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LA MISIÓN PEDAGÓGICA DE JOSÉ ORTEGA Y GASSET DESPUÉS de su vuelta de Leipzig, Berlín y Marburgo, donde el pro- fesorado alemán como Hennann Cohén, en las palabras de Raúl Roa, ".. .lo armó caballero del empeño filosófico y aventurero de la alta metafísica", * José Ortega y Gasset emprendió una extensa misión pedagógica que afectó no sólo su patria sino también todo el mundo de habla española. Aunque había dicho que no se atrevía a tener ideas pedagógicas, en realidad, nos ha dejado una serie de observaciones proficuas respecto a la educación de niños. Éstas subrayan los elementos psicológicos y bioló- gicos que Ortega ha entretejido en su filosofía vitalista. Él se interesaba en el desarrollo de los instintos vitales del niño —su audacia, su ambición, su entusiasmo, y hasta cierto punto, su crueldad—. Cedamos la palabra a Ortega: ...La enseñanza elemental debe ir gobernada por el propósito último de pro- ducir el mayor número de hombres vitalmente perfectos. Lo demás, la bondad moral, la destreza técnica, el sabio y el 'buen ciudadano', serán atendidos des- pués. Antes de poner la turbina necesitamos alumbrar el salto de agua. 2 También, recalca la importancia educativa del mito y la leyenda, por- que, según él, el niño debe ser envuelto en una atmósfera de sentimientos audaces y magnánimos, ambiciosos y entusiastas. Cree, por ejemplo, que imágenes como las de Hércules y Ulises reportarán inmensos beneficios a los niños. £1 mito es, para Ortega, la hormona psíquica. Tienen un encanto particular su "Metáfora del cascabel" y su "Varita de virtudes". Aquélla explica como la madurez no es una supresión, sino una integración de la infancia, porque "...como el cascabel, lo mejor de nos- otros está en el son que hace el niño interior al dar un brinco para liber- tarse y chocar con las paredes inexorables de su prisión".' Ésta describe el tránsito de la niñez a la madurez. Según Ortega significa simplemente un 1 Raúl Roa, "Dichos y hechos de Ortega y Gasset", Cuadernos Americanos, IV, i, p. 122. 2 José Ortega y Gasset, Obras completas, II (Madrid: Revista de Occidente, 1953), p. 293. * Ibid., p. 301.

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  • LA MISIN PEDAGGICA DE JOS ORTEGA Y GASSET

    D E S P U S de su vuelta de Leipzig, Berln y Marburgo, donde el pro-fesorado alemn como Hennann Cohn, en las palabras de Ral Roa, ".. .loarm caballero del empeo filosfico y aventurero de la alta metafsica", *Jos Ortega y Gasset emprendi una extensa misin pedaggica que afectno slo su patria sino tambin todo el mundo de habla espaola.

    Aunque haba dicho que no se atreva a tener ideas pedaggicas, enrealidad, nos ha dejado una serie de observaciones proficuas respecto ala educacin de nios. stas subrayan los elementos psicolgicos y biol-gicos que Ortega ha entretejido en su filosofa vitalista. l se interesaba enel desarrollo de los instintos vitales del nio su audacia, su ambicin, suentusiasmo, y hasta cierto punto, su crueldad. Cedamos la palabra aOrtega:

    ...La enseanza elemental debe ir gobernada por el propsito ltimo de pro-ducir el mayor nmero de hombres vitalmente perfectos. Lo dems, la bondadmoral, la destreza tcnica, el sabio y el 'buen ciudadano', sern atendidos des-pus. Antes de poner la turbina necesitamos alumbrar el salto de agua. 2

    Tambin, recalca la importancia educativa del mito y la leyenda, por-que, segn l, el nio debe ser envuelto en una atmsfera de sentimientosaudaces y magnnimos, ambiciosos y entusiastas. Cree, por ejemplo, queimgenes como las de Hrcules y Ulises reportarn inmensos beneficios alos nios. 1 mito es, para Ortega, la hormona psquica.

    Tienen un encanto particular su "Metfora del cascabel" y su "Varita devirtudes". Aqulla explica como la madurez no es una supresin, sino unaintegracin de la infancia, porque "...como el cascabel, lo mejor de nos-otros est en el son que hace el nio interior al dar un brinco para liber-tarse y chocar con las paredes inexorables de su prisin".' sta describe eltrnsito de la niez a la madurez. Segn Ortega significa simplemente un

    1 Ral Roa, "Dichos y hechos de Ortega y Gasset", Cuadernos Americanos, IV,

    i, p. 122.2 Jos Ortega y Gasset, Obras completas, II (Madrid: Revista de Occidente,

    1953), p. 293.* Ibid., p. 301.

