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Facetas Mayo 10

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Ibagué, 10 de mayo de 2009

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2 FACETAS>

Recobrando el pasadoRecobrando el pasadoPor Harold Krémer*

res muñecas de cristal, de Andrés Elías Flórez Brum (Sahagún, Córdo-ba), es una novela donde se mezcla la historia actual de Colombia con la ficción. Ficción representada en un mundo idílico de un pasado recien-te: el de la infancia. En esa medida el

autor nos instala en una población de la costa Atlántica donde, por contraste con el mundo de los adultos, existe de alguna manera la felicidad. Tres niñas, tres muñecas, arriban a ese peque-ño universo y empiezan a descubrir su propia infancia, negada y reprimida en la fría Bogotá y en la cruenta ciudad de Apartadó de donde fue-ron desplazadas junto a su padre. La casa es un sitio, pero también es el lugar en nuestra me-moria, de la infancia, la aldea feliz en la que nos formamos y descubrimos la familia, los amigos, todo aquello que ulteriormente nos llevó a ser lo que somos. Allí, en la casa, y en el libro de Andrés Elías, renovamos ese paraíso idílico, con los pequeños rituales que nos llevaron a inventar juguetes, a admirar héroes, a descubrir el amor. La técnica narrativa utilizada en Tres muñe-cas de cristal nos permite reconocer un univer-so dual: el de los adultos por oposición al de la infancia. En el primero nos encontramos con un éxodo que simboliza uno de los conflictos más graves de la humanidad: el de la expulsión del paraíso, es decir el desplazamiento forzado. Rúber, el padre de las niñas, es obligado bajo pena de muerte a abandonar la tierra donde sus muñecas nacieron o vivieron. Primero va a Me-dellín y luego a Bogotá, donde tiene una existen-cia gris, sin futuro para sus hijas. Llega a una tierra posmoderna a vivir en una bodega oscura y maloliente, a una ciudad en la que las calles, el clima y los carros los agreden y los condenan a una subsistencia en la que definitivamente no hay futuro. Lo segundo es la tierra de la infancia que, como contraste, está llena de luz, de descubri-miento, de aprendizaje. Por esa casa desfilan una serie de personajes que siempre dejan algo de sus propias vidas: la poesía, la solidaridad, la artesanía, el baile, la educación. Todo brilla en este mundo que parece renovarse constante-

mente, donde la vida germina y no se opaca. Ese mundo que es amado por las tres niñas está representado en una pregunta que Dalia, una de las tres muñecas, se hace a sí misma al obser-var a uno de los muchachos que las asedian. "¿Señorita, es aquí el paraíso?". Y ella misma, que pronto se convertirá en una mujer, se res-ponderá: "Sí, señor, aquí es el paraíso". Luz Mary Giraldo afirma en el prólogo que "la totalidad y sus partes no desestiman los opuestos existentes, entre la ilusión que define el mundo de los niños y cierto deseo que marca huellas de desilusión en el de los adultos". En ese sentido el realismo de Andrés Elías no nos instala en una infancia perenne, en una felicidad eterna porque en el desarrollo de la novela los personajes crecen y tarde que temprano entra-rán al mundo de los adultos, abriendo un ciclo, en un ritual de paso, que enfrentará estas muñe-cas a otros sucesos trascendentales. Pero esa es otra novela que quizá algún día leamos de la mano de Andrés Elías. Es de resaltar que la estructura de la novela, es decir la planificación de la misma, es impeca-ble. El autor usa recursos técnicos en los que los lectores somos llevados, sin darnos cuenta, por mundos duales, que se oponen, que se apoyan, y se necesitan el uno del otro. Esos mundos, con sus culturas, sus ideologías, su arquitec-tura son el premoderno y el posmoderno. Allí, sin decirnos una sola palabra, sin que el autor emita ningún juicio crítico, únicamente a través de veintitrés escenas o capítulos, como si fueran pinturas figurativas, Andrés Elías narra aconteci-mientos en los que logra, con gran eficacia, que seamos nosotros los lectores, quienes saque-mos nuestras propias conclusiones, nuestros propios juicios, obligándonos a reflexionar y a pensar un poco la vida. Quisiera, por último, felicitar a Andrés por esta oportunidad que nos da de volver a pensar en Colombia, pensar ese pasado cruel, que es el mismo presente, y que, a veces, algunos olvida-mos y otros lo niegan pretendiendo vivir en un paraíso artificial.

