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Y el desierto se hizo verde: agroindustria, modelo de acumulación y élites; el caso de la provincia de Los Ríos.
Cristina Benavídes Morales-Tomás Quevedo Ramírez
Observatorio del Cambio Rural (OCARU)
La vida cotidiana en la modernidad capitalista se basa en
una confianza ciega: la fe en que la acumulación de capital,
la dinámica de autoincrementación del valor económico abstracto,
sirviéndose de la ‘mano oculta del mercado’, re-ligará a todos los
propietarios privados, dotará de una socialidad a los individuos sociales -que de otra manera (se supone) son incapaces de socializar- e imprimirá
sobre ella la forma mínima necesaria (la de una comunidad nacional, por ejemplo)
para que esos individuos-propietarios busquen el bienestar sobre la vía del progreso
(…) en el lugar que antes ocupaba el fabuloso Dios arcaico se ha instalado
un dios discreto pero no menos poderoso, el valor que se autovaloriza.
Bolívar Echeverría/La religión de los modernos.
Indice:
INTRODUCCIÓN:
LA AGROINDUSTRIA COMO OBJETO DE ESTUDIO
SISTEMA DE INVESTIGACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA AGRARIA EN EL ECUADOR: ACCIÓN ECOLÓGICA: LA AGROINDUSTRIA EN LA VISIÓN DE ALGUNOS INVESTIGADORES: LA PERSPECTIVA DESDE LAS Y LOS TRABAJADORES: FENACLE, FOS-IFA:
EL ORIGEN Y CARÁCTER DE LAS ÉLITES AGRARIAS ECUATORIANAS
ELITES DOMINANTES EN LA COSTA ECUATORIANA: DE LA OLIGARQUÍA TRADICIONAL A LA
AGROINDUSTRIA CAPITALISTA ÉLITES EXPRESADAS EN EL SISTEMA OLIGÁRQUICO CACAOTERO EL BOOM BANANERO Y LA DIVERSIFICACIÓN DE LAS ÉLITES AGRARIAS LOS SETENTAS: REACOMODAMIENTO DE LAS ÉLITES DOMINANTES HASTA EL ADVENIMIENTO
NEOLIBERAL LAS ÉLITES NEOLIBERALES LAS ÉLITES EN LA REVOLUCIÓN CIUDADANA ÉLITES Y MODELO DE ACUMULACIÓN EN LOS RÍOS: Y EL DESIERTO SE HIZO VERDE: DEL AUGE CACAOTERO AL BOOM BANANERO GRUPO AGRIPAC S.A: GRUPO REYBANPAC: GRUPO MANOBANDA: FAMILIA JUEZ: GRUPO ECUAQUÍMICA: FAMILIA ANDRADE-FAJARDO: DOLE: EXPORTADORA BANANERA NOBOA: GRUPO CHONG QUI:
LAS ÉLITES EN EL ESPEJO DEL PODER: LO LOCAL Y SU IMPORTANCIA
POLÍTICA
CONCLUSIONES:
BIBLIOGRAFÍA:
Introducción:
El presente trabajo se estructura en tres partes: la primera enfocada a mostrar los distintos
enfoques que han abordado la problemática de la agroindustria desde los estudios rurales,
en la cual se exponen las perspectivas que consideramos como más relevantes, tomando
en cuenta la basta bibliografía que hay sobre el tema, y sobre todo que este tema es parte
constitutiva de importantes trabajos como Ecuador: una nación en ciernes (2001) y de la
Nueva Historia del Ecuador (1983). Así como de otros estudios que al abordar las
distintas problemáticas sobre la economía nacional topan el tema del campo y su proceso
histórico de constitución.
La segunda parte, muestra desde una lectura histórica la constitución de las élites
regionales, con mayor énfasis en la región Costa, hay que señalar que la bibliografía
específica sobre este tema es escaza, y más bien se puede encontrar este debate como
parte de las distintas historias que se han elaborado sobre el país; lo que nos permitido
mostrar la composición de las mismas a partir de su base económica y su relación con la
política en un intento de vincular una lectura desde el modelo de acumulación que
históricamente se ha ido constituyendo en el país.
La tercera parte se concentra, sobre todo, en hacer una lectura de las élites económicas y
políticas de la provincia de Los Ríos, tratando de mirar los hitos históricos de su
constitución y las formas de representación política que estas han desarrollado, además
de mostrar detalles sobre las implicaciones del modelo agroindustrial en la dinámica de la
provincia y sobre la población campesina, con ello queremos mostrar quienes son los que
controlan económica y políticamente a la provincia.
El proceso de investigación ha sido sobre todo bibliográfico, lo que se deja ver a lo largo
de este trabajo, pues el tema analizado tiene un fuerte componente histórico. Las
entrevistas realizadas en la provincia, nos permitieron elaborar criterios sobre las
implicaciones de la agroindustria y la identificación de las élites provinciales y sus
conexiones con la política, por lo cual agradecemos la colaboración de aquellos que con
su testimonio contribuyeron a dar forma a este trabajo.
Creemos importante por otro lado, poder debatir las formas de dominación política y
económica ancladas al modelo agroindustrial que se ha impuesto en la provincia, pues
todo proceso de emancipación debe en primer lugar identificar donde se concentra el
poder y como este se distribuye, en tal medida mostramos a los actores de la
concentración de los medios de producción y como han ido modificando y constituyendo
el territorio en sus distintas esferas.
La agroindustria como objeto de estudio
La agroindustria como problema de conocimiento, comienza a ser analizada desde los
años 70, esto debido a que las reformas agrarias (1964-1973), abrieron las posibilidades
de modernización del agro 1 que había consolidado de manera regional dos sistemas
productivos diferenciados. En la Costa, las plantaciones de cacao enfocadas a la
exportación para el mercado mundial, producto que será reemplazado posteriormente por
el banano, van conformando en términos de clase, una oligarquía que tiene como base
económica, la propiedad de grandes extensiones de tierra; además se consolida un
sistema agroalimentario de pequeños y medianos productores de maíz, frutas, cítricos y
arroz de manera especial en la cuenca baja del Guayas, donde el acceso a la tierra para
pequeños y medianos productores, es diferenciado, como señala Rafael Quintero, “en las
antiguas zonas arroceras, los campesinos –pero no todos-, accedieron de manera
diferenciada a la tierra: unos recibieron parcelas de tierra de mala calidad, antes incluso
de la emisión de la primera Ley de Reforma Agraria; otros, en cambio, accedieron a la
tierra por medio de la constitución de cooperativas y precooperativas” (Quintero,
2001:30).
Mientras que en la Sierra se habían consolidado las haciendas productoras de cereales,
papás y productos lácteos. Para Andrés Guerrero, “…la hacienda constituía el ‘núcleo
radiante’ que dominaba al conjunto de las formas de producción de la estructura agraria,
y también a nivel nacional gracias al lugar que los hacendados ocupan históricamente en
el bloque de clases dominantes” (Guerrero, 1975:2). Dentro de la hacienda, en el caso de
la Sierra, los huasipungos2 eran la forma de propiedad de pequeños campesinos-indígenas
que estaban bajo la tutela de los grandes hacendados3, en lo que se ha denominado como
empresa patronal (Velasco, 1983), (Barahona, 1965), (Brasky y Cosse, 1981):
La característica más saliente de la hacienda tradicional serrana era el predominio de la empresa patronal, la misma que se abastecía de
fuerza de trabajo, mediante la absorción de rentas en trabajo que le
proporcionaban los campesinos que usufructuaban parte de sus
recursos. De estos campesinos, los más importantes eran los huasipungueros que, como es bien conocido, se beneficiaban de un
lote de terreno y de ciertos recursos naturales de entre los que se
destacan los pastos (Velasco, 1983:45).
1 “…la ‘modernización’ es un proyecto de carácter capitalista, es decir, un medio para amentar la tasa de
acumulación, apropiación y extracción de plusvalor. En un país del capitalismo dependiente, sometido a la
expansión industrial y financiera, la ‘modernización’ es entendida como un proceso de superación de
las contradiccones económico-estructurales atrasadas o tradicionales, que impiden o dificultan el
crecimiento de la economía” (Jara, 1984:28-29/enfásis propio). 2 “…las haciendas se dividían en dos partes claramete diferenciadas: las tierras cultivadas directamente por
el propietario y las tierras en posesicón de las familias huasipungo, siendo estos últimos un conjunto de
lotes desparramados en las tierras de segunda calidad y en las laderas del latifunfio” (Guerrero, 1975:13). 3 La conformación de las élites económicas de forma regional, tuvo su expresión política en la formación de
una ideología de corte liberal en la Costa y la conformación de grupos conservadores en la Sierra, grupos
políticos que serán determinantes para la conformación del Estado.
La modernización capitalista del campo desde los años sesenta se profundizó,
transformando los sistemas productivos mediante la tecnificación, la intensificación de
mono cultivos de manera especial en la Costa, y la expansión de pastizales en la Sierra
articulados a las empresas lecheras; “desde mediados de la década del 60 se acentúa el
cambio en la estrategia de producción en toda la Sierra. La actividad ganadera-lechera
desplaza crecientemente a la actividad agrícola, con un sostenido proceso de
modernización de las unidades de producción” (Brasky y Cosse, 1981:45). Para los años
70 el proceso de modernización avanza de manera acelerada, e implica:
El masivo traslado de capital hacia la economía urbano-industrial (…)
la formación de una economía industrial volcada a la producción de bienes de consumo duradero no tradicionales y controlada en gran
medida por el capital financiero monopolista, nos lleva a identificar al
Estado y a las grandes empresas vinculadas a los insumos tecnológicos como los principales artífices del proceso de modernización de la
estructura productiva del agro. Los procesos de industrialización,
también inducidos por el Estado, demandaron la configuración de un sector agropecuario más dinámico y diversificado que favorece a la
mediana y a la grande empresa, y que impulsa la destrucción y
emergencia de diferentes clases o grupos sociales (Jara, 1984:27).
La transformación del Estado en un agente dinamizador de la economía, e impulsor del
proceso de industrialización, se debió en un primer momento al inicio de la etapa
petrolera y a la política desarrollista impulsada por el general Rodríguez Lara, quien
había definido a su gobierno, como nacionalista y revolucionario 4. En este momento,
cobran importancia para la modernización de la agricultura las empresas importadoras de
insumos químicos y de trasferencia de tecnología, pues serán las encargadas junto con el
Estado de darle una nueva dinámica a la producción:
…este modelo de ‘modernización’ del agro define una forma de
organizar el crecimiento del sector o de aumentar la composición orgánica de capital de las principales unidades productivas,
modificando las relaciones de producción. En cierta forma, es también
un esquema de imitación adoptado por el Estado, que tiende a
reproducir, al interior del sector agropecuario, los patrones de producción y consumo así como los paquetes tecnológicos que
caracterizan a los países industrializados. Se trata de una modalidad
de organización y asignación de recursos que enfatiza las actividades que aumentan la productividad, especializando los cultivos bajo
racionalidad empresarial, y apoyándose, ante todo, en el crédito, la
mecanización, la creciente utilización de fertilizantes y plaguicidas, el
empleo de nuevas variedades de semillas mejoradas, la introducción de nuevas razas de animales (Jara, 1984:30).
4 Siguiendo los datos mostrados por Agustín Cueva, entre los años de 1972 a 1974 “…se distribuyeron
50.425 hectáreas a favor de 5.927 familias” (Cueva, 1983:87).
En este contexto señalado por Carlos Jara, se da el inicio de la producción industrial de
harinas, aceites y bebidas para las demandas del mercado interno, al mismo tiempo se da
inicio a la producción de balanceados para el mercado de carnes; un ejemplo claro de este
proceso, es la Procesadora Nacional de Alimentos (PRONACA), empresa que inicia sus
actividades desde el año de 1957 con el nombre INDIA, dedicada a la comercialización
de insumos agrícolas y al procesamiento de aves, hasta que en 1979 continua sus
actividades con el nombre PRONACA, dedicada de maneta exclusiva al procesamiento
de aves, cerdos, mariscos, pescados, lo que la ha llevado a controlar cerca el 62,16% del
mercado de balanceados y cárnicos en el país, en los actuales momentos.
En el trabajo realizado por Rafael Urriola y María Cuvi (1986), se hace referencia a la
constitución de un sector agroindustrial dedicado a la producción de alimentos, para
cumplir con este objetivo su trabajo se enfoca al análisis de las industrias de aceites y
grasas comestibles, la industria molinera, la de maltas y cervezas, la de balanceado para
animales, la de cárnicos y productos lácteos y la de conservas de frutas tropicales.
El análisis muestra cómo se da la consolidación de este sector de la mano de una serie de
reformas posibilitadas por el boom petrolero, lo que implicó la expansión de espacios
urbanos y con ello, la consolidación de una clase media con nuevos hábitos de consumo,
que exige a su vez un mayor nivel de oferta.
…la agroindustria alimentaria ecuatoriana experimentó un acelerado e importante crecimiento durante los años setenta. Ese desarrollo
estuvo estrechamente vinculado al auge de la economía en esa
década. Sin embargo, en parte también se debió a un fenómeno de carácter internacional: el cambio de los patrones de consumo
alimentario de la población mundial, que trajo aparejada una
transformación de la producción agrícola (Urriola y Cuvi; 1986:17).
Uno de los primeros elementos que detectan en este análisis, es la conformación de
grandes grupos económicos vinculados a la palma aceitera desde los años 40 como: La
Favorita, Ales o Palmeras del Ecuador quienes desde ese momento han logrado controlar
grandes plantaciones de Palma Africana que mantienen hasta la actualidad; si en 1986
habrían once empresas productoras de grasas vegetales vinculados a la esfera de la
producción y elaboración de los mismos, este sector luego realiza el traslado de los ejes
territoriales de producción hacia el norte de Santo Domingo (Esmeraldas) y al sur (Los
Ríos) donde se consolidan estas plantaciones y sobre todo se instalan nuevas extractoras5.
En este sentido los estudios sobre la agroindustria tienen como antecedentes los trabajos
desarrollados en los años 70 sobre la necesidad de la reforma agraria y donde destaca el
trabajo de Piedad y Alfredo Costales Reforma Agraria (1971); así como, el trabajo de
Fernando Velasco Reforma agraria y movimiento campesino indígena de la sierra
(1979); para los años 80 cobra importancia evaluar el proceso de modernización del
5 En la actualidad existen 40 extractoras vinculadas a ANCUPA y cuatro empresas refinadoras de aceite: La
Fabril, DANEC, ALES y EPACEN, y en cuanto a los productores, según cifras de ANCUPA en el 2005
eran 6.000 mientras que para el 2011 según plantea el SIPAE serían ceca de 10.906 productores, donde la
gran propiedad se ha consolidado a la par de un proceso de subordinación excluyente de las tierras
campesinas.
campo implementado por la dictadura desarrollista de Rodríguez Lara, en esta década los
estudios agrarios han dado cuenta del crecimiento de esta rama de la producción en
función de la expansión del mercado de alimentos, de manera especial hasta los años 80
ligados al tema de la modernización del campo (Jara, 1984), (Chiriboga, 1984),
(Martínez, 1984), (Brasky y Cosse, 1981), (Quintero, 1991); además del estudio de
Brasky La reforma agraria en el Ecuador (1984) que intenta hacer una evaluación de los
impactos de los procesos de reforma agraria desarrollados en el país la década anterior.
A partir de los años 90, los estudios agrarios se vuelven menos frecuentes y el tema de la
agroindustria no tiene mayor relevancia, pues aparecen en el escenario de las ciencias
sociales nuevos temas como la identidad, los movimientos sociales entre otros; a pesar de
ello, el Centro Andino de Acción Popular (CAAP) ha mantenido en su revista Ecuador
Debate, la sección sobre el debate agrario, en la cual se puede acceder a las transiciones
del debate sobre el campo desde los años 80, abordando temas como las políticas de riego
(Ecuador Debate, 1987: #14), la privatización de empresas públicas (Ecuador Debate,
1992: #25) y reflexiones sobre las perspectivas de los estudios agrarios (Field, 1994:13º-
135), en el marco de la revolución conservadora (Guerrero, 1991:131-140); A más de ello
aparecen nuevas temáticas relacionadas con la economía ecológica (Alier-Sánchez,
1992:145-164) y la gestión ambiental (Kaimowits, 1992:165-181); sin embargo en esta
etapa se detecta el crecimiento acelerado de la agroindustria de tipo no tradicional, es
decir: flores, brócoli, frutas y camarón. Es desde los años 2000 que los estudios sobre
agroindustria toman mayor fuerza en especial por las dinámicas de acaparamiento de
tierra, agua y las condiciones de trabajo dentro de las plantaciones.
En este sentido el Sistema de Investigación de la Problemática Agraria en el Ecuador
(SIPAE), Acción Ecológica, FOS, el Instituto de Estudios Ecuatorianos, y desde espacios
académicos la maestría de Desarrollo Rural de la FLACSO han sido las instituciones que
han venido generando enfoques y formas distintas de mirar los impactos de la
agroindustria. Además destacan los aportes de investigadores tanto nacionales como
extranjeros que se han concentrado en el análisis de determinados productos como: las
flores, el maíz duro, el banano; o a dar enfoques generales sobre la relación entre la
agroindustria y la agricultura campesina. A continuación se resumen de manera breve los
que consideramos como los principales enfoques y de mayor relevancia sobre la
problemática de la agroindustria.
Sistema de Investigación de la Problemática Agraria en el Ecuador:
El enfoque desarrollado por parte del SIPAE para abordar el tema de la agroindustria está
relacionado con las tesis de Banca Rubio sobre el domino excluyente, el cual:
[…] es la forma a través de la cual el capital se apropia de la riqueza […] por dominio excluyente entendemos una forma de explotación y subordinación que
no es capaz de reproducir a las clases subalternas en su condición de explotados,
sino que tiende a excluirlos debido a su carácter depredatorio. En el caso de la
industria el uso del trabajo temporal y obreros a domicilio impide la reproducción de la fuerza laboral y lleva a la exclusión continua a quienes
emplea. Asimismo, los bajos salarios implican una elevada movilidad de la
fuerza del trabajo, con lo cual el capital no logra reproducirlos como explotados.
En el caso de los campesinos, la imposición de precios no rentables y la sustitución de producción nacional por importada desgasta la unidad productiva,
con lo cual resultan excluidos de la producción y no logran reproducirse como
explotados. Aunque los explota y los subordina como colectivo y los beneficia de
la extracción de plusvalía y de excedente que obtiene de ellos, individualmente los excluye una vez que los ha explotado (Rubio, 2008:102-103).
A partir de este marco conceptual se relaciona la expansión de monocultivos con
procesos de privatización y acumulación de medios de producción como la tierra, el agua,
la tecnología y el capital, llegando a caracterizar la agroindustria como:
La constitución de agroempresas (holdings), la mayor parte orientados a la exportación está articulada a una alta inversión en capital/hectárea en tecnología,
altos niveles de rendimiento, principalmente dedicados a la exportación, una
maximización de la tasa de retorno, concentración en torno a los recursos tierra y agua, aquí encontramos las grandes empresas floricultoras, de producción avícola
y porcina para mercados selectivos nacionales e internacionales, plantaciones de
mango, piña, papaya para mercados externos” (SIPAE; 2007:41).
Para el SIPAE las plantaciones tradicionales en cambio se caracterizan por tener “[…]
grandes extensiones de tierra y concentración de agua, relativamente tiene una baja
inversión capital/hectárea en tecnología, maximización de la renta diferencial; aquí se
encontrarían buena parte de las haciendas bananeras, de ganadería, palma africana,
plantaciones de azúcar y forestales” (SIPAE; 2007:41).
El SIPAE ha concentrado su labor en el desarrollo de estudios de caso, sobre la caña de
azúcar, la producción de flores, la palma africana y el banano. Los estudios se concentran
en mostrar las dinámicas del acaparamiento de tierra y agua mediante mapeos
participativos y trabajo de campo, han logrado definir ejes de producción para
fundamentar la necesidad de una reforma agraria integral y la viabilidad-rentabilidad de
la Economía Familiar Campesina. Estos ejes de producción han determinado la
concentración de la producción en pocas manos y la conformación de oligopsonios
vinculados a la comercialización de alimentos:
Frente a la inversión de 500.000 dólares por cada hectárea de rosas en
una florícola por un hacendado o inversionista, el pequeño productor de
papa o leche no puede competir por el escaso recurso agua. Frente a la
dominación por pocas empresas de la cadena alimentaria (Ej.: Pronaca), de la comercialización de los productos de consumo cotidiano (ej.:
Supermaxi) y de la agroexportación (ej.: Dole y Noboa) el espacio de
maniobra para las economías campesinas se reduce más y más. Sin una política pública a su favor se aumenta la presión sobre la tierra de
pequeños campesinos y en muchos casos se convierten, en su propia
finca, en trabajadores para una empresa grande o trabajadores asalariados en fincas de exportación o del sector informal. Mientras el gobierno se
alegra sobre un crecimiento inesperado del sector agrario de casi 5% en
el año 2007, casi nadie se ha dado cuenta que el crecimiento de las 25
principales agro empresas fue del 15,7%, tres veces más alto, de los 25
principales agro exportadores con 21,6% cuatro veces más alto (SIPAE, 2008:29).
Esta dinámica de monopolización de la producción y de la distribución para el SIPAE
significa en términos de tierra la “[…] fragmentación creciente de las pequeñas fincas
(‘minifundización’) y, por otro lado, sobre procesos de re-concentración de grandes
propiedades especialmente de la agroindustria, de los cambios y transformaciones de las
economías campesinas por efecto de la integración al mercado” (SIPAE, 2008:12). Esto
debido a que las zonas agroindustriales implican un cambio en la dinámica territorial,
donde los pequeños y medianos propietarios frente a la presión de los cultivos
agroindustriales deben generar estrategias de integración subordinadas-dominio
excluyente, a las cuales el SIPAE denomina: “[…] empresas asociativas rurales, que, en
el espíritu del trabajo asociativo, pretenden enlazar a los pequeños productores rurales
con grandes empresas agroindustriales […] algunos esgrimen la agricultura como la
panacea para resolver las carencias y desventajas de los pequeños” (SIPAE; 2007:28-29).
Esto debido a que:
…en el momento actual se distinguen dos principales tendencias: una
que asume como fundamentales la relación entre los pequeños productores rurales (PPR) y empresas privadas (EP), y la consonancia
con el avance de la economía empresarial privada; y otra, que enfatiza
más bien la necesidad de explotar las potencialidades del trabajo
campesino asociado como herramienta de un modelo de una economía social solidaria” (SIPAE; 2007:29).
