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En este ensayo trabajaré nociones de estilo de autor y género
cinematográfico. Para eso utilizaré las películas The Neon Demon (2016, dir.
Nicolas Winding Refn) y Hush (2016, dir. Mike Flanagan), respectivamente.
Analizaré ambas películas, principalmente desde la perspectiva de la dirección de
arte de cada una y su contexto histórico, y a partir de eso intentaré llegar a una
conclusión acerca de los conceptos generales de género y estilo.
Estilo
Para demostrar nociones de estilo dentro del cine elegí al director danés
Nicolas Winding Refn, ya que es un artista que trabaja dentro de sus propios
parámetros, alguien a quien no solo no le interesa el elogio del público, sino que
hasta intenta alienarlo. Luego de ser expulsado de una escuela de cine, siguió su
propio camino dirigiendo thrillers estilísticos en su país natal. Alcanzó la fama
internacional con Drive (2011), un filme de autor artístico disfrazado de película de
acción. Su sucesor fue Only God Forgives (2014), un proyecto controversial que
según Refn mismo fue inspirado por la obra de Alejandro Jodorowsky. Su último
filme hasta ahora, con el cual decidí trabajar, es The Neon Demon (2016). La razón
de haber elegido esta película es porque personalmente la considero la más
estilizada de su filmografía, y la más alejada del cine convencional y taquillero.
The Neon Demon comienza con un plano detalle sobre un tipo de textura que
no llegamos a identificar, algo que podría ser o una pared con grumos o una especie
de papel arrugado. Sobre esta textura comenzamos a ver los créditos. Desde el
primer segundo se introduce el concepto de ambigüedad a través de esta clave
visual. Sobre esta superficie brillan luces con distintos colores de neón, pasando de
azul a rosa, luego a rojo, a violeta, y el ciclo se repite. Estos cuatro colores serán
los principales de la paleta de colores del filme, y las luces de neón aparecerán en
casi todas las escenas.
Las luces de neón son probablemente el motivo visual más fácilmente
identificable del estilo del cineasta danés. Sus tres últimos filmes comparten esta
estética, interiores en sets iluminados de manera muy expresiva, con las luces
exteriorizando la manera en la que se sienten sus personajes; y exteriores en
locaciones que ya contienen luces de neón, generalmente en un Los Ángeles
nocturno. Este tipo de iluminación aleja a sus películas de la realidad,
convirtiéndolas en experiencias surrealistas.
Cortamos de este plano hacia uno de Jesse, nuestra protagonista, acostada
en un sillón mientras chorrea sangre de su garganta. Vemos su cuerpo entero sobre
un sillón lujoso, con una pared de fondo que transmite glamour a través de patrones
florados dorados. El dorado es un color que predomina en este plano, así como en
otra gran cantidad de escenas que veremos a continuación. Se nos muestra un
primer plano de Jesse, quien tiene la expresión de una persona muerta. Luego se
nos vuelve a mostrar de cuerpo entero mientras la cámara se aleja lentamente,
revelando que estamos en un estudio de fotografía, y lo que vimos anteriormente
es un set armado. Vemos los flashes de una cámara sobre ella. Vemos un
contraplano del hombre que la está fotografiando, con la expresión de un animal
que observa a su presa, bañado de luz neón roja que simboliza su deseo.
Así nos introduce The Neon Demon a Jesse, una chica huérfana de 16 años
que viaja a Los Ángeles para convertirse en modelo. Visualmente se nos dan las
pautas de quién es el personaje a través de estos tres planos, así como se plantean
las principales temáticas del filme. En ella, se ve el contraste entre la belleza y la
muerte, algo que se va a desarrollar a medida que avance la narrativa. La
iluminación la convierte en una criatura de hermosura casi sobrenatural, así como
transmite que es deseada por su fotógrafo, y como extensión, por los hombres en
general. En esta primera escena, Refn nos da a entender que se van a explorar
temas de belleza, sexualidad y violencia a través de una mirada surreal, y lo hace a
través de los colores, la iluminación, y el diseño de producción.
