado en las quince mayores escuelas de medicina de aquí.

Pero uno debe comprender que los f í s i c o s no p a r t i c i p e n necesariamente a sabiendas de esta gran empresa de imperialis-mo cultural. En realidad nosotros somos utilizados; somos utilizados por los que realmente deciden el uso del dinero para la ayuda al exterior, por los Rockefeller, los Ford y otros. Habiendo sido en-trenados para considerar la ciencia como socialmente neutral, a los físicos les falta el fundamento polít ico para anal izar las consecuencias sociales de sus acciones. En sus placenteros via-jes a tierras exóticas, el profesor llega a ser un consejero general y sugiere propuestas para el desarrollo que son significativas —piensa— para resolver todos los problemas. Y aquí encontramos la gran arrogancia de los expertos. Una de estas propuestas, llevada adelante por Stevan Dedijer, sugiere que cada presidente de una nación recién independiente, tenga a su alrededor consejeros científicos, copiando, supongo yo, al PSAC (5) que tuvo su hora de

gloria en este país. Análogamente, Michael Moravcsik, hace algunos años, desde su oficina en el la-boratorio de Livermore propuso el envío de doscientos científicos de U.S.A. por año a las naciones subdesarrolladas para ayudarlas. Pero lo que parece que el olvidó es que, a través del fenómeno de la fuga de cerebros, cada año, dos mil científicos son drenados de las naciones subdesarrolladas hacia los Estados Unidos y este número ha ido creciendo con el tiempo. De modo que con 200 no se compensa el saqueo inicial. Mientras tanto, nosotros, como científicos, con-tinuamos ayudando a propagar el mito de que la ciencia es la solución para todo, como si, el hecho de que la investigación científica avance en un país, im-plicara el desarrollo del mismo y la libertad de su pueblo. Se ha probado que esto es falso y aún un estudio de las Naciones Unidas acerca de la Segunda Década para el Desarrollo lo reconoce: "Se sa-be ahora que el argumento de que toda investigación beneficia en última instancia a todos, es falsa". Embarcarse en tal vía garantiza solamente la existencia de la estructura de clases al reforzar la posición de los privilegiados sobre los despojos. La ciencia per se, sin participación en el desafío total a los sistemas vigentes de explo-tación de clases puede conducir sólo el afianzamiento del sistema existente.

Así hemos sido utilizados. Hemos sido utilizados para lo que Eugen Skolnikoff llama "prestigio y propaganda" en su libro titulado Ciencia, Tecnología y Política Norteamericana en el Extranjero y que Skolnikoff conocía bien: el pertenecía al directorio del PSAC. Los nombres más famosos fueron usados para fines de propaganda, incluyendo a Oppenheimer, quién en 1961 fue llevado por América latina en una gloriosa gira apa-drinada por la OEA para explicar, se supone, las bellezas de la ciencia nuclear. En efecto, este viaje, que lo convirtió en noticia de primera plana desde México hasta Brasil, fue equivalente al viaje que hicieron los primeros astronautas a través de los países subdesarrollados para sugerir, supongo, la superioridad cósmica del capitalismo.

Si consideramos nuestra si-tuación con perspectiva histórica, podemos decir que los científicos, en nuestra civilización actual

opresiva, civilización que prosperó a partir del mercado de esclavos y persigue la destrucción de Viet-nam, han desempeñado el mismo papel que los misioneros religiosos en tiempos pasados. Ellos eran la pantalla de humo intelectual, la cobertura ideológica para la más brutal empresa de colonización. Fueron utilizados para enseñar a los nativos el respeto a los amos.

De hecho, los científicos hoy perpetúan la opresión del Tercer Mundo cuando viajan por todos lados proclamando las promesas de los nirvanas tecnológicos futuros; empaquetando dentro de las maravillas de la ciencia al orden social capitalista y a la ideología burguesa.

Y esto no sólo es cierto en el exterior; es cierto también entre nosotros, en las cárceles de este país, pobladas en su mayoría por gente representantiva del Tercer Mundo: Negros, Portorriqueños, Chícanos. En otros tiempos, las prisiones eran aceptadas por las condiciones de los ciudadanos mediante el ¡nvencimiento de que el bienesU de las almas de los prisioneros estaba garantizada por la presencia de un pastor. Hoy, con nuestra moral materialista-cientificista, es el dietista de la prisión el que con su diploma de c ient í f ico garantiza aparen-temente el bienestar físico de los prisioneros, calmando asi nuestra repulsión hacia todo el sistema opresivo.

Nunca es demasiado tarde para considerar al Tercer Mundo como poblado por seres humanos y no como un depósito de donde se extrae a los estudiantes de alto ni-vel, para elegir unos pocos de entre ellos y moldearlos según nuestra propia imagen tecnoló-gica. En efecto, ya es hora de considerar que el objetivo de la ciencia por la ciencia misma es obsoleto. Veamos ahora, juntos, qué se debe hacer. Si todos estamos de acuerdo en teoría en que la ciencia para el pueblo es importante, pongámoslo en práctica. Continuemos hablan-do en nuestras clases sobre las bellezas de la física y la ciencia, pero vinculándola con sus consecuencias actuales y buscan-do las causas profundas de estas consecuencias. En nuestras in-vestigaciones dirijámonos hacia aquellos objetivos que sabemos pueden servir al pueblo. Actual-mente se está llevando un programa en el departamento de

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biología de la Universidad de Chicago, llamado "Ciencia para Vietnam" ; escriban y conéctense con él. Muchas personas han tra-tado también de discutir el uso de ultrasonidos para detectar esos famosos fragmentos de plástico de las bombas en racimo cuando se alojan en la carne de los viet-namitas. Y si ustedes no pueden obtener una beca para realizar esta investigación, enfrenten la situación y lo que ella significa; discútanlo, griten, vivan.

Pero ningún programa pequeño aunque bien intencionado puede ser capaz de cambiar el clima social en que trabajamos. Debemos hacer mucho más. Debemos lograr un cambio total en nuestras conciencias. Aquí es donde interviene la actitud de los chinos a que me referí al comienzo. Aquí es donde la idea de servir al pueblo adquiere un sentido, un preciso y concreto sentido. Todos sabemos que en China lo que dice el trabajador y las críticas del campesino ayudan al investigador a hallar caminos útiles dentro de una atmósfera de respetuosa igualdad. Nuestras propias motivaciones deben pro-venir también de la preocupación por y el respeto hacia todos los seres humanos; debemos aban-donar y además combatir la ideología del social-darwinismo, debemos combatir su ética de agresión y competencia que es la razón última de la explotación del Tercer Mundo.

Para establecer lo más posible lo que significa el compromiso de poner la Ciencia al servicio del pueblo, consideraré un ejemplo en el campo de las ciencias médicas.

Comparemos al c ientíf ico decorativo que ha producido nuestro mundo blanco cristiano, como el Doctor Barnard, de Sud Africa, transplantador de cora-zones, con los médicos que el Tercer Mundo recordará, aunque sean anónimos. El Doctor Barnard hace creer a la gente que la ciencia es buena porque él puede realizar teatralizaciones individuales (que finalizan de todos modos con la muerte del paciente) en tanto que el Tercer Mundo necesita médicos que vayan a los pueblos para enseñar a enfrentar los problemas cotidianos de la salud, a crear servicios sanitarios adecuados; médicos que recorran miles de kilómetros no en giras de con-ferencias sino en campañas de inmunización en gran escala. Y

esto no necesita ninguna exhi-bición como la que se organizó en el estadio de Rio de Janeiro para el Dr. Barnard en tanto la mayor parte de los asistentes sufrían de parásitos intestinales.

No piensen que como físicos, ustedes pueden hallar excusas para no servir al pueblo, —más aún, a los pueblos del Tercer Mundo—, objetando que está demasiado lejos porque el Tercer Mundo no está más lejos que la villa miseria que probablemente rodea su universidad. En algunas universidades urbanas algunos científicos han comenzado con programas orientados hacia la comunidad, para ofrecer a la gente las herramientas • técnicas que ponen en sus manos un cierto poder.

Pero tales programas no surgen del vacio o de una repentina fiebre de buena voluntad. Ellos dependen del conocimiento que se tenga de las fuerzas políticas y sociales que crearon el ghetto, y que lo man-tienen. Porque, finalmente, uste-des serán capaces de contestar qué es lo que se debe hacer, sólo cuando h a y a n r e c o n o c i d o honestamente que no hay

neutralidad en las acciones humanas y que, por lo tanto, todos debemos enfrentar nuestra propia responsabilidad intelectual.-*.

1. 9 Walden Street, Jamaica Plain, Mass 02130, USA.

2. Murray Gell-Mann, profesor de f í s ica del Cal i fornia Ins t i tu te of Technology, obtuvo el premio Nobel por sus teorías sobre part ículas elementales.

3. El profesor Goldberger, Chair-man del departamento de física de la Universidad de Princeton, después de dirigir la División Jason del Institute lor üefense Analysis (IDA), pasó a de-dicarse a los problemas ecológicos, luchando, entre otras cosas, contra un proyecto de aeropuerto en Florida cuya existencia amenazaría a la fauna de los pantanos.

4. Físico pakistano que dirige un instituto de investigación de física teórica en Trieste, Italia.

5. President's Science Adrisory Council (PSAC), consejo científico del Presidente de los Estados Unidos, creado por J.F. Kennedy y abolido por Nixon, en el cual participaron con los más importantes "c i en t í f i cos del Pentágono".

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Y

CONTRAMEDICINA Continuando la publicación de materiales

que estimulen la discusión acorta de la prác-t i t a ; v , l a «'"señaliza do la medicina. ( I I \ ( I \ M UVA «IVoco 011 osto número un reportaje al doctor Carlos Eduardo (Hannaiitoiiio, del Hospital do Niños do Buenos Aires, v un ar-tículo profusa ni cuto documentado sobro migración do módicos a los Estados l uidos. I <»s artículos publicados hasta ahora sobro

osto problema, junto con otros, referentes en su mayoría a problemas nacionales de asis-tencia módica , sanidad o inves t igac ión biomódica, aparecerán próximamente en un libro .del editorial CIENCIA NUEVA, CON-TRAMEDICINA, Elementos pa ra un pron-tuario de la medicina actual .

Daniel J. Goldstein

La migración de médicos hacia Estados Unidos

Thomas D. Dublin

El total disponible de médicos en los Estados Unidos incluye actualmente a más de 63.000 profesionales graduados en el extranjero. Estos constituyen la quinta parte de los médicos en ejercicio, cerca de un tercio de los internos y residentes en hospitales y una proporción similar de los recién egresados.

En los últimos diez años el numero de médicos graduados en el exterior que ingresaron al país creció a un ritmo más rápido que la cifra correspondiente a la producción local de estos profesionales. Las naciones subdesarrol ladas , par-t icularmente aquel las del Ex t remo

Oriente, se han convertido en las prin-cipales fuentes de abastecimiento de ese personal. Por otra parte, muchos médicos que visitan los Estados Unidos como becarios de los programas de intercam-bio, suelen quedarse definitivamente en el país.

La formación educac ional bás ica impartida en algunos países no es equi-valente a la que brindan las escuelas norteamericanas y el perfeccionamiento ofrecido en los Estados Unidos a los médicos extranjeros tampoco es apropia-do para sus necesidades.

El déficit y la mala distribución de recursos humanos capacitados en el área de sanidad, constituyen serios problemas en los países subdesarrollados. Pese a los es-fuerzos concertados por varios de esos países para crear y ampliar recursos educativos, existen pocas esperanzas de que la abrumadora necesidad de médicos y de personal imprescindible para la sanidad sea cubierta en un lapso previsible. En las naciones más desarrolladas la disponibilidad de profesionales de la salud y cuadros auxiliares tampoco es suficiente para satisfacer la demanda de atención médica. Poblaciones en aumento, crecientes expectativas públicas, adelantos en la ciencia médica que amplían la idoneidad del equipo de salud y mejor status económico y social, constituyen los problemas básicos inherentes al largo, costoso y relativamente rígido proceso de la formación profesional.

Algunas naciones desarrolladas están importando un número cada vez mayor de médicos y enfer-meras extranjeros para cubrir sus necesidades internas. Tal práctica suscitó la preocupación de sec-tores profesionales y líderes políticos, lo que a su vez contri-buyó a impulsar programas nac iona l e s para a m p l i a r y acelerar los planes de enseñanza de la medicina y disciplinas conexas. Sin embargo, una vez li-beradas las trabas para la migración masiva de médicos, particularmente la que se da desde los países menos desarrollados hacia los más desarrollados, pue-de transcurrir largo tiempo antes de que este flujo pueda ser deteni-do o revertido. En la actualidad migran anualmente más de 100.000 médicos, y las fuerzas operantes en este fenómeno no se limitan a los "factores de atracción" ofrecidos por los países recep-tores. Cabe también su cuota de responsabilidad a las naciones en las que se origina la migración y en donde los "factores de ex-pulsión" motivan en mayor medi-da al médico para la búsqueda de oportunidades profesionales fuera de su país.

Lamentablemente, los datos relativos a la migración de médicos de uno a otro país son incompletos o imposibles de ob-tener. Se necesita con urgencia, sobre todo en los países donantes, una metódica recopilación de da-tos adicionales sobre esterna.

Recursos humanos para la salud en los Estados Unidos

Más de cuatro millones de personas, alrededor del 6 por ciento del total de la fuerza de trabajo civil, están empleadas en la prestación de servicios sani-tarios en los Estados Unidos. Desde 1960, esta cifra aumentó en un 50 por ciento, lo que revela un índice de crecimiento del empleo tres veces superior al registrado como promedio por la economía en su conjunto. Estudios recientes d i s t i n g u e n c e r c a d e 200 ocupaciones en el campo de la salud, aunque es el médico que ha completado su preparación quién justifica una consideración es-pecial a causa de la mayor in-versión exigida para formarlo y de la especial posición que tiene dentro de nuestro sistema de salubridad.

Disponibilidad de médicos

Según la American Medical Association (AMA) —Asociación Médica Norteamericana— habla hasta el 31 de diciembre de 1970, en los Estados Unidos, 334.000 doc-tores en medicina. Si a esta cifra se le restan los médicos retirados y se le suman los osteópatas en ejercicio, el número de estos pro-fesionales actualmente en dis-ponibilidad llegaría a 323.000, o sea 15,4 médicos por cada 10.000 habi-tantes, lo que indicaría un apreciable incremento sobre la proporción de 14,1 en 1950. Este aumento no se habría registrado si el p a í s h u b i e r a c o n t a d o únicamente con la producción de sus propias escuelas. La contra-tación de profesionales extran-jeros ha sido decisiva para mantener, en los Estados Unidos, una proporción entre el número de médicos y el de habitantes mucho mejor que la que se registra en otros países.

Médicos graduados en el extranjero (MGE)

En 1959 había 20.575 MGE en los Estados Unidos, cifra igual al 8,5 por ciento de los 241.036 profe-sionales que integran el total de la población médica disponible. En diciembre de 1970, fecha del más reciente censo de la AMA, fueron registrados 63.391 graduados en escuelas de medicina extranjeras.

(2) Por lo tanto, la proporción de MGE se ha elevado hasta c a s i uno por cada cinco de los 334028 doctores en medicina registrados En el intervalo de 11 años y medio entre las dos fechas c i tadas la población total de médicos creció en un 39 por ciento y el número de profesionales que se graduaron en los Estados Unidos se vio m á s que triplicado. En el trienio 1968-1970 la proporción de médicos recién egresados comprendidos en la clasificación MGE se elevó a más del 29 por ciento del total de pro-fes iona les d i s p o n i b l e s . Otro documento de la AMA indica que "en 1970, el incremento neto de la población médica fue de 9.102 profesionales; un tercio de éstos, o sean 3.016, fueron MGE recién egresados." (En total 3.208 si se suman los médicos canadienses en la misma situación.)

Otra indicación con respecto al papel que juegan actualmente los MGE en el sistema de salud pública de los Estados Unidos puede obtenerse analizando las normas seguidas para integrar el cuerpo médico en los hospitales norteamericanos. En septiembre de 1970 lo s 1 9 . 6 1 3 M G E representaban un tercio del total de 58.594 médicos internos, resi-dentes y con otros cargos en hospi ta les n o r t e a m e r i c a n o s autorizados para poseer e sas ca-tegor ías : un 29 p o r c i e n t o correspondía a los internos, el 33 por ciento a los residentes y el 43 por ciento a los demás cargos.

En toda mención del ñu jo de MGE hacia los Estados Unidos deben considerarse t r e s ca-tegorías por separado: ciudadanos norteamericanos formados e n el exterior, médicos inmigrantes y m é d i c o s b e c a r i o s d e l o s programas de intercambio que arriban al país para realizar es-tudios de perfeccionamiento.

Ciudadanos norteamericanos que estudian en el exterior

La primera categoría e s un subproducto de por lo menos dos intereses contrapuestos: el gran número de estudi-antes nor-teamericanos que desean cursar

(2) Los 6.174 graduados de escuelas c a n a d i e n s e s de medicina están incluidos en el to ta l d e los MGE, aunque en las estadísticas de la AMA se c o n s i d e r a a los graduados norteamericanos y c a n a d i e n s e s juntos.

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medicina y la política seguida por las escuelas de medicina de los Estados Unidos que tienden a limitar el ingreso de estudiantes para garantizarles una for-mación de alta calidad. En el año académico 1970-1971 fueron aceptadas 11.500 solicitudes de ingreso, sobre las 24.987 presenta-das, es decir, el 46 por ciento del total. Durante el período com-prendido entre 1960 y 1970, el número de aspirantes aumentó en un 70 por ciento y la inscripción en el primer año de la carrera en sólo un 24 por ciento. La proporción de candidatos frustrados pasó de aproximadamente un 40 por ciento al actual 54 por ciento.

Desde hace muchos años los ciudadanos norteamericanos han buscado la posibilidad de cursar-estudios de medicina en el ex-terior, debido tanto a la i n s u f i c i e n t e c a p a c i d a d de absorción de las escuelas locales como a las competitivas exigen-cias en los concursos para la ma-triculación en esos centros de enseñanza superior. El número de estudiantes norteamericanos de medicina en el extranjero ha sido estimado entre 2.800 y 3.000, 500 de los cuales inician anualmente la carrera fuera del país. Sin em-bargo, estas cifras no son impor-tantes si se las compara con el to-tal de 40.000 alumnos que estudian medicina en los Estados Unidos. Sólo una cuarta parte, aproxima-damente, de quienes realizan sus estudios en el extranjero completa los 5 ó 6 años de formación pro-fesional. A su regreso al país, muchos de estos estudiantes norteamericanos obtienen pobres resultados en los exámenes de calificación, entre los que se in-cluyen la prueba especial esta-blecida por el Educational Council for Foreign Medical Graduates (ECFMG) —Consejo Educacional para Médicos Graduados en el Extranjero— para todos los MGE que aspiran a obtener un nom-bramiento como médicos internos o residentes en hospitales aproba-dos y los exámenes para la obten-ción de la licencia, cuyos re-querimientos varían en los distin-tos estados. Estos antecedentes reflejan tanto la disparidad entre l a s n o r m a s y p r á c t i c a s educacionales, como las diferen-cias en los planes de estudio y prioridades que en materia de enseñanza otorgan las distintas escuelas extranjeras de medicina que aceptan grandes cantidades

de ciudadanos norteamericanos. La mayoría de los nor-

teamericanos que estudian me-dicina en el extranjero están concentrados actualmente en Italia, España y México. En otros países que sólo admiten el ingreso de estudiantes provenientes de naciones que no cuentan con sus propias escuelas de medicina, el número de norteamericanos es muy reducido.

La relación entre el número de médicos y de habitantes en muchos países europeos es inferior a la registrada en Estados Unidos. La proporción actual en este país, como ya se dijo, es de 15,4 médicos por cada 10 mil habitantes. Las cifras correspondientes a países de Europa son: Irlanda, 10,5; Suecia, 11,0; Gran Bretaña, 11,5; Francia, 12,1; España, 12,6; Bélgica, 13,0; Alemania Federal, 15,7 e Italia, 16,0. La cifra en México, es de 4,0 por cada 10 mil habitantes.

Diversos factores podrían re-ducir el número de ciudadanos estadounidenses que se gradúan como médicos en el extranjero: las admisiones en escuelas de medicina en Estados Unidos han aumentado, en los últimos cinco años, en un 25 por ciento, previén-dose incrementos aún más impor-tantes para el próximo quinquenio. Además, patrocinado por la Asociation of American Medical Colleges (AAMC) —Asociación de C o l e g i o s M é d i c o s N o r -teamericanos— se ha instituido recientemente un programa — Coordinated Transfer Aplication System (COTRANS), Sistema Coordinado de Solicitudes de Transferencia— en el cual han aceptado participar más de 46 escuelas de medicina locales.

Esto ha facilitado la transferen-cia de un número considerable de norteamericanos que estudian me-dicina en el exterior (121 en el período 1970-71) a cursos avanza-dos de las escuelas estadouni-denses.

Médicos Inmigrantes

Casi 29.000 médicos ingresaron a los Estados Unidos como in-migrantes durante el período comprendido entre 1962 y 1971. En este último año, la cifra de médicos admitidos en el país (que venía creciendo sostenidamente) registró un notorio incremento. (Tabla 1)

Durante esa década, diversos

cambios en la política y leyes inmigratorias contribuyeron también a alterar el cuadro de nacionalidades representadas en este flujo de médicos. Por ejem-plo, en 1955, un decreto puso fin al sistema de cuotas por nacionali-dad vigente desde hacía muchos años y dio prioridad al ingreso de inmigrantes con especialidades t é c n i c a s y p r o f e s i o n a l e s insuficientemente cubiertas en los Estados Unidos, incluidos los médicos. Por otra parte, la alarma creada en algunos países por la "Fuga de cerebros" o "fuga" de técnicos" de sus propias reservas de r e c u r s o s h u m a n o s con preparación científica, especial-mente médicos, ha motivado la adopción de políticas destinadas a contrarrestar el éxodo.

En consecuencia, tal como lo muestra la Tabla 2, el número de médicos emigrados de países de la Europa Occidental ha per-manecido casi estacionario, pero su participación en el total ha declinado. En 1965, los países del hemisferio occidental proveyeron más del 60 por ciento del total; en 1970 esta cifra había disminuido a solo el 18 por ciento del total. Por el contrario, la inmigración pro-veniente de Asia se septuplicó

TABLA 1

Médicos admitidos en los Estados Unidos como inmigrantes durante el período comprendido entre 1962 y 1971.

Año Médicos *fiscal inmigrantes

1962 1.797 1963 2.093 1964 2.249 1965 2.012 1966 2.552 1967 3.326 1968 3.128 1969 2.756 1970 3.158 1971 5.756

Total 28.827

Promedio:

1962-66 2.141 1967-71 3.625

Fuente: Servicio de Inmigración y Naturalización, Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

*Los datos corresponden a períodos de 12 meses que terminan el 30 de junio.

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durante este período de 5 años y actualmente comprende más de la mitad del total. El aumento de la inmigración originada en el Extremo Oriente es particular-mente notable ya que presenta una cifra que aumentó 11 veces en los cinco últimos años. (Tabla 2)

Muchos médicos filipinos y un número menor de profesionales hindúes, coreanos e iranios, abandonan sus países a pesar de la obvia necesidad de sus servicios en ellos. Los más recientes datos sobre el número "de médicos para cada 10.000 habitantes arrojan índices de 7,5 para Filipinas, 3,7 para Corea, 2,6 para Irán y 2,0 para la India.

La mayoría de los médicos que llegan a los Estados Unidos en-

frentan serios desajustes cul-turales y lingüísticos y traen c o n s i g o u n a f o r m a c i ó n educacional considerablemente distinta, a menudo técnicamente inferior a la que se obtiene en las e s c u e l a s de medicina nor-teamericanas. Estos problemas están siendo intensivamente es-tudiados por la Commission on Fore ign Medical Graduates (Comisión para los Médicos Gra-duados en el Extranjero) recientemente establecida.

