46

Cadencia Mag #6

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Mountain bike en el Cervino / Bardenas Reales / Bicis históricas

Citation preview

Page 1: Cadencia Mag #6
Page 2: Cadencia Mag #6

VERANO 2015 Índice nummer SECHS

HOW TO Guía para Bike Parks

PORTADA El Cervino, la montaña mágica

viaje Txistorra azul en las Bardenas

imágenes La Histórica

Page 3: Cadencia Mag #6

Escena de bicis La gran evasión (1963).

Una de las míticas películas que protagonizó el gran Steve

McQueen tuvo otro secunda-rio de lujo: James Coburn. Su personaje se fugaba del campo de concentración nazi y llega-

ba a un pueblecito francés. Allí “tomaba prestada” una

bici y con ella cruzó los Piri-neos y llegaba a España.

Page 4: Cadencia Mag #6

Editorial SEAMOS LIMPIOS

Cada cierto tiempo se escu-

cha un argumento desgasta-

do cual cuaderno de anillas

de EGB. Ese argumento que

afirma alegremente que las

bicis dañan el medio am-

biente y la naturaleza.

Quienes afirman eso deben

estar pensando en las tram-

pas que algunos desaprensi-

vos están sembrando últi-

mamente en el campo, para

provocar accidentes a los ciclistas de montaña y causarles graves lesio-

nes, como ya ha sucedido. O quizás estén pensando en los cientos de

happy campers que cada domingo siembran de restos la montaña, gritan

y dan voces en el bosque, y llegan con sus vehículos hasta donde quie-

ren. Todo ello causando un impacto tremendo. Aún yendo con zapati-

llas y mochila.

Los ciclistas de montaña debemos tener una actitud obsesivamente res-

petuosa con la naturaleza. Es cierto que algunos maleducados e ignoran-

tes arrojan restos de barritas o cámaras al campo. Pero la inmensa ma-

yoría de ciclomontañeros que conozco no dejan rastro ni huella con sus

bicis. Así debe ser, porque nuestro deporte consiste en disfrutar de la

naturaleza y dejarlo todo como lo hemos encontrado. El impacto del ser

humano en la montaña no consiste en si va en bici o andando. Un an-

darín puede ser mil veces más dañino que un ciclista, y viceversa.

Es cuestión de actitud. No molestar a los animales que podamos encon-

trar en la montaña, aminorar la velocidad cuando veamos a otros ciclis-

tas, montañeros, pastores, ganados u otros animales. Por supuesto, no

tirar nada ni dejar rastros. Y aún así, habrá alguien que nos acuse por-

que nuestras ruedas erosionan. Ni puto caso. Las bicis ayudan a mante-

ner vivos los senderos, y si alguien te acusa alguna vez de lo contrario,

simplemente explícale amablemente que las bicis no ensucian, sino las

personas.

Happy trails. Alfonso.

Cadencia

Page 5: Cadencia Mag #6
Page 6: Cadencia Mag #6
Page 7: Cadencia Mag #6
Page 8: Cadencia Mag #6
Page 9: Cadencia Mag #6
Page 10: Cadencia Mag #6

El verano es para los Bike Parks. El calor infernal en las ciudades nos empuja a subir a las cotas altas, pagar para que nos suban en un telecabina y después ti-rarnos montaña abajo. Además los Bike Parks sólo abren en verano, y por tanto hay que aprovechar para usarlos antes de que lleguen las nieves y los esquíes.

Sólo utilizamos los Bike Parks unos pocos días al año, así que si no estás muy acos-tumbrado a estos lugares te pueden ve-nir bien estos consejos para sacarle parti-do a tu día de forfait.

Y si eres un habitual, ¡seguro que mejoras tu técnica de bike parker!

GUÍA PARA SOBREVIVIR EN UN BIKE PARK

HOW TO

1 OJO CON LOS REMONTES

Los remontes los carga el diablo. Si no has colo-cado nunca una bici en un telesilla, primero fíja-te en cómo lo hacen los demás. Consiste en en-ganchar el triángulo del cuadro de la bici en uno de los enganches, y alguna parte del bascu-lante trasero, en el otro. Parece fácil (y lo es), pero se trata de tu bici, y verla colgando de dos hierros en el vacío siempre acojona un poquito.

