Justicia Juvenile in Espagna

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    LAMEDIACIN

    PENALJUVENIL

    EN CATALUA,ESPAA

    Estudio coordinado por Jos Dapena y Jaime MartnDireccin General de Medidas Penales Alternativas y de

    Justicia JuvenilBarcelona, 1998

    Posted on Restorative Justice Online (www.restorativejustice.org) by permission.

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    1. JUSTICIA Y SISTEMAS ALTERNATIVOS DERESOLUCIN DE CONFLICTOS1.1 Una justicia reparadora1.2 Escenarios sociales del conflicto y la transgresinjuvenil1.3 Justicia juvenil, la mediacin como alternativa

    2. EL PROGRAMA DE MEDIACIN PENAL JUVENIL ENCATALUA2.1 El Equipo de Mediacin ante el cambio del modelo dejusticia2.2 Marco legal2.3 Objetivos2.3.1 Justicia2.3.2 Infractor2.3.3 Vctima2.3.4 Comunidad2.4 Criterios bsicos de acceso al programa

    2.5 Derivacin al programa2.6 Proceso de mediacin-reparacin2.6.1 Entrevista con las partes2.6.2 Anlisis del mediador2.6.3 Concrecin del Programa2.7 El menor, la vctima, el mediador2.7.1 El menor2.7.2 La vctima2.7.3 El mediador2.7.4 La comunidad2.8 Recursos humanos

    2.9 Evaluacin

    3. BALANCE DEL PROGRAMA 1990-1997

    4. CONCLUSIONES

    5. BIBLIOGRAFA

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    1. JUSTICIA Y SISTEMAS ALTERNATIVOS DE RESOLUCIN DE CONFLICTOS

    Coproducir y repensar el bienestar social, la seguridad ciudadana y los medios degarantizar el respeto de los derechos y las libertades es, sin lugar a dudas, uno delos principales retos que tiene la sociedad. Un reto que tambin afecta de lleno a lasciencias sociales en su conjunto, pero fundamentalmente al derecho, la educacin y

    la cultura, como cimientos sobre los que asentar seales de identidad nuevas, queintegren la diversidad en lugar de negarla, que hagan posible la convivencia entreseres humanos, por compleja que resulte.

    Un reto que en ningn caso debe llevarnos al abandono de principios ticosirrenunciables en favor de criterios, supuestamente pragmticos, fundados nica yexclusivamente en coyunturas polticas o sociales a corto plazo. Se trata derepensar a los actores del conflicto donde quiera que pueda darse, las estrategiasde respuesta que se emplean y, por encima de todo, una reflexin profunda sobrelos cambios sociales, econmicos, culturales y polticos en un mundo que, ms quenunca, est obligado a contemplar la diversidad como un factor potencial de cambiorenovador y no como argumento que justifique el miedo y las regresiones en materiade justicia, de seguridad e igualdad de oportunidades.

    En Espaa se han desarrollado en los ltimos aos muchas iniciativas innovadorasen materia de solidaridad social, de prevencin y de seguridad ciudadana, en lasque han tenido un papel destacado tanto los poderes pblicos como la iniciativaprivada y las organizaciones no gubernamentales. Por ello no pueden justificarse lasactitudes contrarias al cambio por miedo a no saber reconvertir las funciones o losrecursos de que disponemos hoy.

    Desde una perspectiva macrosocial los retos actuales se plantean entorno arealidades como el paro, la desintegracin social, el deterioro de servicios y la

    calidad de vida en amplias reas urbanas, as como al sentimiento de frustracin yabandono que experimentan los grupos con ms desventajas sociales y econmicas(jvenes, tercera edad, desempleados, minoras tnicas...)

    En este contexto, la prevencin social y situacional de la delincuencia requiere que,ademas de polticas sociales y de juventud consistentes, se contemplen tambinproyectos de reestructuracin de amplias reas urbanas con objetivos derenovacin y mejora de la planificacin urbanstica y la calidad de vida. Recreandolas ciudades y la vida de la colectividad en relacin a tres ejes bsicos:

    El desarrollo urbano y las actitudes individuales

    Cada vez es mayor la tendencia a transformar la prevencin del delito en polticasde proteccin y/o seguridad en lugar de educacin cvica y responsabilidades .Es necesario en este sentido seguir estrategias que, como en el caso de losprogramas de mediacin orientados a la resolucin de conflictos, haganposible un mayor equilibrio de relaciones entre los espacios pblicos y privados, sususos y sus interacciones. Se trata de fomentar el desarrollo de actitudes colectivas eindividuales mas activas y responsables.

    La organizacin de la vida comunitaria

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    La inactividad de adultos y jvenes parece ser una de las principales causas de ladegradacin en amplias reas urbanas, mientras que a menudo, muchas iniciativasque intentan aplicarse desde la sociedad civil son objeto de crtica como si fuerande carcter caritativo o poco profesionales.

    Por otra parte, la actuacin espontnea de los jvenes muchas veces es objeto decrtica, de indiferencia o de intentos de reconduccin. Su carta de naturaleza comociudadanos se halla a menudo en entredicho. Sencillamente se les considera unosirresponsables, con lo cual no se dan las condiciones necesarias para que, en lapractica, puedan ejercer responsabilidades. Hay un gran temor al riesgo que setransmite de adultos a jvenes, y con ello, un efecto desresponsabilizador quegeneraunas veces pasividad y otras confrontacin.

    Los servicios sociales y el civismo

    La familia, la escuela y el barrio se inhiben, o bien no logran asumir algunas de lesfunciones que tradicionalmente ejercan en la esfera del control social informal. Los

    grupos comunitarios y los distintos agentes sociales han de redefinir e n buena partesus roles respectivos re(estableciendo) relaciones con los residentes, en orden a larecuperacin de dichas funciones.

    Apoyarse a nivel econmico y social en la cadena formacin-trabajo-integracinresulta insuficiente. El objetivo debe ser que cada individuo pueda tener unafuncin social, positiva y reconocida. Hacer hablar a las personas de sus problemasy de sus expectativas, y no nicamente de las soluciones que se les propone demanera que puedan sentirse implicadas tanto en la definicin del problema como enla bsqueda y la practica de las posibles soluciones.

    1.1 Una justicia reparadora

    De todos es sabido que la vctima ha sido durante largos aos el personaje olvidadoen los sistemas juridico-penales de occidente. Tanto para la justicia penal comopara la criminologa, el delincuente ha sido en todo momento, el elemento centralentorno al cual se han estructurado la respuesta jurdica y el discurso terico delderecho penal y de la criminologa.

    No obstante, de un tiempo a esta parte, la vctima se ha ido incorporandoprogresivamente a estos mbitos, y ello es as por la influencia de los movimientos

    de atencin a las vctimas, surgidos en EE.UU. en la dcada de los aos setenta, ypor la nueva focalizacin de las situaciones delictivas y de los actores que participanen ellas, el delincuente, la vctima y la comunidad.Existe actualmente una gran sensibilidad por los efectos negativos que puedeprovocar la victimizacin y, debido a ello, se han desarrollado programas y serviciosde atencin a la vctima en muchos pases.

    El sistema de justicia es consciente tambin de la influencia negativa que puedellegar a ejercer sobre la vctima, a consecuencia de las incomprensiones, prdidas y

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    frustraciones a las que sta puede verse abocada en sus relaciones con el sistemapenal. Hoy es plenamente aceptada la idea de que las vctimas pueden padecer unavictimizacin secundaria como consecuencia de estas actuaciones.

    Paralelamente a este desarrollo del inters por la vctima, surgi tambin el interspor desarrollar nuevas formas de reaccin social a la delincuencia, que no pivotaran

    exclusivamente sobre el eje de la retribucin.

    La crisis del sistema penal ha sido a lo largo de todo este siglo un hecho reconocidodel que, la privacin de libertad como paradigma de la respuesta penal, ha sido elelemento mas controvertido. As mismo la lentitud del aparato judicial y la distanciade las leyes penales con respecto a una realidad social cambiante y dinmica, hansido los argumentos sobre los que se sustentaron a partir de los aos setenta, lascorrientes en favor de un derecho penal mnimo y de la diversion(derivacin) de lasreacciones sociales a la delincuencia, fundamentalmente en el mbito de la justiciajuvenil.

    Es en este contexto donde nacen las propuestas orientadas a la mediacin en

    conflictos y a la reparacin del dao a la vctima como alternativa al sistematradicional de sanciones. Todo ello entendido de tal modo que los principios deoportunidad y de legalidad no se encuentren en contraposicin, y creando lascondiciones necesarias para que en el desarrollo de programas de esta naturalezase respeten con rigurosidad todos los derechos y garantas que amparan a laspersonas implicadas.

    En el mbito de las legislaciones especiales de menores, la mediacin entre el autory la vctima se ha convertido en una prctica habitual en la mayor parte de lospases de nuestro entorno, que de manera progresiva, tal como ha ocurrido enEspaa, han ido adaptando sus legislaciones y los respectivos catlogos desanciones a la naturaleza y caractersticas de la criminalidad en una situacin decambio social, vivo y permanente.

    Conviene recordar que en este proceso de reorientacin de la poltica criminal hatenido un peso especfico muy importante la labor realizada desde organismosinternacionales como las Naciones Unidas y el Consejo de Europa que, mediantedistintos tratados y recomendaciones, a lo largo de estos ltimos aos, han prestadouna atencin muy especial a cuestiones como la simplificacin de la justicia penal,las reacciones sociales a la delincuencia juvenil, la participacin del pblico en lapoltica criminal, la asistencia a las vctimas y las sanciones que se aplican en elcontexto de la comunidad.