*Escritor y crítico literario colombiano

> LA PALABRA DEL DÍAPerplejo

Palabra empleada para aludir al estado de quien se encuentra confuso, aturdido. Del latín perplexus 'confuso', 'tortuoso'. La palabra latina se formó a partir del verbo plectere 'doblar', 'plegar'. El término fue tomado en nuestra lengua por vía culta y aparece por primera vez en Laberinto (1444), de J. de Mena.

Obras del pintor Gustavo Vejarano

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Michael Levin*

La muerte de las editoras tradicionales ace algunas semanas murió la industria editorial. La debacle económica fue el meteorito que golpeó al di-nosaurio en la mismísima frente. Los despidos de los ejecutivos de la industria, los recortes masivos de per-sonal en las más importantes casas editoras, así como la decisión de por lo menos una de las grandes editoria-les de no aceptar nuevas propuestas, indican el fin de la

influencia de las grandes empresas del ramo. Por supuesto, seguirán operando para alimentar con libros de celebridades a un público ob-sesionado con ellas, y lo harán a través de puntos no tradicionales de venta de libros, como Wal-Mart y los supermercados locales. Pero el ramo, que comenzó con editores que amaban los libros y publicaban lo que ellos querían está desapareciendo, víctima de su incapacidad para encontrar una razón de ser en el mundo de Internet y la impre-sión según demanda. Los despidos son la consecuencia inmediata de una economía que se hunde, pero la muerte de la publicación tradicional es, en realidad, un suicidio. El ramo editorial devino demasiado grande y necio para poder sobrevivir, una víctima de su propia arrogan-cia y sus prácticas comerciales insensatas. ¿Quién escogió esto? ¿Existe acaso otra industria que escoge sus novísi-mas ofertas a partir del capricho colectivo de un grupo de personas que apenas poseen experiencia comercial? ¿Exis-te alguna otra industria que produzca miles de productos nuevos cada año y sólo brinde apoyo a un puñado de ellos? Incluso los Tres Grandes del automotor realizan pruebas de mercado antes de que sus autos aparezcan en los salones de exhibición. Hace 20 años, los editores hablaban de la regla del 80-20: el 80 por ciento de los dólares para publi-cidad se destinaban al 20 por ciento de los libros. Hoy, la regla más bien es del 90-10, o incluso del 99-1. Si el doctor Phil publica un libro nuevo en el mismo catálogo de auto-res noveles, obtendrá todos los dólares de mercadotecnia, mientras que un autor nuevo tendrá que conformarse con las migajas. Como resultado de ello, las ventas del autor novel serán tan escasas que los agentes y editores tomarán la (mala) decisión de que la obra de éste nunca podrá ven-derse, por lo que el autor jamás conseguirá un contrato. Cuando entro en una biblioteca o una librería y estudio las nuevas ofertas de las grandes editoriales acabo siempre haciéndome las mismas tres preguntas: ¿Por qué decidie-ron publicar esta obra? ¿Quiénes, según aquéllas, desean en realidad adquirirla? ¿Qué otras obras rechazaron si fue ésta la que contrataron? A fin de cuentas, ¿qué nos ofrecen las grandes editoriales? Sobre todo lo mismo, una y otra vez: tratados políticos que se inclinan a la izquierda o la de-recha (pero que ofrecen más calor que luz). Libros de dietas y ejercicios que no son más que un refrito de lo dicho por otros libros de dietas y ejercicios: coma menos y muévase más. Libros que reciclan a otros autores dándoles un giro religioso o con un nuevo punto de vista en cuanto a cómo hacer más dinero. O libros que no se cansan de hablar, pero no dicen nada nuevo. En una ocasión el director ejecutivo de una gran cadena editorial admitió que sólo el dos por ciento de los libros de sus tiendas se vendían; el resto era “papel de tapizar”. En realidad, debido a la mala calidad del material que publican y el escaso esfuerzo que hacen por vender libros, las grandes empresas no actúan como si se preocupa-ran de su negocio Están también los agentes literarios, una clase formada por la gente con menos mentalidad comercial y menos organizada de

todo el mundo de los negocios. Si trabajaran en cualquier otro ramo serían despedidos debido a sus hábitos de dejar que los proyectos languidezcan, se deslicen entre grietas y queden a mitad del camino. Pero esto no ocurre en el mundo de las publicaciones, donde no existen los plazos de entrega. Nunca he logrado comprender cómo logra sobrevivir la mayoría de los agentes literarios. Son notoriamente irresponsables cuando se trata de estar al tanto de sus obligaciones, de mantener el contacto con sus clientes y manejar las propuestas editoriales que hacen. ¿A qué se dedican entonces los agentes edito-riales, de quienes sus clientes suelen quejarse porque no responden sus llamadas telefónicas o sus e-mails? Quizás si hiciesen un trabajo mejor de revisión y selección de proyectos y propusieran a las editoriales libros interesantes y vendi-bles, aquéllas tendrían más material para trabajar. O quizás ni siquiera así lo tendrían. Yo llamo “Síndrome de distracción del agente literario” (SDAL) al modo de trabajar de la mayoría de los agentes literarios. No sé a ciencia cierta qué es lo que los distrae de hacer su trabajo básico, que

