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LA EDUCACIN encierra un tesoro

Informe a la UNESCO de la Comisin Internacional sobre la Educacin para el siglo XXI, presidida por Jaques Delors

Los miembros de la Comisin son responsables de la eleccin y presentacin de los hechos expuestos en este informe y de las opiniones que aqu se expresan, que no coinciden necesariamente con las de la UNESCO ni comprometen la responsabilidad de la Organizacin. Las denominaciones empleadas en esta publicacin y la presentacin de los datos que en ella figuran, no implican, de parte de la Secretara de la UNESCO, ninguna toma de posicin respecto al estatuto jurdico de los pases, ciudades, territorios o zonas, o de sus autoridades, ni respecto al trazado de sus fronteras o lmites.

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ndice El marco prospectivo Las tensiones que han de superarse Pensar y edificar nuestro futuro comn Implantar la educacin durante toda la vida en el seno de la sociedad Reconsiderar y unir las distintas etapas de la educacin Aplicar con xito las estrategias de la reforma Extender la cooperacin internacional en la aldea global PRIMERA PARTE Horizontes CAPTULO 1: De la comunidad de base a la sociedad mundial Un planeta cada vez ms poblado Hacia una globalizacin de los campos de la actividad humana La comunicacin universal Las mltiples caras de la interdependencia planetaria Un mundo sujeto a muchos riesgos Lo local y lo mundial Comprender el mundo, comprender al otro Pistas y recomendaciones CAPTULO 2 De la cohesin social a la participacin democrtica La educacin frente a la crisis del vnculo social La educacin y la lucha contra las exclusiones Educacin y dinmica social: algunos principios de accin La participacin democrtica Educacin cvica y praticas ciudadanas Sociedades de la informacin y sociedades educativas Pistas y recomendaciones CAPTULO 3 Del crecimiento econmico al desarrollo humano Un crecimiento econmico mundial muy desigual Demanda de una educacin con fines econmicos Distribucin desigual de los recursos cognoscitivos La participacin de la mujer en la educacin, palanca esencial del desarrollo Un cuestionamiento necesario: los daos causados por el progreso Crecimiento econmico y desarrollo humano 2

La educacin para el desarrollo humano Pistas y recomendaciones SEGUNDA PARTE Principios CAPTULO 4 Los cuatro pilares de la educacin Aprender a conocer Aprender a hacer De la nocin de calificacin a la de competencia La NdesmaterializacinN del trabajo y las actividades de servicios en el sector asalariado El trabajo en la economa no estructurada Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los dems El descubrimiento del otro Vender hacia objetivos comunes Aprender a ser Pistas y recomendaciones CAPTULO 5 La educacin a lo largo de la vida Un imperativo democrtico Una educacin pluridimensional Tiempos nuevos, mbitos nuevos La educacin en el centro mismo de la sociedad Hacia sinergias educativas Pistas y recomendaciones TERCERA PARTE Orientaciones CAPTULO 6 De la educacin bsica a la universidad Un pasaporte para toda la vida: la educacin bsica La educacin de la primera infancia Los nios con necesidades especficas La educacin bsica y la alfabetizacin de adultos Participacin y responsabilidad de la colectividad La enseanza secundaria, eje de toda una vida La diversidad en la enseanza secundaria 3

La orientacin profesional Las misiones tradicionales y nuevas de la enseanza superior Un lugar en el que se aprende y una fuente de saber La enseanza superior y la evolucin del mercado laboral La universidad, espacio de cultura y de estudio abierta a todos La enseanza superior y la cooperacin internacional Un imperativo: combatir el fracaso escolar Reconocer las competencias adquiridas gracias a nuevos modos de titulacin CAPTULO 7 El personal docente en busca de nuevas perspectivas Una escuela abierta al mundo Expectativas y responsabilidades Ensear: un arte y una ciencia La calidad del personal docente

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La educacin o la utopa necesaria Jacques Delors Frente a los numerosos desafos del porvenir, la educacin constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. Al concluir sus labores, la Comisin desea por tanto afirmar su conviccin respecto a la funcin esencial de la educacin en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, no como un remedio milagroso -el brete Ssamo de un mundo que ha llegado a la realizacin de todos estos ideales- sino como una va, ciertamente entre otras pero ms que otras, al servicio de un desarrollo humano ms armonioso, ms genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusin, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etctera. La Comisin desea compartir con el gran pblico esta conviccin mediante sus anlisis, sus reflexiones y sus propuestas, en un momento en que las polticas de educacin son objeto de vivas crticas o son relegadas, por razones econmicas y financieras, a la ltima categora de prioridades. Quiz no sea necesario recalcarlo, pero la Comisin ha pensado ante todo en los nios y los adolescentes, en aquellos que el da de maana tomarn el relevo de las generaciones adultas, demasiado inclinadas a concentrarse en sus propios problemas. La educacin es tambin un clamor de amor por la infancia, por la juventud que tenemos que integrar en nuestras sociedades en el lugar que les corresponde, en el sistema educativo, indudablemente, pero tambin en la familia, en la comunidad de base, en la nacin. Hay que recordar constantemente este deber elemental para que inclusive las decisiones polticas, econmicas y financieras lo tengan ms en cuenta. Parafraseando las palabras del poeta, el nio es el futuro del hombre. Al final de un siglo caracterizado tanto por el ruido y la furia como por los progresos econmicos y cientficos -por lo dems, repartidos desigualmente-, en los albores de un nuevo siglo ante cuya perspectiva la angustia se enfrenta con la esperanza, es imperativo que todos los que estn investidos de alguna responsabilidad presten atencin a los objetivos y a los medios de la educacin. La Comisin considera las polticas educativas como un proceso permanente de enriquecimiento de los conocimientos, de la capacidad tcnica, pero tambin, y quiz sobre todo, como una estructuracin privilegiada de la persona y de las relaciones entre individuos, entre grupos y entre naciones. Al aceptar el mandato que les fue confiado, los miembros de la Comisin adoptaron explcitamente esta perspectiva y, apoyados en argumentos, destacaron la funcin central de la UNESCO, conforme a la idea 5

fundacional que se basa en la esperanza de un mundo mejor, capaz de respetar los derechos humanos, practicar el entendimiento mutuo y hacer del progreso del conocimiento un instrumento de promocin del gnero humano, no de discriminacin. Sin duda para nuestra Comisin resultaba imposible superar el obstculo de la extraordinaria diversidad de las situaciones del mundo a fin de llegar a anlisis vlidos para todos y a conclusiones tambin aceptables por parte de todos. Sin embargo, la Comisin trat de razonar dentro de un marco prospectivo dominado por la globalizacin, de seleccionar las buenas preguntas que se nos plantean a todos y de trazar algunas orientaciones vlidas a nivel nacional y a escala mundial. Este ltimo cuarto de siglo ha estado marcado por notables descubrimientos y progresos cientficos, muchas naciones han salido del subdesarrollo, el nivel de vida ha continuado su progresin con ritmos muy diferentes segn los pases. Y, sin embargo, un sentimiento de desencanto parece dominar y contrasta con las esperanzas nacidas inmediatamente despus de la ltima guerra mundial. Podemos entonces hablar de las desilusiones del progreso, en el plano econmico y social. El aumento del desempleo y de los fenmenos de exclusin en los pases ricos son prueba de ello, y el mantenimiento de las desigualdades de desarrollo en el mundo lo confirma1. Desde luego, la humanidad est ms consciente de las amenazas que pesan sobre su ambiente natural, pero todava no se ha dotado de los medios para remediar esa situacin, a pesar de muchas reuniones internacionales, como la de Ro, a pesar de graves advertencias consecutivas a fenmenos naturales o a accidentes tecnolgicos. De todas formas, el crecimiento econmico a ultranza no se puede considerar ya el camino ms fcil hacia la conciliacin del progreso material y la equidad, el respeto de la condicin humana y del capital natural que debemos transmitir en buenas condiciones a las generaciones futuras. Hemos sacado todas las conclusiones, tanto respecto a las finalidades, las vas y los medios de un desarrollo duradero como respecto a nuevas formas de cooperacin internacional? Ciertamente no! Y este ser entonces uno de los grandes desafios intelectuales y polticos del prximo siglo.

Segn estudios de la UNCTAD, el ingreso promedio de los (560 millones de habitantes) est disminuyendo, y se situaria en 300 dlares anuales per cpita, en comparacin con 906 dlares en los dems paises en desarrollo y 21598 en los paises industrializados.

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Esta constatacin no debe llevar a los pases en desarrollo a descuidar los motores clsicos del crecimiento y, concretamente, el indispensable ingreso en el mundo de la ciencia y la tecnologa con todo lo que ello implica de adaptacin de las culturas y modernizacin de las mentalidades. Otro desencanto, otra desilusin para quienes vieron en el final de la Guerra Fra la perspectiva de un mundo mejor y pacificado. No basta repetir, para consolarse o encontrar justificaciones, que la Historia es trgica. Todo el mundo lo sabe o debera saberlo. Si la ltima gran guerra ocasion 50 millones de vctimas, cmo no recordar que desde 1945 ha habido unas 150 guerras que han causado 20 millones de muertos, antes y tambin despus de la cada del muro de Berln. Nuevos riesgos o riesgos antiguos? Poco importa, las tensiones estn latentes y estallan entre naciones, entre grupos tnicos, o con relacin a injusticias acumuladas en los planos econmico y social. Medir estos riesgos y organizarse para prevenirlos es el deber de todos los dirigentes, en un contexto marcado por la interdependencia cada vez mayor entre los pueblos y por la globalizacin de los problemas. Pero, cmo aprender a vivir juntos en la aldea global si no podemos vivir en las comunidades a las que pertenecemos por naturaleza: la nacin, la regin, la ciudad, el pueblo, la vecindad? El interrogante central de la democracia es si queremos y si podemos participar en la vida en comunidad. Quererlo, no lo olvidemos, depende del sentido de responsabilidad de cada uno. Ahora bien, si la democracia ha conquistado nuevos territorios hasta hoy dominados por el totalitarismo y la arbitrariedad, tiende a debilitarse donde existe institucionalmente desde hace decenas de aos, como si todo tuviera que volver a comenzar continuamente, a renovarse y a inventarse de nuevo. Cmo podran las polticas de la educacin no sentirse aludidas por estos tres grandes desafios? Cmo podra la Comisin no recalcar en qu pueden estas polticas contribuir a un mundo mejor, a un desarrollo humano sostenble, al entendimiento mutuo entre los pueblos, a una renovacin de la democracia efectivamente vivida? Las tensiones que han de superarse A este fin conviene afrontar, para superarlas mejor, las principales tensiones que sin ser nuevas estn en el centro de la problemtica del siglo XXI. La tensin entre lo mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadano del mundo sin perder sus races y participando activamente en la vida de la nacin y las comunidades de base. La tensin entre lo universal y lo singular: la globalizacin de la cultura 7

