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AñO 4 No. 40 MAYO 2013 EJEMPLAR GRATUITO NOT FOR SALE BILINGUAL EDITION LAS VOCES EN LAS PAREDES Las huellas de Ernesto Pugibet Patricia Quintana En sus orígenes encontró el sabor De ida y vuelta : Tlaxcala revisitada

deTour Ciudad de México 40 | Mayo 2013

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Las huellas de Ernesto Pugibet • Patricia Quintana. En sus orígenes encontró el sabor • Las voces en las paredes • Tlaxcala revisitada • Pedro Ramírez Vázquez. Creador de iconos en la Ciudad de México

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Año 4 • no. 40 • mAyo 2013EJ

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LAS vOcES EN LAS PAREDESLas huellas de Ernesto PugibetPatricia QuintanaEn sus orígenes encontró el sabor De ida y vuelta : Tlaxcala revisitada

L a arquitectura modifica y redefine el rostro de las ciudades y, al mismo tiempo, les confiere nuevos contenidos simbólicos, susceptibles de interpretaciones diversas.

Sería difícil imaginar el entorno físico y emocional de la Ciudad de México sin la presencia de edificaciones tan em-

blemáticas como el Museo de Antropología, en Chapultepec; el Estadio Azteca, al sur, en el barrio de Santa Úrsula; o la Básilica de Guadalupe, en el norte de la capital.

Una de las características que comparten, es haber sido creaciones del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, fallecido el pasado 16 de abril, a la edad de 94 años.

Nadie duda que el paisaje urbano de la Ciudad de México esté perfila-do, de manera relevante, por esos iconos arquitectónicos.

Por lo mismo, es entendible que sean también un componente rele-vante de los atractivos turísticos de la capital del país. Antropología es el museo más visitado de México; el Estadio Azteca, es el tercero más grande del mundo y más allá de los aficionados que están familiarizados con el inmueble, crece el número de turistas y visitantes que lo incluyen en sus recorrídos; y la Básilica es, después de la de San Pedro en el Vaticano, el templo católico más visitado a nivel mundial.

Con motivo de su fallecimiento, se ha escrito que con la fuerza expre-siva de su arquitectura, “Pedro Ramírez Vázquez construyó los sueños de México”.

Mucho hay de cierto en esa afirmación. Sin duda, millones de habi-tantes de la ciudad, visitantes y turistas seguirán disfrutando el legado patrimonial que dejó en ella.

GILBERTO HERNÁNDEZ SANTOS

Director

In MemoriamArquitecto Pedro Ramírez vázquez

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editorial

Centro HistóricoLas hueLLas de ernesto Pugibet.

traces of ernesto Pugibet.

Te invitamos a un recorrido por la Plaza de San Juan y sus alrededores, donde este empresario francés dejó honda huella con sus negocios y las obras que llevó acabo / We invite you to a tour round Plaza de San Juan and its environs, where this French entrepreneur made a big impact with his businesses and building ventures.

Voces de la ciudad / City voicesPatricia Quintana. en sus

orígenes encontró eL sabor.

Patricia Quintana. fLavor

runs in her veins. Una de las cocineras más relevantes en la escena gastronómica de México, nos comparte las relaciones profundas entre la ciudad, su familia, su vida y su gusto por la cocina / An outstanding chef in Mexico’s culinary circle shares with us her close relationship with her family, life and city, as well as her love for cooking.

Vida urbana / Urban livingLas voces en Las Paredes.

voices in the waLLs. La Ciudad de Surgido en la ciudad de Nueva York, el graffiti se expandió y convirtió en una expresión omnipresente en todas las urbes. En este artículo, presentamos un breve panorama de sus manifestaciones en la Ciudad de México / Having first emerged in New York, graffiti have spread and become ubiquitous in all cities. In this article we present a short overview of the graffiti in Mexico City.

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contenido / contents

De ida y vuelta / One day triptLaxcaLa revisitada.

tLaxcaLa revisited. Después de tres años, regresamos a Tlaxcala. Descubrimos nuevos atractivos prehispánicos, coloniales y gastronómicos, y volvimos a disfrutar de los atractivos de su capital / After nearly three years, we returned to the state of Tlaxcala to visit the pre-Hispanic world of Tecoaque, as well as the colonial and gastronomic side of Santa Cruz. We also revisited the state capital to once more appreciate its rich heritage.

Director y editor: Gilberto Hernández Santos / [email protected] • Director Asociado: Javier Hernández Santos / [email protected] • Dirección Creativa: Miguel Ángel Brand Barajas / [email protected] • Fotografía: a&s photo/graphics y AXON • Colaboradores: Elisa Martineau, Alonso Solís, Adela Valle y Gonzalo Herralde • Traducción: Carole Bullard • Teléfo-nos: 5211-7939, 5211-5927 y 5553-1641 • Relaciones Públicas: Tere Guerrero Medina / [email protected] • Impresión: Impresora Múltiple • Portada: Graffiti anónimo / AXON. deTour Ciu-dad de México es una publicación mensual de Noósphera Comunicación S. de R.L de C.V., Amsterdam 101, 1er piso, Col. Hipódromo Condesa, Del. Cuauhtémoc, CP 06170, México DF / Año 4, Número 40, Mayo de 2013 / Editor responsable: Gilberto Hernández Santos / Nº de reserva al título en Derechos de Autor: 04-2010-012917045600-102. Certificado de licitud de título y contenido: 14778 / Tiraje certificado por Lloyd International. Nº de Referencia: 10287. Emitidos por la Comisión Calificado-ra de Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registrado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Impreso por Impresora Múltiple. Saratoga 909, Col. Portales, México, DF, www.impresoramultiple.com / Distribución gratuita / El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores. Todos los derechos reservados, prohibida la reproducción parcial o total, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético con fines comer-ciales. Editada e impresa en México.

detourmexico.com

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@detourmexicodeTour Ciudad de México

In MemoriamPedro ramírez vázQuez.

creador de iconos en La ciudad

de méxico. Pedro ramírez

vázQuez. creator of icons in

mexico city. A manera de homenaje, en este artículo presentamos las obras creadas por este arquitecto que hoy son un referente obligado del perfil urbano y simbólico de la Ciudad de México / As a tribute, in this article we feature works of this architect that are symbolic landmarks in the urban landscape of Mexico City.

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CACAXTLA, TLAXCALAy HACIENDA TENEXAC

SÁBADO 1 DE JUNIO

¡Rompe tu rutina! Ven a disfrutar la arqueología, el mundo colonial y la tradición ganadera de Tlaxcala, visitando

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FIESTA AmERICAnA GRAnD CHAPULTEPEC / Ubicado en la zona de Polanco frente al Castillo de Chapultepec, en Mariano Escobedo 756, esq. León Tolstoi, Col. Anzúres, México DF. CP 11590. Tel: 52 (55) 2581-1500www.fiestamericanagrand.com/es/mx-mexico-city/hotel-grand-chapultepec

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CEnTRo HISTÓRICo

ZonA RoSA

HoTELES

RESTAURAnTES

CHAPULTEPEC-PoLAnCo

AERoPUERTo

dónde hospedarse + dónde comer

SAn ÁnGEL

CoyoACÁn

CoLonIA PoRTALES

EXPOSICIONES

1 HAY MÁS RUTAS QUE LA NUESTRA. LA COLECCIÓN TAMAYO DESPUÉS DE LA MODERNIDADDel 9 de mayo hasta agosto 2013martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.Esta exposición se concibe como un campo de tensiones estéticas, incluye obras tanto modernas como contemporáneas, de artistas extranjeros y nacionales, para indicar diferencias y convergencias entre lo local y los cánones internacionales del mainstream, sean éstos modernos o recientes. museo Tamayo Arte Contemporáneo, Paseo de la Reforma 51, Col. Bosques de ChapultepecAdmisión: $19Domingo: entrada libre

2 CICLORAMALA MIRADA DETRÁS DEL PAISAJEDel 9 de mayo hasta septiembre 2013martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs.Aborda la práctica de cinco artistas interesados en el paisaje y la historia como formas de representación y mediación. A través de la apropiación del pasado, sus obras nos confrontan simultáneamente con un paisaje tanto ideológico como artístico que ha formado nuestra mirada y

conocimiento sobre la estética, el poder, la ciencia y la civilización.museo Tamayo Arte Contemporáneo, Paseo de la Reforma 51, Col. Bosques de ChapultepecAdmisión: $19Domingo: entrada libre

3 RONAN Y ERWAN BOUROULLEC: ÁLBUMHasta el 28 de juliomiércoles, viernes y domingos de 10:00 a 18:00 hrs.Jueves y sábado, 10:00 a 20:00 hrs.Muestra de 435 dibujos y 520 imágenes que incluyen bocetos y cuadernos de dibujo, así como algunas piezas de mobiliario. museo Universitario Arte Contemporáneo, Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural UniversitarioAdmisión: jueves a sábado $ 40Miércoles y domingo: $20Lunes y martes: cerrado

4 JONAS MEKASHasta el 2 de juniomiércoles, viernes y domingos de 10:00 a 18:00 hrs.Jueves y sábado, 10:00 a 20:00 hrs.En está exposición se ofrece una selección de

