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Pág. 1 I. E. S. León Felipe – Benavente Año IX ~ Nº 4 ( Junio 2009 ) [ #91 ] http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2/mandrago/index.html ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ lamandragora @g mail.com ~~~~~~~~~~~~~~~~ Revista de información, debate y creatividad ~~~~~~~~~~~~~ L a M a n d r ag o r a del El sueño de la razón produce monstruos

LA MANDRAGORA Nº 4 - AÑO 9 #91

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Revista del IES León Felipe de Benavente (Zamora)

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Page 1: LA MANDRAGORA Nº 4 - AÑO 9  #91

Pág. 1I. E. S. León Felipe – Benavente

Año IX ~ Nº 4 (Junio 2009) [#91]http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2/mandrago/index.html

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~~~~~~~~~~~~~~~~ Revista de información, debate y creatividad ~~~~~~~~~~~~~

La Mandragoradel

El sueño de la razón produce monstruos

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La Mandr agora Año IX ~ Nº 4 ~ Jun io , 2009 [ # 91 ]

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Pág.1 ~ PORTADA

Darío Moráis y Carlos Yusto , alumnos del 'León Felipe' en el año 1969, foto de Paco Bartolomé

2, 3, 4 ~ EDITORIAL, FOTOS, CUENTOHasta pronto, por S.F. / Fotos / La niña de los fósfo-

ros, por Hans Christian Andersen

5, 6, 7 ~ LIBROS, FOTOS, IN MEMORIAMAvelino Martínez: Pasión por la madera / Fotos del viaje

a Valencia / En recuerdo de Antonio Pereira

8, 9, 10, 11 ~ TEATRO, LIBROS, RELATO, VIAJETeatro escolar / En recuerdo de Mario Benedetti /

+Libros = +Libres / Cuando los sueños se hacen realidad, por Adrián Peláez

12 y 13 ~ CREACIÓN LITERARIASueños cumplidos (Cap. 4), por Soraya Pedrero

14, 15, 16 y 17 ~ RELATO, WEBQUESTS...Sin ordenador, por Ángel Villa / Con un par de

Webquests, por Luis Carlos Nuevo / Pilar Mielgo Sánchez, por S.F.

18, 19 ~ HISTORIA, FUTBITONapoleón y el secreto de las pirámides, por Ángel Villa /

Campeonato de futbito, por Chema Prieto

20, 21 y 22 ~ VIAJE A ITALIA, ENTREVISTAItalia '09, por Yaiza Palomares, Ana Valverde y Ana

del Mar Conde / Entrevista a Ramón Coomonte, por Beatriz Rabanales y Patricia Coomonte

23, 24, 25 ~ RELATOLo escribiré todo, por Elena Corujo

26, 27, 28 ~ VIAJE A ITALIAItalia '09, por Sara Alonso y Noelia García

29, 30 ~ DIBUJOS, MÚSICA, ARTEExtrañas criaturas, por Cristian Veledo / Propuestas

musicales, por Goyo Díez / El arte de Sarai Llamas

31, 32, 33 ~ ENTREVISTA, RELATO, CRÍTICA DE MÚSICAEntrevista a 'El enemigo de la clase, por Beatriz Raba-

nales y Marcos García / La radio, ¿casualidad?, por Cristian Vara / Dibujo, por Esaú Fernández / Crítica musical: 'Estirpe' y 'The Answer', por Fernando Cid

34 ~ FOTOS VIEJASFotos viejas del 'León Felipe'

35~ DIBUJOS, BUSCA-RESPUESTAS, FOTODibujos, por Esaú Fernández, Daniel Pascual, Carmen

Cadierno / Busca-respuestas en La Mandrágora

36 ~ CONTRAPORTADAEl dragón, por Sarai Llamas / El-del-fin

Las opiniones publicadas en La Mandrágora son exclusivamente de sus respectivos autores

REVISTA LA MANDRÁGORA DEL «LEÓN FELIPE»

DIRECCIÓN y MAQUETACIÓN: Salustiano Fernández

REDACC IÓN/COLABORADORES : Sara Alonso, Joana Ballesteros, Josiane Bardin, Patricia Cabero, Carmen Cadierno, Fernando Cid, Alejandro Con-de, Ana del Mar Conde, Patricia Coomonte, Elena Corujo, Chapi, Goyo Díez, Laura Fdez. Ariza, Maxi Fernández, Esaú Fernández Galende, Iván García, Marcos García Celestino, Noelia García Pan, Raquel Gómez Barrio, Sarai Llamas, Patricia Martínez Huelmo, Pilar Mielgo, Julia Mielgo, Mar-cos Miguélez, Luis Carlos Nuevo, Rodrigo Núñez, Daniel Pascual, Yaiza Palomares, Daniel Pascual, Soraya Pedrero, Adrián Peláez, Mª Eugenia Pérez, Chema Pérez, Chema Prieto, Beatriz Rabanales, Ana Valverde, Cristian Vara, Cris-tian Veledo, Ángel Mª Villa,...

IMPRIME: Gráficas CUBICHI - Benavente

EDITA: I.E.S. León Felipe - Avda. Federico Silva, 46 49600 BENAVENTE (Zamora)

Depósito Legal: ZA - nº 97 - Año 2007

ISSN: 1888-1777

SU

MA

RIO

COLA

BORA

:

Oración antes de ir a dormir, por Sarai Llamas

Hasta Pronto El curso 2008-09 dice adiós y no volverá nunca, a no ser en el

recuerdo, pero La Mandrágora del 'León Felipe' dice hasta pronto y volverá cuando queráis.

Ya irrumpe el verano con toda su cohorte de luz y helados. En el río de Heráclito no nos bañaremos una, sino mil veces; por la ribera, los lechosos álamos nos harán soñar bajo sus ramas. Todo se ilumina, incluso la sombra parece brillar y ser regazo.

¡Vale de lírica!

Porque en la plaza polvorienta sonará la música agria del alcohol de garrafón. Y tras la verbena, sin pudor alguno, las calles serán el desván de la humana desidia, exhibirán bolsas sucias, colillas apagadas, vidrios, restos de patatas fritas por los que se afanarán las hormigas cerca de algún chicle escupido a medio masticar. A la hora de la siesta la galbana será dueña de los párpados y entonces, en el silencio de tu cuarto, podrás oír por los rincones cómo tejen incansables las arañas su añagaza insecticida.

Ten presente que la época seca mies y grana espigas. Deja que la naturaleza obre su labor en ti, pero sé consciente en todo momento de quién eres. Abre bien los ojos, aprende bien, sé bueno (que la maldad es ignorancia), ten la cabeza alta sobre los hombros, pero sin orgullo vano, no seas un Luis XVI y la dejes rodar tontamente por los suelos.

Y basta de consejas, que llegó el estío, tío. ¡Suerte! .- S.F.

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FOTO Y POEMA

Como dice Sarai, la ex-alumna del 'León Felipe' afincada en Italia: "Madonna santa... desde luego hasta en los automóviles y además eléctricos... Así me gusta, salvando el ambiente de malos humos..." En efecto, hasta en Italia, concretamente en Florencia, vemos La Mandrágora. La foto, enviada por Cris-tian Escudero, fue hecha por los alumnos de 1º de bachillerato que viajaron a ese país el pasado abril.

AFIRMACIÓN DE VECINDADSoy de una tierra fría, pero hermosa. Aquí la nieve, la esperanza heladade que alumbre cada madrugadael destino difícil de la rosa.

Y me basta. Me basta si esta rosaque al fin ha de nacer inmaculadase la puedo decir a quien me agrada,a quien conmigo va y en mí reposa.

Queden el dorado mediodíala pronta floración bajo otros cielosy los mares con lunas navegables...

Yo, con vosotros. Dando cada díatestimonio de cómo entre los hielosabre el amor sus minas imborrables.

ANTONIO PEREIRA

Los chicos del Ciclo Formativo de Comercio prepararon un colorido escaparate primaveral. De izquierda a derecha: Jesús, Borja, Alberto, Nuria, Alba y María.

CICLO FORMATIVO DE COMERCIO CORAL POLIFÓNICA DEL IES 'LEÓN FELIPE'La Coral Polifónica del IES 'León Felipe' sigue su andadura exi-tosa en este primer curso completo de vida. Si el pasado mes de febrero se estrenó a lo grande en el Teatro 'Reina Sofía' de Benavente participando en la Gala benéfica a favor del pueblo saharaui, desde entonces hasta la actualidad la casualidad y su presencia activa en el mundo musical de Benavente ha hecho que haya tenido dos actuaciones más en el mismo escenario.

El pasado día 13 de mayo, la Coral fue uno de los participantes en la I Edición de la Gala de los Premios MT 2009, en la que interpretó un tema tradicional del Reino de León. Asimismo, el 17 de mayo fue invitada a tomar parte en el 1er. Fin de Se-mana Musical que organizó la Escuela de Música de Benavente “Duquesa Pimentel”.

La Coral IES 'León Felipe' actuó junto con las Corales Coyantina (Valencia de Don Juan), la Coral Polifónica de Santa Cristina de la Polvorosa, la de la propia Escuela de Música de Benavente, así como con la Coral del IES 'Los Sauces'. A pesar de ser en fin de semana y haber exámenes de por medio, los 24 integrantes de la Coral dejaron el pabellón del Centro bien representado.

Pero la cosa sigue... porque la Coral ha sido invitada a partici-par también en el 4º Encuentro de Corales que se celebra en Santa Cristina de la Polvorosa el próximo día 20 de junio. Allí nos podréis ver de nuevo. Hasta entonces.- GOYO DÍEZ (pro-fesor de Música)

La Coral del IES 'Léon Felipe' en la Gala de entrega de los Premios de Música Tradicional 2009

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ADOR

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¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía en-cima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la

oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.

Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisa-sen los carruajes que iban en direcciones opuestas.

La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bu-cles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabe-llos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se per-cibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensa-ba la infeliz niña.

Se sentó en una plazole-ta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a pre-sentarse en su casa; vol-vía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrata-ría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con fu-ria, aunque las mayores aberturas habían sido ta-padas con paja y trapos viejos. Sus manecitas es-taban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría ca-lentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!

Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; mas la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa esta-ba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad!

De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.

Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Ésta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fós-foro se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.

-Esto quiere decir que alguien ha muerto -pensó la niña; por-que su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".

Todavía frotó la niña otro fósforo en la pa-red, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.

-¡Abuelita! -gritó la niña-. ¡Llévame con-tigo! ¡Cuando se apa-gue el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el her-moso nacimiento!

Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería

conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.

Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muer-ta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.

-¡Ha querido calentarse la pobrecita! -dijo alguien.

Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos. •

LA NIÑA DE LOS FÓSFOROSHans Christian Andersen

Alberto García Alix

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Curso 2008-09

Jose Mª (prof. de Ed. Plástica)

Premios de Música Tradicional

José María Santamarta (prof. de Lengua y Literatura)

José Mª Prieto (prof. de CC. Naturales) en Valencia

LIBRO Y FOTOS

Avelino Martínez (1941-2008) nació y desarrolló toda

su vida profesional en Benavente. Con once años, comenzó a trabajar en un taller de carpintería. Según él, esto fue una casualidad, pero los que le conocimos sabemos que no fue así: la madera le estaba esperando desde siempre porque Avelino no fue un hombre de este tiempo, tendría que haber nacido en el Renacimiento.

En aquellos primeros años, tuvo que aguzar el ingenio para aprender el oficio, pues eran tiem-pos duros en los que nadie se en-tretenía en enseñar a alguien aje-no a la familia.

El aprendiz que siempre lle-vó dentro le permitió aprender to-das las técnicas y desarrollar aque-llas habilidades con las que pudo superar mil y una dificultades, es decir, le llevó a convertirse en un maestro. Con un trozo de madera y cuatro herramientas, se hubiese ganado la vida en cualquier lugar.

Disfrutó como nadie de su trabajo y nunca lo enfocó sólo para ganar dinero. Fue un arte-sano de la madera que se ganó la vida dignamente para sacar ade-lante a su familia.

Desgraciadamente, nos dejó en plena madurez profesio-nal, cuando más disfrutaba con su trabajo, cuando era capaz de hacer cualquier cosa con sus herramien-tas: talla artística, talla de marfil, muebles, taracea, guitarras, tor-neado… Con él ha desaparecido, seguramente para siempre, un ofi-cio antiguo y admirable.]

Los que le conocieron, lo saben bien; los que no, pasen y vean…

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Esto escribe, a modo de

presentación biográfica, José Luis

Almanza, profesor de Inglés y prin-

cipal responsable de organizar en

forma de libro todo el material que

había elaborado el maestro tallista

Avelino Martínez para dejar cons-

tancia de su vida y oficio, deseo

que inopinadamente no llegó a ver

cumplido. El libro ha sido editado

en marzo del 2009 por su esposa

Anita, haciendo realidad aquello

que en el marido fue deseo: pu-

blicar unas memorias, junto con

un buen puñado de fotografías de

obras suyas, que dieran una idea

de su profunda «pasión por la ma-

dera».- S.F.

AVELINO MARTÍNEZPasión por la madera

-50 años de oficio-

José Mª Pérez (prof. de Química) en Valencia

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Chema Prieto y Carlos

Viaje a Valencia

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VIAJE

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VALENCIA 2009

Del 20 al 24 de febrero

Desde hace ya unos cuantos

años nos planteábamos la posibilidad de visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, aunque nunca nos de-cidíamos a dar el paso adelante. Me imagino que inconscientemente sabíamos que en alguna ocasión nos encontraría-mos con suficiente ánimo y se darían las condicio-nes adecuadas para lle-var ese proyecto adelan-te...

Para que un viaje deje un grato recuerdo, es importante que los lugares visitados hayan sido de nuestro agrado y hayan satisfecho las ex-pectativas que de ellos teníamos. Además es muy importante que la compañía haya estado a la altura de esos lugares, y en esta ocasión eso ha sucedido con creces.

CHEMA PÉREZ, profesor de Química

Esos 5 días se pasaron muy rápido y todos

nos lo pasamos genial!!!! Ha sido una experiencia que nos ha ayudado a profundizar en nuestros conocimientos científi-cos y a la vez conocer-nos mejor. Además, nos servirá para recordar de la mejor manera posible nuestro último año en el instituto. (Será duro no volver a repetir un viaje como éste, pues en un futuro muy cercano cada uno deberá tomar su propio camino).

PATRICIA MARTÍNEZ, 2º de Bachillerato

Foto

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Chema, Víctor, Arturo y Jorge Patricia y Kina

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GRANDES ESCRITORES

jóvenes solidarios

In Memoriam ANTONIO PEREIRA (1923-2009)

Antonio Pereira (nacido en Villafranca del Bierzo, León) ha sido uno de los principales maestros del cuento en España durante la segunda mitad del siglo XX. Tam-bién poeta (aquí mismo puedes leer dos poemas su-yos). Y sobre todo y siempre un narrador de los de la ya casi extinta tradición oral.- (REDACCIÓN)

Hizo falta este agosto sin orillasen la mañana que no mueve el viento, estar en vacación desde la nubehasta la paz tendida de los huesos.El sol parece quieto en su camino. Ningún latido en el compás del tiempo. Repliego la mirada hacia mi honduray es un niño sin voz lo que contemplo. Torpe para nadar, le duele el agua. Torpe para los saltos y los juegos. -Torpe, torpe… -le dicen.Y él me mira. Tiembla una luz delgada entre sus dedos. Nunca se alzó bastante hasta los nidos. Torpe, si no era en alcanzar los sueños. Agua miope y dulce va a sus ojos.Yo me conozco naufragando en ellos.

CUANDO LLUEVE

Cuando llueve en el mundoyo conformomi paso a la canción verde del agua,puedo reír,besar,amar bajo las lonas,puedo incluso olvidarque está lloviendo...

*****

*****

En el prólogo a Me gusta contar, una selección personal de sus mejores relatos que Antonio Pereira publicó en 1999 para el Taller de Mario Much-nik, desvela que se dedicó a escribir cuentos no por razones únicamente

literarias, sino porque no tenía tiempo: "Mi vida es de poco parar -dice-, y siempre he tendido a vivirla antes de ponerme a imaginar la de los otros. Me acompañan ejemplos ilustres. Don Juan Manuel andaba del coro al caño, del Reino de Navarra al Reino de Murcia, así escribió los apólogos relampagueantes de El conde Lucanor en vez de una historia extensa como el Quijote. El cuentis-ta y preceptor de cuentistas Horacio Quiroga apenas produjo más que cuentos y, ¡qué casualidad!, se desempeñaba al mismo tiempo de colono por la selva, cultivaba algodón en el Chaco, tenía negocios de carbón..." Así no hay quien escriba una novela.Para escribir cuentos Pereira sigue/aconseja el siguiente decálogo, una suerte de diez mandamientos destilados de su larga experiencia como narrador:

[DECÁLOGO DE ANTONIO PEREIRA]1. Lo primero es tener una historia que contar. Sin esto, nada.2. Hay que profundizar en ella, que no se quede en anécdota, chascarrillo, ocurrencia.3. Extender la historia mientras no peligre el sagrado efecto único. (Poe). Se puede nutrir la historia, pero no hincharla.4. Cuidar el comienzo, entrando rápido en el tema. El final sabe cuidarse solo.5. Que siempre haya expectativa. ¡Algo va a ocurrir!6. Si dudas entre dos palabras, elige la más clara. Si hay empate, quédate con la menos prestigiosa.7. Explotar la voz imaginada del narrador, un cuento es la ficción de una voz. 8. El narrador no lo sabe todo, conviene fingir dudas, a lo Cunqueiro: "Pidió una de las famosas sopas hanseáticas, una sopa de nueces, por ejemplo, o el rabo de buey..."9. El novelista puede ser altanero. El cuentista debe ser cordial y amistoso.10. Debe serlo incluso cuando escribe prólogos.

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TEATRO ESCOLAR

El grupo teatral del 'León Fe-lipe', dirigido por Interca-

zia, representó el 20 de mayo en el Teatro 'Reina Sofía' de Benavente la obra Capa y Es-pada de Alberto Miralles.

Basada en las divertidas peri-pecias de una compañía juvenil de teatro que ensaya una obra del Siglo de Oro español pero cuya elección aún no está de-cidida del todo, por lo que de-berán comentar e improvisar textos, personajes y estilos. Pudieron verse fragmentos de "La Celestina", "Fuente Ove-juna", "El pleito matrimonial entre el cuerpo y el alma" de Calderón, así como reflexiones sobre la vida cotidiana en los siglos XVI y XVII.