El tema de la violencia es el más constante en la obra de Refn. En Drive, su
primer filme en llegar al público masivo norteamericano, Ryan Gosling interpreta a
un conductor de autos que trabaja para criminales en Los Ángeles, y en Only God
Forgives el mismo actor interpreta al dueño de un club de pelea clandestino en
Tailandia. Ambas películas tratan de actividades ilícitas, y si bien su ritmo narrativo
es lento y sobrio, contienen escenas de brutalidad física extrema. Es lo que separa
la obra de Refn de otros directores que hacen un cine similar hoy en día: no tiene
escrúpulos en cuanto a la violencia, y se podría decir que todo en sus películas
habla sobre la violencia, nunca glorificándola o convirtiéndola en un entretenimiento
como haría un Tarantino o un Michael Bay, sino mostrándola en toda su crudeza y
de una manera hiperrealista.
Cuando Jesse empieza a conversar con Ruby, su maquilladora, y Gigi y
Sarah, sus compañeras modelos, se ve como el film se aleja cada vez más del
naturalismo. El diálogo es banal y se da de manera extremadamente pausada, las
actrices dicen sus líneas de manera inexpresiva. Esto, combinado con el ritmo lento
del montaje, refuerza el surrealismo de la película. Las luces de neón siguen
brillando sobre ellas, dando la sensación de que todo esto transcurre en otra
dimensión. Los decorados son principalmente de mármol y también están
deformados por las luces, expresando que es un lugar lujoso y alejado de la
realidad. La dirección de arte convierte lo que en el guión es una simple
conversación cotidiana entre mujeres, en una escena que parece tomada
directamente de una pesadilla.
El maquillaje y el vestuario son sumamente importantes para contarnos esta
historia. Jesse pasa por una gran cantidad de maquillajes y outfits distintos a medida
que transcurre la película, y estos se van tornando cada vez más intensos,
simbolizando su pasaje de una chica inocente a un demonio. Comienza
predominando el color dorado, y luego empieza a verse mucho más el rojo en ella.
En todos se ve el contrapunto entre inocencia y sexualidad, algo clave en la
construcción de su personaje.
Cada uno de los colores que dominan la pantalla en The Neon Demon tiene
una significación especial. Todos suelen aparecer de forma saturada y brillante, lo
cual en parte se debe al daltonismo de Refn, quien no puede distinguir claramente
imágenes cuyos colores no son lo suficientemente contrastados. El rosa es el más
común, que suele denotar belleza. El rojo está presente de alguna manera en todos
los planos donde vemos a Ruby, simbolizando su pasión y enamoramiento hacia
Jesse. El violeta da la sensación de lujo y glamour que acompaña a la industria de
la moda. El dorado suele acompañar a Jesse las pocas veces que la vemos de día,
y hace que veamos su inocencia, la cual desaparece pasado cierto punto del filme.
El azul representa la muerte, presente en las escenas de la morgue, en la escena
de muerte de Jesse, y en la de Gigi. Finalmente, el blanco, si bien no aparece muy
seguido, predomina en varios planos y simboliza pureza, a menudo de forma irónica.
La iluminación suele darle a la película tanto un tono de cuento de hadas
como una atmósfera opresiva y terrorífica. Refn juega con este contraste
constantemente, refiriéndose a The Neon Demon como una película de terror para
adolescentes. Parte de su estilo es plantear situaciones aparentemente inocentes y
hermosas estéticamente, y agregarles algún tipo de violencia hiper exagerada. Un
buen ejemplo es el principio del tercer acto, donde Jesse y sus amigas están en una
mansión lujosa y preciosa, y terminan arrojándola hacia una pileta vacía, y luego
comiéndose su cadáver. A partir de este punto, vemos varias escenas que
contienen violencia explícita, en las que el director combina el color cálido de la
sangre con los colores fríos del fondo.