En este sentido para el SIPAE la dinámica del trabajo cambia y lo caracterizan en los
siguientes términos: “1) trabajo independiente privado; 2) trabajo asalariado dependiente;
3) trabajo asociado; este último podría denominarse también solidario o comunitario
(asociación que pueden implicar solamente aporte de trabajo o también aporte de
capital)” (SIPAE; 2007:29). Frente a esta dinámica del campo los objetivos para este
modelo agrario pueden resumirse en los siguientes términos:
… a) completar los eslabones de la cadena; b) incrementar el volumen de oferta;
y c) convertir a la competencia en socios estratégicos. Una estrategia de este tipo tendría tres grandes consecuencias negativas: a) promovería la desestructuración
de los patrones de reproducción campesina basados en la lógica comunitaria y en
formas culturales agroecológicas; b) acentuaría el proceso de proletarización campesina y la sujeción de los pequeños productores al sistema de remuneración
salarial –monetarización del ingreso-, y creciente dependencia de patrones de
consumo extraños; c) traspasaría a las empresas agroindustriales la decisión sobre
el ordenamiento territorial y el uso del suelo (que sembrar, como cultivar y que tecnologías agropecuarias implementar) (SIPAE; 2007:30).
Así la agroindustria para el SIPAE termina siendo una forma de producción
concentradora de los medios de producción, que a su vez genera nuevas dinámicas
productivas para pequeños y medianos productores que se articulan bajo el denominado
dominio excluyente que tendría en esta lectura dos consecuencias para la economía
familiar campesina: 1) un proceso de proletarización de la fuerza laboral del campo
(Martínez, 1984); 2) cambio en los patrones productivos. Esto mientras se configura una
burguesía agroexportadora que incrementa su ganancia mediante la acumulación de agua
y tierra combinada con la explotación a los pequeños y medianos productores (SIPAE,
2008).
Acción Ecológica:
El abordaje teórico-metodológico implementado por Acción Ecológica para el análisis de
la agroindustria está relacionado con la categoría de metabolismo social, la cual permite
entender la interrelación entre el consumo de energía de las sociedades humanas en
relación con el uso de la naturaleza, con ello se “…intenta ver los flujos de entrada y
salida de materiales y energía que implican los sistemas productivos, y los impactos que
se producen en esos procesos […] el proceso metabólico eco-social consta de 5 etapas: la
apropiación (A); la transformación (T); la distribución (D); el consumo (C) y la excreción
(E)” (Acción Ecológica; 2012: 3-5).
Mediante este enfoque la dimensión del trabajo de Acción Ecológica se desplaza hacia el
relacionamiento entre la actividad agroindustrial y sus impactos dentro de los
ecosistemas, los cuales se los podría resumir dentro de dos puntos: 1) la modificación
espacial del territorio y la vida de las personas; 2) alteración de los procesos de la
naturaleza por contaminación, lo que determinaría graves cambio en la vida de las
personas; “un cambio forzado en el metabolismo social forja nuevos tipos de sociedades”
(Acción Ecológica, 2012:8). Para Acción Ecológica, la principal alteración sería al
sistema agroalimentario, debido a que la expansión de cultivos agroindustriales tiene la
necesidad de concentrar mayores cantidades de tierra y agua, las cuales luego del proceso
de producción o refinación serían lanzadas al ambiente, contaminando con ellas y
alterando la vida social y cultural de los humanos, y a su vez los ciclos reproductivos de
la naturaleza, pues la cantidad de energía y recursos utilizados es superior al beneficio6, y
los desechos van a parar de manera directa a las fuentes de agua.
Algo importante de destacar, en el análisis de Acción Ecológica, es la interrelación que
muestran, entre la producción de maíz y palma africana con la concentración de tierra y el
establecimiento de una capa de la burguesía que incrementa su capital mediante estos
monocultivos agroindustriales, los cuales muestran una alta tasa de concentración en
grandes empresas o consorcios como PRONACA-AFABA en el caso del maíz duro; y
DANEC, ALES, LA FABRIL y EPACEM en el caso de la palma africana.
La consecuencia central para la soberanía alimentaria según muestra Acción Ecológica,
es el encadenamiento productivo, al que estarían siendo sometidos pequeños y medianos
productores; este proceso es impulsado por iniciativa privada y estatal7, afirmando con
ello un modelo agrario que apunta a la modernización del campo mediante las grandes
empresas, configurando:
6 Habría que señalar que el beneficio, o tasa de ganancia es apropiado por intereses privados. 7 La inciativa estatal para fortalcer el encadenamiento prodictivo de pequeños y medianos productores se
formaliza en el Programa Nacional de Negocios Rurales Inclusivos PRONERI.
…una cadena agroindustrial […] que está dominada por una gran
empresa (llamada empresa ancla), la misma que controla todo el
proceso: la siembra, el acopio, la industrialización y la comercialización de un producto determinado […] al controlar toda la cadena
agroindustrial la empresa asegura mayores ganancias, sobre todo
provenientes de la explotación a los pequeños agricultores, que son los que menos ganan en la cadena productiva […] las cadenas son apoyadas
por el Estado que genera políticas públicas para fortalecer este modelo,
por ejemplo a través de: créditos del Banco Nacional de Fomento
destinados a los productores que forman parte de una cadena; exoneración de impuestos a las empresas como ocurrió con el mandato
agrario 2009 (Acción Ecológica; s.f.: 1-3).
La articulación de pequeños productores a las cadenas agroindustriales como se muestra,
se realiza en condiciones de subordinación, lo que determina por un lado el incremento
de la rentabilidad de grandes productores y la subsistencia mediante mayor
endeudamiento de los pequeños productores, quienes en el caso de la producción de maíz
duro en las provincias de Guayas, Los Ríos, Manabí y Loja tienen incluso que hipotecar
sus tierras para poder cumplir con los requisitos exigidos por las agroempresas y el
Estado, los cuales en el caso de no entregar la cosecha en los plazos requeridos pierden la
tierra.
Además la empresa paga solo por la producción y no por el trabajo, lo que implicaría que
“… los campesinos subsidian con su trabajo a las grandes agroindustrias, que
posteriormente venden su producto a precios muy superiores al mercado controlado
monopólicamente por ellos” (Acción Ecológica; s.f.: 4), esto determina una extracción de
plusvalía que recae de manera directa sobre los productores, pues es el trabajo familiar no
remunerado el que permite que las cadenas agroindustriales maximicen su ganancia. En
este sentido la agricultura bajo contrato se convierte en un nuevo instrumento de
inclusión subordinada, la cual:
…consiste en producir un determinado producto para una empresa
agroindustrial. Esta empresa firma un contrato con un agricultor. El
agricultor se compromete a vender su cosecha a la empresa. El precio del producto es impuesto por la empresa en el momento de la firma del
contrato […] en muchos casos la empresa exige al campesino que ponga
como garantía su tierra, exponiéndolo a que algún momento la pierda. La empresa se queda con la tierra y luego entregársela a otro campesino para
que la produzca para ella (Acción Ecológica; s.f.: 5-6).
De esta manera se desarrolla un modelo de acumulación por despojo, que se legitima
mediante la firma de un contrato con la venía del Estado, mediante programas como
PRONERI.
La agroindustria en la visión de algunos investigadores:
Para Diego Carrión, la agroindustria está relacionada con un determinado modelo de
acumulación que beneficia la extracción de plusvalía por parte de una burguesía
agroindustrial relacionada con el monocultivo, la cual concentra grandes extensiones de
tierra. …el modelo de acumulación se refiere a las relaciones sociales implícitas en los mecanismos de valorización del capital y en los
mecanismos de gestión de las contradicciones del sistema […] la
valorización del capital por el trabajo, es decir, acrecentamiento del valor de los capitales privados que se produce gracias a la acción
humana en el ámbito productivo (extracción directa vía salario y
extracción indirecta vía reducción de costos de producción); la tierra,
las máquinas, el dinero, no pueden producir si es que la inteligencia y la fuerza humana no se combinan con ellas. Y en segundo lugar, la
transferencia de valor de unos agentes a otros, según la posición de
fuerza que puedan ocupar en los intercambios mercantiles (Carrión; 2012:77).
La agroindustria afianza en este sentido un modelo de acumulación capitalista, cuya base
es la explotación del trabajo y la inversión de mayor capital para tecnificar la producción.
“El modelo de acumulación no es una instancia estable, inmodificable o natural, sino que
se construye dentro de un campo de fuerza en el que los actores ponen en juego todos los
capitales que disponen, para lograr incidir en el resultado económico” (Carrión; 2012:78),
es en este marco, se da un modelo de acumulación privada, donde el capital actúa en
función de su propia auto expansión (Wallerstein, 2008). Para Diego Carrión:
Los agroindustriales son aquellos productores dedicados al cultivo de productos para la exportación (banano, cacao, café), el cultivo de
materia prima para la industria (caña de azúcar, palma africana), y los
medianos y grandes productores que abastecen los centros oligopsónicos de comercialización minorista (Pronaca-Supermaxi).
Estos productores concentran en sus manos la mayor parte de la tierra,
el agua y el capital disponibles en el país, lo que les permite, a su vez,
tener acceso privilegiado al crédito público y privado, a las redes comerciales y a la información privilegiada de mercado. Los mayores
volúmenes de producción agroindustrial tienen como destino el mercado
externo, por lo que no contribuyen directamente a la soberanía alimentaria. Al contrario, el uso intensivo de agroquímicos, la
maquinización, y otras prácticas relacionadas a su lógica irrestricta de
acumulación, pone en serio riesgo el equilibrio natural y la biodiversidad (Carrión; 2012:79).
Esta caracterización de la producción agroindustrial muestra lo que denominaremos en
este trabajo la consolidación de zonas de expansión agroindustrial ubicadas de manera
especial en la Costa ecuatoriana y en algunos sectores de la Sierra (Pichincha y Cotopaxi)
donde el proceso de reproducción y acumulación de capital según Carrión toma como
base tres puntos:
Separación del trabajador de las decisiones de producción y distribución del
ingreso, concentradas en los propietarios del capital.
La falta de planificación económica que deja la economía a expensas de las
fuerzas del mercado.
La transformación de la dimensión cualitativa del valor (esfuerzo social que
satisface necesidades) en una dimensión cuantitativa (dinero) que permite el
intercambio, es decir, el precio como sucedáneo mercantil del valor.
De esta forma las decisiones sobre la producción, los precios, los salarios recaen sobre la
burguesía agroindustrial y las distintas clases de intermediarios que estructuran la
relación con los pequeños y medianos productores, y en este sentido, tanto “la
explotación del trabajo y la valorización de capital son dos caras de una misma moneda:
la acumulación capitalista” (Carrión; 2012:83/énfasis mío). Esto estaría reflejado de
maneta especial en la remuneración recibida por las y los trabajadores, quienes en
“Guayas, por cada dólar recibido por el patrón, los trabajadores reciben apenas 25
centavos, y en Los Ríos 26 centavos” (Carrión; 2012:85).
Otra de las formas de explotación y exclusión detectada por Carrión está relacionada con
la agricultura bajo contrato a la cual la entiende como “…otra forma de oligopsonio, en la
medida que condiciona desde un inicio la venta del producto a un comprador exclusivo,
quien determina el precio a cambio de los préstamos para comprar insumos (que él
mismo vende) y la asistencia técnica que implica, en realidad, el control de la tierra por
parte del contratante (uso, manejo y calidad de la producción)” (Carrión; 2012:85).
De esto se desprende que el modelo agrario de modernización capitalista vía
agroindustrial sea en extremo concentrador, y haya históricamente conformado élites
locales en los territorios provinciales, y grande zonas de trabajadores agrarios como el
caso de los ingenios azucareros, de jornaleros y obreros en el cultivo y refinación de
palma africana y de obreras en el caso de la producción de flores, donde los derechos
laborales y la precarización pasan por la ausencia de sindicatos agrícolas de trabajadores
o su debilidad para la representación de los intereses colectivos, anclado también a la
crisis general de la izquierda ecuatoriana.
La perspectiva desde las y los trabajadores: FENACLE, FOS-IFA:
El enfoque desarrollado por la Federación Nacional de Trabajadores Agroindustriales
Campesinos e Indígenas Libres del Ecuador (FENACLE) con el apoyo del Fondo de
Cooperación al Desarrollo Solidaridad Socialista (FOS), se ha centrado en la descripción
y análisis de la problemática de las y los trabajadores rurales, vinculados de manera
especial a las plantaciones de azúcar8 y flores9, con el objetivo de incidir en las decisiones
de política pública respecto a los derechos laborales.
En el texto Machete, sudor y enfermedad (2012) se realiza una descripción histórica
sobre la agroindustria azucarera en la zona de Milagro, y cuáles han sido las principales
8 FENACLE, FOS-IFA, Machete, sudor y enfermedad: condiciones de los trabajadores y las trabajadoras
de la zafra en el Ecuador, Quito, Oxígeno, 2012. 9 FENACLE, FOS-IFA, FNV, Condiciones de trabajo y derechos laborales en la floricultura ecuatoriana,
Quito, Línea Impresa, 2011.
afectaciones sobre la salud de trabajadores y trabajadoras, cómo se dan las relaciones de
explotación y las perspectivas de las organizaciones sindicales vinculadas a estas
plantaciones. Un primer señalamiento importante que muestra este documento es la
monopolización que existe del mercado del azúcar en el país, pues son tres ingenios:
ECUDOS, Valdez y San Carlos quienes han pasado a “controlar el 90% de la producción
y venta en el Ecuador” (FENACLE-FOS-IFA, 2012:118). Esta información muestra la
tendencia de las distintas ramas de la agroindustria a monopolizar tanto el mercado, como
la distribución y comercialización de la producción, pues lo mismo sucede en el caso de
las carnes, la palma africana, el sector de alimentos y molineras. La forma de trabajo
identificada dentro de estas plantaciones, es la combinación de un modelo Taylorista-
Fordista. Este modelo consiste en un control del tiempo y movimiento de los
trabajadores, separación de tareas y pago por productos
conjuntamente con mecanismos de banda transportadora que se realiza por medios de transporte que llevan la caña al ingenio (…) no
es un taylorismo completo porque combina tareas, aunque las evalúa
por rendimiento y no es un fordismo completo porque debe adaptarse a la producción agrícola y al mercado nacional (FENACLE-FOS-
IFA, 2012:127).
Si estos son los mecanismos de trabajo y las formas de evaluarlo, el estudio encuentra
también, que los dueños de los ingenios azucareros, han cedido a las demandas de las
trabajadoras y trabajadores azucareros, dotándoles de servicios como: atención
hospitalaria familiar, vivienda, educación, construcción de iglesias, alimentación en el
trabajo, comisariatos para comprar productos, distribución de alimentos (arroz, azúcar,
papas) a menor precio. Los autores señalan que estas ‘ventajas’ laborales son estrategias
utilizadas por las empresas para aplacar intentos de organización, y poder controlar
cualquier señal de contradicción dentro de los ingenios.
Además el estudio logró mostrar la flexibilización laboral impuesta durante la etapa
neoliberal y las formas de contratación precarias que cayeron en especial sobre las
mujeres y los jóvenes, “…salarios que se pagaban por debajo de lo acordado o vigente,
exigencias de niveles de producción elevados que, aún cumpliéndose, no eran
reconocidos por los contratistas y donde los trabajadores no podían controlar”
(FENACLE-FOS-IFA, 2012:134).
Otros aspectos importantes analizados en el texto, son las afectaciones de los trabajadores
expuestos a químicos, y cuyas viviendas quedan en las inmediaciones o cercanías del
ingenio, quienes muestran un importante nivel de contaminación y afectación a su salud.
Bajo la misma perspectiva, en el trabajo referido a las plantaciones florícolas:
Condiciones de trabajo y derechos laborales en la floricultura ecuatoriana (2011);
presentan un detallado estudio del sector florícola y su dinámica e importancia en la
economía nacional. Abordando las condiciones de trabajo plantean:
La floricultura es un proceso de producción que podríamos
llamarlo Neotaylorista-Fordista articulado al mercado mundial. A
diferencia de las versiones clásicas de ambos procesos, en este caso
lo nuevo del Taylorismo está en que reúne varios procesos al mismo tiempo y no tareas simultaneas. La parte Fordista está en
que tiene ritmos segmentos de transporte con líneas de montaje y
están marcados por el mercado mundial. El Posfordismo se
produce bajo adaptaciones que hacen las empresas en base a la realidad del Ecuador, sea de su tecnología, sea de su mano de obra,
establezcan niveles de calidad, justo a tiempo, etc. (FENACLE-
FOS-IFA-FNV, 2012:52).
Como se puede apreciar, el énfasis del estudio está en la forma de organización del
proceso de trabajo, para de ahí mirar el cumplimiento de derechos laborales y las
posibilidades de organización dentro de estas plantaciones. Este enfoque con énfasis en el
trabajo, nos permite entender la forma de articulación del trabajo, los procesos de
extracción de plusvalía y las condiciones en las cuales se desarrolla el trabajo rural.
Uno de los últimos trabajos de la socióloga mexicana: Blanca Rubio, Formas de
explotación y condiciones de la reproducción de la economía campesina en el Ecuador
(2008) hace una reflexión sobre las condiciones de trabajo en las plantaciones bananeras,
para ello en la Nota metodológica, plantea una serie de señalamientos en los cuales deja
claro, las transformaciones sufridas en el agro ecuatoriano en la etapa neoliberal y
clarifica el objetivo de buscar los mecanismos de extracción de plusvalía a campesinos,
campesinas y trabajadores rurales por parte del capital industrial y agrícola, definiendo la
explotación, como:
El proceso a través del cual se extrae por parte del capitalista un
cuantum de valor en forma de plusvalía que produce el obrero y en
forma de excedente que produce el campesino. La explotación implica en sí mismo un cambio de equivalentes, en tanto el
capitalista paga al obrero el valor de su fuerza de trabajo por el bien
que produce y al campesino el valor de los medios de producción y la fuerza de trabajo empleada en generar un producto. En ambos
casos, sin embargo, la fuerza de trabajo del obrero y del campesino
es capaz de crear un valor de más que se apropia el capitalista y que
no es remunerado (Rubio, 2008:18).
El enfoque de Blanca Rubio, busca los mecanismos de explotación utilizados por el
capitalista para extracción de plusvalor, así mismo como los procesos de subordinación
al cual lo entiende como “…un proceso a través del cual se genera un sometimiento a
los designios del capital que no pasa por la extracción de valor y puede ocurrir incluso
entre sectores capitalistas que pierden parte de la plusvalía obtenida, la cual es apropiada
por otro sector capitalista que subordina a los más atrasados o que tienen condiciones de
mayor debilidad” (Rubio, 2008:19), en este marco Rubio plantea la necesidad de
distinguir “…al capital de punta que comanda las transformaciones esenciales, en tanto
impulsa las nuevas formas de explotación sobre los trabajadores. Por capital dominante
entendemos a aquél que somete a su lógica de funcionamiento al resto de los sectores,
tanto capitalistas como clases y sectores subalternos” (Rubio, 2008:19).
Otra definición importante planteada por Rubio en el trabajo mencionado, es la de
campesino, la cual nos remite de manera directa al sujeto rural y al cual lo define en los
siguientes términos:
…una forma de producción constituyente del capitalismo, que posee los medios de producción; produce para el mercado y el autoconsumo
con fuerza de trabajo familiar y en ocasiones contratada; tiene
autonomía en el proceso productivo; es una unidad de producción y consumo; es explotada a través de la extracción del excedente en el
mercado de productos y de dinero y la extracción de plusvalía en la
venta parcial de su fuerza de trabajo en el mercado de trabajo, a la vez
que enfrenta un proceso de reproducción-disolución de su forma productiva (Rubio, 2008:20).
La definición planteada por Rubio sobre el sujeto campesino, abre las posibilidades del
debate, en el sentido que dicho sujeto, al encontrarse situado en zonas de expansión
agroindustrial, ha transformado sus formas de reproducción material, social y cultural;
hasta el punto de encontrarse en una permanente ambigüedad de sobrevivencia o
inclusión subordinada al capital dominante, en la medida en que los mecanismos de
resistencia se reducen o pierden legitimidad.
El caso que analiza Blanca Rubio, es la producción florícola, en la cual logra distinguir,
que “…el capital florícola ha impuesto su lógica de acumulación en la zona de
asentamiento y ejerce un dominio casi cabal sobre los pobladores, los recursos
productivos y naturales y los modos de producir y vivir en la zona” (Rubio, 2008:36); es
decir, las poblaciones que se ubican en zonas de expansión agroindustrial sufren
procesos de dominio excluyente, en los cuales se integran como mano de obra de
plantaciones, o caso contrario el excedente de su trabajo es apropiado, mediante la
compra de lo producido a un menor precio.
La modernización del campo y la forma de abordarlo, de mirar desde distintos enfoques
teóricos y metodológicos nos lleva a re-pensar un tema que quedo de lado durante los
años 90 y los 2000, el carácter de las élites dominantes, que será analizado a lo largo de
el siguiente capítulo, con énfasis en la provincia de Los Ríos.
El origen y carácter de las élites agrarias ecuatorianas
Toda sociedad humana, se organiza en términos económicos y políticos bajo la idea de
clase social, y esta es “…ante todo posiciones estructurales que el sistema asigna
objetivamente a individuos determinados” (Cueva, 2001:15), esto quiere decir, desde la
lógica marxista, que cada clase social ocupara un lugar determinado en el orden social a
partir de su lugar dentro del proceso de producción, donde se crea la base material
(riqueza), base desde la cual, se da la distinción entre quienes tienen los medios de
producción (burguesía) y quienes trabajan a su servicio vendiendo su fuerza de trabajo
(proletariado).
Los dueños de los medios de producción como la tierra, el capital, la tecnología y el agua
serán denominados como élites económicas. La élite es un concepto que “…designa a esa
minoría más o menos organizada que en toda sociedad detenta la mayor parte del poder y
de la influencia, frente a la mayoría que prácticamente carece de todo poder”
(EUMED)10. Es decir, las élites son los grupos privilegiados que sustentan su poder, en la
concentración de la riqueza, lo que les sirve para pasar su influencia de la esfera
económica al campo de la política, esto debido a que “…en toda sociedad, el poder
político, es decir, la capacidad de imponer decisiones valederas para todos los miembros
del grupo, aún apelando a la fuerza de ser necesario, pertenece a un grupo restringido de
personas” (EUMED).