Miralles es uno de los pocos dramaturgos reconocidos que se dedica con verdadera ilu-sión al público infantil y juve-nil a quien ha dedicado varias obras y mucha dedicación en teatro escolar. •

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In Memoriam MARIO BENEDETTI (1920-2009)

Era la última hormiga de la carava-na, y no pudo seguir la ruta de sus compañeras. Un terrón de azúcar

había resbalado desde lo alto, quebrán-dose en varios terroncitos. Uno de éstos le interceptaba el paso. Por un instante la hormiga quedó inmóvil sobre el papel color crema. Luego, sus patitas delan-teras tantearon el terrón. Retrocedió, después se detuvo. Tomando sus patas traseras como casi punto fijo de apoyo, dio una vuelta alrededor de sí misma en el sentido de las agujas de un reloj. Sólo entonces se acercó de nuevo. Las patas delanteras se estiraron, en un primer in-tento de alzar el azúcar, pero fracasaron. Sin embargo, el rápido movimiento hizo que el terrón quedara mejor situado para la operación de carga. Esta vez la hormiga acometió lateralmente su objetivo, alzó el terrón y lo sostuvo sobre su cabeza. Por un instante pareció vacilar, luego reini-ció el viaje, con un andar bastante más lento que el que traía. Sus compañeras ya estaban lejos, fuera del papel, cerca del zócalo. La hormiga se detuvo, exac-tamente en el punto en que la superficie por la que marchaba, cambiaba de color. Las seis patas hollaron una N mayúscula y oscura. Después de una momentánea de-tención, terminó por atravesarla. Ahora la superficie era otra vez clara. De pronto el terrón resbaló sobre el papel, partiéndose en dos. La hormiga hizo entonces un reco-rrido que incluyó una detenida inspección de ambas porciones, y eligió la mayor. Cargó con ella, y avanzó. En la ruta, has-ta ese instante libre, apareció una colilla aplastada. La bordeó lentamente, y cuan-do reapareció al otro lado del pucho, la superficie se había vuelto nuevamente oscura porque en ese instante el tránsi-to de la hormiga tenía lugar sobre una A. Hubo una leve corriente de aire, como si alguien hubiera soplado. Hormiga y car-ga rodaron. Ahora el terrón se desarmó por completo. La hormiga cayó sobre sus patas y emprendió una enloquecida carre-rita en círculo. Luego pareció tranquilizar-se. Fue hacia uno de los granos de azúcar que antes había formado parte del medio terrón, pero no lo cargó. Cuando reinició su marcha no había perdido la ruta. Pasó rápidamente sobre una D oscura, y al re-ingresar en la zona clara, otro obstáculo la detuvo. Era un trocito de algo, un palito acaso tres veces más grande que ella mis-ma. Retrocedió, avanzó, tanteó el palito, se quedó inmóvil durante unos segundos. Luego empezó la tarea de carga. Dos ve-ces se resbaló el palito, pero al final quedó bien afirmado, como una suerte de mástil inclinado. Al pasar sobre el área de la se-gunda A oscura, el andar de la hormiga era casi triunfal. Sin embargo, no había avanzado dos centímetros por la superfi-cie clara del papel, cuando algo o alguien movió aquella hoja y la hormiga rodó, más o menos replegada sobre sí misma. Sólo pudo reincorporarse cuando llegó a la madera del piso. A cinco centímetros estaba el palito. La hormiga avanzó hasta él, esta vez con parsimonia, como midien-do cada séxtuple paso. Así y todo, llegó hasta su objetivo, pero cuando estiraba

las patas delanteras, de nuevo corrió el aire y el palito rodó hasta detenerse diez centímetros más allá, semicaído en una de las rendijas que separaban los tablones del piso. Uno de los extremos, sin embar-go, emergía hacia arriba. Para la hormiga, semejante posición representó en cierto modo una facilidad, ya que pudo hacer un rodeo a fin de intentar la operación desde un ángulo más favorable. Al cabo de me-dio minuto, la faena estaba cumplida. La carga, otra vez alzada, estaba ahora en una posición más cercana a la estricta ho-rizontalidad. La hormiga reinició la mar-cha, sin desviarse jamás de su ruta hacia el zócalo. Las otras hormigas, con sus res-pectivos víveres, habían desaparecido por algún invisible agujero. Sobre la madera, la hormiga avanzaba más lentamente que sobre el papel. Un nudo, bastante rugoso de la tabla, significó una demora de más de un minuto. El palito estuvo a punto de caer, pero un particular vaivén del cuerpo de la hormiga aseguró su estabilidad. Dos centímetros más y un golpe resonó. Un golpe aparentemente dado sobre el piso. Al igual que las otras, esa tabla vibró y la hormiga dio un saltito involuntario, en el curso del cual, perdió su carga. El palito quedó atravesado en el tablón contiguo. El trabajo siguiente fue cruzar la hendidu-ra, que en ese punto era bastante profun-da. La hormiga se acercó al borde, hizo un leve avance erizado de alertas, pero aún así se precipitó en aquel abismo de centí-metro y medio. Le llevó varios segundos rehacerse, escalar el lado opuesto de la hendidura y reaparecer en la superficie del siguiente tablón. Ahí estaba el palito. La hormiga estuvo un rato junto a él, sin otro movimiento que un intermitente tem-blor en las patas delanteras. Después lle-vó a cabo su quinta operación de carga. El palito quedó horizontal, aunque algo obli-cuo con respecto al cuerpo de la hormiga. Esta hizo un movimiento brusco y enton-ces la carga quedó mejor acomodada. A medio metro estaba el zócalo. La hormiga avanzó en la antigua dirección, que en ese espacio casualmente se correspondía con la veta. Ahora el paso era rápido, y el pa-lito no parecía correr el menor riesgo de derrumbe. A dos centímetros de su meta, la hormiga se detuvo, de nuevo alertada. Entonces, de lo alto apareció un pulgar, un ancho dedo humano y concienzudamente aplastó carga y hormiga.

Cuento titulado A IMAGEN Y SEME-JANZA, del libro La muerte y otras sorpresas de Mario Benedetti

A quien llenó de versos las paredes del 'León Felipe' para recordar a Mario Benedetti.

Se murió Benedetti allá en Montevideo.Era otoño. Un mal aire,una especie de soplo de mar contaminadole atravesó de parte a parte el pecho.Los médicos dijeron neumonía.

Es verdad que andaba muy enfermo(padecía disnea,una vieja castritis mal curada,muchos años de exilio,incluso un estro de segundo gradole había descubiertoun vate hispanonoamericano)y que a su edad morirse es cosa lógica,pero aun así uno se resiste a creerlo.

Entonces alguien puso poemas del porteñopor las paredes del 'León Felipe':hojas de papel blancasllenas de versos.

También alguna foto suya en blanco y negro.

Le sentaba bien a los azulejados murosesa forma de recordar que Mariose murió Benedetti más que nuncaallá en Montevideo.

Poemas bellos como aquel que dice"Una mujer desnuda y en lo oscuro...",o aquel otro que empieza"Tus manos son mi caricia,mis acordes cotidianos...",o el paradójico que inicia"Tengo una soledadtan concurrida..."

¡Qué belleza a pie firme en las paredes!

Pero la mano tonta de algún tonto solemne(sobrado de tal género anda el patio)trató de arrancar una de esas hojasque medio rota y todo se amajueló en el muro.

Es frágil el papel,pero un poema, eterno.

Se murió Benedetti allá en Montevideoy la estulticia sigue hoy como siemprehoy más que nunca en pie de guerra.¡Y nosotros contra ella!

¿O damos la batalla por perdida?

ZAP

GRANDES ESCRITORES

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La Mandr agora Año IX ~ Nº 4 ~ Jun io , 2009 [ # 91 ]

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I. E. S. León Felipe – Benavente

Autor:JAVIER CERCAS

Título:Anatomía de un instante

Mondadori, Barcelona, 2009

Este libro es un en-sayo en forma de crónica o una cró-

nica en forma de ensayo. No es una ficción. Este libro es la anatomía de un instante: el instante en que Adolfo Suárez permaneció sentado en la tarde del 23 de febrero de 1981 mientras las balas de los golpistas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo del Congreso de los Diputa-dos y todos los demás par-lamentarios —todos menos dos: el general Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo— buscaban refugio bajo sus escaños. Este libro es la crónica de ese gesto y la crónica de un golpe de estado y la crónica de unos años decisivos en la historia de España. Este libro es imprescindible y único, nos dice su editorial. •

Autor:FÉLIX G. MODROÑO

Título:- La sangre de los cruficados- Muerte dulce. Un nuevo caso de Fernando de ZúñigaAlgaida, Madrid, 2007 y 2009

El autor de estos dos libros nació en Vizcaya en

1965, pero sus padres son de Villalpando (Zamora). Estudió en la Universidad de Salamanca y, como fo-tógrafo, ha publicado Vi-llalpando, rincones y pai-

sajes (2002) y colaborado en la revista Paisajes. Después de obtener varios premios con sus relatos, publicó su novela La sangre de los cruficados, primera entrega de las aventuras del detective Fernando de Zúñiga. La segunda, publicada en abril de 2009, es Muerte Dulce. Un nuevo caso de Fernando de Zúñiga. En las dos novelas, el detective se ve envuelto en intrigas, apariencias, leyendas ancestrales, mujeres ena-moradas, toda una trama en la que los acontecimientos se suceden sin tregua, relatada sin artificios con una prosa lim-pia y magnética.•

Autor:CARMEN LAFORET

Título:Nada

Premio Nadal 1944

Destino, Madrid, 1ª edición 1945

Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus

ilusiones chocan, inmediatamen-te, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido mi-cocosmos familiar —poblado de se-res extraños y apasionantes— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la be-lla y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos convergen en un diá-logo dramático. Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, Nada destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femeni-na. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. •

Autor:STEPHENIE MEYER

Título:The Host (La Huésped)Suma de Letras, Madrid 2009

¿Y si tuvieras que luchar por un cuerpo en el que vivir?

Es el fin del mundo tal y como lo conocíamos... Los mayores mie-dos de la humanidad han saltado de la ficción a la realidad.

Wanderer es una alienígena in-vasora de cuerpos y ha llegado a la Tierra junto con otras 'almas' para cumplir con su misión. Pero su anfitriona, Melanie Stryder, se resiste a abandonar su cuerpo sin

oponer resistencia. Dos seres de dos especies diferentes que comparten un mismo cuerpo pero por desgracia para ellas también un mismo corazón. Los recuerdos de la vida de Me-lanie hacen que Wanderer se enamore del mismo hombre que ella, Jared, conviertiendo su relación en el primer trián-gulo amoroso que sólo implica a dos cuerpos. •

LA NOVEDAD

EL CLÁSICO

EL DE AQUÍ

LITERATURA JUVENIL

Benavente

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I. E. S

. León Felipe – Benavente

Año IX ~ Nº 4 ~ Jun io , 2009 [ # 91 ] La Mandr agora

I. E. S. León Felipe – Benavente

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y CAPÍTULO 4...de una familia de esas de antaño, cuya

mirada perdida y sonrisa inexpresiva recorda-ba a aquellas familias de vestidos lóbregos, de burgueses huraños y tiempos difíciles. Allí, en aquella antigua foto, cubierta de polvo por los años, un marco de madera ennegrecida en-volvía a aquella familia aparentemente triste. Se veía a una madre que, intentando dar cal-ma a su hijo, apoyaba la mano en su hombro; también al hijo, de mirada altiva, pero llena en el fondo de temor, sin duda. Al lado de la madre, una foto arañada hacía ver en ella lo que parecía ser un hombre bien arreglado, de mocasines negros como su corbata y chaque-ta atezada. Poco más se veía de él, pues el rostro arrancado del viejo papel lo hacía irre-conocible. Tras observar esto fijé mi mirada en el niño altivo y, tratando de recordar todo lo sucedido, me acordé del extraño niño del espejo y del amable chico que me devolvió la cartera. Todos eran el mismo. Poco a poco iba enlazando lo ocurrido y decidí, con mira-da concluyente y los puños apretados, que este enigma lo resolvería. Fui hacia la puerta y abriéndola me encontré con una gran es-calera cubierta con una larga alfombra roja con un emblema dorado; la bajé con cuidado, pues el chirrido de los escalones no era buen presagio; al final de la misma me encontré con el umbral de una gran puerta, fui a abrirla pero estaba cerrada. De repente escuché la voz dulce y clara de una chica susurrándome al oído:

—Me alegro de que hayas vuelto.Me giré pero no vi nada; sin embargo,

algo en su voz me resultaba familiar. Poco después apareció ante mí el chico que tantas vueltas había dado en mi cabeza. Antes de que le contara nada él me dijo:

—Hola hermano, siento que papá y tú es-téis enfadados.

Sin darme cuenta le dije mientras le aca-riciaba el pelo:

—No pasa nada; por cierto, ¿no sabrás

dónde está la llave de esta puerta?—Tu amiga me dijo que se la diera a un

hombre en sueños. Bueno, es tarde, me ten-go que ir. Adiós hermano.

Largo tiempo permanecí en aquel lugar, atónito, con el corazón aún palpitante y en un puño. ”¿Dónde estoy?” pensé; ¿es esto un sueño? Pensando en esto llegué a recapacitar sobre las palabras de aquel chico “tu amiga”, “se la di a un hombre en sueños”. Esto úl-timo me abrió una gran puerta a la verdad, “la llave, aquella extraña llave, el maletín, el chico” todo empezaba a tener relación, pero todo se fue abajo cuando me di cuenta de que estaba soñando y la llave no estaba conmigo. Dejé durante un momento este pensamien-to para ir a parar a mis propias palabras “no pasa nada, por cierto ¿no sabrás dónde está la llave de esta puerta?”, y todo esto mientras le acariciaba su cabello; se lo dije, sí, pero sin darme cuenta, en un acto reflejo. “¿Son los sueños vínculos o son mundos aparte?”, dije gritando como esperando respuesta alguna. “¿Es mi vida un sueño?" Recapitulé estas dos últimas preguntas: “¿mundos aparte?, ¿mi vida un sueño?”. Con gran seriedad subí las escaleras, entré en el cuarto y me tumbé en la cama que ahora sin saber por qué estaba destapada y cerré los ojos disponiéndome a de algún modo soñar.

Extrañamente lo dejé de intentar tras ver que después de un rato no pasaba nada; me quedé asombrado al abrir los ojos y encon-trarme en mi habitación y, sin perder tiempo alguno, me dispuse a coger la llave del ma-letín. Cuando vi que la llave aún estaba allí una mueca de satisfacción se esbozó en mis labios y, cavilando en cómo volver a aquel lu-gar, pensé en soñar o despertarme pues ya no sabía qué era sueño y qué realidad. Antes de todo, cogí la llave y de repente quedé in-consciente. Al levantarme me encontré en el callejón de mis sueños y la chica rubia y de tez blanca me daba la mano y me ayudaba a levantarme; le iba a hablar pero me hizo un gesto haciéndome saber que

no hablara; al final del túnel nos encontramos en la plaza de piedra, fui hacia la fuente que había en medio guiado por la chica y, sabiendo lo que iba a pasar, le dije:

—¿Cómo te llamas?—Ya lo recordarás dentro

de poco.Tras esto, señaló con un dedo y me dijo:—¿Ves esa mansión?, espero que la re-

cuerdes, has estado allí más veces. Vete, ya sabes lo que hacer.

—Gracias.Salí corriendo hacia la mansión y una vez

allí subí unas escaleras que antes no estaban, al encontrarme ante la puerta cerrada inspiré, y con aire decidido metí la llave en la cerra-dura, la giré y comprobé que en verdad era la llave de aquella puerta.

Dentro, una luz muy clara me hizo per-der la vista por un momento y ya, cuando me adapté a esa intensidad, conseguí vislumbrar poco a poco una gran sala de estudio: mue-bles antiguos, pero bien cuidados, libros en todas las estanterías y una gran alfombra en el suelo. Para mi asombro, vi sentado en una silla al hombre de la biblioteca con aquel ex-traño libro en la mano, se levantó y me dijo:

—Buenos días Run. Sabrás ese nom-bre ¿no? Bueno, por lo menos así te llamas en este mundo. Te preguntarás cuál es este mundo; algunos lo llaman sueño, otros tierra de todo y otros simplemente no creen en él, pero lo que puedo garantizarte es que esto es muy real, lo único que aquí ocurren co-sas a las que no estás acostumbrado o por lo menos no está acostumbrada la parte tuya que no es de este mundo, ahora mismo es como si estuviera hablando con dos personas totalmente diferentes pero unidas de algún modo. Por eso cuando sueñas estás yendo en realidad a este mundo y viceversa con tu otra mitad. Ah, por cierto, esta es mi mansión. Te resolvería todas tus dudas pero prefiero que

lo averigües por ti mismo.Dicho esto extendió su

mano y me dio el extraño li-bro; suave al tacto y con unas palabras escritas en relieve, “Antología de los Sueños”, lo abrí sin dudarlo, vi que poco a poco aparecían unas palabras, como si alguien las escribie-ra en ese preciso momento. Esto es lo que decían:

Hay quien dice que un sueño es el portal a otro mundo fantástico e infinito en el que todo es posible y hay quien sueña que los sue-ños son mera encarnacion de los deseos, quedaos bien con este enunciado pues… pue-de que sea el portal a otro mundo.

Me levanté, como cada día en Villatodo, y aún sigo ignorando por qué sueño en que soy aquel hombre ma-yor. Hoy soñé que iba a la biblioteca y me encontraba con un hombre extraño, con un libro tan extraño como él… •

CUANDO LOS SUEÑOS SE HACEN REALIDADpor Adrián Peláez (2º ESO)

CREACIÓN LITERARIA

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CREA

CIÓN

LIT

ERAR

IA

Ser la elegida de la luz y la descendiente di-recta de Alpha tenía

sus ventajas. Los otros elegi-dos llevaban años practicando la magia, pero ella en apenas una semana había conseguido alcanzarlos. Aunque su en-trenamiento también era más duro, debería enfrentarse a la oscuridad, y Titán, el jefe de los Anorionn, era su guardián. Demasiadas muertes y ven-ganzas habían alimentado du-rante años esa oscuridad, y no sería fácil derrotar al asesino de Limuar y de sus padres.

Al décimo día de su llega-da a la fortaleza el horror llegó de las voces de los soldados de las almenas.

-¡Anorionn! ¡Un ejército entero se acerca por el Este! –gritó un arquero.

-¡Por el Oeste! ¡Por el Oes-te vienen más! –voceó otro- ¡y también por el Norte!

Todo el mundo salió a las calles horrorizado. Keira siguió a Zoran y a los elegidos has-ta las almenas. A lo lejos en el horizonte sólo se veían Ano-rionn.

-Nos tienen rodeados, señor –infor-mó el jefe de la guardia– sólo por mar tenemos vía libre, pero está infestado de krakens, hundirían cualquier barco que zarpara.

-¿A cuántos soldados has consegui-do reunir? –preguntó Zoran.

-Muchos menos de los que nos gus-taría, señor –respondió el guardia–. Cerca de tres mil, y los Anorionn cuen-tan con unos cinco mil o seis mil, eso sin contar con los orcos gigantes, los dragones, las mantícoras y los elfos os-curos.

-No conseguiremos salir vivos de aquí –dijo Zoran mirando al horizonte, luego se dirigió a los elegidos–, debéis marcharos, si morís hoy no habrá espe-ranzas para nadie.

-No pienso irme a ningún lado –res-pondió Naku y los demás asintieron.

-Pero debéis huir, no estáis prepara-dos aún.

-Estoy cansada de huir –le espetó Keira-. ¿Cuántos más tienen que morir? ¿Cuántas ciudades más deben caer? Nos buscan a nosotros, pues bien, aquí nos tienen.

-¿Y cómo piensas vencerles? –pre-guntó Zoran.

-Con esto –respondió Keira señalán-dose la cabeza.

Se reunieron en la sala del consejo y comenzaron a preparar los planes.

-¿Cuánto tiempo tenemos hasta que caiga el escudo protector de la fortale-za? –preguntó Keira.

-Unas once horas, hasta el anochecer aproximadamente –respondió Naku.

-No es mucho tiempo, pero es del que disponemos –dijo Keira-. Estamos en minoría, pero eso no tiene porqué ser un problema. Tienen muchos más soldados que nosotros, eso es verdad, pero nosotros tenemos más magos, y más variados, ellos sólo controlan el

fuego, a excepción de Titán que controla la os-curidad, pero de él me encargo yo. Necesita-mos que los magos de la tierra excaven túne-les desde la playa hasta las murallas, necesita-mos tener agua cerca para combatir al fuego. Pero no deben ver lo que hacemos, necesi-tamos hacer hogueras para crear una cortina de humo que les impi-da vernos. Los magos del aire que se encar-guen de controlar esas columnas de humo a nuestro favor, esto tam-bién nos ayudará contra los dragones. Los gue-rreros del agua que se-pan exactamente dónde están esos túneles, son nuestra única esperanza contra los guerreros del fuego. Los magos de la tierra deberán colocarse en las almenas, junto con todos los arqueros, os encargaréis de las catapultas, necesito que obliguéis a los Anorionn a avanzar por donde

nosotros queramos. Si hacemos bien esto, los hombres que lleguen a entrar a la fortaleza igualarán en número a los nuestros y será una pelea más justa.

-¿Y qué pasa con los orcos, los el-fos oscuros y el resto de seres que les acompañan? –preguntó Zoran.

-¿La reina de las ninfas no era amiga tuya? –sonrió Keira.

-No intervendrá en esta guerra. Es neutral –respondió Zoran.

-Tal vez no quiera formar parte de ningún bando, pero cuando esto aca-be, si nosotros perdemos, ¿crees que por ser neutral los Anorionn van a dejar que viva felizmente en su bosque má-gico? Ese bosque está justo al lado de la fortaleza, si nosotros caemos, ella también –repuso Keira- necesito que la convenzas para que nos ayude.

Zoran asintió y partió enseguida a hablar con la reina de las ninfas.

