István Mészáros - Capital la contradicción viva

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  • 7/28/2019 Istvn Mszros - Capital la contradiccin viva

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    Captulo 1

    CAPITAL: LA CONTRADICCION VIVA*

    1.1

    Independientemente de los alegatos de la actual globalizacin, es imposible que existauniversalidad en el mundo social sin igualdadsustantiva.

    Evidentemente, por tanto, el sistema del capital, en todas sus formas concebibles o histricamenteconocidas, es totalmente incompatible con sus propias proyecciones -aun siendo estasdistorsionadas o estropeadas- de universalidad globalizante. Y es enormemente ms incompatiblecon la nica realizacin significativa de universalidad viable, capaz de armonizar el desarrollouniversal de las fuerzas productivas con el desarrollo abarcador de las capacidades y

    potencialidades de los individuos sociales libremente asociados, basados en sus aspiracionesconscientemente perseguidas. Lapotencialidadde la tendencia universalizante del capital, a su vez,se transforma en la realidad de la alienacin deshumanizante y en la reificacin. Segn dice Marx:

    Cuando se elimina la forma burguesa limitada, qu cosa en la riqueza sino la universalidad de, entre otras, lasnecesidades, capacidades, placeres, fuerzas productivas individuales creadas por medio del intercambiouniversal? El completo desarrollo del control humano sobre las fuerzas de la naturaleza, considerando as tantoa las de la llamada naturaleza como las de la naturaleza humana? El desarrollo absoluto de sus potencialidadescreativas, sin otros presupuestos que no sean el desarrollo histrico anterior que compone esa totalidad deldesarrollo, o sea, el desarrollo de todas las capacidades humanas como un fin en s, no como medida por un

    patrn arbitrario? Cuando el hombre no se reproduce en una especificidad, sino que produce su propia totalidad,lucha para no permanecer siendo algo en lo que se transform, sino para continuar un movimiento absoluto detransformacin? En la economa burguesa -y en la era de produccin que le corresponde-, ese desarrollo

    completo del contenido humano aparece como una sustraccin completa, esa objetivacin universal comoalienacin total, y el desmoronamiento de todos los objetivos limitados y parciales como un sacrificio del fin-en- s humano a un fin enteramente extern.1

    El desarrollo de la divisinfuncional-en principio, universalmente aplicable- del trabajo constituyela dimensin horizontalpotencialmente liberadora del proceso de trabajo del capital. A pesar deesto, esa dimensin es inseparable de la divisin vertical/jerrquica del trabajo en el cuadro de laestructura de comando del capital. La funcin de la dimensin vertical es proteger los interesesvitales del sistema asegurando la expansin continua de la extraccin del plus trabajo basado en laexplotacin mxima practicable de la totalidad del trabajo. Consecuentemente, la fuerzaestructurante horizontal slo puede desarrollarse hasta el punto en que permanece bajo el control

    firme de la dimensin vertical en el horizonte reproductivo del capital.

    Esto quiere decir que ella slo puede seguir su propia dinmica hasta el punto en que los desarrollosproductivos siguientes permanezcan contenidos en los parmetros de los imperativos del capital (y

    *Extrado del libro Sociali smo o barbari e. La alternativa al orden social del capital. Istvn Mszros,Pasado y Presente-Ediciones Paradigmas y Utopas, 1 edicin 2005.

    1Karl Marx, Grundrisse, Nueva York, Vintage, 1973,p. 488.

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    limitaciones correspondientes). Las exigencias de control del orden vertical del capital constituyenel momento supremo en la relacin entre las dos dimensiones. Pero, al tiempo en que la faseascendente del desarrollo del sistema las dimensiones horizontales y verticales se complementabanpor medio de cambios recprocos relativamente flexibles, una vez terminada la fase ascendente, loque antes era momento supremo [bergreifendes Moment] de un complejo dialctico se transforma

    en una determinacin disruptiva [de interrupcin] unilateral, que trae en s graves limitaciones aldesarrollo productivo y una importante crisis de acumulacin ya completamente evidente en nuestrotiempo. Es por eso que, en el inters de salvaguardar y de la parcialidad auto-orientada y de lainsuperable jerarqua estructural del capital, se aborta la prometida universalidad potencial en eldesarrollo de las fuerzas productivas.

