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AMPARO EN REVISIÓN 103/2017 QUEJOSA Y RECURRENTE: HOTEL NORMANDIE, SOCIEDAD ANÓNIMA DE CAPITAL VARIABLE
MINISTRO PONENTE: JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS SECRETARIO: ROBERTO FRAGA JIMÉNEZ ELABORÓ: OMAR GÓMEZ SILVA
Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación correspondiente a la sesión del día
_____ de dos mil diecisiete.
Vo.Bo.
Ministro:
V I S T O S; y,
R E S U L T A N D O:
Cotejó:
PRIMERO. Demanda de amparo. Hotel Normandie, sociedad
anónima de capital variable, por conducto de su apoderada, **********,
promovió demanda de amparo mediante escrito recibido el diecinueve
de abril de dos mil dieciséis en la Oficina de Correspondencia Común
a los Juzgados de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de
México. La quejosa señaló como autoridades responsables y actos
reclamados los siguientes:
“III. AUTORIDADES RESPONSABLES. Tienen el carácter de autoridades responsables las siguientes: A) AUTORIDADES ORDENADORAS: 1. H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, (…). 2. H. Cámara de Senadores del Congreso de la Unión, (…). 3. El C. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, (…). 4. El C. Titular de la Secretaría del Turismo, (…). B) AUTORIDADES EJECUTORAS:
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a) El. C. Director General de Certificación Turística, adscrita a la Subsecretaría de Calidad y Regulación de la Secretaría de Turismo. IV. LEY O ACTO QUE SE RECLAMA DE CADA UNA DE LAS AUTORIDADES RESPONSABLES. A) DE LAS AUTORIDADES ORDENADORAS. 1. Del H. Congreso de la Unión, tanto de la Cámara de Diputados, como de la Cámara de Senadores, se reclama la Ley General de Turismo (…), específicamente los artículos 3, fracciones XI y XVIII, 4, fracción XII; 9, fracciones XVII y XVIII; 11; 46; 47; 48; 49; 51; 52; 53; 54; 55; 56; 57, fracciones II, IV y VI; 58, fracciones II, V, VI y X; 60; 69; 70; así como los Transitorios Cuarto y Sexto. 2. Del C. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se reclama el Reglamento de la Ley General de Turismo (…), específicamente, los artículos 2, fracción XV; 3, fracciones III y VIII; 4, fracciones VI, VII y IX; 8; 18; 23, fracción I; 38; 43; 63, fracciones I y II; 66, fracción II; 73; 74; 75; 76; 77; 78; 79; 83; 84, fracciones II, III, V y VI; 85; 86; 87; 88, fracciones I, II y III; 89; 90, fracciones II, III, IV, VII; 92; 93; 94, fracción I; 95, fracciones II y III; 99; 102; 105; 106; 113, así como los Transitorios Décimo; Décimo Primero; Décimo Tercero; Décimo Cuarto; Décimo Quinto; Décimo Sexto; Décimo Séptimo y Décimo Noveno. 3. Del C. Secretario de Turismo se reclaman los siguientes actos: b) El “Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de marzo de 2016. c) El “Acuerdo por el que se emite la Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional de Turismo dirigida a los prestadores de servicios turísticos”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de marzo de 2016. d) El “Acuerdo por el que se establece el Formato Único para los trámites del Registro Nacional de Turismo”, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de marzo de 2016. B) DE LAS AUTORIDADES EJECUTORAS. Del C. Director General de Certificación Turística se reclama la incompetencia para la operación del Sistema de Clasificación Hotelera.”
SEGUNDO. Preceptos constitucionales violados. La parte
quejosa considera que se violan en su perjuicio los artículos 5º, 14, 16,
41, 49, 73, fracciones VII y XXIX-K, 89, fracción I, 90, 124 y 133 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; asimismo,
bajo protesta de decir verdad narró los antecedentes del caso y
expresó los conceptos de violación que estimó pertinentes.
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TERCERO. Admisión y trámite del juicio de
amparo. El conocimiento del amparo correspondió al
Juez Cuarto de Distrito en Materia Administrativa en la
Ciudad de México, quien mediante acuerdo de nueve
de mayo de dos mil dieciséis, registró y admitió a trámite la demanda
bajo el expediente número 689/2016.
CUARTO. Resolución del juicio de amparo. Seguidos los
trámites del juicio, el Juez de Distrito celebró la audiencia
constitucional el veintinueve de septiembre de dos mi dieciséis, en la
que dictó sentencia que firmó el treinta de ese mes y año. En esta
resolución, el Juez determinó:
“PRIMERO. Se SOBRESEE el juicio de amparo promovido por **********, representante de Hotel Normandie, Sociedad Anónima de Capital Variable, respecto de los actos reclamados a las autoridades responsables que precisados quedaron en el considerando SEGUNDO, en términos de los considerando CUARTO de la presente resolución. SEGUNDO. La Justicia de la Unión NO AMPARA NI PROTEGE a **********, representante de Hotel Normandie, Sociedad Anónima de Capital Variable, respecto de los actos reclamados a las autoridades responsables que precisados quedaron en el considerando SEGUNDO, en términos del SEXTO considerando de la presente resolución.”
QUINTO. Interposición del recurso de revisión y remisión a
la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Inconforme con dicha
decisión, la parte quejosa, por conducto de su autorizado en términos
amplios del numeral 12 de la Ley de Amparo, **********, interpuso
recurso de revisión, mediante escrito presentado el veinticuatro de
octubre de dos mil dieciséis en la Oficialía de Partes del Juzgado
Cuarto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México.
El conocimiento de este medio de defensa correspondió al
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer
Circuito. Por acuerdo de veintidós de noviembre de dos mil dieciséis, su
Presidente admitió a trámite el recurso y lo registró con el número de
expediente 376/2016.
En sesión de diecinueve de enero de dos mil diecisiete, el órgano
jurisdiccional del conocimiento dictó resolución mediante la cual reparó
una incongruencia en cuanto a la precisión de los actos reclamados;
declaró firme el sobreseimiento decretado por el juzgador federal, ante
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la falta de impugnación de la parte afectada; y, en cuanto al problema
de fondo, consideró carecer de competencia para conocer del recurso
de revisión, por tratarse de un asunto de la competencia originaria de
esta Suprema Corte de Justicia de la Nación. Lo anterior, en términos
de lo dispuesto en los artículos 83 y 84 de la Ley de Amparo, en
relación con los puntos Cuarto, fracción I, inciso A), y Noveno,
fracciones II y III del Acuerdo General 5/2013, emitido por el Pleno de
este Alto Tribunal, habida cuenta que el asunto implica emitir un
pronunciamiento respecto de la constitucionalidad de diversos
preceptos de la Ley General de Turismo.
Esa sentencia concluyó con los puntos resolutivos siguientes:
“PRIMERO. Se corrige la incongruencia del fallo recurrido en términos del considerando tercero de esta resolución. SEGUNDO. Remítanse los autos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para lo que a bien tenga determinar en relación con la constitucionalidad de los artículos 48; 57, fracciones II, IV y VI; 58, fracciones II, V, VI y X; así como transitorio sexto de la Ley General de Turismo.”
SEXTO. Admisión del recurso de revisión. Por acuerdo de
siete de febrero de dos mil diecisiete, esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación asumió su competencia originaria para conocer del
referido recurso de revisión interpuesto por la parte quejosa.
Asimismo, el Presidente de este Alto Tribunal lo registró con el número
de amparo en revisión 103/2017, ordenó correr traslado al Ministerio
Público de la Federación y turnar el asunto, para su estudio, al Ministro
José Fernando Franco González Salas.
SÉPTIMO. Radicación en la Sala. Mediante proveído de trece
de marzo de dos mil diecisiete el Presidente de esta Segunda Sala
decretó el avocamiento de ésta al conocimiento del asunto y ordenó la
remisión de los autos al Ministro ponente una vez que el expediente se
encontrara debidamente integrado.1
OCTAVO. Pedimento. El Agente del Ministerio Público de la
Federación adscrito a la Suprema Corte de Justicia de la Nación se
abstuvo de formular pedimento.
1 Lo que aconteció el dieciséis de marzo de dos mil diecisiete.
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NOVENO. Publicación. De conformidad con los
artículos 73, párrafo segundo, y 184, párrafo primero,
de la Ley de Amparo, el proyecto de sentencia se hizo
público, con la misma anticipación que la publicación
de las listas de los asuntos.
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO. Competencia. Esta Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer del
presente recurso de revisión.
Esto obedece a que se está ante el supuesto en que se hizo
valer la inconstitucionalidad de diversos preceptos de la Ley General
de Turismo, cuestión que subsiste en la revisión. Consecuentemente,
se actualiza la competencia de esta Segunda Sala para conocer del
recurso de revisión, conforme a lo dispuesto en los artículos 107,
fracción VIII, inciso a), de la Constitución Federal y 83, párrafo
primero, de la Ley de Amparo. Asimismo, la competencia encuentra
fundamento en el artículo 10, fracción II, inciso a), de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación, en relación con el artículo 86 del
Reglamento Interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
con los puntos primero, segundo, fracción III, y tercero del Acuerdo
General Plenario 5/2013.
Ahora, es importante aclarar que si bien de conformidad con lo
previsto en el punto Cuarto, fracción I, inciso B), del referido Acuerdo
General 5/2013, los Tribunales Colegiados de Circuito conservarán los
asuntos en los que se impugne una ley local, un reglamento federal o
local, o cualquier disposición de observancia general, con excepción
de aquéllos en donde su estudio implique fijar el alcance de un
derecho humano del cual no exista jurisprudencia; lo cierto es que, a
pesar de que en el caso concreto, la parte quejosa reclama el
contenido de diversas disposiciones del Reglamento de la Ley General
de Turismo, así como los Acuerdos Generales emitidos por el
Secretario de Turismo y publicados el treinta de marzo de dos mil
dieciséis en el Diario Oficial de la Federación, no puede estimarse que
este Alto Tribunal carece de competencia legal para pronunciarse, en
conjunto, sobre los mencionados temas.
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En efecto, debe tenerse presente que el texto tanto de las
disposiciones reglamentarias como de los aludidos acuerdos
administrativos, se encuentran estrechamente vinculados con los
artículos impugnados de la ley de referencia, debido a que versan
sobre la configuración, operación y regulación del Registro Nacional
de Turismo, así como las obligaciones a cargo de los gobernados que
presten servicios turísticos; por tanto, constituyen un sistema
normativo,2 el cual no puede disociarse o estudiarse de manera
aislada.
En esa medida, esta Segunda Sala no puede realizar
exclusivamente el análisis del tema de constitucionalidad respecto de
los preceptos reclamados de la Ley General de Turismo, sin acudir al
contenido tanto de su Reglamento y los Acuerdos Generales
Administrativos combatidos, puesto que, en la hipótesis no revelada,
que se alcanzara la convicción que existe un vicio de
inconstitucionalidad de una, invariablemente esa decisión afectaría a
las demás en su sentido, alcance o aplicación; máxime que en la
especie, el tema central sobre el cual descansan los motivos de
disenso de la quejosa y la sentencia del Juez federal, es respecto del
Registro Nacional de Turismo.
Bajo ese contexto, este Alto Tribunal se avoca a la resolución de
los temas de constitucionalidad que subsisten respecto de la Ley
General de Turismo, su Reglamento y los Acuerdos Generales
Administrativos que reclama la parte quejosa.
2 Sirve de apoyo el contenido de la tesis 2ª./J. 100/2008, de rubro y contenido siguiente: “AMPARO CONTRA LEYES. PARA IMPUGNARLAS COMO SISTEMA NORMATIVO ES NECESARIO QUE CONSTITUYAN UNA VERDADERA UNIDAD. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que en vía de amparo pueden reclamarse disposiciones legales que guarden una íntima relación entre sí, aun cuando el quejoso sólo acredite el acto de aplicación de una de ellas o que se ubique en el supuesto jurídico de una sola, que lo legitima para controvertirlas de manera conjunta como un sistema normativo, al irrogarle un menoscabo en su esfera jurídica. Ahora bien, esta prerrogativa de impugnación de normas desde su sola vigencia o por virtud de un acto de aplicación de alguna de ellas, requiere que en su conjunto formen una verdadera unidad normativa, de modo que si se declara la inconstitucionalidad de una, se afecte a las demás en su sentido, alcance o aplicación; por tanto, no cualquier norma puede integrar junto con otras un sistema impugnable a través del juicio de amparo, ya que deben tener una relación directa entre sí, casi indisociable en cuanto a la materia, tema, objeto, causa, principio o fuente; de ahí que no pueda integrarse o abarcar normas que sólo hacen una mera referencia, mención o correlación con otras, sino que deban guardar correspondencia entre ellas, porque precisamente a partir de esa relación estrecha el particular puede controvertir disposiciones generales aunque no hayan sido aplicadas en su perjuicio, siendo heteroaplicativas, o desde su sola vigencia, las autoaplicativas.”
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SEGUNDO. Oportunidad. El recurso de revisión
fue interpuesto dentro del plazo legal previsto en el
artículo 86 de la Ley Amparo.3
TERCERO. Legitimación. El recurso de revisión hecho valer por
la parte quejosa fue interpuesto por persona legitimada para tal
efecto.4
CUARTO. Antecedentes. Se estima conveniente hacer una
reseña de los actos que informan el asunto.
La quejosa ejercitó la acción constitucional, señalando como
actos reclamados diversos numerales de la Ley General de Turismo
(vigente), su Reglamento (vigente), así como tres Acuerdos Generales
emitidos por el Secretario de Turismo y publicados en el Diario Oficial
de la Federación el treinta de marzo de dos mil dieciséis.