Al caer la tarde, Zoran todavía no

Sueños Cumplidos La leyenda de los Ithilionn

por Soraya Pedrero San Miguel (2º de Bachillerato)y Capítulo 4

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CREACIÓN LITERARIA

había regresado del bosque y el escudo estaba en sus límites. El cielo se esta-ba oscureciendo y el enemigo estaba preparado para atacar en cualquier momento. Dentro de la fortaleza todo estaba preparado. Las almenas esta-ban repletas de arqueros, y entre ellos los magos de la tierra esperando órde-nes. Keira estaba allí arriba con ellos, esperando a Zoran, pero ya no podía esperar más. Con el último rayo de sol el escudo desapareció.

El rugido de los dragones dio ini-cio a la batalla. Levantaron el vuelo y se dirigieron a toda prisa a la fortaleza. Keira dio la orden y los magos del aire crearon una cortina de humo que impe-día que los dragones viesen por dónde volaban. Comenzaron a escupir fuego, pero los magos del agua contuvieron las llamas gracias a los túneles de agua que llegaban desde el mar. Las man-tícoras se acercaron ferozmente, pero antes de que llegaran a la fortaleza los arqueros lograban mantenerlas aleja-das con flechas en llamas. Era el turno de los elfos oscuros. Se movían entre las sombras y apenas se les veía, avan-zaban muy rápido, los arqueros ni si-quiera les rozaban con las flechas. Keira se concentró y envió un rayo de luz que descubrió la posición de los elfos, a es-casos metros de las murallas. Cuando el rayo de luz desapareció nuevos elfos habían aparecido, pero no eran elfos oscuros, eran elfos del bosque, y esta-ban luchando ferozmente con los otros. Zoran lo había conseguido, la reina de las ninfas le había ofrecido su ayuda. Los orcos gigantes comenzaron a avan-zar junto con los soldados. El cielo se inundó de esfinges y grifos que lucha-ban a muerte contra dragones y man-tícoras. Aun así, los dragones seguían atacando a los Ithilionn sin descanso. En una de las arremetidas, un dragón consiguió saltarse la barrera de humo y agua y llevarse por delante a decenas de hombres. El dragón dio otra vuelta y volvió a atacar, pero esta vez un muro de piedra se le puso por delante. Un centenar de gárgolas aparecieron de la nada. Los dragones les lanzaban llama-radas a las gárgolas, pero éstas, al ser de piedra, no eran afectadas. Con sus fieras garras se lanzaban a los cuellos de las bestias aladas que caían como moscas.

Cuando los Anorionn estaban lo bastante cerca, Keira dio la señal, y los arqueros comenzaron a disparar a los laterales de la formación. Los soldados se iban reagrupando y cuando estaban lo bastante juntos, Keira volvía a dar la señal y las catapultas arremetían con-tra ellos. Así lograron acabar con cente-nares de Anorionn, hasta que éstos lle-garon hasta las puertas de la muralla.

Keira bajó de las murallas y se re-unió con el resto de Ithilionn mientras los arqueros seguían disparando fle-chas a diestro y siniestro, pero ni la mi-tad llegaban al enemigo, los magos del fuego las calcinaban antes de que toca-ran suelo. La muchacha se reunió con Zoran y el resto de los elegidos. A su alrededor no sólo había humanos, cen-tauros y ninfas empuñaban sus armas, dispuestos a defender lo que es suyo. Las puertas de la muralla retumbaron y Keira empuñó la espada de Limuar, cuya hoja empezó a arder con llamas azules.

Las puertas estallaron y los Ano-rionn entraron con las armas en alto. El encontronazo fue brutal. El sonido del acero contra el acero estaba por todas partes. Bolas de fuego contra chorros de agua. Las rocas volaban por los ai-res. Keira buscaba a Titán pero no lo veía por ninguna parte. Uno tras otro, los Anorionn caían a sus pies bajo la espada de Limuar. A su derecha un orco gigante había sido reducido por los centauros.

Un hacha pasó rozando su cabeza, pero ella se apartó a tiempo. Se giró y un hombre de casi dos metros de altura arremetía contra ella con un hacha en cada mano. Keira esquivaba golpe tras golpe, pero le era imposible asestar-le ninguna estocada con la espada. El hombre asestó un golpe brutal que Kei-ra consiguió parar con la espada, pero que la empujó tres metros hacia atrás. Cayó boca arriba con estruendo. Antes de que se diera cuenta, el hombre saltó sobre ella, pero Keira logró rodar por el suelo y clavarle la espada en el pe-cho. Cuando se levantó, a su alrededor había montones de cadáveres. Cabezas separadas de sus cuerpos, cuerpos cal-cinados… y entonces lo vio. Titán es-taba luchando contra Yaren. Le había quitado la espada y le estaba debilitan-do con un rayo de oscuridad. Keira le lanzó un rayo de luz que le dio de lleno en el pecho y soltó a Yaren, que cayó al suelo inconsciente. Cuando Titán se incorporó, a quien tenía delante era a la muchacha.

-Eres a mí a quien buscas, no a él –dijo Keira, y comenzaron a luchar.

La espada de Titán era del mismo acero que el de Keira, pero su hoja era de fuego rojo. El muchacho lanzaba estocadas sin descanso a la izquierda, derecha, izquierda, izquierda, derecha, arriba… Keira detuvo un golpe tras otro. La última estocada la detuvo a unos centímetros de su cara por encima de su cabeza. Se miraron a los ojos y Kei-ra lo reconoció. Era el joven que había atacado su aldea, el que había asesina-do a sus padres. Lo empujó hacia atrás

y lo atacó con más fuerza que antes. Titán entonces le arrebató la espada.

-Eres buena con la espada –vaciló Titán-, lástima que yo lo sea más –se acercó a ella con la espada en alto-, po-días haber salvado muchas vidas Keira, si te hubieras sacrificado aquel día en el poblado, todos los que murieron por salvarte estarían vivos, incluido Limuar. Esto no acabará hasta que uno de los dos muera.

Titán la atacó de nuevo y Keira es-quivó el golpe. Le lanzó un rayo de luz y le arrebató la espada que salió volando. Titán le devolvió el ataque con un rayo de oscuridad que contuvo ella con un rayo de luz. Ithilionn y Anorionn deja-ron de luchar para ver la gran batalla. Keira no tenía tanta experiencia con la magia como Titán, pero lograba man-tener malamente el rayo de éste. Aun así, si quería acabar con Titán, debía emplear todo su poder. Se concentró y acumuló todo la energía que tenía. En un último intento aumentó el poder de su rayo y atacó con fuerza al mucha-cho. Él aumentó también su energía y los rayos rebotaron contra los dos. Am-bos cayeron al suelo sin vida.

Un silencio sepulcral invadió el lugar. Los Anorionn, que acabaron en minoría, entregaron sus armas y se rindieron. Lo habían conseguido. Final-mente, la batalla que tantos años había durado, llegaba a su término. Los Ithi-lionn estallaron en júbilo.

El cuerpo de Keira no fue enterra-do, lo colocaron en una balsa y se lo dejaron al mar. Cuando la balsa apenas ya se veía en el horizonte, Yaren ten-só su arco, y una flecha ardiendo surcó los cielos y se clavó en la balsa, que comenzó a arder. El cuerpo se fue que-mando mientras el sonido de los tam-bores y las gaitas se despedían de ella.

Keira no había logrado sobrevivir, pero había dejado un mundo de paz y libertad, donde generación tras gene-ración se recordaría su nombre, y sus batallas y hazañas serían contadas hasta en los lugares más recónditos del mundo.- FIN

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SIN ORDENADOR

Este relato no tiene un final. Tampoco un principio concreto. Por no tener no tiene ni una extensión considerable. No lo ne-

cesita. Las historias amorosas, heroicas, tris-tes, melancólicas, las que gustan a la sociedad buscando quedar a bien con todo el mundo no tienen aquí cabida. Aunque quizás sí; al fin y al cabo todas las historias son las mismas, pero contadas de diferentes maneras. Tan sólo in-tenta reflejar la manipulación que una perso-na realiza sobre sí misma, no movida por su inconsciente, ni tan siquiera por la masa, sino por sus propias ideas. Por sus propios anhelos y supersticiones. De creer, inconscientemente, vivir en una sociedad perfecta que gira alre-dedor de ella, siendo superior, pero a la vez igual que el resto. Sin más dilación comienza la historia, en parte exagerada, en parte real. Quizás todo sea una gran mentira realista –que no real-, escrita a mano antes de ser pasada a máquina. Da igual, es un relato. Aunque, pro-bablemente, sólo sea un delirio.

Era una tarde más. Se encontraba delante del ordenador. Pulsando teclas; sin más. Ni una risa ni una lágrima. Tampoco música. Dos progra-mas abiertos, una persiana subida y unos ojos puestos en una pantalla que esperaban a que apareciese una respuesta. Pasaban los minutos y la pantalla seguía igual. Sus ojos ahora mi-raban hacia el infinito. Perdidos. La pantalla no cambiaba su estado; hace tiempo había desac-tivado el protector para que no interrumpiese su espera. Ni siquiera los amigos que no vivían allí y con los que sólo se podía comunicar por ese medio –desde hace tiempo no eran tan im-portantes como para gastar dinero haciéndoles una llamada– estaban conectados. Para esa persona el ordenador era eso: hablar con otra gente y buscar imágenes e información en el caso de que le obligasen a hacer un trabajo.

De repente la pantalla se apagó. Al principio no se dio cuenta; luego estalló. La ra-bia le invadía. ¿Cómo se podía haber apagado la pantalla justo ahora? ¿Qué había pasado? Ni

Uno de los dos relatos ganadores del XXXIII Concurso Literario "León Felipe"

tan siquiera lo podía recordar. Estaba absorto en la última conversación que había tenido media hora antes a la salida de su instituto con sus amigos. Hace un cuarto de hora les saludó por el ordenador. El mensaje decía ¿qué tal? y la respuesta había sido bien. La conversación no había dado para más. Quizás porque llevaban desde las 8:30 en la misma clase y, tanto en el re-creo como en la salida, habían tenido una conversación distendida. Pero, a lo mejor, tenían algo que decirle o alguna ocurrencia que comentar. Ahora el ordenador se lo impedía.

Enseguida se levantó, lo cual fue difícil dado que ya había cogido una posición más o menos confortable. Empezó a pulsar el botón de arran-que del aparato. Primero una vez, luego dos, tres, cuatro y así durante unos minutos. Nada. Al final le propinó un puntapié a la CPU; estúpido telar. Abrió la puerta, se dirigió a la cocina y allí se dio cuenta de que no había luz. Tenía la tarde hecha: sin luz y sin todo lo que ello implicaba. Además hoy sus cole-gas no salían porque tenían cosas que hacer. Siempre tenían alguna excusa para no salir entre semana. ¡Qué gente más atareada! Cogió un vaso, algo de beber y se encaminó de nuevo hacia su habitación.

Sólo podía ponerse a escuchar música. Encendió el reproductor y se tumbó en la cama a oír las canciones que había escuchado en la radio según iba al instituto. Las mismas canciones que llevaban repitiendo desde hace cinco meses y que a todo el mundo le entusiasmaban; ¿a quién no iban a gustar esas canciones? Empezó a hacer zapping en su MP4. Tenía doscien-tas canciones: cinco del mismo grupo; cien de diferentes discos. Pasadas tres canciones, se aburrió. Volvió a maldecir al ordenador.

Se reincorporó. Miró a su alrededor. Le resultó muy curioso ver de nuevo su estantería de libros. Hace mucho que no los leía. Últimamente se había aficionado a una serie que anunciaron en la televisión y de la que la gente hablaba muy bien. Pronto la llevarían a la gran pantalla. También una enciclopedia. Estaba intacta. Si necesitaba buscar algo siempre tenía un ordenador y una impresora que, ante todo, le ofrecían rapidez. También tenía una radio. Esa sí que la usaba; siempre emisoras musicales, las otras eran demasiado pesimistas y exageraban las cosas; lo que pasaba en la calle era proble-ma de los demás, no suyo. En cambio, las canciones conta-ban situaciones que le habían sucedido, o, por lo menos, eso creía.

Las paredes, casi inmaculadas. Sólo un póster de un mastodonte en el cen-tro de la pared y una imagen de hace unos meses. Queda-ba muy lejos la época en la que estaban decoradas con multitud de imágenes de sus héroes. Ya no tenía edad para eso. Era mayor e indepen-diente de falsos ídolos.

También tenía unas miniaturas de soldados que le

por ÁNGEL VILLA (1º D de Bachillerato)

CREA

CIÓN

LITE

RARI

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había regalado su tío. Nunca les prestó mucha atención; las aventuras con seres inanimados que hace unos años surgían de su mente ya no le venían. Su imaginación iba a menos; lo llevaba notando desde hace tiempo y era algo que le aterraba.

Así pasó la tarde, pensando en lo que fue y ahora es su habitación y su vida. Sin el ruido producido por el ventilador del ordenador. Hacía mucho que esa habitación no estaba tan silenciosa. Quizás de las cosas que faltaban, sobraban algunas. El ordenador no estaba, pero él sí. Sin embargo algo hacía que se sintiera vacío. La computadora se había convertido en su refugio, en su cueva; muchas ve-ces solitaria y aburrida. Era su dios. Y ahora ese dios había muerto.

Todo lo que poseía en ese momento era la soledad. Pera ésta sólo era buena cuando tenía con quién o con qué compartirla.

Al poco tiempo se fue a cenar. La luz había vuelto. Tomó una cena frugal, ya que no tenía tiempo. Tenía que regresar a su habitación. Pero al volver se dio cuenta de que no se le había perdido nada ahí. Encendió la televisión y vio un programa. Pasaron pocos minutos y lo apagó. Cogió una revista y la hojeó. Demasiado aburrida. Apagó la luz. Al despertar le esperaría un nuevo día. Era increíble lo que le había pasado. Nunca lo hubiera o hubiese, como le gus-taba decir a un antiguo amigo, imaginado. Sin embargo ahí estaba: en la cama y sin planes futuros. No es que tuviese dependencia del ordenador, ya que durante las vacaciones y los fines de semana desconectaba de él, pero esa tarde fue diferente. Quizás tuviese una adicción. Se quedó reflexio-nando sobre ello, pero pronto se durmió. Tenía fe en que mañana volvería pasar la tarde mirando una pantalla.

Al día siguiente fue al instituto. Como siempre, habló y rió con sus amigos y, en el recreo, se reunió con el resto. Al regresar a su mesa se dio cuenta de que a tra-vés de la pantalla no podía realizar una observación en voz baja, oír como el o la otra y él se reían y mucho menos observar cómo el maestro de turno les observaba después de la supuesta fechoría. En seguida dejó de pensar en eso; un compañero de clase había pegado un grito a su lado. Siempre en medio. A la salida, tres cuartos de lo mismo.

Llegó a casa. Esa tarde tampoco tenía nada que hacer, así que continuó con el libro que había empezado hacía varías semanas. Al poco tiempo lo acabó y se tumbó en la cama. Pensándolo bien, lo más gracioso e importante de su vida le había ocurrido lejos de la pantalla del ordena-dor. Demasiadas horas como para acordarse de todo; de-masiados pocos recuerdos. Las conversaciones sin sentido abundaban, y pocas veces había solucionado problemas por

esa vía. Además, con mucha gente con la que hablaba no sabía sus gustos y ni mucho menos había tenido una char-la distendida. Varias veces se recriminaba saludar a gente que, cuando se cruzaba con ellos, no decían hola. Siempre, cuando venían mal dadas, estaban sus colegas, con los que hablaba a diario y con los que pasaba multitud de horas muertas. Con el resto nada; quizás tuviesen razón los que afirmaban que uno cuando ríe, el mundo ríe con él, pero cuando llora, llora solo. Por un momento creyó que se ha-bía secularizado de todos los artilugios y modas que, desde hace unos años, la sociedad, con su aquiescencia, se habían impuesto en su vida, llegando a constituir otro ser diferente del que era antes. Los inventos que ayudaban a la sociedad y gracias a los cuales ésta se movía, estaban modificando su existencia hasta el punto de deshumanizarla. Quién le iba a decir, cuando ese ordenador, a modo de salvador, en-tró en casa, que el pastor era, en realidad, el lobo; un lobo que marcaría su vida y la degradaría gradualmente. Todos estos pensamientos hicieron que los minutos pasasen, se entretuvo disfrutando hipnotizado en sus propios recuer-dos. Se acordó de una cita de L. Byron: “Es en la soledad cuando uno está menos solo”. En fin, pronto llegarían el viernes y el sábado y saldría con su gente.

Las horas pasaban y pasaban. Nada. Todo seguía igual. Cuando el reloj marcaba las 20:00, el aparato volvió. El ordenadorcentrismo había regresado. Se olvidó de todo y siguió con la vida que había llevado desde hace meses. La vida que había elegido. •

Alumnos en 1969

CREACIÓN LITERARIA

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DUCA

CIÓN

Con un p@r de WEBQUESTSpor Luis Carlos Nuevo (profesor de Lengua y Literatura)

En primer lugar: vamos a dejar propuesto el acostum-brado par de webquests. Una de literatura: http://

www.iesgrancapitan.org/profesores/matias/laregenta/indice.htm. Su título es “La Regenta” o la lucha de una mujer por su realización personal. Diseñada para 2º de bachillerato (y también para 4º de ESO). Propone crear equipos que asuman el rol de historiador, biógrafo, crí-tico literario o periodista con el fin de abordar el estudio e investigación desde varias perspectivas y posterior-mente que la puesta en común sea más enriquecedora. La lectura de esta imprescindible novela quizá quede un poco grande para 4º, pero no tanto para buenos lectores de 2º de bachillerato.

Parece obligado este año hacer referencia a Darwin. Así, para 1º ó 2º de ESO, podemos iniciarnos en su fi-

gura y teoría de la evolución mediante http://webquest.xtec.cat/httpdocs/darwincast/index.html (añado, por si acaso, otra sobre lo mismo: http://www.catedu.es/crear_wq/wq/home/3031/index.html). Mediante una u otra merecerá la pena aprender algo más de una de las más importantes teorías científicas de la historia. Y como siempre es mejor que sobre, recordemos que hay bibliotecas de webquests, donde encontraremos cosas muy interesantes: http://platea.pntic.mec.es/~erodri1/BIBLIOTECA.htm.

En segundo lugar: vamos a proponer más páginas; no muchas, pero sí una pequeña selección de webs

útiles para profes y alumnos. Pueden servir para docu-mentarse, aprender cosas, hacer trabajos… en fin, lo de siempre; pero figuran aquí porque sirven para trabajar en el aula de clase normal: proyectadas (videoproyector, ordenador portátil y conexión a Internet) como una piza-rra multicolor (digital…). Vienen las propuestas.

Para abordar contenidos de Ciencias Naturales, Cien-cias de la Tierra y Medio Ambiente, Biología, etc. dis-

ponemos de esta página en Flash con infinidad de es-quemas, gráficos, fotos, vídeos y explicaciones http://www.cienciasnaturales.es/ (inmejorable para la pizarra digital interactiva -PDI-). Esta página, que tiene todos los niveles educativos, se complementa con otras más específicas, como: la enciclopedia de las aves de España (http://www.enciclopediadelasaves.es/) porque aporta, además de magníficas fotografías, un buen archivo de sonidos ornitológicos. Al igual que: http://www.herpeto-

logica.org/, sobre el mundo de anfibios y reptiles en Es-paña, etc. Podemos complementarla también con alguna de las magníficas webs sobre geología y mineralogía. O, en plan visual, si queremos asistir al prodigioso creci-miento de las plantas se pueden proyectar las secuen-cias fotográficas de: http://plantsinmotion.bio.indiana.edu/

En el mundo de las Ciencias Sociales, Geografía, His-toria, etc. puede resultar impagable proyectar en el

aula los recorridos, viajes, trazado de rutas, aproxima-ciones, mapas… que nos brinda http://earth.google.es El aprendizaje de ríos, países… ya no volverá a ser igual. Añadamos la presencia visual de los recursos (vídeos de recreaciones prehistóricas..., gráficos interactivos…) de http://science.nationalgeographic.com/ (sólo necesi-tamos una conexión a Internet aceptable y que el vi-deoproyector no altere demasiado los colores). También en http://www.xtec.es/~jarrimad/ hallamos mapas, es-quemas y vídeos sobre arte e historia. Si hubiera que ver volcanes: http://volcanoes.usgs.gov/. Y qué decir de las páginas que diariamente nos ofrece la prensa… ¿Estamos estudiando a Galileo porque es el año internacional de la Astronomía?, pues El Mundo digital, por ejemplo, tiene accesible un completo dossier sobre Galileo y la pri-mera observación con telescopio –1609- en http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/24/ciencia/1235496367.html

Las matemáticas recreativas, la lingüística, la litera-tura experimental… podrían tener una oportunidad

colectiva (quiero decir en el aula habitual, no en la de ordenadores) gracias a: http://www.albaiges.com/ o en http://personal.us.es/cmaza/egipto/ (matemáticas en Egipto…).