Page 11: Cadencia Mag #6

2 LLEVA TU PROPIA ENERGÍA

Los Bike Parks son parecidos a los par-ques temáticos. No es que prohíban in-troducir comida o bebida, como en Port Aventura, pero los precios de estos servi-cios suelen ser bastante caros, depen-diendo de la zona. Recomendación: lleva tu propia comida y bebida. Ya estás con-tribuyendo a la economía del park con tu forfait, y con otros gastos que seguro vas a tener. Si quieres evitar colas y co-mida de calidad dudosa, lleva la tuya.

3 EL ANSIA VIVA

No seas ansioso. Un día de forfait en un Bike Park da mucho de sí. Es inevitable querer hacer cuantas más bajadas me-jor, por disfrutar el día y por amortizar el forfait. Pero el ansia viva de hacer ba-jadas puede volverse en tu contra y des-gastarte antes de tiempo.

4 NO MONTAS SOLO (NI MONTES SOLO)

Un Bike Park no es una zona cerrada para ro-dar películas de bicis. A veces puedes encontrar-te con flipados que creen que están rodando la última peli de Anthil Films, y creen que van solos por la montaña. Afortunadamente no suelen du-rar más de dos o tres bajadas sin romper algo en la bici… A la inversa, cuando elijas una baja-da intenta que se adapte a tu nivel de conduc-ción, por tu propia seguridad y por la de otros bikers que bajen detrás de ti.

LA MALDICIÓN DE LA ÚLTIMA BAJADA

He visto demasiadas veces a colegas de bici caerse en la que iba a ser la última bajada del día. Incluido yo. Mide tus fuerzas y no hagas ba-jadas como churros. Es mejor parar a tiempo a tomarse una cerveza que verse obligado a ha-cerlo en un árbol.

5

Page 12: Cadencia Mag #6

6 LLEVA PASTILLAS DE FRENO

La mecánica de la bici sufre mucho en un Bike Park. Polvo, barro, saltos, frenadas… Conviene asegurarse de que la bici está en perfectas con-diciones para afrontar una jornada de Bike Park, y si tus pastillas de freno por ejemplo es-tán un poco gastadas, no dudes y llévate un par de repuesto. Si eres de los que no se preocupan mucho por la bici, la mayoría de Bike Parks cuentan con tiendas de repuestos. Otros “consumibles” como cámaras o cadenas tam-bién son cosas que no vienen mal tener cerca en un sitio así.

7 ELIGE TU FORFAIT Y OPTIMIZA EL DÍA

Un fin de semana en un Bike Park suele haber bastante gente. Si puedes y si la estación lo per-mite, monta entre semana. Habrá menos gente y no tienes que guardar colas. En fin de semana, aprovecha las primeras horas o bien llega des-pués de comer. Muchos parks ofrecen forfaits de medio día a un precio muy asequible. Así evitas madrugones, y por las tardes suele haber menos gente.

Page 13: Cadencia Mag #6

8

PRACTICA EL TURISMO DE BIKE PARKS

No dudes en juntar a tus amigos, una furgoneta o varios coches, y largaos a recorrer el mundo en busca de los mejores Bike Parks. Un viaje así no lo vais a olvidar nunca, y es la mejor forma de adquirir experiencia y nivel. Montar en sitios distintos siempre enriquece, y el turismo de Bike Parks está en auge. Andorra, Francia, Italia, in-cluso Estados Unidos o Canadá cuentan con ver-daderas mecas en cuanto a Bike Parks. Aunque los nuestros tampoco se quedan atrás, por su-puesto!

9 PROTECCIONES Y CASCO INTEGRAL

Si vas a hacer descenso es obligatorio que lle-ves integral, y protecciones como rodilleras también. Los petos parece que ya no están de moda, pero he visto a muchos amigos agrade-cer al señor Dainese demasiadas veces en un Bike Park. Si haces enduro o all-mountain, pue-des llevar lo que te dé la gana, pero luego no te quejes….