Al respecto, expuso como conceptos de violación los siguientes:
PRIMERO. La Ley General de Turismo, publicada en el Diario Oficial de la Federación el diecisiete de junio de dos mil nueve, es contraria al principio de legalidad pues impone cargas y obligaciones a los particulares pero sin precisar en forma clara los elementos necesarios para poder cumplir esos deberes, pues su texto es ambiguo. La citada norma impone obligaciones a los ―prestadores de servicios turísticos‖ pero sin precisar quiénes serán considerados como tales, aunado a que indebidamente se delega a la autoridad administrativa (Secretaría de Turismo) la facultad de señalar a los destinatarios de la norma, siendo que ello debe estar previsto en la Ley por ser un elemento necesario para el cumplimiento de los deberes ahí impuestos. La ley reclamada no señala los requisitos y exigencias para que los prestadores de servicios turísticos se clasifiquen, pero si les impone el deber clasificarse, cumpliendo los requisitos y características correspondientes; por ende, para cumplir con el deber de clasificación indicado es necesario saber cuáles son los requisitos a cumplir y que éstos se encuentren previstos en la ley.
3 La sentencia recurrida fue notificada personalmente al autorizado de la parte quejosa el siete de octubre de dos mil dieciséis (foja 209 del cuaderno de amparo), surtiendo efectos el diez siguiente, por lo que el plazo de diez días previsto en el artículo 86 de la Ley de Amparo transcurrió del once al veinticinco de octubre de la citada anualidad, descontando los días ocho, nueve, doce, quince, dieciséis, veintidós y veintitrés de ese mes y año, por haber sido inhábiles conforme a lo dispuesto en los artículos 19 de la Ley de Amparo y 163 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. De esta forma, si el escrito de expresión de agravios se recibió el veinticuatro de octubre de dos mil dieciséis (foja 47 del amparo en revisión número 103/2017), resulta que su interposición fue oportuna. 4 Toda vez que fue suscrito por **********, autorizado en términos amplios de la quejosa, a quien no le favorece la sentencia recurrida, personalidad que le fue reconocida por el Juez de Distrito mediante proveído de veintiuno de abril de dos mil dieciséis (fojas 91 a 94 del cuaderno de amparo número 689/2016).
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La Ley General de Turismo define quiénes son prestadores de servicios turísticos y qué se entiende por ese tipo de servicios; por ende, es en la propia ley que debió establecerse los servicios que serán considerados como turísticos pues las obligaciones previstas en ese ordenamiento y su reglamento están dirigidas a los prestadores de ese tipo de servicios; sin embargo esta función fue delegada a la autoridad administrativa, según lo establecido en el artículo Décimo Quinto Transitorio del Reglamento de la Ley General de Turismo. En términos del artículo Sexto Transitorio de la Ley General de Turismo, la Secretaría de Turismo contaba con el plazo de un año a partir de la entrada en vigor del decreto de publicación de ese ordenamiento, para modernizar la estructura del Registro Nacional de Turismo; asimismo, los prestadores de servicios turísticos tendría el plazo de doce meses para inscribirse a ese registro, plazo que comenzaría a correr un día después de la fecha de publicación en el Diario Oficial de la Federación de la convocatoria correspondiente. Es decir, primeramente la Secretaría de Turismo debió modernizar el Registro Nacional de Turismo y, posteriormente, emitir la convocatoria de registro correspondiente; sin embargo, ese orden no se respetó, pues el seis de julio de dos mil cinco se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento de la Ley General de Turismo, cuyos artículos Décimo Tercero y Décimo Cuarto Transitorios otorgaron a la Secretaría de Turismo un nuevo plazo de ciento ochenta días hábiles, contado a partir de la entrada en vigor de esa norma reglamentaria, para modernizar al referido Registro Nacional de Turismo, así como el plazo de noventa días hábiles a partir de la entrada en vigor de ese reglamento, para publicar en el Diario Oficial de la Federación la convocatoria de inscripción de los Prestadores de Servicios Turísticos en el citado registro. Es decir, mediante los citados preceptos transitorios de la norma reglamentaria se estableció un plazo mayor para la modernización del Registro Nacional de Turismo y para la consecuente inscripción de los Prestadores de esos servicios en tal Registro, plazos respecto de los cuales existe incertidumbre al desconocerse si realmente la estructura de ese Registro fue actualizada o no. Asimismo, el artículo 3º, fracción I, del Reglamento de la Ley General de Turismo es contrario al principio de legalidad porque establece la facultad de la Secretaría de Turismo de vigilar el cumplimiento de la Ley, su reglamento y de las ―demás disposiciones jurídicas cuyo ámbito de aplicación tenga efectos en el sector turístico‖, atribución que deja al arbitrio de la Secretaría de Turismo el determinar las disposiciones jurídicas cuyo cumplimiento debe vigilar. SEGUNDO. Las disposiciones reglamentarias reclamadas no respetan lo previsto en la Ley General de Turismo e, incluso, van más allá de esa norma, al grado de que en realidad legislan en materia de turismo, no obstante que es competencia exclusiva del Congreso de la Unión mediante un acto formal y materialmente legislativo. Si bien, cuando el Congreso de la Unión emite una ley es posible encomendar la emisión de normas administrativas generales a la autoridad administrativa, lo cierto es que no implica que tal atribución se pueda delegar, ni que la autoridad administrativa pueda legislar; sin embargo, en el caso, las normas reglamentarias, reclamadas (particularmente los numerales 93 y 94,
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fracción I, del Reglamento de la Ley General de Turismo) contienen cargas adicionales a las previstas en los artículos 46, 47, 48, 49, 50, 51 y 52 de la Ley General de Turismo, pues en esos preceptos se establece la obligación de los prestadores de servicios turísticos de renovar o actualizar cada dos años el
certificado obtenido por la inscripción en el Registro Nacional de Turismo, deber el cual no está previsto en la ley. Por su parte, el artículo 3º, fracción I, del Reglamento de la Ley General de Turismo establece la facultad de la Secretaría de Turismo de vigilar el cumplimiento de la Ley, su reglamento y de las ―demás disposiciones jurídicas cuyo ámbito de aplicación tenga efectos en el sector turístico‖, atribución que excede las facultades previstas en la ley para esa autoridad, las cuales están previstas en la fracción XIII del artículo 4º de la Ley General de Turismo; es decir, el texto reglamentario se excede de lo previsto en la ley pues permite revisar el cumplimiento no sólo de las normas oficiales mexicanas, sino de cualquier otra disposición con efectos en el sector turístico. Igualmente, el artículo 95 del Reglamento de la Ley General de Turismo excede lo previsto en la norma que reglamenta, pues ese precepto establece las causas por las cuales la autoridad administrativa podrá cancelar la inscripción de los prestadores de servicios turísticos en el Registro Nacional de Turismo, sin embargo, esa potestad no está prevista en la Ley General de Turismo; además, tal sanción es excesiva ya que es posible tanto la clausura temporal de un establecimiento en términos del numeral 69 de la ley, como la cancelación del registro correspondiente en razón de lo previsto en esa norma reglamentaria. El artículo 84, fracción VI, del Reglamento de la Ley General de Turismo faculta a la Secretaría de Turismo a imponer sanciones por las infracciones cometidas al Sistema de Clasificación Hotelera; sin embargo, en la Ley General de Turismo se establece que la clasificación es un derecho de los prestadores de servicios turísticos; por ende, la norma reglamentaria sanciona el ejercicio de un derecho y no propiamente una infracción; lo anterior, no obstante que la clasificación es obligatoria; no obstante, al no establecerse en la ley los requisitos y características para esa clasificación, entonces debe entenderse como potestativa pues se trata de una obligación imperfecta. Asimismo, el artículo 85 de la norma reglamentaria faculta a la Secretaría de Turismo a establecer el sistema de clasificación hotelera pero en términos de los numerales 57 y 58 de la ley, esa clasificación debe hacerse en los términos previstos en la propia ley; por ende, el reglamento no puede regular ese tema. Igualmente, conforme con el artículo Sexto Transitorio de la Ley General de Turismo, la Secretaría de Turismo contaba con el plazo de un año a partir de la entrada en vigor del decreto de publicación de ese ordenamiento para modernizar la estructura del Registro Nacional de Turismo mientras que los prestadores de servicios turísticos tendrían el plazo de doce meses para inscribirse a ese registro, contado a partir del día siguiente a la fecha de publicación en el Diario Oficial de la Federación de la convocatoria correspondiente; sin embargo, los artículos Décimo Tercero y Décimo Cuarto Transitorios del el Reglamento de la Ley General de Turismo
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contrarían lo previsto en el primero de los preceptos indicados pues otorgaron nuevos plazos para los efectos indicados, con lo cual es evidente que exceden lo legalmente previsto. TERCERO. El artículo 46, párrafo segundo, de la Ley General de Turismo señala que en las ―disposiciones reglamentarias‖ se establecerán las personas físicas y morales obligadas a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo; sin embargo, tal precepto delega en una norma reglamentaria la regulación y establecimiento de los servicios que se entenderán como turísticos, siendo que tal atribución —en su caso— corresponde al titular del Poder Ejecutivo y no a la Secretaría de Turismo; máxime que el artículo 42 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal no establece tal atribución en favor de la Secretaría de Turismo, con lo cual se vulnera el principio de división de poderes. Derivado de lo anterior, tanto el ―Acuerdo por el que se emite el catálogo de diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo‖, como el ―Acuerdo por el que se establece el Formato único para los Trámites del Registro Nacional de Turismo‖, publicados en el Diario Oficial de la Federación el treinta de marzo de dos mil dieciséis, son igualmente contrarios al régimen de distribución de competencias pues se traducen en la materialización del indebido ejercicio de las atribuciones competencia del legislativo o, en su caso, del titular del ejecutivo. CUARTO. El artículo 9º, fracciones II, XVII y XVIII, de la Ley General de Turismo violan los principios de distribución de competencias y división de poderes porque permiten a las entidades federativas a celebrar convenios en materia turística, facultad que distorsiona el sistema competencial porque deja al arbitrio y voluntad de los órganos gubernativos el determinar lo relativo a la materia de turismo mediante simples convenios. QUINTO. Los artículos 93 y 94, fracción I, del Reglamento de la Ley General de Turismo son contrarios a la libertad de comercio porque obligan a los prestadores de servicios turísticos a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, a efecto de poder desarrollar la actividad económica o profesión que mejor les acomode. El artículo 94, fracción I, de ese Reglamento también es contrario al derecho fundamental indicado porque obliga a sujetos como la quejosa a revalidar el certificado obtenido por la inscripción en el Registro Nacional de Turismo pues de no hacerlo, se impondrán las diversas sanciones aplicables, las cuales afectan el derecho tutelado en el artículo 5º constitucional. Igualmente, el numeral 69 de la Ley General de Turismo viola la referida libertad de comercio porque establece como sanción para los prestadores de servicios turísticos, la clausura cuando no esos sujetos no se hayan inscrito en el Registro Nacional de Turismo, sanción la cual se traduce en la imposibilidad de ejercer el trabajo, profesión o actividad deseado pues para ese efecto se impone la obligación de obtener un certificado mediante el cumplimiento de ciertos requisitos (según el numeral 48 de la Ley General de Turismo), pero sin que éstos sean debidamente identificados.
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Asimismo, el artículo 85 del Reglamento de la Ley General de Turismo es violatorio de la libertad de comercio y trabajo pues tal precepto faculta a la Secretaría de Turismo a establecer un Sistema de Clasificación Hotelera integrado al Registro Nacional de Turismo; es decir, los establecimientos dedicados
al hospedaje deberán, adicionalmente, cumplir con ese sistema de clasificación ya que de no hacerlo, serán acreedores a sanciones como la clausura o cancelación del registro, con lo cual se les impide el ejercicio de sus actividades. SEXTO. El Secretario de Turismo carece de facultades para determinar a los destinatarios de la Ley General de Turismo y su reglamento pues al tratarse de un elemento esencial de la obligación, corresponde al legislador establecer los sujetos que se consideran prestadores de servicios turísticos. Además, conforme con los artículos 42 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y 8º del Reglamento Interior de la Secretaría de Turismo, el titular de esa dependencia no está facultado para ese efecto. Similar situación acontece respecto del Director General de Certificación Turística pues tal autoridad carece de atribuciones para operar el Registro Nacional de Turismo ya que no existe norma legal que otorgue esa potestad a tal autoridad.
Al analizar los resumidos motivos de disenso, el Juez de Distrito
resolvió, esencialmente, lo siguiente:
• Por cuanto hace a los artículos 3º, fracciones XI y XVIII, 4º, fracciones XII y XIII y 46 de la Ley General de Turismo; numerales 3º, fracción I, 84, fracciones II, III, V y VI, y 85 del Reglamento de dicha legislación; así como los puntos Primero, Segundo, fracción VIII y Tercero, fracción IX, del “Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”, determinó sobreseer en el juicio, al actualizarse la causa de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XII, de la Ley de Amparo.
Lo anterior en la medida en que dichas porciones normativas no imponen una obligación a cargo de la quejosa, que derive de la sola vigencia de los Acuerdos Generales impugnados, sino que su contenido es meramente de naturaleza declarativa. Así, debido a que no se acreditaba la afectación que los referidos numerales causaron en la esfera jurídica de la impetrante de amparo, ésta adolecía de interés jurídico para controvertir su regularidad constitucional.