    Con objeto de recomponer el escenario de las reacciones sociales a la delincuencialo idneo sera que las autoridades publicas delimitasen su campo de actuacin conel objetivo de crear las condiciones para:

    1- Priorizar, antes que la sancin, las respuestas reparadoras, haciendo que estaspuedan llevarse a cabo tanto en espacios informales como en el seno de losprocedimientos penales.

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    2- Velar para que, tanto en los procedimientos formales como en lo informales, elrespeto de los derechos y garantas sea siempre escrupulosamente observado.

    3- La respuesta al delito, ya sea de naturaleza penal o extrajudicial debe decontribuir a incrementar en la mayor medida posible la competencia personal ysocial de su autor. La reparacin entonces (de igual forma que cualquier otro tipo

    de respuesta al delito) no debe limitar las posibilidades de tratamiento voluntario ode asistencia y orientacin al delincuente y/o a la vctima desde cualesquiera otrosmbitos de intervencin social. De este modo, entre la justicia reparadora y elcontexto mas amplio de las polticas sociales (salud, educacin, trabajo, etc.) hayque prever la existencia de vasos comunicantes que garanticen tambin el accesode los ciudadanos a dichos servicios cuando, por razn de un conflicto, se hayapuesto de manifiesto la emergencia de necesidades diversas y los propiosinteresados as lo expresen.

    Este nuevo enfoque se basa en una aproximacin sociotica para que, mediante laparticipacin activa de las partes, puedan hallarse soluciones al conflicto. En lamediacin se abandonan los elementos retributivos y/o asistenciales, el eje de la

    accin es el conflicto en si mismo y el restablecimiento de la paz en una sociedadconcebida como un conjunto de interacciones y de intereses diversos en la que hayque convivir y dialogar constantemente para construir el consenso, reservando laaccin penal como ultima ratiopara preservar el pacto social.

    1.2 Escenarios sociales del conflicto y la transgresin juvenil

    Hemos asistido en los ltimos tiempos a cambios muy significativos del escenariosocial en el que se desarrollan las conductas transgresoras de los jvenes, as comode la naturaleza y las formas en que estas conductas se manifiestan. Las viejasdefiniciones de delincuencia y criminalidad juvenil son actualmente obsoletas en sumayora. Y lo mismo acontece con el antiguo "ideal del tratamiento",tradicionalmente basado en el empleo de dos mecanismos bsicos: la observacin yel internamiento.

    La actividad transgresora de los jvenes se ha desplazado desde el ghetto a laocupacin de espacios extensos caracterizados por su visibilidad en el centro de lasgrandes ciudades, superficies comerciales, y espacios pblicos. El consumo dedrogas es hoy mucho ms extendido socialmente de lo que lo fuera en cualquierpoca anterior. El paro, y con l la cultura del subsidio social, se han constituido enuna nueva forma de exclusin, y aunque contina existiendo una relacin directa

    entre delincuencia y pobreza, tambin es cierto que los jvenes de las clasesmedias y alta se han incorporado al escenario de la delincuencia juvenil conconductas muy extendidas entre la juventud como son los actos vandlicos , loshurtos en las grandes superficies, las peleas, y todo un repertorio variado deconductas a las que algunos autores han calificado como incivilidades. Tal comorevelan la mayor parte de encuestas basadas en el mtodo de los autoinformes, laconclusin ms relevante que cabe extraer es que lo extrao no es la transgresinsino su ausencia.

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    Ello, lejos de alarmar, debiera servir justamente para todo lo contrario, paraentender que el delito en los jvenes no puede continuar siendo definidosistemticamente como sntoma de desviacin, sino como el hecho social que es,y que ste, en tanto que acto transgresor, constituye un mecanismo a travs delcual el adolescente o el joven se pone a prueba a s mismo en relacin con losdems y con el contexto normativo y las producciones culturales de una sociedad

    ideada por los adultos.

    Como abordar estos cambios? El tratamiento por la va de la exclusin se harevelado injusto con los sectores sociales ms desfavorecidos, destinatarios casiexclusivos de las instituciones cerradas. La cultura de la institucionalizacin confines de asistencia ha ido desvanecindose con el transcurso del tiempo, y por otraparte los mtodos de tratamiento coercitivos se han contestado desde ampliossectores, reclamando el derecho de los individuos a no ser objeto de intromisionesno deseadas, fundadas en los discursos de la asistencia , la rehabilitacin o elcontrol.

    Los problemas del control social son hoy muy distintos, la amenaza no sirve

    absolutamente de nada: Perder el trabajo?, no se tiene; separacin de la familia?,a menudo no existe o bien las relaciones no funcionan. Padecer la familia?, elestado benefactor se har cargo de ella y adems contar con unos mnimos bsicostampoco resultar tan difcil con las sobras de una sociedad opulenta. Las presionesque antiguamente podan ejercer la familia o las personas prximas a los jvenes,limitando sus medios de subsistencia, no pueden funcionar del mismo modo, y porotra parte las tareas del control informal, o bien se diluyen (en una sociedad muydiversa y competitiva) o se ponen en manos del estado que, la mayora de vecestransforma estas tareas en control social formal.

    Hemos evolucionado hacia una ideologa del control ms legalista con la quequizs puedan afrontarse mejor los delitos ms graves, pero se es impotente con lapequea delincuencia que, por ser la ms visible es a la vez la que ms angustiaprovoca. Este tipo de delincuencia es tambin la que mejor ilustra las conductastransgresoras de los jvenes, y la que contribuye a la atribucin de etiquetasnegativas, y con ellas a la estigmatizacin social.

    No se puede afirmar que los ndices de delincuencia crezcan, si tomamos comoreferencia las encuestas de victimizacin, o las estadsticas de la polica o losjuzgados. Lo que s es cierto es que sus componentes, tanto en los objetivos comoen la forma de manifestarse son cambiantes y se transforman del mismo modo enque lo hacen los valores y las formas de organizarse de nuestra sociedad. Lo mslgico sera cuestionarse al mismo tiempo las definiciones de delito y delincuencia

    para poder plantearnos en base a que principios y de que maneras conviene hoydar o articular las respuestas, ya sean de naturaleza cultural, asistencial o penal.

    1.3 Justicia Juvenil , la mediacin como alternativaDe un tiempo a esta parte, concretamente desde la entrada en vigor de la LO 4/92,

    en Espaa se ha comenzado a emplear el trmino alternativas de manerarecurrente para referirse a todas aquellas sanciones que pueden dictar los jueces de

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    menores distintas de la del internamiento. El hecho de que se emplee este trminopara definir la naturaleza de unas medidas que, a fin de cuentas, siguen siendoimpuestas sin que al interesado se le d la ms mnima opcin de pronunciarse,constituye en s mismo el ejemplo ms claro del uso inadecuado de esta expresin.

    Si el abanico de posibles respuestas penales a la delincuencia juvenil ofrece, a

    parte de la privacin de libertad, otras posibles respuestas en medio abierto como lalibertad vigilada o los servicios en beneficio de la comunidad, hemos de entenderlonicamente como expresin de que las reacciones penales a la delincuencia ( noslo la juvenil ) pueden ser de muy diversa ndole y no nicamente basadas en unamayor o menor cantidad de tiempo de privacin de libertad.

    La legislacin espaola contempla, eso s, la posibilidad de que el juez de menores,de oficio o a instancia del Ministerio Fiscal o del abogado, pueda decidir el archivode las actuaciones o la suspensin del fallo, siempre que el menor, de acuerdo conlos perjudicados, lleve a cabo una reparacin extrajudicial o se comprometa a ello.nicamente en estos supuestos es factible el empleo de la expresin alternativa, entanto en cuanto ello supone que el autor habr llevado a cabo una eleccin

    libremente.

    En las prcticas de la mediacin la alternativa se da en dos sentidos distintos:

    - En primer lugar porque con la reparacin a la vctima o la conciliacin entre autory vctima, ambas partes obtienen unos beneficios claros:

    a) El autor puede evitar la continuacin del proceso judicial, o el sometimiento auna sancin judicial.

    b) La vctima se ve resarcida de los daos sufridos, ya sean materiales omorales.

    - En segundo lugar, la mediacin, en la medida en que no se plantea como objetivola rehabilitacin del autor en trminos de tratamiento, constituye un modeloalternativo de reaccin frente al delito, puesto que parte de una perspectiva dejusticia en la que lo determinante no es la reaccin frente al autor sin la resolucindel conflicto, el restablecimiento de las condiciones que permitan la convivencia enpaz entre quienes se vieron inmersos en el conflicto.Del mismo modo como la LO. 4/92 contribuy a iniciar en unos casos, o a

    consolidar en otros, los nuevos caminos por donde habr de discurrir la justicia juvenil en Espaa, es irrenunciable plantearse ahora la necesidad de establecervasos comunicantes entre la experiencia de la mediacin de justicia juvenil que se

    inici en Catalua en 1990 y la urgente necesidad de ofrecer a toda la juventud estenuevo marco de relaciones con la justicia institucional, basado en respuestasnuevas, imaginativas y eficaces. Si estas respuestas pretenden fundarse adems enla consecucin de objetivos como la responsabilizacin y resocializacin habremosde tener en cuenta que educacin y socializacin son procesos que, por definicin,deben darse en el seno de la sociedad, con todos los actores sociales sobre elterreno. Justamente el marco que la mediacin ha escogido para promover, entrelos jvenes y la comunidad, un discurso sobre la justicia en la que los conceptos de

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    libertad y responsabilidad se den la mano y sean interdependientes, igual que lo escada individuo respecto de la familia o la comunidad a la que pertenece.

