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Revista Latinoamericana de Psicología ISSN: 0120-0534 [email protected] Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia Ribes I., Emilio; Nuñes, Heloisa; Sousa, Sebastiao De; Geralda, Felix; Durán, Lilia; Evans, Barbara; Sánchez, Sylvia; Rivera, Gabriela El Uso de Castigo en la modificación de conducta de niños retardados Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 2, núm. 2, 1970, pp. 137-159 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80502205 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

El Uso de Castigo en La Modificación de Conducta de Niños Retardados

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Castigo físico en niños de retardo en el desarrollo

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Revista Latinoamericana de Psicología

ISSN: 0120-0534

[email protected]

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Colombia

Ribes I., Emilio; Nuñes, Heloisa; Sousa, Sebastiao De; Geralda, Felix; Durán, Lilia; Evans, Barbara;

Sánchez, Sylvia; Rivera, Gabriela

El Uso de Castigo en la modificación de conducta de niños retardados

Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 2, núm. 2, 1970, pp. 137-159

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80502205

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGIA

1970 Volumen 2-No. 2 137 - 160

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA

DE NI~OS RETARDADOS

Emilio Rihes 1; Heloisa Nuñes, Sebastiao De Sousa; Felix Geralda; Lilia

Durán; Barbara Evans; Sylvia Sánchez; y Gabriela Rivera.

UNIVERSIDAD VERACRUZANA

XALAPA, MEXICO.

TBChniqu. of behBvior modification by puni$hrnent were

spplied to four ments/ly-retarded children. It was found thst:

(1) Punishment Í$ highly effective in the elimination of undeBired

IJtJMvion. (2) It does not S88mto produce noxious si~ffects

on the S. (3) Puni$h",."t by time-out snd physico-SIOCiBl

punilhmsnt imply lessdltICriminative stimuli, in relstion ro their

condltions of IIpplication, thIIn eleetric shock. (4) Punishmsnt

should be IIpplied in hW) types of situlltions: when the

contin,.nci.. thBt m/lintain the IJtJMvlor llre intTinSIfJC Its

.",iIBion, IInd no control of reinforcen Í$ sllfl.ble,· 8nd w1»n thB

.",is.Jn of 1W/1O"" Incomplltlble wlth thB ,..inforctJd behlwior

mate ir impossibltl to pUf thB S under direct i""".d;.r. control

of tlJe posJtivecontin,."cIe, of ",infofCtlfflent.

138 EMILIO RIBES

Dentro de las técnicas de modificación de conducta disponibles

en la actualidad, el castigo es quizá la menos utilizada de todas ellas.Las razones de esto son múltiples, pero en un gran porcentaje de los ca-

sos refleja simplemente que las normas morales pueden sobreponerse en

_muchas ocasiones a consideraciones derivadas de la investigación empí-

rica. En años recientes se han obtenido una gran cantidad de datos ex-

perimentales sobre las formas de aplicación y efectividad del castigo en

animales (Azrin y Holz, 1966; Church, 1969; Rachlin y Herrnstein,

1969) En humanos, se ha demostrado la posibilidad de utilizar en una

gran variedad de situaciones, formas muy diversas de castigo, como son

el choque eléctrico (Bucher y Lovaas, 1967), castigo físico (Ribes y

Guzmán, por publicarse), tiempo-fuera (Bijou, 1968), y sistemas de

costo de respuesta (Weiner, 1962). En términos generales, el castigo

ha probado ser un procedimiento altamente efectivo para la elimina-

ción de conductas que requieren de una supresión rápida y duradera,

ya sea porque ponen en peligro la vida misma del sujeto o porque ínter-

fieren sistemáticamente Con la posibilidad de moldear respuestas socia-

les positivas.

En este estudio se reportan cuatro casos de niños retardados en que

se utilizaron procedimientos de castigo en la eliminación de conduc-

tas que oscilaron desde cabecear y treparse hasta agresión e híperacti-

vidad marcada. En todos estos casos el castigo se utilizó como proce-

dimiento de base en tanto que no era posible la utilización de algún

procedimiento alternativo con refuerzo, aún cuando en dos de los

sujetos se desarrollaron programas concurrentes de refuerzo en diferen-

tes secciones del tratamiento conductual. Las consideraciones genera-

les que nos llevaron a utilizar los distintos procedimientos derivaron de

criterios pragmáticos respecto a la necesidad de eliminar en el menor

tiempo posible y con la mayor economía de esfuerzo una serie de con-

ductas que eran del todo indeseables por distintos motivos. A continua-

ción se detallan los procedimientos y resultados obtenidos en cada uno

de los cuatro casos, en que se aplicaron métodos punitivos.

