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S i g n s o f G o d Signos de Dios Sign es d e D ie u 7 Una fe que inspira el amor a la verdad Muchas pruebas nos pre- senta el Padre Manuel d’Alzon del valor que él da a la fe. Primeramen- te, por el proyecto de defender la fe, concebido ya desde su adolescen- cia; luego por la importancia que dará siempre a la proclamación de la verdad en el anuncio del Evan- gelio, así como en la catequesis y en la predicación. La refutación de los errores del modernismo ocupa- rá apenas un lugar secundario en su predicación; quiere ante todo dotar a los católicos a quienes evangeliza –lo que ya es el mejor remedio pre- ventivo– de una sólida instrucción cristiana y de una auténtica piedad, cuyo celo se manifieste en la in- quietud por la salvación de sus her- manos… Desea el Fundador que el amor a la verdad caracterice y ani- me el celo apostólico de sus hijos. Su amor y respeto por la verdad lo vuelven sensible a la necesidad de un estudio asiduo para conocer mejor esa fe que debe vivirse y en- señarse. Esta preocupación aparece muy pronto en Manuel d’Alzon; toda su vida la pondrá en práctica. Ya en los años de 1835-1845, se le nota una cuidadosa preparación de sus predicaciones, una intensa vida de estudio de la que dan fe las numerosas notas tomadas durante la lectura de obras de teología, la importancia que da a la instrucción religiosa en las diferentes obras que dirige o acompaña, y también la preocupación por favorecer los estudios del clero, con exámenes después de la ordenación. En la formación de la juventud cristiana, orienta todas las disciplinas hacia la formación de Cristo en las al- mas… Querrá además que sus re- ligiosos, luego de recibir una sólida formación, nutran a través del estu- dio tanto su vida interior como su actividad apostólica. En eso insiste muchas veces… (Dossier sur la vie et les vertus, vol I, p. 71-72). El Padre d’Alzon nos dice La fe es un acto de sumisión de nuestra inteligencia a la verdad revelada por Dios; pero al enseñarnos lo que hay que creer, nos enseña la fe lo que es necesario practicar. (Escritos Espirituales, p. 53) Palabra del Postulador La fe es una gracia, un don gratuito de Dios. Mediante la fe podemos aproximarnos a la verdad sobre Dios, que Jesu- cristo vino a revelarnos: Dios es Amor. El Papa Benedicto XVI nos recuerda que la fe transfor- ma toda nuestra existencia hu- mana y que la fe crece cuando es vivida como experiencia de amor. También el Padre d’Alzon nos enseña, de palabra y con su ejemplo de vida, que la fe es ante todo adhesión a Dios, de todo nuestro ser, en el amor y la obediencia. Por otra parte, la fe es una luz que me permite vislumbrar, aunque imperfecta- mente, la verdad sobre el ser de Dios y sobre las relaciones que yo tengo que establecer con él. Esta luz es una gracia de Dios, un don del Espíritu Santo. Pero, de parte nuestra, siempre hay un esfuerzo que hacer. Nuestra fe puede y debe crecer: mediante el estudio, la oración, el esfuer- zo personal, la búsqueda de la verdad, el abandono a la volun- tad divina. Es lo que el Padre d’Alzon pide a sus discípulos, religiosos, religiosas o laicos. En nuestros labios debería aflo- rar siempre esta oración de los apóstoles: “Señor, ¡aumenta en nosotros la fe!” P. Julio Navarro Román, a.a.

Palabra del Una fe que inspira Postulador el amor a la verdad · el amor a la verdad Muchas pruebas nos pre-senta el Padre Manuel d’Alzon del valor que él da a la fe. Primeramen-te,

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Page 1: Palabra del Una fe que inspira Postulador el amor a la verdad · el amor a la verdad Muchas pruebas nos pre-senta el Padre Manuel d’Alzon del valor que él da a la fe. Primeramen-te,

Signs of God

Signos de Dios

Signes de Dieu7

Una fe que inspirael amor a la verdad

Muchas pruebas nos pre-senta el Padre Manuel d’Alzon del valor que él da a la fe. Primeramen-te, por el proyecto de defender la fe, concebido ya desde su adolescen-cia; luego por la importancia que dará siempre a la proclamación de la verdad en el anuncio del Evan-gelio, así como en la catequesis y en la predicación. La refutación de los errores del modernismo ocupa-rá apenas un lugar secundario en su predicación; quiere ante todo dotar a los católicos a quienes evangeliza –lo que ya es el mejor remedio pre-ventivo– de una sólida instrucción cristiana y de una auténtica piedad, cuyo celo se manifieste en la in-quietud por la salvación de sus her-manos… Desea el Fundador que el amor a la verdad caracterice y ani-me el celo apostólico de sus hijos. Su amor y respeto por la verdad lo vuelven sensible a la necesidad de un estudio asiduo para conocer mejor esa fe que debe vivirse y en-

señarse. Esta preocupación aparece muy pronto en Manuel d’Alzon; toda su vida la pondrá en práctica. Ya en los años de 1835-1845, se le nota una cuidadosa preparación de sus predicaciones, una intensa vida de estudio de la que dan fe las numerosas notas tomadas durante la lectura de obras de teología, la importancia que da a la instrucción religiosa en las diferentes obras que dirige o acompaña, y también la preocupación por favorecer los estudios del clero, con exámenes después de la ordenación. En la formación de la juventud cristiana, orienta todas las disciplinas hacia la formación de Cristo en las al-mas… Querrá además que sus re-ligiosos, luego de recibir una sólida formación, nutran a través del estu-dio tanto su vida interior como su actividad apostólica. En eso insiste muchas veces…

(Dossier sur la vie et les vertus, vol I, p. 71-72).