no es otro que el de leer y criticar las propuestas y buscar contratos de edición. Cómo subsiste la mayoría de ellos sigue siendo un mis-terio para mí. Y acabará siendo un misterio para ellos, toda vez que el futuro de la publicación por royalties resulta poco o nada ventajosa para la inmensa mayoría de los libros. Ahora se está avanzando hacia un modelo en el que los autores obtienen una parte al final en vez de un adelanto generoso al principio. Mi última averiguación mostró que el 15 por ciento de 0 equivale a 0. Por consiguiente, a no ser que los agentes se hagan mucho más eficientes, tendrán que buscar trabajo en otros campos, tal como hacen los editores que han perdido sus empleos.

Entonces, ¿cuál es el futuro? Siempre habrá millones dispo-nibles para las Hillary Clinton y otros pesos pesados de la política que buscan contratar la publicación de sus libros. ¿Por qué? Por-que si usted es Sumner Redstone y es el propietario de Viacom y desea hacerle una donación a una senadora famosa, usted podrá enmascararla como un adelanto que realiza su división editorial Simon & Schuster. Y siempre habrá espacio para lo que incluso la industria editorial acostumbraba a calificar de “libros que no son libros”, es decir, materiales sobre gatos, dietas nuevas y nuevos medios de llegar a Dios sin necesidad de rezar o de hacer algo por sus contemporáneos. Entonces, ¿cuál es el futuro de la industria editorial? Después de decenas de años, los trogloditas que dirigen los imperios editoriales de Nueva York nunca reflexionaron sobre cómo sobrevivir en la era digital. La importancia que tienen hoy las grandes editoriales puede compararse con la de la industria tradicional de la música (casi muerta) la radio FM (casi muerta) o las tres grandes estaciones de televisión (siguen respirando, pero son cada vez menos relevantes en un mundo de hágalo us-

ted mismo y 600 canales). Las grandes empresas de edición subsistirán como entes modestos y menoscabados, pero nunca gozarán de la importancia que tuvieron. El futuro está en nuestras manos, que dependen de no-sotros y de aquéllos con algún dinero para autopublicarse mediante una compañía de impresión según demanda y las que se ocupan de crear sitios web donde publicar e-libros. Dicho de otro modo, el futuro de la publicación tiene mucho que ver las con emisiones destinadas a grupos específicos, como ocurre con la música y el video. En este caso usted mismo es el escritor y el editor y el que se encarga de la venta. Usted escoge su público, se encarga de comunicar-se directamente con él, sin necesidad, por fin, de arrastrar-se a los pies de los agentes literarios y responsables de las adquisiciones, cuyos empleos, para decirlo con franqueza, están desapareciendo. Conozca al nuevo jefe: usted mis-mo. ¿Qué hace uno con tanto poder? Vender a montones. Utilizar la Internet 2.0, la red social de Internet para estable-cer contactos con el público específico al que va dirigido su libro. Poner las ideas de uno en manos del público, de la misma manera cómo las bandas noveles ponen su música en los oídos de los escuchas del mundo entero, sin que medie la excesivamente comercializada y agotada industria editorial De esta manera usted consigue decir lo que desea y a aquellos a los que quiere llegar, y puede hacerlo ahora mismo, sin necesidad de esperar todo un período, ya tra-dicional, de dos años, cuando ya sus ideas languidecieron en medio de la brega por conseguir que un agente literario le preste alguna atención, por lograr firmar un contrato de publicación, a sabiendas de que su libro permanecerá en un limbo hasta que, ¡por fin!, llegue la fecha de publicarlo.

Con los métodos modernos y baratos, la fecha de publicación coincide con el momento en que uno termina el manuscrito, es-pera unos pocos días para que una empresa de publicaciones prepare el libro y lo imprima. Es excitante, algo fantástico, y está al alcance de su mano. La edición tradicional murió, víctima de su propia arrogancia. ¡Escritores del mundo, álcense sobre los res-tos de los trogloditas! Un mundo nuevo espera, y todo depende de ustedes mismos.