Médicos becados en los Estados Unidos por programas de intercam-bio.

La tercera categoría, la de los

TABLA 2

Médicos admitidos en los Estados Unidos como inmigrantes, según la región de última residencia permanente, durante los años fiscales 1965 y 1970.

Región de la última Año fiscal Año fiscal residencia permanente 1965 1970

N° % N° % Todos los paises 2.012 100,0 3.158 100,0 Europa 568 28,2 644 20,4 Europa occidental 531 26,4 546 17,3 Europa oriental 37 1,8 98 3,1 Norte y Centroamérica 848 ' 42,2 411 13,0 Sudamérica 348 17,3 161 5,1 Asia 205 10,2 1.728 54,7 Medio Oriente 81 4,0 231 7,3 Extremo Oriente 124 6,2 1.497 47,4 Todas las regiones restantes 43 2,1 214 6,8 Africa 31 1,5 188 6,0 Otras 12 0,6 26 0,8

Fuente: Servicio de Inmigración y Naturalización del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

TABLA 3

Principales países de origen de los médicos inmigrantes y becados de in-tercambio ingresados a los Estados Unidos durante los años fiscales 1968-1970

Médicos inmigrantes Médicos becados de

intercambio

Todos los países Filipinas Canadá Reino Unido India Corea Irán Cuba República Arabe Unida Alemania Colombia Naciones restantes . . . .

9.402 Todos los países . . . . 15.269 2.261 India . . . . 2.261

790 Filipinas . . . . 1.286 517 Canadá . . . . 1.077 466 Japón 891 419 Reino Unido 702 331 México 660 321 Alemania 658 268 Irán 581 212 Corea 540 199 Pakistán . . . . 472

3.258 Naciones restantes . . . . 6.041

Fuente: Servicio de Inmigración y Naturalización del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

médicos becados por programas de intercambio con otros países también creció en forma sustan-cial en los años recientes. Entre 1962 y 1971 ingresaron a los Esta-dos Unidos 48.812 de estos médicos, habiéndose registrado en 1968 la cifra máxima de 5.701 becarios. La Tabla 3 señala a los 10 países que más médicos han enviado a los Estados Unidos en cumplimiento de programas bila-terales de intercambio, durante el período trienal 1968-1970 e incluye a la vez una lista de las nacionali-dades correspondientes a los médicos inmigrantes.

La Tabla 4 muestra las cifras globales y los países de origen de los MGE establecidos en los Esta-dos Unidos, según los resultados del censo de la AMA válido hasta el 31 de diciembre de 1970.

Los médicos becarios, ostensi-blemente, vienen a los Estados Unidos, para recibir adies-tramiento profesional y con el declarado propósito de regresar a su país de origen para ejercer allí. No obstante, la escasez de médicos capacitados para cubrir las resi-dencias e internados hospitalarios en los Estados Unidos, indujo la aparición de mecanismos dedica-

TABLA 4

Países donde finalizaron sus es tudios los médicos extranjeros resi-dentes en los Estados Unidos (hasta el 31 de diciembre de 1970)

País Número de graduados

Todos los paises 63.391 1. Filipinas 7.261 2. Canadá 6.174 3. Alemania 4.194 4. India 3.922 5. Italia 3.173 6. Cuba 2.724 7. Reino Unido 2.605 8. Suiza 2.495 9. Corea 2.082

10. España 1.753 11. México 1.746 12. Austria 1.688 13. Irán 1.612 14. China y Taiwan 1.558 15. Argentina 1.231 16. Tailandia 1.083 Naciones restantes 18.090

Fuente: Médicos graduados en el extranjero residentes en los Estados Unidos, 1970 (tablas 3 y 10), elabora-das por Center for Health Services Research and Development, AMA, Chicago, 1971.

AMA,

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dos a mantener a estos "visitan-tes" por más tiempo del que ellos o las autoridades del servicio de Inmigración y Naturalización tenían previsto. Cambios efectua-dos en la legislación inmigratoria en 1970, han realzado aún más este " fac tor de atracción". Los médicos becados pueden cambiar sus visas de visitantes por la resi-dencia permanente, únicamente si su visita al país estuviera pa-trocinada por el gobierno de los Estados Unidos, o por el propio (y la mayoría no lo está) o cuando el Departamento de Estado deter-mina que sus servicios son necesarios en Estados Unidos Años atrás debían salir del país al término de su período de perfec-cionamiento y esperar al menos dos años fuera de los Estados Unidos para tener la opción de regresar. (Tabla 4)

Se pueden plantear serios in-terrogantes con respecto a la pertinencia del adiestramiento que reciben los médicos becarios en los hospitales de Estados Uni-dos. Parece darse mayor impor-tancia, tanto en las especialidades médicas como en las quirúrgicas, a la práctica de la profesión en el m a r c o h o s p i t a l a r i o . La preparación de la casi totalidad de los médicos internos y residentes en hospitales de Estados Unidos es más compatible con la práctica institucionalizada de la medicina posible y necesaria en un marco decididamente más rural que es el

característico de sus países de origen.

Aunque no se dispone de datos, puede suponerse que la mayoría de los médicos inmigrantes per-manece en Estados Unidos. Si esto fuera exacto, implicaría que otros países han suministrado casi 29.000 graduados en medicina a los Estados Unidos durante el período 1962-1971 (Tabla 5, columna 1). Durante ese mismo lapso, casi 47.000 médicos recibieron visas como becarios de intercambio para "estudiar" en los Estados Unidos y atender pacientes en calidad de internos o residentes hospitalarios (Tabla 5, columna 2). Un importante aunque des-conocido número de los médicos sumados en la columna 2 —Tabla 5— han pasado probablemente a integrar la columna 1 de la misma tabla en años posteriores.

No es posible, en la actualidad, determinar cuantos becarios de intercambio abandonan los Esta-dos Unidos al finalizar su período de perfeccionamiento para per-manecer en el extranjero los dos años prescriptos por la Ley y po-der gestionar luego su reingreso a este país como médicos in-migrantes. Una pequeña cifra (estimada inferior al 10 por ciento del total) logra obtener la exención de este requerimiento inmigra-torio y permanece legalmente en el país. Las últimas modi-ficaciones a la Ley de Inmigración harán que sea aún más difícil

distinguir en el momento de entrar al país, un médico visitante de otro inmigrante.

Teniendo presente las limi-taciones expuestas, la columna 3 de la Tabla 5 indica el número de médicos extranjeros en cada uno de los 10 años fiscales para los cuales existen registros estadís-ticos. Durante este periodo in-gresaron al país nueve MGE por cada diez graduados en escuelas de Estados Unidos. A pesar de que la producción norteamericana de médicos se ha elevado en un 25 por ciento, la contratación de MGE en el país aumentó en un 83 por ciento durante la época considerada. Se prové, además, un índice de crecimiento aún mayor de la pro-ducción interna de médicos. No se s a b e c o n e x a c t i t u d s i paralelamente se manifestará una tendencia similar en la contra-tación de profesionales extran-jeros.

Características de los MGE en los Estados Unidos

Desde 1958 se exige a todos los graduados en escuelas de me-dicina extranjeras superar los 75 puntos en el examen establecido por el ECFMG para obtener un cargo como residente o interno en un hospital con programa de tra-bajo aprobado por la AMA. En este examen se exigen conocimientos básicos de medicina y de inglés,

TABLA 5

Médicos inmigrantes y becados de intercambio ingresados a los EE.UU. y graduados de escuelas norteamericanas, 1962-1971.

Columna 2. Año Columna I. Médicos di Fiscal* Inmigrantes tercambio 1962 1.797 3.970 1963 2.093 4.637 1964 2.249 4.518 1965 2.012 4.160 1966 2.552 4.370 1967 3.326 . 5.204 1968 3.128 5.701 1969 2.756 4.460 1970 3.158 5.008 1971 5.756 4.784 Total de la década 28^827 46.812

Columna 4. Columna 5. Columna 3. Graduados en Relación en-Totales las de EE.UU.* tre Col. 3 y 4.

5.767 .7.530 0,77 6.730 7.626 0,88 6.767 7.690 0,88 6.172 7.808 0,79 6.922 7.934 0,87 8.530 8.148 1,05 8.829 8.400 1,05 7.216 8.486 0,85 8.166 8.799 0,93

10.540 9.449 1,12 75.639 81.870 0,92

•Los datos corresponden a períodos de 12 meses que terminan el 30 de junio. '"•Incluye a los graduados como Doctor en Medicina y Doctor en Osteopatía.

Fuentes: Servicio de Inmigración y Naturalización del Departamento de Jus-ticia, y Bureau of Health Manpower Education, National Institutes of health U.S. Department of Health, Education y Wélfare.

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equivalentes a los que deben poseer los graduados en las es-cuelas de los Estados Unidos. En la actualidad, todos los tribunales estatales que otorgan licencias de práctica a los médicos, con ex-cepción de ocho, exigen a los aspirantes uno o dos años de práctica hospitalaria antes de someterlos al examen para ob-tener dicha certificación, prueba ésta que, por otra parte, se consi-dera requisito casi indispensable para la obtención final de la licencia.

Un número apenas superior al 66 por ciento de los examinados por el ECFMG obtienen finalmente un certificado, pero en cada uno de los exámenes sólo el 35 ó 40 por c i e n t o t i e n e é x i t o . P o r consiguiente, cada candidato repite el examen varias veces. Lo normal es que el 45 por ciento de los aspirantes se haya presentado a la prueba, y fracasado, una o más veces. Inicialmente se pensó que todos los candidatos serían sometidos al examen del ECFMG antes de llegar a los Estados Uni-dos. En 1970, sin embargo, casi el 25 por ciento del total de 29.950 candidatos fue examinado en los Estados Unidos. Aquellos que se presentaron al examen en este país obtuvieron un porcentaje de éxitos considerablemente menor que los examinados antes de llegar a los Estados Unidos (24,4 por

ciento contra 44,8 por ciento, respectivamente).

Incluso luego de haber pasado los exámenes del ECFMG y de ha-ber llevado a cabo la residencia o el internado requeridos, los MGE no superan fácilmente la prueba para obtener su licencia. A lo largo de un período de 35 años, el promedio de fracasos fue de un 39,4 por ciento. El índice de éxitos varía según los estados en que se efectúa la prueba. Un número re-ducido de estados rechazaba hasta hace unos pocos años los certi-ficados de escuelas de medicina extranjeras para tramitar la licencia profesional de los MGE, pero actualmente la situación ha cambiado.

¿Qué sucede con los MGE cuando fracasan tanto en los exámenes del ECFMG como en aquellos para obtener la licencia? Entre 1961 y 1970 recibieron la licencia 18.521 MGE y no menos de 24.754 médicos entraron al país c o m o i n m i g r a n t e s . E n consecuencia, 6.233 de esos in-migrados (el 25 por ciento) no están habilitados para ejercer legalmente su profesión en este país. Algunos de ellos vuelven a su lugar de origen. Otros son contra-tados particularmente por insti-t u c i o n e s e s t a t a l e s nor -teamericanas como médicos no l i c e n c i a d o s que t r a b a j a n , p r e s u m i b l e m e n t e , ba jo la supervis ión de profes ionales

capacitados. Otros más se am-plean como auxiliares médicos, "trainees" o técnicos en organis-mos de salud pública. La magnitud y composición de este sector no ha sido suficientemente estudiada.

Los MGE no se asimilan real-mente al sistema norteamericano de atención médica, ni siquiera durante el período de su adies-tramiento en que trabajan como residentes o internos. Gran parte de los MGE tiende a concentrarse en hospitales no afiliados a los programas educativos, en lugar de ingresar a aquellos que están expresamente vinculados con las escuelas de medicina y que cuentan con residencias e inter-nados aprobados.

En 1970, el 60 por ciento de los internados y el 65 por ciento de las residencias realizadas por los MGE se cumplieron en hospitales no adscriptos al sistema de ense-ñanza, mientras que en los hospi-tales integrados a los programas educacionales se efectuó el 20 por ciento de los internados y el 29 por ciento de las residencias. (Tablas 6 y 7).En un estado (New Jersey) los MGE representan el 84 por ciento del total de internos, y el 78 por ciento de todos los residentes. La calidad de la preparación que reciben los MGE en los hospitales norteamericanos ha sido materia de recientes estudios.

TABLA 6

Médicos graduados en el extranjero que cumplen internados aprobados en los EE.UU. según el tipo de hospital, 1970.

Tipo de Hosp.

N° de N° de Hosp. Progr. aprobados

Total de plazas ofre-

cidas

Plazas cubiertas MGE con

Afiliados: N° % N° % Mixtos

500 camas 300-499 camas 200-299 camas

90 211 208 58

240 1.009

834 137 124

1.725 5.694 3.153

598 668

1.380 4.606 2.232

80 81 71

108 796 696

8 17 31

200 camas 55

240 1.009

834 137 124

1.725 5.694 3.153

598 668

453 559

76 84

179 57

40 10

Totales 622 2.344 11.838 9.230 78 1.836 20 No afiliados Mixtos

500 camas 300-499 camas 200-299 camas

10 48

122 74

26 230 376 145 30

193 980

1.477 717 149

140 693 940

73 71 64

90 310 663

64 45 71

200 camas 20

26 230 376 145 30

193 980

1.477 717 149

455 94

63 63

379 61

83 65

Totales 274 807 3.516 2.322 66 1.503 65 Totales Grales. 896

Fuente: Directory of Approved Chicago 1971.

3.151 Internships y Residencies,

15.354 1971-1972, AMA,

11.552 75 3.339 29

29

Son varias las características en las que difieren los MGE de los médicos que estudiaron en Esta-dos Unidos. Considerados en su conjunto los primeros son más jóvenes que los segundos, contan-do con menos de 40 años más del 50 por ciento de los MGE y apenas el 37 por ciento de los que estudiaron en los Estados Unidos. Casi la cuarta parte del total de médicos menores de cuarenta años estudió en el extranjero. Las mujeres representaban el 15 por ciento de los MGE y el 6 por ciento de los médicos locales.

El 48 por ciento de los MGE tra-baja en hospitales: el 29 por ciento realiza internados y el 19 por ciento residencias; un 19 por ciento más figura en planteles hospitalarios como médicos con dedicación exclusiva. En cuanto a los médicos preparados en el país, el 13 por ciento corresponde a los internos y el 9 por ciento a los residentes.

Una elevada concentración —el 71 por ciento— de MGE se en-cuentra en los estados centrales del sureste y de la costa media y sur del atlántico. El mayor grupo se localiza en el estado de Nueva York, donde reside el 28 por ciento

de todos los MGE y donde 2 de ca-da 5 médicos se han graduado fuera del país.

Los MGE prefieren establecerse en los centros urbanos y me-tropolitanos, tendencia ésta que comparten en cierto modo los médicos formados en el país, de los cuales sólo el 18 por ciento ejerce su profesión en comunida-des con menos de 50.000 habitan-tes. Los MGE, no obstante, son aún más reacios a instalarse en esas localidades, en las cuales, por otra parte, no se satisface la demanda de atención médica. Apenas el 11 por ciento de los MGE residen en ese tipo de localidades menos po-bladas.

Discusión

Lo anteriormente expuesto intentó ilustrar algunas facetas de un problema internacional persistente y muy complejo que se manifiesta actualmente en la migración anual de unos 100.000 médicos costosamente prepara-dos. A pesar del compromiso que asumieron muchas de las naciones más favorecidas por la migración, en el sentido de que compartirían sus conocimientos y recursos

tecnológicos con los países que aún no han alcanzado su independen-cia económica, el flujo médico se produce en forma predominante desde los países subdesarrollados hacia las naciones más ricas. Esta es ayuda extranjera al revés.

En los Estados Unidos, los MGE comprenden actualmente el 20 por ciento del total de médicos dis-ponibles. Uno de cada tres nuevos profesionales se graduó en es-cuelas de medicina del extranjero. La misma proporción se registra en la distribución de residencias e internados de los hospitales con programas de enseñanza aproba-dos. Un número apreciable, aunque desconocido, de MGE llegados al país particularmente en los últimos años, al no poder aprobar sus exámenes califica-torios, tampoco pueden realizar internados o residencias serios ni pueden dedicarse a la práctica médica privada.

El problema de la "fuga de cerebros" no se limita a la época contemporánea. En su corta historia, la Colonia de la Bahía de Massachussets —lugar de asen-tamiento de los ingleses durante la primera época de la colonia-experimentó la pérdida de 11 de los primeros 20 graduados en Har-

TABLA 7

Médicos graduados en el extranjero que cumplen residencias aprobadas en los EE.UU. según el tipo de hospital, 1970.

N° de Total de

Tipo N° de N° de plazas ofre- Plazas MGE con de Hosp. Hosp. Progr. aprobados cidas cubiertas plaza

N° % N° % Afiliados: Mixtos 152 924 14.603 13.289 91 3.017 23 500 camas 273 1.450 15.137 13.209 87 4.127 31 300-499 camas 254 835 5.812 4.583 79 1.893 41 200-299 camas 87 170 1.145 922 81 351 38 200.camas 161 200 2.114 1.815 86 363 20

Totales 927 3.579 38.811 33.818 87 9.751 29

No Afiliados: Mixtos 36 58 920 798 87 539 68 500 camas 129 334 2.879 2.206 77 1.155 52 300-499 camas 154 321 1.814 1.268 70 884 70 200-299 camas 117 164 943 712 76 910 58 200 camas 154 120 638 418 66 204 49

Totales 590 997 7.194 5.402 75 3.192 59

Totales grales. 1.517 4.576 46.005 39.220 85 12.943 33 Fuentes: Directory of Approved tntemships y Residencies, 1971-1972. AMA.

Chicago 1971.

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vard, los cuales emigraron a Inglaterra definitivamente. Una versión moderna de esta historia se registró en la flamante escuela de medicina de Chiengmai, Tailandia, donde prácticamente toda la primera promoción de médicos contrató un vuelo charter y se fue a los Estados Unidos y Filipinas, donde hay un total de 28.000 médicos, la mitad de los cuales ejerce en Manila, y en otros centros urbanos y el resto se divide por partes iguales, entre aquellos radicados en los Estados Unidos y los que ya no practican la me-dicina.

Estados Unidos es un país deudor en lo que se refiere a su disponibilidad actual de médicos y no le habría sido posible mantener su favorable relación médico/ha-bitante si el total de los médicos arribados en los últimos años al país en calidad de inmigrantes o becarios no se hubiera sumado a la producción local. Pese a existir un programa nacional para in-crementar la inscripción en las escuelas existentes, crear nuevos centros de enseñanza de la me-dicina y apresurar el ritmo en la graduación de médicos, es proba-ble, sin embargo, que se mantenga el déficit nacional de estos pro-f e s i o n a l e s . Las c r e c i e n t e s demandas de más amplios ser-vicios médicos y las cada vez mayores inversiones efectuadas en el área de salubridad, que fuera calificada por el presidente Nixon como "área de crisis nacional", actúan como fuertes "factores de atracción" sobre médicos forma-dos en el exterior, particularmente en el sudeste asiático donde, no obstante, la necesidad de médicos es por cierto tan crítica como la de este país.

Por otra parte, el intento de atribuir equivalencia a los es-tudios de medicina realizados en cualquier parte del mundo con aquellos de los Estados Unidos, constituye una amenaza para el mantenimiento de los altos standards vigentes en este pats para la práctica médica. Es en-comiable, por lo tanto, el propósito de establecer un sistema efectivo para supervisar la calidad de la enseñanza médica a nivel inter-nacional. Por esta y otras razones se estableció, en 1957, el Consejo Educativo para Médicos Gradua-dos en el Extranjero (ECFMG). Se esperaba entonces que los exá-

menes elaborados por ese or-ganismo limitarían el número de médicos extranjeros en busca de r e s i d e n c i a s o i n t e r n a d o s reconocidos, al de aquellos que podían demostrar un nivel de conocimiento profesional similar al de los graduados en escuelas de medicina norteamericanas. En el curso de 1970, alrededor de 100.000 candidatos rindieron el examen del ECFMG por lo menos una vez. Raramente aprueban el primer examen más de dos de cada cinco candidatos, aunque finalmente los dos tercios del total adquieren un certificado del mismo organismo. Ningún examen escrito puede, sin embargo, medir el grado de adaptación cultural del MGE a lo que el ciudadano norteamericano medio espera de la relación médico-paciente. Tampoco puede esa prueba determinar la capaci-dad del médico extranjero para utilizar eficazmente los sofistica-dos recursos para la salud con que cuenta una sociedad avanzada, a través de los cuales, no obstante, debe completar su capacitación técnica. Pese a las instrucciones impartidas a las representaciones diplomáticas estadounidenses para que a cada aspirante a perfeccionar sus estudios médicos en Estados Unidos se le exija pasar por el examen del ECFMG como requisito previo a la entrega de la visa correspondiente, uno de cada cuatro candidatos se presenta al examen del ECFMG en los Estados Unidos, en lugar de hacerlo antes de abandonar su país. Desde febrero de 1971, el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, organismo donde se originan estas disposiciones, exige a los médicos interesados en las v isas preferenciales , la presentación del certificado del ECFMG u otra prueba de hallarse en condiciones de ser aceptado en el plantel profesional de un hospi-tal de los Estados Unidos.

Tan sólo últimamente se ha prestado atención en forma sis-temática y organizada a pro-blemas como el impacto causado por la "fuga de cerebros" sobre el total de los recursos humanos para la salud con que cuenta el país donante, o las consecuencias psicológicas y profesionales de la emigración temporaria o per-manente para el médico mismo, o para los miembros de su familia.

En recientes trabajos se aborda el tema de los inventariados

nacionales de recursos y necesi-dades en el área de salubridad y se ofrecen interesantes modelos de estudio susceptibles de ser per-feccionados en algunas naciones subdesarrolladas. Persiste en cambio, la indiferencia hacia los "factores de expulsión" cuyo estudio casi no ha avanzado. Se requieren nueva investigaciones acerca de los factores que im-pulsan a los médicos recién egresados, e incluso a los pro-fesionales de cierta edad, a abandonar sus propios países para dedicarse a ejercer la medicina en naciones cuyo marco cultural es bien distinto del que les era habi-tual y donde las necesidades de atención médica son menos ur-gentes que las existentes en su lugar de origen.

En muchos países se obtiene la ; formación médica a expensas del Estado. En las naciones sub- ; desarrolladas se requiere, por i igual, de inversiones estatales y i privadas. Por lo tanto, incumbe a los gobiernos y a los organismos 1 profesionales de la medicina de i esos países estudiar estos pro- ¡ blemas y elaborar estrategias i realistas que permitan preparar y j retener al personal calificado haciéndole más atractivo el cumplimiento de las necesidades nacionales.

Algunas evidencias sugieren que j el perfeccionamiento del egresado \ en un país extranjero puede i resultar una prueba altamente : frustrante y traumática. También se han estudiado experiencias actualmente en curso en una región de los Estados Unidos para aminorar el choque cultural sufrido por los MGE en su búsqueda de perfeccionamiento j profesional y nuevos títulos uni- j versitarios. Dado el crecido j número de MGE que vienen a los | Estados Unidos (más de 10.500 en j 1971) y la cifra aún mayor de los ,j mismos que aspiran a esa posi- ¡ bilidad, debería prestarse más j atención al modo en que la actual j política norteamericana hacia los i MGE está suscitando en éstos j falsas esperanzas de poder con- j tinuar desarrollando su carrera, ¡ en las mejores condiciones, dentro ¡ del sistema de salud pública j norteamericano.

