2
Imprimir nota NACIONALES - OPINIóN: EL PAíS - 04.04.2010 Cuando el modelo comienza a dar algunas señales de agotamiento El avance firme de la inflación y, ahora, los reclamos de los gobernadores por mayores partidas para hacer frente a las necesidades propias ponen al Gobierno en una situación difícil. Por MARIANO SPEZZAPRIA Buenos Aires (NA) > El Gobierno transitó los primeros tres meses del año de sobresalto en sobresalto, pero podría decirse que aguantó la parada ante una oposición dispersa y con la mirada más puesta en el recambio presidencial de 2011 que en la actual coyuntura del país. Sin embargo, la voluntad kirchnerista, sostenida en el “decisionismo” presidencial, comenzó a toparse con no pocas señales de agotamiento del sistema político y económico que montó desde 2003 y que profundizó el año pasado, tras su derrota en las elecciones de medio término. Una cosa lleva a la otra: el traspié en las urnas plantó la primera semilla de duda en el terreno político y alteró la economía, que había soportado bien los efectos de la crisis internacional pero sigue teniendo problemas estructurales que el Gobierno intenta zanjar utilizando las reservas del Central. El creciente deterioro de las cuentas públicas, que comenzó a registrarse sobre todo a nivel provincial y municipal desde mediados de 2009, fue la primera señal de que el modelo kirchnerista de caja centralizada debía ser modificado, al menos parcialmente, para no tornarse pírrico. El Gobierno no cayó en la cuenta entonces, preocupado como estaba en retomar la iniciativa política tras la derrota electoral, previsible para muchos pero inesperada en la Casa Rosada, donde muchos gobernantes padecieron el mal del encierro y luego se encontraron con sorpresas explosivas. Este año, la incipiente discusión sobre la coparticipación federal de impuestos pone en evidencia que al mecanismo utilizado por el kirchnerismo para repartir los recursos con las provincias y los municipios se le abrieron varias grietas. Tanto es así que el propio Néstor Kirchner tomó la iniciativa de convocar a los gobernadores justicialistas -luego la Presidenta la amplió a los mandatarios aliados- para debatir modificaciones al actual sistema de coparticipación, sostenido por pactos fiscales desde 1994 a falta de una ley general. En ese contexto alumbró la primera reunión con los gobernadores en la Quinta de Olivos, donde los fuegos de artificio hicieron pasar inadvertida una propuesta del mendocino Celso Jaque para modificar el artículo de la Constitución que establece que la sanción de la Ley de Coparticipación debe tener la anuencia de los 24 distritos del país. Esa propuesta, a la que ninguno de los presentes manifestó su oposición, volvería a ser expresada en la reunión del Consejo Nacional del PJ que sesionará el próximo miércoles en La Plata, con Kirchner a la cabeza y con el gobernador Daniel Scioli como anfitrión. La cuenta es básica: como es prácticamente imposible que la Nación pueda ponerse de acuerdo con todas las provincias - especialmente con algunas como San Luis, Chubut, Santa Fe o la Capital- la idea es reducir a dos tercios el aval de los distritos que se necesita para sancionar la Coparticipación. En el mientras tanto, los gobernadores oficialistas trabajan, con el chaqueño Jorge Capitanich a la cabeza, en la modificación de algunos tributos -la Presidenta habló de eliminar el impuesto al cheque pero a largo plazo- que permitan realizar un empalme decoroso entre el Presupuesto de este año y el de 2011, que debe presentarse en el Congreso con tope el 15 de septiembre. Tanta movilización oficialista no obedece a una paulatina apertura del cerrado sistema de decisiones del kirchnerismo, con sede en Olivos, sino a la necesidad política de adecuarse a una realidad que está socavando las propias bases del modelo económico vigente. El éxodo de tres millones de argentinos a distintos puntos turísticos del país parece desmentirlo, pero en rigor se trata de las mismas personas que suelen tomarse unos días de descanso para esta fecha año tras año. El resto de las familias se quedó en su casa pensando cómo llegar a fin de mes. Esos sectores medios y bajos de la sociedad afrontan cotidianamente, ahora, un verdadero impuesto al consumo, que se suma al regresivo IVA: el persistente aumento de los precios, que el Gobierno se niega a catalogar con la palabra “inflación”. “No somos marcianos. Nosotros vemos, como todos, cómo suben los precios. Pero no podemos caer LMN http://www.lmneuquen.com.ar//imprimir.php?id=59846&seccion=noticia 1 de 2 07/08/2010 07:46 p.m.