    El optimismo es la tnica general que se desprende de las experiencias y lasinvestigaciones desarrolladas hasta ahora entorno a la mediacin en el mbito de la justicia juvenil. Un optimismo plenamente justificado que debiera hacernos

    recapacitar sobre la conveniencia de extender esta experiencia a territorios como laescuela o hacia la bsqueda de caminos mas imaginativos para fomentar demanera activa la interculturalidad y las relaciones de vecindad participativas ysolidarias

    2. EL PROGRAMA DE MEDIACIN PENAL JUVENIL EN CATALUA

    La justicia juvenil tiene por definicin un carcter especial, tanto desde laperspectiva de la filosofa del derecho penal y la aplicacin de la norma jurdica,como por su carcter de innovacin en las formas de reaccin a la delincuencia juvenil. En los ltimos 25 aos, la dinmica de readaptacin del marco legal y las

    polticas criminales, en relacin a los jvenes infractores, han estado una constanteen toda Europa.

    En Espaa, en lo que a legislacin se refiere, la justicia juvenil ha permanecidoanclada hasta la publicacin de la Ley Orgnica 4/92, de 5 de Junio, en la Ley de losTribunales Tutelares de Menores de 1948 (reproduccin casi ntegra de la Ley deTribunales para nios de 1918). Ley que encarna fielmente los principios delpositivismo y el correccionalismo, abandonados ya por las legislaciones europeastras la segunda guerra mundial.

    Desde las primeras elecciones democrticas en 1977 hasta 1992, transcurrieron 15aos durante los cuales el inters por el tema fu ms bien escaso, si exceptuamosun grupo de juristas que de forma insistente reclamaron la derogacin de la Ley deTTMM de 1948.

    Debieron transcurrir todava 6 aos antes de que, en respuesta a diversascuestiones de inconstitucionalidad presentadas por varios jueces de menores, unasentencia del Tribunal Constitucional de 14 de Febrero de 1991 declaraseinconstitucional el artculo 15 de la Ley de TTMM, por infringir las garantas que elartculo 24 de la Constitucin Espaola reconoce a todos los ciudadanos paratodo tipo de proceso.

    Como consecuencia, se public la Ley Orgnica 4/92, est justificada (dice la

    exposicin de motivos) como "una reforma urgente que adelanta parte de unarenovada legislacin sobre reforma de menores, que ser objeto de medidaslegislativas posteriores".

    Sin embargo, de forma lenta se producen pequeos cambios:

    - En 1985, la Ley Orgnica del Poder Judicial establece que los menoressolamente pueden ser juzgados por jueces de carrera, los cuales tienen que serespecializados. Crea los juzgados de menores y establece que estos slo podrn

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    actuar cuando se infrinja una norma penal. Tambin insta al Gobierno a remitir alas Cortes un proyecto de reforma de la Ley de TTMM, que deba estar a puntoen un ao.

    - En 1987, se reforma el Cdigo Civil en materia de adopciones y lascompetencias en materia de proteccin de menores pasan de los juzgados de

    menores a la administracin y los juzgados de menores pasan a actuarnicamente en materia penal.

    - En 1989, se incorporan a los juzgados de menores la primera promocin de jueces especializados.

    La amplia discrecionalidad que permita la Ley TTMM, la referencia de lasrecomendaciones y tratados internacionales y el consenso entre los jueces demenores y la administracin de justicia permiti impulsar nuevas medidas yprogramas.

    El Programa de Mediacin y Reparacin, en el mbito de la justicia de menores, seinici en Mayo de 1990.

    En el momento de disear este programa se tuvo en cuenta las recomendacionesdel Comit de Ministros del Consejo de Europa (Resolucin 87/20) sobre lasreacciones sociales ante la delincuencia juvenil y otras recomendaciones deorganismos internacionales.

    Al iniciar el programa en 1990, ramos conscientes de las limitaciones legales queimplicaba la legislacin de menores (Ley de Tribunales Tutelares de Menores de1948), pero la amplia discrecionalidad que permita esta legislacin, la referencia delas recomendaciones internacionales y el consenso entre los jueces de menores y elEquipo de mediacin hicieron posible su aplicacin.

    La posterior publicacin de la Ley Orgnica 4/92, de 5 de Junio, proporcion unabase legal slida a los programas de mediacin y reparacin.

    En 1989, cuando se iniciaron los trabajos de la comisin encargada de laredaccin del proyecto, esta iniciativa naci como una experiencia pionera enel Estado Espaol que pretenda combinar la aplicacin de nuevas formas dereaccin de la justicia a las transgresiones de los jvenes infractores, con lainvestigacin y la evaluacin sobre el alcance y significado real que dichaalternativa tiene para la justicia, el autor, la vctima y la comunidad (en el

    mismo sentido que proponen los puntos segundo y quinto de laRecomendacin R 87/20 del Consejo de Europa).

    La aplicacin del programa ha significado un paso decisivo y novedoso paraaproximar la justicia de menores en Espaa a las recomendaciones y tratadosinternacionales.

    - Reglas mnimas de las Naciones Unidas para la administracin de la justicia demenores (Reglas de Beijing 1985)

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    - Las Recomendaciones del Comit de Ministros del Consejo de Europa.

    Recomendacin R(87) 20, sobre las reacciones sociales ante la delincuenciajuvenil

    - La Declaracin de los Derechos del Nio de las Naciones Unidas (1989)

    El programa se ha desarrollado en una fase de reflexin y cambio de la justicia demenores en Catalua y en el Estado Espaol. Se inscribe en un proceso detransicin entre un modelo residual protector y correcionalista basado en losprincipios del positivismo, y la apuesta por un modelo de justicia de menoresgarantista y responsabilizador, que potencie el principio de intervencin judicialmnima y la desjudicializacin. Un modelo que, sin perder el control del MinisterioFiscal y de la instancia judicial sobre los derechos y garantas de la partes, sepropone impulsar el dilogo y la participacin del autor y la vctima en la resolucindel conflicto.

    Un proceso de cambio en el que todava estamos plenamente inmersos. En estesentido, la positiva experiencia y las investigaciones realizadas sobre el programahan contribuido, en lo que se refiere a la reparacin del dao causado a la vctima,a definir el marco normativo que representa la Ley 4/92 de 5 de Junio, y el"Anteproyecto de Ley Orgnica reguladora de la justicia de menores".

    Si bien, los programas de mediacin, reparacin y conciliacin, histricamente seoriginan en el movimiento de atencin a la vctima, en nuestro caso, el Programa noparte del objetivo especfico de atencin a la vctima, sino que, partiendo del objetivoresponsabilizador del menor infractor, se intenta establecer un espacio participativoe interactivo entre ste y la vctima con el objetivo de solucionar el conflicto y laorientacin de este proceso a travs un mediador.

    El programa tiene un potencial y unas cualidades importantes como nueva forma dereaccin ante la delincuencia juvenil desde la perspectiva de la prevencin, tal ycomo se pone de relieve en las investigaciones realizadas.

    El programa ha abierto en nuestro pas nuevas vas a la funcin de prevencingeneral positiva que pretende la justicia, potenciando nuevas formas de reaccinante el delito, en las cuales la responsabilizacin del sujeto no es fruto del castigo ola sancin, sino de la voluntad y del compromiso reparador del joven infractor, ascomo tambin de la participacin de la vctima en la solucin del conflicto.

    2.1 El Equipo de Mediacin ante el cambio del modelo de justicia

    A mediados de los 80, en justicia juvenil, iniciamos nuestra andadura un grupo deprofesionales motivados por encontrar nuevas vas de intervencin con menores.

    Acogamos con entusiasmo las nuevas tendencias de accin social que innovabanel antiguo modelo positivista, heredero de la ley de T. Tutelares de Menores de

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    1948. Era evidente que aquel modelo de justicia haba ignorado, desde sufundacin, los derechos y garantas de los menores y que, era justamente en elabandono de estos principios, en los que bas todo el arsenal terico y las polticasorientadas a la delincuencia juvenil.

    As, iniciamos un trabajo, tanto en el asesoramiento a las instancias judiciales como

    en la intervencin en medio abierto, dando contenido a las medidas de libertadvigilada, como Delegados de Asistencia al Menor. Buscbamos un modelo deeducacin en libertad, no represiva, humana y eficaz, que hiciera crecer lo quehaba en ellos mismos, respetando sus vnculos sociales y afectivos. Un modelo queal mismo tiempo respetara sus derechos constitucionales y sentara las bases paraque los jvenes percibieran una imagen de la justicia institucional clara, y noengaosa. Una justicia que no argumentara sus reacciones en funcin de su origeno su situacin personal, y que les diera un trato como ciudadanos de pleno derecho.

    Al principio, el objetivo era atender y compensar las carencias educativas y socialesdel menor, en su propio entorno. Poco a poco, se fue revisando este enfoque,cuestionndonos si poda haber otra respuesta a un hecho delictivo.

    Siguiendo con este espritu innovador, y de acuerdo con las nuevas tendenciaseuropeas hacia un modelo de responsabilidad y de bsqueda de nuevasalternativas, un grupo de profesionales apostamos por la posibilidad de trabajardesde la voluntariedad del menor, con respuestas diferenciadas del modelo detratamiento con el que hasta entonces se venia trabajando.

    Esta alternativa consista en un programa de conciliacin y reparacin a la vctima y,cuando esto no era posible, el menor deba realizar un Servicio en Beneficio de laComunidad. Con ello pretendamos devolver el conflicto a sus propios actores y, enparticular al menor, dndole la oportunidad de resolverlo.

    Sabamos que este tipo de experiencias existan en otros pases y que estabandando buenos resultados, pero no sabamos a ciencia cierta con que nos bamos aencontrar, ni cmo iban a reaccionar los jvenes infractores y sus vctimas.