CASO 1

Se trata de un nifto de 4 años de edad, con diagnóstico de lesión ce-

rebral mínima, que asiste al Centro de Entrenamiento y Educación Es-

pecial de la Universidad Veracruzana, en donde se le están aplicando

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE 139NIÑOS RETARDADOS

programas de socialización, conducta verbal e imitación generalizada.

El sujeto, M., cuando la iniciación del tratamiento que describiremos,

era un niño no verbal sin control de esfínteres, que presentaba la mayor

parte del tiempo conductas autoestimu1atorias, dentro de las cuales te-

nía un alto índice de ocurrencia la de cabecear contra las paredes o mue-

bles. Esta respuesta, aún cuando de intensidad no muy grande, se consi-

deró peligrosa para la integridad física del niño y por consiguiente se

procedió a planear su eliminación inmediata.

ProcedimiBf1to:

La primera parte del tratamiento consistió en el registro de una

línea-base de la respuesta de cabecear. La respuesta se definió como el

balanceo de la cabeza contra la pared, moviéndola de un lado para el

otro, ya estuviera el sujeto acostado o sentado. Las sesiones de registro,

en número de cuatro, tuvieron de 50 a 60 minutos de duración, y se

llevaron a cabo en un cuarto de dimensiones reducidas de 2 x 1 y l/2m.forrado de celotex. Solo se usó un observador debido a la simplicidad

de la respuesta. Una vez establecida la línea base, se inició el tratamien-

to con castigo, en el cual se le daba un manazo de intensidad moderada

al sujeto en la mano o brazo cada vez que daba un cabezazo. Se deter-

minó la necesidad una vez suprimida la respuesta de desvanecer el con-

trol de estímulos que pudiera adquirir el aplicador del programa, me-

diante sesiones adicionales en que se aumentaría gradualmente la distan-

cia que separara a este del niño, hasta que el experimentador estuviera

a dos metros del sujeto sin que este cabeceara.

R..,ltado,:

Los registros de la línea base, que se muestran en la primera parte de

la Figura 1, indican la alta tasa de respuesta de cabeceo de M., antes de

iniciar el tratamiento. Los valores obtenidos fluctúan de 15 a 60 res-

puestas en promedio en períodos de 10 minutos durante las sesiones de

cerca de una hora, lo que arroja una media de aproximadamente 38 res-

puestas cada 10 minutos. La aplicación del procedimiento de castigo

produjo efectos inmediatos impresionantes, en tanto que el sujeto solo

dió un promedio de 1 respuesta cada 10 minutos en la primera sesiónde tratamiento. En ocho sesiones la tasa de respuesta absoluta era de

cero en un período de una hora, y a partir de la novena sesión se co-

menzó a desvanecer el control de estímulo adquirido por el experimen-

LINEA BASE

10

57

M

61

48

415

42

3'

M

O 23....< 30E-<tr:~;:>

27~o:~=:

24

21

18

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12

TRATAMIENTO DESVANECIMIENTO

8

4 •SESIONES

FIGURA 1 Castigo de la conducta de cabecear

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE /41NIÑOS RETARDADOS

tador. Este se colocó cada vez a distancias mayores del niño con el oh-

jeto de que disminuyera gradualmente el control personal sobre la su-

presión de la respuesta. La efectividad del procedimiento se demuestra

en que, como puede observarse en la parte final de la propia Figura 1,

durante cuatro sesiones adicionales que se utilizaron con este propósito,

el sujeto dió tasas de 0.02 por minuto en promedio. Las observaciones

que se han hecho intermitente a la terminación del tratamiento, indi-

can que la supresión de dicha respuesta se mantiene a un mismo nivel.

Discusión:

El presente estudio muestra claramente la alta efectividad del castigo

en situaciones en donde se requiere de la pronta eliminación de una res-

puesta de alta frecuencia y que es mantenida por las consecuencias in-

trínsecas a su emisión. La imposibilidad de controlar el refuerzo que la

mantiene, hace inevitable la aplicación de un procedimiento de' castigo.

En esta caso particular, el tratamiento disminuyó dramáticamente la tao

sa de respuesta desde la primera sesión, manteniendola a un nivel, míni-

mo durante el resto del tratamiento, incluyendo las últimas sesiones en

que el experimentador se encontraba a una distancia más o menos gran·

de del sujeto. El hecho más significativo, sin embargo, es el que el tipo

especial de castigo que se utilizó, un manazo de fuerza moderada, pro-

ducía obviamente menor daño físico que la respuesta misma de cabe-

cear contra la pared, el suelo o cualquier objeto. Esto constituye una

demostración inequívoca de la importancia que tiene la relación de con-

tingencia que especifica el proceso de castigo, en tanto que la elimina-

ción de la conducta en cuestión no depende directamente de los efec-

tos físicos relativos de los estímulos.

