Evidencias positivas, seguras y bíblicas de la presencia del espíritu santo

CLASE 3

Enseñanzas del Dr. Jonathan Edwards adaptadas por Dr. Les Thompson

Lectura 1 Juan 4

(V. 3) Todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

(V. 4) Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

Este “probar a los espíritus” es algo que nos pertenece

Por ejemplo: La Iglesia Pentecostal Dios es Amor, que hoy invade a muchos países.

¿No cree usted que lo que predican debe ser "probado"? ¿Qué espíritu les dirige?

Promete a los fieles sacarlos de la pobreza, duplicarles los sueldos, librarles de los vicios, sacarse la lotería, curarlos de cualquier enfermedad y una suite lujosa en el cielo; ¡pero todo a cambio de dinero!

(V. 5) Ellos proceden del mundo y, por ello, hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo les presta atención.

(V. 6) Nosotros procedemos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos presta atención; pero todo el que no conoce a Dios no presta atención a lo que decimos. Así es como reconocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu de la falsedad.

ContinuaciónContinuación

Hasta aquí hemos estudiado

(1) La necesidad de probar los espíritus y

(2) Las evidencias negativas de la presencia del Espíritu Santo.

Ahora busquemos

Las evidencias afirmativas de la presencia del Espíritu Santo

Cuando una obra realza nuestra Cuando una obra realza nuestra estima de Jesús —nacido de la estima de Jesús —nacido de la virgen, crucificado por nuestros virgen, crucificado por nuestros pecados—, confirma y establece la pecados—, confirma y establece la verdad del evangelio, declarando que verdad del evangelio, declarando que Él es Hijo de Dios y Salvador de Él es Hijo de Dios y Salvador de pecadores, podemos estar seguros pecadores, podemos estar seguros de que esa obra es del Espíritu.de que esa obra es del Espíritu.

PRIMERO:

Todo aquél que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios (1 Jn 4:15).

"En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios" (1 Juan 4:2,3).

La importancia de entender el sentido de “confesar” en el Nuevo Testamento

"Implica más que un mero decir”, dice Jonathan Edwards (p. 266).

“La idea de confesar es establecer y confirmar una cosa por testimonio y declararlo con una manifestación de estima y afecto” (J. Edwards, p. 266).

Véanse Mateo 10:32; Romanos 15:9, Filipenses 2:11; 1 Juan 5:1; 1 Corintios 12:3.

Importancia de examinar el efecto de la obra del Espíritu

Si lo dicho proviene del Espíritu Santo:

1. Nos llevará a exaltar a la persona de Cristo Jesús.

2. Nos llevará al entendimiento de lo que vino a hacer por los pecadores.

3. Nos llevará a amarlo más y a seguirlo más fielmente.

Si algo procede del Espíritu, enfatizará a Jesucristo

Si se presenta a otro tipo de Cristo —un ser místico, indescifrable o que vino con otros propósitos de los que claramente anuncia el evangelio— esa no es obra del Espíritu Santo.

La importancia de reconocer las tácticas de Satanás El diablo odia a Cristo Jesús. Es su

enemigo implacable. Procura torcer toda afirmación de que Jesús es Dios que se hizo hombre con el fin de redimir a los pecadores.

En particular, odia la doctrina de la redención del pecado y procura cambiar los propósitos de Cristo Jesús al venir al mundo.

Cuando vemos que una obra se opone a los intereses del reino de Satanás (que predica contra la maldad y que condena las bajas pasiones del hombre), podemos aseverar que es del Espíritu Santo.

SEGUNDO:

Texto:"Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, por eso hablan del mundo y el mundo los oye” (1 Juan 4:4,5). 

Debemos reconocer la existencia de dos sistemas contrarios: uno falso, el otro verdadero.

1. Uno viene de Dios y vence al espíritu del mundo. El otro viene del mundo y habla y favorece lo que es del mundo.

2. El espíritu de Satanás es identificado por las palabras: "el que está en elmundo".

3. Cristo dice: "Mi reino no es de este mundo”; Satanás es “el dios de este mundo”.

 

Debemos comprender lo que quiere decir el apóstol con "el mundo"

Todo lo que apela al pecado es "el mundo" (1 Jn 2:15,16).

Comprende toda la corrupción y apetitos malignos que nos tienen atados

Debemos saber cuál es la obra de Satanás

1. Él no busca iluminarnos espiritualmente, prefiere que seamos ignorantes.

2. Él quiere aquietar nuestras inquietudes espirituales.

3. Él procura que satisfagamos nuestros apetitos carnales.

4. Él obra para alejarnos de Dios y para que abandonemos su Santa Palabra.

Debemos analizar toda obra en base a estas realidades:

Lo que alerta la conciencia en contra del pecado y hacia Dios es el Espíritu Santo.

Lo que aquieta la conciencia para aceptar el pecado y lo que nos distrae del reino de Dios y Su justicia no viene del Espíritu Santo.

Recuerde que Satanás no obrará en contra de sus propios intereses (Mt 12:25,26).