LMN040410

  • Upload
    lsiri

  • View
    212

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

g

Citation preview

Page 1: LMN040410

Imprimir nota

NACIONALES - OPINIóN: EL PAíS - 04.04.2010

Cuando el modelo comienza a dar algunas señales de agotamientoEl avance firme de la inflación y, ahora, los reclamos de los gobernadores por mayores partidaspara hacer frente a las necesidades propias ponen al Gobierno en una situación difícil.

Por MARIANO SPEZZAPRIA

Buenos Aires (NA) > El Gobierno transitó losprimeros tres meses del año de sobresalto ensobresalto, pero podría decirse que aguantó laparada ante una oposición dispersa y con lamirada más puesta en el recambio presidencial de2011 que en la actual coyuntura del país.Sin embargo, la voluntad kirchnerista, sostenida enel “decisionismo” presidencial, comenzó a toparse

con no pocas señales de agotamiento del sistema político y económico que montó desde 2003 y queprofundizó el año pasado, tras su derrota en las elecciones de medio término.Una cosa lleva a la otra: el traspié en las urnas plantó la primera semilla de duda en el terreno político yalteró la economía, que había soportado bien los efectos de la crisis internacional pero sigue teniendoproblemas estructurales que el Gobierno intenta zanjar utilizando las reservas del Central.El creciente deterioro de las cuentas públicas, que comenzó a registrarse sobre todo a nivel provincialy municipal desde mediados de 2009, fue la primera señal de que el modelo kirchnerista de cajacentralizada debía ser modificado, al menos parcialmente, para no tornarse pírrico.El Gobierno no cayó en la cuenta entonces, preocupado como estaba en retomar la iniciativa políticatras la derrota electoral, previsible para muchos pero inesperada en la Casa Rosada, donde muchosgobernantes padecieron el mal del encierro y luego se encontraron con sorpresas explosivas.Este año, la incipiente discusión sobre la coparticipación federal de impuestos pone en evidencia que almecanismo utilizado por el kirchnerismo para repartir los recursos con las provincias y los municipios sele abrieron varias grietas.Tanto es así que el propio Néstor Kirchner tomó la iniciativa de convocar a los gobernadoresjusticialistas -luego la Presidenta la amplió a los mandatarios aliados- para debatir modificaciones alactual sistema de coparticipación, sostenido por pactos fiscales desde 1994 a falta de una ley general.En ese contexto alumbró la primera reunión con los gobernadores en la Quinta de Olivos, donde losfuegos de artificio hicieron pasar inadvertida una propuesta del mendocino Celso Jaque para modificarel artículo de la Constitución que establece que la sanción de la Ley de Coparticipación debe tener laanuencia de los 24 distritos del país.Esa propuesta, a la que ninguno de los presentes manifestó su oposición, volvería a ser expresada enla reunión del Consejo Nacional del PJ que sesionará el próximo miércoles en La Plata, con Kirchner ala cabeza y con el gobernador Daniel Scioli como anfitrión.La cuenta es básica: como es prácticamente imposible que la Nación pueda ponerse de acuerdo contodas las provincias - especialmente con algunas como San Luis, Chubut, Santa Fe o la Capital- la ideaes reducir a dos tercios el aval de los distritos que se necesita para sancionar la Coparticipación.En el mientras tanto, los gobernadores oficialistas trabajan, con el chaqueño Jorge Capitanich a lacabeza, en la modificación de algunos tributos -la Presidenta habló de eliminar el impuesto al chequepero a largo plazo- que permitan realizar un empalme decoroso entre el Presupuesto de este año y elde 2011, que debe presentarse en el Congreso con tope el 15 de septiembre.Tanta movilización oficialista no obedece a una paulatina apertura del cerrado sistema de decisionesdel kirchnerismo, con sede en Olivos, sino a la necesidad política de adecuarse a una realidad que estásocavando las propias bases del modelo económico vigente.El éxodo de tres millones de argentinos a distintos puntos turísticos del país parece desmentirlo, peroen rigor se trata de las mismas personas que suelen tomarse unos días de descanso para esta fechaaño tras año. El resto de las familias se quedó en su casa pensando cómo llegar a fin de mes.Esos sectores medios y bajos de la sociedad afrontan cotidianamente, ahora, un verdadero impuesto alconsumo, que se suma al regresivo IVA: el persistente aumento de los precios, que el Gobierno seniega a catalogar con la palabra “inflación”.“No somos marcianos. Nosotros vemos, como todos, cómo suben los precios. Pero no podemos caer