Hay quienes propugnarían la ¡ reinstauración de las barreras ¡ antes existentes para el ingreso de ]

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los MGE pero, en el caso de los médicos inmigrantes, no es posible prever si la opinión pública nor-teamericana aceptaría la reim-plantación de pol í t i cas dis-criminatorias que favorezcan la inmigración de ciudadanos pro-venientes de determinadas regiones del mundo e impidan el ingreso a los originarios de otras. En consecuencia, se mantendrán seguramente las actuales normas inmigratorias que dan prioridad a los médicos, independientemente de su nacionalidad. Otros exponen sólidos argumentos en contra de la admisión preferencial de médicos cuya capacidad profesional no es equivalente con la exigida a los egresados en escuelas locales y que no son capaces de cumplir con los requisitos establecidos para la obtención de una licencia que les permita ejercer en uno o más esta-dos.

Los médicos becados por programas de intercambio, por su parte, se encuentran en una si-tuación distinta a la de las ca-t e g o r í a s a n t e r i o r e s . L o s programas por los cuales son becados estos profesionales se iniciaron como una forma de ayuda al extranjero, cuyo objetivo era ofrecer oportunidades de perfeccionamiento profesional en los Estados Unidos a los médicos que no cuentan con esta posibili-dad en sus propios paises. Se suponía que, tras un razonable período de adiestramiento clínico, estos médicos regresarían a sus respectivos países para ejercer en ellos la profesión a un nivel de competencia superior al que allí les hubiera sido posible alcanzar. Es incuestionable que algunos médicos cumplieron el objetivo previsto. Sin embargo, se ha demostrado que no todos los MGE llegados al país en el marco de los citados programas desean retor-nar a sus propios países una vez finalizado su perfeccionamiento. Además, muchos de los que vuelven consideran imposible conservar en sus países el estilo de trabajo y la modalidad y es-pecialidades hospitalarias ad-quiridas en los Estados Unidos. No están ya habituados a ejercer en condiciones en las que se carece de los múltiples recursos oficiales a que se acostumbraron y en un medio que requiere principal-mente de atención médica esencial o básica más que de su especiali-zación. En consecuencia, un

número cada vez mayor de los médicos de intercambio trata de extender su estadía en los Estados Unidos o de reingresar posterior-mente al país en calidad de in-migrantes.

Actualmente, los hospitales de Estados Unidos disponen de 61.000 plazas aprobadas para internos o residentes pero sólo 35.000 de éstas son aprovechadas por estudiantes norteamericanos o canadienses. Hay hechos que sugieren que muchos hospitales están contra-tando a los MGE en primer lugar para satisfacer sus propias necesidades de personal médico. La contratación de los médicos becarios por parte de esos hospi-tales obedecería más a las a p r e m i a n t e s neces idades de personal apto para suministrar atención a los pacientes que a la capacidad de esas instituciones para proporcionar al egresado una educación de alto nivel o a la vali-dez misma del entrenamiento hospitalario realizado en los Estados Unidos como preparación para el ejercicio de la medicina en los países subdesarrollados. Si son correctas esas reflexiones, debe plantearse seriamente la cuestión de si los términos bajo los cuales se emplea a gran parte de los MGE son o no compatibles con el

propósito de" la legislación inter-nacional del intercambio educati-vo, que reglamenta la admisión de médicos becados a los Estados Unidos. Se ha sugerido que la educación médica necesita ur-gentemente ser reformada. Es de esperar que el próximo informe de la Commission on Foreign Medical Graduates (CFMG) —Comisión para los Médicos Graduados en el Extranjero— incluya recomen-daciones sobre éste y otros pro-blemas conexos. Es imperativo que los profesores de medicina, profesionales en ejercicio y ad-ministradores hospitalarios, reconozcan e influyan sobre las derivaciones internacionales de esos programas.

Por otra parte, ni a los organis-mos internacionales ni a los go-biernos de los países donantes, principalmente, les conviene adoptar un papel pasivo. Muchos de los temas considerados en este artículo tienen profundas y an-tiguas raices. Los cambios que son necesarios requerirán que tanto la política educativa como la sani-taria sean sometidas a estudio y alteradas en consecuencia. Hay una oportunidad para establecer un nuevo sistema de cooperación internacional para enfrentar el desafío de la migración masiva de médicos de uno a otro país .*

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Los niños del hospital

Gianantonio: Tengo 46 años ; nací en la provincia de Buenos Aires y, por situaciones que me son poco claras, terminé siendo médico hace 19 años. Fue una carrera un poco larga, que en gran medida se cumplió en el hospital, en este Hospital de Niños donde sigo hasta ahora.

CN: ¿Quiénes fueron sus maestros?

—El concepto de maestro es difícil de definir. Pienso que probablemente me he inspirado en muchas personas; pero me cuesta recordarlo. Qui-zás se debe un poco a mi personalidad y en gran mé1

dida a las condiciones peculiares en que me tocó

educarme. Curiosamente, me costaría mucho afirmar que tuve maestros, en medicina por lo menos ; quizás me he capacitado más a través de la lectura de obras de personas que conocí muy bien.

Por ejemplo, recuerdo claramente haber tenido un solo contacto con un profesor de la facultad y eso fue en 4o año; después de estar 4 años en la facultad, recién me encontré con alguien que dialogó conmigo unos minutos.

CN: ¿Quién fue?

—Un profesor de semiología. Desgraciadamen-te tuvimos la oportunidad de encontrarnos muchos

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años después, cuando como funcionario contribuyó a la anulación de un importante proyecto en el que yo estaba comprometido.

CN: ¿Y una vez graduado?

—La alternativa que a mí se me dio fue la de un hospital, un campo virgen, donde personas que me conocían y estimaban toleraron mis rasgos "re-volucionarios", es decir, mi empuje y mis deseos de cambio, y los fueron asumiendo lentamente. Quizá esto me proporcionó un mecanismo autoformativo, inicialmente poco autocrítico. Trabajé en Estados Unidos durante un año y medio, una época impor-tante de mi vida, donde aprendí muchas cosas. Estuve en el servicio del Dr. Waldo Nelson, quien to-davía vive y es autor de un famoso libro de pedia-tría ; esto fue en la Universidad de Temple, en Fila-delfia. Realmente tengo un recuerdo grato de aquella época, sobre todo porque aprendí meto-dología científica —que no poseía— y un idioma que era crucial luego para seguir en contacto con el progreso médico. Fue la única estadía que podría llamarse de entrenamiento que tuve en estos años.

CN: A su regreso a nuestro país, usted instauró en el Hospital de Niños el sistema de residencia. ¿Fue una cosa suya, independiente del resto de la Facultad de Medicina, o usted la instauró acá en combinación con otra gente de la Facultad que quería cambiar la educación médica de post-grado?

—En realidad no fue exactamente a mi regreso, porque cuando yo volví de Estados Unidos tuve la désgracia de no encontrar posibilidades económicas que me permitieran dedicarme a la labor hospi-talaria (como le pasa en general a los muchachos) y perdí un cierto tiempo trabajando en clínicas y sana tar ios.

CN: ¿Cuánto tiempo estuvo así?

—Estuve así aproximadamente un año y medio, mientras seguía concurriendo honorariamente al hospital. La idea de la residencia surgió en grupo, dentro del hospital, entre los que eran mis com-ñeros, algo más jóvenes que yo y con los que muchas veces había hablado de lo que yo había vivido en Estados Unidos. Ellos fueron quienes adoptaron la curiosa costumbre de considerarse alumnos y optaron por realizar una residencia bajo mi conduc-ción, a fin de completar su formación. Poco tiempo después, al año de iniciar la residencia en el hospi-tal, se integró un Comité de Residencias Médicas que luego formó parte de la Asociación Médica Argentina. Sus integrantes habían realizado resi-dencias en el extranjero y deseaban propender a su desarrollo en la Argentina; varios de ellos (no me incluyo), pensaban que ése era el medio más apto para cambiar el destino de la salud pública en nuestro país. Creo que de entrada se cometió el error de querer hacer un trasplante metodológico. Esto fue reparadp en años posteriores. De cualquier modo ése fue el grupo responsable de que se hayan instaraudo las residencias. En cuanto a vinculación con la Universidad, no la he tenido ni la tengo.

CN: Usted tuvo una experiencia en Santiago del

Estero, una experiencia fallida. Querría que nos ha-blara un poco de eso.

—Esta sí fue una etapa importante de mi vida médica. Fue durante el gobierno de Frondizi, en 1961. Nosotros estábamos viviendo una gran canti-dad de frustraciones: la residencia había llegado a un punto en el cual su curva de crecimiento se ago-taba en sí misma y el horizonte hospitalario aparecía cada vez más reducido. Entonces, un amigo, el Dr. César Pepa, quien fue probablemente uno de los más distinguidos sanitaristas que tuvo el país, escuchó un día un comentario sobre cuánto más fácil sería realizar una experiencia nueva en el campo asistencial, docente, investigativo, etc., sin las ataduras que implicaban el pasado junto a los compromisos y los intereses creados. Ese comen-tario llegó por alguna vía al poder ejecutivo; me llamaron (el Dr. H. Noblía) y se me ofreció la posi-bilidad de crear un centro pediátrico, con la denominación de Instituto Nacional de Pediatría Social. Se deseaba enfatizar las relaciones entre la salud del niño y el medio ambiente con todas sus variables. Por ese motivo, se eligió un área declaradamente pobre del país con serios pro-blemas económicos, y se inició el proyecto con un apoyo realmente muy grande de las autoridades de aquel entonces y con una tremenda resistencia por parte de grupos médicos de la capital que, si bien nunca se expresaron abiertamente, pesaron a tal punto que, cuando fue derrocado el gobierno, se produjo la destrucción inmediata del instituto. Por razones que desconozco, el proyecto había creado anticuerpos muy fuertes. En realidad se habían comprometido por primera vez unas 40 personas jóvenes, que estaban pensando dedicar su vida íntegramente al instituto; incluso habían regresado 7 u 8 muchachos que estaban en el extranjero y que tenían una base técnica muy sólida. En realidad era una verdadera patriada. Habíamos establecido vinculaciones con centros de Latinoamérica para planear programas de intercambio; la idea era transformar esto en un centro de adiestramiento de pediatría para las áreas subdesarrolladas de Latinoamérica. La li-quidación del proyecto trajo un tremendo deterioro en el grupo humano que estaba comprometido, al punto que todavía algunos de ellos no lo han podido superar.

CN: ¿Llegó a funcionar el instituto?

—El instituto llegó a funcionar solo parcialmente. Se creó una escuela de enfermería, porque no había enfermeros, llegando a egresar dos promociones. El edificio del instituto que había sido inicialmente uno de los hogares-escuela hechos durante la presiden-cia de Perón, comenzó a ser remodelado para adaptarlo a los requisitos de un hospital y se lo equipó. No conozco el destino posterior del ins-trumental. Hay algo anecdótico: a posteriori, las mismas autoridades que habían liquidado el insti-tuto se preocuparon de iniciar un sumario adminis-trativo contra mí y otro médico, argumentando que habíamos actuado en forma dolosa en la adquisición de equipo. Esto después pasó a Tribunales: en fin, se puso en marcha un mecanismo persecutorio e in-timidatoriocon el aparente objeto de que iniciativas

como ésta no se nos ocurrieron otra vez. La ex-periencia fue muy valiosa, porque creo que a mucha gente le abrió los ojos a una realidad pediátrica que era distinta a la que estábamos acostumbrados y amplió la dimensión, digamos así, de todo este grupo. Varias personas tuvieron que volver al ex-tranjero y ya no son recuperables.

CN: Nos gustaría que nos hable un poco del Hospital de Niños. Comencemos con los problemas pediátricos: queremos saber si usted estima que los problemas pediátricos varían según la clase social, si la patología es diferente por clases sociales.

—De hecho este hospital funciona como un hospi-tal de referencia, acudiendo a él una demanda orientada por otros médicos; en consecuencia se nos deriva una patología compleja. Esa patología no respeta clases sociales y hace que el hospital atienda un gran número de chicos de la clase media y de la clase alta, incluyendo hijos de profesionales, etc. I ero puesto que es el centro pediátrico más prestigioso del país, existe una gran demanda es-pontánea de atención pediátrica y esa demanda proviene de los sectores con menos recursos económicos. En consecuencia, la patología pre-valente es la que deriva de la carencia de dinero, la patología de la pobreza. Este hospital tiene una experiencia muy grande y atiende una gran canti-dad de chicos con problemas de desnutrición, infec-ciones (muchas de ellas prevenibles) y al mismo tiempo cubre problemas sofisticados de enferme-dades neurometabólicas o atención de pacientes que requieren diálisis o asistencia respiratoria. Es sabido que, a nivel mundial, las causas de muerte a las distintas edades difieren de acuerdo a patrones que expresan las diferencias socioeconómicas. La mortalidad infantil, es decir, el número de chicos que se mueren por cada mil recién nacidos, es una buena expresión del nivel sanitario de una región y de su relación con el estado socioenconómico. Esto varía ampliamente de acuerdo a regiones. Pero dentro del hospital uno podría también establecer una separación porque el número de lactantes de un año que fallecen es mucho más grande en aquellos que proceden de hogares más modestos y esto se de-be a la desnutrición y sobre todo a las infecciones.

Desde hace unos años el hospital experimenta un fenómeno muy curioso: asiste a la tranformación acelerada de la ciudad de Buenos Aires, con la afluencia de grupos rurales que se incorporan de una manera irregular e imperfecta a la vida ur-bana; el problema de las villas; la industrialización creciente y el proceso de transculturación. Esto es importante, porque engendra una patología que ya no es la del medio rural ni es la del niño adaptado a la cultura de la ciudad. Esta situación justifica y requiere una amplia tarea investigativa.

CN: ¿Podía especificar qué tipo de patología es, técnicamente?

—Técnicamente, se trata de patología psicológica y social por lo común severa. Un ejemplo simple es el de la madre que no encuentra en el nuevo medio las condiciones para alimentar a su chico tal como lo hacía antes en el medio rural y termina des-nutriéndolo con una dieta inadecuada en calidad y

cantidad. Los problemas más frecuentes son los accidentes, las intoxicaciones, los fracasos de comunicación y de aprendizaje que expresan pro-fundas injurias a la personalidad del niño, produci-das en etapas muy tempranas y que son condiciona-das por el hacinamiento, la falta de comodidades mínimas, las angustias económicas, el desempleo, la desunión familiar, en fin, todos los hechos que acompañan al proceso de transcultación cuando no está encauzada de una manera adecuada.

CN: ¿Cuáles son los índices de desnutrición de la Argentina?

—Muchos estudios muestran que la Argentina tiene desnutrición infantil. Estos estudios se han hecho por áreas, porque la Argentina desde este punto de vista es un mosaico y es imposible com-parar lugares. Sin embargo, ciertos datos, como el estado nutricional de la población hospitalaria, sirven para aclarar este problema. En nuestro hospital, por ejemplo, de los niños menores de un año el 60 por ciento muestra distintos grados de desnutrición calórico-proteica. Este es un índice bastante alarmante. En otras localidades estos valores se elevan hasta un 80 ó 100 por ciento en zonas que conozco bien, como Misiones, Corrientes o Jujuy. En nuestro país la desnutrición predomina durante el primer año de vida y es de tipo marasmá-tico, es decir, calórico-proteica: los chicos tienen deficiencia calórica balanceada, ya que la cantidad de proteínas que reciben es adecuada, en relación a las bajas calorías ingeridas. Esto difiere de la desnutrición proteica de los países tropicales en que el niño ingiere un exceso de calorías no ni-trogenadas, es ta enfermedad se l lama Kwashiorkor. Nosotros tenemos algunas zonas del país en que se ven casos de Kwashiorkor y ocasionalmente aún los vemos en Buenos Aires, pero no es éste el problema nutricional de nuestro país. En la epidemiología de la desnutrición marasmática intervienen varios factores que se ligan entre si: abandono creciente de la alimen-tación materna (que forma parte de este proceso de transculturación), falta de disponibilidad de leche de vaca adecuada, el trabajo materno, el deterioro de los grupos familiares, las infecciones frecuentes, falta de estímulos madurativos adecuados de modo tal que, en esta desnutrición, el lactante no sólo tiene carencia de alimentos, sino también de cuidados maternales, confort, seguridad, higiene, abrigo, pautas culturales adecuadas y estables, etc. Resulta sorprendente que recién se haya descubier-to y demostrado científicamente que la desnutrición no es meramente un problema de caloría más o caloría menos, sino de todo un contorno donde el ni-ño tiene que crecer y desenvolverse.

CN: Es un hecho que el Hospital de Niños no tiene recursos financieros adecuados. Sin embargo funciona, y eso implica que tiene que haber algún tipo de financiación extra que permite que esto funcione. Me gustaría que usted nos explique qué pasa con los recursos de fuentes privadas, qué fuentes privadas son y si esa financiación ya implica una deformación de la asistencia y de la inves-tigación médica.

—Pienso que su pregunta da la respuesta. Yo diría

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"vis-

que el ingrediente más importante que hace fun-cionar el hospital, pese a la carencia presupues-taria, es el compromiso y la ingeniosidad de la gente que trabaja aquí, no el grupo médico tan sólo, sino todos los otros trabajadores del hospital. La carencia presupuestaria del establecimiento es parcialmente compensada por la Cooperadora, la que a la vez recauda recursos fuera del hospital y recibe subsidios estatales y privados; alrededor del 20 por ciento de su presupuesto anual lo obtiene de las contribuciones que hacen los pacientes. Nosotros consideramos que es éste un mal método. Pese a que en nuestro hospital somos muy cuidadosos y tra-tamos de controlar el proceso para evitar que las contribuciones sean compulsivas, se da el hecho curioso de que éstas son más fáciles de obtener de las personas de menores recursos. Pero por otra parte, el abandono municipal ha obligado a sostener el crecimiento del . servicio con finánciación de fuentes privadas que apoyen sobre todo la inves-tigación. Estas fuentes en algunos casos son tam-bién estatales, (la Universidad o el Consejo Nacional de Investigaciones) aún cuando esto era más evidente hace unos pocos años, cuando los presupuestos de estas instituciones eran mayores. Después se han ido creando pequeñas fundaciones o grupos de amigos —como se los quiera llamar— que han pululado últimamente. Los resultados de estas innovaciones han tenido sus ventajas y sus incon-venientes: por un lado han permitido el presente desarrollo de grupos de trabajo, algunos de alto ni-vel científico, incluso internacional; por otra parte han engendrado el riesgo de atomización del es-fuerzo en el hospital y han distribuido la posibilidad de fijar prioridades, pre-requisito de toda política hospitalaria; éstos recursos se vuelcan siguiendo las líneas fijadas por los grupos comprometidos que no siempre coinciden con los grandes problemas que enfrenta el establecimiento.

CN: ¿Podría aclarar con un ejemplo?

—Son muchos los grupos de trabajo subsidiados parcial o totalmente por fundaciones o instituciones similares: cirugía plástica, cirugía cardiovascular, cardiología, neurología, anatomía patológica, or-topedia, cuidados prolongados, oncología, etc. Noso-tros mismos en nefrologia, tenemos una pequeña fundación que nos apoya. Sin embargo, la capacidad de realizar a través de apoyo privado una labor coordinada centrada en los problemas más impor-tantes, es casi imposible. Las investigaciones de tipo interdisciplinario por ejemplo, son muy di-fíciles de hacer. Yo he estado muy vinculado a la dirección del hospital durante todos estos años y sé positivamente que al no disponerse de recursos para promover investigaciones, el hospital tiene que de-jar que la investigación se haga de acuerdo a las iniciativas e intereses de los grupos. Existe un Comité de Docencia e Investigación que tiene funciones de coordinación en el caso de los becarios de supervisión. Ahora bien, en el campo asistencial, este apoyo económico privado estatal a la inves-tigación repercute mayormente (fuera de lo que hace la cooperadora), pues en general se trata de respaldos para el progreso de aspectos relati-vamente particulares de la medicina, de sectores muy especializados. De cualquier modo, traba-

jamos convencidos de que éstos son parches tan sólo y que la responsabilidad de la marcha de los hospi-tales y su financiación corresponde al Estado.

CN: ¿Dentro de los problemas asistenciales, ¿qué desarrollo tiene la parte preventiva en el Hospital de Niños y en general dentro de la pediatría nacional?

—Yo diría que es relativamente pobre. Todo es cuestión de saber qué se entiende por medicina pre-ventiva. Si ésta se reduce a evitar ciertas enferme-dades transmisibles,por medio de vacunas,entonces nuestro país no está bien pero no está del todo mal: se cumplen programas y campañas de vacunación cada vez con mayor seriedad y esto debido sobre todo a la demanda de la población que ha ido tomando conocimiento de estas enfermedades y exige las vacunas. Pero si medicina preventiva es lograr que cada individuo alcance el mayor grado de salud posible en el plano físico, psicológico etc es muy poco o nada lo que se hace. Nuestro hospital no escapa a esta crítica; es un lugar netamente asistencial. Tan sólo desde hace muy poco tiempo se ejercen de una manera sistemática algunas ac-ciones preventivas que tienen sobre todo un valor docente. Aquí en el hospital disponemos de un departamento de medicina preventiva que tiene un consultorio de niños sanos, donde se ofrece a los residentes la oportunidad de tomar contacto con ni-ños que no están enfermos y con sus familias; esto les da una visión más acabada de la realidad Además se instaló y existe como dependencia dei hospital, un consultorio bastante amplio en una villa cercana; esto realmente tiene sus pro y sus contras porque como esta villa no tiene posibilidades dé consolidación (está en terrenos fiscales) no se efectúa una tarea de desarrollo comunitario, que tendría que ir ligado a lo que hacemos en el plano medico; es decir, no se puede hacer mucho. Los residentes se han negado desde hace un tiempo a ir a ese consultorio médico donde antes los enviábamos La experiencia les resultó negativa. No puedo juzgar exactamente el por qué de esa actitud, pero entiendo que una razón es que estaban viviendo una parodia, al pretender modificar una comunidad que estaba condenada por otra parte a seguir en las mismas condiciones sociales.

CN: ¿Hacen ustedes el control longitudinal1 de los pacientes?

—Hasta hace poco tiempo, esto no se efectuaba de una manera general, salvo en ciertos servicios. El hospital manejaba la situación de cada paciente como un proceso y un padecimiento agudo, median-te cortes biográficos transversales. Esto es im-propio; en este momento un gran número de niños es seguido en forma longitudinal, sobre todo aquellos que presentan padecimientos que tienen un

1 Corte vertical de un paciente significa su estudio en el tiempo, es decir, desde el momento que se lo ve por primera vez hasta su alta o su derivación a un centro asistencial de adultos.

Corte horizontal significa el estudio del paciente en el momento que se presenta, pero sin continuar su seguimiento mas alia'de la solución parcial o total de su

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curso prolongado. Esto a su vez presenta pro-blemas. puesto que estos niños crecen y el hospital se enri-quece cada vez más con una edad de la vida que antes estaba ausente, la adolescencia. El límite para esta atención lo fijan los chicos o sus familias, ya que son generalmente ellos mismos quienes deci-den que ya no quieren venir más al Hospital de Niños y solicitan ser transferidos a un hospital general.

CN: La gente que tiene medios, la que está cubierta con seguros sociales o privados, ¿por qué recurre al Hospital de Niños?

—Aproximadamente el 10 por ciento de la gente que acude al hospital está en condiciones de resolver su problema a través del sistema liberal, clásico en nuestro país. Aproximadamente un 25 por ciento está cubierto por algún organismo de seguri-dad social y el resto, es decir, un poco más del 50 por ciento, no tiene cobertura. Ahora bien, el grupo que tiene cobertura o que puede pagar la medicina, acude a nosotros debido a la calidad de los servicios que el hospital ofrece, por la imagen que el hospital tiene en la comunidad y por la pésima medicina que se ofrece en la mayor parte de las clínicas, sana-torios y hospitales privados. La gente se encuentra de pronto con un hospital donde lo que predomina es un respeto profundo por el niño, un trato humano de la familia y el compromiso cabal con el paciente.

