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LA AGENDA EDUCATIVA PARA LA COMPETITIVIDAD REGIONAL

Resumen

La educación que genera productividad laboral, fortalece la toma descentralizada de decisiones y

promueve calificación para enfrentar sistemas empresariales globalizados, genera empresas

competitivas y eleva el nivel de vida de las personas, esta sería una educación de calidad.

La calidad educativa, se relaciona a la provisión de servicios básicos, la mejora sustantiva de los

niveles de pobreza y descentralizar la gestión educativa a las realidades regionales. También se

relaciona a las habilidades que requieren los estudiantes, para afrontar la vida laboral y

empresarial, a esto se les denomina competencias.

Esta calidad es parte de la cadena de valor empresarial (Es un factor básico en el diamante de la

competitividad de Porter). La calidad educativa para la competitividad empresarial, exige que los

sistemas educativos posean mecanismos de certificación y diseño curricular, validados por los

sectores empresariales regionales o nacionales.

Un análisis de esta calidad, para Lambayeque, evidencia escasez de recursos y problemas en

todos los niveles, afectando la competitividad futura de la región. Es saludable la dinámica de los

niveles primario e inicial, con fuerte nivel de competencia. Sin embargo, no hay mayor información

regional que evidencie como se supervisa al sistema, el retraso, deserción y masificación escolar,

por ello este estudio trata de dar una idea de estos problemas regionales y esboza temas para una

agenda educativa que promueva la competitividad de las empresas.

I. LA COMPETITIVIDAD ES INNOVACIÓN

La competitividad o la capacidad de competir de las empresas, se sustenta en la posibilidad que

una empresa tenga crecientes indicadores de productividad, creciente innovación de procesos y

productos y una presencia sostenida en los mercados, considerando que las ganancias derivadas

deben darse a todas los actores de la cadena empresarial, esto significa una generación de valor

continua para la empresa y la sociedad, puesto que las empresas más competitivas son también

las de mayor responsabilidad social, con entorno inmediato y con el medio ambiente que las rodea.

Los años recientes nos han traído una prolífica literatura en torno a los temas de competitividad

nacional, esta investigación se ha discutido en numerosos foros. Basado en estos trabajos, los

países han iniciado programas de competitividad para sus industrias o sectores, logrando que las

ventajas productivas sean más que sobresalientes. Estos programas buscan que las industrias

sean de mayor complejidad, con una mayor presencia en los mercados mundiales y con una

continua mejora de la calidad de vida de la población.

La competitividad descansa en muchos factores, uno de ellos es la calidad de los trabajadores

(adicionalmente se tiene las facilidades logísticas, las políticas de gobierno, la calidad del

consumidor, la calidad de los insumos y otros), calidad que descansa fuertemente en sus niveles

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educativos, las sociedades más desarrolladas tienen una gran apuesta hacia la creciente calidad

educativa y al desarrollo de mejores ofertas de educación para sus ciudadanos. En nuestras

sociedades latinas, la educación ha sufrido continuos embates, no sólo el sector público ha

deteriorado sus niveles de calidad sino una enorme cantidad de instituciones privadas ofrecen una

gama de servicios educativos de dudosa calidad. Las excepciones son saltantes, existen entidades

y sistemas educativos de mucho prestigio, sin embargo el acceso de las mayorías a esta

oportunidad de formación es escaso o nulo, de modo que es urgente iniciar un programa que

permita elevar la calidad educativa, generar con ella bases de competitividad para las industrias

nacionales o regionales del país.

La productividad, como una señal de la mayor innovación de procesos o productos, es una enorme

base de la competitividad, seguida de la capacidad de colocar productos en mercados de alta

exigencia y de una óptima dotación de bienes públicos, entre otras variables. Esta productividad

sólo puede lograrse con una fuerte inversión en los niveles de calificación de los recursos

humanos, que son un elemento de apoyo en la cadena de valor empresarial y los recursos básicos

de cualquier sector empresarial.

Las reformas en pos de la competitividad se iniciaron en los años 90, los países iniciaron profundos

cambios o ajustes estructurales en sus aparatos productivos, sin embargo una década después, la

productividad laboral ha tenido un bajo desempeño comparado con países desarrollados (Perú

3.1%, Usa 4.5%), lo que representa una desigual estructura de costos y una limitada posibilidad de

vender en estos mercados. Si a la baja productividad le añadimos una economía primaria, con

poco desarrollo tecnológico, los resultados son una pérdida progresiva de competitividad y de la

calidad de vida de la población. (CEPAL 2001).

Siguiendo el reporte mundial de la competitividad encontramos los siguientes datos para el Perú,

en el caso de la competitividad microeconómica.

El Perú se ubica en el puesto 66, lejanos de los líderes latinoamericanos que son Chile, Brasil y

Costa Rica, es resaltante saber que nuestro país tiene menor competitividad micro que varios

países de Centro América como República Dominicana, Trinidad, Panamá y aún El Salvador,

indicadores que se repiten la competitividad de las operaciones y estrategias empresariales, junto

al ambiente de los negocios.

El índice de competitividad microeconómica es un promedio de los dos índices que se muestran en

el cuadro, los que a su vez son resultados de las variables abajo analizadas.

A. Índice de Operaciones y Estrategias empresariales

• Procesos sofisticados de producción

• Ventajas competitivas naturales

• Grado de Entrenamiento del personal ejecutivo

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• Grado de comercialización.

• Apertura a la delegación de autoridad

• Capacidad de innovación.

• Gasto en innovación y desarrollo.

• Presencia en una cadena de valor.

• Crecimiento de su segmento en el mercado mundial.