El Padre d’Alzon nos diceLa fe es un acto de sumisión de nuestra inteligencia a laverdad revelada por Dios; pero al enseñarnos lo que hay que creer, nos enseña la fe lo que es necesario practicar.

(Escritos Espirituales, p. 53)

Palabra del Postulador

La fe es una gracia, un don gratuito de Dios. Mediante la fe podemos aproximarnos a la verdad sobre Dios, que Jesu-cristo vino a revelarnos: Dios es Amor. El Papa Benedicto XVI nos recuerda que la fe transfor-ma toda nuestra existencia hu-mana y que la fe crece cuando es vivida como experiencia de amor.

También el Padre d’Alzon nos enseña, de palabra y con su ejemplo de vida, que la fe es ante todo adhesión a Dios, de todo nuestro ser, en el amor y la obediencia. Por otra parte, la fe es una luz que me permite vislumbrar, aunque imperfecta-mente, la verdad sobre el ser de Dios y sobre las relaciones que yo tengo que establecer con él. Esta luz es una gracia de Dios, un don del Espíritu Santo. Pero, de parte nuestra, siempre hay un esfuerzo que hacer. Nuestra fe puede y debe crecer: mediante el estudio, la oración, el esfuer-zo personal, la búsqueda de la verdad, el abandono a la volun-tad divina. Es lo que el Padre d’Alzon pide a sus discípulos, religiosos, religiosas o laicos. En nuestros labios debería aflo-rar siempre esta oración de los apóstoles: “Señor, ¡aumenta en nosotros la fe!”

P. Julio Navarro Román, a.a.

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2 Signes de Dieu - Signos de Dios - Signs of God 07/2013

El Año de la fe es una invi-tación a una auténtica y re-

novada conversión al Señor, úni-co Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resu-rrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los peca-dos (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautis-mo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nue-va» (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existen-cia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensa-mientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamen-te, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo crite-rio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17).

Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a to-dos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convo-ca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y

volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromi-so misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permi-te dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los cre-yentes «se fortalecen creyendo». El santo Obispo de Hipona tenía bue-nos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la be-

lleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios. Sus nu-merosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas per-sonas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la «puerta de la fe».

Así, la fe sólo crece y se fortale-

ce creyendo; no hay otra posibili-dad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las ma-nos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.

(Papa Benedicto XVI, Exhortación

apostólica “Porta Fidei”, nº 6 y 7).

«La puerta de la fe»

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07/2013 Signes de Dieu - Signos de Dios - Signs of God 3

La fe según el Padre d’Alzon Ella [la fe] es la que debe ilumi-

nar mi razón, ella es la que debe transformarme mediante todo lo que me muestra del ser de Dios, de mi ser y de las inefables relaciones que Dios consiente en establecer entre él y yo. (…) La luz de la fe al mostrarme lo que Dios es, o al me-nos lo que él desea que yo conozca de sus perfecciones, ¿qué otra cosa tengo que hacer sino adherirme a él y pensar en esa infinita verdad y en todas las demás verdades que encierra, con una absoluta entrega de mi parte? (…)

La fe es un don, Dios mismo nos lo advierte. Nosotros no pode-mos entrar en el mundo sobrena-tural si no es mediante la fe y la adhesión de nuestra inteligencia a las verdades de la fe. Tal es el don de Dios. (…) Cuando haya venido el Espíritu de la verdad, os enseña-rá toda la verdad»(Juan 16,13). No que la fe me muestre la verdad de manera explícita, pero la fe me da la aptitud para recibirla. No basta

que los objetos estén ante mi ojo para que los vea, se necesita que me sean presentados en la luz para que mi ojo los vea. Lo mismo pasa con la fe: necesito tener la luz, que me es dada por la gracia de Dios, y mediante la aptitud que hace a mi alma capaz de recibir la verdad.

Pero eso no basta, he de adhe-rirme a la verdad. Ahora bien, esta verdad está tan por encima de mi alcance, que siempre necesito es-forzarme por elevarme hasta ella, y eso es lo que constituye la virtud de fe… Sí, nuestra fe puede ser aumentada mediante el esfuerzo, mediante el estudio, mediante la oración, mediante la aplicación de los principios de la fe a toda nuestra vida, mediante el cultivo constante de las verdades que la fe nos enseña, y que penetramos cada vez más a medida que las medita-mos, y sobre todo mediante aquel abandono completo a la autoridad divina… (Escritos Espirituales, p. 401-402).