La constitución de las élites agrarias ecuatorianas se baso sobre todo en la propiedad de la
tierra, en su capacidad de articulación al mercado mundial (Costa) o en su capacidad de
reproducción interna (Sierra), en el establecimiento de redes familiares de poder que se
expresan en el campo de la política en representaciones locales, nacionales o en la
creación de gremios para asegurar su posición privilegiada y el manteamiento del estatus
cuo, a más de generar los mecanismos adecuados para la extracción de plusvalía con base
en la explotación del trabajo, para lo cual, los terratenientes serranos mantiene relaciones
feudales y de servidumbre hasta bien entrado el siglo XX, mientras que las plantaciones
costeñas se convierten en los núcleos embrionarios del desarrollo del capitalismo en el
Ecuador, introduciendo relaciones salariales.
Esto trasladado al campo de la política, muestra como alrededor de esta forma de
organización económica y de tenencia de la tierra (vía oligárquica), permitió la formación
de la ideología liberal y de la conservadora, la cual entra en decadencia a mediados del
siglo XIX:
…la burguesía costeña logra una importante expansión de su
capacidad económica, al paso que gana coherencia interna y capacidad de presión política. Cada vez alcanza mayor control en la
dirección de la actividad productiva y comercial, lo que trae consigo
un significativo robustecimiento de sus mecanismos de acceso al
poder. De otro lado, la oligarquía terrateniente serrana, al tiempo que no alcanza un nivel apreciable de desarrollo de su capacidad
económica, experimenta cada vez con mayor fuerza, un fenómeno
de paulatina descomposición interna. Sin la posibilidad de hallar intereses que la articulen a nivel regional y nacional, el latifundismo
serrano patentiza cada vez más su carencia de homogeneidad
efectiva (Ayala, 1985:45).
A partir de lo señalada por Enrique Ayala, podemos deducir que la Revolución Liberal
(1895), será el momento de ruptura-negociación con una vieja élite dominante en el
campo político articulada a la aristocracia serrana, para dar continuidad al proceso de
dominación política con la élite liberal costeña vinculada al mercado internacional, lo que
nos lleva a un primer momento de mirar la constitución de las élites regionales, y su
proceso de modernización en dos etapas:
10 Disponible en: http://www.eumed.net/diccionario/definicion.php?dic=3&def=276.
Ilustración N.1 Momentos de constitución de las élites nacionales
La ilustración muestra los dos momentos de constitución de las élites agrarias nacionales,
el primero es un periodo comprendido desde 1830 a 1954 etapa en la cual hay un
importante proceso de vinculación al mercado mundial, y donde las familias que habían
logrado tener una posición de influencia política o económica son dueños de las
plantaciones, tal es el caso de las familias: Durán-Ballén, Aspiasu, Caamaño, Gangotena,
Seminario. Familias que se consolidan como élites a partir del siglo XIX siendo ellas
quienes crean “…las condiciones de surgimiento de los elementos constitutivos del Modo
de Producción Capitalista en el Ecuador como resultado de la inserción del Ecuador en la
División Internacional del Trabajo durante el siglo XIX” (Chiriboga, 1979:29).
Tal inserción implica para el Ecuador, la creación de una burguesía productora (cacao) y
otra comercial y financiera que se encargaba de la intermediación de las exportaciones
hacia las casas comerciales europeas; como ya se ha señalado el carácter de las élites en
el Ecuador no es nacional, sino regional anclado a las formas de producción diferenciadas
y a las visiones políticas de cada una de estas élites.
La segunda etapa de reacoplamiento y emergencia de nuevas élites, desde nuestra
perspectiva se da en el año de 1954, esto debido a factores como el hundimiento de la
producción de cacao y la emergencia de la producción bananera, la cual permite la
consolidación de una de las familias que controlará el mercado del banano hasta la
actualidad, como lo es la familia Noboa, para principios de los años 90 Alberto Acosta
señala que esta familia controlaba cerca del 44% de las exportaciones de banano.
La élite agroindustrial de corte tradicional se caracteriza por controlar grandes
extensiones de tierra, e incluso de fabricar mediante otras empresas los insumos que ella
misma necesita para las actividades de exportación (Quevedo, 2013). Sin embargo, no
serán sólo los señores del banano quienes entren a escena desde los años 50, sino también
los grandes productores de palma, en especial el grupo de Palmeras de los Andes y
DANEC, así como la Procesadora Nacional de Alimentos (PRONACA) vinculada a la
venta de aves y fertilizantes. Un grupo económico que destaca en esta fase y que es una
derivación de la familia Noboa, es el consorcio NOBIS, ellos han desarrollado una
importante estrategia de mercado interno, lo que les ha llevado a controlar el sector de
bebidas y la industria molinera:
Ilustración N.2 Composición Consorcio NOBIS
Tanto la producción de palma africana como la de balanceados y carnes tomarán mayor
fuerza durante los años 70, momento de auge económico debido a la producción
petrolera, la cual permite el desarrollo de un incipiente mercado interno para el sector de
alimentos, molino, grasas vegetales y aceites, bebidas y carnes.
Ilustración N.3 Composición Industria PRONACA
El caso de PRONACA, es interesante, pues esta empresa inicia sus actividades en el año
de 1954, y de a poco se consolidó como la principal productora de alimento para
animales; como podemos observar en el gráfico No. 3, PRONACA controla el mercado
de aves, carne de res, cerdo, pescado y marisco; esta es una de las élites agroindustriales
más importantes en la actualidad. A partir de este momento empieza la diferenciación
entre las viejas élites oligárquicas representadas en formas de producción hacendataria y
de plantaciones, que tienen en la figura del dueño de la tierra la representación del poder;
a aquellos grupos económicos modernizadores con una visión distinta del mercado y que
se apega a los lineamientos del desarrollo interno, es por ello que estos grupos
económicos surgidos en esta primera etapa han logrado mantener su hegemonía y control
sobre importantes sectores de la economía nacional hasta la actualidad.
Mirar los mecanismos de transformación de una forma de producción a otra, permite la
definición del carácter de las clases de una determinada formación social; por lo tanto, el
entender cómo, en el caso particular del Ecuador, se fueron conformando las élites
ligadas a la propiedad de la tierra, implica referirnos a la especificidad del proceso
productivo que motivó la conformación de élites regionales vinculadas al sector agrícola,
y una masa de campesinos e indios pobres, con poca tierra o sin ella que se convirtieron
en trabajadores rurales.
A partir de lo anterior podemos entender las condiciones sobre las cuales devienen en la
actualidad las élites agrícolas en el Ecuador (burguesía agro-industrial); este no es un
proceso que se sucede en un período corto de tiempo, teniendo como uno de sus
antecedentes, las inmensas propiedades que desde la colonia devinieron en plantaciones y
grandes haciendas al control de determinadas castas o grupos sociales.
Es importante tener en cuenta la diferencia en la composición de las clases que se sucedió
tanto en la Costa como en la Sierra ecuatoriana; sin embargo, esto no niega la existencia
de un “cierto nivel de relación” entre estas dos clases (oligarcas y terratenientes), “La
oligarquía estaba constituida por grupos familiares de poder privilegiados que a partir de
su propiedad patrimonial extendían su poder a la política” (Malpica, 1967), para estos
grupos “…el poder político es una extensión del poder económico (…) para que el poder
económico pudiera lograr sus intereses tenía que pasar por mediaciones parlamentarias,
comisiones, etc.” (Campodonico, Castillo, Quispe; 1993:21), como lo muestra el
siguiente gráfico:
Ilustración N.4 Relación de las élites económicas y políticas
Como se aprecia en la gráfica, las élites tienen la particularidad de usar su poder
económico en el campo de la política. La constitución de las élites nacionales tiene
mucho que ver desde la ruptura del orden colonial, con la propiedad de la tierra, lo que
lleva en un primer momento a la constitución de haciendas y plantaciones, que serán las
expresiones económicas, políticas y simbólicas de dos formas de dominación económica,
política y cultural, además de marcar el desarrollo del capitalismo en el Ecuador.
Mientras que en los sectores populares también hay importantes niveles de relación entre
los habitantes de las dos regiones; un ejemplo de ello es la migración de fuerza de trabajo
indígena que se desplazaba en determinados períodos de siembra o cosecha a las
plantaciones de banano o caña de azúcar, este fenómeno se daba en especial en las
provincias de altura como Chimborazo o Cañar, hacia las provincias de Los Ríos o
Guayas.
En esta parte del trabajo desarrollaremos un esquema de periodización a partir de las
etapas que consideramos, son las más importantes para definir las características que
destacan de las élites agrarias en función del contexto mundial y latinoamericano, y como
esto a su vez, implicó una posición ideológica y económica en su composición; proceso
que se daría en tres momentos: i) élites expresadas en el sistema oligárquico cacaotero, ii)
el boom bananero y la diversificación de las élites agrarias y, iii) los setentas:
modernización de las élites y conformación de nuevos sectores de la burguesía agraria.
Elites dominantes en la Costa ecuatoriana: de la oligarquía tradicional a la
agroindustria capitalista Existe un proceso de transformación en la composición política y económica de las élites
en el agro ecuatoriano, a partir de la transformación del patrón de acumulación,
correspondiente a un determinado ciclo histórico de funcionamiento capitalista (Rubio,
2009:38). Como revisamos, no hay posibilidad de localizar estáticamente este patrón de
acumulación, sino que existen diferentes etapas de centralización de una base de capital
que a su vez suponen el aparecimiento de nuevos mecanismos de explotación,
estableciendo diferenciaciones entre cada uno de los mismos, para ello acudimos a la
categoría de patrón de reproducción, la cual es definida por Jaime Osorio como aquella
“…que busca dar cuenta de las formas específicas como el capital se reproduce en
tiempos y espacios históricos, integrando no solo los procesos de producción y de
circulación, desde la perspectiva de la valorización, sino también el asunto de los valores
de uso en que dicha valorización se asienta” (Osorio, 2005:3).
Para dar cuenta de la formación de las élites agrarias a partir de las modalidades
históricas de reproducción de capital, establecemos una periodización respecto a los
cambios en el patrón de acumulación agrícola y del carácter de las élites. Sin intentar
absolutizar las fronteras entre una etapa y otra, se intenta identificar las características
más generales del ciclo, sin que eso signifique desconocer los varios componentes
internos que, escapan (somos conscientes) a toda formulación esquemática.
La periodización toma en cuenta varios elementos, entre los que destacan: la sucesión
cronológica, cambios importantes entre los actores del proceso social, coyunturas
internacionales que significaron la crisis o el auge de un determinado sistema y la
relación que se establece entre los actores productivos y sociales con el Estado. Así
mismo se parte del supuesto de que ningún modelo de acumulación se presenta de una
manera “pura”, escindida del modelo precedente. Por lo tanto, es identificable la
existencia de relaciones sociales de producción propias de modelos anteriores en formas
“modernas” (Cueva, 2004).
Élites expresadas en el sistema oligárquico cacaotero11
Este primer momento se extiende desde mediados del siglo XIX hasta el año de 1925;
período que representa al modelo de acumulación ligado a la producción del cacao y a la
inserción del país en la división internacional del trabajo12, proceso que marca no sólo la
dinámica productiva de la Costa, sino la del país, sobre todo en lo referido a los productos
para la exportación 13 y la formación de una importante burguesía importadora y
financiera.
Andrés Guerrero analiza esta relación como punto de partida en su “Ensayo sobre la
Acumulación Originaria en el Ecuador” caracterizándola como la puerta de entrada en
términos económicos -sobre todo con el triunfo político de la revolución liberal en 1895-,
del capitalismo en el Ecuador. Para Guerrero, la producción del cacao implicó un modelo
que, por un lado, responde a las necesidades del mercado mundial y por lo tanto de la
división internacional del trabajo, y por otro, supuso un desarrollo contradictorio hacia
adentro.
Esto se debe a que el proceso de acumulación originaria ecuatoriano no significó que las
élites ligadas a la producción de cacao potenciaran la constitución de una burguesía
agrícola, por su carácter dependiente, puesto que no estaba en agenda el desarrollo de una
industria que amase un valor agregado en la producción de las mercancía agrícolas, lo
que significó que la relación de producción entre los hacendados cacaoteros (oligarquía
agrícola) y sus trabajadores (sembradores y peones) se articulará a partir de un proceso de
sometimiento que no permitía la creación de un proletariado libre, ni un proceso de
modernización de la estructura de producción agrícola.
Sin embargo Manuel Chiriboga (1979) contrasta el señalamiento de Guerrero, en la
medida que hay una diferenciación interna en los trabajadores agrícolas, entre quienes
habitan dentro de la hacienda y que dan una renta en especies y los trabajadores libres
que tienen una renta expresada en el salario, por tanto tienen mayor capacidad de acción
y presión frente al patrón, reconociendo el carácter precapitalista de las haciendas
cacaoteras:
El carácter esencialmente precapitalista de la producción cacaotera comenzará a variar en las postrimerías del sigo XIX,
bajo la creciente ‘insubordinación de los jornaleros’. En efecto,
la fuerza de trabajo costeña de la época comenzó a desplegar una serie de actividades tendientes a frenar la sobreexplotación
11 Juan Maiguashca, señala que el cacao marca la etapa de vinculación del Ecuador al mercado mundial
entre los años de 1840 y 1925. 12 Siguiendo los planteamientos de Ruy Mauro Marini (1972), la inserción de los países latinoamericanos a
la lógica de la división internacional del trabajo, van a marcar un carácter dependiente en la constitución de
las élites regionales, pues desde ese momento estarán supeditadas a la dinámica del mercado mundial. 13 Para 1904, el Ecuador era el principal exportador mundial de cacao fino de aroma.
de la que era víctima. Para esto contaba con una serie de condiciones estructurales que le permitieron asegurar la eficacia
de su accionar. La baja densidad poblacional y por lo tanto la
baja oferta de fuerza de trabajo, hacia que cada trabajador fuera
imprescindible para la producción cacaotera (Chiriboga, 1979:37).
El planteamiento de Chiriboga, señalaría la creación de un estrecho espacio de
negociación entre trabajadores y patrón, explicado por razones vinculadas al proceso
productivo y la necesidad de mano de obra, a pesar de ello el acceso a la tierra para
dichos trabajadores es limitado a un espacio de producción para la supervivencia, en
especial yuca y plátano, mientras que las élites mantienen sus mecanismos de
dominación.
De esta manera, se constituye una élite latifundista endogámica y dependiente (Cueva,
1980) que se permite concentrar una gran cantidad de tierra y sostener su poder al interno
de un grupo de familias ricas que crecen “hacia adentro” y que, además de abastecer
pequeños núcleos mercantiles en las mismas haciendas (“tiendas de hacienda”) y algunas
ciudades que se reproducen por el consumo de los sembradores, peones y los mismos
hacendados (la ciudad de Vinces), no tienen un proyecto económico que les permita
crecer “hacia afuera”, y que por lo tanto, se transforman en formas productivas mediante
una vía junker de desarrollo capitalista de corte oligárquico, el cual es definido por
Agustín Cueva como “…aquella fase caracterizada por el predominio de los ‘junkers’
locales y la burguesía ‘compradora’, en alianza con el capital monopólico ubicado
fundamentalmente en los sectores de la actividad primario exportadora” (Cueva,
1980:144), esto debido a que ciertas familias no tienen la capacidad de ser exportadores
directos hacia Inglaterra o Alemania, por lo cual dependen de intermediarios,
fortaleciendo con ello una burguesía comercial, que saca su ganancia a partir de dicha
relación.
Guerrero (1980) considera que la clase terrateniente de la Costa, tuvo una relación
pendular entre los tipos de producción más característicos del periodo colonial
(sometimiento de los trabajadores a la hacienda por razones extra económicas, cercanas a
la relación de servidumbre) y los del moderno mercado mundial capitalista (incentivo del
consumo en centros mercantiles)14, a esto José Carlos Mariátegui lo denomino como la
persistencia de la feudalidad, expresado tanto en el latifundio como en el mantenimiento
de las relaciones de servidumbre (Mariátegui, 2011). En otras palabras, si bien es cierta la
existencia de pequeños enclaves comerciales de consumo de carácter sunturario (dentro y
fuera de la hacienda), eso no es por sí sola una característica del capitalismo, si no se
establece una forma de remuneración salarial del trabajo. Sin embargo Chiriboga sostiene
lo contrario:
…que dichas relaciones de producción aparentemente serviles son mecanismos efectivos de proletarización de la fuerza de trabajo y
14 Esta es la clave del aporte de Guerrero: una lectura mucho más detallada del carácter de las élites
agrícolas que, por ejemplo, la que en su momento hizo Agustín Cueva al denominarla a secas “burguesía
agro-mercantil”.
de expropiación de sus medios de producción. Si bien no asumen un carácter claramente asalariado por las constricciones del
mercado de fuerza de trabajo que esta en proceso de constitución,
aseguran al contrario una maximización de la tasa de explotación,
ante niveles bajos de productividad (…) la lucha entre propietarios y trabajadores fue modificando permanentemente la matriz
precapitalista de las relaciones de producción hasta tal punto que
estas fueron perdiendo ese carácter (Chiriboga, 1979:36).
A pesar de ello no hay mejoras considerables en las condiciones de vida de los
trabajadores rurales, esto debido a que las tasas en la renta del cacao implicaron el
aparecimiento de una élite ligada al capital financiero (“agente de captación de la riqueza
agrícola” al decir de Agustín Cueva) que, funcionaba íntimamente ligado al capital
comercial 15 ; mismos que a su vez, tenían una “relación de clase orgánica con los
terratenientes del cacao” (Guerrero, 1980:89), esta relación es también reconocida por
Chiriboga, quien señala:
Consideremos que el sistema bancario dominante de la época es un instrumento particularmente adecuado al servicio de las
fracciones gran propietarias y agro-exportadoras de la
incipiente burguesía de la época. Su aparente autonomía no es
en este sentido sino un resultado del control de estas fracciones sobre esta esfera de la circulación. Para el periodo existían en
Guayaquil cuatro instituciones bancarias, dos de las cuales
eran de emisión y dos hipotecarias. Entre las primeras estaban el Comercial y Agrícola fundado en 1895 y el Banco del
Ecuador fundado en 1867, el primero claramente ligado a los
exportadores y el segundo a los importadores. Los otros era el
Banco Territorial y el Banco de Crédito Hipotecario, dedicándose ambos exclusivamente a realizar préstamos a los
propietarios cacaoteros (Chiriboga, 1979:50).
La oligarquía cacaotera mantenían esta relación con los banqueros y comerciantes,
quienes representaban una “burguesía intermedia y local”, eso significó que emerjan
como una clase agro-exportadora; de suerte que, si bien la producción de cacao estaba
localizada en familias determinadas (Seminario, Roggerio, Orrantia, Morla, Aspiasu) que
a su vez son gerentes de varios bancos de la época (Banco Agrícola y Comercial de
Guayaquil), esto significó la articulación de un proyecto de las élites con el objetivo de
sentar las bases del desarrollo capitalista en el Ecuador; la unión familiar será una de las
principales formas de establecer las alianzas entre las élites16.
15Aquí es clave recordar la influencia que tuvo el Banco Agrícola y Comercial de Guayaquil. 16 “En 1891 los hermanos Aspiazu organizan la empresa Aspiasu Hermanos con un capital de 2.000.000 de
sucres, con la finalidad de atender conjuntamente sus valiosas propiedades y comercializar el cacao por su
propia cuenta. Muy pronto se convertirían en la segunda exportadora de cacao del Ecuador, atrás de la
firma Guzmán Hnos., primos hermanos de los Aspiazu (…) al mismo tiempo los hermanos Aspiazu
contribuirían a la organización de los principales bancos de la época” (Chiriboga, 1979:45-46).
Por otra parte, si bien como se anotó al inicio, la producción del cacao dinamizó y
determinó el carácter de la economía nacional en éste período, la dinámica productiva de
la Sierra presenta lógicas de comportamiento singulares, vinculadas a la hacienda andina,
involucrando tanto a los indios conciertos como a los patrones; punto de partida del
establecimiento de formas de repartimiento (entrega de dinero y especies) que determinan
una forma particular de reproducción económica, social y simbólica; consolidando un
modelo de sobrevivencia hacendataria, en una tensión permanentemente que produce
legitimación contradictoria del concertaje del patrón (indirectamente representado por los
mayordomos y mayorales) y los indios huasipungueros (con sus redes de relacionamiento
como familia consanguínea o compadrazgos).
Los ejemplos más referenciales de la conformación de este tipo de élite se encuentran
localizados en las haciendas de Cayambe, de manera especial la de la familia Bonifaz
dueña de la hacienda Guachala y la familia Plaza dueña de la hacienda de Zuleta, de
mayor empuje industrial -sobre todo si pensamos en la producción de leche-, y en otras
haciendas de menor extensión, las de Quito por ejemplo, que sin embargo, reproducían
modelos de “sobrevivencia hacendataria” que integra los elementos de la comunidad
andina y la extracción de plusvalor en la renta de la tierra y el trabajo de los indios
conciertos, a través de redes para la manutención de la “lealtad” a la hacienda, como es el
caso de las “reparticiones” que el hacendado otorgaba a “sus” indios en determinadas
fechas del calendario agrícola y festivo.
El boom bananero y la diversificación de las élites agrarias En el período posterior, la economía mundial se vio dominada por el escenario de
posguerra, en el cual, algunas familias dedicadas a la producción de cacao quiebran,
generando a partir de ello un proceso de diversificación de las plantaciones y migrando
hacia el banano en muchos casos; mientras que en la Sierra persiste el régimen
hacendatario tradicional. En este período comienzan a aparecer tesis alrededor de
desarrollo industrial de la región y el cambio del modelo de acumulación de manera
relativamente autónoma17, debido a factores como la crisis de 1929, que afectó de manera
directa el precio de los productos de exportación.