10 DISFRUTA Y OLVÍDATE DEL RESTO

Un Bike Park en definitiva es un parque de atracciones para los que nos gusta la bici de montaña. Un buen park tendrá circuitos para todas las modalidades, con la comodidad de te-ner acceso por telesilla o cabinas. Es la hora de disfrutar de rutas interminables, y de bajadas preparadas y cuidadas para el descenso. Elige las atracciones en las que quieres montar y… DISFRUTA!! Y olvida los nueve puntos de antes.

Page 14: Cadencia Mag #6
Page 15: Cadencia Mag #6

caminospain.com

Page 16: Cadencia Mag #6

La roca de granito más fotogénica de los Alpes no es sólo una bonita montaña. Es el epicentro de más de 200km de senderos sinuosos y suaves como la crema que recubre un capuccino. Es un decorado inverosímil y de postal, y es tan perfecto que parece una broma. Pero los suizos no tienen sentido del humor. Así que sí, es real.

MATTERHORN, 150 AÑOS DE HISTORIA

La montaña mágica

portada

Page 17: Cadencia Mag #6

El Cervino o Matterhorn es más

que una montaña, es el símbolo de

los Alpes, del montañismo, el epí-

tome perfecto para evocar los ver-

des valles de Heidi, Pedro, el abue-

lito y Niebla. Si alguna vez se ro-

dara la película real de Heidi, sin

duda las localizaciones no queda-

rían lejos de estos lugares. Pasear

por la pequeña Suiza y sus Alpes es

como estar dentro de Sisí Empera-

triz o de un cuento donde los paja-

ritos columpian a perfectas prince-

sitas rubias con refulgentes vesti-

dos de seda.

Suiza es así. Un país asquerosa-

mente perfecto. Una maquinaria

sincronizada cual gigantesca ma-

queta de trenes, con todos los deta-

lles en el sitio adecuado. Y esto es

literal, ahora lo veremos. No hay

nada que desencaje, nada fuera de

lugar. Todo un país diseñado como

uno de los relojes que lo han hecho

famoso. Así es Suiza, y así es viajar

en bici por los Alpes. Rular por

Suiza y disfrutar de los Alpes en

bici es la cosa más sencilla del

mundo si sabes sacarte un billete de

tren o funicular y mirar la hora a la

que pasa.

Page 18: Cadencia Mag #6

La perfección intimida

La idea de viajar hasta Zermatt con mi co-

lega Simon, el pueblo al pie del famoso

Cervino o Matterhorn, era poder rodar por

algunos de los escenarios más impresio-

nantes para la bici que se pueden encontrar

en Europa. Sin tener mucha idea de los que

nos íbamos a encontrar, y basándonos sim-

plemente en algunos tracks y reportajes pu-

blicados en Pinkbike, nos pusimos a espe-

cular un viaje de bici al más puro estilo li-

bre: mitad improvisación y mitad prepara-

do. Algo nos decía a mi colega y a mi que

íbamos a encontrar cosas excelentes, aun-

que no tuviéramos muy claro cómo ni de

qué manera. Simplemente sabíamos que

iba a ser así. Esa montaña tenía que alber-

gar senderos impresionantes y experiencias

fascinantes. No podíamos fallar.

Cuando te encuentras con la perfección,

aun sin tener una idea preconcebida de có-

mo es o en qué forma se va a transmutar, la

sabes reconocer enseguida. En nuestro ca-

so, las cosas empezaron a parecerse bastan-

te a la perfección desde el mismo momento

de entrar en el cuento suizo de Heidi. Y se

hizo categoría absoluta cuando empezamos

a rodar por los senderos alpinos de Zer-

matt.

Eso sí, las facilidades para transportar tu

bici hasta Suiza (al aeropuerto de Ginebra)

se pagan. Como todo en este país esculpido

en lingotes de oro. Pero lo pagas a gusto

porque las cosas funcionan. Si el billete o el

taquillero te dice que el vagón X admite bi-

cis, y que ese vagón se va a parar en el sec-

tor H del andén, ya puedes morirte tran-

quilo porque esa será una verdad absoluta e

irrefutable que no admite dudas. Los hora-

rios de los trenes suizos son un axioma.