*New York Times. Autor de más de 60 libros, algunos de los cuales se convirtieron en best-sellers.

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Es la voz oficial de “Kiss” desde su

creación en 1972.

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4 FACETAS>

Bogotá, Colprensa

Maquillado, preparado para su única presentación en Colombia, Paul Stanley, “El Chico Estrella”, hace gala de su carisma y cordialidad, dejando de ser, al menos por unos minutos, el “rock star” y la voz de una banda clave en la historia del rock, vendiendo más de 85 millones de copias de sus álbumes desde 1982, para entrar en contacto con sus seguidores.

Por eso, no tuvo problema alguno en hablar minutos antes de su presenta-ción, sobre su música, la historia de la banda, su gira de conciertos conmemo-

rativa y el futuro de “Kiss”. - ¿Qué esperaba de un público como el colom-

biano al cual no conocía? Es un país al cual siempre habíamos queri-do venir. Hemos sentido el fuego y la pasión de los

colombianos. Hemos conocido personas que han viajado a los otros conciertos y ahora

es nuestra oportunidad para ser los invita-dos a este país.

- ¿Qué tiene de especial esta gira con respecto a las anteriores? Además de los fuegos artificiales, humo y rayos láser, el hecho de volar por los aires, escu-

pir fuego y cantar todas las canciones famosas, este es un concierto como ningún otro. No se trata únicamente de los efectos especiales, se basa en la conexión existente con el Ejercito de Kiss, los fans.

Paul Stanley: “Kiss es una banda diferente

a todas las demás”

Asegura que en el mes de septiembre se lanzará el

nuevo álbum de “Kiss” con canciones inéditas.

Paul

Sta

nley

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>FACETAS 5

- ¿Cuanto tiempo dura el proceso de maquillaje? Nos toma dos horas estar preparados para el show. Además invertimos algunos minutos para que todos los miembros de la banda estemos juntos y alistarnos para la gran celebración. Siempre queremos lucir y sonar de la mejor forma para cumplir las expectativas de nuestros admiradores. - ¿Es diferente para ustedes hacer un show sin maquillaje y sin los disfraces? Amamos realizar un gran espectáculo, pero sencillamente es como un auto de carreras. Pintas el exterior de bellos colores para que sea atractivo, sin embargo es el motor lo que te da la velocidad. En Kiss el motor, es el alma y el corazón. Todas las demás cosas nos hacen más grandes y especiales. - “Kiss” tiene una larga carrera de más de 35 años… ¿De dónde sale tanta energía después de tanto tiempo? La energía viene de la audiencia y del entusiasmo que nos produce estar junto a ellos. Nada es imposible cuando puedes compartir algo tan especial. - Siempre se le ha relacionado a “Kiss” con actividades de corte satánico… No tenemos nada que ver con la veneración al demonio. Este tipo de historias siempre son difundidas por personas que quizás le temen al rock and roll. Nosotros somos como cualquier otra persona. Tenemos profundas convicciones acerca del bien y el mal, cuidar al prójimo y ayudar al que lo necesita. Grandes sentimientos por la bondad y la gente.

Nuevo material - ¿Viene nuevo disco? Aún no tiene nombre, pero estará a la venta en septiembre. Posee un sonido clá-sico e impresionante. Las canciones tienen un sabor a los viejos tiempos, así que las personas que gustan del Kiss añejo estarán complacidas. - ¿Participan en la composición del nuevo disco Tommy Thayer y Eric Singer? Si, Tommy y Eric cantan. Además Tommy ha escrito material por su cuenta y junto a Gene y a mí. Este es un trabajo en equipo. - Ya son diez años desde la edición del último disco de “Kiss” en estudio… Ese disco fue un intento por hacer un álbum cuando la banda una vez más se había separado, pero no estábamos en el mejor de nuestros momentos. Peter (Criss) y Ace (Frehley) volvieron a convertirse en grandes problemas. No quiero volver hacer un disco como ese, si vamos a realizar un nuevo álbum me asegu-raré de que sea el verdadero trabajo de toda una banda. - Pese a las diferencias ¿Existe la posibilidad de volver a tener a Peter y Ace en la banda algún día? Ya lo hemos intentado y no se logró. Peter y Ace tienen dificultades de las cuales no han podido salir, volviéndose un problema para los fans y la banda. -Algunos critican el hecho de que los nuevos integrantes usen los personajes clásicos… Crear nuevos personajes fue un error. Si tu le muestras una foto de Kiss a cualquiera en cualquier parte del mundo te dirán que es Kiss. Si los personajes son tan fuertes ¿por qué los vamos a cambiar? Para la mayo-ría de fans es mejor que Kiss permanezca intacto. Solo porque a unos cuantos no les gusta algo y hablan en voz alta no significa que sean la mayoría. Todo el mundo puede tener su opinión, pero ahora mismo estamos tocando ante las audiencias más grandes de nuestras carreras. Esta bien claro que la gente quiere ver a Kiss. - Usted ha grabado discos en solitario, ¿Qué tal ha sido la experiencia? Siempre es importante encontrar otras vías de expresión. Quería enseñar mi otra faceta así pues que un álbum como solista era una buena forma de hacerlo. Me propuse que sonará distinto a Kiss, ya que hacer lo contrario sería fácil. Lo disfrute bastante y con esta experiencia me halle de nuevo listo para querer grabar un nuevo álbum de Kiss. - “Kiss” es una de las bandas que más dinero ha generado en la industria de la música. ¿Cómo es la relación entre arte y mercadeo? Sólo complacemos a nuestros fans. Toda la mercancía que sale es porque ellos la piden. Para algunos esto es difícil de entender ya que no son fanáticos, quienes nos siguen quieren muchas cosas para conectar con Kiss. Probablemente otras bandas no tengan la misma suerte, porque Kiss es una banda diferente a todas las demás.