• Asimismo, respecto de los artículos 69 y 70 de la Ley General de Turismo; numerales 95, fracciones II y III, Décimo Primero y Décimo Sexto Transitorio, del Reglamento de la ley en comento; punto Tercero Transitorio del “Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios
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turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”; Apartado A, artículo Cuarto, Apartado B, artículo Sexto y Décimo Primero, Apartado C, artículo Décimo Cuarto, Apartado E, numerales Décimo Sexto y Décimo Séptimo y Apartado H, del “Acuerdo por el que se emite la Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional de Turismo dirigida a los prestadores de servicios turísticos”, determinó sobreseer en el juicio en términos de la causa de improcedencia contenida en el numeral 61, fracción XII, de la Ley de Amparo. Debido a que el operador jurisdiccional estimó que la normas legales referidas son de carácter heteroaplicativo; empero, la sola vigencia de los Acuerdos Generales combatidos no vinculan a la quejosa en las hipótesis legales y reglamentarias que se tildan de inconstitucionales; así, no se advertía una afectación en su esfera jurídica, en tanto es necesario un acto particular de aplicación. El Juez de Distrito consideró lo anterior, al sostener que los artículos reclamados únicamente prevén distintas sanciones generadas por el incumplimiento a la obligación de inscribirse en el Registro Nacional de Turismo en los plazos señalados; incluso, que también dichos enunciados normativos contemplan lo relativo a las causas de cancelación de la inscripción relatada, la actualización y rectificación de datos proporcionados al citado Registro. Por tanto, al tenor de dicha aseveración, indicó que para la actualización de las hipótesis legales descritas era necesaria la presencia de un acto de aplicación, como lo es el cumplimiento o no de la obligación de inscripción alegada, así como la imposición de las multas relativas; sin embargo, de los autos del juicio no se advertía la presencia de una individualización de esas normas, razón por la que no se corroboraba la falta de perjuicio acaecida en la esfera jurídica de la quejosa.
• En ese contexto, al continuar con el análisis de causas de improcedencia, el Juez federal también consideró que por lo tocante a los artículos 7º, fracciones V y XIV, 9º, fracciones XVII y XVIII, 11, 47, 49, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 60 y Cuarto Transitorio de la Ley General de Turismo; preceptos 2º , fracción XV, 3º, fracciones III y VIII, 4º, fracciones VI, VII y IX, 8º, 18, 23, fracción I, 38, 43, 63, fracciones I y II, 66, fracción II, 73, 74, 75, 77, 78, 79, 86, 88, fracciones I, II y III, 89, 90, fracciones II, III, IV y VII, 92, 99, 102, 105, 106, 113 y Décimo, Décimo Quinto, Décimo Séptimo y Décimo Noveno del Reglamento de la Ley General de Turismo; Anexo Único (con excepción de la definición de hospedaje) del “Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”; Apartado A, artículo Primero y Segundo del “Acuerdo por el que se emite la Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional de Turismo dirigida a los prestadores de servicios turísticos”; así como el numeral Único y el Anexo, ambos del “Acuerdo por el que se establece el Formato Único para los trámites del registro Nacional de Turismo”; se actualiza la hipótesis prevista en el artículo 61, fracción XXII, en relación con el diverso 108, fracción XII, de la Ley de Amparo.
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En efecto, estimó lo anterior debido a que la recurrente no esgrimió concepto de violación alguno contra el contenido de dichas porciones normativas; de ahí que debía sobreseerse en el juicio respecto de los aludidos preceptos legales.
• Es importante destacar, que el Juez de Distrito consideró que si bien la quejosa impugnó dichos numerales como un sistema normativo, lo cierto es que en la especie, no se estaba frente a una unidad jurídica, en tanto que regulan el trámite de las obligaciones y sanciones y se contemplan definiciones, no se advertía que fueran indisociables.
• Desvirtuó la causa de improcedencia alegada por el Secretario de Turismo, respecto de los artículos 48, 57, fracciones II, IV y VI, 58, fracciones II, V, VI, X, y Sexto Transitorio de la Ley General de Turismo; así como los numerales 76, 83, 93, 94, fracción I, Décimo Tercero y Décimo Cuarto Transitorio del Reglamento de la Ley General de Turismo; al considerar que sí imponen obligaciones a cargo de los prestadores de servicios turísticos (obtención de una clasificación, inscribirse al Registro Nacional de Turismo, obtener el certificado, renovarlo y ratificación de datos), que se actualizaron con el contenido de los Acuerdos Generales impugnados.
Ante lo cual, al ser dichos numerales de actualización incondicionada, no era posible considerar actualizada la causa de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XII, de la Ley de Amparo.
• Por otra parte, contrario a lo afirmado por el Presidente de la República y el Secretario de Turismo, la parte quejosa sí esgrimió al menos un concepto de violación para desvirtuar la constitucionalidad de los artículos 48, 57, fracciones II, IV y VI, 58, fracciones II, V, VI, X y Sexto Transitorio, de la Ley General de Turismo; numerales 76, 83, 93, 94, fracción I, Décimo Tercero y Décimo Cuarto Transitorios de su Reglamento; artículo Cuarto Transitorio del “Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”; Apartado B, artículo Décimo Primero del “Acuerdo por el que se emite la Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional de Turismo”; por lo que no era procedente decretar el sobreseimiento relativo.
• Una vez efectuado el estudio de las causas de improcedencia, el Juez de Distrito se avocó al análisis del fondo del asunto, estableciendo que contrario a lo argüido por la quejosa, las normas cuestionadas no transgreden los derechos de seguridad jurídica y legalidad, en tanto que del contenido de los numerales 3º, fracciones XI, y XVII, 4º, fracción XII y XIII, 46, 48, 57, fracciones II, IV y VI, 58, fracciones II, V, VI, X y Sexto Transitorio de la Ley General de Turismo; así como los artículos 3º, fracción I, 76, 83, 84, fracciones II, III, V y VI, 85, 87, 93, 94, fracción I, y Décimo Tercero y Décimo Cuarto Transitorios,5 se desprende lo siguiente:
5 Se estima imperativo señalar que en este párrafo, los artículos resaltados –con negritas–, constituyen las porciones normativas que no fueron materia de sobreseimiento.
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o Se advierte lo que debe entenderse por los conceptos de ―prestador de servicios turísticos‖ y ―servicios turísticos‖.
o Dentro de las atribuciones del Ejecutivo Federal, destaca la relativa a establecer la regulación para la clasificación de los establecimientos hoteleros y de hospedaje; así como las sanciones (tipo y monto) del incumplimiento o violación a las disposiciones en materia turística.
o Se define que el Registro Nacional de Turismo es el catálogo
público de prestadores de servicios turísticos en el país, constituyendo el mecanismo por el que las autoridades pueden contar con información sobre los servicios en el ramo a nivel nacional, con el objeto de conocer mejor el mercado y establecer comunicación con las empresas.
o Que a través de las disposiciones reglamentarias se determinarán a
las personas físicas y morales que deben inscribirse en el Registro de mérito.
o Se prevé como derecho de los prestadores de servicios turísticos
aparecer en el Registro aludido; a obtener la clasificación en términos de la Ley General de Turismo; a recibir los beneficios que otorga la inscripción; así como la obligación de los prestadores de servicios turísticos de obtener el registro mencionado y actualizar sus datos.
o La Secretaría de Turismo tiene la atribución de vigilar el
cumplimiento de las normas regulatorias del sector turístico.
o Vigencia de la inscripción en el Registro Nacional de Turismo, plazo para obtener la renovación y la obligación de otorgar los servicios que comprendan su clasificación.
o En el catálogo de servicios turísticos se advierte lo que debe
entenderse por hospedaje.
El Juzgador federal desestimó los argumentos de la quejosa relativos a la i) existencia de contradicción entre el dispositivo legal que prevé el derecho de obtener la inscripción al Registro Nacional de Turismo y, por otra parte, que se contemple como obligación; ii) que no se delimita qué debe entenderse por prestadores de servicios turísticos‖ y ―servicios turísticos‖; iii) que la obligación de especificar tal aspecto corresponde en exclusiva al Congreso de la Unión; iv) que debía modernizarse –primero– la estructura del registro y, después, emitirse la Convocatoria Nacional de Inscripción; v) no existe definición sobre ―sector turístico‖; vi) que en la Ley General de Turismo no se prevé la existencia del sistema de clasificación hotelera, pero sí se establece la facultad de sancionar a quienes incumplan esa exigencia. Lo anterior, debido a que:
o Si bien la Ley General de Turismo no contiene una lista que precise los servicios que deben contemplarse como turísticos, lo cierto es que en el artículo 3º, fracciones XI, XVIII y XX, se define lo que
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debe entenderse como “prestador de servicios turísticos”, “servicios turísticos” y “turista”; de modo que a partir de esos elementos normativos, sí es posible conocer a los destinatarios de la Ley en comento, en el entendido que se prevén las bases mínimas que permiten conocer a quiénes va dirigido su
contenido.
o En torno a la alegada contradicción normativa, el Juez federal consideró infundado el planteamiento, ya que la quejosa partía de una premisa inexacta, en virtud que confundía el significado del vocablo “inscripción” con el de “aparecer”.
Respecto del primero de los citados, se entiende como el apuntar el nombre de una persona en un registro o documento; mientras que por el segundo, se refiere a dejarse ver o hallarse; motivo por el cual es patente que no significan lo mismo, en la medida que es obligación del particular el obtener la inscripción en el Registro Nacional de Turismo y, a su vez, el derecho de darse a conocer en éste.
o Dicha consideración aplica igualmente por cuanto hace a la contradicción entre el derecho a obtener la clasificación correspondiente y la obligación de cumplir con las características relativas a ésta; puesto que tales directrices son complementarias, ya que una vez que el prestador del servicio turístico adquiera la clasificación hotelera respectiva (artículo 2º, fracción XV, del Reglamento de la Ley General de Turismo), éste tiene la exigencia de continuar con las características y requisitos propios de la clasificación obtenida.
o Por su parte, que las normas reglamentarias impugnadas no transgreden el principio de facultad reglamentaria, puesto que es en la Ley General de Turismo (artículo 4º, fracción XII) donde se establece la atribución a cargo del Ejecutivo Federal de regular lo concerniente al Sistema de Clasificación Hotelera, por lo que en el Reglamento respectivo se desarrolló su implementación y objetivos; de ahí que no se rebase el contenido de la ley primigenia sino que las normas reglamentarias la complementan.
o Que de acuerdo al artículo 4º, fracción XIV, de la Ley General de
Turismo, la Secretaría de Turismo sí tiene la atribución de imponer sanciones por el incumplimiento a las disposiciones en materia turística.
o No existe violación al principio de división de poderes, en tanto que
el Congreso de la Unión no delegó una facultad a la Secretaría de Turismo relativa a determinar los sujetos a quienes va dirigida la Ley General de Turismo, sino que el legislador federal fue quien mediante una cláusula habilitante concedió a la mencionada Secretaría la atribución para emitir un Acuerdo de Observancia General para para cumplir con tal cometido; de modo que si en el artículo 47 de la citada legislación prevé la competencia de la Secretaría de mérito para regular y coordinar la operación del Registro Nacional de Turismo, es inconcuso que no se transgredió el principio constitucional en cuestión.
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El Tribunal Colegiado del conocimiento, al conocer del recurso
de revisión, determinó que en el caso concreto, no se advertía la
actualización de alguna causa de improcedencia; además, sostuvo
que el sobreseimiento decretado por el Juez federal quedaba firme, en
tanto que la parte quejosa no esgrimió agravio alguno tendiente a
desvirtuarlo.
Asimismo, el órgano colegiado estimó que si la quejosa
solamente expresó manifestaciones dirigidas a atacar a las
consideraciones del fondo del asunto, es este Alto Tribunal quien debe
resolver respecto de los temas de constitucionalidad planteados.
QUINTO. Agravios. Los argumentos que a título de agravios
hace valer la recurrente, consisten –esencialmente– en lo siguiente:
Primer agravio. El Juez de Distrito no analizó debidamente el concepto de violación en el cual se adujo la vulneración del principio de separación de poderes y de la facultad reglamentaria pues lo expuesto en la demanda fue que los artículos 46 de la Ley General de Turismo, Décimo Quinto Transitorio de su Reglamento y el ―Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo‖ son inconstitucionales porque permiten a una autoridad administrativa regular y establecer los elementos fundamentales de las leyes; sin embargo, la A Quo analizó otros aspectos que no fueron materia de reclamo, como lo es la potestad de la Secretaría de Turismo para emitir normas generales, o la facultad reglamentaria del Ejecutivo Federal. La facultad delegada al Secretario de Turismo para establecer quiénes serán considerados sujetos específicos de las obligaciones contenidas en la Ley General de Turismo, rebasa la facultad reglamentaria y el principio de división de poderes pues tal potestad no se traduce en el dictado de reglas técnico–operativas, sino en el establecimiento de un elemento (sujetos) indispensable para cumplir las obligaciones previstas en la ley, el cual sólo puede ser definido por el propio legislador; sin embargo, las normas reclamadas permiten que sea una autoridad diferente del órgano legislativo quien determine en forma precisa a los sujetos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo. Incluso, si la juzgadora concluyó que es correcto que la autoridad administrativa determine uno de los elementos indispensables de la obligación como lo es el determinar los sujetos, entonces debió exponer las razones particulares, causas inmediatas y circunstancias especiales que apoyen la conclusión alcanzada. En apoyo a lo anterior, se citó la tesis aislada emitida por la Segunda Sala de rubro siguiente: “LEYES Y REGLAMENTOS, DIFERENCIA ENTRE
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LOS‖ 6 así como la sostenida por el Pleno de este Alto Tribunal, de rubro: ―EQUIDAD Y GENERALIDAD DE UNA LEY. DIFERENCIAS‖7.