CASO 2

Se trata de un niño de 5 a 6 años de edad, J. M., con daño neuroló-gico evidente, pero sin diagnóstico preciso. Asiste al Centro de Entrena-

miento y Educación Especial de la Universidad Veracruzana. A la ini-

ciación del programa carecía de control de esfínteres, era completamen-

te no verbal, y presentaba como problema fundamental el jalar y tirar

toda clase de objetos (sillas, mesas, etc.) y treparse ya fuera sobre mue-

142 EMILIO RIBES

bles o cercas de alambre, lo que hacía necesario que se le cuidara cons-tantemente. Se decidió utilizar igual que en el caso anterior un procedi-

miento de castigo físico, que pusiera bajo control social la supresión de

las conductas mencionadas.

Procedimiento:

Se registró primeramente una línea base concurrente de las dos reir

puestas, la de treparse y la de agarrar y arrojar objetos. Dicho registro

se llevó a cabo solo durante dos sesiones de 30 minutos, dado que mos-

traron las respuestas una alta frecuencia. Solo hubo un observador de

manera que no pudo computarse la confiabilidad del registro. A par-

tir de la tercera sesión, se comenzó la administración del castigo, en el

mismo salón en donde se había registrado la línea base. El salón era un

cuarto de aproximadamente 9 x 7 mts, con abundancia de sillas, mesas,

escalones, divanes de hospital, etc. El sujeto J. M., recibía un fuerte ma-nazo sobre la mano o brazo cada vez que emitía una respuesta de tre-

parse o de jalar y tirar un objeto o mueble. La aplicación del castigo se

hacía contingente a la iniciación de la respuesta dado que así es más fá·

cil romper con la larga cadena de movimientos que ambas respuestas

implican, impidiendo que pudiera obtenerse alguna forma de refuerzo

intrínseco a su emisión. Se observó sin embargo, que aunada a la rapi-

da disminución en la frecuencia de las dos respuestas especificadas, el

sujeto empezó a emitir una nueva respuesta poco deseable, la de la-

mer el suelo o paredes o muebles. Se comenzó a registrar al mismo

tiempo que se administraba el castigo a las respuestas de treparse y ja-

lar objetos, la línea base de la respuesta de lamer durante 10 sesiones

adicionales. A partir de la sesión 13 se comenzó a castigar también es-

ta última conducta, hasta que transcurrieron un total de 24 sesiones en

que se dió por terminado el tratamiento.

RelUltado,:

La primera parte de la Figura 2 que muestra los datos correspondien-

tes al registro de la línea base de las respuestas de treparse y jalar obje-

tos, indica que esta última conducta era la que mostraba una mayor

probabilidad de ocurrencia, dado que se emitieron un total de 223 reir

2.0

l.-

1._

1.7

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0.2

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4.0

3.0

o O LAMER

• • TREPAR

••.-..... JALAR y TIRAR

22

FlG URA 2 Castigo concurrente de 3 respuestas

SESIONES

144 EMILIO RIBES

puestas en las dos sesiones de media hora de observación. La respues-

ta de treparse mostró una fuerza menor en tanto que sólo se presentó

17 veces en ambas sesiones de registro. En lo que respecta a la respues-

ta de lamer, que se empezó a manifestar apenas se castigaron las otras

dos respuestas, mostró una frecuencia inicial muy grande declinando

posteriormente antes de que se le castigara. En las 10 sesiones de re-

gistro de línea base, J. M. emitió un total de 185 respuestas en 400 mi-nutos. El castigo demostró ser altamente efectivo en la disminución de

dichas respuestas, tal como puede observarse en la figura 2. En la pri-

mera sesión se produjo una caída dramática en la tasa de respuestas de

jalar y arrojar objetos, dado que de 118 respuestas que J. M. había dadoen la sesión anterior, sólo dió 7 en la primera sesión de castigo (que fué

de solamente 10' de duración por motivos ajenos al estudio) y una res-

puesta en la segunda sesión. La respuesta de treparse sufrió un ligero

aumento de 16 a 18 en términos absolutos (aún cuando fué mayor en

términos de la tasa de respuesta debido a las diferencias de duración de

las sesiones pero había disminuído a cero a la altura de la quinta sesión.En lo que toca a la respuesta de lamer, en sólo cuatro sesiones se supri-

mió por completo.

Di8CU6i6n:

Los datos del presente caso, ratifican lo señalado anteriormente en

relación a la efectividad del castigo tanto en lo que respecta a la rapi-

dez con que se produce la supresión conductual como en lo que se re-

fiere a la permanencia de la misma. Este caso, sin embargo, muestra tres

puntos muy interesantes de tratar. Por un lado, se encuentra el hecho

de que a la iniciación del castigo de las dos respuestas especificadas en

el programa y a su reducción inmediata, apareciera una respuesta con

alta tasa como lo fué la conducta de lamer. Esto puede constituir una

prueba de que la supresión de conductas de alta probabilidad, manteo

nidas por reforzamiento intrínseco, facilita la aparición de respuestas

semejantes, mientras no se estructuren contingencias positivas en el me-

dio ambiente para respuestas más "sociales". Esto no implica, sin em-

bargo, que basta establecer dichas contingencias para que las respues-

tas indeseables desaparezcan por sí solas, sino que Dama la atención so-

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE 145NI~OS RETARDADOS

bre la necesidad de estructurar programas concurrentes de supresión y

moldeamiento en el trabajo clínico con sujetos de repertorios limitados.