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DETRAS DE UN SUEÑOsus escasos 30 años, todo parece indicar que los lustros pesan en su espíritu como una pesada losa y es que Arley, a pesar de su juventud, de su lustrosa piel morena, de su porte atlético y su caminar grácil y decidido de bailarín, tiene la sonrisa triste, la mirada queda y el alma en vilo. ¿Qué puede esconderse tras un sueño?.

Arley nació en la lejana Cuba de Fidel Castro. Con el estigma de la sobreprotección, a fuerza de tenacidad y un espíritu infran-queable, consiguió vencer las fatigas, el resuello y el ahogo pro-pios del asma, aquella fatídica enfermedad que coartó su existen-cia desde siempre y que a punto estuvo de relegarle la infancia, a las cuatro paredes de la estancia familiar. En tanto el país se enfrentaba a una severa dictadura comu-nista, Arley pasó los mejores años de su infancia en el campo, bajo la tutela de su abuela. Allí conoció la libertad, aquella impo-sible de escatimar a un niño… para jugar, vadear el río y para todo aquello que lindase peligrosamente con lo prohibido. En su recuerdo no anidan la pobreza ni el desamparo; en su recuerdo anida el amor de su familia: un padre recto, una abnegada madre y un hermano complaciente. Y es que la vida es más que una condición social, es básicamente un recuerdo. Hay quien dijo en una ocasión: ¿recordamos aquello que realmente ocurrió?, o solo recordamos aquello que deseamos fervientemente que haya ocurrido… Nosotros, los de fuera, pensamos en el pueblo cubano como en un niño huérfano y desprotegido; un ser indefenso bajo la implacable tutela de un ser omnipresente y escalofriantemente

todopoderoso… en un pueblo sin esperanza, sin futuro. La realidad, sin embargo, puede llegar a sorpren-dernos…. La carencia ha hecho de este pueblo y de su gente, una raza de supervivientes y esfor-

zados luchadores, amparados por la agudeza

del ingenio, aquel que sólo es capaz de darte la absoluta carencia y el despojo. Arley solo sabe a ciencia cierta que la música ha hecho parte de su vida desde siempre, que la lleva en la sangre, en el corazón. Contaba poco más de 13 años cuando la Escuela Nacional de Arte le seleccionó como uno de los jóvenes ta-lentos de la región. Así empezó su periplo por la danza, bajo el exilio del cobijo familiar. Jamás pidió ir, jamás se negó a asistir, todos dieron por sentado que la plasticidad y el don que llevaba aquel muchacho en la sangre, eran su vida. La música trazó su destino: bailar y enseñar a bailar, viendo así cumplida la promesa de todo niño cubano: el primer sueldo, para su madre. Pronto debió enfrentarse a la dura entelequia que sustenta su tierra: dos formas de vida, un mismo pueblo; la realidad de la carencia, la realidad de la bonanza. Bailaba en aquel espacio de la Cuba reservada a los privilegiados, donde el espectáculo se paga en dólares, en tanto enseñaba a un puñado de selectos niños ávidos de aprender, en su pequeño terruño, el de los deshereda-dos; pronto comprendió que no existía conciliación entre los dos mundos y tuvo que renunciar a la parte más profunda de su ser: enseñar… descubrir, moldear, como el artista frente al lienzo en blanco. Con el empeoramiento de la situación social, lejos de resig-narse a “empañar su renuncia en los escaparates de las confiterías…”, Arley, al igual que sus congéne-res, hizo gala de todos sus recursos, trabajando duro y a destajo, para poder sobrevivir junto a su familia.