CN: ¿Puede afirmarse en cierta forma que se gasta el dinero del estado en necesidades cubiertas por obras sociales?

—Sí, hay una superposición tremenda.

CN: ¿Qué porcentaje de médicos pagos hay en el Hospital de Niños?

—En realidad, podemos dividir los médicos pagos en tres niveles o grupos: existen los médicos de la carrera médico-hospitalaria o médicos de planta; médicos residentes que están en la etapa formativa y luego médicos becarios, un grupo intermedio que tiene remuneraciones procedentes de la Municipali-dad, Consejo Nacional de Investigaciones y otras entidades privadas. Si el número de estos pro-fesionales lo relacionamos con el otro grupo de

médicos que no reciben sueldo, los médicos con-currentes, la relación debe ser algo así como 2:1. Esto es reciente, porque hasta hace poco tiempo el número de médicos ad honorem era mucho mayor: Las razones de su disminución son dos: por una parte el hospital tiene una política ca-da vez más rígida para la aceptación de médicos sin sueldo; la causa de esta política es obvia ; se trata de que la persona que trabaja en el hospital y rinde un servicio, sea pagada por esto. Por el otro lado, parece un fraude retener aquí a personas por años, sin sueldo, sin más gratificación que la fantasía de que están haciendo buena medicina. Y lo segundo es que la situación ha variado desde el punto de vista económico, de modo tal que es muy difícil que un médico pueda estar tres o cuatro años en un hospital sin ganar un centavo y entonces trata de ganarlo donde puede. No podría asegurarlo, pero quizá hace diez años, la proporción era de uno a uno, es decir que había tantos rentados como ad honorem.

C N: De los médicos de planta, ¿que porcentaje son de tiempo completo, o full-time?

—Hace unos años cuando estuve a cargo del Departamento de Educación Médica de la Municipalidad, contribuí a la creación del régimen de "horario prolongado", que es en realidad trabajo de tiempo completo, sin dedicación exclusiva. En el hospital debe haber ahora, bajo ese régimen, unas 40 personas, a las que hay que sumar un conjunto de investigadores del Consejo con de-dicación full-time. Exceptuando becarios y residen-tes, debe haber 45 o 50 profesionales que trabajan 8 horas.

CN: Podemos pasar ahora a la parte de educación médica. Ya hablamos de la falta de maestros en la parte premédica que usted explicó antes; ¿existe una vocación pediátrica que se pueda definir en la instrucción premédica? En caso de no haberla ¿cuándo es que el médico tendría que optar realmente por especializarse?

—Es una pregunta importante aunque difícü de contestar. Pienso que el problema está en la dificul-tad que tienen los muchachos, cuando ingresan a la Facultad, para definir sus verdaderas tendencias, necesidades, motivaciones, porque no han sido

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preparados en el colegio secundario. Creo que personas de 16-17 años debieran estar en mejores condiciones para hacerlo si hubiera un mecanismo que contribuyera a aclarar su situación vocacional. Digo esto porque sin este mecanismo la facultad tiende a prolongar la adolescencia de manera anormal, es decir, esto se parece un poco a una uni-versidad llena de adolescentes, con una adolescen-cia sin límites. De pronto uno se encuentra con pro-fesionales que tienen más de 20 años y siguen fun-cionando como adolescentes. En otros países se pro-duce una dicotomía muy temprana en cuanto a la formación médica. En algunos existen Facultades de Medicina dedicadas a pediatría exclusivamente y al parecer los resultados son buenos. Parece sorprendente que alguien aprenda solamente me-dicina de niños, pero sucede que las materias básicas que se aprenden en la Facultad cuando se cursan los estudios en forma "normal", no dan un buen respaldo para estudiar problemas de recién nacidos, de lactantes, fetos, que son desde el punto

e l de vista biológico en muchos aspectos muy distintos r- al adulto. Ahora, si uno analiza las respuestas de los 13 aspirantes a residentes, durante la entrevista

personal, advierte que las motivaciones que los lle-in van a la pediatría en muchos casos son inconcientes ie y se vinculan más bien a situaciones personales, a m veces muy subjetivas, poco claras para muchos de lo, ellos. Creo que el afecto por los niños, el deseo de s, ayudarlos, es innato a todo ser humano, de modo tal le que si la medicina es una profesión que tiene una 2S médula que es el amor al prójimo, todos los médicos ta debieran ser pediatras. En muchos profesionales m quizás exista rechazo por los chicos,debido tal vez a al imágenes de su propia infancia, de su propia fragili-lo dad, que los aleja de la posibilidad de atenderlos. :e Considero que de tener el alumno estudiante de la :ir facultad posibilidades de diálogo amplio -con

personas de experiencia, y de ser expuesto a ex-periencias seleccionadas, seguidas de amplia

ie discusión y análisis,sería quizás el período pre-clí-nico, el momento en el cual ya se podría definir por una u otra actividad. Lo que pasa es que la pediatría

el es tan fascinante que muchos jóvenes que ingresan la a ella con una dedicación poco clara, terminan ¡n siendo jóvenes motivados intensamente por los ]o mismos pacientes y por la tremenda importancia el que el cuidado de la salud infantil tiene para el n, futuro de los individuos y para la sociedad, sobre to-in do en países como el nuestro en que los esfuerzos 3- médicos debieran concentrarse muy especí-i- ticamente en esta edad de la vida. 8

CN: ¿Es la unidad hospitalaria una solución?

le —Tenemos en el Hospital de Niños una cátedra de le pediatría con características muy rescatables. Sin ó embargo, por lo que yo conozco y recuerdo como a estudiante, la enseñanza de la medicina se ha hecho io habitualmente en lugares muy cerrados: un ir ejemplo puede ser el Hospital Escuela que muestra

al alumnado una yisión ultradeformada de la reali-dad. Creo que el hecho de que los alumnos se dis-

le persen ahora por lugares más comprometidos, 1- como hospitales de barrio, les permite orientarse de a manera distinta; en lugar de enfermedades eso-5, tencas ven los pacientes con los problemas habi-to tuales y más frecuentes y al mismo tiempo aprecian

una dimensión distinta de la medicina. La con-traparte, es que muchos de estos hospitales no poseen todavía docentes de buena formación y a veces los alumnos tienen como educadores a personas que no han terminado su propia capaci-tación. No me cabe duda, sin embargo, que esta apertura que se ha hecho es muy beneficiosa y tiene un amplio futuro.

CN: Obviamente usted es partidario de la resi-dencia hospitalaria. Me gustaría saber su utilidad taxativamente, los problemas que trae, si la es-pecialización del médico que entra como residente en pediatría es temprana y qué problemas acarrea eso a la formación de pediatras jóvenes para el país.

—La residencia es útil, sí, pero le agregaría que no es prioritaria. La residencia fue uno de esos típicos ejemplos de cosas que se pudieron hacer en salud pública, aún cuando en un programa integra-do y realista, la residencia no hubiera ocupado un lugar prioritario. Si se habla de formar personal, el país hubiera tenido que dedicar los mismos recursos a la capacitación de personal de enfer-mería, por ejemplo, del cual carece; a mejorar la enseñanza de pre-grado; a facilitar por otros méto-dos menos costosos la capacitación de médicos generales. Creo que la residencia tiene dos o tres inconvenientes importantes. El primero es que demora el comienzo de la vida activa del médico en 3 ó 4 años, algo peligroso cuando la situación económica del médico es tan crítica como ahora. Por otro lado, prolonga la situación de dependencia del médico hacia la institución, dependencia que se ha establecido ya para con laFacultad.con el colegio secundario y la escuela primaria, a través de un tipo paternalista de enseñanza, —que parece ser bastan-te común en países como el nuestro. En tercer lugar la residencia en muchos casos crea falsas expectati-vas en los muchachos, si es que no maduran durante ella, y estas falsas expectativas después los traban en su desarrollo futuro, cuando deben desempe-ñarse en áreas con menores recursos técnicos. Pero quizásel más importante de los inconvenientes de la residencia no es inherente a la residencia misma; está en la postresidencia. Los residentes se encuen-tran al término de su formación ante un abismo; constituyen una mano de obra de gran nivel de

•capacitación que no es reconocida ni utilizada por el Estado para poner en marcha sus programas de atención médica. Es esto una desgracia que hasta ahora no ha sido aminorada. Usted sabe, por ejemplo, que no sólo no hay ninguna manera estruc-turada de asimilar toda esta gente, sino que aún en ciertas provincias la residencia no tiene puntaje en las carreras hospitalarias y se hostiliza al médico joven porque ha sido residente antes. Quizá yo rescataría tan sólo una de las objeciones que se hacen desde afuera y es que en este momento la residencia puede ser realizada tan sólo por una minoría de los egresados de la Facultad de Medicina. Las razones que permiten optar por la residencia son esencialmente económicas, puesto que los sueldos de los residentes no son adecuados. Pero también hay que tener en cuenta que las plazas disponibles anualmente son menores que la demanda. En general, las objeciones que se hacen no son de esta índole, sino que, como el esquema

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actual de prestación médica es competitivo —pero no en el plano científico y ético, <sino en el econó-mico— el problema real es que un médico residente es visto como un riesgo para los grupos médicos ya establecidos. La especialización es el otro pro-blema. Algunas residencias han surgido en base a la fuerza, el interés y el compromiso que han tenido deter-minadas personalidades científicas del medio. No hubo mayormente planificación y por esto algunos programas han llevado a la proliferación de es-pecialistas que el país no puede absorber. Es decir, no hay un balance adecuado entre el tipo de egresa-do de la residencia y las necesidades. Esto es muy perjudicial porque estos profesionales no encuen-tran ubicación adecuada al cabo de su residencia, con la frustración que es de imaginar. Por otra parte, en muchos de los programas no se rescata un conocimiento adecuado del país y el residente reci-be una formación que responde de una manera indirecta a los intereses, expectativas y formación del grupo médico con el cual trabaja. Esto nue-vamente engendra una cantidad enorme de inadap-taciones. Pienso que esto podría haberse resuelto (y se va a resolver) de muchas maneras, una de las cuales es la jerarquización de las especialidades médicas, entendiendo que todavía el país necesita muchos médicos generales, quizás más pediatras y obstetras y mucho menos Jiematólogos y neurólogos o endocrinólogos.

CN: ¿Qué hacen los residentes una vez finaliza-da su residencia? ¿Usted tiene algunas cifras?

—Yo tengo cifras, pero no actualizadas. Nosotros hicimos un estudio que abarcaba diez años; hasta el año 1969 habían egresado 130 residentes de los cua-les el 14 por ciento estaba en el extranjero y el 86 por ciento vivía en el país. De los que estaban afuera, y que hacían fundamentalmente investigación, se pensaba que la mayor parte no iban a regresar. De los que habían quedado en el país, hacía práctica privada el 50 por ciento y el resto cumplía tareas de docencia e investigación, la mayor parte de ellos en la Capital Federal, vinculados a los hospitales. El 70 por ciento de los egresados que se quedaron en el país actualmente en la Capital Federal o el Gran Buenos Aires.

CN: ¿Cuál es o debería ser el papel del hospital en la educación médica?

—El hospital tradicional es un mal sitio para educar médicos, puesto que como decíamos antes, este hospital tradicional cubre tan sólo una pequeña parte de la demanda médica de la comunidad. Tra-dicional es un hospital básicamente intramural y asistencial, no necesariamente deshumanizado, pero si con una relación nada comprometida con la comunidad. En cambio, podemos visualizar un hospital más modernos, que es parte de la comuni-dad, que desarrolla actividades extramurales y que establece un compromiso amplio y bidireccional con el paciente y su familia. Este es un lugar imprescin-dible para la educación médica, puesto que en esencia es un verdadero laboratorio social. En el Hospital de Niños entran y salen diariamente unas

6.000 personas; no son 6.000 personas cualesquiera, sino individuos en conflicto. Este total comprende más de 1.000 niños, cón su padre o con su madre, y los visitantes de los pacientes internados además del personal de la institución. Si se pudiera co-sechar todo esto para transferirlo luego a la edu-cación de los médicos, enfermeras, etc., el benefi-cio sería enorme. El hospital reproduce la situa-ción hipocrática: paciente, alumno y maestro, de una manera casi natural y diaria. Resulta obvio que no podemos persistir en la enseñanza basada en pacientes anónimos e impersonales tratados como enfermedades y no como seres humanos, totalmente desvinculados de su medio; en estas condiciones el hospital puede llegar a ser pernicioso para el joven médico. Muchos de nosotros hemos pasado por esta experiencia, para tener que superar luego, con mucho sufrimiento, mecanismos internalizados que nos alejaban de una medicina científica y humanista. Para transformarse en escuelas de me-dicina, los hospitales debieran revisar primero su filosofía. Nuestra medicina ha sido clasista; tan sólo recientemente, y cada vez más, el médico se siente un profesional, un artesano de la salud, que se integra en una dimensión mucho más amplia, con personas que están a su vez contribuyendo al bienestar general son actividades dispares. Es necesario redefinir objetivos del hospital e intro-ducir dentro de ellos la educación, de modo que ésta no sea un apéndice de la asistencia, sino una activi-dad programada, presupuestada, evitando también el error de poner la asistencia al servicio de la docencia, como ha sido habitual en los "hospitales escuela". Y un cuarto aspecto; el hospital debe auscultar frecuentemente las necesidades cambian-tes de la sociedad a la cual pertenece, a fin de que la enseñanza no sea anacrónica sino más bien prospec-tiva.

CN: ¿Debería o no participar la comunidad en el control del hospital?

—A mí no me cabe duda de que debiera contribuir. El problema es establecer de qué modo y fundamen-talmente qué expresiones de la comunidad debieran estar representadas en el hospital. En nuestro país se intentó desarrollar lo que se llamó "hospital de la

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omunidad"; esta experiencia, que yo considero egativa, llegó a que la comunidad estuviese

representada en el hospital por grupos o personas no representativas. Que la comunidad esté presente es fundamental para contribuir a un ajuste creciente entre-las reales necesidades y las expectativas de quienes reciben la medicina con las capacidades y posibilidades de los que la brindan. De lo contrario se cae necesariamente en actitudes de tipo pater-nalista, porque inconcientemente los grupos médicos terminan decidiendo qué es lo que necesita la población, auscultándola con un estetoscopio fallido,

CN: Una de las críticas que se hace sobre este punto es la falta de conocimiento del lego sobre cuestiones médicas. ¿Es válida esta objeción?

—No, de ningún modo. Una cosa es la tecnología médica y otra cosa es la sabiduría. Yo creo que la comunidad está, y más en este momento en nuestro país, en perfectas condiciones de saber qué es lo que le falta y qué es lo que necesita. Lo otro es des-conocer la real capacidad de la sociedad en la cual nos toca vivir.

CN: Nuestro país tiene una bajísima tasa de na-talidad y en él no existe un problema demográfico por exceso de población, sino por defecto. ¿Consi-dera usted prioritaria la investigación en fisiología y endocrinología de la reproducción que se realiza en nuestro país e inclusive en el Hospital de Niños?

—A este respecto nuestro problema esencial es poblar las vastas extensiones de nuestro país con seres sanos y felices. No es ésta una tarea pequeña.

Si bien la medicina tiene una obvia responsabili-dad en este aspecto de nuestro futuro, no podrá resolverla merced a simples estudios de fisiología humana de la reproducción. Estos son más necesarios en el campo de las ciencias del suelo o la veterinaria.

En cuanto a las investigaciones que se cumplen en el Hospital de Niños, tienen alto valor científico y se proyectan más bien a la patología endocrina de la reproducción, tema de importancia pediátrica y médica actual.

CN: ¿Qué tipo de investigación clínica debiera realizarse en nuestro país?

—La que mejor permitiese el desarrollo de una medicina científica, original y auténtica. Nuestros grandes problemas de salud, inefables, palpables y diarios merecerían la aplicación de los recursos dé la técnica y la investigación. Su enfoque no debiera ser meramente folklórico, sino metodológicamente correcto. Es probable que el esfuerzo coordinado de países latinoamericanos con igual panorama, permitiría encarar proyectos más ambiciosos y complejos.

CN: ¿Cuál es la relación que debiera existir entre la Facultad de Medicina y los centros hospitalarios, en lo que respecta a planes de investigación?

—La Universidad debe fijar los grandes lineamientos y fijar una filosofía de la ciencia,

además de desarrollar investigación básica. Los centros hospitalarios podrían así coordinar su labor de investigación clínica con ella y ubicarse en un marco referencial adecuado. La fertilización sería mutua.

CN: Usted no es profesor titular de pediatría y sin embargo podría serlo en cualquier facultad de me^ dicina del mundo desarrollado; ¿a qué atribuye usted este fenómeno?

—Lo atribuyo a mi falta de interés en la docencia de pre-grado, tal cual se ejerce en la Argentina.

CN: ¿Qué opina usted de la carrera docente?

—Creo que es en esencia una traba para el acceso a la docencia universitaria. Es burocrática y esencialmente inútil. No creo que contribuya a la mejoría de la enseñanza universitaria en nuestro país y podría ser eliminada o substancialmente mo-dificada con beneficio.

CN: ¿Tiene sentido el profesor adjunto de me-dicina, tal como se lo conoce actualmente?

—Esta pregunta se vincula con la anterior. Fuera de la situación de muchos profesores adjuntos, excelentes docentes, médicos e investigadores, la institución del adjunto es un símbolo del carácter tradicional y de la ineptitud de nuestra universidad. Se trata de un hombre que espera confiado en la desaparición de su superior, mientras acumula antecedentes burocráticos, enseña lo que no hace, investiga lo ya conocido y ejerce una fructífera me-dicina privada.

CN: En una reorganización de la educación médica nacional —concretamente de la Facultad de Medicina—,se debería contemplar la necesidad de que los profesores de clínica y cirugía y pediatría fuesen también full-time?

—Todos los profesores debieran trabajar con de-dicación exclusiva, especialmente los del ciclo clínico. Puesto que la medicina sólo puede ense-ñarse ejerciéndola, la restricción horaria, con el consiguiente desvío de los intereses en campos ajenos a la docencia universitaria, solo condiciona rigidez en el educador y desamparo en el educando.

CN: La OMS teijía planeado hacer una reunión internacional sobre regulación de la población, aprovechando el Congreso Internacional de Pedia-tría que se realizará en Buenos Aires en 1974. ¿Esta reunión se hará como parte del Congreso?

—No, esta reunión no forma parte del XIV Con-greso Internacional de Pediatría, aun cuando la OMS utilice la circunstancia del Congreso para efectuar su reunión sobre fertilidad.

Los organizadores del Congreso Mundial difieren substancialmente con la OMS en el título de la reunión proyectada y su previsible contenido. Sin embargo, múltiples aspectos que hacen a la relación entre individuos, masa poblacional , am-biente ecológico y producción de alimentos, serán desarrollados en diversas sesiones del Congreso.^.

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CONTRA humor MEDICINA por Julio

D O C T O R , ULTIMAMENTE TEN60

DIFICULTADES PñRp Q j g - M E ENTIENDE H?

C COMO QUE MÍ Viüfl DE fENDE DE U*J

Crítica metodológica al modelo WORLD 3 Huso D. Scolnik (7

Desde la publicación del libro "The Limits to Growth" por Dennis Meadows y cola-boradores, diversas críticas han aparecido en numerosas publicaciones, cuestionando las hipótesis básicas del modelo WORLD 3 (W 3) sobre el cual el libro está basado. Por supuesto, lo esencial es discutir las hipótesis básicas del modelo, pero curiosamente, tanto el público como los críticos es-pecializados en temas científicos, aceptan tácitamente que la parte estrictamente técnica del modelo debe ser correcta. El propósito de este artículo es llenar un vacío en las críticas publicadas, mostrando que hay errores de diversos tipos en W 3 y que el modelo es tan inestable que existen pe-

queñas perturbaciones de los parámetros iniciales que conducen a resultados es-pectacularmente distintos.

El autor de este artículo, como miembro del grupo encargado de la construcción de un modelo que refleje las opiniones de un grupo de c i en t í f i cos l a t i n o a m e r i c a n o s , co inc ide t o t a l m e n t e con las c r í t i c a s ideológicas, técnicas, etc., hechas al modelo de Meadows. Dichas críticas serán ex-tensamente descriptas cuando se publique próximamente el modelo latinoamericano. Lo que sí parece importante es hacer ahora una crítica metodológica, que tiene la ventaja de no estar basada en juicios de valor, sino en resultados matemáticos.

Hugo Daniel Scolnik es Licenciado en Ciencias Matemáticas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Uni-versidad de Buenos Aires (1964) y Doctor en Matemática de la Universi-dad de Zurich, Suiza. Actualmente es D i r e c t o r del D e p a r t a m e n t o de Matemática de la Fundación y Pro-fesor en el Centro Atómico Bariloche. Se desempeña como Director de la Comisión de Matemáticas y Estadís-ticas del Proyecto latinoamericano de modelo mundial.

NOTA: Este articulo es predominantemente técnico, pero

simultáneamente trata un tema de interés general. Por esta razón, hemos marcado con un asterisco las secciones que presentan alguna dificultad o que son menos interesantes para el lector no especializado y con dos asteriscos los que son definitivamente técnicos. De todos modos, estos últimos han sido escritos lo más senaillamente posible.

Por lo tanto, los lectores que sólo estén in-teresados en las implicaciones políticas y cuali-tativas de este trabajo, pueden leer únicamente las secciones que no están marcadas con asteriscos.

Para aquellos lectores interesados en una com-prensión más profunda de la crítica al Modelo de Meadows, es recomendable leer la Sección 2.

La parte técnica de W 3 está explicada en un Technical Report de difusión limitada, cuya primera versión fué publicada el 7 de Abril de 1972, justamente cuando el suscripto visitaba al grupo de Meadows en el M.I.T. Posterior-mente se publicó una segunda versión que incluía algunos de los comentarios recibidos. Ambos reports dicen que sólo se editaron para recibir comentarios y no para ser citados. Hasta el momento no ha aparecido la versión final, a pesar de que el libro "The Limits to Growth" ya lleva más de un año de publicado. Creemos que si el Dr. Meadows y coautores consi-deraron que no había inconvenien-tes en editar un libro de difusión m u n d i a l q u e p r e c o n i z a "soluciones" drásticas para los países del tercer mundo, basán-dose en un informe técnico que apareció meses después, nosotros nos sentimos moralmente autori-zados a criticar el modelo, utili-zando el mismo material con el que justifican el libro.

Si el programa de W 3 se modi-fica en el futuro, entonces se es-tará hablando de otro modelo que podrá ser discutido en su momento, pero que no es el utili-zado para justificar las con-clusiones del libro publicado.

Antes de entrar en detalles espec í f i cos del modelo, es necesario aclarar, que la con-clusión de que la población va a comenzar a declinar en algún momento, está implícitamente contenida en las ecuaciones del modelo. Es evidente que suponer un crecimiento exponencial en un mundo finito lleva a dicha con-clusión, aunque sea por falta de lugar físico. W 3 "predice" en su corrida standard que la pobláción comienza a declinar en más o menos el año 2052, en el caso de que no se aplique una política de uso racional de los recursos, etc. Si en vez de 2052, la fecha fatídica fuera el año 2200, entonces el resultado es esencialmente distin-to pues aún aceptando todas las hipótesis del modelo (¡por

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ejemplo, que la gente se muera sin provocar convulsiones socio-políticas que alteren el sistema!) tendríamos máa tiempo para

. organizar el mundo. Ya veremos hasta donde es posi-

ble "llegar".