se realiza progresiva pero todava parcialmente. De hecho, es inevitable, con sus promesas y sus riesgos, entre los cuales no es el menor el de olvidar el carcter nico de cada persona, su vocacin de escoger su destino y realizar todo su potencial, en la riqueza mantenida de sus tradiciones y de su propia cultura, amenazada, si no se presta atencin, por las evoluciones que se estn produciendo. La tensin entre tradicin y modernidad pertenece a la misma problemtica: adaptarse sin negarse a s mismo, edificar su autonoma en dialctica con la libertad y la evolucin de los dems, dominar el progreso cientfico. Con este nimo conviene enfrentarse al desafo de las nuevas tecnologas de la informacin. La tensin entre el largo plazo y el corto plazo, tensin eterna pero alimentada actualmente por un predominio de lo efmero y de la instantaneidad, en un contexto en que la pltora de informaciones y emociones fugaces conduce incesantemente a una concentracin en los problemas inmediatos. Las opiniones piden respuestas y soluciones rpidas, mientras muchos de los problemas encontrados necesitan una estrategia paciente, concertada y negociada de reforma. Tal es precisamente el caso de las polticas educativas. La tensin entre la indispensable competencia y la preocupacin por la igualdad de oportunidades. Cuestin clsica, planteada desde comienzo de siglo a las polticas econmicas y sociales y a las polticas educativas; cuestin resuelta a veces pero nunca en forma duradera. Hoy, la Comisin corre el riesgo de afirmar que la presin de la competencia hace olvidar a muchos directivos la misin de dar a cada ser humano los medios de aprovechar todas sus oportunidades. Esta constatacin nos ha conducido, en el campo que abarca este informe, a retomar y actualizar el concepto de educacin durante toda la vida, para conciliar la competencia que estimula, la cooperacin que fortalece y la solidaridad que une. La tensin entre el extraordinario desarrollo de los conocimientos y las capacidades de asimilacin del ser humano. La Comisin no resisti a la tentacin de aadir nuevas disciplinas como el conocimiento de s mismo y los medios de mantener la salud fisica y psicolgica, o el aprendizaje para conocer mejor el ambiente natural y preservado. Y sin embargo los programas escolares cada vez estn ms recargados. Por tanto, ser necesario escoger, en una clara estrategia de reforma, pero a condicin de preservar los elementos esenciales de una educacin bsica que ensee a vivir mejor mediante el conocimiento, la experimentacin y la formacin de una cultura personal. Por ltimo, la tensin entre lo espiritual y lo material, que tambin es una constatacin eterna. El mundo, frecuentemente sin sentido o expresado, 8

tiene sed de ideal y de valores que vamos a llamar morales para no ofender a nadie. Qu noble tarea de la educacin la de suscitar en cada persona, segn sus tradiciones y sus convicciones y con pleno respeto del pluralismo, esta elevacin del pensamiento y el espritu hasta lo universal y a una cierta superacin de s mismo! La supervivencia de la humanidad -la Comisin lo dice midiendo las palabras- depende de ello. Pensar y edificar nuestro futuro comn Nuestros coritemporneos experimentan una sensacin de vrtigo al verse ante el dilema de la globalizacin, cuyas manifestaciones ven y a veces sufren, y ante su bsqueda de races, referencias y pertenencias. La educacin debe afrontar este problema porque se sita ms que nunca en la perspectiva del nacimiento doloroso de una sociedad mundial, en el ncleo del desarrollo de la persona y las comunidades. La educacin tiene la misin de permitir a todos sin excepcin hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creacin, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de s mismo y realizar su proyecto personal. Esta finalidad va ms all de todas las dems. Su realizacin, larga y dificil, ser una contribucin esencial a la bsqueda de un mundo ms vivible y ms justo. La Comisin desea recalcarlo, subrayarlo en un momento en que ciertas mentes se ven embargadas por la duda respecto a las posibilidades que ofrece la educacin. Por supuesto, hay muchos otros problemas que resolver. De ello hablaremos ms adelante. Pero este informe se redacta en un momento en que la humanidad duda entre acompaar una evolucin que no se puede controlar o resignarse, ante tanta infelicidad causada por la guerra, la criminalidad y el subdesarrollo. Ofrezcmosle otro camino. Todo convida entonces a revalorar los aspectos ticos y culturales de la educacin, y para ello dar a cada uno los medios de comprender al otro en su particularidad y comprender el mundo en su curso catico hacia una cierta unidad. Pero hace falta, adems, comenzar por comprenderse a s mismo en esta suerte de viaje interior jalonado por el conocimiento, la meditacin y el ejercicio de la autocrtica. Este mensaje debe guiar toda la reflexin sobre la educacin, juntamente con la ampliacin y la profundizacin de la cooperacin internacional con que terminarn estas reflexiones. En esta perspectiva, todo se ordena, ya se trate de las exigencias de la ciencia y la tcnica, del conocimiento de s mismo y de su ambiente, de la 9

creacin de capacidades que permitan a cada uno actuar como miembro de una familia, como ciudadano o como productor. Esto significa que la Comisin no subestima de ninguna manera la funcin central de la materia gris y de la innovacin, el paso a una sociedad cognoscitiva, los procesos endgenos que permiten acumular los conocimientos, aadir nuevos descubrimientos, ponerlos en aplicacin en los diferentes campos de actividad humana, tanto la salud y el medio ambiente como la produccin de bienes y servicios. Tambin conoce los lmites, cuando no los fracasos, de los esfuerzos por transferir las tecnologas a los pases ms desprovistos, precisamente a causa del carcter endgeno de los mecanismos de acumulacin y de aplicacin de los conocimientos. De all la necesidad, entre otras, de una iniciacin temprana respecto a la ciencia, a sus formas de aplicacin, al dificil esfuerzo por dominar el progreso dentro del respeto a la persona y su integridad. Aqu tambin debe estar presente la preocupacin tica. Esto tambin significa recordar que la Comisin es consciente de las misiones que debe cumplir la educacin al servicio del desarrollo econmico y social. Con demasiada frecuencia se responsabiliza del desempleo al sistema de formacin. La constatacin es slo parcialmente justa y sobre todo no debe ocultar las dems exigencias polticas, econmicas y sociales que hay que satisfacer para realizar el pleno empleo o permitir el despegue de las economas subdesarrolladas. Ahora bien, la Comisin piensa, volviendo al tema de la educacin, que un sistema ms flexible que permita la diversidad de estudios, pasarelas entre diversos campos de enseanza o entre una experiencia profesional y un regreso a la formacin constituye una respuesta vlida a las cuestiones planteadas por la inadecuacin entre la oferta y la demanda de trabajo. Un sistema as permitira tambin reducir el fracaso escolar, causante de un tremendo despilfarro de recursos humanos que todo el mundo debe medir. Pero estas mejoras deseables y posibles no dispensarn la innovacin intelectual y la aplicacin de un modelo de desarrollo sostenible de acuerdo con las caractersticas propias de cada pas. Todos debemos convencernos de que con los progresos actuales y esperados de la ciencia y la tcnica y la creciente importancia de lo cognoscitivo y lo inmaterial en la produccin de bienes y servicios, conviene re considerar el lugar del trabajo y sus diferentes estatutos en la sociedad de maana. La imaginacin, precisamente para crear esta sociedad, debe adelantarse a los progresos tecnolgicos si queremos evitar que se agraven el desempleo y la exclusin social o las desigualdades en el desarrollo. Por todas estas razones, nos parece que debe imponerse el concepto de educacin durante toda la vida con sus ventajas de flexibilidad, diversidad y accesibilidad en el tiempo y el espacio. Es la idea de educacin permanente 10

lo que ha de ser al mismo tiempo re considerada y ampliada, porque adems de las necesarias adaptaciones relacionadas con las mutaciones de la vida profesional, debe ser una estructuracin continua de la persona, de su conocimiento y sus aptitudes, pero tambin de su facultad de juicio y accin. Debe permitirle tomar conciencia de s misma y de su ambiente e invitada a desempear su funcin social en el trabajo y la ciudad. Se ha podido evocar a este respecto la necesidad de dirigirse hacia una sociedad educativa. Es verdad que toda la vida personal y social puede ser objeto de aprendizaje y de accin. Grande es entonces la tentacin de privilegiar este aspecto de las cosas para recalcar el potencial educativo de los medios modernos de comunicacin o de la vida profesional, o de las actividades culturales y de entretenimiento, hasta el punto de olvidar por eso algunas verdades esenciales. Porque si bien hay que aprovechar todas estas posibilidades de aprender y perfeccionarse, no es menos cierto que para poder utilizar bien ese potencial la persona debe poseer todos los elementos de una educacin bsica de calidad. Mejor an, es deseable que la escuela le .inculque ms el gusto y el placer de aprender, la capacidad de aprender a aprender, la curiosidad del intelecto. Imaginmonos incluso una sociedad en que cada uno sera alternativamente educador y educando. Para ello, nada puede reemplazar al sistema formal de educacin en que cada uno se inicia en las materias del conocimiento en sus diversas formas. Nada puede sustituir a la relacin de autoridad, pero tambin de dilogo, etre el maestro y el alumno. Todos los grandes pensadores clsicos que han estudiado el problema de la educacin lo han dicho y lo han repetido. Es el maestro quien ha de transmitir al alumno lo que la humanidad ha aprendido sobre ella misma y sobre la naturaleza, todo lo que ha creado e inventado de esencial. Implantar la educacin durante toda la vida en el seno de la sociedad La educacin durante toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al siglo XXI. Esta nocin va ms all de la distincin tradicional entre educacin bsica y educacin permanente y responde al reto de un mundo que cambia rpidamente. Pero esta afirmacin no es nueva, puesto que en anteriores informes sobre educacin ya se destacaba la necesidad de volver a la escuela para poder afrontar las novedades que surgen en la vida privada y en la vida profesional. Esta necesidad persiste, incluso se ha acentuado, y la nica forma de satisfacerla es que todos aprendamos a aprender. Pero adems surge otra obligacin que, tras el profundo cambio de los 11