Todas estas páginas web nos ayudarán a aprender más y mejor a profes y alumnos, simplemente pro-

yectadas, analizadas conjuntamente; pero si además la proyección se hace sobre una pizarra digital interactiva, exprimiremos mejor la parte interactiva, y podemos aña-dir muchas otras que cuentan con esta clase de recur-sos, como: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/concurso2004/ver/12/index.html (de literatura). •

Galileo

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Se llama Pilar. Mielgo, para más señas. Ella suele firmar lle-

gando hasta el Sánchez materno. Estudia en Salamanca,

Bellas Artes. Antes lo hizo en el 'León Felipe', Bachillerato. Des-

de luego, una buena alumna. Un ejemplo para cualquiera, aun-

que no le gustará que lo diga, tímida como es.

Trabajadora, de natural poco

hablador, prefiere sobre

todo pintar. Su cartesia-

no lema es "Pinto, luego

existo".

Entre las muchas cosas

que dejó en La Man-

drágora su permanente

creatividad está el dibujo

de una niña muy infantil, con

un vestido largo, blanco, y una

pamela a juego, sobre un césped

verdísimo. El dibujo era y es

precioso, pero me dio por in-

tegrarlo en un cuadro de

Giorgio de Chirico, frío,

enigmático y geomé-

trico, de líneas

rectas. Y de

esa gui-

sa fue

como

se con-

virtió en la

portada del núme-

ro 74 de La Mandrágora

(Junio-2006). Espero que

haya disculpado la intromisión.

Otra faceta suya es la de graffitera, el dibujo al aire

con mucho color y ringorrango. Es como un grito

de alguien estampado en la pared. Un aquí estoy

yo y aquí mi estilo. Entiéndelo, si puedes. Como un

reto lanzado a cualquiera que lo mire.

Esta página muestra a Pilar con la pose de "bailando bajo la

lluvia"; tiene la sonrisa justa para no abrir mucho la boca, por si

le entran moscas o se le va la fuerza.

En el anterior número de La Mandrágora dos trabajos suyos

ocuparon portada y contraportada. En la primera pin-

tó a un amigo. En la última, su mochila. Aunque si la

miras bien (me refiero a la mochila) verás de alguna

manera a la muchacha, pero como ella es tímida no

se pinta mirándose al espejo, sino de modo vicario, a

través de objetos suyos.

Así son las cosas de Pilar y así se/las pinta. Es su

manera de (r)existir en este mundo.- S.F.

Pilar Mielgo Sánchez

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Foto

: S

ora

ya P

edre

ro

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“Desde lo alto de estas pirá-mides, veinte siglos os con-templan”. Napoleón Bonaparte.

El 1-VI–1798, Napoleón Bonaparte arribó en las costas de Alejandría, Rashid y Damietta. Formó un ejérci-to de 38.000 hombres, un millar de cañones y setecientos caballos. Con-tó con los mejores generales del mo-mento: Berthier, Caffarelli, Kléber, Desaix, Lannes, Damas, Murat, An-dréossy, Belliard, Menou y Zajączek, etc. Además de ayudas de campo como su hermano Louis Bonaparte, Duroc, Eugène de Beauharnais y el noble polaco Sulkowski. El grupo de 154 científicos reclutados por el cor-so eran expertos en distintas mate-rias del saber: biólogos, ingenieros, arqueólogos, geógrafos, historiado-res... Formaron la Comisión de las Ciencias y de las Artes de Oriente. Entre ellos figuraban el matemático Gaspard Monge, el químico Claude Louis Berthollet (inventor de la le-jía), el geólogo Déodat de Dolomieu o el barón Dominique Vivant Denon, años más tarde director del Louvre.

El 21-VII se desarrolló la que sería conocida como la batalla de las Pi-rámides. Tras ésta Francia obtuvo El Cairo y el bajo Egipto. También puso fin a 700 años de mandato mame-luco en Egipto. El inglés Nelson sor-prendió en Abukir a la flota francesa, cuyos marineros se hallaban en tie-rra; murieron 1.700 marinos —entre ellos el propio Brueys—, 600 resul-taron heridos y 3.000 fueron hechos prisioneros. Posteriormente fracasa-rían en S. Juan de Acre y reconquis-tarían Abukir, pero ante la imposibi-lidad de retirarse, Napoleón entregó el mando a Kléber y decidió regre-sar a Francia. Partió con sus mejo-res generales a bordo de la fragata Muiron, burló el bloqueo británico y

llegó a su destino. El 18 de Brumario dio el golpe de Estado que puso fin al Directorio y se encumbraba en el poder. Cuando se entregaron los úl-timos reductos en Egipto, el 40% de la expedición original había caído.

Los historiadores no se ponen del todo de acuerdo sobre el motivo de la aventura egipcia de Napoleón. Para unos, era viable el plan de to-mar Egipto y Oriente Próximo y, des-de allí, lanzarse a la conquista de la India para ahogar al Imperio Britá-nico. Para otros, lo único que ansia-ba Napoleón era seguir los pasos de Alejandro Magno –la imitatio Alexan-dri iniciada por J. César– e incre-mentar su popularidad para acceder al poder, lo que logró pese al fracaso de la operación. Pasados dos siglos, lo único positivo de aquella aventura es que sirvió para que Europa redes-cubriera las maravillas del antiguo Egipto y puso los cimientos para el nacimiento de la Egiptología.

Javier Sierra Albert (1971- ) es un periodista, escritor e investigador. Colabora en el programa Cuarto Mi-lenio. Con dieciocho años colaboró en la fundación de la revista “Año Cero”, y con veintisiete accedió a la dirección de la veterana publicación mensual “Más Allá de la Ciencia”. Es tertuliano habitual en Milenio 3 y en Cuarto Milenio. También fue el pri-mer escritor español que entró en la lista de los diez libros más vendidos de Estados Unidos, elaborada por The New York Times en 2006 con su obra La Cena Secreta, alcanzando el sexto puesto.

Centrándonos en la obra El secreto egipcio de Napoleón, en primer lugar hay que dejar claro que la novela es realista, pero no verídica. Parte de la estancia de Napoleón Bonaparte, la madrugada del 12 al 13 de agosto de 1799, en el interior de la Gran Pirá-mide, que efectivamente tuvo lugar. A partir de ahí hacen su aparición ciertas sectas islámicas, así como los responsables de la Iglesia copta, que aguardaban a un líder mitad guerre-ro mitad místico que les devolviera su añorado pasado. Sin embargo, el corso, según el libro, parecía perse-

guir otro propósito más allá de lo po-lítico o lo religioso: la vida eterna. En la novela se narran las aventuras de antiguos cristianos, musulmanes nómadas, y herederos de los anti-guos constructores de pirámides, que pugnan por la fórmula de la in-mortalidad.

Por tanto, este libro es una opción interesante para quien esté buscan-do una obra ligera que le entreten-ga, centrada en un personaje que no necesitó una varita mágica ni ser un vampiro para conquistar un con-tinente; simplemente su magnífico dominio de las tácticas de la guerra. Dijo Wellington de Napoleón: “Sólo su sombrero vale más de 10.000 hombres”.

También hay que destacar un víde-ojuego bastante interesante sobre esta época: Imperial Glory. Pareci-do en gráficos y en desarrollo a los legendarios “Medieval” y “Rome” de Total War y, todo sea dicho, bastante alejado de la formidable serie Im-perium, se enmarca en la E. Con-temporánea, constituyendo así una forma entretenida de acercarse a esta época; aunque, si uno de ver-dad está interesado, la respuesta la encontrará siempre en los libros y en las enciclopedias.

En definitiva, más allá de la credibi-lidad que cada uno le quiera dar a la historia desarrollada, lo cierto es que Napoleón consiguió lo que quería: la inmortalidad. Es una de las figuras más odiadas y de las más queridas; de la que se han escrito millares de obras. Un hombre que provenía de una familia humilde, cuyos líderes eran Paoli y los personajes sobre los que escribió Plutarco, y que se reveló como uno de los mayores generales de toda la Historia. Más tarde alcan-zó la cima de la gloria, coronándose como emperador, haciendo que el viejo continente se inclinase ante él –recordemos Austerlitz y Jena- para luego volver a la nada. Vino de la po-breza para volver a la nada. El propio Napoleón afirmó: "Mi grandeza no reside en no haber caído nunca, sino en haberme levantado siempre". •

Autor: Sierra, Javier

Título: El secreto egipcio de Napoleón

Editorial: La esfera

Páginas: 302

Javier Sierrapor Ángel Villa (1º Bachillerato)

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CAMPEONATO DE FUTBITO Curso 2008-09

Y LLEGÓ EL DÍA DE LA FINAL

El lunes 18 de mayo de 2009, a las 14:00 horas, después de varios meses de competición entre los ocho equipos participantes de primero y segundo de ESO, se celebró la gran final entre Los Bulldogs y Los Hombres de Xamu.

Todo estaba preparado, sonaba la música de la Champions, los árbitros dispuestos, los equipos con su cinco de gala, a pesar de las sanciones y le-siones, y numeroso público, incluso con pancartas, animando a sus compañeros.

Y en este caluroso ambiente, Héctor, el árbitro, dio comienzo al partido. Fue un partido igualado, suce-diéndose los goles por ambos equipos. Así marca-ron por Los Bulldogs Alejandro, Ike por dos veces y “Gogo”, y por Los Hombres de Xamu Jurgen, Raúl, Jesús y nuevamente Jurgen, con lo que llegamos a un empate a cuatro al final del encuentro.

Fue un partido de poder a poder, luchado por am-bas partes, con expulsiones, cabreos, broncas, ale-grías..., hubo de todo, hasta que llegó la lotería de los penaltis y aquí tuvieron algo más de suerte Los Bulldogs que no fallaron y fue Alejandro Feliz el que marcó el último de ellos, alcanzando de esta mane-ra el Primer Campeonato de Futbito de Primer Ciclo, para el equipo de 2º ESO C.

Desde aquí queremos agradecer la colaboración de todos, en especial a los tres árbitros: Alejandro, Adrián y Héctor, que desinteresadamente y durante todos los recreos, han hecho un trabajo encomia-ble, a todos los equipos participantes y sobre todo a los más pequeños, los de primero, sin los cuales esto no hubiera sido posible.-

CHEMA PRIETO (profesor de Naturales)

Los Bulldogs versus Los Hombres de Xamu

Saludos iniciales >

Los árbitros >

Jugando >

< Penalti definitivo

Afición >

CAMPEONATO DE FUTBITO

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DÍA 30… Benavente-RomaTodo comenzó con el sonido del despertador,

ese iba a ser el último día que escucháramos ese familiar sonido, el último día que dormi-ríamos en nuestras camas, el último día en España.

Todos nosotros nos reunimos en la puerta del Instituto y, ¡qué sorpresa!, no había ningún profesor, pero aun así nuestro nerviosismo, entusiasmo y alegría nos impedía pensar en otra cosa.

El camino en bus se nos hizo bastante corto, ya que llevábamos de compañía al sueño y dos intrusos más que no estaban en la lista “la brigi y la cocha”.

Una vez que llegamos a Barajas, a la mayoría nos cachearon y tuvimos que esperar duran-te dos horas hasta que nuestro avión saliera hacia Roma, y cuando por fin entramos en el avión y nos dimos cuenta que había personas que se habían sentado solas, decidimos cam-biarnos, pero los profesores nos dijeron que eso estaba prohibido, ya que si por cualquier circunstancia ocurría un accidente era ésta la única manera de reconocernos, debido a que nuestros cuerpos quedarían totalmente cal-cinados. Nada más oír estas palabras prefe-rí hacerme la sorda y mirar por la ventanilla; pronto la mayoría que no durmió en el bus, durmió en el avión.

Cuando llegamos al aeropuerto de Roma, lo primero que se me vino a la cabeza fue…”donde esté la T4 que se quite esto”, una vez allí esperamos por las maletas, aunque tuvi-mos la mala suerte de que a cuatro de nues-tros compañeros se las perdieron. Después de las gestiones oportunas, nos fuimos al hotel.

Cuando por fin llegamos nos comentaron las normas y después dieron al representante de cada grupo su respectiva llave. La verdad es que ni yo ni mis compañeras de habitación nos pudimos quejar, teníamos un ático con dos te-rrazas, una cocina, televisión en la que única-mente veíamos “el gran fratello”, lo que aquí en España sería “el gran hermano”, tres camas y un cuarto de baño bastante decente ¿Qué más podíamos pedir?

Esa primera noche se puede decir que la gen-te durmió poco…

DÍA 31… RomaSonó el despertador, pero esta vez con un

sonido diferente, a las 6:30 de la mañana. Debíamos levantarnos, asearnos, vestirnos y peinarnos, y eso lleva su tiempo. Aunque con un rugido en el estómago y ganas de ver Roma con nuestros propios ojos, se puede decir que algunos hicimos un récord.

Después de reponer fuerzas nos montamos en el bus y hubo gente que se llevó consigo la llave de la habitación, y eso que estaba prohi-bido por lo que al representante le tocó bajar y depositarla en recepción.

Cuando por fin estábamos todos en el bus, el conductor era incapaz de salir del aparcamien-to y eso nos llevó a perder veinte minutos, en fin, este tampoco parecía ser nuestro día de suerte.

Ya en el centro de Roma lo primero que vi-mos, aparte del tráfico romano que es algo que espero no volver a ver, fue el Arco del Triunfo y, justo detrás, el Coliseo; en ese momento mis cinco sentidos se pararon por completo… era cierto, estábamos en Roma, pero aun así yo me resistía a admitirlo.

Después de visitar el Coliseo y ver el Foro continuamos andando por Roma en dirección a la Fontana di Trevi, y estando allí era increí-blemente difícil acercarse a ella, ya que la mul-titud de gente impedía el paso, pero a unos

españoles como nosotros nada ni nadie nos lo iba a impedir.

A continuación, nos dieron tiempo libre para comer y después continuar andando hasta lle-gar a la Plaza España donde pudimos cantar “amigo conmigo vente...” y conocer a otros españoles. Al final de nuestro “concierto” reto-mamos la marcha hacia el Panteón, pero antes pudimos ver una heladería y parar a repostar. Al finalizar la visita, en la Piazza Navona, los profesores nos llevaron al barrio bohemio, el Trastévere, donde pudimos ver a un trompetis-ta y al que le pedíamos que tocara un pasodo-ble, pero el pobre no entendía ni jota, lo único que nos indicaba con la mano era dinero.

Nos dejaron tiempo libre, pero el cansancio que llevábamos con nosotros no nos impidió cantar el “yo soy español” con un acompaña-miento musical formado por un contrabajo y un acordeón.

Una vez llegamos al hotel, se hizo inspección por si algún intruso no estaba en su habita-ción, y hasta la mañana siguiente. DÍA 1… Roma

Una nueva mañana se abría paso entre las rendijas de las persianas, trayendo el sonido del teléfono que nos avisaba para levantarnos (ahora que lo pienso, más de una vez quise desconectar o tirar el teléfono contra la pared, pero, en fin, también el hambre hacía sonar las tripas y había que apagar de alguna manera ese sonido).

El día de hoy iba a ser menos movidito que el anterior, nos dispusimos a subir en el bus con dirección al Vaticano.

Una vez llegamos allí, podíamos hacer la tí-pica bobada de “dentro de roma, dentro del vaticano”…

Cuando pasamos la seguridad y llegamos a la plaza, podía decirse que era más pequeña de como lo vemos en la televisión; una vez que todos estábamos reunidos nos dirigimos al museo del Vaticano y allí nos dividimos en dos grupos; la visita duró como dos horas, y durante ella pudimos ver estatuas de dioses, la bañera de Nerón, la escultura de Laocoonte, el famoso cuadro “La Escuela de Atenas” de Rafael, donde se podía observar al personaje que hace portada en nuestro libro de filosofía (Heráclito) y otros muchos más…

Y con un dolor de pies insoportable y empu-jones pudimos llegar a un lugar con bastantes guardias de seguridad, y eso que era oscuro y

pequeño, pero albergaba a bastante gente.Cuando me giré pude darme cuenta de que

estábamos en la Capilla Sixtina. Cuando pudi-mos salir nos indicaron varios lugares a los que podíamos ir a comer.

Después de resguardarnos de la lluvia y co-mer, tomamos el bus con cabreo, pues hubo compañeros impuntuales; ya todos reunidos, el bus nos condujo hasta las catacumbas, un lugar bastante húmedo y con olor a barro; la verdad es que yo me esperaba otra cosa; a continuación pasamos a ver unas cuantas ca-tedrales de la ciudad de Roma.

Al terminar de ver y conocer la cultura ita-liana nos fuimos a cenar y, tras un largo día pasado por agua, llegamos al hotel para pasar el que sería último día romano, y así como el sol se desvaneció en el fondo del horizonte de la ciudad de Roma, la noche apareció dejando un alumbrado de estrellas. Dia 2… SienaUna mañana alborotada. Todos bajamos a de-

sayunar cansados de tanta aventura. Las tazas colocadas encima de la mesa, los croissants en las bandejas y las maletas en el hall del hotel.Desayunamos todos juntos y emprendemos

rumbo a nuestro próximo destino, la ciudad de Siena.Dos horas de autobús, todos dormidos, la

gente haciendo fotos a aquellas posturas tan raras pero que servían para descansar de las trastadas de las noches de Roma.Cuando llegamos a Siena nos bajamos del au-

tobús, agarrotados y sin saber caminar.Lo primero que hicimos fue dirigirnos hacia el

centro de la ciudad, vimos algunos lugares im-portantes, pero lo más impresionante fue lle-gar a la plaza, una plaza en forma de abanico con un palacio de la época medieval, allí es donde íbamos a comer, nos acomodamos en un rincón de aquel enorme abanico y espera-mos a que los profesores nos guiaran.Ana y Jose María nos acompañaron a un grupo

considerable a un museo espeluznante de tor-turas de todas las épocas, algunos de nuestros compañeros no quisieron entrar, éstos fueron con Eloísa a ver algún monumento.Llegó la hora de la comida y fuimos a comprar

algunas pizzas por peso, y nos sentamos en un extremo de la plaza todos juntos.En ese momento apareció un grupo de espa-

ñoles en el otro extremo de la plaza, cantando, y nosotros nos unimos a ellos entre gritos y saltos en el centro de la plaza, era un grupo de estudiantes de Jaén.Y de vuelta al autobús, otras tres horas de

camino hasta llegar a Florencia.Llegamos a aquella hermosa ciudad, donde

la gente conduce como locos, nos costó llegar al hotel con nuestro querido conductor (es un sarcasmo =D), pero al final conseguimos llegar enteros.En la entrada todos emocionados, el hotel

tenía gimnasio, parecía decente, el susto vino después al llegar a las habitaciones, prefiero no dar detalles de cómo eran, pero la palabra zulo sería un adjetivo perfecto para calificarlo, algunos grupos tuvieron suerte ya que en su habitación había plato de ducha, por que otras habitaciones será mejor no comentarlas…Aquella noche, entre ascos, conseguimos dor-

mir.

Dia 3… Florencia Amaneció, los teléfonos sonaron, nos hicimos

los sordos, se estaba tan a gusto en la cama…El desayuno encima de las mesas, compar-

tiendo comedor con un grupo de japoneses a los que no se les entendía nada y que por cier-

por Yaiza Palomares, Ana Valverde y Ana del Mar Conde (1º D de Bchto.)