• Grado de calificación del consumidor

• Control de la distribución internacional

• Grado de penetración de marca

• Confianza en la gerencia profesional

• Grado de incentivos remunerativos

• Predominio de licencias de tecnología extranjera

B. Índice de ambiente de negocios:

• Infraestructura física: Calidad de infraestructura, infraestructura de transporte, calidad de la

infraestructura portuaria y aérea, calidad de la oferta eléctrica, calidad de la infraestructura

de comunicaciones, uso de teléfonos e internet por cada 100 habitantes,

• Infraestructura administrativa: Seguridad para los negocios, independencia judicial,

suficiente y adecuado marco legal del sector público, pagos diversos para abrir un negocio,

grado de red burocrática

• Recursos Humanos: Calidad de las escuelas de administración, calidad de las escuelas

públicas, calidad de la educación científica y matemática,

• Infraestructura tecnológica: patentes per cápita, disponibilidad de científicos e ingenieros,

calidad de las instituciones de investigación científica, colaboración entre la universidad y la

industria para la investigación, protección a la propiedad intelectual.

• Mercados de capital: Sofisticación de los mercados financieros, disponibilidad de capital de

riesgo, facilidad del acceso al crédito, acceso al mercado de valores.

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• Comprador sofisticado: adopción de productos innovadores por parte del comprador, el

gobierno apoya en la búsqueda de tecnología avanzada, presencia una exigencia de

estándares en la demanda, leyes relacionadas a la tecnología de información, rigor de

regulaciones ambientales.

• Industrias relacionadas: Calidad y cantidad del proveedor local, Estado de desarrollo del

cluster, disponibilidad local de partes, insumos, equipos y maquinas, disponibilidad local de

investigación especializada y servicios de entrenamiento, grado de colaboración en la

producción y procesos

• Estrategia y rivalidad: incentivos: Incentivos, grado de subsidios y distorsiones públicas,

favoritismo en las decisiones públicas, cooperación entre empleador y trabajador, eficacia de

la gestión, grado de competencia local, número de competidores locales, barreras de

entrada y comercio, políticas antimonopolio, descentralización de la empresa, costos por

actividades ilegales, aranceles.

Las variables que miden la competitividad microeconómica, se sustentan en la innovación sea en

la empresa como en los sectores relacionados, esta innovación requiere investigación y por ende

un soporte educativo de primer nivel, nuestra posición el índice de competitividad es clara, estamos

rezagados porque nuestra apuesta a la educación es limitada, y no sólo en eso, sino que el

desarrollo de un clima propicio para los negocios se ve entrampado por la acción burocrática y

lenta del estado así como de sus órganos diversos.

No sólo es baja la actuación del Perú en el 2002, el índice señala un deterioro preocupante desde

1998, con la caída de 19 puestos en el ranking mundial, caída relacionada al deterioro de la

economía nacional y a los decrecientes niveles de la calidad de la educación peruana en los

últimos años. Veamos el cuadro 1.

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Cuadro 1. Competitividad Microeconómica por países 1998 al 2002

II. EDUCACIÓN Y COMPETITIVIDAD: UNA ALIANZA INDESTRUCTIBLE

La educación de calidad que genera bases sólidas para la competitividad debe tener requisitos

básicos: Que tenga una amplia cobertura, de modo que a mediano plazo todos puedan acceder a

ella, no sólo en los términos básicos, sino que se garantice la oportunidad educativa en los niveles

más sofisticados de formación. Segundo, que sea una educación que se relacione a los sectores

productivos nacionales o regionales, de modo que se puede aportar a la innovación de las

industrias o a ser agentes proactivos en la práctica empresarial, lo que sin duda supone un sistema

educativo capaz de aportar ala investigación de los problemas empresariales. Tercero, que sea

una educación inclusiva, es decir que aglutine a los diferentes sectores sociales y permita que la

población sea una activa participante en la vida política y social del país.

Para medir la calidad de la educación necesitamos indicadores de eficacia, relevancia y de

procesos, es decir la eficacia mide el grado de cumplimiento efectivo de los currículos o medir el

nivel de aprendizaje de los estudiantes contra el nivel deseado u óptimo en determinado año o

edad. La relevancia mide que lo aprendido sirva efectivamente para algo, es decir que la

GDP RealPer cápita

2002 2001 2000 1999 1998 2002 2001 2000 1999 1998 2002 2001 2000 1999 1998 2001 U$USA 1 2 2 1 1 1 1 2 1 2 1 2 2 1 1 34,888Chile 31 29 26 24 23 35 30 27 26 25 31 30 24 24 24 9,753Brasil 33 30 31 35 35 28 29 29 32 27 36 32 32 37 39 7,759Costa Rica 39 48 43 38 32 34 39 35 47 51 42 41 8,490República Domicana 41 60 30 59 53 61 6,198Trinidad y Tobago 44 31 44 27 44 38 10,018Panamá 50 49 54 40 52 49 5,986México 55 52 42 34 39 45 46 42 30 29 60 52 43 35 41 8,969Colombia 56 57 48 52 49 51 52 48 40 43 57 59 43 53 49 6,202Jamaica 59 39 60 31 59 44 3,890Uruguay 62 45 63 48 61 45 8,781El Salvador 63 64 51 47 61 66 57 46 62 64 50 48 4,603Argentina 65 54 45 40 34 57 53 45 39 30 68 53 44 40 34 12,098Perú 66 63 49 46 47 65 65 53 56 49 66 63 51 44 46 4,797Venezuela 72 67 54 51 50 73 67 49 53 44 72 66 55 51 50 5,966Guatemala 73 69 70 69 73 69 3,879Nicaragua 75 71 75 73 76 70 2,514Paraguay 76 70 77 68 75 71 4,379Ecuador 77 72 57 57 74 71 55 57 77 72 58 57 3,295Honduras 78 74 78 74 79 75 2,505Bolivia 79 75 58 58 79 75 58 58 78 74 57 58 2,439Haiti 80 80 80 1,444Fuente: The Global Competitveness Report 2002 - 2003

Pais

Indice de competitividad Indice de competitividad en Operaciones y Indice de competitividad en Ambiente demicroeconómica Estrategias Negocios

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educación, como ya mencionamos, sea parte de un plan nacional de mejora de la competitividad

en todos los campos incluso el personal. Finalmente los procesos miden si el aprendizaje se da en

situaciones óptimas de infraestructura, de calidad docente, de calidad de medios o materiales y de

la calidad de las técnicas de enseñanza. Una falla de estas dimensiones nos pone ante una

educación que no cumple sus fines y puede ser causante de problemas sociales futuros o niveles

bajos de vida.