    En los primeros aos nos sentamos como pioneros, adentrndonos en un terrenodesconocido. Cada entrevista era una oportunidad de aprender, descubrir ycompartir lo aprendido con el resto del equipo. Ninguno antes haba trabajado convctimas y tuvimos que partir desde cero.

    Cmo empezar la entrevista, qu temas tratar, cmo contactar... todo eraninterrogantes. Aceptaran participar? les sera til? Podra el menor realmente

    repararlas? Seran sus demandas sobre todo econmicas?Pero el abordaje con las vctimas no era lo nico que nos preocupaba. Tambin eranecesario un cambio de enfoque con el menor, dirigirle una mirada diferente.

    Ya no se trataba de explorar sus carencias y sus dificultades, ni de intervenir en sumundo social y familiar, si no explorar su voluntad y capacidad para reparar.

    Cmo sera la entrevista? Aceptaran los menores la reparacin? Cmorepararan? Y los padres, estaran de acuerdo?

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    En muchos aspectos, iniciar un programa que apunta hacia la desjudicializacin ypretende que se resuelva el conflicto entre la vctima y el delincuente, supona todoun desafo. Lo que nosotros vivamos con confianza e ilusin, otros lo miraban conescepticismo o incredulidad. Se poda entender como una intervencin "light", queconsistiera bsicamente en acompaar al menor a pedir perdn a la vctima y en la

    que todo resultara superficial, de poca utilidad para los implicados e incluso hastamontona para los profesionales...! Cuntas sorpresas nos reservaba este proyecto!...

    Cuando empezamos a escuchar a las vctimas, a conocer sus sentimientos y susganas de ser reparadas, nos dimos cuenta muy pronto que lo que les estbamosofreciendo les resultaba una opcin muy interesante. Por primera vez eranatendidas y consideradas protagonistas de lo que les ocurra.

    Alguien se interesaba por su dolor, por los daos que haban sufrido y les ofrecauna posible solucin.

    Lejos de encontramos con deseos de venganza o con demandas inalcanzables, lasvctimas planteaban cuestiones que slo el menor poda aclarar. Queran conocer elporqu de sus actuaciones, explicar sus vivencias, establecer una comunicacin.

    Todos los elementos de reparacin emocional pasaron a ocupar el primer lugar.Cuando plantebamos a los menores la posibilidad de la reparacin a la vctima,acogan esta opcin con naturalidad entendindola como un paso lgico pararesolver el problema. Aportaban ideas creativas y en general muy claras de comopodan arreglar el dao que haban causado.

    Constatamos la escasa distancia que separaba las demandas de las vctimas de loque los menores podan ofrecer. Realmente, el problema lo definan en cada casolos protagonistas: el menor y la vctima y comprobamos que la solucin mssatisfactoria al conflicto era la que ellos mismos decidan. De hecho, cualquier ideapreconcebida que pudiramos tener sobre cual sera el contenido de la reparacinse acercaba pocas veces a los acuerdos de los protagonistas.

    El anlisis de estas observaciones ha sido muy importante para todos, descubriendoque la solucin no debamos darla los profesionales y que el autor y el perjudicadoeran los que definan el conflicto, lo cual impuso una reflexin sobre el papel quejugbamos y el lugar que debamos ocupar.

    Nuestro lugar no estaba ni al lado de uno, ni al lado de otro, sino en medioayudando al dilogo y a la comunicacin entre ellos. A partir de aqu, empezamos aprofundizar en la metodologa de la mediacin en nuestro campo, tratando deintegrar lo que menores y vctimas nos iban enseando. Fueron apasionadosdebates que nos enriquecieron a todos muchsimo.

    Tambin tratamos de mejorar nuestra formacin visitando otros equipos demediacin en Austria, Alemania, Holanda, Francia...

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    Nos empezamos a entrenar en el ejercicio del no-poder, ayudando a canalizar elpoder de las partes en pos de soluciones genuinas que rompieran las etiquetas devctima y delincuente.

    La mediacin entre el autor del delito y la vctima puede ser til para ambos ms allde los beneficios de una reparacin concreta de los daos. El mediador puede

    ayudarles a tomar consciencia de la experiencia que han tenido para que laelaboren y la reutilicen en el futuro a partir de las conclusiones que ellos mismoshan sacado.

    En definitiva, la mediacin es una excelente herramienta para la comunicacin, latolerancia y la prctica democrtica.

    Nuestra inquietud hoy, y tambin nuestra confianza, es poder trasladar estaexperiencia tan rica, a la justicia de adultos, y verla crecer en otros mbitos dondetambin se dan conflictos entre las personas.

    2.2 Marco legal

    La Ley orgnica 4/92, de 5 de Junio, reguladora de la competencia y elprocedimiento de los juzgados de menores, en el artculo primero, establece que los jueces de menores son competentes para conocer " de los hechos cometidos porlos mayores de doce aos y menores de la edad fijada en el Cdigo penal(actualmente de diecisis aos) a efectos de responsabilidad criminal, tipificadoscomo delitos o faltas en las leyes penales".

    Es por esto que el programa limita actualmente su mbito de actuacin a esta franjade edad.

    La ley ofrece dos posibilidades en momentos diferentes del procedimiento paraaplicar un programa de mediacin-reparacin:

    a) El artculo segundo, dos, regla 6, establece la reparacin extrajudicial como unafrmula para finalizar el procedimiento, en su inicio, antes de la competencia:

    "Considerando la poca gravedad de los hechos, las condiciones o circunstanciasdel menor, el hecho que no se haya utilizado violencia o intimidacin, o que elmenor haya reparado o se comprometa a reparar el dao causado a la vctima, eljuez, a propuesta del fiscal, podr dar por concluidas todas las actuaciones".

    El proceso se inicia a instancia del Ministerio Fiscal, con la aplicacin delprincipio de oportunidad. Principio que, en este caso, queda condicionado alcumplimiento del compromiso reparatorio.

    De este modo, se puede evitar la continuidad del proceso judicial, anteponiendola responsabilizacin del sujeto infractor, la solucin del conflicto y la reparacin ala vctima, a la sancin penal.

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    b) En el artculo segundo, tres, 3, se regula la reparacin extrajudicial comoalternativa a la ejecucin de la medida al final del procedimiento. "En atencin a lanaturaleza de los hechos, el juez de menores, de oficio o a la instancia delMinisterio Fiscal o del abogado, podr decidir la suspensin del fallo por untiempo determinado y mximo de dos aos, siempre que, de comn acuerdo, elmenor, debidamente asistido, y los perjudicados, acepten una propuesta de

    reparacin extrajudicial". "No obstante, podr acordarse la suspensin del fallo silos perjudicados, debidamente citados, no expresan su oposicin o sta esmanifiestamente infundida".

    En este caso, el procedimiento judicial contina hasta la sentencia. La aplicacinde la reparacin se lleva a cabo como consecuencia de la suspensin de laejecucin de la medida, previa asuncin de una propuesta de reparacin para eljoven infractor y para los perjudicados debidamente consultados no se oponen, osi esta oposicin no tiene fundamento.

    " Por esto, escuchando el equipo tcnico, el Ministerio Fiscal y el abogado, eljuez deber valorar razonablemente desde la perspectiva exclusiva del inters del

    menor, el sentido pedaggico y educativo de la reparacin propuesta". Se deberdejar constancia en acta de los trminos de la reparacin y de los mecanismos decontrol de su cumplimiento".

    La suspensin provisional del fallo y la ejecucin de la medida quedancondicionados al cumplimiento del Programa de mediacin y reparacin.

    En caso de incumplimiento por parte del menor, se revocar la suspensin delfallo y se dar cumplimiento a la medida acordada por el juez.

    El programa de mediacin y reparacin pretende solucionar el conflicto entre laspartes de forma extrajudicial con la orientacin de un mediador, pero se inscribedentro del marco penal. sta indica cual es el delito, quien es la vctima y quien es elinfractor, basndose en sus principios y normas. El Ministerio Fiscal, en lareparacin alternativa al procedimiento judicial, y el juez, en el caso de la reparacincon suspensin de fallo, representan la legalidad con la cual acta el mediador.

    2.3 Objetivos

    El Programa de mediacin y reparacin se propone diferentes tipos de objetivos: porun lado y prioritariamente, en relacin con el infractor y la vctima, y por otro, enrelacin con la justicia y la comunidad.

    2.3.1 Justicia

    -- Aplicacin del principio de oportunidad dentro de los lmites legales, en todosaquellos casos en que el menor manifieste voluntad de reparar el daocausado a la vctima

    -- Potenciar desde la justicia el restablecimiento de la paz social

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    -- Incorporar a la justicia juvenil elementos restitutivos o compensatorios en

    relacin con la vctima

    2.3.2 Infractor

    -- Responsabilizacin de las propias acciones y de sus consecuencias

    -- Compensacin y reparacin con su esfuerzo personal a la vctima, yparticipacin activa en el proceso de resolucin del conflicto

    2.3.3 Vctima

    -- Ofrecer a la vctima la oportunidad de participar en la resolucin del conflictoque le afecta

    -- Posibilitar que la vctima sea escuchada, recupere la tranquilidad y la paz ysea compensada por los daos sufridos

    2.3.4 Comunidad

    -- Acercamiento de la justicia a los ciudadanos, posibilitando formas giles yparticipativas para la resolucin de los conflictos, que tambin son de lacomunidad

    -- Que la comunidad conozca otras formas de reaccin de la justicia y desolucionar los conflictos de manera ms cercana y til2.4 Criterios bsicos deacceso al programa

    Para que un menor, presunto infractor, pueda acceder al Programa de mediacin yreparacin son necesarias dos condiciones bsicas:

    - Asuncin de responsabilidad en relacin con el hecho

    - Mostrar explcitamente su voluntad de reparar a la vctima

    Esto representa que tiene inters en solucionar el conflicto. Esta voluntariedad

    por parte del menor/joven tiene que ir acompaada del consentimiento de suspadres o responsables legales

    Hay otras condiciones que, si bien no son determinantes, se han de tener en cuentaen el momento de valorar la posibilidad de llevar a cabo un programa de reparacin:

    - En relacin con el menor

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    Tiene que tener la capacidad adecuada para reparar. Esto quiere decir queentiende la alternativa que le estn proponiendo, que asume un compromiso yque tendr una participacin activa en todo el proceso.