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cartelera / events

su obra fílmica más importante; principalmente aquella vinculada a artistas contemporáneos con los cuales estableció fructíferas colaboraciones artísticas.museo Universitario Arte Contemporáneo, Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural UniversitarioAdmisión: jueves a sábado $40Miércoles y domingo: $20

5 NUEVOS TIEMPOS, NUEVOS DIOSES. ESCULTURA CERÁMICAHasta el 21 de juliomartes a domingo de 10:00 a 17:00 hrs.Reúne a más de veinte ceramistas para construir a partir de las mitologías mesoamericanas un acercamiento estético contemporáneo al mito del fin del mundo.museo de Arte de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado, moneda 4, Centro HistóricoEntrada libre

MÚSICA

6 ORQUESTA SINFÓNICA NACIONALTemporada del 3 de febrero al 23 de junioViernes 3, 20:00 hrs.Director huésped: Eduardo González

Domingo 12, 12:15 hrs.Director huésped: Jay FriedmanViernes 17, 20:00 hrs.Director huésped: José Luis CastilloViernes 24, 20:00 hrs.Domingo 26, 12:15 hrs.Director huésped: Max ValdésPalacio de Bellas Artes, Av. Juárez, esq. Eje Central, Col. CentroAdmisión: $160, $120 y $80

7 CONCIERTOS DE BELLAS ARTESMÚSICA DE AUTORES CLÁSICOS Y CONTEMPORÁNEOSDomingo 12, 12:00 hrs.Claudia Aguilar, flautaAlfredo Isaac Aguilar, pianomuseo de Arte de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado, moneda 4, Centro HistóricoEntrada libre

8 PRESENTACIÓN CORAL. CORO DEL VALLESábado 18, 12:00 hrs.Ven a disfrutar de un programa de música yucateca de los autores Guty Cardenas, Pepe Domínguez y Ricardo Palmerín, entre otros.Museo de Arte de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4, Centro HistóricoEntrada libre

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9 XVIII ENCUENTRO INTERNACIONAL DE MÚSICA ANTIGUASábado 4, 19:00 hrs.Ecos Barrocos-Duetos para VozClaudine Gómez Vuistaz, direcciónJueves 9, 19:00 hrs.Canciones y decires de amor y lujuriaGabriela Miranda, direcciónJueves 16, 19:00 hrs.Cantatas de J.S. BachMagali Gasca, direcciónSábado 18, 20:00 hrs.Kings & QueensOliver Briand, direcciónDomingo 19, 13:30 hrs.Luz y sombras Eduardo Espinoza Chacón, direcciónSábado 25,19:00 hrs.Las dos orillasMaría Diez-Canedo, direcciónViernes 24, 19:00 hrs.Aurelio Tello, direcciónDomingo 26, 13:30 hrs.Música y Danzas en el Virreinato del PerúLydia Hung, direcciónAuditorio Blas Galindo, Centro nacional de las Artes, Río Churubusco 79, esq. Tlalpan, Col. Country ClubAdmisión: $100

10 ORQUESTA SINFÓNICA JUVENIL CARLOS CHÁVEZSEGUNDA TEMPORADA DE CONCIERTOS 2013Sábados 11, 18 y 25, 13:30 hrs.Domingos 12 y 19, 18:00 hrs.Eduardo García Barrios, dirección

Conformada por jóvenes en formación musical.Auditorio Blas Galindo, Centro nacional de las Artes, Río Churubusco 79, esq. Tlalpan, Col. Country ClubEntrada libreProgramación sujeta a cambios

TEATRO

11 FIÚ FIÚ. CÓMO SER CLOWN SIN DEJAR DE SER MUJERDel 9 al 26 de mayoJueves y viernes, 20:00 hrs.Sábados, 19:00 hrs.Domingos, 18:00 hrs.Dos actrices con narices de payaso y sin hacer uso de la palabra, llevan al público a situaciones irónicas y extravagantes, reflexionando sobre diversos estereotipos que pretenden definir a las mujeres.Foro de las Artes, Centro nacional de las Artes, Av. Río Churubusco 79, esq. Calz. de Tlalpan, Col. Country ClubAdmisión: $120

12 INCENDIOSDel 3 de mayo al 7 de julioViernes, 20:30 hrs.Sábados, 19:00 hrs.Domingos, 18:00 hrs.Julia y Simón, hermanos gemelos, asisten a la lectura del testamento de su madre, Nawal, quien había permanecido en silencio durante los ultimos cinco años de su vida. Ahí se enteran de su última voluntad: Deben de entregar dos cartas. Una a su padre, que ellos pensaban que estaba muerto, y otra a su hermano, que ni siquiera

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sabían que existía. Es así como los gemelos emprenden una odisea que los llevará a cruzar el mundo, llevándolos del presente al pasado y de la violencia del mundo al incendio del alma.Foro Shakespeare, Zamora 7, Col. CondesaAdmisión: $300

13 SEDIENTOSDel 5 de mayo al 7 de julioDomingos, 13:00 hrs.A Boon, un antropólogo forense, se le pide investigar los restos de un joven que murió hace 22 años, abrazado a una chica, ambos de identidad desconocida y encontrados al fondo de un río congelado. Durante la investigación Boon se encontrará no sólo con la identidad de estos jóvenes, Murdoch y Noruega, sino también con sus propios recuerdos y sueños de juventud.Teatro La Capilla, madrid 13, CoyoacánAdmisión: $120

DANZA

14 FESTIVAL DE MÉXICO FMX THE OLD KINGViernes 10, 20:00 hrs.Sábado 11, 20:00 hrs.Domingo 12, 13:00 hrs.A lo largo de los años se han convertido en una plataforma artística para un gran número de coreógrafos. Artistas de distintas disciplinas y formación participar en sus procesos creativos tan dinámicos.Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Donceles 36, Col. CentroLuneta, primer piso central y palcos: $300,

Primer piso lateral: $250, Anfiteatro $200 y Galería $150

15 BALLET FOLKLÓRICO DE MÉXICO DE AMALIA HERNÁNDEZmiércoles 8, 20:30 hrs.Domingo 12, 9:30 y 20:30 hrs.miércoles 15, 20:30 hrs.Domingo 19, 9:30 y 20:30 hrs.miércoles 22, 20:30 hrs.Domingo 26, 9:30 y 20:30 hrs.miércoles 29, 20:30 hrs.El presente se diluye ante nuestros ojos y comienza el viaje a través del pasado, resurgen los señores del cielo y de la tierra, los jaguares, los dioses nacidos de seres humanos, treinta culturas distintas que florecieron tiempo atrás dejando huella en el color, en el ritmo, en la danza y en la música, formando una riqueza cultural.Palacio de Bellas Artes, Av. Juárez, esq. Eje Central Lázaro Cárdenas, CentroAdmisión: Luneta $800, Anfiteatro $600 y Galería $300

VARIOS

16 CICLO: LEO, LUEGO EXISTO…miércoles 29, 18:00 hrs.Este ciclo de lecturas en voz alta pretende fomentar el gusto y la costumbre por la lectura teniendo como lectores principales a diversos personajes del medio artístico y cultural.museo de Arte de la SHCP, Antiguo Palacio del Arzobispado, moneda 4, Centro HistóricoEntrada libre

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Las huellas de

Ernesto Pugibet

Con sus negocios y obras, este empresario francés marcó el rostro urbano en los alrededores de la Plaza de San Juan

Por: Gonzalo Herralde • Fotos: AXON

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centro histórico

Plaza de San Juan

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mprendedor al fin y al cabo, abandonó su na-tal Francia donde había nacido en 1853 y des-embarcó en Cuba. Entre la caña de azúcar y el tabaco, eligió a éste para desarrollarse como empresario. Se enfocó en el aprendizaje de cada aspecto de su cultivo pero también de la fabricación de cigarrillos. Y sin más equipaje que lo aprendido en la isla antillana, rem-prendió el camino por la mar que lo condujo a México.

Ernesto Pugibet supo que había llegado a su destino y quemó las naves. En la Ciudad de México encontró esposa y financista para dar los primeros pasos que, a fines del siglo XIX, lo convertirían en un personaje relevante de la vida económica y social del porfirismo.

Iglesia de Santa María de Guadalupe

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centro histórico

Doña Guadalupe Portilla, con quien casó Ernesto Pugibet, aportó el capital para com-prar terrenos pertenecientes al convento de monjas de la orden de San Juan de la Peniten-cia y, en 1884, construir allí la fábrica de ciga-rros bautizada con el nombre (que hoy puede parecer una ironía) de El Buen Tono.

Pero, además del nombre, Pugibet definió con sus negocios y obras la fisonomía de la zona que rodea a la Plaza de San Juan.

Erigió en honor de su esposa, la iglesia de Santa María de Guadalupe; donó los terrenos para la creación del mercado de San Juan y construyó, para sus trabajadores, las tres priva-das que conforman el conjunto habitacional “La Mascota”, localizado en las actuales calles de Bu-

careli, Abraham González y Turín en la frontera oriente de la muy porfiriana colonia Juárez.