Segundo agravio. La A Quo consideró que la Ley General de Turismo establece las bases para la clasificación hotelera pues así se obtiene del artículo 86 de su reglamento. Tal conclusión es incorrecta porque el concepto de violación se analizó en forma indebida dado que la quejosa adujo era en la propia ley donde debían establecerse las bases para hacer esa clasificación pues en los artículos 57, fracción IV y 58, fracción X, de la Ley General en comento se establecen algunos lineamientos para tal efecto; sin embargo, esto no ocurrió pues la ley no establece bases claras para ese fin y, no obstante, es una norma diferente y de menor jerarquía la que regula aspectos no delimitados en la ley. También es incorrecta la conclusión de la A Quo en cuanto a que el artículo 86 del Reglamento de la Ley General de Turismo establece las bases para la clasificación hotelera; esto porque tal norma sólo establece los objetivos que deben tener los lineamientos para el sistema de clasificación hotelera, sin que ello implique que se delimiten a la autoridad administrativa las bases para regular el sistema de clasificación hotelera. Además, ese precepto reglamentario rebasa lo previsto en la Ley General de Turismo ya que tal norma claramente señala que las bases para ese efecto serán establecidas en la propia ley; por lo cual ese precepto reglamentario no puede contener las bases para la clasificación hotelera.
Tercer agravio. En la sentencia recurrida existe una omisión de estudio porque en el primer concepto de violación se adujo la violación a las garantías de legalidad y seguridad jurídica porque los artículos 4º, fracción XII, 57, fracción IV y 58, fracciones X, de la Ley General de Turismo porque imponen cargas y obligaciones a los particulares, pero sin precisar en forma clara los elementos necesarios para poder cumplir esos deberes, pues su texto es ambiguo y que se delega a la Secretaría de Turismo la facultad de señalar a los destinatarios de la norma, siendo que ello debe estar previsto en la ley por ser un elemento necesario para el cumplimiento de los deberes ahí impuestos, aunado a que la Ley General de Turismo no señala los requisitos y exigencias para que los prestadores de servicios turísticos se clasifiquen, pero si les impone el deber clasificarse; por ende, para cumplir con el deber de clasificación indicado es necesario saber cuáles son los requisitos a cumplir y que éstos se encuentren previstos en la ley. No obstante, de la lectura del fallo de garantías no se advierte algún pronunciamiento sobre esos temas y, derivado de ello, la recurrente insiste en los agravios que, a su parecer, no fueron analizados. Finalmente, la recurrente afirma que en el apartado de antecedentes de la demanda de amparo, la quejosa hizo valer la transgresión al derecho de igualdad a causa de que el artículo 4º, fracción XII, del Reglamento de la Ley General de Turismo porque en forma injustificada se impone a quienes
6 Semanario Judicial de la Federación; Quinta Época; 326948; Segunda Sala; Tomo LXXII; Pág. 6716; Tesis Aislada(Constitucional) 7 Semanario Judicial de la Federación; Séptima Época; 232709; Pleno; Volumen 103-108; Primera Parte; Pág. 152; Tesis Aislada (Constitucional).
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prestan el servicio de hospedaje la obligación de integrar un catálogo, no obstante que existen otros prestadores de servicios turísticos a quienes no se les establece ese deber, por lo que es injustificado que a un solo giro de los dieciocho que componen los diversos tipos de prestadores de servicios turísticos se les imponga tal obligación.
SEXTO. Análisis respecto de la actualización de una causa
de improcedencia. Antes de abordar el estudio de los agravios
hechos valer por la quejosa en torno al estudio de fondo realizado por
el Juez de Distrito sobre la constitucionalidad de los preceptos de la
Ley General de Turismo impugnados, esta Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación advierte una inexactitud
vinculada a la procedencia del presente juicio de amparo.
En efecto, debe tenerse presente que los Puntos Tercero,
Cuarto, fracción I, incisos A) y B), Noveno, fracciones I, II, III, IV, y V y
Décimo, del Acuerdo General Plenario 5/2013, publicado en el Diario
Oficial de la Federación el trece de mayo de dos mil trece, relativo a la
determinación de los asuntos que el Pleno conservará para su resolución
y el envío de los de su competencia originaria a las Salas y a los
Tribunales Colegiados de Circuito, establecen lo siguiente:
“TERCERO. Las Salas resolverán los asuntos de su competencia originaria y los de la competencia del Pleno que no se ubiquen en los supuestos señalados en el Punto precedente, siempre y cuando unos y otros no deban ser remitidos a los Tribunales Colegiados de Circuito.” “CUARTO. De los asuntos de la competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con las salvedades especificadas en los Puntos Segundo y Tercero de este Acuerdo General, corresponderá resolver a los Tribunales Colegiados de Circuito: I. Los recursos de revisión en contra de sentencias pronunciadas por los Jueces de Distrito o los Tribunales Unitarios de Circuito, cuando: A) No obstante haberse impugnado una ley federal o un tratado internacional, por estimarlos directamente violatorios de un precepto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, o se hubiere planteado la interpretación directa de uno de ellos, en la sentencia recurrida no se hubiere abordado el estudio de esas cuestiones por haberse sobreseído en el juicio o habiéndose pronunciado sobre tales planteamientos, en los agravios se hagan valer causas de improcedencia. Lo anterior se concretará sólo cuando el sobreseimiento decretado o los agravios planteados se refieran a la totalidad de los quejosos o de los preceptos impugnados, y en todos aquellos asuntos en los que la materia de la revisión no dé lugar a que, con independencia de lo
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resuelto por el Tribunal Colegiado de Circuito, deba conocer necesariamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación; B) En la demanda se hubiere impugnado una ley local,
un reglamento federal o local, o cualquier disposición de observancia general, salvo aquéllos en los que el análisis de constitucionalidad respectivo implique fijar el alcance de un derecho humano previsto en tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, respecto del cual no exista jurisprudencia del Pleno o de las Salas de este Alto Tribunal, sin menoscabo de que la Sala en la que se radique el recurso respectivo determine que su resolución corresponde a un Tribunal Colegiado de Circuito; (…)”. “NOVENO. En los supuestos a que se refiere el inciso A) de la fracción I del Punto Cuarto del presente Acuerdo General, el Tribunal Colegiado de Circuito procederá en los términos siguientes: I. Verificará la procedencia de los recursos de revisión, así como de la vía y resolverá, en su caso, sobre el desistimiento o la reposición del procedimiento; II. Abordará el estudio de los agravios relacionados con las causas de improcedencia del juicio y, en su caso, examinará las formuladas por las partes cuyo estudio hubieren omitido el Juez de Distrito o el Magistrado Unitario de Circuito, así como las que advierta de oficio; III. De resultar procedente el juicio, cuando el asunto no quede comprendido en los supuestos de competencia delegada previstos en el Punto Cuarto, fracción I, incisos B), C) y D), de este Acuerdo General, el Tribunal Colegiado dejará a salvo la jurisdicción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y le remitirá los autos, sin analizar los conceptos de violación expuestos, aun los de mera legalidad; IV. Si el problema de fondo es de la competencia del Tribunal Colegiado conforme a este acuerdo, examinará, primero, el problema de inconstitucionalidad de leyes planteado en la demanda y, en su caso, el de mera legalidad, y V. Si al conocer de un amparo indirecto en revisión algún Tribunal Colegiado de Circuito establece jurisprudencia sobre la inconstitucionalidad de una norma general no tributaria, en ejercicio de la competencia delegada por este Alto Tribunal, lo comunicará por escrito al Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.” “DÉCIMO. En los casos previstos en los incisos B), C) y D) de la fracción I, así como en las fracciones II y III del Punto Cuarto del presente Acuerdo General, los Tribunales Colegiados de Circuito resolverán en su integridad las cuestiones de improcedencia, de fondo y de cualquier naturaleza que, en su caso, se presenten.”
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De los referidos enunciados normativos se desprende que los
Tribunales Colegiados de Circuito, antes de remitir un expediente en el
que sea competente esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, de
acuerdo con los artículos 10 y 21 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
de la Federación, deberán verificar la procedencia de los recursos, así
como la vía de éstos y, en su caso, estudiar los aspectos relacionados
con el desistimiento o la reposición del procedimiento.
Asimismo, se establece que dichos órganos colegiados tienen la
obligación de analizar las causas de improcedencia hechas valer en
los agravios y aquéllas que no hayan sido estudiadas por el Juez de
Distrito o Magistrado Unitario de Circuito, así como las que se
adviertan de modo oficioso; todo con la finalidad de que este Alto
Tribunal se ocupe de examinar únicamente las cuestiones
propiamente constitucionales.
Es decir, deben limitarse a depurar las cuestiones de
improcedencia para estar en condiciones de enviar el asunto de que
se trate a este Tribunal Constitucional; en principio, debe respetarse lo
resuelto por aquéllos tratándose de aspectos de procedencia, en la
medida en que se constituyen como órganos terminales de decisión.
No obstante lo anterior, pueden presentarse supuestos en los
que el pronunciamiento del Tribunal Colegiado del conocimiento sobre
los aspectos de procedencia involucren elementos relacionados con el
fondo del asunto, o incluso, las decisiones adoptadas sobre esa
temática impacten toralmente al estudio de constitucionalidad –materia
de este Alto Tribunal–, a grado tal que resulta inexcusable evaluar el
análisis de las causas de improcedencia alegadas por las partes o
advertidas de oficio por los órganos de amparo que previenen en el
conocimiento del juicio (dado el orden público que reviste a ese
estudio); máxime que aquéllos no pueden fijar criterios que rebasen la
competencia delegada que se les confirió, ni mucho menos vincular al
Máximo Tribunal de justicia del país a pronunciarse sobre un tema de
constitucionalidad cuya improcedencia no haya sido advertida
previamente por aquéllos.
Ilustra lo anterior la tesis 2ª. XXIV/2015, de rubro y contenido
siguiente:
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“REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. SI AL EJERCER SU COMPETENCIA DELEGADA LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO DESESTIMAN ALGUNA CAUSA DE IMPROCEDENCIA QUE INVOLUCRE EL ESTUDIO DEL FONDO DEL ASUNTO O LOS EFECTOS
DE UNA POSIBLE CONCESIÓN DE LA PROTECCIÓN FEDERAL, TAL DECISIÓN NO VINCULA A LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Como consecuencia de los diversos acuerdos generales para delegar en los Tribunales Colegiados de Circuito, entre otras, la facultad para analizar las causas de improcedencia de los juicios de amparo indirecto en revisión de la competencia originaria de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, esos órganos jurisdiccionales deben limitarse a depurar las cuestiones de improcedencia y, en su caso, remitir el asunto a este Alto Tribunal para la resolución de fondo procedente; supuesto en el cual, en principio, debe respetarse lo resuelto por aquéllos, porque en los aspectos de procedencia se erigen como órganos terminales de decisión. No obstante, cuando las razones ofrecidas por los Tribunales Colegiados de Circuito para desestimar las cuestiones de improcedencia involucren pronunciamientos sobre el fondo del asunto, no hay obstáculo para estudiar de nueva cuenta la procedencia del juicio, particularmente los razonamientos relacionados con la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos reclamados, pues tales órganos no deben fijar criterios que rebasen la competencia delegada que les fue conferida, ni vincular al Máximo Tribunal a estudiar los conceptos de violación, con base en una sentencia previa que implícita o explícitamente dispuso respecto de la concesión del amparo o los efectos que a ésta deben darse.”8
Sobre el particular, no debe soslayarse el hecho de que a pesar
de la inatacabilidad que en principio opera en las decisiones de
procedencia determinadas por el Tribunal Colegiado, tal circunstancia
no representa un obstáculo para esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación de analizar –de ser necesario– las causas de improcedencia
advertidas en determinado asunto sometido a su jurisdicción; en la
medida que se trata de una cuestión de orden público y de estudio
preferente al análisis de fondo –constitucionalidad o
convencionalidad–, habida cuenta que resultaría un contra sentido
realizar el pronunciamiento que este Alto Tribunal tiene a su encargo,
en menoscabo de la procedencia del referido juicio constitucional.
Ahora, la anterior regla es aplicable en cualquier estado del juicio
hasta en tanto no se emita sentencia ejecutoria, de modo que debe
imperar la obligación de examinar su procedencia, especialmente
tratándose de la actualización de causas de improcedencia que se
vinculen con el estudio de la regularidad constitucional de las normas
generales impugnadas.
8 Consultable en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, libro 7, abril de 2015, tomo I, página 841.
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En ese sentido, si bien el artículo 93, fracción III, de la Ley de
Amparo, prevé que el tribunal revisor puede analizar de oficio las
causas de improcedencia desestimadas por el Juez de Distrito,
siempre que los motivos sean diversos a los considerados en primera
instancia; lo cierto es que dicha porción normativa no debe entenderse
de manera limitativa, pues su contenido abona a la idea de que la
procedencia puede examinarse bajo supuestos diversos que no
únicamente involucran a las hipótesis apreciadas por el juzgador de
primer grado, sino también a los motivos susceptibles de actualizar
esas hipótesis, lo que en realidad implica que, no obstante que la
operadora jurisdiccional haya tenido por actualizada o desestimada
determinada improcedencia, bien puede abordarse su estudio bajo un
matiz distinto que sea generado por diversa causa constitucional, legal
o jurisprudencial, o tratándose de la misma causa pero atendiendo a
un motivo diverso; por tanto, es dable e incluso obligatorio que se
aborden por el revisor, en la inteligencia que tal circunstancia cobra
mayor relevancia en esta instancia cuando atañe directamente a la
cuestión propiamente constitucional sobre la cual debe emitir su
decisión este Alto Tribunal.