marcos tradicionales de la existencia, nos exige comprender mejor al otro, comprender mejor el mundo. Exigencias de entendimiento mutuo, de dilogo pacfico y, por qu no, de armona, aquello de lo cual, precisamente, ms carece nuestra sociedad. Esta posicin lleva a la Comisin a insistir especialmente en uno de los cuatro pilares presentados e ilustrados como las bases de la educacin. Se trata de aprender a vivir juntos conociendo mejor a los dems, su historia, sus tradiciones y su espiritualidad y, a partir de ah, crear un espritu nuevo que impulse la realizacin de proyectos comunes o la solubn inteligente y pacfica de los inevitables conflictos, gracias justamente a esta comprensin de que las relaciones de interdependencia son cada vez mayores, y a un anlisis compartido de los riesgos y retos del futuro. Una utopa, pensarn, pero una utopa necesaria, una utopa esencial para salir del peligroso ciclo alimentado por el cinismo o la resignacin. En efecto, la Comisin piensa en una educacin que genere y sea la base de este espritu nuevo, lo que no quiere decir que haya descuidado los otros tres pilares de la educacin que, de alguna forma, proporcionan los elementos bsicos para aprender a vivir juntos. Lo primero, aprender a conocer. Pero teniendo en cuenta los rpidos cambios derivados de los avances de la ciencia y las nuevas formas de la actividad econmica y social, conviene compaginar una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de estudiar a fondo un nmero reducido de materias. Esta cultura general sirve de pasaporte para una educacin permanente, en la medida en que supone un aliciente y adems sienta las bases para aprender durante toda la vida. Tambin, aprender a hacer. Conviene no limitarse a conseguir el aprendizaje de un oficio y, en un sentido ms amplio, adquirir una competencia que permita hacer frente a numerosas situaciones, algunas imprevisibles, y que facilite el trabajo en equipo, dimensin demasiado olvidada en las mtodos de enseanza actuales. En numerosos casos esta competencia y estas calificaciones se hacen ms accesibles si alumnos y estudiantes cuentan con la posibilidad de evaluarse y de enriquecerse participando en actividades profesionales o sociales de forma paralela a sus estudios, lo que justifica el lugar ms relevante que deberan ocupar las distintas posibilidades de alternancia entre la escuela y el trabajo. Por ltimo, y sobre todo, aprender a ser. Este era el tema dominante del v informe Edgar Faure publicado en 1972 bajo los auspicios de la UNESCO. Sus recomendaciones conservan una gran actualidad, puesto que el siglo XXI nos exigir una mayor autonoma y capacidad de juicio junto con el fortalecimiento de la responsabilidad personal en la realizacin del destino colectivo. Y tambin, por otra obligacin destacada por este informe, no dejar 12

sin explorar ninguno de los talentos que, como tesoros, estn enterrados en el fondo de cada persona. Citemos, sin ser exhaustivos, la memoria, el raciocinio, la imaginacin, las aptitudes fsicas, el sentido de la esttica, la facilidad para comunicar con los dems, el carisma natural del dirigente, etctera. Todo ello viene a confirmar la necesidad de comprenderse mejor uno mismo. La Comisin se ha hecho eco de otra utopa: la sociedad educativa basada en la adquisicin, la actualizacin y el uso de los conocimientos. Estas son las tres funciones que conviene poner de relieve en el proceso educativo. Mientras la sociedad de la informacin se desarrolla y multiplica las posibilidades de acceso a los datos y a los hechos, la educacin debe permitir que todos puedan aprovechar esta informacin, recabarla, seleccionarla, ordenarla, manejarla y utilizarla. Por consiguiente, la educacin tiene que adaptarse en todo momento a los cambios de la sociedad, sin por ello dejar de transmitir el saber adquirido, los principios y los frutos de la experiencia. Por ltimo, qu hacer para que, ante esta demanda cada vez mayor y ms exigente, las polticas educativas alcancen el objetivo de una enseanza a la vez de calidad y equitativa? La Comisin se ha planteado estas cuestiones con respecto a los estudios universitarios, los mtodos y los contenidos de la enseanza como condiciones necesarias para su eficacia. Reconsiderar y unir las distintas etapas de la educacin Al centrar sus propuestas en tomo al concepto de educacin durante toda la vida, la Comisin no ha querido decir con ello que este salto cualitativo dispensara de una reflexin sobre las distintas etapas de la enseanza. Al contrario, se propona confirmar ciertas grandes orientaciones definidas por la UNESCO, por ejemplo la importancia vital de la educacin bsica y, al mismo tiempo, dar pie a una revisin de las funciones desempeadas por la enseanza secundaria, o incluso responder a las interrogante s que inevitablemente plantea la evolucin de la enseanza superior y, sobre todo, el fenmeno de la masificacion. La educacin durante toda la vida permite, sencillamente, ordenar las distintas etapas, preparar las transiciones, diversificar y valorar las trayectorias. De esta forma, saldramos del terrible dilema que se plantea entre seleccionar y, con ello, multiplicar el fracaso escolar y los riesgos de exclusin, o igualar, pero en detrimento de la promocin de personas con talento. Estas reflexiones no restan nada a lo que se defini tan bien durante la 13

Conferencia de Jomtien en 1990 sobre la educacin bsica y sobre las necesidades bsicas de aprendizaje. Estas necesidades abarcan tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresin oral, el clculo, la solucin de problemas) como los contenidos bsicos del aprendizaje (conocimientos tericos y prcticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar aprendiendo. Este listado puede parecer impresionante y, de hecho, lo es. Pero de eso no se ha de inferir que lleve a una acumulacin excesiva de programas. La relacin entre profesor y alumno, el conocimiento del medio en el que viven los nios, un buen uso de los modernos medios de comunicacin all donde existen, todo ello puede contribuir al desarrollo personal e intelectual del alumno. As, los conocimientos bsicos, lectura, escritura y clculo, tendrn su pleno significado. La combinacin de la enseanza tradicional con enfoques extraescolares tiene que permitir al nio acceder a las tres dimensiones de la educacin, es decir, la tica y cultural, la cientfica y tecnolgica y la econmica y social. Dicho de otro modo, la educacin es tambin una experiencia social, en la que el nio va conocindose, enriqueciendo sus relaciones con los dems, adquiriendo las bases de los conocimientos tericos y prcticos. Esta (experiencia debe iniciarse antes de la edad escolar obligatoria segn diferentes formas en funcin de la situacin, pero las familias y las comunidades locales deben involucrarse. A esta altura hay que aadir dos observaciones, que son importantes en opinin de la Comisin. La educacin bsica tiene que llegar, en todo el mundo, a los 900 millones de adultos analfabetos, a los 130 millones de nios sin escolarizar y a los ms de 100 millones de nios que abandonan la escuela antes de tiempo. A ellos deben dirigirse de forma prioritaria las actividades de asistencia tcnica y de coparticipacin en el marco de la cooperacin internacional. La educacin bsica es un problema que se plantea, lgicamente, en todos los pases, incluidos los industrializados. Desde este nivel de la educacin, los contenidos tienen que fomentar el deseo de aprender, el ansia y la alegra de conocer y, por lo tanto, el afn y las posibilidades de acceder ms tarde a la educacin durante toda la vida. Llegamos as a lo que representa una de las principales dificultades de 14

toda reforma, a saber, cul es la poltica que se debe llevar a cabo con respecto a los jvenes y adolescentes que acaban la enseanza primaria, durante todo el periodo que transcurre hasta su entrada en la vida profesional o en la universidad. Nos atreveramos a decir que estos tipos de enseanza llamada secundaria son, en cierto sentido, los impopulares de la reflexin sobre la educacin? De hecho, son objeto de innumerables crticas y generan buen nmero de frustraciones. Entre los factores que perturban se pueden citar las necesidades en aumento y cada vez ms diversificadas de formacin, que desembocan en un rpido crecimiento del nmero de alumnos y en un atascamiento de los programas. Aqu est el origen de los clsicos problemas de masificacin, que los pases poco desarrollados tienen gran dificultad en resolver tanto a nivel financiero como de organizacin. Tambin se puede citar la angustia del egreso o de las salidas, angustia que aumenta la obsesin de acceder aja enseanza superior, como si se estuviese jugando a todo o nada. El desempleo generalizado que existe en muchos pases no hace ms que agravar este malestar, La Comisin destac lo preocupante de una evolucin que lleva, en medios rurales y urbanos, en pases en vas de desarrollo e industrializados, no slo al desempleo sino tambin al subempleo de los recursos humanos. En opinin de la Comisin, slo se puede salvar esta dificultad mediante una diversificacin muy amplia en la oferta de trayectorias. Esta orientacin se corresponde con una de las principales preocupaciones de la Comisin, que consiste en valorar los talentos de todo tipo, de forma que se limite el fracaso escolar y se evite el sentimiento de exclusin y de carecer de futuro a un grupo de adolescentes demasiado numeroso. Entre las distintas vas que se ofrecen deberan figurar las ya tradicionales, ms orientadas hacia la abstraccin y la conceptualizacin, pero tambin las que, enriquecidas por una alternancia entre la escuela y la vida profesional o social, permiten sacar a la luz otro tipo de talentos y gustos. En cualquier caso habra que tender puentes entre esas vas, de manera que se pudieran corregir los errores de orientacin que con demasiada frecuencia se cometen. Por lo dems, y en opinin de la Comisin, la perspectiva de poder regresar a un ciclo educativo o de formacin modificara el clima general, al garantizar al adolescente que su suerte no est echada definitivamente entre los 14 y los 20 aos. Desde este mismo punto de vista habr que ver, asimismo, la enseanza superior. Lo primero que hay que sealar es que, en muchos pases, junto a la 15