    El sistema del capital se articula en una red de contradicciones que slo se consigue administrarmediante, y an as durante un corto intervalo, pero que no se consiguesuperardefinitivamente. Enla raz de todas ellas encontramos el antagonismo irreconciliable entre capital y trabajo, asumiendosiempre necesariamente la forma de subordinacin estructuralyjerrquica del trabajo al capital,sin importar el grado de elaboracin y mistificacin de las tentativas de camuflarla. Para limitarnos

    apenas a algunas de las principales contradicciones a ser enfrentadas, tenemos:

    Produccin y control;

    produccin y consumo;

    produccin y circulacin;

    competencia y monopolio;

    desarrollo y subdesarrollo (o sea, la divisin entre norte y sur, tanto globalmente como en el interiorde cada pas);

    expansin cargada de las semillas de una contradiccin destinada a producir crisis;

    produccin y destruccin (esta ltima generalmente glorificada como productiva o destruccincreativa);

    dominacin estructural del capital sobre el trabajo y su dependencia insuperable del trabajo vivo;

    produccin de tiempo libre (trabajo adicional) y su paralizante negacin con el imperativo dereproducir y explotar el trabajo necesario;

    forma absolutamente autoritaria de la toma de decisiones en el proceso productivo y la necesidad de

    su implementacin consensual;

    expansin del empleo y generacin del desempleo;

    impulso del ahorro de recursos materiales y humanos combinados con el absurdo desperdicio deestos;

    crecimiento de la produccin a todo costo y la concomitante destruccin ambiental;

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    tendencia globalizadora de las empresas trasnacionales y restricciones necesarias ejercidas por losEstados nacionales contra sus rivales;

    control sobre unidades productivas especficas y falta de control sobre su ambiente (de aqu elcarcter extremadamente problemtico de todas las tentativas de planificacin en todas las formasconcebibles del sistema del capital); y contradiccin entre la regulacin econmica y poltica deextraccin del plustrabajo.

    Es absolutamente inconcebible superar cualquiera de estas contradicciones, mucho menos esta redindescifrablemente combinada, sin instituir una alternativa radical al modo de control delmetabolismo social del capital. Una alternativa basada en la igualdadsustantiva, cuya ausencia totales el denominador comn y el ncleo vicioso de todas las relaciones sociales bajo el sistemaexistente.

    Ante la crisis estructural del capital como tal, en contraste con las crisis coyunturalesperidicas delcapitalismo observadas en el pasado, es importante todava subrayar que los problemas sonfatalmente agravados en el estado actual del desarrollo, injertando en la agenda histrica la

    necesidad de un control global viable de la produccin material y de los intercambios culturales dela humanidad como cuestin de mayor urgencia. Marx en su tiempo podra hablar del desarrollo delsistema del capital como aquel, a pesar de sus propias barreras y limitaciones, amplia el crculo deconsumo y derrumba todas las barreras que restringen el libre desarrollo de las fuerzasproductivas, la expansin de las necesidades, el desarrollo general de la produccin, y laexplotacin y el intercambio de la fuerzas mentales y naturales2. En este espritu, pudo caracterizarel completo desarrollo del sistema del capital como la presuposicin de un nuevo modo deproduccin.3

    Hoy no tiene sentido hablar de un desarrollogeneralde la produccinasociado a la expansin delas necesidades humanas. As, dada la forma en que se realiz la deformada tendencia globalizantedel capital -y que contina imponindose-, sera un suicidio enfrentar la realidad destructiva delcapital como el presupuesto de un nuevo y absolutamente necesario modo de reproducir lascondiciones sustentables del existencia humana. En la situacin de hoy, el capital ya no est encondiciones de preocuparse con el aumento del crculo de consumo, para beneficio del individuosocial pleno del que habla Marx, sino apenas con su reproduccin ampliada a cualquier costo, quepueda ser asegurada, por lo menos por algn tiempo, por varias modalidades de destruccin. Pues,desde el perversopunto de vista del proceso de realizacin del capital, consumo y destruccin sonequivalentes funcionales. Hubo una poca en la que el aumento del crculo del consumo se hacaacompaar del imperativo destructivo de la auto-realizacin ampliada del capital. Con el fin de laascensin histrica del capital, las condiciones de reproduccin expandida del sistema fueron