S E C C I O N 1

Algunos comentarios sobre System Dynamics

El modelo W 3 fue realizado mediante una técnica llamada System Dynamics preconizada por el profesor Jay W. Forres-ter del M.I.T. desde la década del 50. Aparentemente no está claro para muchos especialistas cuáles son los alcances y limita-cione r?e esta técnica y si real-mente ofreció algo nuevo. Esen-cialmente consiste en tratar sis-temas de ecuaciones diferencia-les lineales de primer orden me-diante aproximaciones por dife-rencias finitas, tema ampliamen-te desarrollado desde la época de Newton y Euler. El concep-to de feed-back ya era conocido y tratado de la misma manera anteriormente. Todos los proble-mas numéricos y computaciona-les relacionados con la resolu-ción de sistemas de ese tipo, son ignorados en forma absoluta. Los matemáticos con experien-cia en el tema saben perfecta-mente que la propagación de errores puede conducir a resul-tados catastróficos. No se utili-za ningún método moderno de cálculo, ni de aproximación, ni de acotación de los errores. Al respecto, conviene consultar, por ejemplo, el excelente libro de Peter Henrici, Discrete Variable Methods in Ordinary Differen-tial Equations, J. Wiley & Sons, N. York. En todos los artículos y modelos que utilizan System Dynamics no se observa que se utilice ninguna de las técnicas modernas de análisis multiva-riables de datos, tema que evo-lucionó mucho en los últimos diez años.

Curiosamente, gran parte de las funciones usadas son biva-riables y están dadas por tablas de diez puntos, de abcisas equi-distantes y crecientes. System Dynamics se implementa me-diante un lenguaje de computa-ción llamado DYNAMO, una de cuyas funciones (TABHL) in-terpola datos en las tablas en

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forma lineal dentro del interva-lo considerado y extrapolación constante fuera del mismo.

O sea, dada la tabla:

tabla que aparece en la página 24 del capítulo III del Technical Report (TR). Esta tabla da los valores del GNP (producto bru-

Este método puede criticarse desde muchos puntos de vista, observando que hay algoritmos mucho más sofisticados y efi-cientes para interpolar datos en una tabla. No hay ninguna jus-tificación p a r a extrapolar en forma constante fuera del inter-valo [x,, x10|. De hecho DYNA-MO tiene otra función que indi-ca que hay un error cuando se pretende evaluar la función pa-ra un valor de x fuera del inter-valo. W 3 cae en esta situación cientos de veces en una corrida standard, razón por la cual se utilizó TABHL.

Lo más positivo de DYNAMO es que facilita mucho el trabajo de programación de un modelo de esta clase. Es de esperar que en el futuro se diseñen lengua-jes con facilidades análogas, pe-ro que incluyan todos los resul-tados fundamentales de la Ma-temática Aplicada que son to-talmente ignorados en el Sys-tem Dynamics.

S E C C I O N 2

Critica Metodológica a los Métodos Empleados para Obtener Algunos Parámetros Fundamentales del Sector Capital

Hay cinco parámetros funda-mentales del sector Capital que se obtienen de un modo que en-seguida analizaremos, de una

to) per cápita medido en 1968 en dólares estadounidenses, el GNP y las fracciones del mismo correspondientes a los sectores de servicios, agricultura e in-dustrial. Asimismo figura qué parte se consume del GNP y la depreciación total medida en dó-lares/año. En la página 41 se dice: eligiendo aquellos países para los cuales la fracción del GNP obtenido por la agricultu-ra es pequeña (menor que 5 por ciento), podemos hacer la si-guiente aproximación

as 10 . ICOR SO . SCOR TD = +

donde: TD

ALIC ALSC

= Depreciación total ($/año)

10 = Output Industrial ($/año)

ICOR = Razón de output del capital industrial (años)

ALIC = Vida promedio del ca-pital industrial (años)

SO = Output del sector ser-vicios ($/año)

SCOR = Razón de output del capital de servicios

. _ ( a ñ o s ) ALSC = Vida promedio del ca-

pital de servicio (años)

La tabla mencionada da los valores de TD, 10 y SO. En la página 42 se dice: dado que te-

n e m o s valores estimados de ICOR y SCOR (ver las discu-siones de las correspondientes ecuaciones DYNAMO), sólo ne-cesitamos e n c o n t r a r el par (ALIC, ALSC) que satisface la ecuación para todos los países (el subrayado es nuestro). De acuerdo con la tabla de la pági-na 24, sólo hay cuatro países tales que la fracción del GNP correspondiente a la agricultura es menor o igual que el 5 por ciento. Ellos son: Bélgica, Ale-mania Oeste, Inglaterra y Es-tados Unidos. Si la aproxima-ción utilizada sólo vale para es-tos cuatro países, ¿qué sentido tiene encontrar el par (ALIC, ALSC) que satisface (¿con qué criterio?) la ecuación para to-dos los países? Este proceso da los valores ALIC = 14 años y ALSC = 18 años. Veamos aho-ra las discusiones de las ecua-ciones DYNAMO: en la página 45 se dice que se toma ICOR = 3 siguiendo el análisis de Sa-muelson (Economics, 1970) de la economía de los Estados Uni-dos.

Aceptemos esto, aunque no-tando que la figura 18 de la pá-gina 45 muestra que ICOR va-lía 4 aproximadamente en 1932 y 2 en aproximadamente 1945 (¡sin embargo, ICOR se toma como constante mundial!). En la página 55 se toma SCOR = 1 porque el conjunto ICOR = 3 ALIC = 14, SCOR = 1 y ALSC == 18 ajusta la ecuación muy bien a la gran mayoría de los países de la tabla. Esto es una tautología pues ALIC y ALSC se dedujeron luego de conocer ICOR y SCOR, pero posterior-mente SCOR se "deduce" usan-do ALIC Y ALSC. Es interesan-te comprobar cómo podrían de-terminarse estos valores. Consi-derando la ecuación TD = a, 10 + a2 SO debe cumplirse que

ICOR 3

ALIC ALIC

a¡ SCOR

ALSC La expresión para a2 muestra

que el problema de determinar SCOR y ALSC está totalmente indeterminado.

Queda entonces absolutamen-te claro que no hay ninguna jus-tificación para los valores utili-

zados en W 3 para dichos pará-metros. Veremos más adelante al tratar el problema de la in-estabilidad del modelo que estos parámetros juegan un rol fun-damental en el mismo.

O t r a variable esencial es FIOAC (Fracción del Output Industrial que se Consume). Uti-lizando la tabla anterior, se cal-cula FIOAC para cada país (pág. 47). En la figura 19 de la página 47 se representa FIOAC como función del GNP per cápita y se dice que hay un "trend" in-consistente. Por lo tanto, se de-cide tomar FIOAC igual al va-lor medio (¡otra constante!) que se dice que es igual a 0.43. Lamentablemente parece que hubo algún error pues el valor medio real es 0.380609... To-mando este valor, la corrida standard "predice" que la po-blación comienza a declinar en 2032 y la expectativa de vida al nacer "salta" de 64,4 años en 1996 a 61,5 años en el año 2000 (!); Luego veremos la impor-tancia de este parámetro en el análisis de sensibilidad global.

S E C C I O N 3 El problema de la sensibilidad de un modelo

Un modelo siempre puede ca-racterizarsp por la relación Y = A(X) en donde X es un vector de insumos (input), Y un vec-tor de productos (output) y A es un operador. El vector X con-siste de los parámetros, datos, constantes, etc., del modelo.

Pueden darse muchas defini-ciones rigurosas de la noción de sensibilidad, pero para los pro-pósitos de este artículo es pre-ferible adoptar un punto de vis-ta intuitivo.

Diremos entonces que un mo-delo es estable si a "pequeñas" variaciones en los elementos del vector X corresponden "peque-ñas" variaciones en las compo-nentes del vector Y.

Obviamente, un modelo pue-de ser estable con respecto a algunos componentes de X e inestable respecto a otros. Es fá-cil comprender que solo tiene sentido usar modelos que sean estables con respecto a los com-ponentes de X que tengan un cierto grado de incertidumbre (errores en los datos, etc.).

Prácticamente todos los aná-

lisis de sensibilidad de modelos se hacen en forma deficiente y en este sentido lo hecho con W 3 no es una excepción. El pro-cedimiento u s u a l consiste en variar casi siempre un paráme-tro y ver qué sucede con res-pecto al comportamiento gene-ral (Capítulo VII). Esto equiva-le a suponer que las funciones de varias variables sólo varían a lo largo de los ejes de coor-denadas. Por ejemplo, dada la función (modelo)

XY Z

(x-0.01)2 + (Y-0.01)3

y el estado inicial X0 = 0, Y0 = 0, si se varía sólo una de las variables X o Y, el resultado siempre es cero, con lo cual se deduciría que el modelo es "es-table". Por supuesto, en un en-torno del punto inicial los va-lores de la función varían drás-ticamente. Si planteamos un mo-delo recursivo que varía en el tiempo, como Y (t,x0) = A(X[t, x0]) donde x0 es el estado inicial y perturbamos el vector de en-trada xQ a x0 + A xp la varia-ción que queremos estudiar es

AY(t) = Y(t, x0 + A x0) -Y (t, xo)

Esta variación puede estudiar-se, en entornos de x0, mediante la matriz de derivadas parciales 0Y — , o utilizando términos de ma-ex yor orden del desarrollo en se-rie.

Aunque cada ecuación de un modelo sea simple, el proceso recursivo conduce a comporta-mientos no triviales y además para calcular las derivadas par-ciales, habría que aplicar cien-tos de veces la regla de deriva-ción de función.

Por esta razón, hay que utili-z a r diferenciación numérica, aunque requiera mucho tiempo de computación (hay que recor-dar que cada evaluación de la función es una corrida del mo-delo, lo que hace prácticamen-te imposible el usar más térmi-nos de desarrollo en serie. Evi-dentemente a veces hay proble-mas de diferenciabilidad con al-gunos parámetros (por ejemplo, UFDI en W 3) que generalmen-te se resuelven según el caso. Aquí no es factible extenderse más sobre el tema que será ana-

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lizado juntamente con la utili-zación de matrices pseudoinver-sas en el cálculo de la optimiza-ción simultánea de varias varia-bles para obtener políticas, etc., en el informe técnico del mode-lo latinoamericano. S E C C I O N 4 Análisis de sensibilidad de W 3

Hemos elegido como variable dependiente a la población (por razones obvias) del año 2100 (llamada POP 2100 de ahora en adelante) y estudiamos su sen-sibilidad con respecto a 48 pará-metros iniciales de W 3.. Antes de continuar, queremos obser-var que puede extenderse el análisis de sensibilidad a los va-lores de las tablas, al método de cálculo de la función TABHL, etc., pero nosotros no lo hemos

hecho pues requiere más tiempo de programación y de máquina del que queríamos dedicar a es-te problema. Por lo tanto, sólo se han calculado numéricamen-te las derivadas parciales de POP 2100 con respecto a 48 pa-rámetros iniciales. Todos los re-sultados obtenidos no pueden transcribirse por razones de es-pacio, así que sólo mostraremos las derivadas con respecto a al-gunos de los parámetros men-cionados anteriormente:

Derivada con respecto a:

SCOR ICOR ALSC ALIC FIOAC

Valor

0.8681.10'° 0.1415.10"

-0.2279.10' -0.1737.10'° 0.1225.10'2

Estos valores dan una idea de la inestabilidad del modelo. Lla-mando Xi a la i-ésima componen-te del vector de input, y G¡ a 0 POP 2100

la perturbación má-0 x¡

xíma en un entorno del punto inicial se obtiene a lo largo del gradiente. Por lo tanto, toma-mos como valores a X¡ + X G¡ en donde X se elige de modo tal de no alterar a ninguna variable en más de por ejemplo 5 por ciento. Esto plantea el problema de que entonces, la mayor parte de las variables prácticamente no se altera (y en general una sola cambia en 5 por ciento), lo que conduce a estudiar si hay otras direcciones t^les que alte-rando más variables en a lo su-mo 5 por ciento se consiguen

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resultados mejores. El problema es trivial en términos de progra-mación no lineal, pero para re-solverlo es necesario que el mo-delo pueda evaluarse en poco tiempo de máquina.

El modelo W 3 requiere 80 se-gundos en nuestra computadora para llegar al año 2100, lo que hace que la optimización sofis-ticada sea muy costosa en tiem-po. Obviamente esto se justifica cuando se quiere utilizar un mo-delo confiable para planifica-ción.

Usando X = 0.24172080.10-12

para todas las variables, excep-tuando las siguientes (que se modifican en 5 por ciento) que se toman así: ICOR = 3.15, ALIC = 13.3, ALSC = 17.1, SCOR = = 1.05, FFW = 0.231 (fracción de mujeres fértiles que vale 0.22 en W 3) se obtiene la corrida "perturbada" de la figura 2, en donde la población crece hasta el año 2272, llegando a un valor máximo de 0.995.1010. Podría es-p e r a r s e que si aumentamos FFW, la población aumente. Sin embargo, tomando FFW = 0.242 la población crece hasta el 2300 con un valor m á x i m o de 0.578.10'°. Este ejemplo muestra, cómo al cambiar una variable en un cierto porcentaje en for-ma arbitraria, no permite obte-ner conclusiones sobre la sensi-bilidad del modelo con respecto a la misma, debido a los com-plicados efectos de feed-back en-tre otras cosas.

Aquí hay que remarcar que en el Technical Report de W 3, dice en la página 22 del Capítu-lo Vil: ". . .esto apuntó a la sen-sibilidad del modelo con respec-to al conjunto (ALSC = 18, SCOR = 1, ALIC = 14, ICOR = 3), parámetros críticos del comportamiento del modelo". En otras palabras, los autores ad-virtieron que al modificar di-chos parámetros, los resultados cambian radicalmente. P e r o ellos cambiaban, por ejemplo, ALSC en un 50 por ciento. No-sotros llegamos a la misma con-clusión, pero nuestras perturba-ciones son del orden del 5 por ciento. La ventaja de nuestro análisis de sensibilidad es que se pueden calcular las peores perturbaciones en un entorno

de los datos iniciales. La figura nos muestra como con pequeños cambios los resultados pueden ser radicalmente distintos en un modelo inestable como W 3, al-terando simultáneamente mu-chas variables.

Debido a que no es posible trabajar con derivadas segundas por razones de tiempo, es facti-ble moverse a lo largo del gra-diente y recalcular las derivadas parciales en el nuevo punto, etc., controlando las restricciones. Es-ta es una manera de avanzar por aproximaciones lineales ha-cia el punto del entorno que pro-duce la perturbación máxima. Para ello conviene optimizar en forma unidimensional sobre el parámetro usando funciones barrera por ejemplo, para las restricciones. El problema cru-cial siempre es el tiempo de computación.

S E C C I O N 5

CONCLUSION

A priori, el hecho de que un m o d e l o sea extremadamente sensible con respecto a un pará-metro, no es un inconveniente si el valor del mismo está total-mente justificado. Por ejemplo, si un modelo es sensible al va-lor de la aceleración de la gra-vedad, no constituye en general un problema, excepto que la pre-cisión con la que se lo mide no sea suficiente. En el caso de W 3 vemos que los resultados son altamente sensibles con respec-to a parámetros como SCOR, ALIC, etc., que no están debida-mente justificados. Vimos que cambiando en a lo sumo 5 por ciento algunos de ellos, las pro-yecciones para las próximas tres centurias cambian radicalmente, tanto desde el punto de vista cualitativo (¡la población no de-crece!) como cuantitativo. Si se hacen corridas permitiendo al-gunos de estos cambios, se pue-den conseguir resultados de to-do tipo.

El punto esencial es que, con la técnica descrita, podemos uti-lizar en forma casi óptima los efectos combinados de 48 varia-bles, cosa que no se había hecho anteriormente con W 3 en nin-guna parte. Es por esta razón que en los diversos lugares en

donde se experimenta con el mo-delo de Meadows, no se habían encontrado resultados análogos usando perturbaciones peque-ñas: Según el libro The Limits to Growth, la catástrofe es evi-table restringiendo el crecimien-to del capital, con un estricto control de la natalidad, etc. Es-ta política recomendada impli-ca nada más ni nada menos que los países subdesarrollados eco-nómicamente no van a poder sa-lir de su estado actual. En el análisis precedente, hemos vis-to como es posible modificar otras variables que conducen también a evitar la catástrofe. Aun si W 3 fuera un modelo válido totalmente justificado, vemos que p u e d e n obtenerse conclusiones que conducen a po-líticas absolutamente diferentes. Finalmente entonces vemos que no solo W 3 tiene errores serios, sino que también las políticas recomendadas no se deducen en forma unívoca del modelo.

Esto es fundamental que lo comprendan aquellas personas que últimamente han intentado justificar ciertas actitudes polí-ticas, basándose en el modelo de Meadows.

AGRADECIMIENTOS

Al señor Luis Talavera sin cu-ya dedicación y-'profundos co-nocimientos de computación, es-te trabajo no podría haberse lle-vado a cabo en una computado-ra como la GE 415 de la Funda-ción Bariloche que tiene nada más que 16K palabras de me-moria central. Al Dr. Ray Cur-now de la Universidad de Sus-sex por habernos facilitado di-versos capítulos del libro Criti-que of Limits to Growth que va a publicarse próximamente, por diversas e interesantes discusio-nes sobre estos temas y por ha-bernos puesto en contacto con el Profesor Robert H. Socolow, de la Universidad de Princeton, quien nos facilitó amablemente la traducción FORTRAN de W 3 que posteriormente fue modifi-cada para nuestra computadora. Finalmente debo agradecer a to-do el grupo que interviene en el proyecto latinoamericano por el estímulo y las observaciones re-cibidas acerca de la redacción de este artículo.*

Humor nuevo

Julio Moreno

B R S r f l

y f l ! !

SEÑORES

p e f c o d o w £ > s se .

WO&R*» V 6 T 0 Q^élU

Este grupo tiene una capacidad de encuadramiento que es un balazo... pero creo que les falta profundizar un poco la parte ideológica. y^f

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... pero no Smith, es bien claro: la empresa se l lamará Euro-Industries en lugar de América-Industries y las directivas y el dinero vendrán e irán vía Bs. As.-París N.Y. en lugar de Bs As.- N.Y. directamente.. .

\ \ \ \ \ \

\

i i i i i ii i [ ' "

c ü h :

La vista esta "El último tango en París" me pareció una ofensa a los más preciados valores humanos, agresiva, insultante, obscena, decadente, en otras palabras: un encanto.

... pero compañero Pérez, hacer eso no sólo sería socialista sino tal vez hasta gorilo-sinarco-mongo-aurelio-trosquista...

Cómo hacemos La Recherche Entrevista a Michel Chodkiewicz

El Director de la importante revista científica fran-cesa narró al director de CIENCIA NUEVA las di-ficultades y las satisfacciones encontradas en ocho años de trabajo periodístico.

Ciencia Nueva: ¿Cómo se originó lo que es hoy la revista científica La Recherche?

M. Chodkiewicz: En primer lugar, tendríamos que hablar del origen de Atmes. Atomes el en-cuentro de una oportunidad comercial con una in-tención que ya tenía desde hace mucho tiempo. En aquel entonces trabajaba para una editorial fran-cesa, la editorial Le Seuil que era literaria y mi convicción, a principios de los años "sesenta, era de que Le Savil o cualquier editorial,aún literaria al empezar, tenía que dar lugar.a la cultura científica. ¿Cómo? No lo sabía exactamente, pero tenía muchas reuniones con amigos científicos y universi-tarios y sentíamos que, al lado de la producción científica normal, difundida por canales existentes, editoriales científicas, revistas especializadas, ha-bía lugar para otra cosa. Teníamos que definir qué cosa y encontrar una editorial dispuesta a aceptar esa cosa, ese producto. Muy rápidamente, llegamos a la idea de que no eran libros lo que había que hacer, por lo menos al principio, sino una revista de un tipo desconocido en Franc ia . Por supuesto, cuando se habla de revista, uno piensa en seguida en Scientific American que es la gran pre-decesora. Conocíamos a S.A., pensábamos que ha-bía que hacer algo similar pero que fuera muy di-ferente, porque ya S.A. era una fórmula en nuestra opinión envejecida y superada. Y ahí intervino la oportunidad comercial de que hablaba. A Le Sevil le ofrecieron en venta una vieja revista que estaba muñéndose y que se llamaba Atomes. Esta revista, fundada en 1946, tenía sólo 2.000 lectores y muy pocos autores. Entonces Le Sevil compró la revista en 1965 y nos sirvió como campo de experiencia.

Después grosso modo, hubo dos etapas. La primera etapa de nuestro trabajo en abril de

1966, fue sacar una nueva fórmula de Atomes ya sumamente cambiada con respecto a la revista anterior. En la segunda etapa, en mayo de 1970, cambiamos el título por La Recherche y modi-ficamos -enriqueciéndola-— nuestra fórmula para convertirla en la que tiene hasta ahora. En seguida, nos dimos cuenta de que las necesidades de información cientifica son inmensas y existen en to-dos los niveles. El gran público necesita una mejor información científica, pero los mismos científicos necesitan una mejor información científica. En cuanto al gran público, no teníamos los recursos

suficientes como para competir con los grandes medios existentes, es decir la TV, la radio y •los diarios. No digo que no queda nada para hacer, pero nosotros no podíamos hacerlo, porque hubiera exigido inversiones enormes. Pero existía un campo donde nos pareció que podíamos hacer algo con nuestros recursos y era en el de la información de los mismos científicos, la información inter-dis-ciplinaria. En realidad, esta palabra no me gusta mucho, pues es muy vaga y tapa cualquier estupidez y estafa intelectual, pero la uso porque no dispongo de otra palabra y después de todo etimológicamente dice bien lo que quiero decir, pues se trata de hacer pasar la información de una ciencia a otra, de hacer que un biólogo esté informado de lo que ocurre en física y viceversa. Lograr esto era una de nuestras preocupaciones, pero no era muy original; Scienti-fic American lo había hecho bastante bien, desde hacía una siglo. Pero existían otras preocupaciones. La ciencia en las revistas y diarios en Francia y en

el extranjero, estaba presentada en esta época como algo "dado". Era así. Este "dado" era raramente cuestionado y no era presentado como para sugerir que la ciencia se mueve, que la ciencia es, en primer lugar, una duda continua.

Por otra parte, no se puede separar la ciencia ahora, después de la segunda guerra mundial, de una política científica. La ciencia necesita recursos financieros. Se plantean problemas de dinero al ni-vel input de la ciencia y se plantean también al nivel de output, porque la ciencia desemboca a menudo en realizaciones medicinales, industriales, etc., que de una manera u otra entran en el circuito económico.

Entonces estas dos preocupaciones se resumían así: la revista que queríamos hacer no podía ser sólo una revista de información científica, sino de cul-tura científica. Y por eso tenía que dar lugar a preocupaciones científicas epistemológicas: qué es la ciencia, qué es el discurso científico y también a preocupaciones de política científica. Hoy en la Francia de 1972, estas dos preocupaciones parecen bastante comunes, porque en gran parte por una influencia de La Recherche y de Atomes mucha gente, muchos científicos, como asimismo muchas revistas empezaron a convencerse de que eran temas válidos. Pero en aquel entonces, le puedo asegurar que era algo muy original y que las primeras reacciones de los lectores no fueron fa-vorables. Nos dijeron "compramos una revista científica para leer informaciones y no nos dan informaciones científicas; en fin, nos dan esto por supuesto, pero también problemas filosóficos sobre la ciencia y problemas políticos sobre la ciencia". Ahora pienso que si sacamos este aspecto de la re-vista, la mitad de los lectores cancelan su suscrip-ción. Agrego que nos ayudó seguramente, en esta transformación de la mente, de la disponibilidad intelectual del lector científico, el proceso de mayo de 1968 que dió lugar a un gran movimiento, a una mezcla de ideas, no siempre productivas, pero que por lo menos tuvo el mérito de sacudir un poco al-gunas inercias. Y para mí, es claro que el lector tipo de La Recherche no fue el mismo antes y después de 1969. Antes era una minoría; ahora, está alcanzan-do paulatinamente el nivel de mayoría. Teníamos por supuesto muchas ambiciones, pero cualquier persona puede hacer un progreso ambicioso; lo esencial es realizarlo. Y realizarlo planteaba muchos problemas, porque ninguno de nosotros tenía la experiencia de este tipo de revista y eso porque en Francia nunca había existido ninguna.