Por amor pronto se vio en el exilio, un exilio que ya dura muchos años. No ha conocido la discriminación por su origen, ni el desdén por el color de su piel. Culto educado, discre-to y dueño de una triste sonrisa embriagadora, mira con tristeza hacia su futuro, mira con añoranza hacia su pasado. Aquí, en la Madre Patria, lo tiene todo; aquí encontró su identidad y ha res-pirado así su libertad; más aquí le falta el alma, un alma que yace dolorida bajo el regazo dulce de una madre enferma, a cientos de kilómetros, mar adentro; una madre que no cuida sus desvelos, una madre que no puede, que no tiene, su preciosa libertad. ¿Qué puede esconderse pues, tras un sueño?

AS. de Bercedo.

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En la autopista Panamericana, a la altura de Rosario, Santa Fe, un alegre automovilista, de esos de escape libre, arrojó desaprensivamente una latita de cerveza por la ven-tanilla. La latita salió con fuerza hacia arriba dando varias volteretas espectaculares en el aire, hasta que la fuerza de gravedad se lo permitió, y comenzó su caída con la misma suavidad de un planeador balanceado por el viento. Mirando por el espejo retrovisor, el automovilista son-reía ufano. Le había gustado la rara cabriola. Sentía que, después de paladear, a 160 kilómetros, esa delicia fermentada con la última tecnología de aquel exci-tado pueblo de Innsbruck en Alemania, había valido la pena completar el placer revoleando bien lejos el aluminio descartado. De ningún modo hubiera sido lo mismo conservarlo, para arrojarlo al cesto de desperdicios más próximo. No. Esos pequeños placeres hay que dárselos en vida. Es como palpitar un gol. Pero, claro está que la latita siguió su errático curso, para buscar algún destino más trascendente, más wagneriano. Entonces fue que, cuando en su caída llegó al pavimento, picó de punta para volver a elevarse portentosamente en el aire y producir ocho o nueve saltos mortales, como aquellos que vemos en la función matinée de los circos. Siguió con va-rios serpenteos ostentosos, por sobre el lomo de una ráfaga de aire y así demostró todo el despliegue que puede ofrecer lo importado para dar un buen espectáculo extra. Cuando volvió a caer, giró con elegancia sobre sí misma y proyectó a contraluz vivísimos rayos de colores en todas direcciones, pasando del azul eléctrico al plata histriónico, con el vértigo encandilante de un calidoscopio. Al tocar tierra nuevamente, la latita, lejos de abandonarse, se apoyó de costado y reinició un zigzagueante deambular –coqueto y aspavente-ro— a lo largo de la calzada, como para volver a despegar y ofrecer mucho más. En ese preciso momento, otro auto que venía detrás, rozó apenas a la latita que pegó un mu-sical brinco y volvió en un tris para comenzar a ensayar una seguidilla de pasos de baile flamenco, de aquellos que gustan tanto a la colectividad alemana. Entonces ensayó avances, retrocesos. Cuatro pasos al costado. Dos giros al ritmo de castañuelas. ¡Olé! El quejumbre de algún cantaor gitano arrobado por la fiesta. El sonar de guitarras y pal-mas a un contrarritmo saleroso, y giros. Muchos giros… Bueno, luego lo que se sabe: los saludos, luces, aplausos. El bis atronador pidiendo más y más. Cartel. Fama. “La cerveza alemana ofrece ese toque de más”. Lo imprevisible fue que por la carretera seguía avan-zando el tránsito, hasta el punto en que un tercer distraído automovilista fue encandilado por el metálico resplandor y la algarabía de la fiesta gitana. Dio un golpe de volante y aplicó los frenos instintivamente. De ese modo, la latita fue aplastada tras un estruendoso final, sin mayores con-

templaciones, sin reparar siquiera en su maestría cen-troeuropea. Su pasado de gloria quedó tan chato como deleznable para la historia. La maniobra del último conductor fue de tal suerte inesperada que, otro vehículo que lo seguía, lo embistió ruidosamente. Los conductores, quebrados por la des-gracia, bajaron de los autos y comenzaron a discutir. Mientras tanto y a toda velocidad, venía avanzando una apiñada cadena de coches que, sucesivamente, vo-

lanteaban para intentar frenar, y finalmente terminaban chocando unos contra otros sin solución de continuidad. La colisión de todos los que llegaban al último acciden-tado, hizo que se formara una larga fila india a lo largo de cientos de kilómetros. Como si fuera un único animal; un fantástico y dilatado gusano de crecimiento permanente e imparables encontronazos. Al cierre de este escrito, la patética sucesión de choques no ha llegado a su fin y amenaza con ingresar a Buenos Aires. Las autoridades y el ejército no saben cómo actuar y los medios televisivos se han apostado con antelación sobre los puentes para poder filmar el arribo de las colisiones y tener la primicia de la posible sangre corrida. Algunos economistas recibidos en Harvard dicen que es necesario prohibir la importación de cervezas ale-manas que ofrezcan un plus.