universidad existe otro tipo de centros de enseanza superior. Unos se dedican a seleccionar a los mejores, otros se han creado para impartir una formacin profesional muy concreta y de calidad, durante ciclos de dos a cuatro aos. Sin duda esta diversificacin responde a las necesidades de la sociedad y la economa, expresadas a nivel nacional y regional. Respecto a la masificacin que se observa en los pases ms ricos, no se puede hallar una solucin poltica y socialmente aceptable en una seleccin cada vez ms severa. Uno de los principales defectos de esta orientacin es que son muchos los jvenes de ambos sexos que se ven excluidos de la enseanza antes de haber conseguido una titulacin reconocida y, por lo tanto, en una situacin desesperante, puesto que no cuentan ni con la ventaja de una titulacin ni con la compensacin de una formacin adaptada a las necesidades del mercado de trabajo. Hace falta, por consiguiente, una gestin del desarrollo de los recursos humanos, aunque tenga un alcance limitado, mediante una reforma de la enseanza secundaria que adopte las grandes lneas propuestas por la Comisin. La universidad podra contribuir a esta reforma diversificando su oferta: Como lugar de ciencia y fuente de conocimiento que llevan a la investigacin terica o aplicada, o a la formacin de profesores Como medio de adquirir calificaciones profesionales conforme a unos estudios universitarios y unos contenidos adaptados constantemente a las necesidades de la economa, en los que se anen los conocimientos tericos y. prcticos a un alto nivel Como plataforma privilegiada de la educacin durante toda la vida, al abrir sus puertas a los adultos que quieran reanudar los estudios, adaptar y enriquecer sus conocimientos, o satisfacer sus ansias de aprender en todos los mbitos de la vida cultural Como interlocutor privilegiado en una cooperacin internacional que permita el intercambio de profesores y estudiantes, y facilite la difusin de la mejor enseanza mediante ctedras internacionales. De esta forma la universidad superara la oposicin que enfrenta errneamente la lgica de la administracin pblica y la del mercado de trabajo. Adems encontrara de nuevo el sentido de su misin intelectual y social en la sociedad, siendo en cierto modo una de las instituciones garantes de los valores universales y del patrimonio cultural. La Comisin cree que estas son razones pertinentes para abogar en favor de una mayor autonoma de las universidades. La Comisin, al formular estas propuestas, destaca que esta problemtica reviste una dimensin especial en las naciones pobres, donde las universidades deben desempear un papel determinante. Para examinar 16

las dificultades que se les presentan en la actualidad, aprendiendo de su propio pasado, las universidades de los pases en desarrollo tienen la obligacin de realizar una investigacin que pueda contribuir a resolver sus problemas ms graves. Les corresponde, adems, proponer nuevos enfoques para el desarrollo que permitan a sus pases construir un futuro mejor de forma efectiva. Tambin es de su incumbencia formar, tanto en el mbito profesional como en el tcnico, a las futuras lites y titulados de grado superior y medio que sus pases necesitan para salir de los ciclos de pobreza y subdesarrollo en los que se encuentran atrapados actualmente. Conviene, sobre todo, disear nuevos modelos de desarrollo en funcin de cada caso particular, para regiones como el frica subsahariana, como ya se hizo para los pases del Asia Oriental. Aplicar con xito las estrategias de la reforma Sin subestimar la gestin de las obligaciones a corto plazo ni descuidar la necesidad de adaptarse a los sistemas existentes, la Comisin desea hacer hincapi en la importancia de adoptar un enfoque a ms largo plazo para llevar a cabo con xito las indispensables reformas. Por esa misma razn previene sobre el hecho de que demasiadas reformas en serie anulan objetivo perseguido, ya que no dan al sistema el tiempo necesario para pregnarse del nuevo espritu y lograr que todos los agentes de la reforma estn en condiciones de participar en ella. Adems, como demuestran fracasos anteriores, muchos reformadores adoptan un enfoque demasiado radical o excesivamente terico y no capitalizan las tiles enseanzas que deja la experiencia o rechazan el acervo positivo heredado del pasado. Ello perturba a los docentes, los padres y los alumnos y, por consiguiente, condiciona su disposicin a aceptar y, ulteriormente, llevar a la prctica la reforma. Tres agentes principales coadyuvan al xito de las reformas educativas: en primer lugar, la comunidad local y, sobre todo, los padres, los directores de las instituciones de enseanza y los docentes; en segundo lugar, las autoridades pblicas y, por ltimo, la comunidad internacional. En el pasado, la falta de un compromiso firme por parte de alguno de los protagonistas mencionados provoc no pocas exclusiones. Resulta evidente, adems, que los intentos de imponer las reformas educativas desde arriba o desde el exterior fueron un fracaso rotundo. Los pases en los que este proceso, en mayor o menor grado, se vio coronado por el xito son aquellos que lograron una participacin entusiasta de las comunidades locales, los padres y los docentes, sustentada por un dilogo permanente y por diversas formas de ayuda externa, tanto financiera como tcnica y profesional. En toda estrategia de aplicacin satisfactoria de una reforma es clara la primaca de la comunidad local.

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La participacin de la comunidad local en la evaluacin de las necesidades, mediante un dilogo con las autoridades pblicas y los grupos interesados dentro de la sociedad, es una primera etapa fundamental para ampliar el acceso a la educacin y para mejorarla. La continuacin de este dilogo a travs de los medios de comunicacin, en debates dentro de la comunidad y mediante la educacin y la formacin de los padres, as como la capacitacin de los docentes en el empleo suele contribuir a una mayor toma de conciencia e incrementa el discernimiento y el desarrollo de las capacidades endgenas a nivel comunitario. Cuando las comunidades asumen ms responsabilidades en su propio desarrollo aprenden a valorar la funcin de la educacin, concebida a la vez como un medio para alcanzar determinados objetivos sociales y como una mejora deseable de la calidad de vida. En ese sentido, la Comisin destaca la conveniencia de una descentralizacin inteligente, que permita incrementar la responsabilidad y la capacidad de innovacin de cada establecimiento escolar. En todo caso, ninguna reforma dar resultados positivos sin la participacin activa del cuerpo docente. Por esta razn, la Comisin recomienda que se preste una atencin prioritaria a la situacin social, cultural y material de los educadores. Se exige mucho al docente, incluso demasiado, cuando se espera que colme las carencias de otras instituciones tambin responsables de la enseanza y la formacin de los jvenes. Mucho se le pide, mientras el mundo exterior entra cada vez ms en la escuela, en particular a travs de los nuevos medios de informacin y comunicacin. As pues, el maestro se encuentra ante jvenes menos apoyados por las familias o los movimientos religiosos pero ms informados. Por consiguiente, debe tener en cuenta este nuevo contexto para hacerse escuchar y comprender por los jvenes, para despertar en ellos el deseo de aprender y para hacerles ver que la informacin no es conocimiento, que ste exige esfuerzo, atencin, rigor y voluntad. Con o sin razn, el maestro tiene la impresin de estar solo, no nicamente porque ejerce una actividad individual, sino debido a las expectativas que suscita la enseanza y a las crticas, muchas veces injustas, de que es objeto. Ante todo, desea que se respete su dignidad. Por otra parte, la mayora de los docentes pertenecen a organizaciones sindicales a menudo poderosas y en las que existe -por qu negarlo- un espritu corporativo de defensa de sus intereses. Sin embargo, es necesario intensificar y dar una nueva perspectiva al dilogo entre la sociedad y los docentes, as como entre los poderes pblicos y sus organizaciones sindicales. Debemos reconocer que no es fcil renovar la naturaleza de dicho 18

dilogo, pero es indispensable para disipar el sentimiento de aislamiento y de frustracin del docente, lograr la aceptacin de los cuestionamientos actuales y hacer que todos contribuyan al xito de las indispensables reformas. En ese contexto, convendra aadir algunas recomendaciones relativas al contenido de la formacin de los docentes, a su pleno acceso a la formacin permanente, a la revaloracin de la condicin de los maestros responsables de la educacin bsica y a una presencia ms activa de los docentes en los medios sociales desasistidos y marginados, donde podran contribuir a una mejor insercin de los adolescentes y los jvenes en la sociedad. Es este tambin un alegato en favor de que se dote al sistema de enseanza no slo de maestros y profesores adecuadamente formados sino bin los elementos necesarios para impartir una enseanza de calidad: libros, medios de comunicacin modernos, entorno cultural y economa de la escuela, etctera. Consciente de las realidades de la educacin actual, la Comisin hizo particular hincapi en la necesidad de disponer de medios cualitativos y Cualitativos de enseanza, tradicionales (como los libros) o nuevos (como tecnologas de la informacin), que conviene utilizar con discernimiento promoviendo la participacin activa de los alumnos. Por su parte, los docentes deberan trabajar en equipo, sobre todo en el nivel de enseanza secundaria, principalmente para contribuir a la indispensable flexibilidad de los programas de estudio. Ello evitar muchos fracasos, pondr de manifiesten algunas cualidades naturales de los alumnos y, por consiguiente, facilita una mejor orientacin de los estudios y la trayectoria de cada uno, segn el principio de una educacin impartida a lo largo de toda la vida. Considerado desde este punto de vista, el mejoramiento del sistema educativo obliga al poltico a asumir plenamente su responsabilidad. En efecto, ya no puede comportarse como si el mercado fuera capaz de corregir por s solo los defectos existentes o como si una especie de autorregulacin bastara para hacerla. La Comisin ha hecho tanto ms hincapi en la permanencia de los valores, las exigencias del futuro y los deberes del docente y la sociedad cuanto que cree en la importancia del responsable poltico. nicamente l, tomando en consideracin todos los elementos, puede plantear los debates de inters general que son vitales para la educacin. Es que este asunto nos interesa a todos, ya que en l se juega nuestro futuro y puesto que, justamente, la educacin puede contribuir a mejorar la suerte de tedos y cada uno de nosotros. Y ello, inevitablemente, nos lleva a poner de relieve la funcin de las 19

autoridades pblicas, encargadas de plantear claramente las opciones y, tras una amplia concertacin con todos los interesados, definir una poltica pblica que, sean cuales fueren las estructuras del sistema (pblicas, privadas o mixtas), trace las orientaciones, siente las bases y los ejes de aqul y establezca su regulacin introduciendo las adaptaciones necesarias. Por supuesto, todas las decisiones adoptadas en ese contexto tienen repercusiones financieras. La Comisin no subestima este factor. Pero considera, sin adentrarse en la compleja diversidad de los sistemas, que la educacin es un bien colectivo; al que debe ser poible que todos accedan. Una vez admitido ese principio, es posible combinar fondos pblicos y privados, segn diversas frmulas que toman en consideracin las tradiciones de cada pas, su nivel de desarrollo, estilos de vida y distribucin de ingresos. De todas maneras, en todas las decisiones que se adopten debe predominar el principio de la igualdad de oportunidades. Durante los debates mencion una solucin ms radical. Habida cuenta de que poco a poco la educacin permanente ir ganando terreno, podra estudiarse la posibilidad de atribuir a cada joven que est por comenzar su escolaridad un crdito-tiempo, que le diera derecho a cierto nmero de aos de enseanza. Su crdito se consignara en una cuenta en una institucin que, de alguna forma, administrara un capital de tiempo elegido, por cada uno, con los recursos financieros correspondientes. Cada persona podra disponer de ese capital, segn su experiencia escolar y su propia eleccin. Podra conservar una parte del mismo para poder, una vez terminada su vida escolar y ya siendo adulto, aprovechar las posibilidades de la formacin permanente. Tambin podra aumentar su capital mediante contribuciones financieras una especie de ahorro previsional dedicado a la educacin- que se acreditaran en su cuenta del banco del tiempo elegido. Tras un pormenorizado debate, la Comisin respald esta idea, no sin percatarse de sus posibles derivas, que podran ir incluso en detrimento de la igualdad de oportunidades. Por esa razn, en la situacin actual, podra otorgarse a ttulo experimental un crdito-tiempo para la educacin al finalizar el periodo de escolarizacin obligatoria, que permitira al adolescente elegir la orientacin que desee sin hipotecar su futuro. Pero en resumidas cuentas, si tras la etapa fundamental que constituy la Conferencia de Jomtien sobre Educacin para todos fuera necesario definir una urgencia, deberamos concentrarnos sin duda en la enseanza secundaria. En efecto, entre el egreso del ciclo primario y la incorporacin a la vida activa o el ingreso en la enseanza superior, se decide el destino de millones de jvenes, varones y nias. Y es este el punto flaco de nuestros sistemas educativos, por un exceso de elitismo, porque no logran canalizar fenmenos de masificacin o porque pecan de inercia y son refractarios a 20