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    cambio de rgimen vital: "... el alma que antes gravitaba hacia lo deseable,ahora gravita hacia la realidad". *

    Reconociendo ciertos rasgos universales que tiene la juventud su ins-tinto guerrero e instinto de coetneidad, su deseo de organizar .sociedadessecretas, su falta de lgica, una imaginacin casi ilimitada y una renuenciade aceptar las ideas de los adultos el genial profesor se ha valido de susensayos y su ejemplo para dramatizar la necesidad de reconocer, compren-der y animar estos "tesoros" juveniles. Quiere que sus colegas alienten envez de dominar, sofocar o rehacer a los jvenes. Nos dice que l joven"...Necesita pensar que en todo momento est en su mano dejar aquellafaena y brincar a otra, con lo cual evita sentirse prisionero de un solo que-hacer".5

    Mucho del xito orteguiano en la sala de clase tiene que ver con suscualidades socrticas. Uno de sus ex discpulos describe a su profesor deesta manera:

    Iike the Athenian, he was restless, inquisitive, dissatisfied, and why notsay it? impudent. Like all eminent teachers, he was not so much a transplan-ter of knowledge as a planter of doubts and perplexities, apt to bring int playthe students' imagination and intelligence. e

    Trozos de dos conferencias del ilustre maestro "Sobre el estudiar y elestudiante", y "Conciencia, objeto y las tres distancias de sta" reflejansus brillantes tcnicas docentes, su capacidad de dramatizar, alcanzar con-clusiones inesperadas y mantener el inters de cada estudiante. Aqul, porejemplo, comienza con varias observaciones que llevan a la clase a con-cluir errneamente que la metafsica es falsa. En ste demuestra sus intere-ses dilatados cuando discute cosas tan opuestas como dos seres mitolgi-cos (el centauro y la quimera), Don Quijote, Hornero, Hctor, Aquiles, laamiba primera y la estrella ms lejana.

    En cuanto a su mtodo en la sala de clase, Osvaldo Vicua Luco dice:

    Su don mximo es sugerir, iniciar, crear ntimas encrucijadas y a menudoel provecho de leerlo empieza donde l termina. Cuando concluye la palabrade este hombre, queda el pensamiento poblado de senderos. 7

    4 lbid., p. 305.

    s lbid., V, p. 226.

    6 Joan Lpez-Morillas, "Universities and their Mission", Brown Alumni

    Monthly (Feb., 1956), p. 1, Reprint.7 Edmundo Concha, "El estilo de Ortega y Gasset", Atenea, CXXIV (agosto,

    1934), p. 79.

  • LA MISIN PEDAGGICA DE JOS ORTEGA Y GASSET 233

    Su tendencia a usar mximas en sus conferencias y ensayos aadi mu-chsimo a su eficacia como profesor. Algunos ejemplos merecen especialmencin:

    1) ...la claridad es la cortesa del filsofo.82) El verdadero tesoro del hombre es el tesoro de sus errores.93) Al conversar vivimos en sociedad; al pensar nos quedamos solos.104) La idea necesita la crtica como el pulmn del oxgeno.:15) .. .el pensamiento no es un don del hombre, sino adquisicin labo-

    riosa, precaria y voltil.126) .. .la duda es la hermana bizca de la ciencia.137) El hombre, seor de todas las cosas, no es seor de s mismo.148) La vida es un gerundio y no un participio: un jaciendum y no un

    factum.1S9) La misin superior del hombre no es ser agudo, sino simplemente

    resolver su vida lealmente, sinceramente. "Posea la dote irresistible de comenzar a discutir un acontecimiento coti-

    diano y a partir de este suceso trivial llevara a sus estudiantes a unaconclusin que de aqu en adelante pareca tener una significacin nuevae impresionante. Es su pedagoga de la ilusin que, segn Ortega, es lanica pedagoga delicada y profunda. As la describe:

    Quien quiera ensearnos una verdad que no nos la diga: simplemente quealuda a ella con un breve gesto, gesto que inicie en el aire una ideal trayecto-ria,'deslizndonos por la cual lleguemos nosotros mismos hasta los pies de lanueva verdad.17

    Muchos de sus ex discpulos han hablado del altruismo de Ortega fuerade la sala de clase. Una de sus caractersticas ms interesantes consistaen su don de sacar de sus estudiantes observaciones sobre su vida en casa,sus amigos o sus ocupaciones predilectas. Con respecto a este hbito imi-

    8 Miguel Cruz Hernndez, "La misin cultural de Ortega", Cuadernos Hispa-

    noamericanos (Madrid, 1953), XIV, p. 300.9 Obras completas, IV, p. 136.

    i Ibid., V, p. 437.11

    Ibid., p. 389.12

    Ibid., p. 307.13

    Ibid., p. 501.14

    Jos Massip, "La rebelin de las masas caus profunda impresin en Norte-Amrica", ABC: diario ilustrado (Oct. 19, 1955), p. 37.