Desde un principio y hasta la fecha, “La Mascota” fue y sigue siendo un ejemplo de ar-quitectura habitacional eficiente y funcional.

El Reloj Chino encamina hacia el oriente

Tomando como punto de partida los edificios de “La Mascota”, podemos seguir las huellas de-jadas en la zona por Ernesto Pugibet y, sobre la marcha, entrar en contacto con otros sitios em-blemáticos de la Ciudad de México.

Tres cuadras hacia norte, sobre Bucareli, se localizan el antiguo Palacio de Cobián y el Reloj Chino.

Conjunto habitacional La Mascota

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centro histórico

El primero es buen ejemplo de la arquitec-tura residencial y las pretensiones aristocrá-ticas de la élite porfirista, cuya mirada estaba puesta en París. Fue construido por Felicia-no Cobián, un rico comerciante de origen español. Muy pronto fue adquirido por el gobierno de Porfirio Díaz para ser sede de la Secretaría de Gobernación, función que sigue cumplien-do hasta la fecha.

El Reloj Chino es un mo-numento protagonista y vícti-ma de episodios relevantes de la historia nacional del siglo XX. La esbelta torre rematada por un reloj de cuatro caras, fue el obsequio que el gobierno chino hizo a Mé-xico en 1910, con motivo de las fiestas del Cen-tenario de la Independencia. Poco después, en febrero de1913, la metralla de los combates desa-rrollados en el transcurso de la Decena Trágica alcanzó al flamante monumento, provocándole severos daños. Fue reconstruido en 1921 y, mu-

cho después, en 2010, con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia fue remo-zado por completo.

Para continuar el recorrido hay que seguir hacia el oriente por la calle Emilio Dondé. Ésta cruza por La Ciudadela; allí se localizan la Biblioteca de México José Vasconcelos, re-

cién convertida en La Ciudad de los Libros, y el mercado de artesanías más grande de la ciudad. En su edición de abril pasado, esta revista se ocupó de tales sitios, por lo que hoy no nos detendremos en ellos.

Después de cruzar Balde-ras la calle adopta el nombre

de Ernesto Pugibet y casi de inmediato, sobre la acera izquierda, se abre un espació arbolado y apacible; se trata de la Plaza Carlos Pacheco. En el costado poniente se ven dos hermosas construcciones con aires coloniales; una fun-ciona como sede de la Academia Mexicana de la Historia.

Ernesto Pugibet supo que había

llegado a su destino y quemó las naves

Mercado de San Juan

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centro histórico

Reloj Chino

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centro histórico

Del mercado a la pulqueríaAdelante, sobre la misma calle de Pugibet, se llega al mercado de San Juan, famoso en los círculos gastronómicos internacionales. Fue construido en terrenos de la fábrica de El Buen Tono donados por su propietario.

“México está en sus mercados”, es una cita de Pablo Neruda que aparece con frecuencia cuando se habla de ellos. Si bien es cierto que el mercado de San Juan responde a tal afir-mación, también lo es que, por la variedad de los productos importados que allí se encuen-tran, son varios los países también presentes en el mercado.

Por un lado, los puestos de frutas y verdu-ras reproducen las texturas, los colores y olores presentes en cualquier mercado mexicano; pero, sobresalen aquellos otros en los que se ofertan productos que escapan de lo cotidiano o nos acercan a la herencia prehispánica de la cocina mexicana. Hay puestos que expenden acociles, escamoles, chapulines o gusanos de maguey. En otros, las especialidades son ra-rezas como cocodrilo, jabalí o avestruz. Y no

faltan los que venden delicatessen como quesos, embutidos y carnes frías provenientes de paí-ses como Italia, España, Francia, Alemania y Suiza. En éstos, incluso, se puede degustar ta-pas y baguettes preparadas con lo que allí mis-mo se vende; la casa pone el vino.

La Plaza de San Juan es el punto central de la zona. La rodean la ya mencionada iglesia de San-ta María de Guadalupe, la basílica de San José y Nuestra Señora del Sagrado Corazón, el mercado de artesanías de San Juan y un conjunto de instalaciones de Telmex, entre las que sobresa-le una gigantesca y estilizada torre.

Una cuadra más adelante, cruzando la ca-lle de Buen Tono, se llega a la de Arandas. En el número 28 se mira una fachada pintada con murales alusivos a temas de la mexicanidad. Es el local de Las Duelistas, una pulquería de abolengo centenario, decorada a manera de Ca-pilla Sixtina autóctona, donde los jóvenes han descubierto, en tiempos recientes, los múltiples caminos que comunican al pulque con aspec-tos esenciales de la cosmogonía prehispánica y la cultura popular.

Palacio de Cobián. Secretaría de Gobernación

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centro histórico

Traces of

Ernesto Pugibet

Between business dealings and construction, this French entrepreneur left his mark in the urban

scenario around Plaza de San Juan.

A born entrepreneur, he left his na-tive France, where he came into this world in 1853, and landed in Cuba. Between sugar cane and tobacco, he

chose the latter to develop a business. He fo-cused on learning every aspect of growing to-bacco, but also the manufacture of cigarettes. Then without any further baggage than the knowledge he had gleaned in the Ca-ribbean island, he set sail again, this time for Mexico.

Ernesto Pugibet knew he had reached his des-tination, and settled down. In Mexico City he

found himself a wife and financier to take the first steps that, in the late 19th century, were to elevate him to celebrity status on the economic and social scene in the Porfirio Díaz era.

Guadalupe Portilla, who Ernesto Pugibet had married, put up the capital to buy land belonging to the San Juan de la Penitencia nuns’ convent and, in 1884, to build there a cigarette factory

called, ironically, El Buen Tono.With his business and build-ing ventures he also defined

the area around Plaza de San Juan. In his wife’s honor he built the Santa María de Guadalupe

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church, donated lands for establishment of the San Juan market and built, for his workers, the La Mascota housing complex spread over the streets now known as Bucareli, Abraham González and Turín on the east side of the very Porfirian-style Juarez neighborhood. Right from the start “La Mascota” was, and to this day re-mains, an efficient, functional example of resi-dential architecture.

The Chinese Clock points eastTaking as a starting point the buildings in “La Mascota,” we can follow in the footsteps left in this area by Ernesto Pugibet and, along the way, find other iconic sites of Mexico City.

Three blocks north, on Bucareli, are the old Palacio de Cobián and the Chinese Clock. The for-mer is a good example of the aristocratic preten-sions in the residential architecture of the Porifiran elites, who only had eyes for everything Parisian. The place was built by Feliciano Cobián, a wealthy merchant of Spanish origin. Soon after, the Porfirio Díaz government purchased it for use as the Inte-rior Ministry, a function it fulfills to this day.

The Chinese Clock is a monument that was both protagonist and victim of key episodes in the national history of the 20th century. The slen-der tower topped by a four-faced clock was a gift from the Chinese government to Mexico in 1910 for our Independence Centenary celebra-tions. Shortly after, in February 1913, shrapnel from fighting during the Decena Trágica (ten-day battle) caused serious damage to the brand-new monument. It was reconstructed in 1921 and, much later, in 2010, completely renovated for the Independence Bicentenary.

A continuation of the tour leads eastward along Emilio Dondé Street. It crosses the Ciud-adela, where we find the old José Vasconcelos public library, recently named La Ciudad de los Libros, and the city’s largest handcrafts market. The recent April issue of this maga-zine covered these two sites in detail, so this time we will not linger here. After crossing Bal-deras, the street takes the name of Ernesto Pu-gibet and, almost immediately, the left-hand sidewalk opens up to a peaceful, tree-filled area called Plaza Carlos Pacheco. Two pleas-

Edificios La MascotaBasílica de San José

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ing colonial-style structures line the west side of the plaza, one being the Mexican Academy of History.

From the market to the pulque barProceeding along Pugibet Street brings us to the San Juan market, famous in international gastro-nomic circles. It was built on land donated by the owner of the El Buen Tono factory.

“Mexico is in its markets,” is a quote from Pablo Neruda that frequently pops up when talk-ing about them. If it is true that the San Juan market lives up to that statement, it is also true that –given the variety of imported products there– a number of other countries are also present in the market.

On the one hand, the fruit and vegetable stalls provide the textures, colors and smells of any other Mexican market; but others stand out because they sell unusual products for pre-Hispanic recipes inherited by Mexico’s cuisine. There are stalls selling acociles (crayfish), es-camoles (ant eggs), chapulines (grasshoppers) or maguey worms. Other stalls sell rarities like

wild boar, crocodile or ostrich meat. Delicates-sen stalls are stocked with cheeses, sausage meat and cold cuts from Italy, Spain, France, Germany and Switzerland; customers can pur-chase snacks and baguettes prepared with this produce, with the accompanying wine tasting on the house.

The Plaza de San Juan is the central hub of the area, surrounded by the fore-mentioned Santa María de Guadalupe Church, the San José y Nuestra Señora del Sagrado Corazón basilica, the San Juan handcrafts market and some Telmex facilities, from the middle of which a giant stylized tower rises. One block further ahead, crossing the other side of the Buen Tono Street brings us to Arandas Street. The façade at number 28 is painted with mu-rals alluding to very Mexican themes. Num-ber 28 is the venerable hundred-year-old Las Duelistas pulque bar decorated like a native version of the Sistine Chapel, where young folk have recently discovered the many paths that link pulque with essential aspects of pre-Hispanic cosmogony and popular culture.