Otro punto de interés lo constituye el efecto de inducción negativa ob-

servada en este estudio. Como puede verse en la Figura 2, la respuesta

de lamer durante el registro de línea base mostró un decremento contí-

nuo debido muy probablemente a una inducción de los efectos del cas-

tigo sobre las otras dos respuestas concurrentes de treparse y jalar ob-

jetos. Sería interesante investigar más adelante las condiciones y lími-

tes bajo las cuales ocurre este tipo de inducción negativa producida por

castigo. Finalmente, hay que mencionar un aspecto relacionado con la

primera sesión en que se administró castigo a las primeras dos respues-

tas especificadas en el programa. Al disminuír dramáticamente la res-

puesta de jalar se produjo un incremento concomitante en la otra res-

puesta concurrente de treparse (al mismo tiempo que empezaba a emi-

tirse la respuesta de lamer). Este es un típico efecto de contraste con-

ductual. La respuesta de jalar objetos se emitía previa a la aplicación

del castigo a una tasa de 3.9 respuestas por minuto, mientras en la pri-

nera sesión de castigo a solo 0.7 por minuto, mientras que la respuesta

de treparse se emitía a una tasa de 0.53 por minuto previa al castigo

y en la primera sesión se triplicó a 1.8 por minuto, a pesar de ser tam-

bién castigada. Este tipo de contraste conductual no ha sido reportado

todavía en la literatura experimental, pues se trata de un fenómeno

obtenido bajo condiciones de castigo concurrente sobre dos respuestas.

Cabe mencionarse además que se han hecho observaciones posteriores

sobre la conducta de J. M. en el patio de recreo del propio Centro, sinque el niño manifieste pérdida de la supresión de las respuestas castiga-

das, a pesar de que la situación no es original en donde se aplicó el trae

tamiento. Evidentemente operó un proceso de generalización de estí-

mulos que amplió los efectos del castigo a situaciones ambientales dis-

tintas.

CASO 3

Se trata de un caso doble. El problema principal lo constituye Ma.,

niño de aproximadamente 13 años de edad, sumamente retraído, no

verbal, hosco y agresivo contra otros niños con los que asiste al Centro

146 EMILIO RIBES

de Entrenamiento y Educación Especial. Su conducta agresiva, aún

cuando no presenta una frecuencia muy elevada, si alcanza límites pe-

ligrosos en tanto que se caracteriza por patadas, golpes con el puño, o

clavar lápices. Dicha conducta parece estar dirigida en especial, aún

cuando no exclusivamente, contra C., niño de 14 años aproximadamen-

to, con lesión neurológica no especificada igual que en el caso de Ma.,

y que es uno de los sujetos más adelantados dentro del Centro en tan-

to participa en programas de tipo académico como son lecturas, escri-

tura y aritmética, con defectos de articulación vocal como problema

verbal único. Se pudo observar informalmente que en un gran porcen-

taje de las ocasiones en que Ma. agredía a C. mediaba previamente al-

gún tipo de provocación verbal o gestural por parte de este último. Por

consiguiente, se decidió utilizar un diseño de evitación por cooperación.

(Lindsley, 1966) que se aplicaría simultaneamente en los dos sujetos, y

dos pasos sucesivos: el primero, utilizando choque eléctrico, con el fin

de disminuír tanto la frecuencia global de las respuestas de ambos ni-

ños, y la segunda con castigo físico "social" a fin de poner bajo control

ambiental apropiado sus conductas.

Procedimiento:

Se tomó una línea base doble. La primera fue sobre la respuesta deagresión de Ma. a C., y viceversa, computándose por consiguiente la

respuestas de agresión de ambos sujetos. La segunda línea base fue uti-

lizada como sondeo. Consistió en dos sesiones adicionales de registro a

las tomadas inicialmente, en las que C. fue sustituído por otro niño R.,

sumamente positivo en su contacto físico con otros. El propósito fue

evaluar si la agresión de Ma. era específica a C. o no. El registro se llevó

a cabo durante períodos de 45 minutos, excepto en la tercera y quinta

Bones, en que Ma. y R., estaban siendo agredidos excesivsmente re,.