Laocoonte

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to se nos comían la comida.Nos montamos en el bus, de camino hacia la

Gallería dell’ Academia para ver el majestuoso David de Miguel Ángel, una escultura perfecta, todos nos quedamos asombrados al verlo, y continuamos la ruta hacia la Capella Medicee.Toda la tarde libre para ir de compras por la

ciudad, y de vuelta al hotel.Esa noche fue escandalosa, sobre todo por las

bromas telefónicas, una de las más graciosas de esa noche fue en la habitación de Tamara, Elena e Isa. Allí estábamos Eloísa, Ana, Borja, Rubén, Sergio y yo (Yaiza), y llaman por telé-fono, Tamara responde, y al parecer eran los de la habitación de al lado…Eloísa se pone al teléfono y éstos cuelgan, y

ésta se dirige a la habitación desde la que su-puestamente Javier llamó, y pregunta, pero al parecer sus compañeros dicen que él no está, nos quedamos en la puerta escuchando y se oye: “Javi, ya puedes salir…”Eloísa vuelve a llamar a la puerta y al rato

abren, pero Javier no está, Eloísa se dirige al baño y le dice que o sale a la de 10 o ella entra en el baño y le da igual como esté… A la de 5 Javier sale del baño después de haber hecho sonar el grifo de la ducha, con la toalla enrollada, pero lo más extraño es que sale un compañero detrás de él y nos quedamos todos como sorprendidos y dice Javier: ”Es que me estaba frotando la espalda”…Aquella noche nos dormimos después de que

Rubén nos contara un chiste con el que ama-neceríamos a desayunar…

DÍA 4… PisaDespués de pasar una noche movidita por

culpa de los “vecinos” del hotel y de algún que otro infiltrado en las habitaciones, por fin sonó el teléfono-despertador, y por primera vez en todo el viaje no nos dieron ganas de estrellarlo contra la pared, ya que ese sonido significaba que nos íbamos de ese asqueroso hotel.

Hicimos las maletas y desayunamos con me-dio centenar de japoneses. Después de meter-las en el bus, pusimos rumbo a Pisa. A la que el “amable” conductor que teníamos no nos quería llevar, ya que decía que era una tontería dar tanto rodeo.

Cuando el bus paró en una especie de apar-camiento, nuestro recibimiento fue algo ines-perado, ya que un nutrido grupo de moros, negros, italianos, vendedores ambulantes, nos esperaban con sus productos “de lujo”. Nos atosigaron todo el camino hasta llegar a la plaza.

Al entrar en la plaza, lo que más llamaba la atención era la torre inclinada, rodeada de una espesa hierba verde que te invitaba a voces a que te tumbaras encima a dormir.

Quedamos con los profesores en un punto, como de costumbre, y nos fuimos por libre. Había un monton de puestos de mercadillo, pero básicamente en todos vendían lo mis-mo, también había mucha gente en bicicleta y mucho turista. Antes de nada, fuimos a co-mer una pizza, por no variar, en un restaurante cercano, bastante bien de precio, y luego en busca de una plaza bastante bonita, muchos de nosotros nos perdimos y decidimos quedar-

nos sin verla.Después de comprar algunas cosas y hacer-

nos las típicas fotos sujetando la torre inclina-da, fuimos al punto de encuentro un poco an-tes de lo previsto. Una vez allí lo que la gente se podía encontrar era a todo nuestro grupo haciendo el tonto por la hierba, ya fuera jugan-do a las cartas, haciendo el bestia unos encima de otros, haciendo carreras de caballitos o ju-gando al fútbol que, por cierto, un guardia les amenazó con ponerles una multa por ello.

El día en Pisa se hizo corto, como la mayoría, pero teníamos que regresar para ponernos de camino en dirección al hotel de Venecia. DÍA 5… Venecia

Nos montamos en el bus que nos llevaría hasta Venecia, uno de los destinos más espe-rados de todo el viaje… Fue uno de los tra-yectos más largos, por lo que la mayoría de nosotros íbamos dormidos. Paramos una vez a estirar las piernas y comprar algo de comi-da en un “atracador punto de descanso”. Pero al poco tiempo ya estábamos de vuelta en el bus. Al llegar a Venecia íbamos asustados con la imagen que nos había dejado el hotel del Florencia, sin embargo aquel hotel estaba mucho mejor, no era el de Roma, pero estaba bien. Dejamos las maletas y algunos hicimos “relaciones sociales” con italianos que había hospedados allí también. A las 12 había toque de queda y cada mochuelo a su olivo, y para complicar más las cosas nos habían puesto un “gorila” que custodiaba los pasillos en busca de prófugos del toque de queda, con lo cual era difícil cambiarse de habitación, difícil, pero no imposible.

A la mañana siguiente nos levantamos con sentimientos contradictorios: por un lado esta-ban las ganas de ver Venecia y de salir de fies-ta, pero por otro lado sabíamos que aquel era el último día que estaríamos fuera de España.

Desayunamos y subimos al bus como de cos-tumbre, tras un viaje más o menos corto, lle-gamos a un aparcamiento de autobuses y nos tocó andar un poco hasta llegar al vaporetto, que nos esperaba y compartimos con otro gru-po de españoles que habíamos conocido en Siena.

El viaje fue bastante bonito, más que nada por el paisaje, pero también fue corto, pues cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en el muelle. La primera impresión de Venecia fue de una ciudad costera normal y corriente, pero al llegar al “puente de los suspiros”, des-de el que se atravesaba uno de los canales, nos dimos cuenta de que no era una ciudad corriente. Los guías nos dieron un par de ex-plicaciones sobre la Plaza de San Marcos y los monumentos que había por ahí cerca, pero se nos hicieron eternas, ya que todos estába-mos deseando irnos a nuestro aire a “inves-tigar”. Después de evitar un par de palomas que volaban más bajo de lo normal y de las cuales alguna compañera no se libró de recibir un asqueroso regalito, salimos de la Plaza de San Marcos para adentrarnos en las estrechísi-mas calles venecianas, atravesadas de vez en cuando por algún canal. Fuimos en busca de la tienda de Ferrari, ya que muchos de los chicos

estaban deseando verla, compramos algunos recuerdos allí y nos fuimos a ver el Gran Canal. Hicimos un viaje en góndola por los canales, (por cierto es un falso mito lo de que huelen mal, sólo huelen a mar, bueno, la mayoría), los gondoleros se negaron a cantarnos el “ohsole-mio” (o como se escriba). El agua que veías a tu alrededor era de un verde azulado y el gon-dolero nos dijo que de profundidad había unos dos o tres metros más o menos. Al terminar el viaje nos fuimos a un puesto ambulante que vendía pizza a comer y luego al mercadillo, ya que era el último día y no habíamos comprado todos los recuerdos para los amigos y la familia (no seríamos españoles si no dejáramos todo para última hora).

Volvimos al punto de encuentro con los profe-sores en la Plaza de San Marcos y, después de un buen rato de espera y con un guía improvi-sado, montamos de nuevo en el vaporetto. En el muelle estuvimos esperando un buen rato para partir, lo que provocó algún mareíllo. Na-vegando de camino al autobús el sol se puso a nuestras espaldas, dejándonos un paisaje de Venecia que pocos olvidaremos.

Por la noche volvimos al hotel muy ilusiona-dos, porque después de una semana, por fin, íbamos a salir de fiesta.

Nos estuvimos arreglando y esas cosas que se hacen, y bajamos a recepción donde había-mos quedado todos. Después de que los profe-sores nos dieran un poco la paliza con eso de las responsabilidades, del comportamiento y tal, salimos a 'quemar' las calles. Mientras es-perábamos a que los profesores terminaran de lo que estuvieran haciendo, dimos comienzo a la que para muchos fue una de las mejores no-ches de nuestras vidas. Hicimos un corro dan-do palmas con buen ritmo, mientras los atre-vidos salían al centro a bailar; tanto escándalo fue el que montamos que salieron los demás huéspedes del hotel a los balcones a ver qué era ese barullo. De camino a la discoteca, las palmas y las típicas canciones españolas no cesaron hasta la misma puerta de la discoteca donde nos amenazaron con no dejarnos entrar si no nos callábamos, entre las malas miradas de algunos italianos y demás que estaban es-perando también. Les costó hacernos callar, ya que no necesitábamos entrar para pasar-lo bien. Cuando conseguimos entrar, la noche se desarrolló con normalidad, pasándolo bien, cantando, bailando y evitando a algun que otro italiano babosillo, aunque otros más que evi-tarlos, las buscaban y les salió bien. Cuando la discoteca se empezó a vaciar, nos quedamos nosotros con otro grupo de españoles y el DJ nos puso canciones muy conocidas como las de Grasse, o las que se suelen poner en disco-tecas, pero la revolución llegó cuando pusieron "macarena" y el "antes muerta que sencilla". Nos dedicaron exclusivamente la de "volverá", de El Canto del Loco, a nuestra clase, que no cantamos, sino que la gritamos todos juntos. Y para terminar la noche… no podía faltar "pa-quito el chocolatero", al que nadie le importó bailar tirado en el suelo. Nos dio mucha pena dejar la discoteca, pero ya tenía que cerrar.

Antes de llegar al hotel de nuevo, muchos se fueron a la playa a seguir con la fiesta, pero no nos dejaron cantar más por respeto a la gente que dormía. Aquella noche, aunque estabamos destrozados, dormimos pocas horas que lue-go recuperaríamos de camino al aeropuerto de Milán. •

Joaquín y Yaiza, en Florencia

Daniel y Ana, en Venecia

Ángel y Saúl, en el aeropuerto

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¿Se necesita mucha experiencia para trabajar en el mundo de la televi-sión?No, como en cualquier trabajo se nece-sitan ganas de trabajar, que creas en lo que estás haciendo y que te guste lo que haces. Y hay que dedicarle muchas, mu-chas horas.

¿Disponéis de mucha tecnología?Pues, bueno, sí disponemos de..., bueno, en estos momentos tenemos 3 cámaras de alta definición, también tenemos 10 cámaras normales analógicas, después lo que es para montar trabajos todo es digital, todo lo trabajamos online, y en cuanto a continuidades tenemos 3 y la última tiene escasamente 2 años.

¿Qué trabajo aparte de dirigir des-empeña usted en la televisión?Bueno, en una televisión local como ésta pues tienes que hacer un poco de todo, desde barrer hasta grabar. Aquí hay que hacer de todo. Lo principal es dirigir la televisión, por tanto eres el responsable.

¿Crees que tu televisión tiene éxito?Pues, hombre, yo creo que sí, pero no es que lo crea yo, es que cuando nos vienen

a hacer mediciones de audiencia pues nos movemos en una horquilla entre 35.000 a 47.000 espectadores que nos ven mensualmente y entonces ése es el éxito, que a la gente le interese lo que hacemos.

¿Cuánto éxito esta teniendo vuestra pagina de internet?Pues, hombre, en las fechas del toro había días que nos llegaba gente desde Nueva York, Londres, Francia, y yo creo que desde todos los sitios de la geogra-fía española, preguntándonos a qué hora lo íbamos a poner... pero, vamos, lo más curioso es que desde Londres y Francia nos llamaron para ver el día a día, ése es el éxito.

¿Crees que la competencia os hace sombra?No, yo no creo en la competencia, la tiene el espectador en la mano con el mando a distancia y si tú haces las cosas bien, entonces ellos eligen dónde y cómo se quieren informar. Nosotros no podemos

competir por ejemplo con Telecinco o Televisión Española porque nosotros no tenemos tanto dinero, ja ja ja...

¿Cuánto tiempo lleváis haciendo el DVD del Toro Enmaromado?Desde 1989 que fue el primer toro que grabamos.

¿Es muy difícil hacer un directo? Bueno, difícil no, difícil es como todo, únicamente que se necesita más gente, más medios, sólo eso.

¿Cuántos directos habéis hecho?Por ejemplo La Veguilla de este año que es el último, la coronación de la Reina de las Fiestas, la Femag, el carnaval...

¿Para hacer una entrevista a un per-sonaje famoso a quién te gustaría traer?Pues, hombre, yo no tengo preferencias, no sé quién decirte. No me gustaría traer a los mas creídos.

¿Lleva mucho trabajo y esfuerzo ha-cer el DVD del Toro?Hombre, como esfuerzo lleva muchísimo porque no sólo es el grabarlo, hay que seleccionar las tomas, editarlas. Para

que el DVD tenga la duración adecuada se necesita más o menos unos veinte días de trabajo.

¿Se siente orgulloso de su trabajo?Yo creo que todos los que trabajan en la televisión aparte de orgullosos es que están a gusto y creen en lo que hacen. Hay una cosa muy importante y es que como medio de comunicación nunca nos inventamos las noticias, cosa que ves en otros medios, por ejemplo los medios na-cionales

¿Las autoridades os apoyan?Sí, poco, pero apoyan, jajaja.

¡Cuántos años llevas trabajando en la televisión?En la televisión llevo diecisiete años tra-bajando; en lo que es una productora lle-vo trabajando veinticuatro.

Benavente T Ve se va haciendo gran-de, ¿crees que llegará lejos?Bueno, nosotros tenemos ahora un pro-yecto que es llegar a dar cobertura a zo-nas donde ahora mismo debido a la oro-grafía no se nos ve; con el TDT vamos a ampliar el circuito de cobertura.

¿En cuánto tiempo puede estar aca-bado el proyecto de la TDT?Emitiremos en la TDT en cuanto la Junta nos dé permiso.

¿Cuántos empleados se necesitan para trabajar en la Televisión?Entre cámaras, un redactor, uno que esté en sonido, alguien que venda la publici-dad, alguien que dirija todo, sería lo mí-nimo, pero aquí con nosotros hay siete redactores y después hay cuatro cáma-ras y todavía se necesitan más cámaras.

¿Qué hay que estudiar para trabajar en una televisión?Aquí hay gente que hace un Ciclo de for-mación profesional, como Imagen y So-nido, también hay alguien que estudia audiovisuales o periodismo...

¿En una televisión como ésta se ne-cesita carrera o vale con un título menor?En una televisión como ésta se necesitan conocimientos y si tienes carrera pues mucho mejor, pero hay gente con carrera que no vale, hacen falta ganas de traba-jar y que valgas para lo que haces.

¿Usted tuvo que estudiar mucho?Te tienes que preparar en todos los as-pectos, yo empecé estudiando electróni-ca industrial fuera de Benavente y des-pués audiovisual

Muchas graciasGracias a vosotros. •

ENTREVISTA A

RAMÓN COOMONTE MANIEGADirector de la televisión local Benavente T Ve

por Beatriz Rabanales González 2º B-ESO y Patricia Coomonte Gangoso 2ºA-ESO

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▲(2009) Ramón Coomonte (1973)▲

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—Avenida Miss Restitute, número 18, Benavente -el profesor sabía que con una dirección no despertaría la cu-riosidad de Gonzalo y añadió:

—Cerca de allí escribí el libro por el cual tú elegiste esta cla-se. Mi mejor alumna está allí, no sé el piso exacto, sí que fue hace unos 5 años, sé que se fue para escribirlo todo y lo hizo, porque nada más llegar me envió esta descripción:

“Lo primero que sentí al llegar fue lo que tú sentirías, el silencio de una noche de octubre con olor a lluvia. No me costó encontrarlo porque siempre quise vivir aquí, al lado de casa, donde escribis-te tu libro. Quiero despertar y mirar desde esa enorme cris-talera cómo la gente madruga para ir a por el periódico, los chicos bajan corriendo al insti-tuto y el alcalde llega al ayun-tamiento con una mancha del café que acaba de tomar en la cafetería, que, junto a una flo-ristería, delimita la puerta del edificio. Comprar en ella ro-sas rojas todas las mañanas y mantenerme despierta gracias a ese café para ver cómo la ciudad se duerme y entonces, entonces empezar a escribirlo todo.”

Sólo con eso habría con-seguido que Gonzalo fuese a Benavente, pero el profesor no quería enviarle para que encontrase su primera inspira-ción sino por algo más egoísta y personal.

—Quiero que cuando vuel-vas no vengas sólo, quiero que me traigas a la autora de esta descripción. Si lo haces, mi

plaza de profesor será tuya. Sólo con esa condición.

—¿Una amante? —Ya lo entenderás.En apenas un día preparó la

maleta con lo necesario para una vida bohemia pero mo-derna. Sin despertador pero con un ordenador lleno de mú-sica. Camisas de cuadros para llevar desabrochadas hasta el tercer botón y las zapatillas más baratas de la tienda más cara. Una pluma con cargas de tinta negra y unos cuantos folios sin escribir. La colonia que le regaló su última novia y la taza de su madre. Dinero y una guía de teléfono, más lo típico y usual de cualquier via-je sin fecha de regreso.

Tomó el primer tren de la mañana y a las 19:20 llegó. Se creyó engañado porque aquel lugar no era excepcional sino común; sin embargo, mien-tras buscaba la casa oscureció y eso lo cambió todo. Apenas quedó gente en la calle y la iluminación era mínima.

Preguntando por el ayun-tamiento llegó hasta la calle Restitute. Allí estaba, un edi-ficio verde con grandes venta-nales. Lo primero que hizo fue entrar a la cafetería y pregun-tar por Irene –siguiendo las instrucciones de su profesor-. Irene era la dueña del café y la encargada de alquilar el edificio.

A cambio de un par de fir-mas le entregó la llave y le pi-dió que esperase hasta que la cafetería se vaciase, entonces le enseñaría el piso.

Así que le sirvió un café y él tomó asiento en la barra

mientras los últimos clientes terminaban sus batidos.

—¿Cuánta gente vive en el edificio? —pregunto él, interesado en encontrar a la famosa alumna.

—Tres mujeres: Beatriz, Patricia y Ester.

—¿Alguna es escritora? Lo pregunto porque yo estoy aquí para escribir mi primer libro.

—No, Beatriz es profeso-ra de Biología en el institu-to. Patricia trabaja para el ayuntamiento y Ester en la floristería, además de ayu-darme en algunos repartos.

—¿Segura?

—Vienes de una ciudad, esto es un pueblo, todos nos conocemos, y me preguntas por mis propias vecinas. Permíteme que tu duda ofenda.

—Alguien me dijo que aquí vivía una escritora, me gus-taría conocerla. He leído algo de ella.

—Alguien me dijo..., veo que co-noces la dinámica de un lugar como éste. Si la persona era de fiar, tal vez tengamos entre nosotros un talento que desconocemos.

Gonzalo se quedó pensan-do que en un intento de con-seguir averiguar algo, había dado más información sobre sí mismo de la que había conse-guido; cogió su café y se sentó en la mesa más cercana a la puerta. Media hora después, Irene apagó las luces y le re-cogió la taza…

Llevaba media hora embele-sado observando el parque de enfrente.

—¿Bonito, verdad? A estas horas siempre está vacío, no me extraña que te hayan re-comendado este sitio para es-cribir; esta es la mesa favorita de los solitarios. Ven, te ense-ñaré una vista aún mejor.

Irene abrió la puerta, el portal apenas contaba con un par de buzones y las escaleras eran de mármol blanco, daban la sensación de cuidado y an-tigüedad.

—Segundo A. La última in-quilina dejó varias de sus co-sas aquí, unos cuadros y una colección de libros que ocupa casi toda una habitación. Son todos tuyos, feliz estancia.

—Gracias Gonzalo dejó la maleta en

la puerta y se dedicó a reco-nocer la casa. El problema era que cuantas más habitaciones veía, más se daba cuenta de quién había sido su última ocupante.

La habitación llena de ca-jas de libros no dejaba lugar a dudas, la misteriosa alumna había vivido allí, pero ya no lo hacía.

Todo parecía una broma cruel, sólo había tardado un

día en llegar, el profesor no le engañaba, le había ofrecido su puesto, ¿o sí? Tal vez pensó que lo de la plaza de profesor era la única forma de hacerle ir hasta allí y sabía que ese lu-gar le ataría nada más llegar.

Al menos no había deshecho la maleta; pensó en llamar al profesor para increparle y exigirle una explicación, pero entonces oyó un ruido en las escaleras. Como si algo estu-viera rodando. Salió de la casa y vio a una chica morena de pelo alborotado en el piso de abajo.

Estaba agachada recogien-do lo que se le hubiera caído, él bajó corriendo a ayudarla pero cuando llegó todo estaba dentro de la caja y ésta, cerra-da. La joven se levantó carga-da de nuevo.