También es menester señalar que la educación en el país, se inicia a temprana edad, en opinión

de algunos especialistas la edad básica para hincar un éxito educativo va de los 0 a 5 años, la

calidad educativa en estos niveles hace indispensable hincar programas de salud, saneamiento y

otras condiciones que mejoren la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables, quienes

actualmente carecen de todas las oportunidades y cuya educación accesible sólo permite

perpetuar los círculos de pobreza a la que se enfrentan. En este caso es indispensable un uso

óptimo del gasto público en estos grupos sociales, de modo que la calidad de los bienes públicos a

los que ellos acceden sea la base para salir de su bajo nivel de vida.

La educación, base de la competitividad, ha dado muchos giros, las tendencias actuales son la

formación por competencias profesionales, que tiene las siguientes características (Cinterfor OIT

2001):

• Los trabajadores, los empresarios y las instituciones de formación, participan en forma

conjunta en la identificación y definición de las competencias y de los programas de

formación, utilizando para ello estudios del trabajo (perfiles profesionales) y estudios sobre la

demanda real de capacitación del mercado.

• Permite contar con programas flexibles, de mayor calidad, y pertinentes con las necesidades

de la población y de la planta productiva.

• Proporciona un sistema con mayor posibilidad de actualización y de adaptación de las

personas a las nuevas exigencias del mercado. Reconoce la experiencia en actividades

productivas de los usuarios.

• Concibe la capacitación no como una actividad finita y de corta duración, sino como un

proceso de largo plazo que abarca toda la vida productiva de la persona, facilitándole la

acumulación de conocimientos y el desarrollo de competencias que amplían sus

oportunidades de superación y de progreso individual y profesional.

• Posibilita una mayor coordinación institucional, así como una mayor permeabilidad entre

centros de trabajo, empresas y la oferta de capacitación de las entidades de formación.

La calidad es parte de un proceso continuo de reforma educativa, que debe contener como mínimo

un proceso de descentralización de la gestión de las unidades educativas, incluyendo en ella los

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recursos necesarios. Estas unidades son quienes mejor conocen a sus estudiantes y entorno, de

modo que en ellos debe caer la responsabilidad de gestión, dejando a las instancias centrales los

roles de políticas y unificación de criterios macro de gestión. Finalmente la reforma debe llevarnos

a claros indicadores de desempeño, que midan como va la calidad de educación tanto pública

como privada, información además pública y accesible para la comunidad. En nuestro país

actualmente las estadísticas del sector se centran en matrículas más que en las diversas

dimensiones de calidad.

Mientras que en ASIA una persona encima de los 25 años tiene un nivel de educación media de 11

años, en el Perú se tiene una media de 7 años, la escolaridad media o los años pasados en la

escuela para los padres peruanos es de 10 años, menor a la más de 13 años alcanzada por los

padres norteamericanos, lo que señala una clara deficiencia en los niveles formativos de los hijos.

Si a ello le añadimos la pregunta ¿Cuánto fue lo aprendido en 10 años en el Perú, comparado a los

13.4 de USA? Los resultados pueden ser más desalentadores.

El 59% de la población de padres actuales ha terminado la secundaria, si esto lo compramos al

88% de padres de Usa o Corea que la terminaron, sacamos una conclusión acerca de la formación

en el hogar, de la tendencia al estudio y mejora de los hijos, sencillamente en el Perú la educación

no constituye una presión en la mitad de hogares, pudiendo ser sólo lo más básica posible, lo que

relega las familias a la pobreza, añadiendo a este análisis el pobre desempeño de la educación

pública peruana a la que accesa la mayoría de la población.

Según el índice de competitividad, en un rango de 0 a 6, el Perú tiene 4.8 de ranking para la

disponibilidad de científicos e ingenieros, no esta mal, sin embargo la retención de estros

especialistas apenas nos da un ranking de 2.7, es decir la inversión en la formación termina

yéndose a beneficiar a otras sociedades, esto es una respuesta de esta población de

investigadores a las pocas oportunidades y un ambiente propicio de desarrollo en el Perú.

(Arellano 2002). En este punto los países de la OECD tienen un ranking de 5.7.

En el Perú se estudia en promedio 11 años, este nivel de duración es superado por la mayoría de

países que se encuentra en mejor posición competitiva, caso Chile, países de Centroamérica,

Argentina y otros, que ofrecen 12 años de educación básica, Brasil ofrece 11 años, sin embargo un

análisis profundo debe medir el número de horas en clase, con lo cual la distancia podría ser

abismal entre nuestro país y otros con mejor posición competitiva.

La calificación de los trabajadores o su índice de habilidad o expertise para el trabajo tampoco nos

dejan bien parados. En un ranking de 0 a 7, estamos en 3.5 tanto para Programas de

entrenamiento como para formación de alto nivel, lejos del 5.6 de Chile, Brasil y Costa Rica.

Nuestra formación profesional en este sentido, no aporta a la competitividad empresarial.

Aproximadamente el 66% de la población educativa accede a los niveles secundarios y sólo el

30% accede al nivel superior (Arellano 2002), en este rubro estamos entre los primeros, sin

embargo es un indicador de la calidad educativa, puesto que países con menor índice de acceso

tienen si embargo mejores posiciones competitivas, lo que puede indicar que su sistema educativo

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si bien no es universal en esos niveles, esta mejor dotado y mejor relacionado a la infraestructura

productiva, tal es el caso de Brasil, Costa Rica o México. (CEPAL en su panorama social 2001 -

2002, encuentra una tasa global de deserción entre los jóvenes peruanos de 15 a 19 años, es de

17% en la zona urbana y de 45% en la zona rural, con un promedio nacional de 42%)

Viendo el cuadro siguiente, concluimos que en el Perú se tiene los profesores peores pagados de

Latinoamérica (preocupante indicador que aleja a los más capaces del sector educativo e impide la

continua calificación de los docentes), un gasto por estudiante por debajo del promedio

latinoamericano y mayor cantidad de estudiantes por clase que el promedio de la región. El tema

se pone dramático si lo comparamos con el promedio que existe en los países de alto ingreso.