pectivamente, y se decidió terminar a los 30 y 15 minutos dichas sesio-

nes. Los niños eran colocados en un cuarto grande 3 x 4 metros, sepa-

rado .de un cuarto de observación adjunto por un espejo de doble vista,

que permitía registrar a los niños sin que estos se percataran de que eran

observados. El cuarto tenía una mesa, dos sillas y dos archiveros en los

que se encontraban juguetes que los niños podían utilizar: carros de

plástico, una espada de plástico, corcholatas, etc. El registro fué tomado

LINEA

BASE

CHOQUE

ELECTRICO

CASTIGO

FISICO-SOCIAL

4.501

Iy

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4.00

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SESIONES

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CR

CCyR,

FIGURA

3Castigodelaconducta

deagresión

148 EMILIO RIBES

por dos observadores, con el objeto de evaluar la confiabilidad del mis-

mo. En el caso de los registros correspondientes a Ma., la confiabilidad

fue de .98, mientras que en el de C. fué de .91. En el caso de R. la con-

fiabilidad fué automáticamente de l.00 en tanto que no dió ninguna

respuesta de agresión en las dos sesiones de registro. La respuesta de

agresión se definió como cualquier forma de contacto físico que produ-

jera daño en el otro sujeto, como patear, golpear, aventar, escupir a la

cara. La primera parte del tratamiento se realizó en un cubículo, de 2xl,

el cual podía observarse a través de un espejo de doble vista. En el cu-

bículo solo había una mesa y dos sillas, en las que eran sentados Ma. y

C. A ambos se les colocaba un electrodo en el tobillo, pagado con tela

adhesiva conectado a una fuente de choques independiente para cada

sujeto, a través de las cuales se les administraba a ambos un choque de

80 voltios y .5 mal de intensidad cada vez que uno de ellos agredía al

otro. La única manera en que los dos niños podían evitar el choque era

que ninguno de ellos agrediera al otro. El fin de este procedimiento era

no solo reducir la tasa de respuestas de agresión en ambos sujetos, sino

también reducir los estímulos discriminativos para agredir que presen-

taban los niños en términos de gestos, voces y palabras, y que era obvia-

mente lo que en última instancia controlaban la probabilidad de la con-

ducta de agredir. Cuando C. redujo su tasa de respuestas de agresión a

cero durante varias sesiones y se abstuvo de provocar a Ma. se le retiro

el electrodo, de manera que la situación se limitó a castigar la conducta

agresiva de Ma. Al disminuír a cero la respuesta de agresión de Ma. ante

C., este fue sustituído por R., a quien no se le colocó ningún electrodo.

Cuando la tasa de agresión de Ma. a R. disminuyó también a cero, se

procedió al siguiente paso en el diseño que fué sustituir al choque por

una forma de castigo físico "social" bajo condiciones semejantes a las

del registro de la línea base. Se colocó a los niños nuevamente en el

cuarto grande, y se dispuso que hubieran diversos juguetes sobre la me-

sa con el objeto de que los sujetos pudieran jugar, paralela o cooperati-

vamente, Un observador se encontraba en el cuarto adjunto y cada vez

que uno de los niños agredía al otro, gritaba su nombre, y otro experi-

mentador entraba en el cuarto súbitamente y le daba un fuerte manazo

en la mano o antebrazo. Cuando pasaban tres minutos sin que los niñosse agredieran entre sí, el experimentador entraba al cuarto, les decía

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE 149NIÑOS RETARDADOS

"muy bien", les daba una palmada afectuosa en la cabeza u hombro

y les obsequiaba una galleta, de manera que los sujetos se encontraban

bajo un programa que podríamos caracterizar como Conc. CRF castigo,

DRü3' refuerzo. Durante todo el tratamiento solo se utilizó un regis-

trador dado que la con fiabilidad alcanzada en los registros de línea base

fue aceptable, y que además se podía chequear constantemente la con-

fiabilidad del registro comparándolo con el número de contingencias

administradas. En las primeras tres sesiones de este tipo, se colocó aMa.

y C., Y durante las cuatro últimas sesiones estuvo también R. con ellos.

Resultados:

Los datos del registro de las líneas-base de Ma. y C., muestran una

mayor frecuencia de respuesta de parte de C. que de Ma., aunque debe

añadirse que fueron siempre mucho más violentas y peligrosas las res-

puestas de Ma. C. llegó a emitir un total de 200 respuestas en 2 horas de

registro, por solo 29 de Ma. durante cinco sesiones con un total de 3

horas R, el tercer sujeto de este estudio no dió respuesta durante una

hora de registro. Al comenzar la administración del castigo con choque

eléctrico en la situación cooperativa de evitación C. emitió una sola

respuesta en la primera de 8 sesiones de 30' de duración sin que vol-

viera a responder durante las siete restantes. Es interesante agregar que

dejó de provocar a Mario en tanto que cada agresión de Ma. hacia él se

veía acompañada por un choque eléctrico a ambos. A partir de la quin-

ta sesión se retiró el electrodo de C. sin que hubiera cambio aparente en

su conducta. Por su parte, Ma. mostró fluctuaciones en su registro con

un incremento por la sexta y séptima sesiones antes de dejar de respon-

der en la octava sesión, hecho que discutiremos con mayor detalle poste-

riormente. En el caso de R., este nunca dió respuesta alguna de agre-

sión durante las seis sesiones en que estuvo con Ma., aún cuando este

mostró una reaparición de su conducta agresiva que volvió a suprimirse

nuevamente a la altura de la decimocuarta sesión del tratamiento con

choque eléctrico. Por lo que se refiere a los datos obtenidos en la situa-

ción en que se utilizó castigo físico-"social" y reforzamiento concu-

rrente en DRü3' (reforza miento diferencial de otras respuestas) se en-

contró que la supresión de la respuesta en C. se generalizó a las nuevas

condiciones pues solo dió un total de tres respuestas en un total de ho-

ra y media que tomaron las siete sesiones adicionales. Ma. por su parte

150 EMILID RIBES

presentó una frecuencia moderada de 4 respuestas durante la primera

sesión que disminuyó a 2 en la segunda para que en la última sesión fue-

ra de cero. Dió un total de 9 respuestas en la hora y media de trata-

miento. R. no dió respuesta alguna.

Di8CU8Í6n:

Este estudio ilustra como puede aplicarse un procedimiento de casti-

go a una situación social, en donde la emisión de conducta agresiva está

mantenida en cierto grado por la interacción que genera con otros com-

pañeros. La combinación de dos tipos de castigo así como el registro de

dos líneas base simples con otros sujetos dentro "dela situación, muestra

la flexibilidad operacional de las técnicas de modificación de conducta.

La utilización de dos líneas base, cada una con un niño distinto, permi-

tió evaluar el control diferencial de distintos aspectos del medio am-

biente social sobre la eonducta agresiva del sujeto principal de este estu-

dio. Está claro, que la agresión mostrada ante C., es funcionalmente dis-tinta de la agresión ante R., en tanto que la primera era controlada por

los propios estímulos discriminativos que emitía C., mientras que la otra

ante R. era más típica de una situació n de operante libre no discrimina-

da. La primera parte del tratamiento abarcando a Ma. y C. se diseñó

precisamente como una situación cooperativa de evitación, en tanto

que no solo se pretendía suprimir la conducta agresiva de Ma. sino tam-

bién aquellas conductas de C. que constituían estímulos discriminati-

vos de Ma. El tratamiento mostró ser altamente efectivo sobre todo en

el caso de C. En última instancia tanto con C. como con R., la respuesta

de Ma. se redujo a cero. Dos puntos son de sumo interés en relación al

tratamiento con choque eléctrico. El primero se refiere al incremento

local en la conducta agresiva que se observa en Ma. frente a C. en las úl-

timas dos sesiones antes de que la respuesta caiga hasta cero. Este pare-

ce ser un típico efecto local de extinción sobrepuesto a una situación

de castigo, ya que se presenta en el momento en que C. deja de emitir

estímulos discriminativos a Ma. para que agreda. Pudiera ser por consi-

guiente que el control de la respuesta de agresión fuera doble: por un

lado el control discriminativo mantenido por C., y que implicaba algún

tipo de reforzamientoen cierta medida proporcionada por la propia

conducta de C., y por otra parte, las consecuencias intrínsecas a la res-puesta de agreaiónque eran suprimidas por el choque eléctrico. El efec-

EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE 151NI¡i;¡OS RETARDADOS

to local de extinción permite explicar entonces, como puede producir-

se un incremento local transitorio de la respuesta, aún bajo condiciones

de administración de castigo. El otro punto de interés, se relaciona con

lo discutido por uno de los autores en otro artículo (Ribes y Guzmán,

por publicarse) acerca de las propiedades discriminativas que adquiere

la situación en que se aplica un procedimiento de choque eléctrico. La

situación misma (los electrodos conectados al cuerpo del sujeto, etc.)

hacen sumamente específica la supresión de la respuesta a dicha situa-

ción. Es por esta razón conveniente generalizar la supresión a ur•.a situa-

ción más social con otro tipo de castigo más natural dentro de dicho

medio ambiente (Ferster, 1967). La administración de castigo fío

sico-"social" se realizó con el propósito de que la conducta de agresión

tuviera consecuencias más naturales, intermitentes e impredictibles, en

tanto que el administrador de las contingencias se encontraba siempre

fuera del cuarto. Como último hecho digno de mención, se encuentra

una observación informal fuera de la situación de tratamiento. Contra

lo que es de esperarse en términos de las supuestas consecuencias nega-

tivas que conlleva la administración del castigo socialmente (Skinner,

1953; Azrin y Holz, 1966) Ma. mostró una mayor responsividad a los

estímulos y reforzadores sociales. Antes de la administración del trata-

miento con choques eléctricos, Ma. se caracterizaba por su retraimiento

y franco rechazo de cualquier forma de contacto físico y reforzamiento

social. Sin embargo, a partir del tratamiento mencionado, Ma. se volvió

altamente sensible a este tipo de contingencias lo que ha acelerado su

progreso en otros programas del Centro de Entrenamiento y Educación

Especial en que se utilizan reforzadores positivos. Por desgracia, se ca-

recen de registros precisos en este aspecto.