Dolo

res

Ernesto Pugibet

Ayuntamiento

Buen

Tono

Arcos de Belén

Dr. Río de La Loza

Buca

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Bald

eras

Juárez

Paseo de la Reforma

BalderasBalderas

Juárez

Hidalgo

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Tolsa

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Iglesia de nuestraSeñora de Guadalupe

Basílica deSan José

Plaza de San Juan

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Reloj Chino

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Ciudadela

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Edificios La mascota

Pulquería Las Duelistas

Decoración pulquería Las Duelistas

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Fundadora del restaurante Izote, es una de las cocineras mexicanas más

reconocidas; ha escrito una docena de libros, co

labora en distintos medios y es

conocida como investigadora y promotora de la cocina mexicana.Patricia

Quintana

Entrevista por: Gilberto Hernández S. • Fotos: a&s photo/graphics y AXON

En sus orígenes encontró el sabor

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voces de la ciudad / city voices

Fundadora del restaurante Izote, es una de las cocineras mexicanas más

reconocidas; ha escrito una docena de libros, co

labora en distintos medios y es

conocida como investigadora y promotora de la cocina mexicana.Patricia

Quintana

Entrevista por: Gilberto Hernández S. • Fotos: a&s photo/graphics y AXON

En sus orígenes encontró el sabor

a&s p

hoto

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phics

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ay una vertiente de la per-sonalidad de Patricia Quin-

tana poco conocida y que tiene que ver con su lado humano y su con-dición de oriunda y habitante de la Ciudad de México.

Haber nacido en la capital del país, en el seno de una familia en la que se entre-lazan orígenes franceses, oaxaqueños, veracruzanos, regiomontanos y bilbaí-nos le permitió estar expuesta, desde su primera infancia, a todo tipo de experiencias que inevitablemente la conducirían por los anchos campos de la gastronomía.

“Lo de la cocina me viene de genes”, así, con esta frase

Castillo de Chapultepec

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Detalle de la fachada. Parroquia del Santo Niño de la Paz. Colonia Juárez.

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inició el recuento de las experiencias de vida con las que fue hilando los olores, las texturas y los sabores a partir de los cuales construyó un sentido de identidad y sensibilidad en tor-no de lo que es México.

Cocinando experiencias“A los dos años y medio mi abuela y mi mamá me llevaban al Mercado de San Juan. Mientras iban a realizar sus compras, me encargaban con la marchanta del puesto de fruta del que eran clientas. La señora acostumbraba regalarme fruta; mientras la saboreaba, sorprendida mi-raba todo lo que sucedía en ese lugar. También me llevaban al mercado de Jamaica. El mundo de las flores, el arcoiris de colores, las nubes de aromas perfumados, representaron otras sor-

presas y nuevos motivos para sentirme desde entonces encantada con los mercados”.

Su infancia giró en torno de la Colonia Juá-rez, la Cuauhtémoc y el Centro. En la primera, en la calle de Toledo, estaba asentada la casa familiar; en la segunda, sobre la calle de Río Tí-ber, vivían los abuelos; y en el Centro, en la ave-nida 5 de Mayo, funcionaba el negocio paterno.

La distancia que separaba su casa del Bosque de Chapultepec era de apenas dos cuadras. “Todo el tiempo íbamos a pasear en el triciclo o la bicicleta; se me figuraba como el jardín de mi casa. Era emocionante contemplar tan cerca el Castillo; me maravillaban los viejos ahuehuetes”.

Recuerda las inundaciones en las tem-poradas de lluvia; pero, más aún, recuerda

Arquitectura colonia JuárezCastillo de Chapultepec

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Museo Franz Mayer

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Altar del Perdón Catedral Metropolitana

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variadas experiencias gastronómicas cuyos escenarios fueron, entre otros, las famosas tor-tas Toledo frente a su casa, “toda una delicia”; el puesto de quesadillas instalado afuera de la panadería Elizondo, localizada en la calle de Río Lerma, en la Cuauhtémoc, el de tacos en la

calle de Isabel La Católica, y la eterna Dulcería de Celaya en 5 de Mayo.

El rancho veracruzano de los abuelos, fue otro mundo donde Patricia Quintana pudo vivir experiencias muy distintas a las de la ciudad. Allí aprendió a montar, lo que después la llevó a practicar en serio la esca-ramuza charra y participar como tal en los desfiles del 16 de septiembre en la Ciudad de México. Compartió con las mujeres de los vaqueros el trabajo cotidiano: la ordeña de las vacas, la preparación del nixtamal o de los fri-joles con epazote.

“Fue a través de vivencias personales como empecé a comprender las raíces profundas de lo que somos, así como la diversidad y riqueza que poseemos como pueblo, cultura y nación”.

Después de terminar la prepa, tuvo la oportunidad de estudiar una temporada en Canadá y otra en Europa. Pero, recuerda, que antes, a los 12 años, la abuela la invitó a viajar diciéndole: “de este viaje siempre te vas a acordar, te voy a llevar a donde nací, te vas a enamorar de los cielos de Oaxaca”. Así, en compañía de la familia, fue al en-cuentro de esa parte de su pasado. Descu-brió las tlayudas, las memelas, el tasajo y los moles típicos de la región. “¡Me quedé enamorada de Oaxaca”. Pero también re-corrió la geografía de Chiapas, Campeche y Veracruz y descubrió otros rostros maravi-llosos de México. Su abuela no se equivocó: fue un viaje inolvidable.

Es desde esta diversidad de experiencias que llega a su personal entendimiento de la Ciudad de México. La mira como un rompeca-bezas que podemos ir armando con la suma de nuestras propias vivencias y el conocimiento de la historia, las tradiciones y las fiestas. Pero, subraya, hay que vivirlas, en su diversidad, lo mismo en Coyoacán que en Xochimilco o Iztapalapa, lugares donde se manifiesta el es-píritu del pueblo y donde hay una cultura al mismo tiempo ancestral y viva.

Fue a través de vivencias personales como empecé a comprender las raíces

profundas de lo que somos.

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Dulcería de CelayaAltar del Perdón Catedral Metropolitana

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voces de la ciudad

Paladear la ciudadLe gusta caminar por el Centro Histórico, como cuando de la mano de su mamá y abue-la lo hacía de niña. Come en cantinas como el Salón Luz o El Gallo de Oro y en restaurantes como El Danubio o El Cardenal. Poder contem-plar los murales de Diego Rivera en Palacio Nacional, visitar la Catedral o el Museo Franz Mayer con la ilusión de descubrir un tesoro nuevo, son momen-tos que renuevan su emoción de vivir en esta metrópoli.

Disfruta la ciudad antes del amanecer, cuando va a la Central de Abastos a comprar lo que requiere para su restaurante. Para ella, la urbe vibra con cada transacción en torno del jitomate, el apio o la cebolla; le entusiasma ese mundo que fun-ciona a oscuras, “en el que los diableros chiflan y gritan para prevenirte de un posible atropello”.

Le encanta el ambiente bohemio de Co-yoacán, imagina a Frida caminando con

su canasta afuera de la Casa Azul; le con-mueve la serenidad y espiritualidad que se respira en la zona arqueológica de Cuicuil-co. La calle de Amsterdam, en la Condesa, siempre le recuerda a la bisabuela, quien al quedar viuda instaló allí un hostal donde, además, horneaba pastelillos y elaboraba mermeladas para venderlos en los comer-cios cercanos.

Los recuerdos fluyen sin reposo. Cada mi-rada por la estancia de su casa en Las

Lomas de Chapultepec parece estimularlos. La vida familiar, toda, se hace presente, así como

sus tiempos de estudiante de psicología en la Universidad Anáhuac

y los muchos años aprendiendo el oficio de escritora con personalidades como Elenita Po-niatowska, Eraclio Zepeda, Vicente Quirarte y Agustín Monreal.

La charla se prolongó más allá de lo planea-do. Lástima que no cupo toda en este texto.

Museo Frida Kahlo. Casa AzulCoyoacán. Atrio de San Juan Bautista

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There is a little-known aspect of Patricia Quintana’s personality that has to do with her human side and that she is Mexico City-born and a resident of the capital.

The fact that she was born into a family of in-tertwined origins from France, Oaxaca, Veracruz, Monterrey and Bilbao meant she was exposed from early childhood to all kinds of experiences that would inevitably include a wide variety of cuisines.

”Cooking is in my genes,” were her first words in recounting the times in her life when she gradually associated the smells, textures and flavors that led her to find a sense of identity and acquire a sensitivity to what Mexico is all about.

Cooking up experiences“When I was just two and a half years old, my mother and grandmother took me to the San Juan Market. While they went about their shopping, they left me in the care of the lady fruit stall vendor, whose customers they were. She would regale me with fruit, and while I ate it I would gaze wide-eyed at everything going on around the market. The Jamaica flower market was another place they would take me to. The rainbow of colors and clouds of fragrant aromas presented yet more sur-prises and new reasons for me to feel enam-ored with markets.”