Son como los diez mandamientos, la Torah

y el Corán juntos. Están esculpidos con las

Page 19: Cadencia Mag #6

Un paraíso de rutas se ex-

tiende por los alrededores de

la icónica montaña, que do-

mina el paisaje en todo mo-

mento.

Page 20: Cadencia Mag #6

letras y los números de los dioses y es lo

más cerca que vas a estar nunca de la Ver-

dad con mayúsculas.

Desde Ginebra hasta Zermatt se hace un

agradable viaje en un tren casi vacío que

atraviesa pueblos, valles y ríos que pare-

cían decorados. Da la impresión de que en

cualquier momento los paisanos van a po-

nerse a cantar y bailar por las calles, o que

vas a ver un arco iris, una manada de gno-

mos y unicornios… en fin, que todo es muy

de cuento. Y en ese estado de euforia psico-

délica llegamos a Zermatt. El epicentro de

la pomada. Allí estaba la montaña. La mon-

tañaca. Todo parecía una maqueta de tre-

nes, ya digo. Así que empezábamos a estar

hartos de tanta perfección y sincronía. Ne-

cesitábamos ensuciarnos y comprobar que

El valle de Zermatt está rodeado por tres áreas con rutas de MTB. Desde niveles fáciles a difíciles, exis-

ten recorridos para todos los gustos y para estar rodando todo el día.

Page 21: Cadencia Mag #6

también había piedras y

baches en los caminos,

charcos, barro y rocas

puntiagudas, y que no

eran solamente carrete-

ras y pistas aterciopela-

das.

Craso error. El primer

día que sacamos las bicis

y empezamos a rular,

todo fue perfectamente

“suizo”. Hasta las mier-

das de las vacas olían

bien. Los caminos y sen-

deros, que se supone que

están rotos porque están

en la montaña, y que

son irregulares y aleato-

rios, y no están sujetos a

ninguna regla ni norma

porque es naturaleza pu-

ra y es incontrolable…

eran perfectos. Las pie-

drecitas estaban en el si-

tio justo. Las florecitas,

los arbolitos, las señales de las rutas. Los

caprichos del terreno respetaban las traza-

das y siempre había alternativas para dis-

frutar, sin levantar polvo ni mover ni una

sola piedra. Los puntos negros y las zonas

de doble diamante parecían trampas morta-

les pero con una misteriosa belleza engaño-

sa, de forma que disfrutabas más bajándote

de la bici que intentando hacerlas montado.

El ritmo no calculado, escuchar los cánti-

Page 22: Cadencia Mag #6

cos montañeses suizos en tu cabeza, en lu-

gar del martilleo de la cadena contra las

vainas, enlazar las trazadas entre la madeja

de pelo de una sonrosada lugareña rubia, el

crepitar de las ruedas sobre la tierra, que

estaba justo en su punto, ni muy seca ni

muy húmeda, mientras las vacas mugían y

sus cencerros se oían al fondo… Eso era ro-

dar por los dominios del pico Cervino.

Para todos los públicos

Un bicimontañero novato se siente podero-

so haciendo estas rutas. Enardecido. Uno

experimentado se siente pequeño y poca

cosa. Aquellos que no tienen aún mucha

experiencia en esto de la bici pueden llegar

a los Alpes suizos y pensar que todos los

senderos son así de cremosos en cualquier

parte del mundo, y que las montañas son

así de perfectas en todas partes. Otros, en

cambio, verán esto y pensarán para sí mis-

mos que realmente la perfección existe, y

que después de patear mucho mundo no

hayan visto nada igual.

Son senderos antiguos, centenarios. Con la

silueta del Matterhorn en permanente vigi-

Page 23: Cadencia Mag #6

lancia. Singletracks interminables que im-

ponen respeto y piden su tributo en forma

de admiración. Utilizados por pastores,

ovejas, cabras y vacas durante siglos, están

pulidos por centenares de montañeros, que

los han perfeccionado hasta dejarlos como

una patena. Dan ganas de sentarse en el

suelo y besar esas líneas milagrosas que di-

bujan el perfil de la montaña de una forma

casi escultórica. Los caminos surcan la su-

perficie de las montañas y los valles por los

sitios adecuados y no por otros. Por donde

tienen que ir para mantener siempre el rit-

mo y el flujo de los pedales, de forma natu-

ral e intuitiva. No son ni siquiera diverti-

dos. Son tan buenos que no dan ganas de

reir, sino de ir con la boca abierta. Son al-

gunos de los trazados de más calidad que

he conocido nunca, y hacen fácil ir en bici

por sitios impensables.