*Escritor argentino

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>FACETAS 7

POESÍA>

Poeta chileno

Norton Norton Contreras Robledo Contreras Robledo Improvisación en fa mayor(Una mujer con guitarra)

Una mujer con una soñolientaguitarrame contempla desde una fotogra-fía.Me desarma con su timidez,me abraza con su ternura.Y ¿dónde están los tiempos?¿Dónde las voces a tu alrededor?Dónde está la gente que mealejaba de ti?Entonces...¿qué pensabas?Yo soy una cuerda,una nota sutilen tu guitarra,una melodíaabrazada a tu sombra.La memoriade los tiempos idos.Un poema en el cráterde un volcán.Un prisionero en lasprofundidades de tus ojos.¿Sabes?No puedo...escapar

Preludio

IINos hablan de la vida

y de la muerte.Vienen desde lasProfundidadesde la tierra,del socavónde donde los minerossacan las riquezaspara recibir un salario miserabley seguir sobreviviendoen su pobreza.Aquí están los cantos,vienen de las alturasde los andamios,con los que los obrerosconstruyen grandesedificios.Ellos viven en barriosapenas iluminados,en casas que cada invierno seinundan con la lluvia.Aquí están los cantos.Traen los sentimientos quemueven al mundo,palabras de amor y pasión,las palabras de la iray la ternura.Traen los tiemposde amor y de guerras.Yo no juzgo los tiempos,solo quiero dartestimonio de ellos.

EL CUENTO>

Una latita de cervezaPor Juan Disanté*

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Corín Tellado y los márgenes de la literaturaCorín Tellado y los márgenes de la literaturaLiteratura es todo lo que se lea como tal.Guillermo Cabrera Infante.

l reciente deceso de Corín Tellado nos sirve como pretexto para realizar una lectura del folletín senti-mental como una forma literaria de amplio espec-

tro popular y de las características que hicieron de nuestra autora un fenómeno de masas, al punto de que Cabrera In-fante en un ensayo que le dedica en su libro O nos informa: “En 1965 supe que era una ‘española de verdad’ y que es, para asombro de muchos, pero no mío, el ‘escritor español más leído de todos los tiempos’, incluyendo, por supuesto, a Miguel de Cervantes”. Según la Enciclopedia Sopena, la literatura es el género “cuyo fin es la belleza por medio de la palabra”. La defini-ción nos obliga a pensar que “literatura” es la que se re-fiere a las “grandes obras”, o sea, que por su expresión y su estructura poseen un valor estético unido a una “altura intelectual general”; si alguna obra carece de los valores referidos nos vemos en la obligación de de pensar en ella

como “sub-literatura”; sin embargo, la sub-literatura posee un “interés literario bastante considerable” según el fallo de Andrés Amorós. De allí que sólo un juicio de valor estético nos lleve a diferenciar la literatura de la sub-literatura, a pesar de lo que nos proponen René Wellek & Austin Warren,ese dúo dinámico de la teoría literaria: “Uno de los modos de definir la literatura es decir que es todo lo que está en letra de molde”. Al hablar de sub-literatura siempre es conveniente des-cartar juicios ambiguos: “esencia”, “categorías lógicas”, “experimentación de las formas”, etc., ya que la narración es simple y pura, sin ninguna ambición de experimentación ni afán esteticista. Sin embargo, la sub-literatura, al igual que la literatura, crea sus propios códigos, tipos y formas. En el folletín sentimental, y en el caso de Corín Tellado en particu-lar, podemos enumerar las siguientes características: 1.Las tramas siempre son las andanzas sentimentales de un hombre y una mujer frente a una cantidad de obstáculos en busca de la felicidad a través de una relación amorosa; 2.Abunda una serie de encuentros aparentemente for-tuitos cargados de un sentido erótico. Por ejemplo en Así aprendí el encuentro en una escalera donde Él la besa furti-vamente y luego explica su actitud como algo accidental; 3.La narración está llena de lugares comunes presenta-dos como descripciones apasionadas: “besos ahogantes”, “como si los dos tuvieran hambre de amor”, etc.;