The owner and founder of the restaurant Izote, is one of Mexico’s most celebrated chefs. She has written a dozen books, collaborated in different media and is known for her research and promotion of Mexican cuisine.

PatriciaQuintana

Flavor runs in her veins

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Her childhood was spent in the Juárez, Cu-auhtémoc and Centro neighborhoods. The fam-ily home was in the former, on Toledo Street; the second was where her grandparents lived, on Río Tiber Street; the latter was where her father’s business was located, on Avenida 5 de Mayo. The distance from her home to Chapulte-pec Park was a mere two blocks. “We were al-ways going there to ride tricycles or bicycles, and to me it was like the garden of my house. It was thrilling to see the Castle up so close, and I loved watching the old conifers.”

She recalls flooding in the rainy season, but has even greater recollections of her as-sorted gastronomic experiences ranging from the famous Toledo stuffed rolls across from her house, “absolutely delicious,” she says, to the quesadilla stand outside the Elizondo bakery on Río Lerma Street in the Cuauhtémoc dis-trict, or tacos on Isabel La Católica Street, and the ever-present Celaya candy store on 5 de Mayo Street.

Her grandparents’ ranch in the state of Ve-racruz was another world where Patricia Quin-tana encountered experiences far different from those of the big city. There she learned to ride horses and seriously took up the practice of charro feats, participating in such skills in annu-al September 16 Independence Day parades in Mexico City. She shared daily work on the ranch with the cowhands’ wives, like milking cows, preparing tortilla dough or cooking beans with the epazote herb.

“It was through personal experiences that I began to understand the deep roots of who we are as a people, a culture and a nation, as well as our rich variety.”

She remembers, before her twelfth birthday, her grandmother’s words inviting her on a trip, saying: “it’s a trip you’ll always remember; I’m going to take you to where I was born, and you

will fall in love with the skies of Oaxaca.” So with the family she went to explore that part of her past. She discovered tlayudas, memelas, tasajo and the typical mole sauces of the region. “I fell in love with Oaxaca.” But she also discovered other wonderful faces of Mexico when traveling through the states of Chiapas, Campeche and Veracruz. Her grandmother was not mistaken: it was an unforgettable trip. Later, after graduat-ing from high school she had the opportunity to study a while in Canada and then in Europe.

This exposure to such diversity has molded her personal understanding of Mexico City. She sees it as a puzzle whose pieces we can gradu-ally assemble with the sum of our own experi-ences and knowledge of history, traditions and festivals. But, she points out, we should actively participate in them, in places like Coyoacán, Xochimilco or Iztapalapa, that come alive with community spirit and a culture both ancient and contemporary.

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Paseo de la Reforma

Getting a taste of the cityShe likes to walk around the Centro Histórico in the way she remembers doing as a child with her mother and grandmother. She has lunch in taverns like the Salón Luz or El Gallo de Oro, and in restaurants such as El Danu-bio or El Cardenal. Being able to view the murals of Diego Rivera in the National Gov-ernment Building, or to visit the Cathedral or the Franz Mayer Museum with the illusion of discovering some new treasure are moments that for her renew the excitement of living in this metropolis.

She relishes the city before dawn, when she goes to the Central Wholesale Produce Market to buy what she needs for her restaurant. Ev-ery transaction for tomatoes, celery or onions marks the first stirrings of the city still in dark-ness, when “the produce handlers pushing their heavy dollies whistle and shout warnings to pre-vent any possible collision.”

Patricia loves the bohemian ambience of Coyoacán; she imagines Frida Kahlo walking with her basket outside the Casa Azul; she absorbs the serenity and spirituality that per-meates the Cuicuilco archaeological site. Am-sterdam Street in the Condesa neighborhood always reminds her of her great-grandmother who, upon becoming a widow, set up a hos-tel where she would also bake cakes and make jams to sell to nearby shops.

And just one glance around the drawing room of her Lomas de Chapultepec home trig-gers more memories for her. Pictures of all her family life come flooding back, such as her time as a psychology student at the Universi-dad Anáhuac, the many years spent learning writing skills from celebrities like Elenita Poni-atowska, Eraclio Zepeda, Vicente Quirarte and Agustín Monreal. Our conversation lasts longer than planned. Too bad it didn’t all fit in this text.

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Detalle del mural de Diego Rivera en Palacio Nacional

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vida urbana / urban living

Por: Alonso Solís • Fotos: AXON y a&s photo/graphics

El graffiti es un fenómeno omnipresente en el paisaje urbano. Polémico; constructivo y

vandálico a la vez; es también creador de códigos y expresiones estéticas peculiares

Las voces en las

paredes

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ara el grafitero, la fachada de una casa, los mu-ros ya sea en la Condesa , Iztapalapa o el Cen-tro Histórico, los anuncios espectaculares e, incluso, un monumento o escultura represen-tan lienzos para rayar, marcar o pintar y, a fin de cuentas, dejar constancia del acto en sí y de quien lo lleva a cabo sin más instrumento que la lata de pintura en aerosol o los marcadores.

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Desde nueva york y Tijuana a la Ciudad de méxico

Graffiti, plural de grafitto, es un término italia-no cuyo significado es “marca o inscripción hecha rascando o rayando un muro”. Su ori-gen está en el campo de la arqueología y fue acuñado por especialistas en esa disciplina para identificar las inscripciones y dibujos ha-

llados en paredes de edificaciones del antiguo imperio romano.

Cuando se habla del origen moderno del graffiti, la mayoría de las fuentes coincide en ubicarlo a fines de los sesenta en los barrios negros del Bronx neoyorquino y vincularlo con el movimiento hip hopero cuyos prota-gonistas recurrieron al graffiti como medio

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de expresión identitaria y al mismo tiempo contestataria.

El graffiti llegó a México por la puerta fron-teriza de Tijuana y lo hizo de la mano de los jóvenes cholos ocupados en crearse una per-sonalidad con elementos tomados de las gangs juveniles californianas, del movimiento chi-cano y de las formas de vida características de los barrios urbanos de este lado de la frontera.

Fue a mediados de los 70 que el graffiti llegó al Distrito Federal. En un principio es-tuvo asociado a los llamados chavos banda localizados en los barrios marginales y de la periferia, como sería el caso de Ciudad Neza-hualcoyotl, rebautizada como Nezayork, donde ya para entonces existía una tradición de mu-ralismo callejero, anónimo y efímero.

En la actualidad, al igual que sucede en prácticamente cualquier otra ciudad, la pre-sencia del graffiti es un fenómeno más que evidente en cualquier rumbo de la Ciudad de México. Los muros hablan con grafismos ilegibles, letras caprichosas, colores estri-dentes y figuras sacadas lo mismo de la cos-mogonía prehispánica y la historia patria, que de los comics, los videojuegos y el cine fantástico.

De la territorialidad a la estéticaArmado con latas de pintura en aerosol y

colocado frente a la superficie elegida, siem-pre en lugares públicos, el grafitero, solo o en compañía de su crew (grupo de grafiteros), imagina la figura, planea el trazo y velozmen-te despliega sus habilidades.

El graffiti hecho en México, en sus recursos formales presenta más similitudes que dife-rencias respecto del que se hace en los Estados Unidos. El crew como forma organizativa es la misma, así como los estilos puestos en prácti-ca: el tag (firma simple), la bomb (letras en dos dimensiones), el wilde style (letras con diseños intrincados), las 3D (letras tridimensionales) y las master pieces o pinturas murales, así como

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el stencil (uso de plantillas para aplicar el aero-sol) y el sticker (calcomanías).

El tag ha sido la forma más practicada. Re-curre a elementos tipográficos confusos y re-cargados para marcar territorios, transgredir y competir entre los mismos grafiteros para demostrar quién realiza la mayor cantidad de piezas.

Sin embargo, del graffiti fundado en la in-conformidad, la territorialidad y la ilegalidad ha surgido otro orientado hacia la exploración y manifestación de valores estéticos y el uso le-gal de espacios. Esta corriente, alejada del lugar común que asocia a los grafiteros con violencia e inadaptación, e incluso con lo ilegal, concibe y

ejerce el graffiti como una forma de arte urba-no vinculado a distintas manifestaciones de la cultura popular, en gran medida la mexicana, y como contribución, aún en su condición efíme-ra, al enriquecimiento del patrimonio artístico de las ciudades. Incluso, a esta corriente se han incorporado jóvenes con formación universita-ria en el campo de las artes plásticas y el diseño gráfico; y de la lata de aerosol han pasado al uso de la pintura acrílica.

Sean cuales sean sus características, moti-vaciones y finalidades, lo cierto es que el gra-ffiti llegó para quedarse, para dotar de nuevas cargas simbólicas al espacio urbano y trans-formarlo visualmente.

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de ida y vuelta

Graffiti are an ubiquitous sight on the urban landscape. Controversial, constructive, but at

the same vandalistic, they also create codes and express peculiar aesthetics.

Voices inthe walls

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For the graffito artist, a house front, or walls—whether in the Condesa or Iz-tapalapa districts—, billboards, or even a monument or statue, all serve as canvases

on which to scribble, paint or mark and, ultimately, leave a record of the act itself and its author.