Dos nuevos Secretariados

El P. Julio Navarro Román, Postu-lador, ha nombrado en Kinshasa (RD del Congo), el 19 de mayo de 2013, en la fiesta de Pentecostés, un Secretariado para promover la Causa del Padre d’Alzon. Está constituido por dos Asuncio-nistas, el P. Jean-Marie Vianney Katabu Kavunga y el Hno. Faustin Kambale Watevirwe, una Oblata de la Asunción, la Hna. Marie Dolorose Kalondero, y dos lai-cos asuncionistas, Mme. Stella Kahambu Vumilia y Mr. Gabin Walingi Label. Ha constituido igualmente, el 21 de junio de 2013, un Secre-tariado en Riobamba (Ecuador), integrado por el P. Marco Silva y el Hno. Manuel Alejandro Go-doy, Asuncionistas, por la Hna. Raquel Méndez, Religiosa de la Asunción, y por cuatro laicos asuncionistas: la Sra. Paula Ju-dith Cargua y los Srs. Geovanny Sani, Luis Gonzalo Vimos y Nés-

tor Augusto Orozco.

Celebración ante la tumba del P. d’Alzon en Nimes, en ocasión del bicentenario de su nacimiento

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4 Signes de Dieu - Signos de Dios - Signs of God 07/2013

Favores y gracias recibidos

Bianca, hoy es una chica linda y llena de salud

En el año 2003, quedamos todos confundidos y muy conmovidos por una enfermedad que le dio a una de nuestras niñas, Bianca Belinato Paloma, de apenas cinco años de edad. Necesitaba hacerse el tratamien-to de un cáncer en el riñón derecho. Mientras se le hacía el tratamiento, la comunidad de Vieiras se unió en oración para que obtuviese la curación.

Hace muchos años se formó en nuestra parroquia un Grupo de Oración que hace la Novena Perpetua a la Santa Faz de Jesús. En aquella época era nuestro párroco el Padre Luiz Carlos de Oliveira, religioso asuncionista, quien nos entregó una oración al Padre Manuel d’Alzon, y le pidió al grupo de la Novena que rezasen por Bianca, pidiendo la intercesión del Padre d’Alzon por su recuperación. Se hicieron así varias novenas.

Aquel mismo año, el 16 de mayo de 2003, se so-metió a Bianca a una cirugía para retirarle el riñón. A partir de esa fecha, recibió Bianca 156 sesiones de quimioterapia. Después de las quimios, o sea ya en el año 2004, se encuentra muy bien y aparentemente curada. Pero siete meses después, durante unos exá-menes de rutina, se descubrió que las quimios habían manchado los dos pulmones, y más especialmente el derecho. Así que comenzó de nuevo todo el tratamien-to, durante siete meses. Pero Bianca contrajo una bacteria que le causó una infección en una válvula

del corazón que le afectó el riñón izquierdo, el único que le quedaba.

Bianca de nuevo en el hospital. Mientras tanto, el Grupo de Oración pedía la intercesión del Padre d’Alzon, ¡y ella salió sana y salva!

En julio de 2012, antes de que cumpliese 15 años, en los exámenes rutinarios le fue detectada una le-sión en los pulmones. La Doctora pidió que esperasen 90 días para realizar otro examen y tener un resultado más claro. En octubre hizo nuevamente los exámenes y quedó constatado que ya no había ningún resquicio de enfermedad en la niña.

Según declara su tía, Bianca estuvo siempre dis-puesta para el tratamiento, nunca se dejó apabullar por el problema, sino que, por el contrario, le daba ánimos a toda a la familia. En este momento todos los del Grupo de Oración tenemos confianza y damos fe de que fue por intercesión del Padre d’Alzon ante Nuestro Señor Jesucristo que Bianca está curada. Bianca tiene hoy 16 años de edad y se volvió una chi-ca linda y llena de salud.

El Grupo de la Santa Faz no deja de agradecer en sus oraciones cada semana por la Gracia recibida, y continúa pidiendo la curación de otros enfermos por intercesión del Padre d’Alzon.

(Maria de Fátima y Dalva, Parroquia del Senhor Bom Jesus, Vieiras, MG, Brasil).

Padre, invoco frecuentemente en mis oraciones al Padre Manuel d’Alzon. Muchas veces respondió a mi llamado. Hace poco, le recé por dos casos de salud y dos milagros se realizaron. Se lo agradezco de todo corazón… Renuevo mi pedido por su beatificación. (Simone, Le Mée, Francia).

Agradezco a la gente que me acompañó y que rezó por mí al Venerable Padre Manuel d’Alzon. Yo no sa-bía que todo el colegio San Román pedía a Dios por intercesión del Padre d’Alzon por mi sanación. Hoy puedo decir que ya estoy de nuevo recuperada y des-empeñándome en la vida con toda normalidad. Agra-dezco a Dios y a cada una de las personas que rezaron por mí… (Verónica, Buenos Aires).

Edición a cargo del Secretariado para la Causa de beatificación del

Padre Manuel d’Alzon.

Postulador, P. Julio Navarro Román, a.a.Via San Pio V, 55 – 00165 Roma – Italia

@: [email protected]