cualquier adaptacin. Justamente cuando los jvenes se enfrentan con los problemas de la adolescencia, cuando en cierto sentido se consideran maduros pero en realidad sufren de una falta de madurez y el futuro suscita en ellos ms ansiedad que despreocupacin, lo importante es ofrecerles lugares de aprendizaje y de descubrimiento, darles los instrumentos necesarios para pensar y preparar su porvenir, diversificar las trayectorias en funcin de sus capacidades, pero tambin asegurar que las perspectivas de futuro no se cierren y que siempre sea posible reparar los errores o corregir la trayectoria. Extender la cooperacin internacional en la aldea global En los mbitos polticos y econmicos la Comisin observ que, cada vez! ms frecuentemente, se adoptan medidas a nivel internacional para intentar hallar soluciones satisfactorias a problemas que tienen una dimensin mundial, aunque slo sea debido a ese fenmeno de interdependencia creciente, tantas veces destacado. La Comisin lament tambin el hecho de que hasta el momento se hayan obtenido muy pocos resultados y consider necesario reformar las instituciones internacionales, con objeto de incrementar la eficacia de sus intervenciones. Este anlisis es vlido, mutatis mutandis, para los mbitos que abarcan la dimensin social y la educacin. De all que se destacara la importancia de la Reunin Cumbre de Copenhague de marzo de 1995, dedicada a las cuestiones sociales. La educacin ocupa un lugar privilegiado entre las orientaciones adoptadas. En ese contexto, la Comisin formul las siguientes recomendaciones: Desarrollar una poltica extremadamente dinmica en favor de la educacin de las nias y las mujeres, conforme a la Conferencia de Beijing (septiembre de 1995) Utilizar un porcentaje mnimo de la ayuda para el desarrollo (una cuarta parte del total) para financiar la educacin este cambio en favor de la educacin debera tambin producirse a nivel de las instituciones financieras internacionales y, en primer lugar, en el Banco Mundial, que desempea ya una funcin importante Desarrollar mecanismos de trueque de deuda por educacin (debtfor- education swaps) con objeto de compensar los efectos negativos que tienen las polticas de ajuste y la reduccin de los dficits internos y externos sobre los gastos pblicos de educacin Difundir las nuevas tecnologas llamadas de la sociedad de la informacin en favor de todos los pases, a fin de evitar una agudizacin an mayor de las diferencias entre pases ricos y pobres Movilizar el enorme potencial que ofrecen las organizaciones no gubernamentales y, por consiguiente, las iniciativas de base, que podran prestar un valioso apoyo a las actividades de cooperacin internacional.

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Estas propuestas deberan desarrollarse en un marco asociativo y no de asistencia. Es la experiencia la que, despus de tantos fracasos y derroches, nos induce a ello. La globalizacin nos lo impone. Podemos citar algunos ejemplos alentadores, como el xito de las actividades de cooperacin e intercambio realizadas a nivel regional. Es el caso, en particular, de la Unin Europea. El principio de asociacin encuentra tambin su justificacin en el hecho de que puede llevar a una interaccin positiva para todos. En efecto, si los pases industrializados pueden ayudar a las naciones en desarrollo compartiendo con ellas sus experiencias positivas, sus tecnologas y sus medios financieros y materiales, a su vez pueden aprender de esos pases modos de transmisin del patrimonio cultural, itinerarios de socializacin de los nios y, ms esencialmente, formas culturales e idiosincrasias diferentes. La Comisin desea que los Estados miembros de la UNESCO doten a la Organizacin de los recursos necesarios para animar el espritu y las actividades de asociacin propuestas en el marco de las orientaciones que somete a la Conferencia General de la UNESCO. La Organizacin lo har difundiendo las innovaciones exitosas y contribuyendo al establecimiento de redes sustentadas en iniciativas de las ONG, con miras a desarrollar una enseanza de calidad (Ctedras UNESCO) o a fomentar las asociaciones en el mbito de la investigacin. Por nuestra parte, asignamos tambin a la UNESCO una importancia fundamental en el desarrollo adecuado de las nuevas tecnologas de la informacin al servicio de una educacin de calidad. Fundamentalmente, la UNESCO contribuir a la paz y al entendimiento mutuo entre los seres humanos al valorar la educacin como espritu de concordia, signo de una voluntad de cohabitar, como militantes de nuestra aldea global que debemos concebir y organizar en beneficio de las generaciones futuras. En ese sentido, la Organizacin contribuir a una cultura de paz. Para titular su informe, la Comisin recurri a una de las fbulas de Jean de La Fontaine: El labrador y sus hijos: Guardaos (dijo el labrador) de vender el patrimonio. Dejado por nuestros padres. Veris que esconde un tesoro. La educacin es todo lo que la humanidad ha aprendido sobre s misma: Parafraseando al poeta, que elogiaba la virtud del trabajo, podramos decir: Pero el padre fue sabio al mostrarles, antes de morir, que la educacin 22

es un tesoro. Jacques Delors Presidente de la Comisin

PRIMERA PARTE Horizontes

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CAPTULO 1 De la comunidad de base a la sociedad mundial

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Existe hoy en da un escenario mundial donde, lo deseemos o no, se juega una parte del destino de cada uno de nosotros. La interdependencia planetaaria, impuesta por la apertura de las fronteras econmicas y financieras bajo la presin de las teoras libre cambistas, fortalecida por el desmantelamiento del bloque sovitico, instrumentalizada por las nuevas tecnologas de la informacin, no deja de acentuarse en los planos econmico, cientfico, cultural y poltico. Percibida confusamente por los individuos, esa interdependencia se ha convertido en una realidad que impone limitaciones a los dirigentes. La toma de conciencia generalizada de esta globalizacin" de las relaciones internacionales es en s misma, por lo dems, un aspecto del fenmeno, y a pesar de las promesas que encierra el surgimiento de este mundo nuevo dificil de descifrar y todava ms de predecir, crea un clima de incertidumbre e inclusive de aprensin que hace an ms vacilante la bsqueda de un enfoque realmente planetario de los problemas. Un planeta cada vez ms poblado Antes de exponer las diversas formas que reviste la globalizacin de las actividades en el mundo contemporneo, recordemos en algunas cifras la extremada rapidez del crecimiento demogrfico mundial, que de cierta forma es el teln de fondo de esta problemtica. A pesar de una ligera disminucin del ndice de fecundidad en las dos dcadas pasadas, la poblacin mundial no ha dejado de aumentar siguiendo la tendencia anterior: habiendo alcanzado 5570 millones de personas en 1993, debera de llegar a 6250 en el ao 2000 y a 10000 en 2050. Este cuadro global oculta las grandes diferencias que hay de regin a regin. La parte correspondiente a los pases en desarrollo en el aumento de la poblacin mundial pas de 77% en 1950 a 93 % en 1990, y al final del siglo ser de 95%. En los pases industrializados, en cambio, el crecimiento demogrfico ha disminuido, cuando no se ha detenido completamente, y la fecundidad es igual o inferior al nivel de renovacin de las generaciones. En estos pases de bajo crecimiento demogrfico, la proporcin de personas mayores de 65 aos registra un aumento vertiginoso, y se calcula que va pasar de 12% en 1990 a 16% en 2010 y 19% en 2025, y que el envejecimiento de la poblacin no dejar de incidir en los estilos y el nivel de vida de esos pases, as como en la financiacin de los gastos colectivos. En otros lugares el nmero absoluto de jvenes menores de 15 aos ha aumentado mucho pasando de 700 millones en 1950 a 1700 millones en 1990. De ah la presin sin precedentes que se hace sentir en los sistemas educativos, exigidos hasta el lmite extremo de su capacidad y a veces mucho ms all. Actualmente ms de mil millones de jvenes -o sea, casi un quinto de la poblacin mundial- estn escolarizados, mientras que en 1953 slo lo estaban unos 300 millones. 25