El Secretario de Turismo al rendir el informe justificado alegó que
respecto de los numerales 48, 57, fracciones II, IV y VI, 58, fracciones
II, V, VI, X y Sexto Transitorio de la Ley General de Turismo; así como
los artículos 76, 83, 93, 94, fracción I, Décimo Tercero y Décimo
Cuarto Transitorios del Reglamento de la Ley General de marras, se
actualizaba la hipótesis prevista en el artículo 61, fracción XII, de la
Ley de Amparo, debido a que se tratan de enunciados normativos de
carácter heteroaplicativo, sin que existiera condición que permita su
impugnación.
En ese sentido, el Juez de Distrito desestimó la relatada causa
de improcedencia, al considerar que los artículos referidos sí imponen
diversas obligaciones a cargo de la impetrante de amparo, las cuales
se materializaron a través de los Acuerdos Generales publicados el
treinta de marzo de dos mil dieciséis en el Diario Oficial de la
Federación; en la medida que con su entrada en vigor se tornó exigible
a la quejosa cumplir con las obligaciones relativas a su inscripción en
el Registro Nacional de Turismo, obtener el certificado de prestador de
servicios turísticos, renovarlo cada dos años, rectificar sus datos y
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documentos, así como actualizarlos; sin que sea
necesario un acto de aplicación posterior
Como se advierte, el operador jurisdiccional
arribó a la conclusión que los artículos 48, 57, fracciones II, IV y VI, 58,
fracciones II, V, VI, X y Sexto Transitorio de la Ley General de
Turismo; así como los numerales 76, 83, 93, 94, fracción I, Décimo
Tercero y Décimo Cuarto Transitorios de su Reglamento, en general,
regulan aspectos vinculados directamente con el Registro Nacional de
Turismo, las obligaciones a cargo de los particulares con motivo de la
exigencia de todo prestador de servicios turísticos a formar parte de
dicho sistema de información.
En otras palabras, el Juez federal estableció que las porciones
normativas señaladas en el párrafo anterior versan –en su conjunto–
sobre elementos propios del Registro Nacional de Turismo y, bajo ese
contexto, las obligaciones ahí impuestas se materializaron con la
entrada en vigor de los Acuerdos Generales impugnados, por lo que
en autos se acreditó el interés jurídico para combatir los enunciados
jurídicos en cuestión.
Sobre esas bases, esta Segunda Sala estima que contrario a lo
afirmado por el Juez de Distrito, no todos los artículos señalados en
este apartado regulan la integración e implementación del Registro
Nacional de Turismo, ni mucho menos prevén obligaciones relativas a
la inscripción a dicho sistema de información en materia turística,
debido a que el contenido de los numerales 57, fracción IV y 58,
fracción X, de la Ley General de Turismo son tendientes a normar
las exigencias generadas por un diverso mecanismo de compilación
de datos, dirigido en particular a los establecimientos hoteleros y de
hospedaje.
Para avalar la certeza de esa afirmación, resulta necesario
indicar que la quejosa esgrimió motivos de inconformidad enderezados
a desvirtuar la constitucionalidad de preceptos legales en donde se
prevén dos mecanismos de información en materia de turismo, a
saber, el Registro Nacional de Turismo y el Sistema de
Clasificación Hotelera, los cuales tienen características distintas
entre sí y, además, se dirigen a diferentes prestadores de servicios.
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A fin de corroborar tal aserto, debe acudirse al contenido de los
preceptos legales –reclamados– que versan sobre la implementación
del Registro Nacional de Turismo:
LEY GENERAL DE TURISMO “Artículo 46. El Registro Nacional de Turismo, es el catálogo público de prestadores de servicios turísticos en el país, el cual constituye el mecanismo por el que el Ejecutivo Federal, los Estados, Municipios y el Distrito Federal, podrán contar con información sobre los prestadores de servicios turísticos a nivel nacional, con objeto de conocer mejor el mercado turístico y establecer comunicación con las empresas cuando se requiera. En las disposiciones reglamentarias se establecerán todas aquellas personas físicas y morales obligadas a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo.” “Artículo 47. Corresponde a la Secretaría regular y coordinar la operación del Registro Nacional de Turismo, el cual será operado por los Estados, los Municipios y el Distrito Federal.” “Artículo 48. La inscripción al Registro Nacional de Turismo será obligatoria para los prestadores de servicios turísticos, quienes deberán cumplir con la información que determine el Reglamento. Los prestadores de servicios turísticos, a partir de que inicien operaciones, contarán con un plazo de treinta días naturales para inscribirse al Registro Nacional de Turismo”
“Artículo 49. El Registro Nacional de Turismo deberá operar bajo el principio de máxima publicidad, por lo que la información contenida o que se desprenda del mismo deberá estar disponible al público en general, en la forma y términos que determine la Secretaría, con excepción de aquellos datos que en términos de la Ley, sean de carácter confidencial.” “Artículo 51. La base de datos del Registro Nacional de Turismo quedará bajo la guarda de la Secretaría, siendo responsabilidad de las autoridades de los Estados, Municipios y el Distrito Federal, constatar la veracidad de la información que proporcionen los prestadores de servicios turísticos.” “Artículo 52. La Secretaría expedirá a los prestadores inscritos en el Registro el certificado correspondiente, con el cual se acredite su calidad de prestadores de servicios turísticos.” “Artículo 57. Los prestadores de servicios turísticos tendrán los siguientes derechos: (…) II. Aparecer en el Registro Nacional de Turismo; (…) VI. Recibir los beneficios que se les otorgue, por inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, y (…)”
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“Artículo 58. Son obligaciones de los prestadores de servicios turísticos: (…) V. Inscribirse en el Registro Nacional de Turismo y actualizar los datos oportunamente;(…)”
“Artículo 69. Los prestadores que no se inscriban en el Registro Nacional de Turismo en los plazos señalados por esta Ley, serán sancionados con multa que podrá ir de quinientos hasta mil quinientos días de salario mínimo vigente en el Distrito Federal. En caso de que el prestador de servicios turísticos persista en su conducta, la autoridad competente podrá imponer clausura temporal del establecimiento correspondiente, la cual se levantará veinticuatro horas después de que el prestador de servicios turísticos de que se trate quede debidamente inscrito en el Registro Nacional de Turismo. Los prestadores de servicios turísticos que omitan información o proporcionen información inexacta a las autoridades competentes, para su inscripción al Registro Nacional de Turismo, serán requeridos para que en un término de cinco días hábiles proporcione o corrija la información solicitada en el Registro. En caso de que el prestador de servicios turísticos haga caso omiso del requerimiento, se hará acreedor a una multa que podrá ir de doscientos hasta quinientos días de salario mínimo vigente en el Distrito Federal. Si la conducta persiste, la autoridad competente podrá imponer clausura temporal del establecimiento correspondiente, la cual se levantará veinticuatro horas después de que el prestador de servicios turísticos de que se trate quede debidamente inscrito en el Registro Nacional de Turismo.” ARTÍCULOS TRANSITORIOS DE LA LEY GENERAL DE TURISMO “SEXTO. La Secretaría de Turismo deberá modernizar la estructura del Registro Nacional de Turismo, para lo cual contará con un plazo de un año, contado a partir de la entrada en vigor del presente Decreto. La Secretaría, de manera coordinada con los Gobiernos locales, municipales y del Distrito Federal, deberá establecer los mecanismos que permitan la inscripción al Registro Nacional de Turismo, con el objeto de que los prestadores cuenten con las facilidades necesarias para llevar a cabo los trámites correspondientes. Concluido el proceso de modernización del Registro Nacional de Turismo, la Secretaría, deberá publicar en el Diario Oficial de la Federación la convocatoria nacional de inscripción al Registro Nacional de Turismo dirigida a los prestadores de servicios turísticos. Los prestadores de servicios turísticos contarán con un término de doce meses para inscribirse al Registro Nacional de Turismo, que
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comenzará a correr un día después de la fecha en que se publique en el Diario Oficial de la Federación la convocatoria correspondiente. Una vez transcurrido dicho plazo para efectos de la inscripción se estará a lo establecido en el presente decreto.” REGLAMENTO DE LA LEY GENERAL DE TURISMO “Artículo 83. Los Prestadores de Servicios Turísticos están obligados a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, de conformidad con el artículo 48 de la Ley.” “Artículo 84. La Secretaría, en materia del Registro Nacional de Turismo, tiene las siguientes facultades: (…) II. Expedir certificados de Prestador de Servicios Turísticos;
III. Cancelar la inscripción de los Prestadores de Servicios Turísticos por las causas establecidas en la Ley y el presente Reglamento; (…)” “Artículo 87. El titular de la Secretaría emitirá, mediante Acuerdos que deberán publicarse en el Diario Oficial de la Federación: I. El catálogo de los diferentes Servicios Turísticos cuyos Prestadores de Servicios Turísticos estén obligados a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, el cual deberá actualizarse de conformidad con las variaciones del mercado, y (…)” “Artículo 88. La Secretaría podrá celebrar convenios de coordinación con los Estados, Municipios y el Distrito Federal, con el objeto de:
I. Llevar a cabo la operación del Registro Nacional de Turismo;” “Artículo 89. Toda solicitud de inscripción al Registro Nacional de Turismo deberá contener, al menos, lo siguiente: I. Nombre o, en su caso, denominación o razón social tratándose de personas morales, así como nacionalidad del Prestador de Servicios Turísticos; II. Domicilios en los que prestará los Servicios Turísticos; III. Números telefónicos y, cuando proceda, direcciones de correo electrónico y cuentas oficiales de redes sociales del solicitante; IV. Descripción clara y precisa de los Servicios Turísticos que presta, y V. Fecha de apertura o inicio de operaciones del establecimiento.” “Artículo 90. A la solicitud de inscripción al Registro Nacional de Turismo, deberán acompañarse, en formato impreso y digital, los siguientes documentos: (…)
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II. Comprobante de pago de derechos; III. Comprobante de inscripción de los trabajadores del solicitante al Instituto Mexicano del Seguro Social;
IV. Clave de Registro Federal de Contribuyentes; (…) VII. Certificados expedidos por instituciones o empresas acreditadas, en los que se haga constar la calidad de los Servicios Turísticos que el solicitante presta, sólo si los tuviera al momento de solicitar la inscripción al Registro Nacional de Turismo, y (…)” “Artículo 92. Una vez cumplidos en su totalidad los requisitos en la solicitud de trámite, la Secretaría expedirá al solicitante el certificado de Prestador de Servicios Turísticos dentro de un plazo no mayor a ocho días hábiles.” “Artículo 93. El certificado de Prestador de Servicios Turísticos que expida la Secretaría tendrá una vigencia de dos años; treinta días antes de su expiración el Prestador de Servicios Turísticos deberá renovar dicho certificado y realizar el pago correspondiente para la emisión de uno nuevo.” “Artículo 94. Una vez inscrito en el Registro Nacional de Turismo, el Prestador de Servicios Turísticos tendrá las siguientes obligaciones: I. Renovar cada dos años su certificado, para lo cual deberá ratificar los datos y documentos presentados en su inscripción o solicitar la actualización de los mismos, según sea el caso, además de realizar el pago de derechos correspondiente de conformidad con lo señalado en la Ley Federal de Derechos en materia de expedición de constancias de inscripción; (…)” “Artículo 95. La Secretaría cancelará la inscripción del Prestador de Servicios Turísticos en el Registro Nacional de Turismo, en cualquiera de los siguientes casos: (…) II. Cuando el Prestador de Servicios Turísticos no renueve su certificado al término de su vigencia, y III. Por resolución de la Secretaría derivada de un procedimiento administrativo en contra de un Prestador de Servicios Turísticos por incumplimiento a las disposiciones de la Ley, al presente Reglamento o a las Normas Oficiales Mexicanas en materia de Turismo.” ARTÍCULOS TRANSITORIOS DEL REGLAMENTO DE LA LEY GENERAL DE TURISMO “DÉCIMO PRIMERO. La actualización y rectificación de los datos de los Prestadores de Servicios Turísticos se llevarán a cabo mediante la presentación de la documentación en original y copia simple de la
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información que se pretenda actualizar o rectificar, quedando en el expediente la copia simple previo cotejo con su original, en tanto se ponga en operación el sistema electrónico. Los trámites y actuaciones realizados por los Prestadores de Servicios Turísticos para la actualización y rectificación de datos, antes de la entrada en vigor del presente Reglamento serán incluidos por la Secretaría en el proceso de modernización del Registro Nacional de Turismo.” “DÉCIMO TERCERO. La Secretaría llevará a cabo la modernización del Registro Nacional de Turismo, al que se refiere el artículo Sexto Transitorio de la Ley, dentro de los ciento ochenta días hábiles a partir de la entrada en vigor del presente Reglamento. La modernización del Registro Nacional de Turismo se refiere a la puesta en marcha del sistema informático y migración a servidores que soportan el flujo de información; a la celebración de convenios de coordinación con los Estados y el Distrito Federal para la operación del Registro Nacional de Turismo, así como a la preparación y entrega de la base de datos electrónica de los Prestadores de Servicios Turísticos registrados en cada Estado, y el Distrito Federal, para su resguardo correspondiente.” “DÉCIMO CUARTO. La Secretaría publicará en el Diario Oficial de la Federación, dentro de un plazo de noventa días hábiles a partir de la entrada en vigor del presente Reglamento, la convocatoria de inscripción de los Prestadores de Servicios Turísticos en el Registro Nacional de Turismo.” “DÉCIMO QUINTO. La Secretaría publicará en el Diario Oficial de la Federación, dentro de un plazo de noventa días hábiles a partir de la entrada en vigor del presente Reglamento, el Acuerdo por el que se emite el catálogo de los diferentes Servicios Turísticos cuyos Prestadores de Servicios Turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, al que hace referencia el artículo 87, fracción I de este ordenamiento.” “DÉCIMO SEXTO. Los Prestadores de Servicios Turísticos que se encuentren inscritos en el Registro Nacional de Turismo, no requerirán de un nuevo proceso de inscripción; no obstante, a partir del día siguiente de la publicación de la convocatoria para inscribirse en el Registro Nacional de Turismo, contarán con un plazo de un año para actualizar la información y documentación en los términos de la convocatoria señalada en el presente Reglamento. De no cumplir con lo anterior, se cancelará el registro correspondiente.”