CASO 4

Se trata de una niña de 14 años de edad, A., con lesión neurológicaproducida por condiciones anómalas durante el parto, y posible disfun-

ción hipofisiaria. Asiste al Centro de Entrenamiento y Educación Espe-

cial desde hace dos años, y se encuentra bajo programas especiales de

conducta verbal, escritura, discriminación visual y auditiva. Su princi-

pal problema es la hiperactividad marcada en el salón de clase, pues A.

se para constantemente de su asiento, se voltea, grita, pega sobre la me-

152 EMILIO RIBES

sa, etc., traduciéndose tal nivel energético excesivo en un pobre rendi-

miento académico dentro de los programas especiales bajo los que se

encuentra. Se había tratado previamente este problema con drogas, con

muy poco éxito. Por tal motivo se diseñó un tratamiento, basado pri-

mero en la administración de reforzamiento social y fichas contingen-

tes a la conducta de trabajo académico, y después un programa de cas-

tigo por tiempo-sfuera contingente a la conducta que hemos definido

como hiperactiva.

Procedimiento:

Se tomó línea base de su conducta académica, definida como el por-

centaje de tiempo invertido en tareas de escribir o dibujar sin que se

presentaran ninguna de las respuestas interferentes de hiperactividad.

Dicha línea base se registró durante un período de cinco días, treinta

minutos diarios, divididos en tres períodos de diez minutos muestreados

al azar dentro del tiempo total de trabajo académico. El registro se to-

mó de manera contínua durante los tres períodos de diez minutos. El

solicitar atención relacionada directamente con las tareas académicas

era computada dentro del tiempo de trabajo, no así el solicitar atención

en relación a otras conductas, estar sentada distraídamente, o mirar

simplemente el material de trabajo. Los registros fueron tomados por

2 de los autores, con una confiabilidad del 970/0. El tratamiento expe-

rimental constó de 4 etapas distintas. Las primeras dos constituyeron

controles, que permitieron no hacer la inversión acostumbrada con el

objeto de evaluar los resultados del tratamiento contra la línea base.

Esto se hizo para evitar que A., presentara nuevamente conducta dis-

ruptiva en el salón de clases. La parte 1 del tratamiento consistió en el

reforzamiento por intervalos fijos de 1 minuto no contingente

(programa periódico 1'). La parte 2 consistió en un programa periódico

de 2', es decir la administración de reforza miento no contingente a la

conducta académica en intervalos de 2'. El paso 3 en el procedimiento

experimental fue reforzar con reforzamiento continuo todas y cada una

de las respuestas académicas, comenzándose a administrar después con

las fichas y la atención social por vez primera períodos de tiempo fuera

por pararse del asiento. El tiempo fuera consistió en llevarse a la niña

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PORCENTAJE DE TIEMPO DE TRABAJO

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LINEA BASE

ATENCION No

CONTINGENTE l'

ATENCION No

CONTINGENTE 2'

ATENCION CRF

CONTINGENTE A

TRABAJAR Y

TIEMPO-FUERA POR

PARARSE

ATENCION CRF

CONTINGENTE A

TRABAJAR Y

TIEMPO-FUERA POR

CONDUCTA DISRUPTIVA

INTERMITENCIA

EN LA ATENCION

154 EMILIO RIBES

contingente a la acción de pararse, a un cuarto aislado obscuro, sin nin-

gún tipo de objeto o estímulo que pudiera permitir al sujeto procurarseformas de reforzamiento. El sujeto podía salir a los 5 minutos o antes

dependiendo de que no emitiera durante un período de 5n conductas

de berrinche o protesta. En el puo 49 el tiempo fuera se extendió no so-lo a la conducta deperarse, sino también a la de gritar o hacer ruido es-

tando sentada.