En Francia las revistas científicas eran revistas muy especializadas y a menudo malas, o eran revis-tas no especializadas, pero con muy pocos recursos que utilizaban técnicas tradicionales, antiguas, y generalmente gobernadas por un amplio consejo científico donde había innumerables miembros de la Academia de las Ciencias, generalmente octogenarios o nonagenarios, "personalidades de primer orden" como se dice, cuyo papel principal no era servir de motor, sino de freno y lograr, con todo esto, lectores satisfechos. Entonces ¿dónde aprender este trabajo? Usamos dos sistemas.

Por una parte, tratamos de practicar la imitación inteligente de los demás, es decir, ir a ver lo que se hacía en otros países, en particular en los Estados Unidos y miramos muy a fondo cómo hacían las re-vistas norteamericanas e inglesas, cuáles eran sus

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métodos de trabajo, cuáles eran los tipos de relación que tenían con sus autores, cuáles eran los proce-dimientos del armado de la revista utilizados, cómo concebían sus ilustraciones, etc., y cómo se infor-maban sobre las reacciones de sus lectores y toma-ban cuenta de ellas. Era una parte de la tarea.

La otra parte era improvisar, pues no queríamos sólo hacer una simple imitación de las demás, sino que queríamos hacer aleo mejor.

Entonces Atornes fue durante mucho tiempo, una sucesión de improvisaciones.

Tengo que decir que los primeros lectores de Atomes merecen nuestro agradecimiento. Tuvieron mucho mérito porque les dimos muchos ejemplares que 110 eran muy buenos, estaban mal equilibrados, mal concebidos. Tuvieron paciencia y creo que, al fin, fueron recompensados, pero tuvieron que tener paciencia durante mucho tiempo. En primer lugar, porque no llegábamos muy bien a definir nuestras técnicas y por parte, porque esta revista científica necesitaba para vivir, para publicar, autores científicos y estos autores teníamos que encon-trarlos.

Y existía además en Francia una prevención contra este tipo de revista. Esto era lógico puesto que todas las anteriores eran malas. Cada vez que nos dirigíamos a un autor pidiéndole un artículo ha-bía que luchar mucho tiempo para convencerlo de que era una experiencia que valía la pena y en dos casos de cada tres, encontrábamos un rechazo. Esto hizo que tuviéramos problemas para encontrar buenos autores que satisfacieran nuestros criterios y cuando por casualidad encontrábamos un buen artículo, era muy difícil mejorarlo porque el autor no nos tenía confianza. No estaba dispuesto a cola-borar con nosotros para mejorarlo.

Ahora hablamos con siete años de experiencia en los cuales la situación cambió profundamente. Todavía vamos buscando autores, pero también ellos vienen a nuestra revista. Cada correo nos trae propuestas de artículos de investigadores, a menudo muy conocidos. Por otra parte, demostrábamos que nuestra preocupación de presentar la ciencia con claridad y de manera interesante no nos impedía lograr seriedad. Esto hace que hoy sea bastante raro que un autor rechace cooperar con nosotros, rechace prestarse a las disciplinas que queremos imponerle, porque saben que no somos mercaderes, que tenemos escrúpulos intelectuales, que tenemos una preocupación de rigor científico; así la si-tuación se mejoró muchísimo.

Debimos pasar por todos estos ensayos. Pero existía asimismo otra dificultad; había que encon-trar no sólo autores exteriores a la revista dispues-tos a escribir un artículo de vez en cuando, sino también formar un equipo permanente que pasara la revista, que definiera la política redaccional, buscara a los autores, eligiera los temas y trabajara sobre ellos, que les diera forma. Cuando empe-zamos, este equipo no existía. No había nadie en Atomes. No había un solo colaborador regular.

En primer lugar, llamé a dos o tres científicos que yo conocía bien y me ayudaron muy generosamente; algunos pasaron todas sus vacaciones, domingos enteros, noches, trabajando sobre la revista sin cobrar sueldos, sólo por pasión de comunicar sus conocimientos. Pero esta forma de trabajo militante y un poco amateur no. podía prolongarse. Necesitábamos algo un poco más esta-

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ble. Entonces, por relaciones, por anuncios en diarios, empezamos a juntar gente. En mi oficina, vi pasar a muchos científicos que a priori aceptaban trabajar ful! time o part time en una revista de este tipo. Hubo que elegir y a veces la elección fue dura. Recuerdo haber publicado un anuncio a principios de 1966. Hubo 80 respuestas; sobre estas 80 respues-tas, seleccioné a 7 personas, solo tomamos tres; de | estas tres, queda una hoy. Puede verse que hubo una

. larga decantación. Pero al mismo tiempo, esta única persona que queda de la cosecha que hicimos en 1966, nos trajo a otros colaboradores. Entonces, con esta serie de cosechas, al finalizar 1966, un año después de iniciar nuestra experiencia que empezó durante el verano de 1965, habíamos constituido un núcleo de cinco o seis personas que trabajaban de manera regular en la revista y alrededor de quince en forma menos regular, pero que se interesaban en la revista y aceptaban darnos información y ayudarnos. Este núcleo, subsiste hoy; la mayor parte de la gente que estaba ya presente a principios de 1966, está todavía aquí. Pero hubo muchas más después. Y esto me lleva entonces a definir un poco, pasando sobre el período intermedio, cómo trabaja la revista hoy.

Tenemos ahora un staff permanente de siete personas en la redacción y tres en la edición. En el lenguaje de la profesión, la edición es la gente que hace la diagramación, concibe las ilutraciones, las ejecuta o las hace ejecutar. Insisto sobre la edición porque es algo importante; no es sólo una decoración que se agrega a la revista, sino que forma parte de la concepción de cada artículo. Tra-tamos de concebir las dos cosas al mismo tiempo. Hay entonces un núcleo de una decena de personas que produce la revista. Pero esto es sólo el primer círculo. Por lo menos, existen dos círculos más.

El segundo es el círculo de los informadores y corresponsales. Este segundo círculo representa a una cincuentena de personas pertenecientes a ramas muy diferentes; algunos son biólogos, otros físicos, astrofísicos, astrónomos, matemáticos, etc. Son gente que trabaja, son investigadores, pues to-dos nuestros colaboradores tienen o tuvieron una experiencia de laboratorio. El núcleo permanente, los siete colaboradores de que hablaba, son gente que investigaron y ahora abandonaron la inves-tigación y los cincuenta corresponsales siguen in-vestigando. Trabajan en laboratorios universi- | tarios, en organismos de investigación o aún en j

empresas industriales y colaboran algunos con su apellido, otros en forma anónima, ayudándoos a detectar temas interesantes, laboratorios donde surgen cosas nuevas, a encontrar a buenos autores y también ayudándonos a presentar los artículos, pues se puede encontrar una muy buena infor-mación, un autor muy calificado y tener un artículo ilegible o aburrido. Entonces con esta gente po-demos tener en forma permanente una información renovada para La Recherche, y a través de La Recherche ppra sus 40.000 lectores, una información que esté realmente al día y que no salga de un libro. Y además, existe un tercer círculo; es el círculo de los colaboradores aún menos regulares, es el de nuestros autores, los autores de artículos.

Resulta frecuente que un investigador que publicó un artículo para la revista no escriba más, o por lo menos no escriba otro antes de varios años. Y después de todo, cada investigador tiene un tema limitado y no se le puede pedir que tenga algo nuevo para nosotros cada tres o seis meses. Pero generalmente seguimos teniendo relaciones muy seguidas, amigables y confiadas con los que escri-bieron una vez en la revista. No se les puede pedir y no queremos pedirles una colaboración regular. No tienen tiempo y además si quisiéramos pagarles no podríamos porque resultaría demasiado caro, pero son como consejos informarles. Sabemos que po-demos llamarlos si necesitamos una opinión sobre un problema que se nos plantea, sabemos que si descubren un autor interesante, seguramente van a tener la idea de mandarlo a la revista. Asi podemos contactarnos con toda la comunidad científica y como una parte de estos corresponsales residen en el extranjero, tener relaciones con la comunidad científica internacional. Intensificamos estas relaciones teniendo acuerdos de colaboración con algunas revistas como CIENCIA NUEVA, la revista británica Natura o la revista norteamericana Science; lo cual hace que en definitiva trabajemos con una información bien al día, correcta, que po-demos siempre verificar.

Esto no quiere decir que no hagamos errores de vez en cuando. Sé que CIENCIA NUEVA tuvo pro-blemas con una información nuestra, mal traducida al inglés. Podemos equivocarnos pero pienso que en general el procentaje es muy bajo y que llegamos a una revista de una calidad regular extremadamente elevada y sin comparación con lo que yo hacía antes en Francia. C.N.: ¿Quiénes son los lectores de La Recherche?

Michel Chodkiewicz: Puedo hablar con bastante precisión de los lectores de La Recherche porque los conocemos bien. Tomamos el riesgo financiero de hacer un análisis muy detallado. No queríamos solamente confiar en nuestras impresiones.

Cada uno de nosotros conoce a lectores de La-Recherche alrededor suyo, pero con en general amigos y sus reacciones no son muy fiables. Están modificadas por la amistad; esto no impide que sean críticos, pero son sin embargo totalmente imparciales. Entonces, para tratar de hacernos una idea del lector en forma precisa, pedimos una en-cuesta a una empresa especializada —hace un año— y esta encuesta nos alegró mucho por dos razones:

La primera razón es. que la gente entrevistada contestó en un porcentaje muy alto. Tuvimos más de los 2/3 de respuestas, lo cual es sumamente excep-

cional. Esto demuestra que la gente qué lee La-Recherche se interesa tanto como para prestarse a un estudio de este tipo, siempre desagradable para la persona entrevistada.

La segunda razón por lo cual nos alegró el estudio fue que nos reveló que habíamos apuntado correctamente. Con esto, quiero decir que el público que habíamos definido al empezar en 1965 era el público que justamente habíamos tocado en reali-dad. Es la gente que no siempre hizo estudios cien-tíficos, a veces ni siquiera sancionados por un diploma, pero gente con una cultura científica. Sabíamos que hubiéramos errado tratando de llegar al mismo tiempo a gente con una formación li-teraria o sin cultura y a científicos. Teníamos que elegir. No digo que un día no se pueda hacer algo, otro tipo de revista destinada a otro tipo de público, pero en este caso queríamos un público con una formación científica y sobre este hecho estaba basa-da nuestra concepciónredaccional.Porotra parte, es un público joven; su edad es de alrededor de 30 años y también eso era lo que queríamos. No hacíamos una revista para el establishment científico porque en primer lugar, no la necesitan y además no tienen las mismas preocupaciones que nuestra redacción, cuya edad está alrededor de los 30 con la excepción mía que tengo un poco más de 40 años.

Hubo una decepción porque nos enteramos de que nuestro público era masculino, en la proporción del 90 por ciento. Yo habia esperado una mayor par-ticipación de mujeres. Pero no creo que provenga de una actitud misógina de La Recherche, muchos colaboradores son en realidad colaboradores femeninos. Creo que deriva de la integración sociológica de la ciencia en Francia y en otros países. No son muchas las mujeres que eligen la ciencia y sobre todo que siguen trabajando en ciencia. Muchas hacen estudios científicos pero pocas siguen una carrera científica. Esto explica sin duda este desastroso equilibrio; porque a noso-tros nos gustan las mujeres...

Constaté, sin mucha sorpresa, que los ingenieros no representan un alto porcentaje entre los lectores. Pienso que también es una situación que va a cambiar porque el modo de formación de los in-genieros ya cambió en Francia, se modernizó. Hoy los ingenieros tienen una cultura más abierta, una curiosidad mayor, comparándolos con los in-genieros de hace 20,30 ó 50 años atrás. Pero actual-mente en la industria, salvo en algunas industrias muy modernas y en los laboratorios de inves-tigación de ellas, el ingeniero francés es un hombre que no se interesa mucho por la ciencia. C.N.: ¿Cómo se desenvuelve económicamente La Recherche?

Michel Chodkiewicz: No hay misterio. La-Recherche es una revista que, con este título o el de Atomes tiene siete años de experiencia. La-Recherche perdía dinero cada año durante estos siete años, pero por primera vez, este año ten-dremos un beneficio muy chico, totalmente sim-bólico, pero suficiente como para darnos ánimo y más aún a nuestros accionistas. Tenemos dos principales accionistas:el mayor es la editorial Le Seuil que tuvo mucho coraje porque de entrada consideraron que era una experiencia larga que no podían esperar resultados inmediatos. Creo que era al mismo tiempo una buena acción y un buen cálculo, pero con respecto al buen cálculo, tuvieron

que esperar siete arios para verificar , lo cual es siempre triste.

Pero en fin, creo que ahora salimos del período di-fícil. El problema más grave para nosotros no es la progresión de los lectores. Fue muy rápida, pues empezamos con 2.000 lectores en 1965 y ahora tenemos 40.000, controlados por el organismo oficial de control de la difusión. Hablo de 40.000 compra-dores, pero hay muchos más lectores, pues cada eiemplar circula. En realidad, el número de personas que leen La Recherche cada mes gira alrededor de 160 a 170.000 personas. Por consiguiente, hubo una muy fuerte progresión del número de los lectores y compradores, pero la publicidad se quedó atrás.

En la economía de la prensa francesa y sin duda la prensa internacional, los recursos publicitarios son muy importantes. No hay prácticamente ningún diario o revista que no se venda por debajo de su costo, sino no encontraría lectores. Tenemos muchos problemas para convencer a los anuncia-dores franceses o a las agencias de publicidad acerca del interés que puede representar para ellos la revista, porque La Recherche se ubica para ellos en una categoría inexistente, donde está sola por ahora en Francia pues no es una revista expeciali-zada, no se dirige sólo a los físicos, o los médicos o biólogos sino a muchas categorías profesionales, ni tampoco es una revista destinada al gran público, porque sólo nos dirigimos a los científicos.

C.N.: ¿Usted habló de accionistas, ¿quién es el otro?

Michel Chodkiewicz: El segundo accionista es una sociedad de financiación que se llama E.E.D., que detiene alrededor de un tercio del capital y por consiguiente no es una editorial. Entró en 1970, pero durante el período anterior, sólo Le Seuil nos ayudó y estuvo haciendo el esfuerzo necesario que — créame— reDresenta mucho, mucho dinero.

C.N.: ¿Cuál es la proporción de suscriptores? Michel Chodkiewicz: Las suscr ipc iones

representan 2/3 de las ventas. Tenemos 28.000 suscripciones. El resto son lectores que compran la revista en un kiosco.Es muy importante que los 2/3 sean suscripciones porque en primer lugar esto representa ejemplares que podemos producir sa-biendo que se van a vender y esto nos permite evitar pérdidas financieras y por otra parte nos ayuda a enfrentar nuestras necesidades de tesorería, mientras las ventas en kioskos son siempre fluc-tuantes y no podemos saber de antemano cuántas serán. Además el porcentaje de los intermediarios es muy alto, alrededor del 50 por ciento. C.N.: Para nosotros, las suscripciones representan un 15 por ciento.

michel Chodkiewicz: Si pueden invertir esa proporción será perfecto. Pero hay un problema de costumbres de lectura. Hace poco tiempo viajé a Japón. En Japón las costumbres de lectura son tales, para el conjunto de los públicos y de las revis-tas, que el porcentaje de las suscripciones gira, para cualquier órgano de prensa, alrededor del 15 o 20 por ciento. En Japón, la gente no se suscribe. Es una estructura económica totalmente distinta de la estructura francesa. En Francia, una revista como La Recherche se aprecia o no. Si se aprecia, se

suscribe porque es más simple y menos caro y resulta beneficioso al lector y a la revista. C.N.: ¿Generalmente, se cree que tiene apoyo de la Delegación o del CNRS?

Michael Chodkiewicz: No recibimos y no queremos recibir ninguna ayuda de un organismo encargado de la ciencia en Francia, porque inmediatamente esto comprometería esta independencia. Dije al empezar esta entrevista que dábamos mucha im-portancia a los problemas de política científica y queremos hablar de eso con total libertad; así lo hacemos.Usted lee La Recherche y lo sabe muy bien. De vez en cuando hay artículos que no son especialmente tiernos para la política del gobierno. No lo hacemos de manera sistemática, pero queremos discutirlo con libertad y queremos ofrecer una tribuna- a nuestros lectores. De vez en cuando publicamos las opiniones de un sindicalista, de un político de la oposición. Son cosas que no po-dríamos hacer con la ayuda de drganismo oficial francés y sin esta posibilidad se suprime la razón o una de las razones más profundas de la misma existencia de La Recherche.

La única forma de apoyo que recibimos y que es común a todas las editoriales y diarios franceses, es una ayuda indirecta del Ministerio del Exterior. El Ministerio ayuda a la prensa y los editores franceses a hacer conocer sus producciones en el extranjero, comprando libros y revistas y difundiéndolos des-pués en varios países extranjeros. Recibimos esta ayuda como otros centenares se benefician con ella. Y es una ayuda a la profesión que no se acompañe de ningún control político.*

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Comentarios de libros

R O D O L F O M O N D O L F O : V e r u m factum, desde antes de Vico hasta Marx. Buenos Aires, Siglo XXI, 1971, 97 páginas.

Toda la obra de Rodolfo Mondol-fo se inscribe en una constante preocupación por investigar los r a s g o s t e c n o l ó g i c o s d e l humanismo occidental, cuya culminación parecería estar ex-presada en las tesis filosóficas de Marx. Este breve ensayo no podía s e r a j e n o a t a n a ñ e j a s preocupaciones c i en t í f i cas . Condensa aquí, con la profundidad erudita que caracteriza al autor, esa orientación temática esencial de la cual, en el campo de la his-toria de la filosofía y de la ciencia, es sin dudas un adelantado. Benjamín Farrington, al cual de-bemos excelentes textos sobre historia de la ciencia (particular-mente griega y renacentista) ha señalado la deuda que tienen los historiadores progresistas con Mondolfo, al sentar las premisas básicas de la investigación en esos campos de la historia.

¿Cuáles son esas premisas básicas? Fundamentalmente el reconocimiento, en el ámbito de los testimonios ideológicos, del papel que juegan las técnicas (el trabajo manual) en el esta-blecimiento y fundamentación de las concepciones gnoseológicas avanzadas. Esta metodología de investigación, de la cual Marx en una nota en el Libro I de El capital, (que el mismo Mondolfo trascribe aquí en la p.89) advertía era el único camino científico viable para reescribir la historia social del hombre, tiene según nuestro autor, una tradición que es necesario rescatar.

En este ensayo se ocupa nue-vamente de bucear en la historia de la filosofía, los rastros concre-tos que existen sobre esta cuestión

que Mondolfo resume en términos muy claros: "el problema de la relación entre conocer y hacer" (p.9); o sea, develar la eficacia operativa del conocimiento como instrumento de poder.

Desde la perspectiva unilateral de exponer los distintos momentos que adquiere el problema en di-ferentes pensadores, tanto de la antigüedad clásica como del Renacimiento, el trabajo de Mondolfo es verdaderamente im-portante. Su conocida capacidad para el análisis crítico de los textos y el manejo adecuado de una excelente bibliografía, siguen vigentes. Pero entendemos que en este ensayo se ha producido una limitación llamativa respecto a anteriores obras sobre estos temas. Esa limitación está dada por la ausencia notoria del examen de la infraestructura material que determina el desarrollo científico e ideológico de una época. La ausencia es más significativa aún, por cuanto Mondolfo no hace si-quiera una referencia directa a la cuestión. El enfoque entonces, preciso y serio en cuanto al reconocimiento y análisis estruc-tural de los temas sobre los textos mismos, se limita a una sucesiva reproducción lineal de las tesis y a su p r o l i j a j e r a r q u i z a c i ó n cronológica, cuya virtud más se-ñalada es el análisis de la idea pero no su explicación histórico-crítica. Mondolfo no nos orienta aquí sobre las distintas y antagó-nicas posiciones ideológicas que se manifiestan en los períodos his-tóricos estudiados. Eso le hace caer en una especie de optimismo esquemático, el cual utilizado como instrumento de selección documental (aún en el caso de filósofos reaccionarios como Pla-tón) termina por distorsionar el real papel histórico que juegan las ideologías sobre la valorización

positiva o negativa del trabajo manual. Lo cual, en definitiva, concluye por ocultar el verdadero rostro social de las filosofías idealistas. La tarea del investiga-dor de la historia de la filosofía y de la ciencia no radica únicamente en reconstruir los textos o analizar aisladamente las ideas sino, como lo ha enseñado el mismo Mondolfo, en tratar de localizar esos elementos en el contexto material de las luchas sociales, de las cuales son reflejo. .

A. Ch.

G E R A R D O D U E J O : El c a p i t a l monopolista y las contrad icc iones secundarias en la sociedad argentina. Buenos Aires, Siglo XXI, 1973. 159 páginas.

La multiplicidad de obras sobre cuestiones políticas —reflejo de un momento histórico de elevadas y agudas luchas ideológicas— hace imprescindible discernir entre aquellas que tienen un interés ocasional y otras que, por su contenido y metodología, trascien-den lo meramente circunstancial.

El libro de Duejo es, induda-blemente, una obra de circunstan-cias, escrita a nivel periodístico (se trata de artículos publicados en "Cristianismo y revolución" entre 1970 y 1972) cuya unidad está implícita en la temática y los propósitos políticos de la inves-tigación. Sin embargo, esa cir-cunstancialidad temporal no desdibuja el valor científico de estos artículos; por el contrario, facilita el acceso al público más vasto de temas que, expuestos a otro nivel, serían comprensibles sólo por espec ia l i s tas . Son precisamente estas pautas lo que

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,-<}!iv.ii'¡tcn en una obra de i «.-cMablt s méritos científicos. ^ i t - i i i p n 1 tv. .'ht¡cíl, en el campo

t£ií> ciencias sociales, intelegir contradicciones reales que

, 1 , t a m i z a n una sociedad concreta, i -s" comple j i dad de los procesos

,t m i e s , ocultos además por una , jM'sa red de intereses de clase,

„ iCG un esfuerzo gigantesco para . - « • r a r las t rampas de la simpli-

., c- iófi dogmática o la debilidad ,, j ec lect ic ismo. A su vez estas di-

• t i l t a d e s se agudizan en los , , i s e s dependientes,en los cuales

| , v a l i d e z de los modelos econó-u o s o sociológicos de carácter

. . u v e r s a l . d e b e ser de una profun-] i invest igación original.En este

. í i d o el libro de Duejo es un buen , j , - m p í o de los resultados in-i i esa ntes que se logran cuando el

e s t i g a d o r se exige en la tarea a jus tar la teoría a la práctica,

, a i i p i e n d o con criterios que, u i i q u e m u c h a s v e c e s s e

,-.-*.-sentan con el membrete de re-. i . lne ionarios . carecen de base

e n t í f i c a . Tales criterios con-d u c e n a doctrinarismos alejados ¡ • l a realidad (imposición de mo-

«<* l o s abstractos) pasibles, no -i f ia m e n t e del descrédito de la p r a c t i c a académica, sino del •. a c a s o en la propia experiencia ... -1 ó r ico-concreta.