4.Ellas son, mayoritariamente, jóvenes que estudian o trabajan creyendo que allí está su “superación personal”,

cuando en realidad ésta se halla en el matrimonio con él al final de la novela; 5.Son frágiles, esbeltas, aturdidoramente bellas y terriblemente femeninas, si por casualidad alguna posee algún defecto físico (situación que no es muy dada) queda opacado por su hechizadora simpatía; 6.Visten de forma sencilla, dejando entre-ver una necesidad de protección, que siempre es dada por él; 7.Él suele llevarle algunos años (aunque no muchos) a Ella. También estudia o trabaja, pero no como un anhelo de superación personal, sino para poder ofrecerle a Ella una vida plena-mente segura, sin tropiezos económicos; 8.A diferencia de Ella, Él ha tenido expe-

riencias amorosas con otras, pero es siempre en Ella que encuentra una serie de encantos nunca

conocidos: “Había besado a muchas mujeres, cla-ro. Pero jamás sintió una sacudida igual como cuan-

do la besó a ella” (de Así aprendí); 9.En algunas novelas Él es un amable seductor

que considera su relación con Ella como un simple juego, pero (¡oh, avatar de avatares!) Ella logra seducirlo con sus

encantos y Él termina perdidamente enamorado (el cazador cazado).

En otras historias, cuando la pareja logra alcanzar desde el principio un grado de comprensión mutua siempre aparece algún malvado, tenebrosamente feo, que busca aprovecharse de la inocencia de Ella para seducirla y apartarla del amor ver-dadero, como “una serpiente venenosa”, para alimentar con ello sus sentimientos profanos. Lo interesante es que siem-pre aparece Él para poner al villano, a fuerza de golpes, en su lugar. Según Amorós esta situación crea un esquema triple: “tentación-peligro creciente-salvación”, que Cabrera Infante en un golpe de ingenio crítico define de la siguiente forma: “Recordé el diseño de una o de todas las novelas de Corín Tellado donde el dibujo forma un triángulo en que los catetos son amor posible, amor imposible y la hipotenusa es inamor-posible”. Estas son, vistas a vuelo de pájaro, las características ge-nerales que poseen los folletines sentimentales de los cuales ha sido Corín Tellado su máxima exponente en lengua espa-ñola. Todas ellas forman el cuadro general de una fórmula literaria con afianzamiento propio. Otro problema planteado por la sub-literatura y por el fo-lletín sentimental en especial es el de su utilidad. Horacio nos dice que en la naturaleza de la poesía existe una relación entre dolce et utile, este axioma nos remite a una concepción del arte en función de la siguiente ecuación: “juego” + “trabajo” = “artificio”. La definición horaciana nos ofrece una referen-cia aprovechable: “útil” equivale a lo que no sea malgastar el tiempo, es decir que la literatura como tal, aparte de ofrecer una función “dulce” (horas de esparcimiento) nos ofrece tam-bién una serie de datos aprovechables acerca de un conoci-miento universal, son obras netamente “instructivas”. Con el folletín sentimental (y también con otros sub-géne-ros) sucede lo contrario, es “dulce” pero no “útil”, en estas obras la ambición de conocimiento queda descartada, según Juliette Raabe: “el objetivo siempre será el mismo: la eva-sión”. El lector que recurre a estas obras jamás se preocupa si la anécdota es verosímil o no, su única ambición es sentirse plenamente identificado con el personaje central. Corín Tellado explica: “Cuando escribo realmente pienso en el lector, pien-so en darle aquello que le gusta, que lo entretenga. Que cojas un libro en una estación de tren, o en un aeropuerto y que recuerdes aquel momento con agrado y digas: me hubiera gustado vivir eso o lo he vivido ya, porque yo me identifico con el personaje”. Durante los años de la transición política española y con el afán de mantenerse en el tiempo, Corín Tellado terminó por condenar al ostracismo las ingenuidades que marcaban sus libros durante la época del franquismo (una línea distante frente al sexo y al erotismo) lanzándose hacia una sensualidad al principio incipiente, sutilmente disfrazada, hasta llegar en los años del “destape” a mostrarse cómica-mente descarada: “Marta, te amo y te deseo y no soy capaz de conducir serenamente hasta la villa” (de Así aprendí).

*Escritor venezolano. Letralia, tierra de letras

Ibagué, 10 de mayo de 2009

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Por Manuel Cabeza*