Estos factores llevan a las élites latinoamericanas a pensar en lo que la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) denominó como ‘desarrollo hacia dentro’, y
para lo cual debía desarrollarse el proceso de Industrialización por Sustitución de
Importaciones (ISI) proceso que no podía darse de la misma forma en todos los países,
razón por la cual, como en el caso ecuatoriano, la forma oligárquica de desarrollo
dependiente persistió con el banano. “Terminada la Segunda Guerra Mundial, una fiebre
comienza a apoderarse del empequeñecido Ecuador de los años 40. Era la fiebre del oro
verde que se calaba por todas partes al ritmo de un franco desarrollo del capitalismo
ecuatoriano centrado en la producción de banano (…) con el arribo de la época del ‘oro
verde’ y con el lema ‘producir más para vender afuera’, la fiebre se volvió frenesí”
(Quintero y Silva, 2001: 7., T.II).
17 El rol que cumplió la CEPAL, en sus vertientes de derecha y de izquierda reflejan este período.
A esto se sumaba la particular coyuntura de una plaga que hizo caer bruscamente la
producción bananera en Centroamérica, lo que provocaría para el caso ecuatoriano que de
1944 a 1959 la producción bananera nacional casi se duplique, y pase del 1,2% de las
exportaciones en 1944 a representar el 62,2% en 1959, de la mano de la norteamericana
United Fruit Company; Alberto Acosta señala al respecto:
Concluida la Segunda Guerra Mundial, se alentaron las exportaciones de banano aprovechando una serie de elementos
coyunturales y estructurales que mejoraron sustantivamente las
ventajas comparativas ecuatorianas. Problemas en las plantaciones bananera de Centro América por la presencia del conocido ‘mal de
Panamá’ y la sigatoka movieron a las empresas transnacionales a
buscar nuevas fuentes de abastecimiento (Acosta, 2004:99).
Según Quintero y Silva (2001), ya para 1965 el 87% de la producción de banano estaba
en manos de propiedades de menos de 100 hectáreas, radicando el monopolio en el
proceso de comercialización y exportación del producto.
Barahona, citado por Quintero y Silva (2001), hace una clasificación que evidencia hacia
1950 a nivel nacional la existencia de cuatro sectores de terratenientes: a) hacendados que
adoptan técnicas avanzadas, fundamentalmente los grandes hacendados bananeros, los
ingenios azucareros y los ganaderos de la sierra (Cayambe, Machachi), b) terratenientes
que utilizan trabajo asalariado aunque con técnicas atrasadas, principalmente los grandes
cacaoteros, los productores de arroz, café y algodón; c) latifundistas con desventajas
comparativas que no desean liquidar el pre-capitalismo, d) haciendas no utilizadas (los
feudos propiamente dichos) en la Sierra.
Una de las principales consecuencias en la estructura de las élites regionales/provinciales,
es que el viejo orden oligárquico si bien se mantiene, el desarrollo del capitalismo agrario
en esta etapa, marca el ingreso del capital norteamericano y europeo, lo que desplaza a
las viejas élites coloniales y pone en escena a grupos empresariales transnacionales, esto
como “una expresión acabada de las nuevas condiciones que rigen el desarrollo
capitalista a nivel internacional” (Velasco, 1979:51). Las empresas transnacionales que
ingresaron e impulsaron el boom bananero fueron la United Fruit Company, la Standard
Fruit, Del Monte, Grupo EFE:UBESA (de capitales alemanes) y la nacional Exportadora
Bananera Noboa, lo que provoca que las viejas élites también se modernicen o busquen
participar dentro de estas empresas, ya sea como proveedores, intermediarios,
arrendatarios o administradores; de esto podemos inferir que hay un recambio productivo,
económico, simbólico y político con estas nuevas élites, pues a diferencia de las élites
cacaoteras, estas marcan un mayor nivel de integración nacional y de redistribución de la
renta generada, además de un nuevo rol del Estado:
El impacto del banano en la economía nacional fue mucho más
profundos en términos nacionales que el generado por el cacao décadas antes: se amplió la frontera agrícola a nuevas zonas de la
Costa, se expandió notoriamente la red vial y se produjo un mayor
proceso de migración de la Sierra hacia la Costa, con un desarrollo acelerado de las ciudades y un cierto robustecimiento del mercado
interno, a base de la expansión de las relaciones salariales, el aumento de la obra pública y la propia diversificación de la
economía, así como por supuesto por la no monopolización de las
actividades productivas, como sucedió en la época cacaotera […]
En esos años del ‘boom’ bananero, importante fue el aporte del Estado como ente planificador y constructor de obras de
infraestructura para el fortalecimiento de las clases medias, aunque
esto no implicó una perdida de hegemonía de la burguesía agroexportadora que siguió demostrando agilidad y capacidad de
acción para aprovechar las cambiantes coyunturas, así como para
influir directa o indirectamente en el manejo de la cosa pública […] un factor para la mayor integración nacional estuvo en la
dinamización de la actividad agropecuaria en la serranía, donde la
hacienda tradicional todavía se mantuvo como el eje articulador más
importante (Acosta, 2004: 100-102-103).
A pesar de la mayor redistribución de la renta bananera, del fortalecimiento del mercado
interno y de las clases medias, Liisa North (1985), explica que las ganancias de este
boom bananero se concentraron en un pequeño número de empresas exportadoras que
constituyeron un “embrionario sector oligopólico” en la ciudad de Guayaquil. Citando a
Hansen, North caracteriza la composición de esta élite como un grupo de “diez imperios
familiares” integrados por relaciones familiares o directorios entrecruzados, cuyos
intereses incluían al sector del comercio exterior, finanzas, medios de comunicación de la
Costa y plantaciones. Para Alejandro Moreano, la persistencia de los mecanismos
oligárquicos de poder y la modernización económica impulsada por la burguesía
bananera se expresaría en la alianza matrimonial “…del jefe de la burgués Leónidas
Plaza con la terrateniente Avelina Lasso, -expresión folklorica de la unidad del bloque de
poder- la figura de Galo Plaza, gentleman, nacido en Manhathan y muchacho de paja de
la United Fruit, no podía menos que ser la indicada para expresar el nuevo proceso de la
clase dominante” (Moreano, 1976:217) vinculada de manera directa al imperialismo
norteamericano18.
El señalamiento de Moreano es central, debido a que la figura de Galo Plaza
(descendiente de padre liberal plutocrático y de una figura proveniente del sector
conservador) se convertirá en el articulador central de una etapa de estabilidad política y
de construcción de un imaginario nacional, a la par de la consolidación del capitalismo
agrario y dependiente del Ecuador. Además Galo Plaza, logra vincular los intereses de los
terratenientes serranos, de los sectores agroexportadores, comerciantes e importadores
18 “Plaza ascendió al poder en 1948. De inmediato el imperialismo decidió intervenir directamente en el
control de su nueva colonial bananera. A principios de 1949 llegó al Ecuador una misión de la International
Basic Corporation, propiedad de uno de los jefes del capital internacional, Nelson Rockefeller, y presidida
por uno de los mayores propagandistas de la United Fruit, Stacy May, junto al cual Plaza escribió en 1960 un panegírico exaltado a dicho monopolio. En abril de 1949 llegó una misión del Fondo Monetario
Internacional” (Moreano, 1976:217-128). Acosta también señala que la relación de Galo Plaza con las
transnacionales norteamericanas se expresa “…en el asesoramiento de la compañía United Fruit ofreció al
gobierno de Galo Plaza entre 1948 y 1952. Esto se tradujo en una política que aprovechó la existencia de
amplias zonas aptas para la plantación bananera, la disponibilidad de mano de obra barata y el apoyo
gubernamental para la construcción de infraestructura” (Acosta, 2004:99).
costeños y de los intereses del imperialismo norteamericano, lo que determina la unidad
del bloque de poder y el fortalecimiento de la economía ecuatoriana asesorada por la
primera misión del Fondo Monetario Internacional que llegó en abril de 1949:
…Plaza era también un prospero terrateniente capitalista serrano. Las otras fracciones de la clase dominante se subordinaron a dicha
fracción burguesa en la medida en que esa subordinación les
aseguraba un incremento en el volumen de sus ganancias. La unidad del bloque en el poder quedó plenamente restablecida, generándose
mecanismos institucionales que canalizaban las contradicciones
internas, de suyo atenuadas por las expansión capitalista, hacia la
resolución pacífica y armónica. Aseguraba por parte de la fracción burguesa agroexportadora, incluso la coparticipación en el poder de
las fracciones donantes rivales durante el Gobierno de Velasco, la
hegemonía gubernamental de las otras fracciones durante el Gobierno de Ponce, no constituía mayor problema. Aquello que ha
dado en llamarse una década de madurez política no fue otra cosa
que una expresión del nuevo idilio, la nueva luna de miel de las
fracciones dominantes (Moreano, 1974:218-219/énfasis propio).
En este marco de estabilidad política pactada por las élites, debido a su crecimiento
económico, los incipientes establecimientos industriales aparecieron como una
“añadidura” que se funda con la oligarquía agraria, a través de alianzas matrimoniales
“haciendo difícil dividir a la élite a lo largo de líneas económicas” (North, 1985:427).
Según el análisis de Hansen, el conjunto de “imperios familiares” incluía 55 empresas
industriales, 22 grandes casas comerciales y 11 empresas financieras.
Al decir de Cueva, “la consolidación de un capitalismo agro-mercantil dependiente, que
había degenerado en la especulación se afirmó en nuestra condición de país
‘subdesarrollado’” (Cueva, 1972:17), tesis que también es compartida por Velasco, quien
denomina al boom bananero como ‘la nueva fase de la dependencia’ (1994). Sin embargo
hacia los años 50 los agroexportadores también se volcaron a la inversión industrial con
apoyo del Estado, al respecto Moreano puntualiza:
“La producción industrial sufrió un acelerado proceso de expansión: la tasa fue de 8.8%
para el lapso 1950-54; 7.9% para el lapso 55-59 y 14.9% para el año de 1960. En algunos
casos ese incremento fue notable: cemento 254%, textiles 480%, manteca 460%, aceite
vegetal 219%, cerveza 217%, durante el lapso 1950-55” (Moreano, 1976:215-216), a
partir de estos datos, podemos ver como se desarrollan sectores agroindustriales
vinculados a las bebidas y grasas vegetales, y con ello ingresan nuevas élites económicas
o las antiguas tienden a modernizarse.
En términos demográficos, la demanda de mano de obra en la Costa haría que la
población se desplace a las provincias de Guayas, Los Ríos y El Oro, que recibieron el
80% de las migraciones internas (ya para 1950 la población costeña representaba el 58%
de los habitantes del país). Esto provocó la formación de un proletariado agrícola que
fomentaría el mercado interno propiamente dicho, generando un mercado atractivo para
las corporaciones multinacionales que, siguiendo a North, se asociaron con las clases
dominantes locales para consolidar el crecimiento industrial de los años 60, aunque esta
“fracción industrial” de la élite local nunca abandonó sus intereses en la agricultura y el
comercio.
Debemos tener en cuenta, afirma North, que un sector de la burguesía industrial fue
“internacionalizado” en el momento de su nacimiento. Establecieron alianzas con el
capital trasnacional manufacturero, sin perder sus vínculos anteriores con el capital
extranjero en los temas no industriales. El esfuerzo por generar industrialización desde el
Estado con políticas fiscales e inversión pública persiste hasta el final de la dictadura,
pero sin que emerja una burguesía que sustente esto como proyecto nacional.
En éste período (1944-1962) hay una efervescencia de los partidos políticos, sostenido
por el desarrollo urbano. De esta manera el “boom” de la producción bananera, trajo
consigo un período relativamente estable en términos políticos19, y sobre todo “un estilo
de dominación burguesa en el Ecuador” que hoy la denominamos “desarrollista” (Cueva,
1972:56). No es deliberado que en este período, estén involucrados gobiernos como los
de Camilo Ponce Enríquez o de Galo Plaza Lasso, responsables de la fundación del
ideario social cristiano en el país, que entre otras (Movimiento Social Cristiano), estos
gobiernos buscarán ordenar el entramado estatal y productivo en la perspectiva de
alcanzar el “anhelado” desarrollo de las élites.
North citando a Navarro argumenta que la descripción más correcta de las clases
dominantes en el Ecuador en éste período puede ser la de un “bloque relativamente
homogéneo de grupos económicos interconectados, en lugar de un conjunto de
"fracciones" comerciales (importadoras-exportadoras), agrícolas e industriales que
compiten entre sí” (1985:429), como había sido la característica de la oligarquía
cacaotera.
Pero dicho idilio se empieza a resquebrajar a inicios de los años sesenta, ya para 1959 el
volumen de las exportaciones cae bruscamente un 5,9% para el banano y el café en
19,5%, lo que hace que el país deje de percibir importantes recursos. Las estructuras
económicas no se dinamizaron sustancialmente durante el período de mayor afluencia de
divisas debido al limitado proceso capitalista del país, no solo en la industria, sino que
después de algunos años el país incluso registra grandes importaciones de productos
agropecuarios, de manera especial agroquímicos.
Tras esta contracción de los ingresos del Estado, se limita el gasto público y las élites se
disputan nuevamente el control político del país, en lo que Agustín Cueva denominó
como ‘la crisis de los años 60’20, caracterizada por una crisis política en las fracciones de
19 Entre 1928 y 1948, se sucedieron 28 gobiernos, en contraposición a los 3 gobiernos que existieron hasta
1960. 20 “Las ilusiones democrático-burguesas acabaron por derrumbarse junto con la deleznable base que había
engendrado, cuando el ‘boom’ del banano entró en su definitivo ocaso. Aunque el ritmo de incremento de
las exportaciones empezó a disminuir desde antes y sus precios a declinar, el colapso brutal solo se produjo
en 1961, al bajar el volumen de las exportaciones de banano en un 5.8% y el de las de café en cerca de un
20%. Este fatídico año el ingreso per cápita disminuyó en un 1.1% y la parte del producto nacional,
dedicada a la remuneración de la fuerza de trabajo, decreció en 1.5% . Los precios internos, por su parte,
las clases dominantes, el fortalecimiento de sectores sociales organizados (campesinos,
trabajadores rurales, grupos estudiantiles y obreros urbanos) y sobre toda por la caída de
las exportaciones bananeras, proceso que se venía gestando desde 1955. “Las ilusiones
burguesas de ‘estabilidad política’ se derrumbaron como un castillo de naipes en la
década de los 60, y no cabía esperar que las cosas sucedieran de otra manera puesto que
el paréntesis ‘democrático’ de 1948 a 1960 tuvo por fundamento una coyuntura
económica favorable, más no una transformación estructural que asegurara una
estabilidad duradera” (Cueva, 1974:225).
En medio de una etapa de crisis política y económica, en 1964 se dicta la Ley de Reforma
Agraria como respuesta a la crisis del banano, las crecientes movilizaciones campesinas
en la Sierra y en la Costa, y siguiendo los lineamientos de la Alianza para el Progreso por
generar condiciones preventivas frente a la insurgencia en la región, y frente a la
existencia ya de una minoría terrateniente modernizante que estaba dispuesta a sacrificar
a un sector de su clase por salvaguardar sus intereses, en este sentido la dictadura fue la
forma de asegurar los intereses de la élite vinculada al imperialismo norteamericano, así
como a las fracciones de las clases dominantes, quienes vieron en la Junta Militar, la
salida política (momentánea) para asegurar sus intereses económicos y como forma de
defenderse del ‘peligro comunista’, aunque como bien señala Cueva, la clase media que
se había consolidado durante el gobierno de Galo Plaza, también vería con buenos ojos la
continuidad del proceso de dominación política vía militar.
La Junta Militar desarrolla un importante proceso de modernización, que se afianza en
seis ejes principales: 1) realización de una gradual reforma en la tenencia de la tierra; 2)
impulsar el desarrollo industrial, a través de la política económica, redistribuir el ingreso
para fortalecer dicho proceso; 3) elevar la participación de la inversión privada; 4)
disminuir la desocupación con base en la redistribución del ingreso con una reforma
agraria y tributaria; 5) fortalecer el sector público como orientador del desarrollo; 6)
eliminación gradual de entidades autónomas para centralizar los ingresos fiscales. Estas
políticas de corte reformista, si bien fortalecían a la clase media, perjudicaban sobre todo
a sectores de la élite terrateniente y de la oligarquía exportadora e importadora de la
Costa, es por ello que la base de apoyo de la dictadura a partir de estas medidas
implementadas será la clase media o pequeña burguesía.
…lo que si vale poner de relieve es que el tinte reformista de la Junta sirvió de justificación a un sector mayoritario de la clase
media para apoyar de manera abierta al gobierno de los generales
[…] la pequeña burguesía ecuatoriana estaba, pues satisfecha: comprometida en una empresa ‘técnica’, no sólo se sentía libre de
culpa y responsabilidad política, sino que además, tenía la
impresión de haberse modernizado, puesto al día (Cueva, 1974:237-238).
empezaron a elevarse vertiginosamente. Alarmado, el gerente del Banco Central creyó necesario advertir,
en su Memoria correspondiente a 1961, que de no arbitrarse medidas adecuadas, la crisis ‘adquiriría una
complicación tan severa que posiblemente pueda traducirse en graves conflictos sociales con repercusiones
y alcances imposibles de ser previstos en la actualidad’” (Cueva, 1988:153).
A pesar de la aprobación por parte de los sectores de la pequeña burguesía, las clases
dominantes con intereses en el agro actuaron para oponerse a cualquier medida que
implicara realmente un proceso de distribución de la propiedad, logrando que las
propiedades explotadas “eficientemente” (como se definió cuestionablemente a los
ingenios y a las bananeras) fueran eximidas de la reforma, eliminando los límites a la
propiedad21.
Menos que tibia, la ‘reforma agraria’ había disgustado, sin
embargo a los terratenientes serranos, que hasta en el terreno de la
teoría preferían permanecer incólumes; pero en fin, ellos terminaron por aceptarla, limitándose a manifestar su deseo de
retornar al orden constitucional. No ocurrió lo mismo con la
poderosa oligarquía de la Costa que, tan pronto como creyó afectados sus intereses con la reforma al arancel de aduanas,
empezó a sabotear la política económica de la Junta y luego pasó a
la oposición activa (Cueva, 1974:240-241).
A pesar de dicha oposición o aceptación a regañadientes, la Reforma Agraria fue efectiva
en su misión: bajar la presión del descontento popular. Auspició la protección del
latifundio, un proceso de modernización, diversificación de la producción y
establecimiento de un régimen de trabajo asalariado, garantizando el “establecimiento de
empresas agrícolas modernas”.
En concreto, y al decir de Cueva, la Reforma Agraria, a los terratenientes de la costa “les
afecto poco” (Cueva, 1972:68), pero la reforma a los aranceles fue algo que no pudieron
tolerar. Y en este sentido la reacción de las élites fue diferenciada:
La reforma arancelaria…dio lugar a que en Guayaquil los
comerciantes no retirasen sus mercancías de la aduana. La aduana de esa metrópoli de los negocios del país recaudaba un
promedio diario de tres millones de sucres. Por el tres de mayo
de 1965 la recaudación se mantenía en 500 quinientos sucre diarios”; (esto mientras que) “…los terratenientes aprovecharon
la situación para exigir mayor representación de sus cámaras
ante el Instituto de Reforma Agraria (Cueva, 1988:160).
Con estas medidas las élites regionales, presionan a la Junta y pasan a la oposición; para
ellos la Dictadura había cumplido su misión de espantar el ‘fantasma comunista’, por
ello, tanto terratenientes serranos como oligarcas costeños vieron la necesidad del retorno
al orden constitucional como lo señalaba Cueva.
Las medidas de modernización para el campo y el sentido de la reforma agraria que
priorizó el proceso de colonización más que la distribución de tierras productivas,
promovió la “formación de una pequeña y mediana burguesía rural en áreas de
colonización” (Cueva, 1972:59). Esto mientras desde el Estado se impulsan políticas
21 Un detalle de las estrategias de incidencia de las élites agrarias sobre el proceso de reforma agraria en el
texto de Lissa North.
productivistas que fomentan el desarrollo de la agroindustria, principalmente aceites y
grasas vegetales, balanceados y la industria maderera, esto determina que en el caso de
provincias como Esmeraldas e importantes zonas de Santo Domingo, las élites no sean
familiares como en el caso de Los Ríos, Guayas, El Oro o Pichincha, sino que dichas
élites tomen la forma de empresas agroindustriales, que se convierten en los mecanismos
económicos para desarrollar el capitalismo en nuevas zonas.
Los setentas: reacomodamiento de las élites dominantes hasta el
advenimiento neoliberal
La crisis política y económica o la ‘crisis en las cumbres’ durante los años 1966 a 1972
(Quintero, Silva; 2001) generaría un nuevo entramado político, caracterizado por una
importante presencia de partidos políticos, representantes de las fracciones de la clase
dominante y una alianza electoral de izquierda que no llega a cumplir las expectativas, a
más de esto persiste la presencia de Velasco Ibarra como figura política central, al
respecto de la coyuntura política de este momento Quintero y Silva, señalan:
La presidencia interina de Clemente Yerovi Indaburu –por escasos
ocho meses-, la reunión de la Asamblea Constituyente que en noviembre de 1966 eligió a Otto Arosemena Gómez (ligado al
comercio importador y a la banca guayaquileña) como Presidente de
la República y dictó una nueva Constitución, componen el preludio de la nueva contienda electoral fijada por la misma Asamblea
Constituyente para el 2 de junio de 1968. En 1967 la Federación
Nacional Velasquista, al igual que en otras oportunidades, empieza
su proceso de reconstitución en vísperas de las elecciones […] el Partido Liberal por su parte, lanzo la candidatura del ex Presidente
interino Andrés F Córdova, militante de sus filas; la extrema
derecha representada en ARNE nominó a Jorge Crespo Toral; el Movimiento Social Cristiano lanzó por segunda ocasión la
candidatura del ex Presidente Ponce Enríquez, mientras algunos
sectores de la izquierda aglutinados en la Unión Democrática Popular (UDP) nominaban como su candidato a Elías Gallegos
Anda. Como podemos observar, el espectro político muestra una
fragmentación de los múltiples matices de la derecha representada
desde el ARNE hasta en el propio Partido Liberal, todos ellos partidos de fracciones burguesas y terratenientes de corte regional
(Quintero y Silva, 2001: 324/T.III).
Si esta era la expresión política, en términos económicos las élites regionales tienen que
reinventar mecanismos para afrontar las medidas dejadas por la Junta Militar, así como la
nueva crisis en las exportaciones, lo que les lleva a pensar en el desarrollo interno y a
modificar sus fuentes de generación de riqueza a partir de un incipiente proceso de
industrialización:
Tal cuadro puso en guardia desde el inicio de la crisis a la burguesía comercial bancaria guayaquileña que, ante el sombrío panorama de
la década, volcó sus inversiones hacia la débil e incipiente industria.