E l propósito central de este libro es d e s e n t r a ñ a r el carácter- y papel • p i e cumplen las contradicciones

* f u n d a r í a s en la sociedad argen-• •: v i . A fin de centrar el tema, Due-••• r e a l i z a un metódico proceso

' l a i i t i c o sobre las distintas zonas • « • l a l e s y políticas que componen

»•! c u a d r o del país, mostrando el !'-hív i miento dialéctico entre el • • - p e e tro de contradicciones ín-t e r imperia l i s tas con las propias de la Argent ina . "Como conclusión de t - t e trabajo —sintetiza Duejo— • • a t e n d e m o s que, simultáneamen-te c o n la contradicción principal, . r i ' g a n en nuestro país tres contra-

d i c c i o n e s secundarias a las que es «i»"cosario acudir para comprender

«nfrentamientos internos de la l i a s e dominante, las oscilaciones f »[i t i c a s de los partidos de la clase '!« e c i i a y l a s e x p l o s i o n e s S" d i c l a s i s t a s de las provincias i n f e r i o r e s . (...) Dichas contradic-c i o n e s secundarias son las que • ut r e n t a n a la pequeña burguesía > a l a burguesía nacional con el ' > ' p i t a l monopolista nacional e «internacional; al interior coloniza-' '' la metrópoli del puerto de B u t - n o s Aires y al capital europeo

V K m norteamericano, en el nuevo

capituló de la lucha interim-perialista por el mercado mun-dial". (p. 13).

Esta investigación se enfrenta decididamente con dos supuestos que, de una forma abierta o vela-da, predominan en los análisis socio-políticos. Uno, que explica el fenómeno de dependencia de la Argentina por razones exclusi-vamente geopolíticas; otro, que reduce su intrincada y compleja estructura social a un antagonis-mo lineal y polar entre dos sec-t o r e s s o c i a l e s ( b u r g u e s í a proimperialista y proletariado), borrando del mapa a la pequeña burguesía y a la burguesía nacional. El valor fundamental de los trabajos contenidos en este li-bro radica en su serio esfuerzo por combatir científicamente estas dos orientaciones, las cuales, aunque políticamente contrarias, manif ies tan una desmedida adhesión al dogmatismo acien-tífico.

Como la ciencia se ha transfor-mado en un instrumento de carácter político, es decir, se ha convertido en una guía directa para cambiar la sociedad, toda investigación científica que pre-tenda se la reconozca como tal de-berá ponderarse en función de su capacidad para contribuir a construir la nueva sociedad. En tal sentido este trabajo de Duejo es una importante aproximación a la comprensión científica del proceso político argentino, camino de inves t igac ión que debe es-timularse y ampliarse.

A.Ch.

SMULEVICH

CIUTICAS DE LAS TEORIAS Y LA POLITICA BURGUESA DE LA PO-BLACION

Santiago de Chile, CELADE, 1971. 483 páginas

Después de casi 200 años de esta-blecida y a pesar de todos los ava-lares sufridos, la teoría de la po-blación de Malthus parece ser inmortal. Avalada por la autori-dad de Darwin, destrozada por la crítica científica de Marx, con algunos retoques y ajustes ha re-flotado con peligrosos bríos, particularmente en los países del Tercer Mundo. Actualmente

cumple un papel trascendental como generador de deformación ideológica en los planes de pene-tración y colonización imperialis-tas, sobre los países dependientes. Por eso, toda obra dirigida a infor-mar, criticar y denunciar con cri-terios y métodos científicos, el carácter reaccionario del mal-tusianismo y su función como arma de subyugamiento coloniza-dor, debe ser bien recibida pues se convierte en un instrumento eficaz para la tarea de quienes están seriamente preocupados en el combate antimperialista.

Esta obra del soviético Smule-vich participa de todos esos atri-butos científicos que la convierten en un texto antimaltusiano muy recomendable. Es un manual impresc indib le por el cual tenemos una visión profunda del problema, tanto desde el ángulo teórico como de sus consecuencias prácticas y políticas. Con un importante manejo bibliográfico y documental, tanto clásico como contemporáneo (fundamental-mente el proveniente del área capi ta l i s ta europea y nor-teamericana), el autor realiza, desde el ángulo marxista un cuestionamiento a las teorías y políticas burguesas de la po-blación.

El libro principia por un ex-posición concisa y clara de la teoría marxista de la población. Se analiza la teoría tal como aparece en El Capital, su desarrollo en las obras de Engels y Lenin y se describen sus tesis esenciales. Asimismo, en forma autocrítica se destacan las insuficiencias en el tratamiento del tema por parte de los econimistas soviéticos, desa-tando un impetuoso combate contra las concepciones acadé-micas y políticas de "los ideólogos de la burguesía y reformistas". Como el autor no se anda en ambigüedades u ocultando su posición política, el lector no puede confundirse ni sentirse defrauda-do. Sabe desde el principio que el tema va a ser examinado en funsión de las orientaciones políticas marxistas, que no va a penetrar en una obra científica aséptica, sino en una guía para el

combate político.Y esta orientación metodológica —a pesar, de las insuficiencias y deficiencias que se puedan anotar en ciertos capí-tulos— convierten este manual en una excelente guia para los científi-cos militantes.

Ha sido Carlos Marx quien ha

formulado las tesis esenciales para establecer la teoría cien-tífica de la población: "Una ley abstracta de la población —leemos en el Libro I de El Capital— sólo existe para los vegetales y animales, mientras el hombre no intervenga históricamente en estos reinos (...) En realidad, ca-da régimen histórico concreto de producción, tiene sus leyes de po-blación propias que rigen de un modo históricamente concreto." En los años que Marx escribía El C a p i t a l , D a r w i n d a b a a conocimiento público sus formi-dables investigaciones sobre El origen de las especies, libro en el cual formula la ley abstracta de la población para los reinos vegetal y animal. Lo curioso, en este acontecimiento en la historia de la ciencia, es que Darwin sistematizó sus observaciones inspirándose en las concepciones que sobre la po-blación humana había establecido Malthus en su Ensayo sobre el principio de poblac ión. La coexistencia y complementación (cuyas consecuencias nefastas se han apreciado en las teorías racistas) entre la teoría científica y revolucionaria de Darwin y las especulaciones socialmente re-gresivas y anticientíficas de Malthus, puede explicarse por una identificación ideológica clara. Tanto Malthus como Darwin eran burgueses y, aunque en períodos distintos, los dos fueron testigos con un intervalo de 50 años, del tremendo impacto devastador causado, en la sociedad inglesa, por el avance y desarrollo del capitalismo. Una sociedad funda-da en la más brutal de las compe-tencias, en la cual las luchas de la burguesía por expropiar a • los sectores precapitalistas no sabía de misericordias piadosas, ex-poliando furiosamente a las masas trabajadoras, cubriendo de ovejas y miserias los campos y de fábricas y deshechos humanos las ciudades, tenía que generar sobre los intelectuales una visión aterra-dora del mundo. Cosmovisión adelantada en la dramática adver-tencia de Hobbes de que "el hombre es lobo del hombre", donde se vislumbra una interesan-te aproximación a los fundamen-tos de la llamada ley mal-tudarwiniana de la "lucha por la existencia".

Tiene razón John Bernal cuando señala que, en el desarrollo y establecimiento de las concep-ciones científicas, encontramos

siempre una íntima interrelación entre el modelo teórico que explica el movimiento del mundo natural y las concepciones ideológico-poií-ticas dominantes. Es esa influen-cia ideológica la que determinó que el científico Darwin, un burgués progresista del siglo XIX, aceptara como un axioma el lega-do del obispo Malthus, un burgés reaccionario del siglo XVIII. Con la interpretación maltusiana pudo Darwin explicar sencillamente los fenómenos del mundo vegetal v animal. Sin darse cuenta, le dio un futuro espaldarazo "científico" al maltusianismo y, en otra vuelta de tuerca ideológica, el propio mo-delo científico darwiniano se convirtió, al pretender aplicarse para exp l i car los procesos sociales, en una especulación anticientífica y regresiva. La historia de la ciencia está plagada de estas curiosas ironías.

Cuando Marx formulaba sus tesis sobre la cuestión de la po-blación en las s o c i e d a d e s humanas , indudab lemente apuntaba a la ya previsible degeneración sociológica del d a r w i n i s m o , p e r o t a m b i é n subrayaba dos elementos fun-damentales a tener en cuenta:

1) no existe una ley universal de la población, sino leyes generales y objetivas que rigen para "cada régimen histórico concreto". Esta es una importante conclusión de la dialética materialista, según la cual "la verdnd siempre es con-creta".

Por tanto, quien quiera conocer las leyes de la ploblación de la sociedad capitalista, deberá reali-zar primero una investigación de su base material.

2) el hombre es un ser creador, capaz de transformar la naturale-za, la sociedad y a sí mismo, por el trabajo.

Aquí está concentrada toda la crítica científica al maltusianismo (incluso a las incursiones de Darwin y sus discípulos sobre el origen del hombre). Cuando los maltusianos sostienen que la humanidad se quedará sin alimentos, basándose en una supuesta ley de la fertilidad decreciente de la tierra, olvidan la capacidad tecnológica del hombre. La tecnología es una variante multiplicadora que los mal-tusianos olvidan a sabiendas. Esta sola variable (sin siquiera tener en cuenta la apropiación de la riqueza y su distribución, en la sociedad

capitalista) como lo probó Marx, liquida las teorizaciones de Malthus.

En torno al examen de este conjunto de problemas, el libro de Smulevich es importante. A lo largo de sus c a p í t u l o s va demostrando las falacias en que incurren las múltiples variantes en que se ha ramificado el mal-tusianismo. Al respecto es in-teresantísimo el capítulo dedicado a examinar las teorías raciales, pues no solamente se analizan los supuestos científicos y los aspectos regresivos del racismo (que en de-finitiva, como dice el autor, no son m á s que los " f u n d a m e n t o s ideológicos de la dominación colonial") sino que estudia las conexiones entre las teorías racistas y el maltusianismo, comprobando cómo el mal-tusianismo es la base teórica y práctica del racismo.

Las teorías burguesas de la po-blación se fundan sobre dos premisas: una, la eternidad del sistema capitalista; otra, la in-capacidad creadora del hom-bre.Por la primera, convierte las leyes del sistema en leyes na-turales eternas; por la segunda, desconoce al trabajo como con-dición esencial de la naturaleza humana, negando su papel crea-dor. Las consecuencias teóricas y políticas de estas premisas han si-do claramente expuestas por el propio Malthus (sus continuadores no han hecho otra cosa qe adap-tarlas y traducirlas a otros momentos históricos) cuando afirma el carácter eterno e inevi-table de la explotación capitalista. El nudo de su teoría de la po-blación es que siempre existirán pobres y ricos y que cada cual de-be ocupar el lugar que en la socie-dad le tocó en suerte.

Este fatal ismo inescrupuloso tiende a desorientar a las masas populares, metiéndoles la idea de que a pesar de todos sus pesares viven el mejor de los mundos posi-bles y que sus desdichas pueden solucionarse en parte, controlando la natalidad. Todo este maqui-v e l i s m o i d e o l ó g i c o , que se presenta protegido tras sesudas estadíst icas e interpretaciones "científicas", es desnudado con franqueza política por Smulevich. A la ciencia, convertida en ins-trumento político no hay que temerle: o se le acepta o se le rechaza. Hay sí que preocuparse cuando l a s i n v e s t i g a c i o n e s científicas aparentan realizarse

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tras el manto de la prescindencia política o ideológica. Ahí si que el peligro es inmenso. Para nuestros países dependientes, a los cuales la colonización cultural ha traído aparejado la formación de cien-tíficos asépticos (pero que inves-tigan por y para las grandes empresas y fundaciones im-perialistas) no existe problema tan gravitante —en sus aspectos prácticos— como éste de la po-blación. ¿Cuántas serán las inves-tigaciones que llevan a cabo nuestros países que están dirigidas a fortalecer el maltusianismo?

La cuestión técnica que se plantea a los científicos es cómo desideologizar a las masas populares, sacando de sus mentes las b~ nulidades seudocientíficas sobre 'control de la natalidad", "planificación familiar", etc., con las que se encubren los fines políticos de la dominación im-perialista. El libro de Smulevich ayuda a realizar esta tarea que

tienen por delante los científicos progresistas, particularmente los del Tercer Mundo.

En América latina contamos con una interesante y calificada bibliografía científica y política, en la cual se critica desde diferen-tes ángulos ideológicos el neomal-tusianismo. Lo que faltaría sería realizar una sistematización teórica de la cuestión, fundamen-talmente cuando en es tos momentos el neomaltusianismo penetra por insospechados canales institucionales, tales como los organismos internacionales dependientes de la UN. En el libro de Smulevich se anotan algunos de los puntos más vulnerables del neomaltusianismo, especialmente cuando al examinar los programas de higiene, salubridad y plani-ficación familiar que se plantean desde los países capitalistas avanzados como recetas eficaces a los problemas del subdesarrollo, se sostiene que "el estado de salud

de la población (es) un factor de-terminante del atraso" económico i de los países dependientes. Smule-vich critica el lirismo reaccionario de los " r e f o r m i s t a s socio- í higiénicos" que se postula desde la OMS o la FAO, "que intentan solucionar los problemas sociales y socio-higiénicos separándolos I del campo político y socio-económico v a plantearlos sólo en el campo :e la medicina". Es i que la política siempre debe estar al mando de las decisiones cien-tíficas o técnicas. Solamente una sociedad solidaria, desarrollada ¡ sobre una base nacional y |, soc ia l i s ta , generará nuevas c o n d i c i o n e s e c o n ó m i c a s y políticas que pondrán en camino [ de solucionar —entre otros— los !

problemas de la población. En ese momento el estudio concreto de ' situaciones materiales y cul- ¡ turales concretas, exigirá nuevos planteos a los nuevos problemas.-^

A. Ch.

Libros nuevos

ECOLOGIA Y REVOLUCION

Sicco , Mansholt , Edmond Maire, Michel Bosquet, Edward Goldsmith, Edgar Morin, Philippe Saint Marc, Herbert Marcuse, Théodore Monod, Gilíes Lapuge.

Traducción de Carmen Cienfuegos y Susana Urbina.

Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1972, 142 páginas.

Ecología y Revolución. Presen-tación del debate. Textos de los autores. Año 1 de la Era Ecológica. El rey

ha enloquecido. El Edén y el computador. Los demonios de la expansión.

MODOS D E P R O D U C C I O N E N AMERICA LATINA

Cuadernos de Pasado y Presente| 40 • Siglo XXI Argentina Editores SA.-Buenos Aires, 1973 — 230 páginas.

Sumarlo: Feudalismo y capitalis-mo en América Latina, por Ernesto Laclau. Modos de produc-ción, capitalismo y subdesarrollo en América Latina, por Carlos

Sempat Assadourian. Severo Martínez Peláez y el carácter del régimen colonial, por Ciro F. S. Cardoso. Capital, comercio y capi-talismo: a propósito del llamado "capitalismo comercial", por Horacio Ciafardini. Sobre los mo-dos de producción coloniales de América, por Ciro F. S. Cardoso. Un modo de producción subsi-diario: la organización económica de-las comunidades guaranizadas durante los siglos XVII-XVIII en la formación regional altoperuana-rioplatense, por Juan Carlos Gara-vaglia. El modo de producción esclavista colonial en América, por Ciro F. S. Cardoso.

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NOCIONES FUNDAMENTALES DE CIBERNETICA

Paul Idatte

Traducción de Carmen Cienfuegos

Editorial Universitaria — Santiago de Chile, Iít72 — H¡<> páginas.

Sumario; Introducción - Nociones Fundamentales - I. En el umbral de un nuevo mundo. II. La clave del problema . El sistema elemental de retorno. III. Los sistemas complejos. IV. El tiempo c ibernét ico . E x p l i c a c i o n e s y Aplicaciones. Cibernética, en-tropía y evolución. La cibernética y la teología. La cibernética y la medición. La cibernética y la soc iedad. La c ibernét ica y lasemántica. La cibernética y la expresión. La cibernética y el registro de datos. La cibernética y la estétcia. La cibernética y la pe-dagogía. Conclusión. Anexo: Tabla de conversión decimal — binarios. Resúmen bibliográfico.

T I E M P O , R E A L I D A D S O C I A L Y CONOCIMIENTO - PROPUESTA DE INTERPRETACION.

Serg io B a g ú

Siglo X X I Argent ina E d i t o r e s SA.—-buenos A i r e s 197.! ( s e g u n d a ed ic ión) ,

19' p á g i n a s .

Sumario: Planteamiento inicial — Primera parte: El universo de la realidad social. I. La realidad social según la teoría de occidente. II. Primera meditación sobre la naturaleza de la realidad social. III. La génesis de la realidad social. IV. El tiempo de la realidad social. V. El ordenamiento de la realidad social, según la distri-bución de funciones. Segunda p a r t e : E l u n i v e r s o d e l conocimiento de la realidad social. VI. La aptitud gnoseológica. Síntesis. Obras citadas. Indice.

LA COMPUTADORA A SU ALCANCE

A. B. Bol t y M. E. W a r d l e

Ser ie: C o m p u t a c i ó n : E l futuro, hoy — Editor ia l K a p e l u s z — B u e n o s Aires , 197:1, loo páginas.—

Sumario: 1. La calculadora de escritorio: suma, resta. Mul-tiplicación. El trabajo en clase. 2.

Programación con una calcula-dora de escritorio: Diagramas de flujo. Ciclos. Multiplicación. División. Almacenamientos en papel. 3. El concepto de com-putación: Entrada y salida. Uni-dad aritmética. Memoria y unidad de control. 4. Lenguajes de computación: Un lenguaje de 3 direcciones. Ilustraciones de bi-furcación. 5. La computadora y el aula: Diagramas de flujo. Usos del lenguaje en 3 direcciones. La computadora del aula, un juego de computación. 6. Aplicaciones ma-temáticas: Procesos numéricos. Raíz cuadrada. Dibujo de gráficos. Funciones standard. Solución de ecuaciones. Evaluación de in-tegrales. 7. Uso de las computa-doras: Pago de sueldos. Impuestos y cuentas. Registros personales. C o n t r o l de e x i s t e n c i a s . Administración. Soluciones de los ejercicios propuestos.

S E M A N T I C A F I L O S O F I C A : P R O -BLEMAS Y DISCUSIONES

Prólogo, Selección y notas de Tilomas Moro Simpson

Siglo XXI Argentina Editores. 197:¡. 47C» páginas.

PARTE I: Sumario. Significado, r e f e r e n r í í y valores veritativos. G. FREGE: Sobre el sentido y la denotación. B RUSSELL: Sobre el denotar. J. SE ARLE: Las ob-jeciones de Rusell a la teoría de Frege. P. STRAWSON: Sobre el referir. B. RUSELL: Sobre la teoría de Strawson. Y. BAR-HILLEL: Expresiones indica-doras. PARTE II: Cuantificación, identidad y sinonimia. W. QUINE: Notas sobre existencia y necesi-dad A. CHURCH: Acerca del artículo de Quine "Notas sobre ex i s t enc ia y necesidad". A. CHURCH: Postscript 1968. B. MA-TES: Sinominia y sustituibilidad (una crítica a Quine y Carnap). H. PUTNAM: Sinonimia y creencia (réplica a B. Mates). A. CHURCH: Isomorfismo intencional (una cr í t ica a Carnap, Mates y Putnam) . I. SCHEFFLER: Sinonimia y discurso indirecto (una crítica a Carnap y Church). M. WHITE: Sobre la solución de Frege-Church a la paradoja del análisis. T.M. SIMPSON: Sobre la solución fregeana de M. White a la paradoja del análisis. W. QUINK: Cuant i f icadores y act i tudes

«.<• ta •» fttUíe

preposicionales. J. Hintikka: Una objeción a Quine. R. SLEIG: Sobre el artículo de Quine "Cuantifica-d o r e s y a c t i t u d e s preposicionales". D. KAPLAN: Cuantificación, modal idad y creencia (reflexiones en torno a Quine). W. QUINE: Respuesta a Kaplan. A.F. SMULLYAN: Modalidad y descripción (sobre la objeción de Quine a la lógica mo-dal). W. QUINE: Respuesta a Smullyan. L. LINSKY: Sustitui-bilidad y descripciones. PARTE III: Platonismo, nominalismo y conductismo en el análisis del lenguaje psicológico. A. CHUR-CH: Sobre el análisis de Carnap. H. PUTNAM: Sobre la crítica de Church a Carnap. R. CARNAP: Respuesta a Church. I. SCHE-FFLER: Un enfoque inscripcional de la cita indirecta (réplica a C h u r c h ) . A. C H U R C H : Proposiciones y oraciones (con una objeción de Scheffler). I. SCHEFFLER: Inscripcionalis-mo y cita indirecta (en respuesta a Church). A. CHURCH: Sobre el análisis de Scheffler. I. SCHE-FFLER: Postscript sobre inscrip-cionalismo. W. QUINE: Una observación sobre Scheffler. I. SCHEFFLER: Respuesta a Quine. D. DAVIDSON: Teorías del signi-ficado y lenguajes aprendibles (una objeción a Church, Quine y Scheffler). A. CHURCH: Lógica, análisis e intencionalidad. N. RESCHER: Una teoría lógica de los enunciados de creencia. R. CHISHOLM: O r a c i o n e s de creencia. BIBLIOGRAFIA.*

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Correo del lector

Gravitación

Soy un estudioso de Temas Científicos y me he enterado de la aparición de una Teoría Nueva relacionada con la Gravitación expuesta pon el Doctor Joseph Weber de la Universidad de Maryland.

En consecuencia y por ser de mucho interés para mí mucho agradecería si me hacen saber si han publicado algo al respecto, si lo publicaran o si me pueden decir como puedo conseguir alguna publicación al respecto.

Igualmente mucho le agra-decería si me puede informar de la existencia de alguna Asociación en Buenos Aires que se ocupe del estudio de temas científicos en especial referentes al Tiempo, Espacio, Gravitación, etc.

Ing. Gregorio Reingart Capital

Podemos sugerirle la siguiente bibliografía:

Weber, J. Ezrow, D.H. - Wall, N.S. - Yodh, G.B. Insensitivity to cosmic rays of the gravity radiation detector (Phys. Rev. Lett. v. 24 11°. 17, Apr. 27 1970, p. 945-47)

Weber, J. Gravitational radiation (Phys. Rev. Letters v. 18, no. n° 13, Mar. 27 1967, p. 498-501)

Weber, J. Gratitational radiation experiments. (International seminar on relativity and gravitation. Technion city, Israel, Jul. 1969 (London, England: Gordon and Breach 1971)

Weber, J. General Relativity and Gravi-tational Waves (Interscience Publishers, Inc., New York, 1961).

Las tres primeras publicaciones puede encontrarlas en la Biblio-teca de la Facultad de Ingeniería, Paseo Colón 850, Capital.

Contrarréplica

La respuesta de Bunge sólo se refiere a una de mis objeciones (la irrefutabilidad de su "modelo electoral"), objeción que él acepta "a medias" ya que una teoría normativa como la que informa su modelo conduce a una conclusión disyuntiva cuando la realidad no resulta tal como el modelo la pre-veía: o bien el agente no es racional, o bien los supuestos y/o datos del modelo eran falsos. Precisamente mi crítica tendía a demostrar la falsedad de los datos y supuestos del modelo, lo cual destruye la disyuntiva pues indica claramente que la no concordan-cia del modelo y la realidad (como efectivamente se dio el 11 de marzo último) no permite deducir conclusiones sobre la racionalidad del electorado sino sólo confirmar las presunciones de malformación congénita que yo arrojé sobre el modelo: indefinición conceptual, juicios valorativos no fundados, medición de var iables de mensurabilidad discutible con i n s t r u m e n t o s de m e d i c i ó n inexistentes o arbitrarios, escaso sustento empírico, atomismo sociológico, pretensión infundada de unicidad y racionalidad, cre-dos no fundados sobre la legitimi-dad de los modelos matemáticos en ciencias sociales, parafernalia científica exterior con contenido acientífico, e irrefutabilidad pre-tendida por el autor al explicar de antemano un posible resultado adverso proveniente de la reali-dad.