Del contenido de los preceptos legales transcritos se advierte
que se regulan los aspectos, características, obligaciones y la propia
operatividad del Registro Nacional de Turismo, como a continuación
se precisa:
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a) Se indica que el aludido Registro consiste
en un inventario público en el que se enlistan a los
prestadores de servicios turísticos en el país, por
virtud del cual las autoridades de los tres diferentes
niveles de gobierno pueden entablar comunicación con los
primeros de referencia, a fin de conocer el mercado turístico.
b) Es la Secretaría de Turismo la encargada de regular y
coordinar dicho sistema de información, estableciéndose la
facultad de las entidades federativas, municipios y la Ciudad
de México su operación en sus respectivas competencias.
c) Se erige como obligación de las personas físicas y morales
que presten servicios turísticos, la relativa a inscribirse en el
Registro Nacional de Turismo; quienes a partir del inicio de
sus servicios tendrán un plazo de veinte días naturales para
cumplir con tal exigencia.
d) La máxima publicidad regirá la operación del registro, de
modo que la información que contenga debe estar disponible
para el público en general.
e) La base de datos del aludido Registro queda a cargo de la
Secretaría de Turismo, habilitándose la atribución de los
Estados, Municipio y la Ciudad de México constatar la
veracidad de los datos que ahí se establezcan.
f) Quienes se inscriban en el Registro Nacional de Turismo
obtendrán un certificado que así lo acredite.
g) El hecho de ser prestador de servicios turísticos otorga el
derecho de formar parte del Registro, además de recibir los
beneficios correspondientes.
h) Asimismo, se constituye como obligación de los prestadores
de servicios en el sector turístico el de inscribirse en el
referido sistema de información nacional, actualizar los datos;
estableciéndose las sanciones en caso de ser omiso (multa y
de reiterarse la conducta contumaz, la clausura temporal del
establecimiento mercantil); así como también las penas en los
supuesto de proporcionar información falsa.
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i) Incluso, se prevé la obligación de los tres niveles de gobierno
de implementar mecanismos administrativos que posibiliten a
los prestadores de servicios turísticos a dar cumplimiento de
la obligación de inscribirse en el multicitado Registro.
j) Se delimitan las obligaciones de la Secretaría de Turismo en
materia de expedición de certificados derivados de la
inscripción en el registro Nacional de Turismo, así como su
cancelación, así como la atribución de celebrar convenios
para operar el mencionado listado de información.
k) Los requisitos que deben cumplir para lograr la inscripción
descrita, los documentos que deben presentarse, los plazos
para tal efecto, e incluso, la vigencia de los certificados
expedidos por la autoridad administrativa federal del ramo.
l) Los supuestos en que se procederá a la cancelación del
registro, su actualización y rectificación de información.
De lo anterior se hace patente que el mecanismo de información
central con el que se ofrecen los servicios turísticos –al público en
general– y además se posibilita la interacción entre el sector público y
los particulares en el ramo referido, es el Registro Nacional de
Turismo; el cual cuenta con ciertas y precisas características, tanto
desde la perspectiva de su regulación, los órganos públicos que
intervienen en su desarrollo, su implementación, sus alcances, las
obligaciones y derechos que se generan a partir de su ejercicio, así
como las sanciones relativas a no cumplir con la exigencia de
inscribirse en él.
Significativo resulta indicar que el Registro Nacional de Turismo
se dirige, en general, a todos los prestadores de servicios turísticos,
sin ser enderezado a un sector en particular, por el contrario, se
entiende como el catálogo en el que se contemplan genéricamente a
todas las personas físicas y morales que brindan, proporcionan,
contratan u ofrecen sus servicios para atender las solicitudes de las
personas –turistas– que viajan temporalmente fuera de su lugar de
residencia habitual y hacen uso de ellos a cambio de una
contraprestación.
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Por ende, debe entenderse que el Registro de
marras se configura como un sistema general, en el
que no se estipulan obligaciones o derechos para
determinados o específicos prestadores de servicios,
ni mucho menos pretende establecer un estándar sobre las
actividades de un único sector del ramo de turismo, sino que
únicamente tiene la pretensión de recopilar una serie de datos
generales, en los que se prevean los elementos necesarios para
ofrecer los servicios a los turistas que se encuentren en el país.
En diverso aspecto, dentro de los artículos impugnados por la
quejosa, previstos en la Ley General de Turismo y su Reglamento, se
desprende la referencia al diverso Sistema de Clasificación
Hotelera, numerales en los que se define su concepto, finalidad y las
obligaciones que genera a los prestadores de servicios turísticos de
hospedaje.
Para corroborar lo anterior, se citan los numerales respectivos:
LEY GENERAL DE TURISMO “Artículo 4º. Son atribuciones del Poder Ejecutivo Federal, que se ejercerán a través de la Secretaría: (…) XII. Establecer la regulación para la clasificación de establecimientos hoteleros y de hospedaje, de cumplimiento obligatorio en toda la República; (…)”
“Artículo 9º. Corresponde a los Estados y al Distrito Federal, de conformidad con lo dispuesto en esta Ley y las leyes locales en materia turística, las siguientes atribuciones: (…) XVII. Coadyuvar con el Ejecutivo Federal en materia de clasificación de establecimientos hoteleros y de hospedaje, en los términos de la regulación correspondiente;(…) “Artículo 57. Los prestadores de servicios turísticos tendrán los siguientes derechos: (…) IV. Obtener la clasificación que se otorgue en los términos de esta Ley;(…)” “Artículo 58. Son obligaciones de los prestadores de servicios turísticos: (…)
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X. Cumplir con las características y requisitos exigidos, de acuerdo a su clasificación en los términos de la presente Ley; (…)” “Artículo 70. Las infracciones a lo establecido en las fracciones I, III y X del artículo 58 de esta ley, se sancionarán con multa de hasta quinientos días de salario mínimo vigente en el Distrito Federal.” REGLAMENTO DE LA LEY GENERAL DE TURISMO “Artículo 2º. En la interpretación y aplicación de la Ley y del presente Reglamento, deberán observarse, además de las definiciones previstas en el artículo 3 de la Ley, las siguientes: XV. Sistema de Clasificación Hotelera: El mecanismo de autoevaluación regulado por la Secretaría de Turismo que agrupa variables mediante ejes de desempeño, los cuales determinan la categoría del establecimiento de hospedaje representada a través de estrellas;(…)” “Artículo 84. La Secretaría, en materia del Registro Nacional de Turismo, tiene las siguientes facultades: (…) V. Verificar el cumplimiento del Sistema de Clasificación Hotelera; VI. Imponer sanciones por las infracciones que se cometan al Sistema de Clasificación Hotelera, para lo cual podrá coordinarse con los Estados y el Distrito Federal, y (…)” “Artículo 85. La Secretaría establecerá un Sistema de Clasificación Hotelera que estará integrado al Registro Nacional de Turismo.” “Artículo 86. El Sistema de Clasificación Hotelera tendrá, cuando menos, los siguientes objetivos: I. Ordenar, estandarizar y homologar, a través de procesos y un instrumento de clasificación, la categoría o categorías de los establecimientos hoteleros del país; II. Informar a los Turistas y Prestadores de Servicios Turísticos las vocaciones y la categoría o categorías de los establecimientos hoteleros y de hospedaje registrados en el Sistema de Clasificación Hotelera; III. Publicar información generada por el Sistema de Clasificación Hotelera que permita al Turista realizar un consumo responsable e informado sobre la calidad de los servicios hoteleros y de hospedaje; IV. Promover la productividad y la transformación, así como incrementar la competitividad de los establecimientos hoteleros y de hospedaje con base en la información generada en el proceso de categorización, y
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V. Mejorar la accesibilidad y la sustentabilidad de los servicios hoteleros y de hospedaje, con apoyo en un instrumento de clasificación que premie la inclusión y la protección del patrimonio natural y del medio ambiente del país.”
“Artículo 87. El titular de la Secretaría emitirá, mediante Acuerdos que deberán publicarse en el Diario Oficial de la Federación: (…) II. Los lineamientos del Sistema de Clasificación Hotelera.” “Artículo 88. La Secretaría podrá celebrar convenios de coordinación con los Estados, Municipios y el Distrito Federal, con el objeto de: (…) II. Registrar a los Prestadores de Servicios Turísticos en el marco del Sistema de Clasificación Hotelera; III. Verificar el cumplimiento de los lineamientos del Sistema de Clasificación Hotelera; e (…)” ARTÍCULOS TRANSITORIOS DEL REGLAMENTO DE LA LEY GENERAL DE TURISMO “DÉCIMO SÉPTIMO. La Secretaría publicará en el Diario Oficial de la Federación, dentro de un plazo de sesenta días hábiles a partir de la entrada en vigor del presente Reglamento, el Acuerdo por el que se emiten los Lineamientos del Sistema de Clasificación Hotelera, al que hace referencia este ordenamiento. A partir de la publicación de estos Lineamientos, con base en la obligatoriedad que marca el artículo 4, fracción XII y el artículo 58, fracción X de la Ley los establecimientos hoteleros y de hospedaje contarán con un plazo de un año para cumplir con las características y requisitos exigidos.” “DÉCIMO NOVENO. La Secretaría publicará en el Diario Oficial de la Federación, dentro de un plazo de ciento ochenta días hábiles a partir de la entrada en vigor del presente Reglamento, el Acuerdo por el que se emiten los Lineamientos del Sistema de Certificación al que hace referencia el artículo 105, de este ordenamiento.”
De la interpretación de los referidos artículos, se estima que son
dirigidos a regular un diverso medio de información turística, a saber,
el Sistema de Clasificación Hotelera, el cual consiste en un
mecanismo reglado por la Secretaría de Turismo, en el que se enlista
una serie de variables de desempeño, a partir de las cuales se pueden
establecer la categoría de un establecimiento de hospedaje,
representado a través de estrellas.
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Las características que se advierten de dicho sistema, son las
siguientes:
a) La Secretaría de Turismo es la encargada de establecer la
regulación para obtener la clasificación para el sector hotelero
y hospedaje, verificar su cumplimiento e imponer las
sanciones correspondientes por las infracciones que se
cometan sobre la materia mencionada.
b) Es atribución de las entidades federativas y los municipios el
cooperar con el Ejecutivo Federal para implementar el referido
sistema.
c) Es derecho de ese tipo de giros mercantiles obtener la
clasificación correspondiente.
d) De igual manera, deben cumplir con los requisitos que la
normatividad aplicable establezca para la clasificación de
mérito.
e) Los objetivos del sistema consisten en estandarizar los
procesos de clasificación de categorías de los
establecimientos del ramo hotelero y de hospedaje;
información a los turistas sobre esas categorizaciones;
publicar los datos respectivos que posibiliten al turista realizar
un consumo responsable e informado sobre la calidad del
servicio; promover la competitividad y mejorar la accesibilidad
de los servicios de hospedaje.
f) A través de Acuerdos Generales emitidos por el
Secretario de Turismo, se establecerán los lineamientos
para su operación.
g) A partir de esa publicación, los establecimientos del
sector hotelero contarán con un año para cumplir las
características y requisitos previstos en el sistema de
clasificación de referencia.
En esa virtud, el Sistema de Clasificación Hotelera si bien es un
mecanismo de información en materia de turismo, lo cierto es que se
encuentra dirigido a un sector específico de los prestadores de
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servicios turísticos, a saber, los establecimientos
hoteleros y de hospedaje; debido a la necesidad de
establecer una categorización especializada para
delimitar el tipo y características de los servicios que
brinda ese sector, de modo que sea posible al turista realizar una
decisión respecto a su contratación.
Asimismo, el sistema de mérito requiere de una regulación
específica y acorde con las características propias del sector al que se
dirige, de ahí que se haya encomendado su fijación técnica y operativa
a la autoridad administrativa especializada en la materia.
Bajo ese contexto, es posible considerar que el mecanismo
citado no forma parte del Registro Nacional de Turismo, puesto que
con independencia de lo previsto en el numeral 85 del Reglamento de
la Ley General de Turismo, el Sistema de Clasificación Hotelera
encuentra asidero en una regulación normativa distinta, en la que se
requieren de conocimientos técnicos especializados y, además, con su
implementación se pretenden otros objetivos, dirigidos al incremento
de la competitividad y producción del sector hotelero y de hospedaje.
En otras palabras, se trata de sistemas de información turística
distintos, los que si bien en determinado momento pueden interactuar,
lo cierto es que detentan características diferentes que permiten su
operatividad independiente.
Ahora, en los Acuerdos Generales emitidos por el Secretario de
Turismo, publicados el treinta de marzo de dos mil dieciséis en el
Diario Oficial de la Federación, se delimitó lo siguiente:
El catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos
prestadores deben inscribirse en el Registro Nacional de
Turismo.9
La Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional
de Turismo, en la que se establecen los lineamientos
específicos para cumplir con la exigencia de obtener la
9 Se estima necesario citar el artículo Primero del referido Acuerdo, que es del tenor siguiente: “PRIMERO. El objeto del presente Acuerdo es determinar quiénes serán considerados como Prestadores de Servicios Turísticos de acuerdo con los servicios que ofrecen, para efecto de dar cumplimiento a las obligaciones señaladas en la Ley General de Turismo, su Reglamento, las Normas Oficiales Mexicanas en materia turística y en los demás ordenamientos jurídicos aplicables.”
