Érase una vez en una tierra lejana un rey llamado Eduardo dicho rey era adorado tanto por terratenientes como por campesinos, este era famoso por sus buenas obras, sus estrategias y su visión de cambio. Su esposa la más hermosa mujer del reino enfermó gravemente muriendo y dejando en solitario a Eduardo quien entro en un terrible lapso de dolor descuidando su reino y a todos quienes dependían de él.

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Cuando menos lo pensó Eduardo tenia a todos sus consejeros reales frente a él, estos no paraban de hablar y aturdirlo con un sin número de problemas que aquejaban a su pueblo producto de su descuido, su amado pueblo sufría por la pérdida de sus riquezas, cosechas y territorios.

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Eduardo era un hombre caracterizado por su inteligencia acepto la imposibilidad de tomar frente ante dichos asuntos y decidió llamar a un grupo de sabios quienes habían sido consejeros de su padre y le habían ayudado a salir triunfante de muchos problemas; dicho grupo se hacía llamar “Estrategia Elefante” caracterizados por que cada uno de sus integrantes poseía una habilidad estratégica diferente a los otros, esto les permitía saber que aunque no comprendían en totalidad los problemas con la unión de los diez integrantes siempre lograrían encontrar la estrategia perfecta.

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Al llegar al reino de Eduardo estos sabios tenían múltiples propuestas que consistían en un diseño, un planteamiento y un nuevo posicionamiento del reino que le permitiera avanzar en los objetivos que tenía Eduardo para sus súbditos, estos objetivos consistían en la recuperación del funcionamiento habitual de su reino, avivar la cultura, brindar estabilidad además de aumentar la cooperatividad y la colectividad. Los sabios también brindaron un modelo que determinaría la dirección y el modo de acción a través del tiempo, posicionaron al reino y lograron con maniobras especí�cas alejar a quienes querían destruir el reino de Eduardo.

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Los sabios cumplieron su cometido dándole un rumbo correcto a la concentración de esfuerzos para buscar el orden a través de la integración para afrontar desafíos con el esfuerzo mutuo y el espíritu emprendedor de Eduardo. Tanto Eduardo como el pueblo comprendieron que todos son una fuerza única que es imposible desmembrar de sus estrategias.Fue así como Eduardo y sus súbditos con ayuda extra lograron restablecer el orden y la tranquilidad del reino.

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