Los decorados de esta película suelen, como dije anteriormente, representar
el lujo en el que se pierde el personaje de Jesse. Los muebles y las paredes son
extravagantes, así como la decoración de los interiores. La mayoría de las paredes
son de mármol. Suelen verse muy seguido patrones florales en las paredes, por
ejemplo en el cuarto de motel en el que vive Jesse. Las flores son un símbolo de su
inocencia y belleza. Estas dos temáticas también son trabajadas por Refn en Drive,
en la cual Carey Mulligan interpreta al interés romántico del protagonista,
mostrándose siempre con una expresión angelical y, al igual que Jesse en este
filme, es maquillada para resaltar su belleza y es acompañada principalmente por
los colores dorado y rosa.
Estos elementos que vengo nombrando son las fortalezas de la propuesta
estilística: el maquillaje, el vestuario, los colores, la iluminación, y las escenografías.
Todo esto arma una concepción estética que hace que The Neon Demon sea una
película única e inimitable, una experiencia captivante y terrorífica a la vez. A esto
se le suma la banda de sonido, hecha por Cliff Martínez, compuesta completamente
por música electrónica que suma a la atmósfera surrealista. Las debilidades más
obvias de la propuesta estilística de Refn son el guión y el uso de la cámara. El
guión por sí mismo no es nada especial, cuenta con muy poco impulso dramático y
diálogos cliché. La cinematografía se vuelve monótona luego de un tiempo, ya que
abundan los planos fijos y los paneos, y no se ofrece una gran variedad de ángulos
de cámara.
En conclusión, la dirección de arte que presenta Austin Gorg es la encargada
de transformar una película sobre una modelo en Los Ángeles en una pesadilla
surreal. The Neon Demon es un espectáculo de luces de neón, vestuarios y
maquillajes extravagantes, decorados lujosos, todo esto distorsionado por colores
hiper saturados que convierten a Jesse en Alicia y a Los Ángeles en un País de las
Maravillas hermoso, violento y sexualizado. Podemos definir a Refn como un autor
que trabaja con contrastes: belleza y muerte, serenidad y frenetismo, inocencia y
sensualidad. La dirección de arte está en servicio de acrecentar estos contrastes y
hacer que luchen, siempre bajo un cielo nocturno lleno de estrellas, y con las luces
de la ciudad de fondo.
En cuanto al contexto histórico en el que el filme fue realizado, se podría decir
que esta es claramente una obra que tiene algo que decir sobre el momento en el
que transcurre. La escena final lo hace abundantemente claro: Sarah recurre al
canibalismo con la intención de mejorar su propia imagen, con el propósito de
obtener “eso” que hace a Jesse tan especial. En una sociedad dominada por
Instagram y otras redes sociales, en los que el individuo debe manufacturar su
propia imagen para poder llegar a ser alguien, es de esperarse que se haga una
película de terror donde la protagonista posee un objeto intangible que todos
alrededor de ella codician: la belleza. Y en las palabras del fotógrafo de Jesse, “la
belleza no es todo, es lo único que hay”.
Género
Para hablar de género cinematográfico a partir de un ejemplo en particular,
elijo el filme Hush, dirigido por Mike Flanagan. Hush, o Silencio, pertenece al género
slasher, el cual es un subgénero de terror, único género en el que ha incursionado
el realizador Flanagan hasta el día de hoy. El slasher se caracteriza por seguir a un
psicópata que asesina a una o varias personas, generalmente con algún tipo de
arma blanca. Tuvo su cima de popularidad entre fines de los 70 y mediados de los
80, y muchas de estas películas han atraído públicos de culto. Para este trabajo me
centro en el slasher, que si bien es un subgénero del terror como mencioné
anteriormente, lo considero un género autónomo ya que ha encontrado su identidad
propia a través de los años.