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inclusión en dicho mecanismo de información, la actualización
y rectificación de datos, renovación o reposición de
certificado, expedición de nuevos y cancelación del registro
obtenido.10
El Formato Único para los trámites del Registro en cuestión.
Atento a lo anterior, los aludidos Acuerdos Generales
materializan la obligación de inscripción en el Registro Nacional de
Turismo, en virtud que se relacionan con su operatividad y
funcionamiento, es decir, a través de su contenido se dio efectividad a
la obligación impuesta por el legislador federal en la Ley General de
Turismo, ya que mediante la fijación de los aspectos de su
implementación (técnica) se tornó plenamente exigible a los
prestadores de servicios turísticos en el país la obligación de
inscribirse en el aludido Registro Nacional.
En consecuencia, las normas jurídicas cuya aplicación se
materializa en los Acuerdos Generales de referencia, sí conforman
una verdadera unidad en tanto versan sobre el Registro Nacional de
Turismo, el catálogo de los diferentes servicios turísticos cuyos
prestadores deberán inscribirse, la Convocatoria Nacional en la que se
fijan los lineamientos generales para su operatividad y los trámites a
realizar para cumplir con la aludida exigencia.
Sin embargo, esta Segunda Sala considera que los artículos 57,
fracción IV y 58, fracción X de la Ley General de Turismo,
únicamente contemplan aspectos relativos al Sistema de
Clasificación Hotelera, de modo que no pueden ser considerados
como marco regulatorio directamente relacionado con el Registro
Nacional de Turismo, en la inteligencia que –como se ha explicitado–
se tratan de mecanismos de información turística distintos entre sí.
10 “PRIMERO. La presente Convocatoria tiene por objeto establecer los lineamientos específicos para la Inscripción de los Prestadores de Servicios Turísticos al Registro Nacional de Turismo, así como los demás procedimientos relacionados con la Actualización y Rectificación de Datos, Renovación o Reposición de Certificado, Expedición de Nuevos Certificados y la Cancelación de Inscripción al Registro Nacional de Turismo. Toda la información que derive de la inscripción de los Prestadores de Servicios Turísticos y, sus sucursales, deberá operar bajo el principio de máxima publicidad que señala la Ley, por lo que en el portal deberán estar señaladas de manera clara las ubicaciones de los mismos, con la finalidad de que éstas puedan ser consultadas en el momento que el turista lo requiera.”
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Bajo esa óptica, las hipótesis normativas que
prevén no se materializan en los Acuerdos
Administrativos reclamados en el juicio de amparo en
cuestión y, por ende, no se puede considerar que en
éstos se actualice su aplicación.
No es óbice a dicha conclusión el hecho que los referidos
preceptos legales regulen aspectos relacionados con la materia
turística o que delimiten –en abstracto– para los prestadores de
servicios de hospedaje la obligación de someterse al Sistema de
Clasificación Hotelera; debido a que su contenido no se relaciona
directamente con la implementación y funcionamiento del Registro
Nacional de Turismo y, en específico, con la exigencia de todos los
prestadores de servicios turísticos de estar inscritos en éste, con base
en el catálogo expedido para tal efecto y conforme a los documentos e
información prevista en el formato único respectivo.
De esa manera, el interés jurídico de la quejosa para impugnar
diversos preceptos de la Ley General de Turismo, solamente se
acredita por cuanto hace a las porciones normativas que aluden al
Registro Nacional de Turismo, dado que a través de los Acuerdos
Generales impugnados se materializó la obligación de la peticionaria
de amparo de inscribirse en él, mientras que tal circunstancia no se
actualiza en torno a los preceptos legales vinculados con el Sistema
de Clasificación Hotelera, en tanto que a la fecha en que se promovió
la demanda de amparo no se habían expedido los lineamientos
referentes al último de los mecanismos de información turística en
cuestión; de ahí que no sea posible arribar a la convicción que la
recurrente tenga legitimación para controvertir los artículos que
regulan este último sistema.
Sin que escape a la atención de este Alto Tribunal la
circunstancia de que el trece de septiembre de dos mil dieciséis se
publicó en el Diario Oficial de la Federación el “Acuerdo por el que se
emiten los Lineamientos del Sistema de Clasificación Hotelera”; en la
medida que a la fecha en que se presentó la demanda de amparo, es
decir, el dieciocho de abril de dos mil dieciséis, no se había
expedido el referido Acuerdo General, de modo que en ese momento
no se había materializado la exigencia dirigida a los establecimientos
hoteleros y de hospedaje de obtener la clasificación correspondiente.
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Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis P. LXXXV/98, de rubro y
contenido siguiente:
“AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE SU APLICACIÓN. SU PROCEDENCIA REQUIERE QUE EL ACTO SEA ANTERIOR A LA PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA. De conformidad con lo dispuesto por los artículos 21 y 73, fracción VI, de la Ley de Amparo, la acción constitucional que se endereza en contra de leyes reclamadas con motivo de su aplicación, debe presentarse dentro del plazo de quince días siguientes al en que se dé el primer acto de aplicación que cause perjuicio a la parte quejosa. Esto pone de relieve la exigencia de que el acto concreto que genere el perjuicio debe ser, necesariamente, anterior a la presentación de la demanda, independientemente de que su demostración pueda realizarse durante la sustanciación del juicio. Lo anterior se justifica si se toma en consideración que la existencia del acto de aplicación, cuando se impugna una ley con motivo de éste, constituye un factor necesario para la procedencia del juicio de garantías, por lo que debe atenderse a la fecha en que se presentó la demanda de amparo, ya que, de otra manera, no habría seguridad para las partes y la sentencia tendría que ocuparse de actos posteriores y distintos a los que dieron origen a la promoción del juicio.”11
Atento a lo expuesto, con fundamento en el artículo 61, fracción
XII, en relación con el numeral 107, párrafo primero (interpretado en
sentido contrario), así como 63, fracción V, todos de la Ley de Amparo,
lo procedente es sobreseer en el juicio respecto de los artículos 57,
fracción IV, y 58, fracción X, de la Ley General de Turismo; ya que
la quejosa no acreditó el interés jurídico para controvertirlos en el
presente medio de control constitucional.
SÉPTIMO. Estudio de fondo. En el primero de los agravios la
quejosa afirma que la sentencia recurrida es ilegal porque:
a) No cuestionó la facultad genérica de la Secretaría de Turismo para emitir normas generales, ni que el Titular del Ejecutivo Federal pueda delegar a los Secretarios de Estado la facultad para expedir normas técnico-administrativas, sino que el motivo de reclamo contenido en la demanda fue que el Secretario de Turismo no puede establecer, mediante un Acuerdo, la precisión de los prestadores de servicios turísticos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo, pues es un elemento que debe estar contenido en la ley. Sostiene que es en el artículo 46 de la Ley General de Turismo donde se advierte que el legislador federal delegó al titular de la
11 Visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo VIII, diciembre de 1998, página 220.
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Secretaría de Turismo la facultad de pormenorizar a las personas físicas y morales que prestan servicios turísticos a inscribirse en el referido Registro; por ende, que dicho numeral es contrario al texto
constitucional, al prever la posibilidad de que un elemento de la ley se aborde en un cuerpo normativo secundario.
b) En la demanda de amparo se cuestionó la constitucionalidad del artículo Décimo Quinto Transitorio del Reglamento de la Ley General de Turismo, sobre la base de que dicha norma delega a favor del Secretario de Turismo la potestad para precisar —mediante Acuerdos— los prestadores de servicios turísticos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo, siendo que la delegación conferida en ese precepto reglamentario es indebida, pues en su caso, debió establecerse en una norma de mayor entidad jurídica; sin embargo, tal aspecto no fue analizado por la Juez federal.
El planteamiento sintetizado en el inciso a), es inoperante, como
a continuación se explica.
En la sentencia el Juez de Distrito señaló que no asistía la razón
a la quejosa, debido a que con motivo del desarrollo de la actividad
administrativa se ha hecho necesario el establecimiento de estructuras
suficientes para hacer más eficiente el funcionamiento del sector
público, dentro de los que se encuentran las leyes en donde se
confieren facultades normativas a los Secretarios de Estado; tal
circunstancia a través de un acto formalmente legislativo o
reglamentario.
Así, que el Congreso de la Unión o el titular del Ejecutivo Federal
pueden habilitar a un órgano de la administración para regular una
materia concreta y específica; dicha delegación de atribuciones
regulatorias se ejercitan mediante el establecimiento de cláusulas
habilitantes.
En esa virtud, el Juez federal sostuvo que era infundado el
referido motivo de disenso, en la medida que partía de una premisa
inexacta, ya que el Congreso de la Unión no delegó una atribución al
titular de la Secretaría de Turismo, sino que éste actuó dentro del
margen de una cláusula habilitante contemplada en el artículo 47 de la
Ley General de Turismo; precepto legal en donde se otorga a dicha
dependencia administrativa la facultad de regular y coordinar la
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operación del Registro Nacional de Turismo; habida cuenta que en el
numeral 42, fracción XXI, de la Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal se corrobora la competencia para normar lo
relacionado con dicho Registro.
Ahora, como se desprende de lo anterior, en la sentencia
recurrida no se analizó el planteamiento formulado por la quejosa, en
el sentido de que la pormenorización de los sujetos obligados a
cumplir con el deber de inscripción en el Registro Nacional de Turismo
—como elemento esencial de dicha obligación— debe estar previsto
en una ley o, en su caso, en un reglamento y no en un acuerdo
administrativo.
En efecto, si bien el A quo afirmó que existe una habilitación
hecha por el legislador a favor del Ejecutivo Federal y del Secretario
de Turismo, lo cierto es que en momento alguno constató si la
precisión de los sujetos obligados a inscripción es un elemento
esencial de la obligación referida y que como tal, debe estar previsto
en la ley, en atención al principio de reserva de ley.
No obstante que sobre ese aspecto asiste la razón a la quejosa,
debido a que en la sentencia impugnada se abordó deficientemente el
planteamiento resumido (pormenorización de los sujetos obligados a
inscribirse en el Registro Nacional de Turismo debe estar en ley), lo
cierto es que no es procedente analizar el concepto de violación
que sobre el particular esgrimió la quejosa.
Lo anterior en la medida en que el motivo de disenso hecho valer
sobre tal cuestión en la demanda de amparo, se hace descansar en la
impugnación del contenido del artículo 46 de la Ley General de
Turismo, respecto del cual se decretó el sobreseimiento en el juicio.
En la demanda de amparo, en cuanto a la precisión de los
sujetos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo, la
parte quejosa manifestó, en esencia, lo siguiente:
Violación al principio de legalidad.
La Ley General de Turismo vulnera el principio de legalidad pues impone cargas y obligaciones a los particulares, pero sin precisar en forma clara los elementos necesarios para poder cumplir esos deberes, puesto que su texto es ambiguo, ya que si bien establece un concepto de ―prestadores de servicios turísticos‖, lo cierto es que tal concepto es demasiado genérico y no
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permite identificar en forma precisa a los prestadores de servicios turísticos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo, elemento indispensable para cumplir la obligación de inscripción legalmente prevista y que, por lo tanto, invariablemente debe estar contenido en un acto formal y
materialmente legislativo; sin embargo, mediante los artículos de la ley controvertida se delega indebidamente a favor del Secretario de Turismo la potestad para delimitar y precisar a los prestadores de servicios turísticos obligados a inscripción en el Registro Nacional de Turismo, lo cual contraviene el principio de reserva de ley. Esto se evidencia en el contenido del numeral Décimo Quinto Transitorio del Reglamento de esa ley, el cual indebidamente habilita al Secretario de Turismo para emitir los Acuerdos en que se realice la clasificación de los diferentes prestadores de servicios turísticos. El artículo 46, párrafo segundo, de la Ley General de Turismo señala que en las ―disposiciones reglamentarias‖ se establecerán las personas físicas y morales obligadas a inscribirse en el Registro Nacional de Turismo; sin embargo, tal precepto delega en una norma accesoria la regulación y establecimiento de los servicios que se entenderán como turísticos, siendo que tal facultad —en su caso— corresponde al titular del Poder Ejecutivo Federal y no a la Secretaría de Turismo; máxime que el artículo 42 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal no establece tal atribución en favor de la Secretaría de mérito, con lo cual se vulnera el principio de división de poderes.
Derivado de lo anterior, los Acuerdos reclamados son igualmente contrarios al régimen de distribución de competencias pues se traducen en la materialización del indebido ejercicio de las atribuciones competencia del legislativo o, en su caso, del titular del ejecutivo. Como se corrobora de lo anterior, la quejosa indicó que en el
artículo 46 de la Ley General de Turismo el Congreso de la Unión
indebidamente delegó a la Secretaría de Turismo la atribución de
regular y precisar en una norma accesoria el catálogo de personas
físicas y morales que deben ser considerados como prestadores de
servicios turísticos y que, por ende, se encuentran en la obligación de
inscribirse en el Registro Nacional de Turismo.
Ahora, debe precisarse que el Juez de Distrito determinó
sobreseer en el juicio por cuanto hace al numeral 46 de la aludida ley,
al considerar que se actualizó la causa de improcedencia prevista en
el artículo 61, fracción XII, de la Ley de Amparo; debido a que dicha
porción normativa no imponía una obligación a cargo de la quejosa,
sino que su contenido es meramente declarativo, al regular una
facultad a cargo de la Secretaría de Turismo, de modo que con la
entra en vigor de los Acuerdos generales no se generaba un perjuicio
a la esfera jurídica de la agraviada.