    radical e irremediablemente alteradas, trayendo al primer plano sus tendencias destructivas y sucompaero natural, el desperdicio catastrfico. Nada ilustra mejor este hecho que el complejo

    militar/industrial y su continua expansin, a pesar de la fbula de un nuevo orden mundial y del

    as llamado dividendo de la paz, despus del final de la Guerra fra (volveremos a estecomplejo de problemas en la seccin 2.7).

    2Ibdem, p.408 y410

    3Ibdem, p. 540

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    1.2

    Paralelamente a estos desarrollos, la cuestin del desempleo tambin fue significativamente alteradapara peor. Ya no es limitado a un ejrcito de reserva a la espera de ser activado y atrado para elcuadro de la expansin productiva del capital, como aconteci durante la fase de ascensin delsistema, a veces en una extensin prodigiosa. Ahora la grave realidad del deshumanizantedesempleo asume un carctercrnico, reconocido hasta por los defensores ms acrticos del capitalcomo desempleo estructural, bajo la forma de auto justificacin, como si nada tuviese que ver conla naturaleza perversa de su adorado sistema. En contraste, en las dcadas de expansin continua dela posguerra, el problema del desempleo fue considerado permanentemente resuelto. As, uno de lospeores apologetas del capital -Walt Rostow, figura de proa en el ataque de cerebros del PresidenteKennedy- declar arrogantemente en un libro vaco, pero profusamente divulgado, que:

    Hay muchas razones para creer, examinando la reaccin del proceso poltico incluso en las pequeas bolsas dedesempleo en las sociedades democrticas modernas, que las polticas lentas y tmidas de las dcadas de 1920 y1930 ya no pueden ser toleradas en las sociedades occidentales. Y ahora ya se conocen ampliamente los trucostcnicos de esas polticas debido a la revolucin keynesiana. No se debe olvidar que Keynes se impuso la tareade derrotar el pronstico de Marx sobre el desarrollo del desempleo bajo el capitalismo; y de modo general tuvoxito.4

    En el mismo espritu, Rostow y todo el ejrcito de la economa burguesa prevean confiadamenteque no solamente las bolsas de desempleo de las democracias occidentales se transformaranrpida y permanentemente en oasis de riqueza y prosperidad, sino que gracias a sus recetas y

    trucos maestros de la modernizacin, que son universalmente aplicables, el tercer mundo tambinllegara al mismo nivel de desarrollo y de la feliz realizacin de nuestras democraciasoccidentales. Pues se crea que era parte de la naturaleza predeterminada del universo a temporalque el subdesarrollo estara seguido por el despegue capitalista, que, a su vez, traainexorablemente consigo un impulso hacia la madurez, siempre que las fuerzas polticas de lasdemocracias occidentales evitasen en las malas acciones de revolucionarios creadores deproblemas que tienen la tendencia a oponerse a aquel orden.

    La euforia produjo una industria generosamente financiada de estudios de desarrollo, que seexpande en crculos cada vez mayores y que finalmente cae en las arenas del completo olvido,como las gotas de lluvia en la playa, en la medida que, con el surgimiento de la crisis estructural del

    capital, el monetarismo neoliberal asuma la posicin de orientador ideolgico hasta entoncesocupada por los sumos sacerdotes de la salvacin keynesiana. Esto excluy la premisa bsica quejustificaba la expansin de la disciplina. Y cuando finalmente se hizo claro que los trucoskeynesianos no seran capaces de recrear los milagros anteriores (o sea, las condiciones descritascomo milagros por aquellos que en la poca ilgicamente crean en ellos, no por sus adversarioscrticos), los antiguos propagandistas de la solucin final keynesiana de las imperfecciones del

    4 Walt Rostow, The stages of Economic Growth. Cambridge, Cambridge University press,1960, p.155.

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    capital simplemente cambiaron de traje y, sin la menor seal de autocrtica, invitaron a todos losque todava no haban alcanzado su propio grado de esclarecimiento trascendental a despertar de susueo para dar al viejo hroe un entierro decente.5