Esta expansin de la humanidad, en un momento de la historia en que tecnologa reduce el tiempo y el espacio, relaciona de forma cada vez mas estrecha las mltiples facetas de la actividad mundial, lo cual confiere, que reparemos forzosamente en ello, un alcance planetario a ciertas decisiones. Jams sus consecuencias, buenas o malas, haban afectado a un numero tan grande de individuos. Hacia una globalizacin de los campos de la actividad humana En los ltimos 25 aos, el fenmeno de la globalizacin de las actividades hizo presente en primer lugar en la economa. La suspensin de los reglamentos y la supresin de barreras de los mercados financieros, aceleradas por los progresos de la informtica, dieron muy pronto la sensacin de que estos ltimos ya no constituan compartimentos hermticos dentro de un vasto mercado mundial de capitales dominado por algunas grandes economas pasaron entonces a ser dependientes de los movimientos de una masa de capitales cada vez mayor, que transitaba con gran rapidez de una plaza a otra en funcin de las diferencias de tasas de inters y las previsiones especulativas. Siguiendo su propia lgica, que acenta concentracin a corto plazo, estos mercados financieros mundiales ya no dan cuenta solamente de las restricciones de cada economa real sino que a veces parecen imponer, con su propia lgica, su ley a las polticas econmicas nacionales. Poco a poco las actividades industriales y comerciales se han visto afectadas por esta apertura de las fronteras. Los mercados de cambio difunden inmediatamente todas las fluctuaciones monetarias hacia los mercados de bienes y de materias primas y, de manera general, la interdependencia coyuntural hace del mundo entera la caja de resonancia de las crisis industriales de los pases ms desarrollados. Por su parte, las grandes empresas han debido tomar en cuenta en sus estrategias estas incertidumbres y estas nuevas formas de riesgo. Este nuevo elemento ha deprimido la coyuntura de algunos pases industrializados y, correlativamente, la de los pases en desarrollo que les suministran materias primas. Al mismo tiempo, la expansin del comercio mundial ha tenido efectos benficos para muchos pases. De 1970 1993, el ritmo de aumento de las exportaciones mundiales ha sido en pm medio 1.5 % superior al del aumento del producto interno bruto (PIB). Para algunos pases, la diferencia ha sido mucho ms marcada an, sobre todo en el periodo 1980-1993: ms de 3% en la Repblica de Corea y ms de 7 % en Tailandia. Puede concluirse que el crecimiento mundial, sobre todo en los pases en que ha sido ms marcado, ha debido mucho a las exportaciones. La parte de las exportaciones de bienes y servicios en el PIB todas las economas en conjunto pas de 14 % a 21 % entre 1970 y 1993, Y 26

registraron evoluciones de 3% a 24% en China, de 13% a 28% en Indonesia y de 42 % a 80 % en Malasia. Estas cifras demuestran la nocin de interdependencia mundial. Simultneamente, la globalizacin ha modificado el mapa econmico del mundo. En la zona del Pacfico han aparecido nuevos polos de dinamismo basados en el comercio mundial. La oposicin entre los pases del Norte y los del Sur pas a ser menos esquemtica porque, segn la mayora de los observadores, hoy en da conviene clasificar a los pases en desarrollo varias categoras distintas, que por lo dems pueden variar segn se escoja como criterio para agruparlos el PIB per cpita, el ritmo de desarrollo, o bien los criterios de desarrollo humano sostenible establecidos por el PNUD. Por ejemplo, esto significa que el problema del lugar del frica Subsahariana en la economa mundial no puede tratarse ya de la misma manera que el de los pases de Amrica Latina. A fin de cuentas, la globa1izacin, que obliga a todos los pases a dotarse de ventajas especficas para participar en el desarrollo de las relaciones econmicas mundiales, hace todava ms patente la separacin entre los ganadores y los perdedores del desarrollo. Otra caracterstica de la globalizacin que tiende a agravar estas disparidades es la constitucin de redes cientficas y tecnolgicas que unen los centros de investigacin y las grandes empresas de todo el mundo. Sobre todo participan en la red los que tienen algo que aportar, inforrnacin o financiacin, mientras los actores de los pases ms pobres (investigadores o empresarios) pueden verse excluidos. As se ampla la brecha de conocimientos, que a la vez supone para los excluidos una deriva que los aleja de los polos de dinamismo. Por ltimo, como amenaza ms grave, el fenmeno de la globalizacin se extiende tambin a las actividades delictivas. Fronteras ms permeables a los flujos de informacin y de moneda facilitan los trficos clandestinos como los de droga, armas, material nuclear e inclusive personas, la constitucin de redes de terroristas y malhechores y la extensin de prcticas de blanqueamiento de dinero sucio. La comunicacin universal Las nuevas tecnologas han hecho entrar a la humanidad en la era de la comunicacin universal; eliminando la distancia, contribuyen poderosamente a forjar las sociedades del maana que, a causa de ellas, no respondern a ningn modelo del pasado. La informacin ms precisa y ms actual se puede poner a disposicin de cualquier persona en la superficie del mundo, a menudo en tiempo real, y llega a las regiones ms apartadas. Muy pronto la "interactividad" permitir no slo emitir y recibir informacin sino tambien dialogar, conversar y transmitir informacin y conocimientos sin 27

lmite de distancia ni de tiempo de operacin. Sin embargo, no hay que olvidar que una poblacin desasistida, todava muy numerosa, sigue excluida de esta evolucin, en particular en las regiones donde no hay electricidad. Recordemos tambin que ms de la mitad de la poblacin mundial no tiene acceso a los diferentes servicios que ofrece la red telefnica. Esta libre circulacin mundial de la imagen y la palabra, que prefigura el mundo de maana hasta en sus aspectos perturbadores, ha transformado tanto las relaciones internacionales como la comprensin del mundo que tienen las personas, constituyndose en uno de los grandes aceleradores de la globalizacin. Tiene sin embargo aspectos negativos. Los sistemas de informacin todava son relativamente caros y de acceso dificil para muchos pases. El dominio de esos sistemas confiere a las grandes potencias y a los intereses privados que los detentan un poder cultural y poltico real, en particular con respecto a las poblaciones que por no tener educacin apropiada no estn preparadas para clasificar, interpretar ni criticar la informacin recibida. El cuasimonopolio de las industrias culturales de que goza un pequeo nmero de pases y la difusin de su produccin en todo el mundo ante un pblico cada vez ms amplio constituyen un factor poderoso de erosin de las especificidades culturales. Aunque esta falsa cultura mundial sea uniforme y demasiado a menudo de muy pobre contenido, no deja de ser vehculo de normas implcitas y puede causar en las personas que reciben su influencia un sentimiento de desposeimiento y de prdida de identidad. La educacin tiene indudablemente una funcin importante que desempear si se desea controlar el auge de las redes entre cruzadas de comunicacin que poniendo al mundo a la escucha de s mismo, hacen que verdaderamente todos seamos vecinos. Las mltiples caras de la interdependencia planetaria La interrelacin mundial de las decisiones y las acciones pblicas y privadas, inicialmente afectada por el nivel de actividad econmica y tecnolgica, va ganando progresivamente otros campos de la actividad humana. Sus consecuencias en el ambiente, por ejemplo, sobrepasan ampliamente las fronteras, y se puede demostrar que la distribucin de los efectos negativos de la industrializacin es muy desigual, ya que son a menudo los pases menos desarrollados los que ms los sufren. Otras manifestaciones de esta globalizacin de los problemas tienen en la vida de las sociedades una repercusin que afecta directamente a los sistemas educativos. Tal es el caso de las migraciones internacionales. Estos grandes movimientos de poblacin, que datan de pocas muy lejanas y que han revestido formas muy variadas segn las pocas y las regiones, persisten en la edad moderna y probablemente van a intensificarse. En efeco 28

las presiones migratorias se estn acentuando: en lugar de reducir disparidades entre las naciones, el crecimiento desigual de la economa mundial las agrava. Aqu se conjugan muchos otros factores: la persistencia de un crecimiento demogrfico rpido en buena parte del mundo en desarrollo; la continuacin del xodo rural, o la marginacin de los espacios rurales; la rbanizacin acelerada; la atraccin de los modos de vida y a veces a los valores de los pases ms prsperos percibidos en sus medios de comutacin; medios de transporte ms rpidos y menos caros. A los inmigrantes econmicos viene a aadirse, cuando estallan conflictos, los refugiados polticos y los solicitantes de asilo que en los aos 80 y 90 dominaron movimientos migratorios internacionales de algunas regiones del mundo. En frica, por ejemplo, actualmente hay ms de 5 millones de refugiados, mayoritariamente mujeres y nios. Las migraciones, proceso social complejo por los movimientos y las mezclas de poblacin que provocan, proceso econmico de importancia mundial tanto como los intercambios de materias primas o de productos manufacturados, odisea humana a menudo dramtica para todos los que en ella participan, tienen repercusiones mucho ms intensas que lo que las estadsticas de los pases de origen y los pases de acogida indican, sobre todo -para estos ltimos- en el plano educativo. Como la inmigracin constituye diariamente una metfora viva de la interdependencia planetaria, la acogida que da a los migrantes el pas que los recibe y su propia capacidad de integrarse a su nuevo ambiente humano son otros tantos parmetros que permiten medir el grado de apertura de una sociedad moderna con respecto a lo que le es "extranjero". Otro aspecto de la problemtica del futuro es la multiplicidad de idiomas, expresin de la diversidad cultural de la humanidad. Se estima que existen seis mil idiomas en el mundo, de los cuales slo unos doce son hablados por ms de cien millones de personas. Los movimientos de poblacin que se aceleraron en los ltimos aos han ido creando, sobre todo en las grandes aglomeraciones urbanas, nuevas situaciones lingsticas que acentan esta diversidad. Por otra parte, los idiomas de comunicacin, o sea los que en el plano nacional o internacional permiten comunicarse a los hablantes de diferentes idiomas, van cobrando cada vez mayor importancia debido a la mayor movilidad de las poblaciones y al desarrollo de los medios de comunicacin La complejidad de las situaciones lingsticas de cada pas hace muy dificil formular cualquier recomendacin que pueda aplicarse en toda circunstancia, pero es cierto que el aprendizaje de idiomas de gran difusin debe ser concomitante con el de los idiomas locales, en el marco de programas escolares bilinges e inclusive trilinges. Programas de este tipo son ya la norma en algunas regiones del mundo. En situaciones de multilingismo, la alfabetizacin en lengua materna, cuando es posible, suele considerarse conveniente para el desarrollo escolar del nio, y ms tarde se puede disponer una transicin gradual hacia un idioma de comunicacin.