Nuestros indicadores mejoran en los niveles superiores, pero ello probablemente se deba al bajo

acceso a ese nivel de los estudiantes peruanos. Sin embargo somos ampliamente superados por

Brasil y Chile, de lejos los de mejor record educativo en esta región. Hay que considerar que los

indicadores se calculan sobre GDP (Producto Bruto Interno) per capita, de modo que algunas cifras

nos favorecen de manera relativa puesto que nuestro GDP es bajo comprado con Brasil o países

de la OECD. Veamos el cuadro 2.

Cuadro 2. Indicadores básicos de la educación en Latinoamérica

Fuente: World Economic Forum. CGR. 2002

Para finalizar este resumen de calidad educativa en un contexto de competitividad, señalaremos que

de 4 puntos posibles el Perú obtuvo 2.4 en materia de calidad general de la educación y el mismo

número pero de un máximo de 7 para indicar la calidad de la escuela pública. La opción en el país se

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ha vuelto desigual, mientras pocos acceden a un sistema privado educativo, estos pocos reciben y

perciben tener una mejor educación, comparado con aquellos que sólo acceden al sistema público

percibido de peor calidad. Esta conclusión nos permite vislumbrar en el futuro una brecha social que

debe corregirse cuanto antes, garantizando el acceso a educación de calidad en todos los niveles

sea público o privado.

III. FORMACIÓN PROFESIONAL PARA LA COMPETITIVIDAD

La formación profesional tiene en estos tiempos nuevos retos, en este contexto hablamos no sólo

de la formación universitaria sino también de la formación técnica en todos sus niveles. Esta

formación técnica surgida como una estrategia que iba de la mano con la sustitución de

importaciones implantada en el Perú en los 60, se constituía en la base de las crecientes y

protegidas industrias, que demandaban un trabajo calificado o semicalificado para sus labores de

planta. Sin embargo es notorio que la enseñanza técnica pasó por una impresionante masificación,

ajena políticas de formación profesional nacional, el sistema técnico se desvirtuó generando islas

de excelencia en un mar de fracasos. La enseñanza en este rubro técnico hoy ha sido implantada

a todo tipo de áreas del conocimiento, sin un previo reconocimiento de la necesidad de estos

profesionales de mando medio, consistiendo muchas veces en una capacitación poco relacionada

a las demandas productivas, en áreas saturadas de técnicos y en vanas esperanzas de empleo

para los jóvenes peruanos. Este modelo educativo latinoamericano está más que nunca en la

encrucijada., veamos el gráfico 1.

Gráfico 1. Modelo educativo latinoamericano

Fuente: Moura, Varnoy, Wolf 2000.

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Además de estar lejos de la simplicidad, el modelo educativo parte la escuela secundaria en una

técnica, que está lejos de cumplir sus fines y mucho menos competir con los centros de formación,

el sistema alienta asimismo a la deserción en pos del trabajo a bajos niveles de edad o preparación

toda vez que es bajo el nivel de acceso a la secundaria y más bajo aún el acceso a la universidad.

De esta manera debe fortalecerse los niveles básicos educativos, de modo que se generen

habilidades necesarias para el trabajo y para enfrentar proceso técnicos de formación. Moura

propone eliminar la secundaria técnica y hacer este nivel educativo post secundario, dejando la

base de formación laboral básica en la primaria. Al margen de las opciones es claro señalar que se

requiere una reforma en todos los niveles para garantizar una relación con la actividad productiva

en todo el sistema educativo.

La empresa es la sede en donde se aplicarán los conocimientos técnicos o profesionales

aprendidos, por tanto, un sistema educativo profesional sea técnico o universitario, ajeno a la

empresa, constituye de por sí un fracaso en los resultados de empleo y éxito profesional de los

jóvenes.

Estudios de CEPAL para Latinoamérica han encontrado una disociación entre el empresariado y el

estado en materia de políticas educativas para la formación profesional, esto ha significado un

deterioro de la conexión de las instituciones técnicas con la realidad productiva, básicamente un

alejamiento de la vida empresarial. Sin embargo los mismos análisis sugieren la necesidad de

contar con el acceso a una educación básica de calidad, la que luego permita a los estudiantes a

desarrollarse en áreas profesionales y laborales con mayor éxito, de modo que la inversión pública

debe dirigirse a este rubro y la conexión pública privada debe definir la marcha y el futuro de la

educación para la vida profesional sea calificada o semicalificada. (Gallart, 1998). Asimismo cifras

de un estudio de CEPAL han encontrado que el 78% de la población peruana de 25 a 59 años no

tiene calificación técnica o profesional, generando un panorama preocupante de la productividad

futura. De esta población de 25 a 59 años, el 50% no es asalariada es decir es independiente o

forma parte del empleo informal, de modo que los niveles de calificación priman para un empleo

adecuado o reducen el riesgo de estar desempleado. Lo que se refuerza en que la población

calificada gana el doble de la no calificada. Sin embargo la realidad para la población calificada

también es preocupante, el 56% esta adecuadamente empleado, el 24% esta subempleado el

restante 20% esta desempleado o inactivo. Una señal de una educación alejada en mayor o menor

medida de la realidad productiva del país, generando calificaciones no demandas u ofertadas en

exceso de modo que se deterioran los salarios y el tipo de empleo. (CEPAL 2002).