From New York and Tijuana to Mexico City

Graffiti, plural of graffito, is an Italian term mean-ing “marks or inscriptions scratched or scribbled on a wall.” It originated in the field of archaeol-ogy and was coined by experts on this subject to identify inscriptions and drawings made on the walls of buildings of the ancient Roman Em-pire. As for the origin of modern-day graffiti, most sources coincide in pinning the trait down to black neighborhoods of New York’s Bronx in the 1960s. They link it to the hip-hop movement whose fans resorted to graffiti as a means to

identify themselves with a confrontational tone.Graffiti came to Mexico through the Tijuana

border entry at the hands of young people of the Cholo ethnic group anxious to create a per-sonality for themselves by imitating the style of young Californian gangs, as well as the Chicano movement and typical inner-city lifestyles on this side of the border.

It was in the mid-1970s that graffiti were in-troduced to Mexico City. Initially the practice was associated with gangs in slums and peripheral areas like Nezahualcoyotl, rechristened NezaYork for a burgeoning tradition of anonymous and ephemeral street murals. Today, as is the case in practically any other city, graffiti pop up virtu-ally in any area of Mexico City. The walls speak through illegible scribbles, funny-shaped letters, raucous colors and figures taken as much from pre-Hispanic cosmogony and Mexican history as from comics, videogames and fantasy movies.

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From the mundane to the aestheticArmed with cans of spray paint and standing in front of the chosen surface, always in pub-lic places, the graffito artist, either alone or with his crew, imagines the result he wants to achieve, plans how to do it, then swiftly deploys his skills.

Graffiti made in Mexico share more similari-ties than differences with their US counterparts. Crews organize themselves in much the same way; ditto for the styles used: there’s the tag (simple signature), the bomb (two-dimensional letters), the wild style (letters with intricate de-signs), 3D (three-dimensional letters), master-pieces (mural paintings), stencils (spray-painted murals with the help of a template) and stickers (application of transfers).

The “tag” is the most common. It consists of a confusing, exaggerated typography to mark territories or infringe on those of other graffito

artists. The idea is to compete and see who can produce the greatest number.

Yet from these graffiti based on inconfor-mity, territoriality and lawlessness, another type has emerged, focused on exploration and mani-festation of aesthetic values and the legal use of spaces. This new trend—unlike its predecessor that commonly defines graffiti artists as violent misfits caught up in illegal doings—, focuses on graffiti as an urban art form to express popular culture, largely Mexican, as well as a contribu-tion, if ephemeral, to the enhancement of urban art heritage. Even young people with university degrees in the field of visual arts and graphic design have joined this trend, which has moved on from spray paint to adopt the use of acrylic paint. Whatever motivations may be behind it or the desired objectives, graffiti are here to stay, visually transforming and encumbering the ur-ban space with a new kind of symbolic cargo.

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Basílica de Ocotlán42

de ida y vuelta / one day trip

Tlaxcalarevisitada

El estado más pequeño de la República, no lo es en lo que se refiere a la riqueza de su patrimonio y a los sitios de interés con los cuales enamora a

quienes la visitan

Por: Elisa Martineau • Fotos: a&s photo/graphics y AXON

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o son todavía las 9 de la mañana; ante mi sor-presa, el tránsito por el Viaducto avanza con

fluidez. Me dirijo hacia el oriente; en el azul del cielo inmediato al aeropuerto capitalino, las ae-ronaves trazan efímeras rayas blancas.

Continúo hasta tomar la avenida Oceanía y me encamino por la vía rápida hacia Texcoco; atravieso esta población y luego tomo la carrete-ra federal número136 que va a Veracruz.

La ruta de tres descubrimientosAl igual que hace casi tres años, me dirijo a Tlaxcala. Pero esta vez no sigo la ruta por la au-topista a Puebla. La razón del cambio: en esta ocasión, primero visitaré la zona arqueológica de Tecoaque, recién abierta al público.

Treinta kilómetros adelante de Texcoco, en la frontera con los Llanos de Apan, miro a la derecha de la carretera, sobre una loma de

rostro árido, el núcleo del asentamiento prehispánico.

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Parroquia de la Santa Cruz Entierro

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de ida y vuelta

Tecoaque fue un importante puerto de la ruta comercial entre Teotihuacán, Tex-coco y la Gran Tenochtitlán y gozó de poder económico gracias a que aquí se controlaba la producción de pulque en la zona. Resulta natural que en esta población se rindiera culto a Mayahuel, la Diosa que dio al hombre el tesoro de la bebida extraída del maguey.

En el pequeño museo de sitio observo piezas arqueológicas y materiales gráficos que dan cuenta de aspectos diversos de la vida de los pueblos teotihuacano y acolhua, ocupantes de la zona entre los años 300 a 500 y de 1300 a 1520. Por ejemplo, hay testimonios e infor-mación sobre las ofrendas de niños en los ri-tuales, la participación de mujeres en la guerra, así como evidencias de las enfermedades y los animales traídos por los españoles.

Afuera, el sol reverbera sobre la tierra seca sin que el cielo ofrezca sombra alguna. Vuelvo a la carrete-ra y retomó el rumbo hacia Tlaxcala. Antes de llegar haré

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phics Zona arqueológica de Tecoaque

de ida y vuelta

escala en el poblado de Santa Cruz, localizado justo enfrente del Centro Vacacional La Trinidad.

Dos motivos explican esta visita: uno es la Parroquia de La Santa Cruz y el otro el restau-rante Bompet: son expresiones disímbolas del barroquismo tlaxcalteca aplicado en las artes decorativas y la cocina.

Construida a finales del siglo XVI, la parro-quia es una de esas maravillas cuyo interior, al abrirse frente a nuestros ojos, nos conduce a la revelación de otra visión interna. La exuberan-cia áurea multiplicada en los retablos laterales y el principal, los lienzos con textos en náhuatl colocados a los lados del altar, así como la deco-ración de la cúpula, expresan la belleza resul-tante del sincretismo y el mestizaje estético e ideológico producidos por la Conquista.

Salgo al atrio, contemplo al disco solar ini-ciando su descenso y me encamino al restau-

rante Bompet, templo dedicado a rendir culto a la cocina tradicional tlaxcalteca. Juanita Aguilera, propietaria y cocinera del lugar puso sobre la mesa platillos —como el texmole ela-borado a base de huitlacoche, mole y migas de anís—, cuya receta es otra forma de expresar las inclinaciones barrocas de nuestro pueblo.

En la capital tlaxcaltecaLa tarde sigue joven cuando llego a la ciudad de Tlaxcala. Me dirijo a la basílica de Ocotlán, obra portentosa del barroco churrigueres-co, descrito por Manuel Toussaint como un estilo ornamental frenético en el que se extravió la lógica del arte clásico.

Emplazado sobre una colina, el c o n j u n t o

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Parroquia de La Santa CruzBóveda del camerín de La Virgen.

Básilica de Ocotlán

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arquitectónico atrapa de inmediato mi aten-ción. El color blanco asociado a los tonos ro-jizos de los ladrillos hexagonales subraya los detalles mudéjar, la riqueza de la fachada que asemeja un retablo cubierto por una concha y la ligereza aérea de torres y columnas.

La decoración interior, remembranza del arte indígena, es un tejido fulgurante de ca-denas de flores, cestos con arreglos vegetales, conchas y otros elementos de la naturaleza que enmarcan esculturas y tallas estofadas y

policromadas. La cumbre de esta creación la representa el llamado camerín de la

Virgen, realizado entre 1718 y 1720 por el artífice Francisco Miguel

Tlayoltehuanitzin bajo la dirección del capellán Ma-

nuel Loayzaga. El abigarra-

miento sublime de formas, colores y oros, ma-tizado por los lienzos de Juan de Villalobos, embriaga la vista y conmueve el espíritu de quien, como yo, tiene el privilegio de contem-plarlo.

Pienso en que Tlaxcala —la capital y el es-tado— es un destino al que el turismo no le ha puesto la atención que merece. La riqueza de su patrimonio prehispánico y colonial, las tra-diciones que se conservan vivas, sus museos y haciendas son motivos propicios para sustraer-nos de nosotros mismos y desenredar, paso a paso, fragmentos inéditos de nuestro ser.

En el caso de la capital tlaxcalteca, no ne-cesito más que caminar pocas cuadras en su Centro Histórico, cuya traza inicial data de 1524, para comprobarlo.

Visito el Museo de Arte donde se exhiben las “Fridas de Tlaxcala”, seis obras tempranas

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Parroquia de La Santa Cruz Plaza Jorge "Ranchero" AguilarCocina tradicional.

Restaurante Bompet

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realizadas por la artista entre 1923 y 1927. Des-pués me dirijo al Museo de Arte y Tradiciones Populares; me deslumbran los trajes de carna-val tan churriguerescos en su adorno como los retablos de Ocotlán. En las distintas salas con-firmo la riqueza del arte popular tlaxcalteca: los textiles de Contla, los bordados de Ixtenco, el barro vidriado de Tenexyecac y el bruñido de Atlahapa, los comales de Tzompantepec y la delicada talavera de San Pablo del Monte.

