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Participación ciudadana

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Estudio de una plataforma de participación ciudadana en el municipio de Algemesí. Algemesí al Debat.

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PEC Nº 2: ANALISIS PROYECTO CIUDADANÍA

CULTURAS POLÍTICAS, CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA: PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN

19/12/2014

Alexis Lara Climent

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Índice

Algemesí al Debat: sus funciones y objetivos -------------------------------------pp. 2 – 4

El porqué de su creación -------------------------------------------------------------pp. 4 – 5

La construcción de la ciudadanía juvenil -------------------------------------------pp. 5 – 8

Conclusiones ----------------------------------------------------------------------------p. 9

Bibliografía ------------------------------------------------------------------------------p. 10

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Algemesí al Debat: sus funciones y objetivos

Algemesí al Debat es una plataforma independiente de debate, destinada

principalmente a los jóvenes y con la intención de fomentar la democracia

participativa. Así es como se describe esta iniciativa en su página de Twitter. Su

actividad se centra en la realización de actos públicos donde se aborda un tema

político que afecta directa o indirectamente a la población de Algemesí. Algunos

debates han sido de exclusividad local como la construcción de un mercado en el

centro de la ciudad o las becerradas que se celebran durante la semana taurina de

Septiembre; mientras que otros han abordado la complejidad de los sistemas

mediáticos, el financiamiento autonómico o el sistema educativo, aunque también

entrando a debatir el ámbito local.

En su empeño por fomentar la participación y ampliar los márgenes de decisión

a una mayor parte de la población, los temas a abordar no son elegidos

exclusivamente por la plataforma, sino que es la gente en las redes sociales y en la

página web quienes proponen y eligen finalmente el asunto a tratar. Eso sí, la

composición de la mesa de debate corre a cuenta de los miembros de Algemesí al

Debat que intentan buscar aquellos ponentes aptos para el transcurso del acto.

Se trata de una asociación formada por jóvenes de esta localidad cuya edad

máxima hasta el momento son los 25 años. Lo que en un principio nació para fomentar

el espíritu crítico de la juventud, acabó siendo también una herramienta de

participación ciudadana y de altavoz de los habitantes de Algemesí, que al mismo

tiempo son preguntados por cuestiones que afectan a su ciudad como el paro, la

pobreza, la valoración de algunas actividades, etc. De hecho, y tras el cierre de RTVV el

29 de noviembre de 2013, la plataforma realizó un reportaje acerca de este

acontecimiento, en el que, con la intención de mantener su independencia, trataron

de aumentar la pluralidad en la realización de su trabajo preguntando a los ciudadanos

para completar el guion de las entrevistas, reduciendo así el sesgo que pudiera haber.

El resultado fue una salida a la Plaza del Mercado de Algemesí en un día en el que los

mercaderes montaron sus puestos y dirigiéndose a los ciudadanos a través de la

cuestión: “¿Qué le preguntaría a un trabajador de RTVV?”. El reportaje, compuesto por

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cuatro entrevistas, reprodujo estas preguntas que la ciudadanía trasladó a la

plataforma de debate.

Otra de las iniciativas llevadas a cabo, en este caso para el fomento de la

participación juvenil, es la posibilidad ofrecida a las juventudes de los partidos políticos

de la localidad de participar en el debate online a través de la realización de “La

versión de…” que implica escribir un resumen de su visión de lo que fue el acto público

en cuestión. Su periodicidad suele ser mensual.

En este sentido, Algemesí al Debat no ve la ciudadanía como un espacio de

derechos ya consolidado y completo, sino como un marco que se ha quedado estrecho

y en que la única manera de ampliarlo es mediante la participación ciudadana y la

implicación de la misma en la vida política. La plataforma entiende que la presencia de

voces plurales en el debate es indispensable para llegar a capas poblacionales que en

un principio podrían no tener interés por la política o que se muestran apáticas frente

a las cuestiones de la gestión de lo público. Sin embargo, esta confrontación de

opiniones y la facilidad que proporciona la estructura de los debates para la

intervención del público, ha conseguido una suma importante de apoyos de manera

transversal e independiente a las ideologías políticas, si bien es cierto que tiene