Según el reporte mundial de competitividad la relación entre universidad y empresa para el Perú,

esta en 2 puntos, mientras que el índice de investigación y desarrollo es de 3.7, ambos casos de

un máximo de 7. Lejos estamos de los 5 y 6 puntos ostentados por la OECD o los países de ASIA

en ambos rubros. (Arellano 2002). Para ello observemos el gráfico 2:

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Gráfico 2. Relación percibida entre universidad y empresa.

Fuente: World Economic Forum. CGR. 2002

La formación profesional hace frente actualmente a los fenómenos globalizados del mundo

empresarial a la alta predominancia de micro tecnologías, la nueva estructura organiza horizontal,

la delegación de decisiones y otros cambios que exigen profesionales no sólo con los

conocimientos sino con la capacidad de decidir y gestionar situaciones cambiantes, ello exige un

nuevo aprendizaje. Las tendencias actuales definen esto como la formación por competencias, que

engloba no sólo la parte cognitiva del individuo sino otras ramas de la formación personal en

valores, comunicación, habilidades sociales y otros, lo que debe estar acorde a las exigencias del

mercado laboral y del mundo actual. Veamos el gráfico 3:

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Gráfico 3. Sistema educativo por competencias

Fuente: Vargas 2001

Esta dinámica rebasa los esfuerzos de control y gestión de entidades ministeriales pesadas y

lentas en sus decisiones de política, de modo que urge un sistema eficiente, descentralizado y

rápido que colabore en la gestión de la educación profesional y sea altamente eficiente en la

gestión de la educación básica, considerando el entorno desfavorable de los estudiantes del país,

muchos de ellos con recursos muy escasos y niveles de vida deprimentes.

Es menester además darle un nuevo rol al estado, es decir de operador educativo a gestor de

políticas, hoy en día la empleabilidad de los jóvenes la define el mercado, es decir los clientes de

las instituciones educativas, de modo que ellos pueden ser los principales actores de la calidad

educativa que garantice la competitividad de sus negocios, es importante plantearse en la agenda

para la competitividad la necesidad de un mercado educativo que compita, que no sea subsidiado

por el estado, salvo en los casos de mayor desprotección social o donde la envergadura de las

inversiones tenga más una rentabilidad social que privada, tal es el caso de la formación básica.

Experiencias internacionales, Brasil, Argentina, Chile y algunos casos el Perú, señalan una

creciente adecuación de las instituciones de formación profesional a las exigencias del mercado,

en este caso se ha derivado del aspecto formativo a la práctica real de las habilidades de los

centros de formación, para ello se les permite ahora proveer servicios a quienes lo demanden,

básicamente la empresa y ejecutar para ellos o por iniciativa propia innovaciones en procesos o

tecnologías, lo que implica una fuerte actividad de creación intelectual en estos centros, sobre todo

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de investigación básica. La formación enfrenta fuertes cambios, los programas curriculares han

dejado de ser cerrados y se integran ahora de manera polifuncional, tal como funcionaría una

empresa integrada, asimismo se adecuan los planes de estudios a la dinámica del mercado y

según el tipo de cliente sectorial elegido.

En países como Brasil esto se ha enfrentado con un sistema nacional de red tecnológica, algo que

en el país se ha iniciado con los CITEs, cuyo alcance sin embargo no es ampliamente conocido y

es básicamente formativo, se involucra en la parte investigativa y de capacitación especializada a

las universidades, estas son el eje superior de una política nacional tecnológica.

La participación empresarial es esencial en la formación de profesionales que respondan a sus

exigencias, sin embargo las economías latinoamericanas enfrentan una profunda desconfianza en

los actores públicos, de modo que su involucramiento en gestión compartida de las políticas

educativas es parcial. Romper esto requiere un programa diseñado a la medida de la empresa,

requiere políticas nacionales unificadoras de las normas empresariales y de las normas de calidad,

requiere de muchas adaptaciones de ejecución de políticas según sea el sector productivo o la

región en donde se desarrolle la empresa. El incentivo a la participación debe mostrarse en un

claro plan nacional de fortalecimiento de la actividad y competitividad empresarial, la educación no

es un esfuerzo sólo, requiere la dosis de actores empresariales y de mecanismos agresivos de

financiamiento, mejorando al eficiencia de la recaudación de impuestos relacionados a

capacitación y entregando efectivamente estos recursos a un administrador compartido público y

privado. También puede financiarse por fondos internacionales, que requieren de un mercado de

formación profesional de mucha competencia de modo, que los fondos asignados tengan la

rentabilidad deseada.

Lograr un mercado competitivo de la educación peruana, que se relacione al sector productivo

requiere de mecanismos de seguimiento y medición de la calidad formativa de los centros de

enseñanza, sean superiores o profesionales. De igual modo la educación básica requiere de

mecanismos de evaluación de calidad.

La medición de la calidad educativa en las instancias profesionales, aún en las básicas, requiere

de un sistema de certificación, que permita evaluar el grado de calidad de la formación, que

garantice la eficiencia y rentabilidad de la inversión pública y de los consumidores, que permita a

los usuarios estar preparados para los siguientes niveles educativos y el éxito en su búsqueda

laboral. Asimismo, que permita a los empresarios un óptimo reclutamiento de trabajadores, que

reúnan los requisitos para la actividad productiva y permita la continua mejora de la empresa o

fortalezca y le genere competitividad. Finalmente el sistema de certificación puede contribuir con la

equidad y la igualdad de oportunidades para la sociedad. Los sistemas de certificación pueden

diseñarse bajo una perspectiva pública privada, los actores del estado se sentarían a discutir la

forma y las variables de certificación junto a colegios de profesionales, gremios empresariales; los

mismos evaluados, es decir universidades y escuelas; junto a organismos privados vinculados a

organizaciones laborales. Es importante que se considere las diferencias existentes en los niveles

15

formativos para cada sector empresarial, quienes deberán estar sentados en la mesa, sea para

políticas de formación como para las variables de certificación.