—Te ayudo.—No.—No era una pregunta. Soy Gonzalo, el del segundo A, desde hoy —le dijo y cogió una de las cajas.—Ester, tercero A. ¿Des-de hoy? Eso me obliga a preguntarte por un ¿hasta cuándo?

Pensó en que estaba a punto de regresar pero con-testó:—Hasta que algo me haga irme.—¿Entonces algo te ha he-

cho venir?—Buscaba algo que no exis-

te.—¿Acaso no eres escritor?

Nada no existe para ti, se pue-de inventar. Tengo que regre-sar a trabajar. Espero que lo que te haga irte tarde en ve-nir. Gracias.

Se metió en su casa y cerró la puerta.

Volvió al segundo piso y

Lo escribiré todopor Elena Corujo Simón (2º Bchto.)

Relato premiado con el accéssit de prosa en el XXXIII Concurso Literario "León Felipe"

Egon Schiele

Elizabeth Payton, Jarvis

CREACIÓN LITERARIA

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deshizo la maleta sin saber muy bien por qué, cogió su pluma, se sentó en el banco de la cristalera y escribió, la describió:

“No pasa del 1,60 pero pre-fiere llevar unas sandalias que la dejen andar en cualquier terreno, lleva un vestido azul de corte indio, una invitación a la imaginación porque de sus tres botones, dos aún están abrochados, prefiere el pelo libre a tres horas de tiempo malgastado en un peinado que se perderá con el primer aire, lleva un camafeo que oculta un secreto y un tatua-je de una gota de agua en la parte de atrás del cuello...”

Se detuvo, sólo era una repartidora y vendedora de flores. Le asustó en cuántos detalles se había fijado siendo Ester nada excepcional; pen-só que su profesor no estaría orgulloso. Arrugó el papel y lo tiró detrás de la maleta –ya deshecha-.

Se durmió, había demasia-das cosas nuevas y necesitaba descansar.

Se despertó con un portazo y se acercó rápido a la ven-tana para saber quién había sido el culpable: una mujer rubia bajaba a toda velocidad la cuesta y de su carpeta aso-mada una bata, era Beatriz, la profesora del instituto. Dema-siado mayor como para haber sido alumna de su profesor.

Intentó volver a dormir pero la luz de la ventana lo hacía imposible. Se levantó decidi-do a encontrar en su correo alguna señal de su profesor, pero no había ningún mensaje nuevo.

Bajó a la cafetería, y mien-tras hablaba con Irene de que se iría cuanto antes, se le ocu-rrió quedarse. Se dio cuenta de que si su mejor alumna había escrito tras leer aquellas cajas de libros, éstos también serían útiles para él y le que-daba la esperanza de encon-trar algo sobre su paradero.

Cogió el café y subió al se-gundo de nuevo.

Había alrededor de me-dia docena de cajas, eran de cartón, con el logo de una marca de café y dentro de

cada una había como mínimo 5 libros, de autores extranje-ros y españoles, de hace si-glos o de hace años. Todos en perfecto estado.

Comenzó por Comala, pero como ya lo había leído en el instituto prefirió leer uno anó-nimo, con tapas de piel y un cierre de hilo verde. Estaba escrito a lápiz.

Lo terminó al anochecer, sin haberse dado cuento de que el tiempo pasaba. Le pasó lo mismo con los siguientes, so-bre todo con aquellos que no llevaban firma. Se dio cuenta de que los grandes literatos de los últimos siglos descri-bían la realidad, protestaban contra ella, la cambiaban, la admiraban o la ignoraban. Se criticaban entre sí, se inspira-ban entre sí, se premiaban, colaboraban, envidiaban. Y quiso encontrar en ellos un modelo.

Le parecían tan diferentes que lo único en común de to-dos ellos era él mismo. Todo esto le hizo cambiar cada día de opinión, dependiendo del autor elegido.

Pasaba las horas eligiendo cuál sería su favorito, a cuál le dedicaría el prólogo de su primer libro, que no cayó en la cuenta de que no escribía, sólo leía.

No podía decidirse por uno y seguir la línea de éste por-que su favorito no tenía firma, esos misteriosos libros de piel no tenían por qué haber sido escritos por la misma perso-na y eran éstos los que más le gustaban.

Así pasó varias semanas, apenas salía de la casa, sólo por la mañana. Hacía las com-pras necesarias, tomaba un café y pagaba otro para que Ester se lo subiese justo a la hora de cerrar la cafetería. Después volvía a su cuarto de lectura, frente a la ventana.

Descuidó la limpieza de la casa y su propio aspecto, de-jándose barba y desabrochan-do más botones de su cami-sa…

Perdió el contacto con todos, sólo veía a Ester cada noche y a veces ni eso. Ella llamaba al timbre dos veces, él abría, re-cogía el café y sin levantar la cabeza para no mirarla a los ojos se volvía hacia el interior. Así fue como conoció la extra-ña obsesión de Ester por las zapatillas de colores.

Ella ojeaba la casa desde el hueco de la puerta cada vez que hacía su reparto; fue la primera en darse cuenta del

deterioro y de la cantidad de libros que había en la casa.

Una noche él salió a tirar la basura, se encontró con la única mujer del edificio a quien no conocía, Pa-tricia, tendría unos 60 años, trabajaba en el ayuntamiento e intentó ser ama-ble con él ofrecién-dole su ayuda, su aspecto lo hacía nece-sario… Por un momento recordó el otro motivo de esa lectura desenfrenada: encon-trar el requisito para ser pro-fesor… Desde luego aquella no era a quien buscaba, la edad no lo permitía.

Un par de meses después, los libros se terminaron, era casi de noche y desesperado buscó alguno más por la casa. Tanto buscó que encontró un papel arrugado detrás de su maleta, escrito con su letra… era la descripción de Ester, hecha el mismo día que la co-noció. Era lo último que había escrito, lo arrugó de nuevo y se lo metió en un bolsillo del pantalón.

Cogió una camisa, se la puso encima de la camiseta y se bajó a la cafetería; esta vez pidió una cerveza.

—¿Un mal día?—No, una cerveza.Irene se las sirvió una a una

y cuando llevaba tres, Ester entró en el bar, acababa de cerrar la floristería e iba a pa-gar su alquiler.

—Ponme una cerveza. —Toma, y llévale esta a

Gonzalo.—Mmh, ha vuelto a la rea-

lidad.—Eso parece, pero a este

ritmo de alcohol la abandona-rá de nuevo pronto.

Ester cogió las dos cervezas y se sentó con Gonzalo.

—HolaGonzalo, que no había dicho

nada desde que se había sen-tado, levantó la cabeza y evitó sus ojos, como siempre.

—Hola.—Creí que lo que iba a ha-

certe ir lejos ya había venido… No pensé que siguieras aquí, hace una semana que no en-cargas café. Veo que has cam-biado tus gustos culinarios.

—Sigo aquí; aquí es ese piso, y aquí estoy.

—Te llevaré a un sitio, verás que Benavente es algo más que un viejo piso con mucha luz.

—Vale—¿No dices que no?—Ya sabes que estoy es-

p e r a n -do algo que me haga salir de aquí.

Ester le llevó a una hela-dería del centro, pero antes de llegar dieron una vuelta para enseñarle más sitios es-condidos del pueblo. El lugar estaba vacío, la temperatura no invitaba a un helado, en la terraza apenas había luz y se sentaron en una mesa con si-llas altas.

—¿Qué hacemos aquí? -pre-guntó él.

—Vas decidido a olvidar algo en alcohol, pero te ense-ñaré otra manera de hacerlo. Se llama cambiar de tema y comer chocolate.

Ester pidió dos helados de chocolate para tomar y cam-bió de tema.

—¿Has conseguido inventar aquello que no existía?

—No, sólo ver que los au-tores de la historia ya lo han inventado todo.

—Te equivocas, ellos inven-taron aquello que querían y no existía… vivieron hace años, seguro que lo que tú quieres a ellos ni se les pasó por la mente.

Se pasaron hablando dos helados más y volvieron a la calle Restitute.

Él la acompañó hasta el tercero A y cuando se iban a despedir -la puerta estaba casi cerrada- él la miro a los ojos, llevaba evitándolo toda la noche, todas las veces que la veía preocupado de saber por qué sólo ella le había he-cho escribir.

La agarró por la cintura, se acercó a milímetros de sus la-bios y se dejó caer.

Cuando la puerta se cerró, ambos estaban dentro.

Gonzalo despertó en mi-tad de la noche. Hacía mucho tiempo que no despertaba al lado de nadie… ella estaba preciosa, pero le resultaba incomprensible el porqué de estar allí y se marchó.

Recogió casi todas sus co-sas y bajó un piso. Aunque intentó no dormir, cayó en el

CREA

CIÓN

LIT

ERAR

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sofá nada más llegar. Sólo le despertó el timbre a las 12, sonó dos veces.

Abrió la puerta pero no en-contró a nadie, sólo una caja de cartón con el logo de una marca de café...

La cogió y la abrió ya dentro de la casa. Fuera ponía; “aquí tienes algo que puede hacer que te vayas o que te que-des, te dejaste esto anoche”. Cuando abrió la caja encontró su camisa.

Sólo entonces lo entendió.—¡Lápices! Eran lápices lo que se le

cayó el primer día mientras subía cargada por las escale-ras, el día que él la conoció. Lápices con los que estaban escritos los libros anónimos de piel que le trastocaron du-rante semanas. La letra era la misma.

Las cajas tenían el mismo logo, el café que servía Ire-ne en su cafetería, la misma donde ella realizaba repartos de vez en cuando –a él mis-mo cada noche-, el café que la alumna misteriosa tomaba todas las noches.

Y la camisa, la camisa olía a rosas, él mismo lo hacía… porque había pasado la noche rodeado de ellas, en su cama. Las rosas rojas que vendía en la floristería, las que la alum-na compraba cada mañana.

Había sido tan estúpido…, se puso la camisa y subió has-ta el tercero, llamó al timbre esperando que ella abriese pero no hubo respuesta. Sin embargo no se movió.

Ester se había levantado sola aquella mañana, vestida sólo con una camisa de hom-bre. Asumió el error cometido y decidió darle la pista defini-tiva a Gonzalo enviándole una caja como aquellas que guar-daban los libros.

Estuvo escuchando el tim-bre más de cinco minutos hasta que decidió abrir.

—¿Quién eres? -preguntó él, aunque ya supiera la res-puesta.

—Ester Ruiz.

—Su hija…—Lo has enten-

dido. He sabido quién eras desde el momento en que preguntaste por mí. Por eso sabía que eras escritor aquella vez en las escaleras; Irene me había avisado. No eres el prime-ro al que envía, pero los demás se van en cuanto ven

los libros e Irene les habla de una antigua inquilina. Tú… tú sin embargo te quedaste y me viste sin verme. Cada día bus-caba tus ojos y tu evitabas los míos, pero así podía mirarte sin que me vieras… -se produ-jo un silencio incómodo y ella añadió- ¿Los has leído todos?

—Sí, ¿pero tú eres su auto-ra? Si trabajas en una floriste-ría, si me traías el café.

—Lo soy. Este lugar es mi casa, mi padre escribió su libro en el lugar dónde tú vi-ves. Yo nunca quise ese piso para mí y, al estar vacío, Irene me dejó usarlo como almacén para engañaros. Vine para es-cribir algo y volver, pero me enamoré de esta aburrida rutina y no quiero irme. Soy como tú, no hay algo que me haga irme, luego me quedo.

—¿Y ayer?—Llevabas más de un mes

aquí, y no te quedaste para saber quién era la alumna y volver victorioso, te quedas-te para escribir. Ni siquiera salías, temías encontrarme y tener que volver. Esperaba lle-varte el café para observar la casa y ver cuántos libros ha-bías leído, pero al final olvidé la casa para observarte a ti. Tú no quieres encontrar lo que te haga irte.

—Pero, sí lo he encontrado.—¡Qué va!, me voy yo. Hoy

mismo ya he preparado lo ne-cesario. También he dejado mis últimos libros junto a la ventana, son todos tuyos.

—¿Cómo sabes que no me voy a ir?

—Porque voy a volver.Y cerró la puerta, pero aho-

ra cada uno estaba a un lado. Gonzalo llamó más veces, pero a los 10 minutos se rin-dió, volvió a su casa y se sen-tó en la ventana.

Esperaba verla pasar y así fue. Ester salió con una male-ta y se fue.

Todo tenía tanto sentido que no lo entendió. Era lo único que no debía ni podía pasar.

Guardó los libros en las

cajas y cerró esa habitación. Sacó sus folios y terminó la descripción de Ester, ahora añadiendo sabores, sensacio-nes, olores…

Cuando estaba hecha se la envió a su profesor titulándo-la: “Entendido”

Una semana después la casa volvió a estar impecable y su aspecto abandonó lo bo-hemio por lo moderno, buscó un trabajo en la redacción de periódicos y pagó por adelan-tado tres meses a Irene.

—Si el motivo de estar aquí no ha vuelto en ese tiempo, será el motivo de irme.

—Volverá, sólo tiene que hacerle entender que ella no busca la fama sino la vida y que la vida que ella quiere está aquí. A mí me lo hizo comprender en dos meses, espero que a él tarde menos -le dijo Irene intentando pro-longar su estancia para darle tiempo a Ester para volver.

Cada nueva mañana revisa-ba su correo en busca de una respuesta del profesor, pero éste prefirió llamarle por te-léfono:

—Gonzalo.—Señor Ruiz.—Gracias.Y colgó. Al día siguiente re-

cibió un email:“Eres tú –más que ella-

quien me ha hecho entender, quien me ha hecho volver a mi juventud para comprender a mi hija. Para ver la vida como algo que disfrutar y no algo de lo que presumir. Cuando vuelvas -pero espero que no lo hagas-, tendrás esta plaza de profesor. Sólo tú.”

Habían pasado tres meses. Gonzalo había escrito decenas de cuentos que narraban en-cuentros, pero el suyo no se iba a producir si no era hoy.

Compró una rosa roja, cogió su camisa de cuadros y puso copias de todos los cuentos en una caja. Se fue a la estación, decidido a volver a la realidad y a que ésta se asemejase a los cuentos. Si no, esa caja pasaría a la habitación de los libros, y él volvería a por su plaza de profesor.

Ester y su padre arreglaron las cosas en el primer abrazo, el resto del tiempo fue recu-perado en conciertos, tardes de café y partidas de ajedrez.

Fue él mismo quien la sor-prendió tres meses después con un billete de tren que ella no pudo rechazar.

Subió al tren con dudas de si allí estaría él, pero con la cer-teza de volver a casa sólo en

sentido literal, puesto que su padre era su casa. Así que se apoyó en la ventana -siempre donde haya luz-, cogió el jer-sey que su madre le hizo hace años -hace tantos años como horas pasará en este tren- y lo usó como almohada.

Parece estúpido dormir cuando ya ha amanecido, pero más lo habría sido no saborear los últimos recuerdos que de-jaba atrás -cambiándolos por sueños-, mirando cada lugar que -ahora el tren a toda velo-cidad- ella había recorrido con su imaginación adolescente para volver a casa de nuevo.

La cómoda rutina había in-troducido el elemento esencial para enamorarse de la calle Restitute para siempre. Él, su café de las 10 de la noche.

Él era el motivo de que apo-yase su cabeza en la ventana y quisiese dormir, él que sólo vivía ya en sus sueños, aban-donada como se encontraba al hecho de que se hubiese ido. El viaje no duraría mucho más pero debía dedicarle sus últi-mas horas en el pasado para empezar de cero el futuro. Otra vez.

Y le vio, era él, sujetando su cintura bajo la lluvia de abril a escasos milímetros de sus labios, tan pocos que podía sentir su descuido al afeitarse y su aire como palabra.

Era tan real, que no sintió que el tren hubiese llegado al andén, el mismo lugar de la estación donde él llevaba esperándola tantas horas -o lo que mande la teoría de la relatividad- que su sombra quedaría siempre en aquella estación. Fue él mismo quien subió al tren y la vio dormi-da sobre el viejo jersey, fue él quien abrochó el tercer botón de su vestido y la despertó con un beso. Todo para decirla que a partir de entonces, a partir de entonces no iba a necesitar los sueños.

Gonzalo la trajo a su reali-dad. Su, de ellos. •

Gregoria Arévalo, Ausencia

CREACIÓN LITERARIA

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Italia... nunca una pa-labra había significado tanto... qué de recuer-

dos y cosas que contar... Los alumnos de 1° de Bachillerato y los profesores Eloísa, Che-ma y Ana hemos hecho nues-tra propia historia, claro que sí, pero también hemos visi-tado la Historia:

Día 30 de Marzo:Abrí un ojo y dirigí mi mi-

rada al reloj… ¡hoy era el día! ¡Qué nervios!

Después de haber repasado la maleta unas cuantas veces, vamos al instituto donde nos recoge nuestro autobús.

Eran las 8:45 cuando éste llegó y tras despedirnos de nuestros padres, que estaban más nerviosos que nosotros,

nos acomodamos en el auto-bús. Nos esperaba un largo viaje… no llegaríamos a nues-tro destino hasta la noche, pero el sueño, la emoción, las interesantes conversaciones del autobús y algún que otro imprevisto no nos hizo pensar en lo pesado del viaje.

Ya estábamos en la capital italiana, pero no habíamos empezado con buen pie: cua-tro maletas perdidas y una compañera en el hospital.

Nos fuimos al hotel un poco desanimados, pero pronto vol-vió la alegría: nuestra compa-ñera había vuelto perfecta y el

hotel estaba bastante bien. Había que disfrutar nuestra

primera noche en Roma.

Día 31 de Marzo:Tras una noche “casi” sin

dormir nos toca madrugar y coger fuerzas en el desayuno porque nos espera un día muy duro.

Empezamos nuestras visitas por el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino, que tantas veces hemos visto en las películas pero que en directo impresio-nan más.

Durante este día también visitamos:

Las termas de Caracalla, La Piazza Venecia (donde se en-cuentra la que fue residencia de Mussolini, conocida por los italianos como ‘el meren-gue’), la Piazza Navona (don-de se encuentra la Fontana dei Quattro Fiumi creada por Bernini, frente a la iglesia de Santa Agnese realizada por Borromini), El panteón de Agripa, la iglesia de San Pietro in Vincoli, la Basílica di Santa Maria Maggiore, la Fontana di Trevi (que a tantos nos impre-sionó y lugar donde hicimos una pequeña parada para co-mer y degustar nuestro primer helado italiano) y la Piazza di Spagna (una monumental es-calinata llevada a cabo gracias a las aportaciones españolas de los Borbones).

Mientras visitábamos todos estos lugares, Eloísa nos iba explicando todo lo relaciona-do con ellos.

Terminadas todas estas vi-sitas, ya por la noche, nues-tros profesores nos llevaron al barrio del Trastévere donde pasamos una noche inolvida-ble.

Día 1 de Abril:Es nuestro último día en

la capital italiana, y además hoy vamos a visitar el Estado independiente del Vaticano.

Para llegar a tiem-po a todas nuestras visitas del día tuvi-mos que madrugar bastante.

Lo primero que vi-mos fue la Plaza de San Pedro e inme-diatamente después nos dirigimos a los museos del Vaticano donde nos esperaba nuestra simpátic@ guía que nos acom-pañó durante todo el día.

Antes de comer por los alrededores

del Vaticano, entramos en la Capilla Sixtina la cual nos im-presionó a muchos y donde ocurrió alguna anécdota que otra…

Por la tarde, nuestra ruta se centraba en las Catacumbas, lugar que nos gustó mucho y su visita se nos hizo cortísima, y las Basílicas (San Pietro in Vincoli, San Pablo...) entre las que cabe destacar la impre-sionante Basílica de San Pa-blo. Cuando llegamos a esta última se estaba llevando a cabo una misa por San Pablo y gracias a ella pudimos ver la gran Basílica iluminada.

Volvimos al hotel tarde, pero eso no nos impidió pasárnoslo genial todos juntos.

Día 2 de Abril:Es un día de viaje: nos tras-

ladamos a la ciudad de Siena para pasar allí la mañana.

Recorrimos sus calles y vi-sitamos la plaza tan animada de la ciudad donde nos encon-tramos con dos grupos de es-pañoles y nos divertimos con ellos.