problemas para conseguir la participación del equipo de gobierno que todavía ve

reacia la participación en este tipo de actos donde asumirían, frente a la ciudadanía, el

mayor peso de responsabilidad de estar en tareas de gobierno. En este sentido

“ninguna clase [social] podía imponer y materializar por si sola sus intereses, sino que

todas las clases tenían que discutir y negociar dentro de los parámetros de sus esferas

públicas regionales. [Lo mismo ocurre] en la acción colectiva popular [la de la

plataforma], que no podía deducirse de intereses de clase” (Somers, 1999). Es más,

siguiendo a la autora, esta lógica de intereses de clase a la hora de demandar una

mayor participación parece superada “por las contingencias del entorno relacional e

institucional en el que operaban [dado que] el crecimiento y la ampliación de la

ciudadanía no se pueden teorizar a priori sólo a partir de las necesidades de un sistema

de mercado competitivo”. Esta lógica de clase parece haberse superado también por el

proyecto local que se presenta como altavoz de asociaciones, partidos y ciudadanos a

título individual, pero también independiente y apartidista. En última instancia, la

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ciudadanía que pretende alcanzar Algemesí al Debat, debe explicarse más allá de la

relación entre Estado y economía y enfocarse más en la consecución de derechos que

permitan “la democratización creciente a través de las actividades participatorias de

una sociedad civil popularmente constituida” (Ibíd., p. 229).

En definitiva, este proyecto popular sería lo que Teubner (1985) definiría como

una esfera pública en posición mediadora para controlar el poder del estado, la

economía y la comunidad en pos de evitar la posible tiranía de cualquier de estos tres

elementos. Hay que recordar que Algemesí al Debat no entra a la valoración de

opiniones ni hace juicios de valor sobre las cuestiones que se debaten, únicamente se

dedica a mediar ponencias y a fomentar la participación de los ciudadanos de su

ciudad, manteniendo un carácter de ágora, de espació público abierto para la

construcción del espíritu crítico y de una esfera pública participativa a través de la

confrontación de ideas en forma de debate.

El porqué de su creación

A finales de 2012, los políticos en general, los partidos políticos y la política eran

considerados, según el CIS, uno de los principales problemas para los españoles. En

Octubre de 2012, lo era para un 30,5%; en Noviembre para el 30,2% y en Diciembre

para el 29,8%, superando sobradamente una media que estaba alrededor del 20% en

los meses anteriores. En este contexto de descredito político comienza a forjarse el

germen de la plataforma que lanzaría su anuncio de creación el 1 de Febrero de 2013 y

un primer debate entre las juventudes de los partidos políticos locales para el 15 de

Febrero. La intención era combatir la apatía política i el desinterés, principalmente

entre los más jóvenes, con el fin de aumentar la cultura democrática de los ciudadanos

y su implicación en la vida política.

Podríamos decir que, además, los fundadores de Algemesí al Debat tenían una

percepción del concepto de ciudadanía diferente a la del imaginario dominante. La

ciudadanía política debiera ser algo más que votar cada cuatro años. Los habitantes de

Algemesí deberían organizarse y convertirse en una especie de lobby ciudadano

exigente a la hora de pedir responsabilidades, pero también de marcar una agenda

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pública y una agenda política acorde a sus intereses. Por ello, el tema a debatir no

sería elegido internamente, sino que sería propuesto a votación popular.

“Efectivamente, se hace cada vez más visible una tensión creciente entre la noción de

ciudadanía como condición legal formal y la ciudadanía como proyecto normativo o

aspiración (…) las condiciones actuales han fortalecido las dinámicas de afirmación de

derechos y aspiraciones que van más allá de la definición formal de los códigos legales”