El sistema de certificación debe incorporar las diferentes realidades de región a región en un país

como el nuestro, es decir no se pueden aplicar los mismos estándares a escuelas que pueden

tener una fuerte incursión en herramientas como Internet, por ejemplo, a escuelas en donde la

geografía o la escasez de recursos lo imposibilite, en este caso las variables de certificación deben

ser particulares a cada región, sin que esto suponga que las zonas más desprotegidas tengan una

excelencia educativa en otros frentes, como la preparación para la actividad productiva local con

mucha eficiencia.

El tema de fondo es si la certificación de la educación profesional debe ser acorde a cada región,

Sin embargo en estos ámbitos no puede hacerse esos distingos, ya que la certificación debe

posibilitar la movilidad laboral para más flexible el mercado de trabajo.

Esta movilidad laboral sólo se garantiza, si la formación profesional se mide por los mismos

estándares nacionales, considerando que debe ser progresiva.

Siguiendo los modelos brasileños de educación tecnológica y profesional, se han diseñado perfiles

profesionales por competencias, en donde priman las dimensiones siguientes: Emprendimiento,

aprender a aprender, trabajar en equipo, responsabilidad con el proceso productivo y funcional,

iniciativa para la solución de problemas, conocimiento técnico o teórico sólido, flexibilidad y

creatividad. Cabe preguntarnos si estas variables son válidas para medir la calidad de la formación

profesional en el Perú y si son las variables ha desarrollar en un sistema de certificación educativa

básica y profesional.

La educación debe ser un arma de competitividad, para ello se debe pasar del uso del recurso

humano sólo técnico o la suma de conocimientos, sino tener un recurso humano calificado para el

autoaprendizaje, sobre todo de tecnologías o procesos que continuamente cambian. La educación

debe permitir que los trabajadores de cualquier nivel puedan estar en capacidad de modificar las

tecnologías, creando nuevas técnicas, lo que se resume en una competitividad basada en la

innovación y sustentada en la preparación del recurso humano, esta preparación no debe ser ajena

además a las diferencias de género, garantizando el igual acceso a la educación de calidad de

ambos sexos, en diferentes edades y en diferentes condiciones sociales.

Finalmente es claro señalar que la discusión sobre la agenda educativa para la competitividad, se

resume en tener un claro plan estratégico que defina la ruta de la educación peruana,

contemplando en el plan, las particularidades regionales, de modo que puede plantearse un plan

estratégico educativo regional. Basado en una formación orientada lograr competencias para la

empresa y para la vida social, generando un claro desarrollo profesional y humano, haciendo

competitivas a las personas y al sistema educativo, para que hagan competitivas a la empresa y el

país.

16

IV. EDUCACIÓN Y COMPETITIVIDAD EN LAMBAYEQUE: ALGUNOS DATOS

Lambayeque cuenta con un promedio de 1.09 millones de habitantes, de ellos el 63% es pobre,

nuestra región está calificada como de pobreza alta según la Encuesta Nacional de Hogares 2001.

Si relacionamos esta cifra con el tema educativo, encontramos que el 73.3% de la población en

dad escolar es pobre, es decir los que van a la escuela entre los 6 a 16 años de edad, si la

educación básica es clave para salir adelante en el futuro, entonces entramos en un preocupante

círculo de pobreza.

En la población en edad de educación superior, se tiene 58% de pobreza, más de la mitad de

jóvenes entre los 17 a 24 años, no podrá acceder a una educación superior por escasez de

recursos, el acceso a educación pública será mínimo, mucho menos podrá pagar una educación

superior privada.

Si es necesario condiciones de vida óptimas para un desarrollo educativo, pues en Lambayeque

estas se dan de manera muy relativa, el 40% de hogares lambayecanos no tiene acceso al servicio

de agua (48% de los hogares pobres no acceden a redes públicas de agua), 49 % no tiene

desagüe y 30% no disponen de energía eléctrica (42% de los hogares pobres no acceden a

energía eléctrica), 85% de hogares no tienen teléfono.

En estas condiciones es previsible que los índices de capital humano sean bajos, se tiene por

ejemplo un 13% de tasa de analfabetismo (15% para mujeres), tasa que se eleva enormemente en

la población adulta llegando a 87 %. La población de 25 a más años, sólo llega a un nivel de 7.5

años de estudios, esta población conformante de la fuerza laboral, nos pone en una región en

donde la masa laboral es no calificada, afectando a la competitividad local.

El promedio de ingresos en la región apenas supera los 100 dólares mensuales, este monto es

claramente una debilidad para la formación de los hijos, quienes sólo pueden acceder a centros

educativos públicos o centros privados cuya calidad puede ser muy discutible.

El 0.1% de los hogares de la costa norte accede a internet, en un mundo en donde la empresa

exige ese tipo de experiencias, estamos ante un retraso tecnológico que puede afectar la

productividad laboral y con ello estancar los niveles de ingreso local, además reduce las

posibilidades de acceso a la información de los futuros trabajadores, de modo que su capital

intelectual se ve disminuido, compitiendo por puestos laborales en mayores desventajas.

El 13% de jefes de hogar tiene educación superior, el 34% secundaria, el 45% primaria y el 8% no

tiene educación alguna, de manera que esto explica de algún modo los niveles de pobreza y bajos

ingresos, y también explica el hecho de que el 76% de los empleos son informales.

¿Porque sigue la pobreza, si el 94% de población en edad escolar (6 a 11 años) accede al sistema

educativo? Una explicación previa sugiere que la calidad del sistema educativo en Lambayeque es

mala y no ayuda a superar la brecha de pobreza. De igual modo sucede con la población de 12 a

17 años, que acceden al sistema educativo en un 83%. La población escolar entre los 6 a los 16

años, llega a un promedio de años de estudios de 8.4, es decir el grado de retraso es alto y los

17

obliga a salir al sistema laboral con una preparación baja, de modo que acceden al empleo informal

o a bajos sueldos. El 47% de la población de 3 a 5 años asiste a la escuela, lo que confirma el nivel

de atraso existente en los indicadores de escolaridad, dado que los estímulos al aprendizaje se

concentran fuertemente en estas edades, es posible que la consecuencia de este retraso se

muestre en el poco desarrollo de habilidades futuras de los habitantes.