El siguiente sitio a visitar es el Palacio de Gobierno en cuyos muros interiores y sobre una superficie de 450 metros cuadrados se despliega con vibrante colorido la historia del pueblo tlaxcalteca, pintada, entre 1957 y 1995, por el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin.

Por último, me hago presente en la plaza de toros Jorge “El Ranchero” Aguilar, la más anti-

gua de México y una de las más hermosas del mundo. Se localiza en el atrio bajo del ex-con-vento franciscano, actual sede de la catedral de la Virgen de la Asunción y del Museo Regio-nal de Tlaxcala. En el perímetro de la plaza se alza la torre de un campanario del siglo XVI, lo cual le proporciona una estética única a este coso construido en el siglo XVIII.

Cae la noche de viernes. En la Plaza de la Constitución, a la vera del quiosco, hay música dispuesta para el baile al que se suma gente de distintas edades. En los portales, los restau-rantes lucen atiborrados de parroquianos. Se agita gozoso el corazón de Tlaxcala. Y qué me-jor, que ser partícipe de ese gozo. Tomo asiento en uno de los restaurantes del Portal Hidalgo y me dispongo a cenar pollo Tocatlán envuelto en mixiote con nopales. Nadie, ni la noche, ni la música, ni yo tenemos prisa.

de ida y vuelta

deTour Ciudad de México agradece el apoyo del Hotel Misión San Francisco Tlaxcala Centro para la realización de este reportaje. Plaza de la Constitución No. 17, Col. Centro C.P. 90000, Tlaxcala, Tlaxcalal, T. 01 246 462-6022, www.hotelesmision.com

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phics Antigua Casa de Piedra.

Hotel Misión San Francisco

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It’s coming up to nine o’clock in the morn-ing rush hour, so I’m surprised to find the traffic flowing smoothly along the Via-ducto. I’m headed east in the direction of

the airport, where aircraft are tracing fleeting white trails through a bright blue sky. I turn off to take Avenida Oceanía, then proceed on the fast road to Texcoco. After crossing the town I take federal highway No. 136 in the direction of Veracruz.

Mexico’s smallest state is not small when it

comes to rich heritage and places of interest to

captivate visitors.

Route of three discoveriesIn a repeat of three years ago, I’m on my way back to Tlaxcala. But this time I’m not taking the freeway to Puebla. The reason why I changed my mind is that on this occasion I’ll be visiting the archaeological site of Tecoaque, recently opened to the public.

Thirty kilometers past Texcoco, at the edge of the Apan Flatlands and on the righthand side of the highway, I catch a glimpse of the core of a pre-Hispanic settlement clustered atop a barren hillside. Tecoaque was an important hub on the trade route between Teotihuacán, Texcoco and the Great Tenochtitlan, and enjoyed economic power because this was where the production of pulque in the area was centered. It was only natural then for this town to pay homage to Mayahuel, the goddess who gave mankind the liquid treasure extracted from maguey cactus.

Tlaxcalarevisited

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phicsPalacio de Gobierno

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The small on-site museum displays archaeo-logical pieces and graphic materials describing different aspects of life in the ancient Teotihua-can and Acolhua communities who settled in the región from 300 to 500 AD and from 1300 to 1520. For example, there is testimony and infor-mation about the sacrificial offerings of children in rituals, about women’s participation in war, and evidence of diseases and animals brought over by the Spaniards.

Outside, the sun beats down on the parched land without any shade in sight. I return to the highway and continue on to Tlaxcala. Before I get there I will stop in the village of Santa Cruz beside the La Trinidad Vacation Center. The reasons are twofold: one is the Santa Cruz Parish Church and the other, the Bompet restaurant; they are dissim-ilar expressions of Tlaxcala-style baroque applied to decorative arts and to the kitchen.

Built in the late 16th century, the parish church has a wonderful interior that, when we step in-side, opens up another impressive revelation: the rich gold in the principal and side altarpieces, paintings with texts in Nahuatl placed on each side of the altar, and the ornamentation of the cupola, which all express the beauty and ideology involved in the syncretism and miscegenation that resulted from the Conquest.

Stepping back outside into the courtyard and noticing the sun beginning to dip lower in the sky, I head for the Bompet restaurant, another kind of temple whose purpose it is to pay tribute to tradi-tional Tlaxcaltec cooking. Juanita Aguilera, owner and chef, sets the table with dishes whose recipes are another way of expressing the baroque incli-nations of our people.

In the Tlaxcaltec capitalIt is still late afternoon when I arrive in Tlaxcala City. I make for the Basilica of Ocotlán, a formida-ble work of Churrigueresque baroque architecture described by Manuel Toussaint as a frenetically ornamental style that loses all the logic of classic art. Situated on a hill, the structure immediately

captures my attention. The reddish tones of the hexagonal bricks, offset against white, empha-size the Moorish detail, the ornate facade that re-sembles a shell-covered altarpiece, and the light floating airiness of towers and columns.

The interior decor, reminiscent of indigenous art, is a colorful mixture of flower garlands, baskets of plant arrangements, shells and other elements of nature that frame sculptures and gilded, poly-chromed carvings. The height of all this creativity is the Virgin Mary’s so-called dressing room con-structed between 1718 and 1720 by artisan Fran-cisco Miguel Tlayoltehuanitzin under the direction of chaplain Manuel Loayzaga. The sublime motley of shapes, colors and gold portrayed in the paint-ings of Juan de Villalobos intoxicate the eye and emotionally move anyone privileged to see them.

I think that Tlaxcala—both capital and state—has not been emphasized enough as a tourist venue. The wealth of its pre-Hispanic and colo-nial heritage, along with its preserved traditions, museums and haciendas are reasons enough to

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get out of our everyday mold and explore, step by step, unpublished fragments of our identity.

I only have to walk a few blocks in the Tlax-cala capital’s Centro Histórico dating from 1524 to prove that.

I pay a visit to the Art Museum that exhibits the “Fridas de Tlaxcala,” six early works by the artist Frida Kahlo between 1923 and 1927. Subse-quently I trot off to the Museum of Art and Popu-lar Traditions, where I am dazzled by the lavishly intricate carnival costumes adorned like the altar-pieces of Ocotlán. In the different rooms I confirm the variety of Tlaxcaltec folk art: the textiles of Contla, embroidery of Ixtenco, glazed pottery of Tenexyecac, polished pottery of Atlahapa, hot-plates of Tzompantepec and the delicate pottery of San Pablo del Monte.

The next place to visit is the Government Build-ing. Some 450 square meters of its interior walls depict in vibrant colors the history of the Tlaxcaltec people, painted between 1957 and 1995 by mae-stro Desiderio Hernández Xochitiotzin.

Finally, I make my appearance at the Jorge “El Ranchero” Aguilar bullring, oldest one in Mexico and one of the world’s most beautiful. Its loca-tion is a plaza immediately below a former Fran-ciscan convent and current seat of the Virgen de la Asunción cathedral and Tlaxcala Regional Museum. At the edge of the plaza stands a 16th-century belltower which gives a unique look to this arena built in the 18th century.

Now the evening sets in, on a Friday night. In the Plaza de la Constitución, beside the traditional central gazebo, live dance music draws people of all different ages. Under the archways, the restaurants are crammed full of locals. The joyful heart of Tlaxcala comes to life. So what better than to join in the fun. I take a seat in one of the restaurants in the Hidalgo Portico and leisurely tuck into a dish of chicken Tocatlán in a spicy mixiote oven wrap with nopales (prickly-pear leaves). I am in ab-solutely no hurry at all, neither is the music, nor the night.

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Crescencio Tlilayatzi

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pedroramÍrezvÁzquez

Creador de iconos de la Ciudad de México

Por: Adela Valle • Fotos: a&s photo/graphics y AXON

La obra de este arquitecto transformó el rostro de la ciudad y contribuyó a hacerlo reconocible en muchos

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in memoriam

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maginar el espacio físico y simbólico de la capital del país aso-ciado con la arquitectura, digamos moderna, en la mayoría de los casos lleva a pensar en sitios como el Museo Nacional de Antropología, la Basílica de Guadalupe y/o el Estadio Azteca. Son edificaciones presentes en el imaginario colectivo y en las emociones, creencias e, incluso, pasiones de cientos de miles de mexicanos. Pero también son referentes para quienes en muchos lugares del mundo piensan o imaginan a la Ciudad de México.

Paradojas de la vida: el mismo día que cumplía 94 años de edad, 16 de abril pasado, falleció Pedro Ramírez Vázquez, el arquitecto creador de esas construcciones, convertidas todas, por principio de cuentas, en iconos del paisaje arquitectónico de esta capital.

Además de arquitecto, en la biografía de Ramírez Vázquez se leen otros renglones que lo identifican como urbanista, fun-cionario público, impulsor del programa gubernamental de construcción de escuelas, dirigente olímpico y rector fundador de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Al hacer el recuento de la biografía de este “constructor de los sueños de México”, los medios pusieron el énfasis en su con-dición de arquitecto y muchos lo presentaron como el “padre de la arquitectura moderna” en nuestro país. Aunque tal afir-mación resulta muy discutible, lo cierto es, como ya se dijo, que con su obra —realizada en esta metrópoli, en el país y en otros

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lugares del mundo—, dejó profunda huella como uno de los arquitectos mexicanos más importantes del siglo XX.