Señala Liisa North apoyándose en Catherine Conaghan: ‘Temerosos por el estancamiento de las exportaciones y la crisis económica, los
grupos importadores-exportadores de Guayaquil, para evitar las pérdidas, extendieron las inversiones a otras actividades.
[Desarrollaron] grupos económicos (por ejemplo compañías
múltiples bajo la dirección de un pequeño grupo de familias). La
inversión en la industria por parte de la poderosa burguesía comercial fue un fenómeno espoleado por la crisis, pero ya
experimentado durante el auge del negocio bananero. David Hanson,
confirma la diversificación de intereses económicos – banca, comercio, tierra finanzas e industria – de los denominados ‘imperios
costeños’ en los cuales la industria constituía apenas una ‘añadidura
más’ y no un sector autónomo con intereses definidos […] El impacto de la crisis sobre el conjunto de las clases dominantes
regionales, favorecidas desde 1948 por las políticas de mediación
entre el capital y el precapital, nos muestran a fines de los años 60, a
un conjunto abigarrado y complejo de clases dominantes, reproduciéndose y modernizándose por mecanismos tradicionales en
su región de origen, y es que el peso de la clase terrateniente, a la vez
que se desvanece, persiste como precipitado histórico, como ingrediente estructurante del juego de fuerzas oligárquicas 22
(Quintero y Silva, 2001:321-322/T.III).
Dicho comportamiento de las élites regionales, muestra el marcado abanico de intereses
derivado de las múltiples fracciones de la clase dominante. La salida a la crisis tanto
económica como política tendrá por un lado el aparecimiento del petróleo como
dinamizador de la economía y el retorno de los militares en el poder político, con un claro
proyecto modernizador a través de la industrialización. En el Ecuador, la explotación
petrolera comienza en 1971, con lo cual hasta 1974 aumenta el volumen de sus
exportaciones en un 400%, abultando el presupuesto del Estado que crece 5 ½ veces entre
1970 y 1977, esto se debe según José Moncada a la:
…mayor gravitación de los centros urbanos; ampliación y diversificación de la base exportadora –particularmente el
aparecimiento del petróleo-; acentuación del proceso de
industrialización sustitutiva de importaciones; mayor comunicación
nacional; presencia de capas burguesas industriales, comerciales y financieras asociadas al capital transnacional; crecimiento de la
población trabajadora asalariada; concentración creciente de a
producción y el capital, extensión del mercado propiamente capitalista (Moncada; 1983:67).
El desarrollo industrial es impulsado desde el Estado, comandado por la dictadura
desarrollista, con el control del crédito, protección arancelaria y tributaria, congelamiento
de sueldos y derogación de algunos derechos laborales. Los beneficios se transfieren a las
élites regionales, con la baja del salario real (alrededor de un 23,5% de 1972 a 1974) y al
22 Tanto Clemente Yerovi como Otto Arosemena Gómez, estaban vinculados por lazos familiares al
poderoso Ingenio ‘San Carlos’, en el gobierno de Velasco Ibarra el segundo es un cercano colaborador,
asegurando con ello una política favorable hacia los grupos económicos de manera especial guayaquileños.
Esta anotación nos permite observar la persistencia de las redes familiares en la estructuración de la política
nacional durante este período.
exterior con el pago de la deuda, pues ni el superávit comercial de 1970-80 pudo
contrarrestar el pago de intereses y dividendos del capital extranjero y otros servicios.
La Ley de Reforma Agraria de 1973, al igual que la primera, no estuvo dirigida a alterar
una inadecuada distribución de la tierra, sino mas bien, a cambiar la forma que las
empresas agrícolas tomaron. Según Quintero, en éste contexto, la segunda reforma
agraria promocionaría el capitalismo agrícola y la colonización de la Amazonia,
generando condiciones para la liquidación de las relaciones de precariedad en la Sierra23,
con un alto volumen de inversión pública que beneficia a las haciendas serranas con
importaciones de insumos y maquinaria, e indemnización a las haciendas expropiadas.
Además la inversión en la red vial, la política de créditos y la creación de empresas
nacionales de almacenamiento y otros servicios beneficiarán a los grandes productores.
Estas medidas transforman a los terratenientes de la Sierra hacia la ganadería y en ciertos
casos, a producciones vinculadas al sector externo. Mientras la producción de banano,
arroz, cacao controlada por los medianos productores no tiene mayor variación. El
modelo ISI sí se aprovechó de la producción de palma y aquellos sectores del agro que
permitían la industrialización de productos, potenciándolos, como la cebada para la
elaboración de cerveza y el inicio de la agroindustria de balanceados.
Sin embargo debemos tener en cuenta que “…a pesar de la emergencia de unidades de
tamaño medio en los últimos veinte años, la tendencia prevaleciente ha sido la
consolidación de una clase terrateniente modernizada a menudo vinculada, y en algunos
casos, comprometida con el procesamiento industrial de bienes agrícolas para las clases
medias urbanas y para el mercado de exportación” (North, 1985:439).
Por el otro lado, el proceso de industrialización de los sesentas y setentas creó,
especialmente en la Costa, “un pequeño pero fuertemente cohesionado grupo de […]
industriales que estuvieron desligados en alguna medida del proceso de sustitución de
importaciones” (North, 1985:439). Esto explica que a pesar de la importancia crítica de la
reforma agraria para la expansión del mercado interno de bienes de consumo, North anota
citando a Pacheco Prado que “la “burguesía industrial” políticamente débil no se hizo
presente bajo ninguna forma para respaldar al gobierno por las medidas dictadas a su
favor, dejando que la burguesía tradicional (terrateniente) […] se pronunciara en contra
de toda política reformista prometida” (North, 1985:439).
Mientras las fracciones más reaccionarias oponían a estas medidas y daban sentido al
proyecto agrario de la dictadura, las capas de industriales “estaban comprometidos
concurrentemente con […] actividades relacionadas con la exportación, principalmente
23 Al decir de Quintero y Silva: “Los grupos patrimoniales guayaquileños coaligados con la debilitada
fracción tradicional de la clase terrateniente serrana, demostraron en 1967 que no estaban dispuestos a
ceder al campesino un solo trozo de tierra. Una vez en el poder, esta coalición –en la que sin duda
predomina la presencia de la oligarquía guayaquileña- continuo con la línea dura trazada por la dictadura. Esta apuntaba a dos objetivos: 1) debilitar el aparato institucional ejecutor de la política de tierras; y 2)
reprimir las acciones del campesinado en su lucha por el acceso a ella” (Quintero y Silva, 2001:327).
[…] granos de café y café semi-elaborado” (North, 1985:442), lo que implicaría cambios
hacia una élite productora para el mercado nacional. “La evidencia disponible sugiere que
los industriales medios que no pertenecen a los grupos de la élite, funcionaron dentro del
‘campo de fuerzas’ creado por los ‘imperios familiares’ ligados entre sí, y bajo el
liderazgo de ciertos individuos reclutados por estos ‘imperios’, cuyos miembros también
dirigían las asociaciones de productores” (North, 1985:443). Estos elementos llevan a
Simón Pachano a platearse una recomposición en cuanto a la denominación de las capas
dominantes en el agro, distinguiendo entre una burguesía agraria y una rural, impulsadas
por la trasformación y modernización de la estructura agraria:
El fin de la hacienda tradicional en la Sierra y de la plantación para la agroexportación en la Costa significó también una
reestructuración espacial, económica, social y política de cada una
de las regiones. Resultados comunes a ellas fueron los de la reducción del tamaño de las unidades de producción, la
incorporación de nuevas prácticas productivas y tecnología, la
respuesta a los incentivos de mercado, la adopción de un
comportamiento empresarial y la mayor vinculación a los procesos generales que ocurrían en el país (Pachano, 1984:160).
En medio de estas transformaciones, predominaran los ‘imperios familiares’, como una
constante en la historia nacional, pues es en el ceno de las capas dominantes donde las
crisis se resuelven, permitiendo con ello la recomposición de las diversas fracciones de la
burguesía para fortalecer sus intereses privados, y en tal sentido el rol asumido por el
Estado, es el de administrador de dichos bienes, pues su política esta determinada de
antemano (ver nota al pie 23) por los ‘imperios familiares’ y los nuevos grupos
económicos que se fortalecen en esta etapa, y un nuevo grupo social al que Pachano
denomina como burguesía agraria “…que se diferencia de sus compañeros de ruta por el
lugar en el que realiza su inversión: lo que hace en el agro, un espacio que en
determinado momento y en una coyuntura específica ofrece una buena alternativa para la
obtención de una tasa de ganancia. Este sector forma parte de la burguesía del país en su
conjunto y puede tener una historia que nada tenga que ver con el campo, aunque puede
provenir desde dentro de éste” (Pachano, 1984:161-162); mientras que la burguesía rural:
…es la que tienen sus intereses únicamente en el campo y que, en
términos estrictos, no forma parte del conjunto de la burguesía
nacional. Al contrario, por lo general está en una situación con respecto
a ésta y no son pocos los conflictos que se plantean entre ambas. Es el empresario individual que maneja directamente su explotación y que,
de aluna manera, podría identificarse con el pequeño industrial urbano,
no tanto por el tamaño de la explotación que controla, sino por la vinculación directa con su empresa. Se trata estrictamente de personas
naturales y su historia está por lo general estrechamente vinculada al
agro (Pachano, 1984:162)
Como bien deja ver Pachano, el proceso de modernización del agro, implica la
emergencia de nuevos sectores al interior de las clases dominantes, los cuales invierten en
el campo como una actividad económica más dentro de sus respectivos grupos. Mientras
que la llamada burguesía rural en su gran mayoría ha estado en el campo como espacio de
reproducción de su ganancia, adaptándose a los procesos de cambio impulsados por el
capitalismo y el modelo de acumulación, eso si, sin perder si vinculación a sectores
políticos de manera especial regionales y locales, debido a que “…su peso político es
muy grande, ya que generalmente controlan mecanismos de poder local” (Pachano,
1984:163).
Las élites neoliberales
A la luz de estas afirmaciones podemos mirar la pertinencia de la tesis de Blanca Rubio
quien sostiene que la región, a partir de los cincuentas debe leerse en función del
“dominio de la industria sobre la agricultura” en la perspectiva de la aplicación del
modelo ISI, donde existiría una estrecha vinculación entre la producción de alimentos y
la baja del salario, por lo tanto, una considerable presencia de campesinos en la
producción de bienes básicos (Rubio, 2009:43). De esta manera mientras los capitalistas
y los latifundistas estaban concentrados en la exportación de mercancías industrializadas,
el campesinado sostenía el mercado de bienes alimenticios hacia adentro.
Esto en un escenario político marcado por una amplia movilización social, en especial de
las y los trabajadores del campo y la ciudad que se convierten en fuerza gravitante
durante los años setenta y ochenta, para exigir el fin de la dictadura y la democratización
de la sociedad. A pesar de ello, el ‘retorno a la democracia’ en 1979 no marca una
dinámica distinta de la composición de clases; posterior a la muerte de Jaime Roldos y
con el gobierno de Oswaldo Hurtado, profundizara un modelo de acumulación de ajuste
estructural al que se denominó neoliberalismo.
En el marco de las reformas estructurales, los campesinos se convertían en agentes
esenciales en el modelo de acumulación, es decir, estaban integrados como “base
alimentaria a la reproducción de la fuerza de trabajo” (Rubio, 2009:46) urbana. En esta
etapa, el mecanismo de explotación se basa en la “vía comercial de dominio”, que estaba
anclada a la comercialización y la extensión de préstamos para las siembras, y las
políticas públicas buscaban en perspectiva, garantizar la vinculación de la agricultura al
modelo de acumulación propuesto.
Según Rubio, existe un cambio en el patrón de acumulación al sustituirse el fordismo y el
modelo ISI, en una coyuntura jalonada por la crisis de Estado de Bienestar y los patrones
de acumulación en los que sustentaban los pactos sociales, a la vez de la crisis del
paradigma marxista, (Rubio, 2009:62), lo que no modificó la composición de las clases.
En este período se anota, un crecimiento disfuncional del salario real por sobre el nivel de
productividad. Siguiendo a Arrighi, el salto de un ciclo de acumulación productivo,
basado en la industria; a un ciclo de acumulación especulativo, basado en las finanzas;
explicaría los cambios en su conjunto suscitados (Arrighi, 1999:29).
Una vez que entra en crisis el modelo de industrialización sostenido por el Estado (a
razón de la crisis de la deuda y la caída en los precios del petróleo) llevará a un proceso
de reprimarización de la producción. En esta etapa existe una conversión de la
agroindustria tradicional a la agroindustria modernizadora, de insumos químicos y de
procesamiento de materias primas y refinamiento, así como a los productos no
tradicionales como camarón y flores en la primera etapa, esto sobre la base de la
articulación subordinada a los sectores campesinos.
La primera forma implicó una participación masiva de fuerza de trabajo en el campo
(jornaleros). La segunda, implementó una forma de dominio llamada “agricultura por
contrato”, una forma de “proletarización” al subordinar la fuerza de trabajo campesina y
el territorio a la articulación con la agroindustria. Considerando que la industria tenía una
incapacidad estructural para absorber la población desempleada del campo, la población
campesina veía en este esquema a la parcela como un “posibilidad de sobrevivencia real”
(Rubio, 2009:55). Esto implica una recomposición de las élites agrarias que se
diversifican hacia los nuevos sectores de exportación como las flores y el brócoli, etc.; a
pesar de ello los grupos económicos vinculados al banano, el azúcar, el maíz duro, la
palma africana y la comercialización y financiamiento de producción agrícola
incrementan su poder, así como las empresas distribuidoras de insumos químicos.
El retroceso en el rol del Estado (bancarrota por el endeudamiento y la caída del precio
del petróleo) conllevaría a la privatización de las empresas públicas ENAC, Emprovit,
Fertisa, Emade, Emesemilla, riego y tierras comunales y estatales, a través de la Ley de
Desarrollo Agrario (1994); uno de los grupos económicos que se beneficia de manera
directa de la privatización de estas empresas es REYBANPAC, quien compra algunas de
las empresas enumeradas.
De este periodo data el florecimiento de los grupos empresariales que hoy marcan el paso
a la economía, como PRONACA, La Favorita, La Fabril, DANEC, Florexpo, Agripac,
REYBANPAC, Consorcio NOBIS; Exportadora Bananera Noboa, Nestlé, entre otros.,
que habían comenzado a conformarse -de forma embrionaria- entre los 50 y 70,
consolidándose hacia finales de esta etapa como los grandes grupos asociados al
agronegocio, quienes habían fortalecido su espacio de negociación con el Estado a través
de las cámaras y asociaciones. A estos sectores les interesa el mercado interno y luego se
lanzan a trasnacionalizarse.
Las élites en la Revolución ciudadana
Si durante la etapa neoliberal, uno de los sectores que muestra mayor crecimiento es el
vinculado a la agricultura no tradicional, también persisten los grupos de corte
oligárquico, aunque hay que señalar el fortalecimiento de nuevas ramas de la economía
vinculadas de manera directa a la comercialización de la producción, la distribución y
venta de productos alimenticos entre otros. Estudios recientes analizan en profundidad los
alcances de la expansión de estos grupos en el escenario de una reconfiguración de la
forma de la dominación política con el advenimiento de la Revolución Ciudadana. Unda
y Bethania afirman que:
…1) la nueva hegemonía que está pugnando por afirmarse en el país
expresa una nueva alianza de clases que quiere convertirse en el nuevo bloque en el poder y reemplazar a la alianza que sostuvo el Estado
neoliberal. 2) Que esta alianza está conformada por la conjunción de una
nueva tecnocracia reformista, por fracciones de la burguesía, especialmente de una burguesía monopólica modernizante, y sectores del capital
transnacional. 3) Que la tecnocracia reformista aporta el discurso, la
ideología y la propuesta del Estado como sujeto central del proceso. 4) Que
las fracciones modernizantes de la burguesía monopólica aportan la base material real del proyecto, esto es, su nexo con el movimiento real del
capital (Unda y Bethania, 2010:19).
Esto se articula a un diseño económico productivo para el campo ecuatoriano que no sólo
implicará nuevas formas de subordinación del campesinado, sino también, la
reconfiguración de las élites que mostrará la consolidación de una burguesía
agroindustrial con capacidad de dirección y una proyección política que da continuidad a
los viejos modelo de representación de estos grupos en la cosa pública. El Estado, en este
sentido, ofrece las garantías necesarias para que los denominados grandes grupos
económicos reproduzcan sus ganancias.
En éste escenario se configura un nuevo ciclo de despojo del campesinado, por parte de
una élite que se ha configurado regionalmente y que siguen reproduciendo mecanismos
de dominio oligárquico como las alianzas matrimoniales, y otro sector empresarial que se
desarrolla en una doble estrategia de fortalecimiento del mercado interno y de su
conexión con el mercado mundial, a más de haber fortalecido espacios de representación
y negociación política en las Cámaras de la Agricultura, Ganadería o Industria.
Agroindustria, élites y modelo de acumulación en la provincia de los
Ríos
La provincia de Los Ríos esta ubicada en la Costa ecuatoriana; es parte de la región de
planificación No. 5 junto con provincias como Santa Elena, Bolívar y Guayas que están
vinculadas económicamente por el puerto de Guayaquil. Los Ríos es parte de la cuenca
del río Guayas donde se encuentran las tierras más productivas de país, eje principal del
desarrollo agroindustrial articulado a la exportación primaria, y es uno de los principales
territorios para el Cambio de Matriz Productiva24 (CMP) en relación a productos como la
palma aceitera, maíz duro y celulosa para papel.
Mapa N. 1 División política-administrativa de la provincia de Los Ríos
24 El cambio de matriz productiva, ha sido uno de los principales ejes impulsados en el último periodo de
gobierno de Rafael Correa, esta a cargo de la vicepresidencia de la república y su objetivo principal es
cambiar la dependencia de la economía nacional de los productos primarios a través de la industrialización
del país.
Los Ríos es la cuarta provincia más poblada del país, con un total de 778,115 habitantes
distribuidos en sus 1325 cantones, pero con un enorme proporción de población rural que
en los últimos 8 años no ha variado significativamente; aunque la población en términos
absolutos mantiene una tendencia creciente, la población rural ha pasado de 298 mil
habitantes a 339 mil, y representa aún el 46 % de la población total.
Gráfico N.1 Distribución de la población urbana y rural de Los Ríos
25 Babahoyo (capital), Baba, Montalvo, Puebloviejo, Quevedo, Quinsaloma, Urdaneta, Ventanas, Vinces,
Palenque, Buena Fe, Valencia y Mocache (Gobierno Provincial de Los Ríos 2010)
Fuente: Censo de población y vivienda, 2010.
Elaboración: OCARU.
Esta tendencia poblacional debe llamar la atención sobre los límites de la agroindustria
como modelo predominante, y su capacidad para transformar demográficamente el
territorio. El gráfico muestra que, a diferencia de otros países en los cuales la tendencia a
reducir la proporción de la población rural26 es predominante, el modelo agroindustrial en
la provincia incorpora a los sectores campesinos al generar mecanismos de subordinación
excluyente, como el encadenamiento productivo y la agricultura bajo contrato, a más de
modalidades de acaparamiento de tierra conocidas como ‘multipropiedad’27.
Los pequeños agricultores de palma se caracterizan por mantener una
producción sustentada en la diversificación de la finca (la plantación de palma se combina con cacao, pequeña ganadería bovina y otros) y
mantenida totalmente con mano de obra familiar, lo que permite la
obtención de varios productos para el autoconsumo, y excedentes que se destinan al mercado local. La producción de palma no permite
tener los niveles de ingreso necesarios para la manutención completa
de la familia, razón por la cual sus miembros trabajan en otros sectores para obtener ingresos adicionales (Jácome, Landivar,
Macías, 2011:105)
26 Dicha reducción puede incluso realizarse mediante el desplazamiento, tomo el caso de Colombia y la palma africana retratada por Renán Vega Cantor en ‘Capitalismo gangsteril y despojo territorial’
(Rebelión, 2012). 27 “…además, esta tendencia esta caracterizada por la presencia de multipropiedad, la cual implica que una
sola agro-empresa concentra múltiples predios rústicos en diferente recintos sumando grandes extensiones
de tierra y registrando estas propiedades con distintas razones sociales” (Jácome, Landivar, Macías,
2011:104).
298,329 306,664 310,673 317,578 323,359 328,965 335,077 339,366
392,167 403,123 411,703 417,865 425,470 432,847 439,957 446,533
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Total Rural Total Urbano
En este sentido, la subordinación excluyente, se expresaría en la medida que la
producción dominante, determinada las formas de producción de los pequeños
productores28, quienes deben tener un cultivo de mayor rentabilidad que les permita la
subsistencia familiar, pero a más de ello, acuden a la realización de otras actividades
incluso fuera de sus poblaciones de origen, o insertándose como asalariados agrícolas en
grandes plantaciones de las cercanías.
Al mismo tiempo, aunque el crecimiento económico agroindustrial y el crecimiento
poblacional están en ascenso, en términos sociales la provincia muestra indicadores
deficitarios. Para el 2010 hay una importante deficiencia en cuanto al servicio de agua
potable (apenas el 33% dispone de este servicio), alcantarillado (solo cubre al 17,3% de
la población), hay un déficit de vivienda (el 24% de la población vive en situación
hacinamiento) y recolección de basura (el 38% de la población carece de un sistema
adecuado).
En cuanto a las variables de educación la provincia muestra una tasa de analfabetismo del
9,3%, la tasa de escolaridad es de 9 años mientras que en campo es apenas de 6 años.
Tabla N.1 Indicadores de educación Los Ríos
Variables Porcentaje
Analfabetismo 9.3%
Analfabetismo funcional 18.4%
Escolaridad 9.7%
Instrucción superior 13.2%
Primaria completa 83.3%
Secundaria completa 33.3% Fuente: INEC, 2010.
Elaboración: OCARU.