LMN http://www.lmneuquen.com.ar//imprimir.php?id=59846&seccion=noticia

1 de 2 07/08/2010 07:46 p.m.

Page 2: LMN040410

en la irresponsabilidad de alentar las expectativas inflacionarias”, repiten en los despachos oficiales,donde saltaron hasta el techo con las declaraciones que al respecto hizo el vicepresidente Julio Cobos.Más allá de la polémica con el vice, que necesita fortalecer su figura tras el desdibujamiento en losúltimos meses, lo cierto es que las mediciones privadas ya están dando un aumento del 20 por cientodel índice general de precios en el primer trimestre del año, con una tendencia que no se atenúa.Claro que el INDEC dice otra cosa -sus números reflejan sólo un tercio de lo que acontece en el interiordel país- y eso es parte del problema. Los propios gremios oficialistas, como el de Camioneros deHugo Moyano, dejaron de tomar el índice oficial a la hora de los reclamos salariales, que en la mayoríade los rubros de la economía superarán el 20 por ciento.La reaparición del fenómeno inflacionario, en un país como Argentina, provoca efectos políticos: el másvisible de ellos, cierto apresuramiento de la dirigencia para instalar candidaturas presidenciales ante laprevisión de que el año próximo los comicios se realicen bastante antes que en octubre.Por allí se ve entonces a Mauricio Macri, el jefe de Gobierno porteño, tratando de recuperar los puntosperdidos con una reforma al Código de Convivencia que endurece penas para infracciones callejeras yque deja en claro que buscará los votos en el sector más conservador de la sociedad.A su vez, Francisco de Narváez recorre el interior del país y se reúne con caudillos del peronismodisidente como Alberto Rodríguez Saá y Jorge Busti, pero también con los presidenciables CarlosReutemann y Mario Das Neves. Pergeña, mientras tanto, la presentación que hará ante la Justicia paraver si lo habilita para competir por la Casa Rosada.Más abocado a la provincia de Buenos Aires, tal vez porque piensa que allí se definirá la internaperonista, Eduardo Duhalde volvió a recorrer el conurbano después de una década y se impuso elplazo de 120 días para observar su evolución en las encuestas, a las que es tan apegado comoKirchner.Aunque pareciera avanzar en su diálogo con Elisa Carrió, Felipe Solá también está tomando enviónpara tratar de instalar su candidatura presidencial. Prepara equipos técnicos para elaborar propuestasque saldrán a la luz en los próximos meses.Por el lado del radicalismo, el vicepresidente Cobos sigue enfrascado en su pelea con el Gobierno,mientras que Ricardo Alfonsín realiza un silencioso pero persistente trabajo para unir los pedazos delpartido: abona su candidatura presidencial, pero sabe que le será más potable competir por laGobernación.El oficialismo tampoco se queda quieto. Mientras piensa en su desembarco en la Unión de NacionesSudamericanas, una vez levantado el veto uruguayo por Pepe Mujica, Kirchner ordenó armar una seriede proyectos de ley que le atraigan el favor de la centroizquierda, como un avance sobre la normativaque prohíbe el aborto y la reforma del sistema financiero.Por su lado, el gobernador Daniel Scioli -que esta semana se anotó un punto a favor con la victoria desu aliado Blas Altieri en Pinamar y la novedosa experiencia del voto electrónico- busca fortalecer sufigura ante la posibilidad de que ninguno de los Kirchner compita en las presidenciales de 2011.En el medio, la Justicia electoral tiene muchas dudas de que realmente se puedan realizar las internasabiertas y obligatorias el año que viene.

LMN http://www.lmneuquen.com.ar//imprimir.php?id=59846&seccion=noticia

2 de 2 07/08/2010 07:46 p.m.