    15 Obras completas, VI, pp. 32-33.

    " Ibid., y, p. 90." Ibid., I, p. 335.

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    taba uno de sus propios principios pedaggicos: "...el pedagogo, para serlo,tiene que hacer el heroico sacrificio de su individualidad".18

    Cuando, en 1930, tantos educadores y estudiantes desearon reformar launiversidad espaola, buscaron el consejo de Ortega. Acept el desafo yen su ensayo "Misin de la Universidad", dio a luz muchas sugestiones dig-nas de atencin, especialmente la observacin que la funcin primera y cen-tral de la universidad es la enseanza de cinco grandes disciplinas cultu-rales :

    1) Fsica Imagen fsica del mundo.2) Biologa Los temas fundamentales de la vida orgnica.3) Historia El proceso histrico de la especie humana.4) Sociologa La estructura y funcionamiento de la vida social.5) Filosofa El plano del Universo.La meta de Ortega es humanizar al cientfico y a la vez separar profe-

    sin y ciencia, es decir, separar la enseanza profesional y la investiga-cin cientfica. Dice que la universidad tiene que ensear, transmitir, inyec-tar y digerir lo que produce la ciencia.

    Estrechamente relacionada con estas cinco disciplinas culturales tene-mos la idea orteguiana acerca del desarrollo de lo que se llama su "Facul-tad" de Cultura, que, segn Ortega, tiene que ser el ncleo de la univer-sidad.

    El trozo que sigue demuestra cmo relaciona la primera de las disci-plinas ya citadas, as como su talento integrador:

    .:.Cada una lleva dos nombres. Por ejemplo, se dice 'Imagen fsica del mun-do' (Fsica). Con esta dualidad en la denominacin se quiere sugerir la diferen-cia que hay entre una disciplina cultural, esto es, vital, y la ciencia correspon-diente de que aqulla se nutre. En la 'Facultad' de Cultura no se explicar Fsi-ca segn sta se presenta a quien va a ser de por vida un investigador fisicoma-temtico. La fsica de cultura es la rigorosa sntesis ideolgica de la figura yfuncionamiento del cosmos material, segn stas resultan de la investigacinfsica hecha hasta el da. Adems, esa disciplina expondr en qu consiste elmodo de conocimiento que emplea el fsico para llegar a su portentosa cons-truccin, lo cual obliga a aclarar y analizar los principios de la Fsica y a escor-zar breve, pero muy estrictamente, su evolucin histrica. Esto ltimo permitiral estudiante darse clara cuenta de lo que era el 'mundo' hacia el cual vivael hombre de ayer y anteayer, o de hace mil aos, y, por contraste, cobrar con-ciencia plena de la peculiaridad de nuestro 'mundo' actual.19

    18 Ibid., II, p. 475.

    19 Ibid., IV, p. 345.

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    Ortega quiere abarcar todas las culturas a la vez. Quiere que los estu-diantes vayan ms all de las fronteras nacionales en busca de una unidadhumana. De esta manera espera impedir nuestra tendencia a comparar, limi-tar y diferenciar. De ejemplo en la sala de clase as como en sus ensayoscuando interpreta, clarifica y resume los pensamientos de personalidadesmundialmente reconocidas.

    Tal vez este plan que combina y separa a la vez la educacin general yespecializada sea su contribucin ms importante a la pedagoga.

    Muchos educadores han llevado a cabo programas de enseanza de re-sultas de las observaciones del filsofo espaol (por ejemplo, la Facultadde Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, el Consejo Supe-rior de la Universidad Nacional de la Plata, que concibi Alfredo Palaciosen 1943,20 y el programa de Howard Lee Nostrand de la Universidad deWashington),21 pero ninguno es ms digno de notarse que l de Ortega yJulin Maras 1 Instituto de Humanidades.22

    Aplicando sus experiencias adquiridas en la sala de clase, aade otroelemento importante su famoso principio de la Economa de la Ensean-za. Dice que hay que hacer del hombre medio el ncleo de la universidady situarlo a la altura de los tiempos. Su posicin es expresada con claridaden el trozo que sigue:

    El principio de economa no sugiere slo que es menester economizar, ahorraren las materias enseadas, sino que implica tambin esto: en la organizacin dela enseanza superior, en la construccin de la Universidad, hay que partir delestudiante, no del saber ni del profesor. La Universidad tiene que ser la proyec-cin institucional del estudiante, cuyas dos dimensiones esenciales son: una, loque l es: escasez de su facultad adquisitiva de saber; otra, lo que l necesitasaber para vivir.23

    Y despus de haber averiguado el conjunto de enseanzas que han deconstituir el mnimum, es decir, lo que el estudiante medio puede aprendercon holgura y plenitud, Ortega nos dice: la universidad tiene que ser inexo-rable.

    20 Juan Mantovani, "Ortega y la idea de Universidad", Sur. N. 241 (julio-

    agosto, 1956), pp. 138-139.21

    Howard Lee Nostrand, "Jos Ortega y Gasset", Ipna, XXX (1956), pp. 38-39.22

    Edith F . Helman, "On Humanizing Education Ortega's Institute of Huma-nities", Hspanla, XXXIV (1951), pp. 47-50.

    ** Obras completas, IV, p . 332.

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    Hay, por supuesto, otras observaciones provocativas en su "Misin dela Universidad" y casi todas correlacionan las tres funciones bsicas de launiversidad. stas son:

    1) Transmisin de la cultura.2) Enseanza de las profesiones.3) Investigacin cientfica y educacin de nuevos hombres de ciencia.Naci Ortega investido de la dote de influir, y nunca abandon su papel

    cmo maestro. Consideraba el peridico como un instrumento indispensablepara educar a las masas y por eso lo usaba constantemente para desplegarsus ideas a todo el mundo. Ejerci su influencia en la vida intelectual deotros grupos por medio de muchas revistas, especialmente su clebre Revis-ta de occidente.

    Otro ejemplo sobresaliente de su pasin docente consista en sus tertu-lias en las oficinas de la Revista de occidente. Emilio Garca Gmez nosdice: "...Era un rgimen de puerta entreabierta, a la que poda llegar todoel mundo, pero subiendo unas escaleras, penetrando en un saln, sintiendola responsabilidad de las buenas maneras y del dilogo".24

    Tambin, Ortega puede bien llamarse el educador poltico de su gene-racin. En 1931, durante el perodo de la Repblica, organiz la Agrupa-n al servicio de la Repblica, una alianza de jvenes intelectuales quese ocuparon en el desarrollo de un programa nacional de mutua educacin.Para aumentar este vasto plan form sus minoras intelectuales, un grupolite de lderes como Gregorio Maran y Ramn Prez de Ayala, paraintroducir la actuacin poltica en los hbitos de las masas los obreros,los labriegos y la clase media. Dese inundar todos los rincones de Espaacon sus misioneros intelectuales para explicar y clarificar todos los proble-mas fundamentales de su patria. De acuerdo con su programa de orienta-cin poltica es esta frase tpica de Ortega: "La verdadera educacin nacio-nal es esta educacin poltica que a la vez cultiva los arranques y los pen-samientos". 2S

    Ortega ha sido muchas cosas un escritor, un editor, un conferenciante,un profesor de filosofa, un hombre de estado, un educador metdicopero, ante todo, ha sido un gran maestro e inspirador de un sinnmero dediscpulos que se han dedicado a llevar a cabo su misin pedaggica. Ojal

    a4 Emilio Garca Gmez, "Ortega, amigo intelectual", ABC: diario ilustrado

    (Oct. 19, 1955), p. 5.25

    Obras completas, I, p. 302.

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    que hagan caso del consejo de Dionisio Ridruejo que dijo "En los seten-ta aos de don Jos Ortega y Gasset":

    Lo primero que se le debe a un maestro es, naturalmente, respeto, admiraciny gratitud. Lo segundo es comprensin leal y cabal. Lo tercero es hacerle honor.Hacer honor a un maestro supone, casi siempre, descongelar el respeto y hacerviva la comprensin, o sea, utilizar crticamente y creadoramente sus propiasenseanzas para no repetirle, sino continuarle, para no ser fieles a l, sino dignosde l. 2

    ROBERT CORRIGAN

    John Carroll University.

    26 Dionisio Ridruejo, "En los setenta afios de don Jos Ortega y Gasset", Mundo

    Hispnico (Nov., 1955), N. 92, p. 12.

    InfoAIH: AIH. Actas I (1962). La misin pedaggica de Jos Ortega y Gasset. ROBERT CORRIGAN