Comprender la montaña mágica

El Matterhorn siempre estaba presente en

Senderos interminables y precipicios que quitaban el hipo

eran la norma habitual en un día de ruta.

Page 24: Cadencia Mag #6
Page 25: Cadencia Mag #6

las rutas por la zona de Zermatt, hasta en los

puntos a los que no pudimos acceder por ser

demasiado pronto (mes de junio) y estar to-

davía con nieve algunos remontes. El mon-

tañón se comportaba como un guardián im-

ponente de todo el valle, un viejito bonachón

pero musculoso que te observaba desde cual-

quier lugar, y que también protegía y cuida-

ba a quienes le respetaban. La presencia de

esa silueta podría tener algo de sugestión,

pero verla todos los días daba cierta tranqui-

lidad y cierta calma. Un centro de gravidad

permanente, como si el pequeño universo

que era ese valle del Zermatt girase alrede-

dor de esa montaña mágica.

Los tres días que estuvimos en la zona con-

sistieron en buscar las mejores rutas posibles

para nuestras piernas y ojos. A veces hacía-

mos combinaciones de subir por tren crema-

llera hasta una cota de 2.500m y permanecer

sendereando todo el día; otras veces ascendi-

mos desde el pueblo hasta la base del Mat-

terhorn, otras improvisábamos. La pauta co-

mún era que tanto el terreno de subida como

el de bajada, fuera de las pistas y GRs, era

técnicamente divertido. Lo suficientemente

técnico como para disfrutar subiendo y ba-

jando, sin sufrir en absoluto. Lo que conver-

tía cualquier ruta en una auténtica gozada. Y

por supuesto, con un decorado de fondo que

quitaba la respiración. Picos, valles, ibones,

y la permanente silueta del Cervino eran

nuestros acompañantes.

Por esa misma razón, las tardes y las noches

después de haber pasado el día enganchados

a la bici, consistían básicamente en perma-

necer embobados mi colega y yo, observan-

do la montaña y saboreando unas cervezas.

La puesta del sol, ver ocultarse la luz entre

las nubes que cubrían el Cervino casi perma-

nentemente, daba pie a especular sobre aque-

llos primeros locos que tuvieron la imagina-

ción y el valor de trepar por sus frágiles ris-

cos hasta la cumbre. Ver cambiar de color a

la montaña según se refleja la luz del día en

ella, observarla y tener su permiso para reco-

rrerla con nuestras bicis, era estar cerca de

una energía incomprensible pero palpable.

Todos los tópicos sobre Suiza y los suizos se concentran en el

pequeño pueblo alpino de Zermatt. Y esa obsesión por el orden

y la perfección beneficia a un turista biker.

Porque encuentras todas las facilidades para disfrutar de la bici.

Page 26: Cadencia Mag #6

SALCHICHAS, CERVEZA Y CARAMELOS RICOLA

Mejor época para viajar con

bici:

Julio-agosto

Transporte: la red de trenes

de Suiza conecta

Ginebra o Zu-

rich con Zermatt

por unos 30€. Se

puede transportar la bici

dentro del vagón.

Moneda: Franco sui-

zo. (CHF). 1 CHF

equivale a 0,98€.

Alojamiento: hoteles y aparta-

mentos en Zermatt por alrede-

dor de 60€ la noche.

Rutas: perfectamente señaliza-

das y mapeadas en

la Oficina de Tu-

rismo de Zermatt e

Internet.

Imprescindible: subir hasta el

Schwarzsee Paradise en la ba-

se del Matterhorn. Riffelberg

y Gornergrat.

Sunnega Paradise.

150 años de la

primera ascensión al Cervino

El 14 de julio de 1865 la expe-dición inglesa de Edward Whymper coronó por prime-ra vez el Cervino (4.777m). De los 7 montañeros que hicie-ron cumbre, 4 de ellos murie-ron al caerse durante el des-censo. Durante este verano diversos actos tienen lugar en Zermatt para conmemo-rar este aniversario.