Paseando por las calles de Siena encontramos nume-rosos carteles acerca de un museo del Terror y, cómo no, acompañados por nuestros profesores pasamos un rato diferente con una inmensidad de artilugios de tortura que a todos nos sorprendieron e im-presionaron.

Terminada nuestra visita a la ciudad de Siena nos diri-gimos a Florencia que será nuestra tercera ciudad en vi-sitar. Nada más llegar a la ciu-dad, por la noche, nos estaba esperando en el centro de Flo-rencia un guía para realizar la visita panorámica que mejoró por el ambiente de noche que

encontramos.Terminado el paseo por la

cuidad nos dirigimos a alojar-nos en nuestro nuevo hotel, que hay que decir que no fue tan bueno como el de Roma, pero que nos lo pasamos igual de bien y conocimos a un gru-po de italianos/as con los que pasamos buenos momentos y les enseñamos un poquito de español.

Día 3 de Abril:Tras un desayuno temprano

en el hotel, pronto emprende-mos camino hacia las calles de Florencia.

Durante nuestro día aquí, visitamos la Galería de la Aca-demia, que antiguamente era la Academia de Bellas Artes, donde pudimos disfrutar del David de Miguel Ángel y otras muchas obras más, como la Madonna del Mare, atribuida a Botticelli, o Venus y Cupido de Pontormo.

La Galería degli Uffizzi, que fue verdaderamente el palacio Uffizzi destinado a albergar las oficinas de las magistratu-ras florentinas y una vez que se quedó pequeño sirvió para almacenar las piezas de arte de la magnífica colección de la familia Médicis.

Por la tarde, la destinamos únicamente a callejear por la ciudad y comer pizza, helados y crêpes.

Día 4 de Abril:Hoy es nuestro último desa-

yuno en Florencia ya que nos vamos directos a ver la Torre de Pisa donde pasaremos la mañana callejeando y sacán-donos la típica foto sujetando la torre inclinada.

Hoy comeremos en Pisa para nada mas terminar ir-nos a Venecia, nuestra últi-ma ciudad italiana en visitar y la que más ganas teníamos de ver, por lo bonita que es y porque ¡¡nuestro hotel estaba al lado de la playa!!

Llegamos a Venecia, con-cretamente a la zona del Vé-netto, donde se encontraba nuestro hotel.

Dado que llegamos por la noche, estuvimos alojándo-nos en el hotel, que no estaba nada mal, paseando por todas las habitaciones y alguno de nosotros dándose un chapu-zón en la playita.

Día 5 de Abril:Tras una noche increíble nos

espera un día mejor todavía, pero para aguantar todo el día al 100% teníamos que desa-yunar sin complejos.

por Sara Alonso (1º Bachto.)

En Roma

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Historia monumental

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30.03.09El día 30 empezó nuestro

deseadísimo viaje y, cómo no, nada más salir de casa, sólo de casa, ya estarían los padres: cuidaos, no os por-téis mal, haced caso, comed y cuidaos mucho… y, por su-puesto, los besos. No pueden faltar los besos: antes de co-ger la maleta en casa, cuando bajamos del coche, cuando fuimos a dejar la maleta y a subir al autobús. Marchamos todos súper despedidos.

Después de todo eso, una vez montados en el autobús, la gente no se acababa de sentar, y es que era que no había sitio… Hubo que llamar a otro autobús. Rápidamen-te, después de todo eso, con los nervios a flor de piel, em-prendimos nuestro viaje has-ta Madrid.

Cuando llegamos a Bara-jas, comenzaron las típicas fotos con las maletas. Auto-máticamente fuimos a la cola de embarque donde nos dije-ron que a la misma hora que nosotros salía el equipo de la selección española de fút-bol; el inconveniente fue que ellos en la T-4 y nosotros en la T-1. Cuando nos tocó pa-sar por la aduana, a más de uno le tocó pasar descalzo, o le cachearon… Después del susto de imaginarnos vien-do a la selección, comimos tranquilamente y jugamos a la WiiFi y a las 16:30 más o menos despegamos. Esta fue la mejor parte de la mañana-tarde pero lo que no sabía-mos es que iba a ser la mejor de todo el día. La gente que se montaba por primera vez era graciosísimo, y la que se montaba por segunda y por tercera más: tranquilos, si no pasa nada, y luego estaban más nerviosos que los prime-rizos…

Lo destacado antes de des-pegar sería nuestro amigo Sergio que debió de rezar por todos en milésimas. Y que se prepare Italia que con noso-tros tiembla (y tanto que si tembló).

En el vuelo cada uno tiene sus batallitas: yo sé de una que no dio una al tres en raya…

Cuando llegamos a Roma, lo peor, cuatro maletas perdi-das, y un susto que acabó en el hospital. Debido a esto, no pudimos hacer la visita pano-rámica por la noche a Roma.

Llegaríamos al hotel de Roma (destacar que fue el mejor de todos), cada uno

a su habitación a ver cómo eran, qué te-nían, y luego instan-táneamente ver la de enfrente y comparar-las… casi todas eran de 3 personas. Tenían una cocina, chimenea, un sofá-cama o una cama, dos terrazas, una habitación con otras dos camas y un baño enorme. Lo mejor serían las terrazas: comunicaban unas con otras.

Y, bueno, mencionar que empezaríamos el viaje con tres parejas.

31.03.2009El primer día por Roma

nos toparíamos con una vie-ja loca que decía: ¡Déjenme pasar! ¡Abran paso!… nos dio un buen susto y nos pasamos unas risas. Todo el mundo conducía fatal y el tráfico era espeso, se apreciaba un gran número de vespas circulando por la carretera. En cuanto pudieron, los chicos compra-ron un balón de fútbol. Ese día tendríamos que visitar el Coliseo, una comparación entre la zona rica y la pobre de la antigua Roma, el Me-rengue, la Fontana de Trevi, donde comimos, la plaza de España, donde pudieron dis-frutar todos los turistas de nuestro fútbol, el Panteón y alguna iglesia.

Conoceríamos los helados de Italia. En una palabra: ri-quísimos. Y, por supuesto, no pueden faltar las típicas fotos en todos los sitios.

Por la tarde-noche nos lle-varon al Trastévere, un barrio de Roma donde supuestamen-te estaba la fiesta. Un grupo nos fuimos a tomar algo y la verdad es que fue casi lo me-jor de todo el viaje. Fuimos a un bar donde triunfaron los “INVISIBLES” y por el jaleo que estábamos montando al cantar nuestras típicas can-ciones españolas, entró un señor que tocaba la guitarra. ¡Qué más podíamos querer! La cosa se animó tanto que la gente se paraba desde fuera para mirar por la puerta a ver qué pasaba y al final hasta las

camareras del bar le dieron la propina al músico.

Y para rematar el día, se rumoreaba que ya había un romance nuevo por ahí…

Y, al llegar al hotel, nos di-mos cuenta de que teníamos un chófer que no sabía con-ducir el autobús. Nos daban ganas de aparcar a nosotros.

1.04.2009Este día lo utilizaríamos

para ver la Ciudad del Vatica-no, que más de uno tuvimos que aguantar, y una amiga se tropezó en la Capilla Sixtina.

Y, bueno, aquí un grupo llegó unos cuarenta y cinco minutos tarde después de co-mer y nos perdimos las ter-mas, pero fuimos a ver las catacumbas y más iglesias. Los guías eran muy majos, pero llegaba un momento en que tenías que apagar la ra-dio porque seguir aguantán-doles más tiempo sería un suplicio.

La última noche en el hotel sería la más movidita por las habitaciones.

2.04.2009 Saldríamos temprano para

Siena, ciudad en la que vimos una plaza enorme y, gracias a la canción famosa de “Hola don Pepito, hola don José”, nos juntamos con un grupo de españoles. Vimos la casa de las torturas y pudimos ver el horror que era vivir hace unos 200 años atrás. Fuimos a ver la catedral, una compa-ñera se cayó de la silla y, por reírnos, nos echaron. También en Siena tuvimos la suerte de encontrarnos con un amigo de León.

Por la tarde, saldríamos para Florencia, y aquí viene la siguiente batallita: para-mos para descansar, tomar

por Noelia García Pan (1º Bachto.)

Para llegar a Venecia nos desplazamos en vaporetto. Fue una experiencia muy bo-nita y emocionante en la que más de uno lo pasó algo mal con los mareos…

Ya en la ciudad, visitamos el famoso puente de los Suspi-ros llamado así porque daba acceso a los calabozos del pa-lacio y los prisioneros suspira-ban porque era la última vez que veían el cielo y el mar.

Estuvimos en la grandiosa y única plaza de Venecia:la pla-za de San Marcos.

Es el único gran espacio ur-bano en una ciudad europea donde las voces de las perso-nas se imponen sobre los so-nidos del tráfico motorizado.

Hoy es nuestra última co-mida en una ciudad italiana y hay que disfrutarlo.

Ya por la tarde, volvimos a nuestro hotel, pronto, porque esta noche salimos de fiesta.

Nos pusimos todos guapos y fuimos a la discoteca Splash a vivir una de las mejores no-ches de todas nuestras vidas que compartimos junto a Eloí-sa, Chema y Ana.

Había que disfrutar nuestra última noche en Italia.

Regresamos tarde al hotel, pero nos esperaba un día de viaje tranquilo.

Día 6 de Abril:El día que más madrugamos

de todos y, tras una noche agotadora, todos parecíamos zombis.

Nos esperaba un larguísimo viaje de cinco horas de auto-bús hasta Milán de donde sa-lía nuestro avión con 2 horas y media de viaje hasta Madrid.

Mucho tiempo para empezar a echar de menos todos los momentos vividos que queda-rán grabados en el recuerdo.

Al llegar, todos nuestros fa-miliares estaban preocupados por el terremoto ocurrido en Italia, pero afortunadamente nosotros no sentimos nada.

A todos los alumnos de 1° de Bachillerato, a Chema, Ana y Eloísa, gracias por este via-je tan estupendo y, ya sabéis, ¡hay que repetir! •

Chema, Ana y Eloísa, profesores acompañantes

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>>Historia menor, que no menos interesante

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algo e ir al baño. Pues bien, exactamente lo que se dice ir al baño, no fuimos. Tuvimos que meternos por una calle donde había una fila enorme de coches que usamos como baños…

Nada más llegar a Floren-cia fuimos a ver la ciudad de noche con la compañía de un guía, y después al hotel, don-de nos esperaban unas habi-taciones pequeñas, con unas camas que pasabas la mano y notabas los muelles, con unos baños en los que la ducha era el suelo y con unos desayunos acompañados por unos chinos que te quitaban de la fila a base de empujones.

3.04.2009Otro madrugón y a ver Flo-

rencia. Subimos a la cúpula. Ahora mismo no recuerdo el número de escalones, pero eran más de 400.

Después de haber visto toda Florencia desde ahí arriba, al bajar nos encontramos con una furgoneta con el mismo nombre que esta revista y, cómo no, nos hicimos fotos.

Luego fuimos a comer y para saber lo que había en el menú tuvimos que hacer el sonido de los animales. Después nos montamos en un tíovivo y más tarde vimos la estatua de un jabalí que echaba agua por la lengua. Tenías que poner una moneda en esa lengua y si caía en unas verjas que había debajo tenías suerte.

4.04.2009Nos preparamos y nos fui-

mos para Pisa donde tuvimos un recibimiento muy peculiar. Nada más abrirse la puerta del autocar ya estaban los ven-dedores con las gafas de sol, las pulseras… fuimos a ver la esperada torre inclinada y pa-samos allí el día hasta las 6 de la tarde o así. Allí en Pisa había baños, pero tenías que pagar 20 céntimos por entrar. Antes de marchar, mientras esperá-bamos a que todos llegaran, unos estuvieron echados en la hierba, otros jugaron al fútbol y otros al ver tanta hierba nos pusimos a hacer ejercicios de mini: el pino, el puntal… se pasó el rato.

Cuando estábamos todos, fuimos al autobús y enfilamos camino a Venecia.

05.04.2009El viaje en autobús duró una

media hora, y luego monta-mos en el barco que nos lle-varía a la zona del Vénetto. Cuando llegamos nos encon-tramos con el guía que nos explicó la historia de Venecia, vimos la plaza de San Marcos donde a alguno le dejaron un detallito las palomas y, como era Domingo de Ramos, pues vimos la procesión. Luego lle-gó lo mas esperado: el tiempo libre. Vimos un poco Venecia, fuimos a la tienda de Ferrari, vimos las maravillosas másca-ras y después tocaría regatear a los gondoleros, que fue un trabajo más difícil de lo que pensábamos. Al final nos mon-tamos seis en una góndola por 80 euros. Lo mejor de todo fue al bajar y al subir de la gón-dola. El pánico por caernos a esa agua tan sucia y verde au-mentaba por momentos, sobre todo si el que conducía no era el gondolero.

Nos encontraríamos allí con unos conocidos de León y des-pués vuelta al barco para re-gresar al hotel. Nada más lle-gar se fueron todos a la playa y después a prepararnos para la noche de fiesta, la cual creo que ha sido la mejor en mucho tiempo y las copas más caras de toda nuestra historia, por ahora. Y se puede decir que no nos fuimos descontentos… el que quiso pilló esa noche.

06.04.2009Levantarnos prontísimo,

no dormir nada por la noche y todo el viaje dormidos. Esa mañana la tuvimos un tanto ajetreada, pendientes de los teléfonos por lo del terremoto. El viaje desde Venecia hasta Milán duró unas cinco horas y, una vez en Milán, fue llegar y besar el santo, como se sue-le decir. No pudimos ver nada allí, sólo los aviones.

Nos despedimos del mol-to bella y del suelo italiano, y para España.

Una vez en el autobús, de camino a Benavente, era ya recordar todo lo que habíamos vivido durante esa semana, aunque íbamos con ganas de ver lo que se echaba de me-nos y preparados para los achuchones de los padres, por supuesto.

Mencionar que a lo largo del viaje, el número de parejas fue aumentando favorable-mente. •

>> ITALIA '09 - De arriba abajo: Pisa, Venecia, Florencia y Roma

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ENYAEnya es una de las cantantes

irlandesas más fantásticas. Su música es difícilmente clasificable, aunque se la suele clasificar dentro de la New Age. El reconocimiento internacional se lo ganó en 1988 con el álbum «Watermark», que sentó el esquema general que iban a seguir todos sus discos. Tras el éxito obtenido en 2002 por su co-laboración en la primera de las pe-lículas de “El señor de los anillos” y el CD «Amarantine» de 2005, nos sorprende ahora con «And Winter Came», editado a finales de 2008. Enya en estado puro, con su so-noridad nos transporta a un mundo de sensaciones imposibles de descri-bir sin escucharla.

Más: http://www.enya.com/http://www.lastfm.es/music/Enya

Dr. bogardeDecir Jazz en España es sinónimo

de minorías. Pero lo que este leonés llamado artísticamente Dr. Bogarde ha conseguido con su primer trabajo discográfico no es habitual. Nominado para los Premios de la Música, acaba de estrenar su Cd «Words» a lo grande en el Auditorio de León.

Conocido hace años por haber sido el ganador del concurso español y eu-ropeo de imitadores de Elvis Presley, Javier Arias ha tomado parte en dife-rentes proyectos musicales donde el blues, el jazz y el rock & roll se desen-volvían con fluidez.

Dr. Bogarde, cantante camaleónico en estilos, timbres y matices. Procedente de diferentes formaciones de jazz y gospel como Midnight Jazz Quartet & Trío, o The Fabulous Criacola y cantante de los coros de Solomones Soul Machine.

«Words» es una muestra de varios estilos relacionados íntimamente con el jazz vocal. Hay una gran influencia de la época dorada del swing de Dorsey o Millar. También el “West Coast jazz” de los Baker o Mulli-gan, “Cool jazz”, “Be bop”, e incluso el propio tema que da nombre al CD, flirtea con el “Funky Jazz”. Toda una experiencia para aquellos que no se conformen con lo de siempre. Admás se puede oir y descargar gratuita-mente: http://www.myspace.com/drbogarde

pet shop boysPet Shop Boys es el grupo británico

que mas éxito ha tenido en la historia del país, con sus melodías y ritmos de-nominados Synthpop supo capturar a millones de admiradores que los siguen a lo largo del tiempo.

Este grupo de electro-pop es sin duda uno de los grandes de la música disco y electrónica de las últimas déca-das. Neil Tenante y Chris Lowe crean un mundo sonoro donde las melodías suaves, el ritmo marcado y una sono-ridad dominada por los sintetizadores conducen al oyente a un espacio sono-ro único.

Acaban de sacar su último trabajo, titulado «Yes», y en sólo 24 horas, Pet Shop Boys se han situado directamente en el Nº 1 de los más vendi-dos en España en la lista de descargas digitales de iTunes. Las ventas físi-cas y digitales en el primer día de su lanzamiento en Reino Unido también sitúan el disco en el primer lugar, algo que no ocurría desde hace 15 años. Son las primeras muestras de que el nuevo trabajo de Pet Shop Boys es, como sostiene crítica y público, uno de los mejores de la carrera del dúo británico, que se encuentra en un momento pletórico.

Más información: http://www.publispain.com/pet-shop-boys/ http://www.lastfm.es/music/Pet+Shop+Boys

PROPUESTAS MUSICALES

MÚSICA Y DIBUJ0S

Extrañas criaturas

por Cristian Veledo (2º de ESO)por Goyo Díez (profesor de Música)

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Sarai Llamas, ex-alumna del 'León Felipe', vive en Italia.

En marzo de este año ha realizado una exposición en el Centro de Arte de la ciudad italiana de Terni (Umbria) con el título "The Princess of PopART".

Desde luego que es una princesa, por lo joven y por el realengo de sus obras. Hay sangre realmente artística en su pincel-lapi-cero-pluma-brocha-etc. Y es que maneja tal cantidad de técnicas y posee tal pulso a la

hora de dirigir el instrumento, sea el que sea, que no puede salir otra cosa que arte.

Durante los dos primeros años de vida de esta revista tuvimos la suerte de contar con ella para buena parte de las contraportadas. Luego marchó a estudiar a Salamanca, pero siguió colaborando desde lejos. Y ahora, des-de más lejos todavía, nos sigue llegando su trabajo. Lo de Sarai parece fácil, pero a ella la inspiración le pillará siempre trabajando. Incansable luchadora, abre su concepto del arte a todas las esferas e influencias. Ahora

predomina el color, a raudales, con exceso pop. En cuanto al tema, culquier objeto es bueno, no es monotemática. Por lo que se refiere a su estilo, oscila entre la atención por el detalle y la loca fantasía.

En la exposición mencionada ha llegado a colocar cremalleras en las paredes de la sala. Es su manera de airear espacios cerrados, su modo de hacer entrar en el museo el mun-do-otro, el mundo abierto hacia dentro de nuestra propia imaginación.- S.F.

El arte de Sarai Llamas

Retrato

Pose

Agárrate fuerte

Sin aliento

Despechada

Virgen del Pulgar

ARTE

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¿Cuándo se fundó el grupo de tea-tro?CRÍSPULO: No es un grupo de teatro, es una productora que nos contrató.JAVIER: Como es una obra de teatro sobre adolescentes tuvieron que ha-cer un cásting para buscar a un actor que hiciera cada personaje.

¿Drama o comedia?JAVIER: Nos da igual porque nos gus-ta mucho interpretar.CRÍSPULO: Nos da igual que sea todo drama o todo comedia; la cuestión es que nos llamen.JAVIER: Una vez una cosa y otra vez otra.CRÍSPULO: Sí, hacerlo todo variado.

¿Cuáles son vuestros próximos proyectos?CRÍSPULO: Yo tengo una función de teatro con esta misma productora “AMOR PLATO ÚNICO” y estrenamos el 20 de marzo en Avilés y a partir de ahí empezaremos la gira.JAVIER: Yo grabo capítulos de “ES-TADOS ALTERADOS MAITENA” en la Sexta.CRÍSPULO: Y estamos preparando una serie Eloi Yebra, Javier Ambrossi y yo para grabarla.JAVIER: Sí, para venderla.CRÍSPULO: Sí y a ver si la sacamos por la tele.

¿Cuántos componentes tiene el grupo de teatro?

CRÍSPULO: Somos los siete que ha-béis visto en el escenario: los seis alumnos y el profesor.