    - En relacin con los hechos

    Se tiene que valorar la naturaleza de los daos, sus circunstancias y si sonreparables; tambin es importante que el tiempo transcurrido entre la comisin dela transgresin y el inicio del programa no sea excesivo.

    Estas condiciones son analizadas por el mediador en el momento de plantearse laviabilidad o no de un programa de mediacin - reparacin.

    2.5 Derivacin al programa

    En la primera etapa, hasta la entrada en vigor de la LO 4/92, eran los juecesquienes, despus de haber tomado declaracin al menor, le ofrecan a ste la

    posibilidad de una reparacin, derivndolo en caso afirmativo al equipo demediacin.

    Desde la entrada en vigor de la LO 4/92, la Fiscala de Menores, a partir delmomento en que se pueda producir la imputacin de un hecho al menor, solicita uninforme tcnico al equipo de asesoramiento, de acuerdo con lo que establece la leyen su artculo 2 2. regla 4. Esta solicitud implica, adems de tener comoreferencia los contenidos generales que la ley establece para el informe, que sevalore tambin la posibilidad de llevar a cabo un programa de mediacin yreparacin de acuerdo con la regla 6.Desde Noviembre de 1996 el circuito a nivel operativo se ha modificado, no siendodesde entonces el Equipo tcnico quien mantiene la 1 entrevista con el menor, sinoel mismo Equipo de mediacin, con el objetivo de ofrecer esta opcin a todos losmenores, sin condicionarlo a la exploracin sobre su situacin personal o social.

    2.6 Proceso de mediacin-reparacin

    El proceso tiene como finalidad que el infractor y la vctima puedan llegar a unosacuerdos a fin de solucionar el conflicto creado como consecuencia de unainfraccin penal. La solucin del conflicto tiene un doble objetivo:

    - Que el joven pueda reparar el dao causado a la vctima

    - Que la vctima pueda ser compensada

    El hecho delictivo lo concreta la instancia judicial, pero son las partes las quedefinen el conflicto y cmo se puede solucionar.

    2.6.1 Entrevista con las partes

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    a) Entrevista con el menor

    El mediador tiene como primer objetivo la valoracin de la viabilidad del caso.Esto comporta una exploracin previa que permita saber si se dan lascondiciones necesarias para iniciar un programa de mediacin y reparacin.

    La entrevista es el medio de relacin y comunicacin directa entre el mediadory el menor o grupo de menores a quien se imputa el mismo hecho y susfamilias, para valorar su visin del conflicto y si se dan estas mismascondiciones.

    Este espacio tiene dos vertientes esenciales:

    - Informar sobre el motivo de la intervencin judicial, qu caractersticas tienela justicia juvenil, el significado del programa de mediacin y reparacin y el roldel mediador.

    - Conocer la actitud del joven en relacin con los hechos, cmo los sita y qu

    nivel de responsabilidad asume por iniciativa propia. Qu vivencia y definicinhace del conflicto y su motivacin e inters para reparar a la vctima, as comola capacidad que tienen para asumir todo lo que comporta el programa.

    Tambin se valora la visin que tienen del conflicto los padres, as como sudisposicin respecto a la opcin tomada por su hijo.

    Valorada positivamente la posibilidad de llevar a cabo un programa dereparacin, con el compromiso previo de menor y con el consentimiento de suspadres, se informa a Fiscala de la viabilidad de la reparacin.

    Aprobado el programa por la Fiscala, el mediador se pone en contacto con lavctima.

    b) Entrevista con la vctima

    La vctima puede ser cualquier persona, adulta, joven o nio, entidad oempresa que haya resultado perjudicada como consecuencia de la accin delsujeto infractor.

    La entrevista con la vctima tiene dos vertientes importantes:

    - Informarla sobre los trmites hechos por el Ministerio Fiscal relativos a la

    apertura de expedientes, sobre el mbito de la justicia juvenil, el programa demediacin y reparacin, el rol del mediador y la voluntad del joven de reparar.

    - Conocer su versin de los hechos y las consecuencias que ha sufrido tantofsicas como psquicas y materiales, qu vivencia y definicin tiene del conflictoy su motivacin e inters para ser compensada.

    El espacio de encuentro con la vctima es un momento de atencin y deescucha que aporta elementos para entender la dimensin global del conflicto.

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    Se valora su capacidad para ponerse en lugar del joven, su voluntad departicipar en el programa y ser reparada, as como tambin las posiblessoluciones que puede aportar al conflicto.

    2.6.2 Anlisis del mediador

    Entrevistadas las dos partes, el mediador se acerca a una visin global del conflicto,teniendo presente al mismo tiempo lo que es ms significativo para cada uno y qudefiniciones y planteamientos pueden favorecer una solucin. Valora si existerealmente un conflicto, o bien un dao a reparar. Que la mediacin no seacontraproducente para ninguna de las partes. Que stas tengan inters en buscaruna solucin, en explicarse y escucharse mtuamente. Que el menor est dispuestoa reparar y la vctima tenga inters en ser reparada.

    Es necesario resaltar que en el mbito de la justicia juvenil se pueda mediar en unabanico de conflictos, originados por una gran diversidad de infracciones penales:insultos, amenazas, lesiones importantes, hurtos, robos, peleas, actos vandlicos,

    etc.

    Por otro lado, la diversidad de vctimas y de infractores implicados da a cadaconflicto una dimensin particular.

    El mediador tiene que tener en cuenta el marco metodolgico de referencia y laparticularidad del conflicto con vistas a la continuacin del proceso.

    2.6.3 Concrecin del Programa

    El programa prioriza, siempre que sea posible, la participacin de la vctima, lareparacin directa a sta como parte perjudicada por la accin del joven y lasolucin del conflicto.

    En aquellos casos en que el menor asume un compromiso de reparacin y no esposible la participacin de la vctima, el programa ofrece otras alternativas.

    a) Con participacin de la vctima

    Encuentro entre las partes

    El encuentro es un punto fundamental del proceso. Es un espacio en el que se

    expone el problema, se aborda y se habla de ello. El menor y la vctimaplantean razones y circunstancias y cada uno de ellos hace un esfuerzo paraentender al otro. El encuentro permite situar en la justa medida los hechos ysus consecuencias.

    Este espacio favorece que desaparezcan entre vctima e infractor la imagennegativa que cada uno pueda tener del otro. El proceso es ms dinmico y, enocasiones, con cambios imprevisibles. De una posicin negativa se puedepasar a una positiva. La reflexin opera y dinamiza el proceso.

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    Con la participacin activa de las partes, el encuentro adquiere una entidadpropia y hace que tenga un sentido para la vctima y para el joven. Surge elsentimiento de formar parte de la solucin y del conflicto que les afecta a losdos. Se crean las condiciones que permiten al joven reparar el dao y a lavctima, ser compensada.

    Si las partes estn de acuerdo para afrontar el conflicto y no es posible elencuentro directo, el mediador facilitar otras formas de comunicacin quepermitan su solucin.

    Los acuerdos

    Con la concrecin de acuerdos entre las partes y su consentimiento, se creanlas bases para solucionar el problema.

    Los acuerdos se instrumentalizan teniendo en cuenta los intereses y lasdemandas de la vctima y las posibilidades reparadoras del joven. El tipo de

    acuerdo al que se puede llegar es muy amplio.

    Muchas veces, la importancia y el contenido del encuentro: el dilogo, lacomunicacin, las disculpas, la comprensin del problema, el compromiso deno volver a reincidir del joven infractor, la capacidad de cada una de las partesde ponerse en el sitio del otro, tienen suficiente entidad para la solucin delconflicto.

    En otras ocasiones, se trata de aportar una prestacin a la vctima mediante larealizacin de una actividad, procurando que sta est relacionada con elhecho y tenga un sentido responsabilizador. La actividad favorece que el jovense de cuenta del valor de las cosas, de lo que stas representan para losdems, el servicio que prestan y lo que cuesta repararlas.

    La compensacin econmica tambin tiene en determinados conflictos unsignificado importante en los acuerdos. En estos casos se lleva a caboteniendo muy presentes las posibilidades del joven y contando con el acuerdode sus padres y, si es necesario, con su soporte econmico. De esta forma, lospadres asumen aquella parte de responsabilidad que no est al alcance de suhijo.

    b) Sin participacin de la vctima

    En determinados casos en que el joven asume la responsabilidad y estdispuesto a reparar a la vctima, no es posible la participacin de sta pordiferentes circunstancias: no se puede conectar con ella, no quiere participaren el programa, se desentiende del problema, no quiere mantener contactocon el joven ni acepta una reparacin sin encuentro, no es conveniente suparticipacin, etc.

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    A pesar de esto, la ley establece la reparacin previa a la comparecencia conuna doble posibilidad "que el menor haya reparado" o "se comprometa areparar el dao causado a la vctima". La ley da validez al compromisoreparatorio del joven.

    En la reparacin con suspensin de la ejecucin de la medida "el juez tambin

    puede suspender el fallo si los perjudicados debidamente consultados no seoponen o sta no tiene fundamento".