Como lo indican los datos de la Figura 49 la línea hase de conducta

académica mostró un porcentaje peomedío menor al 5 por ciento deltiempo total de registro dedicado al tiempo académico, lo que significa

que el resto del tiempo, es decir un 950/0 estaba dedicado a oonductuinde8eahles como gritar, pararse del asiento, etc. Durante los pasos 1 y

2 de tratamiento, tomados como controles adicionales, mediante la ad-ministración de reforzamiento no contingente, la tasa de respuesta aca-

démica: no pasa más allá del 10 por ciento del tiempo registrado. Elcambio del reforzamiento no contingente a reforza miento contingente

continuo prod.ujo una mejoría en términos de la desaparición de la hipe.raetmd.ad de A., y un incremento consecuente en el trabajo académico,

no muy grande. El incremento alcanzó hasta un 300/0 de promedio deltiempo dedicado al trabajo académico. Cuando se inició la aplicacióndel tiempo futl'a en la sesión número 22 por todo tipo de conducta die-ruptiva como gritar o hacer ruido aparte de pararse del asiento, se logró

un incremento notable en el rendimiento académico que alcanza en lasesión 41 hasta un 800/0 del tiempo totaL Al mismo tiempo se empezóa desvanecer el refuerzo aumentando los intervalos a los que se reforza·

ba de manera progresiva. La Figura 5 muestra el número de sesiones en

los que mediante la aplicacion del tiempo fuera se redujo a cero la con-ducta de pararse del asiento. Esto se logró en un total de 15 sesiones, y

hasta la sesi6n 22 que se re¡istró dicha conducta permaneció suprimida

por completo. Por lo que respecta a la aplicación del tiempo fuera a to-. da conducta disruptiva, que se empez6 a aplica' una vez que se redujo

la conducta de pararse, solo fueron necesarias 6 sesiones para que se re-dujera a cero, supresión que se mUltuvo durante 8 sesiones adicionales

en que se registró (Figura 6).

10 9

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19

20

21

SESIONES

FIGURA

5Aplicacióndetiempo-fuera

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SESIONES

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17

11

11

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EL USO DE CASTIGO EN LA MODIFICACION DE CONDUCTA DE 157NI~OS RETARDADOS

En este caso se combinaron procedimientos prostéticos de refuerzo

(fichas y atención social) con la utilización de castigo por tiempo-fuera.

La observación de mayor interés se refiere a la necesidad de reducir las

respuesta incompatibles con 1118conductas deseadas mediante un pro-

cedimiento que haga a su vez ahamente efectivo el reforzamiento con-

currente. El tiempo fuera (definido como un período de aislamiento del

reforzamiento) permitió el logro de estos propósitos, por un lado supri-

miendo aquelJas conductas disruptivas como pararse, gritar, etc., que

hacían que la sujeto mostrara un problema de hipéractividad marcada,

al mismo tiempo que la volvió más sensible a las contingencias de refor-

zamiento adaptadas a su situación académica personal. En este caso el

castigo se manejó apropiadamente a través del aislamiento del sujeto

respecto a las condiciones en que era reforzado, con el objeto de hacer

más discriminativas estas contingencias positivas. Su efectividad es muy

grande en tanto que la conducta de pararse se redujo a cero en solo

quince sesiones y la otra conducta disruptiva en cinco sesiones más. Sin

embargo, el efecto del castigo por tiempo fuera no es tan súbito e inme-

diato como el administrador con choque eléctrico o castigo físico que

producen efectos definidos desde la primera sesión de aplicación.

CONCLUSIONES

Se pueden extraer una serie de conclusiones respecto a las condicio-

nes en que debe aplicarse el castigo y su efectividad.

1) El castigo es un procedimiento altamente efectivo en la eliminación

de conductas indeseables, tanto en lo que se refiere a la rapidez de sus

efectos como a la permanencia de los mismos. El castigo con choque

eléctrico y el castigo físico-"social" son mucho más efectivos en cuan-

to a su rapidez que el castigo por tiempo fuera, aún cuando la duración

de BUS efectos es la misma.

2) El castigo no parece producir efectos nocivos sobre el sujeto en tér-

minos de súpuestos efectos emocionales, ete., que reduzean la sensibi-

lidld a las contingencias de reíorzamiento social. Por el contrario, como

se muestra en los casos 3 y 4, los sujetos se volvieron más responsivos al

refuerzo a partir de la iniciación del tratamiento con castigo.

158 EMILIO RIBES

3) El castigo por tiempo fut'J'a y el castigo físico- '~soeial" conllevan

menos estímulos discriminativos respecto a 8U8 condieiones de aplica-

ción, por lo que son más recomendables que el choque eléctrico. Sin

embargo, este puede utilizar-se en aquellas circuDltuaciuen que se de-

sea reducir abruptamente 1& tasa de respuesta por ser muy elevada, y en

que se hace necesario aplicar las contingencias simultlneamente a dos

sujetos a la vez.

4) El castigo debe aplicarse fundamentalmente en d08 tipos de situacio-

nes distintas:

a) aquellas en las cuales las contingcnciasque mantienen una condue-ta IOn intrill8eC88 a su emisión, y que por consiguiente se carece de con-

trol alguno sobre 108reforzadores disponibles.

b) cuando la emisión de respue8tas incompatibles con las conductas

reforzada, impiden poner alllljeto bajo el control directo inmediato de

contingen..:iaspui~vas de refuerzo.

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