Cuando una obra nos lleva al amor y al estudio de la Santa Biblia, para que conozcamos más y más de Dios, podemos estar seguros que esa es obra del Espíritu Santo.

"Nosotros somos de Dios: el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error" (1 Jn 4:6).

TERCERO:

Los que son de Dios aman lo que es de Dios

Aceptan la Palabra con amor, desde Génesis hasta Apocalipsis

(Efesios 2:20).

Hacen de la Palabra su alimento constante.

Los que no son de Dios tuercen y desacreditan la Biblia

Cambian el sentido de la Palabra. Usan toda clase de artimañas para que

la Biblia en su claridad y sencillez no sea aceptada.

Procuran que aceptemos otras fuentes de inspiración (Isaías 8:19,20).

Satanás, aunque cita la Biblia, lo hace de tal forma que trata de anular la verdad, pues odia la luz de Dios.

Los que son de Dios usan la Biblia para vencer a Satanás y sus estratagemas Fue esta la espada que usó Jesús

para vencer a Satanás.

Fue esta la espada que uso el ángel Miguel en su guerra contra Satanás.

Es la espada del Espíritu que Dios nos ha dado.

Es la espada de dos filos puesta a nuestra disposición (Ap 19:15).

Siempre, en cualquier reunión llamada evangélica, en que dicen ser guiados por Dios, pero la Palabra de Dios no se cita ni se lee, o esa Palabra toma segundo lugar, o es minimizada, o contradicha, o torcida para ajustarse a los deseos de los que hacen las decisiones o declaraciones, se puede estar seguro que en ese obrar o actuar no son guiados por el Espíritu Santo.

Cuando una obra produce lo que es verdad y guía a la verdad, convenciendo a todos de aquellas cosas que son verdad, podemos estar seguros de que esa obra es del Espíritu Santo.

CUARTO:

"En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error" (1 Jn 4:6).

“El espíritu de la verdad” (1 Juan 4:6)

Se manifiesta al ver personas cambiadas por la enseñanza de la verdad de Dios.

Se evidencia a través de personas que llegan a reconocer que Dios es grande y poderoso, justo y santo, y que odia al pecado.

Se muestra por los nuevos intereses en los enseñados, que ahora procuran vivir para Dios y para el cielo, despreciando el pecado.

Se revela en la fe y confianza que ponen en la verdad de Dios, aceptando Su doctrina y la luz revelada por Dios (Ef 5:13).

El espíritu de error

Se manifiesta por la mentira. Satanás es mentiroso y el padre de mentira (Jn 8:44).

Se evidencia por la oscuridad en que viven los engañados (Lc 22:53; Col 1:13).

Se muestra por el hecho de que los individuos no cambian en cuanto a Dios y su reino, más bien siguen en confusión (Juan 3:19-21).

 

Cuando en una obra se muestra sincero y profundo amor hacia Dios y hacia el prógimo, podemos estar ciertos de que esa obra es del Espíritu Santo.

"Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Jn 4:7-8).

QUINTO:

El amor es un don divino que no puede ser fingido

Es la marca distintiva de la presencia del Espíritu Santo: "Si nos amamos unos a otros Dios permanece en nosotros y Su amor se perfecciona en nosotros. En esto sabemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado de Su Espíritu" (1 Jn 4:12,13).

Nótese que el amor divino en nosotros es igual que el Espíritu Santo en nosotros.

Este amor es el índice primordial de la presencia del Espíritu.

Este amor se muestra no sólo al hombre —sino también a Dios

Los versos 7,11,12 hablan del amor al prójimo.

Los versos 17,18,19 hablan del amor a Dios.

Los versos 20 y 21 hablan del amor hacia el prójimo naciendo del amor hacia Dios.

Tal amor se gozará en la persona y atributos de Dios

Exaltará la grandeza del trono de Dios.

Se maravillará en el gran amor del Padre que dio a su Hijo para morir por indignos pecadores (versos 9, 10).

Se gloriará en el amor del Hijo, humillándose para venir a la tierra, morando entre pecadores, enseñando y ayudando a los necesitados, muriendo en la ignominiosa cruz para que podamos ser limpios (v. 16).

El puro amor reconocerá el amor falso y fingido:

"Los antiguos gnósticos y unos enloquecidos fanáticos que aparecieron al principio de la Reforma del siglo XVI se jactaban de su amor mutuo. Una secta se llamaba 'la familia de amor'... Pero tal amor era nada más que una amistad, tal como la que existe entre un grupo de delincuentes, entre piratas, personas que están unidas contra todos los demás” (Jonathan Edwards, p. 268).

A pesar de reconocer nuestra indignidad y que antes éramos los enemigos de Dios, ahora le amamos y le seguimos en obediencia por difíciles que sean esas sendas.

(1Juan 4: 9,10,11)

El amor puro nace de nuestra estima de Jesucristo

El verdadero amor es un amor humilde (Corintios 13:4,5) Es un amor que se

evidencia no solo entre amigos, sino que incluye al enemigo y los menospreciados.

Al contrario, la evidencia de la presencia de Satanás es la malicia y el orgullo.