Espacios para el rezo, el espectáculo y la cultura

En palabras de uno de sus hijos, la visión con la cual el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez se enfrentó a la práctica arquitectónica y ur-banística, consistió en “proyectar espacios donde los mexicanos pudieran construir su vida… Le gustaba hacer lugares de encuen-tro público: para rezar diseñó la Básílica de Guadalupe; para el espectáculo, el Estadio Azteca; para la cultura, varios museos; para la enseñanza, escuelas”.

Sin duda, el arranque de la puesta en prác-tica de esta visión puede contextualizarse en la construcción de Ciudad Universitaria, obra fundamental y trascendente de la arquitec-tura mexicana. Proyectó, junto con Augusto H. Álvarez, Ramón Torres y Héctor Velázquez, el edificio de la Facultad de Medicina que, al igual que los demás del campus original, cum-ple la función de eje vertebrador del conjunto

y del tránsito sin obstáculos de los peatones. Otro rasgo importante del proyecto, que tam-bién comparte con otros edificios de CU, fue la incorporación de elementos plásticos monu-mentales, concebidos como componente sus-tantivo del discurso estético arquitectónico.

En los proyectos del Museo de Antropolo-gía, del que se ha reiteradamente dicho que es uno de los más importantes del mundo, y de la que fuera sede de la Secretaría de Relacio-nes Exteriores, la planeación original para su construcción partió de una consideración ur-banística simple que fue invertida por Ramí-rez Vázquez, con lo cual modificó y redefinió para el futuro la función y el uso del espacio público en zonas importantes de la ciudad.

La lógica indicaba que la sede de la cancille-ría mexicana estuviera cerca de las residencias y sedes de la mayoría de las embajadas, y que el nuevo Museo de Antropología se constru-yera junto a una zona arqueológica. Resultó al revés: el museo, en lugar de construirse junto a la zona arqueológica de Tlatelolco, se cons-truyó en Chapultepec; y, viceversa, la sede de Relaciones Exteriores se asentó fuera de la ve-

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cindad con la Lomas de Chapultepec, Polanco y la zona elegante del Paseo de la Reforma y se asentó en la actual Plaza de las Tres Culturas.

El fútbol, se dice, es una religión esparci-da por todo el mundo. Los estadios son , por derivación, catedrales en donde cada semana jugadores y aficionados comulgan inspirados por un balón. El Estadio Azteca, en el que Ra-mírez Vázquez contó con la colaboración de Rafael Mijares, más allá de sus valores arqui-tectónicos, que no son pocos, y del hecho de ser el tercero más grande del mundo, se convirtió en un referente global de la Ciudad de México al haber sido sede de las finales de dos copas del mundo. Son muchos los turistas y visitan-tes que incluyen en sus recorridos una visita al llamado Coloso de Santa Ursula.

¿Hay manera de comprender la identidad compartida por la mayoría de los mexicanos sin tomar en cuenta el simbolismo de la Virgen de Guadalupe? Pensemos en que después de la Ba-sílica de San Pedro en el Vaticano, el recinto ca-tólico más visitado es la Básilica de Guadalupe; cada año recibe a más de 20 millones de fieles.

Es, por lo mismo, otra de las obras emblemáti-cas de la capital proyectada por el arquitecto Ramírez Vázquez, contando con la participa-ción de José Luis Banlliure y Gabriel Chávez de la Mora. Fue construida sobre una planta circular de 100 metros de diámetro, cuyo techo es una representación del manto guadalupano desplegado para protección de los fieles.

La Unidad Artística y Cultural del Bosque, localizada a espaldas del Auditorio Nacional, el Palacio Legislativo de San Lázaro, la Torre de Mexicana de Aviación en la colonia Del Valle, conocida popularmente como “la licuadora”, los museos de Arte Moderno y el del Templo Mayor, así como el mercado de La Lagunilla, son otras de las obras creadas por este arqui-tecto, merecedor, entre otros galardones, del Premio Nacional de Artes 1972 y del doctorado Honoris Causa por la UNAM.

Fue así que, en distintos puntos de la Ciu-dad de México, Pedro Ramírez Vázquez redi-mensionó el espacio público y lo transformó en crisol donde se forjarían formas diversas de vida comunitaria.

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When asked about modern architecture that could be considered symbolic of the country’s capital, more often than not our thoughts drift to places like the National Anthropology Museum, the Ba-

silica of Guadalupe and/or the Aztec Stadium. These structures immediately surface in the collective feelings, beliefs and even passions of hundreds of thousands of Mexicans. But they are also insignias for how people in many other parts of the world visualize or think of Mexico City.

Sadly, the architect and creator of those iconic structures on the urban landscape of the capital, Pedro Ramírez Vázquez, died on April 16 of this year, on his 94th birthday.

The biography of Ramírez Vázquez identifies him not only as architect but also urban planner, government official, promoter of the government program for building schools, director of the 1968 Mexico City Olympics and founding dean of the Univer-sidad Autónoma Metropolitana. In recounting the biography of this “builder of Mexican dreams,” the media have emphasized

pedro ramÍrez vÁzquez

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Creator of Mexico City icons

The works of this architect transformed the face of the city and helped make it instantly recognizable

around the world.

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his architectural status, and many refer to him as the “father of modern architecture” in our country. That might be debatable, but the truth is, as already mentioned, his work—in this city, around the whole country and other parts of the world—marked him as one of the greatest Mexican architects of the 20th century.

Venues for shows, culture and prayersIn the words of one of his children, the vision of architect Pedro Ramírez Vázquez in his architec-tural and urban projects consisted of “planning spaces where Mexicans could go about living their lives He liked doing public venues: he de-signed the Basilica of Guadalupe for praying; the Aztec Stadium for shows and sport; the National Anthropology Museum and other museums for culture; and schools for education.”

Unquestionably the first steps in putting this vision into practice came with the construction of the National University City (CU), as the cam-pus is called, a transcendental piece of Mexican

architecture. He designed, together with Au-gusto H. Álvarez, Ramón Torres and Héctor Ve-lázquez, the building for the Faculty of Medicine which, like the others of the original campus, functions as the backbone of the complex and ensures unobstructed pedestrian transit. Anoth-er important feature of the project, shared also with other CU buildings, was the introduction of monumental plastic elements, conceived as a key component of the architectural aesthetic discourse.

The original project to build an Anthropol-ogy Museum—repeatedly labeled as one the world’s best—and a new Ministry of Foreign Affairs, had been a simple urban concept. Then Ramírez Vázquez stepped in and turned it on its head to modify and redefine future function and usage of public space in important areas of the city. Logic had dictated that the headquar-ters of the Mexican Foreign Ministry should be close to most of the foreign embassies and their residences; and that the new Anthropology Mu-

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seum should be erected beside the Tlatelolco archaeology site. Instead, Ramírez Vázquez re-versed that idea: the museum ended up being built in Chapultepec Park instead of the Tlate-lolco archaeology site; and the Foreign Ministry was built, not on Paseo de la Reforma in the ele-gant Lomas de Chapultepec or Polanco districts, but on Tlatelolco’s Plaza de las Tres Culturas.

Football is said to be a worldwide religion. Stadiums can be likened to cathedrals where ball-crazy players and fans commune once a week. Aside from impressive architecture and its size as the world‘s third-largest, the Aztec Stadium, for which Ramírez Váquez had the col-laboration of Rafael Mijares, became a global landmark of Mexico City after hosting two World Cup finals. Many tourists and visitors in-clude a stop there.

Is there a way to comprehend the common identity of most Mexicans without taking into account one common denominator: the symbol-ism of the Virgin of Guadalupe? After the St.

Peter’s Basilica in the Vatican, the world’s most visited Catholic church is the Basilica of Gua-dalupe, receiving 20 million people a year. In designing this representative structure, Ramírez Vázquez had the collaboration of José Luis Benl-liure and Gabriel Chávez de la Mora. It was erected on a 100-meter-diameter circular floor plan and the roof represents the Virgin’s mantle deployed to protect the faithful.

The Del Bosque Arts and Culture Unit behind the National Auditorium, the San Lázaro Legis-lation Building, the Mexicana Airlines’ Tower in the Del Valle neighborhood (commonly dubbed “the blender”), the Modern Art and Templo Mayor museums, as well as the Lagunilla Mar-ket, are other creations of this architect who earned, among other awards, the 1972 National Arts Prize and an honorary doctorate from the Universidad Nacional Autónoma de México.

So it was that Pedro Ramírez Vázquez rear-ranged public space in the city and made it a melt-ing pot for different kinds of community life.

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inForMación Útil

red metro y tren LigeroLunes a viernes de 5:00 a 24:00Sábado de 6:00 a 24:00Domingos y festivos de 7:00 a 24:00Orientación y sugerencias: 5627-4741 y 5051

Monday to Friday from 5:00 to 24:00 hs.Saturday from 6:00 to 24:00 hsSunday and holidays from 7:00 to 24:00Information: 5627-4741 and 5627-5051

metro / subway / métro

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