    Cuando se dan estas situaciones, como alternativa a la reparacin a lavctima, se rescata la voluntad reparadora del joven. Esto comporta, o bienvalorar su compromiso reparatorio o bien posibilitar la prestacin de un servicioa la comunidad.

    c) Valoracin del mediador

    Finalizado el proceso de mediacin y reparacin, el mediador valora los

    aspectos siguientes: la actitud responsabilizadora del menor, los compromisosadquiridos por ste para reparar a la vctima y su nivel de cumplimiento, lareparacin que efectivamente haya recibido la vctima, la valoracin que lavctima y el infractor hacen sobre la mediacin y sobre la solucin del conflicto.

    En los programas en que no ha sido posible la participacin de la vctima, elmediador valora igualmente la responsabilizacin del joven y su compromisoreparatorio.

    Con esta informacin se elabora un informe que se tramita al Ministerio Fiscal.ste, teniendo como referencia el hecho delictivo y la reparacin efectuada,puede interesar, y as lo hace, del juez de menores el sobreseimiento y laconclusin del expediente.

    2.7 El menor, la vctima, el mediador

    2.7.1 El menor

    Los jvenes que llegan a la justicia, generalmente no son conscientes de lasconsecuencias que sus actos tienen para unas vctimas concretas. Saben que hanhecho algo malo, per no sitan el hecho con claridad en relacin con la otrapersona. Este elemento, unido al valor que la vctima da a sus acciones, facilita laasuncin de responsabilidad.

    El proceso de mediacin permite al menor pensar en el significado y los problemasque comporta el hecho delictivo y relacionar la respuesta de la justicia con lasconsecuencias que su accin ha tenido para la vctima. Se produce un acercamientoal problema concreto y a su significado.

    Este proceso aporta elementos para que estos jvenes piensen en los otros,entiendan la reaccin social y aprendan el sentido de las normas. La incorporacin

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    de estos elementos favorece el hecho de reflexionar sobre las propias accionesantes de actuar.

    La reparacin fomenta el sentido de responsabilidad sobre las propias acciones,pensar en stas y calcular el efecto que pueden tener para los otros.

    2.7.2 La vctima

    Tradicionalmente, la vctima suele sentirse abandonada e incomprendida por la justicia. No solamente padece el hecho delictivo y sus consecuencias materiales,sino que, muchas veces, tambin padece otros tipos de daos morales,psicolgicos, sociales, etc., alguno de los cuales tiene oportunidad de solucionar consu participacin.

    La incorporacin de la vctima tiene sentido por s misma, y no solamente enrelacin con el joven.

    Adquiere una visin ms prxima de la justicia y se da cuenta que sta la tienepresente. Puede participar activamente en la solucin del conflicto: se sienteescuchada, menos aislada, es compensada y pierde el miedo al infractor.

    2.7.3 El mediador

    La funcin del mediador no es resolver el conflicto, sino conducir el proceso.Procura que haya implicacin de las partes utilizando tcnicas de mediacin.

    El mediador es un elemento activo; no solamente informa y observa, sino queprepara las partes para el encuentro. Introduce elementos de reflexin queposibiliten, si es necesario, un cambio de actitud en cada uno de ellos para queflexibilicen sus posiciones y puedan ver al otro de una forma ms humana.

    El mediador contiene la crisis inicial que se ha generado con el conflicto, trabajandocon los sentimientos y las fantasas negativas vividas como consecuencia del delito.De esta manera, facilita y ayuda a las partes a rescatar lo que tienen de positivopara solucionar el conflicto y llevarlo a la mesa de negociacin el da del encuentro.Durante el mismo, el mediador colabora en la definicin y concrecin de problemas,la toma de acuerdos, y el control de su cumplimiento.

    La solucin del conflicto es, pues, el resultado de un proceso dinmico y

    participativo entre vctima e infractor, que son los verdaderos protagonistas.

    2.7.4 La comunidad

    La comunidad tambin se halla implicada en el conflicto y en su posible resolucinen la medida en que ste es producto de las interacciones entre sus propios

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    miembros. La lgica de la mediacin parte de la idea de que la propia comunidadpuede regular buena parte de sus conflictos y que para ello es necesario potenciarnuevas vas de participacin social.

    No se trata de crear una justicia paralela, sino de recomponer las relaciones de lacomunidad con la justicia institucional, de implicarla en su propia historia y de crear

    dinmicas de solidaridad y de justicia socializadoras.

    Las personas, individual y colectivamente (cuando stas se organizan entorno a unaactividad econmica, social o cultural), cuando sus derechos se han visto daados,no nicamente son vctimas, sino que continan siendo ciudadanos en un contextosocial del cual sera utpico pensar que los conflictos, tensiones y desigualdadespuedan desaparecer de forma definitiva. De aqu que, experiencias como lamediacin, en que es indispensable una actitud responsable por parte de todosaquellos que intervienen, sean constructivas no tan solo para el ejercicio de un actode justicia en si mismo, sino por el espacio de sociabilidad que ofrecen a la sociedaden su conjunto.

    El fenmeno de la inseguridad ciudadana mediante las experiencias de mediacin(conciliacin/reparacin) es as contrarrestado y combatido directamente. No cabeduda que el sentimiento positivo que conlleva la participacin de las vctimas y lacomunidad en los procesos de mediacin generan una percepcin ms humana delas causas que originan la tensin social y el delito, y por tanto, favorecen al mismotiempo la solucin real de los conflictos.

    El aumento de la confianza en s misma de la propia comunidad hace posibleestablecer as vas rpidas de comunicacin y apoyo institucional. Sin esa confianzay esa posibilidad de accin la comunicacin se producira ms tarde cuando lasolucin del conflicto se hace ms difcil. Establecer vas directas de comunicacinentre partes confrontadas y al mismo tiempo mecanismos de apoyo institucional soncondiciones indispensables para un abordaje del bienestar y la seguridadciudadana.

    2.8 Recursos humanos

    Dentro del Servicio de Asesoramiento y Atencin a la Vctima, la Seccin deMediacin y Atencin a la Vctima dispone actualmente de un equipo de diezprofesionales en Barcelona destinados exclusivamente a la aplicacin del programade mediacin penal juvenil.

    En las Secciones Territoriales de Girona, Lleida y Tarragona el programa se lleva acabo por delegados de asistencia al menor, y los programas de atencin a la vctimapor los equipos de asesoramiento.

    La direccin y planificacin general del programa corresponde al jefe de la seccin yla coordinacin del equipo de Barcelona y las actuaciones al coordinador. Asimismocabe destacar la implicacin en distintas actividades para su desarrollo, en las queinterviene la jefe del Servicio de Asesoramiento Tcnico y Atencin a la Vctima, y

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    de evaluacin, en las que participa un asesor tcnico de la DG de Medidas PenalesAlternativas y Justicia Juvenil.

    2.9 Evaluacin

    El programa de mediacin ha desarrollado mecanismos de recogida de datos,

    trabajo de campo y supervisin permanente de los procesos, que permiten laevaluacin sistemtica del programa a diferentes niveles:

    a) Valoracin, anlisis y revisin de los objetivos generales del programa dereparacin, as como de los orientados en perodos de tiempo definidos

    Anlisis de los procesos de reparacin y mediacin

    Valoracin de las necesidades a nivel de recursos humanos y de formacinpermanente de los profesionales

    b) Evaluacin de los aspectos cuantitativos: poblacin atendida, vctimas,

    infractores, programas de reparacin realizados, formalizacin de las fichas dedescriptores, estudios estadsticos, etc.

    Los aspectos ms cualitativos, relativos a su finalidad, eficacia en suaplicacin, desarrollo de los procesos, etc.

    c) Evaluacin continuada en la aplicacin cotidiana del programa: supervisin decasos, valoracin en equipo de los mtodos, incidencia y aceptacin delprograma, coordinacin con ayuntamientos, instituciones y profesionales, etc.

    d) Evaluaciones peridicas: memoria anual sobre el desarrollo delprograma; revisin peridica del proyecto; valoraciones de la poblacinatendida

    Desde mayo de 1990 hasta la fecha, el programa de mediacin penal juvenil enCatalua ha sido objeto de tres evaluaciones sucesivas. La primera de ellasorientada a evaluar los procesos y los resultados del programa al ao de haberiniciado sus actividades. Esta evaluacin se llev a cabo con la participacin de todoel Equipo de Mediacin y la colaboracin del Centro de Estudios Jurdicos yFormacin Especializada del Departamento de Justicia de la Generalitat deCatalua.( Martn, J. y Funes, J. La Mediacin en la Justicia Juvenil, CEJFE,Barcelona, 1993)

    La segunda la realizaron un equipo de investigadores del Laboratorio de PsicologaSocial de la Universidad Autnoma de Barcelona con objeto de comprobar losmritos y el valor del programa desde la perspectiva de los jvenes infractores y lasvctimas que haban participado en l. Todo el Equipo de Mediacin particip en eldesarrollo de la investigacin que fue dirigida por Elejabarrieta, F., profesor depsicologa social de la UAB. ( Alb, E. y otros, Els programes de mediaci: quepensen i com els viuen les parts implicades, UAB, Barcelona, 1994)

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    El tercer trabajo de evaluacin fue efectuado por un equipo integrado pormediadores y tcnicos del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalua,con el objetivo de establecer las bases para una sistematizacin de laautoevaluacin como mecanismo permanente del programa. (Martn, J., Elprograma de Mediaci a Catalunya, Departamento de Justicia de la Generalitat deCatalua, Barcelona, 1994)

    Cabe destacar tambin que hasta este momento se han presentado en Espaa tresTesis Doctorales, sobre la mediacin, que tienen como una de sus principalesreferencias, tanto la experiencia de mediacin penal juvenil en Catalua como lassucesivas evaluaciones y publicaciones que se han llevado a cabo sobre el trabajorealizado por el Equipo de Mediacin.