(Sassen, 2003). De hecho – e insistiendo en esta premisa entre lo que se aspira y lo que

se tiene – podríamos decir que existe una importante distancia entre las aspiraciones

de los ciudadanos sobre el sistema democrático y sus evaluaciones respecto al mismo

que se encuentran repletas de insatisfacciones. Es lo que la politóloga Pippa Norris

entiende como déficit democrático y en el que se ve inmersa una gran parte de la

población que, viéndose excluida de la toma de decisiones, intenta a través de unas

prácticas sociales expandir los márgenes del marco conceptual de la ciudadanía. Se

trata, por tanto, de recuperar un espacio donde hacer partícipes de la vida política a

los grupos ciudadanos que no lo son, especialmente a los más jóvenes. Una práctica

ciudadana que tiene que ver “con la producción de una suerte de <<presencia>> de

aquellos que no tienen poder” (Ibid, p. 109)

La construcción de la ciudadanía juvenil

Existen diferentes caminos para alcanzar la ciudadanía, pero en la actualidad solo uno

de ellos se ha convertido en hegemónico. Este haría referencia a la visión presentada

como desideologizada, en cierto sentido apolítica o tecnocrática y que ha triunfado a

través de un discurso institucional. En ese sentido, los jóvenes se conciben como

sujetos que están enseñándose a ser ciudadanos, a seguir un único camino viable y

son, por tanto, desprovistos de algunos de los derechos que se otorgan a este

concepto. Para alcanzar la totalidad de la ciudadanía, el modelo hegemónico implica,

siguiendo a Benedicto (2011), las siguientes consideraciones: 1) La participación en el

sistema económico a través del trabajo, 2) La nacionalidad o pertenencia al Estado, 3)

El cumplimento de una serie de deberes colectivos como el pago de impuestos y 4) La

participación en la esfera pública.

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Los proyectos juveniles en general y las políticas juveniles en particular se

enfrentan a esta lógica. Sin embargo, “uno de los retos (…) es diseñar dispositivos

institucionales y proporcionar herramientas suficientemente flexibles para que

resulten adecuadas a esa heterogeneidad juvenil, sin privilegiar una trayectoria

‘normalizada’ de transición a la ciudadanía” (Benedicto, 2011). ¿Podríamos situar

Algemesí al Debat en este tipo de prácticas? ¿O más bien estaría dentro del campo

hegemónico? Analizando su trayectoria veríamos como se ha intentado seguir un

camino hacía la recuperación del prestigio de la política a través de la participación de

los jóvenes y no tan jóvenes en sus debates, pero también en su forma de

funcionamiento interno incitando a la gente a formar parte del proyecto, aumentando

su flexibilidad para alcanzar sus objetivos, incluso abriendo la plataforma a personas

adultas, tal y como se anunció en la asamblea ciudadana realizada en el mes de

noviembre. En ese sentido, ¿diríamos que la plataforma solo ve un camino para la

consecución de la ciudadanía? No necesariamente. Su objetivo es el fomento de la

participación ciudadana, principalmente entre los más jóvenes, preocupándose por la

consecución de una integración política de sus ciudadanos, pero sin entrar a valorar la

integración de los jóvenes en el campo económico. Demanda un mayor protagonismo

de los jóvenes, “es la hora de dar un paso enfrente, forma parte del proyecto”

explicaban en la asamblea ciudadana, o, como solicitaba el eslogan de tal acto público:

“haz más por ti”, refiriéndose a que “si tu no haces política, sino combates la apatía y

el desinterés, otros harán política por ti”, aunque no sea de su agrado. Significa que, en

última instancia, el camino hacia la consecución de la ciudadanía, lo construyen los

propios participantes. Ellos deciden sobre qué hay que hablar, cómo hablarlo, quién

debe hablar y cuándo. Ser ciudadano, desde la lógica de Algemesí al Debat, significa

decidir el rumbo que toma la agenda política, es más, significa incluso tomar parte del

agenda building influenciando a aquellos que se encargan de gestionar la cosa pública.