El 80% de la población cuenta con instrucción primaria, sólo el 33% con la secundaria y
la tasa de acceso a la educación superior se ubica en el 13%, denotando con ello que la
población no tiene acceso total a los niveles básicos de educación, esto debido a factores
como la falta de dinero para la secundaria, la paternidad y maternidad adolecente, así
como la dedicación al trabajo desde edades tempranas, que en muchos casos no permiten
el acceso a la educación superior, a esto se puede sumar la calidad educativa de los
sectores rurales, en los cuales las condiciones materiales, muchas veces no permiten que
el proceso de aprendizaje se desarrolle de la mejor manera, esto determinada que haya
una cantidad importante de estudiantes secundarios que serán excluidos del sistema
educativo superior por no cumplir los estándares de calidad académica exigidos por las
instituciones encargadas de estos temas.
28 Este fenómeno ya era visto por José Carlos Mariátegui para el caso peruano en los años 20 con el cultivo
de algodón: “El mismo pequeño propietario, o pequeño arrendatario, se encuentra empujado al cultivo de
algodón por esta corriente que tan poco tiene en cuenta las necesidades particulares de la economía
nacional. El desplazamiento de los tradicionales cultivos alimenticios por el de algodón en las campiñas de
la costa donde subsiste la pequeña propiedad, ha constituido una de las causas más visibles del
encarecimiento de las subsistencias en las poblaciones de la costa” (Mariátegui, 2011:79).
Sumado a esto, la provincia de Los Ríos, muestra una de las tasas más altas de pobreza
por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI): 79,5%, como se muestra en el gráfico N. 3:
Gráfico N.2 Pobreza por NBI: Los Ríos
Fuente: Censo de Población y Vivienda, 2010.
Elaboración: INEC, 2010.
Para el 2010, la extrema pobreza por NBI se ubica en el 39%, el espacio donde se
agudiza más esta tendencia son las zonas rurales, pues cuentan con menor acceso a los
servicios básicos. El problema de la pobreza está relacionado con el subempleo, las
condiciones laborales y las bajas remuneraciones dentro de las empresas y plantaciones,
así como la falta de especialización de la mano de obra. Los indicadores de trabajo
muestran la alta tasa de subempleo superior al 50% dentro de la provincia; mientras que
otro elemento importante es la baja tasa de personas vinculadas a la seguridad social pues
es menos del 30% de la población quien cuenta con este derecho.
Tabla N.2 Variables sobre empleo en Los Ríos
Indicadores Porcentaje
Tasa de participación laboral bruta 37.6%
PEA afiliada a Seguro Social 28.9%
Tasa de subempleo bruta 57.5%
Tasa de participación laboral global 48.1%
Tasa global de ocupación 95.9%
Tasa de desempleo 4.1%
Tasa bruta de ocupación 47.2%
Población en edad de trabajar (PET) 607,886
Población económicamente activa
(PEA) 292,256 Fuente: INEC.
Elaboración: OCARU, 2014.
Al mismo tiempo es un estructura laboral poco diversificada y precaria: el 25% de la
población trabaja por cuenta propia y el 22% de jornaleros (INEC, 2010). En términos
93%87% 85%
80% 79% 78% 77% 76% 76% 75% 74%74% 72% 70% 67% 67%62% 61%58% 57% 57%
54% 52%48%
34%
60%
laborales el 43% dependen de ocupaciones elementales, el 12% como agricultores y el
11% trabaja como vendedores. Es decir, el modelo agroindustrial tiene pocos efectos
distributivos y de ampliación del mercado laboral y bienestar social29.
El modelo de reproducción de capital de la provincia, esta basado en la agroindustrial
tradicional30 y modernizada 31 (primero el cacao, luego el banano, la caña de azúcar,
palma africana y más recientemente la producción de madera para obtener celulosa para
la fabricación de papel), esta se ha convertido en un modelo “exitoso” económicamente,
pero con enormes contradicciones, ya que fortalece sectores económicos determinados
(élites), mientras los efectos sobre la mayor parte de la población rural, en términos de
mejores condiciones de vida son inexistentes; esto determina que el modelo de
acumulación de capital sea concentrador y basado en la subordinación excluyente de la
población campesina. Si bien, por un lado se puede observa que el PIB real agrícola
provincial mantiene un ritmo creciente desde el 2001 (ver grafico N.3).
Gráfico N.3 Evolución del sector agrícola en el PIB provincial de Los Ríos
Fuente: Cuentas del BCE.
Elaboración: OCARU, 2014.
29 Si tomamos el caso de la palma africana y dos de sus más importantes empresas: Palmeras de los Andes
emplea formalmente a 42 personas; y Palmeras del Ecuador a 39, esto según datos del Ranking de las 10
empresas más importantes del sector agrícola que presentaron su información NIIF a Diciembre del 2012.
Con estos datos se puede deducir que la generación de empleo es limitada, y que la mano de obra
campesina es absorbida en condiciones precarias (tareas, por avance o por obra) y no de contratación
formal. 30 La agroindustria tradicional esta relacionada con la producción primario exportadora, y se caracteriza por
“…grandes extensiones de tierra y la utilización de importantes volúmenes de agua, el uso intensivo de
agroquímicos mediante la fumigación aérea, es realizada por grandes empresas y tiene un importante nivel
de articulación de pequeños y medianos productores (…) esta relacionada con el cultivo de café, cacao y en
especial de banano y caña de azúcar” (Quevedo, 2013:11). 31 La agroindustria modernizada comprende a sectores vinculados al procesamiento de vegetales y
derivados, alimentos y bebidas, agroquímicos, lácteos y maderas (para elaboración de productos
industriales), esta agroindustria, “…desarrolla complejos agroindustriales, hay una intensificación del
proceso de producción, algunas utilizan importantes cantidades de tierra y agua, hay mayor inversión y
tecnología, algunas etapas de la producción necesitan mano de obra calificada” (Quevedo, 2013:11-12).
0
50000
100000
150000
200000
250000
300000
350000
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Y que las actividades agroindustriales de la provincia componen el 40% de su PIB
provincial, los efectos sobre la población campesina en términos económicos tiende a
excluirlos del modelo, esto a pesar que Los Ríos es la primera provincia en producción de
banano, ocupa el segundo lugar en la producción de palma aceitera y el primero en la
producción de maíz duro, a más de ello desde el año 2000 hay un incremento importante
en el cultivo de manera en especial: teca, melina y boya, lo que la convierten en una de
las provincias con mayor aporte nacional al VAB agrícola, como lo muestra el gráfico
No. 4:
Gráfico N.4 Aporte por provincia al VAB Agrícola Nacional. Promedio 2001-2007
Fuente: BCE, Dirección General de Estudios-Dirección de Estadísticas Económicas.
Elaboración: OCARU, 2014.
Por otro lado, los sistemas de cultivo destinados a la agro-exportación y agroindustria
crecen en superficie de manera permanente hasta ocupar gran parte del territorio (ver
tabla N.3). Pero tal crecimiento de la producción, como se observa en la siguiente tabla,
se traduce en una mayor expansión de los cultivos de exportación (caña, palma, madera,
banano).
Tabla N.2 Superficie de cultivos agroindustriales en la provincia de Los Ríos (Hectáreas)
Año Palma Africana Cacao Banano Maíz duro Caña de
Azúcar
2000 26,780 100,706 52,911 88,562 1,599
2001 27,265 100,066 53,307 98,930 1,456
2002 27,750 99,425 53,703 98,930 1,314
2003 27,150 97,116 54,426 99,605 1,165
2004 27,845 95,326 51,159 100,112 1,196
2005 31,944 96,781 50,402 101,599 1,177
4%2%
2%1%
7%3%
8%5%
16%2%
3%16%
7%1%
1%0%
19%2%
1%0%
1%1%
0% 5% 10% 15% 20%
AZUAY
BOLIVAR
CAÑAR
CARCHI
COTOPAXI
CHIMBORAZO
EL ORO
ESMERALDAS
GUAYAS
IMBABURA
LOJA
LOS RIOS
MANABI
MORONA SANTIAGO
NAPO
PASTAZA
PICHINCHA
TUNGURAHUA
ZAMORA CHINCHIPE
GALAPAGOS
SUCUMBIOS
ORELLANA
2006 27,520 93,873 52,347 102,224 1,358
2007 28,895 92,443 53,438 103,743 1,309
2008 24,487 96,293 57,994 104,977 2,314
2009 27,131 100,014 65,285 120,621 995
2010 31,276 102,531 67,934 122,393 1,027
2011 31,036 115,277 57,857 124,35 -
2012 38,000 107,849 63,866 156,565 -
Fuentes: SINAGAP.
Elaboración: OCARU, 2014.
Si bien, el crecimiento de los cultivos de exportación y de la agroindustria marcan el buen
“signo de crecimiento de la economía” de la provincia, esto tiene efectos contradictorios
para los pequeños productores. El monocultivo de mayor importancia dentro de la
provincia de Los Ríos es el maíz duro, dedicado para la elaboración de balanceados
vinculado a cadenas productivas impulsadas por PRONACA-INDIA u otras empresas, y
donde el Estado juega un papel importante mediante la Unidad Nacional de
Almacenamiento (UNA) y el Programa Nacional de Negocios Inclusivos (PRONERI)
que ha impulsado el encadenamiento de pequeños y medianos productores.
Trabajos recientes sobre cadenas de valor, muestran que es un mercado controlado por
ciertas personas o empresas, los precios de sustentación fortalecen la mayor
incorporación de las parcelas campesinas, pero al mismo tiempo se reduce los espacios de
producción de alimentos; crece el endeudamiento campesino y estos terminan vendiendo
sus tierras y fortaleciendo el acaparamiento de tierras en manos de la agroindustria
nacional e internacional, esto se expresaría en pequeños productores de palma, para los
cuales: …existen intermediarios y especuladores que no les pagan el precio
acordado, y los someten a un proceso de calificación injusto; además,
los gastos de transporte son muy altos. Todo esto hace que los altos costos de producción hagan poco rentable el negocio para este tipo de
productores. Además, la producción de palma ha agudizado la
dependencia de estos pequeños productores, que no logran acumular el
capital para desmontar los cultivos de palma, así éstos no le brinden el rendimiento esperado (Jácome, Landivar, Macías, 2011:105).
Otro cultivo que toma relevancia dentro de la provincia y con mayor nivel de articulación
campesina es el cacao con más de 100 mil ha, mientras el banano ocupa más de 60 mil ha
y la palma africana quien muestra un incremento permanente por año de más de 10 mil ha
y en el 2012 llega a 38 mil ha. Sin embargo, trabajos de Jácome y Landivar (2008),
Larrea y Campana (2009), Herrera (2012) y FOS (2007), muestran que son modelos de
producción que se basan en condiciones laborales precarias; los trabajadores tienen pocas
oportunidades de sindicalizarse; el alto consumo de agroquímicos tienen efectos nocivos
para el medioambiente.
Entre plantaciones de palma y banano, los campesinos también han
denunciado que los residuos que se producen por el empacado del
banano son arrojados al Estero Mocache, que servía anteriormente como fuente de abastecimiento para su consumo, lo que ha
provocado la muerte de los peces. Los campesinos sufren de
contaminación por fumigaciones aéreas, las cuales queman sus
cultivos, y esparce este agro-tóxico sobre las aguas de sus esteros (…) en San Vicente de Macul (…) los campesinos de este recinto
también sufren de contaminación por el uso diario y excesivo de
del químico Nematicida Furadan, lo cual provoca un olor desagradable e irritable que nadie puede aguantar (Jácome,
Landivar, Macías, 2011:108).
La contaminación de las poblaciones por fumigaciones aéreas, es una de las principales
consecuencias para comunidades que se encuentran en las cercanías de las plantaciones
de banano, como el caso de Hamburgo de Lulo, población ubicada en las cercanía de
Manoband (hacienda bananera del grupo Manobanda) y rodeada de cultivos de palma
africana y especies maderables, los pobladores de este sector señalan que la bananera
fumiga a cualquier hora y sin previo aviso, lo que ocasiona la muerte de animales,
cultivos y efectos sobre la salud de las niñas y niños del sector.
La tabla N. 3 muestra además, que hay una dinámica de expansión de los principales
cultivos agroindustriales, con variaciones importante en la caña de azúcar, pero con una
tendencia al incremento de la superficie plantada en especial de maíz duro y palma
africana. En este sentido es necesario estudiar los efectos de la expansión de estos
cultivos que implican la reducción de zonas campesinas de producción de alimentos, el
acceso inequitativo a los sistemas de riego y la contaminación del aire por fumigaciones.
Además de ello, este proceso va acompañado del fortalecimiento de élites locales que se
relacionan de manera directa con estos monocultivos, o en actividades de asistencia
técnica, venta de insumos químicos y fumigación aérea, como lo muestra la siguiente
ilustración:
Ilustración N.5 Concentración de actividades agroindustria por las élites provinciales
Si tomamos como referencia los cultivos agroindustriales más importantes y sus cadenas
de abastecimiento podemos mirar que alrededor del banano, la palma africana, la madera
y la importación, distribución e incluso fumigación aérea son una serie de familia y
empresas las que controlan o están en todas las esferas productivas, muchas de ellas
como el caso del Grupo Wong, controlan incluso la exportación mediante su propio
astillero (comprado al estado durante los procesos neoliberales de privatización de
empresas públicas), al igual que DOLE y Exportadora Bananera Noboa. Este proceso de
concentración económica va a la par de la concentración de los factores productivos.
Los datos sobre la distribución de la tierra y el agua, muestran que son justamente los
pequeños productores los que disponen de menos tierra y agua. Mientras que los
propietarios que tienen más de 50 has disponen del 48% de la tierra, y pueden regar hasta
el 80% de la superficie; los pequeños productores de menos de 5 has que representan el
68% de las UPA’S de la provincia, apenas tienen el 16% de la tierra y apenas logran
regar el 4% de su superficie.
Gráfico N.5 Estructura agraria y de riego de Los Ríos
Fuente: Censo Agropecurio, 2001.
Elaboración: OCARU, 2014.
A partir de los datos, podemos señalar que el proceso de expansión de la agroindustria en
la provincia de Los Ríos, intenta consolidar la modernización capitalista a partir de dos
elementos: a) incremento de la superficie sembrada de monocultivos agroindustriales e
implantación de complejos agroindustriales: extractoras, refinadoras, aero-bases de
fumigación; b) desplazamiento campesino ya sea mediante mecanismos legales como la
compra de tierras o mediante el acoso: fumigación sobre casas y cultivos, cierre de vías
públicas.
Jácome evidencia que el acaparamiento de la tierra y el agua se da a
través del asedio y acuerdos ‘voluntarios’ para transar la tierra de los
campesinos. Las ofertas económicas que realizan los agro-empresarios a través de terceras personas a los campesinos para que vendan la tierra
es una tentación irresistible: muchos de ellos jamás pensaron recibir
tales sumas de dinero. Pero cuando los campesinos se rehúsan a vender, varios son los mecanismos que utilizan los agro-empresarios
para ejercer el control sobre la tierra y los recursos naturales (Jácome,
Landivar, Macias, 2011:104).
El modelo agroindustrial, implementado en la provincia de Los Ríos tiene efectos
importantes en la producción de alimentos de la provincia, en la salud de las familias que
viven en zonas de expansión agroindustrial, en la disminución de la capacidad productiva
de las tierras, esta problemática es resumido por Jácome en los siguientes términos:
16.62%
34.66%
48.72%
4.32%
15.79%
79.89%
68.39%
26.52%
5.09%
Pequeños Propietarios Medianos Propietarios Grandes Propietarios
>1 ha < 10 ha >10 Ha <50 ha >50 Ha
(%)Disponibilidad tierra
En el recinto La Colonia del cantón Quevedo, un campesino entrevistado manifestó que desde la entrada del recinto Santa Rosa
hasta el Estero Mocache, el propietario de la palmicultora colindante
ha cerrado las vías de acceso a dicho recinto, lo que ha ocasionado
que los campesinos no puedan transitar libremente y puedan sacar sus productos a la venta en la ciudad de Quevedo (…) entre plantaciones
de palma y banano, los campesinos también han denunciado que los
residuos que se produce en el empacado del banano son arrojados al Estero Mocache, que servía anteriormente como fuente de
abastecimiento para su consumo, lo que ha provocado la muerte de los
peces. Los campesinos sufren de contaminación por fumigaciones aéreas, las cuales queman sus cultivos, y esparce este agro-tóxico
sobre las aguas de sus esteros [en San Vicente de Macul] los
campesinos de este recinto también sufren de contaminación
ambiental por el uso diario y excesivo del químico Nematicida Furadan, el cual provoca un olor desagradable e irritable que nadie
puede aguantar (Jácome, Landivar, Macías, 2011:107-108).
La ubicación de poblaciones y producción campesina en una zona de expansión
agroindustrial, muestra la necesidad de desarrollar nuevas alternativas, pues la presión
ejercida sobre estas poblaciones ha llevado en muchos casos al cambio de sus sistemas
productivos, y a desarrollar lo que se ha denominado como subordinación excluyente, ya
que empiezan a producir palma y se convierten en abastecedores de materias primas para
QUEVEPALMA (controlada por la familia Juez Juez), la extractora más importante de la
provincia, con ello fortalecen su economía y les permite su reproducción económica y
material, así como la del capital dominante; esto se convierte en un problema en especial
para la soberanía alimentaria local, pues cuanta mayor sea la cantidad de campesinos
articulados a la agroindustria, será mayor la dependencia de alimentos elaborados y de las
cadenas de supermercados.
Otro de los problemas centrales que plantea la producción agroindustrial, es el carácter de
las relaciones laborales que se desarrollan en la provincia, pues si bien la agroindustria
genera puestos de trabajo, las condiciones laborales no son las mejores, e incluso estudios
como los de Blanca Rubio (2011) han mostrado la utilización de mano de obra infantil en
las plantaciones bananeras. A partir de estos antecedentes, cabría la pregunta ¿quiénes
salen ganando con el modelo agroindustrial en la provincia de los Ríos? La respuesta a
esta pregunta, hemos tratado de responderla, a través de la recolección de información
tanto de fuentes primarias como secundarias y de la propia experiencia de campo, en la
cual la primera constatación es la concentración extrema de la ganancia económica en
pocas familias que controlan los distintos cultivos y que tienen sus intereses en varios
sectores de la economía provincial, a continuación se intentan señalar a los ganadores del
modelo agroindustrial en la provincia de Los Ríos.
Élites y modelo de acumulación en Los Ríos:
Una de las características principales del modelo agroindustrial dentro de la provincia de
Los Ríos es su carácter contradictorio, ya que por un lado genera una serie de importantes
ingresos al país y dinamiza la economía provincial; sin embargo, este modelo se asienta
sobre la base de la articulación subordinada campesina a cadenas agroindustriales, la
explotación de la mano de obra rural y la contaminación de los ecosistemas32. Lo primero
esta relacionado con una serie de mecanismos que llevan a que la reproducción ampliada
de capital, realizada por la agroindustria necesite de un mayor nivel de inversión en tierra
para la expansión de los monocultivos, razón por la cual se generan una serie de
negociaciones asimétricas entre empresarios-intermediarios- y campesinos sobre este
recurso.
El otro eje de la concentración es producto de la matriz primarios exportadora, la cual
fortaleció la consolidación de grupos económicos con un determinado proyecto
productivo, lo que determina una vía agroindustrial de desarrollo que amenaza la
producción campesina, y determina además el modelo de acumulación de capital de la
provincia, el cual es entendido como el:
Conjunto de estrategias políticas, acciones sociales, intervenciones económicas y representaciones ideológicas, que se configuran en una formación social
determinada, producto de un proceso socioeconómico particular, en el cual
intervienen distintos sectores sociales que pugnan por imponer sus intereses al conjunto social. Bajo el mismo, se define la predominancia de una orientación
económica, política e ideológica, que, si bien no es estática debido al carácter
dinámico de la lucha de clases, tiende a estructurar un patrón de acumulación
económica. La emergencia y desplazamiento de cada modelo de acumulación en una sociedad concreta, dependen pues, de las relaciones de clase y de las
correspondientes formas de dominación en cada momento histórico. Por lo tanto,
uno de los principales efectos de cada estrategia de desarrollo, es el de orientar la inversión hacia determinados sectores productivos, y por lo tanto, el de inducir la
creación o destrucción de determinados puestos de trabajo en actividades
económicas específicas. En síntesis, la implantación de un modelo de acumulación en toda sociedad concreta, implica una transformación de la estructura social y un
impacto y reacomodamiento de los intereses ideológico-políticos de los sectores
sociales que la conforman (Padilla, 2013)33.
Siguiendo el planteamiento de Padilla, podemos señalar que en el caso ecuatoriano y de
la provincia de Los Ríos en particular, el modelo de acumulación se relaciona con una
formación social regional, anclada en élites políticas locales, que en lo económico se han
basado en un modelo primario exportador (oligárquica cacaotera, bananera) a un
importante momento de modernización productiva con cultivos como la palma aceitera,
la cual si bien se destina al mercado internacional (50% de la producción), una
32 “…este modelo de ‘crecimiento impulsado por las exportaciones’ (export led growth) los gobiernos de la
región aceleraron la mercantilización de los bienes naturales y se introdujeron en una desaforada
competencia internacional, en la que los países pobres fueron empujados a una demencial y suicida ‘carrera hacia abajo (race to the bottom) en virtud de la cual abandonaron cualquier pretensión de establecer
mecanismos de control y protección del medio ambiente y de sus poblaciones, dejando también de lado la
aplicación de un régimen tributario que permitiera, al menos en parte, reparto de los pasivos ecológicos
generados por esas políticas, para ni hablar de una política de ingresos que defendiera el salario de los
trabajadores” (Boron, 2013:24-25). 33 Disponible en: http://www.mdzol.com/opinion/481505/.
importante cantidad del fruto de la palma se utiliza para la elaboración de mantecas,
aceites y grasas vegetales para el consumo nacional.
Para el desarrollo y consolidación de este cultivo (eje central del modelo de acumulación
provincial), el papel del Estado ha sido determinante junto a organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, ya
que fue la política crediticia, la que permitió, que este cultivo se expanda en la provincia:
Solo a partir de 1961 su producción comenzó a fomentarse sobre
todo para la elaboración de aceites y grasas vegetales comestibles.
Un actor importante en ello fue el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien financió desde 1966 hasta 1979 créditos
para la promoción y mantenimiento de este cultivo. Ya en los años
setenta se creó la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Africana (ANCUPA), una asociación privada compuesta por
medianos y grandes productores, la cual ha impulsado, en coalición
con el Estado, la expansión de este sector (Jácome, Landivar y
Macías, 2011:102).