Veamos en los gráficos siguientes 4 y 5, algunos indicadores para la costa norte, que resume la

realidad departamental en términos de analfabetismo:

Gráfico 4.

0,0

2,0

4,0

6,0

8,0

10,0

12,0

15-19 20-29 30-44 45-49 50-MAS

Costa Urbana: Tasa de analfabetismo (%) por grupo de edad 2001

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

Un grupo particularmente vulnerable son los adultos, entre los 30 a más de 50 años, cuyas tasas

de analfabetismo son elevadas comparadas con los más jóvenes. Lo que supone un deterioro del

nivel de empleo en la edad avanzada, debido a fallas educativas.

Gráfico 5.

Costa Urbana: Tasa de analfabetismo (%) por género y grupo de edad 2001

0,0

5,0

10,0

15,0

20,0

25,0

15-19 20-29 30-44 45-49 50-MAS

HOMBRES MUJERES

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

18

En términos de género, existe una preocupante discriminación hacia las mujeres a partir de los 20

años, con fuerte incidencia arriba de los 45 años. Esto supone hogares cuyas fuentes de ingreso

se den por el lado paterno, en todo caso si sabemos que los padres son igualmente carentes de

formación en elevados porcentajes, entonces la consecuencia sería un deterioro y una

permanencia bajo la línea de pobreza.

En los gráficos siguientes 6, 7 y 8, mostramos el panorama educativo regional bajo la clasificación

urbana y rural.

El sistema educativo regional se ha concentrado en la zona urbana, que contiene la mayor

cantidad de alumnos y docentes, de modo que las ventajas para establecer sistemas educativos

integrados, planificar las estrategias regionales y tener redes educativas informatizadas pueden ser

relevantes. La parte rural es pequeña y ofrece toda una gama de problemas, lo que requiere

políticas educativas diferenciadas, inclusive en las competencias que deben lograr los jóvenes para

responder a la realidad de su región.

Gráfico 6.

Lambayeque: Docentes por zona 2001

URBANO

11.044

RURAL 2.585

0%

10%

20%

30%40%

50%

60%

70%80%

90%

100%

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

19

Gráfico 7.

URBANO 254.884

RURAL 56.842

0

100.000

200.000

300.000

400.000

Lambayeque: Alumnos sistema escolarizado 2001.

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

Si bien se obtiene un ratio alumno pro profesor de alrededor de 20 a 25 estudiantes, lo cual es

bastante bueno, es conveniente analizar que tanto se diferencian los programas educativos entre

zonas, es decir medir el nivel de cumplimiento de silabos, el nivel de aprendizaje del alumno

urbano o rural, las carencias que lo afectan en el desarrollo de sus conocimientos y otros análisis

vitales para una política educativa regional integradora, pero a la vez focalizada en las distintas

realidades urbanas rurales. El gráfico 8, muestra el número de escuelas por zona, este dato puede

ayudarnos en los procesos de manejo o gestión de escuelas, lo que se concluye aquí es que las

escuelas urbanas son mucho más grandes, más pobladas y con más problemas que las rurales, en

el orden administrativo.

Gráfico 8.

URBANO

988

RURAL

729

0

200

400

600

800

1.000

Lambayeque: Escuelas por zona 2001

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

20

De este modo que los directores de ambas zonas, deben recibir herramientas de gestión

diferenciada y que apunten, en el caso rural a una gestión para el desarrollo del proceso de

aprendizaje y en menor la administración, en el caso urbano es relevante tener un director

administrador y un equipo para el rubro de aprendizaje.

El gráfico 9, muestra la alta concentración de estudiantes en el nivel primario, seguido de la

secundaria y de forma pequeña en la educación inicial. Se cuenta con más de 280 mil estudiantes

en la región y una presión al empleo para los próximos años en alrededor de 95 mil jóvenes, si el

PBI de la región no muestra un mayor dinamismo, estos jóvenes emigrarán o entrarán en empleos

poco remunerados, si no informales, por lo que es resaltante iniciar en la primaria y secundaria

proceso que doten a los estudiantes de competencias para el trabajo.

Gráfico 9.

INICIAL 26.103

PRIMARIA 162.689

SECUNDARIA100.946

0

50.000

100.000

150.000

200.000

250.000

300.000

Lambayeque: Alumnos por nivel educativo 2001

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

Hay 12 mil docentes en la región, procedentes de universidades, institutos, carreras técnicas,

profesionales de otras ramas que son docentes, esta fuerza laboral tan diversa requiere continuos

programas de capacitación, la magnitud de este programa podría hacerlo poco viable para los

esfuerzos locales, por los que es necesario diseñar planes de capacitación en consorcio del sector

público con el privado. Veamos el gráfico 10.

21

Gráfico 10.

Lambayeque: Docentes por nivel educativo 2001

SECUNDARIA 5.002

INICIAL 1.269

PRIMARIA5.878

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

A pesar de tener el menor número de alumnos, las escuelas de educación inicial son el doble de

las escuelas secundarias, que tienen 5 veces más estudiantes. Esto se explica por el dinamismo

privado en este segmento del mercado educativo, el gran volumen de escuelas significa una

población escolar de alrededor de 50 estudiantes, redundando en una mayor atención, en un

servicio de tipo personalizado y en una mayor calidad educativa. El problema aquí es retrasar a los

estudiantes en su paso del nivel inicial al primario. Veamos el gráfico 11.

22

Gráfico 11.