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En ese sentido, si en el caso concreto se sobreseyó en el juicio
respecto del multicitado numeral 46 de la Ley General de Turismo,
porción normativa sobre la cual descansa el concepto de violación en
el que se combate la delegación de una facultad exclusiva del
Congreso de la Unión, es inconcuso que existe un impedimento
técnico para analizar el fondo del argumento,12 puesto que si bien
el Juez federal analizó indebidamente el planteamiento esencialmente
argüido, lo cierto es que a fin práctico alguno conllevaría su estudio,
bajo el razonamiento de que el precepto legal a partir del cual se
desarrolló el motivo de inconformidad radica en la impugnación de la
regularidad constitucional de un artículo de la Ley General de Turismo
del cual se determinó su sobreseimiento en el juicio de amparo;
máxime que en los agravios hechos valer por la quejosa no se
combate esa decisión, es decir, no se advierte consideración alguna
tendiente a desvirtuar el mencionado sobreseimiento.
Incluso, debe traerse a colación el hecho de que el Tribunal
Colegiado que previno en el conocimiento del asunto determinó dejar
firme el sobreseimiento decretado por el juzgador federal (dentro del
que se encuentra el contenido del numeral 46 de la Ley General de
Turismo), en virtud que la peticionaria de amparo no recurrió dicha
decisión a través de los agravios que hizo valer en el escrito
correspondiente.
12 Sirve de apoyo a lo anterior, por su idea jurídica, la jurisprudencia siguiente: “AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUELLOS EN LOS QUE SE PRODUCE UN IMPEDIMENTO TÉCNICO QUE IMPOSIBILITA EL EXAMEN DEL PLANTEAMIENTO QUE CONTIENEN. Conforme a los artículos 107, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 83, fracción IV, 87, 88 y 91, fracciones I a IV, de la Ley de Amparo, el recurso de revisión es un medio de defensa establecido con el fin de revisar la legalidad de la sentencia dictada en el juicio de amparo indirecto y el respeto a las normas fundamentales que rigen el procedimiento, de ahí que es un instrumento técnico que tiende a asegurar un óptimo ejercicio de la función jurisdiccional, cuya materia se circunscribe a la sentencia dictada en la audiencia constitucional, incluyendo las determinaciones contenidas en ésta y, en general, al examen del respeto a las normas fundamentales que rigen el procedimiento del juicio, labor realizada por el órgano revisor a la luz de los agravios expuestos por el recurrente, con el objeto de atacar las consideraciones que sustentan la sentencia recurrida o para demostrar las circunstancias que revelan su ilegalidad. En ese tenor, la inoperancia de los agravios en la revisión se presenta ante la actualización de algún impedimento técnico que imposibilite el examen del planteamiento efectuado que puede derivar de la falta de afectación directa al promovente de la parte considerativa que controvierte; de la omisión de la expresión de agravios referidos a la cuestión debatida; de su formulación material incorrecta, por incumplir las condiciones atinentes a su contenido, que puede darse: a) al no controvertir de manera suficiente y eficaz las consideraciones que rigen la sentencia; b) al introducir pruebas o argumentos novedosos a la litis del juicio de amparo; y, c) en caso de reclamar infracción a las normas fundamentales del procedimiento, al omitir patentizar que se hubiese dejado sin defensa al recurrente o su relevancia en el dictado de la sentencia; o, en su caso, de la concreción de cualquier obstáculo que se advierta y que impida al órgano revisor el examen de fondo del planteamiento propuesto, como puede ser cuando se desatienda la naturaleza de la revisión y del órgano que emitió la sentencia o la existencia de jurisprudencia que resuelve el fondo del asunto planteado”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Segunda Sala, jurisprudencia, tomo XXX, noviembre de 2009, tesis: 2a./J. 188/2009, página: 424, registro digital: 166031).
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Además, la inoperancia precisada se patentiza
con el hecho de que en la sentencia recurrida, el
juzgador federal consideró que la habilitación
efectuada por el legislador a favor del Secretario de Turismo para
emitir el catálogo de prestadores de servicios turísticos obligados a
inscribirse en el registro Nacional de Turismo, se desprende de la
lectura del numeral 47 de la Ley General de Turismo, donde se
establece la atribución del aludido Secretario de Estado de regular y
coordinar la operación del Registro Nacional de Turismo; sin que la
quejosa controvierta tal aseveración, puesto que se limita a reiterar
–esencialmente– el concepto de violación hecho valer en la demanda
de amparo, donde tilda de inconstitucional el artículo 46 de la referida
legislación; lo que pone de manifiesto que no se avoca a controvertir
las consideraciones que emitió el Juez de Distrito respecto del
contenido del primero de los preceptos legales citados.
Sostiene lo anterior, la jurisprudencia 2ª./J. 109/2009, visible en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXX, agosto
de 2009, página 77, que es del tenor siguiente:
“AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. SON AQUELLOS QUE REITERAN LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, ABUNDAN SOBRE ELLOS O LOS COMPLEMENTAN, SIN COMBATIR LAS CONSIDERACIONES DE LA SENTENCIA RECURRIDA. Conforme al artículo 88 de la Ley de Amparo, el recurrente debe expresar los agravios que le causa la sentencia impugnada, lo que se traduce en que tenga la carga, en los casos en que no deba suplirse la queja deficiente en términos del artículo 76 Bis de la ley de la materia, de controvertir los razonamientos jurídicos sustentados por el órgano jurisdiccional que conoció del amparo en primera instancia. Consecuentemente, son inoperantes los agravios que en el recurso de revisión reiteran los conceptos de violación formulados en la demanda, abundan sobre ellos o los complementan, sin combatir las consideraciones de la sentencia recurrida.”
Asimismo, en el agravio sintetizado en el inciso b), se aduce que
el Juez de Distrito no analizó el planteamiento en donde se alega la
inconstitucionalidad del artículo Décimo Quinto Transitorio del
Reglamento de la Ley General de Turismo, es decir, que existió una
omisión de efectuar tal análisis; sin embargo, dicho agravio deviene
inoperante, ya que el A quo al estudiar las causas de improcedencia
alegadas por las partes o advertidas de oficio, determinó que respecto
a dicha porción normativa (junto con otras), se actualizaba la hipótesis
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contenida en el numeral 61, fracción XII, en relación con el diverso
108, fracción XII, ambos de la Ley de Amparo.
En efecto, el operador jurisdiccional consideró que en contra de
los artículos 7º, fracciones V y XIV, 9º, fracciones XVII y XVIII, 11, 47,
49, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 60 y Cuarto Transitorio de la Ley General de
Turismo; preceptos 2º, fracción XV, 3º, fracciones III y VIII, 4º,
fracciones VI, VII y IX, 8º, 18, 23, fracción I, 38, 43, 63, fracciones I y II,
66, fracción II, 73, 74, 75, 77, 78, 79, 86, 88, fracciones I, II y III, 89,
90, fracciones II, III, IV y VII, 92, 99, 102, 105, 106, 113 y Décimo,
Décimo Quinto, Décimo Séptimo y Décimo Noveno del Reglamento
de la Ley General de Turismo; Anexo Único (con excepción de la
definición de hospedaje) del “Acuerdo por el que se emite el catálogo
de los diferentes servicios turísticos cuyos prestadores de servicios
turísticos deberán inscribirse en el Registro Nacional de Turismo”;
Apartado A, artículo Primero y Segundo del ―Acuerdo por el que se
emite la Convocatoria Nacional de Inscripción al Registro Nacional de
Turismo dirigida a los prestadores de servicios turísticos‖; así como el
numeral Único y el Anexo, ambos del ―Acuerdo por el que se establece
el Formato Único para los trámites del registro Nacional de Turismo‖;
la quejosa no formuló concepto de violación alguno para
impugnar su constitucionalidad, motivo por el cual lo conducente
era decretar su sobreseimiento en el juicio.
En esa tesitura, en el caso concreto, no puede aducirse que
existe una omisión de analizar tal precepto reglamentario, sino que
con motivo del sobreseimiento aludido, el juzgador federal no
solamente se liberó de su análisis, sino que también estaba
imposibilitado para realizarlo; de ahí lo inoperante del agravio, habida
cuenta que en el escrito de agravios, la impetrante de amparo no
expresa manifestación enderezada a desvirtuar el sobreseimiento de
cuenta.
Ilustra lo anterior, la jurisprudencia 2ª./J. 52/98 de rubro y
contenido siguiente:
“AGRAVIOS INOPERANTES EN LA REVISIÓN. LO SON AQUELLOS QUE SE HACEN CONSISTIR EN LA OMISIÓN DEL ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, SI EL JUEZ DECRETÓ EL SOBRESEIMIENTO. Si el Juez de Distrito resuelve sobreseer en un juicio, donde se reclama la inconstitucionalidad de una ley, son inoperantes los agravios que se hacen consistir en la omisión de análisis de los conceptos de violación, pues el sentido del
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fallo no sólo liberaba al a quo de abordar tal estudio, sino que lo imposibilitaba para realizarlo; de lo contrario su proceder sería incongruente, en virtud de que la principal consecuencia del sobreseimiento es, precisamente, poner fin al juicio sin resolver la controversia de fondo.”13
Ahora bien, no debe perderse de vista que en el segundo y
tercero de los agravios hechos valer por la recurrente, se combaten
las consideraciones alcanzadas por el Juez de Distrito respecto de la
constitucionalidad de los artículos 57, fracción IV, y 58, fracción X, de
la Ley General de Turismo, vinculados directamente al Sistema de
Clasificación Hotelera; en dichos motivos de disenso, por una parte,
la quejosa impugna un indebido análisis realizado por el operador
jurisdiccional sobre los argumentos formulados sobre dicha temática y,
por otra, alega que, contrario a lo afirmado en la sentencia reclamada,
que en el artículo 86 del Reglamento de referencia, relativos al
mencionado medio de información turística, no se prevén las bases
para establecer la clasificación hotelera.
De igual modo, en esos planteamientos la impetrante de amparo
aduce que el Juez de Distrito omitió analizar los conceptos de
violación en los que tildó de inconstitucionales los artículos 4º, fracción
XII, 57, fracción IV, y 58, fracción X, de la Ley General de Turismo,
debido a que imponen al particular la obligación de obtener la
clasificación hotelera, pero sin precisar los elementos necesarios para
cumplir con tal exigencia.
Al respecto, son inoperantes los agravios resumidos, ya que por
una parte, por cuanto hace a los numerales 57, fracción IV, y 58,
fracción X, de la Ley General de Turismo, esta Segunda Sala
determinó que, en el caso concreto, la quejosa no acreditó el interés
jurídico para impugnarlos.
Lo anterior debido a que a través de los Acuerdos Generales
reclamados en el presente juicio de amparo, únicamente se
materializó la exigencia para los prestadores de servicios turísticos de
inscribirse en Registro Nacional de Turismo, mientras que tal
circunstancia no se actualiza en torno al diverso Sistema de
Clasificación Hotelera, en tanto que a la fecha en que se promovió la
demanda de amparo no se habían expedido los lineamientos
referentes al último de los mecanismos de información en cuestión.
13 Consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo VIII, agosto de 1998, página 244.
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En consecuencia, si se parte de la base de que esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación determinó sobreseer en el juicio
respecto de esos numerales, los agravios de la quejosa que versan
sobre ese tema son inoperantes, dado que desapareció la condición
a la que estaba sujeto el estudio de su eficacia jurídica, esto es, que la
acción constitucional fuera procedente respecto de esas disposiciones
normativas.
Cabe destacar que la quejosa también combate la interpretación
que el juzgador federal realizó en torno al contenido del artículo 86 del
Reglamento de la Ley General de Turismo; sin embargo, no debe
soslayarse que esa consideración se efectuó dentro del contexto que
se desplegó en torno a los conceptos de violación donde se combatió
la regularidad de los preceptos 57, fracción IV y 58, fracción X de la
Ley General de marras, es decir, el operador jurisdiccional no realizó
ese ejercicio interpretativo de manera aislada; de modo que si en la
especie se califican de inoperantes los motivos de disenso hechos
valer contra los aludidos enunciados normativos de la Ley General de
Turismo, al haberse decretado el sobreseimiento en el juicio, lo
conducente es que la impugnación contra la interpretación a dicho
precepto regulatorio debe seguir la misma suerte.
En torno al planteamiento en donde la quejosa sostiene que en
la sentencia recurrida no se analizó el argumento relativo a que el
artículo 4º, fracción XII, del Reglamento de la Ley General de
Turismo, transgrede el derecho a la igualdad, también es inoperante,
ya que según se apuntó el Juez de Distrito no se encontraba en la
obligación de estudiar dicho motivo de inconformidad, en la medida
que decretó el sobreseimiento de dicha porción normativa al
considerar que su contenido era meramente declarativo, que no
imponía una obligación a cargo de la quejosa, por lo que no irrogó un
perjuicio a su esfera jurídica con la sola entrada en vigor de los
Acuerdos Generales combatidos.
Al tenor de las consideraciones expuestas, lo procedente es
modificar la sentencia recurrida, para el efecto de sobreseer en el
juicio en relación con los numerales 57, fracción IV y, 58, fracción X,
de la Ley General de Turismo; y, en la materia de constitucionalidad
de las normas impugnadas, competencia originaria de este Alto
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Tribunal, ante lo inoperante de los agravios hechos
valer por la recurrente, lo conducente es negar el
amparo solicitado.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. En la materia de la revisión competencia de esta
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se
modifica la sentencia recurrida.
SEGUNDO. Se sobresee en el juicio respecto de los artículos
57, fracción IV, y 58, fracción X, de la Ley General de Turismo; en
términos del considerando Sexto de esta sentencia.
TERCERO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a
Hotel Normandie, sociedad anónima de capital variable, en términos
del considerando Sexto de la sentencia recurrida.
Notifíquese; con testimonio de la presente resolución,
devuélvanse los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.