Bunge no hace referencia a to-das estas objeciones, y admite "a medias" la acusación de irrefuta-bilidad, única que comenta.

Al escribir mi crítica al "mo-delo" de Bunge quise delibera-damente situarme en el propio terreno en que él se ubicaba, aceptando ad hominen sus con-

c e p t o s s o b r e c i e n c i a y pseudociencia, y procurando volverlos contra el susodicho "modelo". Más aún, intenté m o s t r a r que el c a r á c t e r pseudocientífico del modelo era evidente, tan evidente, que deno-taba gran torpeza por parte de su autor, quien violaba diversos preceptos metodológicos am-pliamente aceptados, defendidos y enseñados por el propio autor. Creo —como lo insinué entonces— que hay "factores sistemáticos" enraizados en la personalidad y creencias de Bunge que lo con-ducen a violaciones de la ortodoxia científica y a gruesos errores teóricos y metodológicos en cuanto ataca problemas como la política argentina actual, lo cual sugeriría dos terapias alternativas: o bien Bunge revisa dichos "factores sistemáticos" hasta lograr una aproximación más "intersubjeti-va" a la realidad argentina, o bien dedica sus esfuerzos íntegramente a otros tópicos. En caso contrario, su "method" y su "model" lo ale-jarán cada vez más de la "ma-tter".

Héctor Maletta Salta

Teorías y Teorías En el N° 22 de CN Héctor Male-

tta tacha de seudocientífico mi modelo del dilema electoral ar-gentino (N° 21) por hallarlo irre-futable. Que casi irrefutable, es casi cierto, pero esto no lo invali-da, ya que no se trata de un modelo descriptivo y predictivo. En efecto, la ,teoría de la decisión subyacente a ese modelo es una teoría normativa, al igual que la teoría de los juegos, la lógica y la ética. La teoría de la decisión se reduce, en verdad a proponer: a) una medida de la eficacia de las acciones humanas y, b) una de-finición de "agente racional'; a saber, aquel que maximiza sus

! i í f "ü

utilidades medias (o esperanzas matemáticas de los valores subje-tivos). Se trata, pues, de una teoría muy diferente de las teorías físicas, biológicas o sociológicas descriptivas y predictivas, las cuales pueden ser refutadas porque formulan predicciones. Pero, desgraciadamente, estas otras teorías no se ocupan de dos fenómenos típicamente humanos que la teoría de la decisión sí tiene en cuenta: la valuación y la decisión- No obstante, la com-paración de un modelo de decisión con los hechos permite aprender algo. Así, si de hecho el agente obra de manera tal que no maximiza sus utilidades, entonces se concluye o bien,a) que no obró racionalmente, o bien b) que nuestros supuestos o nuestros da-tos acerca de los fines y medios del agente en cuestión no eran verda-deros. (La conclusión es un ejemplo de moudus tollens.) Dado que esta conclusión es ambigua (disyuntiva), los modelos de decisión son refutables a medias.

Si los modelos de decisión no sa-tisfacen, es preciso proponer otros modelos: un modelo defectuoso es preferible a ninguno, aunque sólo sea por que su fracaso invita a construir modelos mejores. En to-do caso, hoy día ya no se puede ignorar la existencia y necesidad de modelos de este tipo. Se em-plean a diario en administración de empresas, psicología y poli-tología, y se emplean con provecho ya que obligan a los dirigentes a formular y evaluar explícitamente sus medios y fines.Además,tienen cierto poder explicativo.Así,si se tienen datos fidedignos acerca de los fines y medios del agente, así como de los valores y probabilida-des que asigna a unos y otros, y si resulta que de hecho no maximiza sus utilidades, se infiere que lo han cegado factores emotivos o ideológicos. Por ejemplo, en un e s t u d i o q u e a p a r e c e r á próximamente en Theory and D e c i s i ó n m u e s t r o que los dir igentes norteamer icanos perdieron la guerra del Vietnam precisamente porque no obraron del todo racionalmente: pese a que recurrieron a un arsenal des-mesurado, ignoraron los efectos negativos o contraproducentes de sus propios actos (las reacciones de sus enemigos), subestimaron tanto los fines como los medios de sus adversarios, y sobreestimaron los propios. Se puede concluir que

se apartaron de la racionalidad porque se dejaron llevar por la ideología de Foster Dulles. Acaso haya explicaciones mejores de la derrota sufrida por el Estado Mayor norteamericano después de dos decenios de intervención, pero en todo caso hay que contar con la que ofrece una aplicación de la teoría de la decisión.

En el transcurso de la última treintena de años han surgido numerosas teorías científicas y tecnológicas que son confirmables pero no refutables tan decisi-vamente como las teorías cien-tíficas clásicas. Por ejemplo, la teoría de la información y la teoría de los autómatas. Si un sistema no se comporta como un sistema ela-borador de informaciones (o como un autómata) no por ello se abandona la teoría: simplemente, se concluye que el sistema no es un sistema de informaciones (o un autómata, según el caso) . Análogamente, si el sujeto A no vota de manera tal de maximizar sus .utilidades, no se abandona la teoría de la decisión, sino, más bien, la esperanza en la racionali-dad de A. Es preciso, pues, abandonar el criterio de re-ntabilidad propuesto por Popper y aceptado por Maletta cuando se trata de teorías de esta otra clase. • Trato este problema con algún

detalle en mi libro Method, Model and Matter (Dordrecht: Reidel, 1973).

Mario Bunge E.T.H. Zurich

25.5.1973 (1)

Nota: El signo de admiración ha sido agregado por la Redacción de C.N.

Psicoanálisis y Etica (I)

La carta de la lectora sobre psicoanálisis y represión, no me causó demasiado asombro, pues como bien informa C.N., responde a toda una técnica y a una filosofía que afortunadamente se está ba-tiendo en retirada, como bien lo comprendieron quienes se escin-dieron oportunamente de la Asociación Ps i coana l í t i ca ; técnica que, sin embargo, aún sigue cobrando víctimas, como la lectora.

En nombre del psicoanálisis ortodoxo han extirpado estos se-ñores el espíritu revolucionario y

liberador de sus fundadores: Freud, Pinel y Reich.

Las introspecciones de la terapia deben ser revaluadas y alteradas para luego ser puestas al alcance de la gente a fin de que sirva a sus objetivos.

Los muy poco terepéuticos y éticos hechos relatados por la lectora me motivan a sugerir por intermedio de C.N. que: a) Aquellos que con espíritu critico y sensible se han escindido de la Asociación Psicoanalítica, den una mayor difusión a sus técnicas y a la filosofía que las inspiran e infor-men con mayor frecuencia sobre sus actividades, para que sus servicios no sean monopolizados nuevamente por una clase y a su servicio. b) Que la Federación Argentina de Psiquiatras proponga a la I n t e r v e n c i ó n del I n s t i t u t o Nacional de Salud Mental medidas urgentes para un mínimo de control ético, para que acciones como las que relata la lectora, y que configuran un delito, sean c o n o c i d a s y d e b i d a m e n t e e va ludas.

Vimos la inoperante recurrencia de la lectora a las Asociaciones Profesionales. Si no han querido expedirse, con buena fe debieron manifestarlo de inmediato. c) La lectora, haría un bien denunciando el nombre del terapeuta a la Intervención del Instituto Nacional de Salud Mental. No resultaría nada extra-ño, que dentro de poco tiempo lo viéramos dictar clases en insti-tuciones oficiales. O coordinando actividades profesionales en la es fera oficial , pues en su curriculum, seguramente no se consignará este episodio.

Lic. Leonardo Antonio Buzaid Buenos Aires

Psicoanálisis y Etica (II)

L a s d o s c a r t a s s o -brepsicoanálisis-represión-cons-trucción, de los Nos. 23 y 24 de CIENCIA NUEVA me obligan a plantear ciertas consideraciones y reflexiones en términos más abarca tivos que el que las lectoras plantean respectivamente.La lectora Beatriz Juffé se pregunta: ¿Cómo habiendo una amplia op-ción entre varios centenares de

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terapeutas, la paciente opta por quien le propone un contrato leonino, para luego pasar a enfati-zar sobre la responsabilidad que la cabe a un neurótico en la elección terapéutica y en su posterior tra-tamiento?. Ella misma da su respuesta claramente al describir la infraestructura ideológica.

Pienso que hay muchas otras respuestas:

1. — Por el relato de la carta inicial se infiere que el tratamien-to se inició al comenzar el año 1969, antes del Cordobazo, hecho límite que determinó una mayor conc ienc ia pol í t ico-socia l en ciertos terapeutas. La posibilidad de opción para los no iniciados en el psicoanálisis eran entonces más limitadas que ahora, por des-conoc imiento y porque la A s o c i a c i ó n P s i c o a n a l í t i c a Argentina aún seguía ejerciendo un sutil monopolio sobre el análisis didáctico y como fuente de pacientes para quienes hacían allí su carrera. No resulta tan fácil para un no iniciado, en esas condiciones, elegir adecuadamen-te a su terapeuta y menos aún, ser i n c o r p o r a d o a un g r u p o terapéutico. Y más aún todavía, cuando no se pueden pagar los altos honorarios que exige una terapia individual.

2. — Probablemente, la lectora de la carta inicial, con problemas de sa lud (h ipoacus ia , dos operaciones tramáuticas) haya confiado en alguien que reuniese los títulos de médico y el de psicólogo. Ignoró indudablemente que se trataba de un médico parcializado, como se infiere a través del relato que evidencia su impotencia para relacionar la salud con un todo físico, psíquico y social (su actitud frente a un riesgo de un paro cardíaco).

3. — Los pacientes que recurren a tratamientos de esa índole por p r o b l e m a s p s i c o l ó g i c o s no resueltos, generalmente depositan su confianza en el profesional. Se le anticipa por otra parte que su curación culmina con un proceso prolongado (cinco años en el caso de la carta). Es cierto, ello re-quiere un proceso para asumirse en la totalidad, a modo de un pasa je d ia léc t ico desde la dependencia, hasta la independen-cia total. Dependencia con respec-to a su enfermedad, con respecto al contexto social, con respecto a la infraestructura ideológica y e c o n ó m i c a , con respec to al superyó y con respecto también a

l o s f a c t o r e s i a t r ó g e n o s . Independencia, justamente, para poder manejar más lúcidamente su destino. No se el puede exigir esa lucidez al comienzo de su tra-tamiento, ni para la elección adecuada del terapeuta.

4.— La complementariedad de los roles o la actitud de buscar un terapeuta iatrogénico forma parte de la enfermedad del paciente.

5. — Cabe al terapeuta, como puro receptor de la transferencia, reconocer y dominar la contra-transferencia y también excluirla. Para ello debe involucrarse en el diálogo.

6. — Reitero, el tratamiento configura un proceso para ad-quirir y recuperar el potencial de cambio individual y social. El proceso avanza en el caso plantea-do, en la medida en que la lectora se rebela ante situaciones injustas, pero...es castigada y no recibe interpretaciones.

En esta tarea común a la que alude la Srta. Beatriz Juffé, o que debiera serlo, el terapeuta actúa como barrera que contiene y limi-ta ese proceso, en aras de su tan elaborado confort (las condiciones l e o n i n a s p a c t a d a s ) . A pesar de ello la lectora sigue re-belándose a su modo y hasta aún antes de una in tervenc ión quirúrgica y. . .nuevamente es castigada y esta vez con mayor se-veridad.

7. — ¿Por qué razón el grupo, una vez constituido, y habiéndose aceptado sus miembros, no ela-bora sus propias pautas de inter-acción?

8. — Las Asociaciones Pro-fesionales (APA y Asociación de Psicoterapia de Grupo) no son ajenas a esa relación: allí es donde se da más claramente la estruc-tura vertical APA-terapeuta-paciente, ni tampoco ajenas al an-tagonismo polar de opresor y oprimido. El paciente recurre en busca de ayuda y es allí donde se evidencian las reglas de juego de la institución. No resulta fácil en una relación dependiente tan sóli-damente creada, por más deseos de cambio que se tengan, dejar de c o m p l e m e n t i z a r s e c o n e l terapeuta enfermo, quien desde el v a m o s l i d e r a la r e l a c i ó n terapéutica.

9. — La lectora aprende sola a asumir la responsabilidad de c a m b i o , d e n u n c i a n d o púb l i camente los h e c h o s y recurriendo a la entidad pro-fesional. Sin embargo las secuelas

de una ineficaz terapia en un campo que parece fértil para el cambio, la hacen asumir el rol de oprimida:a) Cuando se conforma con una interpretación que supla el recibo por honorarios, b) Cuando como elemento rebelde y pertur-bador de la tranquilidad grupal es rechazada, manda a una amiga para que interceda en su read-misión. CIENCIA NUEVA perci-bió claramente la semejanza con la alienación del oprimido. En efecto, durante los tres años de terapia, la lectora internaliza en forma inconciente los valores normativos de APA, a pesar de que concientemente se rebela.

10. — No es casual que el proceso de asunción de su propio destino se produzca al interrumpir el tra-tamiento (las dos denuncias antes señaladas y la exigencia de una respuesta a la Asociación de Psicoterapia de Grupo que, por supuesto, no encuentra el eco re-querido) Es decir que responde como puede al : "Somos todos responsables" de la lectora Juffé.

11. — Surgen interrogantes y re-flexiones por la carta de la lectora J u f f é . Por e j e m p l o , si los numerosos psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas que dan a conocer su q u e h a c e r a t r a v é s de publicaciones, conferencias, etc. son consecuentes en la práctica sus profesiones liberales, con sus delcaraciones públicas. Y más aún, mi pregunta apunta más concretamente: este señor que coordina actividades de médicos y psicólogos en la Asociación de Psicoterapia de Grupo, ¿hace conocer la técnica que empleó con la lectora? Tengo mis serias dudas.

La pose de revolucionario, de agente de cambio social, de puntal en las luchas populares, viste bien. Pero ¿asumen todos en la praxis la lucha por la liberación? Me consta que muchos sí, y en gran medida.

12 — Un futuro plan de salud mental, que ya sabemos se en-cuentran abocados a su estudio instituciones como la Federación de Psiquiatras, la Coordinadora de Salud Mental y otras, deben pre-ver también en el ámbito priva-do, ciertas normas de ética y un contralor eficiente, o más eficiente en el plano ético que el que ejerció la entidad recurrida, a la que alude la lectora en el N° 23.

N. Malloneso Buenos Aires

Psicoanálisis y Etica (III) A propósito de la carta de la

lectora sobre: Psicoanálisis y Represión, se debe considerar que los hechos por ella delatados ocurren con bastante frecuencia. Ciertos terapeutas miran con sospecha el cambio social y no dudan de rotular como perturba-dos a aquellos que lo promueven. De manera tal que en la psico-terapia en el ámbito privado, continúan con el negocio de siempre. Sus verdades axiomá-ticas deben ser acatadas, para mantener y justificar las prácticas corrientes. Hablan de liberación, pero con habilidad perpetúan la opresión, en tanto les conviene propugnar cambios insignificantes para que nada cambie. Nada me-jor que el paralelo de C.N. con la relación explotador-explotado. En efecto, la práctica de algunos psicoterapeutas es explotadora y elitista, en tanto se aferra a conceptos raramente cuestiona-dos, apoyando concientemente el statu quo que contribuye al ejercicio de sus profesionales li-berales con todos sus privilegios y sin ningún contralor ético.

En el caso de la lectora, como en muchos otros casos, la terapia se ha convertido en una comodidad tentadora y paralelamente en un medio de control social. La lec-tora, en un momento de crisis psicológica o tal vez de toma de conciencia o cuestionamiento de su psicoterapia, pudo resultar un e lemento moles to para "el bienestar que debe gozar el psico-terapeuta". Ha perturbado su tranquilidad, lo ha obligado a pensar y pensar mucho, por cuanto no debe salir de su encua-dre tan deliciosamente elaborado.

La exigencia de un recibo, cuando se paga, no se repone con interpretaciones —como lo preten-dió la lectora— quien también denota en su proceder la influencia del ajuste al que fue sometida durante tres años.

Parece común en psicoterapia que los recibos sean suplidos con interpretaciones. Pero conociendo una realidad social, en este caso el subsidio, es preferible para el terapeuta aislarse de esa realidad y recurrir a sesudas y abstractas interpretaciones. Con sus técnicas para el ajuste, fomentó la neurosis de la lectora y no su curación.

Cabe señalar que en algunos casos es útil fomentar le neurosis y el sometimiento del paciente, cir-cunstancia que le asegura pacientes por largos años.

Ya es hora de que ciertos terapeutas comprendan cual es su lugar en la cambiante realidad social y política, desmitificando la capacitación, para hacerla más abierta, más sensible, más creati-va, más humana. Resulta so-brecogedor el relato de la lec-tora que ante el antecedente de un paro ca-iíaco y conociendo sus motivos, le niegue asistencia esgrimiendo seguramente es-quemas ya perimidos. Es posible, que escudándose en la terapaia grupal, le haya negado asistencia individual a la lectora. No sería tampoco nada extraño que es-perara que todo el grupo debía someterse a una operación para no romper el encuadre y entonces recién interpretar.

Alarma que ese terapeuta, evi-denciando un falso profesionalis-mo, dicte clases en una institución, cuando desde su consultorio fomenta una ética deshumaniza-da. Formulo al respecto una crítica a la lectora, que si bien quiso ocultar el nombre del terapeuta, no debió hacerlo de ningún modo con respecto a la entidad profesional. Sería impor-tante saber si se trata de la Asociación de Psicoanálisis y Psicoterapia de Grupo que se de-dica al estudio de técnicas grupales, o de alguna otra entidad.

A pesar de que pienso que los trabajadores de salud mental ya lo tienen previsto, dejo planteado que en un momento de cambio como el que vivimos, el estudio de un sistema por el cual los psico-terapeutas no actúen con absoluta impunidad, muchas veces por falta de pruebas, por la forma en que se desenvuelve la terapia y que como en tantas profesiones llamadas liberales, exista un organismo de control ético.

Nuestra sociedad exige nuevas formas de terapia y una mejor formación del terapeuta. En una terapia de tipo institucional, la lectora no se vería en una si-tuación de desamparo como la que relata y, por otra parte, la terapia dejaría de ser un lujo para las clases mas acomodadas, ya que a la terapia hospitalaria actual, tiene acceso muy poca gente. Para

ello, es necesaria la estructuración de una terapia radical, arraigada con el entorno nacional y social

Susana L. Vázquez Buenos Aires

Psicoanálisis y Etica (IV)

Tengo el agrado de dirigirme a Ud. a raíz de un artículo o mejor dicho de la carta de una lectora publicada en el número 23 de la re-vista que Ud. dirige con el título de Psicoanálisis y Represión.

En el comentario a la misma se formula el deseo de abrir polémica r e s p e c t o de la T é c n i c a Terapéutica y de la Filosofía que la inspira. ¡Muy loable propósito! Pero de muy difícil realización.

Hay un elemento a mi criterio importante y que la carta no menciona tal vez por des-conocimiento: parece que existe una norma implícita establecida por la Asociación que nuclea a los profesionales del sicoanálisis, aceptada de muy buen grado por éstos e impuesta en forma tácita a los clientes, en el sentido de no dar recibo por los honorarios percibi-dos. En las liquidaciones de rédi-tos, de artistas en boga, altos ejecutivos, exitosos profesionales y plutócratas de diversas especies, sabemos que constituyen la "masa de clientela" de los más caros terapeutas, no aparece este tipo de deducción plenamente admitida por la ley. ¿Cual es el elemento objetivo o subjetivo que mueve a esta gente a aceptar semejante perjuicio económico?

Volviendo a la carta se deduce de la misma que la lectora tuvo con su terapeuta y aún con el grupo relaciones Sicoanal í -ticamente normales hasta el in-fausto momento en que se le ocurrió pedir el recibo; el recibo en lugar del cual recibió sesudas interpretaciones que al parecer la conformaron. Pero la adminis-tración de la mutual a que está adherida en razón de su empleo no resultó capaz de captar las sutile-zas sicoanalíticas y sólo contra entrega del recibo se mostraba dispuesta a abonar el importe del tratamiento.

Así, y seguramente sin ninguna mala .intención, la dienta le crea al profesional un conflicto entre la necesidad de cumplir con la norma dispuesta por la Asociación "ma-dre" y acatada por el socio y la exigencia de la dienta que intenta descargar el costo de la atención en su mutual.

El terapeuta procura dar a entender a su analizada que no puede acceder a su pedido ni ex-plicitar su negativa; comienza un tironeo entre la paciente que se pone impaciente y el médico que se enferma a causa de una tensión que puede terminar por desvenci-jar al grupo. El profesional decide excluir del grupo a nuestra ansiosa lectora pero procede sicoanalí-ticamente, la desatiende, le crea dificultades subjetivas con sus compañeros y la obliga a irse. ¡Depurada manera de cargar so-bre la 'otra parte la responsabili-dad de la ruptura! Ello no le traerá ningún perjuicio económico ya que como el pago es grupal los demás deberán prorratear el importe que abonaba el excluido.

En el campo del derecho laboral esto se llamaría despido indirecto y crearía al empleador las mismas responsabilidades que el despido común. Pero éste es un criterio v u l g a r m e n t e jur íd ico s in versación sicoanalítica.

Quizá pudiera alegarse en de-fensa del profesional de marras que después de realizar un ingente esfuerzo económico e intelectual para formar parte de la A.P.A. (Asociación Psicoanal í t ica Argentina) había relegado a su subconciente los conocimientos médicos adquiridos en largos años de estudios en la Universidad y práctica hospitalaria y particular y así no pudo detectar a través del estado psíquico de la paciente los problemas orgánicos que los pro-ducían (nodulos tiroideos y demás yerbas) ni brindarle la profilaxis pre y post operatoria que la paciente reclama con acento de-fraudado.

Nuestra ingenua lectora recurre entonces a las Asociaciones Pro-fesionales. ¿Como si lo que es-tuviera en juego fuera la receptivi-dad de la paciente al tratamiento o la capacidad y probidad individual del terapeuta?.

El " G r a n T e m p l o d e l Sicoanálisis Nacional" se digna después de muchas dilaciones a escuchar las quejas de "la hija pródiga" procurando en lo posible

evitar la difusión del incidente. El fracaso, si lo hubo, debía quedar como fracaso individual: de la paciente, del terapeuta o a lo sumo de ambos; pero en ningún caso como fracaso del método. Eso era lo único realmente peligroso para la estructura del sistema y por lo tanto lo único que interesaba a la Asociación.

A mí también, como a la Dirección de esta revista, me gustaría que la carta que comentamos sirviera para abrir polémica; pero de acuerdo con el principio freudiano de Realidad me parece muy difícil que ello suceda. Ni los profesionales indivi-

dualmente, ni las asociaciones tienen interés en sacar trapitos al sol. En cuanto a otros "damnifica-dos" dado lo traumático de estas situaciones procurarán recor-darlas lo menos posible.

Lo que sugiero a CIENCIA NUEVA, y me parece compatible con su idiosincracia, es patrocinar la formación de un grupo de es-tudios interdisciplinario que inves-tigue con todo rigor el problema para publicar oportunamente sus conclusiones.

Sin otro particular lo saluda atte.

Lidia Baranchuk de Oks Abogada

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Errata

Sr. Director al agradecerle la publicación de la carta en el N° 24 de Ciencia Nueva de julio último, le agradeceré rectificar en un próximo número el error tipográfico deslizado al transcribir mi nom-bre: Arqto. Raúl O. B. Hinsch (no Hirsch), Secre-tario Coordinador de la Comisión Asesora de INTI.

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b g h • B m é . Mitre 1824 • Buenos Aires

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c o r l o / O . m o l I f l l Q A f l

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Bertrand Russell BRASIL

la expansión brasilera notas para un estudio

geohistórico EDUARDO MACHICOTE

PERU documentos fundamentales del proceso revolucionarlo

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