Page 27: Cadencia Mag #6

Una montaña de granito que parece sólida,

indestructible, y que sin embargo es mucho

más frágil de lo que parece, con desprendi-

mientos permanentes. El Cervino, el Mat-

terhorn, la silueta de una montaña que pare-

ce ya un personaje, una montaña humaniza-

da. “¿Y dices que Kilian Jornet ha subido y

ha bajado eso en menos de 3 horas? Eso es

imposible, ¡y además innecesario!” –Pues sí,

pienso. Podrías estar observando esta mon-

taña durante días enteros, y no alcanzarías a

comprenderla del todo.

Cad*

Este reportaje también está disponible en YouTube.

Page 28: Cadencia Mag #6

viaje

Cogí la furgoneta, la llené con los trastos que necesitaba y me largué al desierto. Para fabricar mi famoso líquido tubeless casero, la Txistorra Azul, necesito silencio, un aire seco y txistorras. Muchas txistorras.

BARDENAS REALES

Cocinando txistorra azul

Page 29: Cadencia Mag #6

En el desierto de las Bardenas Reales (pronunciado bardénas) no pueden encontrarme los federales. Desde que me gano la vida fabricando líquido tubeless adulterado las cosas se han puesto calientes en Alburquerque. Pero aquí, en este condado dejado de la mano de Dios, sólo hay tierra seca y arbustos mágicos. Justo lo que necesito.

“Vamos a cocinar –me dije. Y empecé a cocinar.

Maldita sea, lo hice”.

Page 30: Cadencia Mag #6

Dicen que en el desierto no hay vida.

Es falso. Cuando vengo aquí a cocinar

mi meta, veo todo tipo de fauna y flora.

En esta foto, unos elfos saludan a la cámara

mientras se comen unos kebabs.

Page 31: Cadencia Mag #6

En Texas sólo hay vacas y maricones. Y en las Bardenas Reales sólo hay tie-rra y polvo.

Page 32: Cadencia Mag #6

¿Qué mejor que cocinar al lado de una zona de tiro del ejército, en me-

dio de un parque natural y reserva de la biosfera como las Bardenas?

Así nadie puede encontrarme fabricando mi preciado líquido azul...

Page 33: Cadencia Mag #6

Algunas veces llueve. Y se forman riachuelos. Todo esto

era un antiguo mar interior, o algo así. Yo lo llamo

“la paradoja del desierto”. Así es como lo llamo.

Page 34: Cadencia Mag #6

El tubeless que consume la gente está adulterado. El mío, gracias a que lo fabrico con productos naturales, es el más puro que existe. Su color azul característico se debe al complejo proceso químico que utilizo. Txisto-rras y un puñadito de lapislázuli, ese es mi secreto. Aunque ya no es secre-to porque te lo he dicho. Bueno, da igual porque aunque sepas mi secreto aquí nunca me encontrarán. Es el de-sierto, amigo. Es mi furgoneta y mi

territorio. Cad*

Page 35: Cadencia Mag #6
Page 36: Cadencia Mag #6

imágenes

CICLISMO DE ANTAÑO QUE SIGUE MUY VIVO

La Histórica

Page 37: Cadencia Mag #6

Fotos: lahistorica.cc

Anualmente, la localidad soria-na de Abejar se llena de bicis históricas y de un ambiente de época que cada vez atrae a más público. Algunos lo llaman re-tro. Yo prefiero llamarlo “una jornada de ciclismo puro”. Aroma auténtico y bellezas de dos ruedas conservadas de for-ma impecable.

La Histórica

Page 38: Cadencia Mag #6
Page 39: Cadencia Mag #6

La Histórica

Page 40: Cadencia Mag #6

La Histórica

Page 41: Cadencia Mag #6
Page 42: Cadencia Mag #6
Page 43: Cadencia Mag #6

La Histórica

Page 44: Cadencia Mag #6
Page 45: Cadencia Mag #6

La Histórica Cad*

Page 46: Cadencia Mag #6

T-SHIRT EXCLUSIVA. SÓLO EN CADENCIA MAG