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En trminos generales, la diversidad lingstica no se debe considerar nicamente como obstculo para la comunicacin entre los diferentes grupos humanos sino ms bien como fuente de enriquecimiento lo cual habla en bien del fortalecimiento de la enseanza de idiomas. Las exigencias de la globalizacin y de la identidad cultural no deben considerarse contradictorias sino complementarias. Un mundo sujeto a muchos riesgos Con el derrumbe del imperio sovitico en 1989 se cerr una pgina de la historia pero, paradjicamente, el final de la Guerra Fra que haba marcado las dcadas anteriores desemboc en un mundo ms complejo y ms incierto, y sin duda ms peligroso. Quiz la Guerra Fra encubra desde haca mucho tiempo tensiones latentes entre naciones, entre etnias, entre comunidades religiosas, que al resurgir constituyen fermentos de agitacin o causas de conflicto abierto. El inicio de este mundo sujeto a riesgos mltiples, percibido as, y cuyos elementos siguen siendo indescifrables, es una de las caractersticas de las postrimeras del siglo XX que perturba y agita profundamente damente la conciencia mundial. Es cierto que se puede ver en el fracaso de algunos totalitarismos un progreso de la libertad y la democracia. Pero es mucho lo que queda por andar y la revelacin de los mltiples riesgos que se ciernen sobre el futuro del mundo pone al observador ante muchas paradojas: el poder totalitario resulta ser frgil pero sus efectos son persistentes; observamos al mismo tiempo la declinacin del estado nacional y la escalada de los nacionalismos; la paz parece menos imposible que durante la Guerra Fra, pero la guerra menos improbable tambin. La incertidumbre respecto del destino comn de la humanidad adquiere una forma nueva y mltiple. La acumulacin de armas, inclusive nucleares, ya no tiene el mismo significado simple de disuasin concebida como seguro contra el riesgo de una guerra entre dos bloques, sino que proviene de una carrera generalizada hacia la posesin de las armas ms eficaces. Pero esta carrera armamentista no es nicamente cuestin de algunos Estados sino que implica a entidades no institucionales tales como grupos polticos y grupos terroristas. Aun si resuelve el problema de la no proliferacin de ensayos nucleares, el mundo no est a salvo de nuevas armas qumicas o biolgicas muy eficaces. Al riesgo de conflictos entre naciones se superpone entonces el de guerras civiles y de violencia difusa que deja inermes a las grandes organizaciones mundiales, concretamente a las Naciones Unidas y a los ministerios de relaciones exteriores. Fuera de la incertidumbre respecto a su futuro, incertidumbre 30

compartida por todos los habitantes del planeta, ninguno de los cuales est a salvo de la violencia, la impresin general es ambigua. Nunca antes ha sido tan fuerte sentimiento de solidaridad, pero al mismo tiempo nunca han sido tan numerosas las ocasiones de divisin y conflicto. El temor a estos riesgos, aunque sea compartido universalmente, sobre todo a causa de la amplia difusin de las noticias sobre los efectos de la violencia, no es tan intenso para los que aprovechan esta evolucin como quienes slo sufren los inconvenientes. Cada uno siente perfectamente, alterado por estos rpidos cambios, que debe protegerse contra estos riesgos por lo menos tratar de abordarlos para minimizaros. Pero algunos, por razones econmicas o polticas, no pueden dominar estos fenmenos. El peligro para todo el planeta es que ellos se conviertan en rehenes y eventualmente mercenarios de los que quieren obtener el poder por la violencia.

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Lo local y lo mundial El malestar engendrado por la incapacidad de vislumbrar el futuro va a la par con la conciencia cada vez ms aguda de la magnitud de las disparidades visibles en el mundo y de las muchas tensiones entre lo "local" y lo "mundial que de ah se derivan. El desarrollo de las interdependencias ha contribuido a poner de relieve los desequilibrios: desequilibrio entre pases ricos y pases pobres; social entre los ricos y los excluidos dentro de cada pas; uso desconada de los recursos naturales que conduce a una degradacin acelerada tambiente. Las desigualdades de desarrollo se han agravado en algunos casos como muestra la mayora de los informes internacionales, y se observa, que los pases ms pobres van verdaderamente sin rumbo. Estas tremendas desigualdades se perciben cada da de manera ms patente con la extensin de los medios de informacin y comunicacin. El reflejo a menudo complaciente que dan los medios de comunicacin de los modos de vida consumo de los ricos suscita entonces entre los ms necesitados sentidos de rencor y frustracin y a veces de hostilidad y rechazo. En cuanto a los pases ricos, cada vez menos pueden negarse a ver la exigencia imperiosa de solidaridad internacional activa para garantizar el futuro comn mediante la edificacin progresiva de un mundo ms justo. Por otra parte, la rpida evolucin de las sociedades que estamos presenciando, en el punto en que se articulan dos siglos, opera en dos direcciones: hacia la globalizacin, como hemos visto, pero tambien hacia la busqueda de multiples enraizamientos particulares. Por eso crea para los que la viven o deben intentar gobernarla un sinnmero de tensiones contradictorias en un contexto de transformacin radical. Dimensiones de la migracin A lo largo de la historia ha habido periodos en los que las migraciones ha sido una importante vlvula de seguridad econmica y social, al permitir a los trabajadores trasladarse a lugares donde la mano de obra era ms escasa. Con todo, el costo y las dificultades del viaje constituan grandes limitaciones, hasta que en el siglo XX se produjo un importante cambio debido a disminucin de los costos del transporte. Esto dio lugar a un gran aumento de la movilidad de los trabajadores, aun cuando el surgimiento de la nacin-estado hizo que se intensificara el control de la migracin. En la actualidad los movimientos migratorios abarcan un nmero creciente de pases, la de origen como de acogida; en este momento, al menos 125 millones personas viven fuera de sus pases de origen. Los migrantes proceden cada vez en mayor proporcin de pases pobres y el tiempo que permanecen los pases de acogida tiende a acortarse. El nmero de 32

trabajadores altamente calificados que emigra tambin va en aumento. Por ltimo, habido un gran incremento del nmero de refugiados, a consecuencia de conflictos regionales y del desmoronamiento del antiguo orden EsteOeste. En la actualidad, ms de la mitad de las corrientes migratorias mundiales tiene lugar entre pases en desarrollo. Cabe mencionar como ejemplo a los trabajadores del Asia Meridional que se trasladan a los pases prductores de petrleo del Oriente Medio y a los pases recin industrializados del Asia Oriental, y a los pases relativamente prsperos de Africa al sur Sahara que atraen a trabajadores de los pases vecinos ms pobres. Costa Marfil, Nigeria y Sudfrica han recibido aproximadamente a la mitad de numerosos migrantes africanos (..). ltimamente ha aumentado la demanda de trabajadores temporales en las economas florecientes de Asia, especialmente en el Japn, la Repblica de Corea y Malasia. Los temores de que se produjeran movimientos de poblacin tras la disolucin de la Unin Sovitica no se han hecho, ni dentro de la regin ni hacia el Oeste. El movimiento migratorio hacia los pases industriales se ha intensificado y su composicin ha variado; sus fuentes son ahora pases en desarrollo. En Australia, Canad y Estados Unidos, el nmero de inmigrantes procedentes de pases en desarrollo ha aumentado lentamente; en 1993, el total por ao lleg a alrededor de 900 mil. En Europa Occidental, la contratacin en gran escala de trabajadores comenz durante el auge econmico de los aos sesenta. La crisis del petrleo de 1973 Y la recesin resultante indujo a los trabajadores extranjeros a volver a sus pases. Poco despus de la baja de principios de los aos ochenta, la poblacin extranjera creci nuevamente hasta alcanzar unas 180 mil personas al ao, A diferencia de la de los aos sesenta, esta segunda ola de crecimiento tiene lugar en circunstancias en que el aumento del desempleo exacerba las tensiones sociales y alienta la xenofobia, tanto en Estados Unidos como en toda Europa. Fuente: Banco Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial 1995, Washington, D,G. pgs, 75-76, Confrontado a una modernidad mundial en la que a menudo no tiene los medios de participar realmente y que en parte puede contrariar su pertenencia personal a diversas comunidades de base, el individuo se siente como aturdido ante la complejidad del mundo moderno, la cual confunde sus referencias habituales. Muchos factores vienen a reforzar esta impresin de vrtigo: el temor a las catstrofes o los conflictos que puedan perjudicar su integridad, un sentimiento de vulnerabilidad ante fenmenos tales como el desempleo a causa del cambio de las estructuras del empleo, o un 33

sentimiento de impotencia ms general ante una globalizacin en la que slo parece poder participar una minora de privilegiados. Desestabilizado por estos cuestionamientos de las bases de su existencia, el hombre contemporneo probablemente perciba como amenazas las evoluciones que se sitan ms all de las fronteras de su grupo inmediato de pertenencia y se sienta tentado, no sin algo de paradoja, por la seguridad ilusoria de su ensimismamiento y el rechazo de los dems a veces inherente a esta actitud. Los dirigentes a quienes incumben decisiones fundamentales se hallan confrontados con una perplejidad diferente pero de igual origen, cuando las estructuras de organizacin de los Estados nacionales son en cierta forma tiradas hacia arriba por los imperativos de la globalizacin y en sentido inverso por las exigencias de las comunidades de base. Desarmados por la rpida sucesin de acontecimientos que a menudo parecen adelantarse o resistirse al anlisis, privados de criterios de accin fiables por falta de perspectiva, las autoridades polticas parecen a veces oscilar entre posiciones contradictorias para justificar mudanzas que en realidad delatan su desconcierto. Ya se trate de los poderes pblicos, la sociedad o el individuo, en ltima instancia la dificultad es la de llegar a superar las tensiones de sentidos opuestos que hoy en da residen en el ncleo de muchas actividades humanas. Comprender el mundo, comprender al otro Ayudar a transformar una interdependencia de hecho en solidaridad deseada es una de las tareas esenciales de la educacin. A este efecto, debe lograrse que cada persona pueda comprenderse a s misma y a los dems mediante un mejor conocimiento del mundo. Para que cada uno pueda comprender la complejidad creciente de fenmenos mundiales y dominar el sentimiento de incertidumbre que suscita, en primer lugar debe adquirir un conjunto de conocimientos y luego aprender a relativizar los hechos y a tener espritu crtico frente a las corrientes de informacin. La educacin manifiesta aqu ms que nunca su carcter insustituible en la formacin del juicio. Favorece una verdadera comprensin de los hechos ms all de la visin simplificadora o deforma, que a veces dan los medios de comunicacin, e idealmente debera ayudar a cada cual a convertirse un poco en ciudadano de este mundo turbulent y cambiante que est naciendo ante nuestros ojos. La comprensin de este mundo exige evidentemente la de las relaciones que unen al ser humano con su ambiente. No se trata de aadir una disciplina a programas escolares ya sobrecargados sino de reorganizar 34