Estas instituciones fomentan la conformación de la provincia como un enclave de
desarrollo agroindustrial, pues como señala Horowitz, “…ni los continentes ni las
naciones se desarrollan. Las que sí se desarrollan son áreas geográficas específicas que
poseen patrones ecológicos particulares, propiedades económicas y orientaciones
psicológicas” (Horowitz, 1972:16), es decir, el desarrollo de algunos territorios depende
de sus potencialidades naturales y de la capacidad de las élites para adaptarse a las nuevas
condiciones productivas impuestas por el capitalismo. La siguiente tabla, muestra la
articulación de los modelos de acumulación históricamente constituidos, sus
características económicas, políticas, sociales y su expresión al interior de la provincia de
Los Ríos.
Tabla N.3 Modelo de acumulación, características y su expresión provincial
Modelos de
acumulación
Características Expresión en la
provincia
Sistema de hacienda 1886-1929
Estado clerical-oligárquico.
Dominio y estructura
regional del poder.
Poca participación política de
las clases subalternas en un
contexto de nacimiento de las
organizaciones sociales.
Integración dependiente al
mercado internacional.
Consolidación del sistema
de hacienda y de la
producción cacaotera.
Formación,
fortalecimiento y
consolidación de élites
provinciales articuladas a
la ciudad de Guayaquil.
Boom bananero 1946-1968
Estado liberal-oligárquico.
Poder regional es marcado.
Fortalecimiento de
organizaciones sindicales
Recambio productivo de
las viejas plantaciones
cacaoteras a haciendas
bananeras.
Recambio en la esfera de
tanto urbanas como rurales.
Articulación al mercado
internacional subordinada.
Dependencia del
imperialismo
norteamericano-sus empresas
se insertan en la producción
bananera- (Dole-Standard
Fruit Company).
las élites provinciales-
viajas élites cacaoteras
desaparecen por la crisis-.
Compra de la hacienda ‘La
Clementina’ por Luis
Noboa-formación y
fortalecimiento de
Exportadora Bananera
Noboa-.
Industrialización
por sustitución de
importaciones
1972-1979.
Nacionalismo desarrollista de
corte militar.
Boom petrolero.
Inclusión de la burguesía
industrial al bloque de poder.
Permanencia de la gran
propiedad, que logra
mantener garantías frente a la
Reforma Agraria.
Fortalecimiento de
organizaciones sindicales.
Ideología nacionalista.
Lucha contra la dictadura y
exigencia del retorno a la
democracia.
Dependencia del mercado
internacional.
Primeros pasos hacia la
industrialización del país.
Persistencia de la gran
propiedad para el cultivo
de banano.
Fortalecimiento y
diversificación de las elites
locales.
Desarrollo de una capa
agroindustrial en las ramas
de los balanceados,
refinación de aceite y
grasas vegetales.
Emergencia de nuevas
élites provinciales
articuladas a la producción
de banano,
comercialización de
agroquímicos y flotas de
fumigación aérea, palma
africana y madera.
Neoliberalismo o
ajuste estructural
1983-2007
Privatización de instituciones
públicas.
Dependencia de organismos
financieros internacionales.
Estado desregula su control
sobre capitales y empresas.
Emergencia del MIE como
sujeto en la escena política
nacional.
Proceso de fortalecimiento de
organizaciones y de
construcción de una agenda
política de los movimientos
sociales.
Crecimiento acelerado del
cultivo de palma africana
y fortalecimiento de
empresas y élites
familiares.
Desarrollo de la industria
maderera.
Crecimiento de cultivo de
maíz duro y de
modalidades de agricultura
bajo contrato.
Grupo Wong compra
FERTISA y con ello
fortalece la línea de
comercialización de
agroquímicos.
Desarrollo ‘hacia 2007-2014. Grupos económicos de la
dentro’ con
vinculación
estratégica al
mercado
internacional
Estado recupera su papel de
regulación y control, se
fortalece institucionalmente y
realiza una importante
reforma jurídica-Constitución
del 2008-.
Proyecto de Cambio de
Matriz productiva –proyectos
multipropósito,
fortalecimiento de industrias
estratégicas- para realizar el
proceso de Industrialización
por Sustitución de
Importaciones.
Organizaciones tienen un
primer momento de apoyo y
aprobación que dura hasta la
aprobación de la
Constitución del 2008.
2009 año de ruptura de la
relación entre las
organizaciones sociales y el
gobierno.
Incremento de la represión,
desgaste y deslegitimación a
las organizaciones sociales.
provincia juegan un papel
importante en el cambio
de matriz productiva.
Fortalecimiento y
expansión de las fronteras
agroindustriales.
Incremento de
modalidades de
encadenamiento
productivo hacia pequeños
productores-
PRODEPINE-.
Elaboración: OCARU, 2014.
Para entender el modelo de acumulación en el caso ecuatoriano y el desarrollo de las
élites regionales/provinciales, es necesario tomar en cuenta, como señala Manuel
Chiriboga (1979), la forma que tuvo el país de insertarse en la división internacional del
trabajo durante el siglo XIX 34, debido a que este proceso, como se mencionó en la
primera parte, deriva de la dependencia de nuestra economía de los productos primarios
destinados al mercado externo, relación que determina una heterogénea composición de
las clases sociales, y por tanto también de las élites.
34 Para Ruy Mauro Marini, será “…la división internacional del trabajo (la) que determinará el curso
ulterior de la región. En otros términos, es a partir de entonces que se configura la dependencia, entendida
como una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la
reproducción ampliada de la dependencia. El fruto de la dependencia no puede ser por ende sino más
dependencia (…) no es porque se cometieron abusos en contra de las naciones no industriales que estas se
han vuelto económicamente débiles, es porque eran débiles que se abuso de ellas. No es tampoco porque
produjeron más de lo debido que su posición comercial se deterioró, sino que fue el deterioro comercial lo
que las forzó a producir en mayor escala” (Marini, 1973:18.31).
Para el caso de la provincia de Los Ríos, la consolidación desde la etapa colonial del
sistema cacaotero constituye una élite de carácter oligárquico35 que controla el sistema
productivo de la provincia hasta mediados del siglo XX, quienes a su vez también son
accionistas de los bancos de emisión de Guayaquil; Manuel Chiriboga (1970) señala que
para esos años hay 23 hacendados exportadores, 27 propietarios cacaoteros, 20
importadores cacaoteros, 6 exportadores, 52 importadores y 45 importadores industriales
como accionistas del Banco del Ecuador; y 70 hacendados exportadores, 228 propietarios
cacaoteros, 29 importadores cacaoteros, 33 exportadores y 115 importadores en el Banco
Comercial y Agrícola de Guayaquil.
Relacionado el capital financiero con el productivo primario-exportador, se consolidan
una serie de familias que se constituyen en las primeras élites de la provincia, Chiriboga,
señala a las siguientes como las principales: Aspiasu, Seminario, Caamaño, Morla, Puga,
Durán Ballén, Burgos, Avilés Pareja y Parodi36. Un ejemplo de la forma de composición
económica de esta élite lo podemos ver en la familia Aspiasu, de la cual Manuel
Chiriboga dice lo siguiente:
Para 1921 los cuatro hijos de Pedro Aspiasu que a su muerte habían
organizado la Firma Aspiasu Hermanos, tendría en su poder 59
propiedades, muchas de las cuales individualmente rebasaban las 15.000 hectáreas. Tenían en estas propiedades sembradas 4.700.000
árboles de cacao con una producción que rebasaba los 45.000
quintales anuales. Poseían igualmente 4.600 cabezas de ganado, sembríos de café y arroz y un ingenio azucarero para fundar la
Compañía Aspiasu Estate Limited (Chiriboga, 1979:32).
Con este antecedente, se puede entender que el carácter de las élites, en la provincia de
Los Ríos esta relacionada de manera directa a las actividades agrícolas y de importación
de bienes; el boom cacaotero como señala Velasco (1990) permite la vinculación
definitiva de estas élites al mercado mundial, y además abre la posibilidad para que
diversifiquen sus actividades, como señala Herrera:
Hacia 1920 las élites terratenientes habían aprovechado el auge
cacaotero para extenderse y conformarse como una clase de no más
de sesenta familias que habían diversificado sus negocios y sus espacios de influencia. Combinaban la exportación de materias
primas, la producción de cacao, la importación de artículos de
consumo, la banca, la industria local y eran parte de la representación pública (Herrera, 2013: 96).
35 La oligarquía es definida como “…un conjunto de familias entre las cuales se encontraban las
propietarias principales de la tierra de las regiones más cotizadas, que dirigían personalmente sus empresas rurales, o las usufructuaban, o bien arrendaban toda la tierra o parte de ella, sin prejuicio de que algunos de
sus miembros practicaran también otras actividades económicas. Hubo allí, en efecto, clases sociales de
origen rural que dominaron los mecanismos económicos nacionales durante periodos prolongados” (Bagú,
1975: 7). 36 Datos expuestos por Manuel Chiriboga con base en los Catastros de 1904, 1911 y el de 1921-1925
realizado en la provincia de Los Ríos.
La representación pública o la disputa por el espacio de lo político, entendido como “la
capacidad de decidir sobre los asuntos de la vida en sociedad, de fundar y alterar la
legalidad que rige la convivencia humana, de tener a la socialidad de la vida humana
como una sustancia a la que se le puede dar forma” (Echeverría, 1998:77-78), se
convierte en un preocupación central, debido a que las fracciones terratenientes,
exportadoras e importadoras de la burguesía, necesitan asegurar ese espacio de decisión
dentro del propio Estado, de ahí que como señala Fernando Velasco:
Para los exportadores liberales, la toma del poder político significaba la trasformación de las instituciones y las leyes, a fin de que
coadyuvaran al desarrollo de las exportaciones. El control del
aparato estatal implicaba –a través del acceso a los mecanismos de legislación- el control de la mano de obra y la posibilidad de romper
los lazos que la ataban al latifundio serrano; representaba el control
de la inversión pública y de los instrumentos de política y,
finalmente, la oportunidad de unir definitivamente la Costa con la Sierra para conquistarla económicamente (Velasco, 1990:117-118).
Es decir, el proyecto liberal intenta dar forma a la sustancia de la sociedad ecuatoriana, a
través de un proyecto económico definido, de vinculación al mercado externo; de estos
factores se desprende la necesidad de las élites políticas para poder establecer
mecanismos adecuados de control político, de concentración de la actividad económica
para vincularse de manera subordinada al mercado mundial. En este sentido, la
permanencia de las élites político-económicas, dependerá de los siguientes elementos:
1) de las relaciones que establece cada grupo con el mercado mundial.
2) de la forma de acceso al control político provincial y la relación con las figuras
políticas regionales y nacionales.
3) de la capacidad de cada grupo para adaptarse a los procesos de cambio y
continuidad de los patrones de producción.
4) de la forma de establecer alianzas familiares para el control político y
económico.
A partir de estos cuatro elementos, podemos observar las transformaciones tanto del
sistema productivo como la adaptación de las élites a los nuevos requerimientos del
mercado mundial y del desarrollo capitalista nacional, así podemos entender que cada
modelo de acumulación, si bien no modifica las estructuras de clase, pero si asigna
nuevos roles a las personas que se involucran en ella. El paso de una oligarquía cacaotera
a una bananera, significó por un lado la modernización de las plantaciones y el cambio
del sistema productivo, mientras que los trabajadores van constituyendo espacios de
articulación política sindical/agraria que devendrá en la constitución de importantes
organizaciones campesinas.
En este contexto, la provincia de Los Ríos, juega un papel importante en la historia del
país, en tanto se va configurando como un enclave agroindustrial que aporta al
fortalecimiento de un determinado modelo de acumulación, y este a su vez configura la
forma en que la élite se adapta y se moderniza, así como la respuesta por pare de las
organizaciones sociales y de la población en general.
Y el desierto se hizo verde: del auge cacaotero al boom bananero
La estructura económica nacional, vista en su perspectiva histórica muestra la
dependencia absoluta del modelo primario exportador, el cual ha pervivido en la vida
económica nacional como motor de la misma, esto debido a la ausencia de un proceso de
modernización que transforme las relaciones productivas tradicionales heredadas de la
etapa colonial, como señala Carlos Larrea “…la exportación de bienes primarios, que
constituyó la actividad dinámica por excelencia durante la fase de ‘expansión hacia
fuera’, continua ejerciendo un papel significativo y estratégico” (Larrea, 1987:38).
En este sentido, los antecedentes señalados sobre las élites regionales de Los Ríos, nos
permite entender la dinámica de su evolución, pues hay familias que han mantenido su
control sobre la tierra, y otras que han dado pasa a la conformación de nuevos grupos
económicos, esto ligado a la transformación del sistema productivo y en especial el paso
del auge cacaotero al boom bananero; un ejemplo de ello, es el traspaso de las
propiedades de la familia Durán Ballén hacia la familia Noboa; esto se explica porque en
el contexto de la Segunda Guerra Mundial aquellos grupos o socios comerciales de
Alemania entran en crisis, Manuel Chiriboga señala que “…como manifestación concreta
de la crisis capitalista alemana repercutiría en una violenta baja del marco alemán, a raíz
de lo cual los Durán Ballén perderían sus propiedades” (Chiriboga, 1979:35).
Este hecho reseñado por Chiriboga, marca el recambio de las élites provinciales (o por lo
menos de una parte de ellas), pues Luis Noboa, cambiara el sistema productivo de una de
las haciendas más importantes de la provincia como ‘La Clementina’, desde el cacao
hacia la producción de banano, inaugurando con ello un nuevo marco de fortalecimiento
de un modelo de acumulación primario exportador basado en dicho producto. Esto
acompañado de las reformas realizadas durante fines de los 40 y principios de los 50 por
el gobierno de Galo Plaza, quien “…impulsó fundamentalmente el desarrollo de la
agricultura de exportación del litoral […] gracias a ese fomento, aumentó la
productividad agrícola en la Costa por el mejoramiento de las técnicas de producción,
especialmente de los productos primarios de exportación del Ecuador, más importantes
de la época, el cacao y el arroz. Además se abrió una nueva línea de producción, el
banano, mediante programas estatales de desarrollo, viales y de colonización” (Fischer,
1983: 197-198).
Además en el marco del gobierno del mismo Galo Plaza, se estrecha la relación de
dependencia con Estados Unido, lo que demarca que al igual que había hecho en Centro
América, invierta en la producción de banano, una de las empresas que ingresa a la
provincia en aquel momento es la Standard Fruit Company (ahora DOLE), esta empresa
se mantiene como una expresión de la estrecha relación que se daba en los años 40, entre
el gobierno de Plaza y los intereses norteamericanos37.
37 Hay que señalar que Galo Plaza, fue funcionario de la United Fruit Company, antes de ser presidente del
Ecuador.
A partir de los años cincuenta, se da una importante modernización agrícola en la
provincia, desde 1961 la producción de palma se desplaza de Santo Domingo, hacia
Quevedo y Buena Fe, iniciando con ello su proceso de expansión, eso marcó que bajo la
modalidad de multiproiedad grupos empresariales/familiares adquieran tierra en distintas
parroquias y cantones de la provincia y diversifiquen su producción; así hay una élite
agroindustrial modernizada que produce banano, cacao, palma africana, ganado y además
controla astilleros, la importación de agroquímicos y cuentan con sus propias flotas de
fumigación aérea, es decir, la concentración económica y productiva que se da en la
provincia esta determinada por pocas familias que son quienes se apropian ya sea del
excedente producido por la fuerza de trabajo o de la renta de la tierra. A continuación se
muestran la composición de los grupos económicos/familiares de la provincia de Los
Ríos, para entender de mejor manera las formas de articulación y el control económico-
productivo sobre la provincia, dichos grupos se fortalecieron o tuvieron su momento de
emergencia en la coyuntura reseñada.
Sin embargo, es importante diferenciar los grupos que conformarían al decir de Pachano
una burguesía agraria, es decir, que sus intereses están vinculados al campo pero su
ganancia proviene de la renta producida de esta actividad como proveedores de servicios,
tal es el caso de AGRIPAC, ECUAQUÍMICA o DOLE de la burguesía rural, es decir de
los grupos familiares cuyos intereses han estado vinculados de manera directa a la
administración de sus plantaciones y haciendas, como la familia Noboa, Juez,
Manobanda, Andrade, Ahón, Mendoza quienes han estado vinculados históricamente en
su evolución a las actividades agrícolas.
Grupo AGRIPAC S.A:
El grupo AGRIPAC fue fundado en el año de 1972 por el norteamericano Colin
Armastrong, su principal actividad económica esta relacionada con la importación,
distribución y comercialización de agroquímicos. Desde su fundación ha diversificado
sus actividades introduciéndose en el procesamiento de balanceados, e incluso ha
instalado sus propios centros de acopio, en especial para maíz duro, a más de ello cuenta
con una importante participación en la producción de granos y también con empresas
florícolas. La siguiente ilustración, muestra la conformación del grupo Agripac S.A.
Ilustración N. 6 Composición grupo AGRIPAC
En términos económicos, el grupo se compone de 20 empresas, sus ingresos para el 2011
según los datos del Servicio de Rentas Internas (SRI) fueron de 209.817.914 millones de
dólares, lo que deja ver un amplio incremento con respecto al 2010 cuando sus ingresos
fueron de 190.090.672 millones de dólares. AGRIPAC es uno de los grupos económicos
que tiene una importante vinculación con los proyectos del Ministerio de Agricultura
Ganadería y Pesca, de manera especial con Plan Maíz38, mediante el cual se da el paquete
técnico a pequeños productores, con subsidio del estado de 214 dólares según lo expresan
38 PLAN MAÍZ: En 1997emprendimos el programa de ayuda al sector maicero del país con la apertura de
una línea de crédito mediante la cual los agricultores recibían el portafolio completo de producciones
necesarias para el cultivo, desde la semilla, fertilizantes e insumos como herbicidas, fungicidas,
insecticidas, entre otros. A eso se sumó la asistencia técnica.
Así nació hace más de siete años Plan Maíz, un programa de fomento agrícola, que busca mejorar la
producción de este cultivo –principalmente de los pequeños maiceros del sur de Los Ríos y del norte de
Guayas-. El pago de esta ayuda se realiza con la cosecha hasta por el monto de la deuda existente, la
diferencia es la ganancia del maicero. El grano, que es recibido en nuestra planta Agrigrain y los centros de acopios, es utilizado como materia
prima para nuestra- planta Balanfarina, donde fabricamos balanceados.
En la actualidad, alrededor de 800 productores de maíz – representan más de 6500 hectáreas – son parte del
plan, a través del cual reciben semillas certificadas y con tecnología que incrementa la uniformidad de las
plantaciones; y también insumos de calidad. El resultado final: un cultivo sano y con mayor productividad.
dirigentes del Cantón. Este grupo además, ha desarrollado mecanismos de crédito directo
mediante la entrega de la escritura de la tierra campesina, el préstamo puede ser pagado
en especies, si no se alcanza a pagar en dinero, este es uno de los principales mecanismos
de articulación subordinada implementada por este grupo.
Grupo REYBANPAC:
Otra de las familias con importancia económica dentro de la provincia es el Grupo Wong,
fundado por el Dr. Segundo Wong Mayorga, cuyo nombre comercial es Rey Banano del
Pacífico (REYBANPAC); una de sus principales actividades económicas esta ligada a la
exportación de banano, que la vienen realizando desde los años 50, momento de cambio
del sistema cacaotero y de modernización de las élites. Según el SRI este grupo se
compone de siete empresas, y controla toda la cadena de producción, empacado y
exportación de banano, cuenta con su propia empresa de fumigación aérea y en los
últimos años ha diversificado su producción hacia palma africana y la producción de
madera.
Ilustración N.7 Composición grupo WONG
Sumada la superficie de banano declarada (8.000 ha), la de palma africana (1.698 ha) y la
de producción forestal (53 ha) tenemos que este grupo concentra cerca 9.751 ha de tierra
con una tendencia creciente; dentro de la provincia de Los Ríos las propiedades de esta
familia se encuentran en varios cantones consolidando con ello una presencia importante
dentro de la provincia, mediante la multipropiedad.
Un dato importante de este grupo es que empresa como Fertisa Terminal Portuario y
Fertisa (importadora y comercializadora de agroquímicos) que fueran creadas en 1.964
por iniciativa del Estado ecuatoriano en el marco de la primera modernización agraria de
carácter industrial, fueron compradas durante los años de ajuste estructural por el Dr.
Segundo Wong, siendo este grupo beneficiario directo de las reformas neoliberales y
consolidando a partir de ello su poderío económico.
Los ingresos del grupo Wong y de sus empresas para el año 2010 sumaban 354.726.521
millones de dólares, cifra que para el 2011 se incrementa 376.358.571 millones de
dólares según los datos del SRI.
Grupo Manobanda:
Uno de los grupos que se ha consolidado durante las últimas tres décadas ha sido el
Manobanda, quienes pasaron de ser pequeños comercializadores de cacao a grandes
exportadores de banano. Como se muestra en la imagen este grupo empieza sus
operaciones en los años 80 dedicados de manera exclusiva al cacao y banano, su
fundador es el Dr. Sixto Jorge Manobanda, a partir de los años 90 se insertan en la
producción de banano, palma africana y madera; además poseen una empresa dedicada a
la distribución y comercialización de agroquímicos asociada a la transnacional BASF.
Ilustración N. 8 Composición grupo MANOBANDA
Las propiedades de este grupo se distribuyen en la mayor parte de cantones de la
provincia, logrando con ello tener una importante base material, este grupo cuenta a su
vez con su propia empresa fumigadora y también con su propia exportadora como lo
muestra la imagen.
Familia Juez:
Una de las familias con un importante poder económico es la Juez, esta se agrupa bajo el
nombre comercial de AGROAEREO, se compone de dos empresas la una que data de los
años 70 y se dedica a la fumigación aérea, y la otra es la extractora más importante de la
provincia de Los Ríos: Quevepalma. A más de ello, desde los años 50 sus fundadores
Fred Juez y Joseph Juez empiezan con la producción bananera de manera, de manera
especial en el cantón Valencia, mientras que desde el año de 1997 empieza a producir
palma africana en el cantón Pueblo Viejo, como se señala en la imagen.