Esto se entiende dentro de un contexto en el que “la creciente individualización (…)

trae consigo un nuevo tipo de actor político que demanda mayor protagonismo y más

capacidad de intervención en los procesos sociales y políticos, lo cual resalta las

limitaciones de las democracias (…) muy alejadas del ideal normativo de la democracia

participativa” (Benedicto, 2011). De hecho, si comparamos esta asociación de debate

con el ente institucional para jóvenes “Espai Jove” (Espacio Joven) de Algemesí,

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comprobamos que este segundo se decanta por un modelo de ciudadanía

hegemónico, caracterizado por estrategias marcadamente individualistas que ayuden

al joven a “integrarse” de nuevo en la dirección del camino “normalizado”, esto es,

facilitar la participación de los jóvenes en el mercado de trabajo a través de cursos

para realizar videocurriculums, abertura de una aula de estudio o la concesión de becas

para el transporte universitario. La mayoría de las actividades son encaradas a concebir

los jóvenes como sujetos y no como actores con capacidad de organizar y tomar un

papel protagonista. Lo mismo ocurriría con la incitación a la participación, siempre

dentro de un margen institucional y enfocada al ocio juvenil (jornada long&skate,

jornadas de campus de informática, fiesta de inicio de curso, torneo del trivial, etc.)

como mecanismo de integración en la vida social. Su objetivo, pues, es la consecución

de una ciudadanía activa dentro de los márgenes institucionales y del marco

hegemónico interpretativo de la juventud, mientras que, por otro lado, Algemesí al

Debat pretendería funcionar como “una herramienta de empowerment de los

ciudadanos, sobre todo de los jóvenes” (Benedicto, 2011). Esta iniciativa iría, además,

en la línea de lo que dice el European Youth Report de 2009 sobre la ciudadanía activa

de los jóvenes que sería “la participación política y la participación en la vida asociativa

caracterizada por la tolerancia y la no violencia, así como por el respeto del estado de

derecho y los derechos humanos” (p.42) y además, superando los obstáculos que

sitúan al joven como mero receptor o sujeto pasivo de las actividades y alentándolo a

tomar el protagonismo desde su propia condición de joven.

De hecho, y enfatizando en esta dicotomía entre Algemesí al Debat – Espai

Jove, podríamos entender la falta de participación desde el equipo de gobierno en este

tipo de iniciativas que ha conseguido abrir diferentes vías para alcanzar la ciudadanía.

Desde el ente institucional prima una concepción juvenil apartada de la política por

apatía y falta de interés. “A los jóvenes solo les interesaría, [según la interpretación

institucional], la diversión despreocupada, sus intereses más inmediatos y rechazarían

todo lo que tiene que ver con el compromiso y la implicación en lo colectivo”

(Benedicto, 2011). Sin embargo, cuando la apatía se convierte en implicación y los

jóvenes invaden la esfera pública reclamando una ciudadanía diferente, estos son

criticados por no seguir las vías institucionales, por saltarse el protocolo de actuación

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juvenil que, por otro lado, ha sido desbordado por la falta de capacidad para articular

las diversas demandas. Los márgenes del marco hegemónico se han quedado

estrechos para representar a una parte de la población que no se siente identificada

dentro de él. Un marco que entiende la juventud como una etapa de espera y

subordinación a las normas ya establecidas y que marca su campo de actuación dentro

de unas políticas encaminadas a reconducir a los jóvenes en una única vía a la

ciudadanía que pasa necesariamente por el acceso a la vida adulta. Los jóvenes están

para divertirse y para formarse, es el discurso que parece transmitir el Espai Jove. Los

contratos de prácticas para el Ayuntamiento, las becas…serían algunos de los ejemplos

de la concepción que se tiene del joven como un aprendiz de ciudadano. Debe estudiar

y formarse para poder obtener el estatus cívico con todos sus derechos.

Por otro lado, Algemesí al Debat se apartaría de esta concepción instrumental

del joven y seguiría la lógica de Jean Leca (1991) con la idea de una “ciudadanía

consciente de sí misma” formada por tres componentes: 1) La política es comprensible

para el ciudadano y éste debe poder actuar sobre ella. 2) Existe empatía entre los

ciudadanos que pueden conseguir entender otros puntos de vista e incluso reformular

el suyo. Habría que recordar que el consenso se forma a través de disensos y acaba

convirtiéndose en otro punto de partida. 3) Se reconoce una responsabilidad común.

Este último punto implica, en el caso de Algemesí al Debat, la apelación del concepto

pueblo, y al intento de crear una identidad colectiva que articule la acción para

conseguir nuevos consensos en ese marco de la responsabilidad común.