El plano inicial de Hush es un plano general que nos muestra un bosque
recortado contra un cielo nublado. La cámara panea lentamente hasta encontrar
una pequeña casa pintada de color verde oscuro, rodeada por árboles, con un auto
estacionado enfrente de ella. Con los elementos visuales del bosque y un atardecer
nublado, desde el principio la película ya está configurando una cierta atmósfera.
Mientras tanto, se le comunica al espectador un mensaje alto y claro que empieza
a preparar la premisa del filme: hay alguien viviendo acá, solo, en el medio de la
nada.
Vamos al interior de la casa, donde vemos a una mujer cocinando.
Escuchamos los ruidos del agua hirviendo, los vegetales siendo cortados, el aceite
chisporroteando. De repente, se nos muestra su oreja en un plano detalle, y los
sonidos se difuminan hasta desaparecer casi completamente. Así se nos da la
información de que es sorda. Acá empieza a entrar en juego el concepto de género.
La mayoría de los slashers están construidos sobre una premisa simple y
entendible, que luego se desarrolla a través de la película. Un espectador que va a
ver una película slasher, o al menos de terror, al que se le muestra una mujer sorda
viviendo en una casa en medio del bosque, ya sabe qué esperar del resto del filme.
Comenzamos a ver ya las diferencias de la construcción visual de una
película de género con una de estilo. En el ejemplo anterior de The Neon Demon,
los primeros minutos del filme se utilizaban para que el espectador entre en el
código narrativo que se proponía. Acá, el código está preestablecido: sabemos que
en esta película habrá un asesino, y esta mujer se deberá enfrentar a él. Por lo
tanto, este primer acto se dedica a contarnos sobre ella. Aprendemos sobre su
condición de sordomuda, de su trabajo como autora de novelas de misterio, de sus
problemas con su novio, y su aislamiento voluntario de su familia. Todo esto se hace
a partir de pistas visuales, como mensajes en su celular y su notebook, fotos
enmarcadas en la casa, y una pila de libros con la misma tapa en su biblioteca. La
película no pierde tiempo en estos detalles, y se los entrega al público en los
primeros diez minutos de película.
La dirección de arte está, en esta película puramente de género, subordinada
al relato que se quiere contar. Todo está construido de forma naturalista, para que
el público acepte lo que se le ofrece narrativamente sin prestarle demasiada
atención, y pueda disfrutar de los momentos de acción, persecución y
enfrentamiento. El slasher, como todos los géneros, es un molde que se debe
rellenar con una historia en particular. En general, debe tener ciertas características,
como un voyeurismo por parte del asesino, y una demostración de astucia por parte
de la víctima, que suele ser femenina. Hush llena ese molde con su historia
específica, y si bien subvierte algunos temas principales del género, como algunas
características de vestuario que veremos más adelante, mayormente se atiene a él.
Por lo tanto, la dirección de arte en este caso no quiere destacar, sino que está en
servicio de que la historia llegue al espectador de manera que éste pueda hacer
catarsis al visualizarla.
La escenografía recrea una casa de estilo moderno, con colores suaves,
predominando el celeste, blanco, y marrón madera. Esta concepción escenográfica
pinta a Maddie como una persona de clase media alta y de ciudad, que solo está en
esa casa temporalmente, por lo cual podemos deducir que no está equipada para
lidiar con situaciones como la que presenta la película. Muchos elementos, como
las puertas con vidrios altos, son importantísimos para el desarrollo de la acción.
Por ejemplo, el asesino espía a Maddie al principio de la película a través de ellas,
y luego se comunican también a través de ellas. Al principio se plantean ciertos
elementos en la escenografía, como la alarma de fuego, el cuchillo de cocina, y el
sacacorchos, que luego se utilizarán en el juego mortal entre los dos personajes
principales. Esto es otra característica principal del género slasher: prácticamente
todo lo que se le muestra al espectador durante el primer acto, vuelve en el segundo
y en el tercero como elementos entre la lucha entre el asesino y la protagonista,
haciendo que el público se concentre en este aspecto de la narrativa.