    3. BALANCE DEL PROGRAMA 1990-1997

    Grfico 1

    En el grfico 1 se presentan los datos referentes al nmero total de vctimas y jvenes infractores que han participado en los procesos de mediacin concluidos alo largo de estos aos.

    Generalmente los jvenes, cuando transgreden la norma penal, actan en grupo.Por este motivo nos encontramos con un promedio de 1,6 jvenes por cada una delas vctimas de los distintos delitos a los que el equipo de mediacin ha debidoatender.

    En los primeros aos, hasta noviembre de 1996, el equipo de mediacin actuaba ensegunda instancia, una vez que los Equipostcnicos haban valorado la situacin psicosocial del menor. Noobstante, como fruto de la experiencia acumulada y de la evolucin de laperspectiva desde la que hoy analizamos la criminalidad juvenil, tanto los EquiposTcnicos de asesoramiento como el Equipo de mediacin, optaron por modificar elcircuito. Desde entonces se ofrece de forma generalizada y dentro de los limites deaplicacin del principio de oportunidad que determina el Ministerio fiscal, laposibilidad de que el joven solucione el conflicto con la vctima, sin condicionarlo asu situacin personal o social. Grfico 2. (1990-1997)

    La proporcin media de chicos/chicas que han pasado por el programa durante todoel perodo es prcticamente idntica a la que se conoce, en trminos generales,dentro del sistema de justicia juvenil. No obstante, de las distintas evaluaciones yestudios que se han realizado sobre el programa de mediacin penal juvenil enCatalua se constata que la presencia de chicas ha ido evolucionando de menos ams, puesto que stas representaban el 10,1% en el perodo 1990-1991 hastaalcanzar el 15,5% en 1997.

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    De ello no podemos deducir y, an menos afirmar, que las chicas presenten en laactualidad un ndice de delincuencia significativamente mayor que en pocaspasadas. De hecho, en las estadsticas oficiales de los cuerpos de polica y de los juzgados de menores se observa que, con pequeas variaciones a la alta y a labaja, a lo largo de los ltimos aos la proporcin de delitos conocidos y de chicaspuestas a disposicin judicial se ha mantenido estable en trminos absolutos. No

    obstante, desde el programa, se ha observado una mayor presencia de las chicasque tiene una relacin directa con:

    a. Unos patrones culturales en los que se acortan las diferencias entre chicos ychicas, en la familia, en la escuela y en la calle.b. La evolucin de sus conductas a nivel de grupo, ya que en la actualidad suparticipacin en la comisin de infracciones en muchos casos ha dejado de serpasiva para implicarse de manera mas directa en actos de enfrentamiento entrejvenes, de los que anteriormente eran los chicos los nicos actores activos.

    El programa de mediacin es un excelente observatorio del conjunto de poblacinjuvenil que llega a la justicia. En este sentido cabe destacar que, en los ltimos aos

    se ha confirmado un cambio en la extraccin social de la poblacin juvenil puesta adisposicin de la justicia de menores. Si bien en etapas anteriores los destinatariosde las reacciones sociales a la delincuencia eran casi exclusivamente jvenespertenecientes a las clases sociales ms desfavorecidas, en la actualidad seobserva un perfil ms acorde con la diversidad de orgenes y estratos sociales que,en trminos generales, es mucho ms representativo del conjunto de la poblacin.

    Grfico 3. Evolucin anual

    Grfico 4. (1990-1997)

    En la evaluacin del primer ao de aplicacin del programa (Martn, J. y Funes, J.1993) el grupo de menores de 14 aos representaba el 33.5% del conjunto demenores para los que, los jueces, propusieron una mediacin desde el equipo. Noobstante, lo ms significativo en esa poca no era la edad media (13,4 aos) de losque entonces participaron en el programa, sino la corta edad de una parteconsiderable de los mismos, ya que en ese primer ao de puesta en marcha, losmenores de 12 aos representaron el 11,8% del total de menores y jvenesinfractores que fueron atendidos por el equipo.

    Ya entonces se lleg a la conclusin de que aquellos menores eran demasiadopequeos para la justicia y poco maduros para la mediacin. Con la entrada en vigorde la LO 4/92, la competencia de los Juzgados de Menores qued delimitada en la

    franja de 12 a 16 aos de edad y, en consecuencia, desde ese momento losmenores situados por debajo del nivel de edad inferior dejaron de ser objeto derespuestas formales desde el sistema de justicia. Se cumpla con ello unaaspiracin que tambin lo era del equipo de mediacin y del conjunto de operadoressociales que intervienen en la justicia de menores en Espaa.El hecho de que los datos globales de estos 8 aos de experiencia en laaplicacin de programas de mediacin en Catalua, siten a los mayores de14 aos por encima del 80% del total de menores infractores que hanparticipado en el programa, es una buena muestra de que, cada vez mas, se

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    tiene en cuenta el hecho de que participar en una mediacin con objeto dereparar a la vctima, no es una actuacin inocua ni mucho menos sencilla. Esuna intervencin relacional que presupone componentes de razonamientoformal y una mnima comprensin abstracta de la sociedad, de las reglas de lajusticia y de la complejidad de la realidad social de nuestros semejantes.

    Grfico 5. Evolucin anual

    Grfico 6. (1990-1997)

    Si bien desde el inicio el programa se plante como objetivo la reparacin a lavctima, el peso del mismo recaa en gran medida en una intervencin ms prximaal joven infractor, y ello debido, tanto a la tradicin jurdico-legal, como a latrayectoria profesional de los miembros del equipo. No en vano todos ellosprocedan del trabajo social y educativo con menores infractores.

    El tiempo y el conocimiento directo de las vctimas ha hecho que de formaprogresiva se haya llegado a un equilibrio que garantizase efectivamente laneutralidad y la posibilidad misma de la mediacin. Sin que por ello se olvide encada caso concreto ante qu vctima se ha de encontrar el menor y las posibilidadesreales de responsabilizacin y reparacin de que dispone.

    Las vctimas se dividen prcticamente en dos grupos iguales, de un lado personasy del otro entidades. En el grupo de entidades se encuentran empresas (grandesalmacenes, fbricas, transportes, etc.) en las que, si bien padecen perjuiciosmateriales, no existe un componente de victimizacin personal. Ello no impide laposibilidad de hablar del conflicto, de lo que representa para ambas partes y decmo hallar soluciones. Esta misma circunstancia puede darse cuando se trata deentidades de servicio pblico , pero en este caso la entidad perjudicada,representando a la colectividad, destaca el significado y la necesidad de reparacindel bien pblico que ha sido daado.

    Cuando las vctimas son particulares, con independencia de si se trata de un adultoo de un menor, la victimizacin cobra un carcter ms personal y emocional. Porello el sentido de la mediacin en estos casos se deriva en una mayor medida queen los anteriores hacia la conciliacin y la reparacin en un sentido moral. Lasvctimas adoptan con mayor claridad y de manera ms directa un posicionamientovivencial, ya que lo que se expresa en estos casos es una experiencia vivida enprimera persona, sin que por ello se dejen de plantear los posibles perjuicios que

    hayan podido tener a nivel material.En los casos en que la vctima es otro menor, el proceso de mediacin se hace mscomplejo, puesto que, con frecuencia, hay una importante implicacin de los adultos(padres o tutores) en su defensa. Aquello que en ocasiones puede ser positivo, enotras se traduce en un proteccionismo que puede dificultar el dilogo directo entreambos menores (autor y vctima).

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    Se ha demostrado a lo largo de estos aos la importancia que tiene para vctimas einfractores el factor tiempo, tanto para aceptar participar en los procesos demediacin, como para, durante los mismos, avanzar en la solucin de los conflictos.De forma explcita son muy pocas las vctimas que, pese a sentirse realmenteafectadas por los hechos, rechacen participar en un eventual proceso demediacin. Generalmente, cuando las vctimas no se muestran interesadas en ello,

    se debe a la escasa relevancia del conflicto y a que consideran suficiente lasactuaciones que hasta ese momento se han producido o las que, en su nombre,pueda llevar a cabo el mediador con una devolucin al joven infractor de lo questas han expresado sobre los hechos acaecidos.Grfico 7. Evolucin anual

    Grfico 8. (1990-1997)

    Los aos 90 se caracterizan por la emergencia de actos que frecuentemente sesitan a ambos lados de la frontera que existe entre la prohibicin moral y laprohibicin legal. Actos que atentan contra la moral colectiva, de incivismo o deinsumisin, que van desde la injuria o la refriega al vandalismo contra el mobiliariourbano, los transportes pblicos, establecimientos pblicos y la conflictividad en el

    entorno escolar.

    Aunque pueda resultar paradjico, tampoco debe ignorarse el incremento que se haproducido en los ltimos aos del nmero de denuncias interpuestas por losciudadanos , sin que ello implique un incremento paralelo de los ndices dedelincuencia, que, como se demuestra en las encuestas de victimizacin realizadasen la ciudad de Barcelona, se han mantenido en una tendencia a la baja desde 1990hasta la actualidad.

    A una primera etapa en que, por su novedad, la mediacin se ocupprimordialmente de pequeos delitos, le sucedi una segunda fase, despus de laentrada en vigor de la LO 4/92, en que de manera progresiva se fue ampliando elmargen de intervencin en delitos graves. Actualmente slo se excluyen de laposibilidad de mediar los delitos muy graves, como los de homicidio, violacin, y losde grave violencia y intimidacin.