En última instancia, lo que esta joven plataforma pretende es recuperar la

implicación ciudadana como instrumento indispensable para la cimentación de una

experiencia cívica juvenil; la toma de protagonismo asumiendo el rol de persona

autónoma con capacidad de decidir y el desarrollo de lo que Benedicto (2011) llama la

política de la presencia que permita a la voz de los jóvenes ser escuchada. “Se es

ciudadano, se aprende a serlo haciendo cosas en la arena pública, implicándose en

cuestiones de orden colectivo (…) De esta manera amplia, podríamos decir que estas

prácticas tienen un contenido político y que ser ciudadano es, también, convertirse en

un sujeto político” (Benedicto y Morán 2002).

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Conclusiones

En un primer momento, pensé en hacer este trabajo sobre un proyecto de ciudadanía

juvenil de ámbito estatal o incluso supranacional. Sin embargo, y a riesgo de

equivocarme dado el sesgo del relativismo cultural, me resultó mucho más interesante

estudiar algo que estaba sucediendo en mi ciudad y que me ha ayudado a comprender

un fenómeno que, por tenerlo tan cerca, no era consciente de la envergadura que

tenía. De hecho, la comparación con el Espai Jove resulta interesante por cuanto

vemos dos tipos diferentes de entender la ciudadanía en una misma localidad.

Por otro lado, Algemesí al Debat también tiene carencias, principalmente en su

primer objetivo para la consecución de la juventud cívica. Después de casi 2 años de

actividades, la plataforma se percató de que en una localidad de 28.000 habitantes el

sesgo poblacional en función de la edad es negativo para la movilización ciudadana y

en definitiva para la consecución de sus objetivos iniciales. De ahí que en la asamblea

ciudadana de noviembre enfatizaran en la apertura de su estructura interna a otros

grupos de edad. Con todo, vemos que, aun habiendo ampliado su rango de actuación,

el fomento de la participación juvenil mediante la petición de crónicas escritas de los

debates a las juventudes de los partidos, la invitación de estos a participar de los actos

públicos, la intensidad en el uso de las redes sociales dónde existe un público

mayoritariamente joven… sigue siendo una prioridad. Desde la plataforma se trata de

hacer sentir a los jóvenes parte de los espacios de decisión en los que se genera el

debate democrático.

Algemesí al Debat, en definitiva, se ha convertido en una arena deliberativa,

basada “en el principio de participación de los ‘ciudadanos normales y corrientes’ en

las arenas públicas de debate, autorizados para ello gracias a la información y las reglas

de la comunicación de calidad” (Della Porta, D. y Diani, M., 2011). La formación de esta

arena ha contribuido a fomentar la reformulación del concepto de democracia y es

que, esta asociación reivindica, en síntesis, un sistema de democracia directa en el que

los ciudadanos puedan ejercer un control más directo sobre el poder político e

influenciar en él para conseguir, en última instancia, una mayor representación de sus

intereses como ciudadanos.

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Bibliografía

Benedicto, J. (2011) “Construyendo la ciudadanía juvenil”, Diputació Barcelona, pp.4,

6-9, 11

Benedicto, J. y M.L Morán (2002): La construcción de una ciudadanía activa entre los

jóvenes. Madrid, INJUVE.

Della Porta, D. y Diani, M. (2011). Los movimientos sociales. Madrid, Editorial

complutense-CIS, p.299

Norris, P. (2011) Democratic Deficit: Critical Citizens Revisited Cambridge University

Press (cap. 12).

Sassen, S. (2003). “Reubicar la ciudadanía. Posibilidades emergentes en la nueva

geografía política, en S. Sassen, Contrageografías de la globalización. Género y

ciudadanía en circuitos transfronterizos. Madrid: Traficantes de Sueños, pp. 95, 109

Somers, M. (1999), “La ciudadanía y el lugar de la esfera pública: Un enfoque

histórico”, pp.221, 226, 229

Up2Youth (2009): “Young people’s participation as agency in social change” Newsletter

02/2009 [disponible en http://www.up2youth.org]