    As, la ideologa de la modernizacin del Tercer Mundo tuvo que ser abandonada de forma hastacierto punto humillante. La cuestin todava fue ms complicada por la amenaza creciente de undesastre ecolgico y por el hecho evidente de que si el impulso para la modernidad del TercerMundo llevase a que prevalecieran los niveles de desperdicio y contaminacin producidos por elpas modelo de la modernizacin -los Estados Unidos- apenas en China y la India, lasconsecuencias seran devastadoras tambin para las democracias occidentales idealizadas.Adems, la solucin egosta propuesta recientemente por los Estados Unidos -la compra de losderechos de contaminacin de los pases del Tercer Mundo- sera un concepto autodestructivo sino admitiese al mismo tiempo la continuidad del subdesarrollo del Tercer Mundo.

    As, a partir de ahora, la ideologa de la modernizacin tendra que ser usada por todas partes,

    inclusive por las democracias occidentales, como un nuevo tipo de arma para castigar y

    descalificar al Viejo Laborismo que se resiste a modernizarse como un Nuevo Laborismo; osea, por no ser capaz de modernizarse por el abandono completo inclusive de los principios ycompromisos levemente social demcratas, como hizo el Nuevo Laborismo. Los nuevosobjetivos de propaganda universalmente recomendables e impuestos son democracia ydesarrollo: democracia modelada por el consenso poltico entre demcratas y republicanos, de losEstados Unidos, cuyo resultado es la prdida completa de libertadde la clase trabajadora inclusiveen el sentido estrictamente parlamentario; y desarrollo como nada ms que lo que se puedeintroducir en la concha vaca de la definicin ms tendenciosa de democracia formal, a serimpuesta a todo el mundo, a partir de las recin emergentes democracias de Europa Oriental y dela antigua Unin Sovitica hasta el sudeste asitico y frica, as como en la Amrica Latina. Comoafirm un importante rgano de propaganda del G7, dominado por los Estados Unido, el The

    Economistde Londres, con su cinismo inimitable:

    No hay alternativa al libre mercado como forma de organizar la vida econmica.

    La expansin de la economa de libre mercado deber llevar gradualmente a la democracia multipartidista, pueslas personas que tienen libertad de eleccin econmica tienden a insistir en la posesin tambin de la libertad de eleccin

    poltica.6

    Para el trabajo, como antagonista del capital, la libre eleccin econmica en el empleo solo puedesignificar sumisin a las rdenes emanadas de los imperativos expansionistas del sistema; y, para elnumero siempre creciente de otros no tan felices, significa la exposicin a las humillaciones y alextremo sufrimiento causado por el desempleo estructural. En relacin con la libre eleccin

    poltica a ser ejercida en el cuadro de una democracia multipartidista, ella se resume, en realidad,a la aceptacin amargamente resignada de las consecuencias de un consenso poltico que se estrechacada vez ms llevando a no menos del 77% de los electores ingleses -y casi la misma proporcin en

    5Ver editorial en The Economist de Londres, titulado time to bury Keynes, 3 de julio 1993, pp. 21-22; lapregunta fue respondida por los editores del The Economist con un enftico s.6 The Economist, 31 de Diciembre de 1991.

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    otros pases de la Comunidad Europea- a resistirse a participar en un ritual tan sin sentido como lasltimas elecciones nacionales convocadas para elegir los miembros del Parlamento europeo.

    As, tal como aconteci en el campo del empleo productivo, como resultado de la reduccin de los

    mrgenes del capital, constatamos dramticos retrocesos tambin en el campo de la representacin yde la administracin polticas. En el dominio de la produccin, el desarrollo de la fase ascendentedel capital trajo consigo la expansin intensiva del empleo, que hoy da lugar a la peligrosatendencia al desempleo crnico. En relacin con el dominio poltico, se percibi un movimiento deampliacin espectacular de los derechos, desde el sufragio universal a la correspondiente formacinde los partidos obreros de masa, sucedida por el retroceso completo de la prdida de los derechos noformales, pero efectivos de los trabajadores, en el universo de su propia representacinparlamentaria. En relacin con esto, basta recordar las tpicas formaciones polticas del NuevoLaborismo y sus semejantes, que, del otro lado, operan con camarillas restringidas, unapeculiarsima toma de decisin poltica, imponiendo implacablemente la idea de que no hay

    alternativa a cualquier voz disidente, si por casualidad naciera alguna contradiccin entre losmiembros del gobierno, cuya funcin es aprobar todo lo que est pre-establecido.