Lambayeque: Escuelas por nivel educativo 2001

INICIAL440

PRIMARIA 861

SECUNDARIA 289

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

El sistema educativo regional es básicamente público, los estudiantes de escuelas públicas son 6

veces los de escuelas privadas, esto podría ser una limitante para las políticas educativas, en el

sentido de que podamos tener todos unos fines comunes. Pero a la vez es un poderoso incentivo,

las escuelas privadas, por tener mecanismos privados de exigencia, los padres que pagan, pueden

innovar más. Lo rescatable aquí es que estas experiencias innovadoras puedan ser replicadas en

el sistema público o en le mismo sistema privado, lo que nos obliga a plantear la necesidad de

tener un portal de la educación regional, en donde podamos ir viendo e integrando mejores

experiencias sea de gestión, de aprendizaje y otros del campo educativo. Veamos el gráfico 12.

Gráfico 12.

ESTATAL 246.477

PRIVADO 43.261

200.000

250.000

300.000

Lambayeque: Alumnos por tipo de escuela 2001

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

23

Viendo el gráfico 13, encontramos que en las escuelas privadas se tiene un mejor indicador de

relación alumno profesor, teniendo la sexta parte de estudiantes, el sistema privado tiene la mitad

de escuelas. Sin embargo hay que tener cuidado, están surgiendo año a año, centros educativos,

los cuales muchas veces ni siquiera son autorizados y en ambientes inadecuados, por lo que urge

un sistema de acreditación o evaluación de los procesos de aprendizaje que se dan en los colegios

no sólo públicos sino también privados.

Gráfico 13.

Lambayeque: Escuelas por tipo 2001

ESTATAL

1.133

PRIVADO

589

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

Donde se concentran las escuelas privadas, como se mencionó antes, ellas están en la educación

inicial y en menor medida en los niveles secundarios, sin embargo las escuelas privadas tienen un

sesgo urbano, por lo que podríamos esperar mayores diferenciales de preparación entre los

centros urbanos y rurales, generando una discriminación que debemos evitar a toda costa. Esta

información por niveles puede verse en el gráfico 14.

Gráfico 14.

Lambayeque: Escuelas por tipo y nivel educativo 2001

214666 204

226195 85

0%

20%

40%

60%

80%

100%

INICIAL PRIMARIA SECUNDARIA

ESTATAL PRIVADO

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

24

En general, revisando los ratios alumnos por profesor, encontramos una debilidad en la educación

de adultos, la que ha sido muy descuidada actualmente, los mejores ratios se exhiben en el nivel

inicial y la secundaria de menores, en tanto el fuerte componente de alumnos en educación

primaria nos da el ratio más elevado. Este indicador da una alerta temprana de probables

problemas de calidad educativa en el sistema primario, el cual puede llevar al fracaso de todo el

sistema educativo. Esta información la podemos observar en el gráfico 15.

Gráfico 15.

Lambayeque: Alumnos por profesor Sistema educativo básico 2001

21

28

25

20

27

INICIAL

PRIM.MENORES

PRIM. ADULTOS

SECUND.MENORES

SEC. ADULTOS

Fuente: Perú en Números 2002. INEI 2002.

V. CONCLUSIONES

La educación y la competitividad están ligadas de manera permanente, una mayor educación

conlleva a una mejora de los niveles de calificación de los recursos humanos, los mismos que

generan la productividad y la innovación de los negocios. En el análisis sectorial, la competitividad

depende de los factores básicos como la infraestructura física y la calidad del recurso humano,

dicha calidad es indispensable para que las empresas decidan instalar operaciones en el país o

región.

Los índices de competitividad ubican al Perú en el puesto 66 en el rubro macroeconómico, este

rubro que básicamente mide el nivel de innovación y manejo de las organizaciones empresariales,

indica que atravesamos problemas en los niveles educativos básicos y superiores.

La calidad educativa responde a las necesidades del mercado empleador o del mercado laboral, la

calidad finalmente se mide cuando la población que egresa de los centros formativos reúne las

habilidades para afrontar una vida laboral, caso contrario invirtió años de su vida en un sistema

educativo que no le permitirá desarrollarse como persona.

Los problemas de calidad que afectan la competitividad estriban en niveles grandes de deserción

al acceder a la educación secundaria, aproximadamente 40%. Asimismo en los bajos niveles de

25

incentivo docente y la creciente brecha de formación entre escuela pública y privada. Esto propicia

un alejamiento de los mejores profesionales de este rubro hacia otra actividad o simplemente la

carrera docente termina siendo una alternativa para aquellos con menores capacidades. En una

comparación tenemos indicadores preocupantes en Latinoamérica, sobre todo en la calidad de la

escuela pública, en el trato al docente, en la deserción y todo ello se agrava por los niveles

adicionales de pobreza existentes en el país.

En cuanto a la formación profesional, la calidad de esta se refleja en que no llegamos a la mitad de

la escala de competitividad mundial. Superados ampliamente por otros países de la Región,

debemos revisar si la formación actual reúne las condiciones para que la población estudiantil

tenga una preparación idónea para s vida futura, sobre todo para su vida laboral. En este enfoque

la educación profesional y técnica debe incidir en las denominadas competencias, las mismas que

deben garantizar una formación académica sólida y formación en diversos valores y habilidades

sociales necesarias para interactuar en la empresa del futuro, la cual tiende a ser descentralizada,

en equipo y delegativa en la toma de decisiones.

El panorama educativo regional que sustenta la competitividad actual y futura, es por lo menos

poco prometedor, la población tiene graves carencias de servicios básicos, con una fuerte

cantidad de pobreza y con gran masificación en la educación, sobre todo urbana. La educación

local no se descentraliza, sigue respondiendo en gran medida a planes curriculares elaborados a

espaldas de la realidad local, con sistemas de formación de maestros cuya calidad es discutible,

por lo mismo que es masiva y poco supervisada. La poca descentralización de la gestión educativa

atenta contra el sistema, tampoco se dan programas de capacitación diferenciados según la

realidad de cada comunidad. En el caso universitario y técnico, urgen mecanismos de acreditación

que validen la formación que se da, la que debe responder a las necesidades productivas

regionales y nacionales.

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