enseanza con base en una visin de conjunto de los vnculos que une hombres y mujeres con su medio, aprovechando conjuntamente las ciencias naturales y las ciencias sociales. Una formacin de este tipo tambin podra ofrecer a todos los ciudadanos en la perspectiva de la educacin, durante toda la vida. La exigencia de una solidaridad a escala planetaria supone adems superar las tendencias a encerrarse en la propia identidad, para dar lugar a comprensin de los dems basada en el respeto de la diversidad. La responsabilidad de la educacin a este respecto es a un tiempo esencial y delicada en cuanto la nocin de identidad se presta a doble interpretacin: afirmar su diferencia, volver a encontrar los fundamentos de la propia cultura, reforzar la solidaridad de grupo pueden constituir para cada individuo un acto positivo y liberador; pero este tipo de reivindicacin, si resulta mal interpretada, contribuye asimismo a hacer dificiles, cuando no imposibles, el encuentro y el dilogo con el otro. La educacin debe, por tanto, esforzarse al mismo tiempo por hacer al individuo consciente de sus races, a fin de que pueda disponer de puntos de referencia que le sirvan para ubicarse en el mundo, y por ensearle a respetar a las dems culturas. La enseanza de ciertas disciplinas reviste importancia fundamental a este respecto. Por ejemplo, la de la historia a menudo ha servido para fortalecer las identidades nacionales poniendo de relieve las diferencias y exaltando un sentimiento de superioridad, esencialmente porque dicha enseanza se conceba en una perspectiva extra cientfica. Por el contrario, la exigencia de verdad, que conduce a reconocer que los grupos humanos, los pueblos, las naciones, los continentes no son todos semejantes, por este simple hecho nos obliga a mirar ms all de la experiencia inmediata, a aceptar la diferencia a reconocerla y a descubrir que los dems pueblos tienen una historia que tambin es rica e instructiva. El conocimiento de las dems culturas conduce entonces a una doble toma de conciencia: la de la singularidad de la propia cultura pero tambin la de la existencia de un patrimonio comn de toda la humanidad. Los jvenes y el patrimonio mundial Para sensibilizar a los jvenes a la necesidad de salvaguardar el patrimonio natural y cultural mundial que se halla gravemente amenazado por la contaminacin, la presin demogrfica, las guerras y la pobreza, la UNESCO do comienzo en 1994, con apoyo financiero de la Fundacin RhnePoulenc y del NORAD, al proyecto interregional Participacin de los jvenes en la preservacin y el fomento del patrimonio mundial. Se trata de hacerles tomar conciencia del valor de su propia cultura y de su propia historia, inducirlos a descubrir y respetar otras culturas y a sentirse, as, colectivamente responsables del patrimonio de la humanidad en el futuro. 35

Los docentes y los alumnos de unos cincuenta pases que participan en el proyecto se familiarizaron con el espritu y las repercusiones prcticas de la Convencin sobre la Proteccin del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. Esta Convencin, aprobada en 1972, se aplica hoy en da a 469 sitios culturales y naturales excepcionales, entre los que figuran la Gran Muralla china, las pirmides de Egipto y las Islas Galpagos, en ms de un centenar de pases. Despus de documentarse sobre los sitios de su propio pas o de otros pases dentro de los estudios de diferentes disciplinas como la historia, geografia o los idiomas, los alumnos fueron a visitar los sitios u organizaron campaas de informacin acerca de ellos. Algunas clases se iniciaron en tcnicas artesanales tradicionales, indispensables para la restauracin. Los alumnos y los profesores pudieron intercambiar informacin con base en esta experiencia durante el primer Foro internacional de la juventud sobre patrimonio mundial que se celebr en Bergen (Noruega) en junio de 1995. El objetivo final del proyecto es llegar a integrar la educacin relacionada el patrimonio dentro de los programas escolares en todo el mundo. Comprender a los dems permite tambin conocerse mejor a s mismo.Toda forma de identidad es, de hecho, compleja, porque cada individuo define en relacin con el otro, con los otros y con varios grupos de pertenencia, segn modalidades dinmicas. El descubrimiento de la multiplicidad, estas pertenencias, ms all de los grupos ms o menos reducidos que constituyen la familia, la comunidad local e inclusive la comunidad nacional conduce a la bsqueda de valores comunes adecuados para establecer la solidaridad intelectual y moral de la humanidad que proclama la constitucin de la UNESCO. La educacin tiene pues una responsabilidad particular que ejercer en edificacin de un mundo ms solidario, y la Comisin estima que las polticas educativas deben traducirla resueltamente. En cierta forma, debe contribur al nacimiento de un nuevo humanismo, con un componente tico esencial amplio lugar para el conocimiento y para el respeto de las culturas y valores espirituales de las diferentes civilizaciones, contrapeso necesario a una globalizacin percibida slo en sus aspectos econmicos o tcnicos. El sentimiento de compartir valores y un destino comunes constituye en definiva el fundamento de cualquier proyecto de cooperacin internacional. Pistas y recomendaciones La interdependencia planetaria y la globalizacin son fenmenos capitales de nuestra poca, que ya estn actuando y que marcarn con su impronta el siglo XXI. Hoy hacen ya necesaria una reflexin global 36

-que trascienda ampliamente los mbitos de la educacin y la culturasobre las funciones y las estructuras de las organizaciones internacionales. El principal peligro es que se produzca un abismo entre una minora capaz de moverse en ese mundo nuevo en formacin y una mayora que se sienta sacudida por los acontecimientos e impotente para influir en el destino colectivo, con los riesgos de un retroceso democrtico y de rebeliones mltiples. La utopa orientadora que debe guiar nuestros pasos consiste en lograr que el mundo converja hacia un mayor entendimiento mutuo, hacia un mayor sentido de la responsabilidad y hacia una mayor solidaridad, sobre la base de la aceptacin de nuestras diferencias espirituales y culturales. Al permitir a todos el acceso al conocimiento, la educacin tiene un papel muy concreto que desempear en la realizacin de esta tarea universal: ayudar a comprender el mundo y a comprender a los dems, para comprenderse mejor a s mismo.

CAPTULO 2 De la cohesin social a la participacin democrtica37

La cohesin de toda sociedad procede de un conjunto de actividades y de proyectos comunes, pero tambin de valores compartidos, que constituyen otros tantos aspectos de la voluntad de vivir juntos. Con el tiempo, esos vnculos materiales y espirituales se enriquecen y se convierten, en la memoria individual y colectiva, en un patrimonio cultural en el sentido amplio de la palabra, que origina el sentimiento de pertenencia y de solidaridad. En todo el mundo, la educacin, en sus distintas formas, tiene por cometido establecer entre los individuos vnculos sociales procedentes de referencias comunes. Los medios empleados varan segn la diversidad de las culturas y las circunstancias pero, en todos los casos, la finalidad principal de la educacin es el pleno desarrollo del ser humano en su dimensin social. Se define como vehculo de las culturas y los valores, como construccin de un espacio de socializacin y como crisol de un proyecto comn. Hoy da, esos distintos modos de socializacin estn sometidos a dura prueba en sociedades amenazadas a su vez por la desorganizacin y la ruptura del vnculo social. En consecuencia, los sistemas educativos sufren una serie de tensiones, en la medida en que se trata de respetar la diversidad de los individuos y de los grupos humanos, manteniendo al mismo tiempo el principio de homogeneidad que implica la necesidad de respetar reglas comunes. En este sentido, la educacin debe hacer frente a desafios considerables y se encuentra ante una contradiccin casi insoluble: se la acusa de causar exclusiones mltiples y de agravar las divisiones del cuerpo social, pero se recurre en gran medida a ella para tratar de restablecer algunas de esas "similitudes esenciales para la vida colectiva" a las que aluda a principios de siglo el socilogo francs Emile Durkheim. Confrontada a la crisis del vnculo social, la educacin debe asumir la difcil tarea de transformar la diversidad en un factor positivo de entendimiento mutuo entre los individuos y los grupos humanos. Su ms alta ambicin es brindar a cada cual los medios de una ciudadana consciente y activa, cuya plena realizacin slo puede lograrse en el contexto de sociedades democrticas. La educacin frente a la crisis del vnculo social En todas las pocas, las sociedades han experimentado conflictos capaces, en los casos extremos, de poner en peligro su cohesin. Sin embargo, no se puede dejar de observar hoy da una serie de fenmenos en la mayora los pases del mundo que denotan una crisis aguda del vnculo social. Una primera observacin se refiere al agravamiento de las desigualdades, sumada a la intensificacin de los fenmenos de pobreza y 38

exclusin. No se trata slo de las disparidades ya mencionadas que existen entre las naciones o entre las regiones del mundo, sino de fracturas profundas, entre los grupos sociales, tanto en los pases desarrollados como en los pases en desarrollo. En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebral del 6 al 12 de marzo de 1995 en Copenhague, se hizo un balance alarmante de la situacin social actual, recordando en particular que "ms de mil millones de seres humanos en el mundo viven en una pobreza abyecta la mayora padece hambre todos los das" y que "ms de 120 millones a personas en el mundo estn oficialmente desempleadas y muchas mas estn subempleadas". El crecimiento de la poblacin compromete la posibilidad de elevar los niveles de vida en los pases en desarrollo, mientras que otros fenmenos acentan la impresin de una crisis social que afecta a la mayora de los pases del mundo. El desarraigo provocado por las migraciones o el xodo rural, la dispersin de las familias, la urbanizacin desordenada, la ruptura de las solidaridades tradicionales de proximidad aslan y marginan a muchos grupos e individuos, tanto en los pases desarrollados como en los pases en desarrollo. La crisis social que vive el mundo actual se combina con una crisis moral y va acompaada del recrudecimiento de la violencia y la delincuencia. La ruptura de los vnculos de proximidad se manifiesta en el aumento dramtico del nmero de conflictos intertnicos, que parece ser uno de los rasgos caractersticos del final del siglo XX. En trminos generales, se asiste a una impugnacin, que adopta diversas formas, de los valores integradores. Lo que parece particularmente grave es que esa impugnacin se extiende a dos conceptos, el de nacin y el de democracia, que se pueden considerar como los fundamentos de la cohesin de las sociedades modernas. El Estado-nacin, tal como se defini en Europa durante el siglo XIX, ha dejado de constituir en algunos casos el nico marco de referencia, y tienden a desarrollarse otras formas de pertenencia ms cercanas a los individuos, pues se sitan a una escala ms reducida. De manera inversa, pero sin duda complementaria, regiones enteras del mundo se orientan hacia amplios reagrupamientos transnacionales que esbozan nuevos espacios de identificacin, incluso si suelen limitarse todava a la actividad econmica. En algunas naciones, por el contrario, unas fuerzas centrfugas distienden o desintegran las relaciones habituales entre colectividades e individuos. En, los pases de la ex URSS, por ejemplo, junto con el derrumbe del sistema Sovitico se produjo una fragmentacin de los territorios nacionales. Por ltimo, la asociacin de la idea de Estado-nacin con la de una fuerte centralizacin estatal puede explicar la aparicin de un prejuicio desfavorable en su contra, exacerbado por la necesidad de participacin de la sociedad civil y la reivindicacin de una mayor descentralizacin.

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El concepto de democracia, por su parte, es objeto de un enjuiciamiento, que parece paradjico. En efecto, en la medida en que corresponde a un sistema poltico que procura conciliar, mediante el contrato social, las libertades individuales y una organizacin comn de la sociedad, es indiscutible que ese concepto gana terreno y responde plenamente a una reivindicacin de autonoma individual que se extiende por todo el mundo. Ahora bien, su aplicacin -en forma de democracia repre