    1.3

    La devastadora tendencia al desempleo crnico hoy afecta inclusive a los pases capitalistas msavanzados. Al mismo tiempo, tambin las personas todava empleadas en aquellos pases tienen quesoportar el empeoramiento de sus condiciones materiales de existencia, lo que es admitido inclusopor las estadsticas oficiales. Pues el final de la ascensin histrica del capital tambin trajo consigo

    una ecualizacin hacia abajo de la tasa diferencial de explotacin.7

    7 Un ejemplo alarmante de la tasa diferencial de explotacin nos fue ofrecida por el ensayo de unimportante historiador filipino, Renato Constantino. Segn l, la Ford Filipinas Inc., fundada en1967, es hoy (cuatro aos despus) la nmero 37 entre las mil mayores empresas de Filipinas. En1971 anunci un lucro sobre el patrimonio lquido de 121,32 %, al paso de la tasa de lucro global dela empresa en 133 pases fue de apenas 11,8 %. Adems de todos los incentivos extrados delgobierno, los altos lucros de la Ford se deben principalmente a los bajos salarios. Mientras en losEstados Unidos la remuneracin por hora de la mano de obra calificada era de US$ 7,50 (en 1971), laremuneracin por trabajo equivalente en Filipinas era de apenas US$ 0,30. (Renato Constantino,

    Neo-Colonial Identity and Counter-Consciousness:Essays in Cultural Decolonization. Londres,Merlin Press, 1978, p.234.) Los relativos privilegios disfrutados en el pasado por las clasestrabajadoras en los pases capitalistas avanzados comenzaron a erosionarse en las tres ltimasdcadas, como resultado del estrechamiento de los mrgenes del capital y de la globalizacintransnacional en curso. Esa nivelacin hacia abajo de la tasa diferencial de explotacin es unatendencia muy significativa de desarrollo en nuestro tiempo, y deber afirmarse con severidadcreciente en las dcadas venideras.

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    El fin de la modernizacin del Tercer Mundo acenta un problema fundamental del desarrollo delsistema del capital. Enfatiza el relevante significado histrico del hecho de que el capitalismo se hamostrado incapaz de completar su propio sistema en la forma de capitalismo global, o sea, como laregulacin aplastantemente econmica de la extraccin del trabajo adicional[surplus labor] comoplusvala [surplus-value]. A pesar de todas las fantasas pasadas del despegue y del impulso

    hacia la madurez, hoy casi la mitad de la poblacin del mundo est forzada a reproducir suscondiciones de existencia bajo formas que contrasta fuertemente con el mecanismo de mercadoidealizado como el regulador absolutamente dominante del metabolismo social. En vez decompletarse como sistema capitalista global propiamente, el capital, a no ser en los pases dondepredomin su modo de control econmico de la apropiacin del trabajo adicional, tambin logrcrear enclaves capitalistas con un relativamente vasto traspatio [hinterland] no capitalista. Bajoeste aspecto la India es un ejemplo obvio, y China, por el contrario, un ejemplo mucho mscomplicado, pues all el Estado no puede ser calificado como capitalista (mientras que el pas tieneimportantes enclaves capitalistas, dentro de un territorio [hinterland] no capitalista con ms de unbilln de personas). De cierta forma, esto es anlogo a algunos antiguos imperios coloniales, porejemplo, el imperio britnico. Inglaterra ejerci absoluto control poltico y militar en la India,

    explotando completamente sus enclaves capitalistas, dejando al mismo tiempo la mayoraabrumadora de la poblacin abandonada a sus propios recursos de subsistencia precolonial,ulteriormente agravados durante el colonialismo. Por una serie de razones, incluyendo laarticulacin estructural del capitalismo avanzado con la catastrficamente perdularia tasa deutilizacin decreciente como importante condicin de expansin continua, no es concebible que esefracaso del capitalismo sea remediado en el futuro. As, el fracaso de la modernizacin capitalistadel Tercer Mundo, a pesar de todos los esfuerzos en ella invertidos durante las dcadas deexpansin de la posguerra, llama nuestra atencin sobre un defecto estructural fundamental de todoel sistema.