¿Qué os ha parecido el público de Benavente?Maravilloso, yo ya lo conocía y es cojonudo.JAVIER. Encantados, nos gusta que nos griten guapo y todo eso, ja ja ja.CRÍSPULO. Ha sido una función muy divertida.

¿Cuánto tiempo os ha llevado preparar la obra? CRÍSPULO: Estuvimos mes y me-dio de ensayos, jajajaja.JAVIER. Hemos estado de gira por España muy bien.CRÍSPULO. Casi dos años dando vueltas por España.

¿Os ha gustado interpretar es-tos personajes’CRÍSPULO: Maravilosos, nos en-cantan.JAVIER: Nos encanta meternos en cabezas raras.JAVIER: Sí, nos lo pasamos muy bien.

¿Alguno de vosotros fue en su tiempo "el enemigo de la cla-se"?JAVIER: Yo no, yo soy un santo.CRÍSPULO: Él ha sido un niño de-masiado bueno y por eso era el ton-to de la clase.JAVIER: Yo era el tonto de la clase.CRÍSPULO: Nosotros, sin embargo, fuimos muy malos, bueno no mu-cho, jajajaaja...CRÍSPULO Y JAVIER: Jajajajaaja-ja...

¿En qué proyectos anteriores habéis estado metidos?CRÍSPULO: Vamos con el currícu-lum...JAVIER: Él hizo la película Barrio.CRÍSPULO: Sí, trabajé en la pelícu-la Barrio junto con Eloi Yebra, otro de los actores, el que en esta obra hace de 'Bomba'. Eloi hizo Torren-te. Yo he hecho alguna cosa más: películas y series, he salido en to-das las series del mundo y llevo dos años encerrado en el teatro dando vueltas con diferentes funciones, bueno, dos años no, más, cuatro.JAVIER: Yo donde me levanté fue en Sin tetas no hay paraíso y he hecho una película que se llama El triunfo.CRÍSPULO: Muy buena película y muy mala para él, jajajaja...JAVIER: Yo en esa película hago de yonki... aiii... jaja. •

Dedicatoria autógrafa del grupo de actores de "El enemigo de la clase" para La Mandrágora y sus colaboradores.

ENTREVISTA A "EL ENEMIGO DE LA CLASE"por Beatriz Rabanales y Marcos García (2º de ESO)

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Hecho por Esaú Fernández Galende (2º B-ESO)

Yo, por naturaleza, soy una persona egoís-ta o al menos lo era, sólo pensaba en mí hasta que:

Un día, no recuerdo muy bien la fecha, fui a pa-sarlo a casa de mi abuela: una humilde anciana viuda ataviada de negro hasta las costuras del alma, con una cara que a pesar de su delgadez extrema, dejaba entrever un único sentimien-to, tristeza. Apenas habla desde aquel fatídico día. Se encierra a llorar en su cuarto horas y horas enteras para que los demás no suframos al verla.Al contrario que yo, es toda generosidad y hu-mildad, lo único que le distraía eran las labores de costura siempre y cuando no se encerrara en su habitación. Se sentaba en la vieja butaca del abuelo a coser. Desde que murió, ha sido la única persona que se había sentado en ella.

Yo llegué a la casa y enseguida fui a dejar mi neceser en el cuarto que me habían asignado desde pequeño. Enseguida me di cuenta nue-vamente de mi egoísmo al no haber saludado a mi abuela, así que bajé las empinadas escale-ras y le di un par de besos en las mejillas frías y flácidas.Ella no era capaz de devolvérmelos, no tenía fuerza ni para eso. Mis padres se fueron y ni siquiera me acordé de despedirme de ellos, -¡Maldito egoísmo mío! —pensé minutos des-pués.

Sentado en la redonda camilla de la abuela, y mirando el viejo televisor en blanco y negro con la imagen distorsionada, y el retrato de mi abuelo sonriendo, encima de ella, no sabía ni qué conversación entablar con mi abuela, así que me limité a intuir las imágenes del tele-visor .Llegó la noche y, después de la cena y sin decir nada, mi abuela cogió su plato, sus cubiertos y su vaso y los llevó a la cocina, sin darse ape-nas cuenta de mi presencia. Los fregó, subió las empinadas escaleras y se acostó. Yo hice lo propio, subí a mi cuarto, me metí en la cama y empecé a dar vueltas de un lado a otro de la cama sin poder pegar ojo; miraba el ruidoso reloj: las doce, la una, las dos…

Parecía que el tiempo se había detenido esa no-che. Al fin decidí levantarme y explorar la casa. De repente, tras un rato de trajín, visualicé una puerta al fondo del pasillo del piso superior, en la cual no había reparado nunca. Después de segundos de deliberación, decidí girar el pla-teado picaporte. Pero era inútil, la puerta es-taba trancada. Tras un rato de forcejeos, me di por vencido. -“Tonto de mi” —dije para mis adentros al ver la llave puesta en la puerta. Giré la llave sin dificultad y crucé la puerta.Era un habitáculo minúsculo, con una ventana redonda tan sucia que casi no dejaba penetrar la luz. Estaba llena de viejos recuerdos, cajas, portafotos, periódicos pasados de fecha y co-sas inservibles. Me llamó la atención una vieja radio del tamaño de un televisor, sostenida por cuatro patas de madera de caoba carcomidas. En ese instante se me ocurrió que sería bue-na idea llevarla al cuarto. “¡Ya que no podía dormir, escucharía música!”. Ya en el cuarto, intenté ponerla en funcionamiento, la enchufé, giré las ruletas, pero nada, el aparato no fun-cionaba. -“¡Maldito cacharro!” —dije dándole una fuerte palmada en la parte superior.De repente, el aparato empezó a hablar como por arte de magia. Intenté cambiar la emisora, pero era imposible, no cambiaba. Me resigné a oír lo que sonaba, y recostándome en la cama me puse a escuchar.Era uno de esos programas de testimonios rea-les. Una larga lista de testimonios “invadía” a

la locutora, pero llegó uno al cual, no sé por qué, le presté más atención. Era de un hombre llorando y contando su desgracia.

Entre sollozos se le oía:—¡Hola! Me llamo Enrique y soy de Barcelona. Tengo treinta y seis años y busco consuelo. Mi historia trata sobre lo solo que te puedes llegar a sentir.—¡Adelante! —dijo la locutora.—Un día, íbamos en el coche mi mujer, mis dos hijos y mi madre, mi única familia, no tengo más. Nos disponíamos a pasar el día todos juntos en la nieve, ya que mis hijos nunca la habían visto, con tan mala suerte de que un perturbado borracho chocó contra nosotros con un camión lleno de gasoil. Yo, el único que no llevaba el cinturón puesto, salí despedido del coche. »Excepto yo, que he quedado parapléjico a causa del accidente, todos los demás murieron por la brutal explosión del camión. Me quedé solo, sin familia.»Me indemnizaron, pero el dinero no me ha servido de nada tras el accidente, lo que me gustaría es tener a mi familia aquí, en vez del dinero.»Después de casi siete años de depresiones y visitas casi a diario a psicólogos, conocí a San-dra, una mujer que no comprendí por qué se había fijado en mí. Nos fuimos a vivir juntos y todo era normal.»Le compraba todos los caprichos que quería e, incluso, empecé a amarla; pero un buen o mal día, al despertar, me dijo que se iba, que se ha-bía cansado de mí, que adiós, y se llevó sus co-sas, mi dinero, mi alegría y mi ilusión de vivir. Hasta hoy no he vuelto a saber nada de ella.

Estoy solo y llamo para contar esto antes de suicidarme. No puedo seguir así —decía entre sollozos— me voy a cortar las venas, esta es la única solución, me voy a cortar las venas…

Aunque la locutora intentó calmarlo, no lo lo-gró y se oyó un “adiós” tenue y sin fuerzas, entonces se cortó la comunicación. La locutora no sabía qué decir, la radio paró y yo me dormí pensando en aquel testimonio.

A la mañana siguiente, al despertar, lo primero en lo que me fijé fue en la vieja radio y recordé que antes de darle el golpe la había desenchu-fado. Salté rápidamente para comprobarlo y sí, era verdad, estaba desenchufada. Me senté a la orilla de la cama y rompí a llorar. Estaba muy asustado; de repente un ruido me alertó, corrí a la habitación de la abuela y la vi allí tirada, en el suelo, sobre un charco de sangre y a su lado un cuchillo ensangrentado. No daba crédito a lo que estaba viendo y rompí de nuevo a llorar sosteniendo la cabeza sin vida de mi abuela.

Tras un rato de llantos y preguntas que pulula-ban en mi cabeza, un detalle me llamó mucho la atención: sobre la mesita de la abuela ha-bía una radio todavía encendida y reconocí una voz, la voz de la locutora de los testimonios.

¿Habría escuchado la abuela el testimonio de Enrique? ¿Decidió la abuela terminar con su vida por ese motivo? ¿Fue una señal haber es-cuchado la radio aquella noche, o simplemente casualidad? ¿Por qué se puso la radio en fun-cionamiento si no estaba enchufada? ¿Por qué en esa misma emisora que escuchaba la abue-la? ¿Tan sola se sentía?... •

La radio, ¿casualidad?por Cristian Vara Martínez (3º de ESO)

Uno de los dos relatos ganadores del XXXIII Concurso Literario "León Felipe"

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Estirpe es una banda andaluza des-conocida para el gran público, pero que ya lleva una década editando

discos y buscando ante todo no caer en una monotonía musical.

Para ello constantemente exploran nue-vos terrenos que van desde el metal alterna-tivo a ritmos funkies, rock y todo ello sin ser un grupo que se pueda clasificar en un estilo concreto. Esa es su virtud, tener un sonido propio pero sin renunciar a nada.

Fueron capaces de editar uno de los me-jores, si no el mejor, acústico que haya he-cho una banda en castellano, recorriendo con acierto y elegancia sus temas antiguos y dán-doles un matiz totalmente distinto. Aquello se llamó El Sentido de la Calma, uno de esos trabajos difíciles de comentar ya que lo que lograron transmitir es tan especial que en-contrar las palabras adecuadas es imposible.

Con ello dejaron claro que tocan muchos palos y además de forma magistral.

Lo que ahora nos ocupa es Buenos días voluntad, la última demostración de su in-conformismo e inquietud.

Cada canción es un mundo, una invita-ción a descubrir el disco, como En el nombre de quién o el mensaje de Seguir en pie, o el hit perfecto que puede ser Te seguiré, o

melancolía y desengaño amoroso reflejados en El último pétalo. Esta última es una joya a nivel de arreglos instrumentales y sobre todo en su letra, frases como “nunca más el viento soplará para los dos” son una muestra de que los textos intimistas son uno de sus puntos fuertes.

Momentos para todos los gustos se van sucediendo, esta vez haciendo hincapié en el trabajo de guitarras muy acertado tanto en el acompañamiento como a la hora de tomar la iniciativa. También hay otra novedad, pues han incluido textos que atacan directa-mente ciertas teorías imaginativas del ex presidente Aznar. Y por otro lado un

emocionado recuerdo a las víctimas del once de marzo en Madrid.

Continúan haciendo gala de su creativi-dad, a la par que mejoran a nivel de produc-ción, algo de lo que el propio Miguel Angel Mart se encarga en su pequeño estudio.

Hay que decir que su directo está le-jos de poder considerarse multitudinario en cuanto a asistencia, tal vez es el precio que hay que pagar por apostar por el rock de ab-soluta vanguardia. Sin embargo, encima de un escenario saben lo que hacen, un servidor da fe de que les sobra energía y buen hacer, así como humor para afrontar la escasez de público en este país acostumbrado a idolatrar a todo tipo de horteras sin talento. •

CRÍTICA DE MÚSICA

ESTIRPE: Buenos días voluntad (2009)

THE ANSWER: Everyday Demons (2009)

PÁGINA DE MÚSICA por Fernando Cid (1º Bchto.)

Corman Neeson, Micky Waters, Paul Mahon y James Heatley forman

algo que va más allá de un sim-ple grupo de rock&roll. Ellos han conseguido capturar la esencia del hard rock de los setenta y trasladarla a nuestros días con una frescura espectacular.

Imaginaos coger elementos de los mejores Zeppelin, AC/DC o Thin Lizzy como punto de par-tida, juntarlos con mucha actitud y ganas de triunfar y rematar con una voz de escándalo, algo así como si Robert Plant volviera a tener veinte años. El resultado es una banda que está haciendo historia pese a su juventud.

Hace algo más de dos años publicaron su primer disco, Rise, que será recordado como uno de los mejores debuts de to-dos los tiempos, comparable por ejemplo al álbum homónimo de Rage Against The Machine. Todo un acontecimiento que puso patas arriba la escena del rock más clásico; bastaba escuchar cualquier corte de aquel disco para darse cuenta de que estos chicos tenían algo especial, algo que desde Elvis Presley hasta hoy sólo unas pocas bandas han conseguido alcanzar.

No quedaba duda de que de seguir por ese camino lograrían ser grandes, pero ni ellos mis-mos podían soñar con tantos reconocimientos y logros alcan-zados en tan corto tiempo. Esta vertiginosa evolución queda pa-tente en la invitación por parte

de AC/DC para telonearles por todo el mundo, lo que quiere decir que si una banda con la trayectoria de los australianos ha decidido contar con ellos para abrir sus conciertos es que están haciendo las cosas bien. De mo-mento ellos están en una nube por tener esta oportunidad, pero siguen teniendo los pies en el suelo y afrontan su trabajo con humildad.

Acaban de editar su flaman-te nuevo disco en el que, por lo que parece, no les ha podido la presión de continuar componien-do ya que estos once cortes no desmerecen a su predecesor.

Desde el primer acorde de Demon Eyes ya muestran clara-mente sus cartas, empiezan con fuerza y con esa tremenda voz que afronta el estribillo muy bien acompañada por los coros y las potentes guitarras. A lo largo del trabajo se aprecia más agresivi-dad de las guitarras en algunos momentos, si bien el toque se-tentero y puramente rock sigue siendo protagonista. Too Far Gone puede ser la que mejor muestre el característico sonido de The Answer, de nuevo con la voz subiendo sin problemas para afrontar otro estribillo genial. Parece inagotable la capacidad compositiva de estos tíos, que nos ofrecen un gran corte tras otro como si tal cosa.

Cry Out es una maravilla de medio tiempo que hace justicia con el rock sureño y su particular tratamiento de las seis cuerdas.

Ellos se lo llevan a su terreno y el resultado es, para mi gusto, el mejor tema. Todo parece fá-cil cuando les escuchas y es que con esta voz y el talento de los instrumentistas las cosas salen solas.

Tal vez Why'd You Change Your Mind es la que más se ale-ja de su sonido clásico con sus contrastes entre partes tranqui-las y otras tremendas subidas. Con éste van cinco estribillos de esos que no te puedes quitar de la cabeza.

Pride y Walkin Mat suenan imparables y dan paso a Tonight que me ha llamado la atención por los coros y los mementos musicales que llevan directa-mente a recordar a los impres-cindibles Thin Lizzy a los que sin duda tienen muy presentes.

Dead of the Night es un tema muy cañero, ideal para olvidar tus problemas y mover los pies al ritmo de la música.

A pesar de de que pueda pa-recer que tratándose de un estilo tan concreto se puede caer en la repetición, no es el caso, ya que saben cuadrar el álbum de ma-nera que mantengas la atención e intensidad en todo momento, por ejemplo después del desen-fado y la velocidad Comfort Zone trae el reposo necesario.

Pero no acaba esto así, to-davía queda Evil Man que es tan buena como la primera. Nada de hacer canciones para rellenar, no te puedes perder ni un segundo porque ellos no son de los que

editan un disco con un single bueno y el resto mediocre.

Everyday Demons puede considerarse la consolidación definitiva de esta banda a nivel mundial si es que con Rise no lo habían hecho ya. Sus cancio-nes son pura magia, algo que no veíamos desde hace mucho tiempo y que no se limita ni mu-cho menos a copiar a sus ídolos. Tienen un sonido característico encabezado por su vocalista que es sin duda uno de los más pro-metedores del panorama rock actual.

Cuando hicieron varias fechas por nuestro territorio no duda-mos en viajar a Madrid donde ofrecieron un show memorable en una sala donde podíamos hasta tocarles. Nos fuimos con la sensación de que habíamos presenciado a una banda que seguro será grande casi en el momento de su nacimiento.

Este año cambiaremos las doscientas personas de la sala El Sol por las más de cuarenta mil que estaremos en el Vicente Calderón despidiendo a AC/DC y dando la bienvenida a los que están llamados a sucederles. •

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◄ Fotos Paco Bartolomé .- ▲ Alumnos - Año 1975.- ▲

▼ Excursión a París.- Años 90 ▲ ►

Excursión a París.- Años 90 ▲ ▲

Antonio Barrero Angelines Miñambres Antonio Blanco Sixto Veledo José M. HernándezAbel Morán

Manolo Cano David López Manolo Fernández Pedro CondeCarlos Fernández Carlos Romero

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DIBUJOS, FOTO, POEMA

BUSCA RESPUESTAS EN LA MANDRÁGORAOs proponemos una serie de preguntas cuya respuesta encontraréis leyendo este número de La Mandrágora.

Escribe las respuestas junto con tu nombre en una hoja, deposítala en el buzón de la Biblioteca y participarás en un sorteo si son todas correctas. Habrá premio. ¡Buena caza!

1) ¿Cómo se llaman los alumnos que hay en la portada de este número de La Mandrágora?

2) ¿En qué día del año se desarrolla la historia de "La Niña de los Fósforos"?

3) ¿Quién ha editado el libro del tallista Aveli-no Martínez, titulado Pasión por la madera?

4) ¿Cuál es el titulo de la principal obra escrita por Fray Jacobo de Benavente?

5) ¿Cómo se llaman los profesores que acom-pañaron a los alumnos a Valencia?

6) El genial cuentista Antonio Pereira, recien-temente fallecido, ¿por qué razón se dedicó a escribir cuentos y no novelas?

7) De quién es la espada que usa Keira, la protagonista del relato La Leyenda de Ithilionn, en su lucha final con Titán.

8) Desde qué año lleva Benavente TVe ha-ciendo el DVD del Toro Enmaromado.

9) ¿En qué piso vive Ester, la chica de la floris-tería del relato "Lo escribiré todo"?

10) ¿Con qué nombre llaman los italianos a la que fue residencia de Mussollini en la Piazza Venecia de Roma?

11) ¿En qué conocida película ha trabajado Eloi Yebra, uno de los actores de "El enemigo de la clase"?

12) ¿Cuál es el nombre y qué curso estudian los tres ganadores del XXXIII Concurso Literario 'León Felipe'?

13) De qué comunidad autónoma española es el grupo musical Estirpe.

14) Cuál es el título del libro y el nombre de la autora que ganó en 1944 el Premio Nadal.

I.E.S.

«LEÓN FELIPE»BENAVENTE

Para Gogo,

de Daniel Pascual (2º C-ESO)

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Darío Moráis y Carlos Yusto, año 1969(foto: Paco Bartolomé)

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Me mentiste, me usastey como pronto me tiraste.Creí componer el tiempopero lo único que hice fue perderlo.Pensar que era bonito,sólo era un espejismoque ahora quiero adornar.Pensar en amar era tu plan,qué equivocada estaba ¡ya!Equivocación tras equivocación,no llegamos al dolor,pero sí a una continua tensión.Diversión fue al inicio,locura el principio,odio o cariño sólo quisiera combinar.Me sentí reina en el camino,derrumbada en su final;nadie recorrerá los pasos que yo /he seguidohasta obtener mi felicidad.

(_PeQueña Consonante_)

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La Mandr agora Año IX ~ Nº 4 ~ Jun io , 2009 [ # 91 ]

Pág. 36I. E. S. León Felipe – Benavente

¡Vuelta la dragona al trigo! Otra vez ‑y ya van dos‑ que esta mítica fantasía asoma a la última página de la revista; y el‑del‑final no tiene más remedio que hablar de las tremebundas garras, el feísimo visaje, el veneno de la mirada, la encarnación del mal para occidente, una fuerza primordial según oriente..., pero váse para siempre, como el curso, y todo eso se olvida pronto y menos. Sic transit... decían los latinos. El-del-fin

Hec

ho

por

Sar

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