Ilustración N.9 Composición grupo AGROAEREO (Familia Juez)
A más de ello, en los últimos años han generado un proceso importante de
transformación y diversificación de sus haciendas, integrando la producción de especies
maderables. Este grupo cuenta a su vez con su propia flora de fumigación con base en
Fumisa y San Juan, así como con transportación terrestre; otra de sus actividades esta
ligada a la implementación de sistemas de riego. Es importante señalar que a partir de la
empresa Quevepalma, han logrado establecer relación con pequeños, medianos y grandes
productores de palma dentro de la provincia. A pesar que dentro de la clasificación de
grupos económicos realizados por el SRI, este no aparece con una proyección nacional
dentro de la provincia se ha convertido en una de las familias con un amplio poder
económico.
Grupo ECUAQUÍMICA:
Otro de los grupos económicos importantes de la provincia y que no podemos perder de
vista, es ECUAQUÍMICA, esta empresa fue fundada en el año de 1865 por Max Muller y
desde 1979 tiene como actividad económica principal la importación y comercialización
de agroquímicos. Este grupo tiene como socios internacionales a empresas como
Monsanto, Bayer, Singenta entre otros; esto ha llevado a que varios dirigentes
campesinos planteen que esta empresa es el brazo de la transnacional MONSANTO en el
Ecuador. A más de la distribución de agroquímicos, este grupo cuenta con una empresa
dedicada a la fumigación aérea y a la asesoría técnica como lo muestra la siguiente
imagen: Ilustración N.10 Composición grupo ECUAQUÍMICA
A más de las actividades descritas, ECUAQUÍMICA, cuenta con su propia
comercializados de granos en la provincia; también esta grupo cuenta o es parte de una
alianza con el MAGAP para dotar del paquete tecnológico a pequeños productores de
maíz y soja, también es parte de PRONERI y recibe el subsidio de 214 dólares dado por
el MAGAP a campesinos que compran su paquete tecnológico.
Familia Andrade-Fajardo:
Esta es una familia que se ha consolidado desde el siglo XIX, pues sus haciendas fueron
parte importante del auge cacaotero, esta familia es el resultado de una alianza
matrimonial entre Antonio Andrade Morante y Olga Fajardo, fracciones de la oligarquía
provincial. Durante el siglo XX consolidan un sistema productivo basado en la
producción bananera, ya paro los años 90 empiezan un proceso de diversificación
impulsado por su hijo mayor Antonio Andrade Fajardo, quien se especializó en temas
agrarios durante su instrucción superior en Centro América e Italia.
Las propiedades de esta familia, se ubican en el cantón Mocache y se han convertido en
un ejemplo de haciendas modernizadas en función de la producción capitalista pues en
las más de 10.000 ha que componen sus cuatro haciendas más importantes han logrado
una producción importante de banano, especies maderables y palma africana, a partir de
una importante inversión en tecnificación tanto de los cultivos, como de sus sistemas de
riego. Sus haciendas cuentan con un importante sistema vial de segundo orden, lo que
aumenta la renta de la tierra y aporta a la consolidación de su poder económico.
Ilustración N.11 Composición familia Andrade Fajardo
La imagen muestra la composición de la estructura familiar, y el nombre de sus haciendas
más importantes. Es de destacar, que a más de las haciendas ubicadas en Mocahe, tienen
propiedades en la parroquia La Unión dedicadas de manera exclusiva a la producción
bananera. A pesar de la búsqueda realizada no se ha podido establecer los niveles de
ingresos, pues no se ha logrado dar con el nombre comercial de esta familia y no consta
dentro de las fuentes oficiales de grupos económicos del SRI y de la Superintendencia de
Compañías.
DOLE:
La historia de la transnacional DOLE, empieza con el ‘boom’ bananero, ya que esta
empresa era subsidiaria de la Standar Fruit Company, que a la vez formaba parte de la
norteamericana United Fruit Company. Durante los años 50 logra consolidar importantes
propiedades en la provincia de manera especial en los cantones Buena Fe y Babahoyo, en
este segundo cantón es la principal productora de banano.
Desde los año setenta opera de manera independiente, es administrada por Fernando
Torres Bejarano, que a su vez es dueño de una importante flota de fumigación aérea que
presta servicios en Los Ríos, El Oro y Guayas para plantaciones de palma africana y
banano a través de monitoreo satelital.
Al igual que otras empresas, DOLE cuenta con su propia cartonera, transporte terrestre y
la administración de su propio astillero para la exportación, a más de la producción de
banano, en los últimos años ha abierto una línea de producción de frutas tropicales en
especial, piña, papaya y mando para la exportación.
Exportadora Bananera Noboa:
La historia de Exportadora Bananera Noboa, inicia en los años cuarenta con la compra de
las propiedades que la familia Duran Ballén tenían en la provincia, es a partir del boom
bananero que crean uno de los enclaves más importantes de producción bananera como la
hacienda ‘La Clementina’ ubicada en la parroquia La Unión, esta es una propiedad con
más de 10.000 ha. A la muerte de su fundador los herederos Álvaro Noboa e Isabel
Noboa, dividen el imperio creado por su padre, el primero se queda con Exportadora
Bananera Noboa, de mayor presencia en la provincia, e Isabel Noboa se hace con el
Consorcio NOBIS:
Ilustración N.12 Composición grupo Exportadora Bananera Noboa
Exportadora Bananera Noboa, ha logrado mantenerse como uno de los principales grupos
económicos desde su fundación, y ha tenido un acelerado proceso de crecimiento y
diversificación de sus actividades, estando es varias esferas de la economía nacional.
Controla el mayor volumen de exportaciones de banano y posee más de 50 empresas
dedicadas a actividades relacionadas, lo que ha llevado a que este grupo logre controlar
toda la cadena de producción del banano.
Su nivel de ingresos según los datos del SRI fueron para el año 2010 de 810.624.435,
estos se incrementaron para el año 2011 a 869.698.903. Hay que señalar que Álvaro
Noboa, líder de esta fracción del grupo Noboa, ha tratado de implementar una forma de
representación oligárquica, pues ha querido ser presidente del país en cuatro ocasiones,
todas ellas con importantes derrotas, aunque fue importante en algunos momentos logró
tener un importante apoyo popular.
Grupo Chong Qui:
El grupo Chong Qui, se consolida durante el siglo XX como parte de la migración
japonesa a la provincia, su fundador fue Gustavo Chong Qui, y se especializaron en la
producción de banano, a través de su marca ‘Don Alejo’ y a la producción de frutas
tropicales, a más de ello han diversificado sus actividades hacia el sector florícola y de
hongos comestibles como lo muestra la siguiente imagen:
Ilustración N.13 Composición grupo Chong Qui
Cuando asume la dirección del grupo su hijo, Alejandro Chong Qui Lang Long,
diversifican sus haciendas hacia la producción de palma africana, su centro de
operaciones esta en la ciudad de Quevedo. Según el catastro bananero de 2004 cuentan
con 1813 ha, con una tendencia creciente en las haciendas: Don Alejo, Inmaculada, J.J.,
Transval, Las Mercedes y Las Naves.
A partir de los elementos expuestos, podemos señalar que las élites de la provincia de Los
Ríos, han logrado desarrollar un importante nivel de autonomía productiva en cuanto
controlan todos los ciclos de producción, desde el cultivo, hasta la exportación o
comercialización. Han desarrollado mecanismos de articulación con el mercado
internacional y de fortalecimiento del mercado interno. Hay que señalar que la
información recabada no permitió exponer datos de la familia Mendoza y Ahón,
importantes productores de banano, palma y madera.
Otra constatación importante es que son estos grupos quienes ganan con el modelo
agroindustrial, a la par que han generado mecanismos de articulación excluyente a
campesinos, y también negociaciones asimétricas para incrementar su capacidad
productiva con base en la concentración de la tierra. A más de estos elementos es
importante exponer sus lazos con el poder político, pues históricamente como se ha
señalado en esta investigación las élites económicas han necesitado del poder político
para asegurar marcos regulatorios que les permitan incrementar sus ganancias.
Las élites en el espejo del poder: lo local y su importancia política
El desarrollo del poder económico local, históricamente estructurando, ha determinado
que en la provincia de Los Ríos se formen élites políticas que se han encargado de la
administración de parroquias, cantones y de la representación provincial en instancias
nacionales como el antiguo Congreso Nacional o la actual Asamblea Nacional. De ahí
que podamos observar la estrecha relación entre “…proceso de acumulación y las formas
de organización del poder” (Sader, s.f.:414).
Para entender la configuración política de la provincia, es necesario entender la estructura
política en el país, ya que esta, ha estado anclada a formaciones regionales y a un tipo de
representación oligárquico, en el cual la figura preponderante era el hacendado, y su
poder económico devenía de manera directa en poder político como se mostró en la
segunda parte de este trabajo.
En este sentido, “la política partidista en Ecuador hay que entenderla desde una clave
regional, puesto que son partidos exitosos regionalmente” (Alcantara y Freidenberg,
2001:128), recordemos que las tendencias social cristianas fueron impulsadas por Galo
Plaza Lasso y por Otto Arosemena Gómez, representantes de la fracción de la burguesía
exportadora, lo que determina que esta formación política sea hegemónica durante más
de dos décadas en la costa ecuatoriana, sin embargo hay otras fracciones tanto
propietarias como de la izquierda que emergen, ya que lo local empieza a convertirse en
un espacio político privilegiado (Bustamante, 2006), determinando de esta forma,
“…múltiples localismos, que pugnan entre sí, lo que lleva a pensar en ‘un país lleno de
pequeños reinos’” (Alcantara y Freidenberg, 2001:128).
La idea de estos pequeños reinos o ‘imperios costeños’, se expresaría en la provincia de
Los Ríos, en el control político de partidos de la derecha constituidos por élites afincadas
en Guayaquil como el Partido Social Cristiano (PSC), la Concentración de Fuerzas
Populares (CFP), el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y el Partido Renovador
Institucional (PRIAN) y en los momentos actuales el Movimiento Patria Altiva Y
Soberana (PAIS) todos ellos pertenecientes a diferentes tendencias políticas de derecha, y
ligados a grupos económicos con intereses definidos. Esto se da según Bustamante
porque “…lo local –entendido como el espacio de las ciudades y las provincias- empieza
a tener una vida política propia” (Bustamante, 2006:311) esto proceso como señala
Bustamante además encuentra sus aliados privilegiados en las élites locales pues este
localismo:
…también ha encontrado la adhesión de los empresarios a su
proyecto de ciudad. El repliegue a lo local ha ido acompañado de
un discurso de autonomías […] las decisiones importantes pasan, casi inevitablemente, por las instancia del poder local […] a nivel
local, el partido funciona como parte de un bloque de poder,
plenamente articulado con empresarios y cámaras de la producción, y con un estilo personalista de liderazgo (Bustamante,
2006:312).
En este sentido, la representación local, esta anclada a una estrategia regional y a la
proyección que dicho proyecto pueda tener con un ideario nacional encabezado por un
tipo de representación caudillista, lo que lleva a pensar dicha representación en función
de las distintas modificaciones que ha sufrido el modelo de acumulación en la provincia,
pues si bien se estructuro una fuerte presencia oligárquica durante la primera fase del
siglo XX en familias como las Aspiazu, Duran Ballén, con los procesos de
modernización son otros actores políticos los que asumen dicha representación, al decir
de Simón Pachano “…quienes hoy acceden a la dirigencia política no son solamente el
producto de un específico proceso de modernización (sino que) […] debe referirse a los
rezagos del pasado oligárquico como a las características contradictorias del presente
modernizante” (Pachano, 1991:16).
La dominación oligárquica como se ha venido señalando, marcó “…una continuidad
entre dominación económica y dominación política” (Pachano, 1991:22), proceso que
según Pachano pierde peso en el marco de la constitucionalización del país y el
advenimiento de la modernidad política, con un Estado central fuerte, donde la
dominación política va tomando nuevas formas. “Si antes se mantuvo una línea de
comunicación directa entre la economía y la incipiente acción política, en la actualidad se
manifiesta claramente la presencia de un espacio político bastante autónomo, sujeto a
normas y mecanismos específicos” (Pachano, 1991:21). Si bien Pachano, tiene mucha
razón al señalar que la modernidad política hace que el poder se desconcentre, por la
emergencia de múltiples expresiones políticas de la clase media (tanto socialdemócrata
como de izquierda), dicho espacio de autonomía puede ser cuestionado, pues la historia
nacional muestra la líneas de conexión entre lo económico y lo político, pues si bien el
hacendado o el industrial ya no asumen de manera directa la conducción, quien si lo hace
es un delegado de esas fracciones de la clase dominante que lo apoyan durante su
campaña y a quien debe responder una vez en el poder.
Además dicho espacio de autonomía en lo local, es mucho más difícil de establecer,
mucho más cuando hay representación directa de las élites provinciales en el poder local,
un ejemplo claro de ello es la figura de Antonio Andrade Fajardo, ligado en sus inicios al
CFP y posteriormente al Partido Social Cristiano y quien fue en más de 10 ocasiones
diputado provincial, concejal y otras dignidades políticas dentro de la provincia; mientras
era dueño y administrador de cuatro haciendas modernizadas y con alta productividad en
el cantón Mocache.
En tal sentido, la división entre el poder económico y la administración política se torna
compleja, pues la información recabada en el proceso de investigación de campo, debela
que las que hemos denominado como élites económicas de la provincia tienen una
importante presencia política, ya sea en juntas parroquiales, alcaldías, prefecturas y en la
Asamblea Nacional, como lo muestra la siguiente tabla.
Tabla N.4 Relación de élites provinciales con la representación política
Grupo
familiar/económico
Actividad económica Representación
política
Familia Troya
Fuertes
Construcción de vías, infraestructura,
cultivo: palma africana, banano. Balsa.
Prefectura de la
provincia: Marco
Troya (PAIS):
Alcaldía de Valencia:
Juan Carlos Troya
(PAIS).
Familia Juez Producción y refinamiento de Palma
Africana, producción de banano.
Asambleísta
provincial: Omar Juez
Juez (PAIS).
Familia Manobanda Producción de banano, palma africana,
madera, fumigación aérea, importación
y distribución de agroquímicos,
comercialización de cacao, café, maíz.
Alcaldía de
Quinsaloma: Braulio
Manobanda (PAIS)
Familia Andrade Producción de banano, palma, madera. Alcaldía de Mocache:
María Holguin de
Andrade (PSC).
REYBANPAC Producción y exportación de banano,
producción de palma africana y
especies maderables, producción de
leche y derivados.
No determinado.
DOLE Producción y exportación de banano Administrador:
Fernando Torres
Bejarano ligado al
PSC.
ECUAQUÍMICA Importación y comercialización de
agroquímicos, fumigación aérea.
Comercialización de maíz y soja.
No determinado.
AGRIPAC Importación y comercialización de
agroquímicos.
Comercialización de granos.
No dereminado.
Elaboración, OCARU, 2014.
Como se puede observar, las familias que se han vuelto élite económica dentro de la
provincia se ha insertado en la disputa política por el control parroquial, cantonal y la
representación de la provincia. En este sentido el papel de los otros grupos económicos
no ha sido el de veedores, muchos de ellos se han concentrado en el apoyo financiero a
campañas de dichos movimientos políticos. Lo que muestra que lo local va tomando
importancia y sobre todo que la forma de dominación política esta anclada a intereses
económicos concretos, la autonomía de dichos representantes termina siendo relativa y
esto a un factor que Pachano reconoce y que nosotros denominamos como el factor
regional: “…la existencia de sociedades regionales es un hecho indesmentible en la
realidad ecuatoriana actual, y eso implica una contradicción con la tendencia hacia la
centralización estatal” (Pachano, 1991:23).
En este sentido, hablar de la economía y de la política como dos esferas separadas es
erróneo, puesto que en los actuales momentos, a pesar de tener un Estado central fuerte,
el factor regional sigue siendo determinante, debido a que la apuesta central del Cambio
de Matriz Productiva tiene como agentes dinamizadores de la economía a dichos grupos
vinculados de manera directa a sectores importantes de la producción que sustentarían
dicho proceso. Es necesario en este marco, discutir el modelo que se ha constituido
históricamente en el campo ecuatoriano y sobre todo el papal que campesinas y
campesinos juegan en la vida nacional, puesto que el modelo propuesto por el Estado y
sostenido por las élites provinciales tiende ya sea a su articulación excluyente o a su
paulatina desaparición.
Conclusiones: I
El modelo agroindustrial que se ha constituido históricamente en el campo ha sido
abordado desde distintos enfoques, y podemos notar que este se convierte en un tema
central de debate tanto académico como político hasta los años setenta. Debido a que la
segunda Reforma Agraria logra de cierta manera desactivar el importante movimiento de
masas que había sustentado esta demanda. De ahí que la mayor parte de estudios
‘clásicos’ sobre este tema tengan un énfasis importante sobre la condición campesina y el
factor tierra como determinante de dicha coyuntura.
Los estudios agrarios desarrollados en la actualidad, han tenido como principal objetivo
mostrar desde distintos enfoques: perspectiva de la economía familiar campesina, de los
trabajadores, de los efectos sobre los ecosistemas, del papel de la agricultura en el modelo
de acumulación muestran la agroindustria como un tema central que por un lado implica
el desarrollo del capitalismo industrial en el campo, modificando a la par que avanza la
condición campesina, el territorio y las relaciones laborales, acompañado de un
importante proceso de concentración de tierra, agua y capital; esto acompañado del
impulso estatal a través de créditos, programas como Plan Maíz que profundizan el
encadenamiento productivo y la agricultura bajo contrato, mecanismos de despojo a
campesinas y campesinos.
Es necesario que los estudios agrarios, profundicen líneas de investigación sobre la
importancia del campesino en la vida nacional, como proveedor de alimentos y garante
de la soberanía alimentaria, con el objetivo de persuadir al Estado, sobre la necesidad de
generar políticas de protección y de fomento de la producción campesina; labor que ha
sido cumplida en cierta medida, pero a la cual aun le falta ser efectiva.
II
El modelo agroindustrial, es el resultado de la constitución histórica de la formación
social ecuatoriana, producto de una serie de élites económicas que se insertaron dentro de
sistemas productivos que les permitieron articularse al mercado mundial y a partir de ello
desarrollar el capitalismo en el ecuador. Podemos apreciar, que en este proceso se han
dado líneas de continuidad en cuanto a la propiedad de las grandes haciendas y
plantaciones y que han sido las propias élites económicas las encargadas y las
protagonistas de los procesos de modernización, aquellas que no lograron modernizarse
perecieron, a se convirtieron en empresarios de otro tipo.
Dichos procesos de modernización, modificaron también las relaciones sociales, y
permitieron a la par del desarrollo capitalista, la emergencia de sujetos campesinos,
trabajadores urbanos y rurales que en la medida aceptada por las élites lograron acceder a
la tierra y mejorar en cierto nivel sus condiciones de vida.
Las continuas y cíclicas crisis económicas sucedidas en el país, implicaron que las élites
deban modificar sus relaciones de producción, migrando en muchos casos hacia nuevos
productos, sin renunciar a sus grandes propiedades, factor que aseguro su continuidad
histórica; la relación con la política de estas élites ha sido también un elemento de
continuidad, puesto que en los momentos de crisis han sabido reacomodar sus intereses,
generar alianzas ya sean nacionales o regionales para defender sus intereses, como se
muestra en la segunda parte de este trabajo.
Los momentos de modernización debelan, si bien una ampliación de la participación
política y una limitada democratización de los medios de producción, en términos
políticos la dominación política sigue siendo oligárquica y en muchos casos convive con
delegados de las propias clases dominantes encargados de representar en el Estado sus
intereses políticos. En este marco, las últimas décadas de la historia nacional permiten
evidenciar que las clases dominantes han sabido adaptarse a los nuevos contextos
políticos, mediante los mecanismos de negociación establecidos en las cámaras de
productores o en asociaciones, mientras que los sectores populares si bien han jugado un
importante papel en la vida política nacional, la falta de una conducción política y de
objetivos claros ha llevado que muchas de estas demandas sean absorbidas por el Estado,
sin necesidad de topar las estructuras del poder, además de ello, la izquierda como opción
electoral si bien ha llegado a ocupar espacios de representación local, provincial y
nacional; no ha logrado convertirse en una alternativa, motivo por el cual todas las
coyunturas de crisis política y económica han sido resueltas en el ceno de la élite o
mediante vía militar.
III
La provincia de Los Ríos se ha convertido en un enclave de producción agroindustrial, en
la cual dicho modelo muestra múltiples mecanismos de afectación a las poblaciones
locales, ya sea mediante mecanismos legales de compra (despojo) de tierra, ,
acaparamiento de agua, contaminación de ecosistemas vitales para la supervivencia de
estas poblaciones, el bloqueo de caminos comunitarios como mecanismos de presión para
la salida de la población campesina que se ubica en zonas de expansión agroindustrial.
Los cultivos de corte agroindustrial, muestra un importante crecimiento anual, basado en
el desplazamiento campesino, uno de los principales mecanismos utilizados para el
acaparamiento de tierra es la multipropiedad, lo que ha llevado a que las élites
provinciales logren consolidar su presencia en todo el territorio de la provincia; la
generación de empleo en las plantaciones es limitado y las relaciones de explotación
pasan por los mecanismos de contratación, pues no todos los trabajadores cuentan con
seguridad social, estabilidad o remuneración fija.
A la par que se ha consolidado el proceso agroindustrial se han desarrollado élites
económicas provinciales, cuyas características están ancladas a la concentración de las
actividades económicas, su diversificación y el control de la producción en todas sus
esferas, esto ha llevado a que cerca de 10 familias controlen la totalidad de las actividades
económicas más importante de la provincia, desarrollando y vinculándose a instancias de
representación política regional y nacional, lo que deja ver la relación latente entre la
esfera de la economía y el campo de la política.
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Unda, Mario; Bethania, Ellis (2010) "Burguesía ciudadana, nueva hegemonía, nueva
alianza de clases" en Revista R, N. 3, Quito.
Internet:
“La palma africana se lleva parte del mapa bananero” (2013) disponible en:
http://agronegociosecuador.ning.com/notes/La_palma_africana_se_lleva_parte_del_mapa
_bananero
www.agripac.com
www.agroaereo.com.ec
www.reybampac.com
www.dole.com.ec
www.ancupa.com
Bases de datos:
Carga fiscal de grupos Económicos, Servicio de Rentas Internas (2012).
Sistema Integrado de Indicadores del Ecuador (SIISE) (2013).
Censo Nacional de Población y Vivienda (INEC) (2010).
Censo Económico (INEC) (2012).
Sistema Integrados del Agro (SINAGAP-MAGAP) (2013).
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