Hush cuenta con una paleta de colores fríos, al igual que muchas películas
del mismo género, ya que genera un cierto clima de terror y se relaciona con la
muerte. La iluminación es intensa en el primer acto de la narración, sobre todo en
interiores. Cuando el asesino aparece y corta la electricidad, la luz pasa a ser tenue,
habiendo momentos de casi completa oscuridad. Esto también cumple con las
reglas del género, caracterizado por contener imágenes con baja iluminación, para
que las figuras se confundan y apenas se perciban.
En cuanto al vestuario, en él dominan también los colores fríos. Al haber solo
cuatro personajes, éste no logra tener demasiado protagonismo en la dirección de
arte. Sin embargo se debe mencionar el trabajo hecho para conceptualizar al
asesino, quien al principio usa un gorro de ski, una campera con capucha, y una
máscara que remite a la que usa Michael Myers en Halloween, uno de los slashers
más icónicos de la historia, que comparte varias características con Silencio, como
el asesino que persigue a una mujer implacablemente, la simpleza de la trama, y el
foco de la película en el juego letal de los dos protagonistas. Quizás la decisión más
valiente en cuanto a vestuario es quitarle esa máscara al asesino a tan solo veinte
minutos de película. Rompe con las reglas del género por una buena razón
narrativa: esta simple decisión de vestuario nos dice que el hombre no tiene
intención alguna de dejar vivir a Maddie.
La narrativa a través de lo visual es definitivamente la fortaleza mayor de esta
película. El diálogo es escasísimo para una película de estudio, y durante el
segundo acto la historia avanza a través de acciones, por lo que se debe contar
todo visualmente. Flanagan, como un Hitchcock contemporáneo, sabe exactamente
cómo montar las escenas para que tengan la fuerza narrativa para que el público
se mantenga entretenido y al borde de su asiento durante todo el filme. Sigue las
reglas del género y, si bien presenta toques estilísticos en algunos planos, no deja
que distraigan de la historia que quiere contar. La mayor debilidad de esta propuesta
estilística es su guión, el cual frecuentemente cae en los deslices típicos del género
de terror.
Creo que analizar el contexto histórico es fundamental para entender qué
exactamente causa miedo al ver Hush. El slasher, como mencioné, es un género
que vivió su auge en los 70 y 80, donde no existían tecnologías tan presentes en la
vida cotidiana hoy en día. Por lo tanto, Flanagan actualiza el género a través de la
tecnología presente en la narrativa, y apela a miedos que han nacido en base a la
existencia de estas nuevas tecnologías. A través de la película vemos numerosas
veces el notebook y el celular de Maddie. Son las únicas herramientas que ella tiene
para comunicarse con el mundo exterior. Lo primero que hace el asesino al entrar
a su casa es sacarle el celular. Probablemente el momento más terrorífico de la
película ocurre inmediatamente luego de esto. Maddie recibe en su notebook una
foto de ella tomada con su celular en ese mismo momento, y vemos su mirada en
primer plano mientras procesa lo que acaba de pasar. Luego el hombre se lleva su
celular y corta la electricidad, dejándola sin internet para comunicarse a través de la
notebook. Para la generación de hoy en día, el concepto de un desconocido
entrando en nuestro lugar seguro y quitándonos todo tipo de comunicación con el
exterior es algo aterrador. Este es un tema muy específico que trata la película, y
se relaciona fuertemente con el modo de vivir y la tecnología de hoy en día.
Bibliografía
- Generos Cinematográficos (módulo)
- Bordwell, D. y Thompson, K. (1995) El arte cinematográfico (El estilo como sistema
formal: resumen). Barcelona, España. Ediciones Paidós.