    En este contexto, es necesario mencionar un problema adicional: la hibridacin evidente hasta enlos pases capitalistamente avanzados. Su principal dimensin es el siempre crecienteinvolucramiento -directo e indirecto- del Estado, en salvaguardar la continuidad del modo dereproduccin del metabolismo social del capital. A pesar de todas las protestas en contra,combinadas con fantasas neoliberales relativas al retroceso de las fronteras del Estado, el sistemadel capital no sobrevivira una nica semana sin el fuerte apoyo que recibe del Estado. Ya discutese problema en otra parte y, por tanto, una breve mencin aqu debe ser suficiente. La cuestinremite a la reaparicin contundente en el siglo XX de aquello que Marx denomin ayuda externa,trmino ya empleando por Enrique VIII y otros para referirse a los primeros desarrollos capitalistas,desde las polticas agrcolas comunes y garantas de explotacin hasta los inmensos fondos deinvestigacin financiados por el Estado y el apetito insaciable del complejo militar-industrial.8 Lo

    8Rosa Luxemburgo ya enfatizaba profticamente, en 1913, la importancia creciente de la produccinmilitarista, mostrando que el capital en s es el controlador ltimo de ese movimiento automtico y rtmicode la produccin militarista por medio del legislativo y de una prensa cuya funcin es moldear la as llamadaopinin pblica. Es por eso que esta provincia particular de la acumulacin capitalista parece a primera vistacapaz de expansin infinita. (Rosa Luxemburgo, TheAccumulation of Capital. Londres, Routledge, 1983, p.466.). El papel del nazifascismo en la extensin de la produccin militarista es suficientemente obvio, comotambin lo es la prodigiosa (y muy prdiga) ayuda externa ofrecida al capital de las democracias

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    que torna mucho ms grave ese problema es la insuficiencia de la ayuda independientemente de lacantidad ofrecida.

    El capital, en la fase actual de desarrollo histrico, se hizo completamente dependiente de la ofertasiempre creciente de ayuda externa. A pesar de esto, en relacin con ese aspecto, nos estamosaproximando a un lmite sistmico, pues estamos obligados a enfrentar la insuficiencia crnica deayuda externa referida a aquellos que el estado est en condiciones de ofrecer. En realidad, la crisisestructural del capital es inseparable de la insuficiencia crnica de esa ayuda externa, bajocondiciones en que los defectos y las fallas de ese sistema antagnico de reproduccin social exigenuna oferta ilimitada de ella.

    occidentales y en otras partes por el complejo militar-industrial despus de la Segunda Guerra Mundial. Unaespecie importante, aunque ligeramente diferente, de ayuda externa fue la ofrecida al capital por todas lasvariedades de keynesianismo en las dcadas de la posguerra. Bajo este aspecto, lo que no es tan obvio es ladedicacin concienzuda de F.D. Roosevelt al mismo objetivo an antes de su eleccin a la presidencia. l

    lleg inclusive a anticipar la condena de lo que ms tarde sera conocido como neoliberalismo al insistir -enun discurso el 2 de julio de 1932- que debemos rechazar inmediatamente las provisiones legales queimponen al gobierno federal la obligacin de ir al mercado para comprar, vender y especular con productosagrcolas en una tentativa fallida de reducir los excedentes agrcolas. Y son estas personas las que hablan demantener el Gobierno lejos de los negocios (F.D. Roosenvelt, The New Deal Speach Before the Democratic

    Convention, Chicago, Illinois, 2 de julio de 1932; todas las citas de los discursos de Roosevelt fueron tomadosde Nothing to Fear: The Selected Adresses of Franklin Delano Roosevelt, 1932-1945, de B.D. Zevin (ed.),Londres, Hodder & Stoughton, 1947).