    Lo ms significativo de la evolucin que se ha producido respecto de los delitos quese abordaban inicialmente, es la emergencia en los ltimos aos de los delitos derobo con violencia e intimidacin en los que anteriormente no se intervenia. Condistintas fluctuaciones estos delitos representan el 4% del total de todo el perodo.La mediacin en este tipo de hechos, as como en los de lesiones, tiene resultadosrelevantes para las vctimas en tanto en cuanto les ayuda a superar sentimientos demiedo o angustia que pueden provocar prdida de autoestima y confianza en s

    mismos.Es importante tambin destacar el crecimiento del nmero de mediaciones encasos de delitos de robo con fuerza, pasando de un 10,6% en el primer ao deaplicacin del programa, hasta alcanzar una media del 15,3% para todo el perodo.

    Grfico 9. Evolucin anual

    Grfico 10. (1990-1997)

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    El porcentaje de xito en los procesos de mediacin iniciados es elevado puestoque nicamente un 16,6% no han resultado satisfactorios. En estos casos lasrazones son diversas:

    a. Incumplimiento de los compromisos por parte del menor infractor

    b. Desacuerdo manifiesto entre ambas partes

    c. Valoracin del mediador respecto de la inadecuacin del proceso para una oambas partes

    d. En casos muy puntuales, la reconsideracin inicial de la causa por parte delFiscal

    En cuanto a aquellos que han finalizado de manera satisfactoria hay que sealar laimportancia que tiene el hecho de que ambas partes opten de forma voluntaria por

    participar en la mediacin. sta es una condicin sinequanon tanto para entrar en elprograma como para el desarrollo del mismo y la concrecin de los acuerdos.El objetivo no es otro que lograr, justamente, que esa voluntariedad de las partesocupe en todo instante un papel protagonista. La misin del mediador y su buenhacer consiste entonces en procurar una participacin activa, tanto en el procesocomo en la toma de decisiones.

    Grfico 11. Evolucin anual

    Grfico 12. (1990-1997)

    El contenido de la reparacin no tiene porque ser de tipo econmico o material. Dehecho, lo que ms se da en la mediacin es una actuacin que gira entorno aldilogo y al restablecimiento de la paz y la resolucin del conflicto. sto esfundamental si pensamos que, con frecuencia, hay un conocimiento previo entre losactores del conflicto que en unas ocasiones conviene preservar y en otras evitar quese deterioren an ms en casos como: conflictos entre vecinos, amigos, conocidos,escuela, etc.

    El encuentro conjunto del mediador con la vctima y el infractor se ha producido enel 67% de los casos, bajo el denominador comn de la conciliacin y el acuerdoentre las partes.

    En estos casos no siempre se produce una reparacin material de los daos,puesto que, para el perjudicado, en muchas ocasiones tiene mas valor y significadola mediacin en s misma como espacio de escucha y de dilogo. No obstante en el21% de estos casos tiene lugar, as mismo, una reparacin material de los daos,ya sea econmica o mediante una prestacin en beneficio del perjudicado.Generalmente, al tratarse de menores, cuando hay que proceder a una reparacinde tipo material se intenta lograr la implicacin de los padres o tutores en base atres criterios fundamentales:

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    a. Que consientan ese acuerdo

    b. Que su implicacin no limite las posibilidades propias del menor en cuanto a sucapacidad de reparar

    c. Que en caso de necesidad participen en la negociacin cuando, existiendo unprincipio de acuerdo, se prev que la reparacin econmica estar por encima delas posibilidades del menor.

    En el 6,4% de los casos el menor ha efectuado una reparacin indirecta a la vctimamediante una prestacin de servicios a la comunidad. En estos casos el acuerdopuede haber tenido lugar como consecuencia de un encuentro entre las partes.Generalmente se llega a ello debido a la actitud altruista de la vctima que, an noqueriendo una reparacin material considera oportuno que el menor haga unesfuerzo que vaya mas all de las disculpas que se le presentaron. En otros casosel acuerdo de llevar a cabo una prestacin a la comunidad se produjo sinencuentros entre las partes, una vez aceptada esta propuesta por parte del menor

    con la autorizacin del Ministerio fiscal.

    El encuentro directo entre las partes no siempre es posible, ni tampoco necesario,en particular en aquellas circunstancias en que tanto el autor como la vctimaatribuyen una escasa relevancia a los hechos. Estos casos estn estrechamenterelacionados con el 26,6% de programas en los que la actividad ha consistido enuna peticin de disculpas por parte del menor infractor. Estas disculpas son denaturaleza muy diversa y se llevan a cabo a travs del mediador, o mediante unacarta dirigida a la vctima. Estas disculpas y la actitud responsable del menor sonsuficientes para que muchas vctimas se sientan suficientemente reparadas y paraque el Ministerio fiscal considere suficiente la reparacin.Grfico 13. Evolucin anual

    Grfico 14. (1990-1997)

    Los datos de reincidencia de que dispone la DG de Medidas Penales Alternativas yJusticia Juvenil en Catalua sealan que sta, para perodos largos superiores alos 5 aos, afecta al 18,5% de todos aquellos menores que son puestos adisposicin judicial. Estos mismos estudios sealan que, a corto plazo, para unperodo de un ao, reinciden el 13,2% de los menores.

    En los distintos estudios efectuados hasta este momento sobre el programa demediacin esta tasa de reincidencia para los perodos cortos de un ao, oscila entreel 7% y el 9%, mientras que para los perodos largos, la reincidencia conocida a lolargo de estos 8 aos, se sita en un 17%, por debajo de la tasa de reincidenciageneral a que nos hemos referido anteriormente.

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    Grfico 15

    El grfico 15 representa la proporcin de menores que reincidieron en el periodocomprendido entre el mismo ao de su paso por mediacin y el siguiente ao. As,el 11,2% de los menores que pasaron por el programa en 1996, volvieron a cometer

    un nuevo hecho delictivo antes de finalizar el ao 1997.

    El hecho de que la reincidencia entre los menores que han pasado por losprogramas de mediacin sea inferior a la que se conoce para el conjunto de lapoblacin que es puesta a disposicin judicial, indica que los resultados sonpositivos y que, en todo caso, no son menores que los que se pueden conseguirmediante la sancin.

    4. CONCLUSIONES

    Desde la perspectiva que nos ofrecen estos 8 aos de intensa actividad en el campode la mediacin penal juvenil y en particular del trabajo de investigacin llevado acabo entorno a las vctimas, los jvenes infractores y la naturaleza y metodologa delos procesos de mediacin, cabe destacar las siguientes conclusiones:

    1.-Sobre la implantacin del llamado modelo de responsabilidaden la justiciajuvenil

    Partiendo de una experiencia exclusivamente centrada en los menores infractores,la vctima inicialmente se present como un excepcional recurso educativo, quehabra de permitir la confrontacin del infractor con sus propias acciones,favoreciendo de esta forma su responsabilizacin.

    Pronto nos dimos cuenta de la importancia de la vctima y potenciamos, a travs dela mediacin, un proceso mas equilibrado entre ambos:

    - Se devuelve a las partes un conflicto que les es propio, dndoles la oportunidad aambas de solucionarlo satisfactoriamente.

    - Permite que sean las partes quienes decidan la definicin del problema y susposibles soluciones, con lo cual existen mayores garantas de que stas semantengan en el tiempo.

    - La implicacin voluntaria de las partes, apoyadas en el proceso de mediacin,logra cambios significativos en las personas y en el conflicto mismo que, como se hacomprobado, tiene una evolucin positiva a lo largo de todo el proceso demediacin. El conflicto se convierte en una oportunidad y el proceso de mediacinen una experiencia constructiva, de aprendizaje y de crecimiento.

    - La sancin da respuesta al hecho delictivo concreto pero no resuelve el conflicto nies tampoco la mejor solucin para ambas partes, en tanto que la mediacin parte

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    del hecho delictivo para llegar a entender el conflicto, a fin de facilitar acuerdosvlidos para el futuro.

    2.-Sobre las nuevas orientaciones de la poltica criminal y la prevencin de ladelincuencia juvenil

    - La mediacin tiene una productividad, tanto en trminos de prevencin generalcomo de prevencin especial. Supone un proceso de responsabilizacin no punitivo,merced al cual los sentimientos de venganza , de resentimiento y de miedo, seelaboran y se superan, generando confianza y seguridad en los individuos y en lacomunidad.

    - En orden al desarrollo de mecanismos de prevencin social orientados albienestar de la comunidad, la mediacin penal juvenil aporta un modelo sistemticode resolucin de conflictos que puede ser aplicado en contextos distintos, para laresolucin de situaciones problemticas, de tensin o de confrontacin en lacomunidad, el barrio, la familia y la escuela entre otros

    - La mediacin y la reparacin son un ejemplo claro de las nuevas polticascriminales en el sentido de tener ms en cuenta a las vctimas de delitos, susderechos y su situacin, sin menoscabo de los derechos que amparan al infractor.

    - La mediacin supone hoy por hoy un mecanismo idneo para dar contenido alprincipio de oportunidad y con ello contribuir a materializar las recomendaciones delas Naciones Unidas y del Consejo de Europa en el sentido de promover al mximola desjudicializacin de las causas penales en las que se vean implicados losmenores de edad.

    - Los programas de mediacin han contribuido de manera decisiva a dar un pasocualitativo muy importante para la Justicia Juvenil hacia un nuevo modelo de justiciade responsabilidad, que nos aleja del viejo paradigma protector, centrado en la ideadel tratamientocomo nica solucin ante la delincuencia.

    - Con la mediacin se ha logrado contribuir a mejorar la imagen que tienen de laJusticia institucional, tanto la comunidad cmo los ciudadanos, ya sean vctimas oinfractores.

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